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TE ALABO MI SEÑOR Grupo de Oración San Jerónimo PUENTE ALTO [email protected] Página 1 LA UNCIÓN DEL ESPIRITU SANTO

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recopilación de escritos sobre unción del espíritu santo

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LA UNCIÓN DEL

ESPIRITU SANTO

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Siempre la Renovación Carismática Católica ha sido reconocida como un lugar en el cual se conoce al Espíritu Santo de una manera doctrinal, pero sobretodo práctica, en la cual los miembros de esta corriente se dejan guiar por El. Es así que esta sección presenta una teología bíblica tanto teórica como práctica de la Tercera Persona de la Trinidad. Con este propósito el autor dará una introducción básica de lo que es la Teología del Espíritu Santo. Posteriormente presentará el mo-verse del Espíritu de Dios en el Antiguo Testamento y se sumergirá en mostrar como Jesús fue guiado siempre por el Divino Espíritu. A su vez, demostrará la importancia de la presencia del

Espíritu Santo en los Apóstoles, concentrándose de manera particular en Pentecostés. También mostrará el moverse

del Divino Espíritu en las primeras comunidades Cristianas.

Andrés Arango posee una Maestría en Estudios Teológicos de la Francis-

can School of Theology en Berkeley, California. Actualmente es el Coordi-nador del Comité Nacional de Servicio de la Renovación Carismática Católica,

donde a su vez coordina el proyecto del Plan de Formación Nacional. Además, se desempeña como Delegado del Obispo para el Ministerio Hispano y Director de Evangelización para la Diócesis de Camden, New Jersey.

1.Conociendo al Espíritu Santo

2.El Espíritu del Señor en el Antiguo Testamento

3.El Espíritu Santo en Jesús

4.Los Discípulos guiados por el Espíritu Santo

5.La experiencia de Pentecostés

6.La acción del Espíritu Santo en las Primeras Comunidades Cristianas

7.Pablo y el Espíritu Santo

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1. CONOCIENDO AL ESPÍRITU SANTO 1

En esta serie de artículos estaremos profundizando sobre quién es el Espíritu Santo, mira que no estoy diciendo ¿qué es el Espíritu Santo?, sino ¿quién es el Espíritu Santo?. Nota la diferencia entre ¿qué es? y ¿ quién es?, “que” se refiere a cosas, pero “quien” a personas. Esto es fun-damental para que podamos entender a nuestro Dios y poder tener una relación íntima con cada una de las personas divinas de la Trinidad.

Cuando voy a predicar a algunos lugares suelo hacer la pregunta: ¿Quién es el Dios de nosotros los católicos?. Muchos responden Papa Dios, otros Jesús, algunos pocos dicen el Espíritu Santo, pero desafortunada-mente cada una de estas respuestas está incompleta. Tu Dios, mi Dios, nuestro Dios es la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Si leemos la Palabra de Dios en el Evangelio según San Mateo 3:16-17, encontramos: “Una vez bauti-zado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Is 42,1 Al mismo tiempo se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo, el Amado; en él me complazco.”

En este hermoso texto de San Mateo vemos en conjunto a la Santísima Trinidad, estuvo Jesús, nuestro Señor, siendo bautizado por su primo Juan el Bautista, además se escucha la voz de Papito Dios que decía este es mi Hijo Amado y a la vez aparece como una paloma el Espíritu Santo descendiendo sobre Jesús. Tenemos un solo Dios, creemos en un solo Dios, pero creemos, como lo profesamos cada domingo en la Euca-ristía, en un solo Dios que es trino es decir tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

1 http://www.rcchispana.com/formacion/index.php/la-uncion-del-espiritu-santo; visita-

da el 16/10/2014

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En una pequeña ciudad italiana llamada Siena ubicada aproximadamente a una hora de Florencia, existe una gran riqueza espiritual. Allí vivió Cata-lina de Siena una gran santa, además doctora de la Iglesia, quien dijo “el Espíritu Santo es el gran desconocido”. A su vez, en el libro de Hechos de los Apóstoles 19,1-2, se cuenta que Pablo llegó a Éfeso atravesando las regiones altas; encontró allí a algunos discípulos He 8,17He 10,44 y les preguntó: “¿Recibieron el Espíritu Santo cuando abrazaron la fe?”. Le contestaron: “Ni siquiera hemos oído decir que exista el Espíritu Santo”.

Tal vez sabemos mucho de Papa Dios, tal vez conocemos quien es Je-sús, las maravillas que El hace, su presencia en medio de nosotros, es decir sabemos mucho de estas dos personas de la Trinidad, pero ¿qué conocemos acerca del Espíritu Santo?. Lastimosamente casi 2000 años después del encuentro de Pablo con estos discípulos de Juan en Éfeso, que ni siquiera habían oído hablar del Espíritu Santo a pesar de haber sido bautizados y ser cristianos, y más de seis siglos en que la gran doc-tora de la Iglesia Catalina de Siena expresó estas palabras, todavía pare-ce que no conocemos bien al Divino Espíritu. ¿Será que se nos olvidó quién es?. Sabes Él está vivo, sigue moviéndose en el mundo, en la Igle-sia, en tu vida.

Te invito a que en esta serie de artículos conozcamos un poco más a la tercera persona de la Trinidad, el verbo conocer en un sentido bíblico significa amar, a medida que estudiemos quien es el Espíritu Santo, va-mos a experimentar más profundamente su amor, nos vamos a enamorar más de Él y vamos a poder conocer lo que sigue haciendo día a día en nuestras vidas.

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2. EL ESPÍRITU DEL SEÑOR EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento son contadas las veces que encontramos una referencia exacta usando las palabras Espíritu Santo. Sin embargo ha-ciendo el análisis de algunos textos notamos la acción del Espíritu de Dios actuando a través de la historia de la Salvación.

En las tradiciones Yahvista y Eloísta encontramos dos vertientes básicas del entendimiento del Espíritu: “En una mano, en un sentido antropológi-co fue entendido como el aliento de vida recibido directamente de Dios. En la otra mano, espíritu fue entendido como un divino impulso el cual venía algunas veces por la vía de palabra de profecía o conocimiento o sabiduría”.[1] La tradición Deuteronomista nos presenta una versión bien carismática del Espíritu: “espíritu maravilloso trabajador, el cual viene sobre el receptor de una manera extática sea para manifestar una esco-gencia divina o en una instancia para proteger a David, el ungido de Dios de cualquier daño”.[2] Finalmente podemos concluir la Pneumatología (Teología del Espíritu Santo) de la tradición Sacerdotal en la siguiente definición: “El hombre, como el universo, vive y conoce la paz cuando el Espíritu de Dios sopla sobre su caos y la palabra de Dios dirige su vi-da”.[3]

En los profetas del exilio y retorno vemos el despertar de una nueva Pneumatología, empezando con Ezequiel y siguiendo bien ilustradamen-te con Jeremías e Isaías, tal como lo describe Montague: “La nueva alianza del corazón prometida por Jeremías será una alianza de un nue-vo espíritu. Con Isaías el Espíritu del Señor parece ser un importante agente de la nueva creación”.[4] Además en el mismo Isaías “el Espíritu sigue estando primordialmente ligado al rey como expresión de la pre-sencia divina con vistas a las tareas de justicia y de prosperidad que tiene que desempeñar”.[5]

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Finalmente el Salmo 51:12-14 lleva a un culmen la teología del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, cuyas dimensiones personales y expe-rienciales serán profundizadas en el Nuevo Testamento. Es así que de-seo citar el canto del salmista: “Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mi renueva no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mi tu Santo Espíritu”.

Como el fin de este artículo es presentar una teología práctica, también deseo mencionar algunos textos del Antiguo Testamento en los cuales vemos una labor activa del Espíritu Santo. No es posible aquí hacer un análisis exhaustivo de todos los textos, pero presentaré un ejemplo de cada una de las tres áreas en las que pretendo concentrarme: ministerio carismático, carismas espirituales y profecías del derramamiento del Es-píritu Santo.

En primer lugar veremos varias referencias a ministerios carismáticos, por ejemplo como Dios revela por medio de palabra de conocimiento a Samuel quien es el elegido para ser rey de Israel y a la vez el Espíritu se posa sobre David ungiéndolo para su ministerio (1 Sam. 16:6-13).

En segundo lugar podemos hacer referencias a ciertos carismas del Espí-ritu Santo en el Antiguo Testamento, un ejemplo típico es en los profetas, tal como vemos en el caso de Ezequiel: “Esa voz me dijo: Levántate, hijo de hombre, porque voy a hablarte. Cuando me habló, un espíritu entró en mí y me hizo permanecer de pie, y yo escuché al que me hablaba (Ez. 2:1-4).

Finalmente el Antiguo Testamento presenta varias promesas del derra-mamiento del Espíritu Santo, quiero aquí citar al profeta Joel, al cual se refiere el mismo apóstol Pedro después del derramamiento en Pentecos-tés, para usarlo como un enlace en nuestros próximos artículos del Espí-ritu Santo en el Nuevo Testamento: “Después de esto, yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres: sus hijos y sus hijas profetizarán, sus

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ancianos tendrán sueños proféticos y sus jóvenes verán visiones. Tam-bién sobre los esclavos y las esclavas derramaré mi espíritu en aquellos días”. (Jl. 3:1-2).

[1] George T. Montague,The Holy Spirit: Growth of a Biblical Tradi-tion,(New York,NY:Paulist Press, 1976), 16.

[2] Ibíd., 32.

[3] Ibíd., 68.

[4] Ibíd., 60.

[5] Jesús M. Asurmendi, El Espíritu Santo en la Biblia, (Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 1998), 12.

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3. EL ESPÍRITU SANTO EN JESÚS

A diferencia del Antiguo Testamento, el Nuevo proporciona una mayor cantidad de citaciones al Espíritu Santo, lo cual provee una Pneumatolo-gía más estructurada. Debido a que el propósito de estos artículos no es desarrollar un estudio del Espíritu Santo a través de las Sagradas Escritu-ras, me concentraré sólo en algunos conceptos, que lógicamente no ago-taran la riqueza de la Pneumatología en el Nuevo Testamento. De mane-ra particular profundizaré en esta sección en como el Espíritu guio a Je-sús en toda su vida terrenal.

Como vimos anteriormente el Espíritu Santo ha estado actuando en toda la historia de la salvación, sin embargo con la venida de Jesús se da el cumplimiento a muchas de las promesas del Antiguo Testamento. Es por obra del Espíritu Santo según lo afirma el evangelista Mateo (1:18) que María concibe a Jesús, pero desde el momento del bautismo en El nota-mos un nuevo derramamiento del Divino Espíritu y el cumplimiento de muchas de las promesas de la antigüedad, tal como lo expresa Congar: “El evangelio, es decir, la comunicación a los hombres del hecho de que las promesas de salvación de Dios se cumplen en Jesús de Nazaret, co-mienzan con la llamada de Juan a la conversión y con el bautismo de Jesús. Aquí coloca Marcos el comienzo de la Buena Nueva. Es el co-mienzo de ese tiempo escatológico caracterizado por la donación del Espíritu sobre un pueblo de Dios con vocación universal. En su bautismo por Juan, Jesús es designado y consagrado como aquel por cuya pala-bra, sacrificio y acción del Espíritu entra en nuestra historia como don mesiánico”.[1]

Toda la vida pública de Jesús estuvo siempre guiada por el Espíritu San-to, como Carrillo Alday lo expresa: “Jesús está a la disposición del Espíri-tu Santo que lo llena. Al instar del Espíritu, Jesús deja el Jordán y bajo su continua guía pasa cuarenta días en el desierto. La constante acción del Espíritu sobre Jesús es expresada en la forma pasiva “fue llevado” em-

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pleada por el evangelista Lucas”.[2] Es así que con el poder del Espíritu Santo va a Galilea y enseña en las sinagogas (Lc. 4:14-15). Luego en la Sinagoga de Nazaret afirma que el Espíritu del Señor se le ha sido dado (Lc. 4:16-22). Además Jesús se regocija en el Espíritu Santo (Lc. 10:21).

Finalmente Lucas, tanto en el evangelio como en el libro de Hechos, muestra la acción poderosa del Espíritu en Jesús que lo guio siempre en las dos líneas principales de su ministerio público, es decir, en su ense-ñanza y sanaciones. “Lucas no hace distinciones arbitrarais entre las pa-labras “poder” (δύναµις) y “Espíritu” (πνευµα) siempre que se refiere a milagros. Por el contario, los dos textos fundamentales donde Lucas aso-cia “poder” con “Espíritu” en Lc. 4:14 y Hch. 10:38 soportan la conexión de la victoria de Jesús sobre el demonio por la Palabra de Dios, condu-ciendo a ambos milagro y enseñanza”.[3]

Al igual que Jesús, abrámonos a la acción amorosa del Espíritu Santo y dejemos que el poder del Divino Espíritu conduzca toda nuestra vida para vivir en el gozo de Dios desde ahora y por toda una eternidad.

[1] Yves Congar, El Espíritu Santo, (Barcelona: Editorial Herder, 1991), 41-42.

[2] Salvador Carrillo, Power from on High, The Holy Spirit in the Gospels and Acts, (Ann Harbor, MI: Servant Books, 1978), 18.

[3] Edward J. Woods, The “Finger of God” and Pneumatology in Luke-Acts, (Sheffield: Sheffield Academic Press, 2001), 223.

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4. LOS DISCÍPULOS GUIADOS POR EL ESPÍRITU SANTO

Jesús prometió a sus seguidores que convenía que Él se fuera para que recibie-

ran el poder del Espíritu Santo (Jn. 16:7). Deseo empezar este análisis del de-

rramamiento del Espíritu en los discípulos, con las primeras palabras de Lucas en

el libro de Hechos de los Apóstoles, en primera instancia porque Lucas tanto por

su evangelio y el libro de Hechos es considerado el Evangelista del Espíritu San-

to, dando varias presentaciones del moverse del Espíritu en Jesús, los discípulos

y luego en las primeras comunidades cristianas: “Mientras estaba comiendo con

ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la

Promesa del Padre, “que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero voso-

tros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días”. (Hch. 1:1-5). A

partir de este texto algunos teólogos afirman que el culmen de la vida de Jesús

no fue la resurrección sino el derramamiento del Espíritu Santo: “Con la venida

del Espíritu Santo la misión de Jesús llega a su cumplimiento. Juan el Bautista ha

dicho: “Yo los bautizo en agua, pero el que me sigue a mí es más poderoso de lo

que yo soy, Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego” (Mt. 3:11). Y este es el

punto culmen de la enseñanza de Jesús: Los discípulos serán bautizados con el

Espíritu Santo”[1].

Al igual que el análisis de textos anteriores existen diferentes exégesis de este

pasaje bíblico. En primer lugar los que relacionan el bautismo de Juan solo como

un bautismo de conversión y el bautismo de Jesús como el “verdadero” bautis-

mo cristiano, al cual se refiere Lucas con la expresión de Bautismo en el Espíritu.

Pero la segunda vertiente es la de aquellos académicos que relacionan estas

palabras de Lucas con una nueva efusión de Espíritu Santo. Es claro que a pesar

de que los discípulos ya habían recibido anteriormente la gracia del Espíritu San-

to, realizando diferentes prodigios, Pentecostés, o esa efusión de Espíritu Santo,

marcó un camino nuevo en sus vidas de servicio y entrega.

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Los discípulos de Jesús, no solo escucharon sus enseñanzas acerca del Espíritu

Santo a nivel personal, sino que también presenciaron sus grandes predicacio-

nes y poderosos milagros, realizados ambos, por el poder del Divino Espíritu.

Posteriormente la promesa de Jesús se hace realidad en Pentecostés, donde los

apóstoles junto con otra gran cantidad de personas reunidas en el aposento alto

reciben la fuerza del Espíritu Santo: “Al llegar el día de Pentecostés, estaban

todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el

de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encon-

traban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se

posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se

pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”.

(Hch. 2:1-4).

A pesar de las críticas que ellos recibieron por estar haciendo cosas fuera de lo

común, el mismo apóstol Pedro creyendo en las promesas de Jesús del derra-

mamiento del Espíritu y de manera particular apropiándose de la promesa del

Antiguo Testamento en donde el profeta Joel afirma que se ha cumplido la pro-

mesa de un derramamiento nuevo del Espíritu Santo: “Entonces Pedro, presen-

tándose con los Once, levantó su voz y les dijo: "Judíos y habitantes todos de

Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras: No

están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día,

sino que es lo que dijo el profeta: Sucederá en los últimos días, dice Dios: De-

rramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras

hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y yo

sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu”. (Hch. 2:14-18).

Por varios textos de los evangelistas sabemos que los discípulos habían ejercido

sus ministerios de predicación y sanación con gran eficacia, sin embargo faltaba

un momento clave que transformara sus vidas por completo. Ya que antes de

esta escena de Pentecostés todavía tenían miedo y temor de entregarse por

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completo a Jesús, pero a partir de ese momento de la nueva efusión del Espíritu

Santo, este grupo de seguidores de Jesús no solo continúan su ministerio profé-

tico, proclamando el kerygma con poder y acompañado de prodigios, sino que

además empiezan a vivir al igual que su Señor, es decir empiezan una vida nue-

va, gracias al Espíritu Santo que habita en ellos, hasta tal punto que muchos de

ellos derramaron hasta su misma sangre por el nombre de Jesús. Por lo tanto

podemos coincidir con Montague de que: “El sello del Espíritu sobre la autenti-

cidad del discipulado es el poder de dar testimonio de Jesús incluso hasta la

muerte”[2]. O desde un punto más misionológico como Carrillo lo describe: “Es-

te poder de lo alto transforma los misioneros en testigos de Jesús resucita-

do”[3].

[1] Salvador Carrillo, Power from on High, The Holy Spirit in the Gospels and

Acts, (Ann Harbor, MI: Servant Books, 1978), 74-75.

[2] George T. Montague, The Holy Spirit: Growth of a Biblical Tradition, (New

York, NY: Paulist Press, 1976), 300.

[3] Carrillo, 76.

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5. LA EXPERIENCIA DE PENTECOSTÉS

Como cristianos estamos llamados a vivir un permanente Pentecostés, cada día debemos pedir ser bautizados en el Espíritu Santo para ser guiados con su poder y amor. Pero para entender que significa Pentecos-tés debemos retornar a la escena en el aposento alto donde María, los apóstoles y un grupo más de personas recibieron este poder de lo alto para ser testigos de Jesús. Es así que analizaremos en este artículo unos cuantos aspectos del primer Pentecostés narrado en el capítulo segundo de los Hechos de los Apóstoles:

“Al cumplirse, pues, los días de Pentecostés, estaban todos en un mismo lugar, cuando de repente sobrevino del cielo un ruido, como de viento impetuoso que soplaba, y lleno toda la casa donde estaban. Al mismo tiempo vieron aparecer unas como lenguas de fuego, que se repartieron y se asentaron sobre cada uno de ellos. Entonces fueron llenados todos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diversas lenguas las pala-bras que el Espíritu Santo ponía en su boca”.

La primer característica que quiero resaltar es que todos estaban en un mismo lugar, esto significa unidad, no solo física sino también espiritual. Es así que para vivir un constante Pentecostés, debemos vivir como hermanos y hermanas, a semejanza de la primera comunidad cristiana, cuidando unos de otros. Pero más aún, debemos estar unidos espiritual-mente, estar juntos en el “aposento alto”, es decir unidos todos como Iglesia con los lazos del mismo Espíritu Santo, en una misma y perma-nente oración: “Ven Espíritu Santo, Ven Espíritu Santo”.

En segundo lugar, el Espíritu Santo es creativo, original y sorprendente. En esta escena descendió como lenguas de fuego, como viento impetuo-so. Pero en muchos otros pasajes bíblicos se mueve de diferentes mane-ras. Yo no recuerdo la homilía de mi confirmación, pero jamás se me ol-vidará un domingo en California, donde atendía la misa dominical y sin

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saberlo un Obispo retirado está presidiendo las confirmaciones en esa parroquia. Durante su homilía les dijo a los jóvenes que se confirmarían: ¿ustedes creen que el Obispo tiene poder para que el Espíritu Santo descienda hoy de una forma nueva sobre ustedes? Por si no creen, miren este foco que tengo en mi bolsillo. Miren no tienen luz, pero ahora obser-ven como lo junto con mi anillo de obispo e inmediatamente el foco se encendió. Así cuando yo imponga mis manos sobre ustedes, el Espíritu Santo no descenderá en forma de fuego porque ya existe electricidad, pero lo seguro es que El vendrá y los iluminará. Yo creo que estos jóve-nes, al igual que yo, no olvidarán ese día. Es así, que demos estar abier-tos a las sorpresas del Divino Espíritu, lo seguro es que El siempre des-cenderá cuando lo invoquemos. ¿De qué manera? Él es siempre diverso, a unos dará alegría, a otro lágrimas sanadoras, a otros paz, a otros des-canso espiritual. Estemos abiertos a sus sorpresas y no lo encasillemos ya que Dios es siempre nuevo.

Finalmente, en esta escena, los apóstoles empiezan a hablar en diversas lenguas. Es decir, cuando el Espíritu Santo desciende en Pentecostés, regala nuevos dones y carismas. El primordial deseo de vivir en un per-manente Pentecostés, es el de ser llenos a plenitud por la presencia de Dios mismo. Pero como consecuencia del derramamiento del Espíritu Santo en nosotros, está el ser fortalecidos con dones y carismas. No siempre los dones que nosotros deseamos, pero si los que el Espíritu sabe que necesitamos para cumplir la misión que Dios nos encomienda.

Por lo tanto, pidamos diariamente un derramamiento nuevo del Espíritu Santo, dejemos que Él nos sorprenda al dejarnos sentir su presencia en medio de nuestras vidas. Pidamos sin temor sus carismas, estando abier-tos a los que El desea regalarnos y así vivamos en un permanente Pen-tecostés, para poder gritarle al mundo con nuestra palabra y testimonio que Jesús está vivo.

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6. LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN LAS PRIMERAS COMUNI-DADES CRISTIANAS

El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés trajo como conse-cuencia un gran impulso misionero que llevó a la constitución de nuevas comunidades cristianas.

El libro de los Hechos muestra en varias ocasiones la acción majestuosa del Espíritu Santo en diversos líderes y comunidades. Tal es el caso de los diáconos escogidos para ministrar a las viudas, los cuales eran hom-bres llenos del Espíritu Santo y sabiduría (Hch. 6:3-5). El primer mártir Esteban era un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo (Hch. 6:5). Felipe movido por el Espíritu Santo evangeliza y bautiza al etíope (Hch. 8:26). Ananías es un instrumento para que Pablo reciba el Espíritu Santo (Hch. 9:17).

Además vemos varios “mini-pentecostés”: en primer lugar durante la ora-ción de Pedro y Juan en Samaria, texto donde volvemos a notar contras-te entre el bautismo de Jesús y el Bautismo en el Espíritu Santo (Hch. 4:14-17). En segundo lugar el “mini-pentecostés” en la casa de Cornelio durante la enseñanza de Pedro, donde vemos que la promesa del Espíri-tu Santo es para todos (Hch. 10:44-48). Finalmente el “mini-pentecostés” de los discípulos de Éfeso por la oración de Pablo (Hch. 9:1-6).

Como católicos fundamos nuestra fe y experiencia en las Sagradas Escri-turas, por lo tanto estos últimos tres pasajes nos llevan a concluir que los hombres y mujeres de las primeras comunidades cristianas recibieron una nueva efusión de Espíritu Santo, en lo cual nos basamos, los que promovemos el Bautismo en el Espíritu Santo, justificando que no es algo nuevo sino que es una experiencia que se dio en los inicios del cristia-nismo y a su vez es una promesa para toda la humanidad; por tanto de-bemos retomarla y promoverla hoy en día.

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Debemos, al igual que las primeras comunidades cristianas, dejar que el Espíritu Santo se derrame de una manera nueva en nuestras vidas y que su acción nos mueva a vivir en amor en cada uno de nuestros grupos y comunidades.

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7. PABLO Y EL ESPÍRITU SANTO

El apóstol Pablo al escribir a varias de las primeras comunidades cristia-nas nos deja una gran Pneumatología. En la carta a los Tesalonicenses y Filipenses “el Espíritu es descrito como el Espíritu de Jesucristo en vez de el Espíritu Santo o el Espíritu de Dios o del Señor”.1 En la carta a los Gálatas vemos una gran relación entre ética y el Espíritu Santo: “el Espí-ritu libera de la ley precisamente porque la vida ética que el da es supe-rior a la perfección disponible bajo la ley”.2 El punto central de la Pneu-matología en la carta a los Romanos va bien ligada a la vida cristiana y consiste en: “el papel del Espíritu Santo como la presencia efectiva del amor de Dios acompañando y sosteniendo al cristiano en su caminar”.3

Adicionalmente en el área de la Pneumatología Práctica, deseo presentar tres textos claves, en los cuales, la Renovación Carismática ha basado la importancia del recibimiento y uso de los dones del Espíritu Santo. En primera instancia en la carta a los Romanos: “Pues, así como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo muchos, no formamos más que un solo cuerpo en Cristo, siendo cada uno por su parte los unos miembros de los otros. Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzá-moslo en la medida de nuestra fe; si es el ministerio, en el ministerio; la enseñanza, enseñando; la exhortación, exhortando. El que da, con senci-llez; el que preside, con solicitud; el que ejerce la misericordia, con jovia-lidad. Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhirién-doos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con espíritu fervo-roso; sirviendo al Señor”. (Rm. 12:4-11).

El segundo pasaje que da instrucciones básicas en los carismas es en la carta a los Efesios: “A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo. El mismo "dio" a unos el ser

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apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las fun-ciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor”. (Ef. 4:7-16).

Por último Pablo en su carta a los Corintios, al igual que en Romanos y Efesios, pero de una manera más profunda nos da un gran legado de los carismas y su uso para la edificación del cuerpo de Cristo, pero como siempre todo basado en el amor. Aquí solo presentaré unos pocos ver-sículos, pero los Capítulos 12, 13 y 14 de la Primera Carta a los Corintios nos dan un gran enseñanza en este tema: “Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad. Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo”. (1 Cor. 12:8-12)

Finalmente y por el propósito de este artículo que se concentra en el tra-bajo pastoral de la RCC, deseo concluir con el punto vital que presenta Pablo entre los carismas y la caridad, tanto en la Carta a los Romanos, como en la Carta a los Efesios pero en particular en su Primera Carta a los Corintios, Cantalamessa lo resume de la siguiente manera: “recono-

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cimiento de los carismas como factor determinante para la construcción y crecimiento del cuerpo de Cristo pero subordinación de los carismas a la caridad, es decir, subordinación de la manifestación del Espíritu a su permanente habitación interior”.4 De aquí que una Pneumatología pauli-na nos enseña que los carismas no son el punto principal para una vida cristiana, pero su uso adecuado para el bien de la comunidad, nos ayuda a tener una verdadera caridad, clave para llevar una auténtica vida en Dios. El moverse interior del Espíritu en nuestros corazones, nos impulsa con amor a usar los carismas, pero con el único fin de llevar el amor de Jesús a aquellos que lo necesitan.

1 George T. Montague, The Holy Spirit: Growth of a Biblical Tradition, (New York, NY: Paulist

Press, 1976), 132.

2 Ibíd., 203.

3 Ibíd., 215.

4 Raniero, Cantalamessa, The Mystery of Pentecost, (Collegeville, MN: The Liturgical Press,

2001), 50.

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La Unción de Espíritu Santo2 QUE ES LA UNCIÓN DE ESPÍRITU SANTO? Tres cosas suceden cuando la Unción de Espíritu Santo está en nuestra vida y ministerio, para entenderlo veremos primeramente: 1) Que es la unción de Espíritu Santo, 2) La Gloria, El aceite en la unción, 3) Favor y provisión en la unción. Cuando La Unción de Espíritu Santo está en la persona y ministerio, está com-probado que: Sabiduría, Revelación, Favor, Prosperidad, Abundancia, Bendicio-nes Espirituales y Materiales se manifiestan. Es raro oír mencionar que la un-ción de Espíritu Santo pueda llegar a grados extensos y extremos sobre la per-sona y ministerio, la razón, es porque raramente vemos este grado unción ope-rando en nuestros días, pero si sucede. Ageo 2: 5-9 Zacarías 4: 7 Lo que muchos ignoran es que cuando una persona, cualquier persona, se rinde totalmente a Dios, El comienza a llevarnos en un viaje de aumento gradual de unción en Espíritu Santo, para manifestar el poder de Dios en sanidades, milagros, señales, prodigios, liberaciones, y ser más efectivos en el ministerio, de esta manera manifestando la unción y el fluir del Espíritu de Dios en nosotros, Zacarías 4: 1-14. En este pasaje vemos que cuando la Mano de Dios, su Unción, está en cualquier persona disponible, Dios mismo es Quien provee los medios, las finanzas y las manos para que su obra se lleve a cabo aunque el pueblo/Nación este en banca rota, no es por mano ni voluntad de hombre, es por SU UNCIÓN. CUANDO LA UNCIÓN DE DIOS ESTA EN EL LIDER QUE ES GUIADO POR ESPÍRITU SANTO, EL PUEBLO, DA, SIRVE, TRABAJA EN LA OBRA, NO POR MIEDO NI INTIMIDACIÓN. NO ES CON EJERCITO, NI CON FUERZA, SINO CON MI SANTO ESPÍRITU, HA DICHO JEHOVÁ DE LOS EJERCITOS, Zac. 4: 6.

2 http://fundamentosdenuestrafe.blogspot.com/2012/05/la-uncion-de-espiritu-

santo.html; visitado el 16/10/2014

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Esta es una de las razones porque debemos anhelar los ministerios Apostólicos y Proféticos en nuestras asambleas para que haya una Activación e Impartición de Visión, Enseñanza, Dirección, Unción y Ánimo. Ageo 1: 1-15, DESPIERTA OH JEHOVÁ MI ESPÍRITU !!! Versos; 13, 14. Ageo 2:1-4, UNE MI CORAZÓN Y MENTE PARA QUE TEMA TU NOMBRE, SALMO 86: 11. SEÑOR, TE PRESENTO, TE OFREZCO LOS OJOS DE MI CORAZÓN, LLENALOS, VELARÉ PARA VER LO QUE ME DICES Y QUIERAS MOSTRARME, HABACUC 2: 1 La razón principal porque la unción de Espíritu Santo no opera ni se mani-fiesta en nuestras Iglesias es porque; A) NO HONRAMOS LA PRESENCIA DE ESPÍRITU SANTO EN NUESTRAS ASAMBLEAS. B) NO CREEMOS EN MILAGROS, SANIDADES, SENALES, MARAVILLAS. C) NO SABEMOS PREPARAR LA ATMOSFERA PARA QUE ESPÍRITU SANTO SE MUE-VA. Isaías 10: 27, El yugo de opresión se pudre, es destruido, a causa de la un-ción de Espíritu Santo de Dios !! Nuestras Iglesias están llenas de gente que cargan yugos de opresión, escla-vos de sus mismas inseguridades, experiencias pasadas, enfermedades del alma y físicas, atados por vicios, drogas, etc. Gentes, Creyentes, van de una Iglesia a otra buscando quien les ayude, les guie, enseñe, instruya, les libe-re, se van más desanimados que cuando entraron. Muchas Iglesias parecen ser más centros sociales, sin unción, visión, ni dirección. Es triste decirlo, pero las Iglesia de hoy día están más interesadas en como agradar su deno-minación con sus estatutos, leyes, normas, reglas y doctrinas que han deja-do a Espíritu Santo fuera. La unción de Espíritu Santo es importante en nosotros para derribar Monta-ñas de ignorancia, legalismos, religiosidad, enfermedades, imposibilidad, obstáculos y estorbos en nuestras vidas y ministerios, como también en las

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vidas de aquellos que vengan a nosotros con estas clases de yugos en busca de sanidad, liberación, rompimientos, etc. Zacarías 4: 7.

Si en su Iglesia la unción de Espíritu Santo no se manifiesta, depende de usted desearlo, buscarlo hasta alcanzar ese nivel de unción a través de su inti-midad y relación personal con Dios. Salmo 92: 10, PERO TÚ HAS EXALTADO MI PODER COMO EL DEL BÚFALO; HE SIDO UNGIDO CON ACEITE FRESCO. El Salmista dice aquí; El Poder, la For-taleza de Dios es sobre mí, me has un-gido con aceite fresco!!

Olivas

Cuando la unción de Espíritu Santo viene sobre usted, el poder, fortaleza, fe y autoridad de Dios se exalta, es elevada a un nivel supernatural en usted para echar fuera demonios, y sanar a los enfermos con La Palabra del Señor, en el Nombre de Jesús.

Cuando la unción de Espíritu Santo está en el siervo o sierva de Dios, el poder de Dios es tangible, el poder de los brujos, hechiceros, de satanás mismo es desactivado, vea el ejemplo en I Reyes 18: 19-40, y luego degolló a los 850 profetas de satanás. Este es el nivel de unción que Dios quiere derramar sobre cada persona que le cree, no dije; al que sea perfecto, Elias no lo era, pues luego de esta gran victoria, salió huyendo por la amenaza de muerte que la bruja Jesabel le hizo, la esposa del rey Acab.

La unción y fortaleza para el hijo o hija de Dios continúa en el Salmo 92: 12-15, aun en la vejez, El Señor nos hará florecer, nos hará crecer como el cedro

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fuerte del Líbano, nos plantará en su casa con autoridad, unción y más poder, nos dará fortaleza para hacer su obra y dar frutos, nos dará de su unción para predicar y demostrar su Palabra con valor, denuedo, señales, maravillas, sani-dades y liberaciones.

Salmo 52: 8, El Salmista dice: PERO YO SOY COMO OLIVO VERDE EN LA CASA DE DIOS.

Él está diciendo; En la presencia de Dios, en la casa de Dios, soy como un olivo verde, en mi vida, en mi ministerio hay una gran unción de Espíritu Santo, pero más que ello, soy como el olivo verde que da el aceite fresco y nuevo de la unción continuamente, y se reproduce.

Declaremos por fe que El Señor ha exaltado nuestras fuerzas como las del búfalo, que estamos en una estación profética en que somos ungidos con aceite nuevo y fresco, estamos en una posición espiritual en la que produ-cimos en el reino del Señor, y somos como olivos verdes en la casa de Dios vertiendo aceite dorado. Salmo 92: 10-15, 52: 8, Zacarías 4: 12.

La unción crece, se multiplica cuando estamos plantados en la casa del Se-ñor, cuando tomamos tiempo especial, específicamente para estar en la presencia del Señor.

De nosotros depende que El Señor derrame su unción de aceite fresco, no solo aceite fresco, sino también una unción con aceite nuevo.

La diferencia entre el aceite fresco y el aceite nuevo es: El aceite fresco es cuando Dios trae poder fresco sobre el que ya tenemos y lo hace como si es nuevo otra vez, o cuando Dios unge más de lo que tene-mos y se hace más fresco. En lo práctico, es cuando los dones espirituales que ya tenemos son usados en usted con más efectividad.

Aceite nuevo es cuando operamos en un nivel o poder espiritual que nunca hemos experimentado antes, en lo práctico, es cuando comenzamos a ope-

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rar en un don espiritual que no tenía antes, operando con nuevos mantos espirituales de poder.

Nuestra sed debe ser por obtener aceite fresco, pero también esforzarnos, pagando el precio por obtener aceite nuevo. Nuestra meta debe ser que El Señor nos de su unción con un Poder más elevado que el que ya tengo. I Corintios 2: 4, 5, 9-12, Efesios 3: 14-21.

Lea, medite, recite, declare estos textos una y otra vez, todos los días, por fe sobre usted, en una forma personal. I Cron. 29: 12.

Que es la Unción?

El diccionario Webster define unción como: El proceso de embarrar, o em-borronar, cubrir con una substancia aceitosa. Aplicar una substancia aceito-sa con fricción y presión. Aplicar una capa de aceite como en un rito sagra-do, especialmente para consagración, ser escogido por elección Divina. En otras palabras, Dios quiere derramar una cubeta llena de aceite sobre cada uno de nosotros, y luego frotarnos, como con masaje. Cuando más nos acercamos y tomamos tiempo delante de Dios su Carácter y personalidad se derrama, se aplica en nosotros, lo que Él es, se aplica sobre mí, para que esto se lleve a cabo, lo primero que debemos es CONSAGRAR NUESTRA VIDA AL SENOR. APARTARNOS PARA EL SEÑOR, SANTIFICARNOS, ESPÍRITU ALMA Y CUERPO PARA EL SEÑOR. 1 Juan 4:17

En lo práctico, Unción es: El poder supernatural de Dios en mi vida, dándo-me la capacidad Divina de hacer lo que yo, por mis propios medios no po-dría hacer. Una habilidad supernatural. Lo vimos demostrado en la vida de Elias I Reyes 18: 1-40.

Cuando la unción supernatural de Dios descansa sobre una persona, aun sus huesos hacen milagros al morir, II Reyes 13: 21.

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Mucha gente hace grandes cosas en las Iglesias porque tienen buenos dones naturales, dirigen con habilidad sus servicios, programas, con las mismas normas tradiciones y ritualismos de su denominación, 3 o 4 cantos, anun-cios, ofrenda, sermón de 35 minutos, etc, otros, cantan como ángeles, to-can instrumentos sorprendentemente, hasta el predicador presenta su ser-món con elocuencia y sabiduría escatológica, en lo natural, ellos saben que nadie les puede competir en sus dones y talentos, lo malo es que dependen tanto de sus habilidades naturales, logros y títulos personales que hacen a un lado la unción de Espíritu Santo. La unción no está en la cantidad de títu-los, diplomas, o certificados que tenemos.

Pero nadie se convierte, nadie recibe sanidad, nadie habla en lenguas, nadie profetiza, PORQUE NO HAY UNCIÓN, En este tipo de Iglesias, si alguien dice un GLORIA A DIOS !! LO SACAN DE LA IGLESIA.

La unción no se puede comprar, Hechos 8: 4-25, ni obtener en los colegios Bíblicos, la unción se obtiene en la presencia del Señor, usted tiene que pagar un precio.

A través de los años hemos oído, visto a grandes siervos y siervas de Dios operar con gran unción, ese mismo nivel de unción o aun mayor, puede re-posar sobre nosotros si hacemos lo que ellos hicieron para obtenerlo ( Pagar el precio de la misma manera )

La unción nos costará todo, y debemos estar dispuestos a todo, aun a entrar en áreas, casos, circunstancias espirituales que no conocemos, dependiendo solamente de la unción, dirección y fe en Espíritu Santo.

Isaías 61: 1-9 y Lucas 4: 18,19, Nos menciona los diferentes tipos de un-ción y sus áreas específicas; Unción para predicar, unción para sanar a los quebrantados de corazón, para pregonar libertad a los cautivos, vista a los ciegos, naturales y espirituales, Unción para poner en libertad a los oprimi-dos por el enemigo, circunstancias, maldiciones generacionales, etc. Hechos 19: 11,12, Unción para milagros extraordinarios.

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I Cor. 12: 9-11, Dones de Sanidades " inusuales" o especiales, por El mismo Espíritu Santo, Hechos 5: 12-16, La unción en Pedro era tan poderosa que aun el manto de su sombra al caer sobre los enfermos estos eran sanados. Don de hacer milagros " inusuales" o especiales, Hechos 19: 12, La unción en Pablo era tal que la gente se llevaba los paños que ponían en el mientras enseñaba o predicaba, para ponerlos sobre los enfermos y endemoniados, estos también sanaban y eran liberados de demonios..

Romanos 12: 6-8, nos menciona otros tipos de unción en los Dones de Ser-vicio. Exodo 31:1-11, En casos y proyectos especiales, Dios concede unción espe-cial a sus siervos, con su Espíritu de sabiduría, inteligencia, ciencia y arte, para inventar diseños y trabajar en diferentes metales, en este pasaje, fue especialmente para la edificación y fabricación de los artículos y mobiliario del Tabernáculo cual fue mostrado por Dios a Moisés en el monte, Exodo 26: 30. Dios unge a las personas que le sirven, y ministran para El, muy especial-mente para los que son conscientes y desean unción para predicar, minis-trar y ganar almas, también a los guían al pueblo llevándolos en adoración y alabanza delante de Dios, la unción de Espíritu Santo se extiende también sobre los que tocan instrumentos delante de Dios, I Samuel 16: 14-23, no es una unción automática.

Hechos 10: 38, Jesucristo fue ungido con La Persona o presencia de Espíritu Santo y Poder.

Antes que cualquier persona sea investida con el poder de Dios, La Sangre de Jesucristo debe ya haber sido aplicada por medio del nuevo nacimiento, debe haber santidad, arrepentimiento y limpieza espiritual, cuando aplica-mos la Sangre de Jesús, Dios trae su aceite o sea, su poder, cuando somos ungidos con su presencia, Dios nos unge con su poder, no podemos ir tras el

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poder de Dios sin contar con su presencia, debemos estar plantados en la Casa de Jehová, esto no quiere decir estar en los servicios de la Iglesia todos los días, sino, estar en INTIMIDAD CON EL SEÑOR DIARIAMENTE, EN EL LUGAR SECRETO, Salmo 92: 13.

Hechos 10: 38 nos muestra que Jesús tenía dos unciones; Unción con Espíri-tu Santo y unción de Poder, aquí, las escrituras hacen una diferencia, por-que, el poder de Dios no es Espíritu Santo,

El Poder de Dios es lo que Espíritu Santo trae. Debemos entender, recono-cer, apreciar, respetar, honrar la Persona y presencia de Espíritu Santo. Hechos 4: 32, Vemos aquí que la Iglesia Cristiana está en avivamiento, ve-mos también una Iglesia experimentando abundante prosperidad financiera, favor, riquezas, Gloria de Dios, esta es la Unción que Dios quiere derramar sobre cada hijo de Dios.

Verso 33; Y CON GRAN PODER !!!!!! CON GRAN UNCIÓN !!!!! LOS APÓSTO-LES DABAN TESTIMONIO ( PREDICABAN Y DEMOSTRABAN EL PODER DE DIOS ) DE LA RESURRECCION DEL SEÑOR JESÚS. ( Por favor lea; I CORINTIOS 2: 4,5 ) Y ABUNDANTE GRACIA ( FAVOR ) ERA SOBRE TODOS ELLOS.

Versos 34 y 35, Aquí vemos una unción especial sobre la gente para dar, ofrendar, diezmar y unción sobre el Ministerio de los Apóstoles para recibir y distribuir, Dios abriendo las ventanas de los cielos sobre los líderes de la Iglesia para que hubiera suficiente dinero y cubrir las necesidades de entre los hermanos, todo esto sucedió por la Unción en los Apóstoles. Los Cristia-nos habían visto el poder de Dios y la unción de Espíritu Santo sobre los Apóstoles, la gente POR FIN HABIA VISTO EL PODER DE DIOS, LOS MILAGROS DE DIOS A TRAVES DE LOS APÓSTOLES Y QUERIAN DAR, AYUDAR ALLI DONDE EL PODER DE DIOS SE MOVIA.

Que diferencia, ve usted este Poder de Dios moverse, manifestarse en aque-llos que dicen que son líderes de las Iglesias hoy día? La respuesta es no. Lo

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que estamos haciendo es soportando hombres para que tengan un buen reti-ro, seguro de vida, carro, vacaciones pagadas en cruceros, etc. y la gente, los miembros están contentos, como decimos; Pasándola, hasta que dejen este mundo, cuando El Señor les llame y los ponga allá arriba el cielo sobre una nube tocando una arpa por la eternidad, muchos creen que esto es todo lo que van a ser en el cielo con Dios.

Porque no decimos; Yo quiero estar detrás de un ministerio donde en cada servicio hay almas aceptando a Cristo, recibiendo sanidad, liberacion, bauti-zados en Espíritu Santo, yo voy a estar detrás de un ministerio donde se ve la demostración del poder de Dios. allí voy a dar mis bienes, mis diezmos y ofrendas y mi servicio.

El Poder de Dios y su Unción sobre los lideres ( Ministros ) son los que traen la fuente económica para el bienestar de su Iglesia y de sus siervos, pero también en la vida de aquellos creyentes que no están conformes con ser solo laicos, sino quienes sirven y llevan responsabilidades dentro de la obra, llevando, clamando, intercediendo y teniendo intimidad con Dios.

Dejemos de depender de todo esfuerzo natural para querer hacer la obra de Dios, lo que está sucediendo en lo natural, en el mundo no es lo que deter-mina nuestro futuro ni nuestro destino, el mundo podrá estar en gran esca-ses, recesión, pero el cielo no está en bancarrota,

Dios es quien da el poder para tener riquezas, Deut. 8: 18.

La bendición de Jehová es la que enriquece, Proverbios 10: 22.

La unción supernatural de Dios, su gracia y su favor, o bendición de Dios es la que hace al hombre rico. ( Si usted no lo quiere, yo lo tomo ) Hechos 4: 33, Gran Poder, Abundante Gracia, Provisión Financiera ( Bendición de Dios) Ester 2: 12-18, Este fue el secreto en la vida de Ester, su consagración e

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intimidad con Dios, la unción con óleos, perfumes aromáticos, adornos, etc, que le proveía el Eunuco Hegai ( Tipo de Espíritu Santo ) Para ganar el Favor del Rey. Ester 4:14-17, 5: 1-14.

Esto equivale a un creyente que busca a Dios no por lo que El da, sino por lo que Él es, consagrándose, Ayuno, oración, intimidad, adoración, alabanza, guiado por Espíritu Santo.

Paremos de esforzarnos en lo natural para salir adelante, tener éxito o te-ner abundancia, propongámonos buscar más del Señor, El enviara su bendi-ción. El Poder para crecer en cualquier ministerio, o en los negocios seculares está en la unción que Dios imparte, El da una mente amplia para tener éxi-to en cualquier cosa que emprendamos.

Proverbios 8: 17-21, 10: 22. El gran Poder trae el Favor grande de Dios estos, son los que traen la gran provisión de Dios.

Hechos 10:38, Jesús fue ungido con Espíritu Santo y con Poder, el poder que da Espíritu Santo, EL SECRETO PARA OBTENER EL PODER DE DIOS ES LA PRE-SENCIA DE ESPÍRITU SANTO EN NOSOTROS.

Zacarías 4: 6,7, Aunque todo a nuestro alrededor parece estar en ruinas, Dios tiene palabras de aliento, prosperidad, victoria, restauración y salud. En esa posición estaba Zorobabel, frente a una gran responsabilidad que Dios le había dado de reconstruir el Templo caído de Salomón, la nación de Israel está en bancarrota, Zorobabel, Gobernador de Judá recibió palabra profética en Ageo Cap. 1, preocupado de como iba hacer esto, no tenía los recursos. Es hora que tengamos visión, quitemos los montes de obstáculos y de impo-sibilidad, quitemos toda duda, miedo y temor, Y CREAMOS EN DIOS, DECLA-REMOS QUE SOMOS GALARDONADORES DE RECIBIR LO QUE HEMOS PEDIDO PORQUE CREEMOS EN LAS PROMESAS DE DIOS, HEBREOS 11: 6, Quitemos la

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mirada del problema, de la imposibilidad, enfermedad y pongamos nuestros ojos en El Autor y Consumador de nuestra fe, Hebreos 12:2.

En lo natural, Zorobabel no tenía ni la menor idea como iba obtener los recursos para comenzar a edificar el Templo, ni quienes le iban a dar la mano en esta tarea de su ministerio, la voz del Señor era más que suficien-te, este es nivel al que debemos procurar llegar, oír la voz del Señor, Ageo 1: 12.

Muchos de nosotros nos preguntamos cómo vamos a llegar del punto A al punto B, Como vamos a remover este monte de IMPOSIBILIDAD? MUCHOS COMENZAMOS EL DIA SIN TENER LA MENOR IDEA DE COMO NOS VA IR DURAN-TE EL DIA. SABE PORQUE?

Porque nuestra mirada no está en lo que dice la Palabra de Dios !!!!!! Por-que no buscamos de Dios, le buscamos solo cuando tenemos necesidad, una vez hemos logrado respuesta, le damos las espaldas al Señor. Muchos tene-mos palabras proféticas guardadas, esperando que actuemos para que se cumplan, palabras proféticas de servir en el ministerio, sin saber cómo co-menzar, porque tenemos excusas, excusas, y excusas, estorbando la res-puesta de Dios, excusas para no leer la palabra, orar, adorar, interceder o servir al Señor.

Cuando buscamos a Dios, El habla y da palabra para actuar con seguridad, EL DIJO A ZOROBABEL, SE QUE NO TIENES LOS RECURSOS, SE QUE EN LO NATU-RAL, LO QUE TE HE ENCOMENDADO ES DIFICIL, LA RESPUESTA A TU PETI-CIÓN ESTA EN LA UNCIÓN DE MI ESPÍRITU, TODO LO QUE NECESITAS ESTA EN MI UNCIÓN, LA PROVISIÓN, LOS RECURSOS, EL FAVOR, TODO ESTA EN LA UNCIÓN. QUIEN ERES TU, OH GRAN MONTE? QUIEN ERES TU ENFERMEDAD, IMPOSIBILI-DAD? TE ORDENO EN EL NOMBRE DE JESÚS TE REDUZCAS EN LLANURA, Ninguna arma forjada, ninguna enfermedad, ninguna acusación, imposibilidad que

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se levante contra mi prevalecerá, ordeno a toda lengua callar, condeno toda lengua que se levante contra mí en juicio, chisme, critica, acusación, esta es mi herencia como hijo de Dios, mi salvación, ayuda, unción viene de Jehová, Isaías 54: 17. ALELUYA !!!!!!!!!!!

SHALOM..

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Las ancianitas y el teólogo

Martes 2 de septiembre de 2014

Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 36, vier-nes 5 de septiembre de 2014

Es el Espíritu quien da «la identidad» al cristiano. Por ello —dijo el Papa en la homilía de la misa celebrada el martes 2 de septiembre— «tú puedes tener cinco licenciaturas en teología, pero no tener el Espíritu de Dios». Y «quizá tú serás un gran teólogo, pero no eres un cristiano», precisamente «porque no tienes el Espíritu de Dios».

Así, hizo hincapié, «muchas veces nos encontramos, entre nuestros fieles, ancianitas sencillas que quizá no terminaron la escuela primaria, pero que te hablan de las cosas mejor que un teólogo, porque tienen el Espíritu de Cristo». Y propuso el ejemplo de san Pablo, que para sus eficaces predica-ciones no poseía particulares referencias académicas —no había tenido cursos de «sabiduría humana en la Lateranense o en la Gregoriana», dijo— sino que hablaba según el Espíritu de Dios.

«Dos veces», destacó el Papa, en el pasaje evangélico de Lucas propuesto por la liturgia (4, 31-37) se encuentra la palabra «autoridad». La gente «se quedaba asombrada de la enseñanza de Jesús porque su palabra estaba llena de autoridad», afirmó el Pontífice. Y después, al final del pasaje, el evangelista de nuevo escribe que «quedaron todos asombrados y comenta-ban entre sí: ¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autori-dad». En definitiva, continuó, «la gente se asombraba porque Jesús cuando hablaba, cuando predicaba, tenía una autoridad que no tenían los otros

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predicadores, que no tenían los doctores de la ley, los que enseñaban al pueblo».

La pregunta que hay que hacerse es: «¿qué es esta autoridad de Jesús, esa doctrina nueva que asombra a la gente, esto que es diferente al modo de hablar, de enseñar de los doctores de la ley?». Y la respuesta es decisiva. «Esta autoridad —explicó el Pontífice— es precisamente la identidad sin-gular y especial de Jesús». En efecto, «Jesús no era un predicador común; Jesús no era uno que enseñaba la ley como todos los demás: lo hacía de modo diverso, de un modo nuevo, porque Él tenía la fuerza del Espíritu Santo».

El Papa recordó que «ayer, en la liturgia, leímos el pasaje en el que Jesús se presenta, visita la sinagoga y refiriéndose a sí mismo, dice aquellas pa-labras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a hacer esto”». Confirmando que «la autori-dad que tiene Jesús —explicó— viene precisamente de esta unción espe-cial del Espíritu Santo: Jesús es el ungido, el primer ungido, el verdadero ungido». Y «esta unción da autoridad a Jesús».

«La identidad propia de Jesús es el ser ungido», recalcó el Pontífice. Él es «el Hijo de Dios ungido y enviado, mandado para traer la salvación, la libertad». Así, pues, «esta es la identidad de Jesús y por eso la gente decía: “Este hombre tiene una autoridad especial, que no tienen los doctores de la ley”». Pero, añadió el Papa, «algunos se escandalizaban de esa modalidad de Jesús, de ese estilo de Jesús».

He aquí que la «libertad, la identidad de Jesús, es precisamente la unción del Espíritu Santo». Y nosotros, exhortó el Papa Francisco, podemos pre-guntarnos cuál es nuestra identidad de cristianos». En la primera carta a los Corintios (2, 10-16) san Pablo lo explica así: «Cuando explicamos verda-des espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano». Y al respecto, el Pontífice destacó que «la

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predicación de Pablo» no surge de la «sabiduría humana», porque sus pa-labras le fueron «enseñadas por el Espíritu».

Pero, puso en guardia el Papa Francisco haciendo propias las expresiones de san Pablo, «el hombre abandonado a sus fuerzas no comprende las co-sas del Espíritu de Dios; el hombre por sí solo no puede entender esto». Así, «si nosotros cristianos no entendemos bien las cosas del Espíritu, no damos y no ofrecemos un testimonio, no tenemos identidad». Y a fin de cuentas, «estas cosas del Espíritu» parecen sólo «locura», tanto que los que no tienen una identidad «no son capaces de entenderlas».

El Pontífice, refiriéndose nuevamente a la carta de san Pablo, recordó que «el hombre movido por el Espíritu, en cambio, juzga cada cosa: es libre, sin poder ser juzgado por ninguno». En efecto, añadió citando las palabras del apóstol, «¿quién ha conocido la mente del Señor? Ahora nosotros te-nemos la mente de Cristo, es decir, el Espíritu de Cristo». Y, de hecho, «esta es la identidad cristiana: no tener el espíritu del mundo, ese modo de pensar, ese modo de juzgar».

En definitiva, «lo que da autoridad, lo que da identidad es el Espíritu San-to, la unción del Espíritu Santo». Por eso, según el Papa, «el pueblo no amaba a los predicadores, a los doctores de la ley, porque hablaban, en verdad, de teología, pero no llegaban al corazón, no daban libertad, no eran capaces de hacer que el pueblo encontrase la propia identidad, porque no estaban ungidos por el Espíritu Santo». En cambio, precisó, «la autori-dad de Jesús —y la autoridad del cristiano— viene precisamente de esta capacidad de entender las cosas del Espíritu, de hablar la lengua del Espíri-tu; viene de esta unción del Espíritu Santo».

El Papa Francisco concluyó pidiendo al Señor que nos dé «la identidad cristiana, la que Tú tenías: danos tu Espíritu; danos tu modo de pensar, de sentir, de hablar: es decir, Señor, danos la unción del Espíritu Santo».

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Oficio de lectura, viernes de la octava de pascua

La unción del Espíritu Santo San Cirilo de Jerusalén Catequesis 21 (Mistagógica 3), 1-3

Bautizados en Cristo y revestidos de Cristo, habéis sido hechos semejantes al Hijo de Dios. Porque Dios nos predestinó para la adopción nos hizo conformes al cuerpo glorioso de Cristo. Hechos, por tanto, partícipes de Cristo (que significa Ungido), con toda razón os llamáis ungidos; y Dios mismo dijo de vosotros: No toquéis a mis ungidos.

Fuisteis convertidos en Cristo al recibir el anticipo del Espíritu Santo: pues con relación a vosotros todo se realizó en símbolo e imagen; en definitiva, sois imágenes de Cristo.

Por cierto que él, cuando fue bautizado en el río Jordán, comunicó a las aguas el fragante perfume de su divinidad y, al salir de ellas, el Espíritu Santo descendió substancialmente sobre el como un igual sobre su igual.

Igualmente vosotros, después que subisteis de la piscina, recibisteis el crisma, signo de aquel mismo Espíritu Santo con el que Cristo fue ungido. De este Espíritu dice el profeta Isaías en una profecía relativa a sí mismo, pero en cuanto que representaba al Señor: el Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido; me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren.

Cristo, en efecto, no fue ungido por los hombres ni su unción se hizo con óleo o ungüento material, sino que fue el Padre quien lo ungió al constituirlo Salvador del mundo, y su unción fue el Espíritu Santo tal como dice San Pedro: Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, y anuncia también el profeta David: Tu trono, oh Dios, permanece para siempre; cetro de rectitud es tu cetro real. Has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

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Cristo fue ungido con el óleo espiritual de la alegría, es decir, con el Espíritu Santo, que se llama aceite de júbilo, porque es el autor y la fuente de toda alegría espiritual, pero vosotros, al ser ungidos con ungüento material, habéis sido hechos partícipes y consortes del mismo Cristo.

Por lo demás no se te ocurra pensar que se trata de un simple y común ungüento. Pues, de la misma manera que, después de la invocación del Espíritu Santo, el pan de la Eucaristía no es ya un simple pan, sino el cuerpo de Cristo, así aquel sagrado aceite, después de que ha sido invocado el Espíritu en la oración consecratoria, no es ya un simple aceite ni un ungüento común, sino el don de Cristo y fuerza del Espíritu Santo, ya que realiza, por la presencia de la divinidad, aquello que significa. Por eso, este ungüento se derrama simbó-licamente sobre la frente y los demás sentidos, para que mientras se unge el cuerpo con un aceite visible, el alma quede santificada por el Santo y vivificante Espíritu.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres, concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.