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P. 8 EL JUEZ SOBRE PATINES DE LA CONSTITUCIÓN CATALANA ES UN CAMPEÓN DE ESPAÑA CRONI A EL MUNDO. DOMINGO 25 DE MAYO DE 2014 . Nº 970 ´ P. 10 CONDENADA A LA HORCA POR CRISTIANA P. 7 MARIJANA Y LA PLACENTA DE YEGUA P. 19 EL NEGOCIO DE LOS SUJETADORES DE NIÑA LA VIDA OCULTA DE FIDEL (CONTADA POR SU GUARDAESPALDAS)

La Vida Oculta Del Fidel Castro

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Page 1: La Vida Oculta Del Fidel Castro

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EL JUEZ SOBRE PATINES DE LA CONSTITUCIÓN CATALANA ES UN CAMPEÓN DE ESPAÑA

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EL NEGOCIO DE LOS SUJETADORES DE NIÑA

LA VIDA OCULTA DE FIDEL (CONTADA POR SU GUARDAESPALDAS)

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EL MUNDO. DOMINGO 25 DE MAYO DE 20142. C R O N I C A´

F idel ha repetido toda su vida que no posee más que una cabaña de pescadores en alguna parte de la

costa cubana. Pero dicha cabaña es, realidad, una villa en una isla priva-da a donde le he acompañado cien-tos de veces entre 1977 y 1994», ex-plica Juan Reinaldo Sánchez. El que fuera guardaespaldas favorito del lí-der cubano durante 17 años revela ese y otros secretos del Comandante en su libro La vida oculta de Fidel Castro. «Se trata de un enclave de lu-jo situado 15 kilómetros al sur de la Bahía de Cochinos, con piscina de agua dulce, delfinario, restaurante flotante, helipuerto, refugio contra ataques aéreos, rampa de lanza-miento de misiles y hasta una granja de tortugas, ya que al Comandante le gusta mucho comer este animal».

En este asombroso documento, el hombre que combatió junto a Castro en la Sierra Maestra y luego compar-tió su intimidad, como miembro de su guardia más cercana, cuenta las

miserias humanas de uno de los polí-ticos más importantes del último si-glo, tan preocupado por vivir a todo tren como de comunicar una falsa imagen de austeridad más acorde a la causa comunista. «Cayo Piedra es un verdadero paraíso, que Fidel usa desde 1961: un lugar idílico, protegi-do de los barcos por dunas arenosas

y rodeado de aguas cristalinas, al que solíamos ir desde Bahía Cochi-nos en el yate Aquarama II (27,50 metros de eslora y cuatro motores), que le regaló Leónidas Breznev, a través de un canal de un kilómetro excavado en los fondos marinos».

Cuando Crónica localiza a este te-niente coronel de 65 años, está a punto de coger un avión en Miami, donde vive exiliado, para volar a Pa-rís. Allí le espera el acto de presenta-ción del libro, este miércoles, y el pe-riodista que le ha ayudado a escribir-lo. Uno y otro completan el relato de la denuncia para este suplemento.

Desconocida por todos los cuba-nos, esta isla propia de millonarios es quizá el mayor secreto del régimen y, a decir de Sánchez, «una de las mu-chas mentiras de Fidel», que solía pa-sar en ella los veranos en compañía de su segunda esposa, Dalia Soto del Valle, mientras que en temporada de lluvias prefería ir a cazar patos a otra de sus residencias —tiene una vein-tena en Cuba—, la mansión La De-seada en Pinar del Río.

Por el refugio secreto de Castro

han pasado invitados foráneos ilus-tres como el ex presidente colombia-no Alfonso López Michelsen, el pro-pietario de la CNN Ted Turner, el dic-tador de la RDA Erich Honecker o el escritor Gabriel García Márquez, a quien su anfitrión quiso convencer para que se lanzase con su apoyo a tomar el poder en Colombia.

Una foto aérea donde se ve al de-talle Cayo Piedra ilustra la página 161 del libro que Sánchez ha escrito con Gyldén, a quien conoció hace dos años cuando éste se hallaba ha-ciendo pesquisas en Florida para un reportaje para L’Express. «Un amigo común nos puso en contacto y Juan Reinaldo me contó cosas increíbles de su vida con Castro, me enseñó cientos de fotos y me dejó leer lo que llevaba escrito hasta entonces», ex-plica a Crónica este reportero espe-cializado en temas latinoamericanos. «Comprobé inmediatamente que no se trataba de ningún charlatán y me ofrecí a ayudarle con el proyecto. Pa-ra las imágenes aéreas de la isla, pri-mero buscamos sus coordenadas geográficas (21º57’53”N - 81º07’04”) y luego dimos con una compañía que hace fotos de satélite por encargo».

EL DESCANSO DEL GUERRERO Si Cayo Piedra representa el idílico descanso del guerrero al lado de su consorte oficial, la unidad militar 160 era el escondite donde el Comandan-te organizaba, cada 13 de agosto, sus fiestas de cumpleaños rodeado de sus más fieles guardaespaldas —me-nú habitual: cordero estilo méchoui comido con la mano y regado con tintos argelinos— y también sus en-cuentros con sus amantes. No en va-no Fidel siempre ha sido considera-do el mayor mujeriego del Caribe y en la obra se citan algunas de sus conquistas más célebres como la ca-marada Celia Sánchez, su secretaria particular y confidente durante 30 años; la traductora Juanita Vera, co-ronel del servicio de inteligencia que hoy trabaja para su hermano Raúl, o la azafata Gladys, que le acompaña-ba en sus viajes al extranjero.

«Fidel es el político vivo que más tiempo se ha mantenido en el poder y es un personaje irrepetible y ex-traordinariamente inteligente», opina Gyldén. «Con esto no quiero parecer admirativo. Lo que más me impresio-na es cómo pone su inteligencia al servicio de la manipulación y la pre-servación de su poder absoluto».

¿Por qué este libro y por qué aho-ra? «Me hice la promesa de escribir-lo cuando estaba preso», explica Sán-chez vía telefónica desde Miami. «Me di cuenta de la importancia de la in-formación que tenía y adquirí el com-promiso ante Dios de que el mundo tenía que saber la verdad. En 2008 llegué a Florida después de 10 inten-tos fallidos de escaparme de la isla y empecé a recopilar todos los datos. Hay una idea que el gobierno cubano ha divulgado acerca de la vida auste-ra y la honradez del Comandante, cualidades que son totalmente falsas. A través de las anécdotas que yo cuento, porque las viví, la gente va a descubrir cómo es en su intimidad».

En La vida oculta de Fidel Castro, editado en Francia por Michel La-fon, el militar y el periodista desen-mascaran al Líder Máximo y sus ex-cesos: desde su escondite secreto

Fidel, en el avión presidencial, en 1988. A su dcha., su guardaespaldas y junto a él, con chaqueta negra, el doble del comandante. FOTOS: COLECCIÓN PERSONAL DE JUAN REINALDO SÁNCHEZ

‘‘DIRIGÍA OPERACIONES DE COCAÍNA COMO UN VERDADERO PADRINO”

Castro (izq), en un encuentro con periodistas, vigilado por su escolta (dcha.).

El escolta favorito de Castro durante 17 años revela la vida de excesos del Comandante, sus trapicheos con narcos colombianos, su colaboración con ETA... Y también su afición por comer carne de tortuga

POR JUAN MANUEL BELLVER PARÍS

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hasta sus megalomanías gastronó-micas —cada miembro de su fami-lia bebe leche de una vaca concre-ta, seleccionada por su nivel de aci-dez— pasando por sus bacanales soldadescas o ese doble que el régi-men paseaba en coche oficial mien-tras que Fidel se debatía entre la vi-da o la muerte.

«Se llama Silvino Álvarez y es uno de los 15 guardaespaldas que le siguen a todas partes. No es un so-sias en el sentido estricto porque no lleva barba y es algo más bajo que el jefe. Pero ambos tienen el mismo perfil griego y con un barba postiza da perfectamente el pego», comen-ta Gyldén. «Este medio de desinfor-mación ha sido usado al menos las dos veces en que el Comandante ha estado al borde de la muerte, en 1983 y 1992, por el mismo proble-ma médico que le obligó a ceder el poder a su hermano Raúl en 2006».

Caprichoso, paranoico, tiránico, obsesivo, calculador... El explosivo retrato no se ciñe a su vida de pachá en Cayo Piedra («con un restauran-te donde todos los miembros de la familia y los invitados comían a la carta»), sino que destapa también detalles más escabrosos de su face-te de estadista, desde su relación con la mafia de la droga colombia-na hasta su apoyo a ETA y otros grupos terroristas, pasando por su obsesión por la seguridad y su ma-nía de grabarlo todo.

«Uno de los lugares más protegi-dos de Cuba es el campamento Punto Cero de Guanabo, 25 kilóme-tros al este de La Habana», narra el libro, que en España editará Plane-ta. «A pocos minutos de playas pa-radisíacas, este terreno de 10 km² cubierto de vegeta-ción acoge más de 50 barracones militares, con una cantina ca-paz de preparar 600 comidas en una ho-ra, zonas de entrena-miento, pistas de obstáculos, tres cam-pos de tiro, una can-tera para la detona-ción de explosivos, carcasas de aviones destinadas a simular secuestros... Por allí han pasado, sobre to-do en los 70 y los 80, miembros de grupos como ELN, FARC o M-19 (Colombia), Sendero Luminoso y Túpac Amaru (Perú), el Frente Farabundo Martí de Libera-ción nacional (Salvador) o el Fren-te Sandinista (Nicaragua). Para ellos, Cuba era La Meca y Punto Cero, un lugar de visita obligada».

En su deseo de extender la revo-lución, Castro acogió allí a guerrille-ros de todas las nacionalidades, al temible Illich Ramírez (alias Carlos) o a terroristas de la OLP, el IRA, los Black Panthers y ETA. «Recuerdo perfectamente los nombres de los etarras porque pasamos muchos ra-tos juntos: José Ángel Urtiaga Mar-tínez, José Miguel Arruagaeta, Mi-guel Ángel Apalategui (Apala)... Nos aportaron mucho, porque sabían hacer estallar bombas artesanales con mandos a distancia y Fidel les pidió que enseñaran a los instructo-res de Punto Cero. Fue también en Cuba donde los etarras pusieron a

punto su famoso lanzagranadas Jo-take que luego ha sido usado para cometer atentados en España y por las FARC en Colombia».

«Castro llevaba personalmente las relaciones con ETA y nada se decidía sin su autorización», sigue. «En 1984, Cuba firmó un acuerdo con el gobierno de González para proporcionar asilo político a los mi-litantes que aceptaran abandonar la lucha armada y no conspirar contra España. Por su parte, Fidel se com-prometió a vigilarles e informar a Madrid de sus movimientos. Pero mentir sin pudor es uno de los múl-tiples talentos del Comandante».

Así que, no solamente La Habana acogió a numerosos etarras sin que Madrid lo supiera, sino que «apro-vechó su savoir faire para que ense-ñaran a los oficiales de Guanabo el arte del secuestro y las técnicas pa-ra esquivar la vigilancia policial». Algunos de ellos hicieron incluso de mensajeros entre el Líder y jefes guerrilleros de toda Latinoamérica».

¿Y el tema del tráfico de coca? Se cuenta en el capítulo dedicado al affaire Ochoa. «Fidel lo grababa to-do. En la tercera planta del Palacio de la Revolución, junto a su despa-cho, hay un cuartito con dos mag-netófonos de banda ancha y dos auriculares similares al de la pelícu-la La vida de otros. La consigna era registrar cualquier reunión que tu-viera a través de tres micros ocultos en su despacho», narra Sánchez. «Un día de 1988, aburrido, me puse a escuchar lo que hablaba Fidel con su ministro de Interior José Abran-tes y oí algo que no debía acerca de un lanchero que colaboraba con ellos en el tráfico de coca colombia-

na hacia EEUU». «Fue como si el

cielo me hubiera caído sobre la cabe-za», recuerda. «Ató-nito, incrédulo, que-ría creer que había oído mal o lo había soñado, pero por desgracia era ver-dad. Me di cuenta de que el hombre por el cual había sa-crificado mi vida di-rigía operaciones ilegales como un verdadero padrino.

Aterrado, puse los cascos en su si-tio, experimentando una sensación de inmensa soledad».

Para el devoto guardaespaldas, aquel día cambió su percepción del régimen. «Decidí callarme y no se lo conté ni a mi esposa. Aunque lo intentaba borrar de mi cabeza, la decepción estaba ahí y fue aún ma-yor cuando, un año después, Fidel envió a prisión a Abrantes y mandó fusilar al general Arnaldo Ochoa para demostrar que él no estaba al corriente del tráfico de drogas».

Caído en desgracia en 1994 por dimitir del cargo, Sánchez fue en-carcelado dos años y luego vigilado celosamente por el régimen. «Mu-cha gente me pregunta ahora si tengo miedo y yo respondo que miedo tenía en Cuba», confiesa. «Cuando salí de la prisión, tenía a toda la seguridad del estado detrás de mí, siguiendo mis pasos, viendo dónde iba, con quién hablaba. Era

una presión enorme. Aquí en Mia-mi me siento libre, a pesar de que tomo mis precauciones porque sé que la mano del gobierno cubano es larga y tiene muchos amigos que pueden hacerle el trabajo sucio en cualquier lugar».

Hasta 10 intentos de evasión realizó el protago-nista de esta historia antes de huir de su país, en 2008, rumbo a México. Ahora vive en Florida con sus hermanos, hijos, sobri-nos y cinco nietos y dice

sentirse «aliviado y contento» por haber logrado su objetivo. «Ten en cuenta que el único escolta de Cas-tro que ha salido de Cuba soy yo. Yo llevaba el diario en el que Fidel

apuntaba todo lo que hacía cada día y me acuerdo de casi todo... Aunque, por supuesto, hay cosas que no he contado y que no debo contar todavía».

“DICE TENER SÓLO UNA CABAÑA DE PESCADORES. EN REALIDAD ES UNA ISLA PRIVADA CON DELFINARIO, RESTAURANTE FLOTANTE...”

LUJO EN EL MAR. Su afición por lo marino no tenía límites. El guar-daespaldas relata que él estuvo «cien tos de veces» escoltando al comandante en sus batidas de caza submarina por fondos marinos casi vírgenes. Además posee una granja de tortugas, cuya carne le encanta. Posee una isla privada en Cayo Piedra, al sur de la Bahía de Cochinos.

EL MAYOR MUJERIEGO DEL CARIBE. La unidad militar 160 era el escondite donde el comandante organizaba, cada 13 de agosto, sus fiestas de cumplea-ños. Y también sus encuentros íntimos con sus numerosas amantes... El seductor solía guardar cientos de diamantes en una caja de cigarros Cohiba.

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