15
La utopía en El Periquillo Sarniento Luis SAINZ DE MEDRANO Universidad Complutense La especial vinculación del pensamiento utópico al Nuevo Mundo y su desarrollo en él es asunto ampliamente estudiado, a partir, sobre todo, de los trabajos de Silvio Zabala ~. pero conviene recordar que en Hispano- américa la oportunidad de llevar adelante la organización de una nueva socíedad con un modelo ideal no es un anhelo limitado a los primeros tiempos, en los que, por un lado, existe la esperanza de encontrar culturas autóctonas vivas con connotaciones utópicas, y, por otro, la de dar forma a situaciones de esta naturaleza. La América que O’Gorman definió cate- ramente como «inventada», ha mantenido, intermitentemente. hasta bien entrado nuestro siglo el esfuerzo por no disociarse de los sueños y los pro- yectos iniciales, dentro de las coordenadas de cada época 2 La independencia, que propicia un lógico sentimiento inauguralista, es una etapa pródiga en mensajes diseñadores de esa idea, si bien ahora bajo el signo del racionalismo, superados los tardíos deslumbramientos diecio- chescos por la ciudad de los Césares. Pero en el empeño de muchos por configurar una nación dentro de las coordenadas doctrinales del pensa- miento ilustrado pueden advertirse más o menos difusamente las huellas dc la Utopía de Tomás Moro y otros viejos paradigmas, matizadas a veces —aunque sólo en una dimensión convencional— por la teoría del buen salvaje, acuñada, que no inventada, por Rousseau—. Esto es lo que a nues- ¡ Pensamos, naturalmente, en primer lugar en La Utopia de Tomás Moro en la Nueva Espa- ña y otros estudios, Biblioteca histórica americana (México: Antigua Librería Robredo. 1937). t. lv. 2. No se trata algo concerniente en exclusiva a la América hispana. Taml,ién la anglosa- jona fue considerada desde el primer momento como un territorio llamado a ser asiento de una sociedad feliz. De este postulado pueden ser ejemplo las palabras del capitán Edward Johnson. en 1654, veinte años después dc la llegada del May Flower a aquellas costas: “Sabed que éste es el lugar donde el Señor creará un nuevo Paraiso y una nueva Tierra en nuevas Iglesias y un nuevo Estado Unido» (cit. por Wilfred L. Guerin y otros en «La crítica de los mitos y el sueño americano». [Introduccióna la crítica literaria (Buenos Aires: Edicio- oes Macyrnar. ¡974). p. 1661. DIC~ENDA, Cuadernos de Filología Hispánica, n.’ 6-509-523. Edit. Univ. Complut. Madrid, 1987

La utopía en El Periquillo Sarniento · La utopía en El Periquillo Sarniento Luis SAINZ DE MEDRANO Universidad Complutense La especial vinculación del pensamiento utópico alNuevo

  • Upload
    others

  • View
    7

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

La utopía en El Periquillo Sarniento

Luis SAINZ DE MEDRANO

UniversidadComplutense

La especialvinculacióndelpensamientoutópicoalNuevoMundoy sudesarrolloen él es asuntoampliamenteestudiado,a partir, sobretodo,delos trabajosde Silvio Zabala ~. peroconvienerecordarqueen Hispano-américala oportunidadde llevar adelantela organizaciónde unanuevasocíedadcon un modelo ideal no es un anhelolimitado a los primerostiempos,en los que,por un lado,existela esperanzade encontrarculturasautóctonasvivas conconnotacionesutópicas,y, porotro, la dedar forma asituacionesde estanaturaleza.La AméricaqueO’Gorman definió cate-ramentecomo «inventada»,ha mantenido,intermitentemente.hastabienentradonuestrosiglo el esfuerzopor no disociarsedelos sueñosy los pro-yectos iniciales, dentro de las coordenadasde cadaépoca2

La independencia,quepropiciaun lógico sentimientoinauguralista,esunaetapapródigaen mensajesdiseñadoresde esaidea,si bienahorabajoel signodel racionalismo,superadoslos tardíosdeslumbramientosdiecio-chescospor la ciudad de los Césares.Pero en el empeñode muchosporconfiguraruna nación dentro de las coordenadasdoctrinalesdel pensa-miento ilustradopuedenadvertirsemáso menosdifusamentelas huellasdc la Utopíade TomásMoro y otros viejos paradigmas,matizadasaveces—aunquesólo en unadimensiónconvencional—por la teoría del buensalvaje,acuñada,queno inventada,por Rousseau—.Estoes lo quea nues-

¡ Pensamos, naturalmente, en primer lugar en La Utopia de TomásMoro en la NuevaEspa-ña y otros estudios,Biblioteca histórica americana (México: Antigua Librería Robredo. 1937).t. lv.

2. No se trata algo concerniente en exclusiva a la América hispana. Taml,ién la anglosa-jona fue considerada desde el primer momento como un territorio llamado a ser asiento deuna sociedad feliz. De este postulado pueden ser ejemplo las palabras del capitán EdwardJohnson. en 1654, veinte años después dc la llegada del May Flower a aquellas costas:“Sabed que éste es el lugar donde el Señor creará un nuevo Paraiso y una nueva Tierra ennuevas Iglesias y un nuevo Estado Unido» (cit. por Wilfred L. Guerin y otros en «La críticade los mitos y el sueño americano». [Introduccióna la crítica literaria (Buenos Aires: Edicio-oes Macyrnar. ¡974). p. 1661.

DIC~ENDA,CuadernosdeFilología Hispánica,n.’ 6-509-523.Edit. Univ. Complut. Madrid, 1987

510 Luis SainzdeMedrano

tro entendercaracterizalo queMannheimdefinió como «lautopialiberal-humanitariade la burguesíadel iluminismo» ~.

Las«silvas»deAndrésBello muestran,por ejemplo,estosvestigios,pe-ro seguramenteen ningunaparteadquierentanto relieve como en El Fe-riquillo Sarniento(1816. 1830)de Fernándezde Lizardi.

Como es sabido,«El Pensadormexicano»escribióestanovelaparade-sarrollarsusideasreformistas,imposibilitadocomoestabade exponerlasa travésde los escritosperiodísticos.Aunqueno se ha hechoun cotejosis-temáticoentrelos contenidosde la novela y los de estosúltimos, en losque se han adentradocon buena fortuna al menos dos excelentesinvestigadoras,MargaritaPalaciosSierra y María del RocíoOviedo Pé-rez de Tudela5, es de dominiopúblico en el campode la crítica la corres-pondenciaglobalentreunosy otros —lo mismopodríadecirseapropósitode las restantesnovelasde Lizardi—. Cuantoexponemosa continuaciónpuedeaportaralgunaprecisiónal examendela intertextualidaden El Per-iquillo y mostrar,sobretodo, surelativaperomarcadavinculaciónal pres-tigioso modelotrazadopor el lord canciller dc EnriqueVIII.

Con anterioridada El Periquillo Sarniento,Lizardi dio entradaa unapropuestautópicaenciertosescritosaparecidosen elperiódicoEl Pensador,nextcano—ésteera también,como es bien sabido,su propio pseudóni-mo— publicado de 1812 a 1814! aprovechandola libertad de imprentaotorgadapor las Cortesde Cádiz, queno tardaríaen ser derogada(y nohayqueolvidarqueinclusobajoestalegalidad,Lizardi sufrió persecucióny cárcel).

En el número 2 de esteperiódicocorrespondienteal 20 de enerode1814. Lizardi introdujo unacartadirigida supuestamenteal «Pensador»,es decir,a él mismo,por su propio hermano,un personajequese hacella-mar Antoñico y que, por distracción del autor, acabafirmando comoManuel. En la carta,dividida en trespartes(correspondienteslas dospri-merasal 10 de noviembrede 1813, y la última al 3 de febrero de 1814).cuentael remitentelas incidenciasde suvida desdesuentradaal serviciode un caballeroinglés llamadoTorneville, «comoamanuensey mozoco-mercio».Este,«aunqueal parecereraprotestante»(sic) poseíaaltas«virtu-des morales»6 Encariñadocon el joven lo lleva a Manila, dondeperma-necenseisaños,y posteriormentemarchanaLondres.Su enlacecon la hi-

Cit. por Stelio Cro en «La Utopia en España: Sinapia».en Cuadernospara la investiga-ción de la Literatura hispánica (Madrid: Fundación Universitaria Española. 1980). n.’ 2-3.

4 M. PALACtOS SIERRA. Estudiopreliminare índicesdel periodismodeJoaquínFernándezdeLizardt Tesis profesional, UNAM (1965).

M.~ del Rocio Oviedo Pérez de Tudela, La obra deJoséJoaquinFernándezdeLizardi. Pro-Saperiodística. Tesis doctoral (Madrid: Editorial de la Universidad Complutense de Madrid.Servicio de Reprogratía,1982).

6 J~ 3, FERNÁNDEz DE LizáRul. UNAM (1968). p. 386. Todas las citas de textos de Lizardíproceden de los diversos tomos de esta edición.

La utopía en El PeriquilloSarniento 511

ja desubenefactory losfallecimientosde éste,la muchachay el hijo habi-do en el matrimonioconviertenaAntonio en un hombreafligido perodueñodeunaconsiderablefortunaquedecidevolver a supatriamexicana,paralo cual fleta dosbarcos.Trasunatempestadqueles sorprendea losdocedíasde navegación,encallaunode losnavíos.Antonio,desdeel suyo.organizala salvaciónde los tripulantesy lo máspreciosodel cargamento,y logra arribara la costaqueapareceante ellos.

La tierra tan providencialmentedescubiertaresultaserunaisla pobla-da poreuropeosygobernadapor un tal Dubbois queles brindaunaexce-lenteacogida.Tanto es así queAntonio es nombradoprimer ministro, y.confacilidadesanálogasa las quepropiciaronsuprimer matrimonio,lle-garáa casarseconla hija del mandatario.La muertede su suegrovieneaperturbar su espíritu doblemente al tener que gobernar con res-ponsabilidadplena. La estimaciónpopularde quegoza no impide quesurjan desavenenciase incluso una insurrecciónarmada.Antonio. muydesconcertadoe irresolutoantetalesproblemas,echaen falta un oportunoconsejo,motivo porel cual se lo pideal destinatariode suscartas,al haberllegadoa sus manosEl PensadorMexicanoy con él el conocimientode laexistenciay paraderode su hermano,traslargosañosde separación.

Informándolesucintamentede la historiade la isla, le hacesaberquetrasla muertedel último rey.Anfredo II, sedecidióla sustituciónde lamo-narquíaabsolutapor un régimenrepresentativo.Sedescribeestegobiernodondeel rey tieneun papelhonoríficoy seguidamentese ofreceun pano-ramade las castassociales,y se aludea lascausasdela revoluciónen cur-so.

FinalmenteAntonio (o Manuel) insta a su hermanoa que le envíesusdesinteresadosconsejoscon todaespontaneidad.Es en estemomentocuandola oferta utópicase hacepatente:

“Vas, finalmente, a lingirte un reino en tu cabeza y hacerte rey o ministro en él,y así das tus leyes, seguro de que por malas y descabelladas que sean. comoson un mero sueño, a nadie podrán perjudicarTienes ejemplos sobrados dc esta clase de gobiernos ideales, y los tienes tam-bién de que sus autores, lejos de merecer la más mínima reprehensión. se con-ciliaron los aplausos de sus tiempos. Tales fueron Platón y Aristóteles con susRepóblicas,Tomás Moro con su Utopia, Santo Tomás con st. Gobiernodeprinci-pes, Albornoz con su Castillapolítica, Saavedra con sus Empresas.Campillo consu Gobiernode América. Foronda con sus Cartan y otros varios» ~.

Sigue,por último, unarecomendaciónal deseadoconsejero:queseins-pire tambiénen las sabiasinstruccionesde donQuijote a Sanchocuandose le encomendóel mandode la ínsulaBarataría.

De hecho,como bienpuedeapreciarse,se tratade unapreguntaindi-recta de tipo retórico,puestoque «el Pensador»estásugiriendolas claves

Ibid. t. 1, p. 398.

512 Luis SainzdeMedrano

de unarespuestaqueél mismotieneen sumente.Lizardi ha presentadoelespacio«normalizado»parala sustentaciónde una sociedadperfecta:laisla, cuyoshabitantesgozan de una buenaorganizacióncomunitaria.sibien ésta se halla alteradapor ciertasdisensiones.Es. pues.sólo una po-tencial Utopia(pero.bienmirado,en mayoro menorgrado.lo sontodas.Ya Platón reconocia,por ejemplo, la dificultad de defenderen términosabsolutosla justicia en la República).

Lizardi por el momentodeja sin respuestala solicitudqueél mismoseha dirigido medianteel artificio descrito.Comobien suponela profesoraOviedo, «pudoocurrir queél mismoconsiderabapeligrosoel temao quelos censoresle hicieran unaadvertencia«~. Nada de estoseriasorpren-dente,y hayqueconsiderarademásquela última cartaestá fechadaen 3de febrerode 1814. y el 4 de mayo de ese mismo añoFernandoVII, quedesdesu regresoa Españatrasel doradosecuestroen Franciahabíadadomanifiestasseñalesde autoritarismo,firmó un decreto,publicado sietedíasdespués.por el que se derogabala Constituciónliberal dc 1812 y sereinstaurabael absolutismo.Lizardi, queentretanto se habíatenidoqueocuparde otros temas,no iba a teneroportunidaddurantemuchotiempode volver sobreéste,por las forzadascautelascon quehubo de proseguirsu laborperiodistica.

La respuesta,en fin, apareceráañosmástarde.dcuna forma explícitaytotal, en superiódicoConversacionesdel payoy el sacris:ón(t.II). en la dcci-masexta conversaciónentreambos~,fechadaen 25 de mayode 1825 y enlas siguientesde 28 del mismo mesy 1 y Y dejunio. Paraesasfechasla na-ción mexicanahacíacasi cuatroañosquehabíaconseguidosu indepen-denciay se encontraba,trasla malhadadaexperienciadel imperio deItur-bide. bajo el sistemafederal republicano,regidapor GuadalupeVictoria.Era posibleentonceshacerun proyectode Constitucióny a ello se aprestaLizardi en textosquetraslucenla voluntadde formular concrecionespro-pias del derechopositivo.

Sobreellos hemosde volve¡. pero nos interesareferirnosal hechoquejustifica másque ningún otro el titulo de nuestroestudio.FernándezdeLizardi buscóunaoportunidadmuchoantesde 1825. parasacaradelanteun cierto proyectoutópico relacionadocon su anteriorsolicitud. Lo hizoen las páginasde la IV partedeEl Periquillo Sarniento confiandoen la im-punidadde la ficción novelesca,si bienlascircunstanciasimpidierontam-biénen aquellaocasiónquetales ideasfueran difundidasen su momento.y es significativo queello sedebierano sólo a lavigorosareprobacióndelaesclavitudformuladaen el capítulo1 sino tambiéna «laspalabrasrayadas

Ob. -it.. t. 1, p. 706. véase también el capítulo «Propuesta dc gobierno. La Utopia».p. 330.

Respetamos el liso mexicano del ordinal.

La utopía en El Periquillo Sarniento 513

al margeny subrayadasen el capitulotercero» “>, en el quejustamenteseponeen marchael episodioal quevamosa referirnos.

Periquillo viaja desdeManila a México. Se produceun naufragio(ob-sérvenselas concomitanciasconla situaciónantesdescrita)y lograsalvarin extremissuvida al serrecogidoporunospescadores.Trasladadoa tie-rra,éstaresultaseruna isla llamadaSaucheofú,habitadapor orientalesyregida por un «tután». Periquillo, amistosamenterecibido, tieneoportunidaddeconversaren variasocasionesconLimahotón.el hermanode tal personaje,y conel propiogobernante,quienesse interesanpor lasformasde vidadel paísdel náufragoy le informanacercade las existentesen la isla. Ello da pie a un cotejo de ideasquerepresentadeun ladounacríticaal sistemasocialmexicanoo hispánicoy de otroel retrato,evidente-mentepanglossiano,de unasociedad,la isleña,muy próximaa la perfec-clon.Los aspectosabordadosbajolos respectivospuntosdevista(conside-randocomounomismoelde Limahotóny eldel tután,quefuncionalmen-te sonun personajeunitario,o, si lo preferimos,un único actante)concier-nena los siguientestemas:1) Nobleza.2) Ejército.3) Religión.4) Medici-na. 5) Derechoen general.6) El lenguajecomovehículocultural. 7) Activi-dadeslaborales.8) Usospenales.A travésde surevisión seponeostentosa-mentede manifiestola superioridaddel sistemavigente en la isla.

Periquillo. en determinadomomento,no puedemenosde expresaraloriental su creenciade que«si todaslas providenciasqueaquí rigen sontan buenasy recomendablescomo lasque me hashechoconocer,tu tierraserála másfeliz, y aquíse habránrealizadolas ideasimaginariasdeAris-tóteles,Platóny otros políticosen el gobiernode susarregladísimasrepú-blicas» ». La apostillaes un indicio bienclarodel planoen que se mueveel autor. Lizardi ha trazadoun panoramautópico queevidentementenoha juzgadooportunodesarrollardel todo. Estamosante una sociedadoriental,no europea,como la del territorio descritoen las cadasde Anto-nio. En aquelcasoLizardí habíamostradounamayorcoincidenciaen esteaspectocon la obrade TomásMoro, en la quelos utopensesaparecíanco-mo básicamenteoccidentales,desdeel momentoen quese manifiestaenella la sospechade queseandeorigengriego y es seguroquehanaprendi-do todo lo referentea técnicasdeunosromanosy egipcios(al cabo,maes-tros- de occidenteestosúltimos),llegadospor causade un naufragioa suscostas.Su formación filosófica coincidecon la de los griegosy. a mayorabundamiento,el naveganteque convivecon ellos y serádespuésdivul-gadorde su forma de vida, es decir,RaphaelHythodaeo.les habíadejadosuspropioslibros,todosellosde autoresgriegos,conexcepciónde algunos

LO El texto pertenece al juicio emitido por el Alcalde del crimen encargado de la censuradc esta parte de la obra (Obras. IX. Novelas; p. 1982).

Ibid.. p. 262.

514 Luis SainzdeMedrano

latinos.En esteotrocaso,Lizardi ha preferidoexcusarlahuellaoccidentalsobrelos ciudadanosde Saucheofú.prefiríendomarcardistanciasal pre-sentaruna comunidadde gentesasiáticas,cuyosdirigentesson una es-pecie de híbridos queposeenunacierta candidezde «buenossalvajes»—pero no americanos—unidaa unabagajecultural evolucionado.

Justo es decir queno es ajenaa estaopcióntipológica la huella de unreferentelibrescoque,comobiense ha señaladoha servidodemodelo,enciertamedida,a Lizardi. Se tratadealgunospasajesdela obradel agustinoFray JuanGonzálezde MendozaHistoria de las cosasmásnotables, ritos ycostumbresdelgran reino dela China(1585)12, en la quesedescribenlos con-tactosmantenidos,enel siglo XVI, con desigualfortuna,porvadosmisio-nerosespañolesconesepaís,dondefueronrecibidospor diversosdignata-rios. De ellos tomaLizardi el topónimodela capitalde la isla, quecorres-pondea la ciudad chinade Saucheofu.y los apelativosde «loitia» (doctor.caballero,entrelos chinos).«tután»(virrey) y «chaen»(visitadorgeneral).lo mismoqueel nombrede Limahotón.provenientedelde «Limahón».uncélebrecorsario.Puedepercibirsetambiénalgúnrasgodel relato deMen-dozaen lo quese refierea determinadascoincidenciasen loscastigosutili-zadosen China y en la isla de Periquillo. y en algunaotra situación.Másdificil es aceptarqueel nombredel protagonistadeLizardi hayasido ins-pirado por el del soldadoPedroSarmiento,personajede la historia deMendozacomollega a aventurarEdgarC. Knowlton.Ir.. en su minuciosocotejode textosde la mismacon los de los pertinentescapítulosdeEl Fe-riquillo ~ Reconocido,en todocaso,sin entraren la discusiónde detalles.elaprovechamientode la obra del agustino,quetuvo, al parecer,unagrandifusión en su épocay debióde continuarsiendounafuenteinformativasobrela China muy apreciadaen siglos posteriores,no podemosseguiraKnowlton cuandoafirma queLizardi. no habiendopodidoutilizar a Fili-pinascomoescenariodel contrasteutópicoquesu propósitodecriticar algobierno y a la sociedadmexicanarequería.«this Utopia he found inMendoza’saccountof sixteenthcenturyChina» ~. Evidentementela Chi-na descritapor Mendoza.gobernadadesdeunatiraníano carentedeciertopaternalismo,en la que algunosde los misionerosrecibieron un tratoafrentoso,no poseía,segúnnuestropropio análisisde estaobra, los sufi-cientesrasgosejemplarescaracterísticosde unasociedaddignade serimi-tada.Opinamos,en suma,queLizardi no obtuvode la obraen cuestiónsi-no lo antesdicho,un acopiodc datosexóticos,mientrasno perdióde vistael modelo de TomásMoro, tan explícitamentemencionado.

¡2 Primera edicióo en Roma. «A costa de Ba rlholorne Ci rassi. ¡$85. lid it. facsi mil a r con

l ntroducciori de Félix García (Mad rió: Aguilar. 1944), Espa ña misionera, ll~E. U. KNOWLIUN. ~‘Ch i na a nd th e Pi 1 ippi oes ¡o FI Periqui 1 lo Sa ro¡coto», en Hispanic

Revicw, 31 (1963>. La rcferencia a este a rticu It> viche dada por E. R vvs PALACIos en su notasa FI Periquillo Sarnicuto. en Obras. IX. Aove/as. p 237.

La utopía en El Periquillo Sarniento 515

Ahora bien,partiendode la basede queFernándezde Lizardi fue ungranmemorialistay suobraen suconjunto,inscritaen el fervorososenti-miento reformistadel iluminismo, es un gigantescoproyectode unaso-ciedadperfecta,una colosal búsquedade utopía, hemosde aclarar, alaproximarnosa establecerunacomparaciónconel referenteconcretodelaobra de Moro, cuyahuellanospareceevidenteen las mencionadascar-tas y en los capítulosde El Periquillo a quevenimosrefiriéndonos,quenopretendemosque«el Pensadormexicano»,hijo inequívocode su tiempo,tuvieraqueseguircon exclusividady total disciplinalas pautasde huma-nista inglés.

Dicho esto,en primer lugar podemosobservarla coincidenciaen laapreciacióndel papeldel intelectualcomoconsejerodelgobernante,asun-to planteadopor Moro a travésde las sugerenciashechasa Rafaelpor elhumanistaPedroEgidio. su interlocutoren el libro primerode Utopía:

“Estoy plenamente persuadido de quecumplirías una obra digna de ti, (...).

digna de un filósofo sí hicieres de manera que apliques tu ingenio y tu indus-tria al servicio de los asuntos públicos. Y esto nunca lo harias con tanto prove-cho como siendo consejero de algún príncipe...» ‘>.

LasreservasdeRafaelno procedende queconsidereinconvenientetalmisión,sino deldeseode preservarsu independenciay de sudesconfianzaantelacapacidaddel gobernanteparaaceptarasesoramientos.En la cartade Antonio se produce implícitamente una situación estructuralmenteequiparable.TambiénAntonio, poseedora supesarde responsabilidadesplenas de gobierno,trata de persuadiral Pensadorparaqueactúeanteélcomoconsejero,presumiendoquepuedatenerrazonesparainhibirse.(Deahíque,entreotrosestímulos,lesugieraquetomeapoyoenlas obrasmen-cionadas,entreellas la de Moro).

Otro aspectoa destacares el de la configuracióny característicasdelosterritorios descritospor Lizardi. TantoRicameacomo Saucheofú.adondelleganAntonio y Periquillo. respectivamente,son,comoUtopía, islas.Mo-ro no especificala localizaciónde la suya,aunqueparececlarasuvincula-ción conAmérica t6 Americanaes, segúnse declaraexpresamente.la que

> Tomás MoRo. Utopía. Traducción del latín. Introducción y notas de Emilio G. Estéba-oes (Madrid: Edil. Zero. 5. N. 1980). p. 78.

“ Para E. Lópuz ESTRADA, «los relatos del descubrimiento y de las primeras exploracio-oes de América (las cartas y el diario de Colón. El OrbeNovo de P. Máitir de Anglería. las re-lacionesde Américo Vespucio. sobre todo) están en el germen de Utopia», TomásMorar Espa-ña (Madrid: Ediciones de la Universidad Complutense. 1980). p. 51.

Entre otras opiniones sobre este importante aspecto de la cuestión cabe ¡ecordar a deAlfonso ARINoS DE Mrt.o FRANCO. qt¡ien en As origensbrosileirasdo Theoriado BoodadeNa—tural (Río tic Janeiro. 1937) supone que «el modelo de la isla dc Utopía fue ofrecido a TomásMoro por la descripción tic la isla cíe Fernando Noronha a que Vespucio sc refiere» (nl. por5. Zavala en América en cl espíritu francés del siglo .YI’Il! México. El Colegio N ,tcional.

516 Luis Sainz deMedrano

correspondeala aventurade Antonio. En ella, comoconsecuenciadeunaperturbaciónha «faltado»el «amadoe inocente»rey, pertenecientea lacasade los «flornobes»,sic, habiéndosehechocargodel poderde la na-ción, «la queallí dicen quees la legítimasoberana»,una«juntade gober-nación» 17

Estáclaroqueaquí,trasrecogerla ideainicial de Moro, se introducencircunstanciasa simple vistahomologablesconlos acontecimientosdelaAméricaespañolay deMéxico en particulartrasla idade la familia real aFrancia.Paramayorevidencia,un poco másadelante,Antonio recuerda,comosi se tratara dc un ejemplo fortuito, lanzandoun caboa la historiareal, la acción del ambiciosoGodoy entregandosu país al «tirano cor-so» ~~

Los habitantesde Ricameapertenecena diversasrazas—las mismas.por cierto quehayen México— y hayallí unasituaciónconflictiva nacidade la rebeliónde los indios, lo quenos lleva a relacionarestacircunstanciabélicaconla existenteen la patria de Lizardi cuandoescribeestaslíneas,es decir, la largacampañadel insurgenteMorelos,queno terminaráhasta1815.

En cuantoa la isla de Periquillo nó es un estadoen sí misma.Sólo unaprovinciaregidapor un tután.De hecho,sin embargo,funcionacomounpaísautónomo.Es un lugarmuchomáspróximo al paraísoutópico,aun-queestámáslejosdealcanzarestestatusquela isla de Moro. La pobrezaylos delitosno parecenser fenómenosrarosen Saucheofú.RecuérdesequeMoro guardala mayorpartedesusobservacionessobrelos delincuentesysu penalizaciónparael capituloprimeroen cl quese debatenciertospro-blemasde Inglaterra.

Periquillo es un informantesecundariocon relaciónal territorio des-cubierto.Los principalessonel tutány Limahotón,a cuyo cargocorrelaexplicaciónde las formasdevida de la isla. En la (fiopía de Moro. Rafael.queposeeun totalacopiode datossobrela islaasumeplenamenteel papelde informanteprincipal.Ya hansido señaladasciertasmotivacionesde lapresenciade los referidospersonajesen la novelade Lizardi. Cabriatam-biénpensarquesonconvententesparadar verostmilituda lo relatado,yaque de otro modo habría sido necesarioprolongarexcesivamenteel epi-sodio a fin de quePeriquillo adquirieralos conocimientosnecesariosso-bre el sistemade vida so penade dar a tal experienciaun tratamientofor-zadamentesumarial.

Volviendo asimismosobrela caracterizaciónde esospersonajes.aña-

MCMXLIX, p. 24). y la de Jean Servier quien observa que «muchas instituciones incaicasaparecen en la Utopía de Tomás Moro» tHistoria de la Utopía (Caracas: Monte Avila. 1967),p, lOO.

“ Obras, III. p. 397.‘> Ibid., p. 398.

La utopia en El Peuiquillo Sarniento 517

diremosquesu identidadoriental los separaclaramentede la america-nidad a la que el «noble sauvage»fue comunmenteasociadodesdeRousseau—por referirnossólo al másrevelantede quienesacuñaronesaimagen—.Un intelectualburguésilustradocomoLizardi no podía,porde-finición, proponerla restauraciónde ningún modelo pertenecientea lasantiguasculturasprecolombinasa la hora dedar entradaa lareglamenta-ción de la sociedadde la América independiente.Nada en la obra del«Pensadormexicano»tienequever conunaconsideracióndel indio mexi-canoqueno sea,en elmejorde los casos,la de la miradapaternalistadelcriollo quesecree superiorpornaturaleza.Lo otro, lo del admirableabori-gendelNuevo Mundocomodechadoa imitar, estababienparalos filóso-fos enciclopedistas,a quienestantoadmiraba19, peroen la Américadelosdíasde la Independenciano iría másallá de las inviableselucubracionesde Franciscode Miranday de las convencionalessolidaridadesde la lite-ratura y el nacionalismo,como la quehizo irrumpir al viejo HuaynaCápaeen la «Odaa Junín»deOlmedoo a los incasenel himno nacionalargentino20

Hay queobservarademásquelascensurashechaspor el tutány Lima-hotón a lo quevan conociendo—a través de Periquillo— de las cos-tumbreshispanas,los vanconviniendoen unaréplicadel «oriental»crea-do por Montesquieuparacuestionarla civilización europea.Son,pues.equivalentesa los Usbecky Rica de las Canaspersaso al Gazeldelas Oir-tas marruecasde Cadalso.De hechounode ellos —Limahotón—se trasla-da a México con el propósitoinicial, segúnresulta del todo evidente,deasumiren plenitud tal función, si bien, en unode los replieguestípicosdeestanovela,motivadosporel temordel autor a pronunciarsedemasiadoabier-tamentesobretemasconflictivos, el proyectoquedaamagadodesdeelmomentoen quenuncase da a conocerelcontenidode loscuadernosdenotasqueel isleño llega a reunir, contenidoque se adivina fuertementecensorialpor la explicaciónqueésteda en cierto momentoa Periquillo:

L~ Sobradamente conocida es. por lo demás, la familiaridad que Fernández de Lizarditenía con las obras de Rousseau, que ejercieron notable influencia sobre las suyas. No hayalusiones al filósofo ginebrino en El Periquillo. pero si. en muchos otros escritos en los quedurante un tiempo buho de ocultar o matizar prudentemente su admiración. Por ejemplo enel periódico El hermanodel Perico que cantabala victoria, conseguida ya la independencia.Lizardi no va más allá de afirmar que «FI erró en unas cosas y acertó en otras, con lo quehasta para que yo no tenga por infalibles sus decisiones» (17-12-1823. en Obras; 1< Periódicos,p. 68). Sin embargo. un tiempo después llegará a decir. refiriéndose a él y otros heterodoxosque el obispo de Sonora «otro dia para pronunciar tan respelables nombres debe purificarselos labios con cuidado» (Ibid. p. 333).

20 Algo parecido cabe decir respecto al indianismo del periodo inmediatamente pos-terior en el que, como afirma Emilio CARILLA. «el indio aparece —literariamente— defen-dido, idealizado, pero no exactamente como ideal de vida o cultura» (El romanrieisn¡oen la,lfllcrica hispánica (Madrid: Gredos. 1967). Para Carmelo VIRGILIO, «The Noble Sauvage inromantie Latin American literature is but a mere artistie creation of little human consequen-ces» (En Albridge. fle Ibero-AmericanEnlighenmen.IJniversity of Illinois (1971). p. 254.

518 Luís SainzdeMedrano

«Si los vieras —me dijo— acaso te incomodarías, porque lo que escribí fueronunos apuntes críticos de los abusos que he notado en tu patria» 21

Aunqueno se tratade buscarun estrictoparalelismoentrelos asuntosdesarrolladospor Lizardi y [osde la Utopía de Moro, sino unasimilaridadde base,podemosseguirapreciandoalgunostemasen los quelos puntosde contactoquepuedentenerconsecuenciasdivergentesen algunaoca-sión. son perceptibles:

En lo que se refiere al hechode que la hospitalidaddispensadaa Pe-riquilio no debeeximirle de desempeñaralgúnoficio paraadecuarsea lalaboriosidadcaracterísticade la gentede la isla, estáclara la correspon-denciacon lo quesucedeen Utopía, donde«Ademásdela agricultura(...)

cadacual aprendecomopropio un oficio determinado22

En El Periquillo se denunciala lamentablesituacióndelos noblesocio-sosy empobrecidosde México: «Hayinnumerablesquesonpobrisimos,ytanto que, por su pobreza.se hallan confundidoscon la escoriadel pue-blo 23 Moro aludea los noblesque,en Inglaterra,no en Utopia, «nosóloandanellosmismosociososcual zánganos(...) sino quese rodeantambiéndeunacatervade servidoresociososquenuncaaprendieronartealgunadeganarseel sustento»24 Nótesequeen amboscasosse estáhablandode lospaisesreales,puestoque—recordémoslode nuevo—las dos obrasno selimitan a exaltarsin más,las excelenciasde los territoriosejemplaressinoquebuscantambiénreprobarla situaciónsocial de aquéllos25, lo cual enUtopía se haceen el capituloantesindicadoy en El Periqulito en forma decomentariosintercaladosen las conversacionesmantenidasen la isla.

El temadel ejércitoes tambiéncomún,aunquesutratamientoes dife-rente.Losutopenses,caracterizadospor supacifismo,«seejercitandiaria-menteen ladisciplinamilitar» ~<‘. paroa lahorade hacerla guerraenvíanpreferentementea ella a mercenariosextranjerosy sólo en-últimotérminoa lospropiosciudadanosquedeseanparticiparvoluntariamente.Los de laisla deSaucheofáson todossoldados,comosedijo anteriorínente.peronoparecentener función alguna sino en casode guerra.Esto da pie paracuestionarlaexistenciaen México de un ejércitoregularpagadoporel rey.

En cuantoa la religión,a la toleranciade los utopenses,quienesparti-

>‘ El Penqitillo Samiento,en Obra.,; IX. Novelas, p. 389.22 Utopía, cd. <it., p. lIS.23 Obras. lA’, Novelas, p. 241).24 Edit. <-it., p. 81.23 Se trata de un planleamiento característico de las obras de este tipo. Stelio Cro recuer-

da en el artículo mencionado que Roger MuccHIELLI. en Le A4ythede la Cité ideale, «des-cubre la función de la utopía en la rebelión. Según Mucchielli la utopía se origina de la opo-sición entre la tiranía del sistema —eí «estahtishmentí>— y ta nostatgia por un inundo me-jor.

26 Utopía, edil. ¿it., p. 151.

La utopíaen FI Periquillo Sarniento 519

cipanen la adoracióna un sersupremollamadoMitra y ala prontaacep-tación por muchosde la religión cristiana correspondela comprensiónqueLimahotónmuestraporla mismacuando,durantesu permanenciaenMéxico se prestaespontáneamentea seradoctrinadoen ella, «aunqueseaporeuriosidad»27 porelcapellánqueha tomadoa suservicio. Reconozca-mosqueestabuenadisposicióntienesu correlatoen la del «buensalvaje»desdequeColónescribiórefiriéndosea los indiosde Guanahaní:«Y creoqueligeramentese hariancristianos»28 Hay ademásen el acotadopasajedeEl Periquillo unairónica alusiónal saberde los teólogosy al comporta-mtentode ciertoscapellanesen la NuevaEspañaque no cabeencuadrarsino enel contextodesuvinculaciónal racionalismodelaépoca.

Lasleyesen Utopía sonpocasy claras.No son precisosabogadosquelas interpretenporquesu sentido«esevidentea todos»29 En Saucheofásucedelo mismo y ademásrecordemosque las disposicioneslegalessefijan en las esquinasde lascalles«paraquese instruyanen ellas losciuda-danos»30 Estoda lugar a unaagudacrítica referidaa México sobreel ex-cesivo númerodepersonasde quienesdependela tramitaciónde la justi-cia y los embrollosde los malosabogados.

Acercade la medicina,Utopíaofrece informaciónsobrela buenaorga-nizaciónde los hospitales.Lizardi concedeamplio espacioaesteaspecto.Se destacaen primer lugar que los médicosde la isla son«hombresmuysabiosy experimentados»>1, conocedorcadaunode todaslasespecialida-des.A la templadacríticaquese permitehacerel tutána los médicosdelaNueva España.cuandoaventura,como deducciónde la informaciónquele ha dadoPeriquillo: «Entu tierra habráboticariosquecuraránconmásacierto quemuchosmédicos»32, se añadela másradicalde ésteal hablardel funcionamientodela universidadde supaís—salvando,porcierto, al-gunoselogiosa determinadoscolegios—y afirmarque«en ningunapartese enseñaMedicina» ~.

En El Periquillo se da ampliacabidaa lacensuradel usode latinesporquienespretendenalardearde sabios,aúnsiendo conscientesde no sercomprendidos:«Delantedelos queno entiendenel latín se ha de salpicarla conversaciónde latinesparaque tengana unopor instruido»,opinaelcriollo. A estorespondeLimahotónque«la graciadel sabioestáen darseaentendera cuantoslo escuchen»~. Implícitamentehay unacoincidencia

27 Obras. IX, p. 293.2> C. COLÓN. «Diario del primer viaje», en B-xtosy documentoscompletos.Prólogo y notas

de Consuelo VARETA (Madrid: Alianza Fditorial,1984t p. 31.29 Utopía. edit. ¿-it.. p. 149.

Obras. IX p. 254.Ibid., p. 242,

>2 1W,. p. 245,Ibid. p. 243.

« ¡bici, p. 255.

520 Luis SainzdeMedrano

con el hecho de que en Utopía se deja muy claro que allí las gentesaprendenlas disciplinasen su propia lengua.lo cualconecta,comoseñalaG. Estébanezcon la preocupaciónlingoistica de los humanistasque«lucharonpor el empleode las lenguasvernáculascomo vehículosde lafilosofía y de la ciencia»~ No fue ésta unaposicióndiferentea la de loshombresde la Ilustración, tan pródigosen censurasal lenguajede los«eruditosa la violeta»y el delos latinoparlantesa ultranzaen los textosIi-terartos.

Finalmentenos referiremosa unode los puntosen quelas coinciden-ciasentreel sistemadevaloresvigenteen la isla dePeriquilloy las ideasdeTomásMoro son másnítidas.EnUtopíaapenasse planteala existenciadelos transgresoresdelas leyesdentrodela isla. Sabremos,sin embargo,queentrelos utopenses,quedesconocenla ambiciónporlas riquezas,eljuego,la crueldaddel ejerciciode la caza,poseencostumbresmorigeradasy semuestranrespetuososcon la legalidad,hay quien puedecometerdelitosquemerecensercastigadoscon laesclavitud.En otro momentose declaraquelos malhechoresquedanexcluidosdel sacerdocio,reconociéndose,asípues,su existencia.Sin embargono se entraen másdetallesacercadel sis-temapenalde Utopía, sin dudaporqueno vale la penaempañarel satis-faetoriocuadroconla descripcióndealgo queafectaa los menos.Encam-bio Moro introduceuna largadisquisiciónsobreel tal sistemacuandoserefiere al vigente en Inglaterra,y postulaque el castigoa los ladronesnodebeserla muerte,algodesproporcionadoe inútil, sino determinadassan-cionesde valor ejemplarizante.No se invoca aquíla casuisticadelos uto-penses—por las razonesantedichas—sino la de los romanosy la de lospolyeritas,pueblodependientedel rey de los persas.EnEl Periquillo apare-ce defendidala misína idea,si bienquedamuy, muy evidenteel hechodequeen Saucheofúexisten hombrescapacesde delinquir gravemente,loquese muestramediantela descripciónde unasesiónpúblicadepenaliza-cionesconsistentesen el ajusticiamiento,o en otros castigosmenoresco-mo azotes,marcajesconhierro y mutilaciones.

Sobre esteparticular interesadestacarqueLizardi manifiestaen unanotala coincidenciaqueexisteentrelas mencionadasopinionesacercade

- la necesidadde que los castigos sean ejemplares y la doctrina deManuel de Lardizábal.destacadojurisconsultomexicano,quedesarrolléuna importanteactividad en Españay es autorde obrascomoel Discursosobrelaspenas(1782). unode los fundamentosdel derechopenalhispáni-co. En realidadLardizábal es una indudablefuente de inspiraciónparaLizardi en esteterreno.Del mismo modo queson bien conocidasotrasmuy numerosasa queacudió «El Pensador»,frecuentementedeclaradaspor él mistno a lo largo de todasu produccion.

“> Notas al texto dc Utopía. edit. ch,, p. 182.

La utopia en El Períqaillo Sarniento 521

Ya hemosseñaladocómo Lizardi marcóalgunosde los fundamentosen quepodíabasarsela creaciónde un programade buengobiernoen lacarta del atribuladoAntonio al PensadorMexteano.Habría queañadirbastantesotros nombrescuyo respaldoes apreciableen muchosotrospa-sajesde la novela quesubrayanlas ideasdesarrolladasen ésteo destacanotrasnuevas.Del vasto conjuntopodemosdestacarpor ejemplo, la refe-renciadeuno de los citados,Josédel Campillo,en sucuriosolibro Lo quehaydemásydemenosen España(1787). a «lagranmultitud de noblesham-brientosquepróvida nuestraEspaña.tal vez infeliz porello, nosofrece»oJa denunciade los falsosnobleso «noblesen susbocas»~<‘ ola del aqulnomencionadoMelchor RafaeldeMacanaz,quienen susAuxiliospara biengobernar una monarquíacatólica escribía:«La multitud de nuestrasleyesmásconfundenquedirigen a la equidady justicia»,y. acrecentandocito-no de censuraaludíaa «tantosletrados,procuradores,agentesy escriba-nos,cuyo imponderablenúmeroes la pestede la monarquíay la debilita-ción del erario» ~ a la par que. al referirsea los castigospreconizabalosque, manteniendoal reo convida, creanejemplaridad.

Si faltan en la descripciónde la organizaciónsocial en la isla deSaucheofúprecisionessobre algunosde los aspectosconsideradosporMoro, como la educación,la importanciade la agriculturasobrelos me-talespreciosos,o la organizaciónasistencial.el restode lanovela de Lizar-di abundaen disQuisicionessobreestosy otros aspectos,bienamparadoelautor,insistimos,en las mássolventesautoridades,dentro de la fusión desu proyectode sociedadidealconlacensuradelos malessocialesdesu pa-tria. ambostambién factoresdeterminantesde la Utopía deTomásMoro.

Con independenciade esto,como hemos anticipado.Lizardi buscóunaocasióndedesarrollarporextensoy enforma orgánicasupensarníen-to político-reformistaal proponera partir de la decimosexta«Conversa-ción» deEl Payoy el sacristánun texto constitucional.Caberecordarqueel4 de octubrede 1824habíasido promulgadala primera eonstiluciónmexi-cana.que fue juzgadacomo limitada, vacía de contenidosocial y consa-gradoradel podereclesiástico.Todo estono podíapormenosde desgradara Lizardi, quien a travésde sus dos personajesva redactandosu proyectodecartamagna.a la quelos eventualesescapeslúdicoso excusasde igno-ranciaquetratan dejustificar lo desmesuradodel empeñono quitanunaseríaintencionalidad.

Lizardi, por mediodel sacristán.invocaotra vez elejemplode la (liopíade Moro, asícomoen el de laRepública dePlatón, elTelémacode Fenelónyla Cortesantade NicolásCausino(losmismosa quienescitaanteriormente

‘~ Edición del Seminario dc Historia Social y Económica de la Facultad dc Filosofía yLetras de la Universidad de Madrid. p. 529.

~ Madrid, 1789 (En la Imprenta dc don Antonio Espinosa), p. 53.

522 Luis SainzdeMedrano

en elperiódicoE/amigode la pazy de lapatria (n.o 2, 1822)y enEl hermanodel Perico quecantabala victoria, n.0 2,23 de noviembrede 1823). No entra-remosaanalizarcondetalleel contenidode estesingularmemorialquesetnícíaconla declaraciónde quiénessonciudadanosy la lista de susdere-chos y deberes.sigueconla forma degobierno,administracióndejusticia.códigocriminal, fuentesde la riquezanacional,fomentodela industriaode las artes,reformaeclesiástica,libertad de imprentay leyesvarías—ca-rácterde las penales.disposicionesmilitares,etc.—. El pragmatismoy uncierto conservadurismopersonal,por lo demásno difícil de com-prender,queno devalúanel carácterrevolucionariodel liberalismode Lizardi, noimpiden que haya en estos textos destellosutópicos. Se propugna.porejemplo, que los ciudadanosllevarán determinadas«divisas honorífi-cas» ~<t—lo cual enlazaconla existenciade insigniasdistintivasen la islade Sauchoefú.(algo queno existeen la obra de Moro)— cuyapérdida.constituiríala sancióna determinadastrangresionesy el mejor freno parano cometerlas.

Con relacióna los ladrones,la posiciónde Lizardi es ahora másra-dical. Sólo concedela aplicaciónde la penade trabajospúblicos—es de-cir. la quepuederedundaren beneficiodela sociedada quienescometanun robo porvalor inferior a diez pesos.En los demáscasos.propugnasinambagesla de muerte.

Lizardi abogaporquelas leyespenalesse coloquenen lápidasde már-mol en las esquinasde las calles,uso situilar al queexistíaen la isla deSaucheofú~<>. En cuantoal ejército, llama la atenciónque se haya aban-donadolo defendidoen El Periquillo y se dispongala existenciade «unafuerzade cien mil veteranos,bienpagados,vestidosy disciplinados»,peroes algoquesecomprendesi setieneen cuentaqueporentoncestodavíalastropasrealistasocupabanel castillo de SanJuande Ulúa en Veracruzyexistiael temordequeseprodujeraun intentode reconquistadelvirreina-to por la antiguametrópoli,auspiciadapor la SantaAlianza,lo quejus-tifica la precisiónde quetal ejércitodeberíaexistir «hastapasadoscincoañosde queEspañareconozcanuestraindependencia»40

“> Obras. V Periódicos p. 418.~< En Saucheofri Periquillo se sorprende al ver a un hombre que copiaba «unos caracte-

res que estaban grabados en una piedra de mármol», y Limahotón le aclara que «en la ciu-dad están todas las leyes fijadas para que se instruyan en ellas los ciudadanos» (Obras IX.Novelasr- 254). En el articulo 92 de la «Constitución». se lee: «Para que nadie alcgue igno-rancia de las leyes que deben observar, ni de las penas que éstas desigtan a sus infractores,se colocarán en todas las esquinas de las calles de las capitales y pueblos de la Federaciónunas lápidas de mármol, si se puede, en que con letras grandes y bien escritas conste la penaque la ley señala al delincuente» (Obras. V,p.518). No debe pasar inadvertida la significati-va salvudad representada por él —«si se piíedc»—. fruto del pragmatismo y la prudencia deLizardi, que volvemos a destacar seguidamente a propósito de otia casuística. Por lo demás,la idea sobre este tipo de publicidad legislativa tiene su respaldo en ciertos versos de Plautoalusivos a la existencia de tales usos en la antigua Grecia.

<> Obras, V. p. 520.

La utopía en El PeriquilloSarniento 523

En suma,la posibilidaddeconstruirunaUtopíatangibleimponíaaho-ra unaprudenciaadicionala la queya habíaimpedidoaLizardi seguiraMoro en la defensade temastan comprometidoscomola supresiónde lapropiedadprivada,lo que seguramenteerainaceptableparaun intelectualburguéscomoél 4t; eldivorcio,ciertaforma de eutanasia,y, en el momentode escribirEl Periquillo, la defensafrancadel gobierno democrático.

Una revisiónde la obra total de Lizardi nos llevaríasin dudaalgunaapercibir muchasmásaportacionesal temaquenos ocupa.No terminaenella,porcierto,el ansiautópicadelos hispanoamericanos.La hay,y de losmejoresquilates,en los ejemplaresescritosfundacionalesde Martí, en labúsquedade «la Américaquenosotrossoñamos,hospitalariaparalas co-sasdel espírituy no sólo paralas muchedumbresque se amparana ella;pensadorasin menoscabode suaptitudparala acción;serenay firme..» 42

planteadapor Rodó,en las exaltacionesde la nacióndel Plata hechasenlasOdas secularesde LeopoldoLugonesy en el Canto a la Argentina —«re-gión de la aurora»—de Darío; en la definición de la «razacósmica»deVasconcelos. en las tesis indigenistas de Mariátegui, en Gallegos.en Neruda.en MartínezEstraday. de modo muy «sui generis»en el Bor-gesde TIón Uqbar,Urbis Tertius,por referirnossólo a escritores.

Resultainevitable que nospreguntemoshoy con inquietudsi tambiénen Hispanoaméricase ha llegadoal final dela utopiaanunciadoporMar-cuse.La terrible dialécticade su gran literatura de la desesperanzaasí lohacepensara veces.Peroseríademasiadoestremecedoradmitirquela vie-ja y poderosacorrienteno puedasuperarla actual barrera.No es posiblequeHispanoaméricase resignea no terminarde inventarsea sí misma,ano descubrirsu cifra, su isla-clave, llámeseSaucheofú.Contadorao decualquierotra forma.*

~‘ Algunas de las teorias de Moro, resultaban, en efecto, extremosas para los prohombresdcl despotismo ilustrado. Al referirse a uno de ellos, el ministro Campomanes. Jean Sarrailhseñala que <sil réfute l’alftrmation de Thomas Morus que les monarchies ne se soutiendrontpat si les propiétes nc sont pas communes,>. (LEspagneéclairéede la seconde,noitié da XVIIIsiecle(París: Imprimerie Nationale. Librairie, C. Klincksieck, 1954). p. 57(1.

42 i. ~, RoDo. Ariel <y otros ensayo.~)(México: Edit, Porrúa. 1968). p. 54.* Terminado este trabajo, que viene a ser una ampliación de nuestra «Introducción» a la

edición de Periquillo Sarnientoque preparamos para la Editora Nacional (Madrid, 1976), he-mos conocido el de Jaeques Joset «La utopía degradada de i. 1. Fernández de Lizardi¡> [enHomenajea PedroSainzRodrlgisez(Madrid: Fundación Universitaria EspañoJa. 1986). 1.1V]con el que coincidimos en muchos aspectos.