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La transición ecológica de la economía ¿por qúe? ¿para qué? ¿cómo? Florent Marcellesi INGURU GAIAK 4 J U N I O D E 2 0 1 3

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La transición ecológicade la economía¿por qúe? ¿para qué? ¿cómo?

Florent MarcellesiI N G U R U G A I A K 4

J U N I O D E 2 0 1 3

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La transición ecológica de la economía¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?

Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

1. Consideraciones previas sobre el pasado y el futuro del modelo económico . . . . . . . . . 6

a) La economía del crecimiento contra el ser humano y la Naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

b) Hacia un modelo económico equitativo y en paz con la Naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

2. La gran transformación del siglo XXI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

a) Sectores y trabajos no deseables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

b) Sectores deseables, trabajos del futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

c) Perspectiva del empleo por sectores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

3. El futuro del empleo en el marco de una transición exitosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

a) Estimaciones para Europa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

b) Estimaciones para el Estado español . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38

c) Estimaciones para el País Vasco y Navarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

4. Condiciones necesarias para la transición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

a) Un cambio de expectativas y cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

b) Planificación participativa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

c) Unas políticas públicas a la altura del reto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

d) (Re)distribución del trabajo y de la riqueza económica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

e) A modo de conclusión, una buena práctica de transición ecológica: el pueblo minero de Loos-en-Gohelle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

Publica: Manu Robles-Arangiz InstitutuaBarrainkua, 1348009 [email protected]: @mrafundazioa

ISBN: 978-84-939802-3-8Depósito legal: BI-1.007/2013

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Florent Marcellesi

Florent Marcellesi (Angers -Francia-, 1979)es coordinador de Ecopolítica, un centro derecursos, estudios y formación sobre ecolo-gía política. Ingeniero civil y urbanista deformación así como especialista en coope-ración al desarrollo, es también miembrodel consejo de redacción de la revistaEcología política - Cuadernos de DebateInternacional.

Combina sus labores de investigación entorno a la crisis socio-ecológica y las vías desalida hacia "otros mundos posibles dentrode los límites ecológicos del planeta" conuna intensa actividad en el movimientosocial y ecologista vasco, español y euro-peo. Entre otros compromisos, es miembrode Desazkundea, el colectivo vasco dedecrecimiento.

Es coautor de Adiós al crecimiento. Vivirbien en un mundo sostenible y solidario (ElViejo Topo, 2013) y autor de Cooperación alposdesarrollo. Bases teóricas para la trans-formación ecológica de la cooperación aldesarrollo (Bakeaz, 2012) y Ecología políti-ca: génesis, teoría y praxis de la ideologíaverde (Bakeaz, 2008).

Más información:http://florentmarcellesi.eu/

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Introducción

La transición es la “acción y efecto de pasarde un modo de ser o estar a otro distinto”.Hoy día “el modo de ser”, es decir nuestro sis-tema socio-económico actual, está grave-mente enfermo. Basado en el crecimiento infi-nito en un planeta finito, vive una profunda cri-sis existencial: las crisis ecológica, social, decuidados, económica, ética y democrática seentrelazan provocando cada vez mayor injus-ticia social, local y global, y poniendo inclusoen peligro la supervivencia civilizada de lahumanidad.

El “modo de ser distinto” son estos otrosmundos posibles que tantos movimientossociales y políticos reivindican y construyenen la práctica. Estos mundos son futurosdeseables y necesarios donde la prosperidad

ya no es nuestra capacidad de acumularsiempre más (unos mucho más que otros)sino nuestra capacidad de vivir bien y felicesdentro de los límites ecológicos del Planeta.

Digámoslo con claridad desde ya: en estos“modos de ser” alternativos y en contra de lasideas preconcebidas, la ecología y el trabajo(productivo y reproductivo, decentes y dignifi-cantes) van de la mano. Por ejemplo, la mayo-ría de los procesos de producción limpios, losmás saludables con respecto a la naturaleza,los que más ahorran en energía y en materia-les, en agua o en emisiones de C02, exigenmás volumen de trabajo —para la misma can-tidad producida— que las producciones oservicios que contaminan y sobrexplotan losrecursos naturales.

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La transición ecológica de la economía¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?

Florent Marcellesi

* Agradezco a Joseba Azkarraga Etxagibel su lectura atenta y crítica de esta publicación que ha permitido afinar sucontenido y a José Ramón Becerra su indispensable colaboración para estimar el potencial de empleos verdes parala Comunidad Autónoma del País Vasco y de la Comunidad Foral de Navarra.

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De forma más genérica, la transición ecoló-gica de la economía es una propuesta de sali-da ordenada de la economía del crecimiento yde las lógicas industriales y fordistas haciaotra economía, otra sociedad, en la que primela sostenibilidad, la calidad, la solidaridad y laparticipación ciudadana. Es un proceso de“reformismo radical”, es decir una política delos pequeños —y a veces grandes— pasos acorto y medio plazo (según la teoría del “cami-no se hace al andar”) con objetivos radicalesa largo plazo.

Para recorrer este viaje con éxito, es nece-sario ante todo deshacerse de algunos con-ceptos de la economía tradicional y plantearotros nuevos adaptados a los retos ecológi-cos y sociales del siglo XXI (primer capítulo).Luego, con valentía, se trata de plantear quesupone esta gran transformación en términosde sectores y trabajos deseables y no desea-bles (segundo capítulo). En particular, vere-mos que es posible crear más empleo de caraa los años venideros gracias a un cambio demodelo productivo basado en los sectores yempleos verdes (tercer capítulo). Sin duda,estas mutaciones requerirán unas condicio-nes necesarias básicas para llevarse a cabo através de un cambio de expectativas, másdemocracia y unas políticas públicas ambicio-sas que ilustraremos, a modo de conclusión,con una buena práctica de transición ecológi-

ca e integral en un pueblo minero (cuartocapítulo).

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Consideraciones previas

sobre el pasado y el futuro

del modelo económico

a) La economía del crecimiento contra elser humano y la Naturaleza

La sociedad asalariada e industrial es básica-mente una sociedad de consumo que hapasado de ‘la producción para satisfacer lasnecesidades’ al ‘consumo para dar trabajo alas personas asalariadas y hacer funcionar lasindustrias’ (Arendt, 1958). De este modo, elmodelo socio-económico actual empuja a tra-bajar más, para ganar más e, in fine, consumiry producir más.

Esta dinámica circular “producciónem pleoconsumoproducción…”, queestructura la sociedad, el Estado de bienestar,el mercado laboral, el tiempo social dominan-te, se fundamenta en la acumulación tanto decapital como de riqueza material a través delpredominio del trabajo remunerado y “pro-ductivo” (véase cuadro 1) que genera por unlado plusvalías para los capitalistas y por otrolado salarios para los trabajadores paragarantizar un poder adquisitivo orientado al

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ELA MEDIOAMBIENTE

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consumo de masas, que a su vez alimentan lamáquina productiva que generará másempleo, más consumo, más capital, etc.. Estasociedad del crecimiento se distingue por lassiguientes características determinantes parasu buen funcionamiento:

El crecimiento continuo del ProductoInterno Bruto (PIB)1

El llamado “crecimiento” se basa en elaumento en un periodo dado de las tasas decrecimiento del “PIB en volumen”, es decir delas cantidades producidas. Esta forma de cal-cular la riqueza de una nación, basada en el“producir mucho” y por desgracia asimiladatanto por los poderes políticos y económicoscomo por la gran mayoría de la población albienestar de un país, no tiene en cuenta (casi)en absoluto los límites biofísicos del Planeta,las condiciones y externalidades ecológicas ysociales de la producción, ni su finalidad, asícomo tampoco los trabajos no mercantiles(de cuidado, domésticos o voluntarios) o elreparto de riqueza.

Además, y por mucho que se cambie sumotor marrón por uno verde, todo indica quela era del crecimiento ha terminado. La deca-dencia estructural del crecimiento del PIB—desde los niveles altos de los años 70(¡hasta 8% en el Estado español!) a nivelesbajos o negativos en estos momentos— indi-ca que los países de la OCDE, incluido el

Estado español, van a salir del breve periodode su historia en que su modelo económico,la paz social y el progreso se basaba en unaumento continuo e insostenible de las canti-dades producidas y consumidas.

Los aumentos de productividad

Un postulado central es que siempre habráaumentos de productividad globales, es decirque seremos capaces de producir más canti-dades de las mismas cosas con la misma can-tidad de trabajo. Para la mayoría de los eco-nomistas, ello representa incluso el centro delprogreso, de la emancipación, del tiempolibre, de la protección social, etc. En estascondiciones, el crecimiento tiene que sersuperior a los aumentos de productividadpara que haya aumento del volumen de tra-bajo. Sin embargo, buena parte de losaumentos de productividad alcanzados por lasociedad industrial son productivistas, esdecir, nocivos para la sostenibilidad. Por ejem-plo, el sistema agroalimentario global ha con-seguido producir tanta cantidad de alimentos(aunque muy mal repartidos) con tan pocamano de obra sobreexplotando los recursosnaturales y las personas.2

Por otro lado, al igual que para el crecimien-to del PIB, el aumento medio de productividaden los últimos 50 años ha experimentado unadecadencia estructural: en el Estado español, 7

LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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oscilaba en los años 70 entre el 3% y el 6% ydesde los años 2000 entre el 0% y el 2%.

El progreso tecnológico

Es el motor del crecimiento que se fundamen-ta en los principios siguientes: 1) todo lo quees técnicamente posible es aceptable 2) latecnología permitirá superar los problemassociales o ecológicos que enfrentamos 3) lanaturaleza es sobre todo el objeto propuestopara nuestro dominio y para nuestro prove-cho, gracias a la tecnociencia. Sin embargo,esta visión no tiene en cuenta 1) los riesgosasociados a tecnologías que superan la capa-cidad de control del ser humano (energíanuclear, transgénicos, etc.) 2) el llamado“efecto rebote”: por mucho que disminuya elimpacto ambiental por unidad producida, lasmejoras tecnológicas se encuentran sistemá-ticamente anuladas por la multiplicación delnúmero de unidades vendidas y consumidasen términos absolutos3 3) Como lo explicaRiechmann (2006): “el medio ambiente noforma parte de la economía, sino que la eco-nomía forma parte del medio ambiente. Sonlos subsistemas económicos humanos losque han de integrarse en el sistema ecológicoenglobante, y no al revés”.

El poder adquisitivo

El aumento del poder adquisitivo de las per-sonas trabajadoras, es decir el poder de com-prar más cantidad de bienes y servicios consu salario, es un pilar de la lógica fordista eindustrial. Para alimentar el crecimiento eco-nómico continuo y la promesa del plenoempleo, trabajar (o sea generar poder adqui-sitivo) y consumir (o sea comprar y fomentarmás producción) se convierten en deberescasi patrióticos —¡anti-crisis!— e indiscutiblesde la ciudadanía moderna.4 Como el creci-miento tiene que aumentar más rápido que laproductividad para seguir creando empleo, laciudadanía sufre un llamamiento constante alconsumo y al aumento del poder adquisitivo.El consumo se transforma asimismo según laexpresión de Jean Baudrillard (1974) en un“trabajo social” donde la lógica industrialmoviliza al consumidor como “trabajador delconsumo” por el bien del sistema y por el biendel individuo, que no tiene porqué correspon-der con el de la colectividad, de las genera-ciones futuras, del Planeta y, paradójicamen-te, ni con el del propio individuo.

El empleo

Es el nexo fundamental entre la producción yel consumo, así como la variable que permitesacar plusvalía de la persona trabajadora ygenerar salarios para su poder adquisitivo.

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

Cuadro 1

¿Qué llamamos trabajo y empleo?

El concepto de trabajo —del latín tripalium, un instrumento de tortura romano con trespalos— no es una constante antropológica. Su definición y percepción polisemántica varía—y seguirá variando— según las épocas históricas. En la Grecia antigua, trabajaban losesclavos mientras que los ciudadanos libres se dedicaban a las artes, la política, la filoso-fía y el deporte.7 En la Edad Media, el trabajo se rige por el tiempo agrícola y religioso.

Con la revolución industrial, se rige por el tiempo del reloj de la fábrica y de la produc-ción, y es un valor tanto económico como social. En este contexto, la riqueza se obtiene através de la fuerza humana ejercida sobre objetivos materiales e intercambiables, a partirde los cuales el valor añadido es siempre visible y mensurable. El trabajo socialmentedominante —el empleo— pasa por tanto a ser productivo (genera una producción cuanti-tativa y con valor de cambio), asalariado (el trabajador no posee los medios de produc-ción), una mercancía (el trabajador vende su fuerza de trabajo en el mercado laboral y acambio recibe una remuneración) y a tiempo completo (hasta 18 horas/día a mediados delsiglo XIX, 8 horas/día teóricas8 en la actualidad). Al dejar de autoproducir y autoconsumir,el trabajador satisface principalmente sus necesidades básicas a través del mercado gra-cias a su poder adquisitivo.

Al ser el trabajo dominante el empleo productivo y remunerado, existe una invisibilizacióneconómica y social de todos los “otros trabajos”, por ejemplo los no remunerados comoel voluntariado que no genera un valor monetario o los reproductivos como el trabajodoméstico y de cuidados. Al igual que Herrero (2012), podemos definir los trabajos de cui-dados como “aquéllos destinados a satisfacer las necesidades del grupo, su superviven-cia y reproducción que, en el marco de nuestra sociedad, son asumidos de forma mayori-taria por las mujeres” (alimentación, limpieza, cuidado de la infancia, de las personasmayores, dependientes, etc.).

Por todo ello, hablar de trabajo —de su realidad, lugar en la sociedad, dignidad, condi-ciones, relevancia, impacto ambiental, reparto, futuro, transformación, etc.— es hablar detodos aquellos trabajos, productivos y reproductivos, remunerados y no remunerados.

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Este tipo de “trabajo” no es una constanteantropológica (véase cuadro 1): la conversiónde las masas al trabajo asalariado y producti-vo ha requerido y sigue requiriendo utilizarobligaciones e incentivos, medidas de expro-piación (de los bienes comunes y derechoscomunales)5, propaganda ideológica, llama-miento a la moral industriosa, etc.6. En estascondiciones, el “pleno empleo” —vector idea-lizado del bienestar y consumo generaliza-dos— se transforma en piedra angular de losdiscursos y reivindicaciones donde cualquierempleo es intrínsecamente bueno, sin impor-tar su finalidad, ni su ética, ni sus impactossobre el medio ambiente, las generacionesfuturas o los países del Sur.

En base a estas características e ignorandolos límites y críticas nacientes al modelo, un“contrato social” crecentista se instala en lospaíses occidentales entre gobernantes y fuer-zas productivas a partir del fin de la SegundaGuerra Mundial (principalmente durante elperiodo de las Treinta Gloriosas). El objetivocompartido es el crecimiento del PIB, es decirde la tarta económica y material (sin importarla calidad, ni la disponibilidad de los ingre-dientes, ni los límites del molde) para susiguiente reparto entre capital y trabajo, yasea a través del mercado (liberalismo) o delEstado (social-democracia o capitalismos deEstado). Mientras crezca a buen ritmo la tartaen el “modo pleno empleo y aumentos de

productividad”, el capital tendrá garantizadouna parte constante, o incluso creciente, delpastel para sus beneficios, y las personas tra-bajadoras —principalmente el hombre— ten-drán garantizado (gracias a la redistribuciónde una parte de los aumentos de productivi-dad) un empleo y el refuerzo de su poderadquisitivo y el del conjunto de su familia.

Es importante señalar que, en este marco, elempleo se entiende como trabajo productivoa tiempo completo: existe un gran consensocultural para considerar la jornada de 37-40horas como norma deseable, ya que podrá asu vez garantizar a la persona trabajadora unpoder adquisitivo a la altura de sus hipotecasbancarias y de la avidez promocionada por lamáquina publicitaria y la innovación perma-nente. El empleo (es decir el trabajo remune-rado) y el consumo se convierten en estemodelo en las herramientas más potentes dela socialización identitaria y de la inclusiónsocio-económica. Los salarios y el Estado delBienestar protegen el individuo y le permitenuna participación activa en la sociedad deconsumo de masas y un estatus social gra-cias al “lenguaje de los bienes materiales”(Jackson, 2011). En esta sociedad y de formaresumida: “quien trabaja, come”, “quien tra-baja, consume” y “quien consume, creaempleo”.

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ELA MEDIOAMBIENTE

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Sin embargo, este modelo de (relativa) “pazsocial” que en varios aspectos sigue alimen-tando el imaginario colectivo de las corrientesprogresistas, hoy ha caducado. En el momen-to en el que se eche a perder o se agote latarta (está envenenada, escasea un ingredien-te, el molde tiene límites, algunos comensalesse comen demasiados trozos, o todo a la vezcomo en la crisis actual), la fiesta se acaba(aunque con el hundimiento siguen ganandounos pocos, generalmente los que más tartahabían acumulado). De hecho, este modelose tambalea en lo más profundo de su diná-mica interna porque choca con una triple cri-sis, que juntas conforman la crisis sistémica9:

1) Crisis ecológica

Consecuencia del liberal-productivismo queha creado la tensión actual entre Humanidady Naturaleza, se caracteriza por:

· La crisis energética: hemos llegado altecho del petróleo (en inglés peak oil, esdecir el momento a partir del cual laextracción de una unidad de petróleo porunidad de tiempo ya no puede incre-mentarse) mientras que sigue aumentan-do la demanda energética de los paísesemergentes. Ambos factores, junto conla especulación en los mercados, conlle-van el encarecimiento y falta de abaste-cimiento de los recursos naturales indis-pensables para alimentar la globaliza-

ción con energía barata y de buena cali-dad. Estamos entrando en la era delpetróleo caro, poco abundante y de malacalidad que, de hecho, fue uno de losdetonantes de la crisis económica del2008.10

· La crisis climática: la atmósfera no puedeabsorber nuestras gigantes emisionesde gases de efecto invernadero.

· La pérdida de biodiversidad de especiesvegetales y animales, y la privatizaciónde los bienes comunes y saberes tradi-cionales a través de la biopiratería.

· La crisis alimentaria provocada por lascrisis energética y climática; el conflictode usos de tierras para alimentos, agro-combustibles y ganado (a su vez relacio-nado con el insostenible consumo decarne y pescado en los países delNorte); el sistema productivo basado enla exportación; la especulación, etc.(Marcellesi, 2012a).

· El peak all: no solo estamos en el Peakoil sino que llegamos al Peak all (el techode “todo”), es decir además de los com-bustibles fósiles también de los minera-les, tierras raras, etc.11

Hoy en día, la humanidad ya supera en un50% su capacidad de regenerar los recursosnaturales que utilizamos y asimilar los resi-duos que desechamos. Hasta tal punto quese necesitarían 3 planetas si el nivel de con- 11

LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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sumo de la Comunidad Autónoma del PaísVasco (CAPV) y la Comunidad Foral deNavarra se extendiera al resto del mundo(WWF, 2010).

2) Crisis social

Con la reforma neoliberal, en estos últimosveinte años las rentas del trabajo se han vistomermadas en detrimento de las rentas delcapital, pasando según el Eustat en la CAPVde casi un 58% de la renta autonómica a prin-cipios de los noventa, a un 48% hoy. Además,existe una desigualdad abismal entre salariosmás bajos y más altos (tanto en un mismopaís como entre países del Norte y países delSur). Por ejemplo, en Telefónica, Santander oBBVA, el sueldo medio de sus altos directivoses respectivamente 103, 102 y 59 mayor queel sueldo medio de sus trabajadores.12

Por otra parte, la crisis provoca una reduc-ción del tiempo de trabajo global, de la peor ymás caótica de las maneras: en forma de paromasivo (a principios de 2013: 26% a nivelespañol y 16,3% en el conjunto vasco-nava-rro, ambos muy por encima de la media euro-pea de 10,7%), a través del aumento del tra-bajo precario (como los mini-jobs), y de formatotalmente desigual entre hombres y mujeres,entre ingresos bajos y altos o entre jóvenes yotras franjas de edad.13 Por si fuera poco, estaespiral de desempleo y de desigualdad, es enparte consecuencia y se verá reforzada por la

crisis ecológica (Marcellesi, 2012a, HeinrichBöll Foundation, 2009). Como lo describeGorz, vivimos en una “sociedad del paro”donde coexisten una aristocracia de personastrabajadoras, en mayor o menor medida pro-tegidas e integradas en la sociedad de consu-mo, con un «precariado» dedicado a laboresmenos cualificadas, ingratas y en malas con-diciones, y una masa creciente de personasdesempleadas, ambas categorías en riesgo oen proceso de exclusión de la sociedad deltener. En esta dinámica, la ausencia de traba-jo, de sueldo y de poder de compra casi siem-pre desembocan en un proceso de frustraciónpersonal y exclusión social (Marcellesi,2012b).

A nivel mundial, es necesario hablar de:

· Injusticia social: el 40% de la poblaciónmundial sólo contaba con el 5% de losingresos, mientras que el 10% más ricoacapara el 54% (Informe sobre Desa -rrollo Humano, 2005).

· Injusticia ambiental: Europa y Nortea -mérica representan conjuntamente un12% de la población mundial, un 26% dela biocapacidad y un 38% de la huellaecológica mientras que Latinoamérica yÁfrica no supera un 15% de la huella eco-lógica mundial a pesar de contar con un21% de la población mundial y un 39%de la biocapacidad (WWF, 2012).

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ELA MEDIOAMBIENTE

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3) Crisis de cuidados

Según Herrero (2012), “es el resultado de laconfluencia de un conjunto de factores entrelos que destaca el acceso de las mujeres alempleo remunerado dentro de un sistemapatriarcal”. En esta dinámica, las mujeresacceden al mercado laboral —con menoressalarios que los hombres— sin dejar de serlas principales responsables de los trabajosde cuidado y domésticos. De hecho en 2011,si sumamos trabajo remunerado y no remu-nerado, las mujeres trabajaban a diario 2horas más que los hombres…14

Esta doble, a veces triple, jornada provocatambién una desigualdad de género en elacceso a la sociedad del consumo puestoque las mujeres disponen de menos tiempolibre y de menores recursos derivados del tra-bajo remunerado. Esta crisis del sistema decuidados, acompañado por la privatización delos servicios sociales, provoca la precariza-ción de las mujeres con bajos ingresos y la“cadena global de cuidados” donde el pesode los cuidados en las familias ricas del Norterecaen —a través de un empleo (a menudomal) remunerado— en las mujeres migrantesque a su vez dejan de ocupar estas funcionesen sus lugares de origen.

Ante esta triple crisis, no todos los escena-rios de futuro —al igual que los que estudia-remos en los capítulos siguientes— son bue-nos. De hecho, existen varios escenarios posi-

bles para los próximos decenios que son alta-mente no deseables por poner en peligro nosolo la justicia social y ambiental sino tambiénla propia supervivencia civilizada de la huma-nidad (Azkarraga et al, 2011, Marcellesi,2012a). Primero, el “ecofascismo” o “econo-mía de guerra” (según expresiones de AndréGorz, 2007), es decir el reparto autoritario, vio-lento y excluyente de las riquezas sociales yecológicas, es una posibilidad por desgraciareal como lo prueba no solo la historia (elnazismo fue una de las principales conse-cuencias de la crisis de 1930) sino también elauge cada vez más preocupante de movi-mientos socio-políticos e ideas de carácterxenófobos en toda Europa. Segundo, puestoque las civilizaciones nacen, se desarrollan ymueren, tampoco se puede descartar elcolapso, es decir el derrumbe de las institu-ciones, de la organización social y de lapoblación como ocurrió en la civilizaciónmaya en el siglo IX o como pasa hoy día enestados fallidos como Somalía. Por último,como principal respuesta a la crisis de lasdeudas soberanas (profundamente vincula-das a la crisis ecológica como lo recuerdaDavid Graeber15), asistimos cada vez más enestos momentos al refuerzo de las estructurasde poder con corte tecnocrático que ademástienen como particularidad aupar al poderpersonas procedentes del mundo bancarioque provocaron directa o indirectamente lasituación actual (como fue el caso de Grecia, 13

LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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Italia o actualmente del Banco CentralEuropeo). De forma transversal a las tres cri-sis, nos enfrentamos a una profunda crisisdemocrática donde se tambalean las institu-ciones aupadas por la sociedad del creci-miento. Dicho de otro modo, estamos vivien-do una verdadera crisis de civilización.

b)Hacia un modelo económico equitativoy en paz con la Naturaleza

Como podemos constatar, la crisis es una cri-sis sistémica, que se enraíza en lo más pro-fundo de nuestros valores y de nuestra civili-zación. No nos equivoquemos: no es solo unacrisis de reparto y de redistribución. Incluso siredistribuyéramos de forma equitativa las ren-tas entre capital y trabajo, la humanidadseguiría viviendo como si tuviéramos 1.5 pla-netas, es decir por encima de sus capacida-des ecológicas. Incluso si recuperáramos lapropiedad de los medios de producción enmanos de las personas trabajadoras, el nocambiar el modelo de producción y consumonos abogaría directamente al colapso energé-tico, climático y alimentario. De hecho, nosupone diferencia apreciable quién posea losmedios de producción (el capitalista, elEstado o los cooperativistas), “si el procesode producción en sí se basa en suprimir lospresupuestos de su misma existencia”(Dobson, 1997: 55).

Y por último, reclamar en este modelo pro-ductivo pleno empleo a 37 horas semanales omás es un peligro ecológico. En 2010, paramantener el nivel de producción y consumoalcanzado en el Estado español, ya de por símuy por encima de los límites ecológicos, tansolo se requería que las personas activasdedicaran de media a la semana 19 horas altrabajo remunerado... ¿Cuántos planetas,además de las 3 actuales, necesitaríamos sitrabajara 37 horas a la semana (acorde conlos patrones del modelo productivo actual) el100% de la población activa? Como es mejorque la humanidad no tenga que responder aesta pregunta y enfrentarse a sus consecuen-cias, nuestras sociedades occidentales y laHumanidad se tienen que marcar como obje-tivo: el decrecimiento de su huella ecológicaprimero per cápita y segundo en términosabsolutos.

En este marco, existe una contradicciónprofunda entre capital y naturaleza, entre capi-tal y vida, que la lógica del crecimiento esincapaz de superar. La cuestión de la orienta-ción y la finalidad de la producción y del con-sumo, es decir la cuestión del “¿qué hacemoscon los recursos limitados que tenemos?” espor tanto central. Dicho de otra manera, estacrisis es también una crisis ética, de búsque-da de sentido, donde cada persona y cadasociedad tiene que repensar de forma indivi-dual y colectiva el sentido de nuestra existen-

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cia y, por consiguiente, nuestro lugar adecua-do en la naturaleza. En resumen, una recon-versión ecológica de la economía y de lasociedad supone contestar de forma demo-crática a preguntas fundamentales y existen-ciales: ¿por qué, para qué, hasta dónde ycómo producimos, consumimos y trabaja-mos?

Por otro lado, supone dotarse de unamacroeconomía ecológica consistente. Acontinuación, se resumen algunas bases deesta macroeconomía alternativa (Gadrey,Marcellesi, Barragué, 2013).

Prosperidad sin crecimiento16

Decir «sin crecimiento» significa «sin creci-miento de las cantidades producidas». Dehecho, el crecimiento económico (del “PIBreal”) de un sector no es necesario para laprogresión de su valor agregado (y del volu-men de trabajo o de empleo asociado). Esnecesario construir una nueva macroecono-mía ecológica donde la estabilidad no depen-da del crecimiento, donde la productividad deltrabajo no sea el factor determinante, capazde integrar las variables ecológicas dentro desu funcionamiento y, como argumentanAzkarraga et al. (2011), de superar definitiva-mente el PIB como indicador principal deriqueza (sin dejar de utilizarlo, al igual que laproductividad, en sus reducidos ámbitos devigencia, véase cuadro 2).

Aumentos de calidad y sostenibilidad

La prosperidad puede basarse en una organi-zación social, en técnicas y procesos que, enlugar de ahorrar siempre tiempo de trabajopara producir la misma cosa (aumentos deproductividad, en gran parte insensibles a losdaños ecológicos o sociales) consisten enproducir mejor y producir otra cosa con igualo más —y mejor— trabajo. Dicho de otromodo, en vez de producir un kilovatio-hora(kWh) proveniente de una central de carbón yuna tonelada de trigo en la agricultura intensi-va, producir un kWh proveniente de una cen-tral eólica (de pequeña escala y local) y unatonelada de trigo ecológico implica más tra-bajo, en mejores condiciones, con menosenergía, menos impacto ambiental e igual omejor nivel de calidad y comodidad.

Poder de vivir bien

Al centrarse en el poder adquisitivo y por tantocasi únicamente en la “pobreza monetaria”,se confunde la “capacidad de vivir bien” conel “poder pagar y comprar” y se profundiza enla mercantilización del mundo. El “poder devivir bien” es un concepto multidimensionalmás amplio que el poder adquisitivo: planteaque hay que aumentar la calidad de vida enun entorno sostenible con más riqueza socialy ecológica.17 El vivir bien implica el acceso ariquezas no económicas como la autonomía,

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la solidaridad, la ciudadanía, la seguridad, laautoestima y la ecología, tener cubiertas susnecesidades básicas (alimentación, energía,vivienda, etc.) y el desarrollo de serviciosfuera de la lógica mercantil (salud, cultura,educación, movilidad…).

Tecnologías abiertas y convivenciales

Según Illich (2006), solo una sociedad queacepta poner límites a ciertas técnicas en susmedios de producción tiene alternativas políti-cas. En esta visión, llama «convivenciales» alas tecnologías que aumentan el espacio de laautonomía y a las sociedades en que la herra-mienta moderna ya no está al servicio de uncuerpo de especialistas, sino al servicio de lapersona integrada en la colectividad, es decirdonde el ser humano controla la herramienta.A diferencia de las mega-tecnologías, mega-infraestructuras y mega-máquinas (tecnologí-as cerrojos o heterónomas18 con un alto nivelde complejidad, control, seguridad, centrali-zación, burocracia, impacto ambiental, etc.),se tratan de “tecnologías abiertas” que favore-cen la comunicación, la cooperación y la inte-racción, como el teléfono o actualmente lasredes y software libres (Gorz, 2012). Por ello,sin acto de fe ciega en la tecno-ciencia, esnecesario asumir los principios de precaucióny de responsabilidad que nos permiten decidircolectivamente que tecnologías son apropia-

das para una transición ecológica ordenada(Azkarraga et al, 2011).

Trabajos productivos y reproductivos

Es necesario salir de la lógica industrial y agrí-cola fordista para repensar el trabajo desde susignificado multidimensional y alcanzar suencaje dentro de unos ecosistemas frágiles yfinitos. En este sentido, se trata de pasar deuna lógica del “vivir para trabajar” al “trabajarpara cubrir sus necesidades básicas, y vivirbien y feliz”. En este marco, domina el trabajo(con sentido) para sí y para la colectividaddonde dominan la autonomía (el control sobresu tiempo y el producto de su labor) y las acti-vidades que generan riqueza social/ecológi-ca. Se busca reequilibrar la distribución de lostrabajos remunerados/no remunerados entremujeres y hombres así como revalorizar laesfera de la reproducción de la vida (del cui-dado de las personas y de la naturaleza, cul-turalmente asociada a valores femeninos)frente a la esfera de la producción (del domi-nio y control sobre la naturaleza, culturalmen-te asociado a valores masculinos).

Dicho esto, las actividades productivas nodesaparecen ni mucho menos, sino que setransforman profundamente. Como veremosen el capítulo siguiente, la mayoría de los pro-cesos de producción “limpios”, los más salu-dables con respecto a la Naturaleza (y tam-bién en términos de condiciones de trabajo),

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los que más ahorran en energía y en materia-les, en agua, etc., exigen más volumen de tra-bajo que las producciones que contaminan ysobrexplotan los recursos naturales. Hace

falta entonces más trabajo a nivel local paraproducir la misma cantidad, pero con una cali-dad totalmente distinta.

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

Cuadro 2

¿Debemos desechar el PIB y el concepto de productividad?19

¡No! Pero hay que utilizarlos en sus esferas reducidas de validez y con la precaución dequienes conocen sus límites. Por ejemplo, el PIB es útil para conocer la suma de los valo-res agregados, la distribución de este valor agregado entre rentas del trabajo y rentas delcapital, la evolución de los volúmenes producidos, los índices de precios. La contabilidadnacional es una valiosa invención, indispensable para determinados análisis, incluso paraponer en tela de juicio que el crecimiento no es el bálsamo mágico hacia la prosperidad ola felicidad.

Por otro lado, reconocer que gran parte de los aumentos de productividad son producti-vistas no significa que todos los aumentos de productividad sean contraproducentes. Enciertos sectores, como puede ser la agroecología, las energías renovables, la movilidadsostenible, etc., hay aumentos de productividad defendibles desde un punto de visto eco-lógico y social (y son esos “aumentos de productividad no productivistas” que se puedeninvertir por ejemplo en reducción de jornada laboral). Sin embargo, durante la transiciónhacia una sociedad justa y ambientalmente viable, disminuirá la productividad en muchossectores en los que se pasaría de producciones «insostenibles» a producciones «sosteni-bles» con respecto a las redes antiguas dado que hace falta más trabajo para producir lasmismas cantidades con menos energía (véase también el cuadro “Energía y empleo” en elcapítulo 2). Dicho de otro modo, una cesta de agricultura ecológica relocalizada es menos“productiva” que una cesta de agricultura intensiva globalizada, pero es más saludable ymás respetuosa con el medioambiente y con las generaciones futuras. Por tanto, una sus-titución virtuosa (menos desempleo, menos energía) se traducirá en una disminución glo-bal de la productividad en términos económicos clásicos.

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La deliberación ciudadana

Ya sea para definir otros indicadores de rique-za o el “poder del vivir bien”, para fijar colecti-vamente las necesidades deseables y posi-bles en un mundo solidario y finito, para elegiren consecuencia qué tipos de trabajo (ydónde invertirlos) se requieren para cubrirlas,para debatir y escoger las tecnologías adap-tadas a este proyecto de sociedad, el debateciudadano es central. Ya es hora de hacer dela vida en general y de la ciencia (incluida laeconomía) en particular un tema de extensasdeliberaciones democráticas locales (segúnel principio de subsidiariedad y la necesariarelocalización del poder) y globales (mayorarticulación transfronteriza). En estos ágoras,es donde se hace posible una evaluación plu-ral, participativa y multicriterio de la produc-ción y de su eficiencia, del reparto de lasriquezas económicas, ecológicas y sociales,de la reproducción de la vida o de la igualdadentre mujeres y hombres de cara a respondera las necesidades de una sociedad justa ysostenible (véase capítulo 4).

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La gran transformación del siglo XXI

a) Sectores y trabajos no deseables

Demasiado a menudo, ya sea en las reivindi-caciones oficiales de la mayoría de los sindi-catos20 o en los discursos de los poderes polí-ticos y económicos, el objetivo del plenoempleo —por los medios que sea— es unarealidad indiscutible y no discutida. Esta diná-mica laboral da pie a aceptar de forma acríticao inconsciente que cualquier tipo de empleovale, mientras dé trabajo, salarios y mayorpoder adquisitivo a la ciudadanía.

Sin embargo, el diagnóstico es claro. La tri-ple crisis ecológica, social y de cuidadosmarca límites al crecimiento de la economía ya ciertos sectores productivos, y lleva a con-cluir de forma tajante que hay actividadeshumanas que, o bien deben decrecer (en dife-rentes grados y medida), o bien desaparecer.Obviamente, si bien hay empleos socialmenteno deseables y ecológicamente no posibles,es necesario recalcar con nitidez y sin ambi-güedad que las personas que hoy trabajanen estos sectores son necesarias, sus habili-dades y know-how imprescindibles para latransición ecológica y tienen que ser las pri-meras en participar en la planificación partici-

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pativa de la reconversión económica (véasecapítulo 4).

En este marco, en cualquier momento lospuestos de trabajo deben perseguir un dobleobjetivo de equidad y sostenibilidad, así comoresponder a dos clases de imperativos éticosy ecológicos. Aquellas actividades, considera-das por la sociedad como nocivas para elbien común, la justicia ambiental presente yfutura o la naturaleza, serán socialmente nodeseables en una sociedad justa y sostenible.

Antes de profundizar en ambas cuestiones,es necesario precisar que los imperativos éti-cos y ecológicos no sustituyen sino que, porsupuesto, se suman y complementan el impe-rativo de justicia social. En concreto, al igualque no valen los trabajos que por muy decen-tes que sean destruyen valor social y ecológi-co, tampoco valen los trabajos que por muyverdes que sean se realizan en condicionesprecarias, mal remuneradas o inhumanas. Asílo marcan la Organización Internacional delTrabajo (OIT), el Programa de las NacionesUnidas para el Medio Ambiente (PNUMA), laConfederación Sindical Internacional (CSI) yla Organización Internacional de Empresarios(OIE) (2008, p. 5) que afirman claramente que“los empleos verdes deben ser trabajo decen-te”. Más aún, “los empleos decentes y verdesvinculan eficazmente los objetivos de desarro-llo del Milenio 1 (reducción de la pobreza) y 7(protección del medio ambiente), y contribu-

yen a que sean objetivos que se apoyanmutuamente, en vez de enfrentarse.” Dicho deotra manera, la lucha por otro modelo econó-mico debe compaginar a la vez decencia ysostenibilidad, es decir justicia social y justiciaambiental, dos términos totalmente insepara-bles e interdependientes.

Imperativos éticos (¿cuánto valor crea odestruye un puesto de trabajo?)

Ningún empleo tendría que poder causardirecta o indirectamente un daño o perjuiciomoral o físico a otra persona o colectivo, seencuentre cerca del lugar de trabajo o enalguna otra parte de este mundo. El casoparagdimático es sin duda el sector arma-mentístico donde trabajan actualmente en elEstado español unas 26.000 personas. En laCAPV, trabajan unas 3.000 personas a travésde más de cien empresas que participan enactividades vinculadas a la industria militar(componentes de avión, helicóptero, carro decombate, mantenimiento de cañones, obu-ses, armas ligeras, etc.) con una facturaciónde 600 millones de euros al año.21 Claramenteeste sector es contrario a una ética pacífica,basada en la reducción drástica de la fabrica-ción y uso de las armas así como la resoluciónno violenta y dialogada de los conflictos, porlo cual no puede justificarse —alegando la“defensa del empleo”— su continuidad, ni lade sus plantillas.

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De la misma manera, hay actividades—como puede ser el sector financiero y ban-cario, en gran parte responsable de la burbu-ja inmobiliaria y de la crisis económicaactual— que destruyen más valor de la quegeneran.22 En este sentido, la new economicsfoundation (nef) ha comparado diferentespuestos de trabajo en términos de valor segúnel impacto a medio y largo plazo sobre lasociedad y el medioambiente, así como entérminos de eficiencia financiera. Las conclu-siones de sus cálculos —para Reino Unido–son claras (Kersley, Lawlor, 2009):

· Los principales banqueros tienen unossalarios de entre 597.000 euros y 12millones de euros; los altos ejecutivosreciben sueldos de entre 59.700 y 14millones de euros; algunos asesores fis-cales ganan entre 89.500 y 239.000euros. Por cada euro de valor que gene-ran estos trabajadores, destruyen 8, 13 y56 euros de valor, respectivamente.

· Las personas cuidadoras de la infancia,las del servicio de limpieza de hospitalesy las que trabajan en el reciclado debasura —que reciben salarios un pocomás altos que el salario mínimo interpro-fesional— generan un valor de entre 8 y14 libras por cada libra que ganan.

Como podemos constatar, los trabajos amenudo escasamente o mal retribuidos ypoco valorados socialmente, además de su

carácter reproductivo y altamente feminiza-dos, producen considerablemente más valorque los trabajos con un mayor sueldo. Másaún, los trabajos bien retribuidos, y con unalto estatus social y altamente mascuniliza-dos, pueden incluso provocar un valor negati-vo, al tener un efecto destructivo sobre lasociedad y/o el medio ambiente.

De igual manera, y en contra de la opinióntradicional, la nef recuerda que el salario nosiempre recompensa la rentabilidad subya-cente: los incrementos en los salarios de losaltos ejecutivos no se corresponden con unalto rendimiento económico en el sectorempresarial. Al revés, es probable que las per-sonas con salarios bajos sean los que traba-jen más horas y de forma más extenuante, yen muchos casos necesitando tener más deun trabajo para poder llegar a fin de mes.

Imperativos ecológicos (¿qué relación unela energía al empleo?)

Deberán decrecer y/o transformarse profun-damente aquellos sectores que son muyintensivos en energía y materia (tanto por uni-dad producida como en términos absolutos),pero poco intensivos en mano de obra, tienenun fuerte impacto sobre el medio ambiente,un alto consumo de recursos naturales porencima de sus capacidades de regeneración,una alta tasa de contaminación o producciónde residuos por encima de la capacidad de

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absorción de los ecosistemas o que promue-ven un modelo de producción y consumo nocompatible con los límites biofísicos del pla-neta. Entran en esta categoría los sectoresautomovilístico, aéreo,23 de la energía (delpetróleo, gas, carbón o nuclear), de la agricul-tura y ganadería intensiva, de la industriapesada (refinerías, papeleras, cimenteras,etc.), del turismo de masas y del ladrillo(segundas viviendas, urbanizaciones o gran-des infraestructuras: autopistas, AVEs, incine-radoras, superpuertos, puertos deportivos,supermercados, etc.).

En particular, este enfoque requiere un aná-lisis más profundo sobre la relación entreempleo y energía (definida en termodinámicacomo “la capacidad para producir trabajo”).Desde los inicios de la revolución industrial, larelación entre ambos conceptos ha seguidolos patrones siguientes:

1) La energía promedia por trabajador acti-vo no ha dejado de crecer: mientras quedurante decenas de siglos una persona,de promedio, tenía a su alcance menosde 2 caballos de potencia (HP) por día(su propia fuerza de trabajo y la de susanimales), hoy tenemos en el Estadoespañol un promedio de 50 HP por per-sona y 150 HP por trabajador activo ocu-pado (a través de la fuerza mecánica yeléctrica, que dependen a su vez en gran

parte de las energías fósiles) (Prieto,2013).

2) La sustitución de la fuerza de trabajohumana y animal por las máquinas, prin-cipalmente en los sectores agrícolas eindustriales (intensivos en capital y ener-gía pero cada vez menos en mano deobra): ha tenido como efectos contradic-torios, por un lado la reducción continuade la jornada laboral (gracias a losaumentos de productividad), y por otrolado el aumento del paro estructural yuna presión insostenible sobre los eco-sistemas.

3) Dicha sustitución de empleo por energíase realiza de forma muy desigual entreNorte y Sur. Si en el año 1990 un habi-tante promedio de la Tierra tenía a su dis-posición 20 “esclavos energéticos” (esdecir que ese habitante promedio utiliza-ba la energía equivalente a 20 sereshumanos que trabajasen 24 horas al día,365 días al año), en Estados-Unidos eran75 esclavos energéticos y enBangladesh solo 1 (Riechmann, 2005).24

Al mismo tiempo, la crisis social y ecológicaimplica que, de forma relativa (per capita) yabsoluta (a nivel mundial y en los países delNorte), el modelo productivo reduzca el con-sumo de energía necesario a su funciona-miento hasta que éste sea compatible con loslímites del Planeta y con la justicia ambiental.

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Puesto que existe una fuerte relación entreempleo y energía, y teniendo en cuenta el“efecto rebote” (véase capítulo 1), una transi-ción social y ecológica de la economía impli-cará más mano de obra en las actividadespoco intensivas en energía y una reducciónpaulatina de los sectores, y por tanto delempleo, muy intensivos en energía. En parti-cular, supondrá mayor tiempo de trabajo glo-bal y de número de trabajadores que hoy endía para la satisfacción sostenible de las nece-sidades humanas básicas (alimentación,energía, cuidados y reproducción de la vida,etc.).

Por ejemplo, se calcula que se necesitaríaen torno a un 30% más de trabajo si se pasa-ra de la agricultura industrial y energívora auna agricultura mayoritariamente ecológica y(algo) menos necesitada de energía.25 Elpotencial de empleos adicionales sería en esecaso del orden de 240.000 en el Estado espa-ñol, 2.400 en la CAPV y 2.940 en Navarra, conuna duración igual de la jornada de trabajo,dado que las poblaciones activas agrícolas enestos tres territorios son respectivamente de800.000, 8.000 y 9.800 personas.26 Por suparte, el sector de la energía nuclear y del car-bón (las fuentes de energía junto con el gasnatural que menos empleo generan por uni-dad de energía producida) cuentan respecti-vamente con 30.000 y 40.000 puestos de tra-bajo directo e indirectos en todo el Estado.

En comparación, y como lo veremos más endetalle en el capítulo siguiente, el sector de lasenergías renovables emplea actualmente enel Estado español a cerca de 150.000 perso-nas de forma directa e indirecta y en 2020, encaso de apoyar de forma decidida este sector,podría llegar hasta 300.000.

b) Sectores deseables, trabajos del futuro

La economía de los cuidadosy del buen vivir

En el marco de una transición ecológica, las“economías suaves” del futuro, es decir conpocas necesidades de energía y materia, ybaja en emisiones de carbono, ya no seránexclusivamente economías orientadas a laproducción de cantidades basadas en ladoble explotación del trabajo y de laNaturaleza, así como en la invisibilización delos trabajos reproductivos. Dicho de otramanera, serán ante todo “economías de loscuidados” y de la calidad, es decir del “buenvivir” y de la “reproducción de la vida”, segúncuatro directrices (Gadrey, Marcellesi yBarragué, 2013):

· Cuidar de las personas, de sus necesi-dades básicas (alimentación, energía,vivienda, movilidad, etc.), su salud, edu-cación, cultura, bienestar, condicionesde trabajo, con el objetivo no sólo de

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ayudar a esas personas, sino sobre todode favorecer su autonomía y sus propiasactividades.

· Preservar y fortalecer el vínculo social, laparticipación, la solidaridad y el acceso alos derechos universales efectivos liga-dos a los bienes comunes y a la ecolo-gía.

· Cuidar de las cosas y de los objetos parahacer que duren y concebirlos a talesefectos.

· Cuidar de la Naturaleza, en todas lasactividades humanas.

Dentro de esta dinámica, se tratar de visibilizarlos trabajos que “se centran en la sostenibili-dad de la vida humana (crianza, alimentación,cuidados de la infancia, a personas mayores,dependientes o enfermas, discapacidad odiversidad funcional) que siendo imprescindi-bles, no siguen la lógica capitalista” (Herrero,2012). Por otro lado, es imprescindible plante-ar que numerosos trabajos de este tipo se ten-drán que realizar fuera del mercado y tambiénfuera del control de cualquier Estado. Unatransición exitosa es así una transición queconlleva en sus genes la desmercantilizaciónde la vida, donde “valores de uso” como laciudadanía, la participación, la ecología y lasolidaridad sustituyen a los “valores de cam-bio”.

Todas aquellas actividades de la economíadel cuidado y del buen vivir se podrán desa-rrollar en torno a diferentes sectores de unasociedad y de una economía plurales, inter-dependientes, ecodependientes, complemen-tarios y fuertemente reequilibrados (en com-paración con el actual dominio del mercado):los servicios públicos, el mercado y la comu-nidad (ya sea a través de la economía social yalternativa o del “don” y de “los comunes”).

Servicios públicos

Ante su desmantelamiento actual, es necesa-rio reivindicar claramente que lo público tienea nivel ecológico la capacidad real para inver-tir en infraestructuras “verdes”, las del futuro,y que a nivel social le mueve el principio deigualdad de acceso a servicios constitutivosde una ciudadanía moderna (como la salud,educación, justicia, transporte, energía, etc.).Los servicios públicos juegan un papel verte-brador de los territorios, permiten una redistri-bución de las riquezas hacia mayor equidad yjusticia social, y explican en gran parte el nivelde desarrollo actual de los países occidenta-les.

Al mismo tiempo, no podemos obviar quedebemos a los poderes públicos —en nom-bre del “interés general” a veces confundidocon el “interés corporativo” o simplementeaplicado desde un enfoque típicamente cre-centista y tecno-científico del progreso— la

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energía nuclear, el desarrollo faraónico de lasautopistas, aeropuertos y alta velocidad o lasmegainfraestructuras sanitarias (muy intensi-vas en capital y energía, jerárquicas y buro-cráticas). En base a esta visión autocrítica, setrata de reforzar los servicios públicos y susempleos asociados principalmente a nivellocal, fuertemente descentralizados y abiertosa la participación, y en sectores de alto valorañadido para las personas, la sociedad y elmedio ambiente (transportes públicos y lim-pios, bicicletas, ciencia e investigación sobretecnología verde, educación, salud, redesenergéticas distribuidas, etc.).

Mercado

Tras más de tres decenios de neoliberalismo ysus nefastas consecuencias sobre la justiciasocial y la protección del medio ambiente, esobvia la necesidad de retomar control sobrelas actividades mercantiles para marcarleslímites y reglas orientadas hacia la equidad yla sostenibilidad. Primero, se trata de reformary regular profundamente los mercados finan-cieros, separar la banca de depósitos de labanca de inversiones, establecer orientacio-nes ecológicas, éticas y sociales a cualquierentidad bancaria rescatada, recuperar el con-trol público o comunitario de los bancos, eimpedir o gravar con un impuesto sobre lastransacciones financieras las actividadesespeculativas desconectadas de la economía

real (productiva y reproductiva) y de la econo-mía real-real (es decir la de los flujos de mate-rias y energía). Sin duda, el sector bancario,los fondos de inversiones (hedge funds), lasaseguradoras, las agencias de calificación ytodo el complejo financiero relacionado conaquellos grandes corresponsables de la bur-buja inmobiliaria y de la crisis económicaactual tendrán que decrecer en términosabsolutos tanto de negocio como de puestosde trabajo.

Por otro lado, es importante aprobar unasnormativas y leyes ambientales que fijan lasgrandes orientaciones democráticas delmodelo productivo, y poner en marcha unafiscalidad ecológica (ecotasas —sobre el car-bono,27 los residuos peligrosos, los terrenoscontaminados, el consumo de energía en laindustria, etc.—, fin de las subvenciones a loscombustibles fósiles, incentivos para las reno-vables y la eficiencia energética, etc.) parainternalizar las externalidades ecológicasinducidas durante el ciclo de producción. Através de un incremento progresivo y planifi-cado de la fiscalidad y la regulación en eltiempo, se envía una señal a los mercadospara guiar las inversiones en el largo plazohacia actividades sostenibles (ecología indus-trial, economía circular, etc.) y, al mismo tiem-po, disuade algunos sectores (como la publi-cidad) y el consumo de productos que másimpacto ambiental dejan o tienen una alta

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carga de obsolescencia programada y favore-ce a los productos que menos impactos tiene.

Por último, es de sumo interés las propues-tas de “la economía del bien común” (Felber,2012). Aporta —o retoma— pistas muy suge-rentes para transformar los mercados y lasempresas actuales hacia la “maximización delbienestar de nuestras sociedades”. Propone,entre otras cosas que un “balance del biencomún”28 sustituya como objetivo principal eltradicional “balance financiero” de las empre-sas (idea muy cercana, por cierto, al histórico“balance social” de las cooperativas), elmarco legal recompense a las entidades quese ayuden mutuamente, se construya una“gestión cooperativa de los mercados”, hayausos permitidos de los superávits (i.e. inver-siones con valor añadido ecológico y social) yno permitidos (i.e. el reparto de beneficiosentre propietarios que no trabajan en laempresa) o se limite el crecimiento y tamañode las empresas así como la concentración decapital.

Economía social y solidaria (ESS)

En la UE-15 en 2010, la ESS representa casi13 millones de empleos remunerados, esdecir, un 7,41% de la población activa (en laUE-27, algo más de 14 millones, un 6,53%),mientras que en el Estado español llega aemplear más de 1,2 millones de personas (un6,74% de la población activa) (Monzón,

Chaves, 2012). En la CAPV y Navarra, genera-ba respectivamente más de 59.000 y 10.000empleos en 2010, un 6,3% y 3,89% de lapoblación activa (Gobierno Vasco, 2011) y, sinduda, el territorio vasco es un campo espe-cialmente rico cualitativa y cuantitativamenteen formas colectivas de organización (pro-ducción, consumo, educación, etc.) como,por ejemplo, la experiencia emblemática —noexenta de fuertes contradicciones y críticas—29 de Mondragón.

Según REAS,30 los principios de la ESS sonlos siguientes: igualdad, empleo, respeto almedio ambiente, cooperación, no lucro (sihay beneficios, luego se reinvierten en susactividades), compromiso con el entornosocial, participación en las redes y democra-cia interna. Aglutina a cooperativas, mutuali-dades, asociaciones, empresas sociales yalgunas fundaciones que intervienen en multi-tud de ámbitos: consumo responsable ycomercio justo, agricultura campesina y pro-ductos ecológicos, servicios a las personasmayores, dependientes y a la infancia, inclu-sión social, acceso a la salud, vivienda socialy solidaria, monedas complementarias y cir-cuitos cortos, solidaridad internacional y turis-mo solidario, banca ética y finanzas solidarias,cooperativas de trabajadores, centros de reci-claje y de recursos, car-sharing, etc.

La economía social y solidaria tiene unpapel fundamental en el cambio de modelo

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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productivo y de consumo: simboliza una alter-nativa a la empresa capitalista tanto a nivel degestión como de objetivos transformadores alargo plazo y, desde el empoderamientodesde abajo, es un canal de “co-producciónde bienestar” (nef, 2012) complementario alos servicios públicos. Visto así, es una fuenteimportante de actividades y puestos de traba-jo decentes, participativos, sostenibles y consentido. Al mismo tiempo, tiene que superarpor lo menos los retos siguientes para confor-marse en alternativa real al capitalismo: tomarconciencia colectiva de su potencial comofuerza de transformación de las estructurasactuales (y no conformarse con ser una ges-tión cooperativa del capitalismo) (Drapieri,2013), ser más autónoma de la financiaciónpública; no dejarse contagiar por las lógicasde competencia, de los precios bajos o degestión de las empresas capitalistas y de susmercados; y visualizar mejor sus múltiplesaportaciones a la sociedad. Como lo resumenAzkarraga y Altuna (2012): “el reto es que [laESS] vaya constituyéndose en algo más queun paliativo, en algo más que una economíaminoritaria o en una economía de la supervi-vencia, y se enmarque en un proyecto políticoque busque un mayor grado de autodetermi-nación de las personas, los pueblos y los terri-torios (en alianza con otros sujetos de cambiosocial).”

Las otras caras de las relacioneshumanas: el don y los comunes

El don (es decir el “dar-recibir-devolver”) y loscomunes (entendidos como los recursos, bie-nes, servicios o cosas, tangibles o intangibles,producidos y gestionados desde una comuni-dad determinada) son otras formas de enten-der las relaciones humanas más allá de lasfunciones de producción y consumo de laeconomía clásica. Son los principios que sub-yacen en la economía social y solidaria (sobretodo en el “subsector de no mercado” comolas asociaciones, las fundaciones y su nume-roso voluntariado), aunque tanto el don comolos comunes van más allá tanto en la teoríacomo en la práctica. Ambos conceptosrecuerdan que las relaciones sociales no sepueden reducir a las relaciones de interéseconómicos o de poder, por muy reales y exi-gentes que sean, y se diferencian de las dosformas más emblemáticas de la modernidad:los intercambios a través del mercado y a tra-vés del Estado.

Esta doble dinámica de desmercantilizacióny desestatalización es también necesaria paraque las personas y las comunidades puedanretomar el control sobre sus vidas, su tiempo,su trabajo productivo y reproductivo, el senti-do de sus actividades, su relación con la natu-raleza, y poner en el centro la cooperación, lasolidaridad, la ecología y la autogestión. Dehecho, esta esfera —muy difícil de contabilizar26

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en términos macroeconómicos y aún más demodelizar de cara al futuro— ya es una reali-dad: la cultura y el software libres (la enciclo-pedia Wikipedia31, desarrollada con la contri-bución gratuita de miles de personas en inter-net, ya es 30 veces más voluminosa que laBritannica...), el compartir conocimientos, lasredes de ayuda mutua, las iniciativas comuni-tarias (en ámbitos educativos, de salud, devivienda, energéticas, etc.), la autoproduccióny el autoconsumo, los bancos de trueque, elconsumo colaborativo, las cooperativas inte-grales,32 las ecoaldeas, el auzolan (el trabajovecinal gratuito en beneficio comunitario)33,etc.. Minoritaria en un sistema económicodominado por la díada Estado-mercado, seencuentra hoy en plena ebullición, al ser unverdadero laboratorio de ideas y buenas prác-ticas. Al igual que para la ESS, tiene comoreto probar que es algo más que una válvulaanti-crisis y que sus experiencias son no solodeseables sino también generalizables tanto anivel social, económico como institucional alconjunto de la sociedad.

Los empleos verdes, pilar de la transición

Dentro de este marco dominado por unmodelo socio-económico muy rígido, losempleos verdes y decentes juegan un papelcentral. Son una clave para, al mismo tiempo,1) reorientar de forma progresiva y ordenadael modelo productivo altamente energívoro y

contaminante hacia otro basado en la sobrie-dad y la adecuación a los límites ecológicosdel Planeta 2) luchar de forma eficiente y agran escala contra el paro, en una sociedaddonde la ausencia de un trabajo remuneradosuele desembocar en procesos de exclusióneconómica y social.

En cuanto a su definición, los empleos ver-des son aquellos que “reducen el impactoambiental de las empresas y los sectores eco-nómicos hasta alcanzar niveles sostenibles,ayudan a reducir el consumo de energía,materias primas y agua mediante estrategiasde gran eficiencia, a descarbonizar la econo-mía y a reducir las emisiones de gases deefecto invernadero, a minimizar o evitar porcompleto todas las formas de residuos o con-taminación y a proteger y restablecer los eco-sistemas y la biodiversidad” (OIT, PNUMA,CSI y OIE, 2008). Es de recalcar que esta defi-nición tiene un enfoque tecnológico bastanteoptimista (reducir el consumo de energía ymateria por unidad producida) que en granmedida corre el riesgo de verse contrarresta-da por el “efecto rebote” (se multiplican lasunidades vendidas y consumidas). Para queno caiga en la “ilusión de la desmaterializa-ción” o “crecimiento inmaterial” (véase cuadro4), hace falta por tanto en paralelo una políti-ca decidida hacia unas menores cantidadesproducidas y un consumo material y energéti-

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co menor y más responsable (véase capítu -lo 4).

Una vez aclarado este (importante) matiz,esta visión nos permite vislumbrar el tipo deactividades y puestos de trabajo que se pue-den profundizar y desarrollar durante los pró-ximos decenios en el marco de una transiciónhacia la sostenibilidad. Se tratarán de todaslas actividades tradicionales de corrección ymitigación de las externalidades ambientales(por ejemplo en los sectores agrícola, indus-trial, del transporte, etc.), de las que utilizanrecursos naturales de forma que se garanticesu capacidad de regeneración y todas aque-llas de adaptación a un mundo dominado porla escasez energética y el cambio climático. Alfin y al cabo, y aunque no sea el enfoque ofi-cial de los empleos verdes (pero sí el desea-ble desde la “sostenibilidad fuerte”), se tratade fomentar las actividades que permitirán ircumpliendo de forma paulatina con los seisprincipios básicos para la reconversión ecoló-gica de la economía que propone Riechmann(2006): evolucionar hacia un estado estacio-nario en términos biofísicos, vivir del sol comofuente energética principal, cerrar los ciclosde materiales, no transformar demasiado lejoslos materiales, evitar los contaminantes orgá-nicos permanentes o transgénicos y respetarla diversidad.

A continuación, por su claridad, reproduci-mos las diferentes categorías de empleos ver-

des que la Fundación Biodiversidad (FB) y elObservatorio de la Sostenibilidad en España(OSE) proponen y que pueden servir de guíapara ubicar los grandes sectores beneficiadospor el cambio de modelo productivo (2010, p.21).

1. Aquéllas que tienen por cometido corre-gir, minimizar o regenerar los efectosadversos de las actividades humanas enel medio ambiente, es decir, se trata deun sector transversal a todos los demássectores económicos, en el que estánpresentes tanto actividades de serviciosespecíficamente ambientales, como, porejemplo, la gestión de residuos, depura-ción de aguas residuales o regeneraciónde suelos, como las que dependen deellas vía relaciones interindustriales.

2. Las que producen bienes y servicios deforma ambientalmente respetuosa, comola agricultura ecológica y el turismo eco-lógico y rural, las que generan energía ymateria de forma sostenible, como lasenergías renovables o la producciónforestal sostenible, y las orientadas a laconservación/regeneración de ecosiste-mas, como la gestión de parques o recu-peración de espacios de valor ecológico.

3. Los servicios con finalidad preventiva yde control, como los que prestan las acti-vidades y empresas privadas cuya mi -sión y función es la prevención, minimi-

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zación en origen de la contaminación,ecodiseño, educación y sensibilizaciónambiental, o las funciones que cumplenlos departamentos de la administracióncon responsabilidades ambientales.

4. Las que realizan empresas de los secto-res tradicionales que están avanzandoen el proceso de modernización ambien-tal de sus productos y procesos, indivi-dual o colectivamente, así como las acti-vidades de investigación y desarrollo tec-

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Cuadro 3

Empleo verde por sector en el Estado español, CAPV y Navarra en 2009.

SECTORES DE EMPLEO VERDE E. ESPAÑOL CAPV NAVARRA

Tratamiento y depuración de aguas residuales 58.264 3.045 682

Gestión y tratamiento de residuos 140.343 5.763 1.980

Energías renovables 109.368 6.158 2.796

Gestión de zonas forestales 32.400 2.747 533

Servicios ambientales a empresas 26.354 1.485 217

Educación e información ambiental 7.871 394 205

Agricultura y ganadería ecológicas 49.867 489 1.311

Gestión de espacios naturales 10.935 185 68

Empleo ambiental en la industriay los servicios 20.004 1.210 449

Sector público 53.072 1.028 555

I+D+i ambiental 21.929 1.698 532

Tercer sector (no territorizalidos) 540 - -

TOTAL 530.947 24.202 9.328

Fuente: OSE, FB (2010)

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Cuadro 4

La ilusión del crecimiento inmaterial (o de la desmaterialización)

El crecimiento inmaterial abarca dos ámbitos: los servicios y la economía del conocimiento,ambos supuestamente ligeros desde el punto de vista ecológico. De hecho, un servicio es, aveces, definido como “un bien que no te hace daño cuando te cae en el pie”. Generar, trans-mitir e intercambiar información, producir conocimientos, dar consejos, emitir diagnósticos,¿hay algo más inmaterial que eso?

A contracorriente de esta creencia, veamos las cifras: las emisiones de C02 vinculadas a laproducción y al transporte de un ordenador de mesa con pantalla plana fabricado en EEUU oen Asia es de 1.3 Tn de C02. Es decir que solo con la compra de este bien y en un mundo igua-litario, una persona habría consumido casi todo su “derecho de emisiones sostenible” de 1.8Tn C02 al año.34 Además de su “huella de carbono”, también son necesarias 1.8 Tn de mate-riales para la producción de aquel ordenador (incluyendo 240 kilos de energía fósil y 1500 litrosde agua). Por su lado, un chip de 32 Mo —que pesa dos gramos— roza los 32 litros... (Gadrey,2008). Si bien es cierto que la huella ecológica de los servicios por empleo es inferior a la de laindustria, a la de la energía o a la de la agricultura, el sector informático emite por ejemplo tantoC02 al año como el sector aéreo.

Por otra parte, tantos los servicios como la economía del conocimiento exigen, según si sumi-nistren a distancia o no, innumerables desplazamientos (véase la huella carbono de un campusuniversitarios y sus miles de desplazamientos cotidianos); la existencia de ordenadores, de“información” (es decir infraestructuras para almacenarla, transportarla, fibras y cables, etc.) ode energía; la materialidad de los espacios para prestar los servicios: oficinas, aulas de clase,hospitales.... o ¡todo a la vez! Sobre todo no olvidemos que las personas que trabajan en estesector llevan a cabo actividades “inmateriales” y pueden reproducir su fuerza de trabajo sobrela base de cosas muy materiales y energívoras producidas por otras. Esto es lo que explica quelos países donde los servicios ocupan más lugar en la economía y en el empleo sean los queproduzcan y consuman más bienes materiales por habitante, con el más alto nivel de producti-vidad.

Para decirlo con otras palabras, la “sociedad de los servicios” (que hoy genera la gran mayo-ría de los empleos)35 se ha desarrollado apoyándose en un productivismo insostenible y es hoy,sin darse cuenta, una sociedad hipermaterial.

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nológico orientadas al incremento de laecoeficiencia y ecoeficacia del sistemaproductivo.

Mientras que a nivel mundial el volumen delmercado de productos y servicios asociadosal medio ambiente ascendía en 2007 a cercade 1.400 billones de euros (IHOBE, 2011), laComisión europea estimaba para 2012 entorno a 3,4 millones de empleos en sectoresvinculados al medio ambiente que, a pesar dela crisis, mantuvieron una tendencia positivaestos últimos años (OIT, 2012). Por su parte, laeconomía verde española representa un 2,2%del empleo total de la economía española(más de 400.000 puestos de trabajo) y un2,4% de su PIB (EOI, 2010). En un informe del2010, el OSE y la FB son aún más optimistasy calculan un total de 530.948 empleos verdesen el Estado español, 24.202 y 9.328 respec-tivamente en la CAPV y Navarra. En el cuadro3, indicamos de forma cuantitativa cuántosempleos verdes se contabilizan por sector enaquellos tres territorios.

A nivel de género, es de recalcar que la eco-nomía verde sigue en la actualidad los patro-nes del resto de los sectores económicos des-favorables a la mujer: desigualdad salarial, dela calidad del empleo o de las oportunidades.Por ejemplo, según la OIT (2012), el sector delos residuos es un sector eminentementemasculino, con un 82,9% de hombres frente aun 17,7% de mujeres y de igual manera se

observa una preocupante subrepresentaciónde la mujer en la plantilla total de trabajadoresen las energías renovables, muy por debajodel promedio de la economía. En cuanto a lamovilidad sostenible, la desigualdad de géne-ro es uno de los principales déficits de trabajodecente, mientras que en la industria las tra-bajadoras tienen una ganancia anual prome-dio un 22% menor a la de los trabajadores delsector.

c) Perspectiva del empleo por sectores

La tabla siguiente (basada en Gadrey,Marcellesi, Barragué, 2013) resume las refle-xiones e hipótesis de este capítulo sobre elfuturo del empleo durante los próximos dece-nios desde una perspectiva de sostenibilidady de equidad (sin necesidad de crecimientomacroeconómico). No retoma exactamentelas clasificaciones usuales de los sectores,por lo cual no permite, tal como está com-puesta, un balance global de la creación netade empleos. Al menos puede decirse que lossectores donde el empleo estará llamado acrecer no son menos numerosos que losotros.

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Sectores

Agricultura, silvicultura, ganadería ypesca

Industria básica

Energía

Construcción

Transporte

Comercio

Reparación, reciclaje

Alquiler de equipos y vehículos

Artesanía

Correos

Telecomunicación, Informática

Bancos, seguros, inmobiliaria

Objetivos

Fuerte desarrollo de la agroecología. Explotación sostenible de los bosques yde la biomasa.Ganadería y pesca sostenible y arte-sanal.

Fuerte reducción de los volúmenes dematerias y de emisiones.Decrecimiento actividades no éticascomo el sector armamentístico.Relocalización parcial, prima a laspequeñas y medianas empresas de cer-canía. Crecimiento de nuevos sectores(innovaciones de sostenibilidad).

Evolución hacia las energías reno-vables. Fijación social de tarifas. Haciauna sociedad (casi) sin petróleo.Sobriedad y eficiencia energéticas.

Urbanismo sostenible, rehabilitación,"ciudades lentas" y "frugales".

Decrecimiento de los transportesemisores de GEI y de sus infraestruc-turas asociadas. Se cuestiona la veloci-dad. Reflexiones sobre los inductores detransporte.

Prioridad a un comercio de cercanía,vinculado a su vez a productoreslocales.

Actividades de punta. Una parte con-tribuiría a las reconversiones indus-trales.

Permitir una distribución ecológica deluso y propiedad compartida.

Papel importante: reparación, manten-imiento, reciclaje…

Reducción de las emisiones y los flujos.Incidencias en las ventas a distancia.Prima al correo electrónico.

Reducción de la huella ecológica (mate-riales, emisiones) de las terminales y delas redes.

Las crisis inducirán formas de regu-lación y control público.

Tendencias del empleo hasta 2050

Alza global en la agricultura y la silvicul-tura, con determinadas ramas a la baja(como el monocultivo).Baja en la ganadería y la pesca.

Reducción del empleo frenado por unalimitación del productivismo y por elaumento en sostenibilidad.Reconversiones parciales.

Alza en el sector renovable y en los quecontribuyen a los ahorros de energía.Baja en petróleo, carbón, nuclear.

Alza (rehabilitación ante todo).

Baja, excepto en los transportes limpiosy los colectivos más ecológicos.

Probable alza, distribución menos con-centrada.

Fuerte alza.

Alza.

Alza.

Reducción neta ya iniciada, pero sobreuna base productivista.

Ralentización del alza en los paísesenriquecidos, progresión en otros sitios.

Baja global en un sector cuyo poder esexcesivo.

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3.

El futuro del empleo en el marco

de una transición exitosa

La mayoría de los estudios a nivel mundial,europeo, estatales y locales se basan en laidea del “Green New Deal” (también llamado“New Deal Verde” o “Nuevo pacto verde”).Basada en el New Deal de Franklin D.Roosevelt que proponía una inversión masivaen obras del sector público para salir de laGran Depresión de 1930, el Programa deNaciones Unidas para el Medio Ambiente dio

a conocer en 2008 el Green New Deal (GND)con una idea keynesiana subyacente similar(véase también Heinrich Böll Foundation,2009): una fuerte inversión en el sector públi-co favoreciendo la seguridad energética, lasinfraestructuras que reducen las emisiones decarbono, las “industrias ambientales” y la pro-tección ecológica. Es una apuesta por susti-tuir una economía extractiva a corto plazo poruna nueva economía verde (y el desarrollosostenible) capaz de afrontar diversos desafí-os ambientales y sociales, al mismo tiempo“que genera variadas oportunidades econó- 33

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Servicios a las empresas

Hostelería, restauración, turismo

Servicios a la infancia y a las personasmayores

Administraciones locales

Administraciones estatales

Auge de la banca ética y establecimien-tos de cercanía. Monedas locales.

Servicios operacionales (limpieza,seguridad…), objetivos ecológicos ysociales. Servicios intelectuales: menosdesplazamientos de personas, consejossobre sostenibilidad.

Sector afectado por la crisis del trans-porte a larga distancia. Pero hermosofuturo para los establecimientos de ocioy turismo locales.

Pasar a soluciones universales encondiciones ecológicas, reflexionessobre las ventajas e inconvenientes delas soluciones a domicilio o fuera deeste.

Fundamentales. Retorno a la empresapública de los servicios subcontratadosal sector privado en condiciones insatis-factorias

Descentralización, normas de calidadsocial y ecológica. Salud y educación:debate sobre los excesos de la carrerapor los diplomas y de la dotación demegainfraestructura sanitaria. Pero exi-gencias de igualdad y derechos univer-sales. Lo mismo se aplica a la justicia.

Alzas localizadas en sectores como lasfinanzas éticas y las monedas locales.

Alza para los servicios de cercanía, bajade la publicidad, del marketing, de losconsejos financieros.

Baja para el turismo "de masa y largasdistancias".Alza en otros sitios.

Alza neta que moviliza financiacionespúblicas o mixtas.

Alza.

Redistribución desde lo estatal hacia lolocal. De forma global la parte de lopúblico debería progresar. Aumento de la parte de las inversioneseducativas y sanitarias en el PIB y delempleo en este sector.

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micas para los pobres y los pudientes”(PNUMA, 2008). Por su lado, el think tank bri-tánico “The Green New Deal Group” explicaque este plan de salida de la crisis se articulaen torno a dos grandes ejes:36

· Una transformación estructural de laregulación del sistema financiero nacio-nal e internacional, una lucha contra elfraude fiscal y un cambio de los sistemasimpositivos

· Un programa de reconstrucción ambien-tal e inversión sostenible para desarrollarlos sectores de ahorro de energía y ener-gía renovable, desde una visión dela gestión de la demanda y el reflejo delos precios reales de los combustiblesfósiles.

Al igual que argumenta Jackson (2011, p.150), parece que la propuesta de un estímuloverde a través de un GND tiene potencialida-des, sobre todo a corto-medio plazo, puestoque en la fase de transición hacia una econo-mía sostenible son necesarias inversionesdirigidas a los sectores y empleos verdes. Almismo tiempo, reactivar el flujo de la econo-mía a través de la lógica keynesiana delaumento del crédito, consumo, productividad,PIB, etc., no deja de ser una estrategia basa-da en el callejón sin salida estructural, el de lainsostenibilidad del crecimiento a largo plazo,con una fe bastante alta en la tecnología perosin tener en cuenta el “efecto rebote”, tal y

como lo hemos analizado en el capítulo 1.Hará falta algo más que cambiar el motoractual del crecimiento por un “motor verde”:es necesario garantizar la estabilidad y resi-liencia37 del sistema sin crecimiento. Además,recordemos que es perfectamente posiblecrear empleo sin crecimiento puesto que unaproducción limpia y menos intensiva en ener-gía necesitará más cantidad de trabajo para elmismo volumen producido pero con fuertesaumentos de calidad y sostenibilidad.También sorprende la no presencia del techode los combustibles fósiles en la mayoría de laliteratura relacionada con el GND o, a veces,una presencia velada que parece indicar quelos diferentes enfoques —centrados en lalucha contra el cambio climático— no termi-nan de asumir totalmente las inmensas con-secuencias sociales y estructurales sobre elmodelo económico, agrario, industrial o de losservicios (capítulo 2, cuadro 4) de un petróleocaro, poco abundante y de mala calidad(Bermejo, 2008). Por último, el GND se centrabásicamente en el trabajo entendido comoempleo asalariado: no dedica, o muy poco,propuestas sobre la redistribución o revalori-zación de los otros trabajos, principalmentelos reproductivos o no remunerados, y sobrelas otras esferas de la economía más allá delmercado y del Estado como la economíasocial y solidaria, las cooperativas, el don ylos comunes.

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A pesar de estas diferencias de diagnósticoy también de las dificultades metodológicas,38

los escenarios de futuro disponibles permitendar una idea de la magnitud de la transforma-ción del modelo productivo y coinciden conesta investigación en algunas de las grandestendencias de las próximas décadas. Entreotras cosas, un GND persigue:

· Una reducción de las emisiones degases de efecto invernadero, del uso dela energía y de las materias primas, y dela factura energética.

· Una creación neta de empleo gracias auna apuesta política y económica decidi-da por los sectores sostenibles.

· Un traslado de los puestos de trabajodesde las industrias más intensivas encarbono y capital hacia los sectores yempresas menos intensivos en carbono,lo cual conlleva modificaciones sustan-ciales de la oferta y la demanda y de lascualificaciones dentro y entre sectores(ETUC et al., 2007).

Evidentemente, todos los escenarios presen-tados, ya sea conservadores u optimistas,dependen de las hipótesis de partida y de sise cumplen o no las condiciones necesariaspara la transición ecológica (véase el capítulosiguiente).

a) Estimaciones para Europa

Según Kapoor y Oksnes (2011), el impactoneto sobre el empleo de la transformación deEuropa hacia una economía baja en carbonoserá “de forma abrumadora positiva”. En estesentido, recalca de nuevo que habría creaciónde empleo en muchos sectores industrialescomo las energías renovables y la eficienciaenergética, la construcción y la industriamanufacturera. Por su parte, la ComisiónEuropea (2011), indica que en caso de cum-plir el objetivo de aumento de 20% de su efi-ciencia tecnológica en 2020, la UniónEuropea puede reducir cada año en 200,000millones de euros su factura energética ycrear 2 millones de empleos. Además, las“industrias ambientales” aportarán una contri-bución sustancial a las rentas nacionales desus países respectivos. Según un estudio delMinisterio de Medio Ambiente alemán (Jaegeet al, 2011), cumplir con los objetivos (volun-tarios) de reducción de emisiones de gasesde efecto invernadero de 30% en 202039 en laUnión Europea permitiría crear 6 millones adi-cionales de empleos a nivel europeo (otrasestimaciones dan hasta 11 millones de emple-os)40 y fomentar una tasa de crecimiento supe-rior a 0.6%/año, es decir un aumento globalen 2020 de PIB de 6% en todos los paísesmiembros (véase cómo se financiaría cuadro5).41

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En cambio, se destruirán empleos en indus-trias con altas emisiones de carbono. Porejemplo, la Organización Internacional delTrabajo sugiere que, en caso de recortar laproducción de carbón a dos tercios de suvolumen actual, supondrán 295,000 puestosde trabajo menos en Europa. Advierte que lasempresas que no sepan adaptarse a las nue-vas políticas de cambio climático tendrán quereducir fuertemente sus tasas de empleo osimplemente cerrar del todo (Kapoor, Oksnes,2011).

Por su parte, la Confederación deSindicatos Europea (ETUC et al., 2007) realizaun balance de creación y destrucción deempleo en el sector del transporte, de la ener-gía y de la construcción, en caso de aplicarpolíticas para reducir en un 40% las emisionesde gases efecto invernadero en la UniónEuropea en 2030:

· El sector del transporte (que hoy repre-senta 15 millones de empleos directos eindirectos) tiene un enorme potencial decreación de puestos de trabajo. Con unobjetivo de estabilización de las emisio-nes en este sector de cara a 2030, lareducción del volumen de tráfico de 10%y la reorientación del tráfico hacia elferrocarril y el transporte público (lo quecuadruplicaría el nivel en ambos secto-res), crearía un 20% de empleo adicionalglobal (es decir contando las pérdidas

en las actividades que verían bajar clara-mente sus efectivos en torno a un 60%para el sector automovilístico y 50% parael transporte de mercancías por carre -tera).

· La renovación térmica de los edificiosantiguos es una opción extremadamenteintensiva en empleos directos que, en sumayoría, no se pueden deslocalizarpuesto que se enraizan en un territorio yresponden a una demanda concreta yasea local, regional o estatal. La extensióndel ámbito de aplicación de la directivaEuropea sobre el rendimiento energéticode los edificios (2010/31/UE) permitiríacrear de 30,000 a 90,000 empleos/añoadicionales en cada país de la Unióneuropea, es decir alrededor de un millónde empleos cada año. Es de recalcarque los empleos directos creados eneste caso son relativamente poco cualifi-cados, aunque supondría de todasmaneras un esfuerzo en materia de “for-mación en edificación sostenible” de laspersonas trabajadoras por parte de unsector poco propicio a la I+D+i y pocodinámico en términos de formación.

· En el sector energético, es indudableque los empleos vinculados al petróleodisminuirán (unos 20,000 puestos de tra-bajo sobre un total de 120,000 enEuropa). La pérdida de puestos de tra-

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

Cuadro 5

¿Cuánto cuesta y cómo se financia un Green New Deal?

La Fundación Verde europea estima que un Green New Deal costaría entre 150 y 250 milmillones de euros al año, en caso de que la Unión Europea quisiera cumplir con su objeti-vo “20-20-20”, es decir reducir de un 20% la emisión de gases invernadero (en comparacióna los niveles de 1990), alcanzar un 20% de consumo de energía de fuentes renovables yaumentar un 20% la eficiencia energética. Con un objetivo más ambicioso (y ¡necesario!) deuna reducción del 30% de las emisiones, el coste oscilaría entre los 250 y los 350 mil millo-nes de euros al año (es decir entre 1,5 y un 2% del PIB europeo). Sin duda, son cifras ele-vadas aunque esta cantidad sólo es un tercio de lo que se invierte en actividades que dañanel medio ambiente como, por ejemplo, el uso de fuentes fósiles, y es menos que el dineroque los países de la UE le dedican a gastos de defensa...

Para financiar esta inversión, la Fundación Verde europea propone, entre otras cosas, laspistas siguientes:

· El impulso fundamental y a largo plazo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a tra-vés la creación de una línea de “crédito verde” y la movilización de capitales privados.

· Una reforma fiscal que incluya un impuesto sobre las transacciones financieras enEuropa (generaría ingresos por valor de 80 mil millones de euros), una tasa de carbo-no para internalizar los costes reales del C02 (con un precio superior a 30 euros/tn) yun impuesto sobre emisiones no incluidas en el Régimen de Comercio de Derechosde Emisión (entre 58 y 87 mil millones adicionales).

· La implementación obligatoria de «stress-tests de carbono» para las instituciones finan-cieras y como criterio de valoración de cualquier inversión.42

· Un ahorro anual en la factura energética de 200 mil millones de euros (gracias a lareducción de la dependencia en energías fósiles).

· Un retorno alto de la inversión puesto que, en caso de no invertir en la transición eco-lógica y seguir los escenarios de Business as usual, podría significar un coste muysuperior de hasta un 20% del PIB europeo.

Fuente: Fundación Verde europea, 2012.

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bajo en el sector del carbon sería en granparte compensada por el aumento delempleo generado en las actividadespoco intensivas en energía y mucho másen mano de obra y por la redistribucióndel ahorro de energía realizada por lasempresas y los hogares (actividad nodeslocalizable). En cuanto al sector eléc-trico, el empleo global progresa sensi-blemente: se perderán empleos vincula-dos a la explotación, producción de elec-tricidad y mantenimiento (en torno a 20%de 300,000 empleos en caso de reducirel consumo de energía en un 16%) perose compensarían con la creación depuestos de trabajo en la industria de losequipamientos (inversión: fabricación,construcción, instalación) donde seduplicarían hasta crear potencialmente200.000 empleos.

En este sector, hay profusión de estudios.Según EmployRES, en cuanto a las energíasrenovables, la Unión Europea podría crear 1,4millones de empleos adicionales si cumple suobjetivo de 20% de renovables en 2020; laFundación Heinrich Böll estima un potencialde 600.000 empleos en energía solar en 2020y hasta 1,3 millones en 2030; en eficienciaenergética son 1 millón de puestos de trabajo,reduciendo el consumo en 20% (5); en ener-gía eólica 250.000 empleos verdes según

la Comisión europea (Fundación Verde,2012).

En cuanto al sector de los residuos (quegenera entre 1,2 y 1,5 millones de puestos detrabajo en la UE), Amigos de la Tierra paraEuropa estimaba en 2010 que si se cumplierael objetivo de reciclar el 70% de algunos mate-riales clave (es decir un adicional de 115 millo-nes de toneladas de vidrio, papel, plástico,metales ferrosos y no ferrosos, madera, texti-les y residuos biológicos) podrían crearsehasta 563.000 nuevos empleos en la UE-27(320.000 empleos directos, 160.900 indirectosy 80.400 inducidos) (OIT, 2012).

b) Estimaciones para el Estado español

De aquí al 2020 (OSE, FB, 2010; OIT, 2012),más de 1 millón de empleos verdes podríanser creados en el Estado español, siempre ycuando se den las condiciones necesarias,políticas y económicas, que detallaremos enel capítulo siguiente. A continuación y en basea los estudios disponibles, repasamos losprincipales yacimientos de empleos verdes decara al futuro.

Rehabilitación

Todos los estudios convergen: la rehabilita-ción de edificios es uno de los sectores clavesde la reconversión ecológica de la economía.

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Tras años de burbuja inmobiliaria y de econo-mía desenfrenada del ladrillo, tiene como vir-tudes pasar página del espejismo de los añosde bonanza 1997-2007, crear mucho empleoen un sector duramente castigado por la crisisy combinarlo con una necesaria reforma eco-lógica del parque de viviendas.

A nivel ambiental, un plan de renovación(aislamiento, eficiencia energética, etc.) per-mitiría ahorrar en el Estado español de aquí alaño 2050 hasta 390.000 millones de euros eneficiencia energética y en derechos de emi-sión, así como una reducción del 82% de lasemisiones del CO2 de las viviendas (Cuchi,Sweatman, 2012)43 o ahorrar alrededor de 600millones de barriles de petróleo de energíafinal y 300 millones de toneladas de CO2 equi-valente (ISTAS, Fundación Conde del Valle deSalazar, 2010a).44 En cuanto a creación deempleo, el impacto en términos de inversiónen rehabilitación (muy intensiva en mano deobra) tiene cinco veces más capacidad decreación de empleo que las generadas con lamisma inversión en infraestructuras de trans-porte. Además de incrementar en un 30% elempleo indirecto, la mayor parte de los pues-tos de trabajo generados son de carácterlocal, generalmente distribuidos de formahomogénea por el territorio y desarrolladospor las pymes (Gobierno Vasco, 2012). Másconcretamente, estamos hablando del ordende 150.000 empleos directos estables y de

calidad entre 2012 y 2050 (Cuchí, A.,Sweatman, P., 2012), mientras que la OIT(2012), basándose en el escenario del ISTAS(2010a), plantea que se podría generar hasta1,37 millones de puestos de trabajo durante laimplementación de todo el proyecto y más de100.000 empleos estables en 2020 (más el30% de empleos indirectos).45

A nivel de inversiones, se mueven entre los10 y 12,5 mil millones anuales de euros parala rehabilitación de entre 250.000 y 450.000viviendas principales al año (Cuchi,Sweatman, 2012; ISTAS, 2010a), mientras quela OIT indica que se trata de una inversión a“coste cero”, puesto que se amortizaría a lolargo de los años a través de los ahorros ener-géticos y la producción de energía consegui-dos (OIT, 2012).

Energías renovables

Pilar de la transición ecológica, el sector delas energías renovables se encuentra en uncruce. Los diferentes estudios son claros: elfomento de las energías renovables generan ala vez empleo y una reducción de las emisio-nes de C02 así como una menor dependenciaenergética. Según los escenarios planteadospara 2020, este sector podría generar 124.265empleos directos en caso de cumplir con ladirectiva europea que fija una cuota de 20%de energías renovables en el consumo ener-gético, y hasta más de 200.000 empleos

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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directos en caso de apostar por un objetivomedioambientalmente más ambicioso de 30%de energías renovables (ISTAS, 2010c). Sinembargo, como remarca la Fundación Equo(Belén, Mendiluce, 2012), la introducción delReal Decreto – Ley 1/2012 (que dispone lasupresión de los incentivos económicos paranuevas instalaciones de renovables) supon-drá no solo no cumplir con los objetivos de laUE sino además la posible reducción de20.000 empleos.

A pesar de este varapalo por parte delGobierno español para las inversiones públi-cas y privadas en este sector, la OIT (2012) escategórica: las energías renovables son unsector de futuro también a nivel laboral alcrear empleos de calidad y decentes. Dehecho, los puestos de trabajo —generadosprincipalmente en los sectores fotovoltaícos,eólicos y en menor medida la biomasa, y enactividades vinculadas con la fabricación, ins-talación, operación y mantenimiento— sonpredominantemente permanentes, cualifica-dos, con contratos de tiempo indefinido y atiempo completo, con una participación esca-sa de las contrataciones temporales.

Transporte

El transporte concentra el 40% del consumofinal de energía y representa más del 30% delas emisiones de CO2 en el Estado español.Tan sólo el transporte por carretera (tanto para

mercancías como para viajeros) concentra el90% de las emisiones del sector. Sin embar-go, existe un amplio espectro de este sectorvolcado hacia la sostenibilidad. En 2008 habíaun total de 281.887 empleos directos en eltransporte público y movilidad sostenible(ferrocarril, metro, tranvía, autobuses, taxis,alquiler de automóvil, bicicleta y car-sharing),llegando a 297.109 empleos sumando losempleos indirectos. El empleo podría aumen-tar hasta 443.870 empleos directos e indirec-tos y el consumo energético disminuir en un13% en el sector del transporte si el transpor-te sostenible aumentase en un 31% en 2020(ISTAS, 2010c).46

En un estudio más reciente, el ISTASdemuestra también que de potenciarse deci-didamente el ferrocarril en el transporte demercancías hasta que este alcance una cuotadel 10% en 2020 (en vez del 3.2% si seguimoslas pautas actuales), se podría:

· Generar trabajo: hasta 45.700 empleos47

en vez de los 12.000 puestos de trabajodirectos e indirectos del 2010.

· Obtener beneficios ambientales: ahorrode un 7% de energía en este sector, unareducción de 8% de emisiones de GEI yun ahorro económico en la factura de loscostes del transporte de más de 397millones de euros, es decir un 8%.

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Residuos

Pulmón de la economía verde española, tieneun lugar sin duda estratégico por la cantidadde residuos que se generan en el Estadoespañol (547 kg/hab/año en 2009 cuyo volu-men habría primero que reducir en origen),por la necesidad de preservar la salud públicay los ecosistemas, por la capacidad de crea-ción de empleos en un sector económica-mente consecuente (315.000 M€/año) y por laposibilidad de ahorrar energía y materialesmediante el reciclaje (OIT, 2012).

En este sentido, la OIT se hace eco de unestudio del Institute of Local Self-Reliance queindica que la clasificación y el procesamientode reciclables genera diez veces más emple-os que el vertido o la incineración por tonela-da de residuos. Por su parte, Ecoembes (cita-do por ISTAS, 2011) realiza una estimación dehasta casi 28.000 empleos directos para elaño 2016 en actividades como la construcciónde nuevas instalaciones de tratamiento, lasplantas de selección y tratamiento de la mate-ria orgánica, la eficiencia energética de losservicios, la I+D+i, la logística de recogida deresiduos, la consultoría, la asistencia técnica,etc.48 Es de particular interés también elSistema de Depósito, Devolución y Retorno(SDDR) de envases de bebidas.49 No solo per-mitiría que se tratara el 40% de los envases (loque permitiría cerrar su ciclo de vida, reducirel nivel de residuos, y transformarlo a su vez

en recursos) sino también crear en 201414.000 puestos de trabajo (en un segmentodel sector amenazado por las nuevas tecnolo-gías, de baja cualificación y, por lo tanto, dedifícil inserción en otras ramas productivas dela economía).

Industria pesada

La industria pesada vive momentos difíciles ycabe esperar que el nivel del empleo sereduzca y/o la composición del empleo semodifique. Tras haber reducido su peso sobrela economía española del 14% del empleo en2008 al 11% en 2011, es un sector que está enel punto de mira por estar vinculado a unmodelo económico basado en la construc-ción, tener un alto consumo de energía y porsus impactos ambientales en el territorio(Belén, Mendiluce, 2012). Además, comorecuerda la Confederación Europea deSindicatos (ETUC, 2007), ramas industrialescomo la siderúrgica tienen que enfrentarse ala deslocalización de algunas de sus activida-des (como la fase líquida) hacia países que noaplican limitaciones de C02 y, por tanto, conmenores costes laborales (lo que podría sig-nificar la perdida de 50.000 empleos de untotal de 350.000 para el conjunto de la UE-25).Es importante recalcar que sería injusto estig-matizar el sector industrial desde un punto devista socio-ambiental. El desarrollo llamado“inmaterial” de los servicios no hubiera sido

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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posible sin él y sigue dependiente de su mate-rialidad: no solo es industrial el sector secun-dario sino el conjunto de la sociedad (véasecuadro 4) y solo será exitosa la transición eco-lógica si se engloban todos los sectores (ser-vicios incluidos) y cambia las expectativas dela sociedad (véase capítulo siguiente).

Dicho esto, incluso en el sector industrial,existen yacimientos de empleos verdes. Enconcreto, la OIT plantea que la mejor manerade aportar sostenibilidad a las industrias delhierro y el acero, aluminio, cemento y delpapel es el reciclaje (2012). En particular:

· El uso de acero reciclado es responsabledel consumo de entre un 40 y un 75%menos de energía que el acero conven-cional,

· El reciclaje de pasta y papel (el 72% delas más de 5 millones de toneladas con-sumidas en el Estado español) ahorraespacio y emisiones en vertedero de 4,1millones de toneladas de CO2. Es unaactividad intensiva en el uso de mano deobra y crea más puestos de trabajo quela incineración y los vertederos. Se esti-ma que por cada 15.000 toneladas depapel de periódico reciclado en EstadosUnidos al año, se crean 30 puestos detrabajo para recoger papel, 40 para pro-cesar el papel, y 75 para la fabricacióndel papel prensa (Belén, Mendiluce,2012).

· Hay margen de mejora en la reutilizaciónde cemento como materia prima, una delas principales medidas de mejoraambiental en el sector pero que tan soloalcanza el 10% de la producción espa-ñola.

· En el sector del aluminio, el más intensi-vo en energía y emisiones de la industriapesada, la tasa de reciclado de envasesde 35,3% está todavía por debajo del50% de la media europea. Además, elconsumo de aluminio reciclado requiereun 5% de la energía de la producción dealuminio convencional.

No existe para el Estado español estimacio-nes cifradas de creación de empleo verde eneste sector. Por ahora, solo existen grandestendencias marcadas por el PNUMA, la OIT, laOIE y el CSI (2008) que indican que el poten-cial de empleos verdes a largo plazo es acep-table para el sector del acero, aluminio ycemento, y bueno para el de papel y pasta.

Otros sectores de futuro

Existen muchos otros sectores donde elempleo verde está brotando aunque no dis-ponemos de datos suficientes que proyectenestimaciones a 5, 10 o más años vista.Principalmente, tendríamos que nombrar laagricultura, pesca y ganadería ecológica, lagestión sostenible del agua y de los recursos

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naturales (véase a continuación para el PaísVasco y Navarra) o el turismo local. En cuantoa la economía social y solidaria, no suele estaren el centro de atención. Sin embargo, repre-senta tanto por su filosofía como potencialpráctico una de las mayores esperanzas decambio (más allá de los empleos verdes). Elrebrote del movimiento cooperativo —concooperativas de finanzas éticas, energía, deproducción, de consumo, de viviendas,etc.— es una señal fuerte en este sentido. Amodo de ejemplo, son de sumo interés las ini-ciativas siguientes: en el sector financiero labanca ética Fiare, la cooperativa de créditoCoop57 o los seguros alternativos ArçSeguros; en el sector energético, SomEnergia o Goiener, en el sector productivo lamensajería ecológica tipo La Veloz enZaragoza o las cooperativas de productores yconsumidores como Esnetik en Bizkaia; la ini-ciativa SostreCivic para cooperativas devivienda: o las cooperativas de segundogrado para crear sinergias y reforzar el apoyomutuo como EcoS en Cataluña.50

c) Estimaciones para el País Vascoy Navarra

De cara al futuro, estimaciones propias —ba -sadas en ratios e hipótesis de los estudioscitados previamente para el caso español—reflejan que existe un potencial de 90.000

puestos de trabajo, mientras que IHOBE(2011) estima que se podrían generar 12.000empleos verdes nuevos para la CAPV (siendomuy conservadores en agricultura, construc-ción y residuos). En Navarra, donde no hayestimaciones globales de órganismos públi-cos disponibles, calculamos un potencial demás de 12,000 empleos verdes solo en lossectores de la construcción, energías renova-bles (especialmente en biomasa) y movilidad.

Es difícil proyectar a nivel presupuestario,más allá de algunas aproximaciones sectoria-les más abajo mencionadas, lo que supondríapara la CAPV y Navarra, puesto que dependeen gran parte de los objetivos fijados. En cual-quier caso, serán necesarias una reforma fis-cal (lucha decidida contra el fraude fiscal,aumento del impuesto sobre sociedades,etc.) así como una movilización de capitalespúblicos y privados para emprender estecamino.

Rehabilitación

Como era de esperar, el principal nicho deempleo verde en la CAPV y Navarra se hallaen el sector más afectado por la crisis: laconstrucción.51 Un plan que financiase la reha-bilitación integral de unas 20.000 viviendas52 alaño en la CAPV y 4.000 en Navarra permitiríacrear respectivamente hasta 18.000 y 3.500empleos (directos e indirectos). Buena partede ellos estarían asociados a la instalación de

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sistemas energéticos eficientes, al aislamientoy a la reconstrucción de cubiertas y fachadas,pero también sería significativo el incrementode actividad asociado a los distintos gremiosimplicados y el desarrollo de un pujante sec-tor ligado a la arquitectura bioclimática y laconsultoría energética.

Por su parte, de cara a 2020, el Plan Bultzatu2025 (Gobierno Vasco, 2010), con unos obje-tivos en el sector residencial de reducción deun 8,7% del consumo energético y de unacuota de renovables sobre el consumo del6,9%, calculan 6.432 empleos directos enobra nueva y 7.893 en rehabilitación, lo que —añadiendo los empleos indirectos— podríallegar a generar 30.000 puestos de trabajo entotal. Estima además que sería necesaria unainversión de 1328 MM€ / año y que permitiríaanualmente un ahorro en factura energéticade 49 MM€ y un ingreso fiscal de 161 MM€.

Sector energético

La transición ecológica implica una remodela-ción de la estructura de suministro energéticodel país hasta alcanzar por lo menos un 20%de energía renovable en 2020, sin aumentodel consumo energético final y libre de frac-king.53 Es preciso desarrollar un sistema des-centralizado que priorice la energía renovableproducida en pequeñas instalaciones de auto-generación y de red distribuida (eólica debaja-media potencia, fotovoltaica en cubier-

tas, etc.). La infraestructura asociada a lafabricación, instalación y mantenimiento deesta red podría generar hasta 20.000 empleosen el País Vasco y se espera que esta dinámi-ca tenga un impacto tractor sobre la industriavasca (tubos, material eléctrico, bienes deequipo).

En el caso de Navarra que ya supera el 20%de energías renovables, su III Plan energéticoprevé para 2020 un objetivo de 30% y la crea-ción de 6.300 empleos gracias a una inversiónpública y privada de 986 millones de euros.

Movilidad

La CAPV y Navarra necesitan reducir sudependencia del petróleo cambiando la formade moverse y de transportar las mercancías alo largo y ancho del país. Es preciso utilizarmenos el vehículo privado y descartar mega-infraestructuras como el TAV por sus fuertesimpactos ambientales, su poca capacidad deatraer el transporte de mercancías y su inca-pacidad de responder a las necesidadesmayoritarias de desplazamiento a nivel local.Se podría generar más de 2.000 empleos enla CAPV y 500 en Navarra implantando planesde movilidad sostenible en las grandesempresas y en todos los polígonos industria-les del país, extendiendo las redes de trans-porte público a los núcleos de población dis-persos, acometiendo la modernización delferrocarril de cercanías, rematando la integra-

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ción de las redes metropolitanas de transpor-te público o potenciando el car-sharing.

Residuos

Otro “recurso” autóctono que debemos apro-vechar son los materiales contenidos en elsector de la gestión de residuos. Para ello,además de reducir drásticamente el volumenglobal de residuos, es imprescindible genera-lizar la recogida selectiva en origen, posibilitarla reutilización de enseres y objetos útiles oimplantar sistemas de gestión de envasesretornables. En la CAPV, una apuesta decididapor el reciclaje de las 155.000 Tn de papelesy 115.000 Tm de envases ligeros generadosen 2010 que hoy se vierten o se incineran per-mitiría crear hasta 7.000 empleos. En Navarra,equivaldría a 900 puestos de trabajo.

Agroecología, pesca y gestión forestalsostenibles

Agricultura, ganadería, pesca y explotaciónforestal son sectores que llevan décadas endecadencia, ahogados por la competenciadesleal que impone el libre mercado, unaindustrialización desmedida y una carrera alcrecimiento. Y sin embargo tienen un enormepotencial para generar calidad y sostenibili-dad desde tres niveles:

· El aumento de la superficie dedicada a laproducción ecológica: estimamos que

con un aumento de 10% de la superficiecertificada por ENEEK, supondría 500empleos suplementarios cada año,mientras que se pueden crear en pescasostenible y artesanal más de 450empleos directos e indirectos (como enla industria del procesado).

· La reconversión ecológica de los secto-res no sostenibles: la agricultura ecológi-ca necesita un 30% más de trabajo quela agricultura intensiva, lo que significaun potencial total de más de 5.400 per-sonas en el conjunto de la CAPV yNavarra.

· La relocalización de la producción haciala soberanía alimentaria: si se plantearaun objetivo de autoabastecimiento agrí-cola del 20% en la CAPV (hoy es del 5%),esto supondría la dedicación de más de330.000 Ha y el aumento de la poblaciónactiva de 1.5% hasta el 5%, es decir25.000 puestos de trabajo en vez de8.000 hoy.54 Esta relocalización tiene queir acompañada de comercialización encircuitos cortos de producción y consu-mo (grupos de consumo, cooperativasde productores y consumidores, etc.)

Promoviendo la conversión de la actual indus-tria forestal hacia explotaciones que cultivenespecies de mayor valor añadido, o que pro-duzcan de forma sostenible la biomasa quenecesita el país para reducir su dependencia

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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de los combustibles fósiles. El Gobierno deNavarra, por ejemplo, estima un potencial de1.650 puestos de trabajo directos e indirectos,que se sumarían a los 4.000 que ya sostieneel sector en la actualidad.55

Nueva cultura del agua

Podemos habilitar otros 1.000 empleos sireforzamos las políticas de ahorro y gestiónracional del agua. La certeza de que el aguaes y será un recurso escaso, nos debe impul-sar a modernizar los sistemas de regadío agrí-cola y a reducir las pérdidas que se producenen las redes de abastecimiento. Tambiéndebemos culminar los planes de depuraciónde aguas residuales y financiar la implanta-ción de redes separativas de saneamiento,que eviten depurar el agua de lluvia y facilitarsu utilización para otros usos.

Industria

Se puede reorientar el modelo productivoindustrial vasco hacia la sostenibilidad (ecodi-seño y análisis del ciclo de vida, mayor dura-bilidad de los productos). IHOBE (2011) cal-cula un potencial en 2020 de 850 empleosnuevos en la industria para labores de recicla-je, 100 en el sector del acero y 1250 para lafabricación de equipos más eficientes.

Relocalización, servicios públicos yreducción jornada laboral

Por último, y aunque no lo hemos contabiliza-do como empleo verde, actuaciones decidi-das para relocalizar el comercio en las ciuda-des de la CAPV a través por ejemplo de lasustitución progresiva de hipermercados ygrandes almacenes por comercio minoristapodrían crear hasta 15.000 empleos56.Mientras que satisfacer las necesidades de laspersonas, a través de servicios públicos decalidad (educación, sanidad, igualdad,dependencia, servicios sociales) aportaríacomo mínimo 10.000 puestos más, y repartirel empleo mediante la reducción de la jornadalaboral (bonificaciones a planes de implanta-ción de las 35 horas) acarrearía otros 15.000puestos de trabajo.

4.

Condiciones necesarias

para la transición

Una transición ecológica que combine a lavez justicia social y ambiental requiere por lomenos cuatro grandes tipos de condiciones:un cambio de expectativas y de mentalidad,una planificación participativa, unas políticaspúblicas ambiciosas y estables, y una redistri-bución de la riqueza y del trabajo.

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a) Un cambio de expectativas y cultural

Cambiar las expectativas personales y colecti-vas en torno a la producción, el consumo y eltrabajo, es decir un cambio socio-cultural,pasa primero por repensar y decidir democrá-ticamente:

· El proyecto social deseable y realistasegún la capacidad de carga ecológicadisponible.

· Las necesidades colectivas y el nivel deconsumo aceptable asociadas al mismo.

· Cómo y dónde invertir la fuerza de traba-jo para hacerlo realidad.

De hecho, ante el carácter despilfarrador einjusto del liberal-productivismo, principalcausante de la crisis sistémica, uno de los fac-tores decisivos es la autolimitación (en un pla-neta finito, los recursos son por definición fini-tos y hay que establecer límites) y su puestaen práctica de forma equitativa. Dicho de otramanera más institucional, la gestión global dela demanda es una prioridad, no solo entemas más aceptados como el agua o la ener-gía sino también en todos los aspectos delconsumo de masas: consumo de carne y pes-cado, emisiones de CO2, uso de recursosnaturales (renovables y no renovables), espa-cio de tierra disponible, opulencias material yeconómica aceptables…

Para no caer en tentaciones autoritarias oviolentas, y asumiendo que un modelo des-

centralizado y participativo es la forma máseficiente de alcanzar el objetivo de justiciaambiental organizada de forma ordenada yasumida por la mayoría, es importante definirprocesos o herramientas democráticos quepermitan hacer realidad lo que Riechmannllama la “autogestión colectiva de las necesi-dades y los medios para su satisfacción”(2008, p.54). Alcanzar esta reconstruccióncolectiva de nuestras necesidades, sin impo-siciones, pasa primero por un proceso de rea-propriación democrática de la riqueza dondeplanteamos abiertamente por qué, para qué,hasta dónde y cómo producimos, consumi-mos y trabajamos. En este sentido Viveret(2002), en un informe solicitado por el gobier-no francés de la izquierda plural (1997-2002),animaba a organizar debates participativos aescala estatal, regional o local (y podemosañadir en cada organización, institución ocolectivo), sobre “la naturaleza de la riqueza,su cálculo y su circulación”, lo que permitiría asu vez redefinir de forma colectiva y delibera-tiva los indicadores de riqueza. De hecho, laNew Economics Foundation, quien promueveun cambio radical de norma en el trabajo alproponer la semana laboral de 21 horas,defiende una idea parecida: “un debate nacio-nal acerca de cómo usamos, valoramos y dis-tribuimos el trabajo y el tiempo” (nef,Ecopolítica: 2012, p.38).57

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LA TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA ECONOMÍA ¿POR QUÉ? ¿PARA QUÉ? ¿CÓMO?

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Por otro lado, la transición hacia “la auto-contención, la suficiencia y la interiorizaciónde los límites”, es decir “a través de gradosmuy altos de cooperación y conciencia”(Azkarraga et al., 2011), implica prácticas deemancipación social y políticas de concien-ciación y educación (formal e informal) a granescala ya que, todavía en la actualidad, noexiste una percepción mayoritaria de que lacrisis ecológica es también una cuestiónsocial que afecta a la vida diaria y a las pues-tos de trabajo. Estas iniciativas de “cambio dementalidad” tendrían que orientarse por lomenos en tres direcciones:

1) Alertar de la magnitud de la crisis ecoló-gica, de su interrelación con el resto decrisis (económica, social, de cuidado,democrática) y de la consecuencia deesta crisis sistémica sobre el modelo devida occidental. Al mismo tiempo, ense-ñar nuevos caminos y propuestas alter-nativas para que una sociedad del sersea tan o más deseable que la sociedaddel tener tanto a nivel individual comocolectivo.

2) Promocionar las actividades y el consu-mo no mercantiles y dar prominencia a laeconomía social y solidaria, a la econo-mía del don y de los comunes como epi-centros de un nuevo modelo productivobasado en el ser humano y en la natura-leza.

3) Revalorizar la esfera de la reproducciónde la vida (del cuidado de las personas yde la naturaleza, culturalmente asociadaa valores femeninos) frente a la esfera dela producción (del dominio y controlsobre la la naturaleza, culturalmente aso-ciado a valores masculinos).

En estas dos vertientes del cambio de expec-tativas, los movimientos sociales y el conjuntode la sociedad civil son imprescindibles: sonverdaderos laboratorios que generan nuevasexperiencias humanas, solidarias, cooperati-vas y ecológicamente viables. Abren caminohacia otros mundos posibles que luego sepueden generalizar e, idílicamente de la manode las instituciones existentes, institucionalizarpara conformar un nuevo marco de prosperi-dad estable.

b)Planificación participativa

Una transición ecológica de la economíarequiere, en paralelo a un cambio de expecta-tivas, una planificación participativa tanto anivel de país como a nivel sectorial (y en sucaso por empresa).

No cabe ni la menor duda de que las muta-ciones del tejido socio-económico van aengendrar tensiones y conflictos donde seirán mezclando intereses contrapuestos entresectores con diferentes visiones a corto,medio y largo plazo. Habrá decrecimiento y

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cierres de algunos sectores, auge de otros ypor tanto trasvases de puestos de trabajoentre sectores así como incorporaciones nue-vas y masivas en actividades sostenibles.Para disminuir en la medida de lo posible elgrado de conflictividad y aumentar cuantomás se puede la sensibilidad social (primeropara las personas trabajadoras de sectores endeclive), es fundamental que la transición sehaga de forma deliberativa y dialogada contodos los actores implicados. En particular,cualquier hoja de ruta tendría que incluir lasinstituciones públicas correspondientes, lossindicatos, las organizaciones empresariales,las ONG (ecologistas, de conservación delmedio ambiente o de solidaridad internacio-nal), las asociaciones de consumidores, etc.

Por ejemplo, la Confederación europea deSindicatos (ETUC, 2007: p193) apuesta porbuscar herramientas adaptadas a los retosclimáticos (sin duda, habría que extenderestas propuestas al conjunto de la crisisecológica y no solo a una de sus síntomas)como:

· La creación de un Observatorio europeosectorial e interprofesional sobre “lasmutaciones económicas y laborales rela-cionadas con la adaptación al cambioclimático y a la reducción de GEI”.

· La puesta en marcha de mesas de diálo-go locales, autonómicas y estatales

específicas sobre cambio climático y lasmutaciones que conlleva.

· La atribución de nuevos derechos paralas personas que representan a los tra-bajadores.

c) Unas políticas públicas a la altura delreto

Para conseguir que la transición se lleve acabo de la forma más ordenada posible ymenos cortoplacista, serán necesarios —ade-más de los puntos anteriores— algunos facto-res básicos desde las instituciones y poderespúblicos:

· Liderazgo político, compartido entre lasdiferentes instituciones implicadas.

· Un marco legislativo coherente (porejemplo entre políticas ambientales ypolíticas laborales), estable (con objeti-vos perennes más allá de cada legislatu-ra) y operacional que permita las inver-siones estructurales a largo plazo en lossectores ecológica y socialmente desea-bles.

· La movilización y coordinación de recur-sos públicos y privados para financiar lareestructuración del modelo productivohacia la equidad y la sostenbilidad.

· Una apuesta clara por las pequeñas ymedianas empresas (que generan la

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mayor parte de los empleos) así comolas y los autónomos, por la economíasocial y solidaria y un apoyo decidido ala investigación, desarrollo e innovación(I+D+i).

Para ello, se trata de proyectar —con la sufi-ciente antelación y a través de la planificaciónparticipativa— las evoluciones cuantitativas ycualitativas de los empleos (estimando crea-ciones y destrucciones de puestos de trabajosegún sectores) y de las cualificaciones nece-sarias en este nuevo marco. En particular,será importante identificar claramente loscolectivos más afectados por los cambiosestructurales y que necesitan medidas espe-cíficas de acompañamiento para su correctainclusión socio-laboral. En este sentido, almismo tiempo que se permita una ampliamovilidad sectorial y geográfica de las perso-nas trabajadoras, se fortalecerá la protecciónsocial, las ayudas en caso de despido en sec-tores no sostenibles, la reconversión laboralhacia sectores sostenibles y los planes de for-mación y aprendizaje continuo.

De hecho, una política pública “verde” ten-drá que adecuar oferta de formación y evolu-ción de la demanda en el mercado laboral,ambas orientadas hacia sectores sostenibles(ETUC, 2007). De hecho, las políticas activasde formación (formal, informal, continua, pro-fesional, etc.) son una condición fundamentalde una transición exitosa. Se requerirá tanto

adaptación de los conocimientos de las per-sonas trabajadoras a nivel teórico y prácticocomo creación de nuevos perfiles profesiona-les. Por ejemplo, las habilidades profesionalesnecesarias para el desarrollo de las energíasrenovables se pueden obtener con la actuali-zación profesional del personal de los secto-res existentes, incorporando requerimientostécnicos y formativos específicos (ISTAS ener-gía renovable, OSE-FB, 2010). En el sector dela construcción se necesitará tanto adecuarlos perfiles existentes como generar una seriede nuevos perfiles profesionales, específicospara los procesos de rehabilitación (ISTAS,2010).

A nivel de género, también serán necesariasmedidas específicas para que la proporciónde empleos verdes (y de buena calidad) ocu-pados por mujeres sea mayor (Belén,Mendiluce, 2012): políticas activas de empleoy cupos destinados específicamente a lasmujeres en empleos verdes dominados porlos hombres, programas de formación especí-ficos para mujeres, fomento de la conciliaciónfamiliar y laboral así como de la organizaciónde las mujeres (por ejemplo sindical) en sec-tores verdes así como la reducción de la bre-cha salarial entre mujeres y hombres.

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d) (Re)distribución del trabajo y de lariqueza económica

En el contexto de crisis social, ecológica y decuidados, el reparto del trabajo (trabajarmenos para trabajar todo/as) y la reducciónde la jornada laboral a 35, 30 o, incluso, 21horas (trabajar menos para vivir mejor) sonmedidas centrales y complementarias a lareorientación del modelo productivo haciamás equidad y sostenibilidad. De hecho, cum-plen con tres objetivos al cruce de las reivin-dicaciones históricas tanto de los sindicatoscomo de los movimientos ecologistas: refor-zar la justicia social, preservar el planeta yconstruir una economía próspera sin creci-miento (nef, Ecopolítica: 2012).

1) En una sociedad donde el empleo es unvalor tan arraigado, el reparto del trabajopermite incluir social y económicamentecolectivos fuertemente afectados por elparo de masas (principalmente los jóve-nes, las mujeres, las personas mayores ocon ingresos bajos). En paralelo, lareducción de la jornada laboral es unaapuesta por reequilibrar los tiempos devida entre trabajo remunerado y noremunerado. Se convierte en una condi-ción necesaria —aunque no suficiente—para permitir una mejor inclusión de lasmujeres en el mercado laboral, evitandosu doble o triple jornada, y para redistri-

buir las tareas domésticas y de cuidadoentre mujeres y hombres.

2) Avanzar hacia una semana laboralmucho más corta ayuda a romper elhábito de vivir para trabajar, trabajar paraganar dinero, y ganar dinero para consu-mir (mal y mucho), principal causa denuestra desmedida huella ecológica. Setrata de diseñar una sociedad dondeestamos menos atados al hiperconsumointensivo en energía y más apegados aactividades sostenibles desde la partici-pación social y ciudadana, la autoges-tión y la esfera no mercantil.

3) Como ha modelizado el economistaPeter Victor y dice Tim Jackson (2011), elreparto del trabajo es “la solución mássimple y más citada para mantener elempleo sin aumento de la producción”.Además, hay evidencia de que la genteque trabaja menos horas es más pro-ductiva y que las sociedades más cohe-sionadas y equitativas son ecológica yeconómicamente más fuertes.

Al mismo tiempo, para ser creíble, esta visiónsistémica supone pensar una redistribuciónde las riquezas económicas ya que los recur-sos existen pero están muy injustamenterepartidos. Primero implica una reforma fiscalhacia una mayor progresividad, una menor tri-butación del trabajo y una mayor tasación alos capitales (implantación impuesto sobre

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transacciones financieras, eliminación detodas las deducciones en el impuesto desociedades, retorno de la tributación en losimpuestos sobre patrimonio y sobre sucesio-nes y donaciones, lucha contra la evasión, elfraude y los paraísos fiscales, abrogación dela amnistía fiscal, aumento de la tributación delas SICAV, creación de un IVA de 25% paraproductos de lujo, etc.) y los recursos natura-les (ecotasas sobre el carbono, los residuospeligrosos, los terrenos contaminados, el con-sumo de energía en la industria, etc., fin de lassubvenciones a los combustibles fósiles, IVAmayor para productos insostenibles, etc.).Segundo, es necesario pensar una sólida polí-tica de la renta en torno a tres ejes:

1. A corto-medio plazo y gracias a la impo-sición más consecuente de las rentasaltas y de los capitales, un incrementodel salario mínimo. En particular permiti-rá paliar la disminución relativa de rentade las personas trabajadoras que apos-tarán por una reducción de la jornadalaboral, evitando así que las más desfa-vorecidas caigan en la trampa de lapobreza.

2. A corto-medio plazo, el establecimientode una renta máxima para garantizar unaredistribución justa de la riqueza, unamayor cohesión social —altamentenecesaria ante los cambios colectivospor venir para enfrentar la crisis ecológi-

ca— y una reducción del poder adquisi-tivo de las categorías que hiperconsu-men por encima de las capacidades dela Tierra. En la economía social y solida-ria, es una práctica común: por ejemploen la cooperativa de Mondragón, el inter-valo entre salario mínimo y máximo es de1 a 6, en la Banca Popolare Ética de 1 a5 y en la Cooperativa Coop57 de 1 a 3,mientras que otros —como la ONGMugarik Gabe— practican incluso laigualdad salarial (es decir un ratio de1:1).

3. A medio-largo plazo, el establecimientode una renta básica de ciudadanía comoclara apuesta por recuperar la propiedadde su fuerza de trabajo y de invenciónpara decidir dónde dedicarlas, promo-viendo las actividades autónomas conun mejor impacto medioambiental(Marcellesi, 2010). Además, existennumerosos estudios que prueban su fac-tibilidad.58

e) A modo de conclusión, una buenapráctica de transición ecológica: elpueblo minero de Loos-en-Gohelle59

Loos-en-Gohelle es un pueblo de tradiciónminera ubicado en el norte de Francia (7.000habitantes) y cuyas primeras minas de carbónse inauguraron hace 150 años y cuyos esco-

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riales se elevan hasta casi 150 metros de altu-ra. Tras el cierre de sus últimas minas en losaños 1980,60 fue marcado —como el resto dela zona— por el colapso económico, el paro,la precariedad y profundas secuelas ambien-tales.

Sin embargo, hoy se ha convertido en unverdadero laboratorio pionero de la transiciónecológica de la economía en base a la demo-cracia participativa, a la transversalidad de lasacciones emprendidas (social, económica yecológica), a una visión a largo plazo y a lavez global y local, al cambio cultural y al papelcentral de la memoria y de la identidad.

A nivel económico, es una apuesta decididapor la reconversión ecológica de los sectoreslocales centrando los esfuerzos en la bio-construcción para obras nuevas y rehabilita-ción para viviendas antiguas (incluyendo latotalidad de los edificios municipales y partede las viviendas sociales que han reducido elgasto en calefacción en un 90%, es decirhasta 1500 euros/año), la movilidad sosteni-ble (priorizando el peatón y la bicicleta), lasenergías renovables (principalmente solar yeólica) hasta alcanzar la autosuficiencia engeneración eléctrica, y la economía social ysolidaria. Mientras otros pueblos de la zonaelegían reconvertirse impulsando el sectorautomovilístico (hoy en crisis y en proceso dedeslocalización hacia los países emergentes),son actividades no deslocalizables e intensi-

vas en mano de obra (el paro en el municipio,de 13,5%, es menor a la media de la zona, de15%).

Teniendo en cuenta que estos sectoresrequieren investigación y formación, Loos-en-Gohelle ha puesto en marcha un Centro deRecursos para el Desarrollo Sostenible (en elque participan el Estado, empresas y asocia-ciones ambientalistas) y un vivero de eco-empresas, ambos referentes en Francia enbioconstrucción, energías renovables y urba-nismo ecológico. Además, cuenta con unaPlataforma solar de I+D+i y de formación yun polo de competitividad para reciclado demateriales (con 12 millones de euros al añopara investigación y desarrollo). Por otro lado,y a pesar de la herencia de un sistema mine-ro patriarcal muy presente en toda la cuenca,el ayuntamiento ha puesto en marcha accio-nes específicas para alcanzar mayor igualdadmujeres-hombres: fortalecimiento de la orga-nización colectiva de las mujeres, talleres desalud para mujeres o cursos de idioma paramujeres migrantes.

La identidad es otro pilar de la transición yaque el patrimonio minero regional es conside-rado a la vez “lugar de memoria” y “caminodel futuro”. Con el impulso de Loos-en-Gohelle, se ha conseguido declarar Patri -monio de la Humanidad (UNESCO) los vesti-gios de la actividad minera de la zona entera:pozos, cargues, escombreras, talleres, hospi-

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talillos, poblados mineros… Gracias a estavalorización cultural, humana y social delpasado minero (sin glorificación, reconocien-do de hecho la insostenibilidad de este mode-lo productivo), una escorial ha sido declaradoreserva natural regional y las actividades eco-nómicas verdes han elegido como sede laex-base principal de explotación del carbón,hoy totalmente rehabilitada con criterios eco-lógicos.

Este nuevo ecosistema social y económicohubiera sido imposible sin la participación ciu-dadana. Con un ritmo de 40 reuniones públi-cas al año, el ayuntamiento fomenta la impli-cación real de los habitantes, de las asocia-ciones y de los agentes económicos en las ini-ciativas, las tomas de decisión y la gestióndiaria. Por ejemplo, ha puesto en marcha el“compromiso 50%-50%” que consiste en laaportación municipal de capital económico ytécnico a una iniciativa del vecindario si secompromete este último a participar en su

mantenimiento y cuidado (i.e. financia unhuerto escolar que la AMPA y los escolaresgestionan). Además, el pueblo está en proce-so de elaboración ciudadana del “Índice parti-cipativo de bienestar” para medir su riquezasocial y ecológica.

Es de señalar como otros factores de éxito:el liderazgo político de mano del alcalde ytambién consejero regional Jean-FrançoisCaron (miembro de Europe Écologie-LesVerts y de una familia minera), reelegido con80% de los votos para su segundo mandato,la estabilidad política con el mismo equipomunicipal desde 1997, y una importante finan-ciación pública (fondos estructurales europe-os, subvenciones estatales, regionales y loca-les) además de inversiones de fundacionesprivadas.

Siempre y cuando se den las condicionesnecesarias, la transición ecológica de la eco-nomía no solo es una meta necesaria y de -seable, sino también posible.

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Notas

1 En castellano, se utiliza de forma equivalenteProducto Interno Bruto y Producto InteriorBruto.

2 El economista Jean Fourastié ha demostrado,por ejemplo, que si se necesitaban aproxima-damente 200 horas de trabajo para producir unquintal de trigo desde el año 1000 hasta el sigloXVIII, con fuertes variaciones según los años,solo se necesitaban más de 30 hacia 1950. Hoysolo necesitamos 2h30 con las técnicas más“productivas”, contando el tiempo de trabajonecesario para la producción de las máquinas ydemás productos o materiales necesarios. Esdecir, que la productividad del trabajo se hamultiplicado por 80 desde el siglo XVIII (Fuente:http://www.jean-fourastie.org/temoin1.htm) A suvez, estos aumentos de productividad tienen unprecio porque se han alcanzado a costa de lautilización de enormes cantidades de petróleopara fertilizantes, pesticidas, ultra-mecanizacióndel campo, transporte globalizado, refrigera-ción. A día de hoy el sistema agroindustrial esresponsable de hasta el 57% de las emisionesmundiales de gases de efecto invernadero(Fuente: http://gustavoduch.wordpress.com/2013/02/23/asfixia-en-el-supermercado/)

3 Tomemos el ejemplo de la CAPV entre los años1980 y 2008. A pesar de las mejoras de la inten-sidad energética (se precisaba en 2008 un 81%veces menos de energía para producir lamisma cantidad de PIB que en 1980), “el fuerteincremento de la renta per cápita (entre 1985 y2008 el PIB real per cápita se multiplica por 2,4)y los relativamente bajos precios de la energíaderivan a partir de 1985 en un incremento nota-ble del consumo de energía, principalmente enel transporte y en el hogar (entre 1980 y 2008,

ambos consumos per cápita se duplican, el pri-mero pasa de 0,44 a 0,88 tep/habitante y elsegundo de 0,15 a 0,29 tep).” Fuente: Barredo,I. (2010): “La política energética vasca. La his-toria de una gran transformación y los retos deun cambio de paradigma”, en Ekonomiaz,Revista nº: 25A, páginas: 416-441.

4 En tiempo de crisis, se activa de forma aún másparadigmática este marco conceptual y cultu-ral: bien antes de la crisis actual, ya en plenarecesión en Estados Unidos del 1950, se podí-an leer lemas afirmando: “una compra hoy, undesempleado menos mañana, ¡quizás tú!”(Galbraith, John Kenneth (1967): El nuevoEstado industrial, 3º edición. Ed. Sarpe, 1984,Madrid).

5 Por ejemplo entre los siglos XVIII y XIX, las«Leyes de cercamiento» inglesas (EnclosureActs) que establecían «la división, el reparto y elcercamiento de los campos, praderas y dehe-sas abiertas y comunes y de las tierras baldíasy comunes» supusieron la sustitución de losderechos comunales sobre la tierra por los depropiedad privada y la emigración a las ciuda-des en busca de sustento (principalmentecomo mano de obra en la industria) o la con-versión en jornaleros en el campo.

6 Por esta razón, Gorz decía, al analizar la socie-dad asalariada del pleno empleo: “Cada pan-carta que proclama “queremos trabajo” procla-ma la victoria del capital sobre una humanidadesclavizada de trabajadores que ya no son tra-bajadores pero que no pueden ser nada más”.

7 En la Grecia Antigua, según Naredo (2002), noexistía una palabra equivalente a la nociónactual de trabajo. De hecho, no era tanto lamanualidad o el esfuerzo exigido por las activi-dades lo que hacía calificarlas de serviles o

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degradantes, sino el carácter dependiente dequienes las practicaban. Estas relaciones detrabajo dependientes se veían como un atenta-do a la dignidad de las personas libres: en elgriego moderno la palabra doulía significa tra-bajo en general, como transposición directa dela palabra esclavitud (douleía) en el griego anti-guo.

8 En teoría ya que en la práctica hay que añadirlas horas extra y el “trabajo fantasma”, es decirlas horas que las personas trabajadoras pasana diario en los trayectos domicilio-trabajo yregalan a la empresa o al Estado (1 hora demedia a nivel estatal).

9 Para profundizar sobre la triple crisis ecológica,social y de cuidados, sus razones y sus conse-cuencias, véase Herrero, Y. (2012).

10 La crisis del 2008 comenzó en el verano deaquel año, cuando el barril de petróleo alcanzólos 150 dólares, y no en octubre, cuando esta-lló la burbuja a la luz pública. Ese aumento delos precios hizo que subiera el precio de lagasolina y que en los Estados Unidos los hoga-res pobres dejaran de pagar las hipotecasbasuras contraídas (las subprimes) para poderpagar la gasolina de su coche privado (impres-cindible para poder ir a trabajar y generar unsalario).

11 Algunos ejemplos de peak all: los yacimientosexplotables de plomo, cobre y níquel a un costoadmisible se agotarán respectivamente hacia elaño 2030, 2040 y 2050; se prevé el agotamien-to de la plata entre 2021 y 2037: los yacimien-tos de cobre explotables a un costo admisiblese agotarán hacia el año 2040; el probable findel uranio se calcula en un intervalo que va de2025 a 2060.

12 Fuente: http://graficos.lainformacion.com/eco-nomia-negocios-y-finanzas/mercados-y-bol-sas/diferencia-de-sueldo-entre-las-cupulas-del-i b e x - 3 5 - y - s u s - p l a n t i l l a s _ELZiwC9dkTfocYnxSzWWU3/

13 De media en el Estado español en 2010, lasmujeres dedicaban a la semana 15.1 horas altrabajo remunerado y los hombres 23.1 horas.El 20% de las personas con ingresos más bajostrabaja de forma media 28,7 horas a la semana.Mientras tanto, el 20% de las personas coningresos más altos lo hace unas 41,9 horassemanales (Fuente: OCDE, 2011). En 2013, elparo juvenil es el más alto de la Unión europea(cuya media es de 23,7%): más del 40% a nivelespañol (¡hasta 60% en Andalucía!) y 47% en elterritorio vasco-navarro (Fuentes: ELA, Análisisde Coyuntura, Número 122, Febrero de 2013)

14 De media en 2010, las mujeres dedicaban a lasemana 34.6 horas al trabajo no remunerado ylos hombres 12.5 horas.

15 Véase por ejemplo: http://www.diagonalperiodi-co.net/global/despues-la-condonacion.html

16 Sobre este concepto, véase Tim Jackson(2011).

17 Por ejemplo, también existe el concepto depobreza ecológica como «la falta de una basede recursos naturales ecológicamente saluda-ble, necesaria para la supervivencia y desarro-llo de la sociedad humana» Fuente: Dixon yGulliver (2001): Sistemas de producción agro-pecuaria y pobreza. Cómo mejorar los mediosde subsistencia de los pequeños agricultoresen un mundo cambiante, Roma/Washington, D.C., FAO/Banco Mundial.

18 Heterónomo/a se dice de alguien que estásometido a un poder ajeno que le impide ellibre desarrollo de su naturaleza. 59

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19 Para un análisis más profundo, véase Gadrey,Marcellesi y Barragué (2013).

20 Evidentemente con excepciones. Véase porejemplo Barber del Río, X. (2013) “Ante el creci-miento del paro, ¿cualquier tipo de empleovale?” en Arian, 128. zenb. Otsaila, 2013.También encontramos en la ponencia del XIIICongreso Confederal de ELA (enero del 2013)lo siguiente: «Asimismo, en cuanto organiza-ción inserta en el mundo productivo, debemoshacer un especial trabajo de concienciación enel mundo del trabajo, apostando por cambiosefectivos y procesos de transición hacia mode-los productivamente más respetuosos con elmedio ambiente y el mantenimiento de la vida”.

21 Fuente: http://www.deia.com/2012/04/22/socie-dad/euskadi/la-industria-militar-vasca-como-un-tiro

22 Es interesante también conocer la relaciónentre los sectores de la banca y armamentísti-co. El BBVA invierte más de 1.000 millones deeuros en armas prohibidas, mientras que elSantander ha prestado 700 millones a fabrican-tes de armas nucleares, de uranio empobrecidoy de bombas de racimo, prohibidas desde el2010. Fuente: http://bancalimpia.com/

23 Sobre sector aéreo, aeropuertos y crisis ecoló-gica, véase: Marcellesi, F. (2012), “Aeropuertosy ecología: una crisis de alto vuelo” en BakeHitzak – Palabras de Paz, nº85. Disponible en:http://florentmarcellesi.wordpress.com/2012/06/27/aeropuertos-y-ecologia-una-crisis-de-alto-vuelo/

24 Desde el cuestionamiento de la orientación yfinalidad de la producción (véase capítulo 1),“nos debería llamar a reflexión la paradoja deque, en la antigua Grecia, con tres esclavos porpersona, los ciudadanos libres conseguían evi-

tar las tareas serviles e incluso pretendían esca-par con éxito, de acuerdo con varios pensado-res de la época, del reino de la necesidad,mientras que hoy, en nuestro país, utilizamosuna energía equivalente a más de treinta «escla-vos mecánicos» per cápita y nos sentimos cadavez más empeñados en realizar un trabajodependiente: es como si necesitáramos escla-vizarnos cada vez más para comprar los servi-cios de un mayor número de esclavos o acu-mular las riquezas necesarias para ello.”(Naredo, 2002).

25 Según The General Workers’ Union inDenmark: For Posterity-For Nature’s Sake-Ecological Farming. El estudio SustainableGermanydel Instituto Wuppertal (1995) da unacifra del 20%. En Riechmann, J. (2003): Cuidarla T(t)ierra. Políticas agrarias y alimentarias sos-tenibles para entrar en el siglo XXI. Icaria.

26 Fuente: INE, Eustat (media para el conjunto delaño 2012) e IEN (cuarto trimestre del 2012).

27 Véase Marcellesi, F. (2009): Tasa de carbono:¿para cuándo en España? Disponible enhttp://florentmarcellesi.eu/

28 Este balance del bien común introduciría algu-nos criterios siguientes: cómo de útiles son losproductos y los servicios, cómo son las condi-ciones laborales, cómo de ecológicamente seproduce, cómo se trata a los clientes, cómo desolidaria se comporta la empresa con otrasempresas, cómo se reparten los ingresos, si setrata y remunera igual a las mujeres o cómo dedemocráticamente se toman las decisiones.

29 Por ejemplo, existen críticas sobre el hecho deque no se diferencia tanto MCC de otras multi-nacionales a nivel de relaciones laborales contrabajadores no socios (como los de sus fábri-cas en Europa del Este o Asia) o relaciones pro-

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ductivas con proveedores externos (véase en laagroindustria con Eroski). ¿Es capaz Mon -dragón de no ser solo una gestión cooperativadel capitalismo? Por otro lado, desde una pers-pectiva ecológica, Mondragón se enfrenta aretos parecidos a cualquier grupo industrial, yasea capitalista o cooperativo: su modelo pro-ductivo no tiene en cuenta los límites biofísicosdel Planeta.

30 REAS es la Red de Economía Alternativa ySolidaria: http://www.economiasolidaria.org/

31 Véase:http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia: Portada

32 Véase: http://www.cooperativaintegral.cat/

33 Véase: http://www.euskomedia.org/aunamen-di/16620

34 Se obtiene dividiendo la capacidad de absor-ción de C02 del Planeta por el número de habi-tantes a nivel mundial. Por tanto, representa elumbral per capita que la naturaleza puede asi-milar sin causar mayor cambio climático. Parahacernos una idea de la profunda insostenibili-dad e injusticia ambiental mundial, una personaemite de promedio unas 10 Tn C02 en el Estadoespañol (o en la CAPV), 20 en Estados-Unidos... y 0,1 en Mozambique.

35 El empleo en los servicios representan respec-tivamente el 74,9%, 69% y 64% de la poblaciónactiva en el Estado español, en la CAPV y enNavarra (Fuentes: INE, Eustat e IEN, cuarto tri-mestre del 2012).

36 Para saber más sobre este concepto de GreenNew Deal, véase la web:http://greennewdeal.eu/es/

37 Es la capacidad de un sistema de adaptarse acambios bruscos.

38 A nivel europeo, es difícil analizar una diversi-dad territorial tan alta, sobre todo entre nuevosmiembros y miembros antiguos de la UE, pues-to que los objetivos y las políticas climáticasdifieren sustancialmente. En el Estado español,existe para algunos sectores estudiados unaheterogeneidad de las hipótesis manejadas(pero no tanto en los resultados). En el casovasco y, sobre todo, navarro, la escasez defuentes es significativa.

39 El acuerdo de Copenhague es menos ambicio-so y solo plasma una reducción de 20% para laUnión europea.

40 Véase:h t t p : / / w w w . e c o p o l i t i c a . o r g /index.php?option=com_content&view=arti-cle&id=152:transicion-energetica-ultimas-posi-bilidades-para

41 Los cálculos del economista Michel Hussonindican que estas hipótesis de trabajo no sonrealistas. Según estos, sólo con un ligeroaumento del PIB de un 1% anual –que ni siquie-ra permitiría reducir la tasa del paro en elEstado español– y una hipótesis de mejorastecnológicas muy optimista, ya superaríamosen 2050 en un 25% las metas climáticas fijadasen los acuerdos internacionales. Fuente:http://hussonet.free.fr/crco2.pdf

42 Los stress-test, o pruebas de resistencia banca-rias, son una simulación de lo que pasaría conlos bancos si la economía en la que participanse deteriora fuertemente. Un banco supera elstress-test cuando, pese a eventuales condicio-nes adversas de la economía, se mantiene sol-vente. En la actualidad, el medio ambiente estátotalmente ausente de este instrumento.

43 En caso de alcanzar en 2050 los 10 millones deviviendas rehabilitadas energéticamente —el64% más ineficiente del parque de viviendas 61

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principales anterior a 2001— reduciendo suconsumo de calefacción en un 82% y susdemandas de energía comercial para el aguacaliente sanitaria en un 60%.

44 Este plan, una vez alcance su ritmo de crucero,prevé la rehabilitación de 565.000 viviendas alaño, alcanzado en 2040 un porcentaje acumu-lado de rehabilitación del 58% del parque exis-tente actual.

45 El plan genera numerosos puestos indirectosen el sector de la industria de materiales, enpuestos de dirección, secretariado, contabili-dad y numerosos puestos asociados al sectorde la energía.

46 OSE, Fundación Biodiversidad (2010) —enbase a contabilizar 560.000 empleos vinculadosa la movilidad sostenible—estima que se podríagenerar hasta los 770.000 empleos con unahipótesis de participación de los modos soste-nibles de 31%.

47 El sector ferroviario tiene una fuerte capacidadde creación de empleo inducido, así por cadaempleo directo o indirecto aparecen 1,27empleos inducidos (ISTAS, 2012).

48 Ecoembes incluye la incineración en sus cálcu-los. Al igual que ISTAS (2011), recordamos quela incineración de residuos no puede conside-rarse como parte del paquete de las energíasrenovables. La denominada «valorización ener-gética» de los residuos mediante la incineraciónse basa en una tecnología que, dadas las emi-siones a la atmósfera de dioxinas, furanos yotros componentes que origina, comporta gra-ves riesgos para la salud pública y ambiental.Por otro lado, no favorece, bien al contrario, laspolíticas de minimización de los residuos.

49 Más información: http://www.retorna.org/es/elsddr/propuesta.html

50 Véase también la web http://mecanbio.net/

51 En el sector de la construcción, se ha reducidoel empleo de 12,5% desde 2008 a 2010. Cuentaactualmente con el 8,49% de la población acti-va de la CAPV.

52 Con una antigüedad media de 39,2 años de las1.004.740 viviendas, Euskadi cuenta con elsegundo parque de viviendas más antiguo deEuropa. Este parque representaba un 11,66%del consumo de energía final, es responsablede un 16% de las emisiones totales de CO2.

53 Para saber más sobre el fracking y sus peligrossocio-ambientales: Urresti, A. y Marcellesi, F(2012): “Fracking, una fractura que pasará fac-tura” en Ecología Política, nº 43.

54 Véase http://dot-desazkundea.org/

55 Fuente: http://www.navarra.es/home_es/Actualidad/Sala+de+prensa/Noticias/2013/03/20/sesion+gobierno+impulso+biomasa+forestal.htm

56 Los supermercados crean menos empleo queel comercio local y de menor calidad. En elcaso de Wal-Mart, cada puesto de trabajo crea-do por la cadena multinacional destruye 1,4puestos de trabajo en los negocios preexisten-tes (Vivas, 2013).

57 En este sentido, podemos encontrar algunasiniciativas prácticas llevadas a cabo de formaparticipativa: las “iniciativas en Transición” y suenfoque comunitario para construir entornoslocales adaptados al cambio climático y altecho del petróleo, la “Iniciativa Spiral” delConsejo de Europa para la elaboración partici-pativa y territorial de indicadores de progreso y

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de bienestar, el “Parlamento de la calle” enQuébec que dio lugar al “Producto internosuave” o el indicador de “buen vivir sostenible”en el Estado de Acre, uno de los más “pobres”de Brasil. Véase: Marcellesi, F. (2012): “Las deu-das ecológicas de la democracia moderna”, enEcología Política, n.º 42.

58 Véase por ejemplo los estudios de la Red RentaBásica: http://www.nodo50.org/redrentabasica/

59 Esta parte se basa en las fuentes siguientes:Loos-en-Gohelle, ville pionnère du développe-

ment durable, disponible en http://www.loos-en-gohelle.fr/loos-ville-pilote/, la conferencia deJean-François Caron en un seminario de EquoAsturias cuyo resumen está disponible aquí:http://equoasturias.proyectoequo.org/loos-en-gohelle-derrota-al-pensamiento-unico/ y losdatos obtenidos directamente a través del equi-po de Jean-François Caron.

60 Llegó a trabajar en la cuenca minera de estaregión más de 200.000 mineros, en los pozosde Loos-en-Gohelle, más de 5.000 mineros.

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