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La revolución de los Órganos.
Por: Aldo Ardines.
Hoy convoqué a todos mis órganos sexuales a una asamblea general.
Quería conocer sus funciones para evaluar sus principales aportes a mi
existencia.
En la sala de audiencia, llegada la hora del debate, se pudo percibir en
el ambiente un aire de competencia y enemistad entre las partes.
Realmente era un reto difícil para el presidente encargado, el “yo”,
dirigir la asamblea.
La audiencia comenzó a las 4:00 p.m. Sin embargo, hubo algunos
retrasos, por ejemplo, el que tuvieron los miembros del comité
organizador de la reunión, cuando convocaron a la reunión sólo a los
órganos sexuales más eróticos, pues a esta invitación reaccionaron los
otros órganos sexuales que unánimemente levantaron su voz de
protesta y, alegaron que también tenían derecho a expresarse en la
asamblea. A esta petición, el encargado de dirigir la audiencia no
reaccionó y guardó silencio.
Al inicio de la misma, el primero en levantarse de su butaca, con aire de
orgullo y prepotencia, seguro de ser el mejor entre todos, fue el Pene.
Llegado al pódium, con voz enérgica, saludó al público en general y
argumentó:
–La función que he venido ejerciendo durante varios años en este
reino corporal, debe ser considerada por todos como la más
importante. Por mí, ustedes han conocido y disfrutado las
relaciones sexuales coitales; es decir, por esta actividad han
aprendido a distinguir entre la apariencia de la autoestimulación
(el masturbarse) y lo real (la penetración en una vagina).
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De pronto, dirigió su mirada al “Yo” y le dijo:
-Recuerde que, sin mí, usted no hubiera conocido el concepto de
pasión y placer. Contemplaste la virginidad de tu novia por mí.
Además, ¿cómo crees que llegaste a ser lo que eres?
Concluido su aporte regresó a su puesto, con su mirada elevada y
jactanciosa.
Seguido, subieron al pódium las gemelas a dar su aporte. Era visible la
molestia en ellas, a tal punto que de sus orificios les surgía un flujo de
cera. Supieron disimular la rabia y sus primeras expresiones fueron de
risa –jajajaja-, luego, dijeron:
-Será posible creer lo dicho por este señor. ¿Acaso las funciones
de nosotras también no aportan a la estimulación erótica?
Recuerden que los lóbulos y las cavidades del pabellón auricular
contienen sensibilidades; aparte que, les proporcionamos al reino
corporal el equilibrio.
Ustedes han logrado escuchar las palabras más románticas que
provienen del exterior, o sea, la voz dulce de la mujer que más
desea, por nosotras; además, han aprendido a distinguir por el
gemido de las mujeres, a las que están excitada de las que fingen.
¿Sabían que les proporcionamos a ustedes una excitación infinita?
De repente, se giraron al “Yo” y le dijeron:
–Señoría, afine su audición por lo que vamos a decir.
El encargado de la reunión, prestando atención, se inclinó, presto a
escuchar sus comentarios. Las Orejas dijeron:
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–Usted nos debe agradecer muchas cosas, por ejemplo: el haber
aprendido a hablar, escuchar y leer permitiéndole relacionarse
con otros reinos corporales; y, de qué le hubiera valido poder
contemplar la virginidad de su novia si no hubiera podido sentir o
escuchar por lo menos, los susurros y las palabras eróticas llenas
de pasión y desenfreno que de ella salía y que realmente es lo que
enriquece el alma.
-Por otro lado, es necesario majestad, que recuerde que le hemos
salvado la vida. Si no hubiéramos convertido las ondas acústicas
del sonido que provenía del camión, el cual le permitió reaccionar
en ese preciso momento, cuando nos encontrábamos cruzando la
calle distraídos, observando las piernas de una mujer, hoy no
estuviéramos aquí reunidos.
Dicho este sermón, se fueron a sentar a sus puestos. Alguien generoso
del público, les obsequio a las dos hermanas un par de hisopos para que
secaran el flujo de cera que de sus orificios emanaban.
Ahora le tocaba el turno a la Nariz, quien un poco nervioso, estornudó
del miedo, pero al final se levantó, y valientemente explicó su función.
Humildemente expresó:
-Mi función la considero importante porque por mí ustedes han
conocido un elemento vital, el aire; además, han tenido la
oportunidad de sentir los diferentes olores que emanan de la
naturaleza, el perfume esencial de las cosas. ¿Acaso no se han
percatado que la mucosa olfativa posee diversas cualidades? Por
ejemplo: puede detectar si una mujer se asea o no; esta
afirmación, influiría mucho en la excitación.
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Repentinamente, penetró a la sala un dulce olor femenino que logró
impregnar a todos. Rápidamente los órganos sexuales se alteraron, la
nostalgia en sus interiores crecía cuando recordaron la transpiración de
aquella mujer, quien simbolizaba la pasión. Enseguida, la Nariz dijo:
-¿Se han dado cuenta, que por mí han vuelto a vivir, porque
recordar por medio del olor es volver a vivir?
Luego, tímido, volvió a su puesto, y afectado por los sentimientos,
moqueó.
Babeando sarcásticamente por lo recién vivido en la sala, se levantó la
Boca. Éste se acercó al pódium y señaló:
-Realmente, el haber escuchado las funciones anteriores, me ha
resultado gracioso.
Riéndose agregó:
–Por favor, seamos realistas y dejemos el sentimentalismo. No se
dan cuenta que sin mí, ustedes no podrían sentir la verdadera
esencia que existe en los besos de esa mujer. Además, tengo la
capacidad de distinguir los diversos sabores entre: el dulce, el
amargo, el agrio, el salado y el ácido.
Antes de terminar se volteó donde el “Yo” y le dijo con voz fuerte:
–Usted, más que nadie sabe que por mí, probó la sustancia
esencial que provenía de aquella mujer, cuando ella tuvo su
orgasmo a raíz del sexo oral en la que le ayudé.
Luego se sentó y no pronunció más palabra.
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Siguió las Manos, quienes alegres como siempre se levantaron de sus
sillas y dirigiéndose a la tarima hicieron sus pronunciamientos. Riendo,
dijeron:
-Por nosotros, ustedes conocen lo que es sentirse físicamente
amado por los demás reinos corporales. Si no existiera, ¿cómo
creen que podrían tener contacto físico con las cosas materiales?
Además, somos los órganos que les permiten percibir la medida
exacta de la figura de aquella mujer.
Luego de ésta declaración, surgieron unos murmullos que provenían
del lado derecho de la sala y que no permitían continuar con
normalidad la asamblea. A esto se pronunció el “Yo” y dijo:
-Orden, orden, orden en la sala, por favor.
A lo que se levantaron los órganos restantes y caminaron al frente a
pronunciarse, lo que obligó al órgano de las Manos a regresar asustado
a su puesto. El micrófono fue tomado por el vocero del sindicato de los
órganos menospreciados, quien se pronunció con voz gruesa y enojada.
Dijo:
-Buenas noches público general, realmente ustedes no tienen la
culpa del mal trato del cual somos víctimas. Consideramos que el
único responsable de tal situación ha sido el “Yo”, quien nunca ha
manifestado interés por valorar nuestras funciones dentro del
reino corporal. ¡Qué lástima escuchar que otros órganos se crean
los más sensible y nos traten a nosotros como órganos de zonas
secundarias.
El representante siguió denunciando las injusticias, pero terminó
resaltando las funciones de los miembros que conforman aquel
sindicato de los órganos. De igual forma destacó las funciones de los
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demás miembros como son: la Articulación del Codo, el Cuello, el
Ombligo, el Pecho, la Espalda, los Pies y los Muslos.
Inesperadamente, los cinco órganos más eróticos se levantaron de sus
puestos, y se abalanzaron sobre los otros, formándose en la sala una
fuerte discusión. Sorpresivamente entró corriendo el Corazón por la
puerta principal y dirigiéndose a saludar primero al “Yo” con respeto,
se acercó al pódium y con voz fuerte dijo:
-Órganos Sexuales ¿no se dan cuenta que todos ustedes forman la
súper estructura que permiten a este reino corporal disfrutar de
las experiencias que provienen de la realidad exterior e interior?
Todas sus funciones son importantes para que funcione el “Yo”.
Yo no soy un órgano erótico, pero entre todos ustedes, mi función
resulta ser más vital, porque sin mí, todos sus esfuerzos eróticos
serían en vano. ¡Acaso no han oído hablar de la sangre! Esa
sustancia roja de la cual soy el encargado de distribuir por todo el
reino y, sin embargo, no me considero el más importante.
Luego el “Yo” se levantó de su puesto y dijo:
-Pido disculpas a los órganos menospreciados por haberlos
ignorados durante muchos años. Ahora para mí, todos,
absolutamente todos, son importantes, porque sin ustedes no
hubiera podido experimentar las relaciones sexuales de diferentes
formas.
Y con una lágrima que provenía de su alma dio por terminada la
reunión. Les pidió a todos que trabajaran por la unidad.
“Todos para uno, uno para todos”.
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