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Introducción La inflamación puede ser una espada de doble filo. Nos permite defendernos contra la invasión microbiana y permite que nuestras lesiones se curen. Sin embargo, por otro lado, si la respuesta inflamatoria no se resuelve completamente, queda latente inflamación crónica de bajo nivel que puede atacar a nuestros órganos, acelerando el desarrollo temprano de las enfermedades crónicas. El mantenimiento de la inflamación en una zona que no sea demasiado baja, pero tampoco alta, es uno de los factores clave para conseguir un estilo de vida saludable, gracias a que reduciremos la aparición temprana de enfermedades crónicas. Sin embargo, además de la invasión microbiana o lesiones físicas, ahora sabemos que también nuestra alimentación o dieta, puede activar, así como resolver nuestras respuestas inflamatorias internas. Las dietas pueden ser pro-inflamatorias o anti-inflamatorias en función de las respuestas hormonales que generen. Esto se debe a que estas respuestas hormonales, así como algunos nutrientes específicos que aportamos mediante la alimentación, están íntimamente conectados con la parte más primitiva de nuestras respuestas inflamatorias: el sistema inmune innato. Esta parte de nuestro sistema inmunológico se ha conservado evolutivamente durante cientos de millones de años y se puede considerar como nuestra primera línea de defensa en la generación de la inflamación. Es importante tener en cuenta que el sistema inmune innato está controlado en gran medida por la alimentación que llevemos a cabo. ¿Qué es la Zona? No es un lugar místico o un término utilizado en marketing. La Zona es un estado fisiológico real donde las fases de inicio y resolución de la inflamación están constantemente equilibradas permitiendo alcanzar una salud óptima. La pregunta es, ¿cómo llegar allí? La salud puede medirse Al igual que la Zona, el bienestar también se puede definir mediante análisis de sangre específicos que la Escuela de Medicina de Harvard realiza de forma rutinaria. La salud no es un test con respuesta múltiple. O tenemos bien todos los parámetros clínicos que definen la Zona, o no estamos sanos. Según esta definición, probablemente menos del 1% de la población pueda considerarse sana. Y no es fácil mantenerse en la Zona ya que debemos estar constantemente al tanto de lo que estamos comiendo. Pero si realmente decidimos tomar el control de lo que comemos, la recompensa será alcanzar un estado continuo de bienestar donde el cuerpo y la mente funcionarán a su máximo nivel de eficiencia. RESUMEN Open Day ZONA tiene el placer de invitarte al ... ¿QUIERES SABER CÓMO VIVIR MÁS Y MEJOR?

La Zona no es una “dieta” Controla tus genes A menudo ...propio intestino para que aumente y se multiplique. Los tres elementos de la dieta que necesita para crecer son la fibra

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Page 1: La Zona no es una “dieta” Controla tus genes A menudo ...propio intestino para que aumente y se multiplique. Los tres elementos de la dieta que necesita para crecer son la fibra

Introducción

La inflamación puede ser una espada de doble filo. Nos permite defendernos contra la invasión microbiana y permite que nuestras lesiones se curen. Sin embargo, por otro lado, si la respuesta inflamatoria no se resuelve completamente, queda latente inflamación crónica de bajo nivel que puede atacar a nuestros órganos, acelerando el desarrollo temprano de las enfermedades crónicas. El mantenimiento de la inflamación en una zona que no sea demasiado baja, pero tampoco alta, es uno de los factores clave para conseguir un estilo de vida saludable, gracias a que reduciremos la aparición temprana de enfermedades crónicas. Sin embargo, además de la invasión microbiana o lesiones físicas, ahora sabemos que también nuestra alimentación o dieta, puede activar, así como resolver nuestras respuestas inflamatorias internas.

Las dietas pueden ser pro-inflamatorias o anti-inflamatorias en función de las respuestas hormonales que generen. Esto se debe a que estas respuestas hormonales, así como algunos nutrientes específicos que aportamos mediante la alimentación, están íntimamente conectados con la parte más primitiva de nuestras respuestas inflamatorias: el sistema inmune innato. Esta parte de nuestro sistema inmunológico se ha conservado evolutivamente durante cientos de millones de años y se puede considerar como nuestra primera línea de defensa en la generación de la inflamación. Es importante tener en cuenta que el sistema inmune innato está controlado en gran medida por la alimentación que llevemos a cabo.

¿Qué es la Zona?

No es un lugar místico o un término utilizado en marketing. La Zona es un estado fisiológico real donde las fases de inicio y resolución de la inflamación están constantemente equilibradas permitiendo alcanzar una salud óptima. La pregunta es, ¿cómo llegar allí?

La salud puede medirse

Al igual que la Zona, el bienestar también se puede definir mediante análisis de sangre específicos que la Escuela de Medicina de Harvard realiza de forma rutinaria. La salud no es un test con respuesta múltiple. O tenemos bien todos los parámetros clínicos que definen la Zona, o no estamos sanos. Según esta definición, probablemente menos del 1% de la población pueda considerarse sana. Y no es fácil mantenerse en la Zona ya que debemos estar constantemente al tanto de lo que estamos comiendo. Pero si realmente decidimos tomar el control de lo que comemos, la recompensa será alcanzar un estado continuo de bienestar donde el cuerpo y la mente funcionarán a su máximo nivel de eficiencia.

La Zona no es una “dieta”

A menudo pensamos en las dietas como la tortura que debemos soportar para perder algo de peso. En realidad, la palabra dieta proviene de la antigua raíz griega que significa "forma de vida". Por lo tanto, la Zona o también conocida como Dieta de la Zona, no es una dieta de pérdida de peso, sino un “estilo de vida" para mantener el bienestar el mayor tiempo posible.

Los 3 pilares de la Zona

La Zona se basa en 3 pilares fundamentales:

1. Alimentación de restricción calórica controlada, en las proporciones calóricas. 40-30-30, de hidratos de carbono, proteínas y grasas respectivamente. 2. Aporte adecuado de Omega 3. 3. Aporte adecuado de Polifenoles.

De esta manera vamos a conseguir:

• Restringir calorías sin pasar hambre o fatiga. • Mantener en equilibrio las vías que generan la inflamación. • Control de la expresión de los genes: Epigenética. • Controlar las bacterias intestinales que inducen la inflamación.

Restringir calorías es fácil si nunca tienes hambre o estás cansado

Las calorías cuentan. El secreto consiste en consumir la menor cantidad de calorías posible sin pasar hambre o fatiga. Comer más calorías de las que el cuerpo requiere terminará en forma de grasa almacenada. Es un hecho. En cuanto a por qué comemos más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, tiene que ver con las hormonas que genera nuestra alimentación. Producir las hormonas equivocadas, desarrollará un caldo de cultivo perfecto en el que el exceso de calorías que ingerimos se almacena en las células adiposas y no puede salir. El resultado es que tenemos hambre constantemente. La manera de evitar caer en esa “trampa de grasa” es mantener un equilibrio constante de la hormona insulina, tanto en la sangre como en el cerebro. Esto significa que hay que prevenir el desarrollo de resistencia a la insulina, que en última instancia, es debida a la inflamación que a su vez se ha generado por una alimentación desequilibrada. Los alimentos que hacen que se produzca esa inflamación son el exceso de ácidos grasos omega-6, el exceso de grasas saturadas (especialmente ácido palmítico), y alteraciones en la proporción de proteína baja en grasa e hidratos de carbono de bajo índice glucémico en las comidas. ¿Cómo sabremos si hemos tenido éxito? No tendremos hambre ni estaremos cansados, tanto física como mentalmente durante las próximas cinco horas después de una comida, ya que los niveles de azúcar en sangre estarán estabilizados.

Equilibrar la Inflamación, siempre

Es necesario un poco de inflamación, pero no demasiada. Más importante aún, es poder volver a activar la respuesta inflamatoria para atacar de a los microbios invasores o desmantelar el tejido dañado. El regreso de los “soldados” a sus cuarteles inmunológicos se llama resolución. La resolución de la inflamación requiere de niveles adecuados de ácidos grasos de cadena larga omega-3 en sangre. La única manera de saber si tenemos un nivel adecuado de omega 3 es poner a prueba la sangre y en concreto su relación AA / EPA. Si la relación AA / EPA es demasiado alta, entonces no existirá suficiente capacidad de resolución para estar en la Zona y por tanto controlar la inflamación. La mayoría de la población necesita suplementar su alimentación con ácidos grasos omega-3 purificado y concentrado, para alcanzar el equilibrio adecuado.

Controla tus genes

Los polifenoles nos permiten practicar terapia génica en la cocina suponiendo que comamos muchas frutas y verduras. En caso contrario los genes que producen enzimas antioxidantes, proteínas anti-inflamatorias, y ralentizan el proceso de envejecimiento permanecerán silenciados. Por otro lado la suplementación de la dieta con extractos polifenólicos concentrados, puede ayudar a alcanzar un nivel adecuado de polifenoles en sangre que ayude a controlar la expresión de los genes implicados en el mantenimiento de la salud.

Mantener el intestino saludable

Hay alrededor de 1 billón de especies de bacterias en el planeta. Alrededor de 1.000 de ellos viven en nuestro intestino. Y uno de ellos, Akkermansia muciniphila, parece ser la clave para nuestra salud intestinal. Esta especie fue descubierta en 2004 y parece desempeñar un papel protagonista en el control de la inflamación intestinal inducida por microbios. No se puede tomar una cápsula que contenga esta bacteria, ya que muere en presencia de oxígeno, pero se puede alimentar en nuestro propio intestino para que aumente y se multiplique. Los tres elementos de la dieta que necesita para crecer son la fibra fermentable, los polifenoles y los ácidos grasos omega-3 de cadena larga, todos los elementos clave en la Zona.

En definitiva, la Zona es una estrategia nutricional para toda la vida que nos permitirá vivir mejor y más tiempo y no sólo una dieta para perder peso.

RESUMEN

Open Day ZONAtiene el placer de invitarte al ...

¿QUIERES SABER CÓMO VIVIR MÁS Y MEJOR?

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Introducción

La inflamación puede ser una espada de doble filo. Nos permite defendernos contra la invasión microbiana y permite que nuestras lesiones se curen. Sin embargo, por otro lado, si la respuesta inflamatoria no se resuelve completamente, queda latente inflamación crónica de bajo nivel que puede atacar a nuestros órganos, acelerando el desarrollo temprano de las enfermedades crónicas. El mantenimiento de la inflamación en una zona que no sea demasiado baja, pero tampoco alta, es uno de los factores clave para conseguir un estilo de vida saludable, gracias a que reduciremos la aparición temprana de enfermedades crónicas. Sin embargo, además de la invasión microbiana o lesiones físicas, ahora sabemos que también nuestra alimentación o dieta, puede activar, así como resolver nuestras respuestas inflamatorias internas.

Las dietas pueden ser pro-inflamatorias o anti-inflamatorias en función de las respuestas hormonales que generen. Esto se debe a que estas respuestas hormonales, así como algunos nutrientes específicos que aportamos mediante la alimentación, están íntimamente conectados con la parte más primitiva de nuestras respuestas inflamatorias: el sistema inmune innato. Esta parte de nuestro sistema inmunológico se ha conservado evolutivamente durante cientos de millones de años y se puede considerar como nuestra primera línea de defensa en la generación de la inflamación. Es importante tener en cuenta que el sistema inmune innato está controlado en gran medida por la alimentación que llevemos a cabo.

¿Qué es la Zona?

No es un lugar místico o un término utilizado en marketing. La Zona es un estado fisiológico real donde las fases de inicio y resolución de la inflamación están constantemente equilibradas permitiendo alcanzar una salud óptima. La pregunta es, ¿cómo llegar allí?

La salud puede medirse

Al igual que la Zona, el bienestar también se puede definir mediante análisis de sangre específicos que la Escuela de Medicina de Harvard realiza de forma rutinaria. La salud no es un test con respuesta múltiple. O tenemos bien todos los parámetros clínicos que definen la Zona, o no estamos sanos. Según esta definición, probablemente menos del 1% de la población pueda considerarse sana. Y no es fácil mantenerse en la Zona ya que debemos estar constantemente al tanto de lo que estamos comiendo. Pero si realmente decidimos tomar el control de lo que comemos, la recompensa será alcanzar un estado continuo de bienestar donde el cuerpo y la mente funcionarán a su máximo nivel de eficiencia.

La Zona no es una “dieta”

A menudo pensamos en las dietas como la tortura que debemos soportar para perder algo de peso. En realidad, la palabra dieta proviene de la antigua raíz griega que significa "forma de vida". Por lo tanto, la Zona o también conocida como Dieta de la Zona, no es una dieta de pérdida de peso, sino un “estilo de vida" para mantener el bienestar el mayor tiempo posible.

Los 3 pilares de la Zona

La Zona se basa en 3 pilares fundamentales:

1. Alimentación de restricción calórica controlada, en las proporciones calóricas. 40-30-30, de hidratos de carbono, proteínas y grasas respectivamente. 2. Aporte adecuado de Omega 3. 3. Aporte adecuado de Polifenoles.

De esta manera vamos a conseguir:

• Restringir calorías sin pasar hambre o fatiga. • Mantener en equilibrio las vías que generan la inflamación. • Control de la expresión de los genes: Epigenética. • Controlar las bacterias intestinales que inducen la inflamación.

Restringir calorías es fácil si nunca tienes hambre o estás cansado

Las calorías cuentan. El secreto consiste en consumir la menor cantidad de calorías posible sin pasar hambre o fatiga. Comer más calorías de las que el cuerpo requiere terminará en forma de grasa almacenada. Es un hecho. En cuanto a por qué comemos más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, tiene que ver con las hormonas que genera nuestra alimentación. Producir las hormonas equivocadas, desarrollará un caldo de cultivo perfecto en el que el exceso de calorías que ingerimos se almacena en las células adiposas y no puede salir. El resultado es que tenemos hambre constantemente. La manera de evitar caer en esa “trampa de grasa” es mantener un equilibrio constante de la hormona insulina, tanto en la sangre como en el cerebro. Esto significa que hay que prevenir el desarrollo de resistencia a la insulina, que en última instancia, es debida a la inflamación que a su vez se ha generado por una alimentación desequilibrada. Los alimentos que hacen que se produzca esa inflamación son el exceso de ácidos grasos omega-6, el exceso de grasas saturadas (especialmente ácido palmítico), y alteraciones en la proporción de proteína baja en grasa e hidratos de carbono de bajo índice glucémico en las comidas. ¿Cómo sabremos si hemos tenido éxito? No tendremos hambre ni estaremos cansados, tanto física como mentalmente durante las próximas cinco horas después de una comida, ya que los niveles de azúcar en sangre estarán estabilizados.

Equilibrar la Inflamación, siempre

Es necesario un poco de inflamación, pero no demasiada. Más importante aún, es poder volver a activar la respuesta inflamatoria para atacar de a los microbios invasores o desmantelar el tejido dañado. El regreso de los “soldados” a sus cuarteles inmunológicos se llama resolución. La resolución de la inflamación requiere de niveles adecuados de ácidos grasos de cadena larga omega-3 en sangre. La única manera de saber si tenemos un nivel adecuado de omega 3 es poner a prueba la sangre y en concreto su relación AA / EPA. Si la relación AA / EPA es demasiado alta, entonces no existirá suficiente capacidad de resolución para estar en la Zona y por tanto controlar la inflamación. La mayoría de la población necesita suplementar su alimentación con ácidos grasos omega-3 purificado y concentrado, para alcanzar el equilibrio adecuado.

Controla tus genes

Los polifenoles nos permiten practicar terapia génica en la cocina suponiendo que comamos muchas frutas y verduras. En caso contrario los genes que producen enzimas antioxidantes, proteínas anti-inflamatorias, y ralentizan el proceso de envejecimiento permanecerán silenciados. Por otro lado la suplementación de la dieta con extractos polifenólicos concentrados, puede ayudar a alcanzar un nivel adecuado de polifenoles en sangre que ayude a controlar la expresión de los genes implicados en el mantenimiento de la salud.

Mantener el intestino saludable

Hay alrededor de 1 billón de especies de bacterias en el planeta. Alrededor de 1.000 de ellos viven en nuestro intestino. Y uno de ellos, Akkermansia muciniphila, parece ser la clave para nuestra salud intestinal. Esta especie fue descubierta en 2004 y parece desempeñar un papel protagonista en el control de la inflamación intestinal inducida por microbios. No se puede tomar una cápsula que contenga esta bacteria, ya que muere en presencia de oxígeno, pero se puede alimentar en nuestro propio intestino para que aumente y se multiplique. Los tres elementos de la dieta que necesita para crecer son la fibra fermentable, los polifenoles y los ácidos grasos omega-3 de cadena larga, todos los elementos clave en la Zona.

En definitiva, la Zona es una estrategia nutricional para toda la vida que nos permitirá vivir mejor y más tiempo y no sólo una dieta para perder peso.

Page 3: La Zona no es una “dieta” Controla tus genes A menudo ...propio intestino para que aumente y se multiplique. Los tres elementos de la dieta que necesita para crecer son la fibra

Introducción

La inflamación puede ser una espada de doble filo. Nos permite defendernos contra la invasión microbiana y permite que nuestras lesiones se curen. Sin embargo, por otro lado, si la respuesta inflamatoria no se resuelve completamente, queda latente inflamación crónica de bajo nivel que puede atacar a nuestros órganos, acelerando el desarrollo temprano de las enfermedades crónicas. El mantenimiento de la inflamación en una zona que no sea demasiado baja, pero tampoco alta, es uno de los factores clave para conseguir un estilo de vida saludable, gracias a que reduciremos la aparición temprana de enfermedades crónicas. Sin embargo, además de la invasión microbiana o lesiones físicas, ahora sabemos que también nuestra alimentación o dieta, puede activar, así como resolver nuestras respuestas inflamatorias internas.

Las dietas pueden ser pro-inflamatorias o anti-inflamatorias en función de las respuestas hormonales que generen. Esto se debe a que estas respuestas hormonales, así como algunos nutrientes específicos que aportamos mediante la alimentación, están íntimamente conectados con la parte más primitiva de nuestras respuestas inflamatorias: el sistema inmune innato. Esta parte de nuestro sistema inmunológico se ha conservado evolutivamente durante cientos de millones de años y se puede considerar como nuestra primera línea de defensa en la generación de la inflamación. Es importante tener en cuenta que el sistema inmune innato está controlado en gran medida por la alimentación que llevemos a cabo.

¿Qué es la Zona?

No es un lugar místico o un término utilizado en marketing. La Zona es un estado fisiológico real donde las fases de inicio y resolución de la inflamación están constantemente equilibradas permitiendo alcanzar una salud óptima. La pregunta es, ¿cómo llegar allí?

La salud puede medirse

Al igual que la Zona, el bienestar también se puede definir mediante análisis de sangre específicos que la Escuela de Medicina de Harvard realiza de forma rutinaria. La salud no es un test con respuesta múltiple. O tenemos bien todos los parámetros clínicos que definen la Zona, o no estamos sanos. Según esta definición, probablemente menos del 1% de la población pueda considerarse sana. Y no es fácil mantenerse en la Zona ya que debemos estar constantemente al tanto de lo que estamos comiendo. Pero si realmente decidimos tomar el control de lo que comemos, la recompensa será alcanzar un estado continuo de bienestar donde el cuerpo y la mente funcionarán a su máximo nivel de eficiencia.

La Zona no es una “dieta”

A menudo pensamos en las dietas como la tortura que debemos soportar para perder algo de peso. En realidad, la palabra dieta proviene de la antigua raíz griega que significa "forma de vida". Por lo tanto, la Zona o también conocida como Dieta de la Zona, no es una dieta de pérdida de peso, sino un “estilo de vida" para mantener el bienestar el mayor tiempo posible.

Los 3 pilares de la Zona

La Zona se basa en 3 pilares fundamentales:

1. Alimentación de restricción calórica controlada, en las proporciones calóricas. 40-30-30, de hidratos de carbono, proteínas y grasas respectivamente. 2. Aporte adecuado de Omega 3. 3. Aporte adecuado de Polifenoles.

De esta manera vamos a conseguir:

• Restringir calorías sin pasar hambre o fatiga. • Mantener en equilibrio las vías que generan la inflamación. • Control de la expresión de los genes: Epigenética. • Controlar las bacterias intestinales que inducen la inflamación.

Restringir calorías es fácil si nunca tienes hambre o estás cansado

Las calorías cuentan. El secreto consiste en consumir la menor cantidad de calorías posible sin pasar hambre o fatiga. Comer más calorías de las que el cuerpo requiere terminará en forma de grasa almacenada. Es un hecho. En cuanto a por qué comemos más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, tiene que ver con las hormonas que genera nuestra alimentación. Producir las hormonas equivocadas, desarrollará un caldo de cultivo perfecto en el que el exceso de calorías que ingerimos se almacena en las células adiposas y no puede salir. El resultado es que tenemos hambre constantemente. La manera de evitar caer en esa “trampa de grasa” es mantener un equilibrio constante de la hormona insulina, tanto en la sangre como en el cerebro. Esto significa que hay que prevenir el desarrollo de resistencia a la insulina, que en última instancia, es debida a la inflamación que a su vez se ha generado por una alimentación desequilibrada. Los alimentos que hacen que se produzca esa inflamación son el exceso de ácidos grasos omega-6, el exceso de grasas saturadas (especialmente ácido palmítico), y alteraciones en la proporción de proteína baja en grasa e hidratos de carbono de bajo índice glucémico en las comidas. ¿Cómo sabremos si hemos tenido éxito? No tendremos hambre ni estaremos cansados, tanto física como mentalmente durante las próximas cinco horas después de una comida, ya que los niveles de azúcar en sangre estarán estabilizados.

Equilibrar la Inflamación, siempre

Es necesario un poco de inflamación, pero no demasiada. Más importante aún, es poder volver a activar la respuesta inflamatoria para atacar de a los microbios invasores o desmantelar el tejido dañado. El regreso de los “soldados” a sus cuarteles inmunológicos se llama resolución. La resolución de la inflamación requiere de niveles adecuados de ácidos grasos de cadena larga omega-3 en sangre. La única manera de saber si tenemos un nivel adecuado de omega 3 es poner a prueba la sangre y en concreto su relación AA / EPA. Si la relación AA / EPA es demasiado alta, entonces no existirá suficiente capacidad de resolución para estar en la Zona y por tanto controlar la inflamación. La mayoría de la población necesita suplementar su alimentación con ácidos grasos omega-3 purificado y concentrado, para alcanzar el equilibrio adecuado.

Controla tus genes

Los polifenoles nos permiten practicar terapia génica en la cocina suponiendo que comamos muchas frutas y verduras. En caso contrario los genes que producen enzimas antioxidantes, proteínas anti-inflamatorias, y ralentizan el proceso de envejecimiento permanecerán silenciados. Por otro lado la suplementación de la dieta con extractos polifenólicos concentrados, puede ayudar a alcanzar un nivel adecuado de polifenoles en sangre que ayude a controlar la expresión de los genes implicados en el mantenimiento de la salud.

Mantener el intestino saludable

Hay alrededor de 1 billón de especies de bacterias en el planeta. Alrededor de 1.000 de ellos viven en nuestro intestino. Y uno de ellos, Akkermansia muciniphila, parece ser la clave para nuestra salud intestinal. Esta especie fue descubierta en 2004 y parece desempeñar un papel protagonista en el control de la inflamación intestinal inducida por microbios. No se puede tomar una cápsula que contenga esta bacteria, ya que muere en presencia de oxígeno, pero se puede alimentar en nuestro propio intestino para que aumente y se multiplique. Los tres elementos de la dieta que necesita para crecer son la fibra fermentable, los polifenoles y los ácidos grasos omega-3 de cadena larga, todos los elementos clave en la Zona.

En definitiva, la Zona es una estrategia nutricional para toda la vida que nos permitirá vivir mejor y más tiempo y no sólo una dieta para perder peso.

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Referencias Bibliográficas

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Schnneeberger M et al. “Akkermansia muciniphila inversely correlates with the onset of inflammation, altered adipose tissue metabolism and metabolic disorders in mice.” Sci Reports 5:16643 (2015)

Kaliannan K et al. “A host-microbiome interaction mediates the opposing effects f omega-6 and omega-3 fatty acids on metabolic endotoxemia.” Sci Reports 5:112276 (2015)

Roopchand DE et al. “Dietary polyphenols promote growth of gut bacterium Akkermansia muninphila and attenuate high-fat diet-induced metabolic syndrome.” Diabetes 64:2847-2858 (2015)

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