LA REVOLUCIÓN FUNDAMENTAL CAMPAÑA

REVOLUCIONA Lucas 19:1-10.

“Alguna vez también fui cristiano como usted”, me dijo una persona que conocí en un viaje de avión, “pero me fue muy difícil y no pude seguir, creo que vale la pena, disfruté mucho ese tiempo, pero no pude pagar el precio, tal vez cuando esté viejo regrese, rece por mí”. Entendí que se trataba de una persona que tuvo contacto con la fe pero que no logró integrarse verdaderamente. Sin embargo, hay una cosa en la que tenía razón: “hay que pagar un precio”, pero no malinterpretemos este asunto, no se trata ni de salvación por obras, ni de algo muy difícil. Eso sería como decir que el cristianismo es para superdotados espirituales, o para gente de otro mundo. Pero, lo que sí debemos saber es que, la salvación es gratis, El Señor pagó por nosotros, pero vivirla, ser sus discípulos, demanda una entrega total. Y esto tiene que ver con el carácter de la misión que El Señor nos ha dado en la Tierra. Si preguntamos ¿a qué vino Jesús a la Tierra?, podríamos contestarnos categóricamente lo siguiente: vino a establecer un Reino. Claro que podemos hablar de su vida ejemplar, sus enseñanzas, su muerte vicaria y su gloriosa resurrección, pero todo eso se resume en una cosa: el establecimiento de un nuevo Reino. Él lo dijo claramente en la oración modelo: “venga a nosotros tu Reino”. Y en vista de que en este mundo ya existe un reino del mal, su Reino se establece mediante una Revolución Fundamental. ¿Podemos ver lo importante de este asunto? Leamos el pasaje y veamos lo que nos enseña:

1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era Jesús; pero no

podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario

que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8 Entonces Zaqueo,

puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la

salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Jericó era una ciudad muy importante y rica, famosa por sus palmerales y bosques de balsameras, y, por lo mismo, conocida por sus dátiles y su bálsamo. Se dice que a kilómetros de distancia se podía sentir el perfume de esta ciudad, famosa también por sus jardines de rosas. Por todo esto, era una ciudad principal en la recolección de impuestos para Roma. Zaqueo había escalado hasta lo más alto en su profesión, pero con ello se había conseguido el odio de todo el pueblo. Recordemos que era judío, pero al convertirse en siervo de Roma para cobrar los impuestos a sus paisanos se le había expulsado de la sinagoga y se le consideraba bajo la condenación de Dios. A pesar de esto, El Señor Jesús provoca un encuentro con él y en sus palabras, declara el carácter de su revolución: •! ... date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa... El Señor toma la

iniciativa para revolucionar nuestra vida.

LA REVOLUCIÓN FUNDAMENTAL CAMPAÑA

REVOLUCIONA Lucas 19:1-10.

“Alguna vez también fui cristiano como usted”, me dijo una persona que conocí en un viaje de avión, “pero me fue muy difícil y no pude seguir, creo que vale la pena, disfruté mucho ese tiempo, pero no pude pagar el precio, tal vez cuando esté viejo regrese, rece por mí”. Entendí que se trataba de una persona que tuvo contacto con la fe pero que no logró integrarse verdaderamente. Sin embargo, hay una cosa en la que tenía razón: “hay que pagar un precio”, pero no malinterpretemos este asunto, no se trata ni de salvación por obras, ni de algo muy difícil. Eso sería como decir que el cristianismo es para superdotados espirituales, o para gente de otro mundo. Pero, lo que sí debemos saber es que, la salvación es gratis, El Señor pagó por nosotros, pero vivirla, ser sus discípulos, demanda una entrega total. Y esto tiene que ver con el carácter de la misión que El Señor nos ha dado en la Tierra. Si preguntamos ¿a qué vino Jesús a la Tierra?, podríamos contestarnos categóricamente lo siguiente: vino a establecer un Reino. Claro que podemos hablar de su vida ejemplar, sus enseñanzas, su muerte vicaria y su gloriosa resurrección, pero todo eso se resume en una cosa: el establecimiento de un nuevo Reino. Él lo dijo claramente en la oración modelo: “venga a nosotros tu Reino”. Y en vista de que en este mundo ya existe un reino del mal, su Reino se establece mediante una Revolución Fundamental. ¿Podemos ver lo importante de este asunto? Leamos el pasaje y veamos lo que nos enseña:

1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era Jesús; pero no

podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario

que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8 Entonces Zaqueo,

puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la

salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Jericó era una ciudad muy importante y rica, famosa por sus palmerales y bosques de balsameras, y, por lo mismo, conocida por sus dátiles y su bálsamo. Se dice que a kilómetros de distancia se podía sentir el perfume de esta ciudad, famosa también por sus jardines de rosas. Por todo esto, era una ciudad principal en la recolección de impuestos para Roma. Zaqueo había escalado hasta lo más alto en su profesión, pero con ello se había conseguido el odio de todo el pueblo. Recordemos que era judío, pero al convertirse en siervo de Roma para cobrar los impuestos a sus paisanos se le había expulsado de la sinagoga y se le consideraba bajo la condenación de Dios. A pesar de esto, El Señor Jesús provoca un encuentro con él y en sus palabras, declara el carácter de su revolución: •! ... date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa... El Señor toma la

iniciativa para revolucionar nuestra vida.

•! Hoy ha venido la salvación a esta casa; ... La revolución comienza en la intimidad del corazón de un ser humano y su familia.

•! …por cuanto él también es hijo de Abraham. En la revolución del Señor no hay acepción de personas.

•! Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. El propósito de Jesús es establecer un Reino, y por medio de este Reino salvar a los seres humanos que acepten su invitación. Eso es una alusión directa a la Revolución Fundamental.

Cabe decir que: La revolución del Señor, siempre molesta a los que quieren que todo siga igual, porque no conocen el plan de Dios. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Reflexionemos en el desafío que estas verdades nos presentan: DEJEMOS QUE DIOS REVOLUCIONE NUESTRA VIDA: ¡QUE NADA NOS LO IMPIDA! Zaqueo tenía muchas posibilidades económicas, pero también tenía limitaciones personales. Por un lado, era un hombre bajo de estatura y no podía ver a Jesús en medio de la multitud, por otro lado, era odiado por la gente, seguro que nadie hubiera sido amable con él y tal vez hasta se hubiera llevado algunos golpes de parte de la chusma. Por si fuera poco, era muy conocido y señalado como un traidor a la patria, no podía acercarse y permanecer en el anonimato. Sin embargo, nada de esto le hizo desistir en su propósito de ver al Señor. Podemos decir que era un tramposo, un deshonesto, un traidor, un rufián, pero hay algo que debemos alabarle: fue un hombre dispuesto a trascender sus limitaciones con tal de acercarse a Jesús, y sin saberlo, se acercó al Reino de los cielos que Jesús vino a traer a la Tierra. Podemos decir que quiso ser parte de La Revolución Fundamental. El mundo está lleno de gente que no se atreve a superar sus límites, prefieren quedarse en su mediocridad, en su pecaminosidad, en su pobreza, en su crisis, en su ignorancia, en su dependencia. Jesús quiere hacer en nosotros un cambio integral, una Revolución Fundamental y nos llama a todos a ser parte de ella. Vale la pena trascender nuestras limitaciones para hacerlo así. ¿Qué te pasa?, ¿no puedes?, ¡inténtalo de nuevo!, ¿no tienes?, ¡consíguelo, trabaja más, ahorra más, cree más!, ¿no sabes?, ¡estudia, pregunta, investiga!, ¿tienes dudas?, ¡reflexiona, piensa, asegúrate! La Revolución Fundamental es para todos, pero sólo aquellos que se atreven a trascender sus limitaciones forman parte de ella. Recordemos lo que dijo El Señor: Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Mateo 11:12. Hay que aclarar que no dice: los valientes, como algunos traducen para suavizar el asunto, dice: los violentos. La idea es muy clara y sencilla: si el reino de los cielos sufre violencia, entonces hay que actuar en congruencia. Así que, al decir: y los violentos lo arrebatan, se refiere a los que actúan conforme a lo que las circunstancias merecen. Podríamos traducirlo: los aguerridos en la guerra, los que luchan en las luchas, los que se enfrenan a los desafíos, de acuerdo a lo que hace falta. Es decir: Los revolucionarios de la Revolución Fundamental. DEJEMOS QUE DIOS REVOLUCIONE NUESTRA VIDA: ¡EL SEÑOR ESTÁ CON NOSOTROS! Zaqueo trascendió sus limitaciones y se acercó al Señor, pero lo que El Señor hizo fue aún más extraordinario. ¿Podemos imaginar la escena? Un famoso cobrador de impuestos ridículamente encaramado en un árbol para ver a Jesús. Seguramente algunos estaban deseando que se cayera y se

diera un buen golpe. Otros tal vez estaban tratando de ignorarlo para no experimentar de nuevo el sentimiento de impotencia por haber sido extorsionados en el pago de impuestos por ese malvado publicano. Tal vez la mayoría no le había visto. De pronto, El Señor Jesús se detiene y se dirige a él. Esto de por sí es algo extraño, los rabinos judíos no se hubieran dignado a dirigirle la mirada a un publicano, y Jesús, no sólo lo ve, sino que se detiene y le habla. Más aún, Jesús se invita a su casa, ¿se imaginan la reacción de la gente? Estas fueron las cosas que acrecentaron el odio de los religiosos y políticos de aquella época contra El Señor Jesús. Sin embargo, El Señor nos enseña algo extraordinario: Su revolución es verdaderamente una revolución.

•! Una revolución de valores. •! Una revolución que confronta los prejuicios humanos. •! Una revolución que rompe con los formulismos sociales. •! Una revolución que deja claro que las personas son lo más valioso de la vida. La gente,

los hombres y mujeres, los ancianos y niños, los jóvenes y adolescentes son lo realmente valioso para El Señor, más aún que las reglas humanas, más aún que los preceptos religiosos que los hombres hemos creado.

Podemos decir que, Zaqueo trató de acercarse al Señor, pero fue El Señor quien realmente se acercó a Zaqueo y a la casa de Zaqueo. ¿No es maravilloso? El Señor mismo se invitó a la casa de aquel chaparrito. Leamos otra vez el texto: Zaqueo, ... date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. ¿Puede usted imaginar eso? El Señor expresó su necesidad de quedarse en casa de Zaqueo. Lo maravilloso es que eso sigue siendo una realidad para cada uno de nosotros. El Señor necesita quedarse en nuestra casa. Así que: mis afanes, mis preocupaciones, mis necesidades y mis luchas también son del Señor, porque Él está conmigo. Así que: nuestro deseo de crecimiento, madurez, desarrollo, es decir, nuestra intención por ser revolucionados es algo en lo que no estamos solos: Él está con nosotros. DEJEMOS QUE DIOS REVOLUCIONE NUESTRA VIDA ¡YA! El Señor dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. El resultado de este encuentro es por demás extraordinario y ciertamente fue algo que sucedió velozmente. Además, sucedió de una manera integral, analicemos lo siguiente: La ley decía que si un hombre era hallado culpable de robo debía pagar por ello, y establecía algunos niveles para pagar: si él mismo confesaba, debía pagar lo que robó y un quinto más (Levítico 6:5, Números 5:7), si había robado ordinariamente (sin violencia) debía pagar lo doble de lo que robó (Éxodo 22:4,7) y sólo si hubiera robado con violencia debía pagar cuadruplicado lo que había robado. Zaqueo se fue a la más alta exigencia, aun cuando estaba reconociendo su maldad. Más aún, antes de pagar por cuadruplicado lo que había robado, ofreció dar la mitad de sus bienes a los pobres. ¿Podemos dimensionar lo que estaba pasando? Un hombre malo, deshonesto, traidor y odiado a más no poder por la gente, estaba siendo extraordinariamente transformado, eso es La Revolución Fundamental. De un momento a otro se convierte, es decir, cambia la dirección de su vida y en vez de tener la actitud de poseer, se convierte en un dador. Podemos decir que: Zaqueo se dio cuenta que tenía un amigo, en medio de todos los que le odiaban, y eso fue el detonador que le permitió ejercer de aquella manera tan extraordinaria su fe. Un día, en el infierno realizaron una convención de demonios para analizar por qué estaban perdiendo la batalla por destruir a la humanidad. El Diablo mayor solicitó ideas a los congregantes para corromper a los mortales. Siendo el Diablo el padre de mentira, se trataba de buscar algunas mentiras que les

permitieran poner en jaque a la humanidad. Uno de los demonios más reconocidos dijo: vayamos a la Tierra y digamos a todos que: ¡no hay Dios!, si nos creen, carecerán de esperanza, de fe y se autodestruirán. El diablo mayor dijo: eso ya nadie nos lo cree, con sólo ver un amanecer, los seres humanos saben que hay Dios, ¿alguna otra idea? Otro de los demonios de prestigio dijo: ¿Qué tal si les decimos que no hay infierno? De esa manera, no tendrán temor de llevar vidas inmorales y se autodestruirán. El Diablo mayor dijo: esa mentira es buena, pero nadie nos la cree en este momento, algunos incluso creen que la vida es un infierno, ¿alguna otra idea? Un pequeño demonio por el que nadie daba un peso, se levantó y dijo: Si nadie nos cree la mentira de que no hay Dios, ni la mentira de que no hay infierno, vayamos a la humanidad a decirles la siguiente mentira: no hay prisa, de esa manera, aunque crean en Dios y sepan que hay consecuencias por sus pecados, no harán nada al respecto y seguirán igual todos los días, y cuando se den cuenta, será demasiado tarde. El Diablo mayor se quedó absorto pensando en la idea y de pronto gritó: ¡Magnífico! Eso es lo más extraordinario que he escuchado. Esa es la más grande mentira y con ella podemos destruir a la humanidad. Vayan a decirles a los jóvenes y adultos que no se preocupen, que hay tiempo de sobra, que mañana será otro día, que no se apresuren de nada. Díganle al joven que estudia, que no se apure por terminar su carrera, que se lo tome con calma; díganle a los matrimonios en problemas, que no se apuren, que todos tienen, que con el tiempo se quita; díganle a los deprimidos, a los confundidos, a los esclavos de un vicio, que dejen pasar el tiempo, que el tiempo lo cura todo; vayan, vayan a destruir a la humanidad con esta mentira. Desde entonces la raza humana deja pasar el tiempo y a causa de eso, muchos se están perdiendo La Revolución Fundamental. La enseñanza es sencilla y contundente: revolucionemos nuestra vida ¡Ya! DESAFÍO A REVOLUCIONAR LA VIDA El nombre: Zaqueo, significa limpio o inocente. Evidentemente Zaqueo no honraba ese significado, pero El Señor lo transformó. La Revolución Fundamental es convertirnos en aquello que siempre debimos ser para Él: Hijos, Discípulos, Santos, Cristianos, Mayordomos. Y esta semana El Señor nos habló por medio del libro La Revolución Fundamental y nos dijo: Revoluciona tu vida. Revoluciona tu familia. Revoluciona tu iglesia. Revoluciona tu trabajo. Revoluciona tu comunidad. Revoluciona tu patria. Revoluciona tu mundo. Ahora es tiempo de tomar decisiones: Revoluciona: ¡que nada nos lo impida! Él está con nosotros, debemos hacerlo ¡Ya! En este mundo hay gente dispuesta a correr más recio, saltar más alto, llegar más lejos por una medalla de oro. En este mundo hay gente dispuesta a matar y a morir por su religión. En este mundo hay gente dispuesta a invertir grandes cantidades de dinero por un cargo público. Nosotros somos privilegiados, se nos ha contado de la revolución más extraordinaria de la historia y se nos invita a participar, ¿estamos dispuestos a trascender nuestras limitaciones?, ¿estamos dispuestos a recibirle en nuestra casa?, ¿estamos dispuestos a hacerlo a partir de hoy?

¡Dejemos que El Señor Revolucione nuestra vida y nos use para transformar al mundo!

Pastor Gilberto Gutiérrez Lucero Domingo 25 de octubre de 2020

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