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1 LA comunidad y los vagos Los implicados en la ociosidad, vagabundería y malentretenimiento eran representantes de los grupos más numerosos y comunes de la sociedad colonial del siglo xvm que, al mismo tiempo, eran aquellos sobre los cuales recaía el mayor número de responsabilidades. El problema de la vagancia, en una especie de círculos concéntricos, va desnudando las exigencias (tanto de grupo como de 1,1 “C.C. contra Martín de la Fuente por vagamundo. Maulé, diciembre 1777”, en A.N.A.J.T., legajo 235, pieza 5 o , sin foliar. 2< * “C.C. contra Mateo Poblete por vagabundo y desobediente. Maulé, diciembre 1758”, en A.N.C.G., vol. 288, oficio del reo al corregidor, foja 352-352v. status) que iban cercando al individuo; éste debía vivir respondiendo al padre, a los vecinos, al hacendado, a la mujer, a la sociedad. Su tipología, en el siglo xvin, tiene que ver con la consolidación de las normas que intentaban hacer prevalecer la cultura dominante; puesto que se trataba de una sociedad colonial, el problema de la dominación era crucial. Sin embargo, este objetivo no era fácil de cumplir porque aunque se tratase de simplificar el asunto objetivando los males en un grupo numeroso y diverso llamado plebe, las exigencias chocaban con la realidad. En este sentido, el juicio criminal, como documento, es un símbolo del poder, una prueba de que los grupos dominantes política, social y culturalmente intentaban -y podían- imponer las normas que creían correctas. No debe ser considerado una obviedad, es en sí mismo un mecanismo de control cuya presencia nos revela que existían individuos comprometidos con esas exigencias morales y que estaban dispuestos a invertir tiempo y dinero en apresar y causar a aquellos que consideraban transgresores. Por otro lado, el juicio criminal -entendido como una situación límite- permitía sacar a relucir una serie de conductas sancionadas larvadamente, manifestándose como un momento de expiación de culpas en que, tanto el acusado como los que lo acusaban, se redimían de un silencio cómpÜce ante las figuras del poder: el juez y el juicio. En la cotidianeidad era la comunidad más cercana al sujeto la que ratificaba su calidad de transgresor. Los parámetros de esa decisión estaban dados por el tiempo y en constante tensión entre la tradición, la costumbre y las nuevas nociones de orden

LA VIVENCIA DE LA VAGANCIA.docx

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La comunidad y los vagosLos implicados en la ociosidad, vagabundera y malentretenimiento eran representantes de los grupos ms numerosos y comunes de la sociedad colonial del siglo xvm que, al mismo tiempo, eran aquellos sobre los cuales recaa el mayor nmero de responsabilidades. El problema de la vagancia, en una especie de crculos concntricos, va desnudando las exigencias (tanto de grupo como de1,1 C.C. contra Martn de la Fuente por vagamundo. Maul, diciembre 1777, en A.N.A.J.T., legajo 235, pieza 5o, sin foliar.2 C.C. contra Pedro Labraa, Rosauro Zavala..., op. cit., declaracin de Pedro Labraa 188-1792, foja 69v.307 C.C. contra Toms Irarrzaval por ocioso vagabundo. Stgo. 1771", en A.N.R.A., vol.2.218, pieza 3, confesin de Toms Irarrzaval 18-4-1771, foja 80-80v.3