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La restauración de la Compañía de Jesús en la América Hispanolusitana

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DESCRIPTION

Cartas, leyes y decretos, cédulas reales, memoriales, folletos, emblemas e incluso expresiones personales de júbilo manifestadas en versos, son el tipo de documentos que pueden encontrarse en este volumen dedicado a la exploración de algunas de las fuentes disponibles para la escritura de la historia de la restauración de la Compañía de Jesús en América hispanolusitana. A través de esta muestra documental puede vislumbrarse la dificultad de la reconstrucción de dicha historia, sucedida en tiempos y circunstancias heterogéneos dependiendo de los nacientes Estados nacionales, frecuentemente inmersos en procesos de independencia, así como en luchas políticas y sociales internas. Para la comprensión del contexto en que estas fuentes aparecieron, se cuenta con una introducción en cada capítulo, seguida por la transcripción de las propias fuentes documentales.

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INTRODUCCIÓN

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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INTRODUCCIÓN

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LA RESTAURACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA

AMÉRICA HISPANOLUSITANA UNA ANTOLOGÍA DE LAS

FUENTES DOCUMENTALES

María Teresa Matabuena María Eugenia Ponce Alcocer

Jorge Enrique Salcedo Martínez S. J. Coordinadores

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA PUEBLA

UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO [LC] BX 3706.A3.R478.2014 [Dewey] 270.8205.R478.2014 La Restauración de la Compañía de Jesús en la América Hispanolusitana : una antología de las fuentes documentales / María Teresa Matabuena, María Eugenia Ponce Alcocer, Jorge Enrique Salcedo Martínez, S.J., coords. México, D. F. : Universidad Iberoamericana Ciudad de México; Universidad Iberoamericana Puebla; Pontificia Universidad Javeriana, 2014.– 336 p. : il. ; 23 cm.– ISBN 978-607-417-274-4 1. Jesuitas – América Latina – Historia – Siglo XVIII – Fuentes. 2. Jesuitas – América Latina – Historia – Siglo XIX – Fuentes. I. Matabuena Peláez, Teresa. II. Ponce Alcocer, María Eugenia. III. Salcedo Martínez, Jorge Enrique, S.J. IV. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Historia. Ilustración de la portada: [Detalle] Anónimo reproducido por Luigi Cunego Inc., La ripristi-nazione della Compagnia di Gesù alla Santita di N.S. Papa Pio Settimo, s/f., grabado al aguafuerte, 44x55 cm. Diseño de la portada: Ana Elena Pérez y Miguel García D.R. © 2014 María Teresa Matabuena Peláez, María Eugenia Patricia Ponce Alcocer, Jorge Enrique Salcedo Martínez (comps.) D.R. © 2014 Universidad Iberoamericana, A. C. Prol. Paseo de la Reforma 880 Col. Lomas de Santa Fe 01219 México, D. F. www.ibero.mx/publicaciones D.R. © 2014 Pontificia Universidad Javeriana Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7 nº 37-25, oficina 1301 Bogotá, D.C. www.javeriana.edu.co/editorial D.R. © 2014 Universidad Iberoamericana Puebla Boulevard del Niño Poblano 2901 Colonia Reserva Territorial Atlixcáyotl 72810 San Andrés Cholula, Puebla [email protected] Primera edición: 2014 ISBN: 978-607-417-274-4 Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción hecha sin consentimiento de los editores se considerará ilícita. El infractor se hará acreedor a las sanciones establecidas en las leyes en la materia. Si desea reproducir contenido de la presente obra escriba a: [email protected], en el asunto anote el ISBN que corresponda y deje el contenido en blanco. Impreso y hecho en Colombia Impreso por Javegraf en Bogotá, Colombia. Se terminó de imprimir el 10 de diciembre del 2014

. El tiraje fue de cien ejemplares.

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INTRODUCCIÓN

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ÍNDICE

Presentación José Morales Orozco S. J.

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La colección editorial Perla Chinchilla Pawling

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Agradecimientos 19

Nota editorial 21

Abreviaciones de archivos consultados 23

Introducción María Eugenia Ponce Alcocer y

Jorge Enrique Salcedo Martínez S. J. 25

Real cédula de su Majestad y señores del Consejo

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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Capítulo I Martín M. Morales

El diario de un testigo: los papeles de Manuel Luengo

37 Introducción

Documentos

1. Fragmentos del Diario del P. Luengo

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Capítulo II José del Rey Fajardo S. J.

La larga historia del restablecimiento de los jesuitas en Venezuela (1767-1916)

71 Introducción

Documentos

1. Sobre el restablecimiento de los jesuitas en Maracaibo en 1816 2. Real Junta de Restablecimiento de los jesuitas en Maracaibo en 1816 3. Decreto del Ejecutivo Nacional sobre jesuitas. 31 de agosto de 1848 4. Monseñor Aversa al Secretario de Estado. Explana el proyecto del

doctor Abel Santos, que cuenta con la aquiescencia del general Gó-mez, de un colegio jesuita en Táriba de alta calidad. Caracas, 12 de mayo de 1910

5. Carta de monseñor Marcos Sergio Godoy al padre Luis Yábar solici-tando información para abrir un colegio en Valencia. Caracas, 7 deoctubre de 1913

6. Carta de Ángel Antonio Camargo al Director de Razón y Fe solici-tando la apertura de un colegio jesuítico en Mérida. Mérida, 26 de agosto de 1914

7. Delegado a Secretario de Estado. Habló con el Presidente de la Repúbli-ca para ver si había dificultad en la venida de los padres jesuitas paraencargarlos del seminario, y le contestó que no tenía nada en contra pe-ro que andase con prudencia. Caracas, 15 de octubre de 1915

8. Carta del delegado apostólico en Venezuela, Carlos Pietropaoli alpadre Pedro Bianchi. Caracas, 16 de diciembre de 1915

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INTRODUCCIÓN

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9. Extracto de una carta del reverendo padre General de la Compañía de Jesús a la secretaría de la misma. Espera que la Compañía puedasatisfacer los deseos del Delegado Apostólico, pero antes propondrála cosa al provincial de Castilla del que dependen esas regiones. Haencargado al padre Bianchi, visitador en Colombia, que a su regreso a finales de enero pase por Caracas y trate el asunto con el Delega-do. Roma, 24 de diciembre de 1915

10. Secretario de Estado cardenal Gasparri al Delegado. Gracias a la abo-lición de las leyes contrarias al ingreso de sacerdotes extranjeros y congregaciones religiosas, y a la particular aseguración del Presidentede la República se ha obtenido que dos padres jesuitas vayan a Vene-zuela a promover el resurgimiento del Seminario. La curia generaliciale ha comunicado su asentimiento. Vaticano, 23 de enero de 1916

11. Carta del padre Pedro Bianchi al Delegado Apostólico en Venezue-la. Bogotá, 25 de enero de 1916

12. Prepósito General de la Compañía de Jesús al Secretario de Estado.Le da cuenta que escribió al provincial de Castilla padre Enrique Carvajal y con la unanimidad de los consultores aceptó la solicitudpara enviar dos padres al Seminario de Caracas, previo el entendi-miento con el visitador en Colombia que pasará a Venezuela a suregreso. Zizers in Svisser, 29 de enero de 1916

13. Delegado al padre Pedro Bianchi. No comprende la denegación que lehace ya que nos faltan padres, dos al menos, para encargarse del Semi-nario. Antier el cardenal Secretario de Estado le telegrafió avisándoleque dos padres estaban pronto y le dijo que el visitador vendría a con-ferenciar con él en Caracas. Caracas, 9 de febrero de 1916

14. Delegado al cardenal Secretario de Estado. Le informa de la negativadel padre Bianchi, visitador de los jesuitas. Él no debe conocer larespuesta afirmativa que el prepósito General de la Compañía dio asu eminencia. Caracas, 11 de febrero de 1916

15. Delegado a Secretario de Estado. Le informa que el padre Bianchi,visitador de los jesuitas en Colombia, le comunica su pronta llegadaa Caracas. Caracas, 17 de marzo de 1916

16. Pedro Tacchi Venturi a monseñor Eugenio Pacelli, secretario deAsuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Le explica que el padre Visi-tador sufrió una confusión en su contestación al Delegado negandolos dos padres para el Seminario. Está todo solucionado y pide excu-sas. Roma, 25 de marzo de 1916

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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Capítulo III Ignacio Telesca y Nicolás Perrone

El regreso frustrado de los jesuitas al Paraguay 113

Introducción

Documentos

1. Relación del padre López en camino del Brasil al Paraguay 2. Carta del Padre Bernardo Parés S. J.

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Capítulo IV María Eugenia Ponce Alcocer

Un retorno efímero: la provincia de México 139

Introducción

Documentos

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17. El padre José Barrachina al reverendo padre Pedro Tachi Venturi.La da una amplia explicación de la tramitación del asunto del Semi-nario de Caracas y las confusiones sufridas por el visitador padre Bianchi, que fueron subsanadas. Zizers (Suiza), 24 de abril de 1916

18. Carta del internuncio en Caracas, monseñor Carlos Pietropaoli alreverendo padre Pedro Bianchi. Caracas, 16 de junio de 1916

19. Carta del padre Provincial al Delegado Apostólico en Venezuela. Oña, 21 de julio de 1916

20. Carta del Internuncio en Caracas monseñor Carlos Pietropaoli al reve-rendo padre Enrique Carvajal, Provincial. Caracas, 26 de agosto de 1916

21. Internuncio a Secretario de Estado. La llegada inminente de los pa-dres jesuitas ha desatado celos y malhumor en algunos miembrosdel clero. Caracas, 25 de septiembre de 1916

22. Internuncio a Secretario de Estado. Tiene el honor de anunciarle lallegada a Venezuela de los padres jesuitas. Caracas, 9 de octubre de 1916

23. Carta de monseñor Carlo Pietropaoli al provincial de Castilla, Enri-que Carvajal. Caracas, 20 de octubre de 1916

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INTRODUCCIÓN

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1. Relación del restablecimiento de la Sagrada Compañía de Jesús en el reino de la Nueva España, y de la entrega a sus religiosos del Real Seminario de San Ildefonso de México

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Capítulo V

María Teresa Matabuena De la importancia de la educación para la gloria de la República

Puebla impetra la restitución de la Compañía de Jesús 183

Introducción

Documentos

1. Representación, que hace el vecindario de la Ciudad de Puebla pormedio de su muy ilustre Ayuntamiento Constitucional al SoberanoCongreso Constituyente del Imperio, impetrando la restitución delutilísimo instituto de la Compañía de Jesús

183

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Capítulo VI David Chamorro Espinosa S. J.

Documentos sobre el retorno y expulsión de la Compañía de Jesús del Ecuador

201 Introducción

Documentos

1. Comunicación del Cónsul de la Nueva Granada al jefe supremo JoséMaría Urbina

2. El clero secular y regular. Las corporaciones y vecinos de la capitalde la República representan a la Convención Nacional pidiendo elrestablecimiento de la Compañía de Jesús, en su libre instituto

3. Los monasterios y señoras de la capital de la República del Ecuadorsolicitan del Congreso constituyente el restablecimiento de la Com-pañía de Jesús en su libre instituto

4. Solicitud que el clero secular y regular de la ciudad de Guayaquil y algu-nos otros vecinos de ella, elevan a la Representación Nacional, pidiendo elestablecimiento de los venerables padres de la Compañía de Jesús

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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5. Decreto de admisión de la Compañía de Jesús en el Ecuador. LaConvención Nacional del Ecuador

6. Decreto de Expulsión de la Compañía de Jesús de la República delEcuador

7. Adiós a los jesuitas

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Capítulo VII Luiz Fernando Medeiros Rodriguez

Algunas fuentes documentales acerca de la llegada y misión de los primeros jesuitas de la

Compañía Restaurada en el sur de Brasil 219

Introducción

Documentos

1. Copia de la carta de monseñor Ambrosio Campodônico, internun-cio apostólico, al cardenal Luigi Lambruschino, secretario del Esta-do. Río de Janeiro, 24 de diciembre de 1841.

2. Carta autógrafa inédita de monseñor Ambrosio Campodônico, in-ternuncio apostólico, al padre Jan Roothan, General de la Compañíade Jesús. Sètte (Francia), 30 de junio de 1841.

3. Carta autógrafa inédita de monseñor Ambrosio Campodônico, in-ternuncio apostólico, al padre Jan Roothan, General de la Compañíade Jesús. Río de Janeiro, 17 de junio de 1842.

4. Copia de la carta del padre Joan Coris i Vanceus al padre MarianoBerdugo, viceprovincial. Santa Catalina, 13 de agosto de 1842.

5. Copia de la carta del padre Coris al padre Mariano Berdugo, vice-provincial. Santa Catalina, 4 de abril de 1843.

6. Carta autógrafa de monseñor Ambrosio Campodônico Apostólico, al padre Jan Roothan, general de la Compañía de Jesús. Río de Ja-neiro, 19 de octubre de 1843.

7. Carta del padre Juan Coris al padre Provincial. Porto Alegre, 9 de enero de 1844.

8. Copia de la carta del Conde de Caxias, al padre Francisco Ramón, Su-perior de la Compañía de Jesús en Sudamérica. Porto Alegre, 1 de sep-tiembre de 1845.

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INTRODUCCIÓN

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Capítulo VIII Jorge Enrique Salcedo Martínez S. J.

Algunas fuentes para el estudio de la Compañía de Jesús en Colombia durante el siglo XIX

261 Introducción

Documentos

1. Decreto (de 28 de abril de 1842) sobre el establecimiento de uno omás colegios de misiones en la República.

2. Correspondencia de Roothaan, para el restablecimiento de la Com-pañía de Jesús en la Nueva Granada.

3. Copia de la nota primera pasada al excelentísimo señor encargadode Negocios de la Nueva Granada cerca de la Santa Sede, doctor don Eladio de Urisarri.

4. Legación de la Nueva Granada cerca de la Santa Sede. Roma, 21 denoviembre de 1843.

5. Representación en favor de la presencia de los jesuitas a los honora-bles senadores y representantes en la legislatura de 1847.

6. Decreto de expulsión de los jesuitas de la Nueva Granada en 1850. 7. Representación del padre Manuel Gil S. J., al presidente José Hilario López. 8. Protesta que, a nombre de los jesuitas desterrados de la Nueva Gra-

nada, dirige al ciudadano presidente de la República, general José Hilario López, el reverendo padre Manuel Gil, superior de la Com-pañía en este país.

9. Carta de recomendación que los exalumnos del Colegio Seminariode Popayán dirigen a los ecuatorianos en favor de los reverendospadres de la Compañía de Jesús.

10. Decreto de expulsión de los jesuitas del 26 de julio de 1861.

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Capítulo IX Jesús M. Sariego S. J.

Los misioneros perseguidos. La Compañía restaurada en Centroamérica (1842-1896)

297 Introducción

Documentos

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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1. Real Orden para restablecer la Compañía en Guatemala (1817) 2. Llegada de jesuitas belgas a Santo Tomás Guatemala (23 de agosto de

1843) 3. Decreto de restablecimiento. Asamblea Nacional Guatemala (4 de

julio de1843) 4. Solicitud del presidente Mariano Rivera al padre Roothaan (10 de

enero de 1844) 5. Convenio del arzobispo con la Compañía sobre seminario, 16 de julio 1861. 6. Decreto de la Santa Sede sobre Iglesia La Merced (22 de diciembre de 1852) 7. Correspondencia del presidente Carrera con el padre Beck (2 de

julio de1861) 8. Misiones itinerantes en el norte de Guatemala 9. Misiones entre indígenas en el occidente de Guatemala 10. Apertura del Colegio de Quetzaltenango en 1857 11. Extinción de la Compañía de Jesús en Guatemala 12. Protesta de los jesuitas expulsados de El Salvador 13. El Colegio de Matagalpa (Nicaragua) 14. Misiones jesuitas en Matagalpa 15. Los jesuitas son llamados a Costa Rica 16. Los jesuitas asumen el Colegio de San Luis Gonzaga (Cartago, Costa Rica) 17. Solicitan la venida de la Compañía a Honduras 18. El trabajo apostólico se extiende a la región en 1878 19. Expulsión de la Compañía de Nicaragua 20. Intentos pacificadores de los jesuitas en Matagalpa 21. Expulsión de los jesuitas de Costa Rica 22. El trabajo urbano en Panamá

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Conclusión María Teresa Matabuena

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Colaboradores del libro 333

Fuentes de las ilustraciones 335

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INTRODUCCIÓN

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PRESENTACIÓN

José Morales Orozco S. J.

uando la Compañía de Jesús fue restaurada, cuarenta y un años después de su supresión en 1773, se encontró con un mundo desconocido que había adquirido una configuración distinta de

la que tenía cuando los jesuitas partieron al exilio. Las pulsiones demo-cráticas, nacionalistas y antirreligiosas habían logrado alumbrar una nueva forma de articulación social: el Estado nación; un nuevo soberano: el pueblo, y un nuevo dios: la razón.

Podemos imaginar la dificultad que la adaptación a ese orden social inédito implicó para aquellos sobrevivientes de una orden religiosa que había aprendido a hacer del mundo entero su patria y a moverse y tra-bajar en él, con las únicas fronteras que la Gloria de Dios y el servicio de la Iglesia, ambos crepusculares en el nuevo horizonte de la modernidad, les impusieran. Los tiempos gloriosos de la Compañía de Jesús habían quedado atrás, y ese puñado de viejos, llamados a restaurar la Compa-ñía de Jesús, debieron aprender a navegar en estos mares inexplorados, provistos sólo con su voluntad y esa preciosa herramienta de su espiri-tualidad: el discernimiento. Todo condicionado por las situaciones con-cretas que iban encontrando a su paso.

En América Latina, donde los jesuitas habían jugado un papel de-terminante en la formación de las elites que impulsaron el surgimiento de las nuevas naciones, el retorno –o los retornos, mejor dicho, por lo variado y discontinuo en que se dio–, fue particularmente lento ya que ocurrió a lo largo del tiempo que requirió, más allá de las independen-cias, la formación de las comunidades nacionales.

Por otro lado, el interés entre los especialistas del siglo XIX por el es-tudio de este complejo proceso ocupó un lugar muy por debajo de te-mas referentes a los rompimientos con las coronas y la gestación de las naciones. Sólo recientemente, los estudios sobre la Compañía de Jesús han cobrado cada vez más relevancia, si bien éstos se han enfocado más al periodo anterior a la supresión. Por ello, son encomiables estos vo-lúmenes que, con ocasión del segundo centenario de la restauración de

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LA RESTAURACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA AMÉRICA HISPANOLUSITANA

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la Orden, publica la Universidad Iberoamericana. En sus páginas, se concentra la labor de un importante grupo de expertos, que da cuenta de las rupturas y continuidades que implicó la adaptación de los jesuitas a esta modernidad que hoy se escabulle y cambia.

Considero que la manera más ignaciana de celebrar estos doscientos años del restablecimiento es contemplarlo, reflexionar sobre él y sacar provecho de cara al momento que tenemos delante de nosotros. Ese es precisamente el propósito de esta colección.

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INTRODUCCIÓN

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LA COLECCIÓN EDITORIAL

1814-2014, construcción de una identidad. La Compañía de Jesús ante su restauración

Perla Chinchilla Pawling

on esta colección, la Universidad Iberoamericana Ciudad de México participa en la conmemoración bicentenaria de la res-tauración de la orden ignaciana en 1814.

El propio padre general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás S. J., invitó a sus hermanos jesuitas a aprovechar esta ocasión para empren-der un proceso de reflexión. En sus propias palabras: “Estoy convencido de que su conmemoración puede ser para nosotros de gran ayuda si que-remos adentrarnos con mayor profundidad en la renovación continua de la Compañía que cada generación lleva a cabo”.

El padre Nicolás ha relacionado la misión de la Compañía con su his-toria; de ahí que considere la importancia de profundizar en la “com-prensión de este periodo impulsando el estudio y la investigación sobre el mismo”. En atención a sus palabras, la Ibero participará en esa tarea des-de el ámbito académico para ayudar al esclarecimiento del complejo pro-ceso de construcción de la identidad de la Compañía de Jesús.

El lapso que media entre la supresión y la restauración de la Orden es una coyuntura especial en dos sentidos: el primero, para analizar los cambios y las continuidades de la propia Compañía a partir de esta fractura; el segundo, para observarla inserta en el tránsito entre el Anti-guo Régimen y el mundo moderno.

Con este ánimo, se ha invitado a los compañeros miembros de las universidades del sistema jesuita de América Latina (la Ausjal) a cola-borar en el proyecto.

Resultado de ello es la generosa participación de la Pontificia Uni-versidad Javeriana de Bogotá, con la que se coedita toda la colección, así como la Universidad Iberoamericana Puebla, México.

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LA RESTAURACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LA AMÉRICA HISPANOLUSITANA

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La Compañía de Jesús fue suprimida y restaurada, tal como si en una obra teatral se hubiera bajado la cortina en una escena y ese telón se le-vantara en otra obra distinta. Los años que transcurrieron entre una y otra acción fueron justamente los del nacionalismo, de la posrevolución francesa y de la lucha entre la autoridad del Estado laico frente a la Igle-sia. Si bien a la fecha ya ha sido bien estudiada la continuidad posrevolu-cionaria en general, y la quimera de un cambio social absoluto posterior tanto a la Revolución francesa en particular como a las independencias nacionales en general, es un hecho, de todos modos, que entre 1789 y 1815 se hicieron palpables muchas transformaciones que desde los dos siglos anteriores anunciaban la emergencia del mundo moderno. Este fue justamente el lapso en el que se puso en vilo su reproducción.

¿Cómo enfrentaron su propia identidad los jesuitas de la restaura-ción? ¿Consideraron que había una Antigua Compañía y otra Nueva, o bien que era la misma sin rupturas? ¿Su identidad ministerial pudo sostenerse en el Occidente nacionalista decimonónico? ¿Utilizaron sus mismas “formas discursivas” o tuvieron que generar nuevas? ¿La iden-tidad de la orden fue afectada por el “antijesuitismo” o el “filojesuitis-mo” posterior a la restauración? Para tratar éstos y otros aspectos se publican los seis volúmenes que componen la colección.

Para ello se pidió, a importantes especialistas en los diversos asun-tos, que aportaran artículos de síntesis y propusieran problemas de investigación sobre este punto de inflexión de la Compañía, acerca del cual apenas en la actualidad se inician estudios de conjunto e incluso particulares.

Todos los autores son conscientes de que tan sólo se toca la superfi-cie de un fenómeno complejo y poco estudiado; pero contar con una agenda de investigación ya es un avance significativo para el futuro.

Los títulos de los volúmenes son los siguientes:

De los colegios a las universidades. Los jesuitas en el ámbito de la educación superior. La restauración de la Compañía de Jesús en la América hispa-nolusitana: una antología de las fuentes documentales. Antijesuitismo y filojesuitismo. Dos identidades ante la restauración. Las misiones antes y después de la restauración de la Compañía de Jesús. Continuidades y cambios.

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LA COLECCIÓN EDITORIAL

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La Compañía de Jesús en América Latina después de la restau-ración: los símbolos restaurados. Del Ars historica a la Monumenta historica: la historia restaurada.

Como puede apreciarse, en estos seis volúmenes se pretende mos-

trar, desde seis ingresos temáticos, el abigarrado proceso de la construc-ción de la identidad de la organización ignaciana en una perspectiva de larga duración, teniendo como eje la restauración legal de la Orden el 7 de agosto de 1814.

¿Por qué trabajar desde la identidad? En otro lugar expuse lo siguiente: Tanto en términos individuales como sociales, las identidades sirven para organizar las expectativas, o sea, son una guía para llevar a cabo la acción, ya que aquéllas se refieren a algo que se percibe como reconocible y esta-ble. Dichas expectativas se construyen a partir de la selección de una serie limitada de posibilidades desde las que se recorta el mundo y se reduce su infinita complejidad. Precisamente, de lo que se trata es de develar cuáles fueron las posi-

bilidades sobre las que la Compañía de Jesús “organizó sus expectati-vas” en el pasado, para que desde ahí pueda pensarse en el futuro.

Si bien la historia del proceso de recomposición de la Compañía de Jesús, una vez restaurada en el siglo XIX, está por hacerse, ya se ha ini-ciado el trabajo. Esperamos que estas aportaciones beneficien a los in-teresados en la historiografía de la Orden, sirvan para iluminar una parte de la historia americana de los últimos dos siglos y al mismo tiempo contribuyan con “los hijos” de san Ignacio en la “renovación […] que cada generación lleva a cabo”.

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INTRODUCCIÓN

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AGRADECIMIENTOS

l presente libro jamás hubiera visto la luz sin el apoyo, el esfuerzo y la dedicación de diversas personas e instituciones. Agradecemos a:

La dirección del Departamento de Historia de la Universidad Ibe-roamericana de la Ciudad de México, por todo el apoyo en el trabajo administrativo.

Las universidades que coeditan este volumen. Los coordinadores y los autores del libro, por su invaluable y desin-

teresada colaboración en este trabajo académico. Francisco Figueroa Olvera, Laura Teresa Sánchez Uriarte y Larisa

Medina Brener, por su trabajo en la coordinación del proyecto.

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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INTRODUCCIÓN

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NOTA EDITORIAL

on el fin de facilitar la lectura de los documentos reproducidos, se actualizó su ortografía, además se desataron las abreviaturas, excepto las que aparecen en latín y las de los tratamientos en los

encabezados y las despedidas de la correspondencia. En los documentos del capítulo “Algunas fuentes documentales acerca de la llegada y mi-sión de los primeros jesuitas de la Compañía Restaurada en el sur de Brasil”, su autor indicó, con letras cursivas, las que no aparecían en los textos originales, en los que muchas palabras estaban abreviadas.

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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INTRODUCCIÓN

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ABREVIACIONES DE

ARCHIVOS CONSULTADOS

ACAM Archivo de Loyola en Archivo de la Provincia de Cen-troamérica

ACSJP Archivo de la Curia SJ de Paraguay AGN Archivo General de la Nación. Caracas, Venezauela AGS Archivo General de Simancas AHL Archivo Histórico de Loyola. (Azpeitia-España) AHPCast Archivo Histórico de la Provincia de Castilla de la

Compañía de Jesús (Alcalá) AHN Archivo Histórico Nacional. Madrid AHPM Archivo Histórico de la Provincia Mexicana de la

Compañía de Jesús AMHS Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Roma ANCh Archivo Nacional de Chile. Santiago de Chile ANB Archivo Nacional de Colombia. Bogotá APJV Archivo de la Provincia Jesuítica de Venezuela APP Archivo de la Provincia del Perú, en Lima APT Archivo de la Provincia de Toledo en Alcalá de Henares Arch. de la Prov. Bras. Merid. Archivo de la Provincia de Brasil Meridional ARSI Archivum Romanum Societatis Iesu ASV Archivum Secretum Vaticanum BNCFAM Biblioteca Nacional de Colombia, Fondo Antiguo,

Miscelánea JAS CPC Curia Provincial (Caracas) MPE Misión Perú-Ecuador

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DE LOS COLEGIOS A LAS UNIVERSIDADES. LOS JESUITAS EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

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INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN

María Eugenia Ponce Alcocer

Jorge Enrique Salcedo Martínez S. J.

n el siglo XVIII los jesuitas fueron expulsados de Portugal en 1759, de Francia en 1764 y de España y todos sus dominios en 1767. Lue-go de estas expulsiones las monarquías regalistas y antijesuitas

de Portugal, Francia, España, Nápoles y Parma abogaron por la extin-ción de la Orden dentro de la Iglesia universal. Dichos monarcas, sus ministros, los superiores generales de los agustinos, dominicos y carmeli-tas más algunos obispos y cardenales en Roma presionaron al papa Clemente XIII, quien se opuso a la supresión de la Orden y la defendió hasta el final de sus días. Pero el siguiente papa, Clemente XIV, francis-cano, obligado por los monarcas y sus ministros, suprimió la Compañía mediante el breve Dominus ac Redemptor Noster, el 21 de julio de 1773. Este breve tuvo validez solo en aquellos lugares donde se publicara, y, por aquellas paradojas de la historia, la emperatriz Catalina II de Rusia prohibió promulgar dicho documento en sus territorios.1 Allí un grupo de jesuitas, a los cuales se añadieron otros miembros llegados de distin-tos lugares del mundo, continuaron con las labores apostólicas propias del instituto.

A pesar de esta extinción oficial, poco a poco, y de manera silencio-sa, la Compañía fue restableciéndose en 1782 en Italia, en el ducado de Parma, en donde el papa Pío VI les permitió abrir un noviciado. Más adelante se extendió a Cerdeña y al reino de las dos Sicilias. El hombre que lideró este restablecimiento en Italia fue san José de Pignatelli. Fue así como en la Rusia blanca el papa Pío VII restauró oficialmente la Compañía el 7 de marzo de 1801, con lo que los jesuitas pudieron ad-

1 William V BANGERT, Historia de la Compañía de Jesús, Santander, Sal Terrae, 1981, pp. 501-507; Jean LACOUTURE, Los jesuitas, t. 2, Barcelona, Paidós, 1994, pp. 35-40; Jonathan WRIGHT, Los jesuitas. Una historia de los soldados de Dios, Barcelona, Debate, 2005, y Thomas WORCESTER (ed.), The Jesuits, Cambridge, Cambridge University Press, 2008, pp. 263-277.

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mitir novicios y gobernarse por sus antiguas leyes, y el 30 de julio de 1804 lo hizo en el reino de Nápoles. Este restablecimiento parcial, aun-que de poca duración, favoreció la reorganización de los exjesuitas dis-persos en Italia. La Orden sería restaurada en todo el orbe el 7 de agosto de 1814, ante las peticiones de la totalidad del mundo católico. Según la misma bula:

Diariamente nos llegan de casi todo el orbe cristiano, de parte de nuestros venerables hermanos arzobispos y obispos y de toda clase de personas no-tables, instantes súplicas para que restablezcamos a la Compañía de Jesús […] La dispersión misma de las piedras del santuario, a causa de las re-cientes calamidades, que más vale llorar que recordar; el decaimiento de la disciplina en las órdenes religiosas, que son el esplendor y el sostén de la religión y de la Iglesia católica, y cuya reparación es el objeto de nuestros pensamientos y cuidados, reclaman el que demos acogida a deseos tan jus-tos y universales. Nos creeríamos reos de gravísimo crimen delante de Dios si, en tantos peligros para la sociedad, omitiéramos el utilizar los sa-ludables remedios que Dios nos depara en su providencia, y si colocados en la nave de Pedro, sacudida por tan continuas tempestades, rechazára-mos los expertos y vigorosos remeros que se nos ofrecen, capaces de ven-cer la marejada que nos amenaza a cada momento con el naufragio y la muerte. Movido nuestro ánimo por motivos tan numerosos y graves, he-mos decidido ejecutar lo que desde el comienzo de nuestro pontificado deseábamos ardientemente.2 La bula delegaba en el general de la Compañía todos los poderes con-

venientes y necesarios para que en el mundo católico “pudiesen libre y lícitamente recibir y recoger en su seno a cuantos desearen ser admitidos en la Orden regular de la Compañía de Jesús”.3

Después de la restauración, los jesuitas continuarían sufriendo ex-pulsiones en la convulsionada Europa. En España y en sus reinos de ultramar, Fernando VII restableció la Orden en 1815. Sin embargo, más adelante fue suprimida en dos periodos. La primera vez en 1820, como consecuencia del liberalismo regalista durante el trienio constitucional.

2 PIO VII, Sollicitudo omnium ecclesiarum, Roma, 1814. 3 El primer centenario de la restauración de la Compañía de Jesús en todo el orbe por S. S. el papa Pío VII, Buenos Aires, [s. e.] 1914, p. 167.

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Según Manuel Revuelta, la decisión se tomó porque la restauración ocurrió por disposición del rey absoluto y en forma absolutista; además, los liberales se alarmaron por el aumento de la Compañía, que conside-raban muy peligroso. En ese momento en España había 436 jesuitas y eran prominentes en la enseñanza de la juventud. La segunda supresión fue impuesta por la minoría de Isabel II en 1835. Este fue el primer de-creto del gobierno de María Cristina contra una orden religiosa.4 La medida estuvo precedida por la “matanza de frailes” en Madrid en 1834. En esa fecha, los jesuitas eran 363.

En previsión de estas expulsiones se organizaron residencias en el exilio para los novicios y los jóvenes escolares. Los jesuitas se resistieron a desaparecer y crearon comunidades en el exilio que les permitían tener gente dispuesta a regresar en la primera oportunidad. Cuando España los expulsó, aprovecharon para partir y abrir misiones y comunidades en América del sur. Este momento coincidió con la invitación que les hiciera la República de Argentina en 1836 y la Nueva Granada, actual Colombia, en 1844. Los liberales de los años veinte y treinta del siglo XIX tomaron la antorcha antijesuítica de Carlos III, no en lo que este rey tuvo de absolutista, sino en lo que lo distinguió como regalista, es decir, por la intervención unilateral del poder civil en la reforma de estructuras externas de la Iglesia. En Nueva España la Orden fue suprimida en 1820 y se restauró en 1843, ya dentro de una nación independiente, pero sólo por poco tiempo, ya que trece años después el Congreso Constituyente anuló lo concedido.

En este libro sobre fuentes se ofrecen los escritos de Martín Morales, José del Rey Fajardo, Ignacio Telesca y Nicolás Perrone, María Eugenia Ponce, Teresa Matabuena, David Chamorro, Luiz Fernando Medeiros Rodrigues, Jorge Enrique Salcedo y Jesús Manuel Sariego; en ellos, cada autor presenta una serie de documentos que muestran el proceso seguido por los jesuitas en Venezuela, Paraguay, México, Ecuador, Brasil, Colom-bia y Centroamérica para restaurar la Compañía de Jesús.

Cada uno de los autores ha seleccionado diversos documentos: unos publicados en el siglo XIX y otros extraídos de los archivos de la Com-pañía de Jesús en Roma, Alcalá de Henares y de los respectivos archivos de las provincias de los países estudiados. Con ellos se muestra el proce-

4 Manuel REVUELTA GONZÁLEZ, Once calas en la historia de la Compañía de Jesús, Ma-drid, Universidad Pontificia Comillas, 2006, p. 219.

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so de la restauración de la Compañía de Jesús en varios países. En cada capítulo se pueden reconocer las gestiones de los obispos y de la socie-dad en general para conseguir el restablecimiento de los jesuitas; ade-más se revelan las tensiones que experimentaron los religiosos con algunos grupos políticos que no estuvieron de acuerdo con su estable-cimiento y presencia. Si bien en la mayoría de los países latinoamerica-nos la restauración se logró durante el siglo XIX, no fue definitiva ni libre de contratiempos, como se puede observar en los estudios que a continuación se presentan.

Se incluye la cédula real de Fernando VII del 10 de septiembre de 1815, por la cual el restablecimiento de la Compañía de Jesús se exten-dió a las posesiones españolas en las Indias occidentales y Filipinas; es decir, se trata del documento del gobierno español que autorizaba el regreso de la Compañía a las posesiones españolas de ultramar en un intento de satisfacer los deseos de los pueblos americanos que se habían manifestado en las Cortes de Cádiz de 1810. Dicho documento plantea cómo se debía llevar a cabo ese regreso y cómo se justificó esa acción, si tomamos en cuenta que la Corona española había expedido en 1767 la Pragmática Sanción de Carlos III, por la cual se ordenó la expulsión de los jesuitas de sus posesiones de ultramar.

Con base en esta disposición, los representantes de las autoridades españolas en América permitieron el restablecimiento de los jesuitas con el propósito “de recuperar los bienes espirituales perdidos por su falta y de reorganizar las misiones infieles que yacían en el mayor aban-dono”. La cédula mandaba suspender la enajenación de las casas que antiguamente les habían pertenecido y disponía que debían recibirlos en las que aún estuvieran sin destino.5

La cédula de la expulsión (1767) y más tarde la bula de extinción de la Compañía de Jesús fueron momentos muy difíciles y angustiosos para los jesuitas. Cómo lo sobrellevaron durante casi cuarenta y ocho años hasta que se emitió la bula del restablecimiento de la Compañía es el tema del capítulo titulado “El diario de un testigo: los papeles de Ma-nuel Luengo”, de Martín Morales.

Cómo se ejecutó dicha cédula real en los reinos americanos es el tema central del libro. “La larga historia del restablecimiento de los

5 Gerard DECORME, Historia de la Compañía de Jesús en la República Mexicana durante el siglo XIX, Chihuahua, Canisio, 1959, pp. 89-90.

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jesuitas en Venezuela (1767-1916)”, de José del Rey Fajardo, muestra que el primer intento no fructificó, ya que en 1848 se consideró que su regreso “era perjudicial a los intereses de la República”, por lo que no fue hasta 1914 cuando se concretó la restauración definitiva.

“El regreso frustrado de los jesuitas al Paraguay”, de Ignacio Telesca y Nicolás Perrone, nos da a conocer las circunstancias que tuvo que vivir la Compañía de Jesús para poder radicarse en ese país sudameri-cano por un breve espacio de tiempo, ya que la legislación de ese estado prohibía el establecimiento de las órdenes religiosas. Los autores se preguntan por qué la Compañía insistía en realizarlo y por qué el go-bierno paraguayo les permitió abrir un centro educativo, lo que iba en contra de su carta constitutiva.

“Un retorno efímero: la provincia de México”, por María Eugenia Ponce Alcocer, nos muestra cómo la venida de la Orden fue solicitada desde 1810, y apoyada por el insurgente José María Morelos; sin em-bargo, hubo que esperar hasta 1816 para que se concretara, pero solo duró cinco años. El acto de restauración y la toma de posesión se lleva-ron a cabo en el Colegio de San Ildefonso, y el documento seleccionado narra ese acontecimiento.

En 1820 las Cortes de Cádiz decretaron otra vez la supresión de la Compañía, por lo que los jesuitas se dispersaron. La ciudad de Puebla hizo un llamado a la desobediencia y dos años más tarde formuló una “Re-presentación, que hace el vecindario de la ciudad de Puebla por medio de su muy ilustre Ayuntamiento constitucional al soberano Congreso Constituyente del Imperio, impetrando la restitución del utilísimo insti-tuto de la Compañía de Jesús”. Este es el documento que presenta Tere-sa Matabuena Peláez en “De la importancia de la educación para la gloria de la República. Puebla impetra la restitución de la Compañía de Jesús”.

Muchas fueron las entradas y salidas de la Compañía de Jesús en los diferentes países de América Latina durante el siglo XIX. Esas acciones también tuvieron en común las diversas representaciones, tanto del clero como de las familias de las principales ciudades que se dirigieron a sus autoridades con el propósito de solicitar la admisión de los jesuitas para que se encargaran de la educación de la juventud y la evangeliza-ción de los indígenas. Los jesuitas, como dice David Chamorro Espino-sa, “pasaron a ser el centro de la controversia política”. Esta situación es

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estudiada en el artículo titulado “Documentos sobre el retorno y expul-sión de la Compañía de Jesús del Ecuador”.

En el caso de Brasil, que estuvo sujeto a la Corona portuguesa, Luis Fernando Medeiros Rodrigues muestra en “Algunas fuentes documen-tales acerca de la llegada y misión de los primeros jesuitas de la Compa-ñía Restaurada en el sur de Brasil” cómo la restauración va desde 1842 hasta 1865. En dicho país, los jesuitas ingresaron con el título de misio-neros y colaboradores del clero secular en las llamadas misiones popu-lares. Al igual que en los otros lugares de habla española, los jesuitas fueron itinerantes y tuvieron que proceder con cautela, pues todavía estaban presentes los prejuicios que Pombal había esgrimido en su con-tra, es decir, que la Orden funcionaba como un poder autónomo den-tro del Estado.

El retorno de la Compañía a Colombia se caracterizó, como dice Jorge Enrique Salcedo, por un intenso debate en pro y en contra de su presencia en el país, que se suscitó en los recintos de la Cámara y el Senado de la República y en los periódicos liberales y conservadores.

El último capítulo se refiere a la restauración de la Compañía de Je-sús en Centroamérica, la cual se inició en 1842 con la llegada a Guate-mala de los jesuitas belgas y concluyó en 1896 cuando, por presión del obispo Alejandro Peralta, se cerró la comunidad de San Francisco de Panamá. Cómo se llevó a cabo el regreso de los jesuitas en Nicaragua, Costa Rica, Guatemala y Panamá es el tema que estudia Jesús M. Sarie-go en “Los misioneros perseguidos. La Compañía restaurada en Cen-troamérica (1842-1896)”.

Los escritos que se presentan ilustran el proceso del restablecimien-to de la Compañía de Jesús en América Latina. Para configurar este libro sus autores respondieron a una invitación que se les hizo con el propósito de presentar los documentos más significativos sobre este acontecimiento, además de mostrar un panorama de ese hecho en los antiguos reinos español y lusitano del continente americano.

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REAL CÉDULA DE SU MAJESTAD

Y SEÑORES DEL CONSEJO

or la cual se manda que el permiso concedido en Real decreto de 29 de mayo de 1815 para el restablecimiento del orden de la Com-pañía de Jesús en las ciudades y pueblos que lo habían pedido,

sea extensivo, general, y sin limitación a todos los demás de los dominios de su Majestad, así de España, como de las Indias e islas adyacentes, en que se hallaba establecida al tiempo de su extrañamiento, con lo demás que se expresa.

Don Fernando VII por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de To-ledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Menorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las islas de Canarias, de las Indias Orien-tales y Occidentales, islas y tierra firme del mar Océano; archiduque de Austria; duque de Borgoña, de Brabante y de Milán; conde de Habsburgo, de Flandes, Tirol y Barcelona; señor de Vizcaya y de Molina, etcétera. A los del mi Consejo, presidentes, regentes y oidores de mis audiencias y cancillerías, alcaldes, alguaciles de mi casa y corte, y a todos los corregi-dores, asistente, intendentes, gobernadores, alcaldes mayores y ordina-rios de todas las ciudades, villas y lugares de estos mis reinos, tanto a los que ahora son, como a los que serán de aquí adelante, y a todas las de-más personas a quienes lo contenido en esta mi cédula toca o tocar pueda en cualquier manera, SABED: Que desde que por la infinita y es-pecial misericordia de Dios nuestro Señor para conmigo y para con mis muy leales y amados vasallos me vi restituido al trono de mis mayores fueron muchas y no interrumpidas las representaciones que se me diri-gieron por provincias, ciudades, villas y lugares de mis reinos, por arzo-bispos, obispos y otras personas eclesiásticas y seculares de los mismos, suplicándome muy estrecha y encarecidamente me sirviese restablecer en todos mis dominios la Compañía de Jesús, representándome las ventajas que resultarían de ello a todos mis vasallos, y excitándome a seguir el ejemplo de otros soberanos de Europa que lo habían hecho en

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sus estados, y muy particularmente el respetable de su Santidad, que no había dudado revocar el Breve de la de Clemente XIV de veinte y uno de julio de mil setecientos setenta y tres, en que se extinguió la orden de los regulares de la Compañía de Jesús, expidiendo la célebre Constitu-ción de veinte y uno de agosto del año último, que comienza Sollicitude omnium ecclesiarum. Como el negocio por su naturaleza, relaciones y trascendencia debía ser tratado y examinado en el mi Consejo, para que con su parecer pudiera yo asegurar el acierto en su resolución, remití a su consulta varias de las expresadas instancias; pero no pudiendo rece-lar siguiera que el mi Consejo desconociese la necesidad y utilidad pú-blica que había de seguirse del restablecimiento de la Compañía de Jesús, y siendo más vivas las súplicas que se me hacían a este fin, tuve a bien mandar en Real decreto de veinte y nueve de mayo del año último, que se comunicó al mi consejo con la propia fecha, que se restableciese la religión de los jesuitas por entonces en todas las ciudades y pueblos que los habían pedido, sin embargo de lo dispuesto en la Real Pragmáti-ca de dos de abril de mil setecientos sesenta y siete, y de cuantas leyes y reales órdenes se habían expedido con posterioridad para su cumpli-miento, que derogué, revoqué y anulé en cuanto fuese necesario para que tuviese pronto y cabal cumplimiento el restablecimiento de los colegios, hospicios, casas-profesas y de noviciado, residencias y misio-nes establecidas en las referidas ciudades y pueblos que los habían pedi-do; pero sin perjuicio de extender el restablecimiento a todos los que hubo en mis dominios, y de que así los restablecidos por dicho real decreto, como los que se habilitasen por la resolución que diese a con-sulta del mi Consejo, quedasen sujetos a las leyes y reglas que en vista de ella tuviese a bien acordar, encaminadas a la mayor gloria y prospe-ridad de la monarquía, como al mejor régimen y gobierno de la Com-pañía de Jesús en uso de la protección que debo dispensar a las órdenes religiosas instituidas en mis Estados, y de la suprema autoridad econó-mica que el Todopoderoso ha depositado en mis manos para la de mis vasallos y respeto de mi corona. Para el cumplimiento de esta mi real disposición se expidió la cédula correspondiente en nueve de junio del mismo año; mas como creciese de día en día la urgencia de tomar pron-tas y enérgicas providencias al logro de mis justos deseos, por otro mi real decreto de diez y nueve de octubre siguiente tuve a bien crear una junta especial para que entendiese en el restablecimiento de los jesuitas en las ciudades y pueblos que lo habían pedido, concediéndola toda la

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autoridad y jurisdicción relativa y necesaria para el expresado objeto, y ordenando que se la pasasen todos los papeles, expedientes y noticias que pidiera y necesitase por las secretarías de Estado y del despacho, consejo, tribunales, archivos y oficinas donde existiesen; con prevención de que me consultara lo que estimara necesitar mi real aprobación, sin perjuicio de darme cuenta de lo que se fuera adelantando en tan importante asunto por la secretaría de Estado y del despacho de Gracia y Justicia. Y habien-do el mi Consejo verificado, previa audiencia de los tres fiscales, la con-sulta que le tenía encargada en veinte y dos de enero de este año, he tenido a bien dar a ella la resolución que dice así:

Resolución. Mando que el permiso que tengo concedido por mi real decreto de veinte y nueve de mayo último, con derogación de la Prag-mática, leyes y reales cédulas que en él se citan, para el restablecimiento de la orden de la Compañía de Jesús en las ciudades y pueblos del reino que me lo habían pedido en aquella época, sea extensivo, general y sin limitación a todos los demás de mis dominios, así de España como de las Indias, e islas adyacentes en que se hallaba establecida dicha religión al tiempo de su extrañamiento. Autorizo con la licencia necesaria a los superiores e individuos que son y fueren de la Compañía, para que puedan volver a dedicarse en estos reinos al ejercicio y práctica de la vida regular y funciones de su profesión religiosa, con arreglo en todo el instituto, ordenaciones y régimen establecido por su santo fundador con aprobación de los sumos pontífices, y en conformidad a lo declarado últimamente por su alteza, en la constitución apostólica que comienza Sollicitudo omnium ecclesiarum, dada en Roma a siete de agosto del año precedente de mil ochocientos y catorce. Mando que lo dicho se en-tienda sin perjuicio de las regalías de mi Corona y derechos de la juris-dicción eclesiástica ordinaria, con sumisión a las leyes del reino, y bajo la más perfecta observancia de las derogaciones, reformas y declaracio-nes hechas por el santo Concilio de Trento y sumos pontífices en punto a privilegios, exenciones y otras cosas de la disciplina de los regulares. A fin de que se verifique la restauración de la Compañía con la brevedad que deseo y conviene a la felicidad espiritual y temporal de mis reinos; es mi soberana voluntad que se la devuelvan y restituyan las casas, cole-gios, iglesias, hospicios, residencias, bienes y rentas que se la ocuparon al tiempo de la expulsión, y se hallan existentes en la actualidad, con obligación de cumplir las cargas, enseñanza y demás de justicia a que estén afectos, y se declaren corresponderles. Exceptúo de la restitución las

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fincas, bienes y efectos vendidos o de cualquier modo enajenados por título y causa onerosa a favor de cuerpo o particulares, y los donados o aplicados a objetos y establecimientos públicos que no puedan separarse de ellos sin menoscabo de los mismos y ofensa de la común utilidad. Y encargo finalmente a la Junta creada de nuevo para entender privativa-mente en la ejecución del restablecimiento, que al acordar el de los co-legios y casas de la Compañía por el orden que más convenga, ajuste en todos casos sus providencias a las reglas que van indicadas, y me con-sulte en los dudosos las que estime más conformes a evitar perjuicios y quejas, y a que se consiga el mejor servicio de Dios, y el mío, y la felici-dad de mis pueblos, que son los fines que me propongo.

Publicada en el mi Consejo la antecedente mi real resolución acordó su cumplimiento, y expedir esta mi cédula. Por la cual os mando a todos y a cada uno de vos en vuestros respectivos lugares, distritos y jurisdic-ciones veáis mi real resolución que va inserta, y la guardéis, cumpláis y ejecutéis, y hagáis guardar, cumplir y ejecutar en todo y por todo como en ella se contiene, sin contravenirla, permitir ni dar lugar a que se con-travenga en manera alguna. Y encargo a los muy reverendos arzobispos, reverendos obispos, cabildos de las santas iglesias, prelados seculares y regulares, sus provisores y vicarios, y demás jueces eclesiásticos de estos mis reinos, contribuyan al cumplimiento y observancia de lo que va mandado en lo que les corresponda, dando para ello las órdenes y pro-videncias oportunas: que así es mi voluntad y que al traslado impreso de esta mi cédula, firmado de don Bartolomé Muñoz de Torres, mi secretario, escribano de Cámara más antiguo y de gobierno del mi Con-sejo, se le dé la misma fe y crédito que a su original. Dada en Palacio a tres de mayo de mil ochocientos diez y seis.

YO EL REY

Yo D. Juan Ignacio de Ayestarán, secretario del Rey nuestro señor, la hice escribir por su mandado.

D. Gonzalo Josef de Vilches.- D. Benito Arias.- D. Josef Montemayor.- D. Felipe de Sobrado.- D. Manuel de Torres.-

Registrada, Aquilino Escudero.- Teniente de canciller mayor, Aquilino Escudero.

Es copia de su original, de que certifico.

D. Bartolomé Muñoz.

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COLABORADORES DEL LIBRO*

1. José Morales Orozco, Rector de la Universidad Iberoamericana Ciu-dad de México. México.

2. Perla Chinchilla, Departamento de Historia, Universidad Ibero-americana Ciudad de México. México.

3. Martín Morales, Pontificia Università Gregoriana. Italia. 4. José del Rey Fajardo, Instituto de Investigaciones Históricas, Uni-

versidad Católica Andrés Bello Caracas. Venezuela. Presidente del Consejo Superior de la Universidad Valle del Momboy, Valera. Es-tado Trujillo. Venezuela.

5. Ignacio Telesca, Investigador del Conicet-IIGHI, profesor de la Uni-versidad Nacional de Formosa, Argentina.

6. Nicolás Perrone, Investigador del Instituto de Estudios Socio-Históricos, Universidad Nacional de La Pampa. Argentina.

7. María Eugenia Ponce Alcocer, Biblioteca Francisco Xavier Clavige-ro, Universidad Iberoamericana Ciudad de México. México.

8. María Teresa Matabuena, Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, Universidad Iberoamericana Ciudad de México. México.

9. David Chamorro Espinosa, Comisión de Historia de la Compañía de Jesús de Ecuador.

10. Luiz Fernando Medeiros Rodriguez, Programa de Pós-Graduação em Historia, Universidade do Vale do Rio dos Sinos (Unisinos). PqG/FAPERGS.

11. Jorge Enrique Salcedo Martínez, Pontificia Universidad Javeriana. Colombia.

12. Jesús M. Sariego, Provincial de la provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús.

* Los nombres se presentan en el orden de aparición dentro del libro.

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