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La Semana Santa.
Cada nuevo año al llegar
“Semana Santa” más de dos mil
millones de cristianos en el
mundo, indiferentemente si son
católicos, protestantes o de otra
denominación; se preparan para
conmemorar la muerte de nuestro
Señor Jesucristo en la cruz.
Esto que por supuesto a nadie
deja indiferente, ya que muestra
a poco menos de un tercio de la
humanidad consternado y
reconocido ante el verdadero Dios
y el sublime sacrificio de su Hijo
amado, sin embargo al mirar en derredor nos podemos dar
cuenta que no hay una respuesta de parte de Dios a tanta
devoción y reconocimiento, pues cada día el planeta y sus
habitantes vemos deteriorarse todo a nuestro derredor y con
ello nuestro sistema de vida, a pesar de nuestra fe. Todo esto
debe llamarnos a considerar algunas situaciones que necesitan
respuestas claras para entender el mundo que vivimos. Y si se
trata de entender qué pasa; la explicación no puede estar en
ningún otro lugar que no sean las Escrituras Sagradas:
EL encuentro de nuestro Señor Jesucristo con la mujer
samaritana es un buen ejemplo de lo controversial que pueden
ser “nuestras verdades” frente a la Verdad de Dios:
Naturalmente la mujer samaritana creía en Dios, pero
enfrentada a esta Verdad tan poderosa que era nuestro Señor
Jesús, algo se quebró en su interior y le obligó a indagar sobre
quien estaba frente a ella, entonces luego de haberle
escuchado le dice: “… Señor, paréceme que tú eres
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profeta. Nuestros padres
adoraron en este monte,
y vosotros decís que en
Jerusalén es el lugar
donde es necesario
adorar. Dícele Jesús:
Mujer, créeme, que la
hora viene, cuando ni en
este monte, ni en
Jerusalén adoraréis al
Padre. Vosotros adoráis
lo que no sabéis;
nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud
viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando
los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu
y en verdad; porque también el Padre tales adoradores
busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran,
en espíritu y en verdad es necesario que adoren…” La
Verdad que proviene de Dios quiebra todos los falsos
esquemas en el corazón y la mente de quienes genuinamente
quieren hallar el camino verdadero. Tras el milagro prodigioso
de constituirnos en sus hijos mediante su sacrificio en la cruz,
al recordad esta fecha tan notable debemos definir en nuestras
vidas en qué grupo mencionado por nuestro Señor estamos
ubicados ¿Somos parte de los Verdaderos adoradores? O
¿Somos parte de aquellos que no saben lo que adoran? La
conmemoración de la crucifixión, muerte y resurrección de
Nuestro Señor Jesucristo nos va a brindar la posibilidad de
confrontar nuestra verdad con La Verdad de las Escrituras, así
tenemos que, el establecimiento de “La Semana Santa”,
observada por la gran mayoría de quienes se dicen “cristianos”
como fiesta de guardar surge recién en el Concilio de Nicea, en
el seno de la incipiente Iglesia Romana; es decir, casi tres
siglos más tarde de la muerte y resurrección de nuestro Señor.
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La veracidad de esta información, la podemos corroborar en la
Historia De La Iglesia Católica, o en la Web, bajo el título
"Semana Santa" Por cierto, esto no es un misterio para el
mundo religioso hoy, la celebración de “Semana Santa” fue
una festividad religiosa establecida por Constantino el Grande
en el Concilio de Nicea en el año 325, fue este Emperador impío
quien determinó como punto culminante de esta festividad de
Semana Santa, la celebración de la resurrección de Cristo
supuestamente el domingo siguiente a la primera luna
llena, tras la llegada de la Primavera en oriente, en esta
ocasión también se
estableció La
Cuaresma (tiempo
de arrepentimiento y
penitencia) que
comenzaba con el
Miércoles de
Ceniza. El propósito
no declarado de la
iglesia romana de
cambiar las Leyes de
Dios, venía ya de
larga data; es
conocido en la
historia secular (Compendio De La Historia Cristiana de Robert
Andrew Baker) la disputa entre el discípulo del apóstol Juan
llamado Policarpo y el Obispo Romano Aniceto, a mediado del
siglo II, por el cambio de la Pascua establecida en las
Escrituras y confirmada por Nuestro Señor antes de ser
apresado por la celebración dominical de la supuesta
resurrección de Cristo. El Cristianismo Moderno, debe entonces
considerar a quien es necesario obedecer, a un mandato de
Dios o a un mandato humano que contradice la orden de Dios,
la posición correcta al respecto la podemos leer en los escritos
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del profeta Isaías en el capítulo 29:10-13, y repetida siglos más
tarde por en la voz de Jesús en Mateo15:8, hace la siguiente
crítica al acomodo de la adoración según conceptos humanos:
"…Porque Jehová extendió sobre vosotros espíritu de
sueño, y cerró vuestros ojos: cubrió vuestros profetas, y
vuestros principales videntes. Y os será toda visión como
palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe
leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo,
porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe
leer, diciéndole:
Lee ahora esto;
él dirá: No sé
leer. Dice pues el
Señor: Porque
este pueblo se
me acerca con
su boca, y con
sus labios me
honra, mas su
corazón alejó de
mí, y su temor
para conmigo
fue enseñado
por
mandamiento de
hombres…" Las cúpulas de las iglesias “cristianas”, por
cierto, no tienen que darse cuenta de nada, ellos crearon esta
nueva forma de adorar, ellos saben que su institución
deliberadamente cambió la Ley de Dios; pero los feligreses que
con un corazón limpio y sincero buscan a Dios en estas
comunidades, deben darse cuenta que han sido engañados
respecto al verdadero camino para llegar a Dios. La inoperancia
de “la religión cristiana moderna” debemos entenderla, en la
misma perspectiva que el profeta Isaías comunicaba la visión
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de Dios sobre Israel que reclamaba que ellos le adoraban pero
se sentían huérfanos de Él frente al agobio constante de sus
enemigos como se declara en el capítulo 59:1,2,4,8-10 de su
libro: “…He aquí que no se ha acortado la mano de
Jehová para salvar, ni hace agravado su oído para
oír: Mas vuestras iniquidades han hecho división entre
vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho
ocultar su rostro de vosotros, para no oír. No hay quien
clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad:
confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben
trabajo, y paren iniquidad. No conocieron camino de paz,
ni hay derecho en sus caminos: sus veredas son torcidas;
cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. Por esto
se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia:
esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y
andamos en oscuridad. Palpamos la pared como ciegos, y
andamos a tiento como sin ojos; tropezamos al medio día
como de noche;
estamos en oscuros
lugares como
muertos…” leer en las
escrituras textos como
este debiera hacernos
reflexionar, porqué en
medio de tanto
desarrollo tecnológico y
progreso científico que
debiera reportarnos más
tranquilidad y bienestar
estamos viviendo el
mundo que vivimos
amenazados por
guerras, hambres,
enfermedades
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desconocidas, inseguridad social a causa de la delincuencia y
que en estos últimos años se han sumado los fenómenos
climáticos nunca antes experimentados. El sacrificio de Cristo
no fue para esto, las consecuencias de tan alto pago nos iba a
dejar bajo su cuidado y protección, sin importar cual fueran los
derroteros de los impíos y pecadores y NO LAS HEMOS
ALCANZADO, y como Dios no miente debe haber alguna
razón. Analicemos a continuación si en esta festividad de
“Semana Santa” el “cristianismo” está en lo cierto, si debemos
todos adherirnos a esta festividad que concita tanta devoción,
cuando recuerda el trágico momento de La Pascua, cuando
nuestro Señor Jesús fue crucificado. Lo primero que
debemos establecer en las escrituras es: Qué es La Pascua,
luego, Cuándo y cómo se originó, y finalmente ; Porque
nuestro Señor debía ser sacrificado en esa fecha. Esto lo
comenzaremos dilucidando en Éxodo capítulo 12:1-3, que
declara : “…Este mes os será principio de los meses; será
este para vosotros el primero en los meses del
año Hablad a toda la congregación de
Israel diciendo: En el diez de aqueste mes
tómese cada uno un cordero por las familias de los
padres, un cordero por familia…”
¿Qué era lo que tenían que hacer a continuación? Mas si la
familia fuere pequeña que no baste a comer el
cordero, entonces tomará á su vecino inmediato a su
casa, y según el número de las personas, cada uno
conforme a su comer, echareis la cuenta sobre el
cordero. El cordero será sin defecto, macho de un año:
lo tomaréis de las ovejas o de las cabras: Y habéis de
guardarlo hasta el día catorce de este mes; y lo
inmolará toda la Congregación de Israel entre la dos
tardes” Aquí no hay mucho que comentar, pero contesta
claramente la primera y la segunda pregunta. Concluyendo, La
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Pascua fue un mandato establecido por Dios cuando Israel
estaba cautivo en Egipto, bajo las siguientes
consideraciones: “… y este día os ha de ser en memoria, y
habéis de celebrarlo como solemne a Jehová durante
vuestras generaciones:
“…Por estatuto perpetuo lo celebraréis…” (Ex. 12:14)
El día 14, se debía sacrificar el cordero temprano,
considerando el tiempo que se demoraba el proceso de la
preparación, vale decir, el sacrificio, dejar desangrar el
sacrificio de acuerdo a la Ley, marcar los dinteles de puertas y
ventanas de sus viviendas, y después asarlo como mandaba la
Ley, así se estableció en La Pascua en Egipto, y esto se
conservó en el tiempo, como se puede leer en la historia de los
días del Templo y el Sacerdocio Levítico, cuando ahí se hacía la
ceremonia el día 14 a las hora sexta. El concepto entre las dos
tardes es importante hacerlo notorio, para entender mejor los
últimos momentos de la vida de Cristo y queda claro en la
lectura de Génesis 1
donde dice de cada día de
la creación: Génesis 1
“Fue la Tarde la
mañana un día…” lo que
confirma que los días
comenzaba y concluían a
la puesta de a la puesta
de sol; Naturalmente el
cordero consagrado a Dios
como un sacrificio por la
libertad, no podía hacerse
cualquier cosa con su
cuerpo y se debía comer,
y si había sido sacrificado
a mitad de tarde del día
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14 es obvio que cuando lo comieron era la noche que
correspondía al día 15; y esta es la razón por la que la Iglesia
reconociendo que Pascua es el día 14 la ceremonia se hace
pasada le puesta de sol.
Veamos ahora como relatan las escrituras que vivió estos
días nuestro Señor Jesús entre los humanos no sin antes
revisar algunas citas que nos hablan primero de “la Ley
Ritual” que tuvo vigencia solo durante en el período del Primer
Pacto”, en la carta de
Pablo a los Hebreos señala
aclara esto en el capítulo
9:1, que “… Tenía
empero también el
primer pacto
Reglamentos Del Culto,
y Santuario Mundano…”
El Reglamento de Culto
aparece completo en
Levítico 23, y como su
nombre lo indica tiene que
ver la forma de Adoración
establecida por Dios para
sus hijos con una orden de carácter perpetuo; este se
completaba con las Leyes de lo que escrituras llaman “El
Santuario Mundano” y que están escritas en el Libro de la Ley
en Números caps. 28 y 29, y consistía en diferentes sacrificios
de los cuales al llegar el Nuevo Pacto las escrituras señalan lo
siguiente: “…Dando en esto a entender el Espíritu Santo,
que aún no estaba descubierto el camino para el
santuario, entre tanto que el primer tabernáculo
estuviese en pie. Lo cual era figura de aquel tiempo
presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios
que no podían hacer perfecto, cuanto a la conciencia, al
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que servía con ellos; Consistiendo sólo en viandas y en
bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca
de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección.
Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes
que habían de venir, por el más amplio y más perfecto
tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta
creación;
Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas
por su propia sangre…” De esta manera con el sacrificio
perfecto de nuestro Señor Jesucristo, la Ley Ritual
(ordenamiento de los sacrificios complementarios al
Reglamento del Culto) llega a su fin, mas no así la forma de
Culto como lo testimonia casi todas las Escrituras Griegas
partiendo por la base que fue en la Fiesta de Pentecostés
(clavada en la cruz, según algunos) cuando Dios derrama su
Espíritu Santo en la Iglesia Primitiva.
Volvamos ahora a los últimos días de nuestro Señor en la tierra
para entender cómo se dio finalmente esto; y que pasaría con
la Fiesta de La Pascua
luego de la muerte de
nuestro Señor.
El evangelio de Juan en el
capítulo12, comienza
relatando lo siguiente :
“…Y Jesús, seis días
antes de la Pascua, vino
a Betania, donde estaba
Lázaro, que había sido
muerto, al cual había
resucitado de los
muertos. E hiciéronle
allí una cena y Marta
servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la
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mesa juntamente con él…” esta cita nos señala que el día 8
del primer mes faltando seis días para la Pascua Jesús llega a
Bethania entre tres y cuatro kilómetros cerca de Jerusalén.
Siguiendo luego el relato del apóstol Juan nos podemos dar
cuenta que ya era día 9, y se había acercado mucha gente
para verle tanto a Él como a Lázaro y ya, incluso, la noticia
había llegado a Jerusalén; el relato bíblico continúa diciendo en
los versículos 12 al 16 del capítulo que leíamos: “…El
siguiente día, mucha gente que había venido á la fiesta,
como oyeron que
Jesús venía a
Jerusalén, Tomaron
ramos de palmas, y
salieron a recibirle, y
clamaban: ¡Hosanna,
Bendito el que viene
en el nombre del
Señor, el Rey de
Israel! Y halló Jesús un
asnillo, y se sentó
sobre él, como está
escrito. No temas, hija
de Sión: he aquí tu Rey
viene, sentado sobre
un pollino de asna.
Estas cosas no las entendieron sus discípulos de primero:
empero cuando Jesús fue glorificado, entonces se
acordaron de que estas cosas estaban escritas de él, y
que le hicieron estas cosas…” Naturalmente este día era ya
10 de Abib, ¿Por qué afirmamos esto tan categóricamente?
¡Porque Jesús era el Cordero! Y el cordero, de acuerdo a la
Ley debía entrar al corral el día 10, y el vino según sus propias
palabras a cumplir la Ley de Dios. El capítulo 22:7 al 12 de
Lucas dice: “… Y vino el día de los ázimos, en el cual era
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necesario matar la Pascua, Y Jesús envió a Pedro y a
Juan, diciendo: Id, aparejadnos la Pascua para que
comamos. Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que
aparejemos? Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la
ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de
agua: seguidle hasta la casa donde entrare, Y decid al
padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde
está el aposento donde tengo de comer la Pascua con
mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran
cenáculo aderezado…” Esto por cierto, no lo podemos
adjudicar a una nuevo milagro del Hijo de Dios, Él consiente de
los días que estaba viviendo ya tenía todo previamente
organizado de manera que el relato bíblico en los versículos 13
y 14, nos señala como sucedieron las cosas a continuación:
Fueron pues, y hallaron como les había dicho; y
aparejaron La
Pascua. Y como fue
hora, sentóse a la
mesa, y con él los
apóstoles.
Lo que a nosotros concierne, el apóstol Pablo declara con bastante precisión la forma que nuestro Señor y sus discípulos
comieron esta Pascua; la última del Hijo De Dios en el mundo, en la que se nos mostró la forma que debería hacer esta conmemoración, la Iglesia De Dios en el Nuevo Pacto:
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“…Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí. Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que venga…” (1ª Corintios11:23-26). Ahora bien ¿Que aconteció luego de esto? En el capítulo 13 de Juan se relata lo que continuó a esa escena narrada por el apóstol: “…Y la cena acabada, como el diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que le entregase, Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, Levántase de la cena, y quítase su ropa, y tomando una toalla, ciñóse. Luego puso agua en un
lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dice: ¿Señor, tú me lavas los pies? Respondió Jesús, y díjole: Lo que yo hago, tú no entiendes ahora; mas lo entenderás después…” ¿Debemos hoy, en la era del Nuevo Pacto incluir este acto en la Pascua? Dejemos que las SS.EE. nos contesten en este mismo capítulo, en los versículos 14 y 15: “…Vosotros me llamáis, Maestro,
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y, Señor: y decís bien; porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis…” Después de una larga conversación con sus discípulos que podemos leer del capítulo 14 al 17 de Juan.
En el capítulo 18 el relato nos muestra a Jesús y sus discípulos
saliendo al huerto de Getsemaní donde finalmente será
apresado y llevado a casa de Anás que era el suegro de Caifás,
el pontífice de aquel entonces. Más tarde, frente a Caifás se
decide entregarle al pretorio pues y era por la mañana, del
día 14 víspera del Gran Sábado, y aún no habían sacrificado la
Pascua: “…Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio: y era
por la mañana: y ellos no entraron en el pretorio por no
ser contaminados, sino que comiesen la Pascua…” (vers.
28, la Pascua se comía el día 15).
La conversación de Jesús con Pilato fue larga y difícil para él
pues aunque quería salvar a Jesús; Pilato temía al pueblo judío
y a sus superiores romanos y no tuvo más alternativas que
entregarlo a muerte pues así estaba escrito. Entonces la biblia
explica lo que vino de la
siguiente manera: “…Y era
la víspera de la Pascua, y
como la hora de sexta;
dijo a los Judíos: He aquí
vuestro Rey. Mas ellos
dieron voces: Quita,
quita, crucifícale. Díceles
Pilato: ¿A vuestro Rey he
de crucificar?
Respondieron los
pontífices: No tenemos
rey sino a César…” Aquí
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están los datos bíblicos: Isaías lo vislumbro proféticamente
como un “cordero llevado al matadero” ( Isaías 53) El
apóstol Juan lo presentó como tal, cuando lo vio y dijo: ”He
aquí el Cordero de Dios”. Identificado ya como el Cordero
entra al corral el día 10 de Abib, (marzo –abril) el día 14 como
a la hora sexta, (medio día) muere finalmente a la hora nona,
el relato de las escrituras dice lo siguiente:
“…Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera
de la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado, pues era el gran día del sábado, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados…” cuando las escrituras nos hablan de un “gran Sabbat” no se
refieren a un Sábado semanal, sino a cualquier día la semana que corresponda a una Solemnidad que la biblia lo categoriza como Día Santo; en esta particular situación, aquel primer día de la Fiesta de los Ázimos, que en suma fue el primer día que Jesús paso en el sepulcro.
¿Cuántos días Cristo estuvo en el sepulcro? El capítulo 12:38 al
40 de Mateo, dejan clara la respuesta a esta interrogante:
“…Entonces respondiendo algunos de los escribas y de
los Fariseos, dijeron: Maestro, deseamos ver de ti señal.
Y él respondió, y les dijo: La generación mala y
adulterina demanda señal; mas señal no le será dada,
sino la señal de Jonás profeta. Porque como estuvo
Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches,
así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra
15
tres días y tres noches…” Entonces si el día 15 a la puesta
de sol del comienzo el primer día de Ázimos, Jesús fue
sepultado, el día 15 marca la primera noche y primer día; en
consecuencia el día 16 es la segunda noche y el segundo día, y
el 17 es la tercera
noche y tercer día; esta
no es cualquier
información. La gran
mayoría de los judíos
no creyó jamás que
Jesús fuera el Mesías
profetizado, mucho
menos la clase
gobernante de
Saduceos y Fariseos
que siempre se negaron
aceptar que Él era el
Hijo de Dios; entonces
que este hecho
aconteciera iba a probar
lo que decía la Ley y los
profetas respecto al Mesías prometido. Naturalmente como fue
dicho por Nuestro Señor, a la puesta de sol del día 17, cuando
se cumplieron los tres días y las tres noches ¡JESÚS
RESUCITÓ!
El mundo cristiano en general, se enseña que Jesús resucitó un
día domingo, creencia en que se apoya la mayoría de sus
enseñadores para no guardar el Sábado de reposo como
mandan la Ley de Dios a perpetuidad ¿Que dicen las Escrituras
al respecto? Veamos la respuesta en el capítulo 20:1 del
evangelio de Juan; “Y el primer Día de la semana, María
Magdalena, muy de mañana siendo aún oscuro, vino al
sepulcro, y halló la piedra quitada del sepulcro…”
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¡JESÚS YA HABÍA RESUCITADO! Esto por cierto no podía
ser de otro modo; si Jesús fue sepultado poco antes de la
puesta de sol, pues de acuerdo a la Ley no podían estar los
cuerpos muertos expuestos en la cruz, era lógico que tres días
después a esa misma hora iba a resucitar. Luego, que esto
sucediera, sin lugar a dudas, la respuesta a la prueba que
demandaron los Fariseos y Saduceos (Mateo 12:38-40), estaba
clara ¡Jesús era el Mesías profetizado!. Todo esto además
nos da la certeza
absoluta que Cristo
no pudo ser
crucificado el día
viernes, y resucitar
un domingo, pues
entre el viernes y el
domingo que se dice
que Jesús resucitó,
no hay tres días con
sus tres noches. La
biblia declara que
Cristo no estuvo el domingo en el sepulcro, por esto, no hay
ninguna manera que se puedan contar los tres días con sus
tres noches, que anunció Cristo que estaría en el corazón de la
tierra. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Que
muchas de las afirmaciones que “consagran” La Semana Santa,
son equívocas y carecen absolutamente de respaldo bíblico e
histórico; y con esto se demuestra además, que “la gran
mayoría del mundo cristiano moderno” tiene una sola
autoridad: La Iglesia Católica Apostólica Romana, así lo
afirman las Escrituras:”… ¿No sabéis que a quien os
prestáis vosotros mismos por siervos para obedecerle,
sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado
para muerte, o de la obediencia para justicia…” (Romanos
6:16)
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