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Lacan: Seminario 5: las formaciones del inconsciente. Capítulo VIII, parágrafo 3; capítulo IX; capítulo X. Capítulo VIII: La forclusión del nombre del padre Parágrafo 3 La metáfora paterna permite establecer la distinción entre el Nombre del Padre y el padre real (el Hombre del Padre en tanto que llegado el caso puede faltar y el padre que, según parece, no ha de estar tan presente para que no falte). La esencia de la metáfora paterna es la siguiente: Por otro lado está el siguiente “esquema L”: El cuarto término es S, que no posee su significante. Está fuera de los 3 vértices del triángulo edípico, y depende de lo que ocurra en ese juego. El sujeto este punto inconstituido donde se encuentra va a tener que participar, por lo menos con su estructura imaginaria. Por eso S se representará en algo imaginario que se oponga al significante del Edipo. Hay algo completamente dispuesto, no sólo a ser homólogo a la base del triángulo madre-niño-padre, sino a confundirse con ella, es la relación del cuerpo despedazado, y al mismo tiempo envuelto en buen número de imágenes con la función unificante de la imagen total del cuerpo. La imagen del yo con la imagen especular nos da ya la base del triángulo imaginario, indicado en líneas de puntos:

Lacan Seminario 5

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Psicopatología

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Lacan: Seminario 5: las formaciones del inconsciente. Captulo VIII, pargrafo 3; captulo IX; captulo X. Captulo VIII: La forclusin del nombre del padre Pargrafo 3 La metfora paterna permite establecer la distincin entre el Nombre del Padre y el padre real (el Hombre del Padre en tanto que llegado el caso puede faltar y el padre que, segn parece, no ha de estar tan presente para que no falte). La esencia de la metfora paterna es la siguiente:

Por otro lado est el siguiente esquema L:

El cuarto trmino es S, que no posee su significante. Est fuera de los 3 vrtices del tringulo edpico, y depende de lo que ocurra en ese juego. El sujeto este punto inconstituido donde se encuentra va a tener que participar, por lo menos con su estructura imaginaria. Por eso S se representar en algo imaginario que se oponga al significante del Edipo. Hay algo completamente dispuesto, no slo a ser homlogo a la base del tringulo madre-nio-padre, sino a confundirse con ella, es la relacin del cuerpo despedazado, y al mismo tiempo envuelto en buen nmero de imgenes con la funcin unificante de la imagen total del cuerpo. La imagen del yo con la imagen especular nos da ya la base del tringulo imaginario, indicado en lneas de puntos:

Este punto, , es donde se va a ver el efecto de la metfora paterna. Este punto es el falo, cuya funcin es que el sujeto se identifique imaginariamente. Captulo IX: La metfora paterna La metfora paterna concierne a la funcin del padre. Funcin que se ve presentificada en el Edipo. Pargrafo 1: El complejo de Edipo tiene una funcin esencial de normalizacin en la estructura moral del sujeto, en su relacin con la realidad y en la asuncin de su sexo. La virilidad y la feminizacin son los 2 trminos que traducen lo que es esencialmente la funcin del Edipo. En este punto se encuentra que el Edipo est directamente relacionado con la funcin del Ideal del yo. Pargrafo2: Cuando se busca la carencia paterna Qu interesa respecto al padre? Puede constituirse de forma normal un Edipo cuando no hay padre? Al principio se crea que era algn exceso de presencia del padre, o exceso del padre, lo que engendraba problemticas. Pero se vio que un Edipo poda muy bien constituirse tambin cuando el padre no estaba presente. Si nos situamos en el nivel de la realidad se comprueba que el padre puede existir incluso sin estar. Pargrafo 3: Al principio est el padre terrible. El padre interviene, prohbe, la madre. ste es el fundamento, el principio del complejo de Edipo, ah es donde el padre est vinculado con la ley primordial de interdiccin del incesto. Es el padre el encargado de representar esta interdiccin. Es mediante toda su presencia, por sus efectos en el inconsciente, como lleva a cabo la interdiccin de la madre. La castracin tiene aqu un papel esencial (amenaza de castracin). La relacin entre el nio y el padre est gobernada por el temor a la castracin. La agresin presente en esta relacin parte del nio, porque su objeto privilegiado, la madre, le est prohibido, y va dirigida al padre. La castracin se manifiesta en el plano imaginario.El Edipo invertido nunca est ausente en la funcin del Edipo, es decir el componente de amor al padre no se puede eludir. Es el que proporciona el final del complejo de Edipo, su declive, en una dialctica muy ambigua, del amor y la identificacin. De la identificacin en tanto que tiene raz en el amor. El sujeto se identifica con el padre en la medida en que lo ama, y encuentra la solucin terminal del Edipo en un compromiso entre la represin amnsica y la adquisicin de aquel trmino ideal gracias al cual se convierte en el padre. El Edipo invertido no es simple. Por la misma va, la del amor, puede producirse la posicin de inversin, que en lugar de una identificacin benfica, el sujeto se encuentra afectado por suposicin pasiva en el plano inconsciente. Se trata de una posicin en la que el sujeto est atrapado. Frente a ese padre temido, pero que por otra parte es tan amable, el sujeto se coloca en el lugar adecuado para obtener sus favores, hacerse amar por l. Pero pasar a la categora mujer supone el peligro de la castracin, surgiendo entonces la homosexualidad inconsciente, que deja al sujeto en una situacin conflictiva con mltiples repercusiones.

Padre real Castracin Objeto imaginario

Madre simblica Frustracin Objeto Real

Padre imaginario Privacin Objeto simblico

El nivel de la amenaza de castracin se trata de la intervencin real del padre con respecto a una amenaza imaginaria. La castracin es un acto simblico cuyo agente es alguien real y cuyo objeto es objeto imaginario. Qu es lo que prohbe el padre? Prohbe la madre. En cuanto objeto, es suya, no es del nio. En este plano es donde se establece aquella rivalidad con el padre que por s misma engendra una agresin. El padre frustra al nio de su madre. En cuanto a la frustracin es el padre en cuanto simblico el que interviene en una frustracin, acto imaginario que concierne e un objeto real, la madre, en tanto que el nio necesita de ella. El tercer nivel, el de la privacin, interviene en la articulacin del complejo de Edipo. Se trata del padre, en tanto que se hace preferir a la madre, lo que conduce a la formacin del Ideal del yo. En la medida en que el padre se convierte en un objeto preferible a la madre, puede establecerse la identificacin terminal. El padre es el padre simblico, es una metfora. Una metfora es un significante que viene en el lugar de otro significante. El padre es una metfora en el complejo de Edipo. La funcin del padre en el complejo de Edipo es la de ser un significante que sustituye al primer significante introducido en la simbolizacin, el significante materno.

Dentro de la frmula que es la metfora, el padre ocupa el lugar de la madre (S) en el lugar de S, siendo S la madre en cuento vinculada ya con algo que era x, es decir el significado en la relacin con la madre. Cul es el significado? Al nio le gustara ser l lo que ella quiere, pero est claro que no slo lo quiere al nio. A lo que le da vueltas es a la x, el significado. Y el significado es el falo. El nio es el objeto parcial, y lo que eso significa, es el falo. El nio puede llegar a entrever lo que es la x imaginaria y, una vez comprendido, hacerse falo. Captulo X: Los 3 tiempos del Edipo Pargrafo 1: El padre es real, en tanto las instituciones le confieren su nombre de padre. Lo importante es que sancione en un significante que aquel con quien ha practicado el coito es el padre. La posicin del padre como simblico no depende del hecho de que la gente haya reconocido la necesidad de una determinada secuencia de acontecimientos (coito, alumbramiento). La posicin del Nombre del Padre, la calificacin del padre como procreador, es un asunto que se sita en el nivel simblico. Es una necesidad de la cadena significante. Hay una relacin entre el ternario simblico y el ternario imaginario, en tanto que el nio depende del deseo de la madre, de la primera simbolizacin de la madre. Mediante esta simbolizacin el nio desprende su dependencia efectiva respeto del deseo de la madre, y se instituye algo que se subjetiva en un nivel primordial. Esta subjetivacin consiste en establecer a la madre como aquel ser primordial que puede estar o no estar.Desde esta primera simbolizacin se esbozan todas las complicaciones ulteriores de la simbolizacin, pues su deseo es deseo del deseo de la madre. Esta simbolizacin primordial le abre al nio la dimensin de algo distinto, que la madre puede desear en el plano imaginario. Hay en la madre el deseo de Otra cosa distinta que satisfacer el deseo del nio. Ese algo ms que hace falta es el falo. Este objeto es necesario porque es privilegiado en el orden simblico.

Hay en este dibujo una relacin de simetra entre falo, que est en el vrtice del ternario imaginario, y padre, en el vrtice del ternario simblico. Ciertamente hay un vnculo del orden metafrico. La posicin del significante del padre en el smbolo es fundadora de la posicin del falo en el plano imaginario. El padre priva a alguien de lo que a fin de cuentas no tiene, de algo que slo tiene existencia porque surge en la existencia en cuanto smbolo. El padre no puede castrar a la madre de algo que ella no tiene. Para que se establezca que no lo tiene, eso ya ha de estar proyectado en el plano simblico como smbolo. Toda privacin real requiere de la simbolizacin. Entonces es en el plano de la privacin de la madre donde en un momento dado de la evolucin del Edipo se plante para el sujeto la cuestin de simbolizar el mismo esa privacin de la que la madre es objeto. El padre entra en funcin como privador de la madre, es decir que se perfila detrs de la relacin de la madre con el objeto de su deseo como el que castra. Lo que es castrado no es el sujeto, es la madre. La experiencia demuestra que si el nio no franquea ese punto nodal, no acepta la privacin del falo en la madre operada por el padre, mantiene por regla general una determinada forma de identificacin con el objeto de la madre. Del complejo de castracin depende que el nio se convierta en hombre y la nia se convierta en mujer. Para tenerlo primero se ha de haber establecido que no se puede tener, y en consecuencia la posibilidad de estar castrado es esencial en la asuncin del hecho de tener el falo. Este es un paso que se ha de franquear y en el que ha de intervenir el padre. Pargrafo 2: Para prohibir las primeras manifestaciones del instinto sexual no hay ninguna necesidad del padre. El padre entrar en juego como portador de la ley, como interdictor del objeto que es la madre. La funcin del padre, el Nombre del Padre, est vinculada con la interdiccin del incesto efectivamente promulgada en el complejo de castracin. La primera prueba que tiene el nio de su relacin con el Otro la tiene con aquel primer Otro que es su madre, en tanto que ya la ha simbolizado. Esta primera simbolizacin va ligada a las primeras articulaciones, que localizamos en el Fort-Da. La ley de la madre es el hecho de que la madre es un ser hablante. Sin embargo esta ley es una ley incontrolada. Reside en el hecho de que algo del deseo del sujeto es completamente dependiente de otra cosa. Esta ley est toda entera en el sujeto que la soporta, en el buen o mal querer de la madre, la buena o mala madre. El nio empieza como sbdito, porque se experimenta y se siente de entrada profundamente sometido al capricho de aquello de lo que depende. La madre fundamenta al padre como mediador de lo que est ms all de su ley.

Pargrafo 3: 3 tiempos del Edipo:

Primer tiempo: lo que el nio busca, en cuando deseo de deseo, es poder satisfacer el deseo de su madre, ser o no ser el objeto de deseo de la madre. El sujeto se identifica en espejo con lo que es el objeto del deseo de la madre. Es la etapa flica primitiva, cuando la metfora paterna acta en s, al estar la primaca del falo ya instaurada en el mundo por la existencia del smbolo del discurso y de la ley.

En el trayecto se establecen 2 puntos, el que corresponde a lo que es ego, y enfrente ste, que es su otro, aquello con lo que se identifica, eso otro que tratar de ser, a saber, el objeto satisfactorio para la madre. Segundo tiempo: en el plano imaginario, el padre interviene realmente como privador de la madre. Es el estadio nodal y negativo, por el cual lo que desprende al sujeto de su identificacin lo liga, al mismo tiempo, con la primera aparicin de la ley. La madre es dependiente de un objeto que ya no es simplemente el objeto de su deseo, sino un objeto que el Otro tiene o no tiene. Tercer tiempo: de esta depende la salida del complejo de Edipo. El falo, el padre ha demostrado que lo daba slo en la medida en que es portador de la ley. De l depende la posesin o no por parte del sujeto materno de dicho falo. Si el segundo tiempo ha sido atravesado, ahora es preciso que lo que el padre ha prometido lo mantenga. Puede dar o negar, porque lo tiene, pero del hecho de que l lo tiene ha de dar alguna prueba. Interviene como el que tiene falo y no como el que lo es, y por eso puede producirse el giro que reinstaura la instancia del falo como objeto deseado por la madre, y no ya solamente como objeto del que el padre puede privar.

En el segundo tiempo el padre todopoderoso es el que priva. No se destacaba que la castracin ejercida era la privacin de la madre y no del nio. Ahora el padre puede darle a la madre lo que ella desea, y puede drselo porque lo tiene. Aqu interviene el hecho de la potencia en el sentido genital de la palabra, es un padre potente. Por eso la relacin de la madre con el padre vuelve al plano real. Es la salida del complejo de Edipo, dicha salida es favorable si la identificacin con el padre se produce en este tercer tiempo. Esta identificacin se llama Ideal del yo. Se inscribe en el tringulo simblico en el polo donde est el nio, mientras que en el polo materno empieza a constituirse todo lo que luego ser realidad, y del lado del padre es donde empieza a constituirse todo lo que luego ser supery.

En la mujer ella no ha de enfrentarse con la identificacin, ni ha de conservar el ttulo de virilidad. Sabe dnde est eso y sabe dnde ha de ir a buscarlo, al padre, y se dirige hacia quien lo tiene. Una verdadera feminidad siempre tiene hasta cierto punto una dimensin de coartada.

El papel que desempea la metfora paterna es ciertamente el que podamos esperar de una metfora, conduce a la institucin de algo perteneciente a la categora del significante, est ah en reserva y su significacin se desarrollar ms tarde. El nio tiene todos los ttulos para ser un hombre. La frmula de la metfora quiere decir lo siguiente. Hay 2 cadenas, las S del nivel superior que son significantes, y debajo los significados ambulantes que circulan. La sujecin, el punto de capitonado, es slo un asunto mtico, porque nadie ha podido sujetar una significacin a un significante. Lo que s se puede hacer es fijar un significante a otro significante. En este caso se produce siempre algo nuevo, el surgimiento de una nueva significacin. El padre es, en el Otro, el significante que representa la existencia del lugar de la cadena significante como ley, se coloca encima de ella.

El padre est en una posicin metafrica slo si la madre lo convierte en aquel que con su presencia sanciona la existencia del lugar de ley.