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P u b l i c a c i o n e s
K e n n e t h
C o p e l a n d
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas fueron tomadas de la Versión Reina Valera Contemporánea®, © por la Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011.
Las citas marcadas con las siglas AMP son traducciones libres del idioma inglés y fueron tomadas de The Amplified Bible, Old Testament © 1965, 1987 por The Zondervan Corporation, y The Amplified Bible, New Testament © 1958, 1987 por The Lockman Foundation. Usado con permiso.
La sensibilidad del corazónSensitivity of Heart
ePDF ISBN 978-0-88114-348-5 30-8081S
© 1983 Kenneth Copeland © 1984 Eagle Mountain International Church Inc. Traducción autorizada de la edición en inglés. Esta traducción es publicada y vendida de acuerdo con el permiso de Eagle Mountain International Church Inc., propietario de todos los derechos para publicar y vender este material.
Derechos reservados de acuerdo con leyes internacionales. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o transmitida en ninguna forma o por ningún medio electrónico o mecánico, de fotocopia, grabación, por ningún sistema de almacenamiento y recuperación informática sin el permiso escrito del editor; a excepción de citas breves usadas en reseñas.
Este libro digital es autorizado para su uso personal, no comercial y no puede ser revendido o regalado a otras personas. Si usted desea compartir este libro, o desea sembrar una copia en la vida de otra persona, por favor, compre una copia adicional para cada persona con quien desea compartirlo. Si está leyendo este libro y no lo compró, y/o no lo adquirió para su uso personal, por favor visite kcm.org y adquiera su propia copia.
Kenneth Copeland Publicaciones Fort Worth, TX 76192-0001
Para obtener más información acerca de Ministerios Kenneth Copeland, visite es.kcm.org o llame al 1-800-600-7395 (sólo EE.UU.) o +1-817-852-6000.
Í N D I C E D E
Capítulos
2
3
4
5
6
1
7
8
9
La Sensibilidad del corazón 5
Insensibilidad hacia Dios 11
La sensibilidad hacia Dios 27
La Sensibilidad para hablar 33
La Sensibilidad hacia la Guerra Espiritual 39
La sensibilidad al amor 49
Cómo fomentar la sensibilidad 57
La sensibilidad al sacrificio 65
Jesús te ayudará a ser sensible 71
1La Sensibilidad del corazón
C A P Í T U L O 1
T La sensibilidad del corazón
1
Tú y yo somos personas privilegiadas. Somos
parte de una generación única en la historia de la
Iglesia. Nos encontramos en la intersección de las
dos épocas más relevantes en la historia de este
planeta. Seis mil años de la historia de la
humanidad están llegando a su fin. El reinado del
Milenio de Jesús de Nazaret está a punto de
comenzar y la batalla entre el Cielo y el Infierno
se ha intensificado. Pronto el contacto entre
satanás y el ser humano, originado en el Huerto
del Edén será removido, y la autoridad del Dios
Todopoderoso será restablecida en la Tierra.
Seremos testigos presenciales de todas las cosas
que Dios prometió que haría. Tenemos el
privilegio y la responsabilidad de ser los pioneros
en este tiempo único de la historia. Este tiempo
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está dándole nacimiento a una nueva era, y los
dolores de parto son parte de los momentos
finales de los últimos tiempos.
Los dolores son cada vez más constantes. El
cuerpo de Cristo está bajo un nivel de presión
nunca antes visto. El tiempo de satanás es corto y
él lo sabe. Por eso está usando todo lo que puede
maquinar para poner presión sobre la Iglesia, y así
detener nuestra misión.
La Palabra y nuestra fe
están resistiendo como nunca
antes. Pero, déjame animarte:
vivir en esta generación no es una tragedia. Tu
nacimiento en la Tierra no fue inoportuno. ¡Estás en
el momento justo al que perteneces!
Si tú y yo no tuviéramos lo que se necesita
para vencer en esta generación, Dios nos hubiera
hecho nacer en otra época.
Nuestra generación verá el cumplimiento de
todas las cosas. Introduciremos la próxima era a
través de las señales y maravillas del Dios
todopoderoso y de las manifestaciones del Espíritu
Santo. Participaremos en la obra más grande del
Espíritu Santo que la raza humana haya visto.
Debemos transformarnos hasta ser sensibles al
Espíritu de Dios a fin de traer Su amor y poder a un
¡Estás en el momento justo al
que perteneces!
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mundo perdido, que está muriendo, por el que
Jesús derramó Su preciosa sangre; y así manifestar
Su gloria. Por Su unción en nosotros y sobre
nosotros, millones de personas serán sanadas,
liberadas y atraídas al reino de Dios a medida que
desarrollamos nuestra sensibilidad de oír y obedecer
al Espíritu Santo.
2Insensibilidad hacia Dios
C A P Í T U L O 2
AInsensibilidad hacia Dios
2
Aunque Dios mismo estaba viviendo en medio
de ellos, los fariseos fueron insensibles al Espíritu
Santo. El libro de Marcos narra una ocasión en
que Jesús y Sus discípulos entraron a la sinagoga.
Ahí, los fariseos observaron y esperaron, tratando
de acusarlo de alguna violación a sus tradiciones.
En Marcos 3:1-2 leemos: «Jesús volvió a visitar
la sinagoga, y allí se encontró con un hombre que
tenía una mano atrofiada. Algunos lo vigilaban,
para ver si sanaba al hombre en el día de reposo y
así poder acusarlo. Jesús le dijo al hombre con la
mano atrofiada: “Levántate, y ponte en medio”». O
como The Amplified Bible lo traduce: “Levántate (y
párate aquí) en el medio”. Jesús lo llamó al centro
mismo de la atención para que pudiese ser visto,
aun sabiendo que todos allí querían acusarlo.
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A los demás les preguntó: «¿Qué está
permitido hacer en los días de reposo?
¿El bien, o el mal? ¿Salvar una vida, o
quitar la vida?» Ellos guardaron silencio.
Jesús los miró con enojo y tristeza, al ver
la dureza de sus corazones. Entonces
dijo al hombre: «Extiende la mano». El
hombre la extendió, y su mano quedó
sana. Tan pronto como los fariseos salieron,
empezaron a conspirar con los herodianos
para matar a Jesús. Jesús se retiró al lago
con sus discípulos…» (Marcos 3:4–7).
Cuando Jesús cuestionó a los fariseos acerca
de la voluntad y el propósito de Dios, ellos no
respondieron. Él los miro enojado por la dureza
de sus corazones —o su insensibilidad—.
Fueron insensibles a quien estaba en medio
de ellos, sin darse cuenta que era Dios mismo.
Ellos, más que nadie, debían haber conocido las
Escrituras. Jesús encajaba en cada una de las
profecías mesiánicas. Sin embargo, ellos habían
reducido la Palabra a meras tradiciones, las
cuales estimaban más que al propio Dios.
Nosotros tendemos a mirar la situación con los
fariseos y pensar mal acerca de ellos, pero todos
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hemos hecho lo mismo. Nosotros, también, hemos
aparentado “ser piadosos, pero su conducta
desmentirá el poder de la piedad” (2 Timoteo 3:5).
Y la causa es la insensibilidad. No hemos sido
sensibles al Espíritu de Dios y al enorme precio
que el Todopoderoso pagó por nuestra redención.
Este tipo de actitud enojó a Jesús.
Gracias a Dios, Su enojo es solo por un
momento. Aunque se ha predicado que Su enojo es
eterno y Su misericordia pasajera, yo he decidido
predicar que «…Su misericordia es eterna» (1
Crónicas 16:34). En Lamentaciones 3:23 vemos
que Su misericordia es nueva cada mañana.
En la situación que nos narra el evangelio,
Jesús se enojó porque el Espíritu de Dios fue
contristado (o entristecido). Yo también he
experimentado ese tipo de tristeza en mi propio
ministerio. Me ha pasado ocasionalmente, al
ministrar a personas en la fila de oración
durante el fluir del Espíritu de Dios, cuando de
repente me ha invadido una tristeza del Espíritu
Santo que no podría explicar con palabras. Es
una de las aflicciones más grandes que alguna
vez he experimentado.
En Efesios 4:30, el Apóstol Pablo nos amonesta
de la siguiente manera: «No entristezcan al Espíritu
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Santo de Dios, con el cual ustedes fueron sellados
para el día de la redención».
¿Por qué?
Para ministrar con efectividad, debo tener la
Unción de Dios. Por lo tanto, debo someterme
por completo al Espíritu Santo. Cuando soy un
vaso sujeto al Espíritu de Dios, puedo ver a
través de Sus ojos y oír a través de Sus oídos. Mi
espíritu se une al Espíritu Santo y mis emociones
son una con las Suyas. Me muevo y me dirijo a
la medida que Él lo hace.
Cuando Él se entristece, yo
me entristezco, y Su Unción
se disipa. Cuando eso
sucede quedo tan indefenso
como un pájaro sin alas. No puedo ministrar sin
la Unción de Dios.
Cuando Su Unción deja de fluir, las cargas y
las ataduras no pueden ser removidas. La gente no
cambia. El corazón de Dios quiere a su gente libre.
Cuando esa Unción deja de fluir, la aflicción arde
como un fuego en lo más profundo de mi ser, y
quiero saber la causa de esa interrupción. Un
enojo santo viene sobre mí. Las primeras veces en
las que me sucedió, me sentía culpable por tener
esa clase de sentimientos.
Para ministrar con efectividad, debo tener la Unción
de Dios.
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En una de mis reuniones, empecé a imponer
manos sobre una señorita, cuando ella comenzó
a mover su cabeza y a gritar: “¡No, no, no!”. Al
colocar mis manos sobre ella, nada sucedió.
Comencé a alejarme pensando: Hay cientos
de personas a quienes ministrar, y no tengo tiempo
para predicarle y lograr que su fe crezca. Por un
momento, sólo oré en el espíritu. A medida que
oraba, la aflicción y el enojo crecían dentro de
mí, en las profundidades de mi espíritu. Pero, el
Espíritu de Dios estaba en control. Tomé el
rostro de la joven en mis manos y con voz firme
le dije: “No me digas que no; estoy aquí en el
nombre del Todopoderoso como Su profeta para
liberarte”. Ella me miró y pestañeó un par de
veces. Yo estaba tan sorprendido como ella, y
comencé a llorar desde lo más profundo de mi
ser. La compasión de Dios, fluyendo a través de
mí, rompió el poder de ese espíritu maligno y
ella recibió lo que necesitaba de Dios.
Esa historia puede darte una idea de lo que
Jesús debió sentir ese día en la sinagoga. Él se
entristeció porque la dureza de los corazones de los
fariseos apagó la Unción de Dios. La palabra
traducida como dureza significa “insensibilidad”. En
otros versículos se ha traducido como “ceguera”.
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Los fariseos eran insensibles hacia Dios. Al leerlo
nos imaginamos un grupo de personas con el
corazón endurecido al grado de poder asesinar. Sin
embargo, no se necesita de un nivel de insensibilidad
tan alto para apagar al Espíritu Santo. Dios es amor.
Él anhela manifestar ese amor. Y cuando somos
duros de corazón e insensibles para con los demás,
entristecemos a Dios.
Los fariseos nos parecen malos; su dureza es
obvia dadas las circunstancias. Pero muchas veces
presenciamos actos de insensibilidad que pueden
parecernos insignificantes.
Recuerdo un caso en particular cuando estaba
ministrando en un servicio de oración, en el cual
Dios estaba moviéndose tremendamente. ¡El poder
del Señor era tan fuerte que la batería del micrófono
inalámbrico que usaba se descargó dos veces!
Repentinamente, cuando
llegué a la parte trasera de la
congregación, la unción se
detuvo. Fue como si el
Espíritu de Dios se hubiera
retirado del lugar.
¿Recuerdas lo que dice
nuestro ejemplo bíblico?
«…Los fariseos salieron,
¿Por qué Jesús se levantó y se fue?...
Porque sin la Unción de Dios, no
podía hacer nada. Y si Él no podía hacer
nada, ciertamente yo tampoco.
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empezaron a conspirar con los herodianos para
matar a Jesús. Jesús se retiró al lago con sus
discípulos…». ¿Por qué Jesús se levantó y se fue?
Seguramente ese hombre con la mano seca no
era el único que necesitaba liberación. Entonces
¿por qué se fue? Porque sin la Unción de Dios,
no podía hacer nada. Y si Él no podía hacer
nada, ciertamente yo tampoco.
Sin embargo, es parte de mi naturaleza humana
seguir intentando. Mi deseo por ver gente sanada y
liberada es tan grande que quiero continuar orando.
No obstante, eso es inútil cuando el Espíritu se ha
contristado; sin Él nada se puede hacer. Así como
Jesús se fue ese día de la sinagoga, el Espíritu se fue
mientras yo estaba ministrando.
Habíamos contristado al Espíritu de Dios. Le
dije al Señor: “¿Qué pasó?, sea lo que fuere, me
arrepiento. ¿Dime qué fue lo que pasó?”
Comencé a presentarle mi caso tan rápido
como podía. “Señor, mira toda esta gente y su
gran necesidad. Tú dices en Tu palabra que sin ti
no podemos hacer nada”. Y en ese momento,
recordé a mi hija Kellie cuando era pequeña.
Cuando desobedecía y la iba a castigar,
comenzaba a hablar rápidamente: “Papi, espera
un momento. No quiero que hagas algo de lo
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que te vayas a arrepentir, ¿podemos hablar de
esto? Papi ¿Podemos orar primero?” ¡Ella me
convencía antes de que pudiera castigarla! Y
pronto, ¡era yo el que se sentía culpable por
estar castigándola!
Ésa era la forma en que estaba hablándole al
Señor. Él me respondió: Mira allá, en la librería.
Este auditorio en particular no tenía
vestíbulo. Mi equipo de trabajo había montado
la librería dentro del mismo auditorio. Mi equipo
conoce muy bien las reglas: he dado órdenes
estrictas y absolutas de no atender las mesas de
libros cuando alguien está ministrando, o en
cualquier momento en que el Espíritu de Dios se
esté moviendo; por lo tanto las mesas estaban
cubiertas, indicando que la librería estaba
cerrada. Sin embargo, alguien había levantado
los protectores y algunas personas habían
escogido libros esperando ser atendidos. Mi
equipo no iba a atenderlos. De haberlo hecho,
¡se habrían quedado sin trabajo! Ésa es una
forma rápida de perder el empleo en los
Ministerios Kenneth Copeland. Ellos son
inteligentes para no competir con el Espíritu
Santo. Dos de los compradores estaban enojados
porque nadie recibía su dinero.
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Vemos en Efesios 3-5, que las palabras
corrompidas, la contienda y el robo contristan al
Espíritu Santo.
Primero, me enojé porque su insensibilidad
había contristado al Espíritu Santo y había
detenido la unción. Ésta se había retirado de la
misma forma en que Jesús dejó la sinagoga. Pedí
perdón y amonesté a la congregación. Sin lugar a
dudas, ellos querían la unción de regreso y con la
seriedad del caso fueron en búsqueda de Dios. La
unción regresó, pero no con la intensidad inicial.
En otra ocasión ocurrió casi de la misma forma.
Estaba ministrando la Palabra y el poder de Dios era
tan fuerte que uno casi podía palparlo. Yo estaba a
punto de empezar a ministrar en los dones del
Espíritu —Dios estaba listo para exponer al diablo y
sacarlo de ese lugar—.
Justo en el momento decisivo, una hermana en
el centro de la segunda fila se levantó y salió del
auditorio. Minutos después regresó con refrescos,
hot–dogs, hamburguesas y palomitas de maíz. Esa
irrupción le robó a la congregación la oportunidad
de alcanzar un lugar de sensibilidad hacia Dios.
Esa señora no estaba siendo sensible con
aquellos que necesitaban a Jesús y Su salvación.
Estaba pensando sólo en sus propias necesidades,
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y en su insensibilidad ignoraba la obra del Dios
Todopoderoso en ese lugar.
Jesús dijo: “El que recibe al que yo envío, me
recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe al que
me envió”. Recibir a un ministro del evangelio como
instrumento ungido del Señor, con el mismo respeto
y honor que le darías a Jesús, libera gran poder y
unción para sanar y liberar. Muchas veces, el Señor
me ha indicado decirle a ciertas personas que soy un
enviado ungido de Dios. Eso no es jactancia; es fe. Él
usa hombres y mujeres que actúan en fe. Una ley
espiritual estaba operando en
esa reunión. Con sus acciones
esa mujer estaba siendo
insensible a las instrucciones
de Jesús que nos indican
honrar a los ministros de Dios.
Jesús actuó conforme al poder de Dios porque
obraba en fe. Él dijo: “He venido no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
Jesús estaba cumpliendo la voluntad de Dios en la
sinagoga. Los fariseos fueron insensibles con aquel
que estaba en medio de ellos, con el Espíritu del
Dios viviente que estaba obrando en ese lugar y
también lo fueron con el hombre que necesitaba
sanidad. Tan pronto como él fue sanado, los
Jesús actuó conforme al poder
de Dios porque obraba en fe.
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fariseos se marcharon. Ni siquiera esperaron el
último “¡amén!”, ni se tomaron el tiempo para
felicitarlo por recibir un milagro de Dios.
Encontrarás esa misma actitud durante todo
el ministerio de Jesús. Casi siempre había una
multitud insensible a Su alrededor. No pudo
obrar milagros en Su propia ciudad porque no
creían lo que Él predicaba. A estas personas no
les importó que Jesús hubiera venido a dar vista
a los ciegos, a restaurar a los quebrantados de
corazón y a sanar a los enfermos.
Había una mujer que andaba encorvada desde
hacía 18 años. La sanidad era parte de su pacto
como hija de Abraham. Sin embargo, los fariseos
nunca la ministraron. Cada vez que ella llegaba a
los servicios, ellos estaban más interesados en sus
tradiciones que en la necesidad de esta mujer.
¿Recuerdas al hombre ciego a quien los líderes
religiosos trajeron ante el concilio y lo que dijeron
acerca de Jesús: «…Nosotros sabemos que ese
hombre es pecador» (Juan 9:24). Lo increparon
tanto preguntándole una y otra vez acerca de
Jesús que se cansó y les dijo: “¿Por qué lo quieren
oír otra vez?, ¿acaso mis palabras les harán creer?
Yo estaba ciego y ahora puedo ver. ¿Existe algún
delito en ser sanado?”. Una persona rodeada de
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gente que no tiene sensibilidad en su corazón
probablemente pensaría que sí. Ellos a lo mejor
sentían lástima, o incluso un poco de simpatía;
pero éstas son solo emociones humanas. Yo me
refiero a tener un corazón sensible hacia Dios y lo
suficientemente sensible hacia otras personas, a
fin de suplir sus necesidades.
Un corazón sensible hacia Dios es aquel que
tiene la compasión del Señor actuando en él. Jesús
obró por compasión, no por lástima. Y a ti ¿qué es
lo que te motiva?
Una persona insensible
es la que sale del servicio de
una iglesia en medio de la
invitación para recibir a
Jesús como Salvador, o se va
en medio de la ministración
de los enfermos, pensando:
Bueno, estoy cansado. Mañana
temprano tengo que llevar los niños a la escuela. A esa
persona no le importa el hecho de que personas
con necesidades serias estén siendo ministradas
por el Espíritu de Dios. Algunas de ellas se
encuentran en situaciones de vida o muerte. Las
personas insensibles son movidas por sus propios
deseos egoístas.
Un corazón sensible hacia Dios es
aquel que tiene la compasión del Señor actuando en él. Jesús obró por compasión,
no por lástima.
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Cuando los creyentes se reúnen, su poder y
fuerza en el reino espiritual no solo se duplican,
sino que se elevan a la décima potencia. Una
persona puede hacer huir a mil, y dos a diez
mil. Eso significa que cuando alguien se va
durante la ministración a los oprimidos, hay por
lo menos nueve mil demonios que quedan en
libertad de acción, sólo porque un creyente dejó
de contribuir con su fe. Le tocará a otra persona
que haya permanecido en el servicio hacerse
cargo de la parte que le correspondía a la
persona egoísta que se marchó.
3La sensibilidad hacia Dios
C A P Í T U L O 3
C La sensibilidad hacia Dios
3
Con frecuencia me sorprendo al observar la
sección de un auditorio reservada para predicadores
y gente VIP. Mientras todos en la congregación están
danzando ante el Señor y adorando a Dios, esos
líderes y ministros fruncen el ceño preguntándose
qué está sucediendo. En este momento crucial de la
historia, como pastores, tenemos que demostrar
nuestra sensibilidad hacia Dios y ser un ejemplo
para las ovejas.
La mayoría de la gente no tiene el corazón tan
endurecido como los fariseos; pero aún sigue
siendo insensible al Espíritu Santo. Aunque los
fariseos salieron inmediatamente de la sinagoga, el
resto de los líderes continuó acechando a Jesús
para acusarlo. De entre la multitud, sólo el hombre
de la mano seca fue sanado. Y nadie más.
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¿Por qué crees que esa sinagoga estaba llena de
gente tan insensible y capaz de entristecer al Espíritu
Santo? Porque sus ministros eran insensibles hacia
Dios. La congregación simplemente seguía el
ejemplo de sus pastores en la contienda, la crítica y
la insensibilidad.
Como ministros del evangelio, no importa
cuánto hayamos predicado, ni qué tan cerca
caminemos de la Palabra, o qué tan profunda sea
nuestra vida de oración. No podemos conformarnos
con lo que hayamos hecho.
Todo lo alcanzado no es
suficiente. Debemos anhelar
más, ensanchar nuestros
corazones y buscar a Dios.
Debemos sumergirnos
profundamente en la sensibilidad del Espíritu
Santo, pensando en los demás en lugar de nosotros
mismos. En el momento que lo hagamos, esa
sensibilidad del corazón comenzará a crecer en
nuestras congregaciones.
Es tiempo de ir más allá de nuestras diferencias
en el Cuerpo de Cristo, siendo más sensibles hacia
Dios y las necesidades ajenas. Acerquémonos y
ayudémonos los unos a los otros. Busquemos cómo
servir a los demás. Siempre dispuestos a compartir
Debemos anhelar más, ensanchar
nuestros corazones y buscar a Dios.
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la Palabra de Dios —con Su compasión—, con
todos aquellos que no tienen el conocimiento y la
revelación con el que has sido bendecido.
4La Sensibilidad para hablar
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C La Sensibilidad para hablar
4
Como creyentes deberíamos tomar la decisión de
ser sensibles a las palabras que hablamos. Nuestras
palabras nos atan los unos a los otros. La habilidad
de hablar nos hace como Dios. Él declaró Su Palabra
y no la cambiará. Le dio a Adán autoridad sobre la
Tierra, y éste se la entregó al diablo. Dios honró y
mantuvo Su Palabra a pesar de que eso le costó
sacrificar a Su Hijo. Ningún otro ser sobre la Tierra
tiene el derecho de escoger sus palabras y declararlas
en fe —sólo el ser humano—.
Ya es hora de recordar, como cristianos, los
pactos que hemos hecho, aunque cumplirlos
implique pérdidas o sacrificios de nuestra parte.
Ya hemos roto demasiadas promesas pensando
que estaba bien porque la otra parte no las
estaba cumpliendo.
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Cuando hacemos un pacto y decimos: “Lo
haré”, “Acepto”, “Me comprometo”, “Llegaré a
tiempo”, es mejor que lo cumplamos. Si no
aprendemos a ser sensibles a la integridad de
nuestra propia palabra, jamás entenderemos el
significado de actuar conforme a la Palabra de
Dios. El poder mismo de Dios proviene de
mantener Su propia Palabra, y se manifiesta en
nuestras vidas a medida que creemos y actuamos
en ella. Si lo ignoramos, es casi imposible crecer
espiritualmente y experimentar lo mejor que Dios
tiene para nosotros.
Ésa es la causa de tantos
matrimonios fallidos. Las
parejas son insensibles al
pacto que han hecho. Ellos
dijeron: “Acepto”, y lo
olvidaron 15 minutos más
tarde. Las parejas que
comienzan a tener problemas
en su matrimonio deberían conocer de memoria
los votos matrimoniales que declararon; y tan
pronto se origine la primer pelea, deberían
apresurarse a la mesa de Comunión. Si decidieran
arrodillarse y reafirmar el pacto que hicieron ante
Dios, confesando los mismos votos otra vez,
El poder mismo de Dios proviene de
mantener Su propia Palabra, y se manifiesta en
nuestras vidas a medida que creemos y actuamos en ella.
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volverían a experimentar el mismo cariño de su
noche de bodas.
Si dices: “Pero, hermano Copeland, lo nuestro
ya es irrecuperable”, entonces ya has admitido
que eres demasiado egoísta como para intentarlo.
Muchos piensan que el adulterio es la mayor
causa de divorcio, pero Jesús dijo que la carta de
divorcio fue dada: «…porque ustedes tienen muy
duro [o insensible] el corazón…» (Mateo 19:8).
El Cuerpo de Cristo debe actuar como Dios en lo
que concierne al matrimonio: debemos mantener
nuestra propia palabra aún aunque nos duela.
Esto provocará que seamos victoriosos como
Dios. Él no es un perdedor.
Cuando tú, tu esposa e hijos
son sensibles a las necesidades de
los demás, en lugar de las propias,
ningún pecado terrenal podrá ser
tan grande como para impedir que el amor de Dios
fluya en tu hogar. El amor de Dios nunca falla. Tu
matrimonio no fallará al estar cimentado en el
amor del Señor.
El amor de Dios nunca falla.
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3 8 | L A S E N S I B I L I D A D P A R A H A B L A R
El Señor está actuando ahora mismo. Sus ojos
están buscando por toda la Tierra personas de
corazón perfecto a quienes mostrarse con poder
(2 Crónicas 16:9). “Un corazón perfecto” es un
corazón sensible, el cual ha madurado en la
sensibilidad hacia Dios, hacia las necesidades de
los demás y hacia la Palabra de Dios.
5La Sensibilidad hacia la Guerra Espiritual
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HLa Sensibilidad hacia la Guerra Espiritual
5
Hay una gran batalla espiritual en la Tierra.
En esta guerra se combate de la misma forma que
se batalla naturalmente. Nuestra milicia opera
efectivamente a través de la cadena de mando. En
el ejército de Dios, Él es el Comandante General
y Jesús es el Jefe de Estado. Nosotros tenemos
que ser sensibles a Sus instrucciones.
Entrenar para la batalla requiere de mucho
tiempo y dinero. Un avión de combate puede ser
usado por un tiempo máximo de cuatro horas en
cada misión, y su capacidad total de pelea es sólo
de tres horas y media. Sin embargo, se requieren 18
meses para instruir al piloto. Toma más de un año
entrenar a un soldado de la marina, aunque en una
batalla real el combate sólo dure pocos minutos. El
entrenamiento es mucho más largo que la guerra.
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En el Cuerpo de Cristo hemos estado
entrenando para la mayor invasión espiritual de
nuestra Era. Hemos peleado batallas en el
campo espiritual, tanto a nivel individual, como
a nivel de iglesias locales y ministerios. Pero el
primero de enero de 1983 el Señor comenzó a
agrupar todas Sus tropas para la invasión
espiritual masiva contra las fortalezas del diablo.
Muchos cristianos han estado peleando en una
posición defensiva por largo tiempo; pero éste
es el momento de avanzar en ofensiva.
¿Te das cuenta de que por primera vez en la
historia, Dios tiene las fuerzas de Satanás divididas
en dos frentes? Por un lado está Israel, y por el
otro el Cuerpo de Cristo. Satanás ni siquiera ha
sido capaz de contener a ninguno de los dos por
separado. Y ahora, le toca enfrentar ambos bandos
en forma conjunta.
En un momento de oración a mediados de
enero de 1983, el Señor me dijo: “Yo comparo esta
situación a la invasión de Europa en 1944 y 1945”.
Esta invasión fue masiva y requirió mucho tiempo
de preparación. Nunca se había intentado algo de
esa envergadura en la historia de la humanidad.
Todas las naciones libres del mundo se reunieron
en las islas Británicas, con el único propósito de
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liberar al mundo de las manos de Adolfo Hitler y
sus ideales.
El Señor me lo mostró de esa forma para que
pudiera entender Su posición. Si entendemos
cuál es la posición de Dios en este conflicto final,
podremos también entender cuál es la nuestra.
El primero de enero de 1983 fue el nacimiento
de un cambio total en la atmósfera espiritual
sobre este mundo. Y la misma seguirá cambiando.
Continuaremos enfrentando lo que ninguna otra
generación cristiana ha enfrentado, así como
ninguna organización militar en este mundo había
enfrentado a un ejército como
el que se reunió en Inglaterra
en 1944-45. Había muchas
cosas nuevas por aprender.
Nuestra generación se dirige
hacia el mayor derramamiento del
Espíritu Santo jamás visto en la historia del mundo.
No serán maniobras, ni entrenamientos, ni batallas
peleadas individualmente por iglesias, familias o
creyentes. Iremos unidos como el ejército de Jesús con
un mismo objetivo por delante: ¡liberar al mundo de
las manos de Satanás y de todas sus maniobras! En
esta batalla final, el diablo será destituido para siempre
de su dominio (Apocalipsis 12:10).
Continuaremos enfrentando lo que ninguna otra generación cristiana ha enfrentado...
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Tenemos tropas novatas que provienen de la calle
y no saben nada acerca de tradiciones religiosas. No
han estado expuestas a enseñanzas que les explican
que no pueden hacer lo que la Palabra dice que sí
pueden. ¡Sólo pensar en eso me entusiasma!
Obsérvalos. Resucitarán a los muertos antes que
tengamos la oportunidad de decirles: “Será mejor
que tengan sabiduría”. Ten sensibilidad hacia ellos.
Un buen comandante puede entrenar a alguien con
gran potencial, aunque sea peligroso, al dirigirlo con
el poder y la sabiduría del Espíritu Santo. Por el
contrario, son aquellos que no se ponen en marcha
los que no contribuyen nada en absoluto.
También contamos con algunas “tripulaciones
de bombarderos”, las cuales tienen muchas misiones
en su haber. Ellos tendrán su parte en esta fuerza
invasora, proveyendo su experiencia, a pesar de que
algunos hayan aprendido malos hábitos. Algunas de
las tácticas que utilizaron en el pasado no serán
efectivas para esta gran guerra. Esas tropas deberán
ser muy sensibles, ya que es difícil llamar a alguien
que ha tenido éxito en treinta misiones, y decirle
que no lo ha estado haciendo bien.
Sin embargo, las cosas son diferentes ahora: en
el entrenamiento se usan blancos, pero el enemigo
es real. El diablo tiene sus armas cargadas y ha
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lanzado varios ataques tratando de detener nuestra
invasión. Se está moviendo en cada área, atacando
a las familias como nunca antes. Aquellos que
jamás contemplaron el divorcio como opción, han
comenzado a considerarlo. Los que nunca
pensaron en cometer adulterio están entreteniendo
la idea, y lo justifican diciendo que de repente
nadie los comprende.
Aquellos que pensaron que sus labios no
probarían alcohol alguna vez, acompañan sus
comidas con un vino, y anhelan el segundo vaso.
Ahora los creyentes usan palabras inapropiadas y
derogatorias —palabras que creyeron que nunca
saldrían de su boca desde que aceptaron a Jesús
como el Señor de su vida—.
Ministros están siendo bombardeados con
pensamientos de derrota y desesperación. Pastores
de iglesias donde se predica la Palabra, quienes
defendían la integridad de la Palabra de Dios sin
adulterar, se encuentran en situaciones que como
hijos de Dios, no les corresponde.
¿Te has dado cuenta que, de repente, los
cristianos han dejado de llamarle pecado al pecado?
Ahora lo llaman: “Mi problema”. “Bueno, verás, yo
tengo tal o cual problema” o “Tengo algunos
problemas que me superan… el Señor los entiende”.
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Él perdona el pecado, pero no lo justifica. Sin
importar cuán grave sea tu situación como marido,
jamás deberías involucrarte con otra mujer. Aunque
tu esposa te haya abandonado porque empezaste a
hablar en lenguas. Y aunque ella se haya ido a vivir
con otro hombre desde que te abandonó, eso no
significa que tienes un problema tan grande que
puede resolverse con otra mujer. El adulterio no te
curará; por el contrario, te matará. La paga del
pecado es muerte. El pecado no es la cura; el
pecado es pecado.
Sé que estoy siendo bien directo, y es porque
no hay tiempo para suavizar la conversación. El
diablo está sediento de sangre, y te matará si se
lo permites. El período de entrenamiento ha
terminado. Debemos sincerarnos y abrirnos los
unos a los otros. No sólo se trata de enfrentar
pequeñas batallas de vez en cuando, sino de
luchar por la vida de hombres y mujeres de todo
el mundo. Queda muy poco tiempo. La hora de
jugar ya se acabó.
La situación es tan alarmante que las cosas
que hicimos hace un año, y que nos han sido
perdonadas, no podríamos hacerlas ahora, y
sobrevivir. Nos hundiríamos más y más, sin
reacción para salir a salvo.
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Tenemos nuevas tropas uniéndose a nuestras
fuerzas, las cuales deberán tomar cursos intensivos
de fe, de amor y de poder. Es tiempo de actuar
como soldados; afírmate y apégate de nuevo al
Manual. Es necesario que regresemos a la Palabra
de Dios y nos volvamos más sensibles a ella.
Revisa tus armas. ¿Has invertido tiempo en
la Palabra como lo hacías antes? ¿Sigues orando
como lo hacías años atrás? ¿Has dejado de lado
la Palabra después de conseguir una pequeña
victoria? Cuando tus problemas se multiplican,
los motores comienzan a fallar y las piezas se
desacoplan, ¿notas de inmediato que la Palabra
no estaba tan arraigada en tu corazón como
creías? ¿Has disminuido tu compromiso? ¿Eres
sensible como deberías hacia tu Instructor, el
Espíritu Santo?
Demuestra sensibilidad con aquellos a tu
alrededor que acaban de terminar su entrenamiento.
Revisa tu arsenal junto a ellos. A lo mejor descubrirás
que ellos recuerdan cosas que tú tal vez ya olvidaste.
Ten sensibilidad con todo el Cuerpo de Cristo.
Tenemos una sola meta frente a nosotros, y no
consiste en demostrar quién es el mejor “piloto
bombardero”, el mejor predicador, o la mejor
esposa. Nuestra meta es hacer lo mejor que
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podamos y seguir muy de cerca a nuestro líder, el
Señor Jesucristo. Sé sensible a Sus órdenes, y
satisface las necesidades de este mundo en agonía.
Demuele los bastiones de satanás.
6La sensibilidad al amor
C A P Í T U L O 6
VLa sensibilidad al amor
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Vuélvete sensible al Espíritu Santo. Dios ha
enviado a Su emisario personal para guiar y dirigir
este gran ejército espiritual.
Ahora no es el momento de ser tan orgullosos
que no podemos ser sensibles al Espíritu Santo
para caminar en amor con nuestro esposo, esposa,
o con un miembro de nuestra propia tripulación.
Durante la Segunda Guerra Mundial cada división
debió cooperar con las demás. Cada servicio militar
tuvo que desempeñar un papel. La guerra no se
hubiera ganado sin el trabajo en conjunto del
ejército terrestre, la flota naval, la fuerza aérea y los
infantes de marina; un trabajo en equipo. En el
ejército de Dios, todos estamos peleando por la
misma causa. Las distintas unidades: la Bautista, la
Católica, la Presbiteriana, la del Evangelio
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Completo, tendrán que trabajar conjuntamente. En
lo personal no me perderé el mayor derramamiento
espiritual que este planeta haya visto por causa de
pequeñeces, las cuales jamás subsistirían a la luz
del poder de Dios.
Vemos en Efesios 4:16: «de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por
todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de cada miembro, recibe
su crecimiento para ir edificándose en amor».
Jesús formó un Cuerpo bien concertado, pero son
las coyunturas las que lo
mantienen unido. Para que
Dios obre en nuestra unidad,
primero tenemos que hacer
algo por ella. Nosotros somos
los que fallamos al no
permanecer unidos. Cada
parte tiene un papel que desempeñar.
El siguiente refrán es una gran verdad:
“Una cadena es tan fuerte como lo es su eslabón
más débil”.
Cuando encontramos un eslabón débil en el
Cuerpo de Cristo, no deberíamos sacarlo ni
criticarlo; por el contrario, deberíamos reunirnos
alrededor de ese miembro débil y amarlo. En vez
Jesús formó un Cuerpo bien
concertado, pero son las coyunturas
las que lo mantienen unido.
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de actuar egoístamente, tendríamos que cargarlo
en nuestros hombros y fortalecerlo.
Nosotros desempeñamos un papel muy
importante en la tarea de alcanzar la unidad de
nuestra fe. La influencia de Dios lo logrará, pero
tenemos que ponernos de acuerdo con Él y
volvernos sensibles a Su influencia: «Pero esto
quiero decirles en el nombre del Señor, y en
esto quiero insistir: no vivan ya como la gente
sin Dios, que vive de acuerdo a su
mente vacía. Esa gente tiene el
entendimiento entenebrecido; por
causa de la ignorancia que hay en
ellos, y por la dureza [oscuridad,
insensibilidad] de su corazón,
viven ajenos de la vida que
proviene de Dios» (Efesios 4:17–18).
Aun para un creyente nacido de nuevo y lleno
del Espíritu Santo es posible volverse insensible,
ciego y duro.
En Efesios 4:19 leemos: «Después de que
perdieron toda sensibilidad, se entregaron al
libertinaje para cometer con avidez toda clase de
impureza». Si la vida de Dios no está fluyendo a
través de tu espíritu renacido, la lascivia comenzará
su trabajo. Cosas que no hubieras hecho en el
Nosotros desempeñamos un papel muy importante en la tarea de alcanzar la unidad de nuestra fe.
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pasado, ahora ya no te parecerán tan malas.
Lascivia significa: “propensión a los deleites
carnales”. Mientras más insensible te vuelvas, más
propenso serás a los actos de la carne.
También podríamos traducirlo como
“desenfrenado por la impureza”. La impureza es
la “debilidad de la carne”. Si estás practicando la
Palabra de Dios, tu carne no podrá dominar a tu
espíritu. La Palabra produce sensibilidad en tu
espíritu para escuchar la voz de Dios. En tanto
que el resultado de la impureza será la aflicción
del Espíritu Santo. Si contristamos a Dios, Jesús
se aleja. Él nunca te desamparará, ni te
abandonará, pues estará contigo todos los días
hasta el fin del mundo. Pero si eres insensible al
Espíritu Santo, descubrirás que cuando quieras
escucharlo, no podrás. Y pensarás: “Querido
Dios, antes yo tenía toda clase de revelación. ¿Qué
fue lo que pasó?”.
¿Recuerdas tu nivel de sensibilidad justo
después de ser salvo? ¡Sentías amor por todos,
excepto por el diablo! Con el tiempo, quizás unas
cuantas personas te ofendieron y te endureciste
con ellos. Los juzgaste como hipócritas. Tal vez
viste algo carnal en algún ministro de Dios, y te
desilusionaste por la falta de perfección.
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Nadie tiene derecho de juzgar a ningún
ministro. Él no es tu sirviente; él es un regalo de
Dios, un siervo de Dios. Ora por ellos y deja que
el Señor se encargue. Tú no puedes juzgar el
corazón de tu prójimo. Y recuerda que existen dos
ocasiones en las que deberías orar por alguien:
una, cuando crees que la persona está actuando
correctamente, y la otra, ¡cuando crees que está
actuando mal!
7Cómo fomentar la sensibilidad
C A P Í T U L O 7
T Cómo fomentar la sensibilidad
Tomar la una decisión de calidad de vivir
conforme al mandamiento del amor es el comienzo
de un corazón sensible. Una decisión de calidad es
aquella que después de hecha no se discute, ni
provoca remordimiento alguno.
El amor es tierno. Cuando decidí vivir de
acuerdo con el mandamiento de amor, comencé a
ordenar mis pensamientos en
esa dirección y eso ablandó mi
corazón. Esta decisión activó las
leyes espirituales en mi corazón,
haciendo que éste fuera más
tierno y sensible.
Cuando Dios le dio a Gloria
el llamado de predicar, tuve que
volverme sensible al mandamiento de caminar
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Tomar la una decisión de calidad de vivir conforme al mandamiento del amor es el comienzo de un corazón sensible.
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en amor. ¡No fue fácil renunciar a mi cocinera!
Todavía hay personas que piensan: “Las mujeres
pueden orar. ¡Pero bendito sea Dios!, mejor que
lo hagan mientras limpian la casa”.
No estoy diciendo que se deba desatender a la
familia. Todos tenemos nuestras tareas en el hogar y
necesitamos ser sensibles a las mismas. Pero, debes
ser sensible al hecho de que otros miembros en la
familia también deben hacer cosas para Dios.
La parte más difícil fue luchar contra mi carne.
Dios le ha pedido a Gloria que ore en lenguas por
lo menos una hora diaria. Ella se levanta temprano
y es lo primero que hace. ¡Estoy tan agradecido de
que ella ore! Pero yo no podía afrontar el hecho de
que no dejara de orar para venir a prepararme el
desayuno. Yo era muy insensible. Pensaba que era
más importante que yo comiera, y no que ella
estuviera intercediendo por mí, por mi vida y por
mi ministerio.
Una mañana entré a la cocina dando portazos e
hice ruido con las ollas porque estaba enojado.
Pensé: ¿Por qué no viene y me cocina unos huevos?
Cometí el error de decirle al Señor: Tú la llamaste a
predicar. Ahora, ¿qué voy a comer? Él me contestó:
Cocina tú mismo. ¡Eso no era lo que deseaba oír!
Finalmente me di cuenta que no tenía vergüenza,
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ni sensibilidad. Conozco de valores espirituales. Mi
esposa ha salvado mi vida más de una vez, debido
a su tenacidad en la Palabra de Dios.
Comencé rápidamente a sensibilizarme al
respecto. Oré de rodillas, tomé una decisión ante el
Todopoderoso y escribí lo siguiente: “Decido para
siempre ante Dios que no escucharé a ningún
espíritu mentiroso del diablo otra vez. La
autocompasión, la condenación, la autodestrucción,
la incredulidad y la duda no tienen más parte en
mí, ni yo en ellas. Sé cómo recibir y cómo agradar a
Dios, y haré eso mismo”.
Tomé la decisión de caminar en amor. Mi
corazón empezó a suavizarse y comencé a
actuar como debía. Mis pensamientos iban
corrigiéndose, y en lugar de hacer un gran
problema por algo sin trascendencia —como
que ella cocinara—, empecé a darle mayor
importancia a cosas trascendentales como la
oración intercesora.
La ternura continuó
creciendo en mi interior. Tomé
la decisión de hacer del mandamiento de amor, el
mandamiento de mi vida. Quiero ser alguien con
quien Jesús esté feliz, se divierta y comparta.
Recién ahora estoy comenzando a lograrlo. Él está
Tomé la decisión de caminar en amor.
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a mi lado todo el tiempo, pero no es lo mismo
que tener una relación cercana y de intimidad. No
quiero que Él se aleje por culpa de mi
insensibilidad.
Decídete a vivir por fe; Dios es tu proveedor.
No puedes ser sensible a Dios y al prójimo, y vivir
criticando al gobierno y a los que te rodean. La
inflación y la depresión económica no son más
grandes que las leyes de Dios. Actúa conforme a
esas leyes cuando las cosas se pongan difíciles. No
renuncies a dar —mejor duplica tu siembra—.
No violes las leyes de Dios, hónralas, y Él te
honrará a ti.
Dale a la Palabra el primer lugar. Sé sensible a
las Escrituras. Obedece todo lo que la Biblia dice.
Si la Palabra dice que tú eres Su justicia, créelo; si
dice que ya has sido sanado, créelo. Camina de
acuerdo con ella: vívela, estúdiala, medítala,
llénate de la Palabra y duerme pensando en ella.
Haz que crezca en tu corazón y vuélvete sensible
a cada palabra.
Desarrolla una relación personal con Dios.
Recibe Su Palabra como si Él te estuviera hablando
directamente. Pon tu nombre en cada promesa.
Conversa con el Señor como si conversaras con tu
mejor amigo. Sé sensible para entrar en la alabanza
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y adoración, y hará que seas más sensible al
Espíritu de Dios, y más consciente de Su presencia.
Luego, elimina todo el pecado de tu vida.
Tiempo atrás decidí que ya había luchado contra
ciertas cosas por mucho tiempo; cosas de las cuales
necesitaba limpiarme. Me aparté para ayunar, orar
y tener comunión con Dios.
El ayuno niega a la carne y hace que nuestro
espíritu sea más sensible. Éste no erradica el
pecado de la vida, pero el arrepentimiento sí lo
hace. Yo estaba resuelto a que no haría ninguna
otra cosa hasta que todo pecado haya desaparecido.
Actué conforme a Joel 2:13: «Desgárrense el
corazón, no los vestidos…».
Así pues, abrí mi corazón ante Dios y saqué las
cosas que había mantenido ocultas. Tomé la
decisión de hacer lo que fuera necesario para sacar
el pecado de mi vida. Como
resultado, salí transformado.
Finalmente, ora. Adéntrate a
la vida del Espíritu con todo tu
corazón, mente, cuerpo y con
todos tus recursos.
Caminar en el Espíritu es
caminar con Dios, siendo sensible, y con corazón
dispuesto hacia Él.
Caminar en el Espíritu es caminar con Dios, siendo sensible, y con corazón dispuesto hacia Él.
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8La sensibilidad al sacrificio
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E La sensibilidad al sacrificio
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Estamos en guerra. Hay sacrificios que sólo
se hacen durante una guerra. Las esposas
sensibles entregan a sus esposos para la batalla.
De igual forma, los padres sensibles entregan a
sus hijos e hijas.
La Segunda Guerra Mundial se peleó cuando
yo era apenas un niño. Recuerdo los movimientos
populares para reciclar papel y caucho. Los
apoyábamos de toda forma que podíamos. Estaba
triste porque era muy joven para ir a pelear.
Quería dar todo lo que tenía, pues todos lo
hicieron. Esposas, madres y padres de buena
voluntad sacrificaron a sus seres queridos en la
guerra. Era considerado un privilegio porque
debíamos defender una buena causa y cumplir
una misión.
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De la misma manera, es necesario hacer muchos
sacrificios en esta guerra. Algunos jóvenes les dirán
a sus padres que no irán a la escuela de leyes, ni al
seminario. Tendrán corazones lo suficientemente
sensibles como para recibir el llamado de Dios para
ir a la “guerra”. Dedicarán sus vidas a llevar el poder
liberador del evangelio a sus amigos que todavía se
drogan. Renunciarán a sus planes y a los planes de
sus padres, todo porque estamos en guerra.
Algunos pastores tendrán que dejar de lado
su reputación local para
convertirse en “fanáticos”.
Muchos tendrán que ser
suficientemente sensibles
para ir a donde se
encuentran los pecadores,
en lugar de esperar que
ellos se acerquen a la iglesia.
Para entrar en la vida espiritual de Dios, cada
área tendrá que ser tocada por la sensibilidad.
Las esposas les dirán a sus esposos que Dios
las ha llamado a una vida de intercesión. O
probablemente los esposos le dirán a sus esposas
que Dios los ha llamado a ministrar en las calles.
Eso requerirá de sacrificios y sensibilidad por
parte de todos.
Para entrar en la vida espiritual de
Dios, cada área tendrá que ser tocada por la sensibilidad.
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Todos tendremos que ser sensibles con las
mujeres en el ministerio.
El libro de Joel dice que en el tiempo del
derramamiento, todo lo que el diablo nos ha
quitado se nos devolverá. El enemigo nos ha
robado el ministerio de nuestras mujeres, y éste
será restaurado. Nuestros hijos y nuestras hijas
profetizarán. Antes de que este derramamiento
concluya, nos sentaremos a los pies de algunas
de las mujeres más poderosas de todos los
tiempos. Yo estoy casado con una de ellas y
estoy feliz por eso.
Una mujer que se conduce apropiadamente,
puede ministrar al Cuerpo de Cristo de una forma
que ningún hombre podría. Un hombre no puede
predicar desde el punto de vista de una madre.
Dios es tanto una madre como un padre. Adán fue
creado a Su imagen; es decir, tan femenino como
masculino. Idéntico a Dios. Luego Dios lo dividió
y removió la parte femenina. En inglés, el vocablo
para mujer es “woman”, proveniente de “womb”
que significa matriz y de “man” que quiere decir
hombre; unidos se traducen como “el hombre con
matriz”. Eva tenía tanta autoridad como Adán en
el principio, siempre y cuando ambos estuvieran
de común acuerdo.
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En una mujer de Dios existe una dignidad
especial, la cual no se encuentra en un hombre.
El hombre engendra un hijo, pero Dios puso
características profundas en la mujer para que
ella nutra y ame a ese hijo que trae al mundo.
Una mujer tiene la dignidad de Dios que ningún
otro ser de la creación puede reflejar.
Debido a la caída del hombre, a la mujer se le
humilló bajo una maldición. Pero la mujer ya ha
sido redimida de esa maldición (Gálatas 3:13).
Jesús ha levantado al género femenino al punto
que en la Biblia dice: «…obedezcan a vuestros
padres». No dice: “Hijos, obedezcan a vuestro
padre”. La posición de autoridad en un hogar se
representa por un hombre y una mujer unidos en
común acuerdo, siendo sensibles el uno con el
otro, sin tomar decisiones independientes.
No hay suficiente espacio en este libro para
profundizar en la explicación, pero existen
aproximadamente 300 versículos en la Biblia que
prueban que la mujer tiene el mismo lugar que el
hombre en el ministerio del evangelio. Vuélvete
sensible a las necesidades de las mujeres en tu
vida. Vuélvete sensible con tu hija, esposa, madre
y otras mujeres que te rodean.
9Jesús te ayudará a ser sensible
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S Jesús te ayudará a ser sensible
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Si no has recibido a Jesucristo como tu Señor y
Salvador, es imposible que seas sensible en tu
espíritu. Un espíritu no regenerado se encuentra
lleno de aflicción y odio. No puedes ser sensible y
amoroso con un espíritu muerto. Podrías
proponerte ser amable y amoroso de ahora en
adelante, pero eso no perduraría,
porque esa sensibilidad no
provendría del Espíritu Santo. La
clase de sensibilidad de la que
estamos hablando es la vida de
Dios. La Biblia dice que aquellos
que tienen cegado el entendimiento están alejados
de la vida de Dios (Efesios 4:18).
Ahora bien, a través del nuevo nacimiento el
Señor ha prometido darte un corazón nuevo: «Les
La clase de sensibilidad de la que estamos hablando es la vida de Dios.
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daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un
espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra
que ahora tienen, y les daré un corazón sensible.
Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan
mis estatutos, y que obedezcan y pongan en
práctica mis preceptos» (Ezequiel 36:26–27). Una
sensibilidad verdadera vendrá y habitará dentro de
ti. Será el corazón mismo de Dios.
Tendrás un corazón de carne con el que podrás
experimentar las profundas sensaciones del corazón
de Dios. Cuando Él se entristezca, tú te afligirás.
Cuando Él esté lleno de gozo,
tú también lo estarás.
La vida de Dios
residiendo en tu espíritu es
esencial para tu salvación
eterna. Jesús dijo: «para que
todo aquel que en él cree no
se pierda, sino que tenga
vida eterna» (Juan 3:15). Su
vida en ti es la garantía de
victoria en esta vida: «Porque todo el que ha
nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la
victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree
que Jesús es el Hijo de Dios?» (1 Juan 5:4–5).
Puedes vencer todas las presiones y
problemas de la época en que
vivimos por medio de Jesucristo y la sensibilidad a Su
vida, Su compasión y Su Espíritu.
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Puedes vencer todas las presiones y
problemas de la época en que vivimos por medio
de Jesucristo y la sensibilidad a Su vida, Su
compasión y Su Espíritu, las cuales habitan en tu
interior. No tienes que ser derrotado por la
inflación, la depresión, el divorcio, las
tradiciones religiosas, las enfermedades y los
males. El Altísimo habita en ti: «Hijitos, ustedes
son de Dios, y han vencido a esos falsos profetas,
porque mayor es el que está en ustedes que el
que está en el mundo» (1 Juan 4:4).
Si no has aceptado a Jesús como tu Señor y
Salvador personal, lo puedes recibir ahora mismo.
Digamos juntos esta oración. No la leas solamente;
haz un esfuerzo consciente para que las palabras
broten de lo mas profundo de tu ser. Cuando
termines de orar, habrás nacido de nuevo:
Padre celestial, en el nombre de Jesús, me presento
ante Ti.
Oro y le pido a Jesús que sea el Señor de mi vida.
Creo en mi corazón, y confieso con mi boca
que Jesús fue levantado de los muertos. En este
momento, lo acepto como el Señor de mi vida.
Jesús, ven a mi corazón, creo que soy salvo en
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este momento y que además soy un hijo del
Todopoderoso. He nacido de nuevo, soy cristiano.
Tengo un corazón sensible y puedo sentir el palpitar
del corazón de Dios.
Renuncio al pecado, a Satanás, y a todo lo que éste
se propone alcanzar. Olvido el pasado y veo a Jesús
en mi futuro.
Ahora, me propongo ser sensible a Tu vida y
naturaleza en mi corazón. Con la ayuda del
Espíritu Santo, reflejaré exteriormente la imagen
de Jesús que poseo en mi interior. Gracias por el
poder, la habilidad y el privilegio, en el nombre de
Jesucristo. Amén.
Padre celestial, vengo a Ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: «Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo» (Hechos 2:21). Estoy invocándote, llamándote. Oro y te pido Jesús, que vengas a mi corazón y seas el Señor de mi vida de acuerdo con Romanos 10:9–10: «Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación». Yo confieso ahora que Jesús es el Señor, y creo en mi corazón que Dios le resucitó de entre los muertos. ¡Ahora he nacido de nuevo! ¡Soy cristiano, hijo del Dios todopoderoso! ¡Soy salvo! Señor, también dices en Tu Palabra: «Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?» (Lucas 11:13). Entonces, te pido que me llenes con Tu Espíritu. Santo Espíritu, crece dentro de mí a medida que alabo a Dios. Me mantengo a la expectativa de hablar en otras lenguas, según Tú me concedas expresar (Hechos 2:4). En el nombre de Jesús, ¡Amén!
Comienza a alabar a Dios en este instante por llenarte con el Espíritu Santo. Pronuncia esas palabras y sílabas que recibes, no hables en tu idioma, sino en el lenguaje que el Espíritu Santo te esté dando. Debes usar tu propia voz, ya que Dios no te forzará a hablar. No te preocupes por cómo suena, pues ¡es una lengua celestial!
Continúa con la bendición que Dios te ha dado, y ora en el espíritu cada día. Ahora, eres un creyente renacido y lleno del Espíritu Santo. ¡Nunca más serás el mismo!
Busca una iglesia donde se predique la Palabra de Dios con valentía y en obediencia. Busca conectarte con una iglesia que te ame y te cuide, y haz lo mismo por ellos. Necesitamos estar conectados unos con otros. Eso aumenta nuestra fuerza en Dios; es el plan de Dios para todos nosotros.
No dejes de mirar semanalmente nuestro programa La Voz de Victoria del Creyente, disponible en varias estaciones de TV y en la internet. Vuélvete un hacedor de la Palabra. Serás bendecido al ponerla en práctica (lee Santiago 1:22–25).
Oración para recibir salvación y el bautismo del Espíritu Santo
Acerca del autor
Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y es autor de varios libros los cuales incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y ensenãdo la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk, y su más reciente producción, Big Band Gospel. También es coprotagonista, interpretando el papel de Wichita Slim, de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista, en su papel de padrino hispano, en la película The Rally estrenada en el año 2009.
Con la ayuda de oficinas y personal en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania y Singapur, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra de Dios no adulterada desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio llega a millones de personas en el mundo a través de programas de televisión semanales, revistas, mensajes en audio y videos de enseñanza, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.
Para más información acerca de los Ministerios Kenneth Copeland, visita nuestra página web: es.kcm.org
Cuando el SEÑOR les indicó a Kenneth y Gloria Copeland que iniciaran la revista La voz de victoria del creyente, les dijo:
Ésta es su semilla. Envíenla a todo aquel que responda a su ministerio, y ¡jamás permitan que alguien pague por la suscripción!
Ha sido un gozo para los Ministerios Kenneth Copeland compartir las buenas nuevas a los creyentes por más de 40 años. Los lectores disfrutan enseñanzas por ministros que escriben acerca de sus vidas en comunión con Dios, y testimonios de creyentes que experimentan la victoria en su vida diaria a través de la Palabra.
La revista LVVC es enviada mensualmente por correo, llevando ánimo y bendición a los creyentes de todo el mundo. Incluso, muchos de ellos la utilizan como una herramienta para ministrar, o la obsequian a otras personas que ¡desean conocer a Jesús y crecer en su fe!
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ministros de habla hispana están esperando tu llamada.
¡Estamos aquí para ayudarte!Tu crecimiento en la PALABRA de Dios y tu victoria en Jesús son el centro mismo
de nuestro corazón. Y en cada área en la que Dios nos ha equipado, te ayudaremos a enfrentar las circunstancias que estás atravesando para que puedas ser el campeón que Él planeó que tú seas.
La misión de los Ministerios Kenneth Copeland es que nosotros crezcamos y avancemos juntos. Nuestra oración es que tú recibas el beneficio completo de todo lo que el SEÑOR nos ha dado para compartirte.
Dondequiera que te encuentres, puedes mirar el programa La Voz de Victoria del Creyente por televisión (revisa tu programación local) y por la Internet visitando es.kcm.org/programas.
Nuestro sitio web: es.kcm.org, y nuestro blog ministerioskennethcopeland.org contienen material para tu crecimiento. También encontrarás información de contacto para nuestras oficinas internacionales en África, Asia, Australia, Canadá, Europa, Ucrania, y nuestras oficinas centrales en los Estados Unidos de América. Cada oficina cuenta con personal dedicado y preparado para servirte, listo para orar por ti. Puedes comunicarte con la oficina más cercana, o puedes llamarnos para pedir oración a nuestros números en Estados Unidos:
1-800-600-7395 (EE.UU.) +1-817-852-6000 (Internacional)
Nuestros ministros de habla hispana están esperando tu llamada (lunes a viernes de 9:30 a.m. a 5 p.m., hora central EE.UU.), o visita en la web:
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¡Jesús es el SEÑOR!
Kenneth y Gloria Copeland
