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Por: Iván Aguilar Arias Veintidós de Noviembre La señora Ernestina regresaba del mandado. La edad le pesaba y no era para más, al día siguiente habría de cumplir los setenta y tres años. Su blusita café, la falda verde de algodón, los negros y cómodos zapatos. Asiduamente, todos los viernes, ese era su vestir. Volvía del solecito: Dos kilos de tomates, lo mismo para chiles y papas, un kilo de arroz, treinta pesos de pollo, incluyendo diez pesos de retazo para el Saty. Todo venía en la bolsa roja que le habían regalado hace dos meses, por haber viajado a la capital, en camioncitos que destinó el municipio, para apoyar al recién electo gobernador, que en ese entonces, figuraba como candidato. Cargaba la bolsa con la mano izquierda, mientras que con la derecha, bebía su tan ansiada coca de lata. –Adiós doña “Tina” -le grito del otro lado de la calle la maestra Ángela-. A ver cuando va a la casa, ya tengo nuevo producto, pa´ que se lo enseñe. La señora Ernestina se detuvo, retiró el refresco de su boca y giró delicadamente. – ¿Si le llegó el toper? -exclamó también casi con un grito-. –Si, ya me lo trajeron -contestó la maestra Ángela-. Hay en tres colores –A ver si el domingo me echo una vuelta -dijo la señora Ernestina-. Se empinó un buen sorbo de coca y continuó la marcha sin despedirse. Era una tarde calurosa, así que caminó a paso lento, unas dos cuadras más. Giró hacia la derecha y descendió por la calle inclinada y empedrada. Unos cincuenta metros abajo, se encontraba su casa. El Saty comenzó a ladrar desde la azotea al intuir que su dueña se aproximaba. Una vez que estuvo frente a su puerta, tiró al suelo la lata ya vacía, sacó el retazo, y de un movimiento

La Señora Ernestina

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Una anecdota existencialista

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Por: Ivn Aguilar AriasVeintids de NoviembreLa seora Ernestina regresaba del mandado. La edad le pesaba y no era para ms,al da siguiente habra de cumplir los setenta y tres aos. Su blusita caf, la faldaverde de algodn, los negros y cmodos apatos. !siduamente, todos los viernes,ese era su vestir."olva del solecito# $os %ilos de tomates, lo mismo para chiles y papas, un %ilo dearro, treinta pesos de pollo, incluyendo die pesos de retao para el Saty. &odovena en la bolsa ro'a (ue le haban regalado hace dos meses, por haber via'ado a lacapital, en camioncitos (uedestinel municipio, paraapoyar al recin electogobernador, (ue en ese entonces, figuraba como candidato. )argaba la bolsa con lamano i(uierda, mientras (ue con la derecha, beba su tan ansiada coca de lata. *!disdoa +&ina,-le gritodel otroladodelacalle lamaestra.ngela-. ! vercuando va a la casa, ya tengo nuevo producto, pa/ (ue se lo ensee. La seora Ernestina se detuvo, retir el refresco de su boca y gir delicadamente. * 0Si le lleg el toper1 -e2clam tambin casi con un grito-. *Si, ya me lo tra'eron -contest la maestra .ngela-. 3ay en tres colores*! ver si el domingo me echo una vuelta -di'o la seora Ernestina-. Se empin un buen sorbo de coca y continu la marcha sin despedirse. Era una tarde calurosa, as (ue camin a paso lento, unas dos cuadras ms.4irhacia la derechay descendiporla calle inclinada yempedrada. 5nos cincuentametros aba'o, se encontraba su casa. El Saty comen a ladrar desde la aotea al intuir (ue su duea se apro2imaba. 5nave (ue estuvo frente a su puerta, tir al suelo la lata ya vaca, sac el retao, y deun movimiento rpido, con todo y bolsita, se lo avent al Saty. Este de'o de ladrar,comen a rasgar con los colmillos la bolsa y trag ansiosamente, como si llevaravarios das sin engullir alimento. LaseoraErnestinasacdelabolsademandadoel nuevomonederonegro(uedesde ese da en la madrugada haba comenado a pertenecerle y de l e2tra'o unalarga y plateada llave. La incrust por la rendi'a de la puerta, dio dos giros hacia lai(uierda y abri con e2trema serenidad. !l entrar, retir la llave, la guard en elmonedero y cerr la puerta tras de si. Su casa era pe(uea, apenas dos cuartitos sin contar el bao. 5no era la cocina,donde del lado i(uierdo, tena una vie'a estufa y a la lado de ella un frigobar. 5namesa de madera con dos sillas 6esta ve slo con una7 se ubicaban 'unto a la pared,del lado derecho y frente a estas, recargada en la pared, una alacena de aluminio,pintada de color salmn por puro gusto. El otro cuartito, un poco ms grande (ue elprimero, era donde dorman ella y 8abin. Se accesaba a l atravesando la cocina.$el ladoderechohabadoscamasindividuales. 9ustoenfrentedelascamassehallaba un gran bur (ue se e2tenda hasta la pared de enfrente donde terminabala casa. En la es(uina de la derecha, pegada a la cama de la seora Ernestina, unabarda divida el pe(ueo bao. *:a llegu -anunci con una apacible vo mientras recargaba la bolsa ro'a sobre lamesita de madera-. )amin a lo largo de la cocina.!ccesal cuarto contiguoy mir(ue ah segua,'usto en el espacio entre el bur y la entrada del bao, amarrada a la silla faltante,de pies, cintura y manos, la mu'er (ue a las tres y media de la maana llevara a lacasa 8abin, en hombros y medio muerta. Era una mu'er blanca, bella, 'oven, de unos veinticinco aos. &ena los o'ostuberosos de tanto llorar, as como un antifa de rmel (ue se escurra hasta labarbilla. 5na cinta gris cubra su boca, impidindole hablar. !parentaba (ue antesde arribar ah, se encontraba en una fiesta, pues traa puesto un vestido negro, deesos (ue slo se usan en situaciones +especiales,. *Est bonito el monedero nia -di'o la seora Ernestina, dirigindose a ella con unaire fraternal-. La mu'er la observ con la mirada cada, moviendo ligeramente la cabea de un ladoa otro, agachndola en el instante. *;i hi'o ya no debe tardar en llegar *di'o la seora Ernestina-. &ra'e pollo, 0Legusta1 sta slo observ. Encontr ma(uilla'e, una toalla sanitaria, un celular apagado, una diminuta bolsa deplstico con unaspastillas verdes adentro y unpapelarrugado,el cual desdoblpara leer lo siguiente# +3ablo de todo? $e las ganas de conocerte y de las ganas deestar contigo. $e (uerer llamar tu atencin. $e invitarte a salir. $e besarte porprimera ve. $e volver ese beso perpetuo. $e compartirte mi vida, mis sueos, misambiciones. $e platicarte mis gustos, mis pasatiempos. $e pasar encerrado horas,das, sin alg@n otro motivo ms (ue amarte, conocerte, descubrirte, hasta el msinfinito detalle, hasta el ms delicado y desconocido de tus sentimientos. 3ablo decompartir vidas. $e entrelaar destinos. $e con'untar pensamientos.$e ordenardiferentes realidades para volverlas una con el tiempo y el lugar. 3ablo de plenitud.$e segundos eternos. $e momentos (ue se vuelven un todo. $e una sola e2istencia.$e un solo motivo, propsito y ran para estar. 3ablo de m, de ti, de todos y todoen nosotros, de nosotros en todos y todo. 3ablo por(ue la noche me consume, enfros y aletargados pensamientos.: antes de (uedarme callado, prefiero hablar,como siempre, de esa parte de mi vida (ue todos desconocen pero (ue slo t@ y yoconocemos. "alentina, 0&e (uieres casar conmigo1,.La seora Ernestina sinti una leve compasin al terminar de leer el escrito. *Estoesalgomuybello*di'o- 0Esparaustednia1Auien(uiera(uelohayaescrito debe estar bastante asonsado por usted o si no es por usted, por a(uella a(uien se lo escribi-.La mu'er se solt a llorar, emiti unos leves (ue'idos y poco a poco su llanto setorn desesperante, comen a sacudirse con todo y silla, fue a dar al piso y laseora Ernestina se apresur a levantarla. $icha accin le cost tanto debido a laedad. 5n escoor perme su espalda, pero aun as, logr enderearla. *&ran(uilcesenia-di'odoaErnestinasobresaltada-esonolehacebien, veanada ms el golpao (ue se acaba de dar. Bor encima del o'o i(uierdo una enorme hinchan entre ro'ia, verde y morada seabultaba, dndole un aspecto deforme al rostro de la mu'er. Sigui llorando peroen pausas y con cautela, como si ya no hubiese lgrimas por brotar de sus oscuroso'os. Blcida ya,la seorala de',dirigindoseala cocina encendi laestufa.Busoacalentar un poco de agua con sal. )uando estaba por hervir, sumergi en el agua untrapoblanco. Loe2primi, haciendocasoomisoalatemperatura(ueel trapoad(uiri al contacto entero de este con el l(uido y regres con l en la mano, haciadonde se hallaba la obnubilada muchacha. *! ver, hgaseme pa/ trasito *di'o doa Ernestina-. Esto le va a ayudar.La seora puso el trapo caliente sobre el recin abultado chichn y lo apret por unpar de segundos. La mu'er emiti unos ligeros gemidos pero se apacigu al instante.Bara cuando la anciana haba acabado, la mu'er dorma profundamente.$espert en la noche, con mareo. 5n dolor insoportable surga de la frente y se lee2tenda por toda la cabea. Sinti (ue el golpe le haba disminuido y a pesar de sumodorra situacin, alcan a escuchar unos pasos en la aotea, como de un perro.Cy unas voces y fue entonces (ue opt por permanecer con los o'os cerrados. -0Auin te vio1 -