La Renovación Carismática Católica en el pensamiento del Cardenal Leon Joseph Suenens

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  • 7/29/2019 La Renovacin Carismtica Catlica en el pensamiento del Cardenal Leon Joseph Suenens

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    La Renovacio n Carisma tica Cato lica

    en el pensamiento del Cardenal Leon

    Joseph SuenensPor Matteo Calisi

    Les presentamos aqu este excelente artculo de Matteo Calisi, el cual fue publicado en el

    Boletn de ICCRS de Noviembre - Diciembre de 2003, en el Suplemento "Formacin de

    Dirigentes".

    En l, el autor desarrolla el pensamiento del cardenal Suenens sobre la vocacin original del

    movimiento carismtico y la importancia de no perder ese rumbo.

    Este pequeo artculo intenta enfatizar aquellos aspectos del ministerio pastoral del Cardenal

    Suenens relacionados con su papel como enlace del Papa con la RCC mundial, tanto en

    tiempos de Pablo VI como de Juan Pablo II.

    Entre otras iniciativas en esta rea, el Cardenal Suenens comenz una Consultora Teolgica y

    Pastoral que fue el punto de comienzo para desarrollar los famosos documentos de Malinas y

    que hemos descrito en anteriores nmeros del Boletn de ICCRS.

    Recientemente tuve el honor y la alegra en Buenos Aires de conocer al P. Carlos Aldunate s.j.,

    uno de los famosos telogos que trabajaron en los documentos de Malinas. Me inform queuna de las preocupaciones principales del Cardenal Suenens en esa poca era que la

    Renovacin se arriesgaba a no ser vista segn su identidad y naturaleza, esto es como un

    impulso del Espritu Santo capaz de renovar mltiples aspectos de la Iglesia. El Cardenal

    adverta a aquellos responsables en la Iglesia contra la tentacin de transformar la Renovacin

    Carismtica en un movimiento entre otros muchos (cf Memorias y esperanzas, Veritas

    Publications, 1993 Cap. 6).

    Las palabras del P. Aldunate volvieron a traer a mi mente otra conviccin que el padre jesuita

    Paul Lebeau, telogo privado del Cardenal Suenens, atribua al Cardenal: la Renovacin

    Carismtica ni es un movimiento entre otros movimientos, ni es una manifestacinexclusiva, que reemplaza a todo lo dems, sino que es una corriente de gracia que pasa

    llevando a una tensin consciente ms alta la dimensin carismtica inherente a la Iglesia. Su

    propia fuerza dinmica lleva a la Renovacin a disolverse, en lo que se refiere a movimiento

    distintivo, como las aguas de un ro que pierde su nombre cuando desemboca en el mar

    (Memorias y esperanzas, Cap. 6).

    A la luz de tales afirmaciones, quizs no sea demasiado arriesgado pensar en una Renovacin

    Carismtica de la Iglesia, no slo referido a un movimiento eclesial especfico. Ms bien,

    designara, una corriente espiritual o movimiento de la Iglesia Catlica, anlogo a aquellos

    ecumnicos, bblicos, litrgicos, monsticos y otros movimientos que proponen denuevo en nuestros das el redescubrimiento de la persona del Espritu Santo, la actualidad de

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    la doctrina y del uso de los carismas como se indicaba en el Concilio Vaticano II (Lumen

    Gentium 12).

    Esta dimensin carismtica tambin existe y muy notablemente fuera de los lmites de la

    Iglesia Catlica, en la mayora de las confesiones cristianas. Es un acontecimiento espiritual

    muy prometedor en trminos de buscar un avance mayor hacia la unidad cristiana. Hoy, masde 600 millones de creyentes de todas las denominaciones cristianas han experimentado la

    gracia del Bautismo en el Espritu Santo (cf Oecumnisme et Renouveau Charismatique, Card.

    Lon J. Suenens). Por esta razn, la Renovacin Carismtica no es y nunca ser la prerrogativa

    de una lite o la propiedad exclusiva de un movimiento apostlico especfico. Es una gracia

    que se encuentra en la Iglesia y es para todo el mundo que desea recibirla con un corazn

    sincero sin excepcin alguna.

    Esta preocupacin alent recientemente a otros dirigentes de la Iglesia a evitar la tentacin de

    institucionalizar la experiencia carismtica del Bautismo en el Espritu en movimiento de la

    Iglesia especfico, hacindolo as accesible a cualquier cristiano y concordando con el

    pensamiento original del Cardenal Suenens. Algunas de estas consideraciones estn recogidas

    en un libro llamado Reavivar la llama, elaborado en 1990 por la Comisin de Telogos y

    Operarios Pastorales The Heart of the Church (El Corazn de la Iglesia) en Techny, Illinois,

    con el apoyo del Comit ad hoc de Obispos para la Renovacin Carismtica; tambin

    aparecen en un libro escrito por el P. Kilian McDonnell, osb y el P. George T. Montague

    llamado Iniciacin cristiana y Bautismo en el Espritu Santo: Testimonios de los primeros ocho

    siglos (The Liturgical Press, Collegeville, Minnesota, A Michael Glazier Book, 1991).

    Durante mi estancia en Argentina, el P. Aldunate tambin me dio una copia de un discurso del

    P. Peter-Hans Kolvenbach, Padre General de la Compaa de Jess, dirigido a los jesuitas en la

    Renovacin Carismtica. En un pasaje, el P. Kolvenbach dice que para el Cardenal Suenens su

    primer deseo para el Tercer Milenio era que se termine de hablar de la Renovacin como un

    movimiento al lado de otros movimientos, y que aparece cmo encuentra en el soplo del

    Espritu su fuente inacabable de luz y vida, de verdad y de amor. Si algunos en la Iglesia viven

    esta realidad ms explcitamente, no es por constituir aparte una organizacin paralela de la

    Iglesia, sino para manifestar lo que en el fondo es la misma y estar enteramente a su servicio.

    El Cardenal me deca a menudo de ver la manera de pensar de los altos responsables de la

    Iglesia, para quienes todo debe articularse y organizarse en movimientos. Para subrayar

    mejor que la efusin del Espritu tiene necesidad de irradiar en y para la Iglesia toda, l

    prefera en vez de la palabra carismtico, segn l demasiado estrecha y un poco ambigua, la

    palabra pentecostal, que evoca y promete la actualizacin del Espritu en la Iglesia entera,

    carismas incluidos. Pero poco importa si el encuentro internacional de los carismticos es

    todava considerado y tratado como un movimiento entre otros. Ms importante es el hecho

    que cristianos, y entre ellos jesuitas, dan testimonio de que este don se ha hecho para todos:

    la experiencia de revivir Pentecosts en su vigor y gratuidad, de recibir como nuevo este

    bautismo en el Espritu Santo que no ha cesado de fundar y vivificar la Iglesia y de darle la

    verdadera vida en abundancia, l, el Vivificador (3 de mayo de 2000).

    El peligro de la institucionalizacin excesiva del movimiento carismtico fue discutido

    durante la ltima Reunin de Lderes Carismticos, celebrada cerca de Roma el pasado mes de

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    septiembre (y cuyos documentos sern publicados). El recientemente creado Comit Teolgico

    Internacional de ICCRS no dejar de reflejar este tema por el bien y por el futuro de la

    Renovacin Carismtica.

    Los dirigentes carismticos tienen la misma preocupacin que Pablo VI cuando dijo: Cmo

    entonces puede esta renovacin espiritual ser otra cosa que una oportunidad para la Iglesiay para el mundo? Y, en ese caso, cmo podemos dejar de hacer todo lo que podamos para

    que siga siendo as? (Discurso del Papa Pab lo VI a la RCC con ocasin de la Tercera Asamblea

    Internacional de Dirigentes, Roma, 19 de mayo de 1975).

    La experiencia mundial de hoy demuestra que la RCC es desde luego un movimiento de la

    Iglesia pero uno especial. No puede asociarse con los orgenes , la naturaleza, las estructuras

    que son propios de otros movimientos apostlicos en la Iglesia Catlica, como se suele hacer

    referencia a ellos.

    Un documento pastoral reciente de los Obispos de Canad ha dejado esto muy claro: Lo quees especialmente notable de la historia y crecimiento rpido de la Renovacin Carismtica, es

    la manera a la vez espontnea y sistemtica en que surgi entre los fieles para convertirse muy

    rpidamente en un fenmeno espiritual nacional en la Iglesia Catlica de Canad. Esto es

    mucho ms notable ya que la Renovacin Carismtica no debe su origen a algn fundador

    inspirado o figura carismtica. No tiene listas de miembros y no est atada a estructuras

    internas o reglas. La Renovacin Carismtica es sobre todo una asamblea diversa de fieles,

    grupos de oracin, comunidades y actividades. Sin embargo todos comparten y persiguen las

    mismas metas, esto es, una conversin personal y continua a Jesucristo, una receptividad a la

    presencia, poder y dones del Espritu Santo, un amor profundo por la Iglesia y su obra de

    evangelizacin, una fraternidad fuerte, y un celo gozoso por el Evangelio. Uno puede decir que

    la Renovacin Carismtica ha sido y sigue siendo la obra soberana de Dios, realizada a travs

    del Espritu Santo. Toca las vidas de hombres y mujeres de todos los estratos sociales, renueva

    su fe y reaviva en ellos un amor y un celo gozosos para servir a Dios y a su pueblo. Estos fieles

    laicos, sacerdotes y religiosos se han dejado sorprender por Dios, conociendo la experiencia y

    accin del Espritu Santo en sus vidas. Al revisar nuestra historia de 35 aos de Renovacin

    Carismtica, conviene elevar nuestros corazones en accin de gracias por los muchos dones

    espirituales y bendiciones que ha trado a la vida de la Iglesia Catlica en Canad (Pentecosts

    1993).

    Ms all de cualquier explicacin, lo que importa realmente es que la gente en este

    movimiento y muy especialmente sus dirigentes , tienen un equilibrio espiritual sano, que

    avanzan en un camino autntico de santidad y manifiestan los frutos del Espritu (cf Gal 5, 22):

    esta es la madurez eclesial! (cf Christifideles laici, 1987).

    Estamos agradecidos al Cardenal Suenens por mostrarle a la RCC el camino para su apostolado

    eclesial. Su herencia, discernimiento espiritual, sabidura pastoral, y autoridad teolgica, que

    ICCRS ha atesorado en sus Estatutos aprobados por la Santa Sede en 1993 ser siempre

    relevante.