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La
DEIDAD
verdadera
El Heraldo de la Verdad es el órgano misionero oficial de la Iglesia de los
Reformadores Adventistas del Séptimo Día en Sarchí, Costa Rica,
publicado por la por la Editorial Mensajero Reformista. ® 2020. Todos
los derechos reservados, se prohíbe su reproducción sin el permiso del autor.
Autor:
Hno. Jose Solano A.
Revisión del texto:
Hna. Maribel Díaz Ojeda
Hno. Carlos Ramírez Corrales.
Todas las citas de los Testimonios, se toman de la versión electrónica del sitio egwwritings.org cuyos derechos de autor pertenecen al Ellen G. White® Estate. Las mismas se usan dentro del “fair use” en armonía con el U.S. Copyright Code, Title 17, Sec. 107.
Si desea mayor información, contáctenos:
Sitio web: irasd.org
Correo electrónico: [email protected]
WhatsApp: +506 84909070
Facebook: reforma.adventista
Twitter: IglesiaAsd
“Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.”
1 Corintios 8:6
Hace casi dos mil años, el apóstol Pablo
llegó a Berea y predicó la verdad a un
grupo de almas sinceras. Estos con gozo,
aceptaron el mensaje celestial y como
ejemplo para todos los creyentes sinceros,
se señaló acerca de los mismos:
Hechos 17:11 Y éstos eran más nobles que
los que estaban en Tesalónica, pues
recibieron la palabra con toda solicitud,
escudriñando cada día las Escrituras para
ver si estas cosas eran así.
La Biblia es clara, acerca de que los
verdaderos hijos de Dios, deben siempre
hablar “conforme a las palabras de Dios” 1
Pedro 4:11. Después de todo,
las Sagradas Escrituras, “pueden hacer
sabio para la salvación por la fe que es en
Cristo Jesús.” 2 Timoteo 3:15
Vale la pena meditar en lo que señalan los
Testimonios, con respecto a la verdadera
Iglesia de Dios:
El conflicto de los siglos, p. 581 Pero Dios
tendrá en la tierra un pueblo que sostendrá
la Biblia y la Biblia sola, como piedra de
toque de todas las doctrinas y base de todas
las reformas. Ni las opiniones de los sabios,
ni las deducciones de la ciencia, ni los
REFORMADORES ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
2
la Biblia y la Biblia sola, como piedra de toque de todas las doctrinas y todas
las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia,
los credos o decisiones de concilios tan numerosos y discordantes como lo
son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías, nada de esto, ni
en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia en favor o
en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier
doctrina o precepto debemos cerciorarnos de si los autoriza un categórico
“Así dice Jehová”.
La Inspiración, predijo que a medida que se acercara el tiempo del fin,
habría un apartamiento de la verdad bíblica:
1 Timoteo 4:1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos
algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios.
2 Timoteo 4:3-4 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a
sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán
a las fábulas.
Una de esas verdades fundamentales, que se ha predicho sería pervertida,
es la de la Deidad. Los Testimonios advierten:
The Signs of the Times, 28 de mayo de 1894 Pero el Espíritu dice
claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la
hipocresía de mentirosos que, tienen cauterizada la conciencia con un
hierro candente. Antes que ocurran los acontecimientos finales de la obra
de la apostasía, habrá una gran confusión en lo que concierne a la fe. No
habrá conceptos claros y definidos con respecto al misterio de la Divinidad.
Una verdad tras otra se irá corrompiendo. “E indiscutiblemente, grande es
el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el
Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.” Hay muchos que niegan la preexistencia de
Cristo y, por tanto, niegan su divinidad; no lo aceptan como un Salvador
personal. Esta es una negación total de Cristo. Él era el Hijo unigénito de
EL HERALDO DE LA VERDAD 3
Dios, quien era uno con el Padre desde el principio. Por él se hicieron los
mundos.
Sin embargo, al igual que en la época de Elías, el Dios Todopoderoso tiene
a sus siervos fieles que no han doblado sus rodilla ante Baal y sin temor,
proclaman la verdad presente en toda su pureza. Es la esperanza y la
oración de los editores de este librito, que mientras usted lo estudie con
ferviente oración, buscando cada texto, el Padre celestial le ilumine su
mente y le dé el gozo, de estar firme en la enseñanza bíblica y de los
Testimonios, acerca de quién es Dios.
Los hermanos
El reto de la iglesia católica a los protestantes:
“Nuestros oponentes algunas veces afirman que ninguna creencia
debería ser asegurada dogmáticamente si no está explícitamente
registrada en la Escritura (ignorando que es sólo por la autoridad de la
Iglesia que nosotros reconocemos ciertos evangelios y otros como no
verdaderos). Pero, las iglesias protestantes han aceptado algunos
dogmas como la trinidad para la que no hay autoridad precisa en los
evangelios.” Greene, Graham. 1950. El Nuevo Dogma de la Iglesia
Católica: La Asunción de María. 30 de octubre de 1950, p.51
Para iniciar, este maravilloso y bendito estudio, es importante, tener en
cuenta algunos conceptos que existen acerca de quién es Dios.
Monoteísmo: es la enseñanza bíblica de que existe un único Dios verdadero,
quien tiene un Hijo engendrado, Jesucristo, quien comparte su naturaleza y
atributos.
Arrianismo: es la creencia de que existe solo un Dios, el Padre y que
Jesucristo es un ser creado.
Dualismo: es la creencia en la existencia de dos dioses que eternamente se
oponen el uno al otro, uno bueno y otro malo.
Politeísmo: es la creencia en la existencia de muchos dioses.
Panteísmo: es la creencia de que Dios está en todo y por lo tanto, todo es
dios.
Trinitarismo: es la creencia de que Dios es uno en esencia, pero que en él
existen tres personas, que coexisten, son eternas e iguales: el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo.
Triteísmo: es la creencia de que Dios es tres en persona así como tres
personas, es decir creen que "hay tres Dioses que genéricamente es uno,
pero, individualmente distinto.
Monarquianismo o Sabelianismo: es la creencia que Dios es un sólo Rey
(monarca) que algunas veces se manifiesta como Padre, algunas veces como
Jesús y algunas veces como Espíritu. A estos se les conoce como Solo Jesús.
Habiendo, comprendido estos conceptos, es hora, de entrar a estudiar lo
que enseñan la Biblia y los Testimonios acerca de la verdadera Deidad.
Se aproximaban los momentos finales del Señor Jesús en esta tierra y su
máxima preocupación, era que Su Iglesia fiel, se conservara pura y en
unidad. El relato bíblico señala:
Juan 17:1-2 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo:
Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te
glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé
vida eterna a todos los que le diste.
¡Qué maravilloso amor! ¡Que regalo más sublime! Vida eterna. Sin duda,
es el don más valioso que puede tener un ser humano. Vale la pena
preguntarse ¿cómo se puede obtener esa vida eterna? Pues bien, el mismo
Señor lo dijo:
Juan 17: 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Es conociendo al Dios verdadero y a Su Hijo, Jesucristo, como podemos
heredarla. Es un conocimiento que ha sido revelado y está al alcance de
todos. Note por favor, lo que dice la mensajera del Señor:
Cada día con Dios, p. 80 Es tanto el privilegio de cada miembro de la iglesia
conocer por medio de la Palabra la voluntad de Dios con respecto a su
conducta, como lo es para el presidente de la asociación o para cualquier
otra persona que ocupe un cargo de confianza. Buscarán al Señor todos
los que desean ser instruidos, iluminados y modelados por el Espíritu Santo.
Dios está listo para comunicarse con su pueblo... Cada cual debe tratar de
conocer la Palabra de Dios por sí mismo mediante ferviente oración, y
cumplirla. Solamente cuando pone su confianza en Dios cada día, y no en
el brazo de carne, obtendrá el alma la experiencia necesaria para responder
esta oración de Cristo: “Y esta empero es la vida eterna: que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado”. Juan 17:3.
¿Descuidará usted, apreciado lector ese regalo? Por favor medite en los
siguientes Testimonios y permita que Dios le hable.
A fin de conocerle, p. 207 Cristo, el camino, la verdad y la vida, se dio para
salvar al mundo caído, y en él están ocultos todos los tesoros de sabiduría y
conocimiento... El gran don de la salvación ha sido colocado a nuestro alcance
a un costo infinito para el Padre y el Hijo. Descuidar la salvación, es descuidar
el conocimiento del Padre y el Hijo a quien Dios ha enviado.
El ministerio de curación, pp. 318-319 Para ser colaboradores con Dios, a fin
de asemejarnos a él y revelar su carácter, debemos conocerle tal como es, tal
como él mismo se revela. El conocimiento de Dios es el fundamento de toda
verdadera educación y de todo servicio verdadero. Es la única salvaguardia
contra la tentación. Es también lo único que puede hacernos semejantes a
Dios en carácter. Tal es el conocimiento que necesitan cuantos trabajan
por el levantamiento de sus semejantes. La transformación del carácter, la
pureza de vida, la eficacia en el servicio, la adhesión a los principios
verdaderos, todo esto depende del verdadero conocimiento de Dios. Este
conocimiento es la preparación esencial para esta vida y para la venidera. "El
conocimiento del Santísimo es la inteligencia." (Proverbios 9: 10, V.M.)
Mediante el conocimiento de él nos son dadas "todas las cosas que
pertenecen a la vida y a la piedad." (2 S. Pedro 1:3.) "Esta empero es la vida
eterna -dijo Jesús:- que te conozcan el solo Dios verdadero, y a
Jesucristo, al cual has enviado." (S. Juan 17:3.) "Así dijo Jehová: no se alabe el
sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe
en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en
entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio,
y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová." (Jeremías
9:23,24). Necesitamos estudiar las revelaciones que de sí mismo nos dio Dios.
La educación, p. 17 Las Sagradas Escrituras son la norma perfecta de la verdad
y, como tales, se les debería dar el primer lugar en la educación. Para obtener
una educación digna de tal nombre, debemos recibir un conocimiento de
Dios, el Creador, y de Cristo, el Redentor, según están revelados en la Sagrada
Palabra. Aprender la ciencia por la sola interpretación humana es obtener
una falsa educación; pero el aprender de Dios y de Cristo es conocer la ciencia
del cielo. La confusión que se nota en la educación proviene de que la
sabiduría y el conocimiento de Dios no han sido ensalzados.
Consejos para los maestros, pp. 431-432 La primera gran lección de toda
educación consiste en conocer y comprender la voluntad de Dios. Debemos
hacer en cada día de la vida el esfuerzo para obtener este conocimiento.
Aprender la ciencia por la sola interpretación humana es obtener una falsa
educación; pero el aprender de Dios y de Cristo es conocer la ciencia del cielo.
La confusión que se nota en la educación proviene de que la sabiduría y el
conocimiento de Dios no han sido ensalzados. Los estudiantes de nuestras
escuelas deben considerar el conocimiento de Dios como algo que está por
encima de todo lo demás.
Si hay una verdad clara en las Escrituras, es la que señala que Dios es uno:
Deuteronomio 6:4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Marcos 12:29-34 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos
es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con
todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro
mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro,
verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle
con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con
todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, en más que todos
los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido
sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba
preguntarle.
Romanos 3:30 Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la
circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.
Gálatas 3:20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
Santiago 2:19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios
creen, y tiemblan.
SOLO HAY UN ÚNICO DIOS VERDADERO
Lamentablemente, una verdad tan clara, ha sido pervertida por el enemigo,
el padre de mentira (Juan 8:44). Hoy hay multitud de dioses y de ídolos
falsos en el mundo. Dice la Biblia:
1 Corintios 8:5-6 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el
cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para
nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas
las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del
cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
No importa cuántas vueltas, los líderes religiosos le quieran dar a ese texto.
Las Escrituras, son claras: sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas
las cosas, y nosotros somos para él. Usted puede ir al Antiguo o al Nuevo
Testamento y el relato, es el mismo.
2 Reyes 19:19 Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de
su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová,
eres Dios.
2 Samuel 7:22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto
no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos
oído con nuestros oídos.
1 Crónicas 17:20 Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según
todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
Salmo 86:9-10 Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante
de ti, Señor, y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande, y hacedor de
maravillas; sólo tú eres Dios.
Juan 5:44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los
otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
Romanos 16:27 al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para
siempre. Amén.
1 Corintios 8: 4 Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos,
sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.
1 Tesalonicenses 1:9-10 y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para
servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo.
1 Timoteo 1:17 Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y
sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
1 Timoteo 6:13-16 Te mando delante de Dios, que da vida a todas las
cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante
de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión,
hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará
el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el
único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el
imperio sempiterno. Amén.
Judas 3-5 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de
nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos
que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que
desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres
impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a
Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
Judas 25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad,
imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.
El que no existe más que un Dios verdadero, es innegable, por el
testimonio explícito de la Biblia. Muchos más textos, se pueden citar. Si el
apreciado lector lo desea puede buscar entre otros, los siguientes: Marcos
12:32; Deuteronomio 4:35, 39; 32:39; 1 Samuel 2:2; 1 Reyes 8:60; Isaías
43:10-11; 44:6, 8; Isaías 45:14, 21-22; 46:9; Jeremías 10:10; Joel 2:27…
La Biblia es clara, al señalar a Dios como el Padre. Efesios 4: 6 Un Dios y
Padre de todos, que es sobre todos, y por todos, y en todos.
La inspiración, le llama el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Romanos 15:6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
2 Corintios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre de misericordias y Dios de toda consolación.
2 Corintios 11:31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es
bendito por los siglos, sabe que no miento.
Efesios 1:3,17 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales
en Cristo. Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria,
os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.
1 Pedro 1:3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según
su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos.
Corresponde, ahora, dejar en claro, que Jesús es el Hijo de Dios, no el mismo
Dios y Padre. Son dos seres distintos. Sin embargo, alguien podría señalar:
¿No dice la Biblia que Jesús y el Padre, son la misma persona? Para poder
dar respuesta a esa pregunta, conviene regresar a la oración del Señor, que
se mencionó al inicio de este folleto. Es en ella, que algunos han encontrado
un supuesto apoyo, a esa afirmación.
Juan 17: 20-21 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como
tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para
que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he
dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en
mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú
me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”
¿Dicen estos textos que Jesús y el Padre, son un único ser? Ni de lejos, es
ese el sentido. Claramente, el Señor se refiere, a esa perfecta unidad de
propósito que existe entre Él y Dios, que de la misma manera, los verdaderos
creyentes, deben estar unidos, creer una misma cosa y dar testimonio de la
verdad, para que por su palabra, otros crean en Jesús y sean un solo cuerpo,
unido perfectamente en la verdad.
1 Corintios 1:10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en
un mismo parecer.
Efesios 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo.
La sierva de Dios, comenta al respecto:
Consejos para la iglesia, p. 137 Las Escrituras indican claramente la relación
que hay entre Dios y Cristo, y hacen resaltar muy claramente la personalidad
individual de cada uno.
Exaltad a Jesús, p. 10 El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde
la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre.
¿De qué manera era uno con el Padre?
Alza tus ojos, p. 151 Cristo1 es uno con el Padre, pero Dios y Cristo son dos
personas distintas. Lean la oración de Cristo, registrada en el capítulo 17 de
Juan, y encontrarán este punto claramente presentado. Cuán fervorosa-
mente oró el Salvador para que sus discípulos pudieran ser uno con Él así
como Él era uno con el Padre. Pero la unidad que existe entre Cristo y sus
seguidores no destruye la personalidad de uno ni de los otros. Ellos deben
ser uno con El y Él es uno con el Padre. Mediante esta unidad deben expresar
claramente al mundo que Dios envió a su Hijo para salvar a los pecadores. La
unidad de los seguidores de Cristo con El, debe ser la prueba grande e
inequívoca de que Dios ciertamente envió a su Hijo al mundo para salvar a
los pecadores. Pero una religión débil y vacilante deja al mundo confuso y
desorientado.
Cada día con Dios, p. 355 El Señor Jesús asumió la forma del hombre
pecador, y revistió su divinidad con humanidad. Pero era santo, tal como
Dios es santo. Si no hubiera sido sin mancha de pecado, no podría haber
sido el Salvador de la humanidad. Era el Portador del pecado; no necesitaba
expiación. Puesto que era uno con Dios en pureza y santidad de carácter,
podía presentarse como propiciación por los pecados de todo el mundo.
La Educación, p. 79 A fin de impulsar con éxito la obra a la cual habían sido
llamados, estos discípulos, que diferían tanto en sus características naturales,
en su educación y en sus hábitos de vida, necesitaban llegar a la unidad de
sentimiento, pensamiento y acción. Cristo se proponía obtener esta unidad, y
con este fin trató de unirlos a él. La preocupación de su trabajo por ellos está
expresada en la oración que dirigió a su Padre: “Para que todos sean uno;
como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros
[...] para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a
ellos como también a mí me has amado” Juan 17:21-23.
1 En la versión en español, tiene un error y dice Dios, en lugar de Cristo, en el original, se lee: Manuscrito 58, del 19 de mayo de 1905 Christ is one with the Father, but God and Christ are two distinct personages...]
Habiendo establecido que el Padre y el Hijo, no son el mismo Ser, conviene
que las Escrituras identifiquen quién es Jesús. El Señor, lo dejó claro:
- Dios es Su Padre. Mateo 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús
clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
- Dios es Su Dios. Apocalipsis 3:12 Al que venciere, yo lo haré
columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y
escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad
de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi
Dios, y mi nombre nuevo.
Por su parte, el Padre, al momento del bautismo del Señor, manifestó: Mateo
3:17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia.
La temperancia, p. 252 Después de que Cristo fue bautizado, se arrodilló en
la ribera del Jordán; y nunca antes el cielo había escuchado una oración tal
como la que salió de sus divinos labios. Cristo tomó nuestra naturaleza sobre
sí. La gloria de Dios, en la forma de una paloma de oro bruñido, descansó
sobre él, y de la gloria infinita se oyeron estas palabras: “Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia”. La raza humana está ceñida por el
brazo humano de Cristo, mientras con su brazo divino se aferra del trono
del Infinito. La oración de Cristo se abrió paso por la oscuridad y penetró
donde está Dios. Eso significa que el cielo está abierto delante de cada uno
de nosotros. Significa que las puertas están de par en par, que se imparte la
gloria al Hijo de Dios y a todos los que creen en su nombre. Nuestra petición
será oída en el cielo, así como Dios respondió la oración de nuestro Sustituto
y Garantía, el Hijo del Dios infinito.
Otra vez, en la transfiguración de Jesús, los discípulos pudieron escuchar:
Mateo 17:5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí
una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia; a él oíd.
Partiendo de esa realidad, siendo el Señor el Hijo amado del Padre, se dirigía
a Él con ese título. Note los siguientes ejemplos:
Juan 11:41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el
muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por
haberme oído.
Juan 12:28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he
glorificado, y lo glorificaré otra vez.
Marcos 14:36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti;
aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
Juan 20:17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi
Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre,
a mi Dios y a vuestro Dios.
Consejos para la iglesia, p. 137 Dios es el Padre de Cristo; Cristo es el Hijo de
Dios.
No menos claro, es el testimonio de los testigos presenciales que le
conocieron y estuvieron con él y que recibieron su enseñanza. El testimonio
de que Jesús, era el Hijo de Dios, se repite de manera decida a los largo
de las Escrituras. Observe algunos ejemplos:
El testimonio de Pedro: Mateo 16:13-18 Viniendo Jesús a la región de
Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista;
otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni
sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú
eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella.
Juan 6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente.
El testimonio de Juan el Bautista: Juan 1:34 Y yo le vi, y he dado testimonio
de que éste es el Hijo de Dios.
El Testimonio de Natanael: Juan 1:49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí,
tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
El testimonio de Marta: Juan 11:27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
El testimonio de los demonios: Marcos 5:7 Y clamando a gran voz, dijo:
¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios
que no me atormentes.
El testimonio en Su juicio: Lucas 22:70 Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo
de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy.
El testimonio del centurión y quienes estaban con él: Mateo 27:54 El
centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto,
y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron:
Verdaderamente éste era Hijo de Dios.
El testimonio de Su resurrección: Romanos 1: 3-4 acerca de su Hijo, nuestro
Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue
declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la
resurrección de entre los muertos.
El testimonio del etíope: Hechos 8:37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón,
bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
El testimonio de Pablo: Hechos 9:20 En seguida predicaba a Cristo en las
sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
Por eso, la confesión de fe apostólica, que se mencionó anteriormente
señala:
1 Corintios 8:6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del
cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor,
Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio
de él.
Hijos e hijas de Dios, p. 23 ¿Quién es Cristo? Es el Hijo unigénito
del Dios viviente. Es, en su relación con el Padre, como una palabra que
expresa el pensamiento: como un pensamiento hecho audible. Cristo es la
Palabra de Dios. Cristo dijo a Felipe: “El que me ha visto, ha visto al Padre”.
Sus palabras eran el eco de las de Dios.
Tal es la importancia de esta verdad, que el discípulo amado escribió:
Juan 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo,
el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”
1 Juan 2:22-24 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el
Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel
que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene
también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en
vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros,
también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
1 Juan 4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios
permanece en él, y él en Dios.
1 Juan 5:5,9-11 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús
es el Hijo de Dios?… Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es
el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha
testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el
testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho
mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca
de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta
vida está en su Hijo.
2 Juan 1:3 Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del
Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.
Ser semejantes a Jesús, p. 233 También el cristiano se arraiga
profundamente en Cristo. Tiene fe en su Redentor. Sabe en quién ha
creído. Está plenamente persuadido de que Jesús es el Hijo de Dios y el
Salvador de los pecadores.
Otros textos que presentan la misma verdad: Salmos 22:1Marcos 1: 1;
15:34; Hechos 3: 26; Romanos 1: 9; 5: 10; 8: 29; Gálatas 1: 15-16; 2: 20; 4:
4, 6; 1 Tesalonicenses 1: 9-10; Hebreos 4:14; 7:3; 1 Juan 1: 3,7; 3:23;
Apocalipsis 1:6
Proverbios 30:4 ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los
vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó
todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su
hijo, si sabes?
Las Escrituras, enseñan que hay tres clases de hijos de Dios:
Por creación:
Como los ángeles: Job 38:6-7 ¿Sobre qué están fundadas sus
bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas
las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?
Como la humanidad por creación: Lucas 3:38 hijo de Enós, hijo de
Set, hijo de Adán, hijo de Dios.
Por adopción:
El ser humano redimido: Gálatas 4:5 para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
1 Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios.
Por engendramiento:
El Hijo unigénito. La palabra unigénito, viene del griego
monogenés que el diccionario Strong en español, traduce: G3439
μονογενής, ές: único nacido, i.e. solo: único, unigénito.
Juan 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de
gracia y de verdad.
El texto más famoso de la Biblia, lo proclama:
Juan 3:16-18 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
1 Juan 4:9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que
Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
The Signs of the Times, 30 de mayo de 1895 “A éste, Dios ha exaltado con
su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y
perdón de pecados.” Se ha hecho una oferta completa; porque “de tal
manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,” no un Hijo por
creación, como los ángeles, ni un hijo por adopción, como lo es el pecador
perdonado, sino un HIJO ENGENDRADO EN LA EXPRESA IMAGEN DE LA
PERSONA DEL PADRE, y en todo el resplandor de su majestad y gloria, uno
igual a Dios en autoridad, dignidad y perfección divina. En él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad. (Mayúsculas suplidas)
Sabiendo que Jesús es el Hijo literal nacido del Padre, hay que preguntarse
¿cómo y cuándo sucedió eso?
Engendrado en la eternidad. Cristo fue engendrado del Padre antes de
cualquier creación:
Salmos 2:2,7 Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán
unidos contra Jehová y contra su ungido. Yo publicaré el decreto; Jehová
me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
Proverbios 8:22-30 Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes
de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de
la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes
de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los
collados, ya había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los
campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos,
allí estaba yo; cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando
afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando
ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su
mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él
estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz
delante de él en todo tiempo.
Uno de los títulos dados a Cristo en la Biblia es el dela divina Sabiduría,
por favor lea los siguientes textos:
1 Corintios 1:24,30 Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo
poder de Dios, y sabiduría de Dios. Mas por él estáis vosotros en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención.
También si se comparan los textos de Lucas 11:49 y Mateo 23:34 se ve que
en Lucas dice que la Sabiduría de Dios está hablando y en Mateo se
describe que Cristo es el que habla, y del mismo tema. Quedando claro
que a Cristo se le llama la Sabiduría de Dios. El que Cristo haya sido
engendrado, es una verdad innegable de la Biblia:
1 Juan 5:1,18 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios;
y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido
engendrado por él. Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no
practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y
el maligno no le toca.
Comenta al respecto el Espíritu de Profecía
Mensajes selectos, tomo 1, p. 291 El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios,
existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era
uno con el Padre. Era la excelsa gloria del cielo. Era el Comandante de las
inteligencias celestiales, y el homenaje de adoración de los ángeles era
recibido por él con todo derecho. Esto no era robar a Dios. Declara:
“Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras.
Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes
de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas
aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya
había sido yo engendrada; no había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el
principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo”. Proverbios 8:22-27. Hay
luz y gloria en la verdad de que Cristo fue uno con el Padre antes de que se
estableciera el fundamento del mundo. Esta es la luz que brilla en un lugar
oscuro haciéndolo resplandecer con gloria divina y original. Esta verdad,
infinitamente misteriosa en sí misma, explica otras verdades misteriosas
que de otra manera serían inexplicables, al paso que está encerrada como
algo sagrado en luz, inaccesible e incomprensible.
¿Significa eso, que existió siempre como un ser separado del Padre?
¿Cuándo fue engendrado del Padre?
Carta 77 del 3 de agosto de 1894 ¡Oh, qué regalo ha hecho Dios a nuestro
mundo! El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Dios envió a su
propio Hijo en semejanza de carne de pecado, propenso a enfermedades
físicas, tentado en todos los aspectos como nosotros. Él era el Hijo del Dios
viviente. Su personalidad no comenzó con Su encarnación en la carne
Miqueas 5:2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de
Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el
principio, desde los días de la eternidad.
Ahora, vale la pena ver cómo traducen ese texto, otras versiones:
Biblia de las Américas: Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre
las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel.
Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad.
Nueva Traducción Viviente: Pero tú, oh Belén Efrata, eres solo una pequeña
aldea entre todo el pueblo de Judá. No obstante, en mi nombre, saldrá de
ti un gobernante para Israel, cuyos orígenes vienen desde la eternidad.
Torres Amat: Y tú ¡oh Betlehem llamada Efrata!, tú eres una ciudad
pequeña respecto de las principales de Judá; pero de ti me vendrá el que
ha de ser dominador de Israel, el cual fue engendrado desde el principio,
desde los días de la eternidad.
Nueva Versión Internacional: Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los
clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan
hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.
Reina Valera 2015: Pero tú, oh Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las
familias de Judá, de ti me saldrá el que será el gobernante de Israel, cuyo
origen es antiguo desde los días de la eternidad.
Reina Valera Contemporánea: Tú, Belén Efrata, eres pequeña para estar
entre las familias de Judá; pero de ti me saldrá el que será Señor en Israel.
Sus orígenes se remontan al principio mismo, a los días de la eternidad.
Biblia de Jerusalén: En cuanto a ti, Belén Efratá, la menor entre los clanes
de Judá, de ti sacaré al que ha de ser el gobernador de Israel; sus orígenes
son antiguos, desde tiempos remotos. (Miqueas 5:1)
Nacar-Colunga: Pero tú, Belén de Efratá, pequeño entre los clanes de Judá,
de ti me saldrá quien señoreará en Israel, cuyos orígenes serán de antiguo,
de días de muy remota antigüedad.
Es claro que el Señor, tuvo un origen en los días de la eternidad, en los
tiempos sin fin. El mismo, lo dejó claro cuando dijo que Él salió de su Padre:
Juan 17:8 Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las
recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que
tú me enviaste.
Considere que el que haya salido del Padre puede significar dos cosas
distintas: 1. Que viene de la presencia del Padre, o, 2. Que tuvo un origen
literal del Padre. La Biblia usa dos términos distintos, para expresar esos
sentidos, a saber:
ἐξέρχομαι (exerchomai): Salir de físicamente, surgir de, nacer de.
ἔρχομαι (erchomai): Venir de un lugar a otro.
La Concordancia Strong ἐξέρχομαι identifica este término con el
número G1831 y da a ἔρχομαι el número G2064. A continuación se
analizan algunos textos, para ver cuál es el sentido correcto y comprender
qué significa que Jesús haya salido del Padre:
Juan 8:42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente
me amaríais; porque yo de Dios he salido [G1831], y he venido [G2064];
pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
Juan 16: 27-28 Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis
amado, y habéis creído que yo salí [G1831] de Dios. Salí [G1831] del Padre,
y he venido [G2064] al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.”
Juan 17: 7-8 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado,
proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las
recibieron, y han conocido verdaderamente que salí [G1831] de ti, y han
creído que tú me enviaste.
Se ve claramente que el sentido es que Jesús salió literalmente el Padre. Al
respecto, los Testimonios comentan:
Review and Herald, 9 de julio de 1895 El Padre Eterno, el Inmutable, dio a
su Hijo unigénito, arrancado de su seno al que había hecho a la imagen
expresa de su persona y lo envió a la tierra para revelar cuánto amaba a la
humanidad.
A este punto, conviene hacer una salvedad. No se debe confundir el ser
engendrado, con el ser creado. Vuelva a repasar la siguiente cita:
Signs of the Times, 30 de mayo de 1895 Se ha hecho una oferta completa;
porque “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito” no
un hijo por creación, como los ángeles, ni un hijo por adopción, como es el
pecador perdonado, sino un Hijo engendrado en el expreso imagen de la
persona del Padre, y en todo el brillo de su majestad y gloria, uno igual a
Dios en autoridad, dignidad y perfección divina.
Cristo es el unigénito y el primogénito del Padre eterno:
Carta 101 del 17 de febrero de 1896 Cristo es la estrella que debe proceder
de Jacob, y el que en el que todas las naciones de la tierra serían
bendecidas, como el primer nacido del cielo, y el Unigénito del Padre, lleno
de todos los tesoros de la eternidad. Asumió la humanidad y le imprimió la
gloriosa imagen del Dios eterno.
Pero, no dice la hermana White que Cristo, ¿no tiene vida derivada de otra?
Esa afirmación se basa en dos Testimonios. Es bueno, darles una breve
mirada, antes de continuar:
El Deseado de todas las gentes, p. 489 “En Cristo hay vida original, que no
proviene ni deriva de otra.”
Si se lee esa cita con el preconcepto trinitario, parece decir que Cristo no
pudo ser engendrado literalmente del Padre. Como se ha visto, hasta
ahora, el que Jesús es el Hijo literal de Dios, es una verdad fundamental.
Decir, que esa cita, dice lo que los trinitarios, quien hacerla decir, es poner
a la hermana White en contra de la Biblia y de la misma hermana White.
Entonces ¿qué significa? Se debe dejar que sea el mismo Jesús y su
mensajera, quiénes lo expliquen.
La Biblia, identifica a Jesús como el dador de la vida, observe:
Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene
al Padre, sino por mí.”
Juan 10:17-18 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para
volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo.
Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar…”
Note, que el Señor dice que Él es la vida y que esa vida, Él la iba a poner,
es decir, se iba a entregar por amor de nosotros a la muerte, pero, luego
la podría volver a tomar.
¿Qué significa todo eso? Muy sencillo, si solo existieran esos textos, se
podría afirmar que Jesús, es el Dios Verdadero. Cosa, que ya se ha visto,
no es así. ¿Entonces? Pues bien, Él lo explica de manera muy simple. Si
usted notó en el versículo 18 de Juan 10, al propósito se puso tres puntos
a la hora de citarlo, lo que significa que no está completa. Lea ahora el
texto en su totalidad:
“Juan 10:17-18 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para
volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo.
Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este
mandamiento recibí de mi Padre.
Jesús, tenía esa autoridad, porque se la concedió Su Padre. Es más, era un
mandamiento de Él. Pero, aún es todavía más claro. Pregúntese ¿Se
resucitó Jesús a sí mismo? Deje que la Biblia le responda.
2 Corintios 4:13-15 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros
también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con
vosotros.
Como se ve, Jesús fue resucitado por alguien, no por sí mismo. ¿Quién es
ese alguien?
Hechos 2:32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos
testigos.
Hechos 3:15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de
los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Efesio 2:4-7 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con
que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 1:9-10 porque ellos mismos cuentan de nosotros la
manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios,
para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual
resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
1 Tesalonicenses 4:14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así
también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
La resurrección de los muertos es una obra que le corresponde a Dios y
únicamente a Él, que por su mandamiento, ha sido dada a Su Hijo. Note,
cuidadosamente el siguiente texto:
Juan 5:26 “Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha
dado al Hijo el tener vida en sí mismo.”
Habiendo comprendido que la vida que está EN Cristo, es la vida del Padre,
se puede afirmar, ahora sí, que la mensajera del Señor, de lo que habla es
que EN Cristo, está esa vida original, que no proviene ni deriva de otra, es
decir, como lo dice Juan 5:26, A Cristo el Padre le ha dado tener esa vida
que es de Dios y por ende, no viene de otra, porque nadie se la dio al
Padre, sino, que ÉL es la fuente. Pero, aún hay otro testimonio, que
conviene observar, para que no queden dudas.
Evangelismo, p. 446 Cristo es el Hijo de Dios preexistente y autoexistente.
Como ya se estudió, Cristo es preexistente a su venida a este mundo, en
la eternidad, antes de que nada existiese, Él fue engendrado y como le ha
sido dado, por el Padre, tener vida en sí mismo, es autoexistente. Como se
ve, existe perfecta armonía entre la Biblia y los Testimonios, si se dejan de
lado las ideas trinitarias. Pero, note lo que dice el texto completo que se
haya en Evangelismo:
“Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo… Al hablar
de esta preexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia las edades sin
fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en
estrecha relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban
en ese momento había estado junto a Dios.” p. 446
Los trinitarios, usan esa cita para decir que Cristo, no pudo salir del Padre
porque tiene existencia por sí mismo, y que no pudo tener principio,
porque es preexistente. Y van más allá al querer decir que NUNCA hubo
un tiempo en que EL PADRE no estuviera en relación con el HIJO, es decir,
lo opuesto de lo que en verdad dice.
Pero, como usted puede notar, la cita en Evangelismo, tiene tres puntos,
lo cual significa que no está completa. Falta algo. El original se encuentra
en The Signs of the Times, del 29 de agosto de 1900 y se transcribe a
continuación en inglés y en español, para que usted pueda leer lo que hace
falta y compruebe por usted mismo, si esa cita, apoya el sentido trinitario
que quiere dársele en el Evangelismo, o si por el contrario, apoya, la
enseñanza de la verdadera Deidad.
“Before Abraham was, I am.” Christ is the pre-existent, self-existent Son of
God. The message He gave to Moses to give to the children of Israel was,
“Thus shalt thou say unto the children of Israel, I AM hath sent me unto you.”
The prophet Micah writes of Him, “But thou, Bethlehem Ephratah, tho thou
be little among the thousands of Judah, yet out of Thee shall He come forth
unto Me that is to be ruler in Israel; whose goings forth have been from of
old, from everlasting.” Through Solomon Christ declared: “The Lord
possessed Me in the beginning of His way, before His works of old. I was set
up from everlasting, from the beginning, or ever the earth was. When there
were no depths, I was brought forth; when there were no fountains
abounding with water. Before the mountains were settled, before the hills
was I brought forth.... When He gave to the sea His decree, that the waters
should not pass His commandment; when He appointed the foundations of
the earth; then I was by Him, as one brought up with Him; and I was daily
His delight, rejoicing always before Him.” In speaking of His pre-existence,
Christ carries the mind back through dateless ages. He assures us that
there never was a time when He was not in close fellowship with the eternal
God. He to whose voice the Jews were then listening had been with God
as one brought up with Him.
[Si desea accede al original, puede hacerlo en este vínculo
https://text.egwwritings.org/publication.php?pubtype=Periodical&bookC
ode=ST&lang=en&year=1900&month=August&day=29]
Ahora, note la traducción completa en español:
"Antes que Abraham fuera, yo soy". Cristo es el Hijo de Dios preexistente y
autoexistente. El mensaje que se le dio a Moisés para que le diera a los hijos
de Israel fue: “Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”. El
profeta Miqueas escribe de Él: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña entre los
millares de Judá, de ti me saldrá el que ha de gobernar en Israel; cuyas
salidas son desde el principio, desde la eternidad." Por medio de
Salomón, Cristo declaró: “Jehová me poseía en el principio de su camino, ya
de antiguo, antes de sus obras. Eternalmente tuve el principado, desde el
principio, Antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que
fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen
formados, antes de los collados, ya había sido yo engendrada… Cuando
ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su
mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba
yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo. Al hablar de esta
preexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia las edades sin fin. Nos
asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha
relación con el Dios eterno. Aquel cuya voz los judíos escuchaban en ese
momento había estado junto a Dios.
Todo el texto marcado en itálica y en negrita fue quitado de la cita del
evangelismo. Lo cual, resulta, primero que nada deshonesto y en segundo
lugar, entendible que les fue necesario hacerlo, porque el contexto de la
parte eliminada destruye el sentido trinitario que se le quiere dar. La
hermana White, explica claramente en esa cita, citando Proverbios 8, que
Cristo fue engendrado y, conforme a Miqueas 5:2, que ya se analizó
anteriormente, que en un tiempo inmemorable, salió de su Padre.
Pero, aún, se puede decir algo más. El que se diga que nunca hubo un
momento en que Cristo no estuviera en comunión con su Padre, no significa
que no fuera engendrado, sino, simplemente que desde que fue
engendrado en “las edades sin fin” siempre estuvo en comunión con Él.
Note que NO dice que nunca hubiera un momento en el que el Padre
eterno no estuviera en comunión con su Hijo, lo cual sería diferente. Como
se podría decir que un hijo siempre ha estado en comunión con su padre,
toda su vida, pero, eso no significa que el padre no haya existido antes que
el hijo naciera. Obviamente, lo mismo se aplica al Padre y al Hijo, conforme
a la armonía de las Escrituras.
Recapitulando lo aprendido hasta ahora, se puede resumir en lo siguiente:
- Solo existe un Dios verdadero.
- Ese Dios verdadero es el Padre y Dios de Jesucristo.
- Jesús es el Hijo literal de Dios, engendrado del Padre, en la
eternidad.
- A Jesús, el Padre, le ha dado tener vida en sí mismo.
Eso conlleva a un asunto que puede resultar confuso para algunos, si se mira
desde el punto de vista trinitario. ¿Acaso no dice la Biblia, que Jesús es Dios?
Observe los siguientes textos:
Juan 20: 28 Entonces Tomás respondió y le dijo ¡Señor mío, y Dios mío!
Tito 2:13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación
gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Para entender esos y otros textos, similares, conviene preguntarse ¿qué
significa que Jesús fuera el Hijo literal de Dios?
Juan 5:18-19 Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no
sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su
propio Padre, haciéndose igual a Dios.
El Deseado de todas las gentes, pp. 177-178 Jesús aseveró tener derechos
iguales a los de Dios mientras hacía una obra igualmente sagrada, del
mismo carácter que aquella en la cual se ocupaba el Padre en el cielo. Pero
esto airó aun más a los fariseos. No sólo había violado la ley, a juicio de
ellos, sino que al llamar a Dios “mi Padre,” se había declarado igual a Dios.
El que Jesús sea el Hijo de Dios, equivale a que Él es igual a Dios. Pero,
¿cómo es eso posible? Pues simple, léalo por usted mismo:
Colosenses 1:15-18 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de
toda creación… y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.
Hijos e hijas de Dios, p. 23 Cristo era la semejanza de Dios, el resplandor de
su gloria, la misma imagen de su persona.
Note que es por voluntad del Padre, que Cristo adquiere ese preeminencia
y le concede que Él habite toda le plenitud. Pero, ¿de qué plenitud se
habla? La respuesta está unos versículos más adelante.
Colosenses 2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad.
Al ser el Hijo, la imagen de su Padre, a Dios le agradó que en Jesús habitara
la plenitud de la Deidad. Dios le ha dado un lugar exaltado, a su lado.
Hechos 3:13 El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros
padres, ha glorificado a su Hijo Jesús.
Consejos para la iglesia, p. 137 A Cristo ha sido dada una posición exaltada.
Ha sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para
su Hijo.
Esa posición, el ser igual al Padre, le ha sido concedida por Dios. Observe la
hermosa descripción que se hace del Hijo:
Filipenses 2:9-11 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio
un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de
la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre.
Dios como Padre amoroso de Jesucristo, ha decidido que Él tenga SU
misma naturaleza, es decir, que sea Divino y por ende, se le asigna el título
de Dios.
Hebreos 1:1-4 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por
quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria,
y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente
nombre que ellos.
De hecho, no se debe confundir como lo hacen los testigos de Jehová y
pensar que Jesús es un ángel exaltado. La Biblia, claramente desmiente esa
falsa enseñanza:
Hebreos 1:5, 8-9 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres
tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a
mí hijo?... Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro
de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la
maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que
a tus compañeros.
Testimonios para la iglesia, tomo 8, p. 280 Dios es Padre de Cristo; Cristo
es el Hijo de Dios. A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido
hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para su
Hijo.
Juan 3:35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.
Sin embargo, note que el Padre sigue siendo el Dios del Hijo y es Él quien
le unge y le hace superior a los ángeles.
Juan 20: 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi
Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a
mi Dios y a vuestro Dios.
Apocalipsis 3: 12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi
Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios,
y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende
del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Efesios 1: 17 Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria,
os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.
Una de las pruebas más fehacientes de que el Padre le ha concedido la
plenitud de la Deidad a su Hijo, tiene que ver con la adoración. En su
soberana voluntad de Dios decidió que el Ser engendrado de su seno,
fuera su Hijo y por ello, debía recibir adoración de los ángeles celestiales
y se le llama Dios. La Santa Ley de Dios, es clara que la adoración, solo se
le debe dar a Dios:
Éxodo 20:3-6 No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen,
ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra,
ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad
de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los
que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y
guardan mis mandamientos.
Por mandato del Padre, el Señor Jesús puede ser adorado, sin ser idolatría,
porque lo determinó el Omnipotente y así lo enseñan las Escrituras:
El ejemplo de los ángeles: Hebreos 1:6 Y otra vez, cuando introduce al
Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios
El ejemplo de los magos de oriente: Mateo 2:11 Y al entrar en la casa,
vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo
sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
El ejemplo de los discípulos: Mateo 14:33 Entonces los que estaban en la
barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
El ejemplo de las santas mujeres: Mateo 28:9 he aquí, Jesús les salió al
encuentro, diciendo: !!Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le
adoraron.
A pesar de que Dios le concedió a Jesús el ser igual a Él, no se debe perder
el pensamiento que el Padre es sobre todo, incluido, sobre el Señor
Jesucristo. La Biblia, deja claro, que el Padre es mayor que el Hijo. El mismo
Señor lo señaló:
Juan 14:28 Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me
amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre;
porque el Padre mayor es que yo.
De igual modo, Pablo indica que Cristo es de Dios y Dios es su cabeza, es
decir, el Padre tiene autoridad sobre Él y Él está sujeto al Padre.
1 Corintios 3:23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
1 Corintios 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo
varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
1 Corintios 15:27-28 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies.
Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se
exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las
cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que
le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
Por favor note, que esos textos hablan del tiempo presente, es decir, una vez
que el Señor ha sido exaltado nuevamente a su condición celestial y se
proyectan al futuro cuando el Hijo se sujete al Padre. No es un asunto
únicamente relacionado con su sumisión cuando estuvo en esta tierra. De esta
forma, es claro, que Jesús, es el segundo en autoridad en el cielo. Analice las
siguientes citas:
Review and Herald, 17 de diciembre de 1872 El Hijo de Dios estaba después
en autoridad al Gran Dador de la ley.
Review and Herald, del 7 de enero de 1890 Como legislador, Jesús ejercía
la autoridad de Dios; sus órdenes y decisiones eran apoyadas por el
Soberano del trono eterno. La gloria del Padre era revelada en el Hijo...
Estaba tan perfectamente relacionado con Dios, tan completamente
imbuido de su luz, que el que había visto al Hijo, había visto al Padre. Su
voz era como la voz, de Dios... Dice: "Yo soy en el Padre y el Padre en mi".
"Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar". "El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre" (Juan 14: 11; Mat. 11: 27; Juan 14: 9).”
Por favor lea cuidadosamente las siguientes citas. Como verá siempre se
mencionan dos seres: Dios el Padre y el Señor Jesucristo. En total armonía con
lo estudiado hasta ahora y con la declaración de fe apostólica:
1Corintios 8:6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por
medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
Mateo 11:27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y
nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo,
y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
1 Corintios 1:3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.
2 Corintios 1:2-4 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de
misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas
nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los
que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que
nosotros somos consolados por Dios.
Romanos 1:7-8 A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a
ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con
respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
Gálatas 1:1-5 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo
y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que
están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios
el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros
pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de
nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 1:1-3 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos
y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso: Gracia y paz a vosotros, de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo.
Filipenses 1:1-2 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en
Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos: Gracia y paz a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Colosenses 1:1-3 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el
hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en
Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de
nuestro Señor Jesucristo.
1 Tesalonicenses 1:1-3 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los
tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias
a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras
oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra
de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la
esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
2 Tesalonicenses 1:1-2 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los
tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz a
vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
1 Timoteo 1:1-2 Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro
Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo
en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús
nuestro Señor.
2 Timoteo 1:1-2 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la
promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Gracia,
misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor.
Tito 1:1-4 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los
escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en
la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde
antes del principio de los siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra
por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios
nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia y
paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador.
Filemón 1:3-5 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis
oraciones, porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y
para con todos los santos.
Hebreos 1:1-2 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras
en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha
hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo.
Santiago 1:1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus
que están en la dispersión: Salud.
Apocalipsis 22:1-5 Después me mostró un río limpio de agua de vida,
resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En
medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de
la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del
árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el
trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su
rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen
necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los
iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
Si el apreciado lector, se tomó el tiempo de analizar cada cita con oración,
tendrá claro en este momento, que existe un único Dios verdadero, el Padre,
quien en la eternidad engendró literalmente un Hijo, que comparte su
naturaleza y es reflejo de Su Imagen, a quien hizo Su igual y le concedió el
título de Dios, quien al venir a esta tierra se convirtió en nuestro Señor
Jesucristo.
Sobre el tema del Espíritu Santo, se recomienda solicitar el siguiente folleto
de esta serie titulado: “El Espíritu de Cristo en el creyente”, el cual analiza la
identidad del Espíritu, así como los principales textos usados por los trinitarios.
Oramos, para que Dios, les guíe en el camino de la Verdad y pueda apartarse
de todo error doctrinal y sea parte del Remanente fiel de los últimos días,
teniendo comunión con “con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.” 1 Juan 1:3
“Se ha hecho una oferta completa; porque
"de tal manera amó Dios al mundo, que dio a
su Hijo unigénito", no un hijo por creación,
como los ángeles, ni un hijo por adopción,
como el pecador perdonado, sino un Hijo
engendrado expresamente imagen de la
persona del Padre, y en todo el resplandor
de su majestad y gloria, uno igual a Dios en
autoridad, dignidad y perfección divina.”
Signs of the Times, 30 de mayo de 1895
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