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5/27/2018 LaRegladeSanBenito-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/la-regla-de-san-benito 1/48 1 La Regla de San Benito –  (Espíritu adoptado por los Templarios)  Benito de Nursia escribió a principios del siglo VI una regla destinada a los monjes de los monasterios. Cuando le destinaron al norte de Italia como abad de un grupo de monjes, éstos no aceptaron la Regla y además hubo entre ellos un conato de conspiración para envenenarle. Benito se trasladó entonces al monte Cassino, al noroeste de Nápoles, donde fundó el monasterio que sería conocido más tarde como Montecassino. Allí le siguieron algunos jóvenes, formando una comunidad que acató y siguió la Regla, conocida por las generaciones futuras como “ Regula Sancti Benedicti” , de 73 capítulos, algunos añadidos y modificados después por sus seguidores. Esta regla benedictina será acogida por la mayoría de los monasterios fundados durante la Edad Media y es propiciada por San Bernardo de Claraval para el uso y guía de los Templarios. El principal mandato es el “ora et labora” , con una especial atención a la regulación del horario. Se tuvo muy en cuenta el aprovechamiento de la luz solar según las distintas estaciones del año, para conseguir un equilibrio entre el trabajo (generalmente trabajo agrario), la meditación, la oración y el sueño. Se ocupó San Benito de las cuestiones domésticas, los hábitos, la comida, bebida, etc. Una de las críticas que tuvo esta regla al principio fue la "falta de austeridad" pues no se refería en ningún capítulo al ascetismo puro sino que se imponían una serie de horas al trabajo, al estudio y a la lectura religiosa, además de la oración. La Regla de San Benito La regla daba autoridad de patriarca al abad del monasterio que al mismo tiempo tenía la obligación de consultar con el resto de la comunidad los temas más importantes. Los discípulos de Benito se encargaron de difundir la Regla por toda Europa y durante siglos (hasta la adopción de la regla de San Agustín por los premostratenses en el siglo XII y los dominicos en el siglo XIII), fue la única ordenanza a

La Regla de San Benito

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    La Regla de San Benito (Esprituadoptado por los Templarios)

    Benito de Nursia escribi a principios del siglo VI una regla destinada a los monjes de

    los monasterios. Cuando le destinaron al norte de Italia como abad de un grupo de monjes,

    stos no aceptaron la Regla y adems hubo entre ellos un conato de conspiracin para

    envenenarle. Benito se traslad entonces al monte Cassino, al noroeste de Npoles, donde fund

    el monasterio que sera conocido ms tarde

    como Montecassino. All le siguieron algunos jvenes,

    formando una comunidad que acat y sigui la Regla,

    conocida por las generaciones futuras como Regula Sancti

    Benedicti, de 73 captulos, algunos aadidos y modificados

    despus por sus seguidores. Esta regla benedictina ser

    acogida por la mayora de los monasterios fundados durante

    la Edad Media y es propiciada por San Bernardo de Claraval

    para el uso y gua de los Templarios.

    El principal mandato es el ora et labora, con una especial

    atencin a la regulacin del horario. Se tuvo muy en cuenta el aprovechamiento de la luz solar

    segn las distintas estaciones del ao, para conseguir un equilibrio entre el trabajo

    (generalmente trabajo agrario), la meditacin, la oracin y el sueo. Se ocup San Benito de las

    cuestiones domsticas, los hbitos, la comida, bebida, etc. Una de las crticas que tuvo esta

    regla al principio fue la "falta de austeridad" pues no se refera en ningn captulo

    al ascetismo puro sino que se imponan una serie de horas al trabajo, al estudio y a la lectura

    religiosa, adems de la oracin.

    La Regla de San Benito

    La regla daba autoridad de patriarca al abad del monasterio que al

    mismo tiempo tena la obligacin de consultar con el resto de la

    comunidad los temas ms importantes. Los discpulos de Benito se

    encargaron de difundir la Regla por toda Europa y durante siglos

    (hasta la adopcin de la regla de San Agustn por

    los premostratenses en el siglo XII y los dominicos en el siglo XIII), fue la nica ordenanza a

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    seguir por los distintos monasterios que se fueron fundando.

    Siguiendo los preceptos, el hbito benedictino deba estar formado por una tnica y un

    escapulario, cubiertas ambas piezas por una capa con capucha. No se dice el color que deban

    llevar dichas prendas, aunque se cree que seguramente seran de la coloracin de la lanasin

    teir, que era lo ms fcil en los primeros tiempos. Despus, el color negro fue el predominante

    hasta que lleg la reforma de los cistercienses, que volvieron a adoptar el blanco; de ah la

    diferencia que se hace entre monjes negrosy monjes blancos, ambos descendientes y

    seguidores de la orden benedictina.

    Carlomagno en el siglo VIII encarg una copia e invit a seguir esta regla a todos los

    monasterios de su imperio. Dio orden de que los monjes se aprendiesen de memoria todos los

    captulos para estar siempre listos a recitar cualquiera de ellos cuando as se lo demandasen.

    De la Santa Regla

    Captulo I: De los diversos generos de monjes.

    Cap II: Cul debe ser el abad.

    Cap III: De cmo los monjes han de ser llamados a Consejo.

    Cap IV: De los instrumentos de las buenas obras.

    Cap V: De la obediencia.

    Cap VI: Del silencio.

    Cap VII: De la humildad.

    Cap VIII: De los oficios divinos por la noche.

    Cap IX: Cuntos salmos se han de decir en la hora de la noche.

    Cap X: Cmo debe celebrarse el oficio nocturno en tiempo de esto.

    Cap XI: Cmo se han de decir las Vigilias en los domingos.

    Cap XII: Cmo se han de celebrar Laudes.

    Cap XIII: Cmo se han de celenbarar las Laudes en das feriales.

    Cap XIV: Cmo han de celebrarse las viligias en las fiestas de los santos.

    Cap XV: En qu tiempo se ha de decir Aleluya.

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    Cap XVI: Cmo se han de celebrar los oficios divinos durante el da.

    Cap XVII: Cuntos salmos se han de decir cada hora del da.

    Cap XVIII: Con qu orden se han de decir los salmos.

    Cap XIX: Del modo del que se han de cantar.

    Cap XX: De la reverencia en la oracin.

    Cap XXI: De los decanos del monasterio.

    Cap XXII Cmo se han de dormir los monjes.

    Cap XXIII: De la excominin por las culpas.

    Cap XXIV: Qu modo se ha de guardar en la excomunin.

    Cap XXV: De las culpas ms graves.

    Cap XXVI: De los que sin orden del abad se juntan con los excomulgados.

    Cap XXVII: De la solicitud con la que debe cuidar el abad de los excomulgados.

    Cap XXVIII: De los que muchas veces corregidos no se enmiendan.

    Cap XXIX: Si deben volverse a recibir a los monjes que han salidos del monasterio.

    Cap XXX: Cmo han de ser corregidos los de menor edad.

    Cap XXXI: Del mayordomo del monasterio.

    Cap XXXII: De las herramientas y dems del monasterio.

    Cap XXXIII: Si deben los monjes tener alguna cosa propia.

    Cap XXXIV: Si todos deben recibir igualmente lo necesario.

    Cap XXXV: De los semaneros de cocina.

    Cap XXXVI: De los monjes enfermos.

    Cap XXXVII: De los viejos y de los nios.

    Cap XXXVIII: Del lector semanero.

    Cap XXXIX: De la tasa de la comida.

    Cap XL: De la tasa de la bebida.

    Cap XLI: A qu horas deben comer los monjes.

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    Cap XLII: Que nadie hable despus de completas.

    Cap XLIII: De los que llegan tarde al Oficio Divino o al Refectorio.

    Cap XLIV: Cmo han de satisfacer los excomulgados.

    Cap XLV: De los que yerran en el coro.

    Cap XLVI: De los que caen en otras cualesquiera faltas.

    Cap XLVII: Del que ha de hacer seal para el Oficio Divino.

    Cap XLVIII: Del trabajo de manos.

    Cap XLIX: De la observancia de la Cuaresma.

    Cap L: De los monjes que trabajan lejos del monasterio o van de camino.

    Cap LI: De los monjes que no van muy lejos.

    Cap LII: Del oratorio del monasterio.

    Cap LIII: Cmo se han de recibir a los huspedes.

    Cap LIV: Que no debe el monje recibir cartas ni presentes.

    Cap LV: Del vestido y calzado de los monjes.

    Cap LVI: De la mesa del Abad.

    Cap LVII: De los artifices del monsterio.

    Cap LVIII: Del modo de recibir a los novicios.

    Cap LIX: Del modo de recibir los nios, as de nobles como de pobres.

    Cap LX: De los sacerdotes que quiesieren ser monjes.

    Cap LXI: Cmo han de ser recibidos los monjes extranjeros.

    Cap LXII: De los sacerdotes del monasterio.

    Cap LXIII: Del orden de la comunidad.

    Cap LXIV: De la eleccin del abad.

    Cap LXV: Del prior del monasterio.

    Cap LXVI: Del portero del monasterio.

    Cap LXVII: De los monjes que van de camino.

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    Cap LXVII: Qu deben hacer los monjes si les mandan cosas imposibles.

    Cap LXIX: Que ninguno se atreva en el monasterio a defender a otro.

    Cap LXX: Que ninguno se atreva a castigar a otro.

    Cap LXXI: Que los monjes se obedezcan unos a otros.

    Cap LXXII: Del buen celo que deben tener los monjes.

    Cap LXXIII: Que no se incluye en esta Regla la prctica de todas las virtude

    "Nada anteponer al amor de Cristo"

    La Regla de San Benito

    "Vamos a instituir una escuela del servicio del Seor"PROLOGO

    1ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el odo de tu corazn; recibe con gusto elconsejo de un padre piadoso, y cmplelo verdaderamente. 2 As volvers por el trabajo de laobediencia, a Aquel de quien te habas alejado por la desidia de la desobediencia. 3Mi palabra sedirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas laspreclaras y fortsimas armas de la obediencia, para militar por Cristo Seor, verdadero Rey.

    4Ante todo pdele con una oracin muy constante que lleve a su trmino toda obra buena que

    comiences,

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    para que Aquel que se dign contarnos en el nmero de sus hijos, no tenga nuncaque entristecerse por nuestras malas acciones. 6En todo tiempo, pues, debemos obedecerle conlos bienes suyos que l deposit en nosotros, de tal modo que nunca, como padre airado,desherede a sus hijos, 7 ni como seor temible, irritado por nuestras maldades, entregue a lapena eterna, como a psimos siervos, a los que no quisieron seguirle a la gloria.

    8Levantmonos, pues, de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: "Ya es hora delevantarnos del sueo". 9 Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con odo atento lo quediariamente nos amonesta la voz de Dios que clama diciendo: 10 "Si oyeren hoy su voz, noendurezcan sus corazones". 11Y otra vez: "El que tenga odos para or, escuche lo que el Espritudice a las iglesias". 12 Y qu dice? "Vengan, hijos, escchenme, yo les ensear el temor delSeor". 13"Corran mientras tienen la luz de la vida, para que no los sorprendan las tinieblas de lamuerte".

    14Y el Seor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige este llamado,dice de nuevo: 15 "Quin es el hombre que quiere la vida y desea ver das felices?". 16Si t, alorlo, respondes "Yo", Dios te dice: 17 "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tulengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Aprtate del mal y haz el bien; busca lapaz y sguela". 18Y si hacen esto, pondr mis ojos sobre ustedes, y mis odos oirn sus preces, yantes de que me invoquen les dir: "Aqu estoy". 19Qu cosa ms dulce para nosotros, carsimos

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    hermanos, que esta voz del Seor que nos invita? 20 Vean cmo el Seor nos muestrapiadosamente el camino de la vida.

    21 Ciamos, pues, nuestra cintura con la fe y la prctica de las buenas obras, y sigamos suscaminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos llam.

    22

    Si queremos habitar en la morada de su reino, puesto que no se llega all sino corriendo conobras buenas, 23 preguntemos al Seor con el Profeta dicindole: "Seor, quin habitar en tumorada, o quin descansar en tu monte santo?". 24Hecha esta pregunta, hermanos, oigamos alSeor que nos responde y nos muestra el camino de esta morada 25diciendo: "El que anda sinpecado y practica la justicia; 26el que dice la verdad en su corazn y no tiene dolo en su lengua;27el que no hizo mal a su prjimo ni admiti que se lo afrentara". 28El que apart de la mirada desu corazn al maligno diablo tentador y a la misma tentacin, y lo aniquil, y tom sus nacientespensamientos y los estrell contra Cristo. 29Estos son los que temen al Seor y no se engren desu buena observancia, antes bien, juzgan que aun lo bueno que ellos tienen, no es obra suya sinodel Seor, 30y engrandecen al Seor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: "No a nosotros,Seor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria". 31Del mismo modo que el Apstol Pablo, quetampoco se atribua nada de su predicacin, y deca: "Por la gracia de Dios soy lo que soy". 32Yotra vez el mismo: "El que se glora, glorese en el Seor". 33Por eso dice tambin el Seor en el

    Evangelio: "Al que oye estas mis palabras y las practica, lo comparar con un hombre prudenteque edific su casa sobre piedra; 34vinieron los ros, soplaron los vientos y embistieron contraaquella casa, pero no se cay, porque estaba fundada sobre piedra".

    35 Despus de decir esto, el Seor espera que respondamos diariamente con obras a sus santosconsejos. 36 Por eso, para corregirnos de nuestros males, se nos dan de plazo los das de estavida. 37 El Apstol, en efecto, dice: "No sabes que la paciencia de Dios te invita alarrepentimiento?". 38Pues el piadoso Seor dice: "No quiero la muerte del pecador, sino que seconvierta y viva".

    39Cuando le preguntamos al Seor, hermanos, sobre quin morara en su casa, omos lo que hayque hacer para habitar en ella, a condicin de cumplir el deber del morador. 40 Por tanto,preparemos nuestros corazones y nuestros cuerpos para militar bajo la santa obediencia de los

    preceptos, 41 y roguemos al Seor que nos conceda la ayuda de su gracia, para cumplir lo quenuestra naturaleza no puede. 42 Y si queremos evitar las penas del infierno y llegar a la vidaeterna, 43mientras haya tiempo, y estemos en este cuerpo, y podamos cumplir todas estas cosasa la luz de esta vida, 44corramos y practiquemos ahora lo que nos aprovechar eternamente.

    45 Vamos, pues, a instituir una escuela del servicio divino, 46 y al hacerlo, esperamos noestablecer nada que sea spero o penoso. 47Pero si, por una razn de equidad, para corregir losvicios o para conservar la caridad, se dispone algo ms estricto, 48no huyas enseguida aterradodel camino de la salvacin, porque ste no se puede emprender sino por un comienzo estrecho. 49Mscuando progresamos en la vida monstica y en la fe, se dilata nuestro corazn, y corremoscon inefable dulzura de caridad por el camino de los mandamientos de Dios. 50De este modo, noapartndonos nunca de su magisterio, y perseverando en su doctrina en el monasterio hasta lamuerte, participemos de los sufrimientos de Cristo por la paciencia, a fin de merecer tambin

    acompaarlo en su reino. Amn.

    Fin del Prlogo

    __________Notas1. Cf. Prov 4,20; 1,8; 6,20; Sal 44,11; Eclo 51,213. Cf. Mt 27,37; Jn 18,37; 2 Tim 2,3-4

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    5. Cf. Sab 5,58. Rom 13,1110. Sal 94,811. Ap 2,7; cf. Mt 11,1512. Sal 33,1213. Jn 12,3514. Cf. Mt 20,115. Sal 33,13; cf. 1 Pe 3,10-1217. Cf. Mt 19,16; Sal 33,14-1518. Cf. Is 58,9; 65,2421. Cf. Ef 6,1423. Sal 14,125. Sal 14,2-328. Cf. Sal 14,4; cf. Sal 136,9; cf. 1 Cor 10,429. Sal 14,430. Cf. Sal 14,4; Flp 2,13; Sal 113,931. 1 Cor 15,1032. 2 Cor 10,1733. Mt 7,24-2535. Mt 7,2837. Rom 2,438. Ez 33,1148. Cf. Mt 7,1449. Cf. Sal 118,3250. Cf. Act 2,24; 1 Pe 4,13

    Captulo ILAS CLASES DE MONJ ES

    1Es sabido que hay cuatro clases de monjes.2La primera es la de los cenobitas, esto es, la deaquellos que viven en un monasterio y que militan bajo una regla y un abad. 3La segunda clase esla de los anacoretas o ermitaos, quienes, no en el fervor novicio de la vida religiosa, sinodespus de una larga probacin en el monasterio. 4 aprendieron a pelear contra el diablo,enseados por la ayuda de muchos. 5Bien adiestrados en las filas de sus hermanos para la luchasolitaria del desierto, se sienten ya seguros sin el consuelo de otros, y son capaces de luchar conslo su mano y su brazo, y con el auxilio de Dios, contra los vicios de la carne y de lospensamientos. 6La tercera, es una psima clase de monjes: la de los sarabatas. stos no hansido probados como oro en el crisol por regla alguna en el magisterio de la experiencia, sino que,blandos como plomo, 7guardan en sus obras fidelidad al mundo, y mienten a Dios con su tonsura.8Viven de dos en dos o de tres en tres, o tambin solos, sin pastor, reunidos, no en los apriscosdel Seor sino en los suyos propios. Su ley es la satisfaccin de sus gustos: 9llaman santo a lo quese les ocurre o eligen, y consideran ilcito lo que no les gusta.10La cuarta clase de monjes es lade los girvagos, que se pasan la vida viviendo en diferentes provincias, hospedndose tres o

    cuatro das en distintos monasterios. 11 Siempre vagabundos, nunca permanecen estables. Sonesclavos de sus deseos y de los placeres de la gula, y peores en todo que los sarabatas.12De lamisrrima vida de todos stos, es mejor callar que hablar. 13. Dejndolos, pues, de lado, vamos aorganizar, con la ayuda del Seor, el fortsimo linaje de los cenobitas.

    __________Notas

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    6. Cf. Sab 3,6; Prov 27,21; Eclo 2,5.7. Cf. Hch 5,3-4.

    Captulo IICOMO DEBE SER EL ABAD

    1Un abad digno de presidir un monasterio debe acordarse siempre de cmo se lo llama, y llenarcon obras el nombre de superior. 2 Se cree, en efecto, que hace las veces de Cristo en elmonasterio, puesto que se lo llama con ese nombre, 3segn lo que dice el Apstol: "Recibieron elespritu de adopcin de hijos, por el cual clamamos: Abba, Padre".

    4Por lo tanto, el abad no debe ensear, establecer o mandar nada que se aparte del precepto delSeor, 5sino que su mandato y su doctrina deben difundir el fermento de la justicia divina en lasalmas de los discpulos. 6Recuerde siempre el abad que se le pedir cuenta en el tremendo juiciode Dios de estas dos cosas: de su doctrina, y de la obediencia de sus discpulos. 7Y sepa el abadque el pastor ser el culpable del detrimento que el Padre de familias encuentre en sus ovejas. 8Pero si usa toda su diligencia de pastor con el rebao inquieto y desobediente, y emplea todossus cuidados para corregir su mal comportamiento, 9 este pastor ser absuelto en el juicio delSeor, y podr decir con el Profeta: "No escond tu justicia en mi corazn; manifest tu verdad ytu salvacin, pero ellos, desdendome, me despreciaron". 10 Y entonces, por fin, la muertemisma sea el castigo de las ovejas desobedientes encomendadas a su cuidado.

    11Por tanto, cuando alguien recibe el nombre de abad, debe gobernar a sus discpulos con dobledoctrina, 12esto es, debe ensear todo lo bueno y lo santo ms con obras que con palabras. A los

    discpulos capaces proponga con palabras los mandatos del Seor, pero a los duros de corazn y alos ms simples muestre con sus obras los preceptos divinos. 13Y cuanto ensee a sus discpulosque es malo, declare con su modo de obrar que no se debe hacer, no sea que predicando a losdems sea l hallado rprobo, 14y que si peca, Dios le diga: "Por qu predicas t mis preceptos ytomas en tu boca mi alianza? pues t odias la disciplina y echaste mis palabras a tus espaldas" y 15"T, que veas una paja en el ojo de tu hermano no viste una viga en el tuyo?".

    16No haga distincin de personas en el monasterio. 17No ame a uno ms que a otro, sino al quehallare mejor por sus buenas obras o por la obediencia. 18No anteponga el hombre libre al queviene a la religin de la condicin servil, a no ser que exista otra causa razonable. 19Si el abadcree justamente que sta existe, hgalo as, cualquiera fuere su rango. De lo contrario, que cadauno ocupe su lugar, 20porque tanto el siervo como el libre, todos somos uno en Cristo, y servimosbajo un nico Seor en una misma milicia, porque no hay acepcin de personas ante Dios. 21l

    nos prefiere solamente si nos ve mejores que otros en las buenas obras y en la humildad. 22Sea,pues, igual su caridad para con todos, y tenga con todos una nica actitud segn los mritos decada uno.

    23 El abad debe, pues, guardar siempre en su enseanza, aquella norma del Apstol que dice:"Reprende, exhorta, amonesta", 24es decir, que debe actuar segn las circunstancias, ya sea conseveridad o con dulzura, mostrando rigor de maestro o afecto de padre piadoso. 25Debe, pues,reprender ms duramente a los indisciplinados e inquietos, pero a los obedientes, mansos y

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    pacientes, debe exhortarlos para que progresen; y le advertimos que amoneste y castigue a losnegligentes y a los arrogantes.

    26No disimule los pecados de los transgresores, sino que, cuando empiecen a brotar, crtelos deraz en cuanto pueda, acordndose de la desgracia de Hel, sacerdote de Silo. 27A los mejores yms capaces corrjalos de palabra una o dos veces; pero a los malos, a los duros, 28 a los

    soberbios y a los desobedientes reprmalos en el comienzo del pecado con azotes y otro castigocorporal, sabiendo que est escrito: "Al necio no se lo corrige con palabras", 29y tambin: "Pega atu hijo con la vara, y librars su alma de la muerte".

    30El abad debe acordarse siempre de lo que es, debe recordar el nombre que lleva, y saber que aquien ms se le confa, ms se le exige. 31Y sepa qu difcil y ardua es la tarea que toma: regiralmas y servir los temperamentos de muchos, pues con unos debe emplear halagos, reprensionescon otros, y con otros consejos. 32Deber conformarse y adaptarse a todos segn su condicin einteligencia, de modo que no slo no padezca detrimento la grey que le ha sido confiada, sinoque l pueda alegrarse con el crecimiento del buen rebao.

    33Ante todo no se preocupe de las cosas pasajeras, terrenas y caducas, de tal modo que descuideo no d importancia a la salud de las almas encomendadas a l. 34Piense siempre que recibi el

    gobierno de almas de las que ha de dar cuenta.35

    Y para que no se excuse en la escasez derecursos, acurdese de que est escrito: "Busquen el reino de Dios y su justicia, y todas estascosas se les darn por aadidura", 36y tambin: "Nada falta a los que le temen".

    37Sepa que quien recibe almas para gobernar, debe prepararse para dar cuenta de ellas. 38Tengapor seguro que, en el da del juicio, ha de dar cuenta al Seor de tantas almas como hermanoshaya tenido confiados a su cuidado, adems, por cierto, de su propia alma. 39 Y as, temiendosiempre la cuenta que va a rendir como pastor de las ovejas a l confiadas, al cuidar de lascuentas ajenas, se vuelve cuidadoso de la suya propia, 40 y al corregir a los otros con susexhortaciones, l mismo se corrige de sus vicios.

    __________Notas

    3. Rom 8,15; cf. Gal 4,65. Cf. Mt 13,339. Sal 39,11; cf.Is 1,2; Ez 20,27.10. Cf. Is 25,8 (Vet.Lat.)13. 1 Cor 9,2714. Sal 49,16-1715. Mt 7,320. Rom 2,11; cf. Gal 3,28; Ef 6,9; Col 3,2523. 2 Tim 4,226. Cf. Sab 11,24; cf. 1 Sam 2,27-34; 3,11-1428. Prov 9,19 (Vet.Lat.); cf. 18,229. Prov 23,14 (Vet.Lat.)30. Cf. Lc 12,48

    35. Mt 6,3336. Sal 33,10; cf.22,138. Cf. Heb 13,17

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    Captulo IIICONVOCACION DE LOS HERMANOS A CONSEJ O

    1Siempre que en el monasterio haya que tratar asuntos de importancia, convoque el abad a todala comunidad, y exponga l mismo de qu se ha de tratar. 2Oiga el consejo de los hermanos,reflexione consigo mismo, y haga lo que juzgue ms til. 3Hemos dicho que todos sean llamados

    a consejo porque muchas veces el Seor revela al ms joven lo que es mejor.4Los hermanos den su consejo con toda sumisin y humildad, y no se atrevan a defender coninsolencia su opinin. 5La decisin dependa del parecer del abad, y todos obedecern lo que ljuzgue ser ms oportuno. 6Pero as como conviene que los discpulos obedezcan al maestro, ascorresponde que ste disponga todo con probidad y justicia.

    7Todos sigan, pues, la Regla como maestra en todas las cosas, y nadie se aparte temerariamentede ella. 8 Nadie siga en el monasterio la voluntad de su propio corazn. 9Ninguno se atreva adiscutir con su abad atrevidamente, o fuera del monasterio. 10Pero si alguno se atreve, quedesujeto a la disciplina regular. 11Mas el mismo abad haga todo con temor de Dios y observando laRegla, sabiendo que ha de dar cuenta, sin duda alguna, de todos sus juicios a Dios, justsimojuez.

    12Pero si las cosas que han de tratarse para utilidad del monasterio son de menor importancia,tome consejo solamente de los ancianos, 13 segn est escrito: "Hazlo todo con consejo, ydespus de hecho no te arrepentirs".

    __________Notas3. Cf. Mt 11,25; Lc 10,2111. Cf. Rom 14,1213. Prov 31,4 (Vet.Lat.); Eclo 32,24

    Captulo IVLOS INSTRUMENTOS DE LAS BUENAS OBRAS

    1Primero, amar al Seor Dios con todo el corazn, con toda el alma y con todas las fuerzas;2despus, al prjimo como a s mismo.3Luego, no matar;4no cometer adulterio,5no hurtar,6no codiciar,7no levantar falso testimonio,8honrar a todos los hombres,9no hacer a otro lo que uno no quiere para s.10Negarse a s mismo para seguir a Cristo.11Castigar el cuerpo,12no entregarse a los deleites,13amar el ayuno.

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    14Alegrar a los pobres,15vestir al desnudo,16visitar al enfermo,17sepultar al muerto.18Socorrer al atribulado,19consolar al afligido.20Hacerse extrao al proceder del mundo,21no anteponer nada al amor de Cristo.22No ceder a la ira,23no guardar rencor.24No tener dolo en el corazn,25no dar paz falsa.26No abandonar la caridad.27No jurar, no sea que acaso perjure,28decir la verdad con el corazn y con la boca.29No devolver mal por mal.30No hacer injurias, sino soportar pacientemente las que le hicieren.31Amar a los enemigos.32No maldecir a los que lo maldicen, sino ms bien bendecirlos.33Sufrir persecucin por la justicia.34No ser soberbio,35ni aficionado al vino,36ni glotn37ni dormiln,38ni perezoso,39ni murmurador,40ni detractor.41Poner su esperanza en Dios.42Cuando viere en s algo bueno, atribyalo a Dios, no a s mismo;43en cambio, sepa que el mal siempre lo ha hecho l, e impteselo a s mismo.44Temer el da del juicio,45sentir terror del infierno,46desear la vida eterna con la mayor avidez espiritual,47tener la muerte presente ante los ojos cada da.48Velar a toda hora sobre las acciones de su vida,49saber de cierto que, en todo lugar, Dios lo est mirando.50Estrellar inmediatamente contra Cristo los malos pensamientos que vienen a su corazn, ymanifestarlos al anciano espiritual,51guardar su boca de conversacin mala o perversa,52no amar hablar mucho,53no hablar palabras vanas o que mueven a risa,54no amar la risa excesiva o destemplada.55Or con gusto las lecturas santas,56darse frecuentemente a la oracin,57confesar diariamente a Dios en la oracin, con lgrimas y gemidos, las culpas pasadas,58enmendarse en adelante de esas mismas faltas.59No ceder a los deseos de la carne,60odiar la propia voluntad,61 obedecer en todo los preceptos del abad, aun cuando l - lo que no suceda - obre de otromodo, acordndose de aquel precepto del Seor: "Hagan lo que ellos dicen, pero no lo que elloshacen".62No querer ser llamado santo antes de serlo, sino serlo primero para que lo digan con verdad.63Poner por obra diariamente los preceptos de Dios,64amar la castidad,

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    65no odiar a nadie,66no tener celos,67no tener envidia,68no amar la contienda,69huir la vanagloria.70Venerar a los ancianos,71amar a los ms jvenes.72Orar por los enemigos en el amor de Cristo;73reconciliarse antes de la puesta del sol con quien se haya tenido alguna discordia.74Y no desesperar nunca de la misericordia de Dios.

    75Estos son los instrumentos del arte espiritual. 76 Si los usamos da y noche, sin cesar, y losdevolvemos el da del juicio, el Seor nos recompensar con aquel premio que l mismoprometi: 77"Ni el ojo vio, ni el odo oy, ni lleg al corazn del hombre lo que Dios ha preparadoa los que lo aman". 78El taller, empero, donde debemos practicar con diligencia todas estascosas, es el recinto del monasterio y la estabilidad en la comunidad.

    __________Notas

    1-2. Cf. Dt 6,5; Mc 12,30-31; Mt 22,37; Lc 10,27-283-7. Cf. Mt 19,18; Lc 18,20; Rom 13,9; cf. Ex 20,12-17; Dt 5,218. Cf. 1 Pe 2,179. Cf. Tob 4,16; Mt 7,1210. Cf. Mt 16,24; Lc 9,2311. Cf. 1 Cor 9,2715-16. Mt 25,3617. Cf Tob 1,21; 2,7-9; 12,1218. Cf. Is 1,1719. Cf. Is 61,2; 2 Cor 1,4; 1 Tes 5,1420. Cf. Jer 1,2722. Cf. Mt 5,2224. Cf. Prov 12,20

    25. Cf. Sal 27,326. Cf. 1 Pe 4,827. Mt 5,33-3428. Cf. Sal 14,329. Cf. 1 Pe 3,9; 1 Tes 5,1531-32. Lc 6,27-28; 1 Cor 4,12; 1 Pe 3,9.14; Mt 5,4433. Cf. Mt 5,10; 1 Cor 4,12; 1 Pe 3,1434-35. Cf. Tit 1,736. Cf. Eclo 31,3637. Cf. Prov 20,1338. Cf. Rom 12,11; Prov 6,6-739-40. Cf. Sab 1,11; 1 Cor 10,1041. Cf. Sal 72,28; 77,744. Cf. Eclo 7,3649. Cf. Prov 15,350. Cf. Sal 136,9; cf. 1 Cor 10,451. Cf. Sal 33,1456. Cf. Lc 18,1; 1 Tes 5,1757. Cf. Mt 6,1259. Cf. Gal 5,1660. Cf. Eclo. 18,3061. Mt 23,3

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    63. Cf. Eclo 6,3764. Cf. Jdt 15,1165. Lev 19,17; Dt 23,866-68. Cf. Jer 3,1470. Cf. Lev 19,3272. Cf. Mt 5,4473. Cf. Ef 4,2677. 1 Cor 2,9; cf. Is 64,4

    LA OBEDIENCIA

    1El primer grado de humildad es una obediencia sin demora. 2Esta es la que conviene a aquellosque nada estiman tanto como a Cristo. 3Ya sea en razn del santo servicio que han profesado, opor el temor del infierno, o por la gloria de la vida eterna, 4en cuanto el superior les mandaalgo, sin admitir dilacin alguna, lo realizan como si Dios se lo mandara. 5El Seor dice de stos:"En cuanto me oy, me obedeci". 6Y dice tambin a los que ensean: "El que a ustedes oye, a mme oye". 7Estos tales, dejan al momento sus cosas, abandonan la propia voluntad, 8desocupansus manos y dejan sin terminar lo que estaban haciendo, y obedeciendo a pie juntillas, ponen porobra la voz del que manda. 9Y as, en un instante, con la celeridad que da el temor de Dios, se

    realizan como juntamente y con prontitud ambas cosas: el mandato del maestro y la ejecucindel discpulo. 10 Es que el amor los incita a avanzar hacia la vida eterna. 11Por eso toman elcamino estrecho del que habla el Seor cuando dice: "Angosto es el camino que conduce a lavida". 12Y as, no viven a su capricho ni obedecen a sus propios deseos y gustos, sino que andanbajo el juicio e imperio de otro, viven en los monasterios, y desean que los gobierne un abad. 13Sin duda estos tales practican aquella sentencia del Seor que dice: "No vine a hacer mi voluntad,sino la de Aquel que me envi".

    14Pero esta misma obediencia ser entonces agradable a Dios y dulce a los hombres, si la ordense ejecuta sin vacilacin, sin tardanza, sin tibieza, sin murmuracin o sin negarse a obedecer, 15porque la obediencia que se rinde a los mayores, a Dios se rinde. l efectivamente dijo: "El que austedes oye, a m me oye". 16Y los discpulos deben prestarla de buen grado porque "Dios ama alque da con alegra". 17Pero si el discpulo obedece con disgusto y murmura, no solamente con la

    boca sino tambin con el corazn,18

    aunque cumpla lo mandado, su obediencia no ser yaagradable a Dios que ve el corazn del que murmura. 19Obrando as no consigue gracia alguna,sino que incurre en la pena de los murmuradores, si no satisface y se enmienda.

    __________Notas5. Sal 17,456. Lc 10,1611. Mt 7,1412. Cf. Jds 1613. Jn 6,3815. Lc 10,1616. 2 Cor 9,7; cf. Eclo 35,10-11

    19. 1 Cor 10,10Captulo VIEL SILENCIO

    1Hagamos lo que dice el Profeta: "Yo dije: guardar mis caminos para no pecar con mi lengua;puse un freno a mi boca, enmudec, me humill y me abstuve de hablar aun cosas buenas". 2El

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    Profeta nos muestra aqu que si a veces se deben omitir hasta conversaciones buenas por amor alsilencio, con cuanta mayor razn se deben evitar las palabras malas por la pena del pecado.

    3 Por tanto, dada la importancia del silencio, rara vez se d permiso a los discpulos perfectospara hablar aun de cosas buenas, santas y edificantes, 4porque est escrito: "Si hablas mucho noevitars el pecado", 5y en otra parte: "La muerte y la vida estn en poder de la lengua". 6Pues

    hablar y ensear le corresponde al maestro, pero callar y escuchar le toca al discpulo. 7 Por eso, cuando haya que pedir algo al superior, pdase con toda humildad y respetuosasumisin. 8En cuanto a las bromas, las palabras ociosas y todo lo que haga rer, lo condenamos auna eterna clausura en todo lugar, y no permitimos que el discpulo abra su boca para talesexpresiones.

    __________Notas1. Sal 38,2-34. Prov 10,195. Prov 18,21

    Captulo VIILA HUMILDAD

    1Clama, hermanos, la divina Escritura dicindonos: "Todo el que se ensalza ser humillado y elque se humilla ser ensalzado". 2Al decir esto nos muestra que toda exaltacin es una forma desoberbia. 3El Profeta indica que se guarda de ella diciendo: "Seor, ni mi corazn fue ambiciosoni mis ojos altaneros; no anduve buscando grandezas ni maravillas superiores a m." 4Pero qusuceder? "Si no he tenido sentimientos humildes, y si mi alma se ha envanecido, T tratars mialma como a un nio que es apartado del pecho de su madre".

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    Por eso, hermanos, si queremos alcanzar la cumbre de la ms alta humildad, si queremos llegarrpidamente a aquella exaltacin celestial a la que se sube por la humildad de la vida presente, 6tenemos que levantar con nuestros actos ascendentes la escala que se le apareci en sueos aJacob, en la cual vea ngeles que suban y bajaban. 7Sin duda alguna, aquel bajar y subir nosignifica otra cosa sino que por la exaltacin se baja y por la humildad se sube. 8Ahora bien, laescala misma as levantada es nuestra vida en el mundo, a la que el Seor levanta hasta el cielocuando el corazn se humilla. 9Decimos, en efecto, que los dos lados de esta escala son nuestrocuerpo y nuestra alma, y en esos dos lados la vocacin divina ha puesto los diversos escalones dehumildad y de disciplina por los que debemos subir.

    10As, pues, el primer grado de humildad consiste en que uno tenga siempre delante de los ojosel temor de Dios, y nunca lo olvide. 11 Recuerde, pues, continuamente todo lo que Dios hamandado, y medite sin cesar en su alma cmo el infierno abrasa, a causa de sus pecados, a

    aquellos que desprecian a Dios, y cmo la vida eterna est preparada para los que temen a Dios.12Gurdese a toda hora de pecados y vicios, esto es, los de los pensamientos, de la lengua, de lasmanos, de los pies y de la voluntad propia, y apresrese a cortar los deseos de la carne. 13Pienseel hombre que Dios lo mira siempre desde el cielo, y que en todo lugar, la mirada de la divinidadve sus obras, y que a toda hora los ngeles se las anuncian.

    14Esto es lo que nos muestra el Profeta cuando declara que Dios est siempre presente a nuestrospensamientos diciendo: "Dios escudria los corazones y los riones". 15 Y tambin: "El Seor

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    conoce los pensamientos de los hombres",16 y dice de nuevo: "Conociste de lejos mispensamientos". 17Y: "El pensamiento del hombre te ser manifiesto". 18Y para que el hermanovirtuoso est en guardia contra sus pensamientos perversos, diga siempre en su corazn:"Solamente ser puro en tu presencia si me mantuviere alerta contra mi iniquidad".

    19En cuanto a la voluntad propia, la Escritura nos prohbe hacerla cuando dice: "Aprtate de tus

    voluntades".20

    Adems pedimos a Dios en la Oracin que se haga en nosotros su voluntad.21

    Justamente, pues, se nos ensea a no hacer nuestra voluntad cuidndonos de lo que la Escrituranos advierte: "Hay caminos que parecen rectos a los hombres, pero su trmino se hunde en loprofundo del infierno", 22 y temiendo tambin, lo que se dice de los negligentes: "Se hancorrompido y se han hecho abominables en sus deseos".

    23En cuanto a los deseos de la carne, creamos que Dios est siempre presente, pues el Profetadice al Seor: "Ante ti estn todos mis deseos".

    24 Debemos, pues, cuidarnos del mal deseo, porque la muerte est apostada a la entrada deldeleite. 25Por eso la Escritura nos da este precepto: "No vayas en pos de tus concupiscencias".

    26Luego, si "los ojos del Seor vigilan a buenos y malos", 27y "el Seor mira siempre desde el cielo

    a los hijos de los hombres, para ver si hay alguno inteligente y que busque a Dios", 28 y si losngeles que nos estn asignados, anuncian da y noche nuestras obras al Seor, 29hay que estaratentos, hermanos, en todo tiempo, como dice el Profeta en el salmo, no sea que Dios nos mireen algn momento y vea que nos hemos inclinado al mal y nos hemos hecho intiles, 30 yperdonndonos en esta vida, porque es piadoso y espera que nos convirtamos, nos diga en la vidafutura: "Esto hiciste y call".

    31El segundo grado de humildad consiste en que uno no ame su propia voluntad, ni se complazcaen hacer sus gustos, 32sino que imite con hechos al Seor que dice: "No vine a hacer mi voluntadsino la de Aquel que me envi". 33 Dice tambin la Escritura: "La voluntad tiene su pena, y lanecesidad engendra la corona." 34El tercer grado de humildad consiste en que uno, por amor deDios, se someta al superior en cualquier obediencia, imitando al Seor de quien dice el Apstol:"Se hizo obediente hasta la muerte".

    35El cuarto grado de humildad consiste en que, en la misma obediencia, as se impongan cosasduras y molestas o se reciba cualquier injuria, uno se abrace con la paciencia y calle en suinterior, 36y soportndolo todo, no se canse ni desista, pues dice la Escritura: "El que perseverarehasta el fin se salvar", 37y tambin: "Confrtese tu corazn y soporta al Seor". 38Y para mostrarque el fiel debe sufrir por el Seor todas las cosas, aun las ms adversas, dice en la persona delos que sufren: "Por ti soportamos la muerte cada da; nos consideran como ovejas de matadero".39Pero seguros de la recompensa divina que esperan, prosiguen gozosos diciendo: "Pero en todoesto triunfamos por Aquel que nos am". 40 La Escritura dice tambin en otro lugar: "Nosprobaste, oh Dios! nos purificaste con el fuego como se purifica la plata; nos hiciste caer en ellazo; acumulaste tribulaciones sobre nuestra espalda". 41Y para mostrar que debemos estar bajoun superior prosigue diciendo: "Pusiste hombres sobre nuestras cabezas". 42En las adversidades einjurias cumplen con paciencia el precepto del Seor, y a quien les golpea una mejilla, le ofrecenla otra; a quien les quita la tnica le dejan el manto, y si los obligan a andar una milla, van dos;43con el apstol Pablo soportan a los falsos hermanos, y bendicen a los que los maldicen.

    44 El quinto grado de humildad consiste en que uno no le oculte a su abad todos los malospensamientos que llegan a su corazn y las malas acciones cometidas en secreto, sino que losconfiese humildemente. 45La Escritura nos exhorta a hacer esto diciendo: "Revela al Seor tucamino y espera en l". 46Y tambin dice: "Confiesen al Seor porque es bueno, porque es eternasu misericordia". 47 Y otra vez el Profeta: "Te manifest mi delito y no ocult mi injusticia. 48

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    Dije: confesar mis culpas al Seor contra m mismo, y T perdonaste la impiedad de micorazn".

    49El sexto grado de humildad consiste en que el monje est contento con todo lo que es vil ydespreciable, y que juzgndose obrero malo e indigno para todo lo que se le mande, 50se diga as mismo con el Profeta: "Fui reducido a la nada y nada supe; yo era como un jumento en tu

    presencia, pero siempre estar contigo".51El sptimo grado de humildad consiste en que uno no slo diga con la lengua que es el inferiory el ms vil de todos, sino que tambin lo crea con el ms profundo sentimiento del corazn, 52humillndose y diciendo con el Profeta: "Soy un gusano y no un hombre, oprobio de los hombres ydesecho de la plebe. 53 He sido ensalzado y luego humillado y confundido". 54 Y tambin: "Esbueno para m que me hayas humillado, para que aprenda tus mandamientos".

    55El octavo grado de humildad consiste en que el monje no haga nada sino lo que la Regla delmonasterio o el ejemplo de los mayores le indica que debe hacer.

    56 El noveno grado de humildad consiste en que el monje no permita a su lengua que hable.Guarde, pues, silencio y no hable hasta ser preguntado, 57porque la Escritura ensea que "en el

    mucho hablar no se evita el pecado". 58y que "el hombre que mucho habla no anda rectamenteen la tierra".

    59El dcimo grado de humildad consiste en que uno no se ra fcil y prontamente, porque estescrito: "El necio en la risa levanta su voz".

    60El undcimo grado de humildad consiste en que el monje, cuando hable, lo haga con dulzura ysin rer, con humildad y con gravedad, diciendo pocas y juiciosas palabras, y sin levantar la voz,61pues est escrito: "Se reconoce al sabio por sus pocas palabras".

    62 El duodcimo grado de humildad consiste en que el monje no slo tenga humildad en sucorazn, sino que la demuestre siempre a cuantos lo vean aun con su propio cuerpo, 63es decir,

    que en la Obra de Dios, en el oratorio, en el monasterio, en el huerto, en el camino, en elcampo, o en cualquier lugar, ya est sentado o andando o parado, est siempre con la cabezainclinada y la mirada fija en tierra, 64y creyndose en todo momento reo por sus pecados, se veaya en el tremendo juicio. 65 Y diga siempre en su corazn lo que deca aquel publicano delEvangelio con los ojos fijos en la tierra: "Seor, no soy digno yo, pecador, de levantar mis ojos alcielo". 66Y tambin con el Profeta: "He sido profundamente encorvado y humillado".

    67Cuando el monje haya subido estos grados de humildad, llegar pronto a aquel amor de Diosque "siendo perfecto excluye todo temor", 68 en virtud del cual lo que antes observaba no sintemor, empezar a cumplirlo como naturalmente, como por costumbre, 69y no ya por temor delinfierno sino por amor a Cristo, por el mismo hbito bueno y por el atractivo de las virtudes. 70Todo lo cual el Seor se dignar manifestar por el Espritu Santo en su obrero, cuando ya estlimpio de vicios y pecados.

    __________Notas1. Lc 14,11; 18,14; Mt 23,123-4. Sal 130, 1-26-9. Cf. Gen 28,1210. Sal 35,213. Sal 13,2

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    14. Sal 7,1015. Sal 93,1116. Sal 138,317. Sal 75,1118. Sal 17,2419. Eclo 18,3020. Cf. Mt 6,1021. Prov 14,12; 16,2522. Sal 13,123. Sal 37,1025. Eclo 18,3026. Prov 15,327. Sal 13,229. Cf. Sal 13,330. Sal 49,2134. Flp 2,836. Mt 10,22; 24,1337. Sal 26,1438. Sal 43,22; Rom 8,3639. Rom 8,3740. Sal 65,10-1141. Sal 65,12a42. Cf. Mt 5,39-41; Lc 6,2943. Cf. 2 Cor 11,26; cf. 1 Cor 4,12; Lc 6,2845. Sal 36,546. Sal 105,1; 117,147-48. Sal 31,549. Cf. Lc 17,1050. Sal 72,22-2352. Sal 21,753. Sal 87,1654. Sal 118,71.7357. Prov 10,19

    58. Sal 139, 1259. Eclo 21,2365. Cf. Lc 18,13; Mt 8,866. Sal 37,7-9; 118,10767. 1 Jn 4,18

    Captulo VIIILOS OFICIOS DIVINOS POR LA NOCHE

    1 En invierno, es decir, desde el primero de noviembre hasta Pascua, siguiendo un criterio

    razonable, levntense a la octava hora de la noche,2

    a fin de que descansen hasta un poco msde media noche, y se levanten ya reparados. 3Lo que queda despus de las Vigilias, emplenlolos hermanos que lo necesiten en el estudio del salterio y de las lecturas.

    4Pero desde Pascua hasta el mencionado primero de noviembre, el horario se regular de estemodo: Despus del oficio de Vigilias, tras un brevsimo intervalo para que los hermanos salgan alas necesidades naturales, sigan los Laudes, que se dirn con las primeras luces del da.

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    Captulo IXCUANTOS SALMOS SE HAN DE DECIR EN LAS HORAS NOCTURNAS

    1En el mencionado tiempo de invierno, debe decirse en primer lugar y por tres veces el verso:"Seor, breme los labios, y mi boca anunciar tus alabanzas", 2al que se aadir el salmo 3y el"Gloria"; 3. tras ste, el salmo 94 con antfona, o por lo menos, cantado. 4Siga luego el himno,despus seis salmos con antfonas. 5Dichos stos y el verso, d el abad la bendicin. Sintensetodos en bancos, y los hermanos lean por turno en el libro del atril, tres lecturas, entre las cualescntense tres responsorios. 6Dos responsorios dganse sin "Gloria", pero despus de la terceralectura, el que canta diga "Gloria". 7 Cuando el cantor comienza a entonarlo, levntense todosinmediatamente de sus asientos en honor y reverencia de la Santa Trinidad.

    8 Lanse en las Vigilias los libros de autoridad divina, tanto del Antiguo como del NuevoTestamento, as como los comentarios que hayan hecho sobre ellos los Padres catlicos conocidosy ortodoxos.

    9Despus de estas tres lecturas con sus responsorios, sigan otros seis salmos que se han de cantarcon "Alleluia". 10Tras stos, una lectura del Apstol que se ha de recitar de memoria, el verso y lasplica de la letana, esto es el "Kyrie eleison". 11As se concluirn las "Vigilias" nocturnas.

    __________Notas1. Sal 50,17

    Captulo XCOMO SE HAN DE CELEBRAR EN VERANO LA ALABANZA NOCTURNA

    1Desde Pascua hasta el primero de noviembre mantngase, en cuanto al nmero de salmos, todolo que se dijo arriba, 2pero, a causa de la brevedad de las noches, no se leern las lecturas en ellibro, sino que, en lugar de esas tres lecturas, se dir una de memoria, tomada del AntiguoTestamento y seguida de un responsorio breve. 3Todo lo dems cmplase como se dijo, es decir,que nunca se digan en las Vigilias menos de doce salmos, sin contar en este nmero el salmo 3 yel 94.

    Captulo XICOMO HAN DE CELEBRARSE LAS VIGILIAS DE LOS DOMINGOS

    1 El domingo levntense para las Vigilias ms temprano. 2 Gurdese en tales Vigilias estadisposicin: Reciten, como arriba dispusimos, seis salmos y el verso. Sintense todos por orden enlos bancos, y lase en el libro, como arriba dijimos, cuatro lecciones con sus responsorios. 3Sloen el cuarto responsorio diga "Gloria" el cantor, y al entonarlo, levntense todos en seguida conreverencia.

    4 Despus de estas lecturas, sganse por orden otros seis salmos con antfonas, como losanteriores, y el verso. 5Luego lanse de nuevo otras cuatro lecturas con sus responsorios en elorden indicado.

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    6Despus de stas, dganse tres cnticos de los Profetas, los que determine el abad, los cuales sesalmodiarn con " Alleluia ". 7Dgase el verso, d el abad la bendicin, y lanse otras cuatrolecturas del Nuevo Testamento en el orden indicado. 8Despus del cuarto responsorio empiece elabad el himno "Te Deum laudamus". 9Una vez dicho, lea el abad una lectura de los Evangelios,estando todos de pie con respeto y temor. 10Al terminar, todos respondan "Amn", y prosiga enseguida el abad con el himno "Te decet laus", y dada la bendicin, empiecen los Laudes.

    11Mantngase este orden de las Vigilias del domingo en todo tiempo, tanto en verano como eninvierno, 12a no ser que se levanten ms tarde - lo que no suceda - y haya que abreviar un pocolas lecturas o los responsorios. 13 Cudese mucho de que esto no ocurra, pero si aconteciere, elresponsable de esta negligencia d conveniente satisfaccin a Dios en el oratorio.

    Captulo XIICOMO SE HA DE CELEBRAR EL OFICIO DE LAUDES

    1En los Laudes del domingo, dgase en primer lugar el salmo 66 sin antfona, todo seguido. 2Luego dgase el 50 con "Alleluia"; 3 tras l, el 117 y el 62; 4 despus el "Benedicite" y los

    "Laudate", una lectura del Apocalipsis dicha de memoria, el responsorio, el himno, el verso, elcntico del Evangelio, la letana, y as se concluye.

    __________Notas4. Cf. Dan 3,57-88; Sal 148-150; Lc 1,68-79

    Captulo XIIICOMO HAN DE CELEBRARSE LOS LAUDES EN LOS DIAS ORDINARIOS

    1En los das ordinarios, en cambio, celbrese la solemnidad de Laudes de este modo: 2Dgase elsalmo 66 sin antfona, demorndolo un poco, como el domingo, para que todos lleguen al 50 quese dir con antfona. 3Luego dganse otros dos salmos, como es de costumbre, esto es: 4el lunes,el 5 y el 35; 5el martes, el 42 y el 56; 6el mircoles, el 63 y el 64; 7el jueves, el 87 y el 89; 8elviernes, el 75 y el 91; 9y el sbado, el 142 y el cntico del Deuteronomio que se dividir en dos"Glorias". 10Pero en los dems das se dir un cntico de los Profetas, cada uno en su da, comosalmodia la Iglesia Romana. 11Sigan despus los "Laudate", luego una lectura del Apstol que seha de recitar de memoria, el responsorio, el himno, el verso, el cntico del Evangelio, la letana,y as se concluye.

    12Los oficios de Laudes y Vsperas no deben terminar nunca sin que el superior diga ntegramentela oracin del Seor, de modo que todos la oigan. Esto se har, porque como suelen aparecer lasespinas de los escndalos, 13 amonestados por la promesa de la misma oracin que dice:"Perdnanos as como nosotros perdonamos", se purifiquen de este vicio. 14En las otras Horas, encambio, se dir la ltima parte de esta oracin, para que todos respondan: "Mas lbranos del mal."

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    __________Notas9. Cf. Dt 32,1-4311. Cf. Sal 148-150; Lc 1,68-7913. Mt 6,1214. Mt 6,13.

    Captulo XIVCOMO HAN DE CELEBRARSE LAS VIGILIAS

    EN LAS FIESTAS DE LOS SANTOS

    1En las festividades de los santos y en todas las solemnidades celbrese el oficio como dispusimospara el domingo, 2excepto que se dirn los salmos, las antfonas y las lecturas que correspondanal mismo da. Pero gurdese la disposicin prescrita.

    Captulo XVEN QUE TIEMPOS SE DIRA ALELUYA

    1Desde la santa Pascua hasta Pentecosts, se dir "Aleluya" sin interrupcin, tanto en los salmoscomo en los responsorios. 2 Pero desde Pentecosts hasta el principio de Cuaresma se dirnicamente todas las noches a los Nocturnos, con los seis ltimos salmos.

    3Pero todos los domingos, salvo en Cuaresma, se dirn con "Aleluya" los cnticos, Laudes, Prima,Tercia, Sexta y Nona; mas las Vsperas con antfona. 4 En cambio, los responsorios no se digannunca con "Aleluya", sino desde Pascua hasta Pentecosts.

    Captulo XVICOMO SE HAN DE CELEBRAR

    LOS OFICIOS DIVINOS DURANTE EL DIA

    1Dice el Profeta: "Siete veces al da te alab". 2Nosotros observaremos este sagrado nmeroseptenario, si cumplimos los oficios de nuestro servicio en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona,Vsperas y Completas, 3porque de estas horas del da se dijo: "Siete veces al da te alab". 4Puesde las Vigilias nocturnas dijo el mismo Profeta: "A media noche me levantaba para darte gracias".

    5 Ofrezcamos, entonces, alabanzas a nuestro Creador "por los juicios de su justicia", en estostiempos, esto es, en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vsperas y Completas, y levantmonospor la noche para darle gracias.

    _________Notas1. Sal 118,1643. Sal 118,1644. Sal 118,625. Sal 118,62.164

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    Captulo XVICOMO SE HAN DE CELEBRAR

    LOS OFICIOS DIVINOS DURANTE EL DIA

    1

    Dice el Profeta: "Siete veces al da te alab".2

    Nosotros observaremos este sagrado nmeroseptenario, si cumplimos los oficios de nuestro servicio en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona,Vsperas y Completas, 3porque de estas horas del da se dijo: "Siete veces al da te alab". 4Puesde las Vigilias nocturnas dijo el mismo Profeta: "A media noche me levantaba para darte gracias".

    5 Ofrezcamos, entonces, alabanzas a nuestro Creador "por los juicios de su justicia", en estostiempos, esto es, en Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vsperas y Completas, y levantmonospor la noche para darle gracias.

    _________Notas1. Sal 118,1643. Sal 118,164

    4. Sal 118,625. Sal 118,62.164

    Captulo XVIICUANTOS SALMOS SE HAN DE CANTAR

    EN ESAS MISMAS HORAS

    1Ya hemos dispuesto el orden de la salmodia en los Nocturnos y en Laudes; veamos ahora en lasHoras siguientes.

    2

    En la Hora de Prima dganse tres salmos separadamente, y no bajo un solo "Gloria";3

    el himnode esta Hora se dir despus del verso: "Oh Dios, ven en mi ayuda", antes de empezar los salmos.4Cuando se terminen los tres salmos rectese una lectura, el verso, el "Kyrie eleison" y laconclusin.

    5A Tercia, Sexta y Nona celbrese la oracin con el mismo orden, esto es: el himno de esasHoras, tres salmos, la lectura y el verso, el "Kyrie eleison" y la conclusin. 6Si la comunidad fuerenumerosa, los salmos se cantarn con antfonas, pero si es reducida, seguidos.

    7El oficio de Vsperas constar, en cambio, de cuatro salmos con antfona; 8despus de stos hade recitarse la lectura, luego el responsorio, el himno, el verso, el cntico del Evangelio, laletana, y termnese con la Oracin del Seor.

    9Completas comprender la recitacin de tres salmos que se han de decir seguidos, sin antfona;10despus de ellos, el himno de esta Hora, una lectura, el verso, el "Kyrie eleison", y termnesecon una bendicin.

    __________Notas8. Cf. Lc 1,46-55

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    Captulo XVIIIEN QUE ORDEN

    SE HAN DE DECIR LOS SALMOS

    1

    Primero dgase el verso: "Oh Dios, ven en mi ayuda; apresrate, Seor, a socorrerme", y"Gloria"; y despus el himno de cada Hora.

    2En Prima del domingo se han de decir cuatro secciones del salmo 118, 3 pero en las demsHoras, esto es, en Tercia, Sexta y Nona, dganse tres secciones de dicho salmo 118. 4En Prima dellunes dganse tres salmos, el 1, el 2 y el 6. 5Y as cada da en Prima, hasta el domingo, dgansepor orden tres salmos hasta el 19, dividiendo el salmo 9 y el 17 en dos partes. 6Se hace as, paraque las Vigilias del domingo empiecen siempre con el salmo 20.

    7En Tercia, Sexta y Nona del lunes dganse las nueve secciones que quedan del salmo 118, tres encada Hora. 8Como el salmo 118 se termina en dos das, esto es entre el domingo y el lunes, 9elmartes en Tercia, Sexta y Nona salmdiense tres salmos desde el 119 hasta el 127, esto es, nuevesalmos. 10Estos salmos se repetirn siempre los mismos en las mismas Horas hasta el domingo,

    conservando todos los das la misma disposicin de himnos, lecturas y versos. 11As se comenzarsiempre el domingo con el salmo 118.

    12 Cntese diariamente Vsperas modulando cuatro salmos, 13 desde el 109 hasta el 147, 14exceptuando los que se han reservado para otras Horas, esto es, desde el 117 hasta el 127, y el133 y el 142. 15Los dems deben decirse en Vsperas. 16Pero como resultan tres salmos menos,por eso han de dividirse los ms largos de dicho nmero, es a saber, el 138, el 143 y el 144. 17Encambio el 116, porque es breve, jntese con el 115. 18Dispuesto, pues, el orden de los salmosvespertinos, lo dems, esto es, lectura, responsorio, himno, verso y cntico, cmplase comoarriba dispusimos.

    19En Completas, en cambio, reptanse diariamente los mismos salmos, es a saber, el 4, el 90 y el133.

    20Dispuesto el orden de la salmodia diurna, todos los dems salmos que quedan, reprtanse porigual en las Vigilias de las siete noches, 21 dividiendo aquellos salmos que son ms largos, yasignando doce para cada noche.

    22 Advertimos especialmente que si a alguno no le gusta esta distribucin de salmos, puedeordenarlos como le parezca mejor, 23 con tal que mantenga siempre la recitacin ntegra delsalterio de ciento cincuenta salmos en una semana, y que en las Vigilias del domingo se vuelva acomenzar desde el principio, 24 porque muestran un muy flojo servicio de devocin los monjesque, en el espacio de una semana, salmodian menos que un salterio, con los cnticosacostumbrados, 25cuando leemos que nuestros santos Padres cumplan valerosamente en un da,lo que nosotros, tibios, ojal realicemos en toda una semana.

    Captulo XIXEL MODO DE SALMODIAR

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    1Creemos que Dios est presente en todas partes, y que "los ojos del Seor vigilan en todo lugar abuenos y malos", 2 pero debemos creer esto sobre todo y sin la menor vacilacin, cuandoasistimos a la Obra de Dios.

    3Por tanto, acordmonos siempre de lo que dice el Profeta: "Sirvan al Seor con temor". 4Y otravez: "Canten sabiamente". 5Y, "En presencia de los ngeles cantar para ti".

    6Consideremos, pues, cmo conviene estar en la presencia de la Divinidad y de sus ngeles, 7yasistamos a la salmodia de tal modo que nuestra mente concuerde con nuestra voz.

    __________Notas1. Prov 15,33. Sal 2,114. Sal 46,85. Sal 137,1

    Captulo XXLA REVERENCIA EN LA ORACION

    1Si cuando queremos sugerir algo a hombres poderosos, no osamos hacerlo sino con humildad yreverencia, 2con cunta mayor razn se ha de suplicar al Seor Dios de todas las cosas con todahumildad y pura devocin.

    3 Y sepamos que seremos escuchados, no por hablar mucho, sino por la pureza de corazn ycompuncin de lgrimas. 4 Por eso la oracin debe ser breve y pura, a no ser que se prolongue porun afecto inspirado por la gracia divina. 5pero en comunidad abrviese la oracin en lo posible, ycuando el superior d la seal, levntense todos juntos.

    __________Notas3. Cf. Mt 6,7

    CaptuloXXILOS DECANOS DEL MONASTERIO

    1Si la comunidad es numerosa, eljanse hermanos que tengan buena fama y una vida santa, ysean nombrados decanos, 2para que velen en todo con solicitud sobre sus decanas, segn losmandamientos de Dios y los preceptos de su abad.

    3Eljanse decanos a aquellos con quienes el abad pueda compartir confiadamente su cargo. 4Y no

    se elijan por orden, sino segn el mrito de su vida y la sabidura de su doctrina.5Si alguno de los decanos, hinchado por el espritu de soberbia, se hace reprensible, corrjaselouna primera, una segunda y una tercera vez, y si no quiere enmendarse, destityaselo 6y pngaseen su lugar a otro que sea digno. 7Lo mismo establecemos respecto del prior.

    __________Notas

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    1. Cf. Dt 1,13-15; Hch 6,1-33. Ex 18,21-22

    CaptuloXXIICOMO HAN DE DORMIR LOS MONJ ES

    1

    Duerma cada cual en su cama.2

    Reciban de su abad la ropa de cama adecuada a su gnero devida. 3Si es posible, duerman todos en un mismo local, pero si el nmero no lo permite, duermande a diez o de a veinte, con ancianos que velen sobre ellos. 4 En este dormitorio ardaconstantemente una lmpara hasta el amanecer.

    5Duerman vestidos, y ceidos con cintos o cuerdas. Cuando duerman, no tengan a su lado loscuchillos, no sea que se hieran durante el sueo. 6 Estn as los monjes siempre preparados, ycuando se d la seal, levntense sin tardanza y apresrense a anticiparse unos a otros para laObra de Dios, aunque con toda gravedad y modestia. 7Los hermanos ms jvenes no tengan lascamas contiguas, sino intercaladas con las de los ancianos. 8Cuando se levanten para la Obra deDios, anmense discretamente unos a otros, para que los soolientos no puedan excusarse.

    CaptuloXXIIILA EXCOMUNION POR LAS FALTAS

    1 Si algn hermano es terco, desobediente, soberbio o murmurador, o contradicedespreciativamente la Santa Regla en algn punto, o los preceptos de sus mayores, 2 seaamonestado secretamente por sus ancianos una y otra vez, segn el precepto de nuestro Seor. 3Si no se enmienda, reprndaselo pblicamente delante de todos. 4 Si ni as se corrige, seaexcomulgado, con tal que sea capaz de comprender la importancia de esta pena. 5Si no es capaz,reciba un castigo corporal.

    __________

    Notas2. Cf. Mt 18,15

    CaptuloXXIVCUAL DEBE SER EL ALCANCE DE LA EXCOMUNION

    1La gravedad de la excomunin o del castigo debe calcularse por la gravedad de la falta, 2cuyaestimacin queda a juicio del abad.

    3Si un hermano cae en faltas leves, no se le permita compartir la mesa. 4Con el excludo de lamesa comn se seguir este criterio: En el oratorio no entone salmo o antfona, ni lea la lectura,hasta que satisfaga. 5Tome su alimento solo, despus que los hermanos hayan comido; 6as, porejemplo, si los hermanos comen a la hora de sexta, coma l a la de nona, si los hermanos a la denona, l a la de vsperas, 7hasta que sea perdonado gracias a una expiacin conveniente.

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    CaptuloXXVLAS FALTAS MAS GRAVES

    1Al hermano culpable de una falta ms grave exclyanlo a la vez de la mesa y del oratorio. 2Ninguno de los hermanos se acerque a l para hacerle compaa o para conversar. 3Est solo enel trabajo que le manden hacer, y persevere en llanto de penitencia meditando aquella terrible

    sentencia del Apstol que dice:4

    "Este hombre ha sido entregado a la muerte de la carne, paraque su espritu se salve en el da del Seor". 5Tome a solas su alimento, en la medida y hora queel abad juzgue convenirle. 6Nadie lo bendiga al pasar, ni se bendiga el alimento que se le da.

    __________Notas4. 1 Cor 5,5

    CaptuloXXVILOS QUE SE J UNTAN SIN PERMISO

    CON LOS EXCOMULGADOS

    1 Si algn hermano se atreve, sin orden del abad, a tomar contacto de cualquier modo con un

    hermano excomulgado, a hablar con l o a enviarle un mensaje, 2incurra en la misma pena de laexcomunin.

    CaptuloXXVIICON QUE SOLICITUD DEBE EL ABAD

    CUIDAR DE LOS EXCOMULGADOS

    1Cuide el abad con la mayor solicitud de los hermanos culpables, porque "no necesitan mdicolos sanos, sino los enfermos". 2 Por eso debe usar todos los recursos, como un sabio mdico.Enve, pues, "sempectas", esto es, hermanos ancianos prudentes 3 que, como en secreto,

    consuelen al hermano vacilante, lo animen para que haga una humilde satisfaccin, y loconsuelen "para que no sea abatido por una excesiva tristeza", 4sino que, como dice el Apstol,"experimente una mayor caridad"; y todos oren por l.

    5Debe, pues, el abad extremar la solicitud y procurar con toda sagacidad e industria no perderninguna de las ovejas confiadas a l. 6 Sepa, en efecto, que ha recibido el cuidado de almasenfermas, no el dominio tirnico sobre las sanas, 7 y tema lo que Dios dice en la amenaza delProfeta: "Tomaban lo que vean gordo y desechaban lo flaco". 8 Imite el ejemplo de piedad delbuen Pastor, que dej noventa y nueve ovejas en los montes, y se fue a buscar una que se habaperdido. 9 Y tanto se compadeci de su flaqueza, que se dign cargarla sobre sus sagradoshombros y volverla as al rebao.

    __________

    Notas1. Mt 9,123. 2 Cor 2,74. 2 Cor 2,87. Ez 34,3-48. Cf. Lc 15,4-5; Jn 10,119. Cf. Heb 4,15

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    CaptuloXXVIIIDE LOS QUE MUCHAS VECES CORREGIDOS

    NO SE ENMIENDAN

    1

    Al hermano que, a pesar de ser corregido frecuentemente por una falta, y aun excomulgado, nose enmienda, aplquesele una correccin ms severa, esto es, castgueselo con azotes. 2Pero si niaun as se corrige, o tal vez, lo que ojal no suceda, se llena de soberbia y pretende defender suconducta, el abad obre como un sabio mdico: 3si ya aplic los fomentos y los ungentos de lasexhortaciones, los medicamentos de las divinas Escrituras y, por ltimo, el cauterio de laexcomunin y las heridas de los azotes, 4 y ve que no puede nada con su industria, apliquetambin lo que es ms eficaz, esto es, su oracin y la de todos los hermanos por aquel, 5para queel Seor, que todo lo puede, sane al hermano enfermo.

    6Mas si no sana ni con este medio, use ya entonces el abad del hierro de la amputacin, comodice el Apstol: "Arranquen al malo de entre ustedes". 7Y en otro lugar: "El infiel, si se va que sevaya", no sea que una oveja enferma contagie todo el rebao.

    __________Notas5. Cf. Mt 19,26; Flp 2,126. 1 Cor 5,13; cf. Dt 13,6; 17,7; 19,197. 1 Cor 7,15

    CaptuloXXIXSI LOS MONJ ES QUE SE VAN DEL MONASTERIO

    DEBEN SER RECIBIDOS DE NUEVO

    1El hermano que se fue del monasterio por su propia culpa, y quiere luego volver, comience porprometer una total enmienda de lo que fue causa de su salida. 2 Se le recibir entonces en elltimo grado, para que as se compruebe su humildad. 3Mas si vuelve a salir, recbaselo de igualmodo hasta una tercera vez, sabiendo que, en adelante, toda posibilidad de retorno le serdenegada.

    CaptuloXXXCOMO HAN DE SER CORREGIDOS LOS NIOS

    EN SU MENOR EDAD

    1Cada uno debe ser tratado segn su edad y capacidad. 2Por eso, los nios y los adolescentes, oaquellos que son incapaces de comprender la gravedad de la pena de la excomunin, 3siempreque cometan una falta, debern ser sancionados con rigurosos ayunos o corregidos con sperosazotes, para que sanen.

    __________Notas3. Cf. Heb 12,13

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    CaptuloXXXICOMO DEBE SER EL MAYORDOMO DEL MONASTERIO

    1 Eljase como mayordomo del monasterio a uno de la comunidad que sea sabio, maduro decostumbres, sobrio y frugal, que no sea ni altivo, ni agitado, ni propenso a injuriar, ni tardo, niprdigo, 2sino temeroso de Dios, y que sea como un padre para toda la comunidad.

    3Tenga el cuidado de todo. 4No haga nada sin orden del abad, 5sino que cumpla todo lo que sele mande. 6No contriste a los hermanos. 7Si quizs algn hermano pide algo sin razn, no loentristezca con su desprecio, sino niguele razonablemente y con humildad lo que aqul pideindebidamente.

    8 Mire por su alma, acordndose siempre de aquello del Apstol: "Quien bien administra, seprocura un buen puesto". 9Cuide con toda solicitud de los enfermos, nios, huspedes y pobres,sabiendo que, sin duda, de todos stos ha de dar cuenta en el da del juicio.

    10Mire todos los utensilios y bienes del monasterio como si fuesen vasos sagrados del altar. 11Notrate nada con negligencia. 12No sea avaro ni prdigo, ni dilapide los bienes del monasterio. Obreen todo con mesura y segn el mandato del abad.

    13Ante todo tenga humildad, y al que no tiene qu darle, dle una respuesta amable, 14porqueest escrito: "Ms vale una palabra amable que la mejor ddiva" .15Tenga bajo su cuidado todo loque el abad le encargue, y no se entrometa en lo que aqul le prohba. 16 Proporcione a loshermanos el sustento establecido sin ninguna arrogancia ni dilacin, para que no se escandalicen,acordndose de lo que merece, segn la palabra divina, aquel que "escandaliza a alguno de lospequeos".

    17Si la comunidad es numerosa, dnsele ayudantes, con cuya asistencia cumpla l mismo conbuen nimo el oficio que se le ha confiado.

    18 Dense las cosas que se han de dar, y pdanse las que se han de pedir, en las horas que

    corresponde,19

    para que nadie se perturbe ni aflija en la casa de Dios. __________Notas1. 1 Tim 3,2; 2 Tim 4,5; Tit 1,8; cf. Is 42,48. 1 Tim 3,139. Cf. Mt 12,3614. Eclo 18,1716. Mt 18,6

    CaptuloXXXIILAS HERRAMIENTAS Y OBJ ETOS

    DEL MONASTERIO

    1El abad confe los bienes del monasterio, esto es, herramientas, vestidos y cualesquiera otrascosas, a hermanos de cuya vida y costumbres est seguro, 2 y asgneselas para su custodia yconservacin, como l lo juzgue conveniente. 3de estos bienes tenga el abad un inventario, parasaber lo que da y lo que recibe, cuando los hermanos se suceden en sus cargos.

    4 Si alguien trata las cosas del monasterio con sordidez o descuido, sea corregido, y si no seenmienda, somtaselo a la disciplina de la Regla.

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    __________Notas3. Cf. Eclo 42,7

    CaptuloXXXIIISI LOS MONJ ES DEBEN TENER ALGO PROPIO

    1En el monasterio se ha de cortar radicalmente este vicio. 2Que nadie se permita dar o recibircosa alguna sin mandato del abad, 3 ni tener en propiedad nada absolutamente, ni libro, nitablillas, ni pluma, nada en absoluto, 4como a quienes no les es lcito disponer de su cuerpo niseguir sus propios deseos. 5Todo lo necesario deben esperarlo del padre del monasterio, y no lesest permitido tener nada que el abad no les haya dado o concedido. 6Y que "todas las cosas seancomunes a todos", como est escrito, de modo que nadie piense o diga que algo es suyo.

    7Si se sorprende a alguno que se complace en este psimo vicio, amonsteselo una y otra vez, 8ysi no se enmienda, somtaselo a la correccin.

    __________Notas

    6. Hch 4,32

    CaptuloXXXIVSI TODOS DEBEN RECIBIR

    IGUALMENTE LO NECESARIO

    1Est escrito: "Repartase a cada uno de acuerdo a lo que necesitaba". 2No decimos con esto quehaya acepcin de personas, no lo permita Dios, sino consideracin de las flaquezas. 3Por eso, elque necesita menos, d gracias a Dios y no se contriste; 4 en cambio, el que necesita ms,humllese por su flaqueza y no se engra por la misericordia. 5As todos los miembros estarn enpaz.

    6

    Ante todo, que el mal de la murmuracin no se manifieste por ningn motivo en ninguna palabrao gesto. 7Si alguno es sorprendido en esto, somtaselo a una sancin muy severa.

    __________Notas1. Hch 4,352. Cf. Rom 2,115. Cf. 1 Cor 12,26-27

    CaptuloXXXIVSI TODOS DEBEN RECIBIR

    IGUALMENTE LO NECESARIO

    1Est escrito: "Repartase a cada uno de acuerdo a lo que necesitaba". 2No decimos con esto quehaya acepcin de personas, no lo permita Dios, sino consideracin de las flaquezas. 3Por eso, elque necesita menos, d gracias a Dios y no se contriste; 4 en cambio, el que necesita ms,humllese por su flaqueza y no se engra por la misericordia. 5As todos los miembros estarn enpaz.

    6Ante todo, que el mal de la murmuracin no se manifieste por ningn motivo en ninguna palabrao gesto. 7Si alguno es sorprendido en esto, somtaselo a una sancin muy severa.

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    __________Notas1. Hch 4,352. Cf. Rom 2,115. Cf. 1 Cor 12,26-27

    CaptuloXXXVLOS SEMANEROS DE COCINA

    1Srvanse los hermanos unos a otros, de tal modo que nadie se dispense del trabajo de la cocina,a no ser por enfermedad o por estar ocupado en un asunto de mucha utilidad, 2porque de ah seadquiere el premio de una caridad muy grande. 3 Dse ayuda a los dbiles, para que no haganeste trabajo con tristeza; 4y aun tengan todos ayudantes segn el estado de la comunidad y lasituacin del lugar. 5Si la comunidad es numerosa, el mayordomo sea dispensado de la cocina,como tambin los que, como ya dijimos, estn ocupados en cosas de mayor utilidad. 6Los demssrvanse unos a otros con caridad.

    7El que termina el servicio semanal, haga limpieza el sbado. 8Laven las toallas con las que loshermanos se secan las manos y los pies. 9Tanto el que sale como el que entra, laven los pies a

    todos.10

    Devuelva al mayordomo los utensilios de su ministerio limpio y sano,11

    y el mayordomo,a su vez, entrguelos al que entra, para saber lo que da y lo que recibe.

    12Los semaneros recibirn una hora antes de la comida, un poco de vino y de pan sobre la porcinque les corresponde, 13para que a la hora de la refeccin sirvan a sus hermanos sin murmuraciny sin grave molestia, 14pero en las solemnidades esperen hasta el final de la comida.

    15Al terminar los Laudes del domingo, los semaneros que entran y los que salen, se pondrn derodillas en el oratorio a los pies de todos, pidiendo que oren por ellos. 16 El que termina susemana, diga este verso: "Bendito seas, Seor Dios, porque me has ayudado y consolado". 17Dichoesto tres veces, el que sale recibir la bendicin. Luego seguir el que entra diciendo: "Oh Dios,ven en mi ayuda, apresrate, Seor, a socorrerme". 18Todos repitan tambin esto tres veces, yluego de recibir la bendicin, entre a servir.

    __________Notas16. Cf. Dan 3,52; Sal 85,1717. Sal 69,2

    CaptuloXXXVILOS HERMANOS ENFERMOS

    1Ante todo y sobre todo se ha de atender a los hermanos enfermos, sirvindolos como a Cristo enpersona, 2pues l mismo dijo: "Enfermo estuve y me visitaron" 3y "Lo que hicieron a uno de estospequeos, a m me lo hicieron". 4Pero consideren los mismos enfermos que a ellos se los sirve

    para honrar a Dios, y no molesten con sus pretensiones excesivas a sus hermanos que los sirven.5

    Sin embargo, se los debe soportar pacientemente, porque tales enfermos hacen ganar unarecompensa mayor. 6 Por tanto el abad tenga sumo cuidado de que no padezcan ningunanegligencia. 7 Para los hermanos enfermos haya un local aparte atendido por un servidortemeroso de Dios, diligente y solcito. 8Ofrzcase a los enfermos, siempre que sea conveniente,el uso de baos; pero a los sanos, especialmente a los jvenes, permtaselos ms difcilmente. 9Alos enfermos muy dbiles les es permitido comer carne para reponerse, pero cuando mejoren,dejen de hacerlo, como se acostumbra. 10Preocpese mucho el abad de que los mayordomos y

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    los servidores no descuiden a los enfermos, porque l es el responsable de toda falta cometidapor los discpulos.

    __________Notas2. Mt 25,36

    3. Mt 25,40

    CaptuloXXXVIILOS ANCIANOS Y LOS NIOS

    1Aunque la misma naturaleza humana mueva a ser misericordioso con estas dos edades, o sea lade los ancianos y la de los nios, la autoridad de la Regla debe, sin embargo, mirar tambin porellos. 2Tngase siempre presente su debilidad, y en modo alguno se aplique a ellos el rigor de laRegla en lo que a alimentos se refiere, 3 sino que se les tendr una amable consideracin, yanticiparn las horas de comida regulares.

    CaptuloXXXVIIIEL LECTOR DE LA SEMANA

    1En la mesa de los hermanos no debe faltar la lectura. Pero no debe leer all el que de buenas aprimeras toma el libro, sino que el lector de toda la semana ha de comenzar su oficio el domingo.2Despus de la misa y comunin, el que entra en funcin pida a todos que oren por l, para queDios aparte de l el espritu de vanidad. 3Y digan todos tres veces en el oratorio este verso quecomenzar el lector: "Seor, breme los labios, y mi boca anunciar tus alabanzas".

    4 Reciba luego la bendicin y comience su oficio de lector. 5Gurdese sumo silencio, de modoque no se oiga en la mesa ni el susurro ni la voz de nadie, sino slo la del lector.

    6Srvanse los hermanos unos a otros, de modo que los que comen y beben, tengan lo necesario yno les haga falta pedir nada; 7pero si necesitan algo, pdanlo llamando con un sonido ms bien

    que con la voz.8

    Y nadie se atreva all a preguntar algo sobre la lectura o sobre cualquier otracosa, para que no haya ocasin de hablar, 9a no ser que el superior quiera decir algo brevementepara edificacin. 10El hermano lector de la semana tomar un poco de vino con agua antes decomenzar a leer, a causa de la santa Comunin, y para que no le resulte penoso soportar elayuno.

    11Luego tomar su alimento con los semaneros de cocina y los servidores. 12No lean ni cantentodos los hermanos por orden, sino los que edifiquen a los oyentes.

    __________Notas3. Sal 50,17

    CaptuloXXXIXLA MEDIDA DE LA COMIDA

    1Nos parece suficiente que en la comida diaria, ya se sirva sta a la hora sexta o a la hora nona,se sirvan en todas las mesas dos platos cocidos a causa de las flaquezas de algunos, 2para que elque no pueda comer de uno, coma del otro. 3 Sean, pues, suficientes dos platos cocidos paratodos los hermanos, y si se pueden conseguir frutas o legumbres, adase un tercero.

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    4Baste una libra bien pesada de pan al da, ya sea que haya una sola comida, o bien almuerzo ycena. 5Si han de cenar, reserve el mayordomo una tercera parte de esa misma libra para darla enla cena.

    6Pero si el trabajo ha sido mayor del habitual, el abad tiene plena autoridad para agregar algo, sicree que conviene, 7evitando empero, ante todo, los excesos, para que nunca el monje sufra una

    indigestin,8

    ya que nada es tan contrario a todo cristiano como la glotonera,9

    como dice elSeor: "Miren que no se graven sus corazones con la voracidad". 10A los nios de tierna edad no seles d la misma cantidad que a los mayores, sino menos, guardando en todo la templanza.

    11Y todos abstnganse absolutamente de comer carne de cuadrpedos, excepto los enfermos muydbiles.

    __________Notas9. Lc 21,34

    Captulo XLLA MEDIDA DE LA BEBIDA

    1 "Cada cual ha recibido de Dios su propio don, uno de una manera, otro de otra", 2 por esoestablecemos con algn escrpulo la medida del sustento de los dems. 3 Teniendo, pues, encuenta la flaqueza de los dbiles, creemos que es suficiente para cada uno una hmina de vino alda. 4Pero aquellos a quienes Dios les da la virtud de abstenerse, sepan que han de tener unpremio particular.

    5 Juzgue el superior si la necesidad del lugar, el trabajo o el calor del verano exigen ms,cuidando en todo caso de que no se llegue a la saciedad o a la embriaguez. 6Aunque leemos queel vino en modo alguno es propio de los monjes, como en nuestros tiempos no se los puedepersuadir de ello, convengamos al menos en no beber hasta la saciedad sino moderadamente, 7porque "el vino hace apostatar hasta a los sabios".

    8Pero donde las condiciones del lugar no permiten conseguir la cantidad que dijimos, sino muchomenos, o nada absolutamente, bendigan a Dios los que all viven, y no murmuren. 9Ante todo lesadvertimos sto, que no murmuren.

    __________Notas1. 1 Cor 7,77. Eclo 19,2

    CaptuloXLIA QUE HORAS SE DEBE COMER

    1 Desde la santa Pascua hasta Pentecosts, coman los monjes a la hora sexta, y cenen alanochecer. 2Desde Pentecosts, durante el verano, si los monjes no trabajan en el campo o noles molesta un calor excesivo, ayunen los mircoles y viernes hasta nona, 3 y los dems dascoman a sexta. 4 Pero si trabajan en el campo, o el calor del verano es excesivo, la comidamantngase a la hora sexta. Quede esto a juicio del abad. 5ste debe temperar y disponer todode modo que las almas se salven, y que los hermanos hagan lo que hacen sin justa murmuracin.

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    6Desde el catorce de setiembre hasta el principio de Cuaresma, coman siempre los hermanos a lahora nona.

    7En Cuaresma, hasta Pascua, coman a la hora de vsperas. 8Las mismas Vsperas celbrense detal modo que los que comen, no necesiten luz de lmparas, sino que todo se concluya con la luzdel da. 9Y siempre calclese tambin la hora de la cena o la de la nica comida de tal modo que

    todo se haga con luz natural.__________Notas5. Flp 2,14

    CaptuloXLIIQUE NADIE HABLE DESPUES DE COMPLETAS

    1Los monjes deben esforzarse en guardar silencio en todo momento, pero sobre todo en las horasde la noche. 2Por eso, en todo tiempo, ya sea de ayuno o de refeccin, se proceder as:

    3Si se trata de tiempo en que no se ayuna, despus de levantarse de la cena, sintense todosjuntos, y uno lea las "Colaciones" o las "Vidas de los Padres", o algo que edifique a los oyentes, 4pero no el Heptateuco o los Reyes, porque no les ser til a los espritus dbiles or esta parte dela Escritura en aquella hora. Lase, sin embargo, en otras horas.

    5Si es da de ayuno, dganse Vsperas, y tras un corto intervalo acudan enseguida a la lectura delas "Colaciones", como dijimos. 6Lean cuatro o cinco pginas o lo que permita la hora, 7para quedurante ese tiempo de lectura puedan reunirse todos, porque quizs alguno estuvo ocupado encumplir algn encargo, 8y todos juntos recen Completas. Al salir de Completas, ninguno tiene yapermiso para decir nada a nadie. 9Si se encuentra a alguno que quebranta esta regla de silencio,somtaselo a un severo castigo, 10salvo si lo hace porque es necesario atender a los huspedes, o

    si quizs el abad manda algo a alguien.11

    Pero aun esto mismo hgase con suma gravedad ydiscretsima moderacin.

    CaptuloXLIIILOS QUE LLEGAN TARDE

    A LA OBRA DE DIOS O A LA MESA

    1Cuando sea la hora del Oficio divino, ni bien oigan la seal, dejen todo lo que tengan entremanos y acudan con gran rapidez, 2pero con gravedad, para no provocar disipacin. 3 Nada,pues, se anteponga a la Obra de Dios.

    4Si alguno llega a las Vigilias despus del Gloria del salmo 94 (que por esto queremos que se digamuy pausadamente y con lentitud), 5no ocupe su puesto en el coro, sino el ltimo de todos o ellugar separado que el abad determine para tales negligentes, para que sea visto por l y portodos. 6Luego, al terminar la Obra de Dios, haga penitencia con pblica satisfaccin.

    7Juzgamos que stos deben colocarse en el ltimo lugar o aparte, para que, al ser vistos portodos, se corrijan al menos por su misma vergenza. 8Pero si se quedan fuera del oratorio, habralguno quizs que se vuelva a acostar y a dormir, o bien se siente afuera y se entretenga

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    charlando y d ocasin al maligno. 9Que entren, pues, para que no lo pierdan todo y en adelantese enmienden.

    10En las Horas diurnas, quien no llega a la Obra de Dios hasta despus del verso y del Gloria delprimer salmo que se dice despus del verso, qudese en el ltimo lugar, segn la disposicin quearriba dijimos, 11 y no se atreva a unirse al coro de los que salmodian, hasta terminar esta

    satisfaccin, a no ser que el abad lo perdone y se lo permita;12

    pero con tal que el culpablesatisfaga por su falta.

    13Quien por su negligencia o culpa no llega a la mesa antes del verso, de modo que todos juntosdigan el verso y oren y se sienten a la mesa a un tiempo, 14 sea corregido por esto hasta dosveces. 15Si despus no se enmienda, no se le permita participar de la mesa comn, 16sino que,privado de la compaa de todos, coma solo, sin tomar su porcin de vino, hasta que dsatisfaccin y se enmiende. 17Reciba el mismo castigo el que no est presente cuando se dice elverso despus de la comida.

    18Nadie se atreva a tomar algo de comida o bebida ni antes ni despus de la hora establecida. 19Pero si el superior le ofrece algo a alguien, y ste lo rehsa, cuando lo desee, no reciba lo queantes rehus, ni nada, absolutamente nada, antes de la enmienda correspondiente.

    __________Notas8. Cf. Ef 4,27

    CaptuloXLIVCOMO HAN DE SATISFACER LOS EXCOMULGADOS

    1 Cuando se termina en el oratorio la Obra de Dios, aquel que por culpas graves ha sidoexcomulgado del oratorio y de la mesa, se postrar junto a la puerta del oratorio sin decir nada, 2sino que solamente permanecer rostro en tierra, echado a los pies de todos los que salen deloratorio. 3Y har esto hasta que el abad juzgue que ha satisfecho.

    4Cuando el abad lo llame, arrjese a los pies del abad, y luego a los de todos, para que oren porl. 5 Y entonces, si el abad se lo manda, sea admitido en el coro, en el puesto que el abaddetermine. 6Pero no se atreva a entonar salmos, ni a leer o recitar cosa alguna en el oratorio, siel abad no se lo manda de nuevo. 7En todas las Horas, al terminar la Obra de Dios, pstrese entierra en el lugar en que est, 8y d as satisfaccin, hasta que el abad nuevamente le mandeque ponga fin a esta satisfaccin.

    9Pero los que por culpas leves son excomulgados slo de la mesa, satisfagan en el oratorio hastaque disponga el abad. 10Hganlo hasta que ste los bendiga y les diga que es suficiente.

    CaptuloXLVLOS QUE SE EQUIVOCAN EN EL ORATORIO

    1Si alguno se equivoca al recitar un salmo, un responsorio, una antfona o una lectura, y no sehumilla all mismo delante de todos dando satisfaccin, somtaselo a un mayor castigo, 2por nohaber querido corregir con la humildad la falta que cometi por negligencia. 3 A los nios,empero, pgueseles por tales faltas.

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    Captulo XLVILOS QUE FALTAN EN CUALESQUIERA OTRAS COSAS

    1 Si alguno, mientras hace algn trabajo en la cocina, en la despensa, en un servicio, en lapanadera, en la huerta o en otro oficio, o en cualquier otro lugar, falta en algo, 2rompe o pierdealguna cosa, o en cualquier lugar comete una falta, 3y no se presenta enseguida ante el abad y la

    comunidad para satisfacer y manifestar espontneamente su falta,4

    sino que sta es conocidapor conducto de otro, somtaselo a un castigo ms riguroso.

    5 Si se trata, en cambio, de un pecado oculto del alma, manifistelo solamente al abad o aancianos espirituales 6 que sepan curar sus propias heridas y las ajenas, sin descubrirlas nipublicarlas.

    Captulo XLVIIEL ANUNCIO DE LA HORA

    DE LA OBRA DE DIOS

    1El llamado a la Hora de la Obra de Dios, tanto de da como de noche, es competencia del abad.Este puede hacerlo por s mismo, o puede encargar esta tarea a un hermano solcito, para quetodo se haga a su debido tiempo.

    2Entonen por orden los salmos y antfonas, despus del abad, aquellos que recibieron esta orden.3Pero no se atreva a cantar o a leer sino aquel que pueda desempear este oficio con edificacinde los oyentes. 4Y aquel a quien el abad se lo mande, hgalo con humildad, gravedad y temor.

    Captulo XLVIIIEL TRABAJ O MANUAL DE CADA DIA

    1La ociosidad es enemiga del alma. Por eso los hermanos deben ocuparse en ciertos tiempos enel trabajo manual, y a ciertas horas en la lectura espiritual. 2Creemos, por lo tanto, que ambasocupaciones pueden ordenarse de la manera siguiente:

    3 Desde Pascua hasta el catorce de septiembre, desde la maana, al salir de Prima, hastaaproximadamente la hora cuarta, trabajen en lo que sea necesario. 4Desde la hora cuarta hastaaproximadamente la hora de sexta, dedquense a la lectura. 5Despus de Sexta, cuando se hayanlevantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer,lea para s, de modo que no moleste a nadie. 6Nona dgase ms temprano, mediada la octavahora, y luego vuelvan a trabajar en lo que haga falta hasta Vsperas.

    7

    Si las condiciones del lugar o la pobreza les obligan a recoger la cosecha por s mismos, no seentristezcan, 8porque entonces son verdaderamente monjes si viven del trabajo de sus manos,como nuestros Padres y los Apstoles. 9Sin embargo, dispngase todo con mesura, por deferenciapara con los dbiles.

    10Desde el catorce de septiembre hasta el comienzo de Cuaresma, dedquense a la lectura hastael fin de la hora segunda. 11Tercia dgase a la hora segunda, y luego trabajen en lo que se lesmande hasta nona. 12A la primera seal para la Hora de Nona, deje cada uno su trabajo, y estn

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    listos para cuando toquen la segunda seal. 13Despus de comer, ocpense todos en la lectura oen los salmos.

    14 En los das de Cuaresma, desde la maana hasta el fin de la hora tercera, ocpense en suslecturas, y luego trabajen en lo que se les mande, hasta la hora dcima.

    15

    En estos das de Cuaresma, reciban todos unos libros de la biblioteca que debern leerordenada e ntegramente. 16Estos libros se han de distribuir al principio de Cuaresma.

    17Ante todo desgnense uno o dos ancianos, para que recorran el monasterio durante las horas enque los hermanos se dedican a la lectura. 18Vean si acaso no hay algn hermano perezoso que seentrega al ocio y a la charla, que no atiende a la lectura, y que no slo no saca ningn provechopara s, sino que aun distrae a los dems. 19Si se halla a alguien as, lo que ojal no suceda,reprndaselo una y otra vez, 20y si no se enmienda, aplquesele el castigo de la Regla, de modoque los dems teman.

    21Y no se comunique un hermano con otro en las horas indebidas.

    22El domingo dedquense tambin todos a la lectura, salvo los que estn ocupados en los distintosoficios. 23A aquel que sea tan negligente o perezoso que no quiera o no pueda meditar o leer,encrguesele un trabajo, para que no est ocioso.

    24 A los hermanos enfermos o dbiles encrgueseles un trabajo o una labor tal que, ni estnociosos, ni se sientan agobiados por el peso del trabajo o se vean obligados a abandonarlo. 25Elabad debe considerar la debilidad de stos.

    __________Notas1. Eclo 33,28-296. Cf. Act 18,5; 1 Cor 4,12; 2 Cor 11,9; 2 Tes 3,10-1320. Cf. 1 Tim 5,20

    Captulo XLIXLA OBSERVANCIA DE LA CUARESMA

    1 Aunque la vida del monje debera tener en todo tiempo una observancia cuaresmal, 2 sinembargo, como son pocos los que tienen semejante fortaleza, los exhortamos a que en estos dasde Cuaresma guarden su vida con suma pureza, 3 y a que borren tambin en estos das santostodas las negligencias de otros tiempos. 4 Lo cual haremos convenientemente, si nos apartamosde todo vicio y nos entregamos a la oracin con lgrimas, a la lectura, a la compuncin delcorazn y a la abstinencia.

    5Por eso, aadamos en estos das algo a la tarea habitual de nuestro servicio, como oracionesparticulares o abstinencia de comida y bebida, 6de modo que cada uno, con gozo del Espritu

    Santo, ofrezca voluntariamente a Dios algo sobre la medida establecida, 7esto es, que prive a sucuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueo, de conversacin y de bromas, y espere laPascua con la alegra del deseo espiritual.

    8 Lo que cada uno ofrece propngaselo a su abad, y hgalo con su oracin y consentimiento, 9porque lo que se hace sin permiso del padre espiritual, hay que considerarlo ms comopresuncin y vanagloria que como algo meritorio. 10As, pues, todas las cosas hay que hacerlascon la aprobacin del abad.

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    __________Notas6. 1 Tim 1,6

    Captulo LLOS HERMANOS QUE TRABAJ AN

    LEJ OS DEL ORATORIO O ESTAN DE VIAJ E1Los hermanos que trabajan muy lejos y no pueden acudir al oratorio a la hora debida, 2y elabad reconoce que es as, 3 hagan la Obra de Dios all mismo donde trabajan, doblando lasrodillas con temor de Dios.

    4 Del mismo modo, los que han salido de viaje, no dejen pasar las horas establecidas, sinorcenlas por su cuenta como puedan, y no descuiden pagar la prestacin de su servicio

    Captulo LILOS HERMANOS QUE NO VIAJ AN MUY LEJ OS

    1El hermano que es enviado a alguna diligencia, y espera volver al monasterio el mismo da, nose atreva a comer fuera, aun cuando se lo rueguen con insistencia, 2a no ser que su abad se lohubiera mandado. 3Si obra de otro modo, sea excomulgado.

    Captulo LIIEL ORATORIO DEL MONASTERIO

    1Sea el oratorio lo que dice su nombre, y no se lo use para otra cosa, ni se guarde nada all. 2Cuando terminen la Obra de Dios, salgan todos en perfecto silencio, guardando reverencia a Dios,3de modo que si quizs un hermano quiere orar privadamente, no se lo impida la importunidadde otro.

    4 Y si alguno, en otra ocasin, quiere orar por su cuenta con ms recogimiento, que entre

    sencillamente y ore, pero no en alta voz, sino con lgrimas y con el corazn atento.5

    Por lotanto, al que no ora as, no se le permita quedarse en el oratorio al concluir la Obra de Dios, nosea que, como se dijo, moleste a otro.

    __________Notas1. Mt 25,352. Gal 6,109. Hch 28,1-214. Sal 47,10

    Captulo LIIILA RECEPCION DE LOS HUESPEDES

    1Recbanse a todos los huspedes que llegan como a Cristo, pues l mismo ha de decir: "Huspedfui y me recibieron". 2A todos dse el honor que corresponde, pero sobre todo a los hermanos enla fe y a los peregrinos.

    3Cuando se anuncie un husped, el superior o los hermanos salgan a su encuentro con la mssolcita caridad. 4Oren primero juntos y dense luego la paz. 5No den este beso de paz antes de laoracin, sino despus de ella, a causa de las ilusiones diablicas.

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    6Muestren la mayor humildad al saludar a todos los huspedes