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Tus noticias nos importan La Voz de PEÑALOLÉN Noviembre 2013 | Edición 02 - 25.000 ejemplares impresos Edición Gratuita #02 Humberto Giannini HABLAMOS DE LA CIUDAD CON EL DESTACADO FILÓSOFO Páginas 04 y 05 Foto-Periodismo ¿CONOCES EL PATIO LA ROSA? Páginas 10 y 11 Entrevista CARLOS MONTES HABLÓ SOBRE EDUCACIÓN GRATUITA Página 03 “Todos los Peñalolinos tendemos a coincidir en ciertas esquinas” Manuel García, Músico Páginas 06, 07 y 08 La Voz de Peñalolén 04_CORTEMOS.indd 1 09-11-13 9:56 a.m.

La Voz de Peñalolén #02

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La Voz de Peñalolén es el único medio de comunicación independiente de la comuna. La Voz es un proyecto de Mono Manco E.I.R.L, una empresa que desde el año 2004 ha realizado proyectos de medios de comunicación en formato web e impreso, en las comunas de Maipú, Peñalolén, Pudahuel y Cerrillos. Nuestra apuesta principal, es la creación de medios de comunicación con contenidos de calidad, un diseño sorprendente con especial cuidado por las fotografías y las tipografías, que generen opinión pública en sus comunidades. En un mundo cada día más globalizado, nosotros apostamos por lo local. En nuestra red de medios de comunicación, lo que importan son las noticias de los vecinos.

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Tus noticias nos importan

La Voz dePEÑALOLÉN

Noviembre 2013 | Edición 02 - 25.000 ejemplares impresos Edición Gratuita

#02

Humberto Giannini

HABLAMOS DE LA CIUDAD CON EL DESTACADO

FILÓSOFOPáginas 04 y 05

Foto-Periodismo

¿CONOCES EL PATIO LA ROSA?

Páginas 10 y 11

Entrevista

CARLOS MONTES HABLÓ SOBRE EDUCACIÓN GRATUITA

Página 03

“Todos los Peñalolinos tendemos a coincidir en ciertas esquinas”

Manuel García, Músico

Páginas 06, 07 y 08

La Voz de Peñalolén 04_CORTEMOS.indd 1 09-11-13 9:56 a.m.

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por NICOLÁS ARAVENA

Nadie a esta altura del partido, estará ajeno a lo proximi-dad de las eleccio-

nes para escoger Presidente, Senadores, Diputados y Con-sejeros Regionales. Basta salir

de la casa para ser testigos de la publicidad que todo lo col-ma. Postes, veredas y prados se ven invadidos por los letre-ros que nos llaman a votar por los distintos candidatos.

Más allá de los intentos que el marketing político hace por convencernos que el caballero o la señora que tan bien foto-grafiado(a) aparece en la pos-tera, está más cercano a un sú-

per héroe o al Padre Hurtado, debemos como ciudadanos ser capaces de ver debajo del agua. En ese sentido, es bueno acercarse a los candidatos (en época de campaña siempre son de fácil acceso) para pre-guntarles directamente lo que a nosotros, como vecinos, nos

interesa.

Debemos ser capaces de comprender que, más allá de los estereotipos creados, la clase política es necesaria y que no todos son ladrones, ni frescos. Como en todo orden de cosas, hay todo tipo de per-sonas y es, precisamente en la capa que gobiernan los políti-cos, donde se toman las gran-des decisiones que van dando

forma a nuestro país.

Es justamente en ese aspecto que ejercer el derecho a voto, no sólo es bueno, sino también sano para la democracia; de-bemos, en función de nuestras creencias, ir a apoyar a quienes mejor encarnan nuestra propia concepción de la sociedad.

Al menos el abanico es va-riopinto y hay candidatos de todos los colores; ¿y si nin-guno le satisface? Aún así es importante acudir a las urnas. El voto nulo, aunque silente, dice algo. Es decir: “estoy dis-puesto a votar, pero nadie me convenció”. Instala un desafío y comunica una insatisfacción.

El próximo domingo 17 de no-viembre, millones de chilenos irán a decidir, con un lápiz y un papel, el proyecto político y de sociedad que queremos para Chile. Es deber de todos ejercer nuestro derecho. Es imprescindible ir a votar. Por-que aunque algunos digan que luego nada cambia, al final de los gobiernos, cuando uno mira hacía atrás, para bien o para mal, varias son las cosas que cambiaron.

“Más allá de los intentos que el marketing político hace, por convencernos que el caballero o la señora que tan bien

fotografiado (a) aparece en la postera, está más cercano a un súper héroe o al Padre Hurtado, debemos como ciudadanos ser capaces de ver debajo del agua”

Editorial La importancia del voto

Nicolás AravenaDirector & CreativoLiz Muñoz Representante LegalMaría José Arce Periodista y EditoraMarcela AlzamoraVentasRodrigo Valenzuela, Rodrigo FerrariColaboradoreswww.monomanco.clDiseño y Diagramación

[email protected] en Marketing Directo que sólo actúa como impresor.

La Voz de Peñalolén no tiene copyright ni derechos de autor. Creemos en una Cultura Libre y esta revista está licen-ciada por Creative Commons con una Licencia Atribución-CompartirIgual 3.0 Chile.

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SOMOS

OPINIÓNLa pobreza, ¿un pecado social?

por JUAN CRISTOBAL ROMERO

Gerente General de Fondo Esperanza

Es imposible solucionar los problemas de des-igualdad y pobreza en Chile desconociendo las causas que los generan. Una sociedad que todavía en el siglo XXI considera a la flojera, por ejem-plo, como una de sus principales causas está lejos de estar preparada para enfrentar sus desafíos de equidad. Este tipo de prejuicio, lamentablemente, dista poco de la opinión que tenemos los chilenos a este respecto. Sin ir muy lejos, según la últi-ma encuesta CEP, un 47% de los entrevistados responsabiliza a la flojera y la falta de iniciativa como la raíz de este fenómeno.

¿Qué pensará esa señora que se levanta todos los días del año a las tres de la mañana para abastecer en la Vega Central su puesto de verduras cuando alguien asegura que la flojera es la razón de su po-breza? ¿Qué respondería esa mamá de tres hijos, soltera, que amasa desde las cinco de la mañana el pan que venderá a la salida de la escuela de sus hijos?

Ejemplos como estos, hoy Fondo Esperanza pue-de testimoniar por miles. En estos 11 años de historia, hemos apoyado a más de 180.000 em-prendedores con capacitación y microcréditos productivos. El esfuerzo para sobreponerse a la adversidad, las ganas de salir adelante, el ingenio demostrado en cada iniciativa dista mucho de esa proyección de flojera con que hemos decorado a la pobreza en nuestro imaginario colectivo.

La pobreza es un pecado social cuyas raíces se adentran en lo profundo de la historia y la cultura de Chile. Se asienta, entre otros muchos factores, en la falta de oportunidades para generar ingresos estables, en la segregación urbana, en la discrimi-nación disfrazada de clasismo y en una desigual-dad en materia educacional abismante. Echarle la culpa al pobre por ser pobre no es más que esqui-var el bulto en un asunto del cual cada chileno tiene su cuota que aportar. En el aniversario número once de Fondo Esperanza quisiera honrar el trabajo de cada uno de los emprendedores que ha confiado en nues-tros servicios. Su ejemplo es el que mueve a todos quienes trabajamos por un país más justo y equi-tativo.

La Voz dePEÑALOLÉN

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“Para tener educación

gratuita se requiere una

reforma tributaria

profunda”

Carlos Montes, Candidato a Senador:

Tras acumular una amplia experien-

cia como Diputado, Carlos Montes

Cisternas se siente más seguro que

nunca, que llegó la hora de pasar al Sena-

do. Convertido en Candidato a Senador por

Santiago Oriente. Montes no para de hacer

campaña y se declara “confiado en que el

trabajo realizado por años, rinda sus frutos.

La gente me conoce y sabe que hago no-

ticia por ser trabajólico y estudioso, jamás

por otros temas”. En medio de la campaña,

se hace un tiempo para recibir a La Voz de

Peñalolén. Esto fue lo que nos dijo...

- De Diputado quiere pasar a Senador ¿Se

siente preparado para dar ese paso?

- Quienes me conocen, saben que soy una

persona humilde, muy alejado de la sober-

bia. Respondiendo a tu pregunta, claro que

me siento preparado. Tengo gran experien-

cia como Diputado, y he sido escogido seis

veces el mejor diputado por mis pares de la

nueva mayoría y también de la Alianza. Hay

un reconocimiento transversal a mi gestión.

Además entiendo perfectamente que re-

querimos educación gratuita, para que la

Universidad no sea un lujo para unos pocos.

Pero así como entiendo aquello compren-

do claramente que para tener educación

gratuita, se requiere una reforma tributaria

profunda, y estoy dispuesto a encabezar y

apoyar esa iniciativa

- ¿Cómo debería ser esa reforma tributa-

ria?

- Impulsar una profunda reforma tributaria

es imprescindible para enfrentar la des-

igualdad, redistribuir de mejor forma los

frutos del desarrollo y abordar las carencias

de Chile en materia de educación, salud,

vivienda e infraestructura. Las modifica-

ciones deben apuntar, además, a frenar la

evasión y potenciar la pequeña y mediana

empresa. Sólo un país más equitativo y con

mejores servicios asegura estabilidad para

la inversión.

- ¿Usted es el candidato a Senador de Mi-

chelle Bachelet?

- Michelle Bachelet tiene muchos candi-

datos a diputados y senadores de la nueva

mayoría en todo Chile. Creo que en la zona

oriente ella va a votar por mi, por la historia,

por las coincidencias, porque compartimos

mucho de los temas medulares que están

en su programa

- ¿El tema educación estará muy presente

en un futuro Gobierno de Bachelet?

- Así es y nosotros debemos aprender de lo

bueno y lo malo. Desde el año 1993 que me

opongo al financiamiento compartido en la

educación y di la pelea junto a otros sie-

te diputados. Perdimos en aquella ocasión,

pero el tiempo nos dio la razón.

-Otro tema que ha estado en el tapete es

el de las AFP. ¿Qué opinión tiene de ellas?

La capitalización individual administrada

por las AFP no funciona. Sus elevadas co-

misiones perjudican a los afiliados. Persis-

ten problemas graves de cobertura. Muchos

chilenos quedan excluidos. Los fondos

están sujetos a las contingencias interna-

cionales, ahora muy riesgosas. El resultado

son pensiones extremadamente bajas. Ne-

cesitamos modificar este sistema previsio-

nal, incorporar competencia, aumentar el

aporte público, establecer una cotización

de cargo del empleador, fomentar el ahorro

e incorporar mecanismos efectivamente

solidarios.

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- ¿Cuál es su opinión acerca del fe-

nómeno de urbanización y expan-

sión en Santiago?

- Para mí el tema es tremendamente

conflictivo, en el sentido de necesitar

muchos antecedentes y desde mu-

chos lugares. Pero así, a primera vis-

ta o como una impresión general; es

desastroso lo que pasa en Santiago,

porque está hace muchos años dirigi-

do por un criterio esencialmente co-

mercial en la compra de terrenos, la

construcción de edificios, la ubicación

de las poblaciones. Son todos factores

que llevan a una deshumanización de

la ciudadanía, de la vida ciudadana.

Los alumnos que yo tengo en la Fa-

cultad, viajan cuatro horas diarias. Si tú

agregas a eso el trabajo que puedas te-

ner, no les queda ningún tiempo para

organizar su vida privada, sus distrac-

ciones, sus juegos, tantas cosas que se

deben hacer en la vida. Nada de eso

ocurre, porque ya el agotamiento de

la locomoción es suficiente. Estar cua-

tro horas viajando es un desgaste que

no se lo doy a cualquiera, tremendo.

Es un desgaste además inútil, porque

ese tiempo no lo aprovechas ni siquie-

ra conversando, haciendo nada. Es un

tiempo de puro tránsito, en el sentido

malo de la palabra. En ese tránsito no

pasa nada, ni siquiera una comuni-

cación con el prójimo, porque es un

prójimo enemigo, por lo demás. Está

peleando el asiento de la micro, el es-

pacio. El criterio de la construcción en

Chile es pésimo. Ha sido un criterio de

sacarle el máximo partido al terreno, y

se le ha sacado el máximo partido ha-

cia arriba. Se han construido dormide-

ros donde tú sales al tránsito y desde

ese tránsito, al trabajo.

-¿Es pesimista entonces respecto al

destino de Santiago o cree que hay

una posibilidad de revertir el proce-

so de desgaste de la ciudad?

- Hay una posibilidad de revertirlo

por dos razones: porque hay número

grande de arquitectos que tiene mu-

cha consciencia de esto que está pa-

sando en Santiago, en las calles y en

los terrenos, y en los edificios. Una

enorme consciencia. Incluso invitan a

gente desde otros sectores, como la fi-

losofía. Ese es un factor, y el otro factor

es un gobierno que entienda. Y no solo

que entienda, sino que quiera enten-

der, porque los pesos ganan la batalla

siempre. No creo que el gobierno de

Piñera haya querido entender eso, por-

que está muy ligado a consorcios eco-

nómicos que manejan toda la cuestión

Humberto Giannini, Filósofo:

“La vida humana es vínculo, todo lo demás es mentira”

por Maria José ArcePeriodista La Vozfoto por Sebastián Utreras

Humberto Giannini, uno de los filósofos más influyentes de nuestro país, nos abrió las puertas de su casa; la idea

era reflexionar en torno a nuestra ciudad y la experiencia de sus habitantes frente a las drásticas modificaciones

de su fisonomía. El Doctor Honoris Causa de la Universidad de Paris VIII, Premio Nacional de Humanidades y

Ciencias Sociales, Ganador de un Altazor en la categoría ensayo por su obra “La metafísica eres tú”, nos mostró

su visión respecto a una ciudad que, acusa: “se le quiere poco”.

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edilicia. Tendría que ser un gobierno,

en ese sentido, neutral y consciente al

mismo tiempo.

Yo creo que sí hay posibilidades, ade-

más la gente lo necesita. Hay gente

que está diciendo “me quiero ir de

Santiago”, están aburridos de esta ciu-

dad. No se quiere esta ciudad. No se le

hacen canciones, no se le hacen poe-

sías. Porque no se quiere. Date cuen-

ta, Valparaíso, con toda la basura, los

contras que tiene, es una ciudad que la

quiere todo el mundo.

Y un tercer elemento, debería ser -por-

que si bien es cierto la gente siente la

necesidad de ocupar esos espacios- el

cuidado. Las personas botan basura o

ensucian sin ninguna atención a los

demás. Hemos visto en lo que pasa

después de un concierto, por ejemplo.

Da vergüenza. Entonces, claro, eso re-

vela que también los santiaguinos te-

nemos muy poca consciencia de cui-

dar la ciudad.

-Y qué hay del uso de los espacios

públicos en la ciudad

- La idea de espacio es una idea de

tensión. El espacio público implica una

necesidad de detenerse y un deseo de

detenerse. Se detienen los jubilados

solamente en la plaza de armas…. Pero

hay lugares donde la gente sí se detie-

ne porque es hermoso detenerse. Yo

puedo hablar más de Valparaíso, por-

que lo conozco más. Creo que aquí no

existe tampoco esa necesidad de dete-

nerse a mirar. Debe ser por esas cuatro

horas de locomoción.

-¿Y usted cree que ese poco amor

por Santiago ha sido algo que ha va-

riado en el curso del tiempo o puede

identificar un momento en que los

santiaguinos dejaron de querer San-

tiago?

- Yo creo que ha sido un proceso pau-

latino, no nos hemos dado cuenta.

Pero ese amor existió seguramente, a

principio del siglo pasado, donde era

precioso sacar los sillones en Santa

Rosa, fuera de la casa y mirar la calle.

Y la ciudad estaba ahí, era una ciudad

tranquila, hermosa por la cordillera,

con un buen clima. Predispuesta a ser

querida. Pero eso se perdió con las in-

migraciones tremendas desde el sur

y del norte. De gente muy pobre que

empezó a buscar terrenos y enton-

ces los ricos empezaron a separarse, a

dividir la ciudad. Además esta es una

ciudad dividida como ninguna. Nun-

ca se ha visto una ciudad tan dividida

como Santiago, los ricos por un lado y

los pobres por otro lado. Los misera-

bles, porque los pobres están en todas

partes. Los miserables: aislados.

- ¿Cuál sería en ese escenario el va-

lor de preservar los barrios?

- Yo creo que la experiencia del barrio,

no solo crea cierta tranquilidad espiri-

tual de tener un tiempo libre de jugar

una pichanga con los niños, o entre

los adultos, sino también es un lugar

donde los vecinos tienen que adoptar

cierta inteligencia sobre cosas comu-

nes, organizarse. Organizarse incluso

para oponerse a que ese mismo barrio

cambie.

-Y respecto al contacto con la natu-

raleza

O sea, se comprende. Yo creo que si

hay un lugar donde hay muy poco

contacto con la naturaleza, es en San-

tiago. Afortunadamente tenemos una

cordillera que sin mover un pie, la ve-

mos y la queremos, y que incluso es

un lugar de orientación. Uno se orien-

ta por la cordillera también. Es un sitio

ideal la cordillera, pero difícil de llegar

a ella.

- Volviendo un poco al principio

¿cómo según usted afecta al indivi-

duo todo este fenómeno de expan-

sión y cambios en las urbanidad?

- Yo soy sumamente socialista en eso,

en que el individuo vive en una so-

ciedad y es reflejo de esa sociedad, y

también el contribuye con su males-

tar o con su “no importarle nada” -que

es una cuestión moral bien fregada-,

contribuye a una atmósfera de niebla,

de una ciudad oscura. O sea, se com-

prende que el individuo en Santiago

sufre mucho la tónica de la ciudad. La

tónica de la ciudad que empieza no en

este barrio que es maravilloso, sino en

la periferia, en los barrios marginados.

- ¿La sensación de soledad?

- La vida humana es vínculo, todo lo

demás es mentira; comprar cosas, lle-

narse de qué se yo. Es vínculo, o sea,

si tú llegas a tu casa y no tienes algún

vínculo ahí y tampoco fuera de ella. Si

careces del sistema de solidaridad que

se da cuando existe el barrio, cuan-

do existe una ciudad bien constitui-

da, ¡qué se puede esperar! Y Santiago

adolece con una cojera inmensa de

solidaridad, de participación en cosas

comunes. Y eso contribuye al estado

anímico diario

-Poco amor por la ciudad

Poco amor, ese poco amor se mani-

fiesta en tantas cosas.

“Hay gente que está diciendo “me quie-ro ir de Santiago”, están aburridos de esta ciudad. No se quiere esta ciudad. No se le hacen canciones, no se le ha-cen poesías. Porque no se quiere. “

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Lo primero que sorprende al entrar a la

casa de Manuel García, son los instrumen-

tos desperdigados por el living. El cantau-

tor nacional que durante los últimos años

logró consagrar una carrera musical que

lo tiene como cabeza de una generación

de músicos chilenos, comprometidos so-

cialmente y herederos de la tradición de

Victor Jara, o Violeta Para, nos recibe con

afecto. Le contamos que será portada de

nuestra revista y con un risa tímida, que no

se condice con el tremendo monstruo que

es arriba de un escenario, armado con su

guitarra, nos dice que “es un honor”. García

optó por vivir en Peñalolén. Quizás algo de

reminiscencias de su infancia en el Cerro

La Cruz de Arica, fueron los que ayudaron

a gatillar su decisión. En un típico barrio de

clase media, donde el lujo más grande es

un silencio, extraño para la ciudad, y con

sus hijos jugando en la calle, haciendo vida

de barrio, García se expresó con confianza

y reflexionó en torno a Peñalolén, la vida

en el barrio y su propia experiencia

- ¿Cómo recuerdas tu vida en el cerro la

Cruz de Arica, cómo son tus recuerdos?

Son los recuerdos de un niño jugando a

pies pelados, en una población muy humil-

de, muy sencilla. Donde éramos también

tremendamente felices porque teníamos

la posibilidad de estar cerca del mar. Era

desierto y cielo el paisaje, después con el

tiempo descubrimos los valles y todas esas

cosas que estaban vinculadas al norte, el

mundo andino. Un mundo muy rico cul-

turalmente. Pero en especial el mismo te-

rreno del cerro la Cruz, era un terreno que

en la adolescencia descubrimos histórico;

primero, por toda la historia que en aquel

tiempo era la más cercana y épica, de la

Guerra del Pacífico. Vivíamos a los pies

del Morro. Eso es el cerro la Cruz de Ari-

ca, donde nos encontrábamos con –que

se yo- restos de la Guerra del Pacífico; un

botón del cuarto de línea me encontré yo

por ejemplo. De ese mítico escuadrón chi-

leno. Nos encontrábamos, no sé, restos de

una chaqueta antigua de un soldado, ar-

mas, cosas así que estaban desperdigadas

por ahí; balas, de la época de cuando había

sido la retreta esta.

- Eran arqueólogos improvisados…

Tuvimos el privilegio de ser, sin quererlo,

una especie de arqueólogos improvisados,

porque, estábamos en un territorio que ha-

bía sido parte de lo que había eran los ce-

menterios de las momias más antiguas del

mundo de las culturas chinchorro y enton-

ces recuerdo que unos compañeros, por

ejemplo, encontraron una momia entera,

completa. Fueron los primeros que en los

faldeos del Morro encontraron una momia,

de hecho vino la universidad, vino la tele-

visión. Nosotros no lo podíamos creer, ese

“Todos los Peñalolinos tendemos a coincidir en

ciertas esquinas”

Manuel García:

por Nicolás Aravena & Maria José Arce

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día yo justo no fui a la playa con ellos, pero

los muchachos, peluseando, en un borde

de cerro, vieron unos huesos, los empeza-

ron a desenterrar y era una momia, con su

vasijas, con sus trenzas, con su quena me

acuerdo incluso, sentada así como en po-

sición fetal. La trajeron entera con el textil

que la rodeaba. Entera y la pusieron en la

mitad de la población, ahí, pam.

- Una infancia bien mágica, aún en tiem-

pos de dictadura

Si tuviera que resumirlo, para no hablar

mucho de eso, te pudiera decir que era una

especie de esas alegorías latinoamericanas

que hace García Márquez, donde lo fantás-

tico y la realidad, supera la fantasía, pero de

una manera muy mágica. Al mismo tiem-

po, por ser época de dictadura, muy difíci-

les en el ámbito económico, muy difíciles

en el ámbito educacional, muy difíciles en

el ámbito a nivel del tema también, violen-

cia intrafamiliar que uno veía que se vivía

en los alrededores las casas, de las vidas,

de vecinos, familiares y también incluso en

la de uno.

- ¿Qué haces después de terminar el co-

legio?

- Después de esa niñez y adolescencia en

el cerro, comencé a estudiar historia en

la universidad de Tarapacá. Venía yo ya

del liceo tocando la guitarra y con varias

inquietudes de escribir y también de con-

vertirme en una especie de intelectual.

Precisamente el mismo desierto había

condicionado mucho que los libros fueran

buenos amigos de uno, no había tanta te-

levisión, mi madre nos incentivó la lectura

porque a ella le gustaba leer, decir poemas

que se sabía de memoria o contar aventu-

ras que estaban en los libros. Nos ayudó a

leer los primeros libros también, de textos

de colegio, de manera que se hacían muy

interesantes y entretenidos. Ella misma es

una persona de mucha fábula, entonces,

ya entrando al liceo -14,15 años- yo tenía

inquietudes intelectuales, como eso de

escribir, leer, investigar, conocer. Y en un

minuto, entre las oportunidades que uno

tiene dentro esta adolescencia atropella-

dora con la que uno termina el colegio y

no sabe qué va a hacer, bueno, yo quería

estudiar lo que fuera; o castellano, o histo-

ria, o sicología o música y lo que me quedó

a la mano fue historian y geografía en la

universidad de Tarapacá. Pero todo pa mí

estaba dentro de una formación en la cual

yo quería que el mundo interior se me am-

pliara, básicamente eso.

- ¿En qué momento decides venirte a

Santiago?

-Yo terminé todos mis ramos, me quedé

con la tesis en suspenso porque me apare-

ció una beca, una oportunidad de estudiar

en la Universidad Católica, guitarra. Como

yo venía estudiando también la guitarra

desde muy niño, en la Escuela Artística,

después mientras estudié historia, en las

áreas de extensión, o con capacitaciones

con gente que venía de Santiago y había

dedicado, casi todos los días de mi vida, a

parte de la historia a la guitarra, entonces,

esa oportunidad no la podía saltar, porque

yo tenía que nivelarme, digamos. Yo era

un estudiante de 24 años de historia y era

aceptado en una carrera donde por lo ge-

neral se parte estudiando a los 14 y a los

24 se está terminando. O antes, 10 años de

guitarra para ser un intérprete superior en

guitarra. Entonces comencé esa loca ca-

rrera de tratar de profesionalizarme con la

guitarra a través de una carrera y eso duró

unos dos o tres años como mucho, dos

años y medio, creo.

- ¿Comenzaste a armar grupos musica-

les?

Ya estando en Santiago y haciendo miles

de proyectos musicales me di cuenta que

solo estudiar la guitarra no tenía mucho

que ver con otro mundo que es más ca-

llejero y gitano que es el de hacer cancio-

nes. Entonces entre estos estudios serios

de guitarra, las cosas que yo conocía del

mundo a través de la historia, las experien-

cias propias, decidí en una día x que lo mío

iba a ser hacer canciones.

- Entonces decidiste abandonar el estu-

dio formal de la guitarra...

Así es, me dije este va a ser mi oficio. Y lo

pensé así: “parece que voy a tener un ofi-

cio, no voy a tener una profesión, no voy

a ser definitivamente el profesor de histo-

ria, y no voy a ser un intérprete superior

en guitarra, pero voy a hacer canciones y

las voy a hacer bien. Bueno, ya las venía

haciendo de antes, pero ya dedicarse de

lleno, no

-¿Y algunas vez, entre que sales del co-

legio y tomaste esta decisión trabajas en

alguna cosa?

- Como a veces no había recursos tam-

poco para pagar una arancel en la univer-

sidad, trabajé de varias cosas; de pioneta

de camiones, viajando una vez con un tío,

me fui haciendo mochila ayudando a ha-

cer eso, después trabajé también hacien-

do encuestas, trabajé ayudando a organi-

zar unos archivos de una casa comercial.

Siempre me buscaba algún trabajo, en el

fondo. Y yo no me acuerdo de todo, pero

la otra vez los anoté eran como 10 o no sé

cuántas cosas que había hecho aparte de

tocar la guitarra así como por temporadas

en las que necesitaba un poco de plata y

este tipo de cosas. Pero ningún trabajo se-

rio así como con el rigor del tiempo en el

trabajo. Eran oportunidades de cosas que

me aparecían, pero las hice.

-Y cuando llegas Santiago, cómo es ese

choque se produce muchas veces en la

persona que viene de la provincia….

Es complejo porque en el caso mío es un

fenómeno naturalmente de choque cultu-

ral importante en el que yo me he hecho

más permeable a la cultura de Santiago y

al mismo tiempo la cultura santiaguina ha

ido necesitando-al pasar del tiempo como

yo lo veo- cierta capacidad de reflexión y

tiempo/espacio, diferente a sí mismo, dife-

rente a lo que es la velocidad de la gran

ciudad y entonces se ha hecho permeable

también a una forma de reflexión que tiene

que ver más con el tiempo de la provincia.

- Y tu desde la provincia venías con un

formato distinto al prototipo de Santia-

guino.

- Uno traía una impronta más solemne,

con una seriedad de rituales que parecían

muy extraños o como si fueran de antaño,

de tiempos pasados, como es natural de la

provincia, y una manera de subrayar y de-

cir y de hablar de ciertos detalles que pa-

rece que a nadie le interesaban y no tenían

importancia, tanto en las conversaciones,

en las que de pronto alguien te decía “chi-

cotea los caracoles”, hasta la música que

tú estabas escribiendo y estabas haciendo,

que como te digo parecía pasar inadvertida

en mucho casos . Entonces, ese proceso yo

creo que de santiaguinización mía, todavía

existe, pero ya cada vez menos. Yo sí me he

hecho muy de la ciudad de Santiago, pero

la parte más dura yo creo que duró unos

diez años, de adaptación al fenómeno de

la gran ciudad.

- ¿Y dónde llegaste físicamente en San-

tiago la primera vez?

- Primero estuve viviendo en la casa de mi

hermano, en la Villa Olímpica, después me

fui solo al Portal Fernández Concha, como

por cien lucas, una cosa muy graciosa.

Después me cambié a las ramadas, cerca

del cabro carrera, las ramadas con esme-

ralda. Después me cambié a Mosqueto en

Monjitas, a un departamento que me fa-

cilitó Felipe Silva, sonidista, porque yo me

había quedado casi sin ni uno y él me hizo

el favor de arrendarme un departamento

muy, muy barato. Entonces me cambié ahí

y después me fui a vivir un rato a Las Con-

des porque alguien me ofrecía una espacio

y después me fui a Ñuñoa, como a Salva-

dor con Grecia y después acá. Y tal vez me

he saltado algún lugar.

- ¿Y porqué decidiste instalarte en Peña-

lolén?

- Opté por Peñalolén porque es muy im-

portante para mí, precisamente en este

fenómeno de santiaguinización, encontrar

un espacio que me sea referencial en tér-

minos culturales, emocionales. Y una de las

cosas que siempre me llamó curiosamen-

te la atención a mí, fue el tema de la vida

popular; desde lo que significan los cam-

pamentos, hasta lo que significan ciertas

celebraciones que existen en torno a una

población Mapuche arraigada en Peñalo-

lén. Y siempre oía hablar de Peñalolén, etc.,

etc. También, la idea de encontrar un espa-

cio que al mismo tiempo de ser Santiago

estuviera un poco retirado de Santiago, o

sea que cerca del cerro. Volví finalmente a

lo que son los cerros.

(Sobre su infancia)... “te pudiera decir que era una especie de esas ale-gorías latinoamericanas que hace García Már-quez, donde lo fantásti-co y la realidad, supera la fantasía, pero de una manera muy mágica”

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-Me da la sensación que muchas de la

comunas, de los lugares que me dijiste

había habitado, eran porque no tenías

dinero o te dieron un espacio. ¿Peñalo-

lén en ese sentido es una elección que

tú hiciste?

- Yo básicamente… Primero, podría haber

sido, por una cuestión estratégica de tra-

bajo, podía haber sido o La Reina, o Ñu-

ñoa en el borde con Peñalolén, porque los

colegios de los niños, que se yo. O porque

la Claudia que es mi esposa, trabaja en el

proyecto de colegios de Peñalolén hace

tiempo, en las escuelas, integrando niños,

en ese plan de integración, y entonces,

podríamos haber pululado por ahí. Pero

dentro de esas elecciones, Peñalolén para

mí era más interesante, era más formador

también, pensando en una vida de barrio

que uno desea para su familia, sobre todo

para los niños. Y de hecho lo hemos conse-

guido porque, por un lado, estamos en esta

casa porque cabemos aquí y fue la opor-

tunidad de arrendarla. Tal vez en aquellos

años, que yo me vine acá, pudiera haber

pensado que era una casa que estaba un

poco sobredimensionada en términos de

dinero, para lo que yo podía pagar. Había

que hacer un esfuerzo para estar aquí.

- Hoy podrías costear una casa en otro

lado, pero se te ve cómodo acá...

- Ahora, en el tiempo, es una casa que pu-

diera ser, una casa de menor calidad a la

que yo pudiera acceder, por una cosa de

lucas. Pero por una cosa valórica, el lugar

pasa a ser importante. Y eso es lo intere-

sante de estar aquí. Yo no estoy aquí solo

porque pueda estar, en el fondo, condicio-

nado a estar aquí, o por una cuestión es-

pacial o de plata. Sí, porque es interesante

conocer los vecinos, es interesante la feria

de los sábados, es interesante que haya lu-

chadores sociales en términos de los que

significa también los derechos de la gente

de los campamentos, porque los profeso-

res que vienen a trabajar a las escuelas a

veces son súper esforzados porque preci-

samente les toca trabajar en ese ámbito,

porque veo que se hacen festivales, no he

podido estar en todos, pero de pronto he

querido estar o participado en cosas que

hacen los sindicatos de profes cuando ha-

cen alguna cosa en alguna sede social, y

porque genera esa sensación del pueblo

chileno más real, más genuino.

-Hay como una mixtura aquí en Peñalo-

lén, es decir, hay cierta segregación, pero

no es la segregación que ves en otras co-

munas. Se ven barrios ABC1 y se ven ba-

rrios también muy humildes. ¿Te llama la

atención eso también?

- Sí, me llama bastante la atención, de he-

cho es una cosa un poco dicotómica que

existe no solo en este minuto en Peñalo-

lén sino que en Chile y en Latinoamérica

y así. Lo mismo está pasando en Lima, en

Ecuador, en Colombia. Se ve eso, se ven los

cinturones marginales también, agrupados

o divididos por una calle, en realidades ab-

solutamente distintas. Aquí cerca no mas

hay unas calles. Bueno, esta misma villa se

separa mucho de Grecia hacia el oriente o

poniente o hacia el sur y norte de lo que

encontramos en Tobalaba o Grecia. Los

cuadrantes son muy diferentes. Sin em-

bargo tendemos a coincidir todos los ciu-

dadanos de esta parte del mundo. Todos

los peñalolinos tendemos a coincidir en

ciertas esquinas, y ahí yo creo que el valor

ético y el valor moral de cada uno es el que

te da la convivencia con el otro.

-Por otro lado, estas casas ABC1 o la gen-

te que decide vivir en Peñalolén y que

tiene más “plata” también opta por este

lugar versus La Dehesa, por ejemplo.

- Claro, lo que pasa es que la realidad que

tú quieras vivir, tú tienes un abanico de

elecciones. Yo no puedo valóricamente

omitir ciertas cosas, para ser más directo.

Mis hijos van al colegio Francisco de Mi-

randa, pero cuando yo los puedo ir a bus-

car, por ejemplo, y los puedo ir a buscar a

veces a pie, porque yo no manejo. Yo me

traigo a los muchachos caminando por la

orilla de la calle, y nosotros conocemos la

gente; los mueblistas, el que barre la esqui-

na. Si podemos comernos un completito

en la esquina, lo hacemos; si podemos re-

correr y sentarnos en una orillita y apare-

cen unos muchachos que están jugando

skate o escuchando su música, hay una

situación de convivencia de igual a igual,

porque yo vengo de un lugar muy modes-

to y sé como es la vida de barrio, la respeto

y me gusta.

- En ese compartir y ver al otro, me pare-

ce identificas valores

- Sé que ahí hay valores, sé que hay ideas,

sé que hay fuerza de jóvenes, sé que hay

puntos de vista, sé también que la gente

está sufriendo, sé que el día a día no es fá-

cil. Entonces, a pesar de eso, para mí arri-

marme a ese sentido de la vida, a mí me da

sentido personal y trato de transmitírselo

también a mis hijos. Que nosotros valo-

remos que una señora está vendiendo una

cositas ahí en la esquina en la calle porque

está sacando lo que le regalaron en la na-

vidad, ya en enero o febrero ya está puesto

en la calle en la feria, porque tuviste el gus-

to de tenerlo pero ahora ya tiene que estar

en la calle porque hay que comer y no hay

más y el regalo pasa a ser lo que tú vay a

vender en la calle. Y eso, mirarlo con respe-

to, incluso con admiración. No una cues-

tión paternalista, así como “también hagá-

monos amigos del que sufre”, del pobre del

que le falta. No, no, no, es: reconozcamos

también esos valores que a nosotros no

hacen falta en esa lucha día a día.

- Es importante para ti que tus hijos vean

esas realidades…

Sí, no quedarnos dormidos tampoco. Y

por otro lado, y ahí también está la línea

que también es muy personal, tú puedes

disfrutar de una comuna que crece en la

medida que aparece un lugar, no sé, don-

de hay un café rico para tomar café, don-

de vende sushi si te gusta el sushi, donde

puedes hacerte amigo de la gente de los

taxis de la esquina porque ya tanto que en

el caso mío tengo que salir y no manejo

y tengo que llegar veloz a los lugares, que

ya esas contrataciones son que nos salu-

damos de nombre con la gente del taxi,

hablamos de la vida cuando nos subimos,

hay una vida de barrio también. Entonces

ciertas cosas que pudiera resultar lujos, se

pueden humanizar mucho, y ciertas cosas

que pudieran parecer también precarias o

cruentas, pueden resultar muy interesan-

tes a la hora de analizarlas y de tomarlas

como ejemplo de vida, a eso voy. Porque,

claro, Peñalolén es así; está toda esa efer-

vescencia de cómo si hubiese culturas

económicas distintas, pero a mí me gusta

insistir en esa idea de que en Peñalolén la

gente a pesar de eso, comparte esquina.

Así lo veo, yo por lo menos lo vivo así.

- Caminas harto por Peñalolén, no tienes

la clásica postura del rockstar...

- No porque mi forma de ser artista está

puesta sobre la tarea, la batalla día a día de

la estética, de resolver una cosa estética

bonita, hacer una canción linda de escribir

algo, de estar atento como a los estímulos

que tienen que ver con la naturaleza o la

vida, que te dicten algo para poder escribir,

entonces eso se me hace como una cosa

bien borrosa, se me olvida, salgo a la calle,

la calle me lo recuerda, la mayor parte del

tiempo, y ahí empieza el juego, ¿no? Trato

de salirme de eso y tiene una dicotomía; es

muy agradable que la gente te reconozca,

te de la mano, te permita también agra-

decerle, porque hay gente que te dice, te

agradezco las canciones, y no puede decir

de vuelta: te agradezco que la escuches. Y

ahí tienes a alguien que las escuches y se

produce un placer en eso también que es

muy lindo. Y también el hecho de pensar y

sentir que tu música es escuchada y todas

esas cosas son bonitas. Son agradables, di-

gamos, pero también ir en tus propios pen-

samientos y que alguien te haga una foto

sin ni siquiera preguntar, como si tú fueras

un mono de zoológico, que me ha pasado,

incluso con la familia, es desagradable.

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“¿Quién iba a pensar que hace un tiempo estuvimos aquí mismo y había la mitad de personas que hay hoy?”. Kevin Parker, vocalista de Tame Im-pala - Centro de Eventos Chimkowe- Sábado 19 de octubre .

La banda australiana comenzó a eso de las 22.30 y la cancha del Chimkowe estaba a toda su capacidad. Desde la galería se podía ver a la multitud can-tando y bailando sin descanso. Acom-pañados de un excelente show de lu-ces y visuales; Tame Impala lo entregó todo.

No era necesario estar con los ojos abiertos para disfrutar del show. Los riff, la batería, la guitarra, la voz y la melodía eran perfectos para moverse de un lado a otro. El escenario ilumi-nado con una sincronía y calidad no-

tables, sumado a las ca-racterísticas del sonido y cualidades evidentes del Chimkowe, generaron un show tranquilo e intenso que disfrutaron los apro-ximados 2.500 asistentes que llegaron al espectácu-lo abierto por los naciona-les de Condor Jet.

La fuerza parecía ir de me-nos a más. El público alegre y encendi-do, exigía el climax del espectáculo. La banda poco a poco se fue entregando al sonido “psicodélico” que todos bus-can en ella. Así, sus dos últimos discos, Lonerism e Innerspikers, fueron repa-sados y coreados casi en su totalidad.Hacia el final del show, el cansancio no logró calmar la maravillosa atmós-fera que invadió el espacio. La gente

se negaba a dejar a los Tame Impala dejar el escenario. En dos ocasiones regresaron, parecía como si la energía y la vorágine sonora los llevará a la ori-lla, como cuando la ola no te quiere soltar más.

En ese punto, la banda se defendía to-cando lo más rockero y pesado de su repertorio. Como para darle golpes de

gracia a un público que no aflojaba, pero que entendía que sólo quedaba el ocaso del espectáculo. El clima era perfecto y ellos se fueron en la cima de su show. Sin errores; una súper melodía. Como surfeando en la quinta línea del pentagrama. En ese segundo cuando todo se acaba. Como cuando el estadio calla y se escucha el grito de gol.

TAME IMPALA EN EL CHIMKOWEtexto por Rodrigo Valenzuela foto por Rodrigo Ferrari

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Patio La Rosa: Donde el tiempo se detieneEl Patio La Rosa se encuentra ubicado en Antupiren #9031, en la Co-

munidad Ecológica de Peñalolén. El lugar, tiene esa magia que pocos

lugares de la ciudad poseen. Hay paz, corre viento y los pájaros cantan

felices en los 7.000 metros cuadrados de extensión. Pero hay más; la

magia se extiende a un grupo de personas que viven y honran sus ofi-

cios. Ahí mismo tienen sus talleres, donde se valen del ingenio para dar

vida y forma a sus creaciones. Esculturas en madera, ropa reciclada,

ángelitos para bautizos, armaduras medievales, aros hechos a mano,

cuadros pintados con amor, juguetes para niños hechos de madera y

hasta unos exquisitos higos rellenos con manjar y cubiertos con cho-

colate, hacen del Patio La Rosa un lugar recomendado para recorrer

con tiempo. Nosotros tuvimos la suerte de poderlo recorrer de la mano

de Velantina Böhne, administradora del lugar, quien nos guió y nos

convenció que El Patio La Rosa es un sitio mágico. Böhne nos guió por

el lugar y nos mostró los muebles que ella hace con maderas nobles

en su local.

Roberto es escultor en madera y hace muebles a pedido. Desde el 2000 está en

La Rosa; “estoy echando raíces” nos comenta risueño. Es también un reciclador.

“Me llaman de varios lados cuando un árbol se cae. Yo lo voy a buscar, hago un

proceso de recuperación de la madera y hago muebles y esculturas”, reconoce.

“Llevo tiempo picando palos”, nos dice.

Andrea Quezada destaca por el amplio manejo de técnicas. En su taller se pue-

den encontrar óleos, acrílicos, telares, mosaícos, papel maché, pintura en ce-

rámica y más. Ella, es una artista integral, con diseños de muy buena factoría.

Además enseña a través de clases personalizadas. La ubican en su mail

[email protected] o en su celular 9 9195097

Claudia Santander es la dueña de la tienda Amano. Hace dos años está en La

Rosa, y se especializa en cosas para niños. “Nos esmeramos porque todo sea

chileno, todo de acá, pero a veces no se puede. Yo me dedico a trabajar el fiel-

tro, hago juguetes tejidos, en lana; tengo personas que me traen macramé”, nos

cuenta. Para ella su experiencia en el Patio La Rosa ha sido bella, pues está con-

vencida que “acá pasan cosas mágicas. De pronto de la vitrina salen mariposas o

entran pajaritos a la tienda”. Sus diseños son bellos y están hechos a mano

Marcela estudió cinco años de diseño, pero se define a sí misma como costurera.

Orgullosa del oficio que aprendió a los 10 años de su madre, ella compra ropa

usada y la transforma. Se preocupa de la calidad de las telas, y dejó atrás un tra-

bajo por más dinero por irse a “La Rosa”. Sus clientes son personas por gusto por

el diseño y varios artistas, pues Marcela hace ropa con mucha onda. Ella sueña

con que el Patio La Rosa se transforme en una escuela de oficios. “La constancia

es lo más importante”, nos explica, llena de telas.

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Elizabeth lleva un año en La Rosa. Se dedica a hacer joyas de materiales nobles,

como lo son el cobre y la plata. Aprendió a ser orfebre en San Pedro de Atacama,

donde sus maestros le enseñaron a poner parte de su espíritu y su alma en cada

una de sus creaciones. Preciosos son sus mosaicos basados totalmente en la

cultura indígena

Es precioso el local de este par de amigas. Precisión, delicadeza. Eso es lo que

hay en cada una de las creaciones de este dúo de mujeres, que se dedican a ha-

cer adornos para primeras comuniones, bautizos, matrimonios y más. Lo hacen a

mano, con una paciencia que solo tienen aquellos a los que les gusta en demasía

lo que hacen

Paola Bertic tiene una chocolatería llamada “El Secreto de la Rosa” y una perso-

nalidad que irradia alegria. ¿Su especialidad? son unos higos rellenos de manjar y

cubiertos con chocolate. Todo, según nos cuenta, “es hecho con la receta de la

abuela. Acá si sientes sabor a coco, es porque yo rallé un coco. No uso sabori-

zantes, ni ninguna de esas cosas”. Pero no todo ha sido fácil. Hoy con siete años

en el mercado, dice que le va muy bien. Sin embargo los primeros cuatro fueron

con harto sufrimiento. Todo lo que tiene le ha costado “sangre, sudor y lágrimas”.

Paola Bertic tiene artrosis en las manos, un 74% de incapacidad; pero nada la

detiene. Va a la vega, compra los ingredientes y es dueña de casa. Entusiasta

por naturaleza, con sus higos ha ganado concursos de emprendedores que le

han permitido irse equipando. “Hago todos los cursos que ofrece el Centro de

Emprendimiento Yunus”, nos comenta. Su local, es la chocolatería del barrrio. Lo

que más vende son “onces completas”, las cuales incluyen por apenas $2.800

una torta de chocolate con crema de trufa, un rico chocolate caliente, o si pre-

fiere una taza de te o café y un sándwich de jamón con queso. Nosotros salimos

satisfechos con sus higos, también llenos de energía. Es que ella irradia buenas

vibras a quien se le acerque. Recomendado.

El Taller de Armería Medieval Lobo es quizás lo más sorprendente del Patio La

Rosa. Su dueño reconoce que “los niños quieren cuando pequeños ser médicos,

bomberos o mecánicos, yo quería ser caballero. Y como no me dio el cuero para

ser caballero, decidí ser armero”. Bromas aparte, Julio González es uno de las

ocho personas en todo el planeta que fabrican armaduras y espadas siguiendo la

técnica de la edad media, es decir sin prensas ni máquinas. A golpes, remaches,

calor y amor por lo que hace, se demora casi dos meses en hacer un conjunto.

Sus clientes son en su mayoría de Chile, pero muy pocos. “No tenemos una

cultura medieval” reconoce. Y él está conciente que su arte en Europa sería grito

y plata. Sin embargo está en La Rosa, con su armadura de Pedro de Valdivia, un

Caballero Templario o algún rey de esos que la historia nos enseña.

Julio González vive del arriendo de sus armaduras “si ves alguna en la tele, siem-

pre es mía. Las arriendo”. También es invitado a exponer de forma constante. Ha

estado en las Universidades Católica, de Chile, Federico Santa María, Gabriela

Mistral, de Talca, entre otras. Un imperdible a la hora de visitar el Patio La Rosa.

Su oficio no sólo es bello, sino también muy espectacular

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Apple “sufre” baja en sus utilidades

La empresa con sede en Ca-lifornia: Apple, “sufrió” una

baja en sus utilidades del or-den del 8,5% el último trimestre, res-pecto a igual periodo el pasado año.De esa forma Apple “apenas” logró utilidades por US$7.500 millones de dólares. La empresa informó que las ventas internacionales, significaron el 60% del total.En tres meses la empresa vendió 33,8 millones de iPhones (26,9 millones el mismo periodo el pasado año)14,1 millones de iPads (14 millones el mismo periodo el pasado año) y4,6 millones de Macs (4,9 millones el mismo periodo el pasado año)

Calle 13 lanzará canción con fundador de Wikileaks

En junio pasado Residente (Calle 13) se reunió en la embajada de Ecua-dor en Londres con Julian Assange, Fundador de Wikileaks. En la ocasión se

acordó realizar una canción inspirada en los tuits del periodista australiano. El tema, a estrenarse en noviembre, contará con la participación de Tom Morello, guitar-rista de Rage Against the Machine y de la cantante palestina Kamilya Jubran

Jóvenes dejan atrás facebook

Hace meses diversos analistas comenzaron a especular sobre la caída de popularidad de Facebook entre los más jóvenes. Lo que empezó como un rumor, fue confirmado por David Eber-sman, Director Financiero de la compañía.Los jóvenes entre 12 y 19 años han dejado de usar la red social, plan-teando un dilema a los dueños de la plataforma. ¿Se harán cambios para traer de vuelta a ese segmento o se apuntará a retener a los usua-rios que ya están? lo que signifi-caría envejecer con ellos. En los próximos meses, se verá el camino que tomará la red social.

9.2 horas promedio estamos en redes sociales

La firma comScore, publicó un estudio que cifró en 160 millones los internautas que se conectan a internet en América Latina. Asimismo,

el estudio confirmó que nuestro continente es donde más horas asigna-mos a interactuar en redes sociales, con 9,2 horas de uso promedio por mes.Y mientras en el mundo el consumo de redes sociales cayó en un 1,9% en América Latina aumentó 7,4% el último año. De 5,4 horas aumentamos a 9,2 horas mensualesBrasil con 13,1 horas, Argentina con 9,1 horas y Perú con 7,2 horas, están en el top 10 de mayor uso de redes sociales.

Ciudadano Digital

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