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167 LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA CAPÍTULO 7 La relevancia de la cultura para la economía La cultura no ha sido considerada inter- nacionalmente como un factor importante del de- sarrollo económico; sin embargo, hoy en día pare- ce evidente que más y más sectores políticos, eco- nómicos, académicos y de la ciudadanía reconocen su valor. En ese sentido, el objeto de este capítulo es el de identificar primero las diferentes relacio- nes entre cultura y desarrollo desde diversas pers- pectivas, tanto desde paradigmas economicistas como desde el desarrollo humano. En segundo lu- gar, se evalúa la consistencia y robustez de los ar- gumentos presentados por varios enfoques y teo- rías respecto a esta relación bidireccional entre cul- tura y desarrollo. Finalmente, se presentan algunas aproximaciones a la magnitud de los beneficios de la cultura en el desarrollo económico de Hondu- ras, tanto desde un enfoque economicista (esto es, el impacto de ciertos valores culturales en el creci- miento y en la inversión) como desde un enfoque de desarrollo humano (esto es, el impacto de esos valores en el nivel de bienestar medido como ne- cesidades básicas insatisfechas). Se pretende, igualmente, contrastar si existen valores, características o condiciones culturales co- munes con casos exitosos de vinculación entre la cultura y el desarrollo; así como rasgos comunes entre casos menos exitosos en esta relación. Una vez identificados factores relacionados con la cul- tura que han sido clave para el desarrollo en otros países, se procede a cuantificar las potenciales ga- nancias que podrían suponer para Honduras si es- tos aspectos se fortalecieran en el país. Así, se pre- senta una aproximación indicativa de los beneficios promedio para el país de alcanzar los estándares internacionales de rechazo a la corrupción, de va- lores como la confianza y el civismo, o de concep- tos como la infraestructura social (que tiene que ver con actitudes públicas sobre desarrollo institucional y político). Se reconoce primeramente que la cultura -en- tendida como el sistema de valores, creencias y comportamientos de una sociedad- no sólo es uno de los determinantes del desarrollo económico, sino también un fin en sí mismo. En este sentido, el desarrollo cultural en libertad encaja perfecta- mente en el paradigma de desarrollo humano. Los procesos de creciente exposición entre culturas fru- to de la denominada globalización económica, esto es, de los ingentes flujos de capital y de comercio que se producen entre los diferentes puntos del planeta, están provocando una enorme preocupa- ción a escala mundial. Los teóricos más pesimistas hablan de que las culturas tradicionales serán ba- rridas o que entrarán en un continuo enfrentamien- to. Otros menos pesimistas ven la globalización como un proceso recurrente en la historia y que puede, en la medida en que se permita a los indivi- duos de diferentes culturas elegir y asimilar libre- mente, fortalecer la libertad cultural y, en última instancia, la libertad del ser humano (véase cuadro 7.1). Las influencias de la cultura en el propio proce- so de desarrollo económico son también objeto de controversia. Un planteamiento es que la cultura no influye en el proceso económico, al ser éste bá- sicamente un proceso de acumulación de capital físico y de capital humano. Otra posición plantea que la cultura es relevante en cuanto está asociada con activos como el capital social o la infraestructu- ra social, además de constituir una inversión pro- ductiva que condiciona el comportamiento de los individuos y del gobierno en el ámbito económico. Finalmente, otra postura considera que la cultura es la principal causa para explicar las diferencias entre las experiencias de desarrollo económico, en tanto que ciertas culturas combinan un conjunto de valores y actitudes sin el cual no se puede triun- far económicamente. La cultura como medio y fin del crecimiento económico: tres tesis para ilustrar el debate La idea de la cultura como fin del desarrollo es asombrosamente sencilla. La libertad cultural se erige como un fin en si mismo, al ser ésta una más

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167LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA

CAPÍTULO 7

La relevancia de la culturapara la economía

La cultura no ha sido considerada inter-nacionalmente como un factor importante del de-sarrollo económico; sin embargo, hoy en día pare-ce evidente que más y más sectores políticos, eco-nómicos, académicos y de la ciudadanía reconocensu valor. En ese sentido, el objeto de este capítuloes el de identificar primero las diferentes relacio-nes entre cultura y desarrollo desde diversas pers-pectivas, tanto desde paradigmas economicistascomo desde el desarrollo humano. En segundo lu-gar, se evalúa la consistencia y robustez de los ar-gumentos presentados por varios enfoques y teo-rías respecto a esta relación bidireccional entre cul-tura y desarrollo. Finalmente, se presentan algunasaproximaciones a la magnitud de los beneficios dela cultura en el desarrollo económico de Hondu-ras, tanto desde un enfoque economicista (esto es,el impacto de ciertos valores culturales en el creci-miento y en la inversión) como desde un enfoquede desarrollo humano (esto es, el impacto de esosvalores en el nivel de bienestar medido como ne-cesidades básicas insatisfechas).

Se pretende, igualmente, contrastar si existenvalores, características o condiciones culturales co-munes con casos exitosos de vinculación entre lacultura y el desarrollo; así como rasgos comunesentre casos menos exitosos en esta relación. Unavez identificados factores relacionados con la cul-tura que han sido clave para el desarrollo en otrospaíses, se procede a cuantificar las potenciales ga-nancias que podrían suponer para Honduras si es-tos aspectos se fortalecieran en el país. Así, se pre-senta una aproximación indicativa de los beneficiospromedio para el país de alcanzar los estándaresinternacionales de rechazo a la corrupción, de va-lores como la confianza y el civismo, o de concep-tos como la infraestructura social (que tiene quever con actitudes públicas sobre desarrolloinstitucional y político).

Se reconoce primeramente que la cultura -en-tendida como el sistema de valores, creencias ycomportamientos de una sociedad- no sólo es unode los determinantes del desarrollo económico,

sino también un fin en sí mismo. En este sentido,el desarrollo cultural en libertad encaja perfecta-mente en el paradigma de desarrollo humano. Losprocesos de creciente exposición entre culturas fru-to de la denominada globalización económica, estoes, de los ingentes flujos de capital y de comercioque se producen entre los diferentes puntos delplaneta, están provocando una enorme preocupa-ción a escala mundial. Los teóricos más pesimistashablan de que las culturas tradicionales serán ba-rridas o que entrarán en un continuo enfrentamien-to. Otros menos pesimistas ven la globalizacióncomo un proceso recurrente en la historia y quepuede, en la medida en que se permita a los indivi-duos de diferentes culturas elegir y asimilar libre-mente, fortalecer la libertad cultural y, en últimainstancia, la libertad del ser humano (véase cuadro7.1).

Las influencias de la cultura en el propio proce-so de desarrollo económico son también objeto decontroversia. Un planteamiento es que la culturano influye en el proceso económico, al ser éste bá-sicamente un proceso de acumulación de capitalfísico y de capital humano. Otra posición planteaque la cultura es relevante en cuanto está asociadacon activos como el capital social o la infraestructu-ra social, además de constituir una inversión pro-ductiva que condiciona el comportamiento de losindividuos y del gobierno en el ámbito económico.Finalmente, otra postura considera que la culturaes la principal causa para explicar las diferenciasentre las experiencias de desarrollo económico, entanto que ciertas culturas combinan un conjuntode valores y actitudes sin el cual no se puede triun-far económicamente.

La cultura como medio y fin delcrecimiento económico: tres tesis parailustrar el debate

La idea de la cultura como fin del desarrollo esasombrosamente sencilla. La libertad cultural seerige como un fin en si mismo, al ser ésta una más

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168 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS

de las libertades del ser humano como la libertadde culto, de pensamiento, o de expresión, entreotras. Por supuesto, la libertad no sólo es el fin últi-mo al que debe aspirar el ser humano, sino tam-bién es el medio principal para llevar a cabo el pro-pio desarrollo.

El desarrollo va más allá de la mejora de “obje-tos inanimados de conveniencia como el PIB, la in-dustrialización o el avance tecnológico y la moder-nización social” (Sen 1999b). Esos son logros valio-sos, indudablemente, pero su valor debe depen-der de lo que representan para las vidas y liberta-des de los seres humanos. En ese sentido, unida ala libertad se encuentra la igualdad; en tanto encuanto se impida los beneficios de la libertad a al-gunos cuando otros tienen la oportunidad de dis-frutar estas libertades de forma completa, se estánegando el fin último del desarrollo. En muchaspartes del mundo todavía la defensa de la ‘tradi-ción’ y la especificidad cultural se usa como excusasistemática para legitimizar ciertas formas de sub-desarrollo, entre ellas la opresión de las mujeres ola perpetuación de la intolerancia. En cualquier caso,la cultura como fin último supone entenderla comoun “espacio de libertad” en cada sociedad, para laexpresión tanto de minorías como de visiones con-trarias entre las mayorías, promocionando la inclu-sión y la cohesión social (Serageldin 1998).

Mientras que el reconocimiento de la culturacomo fin último del desarrollo es relativamente re-ciente entre los paradigmas de desarrollo, existeuna mayor tradición de considerar diversos aspec-tos culturales como determinantes del crecimien-to económico. La magnitud del rol de esos aspec-tos culturales varía desde posiciones que nieganesta vinculación hasta las que atribuyen a las dife-rencias culturales la principal explicación de las di-ferencias económicas, políticas y sociales en elmundo. En medio de estas teorías “insulares y gran-diosas” de la cultura y el crecimiento, existen pos-turas más moderadas que dan una creciente im-portancia a factores culturales en la explicaciónmultidi-mensional del desarrollo económico (Sen2002b). Si bien los nuevos hallazgos están todavíalejos de ser sistemáticamente aceptados, hay evi-dencia empírica que muestra una asociación signi-ficativa entre el crecimiento económico y los valo-res que generan actitudes o comportamientoscomo la confianza (en personas e instituciones), lacrítica ante la corrupción, o el grado de influenciade otras culturas.

Tesis 1: La cultura irrelevante para eldesarrollo económico

En el marco de las tesis “insulares”, los trabajosiniciales en el campo de la teoría de crecimiento

CUADRO 7.1

Perspectivas con respecto a la influencia de la globalización en la cultura

Fuente: Elaboración propia con base en Huntington 1993, Kramer 2001, Porter 2000, Rao 1998, Rey 2002, Sen 1999b, Serageldin 1998.

PerspectivaImpacto de la globalización en lasculturas tradicionales

¿Se logrará imponer una culturahegemónica universalmente?

Preocupación La globalización económica barre lasculturas tradicionales e impone unacultura occidental de consumismo

Las culturas han entrado en conflictoy se han convertido en bloquesantagónicos que seguiránenfrentados a pesar de (y gracias a)la globalización económica.

Moderación No hay tal cultura tradicional aislada,inmutable o pura. Todas las culturasson parte de procesos históricos deasimilación (más o menos violentos)y de síntesis. Las culturas actualessurgen también de ese sincretismo.

El proceso histórico de sincretismocultural seguirá teniendo lugar deforma menos violenta que en elpasado y con elementos de lacultura tradicional actuando de filtroque evita asimilaciones automáticasde otras culturas.

Optimismo Las sociedades pueden asimilar,adaptar y mejorar procesosprocedentes de otras culturas yeconomías, como indica el caso deJapón o del Sudeste Asiático.También una mayor exposición aotras culturas puede servir paradespertar una mayor identidad conrespecto a la local.

Habrá inevitablemente una únicacultura hegemónica en el mundobasada en los principios deproductividad y de competenciainternacional que empujaráinevitablemente a las naciones alcrecimiento y al desarrollo.

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169LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA

CUADRO 7.2

Características socioculturales de los ‘’Milagros’’ y ‘’Fracasos’’ del crecimiento económico

exógeno no establecen una relación directa entrela economía y la cultura, por no asignarle ningunafunción a la dimensión cultural en lo que se refiereal crecimiento. Estos trabajos empiezan a ver la luzen los años cincuenta en pleno proceso de recons-trucción económica tras la Segunda Guerra Mun-dial. Las tesis de Nurkse (1953), Lewis (1955), oSamuelson y Solow (1956) conciben el crecimien-to económico como un proceso competitivo deacumulación de capital hacia una dinámica de equi-librio de largo plazo. En ese contexto, los retornosdecrecientes de los factores de capital físico y re-cursos humanos, el papel del crecimientopoblacional, y los efectos de un desarrollo tecnoló-gico exógeno -o sea, independiente de los esfuer-zos deliberados de cualquier economía por desa-rrollar su tecnología- determinan la lógica del cre-cimiento. Los modelos de crecimiento exógeno, albasarse en una lógica de mercado para la acumula-ción de capital, no consideran los factores políticosy culturales.

Entre las tesis que no toman en cuenta los facto-res culturales en el crecimiento económico, se ha-llan también estudios que buscan asociaciones sis-temáticas entre ciertos rasgos socioculturales y ex-periencias positivas y negativas de crecimiento eco-nómico. Entre estos estudios empíricos, Sachs(2000) reporta que el crecimiento económico estáintima y positivamente relacionado con el desarro-llo capitalista de las economías, y negativamente consu aislamiento geográfico (esto es, carecer de sali-da al mar) y la presencia de climas tropicales. Aleliminar los países con clima tropical, países sinsalida al mar y países con regímenes socialistas has-ta principios de los noventa, la conclusión es quede los 31 países que quedan, 241 de ellos son paíseseconómicamente desarrollados.

De los siete países no desarrollados, cuatro sonpaíses tradicionalmente islámicos y tres católicos.Sachs concluye que son las políticas domésticaspopulistas y autoritarias las que podrían explicar lospatrones de crecimiento de esas excepciones me-

Tasas decrecimiento(1960-1990)

RankingIDH2003

Religiónmayoritaria

Fragmentaciónetnolingüística

Coloniaeuropea

Accesoal mar

I. MilagrosCorea 6.1 30 Budismo 0 No SíBotswana 5.9 125 Creencias

Indígenas51 Británica No

Hong Kong 5.8 26 Budismo -Confucionismo

2 Británica Sí

Taiwán 5.8 s.d. Budismo—Confucionismo

42 No Sí

Singapur 5.4 28 Budismo - Islam 42 Británica SíJapón 5.2 9 Confucionismo -

Budismo1 No Sí

Malta 4.8 33 Catolicismo 8 Británica SíChipre 4.4 25 Ortodoxa 35 Británica SíSeychelles 4.4 36 Catolicismo s.d. Británica SíLesotho 4.4 137 Cristianismo * 22 Britnica NoII. FracasosGhana -0.3 129 Cristianismo * 71 Británica SíVenezuela -0.5 69 Catolicismo 11 Española SíMozambique -0.7 170 Creencias

indígenas —cristianismo *

65 Portuguesa Si

Nicaragua -0.7 121 Catolicismo 18 Española SíMauritania -0.8 154 Islam 33 Francesa SíZambia -0.8 163 Catolicismo 82 Británica NoMalí -1.0 172 Islam 78 Francesa NoMadagascar -1.3 149 Creencias

indígenas —cristianismo *

6 Francesa Sí

Chad -1.7 165 Islam 69 Francesa NoGuyana -2.1 92 Cristianismo * 58 Británica SíIII. Honduras 1.5 115 Catolicismo 16 Española Sí

Fuente: Elaboración propia con base en Temple 1999, PNUD 2003b, Mauro 1997, Sala-i-Martin 1997.Notas: Casos de éxito y fracaso del crecimiento económico en términos de producto por trabajador según Temple (1999). Ranking del Índice deDesarrollo Humano del Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas 2003 (PNUD 2003b); fragmentación etnolingüística de Mauro (1997);situación colonial y religión mayoritaria de Sala-i-Martín (1997).(*) Indica que no se especifica en las fuentes originales la religión dominante dentro de la denominación de cristianismo.

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170 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS

jor que diferencias culturales. Cuando por el otrolado se analizan los casos de éxito entre países conclima tropical, sólo dos países (Singapur y HongKong) están entre los 31 más desarrollados. Si lacultura va a jugar un papel importante en estos ca-sos de éxito, el escaso desarrollo de China hasta suincipiente apertura en 1978 demuestra una vez másque son los factores políticos e institucionales enlugar de los culturales los que explican mejor elsubdesarrollo económico (Sachs 2000).

En el cuadro 7.2 se presenta una aproximaciónal caso de Honduras con relación a los diez “mila-gros” y “fracasos” del crecimiento económico de laúltima mitad del siglo XX según Temple (1999). Estacomparación pretende mostrar la existencia de ca-racterísticas sistemáticas que presentan los casosde milagro y de fracaso económico, de la cual sepuede destacar que Honduras tiene elementos tan-to de las características que comparten los casosexitosos, como de las que comparten los “fracasos”.Si cualquiera de las dos situaciones ocurre, Hon-duras podría mejorar su senda de crecimiento obien adoptando las características que llevan al cre-cimiento económico, o bien, evitando las caracte-rísticas asociadas con el fracaso económico.

Las características y situaciones consideradaspara la comparación se refieren a la situación dedesarrollo humano, la religión mayoritaria, la frag-mentación etnolingüística,2 la ubicación geográficay si fue país bajo un dominio colonial. Los casos deéxito y fracaso económico se determinan de acuer-do con las tasas de crecimiento del producto portrabajador calculado por el PIB entre la fuerza labo-ral.

Se puede comprobar que no existen claras rela-ciones sistemáticas entre las características so-cioculturales y las tasas de crecimiento económico.Los países que presentan las más altas tasas de cre-cimiento promedio anual desde 1960 ocupan enalgunos casos posiciones en la clasificación de de-sarrollo humano por debajo de Honduras; supe-ran también el grado de fragmentación etnolin-güística de Honduras; han podido o no ser colo-nias españolas (o incluso no ser colonias), y no siem-pre tienen acceso al mar.

La falta de un patrón común se encuentra tam-bién entre los países que repetidamente han mos-trado las tasas de crecimiento más bajas durantedécadas, lo cual indica que si estos factoressocioculturales son importantes para el crecimien-to, Honduras no parece estar en una posición dife-rente para no haber experimentado un mejor pa-trón de crecimiento económico. En otras palabras,no se puede esperar que un patrón cultural, geo-gráfico e histórico distinto al que caracteriza a Hon-duras le hubiera permitido un mayor crecimientoeconómico por sí solo. Honduras, al igual que otros

países pobres, no estaba predestinada al fracasoeconómico, como tampoco países que han creci-do de forma exitosa tenían unas condiciones sin-gulares y exclusivas para ese buen desempeño. Eldesarrollo económico “no nace” sino que “se hace”.

Tesis 2: La cultura relevante para eldesarrollo económico

A partir de los noventa se inicia una segundaronda de teorías del crecimiento endógeno en lasque se incorporan otros factores distintos a los tra-dicionales económicos, dando cabida a factoresinstitucionales, sociales y culturales. Por lo tanto,las ecuaciones del crecimiento se han ampliado paraintroducir determinantes que toman en cuenta, porun lado, el grado de libertad civil, estabilidad polí-tica, buena gobernabilidad y calidad de las institu-ciones; y, por otro, elementos culturales relaciona-dos con la religión, la fragmentación etnolingüística,la confianza o el civismo.

Ejercicios que buscan sistematizar los factoresdel crecimiento, como los de Sala-i-Martín (1997)o Fernández et. al. (2001), demuestran que entrelos determinantes del crecimiento económico seencuentran de forma consistente variables relacio-nadas con los niveles iniciales de ingreso y de acu-mulación de capital humano, pero también varia-bles no-económicas relacionadas con la política, lasinstituciones y la cultura. Para el caso de Hondu-ras, al realizar estos ejercicios, se observa que enefecto podrían existir una serie de condiciones ocaracterísticas no económicas que permiten augu-rar crecimiento económico sostenido.

El cuadro 7.3 muestra la sistematización y el sig-no de las variables relacionadas con el crecimien-to. El orden de magnitud reportado indica lo pro-bable que es que un factor o característica deter-minada sea encontrado de forma sistemática comoexplicativo para el crecimiento. Así, cuando esa pro-babilidad es superior a 0.95, ese factor o caracterís-tica es un determinante del crecimiento, ya sea paraaumentar las tasas de crecimiento (en cuyo caso sereporta un signo positivo) o para reducir dichastasas (signo negativo). Si por el contrario se obtie-ne una probabilidad menor de 0.95, entonces sereporta que esa característica o condición no es unfactor que afecte ni positiva ni negativamente elcrecimiento económico de forma sistemática.

Entre las variables políticas encontradas por Sala-i-Martín (1997) se encuentran las libertades civiles,el número de revoluciones y golpes militares, elhaber sostenido o no una guerra, el grado en queimpera la ley y el orden, o el nivel de derechos po-líticos. Haber sido colonia española también deter-mina (negativamente) el crecimiento, así como unacreciente fracción de la población que profese reli-giones confucionista, budista o islámica. Cuanto

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171LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA

CUADRO 7.3

Variables significativas del crecimiento económico

mayor es la proporción de población que profesaesas religiones mayor es también la tasa de creci-miento en esos países, mientras que se encuentrauna relación negativa para el crecimiento cuandose trata de mayores proporciones de la poblaciónque profesan el protestantismo o el catolicismo.Otras variables que ayudan a explicar la experien-cia de crecimiento incluyen el tipo de organizacióneconómica, el grado de distorsión del mercado(capturado por distorsiones de los tipos de inter-cambio real e intensidad del mercado negro), losniveles de inversión, tanto en equipo como en cons-trucción residencial, la producción del sector pri-mario y el nivel de apertura de la economía.3

La implicación para Honduras es que a pesar deque existe cierta evidencia de que algunas condi-ciones, características o decisiones tanto económi-

cas como no económicas se relacionan con el fenó-meno del crecimiento, no existe nada parecido aun patrón inequívoco que asegure a un país el éxi-to económico. Esta conclusión, confirma que Hon-duras no parece estar predestinada al éxito o al fra-caso económico a partir de sus características y con-diciones culturales, sociales o históricas. Si bienexiste relación entre estas condi-cionantes, no esposible explicar el atraso o pobreza de Hondurasúnicamente por su pasado y herencia colonial -como se ha intentado demostrar desde diversasinterpretaciones basadas en la ilustración. Como seha visto en el capítulo 3, en la historia de Hondurasse encuentran factores y elementos que ayudan acomprender los avances y retrocesos en su desa-rrollo.

Variable Significativas

Significancia(0-1)

Mx. 1*Signo del

CoeficienteVariables no significativas

Nivel de PIB 1960 1.000 Positivo Colonia Española 0.938Confucionismo 1.000 Positivo % habla inglés 0.910Inversión en equipos 1.000 Positivo Edad 0.903Islam 1.000 Positivo Fuerza laboral 0.835Estado de derecho 1.000 Positivo % habla idioma

extranjero0.831

Número de años de apertura 1.000 Positivo Premio Mercado negro 0.825Esperanza de vida 0.999 Positivo Crecimiento de la

población0.807

Situación geográfica en América Latina 0.998 Negativo Ratio de Trabajadoress/ población

0.766

Derechos Políticos ** 0.998 Negativo Judíos 0.747Libertades Civiles 0.997 Negativo Colonia Francesa 0.702Situación geográfica en Africa Sub-sahariana

0.997 Negativo HindúFragmentaciónEtnolingüística

0.6540.643

Revoluciones y golpes de estado ** 0.995 Negativo Orientación Exterior 0.634% minera en el PIB 0.994 Positivo % educación pública 0.580Mercado negro (desviaciónestándar del premio) **

0.993 Negativo Colonia Británica 0.579

Matrícula educación primaria, 1960 0.992 PositivoMatrícula Superior 0.579

Exportaciones primarias como %de las exportaciones, 1970 **

0.990 NegativoArea 0.532

Grado de capitalismo 0.987 PositivoParticipación en guerra o conflictoviolento **

0.984 Negativo

Inversión en construcción 0.982 PositivoLatitud Absoluta ** 0.980 PositivoDistorsiones del tipo de cambio ** 0.968 NegativoProtestante 0.966 NegativoBudista 0.964 PositivoCatólico 0.963 Negativo

Fuente: Sala-i-Martín, 1997.Nota: (*) Una variable se reporta significativa cuando su función de densidad acumulada resultante de estimar reiteradamente ecuaciones de crecimien-to supera 0.95. (**) Indica variables encontradas sistemáticamente significativas en Sala-i-Martín (1997) que fueron reportadas como sistemáticamenteno significativas por Fernández et. al. (2001).

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172 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS

CUADRO 7.4

Índice de infraestructura social y deproducto por trabajador, 1990-1991(*)

Estudios en torno al capital social ponen tam-bién de manifiesto la importancia para el crecimien-to de aspectos relacionados con los valores, creen-cias y actitudes de una sociedad. Al igual que ocu-rre con la definición de cultura, el concepto de ca-pital social es otro difícil de delimitar y de medir.Por capital social se entiende relaciones de autori-dad, de confianza, y de reparto consensuado dederechos que se erigen en normas (Coleman 1990);otros como Putnam (1993) se refieren a los víncu-los creados por la pertenencia a grupos, familiareso de otro tipo.

Knack y Keefer (1995) describen el concepto decapital social como las relaciones de confianza y decivismo colectivo en una sociedad. Reconocen elvalor económico al capital social en tanto afecta eltiempo y recursos destinados a evitar violaciones

del derecho de propiedad y de otros abusos en tran-sacciones económicas que protagonizan los indivi-duos. Asimismo, un alto nivel de capital social pue-de reducir o eliminar desincentivos a la inversión,substituyendo las instituciones en situaciones deescaso desarrollo de sistemas jurídicos. Mayoresniveles de confianza y de civismo podrían tambiénmejorar la provisión de los servicios públicos enmedio de un mejor clima general de credibilidad.Indirectamente, el capital social puede resultar be-neficioso para el crecimiento cuando potencia laparticipación ciudadana y, con ello, la demanda detransparencia y rendición de cuentas al sector pú-blico.

El concepto de infraestructura social tiene re-lación con el de capital social, y se refiere a las dife-rencias de productividad, capital físico y capitalhumano entre países a diferentes niveles (Hall yJones 1999). Este tipo de infraestructura va más alládel concepto tradicional de la infraestructura decarácter físico (puentes, carreteras, edificios, ma-quinaria, etc.), pues tiene que ver con el nivel dedesarrollo institucional y político de un país o unacomunidad. Se define esta infraestructura como elconjunto de “las instituciones y las políticas delgobierno que determinan el ambiente económicoen el que los individuos acumulan habilidades y lascompañías acumulan capital y producen” (Hall yJones 1999:84).

Así, un país o una comunidad estará en mejorsituación para desarrollarse económicamente cuan-to más desarrolladas estén sus instituciones y seapliquen más políticas dirigidas a generar y asegu-rar confianza entre los agentes económicos; asícomo a incentivar el aumento de la productividadde los trabajadores, a hacer rentable la acumula-ción de capital físico, humano o financiero, o a in-novar y transferir tecnología. Por lo tanto, en lamedida en que los países muestren niveles bajosde infraestructura social, existirán deficiencias ensu desarrollo institucional y de políticas, que afec-tarán su capacidad de desarrollo económico engeneral y la productividad de sus trabajadores (me-dida como el producto interior bruto de la econo-mía entre el total de la población económicamenteactiva ocupada) en particular.

En ese sentido, las instituciones de una socie-dad son un componente esencial de la infraestruc-tura social y, en la medida en que no funcionencorrectamente, pueden dar lugar a prácticas de“desviación” económica. Así, el robo o la protec-ción mafiosa son ejemplos de desviaciones econó-micas llevadas a cabo por agentes privados; la ex-propiación, la confiscación o la corrupción sonejemplos de desviaciones económicas públicas, to-das las cuales tienen efectos negativos para el cre-cimiento.

Indice deInfraestructura

Social

Indice deProducto porTrabajador(PIB/Fuerza

Laboral)

Honduras 38.9 13.0Nicaragua 42.8 12.6Guatemala 39.7 21.0El Salvador 38.6 15.7Costa Rica 54.6 25.7

China 32.0 6.0Hong Kong 89.6 60.8República de Corea 66.7 38.0

Estados Unidos 97.3 100.0Unión Europea 84.6 72.3Japón 83.3 58.7

Africa 30.3 7.4Promedio mundial 46.8 29.6

Fuente: Hall y Jones 1999.Nota: (*) Se utilizan datos de estos años siendo que no se han realiza-do otros estudios comparativos a nivel internacional. De ahí que aho-ra los datos presentados en el cuadro sirven más bien para observarlas diferencias entre los países y no tanto los valores per se de losíndices. El Índice de Infraestructura Social es el promedio del índice deActividades Gubernamentales Anti-Desviaciones y del índice de losaños de apertura comercial entre 1950 y 1990 de Sachs y Werner(1995). El Índice de Actividades Gubernamentales Anti-Desviacionesse calcula a partir de la información procedente del InternationalCountry Risk Guide sobre 130 países en 24 categorías de factoresrelativos a las actividades públicas. Hall y Jones (1999) agrupan estoscriterios en cinco grupos: (1) ley y orden; (2) calidad burocrática; (3)nivel de corrupción; (4) riesgo de expropiación; y (5) repudio de con-tratos por parte del gobierno. Estos cinco indicadores capturan tantoel rol del gobierno en la protección de su economía contra la desvia-ción privada así como la actividad de desviación en la que el propiogobierno cae. El Índice de Actividades Gubernamentales Anti-Desvia-ciones resulta de una ponderación por partes iguales de esos cincosub-índices.El Indice de Producto por Trabajador toma como referencia el de Esta-dos Unidos, y se construye a partir de los datos de Summers y Heston(1991) Penn World Tables Mark 5.6, calculando el PIB entre la FuerzaLaboral)Los índices se expresan en escalas de 0 a 100. Valores más altos de losíndices indican que los gobiernos proveen políticas más eficientes paraapoyar la producción, con lo que el clima para la misma es más pro-picio.

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173LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA

Se reporta para el periodo 1960-95 de una mues-tra de 127 países - entre los que se encuentra Hon-duras- que cada mejora de diez puntos de infraes-tructura social (en una escala de 0 a 100) suponeuna mejora promedio del producto por trabajadordel 5% (en un rango de 4.4% a 6.4% según diferen-tes especificaciones del modelo), mientras que au-mentan su disponibilidad de capital humano portrabajador aproximadamente en 1.3% (Hall y Jones1999). En otras palabras, existen ganancias econó-micas potencialmente grandes en torno al creci-miento económico y a la productividad de los tra-bajadores, si la infraestructura social de un país -esto es, sus instituciones y ciertas políticas que afec-tan el ambiente económico- se desarrollan adecua-damente.

En este caso, Honduras se encuentra por deba-jo de la media centroamericana de infraestructurasocial sólo ligeramente por encima de El Salvador.A pesar de que su infraestructura social es superiora la de países como China y el promedio africano,

Honduras requiere todavía mejorar sus institucio-nes para poder acercarse a la media internacional yde esa manera aumentar el producto total de laeconomía y la productividad laboral que procedendel desarrollo institucional. El cuadro 7.4 permiteobservar que, a pesar de lo lejos que se encuentraHonduras de Estados Unidos, de la Unión Europeay de Japón en cuanto a sus niveles de infraestructu-ra social, esta brecha es menor que la de infraes-tructura física, financiera o de capital humano. Así,mientras que Estados Unidos sólo duplica el nivelde infraestructura social de Honduras, su produc-to por trabajador es ocho veces superior. Por tanto,en la medida en que exista esa conexión entre cre-cimiento económico e infraestructura social, la es-trategia de invertir en este tipo de infraestructuraes una atractiva opción para reducir más rápidamen-te el diferencial de crecimiento económico entreHonduras y los países en desarrollo.

Las teorías culturales “grandiosas” con-trastan diametralmente con las teorías econó-micas vistas anteriormente. En realidad, este tipode teorías van más allá de un rol meramentesustantivo de la cultura en la economía hastaconvertirla en el principal elemento que explicalas diferencias económicas, políticas y sociales aescala mundial. Estas teorías pueden encontrarentre sus antecedentes más conocidos las tesisde Max Weber (1905) que explicaban a princi-pios del siglo XX el surgimiento del capitalismofundamentalmente como un fenómeno cultu-ral basado en la religión; o en Banfield (1958)que vinculaba la pobreza y el autoritarismo enel sur de Italia con factores culturales en torno alazos de lo que denominaban “familismo amo-ral”. En cuanto a la teoría weberiana, ésta esta-blece una correlación precisa entre el régimeneconómico y las instituciones. De acuerdo conWeber, en sociedades pre-capitalistas la autori-dad política era tradicional y arbitraria, no solíaobedecer a la legalidad, y las normas socialesperpetuaban sistemas jerárquicos. No existíanmercados importantes y los que existían esta-ban limitados por barreras sociales y legales. Encambio, en sociedades capitalistas el Estado estásujeto al imperio de la ley, la movilidad social esalta y el intercambio económico está motivadopor instituciones de mercado (véase Rao 1998,Sachs 2000 y Landes 2000 para una discusióndel trabajo de Weber).

En este contexto, el protestantismo, másconcretamente el calvinismo, promueve el sur-gimiento del capitalismo moderno-industrial,invitando a la búsqueda de la riqueza y, sobretodo, definiendo una ética del comportamientodiario que conduce al éxito económico. Este có-digo de trabajo se resumiría en trabajo duro,honestidad, seriedad, y uso comedido del tiem-po y el dinero. De acuerdo con Landes (2000),

lo que hizo el protestantismo fueinstitucionalizar un modo de comportamiento-racional, ordenado, diligente y productivo- queni era nuevo ni exclusivo de esa religión, peroque hasta ese momento no se daba de formasistemática en las sociedades agrícolas tradicio-nales. La contribución de Weber, por lo tanto,sería relacionar el ahorro, el voluntarismo y laasiduidad al trabajo como valores de autono-mía y éxito económico en la Europa de la Refor-ma Protestante, mientras que la obediencia y lafe religiosa de la Europa meridional tradicionalrelejarían la conformidad con la tradición y uncrecimiento más lento durante decenios (Rao1998).

Obviamente, este tipo de argumento tienefuertes y muy controversiales implicaciones so-bre la superioridad de unas culturas sobre otras.En contraste con los intentos fallidos de los es-tudios vistos anteriormente, Huntington (2000)manifiesta abiertamente la existencia de cultu-ras superiores para el desarrollo económico. Ensu comparación de Ghana y Corea del Sur, eseautor dice que a principios de los sesenta am-bos países eran considerablemente similares encuanto a sus niveles de ingreso per cápita, unaestructura comparable de composición secto-rial y unas exportaciones principalmente de pro-ductos primarios. Treinta años después, Coreaes un gigante industrial y la decimocuarta eco-nomía del mundo, con un ingreso per cápitaquince veces superior al de Ghana, y en un de-cidido proceso de institucionalización democrá-tica. De acuerdo con Huntington, estas diferen-cias se pueden explicar fundamentalmente por-que los surcoreanos aprecian valores como elahorro, la inversión, el trabajo duro, la educa-ción, la organización y la disciplina, mientrasque los ghaneses no.

No obstante, otros autores aconsejan pre-

caución respecto a estas teorías culturales gran-diosas. Sen (2002b) argumenta que la explica-ción de Weber carece de capacidad para explicarlas pautas de desarrollo tras la Segunda GuerraMundial. Así, la tesis del protestantismo exclusi-vamente para explicar el éxito económico debióen un primer momento extenderse hasta abar-car todo el cristianismo para incluir las experien-cias económicas favorables de países católicoscomo Francia, Italia (y mucho más tarde, en losochenta y noventa, España, Irlanda, y Portugal).Una vez se extendió la explicación del desarrollohacia una visión eurocéntrica cristiana de la cul-tura, hubo que extenderla nuevamente para darcabida al proceso de modernización de Japón.En cuanto otros países asiáticos como Corea delSur, Hong Kong, Singapur, Taiwán, empezaron adesarrollarse rápida y sostenidamente, y poste-riormente, China y Tailandia, se hizo necesariohablar de un enfoque “asiático” del crecimientoque invalida una visión exclusivamenteeurocéntrica del desarrollo y la cultura. Las expe-riencias de Indonesia, Malasia, y últimamente deIndia, ponen de nuevo sobre la mesa la necesi-dad de ampliar los rasgos tradicionalesconfucionistas y budistas para incluir otros ras-gos asiáticos más amplios para explicar el víncu-lo entre cultura y desarrollo.

Para Sen, esta inagotable necesidad de incluirmás y nuevos rasgos culturales al desarrollo eco-nómico, indica la falta de capacidad de una ex-plicación que se limita a asociar desarrollo eco-nómico únicamente con un tipo concreto de re-ligión. Este argumento viene a confirmar una vezmás que no existe una pauta concreta y sencillaque determine la senda de desarrollo de un país,tal y como se concluyó anteriormente a partir delos estudios que sistematizan las causas del cre-cimiento económico o que revisan las experien-cias de milagro y desastre económico.

RECUADRO 7.1Las teorías culturales grandiosas

Fuente: Elaboración propia con base en Banfield 1958, Huntington 2000, Landes 2000, Rao 1998, Sachs 2000, Sen 2002b y Weber 1905.

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174 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS

Tesis 3: La cultura como el principaldeterminante del desarrollo económico

En marcado contraste con las teorías iniciales deacumulación de capital y del paradigma del desa-rrollo humano, existen otras teorías que sitúan alcrecimiento rápido y sostenido de la productividadcomo centro del desarrollo económico (Porter1990). Su “paradigma de la productividad” implicaque en una economía global moderna la producti-vidad depende menos de las industrias en que unanación compita y más de la forma en que ésta com-pita. Poco importa que las compañías sean localeso extranjeras, existan recursos naturales o abundan-te mano de obra. Lo que verdaderamente importaes la capacidad del país de organizarse eficien-temente en torno a una economía productiva, yasea en el sector agrícola, manufacturero o de servi-cios. Esta tesis relativiza a la ventaja comparativa deun país para determinar su prosperidad insistien-do en que es su ventaja competitiva lo que haceque una nación, cualquier nación, sea capaz de pro-ducir más eficientemente productos o servicios quecualquier otro productor podría potencialmentereplicar en otra parte del mundo.

En este sentido, el desarrollo económico se con-vierte en un proceso de largo plazo consistente enconstruir y articular capacidades microeconómicasque fortalezcan la competencia de cada nación:entre ellas, las condiciones del capital y de su manode obra; el contexto local de competencia entrecompañías; la demanda local; y la fortaleza de in-dustrias de apoyo en esa economía. En este para-digma, una nación que desee reducir sus nivelesde pobreza tiene que fortalecer su capital humano,mejorar su infraestructura, abrirse al comercio y ala inversión exterior, proteger la propiedad intelec-tual, elevar los estándares de calidad de sus pro-ductos, proteger su medio ambiente y expandir suintegración comercial.

En cuanto a la función de la cultura en el para-digma de la competitividad, se argumenta que losrasgos locales son cada vez más importantes paradeterminar que una compañía sea más competiti-va y productiva que otra establecida en cualquierparte del mundo. Las ventajas económicas que enel pasado daban un acceso geográfico cercano afuentes de insumos o a mercados importantes, laentrada tradicional de capitales, o la presencia derecursos naturales, son ahora neutralizadas en ma-yor medida por el proceso de globalización. Porestas razones, una economía se fortalecerá más rá-pido al generar creencias y valores que fomentenla competitividad y la productividad como princi-pios básicos del desarrollo, siendo que su poten-cial de prosperidad será ilimitado porque se basaen ideas y no en recursos agotables.

De acuerdo con Porter, la adopción de una cul-

tura económica de la productividad no es una op-ción sino un imperativo. Ya sea voluntaria o forzo-samente, la cultura económica de un país cambiaránecesariamente hasta abrazar una cultura de la pro-ductividad. Este autor menciona explícitamente quelos países centroamericanos están en la actualidaden ese proceso de abrazar la competencia y la pro-ductividad, en sus propias palabras, “las fuerzas dela globalización han llevado a esos pequeños paí-ses a poner a un lado sus intereses nacionalistas ydar pasos firmes para cambiar prácticas largamen-te implantadas” (Porter 2000:26, trad.lib.). Esteejemplo pone de manifiesto que, a pesar de losavances ya logrados, mucho le resta por hacer aCentroamérica si quiere sostener una senda de cre-cimiento rápido y reducir sus altos niveles de po-breza; pues aun con los cambios en esta dirección,la región permanece como la más pobre de Améri-ca Latina.

La importancia de los valoresculturales en la prosperidad económica

Si bien Honduras, al igual que otros países, ca-rece de estadísticas fiables o de estudios sistemáti-cos que permitan cuantificar esta influencia de lacultura en el desarrollo económico, hay varias ra-zones para pensar que su papel es sustantivo. Enprimer lugar, la consolidación de culturas econó-micas, participativas, éticas, se reconoce como unadimensión fundamental en la lucha contra la po-breza y el desarrollo del país. Por otro lado, cálcu-los tentativos a partir de estudios en otros países,permiten deducir la importancia en el impactomacroeconómico que tienen aspectos culturalestales como las percepciones sobre el grado de con-fianza, de civismo y de corrupción en el país. Lo-grar un cambio positivo de estas percepciones po-dría significar mejoras considerables en el creci-miento económico y en la inversión.

Estas mejoras macroeconómicas podrían inclu-so ser comparables en magnitud con el impacto deotras políticas puramente económicas como el au-mento de la productividad o de mejoras de los pre-cios internacionales de las exportaciones agrícolasdel país.

Potenciales beneficios macroeconómicosdel desarrollo cultural

Como se ha indicado a lo largo de este capítulo,existen importantes limitantes de información paradeterminar un impacto exacto de los beneficioseconómicos de ciertos valores y actitudes en lastasas de crecimiento del ingreso nacional, en susniveles de inversión y de gasto público. Hondurasno se encuentra presente en varios de los estudiosanalizados anteriormente, y en los que se encuen-

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175LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA

tra, la información raramente va más allá de media-dos de los noventa. Esto implica, por tanto, que lasestimaciones de impacto macroeconómico repor-tadas por estos estudios, aún cuando constituyenla única evidencia existente, deben tomarse siem-pre con precaución. A pesar de todas sus limitacio-nes, estos estudios aportan antecedentes muy úti-les para inferir el impacto de reducir los niveles decorrupción en la economía de Honduras, los po-tenciales beneficios de aumentar sus niveles de ca-pital social, o los beneficios de mejorar el nivel deconfianza de la gente (véase recuadro 7.2).

En el caso de la infraestructura social (cuadro7.5), al existir valores estimados directamente paraHonduras, se calcula directamente la ganancia entérminos de productividad en el trabajo y de stock

(disponibilidad) de capital humano de aumentar losniveles hondureños de productividad y capital hu-mano comparado con el promedio internacional.Para inferir los efectos en el país, se ajustan los im-pactos promedio estimados por los estudios origi-nales a los valores obtenidos para Honduras. Labrecha resultante en términos de crecimiento delPIB per cápita y de las tasas de inversión sobre elPIB constituye la ganancia potencial de mejorar losniveles de Honduras hacia el promedio internacio-nal.

Como se aprecia en el cuadro, existen benefi-cios para los países representados de reducir lapercepción de la corrupción y aumentar los nive-les de confianza. Por su parte, el impacto esperadode aumentar los niveles de confianza sobre las ta-

RECUADRO 7.2

Dimensiones no económicas de la corrupción

Por supuesto, no toda la relevancia de lacorrupción se relaciona con sus causas y conse-cuencias económicas. Existe abundante eviden-cia de que factores institucionales y políticos sonclaves también para explicar la presencia y per-sistencia de altos niveles de corrupción. En pri-mer lugar, se reconoce un vínculo directo entrealto desarrollo económico, bajos niveles de co-rrupción y democracia (Sen 2001). Lipset y Lenz(2000) argumentan que limitar el poder del Es-tado a través de mayores niveles de democra-cia, más libertad individual y más imperio de laley, resultan en una más eficiente oposición po-lítica, mayor libertad de prensa, y un sistemajudicial independiente. Todos estos son meca-nismos conductivos a la reducción de los nive-les de corrupción en una sociedad. Ese mismoestudio reporta una correlación -aunque no sumagnitud exacta- fuerte y negativa entre el ín-dice de libertades democráticas calculado porFreedom House y el Índice de Percepciones dela Corrupción de Transparencia Internacionalpara el periodo 1972-1998, una vez se controlapor los niveles de ingresos de cada país.

Por otro lado, mayores niveles de corrupciónaparecen, según el Banco Mundial, en contex-tos institucionales públicos en los que los fun-cionarios reciben salarios poco competitivos oel sistema de promoción se basa en el tutelajeen lugar de los méritos. Por tanto, políticas decombate a la corrupción propuestas en diferen-tes países incluyen el cambio de los sistemas deincentivos a funcionarios mediante medidas declarificación de los procesos de avance en la ca-rrera del funcionario; mejoras en la elaboraciónde los códigos del servicio civil; eliminación dela autoridad discrecional; rotación en el trabajoen ciertos organismos sensibles; incentivos a losfuncionarios que reportan corrupción; así comoestrategias de instalación de una cultura basa-da en el cumplimiento de las normas entre lasinstituciones públicas y de sistemas basados enlos méritos en el servicio civil.

En este mismo sentido, Andvig (1991) expli-

ca que no sólo los altos niveles de corrupciónsino su persistencia tienen que ver con el siste-ma de incentivos de las propias institucionessociales. Así, las sociedades podrían dirigirsehacia equilibrios múltiples alrededor de nivelesde corrupción altos o bajos, pues los niveles in-termedios de corrupción no son estables. En ni-veles muy bajos de corrupción, el costo para unoficial público no corrupto de llevar a cabo ac-tos corruptos es muy alto (tanto en el montodel castigo si es descubierto como en la proba-bilidad de ser descubierto). En cambio, en so-ciedades altamente corruptas el costo para aque-llos funcionarios que no lo son y que deseanpermanecer así es muy alto. El incentivo indivi-dual que prevalece en esos sistemas es el de sercorrupto. En situaciones intermedias en que elfuncionario es indiferente entre ser corrupto ono (o sea sus costos y beneficios son iguales porser o no corrupto) sólo tendría sentido econó-mico ser corrupto cuando uno o más de los fun-cionarios se convierten en corruptos, y deja detenerlo cuando uno sólo de los funcionarios dejade ser corrupto. De acuerdo con esta tesis deAndvig, es posible reducir drásticamente la co-rrupción en países con niveles moderados de lamisma, incluso con modestas medidas de políti-ca.

Hay, asimismo, argumentos que indican laexistencia de una especie de inercia en la per-sistencia de la corrupción; ésta se instala en so-ciedades en las que la historia previa justifica ex-pectativas generales de la prevalencia de ese fe-nómeno de corrupción, actuando estas expec-tativas como profecías auto-cumplidas (Sah1988). De acuerdo con estos argumentos, sólocon ambiciosas medidas de política y enormesesfuerzos que permitan quebrar la inercia deestas expectativas, se puede mermar los nivelesde corrupción, incluso cuando éstos son mode-rados. Más difícil aún de reducir la corrupción,es cuando ésta es del tipo que Bardhan (1997)describe como “colusiva”, en tanto que benefi-cia al oficial y al cliente simultáneamente. Un

ejemplo es un soborno en un puesto aduaneroque beneficia económicamente tanto al agenteprivado que lo otorga como al funcionario quelo recibe.

Otro argumento que relaciona la cultura yla corrupción es la denominada hipótesis demedios y fines de Merton (1968). En socieda-des donde se enfatiza el éxito económico fuer-temente pero se restringen las oportunidadespara conseguirlo, persisten altos niveles de co-rrupción. Así, países menos desarrollados peroaltamente motivados para el desempeño eco-nómico como Rusia o Turquía, son casos conpredecibles muy altos niveles de corrupción. Encambio, países menos motivados para el des-empeño económico pero con amplias oportu-nidades económicas son los menos corruptos.En este grupo encajan países como Dinamarca,Suecia o Noruega, los cuales tiene más bajosniveles de corrupción.

Finalmente, otra ilustre relación entre cultu-ra y corrupción se denominada “familismoamoral”. Banfield (1958), al analizar el sur deItalia describe ese concepto como una culturadeficiente en valores comunitarios pero que fo-menta el estrechamiento de los lazos familia-res. Este familismo promueve desviaciones delas normas universales y del premio basado enel mérito y favorece el favoritismo por motivosde parentesco familiar. Lipset y Lenz (2000) cons-truyen una escala de familismo amoral en fun-ción de tres dimensiones: creencia de que a lospadres se les debe respetar y amar independien-te de sus cualidades y faltas; creencia de que eldivorcio es injustificable; y número de hijos pormujer. Cuanto más fuertes sean estas creenciasy mayor sea el número de hijos por mujer enuna comunidad, sociedad o país, más fuerte seráel fenómeno de familismo amoral en ese con-texto. Este estudio encuentra una correlaciónestadística significativa entre un mayor gradode “familismo” y mayores niveles de corrupción,incluso cuando se controla por el PIB per cápitade cada país.

Fuente: Elaboración propia con base en Andvig 1991, Banfield 1958, Merton 1968, Lipset y Lenz 2000, Bardhan 1997 y Sah 1988.

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176 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS

CUADRO 7.5

Beneficios potenciales de reducir los niveles de corrupción, aumentar el capital social y lainfraestructura social a estándares internacionales

sas de crecimiento del PIB per cápita oscilarían en-tre 1.4 y 2.1 puntos porcentuales, mientras que selimitarían a menos de 0.5 puntos porcentuales enel caso de aumentar los niveles de civismo en elpaís. Estas diferencias en cuanto a los beneficiosesperados de los diferentes valores radica en queAmérica Latina se encuentra mucho más alejada delpromedio internacional en lo que se refiere a lapercepción de corrupción y niveles de confianzapersonal de lo que se encuentran los niveles de ci-vismo respecto al promedio internacional. Es deesperar, pues, que los mayores beneficios proce-dan de eliminar la mayor brecha de confianza y depercepción de la corrupción en Honduras con elresto del mundo.

Los beneficios obtenidos al aumentar la eficien-cia de las políticas públicas y del clima de eficienciadel país oscilan entre 3.5 y 5 puntos porcentualesdel producto por trabajador. Dado que la brechade infraestructura social respecto al promedio in-ternacional no es considerable, esta gananciasustantiva indica la gran repercusión de pequeñosesfuerzos por parte del gobierno de aumentar laeficiencia con la que desempeña sus actividades.

No cabe duda de que la magnitud de estos be-neficios macroeconómicos es sustancial, lo que in-dica la relevancia para el crecimiento económicode mejorar la infraestructura social. En un recienteestudio, después de simular diferentes políticas deapertura comercial, de aumento de la productivi-dad o shocks favorables de los precios internacio-nales de las exportaciones agrícolas hondureñas,Cuesta y Sánchez (2003) reportan que escenariosmás favorables para el crecimiento y la reducciónde la pobreza podrían llevar a mejoras similares delPIB en torno a los dos puntos porcentuales.

Potenciales beneficios del capital social enel bienestar

Otra dimensión importante a considerar conrespecto a los valores y actitudes y su relación conel desarrollo, es su impacto en las condiciones devida de los hondureños, más allá de su impacto to-tal en el producto interior bruto o en la inversióntotal del país. Para estimar estos efectos se utilizantécnicas estadísticas (véase Notas técnicas) paraindicar el número de Necesidades Básicas Insatis-fechas (NBI) de cada hogar hondureño que podríanatribuirse específica y directamente a aspectossocioculturales como la religión o los niveles decapital social.

El objetivo de estas estimaciones es determinarsi estos aspectos socioculturales pueden por sí so-los explicar el grado de bienestar entre los hogareshondureños, más allá de factores socioeconómicostradicionales como el nivel educacional, la ubica-ción geográfica, o la composición del hogar. De for-ma simultánea se analiza algunos de los determi-nantes del capital social, ya que se evidencia unarelación recíproca entre el capital social y el nivelsocioeconómico de un hogar.

Estas estimaciones se realizan a partir de la En-cuesta de Buen Gobierno aplicada a 3,000 hondu-reños y hondureñas en 2001, en la cual se pregun-ta, entre otras cosas, por su tolerancia ante actoscorruptos y su nivel de confianza en institucionespúblicas y privadas. También la encuesta preguntaabiertamente por la percepción individual de co-rrupción de esas mismas instituciones (Seligson2001).

La variable de capital social, para efectos de esteanálisis,4 se define a partir del promedio de partici-

Impacto promedioreportado a

Valor de los Índices(escala 0-100)

Beneficio de nivelesmedios

Indices Fuente

Crecimientodel PIB pc

(puntosporcentuales)

Inversión(puntosde PIB)

MediaInterna-cional

Promedio deAmericaLatina

Crecimientodel PIB pc

(puntosporcentuales)

Inversión(puntosde PIB)

Percepción de laCorrupción b

Mauro(1997)

0.3-0.4 1.9-3.2 30.1 59.5 0.9 — 1.8 5.6 - 14.2

Capital Social c

Confianza Civismo

Knack yKeefer(1995)

0.80.7

1.45.0

35.939.4

18.537.1

1.4-2.10.2-0.4

2.4-3.60.4-0.7

Fuente: Cálculo del INDH en función de los estudios citados: Mauro 1997 y Knack y Keefer 1995.Notas: a Impacto promedio reportado de variar los correspondientes índices de percepción de la corrupción, de confianza, de civismo y de infraes-tructura social un 10%.b La percepción de la corrupción se relaciona con el Índice de Corrupción de Mauro (1997) a partir de Business International. Para hacerlo compatiblecon el resto de los índices presentados, el valor de este índice se resta a 100 para así obtener un índice donde el valor más alto (100) indica una mayorpercepción de corrupción. El índice original de Mauro (1997) incluye los siguientes países de América Latina: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Haití,Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.c La definición de capital social se construye a partir de World Values Tables y sólo incluye 29 países. Ninguno de ellos es centroamericano y sólocuatro son de América Latina: Argentina, Chile, México y Brasil.

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177LA RELEVANCIA DE LA CULTURA PARA LA ECONOMÍA

pación en cabildos abiertos, grado de confianza enel otro, y si el individuo ha participado en progra-mas de control y auditoría social. Para las variablesde participación en cabildos y programas de con-trol y auditoría social, dicha encuesta define un va-lor de 1 si el entrevistado ha participado en dichasactividades y 0 si no. Para el grado de confianza seutilizan tres posibles valores: 2 si tiene “mucha”confianza, 1 si tiene “algo” de confianza y 0 si notiene “nada” de confianza en las demás personas.Para construir el índice de capital social se sumanposteriormente todos los valores de las tres pre-guntas y se estandarizan los resultados en un índi-ce de 0 a 100, donde 100 representa la participa-ción conjunta en cabildos abiertos, programas deauditoría y control social, y “mucha” confianza enlas personas.

También se construye el indicador de NBI, me-dido a nivel del hogar a partir de los datos que pre-senta la Encuesta de Buen Gobierno, en cuanto asi la vivienda tiene piso que no sea de tierra, y sicuenta con acceso a agua potable y a electricidad.Por otro lado, la información sobre las experien-cias de manejo de fondos relacionados con el hura-cán Mitch, se usan como factores que pueden in-fluir el bienestar actual de los hogares hondureños,así como su grado de confianza en autoridades ymiembros de la comunidad, respectivamente.

Los gráficos 7.1 y 7.2 comparan los impactos es-timados sobre la satisfacción de las necesidadesbásicas y el nivel de capital social respectivamente,mostrando a modo de instantánea el signo y lamagnitud de las relaciones entre niveles de bienes-tar, valores participativos y democráticos, valoresfrente a la corrupción, y una serie de característicassocioeconómicas, demográficas, y geográficas.

El nivel de capital social reportado por elencuestado tiene un impacto importante en el nú-mero de necesidades básicas insatisfechas del ho-gar de esta persona, cuanto mayor es el capital so-cial, más probable es que exista un mayor númerode necesidades básicas satisfechas (véase gráfico7.1). Esto evidencia que el capital social constituyeun activo favorable para el bienestar.

El nivel educativo y la ubicación geográfica sontambién variables significativas para una mayor sa-tisfacción de las necesidades básicas. A mayor edu-cación de una persona, menos probable es que suhogar tenga necesidades insatisfechas; y, a su ubi-cación de residencia en zonas urbanas correspon-den menores necesidades insatisfechas en compa-ración con aquellas que poseen las mismas carac-terísticas, pero que se ubican en áreas rurales.

La encuesta reporta información sobre el posi-cionamiento ideológico y religioso de las personas.En el caso de las necesidades básicas insatisfechasse aprecia que ninguna religión afecta el número

de las mismas, esto es, no existe una religión con-creta que esté asociada con mayores niveles depobreza medidos por las necesidades básicas insa-tisfechas. Profesar una religión determinada no su-pone ninguna diferencia con respecto a practicarotra en términos de las necesidades insatisfechasde ese hogar, ni tampoco con respecto a no practi-car ninguna religión (Cuesta 2003).

Al observar la variación promedio en la escalade capital social (de 0 a 100), se muestra que exis-ten ciertos valores sociales que influyen en el nivelde capital social, como pueden ser la percepción

-1 -0.8 -0.6 -0.4 -0.2 0 0.2 0.4 0.6

Tegucigalpa

San Pedro Sula

Cabecera departamental

Capital social

Cabecera municipal

Años de escolaridad

Reconstruccióndeficiente

0 2 4 6 8

Ayuda al otro

No se aprovecha

Prefiere democracia

Exposición a medios

Percepción decorrupción

NBI

GRÁFICO 7.1

Variaciones significativas del número de NBI por hogar, 2001

Fuente: Elaboración propia con base en Seligson 2001.Nota: Las variables que muestran un valor negativo influyen positivamente en el número de NBI en el sentidode que existe una relacion inversa, por ejemplo: al vivir en una cabecera, disminuye el número de NBI.

GRÁFICO 7.2

Variables significativas del Indice de Capital Social, 2001

Fuente: Elaboración propia con base en Seligson 2001.

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178 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO | HONDURAS

de corrupción y la existencia de solidaridad (véasegráfico 7.2).

Aunque el capital social tiene una influencia po-sitiva en la disminución del número de las NBI, sólopor su existencia no se asegura la satisfacción delas necesidades. Al hacer la relación inversa entrelas NBI y el capital social, se observa que el nivelsocioeconómico hasta cierta medida condiciona elnivel de capital social. Hogares con mayor númerode necesidades básicas insatisfechas son aquellosen donde viven las personas que, en general, parti-cipan más en los cabildos abiertos, en auditoríassociales y son también los que confían más en otraspersonas. En apariencia, resulta paradójico que seanlos hogares más pobres los más sensibles y cons-cientes de las ventajas de una cultura de participa-ción comunitaria. Dada su situación de pobreza seven en el imperativo de recurrir a prácticas solida-rias y recíprocas, fomentándose de esta manera laconfianza mutua al interior de los hogares y de lascomunidades.

En relación con los valores socioculturales, essobre todo la percepción de que existe corrupciónen las instituciones públicas, privadas y sin fines delucro, la que parece influir en los niveles de capitalsocial. Las percepciones sobre otros valores -comolos de solidaridad y respeto- se relacionan tambiéncon el nivel de capital social, aunque en menor gra-do. Es decir, la percepción de que las personas ayu-dan al prójimo y de que no se aprovechan entre si,señala que cuanto más solidaridad y respeto existaentre las personas, mayores son los niveles de ca-pital social. También se observa cierto impacto delgrado de preferencia por valores democráticos en-tre las personas: cuanto más convencimiento exis-ta de que la democracia es una forma de gobiernopreferible a las formas autoritarias, mayor será elnivel de capital social.

Una vez consideradas el nivel de: tolerancia a lacorrupción, radicalismo ideológico, satisfacción conel desempeño del Gobierno, solidaridad y respetoentre las personas como indicadores de la variablesobre valores socioculturales, estos no parecen te-ner un impacto significativo en el grado de satisfac-ción de las necesidades básicas (Cuesta 2003).

El grado de exposición a los medios de comu-nicación tiene un impacto positivo sobre el capitalsocial. Por un lado, las personas que siguen habi-tualmente las noticias muestran un mayor interésen la actualidad del país; por otro, los medios decomunicación facilitan una mayor participación or-ganizada de individuos en actividades sociales, po-líticas, culturales y económicas. No obstante, serequiriere un análisis mucho más detallado de lasrelaciones entre la ciudadanía y medios de comu-nicación para concluir en favor de alguna de estasposibilidades.

Se muestra que el capital social de los hondure-ños -es decir, su espíritu participativo en la gestiónde la propia comunidad y la confianza en las insti-tuciones- es un factor que contribuye a mayoresniveles de bienestar. Además, estas actitudesparticipativas y de confianza están presentes en unmayor grado entre aquellos hogares con menoresniveles de bienestar, lo que implica que si se utili-zan adecuadamente podrían tener efectos positi-vos para el desarrollo del país. Se demuestra queuna percepción crítica de la corrupción así comoel fortalecimiento de la democracia, no sólo influ-yen en el crecimiento de la economía y en la esta-bilidad política, sino también en los niveles de ca-pital social. Los retos pasan por fortalecer las rela-ciones virtuosas extendiéndolas a la gran mayoríade los hogares y haciéndolas aún más efectivas paraaumentar los niveles de vida de los hondureños.

Como se ha visto, no parecen existir valores re-ligiosos “mejores” o “superiores” que se asocien conun mayor grado de bienestar, pero sí hay una rela-ción clara entre valores participativos y de confian-za y mayores niveles de bienestar (medidos en tor-no a las necesidades básicas insatisfechas). A su vez,factores como la percepción de la corrupción, elgrado de preferencia por valores democráticos, lascreencias en que el resto de la gente ayuda al próji-mo en lugar de aprovecharse de él, todos afectanel nivel de capital social de los hondureños.

La dimensión cultural en la reducción dela pobreza

De la revisión de las diferentes perspectivas querelacionan la cultura con la economía se despren-de que no existe un consenso sobre la relevancia ymagnitud de esos vínculos, aunque la evidenciaempírica indica que esa relación puede ser en efec-to sustantiva. Es valioso, por tanto, inferir hasta quépunto esta relación puede ser significativa en el casohondureño; más aún cuando la cultura tiene unpapel constituyente, evaluativo e instrumental enlos procesos de reducción de la pobreza y desarro-llo en el país. En ese sentido, la Estrategia de Re-ducción de la Pobreza (ERP) en Honduras (Go-bierno de Honduras 2001) y el Plan de Gobierno2002-2006 (Gobierno de Honduras 2002b) estable-cen de forma explícita una vinculación entre cultu-ra y desarrollo por medio de la relación entre losvalores morales y culturales del país con tres as-pectos clave del desarrollo.

En primer lugar, con la seguridad de las perso-nas y sus bienes a través de una cultura de respetoa la ley; en segundo, con la gobernabilidad y parti-cipación democrática del país por medio de unacultura de participación democrática y de rendiciónde cuentas mediante auditorías sociales; y, en ter-cer lugar, con el combate a la corrupción en cuan-

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to a la promoción de una cultura de transparencia.En su análisis de las causas de la pobreza, la Es-

trategia para la Reducción de la Pobreza recono-ce de forma explícita que el deterioro de valoresmorales y culturales supone la agudización de pro-blemas como el alcoholismo, la delincuencia, la fal-ta de identidad nacional y el surgimiento de actitu-des negativas para el trabajo (la indisciplina o elabsentismo escolar y laboral) (véase capítulo 4).También reconoce que ciertos patrones culturalesen el uso de la tierra han llevado a una baja produc-tividad de la misma y al deterioro del medio am-biente.

El problema de la corrupción se señala especial-mente en tanto supone una pérdida gradual de lacredibilidad de la acción pública, un obstáculo parala puesta en marcha de programas de gobierno, yuna limitante para conseguir niveles altos de efi-ciencia en el uso de recursos públicos, puesto que“cierto porcentaje de los recursos son desviadosantes de llegar a su destino” (Gobierno de Hondu-ras 2001:49). En la medida en que estos desvíosimpidan hacer llegar recursos a los sectores máspobres, la pobreza y la marginalidad se perpetua-rán y se limitará la distribución equitativa de la ri-queza y de las oportunidades. La Estrategia tam-bién reconoce un impacto negativo en la confianzade los ciudadanos en sus actividades económicas,al implicar pagos irregulares, ineficiencias y retra-sos en los trámites, al igual que altos costos adicio-nales para las inversiones de las empresas. Aun cuan-do hay una actitud crítica hacia los actos corruptospor parte de la ciudadanía, subsiste un comporta-miento pasivo y una permisividad visible hacia és-tos (véase capítulo 6).

El reconocimiento del papel de la cultura en laeconomía y en la gobernabilidad del país sugiereque la gestión sociocultural debe tener un valorestratégico en las políticas de desarrollo, de cara afortalecer los valores cívicos, éticos, morales y de-mocráticos del país. Para ello se definen tres tiposde actuaciones en el Plan de Gobierno y en la ERP:la primera se encamina a fomentar la construcciónde casas de cultura, crear microempresarios vincu-lados a actividades culturales sobre todo en la pro-ducción artesanal de los pueblos indígenas y ne-gros, y fomentar el deporte en todas sus manifesta-ciones. La segunda línea de actuación se dirige apromover los valores ético-morales y el patrimoniocultural a fin de fortalecer la identidad nacional. Fi-nalmente, una tercera línea persigue promover unaestrategia de desarrollo turístico del país aprove-chando los recursos culturales como uno de los ejesdel desarrollo de esta industria.

Al concentrarse únicamente en los treslineamientos de esta área programática de la Estra-tegia para la Reducción de la Pobreza, la dimen-

sión cultural supone una partida muy inferior a otrasáreas de inversión en capital humano. Para los quin-ce años de vigencia de la ERP se prevé que la inver-sión en los aspectos de política para el desarrollocultural ascienda a 5 millones de dólares, lo querepresenta apenas un 0.1% de todo el gasto asocia-do con la Estrategia (Gobierno de Honduras2003a:25). Aun cuando los bajos niveles de ejecu-ción pueden asociarse en buena medida al retrasoen la llegada de los fondos procedentes del aliviode la deuda hasta la renovación del acuerdo con elFondo Monetario Internacional, los porcentajes deejecución de proyectos de desarrollo cultural es-tán muy por debajo de la media de ejecución deltodos los proyectos de la cartera de la ERP, estima-dos por el propio gobierno en el 59% y 44% res-pectivamente en 2001 y 2002 (Gobierno de Hon-duras 2003a).

Otros lineamientos de la Estrategia que estánrelacionados con el desarrollo de una nueva cultu-ra de libertad económica, de participación social yde valores humanos son mucho más substanciales.Entre esas líneas de política se pueden señalar lossiguientes programas:

• en el área de crecimiento económico equitati-vo y sostenible, destacan programas de apoyo a lasnormas del mercado;

• en el área de capital humano, se encuentranprogramas de infraestructura educativa con parti-cipación ciudadana, fondos comunales de medica-mentos, servicios de promoción de la salud para laniñez, atención integral de la mujer, prevención deenfermedades contagiosas;

• en el área de protección social a grupos espe-cíficos, existen programas y proyectos de desarro-llo integral de la familia, erradicación progresiva deltrabajo infantil, apoyo a la población adolescentetrabajadora, habilitación laboral a la mujer trabaja-dora, participación de las mujeres indígenas y cam-pesinas, prevención de la violencia contra la mujer,desarrollo socioeconómico de los pueblos étnicos,ecoturismo;

• finalmente, en el área de sostenibilidad de laEstrategia, se identifican programas de auditoríasocial, modernización del sistema de recepción dedenuncias, capacitación municipal, protección delambiente, manejo de cuencas comunitarias y recu-peración de áreas degradadas.

Es de hacer notar que los fondos destinados a loque tradicionalmente se define como cultura co-rresponde a un 0.1% de los gastos de la ERP, mien-tras que el monto total de los fondos a las áreasarriba mencionadas representa el 42% de los recur-sos previstos.5 Por lo tanto, aún cuando persistendificultades para garantizar la disponibilidad y laejecución de los fondos previstos, es sustancial la

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importancia concedida a los aspectos directos eindirectos del desarrollo cultural dentro de la agen-da de reducción de pobreza.

Para finalizar, es esperanzadora la evidencia deque los grupos socioeconómicos con niveles másbajos de bienestar son también aquellos que parti-cipan más en la vida comunitaria, y son aquellosque mantienen los más altos niveles de confianzainterpersonal en el país. Buenas noticias para cons-truir, en efecto, un proceso de desarrollo humanodel país desde la gente, con la gente y para la gen-te, en donde los más desfavorecidos sean los acto-res activos y no pasivos del propio progreso.

Se puede decir que la evidencia empírica, si bienno es totalmente conclusiva y debe tomarse conmucha cautela, muestra que en efecto cada vez másaspectos culturales juegan un papel determinanteen el crecimiento de las economías, en sus pautasde gasto social y de acumulación de capital. Por tan-to, parece razonable enfatizar aquellos argumentosque reconocen un papel importante de la cultura

en el desarrollo, sin caer en exageraciones sobre laverdadera dimensión de la relación entre cultura yeconomía.

Las prioridades del desarrollo no pueden, porlo tanto, ser exclusivamente económicas. Fortale-cer ciertos valores y actitudes tiene importantesdividendos no solo cívicos o políticos sino tambiéneconómicos y de bienestar social. Es, pues, impor-tante reconocer esta doble naturaleza de la culturatanto como medio para alcanzar el desarrollo eco-nómico y humano así como un fin del propio desa-rrollo humano. Aunque parece que estas relacio-nes son sustanciales en su intensidad, no por ellodebe exagerarse su papel ni caer en peligrosos ar-gumentos que exalten ciertas culturas y estigmati-cen otras. Esto significa que un país requiere deuna adecuada y equilibrada legislación, política einstituciones que estimulen un entorno formal quefavorezca una revalorización del papel de la cultu-ra como eje integrador del desarrollo.

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NOTAS

1 Las siete excepciones son Líbano, Marruecos, Túnez,Turquía, Argentina, Sudáfrica y Uruguay.

2 El grado de fragmentación etnolingüística de Mauro(1997) replica el usado inicialmente por Taylor y Hudson(1972) referido a 1960. Cuando el índice toma un va-lor más alto, entre 0 y 100, esto indica que la probabi-lidad de que un individuo cualquiera se encuentre enese país con otro de diferente condición étnica y/o lin-güística es más alta, dado que existe una mayor diver-sidad lingüística y/o étnica en ese país. Esta mayor di-versidad se asocia típicamente con un mayor grado depolarización o fragmentación en el país, asumiendo ne-cesariamente el conflicto étnico se da con mayor pro-babilidad en comunidades étnicamente heterogéneas.La fórmula para calcular este índice es la siguiente: IFE= 100 * [ 1 - ∑ i=1..t (ni / N)2 ] donde ‘IFE’ es el índice defragmentación etnolingüística, ‘t’ es el número de gru-pos etnolingüísticos diferenciados,’ ‘n’i es el númerode personas que pertenecen al grupo etnolingüistico‘i’, y ‘N’ es la población total.

3 Un país se considera abierto comercialmente de acuer-do con Sachs y Werner (1995) si verifica todos los si-guientes criterios: (1) barreras no arancelarias cubrenmenos del 40% del comercio; (2) tarifa promedio me-nos del 40%; (3) premios del mercado negro eran me-nores del 20% en los años setenta y ochenta; (4) el paísno es clasificado como socialista por Kornai (1992) y(5), el gobierno no monopoliza las mayores exporta-ciones.

4 Existen diferentes maneras de definir y medir el capitalsocial. Esto no implica contradicciones teóricas ometodológicas, sino que más bien permite diversasaproximaciones y análisis del mismo.

5 Los 223 millones de dólares se reparten de la siguienteforma: 7.1 en el área de riqueza cultural e identidadnacional; 3.7 en el área de crecimiento económico,equitativo y sostenible; 127.5 en el área de capital hu-mano; 44.8 en el área de grupos específicos y 39.5 enla de sostenibilidad de la Estrategia. Gobierno de Hon-duras (2002b:6), Gobierno de Honduras (2003a:25).

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