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Editorial Geclisa ofrece los siguientes títulos sobre pertenecientes a sus diferentes colecciones y seríes (Grupo "Ciencias Sociales") PETER BURKE PETT.R BLRKE ROGER CHARTIEK M. DFI. CARMEN GARLE Y COLS. M. DEL CARMEN GARLÉ v COLS. M. DEL CARMEN GARLÉ BER.NAKD LEBLÓN JACQIES LE GOFF JACQI ES Lt. GOFT JACQUE.S CHOCHEVRAS Venecta y Amsterdam El arle de la conversación Espacio publico, crítica y desacralización cu el siglo XVIII La identidad de Francia, I. Espacio geográfico e historia IM identidad de Francia, II. Los hombres y las cosas* IM identidad de Francia, III. Los hombres y ¡as cosas** El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural IM suciedad hispano medieval. La dudad La sociedad hispano medieval. Sus estructuras La sociedad hispano medieval. Grupos periféricos: las mujeres y ¡os pobres Los gitanos en España IM bolsa y la vida IMS intelectuales en la Edad Media Ensayo histórico sobre Santiago en Compórtela JEAN FIERRE VEKNANT La muerte en los ojos La escuela de los Anuales 1929 -1984 por Peter Burke o editorial

La Revolución Historiográfica Francesa

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la revolucion historiografica francesa

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Editorial Geclisa ofrecelos siguientes títulos sobre

pertenecientes a sus diferentescolecciones y seríes

(Grupo "Ciencias Sociales")

PETER B U R K E

PETT.R B L R K E

ROGER C H A R T I E K

M. DFI. C A R M E N GARLEY COLS.

M. DEL C A R M E N G A R L Év COLS.

M. DEL C A R M E N G A R L É

BER.NAKD LEBLÓN

JACQIES LE GOFF

JACQI ES Lt. GOFT

JACQUE.S CHOCHEVRAS

Venecta y Amsterdam

El arle de la conversación

Espacio publico, crítica ydesacralización cu el siglo XVIII

La identidad de Francia, I.Espacio geográfico e historia

IM identidad de Francia, II.Los hombres y las cosas*

IM identidad de Francia, III.Los hombres y ¡as cosas**

El mundo como representación.Estudios sobre historia cultural

IM suciedad hispano medieval.La dudad

La sociedad hispano medieval.Sus estructuras

La sociedad hispano medieval.Grupos periféricos: las mujeres y¡os pobres

Los gitanos en España

IM bolsa y la vida

IMS intelectuales en la Edad Media

Ensayo histórico sobreSantiago en Compórtela

JEAN FIERRE V E K N A N T La muerte en los ojos

La escuela de los Anuales 1929-1984

por

Peter Burke

o

editorial

Estudios, por ejemplo, o sobre la lucha por el poder en cuanto anombramientos y planes de estudios.9 Aunque con cieno pesar, heresistido la tentación de escribir un estudio etnográfico de los moradoresde 54 Boulevard Raspail. de sus antepasados, de sus matrimonios, de susfacciones, de sus redes de patronos y clientes, de sus estilos de vida desus mentalidades, etc.

En cambio, me he concentrado en los principales libros escritos pormiembros del grupo y he intentado evaluar su importancia dentro de lanistonadelosescntoshistóncos.Pareceparadójicotratarun movimientoque se mantuvo unido mediante una revista atendiendo a libros antes quea artículos. ° Sin embargo, se trata de un puñado de obras que tuvieron elmayor impacto (en los profesionales y en el público general) en el largoplazo. b

Con demasiada frecuencia se ha considerado e! movimiento comosi pudiera reducírselo a tres o cuatro personas. Ciertamente las obras deLucien Febvre, de Marc Bloch, de Femand Braudel y de otros sonespectaculares. Sin embargo, como en el caso de muchos movimientosintelectuales:éste representa una empresa colectiva a la cual numerososindividuos hicieron significativas contribuciones. Esto es evidente en e!caso de la tercera generación, pero también es cierto en la época deBraudel y en ¡a de los fundadores. El trabajo de equipo era un sueño deLucicn Febvre que databa va de 1936.'' Después de la guerra, ese sueñose hizo realidad. Los proyectos de colaboración sobre historia francesacomprendieron la historia de la estructura social, la historia de laproductividad agrícola, la historia del libro del siglo XVIII , la historia dela educación, la h istoria de la vivienda y un estudio de ios reclutas delsiglo XIX basado en datos de computación.

Este libro termina tratando las respuestas dadas a Afínales, yaentusiastas ya criticas, que muestran cómo se acogió el movimiento endiiercmes panes del mundo y en diferentes disciplinas; e intenta situardicho movimiento dentro de la historia de los escritos históricos. Miobjetivo (a pesar de la relativa brevedad de este libro) es permitir que ellector vea el movimiento como un todo coherente.

El antiguo régimen hisíoriográflcoy sus críticos&

Lucien Febvre y Marc Bloch fueron los directores de lo que podríallamarse ¡a revolución historiográfica francesa. A fin de interpretar lasacciones de estos revolucionarios nos es necesario sin embargo conoceralgo del antiguo régimen que ellos deseaban derribar. Para comprendery describí resé régimen, no podemos limitarnos a considerar la situaciónde Francia alrededor de 1900, cuando Febvre y Bloch eran estudiantes.Es menester que examinemos la historia de los escritos históricos en ellargo plazo.

Desde la época de Heredólo y de Tucídides, la historia se escribióen el Occidente en una variedad de géneros: la crónica monástica, lamemoria política, el traiado sobre antigüedades, etc. Sin embargo, laforma dominante fue durante mucho tiempo la narración de sucesospolíticos y mili tares, presentados como la historia de las grandes accionesde grandes hombres: los capitanes y los reyes. Durante la Ilustración estaforma predominante fue seriamente puesta en tela de ju ic io . 1

En esa época, a mediados del siglo XVIII , numerosos escritores yestudiosos de Escocia, Francia, I tal ia, Alemania y otros países comenza-ron a ocuparse de lo que llamaban la "historia de la sociedad", una historiaque no se limitara a tratar la guerra y la política sino que debía inc lu i r l a sleyes y el comercio, la moral y las "costumbres" que constituyeron el focode atención de) famoso Essai sur les moeurs de Vokaire,

Esos estudiosos desechaban loque John Mil lar de Glasgow llamóalguna vez "esa superficie común de los sucesos cuyos detalles ocupanal historiador vulgar" para concentrarse en la historia de estructuras, talescomo el sistema feudal o la Constitución británica. A algunos de esosestudiosos les interesaba la reconstrucción de actitudes y valores delpasado, especialmente la historia del sistema de valores conocido como"caballeresco", a otros les interesaba la historia del arte, de la l i te ra turay de la música. A fines de aquel siglo, este grupo internacional de eruditos

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había producido un conjunto sumamente importante de obras. Algunoshistoriadores, especialmente Edward Gibbon en su Decadencia y caídadel Imperio Romano, integraron esta nueva historia sociocultu ral en unanarración de acontecimientos políticos.

Con todo eso, una de las consecuencias de la llamada "revolucióncopemicana" producida en la historia y relacionada con Leopold vonRanke fue la de marginar o de volver a marginar la historia social ycultural. El interés de Ranke no se limitaba a ¡a historia política. Escribiósóbrela Reforma y la Contrarreforma y admitía la historia de la sociedad,del arte, de la l i teratura o de la ciencia. Sin embargo el movimiento deRanke, con el nuevo paradigma histórico que él formuló, socavó la"nueva historia" del siglo XVIII . La importancia que asignaba Ranke alas fuentes contenidas en los archivos hizo que los historiadores quetrabajaban en historia social y cultural parecieran meros diiettanti

Los discípulos de Ranke tenían un espíritu más estrecho que el desu maestro y en un momento en que los historiadores aspiraban a serprofesionales, la historia no política quedó excluida de la nueva disciplinaacadémica.2 Las nuevas publicaciones profesionales fundadas a fines delsiglo XIX, tales como la Historische Zeitschrift (fundada en 1856), !aRevue Historique (1876) y la English Histórica! Review, (1886), seconcentraban en la historia de los acontecimientos políticos (el prefacioal primervolumen de la English HístoricalReview declaraba la intenciónde la revista de concentrarse en "ios Estados y la política"). Los idealesde los nuevos historiadores profesionales se articulaban en una serie detratados sobre el método histórico, como por ejemplo, \alntroduction auxetudes historiques (1897), obra compuesta por los historiadores france-ses Langlois y Seignebos.

Desde luego, podían oírse voces de disenso en el siglo XIX.Michelet y Burckhardt, que escribieron sus historias del Renacimientomás o menos en el mismo momento, en ¡855 y 1860 respectivamente,tenían concepciones de la historia mucho más amplias que los discípulosde Ranke. Burckhardt abordaba la historia como el campo de interacciónde tres fuerzas —el Estado, la religión y la cultura—, en tanto queMichelet pedía lo que hoy caracterizaríamos como la "historia de abajo";para decirlo con sus propias palabras, "la historia de aquellos quesufrieron, trabajaron, decayeron y murieron sin ser capaces de describirsus sufrimientos".3

Asimismo, la obra maestra del historiador francés de la antigüedadFustel de Coulanges, La ciudad antigua (1864), se concentraba en lahistoria de la religión, de la familia y de la moral antes que en losaconiecimienlos políticos. Marx también ofreció un paradigma históricoalternativo respecto del de Ranke. De conformidad con la visión de la

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historia de Marx, las causas fundamentales de cambio estaban en jastensiones existentes en el seno de estructuras sociales y económicas.

Los historiadores económicos fueron quizá los mejor organizadosde aquellos que se apartaban delahistoria política. Gustav Schmoller, porejemplo, profesor de Estrasburgo {o, mejor dicho, Strassburg, porque enaquella época era todavía pane de Alemania) desde 1872 fue el directorde una importante escuela histórica. En 1893 se fundó una revista dehistoria social y económica, la Vierteljahrsschrift für Sozial undWirtschafcsgeschichte. En Gran Bretaña, los estudios clásicos de historiaeconómica, corno el de Wil l iam Cunningham Growth of English Tradey de J. E. Thorold RogcrsSixCenturiesofWorkandWages, se remontana 1882 y 1884 respectivamente.4 En Francia, Hcnri Hauser, Henri Séc yPaul Mantoux comenzaban a escribir sobre historia económica a fines delsiglo XIX.5

Al terminar ese siglo XIX, el predominio o, como dice Schmoller,c! "imperialismo" de la historia política fue frecuentemente cuestionado.J.R. Creen, por ejemplo, iniciaba su Breve historia del pueblo inglés(1874) con ¡a audaz pretcnsión de haber"dedicado más espacio a Chaucerque a Cressy, a Caxton que a las mezquinas conliendas de York yLancaster, a la Ley de los pobres de Isabel que a la victoria de éstaobtenida en Cádiz, aJ Renacimiento Metodista que a la huida del jovenpretendiente".6

Los fundadores de ¡a nueva disciplina que era la sociología expre-saban análogas concepciones. Auguste Comte, por ejemplo, se burlabade lo que llamaba los "menudos detalles infantiles estudiados per lairracional curiosidad de ciegos compiladores de inúti les anécdotas" yabogaba por lo que l lamaba, según una famosa frase, la "historia sinnombres".7HerbertSpcncer se quejaba de que "las biografías de monar-cas (y nuestros hijos no aprenden otra cosa) no arrojaran ninguna luzsobre la ciencia de la sociedad".8 De manera análoga, Emiíe Durkheimdesechaba ¡os hechos paniculares (événementspaniculiers) por conside-rarlos sólo "manifestaciones superficiales", lo aparente antes que laverdadera historia de una nación dada.9

Alrededor de 1900, las críticas de la historia política eran particu-larmente vivas y las sugestiones hechas para que se la reemplazararesultaron particularmente fértiles.10 En Alemania, esos eran los años dela llamada "controversia de Lampreen!". Karl Lampreen!, profesor deLeipzig, oponía la historia política, que era tan solo historia de individuos,a la historia cultural o económica, que era la historia del pueblo.Posteriormente definió la historia como "una ciencia primariamentesociopsicológica."11

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En los Estados Unidos, el famoso estudio de Fredcrick JacksonTumer sobre "la significación de la frontera en la historia norteamerica-na" (1893) rompía francamente con la historia de los acontecimientospolíticos, en tanto que a principios del nuevo siglo James HarveyRobinson iniciaba un movimiento con el lema de la "Nueva Historia".Según Robinson, "la historia comprende todo rasgo y vestigio de cuantoel hombre ha hecho o pensado desde que apareció por primera vez en laTierra". En cuanto al método, "La nueva historia habrá de valerse detodos los descubrimientos quesobre la humanidad hacen los antropólogos,los economistas, los psicólogos y los sociólogos".12

También en Francia, alrededor del año 1900, lu naturaleza de Jahistor ia fue objeto de un vivo debate. No debería exagerarse la estrechezdel espíritu de los historiadores oficiales. El fundador de la RevueHistorique, Gabriel Monod, combinaba su entusiasmo por la historia"científica" alemana con su admiración por Michelet (a quien conocíapersonalmente y cuya biografía escribió); él mismo era muy admiradopor sus alumnos Hauser y Febvre.

Por otra paite, Emest Lavisse, uno de los más importantes historia-dores que trabajaban en Francia en esa época, era el editorgeneral de unahistoria de Francia que apareció en diez volúmenes entre 1900 y 1912. ALavisse le interesaba primariamente la historia política, desde Federicoel Grande a Luis XIV. Sin embargo, la concepción de la historia reveladapor esos diez volúmenes era una concepción muy amplía. La introduc-ción fue redactada por un geógrafo y el volumen sobre el Renacimientofue compuesto por un historiador de la cultura, en tanto que la panedebida a Lavisse sobre la época de Luis XIV dedicaba un espaciosustancial a las artes y en particular a las medidas culturales.13 En otraspalabras, es inexacto pensarque los historiadores profesionales oficialesde ese período estaban interesados exclusivamente en la narración deacontecimientos políticos.

Sin embargo, los que cultivaban las ciencias sociales percibíanprecisamente de esa manera a los historiadores. Ya hemos mencionadoel hecho de que Durkheim desdeñara los hechos particulares. Su discípu-lo, el economista Franc,ois Simiand, fue aún más lejos en esa direccióncon su famoso artículo en el que atacaba lo que llamó "los ídolos de latribu de los historiadores". Según Simiand había tres ídolos que eramenester derribar Estaba el "ídolo político", "esa preocupación perpetuapor la historia política, por los hechos políticos, por las guerras, etc. queda a esos sucesos una exagerada importancia". Estaba también el "ídoloindividual", en otras palabras, el énfasis excesivo puesto en los llamadosgrandes hombres, de suerte que hasta los estudios de instituciones se

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presentaban en la fbrmadc"Pontchartrainyel Parlamento de París", etc.Por último, estaba el "ídolo cronológico", a saber, "la costumbre deperderse uno en estudios sobre los orígenes".u

Estos tres temas eran atrayentes para los del grupo de Afínales, yluego volveremos a considerarlos. El ataque a los ídolos de la iribú de loshistoriadores se refería particularmente a uno de los jefes tribales, elprotegido de Lavisse, Charles Seignebos, profesor de la Sorbona ycoautor de la bien conocida introducción al estudio de la historia.15 Talvez por esa razón Seignebos se convirtió en el símbolo de todo aquello aque se oponían los reformistas. En realidad, Seignebos no era un histo-riador exclusivamente político, pues escribió también sobre la civiliza-ción. Le interesaba la relación entre la historia y las ciencias socialesaunque no concebía esa relación de ¡a misma manera que Simiand oFebvre, quienes publicaron duras críticas de la obra de Seignebos. Lacrítica de Simiand apareció en una nueva publicación, la Revue deSynthése Historique, fundada en 1900 por un gran intelectual empren-dedor, Henrí Berr, para alentar a los historiadores a colaborar con otrasdisciplinas, particularmente la psicología y la sociología, con la esperan-za de producir lo que Berr Llamaba una psicología "histórica" o "colec-tiva".1 6 En otras palabras, lo que los norteamericanos l laman"ps i cohistoria" se remonta mucho más allá de la década de 1950 y delfamoso estudio de Erikson sobre El joven Lutero.17

El ideal de Berr de una psicología histórica que debía lograrsemediante la cooperación interdisciplinaria ejerció gran atracción en dosjóvenes que escribían para la revista de Berr. Estos se llamaban LucienFebvre y Marc Bloch.

Editorial Gedisa ofrecelos siguientes títulos sobre

HISTORIA •pertenecientes a sos diferentes

colecciones y series(Grupo "Ciencias Sociales")

PETER BURKK

PtTEK Bl 'HKt

ROGER ClURTItR

BRAUUEI

FKKNANH BRAUDEL

FERNAIVD BRAUDKI

ROGLR CIURTIEH

M. PEL CARMEN CARLÉv COLS.

M. DEL CARMEN CARLÉv COLS.

M. DEL CARMEN CARLÉ

BERNARD LEBLON

JACQUES LE GOFF

JACQUKS Lt GOFF

Venecia y Amsterdam

El arte de la conversación

Espacio publico, crítica ydesacralización en el sigla XV UI

La identidad de Francia, 1.Espacio geográfico e historia

La identidad de Francia, II.Los hombres y ios cosas*

La identidad de Francia, UI.Los hombres y las cosas**

El mundo como representación.Estudios sobre historia cultural

La sociedad hispano medieval.La ciudad

La sociedad hispano medieval.Sus estructuras

La sociedad hispano medieval.Grupos periférifos: las mujeres ylos pobres

Los guanos en España

La bolsa y la vida

Los intelectuales en la Edad Media

Ensayo histórico sobreSantiago en Compórtela

JEAN PIERKE VERNANT La muerte en los ojos

LA REVOLUCIÓNHISTORIOGRAFICA

FRANCESA

La escueta de los Annales 1929-1984

por

Peter Burke

gedisaC-7 editorial

Los fundadores: Luden Febvrey Marc Bioch

En su primera generación, el movimiento de Annales tuvo dosdirectores, no uno: Lucien Febvre, un especialista en el siglo XVI, y elmedievalista Marc Bloch. Sus maneras de abordar la historia eransingularmente semejantes, aunque ambos hombres tenían temperamen-tos muy diferemes. Febvre, ocho años mayor que Bloch, era hombreexpansivo, vehemente y combativo, con tendencia a inc'epar a suscolegas si éstos no hacían loque él deseaba; en cambio Bloch era sereno,irónico y lacónico, con na amor casi inglés por la reserva y lossobrentendidos.' A pesar de estas diferencias o quizás a causa de ellas,estos dos hombres trabajaron jamos y armoniosamente durante los veinieaños del período transcurrido entre las dos guerra».2

1. Los primeros años

Lucien Febvre ingresó en la Ecole Nórmale Supérieure en 1897. Enesa época, la Ecole estaba completamente separada de la Universidad deParís. Era un colegio pequeño pero intelectualmente vigoroso que al-guien hubo de Uamar "el equivalente francés de Jowett's Balliol".3 Noadmitía más de cuarenta alumnos por af o y estaba organizada según 1 tslíneas de una tradicional escuela pública británica (todos los alumnoseran pupilos y se observaba una estríela disciplina).4 La enseñanza seimpartía por seminarios, no por lecciones, y esos seminarios estabandirigidos por estudiosos distinguidos de diferentes disciplinas. Aparen-temente Febvre era "alérgico" al filósofo Henri Bcrgson, pero aprendiómucho de cuatro de los colegas de Bergson.5

El primero de éstos fue Paul Vidal de la Blache. un geógrafointeresado en colaborar con historiadores y sociólogos; había fundadouna nueva revista, Annales de Géographie (1891), para fomentar este

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enfoque.6 El segundo de ssos profesores de la Ecole era el filósofo yantropólogo Lucien Lévy-Bruhl; buena pane de su obra estaba dedicadaa lo que Levy-Bruhl llamaba "pensamiento prelógico" o "mentalidadprimitiva", un tema que afloraría en la obra de Febvre en la década de1930. EHcrcer profesor era el historiador de arte Emile MSle, uno de losprimeros en concentrarse, no en la historia de las formas, sino en lahistoria de las imágenes, en la "iconografía", como se U llama general-memehoy. Su famoso estudio del arte religioso del siglo XIII se publicóen 1898, año en que Febvre entraba en la Ecole. Por último estaba ellingüista Anloine Meillet, un discípulo de Durkheim particularmenteinteresado en los aspectos sociales del lenguaje. La admiración queFefavrs sentía por Meillet y su interés por la historia social del lenguajese manifiestan en una seris de reseñas de libros lingüísticos que Febvreredactó entre 1906y 1926 para l&RetuedeSynthéseHistorique1 de HenriBerr.

Febvre también debía mucho a historiadores anteriores. Duranteloda su vida fue admiradorde la obra de Michelet. Reconocía a Burckhardtcomo a uno de sus "maestros" junto con el historiador del arte LouisCourajod. Tarnbién confesaba una influencia algo más sorprendente ensu obra, la de h Historie socialisít de la révotution fran£aise (1901-1903), compuesta por el político izquierdista Jean Jaures, "tan rico enintuiciones económicas y sociales".8 "

• La influencia de Jaurés puede apreciarse en la tesis doctoral deFebvrs. Febvre decidió estudiar su propia región, el Franco Condado, laregión que se extiende alrededor ds Besánc,on, a fines del siglo XVI,cuando estaba gobernado por Felipe II de Esparta. El título de la tesis,"Felipe II y el Franco Condado", enmascara el hecho de que el estudiomismo era una importante contribución a la historia social, cultural ypolítica. Trataba no sólo 1» rebelión de los Países Bajos y el surgimientodei absolutismo, sino también la "enconada lucha de dos clases rivales",la nobleza en decadencia y endeudada y la ascendente clase burguesa delos mercaderes y abogados que compraban las tierras de los nobles. Esteesquema parece marxista, pero Febvre difiere fundamentalmente deMarx al describir la lucha entre los dos grupos concebida "no como meroconflicto económico sino también como conflicto de ideas y sentimien-tos".9Su interpretación de ese conflicto y de la historia en general no eramuy diferente de la de Jaurés, quien pretendía ser al propio tiempo"materialista con Mane y místico con Michelet", al conciliar fuerzassociales con pasiones individuales.10

Olro rasgo impresionante del estudio de Febvre es el relacionadocon su introducción geográfica, en la que se describen los contornosdistintivos de la región. La introducción geográfica que casi era de

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rigueur en las monografías provinciales de la escuela Afínales durante ladécada de 1960 puede haberse modelado de conformidad ccn el famosoMediterráneo de Braudel, pero no tuvo su origen en él.

Febvre estaba lo bástanle interesado en ta geografía histórica parapublicar {por instigación de Henri Berr, el editor d^la Kevuede SywhéieHistoriqué) un estudio general tópico con el título La ierre ei í'évolutionhumaine. Este estudio había sido planeado antes de la Primera GuerraMundial, pero quedó interrumpido cuando su autor tuvo que cambiar susrunciones de profesor universitario por las de capitán de una compartía deartilleros, Después de la guerra, Febvre continuó trabajando en su estudiocon la ayuda de un colaborador. La obia se publicó en 1922.

Este extenso ensayo, que molestó a algunos geógrafos profesiona-les porque era obra de un extraño a esa actividad, desarrollaba las i deisdel antigjo maestro de Febvre, Vidal de la Blache. Importante paraFebvre, aunque de diferente manera, fue el geógrafo alemán Ratzel.Febvre eia una especie de osira intelectual que producía sus ideas másfácilmente cuando se sentía irritado por las conclusiones de un colega.Raizel era otro pionero de la geografía humana (Anthropo$eographie,como él la llamaba), sólo que, a diferencia de Vidal de la Blache, hadahincapié en la influencia que tenía el ambiente físico sobre el destinohumano.11

En este debate desarrollado entre el determinismo geográfico y lalibertad humana, Febvre prestaba caluroso apoyo a Vidal y atacaba aRaizel al hacer notar la variedad de posibles respuestas al desafío de nnambiente dado. Para él, no había necesidades, sólo había posibilidades(Des néctssiíés, nulie pan. Despossibiiités, panout).n Un río —paracitar uno de los ejemplos favoritos de Febvre— podría ser consideradoporuña sociedad como una barrera y po: otra como un camino. En últimainstancia, no era el ambiente físico lo que determinaba esta decisióncolectiva, sino que eran los hombres, su modo de vida y sus.actitudes.Entre éstas, Febvre incluía las actitudes religiosas. En una discusiónsobre ríos y caminos, Febvre no se ol\idó de tratar los caminos de lasperegrinaciones.13

La carrera de Bloch no fue muy diferente de la trayectoria deFebvre. También él asistió a ia Ecole Nórmale, donde su padre Gusiaveenseñaba historia antigua. También él recibió las enseñanzas de Meillety de Lévy-Bruhl. Sin embargo, como lo muestran sus ultimas obras,recibió sobre todo la influencia de] sociólogo Emile Durfcheim, quecomenzaba a enseñar en la Ecole más o menos en el momento en quellegaba aelia Bloch. Durkheim, que era él mismo ex alumno de la Ecole,había aprendido de los estudios realizados con Fustel de Coulanges a

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tomar seriamente la histona.14 En sus últimos aflos. Bloch reconocía laprofundadeuda que tenía con la revista de r*uriLbt\mtAnnéeSociologique,leída con entusiasmo por numerosos historiadores de su generación, talescomo el clasicisla Louis Gemet y el sinólogo Marcel Grane*.15

A pesar del interés que sentía por la políüca contemporánea, Blochdecidió especializarse en la Edad Media-. Lo mismo que a Febvre, leinteresaba la geografía histórica y so especialidad fue la Ile-de-France,sobre la que, publicó un estudio en 1913. Este estudio muestra que,parabién como Febvre, Bloch concebía una historia orientada por unproblema. En un estudio regional llegó hasta a poner entela de juicio elconcepto mismo de región, aduciendo que ese concepto dependía delproblema con el que tuviera relación. Y escribió: "¿Por qué debemosesperar que el jurista interesado en el feudalismo, el economista queestudia la evolución de la propiedad de las tierras en los tiemposmodernos y el filólogo que trabaja con dialectos populares se detengantodos precisarhente ante una idéntica frontera?"1^

La atracción que sentía Bloch por la geografía era menor que la deFebvre, en taritoque su interés porlasociología era mayor. Sin embargo,ambo; hombres pensaban de una manera interdisciplinaria. Bloch, porejemplo, ponía el acento en la necesidad que tiene el historiador local decombinar el saber de un arqueólogo, de un paleógrafo, de un historiadordel derecho, etc.17 Evidentemente los dos hombres tenían que llegar aconocerse. Y la oportunidad llegó cuando fueron nombrados para ocuparcargos en la Universidad de Estrasburgo.

2. Estrasburgo

El medio

El períodc de Estrasburgo en el que se encontraban diariamenteFebvre y Bloch duró sób trece aflos, desde 1920 a 1933, pero fueenormemente importante parael movimiento de Annales. La importanciade ese periodo/ue tanto mayor cuanto que los dos hombres estabanrodeados por un grupo inierdisciplinario extremadamente activo.

También vale la pena considerar el medio en que se reunió esegrupo En lósanos que siguieron ala Primera Guerra Mundial, Estrasburgocontaba con una nueva universidad, puesto que la ciudad acababa de serrecuperada de Alemania. Ese medio favorecía las innovaciones intelec-tuales y facilitaba el intercambio de ideas a través de froñieras discipli-narias.18

Cuando Febvre y Bloch se conocieron en 1920, poco después de

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haber sido nombrado uno profesor y el otro mattre de conferences, suconocimiento se convirtió rápidamente en amistad.19 Sus despachos eranadyacentes y ellos dejaban las puertas abiertas.20 En ocasiones compar-tían sus interminables discusiones con colegas, lales como el psicólogosocial Charles Blondel, cuyas ideas fueron importantes para Febvre, y elSociólogo Maurice Halbwachs, cuyo estudio sóbrela estructura social dela memoria, publicado en 1925, produjo profunda impresión en Bloch.21

Otros miembros de la facultad de Estrasburgo compartían o llega-ron a compartirlos intereses deFebvre y Bloch. Henri Bremond, el autorde la monumental Histoire linéraíre du semiment religteux en Francedepuis la fin des guerres de religión (1916-24), ejercía la docencia enEstrasburgo en 1923. El interés que sentía Bremond por la psicologíahistórica inspiro a Febvre para escribir su obia sobre la reforma.22

Georges Lefebvre, el historiador de la Revolución Francesa, cuyo interéspor la historia de las mentalidades era afín al de los fundadores deAfínales, enseñó en Estrasburgo desde 1928 hasta 1937. No parecefantástico sugerir que la idea de Lefebvre del "gran temor de 1789"contenida en su famoso estudio debe algo al anterior estudio sobre losrumores compuesto porMarc Bloch.2* Gabriel Le Bras, un pionero délasociología histórica de la religión, también ensebaba en Estrasburgo, lomismo que el historiador de la antigüedad André Piganiol, cuyo estudiosobre los juegos romanos publicado en 1923 revela el interés por laantropología, como el estudio de Bloch publicado un año después. Los

reyes taumaturgos^Esta obra puede considerarse como una de las grandes obras

históricas de nuestro siglo.23 Se refiere a la creencia, corriente enInglaterra y en Francia desde la Edad Media al siglo XVIII, de que tosreyes tenían la facultad de curar escrófulas, una enfermedad ganglionarconocida como "el mal del rey", a causa del poder del toque real,relacionado con el rito de tocar al enfermo para curarlo.

El tema puede aún parecer algún tanto marginal y ciertamente lo eraen la decida de 1920. Bloch hace una ininica referencia á un colega inglésque'hizowrcomeniário sobie "ese cutioso.desvlo.de usted".36 Pero encambio para Bloch el toque real no era ningún desvío sino que era unacarretera real, ciertamente une voie royale en todo sentido. Tratábase delestudio de un caso que esclarecía importantes problemas. El auiorpretendía con cierta justificación que sulibro constituía una contribucióna la historia política de Europa en el \erdadero y amplio sentido de lapalabra "político" (ausens large, au vrai sens dumot}, porque el libróserefería a ideas de la realeza. "El milagro regio era sobre todo la expresiónde una particular concepción del podei político supremo.'07

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Los reyes taumaturgos

Este libro era notable por lo menos a causa de otros tres aspectos.En primer lugar, porque no se limitaba a considerar un período históricoconvencional, como la Edad Media. Siguiendo el consejo que poaerior-mente habría de formular en términos generales en El oficio del historia-dor.Blocheligió ese período para enfocarel problema, lo cual significabaque escribiría loque Braudel habría de llamar una generación después "la

\historia de duración larga". Esta perspectiva de largo plazo hizo llegar aBíocrí a ciertas conclusiones interesantes, como por ejemplo la de que elrito del toque no sólo sobrevivió en el siglo XVIIvla época de Descanesy de Luis XIV, sino que floreció en ese período como nunca antes, por lomenos en el sentido de cue Luis XIV tocó a un número de pacientesmucho mayor que el de sus predecesores. No se trataba pues de una merapráctica "fósil"28

En segundo tugar, el libro era una contribución a lo que Blochllamaba "psicología religiasa". El estudio se concentraba principalmenteen la historia]de milagros y concluía con una discusión explícita sobre elproblema de explicar cómo la gente podía creer en semejantes "ilusionescolectivas".29 Bloch observaba que algunos pacientes regresaban paraque se los tocara una segunda vez, lo cual indicaba que sabían que eltratamiemo no había dado resultado; perp así y todo esa circunstancia nominaba la fe de los creyentes. "Era la expectación de) milagro lo quecreaba la fe en él" (Ce qui crea la fot au mirade, ce fui I'idee qu'il devaity avoir un miracle)}0 Según la famosa frase del filósofo Kari Popper,formulada unos años después, la creencia no era "falsificable".31

Esta discusión de la psicología de la creencia no era el tipo de temaque uno esperaba encontrar durante la década de 1920 en un estudiohistórico. Ese era asunto de psicólogos, sociólogos o antropólogos. Enverdad, Bloch consultó sobre este libro a un psicólogo, .su .colega deEstrasburgo Criarles Blondel y también a Febvre.32 Asimismo Blochconocía la obra de James Frazer y loque decíala rama dorada sobre larealeza sagrada, asf como tenía conciencia de lo que decía Lucien Lévy-Bruhl sobre la ''mentalidad primitiva".33 Si bien Bloch no hizo un usofrecuente de esaexpresión. su libro iniciaba una contribución a loque hoyllamamos la historia de las "mentalidades". El libro podría definirsetambién cqmo un ensayo de sociología histórica o de antropologíahistórica, pues abordaba sistemas de creencias y la sociología del cono-

cimiento.La expresión que Bloch empleo más de una vez para describir su

libro fue "representaciones colectivas" (représentationscoilectives), unafrase estrechamente vinculada con el sociólogo Emile Durkheim, lo

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mismo que la expresión "hechos sociales" (faits sociaux], que tambiénpuede encontrarse en páginas de Bloch.3* En realidad, lodo este enfoquedebía no poco al de Durkheim y su escuela.35 En cierto sentido por lomenos podría objetarse que la obra era demasiado durkheimiana.

- -Aunque Bloch pone cuidado en registrar las»dudas sobre el toquereal expresadas durante el largo período que abarca el libro, logra sinembargo daruna viva impresión de consenso, quizá porque no ofrece unadiscusión sistemática de la clase de personas que creían o no creían en eltoque o de los grupos que tenían interés en que otras personas creyeranen el toque real. Bloch no trata el fenómeno desde el punto de vista de laideología. Por supuesto, en los días de Bloch el concepto de "ideología"solfa emplearse de ana manera cruda y reduccionista. Hoy esto ya no esasí, de suerte que resulta difícil imaginar a un historiador relacionado conAnnales. a un Georges Duby por ejemplo, tratando el toque real sinrecurrir hoy a ese concepto.

Un lercerrasgoque hace importan te el estudio de Bloches su interéspor lo que el autor llamaba "historia comparada". Algunas de lascomparaciones se nacen con sociedades muy alejadas de Europa, comolas delaPolinesia, aunque sólo se las compara al pasar y con considerableprecaución ("ne transportara pos Íes Anttpodes ¡out enüersá París ou áLondres' ).36 En el libro es central la comparación de Franciae Inglaterra,los únicos países de Europa donde se practicaba el toque real. Hay queagregar que esa comparación deja despacio para los contrastes.

En suma, en 1924 gloch ya estabapracticancolo que iba a propiciarcuatro años después en un artículo titulado "Hacia una historia compara-da de las sociedades europeas". El artículo abogaba por lo que el autorllamaba "un empleo mejorado y más general" del método comparativo,el cual distingue el estudio de las similitudes entre sociedades y, por oiráparte, el estudio de sus diferencias y además el estudio de sociedadesvecinas en el tiempo y el espacio del estudio de sociedades alejadas unasde otras; pero Bloch recomendaba a los historiadores la prácüca de iodosestos enfoques.37

Febrre: sobre el Renacimiento y la Reforma

Después de completar su antiguo proyecto de geografía histórica,Febvre, como Bloch, desplazó su interés hacia el estudio de actitudescolectivas o la "psicología histórica", como a veces la llamaba (lo mismoque su amigo Henri Berr).38 Durante el resto de su vida Fehvre seconcentró en la sería investigación de la historia del Renacimiento y dela Reforma, especialmente en Francia

Comenzó esla pane déla trayectoria con cuatro conferencias sobre

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protorrenacimicnio francés, con una biografía de Lulero y con unpolémico artículo sobre los orígenes de la reforma francesa, que Febvredescribió como "una cuestión mal planteada" (une question mal posee).Todas estas contribuciones se orientaban a la historia soda] y a lapsicología colectiva.

Las conferencias sobre el Renacimiento, por ejemplo, recruzabanlas tradicionales explicaciones de este movimiento dadas por historiado-res de la literatura y del aite (incluso de su antiguo maestro Emile Male),explotaciones que hacían hincapié en una evolución interna. En cambioFebvre daba una explicación social a esla "revolución", ponía el acentoen lo que podrís llamarse la "demanda" de nuevas ideas y también, comoen la tesis sobre el Franco Condado, sobre el surgimiento de [a burgue-sía.39

Análogamente, el artículo de Febvre sobre la'reformacriiicaba a loshistoriadores eclesiásticos porque ¿stos trataban ese movimiento comoalgo esencialmente relacionado con "abusos" institucionales y con lacorrección de éstos, en lugar de considerarlo como "una profundarevolución d|el sentimiento religioso" (une révolution profonde du senti-meni religieux\a causa de esta revolución, según Febvre, era una vezmás el surgimiento de la burguesía, que "necesitaba... una religión clara,razonable, humana y mansamente fraternal".40 Invocar a la burguesíaparece hoy un, poco trivial, pero continúa siendo inspirado el intento deeslabonar la historia religiosa y la historia social.

Tal vez al lector le sorprenda el hecho de que Febvre escribiera unabiografía histórica en ese momento de su trayectoria. Pero el prefacio queel autor puso al estudio de Lulero afirmaba que no se trataría de unabiografía sino que era un intento de resolver un problema, en este caso "elproblema de la relación entre el individuo y el grupo, entre la iniciativapersonal y la necesidad social" (la nécessité sociále). Observaba Febvreque en 1517 existían potenciales discípulos de Lulero, los miembros dela burguesía ur.a vez más, un grupo que estaba adquiriendo "un nuevosentido de su importancia social" y que se sentía incómodo a causa de lamediación clerical entre Dios y el hombre. De cualquier manera, Febvrese negaba a reducir las ideas de Lulero a una expresión de los interesesde la burguesía. Por el contrario, sostuvo que esas ideas creativas nosiempre eran adecuadas a su marco social y que tuvieron que seradaptadas a las necesidades y a la mentalidad de la burguesía por losdiscípulos de Lulero, especialmente por Melanchihon."

Es evidente que ciertos temas centrales se repiten una y otra vez enla obra de Febvre y que también existía una tensión creativa entre sufascinación por los individuos y su interés por los grupos, así como existíauna tensión entre su vivo interés por la historia social de la religión y su

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deseo igualmente intenso de no reducir actitudes y valores espirituales ameras expresiones de los cambios producidos er la economía o en .a

sociedad.

»

3. La fundación de Annales

Poco después de letminar la Primera Guerra Mundial, Febvreproyectó fundaruna revista internacional dedicada ala historia económi-ca y que debía dirigir el gran historiadorbelgaHenriPirenne. El proyec:otropezó con dificultades y se lo dejó a un lado. En 1928, Bloch lomó lainiciativa de reanimar los planes para fundar una revista fuña revistafrancesa esta vez), y en esta ocasión el proyecto tuvo éxito.4- Se pidió denuevo a Pirenne que dirigiera la revista, pero el hombre declinó elofrecimiento, de manera que Febvre y Bloch fueron tos directores

asociados.Annales dhistaire économique et sacíale, como se llamó primerosegún el modelo de Annales de géogrcphíe de Vidal de la Blache, fueplaneada desde el principio para ser algo más que otra publicaciónhistórica. Aspiraba a ser la guía intelectual en los campos de la hiscoiiaeconómica y de la historia social.43 La revista fue un verdadero vocero delas- aspiraciones de los editores que abogaban por un nuevo enfoque

interdisciplinario de la historia.El primer número se publicó el 15 de enero de 1929, Ese número

llevaba un mensaje de los directores en el que se explicaba que lapublicación se habla proyectado hacía ya mucho tiempo pero que habíaencontrado ciertas barreras entre los historiadores y los qus cultivabanotras disciplinas; se hacía notar la necesidad del intercambio intelec-tual.44 El comité de redacción incluía no sólo a historiadores de historiaantigua y moderna sino también a un geógrafo (Atoen Demangeon), a unsociólogo (Máurice Halbwachs), a un economista (Charles Rist) y a unespecialista de ciencia política (André Siegfried, un ex alumno de Vidal

de la.£laché).*sEn los primeros números, los historiadores económicos eran losmás prominentes; Pirenne, por ejemplo, que escribió un artículo sobre lainstrucción de los mercaderes medievales; el historiador sueco EliHeckscher, autor de un famoso estudio sobre mercantilismo, y el norte-americano Earl Harnilton, más conocido por su obra sobre el tesoronorteamericano y la revolución de los precios producida en España. Enaquel momento, la publicación parecía más o menos el equivalente o elrival francés de la Economic History Review británica. Sin embargo, en1930 se anunciaba la intención de la revista de establecerse en el "terreno

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casi vi rgen de la histori a social" (sur le ¡errain si mal défriché de V histoiresociale).** La publicación también se interesaba por el método de lasciencias sociales, lo mismo que la Revue de Synthése Historique.

El énfasis puesto en la historia económica sugiere que en losprimeros años Bloch fue el codireclor dominante. Pero sin ver toda lacorrespondencia de los dos hombres, buena parte de U cual no se hapublicado, sería aventurado conjeturar si Febvre fue más importante que

\h en la historia de Annales después de 1929 o siquiera tratar deestablecer cómo se dividieron el trabajo de la revista. Lo que se puedede'eir con cierta confianza es que si ambos hombres no hubieran estadode acuerdo en lo fundamental y si no hubieran trabajado juntos, elmovimiento no habría tenido el éxito que tuvo. De todas maneras, esnecesario considerar separadamentelas contribuciones históricas de losdos asociados después de 1929.

Bloch: sobre historia rural y sobre feudalismo

La carrera de Bloch quedó bruscamente interrumpida por la guerra.En las últimas décadas de su labor académica Bloch produjo algunosartículos seminales y dos importantes libros. Los artículos comprendíanun .estudio de Jes molinos de viento y de los obstáculos culturales ysociales que se oponían a su difusión; también contenían reflexionessobre el cambió tecnológico considerado "como un problema de psico-logía colectiva".41 Como a menudo se considera a Bloch un historiadoreconómico, puede resultar conveniente llamar la atención sobre suinterésporla psicología, como se comprueba evidentemente en Los reyestaumaturgos, pero visible lambién en el artículo sobre el cambio tecno-lógico, una conferencia que se ofreció aun grupo de psicólogos profesio-nales y que pedía!a colaboración de las dos disciplinas.118

El principal esfuerzo de Bloch estuvo dedicado a dos libros impor-tantes.El primero fue su estudio de lahistoria rural francesa. El libro tuvosu origen en la serie de conferencias dadas en Oslo por invitación delInstituto para el Estudio Comparado de las Civilizaciones.49 Sin embar-go, en cieno sentido se trataba de una ampliación en el tiempo y en elespacio de la tesis sobre la población rural de la Ile-de-France durante laEdad Media,.tesis que se había proyectado antes de la Primera GuerraMundial y qwe había sido abandonada cuando Bloch tuvo qué alistarse enel ejército. El libro, publicado en, 1931, tiene poco más de doscientaspáginas y es un breve ensayo sobre un amplio lema que revela las dotesque el autor tenía para la síntesis y p*ra llegar i los puntos esenciales de

un problema.El ensayo fue y continúa siendo importante por una seriede razones.

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Lo mismo que Los reyes taumaturgos, se ocupaba de fenómenos desarro-llados en el largo plazo, en la duración larga, desde el siglo XIII al sigloXVIII; mostraba esclarecedoras comparaciones y contrastes entre Fran-cia e Inglaterra. La concepción de Bloch de la "historia rural" (histoire.agrairej, definida como "el estudio combinado de técnicas rurales > decostumbres rurales" era inusitadamente amplia para su época, cuando loshistoriadores tencían a escribir sobre temas más reducidos, como lahistoria de la agricultura o de la servidumbre o de la propiedad rural.Igualmente inusitado es el empleo sistemático que hace Bloch de fuentesno literarias, como por ejemplo mapas de fincas y heredades; tamtiénmuy amplia era su concepción de la "cultura rural" (civilisationagraire),expresión que eligió para hacer hincapié en el hecho de que la existenciade diferentes sistemas agrarios no podía explicarse atendiendo solamenteal ambiente física50 La historia ruralde Francia es quizá muy célebrepor su llamado "método regresivo". Bloch señalaba la necesidad de "leerla historia hacia atrás" (tire I'histoire á rebours) por la razón de quesabemos más sobre los períodos cercanos y porque es bien prudenteproceder desde lo conocido a lo desconocido.51 Bloch emplea efectiva-mente este método, pero no pretende haberlo inventado. Con el nombrede "méiodo retrogresivo" ya había sido empleado por F.W. Maiüand—un estudioso aJ que Bloch profesab£ considerable admiración— en suclásico csiüdio Registro del gran catastro y más allá (1897); el "más allá"de! título se refiere al, período anterior al Registro del gran catastroverificado en 1086."

Unos pocos anos antes del de Maitland, oiro estudio sobre laInglaterra medieval que interesaba mucho más a Bloch, el estudio deFrederick Seebohm, La comunidad aldeana inglesa (1883), comenzabacon un capítulo sobre "El sistema inglés de campo abierto examinado ensus restos modernos", especialmente en Hitchin, donde vivía Seebohm,antes de volver a la Edad Media. En realidad, el historiador de laantigüedad Fustel de Coulanges, el maestro del padre de Bloch, habíaabordado de manera análoga La ciudad antigua (1864) al estudiar lahistoria de la gens griega y romana. El autor admite que todos lostestimonios sobre este grupo social "datan de una época en que aquél yanoera más que una sombra de sí mismo", pero sostiene que ese testimoniotardío así y todo nos permite "tener un atisbo" del sistema en su estadoprimero.53 En otras palabras. Bloch no inventó un nuevo método; lo quehizo fue emplearlo de manera más sistemática y consciente que suspredecesores.

El segundo libro. La sociedad feudal (\939-4Q) es la obra por la quehoy más se conoce a Bloch. Se trata deuna ambiciosa síntesis que abarcaunos cuatro siglos de historia europea, desde el año 900 al 1300. con una

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amplia variedad de temas, muchos de los cuales habían sido tratados enotros lugares, como por ejemplo servidumbre y libertad, realeza sagrada,importancia del dinero, etc. Enesie sentido,el libro resume la obra de todala vida de Bloch A diferencia de anteriores estudios sobre ersistemafeudal, la obra no se limita a considerar la relación entre la posesión delas tierras, la jerarquía social, la guerra y el Estado. Trata la sociedadfeudal como un todo, lo que hoy podríamos llamar "la cultura del

.feudalismo".\n trata una ve^ más la psicología histórica, lo que el autorllamaba "modos de sentimiento y de pensamiento" (fagons de sentir et depenser}. Esta es la parte más original de la obra, una exposición que serefiere, entre otros temas, ai sentido medieval del tiempo o, mejor dicho,a la indiferencia medieval al tiempo oen todo caso a la falta de interés poruna medición precisa. Bloch también dedica un capftulo a la "memoriacolectiva", un tema que lo había fascinado durante mucho tiempo comohabía fascinado a su amigo, el sociólogo durfcheimiano Maurice Halb-wachs (véase pág. 28).

La sociedad feudal es ciertamente la obra más durkheimiana deBloch. El autor continúa empleando expresiones como consciencecollecilve, mémoire coíleciive, représemaiions collectives.*4 Hay algu-nas obiervaciones incidentales que se hacen eco de su maestro, como porejemplo, "en toda literatura, una sociedad contempla su propia ima-gen."^ El libro: se refiere esencialmente a uno de los temas centrales dela obra de Durkheim, la cohesión social. Esta particular forma decohesión o de "lazos de dependencia" (liens de ¿¿pendones) se explicaesencialmente de una manera funcionalista como una adaptación a las"necesidades" de un panicjlar medio social o, más precisamente, comouna respuesta a Us tres oleadas de invasiones: la de los vikingos, la de losmusulmanes y la de los magiares.

La preocupación de Durkheim por las comparaciones, por lastipologías y por la evolución social dejó su marca en una sección del finaldel libro titulada "el feudalismo como forma típica de organizaciónsocial" (la féodaliié comme type social}, en la que Bloch sostiene que elfeudalismo no fue un fenómeno único sino que fue una fase reiterada deevolución social. Con su habitual precaución Bloch señalaba lanecesidadde que se hicieran más análisis sistemáticos, pero luego menciona alJapón comr/un ejemplo de sociedad que espontáneamente produjo unsiaema en esencia semejante al del Occidente medieval. Señalabasignificativas diferencias entre las dos sociedades, especialmente elderecho deJ vasallo europeo de desafiar a su señor. Con todo, este interéspor las tendencias repetidas y por las comparaciones con remotas socie-dades hace que la obra de Bloch resulte mucho más sociológica que la de

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otros historiadores franceses de su generación. Ciertamente era demasia-do sociológica para el gusto de Lucien Febvre, quien regañaba a Blochporque éste no trataba los casos individuales más detalladamente.

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4. La institucional!zación de Anuales

En la década de 1930 se dispersó el grupo de Estrasburgo. Febvreabandonó la ciudad en 1933 para hacerse cargo de una cátedra en elprestigioso Collégé de France, en tanto que Bloch abandonó Estrasburgoen 1936 para suceder a Hauser en la cSledra de historia económica de laSorbona. Considerando la importancia que teníaParís en la vida inteiec-tual francesa, estos desplazamientos hacia el centro eran signos del éxitodel movimiento de Afínales.

Otro signo fue el nombramiento de Febvre como presidente de lacomisión organizadora de la Encyclopédie Frangaise, una ambiciosaempresa interdisciplinaria que comenró su publicación en 1935. Uno delos volúmenes mis notables de esta enciclopedia fue el editado per elantiguo maestro de Febvre, Anto'me Meillet, que versaba sobre lo quepodría llamarse "aparato conceptual" o "equipo mental", outiltage men-lal, en el original francés. Podría afirmarse que ese volumen echó lasbases de lahistoriade las mentalidades. Sin embargo, habría que agregarque más o menos en la misma época, el ex colega que Febvre tenía enEstrasburgo, Georges Lefebvre, publicaba un artículo —que iba a hacer-se célebre— sobre las turbas revolucionarias y sus mentalidades colec-tivas. Irritado por el hecho de que el psicólogo conservador GusiaveLebon diera por descontada la irracionalidad de las muchedumbres,Lefebvre trataba de establecer la lógica de las acciones de las masas.

Atinóles llegó a ser gradualmente el centro de una escuela histo-riográfica. En las décadas de 19.30 y 1940, Febvre escribió la mayorpartede sus ataques contra los empiristas > especialistas de mente estrecha ysus programas para propiciar el "nuevo tipo de historia" relacionado conAfínales; pedía colaboración en la investigación, propiciaba una historiaorientada según los problemas (/'hisioire-probléme), la historia de las

sensibilidades, etc.56Febvre siempre se inclinó a dividir el mundo en aquellos queestaban con él y aquellos que estaban contra él y a dividirla historiografíaen "la de ellos" y la "nuestra".57 Pero seguramente tenía razón cuando en1939 reconocía la existencia de un grupo de simpatizantes, "un núcleo fielde jóvenes", que seguían lo que llamaban "el espíritu de Armóles"(/' esprit des Anuales).58 Probablemente pensaba en primer lugar enFemand Braudel. a quien había conocido .personalmente en 1937, pero

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Lamben había otros jóvenes. En esa época Pierre Goubert estudiaba conMarc Bloch y, aunque posteriormente se especializó en el siglo XVII,permaneció fiel a la hisioria rural del esülo de Bloch. Algunos de losdiscípulos que Bloch y Febvre tuvieron en Estrasburgo transmitían ahoralos mensajes de ambos hombres en colegios y universidades. En Lyon,Maurice Agulhonestudiaba historia con un discípulo de Bloch y GeorgesDuby con otro. Duby consideraba a Bloch, a quien nunca conoció, comosu "maestro".59 . , .

\s procesos quedaron detenidos durante un tiempo a causa de laSecurida Guerra Mundial. La reacción de Bloch, aunque ya tenía cin-cuenta y tres anos en 1939. fue alistarse en el ejército. Después de laderrota de Francia, Bloch regresó brevememe a la vida académica perolueeoseunióalmovimientoderesistenciaenelqucdesempeñóunaparte

muy activa hasta que lo apresaron los alemanes. Fue fusilado en 1944. Anesar de su&"actividades de extramuros", Bloch encontró tiempo paraescribir dosi breves libros durante los años de la guerra. El primero.Extraña derrota, era la relación de un testigo ocular del colapso francésde 1940 y era también unintento de comprenderlo desde el punto de vista

dC " Vuizás^ún más notable era la capacidad de Bloch que le permitiócomponer sus tranquilas reflexiones sobre los fines y métodos de lahistoria en un momento en que estaba cada vezmás aislado y ansioso porlas futuras perspectivas de su familia, de sus amigos y de su país. Esteensayo sobre el "oficio de historiador" (métier d' historien), que quedóinconcluso a la muerte del autor, es una introducción lucida, moderada ysensata a ese tema —y continúa siendo la mejor contnbución quetenemos— antes que un manifiesto en favor de la nueva historia queseguramente habría escnto Febvre en SU lugar.60 El único rasgo icono-clasta era una sección en la que se atacaba lo que Bloch llamaba, segúnel estilo de Simiand, "el ídolo.de los orígenes", y en laque Bloch sosteníaque todo fenómeno histórico ha de explicarse atendiendo a su propiotiempo y no a una época anterior.

/ El Rebeláis de Febvre

Mientras tanto, Febv re continuaba publicando la revista primero ennombre de los dos directores y luego sólo en el suyo.62 Demasiado vtejonara luchar, se pasó la mayor parte de la guerra en su casita de campoescribiendo una serie de libros y artículos sobre el Renacimiento y laReforma en Francia. Varios de esos estudios se refieren a individuos,como Margama de Navarra y Francois Rabelais, sólo que no sonbiografías en el sentido estricto del término. Fiel a sus propios preceptos.

Febvre organizó esos estudios alrededor del problema. Por ejemplo,¿cómo se explicaba que Margarita, una princesa instruida y piadosa,escribiera una colección de cuentos, el Heptamerón, algunos de toscuales eran en extremo procaces? ¿Era Rabelais un incrédulo o no lo era?

El problema de la incredulidad en el siglo XVI: la religión deRabelais—para dar su título completo— es uno de los trabajos de historiamás fructíferos publicad os en este siglo. Junto conLos reyes taumaturgosde Bloch y el artículo de Lefebvre sobre las multitudes, esle trabajoinspiró la historiade las mentalidades colectivas a la que tantos historia-dores franceses se entrcgaronapartirdeladtícadade 1960. Comomuchosestudios de Febvre, éste comenzaba con su reacción contra los puntos devista de otro historiador. Febvre estaba tan irritado que se puso a estudiara Rabelais cuando encontró la sugerencia, contenida en la edición dePantagruel de Abel Lefranc. de que Rabeíais era un ircrédulo queescribía con mirasa socavare! cristianismo. Febvre estaba convencidonosólo de que esta interpretación era equivocada en cuanto al propioRabelais, sino también anacrónica, pues atribuía al autor de Pantagruelpensamientos que no eran concebibles en el siglo XVI; de manera que sepropuso refutar dicha interpretación.

El problema de la incredulidad tiene una estructura bastanteinusitada, la de una especie de pirámide invenida. Comienza de unamanera extremadamente precisa y filológica. Según Lefranc, muchosdelos contemporáneas habían denunciado el ateísmo de Rabelais, de suerteque Febvre se puso a examinar a esos contemporáneos, que en su mayorparte eran poetas menores neolatinos de la década de If30, a fin demostrar que el término "ateo" no tenía entonces su precisa significaciónmoderna. Era una palabrade difamación, "usada en cualquier sentido queuno quisiera darle".

. - Pasando de esta discusión de una sola palabra, Febvre consideró loschistes aparentemente blasfemos que Rabelais hacía en Pantagruel yGargantúa, bromas que Lefranc en su argumentación habíaconsideradomuestras del "racionalismo" del autor. Febvre señalaba que aquelloschistes pertenecían a una tradición medieval de la parodia de lo sagradoa la que se habían entregado frecuentemente clérigos medievales; esasbromas no eran prueba de racionalismo. Según Febvre, Rabelais era uncristiano de corte erasmiano: un critico de muchas de las fornias exterio-res de la Iglesia medieval tardía, pero hombre que creía en la religióninterior.; Cabria esperar que en este punto el libro tocara a su fin puesto que

quedaban verificadas las credenciales religiosas de Rabelais y los argu-mentos de Lefranc estaban refutados. Pero lo que realmente hizo Febvrefue ampliar aún mis su investigación. Dejando atrás a Rabelais, Febvre

continuó considerando lo que llamaba la imposibilidad del ateísmo en elsiglo XVI. Marc Bloch había intentado explicar por qué la gente conti-nuaba creyendo en el milagro del loque real aun cuando las curacionesfracasaban. De manera semejante, Febvre trataba ahora de explicar porqué lagenteno dudaba de la existencia de Dios. Sostenía que el ousillagemental de ese período, su "aparato conceptual", no permitía la incredu-lidad. Febvre abordaba el problema con su característica manera, esdecir, valiéndose de una especie de vía negativa, y hacía notar la

simpoitancia de lo que faltaba en el vocabulario del siglo XVI, las"palabras que íaltaban" (moa qui manquew). términos claves como"absoluto" y "relativo", "abstracto" y "concreto", "causalidad", "regula-ridad" y muchas otras. Sin ellas, y aquí Febvre se hace la preguntaretórica, "¿cómo podía darse a un pensam iemo un vigor verdaderamentefilosófico, solidez y claridad?".

El interás de toda la vida que manifestó Febvre por la lingüística estáen la base de ésta discusión en extremo original. Sin embargo, no se dabapor satisfecho con el análisis lingüístico. El libro terminaba con conside-raciones sobre algunos problemas de psicología histórica. Esta parte dellibro es la más conocida, la más controvertida y la más inspirada. Febvreobservaba, por ejemplo, que las concepciones del siglo XVI del tiempoy del espacio eran sumamente imprecisas medidas con nuestros criterios."¿En qué aflo nació Rabelais? El mismo no lo sa'bfa"; y ño había nada raroen esto. El '*tieropo medido" o tiempo del reloj era menos importante queel "tiempo experimentado", que se describía atendiendo a la salida delsol, al vuelo de las becadas o a la duración de un avemaria. Febvre iba aúnmás lejos y sugería que en ese período la vista era un sentido "infra-desaf nollado" y que faltaba el sentido de la belleza de la naturaleza. "Enel siglo XVI no había ningún Hotel Bellevue ni ningtín Hotel Beau Site.Estos no habrían de aparecer hasta la época del romanticismo".

Según Febvre, era aún más significativa en ese período la falta deuna cosmovisión. "Nadie tenía el sentido de lo que era imposible."Supongo que Febvre pensaba que en general no había criterios aceptadosde lo que era imposible, pues el adjetivo "imposible" no era una de esas"palabras que faltaban". Como resultado de esta falta de criterios, lo quenosotros llamamos "ciencia" era literalmente inconcebible en el sigloXVI."Guardémonosdeproyectarestaconcepciónmodemadelaciencifla la. instrucción de nuestros antepasados;" El aparato conceptual delperíodo era demasiado "primitivo". De manera que un análisis preciso ytécnico de la significación del término "ateo" usado por un puñado depoetas condujo a una audaz caracterización de la cosmovisión de toda unaépoca.

Al cabo de casi cincuenta áflos, el libro de Febvre nos parece ahora

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un tanto pasado de moda. Historiadores posteriores han señalado pruebasde que se equivocó al sugerir que Rebeláis abrigaba considerable simpa-tía por algunas ideas de Lulero. Oíros han cuestionado la suposición deFebvre de que en el siglo XVI era inconcebible el ateísmo, fundándose enlos interrogatorios de la Inquisición practicadostn España y en IlaLayseñalando a algunos individuos que parecían poi lo menos haber negadola Providencia o haber profesado alguna forma de materialismo.63 Lateoría del subdesarrollo de la visia —recogida veinte afíos después por elteórico canadiense Marshall McLuhan— no es muy plausible. Que hayahabido o no en la Francia del siglo X VIun Hotel Bellevue, lo cieno es queexistía un Belvedere en la Florencia renacentista, en lanío que Albeiti yotros sostenían que el ojo tenía preeminencia sobre el oído.

La más seria de todas es la criüca de que Febvre suponía conbastante ligereza una homogeneidad de pensamiínto y de sentimiento enlos veinie millones de franceses de aquel período, por lo que confiada-mente escribía sobre "los hombres del siglo XVI" como si no hubieradiferencias significativas entre lo que pensaban hombres y mujeres, ricosy pobres, ele.64

Sin embargo, el libro de Febvre continúa siendo una obra ejemplarpor las cuestiones que plantea y los métodos que sigue más que por lasrespuestas que da. Trátase de un sobresaliente ejemplo de historiaorientada según los problemas. Como Los reyes taumaturgos de Bloch,ejerció considerable influencia en los cscriios históricos de Francia y deotros lugares. Irónicamente, no parece haber tenido gran .efecto enFemand Braudel, a quien estaba dedicado el libro. Sin embargo, lahistoria de las mentalidades tal como se cultivó a partir de la década de1960 y como lo hicieron, por ejemplo. Georges Duby, Roben Mandrou,JacquesLe Goff y muchos otros, debe no poco al ejemplo de Febvre y alde Bloch.

Febvre en el poder

Después de la guerra, Febvre tuvo por fin su oportunidad. Se loinvitó a ayudar a reorganizar una de las principales insiiiuciones delsistema francés de educación superior, la Ecole Pratique des HautesEludes, fundada en 1884. Se lo eligió miembro del instituto. Tambiénllegó a ser el delegado francés de la UNESCO, sncargado de la organi-zación de unmultívolumen, "HistoriaCientífica y Cultural de la Huma-nidad". A causa de todas estas actividades, a Febvre le quedaba pocotiempo para escribir extensamente, de manera que los proyectos de susúltimos años no llegaron a concretarse (como el volumen sobre "Pensa-miento y creencia occidentales" desde 1400 a 1800) o fueron terminados

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por otros. La hstoria del libro impreso y sus efectos en la culturaoccidental durante el Renacimiento y la Reforma fue en gran medida laobra del colaborador de Febvre. Henri-Jean Martin, aunque se publicócon los dos nombres,65 El ensayo sobie psicología histórica. Introduccióna la Francia moderna, fue redactado por el discípulo de Febvre sobre labase de sus notas. Roben Mandrou y publicado con el nombre de esteúltimo.66

Sin embargo, la máxima realización de Febvre durante los anos deposguerra fue establecer la organización dentro de la cual podía desarro-llarse "su" clase de historia, la Scxia Sección, fundada en 1947, de laEcote Pratique des Hautes Eludes. Febvre fue el presidente de la SexiaSección, dedicada a las ciencias sociales, y director del Centro deInvestigaciones Históricas, que era una sección dentro de.la sección.Colocó a sus discípulos y amigos en posiciones claves de la organización.Braudel. a quien Febvre trataba como a un hijo, lo ayudóa administrar elCentre de Investigaciones Históricas, así como Ármales. Charles Morazé,un historiado rjqiie esludiaba el siglo XIX, se le unió en el pequeño comitéde redacción de la revista. Roben Mandrou, otro de los "hijos" de Febvre,fue su secretario de organización en 1955, poco antes de la muerte deFebvre.

Annales había comenzado siendo la publicación dé una sectaherética. "Es necesario serherético",declaraba Febvre éñ su conferenciainaugural Oporcet haereses esse.^1 Sin embargo, después de la guerra larevista se transformó en el órgano oficial de una iglesia ortodoxa.61 Conla dirección de Fsbvre los revolucionarios intelectuales lograron hacersecargo de la posición histórica oficial en Francia. El heredero de este podersería Femand Braudel.

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El período de Braudel

1. El Mediterráneo

En 1929, cuando se funáó Ármales, FemandBraudelienfa veiniisie-te años. Había estudiado historia en la Sorbona, estaba enseñando en unaescuela de Argelia y continuaba trabajando en su tesis. Esa tesis habíacomenzado de una manera bastante convencional—aunque ambicies a—como obra de historia diplomática. Braudel la hibía planeado al principiocomo un esludio sobre Felipe II y el Mediterráneo; en otras palabras,como un análisis de la política exterior del rey.

Durante su largo período de gestación, la lesis se hizo mucho másamplia en su alcance. Era y es corriente en los historiadores académicosfranceses enseñar en escuelas mientras escriben su tesis, Lucien Febvre,por ejemplo, impartió brevemente su enseñanza en Besancon. Braudelpasó diez aflos (1923-32) enseñando en Argelia, y esa experiencia parecehaberle ampliado su horizonte.

En lodo caso, su primer artículo importante publicado en eseperíodo se refería a los españoles de! roñe de África durante el siglo XVI.Ese estudio, que en realidad tiene las dimensiones de un librillo, deberescatarse de un inmerecido olvido. La obrita era al mismo tiempo unacrítica a sus predecesores en el campo histórico (por dar Sstos excesivoénfasis a las batallas y a los grandes hombres), una discusión de la 'Vidacotidiana" de las guarniciones españolas y una demostración de laestrecha relaciónque habfaentrela historia africana y la historia europea.Cuando estalló la guerra en Europa quedaron detenidas las campañasafricanas y viceversa.'

Buena parte de la investigación básica para la tesis se realizó aprincipios de la década de 1930 en Simancas, donde se conservaban losdocumentos oficiales españoles y en los archivos de las principalesciudades del Mediterráneo cristiano: Genova, Forencia, Palermo, Vene-

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a, Mareella y Dubrovnik, donde Braudel ahorró tiempo filmando losicumentos (cuando se lo permitían) con una cámara norteamericana.2

Esta investigación quedó interrumpida cuando se lo llamó paraiseñaren la Universidad de San Pablo (1935-7), período que Braudelibfa de describir posteriormente como el más feliz de su vida. Fue algrasar de Brasil cuando Braudel conoció a Lucien Febvre, quien lo¡optó como aun hijo intelectual (un enfantde lamaison) y lo persuadió,todavfa necesitaba persuadirse de ello, de que "Felipe n y el Medite-

^Ineo" debería ser realmente "El Mediterráneo y Felipe II".3•\a gestación úe El Mediterráneo

Irónicamente fue la Segunda Guerra Mundial lo quedío a Braudeloportunidad de escribir su íesis. Braudel pasóla mayorparte de ios años: la guerra en i¡m campamento de prisioneros situado cerca de Liibcck.i prodigiosa memoria compensó en cierta medida la falta de acceso abliotecas; Braudel redactó El Medáerráneo en escritura manuscrita•rrida y en libretas que envió por correo a Febvie y que recobró despuésla guerra.'1 S'ólo un historiador que haya examinado los manuscritos

icde decirqué relación tienen éstos con la tesis que Braudel defendió en"45 y publicó en 1949 (tesis dedicada a Febvre "con el afecto de unjo"). Pero lo que aquí me interesa es el texlo impreso.

Elhfediiernáneo es un libro extenso aun si se atiene uno a las normasla tradicional tesis doctoral francesa. En su edición original ya contenía¡as 600 mil palabras, lo cual representaba seis veces la longitud de uniro corriente. La obra está dividida en tres partes, cada una de las cualescomo lo indica el prefacio^— ejemplifica un enfoque diferente delsado. En primer lugar, se trata de la historia "casi atempera!" de laiación entre el "hombre" y el "ambiente", luego se presenta gradual-:nte la cambiante historia de estructuras económicas, sociales y polfti-s y, por último, la historia del rápido movimiento de los acontecimien-;. Puede resultar útil tratar estas tres partes en el orden inverso.

La tercera parte, que es la más tradicional, probablemente corres-nde a la idea original de Braudel de una tesis sobre la política exteriorFelipe. II. Braudel ofrece a sus lectores una obra especializada de

noria militar y política. Traza breves pero incisivos esbozos de losincipaies personajes que aparecen en el escenario histórico, desde elque de Alba, hombre de "estrechas miras políticas", "cefaitx grandmme", hasta SL amo Felipe II, mesurado, "solitario y amigo del;reto" cauteloso, muy trabajador, un hombre que "veía su misión co-) una sucesión sin término de pequeflos detalles", pero al que le faltaba

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una visióndel todo. Labaiallade Lepamo, el sitio y auxilio de Malta y lasnegociaciones de paz de fines de la década de 1570 están descritas muy

circunstanciadamente.Sin embargo, esta narración de acontecí miemos dista mucho de la,

tradicional historia de"tambores y trompetas". Re vez en cuando el Mitorse sale de esta senda para hacer resaltar la falta de significación de loshechos y la limitación de la libertad en las acciones de los individuos. En1565, por ejemplo, García de Toledo, el comandante naval español delMediterráneo, fue remiso en auxiliara Malta, sitiada por los turcos. "Loshistoriadores han censurado a don García por su demora", escribeBraudíl, "pero ¿acaso examinaron siempre a fondo las condiciones enque el hombre había tenido que operar?"5 Braudel también insiste en quela bien conocida y a menudo condenada lentitud de Felipe II parareaccionar a los acontecimientos DO se explica enteramente por sutemperamento, sino que ha de considerarse en relación con el agotamien-to financiero de España y con los problemas de comunicación en un

imperio tan vasto,6De manera análoga, Braudel no explica por mentes personales el

éxito de don Juan —don Juan de Austria en Lepanto—. Don Juan era tansólo "el instrumento del destino" en el sentido de que su historia dependióde factores de los que él ni siquiera se daba cuenta.7 En todo caso, segúnBraudel, Lepanto fue sólo una victoria naval que "no destruyó las raícesde Turquía que entraban profundamente en el interior continental".8Lepanto fue sólo un suceso. También la toma de Túnez por don Juan sedescribe como "otra victoria que no condujo a ninguna pane".

A Braudel le interesa situar a los individuos y los acontecimientosen un contexto, en su medio, pero los hace inteligibles a cosía de revelarsu fundamental falta de importancia. La historia de los acontecimientos,dice Braudel, sí bien es "lamas rica en cuantoainterés",e¡también la mássuperficial. "Recuerdo una noche que pasé cerca de Bahía, envuelto enlos fuegos artificiales de fasforecentes luciérnagas; sts pálidas lucesresplandecían, se apagaban, volvían a brillar sin procurar a la noche unaverdadera iluminación. Lo mismo ocurre con los sucesos; más alláde subrillo, prevalece la oscuridad".9 Con otra poética imagen, Bumdeldescribía los sucesos como "perturbaciones de superficie, crestas deespuma que las oleadas de la historia llevan sobre sus poderosos lomos"."Debemos aprender a desconfi ar de ellos".10 Para comprender el pasado

es necesario bucear debajo de las ondas.Las aguas más calmas que corren a mayor profundidad constituyen

el tema de la segunda pane de El Mediterráneo', esa pare lleva el títulode "Destinos colectivos y movimientos de conjunto" (Destins cotíectifs

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ei mouvemenii d'ensemble) y se refiere a la historia de las estructuras:sistemas económicos. Estados, sociedades, civilizaciones y las cambian-tes formas de la guerra. Esta historia se desarrolla a un ritmo más lento queel de la historia de los acontecimientos. Abarca generaciones y hastasiglos, de sueru que los contemporáneos ni siquiera sedan cuentade ella.De cuáfqüieYmanera, son arrastrados por ía corriente. En uno de sus máscélebres análisis, Braudel estudia el imperio de Felipe II que considera"como una colosal empresa de transpones terrestres y marítimos".

\o que se "agotó por sus propias dimensiones", lo cual no podíadejar de ocurrir en una época en que "cruzar el Mediterráneo de norte asur duraba una o dos semanas" en tanto que cruzarlo del este al oesteduraba "dos ó tres meses".'' Uno recuerda aquí el juicio de Gibbon sobreel imperio romano aplastado por su propio peso y recuerda también susobservaciones sobre la geografía y las comunicaciones contenidas en elprimer capítulo de la Decadencia y caída del imperio romano.

Con todo, el siglo XVI parece haber sido un período favorable a laformación de grandes Estados, como los imperios español y turco quedominaban el Mediterráneo. Según Braudel, "el curso de la historia esaltemadamdme favorable y desfavorable para la formación de vastashegemonías'políticas", y el período de crecimiento económico de lossiglos XV y XVI creaba una situación considerablemente favorable a losEstados muy grandes.12

Lo mismo que sus estructuras políticas, las estructuras sociales deios dos grandes imperios—opuestos en tantos aspectos—fueron hacién-dose cada vez más semejantes. Las principales tendencias sociales deAnaiolia y los Balcanes durante lossiglos XVI y XVII corren parejas conlas tendencias de España y de Italia (país este último gobernado en buenaparte por los españoles en esa época). En ambas regiones, según B raudel,la tendencia fundamental era la polarización económica y social. Lanobleza prosperaba y se trasladaba a las ciudades en tamo que los pobresse hacían cada vez más pobres y eran empujados a dedicarse a la pirateríay al bandolerismo. En cuanto a la clase media, tendía a desaparecer frentea la nobleza; proceso que Braudel describe como 'la traición" o la"bancarrota" de la burguesía (trahison,failiue de la bourgeoisie).^

Braudel extiende esta comparación del Mediterráneo cristiano y de!Mediterráneo musulm án pasando de la sociedad a la "civilización", comoél la llama, en un capítulo que se concentra en las fronteras culturales yen ¡a gradual difusión de ideas, de bienes o decostumbres a través de esasfronteras. Evitando toda idea de fácil difusión, Braudel también conside-ra las resistencias a las innovaciones y se refiere especialmente al"rechazo" español del protestantismo, al rechazo del cristianismo por

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pane de los moros de Granada y a la resistencia de los judíos a todas lasdemás civilizaciones.14

Pero todavía no hemos llegado al fondo del asunto. Por debajo delas tendencias sociales, se desarrolla todavía otra historia, "una historiacuyo-transcurso es casi imperceptible..., una historia en la que todocambio es lento, una historia de constante repeticifin, de ciclos permanen-temente recurrenies".15 El verdadero objeto de estudio es esta historia"del hombre en su relación con el ambiente", una especie de geografíahistórica o. como Braudel prefiere llamarla, una"geohisioria". La geo-historia es el temade la primera pane de El Mediterráneo que dedica unastrescientas páginas a las montañas y llanuras, a las costas e islas, al clima,a los caminos terrestres y a las rutas ntarítímas.

Esta pane det libro debe sin duda su existencia al amor que Braudelsentía por la región, un'amor revelado ert las primeras palabras del libroque comienza asf; "He amado el Mediterráneo con pasión, sin dudaporque soy hombre del norte" (Braudel era oriundo de Lorena). El objetoes mostrar que todos estos rasgos geográficos tíenen su historia o, mejordicho, que son pane de la historia y queni la hisloria de los acontecimien-tos ni las tendencias generales pueden comprenderse sin tales rasgos. Lasección sobre las montañas, por ejemplo, trata la cultura y la sociedad delas regiones montañosas, el espíritu conservador de los montañeses,lasbarrerassociales yculturales que existen entre los hombres de la montañay los hombres de la llanura y la necesidad que sentían muchos jóvenesmontañeses de emigrar para convenirse en soldados mercenarios.16

Volviendo luego al mar mismo, Braudel muestra los contrastes quehabía entre el Mediterráneo occidental, dominado por los españoles enese período, y el Mediterráneo oriental, que estaba sometido a los turcos."La política no hace más que seguir la línea general de una realidadsubyacente. Estos dos Mediterráneos, regidos por gobernantes guerreroseran física, económica y culturalmente diferentes".17 Sin embargo, todala región mediterránea constituye una unidad, y según Braudel, unaunidad mayor que la de Europa, gracias al clima, a los viñedos y-a losolivos que.florecen en ella y gracias también al mar mismo.

Este notable volumen produjo una inmediata conmoción en elmundo historiogrifico francés. Su fama se difundió en ondas crecientesa otras disciplinas y a otras parles del mundo. No cabe dudar de suoriginalidad. De todas maneras, comoel autor lo reconocía en su ensayobibliográfico, esa obra tiene un lugar en una tradición o, más exactamen-te, en varias tradiciones distintas.

En primer ligar, por supuesto, la tradición de Annales, una revista

que ya tenía veinte artos cuando se publicó el libro. "Lo que debo aAnnales, a su enseñanza y a su inspiración constituye la mayor de misdeudas".18 La primera parte del libro que trata del ambiente debe muchoa la escuela geográfica francesa, desde el propio Vidal déla Blache, cuyaspáginas sobre el Mediterráneo Braudel "leía y releía", bástalas monografíasregionales inspiradas por el maestro.19 Lucien Febvre también estápréseme en ésta parte de El Mediterráneo, no sólo como el autor de un

1 ensayo sobre geografía histórica, sino también porque su tesis sobreTelip* II y el Franco Condado comenzaba con una introducción geográ-fica de tipo similar, aunque en una escala mucho menor.

Una presencia igualmente palpable en El Mediterráneo es irónica-mente la del hombreaquien atacaba Febvre, elgeógrafo alemán FriedrichRatzel.cuyasconcepcionesgeopolíbcasparecenhaberavudadoaBraudela formular sus ideas sobre una serie de temas, desde los imperios a lasislas.20 Los sociólogos y antropólogos son menos visibles, pero elcapítulo sobrb la civilización del Mediterráneo muestra señales de lo queel autor debía a las ideas de Maree! Mauss.21

Entre Ips historiadores, Braudel probablemente debe mes que anadieal gran.medievalisü belga Henri Pirenne, cuyo famosoMahomayCarlomagno sostenía que el fenómeno de Carlomagno, el fin de latradición clásica y el desarrollo de la Edad Media no podían entendersesinsalirde la Historia de Europa o de la cristiandad para estudiarel MedioOriente musulmán. La visión de Pirenne, de dos imperios hostilesenfrentados a través del Mediterráneo unos ochocientos años antes deSolimán el Magnífico y de Felipe II. debe de haber sido una inspiraciónpara Braudel. Aunque ese fue el último libro de Pirenne, es curioso elhecho de que la idea de escribirlo se le ocurriera en un campamento deprisioneros durante la Primera Guerra Mundial y que Braudel elaborarasu libro en un campamento de prisioneros durante la Segunda GuerraMundial.22

f Evaluaciones de El Mediterráneo

En la segunda edición de la obra, Braudel se quejaba de que se lehubiera elogiado mucho y criticado poco. Sin embargo, críticas las huboy algunas de ellas contundentes, sobre todo procedentes de los EstadosUnidos y de otros lugares.23 En cuanto a los detalles, muchos de losargumentos de Braudel fueron cuestionados por investigadores posterio-res. Por ejemplo, la tesis sobre la "quiebra de la burguesía" no satisfacea los historiadores de los Países Bajos, donde los mercaderes continuabanfloreciendo. También la tesis de Briudel sobre la relativa insignificancia

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de la batalla de Lepanto íue descalificada, aunque no exactamenterechazada, por trabajos recientes.24

Otra laguna que presenta El Mediterráneo ha atraído menos laatención, pero aquí es necesariohacerla notar. Apesarde sus aspiracionesa lo que se complacía en llamar una "historia »tal", Braudel dice.muypoco sobre las actitudes, los valores y las mentalidades colectivas, aunenel capítulo dedicado a las civilizaciones. En este sentido difiere mucho de

Por ejemplo, Braudeí prácticamente no hace ningin comentariosobre el honor, la ignominia y la mascuHnidad, por más que (como lo hamostrado, una serie de antropólogos) este sistema de valores era (yciertamente aún lo es) de gran importanciaenel mundo del Mediterráneo,tanto en el mundo cristiano como en el mundo musulmán.26 Si bien lascreencias religiosas, católicas y musulmanas, tenían evidentemente mu-cha importancia en el mundo mediterráneo de la época de Felipe U,Braudel no las trata de ninguna maneta. A pesardel interés que sentía porlas fronteras culturales Braudel curiosamente dice muy poco sobre larelación del cristianismo y del islarrsismo en ese período. Esa falta deinterés contrasta con el interés por la interpretación del cristianismo y delislamismo que muestran algunos historiadores anteriores de España y dela Europa oriental, quienes señalaban la existencia de santuarios musul-manes frecuentados por cristianos o la existencia de madres musulmanasque bautizaban a sus hijos para preservarlos de la lepra o de la licantro-pía.27 . : .

Oirás críticas de esia obra son aun más radicales. Un críticonorteamericano. lamentaba que Braudel hubiera "confundido una res-puesta poética al pasado con un problema histórico", de modo que al librole fallaba un centro .y la organización de la obra divorciaba los hechos delos factores geográficos y sociales que los explican.28 Estas críticasmerecen considerarse más detalladamente.

La sugerencia de que el libro no aborda un problema sería cierta-mente irónica si estuviera bien fundada, puesto que Fcbvre y Blochhabían puesto tanto énfasis en la historia orientada según los problemasy puesto que el propio Braudel escribió en otro lugar que "La región noes el marco de investigación. El marco de investigación es el proble-ma". ̂ ¿Podía Braudelhaber descuidado realmente su propio parecer? Enuna entrevista que mantuvecon él en 1977 lehiceestópregyntaaBraadel,quien no vaciló en responder: "Mi'gran problema, el único problema quetenía que resolver era mostrar que el tiempo se mueve a diferentesvelocidades11.30 Sin embargo, extensas partes de su voluminoso estudiono tratan este problema, por lo menos no lo hacen directamente.

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En su prefacio, Braudel se anticipaba a las críticas de la organiza-ción del libro en tres panes, pero no respondía a ellas. "Si se me criticapor el método ccn que fue compuesto el libro, espero que se encuentrenbien acabadas las panes componentes." Una manera de hacer frente alascríticas podía haber sido comenzar con la hisloña de los acontecimientos(precisamente como hice yD al resumir el libro) y mostrarque esa historiaes ininteligible sin la historia de las estructuras, la cual es a su vez

\e sin la historia del ambiente. Sin embargo, comenzar con lo•que consideraba la historia "superficial" de los acontecimientos habríasido intolerable para Braudel. En las circunstancias en que redactó suestudio, es decir, como prisionero, le era psicológicamente necesariomirar más allá dsl corto plazo.31

Otra crítica radical de El Mediterráneo se refiere al déterminismode Bréudél, que es lo exactamente opuesto al voluntarismo de LucienFebvre. Un críúco británico escribió: "El Mediterráneo de Braudel es unmundo que no responde a! control humano".3Z Tal vez sea revelador e)hecho de que Braudel use la metáfora de una prisión más de una vez ensus escritos;.¡describe al hombre como "prisionero", no sólo de suambiente físido, sino lambiénde su estructura mental (les cadres tnentauxaussi somprisons de longue durée).^ A di ferenciade Febvre, Braudel noveía Us estructuras como algo que capacitaran al hombre; considerabaque eran coacciones. "Cuando pienso en el individuo", escribió una vez,"me inclino siempre a verlo aprisionado en un destino {enfermé dans undestitti sobre el que poco puede hacer."3*

Sin embargo, es justo agregar que el déterminismo de Braudel noeraundeterminismo simplista —siempre insistía Braudel en la necesidadde explicaciones pluralistas— y'tanibién que sus críticos generalmenterechazaban esa visión determinista dé la historia sin hacer críticasprecisas o constructivas. El debate sobre los límites de lalibertad y sobreel determinismoes un debate que probablemente dure mientras se escribahistoria. Digan lo que dijeren los filósofos, en semejante debate a loshistoriadores les es extremadamente difícil ir más allá de una simpleafirmación de su propia posición.

Algunos críticos han ido aún más lejos al criticar a Braudel y hanhablado de "una historia sin seres humanos". Para comprender qus estaacusación es exagerada basta con examinar los penetrantes retratos depersonajes /ndi\iduales contenidos en la tercera pane de la obra. Sinembargo, también sería justo considerar que el precio que pagó Braudelpor su olímpica visión de las cuestiones humanas para abarcar \astosespacios y largos períodos es una tendencia a disminuir a los sereshumanos, una tendencia a tratarlos como "insectos humanos", frasereveladora que figura en la discusión de los pobres del siglo XVI.35

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Una crítica más constructiva de la primen parte de El Mediterráneopodría ser sugerir que si bien ei auior admite que su geohistoria no estotalmente inmóvil, él mismo no la muestra en movimiento. A pesar desu admiración por Maximilien Soné, un geógrafo francés que ya en ladécada de 1940 había mostrado su interés porto que llamaba "ecologíahumana" (la interacción entre la humanidad y el ambiente), Braudel nonos muestra lo que podría llamarse el "desarrollo del paisaje mediterrá-neo" ni los daños infligidos al ambiente a causa de las prolongadas talasde los árboles de la región.36

Pero volvamos a considerarlos rasgos m¿s positivo; de un libro quehasta sus críticos consideran generalmente como una obra maestrahistórica. El punto principal es hacer notar que Braudel contribuyómucho más que ningün otro historiador de este siglo a cambiar nuestrasnociones de tiempo y espacio.

El Mediterráneo hace que sus lectores cobren conciencia de laimportancia que tiene el espacio en la historia y lo hace como muy pocoslibros lo habían hecho ames. Braudel logra este efecto conviniendo alpropio mar en el héroe de su epopeya, en lugar de preferir una unidadpolítica como el imperio español, para no hablar de individuos como unFelipe H; ese efecto también se logra al recordarse repetidas veces laimportancia que tienen las distancias y las comunicaciones. Y, sobretodo, Braudel ayuda a sus lectores a ver el Mediterráneo como un todo alsituarse fuera de él. El mar es lo suficientemente vasto para que seahoguen en él los historiadores, pero Braudel sentía la necesidad deextendersus fronteras al Atlántico y al Sahara "Si no consideramos estaextendida zona de influencia... sería a menudo difícil comprender lahistoria del mar".37 Esta sección sobre el "Mediterráneo Mayor", comoél lo llama, representa un dramático ejemplo de la concepción de historia"global", de aquello que hubo de llamarse el visto apetito de Braudel porextenderlas fronteras de su empresa o, como lo dice él mismo, "su deseoy necesidad de ver las cosas en gran escala" (mon désir eí mon besoin devoir granó)?* A diferencia de Felipe 11, ese hombre obsesionado por losdetalles, Braude! tenía siempre una visión del todo.

Todavía más significativo pira los historiadores es la originalmanera que tiene Braudd de tratar el tiempo, su intento de "dividir eltiempo histórico en tiempo geográfico, tiempo social y tiempo indivi-dual" y de hacer hincapié en la importancia de lo que ha llegado aconocerse (desJe la publicación de su más famoso artículo) como lalongue durée™ La duración larga de Braudel puede ser breve según loscritenos de los geólogos, pero su insistencia especialmente en el "tiempogeográfico" ha abierto los ojos de no pocos historiadores.

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Por supuesto, antes de 1949 era bastante común en el vocabulariode los historiadores, así como en el lenguaje corriente, U distinción decono plazo y largo plazo. Por cierto, estudios de temas particulares através de varios siglos eran corrientes en la historia económica, espe-cialmente en la historia de los precios. Un ejemplo bien conocido porBraudel es el estudio de Earl J. Hamiltori Amerrcán Treasure and thePrice Kevolution J50}-1650 (1934). Braudel también sabía que historia-,dores del arte y de la literatura habían investigado a veces los cambiosproducidos en la cultura y en el largo plazo, como por ejemplo AbyWarburg y sus discípulos en sus estudios sobre Ja permanencia y latransformación de la tradición clásica.40 Sin embargo, continúa siendouna contribución personal ile Braudel haber combinado el estudio de lalonguedurée con el estudio de la compleja interacción del ambiente, dela economía, de la sociedad, de la política, de la cultura y de losacontecimientos.

Según Bfaudel, la especial contribución del historiador a las cien-cias sociales e? la conciencia de que todas las "estructuras" están sujetasa cambios (por lentos que éstos sean).41 Tenía poca paciencia paraconsiderar Jas (fronteras, ya fueran fronteras que separaban regiones, yafueran Fronteras que separaban di scipünas. Siempre deseaba ver las cosasen su conjunto e integrar lo económico, lo social, lo político y lo culturalen una historia "total". "Un historiador fiel a las enseñanzas de LucienFebvre y Marcel Mauss siempre deseará ver el todo, la totalidad de losocial."

Pocos historiadores desearán imitar El Mediterráneo y aún menoslos que sean capaces de hacerlo. De ese estudio cabe decir, como de Laguerra y la pai de Tolstoi (que se le parece no sólo en su escala, sinotambién en su conciencia del espacio y en su sentido de la futilidad de laacción humana), que amplió permanentemente las posibilidades delgénero en que está escrito.

2. El Braude) maduro

Braudel poderoso

Durante unos treinta anos, desde la muerte de Lucien Febvre (1956)hasta sa propia muerte, producida en 1985, Braudel fue ro sólo la figurarectora de los historiadores franceses sino también el más poderoso deellos. Llegó a serprofesoren el College de France en 1949. el año en quese publicó su tesis, y se unió a Febvre como director del Centro deInvestigaciones Históricas de la Ecole des Hautes Eludes.42

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De este período de dirección conjuntó datan ires importantes seriesde publicaciones editadas por la Sexta Sección (de la que el Centroformaba paite): todas ellas aparecieron en 1951-2. La primera seriellevaba el título de "Puertos, rulas, tráficos", la segunda, "Negocios ygente de negocios" y la tercera, "Moneda, precios, coyuntura". Conside-rando el fuere énfasis puesto en la historia económica, es razonablesuponer que U Iniciativa era de Braudel, no de Febvre.43

Después de la muerte de Febvre ocurrida en 1956, Braudel losucedió como director efectivo de Ármales. Las relaciones entre tos dos"hijos" intelectuales de Febvre, Bnudel y Mandrou, se hicieron cada vezmenos fraternales, de manera que Mandrou renunció como secretario deorganización de ta revista en 1962. En 1969 se produjo un cambioimportante —para no decir una "purga"—, aparentemente como reac-ción a la crisis de Mayo 1968, Los acontecimientos parecían desquitarsedel historiador que los había menospreciado. En todo caso, Braudeldecidió recurrir a historiadores jóvenes, tales como Jacques Le Goff,Emmanuel Le Roy Ladurie y Maic Ferro para renovar Annales. "fairepean neuve", como lo expresó Braudel.44

Braudel también sucedió a Febvre como presidente de la SextaSección de la Ecole. En 1963 había fundado otra organización dedicadaa las investigaciones interdisciplinarias, la Maison des Sciences del'Homme. En su momento la Sección, el Centro y la Maison se mudaronal nuevo edificio del 54 Boulevard Raspail, donde la proximidad consociólogos y antropólogos del calibre de CUude Lévi-Strauss y FierreBourdieu, accesibles en conversaciones de café y para realizar semina-rios conjuntos, mantenía y continúa manteniendo a los historiadores deAnnales en contacto cenias nuevas conclusiones y las nuevas ideas de lasdisciplinas vecinas.

Hombre de maneras dignas y llenas de autoridad, Braudel ejerciógran influencia, aun después de retirarse en 1972. En tanto sus años deactividad oficial, su control de los fondos destinados a investigaciones,publicaciones y nombramientos le daban considerable poder, que élempleaba para promoverel idea] de un "mercado común" de las cienciassociales, en el que la historia debía ser el socio domíname.45 Las becasfavorecían a jóvenes historiadores de otros países, como Polonia, porejemplo, para que estudiaran en París y ayudaran luego adi fundir el estilofrancés de historiografía en el exterior. Braudel también aseguró que loshistoriadores que estudiaban el período moderno temprano, de 1500 a1800, dispusieran de una justa participación de los recursos. Si su imperiono era tan vasio como el de Felipe II, tenía un gobernante considerable-mente más decidido.

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También debemos teneren cuenta la influencia que ejerció Braudelen generaciones de estudiantes investigadores. Fierre Chaunu, por ejem-plo, cuenta como tas conferencias de Braudel sobre la historia de Américalatina, dadas poco después de su regreso a Francia en el período deposguerra, tuvieron en él un impacto intelectual tal que determinaron-sucarrera de historiador. "Ya en los primeros diez minutos me senilconquistado, subyugado".46 Chaunu no es el único historiador que debea Braudel ese interés por el mundo mediterráneo de la primera épocamoderna y por ciertos problemas particulares. Por ejemplo, el autordeun

'•estudio sobre una familia de mercaderes españoles del siglo XVI debióese tema a una sugerencia de Braudel, en tanto que monografías sobreRoma y Valladolid estuvieron inspiradas en el enfoque de Braudel.47

Muchos otros historiadores han consignado cuánto debían a losconsejos y al aliento de Braudel en los días en que escribían sus tesis. Lafigura sobresaliente de la tercera generación de Atinóles, Emmanuel LeRoy Laduríe, que escribió su tesis sobre los campesinos dé la Franciamediterránea, lo hizo con la dirección de Braudel. Conocido durantealgún tiempo como "el delfín", Le Roy Ladurie ¡baasucederáBraudelen el Coliche de France, así como Braudel había sucedido a Febvre.

La historia de la cultura material

Durante esos años de actividad como organizador(1949-72)fBraudeltrabajaba también en un segundo estudio ambicioso. Después de largosaños de investigación y redacción para producir la tesis doctoral queresultaba necesaria para asegurar el éxito de una carrera académica,muchos historiadores franceses prefieren llevar una vida comparativa-mente tranquila y sólo escriben artículos o manuales. No fue éste el casode Braudel, Poco después de la publicación de El Mediterráneo, LucienFebvre lo había invitado a colaborar en otro gran proyecto; La proposi-ción consistíaen que ambos debían escribir una historia de Europa desde1400 a 1800 en dos volúmenes; Febvre se ocuparía del "pensamiento ylas creencias ".mientras que Braudel se ocuparía de la historia de la vidamateria).48 Laparte de Febvre no había sido escrita cuando éste murió, en1956; Braudel redactó h suya en tres volúmenes entre 1967 y Í979 conel titulo de Civilisaiion maiéñelU et capitalisme*9.

Los tres volúmenes de Braudel se refieren más o menos a lascategorías económicas de consumo, distribución y producción, en éseorden, aunque Braudel prefería caracterizadas de diferente manera. Suintroducción al primer volumen describe la historia económica como unedificio de tres pisos. En la planta baja —la metáfora no dista mucho del

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concepto "base"de Marx— se sitúa te civilización material (civilisañonmatériflte'), definida como "acciones repetidas, procesos empíricos,antiguos métodos y soluciones transmitidos desde tiempos inmemoria-les". En el nivel medio se encuentra la vida económica (vie économique),una vida "calculada, articulada, que se presenta como un sistema dereglas y de necesidades casi naturales". En el piso alto —para no dscir"superestructura"— está el "mecanismo capitalista", que es el másrefinado de los niveles.50

Existen evidentes paralelos enirc las estructuras tripartitas de E!Mediterráneoy de Civilizatióny capitalismo (como se llama la trilogía).En cada caso, la primera parte traía una historia casi inmóvil, la segundaparte se refiere a estructuras institucionales que cambian lentamente y latercera parte se refiere a cambios más rápidos, a acontecimientos en unlibro y a tendencias en el otro.

El primer volumen versa sobre el nive! del fondo. Como se refierea un "antiguo régimen" económico £¡ue dura unos 400 aftas, este libro,conocido como Las es¡rt4d\tr,as de la vida cotidiana, ejemplifica elpermanente interés de Braudel por la historia de duración larga.51 Ytambién ilustra su enfoque global. Proyectado originalmente come unestudio de Europa, el libro dice algo también sobre África y bastantesobre Asia y América. Uno de los temas centrales tiene que ver con laimposibilidad de explicar cambiosmayores en otros términos que no seantérminos globales. Siguiendo al economista y demógrafo alemán EmstWagemann, Braudel observaba que los movimientos de la población deChina yde la India tenían una configuración semejante a losmovimientosde Europa: expansión en el siglo XVI, estabilidad en el siglo XVII yrenovada expansión en el siglo XVIII.52 Un fenómeno de dimensionesmundiales evidentemente necesita una explicación en la misma escala.

Mientras sus discípulos estudiaban las tendencias de la poblaciónen el nivel de las provincias o a veces en el de las aldeas, Braudelcaracterísticamente intentaba percibir el todo. Mientras tos discípulosanalizaban las crisis de alimentación registradas en 'Europa, Braudelcomparaba las ventajas y desventajas del trigo y de otros cereales con lasventajas y desventajas del arroz cultivado en el Lejano Oriente y del maízcultivado en América; observaba, por ejemplo, que los arrozales "apor-taban elevadas poblaciones y estricta disciplina social a las regionesdonde prosperaban", en tanto que el maíz, "un cultivo que exige pocoesfuerzo", dejaba a los indios en "libertad" (si sabe esta palabra) paratrabajaren "las gigantescas pirámides mayas o aztecas" o en "losciclópeos muros del Cuzco".

El objeto de estas aparentes divagaciones es definir a Europa

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mediante el contrasie con el resto del mundo y caracterizarla como uncontinente de comedores de cereales, relativamente bien provistos deequipos, una región cuyadensidad de población hacía que los problemasde transporte fueran menos agudos que en otras partes, pero donde eltrabajo era relaiivamente costoso, lo cual estimulaba aemplear fuentes deenergía inanimada relacionadas con la revolución industrial.

En este punto, lo mismo que en el caso de la geografía, Braudel. cruza las barreras de la historia económica convencional. Descarta las\tradiqionales categorías de "agricultura", "comercio" e "industria" y se

pbne a considerar la "vida cotidiana", "las personas y las cosas", "todocuan:o la humanidad hace o usa": alimentos, vestidos, viviendas, herra-mientas, dinero, ciudades, etc. Dos conceptos fundamentales están en labase de este primer volumen. E! primero es el concepto de "vidacotidiana"; el segundo es el de "civilización material".

En la iíHroducción a la segunda edición, Braudel declaraba que lafinalidad de su libro era nádamenos que la de hacer la historia de la vidacotidiana (IMmroductiofi de la VK quotidienne dans le domaine del'histoire). forsupuesto, no era él e! primero en intentarlo. La civlüsaiionquotidienne^eía el título de un volumen de Luden Febvre para laEncyclopédiefrangaise, un volumen al que Bloch había contribuido conun ensayo sobre la historia de los alimentos. Hachette, a partir de 1938.publicaba una, serie de historias de la vida cotidiana de diferentes lugaresy épocas y había comenzado con un estudio del Renacimiento francéshecho por Abel Lefranc (el hombre cuya opinión sobreRabelais irritaratanto aLucien Febvre). Aun antes, el gran historiador danés T. F. Trocís-Lund había hecho un importante estudio de la vida cotidiana en Dina-marca y Noruega durante el siglo XVI, con volúmenes separados dedi-cados a la alimentación, el vestido y la vivienda.53 Así y todo, la obra deBraudel es importante por su síntesis de lo que. podría llamarse la"pequeña historia"de la vida cotidiana (que fácilmente puede llegara serdescriptiva o anecdótica) y de la historia de las grandes tendenciaseconómicas y sociales de la época.

El concepto de Braudel de civilización material merece también unanálisis más detallado. La idea de una esfera de rutina (Zivilisañon),opuesta a la esfera de la creatividad (Kultur), era cara a Oswald Spengler,un historiador con el que Braudel tenía en común más de lo quegeneralmente se admite,54 A Braudel no le interesan las estructuras oaparatos mentales, lo que Febvre llamaba outillagemental. Según vimos(pág. 44), Braudel nunca mostró gran interés por la historia de lasmentalidades y en todo caso se suponía que dejaría a su socio el trabajode ocuparse del pensamiento y de las creencias. Por otro lado, Braudeltenía mucho que decir sobre otras formas de la vida.

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Lo mismo que en El Mediterráneo, la manera de abordar lacivilización en este libro es esencialmente la manera de un geógrafo ogeohistoriador, interesado en las áreas culturales (aires cuttiirelles), entrelas cuales se verifican o no intercambios de bienes. Uno de los ejemplos ,más fascinantes que ofrece Braudel es el de la slla, que llegó a Chinaprobablemente desde Europa en el segundo o tercer siglo de nuestra eray cuyo uso se difundió en el siglo XIII. Esa adquisición exigía nuevasclases de muebles (como por ejemplo, mesas altas) y nuevas posturas, ensuma, un nuevo estilo de vida. Por otro lado, los japoneses rechazaron lassillas, así como los moros de Granada, tratados en El Mediterráneo,

rechazaban el Cristianismo."Si algo importante falta en este brillante estudio de la "culiura

material" es ciertamente la esfera de los símbolos.56 El sociólogo norte-americano Thorstein Veblen dedicó una parte importante de su Teoría dela clase ociosa (1899) a los símbolos de la posición social. Algunoshistoriadores han trabajado en la misma dirección; Lawrence Stone, porejemplo, en un libro publicado dos años antes que el de Braudel, seocupaba de las casas y de los funerales de la aristocracia inglesa desde estepunto de vista.57 Más recientemente, historiadores y antropólogos porigual han dedicado considerable atención a las significaciones d2 la

cultura material.58Un antropólogo histórico o un historiador antropológico podría

desear completar la fascinante relación de Braudel sobre la "Europacarnívora", por ejemplo, con una discusión sobre el simbolismo dealimentos tan "nobles" como la camede venado o de faisán, que estabanasociados con el pasatiempo aristocrático de la cacería y desempeñabanuna pane importante en los ritos de intercambiar regalos. Observacionesanálogas podrían hacerse sobre el uso de los vestidos, que el sociólogoErvingGoffmaníia llamado («"presentación del yo en la vida cotidiana"y también sobre el simbolismo de tas casas, de stis fachadas y sus arreglos

interiores.5" •interiores.-

Braudel: sobre el capitalismo

Los juegos del intercambio [traducido al inglés como The WheelsofConvnerce] se inicia con una evocación de la confusión, los ruidos, laanimación de ese mundo multicolor y poligloto del tradicional mercadoy continúa con descripciones de ferias, de mercachifles, de buhoneros yde grandes mercaderes. Muchos de esos mercaderes eran tan exóticoscomo las mercancías que compraban y vendían, pues el comerciointernacional estaba a menudo en manos de personas ajenas al lugar

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protestantes en Francia, judíos en la Europa central, viejos creyentes enRusia, coptos en Egipto, parsis en la India, armenios en Turquía, portu-gueses en la América española, etc.

Aquí, como en otros lugares, Braudel mantiene un delicado equili-brio entre lo abstracto y lo concreto, lo generaj y lo particular. De vez encuando interrumpe su visión panorámica para enfocar el estudio dealgúncaso, incluso de una "factoría" agrícola, como él la llama, situada en la

\n de la Vereciadel siglo XVIII, y también la Bolsade Amsterdam,"•esa "cpnfusión de confusiones", como la describió un participante delsiglo XVII, en la que ya había quienes jugaban al alza y ala baja. Braudelsiempre tuvoojcs atentos para los deíalles. Durante la feria de Medina delCampo, Castilla, según nos dice Braudel, solfa decirse la misa en losbalcones de la catedral a fm de que "los compradores y los vendedorespudieran seguir la misa sin interrumpir sus negocios".

Estas cdloridas descripciones se complementan con un fascinanteanálisis en el .que Braudel demostraba su notable don de apropiarse deideas de otras disciplinas para hacerlas suyas. En Los juegos del inter-cambio se apoyaba en la "teoría del lugar central" del geógrafo alemánWalier ChristaÜerpara tratarla distribución de los mercados de la China.Se apoyó en la sociología de Georges Gurvitch para analizar ID quellamaba "el pluralismo de las sociedades", esto es, las contradiccionesque había en sus estructuras sociales. Se basó en las teorías de SimónKuznets, un economista "convencido del valor explicativo del largoplazo en economía", para caracterizar a las sociedades preindustriales porsu falta de capitales fijos, duraderos.60 Pero se apoyó sobre todo en esenotable polígrafo que era Kart Polanyi, quien estaba estudiando antropo-logía sconómica en la década de 1940, pero Braudel se oponía a él alsostener que la economía de mercado coexistía con otras economías aprincipios del mundo moderno y que, por lo lanto, no había nacidosúbitamente por lo que Polanyi llamaba "la gran transformación" del

siglo XIX.61En esta descripción de los mecanismos de distribución e intercam-

bio, Braudel característicamente daba explicaciones que eran a la vezestructurales y multilaterales. Al considerar el papel de las minoríasreligi osas, como los hugonotes y los parsis, en el comercio internacional,llegaba a la^ conclusión de que "es seguramente la maquinaria socialmisma laque reserva a losextraflos semejantes tareas desagradables perosocialmente esenciales....; si no hubieran existido habría sido necesarioinventarlas".62 No tenía tiempo para dar explicaciones sobre los indivi-duos. Por otro lado, Braudel se oponía a las explicaciones debidas a unsolo factor. "El capitalismo no puede haber nacido de una sola fuente

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aislada", observaba y así lachaba de un simple plumazo lasideas de Marxy Webcr. "La economía desempeñó una parte, U política desempeñó" unapane, la sociedad desempeñó una pane y la cultura y la civilizacióndesempeñaron una pane. También lo hizo la historia, que a menudodecide"en última instancia quién habrá de vencer en una prueba defuerza".63 Este es un pasaje característico de Braudel que combina laamplitud de espíritu con una falta de rigor analítico y que asignaimportancia a factores que luego en ell ibro no son objeto de una discusiónseria.

Este pasaje también nos recuerda que para Braudel era necesarioconservarse a cieña distancia intelectual de Marx y aún más del marxis-mo para no quedar atrapado dentro de una estructura intelectual que élconsideraba demasiado rígida. "El genio de Marx, el secreto de su largapreponderancia", escribió Braudel, "está en el hecho de que fue elprimero en construir verdaderos modelos sociales sóbrela base de unatongue dures histórica. Estos modelos, en toda su simplicidad, queoaronpetrificados al dárseles la condición de leyes".64

Le'temps du monde [traducido al inglés como Perspecñve oftheWorld] pasaba de la estructura al proceso, el proceso del nacimiento delcapitalismo. En este ultimo volumen en el cual era necesario ser conclu-yentes, Braudel abandonó su habinjal enfoque ecléctico. En cambio seapoyó mucho en las ideas de un hombre, Immanuel Wallerstein.Wallerstein es casi tan difícil de clasificar como Polanyi. Formado comosociólogo, investigó la región de África. Convencido de que no podíacomprender el África sin analizar el capitalismo se puso a estudiareconomía. Al descubrir que no lograba comprender el capitalismo sinremontarse a sus orígenes, decidió convertirse en un historiador de laeconomía. Su inconclusa historia de la "economía mundial" a partir de1500 es a su vez una obra que debe mucho a Braudel (a quien estabadedicado el segundo volumen).63

Sin embargo, el análisis que hizo Wallerstein de la historia delcapitalismo también se apoyaba en la obra de economistas tales comoAnd re GunderFranlt, especialmente en los conceptos de "núcleoseconó-micos" y "periferias económicas", yen el argumento de que el desarrollodel Occidente y el subdesarrollo del resto del mundo son las carasopuestas de la misma moneda.66 Wallerstein trata lo que llama "ladivisión internacional del trabajo" y la sucesiva hegemonía de losholandeses, de los británicos y de los norteamericanos. Se sitúa en !atradición marxista, y para muchos lectores fue una sorpresa ver al viejoBraudel, que siempre se había mantenido a distancia de Marx, aceptarfinalmente algo semejante a un marco marxista.

El tiempo del mundotsanbién se refiere a la secuencia de potenciasdominantes pero, como cabía esperarlo en Braudel, comienza con la

región mediterránea. Segíin Braudel. fue la Venecia del siglo XV laprimera potencia que alcanzó la hegemonía en una economía mundial AVenecia siguió Ambares y a Amberes Genova, cuyos banqueros contro-laban los destinos económicos de Europa (y, a través de España deAmérica) a fihesdél siglo XVI y principios del siglo XVII; "esa fue la era

, de los gcnoveses". Luego llegaron en cuarto lugar los holandeses o más•exactamente, Ansterdam, que Braudel considera como la di tima de lasciudades económicamente dominadoras. Por fin, mediante un vuelcocaracterísticamente hábil, Braudel vuelve patas arriba el problema y tratala circunstancia deque otras panes del mundo (incluso Francia y la India)no lograron alcanzar una posición dominante parecida y termina su relación considerando el caso de Gran Bretaña y la Revolución Industria!

No es difícil encontrar inexactitudes ó lagunas en «ros volúmenesespecialmente<cuando el autor se aleja del mundo mediterráneo que erael que más conocía y el que más amaba. Semejantes inexactitudes eranvirtualmente inevitables en una obra de tanto aliento. Una crítica másseria (análoga1 a la que hemos expuesto antes sobre El Mediterráneo) esla de que Braudel, para emplear una de sus metáforas favoritas continuósiendo"pnsionero"dc aquella original divisióndel trabajo con Febvre (sino ya pnsionerp de su propio outiltage mental). Hasta sus últimos díascontinuó siendo "alérgico" (como él mismo dice) a Max Weber yteniendo poco que decir sobre los valores capitalistas: industria ahorrodisciplina, empresa, etc. Sin embargo el contraste entre lo que'podríanllamarse "culturas favorables a la empresa", tales como la repúblicaholandesa y el Japón, y "culturas desfavorables a la empresa", tales comoEspaña y la China, constituye un contraste llam ativo y esas di ferenciás encuanto a los valores tienen seguramente importancia en las historiaseconómicas de esos países.

El hechodenoestardispuestoaadmitirautonomfa ala cultura alasideas, está claramente ilustrado en uno de los últimos ensayos de Braudel

Al tratirelproblemadelrcpudiodelaReformáenFrancia(asfcomo anteshabía tratado el rechazo de la Reforma en España), Braudel daba unaexplicación geográfica crudamente reduccionista. Se limitaba a observarque el Rin y el Dsnubio eran las fronterasdel catolicismo así como fiíéranlas fronteras del Imperio Romano sin tomarse el trabajo de analizar laposible relación entre esas fronteras y los sucesose ideas de la Reforma.67

Con todo eso, los rasgos positivos de la trilogía de Braúdél superanmucho sus defectos. Juntos, los tres volúmenes representan una mag-nífica síntesis de la historia económica de la Europa moderna temprana

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—tomando en wn sentido amplio el término "economice"— y sitúan esahistoria en un contexto comparativo. Esos volúmenes confirman elderecho que tiene el autor a que se ID considere un historiador de primerorden en el mundo. No podemos dejar de agradecer esta demostración deque aún es posible a fines del siglo XX rcsis¿r a las presiones que nosimpulsan hacia la especialización. No podemos dejar de admirar latenacidad con que Braudel desarrolló dos proyectos de gran envergadura

en un período de más de cincuenta aflos.Y es más aún, todavía no habla terminado su obra. En edad

avanzada, Leopold von Ranke se volvió hacia la historia universal Algomás modesto en sus ambiciones, Braudel, siendo septuagenario, se lanzóa escribir una historia total de su propia nación. Soto las seccionesgeográficas, demográficas y económicas llegaron a cobrar existenciacuando el autor murió en 1985, pero esas secciones se publicaron con el

título La identidad de Francia,, Este último libro era en cierto sentido predecible pues no es difícil

imaginar lo que pudiera ser un estudio de Braudel sobre Francia. Lomismo que en sus anteriores libros, Braudel se basaba en sus geógrafosfavonios, desde Vidal de la Blache a Maximilien Sorre. Aunque Braudelaprovechó la oportunidad para replicar a lis críticas de que era undeterminislaexirenio y dijo algunas buenas palabras sobre el "posibilismo''a la manera de Febvre y Vidal de U Blache, en realidad no se movió desu posición y reiteró su creencia de que estamos "aplastados por elenorme .paso de los distantes orígenes". De todas maneras, el primervolumen de este estudio es otra impresionante demostración de lacapacidad que tenía Braudel de incorporar el espacio en la historia, dediscutir la distancia y las diversidades regionales, por una parte, y lascomunicaciones y la cohesión nacional, por otra; y por supuesto nosmostró, su capacidad paradescribirlas cambiantes fronteras de Franciaenel período muy largo que va de 843 a 1761.a

Un último tema de la obra de Braudel merece considerarse aquí: lasestadísticas. Braudel dio una cálida acogida a los métodos cuantitativosempleados por sus colegas y discípulos. En ocasiones se valió de lasestadísticas, especialmente en la segunda edición ampliada de ElMedi-terróneo, publicada en 1966. Sin embargo, no sería injusto decir que lascifras formaban U parte decorativa de su edificio histórico antes que laparte de su estructura.69 En cierto sentido, Braudel se resistía a losmétodos cuantitativos, así como se resistía a U mayor parte de las formasde historia cultural, pues consideraba la célebre Civilización del Renaci-miento en Italia de Burcthardt como "suspendida en el aire" (aérienne,

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™ De manera que en cieno modo fue ajeno a las dos» importantes desarropas en esa época por el grupo - d e

* la hisíona cuantitativa y la historia de las mentalidades. Debe-

mos considerar ahora estas disciplinas.

3. El nacimiento de la historia cuantitativa

A oesar de las realizaciones de Braudel y de su carismática direc-ción 'el desarrollo del movimiento de Annalts en los días de Braudel nonuede explicarse atendiendo tan sólo a sus ideas, a sus intereses y a sufnfltncia. También motón examinarse )os "destino, ootecüvo» y latendencias generales del movimiento". De estas tendencias la másmlTante a partir de 1950 o alrededor de la década de 1970 fueZramenw la que dio nacimiento a la historia cuantitativa. Esta revo-íuSen cuantitativa", como hubo de llamársela, fue pnmero v.s.We en ecamu económico, especialmente en la historia de los preces. Desde lae fcm ¿Cómica esta historia se difundió ala historia social, espec.al-

b historia de las poblaciones. Por fin, en la tercera generación^se verá en el siguióte capítulo, la nueva tendencia penetró en la

ria cultural, en la historia de las religiones y en la hislom de las

mentalidades^1

La importancia de Ernest Labrousse

toriadorescconómicosseinieresaranporlas estadísticas

r K > e D ü C T O ,instigaciones sobre la historia de los precios. ' A principios de ladécada de 1930, se registró una explosión de interés por ese ten

^bancarrota de 1929. En los aAos 1932-3, aparecierons doTimportames estudios. El primero, que Luc.en Febvrecor*) un^Ubro que los historiadores debían tener corno de

a era Investigaciones sobre el movimiento general de precios.S la obra dd economista Francois Simiand. el mismo quen Donante ataque comra la historia tradicional tremta aftos

) Las Investigaciones se referían a la alternancia ende expansión, que Simiand llamaba "fases A" y

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de un jpven historiador, Emest Labrousse.75 Esic era dos arios mayorqueBraudrl y ejerció gran influencia en los escritos históricos de Franciadurantemás de cincuenta años. Considerando la influenciaque ejerció enhistoriadores jóvenes del grupo, muchas de cuyas tesis Labrousse dirigió,podría decirse que éste era una figura centra] ffe Ármales. Pero en otrosentido, Labrousse podría situarse al margen del grupo. Enseñaba en laSorbona, le interesaba sobre todo la Revolución Francesa (el aconteci-miento por excelencia) y. más importante aún, era marxista.76

Según vimos, ni Febvre ni Bloch sentían gran inicies por las ideasde Karl Marx. A pesar de su socialismo y de su admiración por Jaurés.Febvre era demasiado vohmtarista para considerar csclarecedoras lasideas deMarx. En cuanto a Bloch, apesarde su entusiasmo porla hisioriaeconómica, su posición durkheimiana lo separaba de Marx.77 Braudel.como ya dijimos,debía algo más a Marx, pero sólo en sus últimas obras.

Con Labrotsse el marxismo comenzó a penetrar en el grupo deÁrmales. Y también comenzaron a penetrar los métodos estadísticos,pues Labrousse estaba inspirado por los economistas AJbert Aftalion yFran^ois Simiantí y se sentía capaz de emprender un estudio rigurosa-mente cuantitativo de la economía de la Francia del siglo XVIII; la obrase publicó en dos panes, el Esbozo (1933), que trataba los movimientosde precios desde 170.1 a 18 J7, y La crisis (1944), que se refería al fin delantiguo régimen. Estos libros, provistos de tablas y gráficos, se ocupande las tendencias de largo plazo (le mouvemeni de iongae durée) y deciclos de breve duración, de "crisis cíclicas" e "inte re icios". Labrousse.que mostró gran imaginación para hallar maneras de estimar tendenciaseconómicas, hizouso de losconceptos, métodos y teorías de economistastales como Juglar y KondrarJeff, interesados respectivamente en cicloseconómicos breves y largos, y de su propio maestro Albert Aftalion,quehabía escrito sobre crisis económicas. Labrousse afirmaba que en laFranciadel siglo XVIII unamala cosecha tenía efectos devastadorespuesdeterminaba una disminución de los ingresos rurales y unadecadencia enlos mercados rurales para la industria. También sostenía la importanciade la crisis económica de fines de la década de 1780, que fue unacondición previa de la Revolución Francesa.78 Sus dos monografías eranestudios innovadores de aquello que los historiadores de Ármales llama-rían posteriormente coyuntura (véase el Glosario). En ocasiones se loscrítico por forzar los datos a fin de que se ajustaran al modelo, pero estoshistoriadores tuvieron una gran influencia.

En su famoso ensayo sobre "La historia y las ciencias sociales"(1958), que se concentraba en ¿1 concepto de longue durée, Braudel decíaque La crisis de Labrousse era "la obra de historia más grande que hubie-

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ra aparecido en Francia durante los últimos veinticinco años".79 Asimis-mo, Fierre Chaunu declaraba que 'Todo el movimiento que tiende haciala historia cuantitativa en Francia deriva de dos libros que fueron losbreviarios de mi generación, el Esbozo y La crisis", los libros que Chaunuconsideraba hasta más influyentes que El Mediterráneo mismo.10

Esos libros eran en extremo técnicos, y posteriormente Labroussepublicó relativamente poco. Sin embargo no era un especialista de menteestrecha. Su interés se extendía más ailá de la historia económ ica del sigloXVIII y llegaba a las revoluciones de 1789 y 1848 y a la historia socialde la burguesía europea desde 1700a 1850.81 Una vez declaró que "nopuede haber un estudio de la sociedad sin un estudio de las mentalida-des".82

Labrousse dedicó mucho tiempo a supervisar los trabajos de losestudiantes que se graduaban y merece recordarse como la "eminenciagris"de Annalespucs desempeñaba el pape! del padre losé, ese colabo-rador inadvertido pero indispensable del cardenal Richelieu. Hay moti-vos para sospechar de la influencia de Labrousse en la segunda ediciónde El Mediterráneo de Braudel, publicada en 1966; esa edición pon/amayor énfasis en la hisioria cuantitativa e incluía tablas y gráficos quefaltaban en la primera edición.83 En Wf&Annales comenzó a publicarseen un formato mayor y con más tablas y gráficos que antes. -

Es imposible tratar detalladamente todas las obras de las décadas de1950 y 1960 que llevan el sello conjunto de Braudel y de Labrousse, peroresulta igualmente imposible pasar por ako la obra de Chaunu Sevilla yel Atlántico (1955-60), quizá la tesis histórica más larga que se hayaescrito alguna vez.84 El estudio de Chaunu, escrito con la ayuda de sumujer Huguette, trataba de imitar, si no ya de superar, a Braudel al tomarcomo lema la región del océano Atlántico, El autor se concentraba enaquello que puede medirse, el tonelaje de las mercancías transportadasentre España y el Nuevo Mundo desde 1504a 1650; luego, partiendo deesta base, discutíalas fluctuaciones más generales del volumen del tráficoy por fin trataba las principales tendencias económicas del período.especialmente el paso de la expansión registrada en el siglo XVI (la faseA, como diría Símiand) a la contracción, registrada en el siglo XVII (unafase B).

Este extenso estudio, que puso en circulación ese famoso par detérminos estructura y coyuntura, era a la vez una aplicación al tráficotransatlántico de un método y un modelo desarrollados por Labroussepara la Francia del siglo XVIII y un desafío a Braudel, al estudiar unocéano (por lo menos desde un punto de vista económico) y al cobrar unavisión verdaderamente global de su tema. También es sobresaliente la

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larga sección sobre la geografía histórica de la América espártela.Ninguno como Chaunu, salvo Braudel, tenía tanta conciencia de laimportancia del espacio y de las comunicaciones en la historia.85

Demografía histórica e historia demográfica

Después déla historia de los precios, la historia de las poblacionesfue la segunda gran .conquista del enfoque cuantitativo. La historiademográfica nació en la década de 1950 y debe a la conciencia contem-poránea de la explosión demográfica mundial tanto como la historia delos precios, nacida en la década de 1930, debe a la gran .bancarrota de1929. El desarrollo de este campo, por lo menos en Francia, fue el trabajoconjunto de demógrafos e rnstoriadores. Louis Henry, por ejemplo, quetrabajaba en el Instituto Nacional de Estudios Demográficos(lNED)pasóen la década de 1940 del estudio de las poblaciones del presente al estudiode las poblaciones del pasado y desarrolló el método de "reconstituciónde la familia", al vincularlos registros de nacimientos, casamientos ymuertes y al investigar una región y un período a través de estudios defamilias de Ginebra, Normandía y otros lugares.86 La revista del INED,Population, que cornejo a publicarse en 1946, contenía siempre contri -

bucionss de historiadores.El primer volumen, por ejemplo, incluía un importante artículo del

historiador Jean Meuvret, Este elaboró el concepto de "crisis de subsis-tencia" al alegar que en la Franciade la épocade Luis XIV estascrisiseranhechos regulares. A un aumento de los precios de los cereales seguíapronto un aumento de la tasa de mortalidad y una caída en la lasa denacimientos. Luego se producía una gradual recuperación hasta la crisissiguiente.8"7 Las ideas de este artículo están en la base de una serie deestudios regionales posteriores, apartírdel de Goabert sobre el Beauvaisis.Lo mismo que Labrousse, Mauvret era un historiador que tuvo para elmovimiento de Annaíes en las década de 1940 y 1950 una importanciamucho mayor de lo que podría sugerir su relativamente escasa obrapublicada. Su monumento es él trabajo de sus discípulos,,.. . . ..,. .

La demografía histórica pronto quedó oficialmente vinculada conla historia social. En 1960, la Sexta Sección fundaba una nueva seriehistórica, "Demografía y Sociedades", que publicó una importante seriede monografías sobre historia regional.

La importancia dé la historia regional y de la h istoria serial

!Üria ¿Jé las primeras publicaciones de la serie "Demografía ySociedades" fue la tesis de Fierre Goubert sobre BeauvaisyelBeauvaisis.Como Chaunu, Qoubert dividió su estudio en dos panes Ululadas "Es-

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tructura" y "Coyuntura". La segunda parte se refiere a fluctuaciones delargo plazo y de corto plazo en los precios-, la producción y la poblacióndurante un "largo" siglo XVll que vadesde 1600 a 1730, Se trata de unailustración regional de la fase B de Simiand, La yuxtaposición que haceGoubert de los movimientos de precios y poblaciones muestra lasconsecuencias humanas de los cambios económicos.

La importancia de la primera parte consiste en integrarla demogra-fíahistóricaen laMstoria social de una región. Gouberthizo uncuidadosoestudio de las tendencias de la población en vanas aldeas del Beauvaisis,como por ejemplo Auneuil y Breteuil. Llegó a conclusiones semejantesalasdeMeuvretsobrelapersistenciadieun"vieiorégÍmendemográrico".marcado por crisis de supervivencia aproximadamente cada treinta añoshasta mediados del siglo XV11I, y hacía notar que los aldeanos seajustaban a los duros tiempos casándose más tarde de lo que solíanhacerlo, con lo cual daban a las esposas menos años para engendrar hijos,

Sin embargo, Goubert hizo algo más que demostrar la importanciaque tenía para el Beauvaisis lo que se estaba convirtiendo en la interpre-tación ortodoxa de la recesión y de la crisis demográfica durante el sigloXVII. Goubert puso considerable énfasis en lo qué llamaba "demografíasocial", es decir, en el hecho de que las posibilidades de supervivencia,por ejemplo, diferían de un grupo social a otro. Llamó su estudio unacontribución a la "historia social", una historia de todo elmundo, no sólode los ricos y de los poderosos; posición que Goubert reiteró en una obraposterior, Luis X/Vy veinte millones de franceses (1966).

Las partes más interesantes del libro, por lo menos a mi juicio, sonlos capítulos sobre sociedad urbana y sociedad rural, sobre el mundo dela producción textil de Beauvais, porejemplo, o sobre loscampesinos, losricos, los de posición mediana y los pobres. Este cuidadoso estudiode lasdiferencias sociales y las jerarquías sociales que Goubert desarrollóposteriormente enun ensayo sobre el campesinado del siglo XVIlde todaFrancia, constituye un valioso correctivode cualquier visión simplista de

ta sociedad del antiguo régimen.88El análisis social de Goubert, por rico que sea, dista mucho de ser

una historia total. El problema de la "mentalidad burguesa" sólo se tratabrevemente, pero, como el autor lo admite al comienza, la religión y lapolítica quedan sin discutir. De manera análoga, la mayor parte de lasmonografías regionales de las décadas de 1960 y 1970 hechas según elestilo de AnnaUs (una extraordinaria realización colectiva) se limitabanprácticamente i la historia económica y social, además de contenerintroducciones geográficas, según el modelo de Braudel.

Goubert dedicó su tesis aLabrousse, cuya acción detrás del escena-

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rio queda revelada por las expresiones de reconoci míenlo conienidas eralgunos de los estudios regionales más distinguidos de la segunda y de latercera generaciones de Annales, desde la Cataluña de Fierre Vilar a)Languedoc de Emmanuel Le Roy Ladurie^ la Provenza de MichelVovelie.89 Estos estudios, que no son tanto copias de un modelo comovariaciones individuales sobre un grupo de temas, constituyeron larealización más notable de la escuela de Annales durante la década de1960. En este particular se asemejan a las monografías regionales de laescuela geográfica francesa de cincuenta años atrás, como la monografíade Demangeon sobre Picardía, 3a de Sion sobre Normandía. etc;90 Estosestudios también marcan el establecimiento de Annales en las provinciasy en universidades tales como las de Caen y Rennes, Lyon y Tolosa.

En términos generales, los estudios regionales combinaban lasestructuras de Braudel, lacoyuntura de Labrousse y la nueva demografíahistórica.

La sociedad rural de la Francia moderna temprana fue estudiada enel nivel provincial en Borgoña, en Provenza, en el Languedoc, en la Islade Francia, en Saboya, en Lorena.91 Había también un puñado demonografías sobre ciudades modernas, no sólo de Francia (Amiens,Lyon, Caen, Rúan, Burdeos) sino lambién de otros lugares del mundomediterráneo (Roma. Valladolid, Venecia).92 Estos estudios locales,urbanos y rurales, presentan considerables semejanzas. Tienden a divi-dirse en dos partes, estructuras y coyuntura, y a contar principalmentecon fuentes que suministran datos bastantes homogéneos de una claseque puede disponerse ensenes de largo plazo,como las tendencias de losprecios o las tasas de mortalidad. De ahí el nombre de "historia serial"{histoire sérielle) dado frecuentemente a esta manera de abordar lahistoria.93 Considerando estas tesis, puede uro comprender la observa-ción de Le Roy Ladurie deque "la revolución cuantitativa ha transforma-do completamente el oficio del historiador en Francia".94

La mayor parte de estos estudios locales estaba dirigida por Braudelo por Labrousse y casi todos ellas se:.refieren al período modernotemprano. Sin embargo, hay excepciones a las dos reglas. El medievalistaGeorges Duby fue uno de los primeros en escribir monografías regionalesreferentes a la propiedad, a la estructura social y a las familias aristocrá-ticas de la región de los alrededores de Macón durante los siglos XI y XII.El trabajo de Duby fue supervisado por un ex colega de Bloch, CharlesPerrin, y estuvo inspirado en la geografía histórica.95 El Limousin delsiglo XIX fue también estudiado según el estilo de Annales en unvolumen que comenzabí con la geografía de la región, continuabadescribiendo "estructuras económicas, sociales y mentales" y concluía

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con un análisis sobre las actitudes políticas y una descripción de loscambios a íravés del tiempo.96

Aun en el caso de los estudios de la Edad Moderna temprana, seríaerrado presentar la escuela o el círculo de Annales como si estuviesecompletamente aislada de otros historiadores.^_E1.caso más notable dehombre extraño a este círculo fue Roland Mousnier, que influyó en ladirección de las investigaciones sobreelperíodomódemo temprano tantocomo Braudel y Labrousse. Mousnier publicaba sus artículos en \&RevueHistorique, no en Annales. Era profesor de la Sorbona, no de la Ecole. Erapersona non grata para Braudel. Si el círculo de Annales es un club,Mousnier ciertamente no era miembro de él.

Asf y lodo, sus intereses intelectuales coincidían' en gran medidacon los de ese círculo. Desde Bloch ningún historiador francés habíatomado tan seriamente el enfoque comparativo de la historia, se tratara decomparaciones cercanas o remotas. Por ejemplo, Mousnierhabía coteja-do el desarrollo político de Francia y de Inglaterra y habfa estudiado lasrebeliones campesinas del siglo XVII. no sólo de Francia, sino tambiénde tierras muy.alejadas corno Rusia y hasta China. Lo mismoque el grupode Annales, Mousnier hizo un uso considerable de la teoría social, desdeMax Weber a Talcott Parsons (no tenía tiempo.para el marxismo).98

Si bien sus opiniones políticas se inclinaban, hacia la derecha,Mousnier fue capaz de colaborar en un estudio sobre el siglo XVIII conLabrousse, cuyo corazón estaba siempre con la izquierda. Los doshombres no se pusieron de acuerdo sobre los métodos de investigación ymenos aún sobre las conclusiones, pero ambos compartían un intensointerés por el análisis de la estructura social del antiguó régimen, desús"clases", un lema sobre el cual organizaron conferencias rivales.99

Mousnier dírigióun número considerable de tesis sobre historia social, entemas que iban desde el soldado francés del siglo XVIII al análisiscuantitativo de cambios producidos en la estructura social de unápeque-ña ciudad francesa ai cabo de casi tres siglos.100 A principios de la décadade. 1960, Mousnier lanzó un programa de investigación colectiva sobrelas insurrecciones campesinas de los siglos XVI y XVII, en parte pararefular la interpretación marxista de las rebeliones de los campesinosfranceses expuesta por el hisloriador soviético BorisPbrshnev, cuya obra—publicada en ruso en la década de 1940— fue traducida al francés porlos rivales que Mousnier tenía en la Sexta Sección.161 Las obras deMousnier y de sus discípulos generalmente prestan mías atención a lapolítica y menos a la economía que los estudios regionales supervisadospor Braudel y Labrousse, y toman más seriamente los criterios legales ymenos seriamente los ente ríos económicos en sus análisisdela estructura

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social. Sin embargo, algunos de esos estudios apenas pueden distinguirsede los de Ja llamada escuela de Annates.10*

Le Roy Ladurie y el Languedoc

En los estudios regionales procedentes del círculo de Annaíes hubouna excepción al gran énfasis puesto en las estructuras económicas ysociales y en la coyuntura. La tesis doctoral de Le Roy Ladurie sobre Loscampesinos de Languedoc (1966) se lanzaba, como lo formuló el autor,a la "aventura de una historia total" durante un período de más dedoscientos años.103

Le Roy Ladurie es por consenso el más brillante de los discípulosde Braudel, a quien se le parece en numerosos aspectos: fuerza imagina-tiva, amplia curiosidad, enfoque mulüdisciplinario de las cuestiones,preocupación por la longue durée y cieña ambivalencia respecto delmarxismo. Como Braudel, este autor es hombre del norte, un normando,enamorado del sur. Su trabajo Los campesinos del Languedoc estáconstruido en la misma escala que El Mediterráneo y comienza, comocabía esperar, con una descripción de la geografía del Languedoc, paístípicamente mediterráneo, de suelo rocoso y cubierto de matorrales, concereales, viñedos y olivos, encinas y nogales.

Le Roy Ladurie comparte con Braudel un intenso interés por elambiente físico, un interés que lo llevó a realizar un notable estudiocomparado de la historia del clima en el largo plazo.11" Hombres deciencia norteamericanos han usado la prueba de los anillos de los árboles(especialmente los de las secuoyas gigantescas de California que a vecesviven hasta 1500 años) para establecer tendencias de larga duración en elclima. Un anillo estrecho significa un ano de sequía, un anillo anchosi gnifica un año de abundantes lluvias. Le Roy Ladurie tuvo la feliz ideade yuxtaponer las conclusiones de esos hombres de ciencia .con lasobtenidas de otro caso de "historia serial", un estudio sobre las variacio-nes de fecha de las cosechas de viñedos en diferentes panes de Europa.Una cosecha temprana significa un año caluroso, una cosecha tardíasignifica un año frío. Le Roy Ladurie llegó a la conclusión de que "losantiguos viñedos de Alemania, Francia y Suiza, aunque muy distantes,estaban en armonía con las pruebas de los bosques de mu años de Alaskay Arizona".105 El paralelo con la comparación que hizo Braudel de losmovimientos de las poblaciones de Europa y Asia es por cierto evidente.

Por,otra pane. Le Roy (como conviene llamarlo) considerabanecesario mantener una distancia intelectual respecto de Braudel, asícomo éste se mantenía a distancia de Marx. Abandonó la organización

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tradicional de las monografías regionales divididas en.secciones sobreestructuras y coyuntura. En cambio dividió su libro, que abarca desde1500 a 1700, en ires períodos, en ires fases de lo que llamó "un gran cicloagrario", un enorme movimiento de flujo y reflujo, de alza y de baja.

El primero es una fase A, un período de expansión económicaalimentado por un dramático aumento de la población de la región, quepor fin se recobraba de los estragos causados por la peste de fines de laEdad Media. Como lo expresó un contemporáneo, la población delLanguedoc del siglo XVI se multiplicaba "como ratones en un granero".Tierras abandonadas volvieronaculiivar.se y aexplotarsc toda la tierra demanera más intensiva. El promedio de las propiedades campesinas sehacía cada vez más pequeño (porque había cada vez más hijos para divi-dir la tierra) y los labriegos asalariados se hicieron cada vez más pobres(porque el crecimiento de la población creaba un mercado laboralfavorable a los compradores). Quienes aprovecharon mejor ese cambiofueron los lerralenientes, que administraban ellos mismos sus propie-

dades. ;La población continuóexpandiéndose a un ritmo menorhasta 1650o hasta 1680 (poco después había dejado de crecer la población delBeauvaisis estudiado por Goubert) y los terratenientes se beneficiaroncon la situación. En realidad Le Roy llama a ese período de 1600-50 elperíodo de la ''ofensiva de la reñía". Sin embargo, aquí se produjo lo queSimiand llamarlauna"fase B" de depresión y todo el enonne movimientose invirtió. La razón fundamental de esa inversión fue la declinación dela productividad agrícola. Los empobrecidos labradores no podían inver-tir en sus tierras y en iodo caso había un límite de loque podía exprimí rsede ese rocoso suelo mediterráneo. No hab(» suficiente alimento paramantenerse y, por lo tamo, existía una crisis de supervivencia. Muchosmurieron, algunos emigraron y (lo mismo que en el Beauvaisis) lasparejas tendían a casarse más tarde que antes. "Era como si la poblaciónse estuviera ajustando penosamente a las condiciones de una economíaen contracción".lo* Por otro lado, la caída de la población intensificabala depresión económica que alcanzó su sima aprincipios del siglo XVIII,al terminar el reinado de Luis XIV. Le Roy llegaba a la conclusiónde que"La maldición malthusiana había caído sobre el Languedoc en los siglosXVI Y XVI1*; puesto que el crecimiento delapobl ación anulaba cualquieraumento de prosperidad, exactamente como lo había dicho Malthus.107

Lo que acabamos de describir es una serie de estudios geográficos,económicos y de historia social según el estilo propio de la década de 1960,típicamente relacionado con los estudios regionales de Annales. Estemovimiento empleó considerablemente métodos cuantitativos para esiu-

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diar no sólo las fluctuaciones registradas en los precios y en las tasas dtnacimientos, casamieniosy mucrles, sino también las tendencias visibleíen la distribución de la propiedad, en la productividad agrícola, etc.

Sin embargo, en importantes aspectos Lgs campesinos delLcngue-doc rompió con la tradición. Como ya vimos, Le Roy adoptó una formacronológica de organización en lugar de la división en "estructura" y"coyuntura". En cada sección cronológica, el autor trataba fenómenosculturales tales como el nacimiento del protestantismo y la alfabetizacióny también describía las reacciones de la gente ordinaria de la regiónfrentea los cambios económicos que experimentaba en su vida cotidiana. Paraescribir esta "historia de los de abajo", el auiorsebasóprimordialmentcen la prueba délas rebeliones.

Por ejemplo, al discutirla polarización de la sociedad rural afinesdel siglo XVI en prósperos terratenientes y pobres asalariados, Le Royintroduce una mininarración de un episodio de conflicto social registradoen la pequeña ciudad de Romans. Durante el carnaval de 1580, artesanosy campesinos aprovecharon las mascaradas para prodarnarque "los ricosde la ciudad habfan hecho su fortuna a expensas de los pobres" y q je notardaría mucho en "venderse carne cristiana a seis centavos la libra".

También en esta sección sobre la depresión económica de princi-pios del siglo XVIII, Le Roy nos describe la guerra de guerrilla libradapor los camisardos, los montañeses protestantes de las Cevennes, contrael rey que acababa de declarar fuera eje la ley Ja religión que profesaban.Le Roy observaba que los jefes de la rebelión, entre los que habíamuchachas jóvenes, eran frecuentemente presas de accesos delirantes enlos que ten/an visiones del cielo y del infierno y profelizaban futurosacontecimientos. Le Roy estimaba que esos raptos eran histéricos y losrefería el fenómeno de la coyuntura general de ese período: la depresióndeterminaba el empobrecimiento", casamientos tardíos, frustración se-xual, histeria y, por fin, aquellas convulsiones.

En general, la tesis de Le Roy fue bien recibida. '°8 Es más, asegurósu-reputacíón. Sin embargó, con el correr de los años se formularonalgunas críticas sustanciales. Su versión de los profetas de las Cevennes,por ejemplo, fue criticada porque los trataba como casos patológicos enlugarde interpretarla posesión de sus espíritus como una auténtica formade lenguaje corporal.1W Según uno de los críticos, el análisis económico"no tiene sentido" porque "confunde la renta con los beneficios".!líl

Más importante aún es el hecho de que algunos maraistás atacaronel "modelo demográfico" de los cambios producidos en el Languedocalegando que es demasiado simple y demasiado malthusiano y que "es laestructura de las relaciones de clase, el poderde la clase, lo que determina

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la manera y el grado en que cienos cambios demográficos y comercialesafectan tendencias de largo plazo en la distribución de los ingresos y delcrecimiento económico, y no viceversa". Le Roy replicó a esto que sumodelo, lejos de ser simple, es complejo, que es "neomalthusiano" y queincorpora en él la estructura de clase.'';

De modo que así tenemos dos modelos opuestos de cambio social:un modelo demográfico que incorpora )as clases y un modelo de clasesque incorpora la demografía. Lo mismo que en el caso del debate sobrelibertad y deterninismo alrededor de El Mediterráneo de Braudel, pareceque tampoco aquí hay manera de decidir prácticamente la cuestión.

Que aceptemos o no el modelode explicación de ese autor, lociertoes que Los campesinos del Languedoc nos producen admiración por sulograda e inusitada combinación de minuciosa historia económica ysocial cuantitativa con las brillantes visiones políticas y religiosas de lapsicohistoria, Al examinar retrospectivamente este estudio al cabo demás de veinte años de su publicación, vemos con claridad que Le Roy fueuno de los primeros en ver las limitaciones del paradigma braudeliano yuno de los primeros en buscarla manera de modificarlo. Esas modifica-ciones, que en gran medida son la obra de la tercera generación deAnnales, constituyen el lema del siguiente capítulo.

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La tercera generación

El nacimiento de una tercera generación se hizo cada vez másevidente durante los años posteriores a 1968: en 1969, cuando hombresjóvenes como André Burguiere y Jacques Revel intervinieron en elmanejo de Annales\n 1972, cuandoBraudel abandonó lapresidenciadela Sexta Sección (que pasó a manos de Jacques Le Goft) y en 1975,cuando desapareció la antigua Sexta Sección y Le Goff llegó a ser elpresidente de la reorganización Ecole des Hautes Etuóes en SciencesSociales (cargo en el que te sucedió Franjéis Furet en 1977).

Sin embargo, más importante que los cambios administrativos sonlos cambios intelectuales de los últimos veinte años. El problema está enque resulta más difícil pintar el retrato intelectual de la tercera generaciónque pistar el de la primera y el de la segunda. Nadie domina ahorael grupocomo lo hicieron una vez Febvre y Braudel. A decir verdad, algunoscomentaristas hasta han hablado de fragmentación intelectual.1

En todo caso, debemos admitir que prevalece un poUcentrismo.Algunos miembros del grupo llevan aünmás lejos el programa de LucienFebvre y amplían las fronteras de la historia hasta abarcar la nifiei, lossueños, el cuerpo y aun los olores y perfumes.2 Otros han socavado elprograma al volveralahistoriapolíticay ala historia de los acontecimien-tos. Algunos continúan practicando lahistoriacuantitativa, otros reaccio-nan contra ella.

La tercera generación es La primera que comprende a mujeres,principalmente a Christiane Klapisch que trabaja estudiando la historiadéla familiaenlaToscana de la Edad Media y del Renacimiento; ArletteFarge, que estudia el mundo social de las calles del París del siglo XVI11;Mona Ozouf, la autora de un conocido estudio sobre festivales durante laRevolución Francesa; y Michele Peirot, que ha escrito sobre la historiadel trabajo y la historia délas mujeres.3 Feministas criticaron a veces ahistoriadores anteriores de Annales por dejar a las mujeres fuera de la

historia o más exactameme(puesto que esos historiadores evidentementemencionaban alasmujeresde vez en cuando,desde Margarita deNavarraa las llamadas btujas) por no aprovechar oponunidades para incorporarmás plenamente en la historia a las mujeres.4 Sin embargo, en la tercerageneración esta crítica se iba haciendo cada vez menos válida. A decirverdad, Georges Duby y Michele Perrot están empeñados en organizaruna historia de las mujeres en varios volúmenes.

Esta gene ración de Annales está mucho más abierta que las anterio-res a ideas procedentes del exterior. Varios de sus miembros han pasadoun año o más en los Estados Unidos, en Princeton, Ithaca, Madisono SanDiego. A diferencia de Braudel, hablan y escriben en inglés. Cada una asu manera, esas personas han tratado de realizar una síntesis de latradición de Annales y las corrientes intelectuales norteamericanas comola psicohistona, la-nueva historia económica, la historia de la culturapopular, la antropología simbólica, etc.

Historiadores que se identifican con el movimiento de Annalesestán todavía! tanteando nuevas maneras de abordar la historia, comotrataremos de¡ mostrar en este capítulo. Asf y todo, el centro de gravedadde la historiografía ya no es París, como lo fue seguramente entre lasdécadas de 1930 y 1960. Análogas innovaciones se están produciendomás o menos simultáneamente en diferentes partes del globo. La historiade las mujeres, por ejemplo, se ha estado cultivando no sólo en Franciasino también en los Estados Unidos, en Gran Bretaña, en los Países Bajos,en Suecia, en Alemania Occidental y en llalia. La historia general de lasmujeres proyectada por Georges Duby y Michele Perrot se escribe, nopara una editorial francesa, sino para la casa Laterza. Hay más de'uncentro de innovaciones o no hay un centro en absoluto.

En las páginas que siguen, he de concentrarme en tres temasprincipales: el redescubrimiemo de la historia de las mentalidades, elintento de emplear métodos cuantitativos en la historia de la cultura y porfin la reacción contra dichos métodos, reacción que puede lomar laformade una antropología histórica o de un relomo a lo político o de unrenacimiento del género narrativo. Desgraciadamente el precio que hayque pagar por esta decisión es excluir una buena parte de interesantestrabajos, especialmente la contribución a la historia de las mujeres queestán haciendo Farge, Klapisch, Perrot y otros. Sin embargo, esta con-centración es la única manera de impedir que este.capítulo resulte tanfragmentado como se dice que está el grupo de Anuales.

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1. Desde el sótano al desván

En la generación de Braudel, como vimos, la historia de lasmentalidades y otras formas de historia cultura] no quedaron enteramentedescuidadas, pero se las relegaba al margen de la acción de Annales. Sinembaigo, en ¡as décadas de I960y 1970 se produjo un importante cambiode interés. La trayectoria intelectual de más de un historiador dt Annalespasó de la base económica a la "superestructura" cultural, pastí "delsótano al desván".5

¿Porqué se produjo este cambio? El desplazamiento del interés fueen pane, estoy seguro de ello, una reacción contra Braudel que tambiénformaba parte de una reacción mucho más amplia contra cualquier formade deterninismo.

Fue realmente un hombre de la generación de Braudel quien llamóla atención pública sobre la historia de las mentalidades en un notable,casi sensacional, libro que publicó en 1960. Philippc Aries era unhistoriador aficionado, "un historien de dimanche", como él mismo secaracterizaba, un historiador que trabajaba en un instituto de frutastropicales y dedicaba sus ratos de ocio a la investigación histórica.Formado como demógrafo histórico, Aries llegó a rechazar el enfoquecuantitativo {asi como rechazó otros aspectos del moderno mundoindustrial y burocrático). Su interés se enderezó hacía la relación que hayentre naturaleza y cultura, hacia ias maneras en que una determinadacultura concibe y experimenta fenómenos naturales tales como la muertey la niAez.

En su estudio sobre familias y escuelas del antiguo régimen, Ariessostenía que la idea de niñez o más exactamente el sentido de la infancia(te sentiment de fenfance) no existía en la Edad Media. Ei grupo de edadque nosotros llamamos los "niños" era más o menos considerado cornosi sus miembros fueran animales hasta cumplir los siete años y más omenos como adultos en miniatura posteriormente. Ségrin Aries, la niñezfue descubierta en Francia aproximadamente en el sigío XVII. En esaépoca, por ejemplo, se comenzó a vestirá los niños con ropas especiales,como el manto o la túnica para los más pequeños. Canas y diarios de eseperíodo documentan el creciente inicies de tos adultos por la conducta delos niños; ya veces los adultos intentaban reproducir el habla infantil.Aries también se apoyó en pruebas iconográficas, tales como el númerocada vez mayorde retratos de niños, para afirmar que la conciencia de laniñez como una fase del desarrollo humano se remonta a principios delperíodo moderno pero no más allá.6

La infancia y la vida familiar en el antiguo régimen [traducido ai

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íngléscomo Centuries qfChildhood] se prestaa críticas y lo cierto es quefue criticado justa o injustamente por varios eruditos. Especialistas en laEdad Media han aducido pruebas contra las generalizaciones sobre eseperíodo. Otros historiadores han criticado a Aries por tratar fenómenoseuropeos sobre la base de pruebas prácticamente limitadas sólo a Franciay por no distinguir suficientemente entre las actifudes de hombres ymujeres, de élites y de personas corrientes.7 Con todo eso, la obra dePhilippe Aries colocó la infancia en el mapa histórico, inspiró centenaresde estudios sobre historia de la niñez en diferentes regiones y períodos yllamó la atención de psicólogos y pediatras sobre la nueva historia.

Aries pasó los últimos años de su vida estudiando las aciitudesfrente a la muerte, con lo cual enfocaba una vez más un fenómeno por sunaturaleza muy resistido en la cultura occidental y respondía al mismotiempo a una famosa observad ón de Lucien Febvre (hecha en 1941); "Notenemos ninguna historia de la muerte".8 El extenso libro de Aries Elhombre ante la muerte [traducido al inglés como The HourofOurDeath]exponía los hechos en un plazo muy largo, alrededor de unos mil años, ydistinguía una sucesión de cinco actitudes que iban desde la "muertedomesticada" (¡a morí apprivoiséé) de la Edad Media temprana, unaconcepción definida como "una mezcla de indiferencia, resignación,familiaridad y falla de intimidad", a lo que el autor llama la "muerteinvisible" (la 'mort inversée) de nuestra cultura donde, inviniendo lasprácticas de los Victorianos, tratamos la muerte como tabú y disentimosen cambio públicamente sobre el sexo.9 El hombre ante la muertepresenta en general los mismos méritos y defectos que La infancia y lavida familiar en et. antiguo régimen, del mismo autor. En la obra semanifiestan la misma audacia y la misma originalidad, el mismo empleode un vasto material documental (que incluye la literatura y el arte perono las estadísticas) y la misma renuencia a consignar variaciones regio-nales o sociales,10

La obra de Philippe Aries representaba un desafío especialmente alos demógrafos históricos, un desafío al que respondieron algunos deellos prestando mayor atención al papel de los valores y las mentalidadesen la "conducta demográfica"; en otras palabras, se pusieron a estudi ar lahistoria de la familia, la historia de la sexualidad y, como lo habíaesperado Febvre, la historia del amor. La figura central dé estos trabajoses Jean-Louis Handrin, cuyos estudios sobre la Francia del antiguorégimen plantearon cuestiones tales como la naturaleza de la autoridadparenta!, las actitudes ante los niños pequeños, la influencia de lasenseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad y la vida emocional de loscampesinos.11 Los estudios realizados especialmente en esta esfera

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jontribuyeron mucho a lenderun pueme sobre la brecha entre una historiade las mentalidades basada en fuentes literarias (el Rabdais de Febvrc,por ejemplo) y una historia social que no daba cabida a las actitudes y alos valores,

En el grupo de Annales, algunos historiadores estuvieron siempreinteresados sobre todo por la cultura; Alphonse Dupronl, por ejemplo.Dupront. otro historiador de la generación de Braudel, nunca fue muyconocido, pero la influencia que tuvo en jóvenes historiadores francesesfue considerable,12 Desde este punto de vista, Dupront podría ciertamen-te considerarse el Labrousse de la historia cultural. Su tesis doctoral, quedespenó la atención favorable de Braudel a causa de su preocupación porlas actitudes inconscientes, estudiabael concepto de una "cruzada" comoun caso de sacralización, como una perra santa para alcanzar la posesiónde lugares sagrados.13 Más recientemente este autor ha puesto atenciónen las peregrinaciones concebidas como una busca de lo sagrado y unejemplo de "sensibilidad colectiva" asedes de fiíerza cósmica, tales comoLourdes o Rocamadour. Su interés por los lugares sagrados ha inspiradoa algunos de sus discípulos a investigar los cambios producidos en eltrazado de las iglesias y la significación simbólica de esos cambios.Dupronl combina su interés por los grandes temas como lo sagrado conla precisión en cuanto al inventario o la cartografía o las imágenesmilagrosas. Durante toda su vida, Dupront trabajó por aproximar lahistoria de la religión y la psicología, la sociología y la antropología.14

La figura rectora en la psicología histórica á la Febvrc fue d hoyfallecido Roben Mandrou.15 Poco después de la muerte de Febvre,Mandrou encontró entre los papeles de éste un fichero de notas para unlibro no escrito que habría de continuar el estudio sobre Rabelais alconsiderar el nacimiento de la mentalidad francesa moderna. Mandroudecidió proseguir el trabajo de su maestro y publicó su Introducción a laFrancia moderna con el subtitulo de"Un ensayo de psicología histórica,1500-1640" que incluía capítulos sobre la salud, las emociones y lasmentalidades.16 Poco después de la publicación de este libro se produjola ruptura entre Mandrou y Braudel. Cualesquiera que hayan sido lasrazones personales de la ruptura, lo cieno es qtie ésta se produjo duranteun debate sobre el futuro del movimiento de Ármales. En ese debate,B raudel se manifestó favorable a las innov aciones, en tanio que Mand roudefendió la herencia de Febvre, lo que él llamaba "el estilo original"(Annalespremiére maniere) en el que la psicología histórica o la historiade las mentalidades tenía una parte importante.

Mandrou siguió esta línea escribiendo un libro sobre cultura popu-larde los siglos XVIIy XVIII. Continuó trabajando enlamismadirección

con un estudio sobre Magistrados y brujos de la Francia del siglo XVII(con e! subtítulo de "Un análisis de psicología histórica1*).17 Ambostemas, la cultura popular > la hechicería, rápidamente captaron el interéshistórico en ese momento. Jean Delumeau, que había comenzado sueamefa como historiador económico y social, cambió su interés y pasó dela producción de alumbre en los estados papales a los problemas de lahistoria de la cultura. Su primer paso fue en dirección de la historia de teReforma y de la llamada "descristianización" de Europa. Más reciente-mente, Delumeau se volvió hacia la psicología histórica ,en el sentido quedaba a esta expresión Febvre y escribió una ambiciosa historia de losmiedos y la culpabilidad en el Occidente; distinguió "los miedos de lamayoría" (al mar, a los espectros, a la pesie y al hambre) y los miedos de"la cultura dominante" (a Satanás, a los judíos, a las mujeres y especial-mente a las brujas).18

Psicohistoria

Dicho sea de paso. Delumeau too un uso cauteloso de las ideas depsicoanalistas tales como Wilhelm Reich y E. Fromm. Había sidoprecedido en esta dirección por Emmanuel Le Roy. Ladurie, cuya obraLos campesinos del Languedoc (1966), tratada en el capítulo, anterior,incluía en su bibliografía obras de Freud mezcladas con un estudiode losprecios de los cereales en Tolosa y un análisis de la estructura de clasesmoderna. Le Roy describióel carnaval de tos rom anos comoun psicodramaque daba acceso directo a las creaciones del inconsciente, tales comofantasías de canibalismo, e interpretó las convulsiones proféücas de loscamisardos atribuyéndolas ala histeria. Comoél mismo fue el primero enadmitirlo, "Cavalier y Mazel (los jefes de la rebelión) no pueden serinvitados a extenderse en el diván de algún hipotético psicoanalistahistoriador. Uno sólo puede observar cienos rasgos evidentes que gene-ralmente se encuentran en casos similares de histeria".19 Asimismo, LeRoy consideró un aspecto, antes pasado por alto de los procesos dehechicería, la acusación de que las brujas habían causado la impotenciade sus víctimas haciendo un nudo durante la ceremonia nupcial, un ritoque Le Roy interpretó persuasivamente como castración simbólica.20

Otros miembros del grupo de Ánnales se estaban moviendo en unadirección parecida, especialmente Alain Besancon, un especialista en laRusia del siglo XIX, que escribió en Annaíes un largo ensayo sobre lasposibilidades de lo que él llamaba "historia psicoanalítica". Besancontrató de poner en práctica esas posibilidades en un estudio de padres ehijos. El estudio se concentraba en dos zares, Iván el Terrible y Pedro el

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Grande, el primero de los cuales dio muerte a su hijo mientras que elsegundo condenó a su hijo a muerte.21

Lucien Febvre había tomado sus ideas sobre psicología de Blondely de Wallon. Besangoru Le Roy Ladurie y Delujneau tomaron las suyasprincipalmente de Freud y de los freudianos o neofreudianos: Lapsicohistoria de estilo norteamericano, orientada hacia el estudio deindividuos, se habfa por fin encontrado con la psychologie historique,orientada hacia el estudio de los grupos, aunque ninguna de las doscorrientes llegaba a formular síntesis.

Las ideologías y la imaginación social

Sinembargo, la tendencia princi pal corría en una di rección bastantedi ferente. Dos de los m as distinguidos representantes de la hisiori a de lasmentalidades a principios de la década de 1960 eran los medievalistasJacques Le Goff y Georges Duby, Le Goff, por ejemplo, publicó unfamoso artículo en 1960 sobre "Tiempo de los mercaderes y tiempo de laIglesia en la Edad Media".22 En su estudio del problema de la increduli-dad en el siglo XVI, Lucien Febvre había tratado lo que llamaba el"impreciso" o "flotaote" sentido del tiempo en un período en que la genteni siquiera sabía aveces su edad exacta y medía el día, no por relojes, sinopor la trayectoriadel sol.23 Le Goff afinó las generalizaciones de Febvre,que eran bastante imprccisas.y abordó el conflicto éntrelos supuestos delclero y los supuestos de los mercaderes.

Su contribución más importante a la historia de las mentalidades ola historia de "Ja imaginación medieval" (l'imaginaire medieval), comoahora la llama, se elaboró veinte años después con E! nacimiento delpurgatorio, una historia de las cambiantes representaciones del más allíLe Goff afirmaba que el nacimiento de la idea de purgatorio formabaparte de "la transformación del cristianismo feudal", y que habfa Conexio*nes entre los cambios intelectuales y los cambios sociales. Al mismotiempo insistía en la "mediación" de las "estructuras mentales1', de los"hábitos de pensamiento" o del "aparato intelectual"; en otras palabras,de las mentalidades, y observaba el surgimiento durante los siglos XII yXIII de nuevas actitudes fíente al tiempo, al espacio y a los números, eincluso frente alo que Le Goff llamó "llevarlos libros del más allS".24

En cuanto a Georges Duby, éste aseguró su reputación comohistoriador económico y social de la Francia medieval. Su tesis, publica-da en 19S3, se refiere a la sociedad de la región de Macón. A esta tesissiguió un sustancial trabajo de síntesis sobre la economía social delOccidente medieval. Estos estudios se sinian aproximadamente en la

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tradición de La sociedad feudal e Historia rural de Francia de MarcBloch. En la década de 1960, cuando su ínteres se orientó gradualmentehacia las mentalidades, Duby colaboró con Roben Mandrou en unahistoria cultural de Francia.

Más recientemente, Duby se apañó de Bloch y dcAnnalespremiéremaniere inspirado en pane por la teoría social neomarxista y llegó aingresarse por la historia de las ideologías, de la reproducción cultural yde la imaginación social (l'imaginaire), que intenta combinar con lahistoria de las mentalidades.

El libro más importante de Duby, Los tres órdenes, es en muchosaspectos paralelo a £/ nacimiento del purgatorio de Le Goff. En él seinvestiga lo que el autor llama "las relaciones entre lo material y lo mentalen el curso del cambio social" mediante el estudio de un caso, el de larepresentación colectiva de la sociedad dividida en ires grupos: iossacerdotes, los caballeros y los campesinos. En otras palabras, los querezan, los que luchan y los que trabajan (o labran la tierra, y aquí el verbolatino laborare es convenientemente ambiguo).

Duby tiene plena conciencia, como lo señaló el gran erudito clásicoGeorges Dumézil, de que esta concepción de la sociedad compuesia detres grupos que ejercen tres funciones básicas se remonta a la tradiciónindoeuropea y puede encontrarse tanto en la antigua India como en laGalia de la época de Julio César. Duby afirma, como hicieron anles losmedievalistas, que esta imagen de los tres óiganos tenía la función delegitimar la explotación de los campesinos que realizaban los señores alsugerir.que los tres grupos servían a la sociedad cada uno a su manera.

Pero Duby no se detiene en este punto. Lo que le interesa es la razónpor la cual se reactivó esta concepción de la sociedad tripartita (desdeWessex a Polonia) a partir del siglo IX; el autor dedica una larga seccióna tratar el contexto social y político de esta reactivación, especialmenteen Francia, donde la imagen en cuestión volvió a aparecerá principios delsiglo XI.

Duby sugiere que la reactivación de la imagen correspondía a unanueva necesidad; en un momento de crisis política, como por ejemplo elde la Francia del siglo XI, esa imagen era un "arma" en manos de losmonarcas que pretendían concentrarlas tres funciones fundamentales ensu propia persona. Latente en la "mentalidad" de la ¿poca, este sistemaintelectual se hizo manifiesto como ideología con fines políticos. Dubyobserva que la ideologfa.es, no una reflexión pasiva sobre la sociedad,sino un plan para obrar sobre ella.25

La concepción de la ideología que tiene Duby no está muy alejadade la del filósofo Louis Althusser, quien la definió como "la relación

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imaginaria [o imaginada) de los individuos canias condiciones reales desu existencia" (le rappon imaginaire des ¡ndividus á Icurs conditionsréelles d' existente)?* De manera parecida a la de Duby, un especialistaen el siglo XV111, Michd Vovclle, hizo un sep'o intento de conciliar lahistoriadelasmem£i/í(é5co//ecnveí,enelesti\odeFebvreydeLefebvre,con la historia marxista de las ideologías.27

No puede sorprendemos encontrar imponantes contribuciones a lahistoria de las mentalidades realizadas por mediev alistas como Duby yLe Goff. La distancia que nos separa de la Edad Media, su carácter tandiferente, plantea un problema que este tipo de enfoque ayuda a resolver.Por otro lado, las fuentes que han llegado a nosotros de la Edad Mediahacen que el período sea algo menos susceptible de ser iratado por otrade las nuevas maneras de abordar la cultura, la historia sen al.

2. El "tercer nivel" de la historia serial

La hisioriadelasmemalidadesno quedó enteramente relegada alaperiferia de Añnates en su segunda generación sencillamente porque aBraudel no le interesaba el asunto. Pero había por lo menos dos razonesmás importantes para que quedara marginada en esa época. En primerlugar, muchos historiadores franceses creían —o por lo menos supo-nían— que la historia económica y social era más importante que otrosaspectos del pasado. En segundo lugar, los nusvos enfoques cuantitati-vos, que consideramos en el capítulo anterior, no podfan captar lasmentalidades tan fácilmente como podían comprobar tas estructuras

económicas o sociales.El primero de estos enfoques de la historia cultural es el enfoque

cuantílativo o serial, según los criterios expuestos por Fierre Chaunu enun conocido manifiesto en favor de lo que llamaba [siguiendo unaobservación de EmestLabrousse) "lo cuantitativoen el tercer nivel*.a Elartículo de Lucien Febvrc "Amiensí Desde el Renacimiento a la Contra-rreforma", publicado en Annales en 1941, mostraba la importancia deestudiar una serie de documentos (en su caso, inventarios post monem)en el largo plazo a ñn de poder registrar los cambios producidos en lasaciitudes y hasta en los gustos artísticos.29 Sin embargo; Febvre noofrecía estadísticas precisas. El enfoque estadístico se desarrolló paraestudiar la historia de las prácticas religiosas, la historia del libro y lahistoria de la alfabetización. Este modo de abordar la histori a se difundióa otros .dominios de la historia cultural poco después.

La idea de una historia de las prácticas religiosas francesas o de una

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sociología retrospectiva del catolicismo francés basada en estadísticassobre el número de comuniones, de vocaciones sacerdotales, etc., seremonta a Gabriel Le Bras, quien publicó un artículo sobre el tema ya en193130 Le Bras, un sacerdote católico y ex colega de Febvre y de Blochcuando¡"éstoTse hallaban en Estrasburgo, sentía un profundo interés porla teología, la historia, el derecho y la sociología. Fundó una escuela dehistoriadores eclesiásticos y de sociólogos de la religión que se entrega-ron especialmente a estudiar lo que llamaban el problema de la"descrisüanixación" de Francia, proceso desarrollado desde fines delsiglo XVtll, y que investigaron este problema recurriendo a métodos

cuantitativos.Le Bras y sus discípulos no formaban pane del círculo de Annales;

en general eran sacerdotes y poseían sus propias redes de centros y depublicaciones como la Revue de l'histoire de l'église de Fra.nct. Contodo, la obra de Le Bras (que fue calurosamente acogida por su ex colegaLucien Febvre) y de sus discípulos se inspiraba claramente en Anr,ales.^Como ejemplo de esto se podría considerar una tesis sobre la diócesis deLa Rochelle1 de los siglos XVII y XVIII. La tesis está organizadaaproximadamente de la misma manera que uno de los estudios regionalesvinculado con Annales; comienza tratando la geografía de la diócesis, lafrontera de la llanura y de los boscajes; luego pasa a tratar la situaciónreligiosa y termina considerando los sucesos y tendencias desde 1648 a1724.El empleo délos métodos cuantitativos también recuerda el empicoque de ellos hicieron las monografías regionales elaboradas por losdiscípulos de Braudel y de Labrousse.72

Porsu pane, laobradel cfrculode Le Bras (como lade Aries) inspiróel trabajo de algunos historiadores de Annales cuando éstos subierondesdé el sótano al desván. Recientes estudios regionales (referentes aAnjou, Provenza, Aviñón y Bretaña) se han concéntralo más intensa-mente en la cultura que los estudios anteriores y especialmente en lasactitudes ame la muerte. Como lo expresó Le Goff en e! prefacio de unode estos estudios, "la muerte está de moda" (la mon est á la mude).33

El mas original de estos estudios es el de Vovelle. Historiadormarxista de la Revolución Francesa, "formado en la escuela de ErnestLabrousse, como él mismo lo declara, Michel Vovelle se interesó por, elproblema de la "descristianización". Creía que podía medir este procesovaliéndose del estudio de las actitudes ante la muerte y el más allí, talescomo dichas actitudes eran reveladas por los testamentos. El resultadocontenido en su íesis doctoral fue un estudio de Provenía apoyado en elanálisis sistemático de unos 30.000 testamentos. Si bien los historiadoresanteriores habían yuxtapuesto pruebas cuantitativas sobre la mortalidad y

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pruebas literarias sobre actitudes frente a la muerte, Vovelle internóestimar los cambios producidos en el pensamiento y en los sentimientos.Por ejemplo, prestó atención a las referencias a los santos pairónosprotectores, al número de misas que el lesiadorjíeseaba que se dijeran porel reposo de su lima, a las disposiciones para los funerales y hasta a lasdimensiones y cantidad délos cirios que debían emplearse enlacerernonia.

Vovelle identificó un cambio importante, por el que se pasó de loque él llamaba la "pompa barroca" de los funerales del siglo XVII a lamodestia de los funerales del siglo XVIII. Suponía principalmente que ellenguaje de los testamentos reflejaba "el sistema de representacionescolectivas" y su principal conclusión fue idemificar una tendencia haciala secularización; sugería que la "descristianización" de los años de laRevolución Francesa fue un proceso espontáneo, no impuesto desdearriba, y que ese proceso formaba pane de una tendencia más amplia.Panicularmenie digna de notarse es la manera en que Vovelle registró ladifusión de las nuevas actitudes desde la nobleza a los artesanos ycampesinos y desde las grandes ciudades como Aix, Marsella y Tolón,pasando por ciudades pequeñas corno Barcelonette, hasta llegar a lasaldeas. Sus argumentos eslaban ilustrados por abundantes mapas, gráfi-cos y cuadros.

Piedad barrocay descristianización, que tal es el título del estudiode Vovelle, causó cierta sensación intelectual gracias especialmente a suvirtuosismo en el uso de las estadísticas, controlado por un agudo sentidodélas dificultades de interpretarlas. En este libro se inspiró Fierre Chaunupara organizar una investigación colectiva sobre las actitudes ante lamuerte que tenían los habitantes de París en el período moderno tempra-no, investigación en la que se emplearon métodos semejantes.34 Lo queAries estaba haciendo porsu parte en la historia de las actitudes frente ala muerte quedaba así complementado por las investigaciones colectivasy cuantitativas de profesionales de la historia.35

Esta manera de apropiarse del más allá que tuvieron historiadoresarmados de ordenadores continúa siendo el ejemplo más notable dehistoria serial del tercer nivel. Sin embargo, otros historiadores de lacultura también hicieron un uso efectivo de los métodos cuantitativos,especialmente para estudiar la historia de la alfabetización y la historiadel libro.

El estudio de la alfabetización es otra esfera de la historia culturalque se presta a la investigación colectiva-y al análisis estadístico. Adecirverdad, un director de escuela francés inició la investigación en esteterreno ya en la década de 1870;-utilizó los registros de las firmas decasamientos como fuente y observó las grandes variaciones que había

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entre las cifras de diferentes departamentos, así como el aumento de laalfabetización a partir de fines del siglo XVII. En la década de 1950, doshistoriadores volvieron a analizar los datos de aquel director de escuelay expusieron en forma cartográfica la dramática diferencia de dosFraneias, separadas por una línea tendida desde St. Malo a Ginebra-Alnordeste de esa línea, la alfabetización era relativamente elevada, alsudoeste de la línea era baja.36

En este dominio, el proyecto más importante, comenzado a princi-pios de la década de 1970, fue desarrollado en la Ecole des Hautes Eludesy dirigido por Francois Furet, un discípulo de Emest Labrousse que anteshabía irabajado en el análisis cuantitativo de las estructuras sociales) ypor Jacques Ozouf. El proyecto trataba los cambiantes niveles de laalfabetización de Francia desde el siglo XVI al siglo XIX.37 Los inves-tigadores contaron con un caudal mayor de fuentes que antes y se valieronde los censos y de las estadísticas del ejército sobre los reclutas, de maneraque estuvieron en condiciones de afirmar, y no ya de suponer, la relaciónque existía entre la capacidad de firmar con el nombre de uno y lacapacidad de leer y escribir. Confirmaron la tradicional distinción entrelas dos Franeias, pero afinaron el análisis al considerar las variacionesregistradas en diferentes departamentos. Entreoirás interesantes conclu-siones, los investigadores observaron que en el siglo XVIII la alfabetiza-ción se difundía más rápidamente entre las mujeres que entre los varones

Las investigaciones sobre alfabetización estuvieron acompañadaspor investigaciones sobre lo que los franceses llaman "la historia dellibro", investigaciones concentradas, no en las grandes obras, sino en lastendencias de la producción de libros y en los hábitos de lectura de losdiferentes grupos sociales.38 Por ejemplo, el estudio de Robert Mandrousobré cultura popular, ya mencionado, se refería a los libros baratos, á loslibros de la llamada "Biblioteca Azul" (la Biblióthéque Bieue, que debíaeste nombre a la circunstancia de que los libros tenían cubiertas hechascon el papel azul usado para empaquetar azúcar).39 Estoslibros, que sólocostaban uno o dos sous, eran distribuidos por buhoneros (colponeurs)y estaban producidos principalmente por unas pocas familias de impre-sores de la ciudad de Troves, situada al nordeste de Francia, donde laalfabetización era más elevada. Mandrou examinó una muestra de unos450 títulos y señaló la importancia de las lecturas piadosas (120 obras),de almanaques y hasta de novelas de caballería. Llegó a la conclusión deque ési era esencialmente una "literatura escapista", leída principalmen-te por campesinos y que revelaba una mentalidad "conformista" (estasdos úhimas conclusiones fueron rechazadas por otros estudiosos quetrabajan en este campo).

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Aproximad ámeme en la misma época, la Sexta Sección lanzaba unproyecto de investigación colectiva sobre la historia social del libro en laFrancia del siglo XV11I.40 Sin embargo, la figura clave de la historia dellibro es otro de los colaboradores de Febvre, Henri-Jean Martin, de laBiblioteca Nacional. Martin trabajó con Febvre en un estudio generalsobre el invento y la difusión de la imprenta. El advenimiento del libro(\. Continuó luego escribiendo un estudio rigurosamente cuanüíati-vo del comercio del libro y de la lectura pública en la Francia del sigloXVII. El libro analizaba no sólo tendencias de la producción de librossino también los cambiantes gustos de los diferentes grupos del públicolector, especialmente de los magistrados del parlamento de París, segúnlo revelaban las proporciones de libros sobre diferentes lemas qoe seencontraban en sus bibliotecas privadas.41 Posteriormente Martindirigióuna exiensa obra colectiva sobre la historia del libro en Francia.42

Uno de los principales colaboradores de estas empresas colectivas.Daniel Roche, organizo un equipo propio de investigación a mediados dela década de 1960 para estudiar la vida cotidiana de la gente común delParís del siglo XVIÍ1. Eruel libro que surgió de esta investigacióncolectiva. El pueblo de París (1981), se dedicaba un sustancial capítuloa la lectura popular y se llegaba a la conclusión de que leer y escribirdesempeñaban una parte importante en la vida de algunos grupos perte-necientes .a las clases inferiores, especialmente los sirvientes.43 Sinembargo^ el rasgo más notable de El pueblo de París consistía en situareste análisis de U lectura dentro del marco de un estudio general de lacultura material de los parisienses corrientes. Trátase de un estudio dehistoria serial basado esencialmente en inventariospostmortem, lleno dedetalles sobre los vestidos y los muebles de las personas fallecidas,detalles que Roche interpreta con gran habilidad para trazarun cuadro delavidacotidiana. Más recientemente aún ha escrito unahistoria social delvestido de la Francia moderna temprana y aquí también combina suinterés por la antropología histórica (característico de la tercera genera-ción) con los métodos más rigurosos de su antiguo maestro, frnestLabrousse.44

3. Reacciones: la antropología, la política, la narración

. _, El enfoque cuantitativo de la historia en general y el enfoquecuantitativo de la historia de la cultura en particular pueden evidente-mente criticarse por considerarse reduccionistas. En términos generales,lo que se puede medir no es lo que importa. Los historiadores cuantitati-

vos pueden contar el número de firmas que figuran en los registros decasamientos, los libros contenidos en bibliotecas privadas, los quecomulgaron en Pascua, las referencias hechas ala corte celestial, etc.Peroel problema está en saber si esas estadísticas son indicadores confiablesde la alfabetización, de la piedad o de lo que el historiador quiereinvestigar. Algunos historiadores han abogado porlaconílabilidadúesuscifras; otros la supusieron. Algunos se valieron de otros tipos de pruebapara prestar significación a sus estadísticas, otros no lo han hecho.Algunos han recordado que están considerando personas reales, otrosparecen haberlo olvidado. Toda evaluación de este movimiento debedistinguir entre pretensiones modestas y pretensiones extremas delmétodo y también entre las maneras en que ha sido empleado, concrudeza o con sensatez.

A fines de la década de 1970 se habían hecho evidentes los peligrosde este tipo de historia. En realidad, se registró una especie de reaccióngeneral contra el modo cuantitativo de abordar la historia. Aproximada-mente en la misma época hubo una reacción más general contra muchode lo defendido porAnna/es, especialmente contra el predominio de lahistoria social y estructural. Considerando el lado positivo de estasreacciones, podemos distinguir tres corrienies:un giro antropológico, unretomo al lema político y un renacimiento de la forma narrativa.

El giro antropológico

El giro antropológico podría describirse conmayorexactitud comoun vuelco a la antropología cultural o "simbólica". Después de todo,Bloch y Febvre habían leído a su Frazer y asuLévy-Bruhl y habían hechouso de esas lecturas en sus trabajos sobre mentalidades medievales y delsiglo XVI. Braudel estaba familiarizado con la obra de Marcel Mauss,que está en la base del tratamiento braudeliano de las fronteras de losintercambios culturales. En la década de 1960, Duby se había apoyado enla obra, de Mauss y Malinowsky sobre la función .de tos regalos paracomprender la historia económica de la Edad Media temprana.45

Todos los historiadores anteriores desearon aprovechar la oportu-nidad de hacer de vez en cuando incursiones alas disciplinas vecinas enbusca de nuevos conceptos. Sin embargo algunos historiadores de lasdécadas de 1970 y de 1980 alimentan intenciones algo más serias. Hastapueden pensar en un maridaje, en otras palabras en una "antropologíahistórica" o en una "historia antropológica" (tthnohistoire).*6

Lo que atrae a estos historiadores es sobre todo la nueva "antropo-logía simbólica". Los nombres que se repiten en sus notasde pie de página

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comprenden a Erving Goffinan y a Víctor Turner (quienes ponen énfasisen los elementos dramáticos de la vida cotidiana), a Fierre Bourdieu y aMichel De Certeau. Bourdieu, que pasó de los estudios antropológicos deArgelia a estudiar la sociología de la Francia contemporánea, ejercióinfluencia de varias maneras. Sus ¡deas sóbrela sociología de la educa-ción (una de las principales esferas de su interés), especialmente U ideade la educación como medio de "reproducción social", han influido enreciemes estudios sobre la historia social de escuelas y universidades.47

Su concepto de "capital simbólico" está en la base de algunos trabajossobre historia del consumo. Los historiadores de las mentalidades, de lacultura popular y de la vida cotidiana, todos deben algo a la "teoría de lapráctica" de Bourdíeu. Este reemplaza el concepto de "reglas" sociaJes(que considera demasiado rígido y determinista) por conceptos másflexibles, tales como "estrategia" y "hábito", y estas ideas afectaron lapráctica de los historiadores franceses hasta el punto de que sería erróneoreducirlaasólo ejemplos específicos (comoiasestrategi ai matrimonialesde los nobles en la Edad Media).*4

Otra influencia importante es la del difunio Michel De Certeau. DeCeneau era un jesuíta especializado en la historia de la religión. Sinembargo es imposible vincularlo con sólo una disciplina. Entre otrascosas, fue un psicoanalista y su tratamiento de casos de posesióndiabólica en el siglo XVII fue original e impórtame.49 Aiin más influyen-tes fueron sus contribuciones en otros tres campos. Junto con doshistoriadores penenecientes al grupo de Afínales, De Certeau escribió unestudio innovador sobre la política del lenguaje y se concentró en laindagación de la jerga desarrollada durante laRevolución Francesa y quereflejaba el deseode uniformidad y de centralización que lenía el régimenrevolucionario.50De Certeau organizó también un estudiocplectivode lavida cotidiana francesa contemporánea en el que rechazó el mito delconsumidor pasivo y puso el acento en lo que llamaba "consumo comoproducción"; en otras palabras, destacó la creatividad de la gente corrien-te para adaptar los productos de producción masiva (desde tos mueblesa los dramas de la televisión) a sus necesidades personales.51 Pero quizálo más importante de iodo sean sus ensayos sobre la manera de escribirhistoria, concentrados en el proceso que De Certeau describió corno laelaboración de '-'lo otro", lo diferente (los indiosdel Brasil, por ejemplo),que cor, frecuencia es la imagen inversa de la imagen que el autor tienede sí mismo.32

Las ideas deGoffman.Tumer, Bourdieu, De Ceneauyotros fueronadaptadas, adoptadas y utilizadas para elaborar una historiografía mesantropológica. Jacques Le Goff, por ejemplo, estuvo trabajando durante

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unos veinte artos en lo que podría considerarse la antropología cultural dela Edad Media y su trabajo iba desde el análisis estructura! de las leyendasmedievales al estudio de los gestos simbólicos de la vida social, especial-mente los ritos de vasallaje.53 Emmanuel Le Roy Ladurie trabajó en lamisma dirección en una serie de estudios, de los cuales el más famoso esde lejos su Montaülou.*4

Moniaiflou es una aldea de Ariége. el sudoeste de Francia, unaregión en que la herejía de los cataros se había difundido considerable-mente a comienzos del siglo XIV. Los herejes fueron perseguidos,interrogados y castigados por el obispo local, Jacques Foumier. Elregistro de los interrogatorios ha llegado hasta nosotros y se publicó en1965. indudablemente fue el interés que sentía Le Roy porla antropologíasocial logúele permitió comprendere! valorque tenía estafuente, no sólopara el estudio.de los cataros, sino para toda la historia rural de Francia.Le Roy advirtió que veinticinco individuos (alrededor de una cuarta panede los sospechosos que se nombraban en el registro) provenía de una solaaldea. Le Roy, tuvo la inspiración de tratar ese registro como el de unaserie de entrevfsias con aquellas veinticinco personas (alrededor del diezporcienio de.Ia población de la aldea). Todo lo que tenía que hacer, comonos lo manifiesta el propio Le Roy, erareordenarla información suminis-trada por los sospechosos a los inquisidores y darle Ja forma.de estudiode una comunidad, como los estudios que frecuentemente escribían losantropólogos.55 Le Roy lo dividió en dos partes. La primera se refiere alacultura material de Montaillou, las cas as, por ejemplo, hechas de piedrasin argamasa, lo cual permitía a los vecinos observarse y escucharse através de los resquicios de las piedras. La segunda parte del libro trata lasmentalidades de los aldeanos, su sentido del tiempo y del espacio, susactitudes ante la infancia y la muerte, la sexualidad, Dios y la naturaleza.

Lo mismo que Braudel, Le Roy describe y analiza la cultura y lasociedad mediterráneas, pero nadie, podría decir que dejó sin tratar a lagente. Su libro conquistó un gran público de lectores y uno lo recuerdaprincipalmente porque el autor tiene el don de hacer revivir a losindividuos, desde ese manso amante de la libertad PierreMaury, "el buenpastor", hasta aquella noble dama, la sexualmente atractiva Béatrice desHanissoles y su seductor Fierre Clergue, ese sacerdote agresivo y segurode sí mismo.

Montaillou es también un ambicioso estudio de historia social ycultural. Su originalidad no está en las cuestiones que plantea, que, comoviraos, son cuestiones que se plantearon dos generaciones de histori ado-res franceses, como Febvre (sobre la incredulidad) o Braudel (sobre lavivienda) o Aries (sobre la infancÍa)oFlandrin(sobre la sexualidad), etc.

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Le Roy fue uno de los primeros en usar registros de la Inquisición parareconstruir la vida cotidiana y las actitudes de una época, pero no fue elúnico en hacerlo, La novedad de su manera de abordarla m'storiaconsisteen su intento de componer un estudio sobre urja comunidad histórica enél sentido antropológico, no una historia de una determinada aldea, sinouna pintura de laaldea trazada con las pal abras de los propios habitantes,y una pintura de la sociedad más amplia que representan los aldeanos.Montállou es un primer ejemplo de lo que se ha dado en llamar "mi-crohisloria".56 Aquí el autor ha estudiado el mundo en un grano desarenao, para citar su propia metáfora, ha estudiado el océano en una gota deagua.

Y precisamente en este punto es en el que se concentran las críticasmás serias de que fue objeto el libro.57 Se ha censurado en Montaillou(independientemente de las inexactitudes de detalle) un uso insuficiente-mente crítico de su fuente principal, que Le Roy caracterizó alguna vezcomo "el testimonio directo de los campesinos sobre sí mismos" (letémoignage sansintermédiaire, que porte lepaysan sur lui-méme).^ Porsupuesto, nada de esto es cieno. Los aldeanos hacían sus declaracionesen occitano y esas declaraciones eran consignadas en latín. Los aldeanosno hablaban espontáneamente de sí mismos, sino que respondían apreguntas hechas bajo amenazas de tortura. Los historiadores no puedenpermitirse olvidar a estos intermediarios que están entre ellos mismos ylos hombres y mujeres que estudian.

La segunda crítica principal del libro —y del enfoque microhistó-ñco que se hacía cada vez más popular— plantea la cuestión de lo que estípico. Ninguna comunidad es una isla, ni siquiera una aldea de montañacomo Montaillou. Sus conexiones con el mundo exterior, que llegabanhasta Cataluña, surgen claramente del mismo libro. Queda pues pendien-te la cuestión: ¿Qué unidad mayor representa la aldea? ¿De qué océanoes la aldea una gota? ¿Se supone que es típica de Ariége, del sur deFrancia, del mundo mediterráneo o de la Edad Media? A pesar de suanterior experiencia con las estadísticas y muestras, el autor no trata éstecrucial problema dé método. ¿Se deberá esto a que escribió Montaillouen reacción contra la aridez de la historia cuantitativa?

Así como se encuentran hendeduras en las casas de piedra de laaldea, resulta fácil encontrar resquicios en Montaillou. La obra merecerecordarse sobre todo por U facultad que tiene el autor de hacer resucitarel pasado y también por tratar documentos que hay que leer entre lineaspara hacer que revelen lo que los aldeanos ni siquiera sabían que sabían.Se tratade un brillante toar de forcé déla imaginación histórica que revelalas posibilidades de una historia antropológica.

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Más paradójica es la contribución que hace a esa historia antro-pológica Roger Chanier, quien es más conocido por su trabajo sobre lahistoria del libro en colaboración con Martin, Roche y otros autorestratados en la sección anterior. Puede parecer extraño caracterizar a unespecialista de lahisioria de la alfabetización como antropólogo históricoy no tengo ninguna seguridad de que Chartier aceptaría esta designa-ción.59 Así y todo, su obra corre en la misma dirección que los recientestrabajos de antropología cultural.

La importancia de los ensayos de Chartier estriba en que ellosejemplifican y discuten un cambio de enfoque,como lo expresa el propioautor, "desde la historia social de la cultura a la historia cultural de lasociedad". Los etisayos significan que lo que los anteriores historiadorespertenecientes o no a la tradición de Ármales suponían en general comoestructuras objetivas deben considerarse como culiuralmente "constitui-das" o"conslru¡das'\a sociedad mismaes una representación colectiva.

Los estudios sobre las mentalidades de Philippe Aries implicabanque las aciitUdes frente a la infancia y a la muerte eran construccionesculturales, pero en laobra de Roger Chanier, este punto se hace explícito.Chartier decide estudi ar no tanio a los campesinos o vagabundos como 1 asmaneras de ver a los campesinos y vagabundos que tienen las clasessuperiores, es decir, las imágenes "del otro".60 A diferencia de Furet yOzouf (ya mencionados), Chartier no se ocupa de las diferencias objeti-vas que hay entre la Francia del nordeste'y la Francia del sudoeste,según1a línea tendida desde St Malo a Ginebra. Se concentra en la idea de las"dos Fraincias",sn su historia y en los efectos de este estereotipo sobre lasmedidas gubernamentales.61 Al tomar distancia respecto de los llamadosfactores "objetivos", Chanier coincide con la actual antropología, con losrecientes trabajos sobre "lo imaginario" y también con el difunto MichelFoucauH.

A pesardela crítica que hace Foucault del concepto de'Mnfluencia",resulta difícil no emplear este término para describir los efectos de sulibro en los historiadores franceses del grupo de Annates. Gracias aFoucault esos hombres descubrieron la historia del cuerpo y las relacio-nes que hay entre esa historia y la historia del poder. También importanteen el desarrollo intelectual de muchos hombres de la tercera generaciónfue la crítica que hizo Foucault a los historiadores por lo que él llamaba"su pobre idea de lo real"; en otras palabras, por reducirlo real a laesferade lo social, dejando fuera de ella el pensamiento. El reciente vuelco ala"historia cultural de la sociedad", bien ejemplificado por Chartier, debemucho a la obra de Foucault.62

Los estudios de Chanier sobre la historia del libro siguen líneas

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similares y muesiran su creciente insatisfacción con la historia de lasmentalidades y con la historia serial del tercer nivel.63 Sus ensayos sobrela Biblioteca Azul, por ejemplo, socavan la interpretación dada porRobert Mandrou (y tratada swpra), pues sugiere que esos libros baratosvendidos por buhoneros no eran leídos exclusivamente por los campesi-nos o por la gente ordinaria. Antes de 1660 por le menos los lectores erangeneralmente parisienses."

Un punto de vista más general en el que insiste Chartieres el de queresulla imposible "establecer relaciones exclusivas entre formas cultura-les específicas y grupos sociales paniculares". Esto desde luego hacemucho más difícil la historia serial de la cultura, si no la hace pompleta-menle imposible. Por eso Charüer desplazó su atención, siguiendo aFierre Bourdieu y a Michel De Certeau, hacia las "prácticas" culturales,atención compartida por varios grupos.65

En su análisis de los libros baratos y otros textos, el término centrales "apropiación". Sugiere Chartier que lo popular no debe identificarsecon el particular cuerpo de textos, objetos, creencias o lo que fuere. Lopopular consiste en "una manera de usar productos culturales", como elmaterial impreso o los festivales. Los ensayos de Chartierüenen poresomucho que ver con las refundiciones de textos, con las transformacionessufridas por textos paniculares para adaptarse a las necesidades delpúblico o, más exactamente, de sucesivos públicos.

Un análogo interés por la apropiación y la transform ación está en labase de una de las empresas historiogrificas francesas másnotable de losúltimos años Ja obra colectiva sobre Los lugares del recuerdo, publicadapor Fierre Nora, quien combina las funciones de editor y de historiador.66

Estos volúmenes, que tratan temas tales como la bandera tricolor, laMarsellesa, el Panteón y la imagen del pasado que se encuentra enenciclopedias y en manuales escolares, marcan un retomo a las ideas quealimentaba Mauríce Halbwachs sobre el marco social de la memoria,ideas que habían inspirado a Marc Bloch pero que habían sido bastanteolvidadas .por historiadores posteriores.. En su interés por emplear elpasado aplicado al presente, esas ideas ejemplifican un modo antropológicode abordar la historia: una antropología reflexivaen este caso, puesto quelos autores forman un grupo de historiadores franceses que escribensobre la historia de Francia. Organizados alrededor de los lemas de "larevolución" y "la nación", estos volúmenes revelan también un retomoal lema político.

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El retorno al lema polflico*7

Tal vez el cargo más notorio formulado contra la llamada escuelade Ármales sea el de su supuesto descuido de la política, una acusacióncuya veracidad la revista parece confesar, pues lleva en su subtítulo laleyenda économies sociéiés civilisations sin mencionar Estados. Estacrítica tiene por cieno algún peso, pero es necesario considerarla másprecisamente.

Febvre y Braudel habían concentrado sus esfuerzos en la luchapolítica académica, pero una serie de historiadores importantes del grupointervinieron en la política de la Francia de posguerra, a menudo comomiembros—porlomenosdurante algún tiempo—del Partido Comunis-ta. Las reminiscencias de uno de ellos ofrecen un vivido cuadro de lasreuniones del partido, de las denuncias, de las expulsiones y de lasrenuncias de los años que siguieron a 1956.6e

La acusación de descuidar lo político se dirigía, por supuesio, a laobra hístoriográfica del gnjpo, pero aquí es preciso distinguir matices.Por ejemplo, sería difícil sostenerel argumento en el caso de Marc Bloch.Su obra Los reyes taumaturgos [traducida al inglés como The Roya!Touch] aspiraba a ser una contribución de la historia sobre la realeza. SuSociedad feudo! comienza con una relación de las invasiones a Europaoccidental de ios vikingos, los musulmanes y los húngaros y comprendeuna larga sección sobre el feudalismo como forma de gobierno. '

En el caso de Lucien Febvre. la crítica tiene más peso. AunqueFebvre había tratado la rebelión de los Países Bajos con considerableextensión en su tesis sobre Felipe II y el Franco Condado, este autordenunció posteriormente la historia política con su habitual violencia yse entregó a estudiarla religión y las mentalidades. En el caso de Braudel,habría que observar que la sección estructural de El Mediterráneocomprende capítulos sobre los imperios y laorganización déla guerra. Loque Braudel pasa por airo son los sucesos políticos y militares porconsiderarlos un tipo de historia sumamente superficial.

Los estudios regionales sobre la Francia moderna temprana quellevan el sello de Annales se limitaron generalmente a la historia econó-mica y social. Eí Beauvaisde Goubert es un ejemplo obvio. Sin embargo,nadie podría decir que Goubert sea un historiador sin interés por lapolítica. Escribió un libro sobre Luis XIV y un estudio del antiguorégimen cuyo segundo volumen se ocupa del poder.69 Tal vez la regiónno sea el marco apropiado para un estudio de la política del antiguorégimen. Esa suposición puede muy bien haber disuadido alos autores deestudios regionales de incluir en su obra una sección sobre política. Sin

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it embargo, los trabajos de discípulos de Mousnier sobre rebeliones popu-lares y algunos recientes estudios norte americanos sobre política en elnivel regional sugieren que esa suposición era errada y que se perdió unaespléndida oportunidad de liacer"historiatotal".70La excepción evidentea la regla es, según vimos, Le Roy Ladurie, quién trató las rebeliones delLanguedoc (aunque no la administración de la provincia) y quien produjoposteriormente algunos estudios explícitamente políticos.71

Los medievalistas del grupo de A nnates están muy lejosde desdeflarla historia política, por más que dediquen'mayor atención a oíros temas.Georges Duby, que comenzó su carrera como historiador económico ysocial para pasar luego a cultivar la historia de las mentalidades, escribióuna monografía sobre una batalla medieval, Bouvines (que luego trata-remos). Su relación de la génesis o reactivación de la idea de los tresórdenes coloca esta idea enun contexto político, la crisis de la monarquíafrancesa y de otras monarquías. Jacques Le Goff considera que la políticaya no es la "columna vertebral" de la historia en el sentido de que la"política no puede aspirar a la autonomía".71 Sin embargo. Le Goffcomparte el interés de Bloch por la realeza sagrada y ahora está trabajan-do en un estudio sobre el gobernante medieval.

No puede sorprender sinembargocomprobarquelamayor atencióna la política fue dedicada por los historiadores del grupo de Annaíes a loque los franceses llaman "historia contemporánea", en otras palabras, alperíodo que comenzó en 1789. A Francois Fureí y aMichel Vovelk. quehan dedicado mucho tiempo a la Revolución Francesa (a pesar de lenerotros intereses históricos) no se los puede acusar de descuidarla polílica.Tampoco se lo puede acusar a Marc Ferro, historiador de la RevoluciónRusa y de la Primera Gucm Mundial. Sin embargo,'! a figura sobresalien-te de esle dominio es con segundad Maurice Agulhon.

Agulhon es el autor de La república en la aldea, un estudio sobrelaconducta política de la gente corriente del Var (Provenía) desde 1789al 851,73 Este estudio hace uso de un marco ampliamente marxista, el delcrecimiento de la conciencia política. El autordescribe los años 1815-48como los años depreparactón, en los que los conflictos por abusos contrael derecho: común (especialmente la explotación de la madera de losbosques), junto con la "ampliación del horizonte cultural debida a ladifusión de la alfabetización, estimularon el aumento de la concienciapolítica en esa región. Agulhon presenta los breves años de la SegundaRepública (1848-51). como los años de "revelación", en los que la gentecomún del Var votó por primera vez y lo hizo por la izquierda.

Aunque el trabajo se refiere más a los campos que a las ciudades,resulta tentador afirmar que el estudio de Agulhon tiene que ver con "la

formación de la clase obrera provenza!".7* El paralelo con EdwardThompson puede extenderse. Ambos historiadores eran marxistas"abier-tos", empiristas, eclécticos.75 Ambos estaban interesados por las formasde "sociabilidad". Thompson se ocupó de sociedades de amigos y de sus"ritos de mutualidad".76 Agulhon, gracias a quien la palabra sociabilitées ahora corrienie en Francia, había estudiado las logias masónicas y lasconfraternidades católicas desde este punto de vista y luego estudió los"círculos" burgueses y el café. Los dos historiadores tomaban muyseriamente en cuenta la cultura. Thompson describió la tradición delradicalismo popular; Agulhon describió jaranas y carnavales, como ese"carnaval sedicioso" de Vidauban de 1850, bastante suave si se locompara con el carnaval de Romans de 1580. pero significativo comoilustración de los procesos opuestos pero complementarios de"arc ai smo"y modernismo, de "folklorización" de la política y de politización delfolklore."77 '

Se da una interpenetración análogamente fructífera de la historiapolítica y de la historia cultural en la obra más reciente de Agulhon. SuMarianne en el cómbale analiza las imágenes republicanas francesas y susimbolismo desde 1789a 1880 al concentrarse en las representaciones deMarianne, que es la personificación de la República, y al subrayar lacambiante significación de su imagen—tanto en la cultura popular comoen la cultura de la élite—en el período que va de la Revolución Francesaa la comuna de París.78 Su ensayo, publicado en Los lugares de recuerdo,tiene una orientación semejante y presenta la alcaldía de la ciudad delsiglo XIX (la mairie) corno la institución en la que cobran cuerpo losvalores republicanos; éste es un texto que los historiadores deben apren-der a leer.79

Resum amos. Febv rey Braudel pueden no haberígnorado la historiapolítica, pero tampoco la hicieron objeto de su máxima prioridad. Elretomo al tema político producido en la tercera generación es unareacción contra Braudel y también contra otras formas de determinismo(especialmente el "economismo" marxista). Esa reacción está vinculadacon un redescubrimiento de la importancia que tiene la acción frente a laestruaura. También está vinculada con la percepción de la importanciade lo que los norteamericanos llaman "cultura política", la importancia delas ideas y de las mentalidades. Gracias aFoucault, esta corrienie tambiénse extiende en la dirección de la "micropolítica", es decir, la lucha por elpoderen el seno de la famQia, en las escuelas, en las fábricas, etc.80 Comoresultado de estos cambios, la historia política se encuentra en un procesode renovación.81

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El renacimiento de la forma narrativa

El retomo a la historia política está relacionado con la reaccióncontra el deterninismo, la cual a su vez inspiró el giro antropológico,como ya vimos. La preocupación por la libertad humana (junto con elinterés por la microhisloria) también está en la base de la recientebiografía histórica cultivada dentro del grupo de Ármales y fuera de él.Georges Duby publicó la biografía de un personaje inglés medieval,William, en tantoque Jacques Le Goff está trabajando sobre la vida de unrey de Francia, SanLuis. Este renacimiento de labiografíano es un simpleretoma al pasado, La biografía histórica se cultiva por diferentes razonesy toma diferentes formas. Puede ser un medio para comprender lamentalidad de un grupo. Una de las formas queioma esta biografía eslavida de una persona más o menos comente, como el burgués de Aix-en-l*rovence, JosephSec, sobre cuya "i rrtsisüble ascensión" escribió MichelVovelle, o el artesano parisiense, Jean-Louis Ménétra, estudiado porDaniel Roche.82

El retomo al tema político está vinculado también con unareactivación del interés por la narración de acontecimientos. Los aconte-cimientos no son siempre políticos; piénsese en la gran bancarrota de1929, en la gran peste de 1348 o hasta en la publicación de La guerra yla paz. Así y todo, la historia política, la historia de los acontecimientosy la narración histórica están estrechamente entrelazadas. Paralelo alllamado "retomo a la política", se ha dado un "renacimiento de lanarración" entre los historiadores de Franci a y otros lugares. La expresiónes del historiador británico Lawrence Stone, quien atribuye esta tenden-cia a "una muy difundida desilusión con el modelo económico determi-nista de explicación histórica" empleado por los historiadores marxistasy los historiadores de Ármales por igual, y especialmente la desilusiónprovocada por el hecho de que ese modelo relega la cultura a lasuperestnicturao"tercernJver'.83 No hay duda de que Stone percibió unatendencia muy significativa, pero aquí también hay que distinguir mati-ces.

El hecho de que Durkheim, Sjmiand y Lacombe desecharan des-deñosamente "la historia de los acontecimientos" (histoire événemen-tielle) fue tratado al comenzar este libro. El acento que Febvre pone en lahistoria orientada según un problema sugiere que este autor compañíasemejante punto de vista a pesar del lugar que da a los acontecimientosde la rebelión de los Países Bajos en su tesis doctoral. Marc Bloch, queyo sepa, nunca denunció lahistoria de los acontecimientos, pejo tampocoescribió esa clase de historia.

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En cuanto a Braudel, denunció esta historia y también la escribió;más exactamente, según vimos, declaró que la historia de los aconteci-mientos era la superficie de la historia. No dijo que esa superficiecareciera de interés; por el contrario, la describió como "la más excitan-te".84 Esa historia tenía para él, sin embargo, el interés de lo que pudierarevelar sobre las "realidades más profundas", sobre las corrientes que semovían debajo de la superficie. Para Braudel los sucesos eran simplesespejos que reflejaban la historia de las estructuras. En su magistralestudio del tiempo y la narrativa, el Filósofo Paul Ricoeur ha sostenidoque todas las obras de historia son narrativas, hasta El Mediterráneo deBraudel. Su demostración de las similitudes que hay entre historiaconvencional e historiaestructural (en su temporalidad, en su causalidadetc.) es difícil de rebatir. Sin embargo, decir que El Mediterráneo es unahistoria narrativa supone por cierto emplear la palabra "narrativa" en unsentido lan amplio que el término pierde su utilidad.85

La mayor pane de las monografías regionales de las décadas de1960 y 1970 van más lejos que Braudel en esa dirección, puesto que nocontienen ninguna narración. La excepción fue Los campesinos de¡Languedoc.úe. Le Roy Ladurie, estudio en el que, como vimos, el análisisestructural alternaba con relaciones de sucesos, especialmente protestas:el carnaval de Romans de 1580, el alzamiento producido en el Vivaraisen 1670, la rebelión de los camisardos de 1702.

La manera que tiene Le Roy de tratar los sucesos como reaccioneso respuestas a cambios estructurales no estaba muy lejos del punto devista de Braudel, que los consideraba espejos que revelaban estructurassubyacentes. Algo parecido podría decirse del libro que Georges Dubypublicó en 1973, un libro que habría podido chocar a Febvre, puesto quese refería no sólo a un suceso sino a una batalla, la batalla de Bouvineslibrada el 27 de julio de 1214. En realidad, el libro fue escrito para unaserie bastante anticuada llamada "jomadas que hicieron a Francia"(journées qui onifait la France) dirigida al gran público. Sin embargoDuby no representa un retomo a la historia anticuada. Empleó fuentescontemporáneas de la batalla para mostrar actitudes medievales frente ala guerra y consideró las visiones posteriores de Bouvines como un"mito" que revelaban más sobre ios narradores que sobre el suceso queellos narraban.86

La cuestión que estos estudios no plantean es la de saber .si por lomenos algunos acontecimientos no pueden modificar las estructuras enlugar de simplemente reflejarlas. ¿Qué decirde los sucesos de 1789 o de1917, porejemplf ?E1 sociólogo Emile Durkheim, aquien deben tanto loscríticos de la his oiré ¿vénemenlieile, estaba preparado para descartar

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hasta 1789 y considerar ese acontecimiento como un síntoma antes quecomo una causa de cambio social.87 Sin embargo, hay signos de que loshistoriadores se están apartando de esta posición exirema durttheimianao braudeliana. Por ejemplo, un estudio sociológico sobre una región deloeste de Francia, el departamento del Sarthe, ht aducido la necesidad detener en cuenta los sucesos de 1789 y los sucesos siguientes para tratardeexplicar las actitudes políticas de la región (dividida en un ala izquierdaal este y un ala derecha al oeste).88

Le Roy Ladurie ha llamado la atención sobre las implicaciones deese estudio en un ensayo en el que trata lo que llama distintamente elacontecimiento "traumático", el aconiecimiento "catalizador" y "el acon-tecimiento creativo" (l'événement-matrice). Su empleo de metáforas tandivergentes sugiere que Le Roy no capta la importancia de los aconteci-mientos, de suene que su artículo no pasa de ser una recomendacióngeneral al historiador para que reflexione sóbrela relación que hay entresucesos y estructuras.89 Sin embargo, algunos años después, Le Royvolvió a ocuparse del carnaval de Romans.que convirtió en el tema de unlibro. Analizó el suceso corno un"drama social" que hizo maní Tiestos losconflictos latentes en aquella pequeña ciudad y sus al rededores. En otraspalabras, síntoma antes que causa.90

Por supuesto, el carnaval de Romans no fue un gran acontecí miento.Más difícil es desechar como meros reflejos de estructuras sociales losacontecimientos de 1789 o la gran guerra de 1914-18 o la revolución de1917 (todos temas sobre los que escribieron los historiadores de Anna-/¿s).91 En un estudio reciente, Francois Furet llega a sugerir no sólo quelos acontecimienios de laRevoluciónFrahcesaquebrantaron las antiguasestructuras y dieron a Francia su "patrimonio*1 político, sino que hastaunos pocos meses de 1789 fueron decisivos.92

Otro rasgo de la tercera generación de Annales merece conside-rarse.

Es en la tercera generación cuando se hace popular en Francia lahistoria cultivada por el grupo de Annales. No se vendieron muchosejemplares de El Mediterráneo de Braudél ni de las obras de Blochcuando se publicaronpor primera vez. Sólo en 1985, cuando llegaron avenderse 8.500 ejemplares, pudo considerarse que El Mediterráneo eraun best-seller. Por otro lado, Montailiou encabezó la li sia de los libros queno eran dé ficción más vendidos en Francia y sus venias llegaron alapogeo cuando Mitterrand admitió en televisión que lo había estadoleyendo; mientras tanto, la aldea misma era inundada por oleadas deturistas.

Montailiou fue un libro escrito en el lugar adecuado y en el

momento adecuado, impulsado por las olas de la ecología y del regio-nalismo, pero su éxito es el ejemplo más espectacular del interés quemuestra ahora el público trances por la "nueva historia". Cuando en 1979se publicó ¡a trilogía de Braudel Civiliíación y capitalismo, el libro fueobjeto de una atención muy diferente de la suscitada por sus anterioreslibros porpane de los grandes medios de difusión. Algunos miembros delgrupo de Annales aparecen regularmente en televisión y en programas deradio y hasta son productores de ellos, como Georges Duby y Jacques LeGoff. Otros, como Fierre Chaunu, Roger Chartier, Mona Ozouf yMichélc Perrot escriben regularmente en periódicos y revistas, incluso enLe Fígaro, Le Monde, U Express y Le Nouvel Observaieur. Es difícilimaginar otro país u otro período en el que tantos historiadores profesio-nales estén tan firmemente establecidos en los grandes medios decomunicación.

Los trabajos de los historiadores de Annales solían publicarse engruesos volúmenes y en pequeñas ediciones de la casa Armand Colín (losfieles editores de la revisia) o de Hauíes Eludes. En la actualidad, suelenser delgados volúmenes editados por importantes casas comerciales y amenudo publicados en series que editan otros historiadores de Ármales.En la década de 1960, Ari6s y Mandrou publicaron una serie sobre"Civilizaciones y mentalidades" para la casa Pión. Agulhon publicaahora una serie histórica para Aubier Montaigne* en tanto que Düby haeditado más de una vez para Seuil (incluso historias en varios volúmenessobre la Francia rural, la Francia urbana y la vida privada). Un ejemplode colaboración aún más estrecha entre historiadores v editores es el deFierre Nora, que enseña en la Ecole y trabaja para Gallimard. Fue Noraquien rundo la conocida serie Bibliothéque des Histoires que comprendeuna serie de estudios escritos por sus colegas.

No afirmo que los medios de difusión hayan creado laola de interéspor esta clase de historia, aunque muy bien pueden haberlo fomentado.Los productores y editores deben haber pensado que había demanda porlahistoria en general y en particular por la historia sociocultural del estilode Annales, Esta demanda no se limita a Francia. Hemos de examinarahora cómo fueron recibidos los historiadores de Annales fuera de su paísy de su propia disciplina.

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Aúnales en una perspectiva global

1. í-a recepción fa Annales

Ahora hemos de examinar la trayectoria del movimien to de Annalesmás allá de las fronteras, no sólo de las fronteras de Francia, sino tambiénde las de la disciplina de la historia. La versión que daré brevemente aquíno será una .simple reseña de la difusión de! movimiento en el exterior,como si se tratara del Evangelio. En realidad, Annales tuvo una acogidabastante hostil en algunos lugares. Mi objeto es describir la variedad derespuestas dadas a la nueva historia, no sólo los elogios y las críticas, sinotambién los intentos de aplicar los instrumentos de Annales a diferentesesferas del saber, intentos que en ocasiones pueden re velar debilidades delas concepciones originales.1 Dada la índole del tema, esta descripciónserá inevitablemente selectiva y estará sujeta a algunas impresiones.

Annales en el exterior

Antes de la Segunda Guerra Mundial Annales ya tenía aliados ysimpatizantes en el extranjero, como Henn Pirenne en Bélgica y R.H.Tawney en Gran Bretaña.2 Sin embargo fue sólo en el periodo dedominación de Braudel cuando la revista y el movimiento llegaron aconocerse ampliamente en Europa.3

El Mediterráneo naturalmente atrajo a los lectores de esa pane delmundo; la traducción italiana del libro de Braudel se publicó (lo mismoque la traducción española) en 1953. Dos italianos, Ruggiero Romano yAlberto lenemi, se contaban entre los más estrechos colaboradores deBraudel. Algunos historiadores italianos importantes de la década de19^0 eran amigos de Lucien Febvrc y simpatizaban con el movimientoác Annales. Entre ellos se encontraban Armando Sapori, historiador delos mercaderes italianos de la Edad Media, y Delio Camimori, que

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compañía el interés de Febvre por los herejes del siglo XVI. La volumi-nosa Historia de Italia, lanzada por el editor Giulio Einaudi en 1972, quetrataba fenómenos de largo plazo, tributó homenaje a Bloch en el títulodel primer volumen y comprendía un largo ensayo escrito por Braudel.4

En Polonia, a pesar de la dominación oficial del marxismo (o tal vezprecisamente a causa de ella), los historiadores mostraron siempreconsiderable entusiasmo por Annales. En las universidades polacasanteriores a la guerra existía una tradición que se interesaba por la historiaeconómica y social. JanRulkowski escribió para Annales en la década de1930 y fundó una revista similar propia. Muchos historiadores polacosestudiaron en París, por ejemplo, Bronislaw Geremek, un distinguidomed i evalista bien conocido en su profesión por sus estudios de los pobresde las ciudades y aún más conocido como consejero de Lech Walesa. Lospolacos han mostrado considerable interés en la historia de las mentali-dades. El Mediterráneo fue traducido al polaco e inspiró un estudiopolaco sobre el Báltico publicado porel Centre de Rccherchesfíistoriquesen su sene "Cahiers des Annales".5

Aún más interés suscitó el célebre ensayo de Braudel sobre la"historia y las ciencias sociales".6 Sus efectos pueden apreciarse en unade las más notables obras de historia que se publicaron en la Polonia deposguerra, la Teoría económica del sistema feudal (Í962) de WitoldKula , un historiador a quien Braudel hizo el cumplimiento de decir queera "mucho más inteligente que yo".7 Kula llevó a cabo un análisiseconómico de los lat ifundios polacos de ios siglos XVII y XVIII . En suestudio señalaba que la conducta económica de los terratenientes polacosera la opuesta de la que precedía la economía clásica. Cuando subían losprecios del centeno, el principal producto del país, los propietarios ruralesproducían menos y cuando el precio bajaba producían rnás. Dice Ku la(contrario en esto a Braudel pero de conformidad con otros historiadoresde Annales} que la explicación de semejante paradoja ha de buscarse en¡a esfera de la c u l t u r a , en la mentalidad. Aquellos aristócratas no estabaninteresados en obtener beneficios, sino que querían conservar su estilo devida de la manera que estaban acostumbrados. Las variaciones de laproducción representaban intentos de mantener ingresos regulares per-manentes. Habría sido interesante observarlas reacciones de Karl Marxa estas ideas.8

Por otra pane, en Alemania la historia política continuó predomi-nando durante las décadas de 1950 y 1960. Considerándola importanciade las nuevas maneras alemanas de abordar la ¡listona en la época deSchmoller. Webcr y Lamprecht (tratados en la introducción de esteestudio) , ese predominio puede parecer ex [ rano . Sin embargo, después de

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las traumáticas experiencias de 1914-18 y de 1933-45, resultaba d i f í c i lnegarla importancia de ia política o de los acontecimientos políticos y loCierto es que Jas principales controversias históricas se concentraron enla figura de Hiüer y en el papel de Alemania en las dos guerras mundiales.Solo una vez que llegó a la madurez la generación de posguerra, en ladécada de 1970, el interés se orientó hacia la "historia de lo cotidiano"(AHtagsgeschichte), la historia de la cultura popular y la historia de lasmentalidades.9

Por lómenos en las décadas de 1940 y 1950, Gran Bretaña era unbuen ejemplo de lo que Braudel solía llamar "la negativa de tornar enprtsíamo". En Gran Bretaña se consideraba a Marc Bloch como un buenhistoriador de la economía de la Edad Media antes que como un re-presentante de un nuevo estilo de historia; a Febvre apenas se lo conocía(era más conocido entre ¡os geógrafos que entre los historiadores).Cuando se publicó por primera vez El Mediterráneo, no se lo comentó nien la English HistoricalReview ni en la Economic History Re\iew. Antesde la década de 1970 eran muy raras las traducciones de libros de loshistoriadores..-de Annales. La excepción a la regia fue Marc Bloch. Sepodría afirmar--que el interés de Bloch por la historia inglesa y suinclinación a los sobrentendidos (carácter tan diferente del de LucienFebvre) hicieron que se lo considerara como una especie de ingléshonorario.10

Las razones de esa falta de traducciones pueden encontrarse en lasreseñas sobre las obras del grupo de Annales publicadas en periódicosingleses, desde el Times Uterary Supplernenthasia la English HistoricalReview. Un comentarista tras otro se referían a lo que llamaban "elamanerado y terriblemente irritante estilo de Anuales", "las argucias deestilo legad as porLucien Febvre" o "la esotérica jerga que sugiere a veces^,e/i°S autores Je la Sexta Sección escriben tan sólo para entenderse entre51 •_ Los que apoyamos a Annales a principios de la década de 1960teníamos la sensación de pertenecer a una minoría herética, lo mismo quequienes apoyaban a Bloch y a Febvre en la Francia de 1930.

Términos como conjoncture y meníalités collectives resultabanprácticamente imposibles de traducir, y a los historiadores británicos ¡esera muy difícil comprenderlos, para no hablar de aceptarlos. Las reaccio-nes de esos historiadores, desconcertados, suspicaces u hostiles, recuer-dan las reacciones de los filósofos frente a la obra de Sartre y Merleau-Ponty. Los historiadores británicos comprobaron, no por primera vez nipor ultima vez, que sencillamente no hablaban la misma lengua que losfranceses. La diferencia entre la tradición británica de empirismo eindividualismo metodológico y la tradición francesa de teoría y holismo

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impedía el contacto intelectual. En Inglaterra, desde los días de HerbcnSpencer o antes, generalmente se suponía que las entidades colectivascomo la "sociedad" son ficticias, en tanto que los individuos existen. ! 2

Las célebres afirmaciones de Durkheim sobre la realidad de lo socialestaban enderezadas a demolerlos supuestos de Spencer y de su escuela.Otro drama tico ejemplo de este debate anglo- francés data de la década de1920, cuando el psicólogo de Cambridge Frederick Bartlett criticó elfamoso es tudio sobre el marco social de la memoria, debido a MauriccHalbwachs, por crear una entidad ficticia, "la memoria colectiva".13 Aúnhoy puede uno oír cómo los historiadores británicos critican la historia delas mentalités collectives por análogos motivos.

Sería fácil mul t ip l i ca r ejemplos de las vanas manera.s en que fuerecibida la nueva historia en diferentes lugares. Hasta la relación entreAnnales y el marxismo varió de un lugar a otro. En Francia, la simpatíapor el marxismo iba generalmente acompañada por cierto apartamientode Annales, a pesar de las lealtades duales de Labrousse, Vilar, Agulhony Vovelle. En Inglaterra, en cambio, losmarxistas —especialmente EricHobsbawny Rodney Hilton— se contaban entre los primeros que dieronla bienvenida a Annales.1* Podría uno explicar esta buena acogidaatribuyéndola a estrategia intelectual: Annales era un aliado en la luchacontra el predominio de la tradicional historia política. También esprobable que los rnarxistas estuvieran impresionados por la afinidad quehabía entre su propio tipo de historia y el francés, no sólo por el énfasispuesteen las estructuras y el largo plazo, sino también por la importanciaasignada a la total idad (que fuera el ideal de Marx antes de ser el deBraudel). Esa af in idad hacía a los rnarxistas más receptivos a losmensajes de,4 nnales. En Polonia, la institucional! zación de una forma delmarxismo significó que su relación con Annales asumiera otra formadiferen te . 1 5

Annales y otras áreas de la historia

Oiro aspecto de la recepción de Annales es la difusión, desde unperíodo histórico a otro o de una región a otra, de conceptos, puntos devista y métodos. El movimiento estuvo dominado por estudiosos de laEuropa moderna temprana (Febvre, Braudel, Le Roy Ladurie) a los quesiguieron de cerca medievaJistas (Bloch, Duby, Le Goff).

Se ha hecho mucho menos trabajo de este tipo sobre el siglo XIX.como vimos, mientras que la historia contemporánea, como se haasegurado con énfasis, no interesó al grupo de Annales. Y esto no se debea un accidente: la importancia de la política en la historia del sigío XX

Acoque el paradigma de Ármales sea inaplicable aesic periodo si no sei'.1 modif ica. La paradójica conclusión a la que llegó un observadorHolandés simpatizante de! movimiento es la de que la historia de nuestroMglo al est i lo de Anuales es necesaria e imposible. "Si se la escribiera, no.̂ T;J la historia de Annalcs. Pero ia historia contemporánea ya no sepuede escribir sin Annales" .''h

Er¡ el otru extremo del espectro cronológico, la semejanza de ciertasobras recientes sobre'hislona antigua y el paradigma de Annales es^ v i d e n t e . Más d i f í c i l es de te rmina r si esta semejanza es una cuestión deimpacto" o de afinidad. Mucho ames de la fundación de Annales, existía

'-na t radic ión i iurkheí miaña de es tudios c lás icos , una t radic ión e jempl i -i ícadaen í :rancia por e! amigo de Bloch, Gemet, y en Inglaterra por ungrupodec las ic i . s t asdeCdinbndge ,comoJaneHarnsonyí : .M.Comforc i ,que ¡sían a Durkheim y s Lévv-Bruí i l y t ra taban de encontrar rastros de~cniai;dad primit iva" en los antiguos griegos. En el periodo de Es-

'¡"asburgo. según vimos, un his tonador de Roma, A no! ni Piganio!, forma-ba pane del grupo de Annales.

Hoy, importantes historiadores de la antigüedad como Jean-PierreVemant y Paul Veyne se apoyan en la psicología, la sociología y laantropología para interpretar la historia de Grecia y de Roma de unamanera que es paralela a ia de Febsre y Braudel .s i no sigue exactamenteel ejemplo de estos autores. A Vernant le interesa, por ejemplo ,1a historiaüc Categorías tales como el espacio, el tiempo y la persona.17 Veync haescrito sobre ios juegos romanos, apoyándose en las teorías de Mauss yPciar.yi, Veb leny Webery analizó el f inanciamiento de los juegos desdeei punte de vista del donativo, ía redistribución, ei consumo y lacorrupción política. I S

En términos generales, la historiadcl mundo fuera de Europa estuvorc 1 a Si v amenté aislada de! grupo de Annales. Por ejemplo, hasta ahorakiMoriadores de África se han mostrado relativamente poco interesadoseri el punto de vis ta de Afínales, salvo el antropólogo belga Jan Vansina,^ na establecido la dist inción braudeliana entre corto plazo, plazomediano y plazo largo en su historia de los kuba. I9 Aunque un ex alumnoue Bloch, Henri Brunschwig. llegó a ser uno de los principales historia-dores del África colonial, su esrudio del imperialismo francés parecedeber poco a Annales, sin duda porque su interés por el pasado recientey el plazo relativamente corto (1871-1914) hacía que aquel modeloresultara irrelevante.20

Los casos de Asia y de América son bastante más complicados,e ahora hay signos de creciente interés por el punto de vista de

y cuatro miembros del grupo íucron invitados en 1988 a Nueva

Dclhi a una conferencia sobre "la nueva historia", los historiadores indiosde la India hasta ahora han tomado pocos elementos de Annales.21 Elgrupo más innovador de los historiadores indios, que trabaja bajo labandera de "estudios subalternos", conoce muy bien la tradición francesapero prefiere un franco marxismo. Asimismo, a pesardeJ interés de Blochpor el Japón y del general entusiasmo japonés por las corrientes intelec-tuales occidentales, no resulta fácil señalar un estudio de historia japone-sa que se ajuste a la tradición de Annalcs. Algunos historiadores japone-ses han estudiado en la Ecole de Hautcs Eludes, pero todos ellos trabajanen la historia de Europa.

Historiadores de otras partes de Asi a están más próximos a Annales.Un reciente estudio sobre el Asia sudorienta! de un historiador australia-no intenta l levar a cabo una "historia total" de la región desde 1450a1680y toma como modelo la obra de Braudel sobre cultura material y vidacotidiana.2 2 Algunos historiadores franceses de la China también estáncerca del espíritu de Annales. La profunda diferencia del pensamientochino constituye un desafío para la historia de las mentalidades, desafíoque ha provocado más de una respuesta. Uno de los condiscípulos deMarc Bloch, el sinólogo Maree! Granet, compartía su entusiasmo porDurkheim y escribió un importante estudio sobre la cosmovisión chinasegún líneas durkheimianas; puso énfasis en lo que llamó "pensamientoprelógico" v e n la proyección del orden social al mundo natural.2 3

Más recientemente, JacquesGemet, como otros historiadores fran-ceses de su generación, ha subido desde el sótano a¡ desván, desde losaspectos económicos del budismo al estudio de ¡as misiones cristianasenviadas a !a China. Su reciente estudio de las misiones cristianas en laChina de los siglos XVI y XVII podría razonablemente considerarsecomo una historia de las mentalidades según el estilo de Annalcs.1* Elestudio se concentra en los malentendidos. Los misioneros creían quehacían muchos conversos y no comprendían lo que significaba para losconversos mismos la adhesión a la nueva religión. Por su pane, iosmandarines interpretaban mal las intenciones de los misioneros.

Según Gcrnet, esos malentendidos reveían las diferencias de lascategorías, de los "modos de pensamiento" (modes de pensé e) y de los"marcos mentales" (cadres mentaux] de las dos partes, diferenciasasociadas con diferencias de sus lenguajes.23 Este acento puesto en eiencuentro de dos culturas permite a Gernet esclarecer la cuestión de lasmentalidades de maneras que le estaban negadas a los historiadores deEuropa, Gemct interpreta desde adentro lo que Braudel habría descritodesde afuera como un caso de "negativa a tomaren préstamo".

En el caso de las respuestas americanas a Annales. el contraste entre

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el norte y el sur es en cxirenio l l a m a t i v o . Historiadores de América delNorte— no ]ns historiadores norteamericanos de Europa—han mostrado

íia.'iü ahora eicasoimeresporclparadigmade/ifl/jii/fj . El giro antropológi-co registrado en la historia del período colonial se desarrolló indepen-d ien t emen te del modelo francés. Aunque se ha dicho que Los Esiado\ nidos, }$3u-¡85Q de Fredenck JacksonTunier es "de manera fascinan-

te s i m i l a r en su alcance" a ¡a obra de Braudel , todavía estamos aguardan-do a que aparezca un nuevo Braudel norteamericano.26

En la América Central y del Sur la s i t u a c i ó n es bástame d i fe ren te .Ln Bras¡l todavía se recuerdan las conferencias que Braudel dio en ladécada de 1930 en Ja Univers idad de San Pablo. La cé lebre tri logía sobreU historia social brasileña del his tor iador y sociólogo Gilberto Frcyrc(que conoció a Braudel en esa época) t r a t a temas tales como la famil ia .la sexuahdad, la niñez y la c u l t u r a materui; y así se ant ic ipa a la nuevahistoria de las décadas de 1970 y 1980. La imagen de Ereyrc de la grancasa \casa -¡randc) como microcosmo y como metáfora de la sociedad deJas plantaciones impresionó a Braudel, quien la citó en su obra.

Además, como ¡o indica una sene de recientes estudios, algunoshistoriadores de los imperios español y portugués de América tomanciertamente muy en serio el paradigma de Anuales2 Un buen e jemplo esLa >isión de los vencidos (197 T) de Nathan Waehtel, una fusiona de ¡osprimeros años del Perú colonial desde el pun to de vista de los indios. Envanos aspectos, este estudio se parece a la obra sobre Europa realizadapor historiadores de A n nales. Trata sucesivamente la historia económica,la social, .a cultural y la política. Evidentemente éste es un ejemplo dehistoria de los de abajo que dice mucho sobre rebeliones populares.Emplea el método regresivo asociado con Marc Bloch al estudiar lasdanzas contemporáneas que representan la conquista española como unmedio de expresarlas reacciones originales de los indios. El estudio tomaconceptos de la antropología social, especialmente el concepto de

aculturación". un término que puso en circulación en Francia uno de loshistoriadores de Annaies, Alphonse Dupront. Sin embargo, Wachtel notoma simplemente del modelo de los historiadores de la Europa modernatemprana los conccplos de estructura y coyuntura. En Perú los cambiossocioculiurales de la época no se realizaron dentro de las antiguasestructuras. Por el contrario, alJf el proceso fue de "destructuración". Elinterés que el autor muestra por este proceso da al libro de Wachtel undinamismo y una condición trágica que ni siquiera pueden ieua la r AOJcampesinos

K X »

Annalesy otras disciplinas

La recepción de Annaies nunca se limitó al solo departamento de Lahistoria. Un movimiento que apelaba a tantas de las "ciencias delhombre" atrajo naturalmente el interés de los que cultivaban esas disci-plinas. Aunque es más difícil señalar la influencia de asuntos menosteóricos, como la historia, sobre asuntos más teóricos, como la sociolo-gía, vale la pena intentarlo.

En el desarrollo intelectual de Michel Foucault, por ejemplo, la"nueva histona" francesa tuvo una parte significativa. Foucault se movióen lincas paralelas a las de ¡a tercera generación de Annaies. Lo mismoque esa generación, Foucault tenía interés en ampl iar el horizonte de lahistoria. Algo enseñó a los de esa generación (véase pág. 89), perotambién aprendió aJgo de ellos.

Lo que Foucault debe a Afínales taJ ve/, sea menos de lo que debióa Nietzschc o a historiadores de la ciencia como Gcorges Canguilhcm(que le reveló el concepto de discont inuidad in te lec tua l ) , pero esa deudaes mayor de lo que él admi t ió . Loque Eoucaultse complacía en llamar su"arqueología" o su "genealogía" tiene por lo menos cierta semejanza defamil ia con la historia de las mentalidades. Ambos puntos de v i s t amuestran gran interés por las tendencias de larga duración y relativamen-te poco interés por los pensadores ind iv idua les .

Lo que Foucault no podía aceptar del modo de enfocar Annales lahistoria intelectuaJ era lo que consideraba el "uJtraénfasis" puesto en lacontinuidad.2' Precisamente su inclinación a discutir los cambios produ-cidos en las cosmovisiones era aquel lo en lo que Foucault difería más delos historiadores de las mentalidades. Estos tienen todavía algo impor-tante que aprender del acento que Foucault ponía en las "rupturas"epistemológicas, por más que les irrite el hecho de que esle pensador noexplica tales discontinuidades.

Alrededor de la década de 1970, si no antes, era posible encontrara arqueólogos y a economistas que leían a Braudel sobre "culturamaterial", a pediatras que discutían los puntos de vista de Philippe Ariessobre la historia de la niñez y a especialistas escandinavos en folklore quedebau'an con Le Roy Ladurie sobre narraciones folklóricas. Algunoshistoriadores del arte y críticos literarios, sobre todo de los EstadosUnidos, también ci tan a historiadores de Annaies en sus obras a quienesconsideran como pane de una empresa común, a veces designada cornouna "antropología literaria" o una antropología de la "cuitura visual".

En particular, [íes disciplinas muestran considerable interés por lospuntos de vista de Annaies. Esas tres disciplinan son la geografía, la

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sociología y la amropología. Hay que observar que, en cada caso y por lomenos en el mundo anglohablamc, ese interés se desarrolló en épocarelativa/neme reciente y que prácticamente se limita todavía a la obra deBraudel.

En el comienzo de esta reseña, la geografía tiene un apropiado lugar,porque en cierta época los geógrafos de Francia consideraban el nuevomovimiento más seriamente que la mayoría de los historiadores.29 Lasafinidades entre la geografía histórica de Vidal de la Blache y lagcohistoria de Braudel ya fueron mencionadas y son evidentes. Sinembargo, un resultado del encumbramiento del imperio de Braudel fue ladeclinación de la geografía histórica como disciplina anta la competenciade los historiadores (quizá pueda hacerse una observación semejante enel caso de la sociología histórica y de la antropología histórica enFrancia).30

En otras partes, la situación es más complicada. Si bien el ensayo deFebvre sobre geografía histórica fue traducido al inglés poco después desu publicación, el mundo anglohablante siempre estuvo dominado por unestilo tradicional de geografía que daba poco lugar al punto de vistafrancés. Este consenso se quebrantó en tiempos relativamente recientesy fue reemplazado por el pluralismo o, mejor dicho, por el vigorosodebate entre los sostenedores de la posición marxista, cuanti tat iva yfcnomenológica, y otras posiciones, entre ellas la de Braudel.31 Convieneagregar que recientemente se publicó una historia del Pacífico en tresvolúmenes compuesta, no por un historiador, sino por un geógrafo, OskarSpate.32

En eí caso de la sociología, la inspiración durkheimiana de losprimeros tiempos de Annaies contribuyó a asegurarle una cálida recep-ción desde c] principio, por lo menos en Francia. Dos importantessociólogos franceses, Maurice Halbwachs y Georges Friedmann, estu-vieron formalmente asociados con la revista, mientras que un tercero.Georges Gurviich, gozaba de una colaboración con Braudel que noexcluía el debate.33 En el mundo anglohablante, por otro lado, sólorecientemente (en un momenco en que se difundía la sensación de una"crisis de la sociología") los que trabajaban en la disciplina redescubrie-ron la historia y al hacerlo descubrieron aJ grupo de Annales, especial-mente a Braudel, cuyas ideas sobre el tiempo son importantes para losteóricos del cambio social. Como en el caso de los historiadores, soció-logos marxistas como Norman Bimbaum e Immanuel Wallerstein (direc-tor del Centro Fcmajid Braudel de Binghamton) se contaron entre losprimeros que Llamaron la atención sobre Annales, pero añora está muchomás di fundido esc interés. Por ejemplo Philip Abrams manifestó que El

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Mediterráneo de Braudel señalaba el camino de "una efectiva sociologíahistórica analítica1'.34

Unos pocos antropólogos se interesaron tempranamente por elmovimiento de Annales, especialmente Lévi-Strauss y Evans-Pritchard.Braudel y Lévi-Strauss fueron colegas en la Universidad de San Pablo enla década de 1930 y posteriormente continuaron su diálogo.35 Evans-Pritchard, que se había formado como historiador antes de hacerseantropólogo, conocía muy bien la obra de Lucien Febvre y de MarcBloch.36 Sospecho que su célebre estudio sobre Hechicería, oráculo ymagia en los azande del África central debe por lo menos algo de suinspiración a Los reyes taumaturgos de Bloch, en tanto que su análisis delsentido del tiempo y orientación de tareas de los nuer del Sudán ¡lega aconclusiones semejantes a las de Febvre (formuladas más o menos en lamisma época) sobre la manera de medir el tiempo en la época deRabelais.37

Evans-Pritchard era partidario de una estrecha relación entre laantropología y la historia en un momento en que la mayor pane de suscolegaseran funcionalistasahistóricos. Algunos antropólogos más jóve-nes se volvieron hacia la historia a fines de la década de 1960, más omenos en el mismo momento en que algunos de los historiadores deAnnales descubrían la antropología simbólica. Ambas disciplinas pare-cían convergir. Sin embargo, el vuelco antropológico hacia ¡a historiaestaba vinculado con un giro hacia la narración de los acontecimientos,aspectos ambos de la tradición histórica que el grupo de Annales habíarechazado. Existía el peligro de que las dos disciplinas no se encontraran.

Un solo ejemplo mostrará más claramente que una lista de nombreslas condiciones en las que se está operando el encuentro, lo que losantropólogos desean de la historia o de Annales y por último cómo unmodelo puede transformarse en el curso de su aplicación. Entre lasinspiraciones que tuvo la antropología histórica de Hawaii debida aMarshall Sahlinsestálaobrade Braudel, especialmenie.su ensayo sobrela longue duréc. Seguramente Braudel habría apreciado el tratamientoque da Sahlins a las "estructuras de larga duración", en las que la visitaque hizo el capitán Cook a Hawaii en 1779 (cuando los hawaianos lopercibieron como la personificación de su dios Lono) es analizada comoun ejemplo de ia manera en que los "acontccimiemosestán ordenados porla cultura". Pero Sahlins no se detiene aquí sino que pasa a discutir"cómoen ese proceso la cultura es reordenada'1.38 Habiéndose apropiado de unaidea de Braudel, el autor la subviene o por lo menos la transforma alaJegar que un suceso, la visita de Cook, o más generalmente el encuentrode hawaianos y europeos determinó cambios estructurales en la cultura

hawaiana, como por ejemplo la crisis del sistema del tabú, aun cuando "laestructura quedaba preservada en una inversión de los valores". Seríadifícil negar la potencial importancia de este modelo revisado paradiscutir, por ejemplo, las consecuencias socioculturalcs de la RevoluciónFrancesa. Ahora la pelota está de nuevo en el campo de los historiadores.

2, Un equilibrio sorprendente

Ya es hora de resumir e intentar evaluar las realizaciones de loshistoriadores de Aunóles durante tres generaciones; trataré de responderen particular a dos preguntas. ¿Hasta qué punto es nueva la historia deesos historiadores? CY hasta qué punto es valiosa?

Como vimos {pág. 15), la rebelión de Febvrc y de Bloch contra elpredominio de la historia de acontecimientos políticos fue sólo una de unaserie de rebeliones. Muchos estudiosos y durante un largo períodocompartieron el objetivo principal de Febvre y Bloch, la constitución deun nuevo tipo de historia. Es bien conocida la tradición francesa, desdeMichelet y Fuste! tíe Coulanges a i'Année Sociologique y a Vidal de laBlachcy Henri Berr. Por lo demás, las otras tradiciones alternativas es tangeneralmente subestimadas. Si en 1920 un adivino hubiera pronosticadoque pronto nacería un nuevo estilo de historia en algún lugar de Europa,el lugar señalado habría sido evidentemente Alemania, no Francia, laAlemania de Friedrich Ratzel, Karl Lamprecht y Max Weber.

Prácticamente todas las innovaciones relacionadas con Febvre,Bloch, Braudel y Labrousse tenían precedentes o paralelos, desde losmétodos regresivo y comparado al interés por la colaboración interdis-ciplinaria, por los métodos cuantitativos y por los cambios producidos enel largo pia/.o. Por ejemplo, en la década de 1930, Emest Labrousse y elhistoriador alemán Walter Abel estaban trabajando independientementecon la historia cuantitativa de los ciclos agrícolas, con sus tendencias ycrisis.39 En la década de 1950, la reanimación de la historia regionalproducida en Francia tiene un paralelo en el renacimiento de la historialocal en Inglaterra, relacionado con la escuela de W.G. Hoskins, undiscípulo de Tawney, cuyos libros comprendían un estudio de la forma-ción del paisaje inglés y una historia económica y social de una sola aldeade Leicestershire, Wigston Magna, durante un plazo largo de alrededorde 900 años.110 El entusiasmo de los historiadores franceses por losmétodos cuantitativos y luego el abandono de estos métodos paraentregarse a la mícrohistoria y a la antropología concordaban tambiéncon movimientos análogos de los Estados Unidos y de otros países.

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Si bien las innovaciones individuales vinculadas con el grupo deAnnaíes tienen precedentes y paralelos, la combinación de tales innova-ciones no los tiene. También es cieno que movimientos paralelostendientes a reformar y renovar la historia fracasaron en gran medida,como el de Karí Lamprecht de Alemania y el de "la nueva historia"deJ.H.Robinson de los Estados Unidos. La realización de Bloch, Febvre,Braudel y sus discípulos consistió en ir más allá que cualquier otroestudioso o que cualquier otro grupo de estudiosos en cuanto a alcanzarestos objetivos compartidos y dirigir un movimiento que se difundió másampliamente y duró más que los de sus competidores. Bien pudiera serque un historiador del futuro pueda ofrecer explicaciones de este éxitoatribuyéndolo a los conceptos de estructura y coyuntura o atribuyéndoloa la proclividad de los sucesivos gobiernos franceses a fundar centros deinvestigación histórica o al hecho de haber quedado eliminada la compe-tencia intelectual de los alemanes en el curso de las dos guerras mundia-les.41 Resulta dif íc i l ignorarla contribución indiv idual de Bloch, Febvrey Braudel.

Aunque este libro está dedicado a tratar algunas nuevas tendenciasde la historiografía, no supongo que las innovaciones sean necesariamen-te deseables por sí mismas. Calurosamente coincido con un críticoreciente que dijo: "La nueva historia no es necesariamente admirableporque sea nueva, ni la antigua es desdeñable sencillamente porque seavieja".42 Corresponde ahora considerar, para concluir, el valor, el costoy la significación de la obra colectiva de Afínales.

Hacerlo es casi como escribir una nota necrológica. En realidad,esta imagen no es del todo ínapropiada. Aunque aún continúa funcionan-do la Ecole des Hautes Eludes y aún posee historiadores de mérito que seidentifican con la tradición de Annaíes, puede no ser exagerado afirmarque el movimiento está efectivamente acabado. Por un lado, vemos amiembros del grupo de Annaíes que redescubren la política y también losacontecimientos. Por otro lado, vemos a tantos estudiosos ajenos a esecírculo pero inspirados por el movimiento -—o los vemos moviéndose enuna dirección parecida por sus propias razones—, que términos como"escuela" y hasta "paradigma" están perdiendo su significación. Elmovimiento se está disolviendo, en parte a causa de su propio éxito.

Este movimiento puede no haber sido "todo para todos", pero locierto es que se lo ha interpretado de muy diferentes maneras. Loshistoriadores tradicionales tendieron a interpretar la finalidad del movi-miento como el completo reemplazo de un tipo de historia por otro tipo,lo cual suponía relegar la historia política y especialmente la historia de

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ios acontecimientos políticos al montón de trastos viejos. No estoy enmodo alguno seguro de que ésa fuera la intención de Febvrcode Bloch.Generalmente los innovadores csíán más animados por la creenciade quevale la pena hacer algo que no se ha intentado antes que por ¡a determi-nación de imponer su parecer a los demás. En todo caso, la historiapolítica podía defenderse muy bien por sí misma en aquella generación.Luego la situación cambió. Braudel sostenía que era un pluralista y secomplacía en decir que la historia tenía "cien caras"; sin embargo, fuedurante su período cuando el dinero destinado a las investigaciones pasóa ¡a nueva hisioria a expensas de la antigua. En ese momento ¡es tocó alos historiadores políticos quedar marginados.

Pero si hemos de considerar Annales en una perspectiva global,t iene más sentido es t imar esc movimiento como un paradigma (o tal ve?,una serie de paradigmas) aniesque como el paradigma de la historiogra-fía. Puede ser ú t i l examinar los usos y las limitaciones de este paradigmaen diferentes campos de la historia, definidos geográfica, cronológica ytemáticamente. La contribución de Annales puede ciertamente ser pro-funda, pero es también en extremo despareja.

Como ya vimos, el grupo de Annales dedicó principalmente suatención a Francia. Después de Braudei, se elaboró un número importantede estudios sobre el mundo mediterráneo, especialmente sobre España cItalia.d3 La contribución del grupo de Annales a l a historia de la Américaespañola y portuguesa también fue s igni f ica t iva . Sólo unos pocos histo-riadores de Annales escribieron sobre otras panes del mundo. Porejemplo, el interés que tenía Marc Bloch por la historia inglesa no set ransmi t ió a sus sucesores.

Así como se concentraron en el tema de Francia, los historiadoresde Annales dedicaron su atención a un período, la llamada "EdadModerna temprana, es decir, desde 1500 a 1800 y especialmente al"antiguo régimen" de Francia, que va de alrededor de 1600 a 1789. Lacontribución de esos historiadores a los estudios medievales fue tambiénsobresaliente.

Por otro lado, el grupo de Annales prestó curiosamente escasaatención a la historia del mundo a partir de 1789. Si bien Charles Morazé,Maurice Agulhon y Marc Ferro hicieron cuanto pudieron por llenar labrecha, ésta es aún muy ancha. La manera distintiva de abordarla historiaque tiene este grupo, especialmente la poca importancia asignada a losindividuos y a los acontecimientos, tiene sin duda que ver con esaconcentración en el período medieval y en el período moderno temprano.Braudel no encontró ninguna d i f icu l tad en desechar a Felipe II, peroNapoleón, Bismark o Siahn habrían representado para él más de undesafío.

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En el caso de un grupo que trabaja bajo Ja bandera de la "historiatotal", resulta en cierto modo paradójico examinar sus contribuciones alo que convencionalmeme se clasifica como historia económica, historiasocial, historia política c historia cultural. Uno de los logros del grupoconsistió en subvenir categorías tradicionales y ofrecer otras nuevascomo la "historia rural" de Bloch creada en la década de 1930, lacivilisationmatérielle creada en la década de 1960y la historia socioculturalde hoy. Con todo eso, la importancia de fa contribución a la historiaeconómica llevada a cabo por Labrousse y sus discípulos es innegable.También es di f íc i l afirmar que la política no estuvo minimizada, por lomenos durante algún tiempo (en las décadas de 1950 y 1960) y a lo menospor parte de algunos miembros del grupo.

Otra manera de estimar e! movimiento de Annales es examinar susideas rectoras. De conformidad con un estereotipo común del grupo, a susmiembros les interesa la historia de las estructuras en el largo plazo, todoselios emplean métodos cuantitativos, pretenden ser científicos y nieganla libertad humana. Hasta como caracterización de la obra de Braudel yde Labrousse esta descripción es demasiado simple y resulta aún menosadecuada para caracterizar un movimiento que ha pasado por varias fasesy que comprende a una serie de vigorosas personalidades intelectuales.Tal vez sea más útil examinar las tensiones intelectuales registradasdentro del movimiento. Esas tensiones pueden haber sido creativas. Quelo hayan sido o no, lo cierto es que quedan sin resolver.

El conflicto entre libertad y deterninismo o entre estructura socialy acción humana siempre dividió a los historiadores de Annales. Lo quedistinguía a Bloch y a Febvre de los marxistasde su época era precisamen-te el hecho de que el entusiasmo de ambos hombres por la historia socialy económica no estaba combinado con la creencia de que las fuerzaseconómicas y sociales lo determinaban todo. Febvre era un voluntariosoextremado, Bloch era algo más moderado. Por otra pane, en la segundageneración se produjo un vuelco hacia el delerminismo, un vuelcogeográfico en el caso de Braudel y económico en el de Labrousse.

A ambos se los acusó de sacar a las personas fuera de la historia yde concentrar la atención en estructuras geográficas o tendencias econó-micas. En la tercera generación, los historiadores interesados por temastan diversos como las estrategias matrimoniales o los hábitos de lecturadeterminaron un nuevo vuelco hacia el voluntarismo. Los historiadoresde las mentalidades ya no suponen (como lo suponía Braudel) que losindividuos son prisioneros de su cosmovisión y ahora concentran suatención en las "resistencias" a ías presiones sociales.44

La tensión entre la sociología de Durkheim y la geografía humana

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de Vidal de la Blache se remonta a los tiempos de la fundación de laTCVISW Annales. La tradición durkheimi ana alentaba las generalizacionesy las comparaciones, en tanto que la posición de Vida] se concentraba enlo que era único de una particular región. Los fundadores trataron decombinar los dos enfoques, pero el énfasis de cada uno era diferente.Bloch se encontraba más cerca de Durkheim y Febvrc {a pesar de suinterés por la historia orientada según un problema) estaba más cerca deVidal. En la fase media del movimiento, el que prevaleció fue Vidal,como lo atestiguan las numerosas monografías regionales publicadas enlas décadas de 1960 y 1970- Braudel no descuidaba ni la comparación nila sociología, pero estaba mucho más cerca de Vidal que de Durkheim.Una razón por la que la tercera generación de Annales se sintiera atraídapor la antropología social sea tal vez el hecho de que esta disciplina (queatiende tanto a lo genera] como a lo particular) puede ayudar a loshistoriadores a encontrar su equilibrio.

Resumamos- En lo tócame a la primera generación, vale la penarecordarla estimación de Braudel. "Individualmente, ni Bloch ni Febvrefue el más grande historiador francés de su época, pero juntos ambos lofueron".45 En la segunda generación, resulta difícil imag ina ra un histo-nador de mediados del siglo XX de la categoría de Braudel. Hoy, buenapane de lo más interesante del trabajo histórico continúa haciéndose enParís.

Si consideramos el movimiento en su conjunto, en las estanterías dela biblioteca vemos una serie de libros notables a los que es difícilnegarles el título de obras maestras: Los reyes taumaturgos. La sociedadfeudal, El problema de la incredulidad, El Mediterráneo, Los campesi-nos del Languedoc, Civilización y capitalismo. También merecen men-cionarse los equipos de investigación que lograron llevar a cabo empresasintelectuales que exigían demasiado tiempo para que un solo individuopudiera llegar a conclusiones efectivas. La larga vida del movimientopermitió a los historiadores contar con las obras de los demás (así comoreaccionar contra algunas de ellas). Mencionar sólo los más importanteslogros de la historia de Annales supone hacer una lista impresionante:historia orientada según los problemas, historia comparada, psicologíahistórica, geohistoria, historia de larga duración o largo plazo, historiaserial, antropología histórica.

A mi juicio, la obra sobresaliente del grupo de Annales durante lastres generaciones fue la conquista de vastos territorios para la historia. Elgrupo ha extendido el territorio del historiador a zonas inesperadas de laconducta humana y a grupos sociales descuidados antes por los historia-

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do res tradicionales. Estas ampliaciones del territorio histórico estánvinculadas con el descubrimienio de nuevas fuentes y con el desarrollode nuevos métodos para explotarlas. Dichas ampliaciones se debentambién a la colaboración con otras disciplinas que estudian al hombre,desde la geografía a la lingüística y desde la economía a la psicología.Esta colaboración interdisciplinaria fue una acción sostenida duran te másde sesenta años, un fenómeno que no tiene paralelos en historia de lasciencias sociales.

Por estas razones el titulo de mi libro se refiere a la "revoluciónhistoriografía francesa" y por estas razones la introducción comenzabacon estas palabras: "Una pane extraordinaria de los escritos hislóricosmás innovadores, más memorables y más s ign i f i ca t ivos del siglo XX fueproducida en Francia". La disc ip l ina de la historia ya nunca volverá a serla misma de antes.

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