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LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

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LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIADURANTE EL GOBIERNO DEL GENERAL

MANUEL ÁVILA CAMACHO(1940-1946)

Page 4: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

PODER JUDICIALDE LA FEDERACIÓN

La edición de esta obra estuvo al cuidadode la Coordinación General de Compilación y

Sistematización de Tesis de la SupremaCorte de Justicia de la Nación

Page 5: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIADURANTE EL GOBIERNO DEL GENERAL

MANUEL ÁVILA CAMACHO(1940-1946)

LUCIO CABRERA ACEVEDO

Page 6: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Primera Edición: 2000ISBN 978-607-630-732-8Impreso en MéxicoPrinted in MexicoD.R. © Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Page 7: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

PRESIDENTE: Ministro Genaro David Góngora Pimentel

PRIMERA SALA, MATERIAS: PENAL Y CIVIL

Presidente: Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo

Ministro Juventino V. Castro y Castro

Ministro Humberto Román Palacios

Ministra Olga María Sánchez Cordero de García Villegas

Ministro Juan N. Silva Meza

SEGUNDA SALA, MATERIAS: ADMINISTRATIVA Y LABORAL

Presidente: Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia

Ministro José Vicente Aguinaco Alemán

Ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano

Ministro Mariano Azuela Güitrón

Ministro Juan Díaz Romero

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PRESENTACIÓN

El presente volumen número XVIII, de la serie que ha publicado este Alto Tribunal, se titula “La SupremaCorte de Justicia durante el gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho. 1940-1946.”.

Debe ser recordado que el 2 de junio de 1941 fue inaugurado el nuevo edificio de la Suprema Corte por elpresidente de al República. En el discurso inaugural dijo que “en el austero recinto de este Palacio de Justicia, quela administración del señor general de división Lázaro Cárdenas planeó y ejecutó bajo la dirección del distinguidoarquitecto Antonio Muñoz, cumple a mi gobierno la satisfacción de inaugurar el edificio que viene a dar definitivoy decoroso asiento a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.” Después agregó: “La Constitución reconoce yuna buena administración exige que la independencia de este Tribunal sea una realidad. El sistema de eleccióncada seis años de los Ministros de la Corte no garantiza suficientemente, por los vínculos materiales creados, suindependencia, al privarlos de la autonomía que les permita actuar imparcial y serenamente ...”.

Este periodo es el de la Segunda Guerra Mundial. El 1o. de junio de 1942 fue aprobado por el Congreso eldecreto de suspensión de garantías individuales durante todo el tiempo que México estuviese en estado de guerracon Alemania, Italia y Japón y fue autorizado el Ejecutivo para legislar en los distintos ramos de la administraciónpública dando cuenta a dicho Congreso de las facultades que hubiere ejercido al iniciar cada periodo de sesiones.

Sin embargo, todo el régimen constitucional quedó subsistente, habiendo seguido el Poder Judicial de la Fede-ración con sus actividades normales y el país continuó su vida con respeto a las garantías individuales. Los únicosamparos improcedentes eran aquellos contra las leyes de emergencia, pero los demás seguirían su curso normalcualquiera que fuese su naturaleza.

Por otra parte, Excélsior dijo el 31 de julio de 1942 que la Suprema Corte de Justicia de esa época “es, sinduda, la mejor de cuantas México ha tenido en la época revolucionaria ... La Corte de hoy es una Corte justa, ensu mejor sentido, porque se aparta de las pasiones y de las ideologías para cumplir su deber con firme rectitud.”.Hizo referencia al criterio del Ministro Gabino Fraga que por cierto no era un clerical, quien aclaró que el hechode que en un edificio se establezca un colegio católico no es motivo bastante para nacionalizarlo, como si fuese unbien del clero destinado clara y específicamente al culto católico.

La iniciativa de reforma constitucional sobre la inamovilidad de los Ministros de Alto Tribunal de diciembrede 1940, fue publicada hasta el 21 de septiembre de 1944. Esta iniciativa se aprobó con la salvedad de que elpresidente de la República podía pedir a la Cámara de Diputados la destitución por mala conducta de los Ministrosde la Suprema Corte. Leídos los nombramientos hechos por el presidente Ávila Camacho y que correspondían atodos aquellos Ministros que en ese momento laboraban, el Senado los aprobó, sin embargo el senador FernandoAmilpa, a nombre del sector obrero, pronunció un discurso amenazando a los Ministros si no protegían los interesesde este sector.

Page 10: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Una importante iniciativa de ley fue presentada por el presidente de la República el 21 de diciembre de1944, por la cual eran introducidas reformas al Poder Judicial de la Federación en el sentido de que tambiénserían competentes para resolver varios juicios de amparo y sus incidentes de suspensión los Tribunales de Circuito,o sea, los Unitarios. Este fue un antecedente inmediato de la creación de los Colegiados de Circuito. Su finalidadera descongestionar de trabajo a la Suprema Corte, en especial a la Tercera Sala. Sin embargo, esta iniciativa nofue aprobada por varias circunstancias.

En virtud de los sucesos sangrientos ocurridos en León, Guanajuato, la Suprema Corte intervino con apoyoen la importante ponencia del antiguo Constituyente y Ministro Hilario Medina. Este concluyó, el 7 de enero de1946, que “debe averiguarse quién llamó a las fuerzas federales y por qué motivo éstas tomaron participaciónen cuestiones atañeras exclusivamente a la vida civil de una población …”. La Corte intervino con apoyo en elartículo 97 de la Constitución a petición del Partido Acción Nacional, de la Barra Mexicana y de varios abogadoscomo don Toribio Esquivel Obregón.

Esta fue una época importante para la Suprema Corte de Justicia y para la historia de México.

MINISTRO GENARO DAVID GÓNGORA PIMENTELPRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN.

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LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DURANTE EL GOBIERNODEL GENERAL MANUEL ÁVILA CAMACHO (1940-1946)

LUCIO CABRERA ACEVEDO

CONTENIDO

9 PRESENTACIÓNMINISTRO GENARO DAVID GÓNGORA PIMENTEL, PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTEDE JUSTICIA DE LA NACIÓN

21 INTRODUCCIÓN

PARTE I

29 LA REFORMA CONSTITUCIONAL SOBRE LA INAMOVILIDAD

39 LA SUPREMA CORTE EN EL GOBIERNO DEL GENERAL ÁVILA CAMACHO INICIA SULABOR EN 1941

45 EL PROYECTO DE FRAGA Y URBINA DE REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN EN MATERIADE AMPARO ES DISCUTIDO EN SECRETO POR LOS MINISTROS DE LA SUPREMA CORTEDE JUSTICIA EN 1941

47 EL ALTO TRIBUNAL ASUME EL PROBLEMA DEL REZAGO E INAUGURA NUEVO EDIFICIOEN 1941

55 ALGUNOS FALLOS INTERESANTES EN EL AÑO DE 1941

61 EL AMPARO DE DANTE PONZANELLI CONTY PARA REVALIDAR SU TÍTULO DE ABOGADO

67 AMPARO A FAVOR DE GABRIEL ROBLES DOMÍNGUEZ SOBRE UN TERRENO DE SUPROPIEDAD UBICADO EN CALETA, ACAPULCO

69 EL PRESIDENTE URBINA RENUNCIA ANTE EL PLENO, EL QUE NO LA ACEPTA. FRAGASOSTIENE QUE DEBE SER RESPETADA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA EN TODOPROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO. EL DECRETO DE SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS ACAUSA DE LA GUERRA EN 1942

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77 DISCUSIONES DE LOS MINISTROS EN LAS SALAS EN 1942. EL MINISTRO FRAGASOSTIENE QUE TODAS LAS AUTORIDADES DEBEN NEGARSE A APLICAR LEYES QUERAZONABLEMENTE SEAN CONSIDERADAS INCONSTITUCIONALES

83 EL PROBLEMA AGRARIO EN 1942

PARTE II

91 LA CORTE PROTEGE A LOS MENORES Y ANCIANOS. LA CUARTA SALA AMPARA A LOSHIJOS FUERA DEL MATRIMONIO EN 1942

97 DE NUEVO EL MINISTRO FRAGA SOSTIENE LA FACULTAD DE TODOS LOS TRIBUNALESDE JUZGAR LA CONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES. EL PRESIDENTE URBINA TIENEPROBLEMAS POLÍTICOS EN 1943

103 INTENSO DEBATE PARA TERMINAR CON EL REZAGO EN LA CORTE. ATAQUES A LOSMINISTROS PARA IMPEDIR SU INAMOVILIDAD EN 1943

109 LA DECLARATORIA DE INAMOVILIDAD PROVOCA CAMBIOS EN 1943. OPINIONES DELOS MINISTROS SOBRE REFORMAS A LA CORTE Y SOBRE EL MINISTERIO PÚBLICO

113 LA CUARTA SALA TIENDE EN GENERAL A FAVORECER A LOS PATRONES Y LASCENTRALES OBRERAS PROTESTAN EN 1943

119 EL ALTO TRIBUNAL AMPARA CONTRA LA EXPROPIACIÓN DE “EL MANTE”. EN MATERIAAGRARIA RESPETA A LA PEQUEÑA PROPIEDAD QUE TENGA CERTIFICADO DEINAFECTABILIDAD EN 1943

125 EL AMPARO DE “EL MANTE”

137 EN 1943 Y 1944 FUE APLICADA LA PENA DE MUERTE POR UNA LEY DE EMERGENCIA.VARIOS CASOS PENALES SON DE INTERÉS Y LOS EXILIADOS ALEMANES SEMANIFIESTAN CONTRA EL NAZISMO

PARTE III

145 A PRINCIPIOS DE 1944 LA SUPREMA CORTE ESTÁ CASI PARALIZADA EN ESPERA DENUEVOS NOMBRAMIENTOS

149 TODOS LOS MINISTROS SON INAMOVIBLES, PUES FUERON RATIFICADOS. LA SALAPENAL ESTUDIA EL AMPARO CONTRA EL MINISTERIO PÚBLICO. LA PROCURADURÍAGENERAL DE LA REPÚBLICA HACE UN ANTEPROYECTO DE REFORMAS AL PODERJUDICIAL FEDERAL

155 LA COMISIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS Y PROGRAMAS LEGISLATIVOS ADSCRITA A LAPROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA, SOMETE AL SENADO UNA IMPORTANTEINICIATIVA DE REFORMAS AL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN, POR CONDUCTODEL EJECUTIVO

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161 EL PROBLEMA AGRARIO EN 1944

165 INICIATIVA DE REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN SOBRE EL PODER JUDICIAL DE LAFEDERACIÓN Y CREACIÓN DE UNA COMISIÓN DE RESPONSABILIDADES YMEJORAMIENTO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DE 21 DE DICIEMBRE DE 1944,DEL PRESIDENTE ÁVILA CAMACHO

169 EN 1945 LAS REFORMAS AL PODER JUDICIAL FEDERAL Y A LA LEY DE AMPARO QUEDANPENDIENTES Y SON MATERIA DE ESTUDIO. LA PRIMERA SALA NO CONCEDE EL AMPAROPARA QUE EL MINISTERIO PÚBLICO EJERCITE LA ACCIÓN PENAL

173 LOS MINISTROS DEL ALTO TRIBUNAL ACEPTAN LAS REFORMAS LEGALES EN MATERIADE AMPARO Y HACEN SUGERENCIAS AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EN JULIODE 1945. TERMINA EL ESTADO DE EMERGENCIA

177 ALGUNAS TESIS SUSTENTADAS POR EL ALTO TRIBUNAL EN 1945

183 EL CASO DE LEÓN, GUANAJUATO, Y LA INTERVENCIÓN DE LA SUPREMA CORTE EN1946

APÉNDICE DOCUMENTAL

1940

191 INICIATIVA DEL EJECUTIVO SOBRE LA INAMOVILIDAD DE LOS MINISTROS DE LASUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

1941

195 NUEVA CORTE Y NUEVA POLÍTICA

197 UNA SALA MERCANTIL

199 RESPETO AL PODER JUDICIAL. UN CAPÍTULO INCOMPLETO DE UN LIBRO INTERESANTE

201 SE ROBUSTECE LA VERSIÓN DE QUE HAY AGENTES DE LA GPU OPERANDO EN EL PAÍS

202 LAS ESCUELAS ARTÍCULO 123

203 YA NO SERÁ OBLIGATORIA LA REINSTALACIÓN SI PREFIERE EL PATRÓN PAGAR ALOBRERO

205 QUE LOS MAGISTRADOS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA USEN LA TOGA

206 DICTAMEN DE LA COMISIÓN DE CINCO MINISTROS SOBRE EL PROBLEMA DEL REZAGODE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA EN 1941

209 RESOLUCIÓN DE LA CORTE CONTRA EL RUIDO, NEGÁNDOSE UN AMPARO

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210 SIQUEIROS ESTÁ EN ESTA CIUDAD Y SE PRESENTA

211 AMPARO A MEDIAS A DAVID ALFARO SIQUEIROS

212 SEMITAS QUE SE AMPARAN

213 LOS SECRETARIOS DE LA CORTE

215 DISCURSO DEL PRESIDENTE MANUEL ÁVILA CAMACHO AL SER INAUGURADO ELNUEVO EDIFICIO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA EL 2 DE JUNIO DE 1941

218 INAUGURACIÓN DEL NUEVO LOCAL PARA LA SUPREMA CORTE

222 ACTIVIDAD EN LA TERCERA SALA DE LA CORTE

223 JUEZ DE DISTRITO EN ACAPULCO, CONSIGNADO

224 EL PROCEDIMIENTO PENAL EN MÉXICO

226 NO EXISTE LA LEGÍTIMA DEFENSA DEL HONOR: TESIS DE LA SUPREMA CORTE

227 LA SUPREMA CORTE DIRÁ LA ÚLTIMA PALABRA EN EL CASO DEL AMPARO DEL PADREJIMÉNEZ

228 LOS PROYECTOS DE LA SUPREMA CORTE

229 LA JUSTICIA TUERTA

230 EL FICHAJE PREMATURO A LOS DETENIDOS, ESTUDIA LA CORTE

231 RECHAZAN LOS SENADORES EL PROYECTO DEL JURADO POPULAR

232 LA SUPREMA CORTE NO PUEDE REVISAR SUS PROPIOS FALLOS

233 EL RECURSO DE SÚPLICA

234 LOS DERECHOS DE LOS HIJOS

235 LA OCUPACIÓN DEL “HAMELN”

236 LIBERTAD DE PENSAMIENTO

237 MANUEL RODRÍGUEZ LOZANO FORMALMENTE PRESO

238 DRAMA ENTRE NOVIOS, ELLA FUE CONDENADA

239 VA A SER DEVUELTO UN VIEJO EDIFICIO

240 INMUEBLE NACIONALIZADO QUE SERÁ DEVUELTO

Page 15: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

241 UN CARGAMENTO DE ENERVANTES

242 AMPARÓ LA SUPREMA CORTE AL PADRE AURELIO JIMÉNEZ

246 HAY 16,000 AMPAROS REZAGADOS EN LA CORTE

247 INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, ALTERMINAR EL AÑO DE 1941.

1942

257 EL MINISTERIO PÚBLICO FEDERAL. LA NUEVA LEY ORGÁNICA

259 EN PRO DEL MEJORAMIENTO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

261 LA INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO FEDERAL EN LOS JUICIOS DE AMPARO

263 MÉXICO SEGUIRÁ NORMALMENTE SU VIDA JURÍDICA

264 DECRETO DE SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS INDIVIDUALES (1o. DE JUNIO DE 1942)

265 COMENTARIO DEL LICENCIADO JORGE VERA ESTAÑOL A LA SUSPENSIÓN DEGARANTÍAS

267 OBSERVACIONES IMPORTANTES SOBRE LA SUSPENSIÓN DE LAS GARANTÍAS FUERONHECHAS POR EL PROCURADOR GENERAL DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

269 ALCANCE DE LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS

270 PREVENCIONES GENERALES RELATIVAS A LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS

276 NACIONALIZACIÓN DE BIENES ECLESIÁSTICOS

278 EL PLENO APRUEBA SE SUGIERA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SEA DEROGADAUNA LEY HACENDARIA DICTADA COMO DE EMERGENCIA PARA DESOBEDECER UNAMPARO

280 EL AMPARO AGRARIO

281 REGLAMENTO RELATIVO A SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS

285 REAFIRMACIÓN DEL AGRARISMO POR LA SUPREMA CORTE

287 LA IMPROCEDENCIA DEL AMPARO EN MATERIA AGRARIA

288 LA PEQUEÑA PROPIEDAD Y EL AMPARO

291 EL AMPARO Y LA PEQUEÑA PROPIEDAD AGRÍCOLA

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293 DECRETO DEL EJECUTIVO PARA LA PROTECCIÓN DE LA PEQUEÑA PROPIEDAD EN LAREPÚBLICA

295 LA GRANDEZA DE RECTIFICAR

297 PROYECTO DEL MINISTRO GABINO FRAGA

305 EL INDEBIDO MONOPOLIO DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN PARA CONOCERDE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES

314 INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN ALTERMINAR EL AÑO DE 1942

1943

321 LA COMPAÑÍA AZUCARERA DE “EL MANTE”, S.A.

344 EVOLUCIÓN DEL JUICIO DE AMPARO

346 LA INAMOVILIDAD JUDICIAL

348 EL PODER JUDICIAL

349 VOTO DE CONFIANZA DE LA CTM A LA CNC Y AL SENADO CONTRA LA SUPREMA CORTEDE JUSTICIA

351 PERSPECTIVA

352 INAMOVILIDAD JUDICIAL

354 INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, ALTERMINAR EL AÑO DE 1943

1944

367 LAS MISERIAS DE LA SUPREMA CORTE

370 ¿CUÁNDO EL ADULTERIO ES PUNIBLE?

373 LAS FALLAS DEL MINISTERIO PÚBLICO

375 LA SUPREMA CORTE Y EL MINISTERIO PÚBLICO

377 LAS CUESTIONES POLÍTICAS Y LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

379 CUESTIONES INTERNACIONALES: LOS DERECHOS Y DEBERES INTERNACIONALES DELHOMBRE. APLICACIÓN PRÁCTICA

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381 IMPORTANTES REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN EN LO QUE SE REFIERE AL RÉGIMENJUDICIAL

388 LAS NUEVAS BASES DEL JUICIO DE AMPARO

391 INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUSPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,LICENCIADO DON SALVADOR URBINA, CORRESPONDIENTE AL PERIODO ANUAL DE 1944

1945

399 POR UNA JUSTICIA MEJOR

401 ¿UNA CORTE PRISIONERA?

403 DIO MUERTE EN TOLUCA A ZÁRATE ALBARRÁN EL INGENIERO FERNANDO ORTIZ RUBIO

404 DECRETO QUE LEVANTA LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS DECRETADA EL PRIMERO DEJUNIO DE 1942, CON LAS EXCEPCIONES QUE SE ESPECIFICAN

406 CÓDIGOS, JUECES Y POLICÍAS. A PROPÓSITO DE UNA REFORMA A LA LEY PENAL

408 INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,LICENCIADO DON SALVADOR URBINA, CORRESPONDIENTE AL PERIODO ANUAL DE 1945

1946

415 LA PONENCIA DE HILARIO MEDINA EN EL CASO DE LA INTERVENCIÓN DE LA SUPREMACORTE CON MOTIVO DE LOS SUCESOS DE LEÓN, GUANAJUATO

419 INTERVENCIÓN DEL MINISTRO OLEA Y LEYVA EN EL CASO DE LEÓN, GUANAJUATO

422 LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Y EL CASO DE MONTERREY

424 UN PENOSO CONTRASTE

426 MI CUARTO A ESPADAS. “TIMIDECES DE GACELA”

428 DOCUMENTO HISTÓRICO

430 ESTAR EN FORMA

432 CRISIS DE LA JUSTICIA

434 CONVERSANDO CON MARIANO AZUELA

436 LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA ANTE LOS PRÓXIMOS COMICIOS ELECTORALES

Page 18: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

438 INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUSPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,LICENCIADO DON SALVADOR URBINA, CORRESPONDIENTE AL PERIODO ANUAL DE 1946

451 BIBLIOGRAFÍA

Page 19: LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Lucio Cabrera Acevedo

LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIADURANTE EL GOBIERNO DEMANUEL ÁVILA CAMACHO

(1940-1946).

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21ARCHIVO/SCJN/PARTE 1/INTRODUC

Durante el gobierno del presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, hubo tres acontecimientosimportantes para la Suprema Corte de Justicia: el primero fue la publicación de la reforma constitucionalsobre la inamovilidad de los Ministros del tribunal, lo que ocurrió el 21 de septiembre de 1944; el segundofue la iniciativa de reformas al Poder Judicial de la Federación y la creación de una Comisión de Res-ponsabilidad y Mejoramiento de la Administración de Justicia de 21 de diciembre del mismo año de 1944,lo cual es el primer antecedente de los Tribunales Colegiados de Circuito, pero que no fue aprobada debidoa la fuerte oposición de los Ministros de la Corte contra esa Comisión; y la tercera fue la intervención delAlto Tribunal en enero de 1946, en los sangrientos sucesos ocurridos en León, Guanajuato, haciendo usode las facultades que le otorgaba la fracción III del artículo 97 de la Constitución.

En septiembre de 1944 volvió a surgir el tema de que los Ministros de la Suprema Corte inamoviblesserían dados a conocer ese mismo año, pues la ley que estableció la inamovilidad fue aprobada por ambasCámaras y por las Legislaturas de los Estados y solamente había estado pendiente su promulgación y quese pusiera en vigor, lo cual era inminente.

Finalmente fue publicada la ley sobre la inamovilidad en el Diario Oficial de 21 de septiembre de1944. El presidente de la República podía pedir a la Cámara de Diputados la destitución por mala conductade los Ministros de la Corte. Los Ministros del Alto Tribunal se reunieron en Pleno secreto para cambiarimpresiones y resolvieron continuar trabajando, pues ninguna ley preveía que se interrumpieran las labores.Pero estaba en pie su resolución tomada tiempo atrás de dejar en completa libertad al presidente ÁvilaCamacho para hacer nuevas designaciones o para ratificarlos cuando estuviera consumada la inamovilidad.

La CTM atacó a los Ministros de la Suprema Corte y se declaró en contra de la ley de la inamovili-dad, pues dijo que ellos habían destruido las conquistas de los obreros y de la Revolución.

En el Senado, el presidente de esta Cámara, Esteban García de Alba, ordenó a la secretaría que leyesela lista de los nombramientos hechos por el presidente Ávila Camacho y que fue la de todos los que enese momento laboraban como Ministros de la Corte. Los senadores aprobaron las designaciones, exceptolos del sector obrero. Después el presidente del Senado hizo la declaratoria de que eran ratificados dichosMinistros. Entonces Fernando Amilpa dijo un discurso amenazando a los Ministros si no eran obreristas.A continuación entraron al salón del Senado cada uno de los Magistrados y rindieron la protesta de rigor.

INTRODUCCIÓN

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22 SUPREMA CORTE DE JUSTICIAARCHIVO/SCJN/INTRODUC

La protesta la rindieron los Ministros Salvador Urbina, Roque Estrada, Nicéforo Guerrero, Hilario Me-dina, Jesús Rebolledo, José María Ortiz Tirado, Eduardo Vasconcelos, Hermilo López Sánchez, AntonioIslas Bravo, Emilio Pardo Aspe, Alfonso Francisco Ramírez, Fernando de la Fuente, Teófilo Olea y Leyva,Octavio Mendoza González, Agustín Mercado Alarcón, Manuel Barttlet, Carlos I. Meléndez, Ángel Carvajal,Franco Carreño y Vicente Santos Guajardo. Los senadores los felicitaron, excepto los de la CTM. Así, pues,todos los Ministros fueron ratificados sin excepción.

Después fue reelecto presidente del Alto Tribunal el Ministro Salvador Urbina, el que tomó la palabrapara decir: “El honor es para el presidente de la República; los beneficios son para el país. Nosotros no debemosolvidar, señores Ministros, que hoy más que nunca nuestro deber es mayor y nos debemos a nuestro país yque ahora que estamos investidos de la toga de la inamovilidad judicial, nuestras responsabilidades debemossentirlas con mayor intensidad que antes, para corresponder con nuestra actuación a los ideales de lainamovilidad judicial y que todos nos superemos, si cabe, en nuestra labor día a día.”.

La iniciativa más importante, después de la de inamovilidad de los Ministros de la Suprema Corte, fueaquella ocurrida tres meses después, el 21 de diciembre de 1944, por la cual eran introducidas reformas alPoder Judicial de la Federación y al juicio de amparo en el sentido de que también serían competentes pararesolver varios juicios constitucionales y sus incidentes los Tribunales de Circuito. No estaba precisado siestos Tribunales serían los mismos Unitarios o si la ley reglamentaría que estarían integrados por tres Magis-trados y serían Colegiados. Pero el hecho es que esta iniciativa de reforma constitucional se adelantó a laque entró en vigor en 1951 creando los Tribunales Colegiados de Circuito. Lógicamente, su finalidad eradescongestionar de juicios a la Suprema Corte de Justicia, en especial a la Tercera Sala.

Simultáneamente a esta iniciativa fue presentada otra que creaba una Comisión de Responsabilidad yMejoramiento de la Administración de Justicia, encabezada por el procurador general de la República, JoséAguilar y Maya, la cual podía fincar responsabilidades a los Ministros de la Suprema Corte, a Jueces y Magis-trados federales y locales ante las Cámaras del Congreso. Esto creó una fuerte oposición de los Ministrosdel Alto Tribunal, al grado que presentaron su renuncia al presidente de la República, Manuel Ávila Camacho.Intervino hábilmente el presidente de la Corte, Salvador Urbina, evitando la renuncia y logrando que elpresidente Ávila Camacho retirara las dos iniciativas que ya habían sido aprobadas por el Senado.

Sin embargo se publicó que a sugerencia de la Primera Comisión de Puntos Constitucionales del Senado,éste haría un estudio más detenido de la iniciativa conociendo y consultando los puntos de vista de losMinistros de la Suprema Corte, aplazando el estudio y discusión del proyecto hasta el próximo periodo desesiones del Congreso. (1)

En realidad, lo que ocurrió fue que los Ministros de la Suprema Corte de Justicia estuvieron opuestos ala iniciativa que creaba esta Comisión y el presidente de la República, Ávila Camacho, estuvo de acuerdocon ellos en retirarla, lo cual fue presentado ante la opinión pública como un dictamen de la Cámara deSenadores de retirar el proyecto de ley para un estudio más cuidadoso.

Otro asunto que ocurrió en este sexenio de gran interés fue el de León, Guanajuato, a principios de 1946,en el cual la Suprema Corte ejercitó por excepción las facultades que le ha otorgado el artículo 97, fracciónIII, de la Constitución.

El 2 de enero de 1946 las fuerzas federales empezaron a disparar desde el Palacio Municipal de León,Guanajuato, sobre una multitud que tuvo que dispersarse por las calles. Pero en éstas se encontraban a suvez más elementos militares que abrieron fuego sobre las personas y persiguieron a los grupos dispersosdisparándoles desde vehículos militares. El resultado aproximado fue de trescientos heridos y cuarentamuertos. Fueron detenidas más de ochenta personas y las órdenes de aprehensión fueron numerosas. Antela gravedad de los hechos el presidente de la República dispuso que se trasladaran a esa ciudad el licenciadoPrimo Villa Michel, secretario de Gobernación y el general Bonifacio Salinas Leal, jefe de la Zona Militaren el Estado de Guanajuato, con objeto de llevar a cabo minuciosas investigaciones.

(1) El Universal, 1o. de enero de 1945.

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231940-1946ARCHIVO/SCJN/INTRODUC

La multitud pretendía apoderarse del Palacio Municipal, el cual estaba custodiado por fuerzas delínea y entonces ocurrió el choque sangriento. Al parecer las autoridades locales demandaron la presenciade fuerzas federales para mantener el orden y éstas dispararon sobre la multitud ante la disyuntiva deverse desalojadas por ésta.

El Partido Acción Nacional envió a la Suprema Corte una comunicación firmada por su Comité NacionalDirectivo, o sea, por Manuel Gómez Morín y Roberto Cosío y Cosío pidiendo su intervención. Asimismo,la Barra Mexicana intervino para excitar la intervención del Gobierno Federal y, en especial, del PoderJudicial de la Federación para que fueran investigados los hechos ocurridos en León, Guanajuato. La Barraexpuso:

“La Barra Mexicana no ha podido menos de sentirse honda y dolorosísimamente impresionada porlos acontecimientos que han tenido lugar en la ciudad de León durante los últimos días y causado tantasmuertes de hijos de la patria mexicana.

“Pero aparte de este sentimiento de pena que debe ser natural a todos los mexicanos, la Barra se ve par-ticularmente afectada por la circunstancia de que los acontecimientos a que aquí nos referimos envuelven,indudablemente y cualquiera que sean los culpables —pues sobre éste punto no prejuzga la misma Barra—tremendas violaciones legales que puedan haber llegado al asesinato a sangre fría, si algunas informacionesdadas se confirman. En estas condiciones, obligada como está nuestra asociación, por el supremo objeto desu instituto, a velar en todo lo que le sea posible por el imperio del derecho y el consiguiente respeto a lasleyes, hace pública excitativa a los órganos gubernamentales, para que hagan una cuidadosa y recta investi-gación de los hechos, y castiguen a los culpables, cualesquiera que sean, con la seriedad que ameritan loshechos. México, D.F. a 4 enero de 1946. Lic. Trinidad García, Presidente, Lic. Roberto L. Mantilla Molina,Secretario General.” (2)

También fue dirigida a la Suprema Corte una petición de los abogados Toribio Esquivel Obregón, LuisAraujo Valdivia y Javier San Martín Torres en el mismo sentido, o sea, pidiendo que efectuase una investi-gación con fundamento en el artículo 97 de la Constitución sobre la violación del voto público y a las ga-rantías individuales.

La Suprema Corte en Pleno turnó los escritos de Acción Nacional y de la Barra, así como los de otrosabogados al Ministro que eligieron y que fue Hilario Medina, Constituyente y oriundo de León, Guanajuato,o sea, de la misma ciudad donde ocurrieron los hechos. Medina sería el ponente en el estudio sobre laposible intervención de la Suprema Corte.

La ponencia de Hilario Medina —antiguo maestro de historia y de derecho constitucional— constó detrece fojas y la presentó en la sesión de 7 de enero de 1946, diciendo en ella:

“Las razones que ha tenido la Suprema Corte para mantenerse al margen de las contiendas políticas,subsisten en toda su integridad cuando se trata de contiendas entre partidos políticos que acuden a la Cortecon la esperanza de que la intervención de ésta traiga consigo un pronunciamiento favorable a sus intereses,porque ello implica una verdadera revisión de las elecciones y de los procedimientos electorales, con locual la Corte se sale de su función y se convierte en verdadero y único elector, contraviniendo de estamanera los principios democráticos en que descansa la Constitución de la República.

“Sin embargo, en ninguno de estos anteriores casos se ha puesto en duda el verdadero papel que en elconcierto constitucional tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta es un poder político, desdeel momento en que el Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivoy Judicial, y éste último lo encomienda la Constitución a la Suprema Corte de Justicia. Como la Constituciónes política los altos órganos representativos por los cuales el pueblo ejerce su soberanía son entidadespolíticas y la Constitución designa a la Suprema Corte con el nombre de Poder Judicial de la Federación.Es, pues, un poder de naturaleza esencialmente política, que al mismo tiempo desempeña funciones

(2) Excélsior, 5 de enero de 1946.

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judiciales. Si se examina el contenido de las funciones judiciales de la Suprema Corte, fácilmente se advierteque todas ellas están impregnadas de un marcado carácter político, supuesto que todas se resumen esen-cialmente en esto que es preponderante: mantener incólume la vigencia de la Constitución y la preponde-rancia de la Constitución Federal sobre las demás leyes.

Hilario Medina continuó:“Como no se trata de reexaminar una función electoral ya definitivamente concluida, ni se trata de señalar

determinadas violaciones a la ley en las elecciones que tuvieron lugar en la ciudad de León, ni se trata dedar el triunfo a ninguno de los contendientes, sino de una serie de hechos que tuvieron lugar con motivo de laselecciones y que se resuelven en violaciones del voto público, de las garantías individuales, y de la comisiónde delitos penados por la ley federal, debe intervenir la Suprema Corte ejerciendo las funciones que le dael artículo 97, si lo juzga conveniente.

“Creo que puede sentarse este criterio. Cuando con motivo de una función electoral haya derramamientode sangre por la debida o indebida intervención de la fuerza armada, es llegado el caso de ejercer la facultad deaveriguación, porque ésta no implica pronunciamiento a favor de partido o persona, sino el establecimientode hechos comprobados para las responsabilidades y sanciones que procedan por violaciones a las garantíasindividuales, al voto público o a la ley penal federal.

“Que hay materia de averiguación en el presente caso, salta a la vista:“Debe averiguarse por qué razón había fuerzas federales acantonadas en la ciudad de León el día de

las elecciones, cuando por mandato constitucional (artículo 129) las fuerzas deben permanecer alejadasde las poblaciones.

“Debe averiguarse quién llamó a las fuerzas federales y por qué motivos éstas tomaron participación encuestiones atañeras exclusivamente a la vida civil de una población, en las cuales no tiene absolutamentenada que ver la presencia de la fuerza armada ni se trata de cuestiones relacionadas con la disciplina militar.Debe averiguarse también por qué motivo el jefe de la dicha fuerza acudió a ese llamado y de quién recibióórdenes para hacer fuego sobre la población inerme. Debe averiguarse también por qué dio la orden a lossoldados de hacer fuego y transformar la plaza principal de León en un campo de batalla, si es cierto, como sedice, que fuerzas federales bloquearon las calles que desembocan en la plaza principal e impidieron la salidade los manifestantes. El conjunto de hechos denunciados presta materia a una investigación pronta y su-maria en el lugar de los acontecimientos para aprovechar los elementos recientes de los mismos y poderllegar a conclusiones dirigidas de presentarse ante esta Suprema Corte para tranquilidad de la concienciapública y garantía de los derechos ciudadanos.

Para finalizar, el Ministro Hilario Medina concluyó:“Por las razones que anteceden me permito proponer al Pleno de la Suprema Corte la siguiente

proposición:“La Suprema Corte de Justicia de la Nación considera conveniente ejercer las funciones que le señala

el artículo 97 de la Constitución Política de la República para averiguar, por medio de una comisión de su seno, sien los sucesos registrados en León a que se refiere el telegrama de cuenta ha habido violación a las garantíasindividuales, al voto público o a la ley federal. México, D.F., 5 de enero de 1946. (3)

El Ministro Islas Bravo fue el único que votó en contra de la ponencia de Medina, pues los otros Minis-tros la aprobaron con pequeñas modificaciones. Dijo que no estaba de acuerdo en que la Corte hiciese elpapel de policía en estas investigaciones y que la petición del PAN era antijurídica pues los delitos no eranindividualizados: “se hace un revoltijo”. Al mismo tiempo se habla —dijo Islas Bravo— de voto públicoque de ataúdes, de bloqueo de calles y de órdenes de fuego. Además, el artículo 97, fracción III, no estáreglamentado. Finalmente dijo que estaba a favor de la democracia dirigida, pues en esos tiempos todoestaba dirigido.

(3) Actas del Pleno secreto. Sesión de 7 de enero de 1946. El Universal, 7 de enero de 1946.

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El presidente Salvador Urbina declaró entonces que la Suprema Corte de Justicia “considera convenienteejercitar las funciones que le señala el artículo 97 de la Constitución Política de la República para averiguar,por medio de una comisión de su seno, si en los sucesos registrados en León … ha habido violaciones a lasgarantías individuales, violaciones al voto público y violaciones a la ley federal …” Fueron designadospara practicar la averiguación los ministros Roque Estrada y Carlos L. Ángeles. (4)

El 31 de enero de 1946 dichos ministros rindieron su informe sobre los sucesos de León, Guanajuato,y el ministro Roque Estrada hizo esta proposición al Pleno de la Suprema Corte:

“Como consecuencia de lo anteriormente expuesto y dado que en este informe y en sus anexos aparecendatos bastantes para presumir que en el caso León, Guanajuato, hubo violaciones de garantías individualesy del voto público y comisión de delitos del orden federal, nos permitimos proponer que esta SupremaCorte de Justicia, en ejercicio de la facultad que le concede el artículo 97 constitucional, acuerde: Primero.—Envíese copia de este informe y de sus anexos al C. Presidente de la República, para los efectos a que hayalugar. Segundo.—Comuníquese igualmente al C. Gobernador del Estado de Guanajuato. Tercero.—Hágasesaber este acuerdo a los peticionarios”. Recogida la votación sobre esta proposición, fue aprobada por unani-midad de quince votos de los Ministros presentes. El Ministro Medina expresó que, en su concepto, no tansólo aparecen datos bastantes para presumir que hubo violaciones de garantías individuales y del voto públicoy comisión de delitos del orden federal, “sino que estos datos son bastantes para concluir que existen talesviolaciones y delitos.”. (5)

Sin embargo, este caso de León, Guanajuato, no sentó un precedente para otros semejantes. En efecto,el 2 de diciembre de 1945 hubo elecciones en Monterrey, Nuevo León, con motivo de las cuales hubopeticiones de varios partidos políticos de ese lugar pidiendo la intervención del Alto Tribunal para investigarviolaciones a las garantías individuales y al voto público. Fue comisionado para investigar el MinistroIslas Bravo y después de amplia discusión por mayoría de trece votos fue aprobado que la Suprema Corteno estimaba conveniente el nombramiento de una comisión conforme al artículo 97 de la Constitución.El Ministro de la Fuente expuso que formularía voto particular y a su lado estuvieron los Ministros Olea yLeyva, Santos Guajardo, Ortiz Tirado, López Sánchez y Pardo Aspe. Sin embargo, Hilario Medina votó encontra de la designación de la comisión dictaminadora. Lo mismo ocurrió con los conflictos electorales delEstado de Tamaulipas, en los que hubo un dictamen favorable que finalmente —después de amplia discusión—no fue aprobado porque no se trataba de violaciones de carácter federal.

Cabe agregar que el licenciado Agustín Téllez fue designado Ministro en la vacante que dejó donNicéforo Guerrero para ocupar el cargo de gobernador provisional de Guanajuato. O sea, que como resultadode esta averiguación fue depuesto el gobernador y su lugar lo ocupó un Ministro de la Suprema Corte.

En el presente estudio sobre el periodo del presidente Manuel Ávila Camacho no fue posible consultarlas versiones taquigráficas de las discusiones que tuvieron los Ministros de la Corte Suprema en los diversosasuntos. Solamente pudieron ser consultados los libros de actas del Tribunal Pleno. La razón fue que dichasversiones taquigráficas desgraciadamente están extraviadas o fueron destruidas hace varios años segúninformes fidedignos. Esta laguna determinó que en la presente investigación haya tenido que acudirse a lasnoticias de los periódicos, que aunque son una fuente histórica secundaria ofrecen una versión e informaciónbastante completa, sobre todo si son varios los consultados.

(4) Actas del Pleno secreto. Sesión de 7 de enero de 1946.(5) Actas del Pleno secreto. Sesión de 31de enero de 1946.

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PARTE I

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1. LA REFORMA CONSTITUCIONALSOBRE LA INAMOVILIDAD

El 16 de diciembre de 1940 el Ejecutivo Federal presentó ante la Cámara de Senadores un proyecto dereformas a los artículos 73, fracción VI, inciso IV, al 94 y 111 de la Constitución de la República. Expusoel presidente Manuel Ávila Camacho que una de las conquistas de la ciencia constitucional y con apoyo en laexperiencia de los pueblos más civilizados, la independencia, la honestidad y la sabiduría de los Magistradossolamente pueden lograrse mediante el principio de la inamovilidad judicial. Que es esencia de la inamovi-lidad el que un Juez no sea removido si cumple con el deber que tiene de aplicar recta e imparcialmente lasleyes del país, pero que en nuestro medio social se impone la necesidad de que el presidente de la Repúblicaesté en aptitud de destituirlo con aprobación de las Cámaras de la Unión cuando su conducta no se ajustea las obligaciones inherentes al desempeño de su cargo. En efecto, la remoción de un funcionario judicialno puede quedar siempre supeditada a la demostración de su culpabilidad por medio de pruebas irrefutablesdentro de procedimientos jurídicos comunes, tanto porque resulta difícil encontrar esas pruebas, cuantoporque el espíritu público de nuestro país no está suficientemente acostumbrado a denunciar los casos enque las autoridades judiciales incurren en responsabilidad o en violación de la ley. En esa virtud, el EjecutivoFederal considera conveniente dejar al presidente de la República la responsabilidad de apreciar, enconciencia, la conducta de los Jueces, cuando por presunciones bien fundadas estime que el mal compor-tamiento de un funcionario judicial amerita su remoción, para lo cual se dirigirá a las Cámaras de la Unióna efecto de que si lo estiman correcto éstas aprueben su resolución de destituirlo. De esta manera, elEjecutivo Federal considera que la inamovilidad no sería un obstáculo para separar de sus cargos a losJueces venales e incompetentes y, en cambio, existiría una garantía eficaz para aquellos que ejercieran demodo irreprochable sus atribuciones, con independencia y estímulo para el estudio. Además, el presidentede la República no arrastraría el peligro de exponerse a una crítica sana del país, proponiendo destitucionesinjustificadas al Congreso de la Unión.

Por otra parte, la iniciativa de inamovilidad judicial estaba apoyada en el Constituyente de 1917, en laConstitución de 1824 y en las leyes constitucionales de 1836 y 1843. En la Constitución original de 1917fue establecida la inamovilidad en forma paulatina, pues la primera Corte duraría dos años hasta 1919, lasegunda cuatro hasta 1923 y la tercera sería inamovible.

Ya estando la iniciativa en el Senado, durante la discusión del 26 de diciembre de 1940 fueronexpresados estos conceptos:

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“La inamovilidad es una garantía para la independencia del funcionario que imparte justicia, lainamovilidad pone a salvo, al Magistrado de preocupaciones económicas, disminuyendo la posibilidad demalos manejos y lo pone también al cubierto de los vaivenes y de las influencias políticas que pudieranobligarlo a torcer la justicia para conservar su puesto. En 1928 se aprobó una reforma constitucional pararestringir la inamovilidad judicial, manifestando que aun cuando debía respetarse esa inamovilidad por seruna conquista jurídica incorporada por la Revolución a nuestro Código Político, el procedimiento parasalvar a la sociedad de la mala conducta de los Jueces debía ser más expedito, facultando al presidente dela República para pedir ante las Cámaras, la destitución de dichos funcionarios, estableciéndose los mismosartículos que hoy se reforman, además de que todos los funcionarios judiciales podían ser privados de suspuestos cuando observaran mala conducta previo el juicio de responsabilidad correspondiente. Esa inamo-vilidad restringida subsistió por espacio de pocos años, pues una nueva reforma hecha en septiembre de1934 vino a abolirla e impuso el mismo sistema de la Constitución de 57 fijando el periodo de seis años.En la exposición de motivos que fundamenta esta última iniciativa se manifestaba que la investidura vitalicia esinconveniente en un país joven y de organización democrática; que en nuestro orden político es inexplicableque un grupo de funcionarios del Estado disfrute de esta prerrogativa y que si por otra parte se prohibe lareelección de los titulares de los otros poderes, que la designación de funcionarios inamovibles entrañauna renuncia por parte del pueblo al derecho de renovar periódicamente sus mandatos, que tales desig-naciones vitalicias pugnan contra el sistema republicano, pues éste se caracteriza en que sus gobernantestienen un periodo limitado para el desempeño de su cargo, que con la inamovilidad no hay evoluciónjurídica porque se fomenta un respeto exagerado a la tradición y a los formulismos; que el derecho forjadopor la Revolución es un derecho adaptable a circunstancias imprevistas por su falta de rigidez, es unacorriente de constante renovación y, por lo tanto, deben ir a dichos puestos hombres imbuidos en las ideasrevolucionaras aportando nuevas energías y un criterio social de acuerdo con la época. La breve reseñahistórica que se ha hecho por lo que al sistema de inamovilidad se refiere, revela que ha prevalecido através de nuestras Constituciones el criterio de implantar la inamovilidad como una aspiración nacional,establecida por las legislaciones más avanzadas del mundo y si en los países de más antigua civilización hadado magníficos resultados, donde las normas morales y legales contienen mejor las exigencias desorbitadasy aminoran la presión indebida sobre los tribunales, es necesario concluir que operen de igual manera yaun con mejores resultados en los medios que como el nuestro urge poner coto a influencias que puedentorcer la recta administración de justicia, en donde existen fuertes impulsos contrarios y enconados interesesopuestos, en donde al generoso ideal suele responder la pasión exaltada. Estimamos que se incurriría en unerror aceptar como ineludible consecuencia de la inamovilidad la libertad de criterio judicial para ejercerla.Es necesario también contar con Magistrados y Jueces inteligentes, experimentados, pero retribuidos ysobre todo, capaces de resistir con decisión y firmeza la coacción ejercida sobre ellos; en este caso es indu-dable la eficacia de esta garantía, sólido escudo de la independencia de los encargados de administrarjusticia, que por ser elegidos bajo la más alta responsabilidad del encargado del Poder Ejecutivo querepresenta a la nación y la Revolución, es de asegurarse que serán seleccionados entre los hombres de laépoca que comprendan y amen los principios que inspiraron a la Revolución. Además, en la iniciativa quetenemos a la vista no se propugna una inamovilidad ilimitada, se juzga conveniente precaver al pueblo dela detestable actuación de un Magistrado o Juez inmoral o corrompido, inepto, perezoso o retardatario ypor ello se estima indispensable la facultad presidencial conforme al artículo 111; de esta manera la inamo-vilidad producirá indudables beneficios y quedará excluida la impunidad de los funcionarios estableciéndoseuna vigilancia respecto a su comportamiento, lo cual, como dice la iniciativa, es al propio tiempo deestimulo y prevención para ellos, consignándose un espíritu de amplia justicia. Al proponer la iniciativaque esta facultad del presidente se ejercitará después de haber oído en lo particular al funcionario judicialafectado, ello permitirá al Ejecutivo calificar la necesidad de su medida extrema antes de que los hechoscausen el correspondiente escándalo público, causando el necesario perjuicio sin dar oportunidad de defensaal acusado. La investidura para ejercer indefinidamente el cargo que propiamente es indefinida cuando la con-

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ducta y eficacia del funcionamiento responden a la inamovilidad, no constituye un privilegio, ni es anti-democrática. Emana de la naturaleza genuina del Poder Judicial cuya constitución es diversa de los otrosPoderes Federales; desde luego los altos funcionarios de justicia, que deben ser técnicos en la cienciajurídica, no son designados por medio de una elección popular propiamente dicha, sino por el presidentede la República con la aprobación del Senado y los Magistrados y Jueces inferiores lo son por la SupremaCorte y por el Tribunal Superior. Esta diferencia indica que no son equiparables los cargos judiciales a loscargos políticos. Estos últimos son de verdadera elección popular y por lo tanto no es exacto que el periododel encargo debe ser igual para unos y otros; además, si la soberanía concede la garantía de inamovilidadlo hace en beneficio del pueblo, cuya renuncia de su derecho de remover periódicamente los mandatos queotorga a los funcionarios judiciales, en el caso que la haya, queda sancionada por efecto de un preceptoconstitucional. Los funcionarios judiciales no pueden equipararse a los funcionarios políticos, la actividadde aquéllos se dirige a establecer la justicia por medio de la obligación e interpretación de las leyes lo cualpresupone el estudio sereno de los problemas jurídicos, especialización y experiencia no adquirida en el ejer-cicio no interrumpido de los cargos. El Poder Judicial debe estar en contacto con las necesidades y anhelospopulares y procurar la satisfacción de unos y otros por medio de la aplicación exacta de las normaslegales, pero para conseguirlo no es preciso cambiar periódicamente a los Jueces, más bien conviene conser-varlos en sus puestos mientras cumplan sus deberes con probidad y con eficacia; el estancamiento, elapego a la tradición, el exagerado formulismo y la capacidad para interpretar las leyes en forma evolutivacon el fin de gestar el derecho del porvenir, no son defecto del sistema de inamovilidad judicial, provienende la deficiencia humana, y, en todo caso no es correcto generalizar; habrá Magistrados y Jueces retardatariospero otros sabrán interpretar con amplias miras las leyes. Mas si existen algunos funcionarios rémoras dela justicia, el clamor público exigirá que se les separe de sus puestos, y entonces es cuando debe ejercitarse laintervención saludable y oportuna del presidente de la República al hacer uso de sus facultades cons-titucionales. La iniciativa al proponer la reforma del artículo 94 establece que la H. Suprema Corte deJusticia se dividirá en Salas, sin exponer que forzosamente deben ser cuatro de a cinco Ministros cada una,como dice el artículo 94 actual. La Ley Orgánica del Poder Judicial da la flexibilidad necesaria para dara dichas Salas una nueva organización como lo exigen las circunstancias y de acuerdo con lo que en algunaocasión se propuso a esta H. Cámara, tal sería la de dividir la Corte en siete Salas de tres Ministros cadauna, lo cual tendría la ventaja de poder destinar cuatro de ellas a la resolución de asuntos civiles mientrasse descongestiona el más Alto Tribunal de los diez mil expedientes o más que tiene sin resolución en estamateria, pudiendo formar el propio presidente de la Corte, parte de una de las Salas, lo cual sería másdemocrático ya que podría dar oportunidad a todos los Ministros de poder llegar a este alto cargo, el cualpuede desempeñarse sin perjuicio de las funciones que cada Magistrado tiene. Por ello no desean las Comisionesconsignarlo en el propio precepto constitucional, porque volveríamos a pecar de una rigidez indebida, sinodejar a la ley orgánica que en su oportunidad se adapte con más facilidad a las circunstancias que dehecho vayan presentándose sin los inconvenientes de una nueva y complicada reforma constitucional. Opor-tunamente también se podrán formular las leyes que deben complementar necesariamente la inamovilidadjudicial que hoy se nos propone, o sea, la de una efectiva responsabilidad de los funcionarios encargadosde impartir justicia y la que establecerá una carrera judicial que sirva de estímulo y aliciente a los Juecesprobos y competentes que con su actuación y habiendo dedicado largos años de su vida a una recta y expeditaadministración de justicia, tengan oportunidad de ascender en su carrera hasta llegar por sus méritos a alcan-zar el más alto sitial de la magistratura. Por ahora la adición que se propone en la parte final del artículo111 es suficiente para garantizar con la inamovilidad una mejor justicia en el país. Además, como la reformaque se propone debe regir desde luego, es decir, para la administración de justicia que está próxima a desig-narse, pues si la dejáramos para de aquí a seis años no responderían nuestros esfuerzos al espíritu queanima la iniciativa que hoy nos ocupa, y como en materia de interés público no hay retroactividad, auncuando una reforma constitucional para surtir efectos debe ser antes aprobada por ambas Cámaras de laUnión y por las dos terceras partes de las Legislaturas de los Estados, y esto se llevaría algún tiempo, a las

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comisiones les parece conveniente para ser consecuentes con el espíritu que anima a esta iniciativa, adicionarun artículo transitorio en virtud del cual los nuevos funcionarios de justicia que deben comenzar su periodo enenero próximo, disfruten ya de los beneficios de la inamovilidad cuando ésta sea debidamente sancionaday en ese concepto debe hacerse la de organización de los futuros funcionarios judiciales. Expuesto loanterior se somete ante V.S. el siguiente Proyecto de Reformas a la Constitución Política de los EstadosUnidos Mexicanos: Artículo único.—Se reforman los artículos 73, 94 y 111 de la Constitución General.

Artículo 94. Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia,en Tribunales de Circuito y en Juzgados de Distrito, cuyo número y atribuciones fijará la ley. La SupremaCorte de Justicia de la Nación se compondrá de veintiún Ministros y funcionará en Tribunal Pleno o dividida enSalas, en los términos que disponga la ley. Las audiencias del Tribunal Pleno o de las Salas serán públicasexcepción hecha de los casos en que la moral o el interés público exijan que sean secretas. Las sesionesserán celebradas en la forma y términos que establezca la ley respectiva. La remuneración que percibanpor sus servicios los Ministros de la Suprema Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de Distrito,no podrá ser disminuida durante su encargo. Los Ministros de la Suprema Corte, los Magistrados de Cir-cuito y los Jueces de Distrito podrán ser privados de sus puestos cuando observen mala conducta, de acuerdocon la parte final del artículo 111 o previo el juicio de responsabilidad correspondiente. Artículo 111. De losdelitos oficiales conocerá el Senado erigido en Gran Jurado; pero no podrá abrir la averiguación corres-pondiente, sin previa acusación de la Cámara de Diputados. Si la Cámara de Senadores declararse, pormayoría de las dos terceras partes del total de sus miembros, después de practicar las diligencias que estimeconvenientes y de oír al acusado, que éste es culpable, quedará privado de su puesto por virtud de taldeclaración, o inhabilitado para obtener otro por el tiempo que determine la ley. Cuando el mismo hechotuviere señalada otra pena en la ley, el acusado quedará a disposición de las autoridades comunes para quelo juzguen y castiguen con arreglo a ella. En los casos de este artículo y en los del 109, las resoluciones delGran Jurado y la declaración, en su caso, de la Cámara de Diputados, son inatacables. Se concede acciónpopular para denunciar ante la Cámara de Diputados los delitos comunes u oficiales de los altos funcionariosde la Federación. Cuando la Cámara mencionada declare que hay lugar a acusar, nombrará una comisión desu seno para que sostenga ante el Senado la acusación de que se trate. El Congreso de la Unión expedirá ala mayor brevedad una ley de responsabilidad de todos los funcionarios y empleados de la Federación y delDistrito y Territorios Federales determinando como delitos o faltas oficiales todos los actos u omisiones quepuedan redundar en perjuicio de los intereses públicos y del buen despacho, aun cuando hasta la fecha nohayan tenido carácter delictuoso. Estos delitos o faltas serán siempre juzgados por un Jurado Popular, en lostérminos que para los delitos de imprenta establece el artículo 20. El presidente de la República podrápedir ante la Cámara de Diputados la destitución, por mala conducta, de cualquiera de los ministros de laSuprema Corte de Justicia de la Nación, de los Magistrados de Circuito, de los Jueces de Distrito, de los Magis-trados del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y de los Territorios, y de los Jueces del ordencomún del Distrito Federal y de los Territorios. En estos casos, si la Cámara de Diputados, primero, laCámara de Senadores, después, declaran por mayoría absoluta de votos justificada la petición, el funcionarioacusado quedará privado desde luego de su puesto, independientemente de la responsabilidad legal en quehubiere incurrido, y se procederá a nueva designación. El presidente de la República, antes de pedir a lasCámaras la destitución de algún funcionario judicial, oirá a éste en lo privado a efecto de poder apreciar enconciencia la justificación de tal solicitud. Artículos transitorios. Artículo Primero. Dentro de los treintadías siguientes al en que entre en vigor esta reforma constitucional, el C. Presidente de la República hará,en los términos de la misma reforma, el nombramiento de los Ministros y Magistrados que deberán integrarla Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Superior de Justicia del Distrito y Territorios Federales. ArtículoSegundo.—La Suprema Corte y el Tribunal Superior de Justicia del Distrito y Territorios Federales harán,respectivamente, las designaciones de los funcionarios inamovibles a que se refiere esta ley, dentro deltérmino de treinta días que se contarán a partir de la fecha en que tales cuerpos judiciales queden constituidoscon arreglo al artículo anterior. Salón de Sesiones de la H. Cámara de Senadores.—México, D.F., 26 de diciembre

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de 1940. 2a. Comisión de Justicia; Pedro Tello Andueza. Arturo Martínez Adame.—2a. Comisión de PuntosConstitucionales; Emilio Araujo, Vicente Aguirre.—Primera lectura y a discusión el primer día hábil.

La Cámara de Diputados aprobó por mayoría absoluta de votos la iniciativa del Ejecutivo Federal y asípasó a la aprobación a las Legislaturas de los Estados para su ratificación o rechazo.

En la Cámara de Diputados llegó finalmente hasta 1943 la aprobación de las Legislaturas de losEstados con este texto:

Declaratoria México, D.F., a 22 de diciembre de 1943. “Primera Comisión de Puntos Constitucionales”.“Honorable Asamblea: Con fecha 16 de diciembre de 1940 el Ejecutivo Federal presentó ante la H. Cámarade Senadores una iniciativa de reformas a los artículos 73, fracción IV, inciso 4o.; 44 y 111 Constitucionales,estableciendo la inamovilidad judicial, y dicha Cámara, en sesión del 30 de diciembre del mismo añoaprobó esa iniciativa, turnando el expediente a esta colegisladora, la que, en sesión de la misma fecha ycon dispensa de trámites le otorgó su aprobación y la turnó a su vez a las Legislaturas de los Estados paralos efectos constitucionales correspondientes. “Hasta la fecha, han emitido su opinión sobre el particular lassiguientes legislaturas locales: “Aprueban la reforma las legislaturas de Aguascalientes, Campeche, Coahuila,Colima, Chihuahua, Chiapas, Durango, Jalisco, Guanajuato, Guerrero, México, Michoacán, Nuevo León,Nayarit, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán. No apro-baron la iniciativa las legislaturas de Morelos y Zacatecas. Con la aprobación de la mayoría de las legislaturaslocales y de conformidad con lo dispuesto por el artículo 135 constitucional, esta Comisión estima quedebe considerase aprobada la reforma y, al efecto, se permite someter a vuestra consideración el siguienteproyecto de declaratoria:

“El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, en uso de la facultad que le confiere el artículo 135de la Constitución Federal, y previa la aprobación de la mayoría de las HH. Legislaturas de los Estados, declarareformados los artículos 73, fracción VI, base 4a., 94 y 111 de la Constitución Política de los EstadosUnidos Mexicanos, en los siguientes términos: “Artículo 73. El Congreso tiene facultad: “I. “VI: Para legislaren todo lo relativo al Distrito y Territorios Federales, sometiéndose a las bases siguientes: “1a. “4a. Los nom-bramientos de los Magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y de los Territoriosserán hechos por el presidente de la República, y sometidos a la aprobación de la Cámara de Diputados, laque otorgará o negará esa aprobación dentro del improrrogable término de diez días. Si la Cámara no resol-viera dentro de dicho término, se tendrán por aprobados los nombramientos. Sin la aprobación de la Cámarano podrán tomar posesión los Magistrados nombrados por el presidente de la República. En caso de que laCámara de Diputados no apruebe dos nombramientos sucesivos respecto de la misma vacante, el presidentede la República hará un tercer nombramiento, que surtirá sus efectos desde luego, como provisional y queserá sometido a la aprobación de la Cámara en el siguiente periodo ordinario de sesiones. En este periodode sesiones, dentro de los primeros diez días, la Cámara deberá aprobar o reprobar el nombramiento, y si loaprueba o nada resuelve, el Magistrado nombrado provisionalmente continuará en sus funciones, conel carácter de definitivo. Si la Cámara desecha el nombramiento, cesará desde luego en sus funciones elMagistrado provisional y el presidente de la República someterá nuevo nombramiento a la aprobación dela Cámara, en los términos señalados. En los casos de faltas temporales por más de tres meses de los Magis-trados, serán éstos sustituidos mediante nombramiento que el presidente de la República someterá a laaprobación de la Cámara de Diputados, y en sus recesos, a la Comisión Permanente, observándose, en sucaso, lo dispuesto en las cláusulas anteriores. En los casos de faltas temporales que no excedan de tresmeses, la ley orgánica determinará la manera de hacer la sustitución. Si faltare un Magistrado por defun-ción, renuncia o incapacidad, el presidente de la República someterá un nuevo nombramiento a la aprobaciónde la Cámara de Diputados. Si la Cámara no estuviere en sesiones, la Comisión Permanente dará suaprobación provisional, mientras se reúne aquélla y da la aprobación definitiva. Los Jueces de primerainstancia, menores y correccionales del Distrito Federal y de los Territorios, serán nombrados por el TribunalSuperior de Justicia del Distrito Federal; deberán tener los requisitos que la ley señala y serán sustituidos,en sus faltas temporales, en los términos que la misma ley determine. La remuneración que los Magistrados y

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Jueces perciban por sus servicios no podrá ser disminuida durante su encargo. Los Magistrados y los Juecesa que se refiere esta base podrán ser privados de sus puestos cuando observen mala conducta de acuerdo conla parte final del artículo 111, o previo el juicio de responsabilidad correspondiente. Artículo 94. Se deposita elejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia, en Tribunales de Circuitoy en Juzgados de Distrito, cuyo número y atribuciones fijará la ley. La Suprema Corte de Justicia de laNación se compondrá de veintiún Ministros y funcionará en Tribunal Pleno o dividida en Salas, en los tér-minos que disponga la ley. Las audiencias del Tribunal Pleno o de las Salas serán públicas, excepciónhecha de los casos en que la moral o el interés público exija que sean secretas. Las sesiones serán celebradasen la forma y términos que establezca la ley respectiva. La remuneración que perciban por sus servicios losMinistros de la Suprema Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de Distrito, no podrá ser disminuidadurante su encargo. Los Ministros de la Suprema Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de Distritopodrán ser privados de sus puestos cuando observen mala conducta, de acuerdo con la parte final del artículo111 o previo el juicio de responsabilidad correspondiente. Artículo 111. De los delitos oficiales conoceráel Senado erigido en Gran Jurado; pero no podrá abrir la averiguación correspondiente, sin previa acusaciónde la Cámara de Diputados. Si la Cámara de Senadores declarase, por mayoría de las dos terceras partes deltotal de sus miembros, después de practicar las diligencias que estime convenientes y de oír al acusado,que éste es culpable, quedará privado de su puesto, por virtud de tal declaración, e inhabilitado para obtenerotro por el tiempo que determine la ley. Cuando el mismo hecho tuviere señalada otra pena en la ley, elacusado quedará a disposición de las autoridades comunes para que lo juzguen y castiguen con arreglo aella. En los casos de este artículo y en los del 109, las resoluciones del Gran Jurado y la declaración, en sucaso, de la Cámara de Diputados, son inatacables. Se concede acción popular para denunciar ante la Cá-mara de Diputados los delitos comunes u oficiales de los altos funcionarios de la Federación. Cuando laCámara mencionada declare que hay lugar a acusar, nombrará una comisión de su seno para que sos-tenga ante el Senado la acusación de que se trate. El Congreso de la Unión expedirá a la mayor brevedaduna ley de responsabilidad de todos los funcionarios y empleados de la Federación y del Distrito y TerritoriosFederales determinando como delitos o faltas oficiales todos los actos u omisiones que puedan redundar enperjuicio de los intereses públicos y del buen despacho, aun cuando hasta la fecha no hayan tenido carácterdelictuoso. Estos delitos o faltas serán siempre juzgados por un Jurado Popular, en los términos que paralos delitos de imprenta establece el artículo 20. El presidente de la República podrá pedir ante la Cámara deDiputados la destitución, por mala conducta, de cualquiera de los Ministros de la Suprema Corte de Justiciade la Nación, de los Magistrados de Circuito, de los Jueces de Distrito, de los Magistrados del TribunalSuperior de Justicia del Distrito Federal y de los Territorios, y de los Jueces del orden común del DistritoFederal y de los Territorios. En estos casos, si la Cámara de Diputados, primero, y la Cámara de Senadores,después, declaran por mayoría absoluta de votos justificada la petición, el funcionario acusado quedaráprivado desde luego de su puesto, independientemente de la responsabilidad legal en que hubiere incurrido,y se procederá a nueva designación. El presidente de la República, antes de pedir a las cámaras la destituciónde algún funcionario judicial, oirá a éste en lo privado a efecto de poder apreciar en conciencia la justifica-ción de tal solicitud. Transitorios. Artículo primero. Dentro de los treinta días siguientes a que entre en vigoresta reforma constitucional, el C. Presidente de la República hará, en los términos de la misma reforma, elnombramiento de los Ministros y Magistrados que deberán integrar la Suprema Corte de Justicia y el TribunalSuperior de Justicia del Distrito y Territorios Federales. Artículo segundo. La Suprema Corte y el Tribu-nal Superior de Justicia del Distrito y Territorios Federales harán, respectivamente, las designaciones de losfuncionarios inamovibles a que se refiere esta ley, dentro del término de treinta días que se contarán a partirde la fecha en que tales cuerpos judiciales queden constituidos con arreglo al artículo anterior. “Salón desesiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.—México, D.F., 22 de diciembre de 1943.—Fernando Moctezuma.—Pedro Guerrero Martínez.”.

Está a discusión el dictamen que contiene el proyecto de declaratoria.—El C. Presidente: Se concede lapalabra al diputado Yurén Aguilar.—El C. Moreno Sánchez Manuel (interrumpiendo). Nada más quiero suplicar

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al compañero Yurén nos diga si va a hablar en contra o en pro.—El C. Presidente: se suplica al diputadoYurén haga la aclaración a que se ha referido el diputado Moreno Sánchez.—El C. Yurén Aguilar Jesús:Voy a hablar para hechos. El señor diputado Suárez Téllez ha estado repitiendo en múltiples ocasiones lanecesidad que hay de que de acuerdo con el reglamento de esta Cámara, se den a conocer oportunamentelos asuntos que hay en cartera, para que todos los diputados puedan estar preparados para las discusionesque se susciten en estos asuntos. En este caso estamos discutiendo la Ley Reglamentaria de los Artículos 4o.y 5o. Constitucionales, y de una manera intempestiva se interrumpe la discusión de esta ley, para darnos cuentacon un dictamen de comisión que nos presenta nada menos que la inamovilidad de los señores Magistradosdel Poder Judicial, sin darnos oportunidad siquiera para que nuestra mente pueda observar con todo enten-dimiento el panorama que nos presenta esa ley y poder dar nuestras opiniones con todo conocimiento decausa. Entendemos que esta ley, que implica una reforma constitucional, ha sido ya mandada a los Estadosy regresada con la aprobación de las respectivas legislaturas, y se pretende ahora hacer una aclaración enrelación con esta modificación. Este será, seguramente, el argumento que habrá de esgrimirse para decirque es necesario expedir esta declaratoria, ¿Pero qué, acaso no tenemos siquiera el derecho de opinar sobreesa propia declaratoria, que es ya facultad de esta legislatura? Yo por eso pido que de acuerdo con elreglamento, se dé el trámite correspondiente a la iniciativa, por más que protesto de antemano por no habersido dado a conocer este asunto con anterioridad y por haberse puesto a debate de una manera intempestiva, sinque hayamos tenido oportunidad de normar nuestro criterio al respecto (aplausos).—El C. Presidente:Se concede la palabra al diputado Suárez Téllez, como miembro de la Comisión de Puntos Constitucionales.—El C. Suárez Téllez José María: señores diputados: en mi calidad de miembro de la Primera Comisión dePuntos Constitucionales, me fue turnado el expediente cuyo dictamen se ha puesto a consideraciónde ustedes. Me rehusé a firmarlo, no porque desconozca la perfección del dictamen, sino sólo por unescrúpulo de orden político. Efectivamente, como se asienta en el dictamen, esta iniciativa fue turnada por laCámara de Senadores; pasada violentamente a la Cámara de Diputados de la legislatura anterior, condispensa de trámites se aprobó y se mandó a las Legislaturas de los Estados para conocer su conformidado inconformidad. Si los señores diputados de la legislatura anterior hubieran observado las prescripciones denuestro reglamento interior, seguramente que habrían producido en esta Cámara un interesantísimo debateen torno a un problema de muchísimo interés para la nación entera. Efectivamente, la inamovilidad judicialpodrá ser aplicable para esos países de larga historia en materia judicial; pero no para un país nuevo, comoel nuestro, en formación, con una lucha de clases intensa, con una falta de definición política de los miembrosdel poder en las bajas esferas, porque no podemos negar que en las Secretarías de Estado, en los juzga-dos, en los tribunales, aun se encuentran multitud de personas que no simpatizan con la Revolución y queno pierden oportunidad para sabotear el movimiento revolucionario y para introducir desorientación ycuantos obstáculos encuentran a su alcance para que las leyes revolucionarias no se apliquen. Alguna vezescuché de labios de aquel ilustre español, Marcelino Domingo, que decía que la Ley del Servicio Civil enEspaña había producido un retroceso en su país porque se habían estratificado viejos enemigos del progresoy se habían cerrado las puertas a los revolucionarios jóvenes y honestos. La Ley del Escalafón Magisterial enMéxico y nuestro propio Estatuto Jurídico, nos han demostrado también que la conservación indefinidade los trabajadores del Estado es sumamente perjudicial. Hay una frase que tiene vigencia en este momento:renovarse o perecer, renovarse o morir. ¿Cuál será el porvenir de la justicia no sólo del Distrito Federal,sino de todo el país si conservamos indefinidamente, por ejemplo, al Magistrado de la Suprema Corte,Fernando de la Fuente? ¿Qué sucederá si conservamos en el poder a otro Magistrado muy estimado por susconocimientos… El C. Moreno Sánchez Manuel: Moción de orden, señor presidente. El licenciado que estáhaciendo uso de la palabra, está alterando la discusión. No está a discusión la inamovilidad judicial. El dictamensolamente se concreta a hacer el cómputo y la declaratoria de que ha quedado aprobada la reglamentaciónconstitucional.—El C. Presidente: La presidencia considera que es fundada la moción del licenciado MorenoSánchez. Se suplica al orador se concrete al punto a debate.—El C. Suárez Téllez José María: Estoy dandomi voto particular como miembro de la comisión y lo estoy fundando. Creo yo que la asamblea tiene el

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derecho de conocer las razones por las cuales no firmé este dictamen. En consecuencia, yo pido, porque noquiero que sea esta simple protesta estéril, al ocupar la tribuna para decir nuestra mezquina verdad y parasacar conclusiones concretas, yo propongo que se mantenga en sus términos este dictamen.—El C. Presidente:Tiene la palabra el señor licenciado Moctezuma, y en seguida se le concederá al señor licenciado MorenoSánchez.—El C. Moctezuma Fernando: Señores diputados: Como miembro de la Primera Comisión de PuntosConstitucionales, vengo a hacer algunas aclaraciones que considero pertinentes. El artículo 135 de la Cons-titución Federal dice textualmente: “La presente Constitución puede ser adicionada o reformada. Para quelas adiciones o reformas lleguen a ser parte de la misma se requiere que el Congreso de la Unión, por elvoto de las dos terceras partes de los individuos presentes, acuerde las reformas o adiciones, y que éstassean aprobadas por la mayoría de las Legislaturas de los Estados. El Congreso de la Unión hará el cómputode los votos de las legislaturas y la declaración de haber sido aprobadas las adiciones o reformas”.La iniciativa del señor presidente de la República sobre la inamovilidad judicial fue turnada al Congresode la Unión, que en los términos del artículo 135 y por el voto de las dos terceras partes de sus miembros,aprobó tales reformas. Posteriormente, se turnó el expediente a las Legislaturas de los Estados, para queéstas aprobaran o reprobaran las reformas. Ahora nos toca a nosotros, exclusivamente, cumplir con laobligación de hacer el cómputo de las legislaturas que aprobaron las reformas, y en su caso, hacer la de-claratoria correspondiente. No está a discusión la inamovilidad judicial. Esta es una reforma constitucionalya aprobada por el Congreso de la Unión y por las Legislaturas de los Estados. En los términos en que estáconcebida la parte final del artículo 135, más que una facultad del Congreso, es una obligación. “El Congresode la Unión hará el cómputo de los votos de las legislaturas y la declaración de haber sido aprobadas lasadiciones o reformas”. De tal suerte que nosotros estamos cumpliendo con una obligación que nos imponela Constitución, que es nuestra Ley Fundamental.—El C. Presidente: Como miembro de la Comisión dePuntos Constitucionales, tiene la palabra el diputado Guerrero Martínez.

E. C. Guerrero Martínez: Compañeros diputados: únicamente para hacer míos los argumentos delcompañero de Comisión y del licenciado Moctezuma. Efectivamente, no está a discusión la inamovilidaddel Poder Judicial; únicamente con un propósito de despachar todos los asuntos en cartera, la PrimeraComisión de Puntos Constitucionales hizo exclusivamente una sencilla operación aritmética: sumar el númerode legislaturas que, consultados sus votos, los dieron afirmativamente respecto a la reforma, y de las quelo negaron. En tal virtud constituye una obligación para los miembros de la Comisión, plantear a ustedesen el dictamen la declaratoria de reforma constitucional, que es fundamental, con la aprobación plena delas dos Cámaras: de Senadores y Diputados, y la absoluta mayoría de las Legislaturas Locales. Unicamentequería hacer esta aclaración. Muchas gracias.—El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al señorlicenciado Víctor Alfonso Maldonado.—El C. Maldonado Víctor Alfonso: Compañeros diputados: realmenteeste es un caso que se debe resolver por obligación. Yo en lo personal, soy partidario de la inamovilidadjudicial, ahora que dejé de ser Magistrado y no me beneficia dicha inamovilidad; pero creo que se beneficiael foro mexicano, a fin de crear funcionarios judiciales competentes, que no tengan la zozobra en cadaperíodo del Poder Judicial, para que se dediquen al desempeño de sus altas funciones. Estoy perfectamentede acuerdo con los diputados obreros y campesinos, que ven con enorme zozobra la opinión de algunosMinistros de la Corte que han lesionado conquistas obreras y agrarias; pero es que por el hecho de quenosotros votemos por la inamovilidad judicial, no quedan ya en inamovilidad estos Ministros, estos Magis-trados. Está de por medio la responsabilidad, la cordura, la ecuanimidad y el revolucionarismo del señorpresidente, quien tiene treinta días para ratificarlos en sus puestos. Son las centrales las que pueden dirigirseal primer mandatario para decir si están contentos con los funcionarios del Poder Judicial. Pero nosotrosno podemos detener algo que tenemos que hacer por obligación. Tampoco podemos juzgar la actitud de laCámara pasada. Decir que la Cámara pasada obró o no con ligereza, es estar invadiendo un terreno que nopodemos tocar. La Cámara es la Cámara, cualquiera que sea en el momento en que se discute algo. Y si laCámara aprobó esto, no tenemos siquiera por qué estar calificando su actuación. Debemos, lisa y llanamente,cumplir con un deber constitucional que nos dice que hagamos el recuento de las legislaturas y digamos si

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se aprueba o no la reforma constitucional (aplausos). El C. Presidente: Se concede la palabra al diputadoCantú Balderas.—El C. Cantú Balderas Saúl: Antes de hacer uso de la palabra, quiero preguntar a la Presidenciasi va a dejar en suspenso el asunto a debate o no, tal como lo pidió el diputado Jesús Yurén.—El C. Presidente:Está a discusión si se hace la declaratoria respectiva. Se preguntará en su oportunidad a la asamblea si sesuspende.—El C. Cantú Balderas Saúl: Entonces, señores diputados, vengo a solidarizarme con los puntosde vista expuestos por el compañero Yurén Aguilar y por el diputado Suárez Téllez. De ninguna manera elsector obrero y la clase campesina pueden estar de acuerdo ni con el espíritu de la ley, a pesar de que la hayaexpedido una legislatura pasada, ni con las reformas constitucionales que tiene el dictamen, ni mucho menospodemos estar de acuerdo que en esta Cámara se pretenda subvertir el orden de los trabajos cuando esta-mos discutiendo la reglamentación de los artículos 4o. y 5o. Constitucionales, para involucrar un asunto quedebería tratarse en capítulo aparte. No estoy de acuerdo con las expresiones del compañero Maldonado,porque las razones expuestas en esta tribuna hace un momento son lo suficientemente claras para que lossectores campesinos y popular y aun todos los sectores de la población, estén en contra de la inamovilidaddel Poder Judicial de la Federación. Así lo declaró el XXI Consejo Nacional de la Confederación deTrabajadores de México y lo ha sostenido la Confederación Nacional Campesina, que representan el gruesoo una gran mayoría de la población mexicana; y no porque estos Magistrados de la Corte o cualquiera otrotengan ideas reaccionarias y estén dando al traste no sólo con las jurisprudencias revolucionarias establecidasen bien del país y de su pueblo, sino porque México no tiene la edad de los Estados Unidos para imprimiruna de las reformas o unas modificaciones constitucionales que ni siquiera podemos. Nadie nos garantizani nos asegura con la inmovilidad del Poder Judicial el patrimonio de los trabajadores y campesinos, y nisiquiera se asegura el patrimonio de los sectores populares y de la clase media de nuestro país. Por esoestamos en contra de la inamovilidad judicial, aunque se diga que no está a debate este asunto y que ya unalegislatura acordó y declaró que procedía la reforma constitucional. ¿Qué, acaso, como Poder Legislativoo como cuerpo colegiado, no podemos nosotros corregir las reformas a lo que ya se ha declarado? ¿Qué noestamos imprimiéndole reformas, modificaciones y reglamentaciones a la Carta Magna del país? ¿Porqué no lo hemos de hacer, señores diputados, en esta ocasión, cuando formamos parte de una legislatura quese ha dicho revolucionaria? ¿Por qué no lo hemos de hacer en esta ocasión? Entonces, todos los sectores revo-lucionarios se oponen en el fondo a tratar este asunto en esta sesión de Cámara.—El C. Presidente: Para unainterpretación tiene la palabra el diputado Moctezuma.—El C. Moctezuma Fernando: Compañero CantúBalderas: yo quiero hacer a usted una interpelación, diciéndole: La Constitución da facultades al señorpresidente de la República para designar a los Ministros de la Suprema Corte y Magistrados del TribunalSuperior de Justicia. ¿No es suficiente base de confianza para nosotros que el señor presidente de la Repúblicadicte esos nombramientos? El C. Cantú Balderas Saúl: Señor licenciado Moctezuma: Yo no estoy en condi-ciones de contestarle categóricamente esa pregunta porque necesitaría fundar la contestación. Si algún otroseñor diputado lo puede hacer, lo invito para que lo haga.—El C. Serra Rojas Andrés: Una moción de orden.Simplemente quiero rogar al señor presidente de la Cámara que se sirva cumplir con el mandamiento delartículo 135 de la Constitución. No está a debate la inamovilidad; simplemente debe comprobarse estehecho (aplausos); simplemente debe comprobarse este hecho, hecho material y matemático: ¿Han votado laslegislaturas en pro del proyecto? ¿Sí o no? Segundo: ¿Constituyen la mayoría y, por lo tanto, han sidoaprobadas estas medidas? ¿Sí o no? Sin debate de ninguna especie. Si nosotros queremos tratar el asuntode la inamovilidad, es conveniente que desde luego pase a comisión y que formulemos un proyecto de refor-mas. El C. Presidente: En vista de la argumentación del señor licenciado Serra Rojas y, además, con fundamentoen el artículo 109 del Reglamento Interior del Congreso, suplico a la secretaría pregunte si está suficiente-mente discutido el asunto.—El C. Secretario Díaz Durán Fernando: Por encargo de la Presidencia, la secretaríapregunta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido el proyecto de declaratoria de reformaconstitucional. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Suficientemente discutido.—El C. YurénAguilar Jesús: Moción de orden, señor presidente.—El C. Secretario Díaz Durán Fernando: Se va a procedera recoger la votación nominal.—El C. Manrique Filemón: Pido la palabra.—El C. Presidente: Estamos en vota-

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ción; no se puede conceder el uso de la palabra.—El C. Yurén Aguilar Jesús: Entonces, que se asiente miprotesta.—El C. Presidente: Que se asiente la protesta.—El C. Manrique Filemón: Moción de orden.—El C. Pre-sidente: La Presidencia declara que no hay desorden.—El C. Yurén Aguilar Jesús: Antes hacía esta interro-gación a la Cámara: si se habría de continuar la discusión de este asunto.—El C. Presidente: No hay discusión.El C. Yurén Aguilar Jesús: Hay discusión en cuanto al procedimiento, no discusión de fondo; en cuanto alfondo, estamos convencidos de que esto es una cosa votada por la legislatura anterior que no tenemos derechoa rectificar; pero en cuanto a la forma, yo presenté una moción que no ha sido resuelta.—El C. Presidente:En vista de que ha sido preguntado a la Asamblea si está suficientemente discutido el punto, se va a procedera votar.—El C. Yurén Aguilar Jesús: ¿Qué se va a votar? El C. Presidente: La declaratoria.—El C. SecretarioDíaz Durán Fernando: Por la afirmativa. El C. Borunda Teófilo R.: Por la negativa (votación). El C. Secre-tario Díaz Durán Fernando: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la afirmativa? El C. Presidente:En vista de que ha sido preguntado a la Asamblea si el C. Secretario Borunda Teófilo R.: ¿Falta algúnciudadano diputado de votar por la negativa? El C. Secretario Díaz Durán Fernando: Se procede a recoger lavotación de la mesa (votación). Por unanimidad de setenta y cinco votos de la afirmativa, contra tres dela negativa, fue aprobado el proyecto de declaratoria de reforma constitucional a que se dio lectura. Pasa alSenado para sus efectos constitucionales.

En esta forma fue aprobada finalmente la reforma constitucional sobre la inamovilidad de los Ministros dela Suprema Corte en virtud de la aprobación de las dos terceras partes de las Legislaturas de los Estados.Sin embargo, faltaba aún la publicación en el Diario Oficial y su promulgación, lo cual fue hecho el añosiguiente de 1944.

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2. LA SUPREMA CORTE EN EL GOBIERNODEL GENERAL ÁVILA CAMACHO INICIA SU LABOR EN 1941

A las 14 horas del 31 de diciembre de 1940 se reunió por primera vez la nueva Suprema Corte. Estuvopresidida provisionalmente por el Ministro Tirso Sánchez Taboada, abogado poblano que convocó a la elec-ción del presidente del Alto Tribunal. La elección recayó en el Ministro Salvador Urbina, quien pasó a ocuparsu cargo. Después se adscribieron los Ministros a las Salas. La Primera Sala quedó integrada por los MinistrosJosé Ortiz Tirado, Carlos L. Ángeles, Teófilo Olea y Leyva, José Rebolledo y Fernando de la Fuente. La Se-gunda se integró por los Ministros Franco Carreño, Manuel Barttlet, Alfonso Francisco Ramírez, OctavioMendoza González y Gabino Fraga. La Tercera por los Ministros Tirso Sánchez Taboada, Francisco Barba,Felipe de J. Tena, Hilario Medina y Nicéforo Guerrero. La Cuarta por los Ministros Hermilio López Sánchez,Eduardo Vasconcelos, Roque Estrada, José María Mendoza Pardo y Antonio Islas Bravo. (1)

Estos Ministros eran inamovibles, pues las dos Cámaras aprobaron la inamovilidad. Sin embargo la reformaconstitucional estaba pendiente de ser aprobada por las Legislaturas de los Estados y por la declaratoriafinal del Congreso. No obstante este obstáculo, se interpretó que las designaciones de los Ministros eranconforme a la nueva regla de la inamovilidad, pues en caso contrario el Congreso dictaría un decreto queasí lo aclararía. (2)

El 2 de enero de 1941 quedaron instaladas las Cuatro Salas, quedando como presidente de la Primera elMinistro Ortiz Tirado, de la Segunda Gabino Fraga, de la Tercera Hilario Medina y de la Cuarta Roque Estrada.Esto fue hecho por la tarde, pues por la mañana los Ministros estuvieron en Pleno, en el cual ordenaron se giraraoficio a los secretarios de los Juzgados de Distrito para que ocuparan provisionalmente el cargo de Juecesa medida que éstos cumplieran el término de seis años por el cual fueron designados en enero de 1935.Además, los Ministros fueron a Palacio Nacional para saludar al presidente de la República. (3)

Hubo algunos comentarios sobre la designación de los Ministros, en general favorables, como uno deGonzalo de la Parra, que decía que la sola designación de casi todos los nuevos Magistrados de la Cortefue para el general Ávila Camacho un franco paso de conquista de la opinión pública. Algún político de la

(1) El Universal, 1o. de enero de 1941.(2) La Prensa, 2 de enero de 1941.(3) El Universal, 3 de enero de 1941.

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vieja técnica volvió al viejo disco de “reaccionario”, pero ¿Qué sucedería? “¿Se desintegraría la nuevaCorte eliminando a hombres como de la Fuente, Olea y Leyva y Tena? No. Las horas de angustia de la opiniónpública fueron breves …”. (4)

Días después fue designado por el Pleno de la Corte una Comisión Dictaminadora para la designaciónde los Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito, la que estuvo integrada por los Ministros EduardoVasconcelos, Gabino Fraga y José María Mendoza Pardo. Esta Comisión hizo los nombramientos desdeluego el 8 de enero de 1941. (5)

El Constituyente y antiguo Ministro de la Corte, Paulino Machorro Narváez elogió los nombramientoshechos a favor de los Ministros recién designados y dijo que era “una Corte de altura”. Además de que teníanexperiencia, algunos eran tratadistas, como Tena y Fraga. Elogió a los Ministros Ortiz Tirado, Alfonso Fran-cisco Ramírez y Olea y Leyva. (6) El procurador general de la República, José Aguilar y Maya, visitó laCorte, el que habló ante los Ministros y atacó la idolatría del Estado y al poder ilimitado del gobierno.También atacó a las ideas exóticas. (7)

El licenciado Tomás Pérez Bazán abogó por la creación de la Sala Mercantil en la Suprema Corte,dado el rezago que tenía la Sala Civil. Indicó que los asuntos comerciales exigían rapidez, pues las transac-ciones mercantiles son rápidas y necesitan seguridad en los conflictos, los que no deben ser interminables.Y que si llegara esta nueva Sala a resolver todos los casos mercantiles después podría involucrarse en losfamiliares, como el divorcio. (8) En efecto, todos criticaban el rezago en la Sala Civil, que tenía 10,500casos pendientes de resolución.

La Sala Administrativa estudió el amparo de la pulquería “El triunfo del capricho”, que fue clausuradapor el jefe del Departamento del Distrito Federal a instancias del jefe del Estado Mayor de la PrimeraZona Militar, porque allí acostumbraban asistir soldados y militares a embriagarse. El Juzgado de Distrito leconcedió el amparo porque no se había hecho una investigación previa y correcta de los hechos y oyendoal dueño del establecimiento. El quejoso pidió revisión y la Segunda Sala confirmó la concesión del amparo.Sostuvo que el retirar licencias y hacer clausuras no era una facultad arbitraria, sino discrecional y razonableque debe estar plenamente justificada. La ponencia fue del Ministro Franco Carreño y estuvo apoyada ensus razonamientos por el Ministro Gabino Fraga. (9)

La Tercera Sala fijó una nueva jurisprudencia en el sentido de que los quejosos en el amparo o los queinterpusieran el recurso de revisión, conforme a la ley deberían hacer promociones cada cuatro meses, con-tándose las fechas entre escritos y escritos sin tomar en cuenta los acuerdos, los que debían hacerse en elplazo indicado sin excluir los domingos y días festivos. Es decir, los cuatro meses serían naturales. (10)

El licenciado Enrique Delhumeau escribió un artículo comentando el libro del Emilio Portes Gil sobre“Historia Política” y elogió el capítulo sobre el Poder Judicial, en el cual abogaba por la inamovilidad delos Jueces para no estar bajo la tutela del Ejecutivo que los nombraba. Elogió la crítica que hizo Portes Gila la Suprema Corte durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. También criticó que declarada una huelgacomo licita y existente no hubiera forma de revisar su legalidad bajo el pretexto de que se lesionaba elderecho de hacerla, con lo cual no se establecía el comunismo, sino el anarquismo. (11)

Desde el 20 de febrero de 1941 salió la noticia de que estaba por ser inaugurado “un digno monumentoa la justicia nacional”. Se trataba del edificio destinado a la Suprema Corte de Justicia cuya construcciónse había iniciado bajo el gobierno del General Lázaro Cárdenas y que estaba por concluirse bajo el cuidado

(4) El Universal, 8 de enero de 1941.(5) El Universal, 8 de enero de 1941 y El Nacional, 9 de enero de 1941.(6) El Universal, 11 de enero de 1941.(7) El Universal, 12 de enero de 1941.(8) El Universal, 20 de enero de 1941.(9) El Universal, 21 de enero de 1941.(10) El Universal, 22 de enero de 1941.(11) El Universal, 17 de febrero de 1941.

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del secretario de Hacienda, licenciado Eduardo Suárez, “quien parece haber cifrado un triunfo propio enerigirlo y dotarlo espléndidamente … el nuevo edificio en su geométrico juego de piedra gris, en su ajustede claves y severa magnificencia de recintos, exhibe junto con la ciencia de los arquitectos el poder cons-tructivo de una nación que inmemorialmente sabe tallar en forma perdurable sus vitales expresiones …Las visiones dantescas de José Clemente Orozco en lo interno de este recinto judicial, recordarán siemprea los juzgadores de la vida, de la honra y del haber de los ciudadanos …”. (12)

Poco después el licenciado Francisco A. Serralde escribió que mientras no se desligue la administraciónde justicia del elemento político y de la influencia decisiva del Poder Ejecutivo, o bien del Poder Legislativo,tendrá que ser defectuosa y nunca corresponderá a los anhelos de la sociedad. “Condenemos por consi-guiente … el sistema de nombramientos de funcionarios judiciales al triunfo del gobernante electo y evitemos… que sean designados directa o indirectamente por el Poder Ejecutivo o por el Poder Legislativo, puesmientras no se ponga un dique a la influencia política jamás podemos vanagloriarnos de una buenaadministración de justicia …”. (13)

La Sala Penal de la Suprema Corte sentó una tesis que cambió la jurisprudencia existente sobre eljuicio de amparo contra autos de formal prisión.

La Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, en vista de la ponencia presentada por el señor Ministrodon Fernando de la Fuente cambió la jurisprudencia de la propia Corte que consideraba improcedenteconceder la suspensión definitiva cuando el quejoso era afectado en su libertad personal por orden de unaautoridad y cuando se le atribuyera la comisión de un delito grave, en el sentido de que esta suspensiónsiempre debe concederse, porque el espíritu del artículo 136 de la Ley de Amparo es el de proteger lalibertad de las personas.

La tesis en cuestión indica que la anterior jurisprudencia que impedía que se concediese la suspensión apresuntos reos que ameritasen más de cinco años de prisión es inconveniente, pues los Jueces de Distritotienen tiempo de investigar si la orden de aprehensión se dicta con violación de garantías individuales, desuerte que la concesión de la suspensión, o la negativa de la misma en su caso, puede hacerse en función de laconstitucionalidad o inconstitucionalidad de las medidas que restringen la libertad, independientemente dela gravedad del delito que se impute al quejoso y de la sanción que pudiere corresponderle, “porque es indis-cutible —dice la ponencia— que la libertad individual es sagrada y no debe restringirse, sino cuando elorden social así lo exija, mediante la aplicación de preceptos específicos.”.

De la tesis aprobada se desprende que si no se concede la suspensión y el reo no puede salir libre bajofianza, su libertad la pierde definitivamente, aun en el caso de que llegase a ser absuelto.

El cambio de jurisprudencia fue motivado por un amparo de Samuel Domínguez contra el Juez Mixtode Primera Instancia y otras autoridades de Cintalapa, Chiapas, en el que el Juez de Distrito negó la sus-pensión en vista de que se le imputaba un delito grave que ameritaba más de cinco años de prisión. (14)

La Barra Mexicana fue la que motivó la iniciativa presidencial de que los Ministros de la Corte usasentoga y birrete y se congratuló de que fuese implantada, pues considera que la función social de la adminis-tración de justicia debe estar revestida de atributos externos que denoten a sus Magistrados y que la toga esel distintivo formal apropiado que honra a quien la porta constituyendo el emblema de su autoridad, como labanda tricolor identifica al presidente de la República. Se usarían durante las audiencias públicas. (15)

Afirmando que los Jueces de Distrito son los más obligados, bajo su responsabilidad, en hacer respetarlos fallos que dicte la Suprema Corte y que, sin este sentido de responsabilidad, se harán nugatorios yvanos los esfuerzos del Poder Judicial para establecer el equilibrio entre autoridades y los particulares, laSegunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, por mayoría de votos de los Ministros Mendoza González,

(12) El Nacional, 20 de febrero de 1941.(13) La Prensa, 27 de febrero de 1941.(14) El Universal, 28 de febrero de 1941.(15) El Universal, 7 de marzo de 1941.

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Franco Carreño y Fraga, declaró fundada y pertinente la queja que la “Cooperativa de Productores de Mineralesde Real de Cuautla, Morelos”, por conducto del señor José Cruz Rosas, formuló ante el Alto Tribunal, encontra del Juez de Distrito del Estado de Guerrero. Este no dio cumplimiento a una ejecutoria de la mismaSuprema Corte de Justicia e hizo que el agravio contra el que se amparó a los quejosos persistiera, conmengua de sus intereses y de la justicia.

El año de 1940, la misma Sala amparó a estos cooperativistas contra autoridades federales y localesque con la fuerza armada y sin ningún título ejecutivo procedente, dieron posesión de la mina a los miembrosde la Cooperativa “Primo Tapia”. El Juez de Distrito de Guerrero eludió el cumplimiento de la ejecutoria,sólo notificando a los invasores que los amparados continuaban en el derecho de la explotación de la mina,pero sin acudir a los apremios de rigor para hacer respetar el amparo en todos sus alcances. Al decretarsefundada la queja, el Juez de Distrito citado tendrá que reparar el daño hecho a los quejosos haciendo quecon el apoyo de la fuerza pública desaloje a los elementos de la llamada cooperativa “Primo Tapía” que elaño de 1940, se apoderaron de las pertenencias del fundo minero “La Hedionda”, y debe poner a los miem-bros de la Cooperativa de Productores de Minerales en posesión física de dicho fundo. La cuestión se habíaempatado entre los Ministros Mendoza González como ponente y Franco Carreño por un lado, contra losMinistros Alfonso Francisco Ramírez y Barttlet, por otro, opinando éstos que los términos de la ejecutoriaincumplida no eran ilimitados. El Ministro Gabino Fraga, una vez vistos los antecedentes y los términosdel proyecto, dio su voto por la ponencia, con los resultados enunciados. (16)

“Excélsior” publicó un editorial en el que decía que la impresión favorable que acogió el nombramientode los nuevos Ministros de la Corte no sólo había persistido, sino que se había fortalecido en virtud de losacertados fallos del Alto Tribunal. “La Corte tiene enfrente una gran tarea, ya que trata de rectificar desa-ciertos anteriores sostenidos por largo tiempo”. Con una Corte independiente no puede existir una dictadura,pues los verdaderos dictadores son los Magistrados. (17)

La Segunda Sala sostuvo que los amparos administrativos deberían ser resueltos en un plazo no mayorde treinta días, conforme al artículo 147 de la Ley de Amparo. Sin embargo, los Jueces de Distrito de laCiudad de México no pueden con la carga de resolver numerosísimos amparos en este plazo. El MinistroAlfonso Francisco Ramírez sostuvo que era urgente aumentar el número de Jueces de Distrito y su personal.(14) Por otra parte, Jueces de Distrito en Materia Penal, como Juan José González Bustamante, insistieronen que los defensores no hicieran depósitos en efectivo en los juzgados, sino certificados de depósito, paraevitar riesgos y malas interpretaciones. (18)

Como se dijo, atendiendo la petición de la Barra, el presidente de la República envió a la Cámara deDiputados un proyecto de ley con el fin de que por primera vez en México —en el siglo XX— los Ministrosde la Suprema Corte debían vestir con toga magisterial obligatoriamente, como es costumbre en otras na-ciones como Inglaterra o Francia, para su labor en las audiencias al fallar los juicios en el Pleno y las Salas.La toga será de seda negra mate con cuello vuelto y puños de seda brillantes del mismo color. (19)

Filio comentó que era de ser elogiada la labor de la Suprema Corte que trata de resolver el rezago dela Tercera Sala. Para ello se le auxilia por las otras tres Salas Penal, Administrativa y del Trabajo. Estorevela que no es del todo correcta la especialización de estas Salas ni tampoco la creación de la SalaMercantil que tanto se propugna. En realidad, los Ministros deben ser juristas que dominen todos loscampos del derecho. (20) Sin embargo, el licenciado Aquiles Elorduy sugirió la creación de otras dos Salas,con tres Ministros cada una, para aliviar rápidamente el rezago de la Sala Civil. (21)

(16) El Nacional, 14 de marzo de 1941.(17) Excélsior, 15 de marzo de 1941.(18) El Universal, 16 de marzo de 1941.(19) El Universal, 16 de marzo de 1941.(20) El Universal, 18 de marzo de 1941.(21) Excélsior, 19 marzo de 1941.

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La Barra Mexicana expresó su deseo de colaborar con el Ejecutivo Federal en su esfuerzo por mejorarla impartición de justicia, en especial con la encomiable labor de la Suprema Corte. Su presidente, MiguelS. Macedo, resumió así los puntos esenciales que estimaba conveniente la Barra:

1. Creación de un organismo encargado del control de los aspectos administrativos en materia de justicia.2. Resolución del problema de la acumulación del trabajo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación,

de preferencia a través de la creación de tribunales federales semejantes a los extintos Tribunales deCasación.

3. Reformas al Estatuto Jurídico en relación con la calidad de los secretarios, especialmente en lostribunales, a quienes deberán considerarse empleados de confianza.

4. Aumento del personal en la Policía Preventiva, como resolución al problema de la necesidad devigilancia en la capital.

5. Control del ejercicio de la profesión de abogado a través de las asociaciones profesionales, comomedio de mejorar la administración de justicia por medio de quienes están en contacto directo con ella.

6. Que se oiga periódicamente a la Barra sobre estas mismas materias. (22)

Algunas notas salieron en los periódicos comentando el caso del Pintor David Alfaro Siqueiros que fueamparado contra el auto de formal prisión dictado por el Juez de Coyoacán, por el Juez Segundo de Distritoen Materia Penal, por lo que toca a los delitos más importantes de que se le acusa en el atentado contraLeón Trotsky. Lo grave fue que el Ministerio Público Federal se conformó y todo esto revela que hay unaconjura de la GPU que —según dijo un lector— tiene infiltrada a la justicia mexicana. Por eso dijo que elhomicidio de Shelton quedará impune con agrado del Cónsul de México en Chile y de Stalin, así como devarios intelectuales mexicanos. (23)

Una amplia nota apareció sobre los secretarios de Estudio y Cuenta de la Suprema Corte que llevan elpeso de la resolución de miles de expedientes de amparo, pues llevan una titánica labor y tienen un mezquinosueldo.

La nota periodística decía así sobre los secretarios:“Efectivamente, tal y como lo afirma el ilustre Moreno Cora, los secretarios de la Corte, están con-

denados a realizar una tarea anónima, sujeta de continuo a un progresivo desgaste nervioso, a vivir inclinadossobre su mesa de trabajo, atentos a los progresos del derecho, acicateados por la necesidad de ilustrar, a laluz de la jurisprudencia y de la doctrina, las múltiples y trascendentales cuestiones sometidas a su juicio.

“Sin temor de equivocarnos, podemos afirmar que los secretarios de la Corte, son tan ilustres, taníntegros y tan respetables, como cualquiera de los Ministros a quienes sirven con lealtad caballeresca. Fiel aesta convicción, no vacilé en proponer para Ministros de esta Corte y Magistrados del Tribunal Superior,a algunos de estos distinguidos e ilustres pordioseros de la Justicia Federal.

“Así ha debido entenderlo y sentirlo el Ministro Urbina, presidente de este elevado Tribunal, al aban-donar su sitial y convertirse en obligado portavoz de un acuerdo tomado en Pleno, de solicitar del PrimerMagistrado de la Nación, un aumento de importancia a los miserables sueldos que el presupuesto asigna aestos cumplidos funcionarios.

“El presidente Urbina, sabe, por experiencia, cuál ha sido y sigue siendo la meritísinia labor de estosabnegados y brillantes jurisperitos, de estos oráculos de la justicia que, con modestia ejemplar sin estrépi-tos ni alardes, con un personal de sobra competente y peor pagado todavía, han venido influyendopoderosamente en los destinos del pueblo, de la Revolución y del país.

“Como simple ciudadano, que ostenta la toga viril de la Constitución de 17, pago en estas líneas el másalto tributo de admiración y simpatía a tan esclarecidos servidores, que han sabido, como nadie, interpretary mantener a costa de verdaderos sacrificios, el espíritu que alienta nuestra Carta Fundamental, procurando

(22) El Universal, 21 de marzo 1941.(23) El Universal, 25 de marzo de 1941.

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escudar, enaltecer y preservar, frente a los excesos del poder, la noble y gloriosa institución del juicio deamparo.” (24)

Otra nota periodística fue titulada “Una bofetada a la Suprema Corte” respecto a un asunto laboral.“Por sobre una disposición de la Suprema Corte de Justicia, que estableció hace algunos días el derecho

patronal de, previo el pago de indemnizaciones, despedir a los obreros y celebrar nuevos contratos detrabajo, falló ayer un conflicto el presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, licenciadoManuel R. Palacios, quien, mediante un voto particular, sostuvo el criterio de la anterior Suprema Cortede Justicia, y así asestó lo que en centros obreros califican de “bofetada” a la disposición “reaccionaria dela actual.”

“El negocio que motivó ese voto particular, fue el del obrero Felipe Ibarra que demandó del contratistade caminos Andrés J. Sosa, que lo había despedido después de cubrirle la indemnización de tres meses desueldo que fija la ley, le devolviera el empleo.

El periódico dijo que la conducta del presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje causóverdadero asombro, pues equivalía a enfrentarse al más Alto Tribunal de la República, que apenas algunosdías antes sostuvo la tesis de que los patrones pueden cesar a sus obreros o reintegrarles el trabajo a dis-creción. En el primer caso, siempre que se les indemnice. Así pues, Felipe Ibarra, de atenerse el patrón alvoto particular del licenciado Palacios, debería ser repuesto contra la voluntad de éste, aunque su despidose hubiese ajustado al precedente recién establecido por la Suprema Corte. (25)

(24) El Universal, 28 de marzo de 1941.(25) Excélsior, 29 de marzo de 1941.

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3. EL PROYECTO DE FRAGA Y URBINA DE REFORMASA LA CONSTITUCIÓN EN MATERIA DE AMPARO ESDISCUTIDO EN SECRETO POR LOS MINISTROS DE

LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA EN 1941

Apenas instalada la Suprema Corte, por acuerdo del Pleno de 12 de marzo de 1941 se propuso abordarel problema del rezago en la Sala Civil. Para ello distribuyó una parte del trabajo en las otras tres Salas y elMinistro Gabino Fraga en unión del presidente del Alto Tribunal, Salvador Urbina, estudiaron las posiblesreformas a la legislación de amparo para obtener un resultado más sólido en el problema de la Tercera Sala.Los estudios que otros Ministros hicieron sobre el proyecto de Fraga y Urbina fueron de agosto de 1941 ypor de pronto no tuvieron consecuencias prácticas.

Sin embargo, estos estudios sirvieron de base para la “Exposición de Motivos y Anteproyecto de Refor-mas Constitucionales en materia de amparo aprobado por la Suprema Corte de Justicia en Tribunal Pleno” yque fue sometido a la consideración del Ejecutivo Federal el 17 de julio de 1945, pero agregando dispo-siciones sobre el Poder Judicial de la Federación y sobre la ley orgánica respectiva, agradeciéndole quehubiera dejado sin efecto unas reformas a la Ley de Amparo que discutieron las Cámaras Legislativas afines de 1944 a otra diversa incitativa del Ejecutivo Federal. Todos los estudios fueron mantenidos ensecreto hasta que el Pleno de la Corte, por acuerdo de 29 de octubre de 1946, decidió que fuesen publicados.

De esta suerte aparecen en el Informe del presidente de la Suprema Corte de Justicia de 1946 (1)

diversos estudios del año de 1941. El primero de ellos es el proyecto de los Ministros Urbina y Fraga sobrereformas al artículo 107 de la Constitución. Señalan que el amparo civil, mercantil y penal sólo procedecontra sentencias definitivas de las que no pueda existir ningún recurso ordinario y quede sin defensa elquejoso; contra actos en el juicio de imposible reparación o actos fuera de juicio que causan perjuiciosmateriales o jurídicos de imposible reparación y contra actos que afecten a personas extrañas al juicio.En los juicios civiles y mercantiles sólo procede el amparo contra una resolución apoyada en la ley o en suinterpretación jurídica, pero nunca cuando se estime violada una doctrina o textos legales oscuros o demera interpretación o de aplicación de principios generales de derecho. La Suprema Corte tendría la facultadde suplir la deficiencia de la queja cuando encuentre que ha habido en contra el quejoso una violaciónmanifiesta de la ley. Después regulaban los principios de la suspensión en el amparo. Establecía que todo

(1) El problema del Rezago de Juicios de Amparo en Materia Civil. Estudios elaborados por los C.C. Ministros … Informe del Presidentede la Suprema Corte de Justicia de la Nación al terminar el año de 1946. México, Antigua Imprenta de Murguia. 1946. Apéndice. pp. 7-77.

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amparo debía hacerse ante un Juez de Distrito y contra su sentencia cabía revisión ante un Magistrado deCircuito. También proponían Fraga y Urbina suprimir del texto del artículo 14 constitucional el párrafo“… a falta de esto se fundará en los principios generales de derecho”. O sea, la parte principal suprimía elamparo civil ante la Corte y la revisión se haría ante un Tribunal de Circuito, salvo algunos casos en queotra revisión sería conocida también por la Tercera Sala del alto Tribunal.

El 13 de agosto de 1941 el Ministro Antonio Islas Bravo hizo varias observaciones al estudio de Fragay Urbina sobre el texto del artículo 107 de la Constitución y en una de las partes indicó que “es preferibleafrontar valientemente el problema sometiendo los casos que sean convenientes a la revisión exclusiva y defi-nitiva del Tribunal de Circuito. De otra suerte, en lugar de aliviarse las labores de la Corte, se crea nuevabase para complicarlas.”.

Por esa misma fecha el Ministro Felipe de J. Tena hizo sus observaciones. Expuso que estaba deacuerdo con suprimir el amparo directo, pero no con la revisión de parte de los Magistrados de Circuito contrasentencias dictadas por los Jueces de Distrito, pues de hecho habría seis Cortes y un caos en la jurisprudencia.Y cuando la Corte decidiera intervenir habría tres instancias en el juicio de amparo.

También en agosto de 1941 el Ministro José Rebolledo hizo varias observaciones al estudio de Fraga yel presidente Urbina. Propuso aclarar qué asuntos de amparos civiles conocerían en revisión los Tribunalesde Circuito y cuales serían competencia de la Corte también en revisión en casos excepcionales.

El 13 de agosto de 1941 el Ministro Manuel Barttlet hizo sus comentarios al anteproyecto. En vez deque se dijese “... Evitar al quejoso perjuicios de imposible reparación …” sugirió que se dijese de “… difícilreparación” para conservar en la suspensión la materia del amparo. Basta que la reparación sea difícil paraque la suspensión se justifique.

El 11 de agosto de 1941, el Ministro Olea y Leyva hizo unas objeciones concretas al anteproyecto deUrbina y Fraga. Expuso que el amparo como en todo juicio debería haber dos instancias y al suprimirse elamparo directo lo que ocurriría es que tendría dos instancias más y habría que estudiar cuatro expedientespor asunto y los Jueces de Distrito tendrían exceso de trabajo. Que las invasiones entre la Federación y losEstados deben ser resueltas por la Corte y no por los Tribunales Unitarios. Que los principios generales dederecho deben mantenerse para resolver los amparos y no ser prohibidos, por lo cual no está de acuerdocon la reforma al artículo 14 de la Constitución.

El 19 de agosto de 1941, el Ministro Tirso Sánchez Taboada hizo sus comentarios. Reiteró que era incon-veniente que todo amparo fuese conocido por los Jueces de Distrito, pues se acumularía su trabajo. Además,no era correcto que sus fallos fuesen revisados por los Tribunales de Circuito que son Unitarios y noprocede que un Juez revise los actos de otro Juez, sino un órgano colegiado.

El 28 de agosto de 1941, el Ministro Hermilo López Sánchez manifestó que era incorrecto suprimir lasuspensión de oficio para los casos de privación de vida, marcas, azotes, confiscación, mutilación y cualquierotra pena inusitada y trascendental, lo cual es un error ante la necesidad urgente de suspender tales actos.Tampoco estuvo conforme en la reforma al artículo 14 de la Constitución en el sentido de suprimir los prin-cipios generales del derecho.

El 21 de agosto de 1941, el Ministro Franco Carreño hizo un breve comentario estando inconforme conla reforma al artículo 14 de la Constitución y en la ampliación de la suplencia de la queja.

Estos fueron los estudios que sirvieron de base para actuaciones e iniciativas posteriores de la SupremaCorte. Por ejemplo, para objetar el proyecto de reformas a la Constitución respecto al Poder Judicial de laFederación y el juicio de amparo presentado a fines de 1944. Asimismo, para el anteproyecto del propioAlto Tribunal de 17 de julio de 1945.

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4. EL ALTO TRIBUNAL ASUME EL PROBLEMA DEL REZAGOE INAUGURA NUEVO EDIFICIO EN 1941

El Pleno de la Suprema Corte tomó medidas urgentes para aliviar el rezago de la Tercera Sala, para locual tuvo cuatro sesiones secretas de Pleno desde febrero de 1941. Integró una comisión formada por losMinistros Carlos L. Ángeles, Franco Carreño, Eduardo Vasconcelos e Hilario Medina, en unión del presidentedel Alto Tribunal, Salvador Urbina. Las medidas fueron tomadas de acuerdo con las facultades que otorgaa la Suprema Corte el artículo 5o. transitorio de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. El pre-sidente Urbina expuso que más de nueve mil juicios de amparo se encontraban a disposición de la TerceraSala. Supuesto que la capacidad de despacho humanamente considerada tiene un límite del que no se puedepasar, por razón de tiempo y de esfuerzo personal, y en atención también al promedio anual de ingresos ala Suprema Corte tratándose de juicios de amparo del orden civil que arroja una cifra de tres mil amparosanuales en esa materia que por sí sola constituiría también otro problema para su despacho normal, y sintomar en cuenta el volumen creciente de asuntos que ingresan a la Suprema Corte, año por año, determinócon los actuales integrantes de este Alto Tribunal en tratar de buscar soluciones para la resolución de esteestado de cosas, que redunda en perjuicio de una buena administración de justicia en el fuero federaly, especialmente, en perjuicio de la efectividad de las garantías individuales hechas valer mediante eljuicio constitucional de amparo.

A la citada comisión se le asignaron dos objetivos en sus trabajos: uno, la determinación de las medidasprovisionales y de pronta ejecución que a su juicio debiera de acordar la Suprema Corte, dentro de susfacultades legales y de régimen interior, para resolver el rezago de asuntos de carácter civil; y el otroobjetivo, el de estudiar y proponer soluciones radicales y de fondo mediante la introducción de reformaslegislativas de todo género, para suprimir de una vez por todas, las causas del creciente rezago en eldespacho de la Suprema Corte y dar satisfacción plena a todos los interesados en los juicios de amparo,sean particulares o autoridades.

En otros términos, el primer objetivo de la comisión, de los señalados por el Pleno, debía ser proponermedidas de carácter temporal, no para dar solución satisfactoria plenamente y terminar con el rezago dejuicios de amparo, sino de modo tal que produjeran alivio en el despacho de los juicios del orden civil queuna sola Sala no puede despachar, entre tanto se llevan a cabo estudios sobre reformas legislativas adecuadas.Este segundo objetivo, al demandar meditación y el conocimiento pleno de las necesidades de la adminis-tración de justicia en su organización y funcionamiento, así como en la rapidez de acción de la JusticiaFederal en materia de juicios de garantías individuales, requiere de mayor tiempo.

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En cuanto a las medidas que desde luego podrían implantarse para aliviar las labores de la TerceraSala, la Comisión presentó su dictamen al Tribunal Pleno, el que después de varias sesiones de larga duracióny en que se tomaron en cuenta las observaciones de todos y cada uno de los señores Ministros, así como lasestadísticas acordó tomar las medidas que se deben hacer del conocimiento público.

El presidente de la Suprema Corte, Salvador Urbina, declaró a la prensa que estaba expresamenteautorizado por el repetido Tribunal Pleno, para declarar, que no sólo no podía permanecer indiferente ante elgrave problema de la gran acumulación de amparos en materia civil, puesto que las demás Salas de la Su-prema Corte o están al corriente en el despacho, como la Primera y Cuarta, o tienen un rezago de pocacuantía, como la Segunda Sala, sino que estimaba de su deber procurar dar las soluciones del caso, y, enconsecuencia, no podía permanecer inactiva ante este estado de cosas, ni dejar de oír las voces de laopinión pública que demandan una solución.

Después expuso:“La Suprema Corte cree necesario insistir en que las medidas acordadas de modo temporal, no cons-

tituyen en sí una solución ni completa ni menos radical, pues para ello, como ya se dijo, ya estudia elcamino pertinente para ponerlo en conocimiento del señor presidente de la República y del Poder Legislativo,como opinión de los integrantes de este Alto Tribunal; pero sí como medidas que temporalmente debenadoptarse para paliar la gravedad del problema y las que podrán ser modificadas en cualquier tiempo,según lo indiquen los resultados positivos de las mismas, o las observaciones fundadas de las agrupacionesjurídicas, de las autoridades y del público en general. Con gusto recibirá la Suprema Corte cuantas sugestio-nes u observaciones haga la prensa, órgano de la opinión pública, y de toda persona interesada en la soluciónde estos problemas.”

El presidente de la Suprema Corte, licenciado Salvador Urbina, expuso que la Comisión de Ministrosentregó su estudio el 27 de febrero de 1941 y que proponía fuesen tomadas las siguientes medidas urgentes:

1a. La Primera Sala de la Suprema Corte, además de continuar conociendo de los juicios de amparode toda clase, interpuestos contra resoluciones judiciales del orden penal, conocerá de los incidentes de sus-pensión, quejas, competencias, excusas o impedimentos, que se promuevan o susciten en juicios de amparodel orden administrativo y civil, de los que dejarán de conocer las Salas Segunda y Tercera de la mismaSuprema Corte. Igualmente conocerá la Primera Sala de los juicios de amparo promovidos en materia dejurisdicción voluntaria.

2a. La Segunda Sala conocerá, además de los juicios de amparo en el fondo de que actualmenteconoce en materia administrativa, de los promovidos en materia mercantil y que en grado de revisión seencuentren en la Suprema Corte.

3a. La Tercera Sala de este Alto Tribunal conocerá , además de los juicios de amparo directos entabladoscontra sentencias definitivas de última instancia en materia civil y mercantil, cualquiera que sea la épocaen que hubieran llegado o lleguen a la Suprema Corte, de la quejas por exceso o defecto de ejecución de lassentencias de amparo que hubieren dictado los tribunales federales, dentro de la competencia que laley asigna a la Suprema Corte para dichas quejas.

4a. La Cuarta Sala conocerá, además de los juicios de amparo, incidentes de suspensión, quejas, com-petencias y excusas o impedimentos en materia de trabajo, de los juicios de amparo que se encuentren enrevisión en esta Suprema Corte, entablados contra resoluciones judiciales en materia civil, con exclusiónde los mismos juicios de amparo en materia mercantil que en revisión se asigna su conocimiento a laSegunda Sala.

5a. Las Salas Primera, Segunda y Cuarta, señalarán el día o días a la semana, así como la hora quetengan a bien, para el despacho de los asuntos que fuera de los que habitualmente conocen, se les asignanpor estos acuerdos.

6a. Cada una de las cuatro Salas, acordará las medidas generales que estime pertinentes para eldespacho, especialmente en lo que se refiere a la simplificación de redacción de proyectos o ponencias yconsultas previas de jurisprudencia o precedentes, para evitar, en lo posible, resoluciones de jurisprudencia

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contradictoria; y asimismo, cada Ministro, dentro de tales orientaciones, dará a su secretario o al personalque de él dependa, las instrucciones del caso.

7a. Estos acuerdos serán puestos en ejecución a la mayor brevedad posible y tienen el carácter de tem-porales, en tanto la misma Suprema Corte procede al estudio de las soluciones radicales o de fondo que ajuicio de ella deban tomarse por la vía legislativa y como opinión o contribución de la Suprema Corte, parala obtención de un despacho normal de ella y demás tribunales federales que realice el objetivo de una ad-ministración de justicia efectiva y expedita. (1)

Por otra parte, en relación a otras cuestiones, la Segunda Sala de la Suprema Corte sustentó la tesis deque los informes relativos a la suspensión definitiva debían ser rendidos en el término de ley y antes de laaudiencia relativa, pues de lo contrario se tendrían por no interpuestos y como si no hubieran sido hechos.Por ello fue concedida la suspensión definitiva al señor Bernardo Rosas contra el jefe del DepartamentoCentral y otras autoridades para que no fuera clausurada la pulquería del quejoso “El Templo de Baco”.El Ministro Gabino Fraga fue el ponente y sostuvo que debían ser respetados los artículos de la Ley deAmparo que obligan a las autoridades responsables a rendir sus informes en el término de 24 horas, segúnel artículo 132. Es decir, que la rendición extemporánea del informe de ley produce el mismo efecto que laausencia del mismo informe y presume ciertos los actos reclamados. (2)

Asimismo, fue aprobado un proyecto del Ministro Nicéforo Guerrero en el sentido de que es anticons-titucional el decreto de 30 de diciembre de 1939 que obliga a los quejosos en los amparos directos a haceruna promoción cada cuatro meses para que no sean éstos sobreseidos. Los fundamentos que tuvieron losseñores Ministros de la Sala Civil para declarar anticonstitucional el decreto mencionado, son el que estáen abierta pugna con la fracción VIII del artículo 107 de la Constitución que terminantemente y sin taxativaalguna, impone a la Suprema Corte la obligación de fallar los amparos directos en materia civil, sin mástrámite que el escrito de los interesados. Por tanto, los quejosos en amparos directos en materia civil, quedanya sin la obligación de hacer cada cuatro meses la promoción a que se refiere el ya citado decreto de 30 dediciembre de 1939. Como consecuencia de la tesis sentada, la Sala Civil se vio constreñida a resolvertodos los amparos pendientes. (3)

El 2 de junio de 1941 fue inaugurado el nuevo edificio de la Suprema Corte de Justicia y por primera vezlos Ministros estrenaron las togas y birretes que llamaron la atención de todo mundo. A la ceremoniaasistieron el presidente de la República, los miembros del gabinete, representantes del Poder Legislativo,miembros del cuerpo diplomático y delegados de las asociaciones de abogados. Primero habló el presidentede la República como a las 11:45 horas de la mañana, después le respondió el presidente de la Corte yfinalizó nuevamente el presidente Ávila Camacho declarando inaugurado el edificio.

En realidad, antes de la ceremonia llegaron muchos invitados, entre ellos el embajador de los EstadosUnidos, Josephus Daniels, que casi fue el primero en presentarse. En la luneta del Salón de Pleno habíapersonas sin investidura oficial, como esposas de los secretarios de Estado y de los Ministros de la Corte.El Pleno se abrió por el presidente del Alto Tribunal con su mallete y sólo faltó el Ministro Carlos L.Ángeles por enfermedad.

El presidente, general Manuel Ávila Camacho, entre otros temas, dijo en su discurso:“El Palacio de Justicia, que la administración del señor General de División Lázaro Cárdenas planeó

y ejecutó bajo la dirección del distinguido arquitecto Antonio Muñoz G. cumple a mi gobierno la satisfacciónde inaugurar el edificio, que viene a dar definitivo y decoroso asiento a la Suprema Corte de Justicia de laNación.

“Los Constituyentes mexicanos que dividieron el Poder de la Federación en Legislativo, Ejecutivo yJudicial, confiaron al más Alto Tribunal la tarea de mantener, interpretando la Constitución, el equilibrio entre

(1) Libro de actas de Pleno de sesiones secretas, 1941. Sesión de 7 de marzo de 1941, p. 69-71. El Nacional, 8 de marzo de 1941.(2) El Nacional, 12 de marzo de 1941.(3) El Universal, 12 de marzo de 1941.

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las fuerzas activas del gobierno, y de vigilar la recta y oportuna aplicación de la justicia en la nación entera.Para alcanzar este resultado y reconociendo el importante papel que le corresponde al eminente yucatecodon Manuel Crecencio Rejón, hubo que recorrer un largo proceso evolutivo, que aceleró la clarividentecomprensión humana de nuestro insigne legislador don Mariano Otero, quien con admirable precisiónpudo fijar la fórmula que dió nacimiento a la institución jurídica mexicana llamada el juicio de amparo,concediendo a la Corte la función no sólo de Máximo Tribunal de Justicia, sino depositaría auténtica,también, del Poder Judicial de la Nación.

Señores Ministros:“Obedeciendo los mandatos de mi propia convicción y los que establece la ley, os ofrezco que mi

gobierno pondrá al servicio del Poder Judicial su fuerza moral y material para garantizar el respeto y elcumplimiento de las decisiones de esta Corte y de los tribunales federales. Que todos los funcionarios pú-blicos, de cualquier categoría, acaten sin protesta y sin reservas dichas decisiones y que sea respetada la juris-prudencia de la Suprema Corte, jurisprudencia que constituye un elemento activo y creador de la normajurídica; correspondiendo a vosotros como sus últimos y más autorizados intérpretes la facultad de llenarlos huecos y omisiones de nuestra legislación y conciliar sus contradicciones y, sobre todo, para aplicar elderecho con un alto sentido social y humano, evitando que la interpretación puramente lógica de la normaabstracta pueda llevar a fines antisociales o a soluciones que ignoraran desigualdades económicas y decultura ante las cuales se hace necesario atenuar el rigor de la ley, ya que su ciega aplicación llegaría acobijar el fraude y la injusticia.”

El presidente de la República continuó su discurso:“La Constitución reconoce, y una buena administración de justicia exige, que la independencia de este

Tribunal sea una realidad. El sistema de elección cada seis años de los Ministros de la Corte no garantizasuficientemente, por los vínculos materiales creados, su independencia, al privarlos de la autonomía queles permita actuar imparcial y serenamente.

“Mi gobierno, para corregir esta deficiencia, ha dado los pasos necesarios promoviendo la reforma cons-titucional que crea la inamovilidad a fin de que la Corte pueda impartir justicia ajena a coacciones e influenciasde cualquier orden, sin más norma que la ley ni más dictado que el de la propia conciencia.

“No puede desconocerse que a las relevantes condiciones morales que tan alta función exige, debe ir unidauna vasta cultura jurídica que permita la adecuada interpretación de la ley. Por ello mi gobierno, al organizarla nueva Corte, procuró escoger a un grupo de distinguidos jurisconsultos que aunaran a las condicionesmorales de responsabilidad y honradez, las de capacidad y experiencia en la administración de la justicia.

“La Revolución puede sintetizarse en un hondo anhelo de justicia del pueblo mexicano; justicia entodos los órdenes de la vida nacional desde el que estrictamente se contrae al cuidado y protección de losbienes, hasta aquel trascendental y superior representado por la protección a la libertad al producto íntegrodel trabajo, a la vida y a la dignidad humanas.

“A vosotros corresponde en gran parte, la tarea histórica de satisfacer este anhelo elevándolo a lacategoría de una verdadera conquista que tenga como base la igualdad ante la ley y el respeto de nuestrasautoridades a las garantías que para el hombre entero, confiado, fijara su atención en la labor desarrolladapor vosotros para calmar el hambre y sed de justicia del pueblo mexicano, ya que ha puesto en vuestrasmanos las armas más eficaces que pudiera requerir la lucha contra los abusos del poder logrando por ende,al proteger nuestras instituciones, la defensa en más amplios horizontes de los principios democráticos.

“Deberán estar inscritos en los muros de este edificio, como normas esenciales que determinarán laconducta de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, los siguientes principios: Imparcialidad en el examencuidadoso de los hechos; sabiduría en la interpretación de la ley; serenidad en la resolución de los conflictos;inmunidad de influencias ajenas, limitando el contacto con los litigantes a los casos que estrictamente lorequieran.

“Al guardar celosamente el cumplimiento de los mandatos anteriores, rodeando de prestigio y autoridada los fallos de la Corte, no sólo se satisfarán los anhelos de justicia del pueblo mexicano, sino que se

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afirmarán las sólidas bases del principio que enunciado por el ilustre argentino Calvo está consagrado enunánime y definitiva fórmula en los países iberoamericanos como el más eficaz baluarte de sus propiassoberanías, exigiendo sujeción y obediencia a los tribunales del país que al aplicar la ley a nacionales yextranjeros no pueden tolerar intromisiones extrañas.

“Bajo el signo propicio de dos preclaros mexicanos: Mariano Otero e Ignacio Vallarta, cuyos bronces seyerguen a la entrada de este edificio, iniciáis una nueva época en vuestras labores. Ilustres jaliscienses, elprimero fue el creador del juicio de amparo, escudo protector de nuestras libertades; el segundo, como pre-sidente de la Suprema Corte, supo exaltar al nuevo recurso hasta el más alto rango dentro del orden jurídicomexicano. La nobleza, la majestad el tono en suma que Vallarta imprimió a la forma de tratar los problemasconstitucionales y el papel que reconoció y supo dar a la Corte, siguen siendo un ejemplo a pesar de que enel transcurso del tiempo las soluciones técnicas se hayan modificado y variado los conceptos sociales yfilosóficos.

“En este momento en que se ciernen sobre la humanidad entera el odio y la destrucción, tenemos queadmitir que si hemos podido llegar a esta trágica etapa, ha sido porque el mundo entero también tienehambre y sed de justicia.

“La justicia es obra de paz interior; cada Estado puede contribuir dentro de la armonía universal a lapaz del mundo, ambición y desiderátum de la felicidad humana. En medio de la tormenta, México, confiadoen su destino, contribuirá a la obra común perfeccionando y elevando su propia obra. La Suprema Corteserá el faro de la justicia para el país entero. Los débiles, los que no disponen de recursos ni de influencias,volverán los ojos hacia vosotros con la esperanza de que les sea impartida. (4)

El presidente Ávila Camacho fue fuertemente aplaudido. A continuación habló el presidente de laSuprema Corte, Salvador Urbina, que entre otros pasajes expuso en su discurso:

“Muchos años, durante largas etapas y en los más variados regímenes de gobierno, la Suprema Corteantes de ahora, tuvo albergue en edificios tan inadecuados como poco dignos de la majestad del PoderJudicial, lo cual no era, en mucha parte, sino reflejo, más que de miseria económica en los gobiernos, de unconcepto mezquino acerca de este poder y de la responsabilidad de su función. Casi siempre desdeñada orelegada a un plano secundario, la administración judicial, apolítica por esencia y por su noble misión,tenía por índice de importancia institucional, el recinto pobre y destartalado, en triste contraste con suntuososedificios de otras actividades oficiales.

“Ello era la medida del grado de efectividad de las instituciones democráticas y republicanas, y especial-mente, el poco comprendido principio de la supremacía de la Constitución cuyo intérprete es la SupremaCorte, resultando, a su vez, de la absorción por un solo órgano de Gobierno, de la suma del poder político, comouna herencia natural y fatal del régimen monárquico colonial, tradición que no bastaron para transformaren el democrático y popular, ni las Constituciones de 1824, de 1857 y de 1917, ni las constantes revolucio-nes de toda la vida nacional desde la Independencia.

“El respeto al Poder Judicial y la efectividad de sus funciones, está en la misma relación y grado del respetoa la Constitución y de la realidad de nuestras instituciones de gobierno; y el cuidado con que se atienda porlos demás Poderes Federales y autoridades en general, a todo lo que atañe al Poder Judicial, incluyendo loselementos en vida material que necesite será un elocuente índice del grado de adelanto político que sealcance pues siempre será la justicia el primero y principal de los objetivos sociales y la necesidad primordialde toda vida colectiva.

“Por eso se congratula hoy el Poder Judicial, con el acontecimiento que celebramos, que demuestra cómoel Ejecutivo de la Unión anterior, el señor general D. Lázaro Cárdenas, que durante su ejercicio llevó acabo la construcción casi toda de este edificio, y el actual titular, el señor general D. Manuel Ávila Camacho,que dio cima a la magna obra, se penetraron de la necesidad de dotar al Poder Judicial Federal de un

(4) Excélsior, 3 de junio de 1941.

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Palacio digno de las altas atribuciones constitucionales que tiene; aparte de que el actual depositario delEjecutivo, en el corto tiempo que lleva de desempeñar su elevado cargo, está demostrando su afán, nuncabastantemente elogiado, de hacer respetable, respetado, eficaz y con su plena independencia al Poder Judicialde la Federación, con la convicción del gobernante que sabe que para prestigio y solidez de todo régimengubernamental, así como para la estabilidad de las instituciones y el progreso del pueblo, el cimiento mássólido es la realidad de la justicia y la sumisión absoluta a ella de autoridades y gobernados.

“Hacemos votos sinceros porque la plena soberanía del Poder Judicial, en el ejercicio de la que le corres-ponde constitucionalmente sea una realidad y no mera fórmula, en bien de la patria misma, eliminándoseasí toda clase de dictaduras, desde la política hasta las de grupos sociales, azote aquéllas de la vida nacionaldesde su independencia, y causantes ambas de los males que han afligido al pueblo mexicano. El reco-nocimiento de ser la función judicial superior a cualquiera otra, y ser vital para toda colectividad civilizada,se traduce en consecuencias benéficas para el país, y para el respeto que en el anterior, o en las relacionesinternacionales, deben tener siempre todos los países por las decisiones soberanas de los tribunales decada uno de ellos. Fallo judicial ejecutorio no es sino un acto de soberanía de más entidad, si cabe, quecualquier otro soberano, como resultado de todo un procedimiento de investigación y de audiencia amplía,que no caracteriza, en lo general, a los demás actos de potestad ejecutiva o legislativa.”

“Afortunadamente, México nunca ha desconocido, pero ni siquiera objetado, en su vida de Nación inde-pendiente, los fallos de tribunales extranjeros ni los laudos arbitrales que lo han afectado como entidadinternacional por desfavorables que ellos hayan sido a nuestro país. Y será también un índice revelador enmáximo grado de espíritu democrático y de justicia internacional efectiva, que al rendir México homenajeconstante y debido cumplimiento a las decisiones de los tribunales o árbitros extranjeros los demás paísestengan igual respeto y acatamiento para las decisiones de nuestros tribunales, especialmente de la SupremaCorte de Justicia, estableciéndose así bases sólidas para la concordia y amistad entre los pueblos al reafir-marse la autonomía de ellos y su vida jurídica.”

“Nos ha tocado a los actuales componentes de la Suprema Corte y a los demás de los tribunales fede-rales, actuar en una agitada y dichosa etapa de transformación mundial, en la que causas de orden económico,moral y social, han traído una renovación en parte y un desequilibramiento, en otra, de viejos conceptos deañejos sistemas, de tradicionales prácticas y, por ende, de una desadaptación entre las nuevas tendenciassociales y los ordenamientos legislativos forjados en el yunque de los siglos por la humanidad.” (5)

Por otra parte, se publicó que el costo del nuevo edificio de la Suprema Corte fue de cinco millones depesos y que el edificio, como ya se ha dicho, consta de cuatro pisos; en el primero al nivel del arroyocomprende el archivo y la imprenta del Semanario Judicial, el archivo general, el almacén, la inspecciónmédica, la oficialía de partes para los tribunales; los baños para los empleados y servidumbre, las bombasy tanques de almacenamiento, subestación eléctrica y terreno para el establecimiento de coches. El acceso aeste piso está por la calle de Venustiano Carranza.

El segundo piso a 3.70 mts. de elevación con entrada por la Avenida Pino Suárez, tiene acceso porescalinta en que desemboca un amplio vestíbulo; a la izquierda la conserjería y a la derecha la oficialía departes. La entrada la cierra una puerta de bronce que pesa 3,600 kls. y que ostenta en alto relieve, símbolosde las Constituciones de 1812, de la del 24, de la del 57 y de la del 17.

Pasando al vestíbulo se llega a un juego de escalinatas en la que aparecen las figuras de gran tamañode Ignacio Vallarta y Otero, y que conducen a los amplios corredores y a la gran escalera que lleva a la sala depasos perdidos del tercer piso; todo este conjunto es severo y majestuoso. Algunas personas dicen que eledificio se parece mucho al de Marina, en Madrid, España, principalmente en su estructura interior.

En el segundo piso también se encuentran; la biblioteca, compilación de leyes, Semanario Judicial,archivo de la Suprema Corte, estadística, sección de turno, información, actuarios, testimonio, proveedoría,departamento administrativo y tesorería del Poder Judicial.

(5) Excélsior, 3 de junio de 1941.

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El tercer piso se encuentra a 9.20 metros. Allí están distribuidas, al centro del edificio y con acceso ala sala de pasos perdidos, la sala de audiencia de Pleno, la Penal, Civil, Administrativa y de Trabajo, consus respectivos aposentos de acuerdos; oficina para el secretario, secretaría y oficialía mayor. Todas lasSalas tienen entrada exclusiva para los Ministros que trabajan en ellas, y sitio especial para el público.

Ahí mismo, en el tercer piso, están la Presidencia de la Corte, locales para el secretario particular,secretario y subsecretario de Acuerdos, oficiales mayores de trámite de acuerdos; 20 despachos privados paralos Ministros, con oficinas para los dos secretarios que cada uno tiene; 16 locales para 32 taquígrafosparlamentarios, abogado consultor de taquígrafos y taquígrafo en jefe, y el archivo de debates.

Los muros del salón de pasos perdidos están adornados con unos frescos que representan algunasetapas de la Corte: la justicia antigua, durmiéndose en una silla, y la Revolución con una antorcha y unpuñal, persigue a quienes la envilecen; un dragón protege al pueblo e impide que la delincuencia “le comasu oro.”.

Esta obra estupenda se debe al genio de José Clemente Orozco.Bajo el muro que ve hacía el salón de Pleno de la Suprema Corte se lee el lema de la Corte.Debe agregarse que la comunicación entre los tres pisos que dejamos descritos se hace por cuatro

escaleras colocadas en cada una de las esquinas del edificio, y que todos aquellos corresponden exclusi-vamente a la Suprema Corte de Justicia.

Por cuanto se refiere al cuarto piso, al nivel 15.20 metros, sobre el suelo, está destinado a los tribunalesfederales, a saber: Tribunal del Primer Circuito y seis Juzgados de Distrito; dos civiles, dos administrativosy dos penales. Todos ellos con locales independientes, para Jueces, secretarios y empleados, con salas deaudiencias para jurado popular, deliberación, agentes del Ministerio Público, etcétera, etcétera. La entradaa este cuarto piso, está por la calle de la Universidad, y se llega a él por elevadores y escalera directos yexclusivos.

Finalmente, al nivel de 19.95 metros, están las habitaciones del conserje. (6)

(6) Excélsior, 3 de junio de 1941.

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5. ALGUNOS FALLOS INTERESANTES EN EL AÑO DE 1941

La Primera Sala de la Suprema Corte negó la suspensión en el amparo interpuesto por un mercader depieles de lagarto, Alberto García, contra actos del Departamento de Marina, porque le negó permiso paracontinuar pescando lagartos, ya que había obtenido 48,500 kilos de esa piel y era necesario aplicar la vedapara impedir que se extinguiese la fauna. Esta fue una sentencia que apoyó la ecología. (1)

Por decreto presidencial de 1939 fue otorgada una pensión de $10 pesos a todos los Constituyentes de1917. La Secretaría de Hacienda trató de no pagarle esa jubilación a Juan Espinosa Bávara porque teníaun empleo y la Sala sostuvo que esto no era ningún impedimento. Entonces se acogieron a esta tesis juris-prudencial otros Constituyentes como Alfonso Herrera, Jesús Romero Flores, Cristóbal Limón y ErnestoMeade y Fierro solicitando más amparos. (2)

La sociedad Mercantil Gabriel Wienewski pidió amparo contra la Secretaría de Gobernación, parainternar al país al hebreo David Winiewski, sin pagar fianza. Esta era necesaria para garantizar los gastosde repatriación cuando son necesarios. Pero la Suprema Corte no lo consideró necesario teniendo en cuentala situación que prevalecía en Alemania y no tuvo que dar la fianza por $2,400 pesos. (3)

La Sala Civil de la Suprema Corte negó el amparo al Departamento del Distrito en la incautación quehizo de una planta de asfalto en contra de la compañía Bancaria de Bienes Raíces S.A. incautación que realizóel antiguo Ayuntamiento de la Ciudad de México. La compañía siguió un juicio ejecutivo mercantil ylogró embargar la casa 94 de las calles de Pino Suárez. Con este motivo el Departamento interpuso amparo,el cual fue sobreseido con ponencia del Ministro Tena por considerar que el amparo sólo procede contralos últimos actos de ejecución de una sentencia y el procedimiento no se había agotado. (4)

El gobernador del Estado de Querétaro fue consignado a la Procuraduría General de la República porhaber rendido informes falsos a la Suprema Corte de Justicia y haber rematado la finca rústica de la señoraJosefa de la Mota de Rosano. La señora fue quejosa en un amparo contra el remate de su casa “El Lobo”,

(1) El Universal, 23 de septiembre de 1941.(2) El Nacional, 25 de septiembre de 1941.(3) El Nacional, 25 de septiembre de 1941.(4) Excélsior, 30 de septiembre de 1941.

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señalando como responsables al gobernador del Estado, al tesorero y otras autoridades. El Ministro Fernandode la Fuente observó que los informes previos rendidos por las autoridades responsables habían ocul-tado hechos para llevar a cabo el remate y que no fuese concedida la suspensión por el Juez de Distrito.Todos los Ministros de la Sala Penal aprobaron la proposición del Ministro de la Fuente en el sentido quetoda autoridad del rango que fuere y que incurra en informes falsos debe ser consignada a la Procuraduríade la República. (5)

El profesor Isidoro Pedrero Fócil hizo un comentario crítico contra las autoridades de Tabasco en unvolante titulado “Ecce Homo” y las autoridades del Estado lo aprehendieron. Pero la Primera Sala de la Su-prema Corte no encontró ataques a la moral pública ni a la vida privada y por unanimidad de votosconcedieron el amparo al quejoso: “el hecho de protestar públicamente contra la administración guber-namental constituye una forma clara y franca de crítica y en un régimen republicano, demócrata y popular,si esa crítica no es hecha en términos injuriosos, no sólo no es un acto punible, sino un medio saludablepara el bienestar general …” (6)

Los señores Alfredo J. Toledo y Francisco Cañedo, como regidores de Nogales, Sonora, concurrierona una asamblea política a favor del candidato presidencial Juan Andreu Almazán, por lo cual fueron depuestosde sus cargos el 12 de abril de 1940. La Segunda Sala del Alto Tribunal les concedió el amparo siendoponente el Ministro Alfonso Francisco Ramírez. (7)

En el amparo promovido por Francisco Ortiz Zárate, como apoderado de la Colonia Moderna, por laexpropiación de los lotes E. M. C.E., ordenada por el Departamento del Distrito con la mira de construir enesa zona casas cómodas e higiénicas, parques, jardines y mercado para los trabajadores, la Corte tuvo queocuparse del incidente de suspensión definitiva. Durante el debate, el Ministro Olea y Leyva se pronunciópor la tesis de que solamente el Poder Legislativo tiene facultades para determinar las causas de utilidadpública, y se las negó al Ejecutivo. El Ministro De la Fuente, se mostró acorde con los conceptos de sucolega, y declaró que esta clase de expropiaciones, subsisten en Constituciones colectivistas como la rusay la totalitaria, como la del Tercer Reich, y que las dictadas por el Ejecutivo le parecen anticonstitucionales.El Ministro Carlos L. Ángeles, convino en que tales actos del Ejecutivo presentan aspectos radicales. Indicóque, aun suponiendo que al quejoso se le otorgare la justa e inmediata indemnización, si no hay interéspúblico debidamente demostrado, debe concederse la suspensión, sin necesidad de examinar la consti-tucionalidad del acto. Por su parte, el licenciado José Ortiz Tirado, declaró que a él le bastaba con sólo elartículo 27 constitucional, fracción VIII, que autoriza a la administración pública a hacer declaratorias decasos de utilidad; para que los decretos que reúnan los demás requisitos de ley, sean constitucionales. El Mi-nistro Rebolledo estuvo de acuerdo también con este punto de vista.

Así, por mayoría de votos se concedió al quejoso la suspensión a fin de que, cuando se falle el fondode la demanda, se analice la constitucionalidad de los actos reclamados. (8)

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia amparó a un humilde cargador llamado Jacinto FloresMeza, contra la sentencia que en su perjuicio dictó, con fecha 29 de marzo del año en curso, la SegundaSala del Superior Tribunal de Justicia del Estado de Tamaulipas, por la que considerándolo responsabledel delito de vagancia, le impuso la pena de tres meses de prisión conmutables por la suma de noventapesos. La sentencia de segundo grado envió a la Suprema Corte, como justificación de sus actos, el procesoy toca respectivos, por los que se vino en conocimiento de que el delito de vagancia se presta para injus-tificadas persecuciones, pues no pocas veces, las autoridades policiacas fabrican a los vagos con sólohacerlos ingresar en repetidas ocasiones a la cárcel. Después, cada ingreso, por justificado que sea o queparezca, se vuelve contra los encarcelados, pues se toman como indicios para estimar la existencia del

(5) El Universal, 10 de octubre de 1941.(6) El Nacional, 10 de octubre de 1941.(7) El Universal, 14 de octubre de 1941.(8) Excélsior, 16 de octubre de 1941.

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delito de vagancia, ocultando que se les ha hecho víctimas de abusos policiacos. Es decir, se les abrumacon el cómputo de las entradas a la cárcel. Tal es el caso del infortunado cargador absuelto ayer por la SalaPenal de la Corte. Un policía simplemente dijo haberlo recogido de la vía pública en estado de ebriedad y,acusado por el Ministerio Público, como presunto responsable del delito de vagancia, previsto y sancionadopor el artículo 186 del Código Penal vigente en Tamaulipas. El reo declaró reconociendo los numerososingresos que había tenido en la cárcel y que aparecen en su hoja de antecedentes policiacos; pero, manifestóque, aunque aficionado a la embriaguez, no se consideraba vago, porque, si bien carece, para su mal, de untrabajo fijo, hace muchos años que se busca la vida como cargador libre. Por lo general lo ocupan casascomerciales y bancarias. Por otra parte, no es cierto, según dijo, que estuviese tirado en la calle, sino queun policía que le ha tomado mala voluntad, cada vez que lo encuentra alegre, le pide dinero y como notiene para dárselo, le pega de fuetazos y luego lo conduce preso y acusado de vago. (9)

La Segunda Sala de la Suprema Corte, —que ha logrado, digámoslo de paso, poner el despacho de susnegocios al día— vió en revisión los autos relativos al juicio de amparo promovido por los señores AlfonsoDíaz Dueñas y Guillermo Castillo Ornelas, contra las resoluciones dictadas en 30 de diciembre de 1940por el Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, conforme a las cuales se les negó el registro y, porconsiguiente, el reconocimiento y franquicias inherentes a los títulos de licenciados en derecho, fundandosu negativa dicha autoridad en la ilegitimidad de los mismos.

De la relación de hechos aparece que los quejosos, después de cursar las materias respectivas y dehaber sido aprobados por la Universidad Autónoma de Guadalajara en los estudios correspondientes a lacarrera de licenciado en derecho, sustentaron examen profesional, habiendo resultado aprobados por una-nimidad de votos.

En virtud de que la Universidad de Guadalajara está incorporada a la Universidad Nacional de México,y por tal motivo se hallan archivados en la secretaría de esta última las constancias de los estudios y exá-menes de referencia, la Universidad Nacional otorgó a dichos letrados, en 28 de marzo y 8 de octubre de1940, respectivamente, los títulos profesionales de licenciados en derecho, los cuales fueron registradosdebidamente en la misma institución cultural citada. En 19 de diciembre del mismo año, los abogados DíazDueñas y Castillo Ornelas solicitaron del Supremo Tribunal de Jalisco el registro de sus títulos; pero en 2y 3 de enero les negó el registro aduciendo para fundar la resolución diversos argumentos.

El Juez de Distrito amparó a los quejosos y no habiéndose conformado dicho tribunal con el fallo,interpuso ante la Suprema Corte el recurso de revisión. Tocó el estudio del asunto al señor Ministro AlfonsoFrancisco Ramírez, quien como relator, propuso que se confirmara la resolución del inferior y, consiguien-temente, que se otorgara la protección constitucional, fundándose en que “de acuerdo con lo previsto porla fracción XXV del artículo 73 de la Constitución Federal, se expidió la Ley Orgánica de la UniversidadNacional Autónoma de México de 19 de octubre de 1933, la cual, en su artículo 1o., establece que la Uni-versidad Nacional Autónoma de México es una corporación dotada de plena capacidad jurídica y quetiene, entre otros fines, formar profesionistas.”.

Los efectos del fallo serán que los títulos que expidan las Universidades de los Estados adheridas a laUniversidad Nacional de México, deben ser aceptados como legítimos y válidos en toda la República, sinque las autoridades puedan impedir a los letrados el libre ejercicio de su profesión. (10)

El señor Manuel Rodríguez Lozano, que fuera director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de laUniversidad Nacional de México, quedó formalmente preso, por auto que el Juez 1o. de Distrito en MateriaPenal, licenciado Luis G. Corona, dictó tras de laboriosa compulsa del expediente levantado en la inves-tigación practicada sobre la desaparición de cuatro valiosos grabados de Durero y de Guido Reni, pertene-cientes al patrimonio de dicha escuela. El Juez se fundó en que de las constancias existentes en autos se

(9) El Universal, 18 de octubre de 1941.(10) El Universal, 22 de octubre de 1941.

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deducen presunciones suficientes en contra del señor Rodríguez Lozano para estimarlo probable respon-sable del delito de peculado que involucra la misteriosa desaparición de las valiosas obras de arte.

Desde las 10 horas en que se iniciaron las prácticas finales para llegar al anterior resultado, las antesalas yoficinas del juzgado estuvieron atestadas de profesores y alumnos de la Escuela Nacional de Artes Plásticas,simpatizadores unos e impugnadores otros, del discutido escultor.

Los primeros, encabezados por el escritor Rodolfo Usigli, y otros escritores, pintores y escultores comoAntonio Ruiz, Jesús Guerrero Galván, Luis G. Basurto, José Bergamín, Francisco Zuñiga y Manuel ÁlvarezBravo anunciaron que van a dirigirse al señor presidente de la República en son de protesta contra el Juez delos autos, por estimarlo parcial en el caso, ello, no obstante, que los defensores de su amigo, licenciadosOctavio Medellín Ostos y J. Manuel Ruiz Esparza, les hicieron ver que dentro del procedimiento judicialestá el camino del amparo o de la apelación.

Aunque con diversos argumentos trataron de promover la libertad caucional del enjuiciado, ésta nopudo ser resuelta en vista de que según los dictámenes periciales existentes, el valor de los Durero y Reni,superó comercialmente los $30,000.00, sin contar el valor artístico, no cabiendo, pues, en consecuencia, lalibertad caucional. Por esta razón se libraron los oficios correspondientes a la Penitenciaría para que tengacomo detenido al profesor Rodríguez Lozano, quien queda en calidad de procesado. (11)

La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, conoció del juicio de garantías que promovieron lossoldados rasos Pedro Solegui Castañeda, Porfirio López Vázquez y Rafael Gallegos Reyes, y, por otra parte,el juicio de amparo interpuesto por el sargento segundo operador, Alfonso Rodríguez y Rodríguez, contralas órdenes dictadas por la Secretaria de la Defensa Nacional en 19 de febrero y 20 de junio de 1940,dándolos de baja en el Ejército Nacional a los tres primeramente nombrados por razones de mala conductay al último sin expresar razón alguna. Los soldados Solegui, López y Gallegos estaban comisionados en el 50batallón y en uso de sus derechos cívicos, según dicen en su escrito de demanda, se inclinaron por la candi-datura presidencial del señor general Juan Andreu Almazán; el sargento segundo operador, Rodríguez yRodríguez, que prestaba sus servicios en la escuela de radiotelegrafía, fue dado de baja por mal compor-tamiento, que manifiesta no pudo comprobársele, pero no indicó en su demanda de garantías que hubiesesido partidario del señor general Almazán. De acuerdo con el proyecto de sentencia propuesto a la Salamencionada por el señor Ministro relator, licenciado don Manuel Bartlett, los soldados y el sargento fueronamparados. (12)

Por otra parte, hubo varios casos que demostraron un cambio profundo respecto a la política religiosaseguida hasta entonces por la Suprema Corte. Algunas escuelas antes expropiadas por presumirse que erande monjas fueron devueltas y el padre José Aurelio Jiménez, acusado de autor intelectual del asesinato delgeneral Obregón, salió libre por un fallo de la Primera Sala del Alto Tribunal. He aquí algunos ejemplos.

El viejo edificio donde muchos años estuvo el Colegio Francés —mejor conocido por de Niñas y queen el mes de febrero de 1927 fue nacionalizado con el motivo de que lo regenteaban monjas— volverá amanos de su legítima propietaria, señora Soledad Hinojosa de Escobedo, como consecuencia de un falloque acaba de dictar el Juzgado Primero de Distrito en Materia Cvil.

En efecto, el Juez José Martínez Alomía declaró improcedente la nacionalización en virtud de que laDirección General de Bienes Nacionales no pudo demostrar que se trataba de un inmueble que pertene-ciera al clero católico y en cambio la señora Hinojosa probó que la finca estaba rentada a la señorita MaríaRosa Girad, quien dirigía el plantel allí albergado. Además, aportó los documentos que testifican que lapropiedad le fue vendida por el señor Antonio Garca, hoy difunto, quien la compró a Ramón Rivas, y éstea su vez al licenciado Justo Benítez. Aun cuando el Ministerio Público trataba de apelar recibió instruccionesde la Procuraduría General de la República para no hacerlo. (13)

(11) El Nacional, 27 de octubre de 1941.(12) El Universal, 12 de noviembre de 1941.(13) Excélsior, 13 de noviembre de 1941.

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Después de diez años salió de la penitenciaría el padre José Aurelio Jiménez, el que había sido sen-tenciado como autor intelectual del asesinato político del general Obregón. La Suprema Corte de Justiciafalló amparándolo y salió por la puerta principal del Palacio Negro de Lecumberri, en absoluta libertad,acatando el fallo dictado por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los abogados y elementos católicos interesados en la libertad del padre Jiménez lograron que en unsolo día bajara el fallo hasta la Sexta Corte Penal, la que dio la orden de libertad y que fue cumplida por lasautoridades de la Penitenciaría.

Una multitud se congregó en las afueras del Penal de Lecumberri para ver salir al padre Jiménez, aquien la Corte absolvió en virtud de que hubo dudas de que hubiese tenido alguna responsabilidad en elcrimen político de que fue víctima el divisionario sonorense. Predominaban las mujeres, muchas vestidasde negro; no pocos religiosos vestidos de paisanos estuvieron a esperar la salida del sacerdote. Casi diezaños pasó el padre Jiménez en una celda de la crujía I, purgando un crimen que según la verdad legal queconstituye el fallo de la Suprema Corte, no llegó a cometer.

“Por la mañana, los reporteros de la prensa diaria tuvimos la oportunidad de hablar con el padreJiménez. Este expresó que había sido detenido el 14 de septiembre de 1932, en la esquina de las calles deLucerna y Bucareli, y que en enero de 1935 se le comunicó que por el crimen que se le imputaba había sidocondenado a veinte años de prisión por el Juez Penal David Galindo. Añadió que a nadie culpaba del falloque se había pronunciado en su contra, pues éste había sido consecuencia del criterio de la época en que sevivía, y que por lo que toca a la resolución de la Corte, ésta demostraba que se estaba impartiendo justicia.Preguntado sobre la opinión que le merecía el presidente de la República, general Ávila Camacho, dijo quepoco podía decir, puesto que no lo conocía, pero que si los actos de su gobierno eran como el falloque acababa de dictar la Corte, podía tener la seguridad de agrupar a todos los mexicanos. Manifestó igual-mente el padre Jiménez que durante el tiempo que estuvo en la Penitenciaría se había dedicado a darconsejos espirituales a los reclusos, y que había tenido el placer de observar en ellos respeto, estimación ycariño, y que a estos hombres les faltaba, más que nada, esperanza para su redención. Ya en un planoeminentemente religioso, hizo alusión a la unión de los mexicanos bajo el manto de la Guadalupana.”

“Después de que traspuso los umbrales de la Penitenciaría, la multitud que lo aseguraba lo acompañó apie varias calles, entonando cánticos y vivas a Cristo Rey. El padre Jiménez abordó más tarde un coche,yéndose directamente a la Villa de Guadalupe. En la Basílica, sumamente emocionado, se puso nuevamentey después de largos años la sotana eclesiástica, habiéndose entregado a la oración ante la imagen de laVirgen Morena. No menos de doscientas personas lo acompañaron desde la Penitenciaría hasta la Villa deGuadalupe.” (14)

Puede ser advertida la política de conciliación de los Ministros de la Suprema Corte, tanto en elproblema político de los antiguos almazanistas como en el conflicto religioso que tuvo México.

(14) El Universal, 7 de diciembre de 1941.

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6. EL AMPARO DE DANTE PONZANELLI CONTY PARAREVALIDAR SU TÍTULO DE ABOGADO*

Sesión del 24 de octubre de 1941.

Como acto reclamado se señala el acuerdo que dictó el Tribunal Superior de Justicia oponiéndose aregistrar el título de licenciado en derecho otorgado al quejoso por la Universidad Nacional de México, y elcumplimiento que dio a ese acuerdo su presidente.

La Segunda Sala de la Suprema Corte confirma la sentencia de primera instancia y concede el amparocontra el fallo del Tribunal Superior de Justicia.

La Universidad Autónoma de México, es una institución de carácter público, de servicio descentrali-zado, conforme los artículos 1o., 2o.,3o. y 4o. de su ley orgánica en relación con la fracción XXV del artículo 73de la Constitución, ya que se trata de un establecimiento público creado por una ley que le dio vida y ledotó de personalidad.—La Universidad Autónoma de México sigue impartiendo un servicio público descen-tralizado como lo hacía conforme a la ley de 1929 y es que la naturaleza de ese servicio no ha cambiado.Por el hecho de que no se designen ternas por el Ejecutivo para nombrar rector, ni porque no rinda laUniversidad un informe anual al presidente de la República, al Congreso o a la Secretaría de EducaciónPública, puesto que ese servicio no arranca de las ligas que el Estado tiene con el servicio público, puesdejaría de ser descentralizado.

La Secretaría de Educación Pública está técnica y físicamente imposibilitada para realizar revalidacionesde títulos y estudios universitarios, como lo prescribe la Ley Orgánica de Educación, reglamentaria de losartículos 30, 27, fracción III, 31, fracción I, 73 fracciones X y XXV, y 123, fracción XII, constitucionales, yaque el artículo 34 considera a dicha secretaría, como el órgano representativo del Estado mexicano en materiade educación, pero a la vez reconoce que es a través de la Universidad Autónoma, como se puede realizar,con éxito la revalidación de estudios y títulos universitarios.

De las leyes orgánicas de 1929 y 1933 y de la Ley Orgánica de Educación, se desprende que la mentedel legislador fue únicamente la de suprimir los vínculos que unen a la antigua Universidad de México conel Estado, y la intención clara y precisa en la nueva ley, es la de dar al nuevo organismo, autonomía

* Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXX-2, Asunto. Amparo Administrativo en revisión. Juzgado Primero deDistrito, en Materia Administrativa, en el D.F. Quejoso: Ponzanelli Conty Dante.

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respecto del Estado, pero no que se le haya pretendido dotar de menores facultades de las que tenían losorganismos que la precedieron, sino conservarlas, por lo que si los organismos anteriores tenían facultad pararevalidar estudios y títulos profesionales, es inconcuso que el nuevo organismo creado para impartir cul-tura superior, tiene las mismas facultades, porque la ley que la creó, derogando la anterior, no se establecióque se retiraran dichas facultades.

En su escrito contra la sentencia de primera instancia el Tribunal Superior interpuso revisión expresacon los siguientes agravios: el primero lo hace consistir el Tribunal Superior de Justicia en la interpretaciónequivocada que el Juez hace de la Ley Orgánica de la Universidad de 19 de octubre de 1933, considerando queconforme esa norma la Universidad es una institución de derecho público de servicio descentralizado,pues con ello desconoce uno de los fundamentos en que se basó la resolución unánime del Tribunal Pleno paranegar la inscripción del título a que se hace referencia.

El tribunal estima equivocada y sin ninguna base legal la resolución del Juez sentenciador, y consideraque la Universidad es una institución de derecho privado, por lo siguiente: La Universidad, conforme eldecreto de 10 de julio de 1929 funcionaba como una típica institución de derecho público y de servicio des-centralizado, siendo un Instituto Nacional de Educación Superior, con relativa autonomía, con tendencia adesincorporarse del Estado. Así, la Universidad debía informar anualmente al presidente, al Congreso y a laSecretaría de Educación de sus labores. El Ejecutivo podía designar la terna para rector y un representantede la Secretaría de Educación podía vetar las resoluciones del Consejo Universitario, referentes a la clau-sura de una dependencia universitaria, a las condiciones y admisión de los estudiantes, avisos de estudiosen el extranjero, a los requisitos de los alumnos que pagaban con subsidio del Gobierno Federal, a los re-glamentos de la ley y a sus modificaciones. Además, el Ejecutivo tenía la facultad para intervenir en elmanejo de los fondos con que el Gobierno Federal contribuía al sostenimiento de la Universidad y a pedirlos informes sobre el estado económico de la institución.

El tribunal considera que con la Ley de 1933 la situación cambia, y la Universidad es una instituciónde derecho privado y en la exposición de motivos del Diario de Debates del Congreso, se encuentran lasrazones del presidente y del Congreso para aprobar esa ley y se llega a la conclusión, forzosamente, del sentirdel Estado mexicano, al expedir esa ley, de quitar el carácter de institución de derecho público a la Univer-sidad y darle el carácter de institución privada, gozando de la autonomía por la que luchaban desde hacetiempo los estudiantes de esa institución. El Ministro de Educación Pública, licenciado Narciso Bassolsexpresó su punto de vista: “El señor presidente, en la iniciativa enviada señala con toda claridad estaactitud: A nada ha renunciado el Gobierno Federal; no ha abdicado de ninguna de sus facultades, ni de susdeberes. Lo único que ha hecho el gobierno es entregar bienes, un patrimonio eso sí inapreciable, porque estávinculado al desarrollo tradicional de la cultura más alta de la República y entregar 10 millones de pesos,para que la Universidad se organice, encauce y depure, pero el gobierno educará, si mañana —que esto noes próximo— hubiese escasez de profesionistas en nuestro país”. Antes había dicho:—“Pero la situaciónseñores diputados, cambia radicalmente en el instante en que la Universidad deja de ser la UniversidadNacional, para convertirse en la Universidad Autónoma de México; dejará de ser el órgano del Estadoencargado de la educación profesional y asume el carácter de no ser ya por antonomasia, la Universidad,sino una Universidad en la República, una Universidad que quedará colocada en el único plano noble ypareja competencia con los demás centros de educación profesional de la República.”.

El Poder Ejecutivo señaló que proponía la iniciativa de “reformas necesarias para conceder a la Univer-sidad una plena autonomía que fuera capaz de entregar a los universitarios toda la responsabilidad de laactuación futura de su instituto, ya que consideró que la actitud injustificadamente recelosa y desconfiadade los universitarios para el Gobierno Federal, obligaba a éste a desprenderse de los vínculos y relaciones quela Ley de Autonomía de 1929 mantuvo, y a dejar que la Universidad, con sus propias orientaciones,bajo su exclusiva y absoluta responsabilidad y con sus propios elementos pecuniarios y morales respondaante el país.”.

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El Tribunal Superior de Justicia en su escrito de agravios se refiere a las declaraciones oficiales delSecretario de Educación Pública y del propio Ejecutivo, que rindieron en su informe constitucional, comolos antecedentes legislativos que permiten conocer el sentir de los integrantes de los Poderes Ejecutivo yLegislativo de la Unión respecto a la Universidad Autónoma de México y concluye que la personalidad deesta Universidad no puede tener ningún carácter público, ni aun de servicio descentralizado.

El artículo 1o. del decreto de 1933 ya no se refiere a la Universidad Nacional Autónoma de Méxicocomo pretenden seguirla ilegalmente llamando los integrantes de ella y la designa con el nombre de Univer-sidad Autónoma de México. Se agrega que no es exacto, como dice el Juez, que la Universidad haya adqui-rido el carácter de corporación de derecho público al indicarse en ese artículo 1o., que estaba dotada deplena capacidad jurídica, pues en contra de este sentido, están las declaraciones del presidente de laRepública, así como el discurso del Ministro Bassols. El Congreso tuvo forzosamente que expedir el Decretode 19 de octubre de 1933, para poder quitar a la Universidad Nacional de México su carácter de instituciónpública, por lo que, la simple expedición de ese decreto, no puede alegarse como un acto del Poder Públicopara crear una institución que tendría que ejercer una función que al mismo poder le reserva la Constitución.En aquel decreto no se menciona en lo absoluto al artículo 73 constitucional que faculta al Congreso paracrear diversas instituciones educativas y no podía referirse a ese artículo, porque la ley mencionada tuvo comoobjeto fundamental el desligar al Estado de todas las relaciones que la citada institución tenía con elmismo, con motivo del carácter público y del servicio descentralizado que desarrollaba.

En ese decreto el Estado tenía forzosa necesidad de hacer referencia a la constitución de una nuevallamada Universidad Autónoma de México, con determinadas normas, para realizar una función educa-tiva, pero de carácter privado y para ello se le dotó de los bienes de que antes disponía la UniversidadNacional, así como del subsidio de 10 millones de pesos a que se comprometió el Estado a darle como ayuda,sin que esto quisiera decir que el Estado haya tenido la voluntad de seguir conservando dicha institución,como entidad de derecho público de servicio descentralizado.

El tribunal agrega que la Universidad no desempeña un servicio público descentralizado. El Tribunalsostiene también que diversas autoridades confirman la tesis que establece el carácter privado. Por ejemplo,la Suprema Corte de Justicia, en ejecutoria de 30 de agosto de 1935 [Tomo XLV.—Página 4.035 del SemanarioJudicial de la Federación], resolvió considerar a la Universidad Autónoma de México, como institución dederecho privado. Refiere que la Secretaría de Educación Pública, al resolver una consulta que le formuló,opina que la facultad de dar validez a títulos extranjeros no puede ser de una institución particular, sino quees privativa del Estado. Menciona también a la Junta Central de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal,y al Departamento del Trabajo.

Como una confirmación más de la tesis que el tribunal sostiene respecto del carácter de la Universi-dad como institución de derecho privado, hace mención de la Ley Orgánica de Educación, de 30 de diciembre de 1939, publicada en el Diario Oficial de la Federación del 3 de febrero de 1940, por la cual, tanto elCongreso como el presidente de la República han resuelto no sólo el problema de la personalidad jurídicaque debe darse a la Universidad Autónoma de México, sino de la autoridad a quien debe competir la revali-dación de estudios nacionales y extranjeros. Por estas razones, estima el Tribunal Superior de Justicia, quela resolución del Juez de Distrito le causa el primer agravio.

El segundo agravio lo hace consistir ese tribunal en la equivocada interpretación que da el Juez a laLey Orgánica de la Universidad Autónoma de México de 1933, al estimar que la mente del legislador fueúnicamente la de suprimir los vínculos que unían a la antigua Universidad Autónoma de México con el Estado,pero en modo alguno, la de quitar a la Universidad las facultades de que venían gozando los organismosque la precedían. Según el Juez, se tuvo la intención de que conservara todas esas facultades, ya que dehaberse pretendido retirarle algunas de éstas así se hubiera expresado en esa ley. Los organismos anteriorestenían facultades para revalidar estudios y títulos profesionales, y el Juez indica que el nuevo organismocreado para impartir la cultura superior y formar profesionistas y técnicos útiles a la sociedad, tiene lasmismas facultades.

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El tribunal afirma que resulta “deleznable” la argumentación del Juez, pues la ley de 1933 expresa ytácitamente derogó el estatuto de 1929, desde el momento en que las finalidades perseguidas por el Estadoal dictar aquélla, no eran otras que la de cambiar en lo absoluto la personalidad de derecho público quetenía entonces la Universidad, para colocarla como una institución privada, a fin de que gozara de la másabsoluta autonomía, por la que venían luchado los universitarios y la derogación del decreto de 1929 debíatener como consecuencia la desaparición de todas las prerrogativas que por su carácter de órgano públicodel Estado tenía entonces la Universidad Nacional, entre las que se encontraba la de revalidar los estudios ytítulos extranjeros, funcionando así como órgano del Estado mexicano, para sancionar la validez de esos títulosy estudios. Dice el tribunal, que luego de ser derogado el decreto de 1929, resulta antijurídico y en contrade toda lógica sostener la tesis de que la Universidad sigue gozando de los privilegios y prerrogativas quele concedía aquella ley, por el hecho de que la que se encuentra en vigor, no los derogó expresamente.

Entonces el tribunal negó el registro del título del quejoso, Dante Ponzanelli Conty, porque la Uni-versidad, ya sea considerándola como institución de derecho público, o como institución privada, noestá facultada para revalidar títulos extranjeros, pues entonces se llegaría a aceptar que las escuelas oficiales,las libres y particulares, se considerarían también con derecho a revalidar títulos extranjeros, lo que seríaabsurdo, pues la materia de que se trata, es por su naturaleza de derecho internacional público, toda vezque la revalidación de títulos profesionales expedidos en el extranjero implica un acto de soberanía en quedeben tener aplicación los principios fundamentales de esa rama del derecho. El acto de revalidación sólopuede realizarse por el Estado, por el organismo que el mismo determine, y si bien es cierto que la Univer-sidad de México, con anterioridad al decreto de 1933, gozó por la ley mencionada de la facultad de realizarese acto de soberanía, por ser entonces un organismo del Estado, también lo es que con posterioridad a lavigencia de la nueva ley, el Estado no otorgó tal facultad a la Universidad, sino que se dijo en la exposiciónde motivos de ese decreto, que el Estado se reservaba todos sus derechos y cumpliría con todas susobligaciones como entidad soberana de derecho internacional público y, más tarde, en la Ley de Secretaríasde Estado, de 30 de diciembre de 1935, otorgó expresamente la facultad de revalidar los títulos profesio-nales extranjeros al organismo del propio Estado: la Secretaría de Educación Pública.

Alega el tribunal que si la Ley Orgánica de Secretarías y Departamentos de Estado de 1933 derogó eldecreto de 1929, que regía la organización de la Universidad y le quitó las facultades que ese estatutole confería, la argumentación del Juez de Distrito, respecto de que todavía el 16 de enero de 1939 —fecha enque se hizo la revalidación del título del quejoso— la Universidad gozaba de la facultad que le concedía elartículo 13 del Reglamento de Revalidación de Estudios, expedido con apoyo en la referida ley de 1929,esa argumentación queda completamente destruida. Esto es así porque aun admitiendo que la Universidadhubiese gozado de tales facultades dentro del decreto en vigor de 1933; sin embargo, por la expedición dela Ley de Secretarías de Estado de 1935, quedó definitivamente desconocida esa facultad de revalidar títulosextranjeros, que según el Juez ha venido perdurando a favor de la Universidad desde 1929. La Ley deSecretarías de Estado en su artículo único transitorio, dice: “Esta ley entrará en vigor el 1o. de enero de 1936abrogando todas las anteriores que sobre esta materia se han expedido”, y en el inciso XXVI del artículo9o. dice: “A la Secretaría de Educación Pública corresponderá la revalidación de estudios diplomas ytítulos o grados universitarios.”.

El tribunal analiza los considerandos séptimo de la resolución del Juez de Distrito, que sirvió de basepara la concesión del amparo a Dante Ponzanelli Conty, en un tercer agravio y señala que: “Es completamenteilegal y antijurídica la interpretación que el Juez da, no sólo al artículo 9o., fracción XXVI de esa LeyOrgánica de Secretarías, sino a toda la ley en conjunto, toda vez que esa ley reglamentaria no debe consi-derarse como distribuidora del trabajo para órganos o dependencias del Poder Ejecutivo, sino como elestatuto que reglamenta la competencia de sus propios órganos gubernamentales. Agrega el tribunal queel Juez confunde la finalidad de la Ley Orgánica de Secretarías y Departamentos de Estado, con la obligaciónque cada una de las dependencias tiene que hacer para resolver las cuestiones de fondo de los asuntos de sujurisdicción y finaliza observando que la Ley Orgánica de Educación —en vigor desde el 30 de diciembre

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de 1939— ha resuelto definitivamente este punto y hace la transcripción del artículo 34 [Capítulo 7o.]sobre reconocimiento y revalidación de estudios.

El cuarto agravio lo hace consistir en la ilegal aplicación de las leyes en los anteriores agravios y la falsainterpretación que da el Juez a las mismas en los considerandos de su resolución. Las violaciones legales quecausa la sentencia recurrida son las que se refieren a los artículos 4o., 14 y 16 constitucionales, las relativasa la Ley Orgánica de la Universidad de 1929, y la de 19 de octubre de 1933 y la Ley Orgánica de los Tribu-nales de Justicia del Fuero Común del Distrito y Territorios y la Ley de Amparo, en su capítulo relativo alas sentencias.

Los agravios esgrimidos son infundados por las razones jurídicas siguientes: La Universidad Autónomade México es una institución de carácter público de servicio descentralizado. Para demostrarlo están losartículos 1o., 2o., 3o., y 4o., de la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de México, en relación con el 73,fracción XXV, de la Constitución, como lo hace el Juez de Distrito, al demostrar que la Universidad es unestablecimiento público, creado por una ley que le da vida y la dota de personalidad y que el contenido de susfunciones compete, a un establecimiento público. La Ley Orgánica de Educación, Reglamentaria del artículo3o., que se refiere expresamente a la Universidad Autónoma de México dice como sigue:—“Artículo 2o. Tendráel carácter de servicio público, toda la educación que imparta el Estado [Federación, Estados, Municipios]de cualquier grado o tipo que sea, así como la impartición por las instituciones educativas de derechopúblico y de servicio descentralizado. Estas últimas preescolar, primaria, secundaria o de tipo normal.”.

“Artículo 3o. La Universidad Autónoma de México no queda comprendida en los términos de esta ley,en consecuencia, se regirá por los preceptos contenidos en la Ley Orgánica de la Universidad, promulgadael 23 de octubre de 1933”. De estos preceptos de la Ley Orgánica de Educación se desprende: a) Que elEstado mexicano no se encarga directamente de la educación superior profesional universitaria, sino exclu-sivamente de la preescolar, primaria, secundaria o de tipo normal, educación técnica y profesional paramaestros, enseñanza a postgraduados, institutos de investigación científica, escuelas de preparación especialextra escolar en el ramo de la enseñanza, de conformidad con el artículo 35 de la misma ley orgánica,pero no incluye los estudios preparatorios, superiores y profesionales que siempre ha realizado la UniversidadAutónoma de México y b) Que el Gobierno de la Federación ha encargado ese tipo de enseñanza superior—el universitario— a instituciones educativas de derecho público y servicio descentralizado: la UniversidadAutónoma de México.

En relación con el agravio que expresó el Tribunal Superior, éste es infundado, pues la universidad, contralo que sostiene el tribunal, sigue impartiendo un servicio público descentralizado, como lo hacía conformea la ley de 1929, y es que la naturaleza del servicio mismo no ha cambiado por el hecho de que ahora no sedesignen ternas por el Ejecutivo para nombrar rector, o porque la Universidad no rinda un informe anual alpresidente de la República o al Congreso y a la Secretaría de Educación Pública, o porque el Ejecutivo notenga facultades para designar, con cargo a su presupuesto, profesores extraordinarios. Las característicasabsolutas de un servicio descentralizado no son como cree el Tribunal Superior, las que arrancan de la ligaque el Estado tiene con el servicio público, sino las que deja de tener.

La Suprema Corte de Justicia, en su ejecutoria del 15 de junio de 1939, sostuvo: “resulta inconcusoque la Universidad de México por razón de su origen y sus condiciones económicas, permanece aun bajola jurisdicción federal, sin perjuicio de la plena autonomía de que disfruta conforme al artículo 2o. de suEstatuto Orgánico en vigor, lo que impide equipararla a una entidad particular.”.

Otras leyes complementan esta situación: La Ley de Migración dice: “Para la comprobación de profe-siones sólo se admitirán títulos de instituciones reconocidas por la Universidad de México y que merezcanla revalidación de la misma”. El Código Sanitario señala en el artículo 445: “El Departamento de SaludPública sólo procederá a la inscripción o registro de los títulos siguientes: Fracción V. Los expedidos en elextranjero y que la Universidad de México reconozca con la misma validez que los expedidos por ella.”.

En cuanto al segundo agravio que se hace consistir en la equivocada interpretación del Juez de Distritosobre si la Universidad tiene o no facultades para revalidar estudios y títulos profesionales, cabe decir que

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lo sostenido por el Juez, en el sentido de que histórica y actualmente le corresponde ese derecho, es exacto.Resulta fundamental que técnica y físicamente está imposibilitada la secretaría para realizar una revalidaciónde títulos y estudios universitarios tal y como lo prescribe su ley orgánica, ya que los incisos a] y b] delartículo 32 de esa ley, en relación con el artículo 34, hablan de que los estudios hechos en plantelesoficiales o privados del extranjero, solamente podrán revalidarse por la Secretaría de Educación Pública, bajolas siguientes normas: a] deben reunir los requisitos relativos al número de materias y prácticas, en los planesde estudio y b] cada una de las materias y prácticas, deben corresponder en su extensión temarios y horas deenseñanza, al mínimo exigido en los planteles del Estado. Por lo cual el artículo 34 considera a esta secretaríacomo el órgano representativo del Estado Mexicano en materia de educación, pero a la vez reconoce que esa través de la Universidad, servicio descentralizado de educación pública, como puede realizar con éxito larevalidación de estudios y títulos universitarios. De las Leyes Orgánicas de 1929, 1933 y de la Ley Orgánicade Educación, se desprende que la mente del legislador fue únicamente la de suprimir los vínculos que uníana la antigua Universidad de México con el Estado. La intención clara y precisa en la nueva ley es la de dar ala Universidad autonomía respecto del Estado, pero no de dotarla de menores facultades que las que teníanlos organismos que la precedían, sino de conservar tales facultades. De retirarle algunas de esas facultades,así se habría determinado en la ley.

Si los organismos anteriores tenían la facultad de revalidar estudios y títulos profesionales, es inconcusoque el nuevo órgano creado para impartir la cultura superior y formar profesionistas y técnicos útiles a lasociedad, tiene las mismas facultades, porque en la ley que la creó derogando la anterior no se establecióque se le retiraran dichas facultades.

Los agravios tercero y cuarto hechos por el tribunal, son también infundados, por ser consecuencia delo anteriormente estudiado y deben rechazarse, porque en el caso se trata de revalidación de estudios yno de revalidación de título profesional, como equivocadamente señala el recurrente, puesto que el títuloque presentó para su registro Dante Ponzanelli Conty, es un título nuevo expedido por la Universidad enel que se dice: “La Universidad Nacional de México, con fundamento en el artículo 15 del Reglamentode Revalidación de Estudios, revalida al señor Dante Ponzanelli Conty los estudios amparados por sutítulo de Doctor en Jurisprudencia de la Real Universidad de Florencia, Italia, expedido el 2 de marzo de1936, para que dicho título surta los mismos efectos que los del licenciado en derecho que otorga estaUniversidad Nacional.”.

En consecuencia, siendo infundados los agravios que hizo valer la recurrente, es procedente desecharlos.Por lo expuesto, se resuelve:Primero.—Se confirma la sentencia dictada el 30 de enero de 1940, en el juicio de amparo a que este

toca se refiere.Segundo.—La Justicia de la Unión ampara y protege a Dante Ponzanelli Conty, contra los actos que

reclama del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y Presidente de dicho tribunal, consistentesen el acuerdo que dictó el primero, con fecha 8 de mayo de 1939, en el que se opone a registrar su título delicenciado en derecho, otorgado por la Universidad Nacional de México, y el cumplimiento que dio a esteacuerdo la Presidencia del mismo tribunal.

Así por unanimidad de cuatro votos , no habiendo estado presente el Ministro Bartlett Bautista altratarse el asunto, lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, siendo relatorel Ministro Carreño. Firman el presidente y demás Ministros que integraron la Sala, con el secretario queautoriza y da fe.—Gabino Fraga.—Alfonso Francisco Ramírez.—Franco Carreño.—Octavio MendozaGonzález.—Alberto Magaña, secretario.

Conviene resaltar que en este asunto se asientan los antecedentes de la creación de la actual UniversidadNacional Autónoma de México y en los que se fundamente su autonomía y los vínculos que la unían con elEstado. Sin embargo, cabe apuntar que esos vínculos se mantienen aunque en una forma discreta, ya queel Estado continua apoyando las labores de la máxima Casa de Estudios profesionales, a través de subsidios,por lo que la autonomía se conserva en la libertad de cátedra que ejercen los maestros de la Universidad.

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7. AMPARO A FAVOR DE GABRIEL ROBLES DOMÍNGUEZSOBRE UN TERRENO DE SU PROPIEDAD

UBICADO EN CALETA, ACAPULCO*

Sesión del 4 de noviembre de 1941.

El licenciado Gabriel Robles Domínguez, en escrito de fecha 28 de septiembre de 1939, ante el Juzgadode Distrito en el Estado de Guerrero, pidió amparo contra actos del gobernador y secretario general deGobierno del mismo Estado y del inspector local de Tránsito, residente en Acapulco, consistentes: En laorden dada por el secretario general de Gobierno, en representación del gobernador del Estado de Guerrero,al inspector de tránsito, para abrir al tráfico un camino o brecha, que en la orden se llama carretera, queilegalmente fue abierta sobre el terreno de su propiedad “La Cañada”, en la “Rinconada de Caleta”, enjurisdicción de la cabecera de Acapulco, frente a la playa de Caleta. Contra la apertura de tal camino,brecha o carretera, se le había concedido el amparo de la Justicia de la Unión, por sentencia dictada por eseJuzgado de Distrito, en el juicio de amparo número 15/937, confirmada por la Suprema Corte el 7 de mayode 1938, quedando cerrado ese camino, brecha o carretera, el 13 de julio de 1939, al cumplirse por el Juez deprimera instancia, residente en Acapulco, la mencionada ejecutoria.

Sin embargo, fue dictada nueva orden por el inspector de tránsito en Acapulco para abrir al tráfico elcamino, brecha o carretera, sobre terreno propiedad del quejoso, lo que se inició al anochecer del día 15 deseptiembre de 1939 con la destrucción de la cerca de su propiedad, construida en el expresado terreno y limitán-dolo con la zona marítima federal y ha continuado la ejecución de la orden manteniendo abierto al tráficoel camino o brecha que en la orden se llama carretera, sobre el terreno de su propiedad y que había sidocerrado.

Sin embargo, el gobernador del Estado de Guerrero expuso que según el decreto de 12 de agosto de 1939,publicado en el número 23, Tomo CXVI, del Diario Oficial de la Federación, se llega al conocimiento quela parte de terreno por donde pasa el camino, brecha o carretera, que no quedó comprendida en el terrenoamparado fue motivo de expropiación mediante un decreto que dice: “Artículo 1o. Por causa de utilidadpública se expropia, en beneficio de la nación, el predio denominado “Cañada” o “Rinconada de Caleta” osimplemente “Caleta”, ubicado en el puerto de Acapulco, con superficie de 5 hectáreas, 59 áreas y 83 cen-

* Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXX-2, Asunto; Amparo Administrativo en revisión, Juzgado de Distritoen el Estado de Guerreno, Quejoso; Gabriel Robles Domínguez. Autoridades responsables: El Gobernador y el Secretario General deGobierno y el Inspector de Tránsito Local, residente en el Puerto de Acapulco.

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tímetros y los linderos siguientes: Al Norte, con predio de Arturo Salgado y con terrenos de la CompañíaFraccionadora de Acapulco, S. A.; al Sur, con los mismos terrenos de la compañía fraccionadora y calzadaconocida con el nombre de La Gran Vía Tropical; al Este, con predio de Arturo Salgado, y al Oeste, conterrenos de la citada fraccionadora.”.

En el decreto de expropiación se expresa en forma terminante, que se expropia en beneficio de la naciónla totalidad del predio denominado “Cañada” o “Rinconada de Caleta” o simplemente “Caleta” y si hubieraexistido por parte de la autoridad que ordenó la expropiación, la idea de expropiar sólo parte del predio, asíse hubiera dicho en el decreto de referencia. Por otra parte, el quejoso Gabriel Robles Dominguez, se ostentacomo propietario del predio afectado, expropiado según decreto de 12 de agosto de 1939, estando com-prendido, dentro de él el camino, brecha o carretera cuya apertura motivó este amparo.

Existe el oficio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, número 334-1-2, de 10 de abrilde 1937, que prueba que dicha secretaría había delegado en el Gobierno del Estado de Guerrero, susfacultades para lo que se refiere a disposiciones sobre caminos, dentro del propio Estado. Este oficio estácorroborado por el hecho de que el gobernador del Estado, se ha encargado de la vigilancia, en general, detodos estos caminos.

No es correcta la apreciación de que la única autoridad que puede ordenar la apertura del camino es laSecretaría de Comunicaciones y Obras Públicas ya que ésta —según el oficio 334-1-2— había delegado susfacultades en el Gobierno del Estado de Guerrero, teniendo éste amplias facultades para ordenar la reaperturade los caminos. Además, el oficio 334-1-2, girado por la Secretaría de Comunicaciones al gobernador delEstado de Guerrero, se refiere a los caminos que se han construido con la cooperación de los Gobiernos delos Estados, pero haciendo excepción de las vías generales de comunicación, que es el caso en que se encuen-tra el camino de que se trata y aquí cabe el acuerdo del Secretario de Comunicaciones, que dice:—“Díctenselas medidas necesarias, a fin de que los caminos dejen de estar sujetos a la jurisdicción de esta secretaría,en materia de tránsito”.

El Juez de Distrito concedió el amparo al quejoso y la Segunda Sala de la Suprema Corte confirmódicha concesión del amparo, concluyendo que:

La Justicia de la Unión ampara y protege al licenciado Gabriel Robles Domínguez, contra los actosque reclama del gobernador del Estado de Guerrero, secretario general del mismo gobierno, inspector deTránsito Local en el puerto de Acapulco, del propio Estado, consistentes en la orden dada por la primeraautoridad, suscrita por la segunda, para que el inspector de tránsito mencionado procediera a abrir el caminode “La Cañada” o “Rinconada de Caleta” en terrenos de la propiedad del quejoso, y en que esta últimaautoridad ejecutó tal orden y destruyó un cercado de alambre.

Así por mayoría de cuatro votos, contra el voto del Ministro Octavio Mendoza González, lo resolvióla Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, siendo relator el Ministro Manuel BartlettBautista. Firman el presidente y demás Ministros que integran la Sala, con el Secretario que autoriza y dafe.—Gabino Fraga.—Alfonso Francisco Ramírez.—Manuel Bartlett Bautista.—Franco Carreño.—OctavioMendoza González.—Alberto Magaña, secretario.

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8. EL PRESIDENTE URBINA RENUNCIA ANTE EL PLENO, EL QUE NOLA ACEPTA. FRAGA SOSTIENE QUE DEBE SER RESPETADA LA

GARANTÍA DE AUDIENCIA EN TODO PROCEDIMIENTOADMINISTRATIVO. EL DECRETO DE SUSPENSIÓN DE

GARANTÍAS A CAUSA DE LA GUERRA EN 1942

El 2 de enero fue nuevamente electo presidente del Alto Tribunal el Ministro Salvador Urbina por unamayoría abrumadora de votos. El Ministro Gabino Fraga obtuvo dos, y los Ministros Roque Estrada yEduardo Vasconcelos un voto cada uno. Enseguida fueron electos los presidentes de las cuatro Salas. Huboun aumento en el presupuesto a favor del Poder Judicial de la Federación y los Ministros decidieron no au-mentarse un sólo centavo de sueldo, sino destinarlo a los Juzgados de Distrito y a los secretarios de Estudioy Cuenta. Además, fueron creadas seiscientas plazas en personal administrativo y aumentados los sueldosde los defensores de oficio. (1)

En sesión secreta de 13 de enero de 1942, el Ministro Fraga propuso que las Salas que estaban auxiliandoen su rezago a la Tercera cesasen de hacerlo, lo cual no fue aprobado por la mayoría. En la misma fecha elMinistro Fraga propuso que durante la ausencia de su secretario Felipe Tena Ramírez, fuese sustituido porel licenciado Héctor González Uribe, lo cual fue aprobado. (2)

El Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y Territorios, Armando Z. Ostos,propuso que fuese reformado el artículo constitucional para que, al igual que el presidente de la República,los presidentes de la Suprema Corte y de dicho tribunal rindieran también un informe al Congreso. (3)

Pronto se mencionó que el Congreso recibiría una iniciativa para la creación de la Quinta Sala Mercantilde la Suprema Corte de Justicia, según informes del senador Noé Lecona. (4) Pero entre los Ministros de la Cortehabía una opinión contraria a esta Quinta Sala, ya que para resolver el problema del rezago de la Terceraserían necesarias dos Salas Civiles y la Mercantil, o sea, tres Salas de derecho privado. (5)

El presidente Urbina expuso que no era partidario del sistema de Salas, pero que las que había ya eranhechos consumados y que de hecho estaba destruido el sistema federal ante la intervención de la JusticiaFederal en todos los asuntos civiles y penales. (6)

(1) La Prensa, 3 de enero de 1942.(2) Actas del Tribunal Pleno, sesiones secretas. 13 de enero de 1942.(3) El Universal, 21 de enero de 1942.(4) El Universal, 27 de enero de 1942.(5) El Universal, 29 de enero de 1942.(6) El Universal, 31 de enero de 1942.

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El 19 de febrero de 1942 aparecieron unas declaraciones del licenciado José Natividad Macías, uno delos autores del proyecto de la Constitución de 1917, en donde criticaba al presidente del Alto Tribunal,Salvador Urbina. El texto de sus declaraciones era en relación a su proyecto de reformas a la Ley de Amparoque estudió con el Ministro Fraga:

Son de observarse, comenzó diciendo el licenciado Macías, los términos airados y contundentes conque el licenciado Urbina empieza su informe, pues principia afirmando: “Nuestro sistema judicial ha sidodesde hace más de diez años y seguirá siendo por desgracia, si antes no hubiere espíritus valientes y des-provistos de prejuicios, que lo remedien, el sistema más inadecuado y el más eficaz, a la vez, para impedirque se imparta justicia … Preconizo, pues, con todas mis fuerzas, la transformación del actual sistemaabsurdo del “juicio de Amparo … sustituyéndolo por un juicio de equidad y de conciencia constitucional,sobre restauración de garantías individuales con las más amplias facultades para suplir las deficiencias dela queja.”.

En suma, continuó el licenciado Macías, lo que realmente preconiza el señor presidente de la SupremaCorte de Justicia de la Nación, es que se vuelva a la vieja y legendaria justicia de los alcaldes españoles,cuando libres de formulismos jurídicos, fallaban a verdad sabida y buena fe guardada, y que para ello se déal traste de una buena vez para siempre, con el benemérito “recurso de amparo” gloria de los Otero y de losVallarta, orgullo del derecho constitucional mexicano y que hasta ahora se consideraba tontamente, alparecer, como la clave de la justicia en México y de la defensa de los particulares contra los abusos decualquier autoridad.

Transcribimos a continuación las palabras textuales del licenciado Macías, que siguieron a los conceptosanteriores: “Para decir todo esto que constituye un ataque tremendo a la Constitución de 1917 y a susautores, se necesita en verdad ser un espíritu valiente y despreocupado; pero en boca del señor licenciadoUrbina, que preside ahora la Suprema Corte de Justicia, y que protestó guardar dicha Constitución, etcétera,constituye una grave falta, máxime cuando esa Constitución no concede el derecho de iniciativa a los Ministrosde la Corte y quienes con sus indebidas sesiones secretas dizque en pos de reformas constitucionales, sólocontrarían el sabio propósito de nuestra Ley Suprema, gastando un tiempo que a gritos reclama el despachode los negocios y que provoca en cambio alarma en la sociedad.”.

En otra parte de sus declaraciones, el licenciado Macías agrega: “Por lo demás esta actitud inopinadadel señor licenciado Urbina es perfectamente lógica toda vez que él se ha manifestado públicamente y sinrepulgos, un enemigo del señor Carranza y de la Carta Magna. En efecto, no olvida ni perdona el actualpresidente de la Corte, que el primer jefe del Ejército de la Revolución Constitucionalista lo desatendió demanera severa, como emisario del llamado presidente sustituto de la República, licenciado FranciscoCarbajal, en julio de 1914, y por otra parte, desde 1935, estuvo publicando en El Universal, el Gran Diariode México, una serie de artículos denominada “Nuestro Sistema Constitucional”, en donde a leguas seecha de ver su encono y espíritu de oposición a muchos de los preceptos de la vigente Constitución Generalde la República, sin embargo de lo cual, protestó guardarla y hacerla guardar para el fin de poder usar latoga de un Ministro de la Suprema Corte.”. (7)

Con motivo de las declaraciones del licenciado Macías, apoyadas por otros Constituyentes, en sesiónde 19 de febrero de 1942 el Ministro Urbina presentó su renuncia al cargo de presidente de la SupremaCorte comentando que dejaba “en completa libertad al Pleno de resolver lo que estimara procedente y que,por elemental cordura, se permitía ausentarse del Pleno, suplicando al señor Ministro Estrada pasara a ocuparsu sitial”.”. En esa sesión secreta “hicieron uso de la palabra para expresar unánimes ideas en el sentido de lano aceptación de la renuncia del señor presidente Urbina los Ministros Carreño, Islas Bravo, de la Fuente,Ortiz Tirado, Pardo Aspe, Medina, Mendoza González, Ángeles y presidente Estrada …” El MinistroMedina “solicitó que no se aceptara la renuncia y que se llamara al presidente Urbina para que continuara

(7) El Universal, 19 de febrero de 1942.

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presidiendo la sesión …” Recogida la votación por unanimidad de diecinueve votos se “aprobó que no seaaceptada la renuncia citada del señor presidente Salvador Urbina y que el oficio por medio del cual se lecomunique este acuerdo sea debidamente razonado”. Después una comisión acompañó al Ministro Urbinaal Salón de Pleno recibiéndolo con general aplauso y ocupó nuevamente la presidencia. Fue acordado queno se haga ninguna publicación, dejando a Urbina en libertad de hacer las declaraciones que estimepertinentes. (8)

El Ministro Urbina hizo algunas declaraciones defendiendo al juicio de amparo, entre las cuales subrayóestas ideas:

“La procedencia del juicio para los casos de inexacta aplicación de la ley, especialmente en materiacivil, desvirtuó su objetivo originario pero satisfizo una necesidad dándole extensión suficiente para discutirla constitucionalidad de los procedimientos y de los actos judiciales, traducidos en sentencias. Pese a lasgraves disquisiciones de los teóricos, la corriente de la opinión se pronunció a favor de la aplicación expan-siva y realista de la garantía consignada en el artículo 14 de la Carta Magna; y en la actualidad, nadieadmitiría volver a la genuina condición del juicio constitucional, abandonando un medio precioso por el cuales posible evitar los atentados y errores cometidos por los tribunales. Admítese la conveniencia de restringir eluso indebido y la excesiva libertad del procedimiento, pero no su improcedencia en la citada materia.”

“Así halló la Revolución al juicio de amparo. De haber sido una institución caduca, inútil o perjudicial,el Constituyente del 17 la habría suprimido en bien del pueblo. Pero no aconteció de este modo. La nuevaCarta conservó el amparo en su prístina esencia y sólo introdujo reformas tendientes a perfeccionarlo,procediéndose con un interés y una atención tan cuidadosa como noble. Fue la confirmación de su excelentebondad.”

Después afirma el Ministro Urbina, que el “radicalismo ha insinuado en los últimos tiempos la desapa-rición ineludible de los derechos del individuo, y por consecuencia, del juicio de amparo, institución conside-rada como anticuada, por los exaltados del momento. Pero con todo, ella continua dispensando su accióngenerosa y todavía triunfa de sus detractores, demostrando una vitalidad maleable y dúctil, acogedora deproblemas en otra época extraños a su estructura y configuración.”.

Más adelante y para fijar fuertemente sus puntos de vista el licenciado Urbina afirma: “El amparo nopodría resistir un poder dictatorial, ni vivir dentro de un régimen absorbente de la individualidad. Productode la democracia, correrá su suerte con ella; la supervivencia siempre deseable de ésta, traerá consigo lasubsistencia del amparo, y mientras la Ley Suprema de la tierra otorgue garantías al hombre, la instituciónserá capaz de protegerlas, aun en presencia de los derechos colectivos y sociales. El amparo es en síntesisla protección del débil contra el fuerte y su influencia es decisiva en la vida jurídica y social.” (9)

Poco después el licenciado Perfecto Méndez Padilla escribió un artículo apoyando la creación de laSala Mercantil en la Suprema Corte y contradijo la opinión de los Ministros que opinaban que esto en nadacontribuiría a suprimir el rezago. Comentó que era precisamente el antiguo diputado y ahora Ministro delAlto Tribunal, Alfonso Francisco Ramírez, el que había presentado a la Cámara de representantes popularesla iniciativa de crear esta Sala Mercantil, como una solución satisfactoria al gran número de asuntos de laSala Civil. En cambio nada sería convincente tener dos Salas Civiles, pues podrían entrar en contradicciónde criterios. Por otra parte, el Supremo Tribunal de Madrid consta de siete Salas, con siete Ministros cadauna. Por lo tanto, nada tendría de extraño que hubiera cinco Salas en nuestra Corte con cinco Ministroscada una. (10)

En un banquete del Instituto de Estudios Económicos y Sociales —el que se había opuesto a la expropia-ción petrolera de 1938— habló el Ministro Alfonso Francisco Ramírez diciendo que el pueblo de Méxicoera creyente. También el Ministro Fernando de la Fuente insistió que había que volver a la fe y al cristianismopara salir de la miseria espiritual en que vivimos. (11)

(8) Actas del Tribunal Pleno. Sesión secreta de 19 de febrero de 1942. (9) El Universal, 26 de febrero de 1942.(10) El Universal, 2 de marzo de 1942.(11) Excélsior, 8 de marzo de 1942.

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En el amparo de la Compañía Industrial de Guadalajara S.A., fue ponente el Ministro Barttlet en la SegundaSala. Pero el Ministro Gabino Fraga sustentó una nueva tesis muy original.

Don Gabino Fraga sostuvo por primera vez en la Corte una tesis sensacional por sus alcances. Dijo elseñor Ministro Fraga, en sustancia, que la garantía de audiencia debe existir no solamente en el procedimientojudicial, sino también en todo procedimiento administrativo y en toda ley. Por ejemplo, en el caso de laCompañía Industrial de Guadalajara, S.A., la Ley de Patentes y Marcas y la de Avisos y Nombres Comer-ciales y su Reglamento, se olvida la garantía de audiencia y se deja a la autoridad la facultad ilimitada dedictar una resolución, ya sea de primera intención o modificando alguna anterior. Esa ley —dijo— debeestudiarse en su contenido y concluir que no debe aplicarse en perjuicio de los particulares, supuesto que atacauna de las garantías individuales, como es la de audiencia.

En el caso a estudio, dijo, debe estimarse que es bastante y legal el procedimiento seguido por el quejosoal presentar este problema ante el Juez de Distrito, en el juicio especial de revocación, y que esta autoridadestaba obligada a estudiar y resolver el problema planteado, o sea, la falta de audiencia en el procedimiento dela autoridad administrativa que se siguió al declarar la nulidad del registro de las marcas de la propiedadde la quejosa. Afirmó que la secretaría se ajustó a la ley, pero que la ley en sí era anticonstitucional,supuesto que no se concedió la garantía de audiencia, y no sólo esta ley sino todas las que estén en el mismocaso son necesariamente por esta razón anticonstitucionales. En el caso de la Ley de Marcas, el particularno tiene oportunidad de ser oído, ni de poder en modo alguno defenderse. “¿Hasta dónde puede la Corte—añadió— examinar una ley frente al artículo 14?”.

Finalmente, la Sala, por mayoría de tres votos, de los señores Ministros Fraga, Ramírez y MendozaGonzález, apoyó la tesis de Fraga, y la Sala, por unanimidad, no aprobó el proyecto del señor MinistroBarttlet.

Lo interesante de la tesis estriba en que, en adelante, la Corte no sólo dirá si las autoridades se ajustarona la ley sino si la ley recurrida es anticonstitucional o constitucional. (12)

Fue denunciado por el Ministro Fernando de la Fuente, presidente interino de la Primera Sala, que seestaba acabando con el rezago de asuntos en la Suprema Corte. La Cuarta Sala estaba al día y auxiliaba conbrío a la Tercera. Esta última estaba trabajando horas extraordinarias evitando discusiones largas e inútiles.La Segunda Sala despachaba quince casos diariamente y está casi al día, lo cual esperaba hacer en un mesmás, además de que ayudaba en los amparos civiles. La Primera Sala casi al corriente resuelve veintejuicios por día, además de auxiliar a la Tercera. En resumen, la Suprema Corte está demostrando quepuede terminar con el atraso pendiente con un método eficiente y disciplinado de trabajo. (13)

El Pleno de 18 de marzo de 1942 conoció del fallecimiento del Ministro Tirso Sánchez Taboada y que erasu última voluntad que no se le rindieran honores oficiales a su cadaver. Sin embargo, fue acordado suprimirlas labores de la Suprema Corte durante tres días y se pagaran a sus familiares tres meses de sueldo y gastosfunerarios, así como esquelas. (14) La vacante que dejó el Ministro que falleció fue cubierta por el MinistroJosé Rebolledo que estaba adscrito a la Primera Sala y que pasó a la Tercera, donde era urgente su presencia.Pero la nueva designación que hizo el presidente Ávila Camacho y que aprobó el Senado recayó en elMinistro Carlos I. Meléndez. Este era una figura prominente del foro poblano, donde estudió en el Colegiodel Estado. Fue Magistrado del Tribunal Superior del Estado y procurador general de Justicia, así comosecretario de Gobierno de Puebla. (15)

El licenciado José Natividad Macías, coautor con don Luis Manuel Rojas del proyecto de Constituciónde 1917, dijo que habían sido inconstitucionales los gobiernos de Adolfo de la Huerta, Alvaro Obregón yPlutarco Elías calles. Su dicho fue aprobado por su colega, el licenciado Rojas, que atacó a los gobiernos

(12) El Universal, 11 de marzo de 1942.(13) El Universal, 13 de marzo de 1942.(14) Actas del Tribunal Pleno. Sesión secreta de 18 de marzo de 1942.(15) El Universal, 31 de marzo de 1942.

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emanados del golpe de 1920, el que lamentó que indebidamente se tomaban como hechos consumados apesar de ser crímenes imprescriptibles, sin tomar en cuenta el ejemplo de la ley de 6 de enero de 1915 quedesconoció muchos actos realizados durante el régimen de Díaz. (16) Después hizo mención a que la SupremaCorte debería tener la facultad de iniciar leyes, pues ella conoce mejor nuestras necesidades que muchoslegisladores, según lo creen casi todos los ciudadanos. Esta fue una laguna de la Constitución de 1917 porcreerse que solamente los legisladores podían iniciar leyes al igual que el Ejecutivo y que el judicial nopodía involucrarse en otro poder. Pero ningún cuerpo está más capacitado para mejorar la Ley de Amparoque la Suprema Corte.

En un artículo del licenciado Octavio M. Trigo hizo alusión al pequeñísimo presupuesto del Poder Judicialde la Federación, que llegaba a $4,800.050.00 pesos, cantidad para pagar muy mal a Jueces y Magistradosy apenas decorosa para los Ministros de la Suprema Corte. A esto atribuía las deficiencias en la imparticiónde justicia. (17)

El Constituyente y antiguo Ministro Paulino Machorro Nárvaez escribió una carta a don José NatividadMacías, su colega en la asamblea de Querétaro, para aclararle que en 1934 tanto él como el licenciado Salva-dor Urbina formaban parte de la Primera Sala de la Suprema Corte y que comentaron la iniciativa del generalCárdenas para terminar con la inamovilidad judicial. El licenciado Urbina se manifestó contrario a estareforma cardenista y no hizo ninguna gestión para conservar su puesto, lo cual era justo dar a conocer. (18)

El profesor Carlos Franco Sodi comentó que la impartición de justicia tenía una pésima fama y propusoen primer término que fuera una realidad la inamovilidad judicial, que ésta fuese respetada por los futurosgobiernos y que bien seleccionados los funcionarios fuesen bien remunerados económicamente. (19)

Las Cámaras Legislativas acordaron un decreto de suspensión de garantías en virtud del estado deguerra en que entró la nación contra los países del Eje. Esta disposición no sólo afectaba a alemanes, italianosy japoneses, sino que era de carácter general. El país entró en una etapa extraordinaria de su existencia. Sinembargo, ello no debía servir para cometer desmanes ni ejecutar venganzas en nombre de la seguridad dela patria. (20)

El Pleno de la Suprema Corte visitó al presidente Ávila Camacho para mostrarle su adhesión respectoal estado de guerra. Esto fue resultado del acuerdo de Pleno celebrado el 1o. de junio de 1942 en el que elpresidente Salvador Urbina sometió a consideración de los Ministros la conveniencia de visitar al C. Presi-dente de la República, para expresarle solidaridad con el Ejecutivo Federal en los graves momentos por losque atraviesa el país. El Ministro Medina informó que durante las vacaciones estuvo en unión del MinistroPardo Aspe de visita en la Presidencia de la República para expresarle que el alto Cuerpo está unido alEjecutivo frente a la situación por la que atraviesa la nación. El Ministro Medina propuso fuese nombradauna comisión para hacerle saber al presidente de la República el ánimo de solidaridad del Alto Tribunal conel Ejecutivo Federal. Pero “el Ministro Barttlet Bautista propuso que no se nombrara una comisión, sinoque se trasladara la Suprema Corte de Justicia en cuerpo a la presidencia para los fines indicados. La proposiciónfue apoyada por los Ministros de la Fuente y Estrada y aprobada por unanimidad de dieciocho votos.”. (21)

En la misma sesión, después de realizada la visita al presidente de la República, “por unanimidad dedieciséis votos se aprobó que la Suprema Corte de Justicia continúe normalmente sus funciones comosupremo interprete de la Constitución, resolviendo los casos sujetos a su decisión conforme a las leyesrespectivas, desmintiéndose públicamente por medio de declaraciones que hará la presidencia de la Corteque se traten de sobreseer los juicios de amparo por efecto del decreto de suspensión de garantías cons-titucionales.”. (22)

(16) Excélsior, 9 de abril de 1942.(17) El Universal, 11 de abril de 1942.(18) Excélsior, 12 de abril de 1942.(19) El Universal, 15 de abril de 1942.(20) El Universal, 1o. de junio de 1942.(21) Libro de Actas del Tribunal Pleno. Sesión secreta de 1o. de junio de 1942.(22) Ibid. Sesión secreta de 1o. de junio de 1942.

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Al día siguiente fue publicado por el Poder Judicial de la Federación que seguiría funcionando normal-mente y que no debería haber motivo de inquietud ni alarma. (23)

El presidente de la Suprema Corte, Salvador Urbina, textualmente hizo esta declaración a la prensa:“Con motivo de las numerosas preguntas, que se han dirigido a esta presidencia de la Suprema Corte de

Justicia de la Nación, acerca de cuál vaya a ser la actuación del Alto Tribunal sobre la aplicación deldecreto de suspensión de garantías, el suscrito con aprobación del Tribunal Pleno, hace las siguientesdeclaraciones”.

“No hay ni debe haber motivo de alarma alguno sobre la aplicación de dicho decreto. La SupremaCorte de Justicia continúa y continuará normalmente sus funciones constitucionales de supremo intérpretede la Constitución y la Justicia Federal cumplirá con los términos restrictivos del decreto de suspensión degarantías y de las reglamentaciones que se expidan dentro de sus mismas funciones constitucionales yen los casos restrictivos que señala el propio decreto, atentas las finalidades expresadas por el señor pre-sidente de la República, que no son otras que las de que el país siga su vida jurídica normal, dentro delcarril de la ley, y con la sola excepción de los casos señalados en la suspensión de garantías.”

“Por lo tanto, no ha pensado ni piensa la Suprema Corte en dictar sobreseimientos de todos los amparosciviles ni penales o administrativos ni del trabajo que se encuentran pendientes de fallo, especie que ha circu-lado sin ningún fundamento y que la Suprema Corte de Justicia cree de su deber declararlo así, a fin de que laopinión pública no se desvíe por senderos de alarma o de inquietud, en momentos que, como en los presentes,se requiere más que nunca la serenidad y el buen juicio de que ha dado pruebas el señor presidente de laRepública atenta la situación internacional del país.” (24)

El licenciado Jorge Vera Estañol dirigió una carta al procurador general de la República, José Aguilary Maya, donde comentó que el decreto de suspensión de garantías era sólo un medio para obtener la coope-ración de todos los habitantes en beneficio de las ideas democráticas y de libertad humana contra laspotencias del Eje. Pero que con espíritu estrictamente constructivo, más que nunca necesario ahora que lapatria necesita de la sincera cooperación de todos sus hijos hasta el máximo de sus capacidades, se tomabala libertad de hacerle llegar lo que pensaba sobre el alcance del decreto de suspensión de garantías queaparece publicado en el Diario Oficial.

Ya la Suprema Corte de Justicia, por declaración de su presidente, dijo Vera Estañol, que ese decretono significaba que al orden constitucional que hasta ahora nos ha regido vaya a suceder el caos; pues laSuprema Corte “continuará normalmente sus funciones constitucionales de supremo intérprete de la Constitu-ción y la Justicia Federal cumplirá, con los términos restrictivos del decreto de suspensión de garantías yde las reglamentaciones que se expidan, dentro de sus mismas funciones constitucionales, y en los casos res-trictivos que señala el propio decreto, atentas las finalidades expresadas por el señor presidente de laRepública, que no son otras que las de que el país siga su vida jurídica normal dentro del carril de la ley ycon la sola excepción de los casos señalados en el decreto.

“Para los técnicos esta declaración es bastante —dijo Vera Estañol— pues sabemos lo que ella significa;pero el público, la gran masa de la población, necesita que se le den orientaciones … no es difícil determinarcuál es el alcance del decreto de suspensión de garantías, con tal de que se tenga en cuenta que esa suspensiónes solo un medio y que el decreto continua la forma de Gobierno Federal, porque el decreto de referencia no latoca. Esto quiere decir que ninguna autoridad de los Estados, ya se trate del Poder Ejecutivo, del Legislativoo del Judicial, está autorizada para expedir leyes o ejecutar actos que invadan la esfera de la competenciafederal; esto quiere decir que ninguna de esas autoridades está autorizada tampoco para desentenderse delas garantías constitucionales que se suspenden, a no ser que específicamente tal autorización le sea concedidapor el Ejecutivo de la Unión de acuerdo con el artículo 3o. del decreto respectivo. En otros términos, la sus-

(23) Excélsior, 2 de junio de 1942.(24) Excélsior, 2 de junio de 1942.

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pensión de garantías no da a las autoridades de los Estados poderes de que carecen conforme a la ConstituciónGeneral y a la Local respectiva. Tampoco se interrumpe la división de los Poderes Federales en Legislativo,Ejecutivo y Judicial.”

“En el artículo 6o. del decreto de suspensión de garantías —continuó Vera Estañol— el Congreso dela Unión se reserva seguir funcionando como órgano nato legislativo cuando obliga al Ejecutivo a dar cuenta, aliniciar cada periodo de sesiones, ordinarias, del uso que haya hecho de sus facultades extraordinarias.Lo único que pasa es que, entre dos periodos de sesiones, el Ejecutivo está autorizado para legislar en lostérminos del artículo 4o. del decreto, con objeto de atender rápida y efectivamente cualquiera emergenciaque pueda surgir del estado de guerra en que se encuentra el país.”

Según Vera Estañol tampoco se suprime el Poder Judicial en el decreto de suspensión de garantías; nimenos se autoriza a ese Poder Judicial a cometer arbitrariedades actuando fuera de los términos de la ley.Sólo el Ejecutivo de la Unión, si así lo considera conveniente para realizar las finalidades de la declaraciónde guerra, puede autorizar a los funcionarios del Poder Judicial para no ajustarse en sus procedimientos alas disposiciones contenidas en los artículos cuya aplicación queda en suspenso, o sea, el 4o., el 5o. párrafoprimero, el 6o., el 7o., el 10, el 11, el 14, el 16, el 19, el 21, el 22 párrafo tercero y el 25 de la ConstituciónPolítica. El Ejecutivo de la Unión, conforme al decreto de suspensión de garantías, puede autorizar, endeterminadas condiciones, a las autoridades dependientes de ese mismo poder a asumir funciones judiciales.La única condición para el ejercicio de estas facultades es que el presidente de la República proceda ausarlas por medio de disposiciones de observancia general, ya que la garantía del artículo 13 constitucional,que prohibe las leyes privativas, no está entre las que se suspenden.

Expresó Vera Estañol que mientras el Ejecutivo de la Unión no expida decretos que examinen yfaculten a las autoridades de los Estados, al Poder Judicial Federal o al Poder Judicial del Distrito y de losTerritorios Federales, o a sus propias dependencias para dejar de observar los requisitos establecidos enlos artículos citados, todas estas autoridades están obligadas a respetar tales preceptos y su violación puededar lugar a la queja en la vía de amparo; porque el decreto de suspensión de garantías no autoriza a nadie,excepto al Poder Ejecutivo de la Unión, para desentenderse de tales requisitos. Interpretado de esta manerael expresado decreto, sigue la vida normal del país en cuanto no sea necesario anormalizarla para enfrentarsecon el estado de guerra; sigue en plena actividad jurídica la potencialidad productiva de la nación para cooperara las finalidades de la guerra, mientras el Ejecutivo de la Unión no proclame que alguna de esas actividadesestorba la acción nacional para enfrentarse con cualquiera contingencia o para resolver cualquier problemanacidos del estado de guerra.

“En suma; el Congreso de la Unión ha puesto en manos del presidente de la República —sólo en esasmanos dijo Vera Estañol— la reglamentación de la suspensión de garantías que acaba de ser decretada.” (25)

(25) El Nacional, 3 de junio de 1942.

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9. DISCUSIONES DE LOS MINISTROS EN LAS SALAS EN 1942.EL MINISTRO FRAGA SOSTIENE QUE TODAS LAS AUTORIDADES

DEBEN NEGARSE A APLICAR LEYES QUE RAZONABLEMENTESEAN CONSIDERADAS INCONSTITUCIONALES

La Tercera Sala de la Suprema Corte sustentó la tesis de que el deudor puede pagar su obligación entanto no se hayan adjudicado sus bienes a favor de terceros en pago de su deuda, o sea, mientras no existaescritura de adjudicación. El artículo 371 del Colegio de Procedimientos Civiles del Distrito Federal indicaque “antes de fincarse el remate o de declarase la adjudicación, el deudor puede librar sus bienes pagandolas cantidades a que hubiere sido condenado”. Y agrega que después de fincado el remate “la venta quedairrevocable”. Por lo tanto, si hay remate y también adjudicación los bienes ya no son del deudor, sino deladjudicatario. “Pero si la adjudicación de los bienes es a favor del acreedor mismo, el deudor puede pagarsu deuda mientras no se extienda la escritura de adjudicación, porque sería injusto que a pretexto de cubriruna deuda el acreedor se enriquezca en perjuicio del deudor”. (1) Este fue el amparo del señor Juan Cuelli yRoca, patrocinado por el licenciado Luis Cabrera. Los Ministros; Medina y Guerrero opinaron fuere negado,pero votaron a favor de que se concediese los Ministros Pardo Aspe, Tena y Meléndez. Estos últimos se apo-yaron en última instancia en el principio de que una controversia debe decidirse a favor del que trata deevitarse perjuicios y no del que pretende obtener lucro.

El 11 de junio de 1942 el presidente de la República dictó un decreto precisando los alcances y límitesde la suspensión de garantías. Indicaba que este era el primer caso en nuestra historia constitucional en que elpresidente de la República asumía tantas facultades, pues ni aun en la época de la intervención francesale fueron concedidas, salvo cuando el Congreso se vió en la imposibilidad de estar reunido físicamente.Señalaba el decreto que debido a las circunstancias de la guerra, por de pronto no era necesario que el presi-dente Ávila Camacho asumiera tantos poderes, sino que solamente serían limitados los derechos fundamen-tales cuya restricción fuese ineludible y sólo al Ejecutivo Federal competía la aplicación de las restriccionesconstitucionales y los gobernadores de los Estados y demás autoridades tenían el carácter de auxiliares enla legislación de emergencia. La libertad de expresión sería mantenida por de pronto. La libertad de reuniónestaría limitada para asuntos políticos, o en caso de desórdenes. El uso de armas estaría reglamentado y eljuicio de amparo se podía ejercitar, pero evitando que fuesen protegidos los enemigos en la guerra interna-cional. Los servicios postales podían estar interferidos para evitar el espionaje y se sancionarían delitos de

(1) El Universal, 11 y 12 de junio de 1942.

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traición a la patria. Ninguna demanda de amparo sería admitida contra las leyes de emergencia o un actoderivado de las mismas. Habría condiciones especiales para entrar o salir del territorio nacional. (2)

La Sala Penal de la Suprema Corte sustentó un cambio de tesis en el sentido que había sostenido quedebía negarse la libertad caucional a quienes se hiciesen acreedores a penas mayores de cinco años, peroahora “el Juez puede acordar todas las medidas de seguridad que estime convenientes en relación con lapersona acusada, a la que podrá conceder libertad bajo fianza conforme a las leyes federales o localesaplicables al caso, según lo previene el artículo 136 de la Ley de Amparo.”. (3)

Fue aclarado que la suspensión de garantías no incluía la del artículo 22 constitucional, o sea, quedebe ser respetada la vida humana en delitos de orden político tal como si México viviera en la normalidad.La razón era que no había temores de ver en peligro la estabilidad de las instituciones y resultaba innecesariosuspender garantías que velan por la integridad de la vida humana. La única excepción es la pena demuerte en el fuero militar. (4)

Una nota apareció dando a conocer que la Suprema Corte de Justicia tenía un nuevo servicio telefónicoautomático de la empresa Ericsson. Que este aparato había llegado a México de Suecia y es único enAmérica. Había salido de Petsamo, Finlandia dirigiéndose a Japón y llegó a nuestras costas poco antesde estallar la guerra en el Pacífico, siendo esta la última maquinaria que pudo pasar. Ericsson había triunfado enla competencia sobre las empresas “Mexicana de Teléfonos” y la “Automatic Electric Co.” de los EstadosUnidos. (5)

El Juez Luis G. Corona rindió un informe sobre sus actividades en su Juzgado de Distrito, por lo cualfue entrevistado por la prensa.

El licenciado Luis G. Corona, Juez Primero de Distrito en Materia Penal, al formular su informe sobrelas actividades del semestre expuso a los periodistas las siguientes observaciones:

1. Han desaparecido las muchas y sucias corruptelas, cometidas en el trámite de asuntos judiciales,particularmente por los coyotes financieros en combinación con los tinterillos, que hacían víctimas de susmaniobras a los procesados desvalidos con el señuelo de conseguirles su libertad bajo fianza, obstruyendoen perjuicio de éstos la labor de los defensores de oficio, que precisamente funcionan a favor de losprocesados pobres. La mejor demostración de ello es la cancelación de fianzas torcidas, por las que el fiscofederal ha tenido un fuerte ingreso como prohibición de ellas.

2. Por lo que se refiere a los amparos penales, de los cuales se recibían de 20 a 30 diarios, se ha podidoreducir su número, eliminanado aquellos recursos necios y de evidente chicana lo que ha permitido que lassuspensiones provisionales y definitivas se puedan dictar en sus términos legales.

3. Aplicándose estrictamente el artículo 130 de la Ley de Amparo, se ha podido obtener una consi-derable reducción de las suspensiones provisionales, pues antes eran otorgadas en forma pródiga y sinestudio concienzudo y daban por resultado que maleantes o actividades perniciosas se pusieran a salvo dela acción de las autoridades administrativas. Ahora se otorgan esos beneficios cuando verdaderamenteaparece violada una garantía constitucional.

4. Han disminuido también considerablemente las demandas de amparo contra funcionarios judiciales,en que se reclamaban órdenes de aprehensión, pues los casos respectivos se examinan con todo detenimiento,lográndose que no se abuse del amparo para interrumpir la acción de los Jueces competentes en los procesose investigaciones que siguen.

Entre otros temas de interés en cuanto a la depuración de la administración judicial, terminó diciendoel Juez Corona que todo esto revela que efectivamente se está viviendo dentro de un verdadero régimen de

(2) Excélsior, 12 de junio de 1942.(3) Excélsior, 15 de junio de 1942.(4) El Nacional, 9 de junio de 1942.(5) El Universal, 25 de junio de 1942.

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derecho y de legalidad, haciendo cada vez más respetable la autoridad judicial, tanto por lo que mira a lasautoridades administrativas como a los particulares. (6)

La Cuarta Sala, auxiliando a la Tercera, falló que los Jueces civiles no pueden nombrar árbitros en lascontiendas judiciales de los particulares. En el caso el señor José Cangas promovió amparo contra la PrimeraSala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, el que con apoyo en el Código de ProcedimientosCiviles asumió tener facultades para nombrar un árbitro en el juicio de nulidad de un contrato en que inter-venían los señores Romero Flores y Herrerías. Para dirimir la contienda entre Cangas y las personas mencio-nadas, originadas por cuestiones de carácter mercantil, el Juez de referencia nombró árbitro al licenciadoElías Monges López. El Tribunal Superior confirmó esa determinación. Habiendo interpuesto amparo el señorCangas, el Juzgado de Distrito le negó la protección de la Justicia Federal, ya que el fallo del tribunal sebasó en el contenido del artículo 9o. transitorio; pero el interesado solicitó la revisión de la sentencia antela Corte, y ésta, por conducto de su Cuarta Sala, tuvo que avocarse al conocimiento del asunto.

Se designó ponente al licenciado Antonio Islas Bravo, quien elaboró el proyecto de sentencia. Este fueaprobado por unanimidad por los demás Ministros de la Sala. Lo interesante es que viene a establecer unprecedente, pues de hecho originará una transformación en los asuntos civiles sometidos a los árbitros.Se sustentó la tesis de que éstos no pueden estar investidos constitucionalmente de una facultad judicialpara resolver asuntos que sólo competen a los tribunales legalmente establecidos, máxime cuando el artículo73 de la Constitución, que señala la forma como deben formarse los tribunales, no habla de árbitros comoórganos del poder público.

Por otra parte, la ponencia aprobada sostuvo que el artículo 125 de la Carta Magna define en formaclara los requisitos que deben llenar los funcionarios públicos para fungir como Jueces; lo cual determinaque por encima de lo preceptuado en el artículo 9o. transitorio del Código de Procedimientos Civiles está lo queordena la Constitución. (7)

La Segunda Sala de la Suprema Corte sostuvo a iniciativa del Ministro Gabino Fraga que todas lasautoridades administrativas y judiciales tienen la obligación de ajustar sus actos a la Constitución y “debennegarse a aplicar leyes que razonablemente sean consideradas como inconstitucionales y violatorias degarantías individuales”. Los Ministros Barttlet y Mendoza González apoyaron esta tesis de Fraga, que estállamada “a revolucionar nuestro derecho escrito y consuetudinario “. Este caso fue el de la Compañía Telefó-nica de Sabinas S.A., que se inconformó contra una resolución de la Dirección General de Aduanas, la cualla condenó a pagar una multa de $75,000 pesos, por derechos omitidos en la introducción de artefactos yútiles destinados a la concesión que tenía. Esta dirección calificó de contrabando a esta importación conapoyo en el artículo 182 de la Ley Aduanal. La Telefónica acudió en juicio de oposición ante el TribunalFiscal, en donde planteó la inconstitucionalidad del citado artículo 182, pero el tribunal se declaró incompe-tente para conocer sobre la constitucionalidad de las leyes en virtud de que para ello estaban los Juzgadosde Distrito y la Suprema Corte. El Juez de Distrito estuvo de acuerdo con el criterio del Tribunal Fiscal,pero no así la Suprema Corte, cuya Segunda Sala amparó a la telefónica.

El Ministro Fraga abordó el problema propuesto. Acudió a destacados tratadistas nacionales y extran-jeros, haciendo un estudio comparativo de las Constituciones del 57 y del 17, para llegar a la conclusión, deque, aun cuando efectivamente es el poder Judicial de la Federación y, en último término, la Suprema Corte,quienes de hecho y por derecho, se dedican a interpretar la aplicación de las leyes en cuanto a su inconstitu-cionalidad o constitucionalidad, ello no se opone, en derecho ni en doctrina, a que todas las autoridades sinexcepción, judiciales y administrativas cumplan con su deber de cuidar que todos los actos legislativos yde autoridad observen la Constitución como modelo supremo de nuestra vida e instituciones. De esta guisa,pues, dichas autoridades no deben negarse a estudiar la constitucionalidad de las disposiciones secundarias

(6) El Nacional, 30 de junio de 1942.(7) Excélsior, 8 de junio de 1942.

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a título de incompetencia, con pretexto de que para ello es la Suprema Corte la indicada. Aclaró el juriscon-sulto relator, que este criterio no desconoce la soberanía de los poderes, ni invade esferas funcionales ajenas,ni rompe el pacto nacional, ya que, incluso el Legislativo, debe de tener como norte de sus actividades elespíritu de la Constitución. (8)

Fue motivo de amplia información en la prensa la tesis del Ministro Gabino Fraga, como lo revela elcomentario que apareció días después en El Nacional en esta forma:

La tesis que acaba de sustentar el presidente de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia,licenciado Gabino Fraga, en sentido de que todas las autoridades están obligadas a ajustar sus procedimientosa los preceptos constitucionales, aun cuando leyes secundarias dispongan lo contrario, han tenido una hondarepercusión no solamente en nuestro foro, sino también entre los hombres de negocios y entre las autoridadesadministrativas y judiciales del fuero común. El mismo Tribunal Fiscal de la Federación, órgano de la Secre-taría de Hacienda y Crédito Público, en su Segunda Sala —según la ejecutoria que se nos citó y que transcri-bimos a continuación— sustentó el criterio que hoy en forma amplia y docta expuso el Ministro Gabino Fraga,sosteniendo el Tribunal Fiscal que “no siendo privativo de la autoridad judicial federal, la facultad dehacer el examen de la constitucionalidad de los actos reclamados todas las autoridades incluso las adminis-trativas, están obligadas a entrar en ese examen y no rechazarlo a título de incompetencia”. Como antece-dentes señaló que el Tribunal Fiscal falló la oposición presentada por el señor Brígido Cerón contra laSecretaría de Hacienda y Crédito Público por determinados cobros que le hacía, estimándolos incons-titucionales.

El tribunal falló en estos términos: “Sí es competente el Tribunal Fiscal de la Federación, para conocerlas cuestiones relativas a la legalidad de los actos de la autoridad fiscal, en relación con violaciones depreceptos de la Constitución Federal, puesto que en los términos del artículo 56 de la Ley de Justicia Fiscal ysu correlativo 202 del Código Fiscal de la Federación, puesto que son causas de anulación la violación de laley aplicada o que debió aplicarse, es claro que esa competencia es igualmente bien manifiesta cuando sealega cualquier violación legal no sólo de las leyes secundarias sino de la misma Ley Fundamental, ya quelas disposiciones legales citadas no establecen distinción alguna, ni en cualquier ley o doctrina existe unabase para considerar que sea privativa de la autoridad federal en el juicio de amparo la facultad de hacer elexamen de la legalidad de los actos de la autoridad, en relación con las disposiciones de la ConstituciónFederal.”.

Aunque esta tesis fue contrariada después por el Pleno del Tribunal Fiscal, sentando que a los juiciosordinarios o administrativos era ajena cualquier consideración sobre la constitucionalidad de los actos por serello, materia propia del Poder Judicial Federal. Sin embargo, como se nos hacía notar, existe en los mismostribunales administrativos la idea y el propósito —brillantemente puestos de resalto por el Ministro Fraga—de la necesidad en todos los órganos del poder y en los funcionarios de hacer o dejar de hacer aquello que,respectivamente, esté de acuerdo con la Constitución o vaya en contra de ella.

“En cuanto a los comentarios de legos y peritos en torno de la doctrina enunciada, no pueden ser máselogiosos, pues consideran que con su aplicación, en primer lugar, las disputas entre autoridades y particu-lares y de éstos entre sí se abreviarían y simplificarían en beneficio de la misma economía general de laRepública y del mecanismo de la organización política y, en segundo, dicha aplicación permitiría quesolamente llegaran a la Suprema Corte aquellos casos constitucionalmente complicados, cuya sumisión aun tribunal de selección fuese inexcusable.” (9)

En un caso que resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte, fueron facultados los Jueces de primerainstancia para recibir demandas de amparo aunque no se trate de casos de privación de vida o de aquellosdel artículo 22 de la Constitución.

(8) El Nacional, 9 de julio de 1942.(9) El Nacional, 11 de julio de 1942.

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Según la jurisprudencia anterior de la Segunda Sala de la Suprema Corte, los Jueces de primera instanciano estaban facultados para recibir las demandas de amparo ni consiguientemente, para conceder la suspen-sión de los actos reclamados. Lo que daba origen a casos de indefensión, porque mientras llevaban losautos a manos de los Jueces de Distrito, pasaba el término legal para dar entrada a los escritos de amparo.

Dicha Sala, al fallar en el juicio de garantías promovido por el señor Noé Garza, quien interpuso entiempo la demanda ante el Juez de primera instancia de Matamoros, Tamaulipas, y a pesar de eso le nególa protección el Juez de Distrito en Laredo, por recibirla fuera de término, amparó al quejoso y cambió sujurisprudencia en el sentido de que, conforme al artículo 36 de la Ley de Amparo, en los lugares en queno resida el Juez de Distrito, puede el de primera instancia recibir la demanda, conservar las cosas en elestado en que se hallen por setenta y dos horas y ampliar este término según la distancia en que se encuentreel propio Juez. De acuerdo con el artículo 39 de la misma Ley de Amparo pueden conceder la suspensióncuando se trate de actos que importen peligro de privación de la vida, ataques a la libertad personal fuerade procedimiento judicial deportación o destierro o de alguno de los prohibidos por el artículo 22 cons-titucional. (10)

Otro asunto de interés que resolvió la Segunda Sala de la Corte fue el amparo interpuesto por elAyuntamiento de la ciudad de San Luis Potosí contra su disolución decretada por el gobernador provisionaldel Estado, el cual suscitó una discusión entre los Ministros Franco Carreño y Barttlet teniendo como oposi-tores a los Magistrados Ramírez y Mendoza González. Fraga no opinó, pero votó por estos últimos. El debateduró dos días y la controversia versaba respecto a que los ediles, miembros del Ayuntamiento, eran funcio-narios políticos y no tenían derecho a interponer el amparo contra actos de carácter político por estarprohibido en la Ley de Amparo y en la Constitución. No obstante los esfuerzos del Ministro Franco Carreñosalió derrotado y la votación fue el sobreseimiento del amparo de dicho Ayuntamiento. En un diario fueresumida la actuación de la Segunda Sala en esta forma:

“Con mayor apasionamiento aun que al iniciarse, se reanudó ayer el debate sobre el caso de San LuisPotosí en la Suprema Corte. Aunque se esperaba el desenlace que tuvo, que no podía ser sino el sobre-seimiento, a juicio de los abogados más entendidos, no dejo por ello de causar sensación y sorpresa elfallo. El público, formado casi en su totalidad de letrados, se agolpó en el pequeño recinto, asaltado ya porlos cronistas y fotógrafos de prensa. Todos los asistentes esperaban, entre cuchicheos, que el señor MinistroFranco Carreño, a quien se atribuye con razón fama de satírico, lanzara en vuelo picado las abejas de laironía sobre su contrincante el señor Ministro Ramírez. No defraudó del todo esta esperanza maleanteel impugnador del proyecto. Pero se le anticipó un poco el señor Ministro Barttlet con una frase afortunada.Dijo que había tenido la paciencia de escuchar la disertación del señor Ministro Carreño sobre el MunicipioLibre, a pesar de que remontó el origen de esta institución hasta el encuentro nupcial de Cortés y la Malinche.”

“Pintó además el señor Barttlet de una sola pincelada, antes de entrar en materia, la situación lastimosaen que están nuestros Ayuntamientos, diciendo que en tal ruina se hallan que los presidentes de la Repúblicahan necesitado andar como Santa Claus repartiendo bienes en los pueblos, porque sus comunas no tienennada y carecen de todo. Censuró la arbitrariedad de los jefes de Zonas Militares en los Municipios, sobre loscuales pende, dijo, la enmohecida espada de Damocles. Si el Ayuntamiento, célula del Estado mexicano,no se siente seguro, es porque viven a merced de los caciques superiores, que expolian a los de abajo paraquedar bien con los de arriba. No debe la Corte permitir tales arbitrariedades. La institución del MunicipioLibre en México está por los suelos. Necesitamos, pues, abrir a los Ayuntamientos las puertas del amparo.En cuanto a la parte jurídica, argumentó que la función de los Ayuntamientos es neta y predominante-mente administrativa, aunque en parte (no sustancial) sea también política. No es posible asimilar loscargos edilicios con los cargos de carácter político, cuyos ocupantes en efecto no pueden pedir amparo.Los cargos edilicios son fundamentalmente de carácter administrativo, según se desprende del artículo 115

(10) El Universal, 22 de junio de 1942.

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de la Constitución Federal. Pidió en el caso a estudio y en todos los casos semejantes o iguales, la reposi-ción del acto principal y de todas sus consecuencias. Una reposición “integrum”, dijo. Por eso he sostenidoya en esta Sala que la percepción de emolumentos debe ser parte de la restitución a que obligue el juicio deamparo, cuando el agraviado es restituido en su puesto por haber sido objeto de un acto arbitrario. Votó,finalmente, en contra del proyecto.”

“El señor Ministro Carreño resumió con brillantez sus puntos de vista, ya expuestos y de paso lanzóalgunos dardos al autor del proyecto. Eran viejos tratadistas de Ramírez: Lozano y Castillo: Bien conocidoes el respeto, por otra parte, que guardan los jefes de zona a las leyes. ¿Para qué necesitan el amparo losAyuntamientos? Además, yo no me siento abogado ni Ministro, sino estudiante de derecho. Soy torpe.No tengo estilo literario. Ramírez, sin embargo, conservó en todos los momentos la noble altura del debatesin inmutarse. Sólo se preparaba para contestar con dos alfilerazos a Carreño: los votos de Fraga y de Men-doza González.”

“Aclaró el señor Ministro Mendoza González llegado que le fue su turno de votar, que no habíapolemizado respecto a las excelencias del Municipio Libre, porque respecto a eso todos estaban de acuerdo.Añadió que era indudable que esa noble institución contaba en los doctos Ministros Carreño y Barttlet conpaladines de gran talla; pero que ninguno de los Ministros de la Sala debía salirse de los estrictos límites dela ‘litis’. Tratamos aquí del juicio de amparo promovido por José L. Cerda y coagraviados, presidente delAyuntamiento de San Luis y regidores que no pueden ser sujetos de garantías individuales. Por eso yo votarécon el proyecto del señor Ministro Ramírez. También votó a favor del proyecto el señor Ministro Fraga.Pero no habló.” (11)

(11) El Universal, 30 de julio de 1942.

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10. EL PROBLEMA AGRARIO EN 1942

Veintidós amparos fueron sobreseidos por la Segunda Sala de la Suprema Corte, los cuales reclamabanla expropiación dictada por el Gobierno de Yucatán —por decreto de 22 de marzo de 1939— sobre los equiposy unidades de las haciendas cedidos a los ejidatarios. La causa del sobreseimiento fue que los amparos que-daron sin materia porque el mismo Gobierno del Estado de Yucatán abrogó las expropiaciones medianteun decreto que salió publicado en el Diario Oficial del mismo Estado. Los equipos y maquinarias debíanvolver a los quejosos, lo que incluía máquinas desfibradoras de desecación y empaque, los sistemas de vías,los vehículos, etcétera, todo lo cual debía ser entregado a los henequeneros de Yucatán. (1)

La Primera Sala de la Suprema Corte, siendo ponente el Ministro Ortiz Tirado, resolvió proteger lapequeña propiedad rural de la República al revisar la interlocutoria de 13 de abril de 1942 del Juez deDistrito en el Estado de Jalisco, en el incidente de suspensión del amparo que solicitó Lucio Benjamín Jimé-nez Hernández contra actos del gobernador del Estado, la Comisión Agraria Mixta y otras autoridades.El juicio de amparo impugnaba la expropiación de poco más de 22 hectáreas de terreno de riego de la pequeñapropiedad del quejoso llamada “Potrero Colorado” y “La Reserva”. El Juez de Distrito negó la suspensión,pero el quejoso interpuso revisión porque se afectaba su pequeña propiedad a favor del fundo legal de laComunidad de San Francisco de Cal. Su propiedad estaba amparada con una resolución presidencial quesostenía que era pequeña propiedad inafectable y un certificado de la Presidencia Municipal de Tototlánque demostraba que el predio estaba cultivado con trigo y garbanzo. Ahora bien, el párrafo XV del artículo27 de la Constitución establece el respeto absoluto a la pequeña propiedad frente al reparto ejidal y elCódigo Agrario establece lo mismo, por lo cual es de interés social su protección, como lo sostuvo la PrimeraSala.

Esta Sala expuso que se trata de crear una clase media numerosa y fuerte como base de la nacionalidadmexicana y por ello debe ser protegida la pequeña propiedad en explotación. El Ministro ponente OrtizTirado sostuvo que el legislador situó en una situación preferente el respeto a la pequeña propiedad yaunque la nación tiene derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interéspúblico, creando nuevos centros de población agrícola con tierras y aguas, para lo cual puede crear el

(1) El Nacional, 30 de junio de 1942.

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fundo legal respectivo, es también lógico que el legislador no intentó establecer disposiciones contradictorias.Por ello, aunque se persiga por un Estado un fin de utilidad pública, si ello va contra la pequeña propiedad,lo racional es mantener las cosas en el estado que guardan al resolver sobre la suspensión contra el acuerdoreclamado, para que en el fondo del amparo sea decidida la controversia. Por ello la Primera Sala concedióla suspensión al quejoso. (2)

Cabe señalar que en la sesión secreta del Pleno fue acordado que todos los asuntos agrarios fuesendecididos por la Segunda Sala y no por la Primera, como lo fue el caso anterior, para evitar tesis con-tradictorias.

La Segunda Sala, con ponencia del Ministro Manuel Barttlet, aprobó que las resoluciones presidencialesque declaren inafectables a pequeñas propiedades, engendran derechos que no pueden ser violados. El presi-dente de la República por decreto de 8 de noviembre de 1939, reconoció como inafectables las pequeñaspropiedades del señor Ignacio Chávez del Toro y de la señora Dolores Silva viuda de Blanco, denomina-das “El Abra” y “El Jaramillo”, situadas en el Municipio de San Sebastián, Jalisco. Pero la ComunidadAgraria Unión de Guadalupe, Municipio de Atoyac, del mismo Estado, fue dotada de ejidos que afectabana dichas pequeñas propiedades. Entonces pidieron los propietarios amparo y el Juez de Distrito lo concedió.El Departamento Agrario desconoció el acuerdo de 8 de noviembre de 1939 y ordenó fuese ejecutada unaresolución provisional de 15 de diciembre de 1937, lo cual no era correcto, por lo cual la Segunda Sala dela Suprema Corte confirmó el fallo del Juez de Distrito y concedió el amparo. (3)

No obstante la tendencia que principió a tener la Suprema Corte de amparar a los pequeños propietarioscon certificado presidencial de no afectibilidad y que estuviesen explotando sus predios, la Segunda Saladictó un fallo sosteniendo que en general en materia agraria no procedía el juicio de amparo.

En efecto, por mayoría de votos, y de conformidad con una ponencia del mismo Alfonso FranciscoRamírez, la expresada Sala sobreseyó en el amparo que promovieron los señores Felipe y Modesto Ramírezcontra actos del presidente de la República y el jefe del Departamento Agrario, consistentes en que el dotarde ejidos a los poblados de la Luz y San Cristóbal, San Luis Potosí, afectaron una finca de los quejososreputada como pequeña propiedad.

En síntesis, y a pesar de la tesis que en otra ocasión sustentara esa misma Sala, los Ministros concluyeronsosteniendo que la fracción XIV del artículo 27 constitucional, es lo suficientemente clara para determinarque el Poder Judicial debe ser ajeno a todo asunto agrario. He aquí los principales razonamientos que sehicieron durante el debate.

El Ministro Franco Carreño, al ser puesto a discusión el dictamen relativo, obra del Ministro AlfonsoFrancisco Ramírez, manifestó, entre otras cosas, que tenía ciertas dudas respecto de la tesis planteada en esaponencia, porque le parecía un tanto extraño que los pequeños propietarios no pudieran recurrir al amparo;y después de analizar el problema agrario en todos sus términos, rogó a Ramírez le diese algunas expli-caciones. Franco Carreño manifestó que a su juicio, tanto la pequeña propiedad como la ejidal debenfomentarse para el desarrollo agrícola, asegurando que esto no era obstáculo, sin embargo, para que noexistiese, en la Constitución, amparo para los pequeños propietarios y tratando de probar su afirmaciónformuló una disertación amplísima, hasta llegar a la conclusión de que la fracción XV del mismo artículo27, que prohibe terminantemente la afectación de la pequeña propiedad, no es contradictoria, como se havenido sosteniendo en otras ocasiones, del contenido de la expresada fracción XIV del mismo precepto,que no otorga el derecho de amparo a los pequeños propietarios. Argumentó, finalmente, que la políticaagraria debe encaminarse a que si se quiere que la población rural pueda normalmente desarrollarse creandoun beneficio económico y una situación propicia para su desenvolvimiento moral y social, como lo pretendíala ley de 6 de enero de 1915, es indispensable que se amplíe la parcela tipo, la que se concede en dotación

(2) El Universal, 9 de agosto de 1942.(3) El Universal, 12 de agosto de 1942.

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o restitución a los ejidatarios, en la extensión de la pequeña propiedad, como lo está haciendo ya el actualgobierno. Sin embargo, otras consideraciones llevaron al ponente Alfonso Ramírez a determinar que el amparono es un argumento del que puedan hechar mano los pequeños propietarios y su ponencia se sometió avotación, aprobándose por unanimidad el sobreseimiento del amparo solicitado por los quejosos. (4)

Esta tesis de la Segunda Sala de la Corte motivó algunas críticas, como en el editorial de Excélsior de 11de septiembre de 1942, el que sostuvo que eran las ideas del Ministro Alfonso Francisco Ramírez las culpa-bles de este cambio de tendencia en el Alto Tribunal.

El Ministro Ramírez aclaró su punto de vista con una carta dirigida a El Universal en la que dijo losiguiente:

“La única ejecutoria dictada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia en materia agraria, esla relativa al amparo promovido por Felipe I. Martínez y coagraviada. Se sostuvo la tesis de que el amparoes improcedente contra las resoluciones dotatorias o restitutorias de ejidos o aguas dictadas por el C. Presi-dente de la República. Esto no contradice en manera alguna otras ejecutorias de esta misma Sala, en que hasostenido que es procedente el recurso de amparo cuando en la ejecución de las resoluciones presidencialesse afecten tierras no comprendidas en las mismas, propietarios extraños al procedimiento agrario, etcétera.Desde que se iniciaron las labores de la Corte actual, fue motivo de preocupación de los Ministros queintegramos la Segunda Sala las resoluciones de los amparos agrarios. Y a este fin, se elaboraron diversosproyectos en las distintas secretarías con el objeto de examinar todos los aspectos de la cuestión y justipreciarlas argumentaciones del pro y el contra.”

“Después de un estudio detenido, llegué a las conclusiones expuestas en el proyecto de sentencia deque ha dado cuenta la prensa, y que sometido a la consideración de los demás Ministros, fue aprobado porunanimidad. Estimo que la pequeña propiedad debe ser garantizada eficazmente; pero la convenienciasocial de hacerlo por medio del amparo, cede ante la expresión categórica de la ley, ya que la función de laSuprema Corte es la de aplicarla en su letra y en su espíritu.”

“Convicción del que suscribe es que la reforma constitucional de 23 de enero de 1931, abolió el juiciode amparo para todos los propietarios afectados por dotaciones dotatorias o restitutorias de ejidos o aguas;y precisamente por ello, y ante la necesidad de proteger la pequeña propiedad, varios diputados presentamos,el 18 de enero de 1938, una iniciativa para que se restableciera el amparo respecto a la pequeña propiedadagrícola en explotación.” (5)

La discusión en torno al amparo protector de la pequeña propiedad fue intensa. El licenciado AquilesElorduy declaró a Excélsior que sí procedía este juicio contra los ataques que sufría la garantía indivi-dual establecida en la fracción XV del artículo 27 de la Constitución, o sea, contra la pequeña propiedad (6).La prensa en general apoyaba este amparo, excepto El Nacional. La tesis consistía en que fuera protegida lapequeña propiedad en explotación como regla general absoluta, como garantía individual, como lo sostuvoun editorial de El Universal. (7)

La discusión jurídica continuó respecto al amparo a la pequeña propiedad, pues la Suprema Corte sobre-seía este juicio por improcedente en la mayoría de los casos y excepcionalmente lo concedía. El Universaldefendió a la pequeña propiedad en un editorial en esta forma:

Prescribe ciertamente, la fracción XIV del artículo 27, que “los propietarios afectados con resolucionesdotatorias o restitutorias de ejidos o de aguas, que se dictaren, no tendrán ningún derecho ni recurso legalordinario, ni podrán promover el juicio de amparo.”.

Pero no es menos cierto que la fracción XV fija y declara que “las Comisiones Mixtas, los GobiernosLocales y las demás autoridades encargadas de las tramitaciones agrarias, no podrán afectar, en ningún

(4) Excélsior, 9 de septiembre de 1942.(5) El Universal, 15 de septiembre de 1942.(6) Excélsior, 19 de septiembre de 1942.(7) El Universal, 24 de septiembre de 1942.

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caso, la pequeña propiedad agrícola en explotación”; y aun algo más: que “incurrirán en responsabilidad,por violaciones a la Constitución, en caso de conceder dotaciones que la afecten.”.

Si, en consecuencia, la pequeña propiedad en explotación no puede ser afectada “en ningún caso”; siquienes la afecten, y por el solo hecho de afectarla, “violan la Constitución”, es evidente que se halla plenay rigurosamente garantizada, y que, por lo que toca a dotaciones y restituciones de ejidos, es intocable. ¡Valien-tes garantías las suyas, de no tener derecho al juicio de garantías! ¡Valiente intocabilidad, que la Constituciónproclama, si siendo afectada e incurriendo quienes la afectan en responsabilidad violatoria de nuestra LeyFundamental, los perjudicados no tuviesen derecho al amparo! (8)

El Ministro Alfonso Francisco Ramírez, de la Segunda Sala de la Suprema Corte, fue el más criticadopor no armonizar la fracción XIV del artículo 27 de la Constitución con la fracción XV que protegía a lapequeña propiedad agrícola en explotación, prefiriendo lo que decía la primera en el sentido que los propie-tarios afectados con resoluciones dotatorias o restitutorias no tendrán ningún derecho ni recurso legal nipodrán promover el juicio de amparo.

El Ministro Gabino Fraga opinaba que el pequeño propietario debía aportar pruebas y tramitar las de-mandas de amparo sin desecharlas de plano “para poder establecer, en presencia de los informes de lasautoridades responsables y de las pruebas que rindan las partes, las proposiciones conducentes.”. (9)

Por otra parte, también el Ministro Fraga —que tuvo como oponente al Ministro Franco Carreño— sostuvoque la naturaleza de los Departamentos, como el Agrario, es la de un simple órgano burocrático y su únicafunción es ejecutar los actos del Poder Ejecutivo y no obrar en representación del presidente de la República. (10)

Para Franco Carreño los Departamentos eran semejantes a las Secretarías de Estado remontándose ala ley del 6 de enero de 1915.

Por otra parte, el Ingeniero Fernando Foglio Miramontes, jefe del Departamento Agrario, felicitó a laSuprema Corte de Justicia respecto de la sentencia en que predominó el punto de vista del Ministro Fraga,porque tranquilizaba a todos los campesinos.

Estos puntos de vista de la Segunda Sala de la Corte sentaron jurisprudencia pues hubo más de diez fallosen el mismo sentido en los amparos de Luis N. Morones y Pastor Hernández, de Herminia y LeocadiaSevilla, Ramón Avilés y otros más.

Uno de los puntos jurídicos centrales fue que el Departamento Agrario no representaba decisiones decarácter presidencial, pues el artículo 92 de la Constitución claramente distingue dos categorías de órganos:Secretarías de Estado encargadas del despacho, que tienen la obligación de refrendar, autorizar y ordenarla ejecución de la voluntad del presidente de la República, sin cuyo requisito el mandato no es obedecibley, por otra parte, el Departamento de Estado, que no tiene esas atribuciones, —según la tesis del MinistroFraga que predominó y creó jurisprudencia— el cual no representa al presidente de la República.

Así pues, como regla general los amparos contra afectaciones ejidales fueron sobreseidos por la SalaAdministrativa, conforme a la tesis del Ministro Fraga. Solamente cabían recursos de responsabilidadcontra los funcionarios que incorrectamente hicieran afectaciones lesionando la pequeña propiedad, con-forme a la ley de responsabilidades. Otra solución solamente procedería con una reforma constitucionalante las Cámaras al artículo 27, algo que principió desde 1938, con el fin de que de modo preciso fueseadmitida la intervención judicial por medio del amparo para proteger dicha pequeña propiedad.

El Nacional hizo un resumen de los puntos de vista del Ministro Gabino Fraga en los últimos amparosque pretendían proteger la pequeña propiedad y que fueron sobreseidos, en esta forma:

Fueron sobreseidos por falta de “perjuicio jurídico” los amparos de José Muñúzuri por la afectaciónde la pequeña propiedad denominada “Cerro Colorado” en Querétaro; de los señores Dolores Sánchez Parres

(8) El Universal, 24 de septiembre de 1942.(9) El Universal, 24 de septiembre de 1942.(10) Excélsior, 24 de septiembre de 1942.(11) El Nacional y El Universal, 25 de septiembre de 1942.

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y Antonio y María Pontigo de Sánchez, por las afectaciones en los ranchos de “La Calzada” y “La Batea”,de Guanajuato; de Vidal Delgado, Francisco, Isabel y Marcos Argüelles y Agustín, Fidel y MargaritaAstudillo y Domingo Riveroll, por la afectación de sus copropiedades en Tejoloapam y Cosoleacaque,Veracruz, y de Leonides de Asis afectado en su pequeña propiedad denominada de “Gimball”, Oaxaca.

Aparte de muchas razones deducidas de los antecedentes y evolución de nuestro derecho agrario y delas razones expuestas ya por la jurisprudencia sentada al respecto, agregó el Ministro Fraga en esta ocasión,como explicación constitucional de la inhibición del Poder Judicial para intervenir en la cuestión agrariaque es forzoso concluir que, mientras no se establezca expresamente la procedencia del juicio de amparoen defensa de la pequeña propiedad, como ya fue propugnado con fecha 18 de octubre de 1938, a través dela reforma constitucional correspondiente que inició un grupo de representantes nacionales, la SupremaCorte —ajena a la función legislativa— se encuentra impedida para conocer del fondo de esta clase dequejas por imperativo categórico del artículo 27 fracción XIV de la Constitución, relacionado con losartículos 73 y 74 fracciones XVIII y III de la Ley del Amparo.

Habiéndose provocado ya un debate público sobre la rectitud legal de la discutida jurisprudencia,creemos oportuno reproducir algunos conceptos textuales del Ministro Fraga, que sobre los antecedentesde la prohibición expuso:

“Para conocer cuál fue la intención legislativa en tan importante materia, es preciso consignar los pá-rrafos conducentes de la exposición de motivos publicada en el Número 17, Tomo II, del Diario de losDebates, de dos de diciembre de mil novecientos treinta y uno, correspondiente al Senado de la Repú-blica. Después de considerar dicha exposición, que el artículo 27 constitucional excluye a las autoridadesjudiciales de la tramitación de los expedientes agrarios, encomendándolos a las autoridades administrativas,alude a la situación indefinida en que quedarían los peticionarios de tierras, sometidos a juicios de larga dura-ción y después al amparo, proponiendo como remedio radical la negación de estos recursos. Y agrega: ‘Es deurgencia reformar el artículo 10 de la ley constitucional de seis de enero de mil novecientos quince; perocomo pudiera darse el caso de que se cometieran abusos por las Comisiones Locales Agrarias, por la Comi-sión Nacional Agraria y aun por el mismo señor presidente de la República, afectando propiedades queestán excluidas de ser afectadas por la Ley Agraria, es indispensable poner una sanción dura y efectiva atodas estas autoridades administrativas para el caso de que violen esas leyes agrarias, concediendo dotacionesde tierras que no puedan ser afectadas. Las facultades que, con las restricciones apuntadas, se dan a las auto-ridades administrativas encargadas de aplicar la ley agraria, no entrañan un peligro, no sólo por esas mismasrestricciones y penas a que se expondrán los violadores del artículo 10, sino también porque desde que seinicia una dotación de ejidos o restitución de tierras, son citados los dueños o poseedores de ellas, los quepueden comenzar a defenderse en el seno de las Comisiones Locales Agrarias y después ante la ComisiónNacional Agraria’. Por su parte, los representantes populares, a quienes el Senado turnó el proyecto dereformas mencionado, en sesión de tres de diciembre de mil novecientos treinta y una, que aparece publicadaen el Diario de los Debates de la Cámara de Diputados de esa misma fecha, hicieron una glosa de las ideasconsignadas en dicho proyecto, en especial las referentes a la pequeña propiedad inafectable, haciendohincapié en que, al desligar toda intervención judicial de la materia agraria, quedaba a la honorabilidad y ala rectitud de las autoridades administrativas su aplicación, para quienes habría la sanción de responsabilidaden caso de infracciones. Todo esto significa que el propósito legislativo fue excluir al Poder Judicial del cono-cimiento de toda controversia que pudiera suscitarse contra las resoluciones presidenciales dotatorias orestitutorias de tierras y aguas, aun respecto de aquellas cuya inconstitucionalidad se hiciera derivar de laafectación de una propiedad protegida por el artículo 10, objeto de la reforma, entre otras de la pequeña pro-piedad agrícola, pues la infracción de ese precepto, sólo daría lugar a responsabilidad por violaciones a laConstitución. Hay más aún: la lectura de los debates suscitados en ambas Cámaras Legisladoras el diecinuevey el veinte de diciembre de mil novecientos treinta y tres, con motivo de la iniciativa del Ejecutivo Federal,para conseguir las indicadas reformas al artículo 27, y obtenidas por la acción conjunta de aquellas y de lasLegislaturas de los Estados, en funciones de Poder Constituyente, confirman el primitivo criterio que

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inspiró la modificación del artículo 10 de la Ley del seis de enero de mil novecientos quince, siendo estosnuevos antecedentes legislativos, complementarios del punto de vista que se ha venido sosteniendo, o sea, quela denegación del recurso de amparo alcanza también a los dueños de pequeñas propiedades agrícolas enexplotación cuando hubieran sido afectadas en ejecución de resoluciones presidenciales. Para corroborar laconvicción que existe acerca de que sólo procede al recurso de responsabilidad para los casos mencionados,es digno de mencionarse que cuando se dictaminó por la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara deDiputados, el proyecto del Ejecutivo Federal instituyendo la Ley de Responsabilidades que actualmenterige, fue adicionado dicho proyecto con una norma especial que erigió como delito la afectación de lapequeña propiedad agrícola en explotación, según aparece en la fracción LV del artículo 1o. de dicha ley,sancionándose la infracción de esta norma con destitución de empleo, multa de cien a dos mil pesos yprisión de uno a nueve años, precisamente por su gravedad.” (12)

Mientras tanto, la Asociación de Diputados Constituyentes pidió al presidente Manuel Ávila Camachoque reformase el artículo 27 de la Constitución y fuera admitido el amparo a favor de la pequeña propiedad.Además, los Jueces de Distrito continuaron tramitando los juicios conforme a la Ley de Amparo, porqueno advertían un motivo indudable de improcedencia en la personalidad del Departamento Agrario.

(12) El Nacional, 29 de septiembre de 1942.

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PARTE II

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11. LA CORTE PROTEGE A LOS MENORES Y ANCIANOS.LA CUARTA SALA AMPARA A LOS HIJOS

FUERA DEL MATRIMONIO EN 1942

Un interesante fallo dictó la Cuarta Sala de la Suprema Corte a favor de los hijos naturales de lostrabajadores, al resolver el caso del maquinista Emilio González, que tenía doce hijos fuera de matrimoniocon dos mujeres distintas, por lo cual los Ferrocarriles Nacionales de México tendrán que pagarles una indem-nización por accidente ferroviario. Este fallo fue bajo la ponencia del Ministro Mendoza Pardo, el cualrevoca a la vez el laudo, que al respecto dictara la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, Grupo Número1, desechando la reclamación de los representantes de los pequeños, el cual, fundándose en la razón de que“siendo hijos naturales del maquinista González y de no haberse presentado una documentación perfectasobre la filiación de los niños, la simple información testimonial no era suficiente para fundar la demanda.”.

Se deben dar algunos antecedentes del caso: El maquinista autor de la herencia, tenía una compañeraen cada una de las terminarles de su ruta: Veracruz y Tierra Blanca. Con cada una de estas amasías habíaprocreado seis hijos, a los cuales, por una imprevisión, nunca reconoció oficialmente. Al morir el ferro-carrilero sus dos amasías, allanando todas las diferencias que pudieron haber teniendo en vida de Gonzálezy teniendo como meta común el beneficio de sus hijos, llegaron a un singular convenio ante el Juez Municipalde Tierra Blanca, por el que, ante testigos, se estableció la filiación de los hijos como de González. La JuntaFederal, muy formalista en el caso, dictó laudo absolutorio a favor de los Ferrocarriles, diciendo que enprimer lugar el convenio de las dos amasías del maquinista no era válido y que consecuentemente, la infor-mación testimonial levantada ante el Juez Municipal de Tierra Blanca sobre la mutua filiación a sus hijostampoco tenía fuerza legal.

La Corte, por su parte, concedió el amparo a las ex amasías del maquinista, como representantes desus respectivos hijos. Razonó que si el artículo 299 de la Ley Federal del Trabajo considera que cualquieraprueba es buena para demostrar el estado de hijo natural, la Junta no debió de haber rechazado el conveniode las madres, respaldado por testigos plenamente identificados ante el Juez Municipal que autorizó elarreglo. (1)

Por su parte la Tercera Sala amparó a la anciana María Joaquina Villegas contra actos del Juez Menory Correccional de Totimehuacán, Distrito de Tecali, Estado de Puebla, revocando la sentencia del Juez de

(1) El Nacional, 13 de julio de 1942.

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Distrito. El 20 de marzo de 1941, ocurrió el señor Samuel García ante el Juez Menor citado, expresandoque la señora Villegas ocupaba el predio denominado “El Solar”, sito en San Pedro Zacachimalpa, sinhaber celebrado contrato de arrendamiento, según lo acreditaba con la información testimonial que rindióante el mismo Juzgado, por lo que, estándose en el caso previsto por el artículo 262 del Código de Proce-dimientos Civiles, pedía que se le recibiera la información testimonial citada para los efectos del artículo263 del propio ordenamiento y, en su oportunidad, se mandara requerir a la señora demandada a fin de queen el acto de la diligencia justificase haber celebrado contrato de arrendamiento y, de no hacerlo, se le man-dara desocupar el predio en un término de diez días. El 21 del mismo mes se mandó recibir la informacióntestimonial ofrecida, y el día 25 se dictó el auto de requerimiento apercibiéndose a la señora de que seríalanzada. El día 26 se efectuó la diligencia relativa, entendiéndose con la señora Villegas, quien manifestó“que no tenía ningún comprobante y que no había celebrado ningún contrato”. La señora Villegas, que esuna anciana, pidió amparo ante el Juez de Distrito, pero se le negó porque, no obstante que admitió demanera expresa los hechos que le fueron atribuidos y a pesar de que al pretender su hijo Samuel Garcíalanzarla de su casa, por este solo hecho había reconocido que la quejosa tenía la posesión. Todo era adversoa la señora, desde el punto de vista legal y sus agravios infundados, por muy largas consideraciones dederecho, entre otras, no haber acreditado en el amparo “el ánimo de poseer en nombre propio”; pero, sobreéstas, triunfaron otras consideraciones, y la Sala amparó a la madre desamparada. (2)

El licenciado Eduardo Pallares hizo una fuerte crítica contra la tesis del Tribunal Superior del DistritoFederal y de la Tercera Sala de la Suprema Corte, la cual consiste en que es improcedente decretar el pagode pensiones alimenticias si durante un cierto tiempo transcurrido no se han pedido los alimentos, pues sesobreentiende que no se han necesitado y la necesidad es un requisito básico para recibirlos, con la excepciónde que el alimentista haya contraído deudas para subsistir. Esta es una tesis nefasta, según Pallares, pues noexiste una relación lógica entre el hecho de no pedir alimentos y no necesitarlos. La necesidad de recibirlosen el pasado se traduce en pruebas imposibles de dar en muchos casos; en ocasiones induce a que la mujerse dedique a la prostitución, que abandone sus estudios un menor y trabaje en lo que sea para vivir, todo locual no ocurriría si el deudor alimentista cumpliera con sus obligaciones. Por lo tanto, esta tesis es inmoraly contraria al derecho natural y viola obligaciones primordiales que derivan del matrimonio. (3)

En el caso de una controversia entre la madre y su hijo, que resolvió la Tercera Sala de la Corte, fueresuelto que el reconocimiento de un hijo por su madre podía probarse por el simple hecho del alumbramientoy así quedar establecida la maternidad, contra los votos de los Ministros Pardo Aspe y Mélendez. El casofue así:

A la muerte de la señora doña María Cristina Hernández Viuda de Jiménez, que no hizo testamento, elseñor José de Jesús Hernández y la señora doña Leonor Martínez viuda de Hernández, hermano el primeroy madre la segunda de la dama fallecida, se presentaron a deducir derechos a la herencia. José de Jesús ydoña Cristina fueron hijos naturales de doña Leonor. El señor Hernández trataba de excluir a la autora desus días de la sucesión de doña Cristina, invocando preceptos que, según la Sala mencionada, no tenían apli-cación al caso, por cierto tan poco común en nuestros tribunales. En efecto, el señor Hernández alegaba, enla demanda que enderezó por la vía de amparo ante la Suprema Corte, contra la Quinta Sala del TribunalSuperior de Justicia del Distrito, que como el reconocimiento que hizo doña Leonor de doña Cristina, seefectuó sin llenar otros requisitos que el de la presentación ante el Registro Civil, no se probó el entroncamientoni tuvo derecho para reclamar la herencia a quien reconoció como hija natural.

El ponente, señor Ministro Pardo Aspe, proponía la concesión del amparo al quejoso, porque estimóinfundada la consideración hecha por la Sala en el sentido de que con la sola presentación que hizo doñaLeonor, para registrar el nacimiento de Cristina como su hija natural, quedara acreditada su filiación.

(2) El Universal, 8 de agosto de 1942.(3) El Universal, 11 de agosto de 1942.

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Pero los señores Ministros Guerrero, Tena y Medina, que impugnaron el proyecto, negaron el amparoal recurrente fundándose en que el artículo 360 de Código Civil actual establece que la filiación natu-ral respecto de la madre, resulta del solo hecho del nacimiento y por tanto, no es necesario en estos casosun reconocimiento en forma, bastando la prueba del alumbramiento para dejar establecida la maternidadnatural. Precepto tomado del Código Suizo que viene a transformar —dijo el señor Ministro Guerrero— elantiguo y anticuado sistema del reconocimiento. Como el legislador mexicano al introducir este preceptono modificó en consonancia los tradicionales preceptos sobre reconocimiento, que sin distingo comprendentanto al padre como a la madre, precisa coordinar estas disposiciones con el artículo 360 y para ello debeninterpretarse restrictivamente los artículos relativos al reconocimiento.

En el caso, según indicaron los señores Ministros nombrados, el hecho del reconocimiento quedóprobado por el acta en que figura el nombre de la madre y por no haberse suscitado controversia sobre laidentidad del producto del alumbramiento, ya que el quejoso admitió que doña Cristina fue su hermana naturaly objetó solamente que el reconocimiento no fue llevado a cabo conforme a la ley de la materia. En con-secuencia, la Sala Civil de la Suprema Corte, por tres votos contra dos de los señores Ministros Pardo Aspey Meléndez, negó la protección federal al quejoso. (4)

La Sala Penal conoció un curioso caso de una muchacha que fue seducida por un sujeto que le dio abeber “Changuirongos” y que consistía en brebajes de Tequila con limonada. El Tribunal Superior de Jaliscocondenó al seductor con dos años de prisión por el delito de seducción violenta y la Primera Sala de la SupremaCorre negó a éste el amparo. (5)

El Magistrado del Primer Circuito condenó a tres sujetos a tres años seis meses de prisión por sembrarmariguana en bastante cantidad y poseer 85 kilos de esta planta. El cultivo lo hacían en el rancho “Estanciadel Río”, Michoacán, lugar donde uno de ellos era policía. La Primera Sala de la Suprema Corte les negóel amparo. (6) Por otra parte, la Policía Judicial Federal hizo una redada de mariguanos en el Distrito Federaly encontró que algunos eran vendedores de la hierba. Una mujer fue aprehendida entre los mariguanos yconfesó que también se dedicaba al lenocinio. (7)

La Segunda Sala del Alto Tribunal sentó el precedente de que los títulos expedidos por la UniversidadNacional tienen validez en toda la República, como en el caso de Yucatán. El caso fue así:

En 2 de septiembre de 1942 el Consejo de la Universidad de Yucatán se negó a reconocer los títulosde bachilleres que la Universidad Nacional expidió a los jóvenes J. López, J. N. Muñoz, F. Martínez, L.Gutierrez, E. Laviada y F. Laviada, y aun rehusó admitirlos como alumnos de facultades profesionales sino se sometían a un examen previo. Los padres de los estudiantes citados acudieron al amparo contra estosacuerdos de la legislatura que sostiene el Estatuto de la Universidad de Yucatán, y del gobernador, quepromulgó y aplicó los ordenamientos. Llegado el juicio en revisión ante la Suprema Corte, el ponente,señor Ministro Carreño, consultó la concesión del amparo a los quejosos. Con este dictamen estuvieronde acuerdo todos los señores Ministros. Pero el señor Ministro presidente de la Sala, don Gabino Fraga,fundó su voto, por cuanto a la parte considerativa, en razones unánimemente elogiadas por los letrados asistentesa la audiencia, y tales razones las aceptó el relator, indicando que no estaban, de hecho, en contradiccióncon los fundamentos de la ponencia. Las razones del señor Ministro Fraga tienen trascendencia para lavida de la Universidad Nacional:

La incorporación de la Escuela Preparatoria de Yucatán a la Universidad Nacional constituye un casode descentralización por colaboración, según se le conoce en derecho administrativo, y no una descentrali-zación por servicio o establecimiento público, porque la escuela incorporada sigue siendo una instituciónprivada y este carácter no lo pierde por pertenecer a la Universidad Nacional. La incorporación se autorizó

(4) El Universal, 18 de noviembre de 1942.(5) El Universal, 10 de noviembre de 1942.(6) El Nacional, 16 de julio de 1942.(7) El Nacional, 19 de noviembre de 1942.

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en la ley que creó la Universidad y dicha ley fue expedida por el Congreso en uso de la facultad que leconcede la fracción XXV del artículo 73, en relación con los artículos 121 y 3o. Constitucionales. En esasescuelas incorporadas a la Universidad Nacional tienen plena validez los estudios en toda la República.El señor Ministro don Octavio Mendoza González afirmó que lo que se discutía en el caso era la validez delos títulos expedidos por la Universidad Nacional. Para mí —dijo— sí es violación de garantías individualesel artículo 5o. del Estatuto de la Universidad de Yucatán y por eso concedo el amparo.

Aprobado por unanimidad de votos el proyecto del señor Ministro Carreño, el señor Rector de laUniversidad Nacional, Brito Foucher, comentó la resolución con estas palabras: “Es de enorme trascendenciapor sus consideraciones teóricas y por sus consecuencias prácticas. La doctrina jurídica invocada le reconocea la Universidad su carácter nacional, destruyendo las argucias de quienes han pretendido encerrarla en loslímites del Distrito Federal. Prácticamente, la Segunda Sala de la Corte tiende el manto protector de laJusticia Federal sobre las nobles actividades educativas de numerosas instituciones privadas existentes enla República e incorporadas a la Universidad Nacional”. Patrocinaron a la Universidad Nacional Autónomalos licenciados Peniche López y el “chato Noriega.”. (8)

La Segunda Sala de la Suprema Corte dictó una sentencia de sobreseimiento respecto al importanteasunto de la protección a las industrias nuevas y la necesidad de impulsarlas.

En el turno del Magistrado Gabino Fraga, se discutió ampliamente el juicio de amparo promovido contraactos del gobernador de Nuevo León, por el señor Fernando Zambrano, representante de la negociación“Artículos de Celuloide”, S.A. Este industrial se quejó ante el Juez de Distrito del Estado de que, con menguade derechos adquiridos a la sombra de la Ley de Protección a la Industria, se había concedido la franqui-cia de excención de impuestos a la Compañía “Industria Termoplásticas Mexicanas”, fundada posteriormentey la que por ser similar a la quejosa, no era industria nueva. El Juez de Distrito concedió el amparo porestimar que efectivamente contravenía el espíritu de estimulo de la ley local, y, de paso, se lesionaban losderechos adquiridos por el recurrente, o sea, por “Artículos de Celuloide”.

Inconformes el Gobierno del Estado y la nueva empresa beneficiada, fueron en revisión ante la Corte.El ponente sostuvo el criterio del sobreseimiento del juicio, aprobando esta resolución por cuatro votoscontra el del Ministro Manuel Bartlet, que pugnó por que se entrara en el fondo de la cuestión. Se fundó elponente en que la concesión de la excención a “Industrias Termoplásticas” no hería intereses jurídicos,puesto que en la ley debatida no se previene que, cuando se otorga a una industria nueva la excención,adquiera esa industria el derecho de que no se otorgue la misma franquicia a otra industria igual. Agregó elponente que en todo caso se desconocería un arreglo moral, y que, sobre todo, el perjudicado en últimoextremo sería el fisco, mas no la empresa quejosa, ya que tenía reconocidos en firme los derechos de lafranquicia. En estas condiciones, no existiendo perjuicio jurídico, no cabía más que sobreseer. El MinistroBarttlet sostuvo que sí había perjuicio jurídico, desde el momento en que lo había económico y que, en talcaso, habría que examinar la cuestión a la luz de los artículos 28 y 14 de la Constitución de la República,por lo que procedía entrar en el fondo. (9)

Cuatroscientos obreros de la Unión de Trabajadores, Cargadores de Express y Transportes, con el finde controlar, según dijeron, la descarga y carga del pulque, se estacionaron en la Aduana de Peralvillo ylograron impedir el paso de los camiones de sus patrones. Intervino la policía pero la Procuraduría delDistrito se negó a conocer de él, por estimar que no era de su competencia, y remitió la averiguación a laProcuraduría General de la República, fundándose en que los hechos denunciados constituían el delito deviolación de garantías previsto en la fracción II del artículo 364 del Código Penal, que debe considerasecomo ley federal.

(8) El Universal, 5 de diciembre de 1942.(9) El Nacional, 23 de julio de 1942.

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El Juez de Distrito declaró que el negocio no era de su jurisdicción, sino de la competencia de lostribunales del fuero común. El Juez de Paz, a quien se consignó el asunto, también se declaró incompetentey envió los autos originales a la Suprema Corte, que así vino a conocer de la controversia competencial.

El ponente, señor Ministro Ortiz Tirado, estimó que la tesis de la Procuraduría del Distrito era inadmi-sible, porque, de admitirse, tendría que aceptarse que todos los delitos son de la competencia de los tribunalesfederales, puesto que siempre engendran violación a las garantías individuales.

Impugnó elocuentemente la ponencia el señor Ministro Pardo Aspe, sosteniendo la jurisdicción delfuero federal, y esto dio origen a un verdadero torneo jurídico, el cual, después de catorce Plenos no terminaaún: derivándose de la impugnación una controversia, por lo demás lógica, sobre si un particular puedecometer el delito de violación a las garantías individuales o si sólo pueden violar esas garantías las autori-dades. El último en hablar durante el Pleno en este debate, que tiene divididos a los señores Ministros encentralistas y federalistas fue el señor Ministro don Franco Carreño. Su estudio, de gran solidez doctrinariay documentación del cual no faltaron elogios, resultó expuesto, por desgracia, en forma tan amplia, quellegó a originar la fatiga del propio señor Carreño, quien en sustancia, replicó al señor Ministro PardoAspe, y apoyó la procedencia del fuero común que en el caso sostiene el dictamen del señor Ministro JoséOrtiz Tirado.

Sustancialmente lo declarado por el señor Ministro Carreño fue que las materias federalizadas estánconstituyendo una excepción al principio general consignado en la fracción I, del artículo 104 constitucionaly están además, demostrando que no basta el simple hecho de tener que aplicar una ley federal para que lostribunales de la Unión tengan competencia para conocer de las controversias en que dicha ley interviene,pues, por el contrario, son los tribunales locales los que tienen jurisdicción y competencia para decidir contro-versias en que tengan que aplicarse leyes federales. Tesis que, por otra parte, encuentra apoyo en el principiosustentado por el artículo 133 de la Constitución Federal, que faculta a los Jueces de los Estados paraaplicar las leyes federales. Durante la vigencia de la Constitución de 1917 siguió diciendo, el señor MinistroCarreño no se ha seguido la tendencia de que los poderes del Gobierno Federal absorban las facultades dela soberanía local, con la consiguiente repercusión en la independencia política de los Estados. El estudiode Carreño, dice en su parte final:

“No pretendo que los Poderes Federales tengan menos facultades o que se aumenten las provinciales.Me limito a pretender que los poderes que ejercen las dos soberanías se circunscriban a los límites que laConstitución, como Ley Suprema, les señala. Si de una manera clara y abierta se desea centralizar la Repú-blica, dejo a los políticos y legisladores ¡oh, Antonio López de Santa Anna! que asuman la responsabilidadque les corresponda. Pero en lo que esta tendencia tiene de contraria a la supremacía de la Constitución, nopuedo dejar de señalarlo como una tesis audaz centralizadora del poder hondamente subversiva y máspeligrosa que una rebelión armada.” (10)

En conclusión, después de nueve Plenos la Suprema Corte de Justicia resolvió el conflicto de competen-cia entablado entre el Juez 2o. de Distrito en Materia Penal y el Juez 3o. Mixto de Paz, de esta ciudad, paraconocer de la consignación originada por violación de garantías individuales de parte de los miembros delSindicato de Cargadores de Express y de Transportes, que se cometió en perjuicio de unos comerciantes enpulques en la Aduana de la Estación de Hidalgo. La consignación fue hecha por la Procuraduría del Distritoy Territorios Federales a través de la Procuraduría General de la República. Ni uno ni otro Juez aceptabandicha competencia, alegando respectivamente uno que el caso era del fuero común y el otro del federal.

Como se ha dicho turnado el problema al conocimiento de la Suprema Corte, el ponente MinistroOrtiz Tirado, de acuerdo con los términos del artículo 364 del Código Penal de 1931, dictaminó pronuncián-dose por la competencia del fuero común. Sostuvo que esta clase de delitos de particulares en daño de particu-lares no podían catalogarse como violación de garantías individuales de las enumeradas por la Constituciónde la República, debiendo ser punidos por los tribunales comunes.

(10) El Universal, 22 de octubre de 1942.

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El Ministro Emilio Pardo Aspe, impugnó en varias ocasiones y de una manera tenaz el dictamen,sosteniendo que el bien jurídico dañado en el caso sí estaba tutelado por la Constitución. El fue a la vezrefutado por los Ministros Franco Carreño, Islas Bravo y otros que sostuvieron la jurisdicción de lostribunales comunes en estos casos.

Por fin, después de una última exposición del Ministro Islas Bravo, por 16 votos contra dos de losMinistros Pardo Aspe y Mendoza Pardo, se aprobó el dictamen propuesto por el Ministro José Ortiz Tirado,conforme a las razones que éste expuso y que fueron ampliamente reforzadas por los Ministros Carreño eIslas Bravo principalmente, y fallando la discutida competencia a favor del Juez de Paz y con ello declarandotodos estos casos del fuero común. (11)

Por otra parte, en materia obrera la Cuarta Sala de la Suprema Corte sostuvo —en una reclamación de laquejosa Ana Garibay viuda de Rodríguez contra la Consolidated Mines Co. of Mexico— que el derecho aexigir una indemnización por incapacidad temporal o permanente, total o parcial, de un trabajador a conse-cuencia de un riesgo profesional, sólo compete a éste y no es transmisible por herencia. Sólo la indemnizaciónpor enajenación mental que provenga de riesgo profesional puede ejercitarse mediante representante legaldel obrero incapacitado.(12)

Por otro lado, quedó formalizada la creación de la Caja de Ahorros de los Trabajadores del PoderJudicial de la Federación, por lo que toca a beneficios de “pagas de marcha” por defunción o incapacidadtotal. Esto se debió al esfuerzo de los abogados Francisco Parada Gay y Enrique Pérez de León, secretariosde la Suprema Corte y del Sindicato de Trabajadores de dicho poder, respectivamente. El fondo de ahorrose formaría con un descuento de un peso a los sueldos cuando ocurra el fallecimiento o la incapacidad. LosMinistros, Jueces y secretarios se suscribieron y el presidente de la Corte, Salvador Urbina, dijo que dejaríacomo heredero a la misma Caja de Ahorros en caso de un beneficio que pudiera corresponder a sus deudos. (13)

La Cuarta Sala del Alto Tribunal sentó la tesis de que el principio “a trabajo igual, salario igual” sola-mente rige entre trabajadores de una misma negociación y no entre entidades industriales o comerciales dedistinto dueño, o sea, que pertenezca a una misma empresa patronal. (14)

(11) El Nacional, 11de noviembre de 1942.(12) El Nacional, 9 de octubre de 1942.(13) El Nacional, 9 de octubre de 1942.(14) Excélsior, 3 de noviembre de 1942.

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12. DE NUEVO EL MINISTRO FRAGA SOSTIENE LA FACULTAD DETODOS LOS TRIBUNALES DE JUZGAR LA CONSTITUCIONALIDAD

DE LAS LEYES. EL PRESIDENTE URBINA TIENE PROBLEMASPOLÍTICOS EN 1943

En enero de 1943 fue reelecto presidente del Alto Tribunal el Ministro Salvador Urbina. De inmediatolas Salas empezaron a trabajar y la Segunda tenía pendiente el amparo de la Compañía Telefónica de SabinasS.A., contra actos del Tribunal Fiscal de la Federación. Este Tribunal en Pleno declaró que sus Salas “sonincompetentes para decidir acerca de la constitucionalidad de las leyes”. Sin embargo, el Ministro de la Corterelator, don Gabino Fraga, sostuvo la tesis de que “las autoridades de cualquier índole, ya sea que pertenezcanal Poder Ejecutivo, al Poder Legislativo o al Poder Judicial están en la obligación y tienen la facultad deresolver e indicar si se aplica o se deja de aplicar una ley por estimarla apegada o no a la ConstituciónGeneral de la República”. Agregaba el Ministro Fraga que “en todos los recursos ordinarios debe estudiarsela constitucionalidad de las leyes y sólo después de resuelto el recurso ordinario puede promoverse el juiciode garantías contra una ley inconstitucional. (1)

Una comisión de Ministros encabezada por su presidente Salvador Urbina fue a visitar al presidentede la República, general Ávila Camacho, para fecilitarlo y darle a conocer de su apertura de sesiones.

Por otra parte, hubo comentarios elogiosos al nuevo Código Federal de Procedimientos Civiles. Hacedesaparecer la anarquía procesal y crea un juicio único. Deroga todas las disposiciones anteriores, exceptola Ley de Amparo. Las leyes sobre minas, patentes y marcas, terrenos baldíos, etcétera, se sujetarán a unasustanciación única cuando se opte por la vía judicial y no por la administrativa. (2)

El gran jurista español Luis Jiménez de Asúa, acompañado del licenciado Raúl Carrancá y Trujillo,visitó a la Suprema Corte y cambió impresiones con los Ministros. (39

El Pleno recibió una comunicación de la Confederación Nacional Campesina en la que manifiesta queel campesino Delfino Jiménez había estado detenido en la cárcel municipal de Nueva Italia, Michoacán, adisposición de las autoridades judiciales del fuero común, acusado de homicidio de un soldado federal. Al temerpor su vida pidió amparo ante el Juez de Distrito de Morelia, quien lo concedió en el acto. Pero el 25 dediciembre de 1942 unos soldados federales al mando del Teniente Coronel Albino Galarza se apoderaron

(1) El Universal, 2 de enero de 1943.(2) El Nacional, 9 de enero de 1943(3) El Universal, 9 de enero de 1943.

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del preso y lo fusilaron sin ningún juicio, a pesar del amparo concedido. Por ello ha sido burlada la justiciafederal. Entonces los Ministros Urbina, Guerrero y Medina hicieron uso de la palabra y después votaronpor pedir un informe al Juez de Distrito en Michoacán, para que posteriormente pase el asunto al Ministroinspector y sea consignado el informe al procurador general de la República para los efectos correspon-dientes. (4)

El rezago en la Sala Civil continuaba y por ello el Ministro Alfonso Francisco Ramírez propuso quefuera establecida una segunda Sala de esta misma materia. La Cámara de Senadores manifestó que estudiaríala proposición y vería si la presentaba como una iniciativa de reforma constitucional y legal. (5)

La Segunda Sala de la Suprema Corte estableció el principio de que las sentencias que concedenamparo deben ser respetadas aun por terceros de buena fe que hayan adquirido derechos. Este principio fuecreado con motivo de una queja del señor Tomás Martínez, el que habiendo obtenido amparo contra laOficina de Cooperación del Departamento Central, ésta expresó que no podía entregarle un lote de terrenoporque ya había sido dado al señor Tomás Calvo. Pero la Suprema Corte sostuvo que aunque el tercero adqui-riente sea de buena fe la garantía violada debe ser reparada pues no es posible aprobar una situaciónanticonstitucional. O sea, que no puede ser desobedecido un amparo aunque existan terceros adquirentesde buena fe. (6)

En una discusión en el Pleno de la Suprema Corte, a propósito de una queja del Ferrocarril Sudpacíficode México tomó la palabra el Ministro Salvador Urbina, presidente del Máximo Tribunal, y en su discursoelogió a algunos de los colaboradores de Porfirio Díaz como elementos técnicos de gran valía y expresó quea pesar de todo don Porfirio “buscaba la forma de hacer”. (7) Esto provocó que en el Senado fuera acusadoUrbina de deslealtad y de abusar de la libertad de expresión que había en México. El senador AlfonsoFlores dijo textualmente:

“Acabo de enterarme del debate habido en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 2de marzo. Creo que mi asombro lo comparte el país entero, inclusive quienes todavía sueñan con un retornoque jamás pensaron que uno de ellos sería el mismo presidente de la Suprema Corte, señor licenciadoSalvador Urbina.”

“El haber podido el licenciado Urbina expresarse como se ha expresado pone de manifiesto que haylibertad de discusión en México, ya que bien sabe el destacado abogado que sus palabras las recogerá lanación entera para aprobarlas unos pocos y para rechazarlas los más. Yo las rechazo. Y al recharzarlas digoque es excelente la libertad de que gozamos, cuando consideramos que en época de don Porfirio Díaz, si unMinistro se hubiera manifestado tan enemigo del régimen imperante, hubiera ido a parar con sus huesos nosólo fuera de la Suprema Corte, sino quién sabe en qué incómoda mazmorra o en qué prematura sepultura”.

“Mientras gocemos la libertad de que se ha valido el licenciado Urbina, siempre será discutible siAlejandro Hamilton, el genio de la federación norteamericana, tuvo o no razón de invocar a favor delGobierno Federal y en contra de los Gobiernos Estatales, el concepto de las facultades implícitas de que el Go-bierno Central puede valerse en casos en que esas facultades no hayan sido reservadas explícitamente a losGobiernos Locales, ya que sin las facultades implícitas las facultades expresas no podrán funcionar. Pero elparalelismo entre nuestra forma de Federación y la Norteaméricana no debe extremarse. Allá se trataba deunir débilmente primero, luego y cada vez con mayor fuerza, a un grupo de ex colonias recelosas que habíansido independientes entre sí. En nuestro país, que antes de la Independencia era ya una sólida unidad, laFederación fue en cierto modo ficticia, habiéndose de crear soberanías estatales que no existían antes. Poreso cabe en nuestro desarrollo, sin que sea motivo de alarma, un centralismo que allende el Río Bravo pudie-

(4) Libro de actas del Tribunal Pleno, Sesiones Secretas de 1943. pp. 3 y 4. Sesión de enero.(5) El Nacional, 22 de febrero de 1943.(6) El Nacional, 24 de febrero de 1943.(7) Excélsior, 3 de marzo de 1943.

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ra alarmar. De esto se valió hasta lo sumo el régimen porfirista a tal grado desconsideradamente, que losgobernadores de los Estados no pasaban de ser ilustres jefes políticos dependientes en alma y cuerpo delpresidente de la República. Y en el ramo de la justicia, el centralismo en la persona del dictador omnímodorayaba en lo obsceno. Ministros y Jueces eran lacayos de don Porfirio. La justicia era sierva sumisa del pre-sidente.”

“Si el licenciado Urbina recapacita, verá que en la discusión que provocó se salió de los cánones de lalógica, mistificando la realidad y enmarañando el tema.” (8)

Entonces el presidente de la Corte, Salvador Urbina, tuvo que aclarar algunos puntos de su intervenciónen el Pleno del Tribunal en esta forma:

“Con el objeto de precisar, exactamente, algunos de los conceptos que vertí durante la exposición quehice ante el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia, durante el debate relativo al caso de competenciasuscitada entre los Jueces de Distrito en el Estado de Sonora y de primera instancia de Guayamas, para noconocer del proceso instruido en contra de quien o quienes resulten responsables del delito de falsificaciónde documentos, me permito sintetizarlos de este modo:

“1a. Las grandes necesidades nacionales han obligado, algunas veces, al legislador federal a extenderel radio de la competencia federal a diversas materias correspondientes a la soberanía local;

“2a. En el asunto a estudio se trata, únicamente, de analizar el alcance del artículo 5o. de la Ley de VíasGenerales de Comunicación, en orden a la competencia que imputa a los tribunales federales para conocerde los delitos que se intenten o cometan en menoscabo de los derechos o bienes muebles o inmuebles propie-dad de las empresas de transporte —en el caso, las ferroviarias— o que estén bajo su responsabilidad, a fin depoder determinar si ese artículo es o no constitucional porque se haya limitado, o por el contrario, hayatransgredido, los limites que determina la fracción XVII, del artículo 73 de la Carta Magna, punto dudosoque será resuelto en el sentido que adopte la mayoría de los señores Ministros que componen el TribunalPleno.”

3a. Sería una injusticia no reconocer la notoria capacidad y competencia de algunos de los abogadosque durante el gobierno del general Porfirio Díaz intervinieron en la formación de las leyes; basta citarlos nombres de los licenciados Miguel S. Macedo, Don Luis Labastida, don Emilio Rabasa y otros, paranotar la exactitud de esa afirmación; y en esto convine, pero sin hacer apreciación de ninguna clase respectode los regímenes políticos cuestión por completo ajena al debate.” (9)

Por lo demás, el incidente entre el senador Flores y el presidente Urbina quedó solucionado con unacarta que éste le envió y en la que aclaraba que los reporteros habían exagerado sus palabras vertidas en elPleno.

Varios amparos fueron presentados por afectados en sus propiedades contra la ampliación de la avenidaPino Suárez para construir las oficinas del Departamento del Distrito, pero la Sala Administrativa de laSuprema Corte los sobreseyó con el argumento de que había otros recursos que podían hacer valer losquejosos. (10)

El Magistrado de la Corte de la República de Costa Rica, don Enrique Guier y Sáenz, visitó a la Supre-ma Corte y conversó con el presidente Salvador Urbina. Después informó a la prensa que trataría de implantaren su país reformas inspiradas en los artículos 27 y 123 de la Constitución mexicana. (11)

La Primera Sala del Alto Tribunal estableció el principio —en el incidente de suspensión del amparopromovido por el señor Ignacio R. Iglesias contra el Juez de Primera Instancia de Tetela de Ocampo, Puebla—de dar un valor probatorio absoluto a las copias fotostáticas que son exhibidas en los tribunales para suplircon ellas un documento original. Esto dio por resultado que fuera levantado un embargo. (12)

(8) Excélsior, 4 de marzo de 1943. (9) El Universal, 4 de marzo de 1943.(10) Excélsior, 8 de marzo de 1943.(11) El Universal, 9 de marzo de 1943.(12) Excélsior, 18 de abril de 1943.

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En la controversia sobre competencia para no conocer del delito de falsificación de firma de unfuncionario del Ferrocarril Sud-Pacífico, la cual existía entre el Juez de Distrito del Estado de Sonora conresidencia en Nogales y el Juez de primera instancia de Guaymas, hubo una interesante discusión en elPleno. La ponencia era del Ministro Ortiz Tirado, pero intervino el Ministro Fraga, el que citó al constitucio-nalista norteamericano Marshall, quien propugnaba por un amplísimo poder de la Federación sobre losEstados y por ello sostenía que los ferrocarriles eran materia federal.

El Ministro Fraga explicó el alcance de la tesis de Marshall y de la supuesta universalidad de facultadesque la Federación tiene sobre los Estados. Dijo que su extensión no es como se cree ilimitada, pues comocualquiera otra legislación de país democrático y constitucional está constreñida por los derechos del hom-bre, por la división de poderes y por la misma soberanía de los Estados, de modo que no preconiza un poderomnipotente. Hizo elogios sobre la ponderación y acopio de conocimientos y autoridad en derecho constitu-cional, demostrados por el Ministro Urbina en la audiencia pasada. Afirmó que el ilustre jurisconsulto mexicanoIgnacio L. Vallarta coincide, en sus votos sobre la Constitución del 57, con la tantas veces citada doctrinaMarshall acerca de la limitación de facultades del poder federal en la forma expuesta, aunque sí con laamplitud necesaria para conseguir el Estado federal sus objetivos sobre los servicios públicos. No se mostrótotalmente partidario, aunque admira y respeta, la teoría francesa invocada por Urbina. Habló, asimismo,de lo que en la práctica debe de entenderse por facultades implícitas, al precisar lo que es una concesiónfederal, sus objetivos tutelados y lo que es servicio público. Citó para ello los artículos 3o., 5o., 123 y 132 ensus relaciones con el artículo 73 de la Constitución. Subrayó, asimismo, que la facultad esencial en nuestromedio —desde la Constitución de 17 hasta nuestros días— no ha cambiado, sino únicamente los objetos enconsonancia o a la medida del desenvolvimiento social y de las necesidades públicas en general. Dijo, final-mente, que en nuestras instituciones lo único que se puede decir omnímodo con respecto al poder federal y alos Estados, es el juicio de amparo que por razón natural tiene que ser dejado a la única decisión de lapotestad federal.

“Después de otros temas que por su técnica y extensión nos vemos obligados a omitir, el Ministro HilarioMedina alternó para decir que el asunto era sumamente sencillo, pues, en primer lugar, no ve la relaciónque para el caso de competencia criminal se le quiere dar al artículo V de la Ley General de Vías de Comuni-cación, respecto a la fracción XVII del artículo 73 de la Constitución, que señala las materias sobre las quedebe de actuar privativamente el Poder Público Federal. Refiriéndose a las exposiciones del Ministro Fraga,sin restar su autoridad y su valor, expresó que tanto Marshall como Vallarta, con todo lo eminentes quefueron en sus tiempos, pueden considerarse como liquidados ya ante el desenvolvimiento de las legislacionesmodernas. Fueron, en suma, lumbreras y guías de su tiempo. No está conforme con lo que Fraga expresósobre las facultades implícitas al hacer éste una enumeración y análisis de los artículos 3o., 5o., 123 y 132 denuestra Constitución sobre servicios públicos y urge que se entiendan los conceptos sobre “centralización” y“federalización” de facultades, que aparentemente son sinónimos y que a su juicio, provocan confusiones.Habla de cómo en los Estados Unidos con el “New Deal”, la Ley de Préstamos y Arrendamientos y otrasactualísimas legislaciones se viene derogando también por el imperio de las circunstancias modernas la tradi-cional autonomía legislativa y administrativa de los Estados de la Unión Americana y concluye con que enel caso específico, el delito que está en competencia no fue ni siquiera contra el patrimonio de la empresa,sino contra el de un empleado en lo particular”.

“El Ministro Pardo Aspe habló fogosamente, y se mostró inconforme con el hecho de que el MagistradoMedina haya relegado al tiempo pasado a Vallarta: dice que éste seguirá siendo un luminar para la judicaturay legislación mexicana. Arguye a Medina que no es Marshall sino en todo caso el llamado “Párrafo Coefi-ciente de la Constitución Americana”, el que ha determinado la ampliación o centralización de facultadesdel centro sobre la periferia en aquel país. En términos generales está conforme con la doctrina expuesta porel Magistrado Urbina y en parte con la de Fraga. Siendo cerca de las 13 horas se levantó la audiencia parareanudarse el próximo martes. (13)

(13) El Nacional, 10 de marzo de 1943.

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Los Ministros Hilario Medina y Felipe de J. Tena pidieron una licencia de quince días para separarsede la Corte Suprema al término de sus vacaciones de dos semanas. Los dos argumentaron razones de saludy el Pleno les concedió la licencia. Sin embargo, hubo varias interpretaciones sobre su ausencia, como quehubo un enojo entre ambos con motivo de un asunto, pues ambos pertenecían a la Tercera Sala. Inclusollegó a pensarse que renunciarían a su cargo, pero poco después los dos regresaron a sus puestos. (14)

La Sala Civil del Alto Tribunal acordó que cada vez que sea concedido el amparo precise con exactitudlos efectos por los cuales fue otorgado, para evitar confusiones del tribunal responsable o del Juez de Dis-trito. Esto lo declaró el Ministro Pardo Aspe, presidente de la Sala. (15)

La Segunda Sala conoció del impedimento del Juez de Distrito del Estado de Coahuila, que había mani-festado su opinión sobre un amparo que estaba por resolver. Pero el Ministro Mendoza González sostuvoque dar una opinión no era un impedimento para conocer y fallar el juicio y su punto de vista fue aprobadopor sus colegas. Por lo tanto el citado Juez de Distrito no estaba impedido para conocer el asunto. (16)

El Congreso y las Legislaturas de los Estados aprobaron la Ley de Inamovilidad de los Ministros de laSuprema Corte. Sin embargo, la asociación de Diputados Constituyentes estimó que aún faltaba una declara-toria oficial y formal de que dichos Ministros eran inamovibles, lo cual era una anomalía jurídica enopinión de Luis Manuel Rojas y de José Natividad Macías, autores del proyecto de Constitución de 1917.Estos también opinaron que la integración del Alto Tribunal era excelente y no debía haber obstáculos enhacer tal declaratoria. (17) Sin embargo, tanto la CTM como Fernando Amilpa, de la Federación de Trabajadoresdel Distrito Federal, se opusieron a que el presidente de la República hiciese tal declaratoria de inamovilidad,pues varios de los Ministros eran contrarios a los principios de la Revolución Mexicana y muchas sentenciasdel Alto Tribunal revelaban enemistad contra el proletariado. (18)

A propósito del caso del terreno Aguacaliente, de Tijuana, donde está el hipódromo, hubo un acaloradodebate entre los Ministros Barttlet y Franco Carreño, de la Segunda Sala, en el cual el primero acusó alsegundo de no ser abogado y tener un título “colorado”. Franco Carreño contestó que “solo los necios pierdenla serenidad.”. (19)

(14) Excélsior, 9 de julio de 1943.(15) Excélsior, 12 de julio de 1943.(16) El Universal, 14 de julio de 1943.(17) El Universal, 26 de julio de 1943.(18) El Nacional, 27 de julio de 1943.(19) La Prensa, 18 de agosto de 1943.

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13. INTENSO DEBATE PARA TERMINAR CON EL REZAGOEN LA CORTE. ATAQUES A LOS MINISTROS PARA

IMPEDIR SU INAMOVILIDAD EN 1943

En la Sala Civil de la Suprema Corte se estuvo siguiendo el sistema de precisar los efectos de lasentencia de amparo cuando éste era concedido para evitar confusiones. Entonces el Ministro Emilio PardoAspe propuso que este método fuera seguido por todas las Salas y por el Pleno para mayor claridad de losefectos del amparo y así evitar dudas en los Jueces de Distrito y en las autoridades responsables. El Plenoaprobó esta proposición.(1)

En los contratos que celebre el Gobierno Federal con los particulares es necesario acudir a la autoridadjudicial para rescindirlos y no puede el primero cancelarlos unilateralmente sin acudir ante un Juez. Estofue resuelto por la Segunda Sala respecto a un contrato de arrendamiento de 10,000 metros cuadrados quela Secretaria de Hacienda celebró con un particular sobre un terreno en las playas de Tampico, Tamaulipas.(2)

La Asociación de Constituyentes de Querétaro, representada por José Natividad Macías y Luis ManuelRojas solicitaron que de inmediato se haga la declaratoria de inamovilidad de los Ministros de la Corte, puesdesde el primer periodo de sesiones el Congreso la aprobó, las Legislaturas de los Estados también y fuepromulgada en el Diario Oficial. Por lo tanto, el aplazar dicha declaratoria es una anomalía jurídica contrariaal régimen constitucional del país. Además, la integración del Alto Tribunal es intachable y está compuestapor juristas de reconocida probidad científica, moral acreditada y una gran laboriosidad. (3) No obstanteesta petición, la CTM pidió al presidente de la República que no permanecieran los Ministros de la Corteen su sitio inamovibles, pues estarían perpetuados elementos conservadores y enemigos de la Revolución,por lo cual llevarían este asunto al Consejo Nacional. (4)

El senador obrerista Fernando Amilpa también se opuso a la declaratoria de inamovilidad, pues “variosde los actuales Ministros están invalidados para administrar justicia por considerárseles catalogados como ene-migos del proletariado y porque son caracterizados opositores de la Revolución Mexicana”. Como estádemostrado que estos funcionarios son enemigos del proletariado y apegados a normas caducas del derecho

(1) Excélsior, 12 de julio de 1943.(2) Excélsior, 20 de julio de 1943.(3) El Universal, 26 de julio de 1943.(4) El Universal, 27 de julio de 1943.

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contrarias a la Constitución, sin espíritu de justicia, no se les debe declarar inamovibles (5). Pero nuevamenteel Constituyente Luis Manuel Rojas rebatió a la CTM y a los líderes obreros exponiendo que se hiciese deinmediato la declaratoria de inamovilidad, que no se tratase de remover a ninguno de los actuales Ministrosde la Corte bajo el antidemocrático pretexto de que son ajenos a una ideología revolucionaria según elcriterio de los sindicatos de trabajadores, de campesinos o de burócratas.(6)

Mientras tanto hubo un acalorado debate entre los Ministros Barttlet y Franco Carreño a propósito delcaso de la señora Susana Lucero viuda de Regnier, como sucesora de María Lucero viuda de Argüelles, sobreel problema de que la nación le devuelva valiosos terrenos que durante diez años han estado en controversiay en los cuales se han hecho varias construcciones, entre otras el Hipódromo de Aguacaliente de Tijuana.Se decía que varios políticos tenían también lotes y casas en esos terrenos. En la Segunda Sala, Barttlet yel Ministro Fraga no querían que fuesen devueltas las tierras, en tanto que Franco Carreño y Francisco ModestoRamírez sí, lo cual encendió los ánimos de Barttlet, que imputó a Franco Carreño de no tener título deabogado. Pero éste se calmó y le dijo que “sólo los necios pierden la serenidad”. Finalmente el MinistroMendoza González estuvo a favor de devolver los terrenos a la señora viuda de Argüelles, dejando en malasituación a los políticos dueños de varios lotes.(7)

En un editorial de La Prensa fue criticado el sistema de que los Ministros de la Suprema Corte fuerandesignados por el Ejecutivo, pues entonces dependían de éste. Pero también atacó que el Congreso los desig-nara, pues entonces intervenían factores políticos y líderes de las Cámaras creando favoritismos y corrupciónen el Alto Tribunal. Entonces propuso el sistema de elección directa —como en la Constitución de 1857—para que la Corte dimanara del pueblo y después fuese declarada la inamovilidad judicial.(8)

Salió entonces la noticia de que la antigua casa de José Ives Limantour ubicada en la avenida Juárez42, al oeste del que fue templo de Corpus Christi y donde estuvo la Suprema Corte fue vendida a lacompañía de seguros “El Roble, S.A.”, en $1,750,000.00 pesos.(9)

El senador Joaquín Martínez Chavarría propuso que los Ayuntamientos pudiesen estar protegidosmediante el amparo, juicio que podían interponer para conservar su independencia a pesar de que tuvieracarácter político. Dicho representante sostuvo que cualquier reglamentación constitucional sobre el Munici-pio Libre que no otorgue a los Ayuntamientos medios amplios de defensa, para librarlos del cúmulo de ase-chanzas que padecen, dejará a los mismos en las condiciones actuales de supeditación política y de despojode sus legítimos ingresos.

La tesis del senador fue recibida con sorpresa, pues hasta el presente en México no ha existido un recursode amparo o juicio de garantías del tipo específico que el propuesto, para el solo fin de que los Ayuntamien-tos, contra cualquier acto de disolución de los mismos, puedan mantener el estado de cosas hasta en tantoel Alto Tribunal decide si es procedente la disolución y su sustitución por un Consejo Municipal. La pro-posición no fue desechada, acordóse que el propio representante elaborara un proyecto desarrollando suidea, para que ya estudiado se lleve a dictamen de la primera asamblea formal de la Cámara.

Aparte de la creación del “amparo político” en la Constitución del país, el señor Martínez Chavarríapropuso que en la ley reglamentaria del artículo 115 se estableciera en forma terminante que los Ayun-tamientos en principio son inatacables. Sólo por causas graves y de orden público podrán ser suspendidosen sus funciones y consignados a las autoridades del orden común, para que éstas, en juicio sumario, deter-minen si existen los delitos que se les imputen, caso en el cual sólo será procedente el nombramiento delConsejo Municipal. Sin embargo, si la investigación llegare a demostrar que el Ayuntamiento no es respon-sable de los actos que se le imputan, tendrá el derecho de volver a sus antiguas funciones.

(5) El Nacional, 27 de julio de 1943.(6) El Universal, 28 de julio de 1943.(7) La Prensa, 1o. de agosto de 1943.(8) La Prensa, 1o. de agosto de 1943.(9) El Universal, 13 de agosto de 1943.

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Para los casos en que una determinación judicial fuese adversa a los Ayuntamientos y la misma impli-cara agravios a su vida institucional y a lo que dispone el artículo 115 mencionado, el citado representantepropuso la creación del amparo político. Esto daría oportunidad a que la Corte, a través de alguna de susSalas, se avocara al conocimiento de la cuestión y dictara una sentencia justiciera.

Además, propuso para asegurar las finanzas de los Ayuntamientos la expedición de una disposicióndel tenor siguiente: “Los Ayuntamientos administrarán libremente su hacienda, sin intervención de ningunaautoridad distinta a los mismos. Los ingresos municipales se formarán de las contribuciones que señalenpreviamente al periodo de ejercicio de cada Ayuntamiento las Legislaturas de los Estados y que, en todocaso, serán los suficientes para atender a sus necesidades. La hacienda municipal no podrá ser restringidao reducida ni sus ingresos podrán ser afectados para ningún otro objeto que aquél para el que fueronvotados.”. (10)

Fue adoptado por el Pleno de la Suprema Corte un sistema de control de asistencia de los Ministros,de tal suerte que si dejasen de integrar una Sala y ésta no pudiera trabajar por estar desintegrada y sinquorum, se les debía hacer un extrañamiento. El 3 de septiembre de 1943 faltaron los Ministros AntonioIslas Bravo y Eduardo Vasconcelos, dejando sin quorum a la Cuarta Sala de la que formaban parte con suscolegas Hermilio López Sánchez, Mendoza Pardo y Roque Estrada. La secretaría de Acuerdos certificóesa ausencia. (11)

Algunos abogados hicieron crítica y sugerencias para mejorar la impartición de justicia en el PoderJudicial de la Federación.

Informaron que el rezago de expedientes en la Suprema Corte de Justicia, que suma algunos millares,en vez de disminuir parece que aumenta cada vez más, motivando con ello una justicia retardada que causaserios perjuicios al país. En los Juzgados de Distrito de la capital hay tal acumulación de asuntos, que lasaudiencias constitucionales se fijan con varios meses de retraso, perjudicándose con ello seriamente a los inte-resados. Añadieron que es necesario que los Poderes de la Unión estudien seriamente este problema, que“por viejo, debe hallarse ya bien estudiado”. Que la creación de una nueva Sala en la Suprema Corte —laSala Mercantil— de la que se ha hablado en repetidas ocasiones, no solucionaría el problema sino en parte.Naturalmente con ella se aliviarían las labores de la Sala Civil, que es la que tiene casi todo el rezago acausa de que los asuntos que en ella se ventilan son sumamente complicados, pero no evitaría un retardo enla justicia.

Por eso estiman que además de la creación de tal Sala, deben tomarse otras medidas como la simplifi-cación en la redacción de los proyectos, discusión y engrose de los mismos; reformas a la Ley Orgánica delos artículos 103 y 107 y otras medidas que solamente una encuesta entre los miembros del Poder Judicialy los litigantes podrían perfilar, para ser estudiadas después y lograr que México, tuviese una justicia rápida.

En lo tocante a Juzgados de Distrito, pero muy especialmente los de materia administrativa, indicaronlos abogados que la única solución viable es la creación de otros más, pues los dos que actualmente funcionanson casi insuficientes. Indicaron que los Ministros de la Corte están verdaderamente abrumados de trabajo,en el que tan sólo son ayudados por dos secretarios. Los asuntos que pueden estudiar y despachar, físicamenteson menores en número a los nuevos que llegan. Como una medida para agilizar la administración dejusticia, estiman que la adscripción de nuevos secretarios a cada Ministro, no sería mala, pues hay expedientesen la Sala Civil que tienen años de no ser resueltos, y en las demás Salas por lo general los casos seresuelven con meses de retraso.

Por tanto, insistieron en la conveniencia de que se tomen medidas drásticas para violentar la admi-nistración de justicia, y que una encuesta pública entre los miembros del Poder Judicial, así como de los

(10) El Universal, 1o. de septiembre de 1943.(11) Excélsior, 4 de septiembre de 1943.

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otros poderes y de los litigantes, podría dar luces para resolver este viejo problema con el que se enfrentala nación desde hace muchos años. (12)

Había varias opiniones en el sentido de aumentar el número de secretarios del Alto Tribunal e inclusoel de los Ministros y fue advertida la posibilidad de una iniciativa de ley en este sentido o más bien de unareforma constitucional. Hubo la iniciativa de que hubiese cuarenta secretarios que serían adscritos a los Ministrosde la Suprema Corte de Justicia para que pudieran despachar con mayor prontitud los asuntos. Asimismo,existió el propósito de aumentar en el Distrito Federal tres Juzgados de Distrito, uno en materia civil, otroen materia penal y un último en materia administrativa.

La Suprema Corte ha venido estudiando en diversas épocas proyectos distintos para resolver el problemacon la que ésta se enfrenta desde hace años: administrar una justicia rápida y eficaz y suprimir el recargoen los Juzgados de Distrito. Pero es tan compleja la cuestión, que hasta la fecha no se han encontradomedidas que en forma definitiva resuelvan el problema. Una encuesta sobre el particular entre funcionariosde los distintos poderes, así como entre los propios litigantes, puede dar orientaciones que motiven una reorga-nización que facilite la impartición de justicia.

El nombramiento de cuarenta nuevos secretarios será materia que estudie el Pleno de nuestro másAlto Tribunal, pues parece que sobre el particular hay criterios distintos. Por una parte, se cree que seráfísicamente imposible por falta de tiempo que los Ministros estudien y discutan en público los proyectosque formule tan gran número de secretarios. Por otra parte, no se cree factible que se tenga la fortuna de quelos nuevos secretarios que se nombren sean tan capaces y honorables como los que cuenta actualmente laCorte. Además, no tan sólo se requiere aumento de secretarios, sino de Ministros.

En realidad el problema de la Corte puede ser localizado en la Sala Civil, ya que ésta es la que tienemayor rezago, y asuntos más complejos para resolver. Las demás Salas están estudiando también asuntosciviles para procurar terminar con el rezago, pero esto motiva un entorpecimiento en sus labores ordinarias. (13)

El Pleno de la Corte designó a cinco Ministros para estudiar la forma de terminar con el rezago,sustituyendo a otra comisión cuyas conclusiones no fueron satisfactorias, pues ponían limitaciones alejercicio del juicio de amparo. Esta nueva comisión fue integrada por los Ministros Manuel Barttlet, HilarioMedina, José Ortiz Tirado, Emilio Pardo Aspe y Eduardo Vasconcelos, estimándose que van a proponerun aumento en el número de secretarios. (14)

Por otra parte, el senador Emilio Araujo, presidente de la Primera Comisión de Justicia de la Cámarade Senadores hizo una proposición para terminar con el rezago del Alto Tribunal. En vez de reformar la Cons-titución solamente sería reformada la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. Su propuestaconsistía en aumentar el número de Salas en la Corte de cuatro a cinco, integradas por cuatro Ministroscada una y el presidente del Tribunal resolvería todos los casos de empate. Esto evitaría también el aumentodel número de Ministros para que no constituyeran por su gran número un cuerpo político. (15)

Mientras tanto, la comisión de cinco Ministros designada por el Pleno concluyó su estudio e hizo la reco-mendación de que cada uno de los veinte Ministros resolviera un caso pendiente, con lo cual no se requiereninguna reforma legal sino simplemente trabajar más. Este esfuerzo se considera factible por la capacidadde trabajo de cada Ministro y cada Sala despachará diariamente en sus sesiones ordinarias cinco casos delrezago, lo cual significa veinte amparos más al día con un total de cien amparos por semana y 4,800 al año.Esto terminaría con el rezago en tres años. Se toman en cuenta semanas de cinco días y solamente es reque-rido un aumento de personal de secretarios, taquígrafos, etcétera. (16)

(12) El Universal, 6 de septiembre de 1943.(13) El Universal, 7 de septiembre de 1943.(14) El Universal, 9 de septiembre de 1943.(15) El Universal, 13 de septiembre de 1943.(16) Excélsior, 15 de septiembre de 1943.

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En el Senado y en la CTM, presidida por Fidel Velázquez, se hizo una crítica a la labor antirevolu-cionaria de la Corte. Dijeron que algunos Ministros habían figurado en el almazanismo y que muchos falloseran inconstitucionales e inhumanos. Las sentencias en materia agraria de la Segunda Sala han lesionado ala clase campesina y determinan que se devuelvan las tierras a los hacendados. Los Magistrados de la CuartaSala resuelven en contra de los trabajadores y se está radicalizando la lucha de clases. Estas dos Salas estándestruyendo la obra de la Revolución. (17)

La Suprema Corte contestó los ataques diciendo que en materia agraria la Segunda Sala había mantenidofirme la jurisprudencia de declarar improcedente el juicio de amparo en todos los casos, excepto cuando sehabían interpretado mal las órdenes del Ejecutivo dando tierras distintas a las que éste había dotado. Que todoesto es público y notorio y puede ser constatado.(18)

La Segunda Sala opinó que la aclaración al texto de una ley que no fuera publicada en forma íntegray correctamente con las firmas del presidente de la República y del secretario de Estado correspondienteera nula, pues no era correcta una simple fe de erratas cambiando, por ejemplo, el monto de un impuesto alas cervecerías. Así, fue amparada la Cervecería de Nogales S.C.L. contra una fe de erratas en el DiarioOficial a la Ley de Ingresos de 31 de diciembre de 1941. (19)

(17) La Prensa, 24 de septiembre de 1943.(18) Excélsior, 28 de septiembre de 1943.(19) Excélsior, 28 de septiembre de 1943.

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14. LA DECLARATORIA DE INAMOVILIDAD PROVOCA CAMBIOS EN 1943. OPINIONES DE LOS MINISTROS SOBRE REFORMAS

A LA CORTE Y SOBRE EL MINISTERIO PÚBLICO

Una fuerte crítica se hizo a la Suprema Corte porque sus sesiones secretas estaban siendo prolonga-das excesivamente en tanto que las públicas eran muy reducidas. Esto ocurría tanto en el Pleno como en lasSalas en opinión de muchos litigantes, los que opinaban que este sistema era contrario a la Constitución, laque ordenaba que las audiencias serán públicas. La crítica de los abogados se hacía porque decían tenertemor de que hubiera consignas que fueran resueltas a puerta cerrada. (1)

El presidente Salvador Urbina tuvo que contestar los ataques a la Suprema Corte y dijo a la prensa quesolamente eran tratados en sesiones secretas los asuntos internos del tribunal y no los casos que llegabanpara ser resueltos. Además, que no estaban tratando de dar explicaciones sobre el sentido de sus fallos aningún otro poder, como al Senado, o a la CTM, pues no estaba en su ánimo dar explicaciones ni disculpasde ningún género, ajustando sus fallos simplemente a la Constitución. (2)

La Segunda Sala resolvió que cuando fuese concedido un amparo para que la Secretaría de Haciendahiciera un pago, ésta debía cumplirlo sin excusa alguna, ni argumentando que no tiene partida en el pre-supuesto, pues en este caso debe inmediatamente pedir una ampliación de éste. Esto ocurrió en el amparointerpuesto por Pando Hermanos, que tiene un crédito a su favor.(3)

El Juez Segundo de Distrito en Materia Administrativa declaró que no debe abusarse del amparo tele-gráfico hecho valer dentro de la Ciudad de México, pues generalmente carece de los requisitos de la Ley deAmparo. Que estos amparos telegráficos fueron establecidos en la ley a favor de las personas que habitabanpoblados pequeños y aislados y no para los habitantes de la Ciudad de México. Esto, desde luego, limitándoseal amparo administrativo y no al dirigido a la protección de la vida y otros actos señalados en el artículo 22de la Constitución en los cuales es admitido que se telegrafíe sin limitaciones. (4)

El Pleno del Alto Tribunal acordó en sesión secreta que cuando existan ataques contra él derivado de lasituación de sus Salas, cada una de éstas debe responder en lo sucesivo a las críticas que se le hagan y no

(1) Excélsior, 7 de octubre de 1943.(2) Excélsior, 7 octubre de 1943.(3) El Universal, 9 de octubre de 1943.(4) El Nacional, 14 de octubre de 1943.

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el propio Pleno. Un comentario del periódico Excélsior subrayó que debían exigirse responsabilida-des efectivas a los Jueces y funcionarios que en el desempeño de sus funciones no cumplieran con sus deberes.Pero el presidente del tribunal, Salvador Urbina, sostuvo que cada funcionario y cada Sala tiene ciertaautonomía y debe responder de sus decisiones pues tiene competencia propia en asuntos penales, admi-nistrativos, civiles y de trabajo. De esta suerte, no todos los Ministros pueden responder de los actos de lasSalas de las que no forman parte ni de aquellos de los Jueces. (5)

El Nacional publicó un artículo por el cual criticaba la tesis de que el centralismo judicial derivaba denuestra historia colonial, pues ésta era una idea hispanista incorrecta y reaccionaria. El amparo por inexactaaplicación de la ley proviene del sistema federal mexicano y obedece a las condiciones del país … sobre labase de la Federación, incluyendo el artículo 14, pudo estabilizarse el Estado mexicano. No debemos decirque el federalismo mexicano no es tal porque no es como el norteamericano o cualquiera de la antigüedad,o porque no se amolde a las especulaciones de tal o cual autor extranjero, sino, por el contrario, simplementedebemos de hablar de un federalismo de México diciendo con sencillez: el federalismo de México es así,como es.”. (6)

El Partido Acción Nacional criticó al Ministro Alfonso Francisco Ramírez porque confirmó la juris-prudencia de la Suprema Corte en materia agraria en el sentido de una total no intervención del PoderJudicial en las resoluciones presidenciales, aunque éstas afecten la pequeña propiedad. El Ministro repusoque nada tenía qué decir sobre tales críticas y que sus opiniones eran admitidas por la Segunda Sala, por locual las consideraba apegadas a la Constitución. (7)

El 3 de diciembre de 1943 fueron colocadas las estatuas en bronce de los juristas jaliscienses MarianoOtero e Ignacio Luis Vallarta a la entrada del pórtico del edificio de la Suprema Corte. Estas estatuasmiden más de dos metros de altura y son obra del escultor Ernesto Tamariz, que obtuvo la adjudicaciónmediante concurso de escultores. Pero un grupo de abogados impulsó la idea de que también se estableciesela estatua de Manuel Crescencio Rejón, porque este yucateco fue el iniciador de la institución del amparo.(8)

En la Asociación Nacional de Abogados el Ministro Fernando de la Fuente dictó una conferencia enla cual criticó que el Ministerio Público fuese prácticamente omnímodo.

Expresó el Ministro de la Fuente, robusteciendo lo que en diferentes ocasiones ha sostenido en el senomismo de la Suprema Corte, que tanto en virtud de la ley como por tesis jurisprudenciales de nuestro más AltoTribunal, el Ministerio Público ha quedado con facultades omnímodas, que son sumamente peligrosas,pues pueden inclusive llegar a ser un medio de dictadura de los Gobiernos Locales.

Primeramente —indicó— interpretando erróneamente la Constitución se le dan facultades únicas para lapersecución de los delitos, excluyendo a las partes interesadas. En tal virtud, viene a ser Juez y parte, puespuede desistirse de la acción penal intentada dejando impunes los delitos, o por medio de una deficiente pro-secución de la acción penal.

En segundo lugar, se le han dado facultades de policía judicial; con ello, y en un país como el nuestro,en que todavía estamos en una era de caciquismo, pueden lograrse declaraciones intencionadas en las quela parte ofendida nada puede hacer pues en realidad no es “parte”, procesalmente hablando, en la persecucióny castigo del delito.

En tercer lugar, el Ministro de la Fuente expuso que la reparación del daño se ha erigido como penapública, lo que constituye un error de técnica legislativa, porque tal reparación, como acción civil quefundamentalmente es, pertenece al patrimonio de la víctima, y por lo tanto no es pública, sino privada.Pero indebidamente queda su ejercicio al arbitrio del Ministerio Público.

(5) Excélsior, 15 de octubre de 1943.(6) El Nacional, 23 de octubre de 1943.(7) El Nacional, 26 de octubre de 1943.(8) El Nacional, 4 de diciembre de 1943.

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Concluyó dicho Ministro que son contrarias a la Constitución las facultades que se han dado alMinisterio Público, estimando que una forma de restringir el poder omnímodo que éste tiene, sin controljudicial de ninguna especie, es que se consideren procedentes los amparos que promuevan las partes ofendi-das contra las omisiones o errores en que incurran, para que las mismas tengan verdaderas garantías en losprocesos, y no se dejen éstos única y exclusivamente a la voluntad del propio Ministerio Público. (9)

Una interesante propuesta para reducir el rezago hizo el Ministro Felipe de J. Tena. Sugirió la supresiónpor regla general de las audiencias públicas en la Suprema Corte y el conferir a los Juzgados de Distritofacultades para que resuelvan en única instancia determinados amparos. También propuso la creación deuna nueva Sala. Estos fueron en concepto del licenciado Felipe de J. Tena, presidente de la Sala Civil delmás Alto Tribunal, las medidas más adecuadas para violentar la tramitación de los juicios de amparo ypoder desahogar el enorme rezago que existe, el que aumenta año tras año.

Cree el Ministro Tena que para tomar éstas medidas bastarían algunas pequeñas reformas constitucio-nales y estima que la cuantía del asunto y la naturaleza no definitiva de las resoluciones podría servir debase para la clasificación que permitiera distribuir amparos entre la Corte y los Juzgados de Distrito. Asíse alcanzaría una disminución considerable en los amparos que ingresasen a nuestro más Alto Tribunal yquedaría satisfecha la necesidad social de que una jurisdicción distinta de la local dijese la última palabraen asuntos civiles. Asimismo, podrían darse facultades a los Tribunales de Circuito para que en determinadoscasos revisasen las sentencias de los Juzgados de Distrito.

La segunda medida que propone el Ministro Tena para la rapidez del trámite de los juicios de amparo,es que por regla general se supriman las audiencias públicas en la Corte. Expresó que en estas audiencias segasta un tiempo que podría aprovecharse en el despacho de negocios y que la lectura de los proyectoses superflua, puesto que los Ministros los han estudiado. Además, la discusión que se suscita, se desbordamuchas veces bajo el influjo psicológico del público.

Por último, considera que la creación de otra Sala es indispensable, para poder concluir con el pavorosorezago con que se enfrenta la Corte. (10)

El 22 de diciembre de 1943 la Cámara de Diputados hizo la declaratoria de inamovilidad judicial porsetenta y cinco votos a favor y tres en contra. La Primera Comisión de Puntos Constitucionales presentóel dictamen dando a conocer la ratificación por la gran mayoría de las Legislaturas Locales y propuso que lainiciativa del Ejecutivo pasare a la categoría de reforma constitucional. El diputado Jesús Yurén pidió unamoción suspensiva para estudiar el problema. El diputado José Suárez, miembro de la comisión dictami-nadora, dijo que se había rehusado a firmar pues México no está maduro para la inamovilidad. El diputadoVíctor Alfonso Maldonado expuso que era una reforma consumada y que el presidente de la República tienefacultad de rectificar o de ratificar en treinta días los nombramientos judiciales y solamente hasta entonceslos funcionarios serían inamovibles. Los sectores campesino y obrero no estuvieron de acuerdo. Pero sevotó y aprobó la declaratoria de inamovilidad. (11).

Entonces los Ministros del Alto Tribunal dirigieron una comunicación al presidente Ávila Camachopara decirle que ellos nunca serían un problema para su gobierno. Esta comunicación decía así firmada portodos los Ministros:

“Al finalizar el año de 1940 tuvimos el honor de ser designados por usted y ratificados por el H. Senado, para desempeñarel cargo de Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Aceptamos dicho puesto para corresponder al honorque se nos confería, procurando desempeñar debidamente ese alto encargo.“Como sería posible que pudiera promulgarse la reforma constitucional relativa a la inamovilidad judicial y en aquéllase establece que usted, con sus facultades constitucionales, designará a los Ministros de la Suprema Corte que entren afuncionar en virtud de la citada reforma, creemos de nuestro deber manifestar a usted que no somos ni seremos un

(9) El Nacional, 10 de diciembre de 1943.(10) El Universal, 17 de diciembre de 1943.(11) El Universal, 23 de diciembre de 1943.

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obstáculo en forma alguna, para que usted pueda, con toda libertad, ejercer su atribución constitucional; rogándole muyencarecidamente tomar en cuenta esta manifestación que a usted nos permitimos hacerle, así como a la vez aceptarnuestro más profundo agradecimiento por las bondades y distinciones que hemos recibido por parte de usted.“Asimismo, señor presidente, reiteramos a usted que cualquiera que sea su decisión, sea formando parte del gobiernoque tan dignamente usted preside, o fuera de él, siempre contará usted con nuestra personal adhesión y viva simpatía.”. (12)

En realidad esta manifestación de los Ministros equivalía a su renuncia para dejar en libertad al pre-sidente de la República de hacer las designaciones que estimare prudentes con entera libertad. El sector obrerode la Cámara de Senadores pidió desde luego fueran removidos los Ministros de la Cuarta Sala, pueshabían violado los principios del artículo 123 de la Constitución. Además, organizaciones campesinas seopusieron a la ratificación de los Ministros de la Segunda Sala por violar el artículo 27 constitucional.En cambio, la Asociación de abogados Universitarios del DF apoyó a los Ministros de la Primera y TerceraSalas de la Corte. (13)

Entrevistado el Ministro Hilario Medina sobre la situación que imperaba de inseguridad en los cargosde la Suprema Corte, él no deseó contestar por ser parte interesada. Sin embargo, expuso que la inamovilidadno era nueva, sino que la Constitución de 1917 la estableció y que él como constituyente la había defendidocomo el mejor sistema judicial. (14)

El presidente Ávila Camacho contestó a la carta de los Ministros precisando que no todos permaneceríanen sus cargos. Su carta decía así:

“Palacio Nacional, a 28 de diciembre de 1943.“Señor licenciado Salvador Urbina y demás Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.“Ciudad.“Estimados señores Ministros y finos amigos:“Habiendo hecho el Poder Legislativo la declaratoria de la reforma constitucional que estatuye la inamovilidad de losfuncionarios del Poder Judicial de la Federación, estoy en aptitud de dar respuesta a la atenta carta de ustedes fechada el10 de los corrientes.“He tomado debida nota de lo que ustedes se sirven manifestarme y, con el propósito de que las nuevas designacionespara integrar ese Alto Cuerpo Judicial respondan a la estabilidad que la misma reforma persigue, atenta la situación enque algunos de ustedes se encuentran, bien por razón de la edad o por el deseo que me han expresado de dedicarse a otrasactividades, me veré en el caso de no incluir en los nombramientos que en consonancia con la reforma constitucionaldeberé someter nuevamente a la consideración del H. Senado de la República, a los que se hallen en dichas condiciones.“Al comunicar a ustedes lo anterior, deseo hacer llegar a todos por igual mi agradecimiento por la eficaz colaboraciónprestada al Ejecutivo de mi cargo, y mi felicitación muy sincera por la actuación que como Ministros de la SupremaCorte de Justicia de la Nación supieron imprimir al Poder Judicial de la Federación y que se caracterizó por la másabsoluta honestidad y eficiencia.“Al saludar a ustedes afectuosamente, me es grato repetirme amigo atento y seguro servidor. Manuel Ávila Camacho.” (15)

Hablando a título personal, el presidente de la Barra de Abogados, licenciado Carlos Sánchez Mejorada,dijo que la inamovilidad judicial era un excelente sistema, siempre que los Jueces fueran también excelentes.Por ello es que la simple inamovilidad no resuelve nada. Además, existía el artículo 111 de la Constitución, elque podía hacer removible a un Ministro de la Corte. (16)

(12) La Prensa, 24 de diciembre de 1943.(13) El Universal, 26 de diciembre de 1943.(14) El Universal Gráfico, 29 de diciembre de 1943.(15) Excélsior, 29 de diciembre de 1943.(16) Excélsior, 31 de diciembre de 1943.

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15. LA CUARTA SALA TIENDE EN GENERAL A FAVORECER A LOSPATRONES Y LAS CENTRALES OBRERAS PROTESTAN EN 1943

Los padres también tienen derecho a indemnización cuando dependen de un hijo, aunque éste tambiénmantenga a su esposa e hijos. Esta fue en síntesis la tesis de la Cuarta Sala al amparar a los padres deEnrique Andrade Díaz, el que murió a consecuencia del hundimiento del buque-tanque “Potrero del Llano”,en donde trabajaba como radiotelegrafista. La Junta de Conciliación y Arbitraje había estimado comoúnicos beneficiarios de la indemnización por la muerte del marino a la viuda y a su menor hija, excluyendo delos beneficios a los padres del trabajador. Pero éstos pidieron amparo demostrando mediante una carta querecibían dinero de su hijo y los Ministros los protegieron. (1)

Eusebio Castillo trabajó veintiún días como soldador de la empresa “Industrias Consolidadas S.A”,en Tampico, Tamaulipas y por no tener anteojos protectores quedó ciego a causa de la intensidad de la luz.La Cuarta Sala negó amparo a dicha empresa con base en la falta de anteojos protectores que no proporcionóa su trabajador. (2)

La misma Sala de Trabajo del Alto Tribunal concedió amparo a la Fábrica de Hilos de Coser “Amapola”contra un laudo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, debido a que dos trabajadores de la Direcciónde Aguas y Saneamiento del Departamento del Distrito Federal murieron a causa de descender en un pozodonde había gas deletéreo. Era una fosa séptica de la fábrica, pero la relación contractual era entre dos traba-jadores y dicha dirección gubernamental, por lo cual le fue concedido el amparo. (3)

La Sala estudió que las injurias del trabajador al patrón como causa de despido justificado debían serproferidas en el taller y durante el trabajo. Por ello fue amparada una trabajadora de nombre Magdalenaque tejía en la fábrica “La Colcha” S.A., la que trabajaba en su domicilio y como le dieran más trabajo porel mismo salario le dijo ladrón al patrón, Teófilo Chaul. Este le contestó que se largara y hubo un intercambiode injurias. Pero como el altercado ocurrió en la oficina del gerente y no en el taller ni durante el trabajofue concedido el amparo a la trabajadora para su reinstalación. (4)

(1) El Universal, 7 de enero de 1943.(2) El Nacional, 7 de enero de 1943.(3) El Universal, 9 de enero de 1943.(4) El Universal, 9 de enero de 1943.

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La Sala de trabajo aprobó —por mayoría de tres votos y contra los de los Ministros Islas Bravo y RoqueEstrada— que si el patrón se niega a someterse a una demanda de reinstalación por despido injustificado, osea, se niega a someterse al arbitraje de la Junta, entonces no procede éste con apoyo en las fracciones XXIy XXII del artículo 123 de la Constitución y artículos 601 y 602 de la Ley del Trabajo. En consecuencia,queda el demandado obligado a estar sometido hasta el final a toda la secuela del procedimiento ante laJunta hasta liquidar íntegramente la demanda con todas sus consecuencias legales. Los Ministros Islas Bravoy Roque Estrada proponían “que cuando el patrón manifiesta tal negativa, procede que la Junta, sin mayorestrámites, declare roto el contrato de trabajo y condene al refractario al pago de la indemnización constitu-cional, además de los 20 días de salario por cada año de servicios prestados y de las responsabilidadesderivadas del conflicto.”. El ponente y el Ministro Roque Estrada expusieron contra el criterio mayoritarioque, aparte de ser ilegal, era injusto que se arrastrase al patrón a un proceso largo y dilatado y a la consecuenteliquidación de salarios caídos, cuando al negarse a someterse al arbitraje implícitamente aceptaba lasresponsabilidades escuetas de la indemnización y de las responsabilidades inherentes. En el caso se contrarióel criterio que había sostenido la Corte con anterioridad en la ejecutoria de Oscar Cué. (5)

La Sala de Trabajo de la Suprema Corte de Justicia sustentó una tesis de interés, cual es la de que lasindemnizaciones por accidentes profesionales, debidamente comprobados, se liquiden de conformidad conlas prerrogativas que figuren en el contrato de trabajo del accidentado.

Realmente la tesis en cuestión es importante, ya que, los tribunales de trabajo no tienen porqué dejarde desconocer los arreglos que contraigan patrones y obreros; de tal suerte que, aun cuando los beneficiosrebasen el límite de la ley, por lo que hace a indemnizaciones, si los patrones desean pagar una cantidadsuperior a la ya establecida, y así lo establecieron en el contrato de trabajo, el Estado ni puede ni debeimpedirlo. (6)

De acuerdo con un proyecto del señor Ministro don Hermilo López Sánchez, la Cuarta Sala de la SupremaCorte resolvió —en el caso de la reclamación interpuesta por la “Huasteca Petroleum Company”, contra elacuerdo de la Presidencia de la propia Corte que admitió la demanda de amparo directo promovida porla señora Alberta Hernández— confirmar el auto dictado el 17 de agosto del año de 1942.

La señora Hernández promovió amparo directo, representada por el Sindicato de Trabajadores Petrolerosde la República Mexicana, contra el laudo que pronunció el Grupo Especial Número 7 de la Junta Central deConciliación y Arbitraje el 23 de mayo de 1942, absolviendo a la “Huasteca Petroleum Company” de laindemnización correspondiente por la muerte del trabajador Alberto Flores, que reclamaba, como beneficiariade éste, la mencionada señora Hernández.

Sostenía la “Huasteca” que en el negocio no están en juego ni los derechos colectivos del Sindicato deTrabajadores Petroleros de la República Mexicana, ni los individuales de alguno de sus miembros encalidad de asociados, ya que el derecho a la indemnización, cuando se deriva de la muerte de un trabajador,no es patrimonio de ningún asociado sindical, sino de sus familiares, a quienes conforme a la ley corresponde.En resumen, se puso a discusión si era legal o no la representación de los beneficiarios por parte del Sin-dicato, resolviéndose la cuestión planteada en el sentido de que sí tienen personalidad los sindicatos paraseguir defendiendo los derechos de sus agremiados, en caso de muerte, hasta llegar al amparo. (7)

El Consejo Nacional Obrero formado por todas las centrales de trabajadores y los sindicatos gremialespara coordinar el interés común de la clase trabajadora fue a conferenciar con los Ministros de la CuartaSala de la Suprema Corte. Por la CTM asistió Francisco Marín, por la CROM el señor Luis N. Morones,por la CGT el señor Felipe Gutiérrez, por la COCM Fernando Cerrillo, por la CPN Manuel Rivera y por elsindicato de electricistas Roberto Ocampo, más otros representantes sindicales. Fueron atendidos por los

(5) El Nacional, 14 de enero de 1943.(6) Excélsior, 30 de enero de 1943.(7) El Universal, 2 de febrero de 1943.

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Ministros y les expusieron varios casos concretos de conflictos y juicios pendientes durante cerca de unahora. (8) Recibieron la seguridad por parte de los Ministros de que sus asuntos serían estudiados y resueltoscon toda escrupulosidad.

Los laudos del Tribunal Federal de Arbitraje deberían ser estudiados en caso de amparo por la SalaLaboral del Alto Tribunal y no por la Sala Administrativa, pues el Estatuto Jurídico ha establecido a este tribu-nal como si fuera una Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y dicho estatuto equivalía a la Ley Federaldel Trabajo. (9)

La Sala del Trabajo sostuvo que el salario mínimo debe fijarse por el lugar donde trabaja el obrero yno por el lugar donde vive. Esto lo resolvió en un caso relativo al Ferrocarril Mexicano para distinguir elmonto del salario del Distrito Federal y el del Estado de México. (10)

Importante tesis produjo la Cuarta Sala de la Suprema Corte, sobre la norma que deben seguir lasJuntas de Conciliación y Arbitraje para dirimir los conflictos de orden económico que se planteen en las em-presas. El juicio fue el que la Compañía Industrial Jabonera del Pacífico, S.A., planteó contra el laudo dela Junta Central de Conciliación y Arbitraje de Mexicali, Baja California, siendo el ponente de la cuestión elMinistro Eduardo Vasconcelos. La empresa solicitó de la Junta el permiso para suspender sus labores en losdepartamentos de refinería, de calderas y otros destinados a la fabricación de aceites y grasas en general,por falta de materias primas con motivo de la guerra. La Junta, en forma unilateral, escuchando únicamentela opinión de dos técnicos, tomó como premisa en forma incongruente la falta de materia prima para laelaboración de manteca vegetal, llegando a la conclusión equivocada, al dictar el laudo, que la empresaestaba obligada a producir suficiente aceite refinado.

Consideró la Corte que estos casos de conflictos económicos, por su propia naturaleza, son tan comple-jos, que en su resolución no se dirimen precisamente intereses particulares sino asuntos que rayan en locolectivo, social y económico. De allí que las autoridades del trabajo deben tener escrúpulo en poner aten-ción a las dos etapas fundamentales que surgen: la que realizan por medio de peritos para allegarse técnica-mente pruebas y presunciones del caso; y la contenciosa propiamente dicha, en que se controvierten lasconclusiones obtenidas de la investigación. Si como en el caso, la Junta no decide debidamente la primeraetapa, malamente puede entrar al planteamiento y resolución de la segunda que es la definitiva. Así, pues,se amparó a la empresa para el efecto de que la Junta dicte un nuevo laudo en que con sus facultades juris-diccionales estudie todas y cada una de las cuestiones surgidas durante el periodo investigatorio y de inqui-sición técnica, para que con lógica y justicia decida la procedencia o improcedencia del conflicto de ordeneconómico. (11)

Los voceadores de periódicos no están sujetos a la Ley Federal del Trabajo fue la tesis de la CuartaSala al resolver el amparo directo del Sindicato de Voceadores de Periódicos y Similares de Orizaba,Veracruz, afiliado a la CTM y al cual le fue cancelado su registro. (12)

Cuando el patrón pague las indemnizaciones legales y la responsabilidad del conflicto puede rehusarsea recibir al trabajador y no reinstalarlo. Esta tesis de la Sala Laboral de la Corte ratificó un criterio establecidocon anterioridad. (13) Este criterio estaba apoyado en las fracciones XXI y XXII del artículo 123 de laConstitución.

Negó la Cuarta Sala de la Suprema Corte la protección constitucional al Sindicato “Acción Proletaria”de la Fábrica de Hilados y Tejidos “La Trinidad”, que habían pedido amparo contra el laudo dictado el 19 deseptiembre de 1942, por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, con motivo de la reclamación que

(8) El Nacional, 2 de febrero de 1943. (9) La Prensa, 4 de febrero de 1943.(10) El Universal, 11 de febrero de 1943.(11) El Nacional, 24 de febrero de 1943.(12) Excélsior, 25 de marzo de 1943.(13) Excélsior, 2 de marzo de 1943.

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siguió dicho sindicato contra la empresa de referencia. El sindicato demandó de la empresa el pago de lasdiferencias de salarios y del 3% sobre el importe total de la raya semanaria por el periodo comprendidoentre el 4 de junio y el 19 de julio de 1941, a razón de la nueva tarifa del contrato colectivo de trabajo de 1939a 1941. El sindicato se fundó en que resultaban más favorables a los trabajadores las estipulaciones conte-nidas en el contrato ley 1936-37, en vigor en aquel entonces.

La empresa negó la demanda en todas sus partes.La Cuarta Sala fundó su fallo adverso al sindicato en la siguiente tesis. “Los contratos colectivos de

trabajo y los obligatorios o contratos ley, que definen respectivamente los artículos 42 y 58 de la Ley de lamateria, tienen de semejanza la concurrencia de uno o varios sindicatos o de uno o varios patrones para suotorgamiento; pero se distingue el segundo del primero en cuanto a que el colectivo requiere para su ela-boración la concurrencia de las dos terceras partes de los patrones y trabajadores sindicalizados, y ambospertenezcan a cierta rama industrial existente en determinada región. En los contratos colectivos de trabajoes suficiente su simple depósito ante la Junta para que entren en vigor, en tanto que los contratos ley estánsupeditados a la satisfacción de varios requisitos como son el acuerdo de voluntades en las relaciones detrabajo, el tiempo de su duración y su obligatoriedad por todo ese lapso, mediante un decreto del EjecutivoFederal. De tal manera que establecida su obligatoriedad, en tanto no se celebre uno nuevo con la asistenciade los patronos y sindicatos de la misma industria, y sea sancionado por el Ejecutivo, continúa teniendo aplicacióndurante todo el tiempo de su duración. Por lo cual, el simple depósito de un contrato colectivo de trabajocelebrado entre un sindicato y un patrono de cierta industria, como resultado de una convención obrero-patronal en la que intervinieron diversos sindicatos y empresas no puede surtir efectos desde la fecha de sudepósito si todavía no concluye la vigencia del anterior. Puede ser declarado obligatorio por el Ejecuti-vo de la Unión y entonces es un contrato ley.”.

“El artículo 63 de la Ley Federal del Trabajo se refiere a los casos en que un contrato colectivo de trabajotenga cláusulas más favorables al obrero que el declarado obligatorio, en los que se estará a aquellas en loque beneficie a los trabajadores; pero este criterio no puede servir de norma, cuando exista un contrato y éstesea declarado obligatorio por el Ejecutivo como resultado de una nueva convención obrero-patronal.” (14)

El Juez Primero de Distrito en Materia Administrativa, licenciado Ponciano Hernández Ortega, amparódefinitivamente a las principales empresas mercantiles del Distrito Federal, contra el contenido de la fracciónIII, del artículo 111 de la Ley Federal del Trabajo que obligaba a todos los patrones a suministrar casascómodas e higiénicas a sus trabajadores. Este fallo tiene diversos aspectos interesantes. En primer lugar, elJuez da una interpretación distinta de cuantas se habían sustentado y establece un precedente jurídico cuyoalcance beneficiará a los patrones. Por otra parte sustenta la tesis de que el Poder Ejecutivo no está facultadopara legislar en asuntos de trabajo. El reglamento del Departamento del Distrito Federal de 6 de febrero de1942 establece que todas aquellas empresas con más de cien trabajadores, están obligadas a darles habi-taciones.

Las empresas quejosas forman una larga lista y están entre ellas “El Palacio de Hierro”, “El Centro Mer-cantil”, “El Puerto de Veracruz”, “La Vidriera de México”, la “Compañía Nacional de Clavos”, la fábricade zapatos “Eclipse”, artículos “Mundet”, “Embotelladores, S.A.”, “La Victoria, S.A.”.

El Juez de Distrito, fundó el amparo de esta manera:“De los términos en que se encuentra redactado el artículo 123, fracción III, se deduce que la intención

del legislador fue dejar exclusivamente al Congreso de la Unión la facultad de legislar sobre el trabajo y,por tanto, la Ley Federal del Trabajo no autorizó al Ejecutivo Federal ni a las entidades federativas parafijar los casos en que los patrones deban proporcionar casa a los obreros, puesto que no se trata de unasimple reglamentación, sino propiamente de una ley, la que, de acuerdo con lo anterior expuesto, sólopuede expedirse por el Congreso de la Unión.” “Por otra parte, de acuerdo con la forma en que está redactada

(14) El Universal, 11 de marzo de 1943.

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la fracción III antes mencionada, se deduce que la misma se refiere a cierta clase de negociaciones, quehace suponer que se encuentran fuera de los centros de población, sin que obste que en la misma se diga:“o cualquiera otra clase de trabajo”, porque debe entenderse que tal frase se relaciona con aquellasnegociaciones que no se encuentran en los centros de población, ya que en el presente caso no es necesarioel proporcionamiento de casa para obreros en virtud de presumirse que tienen los medios bastantes paraproporcionárselas por sí mismos, de acuerdo con los salarios que fija en cada caso la comisión especial,conforme a los artículos 414 y 89 de la Ley Federal del Trabajo.”.

“De lo anteriormente expuesto se llega a la conclusión de que la fracción III del artículo 111 de la LeyFederal del Trabajo, y su Reglamento, violan en perjuicio de los quejosos, las garantías que otorgan losartículos 14 y 16 constitucionales, y, por tanto, procede concederles el amparo que solicitan.” (15)

El 14 de abril de 1943, la Cuarta Sala del Alto Tribunal dictó una sentencia a favor de varias empresasdel Estado de Puebla amparándolas, pues no tenían obligación de dar casa con apoyo en la fracción III delartículo 111 de la Ley Federal del Trabajo. O sea, que en esencia coincidió con el criterio del Juez Primerodel Distrito Federal. (16)

La Cuarta Sala de la Suprema Corte vió los autos del juicio de amparo directo promovido por “TheCananea Consolidated Coper Company” contra el laudo que dictó la Junta Federal de Conciliación y Arbitrajeen el expediente formado con motivo de la reclamación que presentó el obrero Francisco D. Coto, contra laempresa. Dicha Junta condenó a la empresa al pago de la cantidad de ciento ochenta y tres pesos sesentacentavos, por concepto de indemnización por incapacidad para el trabajo derivada de enfermedad profesional.Como agravio fundamental, alegaba la negociación que la Junta, para calificar de profesional la silicosisque padece el trabajador, desestimó la prueba consistente en la confesión que produjo el propio obrerorespecto a que todo el tiempo que trabajó al servicio de la empresa lo hizo en el exterior de la mina y no enel interior, considerando que la carga de la prueba respecto de que el reclamante pudiera haber adquiridoese padecimiento al servicio de otra empresa o trabajando de gambusino correspondía a la parte patronal yno la había producido.

De acuerdo con el proyecto de sentencia del Ministro don Hermilio López Sánchez, la Sala del Trabajonegó la protección constitucional a la “Cananea Consolidated Coper Company” y sustentó la siguientetesis jurisprudencial: “Es erróneo conceptuar que por la circunstancia de haber efectuado sus labores eltrabajador ordinariamente o siempre en el exterior de una mina, no debe considerarse comprendido en laespecificación de enfermedades profesionales contenida en la fracción IX del artículo 326 de la Ley Federaldel Trabajo, pues aun en las mismas actividades en el exterior y por la naturaleza de la labor desarrolladapudo ingerir polvos tisiógenos, incumbiendo por lo tanto a la parte patronal que se excepcione en esoscasos, acreditar que realmente la labor desarrollada no pudo originar el riesgo.”. (17)

La Confederación de Obreros y Campesinos de México que presidía el diputado Julio López Silvaacordó pedir al presidente de la República que intervenga para pedirle que no continúe la Suprema Cortedando diferentes interpretaciones a la ley, pues sus criterios son muy variables y está cambiando la juris-prudencia. (18)

El líder cetemista Fidel Velázquez dijo que haría una marcha de protesta el 1o. de mayo contra la CuartaSala de la Corte por su actitud favorable a los patrones. Dio como ejemplo que según el criterio de dicha Salabastaba indemnizar a un obrero para despedirlo y que se negó el derecho de huelga a los trabajadores dela Industria de Galletas y Pastas Monterrey. (19)

(15) Excélsior, 27 de marzo de 1943.(16) El Universal, 15 de abril de 1943.(17) El Universal, 6 de abril de 1943.(18) Excélsior, 7 de abril de 1943.(19) La Prensa, 23 de abril de 1943.

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Los Ministros de la Corte repusieron que ellos estarían obligados a cumplir con la Constitución y“que no tomarán en cuenta ninguna coacción que pretendan hacer las organizaciones obreras para quevaríen su línea de conducta.”. (20)

La Cuarta Sala cambió la jurisprudencia sustentada con anterioridad en el sentido de que la acciónpara demandar la jubilación —que antes era imprescriptible— sí prescribía en un año. Sostuvo que “siendo lajubilación un derecho obtenido por medio de un contrato colectivo, la acción para reclamarla debe inter-ponerse dentro del término de un año a que se refiere el artículo 382 de la Ley Federal del Trabajo”. Estanueva tesis fue aprobada por los Ministros Islas Bravo, Vasconcelos y Roque Estrada contra los MinistrosLópez Sánchez y Mendoza Pardo. (21)

Las Federaciones Obreras de Jalapa, Minatitlán, Tuxpan, Coatepec y los Tuxtlas acordaron protestarcontra la Suprema Corte por la jurisprudencia en los casos de separación injustificada, en que resuelve queel patrón sólo debe indemnizar al obrero separado, contrariando la Constitución que sostiene que es elobrero el que debe optar entre la indemnización o su separación. (22)

(20) Excélsior, 4 de mayo de 1943.(21) El Universal, 30 de junio de 1943.(22) La Prensa, 29 de julio de 1943.

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16. EL ALTO TRIBUNAL AMPARA CONTRA LA EXPROPIACIÓNDE “EL MANTE”. EN MATERIA AGRARIA RESPETA A LA

PEQUEÑA PROPIEDAD QUE TENGA CERTIFICADODE INAFECTABILIDAD EN 1943

Los representantes del Comisariado Ejidal de la Comunidad Agraria de Etzatlán, Municipio del mismonombre del Estado de Jalisco promovieron amparo contra el Jefe del Departamento Agrario y otras autori-dades por entregar un lote de terreno al norteamericano Elmer R. Jones. El Juez de Distrito concedió elamparo, pues los actos reclamados entrañaban una desposesión. En la Segunda Sala el Ministro Franco Carreñoretiró su ponencia y el Ministro Barttlet pidió fuese concedido el amparo por varias razones: a) porque losejidatarios comprobaron su posesión, y b) porque las autoridades agrarias carecen de una resoluciónpresidencial que justifique sus actos. Por lo tanto, la Sala concedió el amparo a los ejidatarios. (1)

Un problema tuvo el Pleno de la Corte por la acusación de la Confederación Nacional Campesina deque el trabajador Delfino Jiménez Díaz había sido sacado de la cárcel después de estar amparado y con unasuspensión por haber asesinado a un soldado. Varios soldados al mando de un coronel lo fusilaron inmedia-tamente con violación del amparo. El Pleno comisionó al Ministro Octavio Mendoza González para estudiarel caso. (2)

Una concesión virreinal de 756,000 hectáreas que el gobierno del general Díaz dió en concesión a losseñores Agustín Fuertes y Antonio Zertuche, por conducto del secretario de Fomento Carlos Pacheco, fuerescatada para la nación por una sentencia de la Suprema Corte. La Procuraduría General de la Repúblicademandó la reivindicación del terreno ubicado en los Estados de Zacatecas, Coahuila y Durango y el Pleno delAlto Tribunal falló a su favor declarando la nulidad de la concesión de 1886, la cual había sido traspasadaa la compañía Ganadera y Textil Cedros. (3)

La Sala Administrativa dictó una importante sentencia por la cual concedió el amparo contra el decretoexpropiatorio dictado el 18 de febrero de 1939 sobre la Compañía Azucarera “El Mante, S.A.”

Es menester recordar, que el Ejecutivo Federal, por causas de utilidad pública y con el propósito deentregar el centro de trabajo a los obreros, pero fundándose expresamente en un crédito que “El Mante, S.A.”tenía pendiente con el Banco de México, por más de diez millones de pesos, expropió el ingenio. La empresa

(1) El Universal, 16 de enero de 1943.(2) Actas de Pleno, sesiones secretas de 1943. Acta de 5 de enero de 1943. pp. 3 y 4. El Nacional, 19 de enero de 1943.(3) Excélsior, 20 de enero de 1943.

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agotó los recursos legales para defender sus intereses, y así acudió desde la Secretaría de Economía para pro-mover la revocación del acuerdo de 18 de febrero, hasta la demanda de amparo.

El Ministro Franco Carreño reforzó su dictamen con una larga exposición sobre derecho constitucional,Fraga lo amplió desde otros puntos de vista interesantes. Sus colegas, Barttlet, Mendoza González y Ramírez,a su vez lo adicionaron, y a pesar de que en los considerandos se hicieron pequeñas modificaciones, lamayoría se inclinó por sustentar los puntos de vista que son resumidos aquí:

Careció de competencia la Federación para dictar el decreto expropiatorio por estas razones fundamen-tales: porque no tuvo jurisdicción territorial, ya que el ingenio está en Tamaulipas y por tanto violó lasoberanía de ese Estado. Al respecto, se dijo que la industria azucarera no es de concesión federal, puesestá excluida en los preceptos constitucionales de ese carácter.

Y en cuanto a la constitucionalidad del acto expropiatorio, prevaleció la tesis de que vivimos en unrégimen democrático que descarta el absolutismo de poderes de tal suerte que, aun cuando nuestra estructurainstitucional da facultad discrecional al Poder Legislativo para enumerar las causas de utilidad pública y alEjecutivo para hacer la declaratoria de ley, el Judicial es el único capacitado para determinar si esos actosse ajustan a las disposiciones legales, ya que de otra manera el uso de esa facultad puede ser abusiva. Así seasentó la tesis de que el Poder Judicial debe tener injerencia forzosa en los casos expropiatorios. (4)

El caso de “El Mante” y la sentencia de la Segunda Sala fue muy comentada en todos los periódicos.Se publicó que los ejidatarios que han venido explotando las tierras en cooperativas continuarían en posesión delas mismas y desobedecerían el amparo. Así lo manifestó el presidente Ávila Camacho al presidente muni-cipal de Ciudad Mante, Tamaulipas. Este le había expresado que era muy inconveniente regresar el ingenioa sus antiguos dueños, pues la región había prosperado desde que se hizo la expropiación. Entonces muchosdiputados atacaron a la Suprema Corte, entre otros Alejandro Carrillo, Carlos Zapata Vela y César Garizu-rieta, quienes entre otras frases dijeron que era impropio del tribunal actuar con pasión y saña contra elrégimen del general Lázaro Cárdenas, lo que revelaba una actitud contraria a la Revolución. Dichos diputadosdeclararon que la expropiación fue un acto revolucionario y justiciero y que los actos del general Cárdenasfueron siempre constructivos. En especial atacaron al Ministro Fraga. (5)

En la Cámara de Senadores hubo también muchos elogios al presidente Ávila Camacho por su proyectode que el gobierno comprara en 25 millones de pesos “El Mante” para que permaneciera bajo los traba-jadores. Que esto era un acto de justicia ante la arbitrariedad de la Suprema Corte. (6) Las felicitaciones delas centrales obreras al presidente Ávila Camacho fueron también numerosas. Pero Excélsior consideró queesto era violar la sentencia de la Segunda Sala del Alto Tribunal. (7) El Ministro Franco Carreño, que fue elrelator del proyecto de sentencia, dijo a los periodistas que no había existido ninguna pasión política parti-dista al ser dictada la sentencia sobre “El Mante”, ni de él ni de ninguno de los Ministros de la Segunda Sala.

Por cierto que los propietarios de “El Mante” eran políticos importantes como el general Plutarco ElíasCalles, Aarón Saénz y Andrés Osuna, los cuales exigieron al gobierno comprar el ingenio para evitar las exi-gencias de los obreros. Pidieron con apoyo en la sentencia de la Corte que su valor fuese aquel que tenía enel momento de la expropiación y no el posterior. Exigían también el pago de daños y perjuicios por el malmanejo de la maquinaria por parte de los trabajadores, más las ganancias dejadas de recibir desde laexpropiación. Todo esto era una suma fabulosa que pedían y se ignoraba lo que decidirían las autoridades. (8)

La Secretaría de Hacienda era la que debía resolver el problema, o sea, el presidente Ávila Camacho.Según un diverso fallo de la Segunda Sala del Alto Tribunal, cuando los ejidatarios han abandonado

sus parcelas o las han explotado en aparcería, arrendamiento o mediante peones asalariados, las autoridades

(4) Excélsior, 20 de febrero de 1943.(5) Excélsior, 23 de febrero de 1943.(6) El Nacional, 24 de febrero de 1943.(7) Excélsior, 24 de febrero de 1943.(8) La Prensa, 9 de marzo de 1943.

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tienen derecho a desposeer de ellas a los campesinos y entregarlas a quienes las trabajan directamente.Esta fue la sentencia en el amparo de los ejidatarios de “El Calvario”, Municipio de Acolman, Estado deMéxico. El ponente fue el Ministro Alfonso Francisco Ramírez, quien sostuvo que toda parcela debe ser traba-jada por su ejidatario personalmente, bajo pena de que le sea cancelada. La tesis dijo así:

“Si las autoridades agrarias comprueban que los ejidatarios abandonaron sus parcelas para dedicarse a otras actividades,cultivándolas por medio de arrendamientos, de aparcería o empleando peones asalariados por parte de terceros, tienen faculta-des para declarar la pérdida de esos derechos conforme a los artículos 128, fracción IV y 139, fracción I, del Código Agrario.” (9)

La Sala Administrativa también sentó la tesis de que las aguas territoriales son de jurisdicción federaly por ello la pesca en ellas es de la exclusiva atribución del fisco federal. Por lo tanto, la empresa “Productosde Tiburón S.A.” fue amparada para no pagar impuestos al territorio de Baja California por el desarrollo desus actividades. (10)

El 26 de abril de 1943, fue promulgado el nuevo Código Agrario y publicado en el Diario Oficial.Excélsior resumió aquellos artículos relativos a la pequeña propiedad en esta forma:

“Artículo 57. Todas las fincas cuyos linderos sean tocados por un radio de siete kilómetros a partir dellugar más densamente poblado del núcleo solicitante, serán afectadas para dotación de ejidos, en los términosde este código.”

Al referirse a los bienes inafectables, el código expresa lo siguiente:Artículo 104. Son inafectables por concepto de dotación, ampliación o creación de un nuevo centro de

población agrícola:“I. Las superficies que no excedan de cien hectáreas de riego o de humedad de primera, o las que

resulten de otras clases de tierras, de acuerdo con las equivalencias establecidas por él artículo 106.“II. Las superficies que no excedan de doscientas hectáreas en terrenos de temporal o de agostadero

susceptibles de cultivo.“III. Hasta ciento cincuenta hectáreas dedicadas al cultivo de algodón, si reciben riego de avenida fluvial o

por sistema de bombeo.“IV. Hasta trescientas hectáreas ocupadas con plantaciones de plátano, café, henequén, hule, cocotero,

vid, olivo, quina, vainilla, cacao o árboles frutales.“V. Las superficies sujetas a proceso de reforestación conforme a la ley o reglamentación forestales,

etcétera.”“Artículo 106. Cuando las fincas estén constituidas por tierras de diferentes calidades, la superficie

que deba considerarse inafectable, se determinará computando por una hectárea de riego, dos de temporal,cuatro de agostadero de buena calidad y ocho de monte o de agostadero en terrenos áridos.”

Por lo que hace a los casos de restitución, se considerarán inafectables: Las tierras y aguas tituladas enlos repartimientos hechos conforme a la ley de 25 de junio de 1856; hasta cincuenta hectáreas de tierrascon las aguas correspondientes, cuando sean de riego, siempre que hayan sido poseídas en nombre propio,a título de dominio, por más de diez años anteriores a la fecha de la notificación inicial del procedimientoque se haga al propietario o poseedor en los términos de la ley vigente en la fecha de la solicitud.

“Las aguas necesarias para usos domésticos de los poblados que las utilicen en el momento de citarsela resolución respectiva; las tierras y aguas que hayan sido objeto de dotación a un núcleo o nuevo centrode población agrícola, y las aguas destinadas a servicios de interés público.”

La inafectabilidad en lo tocante a tierras para la explotación ganadera, es como sigue:“I. Que tengan un pie de más de doscientas cabezas de ganado mayor o su equivalente en ganado

menor; que los terrenos y los llanos pertenezcan a la misma negociación, cuando menos, con seis meses deanticipación a la fecha de la solicitud de la concesión etcétera.”

(9) El Nacional, 27 de febrero de 1943.(10) El Universal, 16 de marzo de 1943.

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Para consuelo de los terratenientes que sean afectados en materia agraria, el código les concede losiguiente:

“Artículo 75. Los propietarios afectados con resoluciones dotatorias o restituciones de ejidos o aguas,que se hubieren dictado a favor de los pueblos, o que en lo futuro se dictaren, no tendrán ningún derecho nirecurso legal ordinario, ni podrán promover el juicio de amparo.

“Los afectados en dotación, tendrán solamente derecho de acudir al Gobierno Federal, para que lessea pagada la indemnización correspondiente. Este derecho deberán ejercitarlo los interesados dentro delplazo de un año, a contar de la fecha en que se publique la resolución respectiva en el “Diario Oficial” dela Federación. Fenecido este término ninguna reclamación será admitida.”

No contiene el código ninguna referencia a los casos en que el Gobierno Federal deje de pagar talesindemnizaciones o aplace su pago indefinidamente.(11)

Por otra parte, fue publicado que se rechazaba la iniciativa del senador Noé Lecona cuyo fin era mo-dificar el artículo 27 de la Constitución restituyendo el juicio de amparo para proteger a la pequeña propiedad.Esta iniciativa también fue rechazada por la Cámara de Diputados y por el presidente de la República. Perocuando éste entrega títulos también expide certificados de inafectabilidad.(12)

La Segunda Sala del Alto Tribunal estuvo por lo general concediendo amparos a los pequeños propie-tarios que tenían certificado de inafectabilidad contra dotaciones presidenciales de ejidos. Pero en algunoscasos no concedió el amparo. Un ejemplo de lo que ocurría fue el siguiente:

La Segunda Sala de la Suprema Corte, de acuerdo con el dictamen del Ministro Alfonso FranciscoRamírez, amparó contra actos del presidente de la República, jefe del Departamento Agrario, presidentemunicipal de Ecatepec, México, y otras autoridades, a Sebastián Rivero, Porfirio Rivero y ConcepciónQuezada.

El acto reclamado en el amparo fue la modificación de la resolución del 19 de agosto de 1939 quereconocía la inafectabilidad de los ranchos "Los Báez", "Callen", "El Calvario", "Huitzaltitla" y "SanDiego", a fin de que no se les privase de esos inmuebles a favor de los ejidatarios de San Andrés Chiconautladel mismo Estado. Las autoridades citadas, a las que se agregó posteriormente la Secretaría de Agriculturay Fomento, pretendieron que el amparo de los pequeños propietarios fuese sobreseido, considerando el nuevoacuerdo impugnado dentro de las prevenciones prohibitivas del juicio de garantías, consignadas por laFracción XIV del artículo 27 Constitucional.

La Corte estimó que no había lugar al sobreseimiento en vista de que la ampliación ejidal reclamadano era consecuencia de la resolución de dotación definitiva de ejidos a favor del poblado, sino de un acuerdopresidencial que por sí mismo revisaba una resolución dada anteriormente por la oficina de la Pequeña Pro-piedad. Esta pertenecía al propio Ejecutivo y reconoció como inafectables los predios cuya desposesiónfue dispuesta posteriormente. Por otra parte, se estimó que los ejidatarios no reclamaron la resolución pro-nunciada por la susodicha oficina que ordenó que se pusiera a los pequeños propietarios quejosos en laposesión definitiva de los ranchos disputados. Por estas razones, la Corte confirmó el fallo del Juez deDistrito del Estado concediendo el amparo.(13)

El reverso de la medalla en lo que se refiere a las numerosas ejecutorias que la Segunda Sala de laSuprema Corte ha venido dictando últimamente, al amparar a pequeños propietarios contra actos del presi-dente de la República, del Departamento Agrario o de la Secretaría de Agricultura por afectación de suspropiedades, cuando ya habían sido declarados inafectables por el propio Ejecutivo, se puso de manifiestoal sobreseerse por improcedencia el amparo que el señor Jesús Moncada S., solicitó de la Corte contra el primerMagistrado de la nación y el jefe del Departamento Agrario. Estos ordenaron la afectación de la pequeña

(11) Excélsior, 27 de abril de 1943.(12) El Nacional, 27 de abril de 1943.(13) El Nacional, 4 de mayo de 1943.

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propiedad “San Pablo” del Municipio de Galeana, Nuevo León, para dotar de ejidos a la comunidad agrariadel mismo nombre. El predio afectado tenía todas las características de pequeña propiedad, aun cuando suinafectabilidad no había sido declarada expresamente por la autoridad competente.

La Corte, según criterio mantenido por el Ministro Alfonso Francisco Ramírez, consideró que en estecaso sí procedía la aplicación llana y escueta de la tesis de la fracción XIV del artículo 27 Constitucionalque prohíbe al Poder Judicial inmiscuirse en cuestiones agrarias dotatorias o restitutorias. No había de pormedio una declaratoria previa sobre que la citada pequeña propiedad era inafectable y contra la que elpropio presidente o el Departamento Agrario hubiesen hecho una revisión violatoria de derechos adquiridos.Al propietario, pues, no le quedaba otra cosa sino exigir por la vía administrativa únicamente el respeto asu pequeña propiedad, pero que no da acceso al juicio de amparo. (14)

La Segunda Sala llegó a formar una jurisprudencia con cinco casos semejantes resueltos a favor de lapequeña propiedad. El comentario sobre el quinto caso que fue el amparo promovido por Miguel Vázquezcontra actos del Departamento Agrario, con ponencia del Ministro Alfonso Francisco Ramírez fue el siguiente:

“La aprobación por parte del jefe del Ejecutivo Federal del dictamen formulado por la oficina de laPequeña Propiedad en que se resuelve respetar los terrenos que se habían afectado con anterioridad oindebidamente a juicio del citado dictamen, crea a favor del pequeño propietario el derecho de disfrutar deesa situación de inafectabilidad y de obtener consecuentemente, la restitución del predio afectado cuyo dere-cho no puede ser tocado por ninguna autoridad ni modificado por compensación ni transacción alguna.”

En consecuencia, se declaró en el curso de la discusión de este caso jurisprudencial que era violatoriode las garantías individuales todo acto que tienda a perturbar a los pequeños propietarios del goce de lainafectabilidad de sus pequeñas propiedades.

El quejoso en este amparo, Miguel Vázquez, se quejó de las autoridades que pretendieron compensarlocon tierras, por su pequeña propiedad denominada Cerro Colorado, del Municipio de Tezontepec, Hidalgo,apoyándose en la circular del Departamento Agrario número 13 del 16 de febrero de 1940, que dice: “Losacuerdos presidenciales que modifiquen resoluciones dictadas en firme sobre inafectabilidad, no deben deobservarse y los pequeños propietarios, sólo tienen derecho a compensación”. La Suprema Corte dijo queel texto de esta circular, además de ser inválida por ir contra la propia Constitución, era retrospectiva, con todolo cual, nula e inobedecible. (15)

(14) El Nacional, 15 de junio de 1943.(15) La Prensa, 14 de julio de 1943.

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17. EL AMPARO DE “EL MANTE”*

Sesión del 19 de febrero de 1943.

La Suprema Corte desecha la revisión interpuesta por el Consejo de Administración de la Cooperativade Ejidatarios y Obreros del Ingenio del Mante, S.C. de P.E. de R.C., modifica la sentencia del Juez deDistrito, sobreseyendo respecto del decreto de expropiación de 18 de febrero de 1939, su refrendo, publica-ción y ejecución, y concede la protección federal a la Compañía Azucarera del Mante, S.A., contra elacuerdo de 11 de marzo del mismo año del presidente de la República y otras autoridades que negaronla revocación de dicho decreto.

Comentario.

Para un análisis de la resolución dictada en este asunto, se deberá tomar en cuenta el entorno político-social de la época en que se dio. En efecto, la sentencia de la Corte se adopta en el segundo mes del año de1943, ha quedado atrás el gobierno que presidió el general Lázaro Cárdenas del Río, el cual se caracterizópor emprender y consumar casos de expropiación. Esa situación hizo que la iniciativa privada, defendieraenérgicamente aquellos casos en que el Estado hubiera ejercido tales acciones como es el de la CompañíaAzucarera del Mante, S.A. ubicada en el Estado de Tamaulipas.

Ya es otro gobierno, el de Manuel Ávila Camacho, presidente que en un intento de conciliación habíamanifestado ser creyente; decrece la militarización del país, disminuye la socialización de las actividadesprincipales, conservándose la educación laica, se busca una mayor tranquilidad en el campo y se observauna incipiente industrialización a partir del desarrollo de la actividad petrolera, ya nacionalizada. En suma,el país va dejando atrás el radicalismo de la revolución, y al mismo tiempo el Estado se organiza adminis-trativamente pero ya sin la ingerencia del sindicalismo impulsado en la era cardenista.

* Semanario Judicial de la Federación. Quinta Época, Tomo LXXV-3. Asunto: Amparo Administrativo en revisión. Núm. 8756 de1941. Sec. 2a. Juzgado Segundo de Distrito, en Materia Administrativa en el Distrito Federal. Quejosa: La Cía. Azucarera del Mante, S.A.Autoridades responsables: el presidente de la República, y los Secretarios de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público y de la EconomíaNacional. Garantías reclamadas: las de los artículos: 14, 16, 17, 20 21, 23 y 27 constitucionales. Actos reclamados: los especificados en elresultando primero. Aplicación de los artículos: 14, 16, 27, parte pertinente, 49, 73 y 124 de la Constitución.

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El gobierno intenta la incorporación de algunas empresas que enfrentan una difícil situación. Tal es elcaso de la Compañía Azucarera del Mante, S.A., en cuyo consejo de administración inicial figuró AarónSáenz, prominente político que luego derivó hacia el sector empresarial, bien sea el sector industrial delazúcar o en los comienzos de la aviación comercial.

El 20 de febrero de 1939, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación tomo CXII, número 43,el acuerdo expropiatorio del día 18 de febrero del mismo año, en el que se declara de utilidad pública laexpropiación de los bienes de la Compañía Azucarera del Mante, S.A., rubricado por el presidente LázaroCárdenas.

Manifiesta el decreto expropiatorio que con fundamento en la fracción IX, del artículo 1o., y demásrelativos de la Ley de Expropiación de 23 de noviembre de 1936, y en el inciso A del artículo 3o., de la Leyde 30 de diciembre de 1938, que crea el impuesto adicional sobre el azúcar, las instituciones nacionales decrédito (Banco de México), han sido establecidas para alcanzar propósitos de beneficio colectivo y sólo larealización de estas finalidades justifica el apoyo financiero que el Estado y el público les prestan.

En seguida apunta el acuerdo expropiatorio del general Cárdenas: “Considerando que los cargos públi-cos deben ser desempeñados lealmente y no aprovecharse para propósitos de interés particular, criterioéste que el Ejecutivo a mi cargo ha expuesto en la iniciativa de la Ley de Responsabilidades de los FuncionariosPúblicos, enviada al H. Congreso de la Unión, en la que se sanciona a los que hagan uso indebido de suposición oficial, asegurando por este medio los intereses morales y económicos de la nación.”

El acuerdo continua: “Considerando que la inversión por las instituciones nacionales de crédito, decapitales pertenecientes al Estado o al público, mediante operaciones logradas por influencias de carácter polí-tico y para llenar propósitos predominantes de interés particular, debe calificarse como una censurable des-viación del objeto que justifica la existencia de dichas instituciones y es preciso, para que esa desviaciónno prevalezca, tomar medidas que corrijan los efectos inconvenientes de tales operaciones y procuren quela inversión no continúe desviándose para beneficio individual, sino que se convierta en una fuente econó-mica de provecho social.”

El acuerdo de expropiación prosigue: “Considerando que la negociación agrícola industrial pertene-ciente a la Compañía Azucarera del Mante, S.A., fue establecida por un grupo de personas que emplearonpara ello fondos obtenidos del Banco de México, valiéndose de la influencia de que disfrutaban, gracias asu posición privilegiada y a los puestos públicos que servían.”

Se agrega: “Considerando que los cuantiosos préstamos obtenidos del Banco de México por los organi-zadores de la referida empresa no fueron para fines de beneficio general, ni se concedieron dentro de lasfunciones para las cuales el Banco Central se estableció, carecieron, además, de garantía suficiente y se otor-garon cuando algunos de los fundadores de la compañía desempeñaban funciones directivas en el banco,habiendo logrado un aumento del préstamo inicial hasta cerca de once millones de pesos y ampliación delos plazos relativos a un límite total de diecisiete años, así como sucesivas reducciones del tipo de interésoriginalmente pactado, en forma que actualmente el saldo del adeudo asciende todavía a más de nuevemillones de pesos, incluyendo los intereses.”

Y sigue: “Considerando que el Ejecutivo de mi cargo estima que en casos concretos como el de que setrata, existe causa de utilidad pública bien justificada para decretar la expropiación de los bienes adquiridosen tales condiciones con fondos provenientes de una institución nacional de crédito, pues es indispensableque la empresa creada con dinero de esa procedencia opere en provecho de los obreros y campesinos queen ella prestan sus servicios y deje así de tener finalidades de lucro particular para convertirse en fuenteeconómica que aproveche a núcleos sociales de importancia, colocándose al Ingenio del Mante, en con-diciones similares a las del Ingenio “Emiliano Zapata”, que el Gobierno Federal ha establecido en Zacatepec,Morelos, y en el que las utilidades se destinan para beneficio directo de los campesinos y obreros delpropio ingenio.”

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Y concluye: “Por lo expuesto, he tenido a bien expedir el siguiente acuerdo:Primero.—Se expropian por causa de utilidad pública, en beneficio de la nación, los bienes pertenecien-

tes a la Compañía Azucarera del Mante, S.A., que constituyen la negociación agrícola industrial destinadaa la producción de azúcar y alcohol.

Segundo.—La Secretaría de la Economía Nacional, con intervención de la de Hacienda y CréditoPúblico, tomará posesión de los bienes expropiados, levantándose los inventarios correspondientes.

Tercero.—Para los efectos del acuerdo, el valor de los bienes expropiados se fijará en los términos delartículo 10 de la Ley de Expropiación.

Cuarto.—Los bienes expropiados se pondrán en su oportunidad a disposición del Banco Nacional Obre-ro de Fomento Industrial, a fin de que los conceda en explotación a la cooperativa de participación estatalque al efecto se organice con los obreros y campesinos actualmente interesados en el funcionamiento de lanegociación, conforme a las bases que el Ejecutivo Federal establezca de acuerdo con la Ley General de Socie-dades Cooperativas y constitutiva del Banco Obrero.

Quinto.—Publíquese este acuerdo en el Diario Oficial de la Federación y notifíquese a la compañíaafectada en los términos del artículo 4o. de la Ley de Expropiación. Dado en la residencia del Poder EjecutivoFederal en la Ciudad de México, Distrito Federal, a los dieciocho días del mes de febrero de año milnovecientos treinta y nueve.—Lázaro Cárdenas.—Rúbrica.—El Secretario de Hacienda y Crédito Público,Eduardo Suárez.—Rúbrica.—El secretario de la Economía Nacional, Efraín Buenrostro.—Rúbrica.”

Claramente se ve que el anterior acuerdo de expropiación alude a una denuncia oficial de hechos acae-cidos con anterioridad y en aquella época se dijo que tal acuerdo era en realidad una forma de sanear partedel gobierno de Lázaro Cárdenas, a algunos funcionarios que ocuparon cargos en el Banco de México, cuandose fundó el Ingenio del Mante, con marcada referencia a Aarón Sáenz, tal vez por sus ligas con caudilloscomo Plutarco Elías Calles o Álvaro Obregón.

El acuerdo transcrito da a conocer detalles acerca de la obtención de créditos del Banco de México enun tráfico de influencias y de las ventajas obtenidas como las referentes al aumento de capital y largosplazos para la liquidación de intereses.

Demanda de Amparo.

En esas condiciones, el 29 de junio de 1939, el licenciado Eduardo Bustamante, representante de laCompañía Azucarera del Mante, S.A., por escrito presentado ante el Juez Segundo de Distrito, en MateriaAdministrativa, en el Distrito Federal, pide amparo contra los siguientes actos:

a) La aprobación y expedición por el Congreso de la Unión de la Ley de Expropiación de 23 de noviem-bre de 1936, y de la Ley de 30 de diciembre de 1938, que creó el impuesto adicional sobre el azúcar.

b) La promulgación, refrendo y publicación de los anteriores ordenamientos por el presidente de laRepública y los secretarios de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público y de la Economía Nacional.

c) La expedición por el presidente de la República del acuerdo de 18 de febrero de 1939, que declaraexpropiados, por causa de utilidad pública, en beneficio de la nación, los bienes pertenecientes a la quejosaque constituyen la negociación agrícola e industrial destinada a la producción de azúcar y alcohol.

d) El refrendo y publicación del anterior acuerdo por los secretarios de Estado nombrados.e) La aplicación que del repetido acuerdo se hace de las leyes de expropiación y del impuesto adicional

sobre el azúcar.f) La destinación de las defensas aducidas por la quejosa como fundamento de la revocación que

solicitó del acuerdo expropiatorio.g) La tramitación del recurso de revocación interpuesto por la quejosa, en cuanto dicha tramitación se

hizo sin cumplir con las formalidades esenciales del procedimiento.h) La expedición del acuerdo de 11 de marzo de 1939, firmado el 5 de junio del mismo año, por el que

se resolvió que no ha lugar a revocar el acuerdo expropiatorio.

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i) La aplicación en este acuerdo de la leyes de expropiación y del impuesto adicional sobre el azúcar.j) El refrendo de este acuerdo por los Secretarios de Hacienda y de la Economía Nacional.k) La ejecución de los acuerdos de 18 de febrero y 11 de marzo, 5 de junio de 1939.l) Todos los efectos y consecuencias que se deriven de los anteriores actos.En la demanda de amparo se sostiene que los actos reclamados son violatorios de garantías por los siguien-

tes conceptos.1o. La Ley de Expropiación es inconstitucional:a) Porque no se ajusta al mandato del artículo 27 constitucional, que determina los casos en que sea de

utilidad pública la ocupación de la propiedad privada y autoriza la expropiación en forma vaga e imprecisa;b) Porque pretende determinar los casos de utilidad pública sin tener en cuenta las facultades

jurisdiccionales de la Federación como lo exige el estatuto citado;c) Porque contraviniendo la disposición del mismo precepto de que la acción expropiatoria se hará

efectiva por el procedimiento judicial, establece una forma de llevarla a cabo sin intervención de los tri-bunales;

d) Porque no da a los afectados ocasión de ser oídos; y,e) Porque autoriza la expropiación a favor del Estado sin dar reglas para someter su ejecución a la

capacidad de pago haciendo así nula la garantía de indemnización consignada en el artículo 27 constitucional.2o. También considera que la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar es inconstitucional:a) Porque establece un impuesto que no se destina a cubrir el presupuesto contrariando los artículos

73 y 74 de la Carta Magna y violando por consiguiente los artículos 14 y 16 de este ordenamiento; y,b) Porque autoriza la expropiación de bienes no sometidos a la jurisdicción federal para la realización

de fines que tampoco competen a la Federación, conculcando el artículo 27 constitucional.3o. El acuerdo de 18 de febrero de 1939 es inconstitucional:a) Porque no existen las causas de utilidad pública que invoca y porque no son ciertos los hechos en

que pretende fundarse, por lo que se aplican inexactamente los artículos 1o., fracción IX, de la Ley Federalde Expropiación y 3o., Inciso a), de la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar;

b) Porque el objeto de la expropiación decretada (dar los bienes en explotación a tercera personas) noes constitucionalmente causa de utilidad pública;

c) Porque ni el objeto a que estaban destinados los bienes expropiados ni el que se pretende darles sonde la competencia de la Federación;

d) Porque no se oyó previamente a la quejosa;e) Porque habiéndose expropiado en favor del Estado no se observaron las reglas del artículo 64 de la

Ley de Bienes Inmuebles de la Federación;f) Porque el fin que se persigue con la expropiación (sancionar a quienes ejecutaron los actos que

censura, corregir las consecuencias de esos actos o ejercitar las acciones de que ellos puedan derivarse), noes causa de utilidad pública, ni es facultad del Ejecutivo ni puede lograrse por expropiación conculcándoselos artículos 14,16,17,20,21,22 y 27 constitucionales;

g) Porque importa la falta de revocación, sin facultades para ello, la ratificación de decisiones anterioresque reconocieron la validez de las operaciones que critica;

h) Porque el fin que persigue no puede calificarse legalmente como causa de utilidad pública;i) Porque no fija la indemnización ni da reglas para su pago;j) Porque para decretar la expropiación no se cumplieron las formalidades esenciales del procedimiento.El acuerdo presidencial que negó la revocación del acuerdo expropiatorio es inconstitucional:a) Porque el recurso de revocación se tramitó sin cumplir las formalidades esenciales del procedimiento;b) Porque no se examinaron todas las causas de revocación aducidas por la quejosa;c) Porque desconoce infundadamente la jurisdicción federal, violando el artículo 124 de la Constitución

y a través de él los artículos 14, 16 y 27 también constitucionales;

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d) Porque son inexactos los hechos en que se basó la expropiación y la negativa a revocarla;e) Porque no se cumplieron los requisitos del artículo 50 de la Ley de Bienes Inmuebles de la Federación;f) Porque arbitrariamente, niega al Poder Judicial Federal la facultad de ejercer el control de constitu-

cionalidad de los actos del Ejecutivo; y,g) Porque no reparó las violaciones cometidas por el acuerdo de 18 de febrero de 1939.Con excepción del Congreso de la Unión que no rindió informe, todas las demás autoridades respon-

sables rindieron sus informes justificados admitiendo la existencia de los actos reclamados, y así, el Juezde Distrito rindió su fallo en los siguientes términos:

El fallo del Juez

Consideró que no es improcedente el juicio en cuanto se reclaman la aprobación, expedición, promul-gación y publicación de las Leyes de Expropiación y del Impuesto Adicional sobre el Azúcar, porque esosactos no se combaten en sí mismos, sino en cuanto contribuyen a dar existencia formal a las disposicionescuya aplicación por medio del acuerdo expropiatorio se impugna por la quejosa como violatorias de garan-tías. Se apoya en las tesis de la Suprema Corte sustentadas en las ejecutorias publicadas en el Tomo LXIIdel Semanario Judicial de la Federación página 3022, y en el Informe del presidente de la Corte de 1940,página 44.

Desechó la causa de improcedencia que se hizo consistir en que el acuerdo expropiatorio de 18 defebrero de 1939, fue sustituido por la resolución que recayó en el recurso de reconsideración intentadocontra ese acuerdo, porque los problemas constitucionales planteados por la quejosa, no pudieron ser resuel-tos dentro del recurso administrativo de revocación, lo cual se reconoce en los considerandos de la resoluciónque dio fin a ese recurso, y porque el sentido mismo en que se resolvió ese recurso, permite afirmar que elacuerdo expropiatorio no dejó de surtir efectos al ser dictada la resolución que negó su revocación.

Negó el amparo contra la Ley de Expropiación, porque al ser una ley federal, es de aplicación res-tringida a los casos en que se tienda a alcanzar un fin cuya realización competa a la Federación, por lo queen este caso, si las autoridades federales aplicaron la Ley de Expropiación a materias diversas de las que com-peten a la Federación, podrá apreciarse una violación del artículo 21 de esa ley y ese mismo hecho revelaque la ley no es inconstitucional, pues no permite que el Estado se salga de sus funciones, como aseveróla quejosa.

Negó el amparo contra la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar, porque esa ley tiene dos propó-sitos básicos: 1o. Establecer un impuesto adicional sobre el azúcar, y 2o. Regular el aprovechamiento delproducto de ese impuesto. Expuso que para que prosperara el amparo sería necesario que ocasionara daños,molestia o perjuicio a un individuo y que ese individuo reclamara la violación de garantías. En el caso, laquejosa no reclama la aplicación del impuesto y ningún daño puede causarle que la indemnización porla expropiación de sus bienes, se le pague con el producto de ese impuesto. Así, el primer agravio no estáfundado.

En cuanto al segundo, independientemente de la letra o espíritu de una ley, puede haber una aplicacióninexacta de la misma que implique una violación de garantías, pero eso no quiere decir que la ley seainconstitucional.

Se observa que el legislador al decretar esa ley, no declaró de utilidad pública la expropiación deingenios azucareros, ni trató de adicionar la fracción IX, del artículo 1o. de la Ley de Expropiación, ya quesólo se concretó a reglamentar la distribución de los fondos adquiridos por ese impuesto, a fin de depositarlosen el Banco de México para que el Gobierno Federal pudiera adquirir algunos ingenios cuya explotaciónfuera incosteable.

En el acuerdo de expropiación de 18 de febrero de 1939, el presidente de la República interpretó laLey de 30 de diciembre de 1938, en el sentido de que esa ley le faculta para expropiar ingenios azucareros.Así, en su acuerdo de 11 de marzo de 1939, señala que debía tomarse en cuenta que el artículo 21 de la Ley

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de Expropiación se amplía por el artículo 3o. de esa Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar, para queel Gobierno Federal pueda expropiar aquellos ingenios. Pero los informes rendidos por las autoridadesresponsables, incluyendo al presidente, aceptaron que la Ley de Expropiación de 23 de noviembre de 1936no faculta al gobierno para expropiar ingenios azucareros. Por tanto, se concluye que la Ley del ImpuestoAdicional no es en sí misma inconstitucional, aunque su aplicación en el caso concreto que se revisa, sipudiera serlo.

El Juez negó el amparo contra el acto consistente en la tramitación irregular del recurso de revocacióny adujo lo siguiente: La Ley de Expropiación no determina procedimiento o tramitación alguna parasustanciar la revocación, por lo que la autoridad competente pudo dictar su resolución sobre la revocación,sin contravenir ninguna disposición. Por otra parte, la resolución del 11 de marzo de 1939, firmada enHermosillo, el 5 de junio del mismo año, en la que se resolvió el recurso que declaró que no había lugar arevocar el acuerdo expropiatorio, alude a algunas de las consideraciones sobre las defensas interpuestaspor la quejosa, por lo que no puede afirmarse que hubo desestimación de esas defensas.

Puntos resolutivos

El inferior concedió el amparo contra el acuerdo de expropiación;Contra la resolución por la que se negó la revocación de dicho acuerdo.Contra la aplicación de las Leyes de Expropiación y del Impuesto Adicional sobre el Azúcar; y,Contra el refrendo y publicación del acuerdo y resolución mencionada, y contra la ejecución, efectos

y consecuencias de estos actos.El Juez, para mejor comprensión del estudio de los actos reclamados, pidió insertar el acuerdo expro-

piatorio y afirma categóricamente que en ese acuerdo no se invocan las causas de utilidad pública. Enfatizaque al conceder un préstamo el Banco de México a la Compañía Azucarera del Mante, S.A., hizo una malaoperación financiera y trata de establecer un precedente para que no se repitan esa clase de operaciones,pero no hay, en esencia, una causa de utilidad pública.

Todavía más, la quejosa aportó pruebas a fin de demostrar que el Ejecutivo Federal no estuvo en lojusto en hacer esas apreciaciones financieras y sólo intentó formular la tesis de que la expropiación es unacto de soberanía, y que la existencia de la causa de utilidad pública determina a aquélla.

La quejosa ofreció la prueba de que el préstamo del Banco de México sí estuvo bien garantizado yseñaló que las ventajas pecunarias de los obreros y campesinos que laboraban en El Mante, eran superioresa las obtenidas por quienes trabajaban en el Ingenio de Zacatepec, Morelos, por lo que la explotación delIngenio del Mante sí era costeable. La Secretaría de la Economía Nacional rechazó esa prueba de la quejosa,por inconducente y reiteró que estos hechos no están sujetos a la apreciación judicial, sino que son de laexclusiva competencia de la autoridad administrativa.

El Juez de Distrito se apoyó en varias tesis de jurisprudencia: la tesis 549. “… no existe utilidadpública cuando se priva a una persona de lo que legítimamente le pertenece, para beneficiar a un particular,sea individuo, sociedad o corporación, pero siempre particular, que puede adquirir la cosa sin la intervencióndel Poder Público …” Se agrega: “No es bastante para que la utilidad pública quede demostrada, el hecho deque la autoridad responsable lo afirme, en casos de expropiación, sino que es indispensable que se aduzcao rindan pruebas que justifiquen esa utilidad”. También en las tesis 187: Pruebas en el amparo.—“La cargade la prueba corresponde tanto al quejoso como a la autoridad responsable” 452.—Expropiación. “Las LeyesFederales y las de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, determinarán los casos en que sea deutilidad pública la expropiación de la propiedad privada, y de acuerdo con dichas leyes, la autoridad admi-nistrativa hará la declaración correspondiente” y 457.—Expropiación por causa de utilidad pública.—“Llevadaa cabo sin los requisitos previstos por la ley, aun cuando se trate de utilidad pública, importa una violaciónde garantías.”.

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De este modo, el Juez de Distrito se pronunció porque la expropiación sólo puede llevarse a caboajustándose a las normas constitucionales y a las leyes que determinan los casos en que es de utilidad públicala expropiación de la propiedad privada. No puede aceptarse que el Ejecutivo tenga facultades ilimitadaspara expropiar lo que venga en gana, sin sujetarse a las leyes previamente establecidas y sin fundar nijustificar sus actos.

Por otra parte, el Juez Federal apoyó a la quejosa, la cual rindió pruebas para demostrar que no sonciertos los motivos invocados en los considerandos del decreto de expropiación de 18 de febrero de 1939y las autoridades responsables no rindieron ninguna prueba para demostrar sus aseveraciones, ni la existenciade las causas de utilidad pública que se invocan en dicho decreto.

El Juez admite que los organizadores de la Compañía Azucarera del Mante, S.A. señalaron que notuvieron la influencia de funcionarios del Banco de México y que esa empresa se organizó en 1929 y queel consejo de administración del banco la aprobó, según consta el acta No. 236 de la sesión de 8 de enerode 1930 y que el único de los fundadores de la compañía, en esa época fue el licenciado Aarón Sáenz, quienfue designado Secretario de Educación Pública el 6 de febrero de 1930, o sea, 29 días después de la fechaen que el Banco de México aprobó aquella operación. El banco, conforme su ley constitutiva de 25 deagosto de 1925 autorizó el préstamo que estuvo garantizado en forma suficiente; que además, el banco sereservó el derecho a designar a miembros del consejo de administración de la empresa. Los créditos sumaron10 millones, 765 mil, 434 pesos, con 24 centavos y al decretarse la expropiación estaban pendientes de pagonueve anualidades por cerca de 9 millones de pesos; el capital adeudado sumaba más de 6 millones depesos; que entre 1932 y 1939 se pagaron 6 millones 250 mil, 74 pesos, con 41 centavos, siendo tres millones770 mil pesos destinados a amortización de capital y dos millones 742 mil pesos al pago de intereses, porlo que no son ciertas las apreciaciones del Ejecutivo en su decreto expropiatorio.

También el Juez de Distrito apoyó a la quejosa que presentó pruebas a fin de negar la exactitud de loshechos invocados en el acuerdo expropiatorio, entre ellas las siguientes:

I.—El Ingenio del Mante se estableció con fondos del Banco de México.II.—El préstamo del banco no se obtuvo por tráfico de influencias, como lo demuestra el acta de

sesión del Banco de México, de 8 de enero de 1930, en que se aprobó el préstamo a la Compañía Azucareradel Mante, S.A. y el hecho de que el señor Aarón Sáenz, quien fue funcionario de la Federación en 1930,fue designado Secretario de Educación Pública el 6 de febrero de 1930, por lo que el préstamo se aprobósin que ninguno de los organizadores de dicho ingenio fuera funcionario público de la Federación.

III.—El banco estaba autorizado para efectuar operaciones bancarias con particulares, según el artículo93 de la Ley General de Instituciones de Crédito de 31 de agosto de 1926.

IV.—La Compañía Azucarera del Mante, S.A. sí ofreció garantía suficiente por ese préstamo, yaque el valor de sus bienes dados en garantía, asciende a tres veces al valor total de los créditos del banco ala quejosa.

V.—Las personas que figuraron en el Consejo de Administración de la Compañía Azucarera y al mismotiempo eran funcionarios del Banco de México, no lo fueron por su propio derecho, sino en representacióndel Banco.

VI.—La quejosa hizo pagos por cuenta del crédito recibido, desde agosto de 1932, cuando se consolidóla operación financiera, hasta el 31 de diciembre de 1938, por 7 millones de pesos aproximadamente.

VII.—Se pudo demostrar que la empresa no era incosteable en su explotación, pero, además, la operaciónentre la azucarera y el banco fue una operación de crédito entre particulares y el hecho de que el GobiernoFederal sea accionista del banco, no le da derecho para ejercer directamente ninguna acción contra los acree-dores del banco, pues la Constitución no autoriza en ningún caso al Poder Ejecutivo para aplicar sanciones,castigo o correcciones de actos irregulares cometidos por particulares, ni menos tiene facultades parasancionar con la expropiación de bienes a un particular, por sus tratos con el banco. Por ello, se concluye queel Ejecutivo Federal carece de facultades para expropiar ingenios azucareros, ni aun con base en la Ley deExpropiación de 23 de noviembre de 1936, ni en la fracción IX del artículo 1o. ni en la ley que establecióel impuesto adicional sobre el azúcar.

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Por todo ello, se resume que el decreto expropiatorio de 18 de febrero de 1939, es inconstitucional yviola en perjuicio de la quejosa las garantías individuales que consagran los artículos 14,16,17,21,27 y 28constitucionales y procede conceder a la quejosa el amparo y protección de la Justicia Federal en contra deese decreto.

La quejosa invocó la incompetencia del Poder Ejecutivo Federal para decretar esa expropiación, porquela industria azucarera no es de jurisdicción federal y la Federación no tiene competencia para expropiar losbienes de que se trata. La utilidad pública es un concepto jurídico por lo que sólo son expropiables los bienesde propiedad privada necesarios para la realización de las finalidades del Estado. Las causas de esta expro-piación no caben dentro del concepto jurídico de causa de utilidad pública. En cuanto a la facultad soberanadel Ejecutivo de apreciar la existencia de la causa de utilidad pública, como afirmaron las autoridadesresponsables en este caso, no encaja, ni puede encajar dentro de nuestro sistema constitucional, en el quela Constitución garantiza la existencia de la propiedad privada y consagra la garantía individual de que lasexpropiaciones sólo proceden por causa de utilidad pública debidamente probada.

El Juez de Distrito sostuvo que procede el amparo pues el afectado reclama violaciones de garantíaspor la decisión expropiatoria del Ejecutivo y, en el fallo de 11 de marzo de 1939, que resolvió ese recursoadministrativo, se observa que no se apreció debidamente el caso. Además la quejosa reclama que en esaresolución no se repararon las violaciones constitucionales, por lo que se estimó que este agravio es fundado,ya que siendo inconstitucional el decreto expropiatorio, en la revocación debieron repararse las violaciones,por lo que el acuerdo del 11 de marzo de 1939 dictado en la revocación, también es inconstitucional, porlas mismas razones aducidas al hacer el estudio del decreto expropiatorio. Por lo mismo, procede concedera la quejosa el amparo y protección de la Justicia Federal, contra la resolución recaída al recurso de revo-cación de 11 de marzo (firmado el 5 de junio) de 1939.

Recurren el Fallo

Sobre este fallo del inferior, las autoridades responsables lo recurrieron expresando agravios, alegandoviolaciones de los artículos 379 y 388 del Código Federal del Procedimientos Civiles. Alegaron asimismoque el Juez dejó de aplicar la jurisprudencia de la Suprema Corte que ordena se sobresean los juicios deamparo cuando los actos se conviertan en consumados de manera irreparable, como lo es la publicacióndel acuerdo de expropiación, y su refrendo.

Por su parte, el Consejo de Administración de la Cooperativa de Ejidatarios y Obreros del Ingenio delMante, S.C. de P.E. de R.S., también pidió la revisión del fallo y señaló que el acuerdo expropiatorio no esun acto definitivo, de acuerdo con el artículo 114, fracción II de la Ley de Amparo, por lo que debió habersido sobreseido el juicio de garantías. El acuerdo expropiatorio fue sustituido por la resolución que negósu revocación y al cesar sus efectos, concurren la causa de improcedencia a que alude la fracción XVI delartículo 73 de la Ley de Amparo.

Mencionó la cooperativa que al Poder Ejecutivo se le otorgan facultades en otras materias, como la educa-tiva, por lo que no necesita que la industria azucarera sea de jurisdicción federal para decretar la expropiaciónde un ingenio … La expropiación no fue un acto punitivo, ni tampoco la aplicación de una pena por laoperación celebrada entre la Compañía Azucarera del Mante y el Banco de México, por lo que pidenla revocación del fallo impugnado, el sobreseimiento y la negativa del amparo.

Intervención de la Suprema Corte

La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estudió el caso y consideró que laCooperativa de Ejidatarios y Obreros del Ingenio del Mante, no tiene el carácter de tercero perjudicado,por no haber gestionado, ni haberse dictado en su favor, ninguno de los actos reclamados. Además, esa coope-rativa se organizó después de la fecha en que se expidió el decreto de expropiación. No gestionó el acto

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efectuado con anterioridad a su organización, por lo que no está en la situación prevista por el artículo 5o.,fracción III, inciso c), de la Ley de Amparo, por lo que procede desechar el recurso de revisión que interpuso.

La Secretaría de la Economía Nacional sostiene que el acuerdo expropiatorio de 18 de febrero de1939, tiene la causa de improcedencia que especifica la fracción XV del artículo 73 de la Ley de Amparo,por no ser un acto definitivo, ya que en su contra se interpuso el recurso de revocación, por lo que estimóque el acto definitivo que generó la acción constitucional es la resolución dictada en ese recurso de revoca-ción. El Juez se negó a admitir esa causa de improcedencia, ya que el acuerdo expropiatorio sí surtió efectos.La Sala consideró que el inferior confundió el concepto de definitividad para los efectos del amparo, con elconcepto de acto definitivo para los efectos de la ejecución material, y agregó: “Acto definitivo para losefectos del amparo es aquél que no puede ser modificado, confirmado o revocado en la jurisdicción ordinaria,y por tanto, sólo puede ser enmendado en el juicio constitucional”. Por ello, estimó fundado el agravioformulado por la Secretaría de la Economía Nacional y sobreseer en el juicio, por lo que toca al acuerdo deexpropiación de 18 de febrero de 1939, y también por lo que corresponde a su refrendo, publicación yejecución.

También consideró que debe sobreseerse por el acto que hizo consistir en la aplicación de la Ley deExpropiación y de la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar, en la resolución que recayó al recursode revocación, ya que propiamente no es un acto reclamado sino un concepto de violación. Hubo unaequivocación en la demanda y también en el Juez de Distrito, pero no se sobresee, sino que no se apreciacomo acto reclamado lo que son conceptos de violación.

Sobre la solicitud de la Secretaría de Hacienda de que se sobresea en el juicio por no afectar losintereses de la quejosa, se estimó que sí se afectan sus intereses y, además, el refrendo sí fue necesario paradar validez constitucional al acto de que se trata.

El presidente de la República y el secretario de Gobernación insisten en que el juicio es improcedentepor cuanto se enderezó contra la publicación en el Diario Oficial el acuerdo que negó la revocación, ya quese trata de un acto consumado.

Sobre los agravios hechos valer por la Secretaría de la Economía Nacional, la Segunda Sala cuestionacuatro puntos: ¿Goza el Poder Ejecutivo de la facultad soberana para apreciar en casos concretos la existenciade la utilidad pública que justifique el acto expropiatorio? ¿La mención que se hace en el acuerdo expropiato-rio de las irregularidades en el otorgamiento de los créditos por el Banco de México en favor de la quejosa,constituyen el fundamento de la expropiación? ¿La fracción IX del artículo 1o. de la Ley Federal de Expro-piación, autoriza la expropiación de los bienes de una negociación agrícola-industrial en actividad, paracrear una empresa cooperativa? Y, ¿Tiene competencia el Gobierno Federal para expropiar ingenios desti-nados a la producción de azúcar?

La Sala examina el último punto, refiriéndose al párrafo segundo de la fracción VI del artículo 27constitucional: “Las Leyes de la Federación y de los Estados en sus respectivas jurisdicciones, determinaránlos casos en que sea de utilidad pública la ocupación de la propiedad privada, y de acuerdo con esas leyesla autoridad administrativa hará la declaración correspondiente”. La órbita de la competencia federal debebuscarse en las facultades expresas concedidas a funcionarios federales. La Federación tiene jurisdicciónterritorial sobre todos los bienes ubicados en el Distrito y Territorios Federales. La jurisdicción de losEstados en materia de expropiación comprende a la propiedad privada que se encuentra dentro de su territorio.La jurisdicción se integra también por razón de la naturaleza de los bienes y por razón de la materia. Porrazón de su naturaleza: sustancias minerales, ferrocarriles, telégrafos, teléfonos y demás vías de comunica-ción (artículos 28 y 73, fracciones X, XVII y demás relativas). Por razón de su materia, pueden serexpropiados por la Federación, bienes ubicados en territorio de los Estados, cuando su ocupación seanecesaria para la realización de las facultades concedidas a los Poderes de la Unión, como los casos decolonización, migración, salubridad, escuelas, energía eléctrica, etcétera (artículo 73, fracciones X, XVI ydemás relativas) Pero, la Federación, ni por razón territorial, ni por razón de la materia, ni por la naturaleza delbien, está facultada para expropiar un ingenio azucarero. Por lo que se consideró este agravio, infundado.

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La fracción VI del artículo 27 constitucional establece: “Las Leyes de la Federación y de los Estadosen sus respectivas jurisdicciones, determinarán los casos en que sea de utilidad pública la ocupación de lapropiedad privada y de acuerdo con dichas leyes la autoridad administrativa hará la declaración correspon-diente” … Es decir, el Ejecutivo no tiene facultad absoluta para expropiar la propiedad particular, para ello,debe interpretar correctamente los preceptos legales y aplicarlos exactamente al caso particular. Ahorabien, cuando el Ejecutivo interpreta equivocadamente las disposiciones sobre expropiación y las aplica enforma inexacta, conculca las garantías consagradas por los artículos 14 y 16 constitucionales.

La Constitución no proscribe el juicio de garantías en materia de expropiación, ya que el artículo 103de la Carta Magna, instituye el juicio de amparo para la resolución de todas las controversias en contra deleyes o actos de autoridad que violen las garantías individuales.

La Secretaría de la Economía Nacional al expresar sus agravios expuso que en la ejecutoria de laSuprema Corte (pág. 1266 del Tomo XVIII del Semanario Judicial de la Federación) y con base en lostratadistas Teodosio Lares y Fleiner, opina que el Poder Judicial está incapacitado en materia de expropiaciónpara controlar la constitucionalidad de los otros poderes. Sin embargo, la solución correcta se deriva de losmandatos constitucionales y se ha comprobado que no se otorga al Ejecutivo Federal una facultad soberanapara declarar la ocupación de la propiedad privada por causa de utilidad pública, ni se prohibe el juicio degarantías en materia de expropiación. Por excepción es cierto que la fracción XIV del artículo 27 consti-tucional concede facultad soberana al presidente de la República a fin de dictar soluciones definitivas enlos casos de dotación de ejidos. También en materia de educación, el artículo 3o. constitucional permite alEjecutivo revocar autorizaciones para las escuelas particulares o el artículo 33 de la Constitución, le otorgafacultad soberana para expulsar a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente.

La Segunda Sala explica que la tesis de la facultad soberana en materia de expropiación se citó delTomo XVIII, página 1276, pero la cita es equivocada, ya que en la página 1266 del mismo tomo se expresa:El artículo 27 constitucional, al establecer que las Leyes de la Federación y de los Estados, en sus respectivasjurisdicciones, determinarán los casos en que sea de utilidad publica la ocupación de la propiedad y que,de acuerdo con dichas leyes la autoridad administrativa hará la declaratoria correspondiente” Bastaría estatesis para rebatir a la Secretaría de la Economía Nacional.

La jurisprudencia sólo en un caso se refiere a la ocupación de la propiedad privada, sin demostrar lascausas de utilidad pública (Tomo XLII. Página 1756 del Semanario Judicial de la Federación). Pero entodos los demás, la Suprema Corte de Justicia ha resuelto constantemente no sólo que el Poder Judicial Federalestá capacitado para juzgar si la expropiación se decretó de acuerdo con la ley de la materia, sino, además,que la autoridad administrativa se obliga a demostrar la existencia de la utilidad pública, en apoyo de susactos. (Tomo XXXI. Pág.451.)

Al confirmarse que la Constitución no otorga al Poder Ejecutivo facultad soberana para interpretar yaplicar las disposiciones legales que determinan las causas de utilidad pública que justifiquen la ocupaciónde la propiedad privada, se concluye que procede resolver negativamente la cuestión planteada por laautoridad responsable y desechar este agravio.

Sobre las supuestas irregularidades en el otorgamiento de créditos por el Banco de México a favor dela quejosa, expresa la Sala que la expropiación del Ingenio de El Mante debe calificarse como una notoriay censurable desviación del objeto que justifica la existencia de esa institución. Para que esa desviación noprevalezca, es preciso tomar medidas que corrijan los efectos de tales operaciones y procuren que la inversiónno continúe destinada a explotarse para beneficio individual. El presidente de la República consideró quela causa de utilidad pública tuvo su origen en las condiciones en que la quejosa obtuvo los créditos del Bancode México. Sin embargo la Corte analiza que “no son exactas las apreciaciones hechas por el Ejecutivo encuanto a los hechos expuestos en los considerandos” y que “no está declarada por el legislador como causade utilidad pública, la circunstancia de que el Banco de México haya hecho una mala operación de préstamocon la compañía quejosa”. Es inconstitucional considerar como causa de utilidad pública que justifique laexpropiación de los bienes de la quejosa, la necesidad de “corregir los efectos inconvenientes de talesoperaciones” y evitar que “la desviación prevalezca.”.

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En cuanto al otro punto esgrimido por la Secretaría de la Economía Nacional, sobre que la causa deutilidad pública es “la creación, fomento o conservación de una empresa para beneficio de la colectividad”,la fracción IX del artículo 1o. de la Ley de Expropiación señala tres casos: a) Cuando sea necesario para lacreación de una empresa de beneficio colectivo; b) Cuando sea indispensable para el desarrollo o incrementode empresas de esa categoría que se hayan organizado y estén en actividad con antelación al acto expropia-torio y, c) Cuando una negociación esté en vísperas de desaparecer o suspender sus actividades, con perjuiciode la colectividad. O sea, se pretende crear y fomentar empresas de beneficio colectivo y la expropia-ción no debe recaer sobre bienes destinados a una producción similar a la que se trata de crear.

La expropiación que es la más enérgica de las limitaciones al derecho de propiedad, está subordinadarigurosamente a las condiciones estrictas fijadas por las leyes especiales. En el caso, se reconoce que la expro-piación de los bienes de la quejosa no se efectuó por la causa de utilidad pública a que se refiere la fracciónIX del artículo 1o. de la Ley de Expropiación, la cual no autoriza la expropiación de una empresa en actividad,para entregarla en explotación a obreros y campesinos que le prestaban sus servicios. No puede significar“crear una empresa de beneficio colectivo”, ni sustituir la explotación del negocio de una sociedad anónimapor una sociedad cooperativa. Además, la Constitución considera a las cooperativas como de utilidad públi-ca, cuando se organizan para la construcción de casas baratas e higiénicas “destinadas a ser adquiridas enpropiedad por los trabajadores en plazos determinados”. Fuera de este caso, las cooperativas no puedenconsiderarse como de utilidad pública. Por todo ello, se rechaza este agravio.

La sentencia

La Segunda Sala de la Suprema Corte resume: se ha demostrado que el Poder Ejecutivo no tiene facultadsoberana para interpretar y aplicar las disposiciones legales que establecen los casos de utilidad públicaque justifiquen la ocupación de la propiedad privada.

La fracción IX del artículo 1o. de la Ley Federal de Expropiación fue aplicada inexactamente. El Eje-cutivo de la Unión invadió la jurisdicción del Estado de Tamaulipas al expropiar un ingenio azucareroubicado en el territorio de esta entidad. Subsisten las consideraciones de la sentencia de primera instancia,por no haberse expresado ningún agravio en su contra, respecto de las irregularidades que se dicen cometi-das en el otorgamiento por el Banco de México de diversos créditos en favor de la quejosa, los cuales noconstituyen una causa de utilidad pública que justifique la expropiación. La resolución o acuerdo de 11de marzo de 1939, firmado el 5 de junio del mismo año, es violatorio de los artículos 14, 16, 27, 49, 73 y124 constitucionales, al haberse negado a revocar el acuerdo de 18 de febrero del año citado que expropióbienes de la quejosa, aplicando inexactamente el artículo 1o., fracción IX de la Ley Federal de Expropiación,sin motivar y fundar la causa legal del procedimiento y vulnerando la soberanía del Estado de Tamaulipas.

Por lo expuesto y fundado, resuelve la Segunda Sala:Primero.—Se desecha el recurso de revisión interpuesto por el Consejo de Administración de la Coopera-

tiva de Ejidatarios y Obreros del Ingenio “El Mante”, S.C. de P.E. de R.S.Segundo.—Se modifica la sentencia de primera instancia en la parte sujeta a revisión.Tercero.—Se sobresee el presente juicio en cuanto a los actos consistentes: en el acuerdo de expropiación

de 11 (es 18) de febrero de 1939; en el refrendo, publicación y ejecución de este acuerdo.Cuarto.—La Justicia de la Unión ampara y protege a la Compañía Azucarera del Mante, S.A., contra

actos del presidente de la República y de los secretarios de Gobernación, Hacienda y Crédito Público y dela Economía Nacional, consistentes: en el acuerdo de 11 de marzo de 1939, firmado el 5 de junio de año citado,en el refrendo, publicación y ejecución de aquel acuerdo; y en todas las consecuencias y efectos que sederiven de estos actos.

Así, por unanimidad de cinco votos por lo que hace a los puntos primero, segundo y cuarto resolutivosy por mayoría de cuatro de los Ministros Ramírez, Barttlet, Mendoza González y Carreño, por lo que respectaal punto tercero resolutivo, lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,siendo relator el Ministro Carreño.

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El Ministro Fraga fundó su voto manifestando su conformidad con los puntos primero, segundo ycuarto resolutivos, sosteniendo, por lo que hace al agravio relativo a que el Poder Ejecutivo tiene facultadsoberana en materia de expropiación, que el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo sí tienen cierta discreciónen las intervenciones que la Constitución les autoriza en materia de expropiación por causa de utilidadpública, pero que el Poder Judicial está también facultado para controlar el uso legítimo de aquella facul-tad discrecional. Votó igualmente en contra del tercer punto resolutivo que sobresee el juicio respecto deldecreto expropiatorio, por considerar que la fracción XV del artículo 73 de la Ley de Amparo, en que la sen-tencia funda el sobreseimiento, sólo establece una causa de improcedencia cuando no se hayan agotado losrecursos ordinarios; pero sin que esto signifique que el acto primitivo quede sustituido por la resolución enel recurso administrativo.

El Ministro Mendoza González votó de conformidad todos los puntos resolutivos, manifestando suadhesión a la opinión del Ministro Fraga en lo que se refiere al control por la autoridad judicial de lafacultad discrecional que tiene los Poderes Legislativo y Ejecutivo en materia de expropiación por causade utilidad pública.

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18. EN 1943 Y 1944 FUE APLICADA LA PENA DE MUERTE PORUNA LEY DE EMERGENCIA. VARIOS CASOS PENALES SON

DE INTERÉS Y LOS EXILIADOS ALEMANES SEMANIFIESTAN CONTRA EL NAZISMO

El asesinato del General Obregón continuó siendo motivo del último amparo del señor Manuel TrejoMorales, a quien se le atribuyó, cuando fue aprehendido en febrero de 1932 —después de estar prófugocuatro años— el haber prestado la pistola a José de León Toral con la cual cometió el homicidio. La sentenciade la Sexta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal se apoyó en presunciones y por eltiempo transcurrido, que tiene más de diez años de reclusión, o sea, más de la mitad de la condena, era depresumirse que la Primera Sala de la Suprema Corte le daría el amparo. (1)

Hermelindo Belmonte o Manuel García Escobedo —sin saberse exactamente su verdadero nombre— yRaul Carpy Mayoral fueron acusados de quinta columnistas y enviados a las Islas Marías. Ambos pidieronamparo, pero la Ley de Prevenciones Generales relativa a suspensión de garantías establece que no se daráentrada a ninguna demanda de garantías en que sea reclamada alguna disposición de las leyes de emergenciay la Secretaría de Gobernación informó que la medida tomada tuvo apoyo en dicha ley, por lo cual el amparoserá sobreseido. (2)

En el juicio civil que siguió Carlos Ibarra contra la Compañía de “Bienes Raíces de Tampico, S.A.” porprescripción adquisitiva de un terreno, el nuevo Código Civil del Estado redujo el término de la prescripciónde diez a cinco años y el problema consistió, para los Ministros de la Tercera Sala, en qué código aplicar,si el antiguo o el nuevo que estaba en vigor. Por mayoría de tres votos de los Ministros Tena, Pardo Aspe yMeléndez fue aplicado el código anterior aunque estuviese derogado, contra los votos de Medina y Guerrero,porque ello implicaba la modificación más que la interpretación de la ley. (3)

El rector de la Universidad de Morelia, licenciado Anguiano, fue amparado para que no fuera depuestodel cargo por un decreto de la legislatura. Pero los estudiantes no están conformes, pues prefieren alnuevo rector, profesor Jesús Romero Flores. El rector de la Universidad de México, Rodolfo Brito Fouchermanifestó su apoyo a la sentencia de amparo. (4)

(1) Excélsior, 10 de enero de 1943.(2) El Universal, 18 de marzo de 1943.(3) El Universal, 28 de marzo de 1943.(4) El Universal, 4 de abril de 1943.

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Hubo dos casos de comisión del delito de disolución social. El primero de Prisciliano Ortega, vecinode Sultepec, que pintó en las paredes “Viva Alemania. Mueran las democracias y Ávila Camacho y vivaMéxico, pero sin democracia”. El Juez de Distrito de Toluca le dictó auto de formal prisión. Por otra parte,Nahum Urbán Suárez injurió al presidente Ávila Camacho por su actitud en el conflicto internacional alponer letreros en el pueblo de Tultepec, Estado de México. El Magistrado de Circuito, Enrique Colunga,le confirmó auto de formal prisión, el cual decía:

“Primero.—El primer agravio que hace valer el defensor, se refiere a que no están comprobados loselementos materiales de la existencia del cuerpo del delito de disolución social, por el que fue acusado sudefenso, en virtud de que los letreros que aparecieron puestos en los muros del pueblo de Tultepec, no consti-tuyen por sí solos, elementos suficientes para estimar que contengan las características que requiere la leypara estimarlos comprendidos dentro del decreto relativo que estatuye el precitado delito; y que por lomismo no están llenados los requisitos que señala el artículo 19 constitucional y 161, fracciones I y III, delCódigo Federal de Procedimientos Penales. Este agravio es improcedente porque una de las modalidadesdel delito de disolución social, previsto por el artículo 145 de la Ley que reforma el Código Penal vigente,publicada en el número doce del Diario Oficial, de fecha catorce de noviembre de mil novecientos cuarentay uno, consiste en que en forma escrita se realice propaganda política entre extranjeros o nacionales mexica-nos, difundiendo ideas que perturben el orden público o afecten la soberanía nacional; y el párrafo III delpropio artículo, define como una de las maneras en que se afecta la soberanía de la República, es la de quese propague el desacato de parte de los nacionales mexicanos a sus deberes cívicos. Es indudable que losletreros que fueron puestos en los muros de la escuela oficial, palacio municipal y demás lugares del pueblode Tultepec, contienen conceptos que tienden a inducir a los nacionales mexicanos, a que falten al cum-plimiento de sus deberes cívicos, en contra de la soberanía nacional, dado el estado de guerra que guarda lanación respecto de las naciones llamadas del eje, y en tales circunstancias es deber ineludible de todomexicano contribuir con todo patriotismo y entusiasmo a favor del gobierno, y no contrarrestar en formaalguna los esfuerzos que la autoridad señala como deber de todo ciudadano mexicano. Por otra parte, elartículo 19 constitucional y el 161 del Código Federal de Procedimientos Penales, únicamente refieren paraque proceda dictarse el auto de formal prisión, que los datos que existan en la causa sean suficientespara suponer la presunta responsabilidad del acusado, pero no exige que exista una prueba ineludible quela justifique; y en el presente caso dichos elementos están llenados y la apreciación definitiva de la respon-sabilidad del propio acusado, deberá ser materia de la sentencia que se dicte en el proceso.” (5)

La Segunda Sala del Alto Tribunal sentó el principio que la expedición de Leyes de Emergencia y suaplicación son facultades exclusivas del Ejecutivo federal y no de los poderes estatales, pues la suspensiónde garantías no puede recaer en autoridades locales. (6)

El señor José Mendoza Rivas fue acusado de espionaje y delitos contra la seguridad nacional. El Juezde Distrito le concedió la suspensión provisional siempre que el acusado permaneciera en los separos de laSecretaría de Gobernación. (7)

Por otra parte, la Procuraduría General inició dos juicios para reivindicar dos bienes del clero. Uno sobreel anexo a la capilla del Señor de la Expiración en la esquina de Belisario Domínguez y Leandro Valle y elotro sobre la casa 123 de las calles de Fresno, esta última propiedad aparente de la Compañía Anglomexicanade Bienes Raíces S.A. Los dos juicios se llevan a cabo en el Juzgado Segundo de Distrito en Materia Admi-nistrativa. (8)

La Segunda Sala del Tribunal Supremo negó el amparo al japonés Shinger Sakayama Shakadi contraactos del gobernador de Durango que le negó el registro de médico cirujano dentista. (9) En cambio, fue

(5) El Nacional y la Prensa, 13 de abril de 1943.(6) El Nacional, 29 de abril de 1943.(7) Excélsior, 7 de junio de 1943.(8) Excélsior, 12 de julio de 1943.(9) Excélsior, 24 de febrero de 1944.

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amparado el nipón José Nisicahua Nakamura por causar la muerte de su paisano Francisco Osaki, pues fueen legítima defensa. (10)

La Ley de Emergencia que implantaba la pena de muerte fue aplicada con todo rigor contra unosasaltantes que por el rumbo de Cuernavaca provocaron ocho personas muertas y muchos heridos. Esteasalto era investigado tanto por el Ejército como por la Procuraduría General de la República. Al mismotiempo fueron capturados cinco asaltantes y asesinos de automovilistas de la Ciudad de México. En generalse sostenía la aplicación de las Leyes de Emergencia, las cuales debían divulgarse y ser dadas mejor aconocer por su fuerte penalidad. (11) Otros asaltos hubo que aparentemente nada tenían que ver con la situa-ción de guerra, como el perpetrado en Ixtapalapa por nueve delincuentes contra dos muchachas en unbaile, pero se sostuvo que debían ser penados con la muerte apoyándose en las Leyes de Emergencia. (12)

Además, varios miembros del Ejército pidieron que hubiera cinco abogados militares en la SupremaCorte como Ministros, para resolver adecuadamente los delitos conforme a las Leyes de Emergencia. (13) La SalaAdministrativa del Alto Tribunal sostuvo que para quedar exento del servicio militar debía quedar cabalmentedemostrada la incapacidad física, como lo indicaba la ley y negó un amparo a Taurino Solana. (14) Asimismo,hubo procesos por haber desertado del servicio militar, de los cuales conoció la Corte negando el amparo.Sin embargo, se sostuvo que sólo con mandato judicial podía ser detenida una persona y no por órdenes deautoridades administrativas. Sin embargo, el Juez de Distrito de Veracruz sostuvo que podía eludirse elservicio militar si se demostraba que el joven era el único sostén de la familia. (15)

La Suprema Corte negó el amparo a un condenado a muerte, Felipe Díaz, natural de Tabasco y campe-sino que había cometido varios homicidios. (16) Además, el Juez de Distrito en Materia Penal, Luis G.Corona, sostuvo que debía ser aplicada la pena de muerte a los asaltantes de la Ciudad de México queaprovechan la obscuridad y los lugares solitarios como los bosques y las Lomas de Chapultepec y otrasmuchas colonias con apoyo en el decreto de emergencia de 7 de octubre de 1943. Este decreto señala que“al que en despoblado o paraje solitario haga uso de violencia en alguna persona con el propósito de causarun mal, obtener un lucro o exigir un asentimiento para cualquier fin y cualquiera que sean los medios ygrado de violencia que se emplee” podrá aplicarse la pena de muerte. Así, esta pena se aplicaba a asaltosen caminos o parajes solitarios, de los cuales había muchos en la Ciudad de México. (17) Tres asaltantes enla carretera de Cuernavaca que atentaron contra una mujer fueron fusilados. Otros asaltaron a un matrimonioen el Kilómetro 20 de la misma carretera. (18)

En ocasiones los homicidas se salvaban de la pena de muerte y recibían 30 años de prisión, pero laspenas en estos años fueron muy severas. Dos bandidos que robaron en el Estado de Guanajuato fueronfusilados. El Juez de Distrito de Torreón, Coahuila, dictó sentencia de muerte contra Salvador VázquezMuñoz por el delito de asalto en camino y en despoblado, habiendo aplicado la ley de 7 de octubre de 1943. (19)

El Juez Primero de Distrito en Materia Penal en el Distrito Federal, Luis G. Corona, también impusola pena de muerte a Agustín Pérez Carrillo, Salomón Romero Santillán y Felipe Pérez Valdés por habercometido asalto y violación en despoblado y al aplicar la ley de emergencia mencionada de 7 de octubre de1943. El asalto ocurrió en la carretera a Cuernavaca. (20) Esta ley prohibía el juicio de amparo.

(10) El Nacional, 7 de marzo de 1944.(11) El Nacional, 10 de enero de 1944 y Novedades, 1o. de marzo de 1944.(12) Excélsior, 4 de abril de 1944.(13) Excélsior, 16 de febrero de 1944.(14) Excélsior, 29 de marzo de 1944.(15) El Universal, 30 de marzo de 1944.(16) Novedades, 2 de febrero de 1944.(17) El Universal, 3 de febrero de 1944.(18) El Universal, 1o. de mayo de 1944.(19) Excélsior, 16 de marzo de 1944.(20) Excélsior, 17 de marzo de 1944.

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El primer proceso de esta índole que se presentó en el Distrito Federal, comenzó al incoarse el 28 dediciembre de 1943, fecha en que los tres individuos citados fueros aprehendidos e identificados como autoresdel asalto a un matrimonio que paseaba entre los kilómetros 20 y 21 de la Carretera México-Cuernavaca.Este matrimonio plenamente identificó a los asaltantes ante el Juez y fue objeto de robo y vejaciones indes-criptibles configurándose así los delitos a que se refiere la Ley de Emergencia. No obstante que tanto en laJefatura de Policía como en la Procuraduría General de la República quedaron convictos y confesos de sufechoría, trataron de salvarse ante el Juez instructor con la coartada de que “sus declaraciones habían sidotomadas bajo tormento”. El Juez Corona pudo poner en evidencia que esta circunstancia no era exacta.Trataron también los defensores de los reos de excepcionar a éstos aduciendo sutilezas legalistas sobre loque debía de entenderse “por lugar despoblado”, pero el Juez, también en este caso, tanto por la definicióngramatical, como por la acepción doctrinal y legal de dichas palabras y por los términos de la Ley de VíasGenerales de Comunicación, resolvió que el caso estaba dentro del espíritu del decreto presidencial. Por otraparte, las conclusiones del agente del Ministerio Público, al acusar a los reos, fueron inobjetables. Hay que decirque existió un cuarto malhechor, llamado Jesús Romero Sánchez, que también participó activamente enlos sucesos; pero que ha estado prófugo de la justicia desde un principio. Como la acción penal está inexo-rablemente abierta contra él, tan pronto como caiga en manos de la policía y sea entregado al Juez, se leseguirá igual proceso.

El fallo se mandó notificar a los sentenciados y a las autoridades ejecutoras correspondientes, que eneste caso son el representante de la ciudad, licenciado Javier Rojo Gómez, y el director de la Penitenciaría,general Ricardo Núñez Sáenz. Los reos, a partir de la notificación, sólo podrán implorar la clemencia pre-sidencial, pues en su caso está proscrito el juicio de amparo. En cuanto a las autoridades ejecutivas, tendránque remitirse para el cumplimiento de la sentencia, en caso de ser negado el recurso de conmutación depena, a lo dispuesto por los artículos 143, 348 y 261 del Código Penal de 1871, coordinados con los artículos283 al 287 del Código Federal de Procedimientos Penales de 1908. Estas prevenciones, en suma, ordenanque al ser encapillados los reos podrán solicitar lo que deseen en relación con sus últimas disposicionesfamiliares. Ordena el decreto que la ejecución sea en el lugar cerrado que designen las autoridades; que nosea pública y solamente asistan los testigos de identificación y el médico legista.

Para concluir, los puntos resolutivos de la primera sentencia capital que, para ejemplo de los merodea-dores y malhechores, se va a aplicar en el Distrito Federal por primera vez dicen así:

“Primero.—Felipe Pérez Valdéz, Agustín Pérez Carrillo y Salomón Romero Santillán, de las generalesya expresadas, son penalmente responsables del delito de asalto con violación y robo, perpetrado en las condi-ciones de lugar, tiempo y modo, señalados en las partes expositiva y considerativa de este fallo. Segundo.—Por el indicado delito, y atentas las circunstancias materiales de su ejecución, se condena a los prenombradosPérez Valdéz, Pérez Carrillo y Romero Santillán, a sufrir la pena de muerte. Tercera.—En su caso, previaidentificación pericial de los reos, entréguense, con las formalidades de estilo, al C. Jefe del DepartamentoCentral, o a su representante legalmente acreditado, para que, de acuerdo con lo dispuesto por los artículos143 y 248 a 251 del Código Penal de 1871, en relación con los artículos 283, 284, 286 y 237 del CódigoFederal de Procedimientos Penales de 1908, se proceda a ejecutar, en el interior de la Penitenciaría delDistrito federal, la pena de muerte de que aquí se trata.” (21)

La ley de emergencia de 7 de octubre de 1943, que establecía la pena de muerte era reciente y pococonocida por la gente miserable que cometía los asaltos. Por ello fue emitida una opinión por el Juez de DistritoGonzález Bustamante.

No basta que la ley de emergencia que establece la pena de muerte para salteadores de caminos y endespoblado sea un buen medio para reprimir la criminalidad en tales lugares, sino que es necesario que seaconocida, a efecto de que se obtengan los fines que con ella se persiguen. Para ello es indispensable que sele de una amplía publicidad.

(21) El Nacional, 18 de marzo de 1944.

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En los términos anteriores contestó a una pregunta el Juez Segundo de Distrito en Materia Penal,licenciado Juan José González Bustamente, acerca de si en su concepto había sido preciso establecer la penade muerte en dicha ley, toda vez que parecía que los casos de asalto en carreteras y en despoblado se estabanmultiplicando.

El Juez González Bustamante agregó al respecto que los criminales potenciales que puedan caer dentrode la terrible sanción de la ley de emergencia la ignoran, como la han ignorado los que han caído dentro deella. Añadió este Juez que estos criminales potenciales son gente humilde que no vive en los grandes centrosde población: no leen periódicos ni escuchan otros vehículos de publicidad. Por tanto, al cometer un atentadoque caiga bajo la sanción de la ley de emergencia, lo hacen por desconocer la terrible pena a que se hacenacreedores. Posiblemente si la conociesen, no perpetrarían el delito. Por ello —siguió diciendo— para que laley de emergencia dé los resultados que de ella se esperan, es necesario que se le dé publicidad efectiva enlos pueblos, por medio de bandos y otros medios al alcance de la incultura media de los potenciales delin-cuentes. Después de esta publicidad, tendrá que observarse que la ejemplaridad de la ley de emergenciapueda obtener buenos resultados.

La Procuraduría General de la República, comprendiéndolo así, declaró que se haría una publicidadefectiva de la ley de emergencia sobre asaltos en carreteras y en despoblado, pero no se tienen noticias deque presidentes municipales u otras autoridades locales hayan dado amplía publicidad a la repetida ley. (22)

De esta suerte hubo muchos casos en que fue aplicada la pena capital durante los años que Méxicoestuvo en guerra. Sin embargo, no hubo abuso de ella, pues en algunos casos se imponía solamente la prisiónpor varios años, como en Monterrey, en donde el Juez de Distrito impuso doce años a un asaltante. (23)

Pero la Primera Sala de la Suprema Corte interpretó el decreto de emergencia en el sentido que debíaser aplicada la pena de muerte no sólo a los asaltantes en caminos despoblados, sino también a los queocurrían en calles obscuras y pasajes solitarios de la ciudad, donde existía poca vigilancia policiaca.

En otro tema diferente, salió la noticia de que el pintor David Alfaro Siqueiros estaba en México.Desde su llegada a esta ciudad, hace siete u ocho días el pintor se ha exhibido por todas partes, y para nadaha tratado de ocultarse, lo que demuestra que “no teme a la policía” y que no le importa el proceso quetiene abierto en el Juzgado Primero de la primera Corte Penal por los delitos de intento de homicidio,disparo de arma de fuego, allanamiento de morada y daño en propiedad ajena.

En determinados círculos se dijo a un redactor de Excélsior que, sin embargo de lo que queda dichoanteriormente, es posible que Alfaro Siqueiros haya preferido arriesgarse a ser reaprehendido aquí enMéxico, su país, y no en La Habana.

Como en su oportunidad refirió Excélsior, la situación jurídica de Alfaro Siqueiros, relativa a los delitosde que está acusado, en conexión con el asalto a la casa de León Trotsky, permitió, legalmente, que el Juez dela causa, licenciado Emilio César, le otorgara, como lo hizo, libertad provisional el 27 de mayo de 1941,previo depósito de cuatro mil pesos en efectivo, pues la pena que le correspondía, computada aritmética-mente, era de menos de cinco años de prisión. Entonces el Juez giró oficios a los jefes de la policía preven-tiva y judicial, recomendándoles estrecha vigilancia sobre el reo, para que no se sustrajera a la acción de lajusticia, y el mismo enjuiciado manifestó haber quedado enterado de la obligación que tenía de presentarselos jueves en el juzgado. El juzgado se enteró de la noticia de que Alfaro Siqueiros tramitaba su salida deMéxico y entonces el Juez giró oficios a las Secretarías de Relaciones y Gobernación, dándoles a conocer lasituación jurídica del reo, que le impedía abandonar el país. El 9 de mayo de 1941, la secretaría de la PrimeraCorte Penal certificó que el procesado no había cumplido con la obligación de presentarse a firmar, por lo queel Ministerio Público solicitó y obtuvo la revocación de la libertad provisional, que se ordenara su reaprehen-sión y que se hiciera efectiva la fianza —depósito— otorgada por la esposa de Siqueiros, Angélica Arenal.

(22) El Universal, 22 de marzo de 1944.(23) Excélsior, 26 de marzo de 1944.

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A ésta, en su calidad de fiadora, se le dio un plazo de tres días para presentar a su fiado, mas como nolo hizo, entonces se efectivó la fianza.

Las dos policías de que se hace mención manifestaron al Juez, a su tiempo, que “cumplirían” con lasolicitud que les hizo de observar estrecha vigilancia sobre Alfaro Siqueiros. Posteriormente, la policíajudicial rindió al Juez un informe, basado en el que dio un agente, el cual dice que se hacía “imposiblela detención” de Alfaro Siqueiros, en virtud de que “estaba fuera del país” y que se “sabía de cierto” que sehallaba en Santiago de Chile. El pintor salió con su pasaporte “debidamente requisitado”, y que esto se debíaa que hizo la solemne promesa de no volver a México. (24)

Pero aquellos que podían ser alemanes nazis no realizaron ningún acto peligroso en México y fueronrecluidos en Perote, Veracruz. En cambio, había otros alemanes y judíos que tomaron a México como un exilio.Así, dice Renata von Hanffstengel, la resistencia contra el fascismo por parte de varios paises europeos, semanifestó a través de la realización de eventos públicos, por ejemplo los que organizara la Liga Pro CulturaAlemana en 1938 y 1939. Después, el grupo alrededor del movimiento Alemania Libre continuó su labora través de publicaciones y el Heinrich Heine-Klub por medio de conferencias. Hubo obras de teatro yotros eventos culturales y la Asociación Menorah procuró mantener viva la cultura judía. (25) En la época deCárdenas y de Ávila Camacho hubo escritores como Gustavo Regler y artistas como Wolfgang Palen quepublicaban y exponían con un sentido antifascista. En 1943, el grupo “Alemania Libre” editó en México elfamoso Libro Negro del Terror Nazi en Europa. (26) Por lo tanto, los alemanes en México en esta época porlo general eran antinazis y no llevaron a cabo actos que cayeran dentro del decreto de emergencia, pues eranexiliados.

(24) Excélsior, 3 de febrero de 1944.(25) Fritz Pohle, Das mexikanische Exil. Metzler, Stuttgart, 1986. Renata von Hanffstengel “Moscú o México-esa es la cuestión”.(26) Anuario del Instituto de Investigaciones Interculturales Germano-Mexicanas A.C. Vol. IV, 1994-1996. Número Triple 7, 8 y 9,

pp. 125-127.

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PARTE III

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19. A PRINCIPIOS DE 1944 LA SUPREMA CORTEESTÁ CASI PARALIZADA EN ESPERA

DE NUEVOS NOMBRAMIENTOS

El presidente de la República, Ávila Camacho, estaba por designar a los Ministros inamovibles, peroexistía el obstáculo de que el Senado no estaba en periodo de sesiones. Aun cuando la Comisión Permanentepodría aprobar los nombramientos, era mejor que los nuevos Ministros protestaran ante el Senado. Paraello, habría que esperar a que abriese sus sesiones esta Cámara. (1) Sin embargo, fue aclarado que la ComisiónPermanente sí puede tanto aprobar los nuevos nombramientos como recibir la protesta de los Ministrosdesignados. El artículo 79 de la Constitución dice que esta Comisión Permanente puede: V. Otorgar o negar suaprobación a los nombramientos de Ministros de la Suprema Corte … VI. Recibir en su caso la protesta delpresidente de la República, de los miembros de la Suprema Corte de Justicia …” y el artículo 97 indica:“Cada Ministro de la Suprema Corte de Justicia, al entrar a ejercer su encargo protestará ante el Senado yen sus recesos ante la Comisión Permanente …” (2) Mientras tanto, la Suprema Corte reanudó sus activi-dades y fue reelegido como presidente Salvador Urbina.

La Asamblea de Constituyentes celebró una sesión en la cual aprobaron que más que una nuevaelección de Ministros de la Corte debería haber una reelección de los Ministros que estaban trabajando,para que no hubiera un rompimiento de la continuidad. Además, esto haría posible que fueran reelectos losMinistros con más de 65 años de edad, lo cual sería imposible si se tratara de una nueva elección. (3)

Mientras tanto, en la Primera y en la Tercera Salas fue propuesto —para reducir el rezago— resolveraquellos asuntos que no ofrecieran discusión o en los que hubiera jurisprudencia y dejar pendientes los quefueran dudosos y propiciaran discusiones. (4)

Pero el tema constante de interés continuó siendo la designación o ratificación de los Ministros. Unaopinión que prevalecía era que lo conveniente sería esperar a que el Senado sesionara para que tuvieranmás seriedad los nombramientos y no dejarlos a la permanente. (5) Mientras tanto había críticas porque laresolución de los asuntos estaba paralizada y muchos Ministros de la Corte no resolvían nada, aumentando

(1) El Nacional, 3 de enero de 1944.(2) Excélsior, 4 de enero de 1944.(3) El Universal, 5 de enero de 1944.(4) El Universal, 6 de enero de 1944.(5) La Prensa, 6 de enero de 1944.

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el rezago que llegaba a 19,000 expedientes a fines de 1943. El licenciado Alberto Vázquez del Mercado, anti-guo Ministro que renunció, sostuvo que la inamovilidad era un primer requisito, pero que no bastaba yeran necesarios capacidad, responsabilidad y probidad. Que el rezago era pavoroso y era indispensable quehubiera reformas a la Ley de Amparo y una verdadera organización profesional. (6)

La Sala Penal resolvió que no existió el delito de robo en la sustracción de varios objetos arqueológicosque estaban en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá. Por ello absolvió a la sucesión del arqueólogo Thompsonde la reparación del daño de ese robo, pues la Ley de Conservación de Monumentos Históricos de 1897 selimitaba a hablar de edificios y monumentos, pero no de objetos muebles y sueltos que estén en ellos. Poreso, como no hubo delito no existía responsabilidad civil. (7)

El licenciado Aquiles Elorduy también opinó que no bastaba la inamovilidad judicial, pues era esencialque los Ministros de la Suprema Corte fueran independientes del Ejecutivo. Así fuesen muy capaces ysabios ocurría que generalmente aceptaban consignas del Ejecutivo y tenían la costumbre de considerarlosiempre como guía de sus sentencias. (8) De semejante opinión fueron también los abogados Luis Garridoy José Ángel Ceniceros. Después se empezaron a citar nombres como candidatos a Ministros de la SupremaCorte, entre otros a Manuel Gómez Morín, lo cual fue pronto desmentido. También fue propuesto AlbertoVázquez del Mercado como presidente de la Corte. (9)

Asimismo, salió la noticia de que el Ejecutivo solicitaría que el Congreso de la Unión celebraría unbreve periodo de sesiones extraordinarias con el exclusivo objeto de aprobar los nombramientos de Ministrosde la Corte y Magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y Territorios. Así, no seríala Comisión Permanente la que los aprobaría. (10)

Además, el Ministro José María Mendoza Pardo de la Cuarta Sala de la Suprema Corte renunció alcargo para ser candidato a gobernador del Estado de Michoacán. (11) También las Salas del Alto Tribunalparecían desoladas, pues varios Ministros no se presentaban para dedicarse a otras actividades. La Barramexicana también acordó sugerir candidatos a Ministros del tribunal supremo y entre los que propusoestaban Mariano Alcocer, Mariano Azuela, Ángel Carvajal, Raúl Carrancá y Trujillo, Javier Cervantes,Roberto Cosío y Cosío, Mario de la Cueva, Manuel Escobedo, Trinidad García, Manuel Gual Vidal, AntonioMartínez Báez, Manuel Gómez Morín y otros muchos. (12)

Por el contrario, la Academia Mexicana de Ciencias Penales que presidía el licenciado José ÁngelCeniceros manifestó que no deseaba proponer a ningún candidato para un cargo en la Corte Suprema.Por cierto que un editorial de Excélsior criticó a la Barra Mexicana por haber propuesto a tantos candidatos.

Entonces, en febrero de 1944 el secretario de Gobernación Miguel Alemán manifestó que no se haríandesignaciones para Ministros de la Suprema Corte en esos momentos, pues era preferible que la Cámara deSenadores en sus sesiones ordinarias las ratificara. Por lo tanto, mientras tanto el alto cuerpo judicialdebería seguir trabajando normalmente sin interrupción de labores. (13)

La Asociación Nacional de Abogados que presidía el licenciado Alfonso Noriega Jr. organizó unaceremonia en honor de la Constitución de 1917 y del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, VenustianoCarranza, con asistencia de los Constituyentes y de numerosos abogados. (14)

En relación a la declaración que hizo el secretario de Gobernación de que no habría designaciones porde pronto, esto tuvo varias interpretaciones. Una de ellas consistió en que seguramente dichos nombramientos

(6) Excélsior, 7 de enero de 1944. (7) El Universal, 7 de enero de 1944. (8) Excélsior, 3 de enero de 1944. (9) Excélsior, 19 de enero de 1944.(10) El Nacional, 3 de febrero de 1944.(11) Excélsior, 4 de febrero de 1944.(12) Excélsior, 11 de febrero de 1944.(13) Excélsior, 24 de febrero de 1944.(14) Novedades, 24 de febrero de 1944.

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esperarían hasta el siguiente sexenio, para no apresurar la inamovilidad. El presidente de la Corte, SalvadorUrbina, declaró que los Ministros seguirían trabajando como era su costumbre. El Ministro Felipe de J.Tena, presidente de la Tercera Sala, manifestó que era totalmente falso que esta Sala estuviera dedicada aresolver exclusivamente asuntos de mero trámite y el Ministro Fernando de la Fuente, presidente de laPrimera Sala también expresó que ésta laboraba sin importar noticias ni circunstancias de tipo personal. (15)

El Ministro José María Ortiz Tirado manifestó que en algunos asuntos serían los litigantes quienesharían uso de la palabra mientras los Ministros los escuchaban, en contraste con los amparos en que solamenteéstos hablan y los litigantes callan. Este tipo de juicios sería el del artículo 275 del Código Federal deProcedimientos Civiles en relación a los preceptos 343 y 344 del mismo ordenamiento. Ese artículo terminadiciendo que en un juicio competencia de la Suprema Corte “la audiencia de alegatos será celebrada por elTribunal Pleno en la forma que indica el artículo 344 del Código Federal de Procedimientos Civiles …” (16)

O sea, que los alegatos los producen las partes mientras los Ministros escuchan.El presidente de la República designó como Ministro de la Suprema Corte al licenciado Ángel Carvajal en

sustitución del licenciado José María Mendoza Pardo, que renunció para ser candidato a gobernador. Estenombramiento sería enviado a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para ser ratificado. (17) El 2de marzo de 1944 tomó posesión el nuevo Ministro en una sesión de Pleno extraordinaria de la Corte, dándolela bienvenida el presidente Salvador Urbina.

El Ministro Fernando de la Fuente presentó un dictamen pidiendo fuese separado de su cargo el JuezPrimero Civil de Monterrey y que se inicie proceso penal en su contra. Dicho Juez se opuso a cumplir unasentencia de amparo de la Tercera Sala e incluso dictó un nuevo auto para proteger los intereses contrariosa los amparados. (18)

Existía la impresión general entre el foro que el retardo en la designación de los Ministros que seríaninamovibles estaba causando graves perjuicios a la impartición de justicia, pues los actuales Ministrosno deseaban fallar casos de importancia que pudiesen comprometerlos. Este retardo había creado unaguerra de nervios entre los Ministros y los litigantes y traía como consecuencia una parálisis en todos losnegocios. La impresión era que se estaba viviendo una situación anormal. La idea general consistía en queestas designaciones eran difíciles y que los juristas que son políticos abundaban y ello creaba problemas alpresidente Ávila Camacho, el que no debería seguir tomando como pretexto la reunión del Senado ordinarioo la ratificación por la Comisión Permanente. (19)

Por otra parte, el Ministro Felipe de J. Tena presentó su renuncia por sentirse enfermo y deseaba dedi-carse a otras actividades. Entonces el presidente Ávila Camacho aceptó la renuncia y en su lugar designóal licenciado Agustín Mercado Alarcón (20). El Ministro Tena manifestó que cuando en el mes de diciembrede 1940 le designó el presidente Ávila Camacho con la alta investidura de Ministro de la Suprema Corte,aceptó la designación por ser un honor y un deber; pero después de tres años de ardua tarea su salud estabaquebrantada y requería dedicarse a tareas que no fuesen puramente intelectuales, por lo cual le rogaba queaceptase su renuncia. El presidente de la República le expuso que “dada la índole de las razones que sesirve expresarme, acepto la renuncia que formula …” La Comisión Permanente aceptó también la renuncia yratificó el nombramiento del Ministro Mercado Alarcón. El 9 de marzo tomó posesión el nuevo Ministro,quien fue recibido por el Pleno con la bienvenida del presidente Salvador Urbina, haciendo notar que elnuevo Magistrado era abogado y militar.

Mientras tanto, el licenciado Genaro Fernández Macgregor publicó un artículo para anunciar la reuniónde la Tercera Conferencia de la Federación Interamericana de Abogados, la que se había fundado el 16 de

(15) El Universal, 25 de febrero de 1944.(16) Novedades, 25 de febrero de 1944.(17) El Universal, 26 de febrero de 1944.(18) El Universal, 4 de marzo de 1944.(19) El Universal, 7 de marzo de 1944.(20) El Universal, 7 de marzo de 1944.

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mayo de 1940 en Washington por un grupo de distinguidos abogados que concurrieron al Congreso CientíficoAmericano. Esta Tercera Conferencia tendría lugar en México en el mes de agosto de 1944, después de lasdos primeras que tuvieron lugar en La Habana y en Río de Janeiro. (21)

El presidente Ávila Camacho sufrió un atentado que por poco le provoca la muerte. Con este motivotodos los Ministros de la Corte fueron en masa a Palacio Nacional donde entrevistaron inmediatamente alprimer Magistrado de la Nación. Este les manifestó que continuaba despachando como de costumbre. El licen-ciado Salvador Urbina le manifestó su pesar a nombre de todos y se congratuló que no le hubiese acontecidonada. (22)

Nuevamente se anunció que era inminente una reforma en la Suprema Corte para crear la Sala Mercantilpara aliviar el rezago de la Civil. (23) El senador y abogado Emilio Araujo expresó que no debería aumentarel número de Ministros para no convertir a la Corte en un cuerpo político, pero que sí podía haber cinco Salascon cuatro Ministros cada una y en caso de empate el presidente de la Corte decidiría. La Quinta Sala seríala Mercantil.

La Comisión de Estudios de la Cámara de Diputados, asesorada por los abogados Machorro Narváez,Germán Fernández del Castillo, Mariano Azuela y Alfonso Noriega llegó a la conclusión de que los Tribu-nales de Circuito se debían convertir en Colegiados de Circuito, para tener intervención en la resolución delos amparos judiciales resolviendo las revisiones contra los fallos de los Jueces de Distrito. Los amparosdirectos los seguiría resolviendo la Corte. El presidente Salvador Urbina dijo estar de acuerdo con estareforma, aunque tuvo reparos en cuanto a que podría romperse la unidad de la jurisprudencia. (24)

(21) El Universal, 3 de abril de 1944.(22) La Prensa, 11 de abril de 1944.(23) Novedades, 15 de abril de 1944.(24) El Nacional, 28 de abril de 1944.

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20. TODOS LOS MINISTROS SON INAMOVIBLES, PUES FUERONRATIFICADOS. LA SALA PENAL ESTUDIA EL AMPARO CONTRA

EL MINISTERIO PÚBLICO. LA PROCURADURÍA GENERALDE LA REPÚBLICA HACE UN ANTEPROYECTO DE

REFORMAS AL PODER JUDICIAL FEDERAL

Los diputados que integran la Comisión de Reformas al Poder Judicial de la Federación, cuyo interésprincipal ha sido acabar con el rezago de la Suprema Corte de Justicia, están por concluir sus estudios. Losrepresentantes Rafael Murillo Vidal, Luis Madrazo Basauri y Guillermo Aguilar y Maya en unión devarios asesores están de acuerdo con reformar la Constitución, la Ley de Amparo y la Ley Orgánica del PoderJudicial Federal para convertir a los Tribunales de Circuito en Tribunales Colegiados de Circuito y darlescompetencia en los amparos en revisión. Pero hay opiniones contrarias que favorecen la creación de unaQuinta Sala en el Alto Tribunal.(1)

El Ministro Gabino Fraga presentó su renuncia al cargo y el presidente Ávila Camacho la aceptó conefectos al 1o. de julio de 1944, “dándole el trámite previsto por la Constitución …” Le agradeció, además,sus servicios prestados. (2) El licenciado Vicente Santos Guajardo, que era subsecretario de RelacionesExteriores, fue designado Ministro del Alto Tribunal en lugar de Fraga.

El 16 de junio de 1944 fue celebrada una importante sesión en la Primera Sala de la Suprema Corte endonde fueron discutidas las funciones del Ministerio Público y la posibilidad legal de controlarlo pormedio del amparo. La tesis de los Ministros de la Fuente y Olea y Leyva consistía en que existiera elamparo contra actos del Ministerio Público, sobre todo cuando no ejercitaba la acción penal. Pero al parecersus puntos de vista estaban aislados y no constituían mayoría. En un periódico fueron expuestos susargumentos y la situación general que prevalecía en el foro mexicano.

“El problema relacionado con la posibilidad legal de reclamar en la vía de amparo las decisiones delMinisterio Público Federal, es un punto de la más alta trascendencia para la vida jurídica del país. La tesisde la minoría de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia se sustenta en las siguientes objeciones:

Primera.—Que el Ministerio Público ha cobrado una omnipotencia de que jamás había disfrutado en lahistoria de la institución, dentro de la legislación patria.

Segunda.—Que esta omnipotencia está puesta al servicio de los gobernadores de los Estados y de loscaciques interesados en que queden impunes los delitos.

(1) El Nacional, 3 de marzo de 1944.(2) Excélsior, 24 junio de 1944.

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Tercera.—El señor Ministro don Fernando de la Fuente consideró como totalitario y nazifascita alMinisterio Público por la suma de facultades de que se halla investido.

Cuarta.—Y, por último, que estableciendo nuestra Constitución el sistema de que la supremacía delPoder Judicial Federal representa un órgano de control, con la facultad de invalidar los actos de cualquierórgano de la administración pública, las declaraciones de sobreseimiento provenientes de la declaraciónde archivo o de cualquiera otra forma de no ejercicio de la acción penal, deben ser revisadas por la JusticiaFederal, o sea, en nuestro más Alto Tribunal, inclusive para que, en aquellos casos en que se estime que elMinisterio Público no ha cumplido íntegramente con su misión, prosiga las investigaciones de acuerdo conlas decisiones de la Justicia Federal y, despojado de la autonomía de que ahora disfruta, se vea en el deberde acusar si así se desprende de la ejecutoria del Poder Judicial Federal.”.

“Este es, por lo menos, la presentación que se hace por medio de las informaciones periodísticas, delcriterio jurídico sustentado por los señores Ministros don Teófilo Olea y Leyva y don Fernando de laFuente.

“Planteada de esta manera la controversia, por parte de dichos señores Ministros, la réplica se sustentaen la forma siguiente:

“La circunstancia de que una institución como la del Ministerio Público, en determinadas condiciones,no haya llenado en términos absolutamente satisfactorios su cometido legal, en razón de la incompetenciao de la falta de ética de alguno o de algunos de sus miembros, no es motivo suficiente ni bastante paraestimar que la institución debe ser abolida, pues no otra cosa ocurriría si el Poder Judicial Federal preten-diera restringir la acción del Ministerio Público.

“En la exposición de motivos del proyecto de Constitución y también en los debates del CongresoConstituyente de 1917, se resolvió de una manera definitiva y terminante y en la reforma más enfática, quese adoptaba en la Ley Fundamental de modo absoluto el sistema acusatorio. De suerte que, mientras laConstitución General no sea reformada, el punto de vista de la minoría de la Sala Penal de la Suprema Cortede Justicia de la Nación es flagrantemente anticonstitucional. Malamente puede ser motivo de un juicio degarantías la decisión de un órgano que tiene a su cargo nada menos que la representación social. Si tal cosasucediera, llegaríamos nuevamente en esta regresión aun a la venganza privada. De ahí haya necesidad deapartar de la órbita de las pasiones aquellas violaciones que afectan cualquier interés de los particulares.La forma de evitar los graves males sociales que puedan derivarse de una acción persecutoria injusta o deuna omisión deliberada que dé origen a la impunidad, no radica en que la Suprema Corte de Justicia de laNación intervenga en la resolución de un problema que no figura entre sus atribuciones dentro de nuestrorégimen de facultades expresas.”

“El remedio radicaría en volver justiciable por la autoridad federal la no acusación del MinisterioPúblico por ineptitud o por dolo. Pero mientras tal cosa no suceda, sería suficiente que la Corte, al tenerconocimiento de este delito, porque es un verdadero delito no acusar habiendo culpa, hiciera la consig-nación correspondiente al Ministerio Público Federal o local competente.”

“Además, es contrario a toda técnica procesal el pretender conceder amparo contra una resolución delMinisterio Público. Es de explorado derecho que el Ministerio Público dentro de un proceso no es autoridadsino parte en la controversia judicial. Si fuera autoridad el Ministerio Público en el litigio, se rompería elequilibrio procesal y no habría la contienda entre dos partes iguales, que se dirime dentro de la “litis” enla materia penal mediante la acusación y la defensa. Por eso es que, independientemente de otras muchasconsideraciones, hemos encontrado merecida de un gran número de objeciones la tesis sustentada por elseñor Ministro Olea y Leyva y por el señor Ministro De la Fuente, y una gran parte de dichas objecionesfue brillantemente sostenida en el debate que motiva estos comentarios por el señor Ministro don CarlosÁngeles.”

“Por otra parte, hacer una condenación global y sin precisión conveniente de hechos y situaciones, esuna generalización tan aventurada como injusta, puesto que no se hace excepción ni aun del MinisterioPúblico Federal que, en nuestros medios forenses, goza de una reputación de idoneidad y de respeto muymerecida por cierto.”

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Fundamentalmente se nos hizo la consideración de que “es extraño que, desde la promulgación de laConstitución de 17 y después de que ésta cuenta un cuarto de siglo y se celebran sus bodas de plata, se hayahecho el descubrimiento, contra la práctica constante y reiterada de que el sistema acusatorio adoptado porella disfruta de descrédito y debe ser sustituido por el viejo sistema inquisitivo, o mejor dicho inquisitorialque tanto lustre prestó a la consigna y a la crueldad de tantos Jueces porfirianos”. (3)

El señor Pedro L. Navarro presentó una acusación contra el Juez de Distrito de Nogales, Sonora, JoséPérez Ortiz, porque en diciembre de 1943 le envió un telegrama urgente desde Cananea solicitándole lasuspensión en el amparo contra las autoridades policiacas de esa población, pues sin fundamento lo queríanaprehender y proferían amenazas contra su vida. El Juez de Distrito recibió el telegrama el sábado a las dosde la tarde y basándose en que era hora de salida atendió el telegrama hasta el lunes. Mientras tanto elseñor Navarro fue aprehendido y sufrió graves daños. El Pleno de la Suprema Corte conoció de la queja yla turnó al Ministro Roque Estrada, el que produjo como dictamen que “cualquier día y hora y aun por lanoche es hábil para tramitar la suspensión contra ataques a la libertad de los individuos hasta resolver endefinitiva”. Esta declaración servirá para que la tomen en cuenta todos los Jueces de Distrito, pues lasuspensión debe ser decretada en el acto, sin esperar el informe previo de las autoridades conforme a la leyde Amparo. Los argumentos fueron estimados incorrectos por el Juez de Distrito, pues aducía que eraprotestativo conceder la suspensión y que el Estatuto Jurídico de los Trabajadores al Servicio de los Poderesde la Unión autorizaba un descanso semanal, siendo nula toda disposición en contrario. (4)

Además, el Pleno del Alto Tribunal concluyó el caso del Juez Primero Civil de Monterrey destituyéndolopor desobedecer una sentencia de amparo dictada por la Tercera Sala. El Juez había interpuesto una quejaque no era sino una maniobra frívola y maliciosa para eludir el castigo civil y penal a que se hizo acreedor. (5)

La Cuarta Sala sostuvo que cuando un sindicato cause daños a una empresa por haber declarado unahuelga infundadamente, es responsable de su pago. Esta tesis fue muy criticada por varios diputados. Unode ellos consideró que “¿Quién calificaría el monto de los daños y si éstos habían sido justificados?”. El dipu-tado Víctor Alfonso Maldonado estuvo totalmente en contra del principio sustentado por la Cuarta Sala. (6)

Hubo una recepción calurosa al Ministro Santos Guajardo al ingresar a la Suprema Corte. Fue adscritoa la Sala Civil en lugar del Ministro Nicéforo Guerrero y éste ocupó el lugar del Ministro Fraga en la SalaAdministrativa.(7)

La Sala Penal del Alto Tribunal logró terminar por completo con el rezago y está dispuesta a auxiliara la Sala Civil con sus numerosos expedientes. (8) Por otra parte, fue mencionado falsamente que era probableque la ley sobre inamovilidad entraría en vigor hasta 1946, pues el sexenio del presidente Ávila Camachoestaba ya muy avanzado y ha existido la práctica de remplazar a las vacantes de Ministros con nuevos nom-bramientos de inmediato con el entendido que no son inamovibles. (9)

La Federación Internacional de Abogados inauguró sus trabajos de su Tercera Conferencia en el Palaciode Bellas Artes. El secretario general fue el licenciado Enrique Pérez Verdía y asisten a la inauguración elprocurador general de la República, los Ministros de la Suprema Corte y más de ciento cincuenta repre-sentantes de instituciones de América Latina. En nombre del Gobierno de México, el secretario de RelacionesExteriores, Ezequiel Padilla, dió la bienvenida a todos los asistentes. El presidente de la Barra Mexicana,Carlos Sánchez Mejorada, fue también el presidente de la Federación Interamericana y el presidente de laRepública, general Manuel Ávila Camacho hizo la declaratoria de inauguración. Las sesiones de trabajo

(3) El Universal, 17 de junio de 1944.(4) Novedades, 19 de junio de 1944. Actas de sesión secreta de Pleno de la Suprema Corte, 1944. p. 75(5) El Nacional 21 de junio de 1944.(6) Novedades, 23 de junio de 1944.(7) El Nacional, 5 de julio de 1944.(8) El Nacional, 6 de julio de 1944.(9) La Prensa, 31 de julio de 1944.

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tuvieron lugar en el Castillo de Chapultepec con arreglo a los graves problemas jurídicos que plantea lapostguerra y la necesidad de estar ajustadas a la Carta del Atlántico. (10) El Pleno del Alto Tribunal deMéxico recibió a los delegados de esta conferencia. En representación de los delegados extranjeros hablóen castellano el presidente de la American Bar Association, Joseph Henderson, que expuso estaba previstauna nueva organización internacional en vez de la Liga de la Naciones.

Pero el 2 de agosto de 1944 hubo en la Plaza de la Constitución unas bombas de gasolina que incendiaroncoches, lo que fue un contraste con el apoyo general que recibía el gobierno del general Ávila Camacho. (11)

El representante de Puerto Rico, abogado José Cuchi, no pudo hablar en la Conferencia Interamericana y sequejó amargamente.

En la mencionada conferencia hubo más de quinientas ponencias que fueron motivo de minuciosoestudio jurídico. Se habló de los tratados de extradición, del seguro social, de la propiedad industrial, de ladiscriminación y del caso de Puerto Rico. Fue sostenida la devolución de El Chamizal y la libertad de PuertoRico, así como del derecho internacional del futuro. (12)

La autonomía de Puerto Rico fue aprobada por dieciocho votos contra diez. Brasil propuso la unificacióndel derecho en América Latina. Finalmente fue clausurado el Congreso en un ambiente de cordialidad.

En septiembre de 1944 volvió a surgir el tema de que los Ministros de la Suprema Corte inamoviblesserían dados a conocer ese mismo año, pues la ley que estableció la inamovilidad fue aprobada por ambasCámaras y por las Legislaturas de los Estados y solamente ha estado pendiente su promulgación y que seponga en vigor, lo cual es inminente. (13) Pero esa noticia fue pronto desmentida y había mucha incertidumbre.

Finalmente fue publicada la Ley sobre la Inamovilidad en el Diario Oficial de 21 de septiembre de 1944.El presidente de la República podía pedir a la Cámara de Diputados la destitución por mala conducta de losMinistros de la Corte. Los Ministros del Alto Tribunal se reunieron en Pleno secreto para cambiar impresionesy resolvieron no renunciar y continuar trabajando, pues ninguna ley previene que se interrumpan las labores.Pero estaba en pie su resolución tomada tiempo atrás de dejar en completa libertad al presidente ÁvilaCamacho para hacer nuevas designaciones o para ratificarlos.

La CTM volvió a atacar a los Ministros de la Suprema Corte y se declaró en contra de la Ley de laInamovilidad, pues dijo que ellos han destruido las conquistas de los obreros y de la Revolución. Entoncesfue anunciado que todos los Ministros en funciones serían ratificados, excepto uno que por su edad avanzadano estaba en condiciones de continuar. (14)

En el Senado, el presidente de esta Cámara, Esteban García de Alba, ordenó a la secretaría que leyese lalista de los nombramientos hechos por el presidente Ávila Camacho y que fue la de todos los que en esemomento laboraban como Ministros de la Corte. Los senadores aprobaron las designaciones, excepto los delsector obrero. Después el presidente del senado hizo la declaratoria de que eran ratificados dichos Ministros. (15)

Entonces Fernando Amilpa dijo un discurso amenazando a los Ministros si no eran obreristas. A continua-ción entraron al salón del Senado cada uno de los Magistrados y rindieron la protesta de rigor.

La protesta la rindieron los Ministros Salvador Urbina, Roque Estrada, Nicéforo Guerrero, Hilario Me-dina, Jesús Rebolledo, José María Ortiz Tirado, Eduardo Vasconcelos, Hermilo López Sánchez, AntonioIslas Bravo, Emilio Pardo Aspe, Alfonso Francisco Ramírez, Fernando de la Fuente, Teófilo Olea y Leyva,Octavio Mendoza González, Agustín Mercado Alarcón, Manuel Barttlet, Carlos I. Meléndez, Ángel Carvajal,Franco Carreño y Vicente Santos Guajardo. Todos los senadores los felicitaron, excepto los de la CTM. (16)

Así, pues, todos los Ministros fueron ratificados sin excepción.

(10) Excélsior, 31 de julio de 1944.(11) Ultimas Noticias de Excélsior, 3 de agosto de 1944.(12) Excélsior, 4 de agosto de 1944.(13) Excélsior, 6 de septiembre de 1944.(14) Excélsior, 22 de septiembre de 1944.(15) Excélsior, 23 de septiembre de 1944.(16) Excélsior, 23 de septiembre de 1944.

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Después fue reelecto presidente del Alto Tribunal el Ministro Salvador Urbina, el que tomó la palabrapara decir: “El honor es para el presidente de la República; los beneficios son para el país. Nosotros nodebemos olvidar, señores Ministros, que hoy más que nunca nuestro deber es mayor y nos debemos anuestro país y que ahora que estamos investidos de la toga de la inamovilidad judicial, nuestras respon-sabilidades debemos sentirlas con mayor intensidad que antes, para corresponder con nuestra actuación alos ideales de la inamovilidad judicial y que todos nos superemos, si cabe, en nuestra labor día a día.”. (17)

Los Ministros de la Sala de Trabajo no desearon contestar los ataques que les hizo el senador FernandoAmilpa. El presidente de la Sala, Islas Bravo, tan sólo comentó que “Lo del senador Amilpa pasó a la historiaen la Corte. Por lo demás, ese señor está en su derecho de lanzar al público sus opiniones sobre todo lo que sele antoje”. Los demás Ministros de esa Sala no desearon contestar nada. (18)

Los Ministros fueron a Palacio Nacional para entrevistar al presidente de la República y darle las gra-cias. El presidente les dijo que “considero que la inamovilidad judicial es beneficiosa para el país”. Tomóla palabra el presidente de la Corte Salvador Urbina y el presidente Ávila Camacho reiteró que los Ministroshabían cumplido con su trabajo. (19)

Por otra parte, la Procuraduría General de la República hizo un gran anteproyecto de reformas alPoder Judicial de la Federación, bajo la dirección del procurador José Aguilar y Maya.

El anteproyecto de reformas, formulado por la Procuraduría General, tomando en consideraciónprofundos estudios de los miembros más esclarecidos del foro mexicano, a los que se les acogió sin distin-ción de colores políticos y filiaciones doctrinarias, tenía por finalidades las que siguen:

I. Reformar, sin restringir, el juicio de amparo.II. Impartir pronta y expedita justicia, porque la justicia diferida es casi justicia denegada.III. Proscribir, de una vez por todas, los tribunales contencioso-administrativos.IV. Capacitar al Congreso de la Unión para determinar, en leyes secundarias, cuando un amparo

amerita llegar a conocimiento de la Suprema Corte y cuando sólo a los Jueces de Distrito.V. Capacitar, también a las Cámaras Federales para crear órganos jurisdiccionales federales preci-

samente dentro del marco del Poder Judicial Federal.VI. En suma, reestructurar la vida jurídica de México.Estaba constituyéndose en la Procuraduría General de la República una Comisión de Estudios Legis-

lativos y Jurídicos, presidida por el titular de dicha dependencia federal, que se encargaría de estudiar ydictaminar sobre el anteproyecto de reformas de la propia procuraduría. Terminado el estudio y dictamen, elanteproyecto sería puesto a la consideración de los abogados más ilustres de México, para que presentenlas observaciones pertinentes, y, finalmente, habrá de someterse a la consideración del jefe del EjecutivoFederal. (20)

(17) Excélsior, 24 de septiembre de 1944.(18) La Prensa, 27 de septiembre de 1944.(19) Novedades, 27 de septiembre de 1944.(20) El Universal, 29 de septiembre de 1944.

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21. LA COMISIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS Y PROGRAMASLEGISLATIVOS ADSCRITA A LA PROCURADURÍA GENERALDE LA REPÚBLICA, SOMETE AL SENADO UNA IMPORTANTE

INICIATIVA DE REFORMAS AL PODER JUDICIAL DE LAFEDERACIÓN, POR CONDUCTO DEL EJECUTIVO

El anteproyecto de reformas al Poder Judicial de la Federación de la Procuraduría General de laRepública dio motivo a algunas explicaciones del procurador José Aguilar y Maya sobre las posiblessoluciones al rezago en la Suprema Corte. Para él, el Alto Tribunal no debería resolver todos los amparos, sinoque debería dejar muchos de ellos a una instancia inferior como lo serían los Jueces de Distrito. Lo queno debería hacerse es limitar o prohibir el juicio de amparo. Además, deberían derogarse todos los tribuna-les de lo contencioso-admnistrativo. Pero lo esencial era que hubiera una separación entre los amparos queterminarían en los fallos de los Jueces de Distrito y aquellos que pasarían a la Corte. (1)

Este anteproyecto fue motivo de discusiones entre abogados. En mesas redondas organizadas por laAsociación Nacional de Abogados fueron discutidas las reformas a la Ley de Amparo. Fue criticado que losJueces de Distrito o los Magistrados de Circuito resolvieran en última instancia. La Suprema Corte vio consimpatía las soluciones propuestas por la Procuraduría. Entonces fue integrada una Comisión de EstudiosJurídicos y de Programa Legislativo para recibir todas las sugestiones que se deseen hacer. El MinistroSalvador Urbina expresó que esta labor depende de la necesidad nacional de terminar con el exceso detrabajo de la Corte y que era correcto que la solución la diera el Ejecutivo por conducto de la Procuraduría. (2)

Mientras tanto la Suprema Corte designó a los Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito inamoviblesen toda la República y les tomó la protesta el Pleno. El Ministro Salvador Urbina les dirigió una alocucióny les hizo ver que eran inamovibles, por lo que su responsabilidad era mayor. (3)

El licenciado Germán Fernández del Castillo, rector de la Escuela Libre de Derecho, opinó que paraque la inamovilidad judicial rinda sus frutos es necesario que pase el tiempo y se advierta que tiene uncarácter permanente. La próxima administración política y las que le sigan deben respetarla y no establecerla duración temporal de los cargos judiciales. Opinó que fue excelente idea del presidente de la Repúblicadejar a los Ministros que ya laboraban y ratificarlos. Que la experiencia indica que la Constitución de 1917estableció la inamovilidad después de dos periodos de dos y de cuatro años, pero en 1928 hubo una remoción

(1) El Universal, 29 de septiembre de 1944.(2) El Nacional, 3 de octubre de 1944.(3) El Nacional, 5 de octubre de 1944.

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general, aunque ratificó la inamovilidad y esto duró hasta 1934 en que terminó. Por ello es que hay queesperar a largo plazo para ver los frutos de la inamovilidad. Ahora lo necesario es una buena reforma paraacabar con el rezago en la Suprema Corte. (4)

El licenciado Fernando Lizardi, Constituyente de 1917, manifestó que aunque él y los demás Constitu-yentes se han opuesto a reformas a la Constitución que sólo obedecen a propósitos personales, no estánopuestos a reformas que tiendan a terminar con el terrible rezago de la Sala Civil de la Suprema Corte. Paralograr este fin será necesario reformar muchas leyes de distinto nivel y ellos no se oponen. Lo importante esrespetar los postulados esenciales de la Constitución. Otro punto decisivo es precisar qué juicios de amparodeben fallarse en última instancia por los Jueces de Distrito. También estuvo de acuerdo en suprimir los tribu-nales contencioso-administrativos, pues éstos deben pertenecer al Poder Judicial para respetar el principio deseparación de poderes. (5)

El 10 de octubre de 1944 el Ejecutivo promulgó la ley por la cual los agentes del Ministerio PúblicoFederal no pueden ser detenidos por ninguna autoridad, civil o militar, aun cuando sean acusados de algunafalta o delito, sino hasta que la autoridad que conozca del asunto lo ponga en conocimiento del ProcuradorGeneral de la República y este funcionario los ponga a su disposición. Esta ley, expedida en estado deemergencia, trataba precisamente de proteger a esos funcionarios por sus atribuciones tan importantes quetenían por el estado de guerra. (6)

Un incidente casero tuvo el Ministro Antonio Islas Bravo con una doméstica a la que pagaba sesentapesos mensuales. El Ministro la acusó de robo de una pulsera y un juego de ropa interior. Pero la domés-tica repuso que ocurría que le deseaba pagar menos sueldo en su casa ubicada en privada de Amores, pues eramuy ahorrativo. (7)

El senador Augusto Hinojosa dijo que no se proponía atacar a la Suprema Corte de Justicia con motivodel asesinato del gobernador del Estado de México, Alfredo Zárate Albarrán, en el cual está implicado elingeniero Ortiz Rubio. Que él tiene plena confianza en la rectitud de los Ministros del tribunal. (8)

La Procuraduría General de la República anunció que la Comisión de Estudios Jurídicos y ProgramaLegislativo sobre reformas al Poder Judicial de la Federación iba a iniciar sus labores el 9 de noviembre de1944, en el salón de recepciones de Palacio Nacional, con asistencia del presidente de la República. Fueroninvitados varios secretarios de Estado y los Ministros de la Suprema Corte, así como el presidente de laBarra Mexicana y el de la Asociación de Abogados, además de profesores de la Facultad de Derecho.(9)

El Ministro Teófilo Olea y Leyva ingresó a la Academia Mexicana de Ciencias Penales que preside ellicenciado José Ángel Ceniceros. La ceremonia tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad y fueroninvitados el rector Alfonso Caso, los directores de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y de la Libre deDerecho, así como numerosas personalidades. (10) En la ceremonia el Ministro sostuvo que el MinisterioPúblico era un poder inquietante para las libertades civiles y públicas. Que en cierta forma los Jueces salensobrando, aquél tiene en sus manos la libertad, la honra y el patrimonio de los ciudadanos. Que por ellonecesita tener controles externos, además del amparo, de otras autoridades. Que esto revela la supremacíadel Ejecutivo sobre el Judicial, o sea, que es una dictadura. En la ceremonia estuvo el procurador JoséAguilar y Maya. (11)

El nueve de noviembre de 1944, el presidente de la República inauguró los trabajos de la Comisión deEstudios Jurídicos y de Programa de Legislación de la Procuraduría General de la República. Estuvieron

(4) El Universal, 6 de octubre de 1944. (5) El Universal, 13 de octubre de 1944. (6) Excélsior, 17 de octubre de 1944. (7) Excélsior, 27 de octubre de 1944. (8) El Nacional, 29 de octubre de 1944. (9) El Universal, 1o. de noviembre de 1944.(10) Excélsior, 4 de noviembre de 1944.(11) Excélsior, 9 de noviembre de 1944.

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con el procurador general de la República notables personalidades de la política y del foro nacional y esealto funcionario pronunció un brillante discurso en el que subrayó que dicha comisión iba a colaborar conlas dos Cámaras Legislativas a las que respetaba en su soberanía. (12) El procurador Aguilar y Maya subrayóque nuestro sistema político estaba apoyado en la supremacía del Poder Judicial de la Federación y queeste principio debe permanecer intangible. Después el presidente de la República entregó sus nombramientosa los miembros de la Comisión de Estudios y que eran Mariano Azuela, Luis Felipe Canudas, Antonio CarrilloFlores, Rafael Corrales Ayala, Ricardo Couto, Gabino Fraga, Ángel y Francisco González de la vega,Jesús Vaca, Nicanor Gurría Urgell, Fernando Lizardi, Antonio Martínez Báez, Vicente Muñoz Castro,Víctor Manuel Olamendi, Antonio Ortiz Mena y Ramón V. Santoyo. Finalmente, el presidente ÁvilaCamacho declaró inaugurados los trabajos de la comisión.

Los senadores y diputados vieron con simpatía los trabajos de la Comisión y la Procuraduría Generalde la República declaró que los trabajos solamente trataban de colaborar con las dos Cámaras y no desuplantarlas. La mencionada comisión fue dividida en dos secciones: la primera se encargaría del estudiode las leyes sobre la organización de los Tribunales de la Federación y la segunda de las leyes reglamenta-rias, en especial del juicio de amparo. La naturaleza de la comisión fue la de un órgano consultivo paratrabajar con absoluta independencia. (13)

El Ministro Ángel Carvajal solicitó licencia ilimitada y en su lugar el presidente de la República, conaprobación del Senado, designó al ex Juez Primero de Distrito en Materia Penal, Luis G. Corona. Estetambién fue con anterioridad agente del Ministerio Público y se distinguió por haber combatido al granabogado y tribuno José María Lozano. (14)

En la Tercera Sala fue discutida la controversia entre la Compañía de Bienes Raíces y Créditos Urbanosy el señor Juan Cueli Roca. Por mayoría de votos de los Ministros Medina, Santos Guajardo y MercadoAlarcón fue aprobado que las sentencias de la Suprema Corte, no obstante su fuerza de cosa juzgada, estánsujetas a que no adolezcan de vicios, pues en este caso mediante el recurso de queja puede ser enderezadoun fallo. Así fue como el licenciado Germán Fernández del Castillo, apoderado de la empresa, triunfó en laqueja que interpuso. (15)

Una subcomisión o sección de la Comisión de Estudios llegó a dividir el juicio de amparo en dosgrandes tipos: uno es el amparo por inconstitucionalidad, del cual conocería la Suprema Corte en Plenointegrado por once Ministros y el segundo sería el amparo por ilegalidad, que equivale a la antigua casacióny del que conocerían seis subcortes de justicia, distribuidas en el país cinco de ellas, integrándose por tresMagistrados cada una, con jurisdicción territorial semejante a los Tribunales de Circuito. Estas cincosubcortes conocerían de amparos civiles, penales, administrativos y laborales. La sexta subcorte quedaríaen el Distrito Federal y tendría cinco Salas con tres Ministros cada una. En esta última, dos Salas conoce-rían de asuntos civiles y las otras tres de casos administrativos, penales y laborales.(16)

La Segunda Sala del Alto Tribunal sostuvo que deben estar limitadas estrictamente las disposicionesllamadas de emergencia, según la Ley de Prevenciones Generales de 11 de junio de 1942, reglamentariadel Decreto de Suspensión de Garantías de 1o. de junio del mismo año. Por esta razón fueron amparadosnumerosos dueños de salones de espectáculos que impugnaron un decreto de 21 de enero de 1943, por elcual se facultó al Departamento del Distrito Federal a cobrar en las taquillas de esos salones el importe delos sueldos de los inspectores. El Juez de Distrito sobreseyó el amparo, pero la Segunda Sala amparó a losempresarios al estimar que incluso el decreto era inconstitucional, pues no estaba basado en la Ley de

(12) Excélsior, 10 de noviembre de 1944.(13) Excélsior, 15 de noviembre de 1944.(14) Excélsior, 29 de noviembre de 1944.(15) El Nacional, 5 de diciembre de 1944.(16) El Universal, 6 de diciembre de 1944.

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Prevenciones Generales. Por lo tanto, las autoridades administrativas son incompetentes para expedir leyesdándoles carácter suspensivo de garantías, pues no tienen fines de emergencia. (17)

La Procuraduría de la República declaró que todavía no existía ningún anteproyecto ni estudio sobre elPoder Judicial de la Federación y que eran aventuradas todas las ideas que se estaban expresando a esterespecto. Que en especial eran falsos los datos sobre el número de Ministros que integrarían el Alto Tribunal. (18)

Fue anunciado un mural que pintarían en la Suprema Corte el famoso pintor norteamericano GeorgeBiddle y su esposa la escultora Helene Sardeau. Son idealistas que pintan los horrores de la guerra y losideales panamericanos. Ellos fueron invitados por la Secretaría de Educación y por la Suprema Corte ysu obra durará varios meses de trabajo. El mural será un monumento al espíritu de paz, de comprensión y detolerancia panamericana. Quedarían unidas en un solo bloque las formas pictóricas y las esculturales, el colory el modelado. Ellos ya lo han ensayado antes en Río de Janeiro en su Biblioteca Nacional. Tratan de lograruna armonía entre la pintura y la escultura. Su obra en Brasil la hicieron en 1942 y ahora piensan en esta otraen México plasmando sus ideales de paz, de solidaridad panamericana, de democracia y de cultura. (19)

La Segunda Sala de la Suprema Corte sostuvo la procedencia inmediata del amparo cuando una leyordinaria —como la de electricidad— no establece ningún recurso ordinario. Este fue un amparo contra laDirección de Electricidad de la Secretaría de Economía que multó a varios usuarios de la CompañíaHidroeléctrica de Chapala, delegando facultades a favor de esta última. (20)

En el último informe del presidente del Alto Tribunal, Ministro Salvador Urbina, puso de relieve queha aumentado el rezago en la Sala Civil, pues en el año de 1943 había aproximadamente 19,000 expedientesy en diciembre de 1944 aumentaron a 20,597. El aumento se debió a que esta Sala sólo pudo despachar en elaño 926 amparos directos y en revisión por lo complejo de los asuntos. El rezago actual incluye incidentes,quejas, suspensiones y otras materias y se teme que aumente cada año. Por eso es que urgen reformas.La Sala que está más al corriente en el despacho de sus asuntos es la Primera. En especial el MinistroFernando de la Fuente, presidente de la Sala Penal, como Hilario Medina, presidente de la Sala Civil, insis-tieron en la necesidad de reformas a la Ley de Amparo y a la Orgánica del Poder Judicial de la Federación. (21)

Los Juzgados de Distrito, por lo contrario, no tuvieron rezago y estaban al día.El 21 de diciembre de 1944, el presidente de la República, por conducto de la Secretaría de Gobernación,

presentó al Senado una iniciativa de reformas a la Constitución a los artículos 73, fracción XXI, el 107 y el133, con el objeto de que no aumente el rezago en la Tercera Sala ni en ninguna otra de la Corte Suprema. Losamparos importantes irán al Alto Tribunal y los que no lo sean a los Tribunales de Circuito. La estructura dela Corte no será alterada. Asimismo, el legislador ordinario expedirá una nueva Ley Orgánica del PoderJudicial de la Federación. Este proyecto fue obra de la Comisión de Estudios Jurídicos y Programa Legis-lativo adscrita a la Procuraduría General de la República. (22) El proyecto procuró no establecer restricciones aljuicio de amparo.

Además, esta iniciativa establecía que el Alto Tribunal siempre conocería de los casos en que fuereimpugnada la constitucionalidad de una ley o cuando fuese reclamada la violación directa de algún preceptoconstitucional. Fue adoptada la distinción doctrinal entre control de la constitucionalidad y control de lalegalidad, pero se trató de evitar totalmente el subestimar el control de esta última. Simplemente pensóel proyecto que la función más importante de la Suprema Corte era el ser un poder que equilibrara los actosde los demás Poderes de la Unión y de los Estados y velar por la observancia de la Constitución. Sin em-bargo, no desconoce que la distinción mencionada puede ser juzgada convencional y restringida y que en la

(17) El Nacional, 7 de diciembre de 1944.(18) El Nacional, 8 de diciembre de 1944.(19) La Prensa, 8 de diciembre de 1944.(20) El Nacional, 9 de diciembre de 1944.(21) El Universal, 19 de diciembre de 1944.(22) El Universal, 23 de diciembre de 1944.

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práctica puede haber casos más importantes que sean de legalidad. Por ello, en los asuntos de privación de vida,integridad personal y libertad humana se ha permitido la intervención de la Corte. Pero en general ha sidoestablecida la distinción formal entre control de constitucionalidad y de legalidad. (23)

Hubo también una tercera excepción, pues fue estimado que la Suprema Corte intervendría cuando setrate de actos contrarios a su jurisprudencia o que afecten gravemente el interés público. La iniciativaañade al artículo 107 de la Constitución que los tribunales federales puedan conocer de los delitos deviolación de garantías individuales, pues hay actos reclamados que se apoyan no en simples erroresde opinión, sino en el propósito deliberado de ejecutar actos a sabiendas de su inconstitucionalidad. Existetambién una adición al artículo 133 para que la jurisprudencia de la Suprema Corte sea obligatoria no sólopara los tribunales federales sino para todos los tribunales del país. También se propone reformar el artícu-lo 73, fracción XXI, de la Constitución para que existan delitos y faltas contra la Federación y ésta sea elsujeto pasivo del delito. Esto último restringe la posibilidad de que se comprendan figuras delictivas quelas tendencias modernas pretendan colocar dentro del terreno internacional, como en el caso de la trata deblancas, lo cual crea graves dificultades al Alto Tribunal. (24)

La iniciativa decía que las reformas entrarían en vigor hasta el 1o. de enero de 1946.El Senado por conducto de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, de Justicia y Gober-

nación, inició el estudio de la iniciativa anterior a la que juzgó de gran importancia y estimó que conteníaun mínimo de enmiendas con máximas ventajas para la administración de justicia. También juzgaba queera un buen complemento de la ley sobre la inamovilidad judicial. En conclusión, estimaba que la iniciativadebía ser aprobada. (25)

Sin embargo, pronto hubo discrepancias. Un grupo de diez o más Ministros amenazaron con renunciarsi era aprobada la iniciativa y firmaron una carta dirigida al presidente de la República aludiendo a suposible renuncia si eran aprobadas las reformas de la iniciativa y no se consideraban sus puntos de vista.

(23) El Universal, 23 de diciembre de 1944.(24) El Universal, 23 de diciembre de 1944.(25) El Universal, 24 de diciembre de 1944.

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22. EL PROBLEMA AGRARIO EN 1944

(1) El Nacional, 4 de julio de 1944.

Nuevamente quedó sentado el principio en materia agraria que el Poder Judicial de la Federación nointervendría y estaría inhibido contra las resoluciones presidenciales dotatorias o restitutorias de tierras oaguas. Esto fue consecuencia de la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de conformidad con lainterpretación de la fracción XIV del artículo 27 de la Constitución.

Por esta razón continuaron los sobreseimientos a los pequeños propietarios, como fue el caso deHumberto Chema y otros siete dueños de terrenos en Villa Lázaro Cárdenas, Chiapas, que interpusieronamparo contra actos del presidente de la República, Departamento Agrario y otras autoridades agrarias delEstado que consistieron en la dotación de tierras en beneficio del Comisariado Ejidal de esa villa. El alegatoprincipal de los quejosos fue que la dotación era hecha en beneficio del Comisariado Ejidal y no del núcleode población, siendo éste el que debe ser beneficiado. Sin embargo, la Segunda Sala de la Corte sostuvoque no cabía hacer tal distinción y que el criterio era claro y absoluto en el sentido de abstenerse deintervenir contra actos del presidente de la República que afecten a propietarios de tierras. (1)

Uno de los casos de excepción respecto a la improcedencia del amparo contra resoluciones agrarias,es el que consideró la Corte al amparar a Angelina y Blanca Díaz Ceballos y otros pequeños propietarios delantiguo rancho de S. José Coiluca, Hidalgo.

A los mencionados quejosos se les expropiaron unos predios por órdenes de la Secretaría de Agricultura.Esta dependencia, con apoyo del Departamento Agrario, decidió la expropiación para arreglar administrati-vamente ciertas dificultades entre los citados parvifundistas y unos campesinos vecinos que requeríantierras. Los recurrentes en el juicio de garantías tenían los títulos presidenciales reconociendo su pequeñapropiedad. La Secretaría de Agricultura, al expropiar invocando el artículo 27 de la Constitución y otras leyesreglamentarias posteriores, les dio la compensación con otras tierras. El amparo de primera instancia seinterpuso ante el Juez de Pachuca y fue confirmado por la Suprema Corte a favor de los quejosos. Expresóla Segunda Sala que este tipo de resoluciones agrarias constituye una excepción a la inhibición del PoderJudicial para intervenir en estas materias, porque la expropiación y la compensación citadas, al no haber ema-nado de un acuerdo directo del presidente de la República, no tienen el carácter de inatacables en el juicio de

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garantías, ya que la jurisprudencia establecida sobre la no intervención del Poder Judicial en materiasagrarias, es únicamente, de acuerdo con la fracción XIV del artículo constitucional, cuando el amparo se refierea resoluciones expresas del Jefe del Ejecutivo en materia de dotación o restitución de tierras o aguas.

Tuvo una razón más la Suprema Corte de Justicia, al desechar las oposiciones que contra el Juez deDistrito de Pachuca promovió la Secretaría de Agricultura que pretendía el sobreseimiento del amparo.Esta razón fue la de que los campesinos que aparecen terceros en el juicio de amparo se conformaronlegalmente con una resolución anterior del señor presidente de la República, dictada por conducto expresode la Oficina de la Pequeña Propiedad, cuando a costa del rancho de Coliuca, se declaró que los predios de losDíaz Ceballos y coagraviados tenían las características de la pequeña propiedad y que, por lo tanto, eraninafectables. Contra esta resolución los campesinos no reclamaron sino muchos meses después de pasado eltérmino para inconformarse. Por otra parte, consideró la Corte que si el presidente de la República habíamantenido aquella declaratoria, un secretario de Estado no podía legalmente invalidarla. (2)

Nuevamente sobreseyó el amparo la Segunda Sala de la Suprema Corte en el caso de la afectación deuna finca henequenera en Yucatán.

El Alto Tribunal sostuvo que el hecho de entrar al estudio legal de un amparo contra el desechamientode una queja o reclamación instauradas contra la oficina de la Pequeña Propiedad Henequenera de Yucatán,por afectación de una pequeña propiedad, sería juzgar indirectamente sobre una resolución presidencial dedotación ejidal. La Suprema Corte de Justicia por ello ha sentado el criterio firme de que contra esta clasede resoluciones, es improcedente el juicio de garantías y la Segunda Sala del Tribunal según ponencia delMinistro Manuel Barttlet B., sobreseyó el amparo interpuesto por el señor Alfonso Ancona Cámara contra lamencionada oficina.

El citado parvifundista solicitó amparo alegando inconstitucionalidad de la determinación de la Oficinade la Pequeña Propiedad Henequenera de Yucatán de que se afectase al predio San Pedro de aquel Estado.Aducía el señor Ancona Cámara que los deslindes oficiales determinaban la existencia de una pequeñapropiedad y por lo tanto su inafectabilidad según la fracción XIV del artículo 27. La Corte, como se dijo,sobreseyó el amparo desde el momento en que, independientemente de la existencia de la pequeña propiedad,la oficina recurrida obró por autorización del presidente de la República y como existe un expedientepresidencial de dotación de ejidos a costa de la finca, el entrar al fondo del amparo sería tanto como contra-decir la jurisprudencia establecida en torno de lo dispuesto por la fracción XIV del artículo 27 de la Consti-tución, por la que se veda al Poder Judicial la intervención en actos agrarios autorizados por el presidentede la República.(3)

Por lo contrario, cuando la ejecución de una resolución presidencial abarca más extensiones de terrenoque las que indica la misma resolución, entonces sí es procedente el amparo, como puede verse en elsiguiente caso:

La Sala Administrativa de la Suprema Corte, de acuerdo con la ponencia presentada por el Ministrodon Manuel Barttlet, conoció del amparo promovido por Cosme y Guadalupe Villaverde, en contra de autori-dades agrarias entre las que se mencionan el jefe del Departamento Agrario y su delegado en Sinaloa.

En el caso resulta que el presidente de la República dotó de ejidos al pueblo de Burrioncito, delMunicipio de Guasave, Sinaloa, que deberían tomarse íntegramente del predio comunero de Burrioncito.Pero resultó que las autoridades agrarias afectaron también las tierras de los ahora quejosos, que no estabancomprendidas en el predio comunero y en tal virtud, promovieron amparo ante el Juez de Distrito que selos concedió por considerar que en el caso no tenía aplicación la fracción XIV del artículo 27 constitucional.Las autoridades agrarias no estuvieron de acuerdo con este criterio y promovieron revisión, alegando queconforme a la regla contenida en la fracción XIV del artículo 27 constitucional, los propietarios afectados

(2) El Nacional, 3 de agosto de 1944.(3) El Nacional, 17 de agosto de 1944.

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por resoluciones agrarias no tienen más recurso que el de responsabilidad, por lo que el Juez de Distrito, alaceptar la demanda y dictar sentencia, se salió de sus atribuciones constitucionales.

Nuestro Máximo Tribunal estimó que el Juez estuvo en lo justo al considerar procedente el amparo,aun cuando se refiera a materia agraria, pues la procedencia del recurso se fija debido al hecho que tiendea combatir la indebida ejecución de una resolución presidencial, y ni el texto ni el espíritu de la fracción XIVdel artículo 27 constitucional sostienen que en tales casos la demanda sea improcedente. Pues en el presente,so pretexto de cumplir un fallo presidencial, se hace cosa distinta. (4)

Otro caso en el que fueron amparados varios colonos contra actos del Departamento Agrario fue elsiguiente:

El Juez Segundo de Distrito en Materia Administrativa, licenciado Juan Enrique Domínguez, falló afavor de 27 pequeños propietarios, el juicio de garantías en que se acumularon los amparos interpuestos portodos éstos contra actos del Departamento Agrario, el que, pretendiendo apoyarse en la jurisprudencia deque el Poder Judicial debe ser ajeno a las cuestiones de esa índole, trataba de arrebatarles sus predios.

Según la sentencia del Juez, el Banco Nacional de Crédito Agrícola adquirió una vasta extensión detierras pertenecientes al rancho de El Peral, dentro del Municipio de Cuautitlán, y posteriormente obtuvo,en 1936, una declaración presidencial en el sentido de que esas extensiones eran inafectables, en vista deque en esa zona se iba a fundar un centro de población. El banco celebró más tarde, con diversas personas,entre ellas los beneficiados, contratos de promesas de venta sobre diversos lotes, y estando ya éstos enlegítima posesión de ellos, el Departamento Agrario, en combinación con la oficina de la Pequeña Propiedady so pretexto de que era necesario dotar de tierras a Tlatelpan, Santiago Teyahualco, Santa Cruz, SantaBárabara y Visitación, dispuso que se afectasen los terrenos de que se hace mérito. Los colonos acudieronal juicio de amparo en defensa de sus intereses, y aun cuando las autoridades señaladas como responsa-bles alegaban que debía estarse a lo establecido por la jurisprudencia de la Corte, en cuanto a que elamparo debe ser improcedente en materia agraria, el Juez de Distrito argumentó que tal criterio se contraeúnica y exclusivamente a los casos de dotaciones y restituciones de tierras y aguas, mas no a situacionescomo las que plantearon los 27 pequeños propietarios; a los cuales, el Juez Federal resolvió conceder laprotección de la Justicia Federal. (5)

El mismo Juez de Distrito amparó a Manuel Delgado Olivares en su pequeña propiedad a pesar de noestar inscrita en el Registro Público de la Propiedad, estimando que la inscripción no era un factor decisivopara protegerla cuando el presidente de la República expresamente lo había declarado así. Esta fue laopinión del Juez Segundo en Materia Administrativa, Juan Enrique Domínguez. El fallo era esperado pormuchos agricultores que conceptuaron como “muy trascendental”, la opinión del Juez de Distrito en elcaso Delgado Olivares, quien pidió amparo contra el presidente de la República, el director de PoblaciónRural, Terrenos Nacionales y Colonización y otras autoridades dependientes de la Secretaría de Agricultura.

Según el fallo, el Primer Mandatario dictó acuerdo declarando improcedente una reclamación deDelgado, al que, habiéndole sido afectada su pequeña propiedad y basándose en la propia ley agraria,reclamó la compensación de daños. Las propiedades del quejoso eran “La Bolsa”, “Los Zapatos” y “LosQuitzillos”, de Maravatío, Michoacán, con cuyas tierras se dotó de ejidos al poblado de Apeo, del mismoMunicipio.

Contra la declaratoria de improcedencia Delgado Olivares pidió amparo; pero las autoridades seña-ladas como responsables manifestaron que no había violaciones a la Constitución ni a las garantías delquejoso, porque la inscripción de la propiedad en el Registro Público fue posterior a la solicitud de ejidosde la ranchería de Apeo, por lo que según ellas no había razón para conceptuarla como pequeña propiedad.

(4) El Universal, 31 de agosto de 1944.(5) Excélsior, 17 de octubre de 1944.

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El Juez Domínguez rechazó tales conceptos basándose en que al hacerse la dotación, si bien es ciertoque la pequeña propiedad de Delgado no estaba inscrita, el señor presidente de la República, en su acuerdorespectivo, ordenó que se respetara; de manera que si posteriormente la afectó, lo hizo por circunstanciasespeciales y con base en la compensación establecida para los pequeños propietarios. En tales circunstan-cias el Juez Domínguez declaró que el señor Delgado tiene derecho a que se le compense el daño, debiendoserles concedidas extensiones de terrenos equivalentes a las que les fueron expropiados. (6)

Por otra parte, la Sala Administrativa de la Suprema Corte sostuvo que los gobiernos de los Estadosno tenían competencia en la ejecución de las resoluciones presidenciales.

Los gobernadores de los Estados no tienen competencia legal para intervenir en la ejecución de las reso-luciones presidenciales de dotación de ejidos, pues esta función corresponde a las autoridades agrarias queseñala el código de la materia. En consecuencia, si un gobernador dicta una orden de desposesión de tierraspara cumplimentar un fallo presidencial, lo hace violando la Constitución, por lo que los quejosos debenser amparados.

Esta importante tesis en materia agraria fue sentada por la Sala Administrativa de la Suprema Corte,atendiendo a una ponencia del Ministro Alfonso Francisco Ramírez, al conocer de un amparo promovidopor la colonia Emiliano Zapata, en contra del gobernador de Nuevo León, que ordenó la desposesión de losterrenos que los miembros de la colonia tienen en la comunidad de Ballesteros, del Municipio de Parás,para acatar una resolución presidencial.

Primeramente la Corte estimó que el amparo era procedente, porque de autos no consta que elgobernador de Nuevo León haya actuado al dictar el acuerdo como autoridad agraria encargada decumplimentar un fallo presidencial para dotar de ejidos al poblado de Emiliano Zapata, por lo que no podíainvocarse la causal de improcedencia a que alude la fracción XIV del artículo 27 constitucional. Enseguidaconsideró que, como los gobernadores no tienen facultades para intervenir en cumplimiento de los fallospresidenciales para dotaciones de ejidos y como los miembros de la colonia demostraron que estabanlegalmente en posesión de las tierras, era evidente que la orden de desposeerlos de ellas era violatoria degarantías, por lo que debía de concederse el amparo. (7)

(6) Excélsior, 26 de octubre de 1944.(7) El Universal, 5 de diciembre de 1944.

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23. INICIATIVA DE REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN SOBRE ELPODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN Y CREACIÓN DE UNACOMISIÓN DE RESPONSABILIDADES Y MEJORAMIENTO DE

LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DE 21 DE DICIEMBREDE 1944, DEL PRESIDENTE ÁVILA CAMACHO

Dos iniciativas muy importantes llevó a cabo el presidente de la República, Manuel Ávila Camacho,sobre el Poder Judicial de la Federación, las cuales no pudieron ser llevadas a cabo debido a la oposiciónde los Ministros de la Suprema Corte de Justicia a la segunda de ellas.

La primera iniciativa es un antecedente de la creación de los Tribunales Colegiados de Circuito.—Se pro-ponía que mediante una redistribución de competencias y grados fuese reformado el artículo 107 de laConstitución para que los amparos de una importancia secundaria y de estricta legalidad no fuesen conocidospor la Suprema Corte y quedaran reservados a los Tribunales de Circuito. La iniciativa no habla de crearun nuevo tipo de Tribunal de Circuito, sino de otorgar facultades a los Tribunales Unitarios de Circuitopara conocer de los amparos de menos importancia. La finalidad era sobre todo disminuir el rezago quetenía el Alto Tribunal, en especial la Tercera Sala.

En esta primera iniciativa se reformaba el artículo 73, fracción XXI, sobre las facultades del Congreso,con el propósito de que quedaran definidos los delitos y faltas contra la Federación y hubiese claridaden aquellos en que ésta fuese el sujeto pasivo de dichos delitos y faltas. Asimismo, dictaba bases para suprevención y evitar el aumento de la criminalidad y la impunidad.

También era reformado el artículo 107 de la Constitución para que los Tribunales de Circuito conociesende las controversias del artículo 103. La Suprema Corte conocería de la constitucionalidad de las leyesfederales o locales, cuando fuese reclamada la violación directa de la Constitución, —pero no si lo era indi-rectamente como consecuencia de una ley— y contra actos contrarios a la jurisprudencia o que afectarangravemente el interés público.

En materia civil, penal y de trabajo el amparo solamente procedería:a) Contra sentencias definitivas o laudos respecto de los cuales no proceda ningún recurso ordinario

por virtud del cual puedan ser modificados o reformados, siempre que la violación de la ley se cometa enellos, o que, cometida durante la secuela del procedimiento afecte a las defensas del quejoso de maneraque influya en el resultado del fallo si, además, se han agotado los recursos procedentes;

b) Contra actos en juicio, distintos a los previstos en el inciso anterior, que causen perjuicios graves,siempre que, en su caso, se hayan agotado los recursos procedentes;

c) Contra actos fuera de juicio o después de concluido, siempre que se satisfagan los requisitos delinciso anterior; y,

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d) Contra actos que afecten a personas extrañas al juicio.En materia administrativa el amparo sería procedente contra cualquier resolución no reparable por

algún recurso ordinario, a menos de que éste exija mayores requisitos que los que la ley reglamentaria deeste precepto establezca para conceder la suspensión definitiva.

La violación de las garantías de los artículos 16 en materia penal, 19 y 20 podría ser reclamada ante elsuperior del Juez o tribunal que la cometa o ante la autoridad judicial federal competente. Había otrasreformas de detalle sobre la suspensión en el amparo, sobre la responsabilidad de las autoridades responsa-bles contumaces y la de los alcaides de las cárceles que no recibieran copia del auto de formal prisióndentro de las 72 horas en que estuviese un detenido, debiéndolo poner en libertad si no lo recibía.

La reforma al artículo 133 de la Constitución decía así:“Artículo 133. … Los tribunales federales se ajustarán siempre a dicha Constitución, y los de las

entidades federativas observarán también esta regla y se sujetarán, además, a las leyes federales y trata-dos, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en Constituciones o leyes locales. Lostribunales se abstendrán de aplicar las leyes que conforme a la jurisprudencia de la Suprema Corte deJusticia resulten inconstitucionales. La infracción de esta disposición será sancionada en la forma quedetermine la ley federal.” (1)

Esta reforma constitucional, en caso de ser aprobada, entraría en vigor el 1o. de enero de 1946.Pero al mismo tiempo que la reforma constitucional anterior el presidente de la República, Manuel

Ávila Camacho, presentó ante el Senado otra iniciativa para crear la Comisión de Responsabilidades yMejoramiento de la Administración de Justicia, que regulaba la facultad del Ejecutivo Federal para promoverla destitución de todos aquellos funcionarios que no cumplieran con la ley. Para este propósito eranreformados los artículos 89, fracción XIX —sobre las facultades del presidente de la República— y el III,párrafo final, de la Constitución. Decía que no era suficiente consagrar la inamovilidad judicial, puesera probable la mala conducta de los Jueces, Magistrados y aun Ministros de la Suprema Corte. (2) Fue estainiciativa la que motivó la oposición de quienes integraban el Alto Tribunal, al grado de amenazar con surenuncia.

Fue debido a la unión de estas dos iniciativas que ninguna fue aprobada a pesar de que el Senado inicial-mente manifestó su beneplácito e intención de aprobarlas. Por ello se dijo que tan luego como se recibió en laCámara de Senadores el trascendental proyecto, el dictamen de las Comisiones Unidas de Justicia y Primerade Puntos Constitucionales fue aprobatorio.

El texto íntegro de esta reforma de la segunda iniciativa decía así:Artículo 1o. Es facultad del presidente de la República, pedir ante la Cámara de Diputados la destitución

por mala conducta de cualquiera de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de losMagistrados y jueces del orden común del Distrito y Territorios Federales.

Artículo 2o. La investigación respecto de la conducta de los funcionarios a que se refiere el artículoanterior se practicará a través de un organismo que se denominará Comisión de Responsabilidades y Mejo-ramiento de la Administración de Justicia.

Artículo 3o. La comisión a que se refiere el artículo precedente estará integrada por el procurador generalde la República, que la presidirá; el procurador general de Justicia del Distrito y Territorios Federales; unrepresentante del Poder Judicial de la Federación, un representante del Tribunal Superior del Distrito yTerritorios Federales y un representante de las Asociaciones de Abogados, nombrado por el presidente dela República, eligiéndolo de la terna que se le someta en los términos que marque el reglamento de esta ley.Los miembros de ésta comisión no recibirán remuneración alguna.

Artículo 4o. Son atribuciones de la comisión:

(1) El Universal, 23 de diciembre de 1944.(2) El Universal, 23 de diciembre de 1944.

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(3) El Universal, 23 de diciembre de 1944.

I. Practicar las investigaciones respecto de la conducta que observen los funcionarios judiciales;II. Informar al C. Presidente de la República, cuando éste funcionario lo solicite, cada vez que lo estime

necesario, sobre la conducta que observen los funcionarios judiciales.III. Vigilar que los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, los Magistrados y Jueces Federales y

los Magistrados y Jueces del orden común, del Distrito y Territorios Federales, cumplan con las obligacionesque la ley les impone;

IV. Llevar un expediente de cada uno de los funcionarios a que se refiere la fracción anterior;V. Estudiar las necesidades económicas de la Administración de Justicia e informar al respecto al

presidente de la República; y,VI. Las demás que señala el reglamento.Artículo 5o.—Se entiende por mala conducta los actos u omisiones habituales que traigan como

consecuencia que el funcionario de que se trate llegue a quedar decaído en el concepto público.Artículo 6o.—Todas las oficinas públicas y las particulares, tendrán obligación de proporcionar los

datos y documentos que les solicite la comisión, la que para este efecto podrá hacer uso de los medios deapremio en los términos establecidos por el Código Federal de Procedimientos Penales.

Artículo 7o.—Cuando el presidente de la República tenga conocimiento de que algún funcionariojudicial observa mala conducta, turnará el asunto a la Comisión de Responsabilidades y Mejoramiento dela Administración de Justicia, lo que hará saber al acusado para que dentro de los diez días siguientes,informe respecto de los actos que se le atribuyen. Si del resultado del informe y de la investigación que sepractique, los hechos quedan desestimados a juicio del C. Presidente, se archivará el expediente.

Artículo 8o.—Si de la investigación practicada aparecen datos bastantes para presumir mala conductadel funcionario de que se trate, se pedirá a la Cámara su destitución.

Artículo 9o.—Con la solicitud del C. Presidente de la República, la Cámara de Diputados dará traslado,por el término de seis días, al funcionario acusado para que disponga lo que a su derecho convenga yexhiba las pruebas justificadas de sus actos.

Transcurrido el plazo anterior, la comisión que conozca del asunto formulará su dictamen que someteráa la consideración de la Cámara.

Artículo 10o.—Si la Cámara de Diputados estima, por mayoría absoluta de votos, justificada la peticióndel C. Presidente de la República, turnará el asunto a la Cámara de Senadores para su estudio.

Si la resolución de la Cámara de Diputados fuera contrario a la petición del C. Presidente de la Repú-blica, lo comunicará a éste y al funcionario de que se trate, ordenando el archivo del expediente.

Artículo 11.—Si la Cámara de Senadores declarase infundada la petición del C. Presidente de la Repú-blica, se procederá en los términos del último párrafo del artículo anterior; y si se estima, por mayoríaabsoluta de votos, que está justificada la solicitud, el funcionario de que se trate quedará automáticamenteseparado de su cargo.

La resolución anterior se comunicará al C. Presidente de la República para que se tomen las medidasnecesarias y provea a la designación de la persona que haya de sustituirlo.

Artículo 12.—El procedimiento anterior no prejuzga sobre las responsabilidades legales en que hubiereincurrido el funcionario, las que podrán exigírsele en los términos que marca la ley. (3)

Días después, a fines de diciembre de 1944, los diarios informaron que de fuentes informadas fuerecogida la versión de que un grupo de Ministros de la Suprema Corte de Justicia manifestó su descontentopor las iniciativas del Ejecutivo en relación al régimen judicial. Los Ministros del Alto Tribunal consideraronindebido que la estructuración del juicio de amparo fuese dejada a una ley secundaria introduciendo reformasgenerales y vagas a la Constitución. En especial vieron con disgusto la modificación a los artículos 89,fracción XIX y III, párrafo final, en el sentido de crear la Comisión de Responsabilidades y Mejoramiento

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de la Administración de Justicia, proyecto que revelaba desconfianza hacía los integrantes de la SupremaCorte. (4)

Al aparecer, más de diez Ministros que a fines de diciembre se encontraban en la Ciudad de México —pueslos demás estaban de vacaciones fuera de la capital— firmaron una carta dirigida al presidente de la Repúblicaexpresándole su disposición a renunciar en caso de que no fuesen tomados en cuenta sus puntos de vista. (5)

La situación política debió haberla decidido el presidente de la República, Ávila Camacho, pues lasiniciativas fueron aprobadas por las dos Cámaras. La de Diputados incluso las aprobó en medio de aplausos.

Lo curioso es que el presidente de la Suprema Corte, Salvador Urbina, desmintió que sus colegas estu-viesen en contra de las reformas y manifestó que ningún Ministro amenazaba con su renuncia; “se mostrósorprendido acerca de esta versión, ignorando cuál podría ser la fuente de ésta. Agregó que ha estado con-curriendo a la Corte todos los días y ha estado en contacto con los Ministros que formaban parte de laComisión de Receso, no habiéndose hecho comentarios sobre las iniciativas, toda vez que todavía noobran en su poder los textos íntegros de las mismas y nuestro Máximo Tribunal se haya en receso… por loque es infundado lo de la carta a que se alude. Al preguntar al licenciado Urbina su opinión acerca de lasiniciativas que motivaron la falsa versión, se excusó cortésmente de hacerlo, habiéndose dicho que yalas pidió para conocerlas íntegramente y que como hasta la fecha sólo las conoce en parte, sería aventuradacualquier opinión.”. (6)

El presidente de la Suprema Corte, Urbina, dio muestras de gran habilidad política, pues el texto delas iniciativas estaba en los periódicos. En realidad los Ministros debieron estar en oposición contra ellasy triunfaron en el ánimo del presidente de la República Ávila Camacho. En especial era grave e indebidoque la conducta de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia fuese supervisada por una comisión demiembros del Ejecutivo que estaban en mayoría sobre los representantes de los órganos judiciales, puesestaba integrada por los procuradores general de la República y del Distrito y Territorios Federales, más unabogado de las asociaciones de abogados nombrado por el presidente de la República y solamente habíados representantes del Poder Judicial de la Federación y del Tribunal Superior del Distrito y TerritoriosFederales.

Así, pues, la oposición de los Ministros de la Corte Suprema a estas reformas triunfó. Pero debe seradvertido que la primera iniciativa es un antecedente inmediato de las reformas de 1951 que crearon losTribunales Colegiados de Circuito, pues por primera vez trató de resolver el problema del rezago dejandoel conocimiento de algunos amparos a los Tribunales de Circuito, dejando que las leyes orgánicas preci-saran si eran éstos los Unitarios o unos nuevos tribunales integrados por tres Magistrados. El Alto Tribunalresolvería fundamentalmente cuestiones constitucionales. En realidad fue muy inconveniente la segundainiciativa sobre la comisión supervisora y la reforma al artículo 111 de la Constitución.

(4) El Universal, 27 de diciembre de 1944.(5) El Universal, 27 de diciembre de 1944.(6) El Universal, 28 de diciembre de 1944.

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24. EN 1945 LAS REFORMAS AL PODER JUDICIAL FEDERAL YA LA LEY DE AMPARO QUEDAN PENDIENTES Y SON MATERIA

DE ESTUDIO. LA PRIMERA SALA NO CONCEDE EL AMPARO PARAQUE EL MINISTERIO PÚBLICO EJERCITE LA ACCIÓN PENAL

En el año de 1945 el Pleno de la Suprema Corte de Justicia religió como su presidente al MinistroSalvador Urbina y fueron presidentes de las Salas los Ministros Teófilo Olea y Leyva de la Primera,Octavio Mendoza González de la Segunda, Carlos L. Meléndez de la Tercera y Eduardo Vasconcelos de laCuarta. El Ministro Urbina estaba enfermo y por eso no pudo tomar posesión de su cargo. (1)

No obstante que la iniciativa de reformas al Poder Judicial de la Federación de 1944 no fue aprobada,otra reforma de 28 de diciembre de 1943 fue publicada en el Diario Oficial hasta el 21 de septiembre de1944, por la cual fue enmendado el artículo 94 de la Constitución en el sentido que los Ministros de laSuprema Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de Distrito podrían ser privados de sus puestoscuando observen mala conducta de acuerdo con la parte final del artículo 111 o previo el juicio de respon-sabilidad. El artículo 111, a su vez, indicaba que “el presidente de la República podía pedir ante la Cámarade Diputados la destitución por mala conducta de cualquiera de los funcionarios judiciales antes mencio-nados. En estos casos si la Cámara de Diputados primero y la de Senadores después declaran por mayoríaabsoluta de votos justificada la petición, el funcionario acusado quedará privado desde luego de su puesto,independiente de la responsabilidad legal en que hubiere incurrido, y se procederá a nueva designación.El presidente de la República antes de pedir a las Cámaras la destitución de algún funcionario judicial, oiráa éste en lo privado, a efecto de poder apreciar en conciencia la justificación de tal solicitud.”.

Por otra parte, a principios de enero de 1945, la CTM por voz de Fidel Velázquez atacó a la Sala delTrabajo de la Corte por considerar que “la citada Sala, compuesta en su mayoría por Ministros de extracciónreaccionaria, se ha dado a la ingrata tarea de rectificar la jurisprudencia de la Corte anterior en lo querespecta a los conflictos de trabajo, amparando a los patrones contra las resoluciones de las Juntas deConciliación y Arbitraje, que no han hecho otra cosa que sostener las mismas tesis que se han venidosentando desde que existen esos tribunales”. En opinión de la CTM precisa emprender una campaña encontra de esos Magistrados enemigos “hasta obtener que rectifiquen su actitud o sean removidos a otrotribunal donde no tengan que ventilarse problemas del proletariado, pues su actitud está ocasionando quese agudicen las luchas obrero-patronales. (2)

(1) El Universal, 3 de enero de 1945.(2) Excélsior, 12 de enero de 1945.

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Otro asunto diverso fue la circular que envió el Pleno de la Suprema Corte a los Jueces de Distrito yMagistrados de Circuito para que no se inmiscuyeran fuera de su competencia en los asuntos sujetos a ladecisión de otros funcionarios del propio Poder Judicial o de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, pues debíanreducirse a su jurisdicción, “absteniéndose de prejuzgar respecto de los fallos o decisiones pronunciadospor otros tribunales diversos…” (3)

La Sala Penal de la Corte sostuvo en el amparo de María Limón viuda de Hernández, en contra delprocurador general de Justicia de Nuevo León, que no era procedente, pues no era posible obligar alMinisterio Público de Monterrey a ejercitar la acción penal, pues eso constituiría una invasión del PoderJudicial en la esfera soberana del Poder Ejecutivo representado por dicho procurador, conforme al artículo21 de la Constitución, el cual es al único a quien incumbe la persecución de los delitos. La ponencia fue delMinistro José Rebolledo, el que sostuvo que los tribunales de la Federación no pueden obligar a perseguirdelitos, cosa que no está en sus facultades. (4)

El Constituyente y antiguo Ministro de la Corte Suprema, don José María Truchuelo hizo un estudiosobre la Constitución de 1917. Principiaba con los antecedentes históricos y después examinaba las garan-tías individuales. Criticaba las facultades omnímodas del Ministerio Público y dijo que esta no fue la ideadel Constituyente y que debería proceder el amparo contra él. La Suprema Corte debe estar por encima delMinisterio Público para que ejercite la acción penal cuando así proceda. También declaró que la inamovilidadjudicial fue idea del Constituyente y se mostró enemigo de la reforma al artículo 111 de la Carta Magna, puessubordina a los Magistrados al Ejecutivo.

Lo más interesante del estudio de Truchuelo fue que mostró oposición contra las reformas al PoderJudicial de la Federación, pues si se conceden facultades para interpretar la Constitución a la SupremaCorte y a los Magistrados de Circuito que dependen de ésta vendría el caos. Se complicaría la administraciónde justicia y habría diversas jurisprudencias, por lo cual esta reforma debe ser retirada, porque simplementeel rezago de la Suprema Corte pasaría a los Tribunales de Circuito. Por lo tanto, no se deben conferir atribunales inferiores facultados que correspondan en exclusiva al Alto Tribunal. Esta es la opinión de losConstituyentes, dijo Truchuelo. La solución es crear una Sala más en la Corte y tener personal capacitado. (5)

En la Escuela Nacional de Jurisprudencia hubo unos cursos de invierno donde también fueron estudiadaslas reformas a la Ley de Amparo. Participaron Óscar Rabasa, Mariano Azuela, Antonio Carrillo Flores, AntonioMartínez Báez, Vicente Peniche López, Teófilo Olea y Leyva y Alfonso Noriega. Este último expresóque las últimas reformas propuestas a la Constitución tenían dos finalidades: la primera era la de fortaleceral Poder Judicial como un verdadero poder semejante al Ejecutivo y al Legislativo. La segunda consistíaen resolver el rezago de la Corte. Pero esta última reforma debía ser cautelosa y debe evitar la imitacióninnecesaria de instituciones anglosajonas y del funcionamiento de los Tribunales Federales de los EstadosUnidos. La competencia y organización de los Tribunales de Circuito son temas muy delicados. ¿Debenser unitarios o colegiados? ¿Deben conocer de asuntos civiles exclusivamente o también penales y deltrabajo? Habría una desaparición de la centralización de la justicia, lo que ha sido una salvación para todoslos habitantes, pues el centralismo no es arbitrario sino que corresponde a necesidades históricas, ya quejamás ha habido confianza en las autoridades judiciales locales. Por otra parte, en el otro problema, laCorte nunca ha sido un poder auténtico por las constantes intromisiones del Ejecutivo. Esta fue la conferenciade don Alfonso Noriega. (6)

En otro asunto diverso, el presidente del tribunal, don Salvador Urbina, a nombre de todos sus colegasenvió un pésame al presidente de la República por el fallecimiento de su hermano Maximino Ávila Camacho. (7)

(3) Excélsior, 3 de enero de 1945.(4) El Universal, 13 de febrero de 1945.(5) El Universal, 13 de febrero de 1945.(6) Excélsior, 14 de febrero de 1945.(7) El Nacional, 20 de febrero de 1945.

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En relación a las reformas constitucionales en materia de amparo la Comisión de Estudios Jurídicosde la Procuraduría General de la República declaró que haría un estudio cuidadoso y sin precipitación.Además, la Barra Mexicana también se preocupó por el estudio de estas reformas tendientes a evitar elrezago en la Suprema Corte y nombró una comisión para que así lo hiciera integrada por los abogadosTrinidad García, Antonio Pérez Verdía, Paulino Machorro Narváez, Agustín García López y AlfonsoNoriega. La Barra también pidió al procurador general de la República, José Aguilar y Maya, que expu-siera una conferencia a los abogados mexicanos y que si los temas eran excesivos designara a otros colegaspara que así lo hicieran. El procurador aceptó dar la conferencia. (8)

El Constituyente Truchuelo nuevamente insistió en el grave error de haber reformado el artículo 111 dela Constitución, pues subordina a los Ministros del Alto Tribunal al presidente de la República y sugirióque la solución al rezago era crear otra Sala en la Corte. Esto lo hizo en una aclaración a un periodista. (9)

En la Sala del Trabajo el Ministro Roque Estada propuso modificar la jurisprudencia que decía que lacarga de la prueba de demostrar que el despido de un trabajador es justificado toca al patrón. El MinistroEstrada y su colega Islas Bravo sostuvieron que la carga de la prueba toca al trabajador, el que debe probarque el despido es injustificado. Pero los otros tres Ministros no estuvieron de acuerdo y apoyaron mantenerla jurisprudencia vigente sin cambiarla. (10)

Algunas sentencias de la Suprema Corte eran constantemente violadas por el Departamento Central.Sucede que el tribunal ha declarado inconstitucional el reglamento que establece distancias mínimas entrelocales como panaderías, carne, etcétera. Pero no obstante esta tesis que es jurisprudencia, la autoridadresponsable la viola completamente. Se sugiere que sea más rápido el recurso de queja en el amparo, perosobre todo que sean sancionadas las autoridades que violen las tesis de la Suprema Corte. (11)

El presidente del Alto Tribunal, Salvador Urbina, con los Ministros Eduardo Vasconcelos, Hilario Me-dina, Emilio Pardo Aspe y Fernando de la Fuente, entrevistaron al presidente Ávila Camacho. Un diariomencionó que esta reunión se debía a conflictos que tenía la Corte con el procurador Aguilar y Maya, locual fue desmentido por Urbina, el que dijo que era una visita cuyo único propósito era obtener presu-puesto para varios Juzgados de Distrito. (12)

El rezago en la Suprema Corte aumentaba cada año. En 1943 era de 19,000 expedientes y en 1944fueron más de 20,000. Las Cuatro Salas y en especial la Tercera no tienen capacidad para resolver losnuevos asuntos que ingresan. Lo grave —se dice— es que no se resuelven los asuntos difíciles y esta es unatarea futura muy grave. (13)

Un expediente que tenía un cheque sin fondos fue robado del Tribunal del Primer Circuito localizadoen el edificio de la Suprema Corte. Se supone que el autor del robo es la misma persona que firmó elcheque sin fondos, el extranjero Mauricio Weil o alguno de sus abogados. Por ello se trata de que existamayor seguridad en éste y otros tribunales federales, donde en general el personal que trabaja es honesto. (14)

La Primera Sala por voz del Ministro Olea y Leyva, su presidente, manifestó que no trata de reducirlas facultades del Ministerio Público ni de obligarlo a ejercitar la acción penal cuando ella lo juzguepertinente. Se trata de algunas ponencias, como una del Ministro Fernando de la Fuente, que no han sidoaprobadas por la mayoría de los Ministros. (15)

(8) Excélsior, 21 de febrero de 1945. (9) El Universal, 26 de febrero de 1945.(10) La Prensa, 1o. de marzo de 1945.(11) Excélsior, 2 de marzo de 1945.(12) Novedades, 19 de abril de 1945.(13) El Universal, 30 de abril de 1945.(14) Excélsior, 5 de marzo de 1945.(15) Excélsior, 5 de mayo de 1945.

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25. LOS MINISTROS DEL ALTO TRIBUNAL ACEPTAN LASREFORMAS LEGALES EN MATERIA DE AMPARO Y HACEN

SUGERENCIAS AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EN JULIODE 1945. TERMINA EL ESTADO DE EMERGENCIA

(1) Excélsior, 14 de junio de 1945.

En el mes de junio de 1945, el pintor norteamericano George Biddle estaba pintando el mural que estáa mano izquierda de la entrada la Suprema Corte. Un periodista narra así una entrevista con él:

Hemos llegado hasta el edificio de la Suprema Corte de Justicia para entrevistar al pintor norteameri-cano, George Biddle, que está trabajando en los frescos de la galería. Tras subir un primer tramo de escalones,a mano izquierda, vemos los andamios utilizados en esta obra pictórica.

Llamamos dos veces la atención de George Biddle, quien, enfrascado en su trabajo, está como inhibidode lo que no sea su pintura.

Trátase de un hombre con el pelo entrecano, vestido con una camisa a cuadros rojos, pantalón grismuy manchado y espejuelos partidos, de esos que sirven para trabajar pero que dejan los ojos libres decristales en su mitad superior. Es un hombre vivo, dinámico, lleno de energía, que nos tiende una mano de laque resuman aún los sobrios colores con que pinta los espantosos monstruos, que representan los horroresde la guerra.

El tema de su obra —nos explica el pintor— lo constituye la “Locura y Canibalismo de la Guerra”, encontraste con dos temas o aspectos positivos de la vida: “La Niñez y la Maternidad”, y, en segundo lugar,“La Agricultura”.

Tales murales irán acompañados de dos bajorrelieves con bronce, de mano de su esposa, la artistabelga Helene Sardeau.

Tras un trabajo parecido, realizado en Río de Janeiro, Brasil, ambos artistas fueron invitados por nuestroSecretario de Educación Pública, señor Jaime Torres Bodet, para llevar a cabo las obras artísticas queahora realizan en la Suprema Corte.

Sus frescos están realizados en tonos sombríos, apagados, y los monstruos y alimañas diabólicas de laguerra contrastan con las escenas apacibles del aspecto positivo de la vida, como él gusta llamarlo. (1)

Un grupo de jóvenes abogados con el nombre de “Nuevas generaciones de abogados” presentaronante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una acusación contra los Ministros de la Segunda

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Sala de la Corte por su conducta que en forma unánime han asumido contra las dotaciones de tierras a losnúcleos de población y usurpando las facultades del Ejecutivo. Han resuelto diversos casos a favor de hacen-dados y contra ejidatarios con violación de la fracción XIV del artículo 27 de la Constitución. (2)

Con motivo de esta acusación fue manifestada la opinión de que lo más conveniente era reformar elartículo 27 de la Constitución, pues tiene contradicciones. En una parte dice que no cabe el amparo enmateria agraria, en otra expresa que la pequeña propiedad es inafectable y en una tercera parte manifiestaque las resoluciones presidenciales en materia agraria son inapelables. Por ello cabe la reforma propues-ta desde 1943 por el diputado Pantaleón Domínguez que decía así: las propiedades afectadas con resolucionesdotatorias o restitutorias de ejidos o aguas a favor de los pueblos, o que en lo futuro se dictaren, no tendránningún recurso legal ordinario ni podrá ser promovido el juicio de amparo excepto en aquellos casos en quesea afectada la pequeña propiedad agrícola, en cuyo caso sí se puede ejercer todo derecho legal de defensapor ser la pequeña propiedad un derecho incontrovertible. (3)

El 26 de junio de 1945 el Pleno del tribunal tuvo una sesión especial para reorganizar los Tribunalesde Circuito y Juzgados de Distrito. Se trataba también de estudiar las reformas constitucionales que se hanpropuesto y que han sido materia de estudios de los Poderes Ejecutivo y Legislativo para ver la posibilidadde reducir el rezago en la Suprema Corte. Se supone que este Pleno fue muy importante pues duró cerca denueve horas (4). Por lo pronto fue acordado aumentar el número de Jueces y Magistrados Federales para quetodos puedan tener acceso a la justicia. Sin embargo, en una entrevista el presidente del Tribunal, SalvadorUrbina, no mencionó que hubiese estudiado el Pleno el problema de las reformas legales y constitucionales,sino más bien el de un aumento en el presupuesto del Poder Judicial de la Federación. (5) Además, díasdespués una comisión de Ministros de la Corte entrevistó al presidente de la República para exponerle elproblema de las sentencias de amparo que no son cumplidas por las autoridades responsables, como fueel caso del amparo concedido al general Francisco Durango, que debía obtener un pago de la Secretaría deHacienda y que ésta no le hacía. (6)

La Tercera Sala de la Suprema Corte sustentó una nueva tesis sobre la legitimación del MinisterioPúblico Federal para pedir amparo en los juicios de nacionalización de bienes. Con anterioridad se habíasostenido que no existía tal legitimación, pero una ponencia del Ministro Santos Guajardo sostuvo lo contrarioen el juicio para reivindicar la casa de Lago Iseo número 4, en Tacuba y ahora el Ministerio Público Federaltiene personalidad como si fuese particular para interponer recursos e incluso el juicio de amparo. (7)

Poco después fue anunciada una nueva entrevista de los Ministros Salvador Urbina, Eduardo Vascon-celos, Emilio Pardo Aspe, Hilario Medina y Nicéforo Guerrero con el presidente Ávila Camacho paraexponerle sus puntos de vista sobre el problema del rezago en el Alto Tribunal. Parece que le presentaronlas diversas soluciones que se han ofrecido y que dejaron el escoger la mejor en las manos del presidentede la República. (8)

Los Ministros recogieron los puntos que aprobó el Pleno en su sesión de 17 de julio de 1945 sobre elrezago, en los cuales aprobaron sobre todo la reforma propuesta respecto a las nuevas atribuciones de losTribunales de Circuito para conocer de los recursos de revisión contra los Jueces de Distrito, sobre todo enmateria civil. Pero de los amparos directos civiles conocería la Sala respectiva de la Corte, la cual deberíaser auxiliada por una nueva Sala. También sugerían la caducidad de la instancia de los amparos civilesdespués de cierto lapso, con posterioridad a que hubiera rendido su informe el Ministerio Público.

(2) El Nacional, 14 de junio de 1945.(3) Excélsior, 16 de junio de 1945.(4) El Nacional, 27 de junio de 1945.(5) El Nacional, 28 de junio de 1945.(6) El Nacional, 29 de junio de 1945.(7) La Prensa, 17 de julio de 1945.(8) El Nacional, 25 de julio de 1945.

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Por otra parte, funcionarios de la Suprema Corte sugirieron que debe haber juntas periódicas o por lomenos dos veces al año entre Jueces de Distrito, Magistrados de Circuito y Ministros del Tribunal paracambiar impresiones, conocer el rezago y los múltiples problemas que existen en la Justicia Federal. Porqueexisten críticas de los litigantes en el sentido que existe un aislamiento de los Jueces, como en el caso delJuez Segundo de Distrito en Materia Penal en el Distrito Federal del que opinan que trabaja encerrado yescribe libros sin contacto con los abogados ni los reos. (9) Fue sugerido también que los Magistrados deCircuito estuviesen reunidos de tres en tres y que fallaran casos como si fueran Ministros de la Su-prema Corte para ayudarla sobre todo en los asuntos civiles y mercantiles. (10)

La Sala Penal del Alto Tribunal resolvió el caso de la señorita Felisa Urrutia Galdamés y Urbe, que enqueja fue contra un Juez de Distrito porque fue declarada en estado de interdicción mediante certifi-cado artificioso y estuvo encerrada en el sanatorio Manuel Falcón. Pero con la ayuda de una enfermerapudo huir de lo que era un secuestro y pidió amparo con dos abogados que se quejaron que el Juez deDistrito les impedía litigar porque la quejosa estaba en estado de interdicción. Sin embargo, la Sala pormayoría de tres votos le dio la razón contra el del Ministro Olea y Leyva. (11)

Varios jurisconsultos consideraron que el problema del rezago en la Suprema Corte no tenía solucióny que el problema era cada vez más grave. Sobre todo durante la gestión del presidente de la República,Ávila Camacho, no había un resultado satisfactorio, pues ninguna reforma era aceptable. Esta situaciónpesimista prevalecía en los medios judiciales. (12)

El Ministro Islas Bravo fue designado como Ministro Plenipotenciario en la legación de Méxicoen Dinamarca y dejó a la Suprema Corte. Esto fue motivo de críticas, pues se suponía que Islas Bravo noconocía nada de diplomacia y dejaba una vacante importante en el Tribunal. (13)

El 13 de noviembre de 1945 el Alto Tribunal celebró un Pleno secreto en el que se trató el presupuestopara el año siguiente. Pero nuevamente fueron discutidas las reformas a los artículos 103 y 107 de la Consti-tución, en especial las nuevas facultades de los Tribunales de Circuito para fallar en revisión cierta clasede amparos y así aligerar la carga del alto cuerpo. También fue discutida la campaña de alfabetizaciónentre los empleados del Poder Judicial de la Federación y darles un plazo en el que deban estudiar, bajo penade cesarlos si no lo hacen. (14) La Cámara de Disputados aprobó un presupuesto para este Poder de 6,640,000pesos, lo que simplifica un aumento de cerca del 10%. Este aumento se destinará principalmente para mejorarlos sueldos de los secretarios de los juzgados, tribunales y Suprema Corte, “dada la responsabilidad deestos funcionarios y la notoria desproporción entre los sueldos de Ministros, Magistrados y Jueces y los desus secretarios.”. (15)

La Suprema Corte declaró inconstitucional la prórroga de ciertas disposiciones expedidas durante elperiodo de emergencia, o sea, entre el 1o. de julio de 1942 y el 30 de septiembre de 1945 en que fuelevantado el estado de guerra. El caso concreto fue un amparo de comerciantes e industriales de Durangoa los que les fueron aumentados los impuestos sobre la renta con apoyo en la Ley de Suspensión de Garantías,cuando el Congreso de la Unión autorizó al Ejecutivo a legislar extraordinariamente. Pero ello fue resultadodel estado de guerra que existía. Sin embargo, por decreto de 28 de septiembre de 1945 fue facultado el Ejecu-tivo para que con el mismo carácter de emergencia y en forma extraordinaria puedan seguir en vigor lalegislación hacendaría, la de congelación de rentas y otras más, en contra de las cuales el juicio de amparoes improcedente. Pero la tesis de la Segunda Sala del Alto Tribunal sostiene que el juicio de amparo no puede

(9) Excélsior, 28 de julio de 1945 y 30 de julio de 1945.(10) El Nacional, 30 de julio de 1945.(11) El Nacional, 31 de julio de 1945.(12) Excélsior, 5 noviembre de 1945.(13) Excélsior, 12 de noviembre de 1945.(14) Excélsior, 14 de noviembre de 1945.(15) Excélsior, 28 de noviembre de 1945.

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prohibirse y esto traerá como consecuencia que proceda contra las varias disposiciones a que se refiere eldecreto de 28 de septiembre. (16) La ponencia del Magistrado Alfonso Francisco Ramírez sostiene que “lasfacultades concedidas al Ejecutivo de la Unión por el artículo 5 del decreto de 1o. de julio de 1942, queaprueba la suspensión de garantías, están limitadas a los casos que prevé el artículo 4o., que son aquellos dela eficaz defensa del territorio nacional, de su soberanía y dignidad y de mantenimiento de las institucionesfundamentales; por lo que no recayendo la ley combatida sobre ninguno de esos propósitos, sino sobrecuestiones impositivas fiscales, no puede ser considerada de emergencia, en cuya virtud es improcedente elsobreseimiento y debe concederse el amparo por la incompetencia del presidente de la República paraexpedir dicha clase de leyes con apoyo en el articulado citado.”. (17)

Fue estimado que terminado el periodo de emergencia que prohibió los jurados populares del ordenfederal y al ser restablecidos para los casos de peculado, violaciones a la ley de imprenta y otros más, losJuzgados de Distrito en Materia Penal estarían con exceso de trabajo, pues tales jurados toman mucho tiempoy solamente hay dos Juzgados de Distrito en el Distrito Federal. Por eso se estimó la creación de un tercerJuzgado de esta materia. (18)

El 15 de diciembre de 1945 el presidente del Alto Tribunal, Salvador Urbina, rindió su informe en elque puso de manifiesto que en materia civil había un rezago de 15,834 expedientes y que por ello “es indis-pensable una reforma al Poder Judicial de la Federación para que solamente los asuntos de fundamentalproblema constitucional sean resueltos por la Suprema Corte y los demás los fallen los Tribunales Superiorescomunes o federales en forma definitiva”. También propuso un aumento en el número de Salas en ella.Además, desde el 30 de septiembre de 1945 asumió el Tribunal la totalidad de sus funciones al terminar elestado de emergencia, salvo disposiciones excepcionales, con lo cual el juicio de amparo recobra su plenitudpara prestigio de México, pues tal juicio es reconocido universalmente por su excelencia.

(16) Excélsior, 30 de noviembre de 1945.(17) El Universal, 30 de noviembre de 1945.(18) El Universal, 9 de diciembre de 1945.

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26. ALGUNAS TESIS SUSTENTADAS POREL ALTO TRIBUNAL EN 1945

En febrero de 1945 el Pleno de la Suprema Corte de Justicia estudió la controversia constitucionalentre los Poderes Ejecutivo y Legislativo del Estado de México que surgió desde mediados de 1943, cuandoera gobernador el señor Alfredo Zárate Albarrán. El conflicto versaba sobre la ley electoral para la renovaciónconstitucional de poderes y la interpretación sobre la ley Orgánica de los Ayuntamientos del Estado.

Este conflicto consistía en que la Legislatura Local expidió varias disposiciones que el Ejecutivo delEstado se negó a promulgar por considerarlas inconstitucionales respecto a la Constitución del Estado y ladel país. Como hasta entonces no habían logrado ponerse de acuerdo, decidieron someter sus diferenciasal fallo del más Alto Tribunal. (1)

El presidente de la República sometió al Congreso de la Unión un proyecto de ley electoral en el cualla Suprema Corte figuraba con facultades consagradas en el artículo 97, fracción III, de la Constitución,pudiendo hacer investigaciones sobre el voto público a petición de algunos órganos del Estado o de oficio.Los Ministros del Alto Tribunal principiaron a estudiar este proyecto y lo analizaron en cada una de lasSalas. (2) Apareció después la noticia de que los Ministros habían decidido no actuar, pues el presidente dela Corte, Salvador Urbina, declaró que en realidad el Alto Tribunal no se había ocupado oficialmente de lanueva ley electoral y había decidido abstenerse. “Que solamente que hubiese alguna disposición especialsobre la Suprema Corte estudiarían la iniciativa dentro de lo que le corresponda.”.(3)

La Sala Penal del Alto Tribunal sustentó la tesis de que el delito de rapto solamente existe en elapoderamiento de una mujer desplazándola o sustrayéndola del lugar en que habite con su familia paratrasladarla a otro donde quede bajo el dominio único del raptor. Esto fue considerado como una nueva tesis,porque antes se estimaba que era bastante con sujetar a una mujer por unas horas para que hubiere rapto yahora fue necesario el transporte a otro sitio y el dominio único sobre ella. (4)

La Sala Administrativa consideró que la pérdida de la patria potestad solamente puede efectuarsemediante la sentencia civil de un tribunal y que no puede ser llevada a cabo por actos de la Secretaría

(1) El Nacional, 12 de febrero de 1945.(2) La Prensa, 8 de diciembre de 1945.(3) El Nacional, 19 de diciembre de 1945.(4) Excélsior, 19 de junio de 1945.

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de Salubridad y Asistencia o la de Gobernación, en los que ordenen que los menores queden en guarderíasinfantiles. (5)

La Tercera Sala estimó que el Ministerio Público puede ser considerado como parte cuando intervienecomo actor en los juicios de nacionalización a nombre de la nación, conforme al artículo 27, fracción II, dela Constitución. En estos juicios, en opinión del Ministro ponente Vicente Santos Guajardo, el MinisterioPúblico tiene una personalidad igual a la de cualquier litigante y por ello es equitativo y lógico que tengalibres las mismas vías que sus colitigantes y pueda hacer uso de los mismos recursos ordinarios y extraor-dinarios.

Los siguientes puntos revelan el estudio del señor Ministro Santos Guajardo:

a) Que cuando el Estado, por actos de propia voluntad, ha autolimitado sus facultades y para realizar sus derechos nivelasu posición con la de los particulares y los dirime en un juicio ante los tribunales, sí es posible que sufra atropello porparte de los órganos del Poder Judicial.b) Que la cuestión de si las personas morales oficiales puedan o no promover el juicio de amparo, está regida por elartículo 9o. de la ley reglamentaria de la materia que establece que sí podrán ocurrir en demanda de garantías cuandoel acto y la ley que se reclama afecten sus intereses patrimoniales.c) Que cuando el Ministerio Público, en representación de la nación, va a discutir ante los tribunales los derechos quefunda en la Constitución, no ejecuta con ello ningún acto de soberanía; no obra ahí como autoridad ni ejercita ningunade las atribuciones distintivas del poder, sino que acciona simplemente con el derecho de pedir, al igual que cualquierparticular.d) Que una sentencia que se dicta en juicio de nacionalización de bienes, adversa a la nación, sí afecta los intereses patri-moniales de ésta y la Cuarta Sala de la Suprema Corte ha sentado jurisprudencia en el sentido de que el Estado patronosí podrá pedir amparo contra actos del Tribunal de Arbitraje.e) Que por lo expuesto se impone concluir que habiendo el Estado autolimitado sus facultades y renunciado a la ventajosasituación que las leyes anteriores establecían, para colocarse al nivel de los particulares en una contienda judicial cuyadecisión afecta a su patrimonio, debe gozar de la misma posición jurídica que aquellos contra quienes discute y noquedar postergado. (6)

Como se ha hecho referencia, el Ingeniero Fernando Ortiz Rubio, que a mediados de 1942 dieramuerte en el Rancho del Charro de Toluca, México, al entonces gobernador Alfredo Zárate Albarrán,podrá salir en libertad preparatoria mediante caución, pues la Primera Sala de la Suprema Corte determinóque es responsable de homicidio en riña, habiendo sido provocado por el occiso. Por lo tanto, la pena dedoce años a que lo había sentenciado el Tribunal Superior del Estado de México se reducirá a un máximode cinco años de prisión y como el responsable lleva más de tres años en la cárcel, le restan solamente dos ytiene derecho a salir en libertad mediante fianza. En la Sala Penal hubo fuertes discusiones y hubo un empateentre los cuatro Ministros debido a la excusa del Ministro José Rebolledo. Pero habiendo sido designadoHermilio López Sánchez para integrar la Cuarta Sala el fallo fue a favor de Ortiz Rubio, cuya personalidades la típica del político mexicano. (7)

Hubo varios casos de pena de muerte en el año de 1945. En Sonora fueron promulgadas Leyes deEmergencia el 31 de octubre de 1944 y el Juez de Distrito en el Estado condenó a la pena capital a JoséLeyva, que en Cananea violó a una niña de dos años, causándole serias lesiones. (8) El Juez de Distrito de TuxtlaGutiérrez, Chiapas, condenó a muerte a Arcadio Cruz Montoya, por el asesinato de Clori Cruz y del menorCruz Gómez. El crimen se cometió con instrumento contundente. (9) Con base en la Ley de Emergencia envigor en Colima el Juez de Distrito está por condenar a muerte a Pedro Olvera, que asesinó a Eleanar yPascual Vargas con una escopeta de retrocarga. Se le acusa de asalto a mano armada en despoblado, delito

(5) El Nacional, 5 de diciembre de 1945.(6) El Nacional, 17 de julio de 1945.(7) La Prensa, 24 de junio de 1945.(8) El Universal, 27 de febrero de 1945.(9) Excélsior, 15 de marzo de 1945.

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castigado con la máxima pena. (10) El teniente Salomón Austria fue condenado a muerte por insubordi-nación con vías de hecho. Pero pidió amparo y la Suprema Corte iba a resolverlo cuando el reo desistió deljuicio, por lo cual será pasado por las armas. (11)

La Sala Penal del Alto Tribunal sentenció que las Islas Marías son un penal federal y que los Estados nopueden disponer de ellas como reclusorios estatales. Esta tesis fue resultado de un amparo contra el Estadode Nayarit, el cual fue concedido a varios reos de los que se dijo que debían compurgar sus penas dentro de suslímites territoriales, pero sin invadir las prisiones federales o del Distrito y Territorios Federales. (12)

Ante el Pleno de la Suprema Corte de Justicia se ha planteado un inusitado e interesante problema decarácter jurídico que estriba nada menos en cuáles efectos deben de prevalecer respecto a dos sentenciasdefinitivas que en forma contradictoria han venido a versar sobre las mismas personas, hechos y cosas y quehan sido pronunciadas con diferencia de tiempo por el mismo Tribunal Supremo.

El problema así planteado por el licenciado Eduardo Bustamante ante el Pleno del Máximo Tribunaldel país, es con motivo del litigio que desde hace más de 15 años y entre incidentes judiciales y adminis-trativos se ha venido intrincando más y más con motivo de la disputa de los terrenos y bienes del antiguoRancho de Tijuana, B.C., en el que están interesadas conocidas personalidades del mundo financiero,empresas mexicanas y norteamericanas, amén de colonos y ejidatarios.

El cliente, Jockey Club, S.A., que es el que representa el citado licenciado Bustamante en esta ins-tancia, adquirió de la Secretaría de Agricultura de los señores Francisco Ahumada y Armando Verdugo,los terrenos conocidos con el nombre de Hipódromo Tijuana. El título correspondiente provino del rematede dichos terrenos dictado por acuerdo presidencial en 1929, pues los terrenos del Rancho de Tijuana, aque pertenece el disputado predio, habían regresado al dominio de la nación. Los efectos de esta operaciónentre el Estado y las personas y empresa ya citada, fueron combatidos en amparo por la señora SusanaLucero viuda de Regnier, a nombre propio y de varios sucesores y causahabientes del señor Tomás Argüello,diciéndose legítimos propietarios de esas tierras. Este amparo concluyó con la sentencia definitiva de laSegunda Sala de la Suprema Corte en 1932, sobreseyendo el juicio de los quejosos y dejando firme el acuer-do presidencial, los actos de la Secretaría de Agricultura como rematante y las enajenaciones del clienteJockey Club y otros adquirientes, por estimar todos estos actos como consentidos. Así las cosas, de allí ala fecha viniéronse promoviendo otros amparos, quejas, incidentes administrativos y judiciales, etcétera,etcétera, habiendo la circunstancia de que el Pleno de la misma Suprema Corte en 1938, en un incidente deinejecución promovido por la sucesión de Argüello, declaró sin materia dicho incidente por considerar quehabía quedado firme la legalidad del acuerdo presidencial y el amparo anteriormente aludido, implicandotodo ello el desconocimiento de títulos de los Argüello. Pero en 1943, la Segunda Sala, al revisar uno de lostantos amparos que quedaban pendientes en primera instancia, resolvió que la fracción del Rancho deTijuana debería de entregarse a los Argüello, en ejecución de una de las sentencias posteriores a lapronunciada por la misma Sala en 1932, que les fue favorable. Con esto quedó planteada la contradicciónde sentencias que vuelve ahora ante la Corte para que se decida cuál de las dos, la de 1932 o la de 1943, debede prevalecer, con la circunstancia de que en la segunda no se escuchó a terceros.

El estudio que se somete, pues, al Máximo Tribunal reside: 1. Si es posible jurídicamente nulificaruna ejecutoria definitiva con otro juicio de garantías posteriormente resuelto sobre los mismos actos, ypersonas y cosas. 2. Si la mayoría de una Sala puede ordenar nuevos actos de ejecución de la sentenciaanterior dictada por la misma Sala y que el Pleno declaró cumplida en sus términos. 3. Si es llegado el casode resolverse en forma definitiva y como precedente definitivo en nuestra jurisprudencia que en casos deuna contradicción así, es la primera que ha de considerase como verdad juzgada inmutable. (13)

(10) Excélsior, 9 de abril de 1945.(11) El Universal, 8 de mayo de 1945.(12) Excélsior, 14 de junio de 1945.(13) El Nacional, 8 de marzo de 1945.

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La Sala Administrativa de la Suprema Corte de Justicia aprobó una ponencia por la que se estableceque en las zonas urbanas o consideradas como no industriales, deben evitarse ruidos y demás molestias alvecindario.

La tesis del Ministro Franco Carreño agrega que, consecuentemente, cuando talleres, fábricas u otrogénero de actividades, produzcan estrépito molesto a la población, el director de Obras Públicas debe fijara los empresarios un plazo prudente para que suspendan o amortigüen sonidos y trepidaciones molestos,apercibiéndolas de las sanciones correspondientes de acuerdo con el artículo 16 de la Ley de Planificacióny Zonificación del D.F., que establece elevadas multas, o bien la mudanza de talleres, fabricas o plantelesmolestos o insalubres, a una zona industrial, donde no perturben la calma citadina.

Tal fue el criterio que sustentó el Alto Tribunal en el caso del cerrajero Leobardo López, que deberátrasladar su negocio, del primer cuadro de la metrópoli, a una zona donde no moleste al vecindario, pues sele negó el amparo que interpuso para poder seguir trabajando en el sitio que en la actualidad lo hace. (14)

El derecho exclusivo e inalienable de la nación sobre la explotación petrolera por medio de sus órganoscompetentes, ya por sí misma o por concesión a los particulares que ella escoja, fue establecido por la SalaAdministrativa de la Suprema Corte de Justicia en un fallo que puede considerarse no sólo como tipo deaplicación de las nuevas leyes del petróleo con base en la soberanía de la nación sobre los hidrocarburos,sino como una significativa consecuencia de la expropiación petrolera decretada en 1938, a diversas em-presas extranjeras.

La ponencia del Ministro Alfonso Francisco Ramírez que fue aprobada en este particular, negó suprotección a “Industrias Consolidadas”, S.A., contra actos del secretario de la Economía Nacional, del jefedel Departamento del Petróleo de la misma Secretaría y del inspector de Petróleo en Tampico, quienesordenaron y ejecutaron, respectivamente, la desposesión de los pozos petroleros 12, 17 18-A, 19 y 26 delLote A de Topila, Tampico Alto, Veracruz. En cambio, se amparó a dicha empresa contra las mismasautoridades en cuanto ordenaron el despojo de las construcciones, instalaciones, maquinaria, tanques yalmacenamientos de los pozos enumerados.

De acuerdo con la historia de estos juicios, a grandes rasgos la empresa quejosa adquirió en 1910, porcontrato perfeccionado legalmente con los propietarios, el lote ”Topila”, que comenzó a explotar; en 1940,la empresa recibió un oficio en que se le comunicaba el desconocimiento de sus derechos para la posesióny explotación y ordenándose la intervención de dichos bienes. El Juez de Distrito de Tampico, que conociódel amparo en primera instancia y cuyo fallo modificó ayer la Corte en el sentido arriba expuesto, concretóla controversia en los informes rendidos y no desvirtuados por el Secretario de la Economía que asientan“que entre las lista de concesiones confirmatorias para la explotación de ese lote no estaba comprendida lade “Industrias Consolidadas”, S.A., sino que aparecía que los derechos de arrendamiento para dicha explo-tación estaban titulados, oficialmente, a favor de la firma extranjera “F. P. Junker” S.A., a su vez, subsidiariao filial de la compañía “El Águila”, S.A., no existiendo tampoco constancia de permiso para el traspaso deesta empresa a favor de la quejosa.

La Corte, analizando las defensas de hecho y de derecho que alegó “Industrias Consolidadas”,S.A., y fundándose en los informes de la autoridad responsable, en el artículos 27 constitucional, en la leyy reglamento del petróleo, reformados después de la expropiación, y en los antecedentes de este históricoacto de soberanía nacional, resolvió negar el amparo, en cuanto a la posesión de los pozos y derechos deexplotación, por estar comprobado que la empresa explotaba aquel fundo sin concesión legal confirmatoriapor parte del poder público y únicamente al amparo de un contrato de traspaso de una empresa extran-jera que, por cierto, fue de las expropiadas, siendo evidente que toda actividad tendiente a continuar en laposesión y explotación de los pozos contrariaba lo dispuesto por el artículo 27 y leyes vigentes sobreel petróleo.

(14) Excélsior, 24 de abril de 1945.

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No así, en cambio, en lo que toca al despojo de las instalaciones materiales para la explotación, puestoque ni en dichas leyes fundamentales ni en otras supletorias existe precepto legal que autorice a las autori-dades administrativas para que priven a los particulares de sus bienes, para entregárselos a otros particulares,como en el caso, a un grupo de terceros, los señores Octavio Barocio, Antonio R. Caballero y J. MejíaLópez, con quienes contrató directamente la Secretaría de la Economía la explotación de los dichos pozos. (15)

La Suprema Corte, declaró la inconstitucionalidad de la delegación de facultades de un Poder Federala otro, y se ocupó del estudio de ese mismo problema, pero por lo que atañe a la cesión de facultadesextraordinarias a los ejecutivos locales, para sancionar en parecidos términos el abuso que se ha hecho detales delegaciones, que solamente pueden otorgarse “en casos de perturbación del orden, de invasión, o causassociales graves”, según rezan las Constituciones de los Estados.

Este nuevo fallo tendrá seguramente gran resonancia, ya que vendrá a poner coto a la prodigalidadcon que las Legislaturas Locales, también otorgan a los gobernadores esas facultades extraordinarias, paralegislar en diferentes ramos de sus administraciones. Este problema provocó el amparo interpuesto —yconcedido— por varios cientos de causantes del impuesto de aguas, en el Estado de Veracruz, que no estu-vieron conformes con el aumento de un 40 % sobre las cuotas que pagaban. El Juez de Distrito, sobreseyóel amparo solicitado, pero el más Alto Tribunal lo concedió y rechazó los argumentos esgrimidos por lasautoridades veracruzanas, que precisamente alegaban facultades extraordinarias que el Congreso Localhabía concedido al gobernador.

En las consideraciones del caso, la Corte hace ver que este problema de delegaciones de facultades deun poder a otro, es viejo y se ha generalizado, tanto en la Federación como en los Estados, Pero que en unoy en otro caso converge en un solo punto, y es el de que un poder no puede conferir a otro sus atribuciones,sino en los casos y circunstancias que la Constitución Federal y las Locales, señalan con toda claridad.

Uno de los argumentos presentados por el Gobierno de Veracruz fue el de que se había sentandojurisprudencia a ese respecto; pero la Corte hizo ver que se confunde el criterio de colaboración de poderes,en determinados casos, con el de la caprichosa delegación de facultades, y que si antes de 1938 pudohaberse invocado tesis de las delegaciones, de allá para acá no, pues la adición al Pacto Federal que debeser modelo de las Constituciones Locales, dentro de su soberanía, no permite sino limitativamente esas dele-gaciones.

En vista de las consideraciones anteriores, se amparó a los causantes y se rechazó el origen y la obli-gación de atacar tal decreto. (16)

Después de varios años de intensa lucha, en el seno de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia,entre la minoría de Ministros, formada por los licenciados Teófilo Olea y Leyva y Fernando de la Fuente,contra los Magistrados Carlos L. Ángeles, José Rebolledo y J. M. Ortiz Tirado, pudo abrirse paso, me-diante el convencimiento de algunos de estos últimos Ministros. Así fue modificada la jurisprudenciasentada según el Código Penal de 1931, en el sentido de que la reparación del daño a las víctimas de un delitoera una pena pública y que solamente correspondía al Estado y, por lo mismo, al Ministerio Público dedu-cirla, teniendo a la víctima como solo coadyuvante. La modificación de esta jurisprudencia traerá, en lapráctica, el que muchos delitos no queden impunes en lo que toca al patrimonio del ofendido, sin que talreparación pueda tomarse como una manifestación de venganza.

En otras palabras; el criterio de la Corte, al respecto, sustentó la tesis de que si bien el MinisterioPúblico, como único persecutor de los delitos que ofenden a la sociedad y al Estado, es quien tiene quepedir el castigo, el hecho de que la reparación del daño a las víctimas de los propios actos antisocialesle confieran también el carácter de pena pública, no quiere decir, ni en doctrina, ni en moral, ni en ley, que elMinisterio Público citado pueda y deba absorber los derechos patrimoniales del ofendido, pues la víctimaes parte de la sociedad y también es, originalmente, una persona con derechos propios e inalienables.

(15) El Universal, 9 de mayo de 1945.(16) Excélsior, 1o. de diciembre de 1945.

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Esta variante de la jurisprudencia se basó, entre otras consideraciones, en que algunas veces, al desistirseel Ministerio Público de la acción penal o no hacer la acusación consecuente con los hechos, dejan burladaa la víctima de los delitos y libre al ofensor. (17)

(17) El Nacional, 22 de diciembre de 1945.

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27. EL CASO DE LEÓN, GUANAJUATO, Y LA INTERVENCIÓN DE LA SUPREMA CORTE EN 1946

El 2 de enero de 1946 las fuerzas federales empezaron a disparar desde el Palacio Municipal de León,Guanajuato, sobre una multitud que tuvo que dispersarse por las calles. Pero en éstas se encontraban a suvez más elementos militares que abrieron fuego sobre las personas y persiguieron a los grupos dispersosdisparándoles desde vehículos militares. El resultado aproximado fue de trescientos heridos y cuarentamuertos. Fueron detenidas más de ochenta personas y las órdenes de aprehensión fueron numerosas. (1) Antela gravedad de los hechos el presidente de la República dispuso que se trasladaran a esa ciudad el licenciadoPrimo Villa Michel, secretario de Gobernación y el general Bonifacio Salinas Leal, jefe de la Zona Militaren el Estado de Guanajuato, con objeto de llevar a cabo minuciosas investigaciones. El primer Magistrado,Manuel Ávila Camacho, deseaba que la investigación fuese minuciosa. Se afirma que numerosos gruposde personas estuvieron reunidas en actitud agresiva a las cuatro de la tarde, luego a las seis y por último alas nueve de la noche, que fue cuando sobrevino el zafarrancho en el que el pueblo fue ametrallado.La multitud pretendía apoderarse del Palacio Municipal, el cual estaba custodiado por fuerzas de línea yentonces ocurrió el choque sangriento. Al parecer las autoridades locales demandaron la presencia defuerzas federales para mantener el orden y éstas dispararon sobre la multitud ante la disyuntiva de versedesalojadas por ésta. (2)

El Partido Acción Nacional envió a la Suprema Corte una comunicación firmada por el Comité NacionalDirectivo, Manuel Gómez Morín y Roberto Cosío y Cosío pidiendo su intervención. (3)

La Barra Mexicana intervino para excitar la intervención del Gobierno Federal y, en especial, delPoder Judicial de la Federación para que fueran investigados los hechos ocurridos en León, Guanajuato.La Barra expuso:

“La Barra Mexicana no ha podido menos de sentirse honda y dolorosísimamente impresionada porlos acontecimientos que han tenido lugar en la ciudad de León durante los últimos días y causado tantasmuertes de hijos de la patria mexicana.

(1) Excélsior, 3 de enero de 1946.(2) El Universal, 4 de enero de 1946.(3) El Universal, 4 de enero de 1946.

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“Pero aparte de este sentimiento de pena que debe ser natural a todos los mexicanos, la Barra se veparticularmente afectada por la circunstancia de que los acontecimientos a que aquí nos referimos envuelven,indudablemente y cualquiera que sean los culpables —pues sobre éste punto no prejuzga la misma Barra—tremendas violaciones legales que puedan haber llegado al asesinato a sangre fría, si algunas informacionesdadas se confirman. En estas condiciones, obligada como está nuestra asociación, por el supremo objeto desu instituto, a velar en todo lo que le sea posible por el imperio del derecho y el consiguiente respeto a lasleyes, hace pública excitativa a los órganos gubernamentales, para que hagan una cuidadosa y rectainvestigación de los hechos, y castiguen a los culpables, cualesquiera que sean, con la seriedad que ameritanlos hechos.

“México, D.F. a 4 enero de 1946.“Lic. Trinidad García, presidente, Lic. Roberto L. Mantilla Molina, Secretario General”. (4)

También fue dirigida a la Suprema Corte una petición de los abogados Toribio Esquivel Obregón,Luis Araujo Valdivia y Javier San Martín Torres en el mismo sentido, o sea, pidiendo que efectuase unainvestigación con fundamento en el artículo 97 de la Constitución sobre la violación del voto público y a lasgarantías individuales. (5)

La Suprema Corte en Pleno turnó los escritos de Acción Nacional y de la Barra, así como los de otrosabogados al Ministro que eligieron y que fue Hilario Medina, Constituyente y oriundo de León, Guanajuato,o sea, de la misma ciudad donde ocurrieron los hechos. Medina sería el ponente en el estudio sobre laposible intervención de la Suprema Corte. (6)

La ponencia de Hilario Medina —antiguo maestro de historia y de derecho constitucional— constó detrece fojas y textualmente decía así en la sesión de 7 de enero de 1946 en que fue presentada: (7)

“Las razones que ha tenido la Suprema Corte para mantenerse al margen de las contiendas políticas,subsisten en toda su integridad cuando se trata de contiendas entre partidos políticos que acuden a la Cortecon la esperanza de que la intervención de ésta traiga consigo un pronunciamiento favorable a sus intereses,porque ello implica una verdadera revisión de las elecciones y de los procedimientos electorales, con locual la Corte se sale de su función y se convierte en verdadero y único elector, contraviniendo de estamanera los principios democráticos en que descansa la Constitución de la República.

“Sin embargo, en ninguno de estos anteriores casos se ha puesto en duda el verdadero papel que en elconcierto constitucional tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta es un poder político, desdeel momento en que el Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivoy Judicial, y éste último lo encomienda la Constitución a la Suprema Corte de Justicia. Como la Constituciónes política los altos órganos representativos por los cuales el pueblo ejerce su soberanía son entidadespolíticas y la Constitución designa a la Suprema Corte con el nombre de Poder Judicial de la Federación.Es, pues, un poder de naturaleza esencialmente política, que al mismo tiempo desempeña funcionesjudiciales. Si se examina el contenido de las funciones judiciales de la Suprema Corte, fácilmente se advierteque todas ellas están impregnadas de un marcado carácter político, supuesto que todas se resumenesencialmente en esto que es preponderante: Mantener incólume la vigencia de la Constitución y la preponde-rancia de la Constitución Federal sobre las demás leyes.

“Como no se trata de reexaminar una función electoral ya definitivamente concluida, ni se trata deseñalar determinadas violaciones a la ley en las elecciones que tuvieron lugar en la ciudad de León, ni se tratade dar el triunfo a ninguno de los contendientes, sino de una serie de hechos que tuvieron lugar con motivo delas elecciones y que se resuelven en violaciones del voto público, de las garantías individuales, y de la

(4) Excélsior, 5 de enero de 1946.(5) Actas del Pleno secreto, 1946. Sesión de 7 de enero de 1946.(6) El Universal, 6 de enero de 1946.(7) El Nacional, 7 de enero de 1946.

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comisión de delitos penados por la ley federal, debe intervenir la Suprema Corte ejerciendo las funcionesque le da el artículo 97, si lo juzga conveniente.

“Creo que puede sentarse este criterio. Cuando con motivo de una función electoral haya derramamientode sangre por la debida o indebida intervención de la fuerza armada, es llegado el caso de ejercer la facul-tad de averiguación, porque ésta no implica pronunciamiento a favor de partido o persona, sino el estable-cimiento de hechos comprobados para las responsabilidades y sanciones que procedan por violaciones alas garantías individuales, al voto público o a la ley penal federal.

“La Suprema Corte no puede aceptar la doctrina de la democracia dirigida, simplemente porque laConstitución se limita a establecer régimen democrático. Democracia dirigida es confesión paladina deimposición, de violencia y de fraude electoral. Contra la democracia dirigida debe restablecerse el imperiopacífico de la ley en el ejercicio de los derechos ciudadanos y contra las funestas consecuencias de esademocracia dirigida, un sistema de responsabilidad y de sanciones que puede establecer la actuaciónimparcial, grave y serena de la Suprema Corte.

“Que hay materia de averiguación en el presente caso, salta a la vista:“Debe averiguarse por qué razón había fuerzas federales acantonadas en la ciudad de León el día de

las elecciones, cuando por mandato constitucional (artículo129) las fuerzas deben permanecer alejadas de laspoblaciones.

“Debe averiguarse quién llamó a las fuerzas federales y por qué motivos éstas tomaron participaciónen cuestiones atañederas exclusivamente a la vida civil de una población, en las cuales no tiene absolutamentenada que ver la presencia de la fuerza armada ni se trata de cuestiones relacionadas con la disciplina militar.

“Debe averiguarse también por qué motivo el jefe de la dicha fuerza acudió a ese llamado y de quiénrecibió órdenes para hacer fuego sobre la población inerme.

“Debe averiguarse también por qué dio la orden a los soldados de hacer fuego y transformar la plazaprincipal de León en un campo de batalla, si es cierto, como se dice, que fuerzas federales bloquearon lascalles que desembocan en la plaza principal e impidieron la salida de los manifestantes.

“El conjunto de hechos denunciados presta materia a una investigación pronta y sumaria en el lugarde los acontecimientos para aprovechar los elementos recientes de los mismos y poder llegar a conclusionesdirigidas de presentarse ante esta Suprema Corte para tranquilidad de la conciencia pública y garantía delos derechos ciudadanos.

“Por las razones que anteceden me permito proponer al Pleno de la Suprema Corte la siguienteproposición;

“La Suprema Corte de Justicia de la Nación considera conveniente ejercer las funciones que le señalael artículo 97 de la Constitución Política de la República para averiguar, por medio de una comisión en suseno, si en los sucesos registrados en León a que se refiere el telegrama de cuenta ha habido violación a lasgarantías individuales, al voto público o a la Ley Federal. (8)

México, D.F., 5 de enero de 1946.El Ministro Islas Bravo fue el único que votó en contra de la ponencia de Medina, pues los otros

Ministros la aprobaron con pequeñas modificaciones. Dijo que no estaba de acuerdo en que la Corte hicieseel papel de policía en estas investigaciones y que la petición del PAN era antijurídica pues los delitos noeran individualizados: “se hace un revoltijo”. Al mismo tiempo se habla —dijo Islas Bravo— de voto públicoque de ataúdes, de bloqueo de calles y de órdenes de fuego. Además, el artículo 97, fracción III, no estáreglamentado. Finalmente dijo que estaba a favor de la democracia dirigida, pues en esos tiempos todoestaba dirigido. (9)

(8) El Universal, 7 de enero de 1946.(9) El Universal, 8 de enero de 1946. El texto un poco más amplio aparece en las Versiones Taquigráficas del Tribunal Pleno, 1946.

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El Ministro Medina intervino finalmente para exponer que la Corte sólo tiene facultades de averiguacióny nada más puede exigir. La sesión terminó a las 17 horas habiendo empezado a las 14 horas del 7 de enerode 1946.

El presidente Salvador Urbina declaró entonces que la Suprema Corte de Justicia “considera convenienteejercitar las funciones que le señala el artículo 97 de la Constitución Política de la República para averiguar,por medio de una comisión de su seno, si en los sucesos registrados en León … ha habido violaciones a lasgarantías individuales, violaciones al voto público y violaciones a la ley Federal …” (10)

“La Presidencia hizo las siguientes proposiciones que fueron aprobadas por unanimidad de veintiúnvotos: que se designe a los señores Ministros licenciados Roque Estrada y Carlos L. Ángeles como altoscomisionados de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que en nombre de ella practiquen esaaveriguación … que se faculte ampliamente a dichos señores Ministros para hacer la designación delsecretario y demás empleados que crean conveniente para el desempeño de su misión …” (11)

El 31 de enero de 1946 los Ministros Roque Estrada y Carlos L. Ángeles rindieron su informe sobre lossucesos de León, Guanajuato, y el Ministro Estrada hizo esta proposición al Pleno de la Suprema Corte:

“Como consecuencia de lo anteriormente expuesto y dado que en este informe y en sus anexos aparecendatos bastantes para presumir que en el caso León, Guanajuato, hubo violaciones de garantías individualesy del voto público y comisión de delitos del orden federal, nos permitimos proponer que esta SupremaCorte de Justicia, en ejercicio de la facultad que le concede el artículo 97 constitucional, acuerde: Pri-mero.—Envíese copia de este informe y de sus anexos al C. Presidente de la República, para los efectos aque haya lugar. Segundo.—Comuníquese igualmente al C. Gobernador del Estado de Guanajuato. Tercero.—Hágase saber este acuerdo a los peticionarios”. (12) Recogida la votación sobre esta proposición, fue aprobadapor unanimidad de quince votos de los Ministros presentes. (13) El Ministro Medina expresó que, en su con-cepto, no tan sólo aparecen datos bastantes para presumir que hubo violaciones de garantías individuales ydel voto público y comisión de delitos del orden federal, “sino que estos datos son bastantes para concluirque existen tales violaciones y delitos.”. (14)

Sin embargo, este caso de León, Guanajuato, no sentó un precedente para otros semejantes. En efecto,el 2 de diciembre de 1945 hubo elecciones en Monterrey, Nuevo León, con motivo de las cuales hubopeticiones de varios partidos políticos de ese lugar pidiendo la intervención del Alto Tribunal para investigarviolaciones a las garantías individuales y al voto público. Fue comisionado para investigar el MinistroIslas Bravo y después de amplia discusión por mayoría de trece votos fue aprobado que la SupremaCorte no estima conveniente el nombramiento de una comisión conforme al artículo 97 de la Constitución.El Ministro de la Fuente expuso que formularía voto particular y a su lado estuvieron los Ministros Olea yLeyva, Santos Guajardo, Ortiz Tirado, López Sánchez y Pardo Aspe. Sin embargo, Hilario Medina votó encontra de la designación de la comisión dictaminadora. (15) Lo mismo ocurrió con los conflictos electoralesdel Estado de Tamaulipas, en los que hubo un dictamen favorable que finalmente —después de ampliadiscusión— no fue aprobado porque no se trataba de violaciones de carácter federal, a las cuales estabalimitado el artículo 97, fracción III, de la Constitución. (16)

Cabe agregar que el licenciado Agustín Téllez fue designado Ministro en la vacante que dejó donNicéforo Guerrero para ocupar el cargo de gobernador provisional de Guanajuato. (17)

(10) Actas del Tribunal Pleno secreto de 7 de enero de 1946.(11) Libro de actas. Ibid.(12) Excélsior, 9 de enero de 1946.(13) El Universal, 11 de enero de 1946.(14) Libro de actas del Tribunal Pleno secreto de 31 de enero de 1946.(15) Libro de Actas del Tribunal Pleno secreto de 22 de enero de 1946.(16) Ibid. Sesión de 6 de febrero de 1946.(17) El Universal, 26 de enero de 1946.

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APENDICE DOCUMENTAL

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INICIATIVA DEL EJECUTIVO SOBRE LA INAMOVILIDADDE LOS MINISTROS DE LA SUPREMA CORTE

DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

CÁMARA DE ORIGEN: SENADORES EXPOSICIÓNDE MOTIVOS MÉXICO D.F., A 21 DE DICIEMBRE DE 1940INICIATIVA DEL EJECUTIVO CC. SECRETARIOS DELA H. CÁMARA DE SENADORES PRESENTES. De acuerdocon la facultad que me confiere la fracción I del articulo 71de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,por el digno conducto de ustedes me permito someter a laconsideración del H. Congreso de la Unión la reforma de losartículos 73, fracción VI, inciso IV, 94 y 111 de dicha Consti-tución. Ninguna base mas firme para cimentar la prosperidad,desarrollar la respetabilidad de la nación y afirmar la confianzapublica que el ejercicio de una administración de justicia capazde garantizar la independencia, la honestidad y la sabidu-ría de sus Magistrados. Dentro de las conquistas de la cienciaconstitucional y con apoyo en la experiencia de los pueblosmas civilizados, tales fines solo pueden alcanzarse poniendoen ejecución el principio de inamovilidad judicial. Este princi-pio en la necesidad de fomentar la competencia de los juecesmerced a la especialización de las funciones que les estánencomendadas, robustecer su espíritu de independencia comogarantía de imparcialidad absoluta en el ministerio de la leyy estimular su probidad como consecuencia de la seguridaden la conservación de sus investiduras, alejándolos de lasagitaciones políticas que en tantas ocasiones desvirtúan y tuer-cen la aplicación de la justicia. Es esencia de la inamovilidadjudicial el que un Juez no sea removido si cumple con el deberque tiene de aplicar, recta e imparcialmente las leyes del país;pero, en nuestro medio social, se impone la necesidad deque el presidente de la República este en aptitud de destituir-lo, con aprobación de las Cámaras de la Unión, cuando suconducta no se ajuste a las obligaciones inherentes al desem-peño de su cargo. En efecto, la remoción de un funcionariojudicial no puede quedar siempre supeditada a la demos-

tración de su culpabilidad por medio de pruebas irrefutablesdentro de procedimientos jurídicos comunes, tanto porque amenudo resulta en extremo difícil encontrar esas pruebas,cuanto porque el espíritu publico de nuestro país no estasuficientemente acostumbrado a denunciar los casos en quelas autoridades judiciales incurren en inmoralidad o en viola-ción de la ley. En esa virtud, el Ejecutivo a mi cargo con-sidera conveniente dejar al presidente de la República laresponsabilidad de apreciar, en conciencia, la conducta delos jueces. Cuando, por presunciones bien fundadas, estimeque el mal comportamiento de un funcionario judicial ameritasu remoción, se dirigirá a las Cámaras de la Unión a efectode que —si estas aprueban su resolución, en los términos lega-les relativos— se dicte la destitución propuesta. De esta mane-ra, la inamovilidad judicial no representara un obstáculo paraseparar de sus cargos a los jueces penales o incompetentesy, en cambio, proporcionara una garantía eficaz para queaquellos que ejerzan de modo irreprochable sus atribuciones,mantengan incólume su independencia, sientan estimulo paraacrecer con el estudio de su sabiduría y tengan una defensapara sustentar los dictados de su rectitud. Con el sentimientode la responsabilidad histórica que contrae, el presidente dela República nos arrostrara el peligro de exponerse a unacritica sana del país, proponiendo destituciones que, por in-justificadas, podrían ser motivo de una desaprobación delCongreso de la Unión. Pero, al mismo tiempo, frente a casosseñalados por la opinión nacional como de inmoralidad enlas actividades de un mal Juez, se sentirá de antemano apoya-do por la nación y contara con la colaboración de las Cámaraspara depurar la administración de justicia. Dada la signifi-cación de las razones que anteceden, no parece necesariofundar con mayor amplitud esta iniciativa, la cual se basasobre el resultado obtenido en otros países, tras de siglos de

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experiencia. La tesis de la inamovilidad judicial representauna conquista del pensamiento constitucional, al mismotiempo que una conquista revolucionaria incorporada a laConstitución de 1917 como consecuencia del anhelo fervientede justicia del pueblo mexicano. Con apoyo en las considera-

ciones expuestas, el Ejecutivo a mi cargo tiene el honor deproponer al H. Congreso de la Unión las siguientes reformasa la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

México, D.F., 16 de diciembre de 1940.

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NUEVA CORTE Y NUEVA POLÍTICA*

Por GONZALO DE LA PARRA

Esta inmensa mayoría nacional, en las infinitas formasde su expresión, formuló un programa de gobierno y llegó aconcretarlo, a condensarlo, a precisarlo y a proclamarlo.

Mientras tanto, y a medida que el pueblo caminaba enun sentido y los doctrinarios y teorizantes marchaban en elopuesto, ciertos elementos de la política sempiterna de Méxicose sostenían en medio del huracán esgrimiendo dos palabrasque llenaron de fatiga a la nación, dos palabras que llegarona perder su verdadero significado, dos palabras profundasque se volvieron huecas y vanas “revolucionario” y “reaccio-nario”.

Con estos dos vocablos como trampolín, como argumen-to supremo, como panacea, como condensación del sabery la experiencia, muchos hombres lograron medro, posición yfortuna.

Todo lo que se oponía a sus designios era “reaccionario”y “revolucionario” cuanto favorecía sus proyectos, hombres ycircunstancias. Y así fue México viviendo días de angustiay de inquietud que parecía inacatable.

De pronto, cuando mayor era el desconcierto, cuandolas conciencias no reconocían punto de reposo, cuando casini un solo mexicano podía conciliar el sueño en las nochesque parecían eternas, sobrevino una profunda transformaciónpolítica, cuyos orígenes y circunstancias requieren un libroque pronto escribiré con toda la equidad y serenidad de quesoy capaz y con la más precisa y verídica información, y laRepública entera, como las sociedades humanas de todos lostiempos, se abrió, una vez más en su trágica existencia a laesperanza.

La realidad estaba allí, indiscutible, en la forma de unhombre al parecer sereno, muy consciente, muy penetradode cuáles son los verdaderos sentimientos de pueblo deMéxico.* El Universal, 3 de enero de 1941.

Esperar de los partidos políticos para mejorar, equivalea esperar que los cerdos vuelen.—Yosuke Marsuoka. (Esta-dista japonés).

Cuando la Revolución significaba peligros sin cuento,los “revolucionarios de entonces” —que dijo el Pontífice deaquella verdadera revolución, Luis Cabrera— contemplamoscon asombro de cual aun no hemos salido, como los llama-dos “nuevos” se repartían empleos, subvenciones y contratos,en nombre de lo que denominaban la “verdadera Revolución”.

Creados por ellos, la novísima deidad, unas veces conel aditamento de “social” y otras con el agregado de califica-tivos divertos, como “pura”, “auténtica”, etcétera, los neorre-volucionarios que no conocieron ni las cárceles ni lasangustias de las épocas de prueba, edificaron su templo,levantaron su liturgia y crearon sus predicadores y sacerdotes,estableciendo en torno de su flamante sinagoga una muralladentro de la cual vivían y engordaban, en la más amplia acep-ción de esta palabra, todos ellos.

Fuera quedamos todos los relapsos, los escépticos de las“nuevas doctrinas” y de las nuevas prácticas sobre todo,los “revolucionarios de ayer” que en la “de hoy” éramos unatorpe falsificación. Pero los adversarios francos de las nuevasdoctrinas, eran y son la inmensa mayoría del país; los trabajado-res, los campesinos, los profesionistas en su gran mayoría;los intelectuales, casi en su totalidad, los artistas, en suma,la Nación entera, incluyendo en ella a numerosos políticosque momentáneamente se pusieron disfraces extremistas parano perder el contacto con la realidad política del momento.

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La esperanza trocóse para muchos en optimismo francocuando, entre otras medidas, que se consideraron atinadas yoportunas, el presidente de la República envió al Senado unalista de abogados escogidos por él para integrar la nuevaSuprema Corte de Justicia de la Nación, que, por añadidura ypor obra de otro acertado proyecto, serán inamovibles.

Con deleite, como quien contempla un sol esplendentetras largas nublazones, así leyó el pueblo pensante de México,la lista de los nuevos Magistrados, casi todos conocidos yestimados, y ninguno digno de tachársele de sectario, capaz,como algunos antecesores, de declarar que primero hay queser revolucionario y después Juez, hermoso criterio demagó-gico digno de los inextintos Robespierres de petate que hemospadecido.

La sola designación de casi todos los nuevos Magistra-dos de la Corte fue para el general Ávila Camacho un francopaso de conquista de la opinión pública. Pero cuando el

regocijo parecía mayor, algún político de la vieja técnica sacósu apolillado organillo y volvimos a escuchar el viejo dis-co “reaccionario”. La palabra desacreditada, sobada, magullada,prostituida, manchada, sonó de nuevo en los oídos del pue-blo que se estremeció.

¿Qué va a suceder? ¿Aceptará el presidente, tan ponde-rado, semejante estridencia? ¿Se desintegrará la nueva Corteque es una garantía social eliminando a hombres como De laFuente, Olea Leyva y Tena? ¿Volveremos a empezar? ¿Otravez las infecundas destemplanzas de ayer?

No. Las horas de angustia de la opinión pública fueronbreves. El Senado “deseaba mayores informes”. Los Magis-trados fueron todos aceptados como los propuso don ManuelÁvila Camacho, y el nuevo presidente demostró que entiendey practica el viejo sapientísimo principio; “la mejor manerade guiar a un pueblo es seguirlo…

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UNA SALA MERCANTIL*

Por el Lic. TOMÁS PÉREZ BAZÁN

Es de todo punto necesario encontrar una prontamejoría a la Administración de Justicia, tan vilipendiada porpropios y por extraños, algunas veces con muchísima razóny otras sin que los componentes de aquélla tengan toda oparte de la culpa; pero como uno de los anhelos de la Revo-lución hecha gobierno, es que el país satisfaga esa sed queininterrumpidamente lo agobia desde que somos un pueblolibre, precisa que a la mayor brevedad se pongan en práctica,uno a uno, los muchos remedios que pueden aliviarla.

Hoy que nos encaminados por el sendero de la cordura,pues parece que hizo crisis el atentado y no son ya la pasióno el sectarismo los que inspiran las miras de los mandatarios,conviene fijar nuestra atención en los medios apropiados querespondan a la realidad, comenzando por el más Alto Tribunalde la República, como pequeñísima ayuda en nuestra esfera deacción, al gobernante que tiene el propósito de hacer el bie-nestar de su pueblo.

Si el patriótico poner nuestro casi insignificante granode arena en pro de la idea de mejoramiento —ya que no perfec-ción— para que la justicia esté más de acuerdo con el verdaderosentir de nuestra vida ciudadana, quienes llevamos muchosaños en la brega por ese escabroso campo, precisa que salga-mos de nuestra anonimia cuando el Primer Mandatario de laNación se propone hacer un gobierno de todos y para todos.

Acaba de ser lanzada la convocatoria a las Cámaras delCongreso de la Unión para que se reúnan en un período desesiones extraoridnarias, que comenzará el día primero de fe-brero próximo. Muchas leyes importantes se discutirán y, ami parecer, es oportuno que se amplíe dicha convocatoria,como muy respetuosamente lo sugirió el señor Presidente de

la República, para reformar el artículo 94 de la ConstituciónGeneral, a fin de crear en la Suprema Corte de Justicia unaSala más.

Esa Sala se ocupará de los asuntos mercantiles que sonde vital importancia en las actuales condiciones del mundo,pues precisamente el comercio, por su competencia, tienemetidos a los pueblos de Europa en una sangrienta debacle.

Esto quiere decir que merece especial atención esarama, puesto que el progreso de los pueblos se mide mundial-mente también por sus transacciones comerciales, que son elresultado de sus industrias y de su agricultura.

Es público y notorio, y la prensa nacional lo ha dichoen todos los tonos, que la Tercera Sala de la Corte tiene mu-chos miles de expedientes rezagados en espera de que algúndía llegue su resolución. Pasan años y más años. Aun seexpiden decretos, como el de diciembre de 1939, que no sonsino una verdadera denegación de justicia y que no causanhonor ciertamente, en que el acervo pueda disminuirlo, puesconstantemente van llegando amparos civiles en mayor nú-mero. Eso hará que los actuales componentes de la sala, cuyascompetencias y actividades son reconocidas, por más esfuer-zos que hagan, no puedan enarbolar algún día la banderablanca de la victoria en la tramitación de tantos asuntos.

Los negocios civiles requieren más tiempo para resol-verse, pues teniendo en infinidad de veces que hacerse lainterpretación de la ley, se ocasionan innumerables discu-siones, lo que causa la imposibilidad de fallar diariamenteun número de amparos siquiera igual al que llega.

No estimo que deba crearse por tiempo perentorio oindefinido otra Sala Civil, porque se llegaría con frecuenciaal caso lamentable de que se dictaran ejecutorias que estu-vieran en abierta contradicción.

Si una Sala las ha dictado así, las dos podrían incurrirmás fácilmente en el error, por la interpretación de la ley,* El Universal, 20 de enero de 1941.

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como digo antes, lo que sería lamentable pues, lejos de fijar-se la jurisprudencia, los interesados no sabrían a qué ate-nerse en sus negocios, lo cual equivale a meterse en unaverdadera anarquía.

El número de asuntos mercantiles rezagados en la Corte,es considerable; pero si se creyera que no es bastante para lacreación de otra Sala, será lógico asentar que ello se debe aque tales asuntos no soportan que los años pasen y los expe-dientes se apolillen, pues las transacciones comerciales sonrápidas por su naturaleza misma y los interesados, en muchí-simas ocasiones, prefieren la pérdida en sus intereses a laespera paquidérmica de una sentencia. Es decir; se conformancasi siempre con una injusticia, lo que no abona a la Corte,ni constituye un medio de progreso.

Es fácil argumentar también que, agotado el númerode los expedientes mercantiles, los señores Ministros que com-pusieran la Sala no tendrían qué hacer. A ello se debe contes-tar, dado el propósito de que la resolución de los amparossea más rápida para beneficio general, que dicha Sala podríatener prorrogada la jurisdicción a los asuntos civiles de unaclase determinada; a los divorcios y asuntos conexos por

ejemplo, o a otros, lo que además de aliviar a la Sala Civil,repartiría el trabajo de la Corte, sin que se presentara el casode la contradicción de doctrina en las ejecutorias. Todo escuestión de experiencia y de organización, indudablemente.Lo primero es que exista otra Sala.

Estoy seguro de que los actuales componentes de la SalaCivil, en quienes preveo a funcionarios trabajadores, compo-nentes y muy activos, aunque se rodearán de doble númerode Secretarios de Cuenta, no podrán purgarla de esos miles deexpedientes que forman una montaña que parece inexpugna-ble y que, como si estuvieran bajo una terrible nevada, siguenviéndola aumentar constantemente.

Señor Presidente: Es indispensable la creación, a mihumilde juicio, de la Sala Mercantil, vendrá la reforma de laLey Orgánica y de las leyes concordantes, lo que traerá indis-cutiblemente el mejoramiento de nuestro comercio en susmúltiples transacciones y, por lo tanto, los beneficios consi-guientes con la aplicación del moderno Código de la Materiaque ya se propone, previo concienzudo estudio, expedir la Se-cretaría de la Economía Nacional.

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RESPETO AL PODER JUDICIAL

UN CAPÍTULO INCOMPLETO DE UN LIBRO INTERESANTE*

Por el Lic. ENRIQUE DELHUMEAU

El señor licenciado don Emilio Portes Gil, en su flaman-te libro de Histórica Política, consagra un importante capítuloa la administración de la Justicia.

En él critica acerbamente la gestión que en ese ramo,el más pobre y deficiente de nuestra vida pública, llevó acabo el gobierno del general Lázaro Cárdenas.

El primer concienzudo ataque se endereza contra laresolución del Gobierno que suprimió la inamovilidad judi-cial, baluarte único de la independencia de ese poder, cuyaconstitución se debe ahora a la voluntad del Poder Ejecutivoal designar los más altos funcionarios que lo integran, por ladesafortunada reforma constitucional que privó de esa facul-tad al Congreso de la Unión, que los nombraba a propuestade las Legislaturas de los Estados.

Aboga el ilustre y hábil político mexicano por el resta-blecimiento de la inamovilidad judicial, y su libro, en estepunto, apenas publicado en capítulos, tuvo cualidades de orácu-lo; pues acto seguido el actual presidente de la Repúblicainició la reforma constitucional tendiente a restablecerla; aun-que dejando, desgraciadamente, al propio Ejecutivo la facul-tad de designar a los Magistrados de la Suprema Corte deJusticia y del Tribunal Superior del Distrito Federal y de conti-nuar tutoreándolos, bajo la reforma de vigilar constantementeel ejercicio de sus funciones. Sin embargo, defecto es éste deviciosa práctica en nuestra vida política en la que el Ejecu-tivo siempre tiende a desarrollar su fuerza política de expan-sión considerable.

Por ahora, nos satisface la iniciativa de reforma, a reservade que, posteriormente, se prive al Ejecutivo, como una corta-

pisa a su desorbitado poder, de toda intervención en la consti-tución y funcionamiento del Poder Judicial, garantía únicade su independencia y libertad en el ejercicio de sus funciones.

En seguida el autor ataca, duramente, con sobrada ra-zón, al Gobierno anterior, por el criterio sustentado a propósi-to del arbitraje en materia de trabajo, inspirado personalmentepor el presidente Cárdenas, por el cual se estableció: que de-clarada una huelga y calificada ésta de lícita y existente, noexiste tribunal ni organismo dentro del Estado que resuelvajurídicamente, ni la situación creada por ella ni el conflictode fondo que en la propia huelga culminó; pues lo contrariosería, dicen los autores de esa tesis, lesionar el derecho dehuelga que nuestra Constitución otorga.

Ese criterio creó una fuerza loca que escapa al Poderdel Estado estableciendo no ya un principio de comunismo,que es la ausencia de todo poder.

Además, ese criterio pugna abiertamente con disposi-ciones expresas de nuestra Constitución.

En efecto, la fracción XX del artículo 123 de la ley,mencionada establece, obligatoriamente, que las diferenciaso los conflictos entre el capital y el trabajo se sujetarán a ladecisión de una Junta de Conciliación y Arbitraje. Obligaciónque la fracción siguiente del propio artículo sanciona, cuandodeclara; que si el patrón se negara a someter sus diferenciasal arbitraje o aceptar el laudo de la Junta el contrato de trabajoquedará terminado, debiendo indemnizar al obrero con el im-porte de tres meses de salario, además de la responsabilidadque le resulte en el conflicto y que, si la negativa fuere deltrabajador, el contrato de trabajo se dará por concluido.

En verdad, por otra parte, que la fracción XVII delpropio artículo reconoce la huelga como un derecho de lostrabajadores; declarando, en la fracción siguiente, que será* El Universal, 17 de febrero de 1941.

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lícita cuando tenga por objeto el equilibrio entre los factoresde la producción, armonizando los derechos del trabajo conlos del Capital.

Quiere esto decir, correspondiendo con la realidad delas cosas, que la huelga, o sea la suspensión de las laborespor los trabajadores, se encuentra motivada por un conflictode orden económico o jurídico de carácter general, cuya solu-ción pacífica o amigable, no se ha encontrado y que culminacon la huelga, la que no es sino su manifestación externa; unmedio de coacción de los trabajadores sobre los patrones paraobligarlos a aceptar sus demandas.

Si pues, en una huelga existe un conflicto de fondo entreel Capital y el Trabajo y la resolución de este conflicto, com-pete en su decisión por disposición expresa de nuestra leyfundamental, a la Junta de Conciliación y Arbitraje; resultaque, existiendo ese conflicto, coaccionado o no por la huelga,debe ser resuelto por el Tribunal de Arbitraje por los proce-dimientos que establece la ley. De manera que dictado ellaudo que lo resuelva debe éste ser acatado por los patronesy por los trabajadores; e imponiéndose su ejecución por lafuerza del Estado, resulta no sólo inútil e innecesaria, sinoantijurídica, la continuación de la huelga; ya que si el laudoes favorable para los trabajadores, la fuerza del Estado lo im-pondrá por medio de las sanciones que la ley establece y, encaso contrario, si se declara que las pretensiones de los traba-jadores son injustas, es inconcebible un estado de coaccióncolectiva, para sostener la injusticia.

La huelga es, pues, a la luz de los más claros principiosde nuestro Derecho Constitucional, sólo un medio de coac-ción que la ley concede a los trabajadores para apoyar susdemandas; por resueltas éstas por el Tribunal de Arbitraje,la huelga concluye ipso facto de manera análoga al levan-tamiento del embargo precautorio que se efectúa en el juicioejecutivo para garantizar los derechos del actor, cuando sedeclara la improcedencia de la vía o se absuelve al demanda-do de las acciones instauradas en su contra; pasando a ser, encaso contrario, embargo formal en que se ejecuta la sentencia.

Ojalá y estas breves argumentaciones unidas al clamorpúblico levantado contra el criterio que combato y apoyadaspor la dura crítica del licenciado Portes Gil, hagan que el Go-bierno encauce sus actividades por el camino de la justiciaque los textos constitucionales le imponen.

El señor licenciado Portes Gil, por olvido o por modes-tias, omitió relatar en el capítulo de que se trata, un acto desu gobierno que revela el alto respeto que siempre tuvo alPoder Judicial; a raíz de la rebelión escobarista acaecida aprincipios del año de 1929, fue designado Ministro de la Gue-rra el señor general Plutarco Elías Calles quien ya con ese carác-ter tomó el mando del Ejército para combatir a la rebelión.

Al ocupar las fuerzas leales al Gobierno la plaza deTorreón, el general Calles cesó al Juez de Distrito de Coahui-la, con residencia en la indicada ciudad, por supuesta com-plicidad con los rebeldes, nombrando en su lugar al señorlicenciado I E. Villalobos Ruiz y pidiendo telegráficamentea la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la ratificaciónde ese nombramiento.

A la sazón mi culto amigo, el eminente jurista donAlberto A. Vázquez del Mercado, desempeñaba el cargo deMagistrado de la Suprema Corte de Justicia y, celoso comoel que más, de la pureza de nuestras instituciones políticas,en carta de 3 de abril del año indicado, que dirigió al pre-sidente de la Suprema Corte de Justicia, solicitó se convocasea Tribunal Pleno a fin de que la Corte obrara como lo estimaraoportuno, en defensa de su ultrajada soberanía.

Fue comisionado el presidente de la Corte, licenciadodon Julio García, para tratar el asunto con el licenciado EmilioPortes Gil, presidente de la República, y este funcionario, quedesde luego comprendió la gravedad del caso, solicitó unplazo breve para enmendar el error cometido.

No obstante la enorme fuerza política con que contabaentonces el señor general Calles, fortalecida y aumentadapor su reciente triunfo contra la rebelión, obsequió el acuer-do del presidente de la República, quien con toda entereza yserenidad, le llamó la atención sobre el hecho cometido y serestituyó en su puesto de Juez de Distrito de la ComarcaLagunera, al designado con anterioridad por la SupremaCorte, cesando, en consecuencia, el nombrado por el Ministrode la Guerra.

Acto seguido, el presidente de la República comunicóa la Corte su trascendental resolución.

La relación escueta de estos hechos constituye su mejorelogio.

LIC. ENRIQUE DELHUMEAU.

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SE ROBUSTECE LA VERSIÓN DE QUE HAY AGENTES DE LAGPU OPERANDO EN EL PAÍS*

Siqueiros, apoyándose en que el Juez de Coyoacán y poste-riormente el de Villa Obregón, se excusaron de continuar elproceso contra David, pidió que se transfiriera la audienciarelativa al amparo que interpuso a favor de su cliente.

Este juicio, como se sabe, está enderezado contra elauto de formal prisión que dictó el Juez de Coyoacán, licencia-do Raúl Carranca y Trujillo, por diversos delitos del ordencomún, entre otros los de tentativa de homicidio y homicidio,ya que al acusado no sólo se le considera inmiscuido en elprimer atentado contra el extinto líder rojo, sino en el asesina-to del secretario de éste, Robert Sheldon Harte.

Entre tanto, en los círculos judiciales se ha seguido comen-tando que los jueces penales tienen verdadero pavor por elasunto de Siqueiros, el cual pasará, según se cree ahora, al Juezde primera instancia de Xochimilco, a quien le correspondepor mandato de la ley.

La audiencia del amparo se transfirió para el 7 de marzo,a las 12 horas.

Insístese en que el proceso contra Alfaro Siqueiros vade Herodes a Pilatos porque los agentes secretos rusos hanamenazado a los Jueces.

El proceso contra David Alfaro Siqueiros va de HerodesPilatos, sin que haya Juez del fuero común que se atreva aconocer de él, ya que con diversos pretextos se han estadoexcusando aquellos a quienes ha sido turnado por ministeriode la ley.

Esto ha dado margen a que cada día circule con mayorinsistencia, sobre todo en los tribunales judiciales, la versiónde que miembros prominentes de la GPU a la que pertenece“El Coronelazo”, están amenazando seriamente a los citadosfuncionarios.

Ayer, por causa de una nueva excusa del Juez de VillaObregón, hubo de suspenderse una nueva diligencia citadapara las diez de la mañana en el Juzgado Segundo de Distritoen Materia Penal con relación al amparo del principal reo enel asalto a la casa de León Trotsky.

En efecto, el Juez Federal de referencia, licenciado JuanJosé González Bustamante, nos informó que el defensor de

* El Universal, 19 de febrero de 1941.

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LAS ESCUELAS ARTÍCULO 123*

EL DECRETO PRESIDENCIAL DEL 16 DENOVIEMBRE DE 1937 LO DEROGÓ

LA SUPREMA CORTE AYER

El decreto presidencial promulgado el día 16 de no-viembre de 1937, por el que se reglamentaron las obligacio-nes de los dueños de las fincas rurales o industriales paracrear y sostener escuelas tipo 123, en cuanto debían de ser con-siderados dichos maestros como empleados de planta de estasnegociaciones, fue declarado anticonstitucional por la CuartaSala de la Suprema Corte de Justicia, por mayoría de tresvotos en contra de uno del señor ministro Hermilo LópezSánchez.

El litigio que promovió esta declaratoria de inconstitucio-nal, fue el relativo al amparo concedido a la Compañía Indus-trial Nacional de Guadalajara, Jalisco, la que tachó deimprocedente ese decreto por su origen y por sus consecuencias.

Fue planteado el caso a que nos referimos, por el Magis-trado Antonio Islas Bravo, quien, después de hacer un examende los alegatos de la parte quejosa y de los antecedentes ymandatos del decreto, concluyó que dicho mandamiento esanticonstitucional, puesto que dicha reglamentación debió

expedirla el Congreso de la Unión y no el Ejecutivo Federal,como sucedió en el caso.

LO QUE SE SOSTUVO

Se sostuvo que aparte de que dicho decreto fue expedidoy puesto en vigor fuera de la órbita de la fracción X del artículo73 de la Constitución que erige órgano para legislar y re-glamentar disposiciones de trabajo, contraría, además, el artículo17 de la Ley Federal del Trabajo, cuando priva a los patronesde la dirección y dependencia que deben de asumir sobre losprofesores (dirección y dependencia que se arrogaba la Secre-taría de Educación), ya que el citado artículo, al definir elcontrato de trabajo o, lo que es lo mismo, las obligacionesde los trabajadores de planta, pone a dichos trabajadores bajola dirección y dependencia del que paga los servicios.

El Ministro López Sánchez votó en contra del proyecto,aduciendo como razón únicamente la de que, de acuerdo conla práctica para cambiar jurisprudencia, en el caso no se expu-sieron las argumentaciones requeridas para destruir las ante-riores.

* El Nacional, 26 de febrero de 1941.

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YA NO SERÁ OBLIGATORIA LA REINSTALACIÓN SI PREFIERE ELPATRÓN PAGAR AL OBRERO*

LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,AL FALLAR UN CASO CONCRETO DE DESPIDO,

DEJÓ SENTADA UNA NUEVA TESIS SOBRELA LEY DEL TRABAJO

Por mayoría de cuatro votos, la Sala de Trabajo de laSuprema Corte de Justicia sentó ayer un precedente, quede seguro causará revuelo entre los agrupaciones obreras dela República.

Sencillamente el más Alto Tribunal del país, cambiandola jurisprudencia que se venía observando desde la expediciónde la Ley Federal del Trabajo, aprobó la tesis de que los pa-trones no están obligados —ni aun cuando los obreros quedespidan obtengan de los tribunales relativos sentenciaque les reconozca el derecho de optar o bien por ser reins-talados, o bien por ser indemnizados—; a devolverles el em-pleo y prestaciones inherentes.

La tesis que en esta materia venía prevaleciendo, comose recordará estatuía que en las reclamaciones por despidoinjustificado el obrero quedaba en condiciones de elegir, entrereingresar al trabajo o percibir la indemnización de ley, conlos beneficios de antigüedad, etcétera. etcétera.

Pero la Suprema Corte de Justicia actual dio ayer nuevainterpretación a las fracciones XXI y XXII del artículo 123constitucional, y definió las causas por las que debe reco-nocerse al patrón, derecho para negarse a reinstalar aldespedido; pero siempre mediante el pago de la respon-sabilidad que señala la ley, con lo que ya las industrias notendrán que seguir soportando el lastre de individuos viciosos,indolentes o ineptos.

CUAL FUE EL ASUNTO QUE FALLO LA CORTE

Provocó ese acuerdo, la revisión que promovida por laUnited Fruit and Steampship Co., contra un amparo queconcedió el Juez Segundo de Distrito en Materia Adminis-trativa, a Óscar Cué, quien ocupaba en la negociación el cargode cajero en Papaloapan, Oaxaca., con un sueldo de $325.00;pero como desobedeciera disposiciones de sus superiores lodestituyó.

Cué demandó entonces las prestaciones de ley, y comolas autoridades de Trabajo encontraran inconformidad de lasanción, resolvieron condenar a la compañía a cubrir los salarioscaídos y la indemnización de ley, o en caso contrario areponer al trabajador.

Cué optó por volver al empleo; pero la negociación noaccedió. Entonces aquél interpuso una demanda de amparo,y el Juez se lo concedió.

En estas condiciones, la United Fruit recurrió a la revi-sión, y la Suprema Corte de Justicia se avocó a el cono-cimiento del asunto. Fue ponente en él el licenciado AntonioIslas Bravo, quien, aparte de sostener que el derecho con-cedido al obrero para dejarle a elegir, resultaba contrario alespíritu de la ley, argumento, que era una “forma absurda deconceptuar que el trabajo se erigiera en un posición vitalicia”;desnaturalizándose, por tanto la esencia del contrato detrabajo celebrado entre patrón y obrero, ya que al primero sele forzaba, de hecho, a aceptar un trabajador, malo o bueno,pero contrario a los deseos y necesidades de la negociación.

Por la trascendencia que este asunto tiene para el obreroy patrones en general, insertamos a continuación la baseesencial de los argumentos en que, los cuatro Ministros de laSala del Trabajo, que intervinieron en el debate, se fundaronpara cambiar la jurisprudencia anterior. * Excélsior, 26 de febrero de 1941.

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“Examinando la doctrina de nuestro derecho común—dice la tesis del ministro Islas Bravo— se tiene en primerlugar que la fracción XII del artículo 123, establece que en casode despido injustificado de un trabajador (por las causas queseñala la ley) estará obligado el patrón, a elección del traba-jador, a cumplir con el contrato de trabajo (reponerlo oindemnizarlo); pero como la fracción XXI del propio artículoestablece a su vez, que si el patrón se negare a someter susdiferencias al arbitraje o a aceptar el laudo pronunciado porla Junta, quedará obligado a pagar además de los tres meses elimporte de las responsabilidades del conflicto, no debenconsiderarse fundados los agravios del empleado quejoso(Cué), porque las fracciones citadas están de acuerdo, porotra parte, con los artículos 600, 601 y 602 de la Ley Federaldel Trabajo. Es evidente, además, que tratándose de unaobligación, como lo es la reinstalación pedida, su incum-plimiento se resuelve en el pago de daños y perjuicios delconflicto. Así lo establece además el artículo 1,949 del Có-digo Civil.

Puso el relator, además, de manifiesto que la obligaciónde reinstalar es exigible cuando su ejecución es posible, y nolo puede ser cuando el patrón, como una de las partes inte-resadas en el contrato de trabajo, se opone a que el obrerovuelva al empleo.

En estas condiciones, el patrón no le queda más quela rescisión del contrato de trabajo. “Pero, por otra parte—insiste—, no es admisible ni conveniente la imposiciónexclusiva de parte del obrero, a causa de los motivos gravesy múltiples de distanciamiento que pueden prevalecer oexistir entre trabajador y patrón; distanciamiento que, decontinuar, significa una situación de amenaza continua,violenta y absurda del equilibrio y la armonía que debenexistir entre ambos”.

SE REVOCA EL FALLO DEL JUEZ

Con fundamento en las consideraciones anteriores, laCorte revocó el amparo concedido a Cué.

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QUE LOS MAGISTRADOS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA USEN LA TOGA*

UNA SUGESTIÓN HACE LA BARRAMEXICANA AL GOBIERNO

La Barra Mexicana de Abogados, por oficio escrito el28 de febrero próximo pasado, sugirió a la Suprema Cortede Justicia el uso de la toga para los señores Magistradosdurante sus audiencias, al estilo de las magistraturas europeasy norteamericana. Funda la Barra Mexicana de Abogados susolicitud, en el propósito de dar mayor respetabilidad o solem-nidad externa a los intérpretes de nuestra Constitución.

El oficio de aquella institución, leído y discutidodurante el último pleno secreto, dice así:

DISTINTIVO FORMAL DE MAGISTRADOS

“Señor Presidente de la H. Suprema Corte de Justiciade la Nación.

Presente.El Consejo Directivo de la Barra Mexicano ha acordado

pedir el uso de la toga por los Ministros de esa HonorableSuprema Corte de Justicia de la Nación, durante las audien-cias públicas para el despacho de los negocios.

Considera que la función social de la administraciónde justicia debe estar revestida de atributos externos que deno-tan a sus Magistrados, y que la toga es el distintivo formalapropiado que honra a quien la porta, constituyendo tal inves-

tidura el emblema de su autoridad. Como la banda tricoloridentifica al presidente de la República, la toga debe distin-guir a la judicatura.

Su uso universal en todos los países civilizados, laconsagra como símbolo tradicional independiente de la formapolítica del Estado.

La toga no solamente enaltece a quienes la lleven, sinoque esto a su vez mantendrán íntegro el prestigio de lamagistradura y se sentirán obligados a no desvirtuar los altosfines de la administración de justicia como mantenedores delderecho.

La majestad del Poder Judicial de la Federal de la Fede-ración se verá exteriormente consagrada si, por medio de lasreformas legales necesarias o de una reglamentación interiorde ese Alto Tribunal, se hace obligatorio el uso de la togapor los ciudadanos Ministros, durante las audiencias públi-cas, como lo pedimos muy respetuosamente.

Protestamos a usted, señor presidente, nuestra atentaconsideración.

México, D.F., a 28 de febrero de 1941.—El Presidentedel Consejo Directivo, Lic. Miguel S. Macedo, (firmado).—El Secretario General, Lic. R. Molina Pasquel, (firmado).”

Con relación a esta instancia el Alto Tribunal dictó elacuerdo de que se transcriba el oficio al señor presidente dela República, en el concepto de que la Suprema Corte de Jus-ticia estima conveniente la iniciativa, siendo necesario quepara que el uso de la toga se implante, se reforme la LeyOrgánica del Poder Judicial de la Federación.

* El Nacional, 7 de marzo de 1941. El decreto de la Cámara deDiputados a iniciativa del Ejecutivo indica lo siguiente: 1o.—Losministros de la Corte cuando concurran a las audiencias vestirán laToga ministerial. 2o.—La Toga será de seda mate, negra, con cuelloy vueltas y puños de seda brillante del mismo color.

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DICTAMEN DE LA COMISIÓN DE CINCO MINISTROS SOBRE EL PROBLEMADEL REZAGO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA EN 1941*

La Comisión que suscribe, designada por el TribunalPleno de esta H. Suprema Corte, ha examinado cuidadosa-mente el problema del rezago de juicios de amparo que tieneen el despacho de los negocios dicho Alto Tribunal, y paracumplir con el cometido que se le confirió, la mencionada Co-misión, en lo que se refiere únicamente a resoluciones posi-bles que pueden adoptarse dentro de las facultades que laLey Orgánica del Poder Judicial de la Federación confiere ala misma Suprema Corte y a cada una de las Salas, hizo lassiguientes consideraciones sobre el particular.

Teniendo a la vista las estadísticas que anualmente sehan publicado en los Informes de la Presidencia de la Corte,se anotan los siguientes puntos generales que pueden ser-vir de orientación:

a) Un ingreso de negocios que a partir del año de 1917hasta el de 1940, ha sido progresivamente creciente y quepuede calcularse alrededor de un 130% de aumento en cadaaño sobre el anterior, cálculo éste que la Comisión, sin em-bargo, no considera sino aproximado, por la deficiencia delos datos estadísticos.

b) Un despacho de negocios, también progresivamenteen aumento, que aproximadamente puede calcularse en un116%, como promedio, a partir del periodo 1917-1919 hastael que terminó el año próximo pasado.

c) El rezago de asuntos provino, principalmente, de losperiodos comprendidos entre 1917 a 1919 y este último añoy el de 1923, en que las salidas apenas representaban el cin-cuenta por ciento de las entradas; en tanto que en los periodos1923-1927, 1929-1934 y 1935-1940, las salidas fueroniguales y aún superiores a los ingresos. (Datos tomados de lagráfica respectiva del Informe del presidente de la Corte,al terminar el año de 1940.)

d) Por informaciones privadas obtenidas por los miem-bros de la Comisión, se llega al conocimiento de que en losperiodos de esta Suprema Corte, anteriores al actual, huboalgunos factores favorables a un mayor despacho, de caráctermeramente temporal y entre los que se pueden mencionardos: uno, el despacho de los negocios llamados fáciles, paraaumentar volumen de egresos, y otro, la terminación de nu-merosos juicios de amparo, por simples autos o acuerdos, comoresultado de los decretos relativos a la falta de promoción.

e) De los informes anuales (anexo número uno) en losúltimos seis años, aparece que el porcentaje anual de despa-cho fue el siguiente:

Año de 1935, 126%“ de 1936, 119%“ de 1937, 125%“ de 1938, 0.96%“ de 1939, 0.93%“ de 1940, 0.91%

Promediando tales porcentajes, se obtiene para el perio-do último de seis años, un porcentaje promedio de 107% dedespacho de los negocios con relación a las entradas.

f) En cuanto a los amparos civiles, el porcentaje de des-pacho de la Tercera Sala, tomando en cuenta sólo los amparos

* Este dictamen fue mantenido al principio en secreto poracuerdos del Pleno de 4, 5 y 7 de marzo de 1941, por mayoría decatorce votos contra los de los ministros Medina y Bartlett, peroque se daría a la publicidad posteriormente. A.C.S.C.J.N.; Actasde sesión secreta de Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia1941, ff.63 a 71.

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207APÉNDICE DOCUMENTAL

de fondo (directos o en revisión) y con relación únicamentea los ingresos (sin tomar en cuenta la existencia anterior), elporcentaje fue como sigue:

Año de 1940, 39%“ de 1939, 49%“ de 1938, 56%“ de 1937, 141%“ de 1936, 88%“ de 1935, 31%

g) Es innecesario investigar el porcentaje de despachode las Salas Primera, Segunda y Cuarta, porque de los infor-mes obtenidos, así como de las estadísticas publicadas, sedesprende que en dichas Salas o bien está al corriente el des-pacho, o bien existe un rezago, como en la Segunda Sala, quea juicio de la Comisión no tiene comparación en relacióncon la Sala Tercera, pues siendo el de ésta de 9,386, el de laSegunda es de 1,737.

h) El rezago actual de las Salas (en 1o. de enero último)es como sigue:

Primera Sala: 371Segunda Sala: 1,737Tercera Sala: 9,386Cuarta Sala: 792

En la Tercera Sala, el rezago comprende:Amparos directos: 4,793Amparos en revisión: 4,180; excluyendo, naturalmente,

los demás asuntos de menor cuantía, tales como son impro-cedencias, sobreseimientos, competencias, etcétera.

De los datos consignados anteriormente, y sin garan-tizar la Comisión la exactitud de los mismos, por las deficien-cias de la estadística, ha partido dicha Comisión para hacerlas reflexiones que a continuación se expresan:

De la naturaleza del trabajo que para el despacho delos amparos, tienen a su cargo los señores Ministros y losseñores secretarios de cuenta de todas y cada una de las Salas,y teniendo a la vista los resultados de la experiencia, sedesprende, llevando al máximo esfuerzo personal la labor deMinistros y secretarios, se podría obtener un promedio de vein-ticinco a treinta negocios mensuales para cada uno de losseñores Ministros, lo que daría para cada Sala un despachoque fluctuaría entre ciento veinticinco a ciento cincuenta elnúmero de amparos despachados. En total, al año, daría paracada Sala un despacho de negocios que fluctuaría entre milquinientos y mil ochocientos amparos, que multiplicado porcuatro, arrojaría un total de seis mil y siete mil doscientosamparos anuales. Ahora bien, como el ingreso en el últimoaño de 1940, fue alrededor de diez mil seiscientos amparosy en este año y los siguientes, continuando la curva ascen-dente de ingreso que necesariamente tiene que proseguirsobre el volumen de negocios, quedaría dentro del despachonormal de cada Sala, un rezago que fluctuaría entre tres mily cinco mil asuntos.

Así es que no solo no se disminuiría el rezago de laTercera Sala, sino que este iría forzosamente en aumento, y

entonces el problema, dentro de la misma Corte y sin to-mar en cuenta las soluciones que a él pudieran darse desdepuntos de vista más radicales, o sea de reformas constitucio-nales adecuadas, se reduciría a determinar cuáles son lasmedidas que la Suprema Corte, dentro de sus facultades y dela situación existente, podría tomar, no para resolver ni muchomenos, el mismo problema en modo satisfactorio, sino paraque las demás Salas de la Suprema Corte tomaran cada una asu cargo parte de la tarea de aligerar a la Tercera de la que tienesobre sí, principalmente, como vía de alivio en el despacho deamparos civiles, con miras a dar satisfacción a los interesesde litigantes y autoridades.

Sería, en efecto, motivo de general aprobación en laopinión pública y en la administración de justicia, que el des-pacho de los amparos civiles siquiera se retardara menos yque la Suprema Corte procurara, dentro de su capacidad detrabajo y de sus facultades, dar satisfacción en lo posible a losintereses innumerables que se encuentran pendientes delas decisiones de la Justicia Federal y que por meses y añosesperan la resolución de sus asuntos.

Pero, ¿cómo podría lograrse cuando menos este obje-tivo, único que procuraría alcanzar la Suprema Corte dentrode sus facultades y de la capacidad limitada humana detrabajo? En otros términos, ¿podrá pedirse un esfuerzo adi-cional a todos y cada uno de los señores Ministros que formanlas demás Salas y aún a la misma Sala Civil, de tal modo quedicho esfuerzo no signifique un demérito en la salud y acti-vidad de cada Ministro, o una mengua en la solidez y aciertode sus fallos?

La Comisión estima, por su parte, que dado el firmedeseo de contribuir todos y cada uno de los señores Ministrosen todo lo que esté de su parte para lograr un mejoramiento enel despacho de la Suprema Corte, puede y debe darse ayudaa la Tercera Sala, determinando que en uso de las facultadesque a la misma Suprema Corte concede el artículo 5o. transi-torio, segundo párrafo, de la Ley Orgánica del Poder Judicialde la Federación vigente, se distribuya el trabajo de la TerceraSala entre las demás, pero siempre sujeta tal distribución alas siguientes condiciones, que la misma Comisión cree per-tinentes para conseguir el objetivo que se persigue:

1a. Que las Salas Primera, Segunda y Cuarta dediquenun día en especial, a la semana, sea durante la mañana odurante la tarde, al despacho de amparos civiles.

2a. Que tales amparos civiles que se despachen por lasdemás Salas, sean siempre en revisión y nunca directos, puesestos deben quedar reservados para su fallo a la mismaTercera Sala.

3a. Que, como regla general, los amparos civiles que des-pachen las demás Salas, sean únicamente en los que existegestión escrita o verbal, sea de los abogados o de los intere-sados mismos y en cualquier forma que se haga esa gestión,pues la Comisión considera que esta regla de conducta, segúnlo acredita la experiencia, y el buen juicio, logra dar mejorsatisfacción en el despacho de los negocios, ya que es desuponerse lógicamente que los que no gestionan en formaalguna sus amparos, carecen de mayor interés en ellos y sonculpables, en cierto modo, de la falta de agitación del nego-

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208 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

cio, sin que esto signifique, en manera alguna, dejar defallarlos legalmente por la Corte.

4a. Que el despacho de las Salas, incluyendo la mismaTercera, se simplifique en lo posible, tanto en la redacción delos proyectos o ponencias, procurando la mayor concisiónposible y la supresión de menciones de antecedentes innecesa-rios o en el desarrollo de las tesis jurídicas. La práctica hahecho observar, que frecuentemente existen proyectos defallo en que se repiten innecesariamente, tanto en los resultan-dos como en los considerandos, exposición de hechos o deagravios que originan mayor trabajo y gasto de tiempo en laredacción de los proyectos, en su escritura, en su lectura ala hora de la sesión, y que provocan, además, discusionesinútiles.

5a. Que cada Sala acuerde las medidas generales queestime pertinentes, tanto para expeditar el despacho de losamparos de su jurisdicción extraordinaria que ahora se les fija,medidas generales que se refieren, especialmente, a la formade redacción de proyectos, consultas previas de jurispruden-cia o procedentes, para evitar, hasta donde sea posible, reso-

luciones contradictorias en opiniones jurídicas generales,etcétera. Igualmente cada Ministro, dentro de tales orientacio-nes, dará a su secretario y al personal que de él dependa, lasinstrucciones del caso.

Estas son, en general, las orientaciones que la Comisiónpropone al Tribunal Pleno, sin que pretenda haber acertadoen asunto de suyo tan difícil y delicado. Repite la Comisión,que el presente dictamen, solo es la primera parte de lalabor que le ha sido encomendada y que se refiere a lasmedidas de carácter temporal o transitorio que la Corte, den-tro de sus facultades, puede adoptar respecto al problema delrezago; pues en cuanto a las soluciones que verdaderamentepueden resolver tal problema, mediante reformas constitu-cionales que comprendan las innumerables cuestiones defondo y procesales que entraña el mismo problema, seránmateria de un estudio más detenido, por la naturaleza de talescuestiones.

México, D.F., 27 de febrero de 1941.Ministros: Carlos L. Ángeles, Franco Carreño, Eduardo

Vasconcelos, Hilario Medina y presidente Salvador Urbina.

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RESOLUCIÓN DE LA CORTE CONTRA EL RUIDO, NEGÁNDOSE UN AMPARO*

Importante resolución contra el ruido innecesario ymolesto que a título o pretexto de propaganda comercial inun-da a la ciudad, dictó la Segunda Sala de la Suprema Corte,durante la relación del Ministro Franco Carreño.

Se negó el amparo por unanimidad de votos al señorMoisés Rachini, propagandista comercial, contra el Jefe delDepartamento del Distrito Federal y subsecuentemente contrala Jefatura de Tránsito del Distrito Federal.

Rachini usaba un automóvil con “trailer” en plazas ycalles para difundir dizque “una propaganda cultural” y conella, anuncios de diversas casas comerciales, usando en el“trailer” un aparato amplificador estilo radio, por el que emitíasu propia voz.

Por quejas de los vecinos de varios rumbos contra el estré-pito molesto de la propaganda del señor Rachini, el Departa-mento Central le retiró la licencia, invocando la tranquilidad

pública protegida por el artículo 12 del Reglamento de Anun-cios, Rótulos y Letreros de Casas Comerciales. El propagan-dista solicitó amparo del Juez Primero de Distrito en MateriaAdministrativa quien lo negó, por las mismas razones quela Suprema Corte, ayer, decidió declarar constitucional elprocedimiento seguido por el Departamento Central.

Si bien —dijo la Corte— el quejoso tenía permiso de laOficina de Tránsito para circular su automóvil con el “trailer”propagandista bastaba que esta propaganda fuera en contrade la tranquilidad pública para que se le aplicara el Regla-mento Comercial, cuyo artículo 12 previene toda clase depropaganda estrepitosa y molesta, aparte de que los permisosque van contra leyes existentes —como en el caso el de trán-sito— no otorgan derecho firme alguno, según jurisprudenciaconstante de la Corte.

* El Nacional, 18 de abril de 1941.

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SIQUEIROS ESTÁ EN ESTA CIUDADY SE PRESENTA

CADA LUNES COMPARECE ANTE EL JUZGADO PRIMERO PENALY PONE SU FIRMA EN EL EXPEDIENTE.

LIBRE SÓLO BAJO FIANZA*

* El Nacional, 18 de abril de 1941.

Que David Alfaro Siqueiros continúa presentándosesemanariamente a firmar en el libro de asistencia del JuzgadoPrimero de lo Penal, donde radica el proceso que se le instruyepor su participación en el asalto a la casa que ocupara ellíder rojo León Trotsky, es el informe concreto que ayer nosproporcionó el licenciado Emilio César.

Efectivamente, nos dice el señor Juez que desde la salidade Siqueiros de la Penitenciaría, disfrutando libertad cau-cional por no haberse demostrado su culpabilidad en el delitode homicidio de que se le acusaba entre otros, el conocido

artista ha cumplido con la obligación contraída de concurriral juzgado primero cada lunes a firmar “de presente” en ellibro respectivo.

Por lo tanto, queda desmentida la noticia prohijada poralgunos periódicos en el sentido de que Siqueiros había salidode esta capital con rumbo desconocido, resultando todo fan-tasía, pues el pintor espera que termine la averiguación en laque se halla comprometido, para liquidar así sus cuentaspendientes con la justicia por los sucesos desarrollados en laVilla de Coyoacán, durante el mes de mayo del año pasado.

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AMPARO A MEDIAS A DAVID ALFARO SIQUEIROS*

* El Universal, 8 de marzo de 1941.

El amparo que interpuso el “Coronelazo” David AlfaroSiqueiros ante el Juzgado Segundo Penal de Distrito, lo obtuvoa medias; pero como si nada pues únicamente le relevará dealguna de las responsabilidades, en los muchos delitos por losque se le ha procesado, y aún al respecto la Suprema Corteserá quien pronuncie la última palabra.

De todas maneras ayer se efectuó la audiencia de leypara resolver si debía otorgarse la suspensión definitiva delacto reclamado. A las doce horas diez minutos comparecióel estrepitoso pintor acompañado de su esposa, su defensory cinco policías custodios.

Una vez que el Juez licenciado Juan J. González Bus-tamante declaró abierta la audiencia el agente del MinisterioPúblico Federal pidió fuera negada la suspensión en todassus partes al presunto responsable del asalto perpetrado enla casa de León Trotsky y expuso que de la perpetración de losdelitos imputados se tiene prueba plena en los autos del volu-minoso proceso relativo.

Seguidamente el defensor se desistió del amparo inter-puesto en lo que se refería al auto de formal prisión, quedecretó el Juez mixto de Coyoacán por el delito de homicidio;

visto que el expediente fue remitido al Juzgado Primero dela Primera Corte Penal, no le había sido posible al patronode Siqueiros conseguir instrumentos que le precisaban.

El fiscal, sin embargo, sostuvo sus conclusiones, exclui-dos los puntos relacionados con el desistimiento de la defensade Alfaro Siqueiros.

El “Coronelazo”, por su parte, ratificó todo lo dichopor su defensor y esperó flemáticamente la resolución delJuez antes de ser reintegrado nuevamente a la Penitenciaría.

El Juez González Bustamante, poco después de declararque la audiencia terminaba, dictó el auto que, en síntesis,dice: “Se sobresee el juicio en cuanto se refiere al auto deformal prisión por homicidio y la negativa de libertad cau-cional dictada por el Juez mixto de Coyoacán. Y en los demáspuntos, no se ampara al quejoso en lo que se refiere a la for-mal prisión por los delitos de allanamiento de morada, usoindebido de uniformes de la policía, daño en propiedad ajena;amparándosele nada más en lo que toca a la tentativa dehomicidio, disparo de arma de fuego, usurpación de funcionesoficiales y asociación delictuosa; delitos que no aparecendebidamente comprobados.

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SEMITAS QUE SE AMPARAN*

* El Nacional, 14 de marzo de 1941.

Varios judíos entre los que se cuentan David, Miriamy Helen Hersing Rosa y Emmanuel y Sneidhel Stein, Jacobo,Miriam y Joseph Morgenstein, acudieron colectivamente alJuzgado Segundo de Distrito en materia penal en solicitud dela protección judicial contra pretendidas o reales órdenesde detención que atribuyen a la Secretaría de Gobernación yespecíficamente al jefe del Departamento de Población.Refieren que han sabido que por intervención del Secretariode Relaciones Exteriores las autoridades primeramente alu-didas quieren apresarlos suponiendo que los tratan de arro-jar del país. Insinúan en su escrito que el motivo de los

perjuicios en que se ven orillados, es el de que se les suponeque aprovechando la multitud de tretas por las que muchosde sus congéneres ingresaron al país, se encuentran en cali-dad de inmigrantes ilegales, no obstante que aseguran que“sus papeles están en regla” y que no han cometido delitoalguno. En vista de la calidad del acto reclamado que muchointeresa para la profilaxis del país el Juez les concedió la sus-pensión previa mediante una fuerte fianza y un seguro arraigoen tanto que las autoridades contestan los actos que les sonatribuidos.

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LOS SECRETARIOS DE LA CORTE*

Desde hace mucho tiempo, observamos con sombríoescepticismo, la incomprensión y el lamentable abandonoen que yacen los Secretarios de Estudio y Cuenta de la Su-prema Corte de Justicia, cuya importancia y sentido deresponsabilidad contrasta, con la titánica labor que desa-rrollan y el mezquino sueldo de que actualmente disfrutan.

Dichos Secretarios, son cuarenta y cuatro señores abo-gados, pie veterano de la Corte, dotados de vastísima culturajurídica, de envidiable disciplina moral y mental, de laborio-sidad sin ejemplo y, de una independencia y honorabilidadreconocidas.

Para nadie es un secreto que a estos obscuros funcio-narios corresponde por entero, la agotante y difícil tarea deestudiar y proyectar todos los negocios sometidos a la Supremadecisión del más Alto Tribunal de la República, ni que, el99% de esos proyectos, son aprobados, lo cual revela, singénero de duda, la positiva eficacia de su inteligencia y desu acción.

Eso no obstante, el sueldo nominal que asigna el presu-puesto a los sancionados Secretarios, es de “veinte pesos dia-rios”. Con los descuentos que sufren, este emolumento quedareducido a “dieciocho pesos” que, apenas si les bastan parasatisfacer sus necesidades ordinarias. De ahí que a diario lostropecemos a bordo de camiones y tranvías, camino de la Corte,presos de febril agitación, devorados por la impaciencia,atraídos por el furioso e incesante galopar de su trabajo.

Un Ministro de la Corte, cuya categoría debe ser la deun Secretario de Estado, gana “sesenta y cinco pesos dia-rios”. Su tarea, como es sabido, se reduce a reflexionar sobre

las graves cuestiones que alientan los proyectos, fijar los puntoscontrovertidos y empeñar su dialéctica en la diaria y espec-tacular batalla, por la causa del derecho y del bien público.

Conformando este pensamiento, el insigne jurisconsultodon Silvestre Moreno Cora, que fuera Magistrado de la Corte,proclamando este mérito, se expresó así: “Apenas si seconcibe un buen Magistrado de la Corte, si carece de un buensecretario. La cuidadosa lectura de los proyectos que ésteelabora, las audiencias que el público reclama y las horasque absorben las sesiones, obligan al más celoso Magistradoen interés de la justicia, a declinar esa tarea en manos de sussecretarios. Esos poderosos auxiliares de la Justicia Federal,a quienes el mundo ignora, son los que forjan la juris-prudencia; al Magistrado sólo le toca fecundarla infundién-dole con el prestigio de su autoridad, la fuerza obligatoria dela ley”.

Efectivamente, tal y como lo afirma el ilustre MorenoCora, los Secretarios de la Corte, están condenados a realizaruna tarea anónima, sujeta de continuo a un progresivo des-gaste nervioso, a vivir inclinados sobre su mesa de trabajo,atentos a los progresos del derecho, acicateados por lanecesidad de ilustrar, a la luz de la jurisprudencia y la doc-trina, las múltiples y trascendentales cuestiones sometidas asu juicio.

Sin temor de equivocarnos, podemos afirmar, que losSecretarios de la Corte, son tan ilustres, tan íntegros y tanresponsables, como cualquiera de los Ministros a quienessirven con lealtad caballeresca. Fiel a esta convicción, novacilé en proponer para Ministros de esta Corte y Magistradosdel Tribunal Superior, a algunos de estos distinguidos eilustres pordioseros de la Justicia Federal.

Así ha debido entenderlo y sentirlo el Ministro Urbina,Presidente de este elevado Tribunal, al abandonar su sitial y* El Universal, 28 de marzo de 1941.

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214 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

convertirse en obligado portavoz de un Acuerdo tomadoen Pleno, de solicitar del Primer Magistrado de la Nación, unaumento de importancia a los miserables sueldos que el presu-puesto asigna a estos cumplidos funcionarios.

El presidente Urbina, sabe, por experiencia, cual hasido y sigue siendo la meritísima labor de estos abnegados ybrillantes jurisperitos de esos oráculos de la Justicia que, conmodestia ejemplar sin estrépitos ni alardes, con un personalde sobra competente y peor pagado todavía, han venido influ-yendo poderosamente en los destinos del pueblo, de la revo-lución y del país.

Como simple ciudadano, que ostenta la toga viril de laConstitución de 17, pago de estas líneas el más alto tributode admiración y simpatía a tan esclarecidos servidores, quehan sabido, como nadie, interpretar y mantener a costa de ver-daderos sacrificios el espíritu que alienta nuestra Carta Funda-mental, procurando escudar, enaltecer y preservar, frente alos excesos del poder, la noble y gloriosa institución del juiciode amparo.

Aunque la miseria es el principal enemigo que tiene lajusticia, nadie, que yo sepa, ha logrado hasta la fecha corrom-per o doblegar a un Secretario de la Corte. ¡Tal es un doblemérito!. Los que, como ellos, han atravesado dignamente lapobreza, sin sucumbir a las tentaciones del dinero, son ejem-plares humanos positivamente heroicos. El dinero, que todolo avasalla, tiene, al decir de Zolá, una sola virtud; “nos hacedignos, porque nos permite ser libres”. La pobreza, estoica-mente soportada, sobrepujando aquel concepto, diríase el másclaro blasón de los Secretarios de la Corte.

La injusticia, suele tener los caracteres de una infamia.Sólo de considerar que estos Secretarios, ganan menos quela tercera parte, de lo que gana un Ministro de la Corte; menosque un manipulador de películas o una taquillera de cine;menos que un panadero de segunda clase y, menos todavíaque un chofer de Petróleos Mexicanos, se experimenta unamezcla de indignación y desaliento.

La justicia, el negro pero sabroso pan de nuestro pueblo,lo amasan los Secretarios de la Corte, por un salario de ham-bre. El orgullo y la satisfacción de contribuir a que ésta res-

plandezca, y que el ciudadano disfrute de las prerrogativas yderechos que la Constitución consagra y garantiza, consti-tuye, propiamente, su única recompensa. Hundidos en losmillones que sirven de urdimbre a sus proyectos, renuevana nuestros ojos el suplicio de Tántalo; con el agua al cuello,morirían de sed.

En presencia de semejante situación, las justas preten-siones del Ministro Urbina, tendrán que ser coronadas por eléxito. Regatear a los Secretario de la Corte el aumento deque están necesitados y de que son acreedores, sería indignode los fines y deberes del Estado.

La Constitución quiere que los Tribunales estén siempreexpedidos para administrar justicia. La eficacia de un fun-cionario, puede depender del género de vida que se le impone.La debida retribución no solamente liberta de la servidumbrey de la miseria, sino que levanta y estimula estas grandesvirtudes; la honradez, el deber y el amor al trabajo.

La Justicia y el buen nombre de la Corte exigen que,no como una dádiva, ni como una limosna, sino como unacto de reconocimiento a tan valiosos servicios, se concedaa los Secretarios de la Corte, una mayor retribución. El espec-táculo de los zapatos rotos, el traje raído, la austeridad y lamiseria que reina en los hogares de los Secretarios de la Corte,honra y enaltece a éstos pero deshonra y compromete la Jus-ticia del Estado.

Nunca como ahora que, a propuesta de la Barra Mexi-cana y a iniciativa del Ejecutivo, habrá de introducirse eluso de la “toga” para los Ministros de la Corte, los Secretarios,llamados por razón de su encargo a contribuir a la respeta-bilidad de este augusto Tribunal, experimentarán con mayorangustia la necesidad de mantener su rango y su decoro.

Compartiendo, pues, las nobles esperanzas del MinistroUrbina, tango motivos fundados para suponer que el PrimerMagistrado, “haciendo honor a quien honor merece”, acogerácon el máximo interés esta embajada en favor de los Secre-tarios de la Corte, seguro de que la opinión pública refrendarácon su más cálido aplauso, este acto de justa reparación y demerecida recompensa.

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DISCURSO DEL PRESIDENTE MANUEL ÁVILA CAMACHO AL SER INAUGURADOEL NUEVO EDIFICIO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

EL 2 DE JUNIO DE 1941*

Al declarar solemnemente inaugurado el Palacio de Jus-ticia, de cuyo suceso damos cuenta pormenorizada en otrolugar de esta misma edición, el señor presidente de la Repú-blica, General Manuel Ávila Camacho, pronunció un importantediscurso, en el que se refirió al alto encargo que tiene la Su-prema Corte de Justicia de la Nación.

“La protección que los tribunales otorgan al indivi-duo bajo el amparo de esta Constitución —se refirió a la de1917—, no sólo debe tener por mira el interés privado, sinotambién el interés común”, dijo el Primer Magistrado.

Más adelante agregó: “Las garantías individuales,dentro de las nuevas corrientes del pensamiento humano queinforman a la Constitución de 1917, protegen a los individuosaisladamente y también a las colectividades sociales, cuyaexistencia real y jurídica está expresamente reconocida en elnuevo Código Político de la Nación. Por consiguiente, la Su-prema Corte de Justicia y todos los demás tribunales queintegran el Poder Judicial, tienen el deber y la responsabilidadde velar por el respeto a las garantías del individuo y de losgrupos sociales, procurando siempre conciliar los interesesen pugna para dar a cada quien lo que en derecho y equidadle corresponda”.

El discurso textual del Jefe de la Nación es el siguiente:

En el austero recinto de este Palacio de Justicia, que laAdministración del señor General de División Lázaro Cárde-nas planeó y ejecutó bajo la dirección del distinguido arqui-tecto Antonio Muñoz G. cumple a mi Gobierno la satisfacciónde inaugurar el edificio, que viene a dar definitivo y decorosoasiento a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los constituyentes mexicanos que dividieron el Poderde la Federación el Legislativo, Ejecutivo y Judicial, confia-ron al más Alto Tribunal la tarea de mantener, interpretandola Constitución, el equilibrio entre las fuerzas activas del Go-bierno, y de vigilar la recta y oportuna aplicación de la justiciaen la Nación entera. Para alcanzar este resultado y recono-ciendo el importante papel que le corresponda al eminenteyucateco don Manuel Crescencio Rejón, hubo que recorrerun largo proceso evolutivo, presión humana de nuestro insignelegislador don Mariano Otero, quien con admirable precisiónpudo fijar la fórmula que dio nacimiento a la institución jurí-dica mexicana llamada “el juicio de amparo”, concediendoa la Corte la función no sólo de Máximo Tribunal de Justicia,también del Poder Judicial de la Nación.

ESTABAN PLANTEADOS GRANDES PROBLEMAS

En nuestro sistema constitucional permanecían antesde la fecunda aportación del juicio de amparo planteadas ysin resolverse grandes cuestiones de orden público sobre;preeminencia de la Constitución; inconstitucionalidad de lasleyes y actos de los tres Poderes; protección a las personas enel goce de sus derechos individuales; forma de mantenera los tres Poderes independientes dentro de los limites de sucompetencia, y solución de los conflictos originados por lasautoridades federales al vulnerar la soberanía de los Estados,y de éstos al transgredir la esfera reservada a la Federación.

Otero, en la Acta de Reformas de 1847, ante los fre-cuentes atropellos de los Poderes de los Estados y de laFederación a los Particulares, estimó que debía otorgárselesuna garantía personal y que ésta sólo podría encontrarse en elPoder Judicial, exponiendo en los términos siguientes sufórmula magistral, consagrada definitivamente en la vida denuestras instituciones:* Excélsior, 2 de junio de 1941.

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“Los tribunales de la Federación —dijo Otero—ampararán a cualquier habitante de la República en el ejercicioy conservación de los derechos que le conceden la Constitu-ción y las Leyes Constitucionales, contra todo ataque de losPoderes Legislativo y Ejecutivo, ya de la Federación, ya delos Estados, limitándose dichos Tribunales a impartir su pro-tección en el caso particular sobre el que verse el proceso,sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley o delacto que la motivase”.

De esta manera la acción del Poder Judicial, sin tra-ducirse en una intromisión política y mediante un proce-dimiento de orden jurídico a instancia de la parte agraviada,hace que se cumpla la Constitución, ante las violaciones delas garantías individuales, reparando el mal y estableciendoel derecho.

ADOPTARON LA FÓRMULA DE DON MARIANOOTERO

Los constituyentes de 1857, que adoptaron en su inte-gridad la fórmula jurídica de don Mariano Otero, ampliaronsu alcance porque, aunque completa en si misma, era apli-cable solamente a los ataques de los Poderes Legislativo yEjecutivo de la Federación y de los Estados, no compren-diendo a los del Poder Judicial y dejando, además, sin remediojurídico, por referirse exclusivamente a la violación de lasgarantías individuales, las controversias que surgen al invadirel Gobierno Federal y dejando, además sin remedio jurídico,por referirse exclusivamente a la violación de las garantíasindividuales, las controversias que surgen al invadir el Go-bierno Federal la soberanía de los Estados a estos la esferade acción de los Poderes Federales.

Este respetable Tribunal, en el proceso de su formaciónhistórica recibe finalmente de la Constitución de 1917 lasatribuciones de que se halla investido en la actualidad conser-vando la función de mantener incólumes los preceptos de laLey Fundamental y de seguir velando como Tribunal deDerecho por la buena administración de la justicia.

NO SÓLO EL INTERÉS PRIVADO SINOTAMBIÉN EL COMÚN

La protección que los tribunales otorgan al individuobajo el amparo de esta Constitución, no sólo debe tener pormira el interés privado, sino también el interés común, deacuerdo con los preceptos normativos de los artículos 27 y123 de nuestra Carta Magna. Las garantías individuales, dentrode las nuevas corrientes del pensamiento humano que infor-man a la Constitución de 1917, protegen a los individuos aisla-damente y también a las colectividades sociales, cuya existenciareal y jurídica está expresamente reconocida en el nuevoCódigo Político de la Nación. Por consiguiente, la Suprema Cor-te de Justicia y todos los demás tribunales que integran elPoder Judicial, tienen el deber y la responsabilidad de ve-lar por el respeto a las garantías del individuo y de los grupossociales, procurando siempre conciliar los intereses en pugnapara dar a cada quien lo que en derecho y equidad le corres-ponda.

El Poder Judicial, sin carecer de autoridad, y dada lanaturaleza de sus funciones, no puede, como el Congreso,dictar preceptos de observancia general y no tiene bajo sumando, como el Ejecutivo, la fuerza pública para hacer cum-plir sus fallos. Reconociendo esta situación, nuestros legisla-dores, desde el proyecto de Constitución que se frustró en1842, han cuidado de establecer sanciones severas para laviolación de los derechos constitucionales, ordenando quela autoridad responsable, por alta que sea, quedará separadade su cargo y consignada para ser juzgada cuando desobedezcalas sentencias de la Corte y de los demás Tribunales de la Fe-deración, e imponiendo al Poder Ejecutivo el deber ineludi-ble de facilitar al Poder Judicial los auxilias que necesite,incluyendo a la fuerza pública si es el careo, para el ejercicioexpedito de sus funciones.

ESTRICTO CUMPLIMIENTO A LAS DECISIONES DELA CORTE

Señores Ministros:Obedeciendo los mandatos de mi propia convicción y

los que establece la Ley, os ofrezco que mi Gobierno pon-drá al servicio del Poder Judicial su fuerza moral y materialpara garantizar el respeto y el cumplimiento de las decisionesde esta Corte y de los Tribunales Federales. Que todos losfuncionarios públicos, de cualquier categoría, acaten sin pro-testa y sin reservas dichas decisiones y que sea respetada lajurisprudencia de la Suprema Corte, jurisprudencia que cons-tituye un elemento activo y creador de la norma jurídica; co-rrespondiente a vosotros como sus últimos y más autorizadosinterpretes la facultad de llenar los huecos y omisiones denuestra legislación y conciliar sus contradicciones y sobretodo, para aplicar el derecho con un alto sentido social yhumano, evitando que la interpretación puramente lógica dela norma abstracta puede llevar a fines antisociales o a solu-ciones que ignoran desigualdades económicas y de culturaante las cuales se hace necesario atenuar el rigor de la ley,ya que su ciega aplicación llegaría a cobijar el fraude y lainjusticia.

COMPLETA INDEPENDENCIA TENDRÁ LASUPREMA CORTE

La Constitución reconoce, y una buena administraciónde justicia exige, que la independencia de este Tribunal seauna realidad. El sistema de elección cada seis años de los Mi-nistros de la Corte no garantiza suficientemente, por los víncu-los materiales creados, su independencia, al privarlos de laautonomía que les permita actuar imparcial y serenamente.

Mi Gobierno, para corregir esta deficiencia, ha dadolos pasos necesarios promoviendo la reforma constitucionalque crea la inamovilidad a fin de que la Corte pueda impartirjusticia, ajena a coacciones e influencias de cualquier orden,sin más norma que la ley ni más dictado que el de la propiaconciencia.

No puede desconocerse que a las relevantes condicionesmorales que tan alta función exige, debe ir unida una vasta

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cultura jurídica que permita la adecuada interpretación de laley. Por ello mi Gobierno, al organizar la nueva Corte, procu-ró escoger a un grupo de distinguidos jurisconsultos queaunaran a las condiciones morales de responsabilidad y honra-dez, las de capacidad y experiencia en la administración dela justicia.

La Revolución puede sintetizarse en un hondo anhelo dejusticia del pueblo mexicano; justicia en todos los órdenesde la vida nacional; desde el que estrictamente se confiere alciudadano y protección de los bienes, hasta aquel trascenden-tal y superior representado por la protección a la libertad alproducto íntegro del trabajo, a la vida y a la dignidad humana.

A vosotros corresponde, en gran parte, la tarea históricade satisfacer este anhelo elevándolo a la categoría de una ver-dadera conquista que tenga como base la igualdad ante laley y el respeto de nuestras autoridades a las garantías quepara el hombre consagra la Constitución.

El país entero, confiado, fijará su atención en la labordesarrollada por vosotros para calmar “el hambre y sed dejusticia del peublo mexicano”, ya que ha puesto en vuestrasmanos las armas más eficaces que pudiera requerir la luchacontra los abusos del poder, logrando por ende, al protegernuestras instituciones, la defensa en más amplios horizontesde los principios democráticos.

NORMAS PARA LA ACCIÓN DE LOS SEÑORESMINISTROS

Deberán quedar inscritos en los muros de este edificio,como normas esenciales que determinarán la conducta delos Ministros de la Suprema Corte de Justicia, los siguientesprincipios: Imparcialidad en el examen cuidadoso de los he-chos; sabiduría en la interpretación de la ley; serenidad en laresolución de los conflictos; inmunidad de influencia aje-nas, limitando el contacto con los litigantes a los casos queestrictamente lo requieran.

Al guardar celosamente el cumplimiento de los manda-tos anteriores, rodeando de prestigio y autoridad a los fallos

de la Corte, no sólo se satisfarán los anhelos de justicia delpueblo mexicano, sino que se afirmarán las sólidas basesdel principio que enunciado por el ilustre argentino Calvo estáconsagrado en unánime y definitiva formulada por los paísesiberoamericanos como el más eficaz baluarte de sus propiassoberanías, exigiendo sujeción y obediencia a los tribunales delpaís que al aplicar la ley a nacionales y extranjeros no puedentolerar intromisiones extrañas.

Bajo el signo propicio de dos preclaros mexicanos; Maria-no Otero e Ignacio Vallarta, cuyos bronces se yerguen a laentrada de este edificio. Iniciaís una nueva época en vuestraslabores ilustres jaliscienses, el primero, fue el creador del juiciode amparo, escudo protector de nuestras libertades; el se-gundo, como presidente de la Suprema Corte, supo exaltar alnuevo recurso hasta el más alto rango dentro del orden jurí-dico mexicano. La nobleza, la majestad, el tono en suma queVallarta imprimió a la forma de tratar los problemas constitu-cionales y el papel que reconoció y supo dar a la Corte, siguensiendo un ejemplo a pesar de que en el transcurso del tiempo,las resoluciones técnicas se hayan modificado y variado losconceptos sociales y filosóficos.

En este momento en que se ciernen sobre la humanidadentera el odio y la destrucción, tenemos que admitir que sihemos podido llegar a esta trágica etapa, ha sido porque el mun-do entero también “tienen hambre y sed de justicia”.

La justicia es obra de paz interior; cada Estado puedecontribuir dentro de la armonía universal a la paz del mundo,ambición y desiderátum de la felicidad humana. En medio dela tormenta, México, confiado en su destino, contribuirá a laobra común perfeccionando y elevando su propia obra. La Su-prema Corte será el faro de la justicia para el país entero.Los débiles, los que no disponen de recursos ni de influencias,volverán los ojos hacia vosotros con la esperanza de que lessea impartida.

La justicia es una; no tiene lugar fijo ni en el espacio nien el tiempo con un sentido de eternidad viene a ser el enlaceque permitirá a todos los pueblos edificar, sobre bases perma-nentes la paz, que es la tranquilidad del orden.

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INAUGURACIÓN DEL NUEVO LOCAL PARA LA SUPREMA CORTE*

Ayer, al mismo tiempo que se inauguró el nuevo y colo-sal palacio, albergue del Poder Judicial, los magistrados dela Suprema Corte de Justicia, ostentaron por primera vez lassendas y fluctuantes togas; uniformes curiolescos que por insó-litos suscitaron los más variados comentarios.

A la ceremonia asistieron el presidente de la República,los miembros de su gabinete, las representaciones del PoderLegislativo, individuos del H. Cuerpo Diplomático y delega-dos de las asociaciones letradas.

Fue el Primer Mandatario del país, quien, a las oncecuarenta y cinco de la mañana, al finalizar su discurso, que,como el de respuesta, dicho por el presidente de la Corte, enesta misma información insertamos, declaró inaugurado eledificio.

LLEGAN LOS INVITADOS

Desde a las nueve y minutos comenzaron a llegar losinvitados. El tránsito de peatones y vehículos por las callesde José María Pino Suárez, que desemboca en la Plaza de laConstitución, se interrumpió desde esa hora, al instalarse desdela puerta de honor del Palacio Nacional hasta la entrada delflamante recinto, una valla de soldados pertenecientes al 32batallón.

En la puerta principal del Palacio de Justicia se desplególa insignia patria, y una segunda valla de cadetes del ColegioMilitar cubrió las escalinatas y pasillos que conducen al salónde plenos, mientras las bandas de guerra y de música se insta-laban en el patio más espacioso.

En los alrededores se aglomeró numeroso público, peroera más compacto en el cruce de las calles de Corregidora,Pino Suárez y Plaza de la Constitución.

El embajador de los Estados Unidos en México, Mr.Josephus Daniels, que fue uno de los primeros en presentarse,y los demás miembros del H. Cuerpo Diplomático, que fueronllegando posteriormente, recibieron los honores de su catego-ría, y en las puertas estuvieron a recibirlos una comisión deMinistros de la Corte y el jefe del Ceremonial de la Secretaríade Relaciones Exteriores, licenciado Mariano Armendáriz delCastillo.

El lunetario del salón de plenos, destinado al público,tomaron asiento los invitados sin investidura oficial y lasesposas respectivas de los Secretarios de Estado y Ministrosde la Suprema Corte.

A los miembros del gabinete que desde Palacio se reu-nieron con el Primer Mandatario, se les designó un lugar enel estrado de honor, a espaldas de los Ministros de la SupremaCorte.

ABREN EL PLENO LOS MINISTROS

A las diez y media de la mañana, tal como se anunció,éstos hicieron su aparición en la sala de sesiones, tocadoscon la nueva indumentaria talar de seda. Les encabezaba supresidente, el licenciado Urbina.

Todo mundo se puso de pie, y el presidente del máximoTribunal apareció en aquellos instantes; los Ministros ocupa-ron sus sitiales, el licenciado Urbina subió al estrado y gol-peó con el mallete, y ganada la atención, declaró que la Cortereanudaba en aquel instante su segundo período ordinariode sesiones, correspondiente a su primer ejercicio anual.* Excélsior, 3 de junio de 1941.

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Una vez abierta la sesión, el secretario de acuerdos,licenciado Francisco Parada Gay, pasó lista de presente, conque se descubre una única ausencia; la del licenciado Car-los L. Ángeles, quien, por estar enfermo, envió excusa muycumplida.

El licenciado Urbina expresó que para acompañar alpresidente de la República, de su residencia oficial a la solem-ne sesión, se designaba a los Ministros Roque Estrada, JoséMaría Pardo, Alfonso Francisco Ramírez, Nicéforo Guerreroy Octavio Mendoza González, quienes en el acto, salieron acumplir su cometido, por lo que hubo un breve receso.

LLEGADA DEL PRESIDENTE

A las once horas y dos minutos se escuchó en todo eledificio el primer toque de atención, dado por uno de loscornetas de la banda de guerra del Colegio Militar, y a conti-nuación las de música, rompían a tocar el Himno Nacional,mientras los alumnos del glorioso plantel presentaban armas.

En aquellos precisos momentos, el Primer Mandatariodel país, acompañado de la comisión de Ministros que fuepor él hasta Palacio, de su secretario particular, licenciadoJesús González Gallo, del director general de información,señor José Altamirano, y de cuatro de sus ayudantes, penetróen el edificio de la Corte.

A su entrada en el Salón de Plenos, la concurrencia lerecibió con aplausos, y el Jefe del Ejecutivo contestó con son-risas afables y movimientos de cabeza. Tomó asiento a la de-recha del licenciado Urbina, quien tuvo a su izquierdaal Presidente de la Comisión Permanente del Congreso de laUnión, licenciado Esteban García de Alba.

Nunca en los anales de la Corte habíase reunido en for-ma tan cordial, durante una reapertura de labores del PoderJudicial, los tres Poderes de la Unión.

El licenciado Urbina anuncia que el Jefe del Ejecutivotiene el uso de la palabra.

El general Ávila Camacho procedió a dar lectura al dis-curso que insertamos en otro lugar de esta misma edición.

CONTESTA EL LIC. SALVADOR URBINA

Cuando aun se escuchaban en el salón de pleno losaplausos con que la concurrencia celebró los conceptos delpresidente de la República, el licenciado Salvador Urbina,se levantó de su asiento para leer, a su vez, ante el micrófono,por donde se estuvo perifoneando la ceremonia, lo siguiente:

Debo expresar, desde luego, la honda satisfacción quela Suprema Corte de Justicia experimenta al funcionar eneste Palacio, que es su nuevo hogar, en el que ejercerá las altasy trascendentales funciones que la Constitución le asigna.

Muchos años, durante largas etapas y en los más varia-dos regímenes de gobierno, la Suprema Corte, antes de ahora,tuvo albergue en edificios tan inadecuados como poco dignosde la majestad del Poder Judicial, lo cual no era, en muchaparte, sino reflejo, más que de miseria económica en los go-biernos de un concepto mezquina, acerca de este Poder y de

la responsabilidad de su función. Casi siempre desdeñada orelegada a un plano secundario, la Administración judicial,apolítica por esencia y por su noble misión, tenía por índicede importancia institucional, el recinto pobre y destartalado,en triste contraste con suntuosos edificios de otra actividadesoficiales.

El respeto al Poder Judicial efectividad de sus funcio-nes, está en la misma relación y grado del respeto a la Consti-tución y de la realidad de nuestras instituciones y gobierno;y el cuidado con que atienda por los demás Poderes Federales yautoridades en general, todo lo que atañe al Poder Judicial,incluyendo los elementos en vida material que necesite, seráun elocuente índice del grado de adelanto político que sealcance, pues siempre será la Justicia el primero y principalde los objetivos sociales y la necesidad primordial de todavida colectiva.

JUSTICIA SIGNIFICA RESPETO AL PUEBLO

“Por eso se congratula hoy el Poder Judicial, con elacontecimiento que celebramos, que demuestra cómo el Eje-cutivo de la Unión, anterior, al señor general D. Lázaro Cár-denas que durante su ejercicio llevó a cabo la construccióncasi toda de este edificio, y el actual titular, el señor D.Manuel Ávila Camacho, que dio cima a la magna obra, sepenetraron de la necesidad de dotar al Poder Judicial Federalde un Palacio digno de las altas atribuciones constitucionalesque tiene; aparte de que el actual depositario del Ejecutivo,en el corto tiempo que lleva de desempeñar su elevado cargo,está demostrando su afán, nunca bastantemente elogiado, dehacer respetable, respetado, eficaz y con su plena independen-cia al Poder Judicial de la Federación, con la convicción delgobernante que sabe que para prestigio y solidez de todorégimen gubernamental, así como para la estabilidad de lasinstituciones y el progreso del pueblo, el cimiento más sólidoes la realidad de la Justicia y la sumisión absoluta a ella deautoridades y gobernados.

“Hacemos votos sinceros porque la plena soberanía delPoder Judicial, en el ejercicio de la que le corresponde consti-tucionalmente sea una realidad y no mera fórmula, en biende la patria misma, eliminándose así toda clase de dictadu-ras, desde las políticas hasta las de liderísmo de grupos sociales,azote aquellas de la vida nacional desde su Independencia, ycausantes ambas de los males que han afligido al pueblo mexi-cano. El reconocimiento de ser la función judicial superiora cualquiera otra, y ser vital para toda colectividad civilizada,se traduce en consecuencias benéficas para el país, y para elrespeto que en el anterior, o sea en las relaciones internacio-nales, deben tener siempre todos los países por las decisionessoberanas de los tribunales de cada uno de ellos. Fallo judicialejecutoria no es sino un acto de soberanía de más entidad, sicabe, que cualquier otro soberano, como resultado de todo unprocedimiento de investigación y de audiencia amplia, queno caracteriza en lo general, a los demás actos de potestadejecutiva o legislativa.

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MÉXICO RESPETÓ LOS FALLOS EXTRANJEROS

“Afortunadamente, México nunca ha desconocido, peroni siquiera objetado, en su vida de Nación independiente, losfallos de tribunales extranjeros o los laudos arbitrales que lohan afectado como entidad internacional, por desfavorablesque ellos hayan sido a nuestro país. Y será también un índicerevelador en máximo grado, de espíritu democrático y de jus-ticia internacional efectiva, que al rendir México homenajeconstante y debido cumplimiento a las decisiones de los Tribu-nales o árbitros extranjeros los demás países tengan igualrespeto y acatamiento para las decisiones de nuestros Tribu-nales, especialmente de la Suprema Corte de Justicia, estable-ciéndose así bases sólidas para la concordia y amistad entrelos pueblos al reafirmarse la autonomía de ellos y su vidajurídica.

“Nos ha tocado a los actuales componentes de la Supre-ma Corte y a los demás de los Tribunales Federales, actuar enuna agitada y dolorosa etapa de transformación mundial, en laque, causas de orden económico, moral y social, que es unosolo el complejo, han traído una revocación en parte y undesquiciamiento, en otra, de viejos conceptos de añejos siste-mas, de tradicionales prácticas y, por ende, de una desadapta-ción entre las nuevas tendencias sociales y los ordenamientoslegislativos forjados en el yunque de los siglos por la humani-dad.

LABOR DIFÍCIL ES LA DE LA CORTE

“En particular para nuestro país, y con la rara preco-cidad de nuestros movimientos sociales y de la lentitud detransformación económica, esa desadaptación se refleja en laactuación de la Suprema Corte de Justicia. Obligada feliz-mente, a cumplir e interpretar antes que nada, la ConstituciónPolítica, ley de nuestras leyes, y sin una concordancia adecua-da entre la acción políticosocial de tendencias diversas y auncontrapuestas, más acá o más allá de las previsiones de los Cons-tituyentes, se producen situaciones inarmónicas que hacenmás intrincada la labor difícil de suyo, de la Suprema Corte.

“Lejos estamos de los tranquilos tiempos, en la esferaeconómica y social de Crescencio Rejón, de Ignacio Vallartay de Mariano Otero, a quienes rendimos en estos momentosel más hondo y cálido homenaje por sus virtudes y sapiencia,y que a manera de centinelas y eminentes guías los dos últi-mos, en sendos bustos reciben a los que acuden a este Palaciode Justicia Federal; lejos estamos de sus tiempos agitados enel orden político, pero no social y de las circunstancias en queles tocó vivir. Ahora, la vida de actividad febril, las ansiasde grupos sociales, la nueva conciencia jurídica sobre los insó-litos hechos de progreso, la intensa lucha de clases, naturalen parte, y en otra agudizada por la acción estatal, que se haextendido por todo el mundo, y misma que cada día es ma-yor en todos los países de Europa y América, trae consigopara la Suprema Corte un conjunto tal de problemas de dere-cho y de interpretación jurisperita, que se requiere más quenunca una gran serenidad, con una mayor firmeza y energía,para dar a cada uno lo suyo y mantener incólumes las garan-

tías individuales, que a todo trance y para la efectividad denuestras instituciones políticas, debe la Suprema Corte velarporque sea una realidad.

URGEN REFORMAS A LA LEY DE AMPARO

“Si a esto se agrega que, las reformas constitucionalesque, desde 1929 establecieron el sistema de Salas en estaSuprema Corte, no han sido bastantes para resolver el serioproblema del amparo en materia civil, que acumula y retardaen años la protección de garantías y centraliza de hecho enla Corte la justicia civil, además de la penal de toda la Repú-blica, se tendrá aun así, una débil imagen de la abrumadoralabor de este Alto Tribunal. Su deber y la experiencia de suscomponentes, le imponen la presentación de un estudio me-ditado, que ya tiene una preparación al Ejecutivo Federal y alas HH. Cámaras de la Unión sobre ingentes reformas consti-tucionales que tiendan a resolver los problemas substancialesdel juicio de amparo, sin que éste pierda su efectividad y suprestigio, y sin que tampoco sirva de abuso a los litigantes ode estorbo indebido a la sana actuación de los Poderes Públi-cos; estudio que sirva de base para la amplia expresión de laopinión pública, norma que deberá ser a su vez, de la acciónde iniciativa del Ejecutivo y la definitiva de la legislación delPoder Constituyente, o sea de las Cámaras Federales y Legis-laturas de los Estados.

“Para esta ardua y constante labor de la Suprema Corte,se requiere además de una sana crítica de sus actos, despro-vista de odios sectarios y de injustos apasionamientos, laactuación colaboradora de los Poderes Legislativo y Ejecu-tivo de la Federación, de los de los Estados y de las autori-dades en general, observando y haciendo observar por todaclase de funcionarios y agentes, el respeto y debido acatamientoa los fallos de este Alto Tribunal y a los de los Tribunalesque de él dependen, acatamiento que es deber primordial yejemplo vivificante de salud pública. Los grandes grupos so-ciales de patrones, de trabajadores de toda clase, de campe-sinos, de terratenientes y de cualquier categoría, deben porigual, también dar ejemplares muestras de respeto a los fallosdel Poder Judicial, que no son otra cosa que la expresión dela Ley aplicada de otro modo, carecerá de solidez, cuales-quiera conquista legal que en la lucha obtuvieren y a la quefaltaría, por igual causa, el respeto de otros grupos socialesy el apoyo popular.

QUE NO SE PRESIONE AL PODER JUDICIAL

“También debe impedirse a todo grupo político o delucha social, que trate de hacer presión sobre el Poder Judicialcomo pretexto de defensa revolucionaria, para tratar deobtener fallos de tendencia contrapuesta a la Ley y a la Cons-titución, pues tal presión sólo será índice, aparte de insensatasposiciones de anarquía o de inefectividad de las institucio-nes constitucionales.

“Deseamos vivamente que el H. Poder Legislativo,colaborando con los demás Poderes en las leyes que expida

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para normar la actividad del Poder Judicial Federal, se guíepor las bases constitucionales de libertad y soberanía delmismo, quitando toda traba indebida en su funcionamientointerno y en su autonomía administrativa, sin lo cual se vulne-raría su característica de Poder, con grave perjuicio, además,de la primordial función judicial que requiere eficiencia, jerar-quía y disciplina.

QUE HAYA BARRA DE ABOGADOS EN EL PAÍS

Es absolutamente necesario para lograr el ideal de unajusticia administrada debidamente no olvidar que los órganosde ella deben de ser lógicamente auxiliados por los profe-sionistas que el Estado ha titulado mediante estudiosbastantes, como capacitados para defender los intereses ylos derechos de los individuos ante los tribunales y autori-dades todas, y que forman el natural y lógico complementode una buena administración judicial; y para ello, que losabogados, con la mira de ennoblecer su digna profesión,hacerla eficaz y respetable depuren el conjunto profesionalmediante la organización de barras en todo el país, que conuna sensata y práctica reglamentación a semejanza de otrospaíses, sean una garantía para los intereses colectivos endiversos aspectos es necesario considerar también que no esla Administración de Justicia Federal la panacea de todas lasarbitrariedades y todos los atentados a los derechos ciudada-nos. Su acción no es de preservación directa o de higienesocial, sino de restablecimiento del orden jurídico perturbado;su objetivo nunca inspirado por motivos políticos es de protec-ción en cada caso de atropello o violación de garantías indivi-duales suspendiendo la actividad de autoridades u ordenandoa éstas reparar el derecho violado. De ahí que por naturalezaespecial de su función, el Poder Judicial no pueda ser escudouniversal contra todos los abusos a un corrector sistemáticode la actuación indebida de toda autoridad y su acción selimita a la voluntad de defensa de cada víctima y a su eficaciae inteligencia mientras exista este tradicional e inefectivosistema legal, para saber demandar el amparo de la Justiciade la Unión.

DEBEMOS ACATAR LA CONSTITUCIÓN

“Pero si bien debe pugnarse sin descanso por el presti-gio y efectividad del Poder Judicial, lo mismo se imponepara los componentes de él. Hagámoslo digno de su alta mi-sión, obligados como estamos antes que nadie al cumplimien-to de la Constitución y de las leyes a aplicarlas debidamentey a despojarnos de toda pasión o prejuicio, de toda tendenciaunilateral que caracteriza a los grupos que luchan en el camposocial y político de todo menguado interés y de toda impurezaen nuestra actuación como Jueces o Ministros de la SupremaCorte de Justicia; y cuando un fallo de esta Suprema Cortesea calificado como revolucionario o como reaccionario segúnlos términos en boga, el calificativo pretenderá referirse alprecepto constitucional que aplicó la Suprema Corte en suestricta misión de único intérprete de la Carta Magna. Debe-mos asimismo mantener incólume la soberanía del Poder y

dentro de ella la constitucional y lógica colaboración conlos demás Poderes ya que la autonomía de la acción soberanano significa oposición a otra voluntad también soberana puesambas emanan en suma, de la sola y superior voluntad delpueblo.

HOMENAJE PARA UNOS MINISTROS

“Rendimos justicieramente un homenaje a todos aque-llos Ministros, Magistrados y Jueces que durante los añosque lleva de existencia la Suprema Corte de Justicia, y a travésde períodos agitados, han ofrendado sus energías, su salud ytranquilidad y hasta su vida en una labor constante y heroicallevada a cabo silenciosamente y sin buscar recompensaalguna, ni aun la del renombre o la del elogio publicitario.Ellos están en la conciencia colectiva y sus nombres se pronun-cian con respeto. Que nos sirvan de ejemplo y estímulo.Algún día, no lejano, estarán en la Lista de Honor que formenla Historia y la gratitud de la Patria.

“La actuación de usted desde el principio de sus arduasy agobiantes labores como depositario del Poder Ejecutivo,ha sido, entre otras cosas venturosas, la de dar al Poder Judi-cial de la Federación el debido lugar que constitucionalmentele corresponde, procurando rodearlo de respeto y prestigio.

“Ha preocupándose usted de modo especial; por la inte-gración de la suprema Corte; por llevar a debido término lacreación de este magno Palacio en el que el Poder Judicialdecorosamente está ya alojado, y que con la tenaz e inteligen-cia celebración del señor Secretario de Hacienda, licenciadoEduardo Suárez y de la sabia dirección técnica del señor Arqui-tecto Antonio Muñoz, dejará merecida honra al EjecutivoFederal; por la iniciativa de usted aprobada por el H. PoderLegislativo, sobre la inamovilidad judicial, como uno de losprimeros actos del Ejecutivo, restituyendo así tan anhela-do principio constitucional honra y prez de los Constituyen-tes de 1917; y, lo que será decisivo, para alcanzar la confianzadel pueblo en sus gobernantes, por los firmes propósitos deusted de respetar y hacer efectiva la independencia y sobe-ranía de los Tribunales Federales.

“La Suprema Corte de Justicia en esta sesión solemnedel Pleno, tiene, la satisfacción de ver presentes al señor pre-sidente de los Estados Unidos Mexicanos, y, al señor presi-dente de la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión,como una demostración de solidaridad entre los Poderes yde la ratificación de los propósitos antes enunciados. Hace-mos sinceros votos porque alcance usted merecido éxito enel período presidencial ya iniciado y que los graves problemasinternos y exteriores que tiene nuestra patria, sean solucio-nados por usted de modo patriótico y benéfico para la Nación;y porque esta reunión de los tres Poderes Federales en elPalacio de la Justicia que por primera vez se produce en nues-tro país y en un acto de la significación que tiene el de hoy,sea el símbolo de la concordancia de altas miras que guíensiempre a quienes los representan para lograr que sean unarealidad nuestras instituciones y efectivos los derechos indivi-duales de mexicanos y extranjeros que la Constitución ga-rantiza”.

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ACTIVIDAD EN LA TERCERA SALA DE LA CORTE*

Cumpliéndose con un acuerdo de principios de este año,el presidente de la Tercera Sala de la Suprema Corte deJusticia, licenciado Hilario Medina, informó al presidente delAlto Tribunal, licenciado Salvador Urbina, sobre que todoslos amparos en revisión, civiles y mercantiles, ingresados del1o. de enero de 1941 a la fecha, se están resolviendo “aldía”, por lo que no existe rezago alguno por este concepto.

Como se recordará, con objeto de aliviar a la TerceraSala del enorme rezago de asuntos de su especialidad que sehan venido acumulando desde hace años, y en vista de las

* El Nacional, 10 de junio de 1941.

dificultades de momento para la creación de una sala más enla Suprema Corte, el Tribunal Pleno acordó que las Salas res-tantes (la Penal, la Administrativa y la del Trabajo), auxiliarána la Tercera con los juicios rezagados en revisión, en materiacivil y mercantil como lo han venido haciendo en suplementode los asuntos de su propio resorte, comprometiéndose laTercera Sala a despachar “al día” los expedientes ingresadosal comenzar el año, lo que ha logrado ya de acuerdo con elinforme del magistrado Medina.

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JUEZ DE DISTRITO EN ACAPULCO, CONSIGNADO*

Por graves faltas en el desempeño de su labor fueconsignado al Pleno de la Suprema Corte el Juez de Distritodel Estado de Guerrero, licenciado J. Barroso, con residenciaen Acapulco. Se nos dijo que este caso revestirá gran im-portancia, tanto porque son raros los casos que se presentanen este género dentro del fuero federal, cuanto porque laCorte, celosa de la integración y funcionamiento de un PoderJudicial que verdaderamente esté apegado a la Constituciónquiere realizar los principios de probidad y respeto a que hizomención recientemente el Primer Mandatario.

Con apoyo en la Ley Orgánica del Poder Judicial de laFederación y de la Ley de Responsabilidades para los funcio-narios y empleados de la Federación, se pidió la destitucióny residencia del Juez antes mencionado, sin perjuicio de quese le consigne al Ministerio Público Federal por diversas

responsabilidades, la principal de ellas desobediencia a dosmandatos de la superioridad. Hace un año la Suprema Corteamparó al señor José Cruz Rosas y a la Cooperativa de Pro-ductos Minerales de Cuautla contra un acto desposesorio quela empresa denominada “Primo Tapia” con apoyo de auto-ridades locales, hizo sobre las pertenencias de la Cooperativa.El Juez Barroso opuso interpretaciones y distingos anulando lasentencia de sus superiores en favor de Cruz Rosas y la Coo-perativa. Los lesionados acudieron ante la misma Corte, lacual resolvió que el amparo no era objeto de interpretacionespor parte del Juez y que en el término de 24 horas deberíarestituirse a los quejosos la materia de que fueron despo-seídos. A pesar de ello pasó un mes sin que el Juez Barrosocumpliera los mandatos recibidos de la Suprema Corte, porlo que se le seguirá el proceso de ley.

* El Universal, 16 de junio de 1941.

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EL PROCEDIMIENTO PENAL EN MÉXICO

Por el Lic. J. J. GONZALEZ BUSTAMANTE*

Terminada la instrucción de los procesos, lo que sucededespués de muchos meses de largos y complicados trámites queno se justifican por la observancia de las formalidades esen-ciales del procedimiento, todavía se concede un último plazoal Ministerio Público y a la defensa para que promuevandiligencias, antes de pasar al período de juicio. Es costumbrerevestir los actos de la instrucción, con el aparato de las recons-trucciones de hechos, donde por lo general, nada se esclarece,pero sirve para justificar el cobro de honorarios de los defen-sores o para hacer resaltar en las columnas de los periódicos, lafigura de algún funcionario judicial, ansioso de renombre.Asistimos en los últimos tiempos a un abuso en la prácticade estas diligencias, que se decretan sin acatar lo dispuesto enla Ley Procesal que previene que en el mandamiento judicialdeben precisarse cuáles hechos o circunstancias van a ser acla-radas.

La Constitución Política de la República quiso evitar quelos procesos penales se volviesen interminables y fijó un añocomo máximo para su conclusión. El Código Federal de Proce-dimientos Penales lo limitó a nueve meses, pero es curiosoobservar cómo donde más se acentúa el recargo de procesospenales, es en los Juzgados de Distrito.

En el periodo de juicio es donde los jueces deben cono-cer a los hombres que van a juzgar. Nuestras leyes penales alconsagrar el arbitrio judicial en la aplicación de sancionesdemandan el cumplimiento del principio de la inmediación osea el conocimiento que deben tener los jueces sobre la perso-nalidad del agente del delito con el propósito de individualizarlas sanciones y es imprescindible que este conocimiento no

sea simplemente el físico que se obtiene con ver al inculpadodetrás de la reja de una cárcel. Por lo general, las diligenciasque se inician en las delegaciones del Ministerio Público, secontinúan ante los secretarios y escribientes de los juzgadospenales; es excepcional que el Juez se ponga en contactodirecto con el agente del delito, como lo previene la ley y aveces sucede que ni siquiera conoce de vista a la personaque va a juzgar, de suerte que a pesar de los buenos propó-sitos que animaron a los legisladores de 1931, se sigue apre-ciando el delito como fenómeno abstracto y no se estudia aldelincuente.

En el periodo de juicio, es donde se plantean íntegra-mente todas las cuestiones que van a ser objeto de la decisiónjudicial y en esto estriba el vicio de nuestro procedimientoque debe regirse por los principios de oralidad y de publi-cidad. No concebimos la estructura de un proceso de tipoacusatorio sin la audiencia pública que por desgracia, no escostumbre celebrarla ahora ni en las Cortes Penales ni en losjuzgados de primera instancia. Los Constituyentes de 1917, com-prendieron en la Carta Fundamental de la República, unconjunto de disposiciones de estricta observancia para losórganos estatales que no pueden entenderse de otra manera,sino como garantías que en el procedimiento penal debe tenertodo inculpado y que son irrenunciables. Entre ellas se cuentala establecida en la fracción VI del artículo 20 de la Cons-titución, que dispone que a todo inculpado deberá juzgárseleen audiencia pública por un Juez o jurado de ciudadanosvecinos del lugar donde se cometió el delito. Creemos queestas audiencias son irrenunciables y hemos pugnado porque se celebren aun cuando no la quiera el inculpado por quela solemnidad de acto, imprime más vigor a la decisión judi-cial y no imaginamos que el inculpado pueda renunciarlascomo no puede renunciar el derecho de nombrar defensor * El Universal, 24 de junio de 1941.

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225APÉNDICE DOCUMENTAL

durante la secuela del proceso o pactar que renuncia a la liber-tad caucional, cuando proceda. Si sucediera lo primero, el Juezante la negativa del inculpado, tiene la obligación de nom-brarle un defensor de oficio; en cuanto a lo segundo, seríacontrario a los intereses particulares del procesado que tu-tela y garantiza el proceso penal.

La necesidad de que todo acusado era juzgado enaudiencia pública, no sólo constituye una garantía personal;es sin hipérbole, una verdadera garantía social. Concebido unproceso penal sin la audiencia pública, que para Calamandrei,son “los ojos y los oídos de la justicia”, es tanto como si nosencontráramos frente a una cosa inanimada. Por eso el pueblode México ante la rigidez e insubstancialidad de nuestrosprocedimientos judiciales, vuelve sus ojos hacia el desapa-recido Jurado Popular.

Es indudable que los jueces que van a sentenciar, cum-pliendo con tal sublime misión, como representantes delEstado, deben saber a quién juzgan y por qué juzgan; que noha de bastarles el superficial conocimiento del agente deldelito ni vincular su responsabilidad como juzgadores a la

opinión sustentada por el ponente en su proyecto de senten-cia porque entonces el arbitrio judicial se convierte en unarma peligrosa. Un mes más de prisión, pesará enormementesobre la vida del recluso, cuando no se expresan los funda-mentos que se tuvieron para condenarlo. Sobre todo, los jue-ces sentenciadores, deben conocer a los diversos órganos deprueba constituidos por los testigos, peritos, etcétera, y apreciarlos interrogatorios a que los sujeten en la audiencia el Minis-terio Público y la defensa. Por último, los interrogatoriosadquieren su máxima culminación con el debate que saturacon su influencia el criterio judicial.

Una justicia árida y fría, hecha en empolvados legajos,no inspira confianza al pueblo. Los jueces que secamenteaplican la Ley Penal en la quietud de sus oficinas, inspiradosen un criterio esencialmente jurídico, sin el sentido ético-socialque debe regirla, son muy dignos de figurar al lado de aque-llos juzgadores, admirablemente descritos por Anatole France,pero nunca serán los Jueces que interpreten la justicia delpueblo.

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NO EXISTE LA LEGÍTIMA DEFENSA DEL HONOR:TESIS DE LA SUPREMA CORTE*

LOS MINISTROS DE LA PRIMERA SALA, DESDE LOSPUNTOS DE VISTA DEL DERECHO, LA

FILOSOFÍA Y LOS HECHOS CONSUMADOS,NEGARON EL AMPARO A SALDIERNA,

MATADOR DE SU ESPOSA

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia havenido discutiendo durante los últimos días el ya conocidotema “de la defensa legítima del honor” en orden a la expli-cación y hasta la justificación de los homicidios que, por esarazón o pretexto, arrojan en nuestro medio un alto coeficientede criminalidad.

Desde los puntos de vista de los hechos del derecho,de la filosofía y de la moral, fue desmenuzado este tema, através del amparo que Joaquín Saldierna Barragán solicitóen última instancia de la Suprema Corte contra la Sexta Saladel Tribunal Superior de Justicia, que al desechar las excep-ciones de “homicidio por defensa legítima del honor”, lo con-denó a 12 años de prisión. El apelante mató hace algunos mesesa su esposa María Luisa Márquez, en una tragedia que veníanpreparando de tiempo atrás los celos. Como antecedente hayel que el uxoricida ya sabía por boca de su víctima que eraobjeto de traición conyugal, habiéndola perdonado con o sin

generosidad. La defensa adujo la exculpante del “honormancillado” para pedir la absolución de Baldierna Barragán.

CASUISMO ESTRICTO ANTE TODO

Tanto el ponente de esta cuestión, Ministro Olea yLeyva, como los demás Magistrados de la Sala, concluyeron,después de largos e interesantes debates, que establecer unatesis general sobre la “pretendida excepción de la defensalegítima del honor” en relación con el artículo 15 del CódigoPenal vigente, es altamente peligroso para la sociedad y es,además, antijurídico. Los Magistrados no pueden hacersecómplices de la filosofía del anecdótico “general Aspirina”que para cualquier dolor recetaba la muerte” y, de esta guisa,hay que ser casuísticos estrictamente. Para el ponente no haymás “defensa legítima del honor” que la que usara en últimoextremo una doncella para protección de su pudor gravementeamenazado. Los demás delitos que se confunden con el honortienen otras calificaciones y penas; por calumnia, difamación,injurias, etcétera. En el caso, como se dijo, el uxoricida yasabía y hasta había consentido en cierta forma las desver-güenzas de su mujer. Lo cual no es honorable.

* El Nacional, 5 de julio de 1941.

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LA SUPREMA CORTE DIRÁ LA ÚLTIMA PALABRA ENEL CASO DEL AMPARO DEL PADRE JIMÉNEZ*

En la semana próxima la Sala Penal de la Suprema Cortede Justicia de la Nación resolverá acerca del amparo que inter-puso el licenciado Guilebaldo Murillo en favor del padre JoséAurelio Jiménez, contra la sentencia de veinte años que dictóel Tribunal Superior de Justicia, condenándolo como directorintelectual de la muerte del general Álvaro Obregón, perpe-trada en el año de 1928 por José de León Toral.

El abogado Guilebaldo Murillo, a quien encontramosen uno de los pasillos de los Juzgados de Distrito, nos mani-

* La Prensa, 18 de Julio de 1941.

festó que tiene esperanzas de que se reconsidere la sentenciaque dictó el Tribunal, pues las pruebas de presunción en mate-ria penal no están comprobadas y, además, el padre Jiménezya purgó nueve años de reclusión.

También nos indicó dicho abogado, que este asuntofue discutido por la Academia Mexicana de Legislación y Ju-risprudencia, y ahí se dijo que no existían motivos suficientespara que el padre Jiménez continuara detenido, toda vez queno se comprobó el delito.

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LOS PROYECTOS DE LA SUPREMA CORTE*

* Excélsior, 1° de agosto de 1941.

La Corte Suprema de Justicia ha tomado el importanteacuerdo de que los señores Ministros que redacten los pro-yectos de resolución sean concretos, breves y claros, enbeneficio de la rapidez y facilidad en los trabajos del másAlto Tribunal. Lo que es de aplaudirse, ya que siempre ocurreque en la simple lectura del estudio del Magistrado relatorse invierte una buena parte del tiempo destinado a las sesionesde cada Sala. Las citas de autores, las farragosas transcrip-ciones de antecedentes y jurisprudencias sobran, en efecto,si el caso a discusión encaja dentro de preceptos jurídicosdeterminados y precisos. Cuando los asuntos se refieran ainterpretación de leyes o suplemento de las mismas, entoncessí los honorables Ministros deben hacer gala de toda susapiencia y conocimiento, en beneficio de la recta aplicaciónde la justicia.

Con esa sencilla reforma, el público espera que en vezde que en una audiencia se despachen dos o tres asuntos, seventilarán quizá hasta media docena con el regocijo de liti-gantes e interesados que a menudo se desesperan por el tardopaso de la justicia.

La reforma del Ejecutivo en tan importante materia,parece que va a terminar con los amparos interpuestos porlos pequeños propietarios ante la Corte para obtener ladevolución de sus tierras afectadas: Ya se sabe que en caso deatropello, se les dirá a los atropellados un “usted dispense ytenga su certificado de compensación”, que en el supuestode que en verdad se pague, haráse con bienes nacionales. Losejidatarios serán los que nunca pierdan en obvio de las dificul-tades que relata el Ejecutivo. Y ciertamente que es muylamentable, que los campesinos ya instalados en unas tierras,que fueron “provisionalmente” afectadas, tengan después queabandonarlas por fallos justicieros concedidos a los propie-tarios anteriores. Pero se nos antoja una falta de lógica en elasunto. Porque ¿no pueden evitarse esos males, con que lospresuntos ejidatarios se esperen para ocupar las tierras endisputa, a que haya resolución en “definitiva” y los quejososhubiesen agotado todos los recursos legales?

Nos parece, con toda sinceridad, que la confianza en elagro no va a renacer por ese camino que posterga a la justiciaen aras de una realidad o de hechos muy discutibles.

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LA JUSTICIA TUERTA*

“Vuelvo después de mucho tiempo —nos escribe donAnastasio Riquelme—, a molestar la atención de ustedes con mismal pergeñadas líneas, para contribuir con mi grano de arenaa la difícil obra de purificar los establos de Augías en que seadministra la justicia en nuestro país. Adjunto incluyendoun recorte de cierto periódico vespertino en el que categóri-camente se asienta que el licenciado Emilio César, JuezPrimero de la Primera Corte Penal, levantó tantito la vendaque lleva Temis sobre los ojos, en el caso de homicidio de laseñora Lammis Saab, de que tanto se ha ocupado últimamentela prensa. El diario a que me refiero imputó al mencionadoJuez el que, al dictar una resolución favorable a los presuntosresponsables de la muerte de dicha señora, “no tomó encuenta” la “tremenda acusación proferida por la misma mujerantes de morir” en contra de uno de ellos.

“Juzgo conveniente aducir algunos antecedentes enapoyo de la verosimilitud de esa imputación porque arrojanluz sobre la naturaleza de la lógica y del criterio jurídico queusa el Juez en cuestión para andar por su tribunal. Me re-fiere a otro caso escandaloso, que ustedes comentaron conacierto y frecuencia en su oportunidad o sea el de AlfaroSiqueiros actual protegido de la Embajada de México enChile. El señor licenciado César también exculpó al asaltantede Trotsky de los siguientes delitos: a) asociación delictuosa,pues consideró que los “correligionarios” (sic) que lo acompa-ñaron al asalto, no constituían una organización permanente

cuyo objeto fuera delinquir. No se ocupó de que Jackson ySiqueiros eran coasociados de despacho en la Ermita deTacubaya, juntamente con el misterioso “francés” directordel asalto, para la obra de suprimir al refugiado ruso, que alcabo consiguieron realizar, b) disparo de arma de fuego,porque no le constó que las armas de los asaltantes hayansido disparadas contra persona alguna, aun cuando sí quedóprobado que lo fueron sobre los lechos en que suponían queestaban el asaltado y su esposa, c) tentativa de homicidio,por iguales razones y porque el Juez opinó que los disparos sehicieron con fines “psicológicos”, d) homicidio, porque al ho-norable Juez no le constó que el reo hubiera intervenidoen el de Sheldon Harte, a pesar de que arrendó la casa enque se perpetró el crimen y daba órdenes a los vigilantespor medio de los hermanos Arenal.

“Una judicatura que cuenta con miembros capaces derazonar así, y de proceder como administradores de la justiciade acuerdo con semejantes razonamientos, no puede apagarla sed del pueblo a que se refería el ilustre don Justo Sierraen ocasión memorable, misma a la que, por cierto citándolo,se refirió también al Primer Magistrado de la Nación en eldiscurso que pronunció al inaugurarse el Palacio de la Supre-ma Corte. Pero mientras la opinión pública calle y disimuletan penosa verdad, no hay esperanza de que nuestra justiciadeje de ser lo que es, a saber; un estercolero en espera delHércules que ha de limpiarlo.”

* El Universal, 5 de agosto de 1941.

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EL FICHAJE PREMATURO A LOS DETENIDOS,ESTUDIA LA CORTE*

LOS MINISTROS DE LA FUENTE Y OLEAY LEYVA SOSTUVIERON QUE CONFORME AL

PROCEDIMIENTO ACTUAL, AL DETERMINARSELA INOCENCIA DE UN INCULPADO, SU VIDA

QUEDA ARRUINADA

En un “brete” estuvo la jurisprudencia establecida porla Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia en materiade la constitucionalidad de la identificación policiaca (fi-chamiento), de ser modificada.

Los Ministros Fernando de la Fuente y Teófilo Olea yLeyva, atacaron duramente esa jurisprudencia, calificandoel procedimiento de identificar y de fichar a los inodados enalguna averiguación o procesos penales antes de que pesesobre ellos la sentencia definitiva sobre su responsabilidadcomo de infamante y punitiva, capaz de ocasionar perjuiciosmorales y materiales al fichado, por toda su vida.

En el caso que promovió esta discusión, Julián GüitrónPavageau, uno de los presuntos asesinos del licenciado Peña

Cancino, hace algunos años, solicitó amparo contra la ordendictada para que se le fiche y se le identifique, como se hacecon los penitenciados, alegando que este sistema es violatorio,puesto que el Juez de su causa no ha dictado aún sentencia,de cuyo veredicto pudiera resultar culpable o inocente.

Olea y Leyva y De la Fuente, propugnaron intensa-mente por conceder el amparo al quejoso contra ese fi-chamiento, señalando los inconvenientes anteriormenteexpuestos, como contrarios a la honra e intereses materialesde aquellos de quienes aún no se sabe si son culpables o no.

Los Ministros Ortiz Tirado, Ángeles y Rebolledo, sindesconocer las anteriores razones, defendieron la jurispruden-cia anterior, poniendo en la balanza contraria las necesidadespoliciacas, judiciales y administrativas en general, para llevarun control sobre los inodados y presos por algún delito. Porotra parte, consideraron que cuando se dicta auto de formalprisión es porque ya median antecedentes o razones que ha-cen presumir la culpabilidad.

En consecuencia, se negó el amparo a Güitrón Pavageau.

* El Nacional, 9 de agosto de 1941.

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RECHAZAN LOS SENADORESEL PROYECTO DEL JURADO POPULAR*

Ayer se unificó el criterio de los senadores miembrosde las Comisiones de Justicia de la Cámara Alta, con el delos Ministros del Tribunal Superior de Justicia, que en un plenocelebrado un día antes, resolvieron por 17 votos contra 4,rechazar la restauración del famoso Jurado Popular.

También se exploró el punto de vista de los Magistradosdel Tribunal Superior y de los representantes de la Corte, dela Barra y de la Asociación Nacional de Abogados, pararesolver si en la Ley Orgánica del Poder Judicial y Territorios,se incluye, como se pedía, el que un miembro del SupremoTribunal de Justicia resida con tal carácter en el TerritorioNorte de la Baja California.

Sobre este particular se nos manifestó, de manera ofi-cial, en el Senado, que no se incluirá en la nueva ley seme-jante cosa; pues las condiciones de nuestro medio, exigenque las apelaciones se hagan ante el Tribunal Superior de la

* Excélsior, 9 de agosto de 1941.

ciudad de México, y no ante un representante que no podríaresistir la presión de políticos y autoridades inferiores enlugar tan distante.

También se pusieron de acuerdo, los senadores y losMinistros, etcétera acerca de la necesidad que tiene el Tribu-nal Superior, de que la nueva ley conceda autonomía, espe-cialmente en materia económica, en vista de que como estánahora las cosas, se necesita girar un oficio, hasta para adquiriruna pluma o una hoja de papel.

Parece que los senadores se reunirán, por última vez,el miércoles de la semana entrante, y que enviarán copiasde su dictamen a las agrupaciones e instituciones oficiales yacitadas, para que lo objeten si así lo juzgan pertinente, yse pueda dar al país una ley Orgánica de los Tribunales delFuero Común, positivamente eficaz.

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LA SUPREMA CORTE NO PUEDE REVISAR SUS PROPIOS FALLOS*

* El Nacional, 13 de agosto de 1941.

Durante la sesión de Tribunal Pleno de la SupremaCorte de Justicia, celebrada ayer, se declaró improcedenteuna queja que el Secretario de Hacienda a nombre propio yen el del señor presidente de la República, enderezó contraactos de la Segunda Sala del Alto Tribunal, que en octubrede 1940, al declarar mal admitido el recurso de revisión inter-puesto por dichas autoridades en el amparo que el Juez Primerode Distrito concedió al señor Pedro González y González,ordenó que el expediente regresara al juzgado de origen yquedara en firme la concesión del amparo.

En aquella ocasión la Segunda Sala, declaró mal admi-tida la revisión mencionada en vista de que la solicitó el OficialMayor de la Secretaría de Hacienda a nombre del titular ydel presidente de la República, resultando que legalmente, elcitado Oficial Mayor no tenía responsabilidad para interponerese recurso ante la Corte.

Al formular su queja la Secretaría de Hacienda se fundóen que el auto del presidente de la Corte que en 1940 admitióla revisión, había causado Estado y que por lo mismo se con-fería implícitamente al Oficial Mayor de Hacienda la perso-

nalidad que la Segunda Sala le negó para la interposicióndel tantas veces aludido recurso.

Al resolver ahora el Pleno de la Suprema Corte que esimprocedente dicha queja y que, por lo tanto queda en firmela resolución de la Segunda Sala y el amparo concedido porel Juez Primero de Distrito en Materia Administrativa, sefundó, primeramente, en que de acuerdo con el artículo 92de la Constitución y el 19 de la Ley de Amparo, el presiden-te de la República sólo puede delegar sus facultades parainterponer revisión en sus secretarios de Estado y que, porlo tanto, el Oficial Mayor de Hacienda carecía de personali-dad para promover ese recurso. Por lo mismo se desechó elargumento sobre que el auto admisorio de la revisión habíacausado Estado.

Por último y como tesis general se resolvió contestar ala Secretaría de Hacienda que de declarar fundada o proce-dente su queja, sería tanto como admitir que la Suprema Cortepudiera revisarse a sí misma, lo cual es antijurídico y con-trario a la ley, pues tan Suprema Corte es una Sala comotodo Tribunal en pleno.

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EL RECURSO DE SÚPLICA*

* El Universal, 21 de agosto de 1941.

LA SUPREMA CORTE RESOLVIÓ AYER SIETECASOS, DECLARANDO QUE ES IMPROCEDENTE,

POR ANTICONSTITUCIONAL

La Sala Administrativa de la Suprema Corte de Justiciade la Nación, de acuerdo con ponencias presentadas por elpresidente de la misma, Ministro don Gabino Fraga resolvióayer siete casos declarando improcedente, por anticonsti-tucional el recurso de súplica creado por el artículo 56 refor-mado de la Ley Orgánica de la Tesorería de la Federación.

Con las resoluciones dictadas ayer la Corte sientajurisprudencia sobre el particular, y hace desaparecer en defi-nitiva dicho recurso, que motivó variadas y contradictoriasresoluciones en la Corte anterior. Aunque sin conformaciónsupimos que la Secretaría de Hacienda y Crédito Públicotrataba de defender por medio del recurso que ha sido decla-rado anticonstitucional, cerca de diecisiete millones de pesos.

Además de los siete recursos que resolvió en el sentidoya indicado desechó otros cuatro que había admitido la Corteanterior, por no estar formulados en debida forma.

LOS FUNDAMENTOS DE LA CORTE

Para declarar anticonstitucional el recurso de súplicamencionado, la Corte se fundó en las siguientes dos premisas:a) la de que la fracción I del artículo 104 constitucional no sólono consagra un principio genérico de competencia de lostribunales federales, sino que también determina las instan-cias que deben tener los juicios correspondientes y lasautoridades que en cada una de ellas deben intervenir sinque deje a las leyes secundarias más función que la de regulardichas intervenciones, pero no la de aplicarlas, y b) que elrecurso de súplica establecido en la fracción I del preceptoconstitucional citado, fue instituido en la Constitución de1857 no sólo para los casos de jurisdicción concurrente yque la idea del constituyente de 1917 fue crear el recursoprecisamente para evitar que su instauración o supresiónquedara al arbitrio del legislador ordinario, como habíaocurrido bajo la vigencia de la Constitución de 1857.

Abundantes razones fueron esgrimidas para corroborarestas dos premisas, que no transcribimos por falta de espacio.

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LOS DERECHOS DE LOS HIJOS*

* El Universal, 27 de agosto de 1941.

SEGÚN TESIS DE LA CORTE, SON LOS MISMOSPARA LOS LEGÍTIMOS QUE PARA LOS NATURALES.

MUCHOS MATRIMONIOS NO SON LEGALES

Un caso por extremo interesante se vio ayer en la SalaPenal de la Suprema Corte de Justicia.

La señora Rosa Peraza de Pérez acusó ante la policía ju-dicial de Mérida el 31 de mayo del presente año, a su esposoJuan Bautista Pérez por el delito de abandono de personas,consistentes en haber abandonado su hogar, dejándola endesamparo con su hijo Ángel Bautista, de seis meses de edady en negarse a suministrarle los recursos necesarios para susubsistencia y la de su pequeño hijo.

Bautista Pérez declaró que eran ciertos los hechosrelatados por su esposa y ofreció entregar mensualidades detreinta pesos para la manutención de la señora y el niño; peroal segundo mes suspendió el pago. De acuerdo con la acu-sación del Ministerio Público, el Juez Tercero de la DefensaSocial de Mérida, impuso a Bautista la sanción de un año deprisión por el delito de abandono de personas, privándolode sus derechos de familia y condenándolo a pagar a suesposa y a su hijo, en concepto de reparación del daño, apartir del día 4 de junio de 1940, treinta pesos mensuales.

Apelada la sentencia, la Sala del Ramo de Defensa Socialdel Tribunal Superior de Justicia del Estado de Yucatán laconfirmó en todas su partes. Pasando en revisión el asuntoante la Suprema Corte, el señor Ministro Ortiz Tirado, presi-dente de la Sala Penal y ponente en el caso, solicitó que se

negara el amparo al quejoso, aunque concediéndoselo en partepara el sólo efecto de que la Sala responsable redujera lasanción impuesta. Fundó su ponencia el relator en que el cuerpodel delito de abandono está previsto en el artículo 317 delCódigo de Defensa Social de Yucatán y en que el propio cuerpodel delito y la responsabilidad criminal de Bautista Pérez secomprobaron con su confesión adminiculada con el testi-monio de su esposa. Ampliando estos fundamentos, el señorMinistro Ortiz Tirado hizo notar que, aunque no estabademostrada la existencia del matrimonio civil, los hijos natu-rales tienen iguales derechos que los hijos legítimos, puestoque en nuestro país la forma de matrimonio más generalizadaes la llamada ilegal.

Objetó el proyecto el señor Ministro Ángeles indicandoque, aun cuando se tratara de hijos naturales era preciso quese comprobara que lo fueron. Apoyó esta objeción el señorMinistro Olea y Leyva. Votó finalmente, en favor de la po-nencia, el señor Ministro Rebolledo, empatándose lavotación. El señor Ministro de la Fuente, que no estuvodurante el debate, por motivos de enfermedad, desempató lavotación adhiriéndose al parecer del señor Ministro Ángeles,aunque verdaderamente sin motivo pues en el caso a discu-sión el quejoso Bautista Pérez nunca negó ser el esposo deRosa Peraza ni padre de Ángel Bautista.

El quejoso fue amparado; pero el señor Ministro OrtizTirado, manifestó que formularía voto particular en el sentidode su proyecto.

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LA OCUPACIÓN DEL “HAMELN”*

* El Universal, 4 de septiembre de 1941.

LA SUPREMA CORTE SOBRESEYÓ EN ELAMPARO PROMOVIDO POR EL CAPITÁN.

NO SERÁ DEVUELTO EL BARCOA SUS PROPIETARIOS

Se vieron ayer en revisión por los señores Ministros dela Segunda Sala de la Suprema Corte, los autos correspon-dientes al juicio de amparo promovido por el señor ErnestSchumtz, capitán del vapor mercante alemán “Hameln”,contra el Secretario de Marina, el capitán del puerto de Vera-cruz y Jefe de la Zona Militar de la misma ciudad, autoridadesque intervinieron para que el quejoso y los demás miembrosde la tripulación del propio vapor lo desalojara.

Los actos reclamados en el juicio consistieron en laorden girada por el jefe del Departamento de Marina para queel capitán y tripulación del barco, que es propiedad de laCompañía Lloyd Norte Alemán, de Bremen, lo abandonarany fuera ocupado por tropa dependiente del citado Departa-mento. Con posterioridad a la reclamación de esos actos enla vía constitucional, el señor presidente de la Repúblicaexpidió un Decreto que fue publicado en el “Diario Oficial”de la Federación correspondiente al 10 de abril del año encurso, por virtud del cual declaró que el Gobierno de México

incautaba, para usarlos en el intercambio comercial y marí-timo de altura y cabotaje, los barcos que se hallaban inmovi-lizados en puertos nacionales que enarbolan bandera de losEstados beligerantes, habiendo quedado comprendido en elDecreto el navío de que se trata.

La ocupación tuvo por objeto evitar actos de sabotajey la incautación se fundó en la Doctrina Internacional que,ante la emergencia producida por la falta de medios de comu-nicación, concede desde épocas remotísimas, a los Estadosbeligerantes y neutrales el derecho llamado de Angaria,

El Juez Segundo de Distrito de Veracruz sobreseyó enel juicio fundándose en que el peticionario no tenía la repre-sentación jurídica de la empresa propietaria del vapor, y enque, por otra parte, los actos reclamados habían cesado en susefectos en virtud de que por el Decreto, de 8 de abril, pu-blicado el 10, se habían declarado incautados los barcos dematrícula extranjera inmovilizados en puertos nacionales yentre ellos figuraba el “Hameln”.

De acuerdo con la ponencia del Ministro relator, licen-ciado Alfonso Francisco Ramírez, la Segunda Sala de laCorte, por unanimidad de votos, confirmó la sentencia delJuez del conocimiento sobreseyendo dicho juicio de garan-tías, con el efecto de que el barco no sea devuelto.

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LIBERTAD DE PENSAMIENTO*

* El Universal, 14 de octubre de 1941.

OTRO NOTABLE FALLO DE LA SUPREMA CORTE.REGIDORES DESTITUIDOS PORQUE

ASISTIERON A UN MITIN

De conformidad con los fundamentos del proyecto desentencia presentado por el señor Ministro don AlfonsoFrancisco Ramírez, la Segunda Sala de la Suprema Corte deJusticia amparó en su acuerdo público de ayer a los señoresAlfredo J. Toledo y Francisco Cañedo, quienes, siendo Regi-dores del Ayuntamiento de la ciudad de Nogales, Estado deSonora, por elección celebrada el día 15 de septiembre de 1939,y hallándose en el ejercicio de sus funciones, fueron de-puestos de sus cargos por acuerdo del propio cuerpo ediliciotomado el 12 de abril de 1940, en virtud de haber concurridoa una Asamblea Política celebrada en favor del señor generalJuan Andreu Almazán, entonces candidato a la Presidenciade la República, y durante la celebración de la cual se profi-rieron ataques en contra del gobierno local y del GobiernoFederal.

Los quejosos habían interpuesto juicio de amparo en revi-sión en contra del Ayuntamiento citado, alegando inexactaaplicación del artículo 7o. de la Ley Orgánica de la Adminis-tración Municipal, invocado para privárseles de su carácterde Regidores y para llamar a sus suplentes, y señalaron a lavez como autoridades responsables de los actos reclamados

al Gobernador del Estado de Sonora, presidente municipalde Nogales y Tesorero del Estado, que intervinieron, de acuerdocon sus respectivas atribuciones, en la destitución de dichosmunícipes.

El señor Ministro relator, licenciado Ramírez, despuésde analizar en la parte considerativa de su ponencia los agra-vios expresados por los señores Toledo y Cañedo, llegó a laconclusión de que el precepto aplicado “solamente se refierea los actos de indisciplina o de hostilidad que entorpezcan labuena marcha de la administración, comprendiendo, comoes lógico, los actos que saliéndose de la órbita constitucionaldificulten la buena marcha administrativa”. No redujo a estoel ponente sus consideraciones, (que nosotros extractamos),sino que haciéndose cargo de la propia confesión de losquejosos en el sentido de que habían concurrido, en efecto,al mitin almazanista, añadió que, “sin embargo de ello, el ejer-cicio de los derechos cívicos, como la libertad de reunión yla libre expresión del pensamiento, no constituyen por símismos actos ilícitos, puesto que están garantizados por laConstitución Federal, pudiendo ejercitarse estos derechos conlas limitaciones que la propia Carta establece expresamente”

Causó muy buena impresión que la Segunda Sala, delmismo modo que la Primera, se haya mostrado partidaria yano sólo de la libertad de pensamiento, sino también de la reu-nión sin extralimitaciones.

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MANUEL RODRÍGUEZ LOZANO FORMALMENTE PRESO*

* El Nacional, 27 de octubre de 1941.

El señor Manuel Rodríguez Lozano que fuera Directorde la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UniversidadNacional de México, quedó formalmente preso, por auto queel Juez Primero de Distrito en Materia Penal, licenciado LuisG. Corona, dictó tras de prolongada y laboriosa compulsa delexpediente levantado en la investigación practicada desdeel jueves pasado sobre la desaparición de cuatro valiososgrabados de Durero y de Guido Reni, pertenecientes al pa-trimonio de dicha escuela.

El Juez se fundó en que de las constancias existentesen autos se deducen presunciones suficientes en contra delseñor Rodríguez Lozano, para estimarlo probable responsabledel delito de peculado que involucra la misteriosa desa-parición de las valiosas obras de arte, por lo que, de conformi-dad con lo dispuesto por los artículos 18 y 19 constitucionalesy correlativos de la Ley Procesal en la Materia, procede suformal prisión.

EXPECTACIÓN EN EL JUZGADO

Desde las 10 horas en que se iniciaron las prácticasfinales para llegar al anterior resultado, las antesalas y ofi-cinas del Juzgado estuvieron atestadas de profesores y alum-nos de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, simpatizadoresunos e impugnadores otros, del discutido escultor.

Para aquéllos fue una sorpresa y un acicate de protestala resolución judicial; para éstos un motivo de mal encubier-ta satisfacción que, acaso, revela las lamentables contraposi-ciones y la existencia de otras cosas innominables que se

han dicho y entrevisto durante las 72 horas que siguieron ala aprehensión del ex-Director de dicho plantel.

Los primeros, encabezados por el escritor RodolfoUsigli, pintores y escultores Antonio Ruiz, Jesús GuerreroGalván, Luis G. Basurto, José Bergamín, Francisco Zúñiga,Manuel Álvarez Bravo y otros, anunciaron que van a dirigirseal señor presidente de la República en son de protesta contra elJuez de los autos, por estimarlo parcial en el caso, ello, noobstante, que los defensores de su amigo, licenciados OctavioMedellín Ostos y J. Manuel Ruiz Esparza, les hicieron verque dentro del procedimiento judicial está el camino del am-paro o de la apelación.

A LA PENITENCIARIA

Los defensores una vez notificados eludieron decir elcamino que escogerán para objetar la sentencia del Juez deDistrito hasta no enterarse del amplio y adminiculado falloque hace responsable a Rodríguez Lozano del delito depeculado.

Aunque con diversos argumentos trataron de promoverla libertad caucional del enjuiciado, ésta no pudo ser resueltaen vista de que según los dictámenes periciales existentes,el valor de los Durero y Reni supera comercialmente a$30.000.00, sin contar el valor artístico, no cabiendo, pues,en consecuencia la libertad caucional. Por esta razón se libe-raron los oficios correspondientes a la Penitenciaría para quetenga como detenido al profesor Rodríguez Lozano, quienqueda en calidad de procesado.

Se asegura extraoficialmente que durante el procesose dictarán detenciones sensacionales para otras personas queen el pro y en el contra de este escandaloso asunto hanaparecido como actores activos y pasivos.

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DRAMA ENTRE NOVIOS, ELLA FUE CONDENADA*

* El Excélsior, 10 de noviembre de 1941.

PASARÁ TRES AÑOS EN LA CÁRCELLA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

NO LA AMPARÓ

Curioso en extremo fue el caso resuelto ayer por la SalaPenal de la Suprema Corte de Justicia.

Una muchacha llamada María Trinidad Barrios Olmosfue sentenciada por el Tribunal Superior de Justicia del Dis-trito a sufrir la pena de tres años de prisión, como responsabledel delito de lesiones que pusieron en peligro la vida deljoven Juan Solís Sánchez. Alegó la muchacha, como agravios,

una indebida estimación de las pruebas por parte del Tribunalque dio motivo a una pena excesiva.

El relator, señor Ministro don Fernando de la Fuente,estimó notoriamente infundados los agravios, pues MaríaTrinidad confesó de una manera espontánea y con exceso depormenores, al rendir su declaración preparatoria, que en virtudde que Solís Sánchez no le había cumplido la promesa dematrimonio después de haberla deshonrado, lo hirió paravengarse. El herido no falleció “por la oportuna intervenciónquirúrgica”, pues la lesión era mortal de necesidad.

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VA A SER DEVUELTO UN VIEJO EDIFICIO*

* El Excélsior, 13 de noviembre de 1941.

EL ANTIGUO COLEGIO DE NIÑAS VOLVERÁA SU LEGÍTIMA PROPIETARIA

El viejo edificio donde hace muchos años estuvo el Cole-gio Francés —mejor conocido por de Niñas y que en el mesde febrero de 1927 fue nacionalizado so pretexto de que loregenteaban monjas—, volverá a manos de su legítimapropietaria, señora Soledad Hinojosa de Escobedo, como con-secuencia de un fallo que acaba de dictar el Juzgado Primerode Distrito en Materia Civil.

En efecto el Juez licenciado José Martínez Alomía,declaró improcedente la nacionalización en virtud de que la

Dirección General de Bienes Nacionales no pudo demostrarque se trataba de un inmueble perteneciente al clero católicoy en cambio, la señora Hinojosa probó que la finca estabarentada a la señorita María Rosa Girard quien, en efecto dirigíael plantel allí albergado.

Además, aportó los documentos que testifican que lapropiedad le fue vendida por el señor Antonio Garca, hoydifunto, quien la compró a Ramón Rivas y este a su vez dellicenciado Justo Benítez .

Aún cuando el Ministerio Público trataba de apelar, ensu oportunidad recibió instrucciones de la ProcuraduríaGeneral de la República para no hacerlo.

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INMUEBLE NACIONALIZADO QUE SERÁ DEVUELTO*

Antier amparó la Segunda Sala de la Suprema Corte,de acuerdo con la ponencia presentada por el señor Ministrodon Alfonso Francisco Ramírez, a las señoritas Violeta yAlicia Reyes, contra actos del presidente de la República,Secretario de Hacienda, Director de Bienes Nacionales y Jefedel Registro Público de la Propiedad en el Estado de Michoa-cán, consistentes en la nacionalización de la casa número 51del Jardín Antonio de Lisboa, en la ciudad de Morelia, fincarentada por dichas señoritas a la señora María de los ÁngelesVera, superiora del convento que, según comprobaron las auto-ridades funcionaba con asistencia de escasas religiosas en lacasa de referencia.

* El Universal, 15 de noviembre de 1941.

El relator fundó su proyecto de sentencia en que, aun-que según las autoridades responsables, quedó plenamentedemostrada la existencia del convento en la casa nacionali-zada, este motivo de inconformidad con el fallo del Juez deDistrito no es eficaz para revocarlo, ya que el punto funda-mental que sirvió de base para conceder el amparo o sea laausencia de consentimiento por parte de las señoritas Reyes,para el establecimiento del convento en la casa de su propie-dad, quedó intacto.

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UN CARGAMENTO DE ENERVANTES*

CINCO TONELADAS DE MARIGUANAALMACENADAS EN JUZGADOS DE DISTRITO

No menos de cinco toneladas de mariguana, con lo quesobraría para intoxicar a todo México y otras crecidas cantida-des de enervantes diversos, cocaína, heroína, morfina, etcétera,quedaron desde ayer a disposición del Departamento deSalubridad Pública en los almacenes de los Juzgados de Dis-trito para que sean incinerados o utilizados en la forma quelo estimen prudente las autoridades sanitarias.

Todos estos estupefacientes constituyen los objetos deldelito hallados en manos de traficantes de drogas y vicio-sos durante varios años y, como en los almacenes de los tri-bunales judiciales constituyen un grave peligro, los Juecesfederales optaron por poner en manos de la autoridad sanitariatodos los que están considerados como drogas enervantes.

Uno de los Jueces penales, el licenciado Luis G. Coronadividió en tres secciones los objetos de delito. La primera

comprende marihuana y otros enervantes que serán enviadosal Departamento de Salubridad, para que esta dependencialos utilice o incinere, ya que la ley, le permite escoger entreestas dos determinaciones.

La segunda parte está compuesta por objetos antiguosrelacionados con procesos terminados, entre los que se cuen-tan gran cantidad de armas y municiones hasta hoy noreclamados. Todo esto será enviado al Departamento de Pre-vención social, para que la superioridad determine lo que debehacerse con ellos.

Por cuanto a la tercera sección formada por drogas,armas, etcétera, cosas ligadas a procesos en trámite permane-cerán en los depósitos de los Juzgados de Distrito, bajo lamás estricta responsabilidad del conserje del nuevo edificiode la Suprema Corte de Justicia, a quien se le exigirán lasresponsabilidades inherentes en caso de extravío.

* Excélsior, 2 de diciembre de 1941.

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AMPARÓ LA SUPREMA CORTE AL PADRE AURELIO JIMENEZ*

UN APASIONADO DEBATE EN TORNO DE LAPERSONALIDAD DEL SACERDOTE QUEBENDIJO LA PISTOLA DE LEÓN TORAL

Según lo habíamos anunciado en información exclu-siva, la primera Sala de la Suprema Corte amparó ayer, pormayoría de cuatro votos contra uno, al Padre José AurelioJiménez Palacios, señalado como autor intelectual o instiga-dor de la muerte del señor general Álvaro Obregón, y senten-ciado por la Sexta Sala del Tribunal Superior de Justicia delDistrito y Territorios Federales a sufrir veinte años de prision,de los cuales lleva extinguidos a la fecha siete.

AMBIENTE EN LA SALA

Resultó estrechó el recinto de la Sala para contener alpúblico, formado en su mayoría de mujeres; había tambiénalgunos letrados.

El secretario de cuenta adscrito al señor ministro JoséRebolledo relator en el amparo, sólo dio lectura al proyectode sentencia, de la página 80 a la 90 o sea a la parte conside-rativa resumida, pues conforme hizo notar el presidente de laSala , señor Ministro José Ortiz Tirado con un mes de antici-pación la ponencia había sido puesta en manos de todos losseñores Ministros para su estudio.

NO SE ADMITE LA EXCUSA DELMINISTRO DE LA FUENTE

No habiéndose admitido la excusa que para conocerdel amparo presentó el señor Ministro De la Fuente, fundada

en la íntima amistad que lo ligó al señor general Obregón, yaclarada la decisión del señor Ministro Olea y Leyva deconocer del juicio, a pesar de hallarse en iguales condicionesque el señor De la Fuente, por anteponer a sus compromisosde amigos sus deberes de Magistrado, el señor licenciadoMario Escalante, secretario de cuenta al que nos hemosreferido, leyó lo conducente del proyecto, en donde espigare-mos nosotros lo esencial.

Conocido el conjunto de los hechos expuestos y apre-ciados jurídicamente por la Sexta Sala, que es la responsa-ble, se colige que, dado el enlace lógico y natural que existeentre la verdad conocida y la que se busca, el Padre JoséAurelio Jiménez, aprovechando —dice— el ascendiente y lainfluencia que por su temperamento y como sacerdote cató-lico ejercía sobre José de León Toral, persona eminentementereligiosa y sugestionable en cuanto tendiera a favorecer elcredo que profesaba, indujo directamente al último a con-sumar el homicidio del general Obregón, después de habertomado parte en la concepción y preparación de este delito,por concierto previo con otras personas entre ellas el ejecutormaterial, quedando por esos medios legalmente acreditadala responsabilidad del acusado Jiménez Palacios en el hechopunible que se le imputa, de acuerdo con el artículo 13 delCódigo Penal”.

LAS RAZONES DE LA PONENCIA

Contra estas conclusiones de la Sala señalada como res-ponsable en el juicio de garantías, el ponente, señor MinistroRebolledo, entre otros razonamientos expuso como funda-mental la propia declaración de Toral. “No es correcto esta-blecer de un modo absoluto y con base sólo en las omisionesy contradicciones de Toral, que en su insistente afirmaciónde que al cometer el delito obró sólo, sea falsa. Ni conduce* El Universal, 6 de diciembre de 1941.

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tampoco a la desestimación de ese testimonio la circunstanciaseñalada por la Sala responsable de que “hay numerosas yfirmes pruebas que demuestran que Toral no obró solo. Parareafirmar este criterio, es oportuno mencionar que en las anota-ciones del cuaderno de Toral, que le fue recogido, hay losiguiente: “Señor, si me dedicas para matar a Calles y a Obre-gón has que me prepare; estoy dispuesto: mi vida por la tuyaperdónalos Señor y que se salven. No olvidar detalles y prepa-rarse con el mayor cuidado porque se trata de un encarguitode Dios Nuestro Señor (en cuanto sea posible obrar solo). Amora Obregón porque mientras más siga en el mal menos proba-bilidades de salvarse tiene. Quiero dar mi vida por Cristo.¿Qué hago para darla? Si siento que Dios me inspira estospensamientos, ¿por qué soy tan desidioso para llevarlos acabo? No dejar que corran los días. Lo hago por amor a Dios”.Esto “lo escribió en taquigrafía para él dice el relator— sinreparar seguramente en que se vería obligado a traducirlas,porque creyó firmemente que moriría tan pronto comoconsumara su delito”, y concuerda “con su insistente afir-mación de que obro solo, esto es, de que nadie lo indujo direc-tamente”. “De aceptarse, como es procedente, el testimoniode José de León Toral, que en los términos del artículo 260,fracción II del Código de Procedimiento Penales, constituyeuna presunción favorable, en modo muy especial para Jimé-nez Palacios, no puede llegarse, por consiguiente, a la con-clusión de la sentencia recurrida, y es dudosa aun, en efecto,en esas condiciones, la coautoría intelectual atribuida alquejoso. Esto es, no hay la certeza absoluta, la convicciónplena, de que el propio Jiménez hubiese concebido y prepa-rado el delito y ejercido influencia o presión sobre Toral paraque lo ejecutara”.

EL PRESIDENTE DE LA SALA APOYA AL PONENTE

El señor Ministro Ortiz Tirado, que acepta el proyectoy elogia encarecidamente a su autor, el señor Ministro Re-bolledo, lo refuerza con citas de autores de primer orden:Carrara, Mesmer, Martínez de Castro, si no hemos oído mal.No es la participación moral la que castiga la ley sino laparticipación en los hechos materiales. El que, en estascondiciones, presta un concurso moral no es instigador ensentido jurídico. En previsión de que pueda afeársele su voto,sobre todo después de haber sido el ponente en el amparoque se negó a la Madre Conchita, se cura en salud dicien-do que aquel caso y el presente tienen aspectos técnicosdiversos. En el primer caso el veredicto de un jurado esta-bleció la responsabilidad criminal de la abadesa, y el vere-dicto es para él, irrevocable. Recuerda que entonces rechazólos cargos hechos a la Corte en el sentido de que había proce-dido con inercia y cobardía y que lo propio puede repetirseahora. Alaba la acuciosidad del relator y no le tiene por remisoen el cumplimiento de sus deberes. Da por destacado y porincontestable el argumento del señor Ministro Rebolledocuando asienta que el propio Toral, ya cerca del patíbulo yhasta antes, en su misma declaración preparatoria negó quealguien lo hubiese instigado a matar al general Obregón y sihubo alguien que instigase sería, en todo caso, la Madre Con-

chita. No es, en suma, el padre Jiménez el tipo del autor inte-lectual del crimen, Ergo: él votará con el proyecto.

REQUISITORIA DEL SEÑOR MINISTRO ÁNGELES

No para convencer al ponente —dice— sino para fundarsu voto, el señor Ministro Ángeles rebate el proyecto de sen-tencia en forma categórica y decisiva. La muerte de Obregónha traído trece años de desgracias nacionales. Luego pinta losríos de sangre que ha derramado, a lo largo de la historia uni-versal, el fanatismo religioso y el fanatismo político, paraafirmar que el caso actual fue motivado por fanatismoreligioso. Siempre vemos —dice— al elemento material delcrimen; pero se nos escapa siempre también o las más vecesel responsable intelectual. El caso de Jackson o Monard es unejemplo conocido. Este es el brazo material; pero se nos esca-bullen los que coadyuvaron con él o lo instigaron a matar aTrotsky. Cierto que la instigación tiene variados aspectoso facetas. Sin embargo, en el caso presente el mismo proyectoreconoce que hay indicios indiscutibles que sí constituyen laparticipación del padre Jiménez en el ánimo de Toral paraque asesinara al general Obregón. Se acepta que el padreJiménez era su confesor. No se niega la influencia que psico-lógicamente ejercía sobre Toral. Se conviene en que la vísperadel crimen anduvo el padre Jiménez constantemente con Toraly que en la misma víspera le dío alojamiento. Era, ademásde confesor, amigo de Toral. Claro que todos estos indiciospueden ser brillantemente desvirtuados. Pero esa coronade presunciones condenan como autor intelectual al PadreJiménez. El Padre Jiménez trató de desvirtuar el hecho dehaber bendecido la pistola con la que Toral mató al generalObregón, cuando este detalle pudo confesarlo abiertamentesin contraer con ello graves responsabilidades, puesto que laponencia hasta lo llama acto ocasional y no preparado. Hayuna contradicción entre la Cruz de la piedad y la bendiciónde una pistola. En ese caso ya no se trata de un religioso.Jiménez es entonces un hombre que sigue los impulsos de sufanatismo. La víspera del crimen manda Jiménez a unapersona previniéndola que recoja sus papeles al día siguien-te. Pero los papeles ya habían sido quemados por otro sacer-dote. ¿No demuestra todo esto una participación del PadreJiménez? Temeroso de que su casa fuera cateada y se lerecogieran esos papeles, que lo podían comprometer ordenóque fueran quemados. Por otra parte, tampoco se quedó adormir en su casa la noche anterior al crimen. ¿No es estosuficiente para llegar a la conclusión de que el padre Jiménezno fue ajeno al asesinato del general Obregón? Aisladamentesignifican poco estos indicios; pero reunidos y concatenadosy analizados, constituyen en mi conciencia la convicción dela responsabilidad del padre Jiménez.

REPLICA SERENAMENTE EL RELATOR

El señor Ministro Rebolledo replica al señor MinistroÁngeles. Afirma que el Padre Jiménez era un rebelde, uninsumiso al Gobierno, un agitador religioso. Buscaba elderrocamiento del Gobierno por medio de la revuelta. Públi-

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camente hacía la apología de la rebelión cristera. Considerabaverdaderos héroes a los levantados en armas. Pero no señalónunca una cabeza visible que debiera caer. Con ardimientosostenía que los católicos no debían dejarse atropellar por elGobierno. Bendijo la pistola; esto es cierto. Acto perfecta-mente comprobado, pero accidental. Toral le pide bendiciónpara el arma y como él cree que es un acto de su ministeriobendecir las armas, la bendijo. No partió de él la iniciativa.Fue Toral quien pidió que le bendijera la pistola. La vísperale consiguió a Toral alojamiento. Otro acto que parte de Toral.¿Verdad? Puede suponerse que conoció los propósitos deToral, pero es dudoso, porque las relaciones que únicamentelos unían eran de carácter religioso. Yo no establezco la ino-cencia del sacerdote, sino la duda respecto a su responsabili-dad. Todo puede conjeturarse, pero no hay prueba directa, plenamaterial. Sigo creyendo que hay duda y en la duda, amparo.Insisto, pues, en sostener mi proyecto por estas razones yademás hago míos los razonamientos aducidos por el señorMinistro presidente de esta Sala.

LA CONTRAREPLICA DEL MINISTRO ÁNGELES

—Mi convicción, por el contrario, no me lleva a unaduda respondió el señor Ministro Ángeles— sino a una cer-tidumbre. Hace bien el ponente; pero otra cosa me dicta miconciencia. Creo con Castelar que es más fácil arrancar delcielo una estrella que una convicción de la conciencia. Poreso mi voto será negativo.

DIO UNA SORPRESA EL SEÑORMINISTRO DE LA FUENTE

—A mi juicio—dijo el señor Ministro De la Fuente—el conjunto de presunciones señaladas, no constituye pruebaplena. Refiere un viaje que hizo exprofesamente a Guadala-jara para persuadir a Obregón de que no viniera a la ciudadde México porque lo matarían. Eso se mascaba en el ambien-te. —Mi vida— le respondió Obregón— no vale más nadamás que la del que quiera cambiarla por la suya. Dos fuerzas:mística la una, política la otra, se conjuran contra Obregón.Aquel hombre venía a poner punto final a la controversia reli-giosa. Toral se equivocó. No sé decir si Toral fue instrumentode una o de otra fuerza. En la ciudad había una refinada perfidiasatánica. ¿Quienes sembraron esos gérmenes de muerte? ¿Losfanáticos cristeros o los políticos pérfidos? He ahí la granincógnita. Posiblemente los dos bandos. De tal suerte queToral inoculado de esos gérmenes letales, no hizo sino adelan-tarse a la fuerza política. Su acto fue deliberado, no inmaduro.Misticismo, exaltación de la fe, obsesión religiosa contra elque creía que era enemigo de la Iglesia Católica y no lo era.Toral se sacrificó como un paladín del misticismo. Vehemen-cia llevada al grado extremo y que no obra con falsía, sinocon absoluta verdad, porque cree no cometer un acto infame.Para sufrir el martirio en un acto grato y meritísimo a los ojosde la Divinidad. Morboso heroísmo. Capacidad máxima parael sufrimiento. Su aspiración; merecer la corona del martirio.En esas condiciones ni se miente ni se falsea la verdad. Se hace

ostentación del crimen como un mérito. Es el caso de Toral.Yo catalogo a Jiménez también entre el grupo de los místi-cos. De acuerdo con su extravío místico opera. Toma parteen conjuras. Dice misa en campaña. Alaba a los cristeros.Exalta el sentimiento rebelde y no niega que está hacien-do estos actos porque los cree meritorios. Si Jiménez hubierasido el autor intelectual de la muerte de Obregón de esto hu-biera hecho una aureola de gloria. El niega que León Toralhaya sido su instrumento. Dice la verdad de acuerdo con lateoría del místico. Será responsable. Yo lo admito. Pero nollego a la certidumbre. Hay en ello probabilidad, no certidum-bre. Existe la duda. Luego analiza el señor De la Fuente todoslos medios de prueba. Le parece perfecta la documental, perosobre ella ironiza. Es más perfecta la presuncional. Conje-tura, sospecha, suspicacia. Bien está todo eso, pero no es pruebacompleta total indubitable. Luego cita el cuento del molino.Largo de referirse y es lástima. Por fin termina diciendo: En elmejor de los casos hay duda. Yo sí la tengo y teniéndola nosólo como juzgador, sino como hombre de conciencia votarécon el proyecto.

DISCURSO DEL SEÑOR MINISTRO OLEA

Comienza con el cuento del loco de la Castañeda, elseñor Ministro Olea. El loco todos los días se levantaba ytrazaba una raya. Luego decía: de esta raya no pasaré y enefecto, no pasaba. Decía que la raya era un piélago insonda-ble. Sacaban al loco, a pesar de su miedo al piélago para quetomara el sol. Pero, cuando después le hacían tomar paraque la llevara una carrucha de piedras volteaba la carrucha haciaabajo. ¿Por qué? —le preguntaban los doctores. Para que nome la llenen de piedras. Era demasiado cuerdo, y los doctoresprobaron que su locura era fingida. La raya del loco, es lalínea imprecisa, vaga, gris, que divide lo que hay de políticode lo que hay de jurídico en el caso del padre Jiménez deToral y de Obregón. La Corte es poder altamente político.Poder Político por esencia. Nuestras funciones son de Po-der Político de la Justicia Federal. Esa línea imperceptibleque divide lo político y lo jurídico nos obliga a tocar cuestio-nes políticas para referirnos a cuestiones jurídicas.

En el caso de Obregón se trata de un delito político.De un regicidio. Porque a mi modo de ver hemos tenido enlos últimos años tres regicidios; el de Madero, el de Carranza,el de Obregón. Yo así los llamo. Lo digo con plena convic-ción. El crimen de Toral, para emplear un lenguaje policial, esel crimen perfecto. Clara la causa y claro el causante. El cau-sante tiene la acometividad de un toro y la inteligencia astutade un felino. Toral y Nerón simbolizan el crimen perfecto.Toral es el perfecto criminal. El resume y representa a todoslos católicos de la República que estaban en insurreccióncontra el Gobierno porque había una persecución religiosa.El crimen de Toral es, pues un crimen de masas.

El descontento cuajó en un hombre. Se engarzaron lasvoluntades en la psiquis de un fanático. De un hombre profun-damente religioso que veía sufrir a su secta. Si vamos a buscaral responsable entre otros criminales que no sea el propioautor confeso, no lo hallaremos. No hay autor intelectual. Autor

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confeso con valor extrahumano es el propio Toral. Porque nohay muchos Torales. No está ese tipo en el común de los mor-tales. Solo se puede explicar su existencia por el fanatismode su religión.

Habría podido excusarme de tratar esta cuestión. No loquise, porque eso habría parecido cobardía. La duda ha sidoplanteada en el proyecto en una forma admirable. Así lo hansostenido Rebolledo y Ortiz Tirado, perfectamente Ángeles,a quien yo estimo tanto, entre otras razones por su indepen-dencia de criterio y su valor personal, ha diferido. No importaStuart Mill ha dicho: Nadie puede ser gran pensador sinosiguiendo a su inteligencia llévelo adonde lo lleve, Ángelestiene la convicción de que el padre Jiménez es culpable.Respetémosla. El padre Jiménez era un rebelde ha dicho elponente, Éralo. No era el padre Jiménez el único insurrecto.Era la lucha por la libertad religiosa. La libertad de concien-cia. Y las libertades, como decía un pensador español, ni sedan, ni se piden: se conquistan. Eran todas las madres, erantodos los curas, era toda la Nación. Era un acto de rebelióncontra el Gobierno que perseguía las liturgias religiosas.Obraban esas fuerzas en forma concreta contra Obregón, como

cabeza que debiera caer. Era una rebelión social. No la rebe-lión del padre Jiménez. ¿Quién tiene la razón en esta lucha?No es eso asunto de este tribunal. Recordad la línea gris.El límite. El hecho era que existía una rebelión. Base de laacusación: bendecir la pistola. Es un acto ritual. No fue único,seguramente. El padre Jiménez ha de haber bendecido muchasarmas. Ese es el delito que investigamos.

EL PADRE JIMÉNEZ AMPARADO

Quien sea amigo de la libertad de conciencia no debetraspasar el recinto sagrado de la conciencia, límite que nosmarcan nuestras facultades. El alma de Toral, llena de sensi-bilidad, vio en Obregón el brazo invencible. No dijo a nadieque mataría a Obregón, ¡ni a su confesor!

Cuando el Presidente de la Sala hacia la declaratoriade que por cuatro votos de los señores Ministros Ortiz Tirado,Rebolledo, Olea y Leyva y De la Fuente, contra el del señorMinistro Ángeles, las mujeres presentes en la audiencia nosabían si llorar o si aplaudir. Por fin invadieron el estrado parafelicitar a los Ministros.

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HAY 16,000 AMPAROS REZAGADOS EN LA CORTE*

DURANTE EL PRESENTE AÑO FUERONRESUELTOS CERCA DE OCHO MIL

Para que el público pueda disponer de datos que losilustren sobre la forma en que trabajó la Suprema Corte deJusticia de la Nación durante el año 1941, damos enseguidalos datos estadísticos, desgraciadamente incompletos y defec-tuosos, que contiene el informe rendido por el presidente dedicho Alto Tribunal, señor licenciado don Salvador Urbina.

Haciendo constar que las deficiencias no deben impu-tarse al señor Ministro Urbina, sino a dos de los señores presi-dentes de las Salas y al propio encargado de la Sección deEstadística de la Corte, consignamos, desde luego, que elseñor Presidente de la Primera Sala, señor licenciado donJosé Ortiz Tirado, omitió por completo la aportación de cual-quier dato estadístico, concretándose a decir que su Sala liquidóel remanente recibido de años anteriores y que él despachode los asuntos quedó, prácticamente, al día. El señor Presiden-te de la Segunda Sala, licenciado don Gabino Fraga, rindió unbuen informe estadístico, haciendo constar que se le entregócomo remanente la cantidad de 1426 juicios; que de nuevoingreso recibió 2013, de modo que tuvo que hacerse cargo laSala, en total, de 3439 negocios, de los cuales despachó 2683,dejando una existencia de 756. El señor Presidente de a TerceraSala, licenciado don Hilario Medina, no consignó ningunosdatos estadísticos acerca de los trabajos realizados en el año.Sólo dice que el número de amparos civiles y mercantiles haido en aumento. Suplió, en parte esta deficiencia, el señor

Ministro presidente de la Corte, manifestando que dicha Ter-cera Sala heredó de sus antepasados “un rezago de más deonce mil expedientes”. La censura por la omisión de datos deberecaer sobre el señor licenciado Medina y sobre el Jefe del De-partamento de Estadística de la Corte. El señor Presidente de laCuarta Sala, licenciado don Roque Estrada, presentó un exce-lente trabajo estadístico en su informe, en el que consignaque la Sala que presidió hubo de recibir un remanente de1924 asuntos, de los cuales despachó 1738, dejando una exis-tencia de 186 negocios.

Según el Cuadro General que demuestra el movimientode negocios habido en la Suprema Corte de Justicia de 1o. deenero a 30 de noviembre del presente año, las cuatro Salasde nuestro primer Tribunal recibieron como existencia ante-rior, en total, 13,363 asuntos; de nuevo ingreso, 11,509 y entotal; 24,872 negocios. En total, la Primera Sala despachó2320 asuntos; la Segunda, 2300; la Tercera, 997, y la Cuarta,1979 negocios. Despacharon las cuatro Salas, 7672 asuntos enel año. Se notan algunas ligeras diferencias entre los totalesde las Salas y los consignados anteriormente, pero esto se debea que nosotros no incluimos datos de secundaria importancia,como los relativos a los amparos civiles y mercantiles que,en auxilio de la Tercera Sala, despacharon la Primera, laSegunda y la Tercera Salas, ni otros varios asuntos todavíamenos importantes. La Presidencia de la Corte despachó 514asuntos, la Oficialía Mayor 523 y el Pleno 76. La existenciade asuntos en la Corte asciende a 16,013 negocios, en sumayor parte, a lo que parece, civiles.

* El Universal, 20 de diciembre de 1941.

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INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,AL TERMINAR EL AÑO DE 1941*

con su decisión soberana, a una parte de dichos funcionariosy designó para los cargos restantes, a candidatos que llenaronlas mismas condiciones antes mencionadas y previo un cuida-doso estudio de sus antecedentes y cualidades.

Una de las primeras preocupaciones de este Alto Tribu-nal, fue, mediante hechos y actitudes indubitables, desvanecertodo temor en el personal de sus dependencia, de remocioneso ceses, originados en el torpe deseo de sustituir empleadospor personas extrañas a quienes se tratara de favorecer porinterés personal o por recomendaciones de cualquier género;y si no lo hizo tratándose de los altos funcionarios judicia-les, menos era concebible respecto de empleados inferiores,pues nunca ha tratado ni tratará de perseguir otros fines queel primordial del mejor servicio judicial y de respeto a losque cumplen con su deber con aptitud, competencia y honra-dez, únicos títulos que siempre reconocerá esta Suprema Corte,como base de estabilidad y mejoría del personal de la misma,aparte de las prescripciones que establece la Ley Orgánicadel Poder Judicial Federal, y sin imposiciones de ningún gé-nero de grupo o de tendencia política alguna. Su alta misión,su indiscutible Soberanía y su elemental posición constitucio-nal, así lo demandan.

Esta recta línea de conducta fue verificada con hechosy acuerdos, y con el nunca bastante bien comprendido deque, pudiendo legalmente haber removido a más de cuarentaabogados, secretarios de estudio y cuenta, que son de los car-gos característicos que requieren la confianza personal delos respectivos Ministros, ya que son los más cercanos auxi-liares en su labor individual, se ratificó su designación a latotalidad de dichos secretarios, y sólo uno, por razones deenfermedad, tuvo que ser excluido. ¿Podía, acaso, darse mejory más palpable demostración de la ausencia de toda intencióndañada y de todo fin egoísta?

H. Tribunal Pleno:El primer año de ejercicio de la Suprema Corte de Jus-

ticia de la Nación, se caracterizó, en sus dos periodos de sesio-nes, por lo que natural y lógicamente tenía que ser, como todoprincipio de funcionamiento en un cuerpo colegiado que seconstituye por nuevos integrantes: esto es, por el estudio desu propia organización mediante la experimentación de su labor,y de las oficinas de su dependencia; y por el esfuerzo reque-ridos en la revisión, sin perjuicio alguno, de los precedentesy tesis jurídicas generales sentadas en años anteriores; todoello, aparte de los problemas de trascendencia que tuvo quesolucionar, o que aún están sin resolver por motivos diversos.

Desde su instalación verificada el primer día de esteaño, se llevó a cabo la elección de presidente de este AltoCuerpo para el curso del mismo año y la integración de lasSalas, mediante la designación que hizo el Pleno, de los Mi-nistros que las formarían; y, en breve y perentorio término,de la elección de los Magistrados de Circuito y de Jueces deDistrito en toda la República, por haber terminado en susfunciones conforme a la Constitución, los designados ante-riormente. El Tribunal Pleno procedió, como era su deber,con todo el espíritu de justicia y de ponderación requeridos, ynombró una Comisión de Ministros que estudiara y dicta-minara cuáles de los funcionarios judiciales que terminaronsu período sexenal, eran merecedores de ser nuevamente elec-tos, por su honestidad, competencia y apego a la Constitución;hecho lo cual, el Pleno, sobre la base de tal dictamen, refrendó

* Informe rendido a la Suprema Corte de Justicia de la Naciónpor su presidente el señor Lic. D. Salvador Urbina, al terminarel año de 1941, México, Antigua Imprenta de Murguía, 1941,págs. 7-27.

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No obstante ello, en el transcurso del tiempo, algúnempleado inconforme con su cambio de adscripción hechopor un Juez Federal, entabló una absurda demanda ante elTribunal de Arbitraje contra esta Suprema Corte; y con abso-luto desconocimiento de los más elementales principios consti-tucionales, el citado Tribunal, violando la Carta Fundamentaly pretendiendo atropellar la soberanía del Poder Judicial dela Federación, emplazó a juicio ante sí a este Alto Cuerpo,como si fuere enjuiciable ante un tribunal que, aparte de igno-rarlo la Constitución, es de secundaria categoría y está subor-dinado a la misma Suprema Corte en todos sus actos, en lavía de amparo de garantías.

Este Alto Tribunal, cuyas decisiones, sea en forma defallos o de resoluciones administrativas, unos y otras emana-ciones de soberanía constitucional, que no pueden conformea la Constitución, Ley Suprema para toda autoridad u órganode poder, ser juzgados ni revocados por ningún otro, ni menospor una autoridad inferior, dió la lógica y necesaria respues-ta a tan peregrina pretensión, recordándole los elementalespreceptos constitucionales y devolvió, para su archivo, la do-cumentación enviada por el Tribunal de Arbitraje. Desa-fortunadamente, éste se ha desentendido de la grave posiciónen que se ha colocado y con menosprecio de la responsabili-dad en que ya voluntariamente incurre, ha repetido en variasocasiones más, su intentona, obteniendo igual actitud de estaSuprema Corte.

La deficiente especificación del personal de las oficinasen la actualidad, ha sido el resultado de haberse ido aumen-tando año por año, sin un plan general adecuado y dentro delas miserias presupuestales para el Poder Judicial Federal,plazas adicionales, como por una uniformidad no aplicableal personal de la Suprema Corte que, con el nombre de “estanda-rización”, han exigido las Oficinas Fiscales, para las denomi-naciones de los empleos o cargos de todo género y equiparandofunciones de carácter administrativo a las judiciales simpleso a las de carácter mixto. Nuestro propósito es, sin pretenderrealizar de una vez una nueva organización que traería gran-des trastornos, máxime, antes de contar con los necesarioselementos de presupuesto autorizado de gastos en la amplitudnecesaria, ir llevando a cabo, paulatinamente, las modifica-ciones posibles en la estructura general. Por lo pronto, ya seinició ante la H. Cámara de Diputados el proyecto de Presu-puesto para el Poder Judicial de la Federación, en el año de1942, en el que se subsanan deficiencias tales como inadecua-das denominaciones o categorías para la verdadera funciónejercida, y se da mayor extensión a servicios de importancia,con una mejor remuneración de sueldos, en consideración ala mayor eficiencia en el servicio, para que, además, se logreformar un escalafón del que se hará mención después, y queacabe con las dificultades que para nombramientos y ascensosse tienen constantemente.

La Suprema Corte confía en que los presupuestos semejoren en la medida que los ha presentado y sin más inje-rencia fiscal que la prevista en las leyes y reglamentos hacen-darios, y pueda atender, con amplitud, las necesidades de laspropias oficinas de la Corte, de los Tribunales de Circuito yde los Juzgados de Distrito. También es otra de nuestras preo-

cupaciones, el mejoramiento del mobiliario y de los útiles delos Juzgados de Distrito y de las oficinas de la Corte, asícomo de los Tribunales de Circuito. Después de verificadoel traslado al Palacio actual y de la inauguración solemne eldos de junio último, se obtuvo la substitución de la mayorparte del mobiliario y utilería de las dependencias, hasta don-de lo permitió la ampliación del presupuesto hecha por nuestrasgestiones; pero las apremiantes solicitudes de los tribunalesfederales foráneos y el notorio crecimiento de ingresos de asun-tos en los últimos años, en los Juzgados de Distrito de estacapital y en algunos foráneos, como en Puebla, Guadalajara yVeracruz, entre otros, han decidido a este Alto Tribunal a ini-ciar, presupuestalmente, para el año entrante, la creación denuevos Juzgados de Distrito en el Distrito Federal, y a ges-tionar ante el señor presidente de la República y ante la H.Cámara de Diputados, un fuerte aumento en el monto globalde gastos del Poder Judicial Federal, para el año próximo,pues de no contar con tales recursos, no podrá ser lo eficienteque debe ser la administración de justicia. En especial, debe-mos deplorar que a consecuencia de los terremotos que seprodujeron en este año en Colima, haya quedado sin local elJuzgado de Distrito, y todo su personal tuvo que sufrir las pena-lidades consiguientes, teniendo que seguir actuando en unmedio de desolación y ruinas, se les mandó proporcionartiendas de campaña y otros elementos hasta donde permitióel escaso presupuesto vigente, y se gestionó del Ejecutivo Fede-ral la rápida construcción de un local para el Juzgado, autori-zándose a éste para arrendar, entre tanto, casa en las condicionesque encontrare. Merece el señor Juez de Distrito una anota-ción especial por su actitud durante tan aciagos días, así comoel personal a sus órdenes.

Con el firme espíritu de justicia y de equidad que guíaa los señores Ministros integrantes de esta Suprema Corte entodos sus actos, no hubo, fuera del caso señalado antes, con-flicto alguno entre el titular y el personal de sus dependencias.Se ha procurado que en nombramientos, ascensos y declara-ciones de vacantes, siempre exista una regla de justificaciónen tales acuerdos. No se nos oculta que hayan existido irregu-laridades en movimientos escalafonarios durante el primersemestre de este ejercicio, como tampoco que haya emplea-dos quejosos de posterga. La Presidencia de esta Corte reci-bió, en varias ocasiones, quejas verbales de diversos empleadosen tal sentido, o bien de otros que, apoyados en su mayor omenor tiempo de servicios, reclaman no haber obtenido elascenso a que creen tener derecho; pero, desgraciadamente,cuando se les pidió a los quejosos la expresión concreta, verbalo escrita, de sus motivos de queja, que más bien era dirigidacontra los dirigentes del Sindicato de que forman parte, o delque no son miembros, no llegaron a atender el requerimien-to, y faltaban así los elementos necesarios de investigaciónpara resolver. La actuación seria y ponderada, por otra parte,del señor Ministro don Hermilo López Sánchez, comisionadounitario de Escalafón, durante los meses primeros del año, yla no menos inteligente y clara visión del nombrado por estaCorte como comisionado también de Escalafón, señor Minis-tro don Eduardo Vasconcelos, son una garantía más de recti-tud en movimientos de personal. Ambos Ministros llegaron,

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en su personal actuación, a fijar como probables causas deirregularidades escalafonarias: una, la intervención deficienteque por prácticas de años anteriores, tuvieron los encargadosdel Sindicato en cuestiones tan complicadas y orilladas a in-clinarse por amistades o simpatías como son las designacio-nes personales; y la otra, más honda y principal, la ausenciade reglamentación o de base que norme debidamente elEscalafón. Por ello, la comisión citada hizo estudios deteni-dos, proyectos diversos que iba modificando a medida quelas realidades lo exigían y, por último, aparte del acuerdotomado por la comisión de Ministros mencionada, de no darsu conformidad para cualquier nombramiento, en tanto no seaprobaran por el Pleno las bases de escalafón que impidieranirregularidades, presentó para su discusión, un proyecto queel Pleno ha considerado debidamente, pero que, dado su ca-rácter transitorio, en espera del nuevo presupuesto para 1942,y de la formación del Reglamento Interior del Poder JudicialFederal, con las que está íntimamente conexo el escalafón,la comisión y el Pleno, a su vez, suspendieron en su estudio yaprobación, dado el corto tiempo que restaba del presente año.

El segundo objetivo general que preocupó a los señoresMinistros, desde su ingreso a este Alto Tribunal, o sea, dedi-car sus conocimientos y sus energías a la revaluación de tesisjurídicas adoptadas por las Cortes anteriores, era consecuen-cia lógica de la función judicial altísima que tienen a su cargo;ya que, por una parte, la Suprema Corte, intérprete en defi-nitiva de la Constitución y de la aplicación concreta de lasleyes a casos particulares controvertidos; es el Poder que davida y orientación a los preceptos constitucionales que contie-nen los más preciados derechos o garantías del hombre, y delos que norman en admirable conjunción, el equilibrio del régi-men democrático de gobierno republicano y popular, basede nuestras instituciones sociales todas; y por otra parte, laaún no bien esclarecida situación constitucional de la ciertao falsa oposición de los nuevos postulados constitucionalessobre trabajo y previsión social, Municipio libre, nacionaliza-ción de las riquezas naturales, monopolios, exención de impues-tos, amparo en materia agraria, libertad de educación, serviciomilitar obligatorio, y otras de igual interés público. Con laplena conciencia de su responsabilidad y sin el revalorartesis constitucionales ya establecidas o apenas delineadas porCortes anteriores, signifique forzosa repudiación o confirma-ción de éstas, las Salas de este Alto Tribunal han ido estu-diando problemas de tanta trascendencia en la medida en quelo ha permitido la naturaleza de cada caso de amparo y lasmodalidades de éste, así como su mediato estudio. Por ello,con gran acopio de ponderación, sin perjuicio, sin que en suánimo hagan mella las presiones de grupos políticos de ten-dencias opuestas, ni el temor a la suerte adversa de su futuraposición personal.

Igual atención cuidadosa han tenido los integrantes deesta Suprema Corte, para aquellas cuestiones generales que,sin ser propiamente de interpretación constitucional, sí afec-tan intereses generales de carácter civil y cuya trascendenciaes incalculable. Y si acaso no ha satisfecho el despacho denegocios conforme a lo que algunos postulantes han deseado,en cuanto a celeridad o en número de amparos civiles, en

este primer año de la Tercera Sala, ello se debe al cuidado ymeticulosidad que han puesto sus integrantes, en esa revalora-ción de tesis, con orientación definida, para evitar posterioresdiscusiones y sentar ya en definitiva uniforme jurisprudencia.El mismo propósito han perseguido los componentes de lasdemás Salas; máxime que, por lo que hace a la Segunda deellas, las materias de amparo que tratan en los asuntos que lecorresponden, se refieren a los nuevos postulados constitu-cionales en materia de expropiación, concesiones sobreriquezas naturales, contratos con el Estado, materia fiscal y engeneral lo administrativo, rama que, además de ser modernaen el campo del derecho, es en la que hay mayor actividaddel Estado y menor efectividad de garantías individuales,como resultado de una evolución rápida del concepto estatal,y de prodigioso crecimiento de las actividades del Poder Pú-blico y de empresa y particulares, en relación con el progresoindustrial, lo cual se traduce en complicados aspectos jurídi-cos y en no bien definidas doctrinas sobre la materia. De ahíque se imponga para los Ministros de la Segunda Sala, unadelicada y trascendental tarea y una tal ponderación en ella,que obtenga un equilibrio constitucional entre la acciónestatal y el régimen de garantías individuales.

Lo mismo puede aplicarse a las labores de la CuartaSala, referidas a la materia de Trabajo y Previsión Social,aún más moderna que la administrativa, que debe formar unarama o disciplina diversa de ésta, y que es una conjunciónde fenómenos regidos por principios de derecho público, deladministrativo y del civil, que produce características espe-ciales y que afecta a grandes grupos sociales y a la economíanacional, con el elemento adicional de ser objeto lógico demás fuertes tendencias unilaterales y, por ende, políticas, queson grandemente perturbadores de la serena función judicial.

Cuestiones muy debatidas y de especial importanciatuvo que dilucidar la Primera Sala, y más frecuentemente enlos múltiples aspectos jurídicos de la suspensión del acto re-clamado, en la que, como es sabido, su concesión o negaciónestá supeditada a consideraciones de orden genérico y a lavez casuístico, y de conceptos de diversa apreciación indivi-dual, como el de perjuicio pecuniario o moral, y de interpre-tación del orden público o del interés social, a la vez queprocuró la Sala, la recta interpretación de trascendentales tesisen materia penal sobre puntos constitucionales.

Todas estas circunstancias fueron concurrentes paraproducir un despacho de asuntos aunque menor en númeroque el deseado por los propios señores Ministros, en su empe-ño firme de hacer más expedita la acción de la Suprema Corte;máxime, cuando, tratándose de la Tercera Sala, heredera de unrezago de amparos civiles y mercantiles de más de once miljuicios, tuvo desde los primeros meses de su labor que afron-tar tan grave problema. Este aumento en sus proporciones,al revalorar la misma Sala, en perjuicio de la solución deaquél, pero en beneficio de la Justicia y de millares de que-josos cuya fé y única esperanza la habían depositado en laCorte, la jurisprudencia sentada por Cortes anteriores res-pecto a la aplicación de viejos decretos y del precepto relativoa la Ley Orgánica del Poder Judicial Federal, sobre falta depromoción en la continuación de amparos o de recursos

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de revisión. Y así fue como, preocupados altamente todos ycada uno de los componentes de este Alto Tribunal, por estasituación que significa un aplazamiento indefinido de justiciay un estado de confusión e incertidumbre sobre derechos civi-les o mercantiles, patrimoniales, de familia y de estado civil oaún morales, el Tribunal Pleno dedicó varias sesiones secretasal estudio del problema. Desde luego, encontró que era deltodo imposible que, no una Sala, ni todas las que forman laSuprema Corte, pudieran en concurrencia de despacho, ter-minar con el rezago de la Tercera Sala, pues apenas si congrandes esfuerzos se lograba mantener al día el propio decada una de las tres restantes, y el resultado sería una dismi-nución en el rezago de la Tercera y un nuevo rezago en cadauna de las demás Salas, perjudicándose las que no reportabanesa carga.

No era entonces solución de trabajo cuantitativo, lo quebastaría en el caso, sino de mayor profundidad en la solucióny que requeriría medidas legislativas que, por lo tanto, estánfuera de la órbita constitucional del Poder Judicial. Pero laSuprema Corte no podía ni debía desentenderse por ello deesa situación que tan fuertemente la afectaba, y así el Plenotuvo a bien dictar dos acuerdos: uno, de carácter temporal,consistente en prestar ayuda, cada una de las Salas Primera,Segunda y Cuarta, a la Tercera, para despachar, distribuyén-doselo, el rezago de ésta; procurando que esa ayuda fuerasin perjuicio del despacho normal de sus propios asuntos,aunque significara mayor esfuerzo personal; y el otro, paraatacar el mal de raíz, que una comisión de Ministros presen-tara un proyecto de reformas constitucionales en materia deamparo, abarcando tanto cuestiones de procedencia de ésteen materia civil, como de organización y competencia de tri-bunales federales, incluyendo la Suprema Corte.

El primer acuerdo fue dado mediante unas bases parala distribución de los amparos de rezago que tenía la Ter-cera Sala en 31 de diciembre de 1940, y se publicó y dio aconocer por la prensa y por todos los medios posibles, en docede marzo del presente año.

Me es grato, con este motivo, presentar a los señoresMinistros mis más sinceras felicitaciones por su actitud nobley pronta al esfuerzo personal, al aceptar sin vacilación alguna,con motivo del indicado acuerdo, el sacrificio de sus horasde descanso o el aumento de su labor propia en cada Sala, conmengua, quizá, de su salud.

El segundo acuerdo se principió a cumplir con el nom-bramiento de la comisión, que integraron los Ministros Medi-na, Vasconcelos, Ortiz Tirado, Bartlett y el que rinde esteInforme, para dictaminar sobre un anteproyecto de reformasa la Constitución, en materia de amparo, proyecto presentadopor el señor Ministro Fraga y por la Presidencia de esta Corte.

La comisión recibió las observaciones de los señoresMinistros Estrada, Bartlett, Sánchez Taboada, Islas Bravo,Carreño, López Sánchez, Olea y Leyva, Tena y Rebolledo,sobre el citado anteproyecto; pero dada la diversidad de parece-res sobre puntos fundamentales de los opinantes, la comisióndecidió no rendir dictamen sino llevar el anteproyecto a ladiscusión del Pleno para obtener primeramente, un parecer dela mayoría sobre la generalidad de aquél y aún de su perti-

nencia. El Tribunal Pleno dedicó sesiones secretas especialesa este importante asunto, y en la primera de ellas, el que ahorainforma hizo una extensa exposición de motivos del antepro-yecto y de las orientaciones del mismo, quedando abierto eldebate para continuarlo hasta alcanzar las conclusiones ade-cuadas.

Otro de los asuntos generales que es motivo de estudiopara la actual Suprema Corte, es el de formar un escalafón claro,preciso y que impida, para el ascenso, promoción y designa-ción de personal en casos de vacantes, toda injusticia o irre-gularidad, ya que no existe propiamente hasta la fecha, unescalafón o unas bases que sirvan de norma a la actividadadministrativa del Poder Judicial, derivada de su sobera-nía como Poder. Todos y cada uno de los tres Poderes en quela Constitución divide, para su ejercicio, el Supremo Poderde la Federación, según el artículo 49 de aquélla, y mediantelos cuales ejercer su soberanía, (artículo 41), tienen cada unode ellos, además de sus funciones específicas respectivas delegislar, de ejecutar las leyes, y de juzgar de su aplicación, lastambién soberanas de nombramiento, elección o designaciónde sus empleados, agentes, funcionarios, etcétera, y esteacto de indiscutible soberanía, debe ser ejercido, en lo que alPoder Judicial se refiere, dentro de las facultades que la Consti-tución, en primer lugar, y las que las Leyes Orgánicas, que aella se ajusten, del propio Poder Judicial Federal, les atri-buyan. De modo es que la Corte, para formar un escalafón,que debe existir en toda organización gubernamental, porelemental motivo de justicia, y que además delinea en prin-cipio la Ley Orgánica respectiva y deja para el Reglamentode ella su desarrollo complementario, ha considerado queforman un todo armónico para el Escalafón, la misma LeyOrgánica, el Reglamento y el Presupuesto, que forzosamenteservirá de base esencial de formación de aquel y que, por lotanto, habrá que esperar a que en el nuevo del año entrante,se corrijan las anomalías que por forzada estandarización, noaplicable a los puestos judiciales, se anotan en el vigente.

Debemos hacer especial referencia al traslado de lasoficinas de la Suprema Corte y de los Juzgados de Distritode esta Capital, al nuevo Palacio de la Justicia Federal en queestamos ahora. Muchos años estuvo este Alto Tribunal aloja-do en estrechos y poco decorosos locales, hasta que el Ejecu-tivo Federal, con su anterior titular al actual, determinó darefectividad a las insistentes instancias que la Suprema Corte,desde el año de 1924, venía haciendo sobre construcción deun edificio que respondiera a las necesidades y al decoro delPrimer Tribunal del país; y principiada la obra de este Palacioen 1935, fué concluida con igual empeño por el señor Generaldon Manuel Ávila Camacho, presidente de la República, queademás, prestó su valiosa ayuda, concediendo las ampliacio-nes de presupuesto bastantes a renovar, aunque no fuera ensu totalidad, el mobiliario de esta Corte y de los Juzgadosfederales, que vinieron a ocupar el local, así como de otrasampliaciones de gastos para aumento de servidumbre y demudanza, que no se previeron en el ejercicio fiscal anterior.

La ceremonia de inauguración del Palacio de la JusticiaFederal, fue solemne y severa como debía ser, el día dos de

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junio del presente año. El señor Presidente de la República,que desde la iniciación de sus funciones declaró, y lo ha corro-borado con públicas y frecuentes pruebas de su inquebrantableresolución, de que sea efectiva la soberanía e independenciadel Poder Judicial de la Federación, tomó especial interés enayudar a esta Suprema Corte a realizar la ceremonia, y si-guiendo sus instrucciones, la Secretaría de Relaciones Exterio-res, la de la Defensa Nacional, de la Gobernación, la InspecciónGeneral de Policía y el Departamento de Tránsito, contribu-yeron, dentro de sus atribuciones, al éxito del objetivo seña-lado.

No se limitó a ello el señor presidente Ávila Camacho,sino expresó al que informa, su deseo de concurrir perso-nalmente y delinear el pensamiento del Ejecutivo Federal conmotivo de tan fausto acontecimiento. Así se realizó en solem-ne sesión plenaria del Alto Tribunal, con asistencia del señorpresidente, de la H. Comisión Permanente del Congreso dela Unión y de todos los de su Mesa Directiva, del GabinetePresidencial, del H. Cuerpo Diplomático, de una comisiónde Gobernadores de los Estados, designada por estos altos fun-cionarios, de otra designada por el H. Tribunal Superior deJusticia del Distrito Federal, integrada por su presidente ycinco Magistrados, y con asistencia también, de muchos altosfuncionarios y de representantes de las Asociaciones de Abo-gados, así como el Magistrado del Primer Circuito y los Juecesde Distrito de esta capital, y abogados prominentes del foro deMéxico. Por primera vez se logró la reunión en acto oficialde tal importancia, de los titulares de los tres Poderes de laUnión, ocupando la plataforma presidencial y presididos porel titular de la Presidencia de esta Suprema Corte. También,por primera vez, se usó, en cumplimiento del Decreto del H.Congreso de la Unión, de fecha 8 de mayo del corriente año,expedido a iniciativa del C. presidente de la República, latoga, como obligatoria para los Ministros de la Corte, en lasaudiencias, y es de desearse que aquella se imponga a los de-más tribunales federales, ya que es un símbolo objetivo de larespetabilidad de la justicia y de la conciencia y rectitud quedeben ser guía de los depositarios de tan augustas funciones.

El acto oficial al que me vengo refiriendo tuvo la expre-sión fundamental, aparte de una plena armonía entre los tresPoderes de la Federación, de lo que hacía muchísimos añosno se producía en el país, o sea, que el Ejecutivo de la Uniónhiciera pública reiteración de sus firmes propósitos de darefectividad a la soberanía e independencia del Poder Judicial;que “el Gobierno pondrá al servicio del Poder Judicial su fuerzamoral y material para garantizar el respeto y el cumplimientode las decisiones de la Suprema Corte”, que “la Constituciónreconoce y una buena administración de justicia exige, quela independencia de este Alto Tribunal sea una realidad”.Cuando el Ejecutivo Federal tiene tan substanciales y ele-vados principios como norma de su actuación, esta SupremaCorte no tiene más que felicitarse de ello y augurar una erade tranquilidad para el país y de reinado para la Justicia, basenecesaria de vida y de progreso para toda colectividad civi-lizada.

Con el Poder Legislativo, la Suprema Corte lleva tam-bién las relaciones armónicas que deben tener entre sí los tres

Poderes de la Unión, como órganos de la misma soberanía po-pular; y es de desearse vivamente que las H. Cámaras Fede-rales, dentro de su órbita constitucional, dictarán las leyesque sean conducentes a quitar toda traba al libre ejercicio delas facultades soberanas del Poder Judicial, sobre todo, en loque atañe a su acción administrativa de su funcionamientointerno, que es otra fase de su soberanía misma.

En su primordial función de impartir el amparo de laJusticia Federal, la Suprema Corte considera que no bastansu esfuerzo y sus orientaciones de hacer respetar las garantíasindividuales por toda clase de autoridades en todo el país, sisus fallos han de ser retardados por una abrumadora acumu-lación de juicios de amparo, especialmente en la materia civil,pues justicia dilatada es fuente de graves daños y, en muchoscasos equivale a una justicia denegada e inútil. La SupremaCorte formula ardientes votos porque se logre encontrar unasolución legislativa que, sin restringir el juicio constitucionalde amparo, ponga remedio al problema ingente del rezago enmateria civil.

Materia delicada y de meditación ya que en el juiciode amparo no pierde actualidad. Ha transcurrido un siglo desdelos remotos días de Manuel Crescencio Rejón, cuando porvez primera se sintió la necesidad apremiante de un proce-dimiento judicial, capaz de proteger las normas constitucio-nales; y se usó el verbo “amparar”, para definir la funciónrestitutoria del goce de los derechos del hombre.

Lejos están los días aciagos y azarosos de Mariano Otero,el creador de la fórmula genialmente sintética del juicio deamparo.

Durante largos años, la nación caminó por áspera senda;sufrió la injusticia de la guerra extranjera y el tormento delas luchas intestinas. Nuestra vida jurídica evolucionó al ritmode las diversas y escalonadas concepciones del derecho. Masla historia no deja de ser recuerdo. Murieron los hombres decada etapa, cambiaron las costumbres, los ideales de aquelentonces han sido sustituidos por nuevos anhelos y el progre-so demolió el pasado, quedando únicamente nuestras institu-ciones democráticas cimentadas al concluir el fragor de loscombates, y entre ellas esplende la del amparo, intangible ensu médula, y en aptitud de preservar de cualquier ataque a laConstitución, de ejercer su acción limitativa de los Poderesy de salvaguardar los derechos del individuo, para lograr unelevado e inapreciable fin: la seguridad social y la paz basadaen la Justicia.

Nacido el juicio de amparo en altos postulados sintéti-cos, en la Constitución de 1857, no tuvo una realización efectivaen la práctica, desde luego, a pesar de la constante aspiraciónpara encontrar un remedio contra los abusos de las autorida-des gubernativas, cuyo arbitrio despótico vulneraba con fre-cuencia los derechos del hombre.

Posteriormente, la guerra de Reforma y la intervenciónfrancesa suspendieron el régimen legal, y cuando se restable-ció la paz con el triunfo de las armas republicanas, todavíadurante dos años el procedimiento careció de aplicación, porla falta de una ley reglamentaria, efectiva y adecuada.

Expedida ésta, el país vivió, según dice un reputadotratadista, “en una situación contradictoria que ha sido fatal

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para el régimen constitucional y para el prestigio de las leyes;vivió entre la ley de amparo que prometía la efectividad delas garantías constitucionales y las leyes de suspensión de esasgarantías y las de facultades extraordinarias que anulaban laConstitución y el régimen por ella establecido. Las autori-dades gubernativas inferiores, armadas de la ley de suspen-sión de garantías, se enfrentaban con los Jueces inferioresprovistos con la ley de amparo; leyes opuestas crearon autori-dades opuestas, con fines contrarios, con fuerza distinta, condiversos superiores y llegaron a un caso monstruoso en elorden de un país, a la rivalidad franca con sus vanidades, susasaltos y sus pasiones”. ¡Triste descripción de las condicionessociales y políticas, dentro de las cuales acrisoló su valimientoel amparo!

Porque esta institución subsistió airosamente sin perdersu prestigio, ni sufrir menoscabo alguno; por el contrario, sufuerza generosa y eficaz, así como los inmediatos resultadosque produjo, la entronizaron en el medio mexicano; y si enel año de 1869 promoviéronse un poco más de un centenarde juicios, en 1880 sumáronse miles.

“Desde entonces, un espíritu observador pudo preverque la nueva institución reservaba el porvenir grandiosos des-tinos; y que sus raíces se extenderían de la manera más pro-funda en nuestro ser jurídico; y pudo prever también que, comotodas las cosas humanas, estaría expuesta al abuso, porquenada hay aquí abajo que no haya de resentirse de las defi-ciencias de nuestra naturaleza”.

Con la familiarización del amparo vinieron su desenvol-vimiento y desarrollo, y su corrupción también.

La procedencia del juicio para los casos de inexactaaplicación de la ley, especialmente en materia civil, desvirtuósu objetivo originario, pero satisfizo una necesidad, dándoleextensión suficiente para discutir la constitucionalidad de losprocedimientos y de los actos judiciales, traducidos en sen-tencias. Pese a las graves disquisiciones de los teóricos, lacorriente de la opinión se pronunció en favor de la aplicaciónexpansiva y realista de la garantía consignada en el artículo14 de la Carta Magna; y en la actualidad, nadie admitiríavolver a la genuina condición del juicio constitucional, aban-donando un medio precioso, por el cual es posible evitar losatentados y errores cometidos por los tribunales. Admítese laconveniencia de restringir el uso indebido y la excesivaliberalidad del procedimiento, pero no su improcedencia, enla citada materia.

Así halló la revolución al juicio de amparo. De habersido una institución caduca, inútil o perjudicial, el Constitu-yente de 1917 la habría suprimido en bien del pueblo. Perono aconteció de este modo. La nueva Carta conservó el am-paro en su prístina esencia y sólo introdujo reformas tendentesa perfeccionarlo, procediéndose con un interés y una atencióntan cuidadosa como noble. Fué la confirmación de su exce-lente bondad. Entonces, repitiéronse, en cierta manera, lascircunstancias del año de 1869; en efecto, la nación, salía deun período revolucionario, durante el cual estuvo suspensoel régimen legal, constituían una novedad las reformas del am-paro, y carecíase de una ley reglamentaria. Por lo demás, el

ambiente era poco propicio para el respeto al imperio de la ley.Restablecido el orden constitucional, en 1o. de junio

de 1917, el Poder Judicial Federal y su órgano eminente, laSuprema Corte de Justicia, empezaron a funcionar, y prontolos tribunales recibieron numerosas peticiones de amparo,elevadas por las partes agraviadas. Abríase otro e interesan-tísimo ciclo del juicio de garantías.

Cuestiones de suma importancia para la colectividadfueron objeto de estudio y decisión, tocando puntos de notoriainfluencia para obtener el predominio de los principios y pos-tulados de la Carta vigente y de las leyes secundarias relativas.

El radicalismo ha insinuado en los últimos tiempos ladesaparición ineludible de los derechos del individuo, y porconsecuencia, del juicio de amparo, institución considera-da como anticuada, por los exaltados del momento.

Con todo, ella continúa dispensando su acción generosay todavía triunfa de sus detractores, demostrando una vitali-dad maleable y ductil, acogedora de problemas en otra épocaextraños a su estructura y configuración.

Por consiguiente, la institución no ha envejecido, se con-serva en su madurez, llena de nervio y fortaleza, representaun palpitante anhelo, y como una gema preciosa muestraignoradas facetas.

Por eso decía antes: el juicio de amparo no pierde actua-lidad, sino antes bien la adquiere en mayor intensidad ahora.

¿Cuál será su porvenir? El amparo no podría resistirun poder dictatorial, ni vivir dentro de un régimen absorben-te de la individualidad. Producto de la democracia, correrá susuerte con ella; la supervivencia, siempre deseable de ésta,traerá consigo la subsistencia del amparo, y mientras la leysuprema de la tierra otorgue garantías al hombre, la institu-ción será capaz de protegerlas, aún en presencia de los dere-chos colectivos y sociales.

Su influencia es decisiva en nuestra vida jurídica, ytambién sobre nuestra vida social, porque al dar efectividaden toda su amplitud a los principios y postulados fundamen-tales, alcanza las más profundas entrañas de la colectividad,pues aparte de que el procedimiento satisface urgente nece-sidad tiene la noble condición de una mano salvadora en losmomentos de angustia, y porque su significado está al alcancede todas las inteligencias; basta enunciar la palabra “amparo”para entender la substancia del juicio, esto es, la protecciónal débil contra el fuerte. Palabra sugerente que ninguna otrainstitución ha podido igualar para su significado popular y detal modo se ha infiltrado en la vida mexicana y en el modode ser de la sociedad, que puede decirse sin exageración algunaque: México implica el juicio de amparo y el juicio de amparoimplica a México.

Por todo ello precisa hacer cuanto esfuerzo sea necesa-rio para alcanzar estos dos fines: conservar y perfeccionar lainstitución del amparo y hacer que éste sea un medio constitu-cional y fácil para su efectividad, que es la salvaguardia delas garantías individuales y del equilibrio entre los Poderes.

Para lo primero, es necesario impedir el abuso del juiciode amparo, para evitar que en vez de ser el medio protectorpara los particulares contra los abusos del poder, sea el de para-

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lizar la acción de la ley y de las autoridades, indebidamente.Para lo segundo, se requiere que la Justicia Federal, especial-mente en la Suprema Corte, sea rápida y expedita, para nohacer nugatorio el juicio de amparo; y esto último, exige laresolución del problema del rezago de amparos civiles enla Suprema Corte.

Debemos formular votos porque el Ejecutivo Federaly el H. Congreso de la Unión encuentren lo más pronto posi-ble la solución legislativa que llene los dos fines expresados.

No he de concluir este Informe, sin hacer mención dela lamentabilísima pérdida sufrida por este Alto Tribunal,con el fallecimiento del señor Ministro licenciado don Fran-cisco Barba, integrante de la Tercera Sala, que por sus virtudespersonales, sus altas cualidades de funcionario probo, activo,sereno y consciente de su deber, se conquistó la estimaciónde todos nosotros, así como del personal de la Suprema Cortey de la opinión pública. Le rendimos en este Salón del Pleno,el homenaje debido a sus restos, siendo intérpretes acertadosdel sentir del Tribunal Pleno, los señores Ministros EduardoVasconcelos e Hilario Medina, quienes en la sesión solemneque se verificó, pusieron de relieve las virtudes del desapare-cido compañero.

En substitución del señor Ministro Barba, el C. Presi-dente de la República tuvo a bien designar, con aprobación delH. Senado, como nuevo Ministro de esta Suprema Corte, aldistinguido jurisconsulto señor licenciado don Emilio PardoAspe, cuyos prestigios en el foro son bien conocidos y quecon su honorabilidad, experiencia y ponderando juicio, segu-ramente hace honor a esta Suprema Corte.

Recuerdo también al señor licenciado don Sabino M.Olea, ex-Ministro de este Alto Tribunal y Juez de Distrito enel Estado de Morelos, fallecido a principios del presente año.La personalidad distinguida del señor licenciado Olea, dejagrata memoria por su honradez, sapiencia y laboriosidad.

Señores Ministros:He querido, lo más someramente posible, reseñar a uste-

des lo más saliente de la actuación de este Alto Tribunal, asícomo de los principales problemas a los que se ha enfrentadoy los resultados obtenidos en este primer año de labores dela actuación de la Suprema Corte. Inútil sería expresar por lodemás, el singular empeño y el entusiasmo puestos por todosy cada uno de ustedes, en la abrumadora labor llevada a cabo.Que sea ello para nuestra última, satisfacción, como resultadode la conciencia del deber cumplido, una vez que la ingrataactuación del Juez y del Magistrado, generalmente no tienemás recompensa que la tranquilidad de la conciencia propia.

Asimismo, menciono con agrado el empeño puesto portodo el personal al servicio del Poder Judicial y su acuciosalabor, habiéndose distinguido, principalmente, los señoresMagistrados de Circuito y Jueces de Distrito, la Defensoríade Oficio y la Secretaría General de Acuerdos de esta Supre-ma Corte de Justicia, funcionarios y empleados que han pro-curado corresponder a la confianza que ha depositado en elloseste Alto Tribunal mediante el exacto cumplimiento de sus obli-gaciones.

Y en último lugar, pero el primero en mi gratitud, deboexpresar a todos los señores Ministros mi hondo y vivo reco-nocimiento por el honor que tuvieron a bien conferirme, aldesignarme para desempeñar las labores de la Presidenciadurante el presente año, pesada carga superior a mis capa-cidades y fuerzas, pero que acepté en cumplimiento de mideber, contando, como tuve la fortuna de contar, con la gratí-sima cooperación de todos y cada uno de los señores Minis-tros, de quienes procuré siempre ser fiel intérprete de susorientaciones, y de su empeño en dignificar al Poder JudicialFederal.

SALVADOR URBINA.

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1942

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EL MINISTERIO PÚBLICO FEDERAL.LA NUEVA LEY ORGÁNICA*

Por el Lic. JOSÉ AGUILAR Y MAYAProcurador General de la República

De acuerdo con el artículo 33 de la nueva Ley, pasan aser auxiliares de la Policía Judicial Federal, además de losfuncionarios que ya mencionaba la legislación abrogada:

a) Los pilotos responsables del manejo de aeronaves;los conductores auditores y funcionarios de mayor categoríadel manejo de ferrocarriles, tranvías eléctricos, automóvileso autobuses en servicio de transportes de concesión federal yde otros servicios semejantes, con motivo de los hechos ocu-rridos a bordo de los mismos;

b) Los jefes de Migración y sus empleados; los de Salu-bridad Pública, Agricultura y Fomento y Economía Nacional,siempre que sean facultados expresamente por los respectivosjefes de oficina;

c) El funcionario federal de mayor categoría al frentede cualquiera unidad de servicios de la Federación, con mo-tivo de los hechos de que posteriormente deba conocer elMinisterio Público Federal, y

d) Los demás funcionarios y empleados a quienes lesdé ese carácter alguna ley especial.

El propio precepto establece que todos los auxiliaresde la Policía Judicial Federal deberán remitir las actuacio-nes que practiquen al Agente del Ministerio Público Federalde la circunscripción territorial que corresponda, a más tar-dar dentro de tres días, contados a partir de la fecha en quese inicien las averiguaciones. Lo anterior, sin perjuicio deque en caso de verificarse una aprehensión, se ponga al deteni-do a disposición de su Juez dentro de las veinticuatro horassiguientes, en acatamiento a lo preceptuado por el párrafotercero fracción III del artículo 112 constitucional.

Con la adopción de las normas a que se ha venido ha-ciendo referencia en este artículo y en el anterior, se esperamejorar la eficacia de los servicios de la Policía Judicial, ycapacitar al Ministerio Público para que cumpla más satisfac-toriamente su cometido.

Sin una eficiente Policía Judicial la justicia apareceprivada no sólo del órgano de la visión, sino del lazarillo quela guíe por los dédalos de la criminalidad. Porque —dígase loque se quiera en contrario— la función persecutoria delMinisterio Público y la represiva de las autoridades judiciales,se ven entorpecidas comúnmente por la deficiencia de lossistemas policiales, a la que es atribuible, casi en forma ex-clusiva, la impunidad de los delincuentes.

No se consideró necesario alterar la organización delas diversas dependencias de la Procuraduría, en virtud de es-timarse que la experiencia adquirida de agosto de 1919 a lafecha, revela que la actual estructura de la institución esla que responde más adecuadamente al logro de sus finali-dades.

Sin embargo, en la nueva ley se incluyeron las modi-ficaciones resultantes de los aumentos que de algunos añospara acá han recibido las asignaciones presupuestales desti-nadas al Ministerio Público Federal.

De paso, se cambió la ampulosa denominación de Sub-procuradores de la República —que la Ley recientementeabrogada daba a los dos colaboradores inmediatos del jefede la institución—, por la antigua y más apropiada de AgentesSubstitutos del Procurador.

De las tres funciones esenciales que el artículo 102constitucional encomienda a la Procuraduría General de laRepública, sólo dos de ellas —la persecutoria y la de re-presentación de la Federación ante los tribunales— fueronejercidas hasta el 18 de junio de 1932. La tercera había per-* La Prensa, 14 de febrero de 1942.

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a las ejecutorias dictadas en los juicios de amparo, se correríael peligro de que indeliberadamente la Suprema Corte de Jus-ticia de la Nación fuera asumiendo funciones políticas quele son impropias, con el consiguiente desequilibrio en el meca-nismo de los Poderes.

Permítaseme apuntar, tan sólo, que realzada la sabi-duría del legislador patrio al limitar los efectos de las senten-cias de amparo, se pensó que la solución no podía ser otraque la de invitar a la autoridad responsable para que pro-mueva la reforma de las leyes que aparezcan violatorias dela Constitución.

De ahí que la nueva Ley Orgánica del Ministerio Pú-blico Federal encomiende a la Institución “velar por el respetode la Constitución por todas las autoridades del país, federaleso locales, en los órganos legislativo y judicial, y proponer alpresidente de la República las medidas adecuadas para hacercesar las violaciones”; y se imponga al Procurador la obli-gación de hacer conocer al presidente de la República “lasleyes que aparezcan violatorias de la Constitución, propo-niendo la reforma respectiva, si son federales, o sugiriendoque la Secretaría de Gobernación pida al Gobierno local res-pectivo, la reforma pertinente, y en caso de que ésta no selogre en el plazo que se fije”, plantear, previo acuerdo presi-dencial, la controversia constitucional correspondiente.

Casi parece ocioso hacer hincapié en la superioridadde los procedimientos preventivos frente a los que propendenal restablecimiento de la paz pública quebrantada por hechosantisociales.

El desenvolvimiento de la función consultiva ha hecho,pues, que el Ministerio Público Federal adquiera una nuevamisión: la de mantenedor de la ley, no ya sólo ante los tribu-nales con motivo del ejercicio de la acción penal o de la defensade los intereses de la Federación, sino en una órbita puramen-te administrativa y coadyuvando a la importante tarea que laConstitución confía al Poder Judicial.

Más, cualesquiera que sean los medios que la Institu-ción esté capacitada para usar, su finalidad esencial, única,exclusiva, no es otra que la de procurar la aplicación de laley por la ley misma.

manecido en la penumbra, a pesar de la singular importanciaque la Constitución norteamericana —en la que sobre esteparticular se inspiró nuestra Carta de 1917— otorga a la fun-ción consultiva del Procurador General de la República y ala influencia de dicho funcionario en la vida político adminis-trativa del vecino país.

Fue, en efecto, hasta esa fecha —18 de junio de 1932—cuando, con asistencia del Jefe del Estado y del presidentede la Suprema Corte, se instaló la Comisión Jurídica del Eje-cutivo; habiéndome tocado en suerte subrayar en tal ocasión,con el carácter de Procurador General de la República, latrascendencia de ese acto, como primer esfuerzo de unifica-ción y coordinación de las actividades administrativas, conside-radas desde el ángulo de estricta observancia a los mandamientosconstitucionales.

La Ley Orgánica del Ministerio Público Federal, de 30de agosto de 1934, vino a precisar los efectos del ConsejoJurídico del Procurador General de la Nación, si bien estable-ció que no podrían ser materia de él los actos que legalmentefueran irrevocables.

Ahora bien, la experiencia ha demostrado que la fun-ción consultiva a cargo del Procurador no se ha desenvueltoen la forma deseable, pues que se encuentra circunscrita alos casos en que el consejo sea requerido por el presidentede la República o solicitado por las Secretarias de Estado yJefes de Departamentos Administrativos. Y huelga aclarar queexisten, además, innumerables asuntos en que se hace nece-sario proteger a los individuos contra los excesos del Poderpúblico.

Claro está que estos últimos actos son susceptibles dereclamarse por los particulares en la vía de amparo, y que lafunción primordial de la Justicia de la Unión estriba en velarpor la observancia de la Constitución. Pero, estando inspiradoel juicio de garantías en el principio dispositivo, y debien-do la sentencia ocuparse sólo de individuos particulares, limi-tándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobreel que verse la queja, la acción del Poder Judicial carece de laeficacia indispensable para producir un retorno al orden jurí-dico, cuando ha sido quebrantado éste a virtud de normas deorden general.

No es ésta la ocasión propicia para fundamentar la opi-nión de que si se pretendiera atribuir un alcance más amplio

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EN PRO DEL MEJORAMIENTO DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA*

VUELVE A SER DE ACTUALIDAD UN ESTUDIOHECHO POR EL LIC. SALVADOR URBINA.

RÉPLICA DEL LIC. JOSÉ NATIVIDAD MACÍAS

Con motivo de los proyectos que ha venido estudiandola Suprema Corte de Justicia de la Nación, en sus últimos“plenos” para mejorar la administración de justicia enMéxico, ha vuelto a ser un documento de actualidad el in-forme que cuando fue presidente de la Segunda Sala de esealto tribunal suscribió el licenciado Salvador Urbina, en elcual se plantean con sinceridad los problemas que aquejan ala justicia, según la opinión del Ministro Urbina y que hoyes un documento que sirve precisamente de base a la Cortepara abordar de nuevo el importante asunto, a fin de adoptarresoluciones definitivas.

Diversos letrados han emitido su juicio sobre la formacomo la Corte desea mejorar la administración de justicia, yhoy insertamos a continuación la réplica un tanto enérgicadel licenciado José Natividad Macías, decano de los constitu-yentes y uno de los colaboradores del señor Carranza en laredacción del proyecto de la Constitución de 1917.

Son de observarse, comenzó diciendo el licenciadoMacías, los términos airados y contundentes con que el licen-ciado Urbina empieza su informe, pues principia afirmando“Nuestro sistema judicial ha sido desde hace más de diezaños y seguirá siendo por desgracia, si antes no hubiere espí-ritus valientes y desprovistos de prejuicios, que los remedien,el sistema más inadecuado y el más eficaz, a la vez, para impedirque se imparta justicia…Preconizo, pues, con todas mis fuer-zas la transformación del actual sistema absurdo del Juicio

* El Universal, 19 de febrero de 1942.

de Amparo … sustituyéndolo por un juicio de equidad y deconciencia constitucional, sobre restauración de garantías in-dividuales con las más amplias facultades para suplir las defi-ciencias de la queja”.

En suma, continuo el licenciado Macías, lo que real-mente preconiza el señor presidente de la Suprema Cortede Justicia de la Nación, es que se vuelva a la vieja y legendariajusticia de los alcaldes españoles cuando libres de formu-lismos jurídicos, fallaban a verdad sabida y buena fe guar-dada, y que para ello se de el traste de una buena vez parasiempre, con el benemérito “recurso de amparo” gloria delos Otero y de los Vallarta, orgullo del Derecho Constitu-cional mexicano y que hasta ahora se consideraba tontamen-te, al parecer, como la clave de la justicia en México y de ladefensa de los particulares contra los abusos de cualquierautoridad.

ILEGALIDAD DE LAS SESIONES SECRETAS

Transcribimos a continuación las palabras textuales dellicenciado Macías, que siguieron a los conceptos anteriores:“Para decir todo esto que constituye un ataque tremendo a laConstitución de 1917 y a sus autores, se necesita en ver-dad ser un espíritu valiente y despreocupado; pero en bocadel señor licenciado Urbina que preside ahora la SupremaCorte de Justicia y que protestó guardar dicha Constitución,etcétera, constituye una grave falta, máxime cuando esa Consti-tución no concede el derecho de iniciativa a los Ministros dela Corte y quienes con sus indebidas sesiones secretas dizqueen pos de reformas constitucionales, sólo contrarían el sabiopropósito de nuestra Ley Suprema, gastando un tiempo quea gritos reclama el despacho de los negocios y que provocaen cambio alarma en la sociedad”.

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En otra parte de sus declaraciones, el licenciado Macías,agrega: “Por lo demás esta actitud inopinada del señor li-cenciado Urbina es perfectamente lógica, toda vez que él seha manifestado públicamente y sin repulgos, un enemigo delseñor Carranza y de la Carta Magna, debido principalmentea su iniciativa, sabiduría y patriotismo. En efecto, no olvidani perdona el actual presidente de la Corte que el PrimerJefe del Ejército de la Revolución Constitucionalista lo desa-tendió de manera severa como emisario del llamado presi-

dente substituto de la República, licenciado FranciscoCarbajal, en julio de 1914, y por otra parte, desde 1935, es-tuvo publicando en EL UNIVERSAL, el Gran Diario deMéxico, una serie de artículos denominada “Nuestro SistemaConstitucional”, en donde a leguas se echa de ver su enconoy espíritu de oposición a muchos de los preceptos de la vi-gente Constitución General de la República, sin embargo delo cual, protestó guardar y hacer guardar para el fin de poderusar la toga de un Ministro de la Suprema Corte”.

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LA INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICOFEDERAL EN LOS JUICIOS DE AMPARO

Por el Lic. JOSÉ AGUILAR Y MAYAProcurador General de la República.

—en cuyo caso su pedimento no envuelve aportación algunaal Poder Judicial— bien a despacharlos con demora y enton-ces se convierte en una rémora para la expedita administra-ción de justicia.

En cambio la intervención del Ministerio Público Fe-deral parece indispensable en los juicios de garantías en quese debaten cuestiones que afectan directamente el interés so-cial no ya sólo para coadyuvar con la Justicia de la Unión aleficaz despacho de los mismos, sino también para estar enaptitud de sugerir a las autoridades competentes —aprove-chando el mecanismo a que se alude en anterior artículo—la conveniencia de no insistir en la aplicación de las leyesque la Suprema Corte haya declarado contrarias al estatutoconstitucional.

Mas, como la restricción del participio del MinisterioPúblico en el juicio de amparo era punto ajeno a la Ley Orgá-nica del artículo 102 de la Carta Fundamental, se optó porproponer las soluciones precedentes en el proyecto de re-formas constitucionales que ha sido sometido a la considera-ción del señor presidente de la República por la dependenciaa mi cargo.

Y ya que a dicho proyecto me refiero, estimo pertinenteaclarar que en él, se sugiere la intervención, como tercerointeresado, del Ministerio Público que haya gestionado losactos reclamados en los amparos penales.

El objetivo de tal proposición es doble; permitir a laparte acusadora prolongar la contención con el proceso a tra-vés del juicio de garantías y evitar que la autoridad judicialresponsable desnaturalice sus atribuciones, interponiendo re-cursos contra las decisiones favorables al quejoso.

Si se logra limitar la intervención del Ministerio Publicoa los amparos en que se involucren cuestiones que afecten alinterés social, la Institución podrá concentrarse al desempeño* La Prensa, 19 de febrero de 1942.

De acuerdo con la fracción VIII del artículo 107 consti-tucional, el Ministerio Público Federal es parte en los amparosdirectos y, según la Ley Reglamentaria de dicho preceptointerviene, asimismo, en los juicios de garantías que se pro-mueven ante los Juzgados de Distrito, tanto ante estos tribu-nales como en las revisiones de la competencia de la SupremaCorte de Justicia de la Nación.

La nueva Ley Orgánica del artículo 102 constitucionalno pudo atacar por lo tanto, uno de los más urgentes proble-mas planteados a la Institución del Ministerio Público Fede-ral: restringir su participio exclusivamente a aquellos juiciosde amparo que lleven involucradas cuestiones de ordenestrictamente constitucional apartándolo de los negociosque primordial y directamente afecten intereses puramenteprivados.

En la generalidad de los amparos civiles y mercantilesno se alega, en efecto, la violación directa de un preceptoconstitucional, sino la inexacta aplicación de leyes secun-darias. Prescindiendo de las materias concernientes al estadoy capacidad de las personas y los juicios de quiebra —en lasque sí aparece evidente el interés social— carece de sen-tido, por ende, que el Ministerio Público Federal sea parteen los amparos civiles y mercantiles. Sin embargo, cuando enellos se aduce la inconstitucionalidad misma de las normaslegales, aplicadas por la autoridad responsable, es inconcusoque sí está justificada la participación del Ministerio Público.

Por otra parte, el elevado número de amparos civiles ymercantiles que se ventila ante los tribunales federales, obligaal Ministerio Público, sea a desahogarlos precipitadamente

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de sus genuinas funciones; la persecución de los delitos decompetencia federal, la representación de la Federación antelos tribunales y el consejo jurídico al Ejecutivo de la Unión,una más eficaz vigilancia en la correcta aplicación de lasleyes, así como el control constitucional sobre toda me-dida legislativa que rompa con la estructura de las reglasque traza la Ley Fundamental.

Algunas otras innovaciones que propenden a hacer unordenamiento que vuelva más expedita la actividad de la ins-titución; medidas de precaución como la de comprobar pre-

viamente la capacidad técnica mediante la presentación deltítulo respectivo, sin cuyo requisito no podrán desempeñar-se las funciones ni percibirse emolumentos y otras más que secontienen en las disposiciones generales, pero que no ame-ritan un comentario especial dada la índole de esta Exposiciónde Motivos que ha podido ver la luz pública gracias a la ge-nerosa hospitalidad que han tenido la gentileza de brindarlenuestros más caracterizados órganos de información, por loque no podría finalizar este trabajo sin rendirles el tributo deun profundo reconocimiento.

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MÉXICO SEGUIRÁ NORMALMENTE SU VIDA JURÍDICA*

Con motivo de las numerosas preguntas que se handirigido a esta Presidencia de la Suprema Corte de Justiciade la Nación, acerca de cuál va a ser la actuación del mismoalto Tribunal sobre la aplicación del Derecho de suspensiónde garantías el suscrito con aprobación del Tribunal Pleno,hace las siguientes declaraciones:

“No hay ni debe haber motivo de alarma alguno sobrela aplicación de dicho Decreto. La Suprema Corte de Justiciacontinúa y continuará normalmente sus funciones consti-tucionales de supremo intérprete de la Constitución y la Jus-ticia Federal cumplirá con los términos restrictivos del Decretode suspensión de garantías y de las reglamentaciones que seexpidan dentro de sus mismas funciones constitucionales yen los casos restrictivos que señala el propio Decreto, atentaslas finalidades expresadas por el señor presidente de la Re-

* Excélsior, 2 de junio de 1942.

pública, que no son otras que las de que el país siga su vidajurídica normal dentro del carril de la ley y con la sola excep-ción de los casos señalados en la suspensión de garantías.

“Por lo tanto no ha pensado ni piensa la Suprema Corteen dictar sobreseimientos de todos los amparos civiles ni pe-nales o administrativos ni del trabajo que se encuentranpendientes de fallo, especial que ha circulado sin ningún fun-damento y que la Suprema Corte de Justicia cree de su deberdeclararlo así a fin de que la opinión pública no se desvíepor senderos de alarma o de inquietud, en momentos quecomo en los presentes, se requiere más que nunca la serenidady el buen juicio de que ha dado pruebas el señor presidentede la República, atenta la situación internacional del país.”

SALVADOR URBINA.

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DECRETO DE SUSPENSIÓN DE GARANTÍASINDIVIDUALES (1o. junio de 1942)*

MANUEL ÁVILA CAMACHO; PRESIDENTECONSTITUCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS

MEXICANOS, A SUS HABITANTES SABED:

Que el H. Congreso de la Unión se ha servido dirigirmeel siguiente

DECRETO:

“El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, decreta:ARTÍCULO 1o.—Se aprueba la suspensión de las garan-

tías individuales consignadas en los artículos 4o., párrafo Idel 5o., 6o., 7o., 10, 11, 14, 16, 19, 20, 21, párrafo III del 22y 25 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-canos, que acordó el C. Presidente de la República previaconformidad del Consejo de Ministros, para todo el territorioy todos los habitantes de la República.

ARTÍCULO 2o.—La suspensión a que se refiere el ar-tículo anterior, durará todo el tiempo que México permanezcaen estado de guerra con Alemania, Italia y el Japón, o concualquiera de estos países, y será susceptible de prorrogarse,a juicio del Ejecutivo hasta treinta días después de la fechade cesación de las hostilidades.

ARTÍCULO 3o.—Se autoriza al Ejecutivo de la Uniónpara dictar las prevenciones generales que reglamenten lostérminos de la suspensión de garantías individuales a que secontraen los dos artículos precedentes.

ARTÍCULO 4o.—Se faculta, asimismo, al Ejecutivode la Unión, para imponer en los distintos Ramos de laAdministración Publica, todas las modificaciones que fueren

* Diario Oficial, martes 2 de junio de 1942.

indispensables para la eficaz defensa del territorio nacional,de su soberanía y dignidad y para el mantenimiento denuestras instituciones fundamentales.

ARTÍCULO 5o.—Se autoriza, igualmente, al Ejecutivode la Unión para legislar en los distintos Ramos de la Admi-nistración Pública, con sujeción a lo preceptuado en el ar-tículo precedente; y

ARTÍCULO 6o.—Al iniciarse cada periodo de sesionesordinarias del Congreso de la Unión, el Ejecutivo dará cuentadel uso que haya hecho de las facultades que se le otorganen virtud del presente decreto.

TRANSITORIOS:

ARTÍCULO 1o.—El presente decreto entrará en vigoren la fecha de su publicación en el Diario Oficial.

ARTÍCULO 2o.—En esa misma fecha empezará a sur-tir sus efectos en todo el país y para todos sus habitantes, lasuspensión de garantías, materia del presente decreto, sin quese requiera la reglamentación a que se contrae el artículo 3o.

Emilio Gutiérrez Roldán, D. P.—Fernando Magro Soto,S.P.—Manuel Gudiño, D.S.—Alfonso Gutiérrez Gurría, S.S.—Rúbricas”.

En cumplimiento de lo dispuesto por la fracción I delartículo 89 de la Constitución Política de los Estados UnidosMexicanos y para su debida publicación y observancia,expido el presente decreto en la residencia del Poder Ejecu-tivo Federal, en la Ciudad de México, D.F., el día primerode junio de mil novecientos cuarenta y dos.—Manuel ÁvilaCamacho.—Rúbrica.

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COMENTARIO DEL LICENCIADO JORGE VERA ESTAÑOLA LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS*

A 2 de junio de 1942.—Sr. Lic. don José Aguilar yMaya.—Procurador General de la República.—Presente.

Muy estimado compañero y amigo:Con espíritu estrictamente constructivo, más que nunca

necesario ahora que la patria necesita de la sincera coope-ración de todos sus hijos hasta el máximo de sus capacidades,me tomo la libertad de hacer llegar a usted, en las líneas quesiguen lo que pienso sobre el alcance del decreto de sus-pensión de garantías que aparece publicado en el númerodel Diario Oficial del día de hoy.

Ya la Suprema Corte de Justicia, por declaración de supresidente, dijo —lo que no podía menos de decir— que esedecreto no significa que al orden constitucional, que hastaahora nos ha regido vaya a suceder el caos; pues la SupremaCorte “continuará normalmente sus funciones constitucio-nales de supremo intérprete de la Constitución y la JusticiaFederal cumplirá, con los términos restrictivos del decretode suspensión de garantías, y de las reglamentaciones que seexpidan, dentro de sus mismas funciones constitucionales, yen los casos restrictivos que señala el propio decreto, atentaslas finalidades expresadas por el señor presidente de la Repú-blica, que no son otras que las de que el país siga su vidajurídica normal dentro del carril de la ley y con la sola excep-ción de los casos señalados en la suspensión de garantías”.

Para los técnicos esta declaración es bastante, puessabemos lo que ella significa; pero el público, la gran masade la población, necesita que se le den orientaciones.

Ahora bien, no es difícil determinar cuál es el alcancedel decreto de suspensión de garantías, con tal que se tenga

* El Nacional, 3 de junio de 1942.

en cuenta que esa suspensión es solo un medio y, que el decre-to de referencia señala la finalidad que persigue y el órganoque debe realizarla.

La finalidad es obtener la cooperación de todos los ha-bitantes de este país, hasta el máximo de sus posibilidades,para consumar, en beneficio de las ideas democráticas y dela libertad humana, la victoria contra las potencias del Eje.

En consecuencia, hasta donde lo demande esa finalidadhasta allí tendrá que extenderse la suspensión de garantías.

El órgano que ha de realizar esa finalidad es el Ejecu-tivo de la Unión; a él se le dice: “el presidente de la Repúblicahará la declaración correspondiente —la del estado de guerra—y las notificaciones internacionales que procedan”; a él se leautoriza “para dictar las prevenciones generales que reglamen-ten los términos de la suspensión”; a él se le faculta “paraimponer en los distintos ramos de la Administración Públi-ca todas las modificaciones que fueren indispensables parala eficaz defensa del territorio nacional, de su soberanía ydignidad y para el mantenimiento de nuestras institucionesfundamentales”; a él finalmente se le autoriza “para legislaren los distintos ramos de la Administración Pública antesexpresados”.

Todo el régimen constitucional, con las excepcionesanteriores, queda subsistente.

Continúa la forma de Gobierno Federal, porque eldecreto de referencia no la toca. Esto quiere decir que ningunaautoridad de los Estados, ya se trate del Poder Ejecutivo, delLegislativo o del Judicial, está autorizada para expedir leyeso ejecutar actos que invadan la esfera de la competencia fede-ral; esto quiere decir que ninguna de esas autoridades estáautorizada tampoco para desentenderse de las garantías cons-titucionales que se suspenden, a no ser que específicamentetal autorización les sea concedida por el Ejecutivo de la Unión

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de acuerdo con el artículo 3o. del decreto respectivo. En otrostérminos, la suspensión de garantías no da a las autoridadesde los Estados poderes de que carecen conforme a la Constitu-ción General y a la local respectiva.

Tampoco se interrumpe la división de los Poderes Fede-rales en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

En el artículo 6o. del decreto de suspensión de garantíasel Congreso de la Unión se reserva seguir funcionando comoórgano nato legislativo, cuando obliga al Ejecutivo a dar cuen-ta, al iniciar cada período de sesiones, ordinarias, del usoque haya hecho de sus facultades extraordinarias. Lo úni-co que pasa es que, entre dos períodos de sesiones, el Ejecu-tivo está autorizado para legislar en los términos del artículo4o. del decreto, con objeto de atender rápida y efectivamentecualquiera emergencia que pueda surgir del estado de guerraen que se encuentra el país.

Tampoco se suprime el Poder Judicial en el decreto desuspensión de garantías; ni menos se autoriza a ese PoderJudicial a cometer arbitrariedades actuando fuera de lostérminos de la ley.

Sólo el Ejecutivo de la Unión, si así lo considera conve-niente para realizar las finalidades de la declaración de guerra,puede autorizar a los funcionarios del Poder Judicial para noajustarse, en sus procedimientos, a las disposiciones conte-nidas en los artículos cuya aplicación queda en suspenso, osea, el 4, el 5 párrafo primero, el 6 el 7, el 10, el 11, el 14, el16, el 19, el 21, el 22 párrafo tercero y el 25 de la ConstituciónPolítica.

Puede más el Ejecutivo de la Unión conforme al decretode suspensión de garantías; puede autorizar, en determinadascondiciones, a las autoridades dependientes de ese mismoPoder a asumir funciones judiciales.

La única condición para el ejercicio de estas facultadeses que el presidente de la República proceda a usarlas pormedio de disposiciones de observancia general, ya que la

garantía del artículo 13 Constitucional, que prohibe las leyesprivativas, no está entre las que se suspenden.

Empero, mientras el Ejecutivo de la Unión no expidadecretos que eximan y faculten a las autoridades de los Es-tados, al Poder Judicial Federal o al Poder Judicial del Distritoy de los Territorios Federales, o a sus propias dependenciaspara dejar de observar los requisitos establecidos en los ar-tículos citados, todas esas autoridades están obligadas a res-petar tales preceptos y su violación puede dar lugar a la quejaen la vía de amparo porque el decreto de suspensión de garan-tías no autoriza a nadie, excepto al Poder Ejecutivo de laUnión, para desentenderse de tales requisitos.

Interpretado de esta manera el expresado decreto, siguela vida normal del país en cuanto no sea necesario anormali-zarla para enfrentarse con el estado de guerra; sigue en plenaactividad jurídica la potencialidad productiva de la Naciónpara cooperar a las finalidades de la guerra, mientras el Ejecu-tivo de la Unión no proclame que alguna de esas actividadesestorba la acción nacional para enfrentarse con cualquieracontingencia o para resolver cualquier problema nacidos delestado de guerra.

En suma: el Congreso de la Unión ha puesto en manosdel Presidente de la República —sólo en esas manos— la regla-mentación de la suspensión de garantías que acaba de serdecretada.

Lo que el presidente de la República no modifique,dentro de las facultades de que ha sido investido, debe conti-nuar como si no hubiera suspensión.

Mientras más sincera, mientras más patriótica sea laasistencia y cooperación de la nación a la finalidad del decretode suspensión de garantías menos drástica será su aplicación.

Nuestro deber está, pues bien señalado.De usted afmo. atto. S.S. y amigo, JORGE VERA ES-

TAÑOL.

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OBSERVACIONES IMPORTANTES SOBRE LA SUSPENSIÓN DE LAS GARANTÍAS FUERONHECHAS POR EL PROCURADOR GENERAL DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA*

(Fragmento)

…México, D.F., a 4 de junio de 1942.Señor licenciado Jorge Vera Estañol, Edificio Aztlán

401-406, Av. Juárez 76, Ciudad.Muy distinguido señor licenciado y fino amigo:Me enteré el día de ayer de la muy atenta carta de usted

de dos del mes en curso, en la que se sirve darme a conocer loque piensa sobre el alcance del decreto de suspensión degarantías. En ella manifiesta usted, sustancialmente, que eldecreto no significa que al orden constitucional que hastaahora nos ha regido vaya a suceder el caos; que el decreto desuspensión es sólo un medio y que el mismo señala la fina-lidad que persigue y el órgano que debe realizarla; que lafinalidad es obtener la cooperación de todos los habitantesde este país hasta el máximo de sus posibilidades para con-sumar, en beneficio de las ideas democráticas y de la libertadhumana, la victoria contra las potencias del Eje, y hasta dondelo demande esa finalidad hasta allá tendrá que extenderse lasuspensión de garantías; que el órgano exclusivo que ha derealizarlas es el Ejecutivo de la Unión; quien deberá dictarlas prevenciones generales que reglamenten los términosde la suspensión; que a él se faculta para imponer en los dis-tintos Ramos de la Administración Pública, todas las modi-ficaciones que fueren indispensables para la eficaz defensadel territorio nacional; y que a él finalmente, se le autorizapara legislar en los distintos Ramos de la AdministraciónPública.

Manifiesta usted, además, que continúa la forma deGobierno Federal, lo que denota que ninguna autoridadde los Estados está autorizada para expedir leyes o ejecutar

* El Popular, 6 de junio de 1942.

actos que invadan la esfera de la competencia federal y queninguna de esas autoridades deberá desentenderse de lasgarantías constitucionales que se suspenden, a menos que sele conceda esa facultad por el Ejecutivo de la Unión, de acuer-do con el artículo 3o. del decreto invocado, en suma: que Lasuspensión de garantías no da a las autoridades de los Es-tados poderes de que carecen conforme a la ConstituciónFederal, y a la Local, respectiva.

Agrega usted que no se interrumpe la división de losPoderes Federales: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pues queel Congreso de la Unión sigue funcionando y el decretoobliga al Ejecutivo a dar cuenta en sus periodos ordinariosdel uso, que haya hecho de esas facultades; que tampoco sesuprime el Poder Judicial ni menos se le autoriza para cometerarbitrariedades actuando fuera de la ley; que sólo el Ejecu-tivo de la Unión, si así lo considera conveniente, podrá autorizara los funcionarios del Poder Judicial para no ajustarse en susprocedimientos a las disposiciones preceptuadas en los artícu-los cuya aplicación queda en suspenso; que puede el Ejecuti-vo autorizar, en determinadas condiciones, a las autoridadesdependientes de él a asumir funciones judiciales, sin máscondición que la de que el presidente proceda a usarlas pormedio de disposiciones de Observancia General, ya que nose suprime la garantía que otorga el artículo 13; que mien-tras el Ejecutivo no expida decretos que eximan o faculten alas autoridades de los Estados al Poder Judicial Federal o aldel Distrito y de los Territorios o a las propias dependen-cias del Ejecutivo a dejar de observar los requisitos relativos,La totalidad de las autoridades están obligadas a respetartales preceptos y su violación puede dar lugar a la queja envía de amparo porque El decreto no autoriza a nadie a excep-ción del Poder Ejecutivo para desentenderse de tales re-quisitos; que continúa la vida normal del país en cuanto no

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sea necesario anormalizarla para enfrentarse con el estadode guerra; que sigue en plena actividad jurídica la potencia-lidad productiva de la nación para cooperar a las finalidadesde la guerra, a menos que el Ejecutivo de la Unión no declareque alguna de esas actividades estorba la acción nacionalpara enfrentarse con cualquier contingencia; y que, en sumael Congreso de la Unión ha puesto en manos del presidentede la República —y sólo en esas manos— la suspensión degarantías que acaba de ser decretada, por lo que él no modi-fique dentro de sus facultades, debe continuar como si nohubiera suspensión.

En razón de los motivos, de suyo respetables, es que seinspira la opinión de usted —por todos conceptos autorizadaen orden a la aptitud profesional—, y que en razón, igual-mente de que el punto de vista jurídico accesible para lostécnicos no es suficiente para la gran masa de población quenecesita de explicaciones, me permito hacer un comentariosobre el contenido de la opinión de usted, sintetizada, porcuanto desenvuelve, precisamente, las ideas en que se inspiróla iniciativa del Ejecutivo ante la Cámara de Diputados alfundamentar la solicitud del Decreto de referencia.

Debido a los términos angustiosos de que los PoderesFederales han dispuesto, dentro de la situación existente, se-guramente que, muchas personas inclusive los expertos en lamateria jurídica no estuvieron en aptitud de examinar endetalle, la iniciativa que fue aprobada horas después de pre-sentada, en razón de la urgencia de la decisión legislativa.Por ello, considero ilustrativo insertar aquellos párrafos dela iniciativa que desarrollan, en términos análogos, no diríade semejanza porque casi es identidad en el criterio las opi-niones que usted sustenta.

En efecto, al mencionar la materia de la suspensión degarantías contenida en el artículo 29, el autor de la iniciativahabla de que “el precepto contiene normas precisas en lasque se ha procurado cohonestar los derechos del individuo,con el interés social, que cobra características de supremacíaabsoluta en situaciones de emergencia”. Líneas adelante ex-presa que los intereses del individuo deben ceder, transito-riamente ante las consideraciones de salud pública, que haráuso con prudencia y moderación de esas facultades; que la

medida es necesaria dados los habituales procedimientos queemplean los países del Eje para quebrantar la moral de lospueblos con quienes están en conflicto, desorganizar sudefensa y adueñarse de sus destinos; que vivimos una situa-ción de emergencia y resulta inaplazable adoptar medidasexcepcionales para poder afrontarla en términos venturososy a fin de que esté el propio Ejecutivo legalmente capacitadopara realizarlas. Afirma el propio señor presidente de laRepública que: la suspensión de las garantías cuya aprobaciónsolicitó del Congreso, en modo alguno significa la desapa-rición del orden constitucional ni aun la inobservancia delorden jurídico; que no se pide la declaración de suspensiónde la garantía consignada en el artículo 13 constitucional;que el Congreso de la Unión celebrará sus sesiones ordinariasdurante el periodo señalado por la Constitución, y que seráel Poder Judicial de la Federación el que continúe como ór-gano de control de la constitucionalidad de los actos de todaslas autoridades del país, sin más excepciones que las pre-vistas por el decreto cuya aprobación solicitó; y que concluyeen este punto relativo a la división de los Poderes, manifes-tando que la orbita de las autoridades locales y municipa-les se mantendrá intacta. Solicita, por último, autorización,para ejecutar todos los actos y expedir todas las leyesque sean indispensables para la eficaz defensa de laintegridad del territorio nacional, su soberanía y dignidady para el mantenimiento incólume del respeto a sus Insti-tuciones.

Las distintas autoridades afectadas de modo inmediatopor el decreto de suspensión de las garantías constituciona-les han reiterado en todas formas, la expresión de este criterioque trata de traducir fielmente el sustentado por el PrimerMagistrado de la Nación: la dependencia Federal a mi cargo,así lo expresó horas después de que fue aprobado el decreto,el señor presidente de la Suprema Corte al reanudarse lassesiones de nuestro más Alto Tribunal; y todavía hoy, el se-ñor Secretario de Gobernación emite conceptos semejantes enla circular que dirige a los Gobernadores de los Estados. (…)

LIC. JOSÉ AGUILAR Y MAYA.

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ALCANCE DE LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS*

PUNTOS SALIENTES DE LA LEYEXPEDIDA POR EL EJECUTIVO

Principales puntos de la Ley de Prevenciones Generalessobre la Suspensión de Garantías:

1. Limitación de actos comerciales en México para lospaíses enemigos de nuestra República.

2. Obligación de prestar servicios personales en activi-dades relacionadas con la defensa.

3. Estricta observancia de disposiciones relativas a cine-matografía, radio y medios de propaganda.

4. Obligatoriedad de previo permiso para efectuar reu-niones de carácter político.

5. Procedencia de cualquier requisición de armas entrelos particulares.

6. Condiciones especiales para entrar al territorio na-cional o salir de él.

7. Concentración, por tiempo indefinido, de extranjerosy nacionales, según criterio del Ejecutivo.

8. Poderes al Ministerio Público Federal para efectuarvisitas domiciliarias sin orden judicial.

9. Ampliación del plazo de detención para los efectosde investigaciones policiacas.

10. Limitación del derecho de libertad bajo fianza enlos casos que fije el Ejecutivo.

11. Improcedencia de los amparos contra las leyes con-sideradas como de emergencia.

12. Legislación punitiva en los términos más severosque el Ejecutivo estime necesarios.

13. Exclusión de libertad caucional y de condena con-dicional en determinados procesos.

14. Supresión del jurado para todos los delitos o faltasoficiales.

15. Los juicios de amparo en tramitación seguirán sucurso cualquiera que sea su naturaleza.

* Excélsior, 12 de junio de 1942.

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PREVENCIONES GENERALES RELATIVAS ALA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS*

FACULTADES DE QUE QUEDAINVESTIDO EL EJECUTIVO

“MANUEL ÁVILA CAMACHO, Presidente Constitu-cional de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes,sabed:

“Por decreto de fecha 1o. del mes actual, fue autorizadoel Ejecutivo Federal, de acuerdo con el parecer del Consejode Ministros, por el H. Congreso de la Unión, para suspender,por el tiempo que dure el conflicto en todo el territorio na-cional, aquéllas de las garantías que pudieren constituir obs-táculo para hacer frente rápida y fácilmente a la situacióncreada por el estado de guerra decretado con motivo de laagresión de que fuimos víctimas de parte de Alemania, Italiay el Japón, que hundieron dos de nuestros barcos, a pesar denuestra condición de no beligerantes.

“Esta facultad de que ha quedado investido el PoderEjecutivo, lo mismo que las autorizaciones para introducir,en los distintos ramos de la administración pública, las modi-ficaciones necesarias para que pueda, con la mayor eficacia,atender las exigencias de la seguridad tanto en el interiorcomo respecto del exterior, así como la de expedir las leyesque las condiciones del país reclamen, han constituido, parael Poder Ejecutivo, uno de los más profundos motivos depreocupación, pues, por una parte, ha considerado que elPoder Público debe, en momentos en que nuestra dignidadde pueblo libre ha sido inicua y atentatoriamente ultrajada,contar con toda la autoridad moral que le dé la legitimidadde sus actos; y, por la otra, estima como ineludible deber el develar por que, dentro de las determinaciones que una situación

de gravedad origine, no se haga a los individuos agravio al-guno innecesario en sus prerrogativas, ni se impongan otrasrestricciones que aquéllas que en forma imperativa aconsejauna previsión elemental dentro de un conjunto de circunstan-cias fortuitas.

“Seguramente que en toda nuestra historia constitu-cional, no se había presentado jamás el caso de que el pre-sidente de la República contara con la suma de facultadeslegales cuyo ejercicio se le ha confiado en la ocasión presente,pues ni aún en la época de la intervención francesa se le otor-garon éstas en los términos de la amplitud requerida, sinocuando el Congreso se vio en la imposibilidad física de reu-nirse. En otras ocasiones ha habido también delegación defacultades, y no cabe hacer mención de cuando éstas se hanejercido sin la debida sujeción a la ley.

ESTÁ COMPENETRADO DE LASAUTORIZACIONES CONCEDIDAS

“El Poder Legislativo Federal se ha compenetrado sufi-cientemente de la necesidad de las autorizaciones concedidas;y la confianza que la Nación, por conducto de sus represen-tantes, ha dispensado al Jefe de la Administración, hace queéste, profundamente persuadido de sus altas responsabi-lidades, considere, dentro de la mayor serenidad, el uso quedebe hacer de la potestad que se le ha conferido.

“La Nación debe, desde luego, estar preparada en elorden legal para las contingencias de una lucha en la que,si es cierto que tenemos las mejores y fundadas esperanzasde que concluya en términos lisonjeros para la causa de laslibertades humanas, también lo es que no estamos en posibili-dad de conocer todas las fases de su desarrollo. Por lo mismo,el régimen no puede hacer abandono del deber de cuidar,antes que cualquiera otro aspecto, el de que no pierda, su* Excélsior,12 de junio de 1942.

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fisonomía de régimen de derecho; y por tales causas ha solici-tado la implantación de las normas que la propia ley fun-damental señala para afrontar las situaciones de peligro, sinromper los cauces de la legalidad.

“Ahora bien, después de que el Ejecutivo disfruta po-tencialmente de las facultades constitucionales de que antesse ha hablado, considera que la situación imperante en todoel territorio nacional no amerita que haga uso, desde luego,de la totalidad de las facultades de que se le ha investido, puesafortunadamente el pueblo todo ha respondido, a las medidasadoptadas por el Poder Público, con una comprensión clarade sus deberes, con actitudes de solidaridad para el Gobier-no de la Nación, y con el sincero patriotismo. En tales con-diciones, estima el mismo Ejecutivo que las prevencionesgenerales que debe dictar en cumplimiento de las atribucio-nes que le señala el artículo 29 constitucional, además desatisfacer los requisitos que este precepto establece, debenreferirse a fijar, por ahora, limitaciones sólo a aquellos delos derechos del hombre cuya restricción sea ineludible, co-mo consecuencia inmediata y directa del estado de guerradecretado.

LIMITACIONES QUE DEBEN TENERALGUNAS GARANTÍAS

“Para garantizar este propósito, el Ejecutivo consideraque las limitaciones que deben sufrir algunas de las garantíasconsagradas en la Constitución y cuya suspensión fue auto-rizada, ha de realizarse exclusivamente por el propio Ejecuti-vo, que será la autoridad única que podrá dictar disposicionesen esta materia, y sólo a través de de sus inmediatos colabo-radores, los secretarios de Estado, el Procurador General dela República y los jefes de los Departamentos Autónomos.

“Los gobernadores de los Estados y todas las demásautoridades locales tienen sólo el carácter de auxiliares en lamateria de la legislación de emergencia; y, consiguientemen-te, carecen de iniciativa propia para obrar sin que el presi-dente de la República anime algún procedimiento y sólo porconducto de las autoridades federales superiores que acabande mencionarse. Así, pues, los Estados conservan intacto sumecanismo constitucional, e intocada la órbita de sus debereslegales.

“Las disposiciones que se dictan respecto de las garan-tías consagradas en los artículos 4o. y 5o. constituciona-les, obedecen tanto a la necesidad de proveer a las actividadesconexas con el estado de guerra y a los mandamientos delinterés público dentro de las circunstancias creadas poraquél, cuanto a la conveniencia de impedir todo acto quebajo la apariencia de trabajo lícito, pueda traducirse en activi-dad dañosa para nuestra patria y para los medios que tenemosde la obligación de emplear para su defensa y protección.

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NOSUFRE MENOSCABO ALGUNO

La garantía de la libertad de expresión, consignada enlos artículos 6o. y 7o. del texto constitucional, no sufre, por

virtud de esta reglamentación, menoscabo alguno pues hacreído el Ejecutivo que no solo es necesario introducir alte-raciones en nuestro medio social, en aspecto tan importan-te, sino que es conveniente estimular la actitud juiciosa ypatriótica de nuestros principales órganos de información pe-riódica, que han sido vehículo eficacisimo para que el paísconozca las altas miras que han inspirado las decisiones delos supremos poderes de la Unión en esta etapa de nuestravida internacional. No sería prudente, además, por parte dela Administración Pública, prescindir del parecer de la prensa,a través de sus observaciones, y de sus informaciones diarias,pues, si para el individuo constituye, su mejor gula, para laopinión pública representa su más genuino intérprete, y parael Estado, a través de sus juicios, es un significado factor deorientación.

“Sin embargo, como podría aprovecharse la prerroga-tiva que se consagra en favor de los órganos auténticos deinformación, por elementos enemigos, se establece la limita-ción de que el órgano de publicidad debe contar, cuandomenos, con tres meses de existencia, para poder sancionarlas publicaciones que, en forma anónima y aprovechandocualquier momento crítico, puedan lanzar los desafectos a lacausa de las democracias.

POR QUÉ SE LIMITA ELDERECHO DE REUNIÓN

El derecho de reunión se limita para los que tengan porobjeto tratar asuntos políticos, y tan sólo para que las auto-ridades puedan dictar aquellas medidas de vigilancia indis-pensables al mantenimiento del orden, y tendientes a evitarsucesos sangrientos o la posibilidad de desordenes derivadosdel apasionamiento propio de la divergencia de opinionesen pugnas de carácter electoral. Fuera de este caso, la garantíaconserva su integridad.

QUEDA SUBORDINADA AUNA REGLAMENTACIÓN

La facultad de los ciudadanos, de portar armas para suseguridad y legítima defensa, queda subordinada a las me-didas de reglamentación que dicte la Secretaría de la DefensaNacional, con exclusión de cualquiera otra autoridad federaly local, así como a la del Ejecutivo para requisar las armascuando así la exigieren las necesidades de la defensa nacional.Tales determinaciones, explicables en sí mismas, están dicta-das para la adopción de medidas inaplazables, dado el augedel pistolerismo en nuestro medio, y la conveniencia de limi-tar la procesión de armas para circunscribirla al propósito decrear una situación de seguridad colectiva en todos nuestrosmedios sociales.

“La reglamentación fijada a la garantía del artículo 11constitucional, emana del imperativo mismo de las actua-les condiciones del mundo, lo que desde hace tiempo nosobliga a tener un control efectivo de nuestra migración yparticularmente, de las actividades de aquellos extranjerosque, por su nacionalidad, es de presumirse guarden una ac-

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titud hostil hacia nuestra patria. Sin embargo, quienes siganhaciendo honor a la hospitalidad que México les ha brindado,no habrán de ser objeto de molestias, si, como ya lo ha mani-festado el Ejecutivo, su comportamiento no es desleal hacianosotros.

DEJARÁ DE SER UNAPRERROGATIVA ABSOLUTA

“Los artículos 14 y 16 constitucionales, que forman,por decirlo así, la base fundamental de nuestra estructurajurídica, y en los que se contienen las disposiciones vitalesde nuestro juicio de amparo, han debido, por la índole de lasuspensión de garantías decretada y por las limitaciones deri-vadas de un “estado de necesidad” como el presente, dejarde ser prerrogativas absolutas, pues particularmente con ellas,podrían los elementos hostiles a la defensa de nuestra nacio-nalidad escudarse, para volver más eficaz su actividad ad-versa, dentro de nuestras propias fronteras, y protegidos pornuestras propias instituciones.

“En esa virtud, sin que el juicio de amparo deje de se-guir siendo un baluarte contra la opresión, la protección deél no debe extenderse a situaciones, individuos o derechosque, de tutelarse, podrían hacer que prosperaran, en nuestromedio, las maniobras de los enemigos de la nacionalidad,pues los derechos de cada uno no son independientes de lasociedad, sino inherentes a ella, y es a ésta a la que hay queponer bajo salvaguarda. Por tales motivos, las importan-tes prerrogativas consagradas en los preceptos aludidos serestringen sólo en cuanto sea necesario para prevenir malesmayores, dejando a la autoridad judicial la potestad de dirimirlas contiendas legales entre los particulares, y sin otras limi-taciones, en su facultad, que las que esta ley ha juzgado nece-sarias para poner a salvo la seguridad general.

“Se ha cuidado de manera especial, de que las restric-ciones, sobre las garantías, cuya suspensión está autorizada,comprenda exclusivamente los hechos delictuosos en lamateria federal, en la forma que lo establece el artículo 12de la ley, a fin de que la justicia común no se vea embara-zada en su acción por disposiciones que pudieran parecerdudosas y dificultar por tanto, el cumplimiento de su impor-tante misión social.

DELITOS FEDERALES Y LALIBERTAD CAUCIONAL

“El mismo criterio ha prevalecido respecto de las ga-rantías que consignan los artículos constitucionales 19, 20 y21; y por ello se han dictado restricciones sobre los delitosfederales que en la ley se mencionan, y sobre la libertad cau-cional correspondiente. Se han ampliado algunos de los térmi-nos que, si pueden satisfacer las necesidades sociales dentrode una situación normal, resultan manifiestamente insufi-cientes en tratándose de la investigación de delitos que pue-den llegar a comprometer la vida misma de la sociedad. Porigual motivo, se ha autorizado la supresión de algunas forma-lidades, como la de audiencia pública, que pudieran repre-

sentar un estorbo en la averiguación de los hechos delictuososcontrarios a las medidas de represión necesarias para ladefensa de la seguridad colectiva. De ahí proviene la facultadque se da, al Ministerio Público Federal, de prolongar unadetención por el término necesario para perfeccionar sus inda-gaciones, estimándose, en todo caso, indispensable, que todoproceso en esta materia sea fallado por jueces de derecho.

“Consecuencia de todo ello es la facultad que se confie-re al Ejecutivo, para la imposición de las penas que la legis-lación de emergencia le encomiende.

UNA MEDIDA PROPIA DELESTADO DE GUERRA

“Las limitaciones referidas a la prohibición de censurade la correspondencia que bajo cubierta circule por las esta-fetas, son propias del estado de guerra. La Secretaría de Co-municaciones fijará las normas a que deberá sujetarse ytienden, naturalmente a impedir que se utilicen nuestros servi-cios postales como medios de comunicación del enemigo.

“Por lo que hace a la suspensión de la garantía consig-nada en el artículo 22 constitucional, que permite la apli-cación de la pena de muerte para determinados delitos, entreellos el de traición a la patria, ha estimado el Ejecutivo que,de momento, no es necesario establecer restricción alguna ala garantía de la vida, la más preciada de todas las que rodeande seguridad la personalidad humana, pues felizmente laactitud asumida por nuestro pueblo, en este conflicto, permiteconfiar, a su sentido de responsabilidad y patriotismo, su con-ducta ulterior, y evitar, así que una determinación de natura-leza irreparable, creara un estado de alarma que, de momento,debe prescribirse. Si desgraciadamente se presentaren casosque ameriten la adopción de medidas restrictivas respectode este derecho, el Ejecutivo, fiel a su propósito de garantizarel respeto a las instituciones, se verá en la indeclinable nece-sidad de limitarlo.

Se ha dicho ya, tanto en la iniciativa que determinó laexpedición del decreto autorizado al Ejecutivo para la suspen-sión de garantías, como en otros diversos documentos, quelas limitaciones a ellas sólo comprenden los conceptos anun-ciados, y tan sólo dentro de las limitaciones que fija estareglamentación. Las disposiciones legales mencionadas danfacultades al presidente de la República, y únicamente a él,para dictar las medidas pertinentes en ejecución de esta ley;el Poder Legislativo Federal funcionará durante los períodosque la Constitución le demanda, y en cuanto al Poder Judicial,sólo tiene, dentro de su actividad, las limitaciones que estapropia ley le señala. Puede, pues el país hacer frente a lasnecesidades del estado de guerra, sin apartarse, si no es en loexpresamente apuntado de los cauces ordinarios de la legis-lación; por ello se ha establecido, en el artículo 18 que losjuicios de amparo en tramitación continuarán su curso nor-mal; pero, además de que es deber del Ejecutivo cuidar deque, salvo en los casos especialmente señalados, no se menos-cabe el imperio de la ley, en breve, el propio Ejecutivo dictaráen uso de idénticas facultades la legislación, punitiva ade-cuada para que todos los funcionarios y empleados de la

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administración que infrinjan las disposiciones legales, y nosujeten su actividad a las normas de rigor moral que las exi-gencias de la situación demandan en términos tan imperati-vos, puedan ser castigados cuando obren por un móvil torcidoo aplicando incorrectamente las disposiciones de la ley, puesellas también deben reputarse factores adversos en esta lucha,ya que los agentes de la autoridad nunca deben constituiruna amenaza para quienes no sean transgresores del orden.

Por lo expuesto, y en uso de las facultades que meconcede el artículo 3o. del decreto de primero del mes encurso, he tenido a bien expedir la siguiente

LEY DE PREVENCIONES GENERALES RELATIVA ALA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS ESTABLECIDA

POR DECRETO DE 1o. DE JUNIO DE 1942:

ARTÍCULO 1o.—La suspensión de garantías consig-nada en el decreto de 1o. de junio de 1942, se sujetará a lasdisposiciones de la presente ley y de las que posteriormenteexpidiere el Ejecutivo de la Unión, en uso de las facultadesque en aquél le fueron conferidas.

ARTÍCULO 2o.—La ejecución inmediata de lo dispues-to por las leyes a que se refiere el artículo anterior, correspondeexclusivamente, en la esfera administrativa, a las Secretaríasde Estado, Procuraduría General de la República y Depar-tamentos Autónomos, según la distribución de facultadescontenida en la legislación ordinaria, en cuanto ésta no resultemodificada por la de emergencia.

Se entiende, por legislación de emergencia, la dictadapor el Ejecutivo Federal, en uso de las facultades que le con-fiere el artículo 3o. del decreto de 1o. de junio de 1942.

ARTÍCULO 3o.—Los gobernadores de los Estados, losde los Territorios y el jefe del Departamento del DistritoFederal, tienen el deber de velar, dentro de sus respectivascircunscripciones, por la eficaz observancia de esta ley.

Las autoridades locales, cualquiera que sea su categoría,y las municipales, serán consideradas como auxiliares de laFederación, y quedarán, por tanto, sujetas a las sancionesque esta ley establece.

Para los efectos del artículo anterior, el Ministerio Pú-blico Federal podrá, en los asuntos de su competencia, dictardirectamente las órdenes y providencias necesarias paralograr una mayor eficacia en la cooperación de las autori-dades a que se refieren los párrafos precedentes, sin nece-sidad de sujetarse a los conductos que la legislación ordinariaestablece.

ARTÍCULO 4o.—Todas las autoridades federales, loca-les y municipales conservan la competencia y atribucionesque les corresponde, en los estrictos términos de las leyes fe-derales o locales que norman sus actividades. En consecuen-cia, fuera de los casos expresamente previstos por esta ley ypor la legislación de emergencia que en lo sucesivo se dictare,ninguna autoridad federal, local o municipal puede realizaracto alguno que no le esté permitido por las leyes ordinariasexpedidas con sujeción estricta a los mandatos de la Cons-titución.

ARTÍCULO 5o.—La garantía otorgada en el artículo 4o.de la Constitución General de la República tendrá las siguien-tes limitaciones:

I.—Los países enemigos de los Estados Unidos Mexica-nos y sus nacionales solamente podrán realizar actos de co-mercio en el territorio nacional mediante autorización delEjecutivo, dictada en los términos de la ley especial sobre lamateria.

II.—Obligación de sujetarse a las disposiciones restric-tivas que el Ejecutivo dicte cuando estime perjudicial el ejer-cicio de determinada profesión, industria, comercio o trabajopara los fines de la defensa nacional.

III.—Impedir en la forma que determinen las leyes, lasganancias ilícitas obtenidas mediante una especulación inmode-rada en las substancias y artículos de consumo necesario.

ARTÍCULO 6o.—La garantía consagrada en el artículo5o. constitucional tendrá la siguiente limitación:

Facultad del Ejecutivo Federal para exigir trabajos per-sonales de todos aquellos que estén en aptitud de prestarlosen actividades directa o indirectamente conexas con la defen-sa nacional, mediante justa retribución.

ARTÍCULO 7o.—Las garantías consagradas en los ar-tículos 6o. y 7o. constitucionales no tendrán más limitacionesque la observancia de los requisitos que establezcan, en mate-ria de cinematografía, radiotelegrafía, telefonía, televisión ydemás medios de propaganda, la Secretaría de Gobernacióny la de Comunicaciones y Obras Públicas, respectivamente,así como las demás dependencias federales a cuyo cargo es-té la vigilancia de las leyes y reglamentos de cualquier otromedio de difusión.

“Las disposiciones de este precepto no son aplicablesa los órganos de información de la prensa periódica y demáspublicaciones que, al expedirse esta ley, tengan una existenciano menor de tres meses, y hayan funcionado en forma inin-terrumpida, cumpliendo con las disposiciones de la Ley deImprenta. Por tanto, continuarán gozando, sin restricciones,de las garantías consagradas en los artículos constituciona-les precitados, estás publicaciones y las de nueva creación a lasque, a juicio del Ejecutivo, deba extenderse esta prerrogativa.Fuera de estas publicaciones, el Ejecutivo tiene facultad paradecidir, sin más figura de juicio que una audiencia de pruebasy alegatos ante el Ministerio Público Federal, sobre las infrac-ciones al artículo 3o. y a las fracciones VII, VIII y XI delartículo 9o. de la Ley de 9 de abril de 1917, aplicando lassanciones establecidas en los artículos 11 y 33 de la misma,y podrá, además, ordenar la suspensión temporal o definitivade las actividades de los infractores en materia de publicidad.En caso de imponerse sanciones corporales, no será proce-dente la condena condicional.

ARTÍCULO 8o.—La garantía consignada en el artículo9o. de la Constitución se sujetará a las siguientes disposi-ciones:

“I.—Los organizadores de cualquiera reunión que tengapor objeto tratar asuntos políticos, deberán dar aviso, cuandomenos, con veinticuatro horas de anticipación, al Agente delMinisterio Público Federal, o a quien por ley lo represente,del tiempo y lugar en que aquélla vaya a efectuarse.

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“II.—Los asistentes a la reunión tendrán la obligaciónde concurrir a ella sin portar armas, y de permitir la presen-cia de los agentes de la autoridad federal a que se refiere lafracción anterior.

“III.—La misma autoridad tendrá la facultad de impediro disolver la reunión, si apareciere que tiene por objeto opuede traer como resultado probable alterar el orden público,o ejercer actividades que directa o indirectamente puedanimpedir o dificultar las medidas que se hayan tomado o tratende tomarse para la defensa nacional, o en conexión con lamisma.

“IV.—El Agente de la autoridad federal que se mencionatendrá la facultad, bajo su más estrecha responsabilidad,de hacer respetar sus decisiones con el auxilio de la fuerzapública.

ARTÍCULO 9o.—La garantía consagrada en el artículo10° de la Constitución se restringirá de la siguiente manera:

“I.—Facultad del Ejecutivo Federal para hacer, cuandolas circunstancias lo reclamen, requisa de armas entre losparticulares.

“II.—Facultad del mismo Ejecutivo para reglamentar laportación de armas, dentro y fuera de las poblaciones; enel concepto de que la Secretaría de la Defensa Nacional será,con exclusión de cualquiera otra autoridad federal o local, laúnica dependencia con aptitud legal para la expedición delos permisos respectivos.

“III.—Prohibición absoluta de asistir portando armasa cualquier reunión de más de diez personas.

“IV.—Facultad del Ejecutivo para decomisar las armasde los infractores de las disposiciones a que este precepto secontrae.

ARTÍCULO 10.—La garantía consignada en el artículo11 de la Constitución se sujetará a las siguientes disposi-ciones:

“I.—Facultad del Ejecutivo Federal para determinar,independientemente de las reglas establecidas por las leyessobre salubridad y migración, los requisitos para entrar alterritorio nacional o salir de él, fijando las condiciones nece-sarias para acreditar que se han satisfecho esos requisitos.

“II.—Facultad para determinar las condiciones que ha-yan de llenarse para viajar dentro del territorio nacional, omudar, en él de residencia, fijando la documentación nece-saria para acreditar que se han satisfecho esos requisitos.

“III.—Facultad para fijar el lugar de residencia de laspersonas que presten sus servicios en las organizacionesmilitarizadas, navales y auxiliares de ellas y sus similares, oen cualquiera industria, comercio o trabajo que tenga conexióncon la defensa nacional.

ARTÍCULO 11.—Las garantías consignadas en el ar-tículo 14 de la Constitución quedarán restringidas en la formasiguiente:

“I.—El Presidente de la República, con exclusión detoda otra autoridad, cualquiera que sea su categoría, podráordenar, mediante acuerdo por escrito y mientras dura lasuspensión de garantías, la concentración, por tiempo inde-finido, de extranjeros y aún de nacionales, en lugares deter-minados.

“II.—Podrán ser ocupados, mediante decisión admi-nistrativa dictada en los términos de la ley especial sobre lamateria, los bienes y los derechos reales y o personales delos países enemigos o de sus nacionales.

“III.—También podrán ser ocupados, mediante la satis-facción de iguales requisitos, los bienes de personas que, sintener la calidad de enemigos, hayan perdido total o parcial-mente, la posibilidad de realizar sus operaciones normales,debido a disposiciones dictadas por un país con el que Méxicomantenga relaciones, y que deriven del actual estado deemergencia.

“IV.—Las propiedades o negociaciones de los naciona-les, así como sus derechos reales o personales podrán serocupados, intervenidos o asegurados, por acuerdo del Presi-dente de la República, siempre con las formalidades a que secontraen las fracciones I y II de este artículo, si, a su juicio,hubiere indicios de que aquéllos son interpósitas personasde extranjeros hostiles a la nación; o si las aludidas propie-dades, negociaciones o derechos son susceptibles de apro-vechamiento en la obtención de materias primas o de artículoselaborados utilizables en las industrias de guerra o en cuales-quiera otras indispensables para la defensa nacional.

ARTÍCULO 12.—La restricción de las garantías de losartículos 16, 19 y 20 es aplicable únicamente a los delitos delorden federal comprendidos en el Libro Segundo, títulos I aVI y título IX del Código Penal Federal, así como a los enu-merados en el decreto de 30 de octubre de 1941 que reformóel Código Penal, y a los que se creen en la legislación deemergencia.

ARTÍCULO 13.—La garantía del artículo 16 Consti-tucional se sujeta a las siguientes restricciones:

El Ministerio Público Federal queda autorizado parapracticar toda clase de investigaciones y visitas domiciliariasde carácter policiaco, sin necesidad de orden previa de laautoridad judicial. También podrá, sin esa formalidad, proce-der a la aprehensión de personas y al aseguramiento de cosas,si se tratare de alguno de los delitos a que se refiere el artículoanterior.

ARTÍCULO 14.—La garantía de que habla el artículo19 tendrá la restricción siguiente:

La detención de que se trata dicho precepto puedeprolongarse, en los casos de los delitos del artículo 12 de estaley, por el tiempo indispensable, a juicio del MinisterioPúblico Federal, para perfeccionar la investigación previa.

ARTÍCULO 15.—Las garantías consignadas en el ar-tículo 20 constitucional quedarán sujetas a las siguientesrestricciones, tratándose de los delitos mencionados en elartículo 12 de esta propia ley.

“I.—No se decretará la libertad bajo de fianza en loscasos en que, de concederse, pueda, a juicio del Agente delMinisterio Público Federal, ser perjudicial para la defensanacional o para el orden público. El pedimento del Agentedel Ministerio Público Federal puede ser recurrido ante elProcurador General de la República.

“II.—Se autoriza la incomunicación por el tiempo indis-pensable, a juicio del Ministerio Público Federal, para perfec-cionar la investigación previa, y evitar el falseamiento de

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los datos por la comunicación de los detenidos entre sí o consus defensores u otras personas que disfruten de libertad.

“III.—El término de cuarenta y ocho horas a que serefiere la fracción III del precepto constitucional citado, podráser ampliado; si así lo requiere la naturaleza de la indagatoria,a juicio del Ministerio Público Federal, sin que sea nece-saria la publicidad de la audiencia si así lo estima convenientedicha autoridad.

“IV.—Podrá suprimirse a juicio del Ministerio PúblicoFederal, la publicidad de la audiencia y los procesos seráninvariablemente fallados por jueces de derecho.

ARTÍCULO 16.—La suspensión de la garantía consig-nada en el párrafo primero del artículo 21 de la Constitución,radica en la facultad del Ejecutivo Federal para imponer laspenas que la legislación de emergencia le encomiende.

ARTÍCULO 17.—La garantía consignada en el artículo25 constitucional queda restringida por la facultad del Eje-cutivo Federal para censurar la correspondencia postal, entodas sus clases, así como la de las comunicaciones telegrá-ficas, radiotelegráficas, telefónicas y similares, censura quese llevará a cabo en los términos que determine el reglamentoque dicte por conducto de la Secretaría de Comunicacionesy Obras Públicas.

ARTÍCULO 18.—No se dará entrada a ninguna deman-da de amparo en que se reclame alguna disposición de lasleyes de emergencia o algún acto derivado de las mismas.

Cuando se hubiere admitido alguna demanda en que sede apariencia diversa al acto reclamado, deberá sobreseer-se el juicio tan luego como se tenga conocimiento a virtudde informe de autoridad federal, de que tal acto se encuentrefundado en la presente ley. En tal caso, si se hubiere dictadoauto de suspensión provisional o definitiva, se revocará deplano y sin recurso alguno.

ARTÍCULO 19.—El Ejecutivo Federal dictará la legis-lación punitiva en los términos más severos que estime ade-cuados para evitar o sancionar, en su caso, los delitos o faltasen que incurran los funcionarios locales o federales con mo-tivo o pretexto de la aplicación de la legislación de emer-gencia, y especialmente respecto de los delitos a que se refierenlas fracciones VII, VIII, IX, X, XI, XIII, XV, XXI, XXIV,XXV y XXVIII del artículo 18 de la Ley de Responsabili-dades vigente.

ARTÍCULO 20.—En los procesos que se sigan pordelitos o faltas oficiales cometidos en relación con esta ley ylas de emergencia que en el futuro se dicten, no cabrá lalibertad caucional ni la condena condicional.

ARTÍCULO 21.—Se suprime el jurado para todos losdelitos o faltas oficiales, quedando encomendado el fallo delos procesos respectivos a los jueces competentes parainstruirlos”.

TRANSITORIOS

1o.—La presente ley entrará en vigor el día de su publi-cación en el Diario Oficial de la Federación.

2o.—Los juicios de amparo en tramitación, al entrar envigor esta ley, seguirán su curso normal, cualquiera que seasu naturaleza, y serán resueltos conforme a las leyes en vigor,sin que se vean afectados por las disposiciones de esta ley.

3o.—No se restringe, por ahora, la garantía consignadaen el párrafo tercero del artículo 22 constitucional.

Dada en el Palacio Nacional, México, D.F., a 11 dejunio de 1942.

El Presidente Constitucional de los Estados UnidosMexicanos MANUEL ÁVILA CAMACHO.—El Secretariode Gobernación, MIGUEL ALEMÁN.

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NACIONALIZACIÓN DE BIENES ECLESIÁSTICOS*

INJUSTICIA REPARADA

Se ha dicho, con sobrada razón, por diversos represen-tativos de distintos sectores de la sociedad, que la SupremaCorte de Justicia que funciona actualmente, es, sin duda, lamejor de cuantas México ha tenido en la época revolucio-naria. Es claro que ese sentimiento no alcanza a la minoríaque quisiera, como en tiempo no muy lejano, que los señoresministros del alto tribunal estuviesen a su servicio, en vez deadministrar la justicia con apego a la ley, la jurisprudencia ylas doctrinas generalmente admitidas en el mundo del Dere-cho. De ahí que digamos que la Corte de hoy es una Cortejusta, en su mejor sentido, porque se aparta de las pasiones yde las “ideologías” para cumplir su deber con firme rectitud.

A sus aciertos, añade ahora el Tribunal Máximo del paísuna ejecutoria que viene a desterrar uno de los más nefastosvestigios persecutorios y despóticos; nos referimos a la nacio-nalización de bienes, que en el sexenio pasado se hacía porsimples sospechas de que en los inmuebles se enseñara doc-trina cristiana o profesaran maestros de escuela con ideascatólicas. Hagamos un poco de historia, que bien vale la pena,para contrastar el ayer arbitrio con el hoy de libertad y respetoa los derechos legítimos del ciudadano.

Comencemos por el procedimiento. Antes, en el perío-do cardenista, un propietario, por una simple acusación, erallevado a un juicio administrativo que se ventilaba en laSecretaría de Hacienda, sin que pudiese someterse a un tri-bunal, en su verdadera aceptación. Si salía bien librado, eraa costa de mover las consabidas “influencias” y tras de resen-tir los perjuicios que son de suponer, ya que la “intervención”

de la finca era el primer paso de ese procedimiento. El actualpresidente de la República, con un espíritu de tolerancia yde justicia que le honra, dispuso que los juicios de naciona-lización fuesen ventilados ante la Suprema Corte, para garan-tía de todos los ciudadanos.

En cuanto a la materia de los juicios, antes bastaba queen una finca urbana donde se instalase un colegio, los inspec-tores de Educación sorprendiesen una estampa o una imagendel culto católico, en poder de alguno de los educandos, paraque, tras de clausurar el establecimiento docente, se proce-diese a nacionalizar el inmueble, siendo los propietarios, casisiempre, ajenos a los hechos denunciados por los inspectores.Se dieron casos bochornosos y lamentables, en que estos ver-daderos esbirros golpeasen a algunas señoritas alumnas deconocido instituto, para arrancarles las estampas con quesolían guarnecer sus libros de texto. Se suprimían colegiospor tal motivo y a la vez se despojaba al propietario, inculpán-dolo de soslayar bienes del clero.

La Sala Administrativa de la Suprema Corte de Justicia,que preside el maestro en Derecho administrativo, donGabino Fraga, y que por cierto dista mucho de ser un cleri-cal, ha puntualizado en una ejecutoria que el hecho de queen un edificio se establezca un colegio católico, no es motivobastante para proceder a nacionalizarlo, como si fuese biendel clero destinado clara y específicamente al culto católico.Y la consecuencia es que ya los propietarios no tendrán elpánico de antaño, cuando se les soliciten sus predios paraestablecer centros de docencia privada, que, por otra parte,deberán estar sujetos a la inspección de la Secretaría del ramo,para que cumplan con las leyes relativas a la enseñanza.

Otra consecuencia muy importante es que ciertas escue-las, como las instaladas por los salesianos, siempre que cum-plan con los reglamentos educativos, no podrán ser molestadas* Excélsior, 31 de julio de 1942.

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so pretexto de juicios de nacionalización en los predios. Y sesabe que ese tipo de escuelas ha sido almácigo de artesanoscompetentes que en ellas se formaban, con sentido de respon-sabilidad y honradez. Que de las mismas salían gentes de lapequeña clase media y de los sectores obreros con un oficioútil para ellos y la sociedad.

Se nota la clara tendencia, beneficiosa, sin duda, alimpiar el ambiente mexicano de los vestigios sectarios y deintolerancia que lo habían ensombrecido. Y a la SupremaCorte de Justicia cabe el honor de contribuir, con la rectaaplicación de las leyes, a que los ciudadanos de México se

sientan protegidos en sus derechos más elementales, por losque se lucha en el exterior con decidida y firme voluntad.Parece de una lógica primaria que la Administración Públicase preocupe por mantener esas libertades, sin sutilezas dedoctrina ni de partido, en el interior del país, ya que ello esel excelente argumento que sustenta y apoya sus gallardasactitudes internacionales.

La ejecutoria que motiva estos comentarios habrá deacrecer todavía más la confianza popular en la inflexible ad-ministración de la justicia, que parece haber entrado en unpatriótico y saludable camino que la depura y regenera.

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EL PLENO APRUEBA SE SUGIERA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICASEA DEROGADA UNA LEY HACENDARIA DICTADA COMO DE

EMERGENCIA PARA DESOBEDECER UN AMPARO*

MEMORÁNDUM PARA EL SEÑORPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

1.—La Suprema Corte de Justicia ha concedido diversosamparos a particulares o empresas contra el cobro del impues-to del superprovecho, correspondiente al año de 1939, porestimar que el decreto que estableció dicho impuesto se apli-caba retroactivamente, o sea legislando sobre el pasado, supues-to que la ley que estableció el repetido impuesto se publicó aprincipios de 1940 y afectó los balances del año anterior.

2.—Los fallos dictados en los juicios de amparo, debenser puntual y prontamente obedecidos, no solo porque nuestrosistema democrático de gobierno obliga a respetar y cumplirtodos los fallos judiciales de cualquier naturaleza, sino princi-palmente porque la Constitución, nuestra Suprema Ley, asílo previene y hasta sanciona con la destitución inmediata y laconsignación de toda clase de autoridades, sin distinción, queno cumplan las sentencias de amparo o traten de eludirlas,o de insistir en la repetición del acto reclamado contra el quese concedió el amparo. Así lo dice la fracción XI, del artículo107 constitucional que expresa: “XI.—Si después de concedi-do el amparo, la autoridad responsable insistiera en la repe-tición del acto reclamado, o tratare de eludir la sentencia dela autoridad federal, será inmediatamente separado de sucargo y consignado ante el Juez de Distrito que corresponda,para que la juzgue”.

3.—En vez de cumplir con las sentencias de amparo,concedidas contra el cobro del impuesto retroactivo del super-provecho para el año de 1939, la Secretaría de Hacienda seha negado a hacer las devoluciones del impuesto ilegalmente

cobrado, y no sólo, sino que sugirió la expedición de una leyllamada “de emergencia del Impuesto de Compensación”,publicada en el Diario Oficial del sábado 29 del corrientemes, en donde tanto en los considerandos como en el ar-ticulado de la misma ley, expresamente vuelve a gravar conel mencionado impuesto sobre el superprovecho y por el re-petido año de 1939, a los particulares o empresas que porfallo judicial se resolvió no estar obligados a cubrir ese im-puesto por dicho año, eludiendo o tratando de repetir el mis-mo acto reclamado de cobro, desobedeciendo y mandándosedesobedecer así los fallos de la Suprema Corte. Así puedeverse de los artículos 2o., 3o., 7o., 8o., 9o., 10, y 11, principal-mente, de la ley últimamente citada.

4.—Como se ve, dicha Ley de Emergencia, expresamen-te importa una violación grave a la Constitución, al burlarlas ejecutorias del amparo y hace incurrir al Secretario deHacienda en la sanción de separación de su cargo y consig-nación a un Juez como lo manda la Constitución en su artículo107, fracción XI, antes transcrita.

5.—Además de esto, ya muy grave de por sí, la mismaLey de Emergencia que se analiza, pone en grave predicamen-to al Poder Judicial Federal, menoscabando su decoro y surespetabilidad y haciéndolo objeto de menosprecio en unaley con violación notoria de la Constitución. Todo esto escontrario a los propósitos y hechos indiscutibles por los queel señor presidente de la República ha demostrado su res-peto al Poder Judicial y sus declaraciones frecuentes de quetodas las autoridades deben cumplir con los fallos que dictela Suprema Corte; y en cambio, la repetida Ley de Emergen-cia, establece el funesto precedente contra el régimen demo-crático e institucional de que no se cumplan los fallos delPoder Judicial de la Federación.

Por otra parte, no son ni siquiera atendibles las razonesque en la Exposición de Motivos de la Ley se dan para pre-* Libro de Actas de Pleno. Sesión secreta de 31 de agosto de 1942.

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tender fundarla, pues si bien las necesidades del estado deguerra y fuertes gastos del Gobierno Federal podrían impedirhacer las devoluciones en dinero a que está obligada la Secre-taría de Hacienda, cumpliendo los fallos de amparo, tambiénes cierto que puede recurrir a otros medios el Ejecutivo Fede-ral, mediante los cuales, sin desconocer los fallos judicialesy sin desobedecerlos, y atendiendo a las necesidades delerario y del estado de guerra, dejaría incólume los propiosfallos judiciales y el firme propósito del Ejecutivo de cumplir-los. Entre esos medios podrían mencionarse, por ejemplo, elque consistiera en ir abonando en pagos futuros y en porcen-tajes que no perjudiquen al Fisco, las cantidades totales quedeberían devolverse en virtud de los amparos concedidos; obien, que se emitieran bonos especiales pagaderos a muylargo plazo, para cumplir con los fallos judiciales, bonos cuyacuantía fuere igual al monto de las devoluciones por hacer;o bien, aplazar por motivos de guerra tales devoluciones,reconociéndolas como deuda pública mientras dure el estado

de guerra; y por último, otros caminos que pueden sugerirlas prácticas hacendarias.

6.—Si no se deroga desde luego la llamada “Ley deEmergencia del Impuesto de Compensación”, como debe ha-cerse, se produciría un grave conflicto entre los Poderes Eje-cutivo y Judicial, por constituir dicha ley una desobedienciaa los fallos de la Suprema Corte y una violación expresa dela Constitución, lo cual debe evitarse a toda costa, dado que elseñor presidente de la República ha sido el primero en mostrarsu apego a la Constitución y su respeto a los fallos del PoderJudicial, preconizando siempre su cumplimiento.

Por todo lo expuesto, debe ser derogada, desde luego,la “Ley de Emergencia del Impuesto de Compensación” yadoptarse las medidas que se sugieren o las que se crean con-venientes, siempre que con ellas se dejen incólumes los fallosde la Suprema Corte y su cumplimiento.

México, D.F., a 31 de agosto de 1942.

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EL AMPARO AGRARIO*

Una desagradable sorpresa nos ha deparado la Sala Ad-ministrativa de la Suprema Corte de Justicia, al sustentar latesis de que no son de admitirse los amparos que tengan pormateria violaciones a la pequeña propiedad. El ponente fueel lírico magistrado, orador de viejo tipo castelariano, donAlfonso Francisco Ramírez, al sostener que la fracción XIVdel artículo 27 constitucional, niega el juicio de garantías entodo asunto agrario sin excepción.

Hace poco tiempo, en esta misma columna nos refe-rimos a las opiniones de muy distinguidos especialistas enmateria agraria, que consideran que la fracción XV del mismotexto constitucional es la garantía precisa, concreta, otorgadapara la pequeña propiedad. Esta garantía, es la excepción ala regla del inciso XIV que, por lo demás, es una de las abe-rraciones jurídicas que padece el país.

Francisco Alfonso Ramírez, desde la amplitud de sutoga, dijo que el problema agrario se resolvería ampliandolas parcelas ejidales. Olvidóse de que un magistrado debelimitarse a interpretar las leyes existentes, dejando para los

de afuera, o para los legisladores, en caso de que los haya enlas Cámaras, la crítica y reforma de los preceptos legales.

La Sala Administrativa de la Suprema Corte deja enesta forma, de insistir en tal absurda tesis, que lesiona losgrandes intereses nacionales, sin defensa ninguna a los pe-queños propietarios que deben ser el nervio de la estructuraagrícola de México. Con una resolución como la que comen-tamos, el agricultor no puede creer que su legítimo esfuerzo,que el fruto justo de su trabajo tengan una protección ade-cuada y firme.

Es de lamentarse que la Corte no haya sido lo suficien-temente decidida para derribar uno de los más funestos“tabús” seudorrevolucionarios, que gravitan sobre la prospe-ridad mexicana. Y menos se justifique esa actitud, el pleno“año de esfuerzo” y cuando la agricultura continúa estandoen déficit para alimentar al pueblo. Los magistrados de laSala en cuestión le han dado al país una sorpresa francamentedesagradable.

* Excélsior, 11 de septiembre de 1942.

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REGLAMENTO RELATIVO ASUSPENSIÓN DE GARANTÍAS*

Ley Reglamentaria del Artículo primero de Prevencio-nes Generales, relativa a la Suspensión de Garantías estable-cida por Decreto de 1o. de junio de 1942.

Artículo 1o.—En la aplicación de las leyes de emergen-cia, las autoridades federales regirán su actividad por las si-guientes reglas:

1.—Gozarán de igual libertad que en la aplicación de lasleyes ordinarias, dentro de la esfera de sus facultades, deacuerdo con la ley de Secretarías y Departamento del Estadoy leyes ordinarias federales en vigor, hecha excepción de loscasos en que se requiera acuerdo presidencial expreso.

II.—Cuando haya sido creado un organismo especialencargado de la aplicación de disposiciones de emergencia,debe procederse con sujeción a las leyes especiales y a sureglamentación.

III.—Los funcionarios y empleados federales, con mo-tivo de la aplicación de las leyes de emergencia, no podránejercer más facultades que aquéllas que les estén expresa-mente conferidas por ellas o por las leyes ordinarias en vigor.Toda extralimitación que no sea constitutiva de delito, deberáhacerse cesar por el superior inmediato de la autoridad quela cometa tan pronto como tenga conocimiento de ella;debiendo restituir las cosas a la situación que guardaban an-tes y comunicarlo así, sin demora a la autoridad o autoridadesencargadas de velar por la observancia de la ley o reglamentoinfringido.

La falta será sancionada con multa por el importe dequince días del sueldo que perciba el infractor, suspensiónhasta por un mes en su empleo o cargo o destitución, segúnsu gravedad. Las sanciones serán aplicadas por el jefe de la

oficina que corresponda en los términos que lo faculte lalegislación secundaria.

IV.—En la forma que establece la fracción precedente,será corregido todo exceso o defecto en el ejercicio de lasfacultades propias, y se sancionará en los mismos términos.

V.—El afectado por una sanción puede ocurrir al supe-rior de la autoridad que se la hubiere impuesto el cual resol-verá sin ulterior recurso, lo que estime justo, sin más trámitesque el escrito del recurrente y el informe de la autoridad quehaya impuesto la sanción.

Artículo 2o.—En la aplicación de las leyes de emergen-cia, las autoridades locales se sujetarán a las siguientes dispo-siciones:

I.—Sólo pueden actuar en cumplimiento de instruccio-nes expresas y concretas que reciban de la autoridad federalcorrespondiente, por los conductos y en la forma establecidapor las leyes secundarias en vigor, a menos que las mismasleyes de emergencia establezcan forma distinta o que las fa-culte para proceder por propia iniciativa y siempre bajo sumás estrecha responsabilidad.

Sin embargo, en los casos urgentes, consultarán, por lavía más rápida, a la autoridad federal que corresponda, segúnla naturaleza del negocio, y tomarán las medidas de pre-vención que la prudencia aconseje, dentro de lo permitidopor las leyes de emergencia, haciéndolo del conocimiento, porla misma vía, de la autoridad federal.

II.—Cuando haya sido creado un organismo especial,encargado de la aplicación de disposiciones de emergen-cia, las autoridades locales tienen el deber de auxiliarlo en laforma y términos que dispongan las leyes y reglamentos res-pectivos.

III.—Todo ejercicio de facultades por un funcionariolocal en aplicación de leyes de emergencia, con violación* Excélsior, 12 de septiembre de 1942.

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de lo dispuesto en las dos fracciones anteriores, y que noconstituya un delito, debe hacerse cesar por la autoridad fe-deral correspondiente, la que deberá volver las cosas al estadoque guardaban antes de la violación.

La falta será sancionada por la misma autoridad federal,según su gravedad, con multa hasta por el importe de quincedías del sueldo que perciba el infractor, suspensión hasta porun mes en su empleo o cargo o destitución.

IV.—El afectado por una sanción puede ocurrir al su-perior de la autoridad federal que se la hubiere impuesto, elcual resolverá, sin ulterior recurso, lo que estime justo, sinmás trámites que el escrito del recurrente y el informe de laautoridad que haya impuesto la sanción.

V.—La falta de cumplimiento de las obligaciones queimponen las leyes de emergencia, cuando no constituya delitoy no tenga señalada una sanción especial, se castigará de lamanera prevista en la fracción precedente, sin perjuicio deque la autoridad que imponga la sanción haga que se ejecutenlos actos que se hubieren emitido.

VI.—Si la autoridad es de elección popular, la sanciónsólo podrá consistir en multa hasta de diez mil pesos.

VII.—La ejecución de las sanciones que imponga laautoridad federal; que no consistan en multa, se efectuará,dentro del plazo que se señale y que no podrá exceder detreinta días por el gobernador del Estado o Territorios por eljefe del Departamento del Distrito Federal o por los presi-dentes municipales, según sea el cargo o empleo que desem-peñe el mencionado.

VIII.—La falta de cumplimiento dentro del término se-ñalado, hace responsable a la autoridad ejecutora del delitode desobediencia a un mandato legítimo de la autoridadfederal.

Artículo 3o.—En los casos a que se contrae el últimopárrafo del artículo 7o. de la Ley de Prevenciones GeneralesRelativa a la Suspensión de Garantías establecida por elDecreto de 1o. de junio de 1942, el Ministerio Público Federalprocederá conforme a las reglas siguientes:

I.—El agente investigador aportará todas las pruebas decargo tanto para precisar el delito cometido, como para deter-minar las personas responsables de él, así como lugar, tiempoy circunstancias de ejecución.

II.—Señalará día y hora, dentro de los diez siguientesal de la iniciación de la investigación, para que, en audien-cia, se reciban, a los indiciados sus pruebas, y para que ale-guen lo que a su derecho convenga.

III.—El mismo agente investigador puede ordenar, asu juicio, que la audiencia no sea pública.

IV.—Recibidas las pruebas de los indiciados, les conce-derá el uso de la palabra, para que aleguen, por un términoque no exceda de veinte minutos, sin perjuicio de que puedanpresentar alegatos por escrito.

V.—Terminada la audiencia, acordará, en los autos lainmediata remisión de los mismos expresando su parecersobre el caso, a la Procuraduría General de la Nación.

VI.—Recibido el expediente en el Grupo Penal de Agen-tes Auxiliares, será dictaminado en un plazo máximo de cin-co días.

VII.—Con vista del dictamen a que se refiere la fracciónprocedente, el Procurador General de la Nación pronunciarásu fallo dentro de un término que no exceda de cinco días.

VIII.—Los términos se contarán en la forma establecidaen la legislación federal ordinaria, ampliándose, en razón dela distancia, de la manera que ella dispone.

Artículo 4o.—En los casos a que se refiere el artículo8o. de la ley que se reglamenta, se procederá en los términosprevistos en las fracciones siguientes:

I.—El aviso de que trata la fracción I debe darse porescrito, en el Distrito Federal, al Procurador General de laNación, y en los lugares de la residencia de los agentes forá-neos, a éstos, y si hubiera dos o más, al que esté encargadode la materia penal en la primera instancia. En los lugares enque no radique un agente del Ministerio Público Federal, elaviso deberá darse, por su orden, al funcionario a quien co-rresponda, en los términos de la fracción V del artículo 12de la Ley Orgánica del Ministerio Público Federal.

II.—La falta del aviso de que se trata hace incurrir a losorganizadores de una reunión en multa hasta de mil pesos oarresto hasta por quince días, o en ambas sanciones, queimpondrá el Procurador de la República, sin más trámitesque el informe de la violación, rendido por la autoridad quedebió recibir el aviso. Los afectados con la sanción puedenrecurrir al Procurador dentro del plazo de cinco días, conta-dos desde que se les notifique su aplicación, acompañando,como única prueba, la copia del aviso con la anotación de lafecha de su presentación, y firma y sello del funcionario aquien haya sido presentado el original.

Si de la prueba de que se trata resulta que se dio elaviso en los términos de ley, se levantará de plano la sanciónimpuesta.

III.—El hecho de que porten armas uno o varios de losasistentes a una reunión, determinará que se detenga inmedia-tamente a los infractores con el auxilio de la fuerza pública,así como que sean puestos a disposición de la Secretaría dela Defensa Nacional, por conducto del jefe militar de mayorjerarquía en el lugar, a quien se hará entrega igualmente delas armas recogidas, sin perjuicio de que la reunión sea disuel-ta con el auxilio de la fuerza pública, si así se considera con-veniente.

En caso de que no se permita la presencia, en una reu-nión de los agentes de la autoridad federal, a que se refierela fracción I del artículo 8o. de la relacionada ley, se disol-verá la reunión con el auxilio de la fuerza pública, y losautores o instigadores de la oposición serán consignados ala autoridad judicial federal que corresponda, por el delitode resistencia que se contrae el artículo 18 del Código Pe-nal en vigor, y la pena aplicable será la máxima señalada enese precepto, observándose lo dispuesto en los artículo 12 a15 de la ley que se reglamenta.

IV.—Cuando se esté en los casos de la fracción III delartículo 8o. el agente del Ministerio Público Federal o quienpor ley lo represente, impedirá u ordenará la disolución inme-diata de la reunión.

Si no obstante la prohibición de reunirse, intenta cele-brarse una reunión o de hecho ésta ya existe, la disolverá

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con el auxilio de la fuerza pública y consignará a los respon-sables por el delito de desobediencia a un mandato legítimode la autoridad federal, que se sancionará con las mismaspenas previstas en el párrafo segundo de la fracción III deeste precepto.

En caso de que se haga uso de la violencia para impedirque la autoridad cumpla con el cometido a que se refiere elpárrafo precedente, los responsables de esta violación seráncastigados con el doble de la pena señalada.

V.—Si el agente de la autoridad a que se refiere la frac-ción IV del artículo 8o. no cumple con lo dispuesto en esafracción, la omisión la sancionará el Procurador General dela Nación, según la gravedad de la misma, con multa hastapor el importe del sueldo que el responsable perciba en quincedías, suspensión hasta por un mes en el desempeño de sucargo o destitución del mismo.

Si no se tratare de un agente del Ministerio PúblicoFederal, sino de algún funcionario que por ley lo represente,el Procurador General comunicará su resolución al Secretariode Hacienda o al de Comunicaciones y Obras Públicas, segúnel caso, para el cumplimiento de la sanción impuesta

La autoridad municipal, o quien haga sus veces, losjefes de la policía local o los de los destacamentos militares,cuando se nieguen a proporcionar el auxilio de la fuerza pú-blica que se les solicite, incurrirán en las mismas sancionesa que se refiere el párrafo primero, pero si se tratare de algúnfuncionario de elección popular, de los no comprendidos enel artículo 108 de la Constitución General de la República, lasanción deberá serle impuesta por el Juez de Distrito quecorresponda, debiendo, en los demás casos, comunicarse lasanción al gobernador del Estado o a la Secretaría de la De-fensa Nacional, según proceda, para su debido cumplimiento.

Artículo 5o.—Las facultades consignadas en el artículo13 de la ley que se reglamenta, se sujetarán a lo previsto enlas fracciones siguientes:

I.—Cuando un agente del Ministerio Público Federal oquien por ley lo represente, en el cumplimiento de los deberesde su cargo, no obre obedeciendo instrucciones expresas dela Procuraduría General de la Nación, dará inmediato avisoa dicha dependencia, en cada caso, exponiendo los motivosque justifiquen su actuación.

II.—En el caso de aseguramiento de cosas, aparte de des-cribir éstas, con el detalle necesario, en el acta que levante,dejará constancia escrita de su recibo, a la persona de quienlas recoja.

III.—En el ejercicio de las funciones de que se trata,procederá siempre acompañado por testigos de asistencia, ycon observancia de las formalidades que para levantar el actaestablece el Código Federal de Procedimientos Penales.

Artículo 6o.—La aplicación de lo dispuesto por los ar-tículos 14 y 15 de la ley que se reglamenta, se sujetará a lassiguientes prevenciones:

I.—Las medidas de que se tratan estos artículos seránaplicadas por los funcionarios del Ministerio Público Federal,en los casos singulares en que reciban instrucciones expresasdel Procurador General de la Nación, en los que se sujetaránen términos estrictos a las instrucciones recibidas.

II.—Cuando los funcionarios de que se trata, en eldesempeño de sus funciones, encontraren indicado haceruso de las facultades a que dichos artículos se contraen,procederán con arreglo a ellas, en forma provisional, dandoinmediata cuenta a la Procuraduría, con indicación de lascausas que determinen su proceder, para el efecto de que lasuperioridad, resuelva en definitiva.

III.—Los agentes del Ministerio Público Federal o quie-nes por ley los representen, que no cumplan las instruccionesrecibidas, por exceso o por defecto, o que no den el aviso aque se refiere el párrafo precedente, incurrirán en multa has-ta de quince días del sueldo que perciban, suspensión de sucargo hasta por un mes o destitución, según la gravedad dela falta.

Cuando el funcionario sancionado sea un auxiliar delMinisterio Público dependiente de la Secretaría de Haciendao de la de Comunicaciones y Obras Públicas, en los términosdel artículo 12 fracción V de la Ley Orgánica del MinisterioPúblico Federal, la sanción impuesta se hará efectiva porconducto del titular de la dependencia que corresponda.

Artículo 7o.—Todo delito que se cometa, cualquieraque sea su índole, con motivo o a pretexto de obrar en uso dealguna facultad derivada del estado de suspensión de garan-tías individuales, o aprovechando o invocando la aplicaciónde la legislación de emergencia será considerado de ordenfederal.

Artículo 8o.—Los funcionarios del Ministerio Públicodel orden común y los tribunales locales se declararán in-competentes para continuar conociendo de las diligencias pre-vias o de los procesos ya iniciados en que intervenga, tanpronto como en los autos conste, por denuncia o declaraciónformal, que el delito de que se trate es de los señalados en elartículo procedente, y ordenarán la remisión de lo actuado,si se trata de diligencias previas, el agente del MinisterioPúblico Federal, y, si de proceso ya iniciado, el juzgado deDistrito que corresponda, de acuerdo con la división territo-rial contenida en la Ley Orgánica del Poder Judicial de laFederación.

Artículo 9o.—Los Agentes del Ministerio Público Fede-ral promoverán, de oficio, ante el Juzgado de Distrito de suadscripción, la inhibitoria procedente, tan pronto como, pordenuncia, declaración formal o datos de otra naturaleza, lle-gue a su conocimiento que un delito de que esté conociendoun tribunal local se cometió en los términos del artículo 7o.

Si aún no conoce de la investigación un tribunal local,instruirá el agente federal la averiguación previa, de acuerdocon sus facultades.

Artículo 10.—En los casos del artículo precedente, losAgentes del Ministerio Público Federal obrarán por instruc-ciones expresas del Procurador General de la Nación, o depropia iniciativa; pero cuando procedan en esta última forma,lo comunicarán inmediatamente a la Procuraduría para queen su caso ratifique su actuación.

Artículo 11.—Cualquiera que sea la índole de los deli-tos a que se refiere el artículo 7o., serán juzgados conformea las leyes penales federales, y, para el efecto, la Ley de Res-ponsabilidades de los Funcionarios y Empleados de la Fede-

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ración, del Distrito y Territorios Federales y de los AltosFuncionarios de los Estados, y el Código Penal para el Distritoy Territorios Federales en Materia de Fuero Común y paratoda la República, en Materia de Fuero Federal, se declaranleyes federales de emergencia para los delitos de que se trata.

Para los efectos de estos artículos los funcionarios a quese refiere el artículo 13 de la citada ley de Responsabilida-des, serán también responsables por las violaciones consig-nadas en el 18 de la misma ley.

Artículo 12.—Cualquiera que sea el delito que se co-meta de los señalados en el artículo 7o. las penas aplicablesconforme al artículo anterior se aumentarán con las siguien-tes: multa de cien a diez mil pesos y prisión de uno a cincoaños, y, si el delincuente fuese un funcionario o empleadofederal, local o municipal, será destituido, además, de suempleo o cargo.

Artículo 13.—Cualquiera violación a las garantías indi-viduales inherentes a la integridad de la persona humana, a

su seguridad, a su libertad y a su vida, en todo caso serásancionada con arreglo a las disposiciones del Código Penalpara el Distrito y Territorios Federales en Materia de FueroComún, y para toda la República en Materia de Fuero Federal,sea cual fuere la autoridad infractora.

Artículo 14.—Si en la Legislación de Emergencia seprevé un delito o pena especiales, se estará a lo que en ellase disponga.

TRANSITORIO.—Esta ley entrará en vigor el día desu publicación en el Diario Oficial de la Federación.

Dada en el Palacio Nacional, México, D.F., a 9 de sep-tiembre de 1942.—El Presidente Constitucional de los Esta-dos Unidos Mexicanos.

MANUEL ÁVILA CAMACHO.

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REAFIRMACIÓN DEL AGRARISMO PORLA SUPREMA CORTE*

De honda significación para la estabilidad social, parael respeto a la Carta Magna, y para la justificación cada díamás evidente de los postulados progresistas del régimen,estimamos la resolución que acaba de dictar la Suprema Cortede Justicia sobre una de las ficticias cuestiones jurídicas, quela habilidad de los adversarios del agrarismo había logradoconvertir en asidero de incertidumbre, a fin de mantener inde-finidamente en suspenso la eficacia de la distribución de lastierras entre quienes las trabajan. El resumen de la trascen-dente resolución es este: El Poder Judicial, por voz de sumáxima representación federal, la Suprema Corte, se declaraen adelante ajeno a revisar toda cuestión agraria, cuando laresolución apelada provenga del Presidente de la Repúbli-ca, actuando por sí mismo o por medio de las autoridadesejecutoras competentes.

El planteamiento de la cuestión jurídica envuelta eneste fallo, en sus más concisos términos, proviene de la ale-gada antítesis entre las fracciones XIV y XV del artículo 27de la Constitución vigente. Prohibe la primera fracción, enforma general y absoluta, el recurso de amparo a los propie-tarios afectados por resoluciones agrarias. Esta terminantedisposición no establece distingos de ninguna especie, y portanto está vedado a los Jueces introducir dudas y vacilaciones.La segunda fracción citada ordena que en ningún caso seafectará en las reparticiones de tierras a la pequeña propiedad.Basándose en esta última, un gran número de propietarios in-conformes han interpuesto solicitudes de amparo en losúltimos tiempos suponiendo que podría la última regla seruna excepción dentro de la antes citada. Hoy, con plenariaclaridad, la jurisprudencia que acaba de ser establecida por

la más elevada autoridad judicial de la República, dice: “No espues la fracción XV una limitación de la fracción XIV, sinouna disposición autónoma, que sólo permite deducir respon-sabilidades contra las autoridades que no respeten la pequeñapropiedad; pero nunca cabe suponer que esté en contradiccióncon la citada fracción XVI, que prohibe el amparo”. “De estamanera, no podrá alegarse violación de garantías individualesen casos de afectaciones ordenadas por la Suprema Auto-ridad Agraria, o sea, el presidente de la República, y en con-secuencia, el Poder Judicial debe permanecer al margen delas controversias que con ese motivo se susciten”.

En el fondo de esta interpretación legal, reside un su-premo interés colectivo. No es conveniente ni tolerable queuno de los mayores objetivos que se ha fijado la nación, lajusta distribución de la tierra a los campesinos, pueda burlarseo mantenerse indefinidamente en la estéril atmósfera de loslitigios y disputas curiales, con detrimento grave para laeconomía del país y con peligro constante de que las reyertastribunalicias degeneren en conflictos más agudos. La urgenciade llevar a feliz término la Reforma Agraria dentro del másrápido lapso, hizo al legislador revolucionario prevenir esadisposición severa y resistente, la negación absoluta de am-paro en esta materia. Demasiado notoria ha sido en nuestrapráctica forense la facilidad con que, por medio de amparossucesivos y prolongados por las más extrañas maniobras, seforman y eternizan los más voluminosos expedientes. La pres-teza y validez del reparto agrario, fue oportunamente puestaa salvo de tales eventualidades por el legislador, que veíaaún alzarse de los campamentos el humo de los combates.Terriblemente cruel habría sido que su finalidad llegara adesvirtuarse en épocas posteriores.

Es muy oportuno aclarar que la decisión de la SupremaCorte no abre camino a la arbitrariedad. Los afectados por* El Nacional, 12 de septiembre de 1942.

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resoluciones de autoridades incompetentes, o por actos queno se ajusten a los términos taxativos de las resolucionespresidenciales, tendrán pleno derecho para acudir en deman-da de justicia, por violación de garantías. No menos inte-resa decir, en esta ocasión, que cualesquiera clases demaquinaciones con que se intente desquiciar el artículo 27constitucional, con el propósito de que se le reforme paraotorgar el recurso de amparo a los propietarios afectadosequivaldría a introducir de nuevo la anarquía y la lucha direc-ta en un problema que ya la nación ha resuelto definitiva-mente en beneficio del trabajador de la tierra. Esas iniciativas

de regresión, hoy más que nunca, cuando el país requiere elmayor aprovechamiento de la superficie y de la capacidadde trabajo, habrán de mellarse contra el buen sentido general.

La decisión de la Suprema Corte, por lo demás, coincidecon los esfuerzos del Ejecutivo para dar solidez y desarrolloa nuestro sistema de producción agrícola, que tiene en elejido su mejor realización en importantes regiones, y en todaspartes su mejor promesa. Ligar, afirmar, estimular, premiar,el nexo de amor del labriego con la tierra, será siempre a lavez acto de conveniencia y de justicia.

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LA IMPROCEDENCIA DEL AMPARO EN MATERIA AGRARIA*

PERISCOPIO

A propósito de la tesis sustentada por los señores mi-nistros de la Segunda Sala (Administrativa) de la CorteSuprema de Justicia, sosteniendo la improcedencia del am-paro cuando se lesione la pequeña propiedad, recomendamosla lectura a dichos togados, y en particular al ponente delproyecto de ejecutoria que se aprobó tan a la ligera, del mag-nífico estudio de Giovanni Carrara sobre “La ReformaAgraria”.

En él se demuestra, con la autoridad de un jurista tandistinguido, que tan malo es el latifundio, como la pulveri-zación de la propiedad de la tierra. Este tratadista demuestracomo la agricultura de un país se destroza con esta pulveri-zación insensata de los fundos rurales. Y éste, y no otro, esel caso de México.

Trasladamos a la consideración del Ministro AlfonsoFrancisco Ramírez estos concepto de D. Luis Cabrera, conte-nidos en su estudio sobre la reforma al artículo 10 de la Leyde 6 de enero de 1915: “Sería peligroso y absurdo que seaprobara una reforma constitucional diciendo, por ejemplo,que los salteadores de caminos, o los regicidas, o los rebeldesno gozarían de las garantías de los artículos 19, 20, 21 y 22de la Constitución y que por consiguiente los acusados nopodrían pedir amparo contra los fallos de los jueces o contrala brutalidad de sus carceleros”.

“Pues del mismo modo es absurdo insertar en nuestraConstitución un precepto que diga que los propietarios detierras afectadas por dotaciones ejidales no pueden acudir alamparo, es decir, que no pueden reclamar la protección desus garantías individuales. Y esto es insensato por sagrado ypor noble que sea el propósito con que se haga la excepción”.

El ponente de la Sala Administrativa, sobre la no proce-dencia del amparo en materia agraria, Alfonso FranciscoRamírez, arguye que la pequeña propiedad sí está protegidamediante las responsabilidades que se les pueden exigir alos infractores de la misma. He aquí los argumentos contunden-tes que el mismo don Luis Cabrera expone a ese propósito:

“Las responsabilidades con que se amenaza a las autori-dades agrarias y aun al mismo presidente de la República encaso de que hagan dotaciones ilegales, son remedios ingenuosy anodinos: Nadie va a acusar al Gobernador de un Estadopor una dotación ejidal, ni cabe exigir esas responsabilida-des al presidente de la República durante su cargo. Pero además¿cuáles serían los efectos de esas responsabilidades penalescon respecto a la dotación misma? Declarada la culpabilidadde un funcionario, volverían las cosas a su primer estado,nulificándose la dotación delictuosa. ¿O la responsabilidad,obligaría solamente al funcionario delincuente a pagar losdaños? En todo caso la sanción con que se pretende evitarlas dotaciones ilegales es ilusoria e ineficaz para prevenir losabusos.

¿Quién les ha exigido a los “funcionarios delincuentes”que atropellaron a la pequeña propiedad, tan a su talante, enel sexenio pasado, responsabilidades por sus actos arbitra-rios? Don Alfonso Francisco Ramírez tiene la palabra.

Las Consecuencias de la anarquía agraria se palpan, encambio, al enterarse el lector desapasionado de que milesde braceros mexicanos quieren marcharse a los campos deremolacha de los Estados Unidos, a ganar por término mediodos dólares cincuenta centavos de jornal cotidiano. ¿Por qué?Porque los agrónomos, los funcionarios torpes y los letradostimoratos han hecho que el campesino mexicano apenas ganecincuenta centavos diarios (de la moneda disminuida) en mu-chas zonas de la República. Dense una vuelta estos “revolucio-narios” por los Estados de México y Tlaxcala, por ejemplo.* Excélsior, 14 de septiembre de 1942.

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LA PEQUEÑA PROPIEDAD Y EL AMPARO*

Por el LIC. GERMÁN FERNÁNDEZ DEL CASTILLODirector de la Escuela Libre de Derecho

I

La Constitución se ocupa de la propiedad, sin definirlacomo de una institución existente, ya conocida, que hay in-terés en conservar y sobre la cual preceptúa desde diversospuntos de vista; por lo mismo, por propiedad privada, paralos efectos constitucionales, debemos entender la propiedadcaracterizada por la doctrina jurídica consagrada por la tra-dición a través de los siglos.

El principio constitucional más eficaz para salvaguar-dar la propiedad es el que da a la Nación la facultad de im-ponerle las modalidades que dicte el interés público, puesconforme a este precepto la propiedad debe ser conservada,pero puede ser modelada en todo tiempo por el Estado, allegislar sobre el régimen de la propiedad. Esa atribución quela Constitución da al Estado, corresponde a la caracterizacióndoctrinal de la propiedad, o sea un derecho esencial, general,amplio, pero sujeto a restricciones impuestas según los tiem-pos, los lugares y las circunstancias, es decir, como un derechoelástico.

La consagración de la propiedad por la Constituciónse palpa a través de otras diversas disposiciones. El Estadosólo puede expropiar por causa de utilidad pública, medianteindemnización (artículo 27 parte 2); está prohibida la confis-cación (artículo 22); también están prohibidas las requisi-ciones en tiempo de paz y las que tengan que hacerse entiempo de guerra deben sujetarse a lo que dispongan las leyesmarciales (artículo 22); a nadie puede privarse de su propie-dad sino mediante juicio seguido ante los Tribunales previa-mente establecidos en el que se cumplan las formalidades

esenciales del procedimiento conforme a las leyes expedidascon anterioridad al hecho (artículo 14).

II

Correspondiendo a uno de los postulados esgrimidospor la revolución, la Constitución dispuso la restitución detierras y aguas a los pueblos que hubieran sido despojadosde ellas y las dotaciones a los pueblos que carecieren detierras, y aguas o no las tuvieren en cantidad suficiente parasus necesidades. Ambas determinaciones son de naturalezajurídica distinta; la restitución es una reivindicación y comotal una consagración de la propiedad; es la revolución de lapropiedad a los legítimos propietarios indebidamente despo-jados. La dotación, por su parte, implica un cambio de propie-dad por medio de la expropiación. Por eso el régimen quecorresponde a estas dos instituciones es distinto. Las restitu-ciones no tienen ninguna restricción. Las dotaciones si latienen; debe justificarse por los pueblos la necesidad de tenerlas tierras, éstas deben ser de propiedad inmediata a ellos, ysiempre debe respetarse la pequeña propiedad, según losrequisitos establecidos en el párrafo tercero in fine del ar-tículo 27.

III

Las dotaciones agrarias, por las restricciones impuestaspor la Constitución, no pueden sujetarse a libre arbitrio delEstado como han pretendido algunos grupos políticos, sinoque entre otras restricciones está la de que no pueden afectara la pequeña propiedad, y la razón de esa restricción es la deque la misma Constitución considera que la pequeña propie-dad es la finalidad de la política agraria recomendada por*La Prensa, 28 de septiembre de 1942.

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289APÉNDICE DOCUMENTAL

ella misma, según las normas establecidas en el mencionadopárrafo tercero del artículo 27 Constitucional con arreglo alcual deberán dictarse las medidas necesarias para el fraccio-namiento de los latifundios y para el desarrollo de la pequeñapropiedad.

La Constitución no establece lo que es la pequeña pro-piedad, sino eso corresponde a las leyes secundarias, y alefecto el Código Agrario en su capítulo V se ocupa “de lapequeña propiedad y de las propiedades, obras y cultivosinafectables”, en el cual fija las extensiones correspon-dientes a la pequeña propiedad según la diversa calidad dela tierra y de los cultivos.

Así, pues, la pequeña propiedad está salvaguardadacomo garantía individual tanto por las diversas normas queprotegen a la propiedad en general, como especialmente por-que la Constitución la declara exceptuada de ser afectadapor las dotaciones agrarias.

IV

El medio que da la Constitución para hacer respetar elPoder Público las garantías individuales consagradas por ellaentre las que está la de la propiedad, es el juicio de amparoestablecido en el artículo 103.

Pero a su vez este modo de hacer eficaz la Constituciónvino a tener una excepción especialísima introducida enla reforma de fecha 10 de enero de 1934 al artículo 27 de laConstitución cuya fracción XIV quedó en los siguientes tér-minos:

“XIV.—Los propietarios afectados con resolucionesdotatorias o restitutorias de ejidos o aguas, que se hubiesendictado en favor de los pueblos, o que en lo futuro se dicta-ran, no tendrán ningún derecho ni recurso legal ordinario, nipodrán promover el juicio de amparo…”

Quedó pues, suprimido el medio establecido por laConstitución para que los particulares hagan prevalecer lasgarantías individuales, cuando sean violadas en las resolu-ciones dotatorias y restitutorias y por eso conviene fijar elalcance de esos casos de excepción.

Restitutorio y dotatorio son adjetivos por los cuales seindica el acto de restituir o de dotar. Así, pues, por resolu-ciones restitutorias y dotatorias deben entenderse aquéllaspor las cuales se restituyan o doten las tierras y aguas a lospueblos. No cualquier resolución dictada con relación a esamateria es restitutoria o dotatoria, sino precisamente aquéllaque restituye o que dota, y esa característica, sólo la tienela resolución con la que concluyen los procedimientos derestitución o de dotación, y que es pronunciada solamente porel presidente de la República.

Los lineamientos establecidos por la Constitución parael procedimiento agrario son los siguientes: las solicitudesde restitución o de dotación de tierras o de aguas, se presentanen los estados o territorios directamente ante los gobernado-res, los cuales las turnan a las Comisiones Mixtas, compuestasde representantes de la Federación, de los gobiernos localesy de los campesinos, y ellas emiten dictamen, con vista delcual, los gobernadores dictan resolución que apruebe o mo-

difique el dictamen y de acuerdo con ella ordenan que se deposesión inmediata de las superficies que en su concepto pro-ceda restituir o dotar. El Departamento Agrario y el CuerpoConsultivo Agrario dictaminarán sobre aprobación, recti-ficación o modificación de los dictámenes de las ComisionesMixtas, y de las modificaciones hechas por los gobiernoslocales e informarán al presidente de la República “para queéste dicte resolución como suprema autoridad agraria”.

Esta resolución del presidente de la República, quepone fin al procedimiento agrario restituyendo o dotando deejidos a los pueblos, y de la cual se ocupa la fracción 13 delartículo 27 de la Constitución, es la única resolución res-titutoria o dotatoria a que se refiere el párrafo inmediatosiguiente, o sea, la fracción XIV de que hemos venido ocu-pándonos. En este mismo sentido nuestro colega don F. JorgeGaxiola tiene formulada su ponencia en el seno de la Comi-sión que ha designado la Academia Mexicana de Jurispru-dencia y Legislación para el estudio de este tema.

La supresión del amparo se hizo, pues, concretamentepara esa resolución. Así resulta del texto de la Constitución,y así debe interpretarse, porque se trata de un caso de excep-ción a la regla general, que debe ser interpretada estrictamen-te. En consecuencia sí cabe el amparo en contra de cualquieraotra resolución, dictada en materia agraria o de cualquieracto ejecutado en esa materia, conforme a las normas estable-cidas en los artículos 103 y 107 constitucionales y su leyorgánica.

V

Pero el que se haya suprimido el medio legal de hacerque las autoridades respeten las garantías individuales, comoes la de la propiedad y especialmente en lo tocante a la pe-queña propiedad, no quiere decir que esas garantías se hayansuprimido para los particulares, y que no deben ser respetadaspor todas las autoridades, pues lo contrario equivaldría a te-ner por no escrito en la Constitución lo que ella establececomo estructura fundamental de nuestro régimen político.

Con la supresión del amparo en contra de las resolucio-nes restitutorias y dotatorias de tierras y aguas a los pueblos,se procurarán dos finalidades, una, la de evitar las dilacionesprovenientes del amparo en la ejecución de esas resolu-ciones, y la otra, la de que en esas resoluciones privará elcriterio del presidente de la República, pues frecuentementeera corregido por las autoridades judiciales federales al cono-cer los amparos.

Es, pues, el presidente de la República el supremoejecutor de la Constitución en materia agraria, con exclusiónde cualquier otra autoridad, y esa situación lo obliga a aplicarla Constitución íntegramente, es decir, sujetándose a todas ycada una de las bases establecidas por ella, entre las cualesestá la de que la pequeña propiedad no debe ser afectada pordotaciones. Es el presidente de la República el depositariode la confianza nacional en que cumplirá todos los postuladosconstitucionales, de acuerdo con la protesta solemne que estáobligado a rendir al iniciar su encargo. En política, aunqueno en derecho, podría excusarse cualquier violación del presi-

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dente de la República, alegando que él dicta su resolución abase de los expedientes formados por las autoridades adminis-trativas a que aludimos anteriormente, pero esa excusa sedesvanece si se toma en cuenta que por la trascendencia dela resolución el presidente de la República debe poner todosu celo en cerciorarse de que los expedientes estén comple-tos y que esté apartada la porción que corresponde a la peque-ña propiedad en cada caso.

Pero si un presidente de la República por cualquiercircunstancia viola la pequeña propiedad al dictar su reso-lución sobre dotación y restitución de ejidos, los particularesafectados no tienen ningún derecho que ejercitar en contrade esa resolución, ni pueden promover el juicio de amparo.Aún más el presidente de la República no queda sujeto por

ello a ninguna responsabilidad jurídica, durante el tiempode su encargo, pues entonces sólo puede ser acusado portraición a la patria y por delitos graves del orden común, adiferencia de los demás funcionarios que pueden ser enjui-ciados por el delito de abuso de autoridad “cuando ejecutencualquier acto arbitrario y atentatorio a los derechos garanti-zados en la Constitución”.

“Que la Nación me lo demande”, es el apercibimientoque el artículo 87 de la Constitución obliga a decir al presi-dente de la República, cuando protesta guardar la Constitu-ción y desempeñar legalmente su cargo. Y esa es la únicasanción que tiene en caso de violar la Constitución afectandoa la pequeña propiedad, es decir, la censura que la naciónhaga de sus actos.

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EL AMPARO Y LA PEQUEÑAPROPIEDAD AGRÍCOLA*

Por el LIC. IGNACIO BURGOA.

Nuestro juicio de amparo, institución de la que Méxicodebiera sentirse legítimamente orgulloso, ha sido siempre, desdeque formal y positivamente se implantó, el baluarte del Dere-cho y la Justicia. El gobernado, al ejercitar tal recurso cons-titucional, abriga en la mayoría de los casos la esperanza deque las arbitrariedades, abusos e ilegalidades de las autori-dades estatales cometidas en su contra, encuentren un remedioreparador.

Dada la importancia jurídica y práctica que reviste nues-tro juicio de amparo dentro de la vida del Estado Mexicanocomo medio de derecho para mantener el imperio del régi-men de constitucionalidad y de legalidad, tanto los consti-tuyentes de 1857 como los de 1916-17, lo forjaron con lasuficiente amplitud de procedencia para impugnar, medianteél, los actos autoritarios contraventores de las garantías indi-viduales y del sistema federativo en los términos del artículo103 de la Ley Suprema actual (101 de la de 1857).

La extensión de la procedencia del juicio de amparo, ensu aspecto constitucional, sólo en la propia ley fundamental,debe tener sus limitaciones; en otras palabras, la impro-cedencia del juicio de amparo, por razón de la naturalezamaterial, del acto reclamado y de la categoría o calidad depersonas por este afectadas, sólo puede y debe constatarsepor la propia Constitución, pues de lo contrario, es decir, sital improcedencia se estableciera por una norma de índoleordinaria o secundaria, ésta sería inconstitucional por pugnarcontra el aludido artículo 103 por razones obvias.

Pues bien, un caso específico de limitación constitucio-nal a la procedencia del juicio de amparo a que se refiere elprecepto últimamente citado es el contenido en la fracción

XVI del artículo 27 constitucional, que veda a “los propie-tarios afectados con resoluciones dotatarias o restitutoriasde ejidos o aguas que se hubiesen dictado en favor de lospueblos, o que en lo futuro se dictaren” la posibilidad de queocurran al juicio de amparo en defensa de sus intereses.

Ahora bien, en relación con la calidad o categoría depersonas afectadas por actos dotatorios o restitutorios de tierrasy aguas, ¿qué alcance tiene la disposición citada? ¿Se refieretanto a los latifundistas como a los pequeños propietarios?La solución de esta cuestión, vital para el futuro económicoagrario de México, tiene que enfocarse adoptando como mé-todo para ello la interpretación jurídica de la primera partede la fracción XVI del artículo 27 constitucional.

La ejecutoria pronunciada por la Segunda Sala de laSuprema Corte de Justicia, al establecer que los pequeñospropietarios afectados por restituciones o dotaciones de eji-dos o aguas en beneficio de pueblos no pueden promover eljuicio de amparo contra tales actos, se fundamentó en unainterpretación letrista de la fracción aludida con antelación,interpretación que, por ser de esta naturaleza, es muy delez-nable. Probablemente se tomó en cuenta en forma aislada ydesvinculada la disposición de referencia, como si se trata-ra de un único precepto sin relación con otros imperativosconstitucionales, atendiéndose solamente a su redacciónliteral. Claro está que la aludida fracción no distingue grama-ticalmente si la improcedencia del juicio de amparo atañe alos grandes o a los pequeños propietarios rurales, sino quese refiere a los “propietarios afectados” en general.

Sin embargo, independientemente de los términos dela redacción de la primera parte de la fracción XVI del ar-tículo 27 constitucional (términos que no siempre expresano denotan el sentido real de una disposición) el jurista ysobre todo un Ministro de la Suprema Corte, deben desen-* El Universal, 10 de octubre de 1942.

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trañar hermenéuticamente el alcance y extensión del preceptoque interpretan, es decir relacionándolo lógica y armónica-mente con las demás normas que regulan una misma situación,hecho, actividad, institución, etcétera.

Así, en el caso que ocupa nuestra atención, la ejecutoriade la Suprema Corte, que declaró improcedente el amparopromovido por pequeños propietarios contra resolucionesdotatorias o restitutorias de ejidos y aguas no debió desplazarla interpretación hermenéutica de la fracción XVI del artículo27 constitucional por la letrista, jurídicamente inferior a laprimera. No debió reputar a dicha fracción como una normaaislada, independiente y desvinculada de las demás disposi-ciones constitucionales que regulan la actividad estatal enrelación con el problema agrario sino que debió establecerel enlace lógico-jurídico correspondiente. Si de esta guisahubiese procedido la Segunda Sala de la Suprema Corte, ladeclaración substancial de la ejecutoria mencionada hubiesesido la inversa: el amparo es procedente en favor de los pe-queños propietarios contra resoluciones dotatorias o resti-tutorias de tierras y aguas dictada en favor de los pueblos.

En efecto, el párrafo tercero del artículo 27 constitucio-nal consigna la posibilidad o susceptibilidad jurídica de quelos latifundios se fraccionen para los distintos propósitosque en la disposición relativa se mencionan, declarando cate-góricamente en su última parte que siempre se respetará lapequeña propiedad agrícola en explotación. Por consiguiente,la afectabilidad en materia agraria se contrae de acuerdo contal párrafo del artículo 27 constitucional a la gran propiedad olatifundio, quedando exenta de ella la pequeña heredadagrícola, siempre y cuando esté en explotación. En otras pala-bras, y como consecuencia de esta evidente circunstanciaconstitucional los propietarios afectables serán los dueñosde los latifundios y los inafectables los titulares de la pe-queña propiedad.

Ahora bien, de conformidad con los imperativos cons-titucionales a que acabamos de aludir, ya no fue necesarioque se hiciera la distinción en la fracción XVI del artículo

27 entre grandes y pequeños propietarios, pues al hablarseen ésta de “propietarios afectados” (esto es, los afectablesque sufrieron un acto de afectación en sus propiedades), ló-gica y necesariamente se aludió a los grandes propietarios,que constitucionalmente son los únicos que pueden afectarsepor los actos indicados con anterioridad. Sería una contradic-ción absurda e inadmisible de la Constitución para consigomisma, que, en el párrafo tercero del artículo 27 declararainafectable como lo hace, la pequeña propiedad, y que, en lafracción XVI del propio precepto, implicara la posibilidad deque hubiesen podido ser afectados sus titulares. Por todoello, lógica y jurídicamente se colige que, refiriéndose el con-cepto “propietarios afectados”, empleado en la supradichafracción, única y exclusivamente a los latifundistas, la impro-cedencia del juicio de amparo sólo atañe a ellos y no a lospequeños propietarios.

La determinación del alcance de la primera parte de lafracción XVI del artículo 27 constitucional no solo tiene in-terés jurídico sino enorme trascendencia práctica, pues de susentido depende el ahínco o el desgano, la confianza o la des-confianza de los agricultores para incrementar la producciónagrícola y por ende el progreso del país, que se finca funda-mentalmente en esta índole de actividad económica.

Confiamos, por tanto, que la Suprema Corte, reiterandoel prestigio cultural y rectitud de que en las últimas épocasprincipalmente ha dado muestras, interprete correctamentela fracción XVI del multicitado artículo 27 constitucional,sentando jurisprudencia, en el sentido de que al amparo esprocedente contra resoluciones dotatorias y restitutoriasde ejidos y aguas dictadas en favor de los pueblos, cuando seafecte la pequeña propiedad agrícola en explotación. Por otraparte, y para resolver de una vez por todas esta cuestión hace-mos votos por que el C. Presidente de la República haciendohonor a la honestidad, patriotismo e inteligencia que le in-cumben, dirija al Poder Legislativo una iniciativa, en el sen-tido de que se reforme la primera parte de la fracción dereferencia en los términos indicados.

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DECRETO DEL EJECUTIVO PARA LA PROTECCIÓN DELA PEQUEÑA PROPIEDAD EN LA REPÚBLICA*

Para los efectos de la tramitación agraria, los derechosdel pequeño propietario, nacidos de la ocupación a nombrepropio y a título de dominio, se equiparan a los provenientesde la titulación en forma. El Departamento Agrario cuidará,por modo especial, de proteger a los parvifundistas quedisfrutan la posesión de hecho; siempre y cuando se trate depersonas que hayan cultivado la propiedad ininterrumpida-mente y no posean, en otro sitio, extensiones que, sumadas ala que se trate de proteger, excedan de los límites señaladospor el Código Agrario por lo que a pequeña propiedad inafec-table se refiere.

Lo expuesto, forma parte de los considerandos de unacuerdo que el presidente de la República dictó ayer para elDepartamento Agrario.

En consecuencia, en los casos en que existiere una dis-crepancia entre la situación jurídica derivada de la simpleconsideración sobre los títulos, y la situación real, las autori-dades encargadas de aplicar las leyes relativas, deberán teneren cuenta la situación existente, no sin respetar los derechosdel poseedor, en las mismas condiciones que si tuviera título depropiedad en debida forma.

Los considerandos de dicho ordenamiento, que robus-tecerá la confianza entre la gente de campo, hacen referenciaal acuerdo del Ejecutivo, de 20 de diciembre de 1940, enque se precisó la situación en que legalmente está colocadala pequeña propiedad, las garantías a que tiene derecho, yque uno de los factores que han ocasionado que en algunoscasos se vieran afectadas auténticas pequeñas propiedades,

se debieron al desconocimiento que los agricultores en peque-ño tienen de las exigencias legales.

Pónese de manifiesto, que se han reconocido, evidente-mente, las graves deficiencias de la titulación de la pequeñapropiedad territorial, deficiencia que señala como tradicio-nales, y que no son motivadas por acontecimientos recientes,ya que arrancan de la época de la dominación española.

En seguida reproducimos el texto del acuerdo presiden-cial, que dice así:

ACUERDO:

PRIMERO.—Los poseedores que en nombre propio y atítulo de dominio posean en forma continua, pacífica y pú-blica, tierras y aguas en cantidad no mayor del límite fijadoa la propiedad inafectable, tendrán en todos los procedimien-tos agrarios, los mismos derechos que el propietario inafec-table que tiene sus títulos en debida forma, siempre que esaposesión exista por lo menos con cinco años de anterioridada la fecha de la publicación de la solicitud, o del acuerdo queinicie un procedimiento que pueda objetar el predio objetode la posesión.

SEGUNDO.—Con especial cuidado deberá aplicarse estadisposición al caso de los predios pertenecientes a los llama-dos comuneros, es decir, a aquellas propiedades pertenecientesa comunidades antiguas. El Departamento Agrario procederá,además, a reconocer y titular los derechos propiamente comu-nales sobre pastos y montes, así como los que correspondanindividualmente a los comuneros sobre cada fracción, parael efecto de garantizar el pacífico disfrute de las superficiesinafectables”.* Excélsior, 13 de octubre de 1942.

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PROBLEMAS QUE REQUIERENMÁS CUIDADOSA ATENCIÓN

En relación con el acuerdo transcrito, el presidenteÁvila Camacho envió, a los gobernadores de Estado, la si-guiente carta circular:

Palacio Nacional, a 16 de octubre de 1942.“Muy estimado señor Gobernador:“Las ejecutorias dictadas por la Sala Administrativa de

la Suprema Corte de Justicia de la Nación, han puesto de re-lieve nuevamente la gran responsabilidad que pesa sobre elPoder Ejecutivo, en la aplicación de las leyes agrarias, al decla-rar que sus resoluciones definitivas no están sujetas a la ju-risdicción del Poder Judicial de la Federación.

“Los fallos dictados últimamente por la Suprema Corterevelan también que uno de los problemas que requieren máscuidadosa atención de nuestra parte es, sin duda alguna, elagrario. El conveniente desarrollo de la reforma agraria escondición indispensable para establecer el ambiente de segu-ridad y de confianza en el campo y para dar vigorosa y autén-tica realidad al propósito de unidad nacional.

“En efecto, la acción administrativa en materia agrariade los órganos y autoridades federales y locales debe reali-zarse dentro del derecho y con espíritu de equidad y de concor-dia, a base de un trabajo intenso, honesto y técnicamentecorrecto; de lo contrario, la discordia minará la fuerza de laNación, ahuyentando la confianza indispensable para el augedel trabajo y de la producción que por imperativo inapla-zable debemos impulsar.

“Los gobiernos locales, que constitucionalmente com-parten con el Gobierno Federal la responsabilidad de la cues-tión agraria, están en posibilidad de aportar una colaboracióndecisiva para el encauzamiento de la vida rural hacia unestado de armonía fecunda, fundada, en el respeto recíprocode los legítimos derechos de cada quien y sin menoscabo dela existencia de las instituciones revolucionarias.

“En términos generales, los gobiernos de los Estadosdeben vigilar el exacto cumplimiento de las disposicionesvigentes en materia agraria, evitando todo acto ilegal o ar-bitrario. Más deseo aludir a un aspecto fundamental dentrode la competencia de los CC. Gobernadores, a la correcta

actuación de las Comisiones Agrarias Mixtas. Es indispen-sable que estos organismos actúen con absoluta buena fe,recabando informaciones completas y apoyándose en trabajostécnicos exactos, a fin de que no se proyecten resolucionesprovisionales defectuosas, que lesionen la auténtica peque-ña propiedad; porque si bien es cierto que las resolucionesprovisionales pueden legalmente ser modificadas por las re-soluciones definitivas; también lo es que en ocasiones puedencrear situaciones de hecho con tal fuerza, que constituyanproblemas tan serios, que en la práctica resulte muy difícilcorregir los errores de la posesión provisional y salvaguardara la pequeña propiedad. Por estas circunstancias no debesobrestimarse la posibilidad teórica y jurídica de corregir enla segunda instancia errores en cierto modo aceptados ysancionados al otorgar la posesión provisional, sino que esconveniente que los mandamientos de gobernador se ajustena las disposiciones vigentes y los funcionarios y órganos lo-cales coordinen su acción con el mismo criterio con que debenactuar las autoridades federales.

“Por estas consideraciones, he de estimar a usted quedicte las instrucciones que juzgue pertinentes a la ComisiónAgraria Mixta y en general a los funcionarios y empleadoslocales cuyas actividades se relacionen con las cuestionesagrarias, a fin de que, dentro de su propio radio de acción,cumplan estrictamente con las disposiciones que actualmenteorientan y definen la acción agraria de mi gobierno en susdiversos aspectos.

“Espero que, con su sentido de responsabilidad y per-catándose de la enorme trascendencia del problema, sabrá us-ted aportar su más amplia y valiosa colaboración a la obra deunidad nacional que empeñosamente realiza el GobiernoFederal, contribuyendo a afianzar definitivamente dentro dela jurisdicción de su Estado, la política de tranquilidad yde seguridad que debe llevarse al campo, respetando de modoabsoluto la pequeña propiedad e impidiendo las invasionesy demás actos arbitrarios, ya que la responsabilidad en estamateria descansa también en los Poderes Ejecutivos Locales.

“Saludo a usted afectuosamente, reiterándome su atentoamigo y servidor”.

MANUEL ÁVILA CAMACHO.

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LA GRANDEZA DE RECTIFICAR*

LUCIO MENDIETA Y NÚÑEZ.

En la vida política de México se produjo, recientemente,un hecho asombroso: el presidente de la República, en decretode 20 de octubre, derogó el de 26 de agosto de este año, pormedio del cual se había creado un impuesto para sustituir alde la renta sobre el superprovecho. El acontecimiento ha que-dado sin comentario, pasó casi inadvertido a pesar de suenorme trascendencia, no por lo que hace a la materia econó-mica, de suyo importante, sino porque señala rutas de honory de justicia a la Administración Pública.

Los gobiernos revolucionarios de México nunca hanrectificado. Unos porque estimaron, tal vez, que rectificarequivale a confesión pública de ineptitud y debilidad. Otrospor supina ignorancia, por ridícula autosuficiencia.

De nada sirvieron críticas acerbas, oportunas y serenasreflexiones, ataques llameantes de indignación, la sangre mismadel pueblo derramada en civiles contiendas. Los gobiernosrevolucionarios jamás rectificaban.

El caso que comentamos ya es ampliamente conocido;se creó un impuesto llamado del superprovecho para gravarlas utilidades de las empresas industriales y mercantiles apartir de cierto límite. En contra de esta gabeta, ocurrieronlos afectados al juicio de amparo y obtuvieron sentencia favo-rable en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Autoridades inferiores recurrieron, entonces, al mexi-cano chanchullo, a la burla del que teniendo en sus manos elpoder, lo usa con soberbia; crearon otro impuesto medianteel facilísimo y viejo sistema de inventar una ley nueva a finde que el Gobierno se viese a salvo de tener que restituir elilegalmente cobrado.

La burda maniobra despertó los más duros comentarios,puso al desnudo la impudicia burocrática. Era evidente quecon ella se trataba de “sacarle la vuelta” a un fallo de nuestromás alto tribunal de justicia.

Pero es indudable que en el actual Gobierno, fuerzasmorales de incontrastable valor se abren paso entre ancestra-les podredumbres y arraigadas corruptelas. El señor presi-dente confirmó, una vez más las esperanzas que en él cifrael pueblo todo, considerándolo como el depurador de la revo-lución.

Porque ya es un gran principio de depuración revolu-cionaria en los procedimientos, el escuchar las críticas de laopinión pública y atenderlas para rectificar, cuando hay querectificar, sin que ello signifique incapacidad o cobardía, sinoprecisamente lo contrario.

A veces se necesita más valor para enmendar, que parasostener, a todo costa, un error.

El gobernante que se siente infalible y se crece con elpoder ante los débiles, merece el desprecio, se concita el odio,y cuando pasa su tiempo, o no quedan ni cenizas de su me-moria o éstas son el pasto de severos juicios, de irónicasdiatribas que pesan sobre los suyos con implacable peso.

En cambio, el poderoso que pudiendo no hacerlo, en-mienda, cuando hay que enmendar, llevado por alto espíritude justicia, por innata honradez por claro sentido del deber,es grande, en su hora y después de su hora, con inmarcesiblegrandeza.

No queremos estudiar, en detalles, el alcance del decre-to, que acaso no haya colmado los deseos de quienes sufrieranperjuicios en sus intereses con las disposiciones derogadas.Nos importa solamente el hecho inusitado, inaudito, de queun presidente de la República y General mexicano por añadi-dura, haya dado público testimonio de serenidad, de compren-* El Universal, 11 de noviembre de 1942.

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sión, de cordura, de respeto decidido a los dictados delderecho.

Cuando esto sucede, en un país que desde la indepen-dencia ha sufrido bajo crueles e inmorales dictaduras milita-ristas, ya pueden concebirse esperanzas de redención. Es elalba de una real democracia.

Todo gobernante se halla rodeado de camarillas corte-sanas. Se amplifican sus menores gestos sus más mínimosdeseos, sus ideas más humildes, con el magnavoz de la adu-lación. Así, quien lo diría, muchos poderosos han sidoderrotados no por sus enemigos de perruna y ciega lealtadque alimentaron sus errores y embellecieron sus vicios.

Recordamos haber visto, hace mucho tiempo, algúnfilm inverosímil en el que un glorioso príncipe salió de caza,con tan buena suerte, que cuanto disparo hacía era pieza co-brada. A él mismo le asombró su puntería; pero detrás de susatisfecha vanidad, asomó la duda, y para convencerse, dis-paró intempestivamente al aire. Inmediatamente un fielservidor, un amigo, un admirador sagaz, le trajo una liebremuerta.

¿Es que no puedo darme el gusto de errar un tiro? Pre-guntó malhumorado. Y entonces, acaso empezó a comprenderla pequeñez de su gloria.

El Gobernante ha de ser lo suficientemente honradoconsigo mismo y con su pueblo, para ver más allá de susamigos, de los intereses, de las ambiciones injustificadas, delos apetitos y de las bajezas que lo cercan.

El Gobernante, para serlo realmente, ha de comprenderque sus aciertos valen independientemente de toda alabanza,y por ello, ha de conceder más atención a las críticas honradasque lo libran de errores y peligros. El crítico desinteresado,es el mejor amigo del Gobernante, porque no lo sirve a él,sirve a la patria.

Pero se necesita una recia contextura moral, un corazónbien puesto, una mente clara, para apartarse del espejo deNarciso, para no dar oídos al dulce canto de las sirenas.

Por eso, cuando en la historia de la AdministraciónPública de México se ha producido este increíble hecho quecomentamos, nosotros que nunca hemos manchado nuestramodesta pluma con el ditirambo servil, prendemos, sin rubor,con entusiasmo, en esta croniquilla fugaz, nuestro sinceroelogio.

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PROYECTO DEL MINISTRO GABINO FRAGA*

Cía. Telefónica de Sabinas, S.A., vs. Primera Sala delTribunal Fiscal y otras. Juicio de Amparo en Revisión Núm.4.072-1941/2a.

Vistos, y,RESULTANDO:

Primero.—Por escrito de veintidós de diciembre de milnovecientos treinta y nueve, presentado ante el Juez de Dis-trito de Piedras Negras, el señor Fernando C. Coronado, ensu carácter de representante legal de la Cía. Telefónica de Sa-binas, S.A., en liquidación, pidió amparo contra actos delTribunal Fiscal de la Federación de Primera Sala, de la Direc-ción General de Aduanas y de la Aduana de Piedras Negras,Coahuila. Señaló como actos reclamados: 1o. La resolucióndictada por el Tribunal Fiscal de la Federación en Pleno, elveinticinco de septiembre de mil novecientos treinta y nueve,en la que declaró que las Salas del mismo Tribunal son incom-petentes para decidir acerca de la constitucionalidad de leyes;2o. La resolución definitiva pronunciada por la Primera Saladel Tribunal Fiscal de la Federación el día veintiséis de sep-tiembre de mil novecientos treinta y nueve en el expedientenúmero 2,316/39, iniciado por la quejosa, en la que se declarala validez de la resolución dictada por la Dirección Gene-ral de Aduanas en el expediente número 14/39, la que, a su vez,declara legal la de la Aduana de la ciudad de Piedras Negrasen la que considera a la sociedad quejosa como responsabledel delito de contrabando, y confirma los impuestos de impor-tación y penas administrativas a que se alude; 3o. La resolución

de la Dirección de Aduanas antes mencionada; y 4o. La eje-cución que, de tales resoluciones, pretenden llevar a cabo laDirección de Aduanas y la Aduana fronteriza de este lugar.

CONSIDERANDO:

Primero.—No aparece de autos que se haya recurridoel sobreseimiento decretado en primera instancia respecto delacto atribuido al Pleno del Tribunal Fiscal de la Federacióny de la resolución que dictó la Dirección General de Aduanasen el expediente número 14/39; en consecuencia, no serárevisado en esta ejecutoria.

Segundo.—En virtud de que la Aduana Fronteriza dePiedras Negras se limitó en su escrito de agravios a defenderla validez constitucional de la sentencia de la Sala respon-sable, replicando a los razonamientos en contrario que expusoel inferior deben desestimarse los agravios formulados poresa autoridad ejecutora, en acatamiento a lo dispuesto por elartículo 86 de la Ley de Amparo.

Tercero.—El artículo 183 de la Ley de Amparo estatuyeque cuando en una misma demanda se invoquen, a la vez,violaciones a las leyes de procedimiento y a las de fondo seestudiarán primero aquellas y en caso de estar comproba-das se omitirá el estudio de las segundas. Ahora bien, en lademanda de amparo se expresó que la Sala responsable come-tió una violación procesal al negarse a resolver la cuestiónrelativa a la inconstitucionalidad del artículo 182 de la leyAduanal. El inferior juzgó infundado este concepto de viola-ción: pero como esta Sala considera que la decisión del juz-gado es errónea por las razones que se expresarán en elconsiderando siguiente, en acatamiento al precepto indicadose abstendrá de tomar en cuenta los agravios de fondo quehizo valer la parte tercera perjudicada, en virtud de que pro-

* Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, Tomo IV,Números 13 y 14, Enero-Junio, México 1942.

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ponen cuestiones relacionadas con el fondo del asunto queno pueden ser tocadas, puesto que siendo procedente laviolación procesal señalada, sería absurdo que en el caso dedeclararse fundados los agravios de fondo, después se llegaráa la conclusión de que la Sala responsable cometió la vio-lación procesal que se le imputa.

La Sala responsable se negó a estudiar los problemasde inconstitucionalidad del artículo 182 de la Ley de Adua-nas que le fueron propuestos en la demanda de nulidad, fun-dándose en que, de acuerdo con la jurisprudencia establecidapor el Pleno del Tribunal Fiscal, las salas son incompeten-tes para decidir acerca de la constitucionalidad de las leyes.En la demanda de amparo se considera que esta decisiónes violatoria de garantías, porque es inexacto que la Sala res-ponsable esté incapacitada para juzgar el problema de in-constitucionalidad de que se trata.

La jurisprudencia establecida sobre la materia por estaSuprema Corte, sostiene que en los recursos ordinarios no sepueden plantear cuestiones que versen sobre la inconstitucio-nalidad de las leyes, pues este linaje de problemas sólo puedeser tratado en el juicio de garantías. Esta Sala considera erró-nea la jurisprudencia anterior y estima que debe ser modifica-da. Atendiendo a las razones que informan esa jurisprudenciadel Tribunal Fiscal invocada en la sentencia reclamada, bas-tará para cumplir con lo mandado por el artículo 195 de laLey de Amparo, analizar y destruir las argumentaciones enque se basa la jurisprudencia del Tribunal Fiscal.

Los fundamentos de la jurisprudencia del Tribunal Fis-cal pueden sintetizarse en la siguiente forma: a) Como el proble-ma implica fundamentalmente una cuestión de competenciadel Tribunal Fiscal de la Federación, debe tenerse presenteque el artículo 124 de la Constitución Federal establece que,las facultades que no estén expresamente concedidas por laConstitución a los funcionarios federales, se entienden reser-vadas a los Estados, es decir, estatuye un sistema de facul-tades expresas para las autoridades federales y, como elTribunal Fiscal corresponde a esta última categoría, sólo tienefacultades expresas; que como los artículos 103 y 107 de laConstitución Federal atribuyen a los Tribunales Judicialesde la Federación la resolución de controversias suscitadaspor resoluciones que se estiman contrarias a la Constitucióny establecen la forma procesal para estudiar la constitucio-nalidad de una ley, pretenden que el Tribunal Fiscal tuvierala facultad de declarar por sí y ante sí, sin audiencia del ór-gano legislativo, la constitucionalidad de una ley, sería desco-nocer la estructura y el sistema contenidos en los artículos103 y 107, fracción IX, de la Constitución; b) Ni la suprema-cía jerárquica de la Constitución Federal respecto de lasdemás leyes, ni las obligaciones que establecen los artículos128 y 133 de la Constitución pueden ser fundamento bastantepara que el Tribunal Fiscal se considere competente paraexaminar la constitucionalidad de las leyes, porque el primerode ellos no tiene la trascendencia que se le pretende dar, yporque el segundo fija exclusivamente una norma de conductapara los Jueces locales pero no toca el problema del conflic-to entre dos ordenamientos federales y ninguno de ellos llegaa desvirtuar la competencia exclusiva que a los Tribunales

Judiciales de la Federación otorgan los artículos 103 y 107constitucionales; c) Finalmente, que no es exacto el principiode que la naturaleza jurisdiccional de la función que realizael Tribunal Fiscal lo obligue a estudiar la constitucionalidadde una ley, puesto que, a pesar de estar investido de funcionesjurisdiccionales, no puede desligarse de su naturaleza de ór-gano colocado dentro del marco del Poder Ejecutivo Federal,y si dicho Ejecutivo no veta una ley es en razón de que implí-citamente la estima arreglada a la Constitución, de donderesulta que el Tribunal Fiscal de la Federación, órgano delEjecutivo, al examinar en las contiendas fiscales la consti-tucionalidad de las leyes, iría más allá de lo que el Jefe delEjecutivo, puede realizar y no realizó al dejar de vetar la ley.No vetada la ley, sólo queda la obligación de ejecutarla, con-forme la fracción I del artículo 89 constitucional.

Ante argumentos de la trascendencia y seriedad comoson los que ha hecho valer el Tribunal Fiscal de la Federación,en el acuerdo al principio referido, es necesario hacer uncuidadoso estudio de cada uno de ellos, para ver si efecti-vamente conducen a la conclusión anotada, pues en esta pri-mera ocasión que se presenta ante la Suprema Corte elproblema en una forma tan directa y tan completa, no puederehuir la obligación que la ley le impone de decidir sobre lacuestión controvertida.

Para definir la cuestión planteada debe principiarse porafirmar que, dado el carácter de la ley fundamental, suprema,que tiene la Constitución, todas las actividades de las au-toridades que ella establece necesitan conformarse estricta-mente a sus prevenciones, tal como lo prescribe el artículo41 constitucional, pero aún a falta de éste, no por eso deja-ría de existir esa necesidad porque no se trata de una facultad,en el sentido técnico de la expresión, que un Poder tengadentro de su competencia y que por eso mismo excluya alos demás Poderes, sino de una obligación, de un deber, quedebe cumplirse al ejercitarse cada una de las facultades que atodas y cada una de las autoridades otorga la propia Consti-tución. Formando pues ésta el régimen jurídico primario dela actividad de los órganos constitucionales, es evidente, que,para su propia actuación, cada uno de estos órganos debe afron-tar y decidir, en primer término, las cuestiones de interpreta-ción a que dan lugar los textos legales de la Constituciónque interesen al ejercicio de sus facultades, pues de otro modosería imposible la actuación normal de dichos órganos y no seconcebiría cómo, por ejemplo el Poder Legislativo puedeexpedir leyes reglamentarias u orgánicas de la Constituciónsin hacer previamente una interpretación de los textos consti-tucionales relativos, ni cómo el ejecutivo puede hacer usode sus facultades constitucionales sin determinar por sí mismoel sentido y alcance de las propias facultades y de las limita-ciones que otros textos de la misma Constitución le imponen.Parece, por lo mismo, no necesitar mayor demostración elpostulado inicial de que el principio de la supremacía jerár-quica de la Constitución es bastante para considerar que todoslos Poderes de la Federación pueden, en lo que se refiere asu propia actuación, interpretar los textos constitucionalesrelativos sin que al hacerlo extralimiten su competencia oinvadan la privativa de otro Poder. Sin embargo, cuando ade-

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más de las prescripciones constitucionales existen las de unaley secundaria, surge el problema que ha planteado y resueltoel Tribunal Fiscal, de determinar si un órgano del Ejecutivoestá capacitado para conocer y resolver las cuestiones deconstitucionalidad que suscite esa ley secundaria y ante eldilema entre las dos posibles soluciones el referido Tribunalapoya la solución de que debe limitarse a cumplir con la leysecundaria por obligarlo a ello el artículo 89, fracción I de laConstitución, y porque de proceder en otra forma invadiríalas facultades expresas y exclusivas que el Poder Judicialtienen otorgadas en los artículos 103 y 107 constitucionales.

Para destruir la solución dada por el Tribunal Fiscal, espor lo mismo indispensable demostrar que la facultad otor-gada al Poder Judicial en los términos de los artículos citados,no está en contraposición con la obligación de los demásPoderes Públicos de ajustarse en todo caso y preferentementea la Constitución y demostrar igualmente que la obligaciónimpuesta al Poder Ejecutivo en el artículo 89 no sacrifica elprincipio de la supremacía de la Constitución.

Los principios dominantes del sistema de separaciónde poderes y la estructura misma del juicio constitucionalmexicano son los elementos fundamentales que deben tomar-se en cuenta para precisar el alcance de las facultades que alPoder Judicial se otorgan en la Constitución. De acuerdo condicho sistema, las funciones normales dentro de la vida deun estado de derecho son las de formación y cumplimientovoluntario espontáneo de las normas jurídicas y esas fun-ciones están atribuidas, respectivamente, al Poder Legislativoy al Poder Ejecutivo. Cuando las normas jurídicas no se cum-plan voluntariamente, no se respeten o se controvierta suvalidez, es decir, en los casos excepcionales dentro de la vidajurídica de un Estado, se hace necesaria la existencia de otroPoder que obligue a los demás al cumplimiento de las normasque han dejado de aplicar. El examen de lo que ocurre en lavida civil es perfectamente claro para demostrar que, en prin-cipio y como un fenómeno absolutamente normal, los particula-res actúan en sus mutuas relaciones aplicando y obedeciendovoluntariamente las leyes civiles; que sin intervención de lasautoridades se realiza el ejercicio de los derechos y cum-plimiento de las obligaciones de carácter civil y que sólo enel caso excepcional de que haya resistencia para cumplir unaobligación de que se impida a otro el ejercicio de un derechoo de que se discuta el alcance de esas obligaciones y derechos,es cuando el Poder Judicial interviene poniendo fin a la con-troversia y haciendo respetar la ley por medios coactivos.Y como lo mismo que ocurre en la vida civil se reproducebajo los diferentes regímenes legales, se puede afirmar que deacuerdo con los principios del sistema de separación de po-deres, el Poder Judicial no puede ser el encargado de darcumplimiento a las disposiciones legales, puesto que entoncestal cumplimiento sólo se haría en forma excepcional, ya quees excepcional dentro de la vida jurídica del Estado, la inter-vención del Poder Judicial.

La Constitución, inspirada en estas ideas, sólo facultaal Poder Judicial para resolver controversias, es decir, loscasos en los que existe una pretensión contra la cual se levantauna resistencia u oposición, o de otro modo, casos en los

cuales se afirma la existencia de un estado de cosas contrarioal derecho, que por ningún concepto puede ser el fenómenoordinario en la realización y cumplimiento de las normas jurí-dicas, sino por el contrario, el excepcional y extraordinarioque urge suprimir en beneficio del mantenimiento del régi-men de derecho y de la tranquilidad social. Si a esto se agregaque la jurisprudencia de la Suprema Corte ha considerado quela controversia constitucional a que se refieren los artículos103 y 107 de la Constitución no se configura sino hasta queexiste un acto definitivo de la autoridad, es decir, un actocontra el cual se han agotado todos los remedios que las leyesordinarias establecen, es claro que hasta ese momento se reco-noce la posibilidad de que, fuera de la intervención judicialen la vía de amparo, las autoridades ordinarias, bien de oficioo a petición de parte, purguen a sus actos de los vicios deilegalidad que resulten en agravio de un individuo particular,y que sólo que no lo hagan, nace la competencia exclusivadel Poder Judicial.

Por otra parte y dentro de las mismas ideas, los antece-dentes históricos del juicio de amparo en México demuestranclaramente que, por medio de este juicio, se trató de dar com-petencia al Poder Judicial Federal para remediar los abusosde los demás Poderes, para obligarlos a respetar los dere-chos individuales y las normas fundamentales del régimenfederal y para fijar el derecho público de la nación, estable-ciendo la interpretación suprema de la Carta Fundamen-tal; pero la atribución de esas facultades pone en claro queel pensamiento de los autores de la Constitución fue el deque, siendo común a todas las autoridades del país la obliga-ción de respetarla, debía de preverse el remedio adecuadopara el caso en que tales autoridades faltaran a su obligación.Si la sentencia en este juicio es otorgando el amparo de laJusticia Federal, tienen que fundarse en que la autoridad obróinconstitucionalmente y que, por lo tanto, obró indebidamen-te. Luego es indudable que dada la naturaleza de la funciónjudicial de la que antes se ha hablado, la controversia decididapudo haberse evitado si la autoridad se ajusta a los mandatosde la Constitución. Si esto es así, ¿cómo se puede pensar queesa propia autoridad debe esperar que la Justicia resuelvapara respetar los preceptos constitucionales?

Por eso RABASA al hacer el estudio de la teoría dela supremacía judicial, asienta que la naturaleza misma de laConstitución y de la institución de la Justicia hacen que el Po-der Judicial sea el que deba ceñir a los otros Poderes dentro delos mandamientos de la ley suprema y que “como consecuen-cia de la función judicial, el poder que la ejerce, resulta dehecho también, por una necesidad lógica, investido de unafacultad altísima, que tampoco necesitó expresar concreta-mente porque también es propio de su índole; la de interpretardefinitivamente los preceptos de la Constitución que seansusceptibles de caer bajo su conocimiento en las querellasdel derecho privado…” Y más adelante consigna estos dospárrafos que no son sino la expresión del punto de vista queesta Sala sostiene: “Cierto es que el Legislativo y el Ejecutivotambién interpretan la Constitución, puesto que deben pe-netrar el sentido de sus disposiciones para laborar sobre ellasy sin excederse de sus atribuciones limitadas; pero la interpre-

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tan para su propia acción y no como el Judicial para hacerreglas de conducta común; y la interpretación que aquellosPoderes adopten queda sometida al juicio de éste, que tienenocasión y necesidad de calificarla en el ejercicio de su minis-terio”. “En cuanto al equilibrio de los tres Poderes no resultaexclusivamente de la intervención del Judicial, sino de ladistribución de las facultades de todos y de un enlace entreellos… el equilibrio del conjunto resulta principalmente delas funciones del Poder Judicial” (Juicio Constitucional, pá-ginas 151 a 153).

El examen anterior sobre el alcance de las facultadesotorgadas al Poder Judicial Federal en los artículos 103 y107 constitucionales, demuestran que ellas sólo son exclu-sivas, en estos tres aspectos: a) en tanto que se otorgan paradecidir una controversia, entendida ésta en los términos téc-nicos en que la jurisprudencia la ha definido; b) En tantoque se otorgan para obligar a las otras autoridades a respetary cumplir los mandatos constitucionales, y c) Finalmente,en tanto que por medio de ellas el Poder Judicial fija la inter-pretación definitiva, no revisable, del texto de la Constitución.Luego si otra autoridad distinta de sus propios actos o delPoder Legislativo ordinario, sin que lo haga cuando exista lacontroversia constitucional, sin que su objeto sea regularla acción de otros Poderes, sino exclusivamente su propiaactuación dentro de los límites de las facultades que tienenotorgadas y si finalmente su interpretación constitucionaltiene siempre la posibilidad legal de ser revisada, no se vecómo pueda decirse, como lo hace el Tribunal Fiscal, queen tales casos existe una invasión de facultades expresa-mente atribuidas al Poder Judicial.

Pero admitido que en la forma que se acaba de indicarno existe invasión de la esfera de competencia del PoderFederal, es necesario demostrar que el Ejecutivo puede proce-der en tal forma respecto de las leyes ordinarias, a pesar deque se abstenga de hacer observaciones en los términos delinciso b) del artículo 72 de la Constitución, y a pesar igual-mente de que la fracción I del artículo 89 lo obligue a ejecutarlas leyes del Congreso. La circunstancia de que el Ejecutivono observe, dentro del proceso de elaboración de las leyes,las que el legislativo le envía para su promulgación, no puedeconsiderarse como preclusivo de la posibilidad de considerar-las más tarde como inconstitucionales, por la sencilla razónde que no existe texto expreso en la misma Constitución queasí lo disponga. Que el propio Ejecutivo esté obligado a ejecu-tar las leyes que expida el Congreso de la Unión, no significaque su obligación se refiera a las leyes inconstitucionales,en primer término porque sería absurdo pensar que la propiaConstitución autoriza y obliga a cumplir leyes que la contra-digan o la deroguen, y en segundo término, porque para quepudiera estimarse que existiendo una ley secundaria, desapa-rece la obligación de respetar preferentemente la Constitu-ción, que deriva del carácter de ésta como ley fundamental,sí sería necesario un texto expreso en la misma que permitieraque su vigencia quedara subordinada a las disposiciones dellegislador ordinario, puesto que en este caso los órganos cons-titucionales excederían su competencia, ya que la Constituciónno los ha creado para que la violen. Ahora bien ¿no sería

cualquiera de estos extremos el trastorno más grave al régi-men constitucional, al grado de poder considerarse que talrégimen no existe?. Si se exigiera un texto expreso que autori-za la preferencia de la Constitución, sería como en otro lugarse ha dicho y dada la técnica de ese cuerpo de leyes, descono-cer que lejos de ser una facultad de cumplir la Constitución,es una obligación que domina sin excepción el ejercicio detodas las facultades que se atribuyen a los Poderes Públicos(Constitución artículo 41); sería admitir que los mandatos ylimitaciones constitucionales (y entre éstas el respecto de losderechos individuales) no se imponen más que al Poder Le-gislativo, de manera que si éste no los acata, los demás Pode-res se encuentran ya liberados de esa obligación cuandoejecutan una ley del Congreso.

Por otra parte, además de que la obligación de ejecutarlas leyes que expida el Congreso es, como se acaba de demos-trar y como se desprende de la supremacía jerárquica de laConstitución una obligación concurrente con la de cumplirlos preceptos de esta última, que, por lo mismo, deben cum-plirse simultáneamente y sólo de no ser posible, dar preferen-cia a la de cumplir la Constitución, debe tenerse presenteque el Ejecutivo no es simplemente un agente maquinal, uninstrumento ciego de la voluntad del Legislativo, sino que,por el contrario, dado su carácter de Poder y naturaleza delacto de ejecución, está investido de facultades propias deapreciación, de discernimiento y de voluntad que hacen queel acto de ejecución sea un acto propio del Ejecutivo concaracterísticas, no sólo formales, sino materiales que lo distin-guen jurídicamente del acto legislativo. Ahora bien, siendoun acto propio, la medida de su legitimidad tiene que ser, nosólo la ley que pretende ejecutar, sino también la ley consti-tucional cuyo respeto debe ser preferido en todas circunstan-cias. Sin reconocer en estos términos las características de lafunción ejecutora no podría el presidente de la Repúblicadiscernir si una ley ha derogado tácitamente otra anteriorcontradictoria y ante la imposibilidad de aplicar las dos si-multáneamente tendría que paralizar su actuación; estaríaobligado a proveer, en la esfera administrativa, al exacto cum-plimiento de leyes anticonstitucionales; tendría, finalmente,que expedir reglamentos para facilitar la consumación de lasviolaciones constitucionales ordenadas por leyes expedi-das por el Congreso. Es indudable, por lo tanto, que anteestas absurdas consecuencias cuyo resultado no es concebibleque pueda ser tolerado por la Constitución, debe admitirse laposibilidad franca de que el Ejecutivo conozca y decida lascuestiones de constitucionalidad que susciten las leyes secun-darias en la medida que sea necesario para el ejercicio de susfacultades propias de ejecución. En tales condiciones, comoel juicio de valor que formula el Ejecutivo, no lo hace con el pro-pósito de anular la ley inconstitucional, ni de obligar al Le-gislativo a ajustarse a los mandatos constitucionales, sinopara normar y legitimar sus propias funciones ejecutivas;como lo hace cuando todavía no existe la controversia cons-titucional a que se refieren los artículos 103 y 107 consti-tucionales en los términos en que más arriba ha quedadodefinida; y como, por último, dicho juicio de valor es legal-mente revisable por el Poder Judicial Federal, único que puede

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fijar la interpretación definitiva de la Constitución, es evi-dente que no tiene valor la afirmación del Tribunal Fiscalsobre la falta de competencia del Poder Ejecutivo paracalificar, dentro de esas limitaciones, la constitucionalidadde las leyes secundarias, sin que sea, por ello mismo, nece-sario un texto expreso que subordine el Legislativo al Eje-cutivo, puesto que no se juzga al primero ni se le impone unprocedimiento de audiencia de la autoridad responsable,porque el Ejecutivo actúa fuera de la controversia cuya reso-lución exige el procedimiento adoptado para el juicio deamparo.

Bastaría lo anterior para demostrar la falta de justifica-ción de la tesis sustentada por el Tribunal Fiscal; pero comoésta se refiere en su resolución a otros argumentos, es conve-niente analizarlos en su totalidad. Dicho Tribunal consideraque los artículos 128 y 133 de la Constitución no tienen latrascendencia que se les ha querido dar ni el valor suficientepara alterar la competencia que al Poder Judicial Federalotorgan los artículos 103 y 107 constitucionales.

Se dice que la obligación que tienen los funcionariospúblicos, antes de tomar posesión de su encargo, de prestarla protesta de guardar la Constitución y las leyes que de ellaemanen, no puede considerarse como un argumento en favorde la facultad de dichos funcionarios, para declarar la incons-titucionalidad de una ley, porque de aceptar tal argumento,se llegaría al establecimiento de un régimen anárquico en elque todas las autoridades aún las más insignificantes, se creye-ran competentes para hacer interpretaciones de la Cons-titución y para negarse a aplicar las leyes que expida elCongreso, con mengua de la autoridad que corresponde al Po-der Legislativo. Desde luego, no es posible admitir que si laConstitución impone la necesidad de la protesta, ella carez-ca de valor y menos cuando se presta en los términos quepara el presidente de la República establece el artículo 87constitucional. Es indudable que esa protesta implica la pro-mesa solemne de cumplir con la obligación de guardar laConstitución y las leyes que de ella emanen. Sería inmoral yhasta criminal, como dijo Marschall, imponer esa obligacióna los funcionarios públicos, si se van a convertir en instrumen-tos conscientes para violar lo que ellos han jurado guardar.La transcendencia, pues, que esta Sala reconoce a la obliga-ción de la protesta no es otra que la de considerar que suestablecimiento no es sino una de las múltiples aplicacionesdel principio de la supremacía de la Constitución.

Se debe aclarar aquí que ese valor que se ha atribuidoa la protesta no significa que cualquier empleado haga lainterpretación de la Constitución, pues a ello se oponen losprincipios de la organización administrativa que la propiaConstitución prevé, según la cual sólo el presidente de laRepública y un escaso número de autoridades que le estánsometidas jerárquicamente, tiene facultades de decisión enla aplicación de la ley o facultades otorgadas directamentepor la Constitución, en tanto que el resto se limita a cumplirórdenes de sus superiores. Aquella posibilidad sólo debereconocerse, pues, en favor de las autoridades primeramentecitadas.

También rechaza el Tribunal Fiscal la posibilidad deencontrar un fundamento en la disposición del artículo 133

constitucional, porque este precepto sólo se refiere a las rela-ciones entre la Federación y los estados y a los conflictos deleyes que pudieran surgir entre las emanadas de ambas en-tidades, no pudiendo, por lo mismo tener aplicación, cuandose trata de un conflicto entre la Constitución y una ley fede-ral, como lo es necesariamente la que aplica el TribunalFiscal.

Esta Sala considera que no es pertinente discutir en estaejecutoria las diversas interpretaciones que se han dado alartículo 133 constitucional sobre la naturaleza y alcance dela obligación impuesta a los Jueces locales y para los finesdel debate planteado basta con afirmar que, aunque es ciertoque el propósito de dicho precepto es fijar la norma para laresolución de conflictos entre la legislación federal y la local,es indudable que como lo ha sostenido la doctrina constitucio-nal mexicana, la enumeración con que se inicia el preceptono hace sino una aplicación del principio de la superioridadjerárquica de la Constitución; reconociendo a ésta como su-perior a las leyes federales, entre ellas las que tiene que aplicarel Tribunal Fiscal, puesto que para que formen parte de laLey Suprema necesitan emanar de aquélla, es decir, tener sufuente en la Constitución.

De los últimos argumentos considerados se desprendela conclusión de que, lejos de justificarse la intrascendenciade los preceptos contenidos en los artículos 128 y 133 cons-titucionales, se hace indispensable recurrir a ellos por seraplicaciones del principio de supremacía constitucional quese ha hecho valer en este fallo como la base fundamentalpara afirmar la posibilidad de que el Ejecutivo aparte la apli-cación de las leyes inconstitucionales y dé preferencia abso-luta el cumplimiento de la Constitución.

Luego si el Ejecutivo no solamente puede, sino queestá obligado a ajustarse preferentemente a los mandatos dela Ley Suprema, el Tribunal Fiscal que está encuadrado en elmarco de dicho Poder tiene que tener indudablemente la mismaposibilidad y la misma obligación y aunque el propio Tribunalconoce con facultades jurisdiccionales de una controversia,no hay que olvidar que, por una parte, la controversia de queconoce no es la controversia constitucional, puesto que preci-samente la actuación del repetido Tribunal se ha consideradoválida por aplicación de la tesis jurisprudencial sustentadapor la Corte de que el juicio de amparo es prematuro y por lotanto, improcedente, mientras no se agoten previamente losrecursos que las leyes administrativas hayan establecido.

Todas las consideraciones que preceden demuestran lanecesidad de modificar la tesis que hasta época reciente vinosustentando la Suprema Corte y coincide con la que el Tri-bunal Fiscal ha sostenido sobre la imposibilidad de que auto-ridades diversas de las del Poder Judicial Federal y éstas fuerade la vía de amparo, conozcan y decidan cuestiones de cons-titucionalidad de las leyes ordinarias, en el concepto de queal hacer tal modificación no se excluye la competencia directae inmediata de los Tribunales Federales para conocer en lavía de amparo, de las controversias que se susciten por leyesinconstitucionales en los casos en que hasta ahora se hareconocido la procedencia del amparo contra leyes. Tampocosignifica esta modificación que la Suprema Corte abdique

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de su competencia, ya que ésta sólo existe en los términos enque en esta propia ejecutoria se ha definido, ni finalmentepuede concluirse que se establezca un germen de anarquía,reconociendo a las autoridades que se han especificado laobligación de apartar la aplicación de la ley secundaria cuan-do en concepto de ellas violen la Constitución, puesto quenunca podrá llamarse anárquica una tesis, fundada en la LeySuprema, que sostenga como base fundamental para el man-tenimiento del orden y del equilibrio constitucionales, la deque la Constitución se respete diaria y normalmente sinnecesidad de que para todos los casos intervenga el PoderJudicial Federal.

En consecuencia, al negarse la Sala responsable a estu-diar el concepto de inconstitucionalidad del artículo 182 dela Ley Aduanal, violó en perjuicio de la quejosa los artículos14, 16 y 17 constitucionales. Debe pues, concederse el am-paro para el efecto de que la autoridad responsable pronuncienueva sentencia y estudie esa cuestión.

Por todo lo expuesto, se resuelve:Primero.—Se modifica, en cuanto a sus efectos, la sen-

tencia de primera instancia en la parte sujeta a revisión.Segundo.—La Justicia de la Unión ampara y protege a

la Compañía Telefónica de Sabinas, S.A., contra actos de laPrimera Sala del Tribunal Fiscal de la Federación, de la Di-rección General de Aduanas y de la Aduana fronteriza dePiedras Negras, Coahuila, consistentes: en la sentencia quepronunció la primera autoridad, el veintiséis de septiem-bre de mil novecientos treinta y nueve, en el juicio de nulidadnúmero 2316/39; y en el cobro de derechos de importación ymulta impuesta a la quejosa, como consecuencia de ese fallo,por las dos últimas autoridades.

Tercero.—Notifíquese, con testimonio de esta ejecutoriavuelvan los autos al Juzgado de origen y en su oportunidadarchívese el toca. (8)

La sentencia de la Segunda Sala, el día 28 de octubrede 1946, no se basó en el proyecto presentado por el MinistroGabino Fraga, sino que fue del tenor siguiente:

Amparo en revisión4072/41CÍA. TELEFÓNICA DE SABINAS, S.A.en liquidaciónMéxico, Distrito Federal. Acuerdo de la Segunda Sala

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día veintio-cho de octubre de mil novecientos cuarenta y seis.

Vistos; y,RESULTANDO:

Primero.—El Licenciado Fernando G. Coronando comorepresentante de la Cía. Telefónica de Sabinas, S.A., en liqui-dación promovió amparo ante el Juez Segundo en Materia

Administrativa del Distrito Federal; la queja se dirigió contrael Tribunal Fiscal de la Federación, Primera Sala del mismoTribunal, Dirección General de Aduanas y de Aduanas dePiedras Negras, Coahuila. Los actos reclamados se hicieronconsistir en la sentencia pronunciada por la Primera Sala delTribunal Fiscal de la Federación en el expediente 2316/39de Dirección General de Aduanas dictada en el expediente14/39, que a su vez declara legal la de la Aduana de PiedrasNegras que considera a la Telefónica de Sabinas como respon-sable del delito de contrabando y confirmó los impuestosde importación y penas administrativas por la suma de$23,975.42 (veintitrés mil novecientos setenta y cinco pesos,cuarenta y dos centavos), reclamóse además la resolucióndictada en el Pleno por el Tribunal Fiscal de la Federación el25 de septiembre de 1939 por la que declara que las Salasdel Tribunal son incompetentes para decidir acerca de la cons-titucionalidad de las leyes y que se aplica por la Primera Salaen la sentencia antes mencionada para justificar el hecho de notomar en consideración las impugnaciones hechas en contrade las leyes aplicadas indebidamente por la Aduana dePiedras Negras y la Dirección General de Aduanas depen-diente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y laejecución de la sentencia.

Como conceptos de violación se expresaron substan-cialmente los siguientes: violaciones al artículo 14 constitucio-nal por cuanto se priva al quejoso de sus propiedades yderechos sin cumplir con las formalidades del procedimientoacatando las disposiciones de los artículos 196 fracción IV,201, 102 y 203 del Código Fiscal de la Federación pues nose tuvieron en cuenta los alegatos ni se apreciaron las pruebasaportadas en el juicio de nulidad e interpretación caprichosade la cláusula XXXII del contrato de concesión de 4 de no-viembre de 1932 por la que se libera a la quejosa del requisitode solicitar permiso previo para el caso de enajenación demateriales e implementos importados bajo la franquicia de exen-ción de pago de impuestos. Que además no examinan todosy cada uno de los puntos controvertidos eludiendo la cuestióncon la cita que se hace de la resolución dictada por el TribunalPleno relativa a la incompetencia del propio Tribunal pararesolver sobre la constitucionalidad de actos o disposicioneslegales. Que indebidamente se hace aplicación del artículo182 de la Ley Aduanal para la imposición de las sancionesporque se le da una extensión y un alcance que hiere losprincipios que informan nuestra Legislación Criminal al impo-ner las sanciones relativas al contrabando.

Que se viola el artículo 16 constitucional porque semolesta a la quejosa en sus posesiones y derechos sin queexista la resolución que funde y motive la causa legal delprocedimiento ya que la sentencia examinó, sólo en parte, pro-blemas planteados eludiendo esencialmente de la aplicacióninconstitucional del artículo 182 de la Ley Aduanal.

Que se viola el artículo 17 constitucional por el TribunalFiscal en su acuerdo pleno así como por la Sala al reconocerque la Dirección General de Aduanas puede hacerse justiciapor sí misma reconociendo derechos otorgados conforme alcontrato-concesión; por otra parte se consuma la denegaciónde justicia al eludir la resolución las cuestiones constitucio-

(8) Se suprimió la N. de la R. en la que se transcribía el texto delos preceptos de la Constitución Política de los Estados UnidosMexicanos, que sirven de fundamento al proyecto anterior, por con-siderarla innecesaria.

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nales planteadas a pesar de que los tres Magistrados de laSala opinan unánimemente en contra del criterio del TribunalPleno que debió ser desestimado. Que el artículo 182 preci-tado al ser ratificada su aplicación por la Sala, comete unerror si se atiende a que el delito de contrabando requierapara su existencia mala fe la que no puede estimarse operadapor la circunstancia misma del caso y que por otra parte elartículo 349 de la propia Ley Aduanal previene que no seconsiderará como constitutivos del contrabando ni le seráaplicable la pena correspondiente, a aquellos actos que, auncuando pudieren comprenderse en los términos del artículo346 (precepto éste que prevé el delito de contrabando) ten-gan señalado en dicha Ley o en su Reglamento una sanciónadministrativa por motivos distintos; que por lo tanto la omi-sión de la autorización previa de la enajenación que se leimputa no amerita sanción pues no puede un hecho ser consi-derado como falta y como delito, y más aún, una autoridadadministrativa sólo puede castigar infracciones a los regla-mentos de gobierno y de policía, y por otra parte las penasno deben de ser excesivas cuando se aplican por concepto dedelitos y menos pueden serlo las multas por infraccionesno delictuosas ni aplicar dos penas diversas.

Segundo.—El Juez Segundo de Distrito se declaró in-competente substituyéndolo en el reconocimiento del juicioel Juez de Distrito de Piedras Negras, Coahuila, quien fallóen los siguientes términos; sobreseyó respecto al acto impu-tado al Pleno del Tribunal Fiscal, por no afectar los interesesjurídicos de la quejosa; asimismo, sobreseyó por lo queconcierne a la resolución dictada por la Dirección Generalde Aduanas, por no ser un acto definitivo; y concedió el am-paro contra la Sentencia de la Sala responsable y sus conse-cuencias. Considerando previamente que de acuerdo con elartículo 103 de la Carta Magna, los problemas relacionadoscon la constitucionalidad de las leyes son de la competenciaexclusiva del Poder Judicial de la Federación, estimado ino-perante el agravio respectivo en cambio fundados los relati-vos a la interpretación de la cláusula XXXII y efectos delrefrendo del contrato-concesión por parte de la Secretaría deHacienda.

Tercero.—Recurrieron el fallo tanto la Secretaría de Ha-cienda en su carácter de tercero perjudicado como la AduanaFronteriza de Piedras Negras como autoridad responsable,la primera expresó como agravios substancialmente lo si-guiente: el fallo recurrido contiene en su considerando cuartoapreciaciones inconsecuentes puesto que en el juicio de nuli-dad se probó que el material que se importó al amparo de laconcesión, fue vendido, sin que pueda considerarse satisfechala exigencia que para el caso establece el permiso previo quepara el caso establece el artículo 27 de la Ley General deVías de Comunicación anterior a la vigente cuyo texto coin-cide con el del artículo 216 de la Ley Aduanal en vigor y queestablece el permiso previo que para la enajenación de losproductos importados libres de derechos debe otorgar laSecretaría de Hacienda. Que la circunstancia de que por un tiem-po se hayan instalado los artículos importados en el serviciopúblico de comunicaciones telefónicas a que se comprome-tió la Compañía concesionaria, no es apta para relevarla del

pago del impuesto de importación puesto que no quedó satis-fecho el requisito de la autorización a que se haya referenciacontenida en el artículo 27 citado pues el uso de los artículosimportados por el término de cinco años no autorizaba suenajenación puesto que el precepto legal indicado prevéla situación, desentendiéndose el fallo combatido de la pre-venciones de esa disposición.

Que el argumento de que en caso de que el contrato nose ajustara a derecho no tiene razón la Secretaría de Haciendapara exigir el pago de los impuestos, puesto que no puedeante sí nulificar o dejar sin efectos el contrato de concesiónque en su tiempo lo refrendó sino en todo caso sólo motivaríaresponsabilidad a los funcionarios, resulta inaceptable esecriterio en virtud de que el acto que se impugna en el amparofue el crédito fiscal de $23,975.42 (veintitrés mil novecientossetenta y cinco pesos cuarenta y dos centavos), la que seoperó surtiendo sus efectos a la Compañía de enajenar losbienes importados sin el permiso de la Secretaría de Hacien-da se hizo acreedora a las sanciones establecidas por el ar-tículo 182 de la Ley Aduanal párrafo 2o., que se remite a lacorrespondiente al contrabando y por consiguiente sujetaal causante del pago de impuestos sencillos y adicionales asícomo a las sanciones que si en la demanda no se dice que sehaya afectado la concesión al sentenciador no puede sostenerese criterio sin violar el artículo 79 de la Ley de Amparo alno sujetarse a los términos de la demanda la que no podráser suplida ni ampliada.

Cuarto.—Contra el acto que admitió la revisión, la que-josa interpuso el recurso de reclamación. Esta Sala en acuerdode trece de octubre anterior confirmó el auto recurrido esti-mando, por una parte, que el Subsecretario de Hacienda tuvopersonalidad legal para pedir la revisión del fallo de primerainstancia, y en segundo lugar, que las cuestiones relativas alos agravios formulados por la Aduana Fronteriza “por sumisma naturaleza, deben ser estudiados al resolverse sobrela revisión interpuesta”.

Quinto.—El C. Agente del Ministerio Público Federalpide que se confirme la sentencia recurrida.

CONSIDERANDO:

Primero.—Para determinar la procedencia o improce-dencia de los agravios precisa apreciar el contenido de lacláusula XXXII del contrato de concesión entre la quejosaCompañía Telefónica de Sabinas, S.A., ahora en liquidacióny la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. La cláu-sula de referencia dice expresamente: “La Compañía, comocompensación de los servicios de utilidad pública que va aprestar, podrá importar, libres de derechos aduanales y deimpuestos, ya sean éstos federales, por el término de dosaños, contados del primero de enero de 1932 al treinta y unode diciembre de 1933, los siguientes artículos para el estable-cimiento de las líneas a que este mismo contrato se refiere,hasta por un valor total de $75,000.00 (setenta y cinco milpesos moneda nacional), con la obligación de que sean parauso exclusivo de la Compañía en los mencionados servicios.—55.000 kilogramos de alambre de cobre, 10,000 kilogra-

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mos de alambre de fierro galvanizado, 2.000 metros de cablede cobre, forro de plomo, de diversos números conductoresy calibre, 5 conmutadores para centrales telefónicas y 400aparatos telefónicos de diferentes tipos para pared, para mesay escritorio. Si los anteriores artículos fueren vendidos oaplicados a otros fines sin haber sido instalados y usados porla Compañía en sus servicios, el reintegro de los derechos eimpuestos causables por la importación, será exigido a laCompañía por el Gobierno, sin perjuicio de los pagos esta-blecidos para los casos de infracción a las leyes fiscales.

Desde luego, como lo expresó el propio quejoso en sudemanda, la concesión para el servicio telefónico, se otorgócon apoyo en la Ley de Vías Generales de Comunicación de29 de agosto de 1933 que reglamenta y rige las concesiones,permisos y contratos para las vías de comunicación en laRepública y es precisamente el artículo 49, de la precitadaley que cita el quejoso como fundamento de la concesión elque determina que las cuestiones que se suscitan sobre inter-pretación y cumplimiento de las concesiones y toda clase decontratos relacionados con las vías generales de comunica-ción y medios de transportes se decidirá en primer términopor la de Comunicaciones.

Ahora bien, la cláusula XXXII transcrita anteriormenteno entraña contrariedad al artículo 27 de la Ley citada, puestoque el contenido de la misma coincide con alguna de lasprevenciones de dicho precepto, por lo que no se está en elcaso de un conflicto entre la citada cláusula de la concesióny la disposición legal de referencia, cuya aplicación es im-perativa y aplicable dado el contenido del artículo 4° de lapropia Ley a que antes se hizo referencia y seguramente queel Juez de Distrito, al reconocer el requisito de autoriza-ción por parte de la Secretaría de Hacienda para la enaje-nación de los bienes importados bajo la franquicia, reconocela aplicación al caso del precitado artículo 27. La cláusulade referencia al imponer la obligación al concesionario deinstalar y usar los artículos importados a los servicios de co-municaciones, sin precisar término en el uso no debe de serinterpretada en el sentido de que únicamente se exigía al con-cesionario un uso transitorio pues la propia cláusula XXXIIespecífica que la gracia otorgada es en compensación a losservicios de utilidad pública que va a prestar los que se reali-zan precisamente mediante el uso de los objetos importadoslos que no podrían satisfacer y justificar la concesión gratuitasi sólo se exigiera la utilización transitoria por la Negociacióndestinándolos finalmente a usos diversos, por lo tanto la solainstalación y empleo de los artículos por un período inferioral término de la concesión impedía a la Negociación enajenarlos bienes importados sino sólo previa autorización que laNegociación obtuviera de la Secretaría acogiéndose al bene-ficio que otorga el artículo 27 de la Ley de Comunicaciones.Ahora bien, como lo expresa la Secretaría recurrente el requi-

sito apuntado para la enajenación relativo a la autorizaciónprevia no pudo estimarse operando genéricamente con lacláusula, pues resulta inaceptable la tesis del Juez de Distritoen el sentido de que el refrendo del contrato de concesiónpor parte de dicha Secretaría de Hacienda constituye autori-zación para la venta con el solo hecho de instalación y usoinicial, pues independientemente a lo antes manifestado res-pecto a la interpretación del término en el uso de los objetosa que se refiere la cláusula XXXII, existe la circunstancia deque el permiso que otorga la Secretaría tiene que ser expresoy gestionado y por lo mismo tienen que operarse precisamentecomo antecedente inmediato a la operación de la enajenaciónpues aun el caso de que el refrendo tendiera substancialmentea la aceptación por parte de Hacienda de los términos en queestaba redactada la cláusula XXXII de referencia, no es po-sible deducir de ella la autorización expresa o tácita ni elpropósito de contrariar las modalidades diversas a las conte-nidas en el artículo 27 de la Ley de la materia; por consiguien-te, infundados resultan los agravios.

Precisa agregar tan sólo que no se está en presencia,con el fallo motivo de la queja, de una declaración adminis-trativa de inexistencia del beneficio otorgado, puesto que hayque apreciar que dicho beneficio se otorga bajo la condicióny la insatisfacción de tal condición no equivale a una declara-ción de nulidad o inexistencia del beneficio tanto más cuantoque el pago del impuesto, como lo establece el artículo 27de la Ley Vías Generales de Comunicaciones de 1932, se harácon las deducciones relativas al tiempo en que se hayan uti-lizado los objetos importados.

Habiéndose estimado fundados los agravios precisa entraral análisis de los conceptos de violación contenidos en lademanda y cuyo estudio se omitió en la sentencia a revisión,resultando lo siguiente:

Segundo.—El Tribunal Fiscal de la Federación expresaen su resolución las razones y consideraciones por las queestima determinadas pruebas y da validez a otras sin que asu criterio y conclusión aceptando realizada la operación decompraventa de los artículos importados, resulta contrario alas normas tutelares de las pruebas. La no referencia expresaen una sentencia de los alegatos de una de las partes, no en-traña omisión de los puntos controvertidos, pues la Ley sóloobliga a que la sentencia se ocupe de las cuestiones debatidasque se plantean en la demanda y contestación de la mismaconforme a las cuestiones que debe resolverse la controversiapor lo que no debe causar a agravio la no invocación de losalegatos en la sentencia motivo de la queja.

Tercero.—El artículo 90 de la Ley que reglamenta elamparo autoriza a ocuparse de los conceptos de violaciónomitidos en la primera instancia, únicamente cuando se esti-men fundados los agravios expuestos en contra de la resolu-ción recurrida.

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EL INDEBIDO MONOPOLIO DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓNPARA CONOCER DE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES*

ANTONIO CARRILLO FLORES

La ponencia del Ministro Fraga contiene un complejode cuestiones jurídicas de grande interés académico y de unalto valor práctico, y cada una de ellas requiere un detenidoestudio y no un comentario con la calidad de simples “notas”;razones por las cuales nos limitaremos a un rápido examensobre la circunstancia en que la ponencia citada se presenta,o sea el ambiente constituido por las tesis actuales sobre losprocedimientos y órganos que intervienen en el examen dela validez constitucional de las leyes en nuestro régimen jurí-dico, ambiente que es revolucionado con las doctrinas susten-tadas por la ponencia del presidente de la Sala Segunda de laSuprema Corte de Justicia.

1.—En la actualidad es un lugar común, algo aceptadocomo tesis que se funda en la práctica de nuestros tribunales,sin mayor reflexión ni crítica, que el examen y el contrastede una norma legislativa ordinaria frente a la ConstituciónFederal —norma jurídica fundamental y suprema— competeexclusivamente a los tribunales federales y que ese estudiode la validez de las leyes sólo puede realizarse por medio deljuicio de amparo, único procedimiento existente para el aná-lisis de la constitucionalidad de las normas secundarias oleyes ordinarias.

Estas dos tesis se han formado con un criterio empírico,sin tomarse en cuenta los antecedentes norteamericanos yolvidándose las enseñanzas de nuestros constitucionalistas

y los precedentes de jurisprudencia; han ayudado a su estable-cimiento, tanto el abandono de toda cuestión de inconstitucio-nalidad por parte de los tribunales locales, como su dejacióna los federales, para así librarse aquéllos de un problema,que aun cuando no fuese de difícil resolución, siempre tieneaplicaciones de carácter político. La consecuencia lógica deesa práctica y de la doctrina que la informa, es el monopoliode todas las cuestiones constitucionales en manos del PoderJudicial de la Federación, así como la exclusividad del juiciode garantías individuales o de amparo para tratar, dentro desu limitada estructura y particular finalidad, todas las posiblesextralimitaciones o desvíos de las reglas jurídicas secunda-rias, con desconocimiento de los cauces de la norma fun-damental.

La ponencia presentada por el Ministro Fraga realizauna labor de incalculable mérito al desconocer las erróneastesis del ambiente actual, ocurriendo a los principios verda-deros de la teoría y del texto de nuestra Constitución, que nosirven de manera alguna en apoyos a la falsa doctrina de quesolamente la autoridad judicial federal y dentro del proce-dimiento de amparo puede estimar la inconstitucionalidadde la ley ordinaria y apartar su aplicación en casos concretos.

2.—La doctrina y la jurisprudencia vigentes sobre elproblema, toman como punto de partida la existencia dentrode nuestro sistema jurídico de esa institución magnífica, quees el “amparo”, juicio constitucional cuyos efectos se limitana la protección de los particulares contra los actos de todaclase de autoridades que sean violatorios de las garantíasindividuales o que desconozcan el reparto de la competenciaentre los gobiernos nacional y locales; doctrina y jurispru-dencia que razonan así: puesto que existe en México un pro-cedimiento de control de la constitucionalidad en manos delPoder Judicial de la Federación, solamente ese Poder y úni-

*Publicada en el núm. 13-14 de la Revista, de la Escuela Na-cional de Jurisprudencia, Tomo IV, Enero-Junio de 1942, págs.131 ss. Estos artículos fueron reproducidos de forma didáctica yordenada por el señor ministro de la Suprema Corte de JusticiaJosé de Jesús Gudiño Pelayo en su excelente obra “Introducción alJuicio de Amparo”, Editorial Limusa, 1999.

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camente mediante aquel procedimiento puede juzgarse dela congruencia de las leyes secundarias y la fundamentaldel país.

Se descuidan muchos elementos importantes en el juicioanterior, tales como que el amparo es, fundamentalmente,medio de defensa de la legalidad en lo general y no de la par-ticular que significa la constitucionalidad de las leyes, quedicho control sólo se refiere a la protección de los derechosindividuales y la división de las competencias local y nacio-nal, pero no a otras materias constitucionales, cuya defensao garantía no queda encomendada, sin contrariar el sentido yalcance técnicos de la institución, al recurso de amparo.

Al no ser éste un medio apto para estudiar todos losmotivos de invalidez de las leyes como contrarias a la Consti-tución, y dado que no hay ningún precepto en dicha LeyFundamental que erija al juicio de amparo en el monopo-lizador de la virtud de la defensa constitucional, aparece lacorrecta y natural teoría de que corresponde a cualquier juezla tarea de aplicar en la resolución de los conflictos que lasometen a su conocimiento, las normas jurídicas conducentes,y en caso de que la norma inmediata que reclama su aplica-ción al caso, sea antinormativa, esto es, contraria a una Leyfundamental que le es superior, debe aplicarse preferente-mente la de grado más valioso y dejar de cumplirse la subor-dinada o secundaria.

Esta solución al problema constituye un simple casode la preferencia obligatoria, debida, de una norma a otraque le es concurrente pero incompatible, y así como en otroscasos; se aplica la nueva regla y no se cumple la anterior, ose obedece la disposición especial y no la regla general, o seaplica la ley común y no la mercantil u otra particular, ose elige entre diversas leyes correspondientes a Estados dis-tintos que solicitan regir un acto jurídico, en nuestro problemala supremacía de la norma primera impone su acatamientoen la decisión del conflicto, a pesar de lo que en contrario es-tablece la ley ordinaria, como también se hace cuando seestudia el conflicto entre un precepto de derecho común nosupletorio de la voluntad de los particulares, sino una disposi-ción de interés público y una estipulación convencional.

Esta función definidora del derecho aplicable al casoes de la esencia misma de la actividad jurisdiccional y com-pete a todo Juez y en todo proceso; por lo que es infundadoel principio de que la aplicación preferente de las normassuperiores con relación a las reglas secundarias correspondaexclusivamente a los jueces federales y ello solamente dentrodel procedimiento del amparo, juicio protector de los dere-chos individuales y de la división de competencias en nuestroEstado Federal.

3.—Para hacer congruente la tesis vulgar que se com-bate en esta “nota” y los preceptos constitucionales; se hahecho una completa desfiguración de los textos, utilizándoseasí en apoyo de la citada doctrina un supuesto artículo 133Constitucional, con sentido y finalidad diferentes a los que co-rresponden a la redacción e inteligencia natural del artículo,así como con desconocimiento de los motivos de su inclusiónen la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, dedonde la tomaron la República Argentina y México.

El artículo 133 de la Constitución Mexicana vigenteestablece el principio de la “supremacía nacional”, en cuantodispone que la Ley Suprema de toda la Unión está formadapor la Constitución Federal, por las leyes del Congreso Fe-deral que emanen de dicha Constitución y por los tratadosinternacionales que estén de acuerdo con la misma, y ordenaa los jueces locales se ajusten a dicho Ordenamiento JurídicoFederal, no obstante los preceptos que en contrario a dichacompleja Ley Suprema de toda la Unión hubiere en las cons-tituciones y leyes de los Estados, que forman el ordenamientojurídico local, que se encuentra subordinado al federal.

El artículo 133, al establecer como objeto propio desus disposiciones el principio de la supremacía nacional, reco-noce de paso otro principio distinto, como lo es el de la “su-premacía absoluta de la Constitución Federal”, pero esto noporque se inicie con ésta la enumeración de los integrantesde la Ley Suprema de toda la Unión, sino porque requiereque las leyes que dicte el Congreso y los tratados interna-cionales se ajusten a las disposiciones superiores de la Cons-titución, requisitos que enuncia, respectivamente, con laspalabras “que emanen de ella”, y “que estén de acuerdo conla misma”.

La supremacía absoluta de la Constitución es recono-cida como algo ya existente, pero no establecida por el ar-tículo 133, y como se afirma en la ponencia del MinistroFraga tal principio resulta enunciado más directamente enlos artículo 41 y 128, y la supremacía corresponde, agrega-ríamos como importante argumento, aunque no basado enun texto expreso, a la naturaleza misma de una Constitu-ción de tipo rígido.

4.—El artículo 133 constitucional, pues, no establece,de ninguna manera, como lo estima la opinión corriente yfalsa, el control de la constitucionalidad de leyes, o sea, elexamen de la validez de las normas sujetas a la ConstituciónNacional, pero si el llamado “control federal” que tiene porobjeto hacer efectiva la supremacía, no de la Constituciónsobre todas las leyes, sino de ese conjunto, heterogéneo for-malmente de la Constitución, leyes federales y tratadosinternacionales (Ley Suprema de toda la Unión. Ordenamien-to Jurídico Federal) con respecto a las constituciones y leyesde los Estados (Ordenamiento Jurídico Local).

La efectividad o cumplimiento de la supremacía na-cional corresponde a los jueces locales, a quienes va dirigidala obediencia de la superioridad del Derecho Federal; por loque solamente con una actitud ilógica puede atribuirse al pre-cepto contenido de la competencia exclusiva de los tribuna-les federales para examinar el conflicto constitucional de lasnormas de cualquier clase u orden. El juez local, según elmulticitado artículo 133, está obligado a verificar el contrastede las leyes y a dar la preferencia a la que corresponda alorden superior; pero el conflicto de normas puede presentár-sele de diferentes maneras, dado que si, ordinariamente eljuez local es quien tiene que aplicar el derecho local, lasnormas que forman la Ley Suprema de toda la Unión no sonhomogéneas, sino de grado distinto, pues se incluyen en ellala Constitución federal —Ley Suprema en lo absoluto— asícomo las leyes del Congreso de la Unión y los tratados inter-

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nacionales, supremos sólo en cuanto “emanen” de la Cons-titución o “estén de acuerdo con la misma”.

Si bien no hay problema cuando el conflicto surge entrela supremacía absoluta de la Constitución Federal y la subor-dinación de las constituciones y leyes de los Estados, síexiste cuando la colisión de normas se presenta entre las leyesdel Congreso Federal o los tratados y las leyes locales, yaque sólo corresponde a la primacía a aquéllos si tienen elatributo de ser válidos, como ajustados a la Ley Supremaabsoluta.

Ahora bien, para cumplir el juez local con el man-damiento del 133, tiene forzosamente que hacer un juicio devalor sobre la ley del Congreso Federal o sobre el tratado,en cuanto a sí se imputan a la Ley Suprema de toda la Naciónpor la congruencia de sus disposiciones y lo preceptuado porla Constitución, y de ese juicio valorativo resultará comoconsecuencia, la estimación de que la norma federal es supe-rior a la del derecho local, o la desestimación de la suprema-cía de aquélla y la aplicación de esta última regla. Negar alJuez de un Estado la competencia para hacer dicha valoraciónes contrario a la letra y a los principios del propio artículo133 del Pacto Federal.

5.—El juicio sobre la constitucionalidad y consiguientesupremacía de la Ley Federal haga el juez de un estado esreclamable ante la Justicia Federal, mediante el recurso de am-paro, que en México sirve indiscriminadamente para exami-nar la corrección de la preferencia dada, tanto a la ley localsobre la nacional, cuando se estima a éste que invade la com-petencia provisional, como a la primacía de la Ley Federalrespecto a la local, la que aun cuando no fuere inconsti-tucional en sí misma, es preferida por aquélla si tiene el re-quisito de no ser antinormativa, es decir, no contraria a laConstitución.

Nuestro amparo, por esta razón, no es como el juicioconstitucional norteamericano y el recurso extraordinario es-tablecido en el artículo 14 de la Ley 48, reglamentario delartículo 31 de la Constitución Argentina, un medio de defensade la supremacía nacional, que juega únicamente cuando sejuzga desfavorablemente a la Ley nacional en el caso deun conflicto con la ley local, sino que el juicio mexicanocomo defensa de la legalidad en general y de la subordinaciónde todas las leyes a la Constitución, actúa para restable-cer en un caso concreto del reinado de la Ley Fundamental,inclusive cuando la primacía se hubiere otorgado a las dispo-siciones del Congreso de la Unión y puede la Justicia Federaldestruir dicho juicio por erróneo, aunque favorezca a la com-petencia nacional.

Es con el razonamiento anterior, el que juzgamos exactopor apegado a los verdaderos principios de nuestro sistemajurídico-constitucional, pero que será acreedor de muchascríticas por los que sostienen la opinión común de la curiamexicana, como se llega a concebir al meritísimo juicio deamparo con un sentido técnico, de líneas precisas, como unainstitución clara en su función, alcance y oportunidad opertenencia. Negar al amparo la exclusividad del remedioconstitucional, es quitarle su figura desorbitada y cancerosa,

inadecuada para un estudio científico, que permita su com-pleto conocimiento teórico y su utilización más práctica.

6.—Reconocer que los tribunales de los Estados, aligual que los federales, pueden y deben examinar la regu-laridad intrínseca de las leyes, no significa menosprecio delPoder Judicial de la Nación, a quien se le reservan sus atribu-ciones de final intérprete de la Constitución y su intervenciónúltima para definir y establecer el derecho nacional, medianteel control de las actividades de los demás órganos jurisdiccio-nales. En cuanto a los Jueces locales, se les atribuye algoque no se puede negar a quienes forman parte de la voz vivadel derecho, sin contrariar la esencia misma de la función dejuzgar, quedando sujetos los juicios que emitieren sobre pun-tos constitucionales, como los demás jurídicos, a la revisiónpor los jueces federales, y a la enmienda por éstos, de loserrores y de la malicia que pudieren contener sus fallos.

7.—La ponencia que se examina no sólo niega el mono-polio de la Justicia Federal y la virtud de panacea al juiciode amparo, en cuanto a la defensa constitucional se refiere,sino que concluye con la interesante doctrina que atribuye laobligación de apartar el cumplimiento de las leyes contrariaso repugnantes a la Constitución, o sea mediante el examende la constitucionalidad de las normas secundarias, a todaclase de autoridades. No solo a los tribunales judiciales decualquier orden, como lo hemos sostenido anteriormente, sinoal propio Poder Ejecutivo, y en el supuesto de la especie queconsidera el proyecto de sentencia, al Tribunal Fiscal de laFederación.

Como el objeto de estas “notas” lo constituyen la críti-ca de la opinión común combatida y la fijación de la doctrinaque estimamos correcta sobre la materia, más bien que latesis última y concreta a que llega la ponencia del MinistroFraga, solo haremos un apunte, lleno de reservas de nuestraparte sobre la atribución al Poder Ejecutivo del examen dela validez constitucional de las leyes, con el carácter de unasimple opinión personal, obligada al servir de motivo a estasnotas la trascendental opinión del presidente de la SegundaSala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Es cierto que el presidente de la República y todas lasautoridades que jerárquicamente dependen de dicho titulardel Ejecutivo están sometidas al cumplimiento u observan-cia de la Constitución Política Federal, lo mismo que a lasleyes que de ella emanen (artículos 87 y 128); pero sin desco-nocer el principio de la supremacía absoluta de la Cons-titución negamos que pueda el Poder Ejecutivo realizar elexamen de la congruencia de las leyes secundarias y la CartaFundamental, esto no por virtud de un determinado texto deley (podría aún utilizarse como fundamento letrista la obliga-ción del presidente de ejecutar “las leyes que expida el Con-greso de la Unión” según el artículo 89, fracción I, sin eldistingo de que “emanen de la Constitución”, sino por la natu-raleza misma del Poder Ejecutivo, cuyo titular es un soloMagistrado que al calificar de ilegal un acto del Poder Legis-lativo, entraría en conflicto con éste sin la mediación naturalde un árbitro para la resolución del problema, el que no seríajurídico, sino eminentemente político y excesivo, dada la tras-cendencia de la objeción que se hiciera a la validez de la ley,

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que no limitaría sus efectos al acto administrativo en el queocurriera el juicio correspondiente y que causaría gravequebranto en el equilibrio o armonía que debe existir en-tre los dos poderes políticos del gobierno.

Atribuir al Ejecutivo el poder de cuestionar la constitu-cionalidad de una ley sería instaurar un método de control odefensa con efecto erga omnes, que podría destruir losactos de tan importante Poder como lo es el Congreso, sinexistir ningún precepto en la Carta Magna que establezcadicha intromisión. Si la propia Suprema Corte de Justicia,última instancia definidora del sentido de la Constitución,actúa siempre a propósito de una controversia actual y efec-tiva, y su resolución produce efectos sólo por lo que al casoconcreto se refiere, no produciéndose así un choque con losotros dos poderes; no se ve la razón para reconocer al Eje-cutivo la facultad de no aplicar una ley con fundamento ensu inconstitucioalidad, sin afectar, grave y trascendental-mente el principio de la separación y equilibrio de poderes,adoptado expresamente por la misma Constitución Federal.

Aún cuando la Suprema Corte de Justicia haya sentadojurisprudencia firme sobre un punto constitucional, el presi-dente de la República no puede suspender la aplicación de lanorma legislativa declarada inválida por los tribunales, puesla jurisprudencia solo obliga al Poder Judicial; lo único que elEjecutivo puede hacer frente a tal situación es iniciar anteel Congreso la enmienda de los preceptos apartados de todaaplicación por la Suprema Corte de Justicia. Si el Legislativoinsiste y sostiene su ley inconstitucional y no la ajusta a lajurisprudencia, se mantendrá el conflicto indefinidamente,aplicándose la ley a quien no la reclame, apartándose su cum-plimiento en los casos en que los tribunales así lo resuelvan;conflicto que, por grave que pudiera parecer no destruye lamecánica político-jurídica de la concurrencia de poderes.

8.—La tesis anterior se refiere al Poder Ejecutivo ensus funciones típicas propias, pero la posición de un tribunaladministrativo frente a un conflicto de leyes de diferentegrado, es idéntica, en nuestro personal concepto, a la de lostribunales del orden judicial, ya que es idéntica la funcióndesempeñada por ambos órganos jurisdiccionales y la acti-vidad del tribunal creado por la Administración para garantíade los particulares es esencialmente jurídica, no política y notrasciende a un desequilibrio de los poderes. La especial inte-gración de los órganos de la justicia administrativa, técnico-jurídica, así como la limitación de los efectos del fallo a laespecie considerada, sin la trascendencia que derivaría deque fuese el Primer Magistrado de la Nación la fuente delrechazo de una ley, aseguran al mismo tiempo que el mante-nimiento de la Ley Suprema, la conservación de la equivalen-cia de los dos poderes políticos del Estado. La creación deuna justicia administrativa constituye un desdoblamiento delPoder Ejecutivo, quien en su aspecto político queda sujeto ala decisión jurídica del tribunal correspondiente.

Para el juego de la actividad jurídica, que reconocemosen teoría al tribunal administrativo, requiriese un elementocuya falta sería un contrasentido indudable. Dicho elemen-to es la existencia de una instancia al orden judicial, antequien pueda someterse el examen de la corrección del juicio

emitido sobre la constitucionalidad de las leyes. En nues-tro sistema jurídico la controversia relativa corresponderíasólo al Poder Judicial de la Federación, de conformidad conlo dispuesto por la fracción I del artículo 104 de la Consti-tución Política.

9.—Pero aquí tocamos un defecto técnico del sistemamexicano, resultante del raquitismo de los medios de defensade la Constitución distintos del amparo, defecto que es tras-cendental para nuestra tesis, ya que no teniendo la Adminis-tración ningún medio para reclamar contra la inaplicaciónque hiciera el Tribunal Fiscal de una ley impugnada de anti-normativa, se impediría la intervención de la última, peronecesaria instancia, como lo es el Judicial Federal, y final-mente la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En contraste con la falta de un procedimiento para re-currir la Administración un fallo del Tribunal Fiscal con laimposibilidad de llevar al órgano judicial competente la deci-sión última del problema, y con violación patente del prin-cipio de la igualdad de trato a las dos partes de un proceso,el particular que litiga contra la Administración tiene el juiciode amparo, en el que puede plantear, entre otros agravios yconceptos de violación, la inconstitucionalidad de la ley apli-cada en su contra por los fallos del Tribunal Fiscal de la Fede-ración.

La desigualdad apuntada entre las partes del procesofiscal tiene como debida consecuencia, que el Tribunal Fiscalno pueda considerar las cuestiones de la validez de fondo delas leyes, sino únicamente la legalidad de actos administra-tivos, y que en todo caso de aplicar la ley ordinaria, válida oinconstitucional. Si el particular se siente lesionado por lasentencia, su interés le llevará a promover el juicio de amparoque, como lo apunta la ponencia del Ministro Fraga, signifi-ca una actividad anormal como toda controversia judicial,pero que es indispensable para hacer posible la vigencia dela Constitución, cuidándose también el legítimo interés de laAdministración y del Congreso, siendo en todo caso la Su-prema Corte de Justicia la que desde la cima de los órganosjudiciales haga oír su pronunciamiento sobre la validez mate-rial de las reglas legislativas.

Como resumen de lo expuesto formulamos las si-guientes:

CONCLUSIONES:

I.—Es infundada y abiertamente contraria a los tex-tos y a los principios constitucionales la tesis que actualmentepredomina en México, que atribuye al Poder Judicial de laFederación competencia exclusiva para conocer la regulari-dad de fondo o constitucionalidad de las leyes ordinarias.

II.—Los Tribunales de los Estados, como esencial atri-buto de su función jurisdiccional, pueden y deben conocerde las cuestiones constitucionales que surjan en los casos ocontroversias que les sean sometidos para su decisión, enigual forma que lo pueden hacer los jueces federales.

III.—El artículo 133 de nuestra Constitución contieneel principio de la supremacía del Derecho Federal sobre elDerecho Local y un precepto dirigido a los jueces de los Es-

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tados para hacer efectiva dicha supremacía; pero implícita-mente atribuye a los tribunales locales la facultad de juzgarsi las leyes del Congreso de la Unión y los tratados interna-cionales forman parte de la Ley Suprema de la República,en cuanto “emanan” de la Constitución Federal, o “están deacuerdo con la misma”, y si no llenan dichas leyes y tratadosel requisito de la constitucionalidad, los jueces de los Es-tados deben preferir sus respectivas leyes locales que estu-vieren en conflicto con aquéllas normas federales.

IV.—El juicio de amparo, que es de la exclusiva compe-tencia del Poder Judicial de la Federación, no es el único modode defensa contra la invalidez de las leyes secundarias, sinoque en cualquier actividad jurisdiccional y en el momento dela actuación de las normas jurídicas, como tratándose de otrosconflictos de reglas que solicitan ser aplicadas para decidirun punto, cualquier Juez, federal o local, debe preferir lanorma incluida en la Constitución, por su grado superior,frente a las demás leyes.

V.—El Poder Ejecutivo, por su estructura particular yposición política no está capacitado para estimar inconstitu-cional una Ley del Congreso, sino que debe necesariamenteejecutarla.

VI.—Los tribunales administrativos pueden teórica-mente como regla general y dentro del ejercicio de la activi-dad jurídica que les está confiada, hacer el examen o revisiónde la validez de las leyes, sin los inconvenientes que existenpara reconocer tal competencia al Poder Ejecutivo.

VII.—El juicio de los tribunales administrativos acercade la constitucionalidad de las leyes, en todo caso debe sersusceptible de revisión ante el Poder Judicial de la Federa-ción, iniciándose una controversia en la que la Suprema Cortede Justicia sea la final instancia en la cuestión.

VIII.—Por la falta de un remedio para la Administra-ción contra las resoluciones del Tribunal Fiscal que fuerencontrarias a la validez de una norma legislativa, debe negarsela competencia a dicho tribunal administrativo para exami-nar las cuestiones que se les susciten sobre la inconstitu-cionalidad de las leyes.

Antonio Martínez Báez.

El Ejecutivo y las Leyes Inconstitucionales

(Comentario a una ponencia del ministro GabinoFraga)*

Antonio Carrillo Flores.El problema de saber si la autoridad administrativa es-

tá facultada para no aplicar una ley en sentido formal ymaterial porque la estime contraria a un precepto constitu-cional, es uno de los más importantes que se hayan suscitadoen nuestro ambiente jurídico, y la ponencia del ministro Gabi-no Fraga, recién publicada por la Revista de la Escuela Na-cional de Jurisprudencia, es el mejor esfuerzo que paraabordarlo y resolverlo se ha llevado a cabo hasta hoy en el

seno de la Suprema Corte. El Tribunal Fiscal de la Federaciónrealizó hace algún tiempo un estudio tan serio quizás comoel del ministro Fraga, aunque por la menor autoridad de secuerpo, la trascendencia del que motiva el presente comen-tario, de aprobarse en definitiva por la Sala Administrativa,no podrá ponerse en parangón con el esfuerzo intrínseca-mente tan valioso de los magistrados Vázquez, Azuela yMoyoral.

El que esto escribe ha tenido ocasión de ocuparse an-tes del punto. (1) Hoy, como en las ocasiones anteriores, puedeofrecer más que una solución, dudas enderezadas en contrade cualquiera de las dos tesis radicales que pretenden resol-ver ya en un sentido o en otro la cuestión planteada.

Si la Constitución es la suprema de todas las leyes, pa-rece obvio, y lo es, que una ley secundaria no puede, sinsubvertir todo nuestro ordenamiento jurídico, pretender mo-dificar textos de la norma suprema. Una vez que la oposiciónhaya quedado establecida, el deber de un órgano cualquierade la autoridad para obedecer los textos constitucionalesy desentenderse de la ley secundaria que los quebrante, noes dudoso.

Las palabras de Marshall hoy, como en 1803, siguensiendo válidas no obstante que, como se verá en seguida, éllas refirió especialmente a los tribunales y a los cuerpos legisla-dores, y sólo accidentalmente a las autoridades adminis-trativas:

“Ninguna persona —dice la Constitución— podrá sercondenada por traición a menos que se cuente con el dichode dos testigos o con una confesión en audiencia judicialpública. Aquí el lenguaje de la Constitución se dirige espe-cialmente a los tribunales. Prescribe, directamente para ellos,una regla de valoración de la prueba a la que han de sujetarse.Si la legislatura cambiase esa regla para declarar que untestigo o una confesión extrajudicial basta para la convic-ción. ¿debe el principio constitucional ceder ante el man-damiento legislativo? De ésta, así como de muchas otrascitas que podrían hacerse, resulta claro que los autores dela Constitución miraron ese instrumento como una reglapara el gobierno de los tribunales en igual forma que para elde la legislatura. ¿Cómo, si no, obliga a los jueces a jurar suobediencia? Este juramento ciertamente rige de manera es-pecial su conducta oficial ¡Qué inmoral sería, de lo contrario,imponérselos si los propios tribunales fueran a ser usadoscomo instrumentos, y además instrumentos conscientes, paraviolar lo que han jurado apoyar! El juramento del cargo im-puesto por la legislatura es también demostrativo de la opi-nión de los legisladores sobre el punto. Está redactado conestas palabras “Juro solemnemente que administraré justicia

* Ibidem.

(1) Primero. Como relator de la exposición de motivos de la LeyOrgánica de los Tribunales Federales de agosto de 1934 y despuésen dos estudios emprendidos uno, a fines de 1937. (publicado en laRevista de Hacienda de diciembre de aquel año) y otro en un cursode invierno a principios de 1939. (Este segundo forma parte de unvolumen publicado bajo el título La defensa jurídica de los particu-lares frente a la administración en México).

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sin distinción de personas y reconoceré iguales derechos alpobre y al rico y que cumpliré sincera e imparcialmente contodos los deberes que me incumben hasta el límite de mientendimiento y de mi capacidad, de acuerdo con la Cons-titución y las leyes de Estados Unidos”. ¿Por qué jura unjuez cumplir y desempeñar sus deberes de acuerdo con laConstitución de los Estados Unidos si esa Constitución noes para él una regla que lo gobierne, si ella está cerrada yno le es accesible? Si tal fuese el estado real de las cosas,sería peor que una burla. Obligar a tomar un juramento entales condiciones, sería igualmente un crimen”.

La parte central de su razonamiento, como se advierte,la liga especialmente Marshall con los deberes de los jueces;pero en la parte final de su opinión, aunque sin desenvolverel concepto, emplea una fórmula que validamente puedeser invocada por los partidarios de la tesis que hoy sustentael ministro Fraga. Dice el ilustre presidente:

“En consecuencia, la fraseología particular de la Cons-titución de los Estados Unidos confirma y fortalece el princi-pio, concedido como esencial en todas las constitucionesescritas, de que una ley contraria a la Constitución es nula yque los tribunales, como todos los otros departamentos, estánligados por ese instrumento”.

Habla Marshall, ello es indudable, de todos los departa-mentos; incluye, pues, al Ejecutivo, y si se recuerda que antesalude a la que nosotros llamamos “protesta constitucional”,y que ella, conforme a texto americano recogido en nuestroartículo 128 se exige también a los funcionarios administra-tivos, no puede con firmeza negarse que en el pensamientode Marshall también los órganos de la Administración estánobligados a preferir en caso de oposición el texto constitucio-nal al de una ley secundaria.

Marshall, por desgracia, no tuvo ocasión para desa-rrollar este aspecto de los principios que él acogió en el casode Marbury contra Madison. Más aún, ciertos hechos posterio-res que han sido puestos al descubierto por quienes este temahan investigado en el país vecino, revelan que hay razonesincluso para pensar que meses después de haber pronunciadola célebre ejecutoria, Marshall dudó ya del alcance de esosmismos principios al referirlos, no a la autoridad adminis-trativa, sino a la propia autoridad judicial.

Se trataba de determinar si el Magistrado Chase, de laCorte Suprema, podía ser enjuiciado por sus interpretacio-nes Constitucionales, y Marshall propuso como una soluciónpara no llegar a ese extremo, que después de emitida unadeclaratoria de inconstitucionalidad la legislatura reconside-rase la ley tenida como espuria, y que, de confirmarla, lamisma fuera en adelante obligatoria incluso para los jueces:“Pienso —dice textualmente en carta fechada en Richmondel 23 de enero de 1804— que la doctrina de la responsabilidad(impeachment) debe ser sustituida por la que reconozca unajurisdicción de apelación en la legislatura. Una revocaciónde los fallos judiciales que pareciesen incorrectos a la legisla-tura armonizaría mejor con la suavidad de nuestro carácterque la remoción del juez…” (Beverage, Life of JohonMarshall, vol. III. De. 1919, página 176). En otras palabras:Aún cuando Marshall fijó, con un vigor no superado hasta

hoy, el derecho de los jueces para desobedecer las leyes delCongreso por motivos de inconstitucionalidad, parece quesubordinó en definitiva este derecho (o a lo menos propusoque sin tocar la Constitución se subordinase este derecho) aun examen final de la constitucionalidad llevara a cabo elpoder legislativo.

El mecanismo no llego a acogerse; él, en cambio, existeconstitucionalmente para las relaciones entre el Ejecutivo yel Legislativo. Una ley vetada por el Ejecutivo puede serconfirmada por las Cámaras, y para ese supuesto la Constitu-ción es expresa: “el proyecto será ley y volverá al Ejecutivopara su promulgación: “Art. 72, inciso c) ¿Qué significación,qué alcance debe darse a tan categórico precepto?

Cierto que la Constitución mexicana no especifica lasrazones en que deba fundarse el veto presidencial. Sin em-bargo, los antecedentes del artículo 72 Constitucional revelancon claridad que las observaciones del Ejecutivo a un proyec-to de ley solamente pueden apoyarse o en la anticonstitu-cionalidad del mismo o en su inoportunidad, esto es, o enconsideraciones jurídicas o de conveniencia pública. En Esta-dos Unidos los párrafos segundo y tercero de la Sección Sép-tima del artículo 1o. constitucional establecen en esencia elmismo régimen para el veto del presidente que los diversosincisos de nuestro artículo 72. Dicen en su primera parte talespárrafos: “Todo proyecto que haya sido aprobado en la Cá-mara de Representantes y en el Senado, antes de convertirseen ley será presentado al presidente de los Estados Unidos:si él lo aprueba lo firmará, pero si no, lo devolverá con susobjeciones a la Cámara en que se haya originado, quien pro-cederá a reconsiderar el proyecto. Si después de esa recon-sideración dos terceras partes de la Cámara convienen enaprobar el proyecto, será enviado, junto con las objeciones,a la otra Cámara por la que será reconsiderado de igual ma-nera y de aprobarse por las dos terceras partes de esa Cámara,el proyecto será ley”.

Corwin comenta este poder de la siguiente manera:“…el veto presidencial derivó de la convicción general delos autores de la constitución de que sin esa defensa contrala legislatura el Ejecutivo se hundiría pronto en la nada.”Pero ¿qué forma iba a asumir el veto: iba a ser absoluto acalificado, y, en este último extremo, por qué voto iban a es-tar capacitadas las Cámaras del Congreso para desestimarlo:iba el presidente a ejercerlo solo o asociado con un Consejode Revisión del que formase parte “un número conveniente dejueces nacionales? En tanto que la primera pregunta fuerápidamente contestada, la Convención vaciló casi hasta eldía de su clausura entre requerir las dos terceras o las trescuartas partes del voto en ambas Cámaras para desestimarun veto y sólo una minoría menos pertinaz sostuvo la pro-puesta del Consejo de Revisión. El rechazo final de esta idea,dejando al Presidente como el único árbitro en el ejercicio deeste poder, fue una decisión de primera importancia.

Naturalmente el veto no escapó al temprano ingeniode los americanos para dar cuerpo a las limitaciones constitu-cionales. El veto era solamente un arma defensiva del presi-dente; era el medio que se le otorgaba para cumplir con sujuramento de preservar, proteger y defender la Constitución,

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y no debía válidamente usarse para cualquier otro propósito;no debía extenderse a las leyes de ingresos supuesto que elRey de Inglaterra nunca lo había usado respecto de ellasni debía utilizarse en materias “insignificantes y triviales”como los decretos de pensiones; nunca se entendió otorgadosólo para satisfacer deseos presidenciales sino que su usodebía descansar en consideraciones de gran peso y así sucesi-vamente. A pesar de que se hicieron esfuerzos de esta natu-raleza para limitar el poder, esfuerzos que derivan una claraaun cuando especiosa corrección de la rareza del veto en lahistoria de Inglaterra, fracasaron desde el principio. Washingtonejercitó el poder dos veces: una fundado en consideracionesconstitucionales, la otra en razones de expedición. Ni Adamsni Jefferson ejercitaron este poder en caso alguno. De losseis vetos propuestos por Madison, cuatro planteaban obje-ciones constitucionales a las leyes atacadas y dos objecionesde política. Al resumir la historia del veto en el primer siglobajo la constitución, la primera autoridad (Edward G. Mason)dice: “Desde la administración de Jackson hasta la GuerraCivil los vetos fundados en consideraciones de eficacia fueronmás frecuentes, pero eran todavía minoría. Desde la GuerraCivil los argumentos constitucionales en los mensajes de vetohan sido casi desconocidos.” (The President Office andPowers. 1941, páginas 283 y 284).

La Constitución panameña de 13 de febrero de 1904parece haber acogido la propuesta, rechazada en el consti-tuyente norteamericano, de ligar el ejercicio del veto conuna verificación judicial de la constitucionalidad de la ley:“En su artículo 105 expresa que, si el Poder Ejecutivo objetareun proyecto por anticonstitucional y la Asamblea insistiere ensu adopción, lo pasará a la Corte Suprema de Justicia paraque dentro de seis días decida sobre su exequibilidad. El falloafirmativo de la Corte obliga al Poder Ejecutivo a sancionary promulgar la ley. Si fuere negativo se archivará el proyecto.”(J. Jorge Alvarado. El recurso contra la constitucionalidadde las leyes. Madrid, 1920, página 40).

No parece, pues, dudoso que el inciso c) del artículo72 constitucional rige incluso cuando el veto se funda enconsideraciones de constitucionalidad.

Ahora bien, si la ley confirmada por el Congreso debepromulgarse por el presidente, ¿no resulta anómalo y con-trario a la fracción I del artículo 89 Constitucional pretenderque esa ley sea promulgada, pero no cumplida.

El ministro Fraga sostiene en su ponencia que al redac-tarse la fracción I del artículo 89 Constitucional no pudo estaren el pensamiento de sus autores otra posibilidad que la delas leyes constitucionales; que ellos, por tanto, no podríanprever que se daría el caso de que el presidente debiera con-frontar el problema de leyes inconstitucionales.

El argumento no me convence. El fenómeno de la in-constitucionalidad no es insólito o extraordinario, sino unsupuesto ordinario en numerosos preceptos de nuestro Có-digo Supremo. El veto —ya se dijo antes—, se dio al presi-dente como medida de defensa de la Constitución contra las“usurpaciones” del Congreso; el artículo 133 constitucional—tantas veces citado cuando este problema se aborda—, su-pone, también la legislación inconstitucional y, para no hacer

sino una cita más, el artículo 103, relativo al amparo, men-ciona en sus tres fracciones a las leyes inconstitucionales.

No parece exacto, pues, que la Constitución supongaque todas las leyes se ajustarán a ella, por el contrario, ellasabe bien que puede infringírsela. Incluso prevé en su artículo136 el caso de su total abandono. Esto admitido, no me pa-rece jurídico interpretar el inciso c) del artículo 72 indepen-dientemente de la fracción I del artículo 89; si el primeromanda promulgar al presidente incluso las leyes que él hayaobjetado como inconstitucionales y, el segundo le mandaindiscriminadamente cumplir las leyes que él haya promul-gado, creo que hay que aceptar como conclusión forzosa quela regla constitucional es que el Ejecutivo está obligado acumplir las leyes del Congreso incluso si él piensa que soninconstitucionales. (Si el veto no se opone, en los términosdel inciso b) del artículo 72 el proyecto de ley se “reputaaprobado” por el Ejecutivo, y si está aprobado en tan im-portante ocasión no es sino natural que toda duda posteriorcarezca de significado y trascendencia. Admitir lo contrariollevaría a dotar al presidente de un poder indefinido e ilimi-tado allí donde la Constitución ha querido que sólo goce deél por diez días).

Esta creo que es también la doctrina americana:“Nadie duda de que el presidente posee prerrogativas

que el Congreso no puede constitucionalmente invadir: peronadie tampoco duda que él está en la obligación de cuidarque las leyes sean correctamente ejecutadas. Está dotado porla Constitución de un veto calificado sobre las leyes del Con-greso con la idea, entre otras, de que pueda así proteger susprerrogativas de invasiones por la legislatura; pero una vezque este poder ha sido ejercitado, su autoridad de defensapropia ha concluido y si la ley ha sido debidamente aprobadaya sea con su protesta o con su aprobación debe promoversu cumplimiento con todos los poderes que están constitu-cionalmente a sus órdenes hasta que a menos que tal cum-plimiento esté impedido por un proceso judicial regular. Sujuramento constitucional, lejos de aminorar esta obligación,la refuerza”. (Corwin, obra citada, página 152).

Es idéntico sentido el actual presidente de la Corte,Harlan F. Stone, dice: “Debe recordarse que el poder de decla-rar inconstitucional la legislación es de carácter puramentejudicial”. (Law and its Administration, 1915, página 138).

Por último, esa es también la opinión del Procurador,consejero jurídico del Gobierno, que dejó expuesta Palmer yque recogió después Homer Cummings: “Ordinariamente noestá dentro de la órbita del Procurador General declararinconstitucional una ley del Congreso; como departamentoejecutivo que es, su deber es cumplirla mientras no es decla-rada inconstitucional por los tribunales”. (Federal Justice,1937, página 516).

¿La regla es absolutamente general y no admite excep-ción en caso alguno? Tampoco llegó a ese extremo. Piensoque cuando un precepto constitucional otorga directamen-te una facultad o impone una obligación a un órgano delPoder, y señala el contenido concreto de la facultad o del deber(que es precisamente el ejemplo puesto por Marshall parailustrar su tesis), dicho órgano, por virtud de la protesta cons-

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titucional otorgada en los términos del artículo 128 estáobligado a acatar el precepto de jerarquía superior. Pero hade tratarse, como ya se indica, de un precepto constitucio-nal de contenido concreto y que además esté encomendado,en su ejecución, y consiguientemente en su interpretación, alpresidente o a los órganos que de él dependen y no al Con-greso.

Varios ejemplos de este tipo pueden señalarse. Dice elartículo 8o., “que a toda petición deberá recaer un acuerdoescrito de la autoridad a quien se haya dirigido”; una ley quemandara no contestar las peticiones, notoriamente podría ydebería ser desobedecida, no sólo por el presidente de laRepública, sino por cualquiera autoridad. El artículo 19,en relación con la fracción XII del artículo 107 constitucional,establece que los alcaides y carceleros que no reciban copiaautorizada del auto de formal prisión de un detenido, dentrode las setenta y dos horas, contadas desde aquel en que esté adisposición de su Juez, deberán llamar la atención de éstesobre dicho particular, y si no reciben la constancia mencio-nada dentro de las tres horas siguientes, lo pondrán en li-bertad. De acuerdo con estos preceptos, un carcelero nosolamente puede sino que debe desobedecer cualquier dispo-sición contenida en un código de procedimientos penales queautorice una detención por más de setenta y dos horas, bajocualquier pretexto o fundamento. Dice el artículo 21 que laautoridad administrativa, al castigar infracciones a reglamen-tos gubernativos, únicamente podrá imponer multa o arrestohasta por treinta y seis horas: si una ley señala otra sanción ofija un plazo mayor para el arresto, puede y debe ser desobe-decida. Una ley que —en régimen de garantías— impusieseel registro de correspondencia que circule bajo cubierta porlas estafetas, podría y debería ser desobedecida no sólopor el presidente de la República, sino por el más modestoempleado de Correos, para cumplir con el artículo 25. Unaley que limitase la facultad del Ejecutivo para hacer aban-donar el territorio nacional, inmediatamente y sin necesidadde juicio previo, a un extranjero cuya permanencia juzgueinconveniente, podría y debería ser desobedecida con apoyoen el 33. Una ley que limitara el derecho del presidente anombrar y a remover a los Secretarios del Despacho, al Procu-rador de la República y a los Gobernadores de los Territorios,podría y debería ser desobedecida, etc.

Por desgracia, los casos en que el problema, objeto deeste comentario, se suscitan, no son de ese carácter ni tie-nen esa calidad. Esto lo saben los teóricos del sistema que nossirvió de modelo.

“Desde 1895, aproximadamente —dice el profesorEdward S. Corwin— tres cosas han ocurrido en la supervi-sión constitucional de las leyes del Congreso por la Corte;ésta, en primer lugar, ha venido reposar más y más sobredoctrinas de contenido vago y variable, tal como la modernateoría del “debido proceso legal” y del “doble federalismo”;en segundo lugar, su invocación de estas doctrinas en con-tra de las leyes del Congreso, ha tomado, consecuentemente,la apariencia del ejercicio de un poder político más bienque la del pronunciamiento de un juicio legal; por último,ha habido un progresivo abandono del principio de la stare

decisis en el campo constitucional. En suma, la Corte se haconvertido más y más en una especie de superlegislatura ysus decisiones constitucionales han venido a recoger más y máspuntos de vista de naturaleza controvertida”. (op. cit, p. 295).

Y es que cualquiera que sea la doctrina que se acepte,respecto a lo que es una constitución, y a pesar de que esindudable, a mi juicio, que el mayor valor de ésta no es jurí-dico, sino político, en cuanto que ella consagra las bases parala reproducción del orden legal, tiene que emplear fórmulas deuna gran generalidad, que permiten normalmente las más va-riadas interpretaciones (¿qué es lo “equitativo” en materia tri-butaria? ¿quién realiza trabajo “perjudicial a la sociedad”? ¿quées el interés público “que justifica la expropiación?). De allíresulta que es muy raro que los problemas de inconstitucio-nalidad se presenten como problemas de incompatibilidadlógica entre dos textos de contenido contradictorio; general-mente se suscitan después de que de un texto constitucional seha hecho una interpretación que se confronta con aquellaque sustenta la norma secundaria cuya validez se examina.En otras palabras, los problemas de inconstitucionalidadson, en la mayoría de los casos, controversias fincadas no enla incompatibilidad de dos textos, sino en el propósito deque sobre la interpretación del legislador prevalezca la deljuzgador. Por esto, Carl Schmidt, con gran acierto, ha dichoque: “Toda instancia que pone fuera de duda y resuelve autén-ticamente el contenido dudoso de una ley, realiza, de ma-nera efectiva, una misión del legislador. Y si resuelve demodo indudable el contenido dudoso de una ley formuladaen la Constitución, procede como legislador constitucional”.(La defensa de la Constitución, edición española de 1931,página 60).

Ahora bien, ¿habrá estado en el propósito de los consti-tuyentes mexicanos hacer del presidente de la República yde los órganos a él subordinados, legisladores constitucio-nales? ¿Darles ese carácter implica un progreso en las formasconstitucionales o una regresión?

El ministro Fraga dice que acepta el control de la consti-tucionalidad por autoridad no judicial con varias limitaciones:

a) Si no existe “controversia constitucional” con larestringida connotación que da a estas palabras;

b) Si su objeto no es regular la acción de otros po-deres y

c) Si finalmente “la interpretación tiene siempre la posi-bilidad legal de ser revisada”.

Como el eminente Magistrado entiende por controver-sia constitucional la que se inicia con la demanda de amparoy es claro que el Ejecutivo no puede tramitar juicios de am-paro, la primera limitación no tiene mayor importancia: sí esde interés en cambio examinar los otros dos supuestos.

El Legislativo, con la intervención constitucional quecorresponde al Ejecutivo, dicta una ley: Posteriormente ésteniega obediencia a la norma por estimarla inconstitucional.Cabe preguntar:

a) ¿No regula indirectamente la acción del Legislativo,dado que si éste quiere que un aspecto determinado de lavida social quede sometido a regla jurídica, debe derogar

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la anterior y dictar una nueva conforme con el criterio delúnico poder que dispone de los medios para asegurar su vi-gencia? ¿Es distinto el alcance que tienen los fallos de laSuprema Corte? Ella tampoco hace más que detener, y porcierto sólo en casos concretos, la aplicación de las normasque reputa inconstitucionales, no manda al Legislativo quedicte reglas diferentes. Es ésa una consecuencia indirecta delfallo, como lo sería de las decisiones presidenciales de pros-perar en definitiva, con la amplitud que él le da, la tesis delmaestro Fraga.

b) ¿Que camino da la Constitución para revisar unadecisión del presidente que niegue obediencia a una ley delCongreso cuando con esa decisión no se ofendan interesesde particulares ni se invada la “soberanía” de los Estados?

Supóngase que el presidente de la República ordenaque las autoridades no cumplan con una ley fiscal que elEjecutivo entiende inequitativa o desproporcionada. ¿Cómopodría la Suprema Corte revisar el caso?

Cuando planteado por un particular el problema deinconstitucionalidad las autoridades administrativas sostie-nen la validez de la ley —que es el único supuesto implícitoen la tesis del Ministro Gabino Fraga— si existe la posibili-dad de una intervención ulterior y definitiva de la SupremaCorte, pero para construir una teoría válida hay que analizarel problema en su integridad y no detenerse en un solo de lossupuestos. La doctrina americana parece haber también to-mado en cuenta la posibilidad de que el asunto llegue endefinitiva a los tribunales y aunque renuente, como ya sevio, a reconocer la autoridad ejecutiva el derecho a deso-bedecer una ley por motivos de inconstitucionalidad, admiteese poder cuando “el único camino para que el caso llegue aresolución judicial acerca de la validez de la ley lo da unanegativa del agente administrativo para cumplirla”. (WestelW. Willoughby, Principles of the Constitucional Law of theUnited State, segunda edición, 1935, página 21).

Para terminar reconozco que la tesis del ministro Fragaes —como construcción lógica— sólida, a pesar de que aisla-damente puedan no serlo algunos argumentos en que la sus-tenta. ¿Cómo, en efecto, negar en abstracto que una leycontraria a los textos de la Constitución debe alcanzar obe-diencia a de infringir las normas supremas del país? Falla,sin embargo, en la medida misma en que la lógica suministrasolución insuficiente a los problemas jurídicos. Lógicamenteuna cosa no puede ser al mismo tiempo falsa y verdadera; enderecho, en cambio, una ley puede —ser si no al mismo tiempoen momentos muy cercanos— constitucional o inconstitu-

cional según el voto de un juez en un tribunal supremodividido o que se renueva; por ello Max Radin dijo, con granverdad a mi parecer, que “averiguar el sentido de un textolegal (y consecuentemente de un texto constitucional) antesde que hable el juez, es pura adivinación”.

El Poder Judicial —que es el más sereno de los tres—normalmente sólo está limitado, en la misión de declarar elderecho y de hacerlo cumplir, por las dificultades que resul-tan de la imperfección inevitable de la técnica que maneja,aunque por desgracia algunas veces son también consideracio-nes extrajurídicas las determinantes de sus fallos. La historiadel más respetable de los tribunales de control constitu-cional del mundo, ofrece muchos ejemplos de ese tipo. Inclusose ha afirmado que la ejecutoria de Marbury contra Madisonfue obra no sólo del genio jurídico de Marshall, sino tambiény acaso más, de su habilidad política, que al apresurarse adesacatar una ley que lo obliga a dictar un mandamiento con-tra Jefferson, frustró los propósitos de éste de desobedecerla sentencia del Tribunal Supremo en caso de que esa senten-cia pretendiera forzarlo a expedir los despachos de los lla-mados “jueces de la media noche” (Smith W. Brookhart,Testimonio ante el Comité Judicial del Senado. S. 1932 volumen6, página 1638). En época más cercana, fue con purahabilidad política como Hughes frustró mediante oportunoscambios de jurisprudencia, la embestida de Roossevelt contrala Suprema Corte en 1937, según lo ha revelado un miembroactual de ese cuerpo (Robert H. Jackkson. The Struggle forJudicial Supremacy, 1941, páginas 197 y siguientes).

¿En qué grado jugarían esas consideraciones extrajurí-dicas en el campo menos sereno, más urgido por la política,del Ejecutivo? Por eso, el empeño de obligar a los órganos delGobierno a ejercer aún contra la voluntad de ellos mismos ladelicada función de examinar la constitucionalidad de lasleyes, capacitándolos así para desobedecerlas, cuando pre-cisamente su principal tarea debe ser acatarlas, me recuerdala deliciosa muchacha de una bella novela de aventuras quese entretenía en hacer caminar al revés su reloj “riéndose delas manecillas que cumplían con su deber equivocado”. Sóloque los frutos que muy probablemente se lograrían de con-cederse al Ejecutivo de modo general la exorbitante autoridadde no cumplir con las leyes cuando las creyese inconstitucio-nales, quizás no provocaran risa sino lamentaciones.

LIC. ANTONIO CARRILLO FLORES.Profesor de Derecho Administrativo deLa Escuela Nacional de Jurisprudencia

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INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LASUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

AL TERMINAR EL AÑO DE 1942

Señores Ministros:Terminamos hoy el segundo período de sesiones del

segundo año de nuestro ejercicio constitucional para el quefuimos designados como componentes de este Alto Tribunal.Debemos, por lo tanto, para conocimiento de los demás Pode-res Federales y para el del país, hacer una sintética exposiciónde cual ha sido nuestra labor y cuáles han sido nuestrostropiezos y cuáles nuestras esperanzas; así como tambiéndebemos expresar cuáles son las orientaciones y afirmacio-nes de nuestra actuación de guardianes fieles y de intérpretes,en definitiva, de la Constitución Política de los Estados Uni-dos Mexicanos.

Pero es necesario para ello no olvidar la organizacióny funcionamiento del Poder Judicial Federal, tal como la LeySuprema las tiene determinadas, pues la realidad es que,depositada la soberanía del pueblo en lo que a la alta atri-bución de justicia se refiere, en una serie de organismosjerarquizados pero de jurisdicción autónoma y a la vez frac-cionada la superior en cinco diversos órganos de compe-tencia como son el Pleno y las cuatro Salas, no es dable niposible, en tal situación, que este Alto Tribunal tenga cono-cimiento en su conjunto, de toda la general actividad jurídicade cada uno de tales órganos, excepción hecha de su propiaactuación.

Atañe a la Presidencia de la Suprema Corte informarrespecto de las actividades del Tribunal Pleno y de la propiaPresidencia por cuanto se refiere a la tramitación de los asun-tos que tiene encomendados, y por lo que toca a la marchageneral de los Tribunales de Justicia Federal y de las oficinasde la Secretaría General de Acuerdos del mismo Alto Cuerpo.

Cada Sala, al asumir la soberanía del Alto Tribunal ensu más importante función como es la de resolver juiciosde garantías, señala o debe señalar, los puntos generales de

su labor y de sus orientaciones. Por esta razón obran, separa-damente, los informes producidos por los señores Presidentesde aquellas Salas.

La Suprema Corte ha continuado durante el presenteaño sus relaciones con los Poderes Ejecutivo y Legislativoen el mismo plano en que se colocó al iniciar su ejercicio, osea, en el de una cordial colaboración con ellos, supuesto quetodos son órganos del Poder, colaboración que tuvo lugarsin mengua de la independencia y atribuciones propias deeste Alto Tribunal.

La Suprema Corte, como debe ser, se abstuvo de todamanifestación de censura o de aprobación de los actos come-tidos por los demás Poderes, cuando ellos pudieran signi-ficar un carácter político capaz de estorbar un juicio posteriordentro de las facultades judiciales del Tribunal, al decidirrespecto de violación de garantías o de la Constitución,en controversia sujeta al conocimiento del Poder JudicialFederal.

En los demás casos, la Suprema Corte siempre ha con-tado, afortunadamente, con la ayuda y comprensión de losPoderes Legislativo y Ejecutivo, especialmente del señor pre-sidente de la República, que con su firme empeño de respetary hacer respetar al Poder Judicial en sus decisiones, baseesencial para que la Justicia se imparta, y por ende, sea posiblela paz y el progreso de nuestro país, no ha escatimado es-fuerzo alguno para lograrlo.

Así, por ejemplo, el Ejecutivo Federal expidió el Decre-to de veinte de octubre último, en el que restableció el respetoy cumplimiento de los fallos de este Alto Tribunal en mate-ria del impuesto de la renta sobre el superprovecho, que unDecreto anterior, el de veintiséis de agosto de este año, habíaquebrantado y podido crear una difícil situación para el PoderJudicial.

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En lo económico, también ha demostrado el Ejecutivode la Unión su tenaz propósito de no omitir esfuerzo algunopara lograr cuanto progreso requiera una mejor Administra-ción de Justicia. Por primera vez, en muchos años, fueronmejorados los emolumentos de los funcionarios y empleadosdel Poder Judicial, a solicitud de esta Suprema Corte y contoda eficacia atendida por el señor presidente de la República.Con los Gobiernos de los Estados también el Poder Judicialde la Federación ha mantenido las formales relaciones desiempre.

En el mes de mayo y a causa de los hundimientos quellevaron a cabo submarinos de naciones del Eje de barcostanques mexicanos, el Ejecutivo Federal pidió al Congresode la Unión, en solemne sesión de este Poder, se declarara laguerra a Alemania, a Italia y al Japón, lo cual se hizo porDecreto de fecha dos de junio siguiente.

Este Alto Tribunal, como órgano de soberanía inte-grante del Gobierno Nacional, manifestó su solidaridad conlos otros dos Poderes, y sus componentes, como mexicanos,se agruparon sin vacilación alguna, alrededor de la banderade la patria y del Jefe de la Nación como su portaestandarte.

Era obvio que, en tan grave situación para el país, elEjecutivo de la Unión, con expreso fundamento del artículo29 de la Constitución, de acuerdo con el Consejo de Ministrosy con la aprobación del Congreso Federal, decretara la sus-pensión de garantías necesarias para hacer frente al peligroy a la difícil situación originada por el estado de guerra decre-tado. Afortunadamente, con toda ponderación y sereno juicio,el señor presidente de la República, General de División donManuel Ávila Camacho, determinó tan sólo suspender partede diversas garantías en el Decreto relativo, y en las regla-mentaciones que hasta ahora ha dado, ha sido tal suspensiónen la medida y términos estrictamente necesarios para ladefensa del país, y siguiente como orientación general, la deconservar a todo trance el funcionamiento de nuestras insti-tuciones democrático-constitucionales y, por lo tanto, de con-tinuar dentro del orden jurídico; además de que, en los casosde excepción de suspensión de garantías, el propio Ejecutivosería el único capacitado para resolver en todo caso y aplicarlas sanciones respectivas. De esta manera, la soberanía delPoder Judicial, quedó, como regla general de ejercicio defacultades, a salvo e incólume en la mayor parte de su activi-dad normal, y el país no entró en inquietud ni zozobra.

En los días siguientes al en que el Congreso de la Uniónexpidió su Decreto aprobatorio de suspensión de garantías,hubo una explicable alarma y desorientación sobre el alcancede tal suspensión, ya que ella se decretaba de modo genéricorespecto de varios de los preceptos constitucionales de mayorimportancia en la vida jurídica diaria, como son, entre otros,los artículos 14 y 16 constitucionales, básicos en toda clasede juicios de amparo, lo mismo civiles, penales que adminis-trativos. Se llegó hasta creer que la Justicia Federal se veríaobligada a sobreseer todos los amparos pendientes y rechazarlos que nuevamente se interpusieran, quedando así el paíssin normas legales y al arbitrario juicio o al atropello de to-das las autoridades.

La Suprema Corte, penetrada de su misión constitu-cional y de que las verdaderas miras del señor presidente de

la República no podían ser otras que conservar las institucio-nes y el orden jurídico como regla general, acordó que supresidente hiciera declaraciones a la prensa nacional en lasque este Alto Tribunal reiteró: la continuación normal desus funciones constitucionales de supremo intérprete de laConstitución: la aplicación restrictiva del decreto de suspen-sión de garantías y sus reglamentaciones; y la negativa de lamisma Suprema Corte de tratar de sobreseer los juicios deamparo promovidos, pues al temor era completamente in-fundado.

Y así ha sucedido. Los Juzgados de Distrito, los Tribu-nales de Circuito y esta Suprema Corte, han seguido dentrodel mismo sendero normal de sus funciones, impartiendo lajusticia, y hasta ahora no se ha presentado en el Pleno o en lasSalas, asunto alguno de aplicación de la legislación de emer-gencia, sea declarando que es de aplicarse, o bien que uncaso concreto no debe caer en esa esfera sino en la supervi-sión de la Justicia Federal.

A principios de este año se dedicaron algunas sesionessecretas para continuar el estudio de la situación del rezagode amparos, problema que ha sido la constante preocupa-ción de todos y cada uno de los señores Ministros. En elInforme de la Presidencia rendido en diciembre de 1941, se dionoticia de que el Tribunal Pleno, tratando de atenuar el graveproblema del rezago de juicios de amparo en materia civil,había dictado dos acuerdos; uno, de carácter temporal, consis-tente en prestar ayuda cada una de las Salas Primera, Segunday Cuarta, a la Tercera, para despachar el rezago de asuntosde ésta, distribuyéndoselos, sin perjuicio del despacho nor-mal de su propios negocios; y el otro, para atacar el mal deraíz, en el sentido de que una Comisión de Ministros presen-tara un proyecto de reformas legislativas en materia de am-paro y de organización y competencia de tribunales federales.

La diversidad de opiniones entre los señores Ministrosen cuanto a aspectos básicos del problema en sus modos deresolución, fue un obstáculo insuperable para adoptar unaopinión, que fuera, ya no uniforme, sino siquiera prevalecien-te, y que sirviera de base a los estudios de los técnicos delPoder Ejecutivo y a los del Legislativo, para orientar la acciónde estos dos Poderes. Posteriormente, se acordó el nom-bramiento de una nueva Comisión que estudiara el problemadel rezago desde otros puntos de vista no considerados hastaahora, y para ello fueron designados los señores MinistrosPardo Aspe, Medina, Vasconcelos y Bartlett, quienes aún nopresentan sus dictámenes, pero se espera que en poco tiempolo harán.

Con un presupuesto menos estrecho y con nuevas am-pliaciones que el señor presidente de la República concedióen el curso del presente año, la Comisión de Gobierno hapodido subsanar casi todas las deficiencias de mobiliario ymaterial de oficinas que existían en las dependencias de laCorte y en los Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito.Pero la mejor ayuda que el Ejecutivo dio al Poder Judicialfue la de haber apoyado ante las Cámaras el proyecto de pre-supuesto que este Alto Tribunal formuló para el presente añocon un aumento de cerca de ochocientos mil pesos, quepermitió realizar una mejoría de sueldos para los Magistrados

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de Circuito y para los Jueces de Distrito, de un diecisiete yveintiséis por ciento, y a los demás funcionarios y empleadosjudiciales federales, de un quince por ciento para la genera-lidad y en casos particulares del veinte hasta el sesenta porciento, lo cual no se había logrado en muchos años. En elanexo respectivo se detallan las demás mejoras así como laslabores de la Comisión de Gobierno durante el año que com-prende este Informe.

Igualmente se proveyó de mobiliario faltante a las ofici-nas de este Alto Tribunal, sustituyéndose el que estaba enmal estado; ahora la dotación está casi completa y en buenascondiciones. El mobiliario de los Tribunales de Circuito yJuzgados de Distrito fue en gran parte renovado; y el mate-rial de oficina fue objeto de especial atención, principalmen-te en lo que se refiere a máquinas de escribir, en muchosJuzgados de Distrito, en los que se imponía una dotaciónnueva, por el pésimo estado de tales máquinas, no obstantela grave dificultad de no existir ya en el mercado, por causade las disposiciones prohibitivas de exportación dictadas porel Gobierno Norte-Americano.

Con el aumento de $796.550.00 en el presupuestoanual del Poder Judicial de la Federación, en relación con eldel año anterior, se logró también una mejoría apreciable enlos servicios generales de esta Suprema Corte; desde luego,aumento en el personal, especialmente de servidumbre nece-saria para este Palacio; en el de la publicación del SemanarioJudicial de la Federación, en relación con la mayor cantidadde ejecutorias y en atención a no ser debido el retraso deaquel órgano; la dotación de equipo necesario en el serviciode enfermería y atención médica de los servidores de la Su-prema Corte y la adquisición de las medicinas indispensablespara casos de emergencia, etcétera; vestuario de conserjes ymozos, y un mejor servicio telefónico.

La Comisión de Gobierno ha dado especial atención atodas las cuestiones de disciplina, asistencia y mejor servicioen las oficinas generales de esta Suprema Corte y aun tienepropuestas al Pleno de las mismas otras medidas encaminadasa esos fines.

La Comisión de Escalafón ha seguido los lineamientosque se propuso desde el año pasado, o sea, las de lograr mayoreficiencia, adunada a la honestidad, dentro de las reglamen-taciones respectivas, trazadas por el Pleno, y el espíritu dejusticia y de respeto a los derechos escalafonarios de los em-pleados, que han sido norma en la actuación de los señoresMinistros Vasconcelos y López Sánchez; notándose que sureconocido tacto y buen sentido han superado las naturalesdificultades inherentes a las cuestiones escalafonarias. Porsu parte, tanto el Sindicato de Trabajadores del Poder Judi-cial de la Federación como el personal, en general, han tenidolas mejores relaciones con todos y cada uno de los órganosdel Poder Judicial, ya que los directores de aquél han estadosiempre inspirados en ideas de justicia y de mejoramientode sus miembros.

En el mes de marzo de este año ocurrió el lamentabilísi-mo fallecimiento del digno e integérrimo Ministro Licencia-do don Tirso Sánchez Taboada. Su competencia y su rectitudaunadas en sus personales dotes de simpatía y de noble amigo,

así como el prestigio que como jurisconsulto daba a este AltoTribunal, fueron causa de nuestro sincero pesar por su desa-parición.

Su sitial fue ocupado por el señor licenciado don Car-los I. Meléndez, designado por el señor presidente de la Repú-blica con aprobación del Senado. Por su inteligencia y culturajurídica, sus antecedentes como profesional y como funcio-nario en los importantes cargos que ha desempeñado y suscualidades personales, lo acogió este Alto Tribunal con todala estimación de sus componentes, en sesión del Pleno deocho de abril último en la que le fue impuesta la toga, quedan-do adscrito a la Tercera Sala.

En los Informes de cada uno de los presidentes de lasSalas está la principal labor y las orientaciones que la Su-prema Corte ha ido fijando respecto a la aplicación y a lainterpretación de los preceptos constitucionales.

En la secuela de la tramitación de los asuntos del Plenoy de las Salas, la Presidencia ha seguido la orientación queles señala en sus resoluciones el propio Pleno y las Salas,puesto que tales órganos deciden en definitiva por la vía dereclamación, y esto aun cuando en algunos casos, afortuna-damente de excepción, no concuerdan tales resoluciones enpuntos semejantes o iguales, como ha acontecido cuandose trata de revisiones interpuestas por los autorizados paraoír notificaciones conforme al artículo 27 de la Ley de Am-paro, revisiones que, según lo resuelto por las Salas Segunday Tercera no deben admitirse si no se interponen en el actomismo de la notificación, mientras que las Salas Cuarta, yúltimamente la Primera, deben ser admitidas aun cuando lasinterpongan con posterioridad al propio acto de notificación.

Por acuerdo del Pleno de fecha once de agosto próximopasado se modificó el expedido el siete de marzo del añoanterior sobre repartición del rezago de amparos civiles exis-tentes el dos de enero del mismo año, modificación que entra-ñó, como los incidentes de suspensión y quejas en materiaadministrativas que, según el Acuerdo de 1941 estaban a car-go de la Primera Sala, quedaran al de la Segunda, en razón dela conveniencia de no dividir el concepto general jurídicoy las orientaciones de interpretación constitucional uniformesobre las garantías individuales en materia administrativa.

Es satisfactorio consignar un aumento de consideraciónen el despacho del Tribunal Pleno, Presidencia y de las cuatroSalas de esta Suprema Corte en el presente año, en relacióncon el del anterior (2028 de más). Dato éste que pone derelieve que el esfuerzo personal de todos y cada uno de losMinistros ha sido fructífero.

No obstante, el rezago de asuntos ha ido en aumento,pues de 16013 amparos que había en existencia en 30 denoviembre de 1941, han ascendido a 16823 en igual fechade este año, lo que significa un aumento de 810 asuntos.

El problema ha seguido en pié. Las soluciones podránser variadas según el punto de vista que se adopte; pero deberesolverse con urgencia, y a la vez, con toda la ponderacióny la meditación que la trascendencia del asunto requiere.

Un análisis de conjunto y un examen detallado de cadauna de sus fases, requiere la solución de ese problema; o sea,examinar la estructura orgánica del Poder Judicial de la jerar-

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quía funcional y la materia propia del juicio de amparo, eníntima relación una y otra.

No debe perderse de vista un hecho que es el primordialen el asunto y que se olvida frecuentemente: en materia deamparo no hay acto de autoridad judicial, ejecutiva o legis-lativa, que no pueda dejar de llegar al conocimiento de esteAlto Tribunal, aunque sea en la forma aparentemente simple,de una cuestión de improcedencia del juicio; ello, en estrecharelación con veintinueve cuerpos legislativos, centenares deautoridades judiciales y millares de autoridades ejecutivas,comprendiendo éstas desde el presidente de la República ysus Secretarías del Despacho y Departamentos respectivos,en sus múltiples actividades, hasta las autoridades policia-cas, militares, sanitarias, fiscales, etcétera, etcétera, de todascategorías. Así como no hay acto de Jueces de Distrito yTribunales de Circuito, en la propia materia de amparo, o enlas del orden federal diversas de éste, civil o penal, que noconozca también este Alto Tribunal en la vía del juicio de garan-tías, o en la de recursos de todo género, aunque sea en laforma de improcedencia, de quejas, o de recursos procesalesen juicios diversos de juicios en única instancia ante estaCorte cuando la Federación es parte.

La más preciada institución mexicana, como es el juicioconstitucional de amparo, debe ser cuidadosamente conser-vada, y a la vez resguardada de toda actividad que la perviertao desprestigie; si se quiere, como es nuestro unánime anhelo,que siga siendo la salvaguardia de las libertades del pueblo yla más sólida base de las instituciones democráticas, la

muralla más fuerte contra el despotismo y la mejor equilibra-dora del ejercicio del poder del Estado sobre los ciudadanos.

Con estas convicciones han llevado a cabo su pesadalabor todos los señores Ministros, callada y persistente,despreciando censuras infundadas y oyendo y meditandolas de buena fe, como debe hacerlo toda autoridad o fun-cionario que celoso de su deber sólo mire el bien del país.

Ha sido un año más de esfuerzo, de trabajo constante,no tan sólo de los señores Ministros, sino del Secretario deAcuerdos de los demás Secretarios, así como del personalde la Suprema Corte y de los señores Magistrados de Circuitoy Jueces de Distrito y sus auxiliares de todas categorías, ypara todos debe haber una íntima satisfacción por haber hecholo que han podido dentro de su deber, que es la máxima com-placencia de todo funcionario y empleado.

Por lo que a mí toca, contando, como tuve la fortunade contar, con el apoyo de los señores Ministros de este AltoTribunal y con la comprensión de la alta función del PoderJudicial Federal por parte de los Poderes Legislativo y Eje-cutivo, especialmente del señor presidente de la República,mi labor sólo fue la de procurar ser un fiel ejecutor de lasdecisiones de los señores Ministros, y de seguirlos en susfirmes propósitos de impartir la noble función social de laJusticia. Mi agradecimiento sin límites por el honor que medispensaron, sin méritos para ello, al designarme para pre-sidirlos este año.

SALVADOR URBINA.

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1943

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LA COMPAÑIA AZUCARERA DEL MANTE, S.A.*

cero perjudicado a “la persona o personas que hayan gestio-nado en su favor el acto contra el que se pide amparo, cuandose trata de providencias dictadas por autoridades distintasde la judicial o del trabajo”, y tratándose de aplicar la LeyFederal de Expropiación o la del Impuesto Adicional sobreel Azúcar, es incuestionable que no existen terceros perjudi-cados, porque dichas leyes no se dictaron a solicitud de par-ticulares, sino por acto espontáneo del Ejecutivo Federal, afavor de la Nación; tanto más, si la ocupación de los bienesexpropiados se verificó por actos autónomos del Estado yno a consecuencia de una solicitud formulada al respecto,por una cooperativa o por cualquiera otra persona, ni éstaintervino en el recurso de revocación interpuesto por el ex-propiado.

EXPROPIACIÓN, IMPROCEDENCIA DEL AMPA-RO EN CASO DE.—Tanto la fracción IX del artículo 107constitucional como el artículo 73, fracción XV, de la Leyde Amparo, condicionan el ejercicio de la acción constitucio-nal, a la circunstancia de que el acto reclamado tenga el carác-ter de definitivo, y los actos administrativos lo tienen, cuandola ley no concede ningún recurso, juicio o medio de defensalegal en su contra, esto es, cuando no pueden ser reparadospor la potestad ordinaria, y un decreto de expropiación no esacto definitivo, puesto que se puede obtener su encomiendapor medio del recurso de revocación que establece el artículo5° de la Ley Federal relativa. El acto definitivo será la resolu-ción que se dicte en el expresado recurso de revocación, sinque sea necesario alegar que el acuerdo que se dicte al resolverla revocación, no puede estatuir nada sobre la constitucionali-dad de la Ley de Expropiación, si de cualquiera manera, alresolver el recurso, se decidió el problema de la constitucio-nalidad de la expropiación respectiva. Por otra parte, no escausa de improcedencia que el acto se haya consumado,

* Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, TomoLXXV-3, México, Antigua Imprenta de Murguía, 1943, pp. 4363-4436.

AUTORIDADES RESPONSABLES: el presidente dela República, y los Secretarios de Gobernación, de Hacienday Crédito Público y de la Economía Nacional.

GARANTIAS RECLAMADAS: las de los artículos14, 16, 17, 20, 21,22, y 27 constitucionales.

ACTOS RECLAMADOS: los especificados en el re-sultando primero.

Aplicación de los artículos: 14, 16, 27, parte pertinente,49, 73 y 124 de la Constitución.

(La Suprema Corte desecha la revisión interpuesta porel Consejo de Administración de la Cooperativa de Ejidata-rios y Obreros del Ingenio del Mante, S. C. de P. E. de R.C.,modifica la sentencia del Juez de Distrito, sobreseyendo res-pecto del acuerdo de expropiación de once de febrero de milnovecientos treinta y nueve, su refrendo, publicación y ejecu-ción, y concede la protección federal a la Cía. Azucarera delMante, S.A., contra los actos de las autoridades responsables,que se especifican en el punto cuarto resolutivo).

SUMARIO

TERCERO PERJUDICADO EN EL AMPARO ADMI-NISTRATIVO.—Para determinar si una persona moral ofísica, tiene el carácter de tercero perjudicado en un juicio degarantías, deben atenderse a lo dispuesto en el artículo 5o.,fracción III, inciso c, de la Ley de Amparo que define quiénespueden intervenir con el carácter de tercero perjudicado enlos juicios de amparo que se promueven contra autoridadesadministrativas, y la misma norma legal considera como ter-

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puesto que las sentencias de amparo tienen efectos eminen-temente restitutorios.

ACTOS DEFINITIVOS.—Por tales se entienden, paralos efectos del amparo, aquellos que no pueden ser modifi-cados, confirmados o revocados por la jurisdicción ordinaria,sino sólo por medio del juicio constitucional; razón por lacual, el juicio de garantías no procede contra las sentenciasde primera instancia, cuando no se agotan los recursos ordi-narios o cuando estén tramitándose, y este mismo principiorige para los asuntos de orden administrativo, esto es, sólodebe atenderse a si el acto pudo ser o fue recurrido legalmenteante la potestad común, cabiendo, sólo el amparo entonces,contra la resolución que en el recurso se dicte.

CONCEPTOS DE VIOLACIÓN.—Los conceptos deviolación no pueden ser considerados como actos reclama-dos, puesto que no son mandamiento, providencia, orden,resolución o violación del procedimiento, etcétera, y por lomismo, no constituyen lo que la Constitución y la Ley deAmparo entienden por acto reclamado.

ACTOS CONSUMADOS. (AMPARO CONTRA UNALEY).—Es improcedente la alegación de que el acto se haconsumado irreparablemente, porque la ley o acuerdos re-clamados fueron publicados ya en el Diario Oficial de laFederación, sosteniendo que: “no se comprende cómo seafísicamente posible que lo que ya se publicó en el DiarioOficial, deje de estar publicado”, porque la repración de losactos violatorios de garantías, no sólo puede ser material sinotambién jurídica, y si bien en el caso no es posible físicamentela reparación material de la publicación, si es factible la repa-ración jurídica, la cual consiste en que deje de surtir los efec-tos a cuya prosecución tendió.

EXPROPIACIÓN.—El párrafo segundo de la fracciónVI del artículo 27 constitucional dice: “las leyes de la Fede-ración y de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones,determinarán los casos en que sea de utilidad pública laocupación de la propiedad privada, y de acuerdo con dichaley, la autoridad administrativa hará la declaración corres-pondiente”. Ni en este párrafo ni en su ley reglamentaria, seestablece la línea de demarcación que separa la jurisdicciónfederal de la jurisdicción de los Estados. Por consiguiente,la solución del problema hay que buscarla en otros preceptosde la misma Constitución, la que en su artículo 41 establece:“el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes dela Unión, en los casos de competencia de éstos, y por losde los Estados, en lo que toca a sus regímenes interiores, enlos términos establecidos, por la Constitución Federal y por lasparticulares de los Estados, que nunca podrán contravenirlas estipulaciones del Pacto Federal”. De acuerdo con esteprecepto, la jurisdicción federal en materia de expropiacióndebe determinarse en razón de la competencia que la Consti-tución otorga a los Poderes de la Unión. Por su parte, elartículo 124 del Pacto Federal, manda: “las facultades queno estén expresamente concedida por ésta, a los funcionariosfederales, se entienden reservadas a los Estados. Así, parademarcar la órbita de la competencia federal en materia deexpropiación, debe atenderse a las facultades expresas con-cedidas a los funcionarios federales, por la propia Constitu-

ción. Ahora bien, conforme al artículo 73, fracción VI, de lamisma, la Federación tiene jurisdicción territorial sobre todoslos bienes ubicados en el Distrito y Territorios Federales, ydicha jurisdicción se integra con otros elementos a diferenciade la de los Estados, cuya jurisdicción es exclusivamenteterritorial, pues la Federación, además del elemento territorialintegra su jurisdicción atendiendo a la naturaleza de los bienesy por razón de la materia, según se desprende de los artícu-los 28 y 73 fracciones X y XVII y demás relativas de la tanrepetida Constitución. Tomando en cuenta estos anteceden-tes, ni por razón territorial ni por razón de la naturaleza delbien ni por razón de la materia, está facultada la Federaciónpara expropiar un ingenio azucarero, sin que pueda alegarseen contra, que la Federación está facultada para legislar enmateria de sociedades cooperativas, porque esta facultad debeejercitase para los fines que fue otorgada, entre los cuales nose encuentra favorecer a esta clase de sociedades, con menos-cabo del patrimonio de los particulares, aplicando la Leyde Expropiación a bienes que estén sujetos a la soberanía delos Estados.

ID.ID.—El artículo 27 constitucional establece: “lasleyes de la Federación y la de los Estados, en sus respecti-vas jurisdicciones, determinarán los casos en que sea de utili-dad pública la ocupación de la propiedad privada, y deacuerdo con dichas leyes, la autoridad administrativa hará ladeclaración correspondiente”. Al más ligero examen de estadisposición, no se le escapa que la facultad concedida al PoderEjecutivo para expropiar la propiedad particular, no es abso-luta sino que está subordinada a los límites demarcados porla Ley Reglamentaria. La subordinación del acto adminis-trativo a la norma expresa de la ley, sólo puede verificarseconstitucionalmente mediante la reunión de estas dos con-diciones: que el Ejecutivo interprete correctamente lospreceptos legales que pretenda cumplir, y que los apliqueexactamente al caso particular. Ningún precepto constitucio-nal otorga a la autoridad administrativa la facultad soberanade interpretar y aplicar las disposiciones que regulan la expro-piación de la propiedad particular; para ello se necesitaríaun precepto expreso en la Constitución, pues es de exploradoderecho que sólo la misma puede establecer excepciones asus mandamientos. Cuando el Ejecutivo interpreta equivoca-damente las disposiciones sobre expropiación y las aplica enforma inexacta, conculca las garantías de los artículos 14 y16 constitucionales, y esta violación puede ser reparada porel Poder Judicial de la Federación, puesto que en ningunaparte del Código Supremo se proscribe el juicio de garantíasen materia de expropiación. Las opiniones de los tratadis-tas nada pesan contra los mandamientos de la Constitución.Las facultades soberanas implican un poder autónomo, esdecir, entrañan la imposibilidad de que otras autoridades re-visen la legalidad de los actos ejecutados en ejercicio de esasfacultades; pero si el Congreso Constituyente hubiera tenidoel propósito de conferir al Ejecutivo un poder soberano enmateria de enseñanza, expresamente lo hubiera consignadoasí, donde se concluye que la facultad concedida a la auto-ridad administrativa, en materia de expropiación está sujetaal control constitucional del Poder Judicial de la Federación,

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y si bien la Corte, en alguna ejecutoria, ha dicho que lospoderes respectivos de los estados, cuando se trata de bienesubicados en su jurisdicción, tiene en materia de expropia-ción, una facultad soberana que ninguna autoridad puedeinvadir, esa facultad se refiere a la determinación de los casosde utilidad pública que debe fundar la ocupación de la pro-piedad privada, sin que sea necesaria otra cosa que demostrarque el caso se encuentra dentro de la ley relativa. La mismaCorte ha sostenido que: “tratándose de una obra de utilidadpública, la autoridad, antes de decretar la expropiación, debejustificar esa utilidad, y sólo con esa justificación, es legal laocupación de los bienes ajenos, ya que no basta la simpleafirmación de la autoridad responsable, sin que esté apoyadaen prueba alguna, y que si las autoridades responsables nodemuestran que existe la causa de utilidad pública, en que sebasa la expropiación, procede conceder el amparo contra ésta;que la fijación de las causas de utilidad pública, es de la so-beranía del legislador, pudiendo examinar los Jueces del am-paro, únicamente, si la expropiación que se reclama está ono, comprendida entre las causas que la ley respectiva auto-rice; que cuando hay una ley que declara que es de utilidadpública la expropiación de determinados bienes basta conque la autoridad competente haga la declaración corres-pondiente y que se sigan los procedimientos fijos en la ley;que si no es ésta impugnada de inconstitucional, la Corte nopuede examinar esa constitucionalidad”. Como se, ve laConstitución no concede la facultad soberana al Poder Eje-cutivo para interpretar y aplicar las disposiciones legales quedeterminan la causa de utilidad pública en caso de expropia-ción, y ninguna ley expropiatoria señala como causa de utili-dad pública, la conveniencia de que una negociación seamanejada por una sociedad cooperativa en lugar de estar ma-nejada por particulares ni que éstos hayan obtenido fondospara el fomento de la negociación, recurriendo a proce-dimientos que se consideran inmorales. Cierto es que lafracción lX del articulo 1o. de la ley Federal de Expropiación,consigna como causa de utilidad pública: “la creación, fo-mento o conservación de una empresa para beneficio de lacolectividad”, y autoriza la expropiación en tres casos: a) cuan-do sean necesarias para la creación de una empresa de be-neficio colectivo; b) cuando sean indispensables para eldesarrollo o incremento de empresas de esa categoría, quese hayan organizando y estén en actividad, con antelación alacto expropiatorio y, c) cuando una negociación esté envísperas de desaparecer o suspender sus actividades, conperjuicio de la colectividad; pero debe advertirse que en losdos primeros casos, la expropiación debe recaer sobre bienesque no estén destinados a una actividad análoga a la de laempresa que se trata de crear o fomentar, y en el ultimo caso,la expropiación debe verificarse en los bienes de la negocia-ción que tienda a desaparecer, pues, el beneficio que recibala colectividad depende de la utilidad general que se deriva delos fines a que la negociación o empresa se dedique y no de laspersonas que la exploten en su provecho propio. Para la leyes diferente que la propiedad o explotación la asuma un soloindividuo, una sociedad o una cooperativa de trabajadores,de modo que si una empresa está funcionando regularmente,

ningún beneficio se obtiene con la expropiación de sus bie-nes para entregarlos a otra empresa constituida por personasdiferentes; pues no puede pensarse que la ley tenga un finpartidarista para proteger a los intereses de unos contra losde otros. La expropiación, es la más enérgica limitación alderecho de propiedad, está subordinada rigurosamente a lascondiciones estrictas fijadas por las leyes especiales, que noestán inspiradas en el interés particular, y aunque la Consti-tución considere de utilidad pública a la sociedades coope-rativas, es solo cuando se organiza “para la constitución decasas baratas e higiénicas, destinadas a ser adquiridas enpropiedad por los trabajadores en plazos determinados”.Fuera de este caso, la creación de una cooperativa no puedeconsiderarse como la utilidad pública. Aun tratándose de lasautorizadas por la Carta Federal, y no sería constitucionalque el Estado las proveyera de los bienes necesarios para suobjeto, mediante la expropiación de los bienes de construc-ción de fincas urbanas, por ser extraño al constituyente supropósito de persecución y daños a los esfuerzos industrialesde las personas físicas o morales con el fin exclusivo de favo-recer a las sociedades cooperativas.

México, Distrito Federal. Acuerdo de la Segunda Salade la Suprema Corte de Justicia de la Nación del día dieci-nueve de febrero de mil novecientos cuarenta y tres.

Vistos; y,RESULTANDO

Primero: Por escrito de veintinueve de junio de milnovecientos treinta y nueve, presentado ante el Juez Segundode Distrito en Materia Administrativa, en el Distrito Federal,el señor licenciado Eduardo Bustamante, en representaciónde la Compañía Azucarera del Mante, S.A., pidió amparocontra los siguientes actos: a).- La aprobación y expediciónpor el Congreso de la Unión de la Ley de Expropiación deveintitrés de noviembre de mil novecientos treinta y seis, yde la Ley de treinta de diciembre de mil novecientos trein-ta y ocho, que creó el impuesto adicional sobre el azúcar;b).- La promulgación, refrendo y publicación de los anterioresordenamientos por el presidente de la República y los Secreta-rios de Gobernación, de Hacienda y Crédito Público y de laEconomía Nacional; c).- La expedición por el presidente dela República del Acuerdo de dieciocho de febrero de mil no-vecientos treinta y nueve, que declara expropiados, por causade utilidad pública, en beneficio de la nación, los bienespertenecientes a la quejosa que constituyen la negociaciónagrícola e industrial destinada a la producción de azúcar yalcohol; d).- El refrendo y publicación del anterior Acuerdo,por los Secretarios de Estado nombrados; e).- La aplicaciónque del repetido Acuerdo se hace de las leyes de expropia-ción y del impuesto adicional sobre el azúcar; f).- La deses-timación de las defensas aducidas por la quejosa comofundamentos de la revocación que solicitó del acuerdo expro-piatorio; g).- La tramitación del recurso de revocación inter-puesto por la quejosa, en cuanto dicha tramitación se hizosin cumplir con las formalidades esenciales del procedimien-to; h).- La expedición del Acuerdo de once de marzo de mil

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novecientos treinta y nueve, firmado el cinco de junio delmismo año, por el que se resolvió que no ha lugar a revocarel acuerdo expropiatorio; i).- La aplicación en este Acuerdode las leyes de expropiación y del impuesto adicional sobreel azúcar; j).- El refrendo de este Acuerdo por los Secretariosde Hacienda y de la Economía Nacional; k).- La ejecución delos Acuerdo de dieciocho de febrero y once de marzo (cincode junio), de mil novecientos treinta y nueve; y 1).- Todos losefectos y consecuencias que se deriven de los anteriores ac-tos. Se sostiene en la demanda que los actos reclamados sonviolatorios de garantías por los siguientes conceptos: 1o.—LaLey de Expropiación es inconstitucional: a).- Porque no seajusta al mandato del artículo 27 de la Constitución, de deter-minar los casos en que sea de utilidad pública la ocupaciónde la propiedad privada y autoriza la expropiación en formavaga e imprecisa; b).- Porque pretende determinar los casosde utilidad pública sin tener en cuenta las facultades jurisdic-cionales de la Federación, como lo exige el Estatuto citado;e).- Porque contraviniendo la disposición del mismo preceptode que la acción expropiatoria se hará efectiva por el proce-dimiento judicial, establece una forma de llevar a cabo sinintervención de los tribunales; d).- Porque no da a los afecta-dos ocasión de ser oídos; y c).- Porque autoriza la expro-pación en favor del Estado sin dar reglas que someten suejecución a la capacidad de pago, haciendo así nulas la ga-rantía de indemnización consignada en el artículo 27 consti-tucional; 2o.—La Ley del Impuesto Adicional sobre el azúcares inconstitucional: a).- Porque establece un impuesto queno se destina a cubrir el presupuesto, contrariando los artícu-los 73 y 74 de la Carta Magna y violando, por consiguien-te, los artículos 14 y 16 de este ordenamiento; y b).- Porqueautoriza la expropiación de bienes no sometidos a la juris-dicción federal y para la realización de fines que tampococompeten a la Federación, conculcando el artículo 27 consti-tucional; 3o.—El Acuerdo de dieciocho de febrero de mil no-vecientos treinta y nueve es inconstitucional: a).- Porqueno existen las causas de utilidad pública que invoca y por-que no son ciertos los hechos en que pretende fundarse,por lo que se aplican inexactamente los artículos 1o., fracciónIX, de la Ley Federal de Expropiación y 3o., inciso a), de laLey del Impuesto Adicional sobre el Azúcar; b).- Porqueel objeto de la expropiación decretada (dar los bienes expro-piados en explotación a terceras personas) no es constitucio-nalmente causa de utilidad pública; c).- Porque ni el objeto aque estaban destinados los bienes expropiados ni el que sepretende darles son de la competencia de la Federación;d).- Porque no se oyó previamente a la quejosa; e).- Porquehabiéndose expropiado en favor del Estado no se observaronlas reglas del artículo 64 de la Ley de Bienes Inmuebles de laFederación; f).- Porque el fin que se persigue con la expro-piación (sancionar a quienes ejecutaron los actos que censura,corregir las consecuencias de esos actos o ejercitar las accio-nes que de ellos puedan derivarse), no es causa de utilidadpública, ni es facultad del Ejecutivo, ni puede lograrse porexpropiación, conculcándose los artículos 14, 16, 17, 20, 21,22 y 27 constitucionales; g).- Porque importa la revocación,sin facultades para ello, de decisiones anteriores que recono-

cieron la validez de las operaciones que critica; h).- Porqueel fin que persigue no puede calificarse legalmente comocausa de utilidad pública; i).- Porque no fija la indemnizaciónni da reglas para su pago; y j).- Porque para decretar laexpropiación no se cumplieron las formalidades esencialesdel procedimiento; 4o.—El acuerdo presidencial que nególa revocación del Acuerdo expropiatorio es inconstitucional:a).- Porque el recurso de revocación se tramitó sin cumplirlas formalidades esenciales del procedimiento; b).- Porqueno se examinaron todas las causas de revocación aducidaspor la quejosa; c).- Porque desconoce infundadamente la ju-risdicción federal, violando el artículo 124 de la Constitución,a través de él los artículos 14, 16 y 27 también constitucio-nales; d).- Porque son inexactos los hechos en que se basó laexpropiación y la negativa a revocarla; e).- Porque no se cum-plieron los requisitos del artículo 50 de la Ley de BienesInmuebles de la Federación; f).- Porque, arbitrariamente, nie-ga al Poder Judicial Federal, la facultad de ejercer el controlde constitucionalidad de los actos del Ejecutivo; y g).- Porqueno reparó las violaciones cometidas por Acuerdo del diecio-cho de febrero de mil novecientos treinta y nueve.

Segundo.—Con excepción del Congreso de la Uniónque no rindió informe, todas las demás autoridades responsa-bles rindieron sus informes justificados admitiendo la exis-tencia de los actos que de ellas se reclaman.

Tercero.—El Juez de Distrito falló en los siguientestérminos: consideró que no es improcedente el juicio encuanto se reclaman la aprobación, expedición, promulgación,publicación de las Leyes de Expropiación y del ImpuestoAdicional sobre el Azúcar, porque esos actos no se combatenen sí mismos, sino en cuanto contribuyen a dar existenciaformal a las disposiciones de carácter general, cuya aplicaciónpor medio del Acuerdo expropiatorio se impugnan por laquejosa como violatorias de garantías. En apoyo de esta con-sideración el inferior citó las tesis sustentadas por esta Corteen las ejecutorias publicadas en el Tomo LXII del SemanarioJudicial de la Federación, página 3022 y en el Informe delpresidente de este Alto Tribunal correspondiente al año demil novecientos cuarenta, página 44. Desechó la causa de im-procedencia que se hizo consistir en que el Acuerdo expropia-torio de dieciocho de febrero de mil novecientos treinta ynueve, fue sustituido por la resolución que recayó en el re-curso de reconsideración intentado contra ese Acuerdo, enprimer lugar, porque los problemas constitucionales que laquejosa planteó en el expresado recurso, respecto del repetidoAcuerdo, no pudieron ser estudiados ni resueltos dentro delrecurso administrativo de revocación, sino se reconoce enlos considerandos de la resolución que dio fin a este recurso,por ser materia de la competencia exclusiva del Poder Judicialde la Federación, y en segundo lugar, porque el sentido mis-mo en que se resolvió el mencionado recurso permite afirmarque el Acuerdo expropiatorio no dejó de surtir efectos al serdictada la resolución que negó su revocación, pues, por elcontrario, adquirió el carácter de firme dentro del proce-dimiento administrativo. Con objeto de reforzar su argu-mentación, el Juez citó la ejecutoria de esta Corte publicadaen la página 3023 del Tomo LXII del Semanario Judicial de

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la Federación. Declaró igualmente infundada la causa de im-procedencia que se hizo valer contra el acto consistente: enla tramitación del recurso de revocación, porque toda tra-mitación comprende una serie de actos que de no estar ajusta-dos a la ley pueden implicar violaciones constitucionales,independientemente de que la resolución en sí misma sea ono, violatoria de garantías y, por lo mismo, esta cuestión debeser resuelta estudiando el fondo del negocio, puesto que deotra manera no podría apreciarse la constitucionalidad de laresolución que descansa en ella, una vez que, así como subase puede ser sólida, puede también ser deleznable. Asimis-mo, declaró que no concurre la causa de improcedencia con-sistente: en que los actos reclamados son materia del diversojuicio de garantías promovido ante el Juzgado Primero deDistrito en Materia Administrativa, en el Distrito Federal,en virtud de que la Suprema Corte dictó resolución en elsentido de que ambos juicios son diversos y que por lo mismono debían acumularse. Negó el amparo contra la Ley de Ex-propiación, porque en su “carácter de Ley Federal es de apli-cación restringida a los casos en que se entienda a alcanzarun fin cuya realización competa a la Federación dentro desus facultades constitucionales, por lo que, en el caso quenos ocupan, si las autoridades federales aplicaron la Leyde Expropiación a materias diversas de las que competen ala Federación conforme a sus facultades constitucionales,podrá apreciarse una violación del artículo 21 de la Ley deExpropiación , que se acomoda a las prevenciones constitu-cionales invocadas por la quejosa, y ese mismo hecho revelaque la Ley, por su propio texto, no es inconstitucional, puesno permite que el Estado se salga de sus funciones propiascomo lo asevera la parte quejosa”. También negó el ampa-ro contra la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar,con base en las siguientes consideraciones: “la mencionadaLey tiene en sí misma dos propósitos básicos; el primero esel de establecer un impuesto adicional sobre el azúcar y, elsegundo es el de regular el aprovechamiento del producto detal impuesto. De la determinación de esas finalidades se des-prende la conclusión de que en el caso de que una u otra detales finalidades concretas pudiera ser inconstitucional, paraque prosperara el amparo sería necesario que ocasionara da-ños, molestia o perjuicio a un individuo y que ese individuofuera quien reclamara la violación de garantías. En el casoque nos ocupa, la quejosa no reclama la aplicación del im-puesto y ningún daño puede causarle el hecho de que la in-demnización por la expropiación de sus bienes se le paguecon el producto de ese impuesto, pues en último extremo, loque le interesaría habría de ser el pago, sin importarle la pro-cedencia de las cantidades obtenidas por el gobierno parahacerle ese pago. Así, pues, el primer agravio no está funda-do, y en cuanto al segundo, debe tomarse en cuenta que,independientemente de la letra o espíritu de una Ley, puedehaber una aplicación inexacta de ella que por esa razón im-porte violación de garantías, pero eso no quiere decir que laley en sí misma se inconstitucional. En el caso que nos ocu-pa, la quejosa objeta la ley de que se trata en relación con lafalta de justificación constitucional de la autorización quese dice que esa Ley otorga al Ejecutivo Federal para decretar

expropiaciones de industrias que no son de jurisdicción fede-ral; pero eso no es cierto, porque la ley en cuestión no facultaal Ejecutivo Federal para decretar la expropiación de indus-trias azucareras que no estén ubicadas dentro del Distrito yTerritorios Federales…(después de transcribirse las disposi-ciones del artículo 27 constitucional relativas a la expro-piación, la fracción IX del artículo 1o. y el artículo 21 de laLey de Expropiación y los artículos 1o., 2o. y 3o. de la Ley quecreó el impuesto adicional sobre el azúcar, el inferior siguiódiciendo). Ahora bien, desde luego es fácil observar que ellegislador al decretar la Ley que creó el impuesto adicionalsobre el Azúcar, no declaró de utilidad pública la expropia-ción de ingenios azucareros, ni trató de adicionar la fracciónIX del artículo 1o. de la Ley de Expropiación, pues se concretóa reglamentar la distribución de los fondos que se adquirieranpor virtud del impuesto adicional sobre el azúcar, establecidoen la ley de referencia y es así como dijo que esos fondos sedepositaran en el Banco de México, S.A., para que con ellosadquiriera el Gobierno de la República los ingenios que ex-propiara o que en otra forma adquiriera de sus propietarios,añadiendo que se adquirirían por expropiación o por algunaotra forma los ingenios cuando fuera incosteable su explota-ción, por ubicación antieconómica, deficiente equipo indus-trial o por razones de interés general, esto es el Congreso dela Unión creó un impuesto adicional sobre el azúcar, paraque el gobierno Federal adquiera de los particulares los in-genios cuya explotación fuera incosteable, por ubicaciónantieconómica, etcétera, y para que pagara la indemnización co-rrespondiente por los ingenios que expropiara dentro de lasnormas constitucionales y de la Ley de Expropiación de vein-titrés de noviembre de mil novecientos treinta y seis; que nole dan facultades para expropiar ingenios azucareros, puesno existe, la declaración correspondiente de que la expro-piación de ingenios se considere causa de utilidad pública yla fracción IX del artículo 1o. de la Ley de Expropiación,solamente considera causa de utilidad pública la creación, fo-mento o conservación de una empresa para beneficio de lacolectividad y esto sin tomar en cuenta que las facultades con-cedidas en la Ley de Expropiación al Gobierno Federal,son limitadas a los casos en que se tienda a alcanzar un fincuya realización competa a la Federación conforme a susfacultades constitucionales, las cuales solamente tiene porlo que toca al Distrito y Territorios Federales en vista deque la Ley de Expropiación tiene el carácter de local por lo quecorresponde a esas Entidades con respecto a la industriaazucarera que no está expresamente reservada a la Federaciónen el artículo 28 constitucional y que corresponde a los Esta-dos por efecto del artículo 124 de la propia Constitución, sinque esto quiera decir que se desconozca la facultad del go-bierno para adquirir ingenios, aun cuando se hallen en losEstados, por otro medio que no sea el de la expropiación yempresas que por razón de su naturaleza estén bajo la jurisdic-ción federal, por medio de la expropiación, cuando se estéen los casos de la mencionada fracción IX del artículo 1o. dela Ley de Expropiación. Es verdad que el presidente de laRepública ha interpretado la Ley de treinta de diciembre demil novecientos treinta y ocho, en el sentido de que esa Ley

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le faculta para expropiar ingenios azucareros, pues en suAcuerdo de once de marzo de mil novecientos treinta y nuevedijo que debía tomarse en cuenta que el artículo 21 de la Leyde Expropiación debía entenderse ampliado por el artículo3o. de la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar, y que,como tal precepto faculta al Gobierno Federal para expropiaringenios azucareros, el Acuerdo expropiatorio de dieciochode febrero de mil novecientos treinta y nueve, no rebasa loslímites de la competencia que las leyes otorgan a los PoderesFederales. También es verdad que las autoridades responsa-bles sitúan el problema en el alcance de la misma Ley, inter-pretando que ésta concede facultades al Gobierno Federalpara expropiar ingenios azucareros, pero de esto sólo se ob-tiene una conclusión y es la de que tanto el presidente de laRepública como las demás autoridades responsables que rin-dieron sus informes, aceptan que la Ley de Expropiación deveintitrés de noviembre de mil novecientos treinta y seis,no faculta al Gobierno Federal para expropiar ingenios azu-careros. En la especie ya hemos visto en este mismo consi-derando cuál es el verdadero alcance de la Ley de treinta dediciembre de mil novecientos treinta y ocho, que creó elImpuesto adicional sobre el azúcar y, como la mencionadaLey no faculta al Gobierno Federal para expropiar ingeniosazucareros, sino que se limita a crear un impuesto para hacerel pago de los bienes que se adquieran dentro de los lineamien-tos de la Constitución, resulta evidente que la mencionadaLey no es inconstitucional en sí misma, independientementede que pueda ser inconstitucional su aplicación en el casoconcreto que nos ocupa. Igualmente negó el amparo contrael acto consistente en la tramitación irregular del recurso derevocación, por las siguientes consideraciones: la Ley de Ex-propiación no señala procedimiento o tramitación alguna,conforme al cual deba substanciarse la revocación, y es así co-mo una vez interpuesto el recurso de conformidad con losartículos 5o. y 6o. de la mencionada ley, pudo la autoridadcompetente dictar su resolución en cuanto a la revocación,sin contravenir disposición alguna. Además, la resolución deonce de marzo de mil novecientos treinta y nueve, firmadaen Hermosillo, el cinco de junio del mismo año, por la quese resolvió el recurso declarando que no había lugar a revo-car el Acuerdo expropiatorio de dieciocho de febrero de milnovecientos treinta y nueve, hace una serie de consideracio-nes en relación con las defensas aducidas por la quejosa,motivo por el cual no puede decirse que la autoridad res-ponsable haya desestimado esas defensas, pues la mismaresolución presupone que se tomaron en cuenta. Por otraparte, el hecho de que la autoridad responsable haya resueltoen sentido adverso a los intereses de la quejosa, no quieredecir que se hayan desestimado sus defensas. Podrá haberuna mala estimación de esas defensas, pero ello no puedefundar un agravio de carácter procesal, sino que dará materiapara el estudio que se haga en cuanto a la constitucionalidado inconstitucionalidad de la resolución misma dictada en larevocación, pues allí donde se verá si se hizo una buena omala estimación de las defensas aducidas por la quejosa enla revocación. Y concedió el amparo contra el Acuerdo deexpropiación, la resolución por la que se negó la revocación

de ese Acuerdo, la aplicación de las Leyes de Expropiacióny del Impuesto Adicional sobre el Azúcar, el refrendo y publi-cación del Acuerdo y resolución mencionados, y la ejecución,efectos y consecuencias de estos actos. Para fundar la conce-sión del amparo, el inferior dio las siguientes razones: Paramejor comprensión del estudio que se haga en cuanto a losactos reclamados que se agruparon al capítulo tercero delconsiderando octavo de esta resolución, se hace necesarioinsertar el acuerdo expropiatorio de dieciocho de febrero demil novecientos treinta y nueve, que se combate en primertérmino y, para ellos nos remitimos al Diario Oficial de laFederación correspondiente al día lunes veinte de febrerode mil novecientos treinta y nueve, Tomo CXII, Núm. 43adonde obra publicada esa resolución que es como sigue:“Acuerdo que declara de utilidad pública la expropiación delos bienes de la Compañía Azucarera del Mante, S.A. Al mar-gen de un sello con el Escudo Nacional, que dice. EstadosUnidos Mexicanos.—Presidente de la República.—LázaroCárdenas, Presidente Constitucional de los Estados UnidosMexicanos: Con fundamento en la fracción novena del ar-tículo 1o. y demás relativos de la Ley de Expropiación, deveintitrés de noviembre de mil novecientos treinta y seis, yen el inciso A, del artículo 3o. de la Ley de treinta de diciembreúltimo, que crea el Impuesto Adicional sobre el Azúcar; yconsiderando que las instituciones nacionales de crédito hansido establecidas para alcanzar propósitos de beneficio colec-tivo y sólo la realización de estas finalidades justifica el apoyofinanciero que el Estado y el público les prestan. Consideran-do que los cargos públicos deben ser desempeñados lealmentey no aprovecharse para propósitos de interés particular,criterio éste que el Ejecutivo de mi cargo ha expuesto en lainiciativa de la Ley de Responsabilidades de los FuncionariosPúblicos, enviada al H. Congreso de la Unión, en la que sesanciona a los que hagan uso indebido de su posición oficial,asegurando por este medio los intereses morales y económi-cos de la Nación. Considerando que la inversión por las Insti-tuciones Nacionales de Crédito, de capitales pertenecientesal Estado o al Público, mediante operaciones logradas porinfluencias de carácter político y para llenar propósitos pre-dominantes de interés particular, debe calificarse como unanotoria y censurable desviación del objeto que justifica laexistencia de dichas instituciones y es preciso, para queesa desviación no prevalezca, tomar medidas que corrijanlos efectos inconvenientes de tales operaciones y procurenque la inversión no continúe destinada a explotarse para bene-ficio individual, sino que se convierta en una fuente econó-mica de provecho social. Considerando que la negociaciónagrícola industrial perteneciente a la Compañía Azucareradel Mante, S.A., fue establecida por un grupo de personasque emplearon para ello fondos obtenidos del Banco deMéxico, valiéndose de la influencia de que disfrutaba, graciasa su posición privilegiada y a los puestos públicos que ser-vían. Considerando que los cuantiosos préstamos obtenidosdel Banco de México por los organizadores de la referidaempresa no fueron para fines de beneficio general, ni seconcedieron dentro de las funciones para las cuales el BancoCentral se estableció; carecieron, además, de garantía su-

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ficiente y se otorgaron cuando algunos de los fundadores dela compañía desempeñaban funciones directivas en el Banco,habiendo logrado un aumento del préstamo inicial hasta cercade once millones de pesos y ampliación de los plazos relativosa un límite total de diecisiete años, así como sucesivas reduc-ciones del tipo de interés originalmente, pactado, en formade que actualmente el saldo del adeudo asciende todavía amás de nueve millones de pesos, incluyendo los intereses.Considerando que el Ejecutivo de mi cargo estima que encasos concretos como el de que se trata, existe causa de uti-lidad pública bien justificada para decretar la expropiaciónde los bienes adquiridos en tales condiciones con fondosprovenientes de una institución nacional de crédito, pues esindispensable que la empresa creada con dinero de esa pro-cedencia opere en provecho de los obreros y campesinos queen ella prestan sus servicios y deje así de tener finalidadesde lucro particular para convertirse en fuente económica queaproveche a núcleos sociales de importancia, colocándose alIngenio del Mante, en condiciones similares a las del Ingenio“Emiliano Zapata”, que el Gobierno Federal ha establecidoen Zacatepec, Morelos, y en el que las utilidades se destinanpara beneficio directo de los campesinos y obreros del propioingenio. Por lo expuesto, he tenido a bien expedir el siguienteAcuerdo: Primero.—Se expropian por causa de utilidad pú-blica, en beneficio de la Nación, los bienes pertenecientes ala Compañía Azucarera del Mante, S.A., que constituyen lanegociación agrícola industrial destinada a la producción deazúcar y alcohol. Segundo.—La Secretaría de la EconomíaNacional, con intervención de la de Hacienda y CréditoPúblico, tomará posesión de los bienes expropiados, levan-tándose los inventarios correspondientes. Tercero.—Para losefectos del presente acuerdo, el valor de los bienes expropia-dos se fijará en los términos del artículo 10 de la Ley deExpropiación. Cuarto.—Los bienes expropiados se pondránen su oportunidad a disposición del Banco Nacional Obrerode Fomento Industrial, a fin de que los conceda en explota-ción a la Cooperativa de Participación Estatal que al efectose organice con los obreros y campesinos actualmente inte-resados en el funcionamiento de la negociación, conforme alas bases que el Ejecutivo Federal establezca de acuerdocon la Ley General de Sociedades Cooperativas y Constitu-tiva del Banco Obrero. Quinto.—Publíquese este acuerdo enel Diario Oficial de la Federación y notifíquese a la compañíaafectada en los términos del artículo 4o. de la Ley de Expro-piación. Dado en la residencia del Poder Ejecutivo Federalen la ciudad de México, Distrito Federal, a los dieciocho díasdel mes de febrero del año de mil novecientos treinta ynueve.—Lázaro Cárdenas.—Rúbricas.—El Secretario deHacienda y Crédito Público, Eduardo Suárez.—Rúbrica.—El Secretario de la Economía Nacional, Efraín Buenros-tro.—Rúbrica.” Hecha la transcripción que antecede delDecreto expropiatorio de dieciocho de febrero de mil nove-cientos treinta y nueve, fácil es observar, desde luego, queen el mencionado Decreto no se invocan las causas de utilidadpública previamente declaradas por el Legislador en la Leyde Expropiación. Si resumimos los motivos que tuvo encuenta el Ejecutivo Federal para dictar ese Decreto, los cuales

expuso en sus considerandos, encontramos que sólo se re-fieren a la consideración de que el Banco de México, hizo,en concepto del Ejecutivo, una mala operación con la Com-pañía Azucarera del Mante, S.A., al haberle concedido unempréstito y que, con la expropiación se trata de establecerun precedente, para que el Banco no vuelva a ejecutar ope-raciones de esa índole, restringiendo sus funciones hastaconvertirse en fuente económica que aproveche a núcleossociales de importancia y a aquellos casos en que las utili-dades se destinen para beneficio directo de los campesinos yde los obreros. Así pues, no existe causa de utilidad pública,previamente declarada, que haya motivado la expropiaciónde los bienes pertenecientes a la Compañía Azucarera delMante, S.A., que constituye la negociación agrícola-industrialdestinada a la producción de azúcar y alcohol. Pero hay más,la compañía quejosa ofreció pruebas para demostrar que elEjecutivo Federal no había estado en lo justo al hacer lasapreciaciones que consignó en los considerandos respectivosdel Decreto expropiatorio, y en esa situación las autoridadesresponsables produjeron la tesis de que la expropiación esun acto de soberanía, de tal manera que la existencia de lacausa de utilidad pública determinante de aquélla, es unacuestión que debe ser apreciada exclusivamente por la auto-ridad competente para decretar la expropiación, autoridadque lo es el presidente de la República y que, por lo tanto,no es discutible ante los Tribunales si con respecto a determi-nado acto expropiatorio existe o no, causa de utilidad pública.Como esa tesis de las autoridades fue tratada con más o menosamplitud por unas y otras, copiamos en seguida y en lo con-ducente, la que produjo la Secretaría de la Economía Nacio-nal: … En el auto de referencia se tiene por anunciada unaprueba pericial ofrecida por la quejosa. Dicha prueba tienepor objeto poner de manifiesto que las operaciones de prés-tamo celebradas entre el Banco de México, S.A., y la com-pañía quejosa, estuvieron suficientemente garantizadas; quelas ventajas pecuniarias y de otra naturaleza, que perci-bían los obreros y campesinos que prestaban sus serviciosen la negociación agrícola-industrial expropiada a la quejosa,son superiores a las que reciben los obreros y campesinosque trabajan en el Ingenio de Zacatepec, Morelos, y que laexplotación por la quejosa de la negociación expropiada, noes incosteable. Según lo expresa en su promoción relativa laCompañía Azucarera del Mante, S.A., la comprobación delos hechos arriba enumerados tiene por objeto poner de mani-fiesto que no existen con respecto a la expropiación de quese viene hablando, las causas de utilidad pública invocadaspor el Ejecutivo Federal. Ahora bien, según lo establecido porla H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, en diferentesejecutorias, y lo que al respecto sustentan los más distinguidostratadistas del derecho administrativo, la expropiación es unacto de soberanía, de tal manera que la existencia de la causade utilidad pública determinante de aquélla, es una cuestiónque debe ser apreciada exclusivamente por la autoridadcompetente para decretar la expropiación, autoridad que enel presente caso es el Poder Ejecutivo Federal, atento lodispuesto en la fracción VI del artículo 27 constitucional.Por tanto, no es discutible ni ante los Tribunales, ni mucho

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menos con los particulares, si con respecto a determinadoacto expropiatorio existe o no, causa de utilidad pública; yen esa virtud, y teniendo por objeto la prueba enunciada,como ya arriba se dijo, discutir sobre la existencia de la uti-lidad pública que el Ejecutivo no tuvo en cuenta para expedirel Decreto expropiatorio de dieciocho de febrero del año encurso, esta Secretaría objeta desde luego, por inconducente,la prueba y se abstiene de concurrir a la misma, porque serefiere a hechos que no están sujetos a la apreciación judicialsino que son de la exclusiva competencia de la autoridadadministrativa, que tiene facultad soberana para estimarlos”.Nada más absurdo. La H. Suprema Corte de Justicia de la Na-ción, no ha sustentado la tesis que se le atribuye y para demos-trarlo nos remitimos a su Jurisprudencia definida de la cualtomaremos las siguientes: Tesis.—“549.—Utilidad Públi-ca.—Solamente la hay cuando en provecho común se substi-tuye la colectividad, llámese Municipio, Estado o Nación,en el goce de la cosa expropiada. No existe cuando se privaa una persona de lo que legítimamente le pertenece, parabeneficiar a un particular, sea individuo, sociedad o corpo-ración, pero siempre particular, que puede adquirir la cosasin la intervención del Poder Público”. “Utilidad Pública.—No es bastante para que la utilidad pública quede demostrada,el hecho de que la autoridad responsable lo afirme, en loscasos de expropiación, sino que es indispensable que seaduzcan o rindan pruebas que justifiquen esta utilidad”.“Expropiación por causa de utilidad pública.—Cuando lasociedad tenga interés en que se ejecuten determinadas obras,que se traducen en comodidad y seguridad para la mismasociedad, es requisito indispensable, probar esa utilidad socialen el expediente respectivo de expropiación; y sólo con esajustificación, es legal la ocupación de bienes ajenos que seannecesarios, ya que no es bastante la simple afirmación, sinprueba, de la autoridad responsable”. “185.—Pruebas en elamparo.—A la autoridad responsable toca la justificación desus actos, y dicha autoridad debe comprobar con las cons-tancias conducentes, la legalidad de sus procedimientos”.“187.—Pruebas en el amparo.—La carga de la prueba co-rresponde tanto al quejoso como a la autoridad responsable”.“190.—Pruebas en el amparo.—Si el quejoso impugna lalegalidad de los actos de la autoridad responsable y demues-tra la existencia de ellos, a dicha autoridad toca demostrar lalegalidad de tales actos”. “452.—Expropiación.—Las LeyesFederales y la de los Estados, en sus respectivas jurisdiccio-nes, determinarán los casos en que sea de utilidad pública laexpropiación, de la propiedad privada, y de acuerdo condichas Leyes, la autoridad administrativa hará la declaracióncorrespondiente”. “457.—Expropiación por causa de utilidadpública.—Llevada a cabo sin los requisitos previstos por laLey, aun cuando se trate de utilidad pública, importa unaviolación de garantías”, Apéndice al Tomo LXIV del Se-manario Judicial de la Federación. Así pues, la H. SupremaCorte de Justicia de la Nación, lejos de decir lo que le atri-buyen las autoridades responsables, se ha pronunciado en elsentido de que la expropiación sólo puede llevarse a caboajustándose a las normas constitucionales y a las leyes quedeterminan los casos en que es de utilidad pública la expro-

piación de la propiedad privada, reconociendo en el EjecutivoFederal la facultad de hacer la declaración correspondiente,sin abdicar de sus facultades constitucionales en lo que res-pecta a la obligación que tiene el Poder Ejecutivo de justificarsus actos demostrando la existencia de la utilidad públicaque dio lugar a su declaración y que se ciñó a las normasconstitucionales y leyes relativas, para juzgar en última ins-tancia de esa expropiación y declarar en definitiva, si estuvobien o mal hecha. Y esto no puede ser de otra manera, sitomamos en consideración el texto constitucional, adondeclaramente se establece que la soberanía nacional radica enel pueblo y que esa soberanía se ejerce por tres Poderes, Le-gislativo, Ejecutivo y Judicial, que son precisamente los re-presentantes del Estado, y que, dada esa división de Poderesque establece la Carta Fundamental de la República comofiel intérprete de nuestro sistema democrático constitucional,no puede aceptarse que el Ejecutivo tenga facultades ilimi-tadas para expropiar lo que le venga en gana, sin sujetarse alas leyes previamente establecidas y sin fundar ni justificarsus actos. A esto hay que añadir, que en el caso de la expro-piación, es el Estado mismo el que interviene y uno solo desus Poderes, y es así como el Poder Legislativo dicta las nor-mas conforme a las cuales debe llevarse a cabo la expropia-ción; el ejecutivo, ciñéndose a esas normas, declara que esde expropiarse determinado bien, por existir una de las cau-sas de utilidad pública previstas de antemano por el legis-lador, y el Judicial, como fiel intérprete de la Ley, tiene queresolver en definitiva si el Ejecutivo se ajustó o no, a lasnormas trazadas por el legislador y si realmente existe la uti-lidad pública aducida, para autorizar que se consume laexpropiación y que el Estado haga el pago de la indemniza-ción correspondiente, puesto que es el Estado y no solamenteuno de sus Poderes el que asume ante la Nación, la respon-sabilidad del acto expropiatorio. Mucho se alega en estejuicio, que el Poder Ejecutivo no tiene por qué someter susactos expropiatorios a la decisión del Poder Judicial, pero seincurre en el error de suponerle al Poder Ejecutivo facultadesque no tiene, ya que como se dijo, no constituye por sí soloel Estado. Además, si el Ejecutivo está en la obligación deajustar sus actos a la Ley, el Judicial tiene facultades paraestudiar esos actos y resolver si realmente se ajustaron a laLey. También se alega que el Poder Judicial no puede privaral Ejecutivo de la facultad soberana de expropiar, pero estoes erróneo, porque el Poder Ejecutivo no tiene esa facultadsoberana y no debe confundirse la facultad de declarar quees llegado el caso de expropiar, con la facultad omnímoda,de realizar en su conjunto la expropiación, porque esto, co-mo ya se dijo, corresponde al Estado en su integridad y no auno solo de sus Poderes. Como consecuencia, cabe concluirestableciendo que el Poder Ejecutivo está en la obligaciónde rendir pruebas para demostrar que hizo un buen uso delas facultades que tiene para declarar que es llegado el casode expropiar; que existe causa de utilidad pública y que sereúnen los requisitos que la Ley señala para poderse llevar acabo la expropiación. Una vez establecido lo anterior, esoportuno mencionar que la quejosa rindió pruebas parademostrar que no son ciertos los motivos que se invocaron

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en los considerandos respectivos del Decreto de expropia-ción de dieciocho de febrero de mil novecientos treinta ynueve, y que, las autoridades responsables, ninguna pruebarindieron para demostrar sus aseveraciones, ni la existen-cia de las causas de utilidad pública que se invocan en eseDecreto. Es así como entramos al estudio de la prueba rendidapor la quejosa, en relación con los hechos invocados en elDecreto expropiatorio de que se ha venido hablando, comogeneradores de la causa de utilidad pública que dio lugar ala expropiación, y, al efecto, la Compañía quejosa sostiene,que es cierto que el establecimientos del Ingenio del Mantefue posible gracias a un préstamo que el Banco de México,S.A., otorgó a la Compañía Azucarera del Mante, S.A., deigual manera que muchos negocios sólo pueden establecerseo desarrollarse con el apoyo financiero de las Institucionesde Crédito, dentro de cuyas, funciones esenciales está precisa-mente la de impulsar por medio del crédito los nuevos nego-cios comerciales e industriales; que es falso que para obtenerel préstamo del Banco de México, S.A., los organizadoresde la Compañía Azucarera del Mante, S.A se hayan valido dela influencia de que disfrutaban gracias a los puestos públi-cos que servían; que es falso que este hecho porque el prés-tamo que hizo posible la creación del Ingenio del Mante, segestiono por los organizadores de la compañía en los últimosmeses del año de mil novecientos veintinueve y fue aprobadopor el consejo de la administración del Banco de México,S.A., según costa en el acta No. 236, de la sesión celebra porel dicho Consejo, el día ocho de enero siguiente, y por elúnico de los fundadores de la Compañía Azucarera del Manteque fue funcionario en esa época el licenciado Aarón Sáenz,fue designado Secretario de Educación Pública el seis defebrero de mil novecientos treinta, es decir, veintinueve díasdespués de la fecha en el Consejo de Administración del Ban-co de México, S.A., aprobó la operación de que se trata; queel Banco de México, S.A., de acuerdo con su Ley constitutivade veinticinco de agosto de mil novecientos veinticinco, queestaba en vigor en el momento en que dicho Banco hizo a laCompañía Azucarera del Mante, S.A., los préstamos que co-menta el acuerdo presidencial de dieciocho de febrero demil novecientos treinta y nueve, sí podía hacer operacionesde crédito con particulares, de conformidad con lo que dispo-nía la fracción VI inciso e), del artículo 1o. de la citada Ley;que la Compañía Azucarera del Mante, S.A., garantizó sufi-cientemente el importe total de los préstamos que le hizo elBanco de México, S.A., que la presencia en el Consejo deAdministración de la Compañía Azucarera del Mante, S.A.,durante algún tiempo de personas que eran funcionarios delBanco de México, S.A., obedecía al hecho de que el pro-pio Banco, como una de tantas garantías del crédito que otor-gó la Compañía, se reservó y usó el derecho de nombrar atres de los miembros del Consejo de la Administración de laCompañía; que es cierto que el importe total de los créditosotorgados por el Banco de México, S.A., a la compañía que-josa, se acercó a once millones de pesos, pues fue de diezmillones, setecientos sesenta y cinco mil, cuatrocientos treintay cuatro pesos, veinticuatro centavos y que es cierto tambiénque al decretarse la expropiación, estaban pendientes de pago

nueve anualidades por valor en conjunto de cerca de nuevemillones de pesos, pero que como tales anualidades no esta-ban vencidas en esa época, sólo pueden considerarse comosaldo a cargo de la empresa, en la fecha de la expropiación,el importe del capital adeudado, o sea, la suma de seis millo-nes, novecientos noventa y cinco mil setenta y seis pesos,setenta y nueve centavos; que dados los términos de lasescrituras de préstamo relativas, la situación del crédito enel momento de la expropiación, derivada de la circunstanciade haber pagado la quejosa, entre el veinticinco de agosto demil novecientos treinta y dos y el treinta y uno de diciembrede mil novecientos treinta y nueve la cantidad de seis millo-nes, quinientos veinte mil setenta y cuatro pesos, cuarenta yun centavos, correspondiendo tres millones, setecientos se-tenta mil, trescientos cincuenta y siete pesos, cuarenta y cincocentavos y amortización de capital y dos millones, setecientoscuarenta y dos mil pesos, setecientos dieciséis pesos, noventay seis centavos, al pago de intereses, era la aproximada asiete millones que se mencionó anteriormente, por lo que noson ciertas las apreciaciones del Ejecutivo hechas en suDecreto expropiatorio. En realidad, la posición de la quejosaconsiste en negar la exactitud de los hechos invocados en elacuerdo expropiatorio y, por lo tanto, tocaba a las autoridadesresponsables aportar pruebas para justificar sus actos, o paraprobar la existencia de los hechos que determinaron la expro-piación, independientemente de que constituyeran o no, causade utilidad pública previamente declarada por el legislador;pero aun en esa situación, la quejosa, como ya se dijo, rindiópruebas con objeto de justificar las afirmaciones que entraña-ba su misma negación, y es así como dejó probado en autos,lo siguiente: I.—El hecho de que el Ingenio del Mante seestableció con fondos obtenidos del Banco de México, S.A.,debe tenerse por cierto porque en él convienen la quejosa ylas autoridades responsables; pero ese hecho dista mucho deser censurable, porque para ese fin existen las Institucionesde Crédito. II.—La falsedad de la afirmación del acuerdoexpropiatorio respecto de que el préstamo que el Banco deMéxico, S.A., hizo a la Compañía Azucarera del Mante, S.A.,se obtuvo por influencia de que disfrutaban los organizadoresde la empresa, gracias a los puestos públicos que servían,se probó con documentos públicos ofrecidos y rendidos comoprueba por la quejosa, que tienen el valor concedido por losartículos 258 y 332 del Código Federal de Procedimien-tos Civiles y que consisten en la siguiente: copia certificadade la minuta depositada el nueve de mayo de mil novecientostreinta, ante la Notaría Pública del licenciado Manuel BorjaSoriano, relativa a los contratos celebrados entre el Bancode México, S.A., y la Compañía Azucarera del Mante, S.A., enla que aparece relacionada el acto de sesión celebrada por elConsejo de Administración del Banco de México, S.A., el díaocho de enero de mil novecientos treinta, en la que aprobó laoperación de préstamos propuesta por la Compañía Azu-carera del Mante, S.A., acta que prueba que el Banco aprobóla operación de préstamo el día ocho de enero de mil nove-cientos treinta, y certificación expedida por la Secretaría deGobernación respecto de que las personas que comparecieronal otorgamiento de la escritura constitutiva de la Compañía

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Azucarera del Mante, S.A., no tenía el carácter de funcio-narios públicos de la Federación, cuando se gestionó y obtuvoel préstamo del Banco de México, S.A., pues el licencia-do Aarón Sáenz a quien alude tal certificado, fue designadoSecretario de Educación Pública el día seis de febrero dedicho año. Así, pues, al quedar probado que el Banco de Méxicoautorizó la operación de préstamo a la Compañía Azucareradel Mante, S.A., el ocho de enero de mil novecientos treinta,y que el único de los fundadores de la Compañía que fuefuncionario público de la Federación en el año de mil no-vecientos treinta, era el licenciado Aarón Sáenz, designadoSecretario de Educación Pública el seis de febrero de eseaño, resulta evidente que el Banco aprobó la operación depréstamo de que se trata sin que ninguno de los organizadoresde la Compañía Azucarera del Mante, S.A., fuera funcionariopúblico de la Federación. III.—La afirmación de la quejosaen el sentido que en la época en que el Banco de México,S.A., le otorgó el préstamo a que se refiere el acuerdo expro-piatorio, estaba el mencionado Banco facultado para haceresa operación, cosa que se contradice en el considerandoQuinto del acuerdo presidencial de dieciocho de febrero demil novecientos treinta y nueve, no requiere prueba especialporque se desprende de una disposición legal, o sea, la frac-ción VI inciso e), del artículo 1o. de la Ley Constitutiva delBanco de México, S.A., de veinticinco de agosto de mil nove-cientos veinticinco, que dice lo siguiente: “En cumplimientode lo dispuesto en el artículo 28 constitucional, se constituiráuna sociedad anónima cuya organización y funcionamientoquedarán sujetos a las siguientes bases: … VI.—El objeto de lasociedad será: … E).-En general, con las limitaciones de estaLey, efectuar las operaciones bancarias que competan a losBancos de depósito y descuento”. Así, pues, la disposiciónlegal antes inserta, faculta al Banco de México, S.A., paraefectuar las operaciones propias de los Bancos de depósito ydescuento, y éstos estaban autorizados por el artículo 93 dela Ley General de Institucionales de Crédito de treinta y unode agosto de mil novecientos veintiséis, para practicar opera-ciones con particulares y, por lo mismo, el Banco de México,S.A., en el año de mil novecientos treinta, estaba autorizadopor su Ley Constitutiva para hacer operaciones con los par-ticulares y esto demuestra que el Banco, al haber concedidoun empréstito a la compañía, ni hizo una operación indebida.IV.—Para desmentir la afirmación del acuerdo presidencialde dieciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve,en el sentido de que el préstamo otorgado por el Banco deMéxico, S.A., a la Compañía Azucarera del Mante, S.A.,careció de garantía suficiente, la quejosa ofreció como prue-bas el avalúo de las garantías de que se trata y un dictamensobre la suficiencia de dicha garantía desde el punto de vistabancario. Esas pruebas tuvieron carácter pericial y hacenprueba los dictámenes emitidos de conformidad con los ar-tículos 276, 343 y 344 del Código Federal de ProcedimientosCiviles, dictámenes que, según las circunstancias que media-ron, tienen en concepto del suscrito Juez, valor probatoriopleno y demuestran: que el valor en conjunto de los diversosbienes dados en garantía del préstamo de que se trata, ascien-de a más de tres veces el valor total de los créditos concedidos

por el Banco de México, S.A., a la quejosa y que las garantíasprestadas por la Compañía Azucarera del Mante, S.A., pararesponder de los préstamos que le hizo el Banco, fueron másque suficientes desde el punto de vista netamente bancario,pues en todo ello están de acuerdo los peritos del Juzgado yde la quejosa, mediando la circunstancia de que las auto-ridades responsables se negaron a designar el perito que tu-vieron derecho de nombrar. V.—La falsedad de la afirmacióndel acuerdo presidencial respecto de que el préstamo otorgadopor el Banco de México, S.A., se obtuvo cuando alguno delos fundadores de la compañía citada desempañaba funcionesdirectivas en el Banco de México, S.A., se prueba con laminuta del contrato celebrado entre el Banco de México yla quejosa, que se depositó el nueve de mayo de mil novecien-tos treinta en la Notaría del licenciado Manuel Borja Soriano,documento del cual ya se hizo referencia en otra parte deeste considerando, pues conforme a su cláusula duodécimael Banco adquirió el derecho de designar tres consejeros pro-pietarios y un Comisario propietario dentro de los órganosde Administración y Vigilancia de la empresa, pactándose,textualmente, lo que sigue: “El Banco tendrá el derecho dedesignar a tres Consejeros propietarios y a un Comisario pro-pietario, de conformidad con lo que han convenido todos losaccionistas. Dichos Consejeros, así como el Comisario, ten-drán el derecho de oponer su veto a cualquiera resolución oacto de la asamblea. Consejo o Gerente, que consideren perju-dicial a los intereses del Banco y en tal caso, dicha resoluciónno podrá ejecutarse”. Esta cláusula prueba que las personasque figuraron en el Consejo de Administración de la Com-pañía Azucarera del Mante, S.A., y que a la vez eran funcio-narios del Banco de México, S.A., actuaban dentro delConsejo de Administración de la quejosa, no por su propioderecho, sino precisamente en representación del Banco deMéxico, S.A., y para garantizar los intereses de esta institu-ción. VI.—Aún aceptando en sus términos la afirmación delacuerdo expropiatorio respecto del monto total de los présta-mos hechos por el Banco de México, S.A., a la CompañíaAzucarera del Mante, S.A., y respecto del adeudo de la em-presa para con el Banco en el momento de la expropiación,la conclusión de que la quejosa hizo pagos cuantiosos porcuenta del crédito de que se trata, se deduce de la simpleconsideración de que del mes de agosto de mil novecientostreinta y dos, en que se consolidó definitivamente la opera-ción y de acuerdo con la escritura de veintinueve de agostode mil novecientos treinta y tres, en que se fijó en definitivael plazo de amortización, hasta el treinta y uno de diciembrede mil novecientos treinta y ocho la Compañía Azucarera delMante, S.A., pagó en cuenta de dicho crédito, según los testi-monios de las escrituras antes referidas, que obran en autosy que tienen el valor probatorio concedido por los artícu-los 258 y 332 del Código Federal de Procedimientos Civiles,algo así como siete millones de pesos aproximadamente.Es de hacerse notar, además, que respecto del saldo insolutode nueve millones a que se refiere el acuerdo presidencial dedieciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve,no toda esa cantidad correspondía a capital, sino que en ellaestaban también incluidos intereses que aun no se vencían.

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VII.—También la quejosa rindió prueba pericial en lo querespecta a que la negociación de que se trata, no era incos-teable, y los peritos que dictaminaron, tanto de este Juzgadocomo de la quejosa, convinieron en que realmente no eraincosteable la explotación de referencia, con lo cual quedójustificado el hecho de que se trató de probar. Ahora bien,está demostrado en autos que los hechos a que se refiere elacuerdo expropiatorio, se relacionan con una operación decrédito efectuada entre particulares y, por lo mismo, auncuando el Gobierno Federal sea accionista del Banco de México,no por eso deja de ser el Banco una persona de derechoprivado, distinta del Gobierno y el hecho de que el Gobiernosea accionista del Banco no le da derecho para ejercer direc-tamente ninguna acción contra los acreedores de dicho Banco.Cualquier irregularidad o acto ilícito que pudiera habersecometido en los contratos celebrados por el Banco con la com-pañía, podrá dar lugar a que los accionistas del Banco ejer-citen acciones civiles o penales contra los administradoresde dicho banco, pero no directamente contra los deudores deesta institución, y, a mayor abundamiento, aun suponiendoque el Gobierno en su carácter de accionista del Banco tuvieraalguna acción contra los acreedores de la institución, tal ac-ción tendría que ejercitarse ante los Tribunales Judicialescompetentes, porque la Constitución General de la República,no autoriza en ningún caso y por ningún motivo al PoderEjecutivo para aplicar sanciones, castigo o correctivos deactos irregulares cometidos por particulares, máxime si tienenel aspecto de civiles o penales en los que sólo puede interve-nir el Poder Judicial, ni mucho menos tiene facultades parasancionar con la expropiación de los bienes correspondientesa un particular el acto irregular o ilícito de un Banco quetrató con ese particular. Finalmente, debe aceptarse que laexpropiación es una institución jurídica encaminada a satis-facer necesidades generales presentes o futuras y de ningunamanera está destinada a corregir irregularidades habidas enoperaciones bancarias, y si el Decreto de Expropiación seinspiró en el hecho de que se había ejecutado una mala opera-ción bancaria, claro está que la expropiación no tuvo unacausa, legítima de utilidad pública. En resumen, el Ejecuti-vo Federal dictó el Decreto de Expropiación de dieciocho defebrero de mil novecientos treinta y nueve, sin facultadesconstitucionales como se dejó claramente expuesto en el con-siderando noveno de esta resolución, adonde se dijo que ca-rece de facultades para expropiar ingenios azucareros queno estén ubicados dentro del Distrito y Territorios federales,que la Ley de treinta de diciembre de mil novecientos treintay ocho que creó el Impuesto Adicional sobre el Azúcar, nole da facultades para expropiar ingenios azucareros; que elmismo Ejecutivo reconoce, como en realidad lo es, que la Leyde Expropiación de veintitrés de noviembre de mil novecien-tos treinta y seis, no le da facultades para expropiar ingeniosazucareros, y que constitucionalmente, sus facultades sonlimitadas. Por lo tanto, en el caso que nos ocupa, ni la frac-ción IX del artículo 1o., ni las demás disposiciones relativasde la Ley de Expropiación de veintitrés de noviembre de milnovecientos treinta y seis, ni el inciso a) del artículo 3o. de laLey de treinta de diciembre de mil novecientos treinta y ocho,

en que fundó el Ejecutivo su Decreto Expropiatorio dedieciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve, ladan facultades para expropiar los bienes pertenecientes ala Compañía Azucarera del Mante, S.A., por causa de utilidadpública, pues tampoco está declarada por el legislador comocausa de utilidad pública, la circunstancia de que el Bancode México, S.A., haya hecho una mala operación de présta-mo, con la compañía quejosa, ni se ha declarado causa bas-tante de utilidad pública para expropiar los bienes de unaempresa particular, la circunstancia de que sea más conve-niente que los bancos se constituyan en fuente económicaque aprovecha a núcleos sociales de importancia en el quelas utilidades se destinen para beneficio directo de los campe-sino y obreros, o sea, para una sola clase social determinada,y, además, quedó probado en autos que no son exactas lasapreciaciones hechas por el Ejecutivo en cuanto a los hechosexpuestos en sus considerandos, que dieron lugar a la decla-ratoria de expropiación, sin que ni siquiera las autoridadesresponsables hubieran rendido pruebas para demostrar laveracidad de esas afirmaciones. Consecuente con lo anterior,cabe concluir que el Decreto expropiatorio de dieciocho defebrero de mil novecientos treinta y nueve, es inconstitucionaly viola en perjuicio de la quejosa las garantías individualesque consagran los artículos 14, 16, 17, 21, 27 y 28 consti-tucionales, por los mismos motivos que la precitada quejosainvoca en su escrito de demanda y, siendo así, procede conce-der a la referida quejosa, el amparo y protección de la JusticiaFederal que solicita en contra del mencionado Decreto ex-propiatorio. Decimotercero.—En cuanto al acto que se haceconsistir en la resolución dictada el once de marzo de milnovecientos treinta y nueve, firmada en Hermosillo el cincode junio del mismo año, con motivo de la revocación que hi-zo valer la quejosa contra el Decreto expropiatorio de die-ciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve, debetomarse en consideración que, como ya dijimos anterior-mente, el Decreto expropiatorio de referencia, es inconstitu-cional, por incompetencia y carencia de facultades del PoderEjecutivo Federal para decretar la expropiación y por inexis-tencia, además, de las causas invocadas como fundamentode la expropiación causas que, en último análisis, no hansido declaradas por el Poder Legislativo, como de utilidadpública. En esa situación, debemos tomar en cuenta, igual-mente, que la quejosa interpuso la revocación del acuerdoexpropiatorio antes aludido, alegando la incompetencia delPoder Ejecutivo Federal para decretar la expropiación de susbienes destinados a la producción la expropiación de sus bie-nes destinados a la producción de azúcar y de alcohol, fun-dándose en dos consideraciones básicas que consisten: laprimera, en que la jurisdicción federal en materia de expro-piación está regida o limitada por las facultades que la Consti-tución confiere a la Federación sobre determinadas materiasy la segunda, que la Industria Azucarera no es de jurisdic-ción federal. Sobre el particular ya se dijo que la facultad dela Federación para decretar expropiaciones está limitada alos casos en que la medida sea necesaria por la realizaciónde fines que competan a la Federación conforme a sus facul-tades constitucionales y que la industria azucarera no es de

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jurisdicción federal, por lo que la Federación no ha tenidocompetencia para expropiar los bienes de que se trata. Estimala quejosa que la expropiación es una facultad que importaexcepción al principio de respeto a la propiedad privada, dela cual puede usar el Poder Público en presencia de algunade sus funciones constitucionales que sólo pueda realizarseocupando un bien de propiedad privada y deriva de dos afir-maciones; que sólo son expropiables los bienes directa yprecisamente indispensables para la realización de una fun-ción concreta del Poder Público y que la expropiación noimporta solamente un cambio en el titular del derecho de pro-piedad sobre determinado bien, sino un cambio en el objeto aque tal bien se destina. Sobre esta materia, la posición quelas autoridades responsables asumen tanto en el acuerdo deonce de marzo de mil novecientos treinta y nueve, como en losinformes rendidos a este Juzgado, puede concretarse a lo si-guiente: Que el concepto de utilidad pública no es jurídico,sino social y económico; que la determinación del conceptode utilidad pública es materia de la legislación secundaria, yque la facultad de apreciar si en un caso dado existe o no,cierta causa de utilidad pública constituya una apreciaciónsoberana del Poder Administrativo, que no es discutible antelos Tribunales Federales. Sobre el particular, este Juzgadohizo una amplia consideración en otra parte, de esta sentenciaal referirse al acuerdo expropiatorio de dieciocho de febrerode mil novecientos treinta y nueve, y, por lo mismo, da porreproducido lo dicho en el considerando que antecede, peroa mayor abundamiento, es de hacerse notar, por lo que a lafalta de contenido jurídico del concepto de utilidad públicacorresponde, que la expropiación es una institución jurídi-ca por el hecho mismo de estar consignada en la Constitucióny en las leyes secundarias, en las que se establece determinadomarco para que dentro de él, pueda ejercitar la autoridad susfunciones y que no puede carecer de contenido jurídico; por-que el derecho que limita, es a su vez, una institución jurídica.En cuanto al contenido jurídico de la utilidad pública, escuestión que debe establecerse atendiendo a los preceptoslegales que lo consignan, como fundamento único de la ex-propiación, puesto que las causas de utilidad pública no seimprovisan, sino que previamente deben ser declarados porel legislador, quien tiene para ello que atender al texto consti-tucional, a las leyes secundarias, a los principios generalesdel derecho y a las necesidades del pueblo que integra lanación. El concepto de utilidad pública, se relaciona con lasfunciones del Estado, porque la estructura jurídica de éstetiene por objeto asegurar la realización de las necesida-des de carácter general con fines de utilidad pública. Así,pues, la utilidad pública es un concepto jurídico que debereferirse invariablemente al texto constitucional y, por lo mis-mo, sólo son expropiables los bienes de propiedad privadaque se requieran para la realización de las finalidades delEstado, el que debe atender al interés público. Como conse-cuencia de todo lo anterior, tiene que aceptarse, como losostiene la quejosa, que las causas o motivos de la expropia-ción de sus bienes no caben dentro del concepto jurídico decausa de utilidad pública, y que, la finalidad que pretende lo-grarse con la expropiación, tampoco es causa de utilidad

pública. En cuanto a la facultad soberana que las autoridadesresponsables afirman que tiene el Ejecutivo de apreciar laexistencia en cada caso concreto de la causa de utilidad pú-blica, como fundamento de la expropiación de determinadosbienes, facultad que las propias autoridades entienden queexcluye toda posible intervención judicial, puede afirmarseque, como se dijo en el considerando que antecede, no encajani puede encajar dentro de nuestro sistema constitucional,adonde cada uno de los Poderes de la Unión tienen facultadeslimitadas, máxime si se toma en cuenta que la expropiaciónse realiza por el Estado y que éste es el que asume en suintegridad la responsabilidad de esa expropiación, responsa-bilidad que se diluye en el pueblo que es precisamente adonderadica la soberanía nacional y no en cada uno de los Poderesque ejercen esa soberanía. Además, la Constitución Generalde la república reconoce y garantiza la existencia de la pro-piedad privada y consagra la garantía individual de que lasexpropiaciones sólo proceden por causa de utilidad públicadebidamente declarada, y como consagra también la garan-tía individual de la exacta aplicación de la ley, estableciendoel juicio de amparo como sistema de control de la constitucio-nalidad de las leyes y de los actos de las autoridades, resultaevidente que si el mismo texto constitucional no prohibe eljuicio de garantías contra las decisiones que el Ejecutivo dicteen materia de expropiación, debe admitirse que procede elamparo siempre que el afectado reclame violaciones de ga-rantías que se le causen con esa decisión expropiatoria delEjecutivo y que, en el juicio constitucional, tiene que deci-dirse la constitucionalidad o inconstitucionalidad del actoexpropiatorio. Al impugnar en la revocación el acuerdo ex-propiatorio, la quejosa en su escrito relativo incluyó un ca-pítulo que tiene por objeto demostrar que la operacióncelebrada entre la Compañía Azucarera del Mante, S.A., y elBanco de México, S.A., reúne todas las exigencias legales yha sido reconocida por las autoridades federales; otro en queafirma que la expropiación decretada no puede conducir aningún resultado que pueda calificarse de utilidad pública,y un capítulo en el que se analiza la situación política delalgunos de los miembros fundadores de la Compañía Azuca-rera del Mante, S.A., cuando dicha compañía obtuvo elcrédito que le otorgó el Banco de México, S.A. En el acuerdode once de marzo de mil novecientos treinta y nueve, queresolvió ese recurso administrativo de revocación no se apre-ció debidamente el caso, pues la autoridad responsable se li-mitó a considerar que las alegaciones relativas no podían sertomadas en cuenta, porque tenían por objeto poner de ma-nifiesto que en el caso de la expropiación de que se vienehablando, no existían causas de utilidad pública que la jus-tificaran y que se estaba en el caso de insistir sobre que laapreciación de las causas de utilidad pública, es una facultadsoberana que incumbe al Poder público y respecto de lascuales no era de admitirse discusión alguna, sólo con los par-ticulares, sino también con los Tribunales de la Federación.Es así como en la revocación se violaron también en perjuiciode la quejosa las garantías que consagran los artículos 14 y16 constitucionales, porque semejante resolución es diame-tralmente opuesta con el mismo texto constitucional. La que-

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josa señala también como motivo de inconstitucionalidad delacuerdo de once de marzo de mil novecientos treinta y nueve,la circunstancia de que al negarse la revocación del de die-ciocho de febrero del mismo año, no se repararon las violacio-nes constitucionales que este último importaba y, desdeluego, es de declararse que el citado agravio está fundado,porque siendo inconstitucional el Decreto expropiatorio dedieciocho de febrero, en la revocación debieron repararselos agravios que tal Decreto ocasionaba a la quejosa, revo-cándolo como era natural, sin insistir en la comisión de lasmismas violaciones de garantías como en realidad se hizo,de donde resulta comprobado una vez más que el acuerdo deonce de marzo de mil novecientos treinta y nueve, dictadoen la revocación, es inconstitucional. Además, en la revoca-ción, debió reconocer la autoridad que la expropiación sefundaba en hechos muy anteriores que no podían servir parajustificar ésta, como es la operación de préstamo concertadaentre la quejosa y el Banco de México, S.A., de que se ha ve-nido hablando y que la expropiación por sus antecedentesdoctrinales y legislativos, no es una institución destinada aenmendar situaciones pasadas, sino a prevenir o resolver difi-cultades que se presentan o pueden presentarse para realizaruna función de utilidad pública, como lo reconoce expresa-mente la Ley de veintitrés de noviembre de mil novecientostreinta y seis cuando habla de que la misma tendrá el carácterde Ley Federal en los casos en que se tienda a realizar un fincuya realización competa a la Federación conforme a susfacultades constitucionales y la tendencia a alcanzar un fin,implica la existencia de una acción presente para realizar unpropósito futuro, esto es, la utilidad pública que justifica unaexpropiación debe basarse no en los antecedentes de la me-dida, sino en la finalidad que con ella se pretende realizar ycon esta consideración, como ya se dijo, al resolverse encuanto a la revocación, debió haberse declarado insubsistenteel acuerdo combatido en esa revocación, que era precisa-mente el Decreto presidencial de dieciocho de febrero de milnovecientos treinta y nueve. La quejosa objetó en el recursoadministrativo de revocación y objeta también en este juiciode garantías, la finalidad perseguida por la expropiación y,sobre este particular, ni el acuerdo que dio fin al recursoadministrativo de revocación, ni el informe justificado delas autoridades responsables, contienen otra cosa que la afir-mación de que la Federación tiene competencia para expro-piar ingenios azucareros, porque tal competencia se la da laLey de treinta de diciembre de mil novecientos treinta y nueve,que creó el Impuesto Adicional sobre el Azúcar, y como yavimos que la mencionada ley no es verdad que dé compe-tencia al Ejecutivo para expropiar el Ingenio de que se trata,resulta evidente que, por este otro capítulo, también es vio-latoria de garantías la resolución de once de marzo de milnovecientos treinta y nueve, dictada en la revocación. Final-mente, habiendo dejado ya establecida en el considerandoanterior la inconstitucionalidad del acuerdo expropiatorio dedieciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve, yestando demostrado que dichas causas de inconstituciona-lidad que se tomaron en cuenta fueron hechas valer por laquejosa en el recurso administrativo de revocación que

ella interpuso contra el mencionado acuerdo, resulta evidentetambién que el acuerdo de once de marzo de mil novecientostreinta y nueve, firmado en Hermosillo el cinco de junio si-guiente, es inconstitucional por las mismas razones que seadujeron cuando se hizo el estudio del Decreto expropiatoriode dieciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve,y, por lo mismo, procede conceder a la mencionada quejosael amparo y protección de la Justicia Federal, que tambiénsolicita en contra del mencionado acuerdo o resolución, recaí-do al recurso administrativo, de revocación, que se dictó elonce de marzo de mil novecientos treinta y nueve, y que fuefirmado en Hermosillo, Sonora, el cinco de junio del mismoaño. Decimocuarto.—En cuanto a los actos de ejecución quese reclaman y que se hacen consistir: en los actos y pro-cedimientos que se han llevado a cabo y los que pretendenllevarse a cabo en lo futuro en ejecución de los acuerdos dedieciocho de febrero y de once de marzo de mil novecientostreinta y nueve, y en los efectos y consecuencias que en per-juicio de la quejosa se deriven o puedan derivarse de losacuerdos anteriormente mencionados, debe tomarse en con-sideración que esos actos importan también violación degarantías, por los mismos motivos que se dejaron expuestosen los considerandos anteriores que se refieren al Decretoexpropiatorio de dieciocho de febrero de mil novecientostreinta y nueve, y a la resolución dictada en la revocacióncon fecha once de marzo del mismo año y que, por lo mismo,procede conceder también contra ellos el amparo y protecciónde la Justicia Federal que se solicita, una vez que la ejecu-ción que se lleve a cabo, de órdenes o fallos que constituyanuna violación de garantías, importa también una violaciónconstitucional, y si la sentencia de amparo considera violato-ria de garantías la resolución que se ejecuta, igual declaracióndebe hacerse respecto de los actos de ejecución. Jurispruden-cia de la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación.—página51 y 56.—Tesis 43 y 46.—Autoridades ejecutoras.—Apén-dice al Tomo LXIV del Semanario Judicial de la Federación”.

Cuarto: Recurrieron el fallo el presidente de la Repúbli-ca, las Secretarías de Gobernación, la de Economía Nacionaly de Hacienda y Crédito Público, y el Consejo de Administra-ción de la Cooperativa de Ejidatarios y Obreros del Ingeniodel Mante, S. C. de P. E. de R. S. El presidente de la Repúblicay el Secretario de Gobernación, expresaron los siguientesagravios: 1o.—Al concederse el amparo contra la publicaciónde los acuerdos de expropiación y de negativa de revoca-ción, se violaron los artículos 379 y 388 del Código Federalde Procedimientos Civiles, pues el inferior no hizo ningunaconsideración, ni citó ningún precepto legal al respecto ydejó resolver la cuestión propuesta en el informe justificadosobre la legalidad de la publicación mencionada; 2o.—Porel mismo motivo se violó el artículo 2o. de la Ley de Secre-tarias y Departamentos de Estado, que en su fracción II dis-pone que la Secretaría de Gobernación publicará los Decretosque expida el presidente de la República, tanto más cuan-to que no existe ningún precepto legal que faculta a la Secre-taría para rehusar la publicación de un Decreto, ni paracalificar previamente si debe o no, publicarlo por ser o no,constitucional; por tanto, la Secretaría se limitó a cumplir la

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Ley al hacer las publicaciones de referencia y, por lo mismo,no violó en perjuicio de la quejosa ninguna garantía indi-vidual; y 3o.—El Juez dejó de aplicar la jurisprudencia de laSuprema Corte que ordena se sobresean los juicios de amparocuando se controviertan en actos consumados de modo irre-parable, pues la publicación de los acuerdos de que se trata,es un acto irreparable. La Secretaría de Hacienda se adhirióa los agravios formulados por la Secretaría de la EconomíaNacional y, además, hizo valer los siguientes: I.—El refrendode los acuerdos presidenciales de dieciocho de febrero demil novecientos treinta y nueve y once de marzo del mismoaño, no ocasiona ningún perjuicio a la quejosa y, por tanto,debe sobreseerse en el juicio; asimismo, el juicio es im-procedente, porque el refrendo es un acto irreparablementeconsumado; y II.—La única intervención que la Secretaríatuvo en el asunto fue la de haber ocupado las propiedades dela quejosa que resultaron afectadas, como administradorade los bienes nacionales; y como en esa intervención sus ac-tos se ajustaron estrictamente a las disposiciones relativasdel acuerdo de expropiación, de la Ley de Expropiación dela Ley de Secretarías y Departamentos de Estado y de la Leyde Clasificación y Régimen de los Bienes Inmuebles Federa-les, de dieciocho de diciembre de mil novecientos dos, novioló garantía individual alguna en perjuicio de la quejosa,por lo que debe negarse el amparo. El Consejo de Adminis-tración de la Cooperativa de Ejidatarios y Obreros del Ingeniodel Mante, S.C. de P. E. de R.S., manifestó en su escrito derevisión que la sentencia de primera instancia agravia a laparte que representa por los siguientes motivos: 1o.—Por ha-ber juzgado que el Decreto expropiatorio no se apega a lasfacultades concedidas ni a lo preceptuado por la Ley deExpropiación; 2o.—Por haber estimado que no existe la cau-sa de utilidad pública que se invocó para expropiar los bienesde la quejosa, con violación de lo dispuesto por las fraccio-nes VIII, IX y XI, del artículo 1o. de la Ley de Expropiación;3o.—Por haber desestimado las razones que contiene el últi-mo considerando del acuerdo expropiatorio, que establecenen forma clara y precisa la verdadera causa de la expropiacióny que constituye la utilidad pública que la motivó; y 4o.—Porno haber notificado como tercero perjudicada a la Coopera-tiva recurrente, violando los preceptos relativos de la Ley deAmparo. La Secretaría de la Economía Nacional en los cincoprimeros agravios alega las siguientes causas de improce-dencia: a).- El acuerdo expropiatorio no es un acto definitivopara los efectos del amparo, en los términos de la fracciónXV, del artículo 73 de la Ley Reglamentaria de los artículos103 y 107 constitucionales, pues en su contra se hizo valerel recurso de revocación que concede el artículo 5o. de laLey de Expropiación; b).- El mismo acuerdo no tiene el ca-rácter definitivo, de acuerdo con el artículo 114, fracción II,de la Ley de Amparo, por lo que el juicio debió ser sobreseídocon apoyo además, en la fracción XVIII del artículo 73 de laLey de Amparo; c).- El acuerdo expropiatorio fue sustituidopor la resolución que negó su revocación; en consecuencia,cesaron sus efectos y, por ende, concurre la causa de im-procedencia especificada por la fracción XVI del repetidoartículo 73 de la Ley de Amparo; d).- Los actos reclamados

en este juicio y que fueron materia del diverso juicio de garan-tías promovido ante el Juez Primero de Distrito en MateriaAdministrativa, de esta capital, están afectados por la causade improcedencia a que se refiere la fracción III del multici-tado artículo 73, pues son materia de un diverso juicio degarantías que se encuentra pendiente de resolución; y e).- Laaplicación en los acuerdos de expropiación y de negativade la revocación de las Leyes de Expropiación y del ImpuestoAdicional sobre el Azúcar, no son propiamente actos recla-mados, sino conceptos de violación consecuentemente, debesobreseerse en el juicio a este respecto. Los agravios relacio-nados con el fondo del asunto dicen textualmente: “Al exa-minarse las cuestiones de fondo fue concedido el amparo enlos términos que se pusieron de manifiesto en el proemio deeste oficio, considerando el ciudadano Juez, fundamental-mente, que no existió causa de utilidad pública determinantede expropiación; y que no hubo competencia por parte delPoder Ejecutivo Federal para decretar la de los bienes cons-titutivos de la Negociación Agrícola Industrial que fue propie-dad de la quejosa. Al fallarse el amparo debe ineludiblementeexaminarse la controversia constitucional tal y como ha sidoplanteada al reclamarse los actos en la queja, y al rendirsepor el entonces titular de la Secretaría de la Economía Nacio-nal, el informe con justificación. Sin embargo, los elementosde la cuestión fueron desestimados por el ciudadano Juezocasionando los agravios consiguientes. El Decreto expropia-torio de dieciocho de febrero de mil novecientos treinta ynueve textualmente dice: “Con fundamento en la fracciónIX del artículo 1o. y demás relativos de la Ley de Expropia-ción de veintitrés de noviembre de mil novecientos treinta yseis, y en el inciso a), del artículo 3o. de la Ley de treinta dediciembre último que crea el Impuesto Adicional sobre elAzúcar…; se expropian, por causa de utilidad pública, enbeneficio de la Nación, los bienes pertenecientes a la Compa-ñía Azucarera del Mante, S.A., que constituyen la Negocia-ción Agrícola Industrial destinada a la producción de azúcary alcohol”. El artículo 1o.—Se consideran causas de utilidadpública: … IX.—La creación, fomento y conservación deuna empresa en beneficio de la colectividad”. En el fallo quese impugna se declaró expresamente que la Ley de Expro-piación de veintitrés de noviembre de mil novecientos treintay seis, no es inconstitucional y, por lo demás, tal fallo nohizo sino acatar lo que la H. Suprema Corte de Justicia ha esta-blecido en otras muchas ejecutorias. La creación, fomento yconservación de una empresa en beneficio de la colectividad,es una causa de utilidad pública que se encuentra conformecon las disposiciones de nuestra Ley Fundamental. Y además,tiene precedentes ya establecidos tanto en la legislación comoen la doctrina, pues ésta, ha determinado que: “… por apli-cación analógica de las disposiciones que regulan la expropia-ción, (se autoriza), para hacer pasar al dominio público, lasempresas económicas privadas aptas para la socialización”,(Instituciones de Derecho Administrativo de Fritz Fleiner,pág. 254). Ahora bien, el Poder Ejecutivo de la Unión, en suDecreto expropiatorio de dieciocho de febrero de mil nove-cientos treinta y nueve, consideró que tratándose de la Ne-gociación Agrícola Industrial destinada a la producción

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de azúcar y alcohol que fue propiedad de la quejosa, organi-zada económicamente en función de Empresa Cooperativa,integrada por los obreros y campesinos que prestaban susservicios en tal negociación, significaba crear una empresaen beneficio colectivo. La expropiación decretada por elEjecutivo Federal, dentro del criterio expuesto, constituyóaplicación de la disposición legal contenida en la fracciónIX del artículo 1o. de la Ley de Expropiación y, en conse-cuencia, existió la causa de utilidad pública consignada enla fracción de referencia, contrariamente a lo aseveradopor el ciudadano Juez. Si corresponde al Ejecutivo Federalla apreciación de si existió o no la causa de utilidad pública,se debe a que es éste el mejor capacitado para hacer posiblela marcha normal de la administración. En el informe conjustificación se citó en apoyo de la tesis lo que don TeodosioLares en su obra: Lecciones de Derecho Administrativo, dicesobre el particular: “Para poder apreciar la utilidad de unaEmpresa, es necesario estar colocado en un punto elevadodesde donde puedan estudiarse los intereses de un país, cono-cer sus recursos, y ver de antemeno las consecuencias quepodrán producir en su industria, en su agricultura, en sucomercio… tal obra que se propone emprender. El Poder Eje-cutivo, que debe poseer esos esenciales conocimientos pro-pios de la Administración… es el que debe apreciar y declararque tal obre es útil a la sociedad… La autoridad judicial deberespetar las apreciaciones de la autoridad administrativa; ellano puede reformar sus actos, ni embarazar su ejecución; elJuez no puede, pues, declarar si el trabajo o la obra es o node utilidad pública, si la dirección que se la ha dado es lamejor, si habría sido más conveniente designar para la ocu-pación tales propiedades más bien que otras. Todas estascuestiones que miran al fondo y substancia de la expropia-ción, no pueden ser apreciadas por la autoridad judicial quenada puede añadir a los proyectos, ni modificarlos… La com-petencia de este Poder tiene un papel muy principal en elasunto de la expropiación, porque aunque sea cierto queal Poder Legislativo y al Ejecutivo corresponde el derechode declarar la utilidad pública, sin que jamás puedan tenerese derecho los tribunales, ni administrativos ni judiciales...”A mayor abundamiento se puede citar en apoyo de la tesis losiguiente: “El legislador se da cuenta de que en numerosasrelaciones de la vida el resultado que quiere conseguir (pro-tección de los intereses públicos), puede ser alcanzado pordistintos caminos. Entonces el legislador se limita a trazar elmarco legal dentro del cual la autoridad administrativa puedeactuar libremente en cada caso. El motivo para esto no estribasolamente en el intento de tener en cuenta las particularidadesdel caso concreto, y de hacer justicia como sucedería con elarbitrio judicial. El legislador procede de esta suerte conside-rando que sólo la autoridad administrativa tiene la experiencianecesaria para dictar ciertas disposiciones en sentido favo-rable al interés público. La autoridad administrativa encar-gada de la ejecución de la norma jurídica ha de expresar cómodebe resolverse cada caso particular de acuerdo con la ley ypara ello debe basarse en su manera de ver la realidad, debidaa sus conocimientos científicos y a su experiencia prácticade la técnica administrativa. Por el poder discrecional que le

ha otorgado el legislador, la autoridad administrativa hade determinar como pertinente entre las varias posibilidades desolución aquélla que mejor responde en el caso concreto a laintención de la ley. En el reglamento de carácter legal siemprese encuentran indicios para saber qué elementos han de sertenidos en cuenta para el ejercicio del poder discrecional.El legislador cuenta con la circunstancia de que en todosestos casos la autoridad nombrada para ejercer la potestaddiscrecional se atemperará a las ideas dominantes en cadamomento y en cada localidad. Al dejar, pues, que la potestaddiscrecional del órgano ejecutivo intervenga en la funda-mentación e interpretación de las relaciones jurídicas pú-blicas, el legislador incorpora al cuadro de sus principiosjurídicos un elemento móvil que permite a dicho órgano eje-cutar los preceptos legales de tal manera que responda a lasvariables exigencias de la vida y del interés público”. “Regu-larmente, el poder discrecional se limita a los puntos concre-tos que el legislador ha dejado libres en un precepto jurídico.Si la ley permite la expropiación forzosa sólo cuando lautilidad pública lo exige, o si permite otorgar una concesiónpara vender bebidas alcohólicas cuando sea de necesidad,entonces a la autoridad administrativa incumbe determinarcuándo debe llevar a la práctica estos preceptos; qué sentidoy qué alcance corresponde a la utilidad pública o a la nece-sidad. Cuando la ley encomienda a las autoridades adminis-trativas la adopción de medidas apropiadas para obviar unpeligro que amenace el orden público, aquéllas han de desig-nar por sí mismas en qué han de consistir estas medidas”.(Fleiner, Obr. Cit. págs. 116, 117 y 118). De esto último seconcluye: “…que en los verdaderos casos de potestad discre-cional, la solución dimanante de la norma jurídica sólo esdada por la autoridad administrativa al presentarse un casoconcreto y sólo para él” (Fleiner, Obr. Cit., página 118). Lasrazones expuestas fundan el agravio. En cuanto a la compe-tencia para haber expropiado el Ingenio del Mante, ya sedijo en otra parte que el ciudadano Juez de los autos se la negóal Poder Ejecutivo de la Unión, en el fallo que se impugna,fundándose en el hecho de que la industria azucarera no seencuentra federalizada. La anterior afirmación parte de laconfusión que se produce al relacionar, considerando comode la misma naturaleza, las facultades que al Poder Federalotorgan la fracción VI del artículo 27 y las disposiciones delartículo 73 constitucionales. Este último precepto autorizaal Congreso de la Unión, efectivamente, para legislar en to-da la República sobre Minería, Comercio, Instituciones deCrédito, Energía Eléctrica, etc., pero estas facultades debenentenderse en el sentido de poder expedir leyes que regla-menten de una manera detallada las actividades conexas condichas ramas substrayendo a la esfera de acción de los Estadosla posibilidad de expedir reglamentaciones sobre las mismas.En cambio, la fracción VI del artículo 27 constitucional, esta-blece la posibilidad para el Estado, de atender a las necesi-dades de orden colectivo mediante la aplicación de aquellosbienes que se encuentren en el patrimonio de los particularesy que se requieren para aquel fin, siendo lo fundamental eneste precepto, la existencia de la causa de utilidad pública ylo secundario, la naturaleza de los bienes, de tal manera que

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existiendo aquélla, debe ser ésta satisfecha, sin que importepara el caso la naturaleza de los bienes de que se trate o, enotros términos, sin que se tenga en cuenta si la Federación olos Estados tienen facultades para legislar, reglamentando lasactividades que a dichos bienes se refieran, porque esto úl-timo es independiente de la función que tiene por objetosatisfacer las necesidades colectivas. En efecto, no se nece-sita que la industria azucarera sea de jurisdicción federal,para que pueda decretarse la expropiación de un ingenio.Lo que se requiere es la presencia de una causa de utilidadpública, a juicio del Poder Ejecutivo para que se ejercite lafacultad de expropiar sobre un ingenio o sobre cualesquieraotros bienes que sean necesarios para satisfacer la necesidadcolectiva informadora de la causa de utilidad pública de quese trata. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido en el casoque se ventila, pues la cuestión queda resuelta por la aplica-ción del principio general establecido en el artículo 27 consti-tucional y por lo dispuesto en la misma Ley de Expropiación,aplicada, cuya constitucionalidad acepta la propia sentenciaque se recurre y que ha sido declarada por la jurispruden-cia uniforme de la Corte. Las tesis de la H. Suprema Cortede Justicia citadas por el ciudadano Juez en la página 91 desu fallo, no desvirtúan lo hasta aquí sostenido, pues sim-plemente hablan de que, para que tenga lugar la expropiación,es necesario que exista causa de utilidad pública y que medieindemnización. La Jurisprudencia en el sentido de que a lasautoridades responsables toca la justificación de sus actos,no se traduce en la exigencia del ciudadano Juez, pues en elcaso discutido, la justificación resulta de la cita del preceptoque autoriza para obrar y de la apreciación hecha por el Eje-cutivo, consiste en que la creación de una Empresa en bene-ficio colectivo que se forme con los bienes expropiados ycon los obreros y campesinos de la región del Mante, es cons-titutiva de la causa de utilidad pública prevista en la fracciónIX, del artículo 1o. de la Ley de Expropiación. Finalmente elDecreto expropiatorio no es un acto punitivo como lo sostuvola parte quejosa, en forma prolija, en su demanda, que elciudadano Juez aceptó casi en su integridad. La expropiacióndecretada no entraña la aplicación de una pena por la opera-ción celebrada entre el Banco de México, S.A., y los funda-dores de la Negociación expropiada. El hecho de que en elDecreto expropiatorio se mencionen las irregularidades quese estimaron existentes en el otorgamiento de los crédito res-pectivos, no significa que aquéllas constituyan los funda-mentos de la expropiación, pues debió observarse que al ladode tales consideraciones se expresan los fundamentos y mo-tivos propios del Decreto en cuestión, como son la fracciónIX del artículo 1o. de la Ley de Expropiación y el hecho deque con los bienes expropiados se trata de crear una empresade beneficio colectivo. Por tal motivo, todas las consideracio-nes hechas sobre el aspecto punitivo del Decreto expropia-torio; las pruebas recibidas y aceptadas por el ciudadano Juez,relativas a la forma de constitución de los créditos, de susgarantías, etcétera, salen sobrando en presencia del verdaderoy propio motivo y del único y real fundamento del acuerdode que se trata. Todas las consideraciones que anteceden hanpuesto de manifiesto las infracciones en que incurrió el ciu-

dadano Juez a los artículos 1o. fracción IX, 2o., 3o., 5o., 6o., 21y relativos de la Ley de Expropiación; 258 y 332 del CódigoFederal de Procedimientos Civiles; 3o. de la Ley del ImpuestoAdicional sobre el Azúcar; 27, 124 y relativos de la Consti-tución Federal; 194, 78 y relativos de la Ley de Amparo;etcétera, infracciones que fundan y motivan la expresión deagravios que antecede y que deberán ocasionar la revocacióndel fallo impugnado, el sobreseimiento y la negativa delamparo, respectivamente”. El ciudadano Agente del Minis-terio Público Federal pide que se revoque la sentencia en laparte recurrida y se niegue el amparo; y,

CONSIDERANDO

Primero: La Cooperativa de Ejidatarios y Obreros delIngenio del Mante, S.C. de P.E. de R.S., por conducto de suConsejo de Administración, recurrió el fallo alegando, en pri-mer término que la tramitación del presente juicio en primerainstancia fue irregular pues no fue citada en su carácter detercero perjudicada; y en segundo término, que el inferior lecausó diversos agravios de fondo. Previamente al análisisde cualquiera de la distintas cuestiones propuestas en estainstancia, debe resolverse el agravio procesal que se acabade mencionar, puesto que de ser fundado procederá revocarla sentencia recurrida y ordenar la reposición del proce-dimiento, en los términos del artículo 93 de la Ley de Am-paro, para el efecto de que el inferior cita al juicio a laCooperativa nombrada. Para determinar si la Cooperativa deEjidatarios y Obreros del Ingenio del Mante debió figurar enla tramitación del presente juicio como parte tercero perju-dicada, debe atenderse a dos cosas: a lo dispuesto por elartículo 5o. fracción III, inciso e), de la Ley de Amparo, pre-cepto que define quiénes pueden intervenir con el carácterde parte tercero perjudicada en los juicios de amparo promo-vidos contra actos de autoridades administrativas; y a lascircunstancias de hecho que permitan apreciar si la Coope-rativa de que se trata se encuentra colocada en la situaciónprevista por esa disposición. La norma legal invocada consi-dera como parte tercero perjudicada: “La persona o personasque hayan gestionado en su favor el acto contra el que sepide amparo, cuando se trate de providencias dictadas porautordades distintas de la judicial o del trabajo”. De conformi-dad con esta regla procesal la Cooperativa inconforme notiene el carácter de parte tercero perjudicada que reclamaen el presente juicio, por no haber gestionado, ni habersedictado en su favor ninguno de los actos reclamados. Bastaenunciar esa afirmación para comprender su evidencia tratán-dose de la Ley Federal de Expropiación y de la Ley del Im-puesto Adicional sobre el Azúcar, que constituyen los actosreclamados en primer lugar. También es cierta por lo queconcierne al Decreto de expropiación de los bienes de laquejosa, porque no se dictó a solicitud de particulares, sinopor acto espontáneo del Ejecutivo Federal y a favor de laNación. La Cooperativa recurrente se organizó con posterio-ridad a la fecha en que se expidió el relacionado Decreto deexpropiación, que en cierta forma dispuso y presidió su for-mación al disponer que los bienes expropiados se pondrían a

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disposición del Banco Nacional Obrero de Fomento Indus-trial, a fin de que posteriormente los concediera en explota-ción a la cooperativa de participación estatal que al efecto seorganizara con los obreros y campesinos interesados en elfuncionamiento de la negociación. Por consiguiente, no ges-tionó, ni pudo gestionar la comisión de un acto que se verificócon anterioridad a su organización y que en rigor es el ante-cedente principal que le dio origen. La misma premisa con-serva su validez respecto de la ejecución del Decreto deexpropiación, pues la ocupación de los bienes expropiados,se verificó por actos autónomos del Estado y no a consecuen-cia de una solicitud formulada al respecto por la Coopera-tiva en cuestión. Finalmente, la resolución que recayó alrecurso de revocación interpuesto por la quejosa, recurso enel que no figuró como para la susodicha Cooperativa. En con-secuencia, no se está en la situación prevista por el artículo5o. fracción III, inciso c), de la Ley de Amparo y, por lo mis-mo, la Cooperativa multicitada no tiene el carácter de parte ter-cero perjudicada en el presente juicio. Consecuentemente,no sólo no debe reponerse el procedimiento para que se lacite al juicio, sino que procede desechar el recurso de revisiónque interpuso, en cumplimiento a lo dispuesto por el artículo84 de la Ley citada, que en lo relativo dice: “El recurso derevisión sólo podrá interponerse por cualquiera de las partesen el juicio…”

Segundo: No fue recurrida, y, por tanto, quedó firmela sentencia de primer grado en la parte que negó el amparocontra la Ley Federal de Expropiación, la Ley del ImpuestoAdicional sobre el Azúcar y la tramitación defectuosa delrecurso de revocación; consecuentemente, no será revisadoen la presente ejecutoria este dispositivo del fallo de primerainstancia.

Tercero: La técnica procesal del amparo obliga a estu-diar preferentemente las causas de improcedencia que im-pidan el estudio de las cuestiones que se relacionan con elfondo del asunto. En la especie, las autoridades recurrentessostienen que concurren diversas causas de improcedenciaque imponen necesariamente una resolución de sobreseimien-to. Por tanto, en seguida se analizarán los agravios que serefieren a la improcedencia del juicio. La Secretaría de laEconomía Nacional alega que respecto del Acuerdo de expro-piación, de dieciocho de febrero de mil novecientos treinta ynueve, está surtida la causa de improcedencia especificadaen la fracción XV del artículo 73 de la Ley de Amparo, por noser un acto definitivo pues en su contra se interpuso el recursode revocación que concede el artículo 5o. de la Ley Federal deExpropiación. La argumentación de la autoridad nombradaes jurídicamente exacta. En efecto, tanto la fracción IX delartículo 107 constitucional, como el precepto citado de la Leyde Amparo, condicionan el ejercicio de la acción constitu-cional a la circunstancia de que el acto reclamado tenga elcarácter de definitivo. La definitividad de los actos adminis-trativos depende de que la ley no conceda ningún recurso,juicio o medio de defensa legal en su contra, esto es, que nopuedan ser legalmente reparados por la potestad ordinaria.Ahora bien, el Decreto de expropiación no es un acto defi-nitivo, ya que para obtener la enmienda de las violaciones a

la ley que se hubieran cometido al emitirlo, existe el recursode revocación que establece el artículo 5o. de la Ley Federal deExpropiación, recurso que fue interpuesto por la parte quejo-sa. En consecuencia, el acto definitivo que generó la acciónconstitucional es la resolución que se dictó en el expresadorecurso de revocación. El Juez de Distrito se negó a admitiresta causa de improcedencia, por dos razones a su juicio con-cluyentes: las cuestiones constitucionales planteadas respectodel acuerdo de expropiación no pudieron ser estudiadas yresueltas en el recurso de revocación, por ser estas cuestionesde la competencia exclusiva del Poder Judicial de la Federa-ción; y, además, no dejó de surtir efectos el repetido Acuerdo,sino que, por el contrario, subsiste y adquirió el carácter deresolución firme dentro del procedimiento administrativo alser resuelto negativamente el recurso de revocación. Ningu-na de estas reflexiones tienen la fuerza jurídica necesaria paradeclarar inaplicables las fracciones IX del artículo 107 cons-titucional y XV del artículo 73, de la Ley Reglamentaria.Desde luego debe decirse que no se presenta en este juicio laoportunidad de juzgar sobre si las autoridades administrativasgozan de competencia para examinar las cuestiones que seles propongan sobre inconstitucionalidad de sus propios ac-tos, porque no obstante que en la resolución que se dictó enel recurso de revocación se acogió la tesis negativa, se anali-zaron y resolvieron las cuestiones suscitadas sobre la incons-titucionalidad del Acuerdo de expropiación. Si, pues, alresolverse el expresado recurso se decidieron los problemasplanteados sobre la inconstitucionalidad de la expropiacióndecretada, es claro que tampoco en este aspecto el Acuerdoen cuestión tuvo el carácter definitivo, puesto que estuvosujeto a la posibilidad de que se enmendara el vicio de incons-titucionalidad que le imputa la quejosa. Tampoco la segundaconsideración del juzgador es válida, porque importa undesconocimiento absoluto del papel asignado por la Ley deAmparo a los recursos. Tanto en el orden judicial como en eladministrativo el recurso tiene por objeto modificar, confir-mar o revocar la resolución, providencia, acto o procedimien-to impugnado; de tal manera, que los actos que pueden ser oson revisados legalmente por la propia autoridad que los dictóo por autoridades superiores, no son actos definitivos den-tro del procedimiento a que pertenecen. El inferior confundióel concepto de definitividad para los efectos del amparo, con elconcepto de acto definitivo para los efectos del amparo esaquél que no puede ser modificado, confirmado o revocadoen la jurisdicción ordinaria, y que, por lo tanto, sólo puedeser enmendado en el juicio constitucional. La circunstanciaque un acto sea confirmado, no implica que adquiera el ca-rácter de definitivo en virtud de la confirmación, para quepueda ser combatido en la vía de amparo, pues en este supues-to las causas de improcedencia a que se refieren las fraccio-nes XIII, XIV y XV, operarían solamente cuando no se agotanlos recursos ordinarios o cuando están tramitándose. Dentrode la hipótesis del juzgador, en el orden civil o penal procede-ría el amparo contra las sentencias de primera instancia quefuesen conformadas por las de segundo grado, por seraquéllas y no éstas las que se ejecutan, lo que es inadmisibley contrario a la jurisprudencia constante o invariable de este

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Alto Tribunal. El mismo principio que rige en las materiascivil y criminal opera en los asuntos de orden administrativo,pues, para juzgar acerca de la definitividad de un acto paralos efectos de la acción constitucional, no debe atenderse aldato de cuál es el acto que se ejecuta, sino a un diverso puntode vista, esto es, a si el acto pudo ser o fue recurrido ante lapotestad común. En esta virtud, procede declarar fundadoel agravio formulado por la Secretaría de la Economía Na-cional y sobreseer en el juicio, por lo que toca al Acuerdo deexpropiación de dieciocho de febrero de mil novecientostreinta y nueve, y también por lo que concierne a su refrendo,publicación y ejecución, porque los efectos jurídicos de losdos primeros actos y la subsistencia de la ocupación ma-terial de los bienes expropiados estaban condicionados alsentido de la resolución que se emitiese en el recurso de re-vocación. Es innecesario estudiar las demás causas de impro-cedencia que hizo valer la propia Secretaría de la EconomíaNacional respecto de los mismos actos analizados, porquebasta para revocar en este punto la sentencia recurrida ysobreseer en el juicio, con la declaración de que concurre lacausa de improcedencia estatuida por la fracción XV delartículo 73 de la Ley de Amparo y con la aplicación, además,de la fracción III del artículo 74 del mismo ordenamiento.

Cuarto: La propia autoridad estima que debe sobreseer-se también por el acto que se hizo consistir: en la aplicaciónde la Ley del Impuesto Adicional sobre el Azúcar en la reso-lución que recayó en el recurso de revocación, porque propia-mente no es un acto reclamado sino un concepto de violación.La alegación es fundada por cuanto la aplicación de esosordenamientos no puede considerarse como acto reclamado,pues no es un mandamiento, providencia, orden, resolución,procedimiento, etcétera, que constituyen propiamente lo que laConstitución y la Ley de Amparo entienden por acto reclama-do, sino el concepto por el que estima la quejosa que es vio-latoria de garantías la mencionada resolución. En la demanda,pues, se incurrió en un error técnico al señalarse entre losactos reclamados la aplicación de los ordenamientos cita-dos; error que también cometió el Juez del conocimiento.Pero, para reparar la equivocación no debe sobreseerse en eljuicio, ya que es suficiente dejar de seguir apreciando comoacto reclamado la ilegal aplicación de los cuerpos de leyesde que se trata y considerarla comprendida en el capítulo deconceptos de violación, en la que la quejosa se refiere estavez con propiedad a ella.

Quinto: Por su parte la Secretaría de Hacienda solicitase sobresea en el juicio por lo que concierne al refrendo delacuerdo o resolución que negó la revocación del Acuerdoexpropiatorio, porque no afecta los intereses jurídicos de laquejosa y porque es un acto consumado de manera irreparable.No concurre ninguna de estas causas de improcedencia, enprimer lugar, porque si se estimó necesario el refrendo delSecretario de Hacienda para dar validez constitucional al actode que se trata, es obvio que sí afecta los intereses jurídi-cos de la quejosa la satisfacción de este requisito impuestopor el artículo 92 de la Constitución; y en segundo lugar, porqueno es exacto que se trata de un acto irreparablemente consu-mado, pues de concederse el amparo la reparación consti-

tucional estribará en que el refrendo deje de surtir los efectosjurídicos que persigue.

Sexto: El presidente de la República y el Secretario deGobernación insisten en que el juicio es improcedente porcuanto se enderezó contra la publicación en el Diario Oficialdel acuerdo que negó la revocación de la expropiación, envirtud de que es un acto irreparablemente consumado, puestoque “no se comprende cómo sea físicamente posible que lo queya se publicó en el Diario Oficial deje de estar publicado”.El argumento es inatendible por la misma razón que se dioen el considerando precedente esto es, porque la reparación delos actos violatorios de garantías no solamente puede ser ma-terial sino también jurídica, y si en el caso es cierto que noes posible físicamente la reparación material de la publica-ción, en cambio la reparación jurídica es factible, reparaciónque consistirá en que deje de surtir la publicación reclamadalos efectos jurídicos a cuya prosecución tendió. Agotado elestudio de las causas de improcedencia invocadas por lasautoridades recurrentes y considerando de oficio esta Salaque no concurre ninguna otra que amerite se sobresea en eljuicio respecto a los actos consistentes; en el acuerdo o reso-lución que negó la revocación de la expropiación, en el re-frendo, publicación y ejecución de este acuerdo, y en losefectos y consecuencias de esos actos, en los consideran-dos posteriores se analizará los agravios.

Séptimo: En los agravios de fondo que hizo valer laSecretaria de la Economía Nacional se proponen a la conside-ración de esta Sala cuatro cuestiones fundamentales, a saber:1a.—¿Goza el Poder Ejecutivo de facultad soberana paraapreciar en casos concretos la existencia de la utilidad públicaque justifique el acto expropiatorio?; 2a.—¿La mención quese hace en el acuerdo expropiatorio de las irregularidadesen el otorgamiento de los créditos por el Banco de México enfavor de la quejosa, constituyen el fundamento de la expro-piación? 3a.—¿La fracción IX, del artículo 1o., de la LeyFederal de Expropiación, autoriza la expropiación de los bie-nes de una negociación agrícola-industrial en actividad, paracrear una empresa cooperativa? 4a.—¿Tiene competencia elGobierno Federal para expropiar ingenios destinados a la pro-ducción del azúcar? Cada uno de estos problemas se exami-nará en considerandos separados, dándose preferencia alúltimo por razón de orden.

Octavo: La solución al último problema planteado porla Secretaría de la Economía Nacional está subordinada a lainterpretación exacta que se dé a la siguiente disposición delpárrafo segundo de la fracción VI, del artículo 27 constitu-cional: “Las Leyes de la Federación y de los Estados en susrespectivas jurisdicciones, determinarán los casos en quesea de utilidad pública la ocupación de la propiedad privada,y de acuerdo con dichas leyes la autoridad administrativahará la declaración correspondiente”. Ni en este párrafo, nien su ley reglamentaria, se establece la línea de demarcaciónque separa la jurisdicción federal de la jurisdicción de losEstados. Por consiguiente, la solución al problema hay quebuscarla en otros preceptos de la misma Constitución. El ar-tículo 41 de la Carta Magna establece: “El pueblo ejerce susoberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos

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de competencia de éstos, y por los de los Estados, en lo quetoca a sus regímenes interiores, en los términos respectiva-mente establecidos por la presente Constitución Federal ylas particularidades de los Estados, las que en ningún casopodrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal”.De acuerdo, pues, con este estatuto, la jurisdicción federal enmateria de expropiación debe determinarse en razón de lacompetencia que la Constitución otorga a los Poderes dela Unión. Por su parte el artículo 124 ordena: “Las facultadesque no estén expresamente concedidas por esta Constitucióna los funcionarios federales, se entienden reservadas a losEstados”. En consecuencia, el criterio para demarcar la órbitade la competencia federal debe buscarse en las facultadesexpresas concedidas a los funcionarios federales, esto es, co-rresponden a la jurisdicción de la Federación todos los asun-tos o materias que la Constitución somete al ejercicio de lasfacultades expresas. Ahora bien, la primera línea de demarca-ción que puede trazarse es por razón del territorio, es decir,la Federación tiene jurisdicción territorial sobre todos losbienes ubicados en el Distrito y Territorios Federales, segúnla fracción VI del artículo 73 que faculta al Congreso de laUnión para legislar en todo lo relativo a ellos. Además, la ju-risdicción federal se integra con otros elementos, a diferenciade los Estados cuya jurisdicción es exclusivamente territorial,porque no es concebible que tengan jurisdicción fuera de suterritorio. La jurisdicción de los Estados en materia de expro-piación comprende a la propiedad privada que se encuentradentro de su territorio, con estas dos limitaciones: la de losbienes que expresamente fueron substraídos a la competenciade las autoridades locales; y la de los bienes que correspondena las materias cuya regulación está reservada en forma ex-clusiva a la Federación. Además, pues, del elemento territo-rial, el concepto de jurisdicción federal está integrado porotros dos elementos, a saber: por razón de la naturaleza delos bienes y por razón de la materia. A los bienes sujetos a lajurisdicción federal por razón de su naturaleza correspondenla substancias minerales, ferrocarriles, telégrafos, teléfonosy demás vías generales de comunicación, patentes de inven-ción, etc., según los artículos 28 y 73, fracciones X, XVII ydemás relativas. Por razón de la materia pueden ser expro-piados por la Federación, bienes ubicados en el territorio delos Estados, cuando su ocupación sea necesaria para la reali-zación de las facultades concedidas expresamente a los Po-deres de la Unión. Así, la Federación está autorizada paraexpropiar bienes para fines de colonización, migración, salu-bridad general de la República, para establecer, escuelas,fomentar la industria cinematográfica, producir energíaeléctrica, adquirir inmuebles para destinarlos al servicio pú-blico o uso común, etc., de conformidad con el citado artículo73, fracciones X, XVI y demás relativas. Ahora bien, ni porrazón territorial, ni por razón de la naturaleza del bien, nipor razón de la materia, la Federación está facultada paraexpropiar un ingenio azucarero. En efecto, los bienes expro-piados a la quejosa se encuentran ubicados en el Estado deTamaulipas, no son de los comprendidos expresamente porla Constitución entre los que en mérito de su naturaleza estánsubstraídos a la jurisdicción de los Estados, y si bien está

reservada a la Federación la facultad de legislar en materiade sociedades cooperativas, sin embargo el ejercicio de estafacultad debe ejercitarse para los fines para los que fue otor-gada, entre los cuales no se encuentra incuestionablementeel de favorecer la creación de esta clase de sociedades endetrimento, menoscabo o destrucción de las industrias, comola azucarera, sujetas a la soberanía de los Estados. Consecuen-temente, este agravio es infundado.

Noveno: El apartado segundo de la fracción VI del ar-tículo 27 constitucional, establece textualmente la siguientenorma: “Las Leyes de la Federación y de los Estados en susrespectivas jurisdicciones, determinarán los casos en quesea de utilidad pública la ocupación de la propiedad privada,y de acuerdo con dichas leyes la autoridad administrativahará la declaración correspondiente”. Al más ligero examende esta disposición no se le escapa que la facultad concedidaal Poder Ejecutivo para expropiar la propiedad particular noes absoluta, sino que está subordinada a los límites demar-cados por la ley reglamentaria. La subordinación del actoadministrativo, a la norma expresa de la ley, solamente puedeverificarse constitucionalmente mediante la reunión de estasdos condiciones: que el Ejecutivo interprete correctamentelos preceptos legales que pretenda cumplir y que los apliqueexactamente al caso particular. Las dos condiciones que coin-ciden en el aspecto negativo, pues a un erróneo entendimientode la ley corresponde necesariamente una indebida aplica-ción, pueden no coexistir en el aspecto positivo. En efecto,no es improbable el caso de que en una misma resolución omandamiento, en consideraciones de carácter exegético alPoder Ejecutivo llega a definir correctamente el contenidoestricto de la norma legal y, no obstante, la aplicación que auna situación distinta a las que la propia norma se refiere.Ahora bien, ningún precepto de la Constitución otorga a laautoridad administrativa la facultad soberana de interpretary aplicar las disposiciones que regulan la expropiación de lapropiedad particular. Para aceptar la tesis de la autoridadrecurrente se requeriría un precepto de esa naturaleza, porquela admisión de esa facultad en favor del Ejecutivo aplicaría elreconocimiento de una excepción al régimen institucionalestablecido por la Carta Magna, y es de explorado derechoque solamente la propia Constitución puede establecer ex-cepciones a sus mandatos. Cuando el Ejecutivo interpretaequivocadamente las disposiciones sobre expropiación y lasaplica en forma inexacta, conculca las garantías consagra-das por los artículos 14 y 16 constitucionales. Ahora bien,¿qué precepto constitucional autoriza a pensar que la viola-ción a los estatutos invocados no puede ser reparada por elPoder Judicial de la Federación? Evidentemente que en nin-guna parte del Código Supremo se proscribe el juicio degarantías en materia de expropiación, esto es, no se exceptúaa esta materia el régimen establecido por el artículo 103 cons-titucional, que instituye el juicio de amparo para la resoluciónde todas las controversias que se susciten contra leyes o ac-tos de autoridad que violen las garantías individuales. La Se-cretaría de la Economía Nacional para verificar la eficaciadel agravio no analiza los textos constitucionales, sino queolvidando las bases fundamentales del régimen institucional

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de la República, pretende fincar la fuerza de sus argumen-tos en criterios doctrinales y en la ejecutoria pronunciadapor esta Suprema Corte, visible en la página1266 del TomoXVIII del Semanario Judicial de la Federación. A este respec-to debe decirse, en primer lugar que cualquiera que sea elvalor doctrinal que sea oportuna conceder a las opiniones delos tratadistas Teodosio Lares y Fleiner, la solución correctaque corresponde dar a la cuestión, debe derivarse de los man-datos de la Constitución; y, como se ha visto, no otorga alEjecutivo facultad soberana para declarar la ocupación dela propiedad privada por utilidad pública, ni proscribe el jui-cio de garantías en esta materia. No es, pues, un criterio válidoel que pretende apoyar en opiniones de carácter doctrinal latesis de que el Poder Judicial de la Federación está incapa-citado en materia de expropiación para ejercitar la facultadque le concede el artículo 103 de la Constitución, para contro-lar, a petición de la parte agraviada, la constitucionalidad delos actos de los otros Poderes. Las facultades soberanas impli-can un poder autónomo, es decir, entrañan la imposibilidadde que otras autoridades revisen la legalidad de los actosejecutados en ejercicio de esa clase de atribuciones. La frac-ción XIV del artículo 27 constitucional, concede al Presiden-te de la República facultad soberana para dictar resolucionesdefinitivas en favor de los núcleos de población que carez-can de ejidos, pues contra ellas no procede ningún recursoordinario, ni el juicio de amparo. El artículo 3o. constitucionaltambién concede al Ejecutivo facultad soberana para revo-car, en cualquier tiempo, las autorizaciones concedidas parael funcionamiento de establecimientos particulares de ense-ñanza primaria, secundaria y normal, ya que expresamentepreviene que: “Contra la revocación no procederá recurso ajuicio alguno”. El artículo 33 de la propia Constitución tam-bién otorga al Ejecutivo la facultad soberana de hacer abando-nar el territorio nacional a todo extranjero cuya permanenciajuzgue inconveniente. Si el Constituyente hubiese tenido elpropósito de conferir una facultad soberana al Ejecutivo enmateria de expropiación, a semejanza de los casos mencio-nados expresamente lo hubiese consignado. Pero como noexiste ninguna disposición de esa naturaleza es forzoso re-conocer que el ejercicio de la facultad concedida a la auto-ridad administrativa para ocupar la propiedad privada deacuerdo con las disposiciones de la ley reglamentaria respec-tiva, está sujeto al control constitucional del Poder Judicialde la Federación. En la resolución reclamada se asienta que“el mismo Alto Tribunal de la República ha resuelto (TomoXVIII página 1276, del Semanario Judicial de la Federación),que tratándose de expropiación por causa de utilidad pública,la Constitución ha concedido al Poder Ejecutivo una facultadsoberana que ninguna otra autoridad puede invadir, no siendosusceptible, en consecuencia, de ser tratada en el juicio degarantías”. La cita es equivocada tanto por lo que toca alfolio en que se publicó la ejecutoria en cuestión, como porlo que concierne al sentido de la tesis. En efecto, en la página1266, del Tomo citado se lee la siguiente tesis: “El artículo27 constitucional, al establecer que las leyes de la Federacióny de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, determi-narán los casos en que sea de utilidad pública la ocupación

de la propiedad privada, y que, de acuerdo con dichas leyesla autoridad administrativa hará la declaratoria correspon-diente, ha querido conceder y ha concedido a los PoderesLegislativos de los Estados, cuando se trata de bienes ubica-dos en su jurisdicción, una facultad soberana que ningunaautoridad pueda invadir, no siendo susceptible, por conse-cuencia, de ser tratada en el juicio de garantías; de otro modo,la Suprema Corte de Justicia substituiría su criterio al de lasautoridades a quienes está encomendada esa facultad, atentoslos términos del artículo 27 constitucional citado”. Como seve, la ejecutoria que se cita con fundamento en la resolucióncuya constitucionalidad se analiza no fue comprendida ensu verdadero sentido y alcance. Esta observación basta parainvalidar el argumento de las autoridades responsables. Sinembargo, es conveniente agregar que el criterio de este AltoTribunal se ha manifestado en forma casi invariable de acuer-do con la interpretación que informa esta ejecutoria. En efecto,salvo en un solo caso en que se dijo: “Es notorio que el Cons-tituyente confirió a la soberanía de dichos legisladores delos Estados y Congreso de la Unión, la determinación de loscasos de utilidad pública que, en sus respectivas jurisdiccio-nes, deben fundar la ocupación de la propiedad privada, sinque sea necesario demostrarse las causas de utilidad pública,sino que basta en cada caso citar la ley que la declara”. (Sema-nario Judicial de la Federación, Tomo XLII, página 1756),en todos los demás esta Suprema Corte ha resuelto constante-mente no sólo que el Poder Judicial Federal está capacitadopara juzgar si la expropiación se decretó de acuerdo con la leyde la materia, sino, además, que la autoridad administrativaestá obligada a demostrar la existencia de la utilidad públicaque invoca en apoyo de sus actos, como se comprueba conlas siguientes transcripciones: “Tratándose de una obra deutilidad pública, la autoridad, antes de decretar la expropia-ción, debe justificar esa utilidad”. Tomo XXXI, página 451.“Cuando la sociedad tenga interés en que se ejecuten determi-nadas obras, que se traducen en comodidad y seguridad parala misma sociedad, es requisito indispensable probar esa utili-dad social en el expediente respectivo de expropiación, ysólo con esa justificación es legal la ocupación de bienesajenos que no sean necesarios, ya que no es bastante la simpleafirmación, sin prueba de la autoridad responsable”. TomoXXIX, página 1592. “Si las autoridades responsables nodemuestran que existe la causa de utilidad pública en que basanla expropiación, procede conceder el amparo contra ésta”. TomoXXXII, página 1603. “La fijación de las causas de utilidadpública es de la soberanía del legislador; pues el artículo 27constitucional, al establecer que las leyes de la Federación ylas de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, deter-minarán las causas en que sea de utilidad pública la ocupaciónde la propiedad privada, y que de acuerdo con dichas leyesla autoridad administrativa hará la declaración correspon-diente, ha querido conceder y ha concedido al Poder Legis-lativo, una facultad soberana que ninguna otra autoridadpueda invadir, ni es susceptible, por consecuencia, de sertratada en el juicio de garantías, pues de otra suerte la JusticiaFederal substituiría su criterio al de las autoridades a quienesestá encomendado hacer esa calificación, pudiendo examinar

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los jueces del amparo, únicamente, si la expropiación que sereclama, está o no comprendida entre las causas que la au-torizan”. Tomo XXXIV, pág. 1294. “Cuando hay una leyque declara que es de utilidad pública la expropiación dedeterminados bienes, basta con que la autoridad competentehaga la declaración correspondiente y que se sigan los pro-cedimientos fijados en la misma ley, para que el acto no puedaestimarse violatorio del artículo 14 constitucional; y si elquejoso no impugna la constitucionalidad de la ley que sele aplica, la Corte no puede examinar esa constitucionalidady, asimismo, es improcedente conceder la protección fede-ral, si el quejoso no demuestra que los bienes que se le expro-pian no están comprendidos dentro de la determinación dela ley que se le aplica”. Tomo XXXV, página 1405. (Esta tesiscontraria a la sustentada en las demás ejecutorias citadas sola-mente en lo que concierne a que la carga de la prueba recaesobre el quejoso y no sobre la autoridad responsable, puesimplícitamente reconoce la facultad del Juez Federal parajuzgar sobre la exacta aplicación de la ley). “Si bien la Leydel Municipio Libre del Estado de Guerrero faculta a losAyuntamientos para expropiar terrenos, ya que para esta-blecer poblaciones nuevas, ya para acrecentar o regularizarlas existentes, esto no es motivo para que, sin que justifiquenque la expropiación de un terreno es necesaria para que dichossujetos, puedan llevar a cabo la expropiación, sin que tengavalor alguno la simple afirmación de las mismas autoridades,pues la Suprema Corte ha establecido la jurisprudencia deque la afirmación de la autoridad responsable no tiene valorjurídico alguno, mientras no se encuentre apoyada por laspruebas correspondientes, ya que es igual a la que hagacualesquiera de las partes”. Tomo XXXIII, página 1603.“Es anticonstitucional la que se decreta sin que medie la causade utilidad pública; y los tribunales de la Justicia Federalestán capacitados para resolver sobre la constitucionalidado inconstitucionalidad de las Leyes de la Federación o de losEstados, que determinen los casos en que sea de utilidadpública la expropiación y sobre los actos encaminados a eje-cutar esas leyes”. Tomo IV, página 918. “No es bastante paraque la utilidad pública quede demostrada el hecho de que laautoridad responsable la afirme, en los casos de expropiación,sino que es indispensable que se aduzcan o rindan pruebasque justifiquen esa utilidad”. Tomo XXVIII, página 2110. “Cuan-do los casos de utilidad pública han sido enumerados expre-samente en la ley, no hay razón para pretender que, en cadacaso, debe demostrar la utilidad pública con elementos pro-batorios recabados al efecto, a fin de poder decretar la ex-propiación, pues, entonces, la autoridad administrativasolamente está obligada a demostrar que el caso particularencaja en alguna de las disposiciones de la ley”. Tomo XLV,páginas 4892 y 6455. (En esta ejecutoria como en la comentadaanteriormente, únicamente se revela a la autoridad responsa-ble de la carga de la prueba respecto a los hechos que denorigen a la necesidad que para su satisfacción requiera laocupación de la propiedad privada). Las consideracionesprecedentes revelan que la Constitución no concede facultadsoberana al Poder Ejecutivo para interpretar y aplicar las dis-posiciones legales que determinan las causas de utilidad pú-

blica que justifiquen la ocupación de la propiedad privada; yque en este sentido, salvo un caso excepcional, ha resueltosiempre este Alto Tribunal los casos sometidos a su cono-cimiento. En consecuencia, procede resolver negativamentela primera de las cuestiones planteadas y desechar el agraviorelativo.

Décimo: En el escrito de agravios se aduce que “el ver-dadero y propio motivo y el único real fundamento del acuerdode que se trata” (de 18 de febrero de 1939), son: el motivoúnico; el hecho de que con los bienes expropiados se trata decrear una empresa de beneficio colectivo”, y el fundamento:“la fracción IX, del artículo 1o. de la Ley de Expropiación”.En presencia de estos elementos, agrega la autoridad re-currente, “todas las consideraciones hechas sobre el aspectopunitivo del Decreto expropiatorio (hechas por el Juez deDistrito), salen sobrando”. La afirmación anterior no se com-padece con lo expuesto en la resolución denegada de larevocación del acuerdo expropiatorio, pues en la página 11se dice: “Por lo demás, no es exacto que tal expropiación sehaya decretado como medio punitivo, sino que lo que sobreel particular existe, es que resulta de utilidad pública la apli-cación en beneficio general de aquellos fondos provenientesde una Institución Nacional de Crédito, que ilegalmente fue-ron obtenidos exclusivamente con fines de interés particular”.Además, en los considerandos del Decreto expropiatorio seemplean expresiones que conducen a una apreciación de losmotivos que se invocaron para expropiar los bienes de laquejosa, contraria a la que se expone en el agravio. En efecto,en el considerando tercero se expresa: “… debe calificarsecomo una notoria y censurable desviación del objeto quejustifica la existencia de dichas Instituciones y es preciso,para que esa desviación no prevalezca, tomar medidas quecorrijan los efectos inconvenientes de tales operaciones yprocuren que la inversión no continúe destinada a explotarsepara beneficio individual, sino que se convierta en una fuenteeconómica de provecho social”; y en el último considerandose aclaró con mayor precisión que se tuvo en cuenta el motivode que se trata al expresarse: “Considerando que el Ejecu-tivo a mi cargo estima que en casos concretos como el deque se trata existe causa de utilidad pública bien justificadapara decretar la expropiación de los bienes adquiridos en talescondiciones con fondos provenientes de una Institución Na-cional de Crédito…”, esto es, se dijo que la causa de utilidadpública se generó por “los cuantiosos préstamos obtenidosdel Banco de México por los organizadores de la referidaEmpresa que no fueron para fines de beneficio general, ni seconcedieron dentro de las funciones para las cuales el BancoCentral se estableció; carecieron además de garantías su-ficientes y se otorgaron cuando alguno de los fundadores dela Compañía desempeñaban funciones directivas en el Ban-co…” Los textos reproducidos revelan que el presidente dela República estimó que la causa de utilidad pública quemotivó la expropiación, tuvo su origen en las condicionesen que la quejosa obtuvo los créditos que el Banco de Méxicole facilitó, pues de no haber mediado esas condiciones lautilidad pública no hubiera existido. Es, pues, claro que la uti-lidad pública perseguida por la expropiación se consideró

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integrada tanto por la necesidad de “corregir los efectos in-convenientes de tales operaciones” y de cuidar que “la des-viación no prevalezca”, como por la conveniencia de que“la empresa creada con dinero de esa procedencia opere enprovecho de los obreros y campesinos que en ella prestansus servicios y deje así de tener finalidades de lucro particularpara convertirse en fuente económica que aproveche a nú-cleos sociales de importancia, colocándose al Ingenio delMante en condiciones similares a las del Ingenio “EmilianoZapata”, que el Gobierno Federal ha establecido en Zaca-tepec, Morelos, y en el que las utilidades se destinan parabeneficio directo de los campesinos y obreros del Ingenio”.Debe, por tanto, resolverse la segunda de las cuestionespropuestas en el memorial de revisión que se analiza, en sen-tido adverso a las prestaciones de la parte recurrente. Ahorabien, como ningún agravio se formuló contra la declaracióndel inferior de “que no son exactas las apreciaciones hechaspor el Ejecutivo en cuanto a los hechos expuestos en susconsiderandos” y de que no “está declarada por el legisla-dor como causa de utilidad pública, la circunstancia de queel Banco de México, S.A., haya hecho una mala operaciónde préstamo con la Compañía quejosa”, subsiste esta decla-ración en sus términos, esto es, que es inconstitucional pre-tender considerar como causa de utilidad pública quejustifique la expropiación de los bienes de la quejosa, lanecesidad de “corregir los efectos inconvenientes de talesoperaciones” y de evitar que “la desviación prevalezca”.

Decimoprimero: El estudio del tercero de los problemasenunciados debe principiarse por fijar el sentido y la exten-sión de la fracción IX, del artículo 1o. de la Ley Federal deExpropiación. En esta fracción se consigna la siguiente causade utilidad pública: “La creación, fomento o conservación deuna empresa para beneficio de la colectividad”. La expro-piación de bienes de propiedad particular queda autorizada,en los términos de la fracción transcrita, en estos tres casos:a).- Cuando sean necesarios para la creación de una empresade beneficio colectivo; b).- Cuando sean indispensables parael desarrollo e incremento de empresas de esa categoría quese hayan organizado y estén en actividad con antelación elacto expropiatorio; y c).- Cuando una negociación esté envísperas de desaparecer y suspender sus actividades, con per-juicio de la colectividad. En los dos primeros casos la expro-piación debe recaer sobre bienes que no estén destinados ala explotación de una actividad análoga a la de la empresaque se trata de crear o fomentar. En el último caso, por elcontrario, la expropiación debe verificarse en los bienes dela negociación que tienda a desaparecer, como único mediode asegurar y proveer a su conservación. La condición quefija la norma legal de que la empresa sea “para beneficiode la colectividad” demuestra la afirmación que se acaba dehacer. En efecto, el beneficio que recibe la colectividaddepende de la utilidad general que se deriva de los fines aque la negociación o empresa se dedique y no de las perso-nas que la exploten en su provecho propio. Para la Ley, con-forme al régimen económico-social que prevalece y garantizala Constitución, es indiferente que la propiedad o explotaciónde las empresas cuyas actividades y fines redundan en bene-

ficio colectivo la asuma un solo individuo, una sociedad civilo mercantil o una cooperativa de trabajadores, pues tantoaquél como éstas gozan de la protección jurídica en todaslas actividades industriales, agrícolas, comerciales, etc., querealicen dentro de las condiciones que marcan las leyes res-pectivas. En consecuencia, si una empresa está funcionandoregularmente es claro que ningún beneficio obtiene la colec-tividad con la expropiación de sus bienes para entregarlos aotra empresa constituida por personas diferentes. Tampocosería sensato pensar que el legislador pretendió autorizar laexpropiación de los bienes de una negociación, para in-crementar las actividades de otra negociación de la mismaíndole, ya que seguramente no ha querido que se proceda ala destrucción de una empresa con el fin partidarista de pro-teger los intereses de otra. En consecuencia, la interpretaciónlógica del precepto que se estudia es la señalada, esto es,que para la creación y fomento de empresas de beneficiocolectivo la expropiación no debe recaer sobre bienes desti-nados a una producción similar a la que se trata de crear oincrementar. Así, para la creación de una empresa construc-tora de caminos, sería contrariar la norma que se estudia sise expropiara la maquinaria de otra empresa destinada a la mis-ma actividad. Si la voluntad del legislador hubiera estadodeterminada por la clase social de las personas que dirigierany explotaran las empresas de que se trata, lo hubiera expre-sado con claridad consignando la siguiente causa de utilidadpública; la explotación por cooperativas de trabajadores delas negociaciones o empresas que funcionen en la actualidado se organicen en lo sucesivo. Como no lo expresó así, noto-riamente sobrepasa las funciones estrictas del intérprete alpretender dar a la disposición un contenido que no solamenteno se desprende de su texto, sino que es contrario al régimenjurídico imperante. Ahora bien, la expropiación que es lamás enérgica de las limitaciones al derecho de propiedad,está subordinada rigurosamente a las condiciones estrictasfijadas por las leyes especiales. Tanto el artículo 27 consti-tucional como la Ley de Expropiación no están inspiradossolamente en el interés particular, puesto que aquél dé lasbases y ésta, de acuerdo con esas bases, fija taxativamentelos casos excepciones, en que porque una utilidad pública esreconocida y declarada con las formalidades legales, el bienpuede ser sustraído al dominio del particular. En la especie,es forzoso reconocer que la expropiación de los bienes de laquejosa no se efectuó por la causa de utilidad pública a quese refiere la fracción IX del artículo 1o. de la Ley de Expro-piación. En efecto, se arguye en el escrito de agravios que:“El Poder Ejecutivo de la Unión, en su Decreto expropiatoriode dieciocho de febrero de mil novecientos treinta y nueve,consideró que tratándose de la negociación agrícolaindustrialdestinada a la producción de azúcar y alcohol que fue pro-piedad de la quejosa, organizada económicamente en funciónde empresa, cooperativa, integrada por los obreros y campesi-nos que prestaban sus servicios en tal negociación, significabacrear una empresa en beneficio colectivo”. Esta argumen-tación es en absoluto equivocada, porque como se vio enpárrafos precedentes, el artículo invocado no autoriza la ex-propiación de una empresa en actividad para entregarla en

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explotación a los obreros y campesinos que le prestaban susservicios, ni puede significar “crear una empresa de beneficiocolectivo”, el hecho de substituir en la explotación del ne-gocio a una sociedad anónima por una sociedad cooperativa.Tratándose de sociedades cooperativas la Constitución lasconsidera de utilidad pública, según la fracción XXX delartículo 123, cuando se organizan “para la construcciónde casas baratas e higiénicas, destinadas a ser adquiridas enpropiedad por los trabajadores en plazos determinados”. Estoes, fuera de este caso, la creación de una cooperativa no puedeconsiderarse como de utilidad pública y aún por lo que con-cierne a esta clase de cooperativas, no sería constitucionalque el Estado las proveyera de los bienes necesarios a suobjeto, mediante la expropiación de los bienes de construc-ción de fincas urbanas, por ser extraño al Constituyente unpropósito de persecución y daño a los esfuerzos industrialesde las personas físicas o morales, con el fin exclusivo defavorecer a las sociedades cooperativas. En consecuencia,también toca resolver la tercera cuestión en términos contra-rios, a los perseguidos en el memorial de revisión y, por ende,debe desecharse el tercer agravio.

Decimosegundo: Demostrando que el Poder Ejecutivocarece de facultad soberana para interpretar y aplicar lasdisposiciones legales que establecen los casos de utilidad pú-blica que justifiquen la ocupación de la propiedad privada,que la fracción IX del artículo 1o. de la Ley Federal de Expro-piación fue aplicada inexactamente; que el Ejecutivo de laUnión invadió la jurisdicción del Estado de Tamaulipas al ex-propiar un ingenio azucarero ubicado en el territorio de estaEntidad; y considerando además, que subsisten las considera-ciones de la sentencia de primera instancia, por no haberseexpresado ningún agravio en su contra, respecto a que lasirregularidades que se dicen cometidas en el otorgamientopor el Banco de México, de diversos créditos en favor de laquejosa, no constituyen una causa de utilidad pública quejustifique la expropiación, debe concluirse que la resolucióno acuerdo de once de marzo de mil novecientos treinta ynueve, firmado el cinco de junio del mismo año, es violatoriode los artículos 14, 16, 27, 49, 73 y 124 constitucionales, alhaberse negado a revocar el acuerdo de dieciocho de febrerodel año citado que expropió bienes de la quejosa aplicandoinexactamente el artículo 1o., fracción IX, de la Ley Federalde Expropiación, sin motivar y fundar la causa legal del pro-cedimiento y vulnerando la soberanía del Estado de Tamau-lipas. En esta virtud, procede conceder el amparo, contradicho acuerdo o resolución, contra su refrendo y publica-ción, pues siendo inconstitucional aquel acto lo son tambiénéstos, contra su ejecución, por el mismo motivo y contra todoslos efectos y consecuencias que de ellos se deriven.

Por lo expuesto y fundado, se resuelve:Primero.—Se desecha el recurso de revisión interpuesto

por el Consejo de Administración de la Cooperativa de Ejidata-rios y Obreros del Ingenio “El Mante”, S.C., de P.E. de R.S.

Segundo.—Se modifica la sentencia de primera instan-cia en la parte sujeta a revisión.

Tercero.—Se sobresee en el presente juicio en cuantoa los actos consistentes; en el acuerdo de expropiación deonce de febrero de mil novecientos treinta y nueve; en elrefrendo, publicación y ejecución de este acuerdo.

Cuarto.—La Justicia de la Unión ampara y protege a laCompañía Azucarera del Mante, S.A., contra actos del presi-dente de la República y de los Secretarios de Gobernación,Hacienda y Crédito Público y de la Economía Nacional, consis-tentes: en el acuerdo de once de marzo de mil novecientostreinta y nueve, firmado el cinco de junio del mismo año,por el que se resolvió que no ha lugar a revocar el acuerdode expropiación de once de febrero del año citado; en el re-frendo, publicación y ejecución de aquel acuerdo; y en todaslas consecuencias y efectos que se deriven de esos actos.

Quinto.—Notifíquese, publíquese, con testimonio deesta resolución, vuelvan los autos al Juzgado de su origen y,en su oportunidad, archívese el toca.

Así, por unanimidad de cinco votos por lo que hace alos puntos primero, segundo y cuarto resolutivos y por ma-yoría de cuatro de los ciudadanos Ministros Ramírez, Bartlett,Mendoza González y Carreño, por lo que respecta al puntotercero resolutivo, lo resolvió la Segunda Sala de la SupremaCorte de Justicia de la Nación, siendo relator el ciudadanoMinistro Carreño. El ciudadano Ministro Fraga fundó su votomanifestando su conformidad con los puntos primero, se-gundo y cuarto resolutivos sosteniendo, por lo que hace alagravio relativo a que el Poder Ejecutivo tiene facultad sobe-rana en materia de expropiación, que el Poder Legislativo yel Poder Ejecutivo sí tienen cierta discreción en las inter-venciones que la Constitución les autoriza en materia de ex-propiación por causa de utilidad pública, pero que el PoderJudicial está también facultado para controlar el uso legítimode aquella facultad discrecional; votó igualmente en con-tra del tercer punto resolutivo que sobresee el juicio respectodel Decreto expropiatorio, por considerar que la fracciónXV del artículo 73 de la Ley de Amparo en que la sentenciafunda el sobreseimiento sólo establece una causa de impro-cedencia cuando no se hayan agotado los recursos ordinarios;pero sin que esto signifique que el acto primitivo quedesustituido por la resolución en el recurso administrativo.El ciudadano Ministro Mendoza González votó de conformi-dad todos los puntos resolutivos, manifestando su adhesióna la opinión del ciudadano Ministro Fraga en lo que se refiereal control por la autoridad judicial de la facultad discrecionalque tiene los Poderes Legislativo y Ejecutivo en materia deexpropiación por causa de utilidad pública. Firman los ciu-dadanos Presidente y Ministros que integran la Sala, con elSecretario que da fe.—Francisco Carreño.—Alfonso Francis-co Ramírez.—Manuel Bartleltt Bautista.—Gabino Fraga.—Octavio Mendoza González.—A. Magaña, Secretario.

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EVOLUCIÓN DEL JUICIO DE AMPARO*

Por EDUARDO PALLARES

* El Universal, 11 de mayo de 1943.

Síntoma es de los tiempos la publicación del libro ElJuicio de Amparo, cuyo autor es el talentoso abogado IgnacioBurgoa que, no obstante su juventud ha producido una obraenjundiosa. Sistemática, serena y bien documentada. Consi-dero tal hecho como un síntoma, porque demuestra variascosas que ponen de manifiesto una nueva conciencia del foromexicano.

En efecto, el libro contiene un sincero y entusiasta elo-gio del mencionado juicio que el autor renovando las ideasde don Ignacio Vallarta, conceptúa muy superior al HabeasCorpus del derecho angloamericano. Esto revela un espírituoptimista que tiene fe en la eficacia de recurso de garantíasy propugnándose de una amplitud mayor a sus aplicaciones.Después de que los gobiernos revolucionarios anteriores, alactual, habían destruido en el pueblo mexicano y más espe-cialmente entre nosotros los abogados, la seguridad jurídicay al mismo tiempo habían demostrado la ineficacia del ampa-ro, ahora surge de nuevo la confianza en el primer tribunaldel país integrado por personas honorables que quieren sermagistrados antes que políticos revolucionarios, y a los cualesel actual presidente de la República les ha otorgado completalibertad de acción, a fin de que el Poder Judicial lo sea verda-deramente y goce de una independencia tan anhelada cuantodifícil de obtener.

Hace años, no pocos de los que nos ocupamos de cues-tiones jurídicas, no sentíamos ningún deseo de escribir algosobre el juicio de amparo porque lo veíamos pisoteado e ine-ficaz. La nueva generación siente las cosas de otra maneray, como el señor licenciado Ignacio Burgoa toma con entu-siasmo la pluma no solo para hacer la apología de esa ins-

titución, sino también para analizarla en forma sistemáticacientífica y por muchos conceptos digna de elogio. La reha-bilitación de la obra magna de los constituyentes del 57, essíntoma evidente de que comienza a triunfar el régimen insti-tucional, y que el dogmatismo revolucionario, arbitrario yantijurídico, está en vías de desaparecer. Por estas circuns-tancias, saludo con gusto la aparición del mencionado libro.

Existe en él otra particularidad digna de subrayarse quedemuestra el afán de obtener por medios jurídicos, el respe-to de la Constitución Mexicana, si no en su integridad si engran parte de ella. El licenciado Burgoa sostiene la tesis deque el amparo no sólo sirve para los fines que tradicionalmen-te se le ha asignado, el respeto de las garantías individualesy de las soberanías local y federal, cada una en sus respecti-vas esferas de acción.

Por medio de una interpretación cuyo valor científicono es del caso analizar, pero que revela el vivo anhelo deponer bajo la salvaguardia del Poder Judicial la integridadde disposiciones constitucionales muy importantes, sostienedicho letrado la siguiente tesis:

“… Para terminar el presente capítulo, haremos unasíntesis de los casos en que tiene lugar el ejercicio de dichaacción tuteladora (la del amparo), y de los preceptos y dispo-siciones legales en general protegidos a través de ella: El am-paro se ejerce (?):

a) Sobre los veintinueve primeros artículos de la Cons-titución. Fracción 1a. del Artículo 103; 101 de la de 57).

b) Sobre los artículos 11 (excepto la fracción VI), 118,124 de la Constitución vigente (115, 112 y 117, respectiva-mente de la Constitución de 57), a través de las fracciones IIy III del artículo 103 Constitucional.

c) Sobre artículos constitucionales diversos de los vein-tinueve primeros, que sin embargo, vienen a completar, ex-

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plicar, restringir o ampliar las garantías individuales que seenuncian en ellos, a través de este concepto (tesis de Vallarta).

d) Sobre los artículos 89, 78, 74, 76, 104 fracciones I, IIy IV, 117 fracción VI, a través del artículo 16 constitucional,por lo que respecta al concepto de “autoridad competente”.

e) Sobre las leyes secundarias, de fondo y procesales,a través de los últimos párrafos del artículo 14 constitucional yde los preceptos relativos de la Ley de Amparo.

f) Sobre los artículos 71 y 72, a través del concepto de“leyes”, contenido en el segundo párrafo del artículo 14 cons-titucional, y en general sobre todos los preceptos de la Consti-tución, en función del carácter de constitucionalidad quedeben tener las disposiciones legales.

g) Sobre toda la legislación, integrante del orden jurí-dico del Estado Mexicano, a través del concepto “causa legal”del procedimiento, fundada y motivada, contenido en el ar-tículo 16 constitucional.

h) Sobre las diversas leyes ordinarias que desarrollanla competencia de las autoridades federales y locales en susrespectivos casos, de acuerdo con las fracciones II y III delartículo 103 constitucional.

Grande, es como se ve, la esfera de acción que le fijaal recurso, pero no todavía lo bastante para satisfacer las aspi-raciones del joven jurisconsulto quien hace suya la tesis dellicenciado Emilio Rabasa y sostiene que “el medio más idó-neo para dar en nuestra legislación constitucional el verda-dero sentido y naturaleza a nuestro juicio de garantías, esprecisamente la formulación de una declaración general queviniera a abarcar, haciendo procedente dichos juicio, en todoslos casos de violaciones constitucionales, y que estaría conce-bida en estos términos: Procede el juicio de amparo contratoda ley o acto de cualquier autoridad que viole cualquierprecepto constitucional, siempre y cuando dicha violaciónse resuelva en un agravio personal”.

Esta tesis, por muy avanzada que parezca serlo, no porello deja de tener antecedentes en nuestra legislación. Se da el

caso frecuente de que los extremos de la evolución jurídicase tocan, y de que ahora se piensa en forma igual o cuandomenos análoga a como se pensaba en 1824.

La Constitución de esa fecha tiene un precepto que dice:Artículo 137: “Las atribuciones de la Suprema Corte

de Justicia son las siguientes: ... V.—Conocer ... Sexto, de lascausas de almirantazgo ... y de las infracciones de la consti-tución y leyes generales, según se prevenga por la ley”.

Los legisladores de 24 quisieron dar a la Suprema Cortela competencia necesaria para conocer de cualquiera clasede infracciones a la Constitución y no sólo de las concernien-tes a las garantías individuales y a la invasión de las sobera-nías local y federal, aunque no se elevaron a la concepcióndel juicio de amparo, ni por aquel entonces se expidió la leyque exige el artículo transcrito con lo cual este quedó letramuerta.

Hay una materia en la cual descubro que el señor li-cenciado Burgoa no es consecuente con sus propias ideas.Sostiene, de acuerdo con las doctrinas del señor Vallarta queel amparo no procede para hacer valer en él la legitimidadde la autoridad de la cual dimana el acto reclamado, y distin-gue, con el jurisconsulto jalisciense, la legitimidad de la com-petencia porque realmente son cosas diversas; pero cambiade actitud cuando se trata de leyes, y entonces prohíja la te-sis de Cooley y afirma que el amparo procede contra lo queel señor Director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia,licenciado Vicente Peniche López (quien, por cierto, reivin-dico a favor del constituyente yucateco Manuel CrescencioRejón el honor de haber sido el primero que concibió el jui-cio de amparo con las características que ahora tiene) llamaleyes malas, esto es, las que no son jurídicamente hablandoverdaderas leyes aunque tengan la apariencia de tales.

¿Por qué no razonó el licenciado Burgoa de igual ma-nera tratándose de autoridades? ¿No hay acaso autoridadesmalas?

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LA INAMOVILIDAD JUDICIAL*

* El Universal, 11 de agosto de 1943.

La Constitución de 1917 previó la progresiva implan-tación de la inamovilidad judicial; con tal fin dispuso en suartículo 94 que los Ministros de la Suprema Corte, electosese mismo año, duraran en su cargo dos, y cuatro los que lessucedieran; a partir de 1923 “los ministros de la Corte, los Ma-gistrados de Circuito y los Jueces de Distrito sólo podrán serremovidos —rezaba el texto constitucional— cuando ob-serven mala conducta y previo el juicio de responsabilidadrespectivo, a menos que los Magistrados y los Jueces seanpromovidos a grado superior”.

En 1928, el precepto en cuestión fue reformado; en esavirtud, el número de los Ministros de la Corte subió de oncea dieciséis, se prohibió que las remuneraciones del alto perso-nal de la justicia fueran rebajadas, y se consagró, al parecerdefinitivamente, la inamovilidad. No obstante, el año de 1934fue derogada sin mayor trabajo, gracias a una contrarreformaque fijó en término de seis años a Ministros, Magistrados yJueces, y elevó a veintiuno el número de los primeros.

Al iniciar su período de gobierno el General Ávila Ca-macho, presentó entre otros proyectos de reformas constitu-cionales, uno que restablece la inamovilidad judicial. Sobradecir que, de acuerdo con la práctica seguida en los últimostres lustros por el H. Congreso de la Unión, la iniciativa presi-dencial fue aprobada con prontitud, y remitida a las legisla-turas locales para que la consideraran; también éstas seajustaron a la costumbre establecida, y sancionaron la mocióndel Jefe del Ejecutivo con rapidez ejemplar. En ese estado sehalla ahora, sólo pendiente de la declaratoria del CongresoFederal, que habrá de convertirla en ley. Los técnicamentepresuntos, aunque seguros diputados pueden, en consecuen-

cia, hacer pinitos legislativos discurriendo entre ellos si con-viene o no pronunciar la supradicha declaratoria, mientrassuena desde lo alto la voz que decidirá, en única instancia,qué es lo que deben resolver. A tan inocente ejercicio se entre-gan, pues, en la actualidad.

Según información publicada en este diario el lunes 9,los presuntos asegurados se han dividido en dos bandos; sos-tienen unos que es mejor que los Jueces no sean inamovibles,por razones que se callan; afirman otros que la inamovilidadredundará en provecho de la buena administración de justicia,aunque no explican por qué, a condición de que se expidauna Ley de Responsabilidades bien hecha. Hay lugar, portanto, a la duda más atormentadora sobre el sentido en quese pronunciará la mayoría, al menos mientras no se deje oírel oráculo délfico “en labios” —como dicen los radiolocu-tores— del señor licenciado Medrano.

Los escépticos piensan que el problema es de poca mon-ta. Supongamos que los legisladores inminentes movidos,cuando ya lo sean efectivos, por no importa que género decausas, proceden tal como lo hicieron en el caso del votofemenino sus antecesores —obedeciendo a quien sabe quéinvisibles resortes— y nulifican el voto de las dos terceraspartes de las legislaturas locales, por el sencillo medio de noformular la declaración a que serefiere el artículo 135 cons-titucional los Ministros, Magistrados y Jueces de Distritocontinuarán en sus cargos hasta el fin del periodo presidencialen curso, lo mismo que si fueran inmovibles. Pero imagine-mos que el movimiento de innoto origen de los garantizadospresuntos fuera, llegado el momento, en el sentido diame-tralmente opuesto; o dicho más a lo llano, que aprueban lareforma de artículo 94: hacía fines de 1946, o principios de1947 el presidente de entonces, deseoso de tener un PoderJudicial de su agrado y conveniencia, presentará una nueva

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iniciativa de modificación al citado precepto, que suprimirála inamovilidad judicial con tanta facilidad como en 1934.

La inestabilidad de la inamovilidad es irremediable,porque viene a ser una manifestación del desequilibrio prác-tico entre los poderes, que la teoría constitucional creyó equi-librar a hacerlos iguales en su interdependencia. Mientras elEjecutivo sea el centro de gravedad real del Estado, procuraráasegurarse lo mejor posible la cooperación —digámoslo coneufemismo— de los otros dos; y la inamovilidad judicial leresultará estorbosa.

Puede, no obstante, admitirse sin conceder la posibili-dad muy remota de que perdure una reforma constitucionalque haga inamovibles a los Jueces: aun faltaría preguntarsesi conviene ponerla en vigor desde luego; si es recomendableimprimir perennidad, siquiera relativa, al presente estadode la judicatura, que no parece haber sido electa para quefuera vitalicia, o que si se la eligió con esa intención, noparece a todos tan merecedora de serlo como a quienes ladesignaron.

El alto personal de la administración de justicia es hoy,como siempre lo ha sido, en gran medida un producto polí-tico, entendido el término en todas sus acepciones, sin excluirlas más caseras.Una judicatura digna de la inamovilidad exige

diferentes características, según la opinión más generalizada.Los hombres que la integren deben ir a ella por lo que alguienllamó una “ley de gravitación intelectual” aunada a otra, quetodavía se cumple menos en los medios políticos, si cabe: lade gravitación moral.

De ahí que el tan mentado criterio político, que incluyedesde los compromisos partidistas hasta los compadrazgo deindefinible especie, no sea el mejor para la elección de Jueces;sin embargo, aun pude tolerarse, habida cuenta de la casua-lidad, gracias a la cual se elige en ocasiones por política a unjuzgador que merece serlo por otras causas, si sólo tiene efec-to transitorio. La inamovilidad positivamente inamovible quehemos supuesto, por puro juego de imaginación, haría here-dables y perdurables todos los vicios de la judicatura de ori-gen político. En consecuencia, no es recomendable implantarla,sino a condición de que previamente se logre que se escoja alos jueces inamovibles de acuerdo con otro criterio.

Pero todo esto es fantasía: la declaración de la inamo-vilidad judicial seguirá siendo efímera, con tanta duracióncomo el mandato del presidente que la proponga, mientrasla democracia mexicana no se perfeccione lo bastante paraque el Jefe del Ejecutivo deje de ser el único sol del sistemaplanetario gubernamental.

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EL PODER JUDICIAL*

* La Prensa, 11 de agosto de 1943.

Ya no admite discusión de ningún género que el PoderJudicial debe ser en lo absoluto y a todas luces independiente,tanto del Poder Ejecutivo, como del Poder Legislativo. Desdeluego, debe quedar establecido que para lograr tal necesariaindependencia, el Poder Judicial no debe dimanar de ningunode los otros dos poderes, y que los cargos de los Ministros dela Suprema Corte de Justicia de la Nación y los de Magistra-dos en los Tribunales Superiores de las diversas Entidadesfederativas, no deben ser repartidos los primeros, graciosa-mente, por el Jefe del Poder Ejecutivo, ni por los diputadosy senadores reunidos en asamblea de Congreso General, nipor los gobernadores, ni por los diputados de las legislaturasrespectivas, los segundos. En el primer caso, los más altosfuncionarios judiciales resultan, quiéranlo o no, siervos delEjecutivo y, en el segundo, se convierten en instrumentos demuchos de los diputados y senadores hasta para el despachode negocios turbios, violándose con los dos procedimientosel principio que debe permanecer inconmovible en una demo-cracia; el de división de poderes.

ELECCIÓN DIRECTA

La elección, por sufragio universal, de los Ministros dela Corte Suprema de Justicia y de los Magistrados de los Tri-bunales Superiores de los Estados, presenta también muchospeligros en un país en donde se lanzan acusaciones, no reba-tidas, de venta de curules; pero los inconvenientes son muchomenores que los apuntados antes. En efecto, la intervencióndirecta del Congreso en las elecciones de Ministros de la Cor-te, de Magistrados y de Jueces, ha sido funesta, dando lugar

a designaciones de favoritismos y provocando numerososescándalos. Con todos su defectos, debe adoptarse el siste-ma de elección directa para el nombramientos de los Ministrosde la Suprema Corte y de los Tribunales Superiores de Justi-cia, en los Estados, para que la una y los otros hagan, laprimera, las designaciones de los Magistrados del TribunalSuperior de Justicia del Distrito y Territorios Federales, asícomo las de los Jueces de los mismos, y las otras, las de losJueces correspondientes.

INAMOVILIDAD JUDICIAL

Una vez resuelta en tal forma la ardua cuestión del nom-bramiento de los más altos funcionarios del Poder Judi-cial, para que éste dimane del pueblo, debe procederse, sinvacilaciones de ninguna clase, al restablecimiento de la ina-movilidad judicial, conquista revolucionaria, mutilada bárba-ramente para satisfacer designios ruines de absorción demayores facultades por parte de los integrantes de los otrospoderes. Sólo de esta manera podrá obtenerse, a la mayorbrevedad posible, la moralización de la justicia, por mediode funcionarios rectos e idóneos que no tengan que obedecerconstantemente las consignas de aquellos a quienes debensus cargos y que sólo pueden mantenerse en sus puestos afuerza de una servil obsecuencia a las miras de los integrantesdel Poder Legislativo o del Poder Ejecutivo. Sólo así podráser saneado el personal inferior de la administración de jus-ticia, que ahora, salvo contadas y honrosas excepciones, distamucho de cumplir con los altos deberes que tiene encomen-dados y que ha convertido los tribunales en un mercado pes-tilente. El clamor es grande contra esa corrupción y urgenremedios radicales.

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VOTO DE CONFIANZA DE LA C. T. M.A LA C.N.C. Y AL SENADO CONTRALA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA*

* La Prensa, 24 de septiembre de 1943.

El Comité Nacional de la C.T.M., presidido por el líderFidel Velázquez, acordó hacer las siguientes declaracionesrespecto del problema creado por algunos fallos de la Supre-ma Corte de Justicia, en materia de derecho obrero.

En diversas ocasiones, la Confederación de Trabajado-res de México ha hecho patente su protesta por las ejecutoriasinconstitucionales y las actitudes de provocación que handictado y asumido algunos de los CC. Magistrados de la Cuar-ta Sala de la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, conperjuicio de las clases desposeídas, y de la paz social nece-saria para lograr que cristalicen en realidades los postuladosde unidad nacional, que preconiza el señor presidente de laRepública.

Gentes interesadas en que perdure el estado de cosasque se crea con la expedición de esas ejecutorias, han venidopugnando para que se continúe impunemente en contra de laRevolución esa labor de zapa, que propicia la restauraciónde situaciones de injusticia y de opresión que vivió el pueblodurante el porfirismo. Hemos podido observar que esas per-sonas califican la actitud que hemos asumido en contra dealgunos de los señores Magistrados: de injusta, de sectaria yde impopular, porque, según ellas, no perseguimos otra fina-lidad que la de despojar a esa Institución de sus característicasde órgano soberano y justiciero del Estado, a fin de conver-tirlo en instrumento de los designios unilaterales de la clasepor nosotros representada.

Podemos afirmar que ese calificativo es injusto, pueslos graves cargos lanzados el día de anteayer en el H. Senadode la República en contra de algunos de los CC. Magistra-dos de la Segunda Sala, ponen de manifiesto la verdad y la

justicia de nuestra protesta; y ponen de relieve, aún más, quees cierto que como desde hace tiempo lo hemos venidoafirmando, el más alto Tribunal de la República, por virtudde la conducta de algunos de sus integrantes, se ha trans-formado en un instrumento de injusticia y de agitación quecon sus resoluciones está dando al traste, no sólo con lospreceptos constitucionales, sino hasta con las más elementalesconquistas que legara al pueblo la Revolución Mexicana.

Con motivo de la situación que nos ocupa, cabe advertirque en la conciencia de todo el mundo, es una verdad incon-trastable la sinceridad con que los integrantes de los PoderesEjecutivo y Legislativo, han procedido respecto de todas lasclases sociales y partidos políticos, cuando se ha tratado dedemostrar, con hechos, que hay sinceridad, cuando se ha-bla de patriotismo; de liquidación de diferencias y de odiosde partido; y sobre todo cuando se hace la exaltación de lapolítica unitaria que da fisonomía al régimen actual.

Nadie ignora que sin el consenso de esos dos Poderes,habría sido imposible la integración de la H. Suprema Cortede Justicia, con algunas de las personas que ostentan en laactualidad el título de Magistrados.

Integrada la Corte, no sólo con elementos adictos alrégimen y al Partido de la Revolución Mexicana, sino tambiéncon gentes desafectas a ambos y hasta con elementos políticosque militaron destacadamente en el Partido Contrario durantela campaña política presidencial pasada, era de esperarse quecomo una demostración, ya no de reciprocidad, sino de sim-ple reconocimiento a la buena fe y a la sinceridad que sepuso en un acto de generosa fraternización patriótica por elelemento revolucionario, la conducta de esas personas quese significara siquiera por su respeto a la Constitución que ju-raron cumplir, y no por alardes de suficiencia y de injusticiacon que se marginan las ejecutorias ilegales que expiden, en

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un vano intento de cerrar el paso a la justicia de la Revoluciónque encarnada en las reinvindicaciones y decisión del puebloes la única capaz de forjar la estructura de un México auténti-camente progresista e independiente, y de poner término alestreguismo, a la simulación, al despojo y a la explotacióninicua de que hacen objeto al pueblo y a la Patria sus eternosexplotadores.

Desgraciadamente no ha sido así. La mayoría de losfallos que ha producido la Cuarta Sala, además de ser incons-titucionales son inhumanos; y con la expedición de ellos sehan limitado las posibilidades de defensa y de lucha de laclase trabajadora, se ha limitado y pretendido hacer nuloel radio de acción y el esfuerzo de las organizaciones sindica-les revolucionarias.

Por lo que hace a las ejecutorias de la Segunda Salaexpedidas en materia agraria, con vista a las denuncias hechaspor el H. Senado de la República, podemos afirmar que esosfallos lesionan profunda o irreparablemente a la nación, a laRevolución y a la clase campesina porque se hace perder aésta última su confianza y su entusiasmo por el cultivo dela tierra; porque se le hace perder la fe en una Revoluciónque le dijo le entregaría la tierra para redimirlo; porque se lehace perder la fe en un Gobierno que como el presente harespondido siempre al clamor popular que anhela la aboliciónde las situaciones de injusticia que propiciaron los latifun-distas; porqué no sólo se arrebata al campesino su patrimonio,sino que al ser devueltas sus tierras a los antiguos hacen-dados, se deja a los campesinos y a los familiares, despuésde habérseles despojado, en la indigencia y sumidos en la de-sesperación, exponiéndolos a las represalias de las GuardiasBlancas y de los latifundistas. Y porque, en pocas pala-bras, en ambos casos, lo que producen las ejecutorias dela Corte es el desenfreno de los explotadores, el fortale-cimiento de su ofensiva y el debilitamiento de los explotadosy, con ello, el imperio de la injusticia y de la miseria, y, porúltimo la radicalización de la lucha de clases.

Ante tan lamentable estado de cosas que se desenvuelvea pesar de los esfuerzos del elemento revolucionario, cabe

preguntar: ¿Acaso han pensado los señores magistradosde la Segunda y Cuarta Sala, responsables de esta situación,que cuando con el consenso de los dos Poderes se les designócomo tales, privaba en los CC. Presidente de la República ydiputados y senadores la idea de poner en sus manos los ins-trumentos de justicia para demoler con ellos la obra de unaRevolución que tanto sacrificio y sangre costó a los obrerosy campesinos a quien hoy se pretende despojar de sus con-quistas y que son el principal sostén del Régimen Revolu-cionario que impera?

Cualquiera que sea el pensamiento de esos funcionarios,es indudable que la expedición de las resoluciones que co-mentamos implica una grave responsabilidad colectiva paratodos los integrantes del Gobierno. Entendemos que la con-ciencia de esa responsabilidad es la que provocó el debatedel día 21 del mes en curso, en el seno de la Alta Cámara. Peropensamos que la sola denuncia de los graves males que pesasobre la clase desposeída y la Revolución, por virtud de lascircunstancias que anotamos, resulta ineficaz para poner tér-mino a una situación de agresividad e ilegalidad ya inso-portable.

Si como esperamos, en defensa de las conquistas de laRevolución y de los obreros y de los campesinos, el H. Senadode la República está resuelto a obrar con energía y llevar lascosas hasta el fin para precisar y deslindar responsabilidades,y también para poner remedio a los males que apuntamos, laConfederación de Trabajadores de México al otorgarle unvoto de confianza le protesta lo mismo a él que a la Confede-ración Nacional Campesina su sincera y entusiasta solidari-dad para llevar al éxito una acción inaplazable ya en losmomentos en que peligran las conquistas de la Revolución ydeben defenderse a toda costa, por sobre las desviaciones, elrencor y los apetitos de venganza de gentes a quienes la Revo-lución creyó capaces de obrar si no con patriotismo, conequidad o, por lo menos, con decoro profesional.

México, D.F., a 23 de septiembre de 1943.

EL COMITE NACIONAL DE LA C.T.M.

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PERSPECTIVA*

* Excélsior, 1o. de octubre de 1943.

Como era de esperarse de la cordura de la mayoría delos senadores, a la famosa “acusación” contra la Corte Su-prema de Justicia le han dado carpetazo, no sin que antes laoratoria senatorial se desbordara por espacio de varias horas“perdiéndose el hilo del sermón” por irse los oradores a otrostópicos que nada tenían que ver con el asunto a debate.

Pero espigar en los dichos de algunos de los miembrosde la Cámara Alta, y sobre todo en los desahogos de donNabor Ojeda, el acusador de los togados de la Corte, no dejade tener su interés. Dijo este tonante político “que la SupremaCorte tiene en su seno a gentes que no son de la Revolucióny que ésta no tiene los pantalones suficientes para imponer asus propios hombres”. Esta es una gestión directa al señorpresidente de la República, porque fue él mismo quien pusoempeño en que se integrase dicho Tribunal con letrados com-petentes y esa lista sometióla al Congreso. De donde resul-ta que, según Ojeda, el que actuó en nombre de la Revolución,que es una entidad abstracta, es quien no tiene la mentadaprenda masculina. Suponemos que con esta necedad, donNabor estará en vísperas de su fallecimiento político.

Dice la nota informativa de la sesión del Senado, queel propio Ojeda “aseguró más adelante que los periódicos yrevistas están preparando un clima igual al que prevalecióen los tiempos del señor Madero, únicamente que ahora no seataca al señor presidente sino a la Constitución, al artículotercero y a la Revolución misma”.

Que equivocado está el rijoso senador. La situación deMéxico es muy distinta hoy a la que prevalecía en los tiemposdel presidente Madero. Entonces existió un ejército for-

mado en el porfirismo, que ya no tiene ni un átomo de vida;los altos jefes del mismo, siguieron en sus mandos y muchospolíticos también continuaron en cargos públicos, hogañotodo el ejército con sus jefes es producto de la Revolución;los políticos y líderes también blasonan de ser sus hijos directos,aunque muchos de ellos desconocen el olor de la pólvora. Y elejemplo de esto lo ofrece la flamante Cámara de Diputadosdonde no se asienta ningún auténtico independiente o miem-bro de algún partido de oposición al régimen.

Pero sigamos con el análisis porque vale la pena. A laConstitución se la ataca en lo que tiene de parches incrustadosen ella por la demagogia de los últimos años. No a los princi-pios elaborados en Querétaro, sino a los que se incluyerondespués por el sectarismo. Por eso se crítica al artículo terceroy se le seguirá censurando. Y no de ahora, sino desde queera simple proyecto de aquellos “dos Albertos”, que con élse aseguraron chambas para mucho tiempo.

Y en cuanto al agrarismo, que fue el fondo del debateen el Senado, digamos que la fracción XIV del artículo 27constitucional, es otro pegote puesto en la Carta Magna en1932. Porque el espíritu y la letra de otras fracciones de esemismo texto, postulan a la pequeña propiedad como el obje-tivo máximo de la Revolución Agraria. Y así lo corroborangentes como don Luis Cabrera, uno de los padres del agraris-mo, o como el constituyente don Hilario Medina que es dignoministro de la Corte Suprema de Justicia.

Y aquí dejamos al ignaro don Nabor Ojeda, corriendosu malaventura política, y agradeciéndole la oportunidad deprecisar conceptos en bien de México.

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INAMOVILIDAD JUDICIAL*

La declaratoria de reforma de los artículos 73, 94 y111 constitucionales, que establece la inamovilidad del PoderJudicial, dió lugar anteayer, en la Cámara de Diputados, aun debate movido, en el curso del cual se dirigieron no es-casos ataques a varios Magistrados de la Suprema Corte deJusticia de la Nación.

Parece explicable que sí, como lo dijo ayer nuestra sec-ción informativa, inopinadamente la secretaría de la Cámaraprocedió a la lectura de la ley que reforma los citados artícu-los, aprobada ya por anteriores legislaturas y las de losEstados de Aguascalientes, Campeche, Coahuila, Colima,Chihuahua, Chiapas, Durango, Jalisco, Guanajuato, GuerreroMéxico y Michoacán, en razón de lo cual única y simplementese requirió la declaratoria de la Cámara en el sentido de quepor constituir mayoría las legislaturas que votaron en prode la reforma, la Constitución General de la República quedareformada en consecuencia, los señores diputados hayan pro-testado por no haber recibido el aviso reglamentario respec-tivo que, según prácticas parlamentarias, siempre antecede ala presentación de toda ley.

Pero de un error puramente procesal no pudo derivarseel ataque a fondo de una ley anteriormente aprobada, a menosque, como oportunamente lo sugirió el diputado Serra Ro-jas, se iniciara otra nueva reforma que, a su vez, debe pasara comisiones y caminar los mismos caminos de la que fuemotivo de tan agrio debate.

Sin embargo , nos parece que lo dicho en el seno de laCámara no deja de tener importancia, porque, en este caso,las opiniones de algunos de los señores diputados son en granparte, un trasunto del juicio popular que no ve con buenos

ojos la conducta de muchos de los miembros del Poder Judi-cial y que se aterra ante la perspectiva de que, por virtud dela ley de inamovilidad, ciertos Jueces y Magistrados o Minis-tros, que más que en la judicatura debieran ocupar algún sitioen las casas de salud o en los establecimientos de reclusión,vayan a quedar, de por vida, para “decir” el derecho; impartirla justicia y pronunciar sentencia en los negocios en que estáinteresado el bienestar de la nación. Para qué recordar lo queal respecto tantas veces hemos repetido en esta página;que baste señalar la campaña tan certera que contra la malajudicatura del país ha llevado a cabo nuestro colaboradordon José Ángel Ceniceros, quien con todo valor civil ha denun-ciado a muchisimos culpables que, por decoro del Poder Ju-dicial mexicano y para bien de la patria, no debieran continuarni un día más en los puestos que detentan.

De ahí que nadie acierte a comprender el sentido de ladesafortunada intervención del diputado Moctezuma, quienpara neutralizar las dudas y temores expresados por su compa-ñero Cantú manifestó: “La Constitución da facultades alPrimer Magistrado para nombrar los miembros de la SupremaCorte. ¿No es suficiente garantía que el presidente haga lasdesignaciones?”

Todo el país, inclusive el señor licenciado Moctezuma,sabe que las designaciones del señor presidente no son sufi-ciente garantía, si lo fueran, el país en masa no estaría claman-do como en las postrimerías del porfirismo, cuando el ilustreJusto Sierra azotó el aire con el latigazo de una sentenciaque sigue siendo actual y, sobre todo, exacta: “El pueblotiene hambre y sed de justicia.”

Un día tras otro los diarios informan al público lectorde multitud de atracos judiciales de desvergüenzas y de li-viandades practicadas en todos los pisos del edificio judicial,desde la modestísima y tantas veces arbitraria justicia de paz,* Excélsior, 24 de diciembre de 1943.

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donde siempre pierden los más débiles, hasta los juzgadospenales y civiles, el Tribunal Superior y la misma SupremaCorte de Justicia. Se dirá que en todo juicio en donde se di-rimen intereses encontrados, alguna de las partes tiene queser vencida, y esta, naturalmente, por el resentimiento consi-guiente se ve orillada a difamar al juzgador; sin embargo,los hechos denunciados en tantas y tantas ocasiones son tanescandalosos, que no es posible explicar globalmente en esaforma la conducta de quienes, por ejemplo, no han tenidoempacho en litigar por trasmano, validos de parientes o ami-gos, al propio tiempo que juzgan los negocios en que sonparte interesada, como tampoco les ha temblado el pulso paraengañar la buena fe del Jefe del Estado cuando, siendo naturalque no conozca los medios judiciales ni a la gente de curia,se vio obligado al hacer las designaciones de Ministros de laSuprema Corte de Justicia y Magistrados del Tribunal Supe-rior, a seguir indicaciones, sugestiones o consejos de diversasorganizaciones y algunas personas interesadas en el asunto,con los resultados que ya conoce la nación.

Si en la conciencia del país está la convicción de queel Jefe del Estado puede ser sorprendido, ¿cómo entender lapregunta del señor licenciado Moctezuma, con la que quisoapabullar a quien opuso natural reparo? Por lo demás hastasuponiendo que el señor Presidente tuviera una noticia exactade cada uno de los abogados mexicanos, con informes perfec-tamente comprobados respecto de su conducta privada y pú-blica, de los estudios hechos de la calidad de los mismos yde los grados académicos ganados por cada uno de los postu-lantes, seguramente se vería en grave aprieto para escoger alos más hábiles, a los más justos y a los más independien-tes, a fin de integrar con ellos un Poder Judicial digno. Peroni es el caso, ni el Jefe del Estado es infalible, que nosotrossepamos, porque la infabilidad sólo es atributo del Pontíficeromano y no sabemos como siendo laico el diputado Mocte-zuma, trata de atribuir al Jefe del Estado mexicano una calidadque escuece tanto a quienes navegan en el río revuelto de losrevolucionarios mexicanos.

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INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LASUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,

AL TERMINAR EL AÑO DE 1943*

Señores Ministros:Ha transcurrido el tercer ejercicio de la actual Suprema

Corte de Justicia de la Nación, y me cabe, una vez más, lahonra de hacer una síntesis informativa de las labores llevadasa cabo por este Alto Tribunal.

Variados e interesantes han sido los aspectos de la ac-tuación de la Suprema Corte, durante este año. En las com-pilaciones anexas a este Informe, se insertan los puntos deorientación jurídica y las principales tesis que el TribunalPleno y las Salas han establecido en sus ejecutorias dictadasa partir del mes de enero hasta el presente. Ellas harán me-ditar, a quien las lea, tanto en la trascendencia de esas orien-taciones, como en la pesada labor de todos y cada uno de losseñores Ministros, mediante el estudio previo y análisis indi-vidual y colectivo.

Me corresponde, por lo cual, relatar, de modo general,los principales lineamientos en cuanto a las funciones admi-nistrativas que ha desempeñado este Alto Tribunal por con-ducto de sus diversos órganos, así como de las principalesactitudes o decisiones del Tribunal Pleno en lo que se refierea asuntos que interesan al Poder Judicial Federal, en sí, a susrelaciones como Poder soberano con los demás Poderes dela Unión.

Principiaré, pues, por el primer punto, en orden cre-ciente de importancia, como después ocuparme de los queinteresan más vivamente a este Alto Tribunal y demás in-tegrantes de la judicatura federal, en su marcha interna admi-nistrativa.

DESPACHO NORMAL

Puede decirse que el despacho normal y diario de losJuzgados de Distrito, de los Tribunales de Circuito, así comode las Salas y el Pleno de esta Suprema Corte, ha sido engeneral satisfactorio. Todos estos organismos han venido tra-bajando con tesón en el despacho de asuntos, como puedeverse en los cuadros estadísticos anexos, que demuestranque se ha sostenido sin decaer la actividad judicial, a pesarde que, como es lógico y natural, sea cada vez mayor el in-gresos de asuntos en los Juzgados de Distrito de toda la Repú-blica y, consiguientemente, en los Tribunales de Circuito yen la Suprema Corte.

PRESUPUESTOS

En el terreno presupuestal se han podido atender lasnecesidades más ingentes de los tribunales federales; y sibien no podemos aún estar satisfechos de haberles dado todaclase de elementos de personal, muebles, útiles y demás en-seres, debido a cierta estrechez del Presupuesto de Egresoscorrespondiente, sin embargo, no carecen de lo indispensable.El Pleno de la Suprema Corte, tomando en cuenta el dicta-men que la Comisión de Gobierno formuló después de unestudio minucioso y en medio de la pesada labor que paradicha Comisión, significa el ejercicio de sus atribuciones pro-pias, labor desarrollada por los señores Ministros José M.Ortíz Tirado y Antonio Islas Bravo, en unión del que estoinforma, resolvió hacer aumentos razonables en el personalde algunos Juzgados de Distrito y Tribunales de Circuito,así como en las propias oficinas de la Corte, tanto de personalcomo de gastos de los propios Tribunales, para mejorar asíla administración judicial.

* Informe rendido a la Suprema Corte de Justicia de la Nación,por el señor Lic. D. Salvador Urbina, al terminar el año de 1943,México, Antigua Imprenta de Murguía, 1943, páginas 7-50.

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También el Pleno consagró especial atención a la con-veniencia de crear o no nuevos Juzgados de Distrito en estacapital, ya que en informaciones de la prensa periódica apare-cidas con alguna frecuencia, se ha estado insistiendo en lanecesidad de establecerlos para el mejor servicio de la JusticiaFederal. El Pleno tuvo en cuenta, principalmente, que si bien,por una parte, dada la importancia de la capital de la Repú-blica el número de asuntos a que se tiene que atender, consti-tuiría una mejora la creación de esos juzgados, por la otra noes del todo indispensable ese aumento de juzgados, ya quelos que mayor cantidad de asuntos tienen trabajan con todaactividad y pueden atender los asuntos de su jurisdicción,sin provocar notorio retraso o ser una rémora para la adminis-tración de Justicia Federal, y además, también tuvo en cuentael Pleno, que la situación de guerra internacional en que seencuentra la República, demanda extraordinarias erogacio-nes para el Gobierno, y que la consecuente crisis mundialexige para nuestro país fuertes sacrificios, uniéndose a estascircunstancias la de falta de local donde establecer tales Juz-gados de Distrito en el propio edificio en que actuamos, asícomo la imposibilidad de encontrar en situación céntrica esoslocales necesarios, todo lo cual obligó a posponer el estable-cimiento de nuevos tribunales.

EL PROBLEMA DEL REZAGO DE AMPAROS

No es por cierto placentera la nota estadística en cuantoal total de asuntos que forman el rezago de la Suprema Cortede Justicia, porque proporciona un dato numérico de más dedieciocho mil juicios de amparo que se encuentran pendien-tes de resolución en esta Suprema Corte. Este grave problemadel rezago de juicios de amparo que día a día no sólo no dis-minuyen, sino que aumentan de modo sistemático y fatal,con grave perjuicio de los intereses generales del país, hamotivado y motiva graves preocupaciones.

Por ello he creído de mi deber hacer, como lo hago, undetenido análisis de este complejo asunto, que lleva muchosaños de estar clamando a la conciencia de los legisladores,del Ejecutivo Federal y de la propia Suprema Corte, a cadauno en la medida de su posibilidad de acción y atribuciones,sin haberse logrado encontrar una solución satisfactoria,desgraciadamente.

Ya el Lic. don Emilio Rabasa, distinguido jurisconsulto,había previsto hace varios años y con motivo de la admisiónamplia del juicio de amparo en materia civil y mercantil, laacumulación en gran número de juicios de amparo en la Su-prema Corte. Al mencionar esto, está muy lejos de mi ánimoinsinuar siquiera en volver a los tiempos en que la Supre-ma Corte, presidida por el ilustre licenciado don Ignacio L.Vallarta, marcara la orientación de proscribir el juicio deamparo para los asuntos civiles y mercantiles; y tan lejosestoy de esa finalidad que creo que, incrustada ya en la con-ciencia del pueblo mexicano la necesidad de contar con quesus garantías individuales en el juicio de amparo, el remediopara el grave problema del rezago no debe estar en la restric-ción radical o siquiera más o menos extensa del juicio pro-tector; sino en otros caminos que con todo ahínco debenbuscarse.

Es conveniente remontarse siquiera el año de 1908,durante el régimen de gobierno del General Díaz, para darsecuenta de cómo el rezago de amparos en la Suprema Corteha ido creciendo año por año. En el Informe rendido por elpresidente de la Suprema Corte, don Félix Romero, en el ci-tado año de 1908 el rezago ascendió a 1,330 amparos, dis-minuyendo la existencia del año anterior que fue de 2,576,disminución que no pasó en el año de 1912 de 263 amparos,cuando la Suprema Corte funcionaba en Pleno para resolverlos juicios de garantías individuales, y cuando el ingresoanual en esa época fluctuaba entre tres y cuatro mil amparosde toda clase al año. Es dato muy interesante el que propor-ciona el Informe del presidente de la Corte en el año de 1912,que de 3,814 juicios de amparo de ingreso total en un año, fueron1,534 penales; 1,156 administrativos; y 1,124, civiles, es decir,que el número de estos últimos era inferior a cualquiera delgrupo de los penales o administrativos.

En los años siguientes al de 1912 el rezago de 263 am-paros en dicho año, fue aumentando como sigue:

1913: 783 amparos1914: 1102 amparos, fluctuando hasta llegar a1919: 2298 amparos.En 1923, según el informe rendido por el presidente

Vicencio, sube ya la existencia de asuntos de rezago en laSuprema Corte a la cifra de 12,072, de los que correspon-dían a amparos civiles 4,767, a penales 2,456, y a administra-tivos 3,980.

Los siguientes, son los totales de los asuntos, de to-do género, que constituyeron el rezago en los años de 1930a 1943.

1930: 10,067 1937: 10,0281931: 10,394 1938: 11,0231932: 16,293 1939: 12,3621933: 15,137 1940: 13,5811934: 17,821 1941: 16,0131935: 15,491 1942: 16,8231936: 12,738 1943: 19,009

En cuanto a los juicios de amparo en materia civil ymercantil, el rezago fue así:

1930: 4,295 1937: 6,3541931: 5,151 1938: 7,0681932: 5,140 1939: 8,0131933: 6,598 1940: 9,0401934: 7,742 1941: 10,0341935: 8,777 1942: 11,3631936: 7,877 1943: 12,862

De los datos estadísticos anteriores, que figuran en losInformes anuales de la Presidencia de la Suprema Corte, sedesprende, con claridad, que el rezago de juicios de amparoen la misma Suprema Corte, sigue una falta e implacablecurva ascendente; pues si bien en algunos años se observauna ligera disminución a un ligero aumento del despachocon relación a la existencia del año anterior, esto obedece adiversas causas, entre las que principalmente está el gran nú-mero de juicios de amparo en los que la Suprema Corte notuvo que fallar, por la aplicación de los decretos relativos ala falta de promoción de los interesados.

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En síntesis, puede formarse la curva del rezago en laSuprema Corte, a partir del año de 1869, en que empezó atener realización práctica la legislación relativa al juicio deamparo, año en que se promovieron sólo 123 amparos, mien-tras que en 1880 se iniciaron 2,108, aumento que don IgnacioL. Vallarta estimó entonces, excesivo, según se vé en su obraEl Juicio de Amparo, página 418. Del año de 1867 al de 1904,los juicios de amparo aumentan en cantidades más que pro-porcionales, ya que en el primero de los citados años, fueronen número de 2,354 y de 4,567 en el de 1904; y el número deamparos promovidos durante veinte años, o sea de 1887 a1907, llega a la cifra de 57,792 juicios de amparo, según pue-de verse del Informe del presidente de la Suprema Corte deJusticia, Lic. Manuel García Méndez.

Por otra parte, es hasta cierto punto natural y dentro dela normalidad del progreso social, que en la Suprema Cortede Justicia de la Nación, lo mismo que en todas las ofici-nas gubernamentales —no sólo en México sino en cualquierpaís— se produzca a través de los años, una gran afluenciade negocios oficiales y un mayor crecimiento de las activi-dades burocráticas, correspondiente al aumento de pobla-ción, a la multiplicación de los negocios y de las actividadescomerciales o industriales, máxime cuando se multiplicanlos inventos y las comunicaciones se aceleran creándose ma-yor número de fuentes de riqueza e incrementándose el inter-cambio económico.

Antes del año de 1869 y no obstante que ya en la Consti-tución de 1857, se consignaban las bases fundamentales deljuicio de amparo, éste aún no había tomado desarrollo dignode mención; pues tan trascendental institución del derechopúblico mexicano, todavía no llegaba a la comprensión de lacolectividad mexicana, ni se percataba ésta de sus benéficosalcances para la salvaguardia de las garantías individuales.Además, la Constitución de 1857, en su artículo 14, consagra-ba como garantía individual la exacta aplicación de la ley ysu redacción originó una serie de prolongadas discusiones,respecto a la procedencia del amparo en los juicios de caráctercivil, sosteniendo su inaplicabilidad el notable jurisconsultoVallarta, hasta que la Ley Reglamentaria del 14 de diciembrede 1882 estableció que en los negocios judiciales civiles pro-cedía el amparo contra las sentencias que causaran ejecutoria;ley que fue derogada por el Código Federal de Procedimien-tos Civiles de 6 de octubre de 1897, el cual con un espírituexcesivamente liberal, estableció la procedencia del amparocontra toda clase de resoluciones judiciales del orden civil,lo que produjo una verdadera inundación de amparos en lostribunales federales y casi paralizó la administración dejusticia en los tribunales del orden común.

Esta situación se hizo de tal manera grave, que originóen 12 de noviembre de 1908, la expedición de la reforma delartículo 102 de la Constitución, y mediante ella se dispusoque el amparo sólo podría promoverse contra cualquier re-solución judicial de carácter civil, hasta que se hubiera pro-nunciado la sentencia que pusiera fin al litigio y contra lacual la ley no concediese ningún recurso, reforma que seincluyó también en el Código Federal de ProcedimientosCiviles de 1908. (Véanse los Informes de la Presidencia dela Corte rendidos en los años de 1931, 1933 y 1934).

La Constitución de 1917 mantuvo el principio estable-cido por la reforma constitucional de 1908 y restringió aúnmás la procedencia del amparo por violaciones del proce-dimiento, disponiendo que sólo procede el juicio de garantíascuando se afectan las partes substanciales del procedimiento,de manera que su infracción dejase sin defensa al quejoso.Sin embargo, la fracción IX del artículo 107 constitucional,estableció excepciones a esta restricción, para evitar el abusodel amparo, por una parte, pero por la otra, para impedir quese cometiesen verdaderos atropellos de carácter irreparable.

Observando con cuidado las estadísticas de la SupremaCorte, se advierte que en general, este Alto Tribunal no hapodido despachar el ingreso normal de juicios de amparo,sino en un porcentaje que fluctúa entre el setenta y siete alnoventa y cinco por ciento de los ingresos, pues si bien es cier-to que en algunos años, como los de 1935 a 1937, el despachofluctuó entre el ciento veinte y ciento veintiséis por cientode los ingresos y la existencia anterior, esto se debió a que desdeel primero de dichos años se estableció una Sala más, la delTrabajo, aumentando así las tres que ya existían desde 1929;y de modo semejante, también puede observarse que en losaños de 1926 a 1929 el despacho de asuntos en la Corte fuemayor, debiendo a la aplicación de los decretos de falta depromoción en los juicios de amparo, que con un esfuerzomínimo produjo la salida de varios miles de asuntos, y quepor lo tanto, no requirió el estudio, discusión y fallo de losmismos.

Con todos estos antecedentes, procede ahora mencionartanto las soluciones de carácter legislativo, como de régimeninterior, adoptadas en diferentes épocas para procurar resol-ver el problema del rezago de amparos en este Alto Tribunal.

Principiaré por referirme a la organización y númerode integrantes de este Alto Tribunal; y para ello no llegaré aexaminar la composición de la misma Corte, desde la épocaen que se constituyó por primera vez, según el Acta Consti-tutiva de la Federación, de 31 de enero de 1824, sino desdela promulgación de la Constitución de 1857, porque sólo apartir de esta última fue cuando se estableció, de modo claroy firme, la institución del juicio de amparo, como un perfec-cionamiento del Acta de Reformas de 1847.

En aquel entonces, la Suprema Corte se componía deonce Ministros propietarios, cuatro supernumerarios, un Fis-cal y un Procurador General, composición que duró hasta el22 de mayo de 1900, en que fue reformada la Constituciónde 57, en el sentido de que la Suprema Corte se compondría dequince Ministros y funcionaría en Tribunal Pleno o en Salas,dejando al primero el conocimiento y resolución de los jui-cios de amparo, principalmente, y a las Salas los juicios di-versos de los de garantías individuales. No fue sino hasta laConstitución de 1917, cuando se modificó esta organización,fijándose en once el número de Ministros integrantes de esteAlto Cuerpo y disponiéndose que fueran vistos en audienciapública los juicios de amparo que resolviera, entre otros, elpropio Alto Cuerpo.

Así continuó funcionando el Pleno de la Suprema Corte,hasta 1928 en que se reformó la Constitución y, en aquelentonces, se aumentó el número de Ministros a dieciséis, en

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vez de los once que primitivamente componían este Alto Tri-bunal, adoptándose por la Constitución el sistema de des-pacho de los juicios de amparo por tres Salas, formadas cadauna de ellas por cinco Ministros. Esta trascendental reformaobedeció a que el rezago de los juicios de amparo, era ungrave motivo de preocupación para los Poderes Públicos, yse hizo el simplista razonamiento de que si un Tribunal —elPleno— despachaba determinado número de negocios, tresTribunales —las Salas— tendrían que despachar tres veces másque aquel. Pero tal punto de vista era relativamente erróneoen cuanto a cálculo aritmético, pues basta ver los datos esta-dísticos del despacho de la Corte en los años de 1929 a 1934,período en que funcionaron las tres Salas de nueva crea-ción, para comprender que el resultado de la reforma nocorrespondió al objetivo que se perseguía. En efecto, la Su-prema Corte había despachado en el período de 1923 a 1928,en que funcionó en Pleno para el despacho de los juicios deamparo, un promedio de seis mil asuntos anuales (Informedel presidente Guzmán Vaca, rendido en diciembre de 1928);en tanto que en el período de seis años comprendido entre el1° de enero de 1929 al 30 de noviembre de 1934, en queconcluyó el sistema tripartito de Salas, alrededor de cuarentay un mil asuntos, o sea, un promedio de cerca de siete milasuntos anuales entre las mismas tres Salas, resultando asíun aumento de sólo mil amparos anuales en el despacho delas tres Salas, y sobre el del Pleno, como Tribunal Único,que despachó seis mil al año.

De modo es, que el sistema de despacho en Salas paralos juicios de amparo, que fraccionó la soberanía de la Cortecomo órgano de aplicación e interpretación de los precep-tos constitucionales, con miras a resolver el rezago de amparoy de obtener una mayor expedición de la Justicia Federal, nopuede decirse que haya contribuido de modo integral a laresolución de ese problema.

Ya el presidente de la Corte, Lic. don Julio García, ensu Informe rendido en 1929, después de transcribir algunosconceptos de la exposición de motivos de la iniciativa delGeneral Obregón, para modificar la organización de la Corte,conceptos en los que se hacía hincapié respecto de la incapa-cidad física de este Alto Tribunal para despachar todos susexpedientes, debido a su funcionamiento en Pleno, decía que:“… los resultados obtenidos (se refería al primer año de fun-cionamiento en Salas) marcan notable progreso en orden ala expedición del despacho y son satisfactorios, aún más,halagadores. Pero todavía no son efectivos como debe de ser”;y que “el excedente habido indica que el Tribunal no podrádespachar con facilidad el rezago. En el supuesto de que du-rante los subsecuentes períodos, el despacho no disminuya ylas entradas no aumenten, sería preciso el término de cuatroaños, ocho meses, para dejar al corriente toda clase de nego-cios”; y añadía el repetido Lic. García que “a su juicio debe-rían crearse dos Salas más, una de lo Administrativo y otrade lo Civil, para concluir con el rezago en dos años y medio”.

Nuevas reformas constitucionales a fines de 1934 y queentraron en vigor el 1o. de enero de 1935, produjeron la crea-ción de una Sala más de cinco Ministros, y se formó el Plenocon veintiún componentes, pues se estimó indispensable crear

la Cuarta Sala para resolver los juicios de amparo en materiade trabajo y previsión social. De nuevo las estadísticas nosenseñan los resultados del sistema del aumento de Salas, estoes, que al dividirse la Corte por primera vez en Salas, el au-mento en el despacho fue de unos mil amparos más al año yal aumentarse otra Sala, el aumento fue igual alrededor deotros mil amparos más en cada año.

Como se ve, no ha constituido hasta ahora una solucióncompleta para el problema del rezago, ni la división de laSuprema Corte en Salas, ni el aumento del número de éstas.Claro es, que actúan para la formación y crecimiento del reza-go numerosas causas de orden diverso. El aumento, siemprecreciente, del número de juicios de amparo y demás asuntosde la jurisdicción de la Suprema Corte, que fue de 3,814 enel año de 1912 y de 12,609 en el año de 1942, hace pensarlógicamente, por los motivos ya expresados en este Informe,que el ingreso de asuntos irá constantemente creciendo en elcurso de los años. Por otra parte, no hay que olvidar que talaumento tiene que ser no sólo para los juicios de amparo enmateria civil, sino para los administrativos, penales y del tra-bajo y que, en el futuro, aún agregándose más Salas Civiles,será preciso crear otras para las demás ramas Administrativa,Penal y del Trabajo, pues no existe razón para que el aumentose produzca en el curso de los años en una sola materia y enlas demás no. Tengo el dato importante, aunque no oficial,de que en las Juntas Federales de Conciliación y Arbitraje,fuente abundante de juicios de amparo, además de crecerenormemente día con día el número de asuntos, están pen-dientes de dictarse laudo, varios miles de controversiasen materia obrera, lo que producirá en el futuro, un ingresotan considerable de juicios en la materia del trabajo, que seformará otro considerable rezago correspondiente a la CuartaSala de este Alto Tribunal.

Además, debe pensarse en la inconveniencia de aumen-tar el número de Ministros de la Suprema Corte de Justiciapara formar nuevas Salas, ya que los órganos colegiados nu-merosos, aún dentro de la esfera judicial, tienden a conver-tirse en cuerpo de tendencia política, lo cual ha de evitarse atodo trance con relación a la Suprema Corte.

Reducir, por otro lado, el número de miembros de lasSalas de la Suprema Corte, de cinco que son actualmente atres o cuatro, no es, a mi juicio, admisible, aunque no obje-table de manera radical. Si las discusiones en sesión públicaserían menos extensas con menor número de miembros de laSala, en cambio, el trabajo individual permanecería el mismo,y en conjunto no podría ser de mayor rendimiento, como lodemuestra una simple operación aritmética; por consiguiente,se ganaría tan sólo algún tiempo al acortarse los debates,reduciéndose también el esfuerzo colectivo, pero esto nobasta para solucionar el problema. Piénsese que por estecamino, podría llegarse hasta formar viente Salas unitarias,con supresión forzosa de las audiencias públicas; pero losresultados no serían halagadores; en efecto, el sistema entra-ñaría dejar al juicio de un sólo Ministro, la aplicación de laley y la labor interpretativa de los preceptos constitucionales,lo cual es inadmisible a todas luces.

Dentro del sistema de organización actual de la Corte,pueden caber aún otros sistemas de perfeccionamiento en el

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despacho, los que, sin alterar en su esencia la constituciónjurídico-constitucional de las Salas, pudieran aumentar elrendimiento del despacho de amparos en una apreciable pro-porción. A este respecto, desde el año de 1917, hasta la fecha,se han ensayado diversos modos de despacho, para obtenermejores resultados. Por ejemplo, no habían existido Secre-tarios adscritos a los Ministros en las primeras Cortes de laactual época constitucional; no fue sino hasta el año de 1924cuando se empezó para nombrar un Secretario a cada Minis-tro, como auxiliar en el estudio y preparación de los fallos, ydespués se aumentó a dos Secretarios para cada uno de losMinistros. Esto ha hecho nacer la idea de que aumentando oduplicando siquiera; el número de Secretarios, el trabajo delos Ministros pudiera rendir un mejor despacho en cuanto anúmero; pero ello ha provocado diversidad de opiniones, esti-mándose que la capacidad de despacho de cada Ministro,individualmente y de la colectividad en la audiencia de Sala,serían fuertes escollos que nulificarían el benéfico efecto demayor número de Secretarios auxiliares.

También se han ideado, desde hace muchos años, otrassoluciones para resolver el rezago existente, entre otras, laya mencionada de la aplicación de los decretos de falta depromoción, que libró a la Suprema Corte que funcionó en losaños de 1923 a 1929 de algunos miles de juicios de amparo,lo mismo que a las que le sucedieron en los años de 1929 a1934 y de este año al de 1940. No constituyó una soluciónpara el rezago, pero sí aligeró en mucho el remanente dejuicios de amparo; y actualmente, como la Tercera Sala de laactual Suprema Corte decidiera desde 1941 que tales dispo-siciones legislativas sobre falta de promoción, están en pugnacon los preceptos constitucionales y ya han dejado de aplicar-se, esto constituye otra causa más para no poder disminuir elrezago existente.

Asimismo, en años anteriores, desde 1918 y 1919 y envista de la falta de interés de los quejosos en muchos de losjuicios de amparo que habían promovido, ya porque habíandesaparecido las causas que los decidieron a solicitarlos, yaporque las situaciones materiales producidas les quitabantodo interés, la Suprema Corte acordó librar frecuentes y nu-merosos oficios a las autoridades responsables o a los Juecesde Distrito, para que informaran si habían cesado los efec-tos del acto reclamado o se había consumado éste definitiva-mente o si por requerimiento hecho a los quejosos, éstos sedesistían del amparo; y estas medidas también produjeronalgún desahogo de consideración en el número de juicios deamparo pendientes; pero tampoco ellas pudieron solucionaro terminar el rezago.

De todo lo expuesto, se desprende que a pesar de esfuer-zos de toda clase inclusas diversas soluciones legislativas,el rezago crece cada vez más año por año, constituyendo así laprincipal preocupación de la Suprema Corte, como lo demues-tran la mayoría de los sucesivos informes rendidos por elpresidente de este Alto Tribunal, pudiéndose mencionar,entre otros, el del presidente don Enrique Moreno, del añode 1921, cuando aún funcionaba en Tribunal Pleno la Corte,que contiene amplio estudio para la resolución de los juiciosde amparo, informe en el que propuso diversas reformas cons-

titucionales que fueron propuestas para el efecto de quealgunos miembros del Senado de la República formularanuna iniciativa que o no se presentó o no fue tomada en consi-deración.

Ya el citado presidente Moreno, en esa época, al expo-ner las razones que motivaban su proyecto de reformas cons-titucionales y a la Ley Orgánica del Amparo, expresaba entérminos angustiosos, la necesidad de resolver el problemadel rezago de asuntos en la Corte y que esta misma había en-sayado todos los medios reglamentarios para abreviar la re-solución de los amparos, entre otros, la creación de cincocomisiones, compuestas: una de tres Ministros y las restantesde dos, como sistema de ponencias colectivas, que según elPresidente Moreno, produjeron un éxito incontestable; pero,a la vez, él mismo afirmaba, con todo énfasis, que el Pleno(podría aplicarse también a las Salas ahora), no podrá jamásdespachar siquiera los negocios que entraban diariamenteen número de quince, ya que “resolver cinco casos judicia-les en un día, por la complejidad y tecnicismo que encierran,es mucho exigir de un Tribunal que tiene la misión de fallarcon el mayor convencimiento y previas las deliberacionesmás amplias”. Y terminaba abogando por que se dividiera eltrabajo de la Suprema Corte en tres Salas, para sentenciarlos juicios de amparo.

También ya se ha visto que el presidente don Julio Gar-cía, el año de 1932 prohijó la idea de crear una Sala Civilmás, tendencia que antes había expresado en su Informe elpresidente Francisco Modesto Ramírez, aunque con la salve-dad de que ello procedía “mientras el Poder Legislativo logracompletar un cuadro de reformas de fondo” y de que la Salaque se creara, debía conocer exclusivamente de incidentes,competencias y quejas.

Es indudable que el presidente Ramírez tocaba uno delos puntos que, a mi juicio, es preciso considerar cuando setrata de resolver el problema del rezago; esto es, de la cantidadde asuntos de secundaria importancia o de poca o ningunatrascendencia, que por disposición de las leyes secundariastiene que fallar la Suprema Corte. Este Alto Tribunal, cuyamás alta y noble misión, dentro de nuestro régimen de Gobier-no, es la de velar por la integridad de la Constitución parasalvaguardar las garantías individuales, se ve abrumada conun sinnúmero de asuntos judiciales originados dentro de latramitación misma del juicio de amparo, asuntos que se haestimado que en realidad pueden atribuirse a otros órganosjurisdiccionales, aligerando, en buena parte, la ímproba laborde la Suprema Corte.

En general, casi no hay Informe de cada uno de losMinistros que han desempeñado la presidencia de la SupremaCorte, en que no se haga un especial llamamiento para lograrla resolución del problema del rezago aliviando la situaciónen que se halla este Alto Tribunal, además de hablar de queel rezago produce una justicia retardada o diferida, con gra-ve perjuicio de los intereses del pueblo, ponen de manifiestolos males que causa a los propios Ministros de la Corte, laexistencia de tan considerable número de juicios de amparo,porque a pesar de que aquellos desarrollan todo su esfuerzoy su capacidad para despachos los asuntos de la Corte, son

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señalados por gentes ignorantes o malévolas, como los cul-pables del mismo rezago y del retardo en la resolución delos juicios de amparo.

Cosa altamente injusta y decepcionante, que sólo puedecontrarrestar el apego al cumplimiento del deber y la sereni-dad ante cargos injustos.

Pero ese problema no puede ser resuelto con alarmas ydesconsuelos, sino mediante un examen tranquilo y completo,en términos lo más simples posible. Para este efecto convienetomar en consideración, no sólo el rezago de juicios en mate-ria civil, sino que el de toda clase de asuntos y conforme asus facultades legales, resuelve la Suprema Corte de Justiciade la Nación, ya en Pleno o por medio de sus Salas; y de serasí, puesto que aparte de los juicios de amparo conoce deotros numerosos negocios cuyo estudio significan trabajo yestudio y meditación por parte de cada uno de los señoresMinistros, como los incidentes de suspensión, quejas, com-petencias, excusas, incidentes de inejecución y asuntos varios,aparte de las comisiones permanentes oficiales que el Ple-no asigna a cada Ministro que viene a aumentar el cúmulo deatenciones que les impide dedicarse por entero a la resoluciónde los juicios de amparo. Este factor debe tenerse muy encuenta al buscar la solución del problema del rezago y, a mijuicio, es de importancia.

Puede tomarse como base los datos que suministra laestadística del último año de 1942, ya que los aumentos odisminuciones en los ingresos o en el despacho, con relacióna los años anteriores, no son de consideración.

En el año de 1942, los ingresos fueron:Total de toda clase de asuntos: 12,391De ellos fueron:Amparos civiles: 3,265Amparos penales: 2,077Amparos administrativos: 2,164Amparos del trabajo: 2,200

De las cifras anteriores, se desprende que en tanto queingresaron 3,265 amparos civiles en el año, con un promediomensual de 272, los demás juicios de amparo penales, admi-nistrativos y del trabajo, ascendieron a 6,441, o sea, que elcincuenta por ciento del total de juicios de amparo fueron enmateria civil.

De los demás asuntos de que hablaba yo y que tambiénrestan tiempo y energías a los señores Ministros diferentesde los juicios de amparo de fondo, aparece que en el año de1942 fueron así:

Incidentes de suspensión de toda clase: 1,487Quejas en todos los ramos: 778Competencias del Pleno y Salas: 149Asuntos varios: 209Incidentes de inejecución de sentencia: 42Juicios contra la Federación: 20Total: 2,685Ya se ve, por lo anterior, que en un ingreso anual de

9,600 juicios de amparo de fondo, existen cerca de 3,000asuntos más correspondientes a las Salas y al Pleno; en tal

virtud, los señores Ministros tienen a su cargo una terceraparte de asuntos más sobre el total de los juicios de amparo.

Ahora bien, es indudable que libertando a la jurisdic-ción de las Salas Primera, Segunda y Cuarta de cualquierasunto adicional civil, el problema del rezago no existirá paraellas, porque es claro que podrán expeditar los fallos de am-paro en un término relativamente breve, evitando su acumu-lación, y así lo demuestra la experiencia.

Caso diverso es el de los asuntos de naturaleza civil.El promedio de ellos es de 272 asuntos mensuales que ingre-san a la Corte. Estimo que con un esfuerzo incesante de partede los señores Ministros componentes de la Tercera Sala,puede lograrse el despacho normal de esos ingresos, siempreque se satisfagan dos condiciones fundamentales: la pri-mera, que no sea la Tercera Sala, sino otra de las que integranla Suprema Corte de Justicia, la que falle los incidentes desuspensión y las quejas en materia civil —diversas de lasde inejecución de sentencia—; y la segunda, que el rezago deasuntos existentes hasta esta fecha tampoco sea despachadopor la propia Tercera Sala.

Pero es preciso advertir que si se agregan los inciden-tes de suspensión y las quejas en materia civil a los asuntosque despache otra u otras de las Salas, esto sería causa de unprincipio de rezago en las mismas; y lo mismo sucedería ycon mayor razón, si se pretendiera que ellas resolvieran losjuicios de amparo civiles rezagados; en una y otra eventua-lidad, el problema no quedaría solucionado.

¿Qué hacer entonces? Los señores Ministros ya cono-cen las diversas soluciones que se han intentado o pretendenintentarse; creación de una Sala más, aumento de Secretariosauxiliares, reducción de jurisdicción de las Salas y del Plenopara ampliar la de algunos tribunales inferiores, como los deCircuito, por ejemplo, para que conozcan de la mayor par-te de los 3,000 asuntos que anualmente ingresan, diversosde los juicios de amparo de fondo, reducción del número deMinistros de cada Sala para formar otras nuevas y más nume-rosas, creación de una Sala especial para el rezago de juiciosde amparo civiles, etc.

Yo espero que la solución que se adopte favorezca laexpedición del despacho y signifique un alivio para la situa-ción de los litigantes; y cualquiera que ella sea, no debedescuidar el futuro que anuncian las curvas estadísticas, indi-cadoras de un aumento cada vez mayor de juicios de amparoque en el curso de años posteriores vendrán a constituir nuevoproblema para la Suprema Corte de Justicia, ya que tratándosede organismos judiciales de primera instancia, podrá afron-tarse, sin temor, mediante la creación paulatina de nuevosJuzgados de Distrito.

No está por demás expresar que, a mi juicio, no bastansimples medidas de distribución de los asuntos rezagadosentre las Salas. En la práctica tal sistema no produce resul-tados suficientemente satisfactorios. Puede decirlo con segu-ridad, porque ese régimen ya se experimentó; en efecto, losactuales componentes de este Tribunal, animados del me-jor espíritu de sacrificio acordaron en el año de 1941, pri-mero de la Corte actual, distribuir los negocios de rezagoentre las demás salas, diversas de la Civil.

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He bosquejado, señores Ministros, a grandes rasgos,los antecedentes, orígenes y causas de la existencia del re-zago, así como, también, las diversas soluciones adoptadaso propuestas sin mencionar los demás factores que influyendirectamente para hacer abrumadora la labor del Poder Judi-cial Federal, tales como la falta de escrúpulos por parte delitigantes que, con miras torcidas, promueven el juicio de am-paro sin tener derecho para ello y atenidos al espíritu emi-nentemente liberal de los Ministros de la Suprema Corte deJusticia que no imponen las severas sanciones que ameritael quejoso que innecesariamente y sin tener fundamento legalinvocó la protección de la justicia federal; y en este puntoestimo que debería adoptarse una actitud más severa, sobretodo en los casos en que se advierte que se acudió al amparocon mala fe.

Como es natural, influyen notoriamente para aumentarel acervo de amparos en la Corte, los desmanes o atropellosque autoridades de diverso orden comenten a diario contralos particulares, en vez de respetar la ley y aplicarla debi-damente.

Por lo que toca a la actual Suprema Corte de Justiciade la Nación, es justo decir que desde el principio se preocu-pó de encontrar algún medio de resolver el palpitante pro-blema a estudio. Desde que inició sus labores, el primero deenero de 1941, analizó el caso y, después de largas delibe-raciones adoptó diversos acuerdos de carácter transitorio,tendentes a la distribución del rezago anterior a la fecha ex-presada entre las tres Salas, diversas de la Civil, sabiendo deantemano que dichos acuerdos carecían de virtud para hacerdesaparecer la situación existente y que tan sólo tienen unaefectividad parcial aceptable entre tanto se adoptan las medi-das de fondo. Los acuerdos aprobados constituyen, a nodudarlo, una demostración que públicamente quisieron darlos señores Ministros, de su voluntad dirigida a no ahorrar es-fuerzo personal alguno por su parte, aunque significara, comoha significado mayor sacrificio y menor tiempo para el des-canso y hasta en perjuicio para su salud.

El Alto Tribunal también ha tratado, detenidamente, lacuestión de fondo y en los Informes anteriores al presente seencontrarán relaciones detalladas de los esfuerzos empren-didos en esa línea. Es de esperarse que con mayor meditaciónse logre encontrar una solución. Esto no es improbable, por-que cualquier problema por difícil que parezca tiene soluciónadecuada.

No podría olvidarse, y es enteramente justo consignarloaquí, que la Comisión integrada por los señores MinistrosBartlett Bautista, Medina, Ortíz Tirado, Pardo Aspe y Vas-concelos, designada para estudiar y proponer en los lími-tes de la legislación vigente, un remedio para la situacióndeterminada por el rezago de negocios civiles, consultó alTribunal Pleno la adopción de un plan para el despacho delcúmulo de esos negocios que no hayan sido resueltos en fechaanterior al 31 de diciembre de 1943.

El señor Ministro Pardo Aspe, en nombre de la Comi-sión, informó oralmente al Tribunal Pleno exponiendo lasbases principales del referido plan, el cual quedó reservadopara el estudio y consideración de los señores Ministros.

En todos y cada uno de nosotros, los componentes deeste Alto Tribunal, existe fuertemente arraigada la idea fun-damental de no restringir el juicio de amparo, ni aún en ma-teria civil, ya que esa institución protectora por excelenciaen el Derecho Mexicano, salvaguarda las libertades públicasy los derechos del hombre; sin embargo, también compren-demos que la acumulación del rezago de asuntos no debesubsistir si se quiere lograr la efectividad del juicio de am-paro y que la Suprema Corte cumpla con sus atribucionesesenciales.

RELACIONES CON LOS DEMAS PODERESFEDERALES Y DE LOS ESTADOS

Las relaciones con el Poder Ejecutivo y con el PoderLegislativo Federales, así como con los Poderes de los Esta-dos de la Unión, han sido normales, y dentro de la inde-pendencia y respetabilidad de la Suprema Corte, ésta haconservado una necesaria armonía con los demás Pode-res, correspondida también por los mismos, especialmente porel Ejecutivo Federal, cuyo titular el señor presidente de laRepública, General de división don Manuel Ávila Camacho,ha observado la inalterable línea de conducta que se trazódesde que se hizo cargo del Poder Ejecutivo, de respetar lasoberanía del Poder Judicial y dar todo su apoyo para el cum-plimiento de los fallos de los tribunales federales.

A fines de septiembre último, se pretendió por un Sena-dor de la República en el seno del Alto Cuerpo al que perte-nece, y partiendo de supuestas violaciones a la ConstituciónGeneral, que el propio honorable Senado se inmiscuyera enla órbita de acción constitucional de la Suprema Corte, decla-rando que la Segunda Sala de este Alto Tribunal había violadola Constitución, al dictar determinados fallos en materia agra-ria. Los cargos hechos por el citado Senador, carecieron debase en lo absoluto, ya que la Segunda Sala, dentro de lasoberanía que constitucionalmente tiene para aplicar los pre-ceptos constitucionales, se apegó a los términos estrictos deéstos y, a la jurisprudencia establecida por Cortes anteriores,ratificada por la actual, con relación a la improcedencia deljuicio de amparo cuando se reclaman resoluciones presiden-ciales de ejidos, aunque ellas afecten la pequeña propiedad,y resolvió en muchos casos, que si esas resoluciones dotato-rias de ejidos no eran presidenciales sino provenientes deotras autoridades agrarias, entonces procede la concesión delamparo a los pequeños propietarios.

Las Comisiones unidas respectivas del Senado que dic-taminaron acerca de las proposiciones del señor Senador encuestión, reconocieron expresamente en los fundamentosde su dictamen, que “la Suprema Corte de Justicia de la Na-ción funcionando en Pleno o en Salas, es el representativomás alto del Poder Judicial y no se le puede enjuiciar, sinviolar su soberanía establecida por los artículos 49 y 94 dela Constitución”; e igualmente afirmó, además, en dicho dic-tamen que; “de acuerdo con estas ejecutorias” (las que men-ciona), “de la H. Suprema Corte de Justicia, podemos afirmarque nuestro más Alto Tribunal, ha cumplido con el espíritudel artículo 27 constitucional en su fracción XIV”, transcri-

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biendo, asimismo, conceptos expresos emitidos con fecha12 de junio de 1941, por el Comité General Ejecutivo de laConfederación Nacional Campesina, el cual reconoce la pro-cedencia del amparo en los principales casos en que la mismaSegunda Sala así lo ha resuelto.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, al enterarsepor medio de la prensa periódica de las pretensiones del señorSenador citado, estuvo vigilante para tomar la actitud y lasresoluciones que correspondieran a su decoro y a su indepen-dencia, pero nunca con precipitaciones, sino con la serenidady ponderación debidas. La iniciativa de un Senador dentrode su Cuerpo Colegiado no era, por sí sola, bastante para quela Corte por sí o por medio de su presidente iniciara actividadalguna, puesto que los errores que individualmente, puedancometerse no prohijados ni adoptados oficialmente por elCuerpo Colegiado al que pertenece quien los sostiene, nuncapodrán ser motivo de controversias entre dos Poderes, puesel más elemental sentido común lo rechazaría, máxime comopasó en el caso supuesto que el Honorable Senado desechólas proposiciones del Senador proponente.

Por lo demás, cumple a mi deber expresar sin reticen-cias ni vacilaciones que este Alto Tribunal siempre sabrádefender su soberanía de todo ataque y de cualquier invasióny que si sus decisiones las aconseja la prudencia, nunca care-cerán de valor y energía para salvar su dignidad y autonomíaconstitucionales.

GESTIONES ADMINISTRATIVAS

No ha desatendido la Suprema Corte las necesidadesdel orden material del Poder Judicial Federal. Después de lossuministros de material de muebles y útiles que durante todoel año se han estado haciendo no sólo a las oficinas de estepropio Alto Tribunal, sino a las de todos los Tribunales deCircuito y Juzgados de Distrito, la Comisión de Gobierno, yen especial, los señores Ministros José M. Ortiz Tirado y An-tonio Islas Bravo, componentes de ella, han estado actuandocon inteligencia y laboriosidad para atender el sinnúmero dedetalles y de acuerdos de orden administrativo, para la mejormarcha de los tribunales federales y las exigencias de or-den material, impuestas por el despacho de los asuntos. En elorden presupuestal, la misma Comisión de Gobierno estimópertinente, en vista del exceso de gastos exigidos en algunosrenglones del presupuesto y de la economía introducida enotros, solicitar de la Secretaría de Hacienda, ligeras amplia-ciones de diversas partidas y de cancelación de parte de otras,a fin de conservar el necesario equilibrio en los gastos delPoder Judicial Federal.

Debido al Decreto promulgado por el Ejecutivo de laUnión, con fecha 30 de septiembre del corriente año, queconsideró necesario mejorar la situación de los servidoresdel gobierno federal, recibieron un benéfico aumento los fun-cionarios y empleados, desde los de categoría inferior hastalos que perciben un sueldo que no excede de ochocientospesos mensuales.

Los Juzgados de Distrito, los Tribunales de Circuito yesta Suprema Corte, han seguido dentro del ejercicio normal

de sus funciones impartiendo la justicia constitucional, sinque la legislación de emergencia decretada por el Ejecutivode la Unión y que sólo comprende —debido al buen juicio yponderación del propio presidente de la República, contadoscasos de excepción dentro de la generalidad de los que caenbajo la acción de la Justicia Federal— haya influido de modoapreciable en la aplicación ordinaria de los preceptos consti-tucionales que protegen las garantías individuales.

La Comisión de Escalafón, compuesta por los señoresMinistros don Eduardo Vasconcelos y don Hermilo LópezSánchez, continúo atendiendo con la misma eficacia y activi-dad y dentro de un honesto y recto juicio —como lo demues-tra la aprobación constante que el Pleno de esta SupremaCorte dio a sus dictámenes, todas las cuestiones que entra-ña la resolución de los movimientos de personal originadospor las vacantes que ocurrieron; y esta actuación libró deobstáculos la labor del Pleno y de la Presidencia de estaSuprema Corte, contribuyendo a ello la actitud siempre razo-nable y sería de los directivos del Sindicato de Trabajadoresdel Poder Judicial de la Federación, sin que hasta ahora sehaya presentado conflicto alguno entre el titular y el personalde los tribunales federales—.

Todos los señores Ministros han atendido las diferentescomisiones reglamentarias que el Pleno les ha conferido, apesar de la abrumadora labor que para todos y cada uno deellos representa su actuación en cada Sala. La Presidenciade este Alto Tribunal ha podido desahogar diariamente losasuntos, dictando los acuerdos que ellos requieren, dentrode sus atribuciones, y no deja ningún negocio pendiente detrámite. Las oficinas generales y, en especial, las directamenteencomendadas al Secretario General de Acuerdos y al Sub-Secretario de Acuerdos han marchado normalmente y con laacuciosidad y competencia, estas últimas, con que siemprese han caracterizado.

Asimismo, la Defensoría de Oficio atendió los asuntosa su cargo. Con la creación de dos Defensores de Oficio, más,los procesados han contado en el presente año con unamás eficaz atención. El servicio médico y el de enfermería,han mejorado en este año, con la dotación de los muebles,aparatos y medicamentos para la atención médica de urgenciade todo el personal.

La Suprema Corte concedió preferente interés a lasquejas presentadas con motivo de la actuación de algunosJueces de Distrito; y, cuando fue preciso designó visitado-res especiales, comisionando con tal carácter a algunos Ma-gistrados de Circuito para investigar dichas quejas, las queen general resultaron infundadas. Asimismo, se practicaronvisitas periódicas por los Magistrados de Circuito, a los Juz-gados de Distrito de su jurisdicción, de modo pormenorizado,para esclarecer, en su caso, cualquier irregularidad en eldespacho de esos Tribunales y, de acuerdo con la prácticareglamentaria, los Ministros Inspectores de cada Circuito,dictaminaron de todas las actas de visita que les correspon-dió examinar.

La falta de un reglamento interior para el funcionamien-to de la Suprema Corte, de los Tribunales de Circuito y delos Juzgados de Distrito, ha originado acuerdos aislados y

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esporádicos, para subsanar hasta donde es posible, los vacíoso deficiencias que en la marcha regular de las oficinas de laSuprema Corte y de los tribunales citados se han notado, enbeneficio de los intereses del público y de la mejor disciplinay orden económico; pero es de desearse que a la mayor bre-vedad posible, la Comisión de Reglamento integrada porvarios de los señores Ministros, dé pronto término a su la-bor, la cual debe comprender necesariamente, en su compli-cado desarrollo, desde las sesiones del Pleno y de las Salas—incluyendo el modo de verificar las discusiones y votacio-nes— hasta las prescripciones relativas al régimen disciplina-rio interior, señalando detalladamente los deberes y atribucionesde cada categoría de funcionarios y empleados.

Por separado y como anexo a este Informe, la Comisiónde Gobierno y Administración, presenta el Informe de suslabores.

CONSIDERACIONES FINALES

El despacho de los asuntos de Tribunal Pleno y de Salas,se ha podido llevar a cabo a costa de una pesada labor,resultante del enorme número de asuntos que tienen a su cargotodos y cada uno de los señores Ministros. Respecto al Tri-bunal Pleno, debe decirse que ha sostenido las orientacionesque fijó en los asuntos de su jurisdicción desde el primeraño de sus labores, como podrá verse en la compilación anexaa este Informe. Fuera de los asuntos que de ordinario resuelve,se deben mencionar de modo especial, porque entraña sin-gular interés su naturaleza jurídico-constitucional, los quese refieren; uno, al conflicto suscitado entre un grupo de Dipu-tados desaforados por la Legislatura del Estado de México,contra el Ejecutivo de la propia entidad federativa, y otro, ala petición hecha por el señor Licenciado don AquilesElorduy a este Alto Tribunal, para que ordenara una averigua-ción sobre violaciones al voto público, en el caso personaldel mismo señor Lic. Elorduy, como candidato a Diputadoen las últimas elecciones federales, por un distrito del Es-tado de Aguascalientes.

Respecto del primer caso, el Tribunal Pleno resolviórechazar la demanda presentada por un grupo de ex-Dipu-tados locales, fundando la repulsa en que la Constitución, ensu artículo 105, da facultades a la Suprema Corte para re-solver los conflictos que sobre la inconstitucionalidad de losactos de un Poder Local, promueva otro de los Poderes delmismo Estado, y en el caso, no acreditaron los demandan-tes ser los legítimos representantes del Poder Legislativo,ni podían ostentarse como Poder, ya que habían sido desa-forados.

En el segundo asunto, o sea el del señor Lic. Elorduy,previo un dictamen meditado y fundado del señor MinistroRamírez, el Tribunal Pleno estableció: que si bien el párrafotercero del artículo 97 constitucional, dispone que la SupremaCorte nombrará a alguno de sus miembros o a algún Juez deDistrito o Magistrado de Circuito, o designará uno o varioscomisionados especiales para investigar, entre otros casos, laviolación del voto público, cuando lo pida el Ejecutivo Fe-deral o alguna de las Cámaras de la Unión o el gobernador de

algún Estado, o cuando lo juzgue conveniente la misma Su-prema Corte, no se trataba de petición de alguna de las Entida-des Federales o Locales citadas, y por otra parte, este AltoTribunal no consideraba conveniente la averiguación de lasviolaciones al voto público que se denunciaron, porque estafacultad dada a la Corte por la Constitución debe ser ejercidapor ella en casos en que el interés nacional reclame la inter-vención del Poder Judicial, por la gravedad de las circunstan-cias del momento, pues atribuir a este Poder una participaciónordinaria y constante en los actos electorales, vendría a des-virtuar su función esencial, transformándolo en un cuerpoeminentemente político; que cuando un particular, y no unPoder Federal o Local, pide esa averiguación, la Constitucióndeja a la discreción de la Corte hacer uso de su facultad, ypor tanto, no está obligada a ejercitarla en todo caso de denun-cia de violación del voto público; que es fácil comprender,hasta por las personas ajenas del todo a las cuestionesjurídico-constitucionales, que si la Suprema Corte de Justiciaprocediera a la averiguación sin atender más que a la peticióndel particular y sin calificar la importancia y el interés públicoque entrañe la solicitud, llegaría a verse obligada a conocerde las elecciones de toda clase en el país, incluyendo hastalas municipales en los tres mil y tantos Municipios de la Repú-blica, con los perjuicios y trastornos consiguientes; que, porúltimo, no puede alegarse en contra de esta orientación, laexistencia de un estado de indefensión para los peticiona-rios, porque las leyes establecen otros organismos que fun-gen con plenas facultades en el proceso electoral y dentro deél es posible obtener la reparación de las infracciones al votopúblico.

Estas razones incontestables fueron las que tuvo el Tri-bunal Pleno para no acceder a la solicitud del señor Licen-ciado Elorduy, y han sido aceptadas por la generalidad de laopinión pública excepto alguna persona que recientementeemitió, por medio de un periódico, el cargo de haber faltadovalor civil a la Suprema Corte para mandar abrir la averigua-ción que pedía el señor Licenciado Elorduy. Este cargo revelaun desconocimiento absoluto de las más elementales atribu-ciones constitucionales de los Poderes Públicos, y en especial,de la Suprema Corte, así como una ignorancia notoria res-pecto a la naturaleza y atribuciones de este Alto Cuerpo y delas leyes electorales.

En efecto, es principio básico en nuestro régimen cons-titucional de gobierno democrático, que la soberanía del pue-blo se divide para su ejercicio en tres Poderes: Legislativo,Ejecutivo y Judicial, los cuales nunca podrán reunirse en unasola persona o corporación; que esos Poderes tienen faculta-des expresas cada uno de ellos de las que no pueden salirse,ni por lo tanto, ejercitar las correspondientes a cualquiera delos otros dos; que en materia de elecciones federales cadaCámara califica en definitiva y sin recurso alguno, las elec-ciones de sus miembros, y, en consecuencia, no está dentrode la función judicial de la Suprema Corte, revisar ni menosingerirse en las resoluciones que en su propia materia tomenlos colegios electorales con plena soberanía; que si bien laSuprema Corte tiene facultades conforme al artículo 97 dela Constitución, para mandar averiguar la violación de voto

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público, este precepto constitucional lo expresa de modo tangenérico y vago, que es preciso coordinarlo con el sistemaconstitucional en general, y con la naturaleza y funcionesdel Poder Judicial, por lo que el Constituyente de 1917, dejó ala discreción absoluta de la Suprema Corte, mandar abrir ono investigaciones sobre violación del voto público, cuandoestas fueran denunciadas por personas diversas de los or-ganismos de Gobierno que el propio artículo señala; y que,finalmente, no puede tener otro efecto una averiguación deeste género, que el de perseguir y castigar a los autores de laviolación al voto público, pero nunca decidir sobre la validezo nulidad de elecciones de cualquier género, puesto que elrepetido artículo 97 atribuye tan sólo a la Suprema Cortela facultad de mandar abrir una averiguación.

Ya se comprenderá, entonces, lo fundado de la ponde-rada y juiciosa resolución del Tribunal Pleno al negarse aabrir una investigación solicitada por uno de los candidatosa Diputado por un Distrito, alejándose así del peligro de con-vertirse en un cuerpo político electoral, lo cual desvirtuaríasus altas funciones constitucionales, acarreando peligros yconsecuencias desastrosas.

Para terminar este Informe, debo hace constar el afány el empeño de todos y cada uno de los señores Ministros,para cumplir sus arduas obligaciones. No han sido óbice paraello, los esporádicos ataques que varios de sus miembros hanrecibido, principalmente en estos últimos meses, como acon-tece toda vez que se estima próxima una renovación delpersonal integrante de este Alto Tribunal. Ya el presidenteGuzmán Vaca, para no mencionar más antecedentes, en suInforme correspondiente al año de 1928, decía: “La SupremaCorte de Justicia ha sido tachada, por los unos de ser reac-cionaria; y de no serlo, por los otros. Quizás esto prueba quesu actuación ha sido estrictamente imparcial y que sus fallosno consideran más interés que el que entraña la ley aplicadaa cada caso”; y agregaba: “Es fácil acusar y muy cómodohasta calumniar, ya sea con fines políticos, o con cualquierotro objeto de egoísmo o de rencor personal, para producirel descrédito, aunque sea aparente del Tribunal. Es aún másfácil, porque ni la Suprema Corte, ni los Ministros, ni losJueces inferiores, pueden defenderse desde el momento enque su dignidad y su decoro les veda descender al terrenode sus detractores; y que sería necesario estar sosteniendo acada momento controversias y polémicas muy ajenas a lamisión de administrar justicia. En cambio, ¡cuán difícil espara los funcionarios judiciales, satisfacer honradamente lasexigencias de todos! ¡cuán amargo es para ellos ser calum-

niados! ¡y cuán injusto es que se lancen acusaciones veladascontra algunos y se generalicen los cargos contra todos, com-prometiendo el prestigio de la Justicia Federal! Yo pienso quees labor patriótica procurar que se consolide la respetabilidadde nuestras instituciones de justicia, especialmente, de nues-tro más Alto Tribunal; velar por su verdadero prestigio, yafirmar en la conciencia pública la fe en sus resoluciones.En buena hora que se critiquen los fallos, cuando así debahacerse, y que se sugiera la depuración del personal, si estoes preciso; pero no por ello que se declare desprestigiada atoda la Administración de Justicia, y se zahiera a la SupremaCorte con la más absoluta falta de respeto y, aun a veces, dela más elemental cortesía, para hacer perder al pueblo laconfianza en sus Jueces”.

También expresaba cosa semejante el Informe que rendícomo presidente de la Segunda Sala, en el año de 1929, aldecir: “Nuestra labor no es placentera ni siquiera tranquila;por respetable como debería ser, si la carroña de la envidiano la calumniara o el odio o la malquerencia no la desvir-tuara, procedente éstos y aquélla de quienes menos deberíaesperarse, por razón de función análoga, o por escritores sinconciencia, guiados tan sólo por su fracaso como malos po-líticos. Día a día y momento a momento, el Magistrado tieneque resistir estoicamente, pues así lo obliga la nobleza de sumisión de paz y de serenidad, las más crueles injurias y lasmás acerbas censuras. Nuestra respuesta es únicamente unatesonera y firme labor de la fe en la conciencia colectiva yde apego a la Ley”.

Pero debemos permanecer serenos e inalterables en eldesempeño de nuestra alta función de Justicia, a pesar deque nos ha tocado ser Jueces en tiempo de transformaciónsocial, de guerra internacional y de renovación de las institu-ciones jurídicas, persiguiendo siempre el mismo noble ideal,o sea el de hacer efectivas las garantías individuales y elcumplimiento estricto de la Constitución. A todos los que conjuicios aventurados, procedentes de ignorancia y de dolo,pretenden restarnos tranquilidad y energías, debemos respon-derles con una labor tesonera y cumplida, que será la mejorjustificación de nuestra situación.

Ruego a vosotros, señores Ministros, la aceptación demi personal gratitud, no sólo porque hicistéis recaer en mí elinmerecido honor de presidir este Alto Tribunal, sino tambiénpor vuestra sincera e inteligente colaboración.

SALVADOR URBINA

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LAS MISERIAS DE LA SUPREMA CORTE*

Por el Lic. Lucio Mendieta y Núñez.

Al concluir sus labores, en el año de 1943, la SupremaCorte de Justicia de la Nación confesó un rezago de dieci-nueve mil expedientes. Si consideramos que tras de esa cifraescueta se hallan muchos intereses destruidos, muchas angus-tias y lágrimas, comprenderemos su enorme significado enla vida nacional. ¿Es caso de repetir la conocida frase lapi-darla; justicia que tarda y a no es justicia?

Tres, cuatro, cinco y más años duermen los asuntos enlos archivos del Máximo Tribunal, no el sueño del justo, sinoel injusto sueño a que los condena defectuosa organizaciónrutinaria y absurdos procedimientos que todos advertimos;pero que nadie ha sido capaz de remediar. Ello se debe a lapobreza de nuestro foro como valor social, a la falta de in-fluencia de las agrupaciones de abogados por su abulia, puessólo dan señales de vida en vísperas de la integración de lostribunales.

Si el foro mexicano fuese respetable y las sociedadesde jurisperitos estuviesen dotadas de nobles ideales, dina-mismo y espíritu de servicio y cooperación y sobre todo devalor civil, habrían borrado de la vida de México, desde haceaños, por medio de enérgicas protestas, de representacionescolectivas y críticas sistemáticas ese bochornoso espectáculode la justicia del trabajo, de la justicia penal y la increíblelentitud de la defectuosa justicia federal.

Concretándonos, por ahora, a esta última y dentro deella a la que imparte el más Alto Tribunal del país, diremosque cómo andará la cosa cuando uno de los actuales señoresMinistros, el licenciado Tena, expuso, recientemente, su pare-cer en el sentido de que la Suprema Corte requiere una total

reorganización que él mismo propone y de cuyas ideas sedestacan dos iniciativas fundamentales: aumento de salas ysupresión de las audiencias públicas. En nuestro concepto elproblema es mucho más hondo y para resolverlo precisa llevara cabo un previo análisis crítico del funcionamiento de laSuprema Corte, en sus más íntimos y hasta ridículos aspectos,según verá el curioso lector.

Advertiremos, antes de entrar en materia, como en esaspelículas de largo metraje, que aun cuando nuestras afirma-ciones se derivan de la más concreta realidad, no se refierena tiempo determinado ni a persona alguna en particular, sino ala institución misma, y por lo tanto, cualquiera semejanza quepudiera encontrarse con gentes de carne y hueso, no pasa deser una pura coincidencia.

Cada Ministro tiene, como se sabe, a sus órdenes, undeterminado número de Secretarios que son los que estu-dian “de cabo a rabo”, los expedientes y formulan proyectos desentencia para que los suscriba tal como lo son presentados,si los aprueba, o con las modificaciones que sugiera. En conse-cuencia el primer paso de todo litigante hábil, en la SupremaCorte, consiste en trabajarse al Secretario del Ministro po-nente.

Desdeñemos casos excepcionales de venalidad y ocupé-monos de los Secretarios cuya honradez estriba exclusiva-mente, en que son incpaces de recibir dinero para confeccionarproyectos e informes tendenciosos. “Trabajarse”, a estosseñores, consiste en averiguar quién es su amigo íntimo, sucompañero de aulas de gran confianza, o el “influyente” quepuede sugestionarlo. Una vez encontrada, se le envía paraque procure ganarse su opinión.

El Secretario, a veces inconsciente y otras conscien-temente, se inclina a considerar, el asunto de modo favorablea los intereses que así se defienden y sus informes y proyectosresultan, por ello mismo, con frecuencia, tendenciosos. * El Universal, 5 de enero de 1944.

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En otras ocasiones el Secretario no es suficientementecapaz, por falta de talento o de conocimientos o de ambascosas, o bien se ve obligado a estudiar los negocios apresu-radamente para presentar el número de fallos que se le exigecomo si trabajara “a destajo” y entonces informes y proyectosson necesariamente defectuosos.

A todo esto se deben esas sentencias injustas en las quelos hechos se ofrecen tergiversados, en la que se omite laconsideración de pruebas importantes, en las que dominala minucia de procedimiento o de forma para eludir el estudio,concienzudo, a fondo, de muchos asuntos mediante el fácil“sobreseimiento”. Así se ha hecho de la noble institución delamparo, un absurdo juego de malicias.

Los Ministros, en determinados casos, toman interésparticular y los estudian personalmente; pero sucede, enton-ces, que “se casan con sus ideas” y se vuelven paladines deellas a la hora de la “vista”, y si no hay interés contrario, en otroMinistro, el proyecto se aprueba aun cuando sea un monu-mento de mediocridad o de injusticia. Allí están centenares,acaso millares de esos monumentos perpetuando las miseriasde la Suprema Corte.

El siguiente paso del buen litigante, después de “traba-jarse al Secretario”, es el de “trabajarse al Ministro” lo que sehace mediante el “alegato de oreja”. Para éste se requiere unabogado de prestigio, de polendas influyente, a fin de que seadebidamente escuchado. Quien se encarga de este alegatohace guardia en las escaleras, por los pasillos, a las puertas delos ascensores del edificio de la Corte, como un vulgar pedi-güeño, para “cazar” al Ministro antes de que entre a su Sala yatosigarlo con alegaciones verbales, con sabios bisbiseos aloído sobre el asunto que defiende.

Cuando se consigue, por fin, que el juicio sea “listado”para la vista, es necesario adquirir a toda costa y a veces atodo costo, una copia del proyecto de sentencia. Sobre eseproyecto se redacta un memorándum, rebatiéndolo si es des-favorable; pero discretamente, sin dar a comprender que seconcede y se pone en manos de cada Ministro una copia.

Agotadas estas gestiones que se hacen a lo largo demeses y de años, al litigante solamente le queda el “derechodel pataleo”. Consiste en estar pendiente del día y hora en queel negocio será “visto” para sentarse en una de las mullidasbutacas de la Sala respectiva, dedicadas al público, y sufrir,durante los debates, “remollucándose” en ella, haciendo ges-ticulaciones y lanzando resoplidos, más o menos discretos, cadavez que escucha algún despropósito Ministerial. Si las cosasllegan al punto de la mentira o de la omisión de pruebas o con-tradicción de documentos indubitables que obran en autos, elinteresado, en el colmo de la nerviosidad, escribe rápidamentepequeñas notas, que mediante propina, envía a los señoresMinistros por conducto de los ujieres. Sólo falta que esosbilletes vayan coquetamente perfumados, para establecer unequívoco idilio jurídico entre la víctima y sus victimarios.

¿No está reñido todo esto con la seriedad del más altotribunal del país? ¿No es complicadamente ridículo? ¿No ame-rita una urgente y radical transformación?

Sí, seguramente, y esa transformación se deriva de lasmismas lacras que hemos señalado, según se verá en seguida:

a) Si los Secretarios son quienes estudian los expe-dientes en todos sus detalles y formulan los proyectos desentencia, debe aumentarse su número y procurarse su máxi-ma calidad sin perjuicio de aumentar el número de ministros enla proporción necesaria que los negocios sean despachadoscon mayor rapidez y eficacia.

b) Ganarían mucho la equidad y la justicia y el decorode la Corte si se pusieran los proyectos de sentencia redac-tados por los Secretarios, a la vista de las partes durante ciertoplazo, para que formularan, en breves escritos. sus obje-ciones, puntualizando mentiras, desfiguros, omisiones, en elplanteamiento de los hechos y alegatos sobre el derecho. Asíresultaría inútil que los litigantes “trabajaran” a los Secreta-rios para obtener proyectos viciados de parcialidad. Se daría elverdadero valor a la intervención de los Secretarios en lasejecutorias, porque ahora sacan muchas veces la castaña conla mano del gato y algunos presumen de ser, en realidad, losjuzgadores.

c) Los señores Ministros estudiarían personalmente losproyectos de los Secretarios, las objeciones y los alegatos delas partes, sólo tendrían que ver puntos concretos del expe-diente, y fallarían aceptado, modificando o rechazado el pro-yecto. Así los cinco integrantes de cada Sala conocerían afondo los respectivos asuntos, ninguno “se casaría” con el pro-yecto, desempeñarían una alta misión de justicia y no serían,como a veces han sido, firmones y repetidores del trabajo desus Secretarios.

d) Yendo más al fondo del problema, se podría lograrabsoluta independencia del Poder Judicial Federal, si a partirde la inamovilidad, los Secretarios de la Corte fuesen elec-tos por el pleno de la misma, escogiendo de preferencia, a losmás brillantes Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito,y las vacantes de los Ministros fuesen llenadas, también porel pleno, eligiéndolos de entre los Secretarios que se hubiesendistinguido por la actividad, eficacia y honestidad de sutrabajo. Así se establecería una constante emulación quellevaría al Máximo Tribunal del país a los más altos gradosde perfeccionamiento. Así, además, se llegaría a implantar lamagistratura de carrera que, tal vez, sea la conveniente parala mejor organización y funcionamiento de la justicia enMéxico.

e) Pero todo esto no aliviaría a la Suprema Corte delcúmulo de expedientes que padece si no se complementaranlas reformas propuestas, con un riguroso procedimiento deresponsabilidad para autoridades y particulares. Porque sonmuchos los investidos de poder que violan descaradamentelas garantías individuales sin justificación alguna y muchos loslitigantes que abusan del juicio de amparo. Si se obligara a laSuprema Corte a fijar irremisiblemente, en toda sentencia,penas a la autoridad responsable, y a los litigantes de notoriamala fe, EN EXCEPCIONALES CASOS BIEN SEÑALA-DOS PARA NO MANIATAR A LOS FUNCIONARIOS NIHACER PROHIBITIVO PRÁCTICAMENTE EL JUICIO DEGARANTÍAS, se lograría reducir, en un cincuenta por ciento,tales juicios y la higienización moral de nuestro medio curia-lesco.

f) Nos pronunciamos en favor de las audiencias públi-cas porque ellas presentan a los señores Ministros, ante la

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nación, mediante las crónicas de la prensa y el auditorio delitigantes, en toda su estatura moral, intelectual y científica.Allí se ve quien es Ministro por sus propios derechos detalento y competencia y quien por simple dádiva política.Nos pronunciamos en favor de las audiencias públicas por

que si siéndolo, a veces, la justicia huele mal, cuando se hagana puerta cerrada, aún con las reformas que proponemos, peorsin ellas, sería caso de verla fenecer por asfixia.

LIC. LUCIO MENDIETA Y NÚÑEZ.

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¿CUÁNDO EL ADULTERIO ES PUNIBLE?

COMENTARIOS SOBRE RECIENTES EJECUTORIAS DE LASALA PENAL DE LA SUPREMA CORTE*

Por José Ángel Ceniceros.

Sabedor de que en recientes sesiones de la Sala Penalde la Suprema Corte se discutieron dos proyectos de sentenciapor el delito de adulterio, y con diferencia de unos cuantosdías se dictaron resoluciones opuestas tratándose de casos se-mejantes, entablé plática con el distinguido corresponsal deCriminalia en la Suprema Corte y que atiende la sección inti-tulada “La Suprema Corte Dice”, en dicha revista, con el finde precisar que importancia tenían esas resoluciones, y comoresultado del diálogo que entablamos sobre el tema, decidíescribir este artículo sobre la punibilidad del adulterio, envirtud de que el tema es de utilidad general y de atractivointerés.

En el primer caso, fallado con proyecto del MinistroOlea y Leyva, la presunta adúltera es una sirvienta de muyhumilde condición, que después de estar separada de hechodos años de su marido vivía en amasiato con un tercero. El pro-blema fundamental para la Sala consistía en apreciar si lasrelaciones de amasiato de la sirvienta implicaban un adulteriocaracterizado por la Ley Penal con el nombre de “escándalo”para ser punible. Olea y Leyva estimó que debía diferenciarserespecto de la integración de aquel elemento, según se tratede personas de distinta condición social y atendiendo tambiéna que en nuestra clase baja el amasiato es la forma más usualde unión.

En su ponencia textualmente expresa: “No existen tam-poco elementos para suponer que el delito cometido lo hayasido con escándalo, menos aún si se considera que la presun-ta adúltera es sirvienta, de muy humilde condición económicay, por tanto, sus relaciones de amasiato, regulares en personas

de su clase, no pueden provocar la alarma social a que seacondiciona el delito para su punibilidad”.

En el diverso proyecto sometido a la consideración dela Sala y formulado por el Ministro Rebolledo, se declaróque el elemento “escándalo” se había justificado mediante laaceptación de los acusados de que vivían públicamente comomarido y mujer. Para los Ministros De la Fuente y Olea y Leyvatal aceptación según dijeron al discutirse el asunto no podíaconstituir por sí sola el requisito a que condiciona la Ley Penalel castigo del adulterio. De la Fuente expuso que el simpleconocimiento que tenga la sociedad de que un sujeto tienerelaciones extramatrimoniales con una mujer, no puede provo-car la alarma, sino que es menester que esa conducta seacompañe de un injusto abandono de la cónyuge y de loshijos y que además, se suplante auténticamente el hogarlegítimo; se refirió también a la permanencia que pudieradar lugar a un más amplio conocimiento de esas relaciones.

Para el Ministro Olea y Leyva, el delito de adulterio,que nace de la imperfección de la naturaleza humana, estácada vez más distante de la esfera del derecho penal: observacómo la ley lo ha venido desplazando continuamente y comoha otorgado su reconocimiento hasta los hijos nacidos de rela-ciones adulterinas; añade que el adulterio tiende a sancionarsecon medidas de naturaleza civil, el divorcio preferentemente.Aprovechó el Ministro Olea y Leyva la ocasión para hacer unelogio del hogar legítimo pero dijo, con Epicteto, que nadade lo humano podía serle indiferente, y por ello se explicaba,con espíritu tolerante que las pasiones humanas son las gene-radoras de esta clase de delitos. Textualmente expresó:

“Quiero traer a la memoria de los compañeros, el infi-nito número de matrimonios que no tienen un lecho y sinembargo conservan el hogar; quisiera que se pensara en tantascausas que provocan el distanciamiento de los cónyuges a * Excélsior, 15 de junio de 1944.

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veces en forma definitiva, y que no se pueden evitar; en cómola imperfección del hombre y de la mujer los lleva a lo que esuna necesidad ingente, forzosa, necesaria; necesaria en el sen-tido de cómo se cumplen las leyes naturales que no pueden eva-dirse, las necesidades biológicas que provocan el ayuntamientode dos seres. Ante la realidad de estas leyes naturales, antela imperfección de la naturaleza humana, se burlan las leyesreligiosas, divinas y aun las humanas que exigen la pureza delos cónyuges, precisamente porque el ser humano se debateen pasiones terribles”.

Los Ministros Ángeles, Rebolledo y Ortiz Tirado juz-gan, por su parte, que la publicidad de las relaciones adul-terinas surte el requisito de sanción del adulterio en cuantoprovoca un estado de alarma social que se debe reprimir porla Ley Penal. Para el Ministro Ortiz Tirado es necesario es-tructurar alguna sanción penal que proteja adecuadamente ala familia, centro vital de la sociedad y del Estado mismo.

El diálogo con Argüelles nos llevó a consideracionesvariadas y la conversación se orientó por rumbos insospe-chados, y cuando discutimos si el adulterio debe ser o no enesta época, punible como delito, recordamos como el delitode adulterio estuvo a punto de desaparecer del catálogo delcódigo de 1931, cuando al elaborarse el proyecto de ese orde-namiento la mayoría de la comisión, Teja Zabre López Liray Ernesto Garza, votó porque se radiara esa figura delictivadel código, contra la opinión del que escribe este artículo yla de su colega Luis Garrido, que reconociendo las acerbas y enocasiones justificadas críticas que se han hecho para excluirel adulterio de los ámbitos del derecho punitivo, juzgaronque se debía seguir incluyendo en los códigos penales, porquetal inclusión representa, por lo menos, un valladar que se oponeal desenfreno y al relajamiento de las costumbres; porque lasleyes penales independientemente de su aspecto coercitivotienen también una alta misión civilizadora.

González de la Vega, en su Código Comentado, al expli-car el delito de adulterio, entre otras cosas expresa:

“Por la dificultad de denotar el discutible objeto de latutela penal, por la dificultad práctica de su comprobaciónen los procesos, por la esterilidad de su represión y por la crisisactual del matrimonio, la tendencia moderna es abolicionistadel adulterio como delito, abandonando su ilicitud a las sim-ples sanciones civiles”. Y al tratar de justificar por qué nuestralegislación lo conserva, expresa que “a lo menos, ha limitadosu represión a muy contados casos (escándalo, violación deldomicilio), ya que equiparando el sexo de los cónyuges adúl-teros para los efectos de la represión. En otras palabras queel acto se cometa en condiciones de grave afrenta, porque loque el legislador contempla es la injuriosa y despectiva acti-tud de introducir al participe a la habitación común, y conescándalo, es decir, acompañado el estado o acto adulterinode grave publicidad, afrentosa, para el cónyuge inocente”.

Del momento más entusiasta de nuestro diálogo, quierorecordar el criterio liberal y de sutil razonamiento de Argüe-lles: “Creo que el delito de adulterio se debería sancionar encasos muy especiales y sólo en razón de la injuria que se causaal cónyuge inocente, más despojándolo totalmente de cual-quiera consideración de índole moral; estimo que es preciso

no confundir el delito con el pecado ni la misión política dela justicia criminal con la misión ascética de la justicia divi-na. Las causas que se invocan para considerar dicho delitocomo resguardador del hogar legítimo, son ficticias; esta insti-tución desaparece con el adulterio del cónyuge y no seríaneficaces ningunas sanciones para detener los impulsos de lanaturaleza humana, tan propicia a extravíos. Se incluye estedelito entre los llamados sexuales y sin embargo su estudiodoctrinario gira en torno al concepto honor, y es bien sabidoque la idiosincrasia latina cuando juzga que se ha lesio-nado aquél, con bien o mal entendido concepto, no reaccionaacudiendo a los tribunales, porque éstos no podrían nuncareparar un daño de esa naturaleza. Creemos, con el MinistroOlea y Leyva, que el divorcio es la única medida legal quepuede solucionar esos problemas de índole doméstica, que haceque los cónyuges busquen relaciones extramatrimoniales.La práctica de los tribunales ha evidenciado que los proce-sos por adulterio van precedidos casi siempre de un mani-fiesto deseo de venganza y de despecho y no con el objeto dereinstalar la armonía familiar; el cónyuge ofendido deseaun resarcimiento que no resuelve su problema familiar, peroque se traduce, en cambio, en un castigo para el adulterio.La opción que concede la ley para el perdón aun después dedictada sentencia, reafirma la tesis de que la inclusión del delitode adulterio en tipo diverso del de injurias, es sólo instru-mento de venganza susceptible de ser o no utilizado, segúnconvenga a la víctima”.

Por mi parte estimo, sin dejar de reconocer el valor dela copiosa doctrina abolicionista del adulterio como delito,que hizo bien el Código de 1931, por cierto por el voto de laminoría de la comisión redactora (por haberse decidido porel criterio de esa minoría la Secretaría de Gobernación), que sehizo bien en atender una corriente fuerte de opinión pública,en el sentido de la conservación del delito de adulterio, aun-que limitada su punibilidad a los casos en que se comete encondiciones de grave afrenta, o sea en el domicilio conyugalo con escándalo. Propiamente más que el adulterio se estápenando la desvergüenza de los adúlteros.

No, por ello desconozco que el problema, más que jurí-dico, es un hondo problema moral, por que si bien es ciertoque la planteación de las consecuencias de un hogar desa-venido, para los efectos de la tutela jurídica por parte delEstado se plantea como una cuestión objetiva, es en la con-ciencia de los esposos, de los padres y de los hijos, en dondese plantea tremendo el doloroso drama de la crisis moral por laque atraviesa la familia, y que mientras no haya fuerzas posi-bles capaces de dar solidez, al hogar, los remedios jurídicosson y serán siempre sólo paliativos de un mal, con frecuenciadesgraciadamente incurable.

En el aspecto jurídico del problema y dada la situaciónde que el adulterio en determinadas condiciones es un delitopenado por la ley, sería conveniente, de todos modos, que elmás Alto Tribunal del país delineara con contornos precisoslos requisitos a que se condiciona la existencia del adulterio,para no dar lugar a resoluciones como la que he comentado,en apariencia opuestas. El tema abarcaría la resolución de esosproblemas:

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¿Debe considerarse la condición social de los adúlteros?¿Qué se entiende por publicidad de las relaciones irregula-res? ¿El delito implica necesariamente el abandono del hogarlegítimo?

Cuestiones son éstas de alta importancia para la técnicajurídica.

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LAS FALLAS DEL MINISTERIO PÚBLICO*

No se sabría ponderar la importancia del debate que enla actualidad se desarrolla en la Sala Penal de la SupremaCorte de Justicia acerca del Ministerio Público. Tiene, sinduda alguna, una trascendencia teórica, pero mucho mayores la práctica que ha de concedérsele. Según el artículo 21constitucional “la imposición de las penas es propia y exclu-siva de la autoridad judicial”, pero “la persecución de losdelitos incumbe al Ministerio Público”. Hasta ahora se haconsiderado que no hay recurso alguno contra esta facultadcualquiera que sea la forma en que la ejerza la ProcuraduríaGeneral de Justicia a través de sus agentes puede a su arbi-trio dejar de perseguir aun los delitos más notorios, claros yescandalosos, y con sólo ello paralizar la acción de la judi-catura. Cierto que el sistema de acusación de las infraccionesdelictuosas que los técnicos llaman “inquisitorial”, y quereserva al Estado el derecho de perseguirlas como ofendido,se halla en la legislación mexicana atenuando con la posibi-lidad de que se una “parte civil” para que actúe en calidad deacusación privada; pero hasta ese correctivo, proveniente delsistema de persecución nombrado “acusatorio”, resulta de muydudosa eficacia porque la acriminación pierde casi toda sufuerza en cuanto se abstiene de hacerla el Ministerio Público.

El problema, interesantísimo en todos sentidos, consis-te, pues, en decidir si éste incurre o no en responsabilidadjudicialmente exigible, cuando en uso de su arbitrio casi dicta-torial resuelve no ejercer la acción persecutoria aunque acausa de ello se violen determinadas garantías constitucio-nales, y se comprometa el buen nombre de la administraciónde justicia, así como la responsabilidad de la ley. De ahí la

expectación apasionada con que se siguen los debates queen torno de él sostienen los miembros de la Sala Penal de laSuprema Corte.

Decíamos antes que si la cuestión reviste extraordinariatrascendencia teórica, no la tiene menos cuando se le vea concriterio práctico. La posibilidad de invalidar la acción judicialque supone el irrestricto arbitrio con que lleva el MinisterioPúblico su función persecutoria de delitos resulta peligrosa.Muy frecuentemente las denuncias del fiscal — que sólo pue-den ser revisadas dentro del mecanismo a que pertenece yque siempre se han considerado a salvo de la intervención pro-tectora de la justicia federal — se inspiran en motivos políti-cos, aunque existan en contra razones jurídicas y socialespoderosas.

El caso más reciente y más bochornoso, por sus pro-porciones internacionales, es el de David Alfaro Siqueiros.El 24 de mayo de 1940, Siqueiros, a la cabeza de una seriede individuos que portaban uniformes del ejército, asaltó lacasa del refugiado político León Trotstky; los saldos del asaltofueron el asesinato frustrado del exiliado y de su esposa, da-ños de importancia en los bienes de ambos, y el plagio de unjoven norteamericano Robert Sheldon Harte, a quien pos-teriormente se halló muerto y sepultado en una finca rústicaen donde lo tuvieron por cierto tiempo sus plagiarios. Unoscuantos meses después, algunos delincuentes fueron aprehen-didos por la policía; sin embargo, gracias sobre todo a laactitud del Ministerio Público la mayor parte de los reos salie-ron pronto en libertad. Siqueiros mismo, que fungió comojefe, logró que sus inequívocas responsabilidades penales seredujeran al mínimo, para que pudiera dejársele libre bajocaución. Las influencias protectoras con que cuenta — másefectivas que las que aparatosamente se extendieron sobresu víctima, para hurtarla, al menos en apariencia, a sus encar-* El Universal, 17 de junio de 1944.

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nizados enemigos políticos — llegaron a más; a facilitarle lafuga, con pasaporte y protección diplomática en el exterior;y a inhabilitar a su regreso la misión persecutoria del Minis-terio Público, que aun cuando sigue viva la acción penalcontra el prófugo, todavía no se decide a refrendar la ordende aprehensión perdediza que se expidió contra él ya que nopodía ser habido.

En el informe que rindió a la Suprema Corte de Justiciael licenciado Rafael Murillo, al retornar de una visita al penalde las Islas Marías, expresa que éste no cumple con sus fines,y que ahí sólo hay pobres; lo que “le hace concluir que paralos que tienen dinero, México debe ser un verdadero paraíso”.El licenciado Murillo no necesitaba ir tan lejos con el ob-jeto de hacer su exactísima observación; en todas las cárcelesdel país ocurre lo mismo. Sólo padecen persecución de lajusticia los que no disponen de recursos para desviarla; enconsecuencia, las prisiones únicamente alojan a meneste-rosos; los adinerados salen de ellas siempre, en un lapso máso menos corto, cualquiera que sea la magnitud del delito que

hayan cometido. Cabe sospechar, por tanto, que el pesomonetario se suma al de la política para influir sobre la formaen que los agentes del Ministerio Público ejercitan la facultadque confiere a ése el artículo 21 de la Constitución.

El debate de la Suprema Corte es, insistamos, trascen-dental si se contempla su aspecto jurídico puro; pero adquiereuna vital importancia, cuando se considera que el sistemavigente de persecución de los delitos pone en manos delMinisterio Público una suma de facultades que puede ejercer,y que de hecho ha ejercido muchas veces, no precisamentepara prestigiar a la justicia, para defender el interés socialcontra sus agresores, y para velar con celoso empeño por eligualitario cumplimiento de la ley, sino para todo lo contrario.

Es hora, pues, de que se piense en contrabalancear tandesmedido arbitrio siquiera con la posibilidad de sacar apública vergüenza, por medio del juicio de garantías, las com-ponendas, complacencias e inmoralidades de quienes haganun uso indebido de él.

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LA SUPREMA CORTE Y EL MINISTERIO PÚBLICO

Por Carlos Franco SodiProfesor de Procedimientos Penales en la Universidad Nacional Autónoma

Cuando uno de los derechos fundamentales que la Cons-titución garantiza al hombre es violado por la autoridad, seaésta federal o local, llámese humilde policía, modesto regi-dor, representante del fisco, Juez civil o penal, TribunalSuperior de Justicia local o del Distrito y Territorios, Juezde Distrito o Magistrado de Circuito, Legislatura de un Estadoo Gobernador del mismo, Congreso de la Unión, Secretariode Gobernación, Relaciones, Agricultura, Hacienda, Comu-nicaciones, Educación, Salubridad o Economía, Jefe de ésteo del otro Departamento, director General o Jefe de Sección,Secretario de la Defensa, humilde oficial al frente de pequeñodestacamento o presidente de la República, cuando una detodas estas autoridades o cualquiera otra, repito, viola elderecho constitucionalmente protegido de un ciudadano,procede, contra su arbitraria conducta, el juicio de amparo;pero cuando el autor del atropello, cuando el funcionario viola-dor de la ley, cuando la autoridad arbitraria, se llamaMinisterio Público, entonces el amparo es improcedente, lavíctima debe resignarse y la sociedad, resignada también,debe sufrir el daño inmenso que entraña toda violación de laley verificada por un funcionario del Estado, pues la SupremaCorte de Justicia en vieja, muy vieja y, a la vez, nefasta juris-prudencia, ha declarado que el Ministerio Público es, en México,la única autoridad que puede, sin control alguno, obrar almargen de la Constitución.

Lo viejo es respetable, respetable por ello es la tradi-ción, respetables por viejas son las antigüedades que en losmuseos se conservan; pero a nadie se le ocurre que respeta-bilidad semejante nos obligue a obrar como nuestros antepa-sados, a vestir como en los tiempos de la Colonia, armar

a nuestros soldados con los fusiles de los chinacos y juzgar alos hombres con las leyes de Alfonso el Sablo. A nadie leparece lógico actuar y pensar como se pensó y actuó haceaños, sólo por razones de costumbre, de siempre ha sido asíy de esto es lo consagrado por el tiempo, pues la costumbre,lo que el tiempo consagra, lo que año con año han repe-tido los hombres, puede ser contrario a las necesidades delmomento, haber sido un viejo error que no advirtieron nuestrosabuelos, como lo es, sin duda alguna, el pensamiento de nues-tra Suprema Corte con relación al Ministerio Público.

Viene a cuento lo anterior porque dos señores Ministrosde nuestro Máximo Tribunal, los señores licenciados don Teó-filo Olea y Leyva y don Fernando de la Fuente, han planteadoa sus dos compañeros de Sala, señores Ministros Ángeles yRebolledo, la necesidad de abandonar la vieja jurisprudencia,la necesidad de afirmar que sí es jurídicamente posible y debi-do controlar, a través del juicio constitucional de garantías, alMinisterio Público, en los casos y por las mismas razonesque se controlan a todos los demás órganos del Estado y, porlo tanto, que debe la Suprema Corte abrir las puertas delamparo a las víctimas de ese hipertrofiado monopolizadorde la acción penal que, parapetado tras erróneas interpreta-ción del artículo 21 de la Constitución, persigue o no persiguea los delincuentes, a su antojo, sin que haya, hasta la fecha,medio alguno de enmendar sus yerros cuando lo son o sus pi-cardías cuando suelen serlo; pero que, de todas suertes, dejana la víctima del delito sin justicia y a la sociedad sin defensacontra el crimen.

Los argumentos que se aducen para mantener tan ab-surda situación son varios, figurando entre ellos los siguien-tes: 1o. Que la jurisprudencia de la Corte declara improcedenteel amparo. 2o. Que conforme a la Constitución correspon-* El Universal, 26 de junio de 1944.

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de al Ministerio Público, exclusivamente, perseguir los deli-tos y que si se quiere obligarlo a ello, por medio del amparose viola nuestra Carta Magna, puesto que se hace intervenir enla persecución del crimen a la autoridad judicial. 3o. Que lavíctima de un delito que el Ministerio Público no quiso perse-guir, no sufre violación alguna en sus derechos, ya que puedeexigir al delincuente le pague daños y perjuicios, deman-dándolo ante los tribunales civiles, y 4o. Que modificar la viejajurisprudencia comentada, significa, ni más ni menos, queregresar a los odiosos tiempos de la venganza privada o a losaños sangrientos que conocieron, para vergüenza del hombre,el llamado procedimiento inquisitorial.

Si el lector piensa que tan llevados y traídos argumentospretenden mantener una situación que se traduce en estaspalabras: “El Ministerio Público puede, o no, según le vengaen gana, permitir a los Jueces que castiguen los delitos”, si ellector piensa en ello, repito, comprenderá con el solo uso desu razón y sin que necesite conocer derecho (que es ante todoy sobre todo razonable) que ninguno de aquellos argumentos,ni la suma de todos, puede justificar semejante barbaridad.

En efecto, el que la jurisprudencia, la vieja y venerablejurisprudencia haya establecido la improcedencia del amparocontra el Ministerio Público, no tiene validez, pues en primertérmino, se trata precisamente de cambiarla y, en segundolugar, si está equivocada, si ha tenido como resultado funestasconsecuencias para la sociedad si supone una derogación almandato legal que declara procedente el juicio constitucio-nal contra todo acto de autoridad que viola garantías indivi-duales (el Ministerio Público, cuando resuelve no ejercitarla acción penal o se desiste, ejecuta un acto típico de su auto-ridad), si todo esto acontece, digo, no tenemos que respetarun criterio judicial erróneo, sólo porque es viejo y se nos pre-senta con ropaje de venerable patriarca.

El segundo argumento es todo un sofisma. Es verdadque el artículo 21 Constitucional expresa que sólo incumbeal Ministerio Público la persecución de los delitos, perode aquí no se puede concluir que si la Corte en un caso con-creto, en una sentencia de amparo, dice al Ministerio Públicoque ha violado garantías constitucionales al archivar ilegal-mente una averiguación o al desistirse del ejercicio de la acciónpenal se convierta en persecutora del crimen, ya que en hipó-tesis semejante la Corte se limita a hacer la declaración referidasin que ella, ni nadie, sino únicamente el Ministerio Público,ejercite la acción penal. Es más, con criterio semejante podríanegarse la procedencia del amparo contra actos de los tribu-nales comunes o de las autoridades administrativas, ya quesería posible afirmar que, al concederse contra ellas obligán-dolas a obrar conforme al criterio de la Suprema Corte, ésta,en realidad, estaba invadiendo funciones exclusivas de lasotras, lo que en última instancia, nos conduciría a negar, entodo caso, la procedencia del juicio de garantías.

El tercer argumento es hijo de una de tantas ficcionesque mal se llaman jurídicas y que chocan en lo absoluto contrala realidad. Se dice, en efecto, que siendo el delito un malpúblico, pública debe ser su represión y de aquí se concluye

que el ofendido no tiene derecho alguno para demandar elcastigo y al delincuente, ya que ese derecho correspondea la sociedad representada por el Ministerio Público. Puesbien, si es cierto el carácter antisocial del crimen, el derechode la colectividad para sancionarlo y la naturaleza pública desu persecución, es un deber del Estado frente a todos y cadauno de los ciudadanos y, de manera particular, frente alas víctimas cuyo viejo derecho a hacerse justicia por símismas ha quedado substituido por la actividad punitivaestatal, lo cual signífica que si el Estado tiene el deber decastigar, el particular tiene el derecho de exigirle que castiguey si ese castigo, mejor dicho si la persecución del criminalpara imponérselo se consagra como un deber del MinisterioPúblico en un precepto constitucional que es, a la vez garantíade derechos individuales, resulta, a la postre, que el dere-cho del particular para obtener del Ministerio Público lapersecución del delito, es un derecho que la Constituciónreconoce y que si es violado por aquél permite legalmente lainterposición y el éxito del amparo.

Por último, el argumento que se refiere al retorno a lavenganza privada y a la vuelta a los procedimientos inquisi-toriales por el sólo hecho de reconocer la procedencia delamparo contra el Ministerio Público, carece en lo absolutode seriedad, no tiene validez práctica ni científica alguna yrecuerda, más bien, las sinrazones de los demagogos cuandoven descubierta la perfidia de su causa y pretenden a todacosta defenderla.

La venganza privada se da cuando el Estado no persigueal delito y abandona su función represiva a los particulares,pero nunca cuando se concede a éstos el derecho de reclamarante un órgano del mismo Estado, la conducta de otro órganosuyo que destina a la persecución del crimen y no cumplecon su deber. Es más, ni siquiera se da la venganza priva-da, cuando la persecución se deja exclusivamente a losciudadanos, como acontece en el único procedimiento penalde forma acusatoria que tanto aman los defensores de la ac-tual jurisprudencia y como lo comprueban, históricamente.Roma en la antigüedad y la venerable Inglaterra en los actua-les tiempos.

En fin, lo del retorno a los procedimientos inquisito-riales sólo puede sostenerse maliciosamente o por ignorancia,pues repito, que el amparo contra el Ministerio Público, nadatiene que ver con la forma fundamental del proceso penal;que a pesar de lo que muchos piensan el Ministerio Públicoes una institución con fuerte raigambre en los procedimientostípicamente inquisitorios; que el propio Ministerio Públicoarchivando o desistiéndose del ejercicio de la acción penal,porque a su juicio no hay delito, es quien realmente da ciertocarácter inquisitivo a nuestro proceso, a la vez que invadefunciones propias del Poder Judicial y para concluir que esemismo incontrolado, monstruoso y arbitrario Ministerio Pú-blico que en México conocemos, sólo tiene semejanza con elque funciona, para bien de Hitler, a la sombra de la cruzgamada y basado en los principios del nacionalsocialismo,en la triste Alemania nazificada.

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LAS CUESTIONES POLÍTICAS Y LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA*

Por el Lic. Antonio Carrillo Flores

La Suprema Corte de Justicia acaba de decidir pormayoría de votos, no ejercitar —en el caso de las eleccionesúltimas de Aguascalientes— la facultad que le concede elpárrafo tercero del artículo 97 constitucional para designaruno o varios comisionados especiales que averigüen viola-ciones al voto público. El texto citado confía la iniciativadel nombramiento de la comisión a la propia Suprema Corte“cuando así lo juzgue conveniente”, al Ejecutivo Federala cualquiera de las Cámaras de la Unión y a los gobernadoresde los Estados. En esta ocasión la solicitud emanó, según seinforma, de un grupo numeroso de partidarios de uno de loscandidatos al Gobierno local, de modo que la Corte estabaen libertad para acogerla o rechazarla ejercitando su propioarbitrio, que el precepto constitucional le niega si la instanciaparte de los órganos públicos facultados para elevarla.

No es ésta, por cierto, la primera vez que tan delicadoe interesante problema se plantea a nuestro más alto y respe-table cuerpo de justicia. La decisión, por su parte no es nove-dosa. Sin embargo, la animación y amplitud que al parecertuvo el debate amerita un comentario, en forma más que nadade presentación de ciertos antecedentes, con el ánimo prin-cipal de subrayar el acierto de la Corte, pues no es aventuradosuponer que habrá opiniones adversas, muchas de buena fe.

Es cosa esclarecida hasta el cansancio que las líneasgenerales de nuestro sistema judicial siguen el modelo de lavecina nación del norte. De ella ha llegado a decirse quetiene “un gobierno de Jueces” porque así en horas de paz ynormalidad como en tiempo de intranquilidad y de crisis, suCorte Suprema ha reclamado y ejercitado amplia autoridad

no solamente para aprobar o rechazar la legalidad en sentidoformal estricto de los actos de su gobierno o la inconstitucio-nalidad de sus leyes también en sentido estricto por incompa-tibilidad con normas de jerarquía superior, sino —tarea muchomás trascendental y grave— para examinar tales actos y leyesfrente a principios no escritos, de justicia u oportunidad, queen opinión de los Magistrados estructuran la vida social oeconómica de Estados Unidos.

Este poder ha colocado a la Corte Suprema, por lomenos desde mediados del siglo anterior, en posición deárbitro final de las directrices fundamentales de la políticasocial y económica del gobierno americano, a veces en mediode una gran controversia y tensión. De ahí se ha derivado latesis certera de que en Estados Unidos la Corte Suprema es unpoder político; pero político en cuanto a que a veces actúasin apoyo en norma jurídica prestablecida, obedeciendo supropio dictamen u orientación en cuando al bien público y alos medios para realizarlo; no político porque tome partici-pación en controversias electorales concretas o tenga que inter-venir en la investigación de la legalidad o ilegalidad deprocesos de ese orden para sancionar o invalidar la investidurade ciertos gobernantes o funcionarios.

Son clásicos, en ese sentido, los fallos dictados en 1849y 1912, respectivamente, el primero con motivo de la llamada“rebelión Dorr”, que pretendió crear en el Estado de RhodeIsland, después de una convención constitucional, un régimendistinto del que establecía la vieja carta otorgada en la Colo-nia en 1663 y el segundo en que una compañía telefónicaobjetó un impuesto decretado por el Estado de Oregon argu-mentando que ésta entidad había dejado de tener un gobiernorepublicano en virtud de que en 1907 acogió la iniciativa yel referéndum, formas de democracia directa, para la elabo-ración de sus leyes. En ambas célebres decisiones, la Corte* El Universal, 14 de agosto de 1944.

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Suprema se abstuvo de emitir opinión sobre el fondo de lascuestiones disputadas, sosteniendo que habían sido resuel-tas por los órganos políticos del gobierno (al reconocer y sostenercomo legítimos a los regímenes impugnados) y que no eranpor tanto materia propia de enjuiciamiento ante los tribunales.De particular significación son las siguientes palabras delpresidente Taney, contenidas en el primero de los fallos cita-dos: “Si esta Corte —dijo— estuviese autorizada para entraren esta investigación propuesta por el peticionario y decidieraque el gobierno creado conforme a la carta no tuvo existencialegal durante el período de tiempo mencionado, las leyesaprobadas por el Congreso serían nulas; los impuestos habríansido cobrados; los salarios y compensaciones y sus funcio-narios ilegítimamente pagados; sus cuentas públicas impropia-mente ajustadas; las sentencias y decisiones de los tribunalesen las causas civiles y criminales nulas y sin valor, y los funcio-narios que ejecutaron tales decisiones serían responsables comousurpadores cuando no en ciertos casos como criminales”.

La doctrina constitucional americana ha tratado deconstruir sobre tres distintas bases la justificación de estaabstención de la Corte Suprema; ya se ha dicho que el tribunalhubo de proceder así por falta de norma; ya porque lascuestiones políticas no pertenecen a los jueces sino a los elec-tores o, finalmente que la Corte se vio obligada a actuar enesa forma en respeto al principio de la división de poderes.Al final se ha llegado a concluir, como el profesor Carlos Postlo ha hecho en su clásica monografía sobre el tema, que losjueces se movieron más que por argumentos de lógica jurídica,siempre controvertibles, por una sana apreciación de loslímites de su poder y de la obvia conveniencia de no invadirun campo en que el interés de los hombres y sus pasiones notienen su mejor derivación en un proceso judicial, sino en elmás amplio de la lucha política franca en que otros son losargumentos, otros los medios y también otros los jueces.

Una vez, sin embargo, obligada por el Congreso y nopor iniciativa propia la Corte Suprema tuvo que participar—a través de algunos de sus componentes y no como cuerpo

colegiado, ni en un juicio propiamente dicho— en una encona-dísima contienda electoral; fue en 1876, cuando se disputaronla Presidencia de Estados Unidos el gobernador Rutherford B.Hayes, de Ohio, candidato del Partido Republicano y SamuelJ. Tilden, del Demócrata. Los votos electorales de algunosEstados estaban en disputa y la Cámara de representantes,controlada por los demócratas no pudo llegar a un enten-dimiento con el Senado, con mayoría republicana, de modoque se decidió integrar una “comisión electoral” compuestapor quince personas de las que cinco debían ser individuosde la Suprema Corte; dos afiliados a cada uno de los par-tidos y uno independiente. La legislación de Illinois eligiópara el Senado días más tarde al miembro independiente yhubo que sustituirlo con el Juez Bradley, de filiación repu-blicana, quien, después de incidentes dramáticos en quealgunos historiadores han hecho intervenir hasta a su mismaesposa, varió entre la medianoche y el amanecer del día enque rindió su dictamen una opinión inicialmente emitidaen favor del candidato demócrata y dio el triunfo a Hayes,convirtiéndolo así en uno de los pocos Presidentes ameri-canos elegidos para ese cargo a pesar de haber obtenido unavotación popular claramente inferior a otro de los aspirantesa la primera magistratura. Muchos años después, muerto yaBradley, todavía su hijo tenía que salir a defender la actitudy el honor de su padre.

La experiencia americana es, pues, muy poco alenta-dora para cualquier intento de involucrar a los jueces deltribunal supremo en las contiendas electorales; sin perjuicio,naturalmente, de que ellos no abdiquen, como hombres, a nin-guno de sus derechos y a veces dejen su sitial, como el emi-nente Hughes, para participar directamente en la luchapolítica.

En México, la experiencia no es mejor; por el contrario,el caso de José María Iglesias aporta una enseñanza acasotodavía más honda y objetiva, que quizás valga la penarecordar otra vez.

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CUESTIONES INTERNACIONALES:LOS DERECHOS Y DEBERES INTERNACIONALES

DEL HOMBRE. APLICACIÓN PRÁCTICA

Por el Lic. Alfonso García Robles

La Declaración de los Derechos y Deberes Interna-cionales del Hombre —de cuya elaboración y adopción porlos Estados me ocupé en mi anterior artículo— deberá serredactada necesariamente en términos generales, ya queservirá sólo para precisar los principios básicos en la materia.

Será forzoso, en consecuencia, prever los mediosindispensables para que tales principios sean hechos realidad.A este respecto, puede afirmarse que los procedimientos parala aplicación afectiva de normas generales de carácter jurí-dicos son fundamentalmente los dos siguientes: la adopciónde nuevos documentos internacionales que contengan reglasprecisas para evitar interpretaciones arbitrarias —que llenenel papel que respecto a la Constitución desempeñan las Leyesy tocante a éstas los Reglamentos— y el establecimiento deuna maquinaria internacional —que funcione como en elterreno interno los Poderes Legislativo y Judicial— la cual ten-drá a su cargo, tanto el ir adaptando las normas generales alas necesidades que se vayan haciendo sentir, como el velarpor su exacto cumplimiento y aplicación.

Hasta ahora, tomando en cuenta que ni aun siquieraexiste todavía la Declaración, no es de extrañar que sean muyrudimentarios e imperfectos los sistemas internacionalmenteadoptados para la protección práctica de alguno de los dere-chos humanos fundamentales. Entre ellos pueden mencio-narse los convenios relativos al tráfico de esclavos y a la tratade mujeres y niños; las disposiciones dictadas por la Socie-dad de las Naciones respecto a los Mandatos; el sistema repre-sentado por la Organización Internacional del Trabajo, y loque se ha llamado la “protección diplomática de los ciuda-danos en el extranjero”.

Sin embargo, como ya se ha dicho, tales sistemas resul-tan en extremo deficientes para conseguir el fin buscado. Todosellos —con la excepción hasta cierto límite, de la OIT:, yaque en ella se da voz y representación a las personas que tienenmisión de proteger, o sea, a los trabajadores, aun cuando sólocomo integrantes de las respectivas delegaciones nacionalespresentan el defecto fundamental de ignorar al individuo aquien se pretende amparar y que sólo puede aspirar a la protec-ción internacional como parte de un Estado y no como Perso-na Humana.

Ese principio resulta ya inadecuado, y lo será aún másen el Derecho Internacional del Porvenir pues esencialmentecoincide con las tesis totalitarias cuyos desastrosos efectoshan venido a poner de relieve la conflagración actual. LasTendencias Democráticas, en este terreno se orientan, comolo comprueba el párrafo de la Declaración de las NacionesUnidas que he transcrito en mi anterior artículo, hacia elreconocimiento de los derechos del individuo como tal y nocomo molécula del Estado.

Refiriéndose a la protección diplomática que, lejosde servir al objeto para el que pretendidamente fue insti-tuida se ha convertido con frecuencia en fuente de arbitrarie-dades de las que las naciones débiles han sido muchas vecesvíctimas, la Comisión para el Estudio de la Organización de laPaz, en su Cuarto Informe, publicado en mayo último, apunta:

“El Derecho Internacional ha operado basándose en elprincipio de que se está protegiendo el interés que la Nacióntiene en un tratamiento justo de sus propios ciudadanos en elextranjero. La protección no se extiende al ciudadano ensu carácter de ser humano —que es lo que se trata de lograr—sino en su status de ciudadano de una nación que se encuentraen el territorio de otra. No son pues, derechos humanos losque son así salvaguardados”.* El Universal, 18 de agosto de 1944.

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La única excepción, por lo demás de muy reducidoalcance, a este dogma anticuado del Derecho Internacional,que hace que el individuo se pierda anónimamente en la masanacional y prescribe que para ser protegido obtenga el patro-cinio de su causa por su propio Estado, puede encontrarse enlos tratados relativos a minorías adoptados a raíz de la pasadaGuerra Mundial, y especialmente en el procedimiento previs-to para la Alta Silesia por el Tratado concluido entre Poloniay Alemania el 15 de mayo de 1922.

Será, pues, una de las tareas principales a que debanhacer frente las Naciones Unidas con objeto de que la futurapaz venga a garantizar los objetivos que se han presentadocomo fines por los que luchan las democracias en la actual con-flagración. El organizar un Sistema Internacional adecuadopara prever los medios de aplicación práctica de los prin-cipios generales que se establezcan en una declaración de losderechos y deberes internacionales del hombre.

Para tal objeto, uno de los métodos más factibles y quepuede dar resultados más prontos y eficaces probablementesea el sugerido por la Comisión para el Estudio de la Organi-zación de la Paz, expuesto en detalle en su Cuarto Informeque ya antes he citado y que consiste por una parte en elestablecimiento de la “Comisión Permanente de la NacionesUnidas, sobre Derechos Humanos”, y, por la otra, en la orga-nización, en cada uno de los Estados del, mundo de ComitésNacionales correspondientes a dicha Comisión.

La Comisión Permanente Internacional “sería un cuerpocasi autónomo formado por expertos, no sólo juristas sinotambién otras personas de experiencia en asuntos públicos.Estaría investida de facultades de investigación y de recomen-dación. Su función sería el desarrollo continuo de standardsde derechos humanos y la adopción de métodos para su salva-guardia efectiva”.

En cuanto a los Comités Nacionales, estos tendrían, porfunciones, entre otras, “el establecimiento de procedimientoslegales nacionales más adecuados, siempre que se necesitasepara la salvaguardia de los derechos garantizados constitu-cionalmente”, ya que, a pesar del papel que desempeña laorganización internacional, “la garantía de los derechos hu-manos debe necesariamente seguir siendo una cuestión esen-cialmente nacional y local”.

La Tercera Conferencia Interamericana de Abogadosque, como es sabido, acaba de celebrarse en esta capital,adopto por su parte, como base en una ponencia que tuveocasión de presentar ante la Comisión de Problemas de Post-guerra de la misma, una resolución semejante y que ofreceademás la ventaja de poner claramente de relieve la necesidadde evitar que la protección internacional de los derechos delhombre sea desnaturalizada con fines intervencionistas, y laconveniencia de que dicha protección reemplace en un futuro

cercano a la llamada “protección diplomática de los ciuda-danos en el exterior”.

El texto íntegro de la resolución aludida es el siguiente:“La Tercera Conferencia Interamericana de Abogados

resuelve:“1) Reafirmar lo aprobado en la Segunda Conferencia

de Río de Janeiro respecto a la necesidad de elaborar una Decla-ración de los Derechos y Deberes Internacionales del Hombre.

“2) Cooperar a tal elaboración mediante la preparaciónde un Proyecto de dicho documento. Su redacción seráconfiada a un Relator o a un Comité, designado por el Consejode la Federación Interamericana de Abogados, quien, to-mando en consideración todos los proyectos que existíandesde antes de la guerra, y los que con posterioridad a ellahan sido dados a la publicidad, así como aquéllos que le haganllegar los miembros de la Federación que lo deseen, prepararáun Anteproyecto que será sometido a todos los organismosafiliados a la misma. Estos deberán entonces formular las obser-vaciones que estimen pertinentes, dentro de un plazo pruden-cial, a fin de que el texto del Proyecto definitivo quede listopara ser sometido a la próxima Conferencia.

“3) Poner de relieve la necesidad de que la Declaraciónde los Derechos y Deberes Internacionales del Hombre, seaadoptada por todos los Gobiernos y de que se establezca almismo tiempo la maquinaria y procedimientos internaciona-les apropiados que garanticen la aplicación practica de losprincipios generales contenidos en la Declaración.

“4) Sugerir, como método propicio para conseguir talaplicación que, cualquiera que sea la forma de organizacióninternacional que se adopte para mantener la paz, se esta-blezca, entre los organismos auxiliares de la misma, uno quetenga a su cargo todas las cuestiones relativas a la ProtecciónInternacional de los Derechos del Hombre.

“5) Recomendar a las Asociaciones afiliadas a la Fede-ración que desde ahora procuren desarrollar una campañade ilustración de la opinión pública respecto a la significacióny la conveniencia de la Declaración de los Derechos y Debe-res Internacionales del Hombre.

“6) Hacer hincapié en que, al organizar la maquinariay procedimientos internacionales en cuestión, deberá tenerseespecial cuidado en salvaguardar el principio de la igualdadjurídica de los Estados y en precaverse contra la posibili-dad de que el sistema que se establezca pueda ser derivadode sus nobles objetivos específicos para aprovechársele, por unEstado o grupo de Estados, con finalidades egoístas o contra-rias al Derecho Internacional, como frecuentemente ha sidoel caso en la aplicación de la “protección diplomática de losciudadanos en el exterior”, que es de esperar sea pronto abo-lida”.

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IMPORTANTES REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN EN LO QUESE REFIERE AL RÉGIMEN JUDICIAL.

NUEVAS BASES AL JUICIO DE AMPAROCAPACITACIÓN DEL LEGISLADOR SECUNDARIO PARA FORMULAR UNA NUEVA

DISTRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS Y GRADOS, PERO SIN LIMITARLA PROCEDENCIA DEL RECURSO*

El presidente de la República, general de divisiónManuel Ávila Camacho, envió desde anteayer a la Cámara deSenadores un proyecto de ley según su parte esencial, quecapacita al legislador secundario para que, aprovechando lasnuevas bases contenidas en las reformas propuestas por elEjecutivo Federal, emita una nueva Ley Orgánica del PoderJudicial de la Federación, que haga más expedito el juicio deamparo, cuyas bases constitucionales, como ya se deja enten-der, sin duda serán modificadas.

En el orden práctico tal expedición del juicio de garan-tías estriba en que, mediante una redistribución de competen-cias y grados, de que se ocupa el artículo 107 constitucional,muy rígido, tal como se halla en su texto vigente, se poneun muro de contención a los amparos de secundaria impor-tancia de que no deberá conocer ya la Suprema Corte deJusticia y que se reservan a los Tribunales de Circuito. Esto,por una parte, y, por otra, una vez que se haya impedido elincremento en la acumulación con todos los nuevos negocios,se dejará expedito el camino a la Tercera Sala de la SupremaCorte, o sea la encargada del despacho de asuntos civiles, afin de que, ya sin el temor de ver crecer sin término el númerode amparos de su competencia, que la abrumaban, puedaacometer desembarazadamente la tarea de acabar con elrezago que, de muchos años a la fecha, hipertrofia su funcio-namiento.

El proyecto es obra de la Comisión de Estudios Jurí-dicos y Programa Legislativo, adscrita a la ProcuraduríaGeneral de la República, cuyo titular fue requerido ayer amedio día por los representantes de la prensa para que, en

términos generales y desde luego accesibles a la mayoría delpúblico comúnmente poco familiarizado con los giros del len-guaje jurídico, expusiera los lineamientos que caracterizanal proyecto de Ley de que aquí se trata, y así poder captar sintardanza su parte esencial o fundamental.

Accedió a ello de grado el señor Procurador General,Lic. José Aguilar y Maya, no sin hacer notar, de antemano,que el proyecto de referencia había sido enviado desdeanteayer a la Cámara de Senadores por el primer Magistrado,mediante la Secretaría de Gobernación, y que el Alto cuerpocitado sin duda daría cuenta con él en su sesión de ayer, lo que,en efecto, sucedió así, pasando el documento desde luego, ala Primera Comisión de Puntos Constitucionales, para su estu-dio y dictamen.

Habló el licenciado Aguilar y Maya en lenguaje llano,aunque encumbrado no pocas veces en estilo, casi sin propo-nérselo y más bien por imperativos del hábito profesional.De lo dicho por él, rápidamente, pusimos en claro los puntosque a continuación enumeramos:

I. Se capacita al legislador secundario para expedirsobre otras bases una nueva Ley Orgánica del Poder Judicialde la Federación, la cual, en el orden práctico, expedita latramitación del juicio de amparo cuyas bases para ese efectose modifican en el sentido de hacer posible una redistribu-ción de competencias y grados:

II. No se afectará la estructura de la Suprema Corte deJusticia de la Nación;

III. Las reformas solamente afectarán a tres preceptosconstitucionales, a saber: el 73, fracción XXI, el 107 y el 133.De manera que a un minimum de reformas, corresponde unmaximum de ventajas.

IV. Ya no seguirá aumentándose el rezago actual de laTercera Sala de la Suprema Corte con nuevos negocios, y* El Universal, 23 de diciembre de 1944.

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el que ya existe será despachado desembarazadamente. Losamparos importantes irán a la Corte; los que no lo sean, sereservarán para los Tribunales de Circuito;

V. Antes, cuando un ciudadano era amparado por laSuprema Corte, la autoridad responsable (y no sólo señaladacomo tal) quedaba tranquila, y, además, impune, no obstantehaber vulnerado las garantías que consagra la ConstituciónGeneral de la República; ahora, de conformidad con lo dis-puesto en el inciso XI de la fracción III del artículo 107, cuyareforma se propone, la autoridad administrativa o judicialque viole ostensiblemente alguna garantía individual, serásancionada en los términos que disponga la Ley Federal,

TEXTO DE LA INICIATIVA DE LEY

Damos a continuación el texto de la iniciativa de la leyenviada por el Primer Magistrado a la Cámara de Senadoresde la República, que es del tenor siguiente:

C.C. Secretarios de la H. Cámara de Senadores.—Ciudad.

En el ejercicio de la facultad que al Ejecutivo Federalconfiere el artículo 71 de la Constitución General de la Repú-blica, por el digno conducto de ustedes someto a la considera-ción y aprobación, en su caso, de la H. RepresentaciónNacional y de las H.H. Legislaturas de los Estados, la si-guiente iniciativa de reformas a los artículos 73 fracción XXI,107 y 133 de la propia Constitución.

Fundan la presente iniciativa las consideraciones quea continuación expreso:

Una de las cuestiones que afectan más hondamente lavida del país es, sin duda, la de la administración de Justicia,que de no recibir a la brevedad posible una adecuada solución,podría exacerbar los problemas existentes.

Sin desconocer la gravedad de esta trascendentalmateria; plenamente convencido de que el mantenimientodel actual estado de las cosas sería más dañoso que la adop-ción de una fórmula que no resultara totalmente afortunada;persuadido de que, por satisfactorias que se estimaran lasconclusiones a que pudiera conducir un estudio más profun-do, seguirán ofreciendo algún flanco a la crítica, porque lacomplejidad misma del asunto hace inasequible un asen-tamiento universal; después de escuchar diversas y auncontradictorias opiniones de los juristas y de haber agotadolos medios más apropiados para procurar un correcto plan-teamiento del caso, he resuelto someter esta iniciativa a laconsideración de vuestra soberanía.

Recta y expedita administración de justicia

Aun sin sobrestimar la importancia del fenómenojurídico, puede afirmarse enfáticamente que la facultad deadministrar justicia que radica en los gobiernos, constituyepara ellos una obligación primordial. De la forma como con-siga que se imparta, depende no sólo su prestigio, sino latranquilidad y seguridad de la nación. Y en la presente etapa,tal vez más que en otra alguna, México a menester, al lado

de realizaciones materiales, de una administración de Justiciarecta y expedita que contribuya al fortalecimiento de su espí-ritu y que sienta mayor firmeza las bases indispensables paraun desenvolvimiento vigoroso.

De ahí la preocupación del Ejecutivo por resolver elproblema de la acumulación de negocios en la Suprema Cortede Justicia de la Nación que obedece, seguramente, a múlti-ples y variadas causas:

El aumento de la población, la complejidad en lasrelaciones sociales que ha traído aparejado el progreso de latécnica y de la gran industria, las mayores facilidades en losmedios de comunicación, podrían explicar, por sí solos, el acre-centamiento de las controversias cuya solución está confiadaconstitucionalmente a la Suprema Corte de Justicia de laNación. Sin embargo, es incuestionable que la multiplicaciónde los asuntos de la competencia del más alto de nuestrosTribunales obedece, en buena parte, a las normas dadas porel legislador. El juicio de amparo, cuyo prístino objeto eratutelar los derechos del hombre, ha ido extendiéndose paulati-namente hasta declararse procedente en materia civil; y, através de la aplicación de los artículos 14 y 16 de la CartaFundamental, el Poder Judicial de la Federación se ha conver-tido, consiguientemente en órgano de control de la legalidadde los actos de las autoridades de todo el país.

Mas el recargo de negocios que sufre la Suprema Corte,tampoco está motivado exclusivamente por la extensión quesu jurisprudencia, primero, y las leyes, después, han otorga-do al juicio de garantías. Uno de los factores que mayorinfluencia ha tenido en la situación presente es la rígida distri-bución de competencias y grados que señala el artículo 107Constitucional:

Verdadera centralización

Dispone ese precepto, en efecto, que la Suprema Cortede Justicia conocerá de la totalidad de los amparos que sepromuevan contra las sentencias definitivas dictadas en losjuicios civiles y penales, y que será competente, asimismo,para decidir en revisión de amparos interpuestos contra actosde autoridad distinta de la judicial, o de actos de ésta, ejecu-tados dentro o fuera de juicio y después de concluido. De estasuerte, se ha operado una verdadera centralización en la justi-cia. De las resoluciones dictadas por los 28 TribunalesSuperiores de Justicia de los Estados, y de las de Distrito yTerritorios Federales, la Corte puede conocer, sea a travésdel amparo directo, bien del amparo en revisión. Las leyes oactos del Congreso de la Unión y de las 28 legislaturas delos Estados, son susceptibles, igualmente de ser impugnadasen la vía de amparo ante los Jueces del Distrito; y puedenllegar también al conocimiento de la Corte, mediante el re-curso de revisión. Lo propio cabe decir de los actos del PoderEjecutivo Federal, de los de los gobernadores de los Estados,Distrito y Territorios Federales, Secretarios de Estado y Jefesde Departamento Autónomos, Tribunales del trabajo, mili-tares, Ayuntamientos y autoridades policiacas.

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Hipertrofia de la Corte

La hipertrofia que sufre actualmente la Suprema Cortede Justicia de la Nación es, pues, debida a su sistema de fun-cionamiento y reclama la adopción de procedimientosorgánicos ligados con una más adecuada distribución decompetencias entre los tribunales federales.

Se consideró que este último camino es el más lógicoy el más acorde con nuestra tradición jurídica y con los anhe-los del pueblo, porque cualquiera limitación que se preten-diera imponer a la procedencia del juicio de amparo, podríaresultar arbitraria, y dejar abandonados a los particulares alas frecuentes extralimitaciones en el ejercicio de la autoridad.

La procedencia del amparo, sin restricciones

El Ejecutivo Federal repudió, por tanto, toda idea deintroducir en el texto constitucional, restricciones a laprocedencia del juicio de amparo, estimó como un retrocesovolver al sistema consagrado en el Código Federal de Proce-dimientos Civiles de 1908; y consideró que, por grave quehaya sido el abuso del amparo en materia civil, la juris-prudencia de la Suprema Corte ha marcado y seguramentecontinuará marcando acertados derroteros para corregir el mal.

Dos soluciones posibles

Mas, comprobada la imposibilidad en que la SupremaCorte se encuentra para resolver oportunamente los juiciosde amparo, y reconocida la necesidad de operar una máscorrecta distribución de competencias entre los tribunalesfederales, quedaron planteadas dos factibles soluciones:

Consiste, la primera, en reformar la Constitución; quesea ella misma la que, atendiendo al número, magnitud ysignificación de los juicios de amparo, haga la correspon-diente distribución de competencias y grados. Estriba, lasegunda, en dotar a la Constitución de la ductibilidad indis-pensable para que el legislador secundario pueda realizar esaredistribución de competencias y grados, aunque cuidandode señalar en el texto constitucional un mínimo de asuntos decuyo conocimiento no pueda ser privada la Corte por obrade la legislación ordinaria.

Contra los marcos rígidos e intangibles

En opinión del Ejecutivo se caería en el mismo yerrocuyas consecuencias prácticas hoy deploramos, si los tex-tos constitucionales se modificaran y establecieran, dentrode marcos rígidos e intangibles para el legislador secundario,las competencias y grados de los tribunales federales.

Hecha abstracción del anterior inconveniente, seríapreciso que la Constitución, a efecto de proceder con el mayoracierto, se ocupara de detalles relativos a la naturaleza ytrascendencia de los negocios, para determinar la competen-cia del más Alto de nuestros tribunales. Ello le daría, enton-ces, una fisonomía más propia de ley orgánica que de CartaFundamental.

Si la Constitución señalara rígidamente las competen-cias y grados de los tribunales federales, no podría adoptarseuna fórmula genérica en la que se hiciera caso omiso de laíndole y magnitud de los asuntos. Establecer, por ejemplo,que la Suprema Corte tendría competencia para conocer delos amparos directos, y que los Tribunales de Circuito deci-dirían los amparos en revisión, sería un índice poco segurode haber encontrado una solución plausible. Efectivamen-te, en un gran número de amparos directos pueden versecuestiones patrimoniales de poco monta en que el interés pú-blico sólo muy lejanamente esté comprometido; y, en cambio,otros amparos indirectos especialmente en materia adminis-trativa son susceptibles de afectar resoluciones o normarhechos íntimamente vinculados con la política general delEstado o con el bienestar común. El amparo directo única-mente significa que el asunto ha pasado por el tamiz de untribunal, pero no siempre lo que ha sido materia de un litigioes de más trascendencia para el interés público, que lo queno lo ha sido.

Redistribución de competencias

Por ello, si la reforma que propongo se introduce, tiendea capacitar al legislador secundario para que tomando encuenta el número, naturaleza y significación de las contro-versias constitucionales que se susciten por violación de ga-rantías, opere una adecuada redistribución de competencias.Lo anterior no significa que se quieran crear restricciones a lalegislación ordinaria, dentro de la cual puedan caber, inclu-sive, otras soluciones más a tono con la técnica procesal deamparo tales como la basada en la distinción entre amparodirecto y amparo en revisión.

En los términos de la presente iniciativa se suprime laregla de que la Suprema Corte de Justicia ha de conocer,forzosamente, de la totalidad de los amparos directos y enrevisión. Se abandona, pues, a la discreción y mesura delPoder Legislativo, determinar qué juicios de garantías ame-ritan ocupar la atención del más Alto de nuestros tribunales,cuales casos deben ser del conocimiento de los Tribunalesde Circuito y cuando han de ser competentes los Juzgados deDistrito. Se mantiene intocado por tanto, el principio de supre-macía del Poder Judicial de la Federación; y sólo se tratade otorgar potestad al Congreso para ampliar la jurisdicción delos tribunales federales inferiores si es que así lo estimaconveniente.

Ley Orgánica del Poder Judicial

No se oculta al Ejecutivo Federal que la organiza-ción y graduación de los tribunales que habrá de efectuarseen consonancia con las anteriores ideas si es que ellasmerecieren la aprobación legislativa deberá ser materia deconcienzudo estudio, pero confía en que se podrá elaborarsin perjudiciales festinaciones, un proyecto de Ley Orgá-nica del Poder Judicial de la Federación que siente las basespara el expedito despacho de los asuntos que le conciernen.En la elaboración que ese proyecto de ley, necesariamente

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habrán de tomarse en cuenta las circunstancias y detalles detodo orden que sirva para indicar el criterio más certero aseguir, que no podrían mencionarse en el texto constitucional,a menos de desnaturalizar su esencia.

De acuerdo con el sistema de flexibilidad adoptado, elartículo 107 encomienda a la ley ordinaria la facultad de deter-minar la intervención de la Corte en el conocimiento de losjuicios de amparo.

Sin embargo, en consecuencia con su idea central, lainiciativa de reforma establece que el legislador secundariono podrá privar de intervención a la Corte en los amparos enque se impugne la constitucionalidad de una ley o en los quese reclame la violación directa de algún precepto constitu-cional.

Control de constitucionalidad y de legalidad

Al adoptarse la distinción doctrinal entre control de laconstitucionalidad y control de la legalidad en modo algunose pretendió subestimar la importancia de la intervención delPoder Judicial Federal, en los amparos sobre control de lalegalidad. Se pensó simplemente, en que la función más tras-cendental de la Suprema Corte, como órgano equilibradorde los actos de los demás Poderes de la Unión y de los de losEstados, estriba, por antonomasia, en velar por la observanciade la Constitución, por ser ésta ley de leyes.

No pretende desconocerse que la anterior distinción essusceptible de ser juzgada, restringida o por lo menos conven-cional; y que no faltarán seguramente opiniones en el sentidode que, en un orden práctico, y en casos determinados, puedeser más importante, el control de la legalidad que el de laconstitucionalidad. De ahí que haya llegado a considerarsela conveniencia de sentar algunas otras reglas referidas a lamateria misma del amparo, estableciendo, por ejemplo, quecuando los actos reclamados afecten la vida, la libertad perso-nal o la integridad corporal de la persona humana o la contro-versia verse sobre cuestiones no sólo penales, sino de las demásramas del derecho público, no podría el legislador secundarioprivar de intervención a la Suprema Corte. Mas, como ya eneste camino podrían establecerse rígidas jerarquías, intangi-bles para el legislador secundario, respecto a determinada clasede juicios de amparo, se optó por acoger, finalmente el crite-rio meramente formal de distinción entre control de la consti-tucionalidad y control de la legalidad.

La potestad que el legislador secundario tendrá parafijar la órbita de los distintos tribunales federales en juiciosde amparo sufre, no obstante, una tercera excepción. Se estimóque tampoco podrá la legislación ordinaria privar de interven-ción a la Suprema Corte cuando se trate de actos contrarios asu jurisprudencia, o que afecten gravemente el interés público.Los motivos de esta tercera excepción son por demás obvios.

Incorporación de jurisprudencia consagrada

Las demás modificaciones que se sugieren al artículo 107constitucional, afectan más a la forma que a la esencia de lasnormas vigentes relativas al juicio de amparo, y no persiguen

otro objeto que el de aclarar conceptos dudosos o incorporaral texto constitucional fórmulas consagradas en la juris-prudencia de la Corte.

Apartándose de una tendencia preconizada por algunosde nuestros más ilustres jurisconsultos de la última centuria,el proyecto propone una adición al artículo 107, a fin de quelos tribunales federales puedan conocer de los delitos deviolación de garantías individuales. Se consideró que la solaconcepción del amparo es insuficiente para reprimir en for-ma eficaz las extralimitación de las autoridades en aquelloscasos de violación flagrante de una garantía individual,cuando el acto reclamado no provenga de un simple error deopinión, sino del propósito deliberado de ejecutar un acto asabiendas de su inconstitucionalidad.

A efecto de dotar a la jurisprudencia de la SupremaCorte de Justicia de mayor respetabilidad y de procurar quedisminuya el número de amparos judiciales, la iniciativa con-sulta la adición del artículo 133. En lo futuro, de aprobarseeste propósito, la jurisprudencia de la Corte no sólo será obli-gatoria para los Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito,sino para los Tribunales todos del país.

La complejidad de las cuestiones que suscita elproblema de una más expedita administración de justicia,condujo necesariamente a la idea de examinar el funcio-namiento entero del Poder Judicial. Sin embargo, pronto hubode abandonarse este propósito, estimando que es tal la multi-plicidad de factores que deberían intervenir para su correctasolución, que es preferible continuar la política de seguiratacando las fases más salientes del problema, a medida quela experiencia vaya sugiriéndolo. Por tales motivos se aban-donó el intento de introducir modificaciones que, aun cuandoconsagradas en otros medios jurídicos, pudieran tropezar condificultades para su aplicación en México.

Delitos y faltas contra la Federación

La fracción XXI del artículo 73 constitucional facultaal Congreso de la Unión “para definir los delitos y faltascontra la Federación”, estableciendo la idea central de quela propia Federación sea el sujeto pasivo del delito. Este con-cepto restringe la posibilidad de que se comprendan figurasdelictivas, que las tendencias modernas pretenden, no sola-mente federalizar, sino aun colocar dentro del terreno inter-nacional, como sucede respecto de la trata de blancas, creandodificultades graves a la Suprema Corte para la interpretacióndel precepto relativo. El Ejecutivo ha creído convenienteaprovechar esta ocasión en que se inician reformas a la Cons-titución Federal, para hacer factible que el Congreso de laUnión tenga, en la materia, una facultad más amplia y puedadefinir, en lo futuro, lo que constituyen las faltas y los deli-tos de carácter federal.

Los artículos

Las consideraciones anteriores fundan la presenteiniciativa de reformas de los artículos 73, fracción XXI, 107 y133 de la Constitución General de la República, los cuales

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propongo a Vuestra Soberanía que queden concebidos enlos siguientes términos.

“Artículo 73.—El Congreso tiene facultad:…XXI.- Para definir los delitos y faltas de carácter federal

y dictar bases generales, obligatorias en toda la República,para la prevención de los delitos y ejecución de las sancionesimpuestas, cuando estas bases tiendan a evitar el aumento dela criminalidad y la impunidad de los propios delitos.

…“Artículo 107.—El juicio de amparo se seguirá a instan-

cia de parte agraviada, por medio de procedimientos y formasque se ajustarán a las bases siguientes:

I.- Los tribunales federales conocerán, en el grado yen los términos que disponga la ley, de las controversias aque se contrae el artículo 103.

La ley no podrá privar de intervención a la SupremaCorte en los amparos siguientes:

a).—Cuando esté impugnada la constitucionalidad deuna ley federal o local;

b).—Cuando se reclame la violación directa de algúnprecepto constitucional. No hay violación directa si la infrac-ción constitucional resulta sólo como consecuencia delquebramiento de una disposición legal secundaria;

c).—Cuando se trate de actos contrarios a la jurispru-dencia de los tribunales federales o que afecten gravementeel interés público.

II.—En materia civil, penal y del trabajo el amparo sóloprocederá:

a).—Contra sentencias definitivas o laudos respecto delos cuales no proceda ningún recurso ordinario por virtuddel cual puedan ser modificados o reformados, siempre quela violación de la ley se cometa en ellos, o que, cometidadurante la secuela del procedimiento afecta a las defensasdel quejoso de manera que influya en el resultado del fallosi, además, se han agotado los recursos procedentes;

b).—Contra actos en juicio, distintos a los previstos enel inciso anterior, que causen perjuicios graves, siempre que,en su caso, se hayan agotado los recursos procedentes;

c).—Contra actos fuera de juicio o después de con-cluido, siempre que se satisfagan los requisitos del incisoanterior, y

d).—Contra actos que afecten a personas extrañas aljuicio.

III.—En materia administrativa, el amparo será proce-dente contra cualquier resolución no reparable por algún re-curso ordinario, a menos de que éste exija mayores requisitosque los que la Ley Reglamentaria de este precepto establezcapara conceder la suspensión definitiva.

IV.—La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupede individuos particulares, limitándose a ampararlos yprotegerlos en el caso especial sobre el que verse la queja,sin hacer una declaración general respecto de la ley o actoque la motivare.

Podrá suplirse la deficiencia de la queja, cuando el actoreclamado se funde en leyes inconstitucionales; pero deberáoírse previamente en la forma que señale la ley, al MinisterioPúblico de la entidad correspondiente.

Podrá, además, suplirse la deficiencia de la queja en lamateria penal. Cuando se encuentre que ha habido en con-tra del quejoso una violación manifiesta de la ley que lo hadejado sin defensa, o que se le ha juzgado por una ley queno es exactamente aplicable al caso.

V.—La violación de las garantías en los artículos 16,en materia penal, 19 y 20, se reclamará ante el superior deltribunal que la cometa o ante la autoridad judicial federalcompetente, pudiendo recurrir, en uno y en otro caso, la reso-lución que se dicte, ante el tribunal de revisión que determinóla ley.

Si el tribunal federal competente para conceder delamparo no residiere en el mismo lugar en que radique la auto-ridad responsable, la ley determinará el Juez ante el que ha depresentarse el escrito de demanda y lo facultará para suspen-der provisionalmente el acto reclamado.

VI.—Los actos reclamados en amparo podrán ser objetode suspensión. Para resolver respecto de ésta se tomarán encuenta la naturaleza de la violación alegada, la dificultadde reparación de los daños o perjuicios que pueda resentir elquejoso con su ejecución, los que la suspensión origina aterceros perjudicados y el interés público. Siempre se decre-tará la suspensión tratándose de actos que entrañen peligrode privación de la vida, deportación, destierro o de alguno delos prohibidos por el artículo 22.

VII.—Cuando el acto reclamado sea una sentencia ocualquiera otra resolución judicial, la autoridad responsableno podrá interponer recursos contra la concesión del amparo.

VIII.—El Ministerio Público Federal será parte en todoslos juicios de amparo, pero podrá abstenerse de interveniren dichos juicios cuando el caso de que se trate carezca deinterés público y así lo determine la ley.

IX.—Si concedido el amparo la autoridad responsableinsistiere en la repetición del acto reclamado o tratare de eludirla sentencia de la autoridad federal, será inmediatamente sepa-rada de su cargo y consignada a la autoridad competente.

X.—La autoridad responsable será consignada altribunal respectivo cuando no suspenda el acto reclamado,debiendo hacerlo.

XI.—La autoridad administrativa o judicial que violeostensiblemente alguna garantía individual, será sancionadaen los términos que disponga la ley federal.

Los alcaides y carceleros que no reciban copia autori-zada del auto de formal prisión de un detenido dentro de lassetenta y dos horas que señala el artículo 19 contados desdeque aquél esté a disposición de su Juez deberán llamar laatención de éste sobre dicho particular en el acto mismo deconcluir el término, y si no reciben la constancia mencionada,dentro de las tres horas siguientes lo pondrán en libertad.

Los infractores del artículo citado y de esta disposición,serán consignados inmediatamente a la autoridad competente.

También será consignado a la autoridad o agente de ellael que, verificada una aprehensión, no pusiere al detenido adisposición de su Juez, dentro de las veinticuatro horas si-guientes.

Si la detención se verificare fuera del lugar en que residael Juez al término mencionado se agregará el suficiente para

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México, D.F., a 21 de diciembre de 1944.—SUFRAGIOEFECTIVO. NO REELECCIÓN.—EL PRESIDENTECONSTITUCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXI-CANOS. MANUEL ÁVILA CAMACHO.

Iniciativas del Ejecutivo de reformas a la Constituciónpara la creación de una Comisión de Responsabilidades y

Mejoramiento de la Administración de Justicia*

Para Mejorar Nuestra Justicia

Se propone crear un organismo de responsabilidadespara impedir que, con la inamovilidad, se entronice una élitede funcionarios dados a la rutina.

Para evitar la creación de una “elite” judicial rutinaria eirresponsable que dictara resoluciones sin estudio y peor aún,a su capricho, como consecuencia de la reciente Ley que esta-biliza en sus funciones a los miembros del Poder Judicial de laFederación, el presidente de la República propone en unproyecto de reformas constitucionales que ayer envió alSenado, la creación de una Comisión de Responsabilidadesy Mejoramiento de la Administración de Justicia y, asimismo,el otorgamiento al Ejecutivo de la Unión de facultades parapromover la destitución de todos aquellos funcionarios queen una u otra forma no cumplan con la ley.

Para esos fines, el proyecto reclama modificaciones alos artículos 89, fracción XIX, y 111, párrafo final, de la Cons-titución General, fundándolas en consideraciones de diversaíndole. Afirma, entre otras, que no es suficiente la incorpora-ción al texto constitucional de la inamovilidad judicial, puestoque ella, si bien es cierto que pone a cubierto a los funciona-rios de la judicatura contra las asechanzas de los poderososque pueden privarlos de sus cargos, podría crear, por sí sola,un grupo como el que se califica antes.

Paso inmediatamente a comisiones

Tan luego como se recibió en la Cámara el trascendentalproyecto, el Senador Eugenio Prado, presidente de ese cuerpo,lo turnó para su dictamen a las Comisiones Unidas de Justiciay Primera de Puntos Constitucionales.

El texto íntegro del articulado por sí sólo se explica ydice lo siguiente:

Art. 1o.—Es facultad del Presidente de la República,pedir, ante la Cámara de Diputados la destitución por malaconducta de cualquiera de los ministros de la Suprema Cortede Justicia de la Nación y de los magistrados y jueces del ordencomún del Distrito y de los Territorios Federales.

Art. 2o.—La investigación respecto de la conducta delos funcionarios a que se refiere el artículo anterior se practi-cará a través de un organismo que se denominará Comisiónde Responsabilidades y Mejoramiento de la Administración deJusticia.

recorrer la distancia que hubiere entre dicho lugar y en el quese verificó la detención”.

“Artículo 133.—…Los tribunales federales se ajustaránsiempre a dicha Constitución, y los de las entidades federati-vas observarán también esta regla y se sujetarán, además, alas leyes federales y tratados, a pesar de las disposiciones encontrario que pueda haber en constituciones o leyes locales.Los tribunales se abstendrán de aplicar las leyes que conformea la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia resulteninconstitucionales. La infracción de esta disposición será san-cionada en la forma que determine la ley federal.

T R A N S I TO R I O S

ARTÍCULO PRIMERO.—La presente reforma consti-tucional entrará en vigor el día primero de enero del año de1946.

ARTÍCULO SEGUNDO.—El Congreso de la Unión,con la oportunidad debida, aprobará las leyes necesarias parael cumplimiento de las disposiciones contenidas en estasreformas.

Al someter este trascendental proyecto de la ley al pru-dente y cuidadoso examen del H. Poder Legislativo, quiero,al mismo tiempo que encarecer la gran importancia que para laNación entera tiene la feliz solución de este problema enel que esa H. Asamblea tendrá la oportunidad de brindar alpaís la valiosa contribución de sus luces, no dejar pasar poralto una circunstancia que es preciso poner de manifiesto.

La Justicia, preocupación de la Revolución

La Revolución ha atacado venturosamente un buennúmero de nuestros grandes problemas sociales; pero en elde la expedita administración de justicia no ha logrado hastaahora una solución satisfactoria, por más que ha sido motivoconstante de preocupación para los gobiernos revolucionariosy que ha inspirado, inclusive, diversas modificaciones anuestros textos constitucionales.

Con este motivo desde la iniciación del presente sexeniopresidencial, el Ejecutivo presentó una iniciativa de reformasconstitucionales que merecieron la aprobación del H. PoderLegislativo y de las Legislaturas Locales, incorporando a nues-tra Ley Fundamental el principio de la inamovilidad judicial.Mas para que este principio pueda dar el fruto que se persigue,es preciso considerar que esa medida debe ser complementadacon otras que contribuyan a la integral solución del proble-ma de volver más accesibles nuestros tribunales —espe-cialmente a las clases desamparadas— y que será menesteradoptar cuantas providencias sean necesarias hasta consolidaruna buena estructura de la ley y de los órganos encargados deaplicarla.

Al rogar a esa Honorable Cámara, por el digno conduc-to de ustedes, se sirva conceder a la presente iniciativa elmayor grado de preferencia posible, dentro de la entidadde los asuntos sometidos a Vuestra Soberanía y responsabi-lidad, les protesto las seguridades de mi más atenta y distin-guida consideración. * Universal, 23 de diciembre de 1944.

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Art. 3o.—La Comisión a que se refiere el artículoprecedente estará integrada por el Procurador General de laRepública, que la presidirá; el Procurador General de Justiciadel Distrito y Territorios Federales; un representante delPoder Judicial de la Federación, un representante del TribunalSuperior del Distrito y Territorios Federales y un represen-tante de las Asociaciones de Abogados, nombrado por elPresidente de la República, eligiéndolo de la terna que se lesometa en los términos que marque el reglamento de esta Ley.Los miembros de ésta comisión no recibirán remuneraciónalguna.

Art. 4o.—Son atribuciones de la Comisión:I. Practicar las investigaciones respecto de la conducta

que observen los funcionarios judiciales;II. Informar al C. Presidente de la República, cuando

éste funcionario lo solicite, o cada vez que lo estime necesa-rio, sobre la conducta que observen los funcionarios judi-ciales.

III. Vigilar que los ministros de la Suprema Corte deJusticia; los magistrados y jueces federales y los magistradosy jueces del orden común, del Distrito y Territorios Federales,cumplan con las obligaciones que la Ley les impone;

IV. Llevar un expediente de cada uno de los funcio-narios a que se refiere la fracción anterior;

V. Estudiar las necesidades económicas de la Adminis-tración de Justicia e informar al respecto al Presidente de laRepública, y

VI. Las demás que señala el reglamento.Art. 5o.—Se entiende por mala conducta los actos u

omisiones habituales que traigan como consecuencia que elfuncionario de que se trate llegue o quede decaído en el con-cepto público.

Art. 6o.—Todas las oficinas públicas y las particulares,tendrán obligación de proporcionar los datos y documentosque les solicite la Comisión, la que para este efecto podráhacer uso de los medios de apremio en los términos estable-cidos por el Código Federal de Procedimientos Penales.

Art. 7o.—Cuando el Presidente de la República ten-ga conocimiento de que algún funcionario judicial observa

mala conducta, turnará el asunto a la Comisión de Responsabi-lidades y Mejoramiento de la Administración de Justicia, loque hará saber al acusado para dentro de los diez días siguien-tes, informe respecto de los actos que se le atribuyen. Si delresultado del informe y de la investigación que se practique,los hechos quedan desestimados a juicio del C. Presidente,se archivará el expediente.

Art. 8o.—Si de la investigación practicada aparecendatos bastantes para presumir mala conducta del funcionariode que se trate, se pedirá a la Cámara su destitución.

Art. 9o.—Con la solicitud del C. Presidente de la Repú-blica, la Cámara de Diputados dará traslado, por el términode seis días, al funcionario acusado para que disponga lo quea su derecho convenga y exhiba pruebas justificadas de susactos.

Transcurrido el plazo anterior, la Comisión que conozcadel asunto formulará su dictamen que someterá a la conside-ración de la Cámara.

Art. 10.—Si la Cámara de Diputados estima, pormayoría absoluta de votos, justificada la petición del C.Presidente de la República, turnará el asunto a la Cámara deSenadores para su estudio.

Si la resolución de la Cámara de Diputados fueracontrario a la petición del C. Presidente de la República,lo comunicará a éste y al funcionario de que se trate, orde-nando el archivo del expediente.

Art. 11.—Si la Cámara de Senadores declarase infun-dada la petición del C. Presidente de la República, seprocederá en los términos del último párrafo del artículoanterior; y si se estima, por mayoría absoluta de votos queestá justificada la solicitud, el funcionario de que se tratequedará automáticamente separado de su cargo.

La resolución anterior se comunicará al C. Presidentede la República para que se tomen las medidas necesarias yprovea a la designación de la persona que haya de sustituirlo.

Art. 12.—El procedimiento anterior no prejuzga sobrelas responsabilidades legales en que hubiere incurrido el fun-cionario, las que podrán exigírsele en los términos que marcala Ley.

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LAS NUEVAS BASES DEL JUICIO DE AMPARO*

Por el Lic. F. JORGE GAXIOLA

I

El presidente de la República, por conducto de su asesorjurídico, envío a la Cámara de Senadores un proyecto dereformas a los artículos 73, 107 y 133 constitucionales, en elcual se fijan bases nuevas para el juicio de amparo y se plan-tean los principios que han de servir para resolver el pavorosoproblema del rezago en la Suprema Corte de Justicia de laNación.

La actitud del Jefe de la Nación es digna del mayorelogio. Reconoce que “una de las cuestiones que afectan máshondamente la vida del país, es sin duda, la de la adminis-tración de justicia” y se manifiesta “plenamente convencidode que el mantenimiento del actual estado de cosas sería másdañoso que la adopción de una fórmula que no resultara total-mente afortunada”.

Las dos consideraciones son ciertas. La acumulaciónen la Suprema Corte de juicios de amparo sin despacho hallegado a proporciones tales, que implica una gigantescadenegación y de justicia y el problema apremia tan cerca queno es posible cerrar los ojos para conformarse con ignorarlo.Ante los problemas de su país, el peor pecado de los hombresde Gobierno es, a no dudarlo, la pasividad que en ocasionesgraves y trascendentales constituye un crimen de lesa patria.

II

El proyecto de reformas parte de un hecho indiscutibleque urgía confesar pública y oficialmente: la incapacidad físi-

ca de la Suprema Corte para despachar oportunamente losjuicios de amparo que por disposición constitucional llegana su conocimiento.

Por la naturaleza de las cosas, el rezago, como a estefenómeno se llama entre las gentes de curia, debe crecer siste-mática y fatalmente. Bastan unos cuantos números para demos-trarlo. Mientras en 1919 sólo quedaron 2,298 amparos sinfallar, a partir de 1930 esa cifra pasó siempre de 10,000 parallegar a 19,000 en 1943 y pasar de 20,000 en 1944.

Estos guarismos son más que elocuentes para demostrarla gravedad del problema. Una justicia retardada e inoportunano es una verdadera justicia. Dar a cada quien lo suyo fuera detiempo es tan sólo declarar el derecho, pero no satisfacer elansia atormentadora de justicia del pueblo mexicano. Y cuandoeste retraso se halla precisamente en el Tribunal Máximo delpaís, que dice la última palabra en la mayoría de las contien-das jurídicas de la Nación puede provocarse enorme malestary hondas perturbaciones sociales.

Por otra parte esa acumulación de pleitos sin despachoha engendrado otro grave mal. La Corte ha perdido en calidadlo que intentó ganar en cantidad de manera que como ha ce-dido a la presión que ejerce sobre ella el acervo de juiciossin fallo solemos encontrar ejecutorias ayunas de sólidos ar-gumentos jurídicos, en las que no campea ni reflexión pro-funda ni especializada sabiduría.

Además, justo es confesarlo esto encuentra justificaciónen la premura con que las sentencias se dictan y es así comohemos vivido el absurdo increíble de que los jueces que dicenla última palabra del Derecho en México no son humana-mente responsables, al menos ante la opinión pública y sabidoes que un Juez irresponsable nunca es un buen Juez.* Excélsior, 28 de diciembre de 1944.

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III

Felizmente en las enmiendas propuestas por el Ejecu-tivo, se da por comprobada la imposible tarea de la Corte yse abandona la técnica legislativa anterior que pretendióresolver el problema mediante un utópico incremento en lacapacidad de trabajo del Máximo Tribunal de la República.Sin decirlo, no se piensa ya en aumentar el número de minis-tros ni en dividir su trabajo en Salas. Ahora se va a la raízmisma del mal y se plantea únicamente la necesidad de llevara cabo una mejor distribución de competencias de los tribu-nales federales, con el propósito medular de que no sea la Cortela única que pronuncie la resolución final en todas las contro-versias de amparo toda vez que deben compartir con ellaesta función, los Tribunales de Circuito.

Pero como resulta que la Constitución, dentro de susmarcos rígidos e intangibles, es la que por ahora señala ydistribuye las competencias, el proyecto se limita, en su pri-mera parte, a dar mayor flexibilidad a la cuestión, capacitandoal legislador común, para que tomando en cuenta el número,naturaleza y significación de las contiendas constitucionales,opere una adecuada redistribución de esas competencias, supri-miéndose, principalmente, “la regla de que la Suprema Cortede Justicia ha de conocer forzosamente de la totalidad de losamparos directos y en revisión. Se abandona, pues a la discre-ción y mesura del Poder Legislativo —no del constituyente—determinar que juicios de garantías ameritan ocupar la aten-ción del más alto de nuestros tribunales, cuáles deben ser delconocimiento de los Tribunales de Circuito y cuándo han deser competentes los Juzgados de Distrito”.

El procedimiento intentado en el proyecto de reformasconstituye seguramente un acierto. Nuestra Constitución perte-nece al tipo de las llamadas rígidas, lo que significa que suenmienda debe sujetarse a trámites intencionalmente difíciles.Por tanto consignan en ella una cuestión como el reparto de lascompetencias, significa además de un grave error de técnica,restar flexibilidad, agilidad, a la solución de un problemaque por su naturaleza requiere remedios oportunos. La Consti-tución norteamericana modelo en la materia, se límita a estable-cer que “el Poder Judicial estará depositado en una SupremaCorte y en los tribunales inferiores que el Congreso de tiempoen tiempo ordene y establezca” y agrega, en otro precepto,que ese Poder Judicial se “extenderá a todos los casos en leyy equidad que surjan de la Constitución, las leyes de losEstados Unidos y tratados hechos bajo su autoridad”. De estamanera, una ley secundaria, que data desde 1780, organizóel Poder Judicial yanqui y creó un sistema en el cual la Cortese ocupa únicamente de las grandes cuestiones constituciona-les que se suscitan en aquel país, dejando la resolución defini-tiva de todos los asuntos secundarios a los tribunales federalesinferiores.

IV

Llegar a este resultado es lo que constituye el objetivoprimordial de las enmiendas enviadas por el Ejecutivo. De suexposición de motivos se desprende que la intención es dejar,

como función privativa de la Corte, el control de la constitu-cionalidad, encargándose los Tribunales de Circuito del co-nocimiento de las controversias que impliquen sólo unacuestión de control de la legalidad. Por este otro concepto elproyecto merece un cálido elogio, como que llega a la partemás profunda y dolorosa del problema y le da una soluciónjurídica plena de conocimiento técnico.

En efecto, no es tan sólo la popularidad del amparo, nila arbitrariedad de los órganos del gobierno, ni el florecimien-to de las relaciones contractuales, ocasionado por el progresoeconómico, lo que ha producido el acumulamiento de juiciossin despacho en la Suprema Corte. Un análisis histórico ysereno, un estudio de la evolución del amparo, en concordan-cia con el creciente rezago, nos pone de manifiesto que el fenó-meno tiene su origen en la deformación, o mejor dicho, en laampliación del juicio de amparo.

Hay inmensa distancia entre la institución original, cuyafórmula jurídica creó Mariano Otero en el Acta de Reformasy aceptó el Constituyente de 57, con el juicio de garantías porinexacta aplicación de la ley que tan impetuosamente se hadesarrollado en el medio jurídico de México.

Los autores de aquella institución original no sospe-charon las revelaciones que había de hacer la práctica y me-nos aún que la corriente desbordante del control jurisdiccionaliba a partirse en dos, para formar una gigantesca delta, puesmientras por una parte se mantendría incólume, más en lateoría que en la realidad, el verdadero juicio constitucionalen el que se ejercita una acción nueva, nacida de la violacióndirecta de un precepto constitucional por la otra iba a nacer,no un juicio pero si un recurso, en que se reclama la revisión delos actos de la autoridad para corregir la mala aplicación de unanorma común o de un simple reglamento.

La exposición de motivos de nuestra institución y elmodelo de donde se tomó revelan claramente que los crea-dores del juicio de amparo en México vieron en él un controlparcial de la constitucionalidad por órgano jurisdiccional.Partiendo del principio de la supremacía de la Carta Magnay de su corolario, el régimen de categoría de leyes y, conside-rando, además que las facultades de los poderes en que sedivide el gobierno están enumeradas y limitadas por la propiaConstitución, dieron a la justicia federal el encargo de velarpor el cumplimiento de la Ley Suprema, otorgándole el derechode nulificar los actos de cualquiera autoridad que infringierano entrasen en conflicto con los derechos del hombre, impro-piamente llamados garantías individuales, o que invadiesenlas respectivas competencias de la Federación o de los Estados.

Mas ocurrió que al redactarse el artículo 14 de la Cons-titución de 1857, se previno que nadie podría ser juzgado nisentenciado, sino por leyes exactamente aplicables al caso yde aquí surgió, en los litigantes, la idea de que si las leyes, pormandato constitucional, debían aplicarse exactamente, eraprocedente el amparo con apoyo en ese artículo 14, cuandose aplicaba inexactamente una norma secundaria o común.Con tan especioso argumento y con tan mezquina interpre-tación, se introdujo lo que doctrinalmente se llama controlde la legalidad, que apareció primero en los procesos pena-les, en seguida en los juicios civiles y por último en toda clasede negocios.

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Los amparos de esta naturaleza se repitieron tanto y tantoque crearon arraigado hábito jurídico en nuestro medio y loslitigantes se preocuparon más de encontrar la infracción a laley común que a la Constitución misma. De esta manera yante la fuerza incontrovertible de la realidad, la jurisprudenciaprimero y la Constitución misma después, aceptaron comobuena esta deformación, que facilitaba la promoción del jui-cio que obligó a la Corte a revisar, no la constitucionalidad,pero si la legalidad de todos los actos de las autoridades delpaís, que daban lugar a una controversia judicial. He ahí lacausa determinante del rezago.

Si pues ambos procedimientos, el del control de la cons-titucionalidad y el de la simple legalidad, son de distinta jerar-quía, parece natural que tribunales de diferente alcurniaconozcan de ellos. Por esta razón considero que es de aplau-dirse la solución apuntada en las reformas. El principio básicode repartimiento de las competencias debe ser el que reservea la Corte el conocimiento de las competencias, debe ser elque reserve a la Corte el conocimiento exclusivo de las con-troversias en que se discuta la infracción directa de un textoconstitucional y el que permita, además, a los Tribunales deCircuito, transformados en cuerpos colegiados, el ejerciciodel control final de la legalidad.

V

Sin embargo, el proyecto de reformas es incompleto.Antes de ahora había faltado decisión para afrontar valien-temente el problema. Nadie se había atrevido a sugerir laenmienda de la Constitución y todos buscaban solucionesdentro de sus textos rígidos y a través de la legislación ordi-naria. Hoy el señor presidente propone modificaciones a tresordenamientos de la Carta Fundamental y debemos aprove-char la ocasión para corregir un defecto, hijo del tiempo,que contiene el artículo 103.

A pesar de la enorme extensión que abarca actualmenteel juicio de amparo, lo cierto es que el contenido de ese ar-tículo 103 ha impuesto restricciones indebidas al control dela constitucionalidad que ejerce el Poder Judicial de la Federa-ción. Conforme a este precepto el amparo sólo procede porviolación de los derechos del hombre o por invasión de juris-dicciones ocurrida entre los poderes federales y estatales, de

tal manera que se deja sin reparación posible la infracciónde cualquier otro precepto constitucional que lesione el patri-monio o la persona del hombre. Por eso decíamos antes quenuestra ley estableció únicamente el control parcial de laconstitucionalidad.

Como siempre, los litigantes ocurrieron a un subterfu-gio y buscaron la manera de dar elasticidad al juicio de ampa-ro previsto en nuestra Constitución. Y lo lograron en efecto,pues desde los tiempos remotos de Vallarta obtuvieron quese declarara procedente la acción cuando se fundara en laconcordancia de los textos que contienen garantías individua-les o de cualesquiera otros que los expliquen y complementen.Por este camino se ha llegado a confusiones, extravíos decriterio y ha continuado abierta la puerta de la deformacióndel amparo puro consignado en la ley, sin lograrse por otraparte, el pleno control de la constitucionalidad.

El maestro Rabasa señaló este vacío de nuestro sistemay pugnó porque en vez de las tres fracciones del artículo103, se consignara una expresión general que diera compe-tencia a la justicia federal para conocer de toda controversiaque se suscite por leyes o actos de autoridad que violen unprecepto de la Constitución en perjuicio del derecho personalde un individuo.

Las reformas ahora propuestas por el señor presidente,nos hablan de la procedencia del amparo “cuando se recla-me la violación de algún precepto constitucional”, pero comose deja sin enmienda el artículo 103, la hermenéutica jurídicanos lleva a la conclusión de que en buen derecho sólo sigueprocediendo el amparo por violación a las garantías indivi-duales o por invasión de jurisdicciones.

Por esta razón insisto en que ahora es el momento opor-tuno para corregir el vacío del artículo 103. Son por demásconocidos los argumentos en favor de esta tesis y resulta inne-cesario repetirlos aquí, cuando el maestro Rabasa, con acopiode razones envueltas en el sortilegio de su prosa impecable, haseñalado la necesidad de esta enmienda. Si ella se logra, eljuicio de amparo tendría toda la amplitud que su naturalezapermite y que la supremacía de la Constitución requiere. Ade-más el Ejecutivo realizaría el milagro de acabar con el rezagode la Suprema Corte ampliando el contenido del llamadojuicio de garantías.

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INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUSPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,LICENCIADO DON SALVADOR URBINA, CORRESPONDIENTE AL

PERIODO ANUAL DE 1944

CC. Ministros:Indiscutible trascendencia, interés extraordinario asumió

la reciente adopción del principio de la inamovilidad judicial.El día veintiuno de septiembre del corriente año, fecha

de la publicación del decreto relativo, cierra un periodo yabre una nueva época de la administración de la JusticiaFederal.

Permitidme que al margen de tan memorable suceso,recuerde algunos datos y exponga —con la necesaria breve-dad— comentarios y apreciaciones a mi parecer pertinentes.

Varia suerte ha corrido entre nosotros el establecimientoy vigencia de la inamovilidad judicial.

Es sabido que el artículo 126 de la Constitución de1824, declaró la perpetuidad de los cargos de los miembrosde la Corte Suprema de Justicia, quienes no podían ser remo-vidos sino con arreglo a las leyes.

Bajo la influencia de la Constitución de loe EstadosUnidos de América y de la Española de 1812, aquella CartaConstitutiva consagró la inamovilidad de los más altos juecesdel país. Por consiguiente, el abolengo del principio provie-ne de los albores de la Independencia, y en favor suyo podríainvocarse el prestigio de una tradición.

Siendo así, la inamovilidad judicial no constituye ac-tualmente una exótica novedad en nuestro ambiente.

Tampoco fue un ensayo desafortunado y efímero por-que es cierto que tal régimen perduró durante lagos años.

La Constitución de 1857 innovó el sistema. Productodel movimiento revolucionario de Ayutla impuso nuevos

principios; y como no halló conveniente el de la inamovilidadjudicial lo destituyó. Pero debe advertirse que si bien se des-confío de la “sabiduría oficial” en el seno del Congreso Consti-tuyente, esta ilustre asamblea no expresó cuáles fueron losmotivos capitales que lo indujeron a suprimir la perpetuidadanteriormente aceptada por la Carta de 1824.

La temporabilidad de los cargos judiciales imperó sintropiezo, ni obstáculos hasta que una nueva Constitución—síntesis de las aspiraciones del pueblo cuya sangre empapólos campos de batalla— volvió la postura ideológica inicialconsignando como una conquista el principio de la inamovi-lidad judicial en toda su latitud.

Una vasta experiencia sirvió para dudar, cuando menos,de la eficacia de la amovilidad de los jueces. De otro modo,habría sido insensato tocar siquiera el punto. Claro es que elConstituyente de 1917 oyó encontradas opiniones de susmiembros; pero una gran mayoría —ciento cuarenta y ochovotos contra dos— aprobó el primitivo artículo 94 de nuestraCarta Magna en vigor, disponiendo que “cada uno de losMinistros de la Suprema Corte designados para integrar esePoder, en las próximas elecciones, durará en su encargo dosaños, los que fueren electos al terminar ese primer períododurarán cuatro años, y a partir del año de 1923, los Ministrosde la Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de Dis-trito sólo podrán ser removidos cuando observaren malaconducta y previo el juicio de responsabilidad respectivo, amenos que los Magistrados y Jueces sean promovidos a gradossuperiores”.

Pronto, un criterio reformador se dirigió, no precisa-mente contra aquel principio, sino contra su mayor extensión.La iniciativa del 19 de abril de 1928 respetó la inamovilidadjudicial porque es una conquista de doctrina constitucional,incorporada por la revolución a nuestro Código Político, pero

* Informe rendido a la Suprema Corte de Justicia de la Naciónpor su presidente el Sr. Lic. D. Salvador Urbina, al terminar elaño de 1944. México, Antigua Imprenta de Murguía, páginas 7-28.

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la restringió. Entonces, condenose la confianza excesivaen la honradez invulnerable, aunque esa virtud no debe des-cartarse totalmente, afirmándose que las instituciones debenconfiar, tan sólo, en las organizaciones que fundan, las cualeshan de ser de tal naturaleza que obliguen a los hombres esco-gidos para los cargos públicos a conducirse bien, aun a pesarde ellos mismos. Ciudadanos de buena conducta privada —sedijo— fracasan ante los halagos y tentaciones que les brindanaquellos cargos, y si están asegurados por una impunidadprevia, con mayor facilidad quebrantan la moral; en cambio,constituye una garantía que dichos funcionarios sepan quepueden ser destituidos y castigados por sus malos manejos yno únicamente por efecto de un juicio de responsabilidad,a las veces ineficaz, sino por medio de un procedimientoaccesible y expedito.

La reforma constitucional subsecuente determinó, porlo mismo, que los funcionarios judiciales del fuero federalfueran inamovibles, en tanto que observaran buena conducta,pudiendo ser destituidos de sus cargos previo el juicio deresponsabilidad o bien, porque el presidente de la Repúblicalo solicitara así de la Cámara de Diputados; y si ésta, primero,y la de Senadores, después, declaraban justificada la peticiónpresidencial, el funcionario acusado quedaría privado de supuesto desde luego.

Con posterioridad, el 11 de septiembre de 1934, sevolvió, propiamente, al sistema admitido por la Constituciónde 1857, suprimiéndose la investidura vitalicia, consideradaabsurda en un país joven de organización democrática, quelucha por establecer un nuevo concepto de justicia distribu-tiva; pero advirtiéndose que esto no significaba el abandonode la inamovilidad “generalmente considerada como la máspreciada garantía de independencia del juzgador”, en elconcepto de que ella es simplemente la seguridad que se daal funcionario de no ser removido durante el término para elcual se le nombró, a menos que incurra en una responsa-bilidad y mediante las fórmulas previstas por la ley.

Aparte de esos conceptos, se expresó que era inexplica-ble que un grupo de funcionarios del Estado disfrutara deuna especie de privilegio, supuesto que, por un lado se prohi-bía la reelección de la persona que hubiera desempeñado laPresidencia de la República, vedándose a los senadores ydiputados al Congreso de la Unión que vuelvan a las Cámarasen el periodo inmediato siguiente a aquél para el que fueronelectos; y por el otro, se prevenía que los Ministros de laSuprema Corte, los Magistrados de Circuito y Jueces de Dis-trito únicamente podían ser removidos de sus cargos cuandoobservaran mala conducta.

No se desconoció que algunos Estados republicanos ydemocráticos han adoptado las investiduras judiciales vita-licias; pero se sostuvo que la característica del régimen repu-blicano era la limitación del tiempo durante el cual funcionanlos servidores del Estado.

En fin, se imputó a los tribunales un respeto exageradoa la tradición, al precedente establecido; una resistencia a laadmisión de toda idea nueva y una observancia fiel y exactade fórmulas meramente externas, carentes, en muchas ocasio-nes, de todo sentido práctico, olvidándose que el contenido

de la ley debe ser renovado y ampliado constantemente paraponerlo en concordancia con las necesidades variables de laexistencia social, con las aspiraciones cambiantes de loshombres, con su concepto mudable respecto de la esencia delo justo.

Por tales motivos, la iniciativa tendió a la renovaciónde los funcionarios públicos, aunque asegurándoles su per-manencia en los cargos durante el período de su elección.

El legislador reformó los artículos 73 y 94 de la CartaMagna declarando que los funcionarios judiciales del Dis-trito Federal y Territorios, los Ministros de la Suprema Cortede Justicia, Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito dura-rían en sus encargos seis años, debiendo ser privados de suspuestos cuando observaren mala conducta, de acuerdo conla parte final del artículo 111 o previo el juicio de responsa-bilidad. La rápida ojeada anterior demuestra las vicisitudessufridas por la inamovilidad judicial en las diversas etapas dela vida constitucional del país; adoptada para los altos Juecespor la Constitución de 1824, fue suprimida por la de 1857;establecida en la Carta Magna de 1917, primero sufrió ciertarestricción, y después, propiamente desaparece.

Regía la amovilidad, señores Ministros, cuando fuimoselectos y bajo ese régimen funcionamos durante más de tresaños y medio.

Entretanto, el Ejecutivo Federal no desatendió la solu-ción del problema tantas veces enfocado y resuelto de diferen-te manera; hasta que, en ocasión solemne, el señor presidentede la República, General don Manuel Ávila Camacho, dijolas siguientes palabras ante el Tribunal Pleno de esta SupremaCorte de Justicia:

“La Constitución reconoce que una buena administra-ción de justicia exige que la independencia de este tribunalsea una realidad. El sistema de elección cada seis años de losMinistros de la Corte no garantiza, suficientemente, porlos vínculos materiales creados, su independencia al privarlosde la autonomía que les permita actuar imparcial y sere-namente.

“Mi Gobierno, para corregir esta deficiencia, ha dadolos pasos necesarios promoviendo la reforma constitucionalque crea la inamovilidad, a fin de que la Corte pueda impartirjusticia ajena a coacciones o influencias de cualquier orden,sin más norma que la ley, ni más dictado que la propia con-ciencia”.

Y la promesa fue cumplida. El decreto publicado elveintiuno de septiembre del corriente año consigna que losMinistros de la Suprema Corte de Justicia, los Magistrados deCircuito y los Jueces de Distrito gozarán de una inamovilidadrelativa, porque únicamente podrán ser privados de sus cargoscuando observen mala conducta, ya sea previo el juicio deresponsabilidad correspondiente, o bien, de acuerdo con laparte final del artículo 111 de la Constitución que facultaal presidente de la República para pedir ante la Cámara deDiputados la destitución por mala conducta de los expresadosfuncionarios.

La ley contiene una justiciera innovación, consistenteen que el presidente de la República, antes de pedir a la Cá-mara la destitución de algún funcionario judicial, oirá a éste

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en lo privado, a fin de poder apreciar en conciencia la justifi-cación de tal solicitud.

El día 23 del mismo mes de septiembre se constituyóla Suprema Corte de Justicia, integrada con Ministros inamo-vibles, y habiendo procedido desde luego dicho Alto Tribunalal nombramiento de Magistrados de Circuito y Jueces deDistrito, también con ese carácter, el día 3 de octubre próximopasado recibió la protesta de varios de estos funcionarios ensesión solemne. Poco tiempo después, todos los tribunalesde justicia federal del país funcionaron dentro del sistema deinamovilidad judicial.

Descartando cualquier concepto inspirado en la conve-niencia personal, estimo que se alcanzó una solución satis-factoria.

Desde luego, el principio de la inamovilidad judicialemana del genuino espíritu que aminó la primitiva normajurídica, aprobada por el Congreso Constituyente de 1917,asamblea insospechable de toda tendencia antirepublicana yantidemocrática.

La investidura vitalicia de los funcionarios del PoderJudicial Federal fue aceptada entonces, no por un error, nimenos por una claudicación, sino porque, como se ha recono-cido unánimemente, constituye una garantía para la indepen-dencia e imparcialidad de la justicia.

La inamovilidad no es un privilegio es, sencillamente,una necesidad.

Ella vino en un momento oportuno. Efectivamente, escierto que la juventud inquieta de nuestro país y el choquede los intereses creados, por naturaleza conservadores, conlas pujantes aspiraciones cuya acción trata de lograr transfor-maciones de la estructura social, causan profunda agitacióny alientan el constante anhelo renovador; no es menos ciertoque la escrutadora mirada vislumbra la posibilidad de unperiodo crítico postbélico; pero asimismo es verdad, que portodo esto, precisa que los jueces estén colocados en situa-ción propicia para cumplir sus deberes, obrando con indepen-dencia y seguridad, libres de presiones e influencias ycapacitados para imponer el derecho, ejerciendo en la socie-dad la noble e indispensable función equilibradora de lajusticia.

Reconozcamos que sería insoportable la presencia dejueces inamovibles sin honradez ni carácter, sin diligencia,ni saber, fáciles para producir el estancamiento del derecho,ineptos para interpretar la ley, apegados a la tradición y alformulismo; pero reconozcamos, igualmente, que estas defi-ciencias humanas no se refieren al principio y son subsanablesmediante una acertada elección del personal.

Si no es conveniente confiar en una honradez invul-nerable tampoco puede descartarse esta virtud —como consi-dera una de las iniciativas de reformas— y siempre habrábuenos jueces aunque pudiera haber alguno que fuere malo.Las instituciones humanas generalmente no son perfectas.Pero si existiera un funcionario corrompido o torpe, el clamorpúblico exigirá su separación. Entonces, el presidente obraráconforme a sus facultades, oirá al inculpado, y si éste no sejustifica, será acusado y destituido. Así desaparece el mayordefecto que se atribuye a la inamovilidad judicial.

Por el contrario, ella favorece la formación de unajurisprudencia firme, obra de meditación y estudio, fuentedel derecho que concreta la aplicación casuística de la leycuyo sentido fija, dándole positiva eficacia; y produce de unmodo natural y lógico la especialización de los juzgadores.

Pero el establecimiento del principio de la inamovilidadseñores Ministros trae consigo una mayor responsabilidad paratodos los jueces, porque a ellos corresponde, precisamenteenaltecer con su conducta honorable, su proceder rectilíneo,su experiencia y sabiduría, ese principio, el cual de otro modocaerá en el más completo desprestigio.

Formulo votos porque la administración de justiciafederal realice sus funciones con altura de miras y de propó-sitos, con honradez y expedición, fundando interpretacionesjurídicas capaces de satisfacer las exigencias, necesidades eideales del pueblo en estos momentos de duda angustiosa.

Es un gran deseo mío que en lo futuro, cuando la Patriagoce del porvenir venturoso que presentimos, se proclameque los jueces federales inamovibles concurrieron para for-talecer la paz orgánica, la tranquilidad y el equilibrio social,actuando por medio de fallos respetables y respetados quetuvieron como base, como regla única, como norma suprema,la ley.

Este Informe abarca en su integridad el periodo anualde 1944, en vista de que no varió la composición de esteAlto Tribunal porque la designación de Ministros inamovi-bles fue hecha a favor nuestro por el C. Presidente de la Re-pública y ratificada por la H. Cámara de Senadores; de modoque, propiamente, no hubo solución de continuidad.

Después de esta advertencia, procedo a daros brevenoticia del resultado de nuestras labores y de las llevadas atérmino por la Secretaría General de Acuerdos, Defenso-ría de Oficio y los Tribunales Federales que funcionan en laRepública.

Las relaciones entre el Poder Judicial y los otros dosPoderes, Legislativo y Ejecutivo, así como con los PoderesEstatales, se sostuvieron y mantienen en un plano de cor-dialidad y a base del respeto recíproco que excluye cualquierainterferencia, extralimitación o invasión de facultades.

El funcionamiento de la Suprema Corte fue normal,destacándose algunos relevantes sucesos a los cuales me refe-riré desde luego.

En primer lugar, habré de mencionar la sesión celebradapara recibir dignamente a su Excelencia, el Dr. HumbertoTrucco, presidente de la Suprema Corte de Justicia de Chile,a quien acompañó el Excelentísimo Sr. Oscar Schenake Ver-gara, Embajador de esa querida y gran Nación.

Las palabras pronunciadas por tan distinguido huéspednos trajeron el efusivo saludo y los respetos de la judicaturachilena, que correspondimos con agradecimiento y con laexpresión sincera de nuestra admiración y cariño para la nobleinstitución judicial de aquel pueblo hermano con el cual nosligan vínculos de sangre y, sobre todo, comunidad de idealesque han de conducirnos —así lo espero— a la realización denuestras más caras esperanzas fincadas en la consecuciónde un mundo mejor.

Memorable es, asimismo, la sesión solemne que fuededicada a los señores delegados de la Tercera Conferen-

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cia de la Federación Interamericana de Abogados reunidaen esta capital. La presencia del presidente de la conferencia,al propio tiempo, presidente de la Barra Mexicana de Abo-gados, Sr. Lic. Carlos Sánchez Mejorada, y del honorableRobert Taschereau, Magistrado de la Suprema Corte de Jus-ticia del Dominio del Canadá y la de numerosos delegados,fue acogida con singular beneplácito y especial simpatía.

El Sr. Traschereau pronunció un interesante discursorefiriéndose a la feliz compenetración por identidad de cul-turas del Canadá y México, y a lo necesario que es que todoslos actuales esfuerzos tiendan a la preparación de un periodode postguerra que se caracterice por el imperio de la paz y lajusticia en la tierra americana.

En nombre de esta Suprema Corte, tuve el honor deexpresar algunos conceptos para poner de manifiesto la im-portancia de la labor de jueces, magistrados y jurisconsultosen estos momentos terribles para el mundo, precisando quees indispensable fortificar en el interior de cada país el reina-do constante de la ley, modificar sistemas injustos neutralizarel odio mediante la práctica de la moral y el pago a lo espiri-tual; adoptar el gobierno de todos para todos e impartir justi-cia efectiva sin trabas ni formulismos, respetando los principiosinmanentes del derecho.

Los discursos pronunciados en ambas ocasiones cons-tituyen el primer anexo de este Informe.

El decreto de 21 de septiembre impuso la obligación aesta Suprema Corte de Justicia de nombrar a los Magistradosy Jueces de Distrito inamovibles dentro del término de 30días, contados a partir de la fecha en que dicho Tribunal que-dó constituido.

En obedecimiento a ese mandato legal y dentro del tér-mino mencionado, se procedió a las designaciones. Se revi-saron las hojas de servicio de cada uno de los funcionariosjudiciales y fueron considerados todos los elementos disponi-bles que se tuvieron al alcance para calificar su compor-tamiento oficial, inclusive, las quejas presentadas contraellos; pero aquilatando también serenamente, los méritos yservicios de las personalidades examinadas. De esta mane-ra se logró, según pienso, una saludable depuración.

Debo hacer notar, con especial complacencia, que lagran mayoría de los señores Magistrados de Circuito y Juecesde Distrito, que han venido funcionando desde al año de 1941,obtuvieron la honrosa designación de Jueces inamovibles.

Estimo que no es aventurado afirmar que los Tribunalesde Justicia Federal están regidos por hombres que harán honora los cargos que desempeñan, cumpliendo exactamente susdeberes en beneficio de la colectividad.

No ignoráis que en el seno del Tribunal Pleno se handebatido cuestiones muy interesantes. Las tesis aprobadasse han compilado como es costumbre y aparecen publica-das en el Apéndice; por consiguiente, no habré de referirmeen particular a cada una de ellas.

Sin embargo recordaré de paso que el estudio de la Leyde Emergencia relativa a salteadores de camino dio origen afallos que asumen notorio interés; que, por disposición delTribunal Pleno, fue separado de su cargo el Juez Primero deLetras del Ramo Civil de Monterrey y consignado al Minis-

terio Público para el ejercicio de la acción penal corres-pondiente, porque no ejecutó una sentencia de amparo; queal tratase de la representación del Ejecutivo Federal en losjuicios de inconformidad, se llegó a la conclusión de quedebe intervenir en ellos, únicamente, el C. Procurador Gene-ral de la República; y que, por último, se volvió a discutircon amplitud lo relativo a la investigación por la Suprema Cor-te de Justicia del voto público conforme al artículo 97 de laConstitución General de la República. El concienzudo dic-tamen del Sr. Ministro Nicéforo Guerrero, formulado conmotivo de la petición del Sr. Lic. Aquiles Elorduy y otraspersonas a fin de que se investigara si hubo o no violacióndel voto público en las elecciones de Gobernador del Es-tado de Aguascalientes, aportó un nuevo elemento al debatecomo base para la facultad discrecional que compete en talescasos a la Suprema Corte de Justicia, esto es, que se trate deposible delito oficial de algún alto funcionario de la Federa-ción, considerando que la referida facultad de investigacióndel voto público es de naturaleza judicial penal y tiende aesclarecer los hechos constitutivos de actos de aquellos fun-cionarios que puedan considerarse punibles. El mismo dic-tamen consultó dos proposiciones: la primera, que no senombrara la comisión investigadora solicitada, porque ellosería violatorio de la soberanía del Estado de Aguascalientes;y la segunda, que si el Tribunal Pleno lo estimaba convenientemandara abrir investigación exclusivamente por lo que serefiere a los actos de altos funcionarios federales violatoriosdel voto público y cometidos en las elecciones locales deAguascalientes. El Tribunal Pleno aprobó la primera de esasproposiciones.

Como en anteriores informes traté esta importante cues-tión expresando diversas ideas, me abstengo de insistirrespecto del particular para no incurrir en redundancia.

Por lo que toca a los asuntos de orden administrativo yeconómico, el Tribunal acordó cuanto tuvo por convenientepara el buen servicio y expedita marcha de la administraciónde justicia; designaciones de Ministros para integrar las Sa-las en casos de empate de votación, movimiento de Juecesde Distrito y Magistrados de Circuito, licencias, nombramien-to y ceses cuando procedieron, disposiciones para regularizarla asistencia de los empleados y conservar la disciplina, todofue atendido con prontitud, fundándose los acuerdos en lospreceptos de las leyes aplicables o bien en las observacionessugeridas por la práctica y la experiencia, o en circunstanciaspersonales y humanas que el buen sentido siempre considera.

La Comisión de Gobierno y Administración integradapor los CC. Ministros Ángeles, Islas Bravo y el que habla,actuó con la prudencia y discreción necesarias imprimiendouna adecuada dirección a los negocios de su resorte; y debohacer mención del acierto y eficacia con que siempre proce-dieron en esta labor mis dos colegas citados.

Ella ha producido un detallado informe al cual me per-mito remitir a Vuestras Señorías.

La propia Comisión presentó un anteproyecto de Presu-puesto de Egresos del Poder Judicial de la Federación parael año de 1945.

Un sensible aumento de la cantidad de $460,000.00sobre el monto actual del Presupuesto permitirá la mejoría

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de algunos sueldos inferiores y de los sobresueldos, el cam-bio de categorías de empleos a fin de que respondan efecti-vamente al servicio que representan, y la ampliación dealgunas partidas globales en los renglones más urgidos porlas exigencias y necesidades del Poder Judicial.

Por su parte, los CC. Ministros Vasconcelos y LópezSánchez, integrantes de la Comisión Mixta de Escalafón,han satisfecho sus deberes con la exactitud, mesura y habi-lidad en ellos características. El Tribunal Pleno no puso repa-ro alguno y otorgó su aquiescencia, a las proporciones queformuló la Comisión en vista del resultado de los exámenessufridos por los aspirantes y con apoyo en los preceptos delReglamento de Escalafón.

El artículo 10 de ese Reglamento fue reformado en elsentido propuesto por la Comisión, a fin de que los empleadoscorrespondientes a la Defensoría de Oficio del Fuero Federalqueden excluidos del Escalafón y formen, en lo sucesivo,una entidad burocrática diversa de la que constituyen los em-pleados que sirven a este Alto Tribunal, por virtud de que laLey de la Defensoría de Oficio faculta al Jefe de esa depen-dencia para que haga los nombramientos de los empleadossubalternos de la Oficina de su cargo.

Se modificó igualmente, el inciso número 1 de la Ramade taquígrafos, de las reglas para los exámenes a los cualesse refiere el artículo 14 del Reglamento de Escalafón, con elobjeto de que las pruebas relativas a la capacidad de los ta-quígrafos parlamentarios sean más efectivas para demostrarlas facultades y conocimientos de los examinados.

Las demás Comisiones Reglamentarias y la inspecciónde los Tribunales de Circuito recibieron cuidadosa aten-ción de los señores Ministros que las desempeñan, laborsiempre encomiable porque representan un excedente de es-fuerzos que ha de sumarse al constante trabajo desarrolladopor dichos altos funcionarios para despachar los asuntosjudiciales.

Con relación a las cuatro Salas en que se divide estaSuprema Corte de Justicia debo decir tan sólo que sus respec-tivos presidentes han rendido los informes que a continuaciónde éste que produzco se publican.

No obstante, deseo llamar la atención respecto del apre-ciable éxito obtenido por este Alto Tribunal, porque segúndatos estadísticos rendidos se despacharon 859 asuntos másque en el período anual de 1943. Es satisfactorio para míreconocer, como lo hago, el intento y constante afán de todoslos señores Ministros que han realizado tan fecunda labor.

Pero es doloroso confesar que a pesar de esta actitud,el rezago de asuntos es inevitable hasta esos momentos. En elinforme anterior me referí con la acuciosidad y amplitud quepude al problema que constituye el despacho del acervo denegocios rezagados; esto me excusa de hacer un nuevo estu-dio del caso en estos momentos. Y si me refiere y confiesola existencia, y no sólo el aumento del rezago, es porqueestoy convencido de que el país tiene el derecho de sabertoda la verdad y yo no he de ocultarla.

El total de asuntos despachados alcanza la cantidad de11,017. La importancia y calidad de los asuntos resueltosestá demostrada por las tesis que obran en las compilaciones

que se ofrecen a la consideración del público. Debo informartambién que la Presidencia de mi cargo desahogó diariamentelos trámites y acuerdos tanto judiciales, como administra-tivos, y de su competencia, y que como en años pasados puedeafirmarse que la tramitación está al día por mi parte.

Las Oficinas Generales dependientes de la SecretaríaGeneral de Acuerdos cumplieron su cometido de manerasatisfactoria y encomiable y es de justicia reconocer el em-peño que puso el personal superior e inferior para cumplircon sus obligaciones.

Noticias más amplias referentes a los trabajos realiza-dos por la Secretaria General de Acuerdos se hallan en elespecificado informe anexo.

Los Tribunales de Justicia Federal, esto es, los de Cir-cuito y los Juzgados de Distrito, actuaron con positiva efi-cacia, alcanzando el objetivo legal que es la imparticiónexpedita de la justicia. Los cuadros estadísticos respectivoscomprueban que a pesar de las condiciones sociales queimperan en estos momentos, que traen consigo mayor ingresode asuntos, los Tribunales de Justicia Federal han despa-chado con un ritmo adecuado a las circunstancias, lo cualcomplace consignar.

La Suprema Corte de Justicia en atención al mejor servi-cio dispuso diversos cambios de Magistrados de Circuito yJueces de Distrito; y atendiendo a quejas y denuncias ordenóla práctica de investigaciones respecto de la conducta oficialde algunos Jueces. Las visitas fueron practicadas por va-rios de los CC. Magistrados de Circuito que llegaron a con-clusiones, la mayor parte de las veces, demostrativas de lainculpabilidad de los funcionarios acusados.

Las continuas peticiones de mobiliario y la certidumbrede su deterioro, obligan a pensar que es preciso proveer adichos Tribunales, principalmente, de máquinas de escribir,archiveros, etcétera. Me permito apuntar esta necesidadporque conviene evitar el trastorno que traería consigo lafalta de útiles y muebles en aquellos Tribunales.

No omitiré referirme a la noble labor de la Defensoríade Oficio. Ella es por demás interesante y ha sido consu-mada en términos que merecen nuestra aprobación.

Para este lugar de mi informe, que deseo se considerede honor, he reservado la mención de los Señores MinistrosFelipe de J. Tena, José María Mendoza Pardo y Gabino Fraga,que en el curso del presente año dejaron de pertenecer a esteAlto Tribunal por haber presentado las renuncias de suscargos. Las excelentes virtudes de Ministros tan distinguidoshabrán de recordarse siempre y una vez más rindo a sus mé-ritos el homenaje que tan justamente merecen. Los señoresMinistros Ángel Carvajal, Agustín Mercado Alarcón y Vicen-te Santos Guajardo ocuparon las vacantes ministeriales. Ellosreúnen las altas facultades y capacidades que son necesariaspara el ejercicio del elevado cargo de Ministro de la Supre-ma Corte y esperamos que su actuación beneficie a la justicia.Últimamente, el señor Ministro Carvajal solicitó licencia parasepararse del desempeño del cargo, separación que lamen-tamos sinceramente. Ha sido sustituido por el Señor Lic. LuisG. Corona cuya personalidad está fuera de discusión y pres-tigia la administración de justicia federal. Sea bien venido.

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CC. Ministros: habéis trabajado con tesón, sin des-mayos ni decaimientos, poniendo al servicio de la justiciatoda vuestra inteligencia, voluntad y entusiasmo, y habéisconseguido cumplir con vuestros espinosos y elevados debe-res; por ello, os felicito.

Sería imperdonable de mi parte no agradecer a vuestrabenevolencia el haberme elegido, primero para presidentede esta Suprema Corte de Justicia de la Nación para el períodocomprendido del 1o. de enero al 22 de septiembre último, y

luego, para el período iniciado el 23 de septiembre últimoque concluye el 31 de diciembre próximo pasado; e imper-donable también sería que no reconociera vuestra inteligentey leal cooperación, tan necesaria para mí, que sin ella, nohabría podido llevar a cabo felizmente la difícil labor quetuvisteis a bien encomendarme.

SALVADOR URBINA

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POR UNA JUSTICIA MEJOR*

A cargo del Lic. Eduardo Pallares

* El Universal, 9 de enero de 1945.

LEYES DE EMERGENCIAANTICONSTITUCIONALES

Un abogado me dijo hace pocos días que la inamovi-lidad de los señores magistrados de la Suprema Corte deJusticia ha comenzado a dar sus frutos, y en prueba de ello men-cionaba la ejecutoria pronunciada en el amparo FernandoCoronado y coagraviados y elaborada por el señor ministroAlfonso Francisco Ramírez.

La ejecutoria es importante tanto jurídica como moral-mente porque declara anticonstitucional un decreto expedidopor el señor presidente en uso de las facultades extraordi-narias de que está investido a causa del estado de guerra.Se obliga en ese decreto a los empresarios de cine a pagar elsueldo de los inspectores de dicho espectáculo a razón de$8.05 por cada función. Uno de tantos abusos en materiafiscal y una de tantas y una canonjías con los que se favorecena los parientes y amigos.

La Suprema Corte, con todo acierto, resolvió que nobasta que una ley se expida en uso de las susodichas faculta-des para que deba considerarse ley de emergencia y, comotal, no pueda ser recurrida por medio del amparo. Es nece-sario, además, que por su propia índole sea ley de emergencia,esto es, que tenga como fin organizar la defensa nacional, yno como en el caso sucede, aprovechar a unos cuantos.

En lo futuro, pues, las autoridades deben ser más cau-tas en eso de atribuir el carácter de leyes de emergencia a lasque en realidad no lo tienen, aunque sean expedidas en usode facultades extraordinarias. La Corte ha puesto los puntos

sobre las ies, con lo cual ha hecho un gran beneficio a laNación, y evitando muchos abusos.

La ejecutoria dice:“Segundo.—Para resolver la cuestión de improcedencia

de la demanda de amparo que el C. Juez de Distrito consideróque existe en el caso de autos, es pertinente examinar si laLey combatida por el quejoso es o no de las clasificadas comode emergencia.

Desde luego hay que hacer notar que el artículo 29 dela Constitución Federal faculta, en los casos de invasión, per-turbación grave de la paz pública o cualquiera otro que pongaa la sociedad en grande peligro o conflicto, para que el C. Pre-sidente de la República, de acuerdo con el Consejo de Minis-tros y con aprobación del Congreso de la Unión y en losrecesos de éste de la Comisión Permanente, suspenda en todoel país o en lugar determinado las garantías que sean obs-táculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación,con la limitación que allí mismo se señala; y, por otra parte,para que cuando la suspensión tenga lugar hallándose elCongreso reunido, este organismo conceda las autorizacionesque estime necesarias para que el Ejecutivo haga frente a lasituación.

“Fundándose en esas atribuciones constitucionales elH. Congreso de la Unión expidió el Decreto de 19 de junio de1942 aprobando la suspensión de algunas garantías indivi-duales que enumera el artículo 1o. y autorizó al EjecutivoFederal en el 3o. para reglamentar los términos de esa suspen-sión de garantías, en el 4o., para imponer en los distintosramos de la Administración Pública todas las modificacionesindispensables para la eficaz defensa del territorio nacional,de su soberanía y dignidad y para el mantenimiento de nues-tras Instituciones fundamentales y en el 5o. para legislar enlos mismos ramos, pero con sujeción a lo preceptuado en el

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artículo 4o. Por decreto posterior de 11 de junio de 1942, sereglamentó la ley mencionada en el párrafo precedente decla-rando entre otras cosas, en el artículo 2o., que se entiende porlegislación de emergencia la dictada por el propio Ejecutivoen uso de las facultades que confiere el artículo 3o. del Decretode 1o. de junio de 1942 y en el 18, previno que no se dará en-trada a ninguna demanda de amparo en que se reclame algunadisposición de las leyes de emergencia o algún acto derivadode las mismas y que cuando se hubiere admitido alguna de-manda en que se dé apariencia diversa al acto reclamado,deberá sobreseerse el juicio tan luego como se tenga cono-cimiento, a virtud de informe de autoridad federal, de que talacto se encuentra fundado en la propia Ley de PrevencionesGenerales relativas a la suspensión de garantías individuales.

“Como se ve, son de dos especies diferentes los mediosque la Constitución Federal establece para los casos que ensu artículo 29 prevee: I.—Suspensión de las garantías indi-viduales que se consideren pertinentes, y II.—Autorizaciónal Ejecutivo para que se dicte las medidas que estimenecesarias a fin de hacer frente a la situación; y el C. Presi-dente de la República ejercitó ambas facultades como seadvierte de la exposición de motivos y articulado de la Leyde Prevenciones Generales, pero señalando en concreto elobjeto y alcance de esas medidas reglamentarias que expidió.

“Ahora bien, con referencia al primero de los propósitosexpresados, se dijo en el párrafo segundo del artículo 2o. dela Ley de Prevenciones Generales que: “Se entiende por legis-lación de emergencia la dictada por el Ejecutivo Federal, enuso de las facultades que le confiere el artículo 3o. del Decretode 1o. de junio de 1942” o sean las de reglamentar los térmi-nos de la suspensión de garantías individuales: de maneraque toda ley que no persiga ese objeto no cae dentro de lacategoría de emergencia, no siéndolo, por lo tanto, las quetiendan al segundo de los medios señalados por el artículo29 constitucional”.

“La ley que combaten los quejosos en este juicio, no esrelativa a la suspensión de garantías cuyos casos, como yase dijo, fueron específicamente determinados, sino que se expi-dió, según su texto, en uso de la facultad que concede elartículo 5o. del Decreto de 1o. de junio de 1942, es decir, la delegislar en los distintos ramos de la Administración Pública;por lo tanto, el amparo que contra ella se enderece no es im-procedente en los términos del artículo 18 de la repetida Leyde Prevenciones Generales, supuesto que ni recae sobre le-yes de emergencia o algún acto derivado de los mismos, nise funda en esta última ley, como lo requiere esa disposición.Así, pues, son procedentes los agravios que sobre este par-ticular endereza el escrito de revisión en contra de lasentencia, cuya revocación se impone.

“Tercero.—De la exposición que se hace en el consi-derando inmediato anterior acerca de los antecedenteslegislativos sobre la materia de que viene tratándose, se llegaigualmente a la conclusión de que el Ejecutivo Federal esautoridad incompetente para expedir, con apoyo en el artículo5o. del Decreto de 1o. de junio de 1942, leyes que no estánlimitadas a los fines que esa misma disposición, relacionadacon el artículo 4o. del propio ordenamiento señala; y comoel decreto reclamado en este caso no va encaminado a ellos,sino al cobro de servicios que presta el Departamento delDistrito Federal de acuerdo con las leyes fiscales y paracumplimiento de las mismas indudablemente que infringelas garantías del artículo 16 constitucional por los conceptosque se invocan de incompetencia constitucional de las res-ponsables, lo que es bastante para conceder el amparo quese solicita, supuesto que no corresponde al Ejecutivo de laUnión, sino al H. Congreso, legislar en materia expresada,para el Distrito Federal y que tampoco le otorga ese derechoel artículo 5o. del Decreto de 1o. de junio de 1942.

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¿UNA CORTE PRISIONERA?*

* Excélsior, 13 de enero de 1945.

Otras veces hemos dicho que la Suprema Corte deJusticia es uno de los aciertos indiscutibles del régimen delgeneral don Manuel Ávila Camacho. Y lo es, no tan sóloporque la mayoría de sus componente son capaces y expertosen la árida ciencia del Derecho, y todos sin duda honorables,sino por la decidida actitud del Jefe del Ejecutivo, al querergarantizarle al Poder Judicial todas las prerrogativas que leotorga la Constitución.

Esas prerrogativas son la independencia de la Corte yla conciencia plena de su dignidad y decoro. Cuando hayuna dictadura ésta se manifiesta por el arrodillamiento de lajusticia, por su corrupción en aras del poderoso o cacique dela hora. Es un índice que nunca falla. Si hay independenciajudicial, habrá libertades y garantías para los ciudadanosenfrente del poder público y de las extralimitaciones del Es-tado. Si no existe esa independencia, si los textos constitu-cionales son letra muerta habrá dictadura y aniquilamientode las libertades de todo orden.

Por demás está decir que actualmente pese a las con-diciones de emergencia creadas por la guerra, en México sevive dentro de un régimen de derecho y que, al menos, losciudadanos confían en que la Suprema Corte de Justicia esla que garantiza sus derechos y sus libertades que se con-sagran en nuestra Carta Magna. Tal situación hace rudocontraste con la que privaba hace apenas unos años, cuando elingenio popular, que casi nunca se equivoca, motejó al másalto de nuestros tribunales, como una “corte…sana”.

Lo duro del calificativo obedeció a que en múltiplescasos los componentes de esa Corte olvidarónse de la ma-

jestuosa serenidad del juzgador, para hacer “justicia de clase”o darle a las leyes una interpretación “revolucionaria”. Perocabe preguntar, lo mismo ahora que se pretende por algunossectores la vuelta a esos tiempos, que entonces ¡Cuáles leyesde las que nos rigen y tienen plena vigencia en la actualidadno emanan ni fueron promulgadas por los distintos regímenesrevolucionarios?

De modo que, en rigurosa lógica, si la función de losministros de la Corte es impartir justicia ateniéndose a los tex-tos legales vigentes y únicamente en su defecto a los prin-cipios generales de Derecho, es indudable que los togadosjuzgan conforme a las leyes que emanaron de la mismísimaRevolución hecha Gobierno. Pero los renovados ataques queciertos líderes obreros hacen contra la Corte, en particularcontra la Sala del Trabajo de ésta, obedecen a móviles muydistintos, ya que los razonamientos que hemos hecho conanterioridad son inconmovibles.

¿Cuáles son esos móviles? Sencillamente el querer quese establezca un poder ilegítimo, arbitrario y despótico que anulea los que la Constitución establece. Que en vez de que lajusticia sea impartida por cuerpos colegiados independientesy sin ligas con líderes y políticos, la hagan una camarilla deindividuos que lucran y viven de un obrerismo al que ponenal servicio de sus intereses particulares, ora políticos y eco-nómicos.

He aquí una parte de los desahogos contenidos en el in-forme que el señor Fidel Velázquez rindió al consejo de laCTM: “La citada Sala ( la del Trabajo), compuesta en su mayo-ría por ministros de extracción reaccionaria, se ha dado a laingrata tarea de rectificar la jurisprudencia de la Corteanterior, en lo que respecta a los conflictos del trabajo, ampa-rando a los patrones contra las resoluciones de las Juntas deConciliación y Arbitraje”.

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Por lo anterior puede verse que los señores de la CTMquisieran que los ministros de la Corte fueran líderes o ma-rionetas movidos por éstos para que fraguaran una “justiciaclasista” al gusto de los directores cetemistas. Y eso no puedeser, porque en ese mismo instante dejaríamos de tener unaConstitución y un Gobierno legalista y nacional, para regirnospor una dictadura de líderes al modo soviético. ¿La actualLey Federal del Trabajo fue compuesta por unos legisladoresrevolucionarios o acaso por un cónclave de patrones de gran-des industriales o plutócratas? Basta leer las críticas que en-tonces hicieron estos últimos a la citada ley, para que se

demuestre que ella fue una obra de revolucionarios, aunqueno de comunistas ni de logreros.

Por encima de los intereses particulares de una minoría,por más que hable pomposamente en nombre del proletariado,están los de México. Y mientras en la República existan leyesconstitucionales para todos, la Corte ha de funcionar con-forme a éstas y no como quisieran los dictados de unoscuantos líderes que son los que deshacen la confianza enel cumplimiento de las normas legales y de la justicia obje-tiva, y ello nada menos cuando se pide, a voz en cuello, porlos propios dirigentes obreros, la industrialización del país.

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DIO MUERTE EN TOLUCA A ZÁRATE ALBARRÁN ELINGENIERO FERNANDO ORTIZ RUBIO*

Logró que se le redujera la pena, dió fianza y salió libre.Telegrama para “El Universal”.—Toluca, México, septiembre 18 de 1945. El ingeniero

Fernando Ortiz Rubio, auto del homicidio del gobernadorZárate Albarrán, ocurrido la noche de 5 de marzo de 1942 enel Casino del Charro de esta ciudad, fue puesto en libertadhoy, a las 16:30 horas, por el Lic. Agustín González Argüe-lles, Juez Primero de lo Penal en el Distrito.

Como se recordará, el Juez penal que fungía cuandofue cometido el homicidio, el Lic. Garrido, sentenció al inge-niero Ortiz Rubio a sufrir la pena de 14 años de prisión y a lareparación del daño causado, consistente en sesenta y sietemil pesos.

No conforme con la sentencia, el acusado apeló ante elTribunal de Justicia del Estado, mismo que confirmó la sen-tencia del inferior y entonces los defensores del reo interpu-

sieron una demanda de amparo ante la Suprema Corte deJusticia de la Nación.

Este Alto Tribunal concedió el amparo solicitado parael efecto de que el delito se hiciera consistir en un simplehomicidio en riña, siendo Ortiz Rubio el agredido.

La causa fue regresada a la Segunda Sala del Tribunal,que reformó la sentencia anterior por la de seis años y mediode prisión y, todavía no conforme, el reo interpuso un nuevoamparo, pidiendo que se le sentenciara a una pena menor decinco años.

También ganó este amparo y como el acusado otorgóuna fianza de diez mil pesos en efectivo logró obtener sulibertad caucional.

El ingeniero Ortiz Rubio, al recobrar su libertad, abordóun auto para dirigirse a México, siendo acompañado en otroscoches por numerosos amigos que vinieron ex profeso.

___________________________ El Universal, México,D.F.,19 de septiembre de 1945. Segunda sección págs. 1 y 16.

* El Universal, 19 de septiembre de 1945.

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DECRETO QUE LEVANTA LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS DECRETADAEL PRIMERO DE JUNIO DE 1942, CON LAS EXCEPCIONES

QUE SE ESPECIFICAN*

* Diario Oficial, México, Lunes 1o. de octubre de 1945.

Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice:Estados Unidos Mexicanos.—Presidencia de la República.

Manuel Avila Camacho, Presidente Constitucional delos Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes, sabed:

Que el H. Congreso de la Unión, se ha servido dirigirmeel siguiente

DECRETO:

“El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos decreta:Artículo 1o.—A partir del día primero de octubre se

levanta la suspensión de garantías decretada el primero dejunio de 1942 y se restablece, por lo tanto, el orden constitu-cional en toda su plenitud.

Artículo 2o.—Quedan sin efecto: La Ley de Prevencio-nes Generales de 11 de junio de 1942; la Ley Reglamentariaen su artículo primero, de nueve de septiembre de 1942; lasdemás dictadas reformando las anteriores y, en general,las disposiciones expedidas por el Ejecutivo en ejerciciode la facultad contenida en el artículo tercero del Decreto delCongreso de la Unión, de primero de junio de 1942.

Artículo 3o.—Se exceptúa de lo dispuesto en el artículoanterior la fracción sexta del artículo primero del Decretode 9 de septiembre de 1942, adicionada por decreto de 24 deagosto de 1944, la cual, sin las restricciones contenidas ensu párrafo tercero, se incorpora a la Ley Orgánica del Minis-terio Público Federal de 31 de diciembre de 1941, en substitu-ción del artículo 51.

Artículo 4o.—Se ratifican y declaran vigentes las dis-posiciones dictadas por el Ejecutivo durante el período deemergencia en materia hacendaria.

Artículo 5o.—Se ratifican y declaran vigentes las dis-posiciones dictadas por el Ejecutivo, durante el periodo desuspensión de garantías, en uso de las facultades que le fueronconcedidas en los artículos cuatro y quinto del Decreto deprimero de junio de 1942, para legislar en todos los ramosde la Administración Pública; salvo las disposiciones expe-didas con vigencia limitada a la emergencia, o aquellas decuyo texto aparezca declarado que se basaron en la suspen-sión de alguna o algunas garantías individuales.

Artículo 6o.—Se ratifican con el carácter de leyes lasdisposiciones emanadas del Ejecutivo durante la emergenciay relacionadas con la intervención del Estado en la vida eco-nómica, quedando encomendado su cumplimiento a la depen-dencia federal competente, en los términos establecidos porla Ley de Secretarías de Estado y la Orgánica del Gobiernodel Distrito Federal.

Artículo 7o.—Las leyes y disposiciones relativas a arren-damientos, de fechas primero de julio y 19 de octubre de1942 quedarán vigentes hasta en tanto sean derogadas poruna ley posterior.

Artículo 8o.—Se ratifican igualmente, por esta ley,la de Compensaciones de Emergencia al Salario Insuficiente,de 23 de septiembre de 1943, sus aclaraciones y modifica-ciones, así como la relativa a Contratos Colectivos de carácterobligatorio, expedida en 30 de mayo de 1945; las cuales fueronexpedidas por el Ejecutivo usando de las facultades que lefueron concedidas por el Decreto de suspensión de garantías.

Artículo 9o.—Se ratifica por la presente ley la de 21 deagosto de 1944, que establece la Campaña contra el Analfa-betismo, y se declaran servicios profesionales de índole so-

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cial, para los efectos del artículo quinto de la Constitución,las prestaciones impuestas por ella.

Artículo 10.—Así también se ratifica la Ley relativa aPropiedades y Negocios del Enemigo para el efecto de man-tener las situaciones creadas a su amparo, hasta que se proce-da a su liquidación de acuerdo con las normas legales yreglamentarias que se establezcan.

Artículo 11.—No obstante lo dispuesto en el artículo 2de esta ley, se observarán, respecto de los delitos cometidosdurante el estado de suspensión de garantías y bajo la vi-gencia de la legislación de emergencia, las siguientes pres-cripciones:

I.—Las averiguaciones previas y los procesos pendien-tes se seguirán tramitando por las autoridades a quienes diocompetencia aquella legislación.

II.—Los inculpados no serán incomunicados y gozaránde todas las garantías y derechos que la Constitución y lasleyes señalan, debiendo sujetarse el procedimiento a las re-glas del Código Federal, de Procedimientos Penales.

III.—La pena de muerte establecida por la legislaciónde emergencia se sustituye por la de treinta años de prisión.

Transitorios:

Artículo 1o.—La presente ley entrará en vigor el día1o. de octubre del año en curso.

Artículo 2o.—Esta ley deroga a las disposiciones legalesy reglamentarias que de cualquier modo se le opongan.

Artículo 3o.—El Ejecutivo de la Unión dictará las dis-posiciones reglamentarias para la ejecución de la presente ley.

Benito Coquet, D.P.—Esteban García de Alba, S.P.—Melquiades Ramírez, D.P.S.—Arturo Martínez AdameS.S.—Rúbricas.”

En cumplimiento de lo dispuesto por la fracción I delartículo 80 de la Constitución Política de los Estados UnidosMexicanos y para su debida publicación y observancia, ex-pido el presente Decreto en la Residencia del Poder EjecutivoFederal, en la ciudad de México, Distrito Federal, a los vein-tiocho días del mes de septiembre de mil novecientos cuarentay cinco.—Manuel Ávila Camacho.—Rúbrica.—Secretario deEstado y del Despacho de Gobernación, Primo Villa Michel.—Rúbrica.

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CÓDIGOS, JUECES Y POLICÍAS.

A PROPÓSITO DE UNA REFORMAA LA LEY PENAL*

Por CARLOS FRANCO SODIProfesor de Procedimientos Penales en

la Universidad Nacional Autónoma

* El Universal, 8 de noviembre de 1945.

Al señor presidente de la República preocupa, y conrazón, el auge futuro de la criminalidad. Piensa que las condi-ciones sociales creadas por la postguerra son, ahora comoantes, inmejorable clima para el desarrollo de la delincuenciay que ésta además, se verá favorecida por los progresos de latécnica, que sin duda alguna aprovechará, y por los cada vezmás rápidos y seguros medios de transporte, que no sólo lepermiten eludir ya con éxito la persecución judicial, sino quele facilitarán organizarse mejor y operar desde referenciasinternacionales.

El problema en honor a la verdad, no es nuevo enMéxico, ni fuera de México. La organización social desdefines del siglo pasado, con sus injusticias económicas, su degra-dación moral y su egoísmo, por un lado, con su afán de ri-queza, su criterio materialista y su técnica sin ética por laotra, han ido agudizando, día tras día, mes tras mes y añotras año, ese terrible mal colectivo que llamamos delin-cuencia.

Después de 1918, al terminar la primera guerra mundialy aparecer en el escenario universal el fantasma de la crisiseconómica con toda su corte de males objetivos y morales,sufrieron los pueblos también una criminalidad astuta, rica,técnica e internacionalmente organizada, que operó, sobretodo, en el campo de las finanzas y en el pantano del tráficorepugnante de blancas y estupefacientes, resultando vic-toriosa con la batalla librada contra ella por los Estadoseuropeos y americanos que pretendieron acabar con tan bo-chornosas plagas.

El caso es repito, que ahora el problema nuevamentese plantea y que preocupando al señor presidente de la Repú-

blica lo decidió a proponer a las Cámaras legisladoras unproyecto de reformas a la ley punitiva, pues considera “quepara combatir las nuevas modalidades que el delito ha venidoadoptando, a resultas del desarrollo económico y cultural delpaís (antes se ha referido a las condiciones sociales de post-guerra) es necesario tomar diferentes medidas, entre las cua-les se destaca la reforma al Código Penal, ya que éste resultaineficaz para prevenir y reprimir una delincuencia mejorpreparada y más técnica …”

Se reconoce, pues, que la delincuencia es mayor, másinteligente y poseedora de mayores recursos económicos ytécnicos, y se responde, ante el peligro que representa, conuna reforma a contados artículos del Código Penal, suponién-dose que, de esta suerte, será más eficaz y severa la defensasocial contra el crimen.

En verdad, no creo que el fin propuesto, fin de granenvergadura se logre con tan unilateral y simplista medida.Esta se reduce a modificar los artículos necesarios del códigopara encajar, dentro de una figura delictiva, todos los casosde encubrimiento y en particular el de los “compradores dechueco”, llenar un vacío del viejo código en el delito de pecu-lado, sin que tal reforma garantice que ahora sí serán san-cionados los funcionarios deshonestos que hasta la fecha nolo han sido; prever, como delito consumado una hipótesisde falsificación de billetes que se considera al presente comotentativa; modificar la redacción del artículo que a falsedadse refiere y agravar, hasta cierto límite y en función del dañopatrimonial causado, la pena de los delitos contra la propie-dad, y, por último, modificar sin consecuencias prácticas deninguna especie, la vieja y elaborada definición del delitode estafa.

Como puede verse la reforma, no tiene un carácter subs-tancial y ofrece, cuando, mucho, un remedio mejor dicho,

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un paliativo a ciertos graves achaques de nuestra justicia,como el que resulta, y que la reforma pretende evitar, de con-ceder su libertad, bajo fianza máxima de diez mil pesos, alestafador que defraudó un millón. Esto representa, enconcreto, el proyecto de reformas un paliativo a graves males,un débil paliativo y nada más, cuando lo que necesitamos,ante la amenaza presente y futura de los criminales ante sunúmero, su astucia, sus recursos y su maldad y ante la ine-ficacia evidente del Estado para combatirlos, es una reformatotal; pero no de la ley, esto es lo que menos importa; nece-sitamos una reforma de los métodos y de los hombres; necesi-tamos que el Estado se dé cuenta de que debe planear y llevara cabo una científica política contra la delincuencia, confian-do su realización a hombres preparados y honestos, a genteque haya hecho de la lucha contra el crimen una profesióny que de ella viva decorosamente, respetando a todos y, portodos, a la vez, siendo respetada.

En la actualidad de cada cien delitos que se cometen,noventa quedan impunes, porque la policía ignora quienesson sus autores, y de los diez restantes, en no pocas oca-siones la mitad también resulta sin castigo, porque policíasy fiscales no pudieron o no tuvieron tiempo de llevarle aljuez las pruebas necesarias. A esto, ¡claro está!, habrá quesumar los casos de criminales influyentes y las impunidadesque resultan del soborno o el compadrazgo. El problema,pues, como tanto se ha dicho y en reciente artículo lo demos-tró claramente ese buen amigo y gran jurista que se llamaLuis Garrido, más que de ley buena o mala, mejor o peor, setrata de que la ley no se aplica, en virtud de que, por esto opor lo otro, la inmensa mayoría de los delincuentes se subs-traen a la acción de la justicia. Por consiguiente, con esaexperiencia y con tales antecedentes, fácil nos es profetizarque aún suponiendo inmejorables las reformas del CódigoPenal propuestas por el señor presidente, resultarán infecun-dadas, pues no habrá delincuentes a quienes aplicárselas.

¿Qué necesitamos entonces? Ya lo dije, una reformatotal en la conducta del Estado frente al crimen.

Necesitamos, en efecto, recordar con Ferri que a mayorjusticia social corresponde menor justicia personal. Necesi-tamos combatir la holgazanería, el vicio, la miseria y la in-moralidad ambientes. Necesitamos hacer ejemplar la vidapública y privada de los funcionarios oficiales. Necesitamosque ante la ley no haya poderosos que se escapen y misera-bles ante quienes caiga su peso inexorable, y, además, debe-mos gastar, cuanto sea necesario en tribunales e institucionespara menores, en policía (preventiva y judicial) honorable,bien retribuida, numerosa y con los elementos científicos in-dispensables para que se enfrente a una delincuencia “mejorpreparada y más técnica”, según textual expresión del se-ñor presidente. Es necesario un Ministerio Público ágil, noburocratizado, con preparación, remuneración y aliciente su-ficientes y una judicatura capaz por sus medios materiales ycapaz por la honradez y preparación de sus miembros, puesnada se logrará mientras tengamos Jueces y secretarios honra-dos muriéndose de hambre y magistrados inmorales que enel colmo del cinismo o venden sus fallos al mejor postor opatrocinan a los litigantes ante los tribunales.

Dinero, honradez y competencia para la policía, el Mi-nisterio público y los tribunales, primero y luego, otro tanto,para las penitenciarias y colonias penales. Sólo así seráposible luchar contra la delincuencia y pensar después enalgunas reformas a la Constitución, al Código Procesal Penaly al Código Punitivo que los hagan más eficaces como instru-mentos que son junto con otros, en la lucha a muerte quetenemos entablada contra el hampa.

Es tiempo ya de que la conciencia pública y de los per-sonajes responsables del Estado, se afirme la vieja verdadque enseña cómo más vale una mala ley con buenos Juecespara aplicarla que una ley inmejorable sin funcionarios capa-citados que la pongan en práctica.

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INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,LICENCIADO DON SALVADOR URBINA, CORRESPONDIENTE

AL PERIODO ANUAL DE 1945*

Señores Ministros:La costumbre restablecida desde hace muchos años

y la necesidad de que el país conozca, anualmente, cuál hasido la labor del más Alto Tribunal de la República, consti-tuyen un imperativo para el presidente de la Suprema Cortey para cada uno de los señores presidentes de las cuatro Salasde la misma, quienes han de informar, en términos generales,acerca de aquella labor judicial federal y de las orientacio-nes que la Suprema Corte ofrece como Poder e intérprete delos supremos mandatos de la Constitución.

Imperturbable, el Alto Cuerpo ha continuado sus noblestareas durante el año actual de 1945, no obstante los bien cono-cidos obstáculos que se oponen a su diaria actividad, comoson: la existencia de gran número de juicios de amparo detoda clase, especialmente en la materia civil, cuyo númerose acrecienta cada vez más; la gravedad de los problemasjurídico-constitucionales que encierran muchos de esos asun-tos, los cuales para ser resueltos ameritan estudio, meditacióny consulta de doctrinas de derecho, la premura del despacho ylas naturales exigencias de los litigantes, aparte de otrosfactores de menor importancia.

Sirva esto para poner de relieve, tanto la abrumadoratarea que sobre todos y cada uno de los Ministros de estaSuprema Corte pesa, como el fuerte espíritu y energías querequieren cada uno de ellos para llevar a cabo su cotidiana yagotadora acción, circunstancias que explican la esporádicacomisión de errores, ampliamente compensada, por fortuna,

con aciertos que constituyen la satisfacción del debercumplido.

Los informes que acaban de rendir al honorable Tribu-nal Pleno los señores presidentes de las Salas, y las compila-ciones complementarias de esos informes, revelan la amplitudy el interés de los trabajos desarrollados, y también la juris-prudencia establecida por esta Suprema Corte de Justicia enmateria constitucional.

El Tribunal Pleno, semanariamente, abordó problemasdificultosos produciendo fallos de relevancia al lado de otrosde poca monta, sin que por ello descuidara la engorrosa aten-ción que requiere el despacho de innumerables asuntos de régi-men interno o de carácter administrativo, constitutivos deuna sobrecarga para los señores Ministros respecto a sus yadelicadas e ingentes labores como componentes de las Salas.

Esta situación nos ha hecho pensar en la necesidad deuna revisión minuciosa de la Ley Orgánica del Poder Judicialde la Federación, que libre a la Suprema Corte del cono-cimiento de esa clase de asuntos encomendando los de mayorimportancia a órganos especiales dentro de la Corte, y losdemás a los tribunales federales inferiores.

Las leyes que norman la función judicial, y especial-mente las de organización de los tribunales, son producto deuna lenta evolución. La actualidad de ellos es precaria; loque fue lógico y natural hace años, deja de serlo al ser confron-tado con nuevas situaciones sociales y económicas y con elpaulatino y constante aumento de los negocios. Y así se ob-serva hoy, no sin cierto asombro, que a este Alto Tribunal sele imputa el conocimiento y resolución de casos de ordensecundario, resultantes del procedimiento del juicio de am-paro seguido ante los Jueces de Distrito, que debieran serresueltos por otros tribunales diferentes de la Corte, pero desuperior jerarquía a los de primera instancia, dado su escaso

* Informe rendido a la Suprema Corte de Justicia de la Naciónpor su presidente el señor Lic. D. Salvador Urbina, al terminar elaño de 1945, México, Antigua Imprenta de Murguía, 1945, páginas7-24.

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interés, que no hace precisa la intervención del MáximoCuerpo Judicial de la Nación.

Obsérvase que las Salas o el Pleno dedican su atencióna calificar excusas de Jueces de Distrito, idoneidad de fiado-res y cuantía de fianzas, por ejemplo, materias que implicanla aplicación e interpretación de preceptos secundarios de laLey de Amparo y no de los constitucionales. Esto pudo expli-carse cuando la Suprema Corte tenía que resolver un númerorelativamente corto de juicios de amparo en materia penal yadministrativa, y en épocas en que no existía la garantía dela exacta aplicación de la Ley en materia civil; cuando la po-blación del país aún no había aumentado, el desarrollo eco-nómico no alcanzaba las proporciones presentes y no existíanlos graves problemas sociales que tanto preocupan hoy día;y cuando, por último, no pesaba un tan considerable acervode negocios de amparo sobre la Corte. Pero en la actualidadno se justifica que perdure tal situación y es indispensable yurgente que los Poderes Legislativo y Ejecutivo procedana remediarla.

Y no es ésto sólo. Desde hace varios lustros, año conaño, la Presidencia de la Corte, ha informado respecto al cre-cimiento del rezago de juicios de amparo en materia civil, yahora tengo que insistir en que el total de negocios de esanaturaleza ascendía, el treinta de noviembre último, a la cifrade 15,839. He tenido el honor, señores Ministros, de tratarante ustedes del problema con la mayor extensión posible,refiriéndome a los antecedentes y factores principales delcaso y esbozando las diversas soluciones propuestas en variasocasiones. Por hoy, subsisten esas noticias y comentarioscorroborados con los datos estadísticos últimos, que vienena producir la convicción de que no es posible, ni debido,dejar sin una adecuada y salvadora decisión legislativa estearduo problema.

El Pleno de esta Suprema Corte lo ha comprendido así.Los actuales titulares de los cargos de Ministro de la SupremaCorte durante los años transcurridos de 1941 a la fecha, y aúnantes de que fuera implantado nuevamente el sistema de lainamovilidad judicial, consideraron tan inquietantes condi-ciones que constituyen para todos y cada uno de nosotrosmotivo principal de preocupación.

Desde el año de 1941 —según puede verse en el infor-me correspondiente a ese periodo— el Pleno tomó medidasprovisionales, que si no resuelven el problema del rezago, síalivian la situación presente, tales como las de acordar quelas Salas Primera, Segunda y Cuarta auxilien a la Tercera, co-nozcan y fallen juicios de amparo del orden civil; y como lade librar del estudio de asuntos del Pleno a los Ministroscomponentes de aquella Sala, para que puedan dedicar todasu atención y esfuerzo a los de su genuina jurisdicción. Estasmedidas transitorias fueron adoptadas, entretanto una Comi-sión de Ministros estudiaba el problema a fondo, a fin deencontrar una solución adecuada y poderla presentar a laconsideración del Poder Legislativo o del Ejecutivo para el ejer-cicio de su facultad de iniciar leyes. Sabido es, cómo el Plenodiscutió tan importante materia en numerosas sesionessecretas celebradas durante el propio año de 1941, sobre labase de un proyecto presentado por el Ministro Fraga y

el que habla; y también es sabido que, posteriormente, en elaño de 1942, dada la diversidad de pareceres respecto del par-ticular, se nombró diversa Comisión de Ministros que, enfo-cando los diferentes puntos de vista procurara alcanzar elobjeto perseguido; por último, en el presente año, el Plenose ha ocupado asiduamente de encontrar la solución defini-tiva, evitando la restricción del juicio de amparo en materiacivil y, a la vez, organizando una rápida administración deJusticia Federal en ese orden.

De todos modos, podemos tener la satisfacción de habercumplido nuestro deber, ya que no hemos omitido ningúnesfuerzo personal para resolver el problema que afecta tanvivamente a la Suprema Corte y al País.

Nuestras relaciones con los demás Poderes Federales,han sido gratamente cordiales. El Poder Legislativo Federal yla Suprema Corte, dentro de sus respectivas esferas de acciónconstitucional, han conservado la debida armonía. Constanteha sido el empeño del señor presidente de la República, derespetar al Poder Judicial, en su independiente actuación,procurando dentro de sus facultades, de proporcionar todala ayuda posible, con el fin de facilitar las labores de la Supre-ma Corte en su aspecto económico y aún en el judicial.

Con la conclusión del estado de suspensión de garan-tías, acordada con motivo de la conflagración mundial, termi-nó una situación que pudo oponer graves tropiezos a la serenamarcha del Poder Judicial de la Federación, pero por efectode la atingencia del señor presidente de la República, quesiguió el criterio de conservar en su integridad el orden cons-titucional, no obstante la suspensión de garantías, limitandoésta a casos ciertamente excepcionales, la actuación de laSuprema Corte y de los demás tribunales federales, pudo reali-zarse sin mengua de sus principales atribuciones en materiade amparo. No correspondió a la Suprema Corte, ni po-dría corresponderle, juzgar de los motivos determinantes decada uno de los renglones, particulares de suspensión de garan-tías, puesto que ello sale de la esfera de lo judicial para quedaríntegramente dentro de la esfera política e internacional,propia de los otros dos Poderes, y el éxito o el fracaso quedanal juicio de la historia y no a la apreciación del Poder Judicial;pero sí es la ocasión de expresar su complacencia porque yafinalizó el estado de emergencia, mediante acertadas dispo-siciones del C. Presidente de la República y del Congreso dela Unión, supuesto que la función predominante que la Cons-titución confiere a este Alto Cuerpo es la de salvaguardar lasgarantías individuales.

El Decreto de las Cámaras Federales, expedido en 28 deseptiembre del presente año y publicado en el Diario Oficialde 1o. de octubre siguiente, dispone en su artículo 1o. que serestablezca el orden constitucional, en toda su plenitud yse levante, por lo tanto, la suspensión de garantías decretadael 1o. de junio de 1942. De este modo, la Suprema Corte reasu-me las facultades constitucionales que la suspensión de garan-tías le mermó en una serie de casos expresamente señalados.

El propio Decreto, contiene una serie de disposicionesque fijan cuáles de las leyes dictadas durante el periodollamado de emergencia continuarán o no vigentes. Este AltoTribunal seguirá observando fielmente la Constitución enpresencia de los casos que regula la citada disposición.

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Las funciones de carácter administrativo de esta SupremaCorte se han llevado a cabo normalmente, ya por el Pleno opor la Comisión de Gobierno, en sus respectivas atribuciones.El informe de esta última, anexo al presente, detalla la admi-nistración interior de la Suprema Corte. Asimismo, en lacompilación de fallos dictados en este año por el TribunalPleno, aparecen las principales orientaciones en materia decompetencia entre tribunales y de juicios en contra de la Fe-deración, o promovidos por ésta, que originaron el esta-blecimiento de importantes tesis.

La Federación Interamericana de Abogados, tuvo lagentileza de invitar al que informa para que asistiera a la IIIConferencia celebrada en Santiago de Chile durante el mesde octubre último; y el Tribunal Pleno, en vista de no haberaceptado el informante esa invitación, por las atenciones desu cargo, y en vista también de la amable insistencia de laFederación, acordó designar a los señores Ministros HilarioMedina y José M. Ortiz Tirado, para que, en representaciónde la Suprema Corte, asistieran a la Conferencia llevando, ala vez, un cordial saludo de este Alto Tribunal a la SupremaCorte de la República de Chile, en correspondencia a la vi-sita del digno presidente de ella, Doctor Humberto Trucco, quenos hizo en 1944. Debo mencionar, con agradecimiento,que el señor presidente de la República dio su ayuda eficazpara que los citados señores Ministros pudiesen desempeñarsu cometido, quienes, por otra parte, lo realizaron con todaatingencia, rindiendo el informe respectivo al Pleno de esteAlto Tribunal.

El monto del Presupuesto de Egresos del Poder Judicialde la Federación vigente en la actualidad, excedió al del añopasado, alcanzando la suma de $6,105.000.00 sin incluir elaumento general de sueldos que decretó el señor presidentede la República, en beneficio de todos los trabajadores debase al servicio del Estado, de treinta pesos mensuales paracada uno de ellos.

Ese aumento presupuestal obedeció a la necesidad decubrir los gastos para adquirir muebles, útiles, impresiones,etc., sujetos a la elevación cada día mayor de precios en el mer-cado, y de pagar las rentas de arrendamiento de las casas oedificios que ocupan los Juzgados de Distrito, a los cualesno se ha logrado alojar en algún edificio de propiedad nacio-nal; y obedeció, asimismo, a regla invariable que de acuerdocon los lineamientos del presupuesto general, pudo obtenersedel señor presidente de la República.

Precisa señalar que es urgente atacar el difícil problemadel alojamiento de las oficinas de la Justicia Federal. Desdeluego, el edificio de esta Suprema Corte resulta ya insufi-ciente. En efecto, el creciente número de asuntos justificarála ampliación del personal para el futuro, sobre todo, si llegaa tomarse alguna disposición para despachar el rezago dejuicios de amparo; porque, cualquiera que ella sea, se reque-rirán nuevas oficinas y tribunales que no podrán tener cabidaen el edificio de referencia. Por otra parte, será convenienteestablecer en lo porvenir mayor número de Juzgados de Dis-trito en la capital y en los Estados, lo cual traerá consigo ladificultad de hallar locales para esas oficinas, porque es notoriala escasez de casas adecuadas y céntricas. Me permito infor-

mar que traté con el señor presidente de la República, conrelación a la conveniencia de que los Poderes Ejecutivo yLegislativo Federales consideren el punto, y se dediquen losrenglones necesarios del presupuesto con el fin de realizareste objetivo, ofreciéndome aquel Alto Funcionario queserá estudiado y definitivo el punto.

Los señores Ministros Carlos L. Ángeles y Franco Ca-rreño, integrantes de la Comisión de Gobierno y Administra-ción, no escatimaron esfuerzo alguno para llevar a efectodurante el presente año las importantes labores de su incum-bencia, celebrando la referida Comisión, invariablemente,sesiones semanarias y las extraordinarias reclamadas porel servicio. Por su parte, los señores Ministros NicéforoGuerrero y José Rebolledo, componentes de la Comisión deEscalafón, así como los Inspectores de Circuito y de lasdependencias de la Corte, obraron con la misma eficacia yacierto, lo cual motivó que presente a unos y a otros nuestrosincero agradecimiento y nuestros elogios por su labor.

Dura y difícil es la tarea diaria de impartir la justiciaconstitucional, agravada con el despacho de los asuntos dela competencia del Tribunal Pleno. Vosotros, señores Minis-tros, la habéis realizado brillantemente y sois acreedores alreconocimiento público por vuestro tesonero esfuerzo parasatisfacer las exigencias del cargo del Ministro de la Supre-ma Corte.

Precisamente, y tomando en cuenta la agotadora laborimpuesta a los señores Ministros de la Suprema Corte, quedesarrollaron superabundante trabajo, adunado al estudio yconsulta de doctrinas jurídicas, labor que es apremiante y pro-duce un desgaste mental y que al cabo de pocos años perju-dica la salud, y considerando, además, que tanto los señoresMinistros de la Suprema Corte, como los Magistrados deCircuito y los Jueces de Distrito, distribuidores de la justicia,no pueden estar equiparados a los miembros del personaladministrativo del Gobierno Federal, se impone la necesidadde atender tanto los casos de incapacidad de los altos funcio-narios judiciales federales, como a su situación futura despuésde cierto número de años de servicio otorgándoles laspensiones judiciales respectivas. Como no rige la actual LeyGeneral de Pensiones para dichos funcionarios, debe expe-dirse una especial, a semejanza de otras vigentes para diversasinstituciones, como son: la Ley de Pensiones y Retiros Milita-res y la de los Maestros. En consecuencia, el que informapresentó a la consideración del señor presidente de la Repú-blica las razones antes expresadas y obtuvo la promesa deque se iniciará la expedición de esa ley en breve término.

Los Tribunales de Circuito, los Juzgados de Distrito, laDefensoría de Oficio Federal y la Secretaría General de Acuer-dos de esta Suprema Corte de Justicia, han funcionado duranteel corriente año sin obstáculo, ni tropiezo alguno, de modonormal y eficaz.

No puedo terminar este informe sin hacer un somerocomentario referente a las posibilidades que, tal vez, nosreserve el futuro de nuestro país y del mundo en general,íntimamente enlazados en esta singular y trascendental épocaporque atravesamos.

La interdependencia cada día mayor resultante del pro-greso social y económico y del rápido crecimiento de la

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población en todos los continentes del mundo, nos hacepensar en el porvenir de nuestras instituciones jurídicas yespecialmente las constitucionales, desde luego susceptiblesde una transformación radical, impuesta por las nuevas con-diciones de la vida humana en sus aspectos individual ycolectivo. Es cierto que las doctrinas del Derecho Internacio-nal Público y Privado han sufrido el embate y las consecuenciasde la terrible conflagración bélica, al grado de desconocersehoy principios que los jurisconsultos elaboraron durantelargos años a costa de grandes esfuerzos. Es verdad tambiénque las necesidades de la lucha internacional han hecho cederen mayor o menor grado la soberanía de muchos países porefecto de la acción de otras naciones, y que la condición delos extranjeros en los países democráticos, regulada hastaantes de ahora por principios de libertad, con restriccionesderivadas de la propia condición de aquellos, o fundadas enla intangible soberanía nacional, se alteró en sus lineamientos,principales, porque ya no se concibe de igual modo la libertadde traslación, la de adquisición, de bienes, la de contratacióny aun la de comercio y trabajo. Además, la esfera de soberaníaabsoluta y de libertad de cada Estado para determinar por simismo su actitud en el interior y en el exterior, está constre-ñida a determinados límites, supuestos los fenómenos socialesy políticos observados en estos últimos tiempos que indicanel entrelazamiento cada vez mayor de las colectividadeshumanas, y por ende, la necesaria reducción de los derechosde unas frente a los de las otras. De ello se deduce, racional-mente, que nuestras instituciones jurídicas relativas a ex-tranjería y, por consecuencia, la de garantías individuales—por lo que interesa al juicio de amparo—, se afectarán enel futuro al confrontarse con las posiciones que los paísescivilizados adopten para hacer más fácil la convivenciainternacional y la defensa y autonomía económica de cadaEstado.

No es posible prever, ni menos proclamar en este mo-mento de gestación de nuevos principios en materia social ypolítica, los cambios que nuestras instituciones puedan sufriral respecto. Aún restringidos, en cierta manera, los derechosreconocidos hasta hoy a los extranjeros, los postulados quelas naciones democráticas enuncian hoy por los que hanluchado, esto es, el libre acceso de todos los países a losmares y a las vías naturales de comunicación, la supresiónde las cortapisas al comercio y al aprovechamiento de las ma-terias primas, producirán sus efectos modificando legisla-ciones, usos y costumbres. De todos modos, cualesquiera quesean esas modificaciones, se respetarán forzosamente, lasoberanía de cada país y los regímenes democráticos .

En lo concerniente a las actividades individuales y a laestatal de nuestro país, serán profundas las transformacionesque se operen como consecuencia de todos los factores an-tes señalados, es decir, el crecimiento de la población, el desa-rrollo en gran escala del comercio interior, consecuencia delprogreso humano, realizado en esta última década; la nece-sidad de vivir más de prisa cada día y, por tanto, de resolverprontamente las situaciones de los grupos sociales y de losindividuos.

Con guerra mundial o sin ella tenía que llegarse a estaetapa y, en tal concepto, urgen el acomodamiento o renova-ción de nuestros sistemas administrativos y judiciales. No esposible admitir que el orden procesal vigente, siga siendo elmismo para épocas tan cercanas entre sí y tan diferentes ensus características. Se tendrá que hacer una revisión de nues-tros códigos que traigan consigo una justicia más expedita yrápida; habrá que adoptar un procedimiento que no se carac-terice, como hasta ahora, por una desconfianza para lostribunales o juzgadores, a la vez que entrañe un prurito deacierto en las decisiones de los jueces que, aunque loable, haoriginado el sinnúmero de recursos y formulismos dentro delprocedimiento que, no por ser ya legendarios y bien cono-cidos, dejan de producir el efecto de la típica justicia retar-dada, aunada al hecho de dar el triunfo no al que lo debatener, sino al más hábil para saberlo pedir.

Pero, no obstante, cualquiera que sea esa evolución queya se impone, no sólo en los procedimientos judiciales engeneral, sino en el del propio juicio de amparo, tendrá quesalir ileso nuestro sistema admirable de garantías indivi-duales, armonizándolo con los nuevos factores del progresosocial, principalmente, con los derechos de grupo o de claseno reconocidos en las legislaciones antiguas, para así realizarel perseguido desideratum, o sea, que la única restricción delas garantías individuales, consista en el derecho superiordel grupo o clase, pero siempre sobre la base de que lasuma de derechos individuales beneficie y reafirme los delhombre, unidad de ese grupo o clase, necesario para la cons-titución de y vida de la colectividad.

Deseamos ardientemente la consecución de sistemasjudiciales breves y rápidos, a base del derecho de audienciay de previa defensa, con la aplicación justa de la ley; pero nosin pensar, que el formulismo hasta ahora empleado, no eslo que mejor logra el fin supremo de justicia y de equidadmáxime cuando para hacer efectivas las garantías indivi-duales debe haber mayor rapidez y eficacia en la protecciónde ellas. Preconizamos el sistema de la conciliación, ahora exis-tente en la legislación de trabajo y previsión social, para lamateria mercantil, civil y meramente patrimonial, así comotambién una urgente revisión de leyes administrativas, quehoy constituyen un maremagnum en el que se ahoga confrecuencia el derecho individual, con especialidad en materiade imposición fiscal y de régimen gubernativo, para que sehaga una codificación clara y sencilla y al alcance de todoslos ciudadanos. Preconizamos también la adopción de me-dios jurídicos eficaces con el objeto de que los fallos de lostribunales comunes se cumplan en el menor tiempo posible;y, por último, un más fácil medio jurídico de pedir a los orga-nismos judiciales en favor de las personas indoctas en laciencia del derecho.

Llevar a cabo este programa, significa un mejor régi-men judicial, así como también la supresión de errores e injus-ticias; y, por consecuencia, la disminución de los motivosque originan la interposición del juicio de amparo, dejandoasí más expedita la acción de la Justicia Federal. Nuestraprevisión humana no es capaz de alcanzar la visión del futurode un modo amplio y acertado, por su condición de humana.

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Pero, si es posible y conveniente analizar nuestra situaciónenfrentándola con las necesidades vivas y crecientes de lacolectividad, a pesar de tradiciones y de teorías que, satisfac-torias para su época, ya no lo son en estos tiempos, sin quepor ello se vulneren los principios inmanentes de justicia yel respeto de las libertades cívicas y de las del hombre engeneral. Por eso no vacilo en afirmar que nuestro sistemade garantías individuales, saldrá airoso de las terriblespruebas que le depara el porvenir.

Doy las gracias a los señores Ministros por la reiteraciónde su confianza, que mucho me honra, para presidir las labo-res de este Alto Tribunal.

Y con mi agradecimiento, mi sincero afecto.México, noviembre de 1945

SALVADOR URBINA

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LA PONENCIA DE HILARIO MEDINA EN EL CASO DE LAINTERVENCIÓN DE LA SUPREMA CORTE CON MOTIVO

DE LOS SUCESOS DE LEÓN, GUANAJUATO*

La Ponencia del Ministro Hilario Medina

Trece fojas forman la ponencia del Ministro HilarioMedina, constituyente y viejo maestro de Derecho Constitu-cional de la Universidad Nacional.

Después de dar a conocer los antecedentes del caso adiscusión incluyendo los mensajes que recibió la Corte, elministro Medina asentó lo siguiente:

“El artículo 97 de la Constitución Política de la Repú-blica encomienda a la Suprema Corte de Justicia, entre otrasatribuciones, la siguiente:

“…y nombrará a alguno o algunos de sus miembros oa algún Juez de Distrito o Magistrado de Circuito o designa-rá uno o varios comisionados especiales cuando así lo juzgueconveniente o lo pidiere el Ejecutivo Federal o alguna de lasCámaras de la Unión o el Gobernador de algún Estado, única-mente para que averigüe la conducta de algún Juez o Magis-trado federal, o algún hecho o hechos que constituyan laviolación de alguna garantía individual o la violación delvoto público o algún otro delito castigado por la ley federal”.

El telegrama preinserto contiene la petición expresa deque la Suprema Corte ejercite las anteriores funciones, perocomo no está legalmente obligada la Corte para emitir unadeterminación de esta naturaleza por la simple petición deun ciudadano o de un conjunto de ciudadanos, sino solamentecuando lo juzgue conveniente o a petición del Ejecutivo Federalo de alguna de las Cámaras de la Unión o del Gobernador dealgún Estado, debe decidir, a falta de excitativa de estas enti-dades públicas, si juzga conveniente, ante los hechos denun-ciados, el mandar practicar la averiguación correspondientepara dejar determinado con toda claridad si ha habido vio-

lación a las garantías individuales, al voto público o algúnotro delito castigado por la ley federal.

Se trata de una demanda seria

Los hechos básicos del telegrama preinserto se encuen-tran poco más o menos con las mismas circunstancias en todala prensa de la Capital. Puede pues considerarse que se tratade hechos públicos y notorios que no son desconocidos porninguno de los señores Ministros. Debemos pues partir de labase de que se trata de una denuncia seria, confirmada porotras fuentes.

Ya en otras ocasiones se ha solicitado la intervenciónde la Suprema Corte de Justicia en materia electoral paraaveriguar violaciones del voto público y durante el ejerciciode la actual Corte se ha rechazado por este Alto Tribunal todaintervención en la política activa, siguiendo una antiguatradición consistente en que la Suprema Corte no debe mez-clarse en asuntos políticos para no perder su prestigio y paraque la severidad de sus funciones de impartir justicia, no seentorpezca con los vaivenes de la política activa y de lasintervenciones frecuentes de los partidos.

No ha querido la Corte ser único elector

Las razones que ha tenido la Suprema Corte para man-tenerse al margen de las contiendas políticas subsisten entoda su integridad cuando se trata de contiendas entre partidospolíticos que acuden a la Corte con la esperanza de que laintervención de ésta traiga consigo un pronunciamientofavorable a sus intereses, porque ello implica una verdaderarevisión de las elecciones y de los procedimientos electoralescon lo cual la Corte se sale de su función y se convierte en* El Universal, 8 de enero de 1946.

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verdadero y único elector, contraviniendo de esta maneralos principios democráticos en que descansa la Constituciónde la República.

Sin embargo, en ninguno de estos anteriores casos seha puesto en duda el verdadero papel que en el conciertoconstitucional tiene la Suprema Corte de Justicia de la Na-ción. Esta es un poder político, desde el momento en que elSupremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio enLegislativo, Ejecutivo y Judicial, y éste último lo encomiendala Constitución a la Suprema Corte de Justicia. Como la Cons-titución es política los altos órganos representativos por loscuales el pueblo ejerce su soberanía son entidades políti-cas y la Constitución designa a la Suprema Corte con el nombrede “Poder Judicial de la Federación”. Es pues, un poder denaturaleza esencialmente política, que al mismo tiempo desem-peña funciones judiciales. Si se examina el contenido de lasfunciones judiciales de la Suprema Corte, fácilmente se ad-vierte que todas ellas están impregnadas de un marcado carác-ter político, supuesto que todas se resumen esencialmenteen esto que es preponderante: mantener incólume la vigen-cia de la Constitución y la preponderancia de la ConstituciónFederal sobre las demás leyes.

La Corte, entidad política

Cuando la Corte resuelve un juicio de amparo por viola-ción de garantías individuales restablece el imperio de la Cons-titución Federal porque ésta es la que enumera las garantíasindividuales y la Constitución, juntamente con los Tratados yLeyes Federales, es la ley suprema de la Unión; lo mismopuede decirse cuando resuelve los conflictos entre la Fede-ración y los Estados, en cuyos casos la norma suprema de suactuación es el mantenimiento del pacto federativo, o sea dela organización política de la República, y esas circunstan-cias, unidas a la de su carácter de Poder Público de la Fede-ración, dan a la Corte un papel eminentemente político en elconcierto constitucional. Esto se demuestra, finalmente, conel hecho de que por faltar la Suprema Corte se altera el ordenestablecido por la Constitución, la cual no puede subsistir niaplicarse si falta la Suprema Corte.

Las atribuciones que le asigna el artículo 97 son de ordeneminentemente político constitucional, pero tienen carac-terísticas distintas de las que señalan las demás facultades oatribuciones de este alto cuerpo. Mientras que las atribucio-nes, por decirlo así normales y corrientes de la Corte, se ejercenpor medio de juicios y por procedimientos del orden jurídico,el artículo 97 le da simplemente una facultad de investiga-ción, con el objeto de averiguar las violaciones a las garantíasindividuales, o al voto público o delitos castigados por la LeyFederal. Esta simple facultad de averiguar es distinta de lafacultad de decisión que tiene en todos los demás casos, lo quedemuestra que el Constituyente solamente quiso que la Supre-ma Corte en su carácter de Poder Público y de entidad política,no permaneciera ajena a ninguna de estas tres cosas: garantíasindividuales, voto público, delitos penados por la Ley Fede-ral. El Constituyente estimó que la sola intervención de laSuprema Corte en estos tres casos, que la sola averiguación

entablada o practicada por la Suprema Corte o por sus comi-sionados, es una misión de garantía tanto del voto públicocomo de las garantías individuales, como las Leyes Pena-les Federales, al mismo tiempo que una misión pacificadoraes puesto que debe esperarse fundamentalmente que del resul-tado de una investigación practicada por la Suprema Corte,queden establecidas las bases de una decisión de carácterpolítico o judicial que deberán dictar, consecuente con estaaveriguación las autoridades a quienes corresponda. Es evi-dente pues, que el constituyente lo que quiso fue comenzar adar una forma jurídica a las contiendas electorales en lascuales necesariamente va envuelta una violación de garantíaindividual o una violación de una Ley Penal Federal, acudiendoal sólido y sereno prestigio de la autoridad del Poder Judicialde la Federación. Debe recordarse que en algunas constitucio-nes Sudamericanas, existen cuerpos encargados de vigilarpor la pureza del sufragio, de los cuales forma parte uno ovarios individuos de la Suprema Corte de Justicia y que enMéxico en las últimas reformas a la Ley Electoral se ha intenta-do un procedimiento de esta naturaleza, que ha sido descar-tado por ahora, pero que anuncia la tendencia para que laSuprema Corte en alguna forma intervenga en las contiendaselectorales que de suyo son apasionadas y que entre nosotroshan sido la tela sobre la que se teje la historia de nuestras di-sensiones intestinas; pero aun cuando la Suprema Corte deMéxico ha tenido razones muy poderosas para mantenerseal margen de la contienda electoral y seguramente por elloha logrado mantener su prestigio por encima de los partidosy de las contiendas políticas, en el caso que denuncia el tele-grama antes inserto, las circunstancias son totalmente distin-tas a las que han ocupado la atención de la Corte en anterioresocasiones.

El caso electoral de León

En efecto, no se trata de intervenir en una contiendaelectoral para reexaminar las elecciones y los procedimien-tos electorales con el objeto de establecer como resultado dela averiguación qué determinada candidatura triunfó a pesarde ciertos vicios de la elección, sino que en el caso de Leónpuede decirse que la contienda electoral ha concluido y quepor resolución de las autoridades superiores del Estado, elayuntamiento a quien se acusa de haber obtenido el triunfopor medio de la imposición y de la fuerza no está funcionan-do, ni tampoco el de la planilla independiente, sino la Junta deAdministración Local principal enteramente ajena a las plani-llas contendientes. Pero se denuncia una intervención indebi-da de las fuerzas federales, a las que se acusa de haber hechofuego sobre el pueblo inerme, que en suma no hacía más queejercitar un derecho que le da la Constitución, de manifestarsu opinión respecto de determinada planilla y esa interven-ción de las fuerzas armadas ha tenido el dramático resultadode gran número de muertos y heridos, ha alterado la paz públi-ca, ha sembrado la consternación en familias humildes deaquélla ciudad, y ha despertado un grito general de protestaen toda la República; circunstancia a las que no puede perma-necer ajena la Suprema Corte, cuya misión fundamental

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es en efecto la protección de la vida y de los intereses de losciudadanos, francamente vulnerados con estos actos ilíci-tos, que seguramente son dignos de castigo una vez estable-cidas las responsabilidades de las personas que autorizarono intervinieron en tan sangrientos acontecimientos.

Averiguar no implica tomar partido

Como no se trata de reexaminar una función electoralya definitivamente concluida, ni se trata de señalar determina-das violaciones a la ley en las elecciones que tuvieron lugaren la ciudad de León, ni se trata de dar el triunfo a ninguno delos contendientes, sino de una serie de hechos que tuvieronlugar con motivo de las elecciones y que se resuelven en viola-ciones del voto público, de las garantías individuales, y dela comisión de delitos penados por la Ley Federal, debe inter-venir la Suprema Corte ejerciendo las funciones que le da elartículo 97, si lo juzga conveniente.

Creo que puede sentarse este criterio. Cuando con mo-tivo de una función electoral haya derramamiento de sangrepor la debida o indebida intervención de la fuerza armada,es llegado el caso de ejercer la facultad de averiguación,porque esta no implica pronunciamiento en favor de partidoo persona, sino el establecimiento de hechos comprobadospara las responsabilidades y sanciones que procedan porviolaciones a la garantía individual, al voto público o a laley penal federal.

La conveniencia a que se refiere la Constitución esseguramente la conveniencia pública que proviene de laexistencia de un orden constitucional, de un régimen de dere-cho y de la necesidad de mantener ese orden y ese régimen.Tal es la razón fundamental por la que la Corte debe estimarque es conveniente su intervención. En efecto, esta interven-ción se traduce, en suma, en el mantenimiento de la Cons-titución, que es en suma, la misión más alta de la Corte, queno puede eludir.

El Municipio libre, base de la Constitución

La organización política de los Estados descansa en elMunicipio Libre, y el Municipio Libre es aquél que se eligepopular y libremente y que desempeña sus funciones contoda libertad sin intermediario ninguno entre el Ayuntamientoy el Gobernador. La organización municipal es, pues, la basede la organización del Estado miembro de la Federación, y a suvez el conjunto de Estados, es lo que constituye el Pacto Fe-derativo. Es una de las bases de la Constitución la forma degobierno que se dió el pueblo en ejercicio de su soberanía.Toda autoridad pública dimana del pueblo y se instituye parabeneficio de éste y el pueblo ejerce su soberanía por mediode los Poderes de la Unión en los casos de la competencia deéstos y por los de los Estados en los términos respectivamen-te establecidos por las constituciones de éstos, que en ningúncaso pueden contrariar las estipulaciones del Pacto Federal.Artículos 35 fracción IV y 89 fracción VI, 39, 40 y 41 consti-tucionales.

Por voluntad del pueblo se constituyó la República repre-sentativa democrática federal. Como representativa la sobera-nía se ejerce por la representación de las autoridades públicasque dimanan del pueblo; como democrática, por procedimien-tos y formas del orden democrático que señalan las leyeselectorales y por voluntad del pueblo y para beneficio deéste. El sufragio es, pues, la base de la estructura democráticade la República, estructura que existe por mandato impera-tivo de la Constitución, que todas las autoridades del país estánobligadas a respetar. La violación al sufragio trae consigo laviolación del principio democrático establecido por el Artícu-lo 40 de la Constitución y si la Suprema Corte es la encargadade vigilar por el mantenimiento y vigencia de la Constitu-ción, no puede permanecer ajena a una denuncia que se lehace de violación sangrienta del sufragio, porque esto va con-tra la democracia y equivale a una violación del Pacto Funda-mental.

No acepta la Corte la democracia dirigida.

La Suprema Corte no puede aceptar la doctrina de la“democracia dirigida”, simplemente porque la Constituciónse limita a establecer ”régimen democrático”. “Democraciadirigida” es confesión paladina de imposición, de violencia yde fraude electoral. Contra la “democracia dirigida” deberestablecerse el imperio pacífico de la ley en el ejercicio de losderechos ciudadanos y contra las funestas consecuencias deesa “democracia dirigida”, un sistema de responsabilidad yde sanciones que puede establecer la actuación imparcial,grave y serena de la Suprema Corte.

Lo que debe de investigarse

Que hay materia de averiguación en el presente caso,salta a la vista;

Debe averiguarse por qué razón había fuerzas federa-les acantonadas en la ciudad de León el día de las elecciones,cuando por mandato constitucional (Artículo 129) las fuerzasdeben permanecer alejadas de las poblaciones.

Debe averiguarse quién llamó a las fuerzas federales ypor qué motivos éstas tomaron participación en cuestionesatañederas exclusivamente a la vida civil de una población,en las cuales no tiene absolutamente nada que ver la presen-cia de la fuerza armada ni se trata de cuestiones relacionadascon la disciplina militar.

Debe averiguarse también por qué motivo el jefe de ladicha fuerza acudió a ese llamado y de quién recibió ordenespara hacer fuego sobre la población inerme.

Debe averiguarse también por qué dió la orden a los sol-dados de hacer fuego y transformar la plaza principal de Leónen un campo de batalla, si es cierto, como se dice, que fuerzasfederales bloquearon las calles que desembocan en la plazaprincipal e impidieron la salida de los manifestantes.

Debe averiguarse, si ha habido elementos de agitaciónque empujaron al pueblo a esa manifestación con fines dis-tintos de los de una simple cuestión electoral y si hubo inten-tos o conatos, o un asalto efectivo al edificio de la Presidenciamunicipal; por último.

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Si toda esta serie de actos traen consigo la violacióndel voto público o de las garantías individuales o de las leyespenales federales.

El conjunto de hechos denunciados presta materia auna investigación pronta y sumaria en el lugar de los aconte-cimientos para aprovechar los elementos recientes de los mis-mos y poder llegar a conclusiones dignas de presentarse anteesta Suprema Corte para tranquilidad de la conciencia públicay garantía de los derechos ciudadanos.

Por las razones que anteceden me permito proponer alPleno de la Suprema Corte la siguiente proposición:

I.— La Suprema Corte de Justicia de la Nación conside-ra conveniente ejercer las funciones que le señala el artículo97 de la Constitución Política de la República para averiguar,por medio de una comisión en su seno, si en los sucesos re-gistrados en León a que se refiere el telegrama de cuenta hahabido violación a las garantías individuales al voto públicoo a la Ley Federal.

México, D.F., 5 de enero de 1946.

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INTERVENCIÓN DEL MINISTRO OLEA Y LEYVAEN EL CASO DE LEÓN, GUANAJUATO*

El M. Olea y Leyva.—La perplejidad que esta CorteSuprema de la República ha tenido para interpretar el artículo97 de la Constitución Federal deriva de su falta de reglamen-tación. ¿Qué valor, pues, tiene un precepto constitucionalno reglamentado? Hay preceptos de la Constitución, comoalguna de las fracciones del artículo 27 constitucional, queaún no se aplican precisamente por su falta de reglamentaciónpero es el caso que el artículo 97 constitucional se refiere acasos tan graves, que ha sido menester que la Suprema Cortede Justicia analice los elementos esenciales y fundamentalísi-mos de su esencia, para poder en cada caso, como lo ha venidohaciendo, dictaminar y fallar en los que se han sometido a suconocimiento.

Respecto de los sucesos de León, la gravedad es tangrande, que ya el dictamen se ha encargado de calificar. Lospeticionarios han fundado sus instancias en este artículo 97de la Constitución que hemos venido estudiando y ahondandocada vez más en su esencia. Se fundan, además, en los artícu-los 35, 40, 41 y 115 de la misma Constitución Federal, bienconocidos de todos nosotros.

Quiero en esta ocasión contribuir con un modestísimoesfuerzo para ver de fijar hasta donde sea posible, esa esenciano reglamentada del artículo 97 constitucional.

He formulado este modesto estudio, que someto a laconsideración de mis compañeros y que, desde luego, sirvade apoyo plenamente al contenido del dictamen propuestopor nuestro ministro constituyente y constitucionalista donHilario Medina.

La actividad jurisdiccional es siempre provocada, nuncaes de oficio; es provocada, puesto que no hay jurisdicciónsin acción, por los ciudadanos en el caso del artículo 97 cons-titucional, pero procederá a investigar sólo cuando lo estimeo “juzgue conveniente” la Corte Suprema. De oficio solamen-te procede la legislación y la administración para promoverel bien público, y la jurisdicción también puede ser provocadasegún el citado precepto constitucional, por gobernadores,Cámaras federales y el Ejecutivo federal.

El objeto de la investigación de que habla el artículo97 es únicamente para que se averigüe la conducta de Juecesy Magistrados Federales, o hechos jurídicos constitutivos deviolación de garantías constitucionales, individuales, o viola-ción del voto público o algún otro delito castigado por la leyfederal.

Analizado así este precepto, en una hermenéutica o exé-gesis aislada del resto o fuera de la unidad de la Constitución,nos llevaría, en una interpretación de letrista, topográficas yjudaica, a considerar que la cualidad de federal rige absoluta-mente a todos los objetos de investigación de la Corte Supre-ma. Así sería: a) Conducta de Jueces y Magistrados Federaleslo cual es claro. b) Violación de garantías federales. c) Viola-ción del voto público federal. d) Algún otro delito federal.

¿Podría calificar la cualidad de federal y el carácter dedelito federal a todos los objetos y sujetos de investigaciónpor la Corte Suprema, según el artículo 97 constitucional?

La disyuntiva final del párrafo que se analiza del citadoprecepto constitucional dice a la letra: “…o algún otro delitocastigado por la Ley Federal”. Tal disyuntiva, como califica-dora de todo el contexto de dicho párrafo, obligaría entoncesa restringir o reducir la calificación por la Corte Suprema,en sus investigaciones, así: a) Averiguar la conducta de Juecesy Magistrados Federales sólo por delitos federales; y esto no

* Versión Taquigráfica del Tribunal Pleno de la Suprema Cortede Justicia de la Nación, Sesión de 7 de enero de 1946.

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puede ser cierto porque el artículo habla de la conducta in ge-nere aun de la no delictuosa federal o común. b) Averiguarhechos constitutivos de violación de garantías como delitoprevisto por leyes federales; y eso no es cierto porque las garan-tías no se dividen en federales y locales, puesto que todasson federales, generales, sociales y nacionales, aunque por esen-cia sean individuales los derechos del hombre que garantizan.Y tampoco es verdad que la Corte Suprema deba sólo inves-tigar el delito federal de violación de garantías previsto porleyes federales, ya que el artículo 97 habla de averiguar he-chos que constituyan violación amplísimamente de las garan-tías, aun las no delictuosas, en una jurisdicción concurrentecon otros órganos del Estado, por la extrema gravedad yurgencia que revistan los hechos motivo de la averiguación.c) Obligaría a la Corte Suprema tan solo a averiguar la viola-ción del voto público garantizado por leyes federales y comodelitos federales exclusivamente; y eso no es verdad tampoco,toda vez que la violación no siempre constituye delito federalo delito común. Puede haber violaciones del voto sin tenerese carácter delictuoso y pueden ser sancionadas en diversaforma como lo hace el Derecho Penal.

La violación del voto público, pues, no está reducida,para la competencia de la Corte Suprema, a que sea de leyesfederales o locales, porque el voto público es un deber y unaprerrogativa del ciudadano, que lo mismo vota en su muni-cipio para elegir funcionarios locales que a federales. El votoes uno y la misma función y su violación es tan grave en unocomo en otro caso. d) Corresponde a la Corte Suprema, sí,dados los supuestos del artículo 97, averiguar, a petición delas Cámaras, Ejecutivo federal y gobernadores, algún otrodelito castigado por la Ley Federal. ¡Algún otro delito casti-gado por la Ley Federal, con facultad, competencia y juris-dicción concurrente con otras autoridades, ya federales, biende un Estado, o bien municipales.

¿A qué se debe esta superfetación de actividades inves-tigadoras de autoridades judiciales, administrativas y aun delegisladores? Es que la violación de garantías y la violacióndel voto público puede revestir caracteres de tragedia, comoen el caso de León, Guanajuato, en que, aun teniendo suorigen en una elección municipal, ha conmovido a toda la Na-ción hasta sus cimientos. En cuyos casos se pueden encontrarinmiscuidos ciudadanos, autoridades judiciales, locales y fede-rales; autoridades administrativas y legislativas, de la Federa-ción y de los Estados. Ante tamaña colusión, el Constituyentede Querétaro pensó, sin duda, que la Corte Suprema es, porsu respetabilidad como el más Alto tribunal de la Repúblicay como representativo del Poder Judicial, moderador y coor-dinador de la vida institucional del país, el llamado a interve-nir con todo el quipo de su maquinaria de investigación quegarantiza la mayor seriedad, y como el mejor y más apropiadoy avezado para inquirir los hechos y requerir la ley en ellogro de una averiguación, que si bien tiene que llegar hastael supremo proveimiento de una conclusión, esto es, una tesisque no constituye, propiamente, una sentencia como productohabitual de la función decisoria de la Corte Suprema. Eseproveimiento, esa tesis, esa conclusión a que llegara la CorteSuprema, por autorización del artículo 97 constitucional, es

tan solo un acto de colaboración con los otros Poderes quele han pedido su contribución investigadora insospechable yrespetabilísima, única que en verdad en casos como el de León,Guanajuato, pueda satisfacer a toda la Nación mexicana,como consecuencia y como aplicación del principio universaldel derecho constitucional de la racionalización de todopoder, que lleva lógicamente a responsabilizar y a colaborara los tres Poderes en la lucha por el derecho y la realizaciónde la justicia individual y social.

Terminada o concluida que sea la averiguación, la CorteSuprema entregará el producto de sus investigaciones al Poderu Organo que haya solicitado tal colaboración para que sirvade módulo en el expediente de la autoridad u órgano del Es-tado a quien le corresponda la plena y completa función deci-soria, para calificar si hubo violación de garantías individuales,si se ha violado el voto público o cometido delitos federales, oha sido execrable la conducta de algún Juez o MagistradoFederal.

Se ha argumentado, en contra de esta función que elartículo 97 constitucional asigna a la Corte Suprema, califi-cándola de ridícula, inútil e inocua, porque carece del poderdecisorio y, consecuentemente, no tiene poder de coerción, deejecución y documentación o instrumental; que es exótica ydiversa esa función de la que habitualmente tiene la CorteSuprema para decidir con plenos poderes; que le resta fuerzay respetabilidad a este Alto Cuerpo porque lo introduce enel estercolero de la política militante y, por ello, desmerecesu autoridad moral y social.

No opinamos lo mismo los que siempre hemos creídoque el civismo es un atributo esencial de los derechos del hom-bre; que la ciudadanía no existe sin obligaciones a sus corre-lativas prerrogativas, como el anverso y envés de una mismamedalla. Tenemos los ciudadanos el deber y el derecho de votarpara limpiar con el voto todos los estercoleros que exonerala política militante, por apasionada que sea, y nunca abste-nernos de barrer las letrinas que puedan ahogar la vida de laNación.

Y si eso creemos de los ciudadanos, también lo pensa-mos respecto de las Instituciones y de los más Altos Poderesde la Unión: la responsabilidad es de todos a una; la colabora-ción de todos los Poderes es necesaria para hacer racional sufuncionamiento en la realización de la justicia social.

Ningún Poder puede ni debe abstenerse de interveniren las funciones cívicas de México, de acuerdo con su propianaturaleza y sus atribuciones peculiares, por una sola razón:porque ningún poder puede ni debe ignorar las desgraciasnacionales, sus hecatombes y sus tragedias sangrientas.

Yo he llamado, en otras ocasiones como la presente,ornitorríncos del derecho a esos casos de frontera que, comolos naturalistas, tenemos también en las leyes los juristas.De esos casos participa la función que a la Corte Suprema leencomienda el artículo 97 constitucional. Ante dos institutosjurídicos, bifrontes, debe existir un puente de paso, enseñaCalamandrei. Ante los institutos políticos y los institutos jurí-dicos, el artículo 97 constitucional ha creado un puente depaso entre lo político y lo jurídico. Ante esa valoración de lojurídico y de lo político existe una línea gris imperceptible y

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vaga que separa lo que hay de político en lo jurídico y lo queexiste de jurídico en lo político. El artículo 97 no da funcióndecisoria a la Corte Suprema; sólo le asigna la facultad deinvestigar, que es tanto como inquirir hechos, y requerir laley como una función altísima de supremacía que debieraser del Ministerio Público si éste no fuera, como es, un órganodependiente del Poder Ejecutivo. Y para asegurar la inde-pendencia de los investigadores, el artículo 97 constitucionalentrega, en casos tan graves como el que hoy conocemos,que es el de León de los Aldamas, entrega la averiguación aotro Poder, al Judicial, en esta ocasión excepcional y única,al Poder Judicial, para que investigue tan sólo y no para quedecida o sentencie. Otro Poder tiene la función decisoria;podrá éste tomar o no en cuenta las investigaciones del PoderJudicial para formar la decisión en un orden jurídico-político;pero debe ser jurídico al fin, y nunca arbitrario, puesto queel orden político es y debe ser jurídico.

La disparidad y la divergencia del orden jurídico conel orden político es humano y constantemente realizable yse realiza en México; mas cuando el Poder Judicial tiene asidacon la mano la verdad histórica de los hechos en su investi-gación, jamás otro poder humano podría atreverse a contrade-cirlo, a menos que la falacia, la impostura, el interés insanoo la pasión vicien sus actos.

Hacer jurídico el orden político; hé allí el desiderátumdel Constituyente de Querétaro en el artículo 97 constitucio-nal; hé ahí el puente de paso entre los dos institutos bifrontes.

La colaboración de la justicia con la política no siemprees mala, porque, al confrontarse y parearse dos órdenes jurí-dicos, no van sino persiguiendo el mismo objetivo, que es laverdad real o histórica, que siempre lleva aparejada la liber-tad. La colaboración de ambos institutos jurídicos en la deci-sión final de la cosa juzgada, se me antoja un caso supremode sentencia subjetivamente compleja por razón de los sujetos

que intervienen en la investigación y la decisión; pero al mis-mo tiempo, de un fallo objetivamente complejo por la ma-teria sobre la que decide, como es la política.

La Corte Suprema cumplirá con su misión altísima eneste caso, investigando los hechos sangrientos de León, Gua-najuato, con independencia absoluta y con honestidad insospe-chable. Otras averiguaciones se practicarán por los órganosdel Ejecutivo o del Legislativo; se compaginarán, se com-plementarán unas investigaciones con las otras y las autori-dades a quienes toque fallar podrán o no tomar en cuenta laaveriguación practicada por la Corte Suprema; podrá acasoser investigación motivo de desprecio, de befa, difamación,calumnia y hasta de escarnio y vilipendio por quienes, tocadosen su amor propio, su interés insano o su pasión delictuosa, noquieran aceptar las conclusiones de nuestra averiguación.Para que ésta se acepte como tesis producto de la averigua-ción que se consume y realice, no tendrá más fuerza de eje-cución que la verdad histórica que encierre; no tendrá másejecutor que el Tribunal de la opinión pública, de la concien-cia nacional; no tendrá, en efecto, más instrumentalidad quelas páginas de la historia; su poder en estos casos no es poderde ejecución forzada como es la ejecución en el derechoprivado, no, la ejecución en el derecho político algunas vecesse emplaza en los confines de los estados de hecho que sabemanejar trágicamente y de manera oportuna el pueblo, y esosestados de hecho no tienen plazo fijo ni ejecutor conocidode antemano. La fecha es incierta y el móvil obedece a unavoluntad justiciera eficiente. La ejecución de los estados dehecho en el derecho político, rebasa nuestra previsión porqueella se realiza plenamente dentro de la doctrina que en la físi-ca encontramos con el nombre de los imponderables. Tambiénen el derecho existe la doctrina de la ejecución imponderabley la verdad y la justicia a la postre siempre lleva aparejadasu imponderable ejecución. He dicho. (…)

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LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIAY EL CASO DE MONTERREY*

Lo valioso de la intervención de la Corte Suprema deJusticia, en el caso dramático de León, estriba en el preceden-te sentado en ese alto Tribunal; desde el punto de vista delos efectos prácticos, las investigaciones que realizan en laPerla del Bajío dos respetables ministros de la Corte ya notienen caso, puesto que el Jefe del Ejecutivo, al pedir la desa-parición de poderes de Guanajuato, fundamentó su solicituden sólidos argumentos de orden constitucional y jurídico, ylos miembros de la Comisión Permanente del Congreso lostuvieron como buenos y comprobados los cargos de vio-laciones constitucionales y de garantías al ciudadano que sehicieron valer ante ese organismo.

El precedente que sentó la Corte Suprema de Justiciaes lo importante para la vida cívica del país; para que no serepitan impunemente sucesos que trastornan el orden jurídicodel Estado mexicano y que van hasta tremendas y trágicasviolaciones de las garantías individuales. Pero digamos enqué consiste esa intervención del máximo tribunal, para queno se pongan en alarma ni los politicastros ni demagogos niaun algunos de los timoratos —pocos por fortuna— ministrosde la misma Corte.

El artículo 97 de la Constitución ordena simplementeque se investigue por el tribunal que nos ocupa si hubo vio-laciones constitucionales; es decir, si el orden jurídico se in-terrumpió en forma flagrante; la Corte, si comprueba loshechos, se limita a declarar que las acciones violatorias exis-ten. Y es claro, después de esta declaración solemne, respeta-ble y acuciosa, podrá pedirse a la Permanente del Congreso,bien por el Jefe del Ejecutivo o por otros organismos, que

proceda a declarar la desaparición de poderes en el Estadodonde hubiesen ocurrido los trastornos del orden constitu-cional.

En el supuesto anterior, inclusive el prestigio del Ejecu-tivo se acrecienta y queda a salvo de censuras y críticas dequienes sean afectados por el procedimiento, ya que las fun-ciones del presidente de la República son las de cumplir yhacer cumplir las leyes, y en primer término, las constitucio-nales. Volviendo al caso de Monterrey, según todas las evi-dencias, es más que probable que investigadores imparcialeshallasen violaciones a las leyes y a las garantías del ciuda-dano. Porque testigos son de las mismas millares de habitan-tes del municipio de Monterrey.

No hubo, según se informa por testigos imparciales, nipadrones correctamente hechos, ni mucho menos la juntacomputadora de los votos, aun defectuosamente emitidos porla causa anterior, apegóse a los requisitos ordenados por laley. No queremos referirnos ahora, por motivos de serenidady de objetividad, a las represalias que el gobernante neolonésestá tomando injustamente contra quienes se opusieron a lacandidatura municipal de su señor cuñado.

El presidente Ávila Camacho, en su solicitud a la Comi-sión Permanente del Congreso, cuando lo de León, en formarotunda, que mereció el aplauso mayoritario de los ciudada-nos y el despecho del grupito de agitadores y demagogosantidemocráticos, dijo que las violaciones al voto y el erigirselos poderes públicos en partido, apartándose de las funcionesque les señalan las leyes, eran los fundamentos para que sedeclarasen desaparecidos los poderes del Estado de Guana-juato.

Esos conceptos, rigurosamente constitucionales, sonuna cátedra y una lección para quienes pretenden hacer sugana, pasando por encima de la Carta Magna que nos rige, * Excélsior, 15 de enero de 1946.

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de las leyes que de ella emanan y de la voluntad del pueblo,que es la base y asiento de nuestras instituciones represen-tativas y democráticas. El hecho de que hayan desaparecidolos poderes guanajuatenses no proviene, en forma directa,de la tremenda “masacre” de que fue víctima el pueblo de León;el drama tuvo su origen, como reconocen tanto el jefe delEjecutivo como el Congreso y la Corte Suprema de Justicia,en las violaciones al voto, a la Constitución y a las garantíasdel individuo y del ciudadano.

En el caso de Monterrey, debe investigarse, por los con-ductos debidos, si existen las violaciones a que hemos hechoreferencia. Y, en el supuesto de que así sea, proceder al resta-blecimiento del orden constitucional violado por autoridadesinfieles. Lo que debe evitarse, a toda costa, en aras del bienpúblico y de la paz interna de México, es que la Repúblicase convierta en un inmenso circo romano de mártires de la demo-cracia, por falta de justicia a tiempo, de sana intervención delos supremos poderes federativos.

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UN PENOSO CONTRASTE*

Deliberadamente retrasamos el comentario que merecela triste actuación del señor procurador de Justicia Militaren los sucesos de León, hasta conocer el informe a este res-pecto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, hechopúblico ayer, después de la sesión memorable en que nuestromás alto tribunal volvió a los tiempos de aquella célebre Cortede Vallarta, “de respetabilísima memoria —según las pala-bras atinadas de Rabasa—, que no fue más sabia que lasque le han sucedido, no; lo que la elevó a una altura a que noha llegado otra alguna, fue que mantuvo siempre su tareapareándose con los otros poderes y se negó a hacer laborsólo de tribunal de justicia, tanto como a ser solícita cortesanadel Ejecutivo”.

¿Y qué es lo que decía el señor procurador de JusticiaMilitar acerca de los sucesos de León? Pues nada menos quelas víctimas de unos jefes indignos de pertenecer al Ejército,por su absoluta carencia de responsabilidad, ¡fueron los victi-marios! Fue tan burda la coartada de este señor procuradorde la injusticia, que la indignación provocada por sus afirma-ciones temerarias no sólo hinchó los pechos de la opiniónindependiente del país, sino que tuvimos la oportunidad decomprobar que esta indignación también llegó hasta muy ele-vados funcionarios de la administración, quienes no tuvieronembozo en declararnos lo inconcebible de un informe queinventaba circunstancias atenuantes para calificar la evidenteculpabilidad de los acusados.

Un alto jefe militar nos indicó, a raíz de la publicacióndel informe de ese señor procurador de la injusticia, lo ab-surdo que le parecían las consideraciones y conclusiones del

informe dicho; si mal no recordamos, la misma afirmaciónde que no era posible que los soldados guarecidos en el Pala-cio Municipal de León hubieran atacado al pueblo con grana-das de mano, porque este tipo de municiones fue retiradodesde septiembre del año próximo pasado, fue calificado porel alto jefe militar y distinguido técnico de nuestro Ejército,como falta de base, ya que si bien es cierto que la Secretaríade la Defensa ordenó recoger las granadas de mano de lascorporaciones militares, también es indudable que la concen-tración de tales municiones no pudo hacerse de un día paraotro, por lo que bien pudieron contar con esos implementoslos soldados acantonados en León. En lo referente al famosocamión imaginario que ningún otro de los investigadorespudo ver, ni saber de él, ¿para que insistir más? Todo el paísrecibió la información de la Procuraduría de Justicia Militarcon un inmenso bostezo de desprecio, que vino a confirmarla opinión nacida acerca de su titular desde que con motivodel ruidoso caso de “El Gitano” y socios, a pesar de afirmarque “en estas épocas el pueblo de México ya no se conformacon promesas, quiere realidades y exige que la justicia de loscastigos no recaiga sólo en los pobres y miserables, sino quealcance a los poderosos…” sin embargo, por un inexplicableescamoteo, la justicia todavía no alcanzó a ningún poderosoy las tales palabras se las llevó el viento.

Afortunadamente, la Suprema Corte de Justicia de laNación, al hacer suyo el informe rendido por los ministrosRoque Estrada y Carlos L. Ángeles, ha puesto en evidencia ma-nifiesta a la Procuraduría de Justicia Militar, pues ha venidoa confirmar cada uno de los datos que eran públicos, porqueExcélsior se encargó a su tiempo de hacerlos conocer en todala República, tal como los tomamos dentro del mismo campode los hechos, sin ocultarlos ni torcerlos; y el informe de la* Excélsior, 2 de febrero de 1946.

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Suprema Corte de Justicia indica claramente que todos losheridos examinados fueron agredidos por los soldados aposta-dos en el Palacio Municipal, a la entrada del edificio y en laazotea del mismo; que la multitud estaba inerme y que al co-menzar los disparos con ella, comenzó a disgregarse pro-tegiéndose algunos en los pilares de los portales que limitanel jardín, en las bancas del mismo y en el kiosco del propiojardín; que la multitud fue perseguida después de la agre-sión por los soldados, que, en línea de tiradores, se dividieronpor las alas oriente y poniente del repetido jardín; que losdoctores del Hospital Civil informaron que el 80 por cientode los heridos atendidos lo fueron por la espalda y el resto enlas piernas y en la cabeza; que hubo persona cierta, heridapor bombas de mano, y, en fin que son verídicas todas ycada una de las informaciones conocidas, que motivaron quela antigua Plaza de Hidalgo, de León, desde el día 2 de eneroúltimo se la conozca con el nombre de Plaza de los Mártires.

En realidad, no podía ser de otro modo el informe dela Suprema Corte de Justicia de la Nación, no sólo porquepor apegarse estrictamente a la verdad coincide con la opiniónpública, sino porque, además, también viene a confirmar lajuridicidad de los actos del señor presidente de la República,quien no obró por un impulso puramente sentimental cuandosolicitó la desaparición de los poderes locales de Guanajuatoy la consignación de los malos jefes militares, sino en aca-tamiento expreso de los mandatos de la ley, apoyado en lasinformaciones veraces de su secretario de Gobernación.

El contraste entre la conducta seguida por el señor pro-curador de Justicia Militar y la adoptada por el señor presi-dente Ávila Camacho, ahora pareada por la Suprema Corte deJusticia de la Nación, no puede ser más penoso ni más triste,aunque tiene la ventaja de que el país va conociendo a susservidores y no podrá equivocarse cuando comience la tareade selección que está a la vista.

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MI CUARTO A ESPADAS.“TIMIDECES DE GACELA”*

Por el Lic. AQUILES ELORDOY

Como los acontecimientos trágicos de León, los asesi-natos por la espalda de seres indefensos y el crimen mons-truoso de balacear las tropas, nada menos que federales, hastaa mujeres y a niños, han impresionado tanto, resulta que lasinformaciones de la prensa sobre la sesión de la Suprema Cortecelebrada el jueves próximo pasado, se han concentrado enhacer saber que el “Informe de los señores ministros don RoqueEstrada y don Carlos Ángeles tiene por probados los delitosreferidos; pero ha quedado completamente fuera de noticias,o con informaciones de extrema vaguedad, la opinión de laCorte sobre si hubo violaciones al voto. Y como la misión fun-damental, y casi única, que los comisionados de la Corte lleva-ban a León era la de investigar los fraudes electorales, puesya sobre la comisión de delitos de sangre había otras muchasautoridades encargadas de hacer luz, y como además, todoMéxico está pendiente de actos positivos de los órganos guber-namentales que puedan milagrosamente engendrar confianzaen la limpieza de las próximas elecciones es de indiscutible im-portancia definir la actitud de la Suprema Corte en la materia.

Asistí a la sesión respectiva y puedo referir por lo mis-mo a ciencia cierta los siguientes hechos:

1o.—El dictamen (no el informe), que los señores mi-nistros Estrada y Ángeles propusieron para que fuese apro-bado por el Tribunal Pleno, contiene a la letra este párrafo:

“Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, ydado que en este informe y en sus anexos aparecen datosbastantes para presumir que en el caso de León, Guanajuato,hubo violaciones a las garantías individuales y del voto pú-blico y comisión de delitos del orden federal, nos permitimos

proponer que esta Suprema Corte de Justicia, en ejercicio dela facultad que le concede el artículo 97 constitucionalacuerde…”

2o.—El presidente de la Corte puso a debate ese dictamen.3o.—El señor ministro Islas Bravo, pidió al ministro

Estada que leyera de nuevo el párrafo que he transcrito. El señorlicenciado Estrada comenzó a leerlo, y cuando llegó al verbo“presumir”, el señor Islas Bravo se conformó con esa parte dela lectura y manifestó que ya no era necesario leer lo demás.

4o.—El señor ministro don Hilario Medina dijo que sólohabía objeción a la palabra “presumir”, pues consideraba queese verbo debía cambiarse por “concluir”.

5o.—El presidente puso a votación el dictamen de losseñores Estrada y Ángeles y, por unanimidad de votos, quedóaprobado dicho dictamen.

De lo expuesto se desprende indefectiblemente las siguien-tes conclusiones:

Primera.—La Corte ha declarado que hay fundadoselementos para presumir que en el caso de León hubo viola-ciones al voto.

Esta conclusión es de extraordinaria trascendencia porqueya encierra un caso preciso, concreto, en que la Corte resolvióinvestigar si había habido violaciones al voto, y en que lamisma Corte, por unanimidad de votos, declaró que fundada-mente debía presumirse que esas violaciones habían existido.Y, además, el hecho tiene significativo alcance porque vienea echar por tierra la tesis aprobada por mayoría de votos en lamisma Corte al tratarse el caso de Monterrey, toda vez queentonces la resolución fue que la Corte no debería tomar parti-cipio nunca en esa clase de investigaciones.

Segunda.—Flotó todavía, sin embargo, en el ambientede la Corte cierta timidez de gacela. Efectivamente, el hecho deque los señores Ministros Ángeles y Estrada hubiesen apenas*Excélsior, 5 de febrero de 1946.

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dictaminado que “había datos bastantes para presumir que huboviolaciones al voto”, es demostrativo de esa timidez. En pri-mer lugar un Juez, y no eran otro cosa los señores Ministroscomisionados que iban a investigar si un hecho se había ono verificado no puede tener al frente más que cuatro clases deprueba, porque no hay en derecho ninguna otra. Esas cuatroclases son: la prueba documental, la prueba testimonial, laprueba de confesión y la prueba presuncional; y si el juzgadorno tiene a la vista más que pruebas presuncionales, más quepresunciones, mejor dicho basado en esas presunciones tieneque decidir terminantemente si el hecho aconteció o no acon-teció; pero un Juez no puede estampar jamás en una sentenciaesta frase: “en vista de todas las presunciones que yo he aqui-latado, presumo que tal acto tuvo lugar”. Eso además de serantijurídico sería un pleonasmo irritante. En otros términos laprueba de presunciones, cuando no hay otra, tiene que consi-derarse suficiente para el efecto de sentenciar. Es así, quelos señores Ángeles y Estrada acumularon presunciones bas-tantes para creer que se había violado el voto, luego debieronproponer no que se presumía la violación sino que se habíaefectuado.

Tercera.—La timidez alcanzó al señor ministro IslasBravo, toda vez que cuando se dio cuenta de que en el dic-tamen estaba apenas el verbo “presumir”, su semblante serecogió, lo que da lugar a pensar que si el dictamen hubieraafirmado la violación, acaso él no lo hubiera aprobado.

Cuarta.—El contagio de la timidez hizo su efecto engeneral porque ni el señor Ministro Medina pidió que se suje-tara a discusión y a votación su idea de cambiar el verbopresumir por el verbo concluir, lo que hubiera sido muy per-tinente y muy importante, ni el señor presidente puso a dis-cusión la reforma del señor Medina, ni ningún otro señorMagistrado se hizo solidario a ella.

A pesar de todos los pesares y aunque las declaracio-nes de la Corte revistan esa irremediable melancolía, el hechoes que a juicio del más Alto Tribunal de la República, deuno de los tres Poderes Políticos de la Nación, y yo diría delPoder que tiene mayor respetabilidad, ese Poder consideródebido investigar las violaciones al voto y externar su criteriosobre el tema.

En el caso de Monterrey la Corte se pronunció por tesisabsolutamente contraria ¿Qué recurso queda al pueblo regio-montano para que se le haga justicia? Constitucionalmentesólo uno; que el señor presidente de la República pida a laCorte que investigue los hechos acontecidos en las eleccionesmunicipales de la capital de Nuevo León. La Corte dijo que nolo haría por varias razones, todas muy especiosas, pero quepueden resumirse en ésta: “la Corte no tiene atribuciones pro-piamente políticas, su origen y su misión son totalmente dis-tintos”. El presidente de la República es, en cambio un órganonetamente político, y como nuestro presidente actual ha dichohasta el cansancio que tiene el anhelo y el propósito del respe-to al sufragio y de impedir en cuanto pueda las violacionesal mismo, está indicado en moral política, en lógica de con-ducta y en interés público que solicite de la Corte la investi-gación respectiva, tanto más cuanto que el artículo 97 de laConstitución está redactado en términos tales que a instanciapresidencial la Corte no puede negarse. Y ni siquiera es nece-sario que los elementos de Monterrey se lo pidan; el artículo97 ni dice ni presume que el Ejecutivo sólo a petición de partepueda dirigirse a la Corte. Y hay que fijarse, para concluir laargumentación en favor de las ideas que expreso, que al hacersu solicitud el Primer Magistrado no podría considerarseinclinado hacia uno u otro bando, puesto que sólo se limitaríaa demandar la luz de la verdad.

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DOCUMENTO HISTÓRICO*

El licenciado Luis Cabrera halló la ocasión, al declinarsu postulación para la Presidencia de la República que en sufavor hiciera la asamblea del Partido de Acción Nacional, parahablar con conocimiento profundo de la condición moral ymaterial porque México atraviesa y para señalar las rectifica-ciones indispensables que deberá hacer quien resulte elegidosi, en efecto, quiere salvar a su patria. El licenciado Cabrerano tiene, como se sabe, pelos en la lengua; pero, además,es un hombre de positivo talento que ve y comprende la situa-ción del país con absoluta y dolorosa claridad.

Los males que nuestro país viene sufriendo, algunosdesde tiempos remotos y otros que se han introducido en lasúltimas administraciones, toman cada día mayor proporcióny la elección de Presidente de la República es la única oportu-nidad que al país le queda para corregirlos y para librarse decargas morales y materiales que arrastrarán al fondo de la deses-peración a un pueblo que no ha sabido, ni podido, ejercitarsus derechos ciudadanos e imponer su voluntad.

Tales lacras no son desconocidas. Cuántos piensan ymeditan en el porvenir de la nación, con abstracción deambiciones e intereses personales, los han visto perdurar ycrecer como hongos malignos. Nosotros nos hemos cansadode mostrarlos a la consideración de las autoridades superioresy por hacerlo con tesonero patriotismo, merecemos insultosde quienes buscan que las cosas vayan de mal en peor. Tampo-co desconoce la opinión pública de quiénes se trata; pero,por desgracia, cuentan muchos de ellos con apoyos y se sientensostenidos en su labor de zapa. Les interesa que Méxicopierda sus cualidades tradicionales para que se entregue, en

su abatimiento, a las fuerzas subterráneas que no dejan escaparuna oportunidad para minar la estabilidad de la República.

Las elecciones, que se acercan cada vez más y que, malconducidas, podrían llevarnos hasta situaciones de emergen-cia, cuyas consecuencias no es fácil anticipar, tienen, sin em-bargo, la ocasión de hacer algo efectivamente bueno para elpaís. La persona que resulte elegida, y que lo sea de veras, puesde lo contrario se crearían violentas reacciones, ya que elpueblo ha abierto bastante los ojos, habrá de reunir cualidadesde excepción. Por eso medimos toda la razón que el licenciadoCabrera tiene cuando dice: “Muchos problemas tiene por de-lante el próximo presidente de la República, y llego yo a laconclusión de que la persona que acepte desempeñar ese cargotiene que estar dotada no solamente de sabiduría, de honradezy de patriotismo, sino sobre todo, de una gran fuerza polí-tica para vencer los poderosos obstáculos que se opondrán asu paso”

Muchos y muy grandes serán. No es cuestión de la posi-ción mexicana ante los problemas internacionales de la pos-guerra, ni siquiera de la condición económica en que el paísse halla; lo más tremendo es que el presidente de la Repúblicapuede llegar al desempeño de su tarea atado de manos y pies.Los que rodean a los candidatos, con escasas excepciones, sepreocupan por su propia situación de mañana. Los que tienen,nada quieren perder, sino obtener más, y los que no tienen seafanan por entrar a una burocracia que tan buenos resultadosdió a los que entraron antes”.

El mal ejemplo ha hecho verdaderos estragos. Cuántasfortunas se han improvisado de la noche a la mañana y enpuestos que no autorizan ni medianos ahorros siquiera. Natu-ralmente que los que medran en esta forma no están dispuestosa prescindir de sus resortes y recurren a los medios siempreexpeditos de acercarse al candidato con mayores probabili-* Excélsior, 7 de febrero de 1946.

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dades, para afianzarse, como rémoras marinas, a sus costados.Y los muchos que consideran que tienen tantos méritos comolos que lucran —y que no les falta razón en esa creencia—,proceden en la misma forma para situarse con anticipaciónen la primera línea de las solicitudes indenegables.

Es claro que si el futuro Presidente llega con ese lastreal eminente puesto, nada podrá enmendar, ni nada corregir.Los males, serán mayores y el país naufragará porque noresiste nuevas vías de agua.

Pero para que un candidato pueda despojarse a tiempode ataduras e imponer un criterio nacional, sincero y honrado,requiere contar con elementos propios y extraños de unapotencia anormal. Tendrá que enfrentarse a los “interesescreados” que son inmensos, y cortar con filo de hacha en

lugares en que habrá de brotar hasta sangre amiga, y nosatrevemos a decir, familiar. Esto exige una clarividencia delfuturo de la nación y una voluntad inquebrantable. Los pro-blemas son muchos, dice el licenciado Cabrera. ¡Y tanto!

Tenemos delante, sin embargo, la piedra del toque. Aúnes tiempo de meditar profundamente en ellos y trabajar por-que quien quiera que resulte electo encuentre cuando menosiniciada la solución de algunos: de los más graves. Esto espatriótico. Por eso no vacilamos en designar como documentohistórico al discurso pronunciado por el licenciado LuisCabrera. Lo que dice es la verdad, no porque está de acuerdocon lo que nosotros venimos sosteniendo, sino nada más poreso: porque es la verdad.

Que así se vea y habremos ganado bastante.

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ESTAR EN FORMA*

* Excélsior, 8 de febrero de 1946.

Se recordará que con motivo del dictamen rendido porla Suprema Corte de Justicia de la Nación acerca de los peno-sos cuanto lamentables sucesos de León, Excélsior suscribiólas célebres palabras con que Emilio Rabasa exaltaba la digni-dad de la Corte de Vallarta, para afirmar que, a nuestro juicio,la conducta seguida ahora por el más Alto Tribunal de laRepública podía parearse con aquella Corte de gratísima me-moria en los anales de la judicatura mexicana.

Desgraciadamente, no obstante los esfuerzos de losministros De la Fuente, Ortiz Tirado, Pardo Aspe y Olea yLeyva, la Corte Suprema de Justicia prefirió sumirse otravez en el montón de cortes cuya indelicadeza pone caracteresde mayor excelsitud a la Corte de Vallarta; y con su resolu-ción de anteayer, acerca del caso planteado por la elecciónde los municipios tamaulipecos, vino a demostrar, una vezmás, que también puede aplicarse a los jurisconsultos, porcampanudos y solemnes que ellos sean, ese principio del refra-nero popular que afirma que una golondrina no hace verano.

Así resulta que el antiguo gozo, por el cual tuvimosque pagar casi cuarenta vidas útiles y más de cien heridos,cuyas heridas, todas por la espalda, vinieron a poner tonali-dades de rubor en el rostro dolorido de la patria, se fue alpozo, ya muy hondo desde que con palabras muy cuidadosasy elusivas y una demasiada amañada votación, se resolvióque no había lugar para investigar el caso planteado por laelección municipal de Monterrey, tan evidentemente fraudu-lenta como la de León, aunque sin los muertos y heridos dela Plaza de los Mártires.

Anteayer el pozo abierto por los señores ministros de laSuprema Corte de Justicia, para ahogar el gozo cívico de

la nación, se hizo tan hondo que a los ojos del pueblomexicano el Alto Tribunal ha quedado tan bajo que hasta losmismos hechos, ajenos por completo de toda suerte de ale-gatos jurídicos, vienen a demostrar que no es posible taparel sol con un dedo, por más que se tenga gran habilidad parabarajar los preceptos de la ley y estirar o retorcer el sentidode las prevenciones constitucionales.

En efecto, al mismo tiempo que los señores ministrosresolvían no intervenir en las denuncias sobre chanchullos elec-torales, que aparecen perpetrados en diversos municipiostamaulipecos, porque “el caso de los municipios tamaulipe-cos no reviste caracteres de alarma social grave y extremaque determine la conveniencia para que la Corte intervenga”,según los términos del artículo 97 constitucional, que le con-fiere una facultad discrecional en estos asuntos político-electorales, noticias recibidas del C. Mante indican que estallóun paro político de protesta contra el gobernador del Estadode Tamaulipas, por la imposición del Ayuntamiento de dichaciudad. El hecho es grave no sólo por las consecuencias natu-rales que siempre se derivan del choque de la pasión política,sino porque el paro suspendió todas las actividades de laregión, inclusive las del Ingenio “El Mante”, donde se encuen-tran en grave peligro de perderse siete mil toneladas de caña,que ya están cortadas y no han podido ser molidas, con locual se agravará la crisis planteada por la escasez del azúcar.

Pero esas noticias que para la Suprema Corte de Justiciade la Nación no revisten caracteres de alarma social grave yextrema no son todas las que han llegado del Estado de Tamau-lipas; se sabe que 45,000 agraristas emprenderán la marchasobre Ciudad Victoria para pedir la renuncia del GobernadorHugo Pedro González, en vista de los asesinatos de que hansido víctimas numerosos campesinos de Ciudad Madero,Laredo y otros lugares de aquella entidad, con motivo de lasituación creada por la imposición de ayuntamientos.

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Seguramente esperan los señores ministros que ocurranhechos semejantes a los de León para que entonces, despuésde ver qué resolvió el señor presidente de la República y cómoreciben tal resolución los miembros de la Comisión Perma-nente del Congreso, acordar que una comisión vaya a inves-tigar los hechos, cuando éstos ya no tengan remedio y lasdecisiones de la Corte no sean sino un reflejo de otra muchomás alta decisión.

En estas condiciones, ¿cómo esperar que la SupremaCorte de Justicia de la Nación sea par de los otros poderesfederales? Y si no está dispuesta a parearse con los otrospoderes, como decía Rabasa, entonces ¿cómo puede esperarque se le reconozca la dignidad que debe tener? Y si nada

hace por conservar tal dignidad, ¿no está atentando contra elequilibrio de poderes que demanda nuestra organización cons-titucional, que es democrática, representativa y federal?

Cuando Ortega aconsejaba a la Segunda RepúblicaEspañola “estar en forma”, no decía ninguna puerilidad; sabíaque los gestos elegantes y elusivos de quienes desmenuzanuna disposición legal para evadir el cumplimiento del deber,son más peligrosos para la estabilidad de la República que susenemigos descaradamente violentos. Y ésta es una adver-tencia que la triste suerte de la Segunda República Española,hace valedera para todos los abogados al servicio de todaslas repúblicas

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CRISIS DE LA JUSTICIA*

* Excélsior, 13 de febrero de 1946.

Resulta triste, abrumadoramente triste, sentirnosobligados a no soslayar el comentario sobre la aguda crisisque viene padeciendo la justicia en México; pues no deja deparecer demasiado paradójico que a más de cuarenta añosde que don Justo Sierra decía que “el pueblo de México tienehambre y sed de justicia”, todavía siga siendo actual esa de-nuncia, a pesar de la Revolución y no obstante los afanesdepuradores de la Administración Judicial, que no recata elGobierno del señor Ávila Camacho.

A decir verdad, no cabe duda de que el caso de Leónconmovió a toda la República no sólo por los hechos san-grientos allí desarrollados el 2 de enero último. Es claro queéstos fueron terribles y mucho más que vergonzosos, perode ser exactos debemos dejar establecido que el pueblo mexi-cano se indignó menos por la agresión sangrienta contra lagente inerme que llenaba la Plaza de los Mártires, que porla forma mañosa y despectiva de la opinión pública con laque procedieron y proceden los funcionarios judiciales queconocen del caso, hecha excepción de los dos ministros dela Corte que, corregidos en su primer informe, concluyeroncontestes con lo que todo mundo sabe: que la culpabilidadde los coroneles Cano y Olvera en los sucesos de León escompleta e intransferible.

Sin embargo, contra el procedimiento seguido por elseñor presidente de la República, que le ha valido confirmarel sitio preferente que ocupa en la conciencia pública; con-tra el testimonio del mismo secretario de Gobernación y a pesardel dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,que hasta hizo suponer que volvíamos a los buenos tiempos

de Vallarta; contra todo eso están las argucias del procuradorgeneral de Justicia Militar y el pasteleo con que el Juez ins-tructor está “meneando” el proceso contra los jefes, oficialesy soldados que participaron en los sangrientos aconte-cimientos de León.

Si se ve con cuidado el camino seguido para instruir eltal proceso, se advertirá que el Juez militar no es muy ajenoa la forma de ver el caso, que hizo pública el señor procuradorde Justicia Militar; no hay circunstancia que se desaprovechepara minimizar la responsabilidad de los culpables; y el hechode que ayer se haya decretado la formal prisión de los coro-neles Cano Martínez y Olvera Barrón y demás inculpados,nada significa cuando por otro lado se pretenden destruir laspruebas de convicción existentes contra los culpables. A estollama el pueblo, con ese su lenguaje tan exacto y tan plástico,dar atole con el dedo.

Quizá por eso; porque casi en todas las controversiasde que conocen los Jueces integrantes de la administración dejusticia, no se reconocen los derechos de quienes los tieneny legalmente los defienden, ni se da la razón a quien esgrime,sino que todo contribuye a dar la impresión de que vivimostiempos semejantes a los que alguna vez denunciaba Guicciar-dini, pues parece que en México “la justicia tiene dos balanzas;una para los amigos y otra para los enemigos”; quizá poreso, decíamos, el creciente disgusto de la opinión públicacomienza a buscar formas de canalización a fin de realizarentre nosotros la justicia, dejando a un lado los órganos juris-diccionales del Estado, por no ofrecer garantías de impar-cialidad, con lo cual se está socavando la seguridad públicay la paz social.

Así resulta, una vez más, que el pueblo mexicano suplecon eficacia las deficiencias de sus gobernantes, y que aúnen las épocas de total deserción de los gobernantes respecto de

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sus obligaciones, el pueblo vigilante se halla dispuestosiempre al cumplimiento de los principios elementales delderecho que hacen posible la convivencia ordenada y ge-nerosa entre los particulares.

En efecto, precisamente porque la gran mayoría de losintegrantes de la Administración de Justicia están en condi-ciones semejantes de quienes dizque van a juzgar el caso deLeón, y no ofrece, por lo tanto, ninguna garantía de indepen-dencia en sus decisiones y quienes demandan la justicia tie-nen que conformarse con resoluciones casi siempre caprichosas,es que acaba de organizarse un tribunal de arbitraje permanentecompletamente ajeno de la administración de justicia, elcual conocerá de los juicios civiles y mercantiles que se some-tan a sus conocimiento y decisión, así como de las controver-sias que, sin tener carácter propíamente jurídico, sean tambiénllevadas al tribunal para su resolución. El tribunal de referen-cia funcionará por regla general, con tres de sus miembros;pero podrá hacerlo en pleno cuando así lo soliciten los inte-resados, y sus procedimientos se ajustarán a lo que las partesconvengan entre sí, en caso de que deseen modificar los trá-mites establecidos por las leyes procesales en lo concernienteal juicio arbitral.

Sabemos que este tribunal quedará compuesto por losseñores abogados don Gabino Fraga, don Genaro FernándezMacGregor, don Alejandro Quijano, don Octavio Vejar Váz-quez y don Eduardo Pallares, lo cual es garantía de indepen-dencia en las resoluciones sobre los juicios que seansometidos a su reconocida sapiencia y honorabilidad; ysabemos también que este sistema de tribunales de arbitrajeva extenderse por toda la República y aparte de la ciudad deMéxico funcionarán organismos semejantes en Guadalajara,Torreón, Monterrey, San Luis Potosí y Mérida.

¿Se quiere mayor prueba de la quiebra de la actualadministración de justicia en México que esta forma ideadapor un grupo de ciudadanos distinguidos para satisfacer lanecesidad perentoria del cumplimiento escueto de la fe ju-rada y de la ley, lo cual no puede hacerse a través de losórganos del Estado, por su evidente venalidad o compla-cencia? Así vemos las cosas y así son además, para vergüenzade los que no supieron o no quisieron corresponder a la ge-nerosidad de quien fue capaz de instaurar entre nosotros lainamovilidad judicial.

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CONVERSANDO CON MARIANO AZUELA*

Por Arturo Adame Rodríguez

* Excélsior, 27 de febrero de 1946.

He aquí los pasajes más interesantes de la plática quesostuvimos con el licenciado Mariano Azuela Jr., —cate-drático de Garantías y Amparo, hace más de 15 años, en laFacultad de Derecho—, prestigiado universitario de cuyacalidad damos un boceto en cuatro líneas: diáfana inteligen-cia, rigurosa disciplina jurídica, hondo sentido analítico yejemplar honestidad profesional.

“El amparo —nos dice entrando al fondo de la con-versación— no llena eficazmente sus fines, porque se leaplica a los más diversos propósitos, especialmente a satis-facer exigencias de recurso judicial. De ahí el rezago, de ahíla calidad inferior del trabajo de la Corte. La función de éstasería definir el pensamiento de la Constitución; pero ago-biada por miles de juicios, no tiene tiempo para pensar en laCarta Magna. Del rezago no es responsable la Corte sinoel Estado y las organizaciones de abogados. A los gobiernosrevolucionarios no les ha parecido importante el deber deadministrar justicia rápida. Los abogados eminentes se resig-nan porque el rezago no les perjudica; ellos logran que losasuntos cuantiosos no se rezaguen. Los amparos humildesson los que integran el rezago. Si la Corte tuviera real inte-rés en promover una solución del problema, el camino esmuy fácil; fallar los amparos por orden de antigüedad.Entonces vendría la gritería de los poderosos y se adoptaríanmedidas adecuadas para restaurar nuestro juicio de garantíasy devolver a la Corte su antiguo prestigio”.

Un Misterio es el Artículo 97

“Ahora —prosigue— la situación es tal que disposi-ciones importantes de la Constitución siguen en el misterio.

Ahí tiene usted el artículo 97. Nos quedamos sin saber loque dice el precepto: concede a la Corte una facultad discre-cional para investigar violación al voto público; pero discreciónno es capricho sino sumisión al sentido común en los casosde León y Monterrey. Por lo demás, no creo que sea ella laabocada para dar realidad a nuestra democracia incipiente.Si la Corte se erige en gran elector, acabará por integrarsecomo cualquier P.R.M., lo cual sería mil veces peor”.

Tocamos con pinzas un extremo del problema univer-sitario respecto del cual el profesional estima que: “El cate-drático debe tener el valor de renunciar al propósito de dar“clases bonitas”, para ser honrado y sencillo. No dejar en elalumno la impresión de que no ha aprendido todo —extin-guiendo su espíritu de investigación—, pero tampoco desper-tarle tan sólo inquietudes sin apuntarle camino alguno. Darleuna estructura provisional, insistiendo en las verdadeseternas, para que después encuentre por sí mismo su propiaestructura. Alimentar sus ideales, luchando contra su pesi-mismo, y exaltar la necesidad de la lucha por el Derecho”.

Dentro del mismo tema, el licenciado Azuela consideraque “el espíritu de estudio ha decaído notoriamente, lo cualobedece a causas muy profundas. Hace 20 años, llegábamosa la Facultad con ilusión. Hoy, los muchachos saben que eléxito económico no depende del conocimiento sino de bajascualidades de adaptación a un ambiente corrupto. La verdades que para ser hoy un virtuoso hay que ser un poco héroe yun mucho apóstol. Los abogados que en otra época hubieransido eminentes juristas, emigran hoy hacia organizacionesfinancieras poderosas y prefieren convertirse en gerentes decompañías de seguros”.

Finalmente preguntamos si cree que la ciencia jurídicase encuentra en crisis, a lo cual responde: “Las institucionesjurídicas sufren profunda crisis cuyas causas no se localizanen nuestro medio ni en nuestro tiempo. Las cosas espirituales

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—el Derecho lo es—, vienen a menos cuando los valoresespirituales se ven degradados. Una ley es cierta en la medidaen que tenemos fe en ella y voluntad para exigir su respeto.Pero el espíritu vino perdiendo sus fuerzas conforme el hom-bre se acercaba a la naturaleza; para poseer los secretos de lanaturaleza, se dejó poseer por ella, se olvidó de Dios y, al distan-ciarse de él, se alejó de sí mismo y negó su alma. El Derechoes un recurso supremo no hace sino coadyuvar con la moral—pese a la ciencia superficial de los pedantes—, y quien

dice moral dice amor al prójimo, caridad. Fracasadas las fuer-zas morales que directamente dominan al hombre, ningunaley impuesta triunfa. Es por esto necesaria una converciónuniversal. Y no van a ser Husserl, ni Scheller, ni Hartman —losfilósofos de una Alemania en derrota—, quienes determinenel renacimiento espiritual de millones de hombres. Es muchomás claro, mucho más humilde, mucho más profundo, elCristo clavado eternamente en la Cruz”.

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LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA ANTE LOS PRÓXIMOSCOMICIOS ELECTORALES*

* El Universal, 13 de junio de 1946.

Después de dos prolongados plenos de carácter secreto,realizados antes de ayer, martes y ayer, miércoles, los Mi-nistros de la Suprema Corte de Justicia, abordaron, en unarelativamente breve sesión pública, la querella que apoyadaen el artículo 97 Constitucional elevó la señora María del Refu-gio García a nombre de 31 miembros más el extinto Partidodel Pueblo Mexicano, henriquista. Se pretendía que el AltoTribunal interviniese a averiguar y a consignar, en su caso, a13 Gobernadores y a otras autoridades locales por presuntasviolaciones al voto público y por infracciones a las leyesfederales en relación con el ejercicio electoral.

De antemano, hay que informar que por mayoría de 13votos contra dos, se votó porque, de acuerdo con las facul-tades absolutamente discresionales que el precitado 97 otorgaa Suprema Corte para intervenir en forma “sui generis” eneste aspecto de la vida pública “no se creía fuese momentooportuno para tomar en cuenta la petición de los ciudadanosprecitados para ejercer aquellas facultades.

Vigilancia Judicial por la pureza del sufragio

Asimismo, y aunque independientemente de lo an-terior, hay que informar durante dos controvertidos y largosplenos citados, se consideró también el papel que de modoimperativo fija la Ley Electoral Vigente, para garantizar, enlo posible, la mayor pureza del voto público y para ejem-plarizar las sanciones a los chanchullos y violencias. Esto acargo de los tribunales federales en su función preventivay punitiva. Los Ministros exploraron y ahondaron la redac-ción de los preceptos 34 y 35 de la propia Ley Electoral,

acordándose que la Secretaría General de Acuerdos de laCorte, gire una circular urgente a los jueces de Distrito yMagistrados de Circuito para el efecto de que el próximodomingo 7 de julio, día de las elecciones federales, esténabiertos y expuestos dichos tribunales, con los agentes delMinistro Público Federal respectivos a efecto de recibir, tra-mitar y consignar las querellas que se cohonesten conformea la ley y a los hechos que se denuncien, por violencias degrupos o personas sobre la voluntad cívica de los demás.

Cabe hacer notar respecto a este punto en particulary según comentarios que escuchamos de litigantes y polí-ticos que asistieron a la sesión pública, que la función que alos tribunales federales citados confiere la nueva Ley elec-toral, era digna de tomarse en cuenta. En efecto —se ra-zonaba— que bajo las legislaciones electorales anteriores,aunque los tribunales de garantías estaban abiertos al públicoen los días de los comicios, se reducían propiamente a dar en-trada y consignar infracciones comunes y a impartir, en sucaso, suspensiones o amparos contra actos autoritarios. Aho-ra, en cambio, aparte de esa función, está eminentemente lavigilancia para que el voto se emita de una manera verdade-ramente libre, democrática y sin presiones, y de que se pro-cederá no solamente contra los ciudadanos sino contraautoridades de cualquier rango, cuando éstas se aparten dela línea de neutralidad y de respeto que la nueva ley electoralmarca.

Arduo e interesante debate

No pasó inadvertido para los Ministros el momento enque la expresada Ley Electoral se va a aplicar, ni el de laresponsabilidad que al Poder Judicial toca compartir con losdemás Poderes para realizar el desiderátum democrático per-

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seguido por el presente régimen para el porvenir. Por ello, sedispusieron a desentrañar sus consideraciones jurídicas yalcances interpretativos en el caso planteado. De allí que,según se pudo advertir, se hubiere suscitado un arduo debateentre las mayorías y las minorías.

La averiguación de quejas elevadas

Quince Ministros o sea el estricto “quórum” exigidopara adoptar una decisión con fuerza legal actuó de entre los21 Ministros que integran el Pleno absoluto de la Corte. Estu-vieron ausentes por causas de enfermedad, de viaje o pormotivos de otra índole, los Magistrados Franco Carreño,Santos Guajardo, Rebolledo, Corona, Meléndez y Ortiz Ti-rado, éste a medias, pues antes de la votación fue llamadopara un asunto imprescindible.

La averiguación solicitada por los ahora henriquistasfue turnada para su ponencia al Ministro Agustín Téllez. Estedefendió larga y abundantemente las razones y considera-ciones de su dictamen. Aunque los puntos resolutivos de abs-tención de la Corte fueron aceptados por la mayoría de votosya citada, sin embargo, el cuerpo de los fundamentos de lapropia ponencia fue aceptado en cuanto que había que sin-tetizarse o condensarse, sin extenderse a estimaciones nopropuestas en la querella. En cuanto al fondo, para que dichosconsiderandos se subordinen en la sentencia votada, a lopropuesto por el Ministro Hilario Medina. Esto es que “inde-pendientemente de la facultad discrecional del artículo 97 paraque la Corte intervenga no en controversia de voto público,en el caso especial y atenta la Ley Electoral vigente, sea laComisión Federal de Vigilancia Electoral, creada por la mis-ma Ley la autoridad competente para recibir y consignar, ensu caso, a los tribunales competentes las transgresiones a lamisma ley y a la libertad cívica ”. Además —se estimó— quelas violaciones al voto público deben de contarse cuando ésteya fue consumado, estando para ello los tribunales correspon-dientes expeditos.

Votos particulares en el asunto

Así las cosas, a la hora de la votación individual, elMinistro Teófilo Olea y Leyva votó contra la abstención dela Corte, considerando, por razones constitucionales y de con-gruencia, que la violación al voto se realiza tanto en su prepa-ración como en su emisión y que la Corte siempre debe estaren guardia por pureza de la Constitución, sobre todo del su-fragio en que se fundan las instituciones democráticas. El li-cenciado Ortiz Tirado, aunque ausente a la hora de lavotación, se nos informó que en sentido análogo había ex-ternado su opinión. El Ministro de la Fuente votó por razones

distintas de la mayoría aunque aceptando la posición abs-tencionalista, “porque la intervención de la Suprema Corteen el caso estorbaría el proceso electoral”. El Ministro IslasBravo contra quién, según se supo, contendió más ardien-temente el Ministro Téllez, únicamente aceptó el punto re-solutivo “porque no considera que según el artículo 97, losparticulares tengan personalidad para deslindar la interven-ción del Supremo Tribunal de la República en averiguacionespolíticas, sino sólo las autoridades y porque el citado artículo97 no está reglamentado”. En resumen, la proposición consi-derativa del Ministro Medina fue la que inspirará la nueva yvotada sentencia.

Precedente para otros casos

Se estimó que dada la forma un tanto ambigua o in-determinada en que está redactado el artículo 97 consti-tucional, ese caso similarmente al resuelto en el caso deMonterrey, de Tamaulipas y de otros municipios en relacióncon los comicios municipales pasados, sentará un precedentejurisprudencial en términos generales sobre los alcances delprecitado mandato y en cuanto al caso particular para otrasquejas similares a la tratada y que han sido elevadas porotros partidos contendientes en los actuales pródromos elec-torales.

La decisión de la Corte, por último, según supimostendrá que influir en el papel de la Comisión Federal de Vigi-lancia Electoral, ya que el fallo la señaló como organismocompetente para acoger, escudriñar y consignar en su casolas violaciones preliminares posteriores al voto.

Asímismo, el criterio de la Corte va a normar en cuantoa la vigilancia estrictamente judicial a los tribunales y Mi-nisterios Públicos no sólo federales sino de los Estados, enlos términos arriba dichos.

Amparos por cuestiones políticas

En ambos juzgados de Distrito en materia penal, hanvenido aumentando día día conforme se acercan las eleccio-nes federales demandas de amparo procedentes de ciudadanosdel Distrito Federal y de diversas entidades por motivos po-líticos electorales. En estas demandas los quejosos señalansiempre por actos de presión a Gobernadores, presidentesMunicipales y policías en diversos grados de presunta o realpresión. También por regla general, en perjuicio de que lascomisiones electorales de vigilancia federales o locales tomenparte en la averiguación y sanción en su caso, se están con-cediendo las suspensiones solicitadas sobre todo cuanto seinvocan riesgos contra la vida.

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INFORME DEL C. PRESIDENTE DE LA SUSPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN,LICENCIADO DON SALVADOR URBINA, CORRESPONDIENTE

AL PERIODO ANUAL DE 1946*

Señores Ministros:Han transcurrido seis años desde el primero de enero

de 1941, fecha de la integración de la actual Suprema Corte,cuyos miembros son inamovibles a partir del 22 de sep-tiembre de 1944. Seis años constitutivos de uno de losperiodos más difíciles y peligrosos de la vida de nuestraPatria.

He tenido el honor de informar al H. Pleno acerca de laslabores de este Alto Tribunal, correspondientes a cada unode los años anteriores al presente. Hoy, resumiré la laborsexenal de la Suprema Corte, sin perjuicio de referirme a losactos principales de este Alto Tribunal, actuando en Pleno,durante el ejercicio anual que está por concluir.

El despacho de los asuntos, tanto en lo administrativocomo en lo propiamente judicial, ha conservado el mismoritmo de los años anteriores, no obstante que, en lo que serefiere al Pleno, fue preciso consagrar no pocas sesiones paradebatir problemas de trascendencia. La Secretaría de Acuerdosy sus dependencias directas, como son las de Correspon-dencia, Oficialía de Trámite, Turno, Testimonios, SemanarioJudicial, Archivo, Departamento Administrativo, Servicio Mé-dico, Tesorería del Poder Judicial, etcétera, funcionaron conactividad metódica para estar —como lo están— al corriente,lo cual es muy satisfactorio consignar, supuesto que es muyimportante su cometido al coadyuvar con el Tribunal Plenoy las Salas, a la realización de la justicia.

En el aspecto económico, se obtuvo del C. Presidentede la República y de la H. Cámara de Diputados, una mejoría

considerable del presupuesto en vigor. Los sueldos de losSecretarios del Poder Judicial, comprendiendo a los de la Su-prema Corte, Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito,fueron aumentados justiciera y razonablemente. Diversaspartidas de “gastos generales” se ampliaron a efecto de quepudieran soportar cargas de mayor consideración, como losreferentes al pago de rentas de arrendamiento de los edifi-cios ocupados por los Juzgados de Distrito en la mayor partede la República, cuyo monto, elevado por virtud de las cir-cunstancias económicas del país, hubo que admitir. Fuertescantidades se desatinaron a la compra de muebles, impre-siones y obras para la Biblioteca. Por primera vez figura unapartida por concepto de subsidios por atención médica, dotadacon la suma de sesenta mil pesos. Estos auxilios benefi-cian considerablemente a los empleados del Poder Judicialde la Federación, quienes han expresado su agradecimientoa la Suprema Corte de Justicia. El informe que, por separado,rinde la Comisión de Gobierno y Administración, se refierea los demás asuntos administrativos de importancia.

Debo hacer una especialísima mención del empeño, acu-ciosidad y acierto con que los CC. Ministros Carlos I. Melén-dez y Franco Carreño atendieron los objetivos de tanimportante Comisión.

El señor Ministro, licenciado, Eduardo Vasconcelos,preocupado con los problemas que suscita la oportuna ymejor dispuesta publicación de las ejecutorias de la Corte enel Semanario Judicial de la Federación, fue autorizado por elPleno, a moción suya, como Ministro Inspector de esta depen-dencia, para poner en vigor desde luego y con el carácter deprovisionales, medidas tendientes a obtener ese fin y, además,una clasificación que facilite la consulta de las ejecuto-rias, eliminándose aquellas que no contengan tesis nuevas oimportantes por cualquier concepto. Todo ello, a reserva de

* Informe rendido a la Suprema Corte de Justicia de la Naciónpor su presidente el Sr. Lic. D. Salvador Urbina, al terminar elaño de 1946. México, Antigua Imprenta de Murguía, páginas 7-67.

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presentar un proyecto definitivo a la aprobación de laSuprema Corte.

Sería injusto olvidar la satisfactoria y eficaz labor quehan llevado a cabo los señores Ministros integrantes de laComisión de Escalafón, Olea y Leyva y Bartlett, y la justiciay acierto de sus dictámenes sometidos al Pleno y relativos a losfrecuentes movimientos de personal, que afectaron la plantade empleados de este Alto Tribunal. También es posible laatingencia y eficacia de los demás CC. Ministros que actuaroncomo Inspectores de las dependencias de la Secretaría deAcuerdos y de los Circuito.

Los informes rendidos por los Magistrados de Circuito,respecto a las visitas periódicas, que conforme a la ley prac-ticaron a los Juzgados de Distrito de su adscripción, han sidosatisfactorias, y demuestran la marcha normal de estos tribu-nales, e igual apreciación merece el funcionamiento de losdemás Juzgados y de los Tribunales de Circuito, que se afananpor despachar los asuntos de su competencia, numerosos, y,a la vez, difíciles y trascendentales.

Los pocos cambios de adscripción de los Jueces deDistrito obedecieron al propósito de mejorar el servicio, sindesatender los motivos justificados de carácter personal dedichos funcionarios.

Los asuntos que incumben a la Presidencia de este AltoCuerpo se expeditaron, diariamente, de un modo normal yordenado, lográndose evitar su acumulación o rezago; en con-secuencia, tales negocios están al día. Concurrieron paraalcanzar tan plausible resultado, la acuciosidad y largaexperiencia del Secretario General de Acuerdos y del Sub-secretario, auxiliados por el personal especializado a susórdenes.

No obstante, y por motivos bien conocidos, no sólo delos señores Ministros sino del público, es sensible advertirque día con día crece el acervo de los juicios de amparo enmateria civil, lo cual crea un problema cuya solución ha preo-cupado a la actual Suprema Corte desde la iniciación de suslabores en el año de 1941, según he tenido el honor de indicar,constantemente, en los informes que he rendido con anterio-ridad. Conviene, a mi juicio, ampliar esas noticias, sobre todo,porque en este año realizó, dicho Alto Tribunal trabajosinteresantes que culminaron con el proyecto de reformasconstitucionales y a la Ley de Amparo que después men-cionaré.

Se recordará que apenas instalada esta Suprema Corte—1941— su primer propósito fue el de resolver el problema.Después de largas deliberaciones, este H. Pleno dictó dosacuerdos con ese objeto; uno, el de 12 de marzo de 1941,relativo a la distribución de los amparos civiles rezagadoscorrespondientes a la Tercera Sala, entra las otras tres, impo-niéndose así un mayor esfuerzo a los Ministros componentesde estas últimas; y el otro, a la designación de una Comisiónformada por los señores Ministros Medina, Vasconcelos,Ortíz Tirado, Bartlett y el que rinde este informe, para estudiarel punto y resolver acertadamente la situación. Por otra parte, elseñor Ministro Fraga y el informante, concebimos una formade solución, que abarcó las principales reformas de lalegislación vigente, a efecto de obtener el mismo resultado.

La Comisión antes citada, recibió las observaciones delos Ministros Estrada, Bartlett, Sánchez Taboada, Islas Bravo,Carreño, López Sánchez, Olea y Leyva, Tena y Rebolledo,respecto al referido proyecto; y éste fue discutido durantevarias sesiones secretas por el Tribunal Pleno; pero en pre-sencia de la diversidad de pareceres que suscitaron lasopiniones fundamentales de los proponentes y en vista de queno se llegó a ninguna conclusión concreta, el proyecto quedópendiente para cuando, después de maduras meditaciones ycambio de impresiones, se lograra uniformar los criterios,o, cuando menos, formar una mayoría decisiva.

Posteriormente, o sea en los años de 1942, 1943 y 1944,los acontecimientos de la Guerra Mundial y sus conse-cuencias en el orden legislativo, impidieron que una nuevacomisión de Ministros desgianda en el curso del primero delos años citados y compuesta por los señores Ministros PardoAspe, Medina, Vasconcelos y Bartlett, presentaran otrodiverso estudio, para resolver el problema de que me ocupo; yno fue sino hasta fines del año de 1945, cuando esta SupremaCorte enfocó, una vez más, el caso, al analizar el proyectode reformas constitucionales en la materia de amparo, pre-sentado por el Ejecutivo Federal en el Congreso de la Unión.El examen y consideración de la iniciativa de referencia, sellevó a cabo en el mes de enero de 1946, dado que no hubotiempo de hacerlos en los últimos días de diciembre de 1945,ni fue posible reunir, por causa del receso, a los señoresMinistros, con ese objeto. La Suprema Corte encontró inacep-table el proyecto, en sus lineamientos fundamentales.

Las razones que tuvo el Alto Tribunal para encontrarinadecuado el proyecto del Ejecutivo, fueron expuestasverbalmente al señor presidente de la República, en unaentrevista que celebró con él una Comisión de Ministros, ytambién por escrito para fundamentar la opinión de la Su-prema Corte. El señor presidente de la República estimó quetal trascendencia de las razones expuestas por este AltoCuerpo, que expresamente pidió a la Comisión de Ministrosindicada, que fuera este propio Alto Tribunal el que, con suexperiencia y conocimiento del asunto, supuesta su labordiaria y especializada, propusiera al Ejecutivo las reformaslegislativas pertinentes para liquidar el viejo problema delrezago, cuya solución es cada vez más urgente.

Obsequiando tan loable deseo, del señor presidente dela República, que así demostró su respeto por el Poder JudicialFederal y su confianza en los componentes de la SupremaCorte, los CC. Ministros Vasconcelos, Medina, De la Fuente,Pardo Aspe, Guerrero y quien esto expone, integraron unacomisión, la cual durante el receso del mes de mayo, sustitu-yendo el descanso reglamentario por un trabajo arduo, intensoy prolongado, diariamente, por muchas horas, logró unificarlas opiniones de sus miembros y presentar a la consideracióndel Pleno, el nuevo proyecto de reformas constitucionalesen materia de amparo, así como los de reformas a la LeyOrgánica del Poder Judicial Federal y a la Ley de Amparo,los tres en completa concordancia entre sí. La Suprema Corte,después de hondas deliberaciones adoptó, por unanimidad devotos, los proyectos aludidos, que fueron sometidos a laconsideración del C. Presidente de la República, en el mes

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de junio del presente año, cumpliendo de ese modo la Su-prema Corte una doble misión; la de proponer, en su esferade acción, lo que juzgó adecuado a quien constitucionalmentetiene el derecho de iniciativa de ley, y en vista del reque-rimiento de personalidad tan elevada a la misma Corte; y lade cumplir un deber moral del propio Alto Cuerpo judicial;la procuración de medidas para expeditar el despacho obs-taculizado por el rezago de los asuntos de amparo en materiacivil, situación embarazosa que precisa eliminar.

Por motivo de falta de tiempo para la impresión opor-tuna de este Informe, se dan a conocer en folleto separadolos diversos proyectos que he mencionado, incluyéndose eldel actual Ministro de la Suprema Corte, licenciado donAlfonso Francisco Ramírez, que presentó siendo Diputado ala Cámara Federal; los formulados por el Ministro Fraga y elque informa, presentado al Pleno de esta Suprema Corte; lasobservaciones de nueve Ministros de la misma que expu-sieron con relación a este último proyecto; y, por último, lasobjeciones de la Suprema Corte a la iniciativa del Ejecutivo,antes aludida, así como la exposición de motivos de los pro-yectos que presentó la Suprema Corte al C. Presidente de laRepública, tanto de reformas constitucionales en materia deamparo, como a la Ley Orgánica del Poder Judicial Federaly a la Ley de Amparo.

Así podrá verse el profundo y ansioso interés de laSuprema Corte por encontrar una solución al problema delcual se trata, y cuántos han sido los esfuerzos de los CC. Mi-nistros, hasta lograr que la gran diversidad de opinionesprimitivas, cristalizara en una solución unánimemente adop-tada por todos los componentes del más Alto Tribunal de laRepública. Queda, con esto, satisfecha la conciencia del deberde los señores Ministros de la Corte y libre de responsabilidadmoral ésta, ya que carece de la facultad constitucional deiniciar leyes ante el Congreso de la Unión, como órgano su-premo de la Administración de Justicia Federal.

Ojalá que el señor presidente de la República, nuevo altomandatario y competente abogado que es, encuentre de suaprobación la solución propuesta por esta Suprema Corte, ala cual no guía ni ha guiado ningún interés que no sea el deresolver una trascendental situación del hecho, producida porla acumulación de negocios de amparo del orden civil, situa-ción que puede tener consecuencias hasta para el porvenirdel juicio constitucional.

Para considerarlo así, basta advertir que dentro del totalde 23,734 asuntos pendientes de resolución en esta SupremaCorte, existen 16,955 juicios de amparo en materia civil, a cargode la Suprema Corte. En otros términos, año por año, vieneaumentando, considerablemente, el rezago, con el perjuicioconsiguiente, tanto para los interesados, como para la prontaadministración de justicia en esa rama, aparte de las naturalesconsecuencias para la economía del país y la estabilidad delos derechos patrimoniales.

Paso en seguida a informar a los señores Ministrosacerca de las labores llevadas a cabo, en este año por el Tribu-nal Pleno. El despacho de los asuntos ascendió a la cifra de148; y aunque es satisfactorio el número de asuntos resueltos,que supera al obtenido en periodos anteriores, pudo haber

sido mayor, de no haber mediado casos de trascendencia jurí-dica e interés nacional que entrañaron cuestiones delicadas,ocasionando prolongados aunque fructíferos debates. Anexaa este informe, obra la compilación de las principales tesisadoptadas por el Pleno en los asuntos de su competencia;pero me referiré, particularmente, a las principales y másimportantes desde el punto de vista constitucional.

Muchas sesiones se dedicaron al análisis de los proble-mas jurídicos que trajo consigo la legislación que se expidió,para hacer cesar el estado de emergencia, legislación que esconsecuente a la que estuvo en vigor durante la guerra. Eraobvio que, después de creada la legislación especial exigidapor el estado de suspensión de garantías que acordó el Eje-cutivo y aprobó el Congreso de la Unión en el año de 1942,las situaciones jurídicas resultantes de los hechos consumadosdurante el periodo de emergencia, física o jurídicamente, yel régimen excepcional que puso al margen de la Constitu-ción el orden legislativo, provocaran serios problemas cons-titucionales, cuando se trató de aplicar aquella legislación yla posterior que la sustituye, desde la cesación de las hostili-dades. La labor resultó tanto más difícil, cuando que seprocuró resolver jurídicamente lo que constitucionalmentequedó colocado fuera del orden jurídico; es decir, se procuróencuadrar dentro de las normas constitucionales, hechos yconsecuencias extraconstitucionales; y de ahí las gravesdificultades para restablecer el orden jurídico, especialmenteen la materia penal, porque en ella, más que en ninguna otra,precisa imponer el respeto a las garantías individuales, res-tringidas durante la suspensión.

El problema se presentó, preferentemente, al resolverel Pleno las competencias entre tribunales del fuero comúny federales, relativas a procesos instruidos para perseguirdelitos cuya represión fue regulada por las leyes de emer-gencia. Por desgracia, no siempre respondió la legislaciónexcepcional y la reglamentaria de la suspensión de garantías—precisamente por lo extraordinario de ellas y de los fenó-menos que regían— a las consecuencias lógicas del sistema,sino que invadió la esfera de acción de otras jurisdiccionesdelimitadas por la Constitución. El problema se agravó desdela cesación de las hostilidades, al volverse al orden consti-tucional, supuesto que la legislación de la postguerra, tuvoque tomar como base necesaria, la de emergencia y lassituaciones de hecho que ella creó.

Dentro de estas especiales circunstancias, el TribunalPleno celebró largas sesiones dedicadas al examen y discu-sión de la constitucionalidad de la ley expedida por el Con-greso de la Unión, con relación a la competencia de los Juecesde Distrito o de los del fuero común, para juzgar de los delitosconfigurados y sancionados por las de emergencia, mani-festándose dos tesis opuestas; una, de los señores Ministrosque sostuvieron la inconstitucionalidad de la ley expresada,por cuanto da competencia a los Jueces Federales para co-nocer de los procesos iniciados por el delito de asalto; y laotra, de los Ministros que estimaron, fundamentalmente, quela Suprema Corte no puede, como tribunal con atribucionespara decidir la competencia, analizar y declarar la inconsti-tucionalidad de una ley, lo cual puede hacer tan sólo en lavía de amparo.

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Una y otra tesis fueron sostenidas con abundancia deargumentaciones interesantes y dignas de una revaloraciónposterior; y, aunque triunfó por mayoría de votos la últimade ellas, es seguro que atraerá la atención de los señoresMinistros, de los jurisconsultos y comentaristas, el examende ambas.

Asimismo, fue motivo de amplias discusiones el puntorelativo al carácter dual de los Comisariados Ejidales y Asam-bleas del mismo género, ya como autoridades o como simplesmandatarios de derecho privado, punto desgraciadamenteobscurecido por el último Código Agrario, mediante clasi-ficaciones un tanto extrañas a la materia, que en nuestro paísestá en período evolutivo más rápido que en ningún otropaís del mundo.

Pero lo de verdadero interés nacional, que ha provocadoen el presente año y en los anteriores encontradas interpre-taciones y diversidad de tesis, ha sido la aplicación delartículo 97 constitucional, que otorga la facultad a la Cortepara ordenar la práctica de investigaciones respecto a laconducta de los Magistrados y Jueces Federales, a la violacióndel voto público, o de las garantías individuales y tambiénrespecto de algún delito castigado por la Ley Federal.

Estos, casos han sido motivados, por acontecimientoso situaciones típicamente políticas y se ha tratado de escla-recer en las discusiones de altura, suscitadas dentro del Pleno,si la Suprema Corte tiene, o no, facultades en esa materia ycuál es el verdadero alcance y la interpretación del citadoartículo 97 constitucional.

Referiré, por orden cronológico, los asuntos más salien-tes de la indicada naturaleza, ocurridos desde el año de 1942y presentados a la consideración de la Suprema Corte.

El primero de ellos, que ameritó un amplio estudio,fue el de la solicitud del licenciado Aquiles Elorduy, a fin deque la Suprema Corte ordenara la práctica de una inves-tigación respecto a las violaciones al voto público, en laselecciones para diputados federales en el Primer DistritoElectoral del Estado de Aguascalientes. El Ministro, licen-ciado Alfonso Francisco Ramírez, designado ponente, produjodictamen en el que, sustancialmente, sostuvo que el artículo97 constitucional, al asignar a la Suprema Corte la facultadde investigación, supone, necesariamente, que a juicio de ellaexista un interés nacional en juego, por la gravedad de lascircunstancias; que en vista, únicamente de tal interés, puedeconsiderar la Corte conveniente la investigación, ya queatribuir al Poder Judicial una participación ordinaria y cons-tante en los actos electorales, vendría a desvirtuar su funciónesencial, transformándolo en un cuerpo eminentementepolítico; fuera de ese caso, la Suprema Corte debe abstenersede intervenir en la forma de averiguación, en los actos elec-torales, por denuncia de un particular, pues de hacerlo,llegaría al extremo de verse obligada a conocer hasta de laselecciones municipales de todo el país, con los perjuicios ytrastornos consiguientes. Contra la intervención específicaque se indica, no podrá alegarse la existencia de un estadode indefensión, porque la ley establece otros organismos,mediante cuya actuación y apelando a los medios ordina-rios establecidos, puede obtenerse la reparación de las

infracciones al voto público. La interpretación establecida porel señor Ministro Ramírez en dicho dictamen, fue aprobadapor el Pleno, por mayoría de catorce votos contra tres. En elinforme de la Presidencia de la Corte, del año de 1943, se expre-saron, con relación a esta resolución del Pleno, razonesadicionales que sintéticamente son: es principio básico denuestro régimen constitucional de gobierno democrático, quela soberanía del pueblo se divide para su ejercicio en tres Po-deres: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, los cuales nuncapodrán reunirse en una sola persona o corporación; queesos poderes tienen facultades expresas cada uno de ellos,sin que puedan extralimitarse ni, por lo tanto, ejercitar lascorrespondientes o cualquiera de los otros dos; que en materiade elecciones federales, cada Cámara califica en definitiva ysin recurso alguno, las elecciones de sus miembros y, enconsecuencia, no está dentro de la función judicial de laSuprema Corte, revisar ni menos ingerirse en las resolucionesque en su propia materia tomen los Colegios Electorales conplena soberanía; que si bien la Suprema Corte tiene facultadesconforme al artículo 97 de la Constitución, para mandaraveriguar la violación del voto público, este precepto consti-tucional lo expresa de modo tan genérico y vago, que espreciso coordinarlo con el sistema constitucional en general,y con la naturaleza y funciones del Poder Judicial, por loque el Constituyente de 1917 dejó a la discreción absolutade la Suprema Corte, mandar abrir, o no, investigaciones rela-tivas a la violación del voto público, cuando éstas fuerandenunciadas por personas diversas de los organismos de go-bierno que el propio artículo señala; y que, finalmente, nopuede tener otro efecto una averiguación de este género, queel de perseguir y castigar a los autores de la violación alvoto público, pero nunca decidir sobre la validez o nulidadde elecciones de cualquier género, puesto que el repetidoartículo 97 atribuye tan sólo a la Suprema Corte la facultadde mandar abrir esa averiguación.

Ya se comprenderá entonces, lo fundado de la ponde-rada y juiciosa resolución del Tribunal Pleno, al negarse aabrir una investigación solicitada por uno de los candidatosa diputado por un Distrito, alejándose así del peligro de con-vertirse en un cuerpo político electoral, lo cual desvirtuaríasus altas funciones constitucionales, acarreando peligros yconsecuencias desastrosas. (Informe de la Presidencia dela Corte, año de 1943.)

En el año de 1944, y con ocasión de una diversa peticióndel propio licenciado Aquiles Elorduy, fechada el 11 de ju-lio del año citado, elevada con el objeto de que este AltoTribunal ordenara una investigación respecto a violacionesdel voto público en las elecciones efectuadas en el Estado deAguascalientes, para la renovación del Poder Ejecutivo Local,el Ministro Lic. Nicéforo Guerrero, como ponente, produjoun dictamen cuya parte denegatoria de la petición relativa ala averiguación de las violaciones del voto público por fun-cionarios del orden local, fue aprobado por mayoría de nuevevotos contra siete, y cuyo mandamiento para la práctica dela investigación, por lo que se refiere a ciertos actos de altosfunciones federales vilatorios del voto público local, fuedesechado por mayoría de doce votos contra cuatro. Es de

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notarse que dos de los señores Ministros integrantes de lamayoría aprobó el primer punto del dictamen, disintieron delos fundamentos de aquél y que el C. Ministro De la Fuenteexpresó que formularía un voto particular.

El Ministro ponente, licenciado Nicéforo Guerrero, sos-tuvo esencialmente, que el artículo 97 constitucional, en elpárrafo que se refiere a la investigación que puede ordenarla Suprema Corte, es de naturaleza judicial penal y tiende aesclarecer los hechos constitutivos del delito oficial imputadoa algún alto funcionario de la Federación; y para sosteneresto recordó que en el seno del Constituyente, hubo reiteradasmanifestaciones en el sentido de evitar que se mezcle a laSuprema Corte en cuestiones políticas, para poder conservarla estabilidad del Poder Judicial y garantizar sus verdaderasfunciones; la interpretación que en la Suprema Corte dio enel año de 1918, el entonces Ministro Colunga, que fue cons-tituyente, al referido artículo 97; los principios de doctrinaconstitucional, que acogió la Suprema Corte en el año de 1925,al resolver la competencia promovida por el ejecutivo de laUnión, contra los poderes del Estado de Guanajuato; el dicta-men del señor Ministro Ramírez en el caso ocurrido en 1943y al que ya se hizo referencia; y por último como doctrina dederecho constitucional, las argumentaciones emitidas por elseñor Ministro ponente, licenciado Gabino Fraga, en el dic-tamen que produjo en el año de 1944 y que a continuaciónse menciona.

Con motivo de la petición del señor Fernando ZavalaGonzález con el fin de que la Corte investigará las violacionescometidas en las elecciones verificadas en el Estado de Yuca-tán para Gobernador del Estado, el ponente, señor Ministrolicenciado Gabino Fraga, expuso que, dentro del sistema dedivisión de poderes, es indudable que el Constituyente, alasignar a la Suprema Corte la facultad investigadora de quese trata, supone casos de excepción cuando el interés nacionalo la gravedad de las circunstancias del momento reclaman laintervención del Poder Judicial; al atribuir a éste una partici-pación ordinaria y constante en los actos electorales, sevendría a desvirtuar su función esencial, transformándolo enun cuerpo eminentemente político; que cuando el EjecutivoFederal o algún otro de los órganos del gobierno señaladosen el artículo 97 constitucional, solicite la intervención de laCorte, es imperativo para ésta ordenar su práctica, pero sila solicitud es de algún particular, esa intervención es discre-cional y sólo deberá accederse a ella cuando la trascendenciade los hechos denunciados, su vinculación con las condi-ciones que en el país prevalezcan en ese momento y el interésnacional mismo, reclamen tal medida excepcional; y que,finalmente fuera de estos casos específicos y que afectan demodo especial a la Nación, la Suprema Corte debe abstenersede participar en la forma de averiguación en los actos elec-torales por denuncia de un particular, para no llegar alextremo de conocer hasta de las elecciones municipales enla República, con los perjuicios y trastornos consiguientes.En otros términos, coincidieron los razonamientos de losseñores Ministros Ramírez y Fraga, en los sendos casos quedictaminaron.

En los primeros días de enero del presente año, y conmotivo de los trágicos sucesos acaecidos en la ciudad deLeón, Guanajuato, el personal directivo del Partido de AcciónNacional solicitó de este Alto Tribunal, ordenara una inves-tigación de las violaciones de garantías individuales y delvoto público y de los delitos de orden federal, resultantes dedichos sucesos. El señor Ministro Hilario Medina hizo unaextensa exposición el 7 del citado enero, que fue aprobadapor mayoría de veinte votos contra el del señor Ministro IslasBravo. En ella analizó con amplitud el espíritu y alcance delartículo 97 constitucional por lo que se refiere a la facultadde la Suprema Corte, para practicar las investigaciones delas cuales se trata. El señor Ministro Medina, en síntesis,sostuvo: que este Alto Tribunal en casos anteriores se hanegado, siguiendo la antigua tradición de la Corte, a mez-clarse en asuntos políticos para no perder su prestigio y paraque sus funciones de impartir justicia, no se entorpezcan conlos vaivenes de la política activa y con frecuentes agitacionesde los partidos; que esas razones subsisten en su integridadcuando se trata de contiendas entre esos partidos políticos,que ocurren a la Corte con la esperanza de que intervencióntraiga consigo pronunciamiento favorable a sus intereses,porque ello implica una verdadera revisión de las eleccio-nes y de los procedimientos electorales, convirtiendo a laCorte en absoluto y único elector, lo cual contraría losprincipios democráticos de la Constitución; que si bien laCorte es un Poder político, puesto que es uno de los tres Po-deres en que se divide el supremo de la Federación, al propiotiempo desempeña funciones judiciales, y a la falta dedesignación o de funcionamiento de los componentes de laSuprema Corte alteraría el orden constitucional; sin embargo,las atribuciones que le asigna el artículo 97 son de ordenpolítico constitucional, con características diferentes de lasdemás facultades y atribuciones de este Alto Cuerpo; que lasimple facultad de averiguar es diversa de la facultad dedecisión que usa al funcionar normalmente, y el Constitu-yente quiso tan sólo que la Corte, como poder público ypolítico, no permaneciera ajena a la efectividad de las ga-rantías individuales, al voto público y al castigo de los delitospenados por la ley federal; que, por lo tanto, la misión deeste Alto Tribunal, en tales casos, es pacificadora y establecelas bases, mediante la investigación que practique, para unaulterior decisión de carácter político o judicial que deberándictar las autoridades correspondientes; que el Constituyentequiso comenzar a dar forma jurídica a las contiendas electo-rales en las cuales haya violación de garantía individual o deley penal federal, acudiendo al sereno prestigio del PoderJudicial, pero sin abandonar el punto de vista de mantener ala Corte al margen de esas contiendas, para que ella quede porencima de los partidos y de las pasiones políticas; y que,por último, en el caso de León, las circunstancias particularesque detalló, y principalmente, el derramamiento de sangre,con motivo de una función electoral, por la indebida inter-vención de la fuerza armada, implicaban la necesidadimperiosa de mandar practicar la investigación solicitada,con el fin de esclarecer si hubo violación a las garantías indi-viduales, al voto público y a la ley federal.

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La Suprema Corte, después de tranquilas e interesantesdiscusiones, acordó la práctica de la investigación y designócomo comisionados del Alto Tribunal, a los señores Minis-tros, licenciados, Roque Estrada y Carlos L. Ángeles, quienesse trasladaron a la ciudad de León, Guanajuato, a realizar sucometido, rindiendo después un informe al Tribunal Plenoel día 31 de enero del corriente año. La Suprema Corte, oídodicho informe y enterada de los documentos acompañadosal mismo, resolvió que existían datos bastantes para presumirque en el caso, hubo violaciones de garantías individuales ydel voto público, y comisión de delitos del orden federal, dis-poniendo que se enviara copia del informe de los señoresMinistros comisionados y de sus anexos, al C. Presidente dela República, para los efectos a que hubiere lugar, comuni-cándose al C. Gobernador del Estado de Guanajuato y a lospeticionarios de la investigación, el acuerdo respectivo, quefue aprobado por unanimidad de quince votos.

El 22 del mismo mes de enero, el Pleno conoció de otrainstancia tendiente a la aplicación del artículo 97 consti-tucional. Diversas personas, que se ostentaron como repre-sentantes del Partido Liberal Nuevo-Leonés, del PartidoLaborista Regiomontano y del Partido Constitucional Demo-crático de Nuevo León, pidieron la intervención de la Cortepara investigar las violaciones a las garantías individuales yal voto público, que se decían cometidas durante las elec-ciones municipales en la ciudad de Monterrey, el 2 de diciem-bre anterior, señalando como responsables al Gobernador delEstado, al Congreso Local y al presidente Municipal deMonterrey, sin hacer cargo alguno a ninguna autoridadfederal.

Los hechos que los peticionarios relataron asumieronun carácter genérico y político electoral, y aun delictuoso,con la finalidad de impedir la libre emisión del voto. Fuéponente, en este caso, el señor Ministro, licenciado AntonioIslas Bravo, quien produjo un dictamen cuyas conside-raciones se resumen así: que el artículo 97 constitucionalcarece de reglamentación, circunstancia que por sí sola haceimposible cualquiera intervención de la Corte, ya que poresta omisión, la Corte carece de facultades decisorias y de im-perio, inherentes a las resoluciones de la Suprema Corte quepronuncia en los juicios de amparo y en los demás deque conoce y falla conforme a la Constitución y a las le-yes; que resulta intrascendente la labor de la Corte en estoscasos, y sospechosa y espectacular la petición de los par-ticulares, quienes exigen una intervención que en definitivaestá ayuna de fuerza y de prestigio, pero suficiente para darreiterados golpes de impresionismo político; que el citadoartículo 97 no precisa la violación de cuáles garantías indi-viduales se reserva al conocimiento de la Corte mediante lainvestigación, por lo que está impedida de actuar, tanto más,cuanto que ella sólo conoce de la violación de las garan-tías individuales mediante el juicio de amparo y las formasjudiciales establecidas; que en el caso de León, la mismaCorte debió quedar en posición de espectadora supuesto quela investigación tuvo que carecer completamente de sentido,por esa falta de facultades decisorias que podría atribuirle lareglamentación del artículo 97, dando fuerza a las resolucio-

nes que dictara para que fueran acatadas por los demáspoderes federales y locales; que en el supuesto de que debieraaplicar el artículo 97 constitucional, la Corte violaría lasoberanía del Estado, investigando violaciones del voto enelecciones locales, ya que aun en las de carácter federal com-pete a los Jueces de Distrito conocer de esas violaciones; y que,por lo mismo, se debe conservar sin alteración la trascenden-tal función de la Suprema Corte y su labor social, a fin deque continúe siempre respetable y respetada. El señor Minis-tro ponente concluyó que no debía intervenir este Alto Cuerpoen los asuntos electorales de la Ciudad de Monterrey.

Oído al parecer de diversos Ministros, y previas algunasmodificaciones al dictamen primitivo del señor Ministro IslasBravo, prevalecieron las razones expuestas en la discusiónpor el señor Ministro Medina y que fueron aceptadas, en logeneral, por el señor Ministro Islas Bravo, acordando el Ple-no, por mayoría de trece votos contra seis, que no estimabaconveniente ordenar la investigación solicitada.

El señor Ministro Medina, opinó lo siguiente: tratán-dose de aplicar el párrafo debatido del artículo 97 constitu-cional, conviene considerar que más que en todos los fallosque pronuncian tanto las Salas de la Corte y el propio Pleno,los problemas jurídicos que se plantean son “casos” y que loque se dice de uno de ellos no puede extenderse a otros; la Corteopera en un terreno nuevo tratándose de aquel artículo, prác-ticamente desconocido en los anales de la jurisprudencianacional; las discusiones del Congreso Constituyente de Que-rétaro, no explican la presencia de este precepto novísimoen la Constitución, ya que no fué motivo de algún debateo de un dictamen especial, por lo que la Suprema Corte tieneel derecho de tomar ese artículo tal como se encuentra redac-tado e interpretarlo conforme a su parecer; la cuestión ha deplantearse así: conviene o no conviene, a juicio de la Corte,ordenar la investigación en el caso de Monterrey; al hablarde la conveniencia de la investigación , se debe descartar, desdeluego, la conveniencia personal y aun la conveniencia colec-tiva del Alto Cuerpo, aunque no se pierda de vista que si éstese ocupara de asuntos exclusivamente políticos, tendría quecelebrar varias sesiones plenarias a la semana para tratarde ellos y de las contiendas electorales de los cinco milmunicipios de la República; la conveniencia única que debetener en cuenta la Suprema Corte es la conveniencia nacional,cuando se afecte al Gobierno de la República, del que formaparte integrante dicho Alto Tribunal; en el caso de Monterreyya funciona un Ayuntamiento, que bien o mal está ya enejercicio y la intervención de la Corte tendría por efectorevisar las elecciones efectuadas, con el objeto de que sedeclarara su nulidad con perjuicio de alguno de los partidoscontendientes y en favor de otro; lo cual no fue el espíritudel Constituyente, ya que sería darle función electoral a laSuprema Corte y no es esta su misión ni el papel que el propioConstituyente le quiso asignar; de seguir por ese caminopodría llegarse hasta las elecciones de presidente de laRepública y la Corte se convertiría en el supremo dictadorjudicial que dispondría de todas las elecciones en la Repúblicay el Constituyente no pudo tener tal propósito, ni menos darmotivo para trastornar la paz pública y las instituciones

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democráticas; la Corte hace bien en no intervenir en lascuestiones políticas, para no comprometer su prestigio y noconvertirse ella misma en un partido político; ello constituiríaun peligro inmenso para la Nación; finalmente, si bien la facul-tad de la Corte, en el caso, es de naturaleza política, ésta debedesarrollarse dentro de una técnica judicial penal y cadaMinistro al votar, habrá de juzgar sobre la conveniencia oinconveniencia de la investigación.

El señor Ministro Fernando de la Fuente manifestó queno había terminado el voto particular que anunció cuando seresolvió el caso de Aguascalientes, pero reprodujo sus concep-tos de este modo: no debe esperarse reglamentación algunadel párrafo relativo al artículo 97 constitucional, ni menospuede aceptarse, como fundamento para no acordar la inves-tigación pedida, esa falta de reglamentación, ya que siendola facultad de la Corte eminentemente político judicial ydiscrecional, según lo quiso el Constituyente, cualquierareglamentación contrariaría esa facultad potestativa; ella nose puede convertir en facultad judicial penal, sino que siguesiendo política en el sentido de salvaguardar las institucionesconstitucionales: la conveniencia nacional exige que en estecaso se mande practicar la averiguación, porque está de pormedio aclarar si se cumple con la Constitución en lo tocantea la organización de los poderes de elección popular y de laefectividad de los preceptos constitucionales que rigen la mate-ria electoral, especialmente por lo que se refiere a la institucióndel municipio libre, que es la base del régimen democráticomexicano, preceptos que no pueden quedar en calidad deletra muerta en la Constitución; sería la peor desgracia quepodría ocurrirle a nuestra Patria, que la Corte descendiera alas bajezas de la política militante y se convirtiera en creadorade funcionarios de elección popular; pero está dentro de supapel saber si se violan las normas constitucionales, para quela Nación entera también lo sepa y lo remedie; una facultadpolítica de tan grande alcance y de saludables efectos, comola del artículo 97, no debe ser de ningún modo renunciadapor la Suprema Corte mediante interpretaciones que no co-rrespondan al sistema político de la Constitución, ni a lascondiciones que prevalezcan en el momento de pedirse lainvestigación; y cada Ministro podrá apreciar la convenienciao inconveniencia de la investigación y su opinión tendrá queser respetada, pero sin que la Corte abdique de sus facultad.

El señor Ministro licenciado don José M. Ortiz Tiradoexpresó, a su vez, cuál es el espíritu que movió al Consti-tuyente de 1917, que no fue otro que el de facultar a la Cortepara ordenar la práctica de una investigación en los actos deque se trata, sin llegar a la calificación de las elecciones,pero dándole respetabilidad a la opinión de la propia SupremaCorte, a efecto de que en casos determinados, señale los viciosy los errores cometidos en materia electoral, contribuyendoasí a la efectividad del régimen democrático publicano quesustenta la Constitución; eso debe hacerse cuando existanconflictos graves que puedan afectar la convivencia y bienes-tar social, armonizando aquella facultad con las de los demásórganos de gobierno, en sus esferas de acción; la intervenciónde la Corte en casos como el actual, en los que se denunciela violación de los derechos ciudadanos y la comisión de

graves violaciones al voto público, ultrajantes del sistemaconstitucional, la Corte debe intervenir para impedir que sesigan repitiendo esos actos; por último, debe salvarse el pres-tigio y el decoro de la Corte, y, por tanto, no inmiscuirla enlas lides electorales, pero, a la vez, es preciso que su inter-vención quede grabada en la historia, como una lecciónpolítica, y como salvadora del bien común y de las insti-tuciones.

El señores Ministro Lic. don Teófilo Olea y Leyva, alfundar su voto, expuso diversos conceptos que a continuaciónse sintetizan: desde luego, se advierte cuánta razón han tenidola Suprema Corte, su presidente y los Ministros que la inte-gran, para eliminar, de acuerdo con la Carta Fundamental,las actividades políticas militantes, negándose a aceptar lassugestiones presentadas por el C. Presidente de la Repúblicaen su iniciativa de nueva Ley Electoral ante el Congreso dela Unión, con el fin de que los miembros de la Suprema Corteformaran parte de un tribunal revisor de las elecciones; en lospaíses más civilizados existe la tendencia en favor de laexistencia de un órgano que califique las elecciones, diversode los demás organismos políticos; ello se llevará a cabo algúndía en nuestro país por exigencias populares, pero entretanto,la Corte no puede hacer otra cosa sino seguir las opinionesde nuestros grandes juristas que han querido apartarla de laslides políticas; el artículo 97 constitucional, ciertamente nootorga facultad decisoria a la Corte en materia electoral, perole concede, sin duda, poder para ordenar la práctica de la inves-tigación de los hechos que servirá a la opinión pública deorientación definitiva, al quedar establecida la verdad histó-rica; de esta manera, debe aceptarse dicha averiguación comouna especie de colaboración de los poderes y no como unainvasión de sus respectivas esferas; por consiguiente, el señorMinistro Olea y Leyva estimó conveniente la investigación.

En el siguiente mes de febrero del año en curso, el señorMinistro Islas Bravo me dirigió un escrito que contiene su opi-nión jurídica respecto del artículo 97 constitucional, a efectode que fuera sometida a la consideración de este Alto Tribu-nal. Esta opinión, según decidieron los señores Ministros,quedó reservada para tomarla en cuenta cuando se presentaraun nuevo caso concreto y entonces discutirla. En conceptodel señor Ministro Islas Bravo, no se ha logrado una ver-dadera interpretación mayoritaria de la Suprema Corte res-pecto del debatido artículo 97 constitucional, porque —segúnafirma— algunos Ministros se limitan a considerar laconveniencia o inconveniencia de ejercitar la facultad inves-tigatoria, mientras otros se colocan en diferente plano, hacendistinciones, y en fin, niegan el uso de la facultad de la Corte,y algunos más, estudian aspectos diversos; en su concepto,los fundamentos de la no intervención son erróneos, ya seaque se funden en la falta de facultades, en el trabajo excesivoa que daría lugar la multiplicidad de solicitudes, etcétera; laCorte debe adoptar como fundamento la falta del derecho depetición de los particulares que piden la intervención del AltoTribunal, supuesto que el artículo 97 constitucional la imponeobligatoriamente tan sólo cuando la solicitan los demásórganos de poder, y como potestativa en cualquier otro caso,porque la Corte puede o no ordenar la práctica de la inves-

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tigación, según la juzgue conveniente o inconveniente; de locual resulta que ningún particular o partido político tienederecho de petición en materia, debiéndose facultar al pre-sidente de la Corte para acordarlo así en esos casos.

Diversos individuos en nombre personal y comomiembros del Comité Directivo de la Federación de Partidosdel Pueblo Mexicano, presentaron una solicitud de fecha16 del mismo mes de febrero, dirigida con el objeto de obte-ner la intervención de la Suprema Corte de Justicia para queordenara una investigación de las violaciones en materia elec-toral, atribuidas a uno de los candidatos que, según dijeron,trataba de imponerse, y a diversos Gobernadores de losEstados y a otras autoridades, también imposicionistas.

En virtud de las razones expuestas durante la discusiónpor el C. Ministro Medina y que aceptó el ponente, señorMinistro Téllez, se resolvió que no había lugar a la interven-ción de la Suprema Corte en la forma solicitada, porque ladenuncia pretendía acusar a un candidato presidencial deimposición, y todavía no se habían efectuado las elecciones,y siendo así, no era el caso de examinar tales hechos, queaun cuando constituyeran violaciones cometidas a la LeyElectoral en el período preparatorio de elecciones, deberíanser denunciadas ante el órgano que establece esa misma ley,por lo cual la Suprema Corte no tenía por qué intervenir, deconformidad con el artículo 97 constitucional. El acuerdorespectivo se aprobó en su parte resolutiva por mayoríade trece votos contra dos, y los fundamentos, por mayoría deonce votos contra dos de los Ministros que aceptaron elacuerdo.

Por último, y para terminar con asuntos tan trascen-dentales, he de recordar que, en el mes de agosto del presenteaño, este Alto Tribunal estudio, con mayor extensión que entodos los casos anteriores, el contenido del artículo 97 cons-titucional en materia de violación del voto público. Ocurrie-ron el Partido Democrático Mexicano y algunos particulares,solicitando la intervención de la Corte para que se sirvieraordenar la investigación de las violaciones del voto públicoque, según expresaron, se cometieron en las últimas elec-ciones federales. Correspondió en turno la ponencia al señorMinistro Franco Carreño. Su dictamen considera: que en lahermeneútica del derecho procesal y, particularmente, enel juicio constitucional de amparo, la existencia de un recursohace nugatorio el derecho a ocurrir ante otra autoridad quepueda conocer de los hechos materia del recurso, el cual esnecesario agotar a fin de que la Corte esté facultada paraconocer del caso; de la petición del Partido DemocráticoMexicano y del Nacional Constitucionalista, aparece, en tér-minos generales, la existencia de elementos que pudieranconstituir la violación del voto público y de otros que sonirregularidades y no entrañan la violación de aquél; la LeyElectoral Federal vigente, reconoce al ciudadano el derechode reclamar ante la Cámara de Diputados o, en su caso, antela de Senadores, la nulidad de la elección de Diputados ySenadores, así como la de presidente de la República; esederecho también se le concede a los partidos políticos, y enuno y en otro casos, la reclamación de nulidad deberá inter-ponerse antes de que la elección haya sido calificada por la

Cámara correspondiente; la Suprema Corte no está constitu-cionalmente facultada para declarar la nulidad del votopúblico, porque esa decisión corresponde a las Cámaras dela Unión y, por consiguiente, el ejercicio del derecho de recla-mar la nulidad de la elección no surte la competencia de la Su-prema Corte, restringida a la simple investigación de un hechoo hechos violatirios del voto público, porque ésta, en sí misma,no implica que este Alto Cuerpo invada las facultades deci-sorias de las Cámaras. La propia Ley Electoral Federal regla-menta, en parte, el artículo 97 constitucional, y conforme aella las Cámaras pueden solicitar, si lo estiman conveniente,que la Suprema Corte haga la investigación respecto a viola-ciones del voto público y dicho Alto Tribunal deberá comu-nicar, oportunamente, el resultado a la Cámara solicitante, paralos efectos a que hubiere lugar cuando se proceda a la califi-cación de las elecciones, y si a juicio de la Cámara, dichoresultado invalida la elección, hará la declaratoria de nulidad.El Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, en su Exposi-ción al Proyecto de Constitución presentado al CongresoConstituyente de 1916-1917, aseveró que el Poder Legisla-tivo tiene el derecho y el deber de inspeccionar la marcha delos actos del Gobierno para llenar debidamente su cometido;pero cuando la investigación no debe ser meramente infor-mativa, sino que afecta un carácter meramente judicial, estánfacultadas tanto las Cámaras, como el Poder Ejecutivo paraexcitar a la Suprema Corte para que comisione a uno o algu-nos de los miembros, o a un Magistrado o Juez federal, o auna comisión nombrada por ella, para abrir la averiguacióncorrespondiente, únicamente para esclarecer el hecho que sedesea conocer, lo cual no podría hacer el Congreso sujeto alos informes de las autoridades inferiores; la reforma hechapor el Primer Jefe, demuestra que la investigación tienecarácter judicial y no política; en todo caso, ella ha de recaersobre hechos concretos, precisos y determinados, y no comosucede en el caso de los partidos solicitantes, que pretendenuna pesquisa general con relación a violaciones reales osupuestas del voto público; esto sería contrario a la facultadde la Corte y le daría a la investigación un aspecto policialque no puede asumir; además, el Partido Democrático Mexi-cano, al pedir la investigación, lo hace con la finalidad deque la Corte declare la falta de validez legal de las docu-mentaciones expedidas por los funcionarios electorales y lailegitimidad del Colegio Electoral que estaba próximo areunirse entonces, así como la legalidad de diverso ColegioElectoral que formaran los miembros del partido peticiona-rio. Como principio procesal indiscutible, existe el requisitode capacidad de los órganos jurisdiccionales para conocer;faltando esta capacidad, falta también la obligación del Juezpara resolver en cuanto al fondo de la demanda; por último,si conforme al artículo 60 de la Constitución, la facultad decalificar las elecciones de Diputados y Senadores correspon-de a cada Cámara y la de presidente de la República a laprimera de ellas, exclusivamente, siendo definitivas e inata-cables las resoluciones que dicten, tal facultad implica funciónde la soberanía de cada Cámara, con exclusión de cualquierotro poder, y sus actos son esencialmente políticos cuandoresuelven respecto a elecciones, resoluciones que no admiten

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recursos judiciales; en consecuencia, si la Suprema Corteinterviniera, invadiría la esfera de acción de otro poder y seabrogaría facultades que la Constitución no le otorga. El dic-tamen del señor Ministro Carreño, concluye declarandoimprocedente la investigación general solicitada. (Mayoríade catorce votos contra seis, aprobándolo). El segundo puntoresolutivo estableció que este Alto Tribunal carece de facul-tades constitucionales para resolver sobre las peticiones delPartido Democrático Mexicano, con el objeto de que se declarela ilegalidad de las documentaciones expedidas, la ilegitimi-dad del Colegio Electoral que estaba por instalarse y lalegitimidad de otro Colegio Electoral diverso (catorce votoscontra seis).

La Suprema Corte, en Tribunal Pleno, tuvo que celebraruna sesión permanente para discutir ese dictamen, y en elcurso de ella hicieron uso de la palabra los señores MinistrosSantos Guajardo, Medina, Islas Bravo, ponente Carreño,De la Fuente, Pardo Aspe, Bartlett, Ángeles Olea y Leyva,además de que los otros señores Ministros, al votar, fueronexpresando concisamente los fundamentos de sus opiniones.

El señor Ministro De la Fuente, manifestó su parecer enestos términos substanciales; el juicio de amparo, a pesar desu maravillosa concepción y desarrollo, no basta en muchoscasos para lograr el equilibrio de poderes, ni para defenderal individuo contra el Estado, y el artículo 97, en la parteque se analiza, complementa aquél juicio; la facultad discrecio-nal de la Corte para mandar hacer la investigación no debetener ninguna restricción, sino ser ejercitada ampliamente,sobre todo, cuando se trata de los más graves atentados quepuede consumar el poder público, perjudicando grandessectores del pueblo; el Constituyente estableció tal facultadcomo garantía suprema para que fueran una realidad tanto elsufragio como las garantías del individuo; la facultad dela Corte no es de naturaleza judicial penal, sino esencialmentepolítica, en la alta acepción de este vocablo y, por lo tanto,no debe negarse el derecho de petición a cualquiera personaque se dirija a la Suprema Corte en esa materia; sería una abe-rración que la Constitución diera poder a la Suprema Cortepara calificar las elecciones; esto destruiría la esencia mismadel Tribunal y lo arrojaría a la tormenta de las pasiones polí-ticas; pero el artículo 97 constitucional está muy lejos depretender eso; en cambio, el ejercicio de la facultad de investi-gación se efectúa como una colaboración con los demásPoderes, a efecto de que se corrijan las irregularidades y losvicios de una elección, dándose oportunidad al país de cono-cer a través de la averiguación ordenada por la Corte, la ver-dad respecto a la situación electoral.

El señor Ministro Bartlett, después de varias conside-raciones de carácter general, explicó el alcance ilimitado delartículo 97 constitucional para destruir la errónea idea, muygeneralizada, relativa a que este Alto Tribunal tiene el podernecesario para resolver casos electorales y nulificar cual-quier elección; en su concepto, toda persona puede dirigirsea la Corte y no debe concretarse este Alto Tribunal a estudiarla capacidad jurídica del peticionario, sino que, con la solaqueja, resolver si es conveniente o no la práctica de la inves-tigación, ella, forzosamente, debe revestir los caracteres de

toda averiguación judicial, tanto porque así se desprende dela Exposición de Motivos del Primer Jefe del Ejército Cons-titucionalista, como porque las actuaciones de la Corte secaracterizan como judiciales; además, la función del PoderJudicial, acorde con la naturaleza de éste, forzosamente sedelínea como judicial, carácter que, por igual motivo, tambiénadquiere la investigación; conforme al artículo 97 consti-tucional, no puede recaer una resolución de la Corte, estable-ciendo que se ha violado el voto público o se ha cometido eldelito de violación de garantías individuales, porque dichoartículo no concede, expresamente, al referido Alto Tribunal,la potestad necesaria para hacerlo; la Corte no podrá hacerotra cosa que remitir al conocimiento de otros órganos com-petentes el resultado de la averiguación y así, en definitiva,siempre será el Colegio Electoral la autoridad única queresolverá respecto de las violaciones reclamadas, quedandoen un papel desairado este Alto Tribunal; finalmente, alordenarse la investigación, se haría a sabiendas de que nosería posible llevarla a cabo en breve plazo y que su resultadocarecería de practicidad alguna, ya que antes resolvería elColegio Electoral, con la soberanía que le concede la Cons-titución.

El señor Ministro Ángeles expuso: que es indiscutibleque en nuestra vida jurídica, social y política, se ha procurado,por todos los medios posibles, alejar a la Corte de los vaivenesde la política y de las pasiones de origen electoral; que elpoder político otorgado a la Corte desde las bases de 1836 ycon la institución de la Vicepresidencia de la República, enla persona del presidente de la Suprema Corte de Justicia,fueron dos experiencias con lamentables resultados y que elpaís no quiere volver a experimentar; que dada la falta deantecedentes históricos y de interpretación auténtica delartículo 97, así como la generalidad de su redacción, cual-quiera interpretación que se adopte, por descabellada queaparezca, es permitida; que, en su concepto, los periodos delpárrafo 3°, están señalando diversas situaciones con sujetosdiferentes, sin que sea posible aceptar la interpretación queadmite la facultad de la Corte con relación tanto a las elec-ciones federales, como a las locales; que no es creíble que elPrimer Jefe Carranza, haya tratado de dar intervención ala Corte en las elecciones federales, cuando la decisión enéstas corresponde, única y exclusivamente por mandatoconstitucional, a las respectivas Cámaras, y de no ser así, serompería el equilibrio constitucional que logra la divisiónde Poderes; que el artículo 97 se refiere tan sólo a eleccioneslocales en consonancia con el artículo 105 constitucional,en relación con el artículo 76 fracción VI; y que, en conclu-sión, la Corte puede intervenir, únicamente, en materia deviolación del voto público, cuando se trata de eleccioneslocales, por lo que votaría en contra de la totalidad delproyecto del señor Ministro Carreño.

En réplica, el señor Ministro De la Fuente, no aceptóque la investigación ordenada por la Corte tuviera carácterjudicial, ni estuviera limitada por ningún otro precepto cons-titucional, ni tampoco que deba quedar supeditada a lo quedecidan los Colegios Electorales, ya que el Constituyente nose contradice y la Constitución es un todo armónico. A su

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juicio, el objeto de la investigación es el de que los PoderesFederales conozcan los fraudes electorales para procurar suremedio por quien corresponda; esa es la función específicaque atañe a la Corte, tan importante como las atribuidas alos Jueces Federales de amparo, supuesto que se trata de velarpor las garantías individuales y por la democracia, pero sinque esto signifique que desea para la Suprema Corte un papelde supremo poder electoral, ni que ella desarrolle actividadpolítica alguna.

El señor Ministro Islas Bravo expuso, por su parte, queen general está de acuerdo con los conceptos del señor Mi-nistro Bartlett, agregando que en el caso de León se vio,palpablemente, el desconcierto producido por el informeresultante de la investigación practicada, que no tuvo otroefecto que el de remitirlo al conocimiento del C. Presidentede la República y del C. Gobernador del Estado, lo cualreveló, desde entonces, el vacío al cual llega la Corte porfalta de una ley precisa respecto del particular.

El señor Ministro Medina, expuso sus ideas de estemodo: examinando los puntos petitorios de la solicitud delPartido Democrático Mexicano, —sin desarticular unos deotros para aceptarlos en una parte y desecharlo en la otra—se revela que forman un todo encaminado a que se declare,por la Corte, la nulidad de la documentación que va a examinarel Colegio Electoral; y se impida la reunión de éste, recono-ciéndose que no habrá autoridad alguna que resuelva porcuanto se refiere a las elecciones del 7 de julio, mantenién-dose así un estado de incertidumbre y en una situación inde-finida y grave al país; eso es lo que se pide a la Corte y ese elobjetivo que se persigue; de modo semejante podrán hacerlootros partidos políticos, persiguiendo los mismos fines, y esteAlto Tribunal sería juguete de aquéllos, con notorio perjuiciopara la República; también se pretende que la Corte, al orde-nar la investigación, sea la responsable de que no hayantriunfado ciertos candidatos, para tener una bandera política;la Suprema Corte es órgano de coordinación y de orden, delegalidad y no un instrumento político; además, sería im-practicable y sin objeto una investigación que se extendieraa toda la República, en los pocos días faltantes para la reunióndel Colegio Electoral; en fin, actualmente existe una LeyElectoral; que ya señala situaciones definidas y casos deintervención de la Corte, a solicitud de otros órganos de go-bierno.

El señor Ministro Olea y Leyva, razonó su voto exten-samente, recordando las doctrinas de don Emilio Rabasa,expuestas ante el Congreso Jurídico en el año de 1921, parasostener que la Suprema Corte es el órgano eminente de unpoder de los tres que señala la Constitución, que vela por launidad política del país como moderador; es una instituciónpolítica con funciones fundamentalmente políticas y no tansólo un tribunal de instancia; es un poder limitador de losotros dos para ceñirlos a sus atribuciones legítimas, endefensa de los derechos individuales que fundan la soberaníapopular. En la Suprema Corte se le tiene horror, por todos sucomponentes, a la política entendida en la acepción vulgar,pero no a la verdadera política, materia de la ciencia de igualnombre, en consideración a las altas funciones constitucio-

nales del Máximo Tribunal; el artículo 97, como afirma elseñor Ministro Medina, es un ensayo, aunque tímido, de limi-tación a la auto determinación de la formación de las Cámaras:la Suprema Corte, por mandato de ese precepto, se convierteen algo más que el Ministerio Público; cuando obra comopoder investigador, y el ejercicio de la facultad que le otorgaesa disposición constitucional, es un acto de colaboraciónde poderes para llegar al mismo fin de unidad nacional, talcomo se hizo en el caso de León; que si bien la Corte no tienefunción decisoria, sino, únicamente, investigadora, ésta esde trascendente significación, y de hecho produce un efectolimitador a consecuencia de la respetabilidad del Alto Cuerpo,aunque él no está en capacidad de pronunciar una resolucióncoercitiva; por último, se pronunció en contra de la exigenciade la titularidad de la acción que se niega a los solicitantes dela investigación cuando son particulares y no órganos de go-bierno, porque, en su concepto, no sólo una institución, sinocualquier ciudadano o grupo de ciudadanos mexicanos, tienederecho para pedirla.

Los señores Ministros que no hicieron uso de la palabraen la discusión, fundaron brevemente su voto en el momentode la votación, exponiendo, algunos de ellos, fundamentosespeciales.

Las opiniones resumidas antes, demuestran, de modopalmario, la multiplicidad de aspectos y de interpretacionesque presenta para su aplicación y recto entendimiento, elpárrafo tercero del artículo 97 constitucional, por lo que serefiere a la facultad de investigación discrecional de la Su-prema Corte, respecto a violaciones del voto público, a lasgarantías individuales y a algún otro delito sancionado porla ley federal.

Los principales puntos de contradicción y la variedadde pareceres emitidos, tienen por causa original la redacciónvaga y general del citado artículo, referente, en su primeraparte, a la organización e independencia, en su primera parte,a la organización e independencia, en su régimen interior,de la Suprema Corte de Justicia; esta circunstancia es de tantasignificación, que de ella pudiera deducirse que la facultadinvestigadora de la cual se trata, tiene por objeto hechoscometidos por los funcionarios judiciales federales, sea enel ejercicio de sus funciones o sea valiéndose de ellas parafines de propaganda o efectividad política, teniendo en cuentaque la Constitución de 1917 fortaleció más que nunca al PoderJudicial Federal con el sistema de la inamovilidad y con mirasa obtener su completa independencia de los otros dos po-deres y de toda clase de autoridades, por lo cual especificó loscasos que señala el artículo 97, a efecto de que cuando lopidieran el presidente de la República, las Cámaras de la Unióno el Gobernador de algún Estado, fuera la misma SupremaCorte quien, mediante una investigación, precisara la respon-sabilidad de esos altos funcionarios judiciales, si violaren elvoto público, las garantías individuales o cometieran algúnotro delito penado por la Ley Federal, impidiendo así que otrospoderes o autoridades, a pretexto de esas imputaciones, alte-raran el funcionamiento y la majestad del Poder JudicialFederal, por medios legales o extralegales, facultad que tam-bién se le otorga, y en primer término, en la enumeración que

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contiene aquel precepto, para averiguar la conducta dudosade un Juez o Magistrado federal.

Esta interpretación sería admisible como lógica, jurídicay acorde con los postulados constitucionales si no fueraporque el contenido de la exposición de motivos del PrimerJefe del Ejército Constitucionalista, en lo conducente, ladesautoriza. El Primer Jefe no se refirió a hechos relativos ala violación de voto público, etc., sino a los que interese cono-cer al Poder Legislativo para inspeccionar los actos de go-bierno y dictar medidas legislativas; y, siendo así, no puedenegarse que este dato auténtico proveniente del autor de lanovedad introducida en la Constitución, viene a debilitar,considerablemente, la interpretación que acepta la existenciade una facultad amplísima, para investigar esos hechos,tomando al pié de la letra el precepto, aunque es precisoreconocer que priva esta última interpretación, en la mayoríade los señores Ministros, y quizás, en la opinión pública.

Se han oído en las discusiones suscitadas al estudiarlos diversos casos políticos anteriormente mencionados,opiniones respetables de los Ministros que preconizan elejercicio de esa facultad en términos ilimitados, pero de merainvestigación; otras, que sin negar esa facultad genérica, lasupeditan a la conveniencia, a juicio de la Corte, y en vista delas circunstancias generales del país y de la gravedad de loshechos que se trata de investigar, o bien a la titularidad de laacción del peticionario, cuando éste no es alguno de los órga-nos gubernamentales que señala el artículo 97 constitucional.Algunas más que se inclinan a sostener que tal facultad de laCorte debe referirse exclusivamente a la materia federal ynunca a la reservada a la soberanía de los Estados, y, simul-táneamente, se llegó a la afirmación contraria, esto es, quela investigación es procedente tan sólo cuando la violacióndel voto ocurre en elecciones municipales, supuesto que elmunicipio libre es una institución básica de nuestro régimenconstitucional y de nuestra organización democrática, y,en consecuencia, debe salvaguardarse la pureza de las ope-raciones electorales y del voto mediante el ejercicio de lafacultad investigadora. Para completar este resumen es nece-sario anotar que diversos pareceres ministeriales, pugnan porla conservación del prestigio de la Suprema Corte por mediode una sistemática abstención de toda actividad que revistaaspecto político y, por consiguiente, de las investigacionesde esa misma naturaleza.

No hay por qué culpar a la Suprema Corte de esta granvariedad de opiniones emitidas al calor de vivas discusiones,prueba del gran interés de los señores Ministros, dispuestosen todo momento a cumplir sus deberes respetando las nor-mas constitucionales, y también, la órbita de acción y lasoberanía de los demás Poderes.

La falta de antecedentes legislativos e históricos, laausencia de toda discusión en el seno del Constituyente de1917, de una exposición de motivos explicativa del texto delartículo 97 de la Carta Magna, la vaguedad con que estánconcebidos los términos de ese precepto, la posible oposiciónde otros expresos postulados constitucionales al ejercicio dela facultad investigadora y otras circunstancias que no esca-pan a la percepción general, han hecho que los casos del

artículo 97 constitucional sean los más difíciles de discerniry solucionar; y aún me atrevo a pensar, que si nuestros juristasque no ejercen cargos oficiales de justicia, deciden entrar alfondo de esta incierta materia, tropezarán con las mismasgraves dificultades y se producirán las más variadas opi-niones.

He procurado señores Ministros, dar cuenta en esteinforme con los casos más salientes que en el año de 1946preocuparon a la Suprema Corte desde el punto de vista dela interpretación constitucional y de la trascendencia de susresoluciones, limitándome a relatar sintéticamente tan impor-tantes asuntos, aún a riesgo de cansar la atención del Pleno yde omitir consideraciones interesantes expuestas por losseñores Ministros en el curso de los debates. Mi ánimo es pa-tentizar cómo el Tribunal Pleno ha procurado satisfacer susobligaciones sin importarle el mayor esfuerzo que estorequiere, sumado al que diariamente impiden sus compo-nentes al despachar los asuntos de Sala. Al hacerlo así, losseñores Ministros propugnan por colocar a la Corte a la alturade sus nobles funciones. Los casos de aspecto político resuel-tos han provocado encontrados comentarios y elogios ocensuras según el interés y simpatía de quien juzga. Aseguro,sin embargo, que la oleada política que en épocas de agitaciónpretendió alcanzar el recinto sagrado del Alto Tribunal, en-contró un dique infranqueable porque todos los señoresMinistros, a pesar de sus discrepancias doctrinales, opusieronsu férrea voluntad para cumplir los deberes que les imponela Constitución.

Al vencimiento de un sexenio de labores de la actualSuprema Corte, conviene presentar siquiera sea en formapanorámica y aún breve, los frutos de la ímproba tarea delAlto Tribunal.

Instalado éste el 1o. de enero de 1941, se ocupó desdeluego, del riguroso examen de las personas que debían sernombradas Magistrados de Circuito, Jueces de Distrito ySecretario de Salas y de Estudio y Cuenta de la SupremaCorte. Se procedió con la imparcialidad debida, conserván-dose gran número de los funcionarios judiciales que desem-pañaron anteriormente y con acierto sus cargos. Los de nuevonombramiento, fueron escogidos previa estimación de susantecedentes, capacidad y honorabilidad. El resultado justi-preciado al finalizar los seis años, es por demás satisfactorio.Si algún error pudo cometerse constituye, realmente, unaexcepción, error que, por otra parte, sería natural, tratándosede una obra humana.

La Suprema Corte —ya se expresó antes— atacó elgrave problema del rezago de los juicios de amparo en materiacivil, sin que los de otra naturaleza constituyeran motivo depreocupación porque es posible despacharlos con razonableoportunidad.

En el transcurso de los seis años últimos, y debido, enunos casos, a lamentables fallecimientos de los Ministros yen otros a la separación voluntaria de éstos o para desempeñarcargos gubernamentales, la composición originaria de esteAlto Tribunal se modificó en un treinta y tres por ciento delpersonal de Ministros; lo cual acusa una fuerte proporciónde renovación para un tribunal inamovible. Y así tuvimos la

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pena, de lamentar la desaparición definitiva de nuestrosilustres colegas don Francisco Barba y don Tirso SánchezTaboada; la definitiva del señor Ministro José M. MendozaPardo, electo Gobernador del Estado de Michoacán; las volun-tarias de Felipe de J. Tena y Gabino Fraga, y las temporalesdel señor licenciado Ángel Carvajal que ocupa otro alto cargo,y del licenciado Nicéforo Guerrero, Gobernador Provisionaldesignado por la H. Comisión Permanente en el Estado deGuanajuato.

Una de las primeras cuestiones que decidió esta Su-prema Corte, al iniciar hace seis años sus labores, fue la relativaa la estabilidad del personal de empleados del Poder Judi-cial y a la aplicación del Estatuto Jurídico. No tuvimos nuncala intención de actuar contra los derechos de los empleadosy, por tanto, hemos observado siempre todas aquellas pres-cripciones del Estatuto que tienden a dar garantías al personal,tanto por lo que toca a los ascensos, mediante el sistema deexámenes, como por lo que respecta a licencias y demásprerrogativas que el mismo Estatuto les concede; pero nuncahemos aceptado, ni aceptaremos, la pretendida sumisión dela Suprema Corte, como el más Alto Tribunal del país, al Tri-bunal de Arbitraje, y así hemos rechazado en los pocos casosen que dicho Tribunal pretendió enjuiciar a la Suprema Corte,la indebida e inconstitucional pretensión que entraña undesconocimiento de la soberanía del Poder Judicial.

Declarada la última guerra mundial que produjo tantadestrucción y complicó aún la vida pacífica de las naciones deeste continente, nuestro país, al verse envuelto en la confla-gración, tuvo que adoptar graves medidas legislativas desuspensión de garantías y de reglamentación de éstas; pero,dada la prudente atingencia del Ejecutivo, que procuró res-tringir al menor grado posible aquellas garantías, no se alteró,en lo general, la función del Poder Judicial en materia deamparo, y el país pudo seguir su marcha jurídico constitu-cional y la Suprema Corte continuar sus funciones augustas.

Por manifiesto empeño de este Alto Tribunal, mejo-raron las difíciles condiciones económicas de los funcionariosy empleados del Poder Judicial de la Federación. Desde elprimer año de la instalación de esta Suprema Corte, se logrócon el loable apoyo del señor presidente Ávila Camacho,aumentar paulatinamente las remuneraciones respectivas, asícomo las partidas generales de gastos indispensables para elfuncionamiento del Poder.

De esta manera, funcionarios judiciales y empleadoshan obtenido remuneraciones más equitativas, aunque ellasno corresponden todavía a las que deberían de gozar, en vistade la importancia de las funciones, de las graves responsa-bilidades de aquellos y de la naturaleza especial del trabajode éstos; pero debemos confiar que en el futuro se lograráque el Poder Judicial Federal esté debidamente pagado.

La Suprema Corte tuvo la satisfacción de recibir ensesión pública al presidente y delegados de la Tercera Con-ferencia de la Confederación Interamericana de Abogados,que se reunió en esta Capital en el mes de agosto de 1944, asícomo, también, a destacados jurisconsultos extranjeros, comoel Honorable Robert Taschereau, Magistrado de la SupremaCorte de Justicia del Dominio del Canadá y el Excelentísimo

señor presidente de la Suprema Corte de la República deChile, Doctor Humberto Trucco.

A menudo, quien rinde este informe, tuvo la complacen-cia de atender a diversos funcionarios judiciales y jurisconsul-tos, de renombre, de otros países que, espontáneamente,hicieron visitas de cortesía y para enterarse con gran interésdel funcionamiento del Poder Judicial Federal.

Debemos estar satisfechos de nuestra labor en estesexenio. Naturalmente, no pretendemos juzgarla, ello corres-ponde a la opinión popular.

Bien sabemos que el Poder Judicial, debido a la condi-ción especial de su tarea principal, o sea, la resolución decontroversias y juicios, tiene la ingrata recompensa deldescontento de algunos de los sectores sociales inconformescon los fallos que dicta el tribunal. Ya lo dijo el ilustre presi-dente de la Suprema Corte de Justicia de Norteamérica,Charles Evans Hughes; basta que la Suprema Corte decidacasos que provoquen diferencias de opinión constitucional,para que cualquiera que sea la decisión que adopte, hayasiempre un sector descontento. Pero eso no importa. Lo queimporta, y mucho, es la conciencia de haber cumplido el deberinterpretando fielmente la Constitución, manteniendo la inde-pendencia y el decoro de la Suprema Corte de Justicia y garan-tizando los intereses que confía la ley a este Alto Tribunal, queal seguir la línea de conducta, la senda que se ha trazado,procura y procurará alejarse del terreno político. Celosa desu soberanía y del respeto a su esfera de acción, la SupremaCorte, por su parte, nunca pretenderá engrandecerla, exten-derla, a costa de las órbitas de los otros dos Poderes, paraconservar así el equilibrio orgánico constitucional.

Los fallos que constituyen firmes orientaciones y tesistrascendentales del orden jurídico, dictados en los juicios deamparo resueltos por las cuatro Salas de esta Suprema Cortede Justicia durante el último sexenio, se dan a conocer en losinformes anuales rendidos por los respectivos presidentesde aquéllas. Tales fallos forman útiles precedentes para for-mar jurisprudencia constitucional.

No debo terminar este informe sin hacer mención, muyespecial, del señor presidente de la República saliente,General de División don Manuel Ávila Camacho. Su actua-ción, respecto del Poder Judicial Federal y, particularmente,de la Suprema Corte de Justicia, se caracterizó por unverdadero y positivo respeto a la independencia y al criteriosoberano de aquel Poder y de su órgano eminente. Por con-secuencia, nunca pretendió inmiscuirse en los asuntos de laincumbencia de los tribunales de justicia federal, dando asíun ejemplo magnífico que fue secundado, afortunadamente,por las demás instituciones del país. Además, toca el honoral señor presidente Ávila Camacho de haber sido él quienrespetó el principio revolucionario de la inamovilidad ju-dicial, timbre de gloria que muy justamente le pertenece. Porlo demás es preciso reconocer que siempre estuvo dispuestoa otorgar su generosa ayuda en materia económica al PoderJudicial de la Federación. Por ambos motivos, estimo, que aldejar, el General Ávila Camacho el alto cargo que con tantopatriotismo desempeñó, debemos expresar la profunda esti-mación que le consagramos, y los sinceros votos que formu-lamos por su felicidad personal y de los suyos.

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Señores Ministros:Las anteriores informaciones servirán para dar a cono-

cer a los demás Poderes y a la sociedad mexicana, la laborque hemos llevado a cabo; ella será apreciada desde un puntode vista técnico por quienes posean conocimientos de la

ciencia del derecho y desde un punto de vista más general yamplio por la mayoría del pueblo, formándose así la opiniónpública. A esta opinión nos atenemos, tranquila y serena-mente, con la íntima convicción del deber cumplido.

SALVADOR URBINA.

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BIBLIOGRAFÍA

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A) ARCHIVOS

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1942

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1944

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Informe rendido a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por su presidente el señor licenciado don Salvador Urbina, alterminar el año de 1944, México, Antigua Imprenta de Murguía, 1944.

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Esta obra se terminó de editar el 13 de octubre de 2000, y se imprimió en

XXXXX XXXXXXXX, S.A. de C.V., constando la edición de 3,000 ejemplares.

La digitalización de esta obra estuvo acargo del Centro de Documentación yAnálisis, Archivos y Compilación de

Leyes.

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