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FUNDACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA VIII REUNIÓN CIENTÍFICA M Victoria López-Cordón y Gloria Franco (coords.) a La Reina Isabel y las reinas de España: realidad, modelos e imagen historiográfica

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FUNDACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

VIII REUNIÓN CIENTÍFICA

M Victoria López-Cordón y Gloria Franco (coords.)a

La Reina Isabel y las reinas de España:

realidad, modelos e imagen historiográfica

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LA REINA ISABEL I

Y LAS REINAS DE ESPAÑA:

REALIDAD, MODELOS E IMAGEN

HISTORIOGRÁFICA

Actas de la VIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna

(Madrid, 2-4 de Junio de 2004) Volumen I

María Victoria López Cordón Gloria Franco Rubio

(Coordinadores)

Con la colaboración de Francisco Fernández Izquierdo

Fundación Española de Historia Moderna Madrid, 2005

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VIII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna (Madrid, 2-4 de Junio de 2004)

COMITÉ DE HONOR

Presidencia: S.M. La Reina de España

Vocales: Sra. Dª María Jesús San Segundo Gómez de Cadiñanos, Ministra de Educación y Ciencia. Sr. D. Emilio Lora-Tamayo D’Ocón, Presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Sr. D. Carlos Berzosa, Rector Magnífico de la Universidad Complutense. Sr. D. Luis Miguel Enciso Recio, Presidente de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Sra. Dª Mercedes Molina Ibáñez, Decana de la Facultad de Geografía e Historia de la Uni-versidad Complutense. Sr. D. José Ramón Urquijo Goitia, Director del Instituto de Historia, CSIC. Sr. D. Antonio García-Baquero, Presidente de la Fundación Española de Historia Moderna.

COMITÉ CIENTÍFICO Y ORGANIZADOR

Coordinadores: Dra. María Victoria López-Cordón Cortezo, Catedrática, Jefe del Dpto. de Historia Mo-derna, Universidad Complutense. Dr. Agustín Guimerá Ravina, Investigador Científico, Dpto. de Historia Moderna, Institu-to de Historia. CSIC.

Vocales: Dr. Francisco Fernández Izquierdo, Jefe del Dpto. de Historia Moderna, Instituto de His-toria, CSIC. Dra. Gloria Franco Rubio, Dpto. de Historia Moderna, Universidad Complutense. Dr. Víctor Peralta Ruiz, Dpto. de Historia Moderna, Instituto de Historia. CSIC.

Secretaría Técnica: Dr. José Manuel Prieto Bernabé, Dpto. de Historia Moderna, Instituto de Historia. CSIC.

La Fundación Española de Historia Moderna convocó la Reunión en junio de 2004 gracias a

la organización y apoyo de las siguientes entidades:

Universidad Complutense, Facultad de Geografía e Historia, Dpto. de Historia Moderna. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Historia, Dpto. de Historia Moderna. Sociedad Española de Conmemoraciones Culturales.

Esta edición ha sido posible gracias a la colaboración del Ministerio de Educación y Ciencia y de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, adscrita al Ministerio de Cultura, y se edita en 2005 siendo su Presidente D. José García de Velasco.

Diseño de cubierta: Francisco Tosete y Julia Sánchez (Centro de Humanidades, CSIC), a partir de una idea de Agustín Guimerá. © De los textos, sus autores. © Fundación Española de Historia Moderna, de la presente edición. Depósito Legal: M-52128-2005 ISBN Obra completa: 84-931692-1-8 ISBN Volumen I: 84-931692-2-6 Imprime: Gráficas Loureiro, S.L. • San Pedro, 23 - 28917 Bº de La Fortuna (Madrid)

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SERVIR Y HONRAR A LAS REINAS DE ESPAÑA EN

EL TIEMPO DE LA UNIÓN IBÉRICA: EL CASO DE LAS ÉLITES POLÍTICAS PORTUGUESAS

MARIA PAULA MARÇAL LOURENÇO Universidade de Lisboa

RESUMEN:

A lo largo de las últimas décadas han ido surgiendo estudios y proyectos de investigación dedicados a las élites de poder de la Casa Real de Habsburgo, con una orientación metodológi-ca específica para el estudio de la composición social y actuación política de los hombres y mujeres al servicio de Carlos V y de Felipe II. Sin embargo, a pesar de que existen algunos trabajos dedicados a las reinas-consorte de los Felipes, poco o nada se sabe sobre la «inexisten-te» Casa de Las Reinas de Portugal durante este periodo, y sólo de forma episódica se conoce la trayectoria de quienes buscaban en la corte madrileña protección y los favores de los Austrias. Desde este punto de vista, nos proponemos en este texto estudiar, de acuerdo con las complejas redes familiares que van tejiendo a lo largo de esta época entre la corte madrileña y la portu-guesa, la participación política y social de los Grandes, de los hombres y mujeres portugueses que, sucesivamente, sirvieron a las reinas de España durante la época filipina (1581-1640). Así pues, procuraremos reconstituir la presencia de las familias portuguesas en la Casa de las reinas-consorte, entre Ana de Austria y Isabel de Borbón, cuyos miembros ocuparon lugares de pre-eminente distinción, tales como el de mayordomo mayor, capellán o incluso de camarera ma-yor. Servir y honrar a las reinas de España en el tiempo de la Unión Dinástica constituía, de este modo, un raro privilegio que confería estatus, favores y poder.

PALABRAS CLAVE: Reinas de Espãna; Unión Ibérica; Élites Políticas Portuguesas; Casa Real de los Habsburgo; Corte española; Corte Portuguesa; Carlos V; Felipe II; Felipe III; Felipe IV; Ana de Austria; Margarita de Austria; Isabel de Borbón; patronazgo; Relaciones y redes fami-liares de la Reinas; Poder formal y informal de las consortes.

ABSTRACT:

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Throughout the last decades, studies and projects of research dedicated to the power of the Royal Household of Habsburg have been coming up with specific methodological orientation for the study of social constitution and political performance of the men and women serving under Carlos V and Felipe II. However, and although there are some works dedicated to the queens consort of the Felipes, very little or nothing is known on the inexistent Portuguese Queen’s Household during this time and episodically only some of the paths of those who sought the protection and honour of the Austrias in the Spanish court. From this point of view, in this text we propose to outline, in general terms, according to the complex family and net-works between the Spanish and the Portuguese courts, during this period, highlighting the political and social participation of the most important aristocratic Portuguese families, the so called Grandes, men and women who served continuously the Spanish Queens during the Iberian Union. So being, we pretend to rebuilt the presence of the Portuguese families under the service of the Spanish consort Queen’s Household, between Anne of Austria and Isabella of Bourbon, whose members occupied the most prominent positions, such as the major-domos (mordomo-mor) the chaplain and the maid of honour. To serve and honour the Queens of Spain during the time of The Iberian Union was, in fact, a privilege that confers status, favours and power.

KEY WORDS: Queens of Spain; Iberian Union; Portuguese Political Elites; Royal Household of Habsburg; Spanish court; Portuguese court; Charles V; Philip II; Philip III; Philip IV; Anne of Austria; Margarita of Austria; Isabella of Bourbon; political Patronage; queenship; family linkage and Queens networks; consort’s formal and informal power.

1. A lo largo de las últimas décadas han surgido estudios y proyectos sobre

las élites de poder en la Casa Real de los Habsburgo, con orientación metodo-lógica específica para el estudio de la composición social y de la actuación política de los hombres y mujeres al servicio de Carlos V y Felipe II. Baste citar, entre otros, los trabajos de José Martínez Millán y de sus colaboradores acerca de la corte de esos famosos y notables monarcas1. Por otro lado, una prolífica producción historiográfica española y portuguesa ha dado énfasis al tema de la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica, estudiándolo desde el punto de vista de la complejidad de temas, problemas y métodos, que va más allá, en definitiva, de la perspectiva elemental y reductora consistente en la defensa de posturas de índole estrictamente «nacionalista»2. ————

1 Cf. José Martínez Millán, La Corte de Felipe II, Madrid, Alianza Editorial, 1994; Idem, La Corte de Carlos V (dirección de José Martínez Millán), 5 vols., Madrid, Sociedad Estatal Para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000; Félix Labrador Arroyo, La Casa de la emperatriz Isabel de Portugal (1526-1539), Madrid, Memoria de Licen-ciatura, Universidad Autónoma de Madrid, 1999.

2 Véanse, entre otros, los trabajos de Fernando Bouza Álvarez, Portugal no Tempo dos Fi-lipes. Política, Cultura, Representações (1580-1640), Lisboa, Cosmos, 2000; David García Hernán, La Aristocracia en la Encrucijada. La Alta Nobleza y la Monarquía de Felipe II, Cór-doba, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, 2000; Jean-Frédéric Schaub, Portugal na Monarquia Hispánica (1580-1640), Lisboa, Livros Horizonte, 2001; Rafael Valla-dares, La Rebelión de Portugal 1640-1680, Guerra, conflicto y poderes en la monarquía hispá-nica, Valladolid, Junta de Castilla y Léon, 1998; Carlos Margaça Veiga, Poder e Poderosos na Crise Sucessória Portuguesa (1578-1581), 2 vols, dissertação de doutoramento em História Moderna apresentada à Faculdade de Letras da Universidade de Lisboa, 1999.

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Sin embargo, y a pesar de que existen algunos trabajos dedicados a las reinas consortes de los Felipes, poco o nada se sabe sobre la «inexistente» Casa de las Reinas de Portugal durante este periodo, y sólo de manera episódica se conocen las trayectorias de algunos de aquellos que procuraban en la corte madrileña protección y honores por parte de los Austrias3. Desde este punto de vista, el propósito de este texto es abordar de forma general la evolución de esta institu-ción a lo largo del periodo considerado, advirtiendo desde ahora que se trata de un trabajo preliminar, que habrá de ser desarrollado en otra ocasión, sobre la presencia de Grandes y «Familias» portuguesas al servicio de los Habsburgo, tomando como único objeto de estudio dentro de este ámbito a la élite política portuguesa que sirvió a las sucesivas consortes reales entre 1581 y 1640.

2. Desde los albores de la monarquía portuguesa, las esposas de los reyes de

Portugal se beneficiaban de los réditos de los bienes y tierras dispersos por el territorio nacional, provenientes de donaciones reales, lo cual dio origen, con el paso del tiempo, a la Casa de las Reinas4. En una sociedad en la que la permuta de servicios, recompensas y honores marcaba el día a día de los hombres y de las gentes, el matrimonio no podía quedar fuera de ese intercambio recíproco de beneficios: por un lado, la garantía de la protección marital con la salida de la protección, por otro, la fidelidad de la consorte, comportamientos indispen-sables para la perpetuación de la sangre, el honor y el linaje. Linaje tanto más importante cuando se trataba de la Casa Real Portuguesa.

En este orden de ideas, a lo largo de los siglos, los monarcas fueron conce-diendo tierras, bienes y rentas diversas a las reinas-consorte, proporcionándoles una base estable desde el punto de vista económico durante el matrimonio en caso de inestabilidad política o crisis de sucesión, e incluso en caso de viudez.

Si bien, tras un periodo de creciente institucionalización de la Casa de las Reinas hasta mediados del siglo XVI, en que la Casa y Corte de Doña Catali-na de Austria vivió su mayor apogeo, ya fuera a causa de los poderes patri-moniales y jurisdiccionales relativamente más elevados de que gozaban sus antecesoras, ya fuera a causa de la red de familiares y criados a su servicio, el hiato institucional de casi 60 años, entre 1581 y 1640, interrumpió la «dona-————

3 Cf. Manuel Ríos Mazcarelle, Reinas de España. Casa de Austria, Madrid, Alderabán, 1998; Magdalena S. Sánchez, The Empress, The Queen, and the Nun. Women and Power at the Court of Philip III of Spain, London, The Johns Hopkins University Press, 1998; José Martínez Millán, «La emperatriz María y las pugnas cortesanas en tiempos de Felipe II», separata de Felipe II y el Mediterráneo, Barcelona 23/27 Noviembre 1998, volumen III, La Monarquía y los reinos, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 1999; Idem, «La corte de Felipe II: La casa de la Reina Ana», separata de La Monarquía de Felipe II a debate, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Cen-tenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 2000. Agradezco al Dr. Félix Labrador Arroyo el ofrecimiento de estas dos separatas y la indicación de estos dos trabajos sobre esta materia.

4 Sobre la Casa de las Reinas para el periodo posterior a la Restauración, véase nuestro tra-bajo Casa, Corte e Património das Rainhas de Portugal (1640-1754), 4 vols., tesis de doctoramien-to en Historia Moderna defendida en la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa, 1999.

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ción y jurisdicción de las tierras de las Reinas», impidiendo que fuera aumen-tando progresivamente el grado de complejidad de esta institución, que habría acompañado a su propio ritmo el crecimiento burocrático del Estado Moder-no en Portugal5.

De esta forma, y los textos son claros a este respecto, cesó «dicho Estado, dote y jurisdicción con la introducción de los Reyes y otras dotes de las Reinas de Castilla», retirándose las donaciones, gobierno y jurisdicción de la Casa de las Reinas en el Portugal de las Ordenaciones Filipinas6.

Así, tal y como han confirmado recientemente José Martínez Millán y Fé-lix Labrador Arroyo, Felipe II nunca dejó de interesarse, proteger e incluso reformar la Casa Real Portuguesa7. Sin embargo, como refiere este último autor, bastante a menudo la historiografía de esta época olvida el papel de captación de voluntades y soborno de las élites políticas centrales y locales llevado a cabo por el monarca filipino a través de la Casa Real Portuguesa. Si es verdad que la presencia de los embajadores castellanos en Portugal, la fuer-za militar de Felipe II y su presencia en las cortes de Tomar de 1581 demos-traron la voluntad regia de proteger las «tradiciones» de la monarquía portu-guesa, estableciendo relaciones institucionales o informales con las élites políticas dirigentes y locales, conviene recordar la funcionalidad de la Corte y de la Casa Real como una de las principales vías de cara a la integración de distintos grupos de poder fieles por diversos motivos a la causa filipina8. Todo apunta a que, a pesar de no existir oficialmente una corte en Lisboa, la mo-narquía dual no escatimó esfuerzos para proceder a la sistematización de la etiqueta y a la reorganización de la antigua Casa Real Portuguesa. Interesaba conocer los «foros» y las costumbres de la nación anexada, reformándolos, a ser posible, según las reglas del ceremonial de la corte española.

Hay que señalar que hacia finales del siglo XVI, y seguramente por orden de la monarquía filipina, se procedió a la compilación de las normas de orga-nización de las Casas del Rey y de las Reinas de Portugal, compendio que constituye, desde nuestro punto de vista, una de las síntesis de la «tradición

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5 IAN/TT, Chancelaria de D. João IV, libro 14, fl. 13. 6 Idem, ibidem. 7 Sobre esta temática véase José Martínez Millán, «La Investigación sobre las Élites del

Poder», Instituciones y Élites de Poder en la Monarquía Hispana Durante El Siglo XVI, (José Martínez Millán [Ed.]), Madrid, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, 1992, pp. 11-24; Félix Labrador Arroyo, «Felipe II y los Procuradores de Tomar (1581). La Integración de las Élites Portuguesas a través de la Casa Real», Espacios de Poder: Cortes, Ciudades y Villas (siglos XVI –XVIII), Actas del Congreso celebrado en la Residencia de la Cristalera, vol. I, Ma-drid, Universidad Autónoma de Madrid, Octubre de 2001, Jesús Bravo, 2002, pp. 171-185.

8 Véase a este respecto el trabajo inédito de Félix Labrador Arroyo, La Casa Real Portu-guesa En Tiempos de Felipe II (1581-1598), J. Martínez Millán, Santiago Ferandéz Conti (eds.), in La monarquía de Felipe II: la casa del Rey, Madrid, Fundación Mapfre-Tavera, 2005, gen-tilmente cedido por el autor.

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SERVIR Y HONRAR A LAS REINAS DE ESPAÑA EN EL TIEMPO DE LA UNIÓN IBÉRICA: 361

cortesana portuguesa»9. En su afán por dictar leyes, gobernando y dotando a las instituciones de reglas y textos normativos, los Felipes no podían pasar por alto la organización de la Casa Real Portuguesa.

A pesar del notable conjunto de reformas llevadas a cabo por Felipe II en lo que respecta al mantenimiento activo de la Casa Real Portuguesa, cierto es que raras fueron las visitas de los monarcas castellanos a tierras lusas y, por consiguiente, la fuente de concesión de favores se concentró cada vez más en torno a la lejana corte madrileña, núcleo por excelencia de la distribución de títulos, favores y privilegios, en suma, de honor y poder.

Desde este punto de vista, podemos considerar que existen dos vías para la incorporación de las élites políticas portuguesas, una primera a través del servi-cio a la Casa Real Portuguesa en Lisboa, y otra a través de la integración de las élites portuguesas en la corte de Madrid10. Se sabe que su número no era muy elevado y que su elección giraba en torno a algunas familias preeminentes, que ya habían estado al servicio de Carlos I, muchas de ellas integradas en los séqui-tos Doña Isabel, de Doña Juana de Austria y de Doña María Manuela11. Hay que mencionar también que las familias preponderantes habían servido, de una manera o de otra, a la misma reina Doña Catalina de Austria12. Y siendo así, podemos considerar que los Moura, los Coutinho, los Silva, los Meneses, los Ataíde y los Távora, pasaron a ser las principales familias al servicio de la monarquía filipina.

Efectivamente, al abrir aún más, en 1581, las puertas de la corte madrileña a las élites políticas lusas, Felipe II se había comprometido a admitir a la no-bleza portuguesa «al servicio de Su Casa al uso de los Borgoña», sin olvidar las promesas hechas en Tomar, e incluyendo a las damas que como esposas, ma-dres e hijas acompañaban a los hidalgos lusos13. Las colocó, como veremos en ————

9 Biblioteca Geral da Universidade de Coimbra (BGUC), Sección de Manuscritos, Manus-crito 714, Regimentos Parte 1ª, p. 15.

10 Sobre Lisboa, en este periodo, vide Fernando Bouza Álvarez, «Lisboa Sozinha, Quase Viúva. A cidade e a Mudança da Corte no Portugal dos Filipes», Portugal no Tempo dos Filipes. Política, Cultura, Representações (1580-1668), Lisboa, Cosmos, 2000, pp. 161-164.

11 Cf. Félix Labrador Arroyo, op. cit., 1999; cf. José Martínez Millán, «Élites de poder en las Cortes de las Monarquías española y portuguesa en el siglo XVI: los servidores de Juana de Austria», separata de Miscelánea Comillas. Revista de Ciencias Humanas y Sociales, Madrid, Universidad Pontificia, 61, 2003.

12 Sobre la Casa de Doña Catalina de Austria, véase el trabajo de Félix Labrador Arroyo, «La casa de Catalina de Portugal: estructura y facciones políticas (1550-1560)», separata de Miscelánea Comillas. Revista de Ciencias Humanas y Sociales, Madrid, Universidad Pontificia, nº 61, 2003, pp. 203-252; cf. Maria Paula M. Lourenço, «Mulheres e Homens ao serviço da Casa de D. Catarina de Áustria: estatuto, prestígio e poder (1525-1578)», Revista Portuguesa de História, tomo XXXVI, volume I, Homenagem aos Professores Luis Manuel Ferran de Almeida e António de Oliveira, Coimbra, Faculdade de Letras da Universidade de Coimbra. Instituto de Historia Económica e Social, Coimbra 2002/2003, pp. 367-390.

13 Cf. Fernando Bouza Álvarez, Portugal en la Monarquía Hispánica (1580-1640). Felipe II. Las Cortes de Tomar y la Génesis del Portugal Católico, tomo I, Madrid, 1987, p. 519. BA [Biblioteca da Ajuda, Lisboa], 51-VI-4 (12), Memoria das graças que El Rei meu senhor concede-

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seguida, al servicio de las sucesivas reinas, que les concederían títulos en Cas-tilla y Portugal, promoviendo políticas matrimoniales que siguieran estre-chando los lazos de parentesco y solidaridad política entre Madrid y Lisboa.

Sin embargo, nunca las reinas-consorte de los Felipes gozaron de los bienes de la Casa de las Reinas en Portugal. Más bien al contrario; sirva de ejemplo la villa de Alenquer, concedida en julio de 1616 a D. Diogo da Silva, con el título de Marqués de Alenquer, siendo ya conde de Salinas, duque de Pastra-na, consejero y veedor de Hacienda de Felipe III de España y más tarde virrey de Portugal14. No es extraño que esta importante concesión patrimonial re-caiga sobre el hijo de una de las figuras más destacadas de la corte de Felipe III, Rui Gomes da Silva. A su vez, Óbidos fue donada por Felipe III, el 22 de diciembre de 1636, a D. Vasco de Mascareñas, con el título de conde de Óbi-dos. Además, el patrimonio de Chamusca e Ulme, y los bienes realengos de Nespereira, Monçao y Vila Nova de Foscôa pertenecía al duque de Francavi-la, hijo segundo de Rui Gomes da Silva, príncipe de Éboli15.

La familia de los Silva «mayores», herederos de Rui Gomes da Silva, prín-cipe de Éboli —dentro de la cual destacó su hijo, el citado D. Diogo de Silva y Mendoza, presidente del Consejo de Portugal en Madrid, y que ejerció el virreinato de Portugal entre 1617 y 1620— constituía junto con las casas de Borja, Aragón y Moura uno de los linajes que con la ayuda de los lazos de parentesco y de extensas redes de clientela, tanto en la corte como en el Reino, permitió la supervivencia político-institucional del Portugal Habsburgo16. Además, el poder de los Moura —a quienes se unirían los Silva «menores» mediante matrimonio— comenzado por el favorito de Felipe II, Cristovão de Moura, virrey de Portugal en dos ocasiones durante el reinado de Felipe III, creció de forma notable con el segundo marqués, D. Manuel de Moura. Los estudios más recientes de Bouza Álvarez han revelado una preciosa informa-ción acerca de la extensa parentela y red de clientelismo dirigida por D. Ma-nuel, cuya influencia y ascendente en la corte de Felipe IV hizo peligrar, de entrada, el favor exclusivo de que gozaba Olivares por parte del monarca. De hecho, la corte portuguesa en Madrid se encontraba en gran medida tutelada

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ra a este Reino quando for jurado por Rei e Senhor delle em que se concluyen as que lhe conce-deo o Serenissimo Rei Dom Manoel ano 99. E outras de grande importacia pera bem universal e Particullar do ditto Reino, p. 52.

14 IAN/TT, Chancelaria de D. João IV, libro 2, fl. 85 v. Véase, sobre esta materia, A . Braamcamp Freire, op. cit., libro 2º, 1927, p. 137.

15 Sobre la pertenencia de Óbidos a D. Vasco de Mascarenhas, cf. D. António Caetano de Sousa, Memorias Históricas, e Genealógicas dos Grandes de Portugal, que contem a origem e antiguidade de suas famílias: os Estados, e os nomes dos que actualmente vivem, suas Arvores de Costado, as alianças das Casas, os Escudos das Armas, que lhe competem até o anno de 1742 offerecidas a El Rey D. João V [...], Lisboa, 4ª ed. 1933, p. 288. IAN/TT, Chancelaria de D. João IV, libro 2, fl. 85 v.

16 Cf. F. J. Bouza Álvarez, «1640 perante o Estatuto de Tomar. Memória e Juízo do Portu-gal dos Filipes», Penélope, nº 9/10, p. 25.

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SERVIR Y HONRAR A LAS REINAS DE ESPAÑA EN EL TIEMPO DE LA UNIÓN IBÉRICA: 363

por los Castelo Rodrigo. No sólo era el segundo marqués noble de la cámara, sino que sus familiares eran nobles también y, según un relato contemporáneo, «todas» las damas portuguesas que había en palacio. Esta clientela se extendía desde Madrid al gobierno del reino y de ahí al virreinato de la India17.

3. Tras estas consideraciones introductorias, en esta última parte de la co-

municación hay que examinar con detenimiento, aunque de forma breve y provisional, los elementos de la aristocracia portuguesa que formaban parte de las casas de las diversas reinas de España, durante el periodo comprendido entre 1581 y 1640. Se trata de una aproximación preliminar dentro de un trabajo más amplio sobre Grandes y Familias portuguesas que sirvieron en la corte de los Austrias que pretendemos llevar a cabo.

En la fase actual de nuestra investigación, y tras bosquejar una prosopogra-fía, ya es posible clasificar a varios de los servidores de las reinas-consorte de los Felipes, estableciendo entre ellos lazos de parentesco, de fidelidad y de estrecha cooperación o de disputa activa por el favor y el patrocinio regio.

En este sentido, la reina Doña Ana de Austria, cuarta mujer de Felipe II de España, que falleció en Badajoz el 26 de octubre de 1580, antes de la integra-ción de Portugal en la Monarquía Hispánica, tenía ya como veedor a un por-tugués, D. Rodrigo de Meneses, que había servido como Gobernador de la Casa do Cível en Lisboa18. Por lo pronto, D. Rodrigo de Meneses conocía bien las funciones y las competencias de veedor, ya que había desempeñado dichas funciones en la Casa de Doña Catalina de Austria hasta la fecha de su muerte, el 12 de febrero de 1578, y también en la Casa de D. Sebastião, habiendo sido aumentado su foro de hidalgo caballero del Consejo en 55.000 reales de morada por mes19. Todo apunta a que, desaparecida la Casa de Do-ña Catalina y la de D. Sebastião, Rodrigo de Meneses encontró en el Alcázar de Madrid un lugar apropiado para sí mismo, junto a la nueva reina y, ante todo, nueva protectora. Todavía conviene recordar que su hija, Doña Leonor de Meneses había sido doncella de Doña Catalina y que un número significa-tivo de miembros de la familia Meneses había estado al servicio de la esposa de D. Juan III20.

Hay constancia del hecho de que D. Cristovão de Castro, que había sido obispo de La Guardia, fue nombrado capellán mayor de esta reina, en fecha desconocida para nosotros. De hecho, D. Cristovão de Castro era hijo bastar-

————

17 Cf. Idem, ibidem, pp. 24-25. 18 Sobre Doña María Ana de Austria véase Manuel Ríos Mazcarelle, «Ana de Austria» Reinas

de España. Casa de Austria, Madrid, Alderabán Ediciones, 1998, pp. 215-235, Sobre D. Rodri-go Meneses, consultar en la BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283.

19 IAN/TT, Chancelaria de D. João III, Carta da Capitania da Fortaleza de Diu, libro. 60, fl. 24 v.; IAN/TT, ibidem, Carta de cavaleiro, libro. 32, fl. 43 v.

20 BN, Reservados, Colecção Pombalina, Manuscrito 648, Livro da Matricula dos Morado-res da casa da Rainha D. Caterina. Desde o anno de 1542 ate o de 1572, p. 3, en Maria Paula Marçal Lourenço, artigo citado, 2002-2003, pp. 387-390.

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do de D. Luís de Castro, señor de Monsanto21. Como a menudo sucedía, a los hijos ilegítimos o bastardos legitimados les esperaba una carrera eclesiástica, que en este caso seguramente comenzó en Portugal como obispo de La Guar-dia, para entrar seguidamente al servicio de la reina, probablemente hasta la fecha de su muerte, en 1580, siendo nombrado más tarde capellán de la Casa Real Portuguesa, en 158122.

Hay que hacer hincapié en que D. Luís de Castro fue señor de las Casas de Monsanto y de los señoríos de Cascais, alcalde mayor de Lisboa, capitán mayor de caballería y guardabosques23. A pesar de no haber tomado de su padre, D. Pedro de Castro (tercer conde), el título de Conde de Monsanto (19.08.1528), perteneció a una de las familias más favorecidas por D. Juan III y Doña Catali-na24. También hay que señalar la larga tradición de servicio de los Castro, con-des de Monsanto, a la Casa Real de Habsburgo. Varias de las damas de la Em-peratriz Isabel pertenecían a esta familia, protegida, desde entonces por las consortes reales. Puede decirse lo mismo de la Casa de Sortelha, cuyo principal representante a principios del siglo XVI, D. João de Noronha, se casó con Do-ña Joana de Castro, heredera de la casa de Monsanto y madre de D. Pedro de Castro25. Estamos, por lo tanto, ante dos de las casas que adquirieron sus títu-los durante el reinado de D. Juan III —Castro-Monsanto y Noronha-Sortelha— y que tenían, como veremos, fuertes lazos familiares con otras tantas que adqui-rieron sus títulos durante el reinado de Juan, a saber, los Noronha/Odemira, los Noronha/Linhares, los Ataíde/Castanheira o los Sousa/Prado.

Para la casa de Doña Margarita de Austria, mujer de Felipe III de España, segundo de Portugal entre 1598 y 1611, encontramos desempeñando el prin-cipal oficio de cámara de la reina, el de mayordomo-mayor, Rui Mendes de Vasconcelos, que fue nombrado poco después de la llegada de la reina, el 14 de octubre de 1599 y que probablemente desempeñaría dicha función hasta la muerte de la soberana, en 161126. Sabemos que recibía la misma morada y tres caballos/acémilas para el carruaje, favores que disfrutaban los demás ma-

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21 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283. IAN/TT, Chancelaria de D. João III, Carta del Deán de la Capilla Real a D. Cristóvão de Castro, libro 33, fl. 5v.

22 IAN/TT, Chancelaria de D. João III, Carta del Deán de la Capilla a D. Cristóvão de Cas-tro, libro 33, fl. 5v.

23 «MONSANTO» (Condes de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, (dirección de Afonso Eduardo Martins Zuquete), vol. III, 1961, p. 15.

24 Jean Aubin, «La Noblesse titrée sous D. João III. Inflation ou fermeture ?», Arquivos do Centro Cultural Português, Paris, nº 26, 1989, pp. 417-431.

25 «SORTELHA (Condes de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, (dirección de Afonso Eduardo Martins Zuquete), vol. III, 1961, pp. 397-398.

26 Sobre la figura de Doña Margarita de Austria véase Magdalena S. Sánchez, op. cit., 1998. Manuel Ríos Mazcarelle, «Margarita de Austria» Reinas de España. Casa de Austria, Madrid, Alderabán Ediciones, 1998, pp. 239-259. A propósito de Rui Mendes de Vasconcelos véase BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283.

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yordomos españoles, lo que le confería un estatus y un prestigio idéntico27. Fue señor de las ciudades de Almendra y Valhelhas, alcalde mayor da Covilhã y de Penamacor, y capitán general de Tánger, y le fue concedido por Felipe II el título de primer conde de Castelo-Melhor, mediante carta del 21 de marzo de 161128. Su propia hija, Doña María de Meneses, fue dama de la consorte real, casándose con el tercer conde de la Calheta, Simão Rodrigues da Câmara29.

Perteneciente a la misma familia, Doña María de Moura fue dama de la reina en preparación, casándose con D. Luís de Sousa e Vasconcelos, cuarto alcalde mayor de Pombal, con quien tuvo un hijo, D. João Rodríguez de Vasconcelos e Sousa, segundo conde de Castelo-Melhor30. Puesto que el segundo conde murió en ejercicio de sus funciones como gobernador de Entre-Douro-e-Minho, que se casó con Doña Mariana de Lencastre, que después de viuda fue camarera mayor de Doña María Francisca Isabel de Saboya, primera mu-jer del rey portugués D. Pedro II31. Nótese que su abuelo sería el tercer conde de Castelo-Melhor, el famoso valido de D. Afonso VI, monarca portugués que gobernó durante la segunda mitad del siglo XVII32.

Pero también el cargo de caballerizo mayor recayó en un descendiente de portugueses, en concreto, D. Francisco de Moura Corte Real, hijo de D. Ma-nuel de Moura Corte Real, segundo Marqués de Castelo Rodrigo y de Doña Leonor de Melo33. Esta señora era a su vez hija de D. Nuno Álvares Pereira de Melo, tercer conde de Tentúgal, uno de los principales partidarios de Felipe II, y que, como en seguida referiremos, fue dama de la infanta Doña Ana de

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27 De acuerdo con las preciosas informaciones proporcionadas por Ignacio Ezquerra Revi-lla, a quien agradezco encarecidamente su disponibilidad, Rui Mendes de Vasconcelos (1599-1618) recibía como mayordomo mayor 225.000 moradas anuales con tres acémilas como ca-rruaje, precediendo durante el bautizo del príncipe Felipe al acompañamiento que lo condujo a la pila bautismal, acompañando a los damas mayordomos mayores del rey y la reina (AGP, SP, exp., Cª 60/10 y 927/31) y Diego de Guzmán, Vida y muerte de D. Margarita de Austria, reina de España, p. 161.

28 Según Felgueiras Gayo, Rui Mendes de Vasconcelos era hijo de Diogo de Sousa, señor de las Tierras de Roufe, Frazão y Carrazedo, habiendo sido uno de los partidarios de la causa de Felipe II, nombrado Comendador de Valhelhas, de Almendra, de Castelo-Melhor, designado alcalde mayor de Penamacor y habiendo alcanzado el título de Conde de Castelo-Melhor (Fel-gueiras Gayo, Nobiliário das Familias de Portugal, tomo XX, Braga, Oficinas Gráficas de la «Pax», 1940, p. 102). Entre muchas otras donaciones, que divulgaremos en un estudio más deta-llado sobre esta figura, citemos la carta de privilegio de hidalgo (IAN/TT, Chancelaria de Filipe I, libro 50, fl. 220 v.) y la carta de conde de Castelo-Melhor (IAN/TT, Chancelaria de Filipe II, libro 23, p. 272; cf. «CASTELO-MELHOR, (Condes y Marqueses de)» Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, pp. 397-398.

29 Cf. Felgueiras Gayo, ibidem, p. 102. 30 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283. 31 «CASTELO-MELHOR, (Condes y Marqueses de)» Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II,

1961, p. 397. 32 Ídem, ibidem, vol. II, pp. 504-506. 33 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283.

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Austria, futura reina de Francia34. Así pues, D. Francisco de Moura Corte Real fue tercer Marqués de Castelo Rodrigo, cuarto conde de Lumiares, Grande de España, noble de la Cámara del Rey, de su Consejo de Estado, su embajador extraordinario en Alemania, rey de Cerdeña, gobernador de los estados de Flandes, y duque de Nochera, en Nápoles, falleciendo el 26 de noviembre de 167535. Y para hacer hincapié en la relevancia anteriormente indicada de los Moura y de sus redes de parentesco, cabe recordar que D. Manuel de Moura Corte Real fue segundo Marqués de Castelo-Rodrigo, título creado por carta de Felipe III de España y concedido al primogénito, el célebre Cristovão de Moura, primer marqués con dicho título, y que continuó siendo concedido dentro de la línea de sucesión española de los marqueses. Considerado traidor en la Restau-ración de 1640, sus bienes fueron incorporados a la Casa del Infantado en 1654, patrimonio señorial de los hijos de la Corona portuguesa36.

De entre quienes sirvieron a la reina Doña Margarita de Austria, y de los cuales tenemos información, destacan, respectivamente, Doña Joana de Cas-tro, Doña Joana de Noronha y Doña María de Vilhena, todas ellas damas de la consorte real. Doña Joana de Castro (fallecida el 3 de septiembre de 1617) era hija de João Gonçalves de Ataíde, cuarto conde de Atouguía que tras la anexión filipina fue nombrado noble por Felipe II en la Casa Real Portuguesa, y cuyo hermano era el famoso Jorge de Ataíde, capellán mayor portugués de Felipe II. Su madre, Doña Mariana de Castro, había sido dama del a Infanta Doña Isabel, hija y heredera de Martím Afonso de Miranda, guarda mayor camarero del Cardenal-Infante D. Enrique37.

Tal y como ya tuvimos oportunidad de destacar en otro trabajo, los Ataíde, condes de Atouguia, y los Ataíde, condes de la Castanheira, jugaron un papel preeminente en la corte de D. Juan III y, como consecuencia, en la casa de Do-ña Catalina38. Por otro lado, Doña Joana de Castro estaba casada con Francisco

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34 D. Manuel de Moura Corte-Real fue segundo Marqués de Castelo Rodrigo, primer con-de de Lumiares, Grande de España, noble de cámara de Felipe III, su mayordomo mayor, vee-dor de Hacienda y de su Consejo de Estado, señor de la ciudad de Lamegal y de las honras de Paços de Ferreira y de Baltar, de las capitanías de las islas Terceira, de San Jorge, de Faial y de Pico, comendador de la Orden de Alcántara en Castilla y después de la de Cristo en Portugal; fue embajador en Roma y plenipotenciario por España en la paz de Munster, siendo incluso nombrado gobernador de los Estados da Flandes (BA, Genealogías Manuscritas, 50-IV-12, p. 177; «CASTELO RODRIGO, (Conde y Marqueses de)» Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 513).

35 BA, Genealogías Manuscritas, 50-IV-12, p. 177. 36 Cf. Maria Paula Marçal Lourenço, A Casa e o Estado do Infantado 1654-1706, Formas e

Práticas Administrativas de um Património Senhorial, Lisboa, JNICT, Centro de Historia de la Universidad de Lisboa, 1995, p. 31.

37 Proposición y nombramiento como dama para la Casa de la reina en BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283. Cf. «ATOUGUIA (Condes de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 331.

38 Maria Paula M. Lourenço, artigo citado, 2002-2003. Mulheres e Homens ao serviço da Casa de D. Catarina de Áustria: estauto, prestígio e poder (1525-1578) [...]

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de Sá y Meneses, segundo conde de Penaguião, señor de Sever, Baltar, Paiva y otras tierras, alcalde mayor de Porto, comendador de Proença, miembro de la Orden de Cristo y de Santiago de Cacém, y de la Orden de Santiago, consejero de D. Sebastião y camarero mayor de Felipe III 39. Nótese que su padre, Joao Rodríguez de Sá e Meneses era un defensor acérrimo de la continuidad de las plazas del Norte de África durante la minoría de edad de D. Sebastião, y fue camarero mayor de Felipe II y Felipe III, alcanzando el título durante el rei-nado de Felipe II40.

Así, Doña Joana de Noronha, que «fue Dama en Castilla [...]», era hija de D. Afonso de Noronha, comendador de San Juan de la Castanheira, San Ni-colás de Cabeceiras de Basto, Santa María de Belmonte, San Salvador de Pe-namacor, capitán mayor de navíos de la India y virrey de la India, que no llegó a servir. También fue miembro del Consejo de Estado de Felipe IV, y murió en Madrid en 162841. De su matrimonio en segundas nupcias con Do-ña Catalina de Ataíde nació la citada Doña Joana, que se casó con D. Luís Carrilho de Toledo, primer marqués de Carracena, conde de Pinto, goberna-dor de Galicia, virrey de Valença y miembro del Consejo de Estado42. Además era hermana de D. Miguel de Noronha, cuarto conde de Linhares, noble de la cámara de Felipe IV, miembro del Consejo de Estado de Portugal, entre otros muchos cargos y títulos, y descendiente de D. Francisco de Noronha, mayor-domo mayor de la reina Doña Catalina, por lo menos, a partir de 154243. Nótese una vez más que los títulos eran recientes ya que había sido D. Juan III el que había concedido el título de primer conde de Linhares a D. Antonio de Noronha, su padre.

A su vez, Doña María de Vilhena, dama de la reina, era hija de Antonio de Melo, alcalde mayor de Elvas, que se casaría con D. Sancho de Lacerda, mar-qués de Laguna44. Es necesario destacar que el cargo de alcalde mayor de El-vas, Castelo de Vide, Évora y Serpa, es decir, de importantes ciudades de la frontera con Castilla, había sido desempeñado durante generaciones por los Melo, emparentados entre sí, y que habían jugado un papel fundamental en la negociación de la entrada y conquista de Portugal por parte de Felipe II. Mu-chos de ellos estaban unidos por medio de fuertes lazos con la Casa Real, co-mo por ejemplo Cristóvão, noble viejo de la Casa Real; otros, como el propio Antonio de Melo y Rodrigo de Meneses, se habían presentado ante las cortes de Lisboa de 1562 posicionándose con respecto a las regencias durante la

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39 «PENAGUIÃO, (Condes de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. III, 1961, p. 112. 40 Ibídem, p. 112. 41 BA, Genealogías Manuscritas, 49-XIII-47, p. 311. 42 BA, Genealogías Manuscritas, 49-XIII-47, p. 311. 43 BA, Genealogías Manuscritas, 49-XIII-47, p. 272. 44 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283.

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minoría de edad de D. Sebastião45. Hay que hacer referencia, por otro lado, a la participación de estas familias en la recepción y entrega en Portugal de la reina Doña Catalina por tierras del Alentejo en 152546. En ambos casos hay que señalar el matrimonio con castellanos, mediante el cual se promociona-ban dentro de la jerarquía nobiliaria española las damas y doncellas portugue-sas, lo cual se podía verificar igualmente en la situación inversa.

Al servicio de la Casa de Doña Isabel de Borbón, primera esposa de Felipe IV, encontramos como mayordomo mayor a D. Francisco de Melo (1597-1651), primogénito de D. Constantino de Bragança, hijo del segundo Mar-qués de Ferreira47. Siendo muy joven se fue a Madrid, dónde sirvió de veedor de la reina y probablemente ascendió al cargo de mayordomo, obteniendo el título de Conde de Assumar el 30 de marzo de 163048. Fue miembro del Con-sejo de Portugal, noble de Cámara de Felipe III, embajador en Roma y en Viena de Austria, defendiendo denodadamente la causa española tras la Res-tauración, por lo que Felipe IV le concedió, después de 1640, el título de Marqués de Vellescos y, en 1648, el de Marqués de La Laguna49.

Fue segundo mayordomo mayor de la reina D. Diogo de Meneses, que na-ció en Lisboa en 1553 y murió en Madrid en 1625, perteneciente al ilustre linaje de los Meneses, siendo su línea una rama de la casa de los Cantan-hede50. Participó con D. Sebastião en la jornada de África, consiguiendo ser rescatado a expensas propias. De regreso a Lisboa sirvió de noble en la Casa Real Portuguesa en 1558, pero decepcionado con la política interna, buscó en Madrid la protección de Felipe III, que lo nombró mayordomo mayor de la Casa Real y lo honró con el título de primer conde de Ericeira, el 1 de marzo de 162251.

En lo que respecta a las damas que sirvieron a la reina y que fueron segu-ramente más de las que a continuación se indican, podemos destacar a Doña Margarita de Mendonça52, Doña Mariana da Silva, hija de Manrique da Silva,

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45 Véase nuestro trabajo, O papel da «fronteira» na política matrimonial da Casa Real Por-tuguesa (séculos XVI-XVII): o caso de Castelo de Vide, comunicación presentada en el coloquio Castelo de Vide e a sua história, 2003 (en imprenta).

46 Cf. Maria Paula Marçal Lourenço, A entrada de D. Catarina de Áustria por terras do Alentejo em 1525: triunfo, festa e poder, separata de Svmmvs Philologvs Necnon Verborum Imperator, Colectânea de Estudos em Homenagem ao Académico de Merito Profesor Dr. José Pedro Machado no seu 90 aniversario, Lisboa, Academia Portuguesa da História, 2004, pp. 333-356.

47 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283. 48 «ASSUMAR (Condes de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 328. 49 Ibídem, vol. II, p. 328. 50 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283. 51 «ERICEIRA, (Condes da)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 559. 52 Que probablemente no era portuguesa, sino nieta de Doña Antonia de Abranches, dueña

mayor de las damas de las infantas Isabel Clara Eugenia e Catalina Micaela, y que falleció el 23 de mayo de 1618. Agradezco a Ignacio Ezquerra Revilla a mención del nombre de esta dama y la información proporcionada después, que se encuentra en AGS. SP, exp. Cª 225/41 y 16684/6.

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primer Marqués de Gouveia, sexto conde de Portalegre, mayordomo mayor de Felipe III de España, si bien tras la Restauración siguió la causa del duque de Bragança, convirtiéndose también en su mayordomo mayor y en miembro del Consejo de Estado53; Doña Francisca de Mascarenhas, hija de Fernão de Mascarenhas, primer conde de la Torre, título concedido el 7 de julio de 1638, y de Doña María de Noronha, hija de D. Luís Lobo da Silveira, señor de las Sarzedas, futuros Marqueses de Fronteira54; Doña María Victoria de Cardaillac, hija de Francisco de Cardaillac, barón de Chapelle Marival, y ca-sada con D. Luís de Lima Brito e Nogueira, primer conde de Arcos, por carta fechada el 8 de febrero de 1620, que pasaría a ser noble de cámara de Felipe II55; o por ejemplo Doña María Beatriz de Meneses, que se casó en Castilla en segundas nupcias con el tercer conde de Medelhim, habiéndose casado la primera vez con el sexto Marqués de Vila Real, D. Miguel de Meneses, tam-bién duque de Caminha56. Su hermano, el malogrado D. Luís de Noronha y Meneses, séptimo Marqués de Vila Real, fue acusado de traición a D. Juan IV y degollado en Lisboa el 29 de agosto de 1641. A su vez, el quinto Marqués de Vila Real estaba casado con Doña María da Silva, dama de la reina Doña Catalina, y había sido nombrado duque por Felipe II el 28 de febrero de 158557. También, entre otros, figura el caso de Doña Joana Pimentel, hija de D. Antonio Pimentel, cuarto Marqués de Tabarra, noble de Cámara de Felipe III y virrey de Valencia y Sicilia, que se casaría con D. Francisco de Melo, cuarto conde de Tentúgal (título otorgado el 20 de marzo de 1610), y nom-brado primer Marqués de Ferreira por Felipe III58. Esta dama de Isabel de Borbón se convertiría en camarera mayor de Doña Luísa de Gusmão, y su marido en mayordomo mayor de esa misma reina59.

A modo de balance rápido, figuran a continuación algunas consideraciones cuya referencia nos parece inevitable.

En primer lugar, el aflujo masivo de portugueses en Castilla e incluso en Aragón a causa de diversos factores de orden político, económico y social, entre los cuales figura la llegada de los contingentes masculinos y femeninos que acompañaban a las reinas-consorte lusas, especialmente a la Emperatriz ————

53 Doña Mariana da Silva se casó con D. Fernando de Noronha, hijo de los cuartos condes de Linhares, quinto Conde y Duque de Linhares en España. Véase a este respecto, «GOUVEIA (Marqueses de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 641.

54 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283; D. António Caetano de Sousa, Memorias Historicas e Genealogicas [...], p. 76.

55 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283. «ARCOS (Condes de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 288.

56 BA, Genealogías Manuscritas, 49-XII-47, p. 305. 57 «VILA REAL (Condes, Marqueses y Duques de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. III,

1961, p. 527. 58 BN, Reservados, Colecção Pombalina, nº 151, cap. 16, p. 283; «FERREIRA, (Marqueses

de)», Nobreza de Portugal e do Brasil, vol. II, 1961, p. 529. 59 Cf. Maria Paula Marçal Lourenço, Casa, Corte e Património das Rainhas de Portugal

(1640-1754), vol. 1, pp. 174-175.

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Doña Isabel y a Doña Manuela de Portugal. Muchos de ellos se quedarán en Madrid y ahí consolidarán redes de solidaridad y grupos de presión al lado de los monarcas filipinos. Baste citar los ejemplos de Rui Gomes da Silva o de Cristovão de Moura, pudiéndose concluir por lo que ha sido expuesto ante-riormente que la Casa de las Reinas durante el periodo filipino constituyó la prolongación de dicho poder, bien a través de la introducción de damas y doncellas en los principales cargos de gobierno de la cámara de las consortes reales, bien proporcionando alianzas matrimoniales entre las filas de la noble-za castellana y portuguesa.

Aparte de esto, otra de las conclusiones más relevantes es el hecho de que muchas de las sirvientas de las reinas españolas estuvieran sobre todo al servi-cio de Doña Isabel y sobre todo de Doña Catalina de Austria, lo cual tiene una justificación, puesto que desaparecida esta casa, las damas de la esposa de D. Juan III encontrarían en Madrid el servicio adecuado a su posición nobilia-ria, garantizando, lo cual no es raro, ventajosos matrimonios. Lo mismo se puede decir de la élite portuguesa que sirvió a las reinas españolas y que pasó sucesivamente y sin tapujo alguno del servicio de D. Juan III al de la regente Doña Catalina, y de la casa de D. Sebastião a la corte de Felipe II. Y luego, pasados sesenta años, a la restaurada Casa Real Portuguesa, en 1640. Hom-bres y mujeres, solteros o casados entre sí, que ocuparon los cargos que les eran vedados en la corte de Lisboa.

En este sentido, encontramos como casas predominantes en este servicio a lo largo de casi sesenta años, los Meneses, los Castro/Monsanto, los Castro/Basto, los Noronha/Sortelha, los Noronha/Odemira, los Noronha/Linhares, los Ataí-de/Castanheira, los Ataíde/Atouguia, los Sousa/Prado, los Vasconcelos/Castelo-Melhor, los Corte Real/Castelo Rodrigo, los Meneses/Penaguião, los Mene-ses/Ericeira, los Melo, los Melo/Assumar, los Melo/Tentúgal/Ferreira, los Sil-va/Portalegre, los Mascarenhas/Torre y los Brito/Arcos. En su mayoría casas fieles a los Felipes, «sobornadas» en 1640 por el poder del Restaurador.

Fidelidad a los Felipes que les grajeó honores, favores, cargos y sobre todo tí-tulos, cuyo número, a saber, cuarenta nombramientos en sesenta anos, contrasta con la treintena de títulos otorgados por la dinastía de Avis en dos siglos60.

Podemos afirmar que la presencia portuguesa en Castilla alcanzó su apo-geo durante la Unión Dinástica. Y que la Casa de las Reinas Españolas contri-buyó, en gran medida, a que la España de la segunda mitad del siglo XVI vi-viera aún hasta mediados del siguiente siglo «bajo el signo portugués»61.

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60 Jean-Frédéric Schaub, op. cit., 2001, p. 45. 61 Se emplea en este sentido la expresión de Jean-Frédéric Schaub, op. cit., 2001, p. 49.