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La solución de un viejo problema de cartuchería (Lanza, 1959)

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La solucion de un viejo problemade cartucheria

Comandante Ingeniero de Armamento, de la FábricaNacional de Palencia, Francisco LANZA GUTIERREZ.

D€sde el mismo instante en que comenzó a fabricarse en grandes series la actual cartuchería defusil y ametralladora, de cualquier calibre, el problema de la precisión inspiró preocupación.

Sabido es que cuando se realiza, en las mismascondiciones aparentes, con un fusil sobre caballete, un tiro de un gran número de disparos sobreun blanco vertical, los impactos se dispersan. Ladispersión de los disparos obedece a numerosascausas de error, unas que producirán siempre lamisma desviación en el tiro y otras que ocasionarán desvíos cuya magnitud y sentido puede variar

a cada disparo.

Las causas de estos desvíos pueden depender:

1. Dei’ arma (retroceso, defectos en las dimensiones, defectos en los elementos de puntería, calentamientó del tubo, engrase del ánima, etc.);

2. De las. balas (variaciones en el peso y dimensiones, falta de simetría u homogeneidad).

3. De las vainas (dimensiones, elasticidad del

metal).4. De lid pólvora (características, forma y di

mensiones del grano, peso de la carga).5. De la atmósfera (densidad del aire, viento,

etcétera).Para el fabriante de cartuchería, es evidente

que las causas de mayor interés son aquellas queprdvienen de las balas y vainas (únicas sobre lasque puede actuar) y dentro de éstas las de las balas han sido siemre objeto de atención preferente.

En su lUcha diaria por mejorar la precisión dela munición que fabrica, el •cartuchero ha conse

guido con relativa facilida&. 6éner vainas excelentes de una contribución mínima—prácíscamente despreciable—, al aumento de la dispersión

Pero sus esfuerzd no han teni.o tJ mismo fru

to en cuanto a la obtención de balas perfectamente simétricas, bien dimensionadas y homogéneas ene’l cien por’ cien de una serie. Todo cartuchero Sa-

be que cualquier mejora en la fabricación de balas inmediatamente sé traduce en una mejor precisión en las pruebas de fuego.

¿Cuáles son, entonces, las causas de que las balas de fusil y ametralladora, resistan denodada

Figura 1. Copade latón de 90/10,de 1a que se parte para la fabricación de la bala

de 7,62 mm,

Figura 2. — BaZaasín trica pordiferencia de espesores en las paredes de la en

vuelta.

mente n gra número a salir, dentro de tolerancias, en la forma que el plano de fabricación especifica?

Aúnque el problema de fabricar balas -lo sufícientemente perfectas para que su contribución ala dispersión sea mínima, es un problema universal (todos los países ki sufren), vamos a ceñirnosexclusivamente a nuestro caso, para llegar luegoa la exposición de la solución que hemos hallado

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y que modestamente nos atrevemos a ofrecer anuestrds colegas cartueheros.

Cuando la cartuchería de fusil y ametralladora

que se producía en España se reducía exclusiva-

mente al calibre de 7 mm., pese a que las instala.ciones y maquinaria eran específicas para esa fabricación, la contribución de la perfección de labala a la precisión resultaba poco favorable. La

bala no salía demasiado perfecta a juzgar por loque el entonces vigente reglamento de cartuchería,

R-15 exigía. s decir, en la prueba de fuego paraprecisión se especificaba que “el semiperímetro del

rectángulo de dispersión obtenido con los 20 mejores disparos de una serie de 25, no debía ser superior a 40 centímetros.”

Instalaciones tal vez anticuadas, sometidas a untrabajo durísimo, fabricando cientos de millonesde balas, sufriendo desgastes y desacuerdos continuos, eran a buen seguro la causa principal de que

la dispersión no se pudiese reducir y que la precisión no mejorase.

También influía el hecho de que la prueba sehacía con fusil sobre potro o caballete, y no sobre

tubo MANN, como se hace en la actualidad.Cuando hacia los años 1938-39 comenzó a fabri

Figura 4.—Proceso de fabricación de la bala de 7,62 mm. (GETME).

estirados o embtxt-iei6ji

Figura 3.—Máquina horirontal múltiple paraembutición.

wRebat idos

L

ç)Calibrado

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carse el nuevo calibre 7,92 mm.,se caminó con paso seguro, merced a ímprobos y continuados esíuerzos, hacia una mejora notable en la precisión.Los resultados se reflejaron pronto en el nuevo

Reglamento de Cartuchería R-32, el cual para la

-prueba de precisión exige que “el semiperímetrodel rectángulo de -dispersión obtenidO con los 20mejores disparos de una serie de 25, no debe sersuperior a 25 centímetros.”

Se -ha mejorado mucho, -en efecto, pero aún sepuede mejorar más. Sabemos que muy recientemente en una reunión de representantes de variasnaciones occidentales se han fijado para la pruebade precisión de la -cartuchería de fusil y ametralla

dora las siguientes condiciones. “El semiperímetro’del rectángulo de dispersión obtenido en una seriede 10 disparos, no debe ser superior a 30 centíme

tros”. Prueba que es, evidentemente, más dura quela que exige nuestro Reglamento, y-a que -aquíeliminamos de la cuenta los 5 peores impactos dela serie de 25; allí de los 10 disparos que se hacenno se elimina ninguno.

Antes nos preguntamos que cuáles son las causasde que las balas no salgan con la perfección que esde desear, y ahora vámos a contestamos con ayudade algunas figuras que ilustran este artículo. -

En parte se debe a las copas, ci copelas (fig. 1) de

que se parte para l.a fabricación de balas, las cuales, pese a la rigurosa selección a que se las somete, púed-en presentar defectos en el limite de tolerancias, que las hace asimétricas y cuya asimetría

se acentúa en el proceso de fabricación dan-do balas como las de la fig. 2.

Por otra parte, el centrado de punzones y matrices se torna difícil en máquinas múltiples horizontales (fig. 3), sobre todo si la copa viene ya muyasimétrica, cuando estas máquinas, a lo lar-go delos años, comienzan a desajustarse. El resultado son

balas como las de la figura 2.POr último, -( fig. 4), y por no citar más que unas

pocas de las causas más “gordas”, al iniciarse losreducidos no pueden evitarse que las envueltassalgan unas veces más largas que otras (no siempre fluye el latón en idénticas condiciones), y aun-

- que se las corta al largo, al producirse la unión ylos retatidos no puede llevarse la envuelta hastael mismo fondo de las matrices con idéntica enqr

gía en todas las balas, ya que la forma -peculiar de

Figura ?—Balascon excentricidad -en ojiva y culote.

estas matrices (fig. 5), haría que en las envueltaslargas se produjese un estirado nocivo en la punta(fi-g. 6), que daría balas inútiles. Hay, pues quequedarse en un término medio’ reduciendo longitudde punzón para sacar la ojiva limpia en las balas

Figura 5. — Matri2 de r e d u e ircon orificio para

el expulsor.

Figura 6. — Balacon estirado nocivo en punta

(inútil).

t

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medias y largas, pero con ello se favorece el efectode excentricidad (fig. 7), qie inmediatamente apa

rece en las b alas cortas y, en ocasiones, en las medias y largas también. (Al hablar de balas cortas,medias y largas se entiende, desde luego, dentro detolerancias.) Y este defectd de excentricidad (figura 7) consistente en que los ejes de ojiva, cuerpoy culote forman una línea quebrada, es el que ma

yor influencia tiene en la precisión de la munición.Las excentricidades que se obtienen en punta y cono de culote, con respecto al cilindrd de cuerpo,no pasan, en el peor de los casos de 30 y 15 cen

tésimas de milímetro, respectivamente.Cuando en septiembre del pasado año (1958),

recién destinado a la Fábrica de Palencia, me hice

cargo del mandd de los talleres de cartuchería, sehallaba en proceso de fabricación una gran seriede varios millones de cartuchos de 7,62 mm. CET

ME, con bala C. S. P.-003 (fig. 8), de la cual sehablan fabricado ya unos dos millones, que, en

cuanto a precisión, cumplían perfectamente conlas condiciones impuestas por el Reglamento R-32.

Esta munición, por hallarse destinada a alimen

tar el excelente fusil de asalto español CETIvIE(sin duda alguna, uno de los mejores del mundoen su clase y reglamentario en nuestro Ejército),es objeto de especial atención por los ingenierosdel CETME, interesados en mejorar la precisiónhasta extremos análogos o superiores a los de otras

- municiones extranjeras. Con ese motivo, el citadoCentro mantenía y mantiene estrecho contacto conla Fábrica de Palencia, en donde y por las fechascitadas, se efectuaban grandes esfuerzos para mejorar la precisión. Las copás de partida se seleccionaban cuidadosamente; se vigilaba el centradade punzones y matrices con todo celo; se retocaba

el proceso y el herramental una y mil veces en lajornada, y, por último, se controlaba €1 100 por 100de la fabricación de balas. Un equipo de 16 mujeres medían la excentricidad de las balas una poruna (5.000 diarias por operaria) y se seleccionabanlas balas en dos grupos: Aquellas cuyas excentri

cidades en punta y culote no pasaban de 10 y 5 centésimas de milímetro, respectivamente, y acjueflas

otras que rebasaban esas cifras. El resultado eraun 25 por 100 de las primeras y un 75 por 100 delas segundas. Las cifras límite citadas de ls excentricidades habían sido convenidas con el’ CETME para ver si la precisión mejoraba con ésta se-

lección. En efecto, se había observado una mejoríapátente, pero que no se mantenía con regularidaddebido a que, al controlar 5.000 balas en ocho horas, la fatiga de las •operarias er.a causa de que ala más leve distracción, una o’ varias ‘balas de ungrupo pasasen al otro, dando al traste con la prueba de precisión. De todos modos, como toda la munición respondía a las exigencias del R-32, ids dosgrupos de balas terminaban ‘por mezclarse y enviarse a carga, quedando únicamente probado que

con las excentricidades límites señaladas la preciSión mejoraba; es •decir, con balas con excentrici

dades menores de 10 y 5 en punta y culote.Un nuevo contacto con el OETME, a finales de

septiembre de 1958, trajo como Consecuencia quecomenzásemos a ocuparnos de este problema conredoblado interés. Se empezó por hacer una selección efectiva de las balas en dds grupos, que llamamos A y B, según las excentricidades antedichas.Se organizaron unos turnos de descanso para combatir la fatiga de las operarias. Se comenzó un estudio sistemático de todas las causas perturbadoras y se aplicaron algunos remedios. Se revisó afondo el proceso de fabricación ‘ l herramentaly todas las balas del grupo B se hicieron pasar denuevo por las máquinas, con lo cual un 30 por 100de ellas se convertían en balas del grupo A. LoSresultados, a primeros de noviembre fueron: Un50 por 100 de balas A (con excentricidades en punta y culote menores que 10 y 5) y un 50 por 100de balas E. Las balas de uno y otro grupo no semezclaban. Se enviaban a carga y empaque separadas y los cartuchos resultantes se mantenían así.

Los c’artuchos con balas B seguían cumpliendo loestipulado en el R-32; los cartuchoS con balas Adaban unas precisiones tan buenas, que se acordó“apretar” la prueba rebajando en cinco centímetros lo admitido ‘por el Reglaménto R-32.

Durante todo el mes• de noviembre pareció quehabíamos llegado a un punto muerto. El estudiode las causas perturbadoras se hacía difícil a causa de los múltiples desgastes de las máquinas; losremedios que se nos ocurrían eran de escasa eficacia; las variaciones que introdujim& en el herramental o no dieron resultado o nos complicaron e] problema aún más. Entonces fijamos laatención en la última operación que se efectúa cohla bala, el calibrado (fig. 4). Es ésta una operaCión simple que consiste en pasar la bala, ya ter-

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minada, empujada por un punzón de culote, á través de una matriz cilíndrica que la deja a dimensiones en el cuerpo. Se nos ocurrió que esta ope

ración resultaba incompleta. Si la bala llegaba aella deformada en punta y culote, así seguiría, ya

que el calibrado sólo afectaba al cuerpo lciliindri

co. Había que completar esa operación de formaque afectase también a la ojiva y al culote.

Sin embargo,HIa “feliz. idea” no surgió hasta fi-’nales del mes, en que recibimos la visita de dos ingenieros del CEfl’IE, a quienes el estudio del problema llevó a análoga cdnclusión. ¿Por qué—nospreguntamos—seguir esta lucha persiguiendo lascausas que producen la deformación y causan laexcentricidad en una instalación y maquinaria quelleva veinte años tralajando in descanso y distamucho ya de ser nueva y moderna? ¿Por qué nodejar que la bala salga “a su aire” (dentro de loscontroles posibles.) y “arreglarla” después?

Los ingenieros del CETME expusieron su punto, de vista, coincidente con el nuestro, y nosmostraron un aparato “conformador” que habíanconstruído. Se trataba dq. coger firmemente 1a ba

la terminada por la punta y el culote y hacerla

pasar por una matriz cilíndrica que efectuaba unverdadero enderezado o “conformación” de la bala. El “conformador” experimental CETME reali

zaba, en efecto, esa iabo’r, pero por su organización y dispositivo no resultaba apropiado para unaproducción en serie. Quedó, pues, a nuestro cargoel desarrollo de la idea, feliz en verdad, sobre la

base de que la fabricación en serie no se complicase con una nueva operación que hiciese necesarias nuevas máquinas. También se acordó que encaso de que la “conformación” de la ‘bala respondiese a nuestros deseos, se “apretase” más aún laprueba de precisión tendiendo a conseguir que “elsemiperímetro del rectángulo de dispersión obtenido con una serie de 10 disparos no pasase de 20centímetros”, condiciones éstas que, en caso de serconseguidas, colocarían a nuestra munición 7,62

milímetros CE’flÍE a la altura de las mejores extran jeras.

Volvimos entonces nuestra atención sobre la última operación de la bala, el calibrado, y decidimos sustituirlapor la que dimos en llamar “conformación”. Durante los ijieses de diciembre 1958’ yenero 1959, estuvimos ocupados en proyectar un“conformador” que sustituyese a la operación decalibrado, dotado de alimentación automática yacoplado a la máquina múltiple de cinco punzones que realiza las operaciones de unión y rebatidos. Comprendimos que nuestro problema era pm

.cipalmente un problema de cenjrado y. en un esfuerzo para asegurarloS proyectamos, construimosy probamos el que denominamos “ConformadorFNP-1” (fig. 9) acoplándolo a la máquina citada.

Entró en funcionamiento el “FNP-l” a mediados‘de nero y los resultados fueron definitivos; 98 %

de balas A y un 2% de balas B. La prueba de pee-cisión para las ‘balas A cumplía lo acordado con elCETlv1E; las talas B, ahora en insignificante mi-noria, seguían cumpliendo holgadamente con loexigido por el R-32.

Figura 9.—Conformador FNP4.

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Fig. 8.—Bela de7,62 mm. (CETME) compuestade una envueltade letón 90/10,una punta deplástico (resmafenoplástica) yun núcleo de plomo antimonioso.

.7

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En los primeros días de febrero dotamos de“conformadores FNP-1” a todas nuestras máquinas y toda la producción diaria (unas 80.000 balas) comenzó a salir en las excelentes condicionesdichas. Se consiguieron de un golpe dos objetivosque, en el terreno industrial, casi siempre son contrapuestos. Se mejoró la calidad de las balas (precisión) y se abarató la producción, ya que las 16

operarias que controlaban a cien por cien la producción se hicieron innecesarias. Su número se redujo a tres. La producción de balas se controlaahora (excentricidad) por métodos estadísticos. De

cada máquina se toma cada media hora una muestra de 50 balas; se mide su excentricidad y si elporcentaje de balas B no pasa de cuatro, todo loproducido en ese tiempo se pasa al lote de las balas A. Si el porcentaje hallado en la muestra es superior a cuatxo, entonces todo lo producido en lamedia hora se inspecciona cien por cien, separándose todas las balas B y enviándolas a una máquina especialmente preparada, que las “conforma”,en un 70 %, en balas A. El porcentaje total de balas B que van a carga, como tales- es, pues, pequeñísimo.

El “conformador FNP-1” esquematizado en lafigura 9 apenas precisa explicación; su funciohamiento es sencillo y una. vez en marcha no requie

re cuidados especiales. Los punzones-guía de punta y culote, materializan el eje longitudinal de labala, y ésta, al entrar así conducida en la matrizcilíndrica, se ve forzada (si viene torcida, como enla fig. 7) a enderezarse, haciendo que los tres ejesde ojiva, cuerpo y culote coincidan, o sean para

lelos, en lugar de formar una Unoa quebrada. Labala entra en la matriz enpujada por el punzónguía de culote .y sostenida firmemente por el pun

zón-guía de punta, venciendo la oposición de unfuerte muelle antagonista, el cual es el encargadode expulsarla cuando el punzón-guía de culote se

retira.El trabajo de los “con formadores FNP-1” es muy

duro; sil desgaste es grande (hay que reponer elcasquillo matriz cada 120.000 balas), y su construcción es más complicada y costosa que una simplematriz de calibrar. Aunque este mayor dispendioestá perfectamente justificado por la mejor calidadque se obtiene y en gran parte se compensa por lamano de obra ahorrada, hemos proyectado un nuevo modelo, el “conformador FNP-2”, que entró en

funcionamiento en la primera semana del mes do

marzo pasado.El “conformador FNP-2” no difiere del “FNP-l’

más que en que se han encasquillado aquellas partes donde los desgastes eran mayores y se han re

forzado las secciones más peligrosas. Se obtuvieronasí menos roturas de punzones-guías y menos des

gaste en las partes principales.Sin embargo, la experiencia adquirida durante

el mes de abril con los “FNP-2” nos ha aconsejadoproyectar un nuevo modelo, el “conformador FN?—

3”, cuyo prototipo hemos probado en los primerosdías del presente mes de mayo con completo éxito.Este nuevo modelo, que no difiere mucho del anterior, está siendo construido en la actualidad en serie, e irá sustituyendo al anterior según se vayanproduciendo roturas y desgastes. Es más perfectoy duradero que. el “FNP-2”.

Ignoramos si nos veremos en la obligación deidear nuevos modelos. Todo es susceptible de me

jora; pero con el “FNP-3” creemos que los topesque, en acuerdo con el CETME,, nos hemos fijadopara la precisión de nuestra munición, han sidGconseguidos.

Es decir, sin el uso de “conformadoreS”, aunquetoda la munición producida cumple las exigenciasdel reglamento vigente R-32, sólo un 25 % (selec—donada con gran trabajo y coste) podría competir con las mejores cartucherías extranjeras. Empleando los “conformadores”, el 95 por % de nuestra producción (seleccionada fácilmente) puedecompetir, de igual a igual.

Naturalmente, con la experencia que los pasosciados nos ha proporcionado, tepemos “en cartera”algunos proyectos para avanzar en este campo,

tratando de conseguir una mejor munición, a másbajo precio y sacándole a nuestras ya veterariasmáquinas e instalaciones un rendimiento en cali

dad que jamás sospecharon, ni nosotros mismosnos atrevíamos a prever hace unos meses, cuandonos hicimos cargo de ellas. Pero no son aún másque proyectos y po-. ello nos abstenemos de una.más extensa mención aquí.

Terminamos, pues, este—y largo—artícúlo que

no tiene otro objeto que señalar un modesto éxitodebido al trabajo de colaboración realizado poraquellos que deseamos para nuestros bravos soldados las mejores armas alimentadas con la mejor cartuchería.

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