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Larraquy - El Peronismo y La Triple A

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    Marcelo Larraquy, 2004

    [email protected]

    Punto de Lectura Argentina S.A., 2007

    Av. Leandro N. Alem 720, (1001) Ciudad de Buenos Aires

    ISBN: 978-987-578-060-6

    Hecho el depsito que indica la ley 11.723

    Impreso en Argentina. Printed in Argentina

    Primera edicin: abril de 2007

    Diseo e ilustracin de cubierta: Raquel Can

    Fotografa del autor: Gabriel Piko

    Diseo de coleccin: Punto de Lectura

    Larraquy, Marcelo

    Lpez Rega: El peronismo y la Triple A - 1a ed. - Buenos

    Aires: Punto de Lectura, 2007.

    560 p.; 19x12 cm.

    ISBN 978-987-578-060-6

    1. Lpez Rega, Jos-Biografa. I. Ttulo

    CDDA923

    Se termin de imprimir en Kalifn S.A., Ramn L Falcn 4307, (1407) Ciudad de

    Buenos Aires, Repblica Argentina.

    Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, en todo

    ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperacin de

    informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico,

    electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso

    previo por escrito de la editorial.

  • 3

    MARCELO LARRAQUY

    Lpez Rega

    El peronismo y la Triple A

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    ndice

    Prlogo a la segunda edicin .......................................................................... 6

    1. Cumbres de lo sublime ........................................................................... 11

    2. La chispa divina..................................................................................... 23

    3. Pern en camiseta ................................................................................. 37

    4. Escalar el infinito ................................................................................... 56

    5. Relaciones peligrosas ............................................................................. 67

    6. Por el amor de Dios................................................................................ 83

    7. El Conductor Csmico............................................................................. 98

    8. La enviada...........................................................................................111

    9. El mayordomo......................................................................................123

    10. El secretario........................................................................................136

    11. El poder domstico...............................................................................152

    12. La conspiracin....................................................................................169

    13. El ministerio........................................................................................187

    14. El comisario ........................................................................................209

    15. Poner flores ........................................................................................230

    16. Un futuro negro ...................................................................................256

    17. El prfugo...........................................................................................278

    18. El cautivo ...........................................................................................300

    19. Acorralado ..........................................................................................319

    20. El fin ..................................................................................................336

    Agradecimientos .......................................................................................351

    Anexo documental.....................................................................................353

    Entrevistas realizadas ................................................................................361

    Bibliografa consultada ...............................................................................364

    Fuentes documentales ...............................................................................371

    Fuentes periodsticas .................................................................................372

  • A Caty, Paula, Lali y Nano,

    mis hijos.

    A mis padres.

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    Prlogo a la segunda edicin

    CUNDO COMENZ EL TERROR?

    Washington Barrios Fernndez desapareci en el auto oficial que lo

    trasladaba el 20 de febrero de 1975. Eleonora Cristina de Domnguez fue

    secuestrada el 16 de marzo de 1975 de una confitera de Ituzaing. Carlos Fages

    desapareci el 18 de diciembre de 1975. Un grupo armado de veinte personas lo

    secuestr en su consultorio de La Plata. ngel Salomn Gertel haba desaparecido

    diez das antes.

    En la Comisin Nacional de Desaparicin de Personas (Conadep) hay

    alrededor de mil denuncias registradas por desapariciones forzadas durante el

    gobierno justicialista Pern-Pern (1973-1976).

    Segn el informe de esa misma comisin conocido como "Nunca ms", las

    denuncias, "pruebas concretas e irrefutables", fueron acercadas por la Secretara de

    Asuntos Legales a la justicia. Desde entonces pasaron ms de dos dcadas. En

    ninguno de los procesos judiciales abiertos hubo un solo condenado.

    Muchos de los casos, como los mencionados arriba, estaban sumergidos en

    causas judiciales contra jefes militares que se apropiaron del poder el 24 de marzo

    de 1976. Pero como los delitos se produjeron antes de esa fecha, nuevas

    presentaciones judiciales obligan a la justicia a diferenciarlos de los crmenes de la

    dictadura militar.

    La implcita negacin, la falta de accin o el olvido por parte del rgimen

    poltico y del judicial de las desapariciones producidas durante el gobierno de

    Pern-Pern empiezan a ser cada vez ms evidentes.

    La reapertura del expediente de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple

    A), cuya persecucin penal finaliz tras la muerte del ex ministro de Bienestar

    Social Jos Lpez Rega en 1989, estimula, a su vez, al acceso a otros testimonios y

    nuevos debates histricos.

    Esta instancia judicial se origin a fines del ao 2005 por los casos de tres

    uruguayos Daniel Banfi, Guillermo Jabif y Luis Latrnica que se haban

    refugiado en la Argentina. El da 12 de setiembre de 1974 un grupo de doce

    personas entre las que se encontraba un polica de aquel pas los secuestr en

    dos procedimientos casi simultneos. Al cabo de unos das, aparecieron acribillados.

  • 7

    Otras dos personas que sobrevivieron al secuestro responsabilizaron a la Triple A

    por la accin criminal.

    En principio, esta denuncia, que fue asentada originalmente en los legajos

    de la Conadep, estaba incorporada en una causa contra el general (ya fallecido)

    Carlos Surez Mason por privacin ilegtima de libertad, pero la Fiscala Federal

    nmero 10 la escindi no eran crmenes que correspondieran a la dictadura

    militar y la deriv a la Fiscala nmero 3, que tena competencia sobre las

    acciones de la Triple A, aunque la causa estuviese archivada.

    En diciembre de 2005, el fiscal a cargo de la Fiscala 3, Eduardo Taiano,

    solicit que los delitos investigados fuesen declarados "crmenes de lesa

    humanidad", en acuerdo con el derecho pblico internacional. Un ao despus, y en

    virtud de la aparicin pblica del ex custodio de Lpez Rega, el comisario (RE)

    Rodolfo Eduardo Almirn Sena fotografiado en las afueras de Valencia por el

    diario El Mundo, el juez federal Norberto Oyarbide, con los elementos ya

    existentes en el expediente, tambin defini los crmenes atribuidos a la Triple A

    como delitos "lesa humanidad". Y reclam a Espaa la captura de Almirn y de la

    ex presidenta Mara Estela ("Isabel") Martnez de Pern. Tambin orden la

    detencin de otros dos custodios del ex ministro de Bienestar Social, Juan Ramn

    Morales y Miguel ngel Rovira, que residan en Buenos Aires y permanecen con

    arresto domiciliario desde principios de 2007.

    Por qu la justicia comienza a revisar los crmenes, secuestros y

    desapariciones perpetrados durante el gobierno justicialista, casi treinta y cinco

    aos despus de cometidos los hechos?

    En 1983, el gobierno constitucional emergente haba adoptado una

    estrategia bipolar: enjuiciar a las juntas militares y a las cpulas guerrilleras. Y en

    el medio de ellas, preserv a la clase poltica y tambin a la sociedad de

    cualquier responsabilidad: se presentaron como una vctima inocente de ambos

    extremos, que ahora escuchaban asombrados los relatos de horror de los centros

    clandestinos.

    En esa decisin, un hecho histrico quedaba cercenado: la metodologa

    clandestina de persecucin contra los opositores haba comenzado antes de la

    dictadura. Y se haba gestado desde el interior del Estado que administraba el

    justicialismo. La Triple A fue el instrumento del terror pblico.

    La democracia como se la comenzaba a invocar en 1983 no tuvo

    intenciones de indagar, y mucho menos de impulsar, el proceso judicial contra los

    responsables de estos hechos. Exista un entendimiento tcito: si se horadaba en la

    verdad ms profunda sobre crmenes y desapariciones se iba a terminar enjuiciando

  • 8

    la gestin del Partido Justicialista, algunos de cuyos dirigentes, entre ellos la propia

    ex presidenta Isabel Pern, haban sido detenidos durante el Proceso de

    Reorganizacin Nacional.

    En ese caso, lo ms probable era que el justicialismo denunciara una nueva

    persecucin. Quizs alguno de sus dirigentes hubiese buscado apoyo en el aparato

    militar que acababa de abandonar el poder, y el sistema poltico podra haberse

    visto en peligro otra vez.

    En conocimiento de su fragilidad, la democracia no habra logrado resistir las

    previsibles reacciones de un juicio por crmenes y desapariciones que comprometa

    al que ahora era el principal partido de oposicin. Entonces, la democracia

    estableci como prioridad la reconstruccin del sistema de partidos polticos y el

    estado de derecho, y opt por concentrar la inculpacin penal slo en los estratos

    decisorios de la dictadura militar. Esta fue la opcin elegida en trminos jurdicos.

    Adems, en 1984, el presidente Ral Alfonsn intent eludir la presin

    negociadora de la cpula sindical, que mantena el control del Partido Justicialista, y

    por tal razn transform a Isabel Pern en una interlocutora vlida para el dilogo.

    Bajo el auspicio de la "unin nacional", Alfonsn formaliz con ella un pacto poltico

    que le permiti a la ex presidenta librarse de una condena civil por la que deba

    restituir 9 millones de dlares al Estado argentino. En ese contexto, y en vista de

    sus necesidades polticas, era difcil que Alfonsn querellara a la viuda de Pern para

    indagarla por su responsabilidad en los alrededor de mil casos de secuestros y

    desapariciones durante su gobierno, ni tampoco por los crmenes de la Triple A.

    El aparato de justicia de la nueva democracia que se estaba fundando

    sacrific el esclarecimiento de esos hechos en beneficio de una supuesta pax para

    el rgimen poltico.

    Por otra parte, los organismos de derechos humanos tampoco pusieron el

    foco en Isabel Pern. Para ellos tambin, la carga penal deba estar puesta en los

    juicios a los militares. El terror estatal que se estaba develando era tan atroz que

    todo lo anterior haba quedado empalidecido u olvidado. El consenso entre la

    mayora de los organismos fue integrarse al armado jurdico diseado por Alfonsn,

    trabajar detrs del fiscal Julio Strassera en el juicio a los ex comandantes y evitar

    las presentaciones judiciales autnomas.

    Esta estrategia del gobierno radical tena por objetivo alcanzar una justicia

    simplificada, que resolviera los juicios en forma rpida y acotada, para no generar

    un clima de tensin en el mbito castrense que amenazara la estabilidad

    democrtica.

    Por supuesto, los organismos reclamaban una persecucin ms amplia, pero

    tambin eran permeables a una negociacin. "Nosotros, con 400 militares presos,

    cerramos", llegaron a proponerle a Alfonsn en la Casa Rosada, segn revel un

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    dirigente de derechos humanos al autor. Finalmente, la cantidad de condenados fue

    mucho menor, y cuando se habilitaron nuevos juicios contra jerarquas militares

    intermedias, fueron obstaculizados por las leyes de Punto Final y Obediencia

    Debida. Despus, los indultos firmados por el presidente Carlos Menem liberaron a

    los condenados y cerraron los procesos judiciales que se mantenan abiertos.

    Con la reapertura de la causa de la Triple A y la consecuente revisin del

    pasado por parte de la justicia, se advierte que el recorte histrico que invent la

    democracia para clausurar con un "Nunca ms" la dcada del setenta era limitado.

    Y cuando un proceso histrico se bloquea, los disparadores que produce a lo largo

    del tiempo son impensados. Quedan fuera de control. Y exceden la voluntad y la

    pretensin de quienes intentaron clausurarlo.

    Este libro no se propone perturbar el recuerdo ni los sentimientos de nadie.

    Trata de revisar el momento de mayor contradiccin interna del movimiento de

    masas ms popular de la historia poltica argentina, a travs de uno de sus

    protagonistas ms peculiares y menos estudiados: Jos Lpez Rega. La memoria

    ms ntima y secreta del peronismo de los aos 70.

    Cmo hizo un sargento retirado de la polica, sumido en el lento ocaso

    barrial de su vida en Villa Urquiza, para transformarse en el personaje ms

    poderoso y temido del tercer gobierno peronista? Por qu Pern lo acept a su

    lado y lo promovi a funciones de Estado? Era Lpez Rega el nico promotor y jefe

    de las acciones terroristas de la Triple A? Algunos sindicatos ortodoxos se sumaron

    a esas acciones? Pern tena conocimiento de la Triple A? Por qu nunca, como

    jefe de Estado, orden una investigacin? Las mismas preguntas conciernen a su

    ltima esposa.

    Por otra parte, y por encima del examen de la figura de Lpez Rega, este

    libro intenta indagar por qu el peronismo, que fue vctima de proscripcin,

    persecucin y exilio por parte de la Revolucin Libertadora y durante 17 aos, una

    vez que accedi al poder por la voluntad popular en 1973, se convirti en victimario

    de los propios seguidores de Pern y ampar la creacin de la Triple A para

    amenazarlos, perseguirlos y matarlos.

    Cuando este libro s public por primera vez, a principios de 2004, fue

    considerado una empresa casi arqueolgica que atravesaba un tiempo histrico ya

    cerrado y que a la comunidad poltica no le interesaba volver a discutir. Lpez Rega

    ya haba muerto en prisin; por lo tanto, las cuestiones centrales del expediente

    estaban extinguidas. Entonces el proceso judicial contra Isabel Pern por la firma

  • 10

    de los decretos de aniquilacin del "accionar de los elementos subversivos" todava

    no haba tomado estado pblico.

    Hoy Lpez Rega, el peronismo de los aos 70 y la Triple A forman parte de

    la discusin poltica y generan nuevas preguntas, que enriquecen el conocimiento

    de la historia reciente. Ojal este libro pueda hacer alguna contribucin en ese

    sentido.

    Marcelo Larraquy

    febrero de 2007

  • 11

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    Cumbres de lo sublime

    Hacia fines de la dcada de los treinta, Jos Lpez era uno ms de los

    annimos muchachos que jugaban a las barajas en el club El Tbano. En ese

    tiempo no tena apuro por llegar a lado alguno y nada le interesaba tanto como

    indagar en las cuestiones del espritu. Su padre, Juan Lpez, era un inmigrante

    espaol que se haba ganado la vida en Buenos Aires conduciendo un taxmetro, un

    viejo Buick negro. A su madre, Rosa Rega, no lleg a conocerla. Muri el 17 de

    octubre de 1916, en el mismo momento en que lo estaba pariendo.

    Los primeros cincuenta aos de su vida, Lpez los vivi en la casa familiar

    de Guayra 3761, del barrio de Villa Urquiza. Pas la infancia y buena parte de la

    primera adolescencia intentando sobrellevar la ausencia de su madre y jugando con

    cualquier bicho que apareciera bajo la tierra. All, en el patio de la casa, formaba

    ejrcitos de soldados en miniatura y les daba instrucciones a los generales. Siempre

    recordara que en esas tardes aprendi los significados de la soledad. Sin embargo,

    no poda entender quin era, de dnde haba venido y hacia dnde iba. Esas

    cuestiones lo inquietaban. Su padre no sabra ayudarlo a develar esos misterios,

    pero cada tanto lo llevaba a un boliche de Congreso y Estomba para que lo

    acompaara, y eso resultaba, en parte, aliviador.

    Lpez curs su educacin primaria en el colegio Jos Flix de Azara. Muchos

    aos ms tarde, cuando, trabajosamente para l y sorpresivamente para todos, se

    convirti en el secretario privado del general Juan Domingo Pern en sus tiempos

    de exilio y tuvo que presentar un pasado a la altura de ese cargo, se las ingeni

    para inventarse un paso por la educacin media en el English Higher Grade School,

    un colegio ingls de Belgrano cuyas matrculas nunca lo registraron. Por ese

    motivo, cuando ya era considerado un brutal asesino que haba atravesado como

    un fantasma la historia argentina, fue largamente ridiculizado.

    En su primera juventud, ya se mova por las calles con cierto ingenio. Junto

    a tres amigos sola jugar al polo en un potrero de la Avenida del Tejar, casi llegando

    al barrio de Nez. A falta de caballos, montaban sus bicicletas, usaban palos de

    escoba y golpeaban una pelota nmero cinco. Luego, el ftbol lo acerc a River

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    Plate. Segn comentaba a sus amigos, lleg a integrar la tercera especial de ese

    club cuando tena 19 aos. Jugaba los sbados por la maana; era la poca en que

    Adolfo Pedernera y Jos Manuel Moreno componan la dupla goleadora de la

    Primera Divisin.

    Cuando su carrera futbolstica se agot, Lpez tuvo su primer trabajo en

    Cofia SA, una tintorera que dependa de la textil Sedalana, a tres cuadras de su

    casa. Era una fbrica de capitales alemanes. En Sedalana, Lpez se desempeaba

    como pen y se dedicaba a teir telas con anilina. El registro de personal de la

    empresa, que cerr en 1996, indica que slo trabaj un ao. Despus se volc a un

    emprendimiento ms artesanal, asocindose con otro muchacho del barrio, Oscar

    Maseda, y con un primo de ste, Justo Kende, para fabricar bijouterie anillos,

    pulseras, aros para mujeres. Sala a venderlas con un muestrario a clientas del

    vecindario o a pequeas tiendas.

    Lpez haba llevado una vida sin rumbo definido hasta que conoci a los

    Maseda, que durante muchos aos fueron un parmetro importante de sus

    relaciones afectivas. En esa casa de la calle Melin, ubicada a dos cuadras de la

    suya, fue recibido como un hijo.

    El matrimonio Maseda provena de Espaa y cri a sus seis vstagos, tres

    mujeres y tres varones, en la Argentina. Don Julio Maseda trabaj en Obras

    Sanitarias y en su tiempo libre construy un mateo cubierto con un toldo de lona

    con el que los fines de semana paseaba familias por la zona de Palermo. Tambin

    haba creado un aparato para fabricar ladrillos a base de cenizas. Se daba maa

    con los inventos. En cambio, su hijo Oscar era hbil con las artesanas, mientras

    que Jos tena empleo en Luz y Fuerza; el tercer varn, Roberto, trabajaba en

    Obras Sanitarias, aunque lo suyo era el ftbol. Lleg a jugar en Olimpo de Baha

    Blanca y en la Primera Divisin de El Porvenir. Tena futuro, pero en un partido que

    defina el campeonato, contra Gimnasia y Esgrima, se dio cuenta de que sus

    compaeros estaban jugando a menos y se pele contra todo lo que vio a su paso.

    La suspensin lo dej fuera del ftbol profesional.

    Los sbados y domingos, Lpez pasaba por la casa de los Maseda a comer

    un asado o compartir un plato de fideos. Despus se anotaba para jugar al ftbol

    con ellos. Junto con otro grupo de muchachos form un equipo que se llamaba

    Juventud, con el que enfrentaban a todos los clubes del barrio: a Pinocho, a Tren

    Mixto, a Lumington, a quien fuera. Lpez ocupaba el puesto de half derecho y era

    temido por los adversarios: pegaba que daba miedo. Algunos domingos, cuando

    jugaban en un terreno de la calle Mayol, los Maseda aprovechaban para completar

    la tarde yendo a la cancha de Platense, pero Lpez ya no los segua. Prefera volver

    a su casa y encerrarse a leer. Tena una biblioteca que cubra toda una pared. En su

    mquina de escribir, con slo los dos dedos giles de cada mano, tipeaba en largas

  • 13

    cuartillas de papel sus reflexiones sobre los mundos espirituales. Nadie, ni los

    Maseda ni su padre, poda acompaarlo en esa bsqueda de conocimiento.

    Lpez empez a frecuentar El Tbano por impulso de Roberto Maseda, que

    integraba la comisin directiva y pasaba noches enteras en el saln del club. El

    Tbano era un lugar de encuentro social. Fundado en el ao treinta en una casa

    alquilada sobre la calle Melin, casi esquina Iber, el club contaba con saln para

    pista de baile, cancha de bsquet y de bochas, buffet, sapo, billar y una oficina

    administrativa. Despus del trabajo, muchos obreros de Sedalana tenan el hbito

    de ir a tomar un vermouth y perder el tiempo con las barajas.

    Los sbados por la noche el club era una gloria. Sonaban las orquestas

    tpicas ms apreciadas del momento, D'Arienzo, Basso, Troilo, cantaba Jorge Casal,

    y las chicas del barrio y las seoras de cierta edad, viudas y casadas, sacaban a

    relucir lo mejor del armario para bailar el tango. El crdito de la zona era Roberto

    Goyeneche, al que llamaban "Polaco", y que viva sobre Melin, a la vuelta de la

    casa de Lpez. Goyeneche inici su carrera artstica en El Tbano con la orquesta

    Celestino, compuesta por unos muchachos de la calle Quesada, todos msicos.

    Fue en El Tbano donde, azuzado por Roberto Maseda, se supo que Lpez

    tena vocacin para el bel canto. Pero no se vesta de frac ni cantaba los sbados,

    ni tampoco se ocupaba de contratar orquestas, como alguna vez se dijo. Los

    domingos a la noche, si la mesa no era muy larga, improvisaba algunas arias a

    capella, sin exceder los lmites de su nimo reservado. Saba acometer tangos y

    boleros a pedido, tanto como canciones espaolas o italianas, pero lo que ms le

    gustaba era la lrica. A veces un bandoneonista ciego, Alejandro Fiorito, lo

    acompaaba con algunas melodas. Lpez, decan en la mesa, tena la voz de un

    jilguero y hasta saba imitar el sonido de las aves. Aprovechando la llegada de los

    monjes capuchinos, que se instalaron en la iglesia Santa Mara de los ngeles, justo

    en la esquina de su casa, so con ser el tenor que cantara el "Ave Mara" en las

    ceremonias nupciales.

    Muchos aos ms tarde, cuando quiso legitimar su espacio y su propia

    historia dentro de las filas del peronismo, Lpez lanz la versin de que a fines de

    los aos treinta haba estudiado guitarra y canto con Aurelia Tizn, y que ella le

    haba presentado a su marido, el coronel Pern, antes de que ste fuera nombrado

    agregado militar en Chile. Con ese argumento poda armar una figura perfecta:

    haba sido un hombre querido por las tres mujeres de Pern: Aurelia, Evita e

    Isabel.1

    1 La versin la relat el mismo Lpez en varias oportunidades. Puede leerse en un reportaje del Jornal do Brasil publicado en agosto de 1974. Sin embargo, el hecho es improbable. En la primera carta que le escribi a Pern, en 1966, Lpez se preocup por demostrarle que siempre haba seguido sus pasos, aunque no hace referencia alguna a Aurelia Tizn. Vase captulo 9.

  • 14

    En aquellos aos juveniles en El Tbano, Lpez no se mostraba interesado

    en profundizar otras relaciones que fuesen ms all de los Maseda y de algunos

    pocos conocidos del barrio. Era un muchacho educado, cuidadoso en los modales y

    respetuoso en el trato, pero introvertido. Un da debi dejar de lado esa natural

    timidez. En una vulgar discusin de barajas, un adversario puso en duda su

    hombra. Lpez se puso de pie, se abri la bragueta, se vali de las dos manos para

    dejar al aire todo lo que guardaba dentro de su pantaln y lo deposit, manso y

    pesado, sobre la mesa. La barra qued pudorosamente conmovida con ese gesto.

    Lpez estaba bien armado, con un miembro de dimensiones extraordinarias. No

    haba duda de que, de todos los presentes, era el que la tena ms larga.

    Lpez consigui su primera novia en la casa de los Maseda. Josefa era la

    mayor de las tres hermanas. Regordeta, de ojos chispeantes y baja estatura,

    ocupaba un puesto de tejedora en la fbrica de Sedalana, en tanto que Lucrecia y

    "Chocha" trabajaban como obreras en la textil Campomar. Es probable que Josefa

    haya sido la primera mujer que Lpez tuvo a mano y que no le costara mucho

    cautivarla. Impulsada por el rpido consenso familiar, Josefa se convirti en su

    novia y, pocos aos despus, en su esposa. Se casaron el 19 de junio de 1943. l

    tena 27 aos y ella 25. Organizaron una fiesta acorde a sus posibilidades: en el

    saln El Caballito Blanco de Cramer y Monroe, con invitados de la familia, algunos

    amigos, y cuatro msicos que pusieron sus instrumentos dos bandoneones, un

    violn y una batera para amenizar la fiesta. Por aquellos aos, el matrimonio se

    conceda algunos paseos por el centro de la ciudad, que incluan algunas funciones

    en el teatro Avenida, pero en trminos generales no se movan del barrio.

    Lpez llev a vivir a Josefa a una habitacin del fondo de la casa de su

    padre, a quien consuma la diabetes. Unos aos ms tarde, para detener el mal, le

    cortaran una pierna. Para maximizar sus ingresos, Lpez sum la elaboracin de

    manualidades a la venta de bijouterie. Haca dibujos en lpiz y luego tallaba los

    bosquejos en una plancha de cobre, sobre cuyo relieve emerga la representacin

    de una persona o un objeto. Los Maseda consideraban magnficas esas creaciones.

    Su obra favorita era un plato de cobre con la efigie del general Pern, que enmarc

    sobre yeso y colg en el comedor de su casa. Pero los ingresos continuaban siendo

    escasos. Lpez no tena trabajo estable y tampoco perspectivas. El matrimonio no

    funcionaba como era de esperarse. Adems, Josefa empez a tener problemas en la

    cadera. Algunos muchachos de El Tbano de lengua fcil atribuyeron esa dolencia a

    algn mal movimiento de Lpez realizado al calor de los primeros meses de

    matrimonio. Pero Josefa persistira con el problema toda su vida, y habra sido ella

    la que le reclamara a Lpez por el incumplimiento de sus obligaciones maritales.2

    2 De acuerdo con la entrevista del autor con una amiga de Josefa, sta le reprochaba a su marido su falta de inters por las relaciones ntimas. Lpez aportara algn elemento para justificar esa renuencia

  • 15

    La solucin para Lpez, como para muchos muchachos porteos que sufran

    la falta de empleo, fue enrolarse en la polica, cuyos nicos requisitos de ingreso se

    limitaban a la acreditacin de conocimientos bsicos de lectoescritura. Sus

    concuados, Enrique Iglesias, ya casado con Chocha, y Gervasio Fraga, con

    Lucrecia Maseda, tenan bien clara la idea del servicio e ingresaron a Bomberos y a

    la Polica Federal en forma casi simultnea.

    El nuevo empleo le permiti a Lpez ser mejor considerado en el barrio. En

    los aos cuarenta, un agente que cubra una parada callejera era para los vecinos

    un hombre de confianza y hasta se lo invitaba a cenar, si era suelto de palabras.

    Incluso Lpez, con su uniforme recin estrenado, sola pasar algunas tardes por la

    carnicera lindera a El Tbano, donde le reservaban una bolsita con distintos cortes,

    a modo de humilde retribucin a la funcin social que desempeaba.

    Segn consta en su legajo, Lpez ingres a la institucin el 7 de diciembre

    de 1944, un ao y medio despus de contraer matrimonio. Su primer destino fue la

    seccional 37a, de avenida Plaza y Olazbal, casi en su mismo barrio. Cumpla

    funciones administrativas, apartadas de cualquier situacin de riesgo. Sin embargo,

    una noche que estaba de guardia observ movimientos extraos en la casa de un

    vecino, y se aperson para indagar qu suceda. El propietario, un funcionario de

    peso en el rea econmica del Estado, le agradeci su preocupacin y lo recomend

    al coronel Juan Filomeno Velazco, entonces jefe de la Polica Federal, quien luego

    de la revolucin de 1943 haba impulsado la apertura de Centros Cvicos

    Independientes para promover la participacin ciudadana.3

    En 1945, a pesar de que estaba cada vez ms interesado en lecturas

    esotricas, Lpez no vivi con indiferencia la apertura poltica que signific el

    peronismo para las masas, aunque las fuentes no coinciden en precisar su real

    participacin. Algunos testimonios recogidos en El Tbano mencionan que Lpez se

    transform en uno de los referentes de un local de la calle Roque Prez que

    perteneca al laborismo, partido que prest su estructura legal para que Pern se

    presentara como candidato a presidente en las elecciones del 23 de febrero de

    1946, y las ganara. Otra fuente del entorno familiar que prefiri permanecer

    annima indica que Lpez se incorpor por un tiempo a un centro cvico de la

    calle Nez y avenida Forest, ms interesado en las necesidades del barrio que en

    en su primer libro, donde reproduce la teora de un filsofo colombiano Dr. Rojas, que indica que cuando una pareja se casa, "si carece del conocimiento espiritual y cientfico, entonces proceden sin control a hacer abuso de su sexo, quemando su energa creadora, lo cual les acarrea como natural consecuencia, enfermedades y fracasos. Esta es una verdad plenamente comprobada". Vase Conocimientos espirituales, pg. 24. El libro fue escrito en 1957 e impreso cuatro aos ms tarde en Claufer, Porto Alegre, Brasil. 3 Juan Filomeno Velazco era incondicional de Pern y simpatizante del Tercer Reich. El 2 de mayo de 1945, Velazco reprimi a los porteos que salieron a festejar la cada de Berln. Vase Uki Goi, Pern y los alemanes, Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pg. 208.

  • 16

    las actividades partidarias. Por entonces, el mayor referente poltico de Villa Urquiza

    era "el Gordo" Giraudo, un ex radical que se volc al laborismo y abri un local de

    la Junta Renovadora sobre la calle Quesada. All tambin ubican a Lpez. Lo cierto

    es que esas referencias imprecisas en la gnesis del justicialismo le alcanzaron aos

    ms tarde para presentarse como uno de los fundadores del Movimiento, junto al

    General Pern.

    Hacia 1950, cuando ya tena cinco aos dentro de la polica y una calificacin

    de diez en disciplina, Lpez conoci a Eva Pern. Hasta entonces, su carrera

    transcurra sin fulgor y de su legajo no se desprende que haya disparado un solo

    tiro. Sin embargo, sus antecedentes dan cuenta de sus enfermedades: a los 29

    aos le detectaron "clculos intestinales", luego sufri una "intoxicacin

    alimenticia", tom un mes de licencia por una "apendicitis", padeci "fiebre aftosa"

    y hasta adujo ser "mordido por un perro en un dedo ndice", para faltar a su

    trabajo. Es posible que Lpez haya conocido a Eva Pern por una recomendacin

    del coronel Velazco, pero lo cierto es que ella, que desde el rencor y la pobreza fue

    forjando sus sueos de actriz, fue quien le facilit el acceso al mundo de la radio.

    El 27 de abril de 1950, de acuerdo con su legajo, Lpez pas a ser "agente

    adscrito de la custodia presidencial por solicitud del jefe de la misma" el comisario

    Vindel y, "por pedido de la seora esposa del Excmo. Seor Presidente de la

    Nacin", se ocupaba de custodiar la entrada de Agero 2502 del Palacio Unzu y

    adems comparta tareas administrativas con un empleado civil. Despus de

    atravesar la puerta de entrada, haba una pequea oficina donde se reciban cartas

    para Pern y Evita y se solicitaban audiencias. Tambin poda ingresar algn

    ministro o funcionario de jerarqua, que visitara el chalet presidencial, ubicado a

    cincuenta metros de la entrada. Lpez tena un acceso slo visual al palacio del

    general Pern. Si las persianas del primer piso del palacio estaban abiertas, poda

    verlo trabajar en su escritorio, o poda observar a Evita, que caminaba por el

    parque en compaa de Atilio Renzi, el intendente, o de Francisco Molina, su chofer.

    Con frecuencia, Pern y Eva salan por el portn de la calle Austria para dar un

    paseo en auto por Buenos Aires.

    En ese mbito, el trabajo de Lpez no era muy exigente, pero tampoco

    ofreca grandes posibilidades de ascenso. Lpez cumpla un turno de ocho horas,

    que sola matizar con una pasada por el casino de oficiales, el almuerzo o la visita a

    la peluquera del primer piso, dentro de la residencia. En esa poca llevaba el pelo

    negro y lacio, peinado para atrs. Desde lejos, algunos confundan su estampa con

    la del actor Jorge Salcedo, aunque con quince centmetros menos de altura.

    Lpez no integr ninguna de las cuatro brigadas que acompaaban al

    general Pern en sus salidas diarias. Sin embargo, de su paso por el Palacio Unzu

    logr llevarse una foto histrica, que lo muestra sobre la escalerilla de un automvil

  • 17

    Packard negro, junto a Pern, luego de que ste regresara de una gira triunfal por

    Chile, cuando visit al presidente Carlos Ibez del Campo, en febrero de 1953. No

    era un acto de servicio que le correspondiera cubrir, pero su presencia tiene una

    explicacin: cuando los movimientos del presidente implicaban cierto riesgo de

    seguridad, se convocaba a agentes de la residencia para sumarlos a la brigada de

    custodia. En esas circunstancias se subi Lpez para lograr la imagen que utilizara

    para montarse sobre la historia del peronismo. Adems de esa foto, y de la

    supuesta recomendacin de Evita que aparece en su legajo, Lpez atesorara dos

    contactos que veinte aos ms tarde seran clave para su cruzada contra la

    Tendencia Revolucionaria peronista y la izquierda: los jefes de brigada de la

    custodia de Pern, inspectores Alberto Villar y Juan Ramn Morales.

    En pocos aos, tanto por su vocacin lrica como por su condicin de polica,

    Lpez ya era merecedor de cierta admiracin en El Tbano. A pesar de que sus

    visitas eran espordicas, su influencia dentro del club iba en ascenso. Una vez hizo

    levantar una clausura por falta de higiene. Lo llamaron a la residencia presidencial

    al medioda y a las cuatro de la tarde el problema estaba resuelto. En otra

    oportunidad llev y reparti un equipo de camisetas verdes y blancas, con

    pantalones y botines, para que los chicos del club participaran en los Campeonatos

    Infantiles Evita. En El Tbano se comentaba que, pese a su aire esquivo, siempre

    estaba dispuesto a ayudar. En cierto modo, Lpez trasladaba a su barrio los gestos

    propios de la beneficencia peronista que provenan de la residencia. El presidente y

    su esposa solan entregar juguetes a los nios que se acercaban al Palacio Unzu, y

    algunos empleados y policas de la custodia los acompaaban en la tarea.4

    Fue tambin Eva Pern quien voluntariamente o no le facilit el camino para

    desarrollar su vocacin artstica. A mediados de 1951, la esposa del presidente sola

    atender los requerimientos populares en la Secretara de Trabajo y Previsin, una

    oficina ubicada en el edificio del Concejo Deliberante porteo. Un da, a Lpez le

    toc custodiar la entrada del edificio y cuidar el orden de las filas. Sbitamente

    apareci Jorge Lanza, un recitador gauchesco a quien Evita conoca, y le pidi que

    para ahorrar tiempo le permitiera el acceso directo a la primera dama. Lpez le

    franque el paso y Lanza subi al despacho. A su regreso, le agradeci el gesto y se

    enter de que el agente tambin era un artista como l, o al menos pretenda serlo.

    Lpez ya tena 34 aos y hasta entonces su vocacin lrica no le haba permitido

    4 En su legajo policial se menciona que Lpez recibi un "reconocimiento especial" por haber entregado juguetes el 27 de diciembre de 1949, "en da fuera de servicio". Esta mencin es particularmente extraa, dado que se era un hecho de rutina que cumpla cualquier polica de la custodia, y que jams se agregaba a los antecedentes. Y ms extraa aun porque, segn consta en el legajo, haba ingresado a la residencia en abril de 1950. Un fragmento del legajo puede consultarse en la edicin del 6 de abril de 1997 del diario Pgina/12.

  • 18

    siquiera una oportunidad real para el fracaso. Lanza le aconsej que visitara de su

    parte a un amigo que trabajaba en Radio Mitre, y le entreg una tarjeta personal.

    En ese tiempo no exista la televisin y los artistas de la radio eran las

    grandes estrellas; alrededor de ellos se formaban clubes de admiradores. Los fines

    de semana salan de gira por los pueblos del interior del pas para mostrarse en

    carne y hueso, hacan su nmero y se llevaban su parte. Para que un artista llegara

    a trabajar en una emisora necesitaba la aprobacin de un productor artstico o del

    director de programacin. El amigo de Lanza estaba situado un escaln ms arriba:

    era Jos Mara Villone, el director de Radio Mitre, un periodista formado en el

    espectculo. Los efectos de la reunin fueron inmediatos. En agosto de 1951, Lpez

    ya cantaba en "La matine de Luis Sol", el seudnimo del conductor Ferradoz

    Campos. El programa rebasaba de cmicos, recitadores criollos y conjuntos de

    guitarra, todos artistas de sobrada popularidad cada cual con su propia cartera de

    auspiciantes que reciban bolsas repletas de cartas que enviaban los devotos

    oyentes.

    Para apuntalar su carrera artstica y aprovechar el potencial que le ofreca la

    radio, Lpez se dispuso a perfeccionar su voz y se acerc al Conservatorio

    Donizetti, inaugurado por el violinista Fernando Tuzzio en la calle Ugarte, en

    Coghlan, por el ao 1916. En 1951, cuando el polica fue a golpear a su puerta,

    Tuzzio ya haba bajado la persiana del conservatorio, pero su hijo Hugo, de 19

    aos, continuaba con la enseanza en la casa familiar. Lpez le pidi clases de

    repertorio. Se lo notaba muy enamorado de su propia voz, que era aclamada en

    fiestas y reuniones privadas, cuando cantaba obras lricas ligeras, aunque

    secretamente aspiraba a que las clases lo ayudaran a acceder a las cumbres del

    gnero dramtico. Prudente, su profesor le aconsej empezar con un repertorio

    sencillo, adaptado a sus propias necesidades y su talento; luego, a medida que se

    pudiera comprobar la evolucin de su voz, podra abordar desafos mayores. Tuzzio

    intuy que las ilusiones del alumno eran desmedidas: haba nacido sin instinto

    musical y su voz, ese instrumento de la naturaleza por el que Lpez se senta

    agraciado, a su profesor le sonaba apagada y sin sustancia. Nunca llegara a ser el

    tenor que soaba. Pero tampoco haba necesidad de decrselo. Lpez llegaba

    puntual a las clases a veces con su hija Norma, de apenas seis aos, traa sus

    partituras y lanzaba con entusiasmo su voz cantarina, imaginando sonidos

    bellsimos, acompaado en el piano por su maestro. Lpez no esconda su voluntad

    de aprender y su presencia era bienvenida en la casa. Tena una conversacin

    agradable que poda desde versar sobre la vida cotidiana de Pern y Evita hasta

    explayarse acerca de sus singulares conocimientos sobre el Universo. Explicaba las

    cosas de un modo persuasivo, posando sobre los ojos de su interlocutor una mirada

    muy franca y serena, como la de un ser anglico, que, contando con un mnimo de

  • 19

    ingenuidad o disposicin de la otra parte, hubiera podido llevar a la cama a

    cualquier vecina.

    Por entonces, Lpez ya haca pblica su apetencia por lo desconocido. A la

    madre de su profesor, a la que trataba siempre con mucha educacin, en una

    oportunidad le sugiri que cambiara la disposicin de los jarrones de porcelana

    china porque estaban afectando su personalidad, y otro da le recomend que los

    tirara porque la estaban daando. Tambin sola explicarle que los colores de sus

    vestidos no estaban en armona con los astros que predominaban cada da. Los

    lunes rige la Luna, y el color ideal es el blanco. El martes es el da de Marte, y se

    debe usar el rojo. El mircoles predomina Mercurio, y hay que usar el amarillo. Con

    esos mismos argumentos, aos ms tarde, conseguira atraer el inters de Isabel

    Pern, la tercera esposa del General.

    Una noche, Lpez se present muy tarde en la casa de los Tuzzio. Al cabo de

    un ao de clases, haba ganado cierta confianza en la familia, pero nada que no

    fuera una urgencia haca prever una visita a esa hora: se haba enterado de que su

    profesor haba sido convocado para acompaar la gira de Beniamino Gigli, tenido

    por los especialistas como el continuador de Enrico Caruso, y quera conocer los

    secretos del tenor italiano. No obstante su devocin por el canto lrico, su

    participacin en Radio Mitre no haba generado la euforia que despertaban otros

    artistas, como era el caso de Delfor Cabrera y Hctor Ferreyra, que luego formaran

    parte del quinteto humorstico La Revista Dislocada. Lpez comentaba los dramas

    de una pera, su historia y, tambin, desde un enfoque tcnico, relataba las

    acrobacias que deban realizar los tenores para llevar su voz a los mximos agudos.

    Luego l mismo cantaba una o dos canciones, siempre acompaado por el

    guitarrista Jimnez, del elenco estable de la radio, a la que llegaba vistiendo su

    impecable uniforme policial, distinguido con unas polainas negras que le cubran las

    botas hasta la rodilla. En esos micrfonos de la radio, rodeado de afamados

    artistas, se gest su fantasa de cantar en teatros internacionales. Incluso en el

    casino de oficiales de la residencia presidencial se comentaba que Evita iba a mover

    el hilo de sus contactos en Miln para que actuara en La Scala.5

    Jos Mara Villone no slo le permitira a Lpez su rpido desembarco en la

    emisora de la calle Arenales, sino que lo guiara en la direccin adecuada para

    provocarle la explosin mstica que durante muchos aos haba anhelado para su

    espritu.

    Al igual que su padre, Jos Valentn, Villone era masn. Haba nacido en

    Buenos Aires y de muy joven se traslad a Corrientes, siguiendo el destino laboral

    5 Una versin no confirmada indica que, por pedido del propio Lanza, Evita decidi pagarle a Lpez estudios vocales en un conservatorio de msica.

  • 20

    de su progenitor, funcionario jerrquico de Ferrocarriles Argentinos. En esa

    provincia, Jos Mara empez a frecuentar una fraternidad en la que se impartan

    enseanzas de vida y se iniciaba a los concurrentes en lecturas esotricas. A su

    vez, por influencia de sus hermanos mayores, se senta atrado por el espectculo:

    Julio era pianista y luego dirigira orquestas. Su hermana Mara Teresa, que se

    haba agregado el nombre Mrquez como seudnimo y cantaba en espaol y en

    guaran, ganara fama en todo el Litoral a partir de su xito "Mis noches sin ti".

    Villone volvi a Buenos Aires luego de ganar una beca que promova el diario

    Crtica para jvenes del interior. Encontr un lugar en Pan, la revista de variedades

    del diario, y luego trabajara en Maribel, Radiolandia y Antena. Entonces

    promocionaba a las hermanitas Legrand, ganadoras de un concurso de cazadores

    de autgrafos, entrevistaba a Eva Pern cuando iniciaba su carrera artstica, y en

    esas actividades se ganara el aprecio de Jaime Yankelevich, pionero de la

    radiofona, quien le fue confiando la direccin de radios del interior, hasta colocarlo

    en Radio El Mundo y posteriormente en Radio Mitre, de Buenos Aires.

    Cuando conoci a Lpez, Villone ya estaba casado con "Buba".6 Lpez qued

    impactado con la belleza de esa mujer y la primera vez que la vio pens que era

    una compaa ocasional que Villone haba conseguido por sus vinculaciones

    artsticas. Incluso lo incomod que la hiciera entrar a su casa, porque no saba

    cmo iba a reaccionar Josefa. El director de Radio Mitre aclar que era su esposa y

    la situacin se compuso.

    El matrimonio Villone tena a Lpez por un hombre confundido y en cierto

    modo triste, pero muy inteligente y con inmensas inquietudes espirituales que no

    podan ser ni compartidas ni evacuadas por su esposa. Josefa haba sido educada

    en un mundo sin misterios, y estaba ms interesada en criar a su hija Norma que

    en escuchar los recitados de su marido. Unidos por el estudio del espritu, Lpez y

    Villone fueron afianzando su amistad a travs de sus esposas. Muchas veces las

    reuniones se hacan en la casa del barrio de Liniers, y otras cenaban en la mesa

    instalada en el patio de la casa de Villa Urquiza, donde Lpez mostraba con orgullo

    las paredes de una nueva habitacin que estaba levantando. Mientras las mujeres

    avanzaban en conversaciones sobre temas cotidianos, los hombres intentaban

    comprender las dimensiones de una Naturaleza invisible a los ojos del profano, y

    que contena potencialidades que ni siquiera la ciencia era capaz de develar en su

    6 Jos Mara Villone conoci a Buba cuando ella tena 15 aos y era encuadernadora de Fabril Financiera, donde se imprima Maribel. El da que la invit a salir, Villone le coment que un amigo vidente, Jos El rabe, le haba asegurado que se casara con una mujer de cabellos largos como los de ella, y que tendra tres lunares en el pecho izquierdo. Buba se sinti mal: pens que su pretendiente la confunda con una loquita del ambiente artstico, de aquellas que se prestaban a cualquier cosa con tal de que la ayudaran en la carrera. Su madre y sus tres tas le ordenaron que no lo viera ms. Cinco aos despus, volvi a encontrarlo y se cas con l. Jos El rabe no haba equivocado la prediccin: Buba tena tres lunares en el pecho izquierdo.

  • 21

    totalidad. En el Universo haba infinidad de misterios. Pero en la escala de lo

    csmico estaba la clave. Lpez y Villone crean que los espritus, a medida que

    encarnaran en sucesivos cuerpos, perfeccionaran las realizaciones mentales y

    morales de los hombres, y esa espiral evolutiva, los llevara a ser buenos y

    benvolos como los grandes santos.

    Pero todas esas abstracciones que Lpez iba enhebrando en sus discursos se

    derrumbaban cuando intervena su esposa. No soportaba sus interrupciones, le

    resultaba intolerable que no entendiera nada ni tampoco demostrara inters en

    aprender. Villone, en cambio, intentaba darle un lugar a Josefa en el curso de las

    conversaciones esotricas.

    Dejala que hable, ella tiene que pensar, tiene que sentir le explicaba.

    Pero no entiende se enojaba Lpez.

    No dejes de lado a tu familia. Dios te dio la posibilidad de comprender

    otras cosas y a ella no. Pero es tu compaera y est a tu lado, aunque no sepa de

    lo que ests hablando.

    Una madrugada Lpez le mostr a Villone algunos de sus apuntes sobre la

    vida de Jess, que diferan de las tradicionales interpretaciones de la Iglesia

    Catlica. Llevaba ya muchos aos escribiendo en su mquina de escribir,

    consultando libros, apelando a citas de los Evangelios. Villone le dijo que estaba

    necesitando una gua y le asegur que l se la presentara. Y le habl por primera

    vez de Victoria Montero. Lpez pens que, si alguien lo ayudaba a educar su

    espritu con el mismo esmero del profesor Tuzzio en perfeccionar su voz, podra

    alcanzar las cumbres de lo sublime.

    FUENTES DE ESTE CAPTULO

    Para la relacin de Lpez y la familia Maseda fueron entrevistadas dos

    fuentes del entorno familiar que solicitaron permanecer en el anonimato; para su

    presencia en El Tbano fueron recabados los testimonios de Hctor Bisconti,

    Francisco Polosa y Genaro Caporisio; para historia social y poltica de Villa Urquiza

    en la dcada de los treinta y cuarenta fueron entrevistados Alfredo Nocetti y Nstor

    Ortiz; para su educacin lrica fue entrevistado Hugo Tuzzio; para su paso por la

    custodia del Palacio Unzu fue entrevistado el suboficial Andrs Lpez; acerca de su

    incursin por Radio Mitre se recurri a testimonios de Ema Villone, Hctor Ferreyra

    y Hugo Tuzzio.

  • 22

  • 23

    2

    La chispa divina

    Victoria Montero conoci a Eva Pern el 22 de mayo de 1947 en Paso de los

    Libres, Corrientes, cuando era la apstol del vendaval peronista que estaba

    transformando a la Argentina. Aunque las clases acomodadas la consideraban una

    putita impetuosa de la radiofona argentina que haba usado la cama como una

    escalera, los excluidos de la sociedad la adoraban porque en pocos aos recibieron

    de ella lo que ningn poltico les haba dado ni les dara jams.

    Eva haba nacido en 1919. Era hija ilegtima de Juan Duarte, un estanciero

    medio de la provincia de Buenos Aires. El da de la muerte de su padre, ella, y su

    madre y los hijos de su madre fueron echados a empujones del velorio por la viuda

    y los hijos legtimos. A los 15 aos Eva decidi escapar del polvo de las pampas con

    la compaa efmera de un cantante de tangos. Durante esos primeros tiempos

    vivi en pensiones infames y desliz su presencia en telenovelas radiales y obras de

    teatro que, en jornadas de trabajo extenuantes y pagadas con monedas, le

    permitieron hacer pie en la ciudad. No tena una calidad interpretativa que

    deslumbrara a los productores, y tampoco su rostro plido y algo demacrado

    representaba el canon de la belleza, pero saba lo que buscaba.

    En enero de 1944, cuando hizo suyo a Pern, ya tena sobre sus espaldas

    ocho aos de carrera artstica, dos tapas de la revista Antena, participaciones

    menores en algunas pelculas y un programa en Belgrano, la radio ms popular de

    la Argentina, donde interpretaba la vida de mujeres de la historia en clave de

    melodrama. Se deca que era amante de un coronel que la sac de una pensin de

    La Boca y le instal un departamento en la calle Posadas, en la Recoleta, para que

    se acomodase.

    Eva aprovech la primera oportunidad para deshacerse de l. En un

    espectculo a beneficio de las vctimas del terremoto de la provincia de San Juan

    vio que la actriz que acompaaba al coronel Juan Pern en la primera fila dejaba su

    butaca para subir al escenario. Eva ocup su lugar y nunca ms se separ del

    militar. Esa misma noche durmieron juntos en una cabaa del Delta.

  • 24

    Pern y Eva se casaron el 22 de octubre de 1945. Pern, viudo y con 50

    aos, ya estaba en el primer plano de la poltica argentina. Unos das antes, el

    presidente, general Edelmiro J. Farrell, que vea cmo la figura del coronel tomaba

    vuelo propio, lo haba obligado a renunciar a sus tres cargos en el gobierno: la

    vicepresidencia, el ministerio y la secretara de Trabajo y Previsin. Pern fue

    confinado a la isla Martn Garca, a fin de apartarlo de la poltica y arrojarlo al

    olvido, pero el 17 de octubre una movilizacin de trabajadores sindicalizados y

    otros sectores excluidos por la sociedad conservadora lleg hasta la Plaza de Mayo

    y forz su libertad. En defensa de la transformacin econmica y la justicia social,

    lanzaron a Pern al centro de la escena poltica. Esa tarde, el lder militar habl por

    primera vez desde el balcn de la Casa de Gobierno. Aunque su verdadero rol en la

    crisis de octubre es todava confuso, lo cierto es que Eva se convirti en una daga

    dispuesta a clavarse en el corazn de quien se atreviese a atacar a su marido.

    En febrero de 1946, Pern fue elegido presidente. Su esposa, a diferencia de

    las primeras damas que slo se hacan visibles en el Tedeum de la Catedral, el

    chocolate del 9 de Julio en el Teatro Coln y el t de las Damas de Beneficencia, fue

    la abanderada de un terremoto social. Empezaban a llamarla Evita.

    No slo fue el emblema del activismo justicialista: fue el motor de la

    transformacin y se constituy en el nexo directo entre los trabajadores y su

    marido. Como sucesora del mismo Pern en la Secretara de Trabajo, convirti a la

    Confederacin General del Trabajo (CGT) en su brazo poltico y, a medida que

    construa la identidad poltica del movimiento peronista y criticaba la opresin de la

    oligarqua, neutraliz a los sindicatos que pretendan independizarse del gobierno y

    la CGT, persigui a obreros comunistas y socialistas y aplast huelgas rebeldes.

    En 1947 cuando Evita visit Corrientes, junto a Pern en visita oficial para

    inaugurar el Puente Internacional que une Paso de los Libres con Uruguayana,

    habilitado un ao y medio antes, sus asesores tiraron monedas por las calles para

    ganarse el amor de los nios, que empezaron a correr detrs del auto

    descapotable.

    Despus del corte de cinta, los colombfilos soltaron sus palomas, se

    cantaron los himnos de la Argentina y el Brasil con las bandas sinfnicas del

    Ejrcito, un obispo bendijo el puente, se coloc una placa y comenzaron los

    discursos. En el vino de honor del Autoclub de Corrientes, el presidente brasileo,

    general Eurico Dutra, le regal a Evita un prendedor rodeado de brillantes. Luego

    de una jornada de almuerzos y cenas de honor, placas e inauguraciones, Pern

    regres en tren a Concordia y luego abord el barco presidencial Tecuara hasta el

    puerto de Buenos Aires.

    Evita durmi en Paso de los Libres para encontrarse al da siguiente con

    Victoria Montero.

  • 25

    Cuando Evita lleg junto con la comitiva a la casa de la calle Rivadavia, la

    Madre Espiritual estaba sentada bajo los rboles, en el patio interior, esperando que

    pasara una corriente vibratoria de la Naturaleza, la corriente de Dios. Tena los ojos

    cerrados. Sinti la presencia de la Abanderada de los Humildes y los abri.

    Sos la enviada de Dios le dijo. Los pobres siempre te agradecern todo

    lo que ests haciendo por ellos.

    Victoria Montero revelaba muy poco de su vida personal. Su pasado se haba

    convertido en una leyenda. Se deca que haba nacido en Espaa, que a los 10 aos

    sus padres la haban trado en barco a Sudamrica, y que al cruzar el Pen de

    Gibraltar tuvo una clarividencia, una visin astral y espiritual. Con el correr del

    tiempo, su percepcin se fue haciendo cada vez ms fina, y empez a contemplar la

    realidad que nadie vea.

    Victoria haba nacido en una familia catlica. Sus hermanas se ordenaron

    monjas y, cuando los padres murieron, decidieron donar la herencia a la Iglesia. Se

    cree que Victoria vivi en Buenos Aires y que, antes o despus de casarse con Juan

    Caminero, viaj a Porto Alegre para vivir en una hacienda fuera de la ciudad, donde

    habra tomado contacto con un grupo de asesores del general Getulio Vargas, quien

    sera presidente del Brasil. La revolucin de 1924 hizo que se mudaran a San Pablo.

    Con Caminero tuvo un hijo, Ernesto. Despus de ese primer matrimonio, Victoria y

    su hermanastra Teresa, que siempre la acompaaba, se casaron con los hermanos

    uruguayos Juan y Bartolom Montero. Desde entonces fue Victoria Montero. En el

    Brasil fue partera, socorri a desamparados, ayud a mendigos y asisti a leprosos

    en los hospitales. Deca que su misin era poner el alma, el espritu y el cuerpo

    para servir a Dios y al prjimo.

    Del Brasil se traslad a la ciudad de Corrientes, y de all se mud a una casa

    antigua de Paso de los Libres, sobre la calle Rivadavia. Victoria abri las puertas de

    esa casa aunque durante treinta y tres aos fueron pocas las veces que ella

    misma las traspuso para recibir a todo aquel que buscara comida u hospedaje.

    Solan llegar mendigos y soldados del Regimiento de Artillera. El 21 de septiembre

    la visitaban los estudiantes de la escuela secundaria. A veces aparecan peregrinos

    a buscar pan; ella pona un plato sobre la mesa y les daba un poco de

    conversacin. Tambin la visitaban el comisario, el padre Araujo y el pastor

    evanglico Terranova, que iban a jugar al ajedrez y a las cartas. Entonces se deca

    que Victoria tena una visin interior tan desarrollada que el da que recibi la visita

    del consagrado ajedrecista Miguel Najdorf le hizo jaque mate en treinta y dos

    jugadas.

    En la Navidad de 1951, cuando Lpez entr por primera vez a su casa,

    acompaado de Jos Mara Villone, Victoria estaba en la habitacin de al lado del

    comedor, sentada en un silln de mimbre. Siempre usaba el mismo vestido de lino

  • 26

    blanco, con el argumento de que facilitaba el paso de la radiacin csmica. En el

    pliegue de la falda guardaba un rosario. Tena el pelo gris y muy largo, casi hasta la

    cintura. Su hermana Teresa y lida, la cocinera, dedicaban horas a hacerle las

    trenzas, mientras ella permaneca quieta en un rincn, observndolo todo a la

    distancia con ojos severos, pero tambin serenos. Pareca tener unos sesenta aos,

    o quiz ms. Su edad tambin era un misterio.

    Lpez se sent en una silla frente a ella. La mirada de Victoria lo perturb

    un instante, pero mantuvo la vista fija en sus pupilas. Rog a Dios que esa mujer

    fuese su Maestro.

    Usted no est aqu por nada. Yo lo estaba esperando dijo Victoria.

    Lpez se sinti honrado:

    Busqu por todos los medios a mi alcance el camino que me conducira a

    usted. Segu con paciencia y amor cada corriente espiritual, las orientales y

    occidentales, con un profundo respeto por el Ser Supremo. Siempre busqu al Ser

    Sobrenatural que diera paz a mi alma, que me diera su palabra iluminada, que me

    apartara de mis dudas, de mis sombras, y que colocara sobre m el influjo de su

    poder. Busqu la elevacin espiritual, la sabidura, pero hasta ahora slo pude

    aumentar mis conocimientos intelectualmente. Nunca pude satisfacer mi interior.

    Tengo una gran sed espiritual! Un sincero deseo de Verdad!

    Usted todava no ha despertado su conciencia como servidor del Seor. Su

    conciencia todava duerme. Ya encontrar su propia ley, no se impaciente. Es un

    proceso largo. Pero, si no lo logra, sepa que jams trascender de su propia carne

    y morir dentro de esa gran ilusin que es su cuerpo.

    Lpez dijo que quera elevarse para encontrar el camino del Seor. Le hizo

    una confesin:

    Hubo un tiempo en que, influido por la lectura de algunos malos libros,

    pens que, con la sabidura de mi mente y mi elevacin espiritual, poda alcanzar

    una situacin de privilegio sobre los seres humanos. Hasta ese punto haba llegado

    mi confusin! Crea que ya haba hallado la suma de los conocimientos y slo

    entonces me di cuenta de que no saba absolutamente nada. Por suerte fui dejando

    de lado el ansia malsana de lograr un Maestro personal para que me otorgara sus

    poderes maravillosos, como si yo fuese alguien. Fue un tiempo de golpes y ms

    golpes, de desazones e inseguridad, que me bajaron del trono de papel en que me

    haba forjado.

    Usted tiene que prepararse para ser til y responsable. No tendr que ser

    falso ni mentiroso. Iniciar un camino que es duro, rido, pero debe mantenerse

    fuerte y paciente, y por sobre todo perseverante. Feliz de usted si prosigue el

    camino del espritu.

    Lpez se sinti protegido:

  • 27

    Gracias, yo siempre imaginaba que mi Maestro me estara esperando.

    Quiero contarle algo que es triste pero me ha enseado mucho. Cierto da, una

    persona que simbolizaba para m un verdadero emblema enferm de gravedad y

    falleci Lpez entrecerr los ojos. Pido al Seor que le brinde paz, iluminacin y

    felicidad... Para m fue un choque interno en plena madurez de mi existencia que

    me hizo pasar de ser nio para convertirme en hombre. Hasta ese momento yo era

    simptico, irradiaba optimismo, pero luego se despert en m una clarividencia

    intuitiva que me mostr la faceta ms egosta de los seres humanos; fue una

    experiencia horrorosa ver la mentira y el desagradecimiento por doquier. Ah perd

    la risa fcil. Quiero decirle que mi alma fue templada en el dolor y ese fuego quem

    mis entraas...

    Esta es su familia, Lpez lo tranquiliz Victoria. Aqu estamos todos

    hermanados desde hace mucho tiempo. Tendr que trabajar mucho adentro para

    pulirse e ir mejorando. Pero recuerde siempre esto: el espritu es todo.

    Lpez estaba convencido de eso, lo haba ledo mil veces, pero quiso

    escuchar la respuesta de la propia voz de la Madre Espiritual.

    Por qu el espritu es todo? pregunt sintindose un poco irreverente.

    Victoria se lo explic:

    Porque proviene del Eterno. Es la vibracin, el magnetismo, la luz. El

    espritu es la energa absoluta, la fuerza universal, la vida del ter en constante

    movimiento. Todo su cuerpo vive en el ter, ir hacia y volver del ter siempre.

    Usted vive en constante evolucin. Sabe una cosa? Yo lo miro a usted y qu veo?

    Qu ve? Materia densa?

    Yo ya no s si usted es de carne y hueso o es una manifestacin astral. Lo

    miro a usted y veo millones de tomos y de partculas que lo envuelven como una

    nube y forman su personalidad total.

    Lpez la mir sin entender del todo. Victoria sigui.

    A partir del trabajo espiritual, en lo ms recndito de su ser, usted

    encontrar su propio tomo, el tomo madre. Ese no se puede dividir ms. Es su

    totalidad. La chispa que nos insufl Dios en la Creacin. Ese es su verdadero

    Maestro Interior. Su Cristo Interno. Hay quienes lo tienen muy pequeo, como

    escondido, y otros lo tienen ms desarrollado. Cuando lo conozca, usted podr

    alcanzar percepciones ms sutiles, podr percibir alguna radiacin de la perfeccin

    suprema de Dios. Le aseguro que la sabidura brillar en sus acciones. Ya lo ver.

    Usted no se desve. No traicione a su Cristo Interno. Ah est su verdad.

    Esa ser mi verdad! repiti Lpez entusiasmado.

    S, pero la verdad no se da. Usted tiene que llegar a ella.

    Lpez se qued en silencio otra vez. Volvi a sentirse solo.

  • 28

    No se preocupe si su mente no asimila estas enseanzas. Poco a poco.

    Hoy estoy un poco charlatana. Su Ser ntimo todava est guardado y usted mismo

    se ocupar de encontrarlo. Yo apenas estoy poniendo una semilla, tomos de alta

    vibracin espiritual, que algn da germinarn. Ahora dgale a Teresita que lo lleve

    a la habitacin y recustese. Y empiece a meditar sobre todo lo que hablamos.

    Lpez se estaba retirando cuando Victoria lo llam:

    Escuche bien esto. Si usted trabaja su espritu podr entrar en armona

    con el Universo y se convertir en un ser puro. Sus fuerzas ocultas sern una

    bendicin para los dems. Podr curar enfermedades, aliviar dolores del cuerpo y

    del alma. Pero nunca deber abusar de sus poderes porque producir mucho dao.

    Ser una maldicin para todos y tambin para usted. Ahora vaya...

    Lpez entr en la habitacin y se tumb en la cama. Estaba fatigado. Le vino

    a la mente la imagen de Hermes Trismegisto en el camino de la Iniciacin, cuando

    buscaba los secretos del arcano en el umbral mismo de la ciencia oculta, y aspiraba

    a respirar la Rosa de Isis y ver la luz de Osiris. Hermes estudi y medit con triste

    gozo durante aos y puso en sacrificio su alma en el deseo de conocer las doctrinas

    Sagradas, pero luego, puesto en un sarcfago abierto, qued solo en las tinieblas

    con el canto de los funerales, fue perdiendo su conciencia terrestre y la parte

    etrea de su ser fluy de su cuerpo, hasta que Isis, la Rosa Mstica de la Sabidura,

    se abri ante l y se transform en mujer, como un ser angelical, promesa inefable

    de lo Divino, y le hizo ver la Iluminacin ms perfecta que abarcaba todo el Infinito.

    Podra l, Lpez, encontrar su tomo madre y reconcentrarse en su propio ser?

    Le llegara la hora Divina en que podra conocer su otro yo, ms puro y ms

    radiante, el yo celeste con el que so en horas sombras? Podra desligarse del

    mundo fsico y elevarse entre las esferas luminosas de la Sabidura, el Amor, la

    Justicia, la Belleza, el Esplendor, la Ciencia y la Inmortalidad, como lo hizo Hermes?

    Llegara ahora mismo Osiris para revelarle el Dios oculto del Universo?

    Un sueo invencible sepult cada pregunta.

    Al despertar, fue hacia el comedor de la casa. Todos los "hermanos" estaban

    de pie, haciendo un crculo alrededor de la mesa, con las manos entrelazadas. No

    seran ms de doce o quince. Estaban esperando a Victoria para iniciar una

    ceremonia. Ella no haca su aparicin hasta que no perciba que las vibraciones del

    ter estaban en armona con las corrientes astrales y planetarias. Se deca que su

    cuerpo estaba rodeado de una capa etrea muy fina que le permita alcanzar una

    percepcin extrasensorial y le abra las puertas de la otra vida. Las ondas ms

    sutiles del Universo acariciaban su interior como una brisa. Victoria se concentraba

    antes de empezar. Quera que esa energa que reciba de Dios bajara tambin a sus

    hijos espirituales, quienes deban sumar a la corriente vibratoria pensamientos de

    paz, hermandad y amor fraternal, para que se desparramaran entre millones de

  • 29

    seres y elevaran a la humanidad hacia un estado de dicha infinita, al servicio del

    Eterno.

    A Lpez le pareci que la oracin de la mujer era un incesante devenir de

    frases inconexas, un zumbido rtmico cuyo significado no poda descifrar. Luego lo

    supo: una vez que abra la ceremonia, Victoria no poda romper el equilibrio

    armnico de las corrientes astrales. Slo poda emitir sonidos largos y montonos,

    a lo sumo monoslabos, a los que llamaban mantras, que deban alcanzar la altura,

    la vocalizacin y la resonancia justas. Cada vez que conclua una de estas

    ceremonias, Victoria se retiraba a su silln y todos los participantes intuan que las

    vibraciones del Universo ya haban bajado a la casa. Cada uno, a su modo, se

    esforzaba por recibirlas. Algunos apretaban fuerte las manos; otros entrecerraban

    los ojos e intentaban aislarse de todo lo que los rodeaba o imitaban los mantras de

    Victoria. De golpe, alguien elev la voz con mpetu:

    Fuerza Universal y Csmica, energa misteriosa, seno fecundo de donde

    todo nace...

    Y cada uno de los participantes comenz a recitar una oracin, con los

    brazos en alto, buscando alcanzar el xtasis interno para que el poder de Dios

    obrara sobre su espritu.

    Despus de la ceremonia, todos se distendieron con una enorme sensacin

    de alivio. Empezaron a distribuir la comida. Alguien llam a los hermanos para

    mostrar un descubrimiento: la cera derretida de la vela se haba enfriado sobre la

    mesa, dibujando la figura de una paloma de la paz. Fue considerado un hecho

    celestial.

    Era difcil discernir en realidad quines haban sentido en su espritu las

    vibraciones divinas. Uno coment que, habiendo relegado su pensamiento, se haba

    sentido nadando en un estado emocional de una intensa paz interior, totalmente

    abstrado y fuera de su voluntad; otro relat haber tenido un vuelo de Amor en el

    que alcanz a conectarse con el Bien y a percibir la felicidad verdadera. Y se le

    notaba: le haban cambiado los colores de la cara y sus ojos se haban vuelto ms

    expresivos. Se senta repleto de buenos pensamientos. Y as se sucedan las

    conversaciones en un ambiente de sereno jolgorio.

    El problema se presentaba para los que no haban sentido nada. Podan

    fingir que haban percibido una leve sintona con el Creador, que haban sido

    transportados a su ser ms ntimo, pero no eran sinceros. Esta falta de sensaciones

    de orden mstico o sobrenatural los haca sentirse apartados del grupo. Se

    preguntaban por qu sus espritus no podan vibrar como los del resto de los

    hermanos, en qu estaban fallando. Los interrogantes eran infinitos, tanto como los

    intentos por explicar las razones de lo que no sucedi: quiz no haban puesto la fe

    necesaria en los ejercicios; quiz todava no era el momento; quiz eran malas

  • 30

    personas y haran falta numerosas reencarnaciones para que su karma se

    redimiera. Despus de la ceremonia, Victoria evaluaba la actuacin de cada uno en

    los diversos niveles del plano astral y sus palabras intentaban apuntalarlos en los

    tropiezos del camino espiritual.

    Tras aquella Navidad, Lpez continu visitando la casa de la Madre

    Espiritual. Acumulaba francos en la polica o finga enfermedades para llegar a Paso

    de los Libres en tren o en un micro que atravesaba el Litoral por la ruta 14, que por

    entonces era de tierra. Generalmente iba solo. Los primeros meses su esposa no lo

    acompa. A partir de que conociera a Victoria, Lpez se sumergi aun ms en las

    lecturas esotricas. Devor La civilizacin admica y los tres tomos de Arpas

    eternas, de Josefa Rosala Luque lvarez (Hilarin de Monte Nebo), que narraba la

    vida de Jess y afirmaba que ste haba sido iniciado en la lectura de los libros

    sagrados de Moiss y los profetas por un Consejo de Ancianos de la orden de los

    esenios. En las grutas del monte Moab, al oeste del Mar Muerto, Jess habra

    desarrollado su espritu antes de encontrarse con Juan el Bautista.

    Victoria comparta muchos preceptos de los esenios: la creencia en un Dios

    nico y universal, el amor fraternal que se manifestaba en el silencio, el dominio de

    las pasiones, la cama y la mesa siempre dispuestas para el peregrino, el amor al

    prjimo. Si los esenios tuvieron templos y santuarios que funcionaban como

    Escuelas de Sabidura para los aspirantes, ella ofreca su casa como una Escuela de

    Vida. Se haba retirado del mundo para intentar salvarlo y tambin crea en el

    poder purificador de las aguas. Una vez haba bautizado a Jos Mara Villone en la

    laguna La Brava de Corrientes, de la que se deca que tena una fuerte carga

    energtica.

    La tradicin secreta de la Orden de los Rosacruces fue otro asunto que

    suscit un gran inters en Lpez. No era para menos. A travs de las

    conversaciones con Victoria se inici como aspirante a las enseanzas de la

    Fraternidad Rosacruces Antigua, aunque sta no otorgaba graduaciones o ttulos y

    tampoco requera dinero. Lpez tambin sigui las enseanzas del Gran Maestro

    Max Heindel, y reley varias veces una obra central para acercarse al misticismo

    esotrico cristiano, El concepto Rosacruz del Cosmos. Adems estudi los libros del

    ocultista Krum Heller, conocido como Huiracocha: aprendi de memoria sus tablas

    de vibraciones del Universo, El Tatwmetro, que explica cmo las vibraciones

    ejercen su influencia sobre los seres humanos durante veinticuatro minutos de cada

    par de horas, a partir de la salida del Sol; y su Biorritmo, que ensea a despertar

    los centros magnticos del cuerpo, o chakras. Encerrado en su habitacin o sentado

    bajo la higuera del fondo de la casa, a la que llamaban "Villa Tranquila", Lpez

    meditaba acerca de sus acciones en el mundo y esperaba que la iniciacin cambiara

  • 31

    el curso de su vida, con la que se senta insatisfecho, y le diera una confianza sobre

    s y una autoridad sobre los dems que nunca haba tenido.

    Carlos Silber fue una de las primeras amistades que cosech en sus viajes a

    Paso de los Libres. Silber estaba casado con una de las sobrinas de Victoria,

    trabajaba de despachante de aduana y era un cliente de lujo para el corredor de

    libros de Editorial Aguilar asignado a la regin mesopotmica: compraba

    enciclopedias, atlas geogrficos, libros de arte, ensayos sobre los misterios egipcios

    y tratados sobre francmasonera. Cuando no estaba en la casa de Victoria, era

    frecuente encontrar a Lpez recluido en su biblioteca, leyendo o tomando apuntes.

    No era mucho lo que se poda hacer en Paso de los Libres. A veces Silber lo llevaba

    a tomar un cognac a la confitera De Cortez, sobre Coln, la calle principal, o

    cenaban en el restaurante que haba montado Ingeme, un ex boxeador correntino.

    Otras de las atracciones nocturnas de la zona eran el club Guaran, sobre la

    barranca del ro Uruguay, y el galpn del centro donde empezaba a despuntar el

    talento de Ernesto Montiel, un joven chamamecero.1

    Una noche Lpez volvi a la casa de la Madre Espiritual apesadumbrado. Le

    dijo a Victoria que lo estaba desvelando un tema:

    Si el Universo, que es infinito, es la causa misma de todas las cosas, y

    engendra todos los misterios de la vida, entonces yo, que soy esfera finita, jams

    podr comprenderlo.

    Usted es un espritu digno de encontrar respuesta a esa pregunta

    respondi Victoria.

    Lpez mene la cabeza:

    Nunca podr captar la totalidad dijo en tono triste. El Universo es un

    horizonte inmenso al que nunca podr acceder...

    Victoria no quiso dejarlo perturbado:

    No hay una respuesta material para entender qu es el Universo le

    explic. Usted percibir la Verdad en su cuerpo espiritual, porque su cuerpo

    espiritual s es infinito. Ya va a ver. Finalmente se ir abriendo a las leyes csmicas

    y lograr revelarse a s mismo. No se impaciente y apart la vista.

    Lpez se levant de la silla y se alej respetuosamente hacia el comedor,

    preocupado por el repentino silencio de su Maestra. Victoria tuvo una visin

    espontnea que le impidi seguir el dilogo: se le haban aparecido dos personas

    cruzando el puente de Paso de los Libres. Le pidi a lida que pusiera dos platos y

    1 Montiel fue uno de los pioneros del chamam en Paso de los Libres, pero siempre reneg de su ciudad porque las radios pasaban msica brasilea y a l lo ignoraban. De muy joven, tuvo que escapar a Buenos Aires porque deba una muerte por una pelea, en la que perdi dos dedos. Su abuela Rosa lo embarc a Buenos Aires, donde se consagr como msico. Luego hizo giras por Europa y Asia, y fue recibido por el Papa. Cuando Lpez lo conoci, en 1950, tocaba en el saln De Cortez y el club Guaran. Todos los 6 de diciembre se realizan festivales de chamam que llevan su nombre.

  • 32

    una botella de agua en la mesa. Lpez permaneci incrdulo en el comedor, hasta

    que finalmente pudo corroborar que Victoria haba recibido del Eterno los poderes

    divinos: a los pocos minutos golpe la puerta Dalton Rosa, acompaado por otra

    persona. Rosa era economista, gerente del Banco del Brasil y tambin adscripto a

    una orden masnica. Con los aos, su influencia sobre los habitantes de la ciudad

    de Uruguayana lo llevara a alcanzar el cargo de viceprefecto. Sin embargo, sus

    lazos con Victoria eran meramente espirituales. Rosa haba llegado de urgencia

    para pedirle que escuchara la historia del amigo que lo acompaaba, quien estaba

    acusado de un crimen y no tena la conciencia en paz. Ella escuch la defensa y los

    miedos del hombre durante buena parte de la madrugada, pero bastaron unos

    minutos de su palabra para convencerlo de que deba tomar la crcel como un lugar

    de redencin.

    Dalton Rosa sera el primer vnculo de Lpez con el Brasil. Por su intermedio

    conoci a Claudio Ferreira, quien tena el cuerpo mucho ms grueso y era veinte

    centmetros ms alto y quince aos ms joven que Lpez. Su madre lo haba

    educado bajo el influjo espiritista de Allan Kardec, pero Ferreira se entreg al

    umbandismo. Cuando Lpez lo conoci, se ganaba la vida vendiendo medicinas

    homeopticas y esencias aromticas por farmacias de Rio Grande do Sul. No haba

    duda de que la mayor parte de sus clientes eran devotos del culto afrobrasileo.

    Algunos aos ms tarde, mediante la decidida accin de Lpez, Ferreira

    frecuentara a Pern en su casa madrilea de Puerta de Hierro, y lograra que el

    General probara y promocionara un tnico para calmar los nervios y estimular el

    cerebro.

    Ferreira conoci a Dalton Rosa cuando abri su cuenta corriente en el Banco

    do Brasil. Al gerente le cay en gracia. Le present a la Orden de los Rosacruces de

    Uruguayana y se ocup de cubrirle los cheques ante cada imprevisto financiero.

    La amistad con Ferreira hizo que Lpez cruzara la frontera y estableciera

    conexiones espirituales en el Brasil. Form un grupo de amigos de edades y

    creencias bastantes heterogneas. Se reunan en la casa del farmacutico "Maneco"

    Dos Santos y en la de Milton Nez de Souza, un librero rosacruz; tambin se

    acercaban al grupo dos periodistas locales. Hablaban de faraones, religiones

    secretas y sentidos ocultos del Universo, e intercambiaban tcnicas para despertar

    las facultades del alma y ponerlas en el camino de Dios. Si lo animaban un poco,

    Lpez se largaba a cantar y Ferreira lo acompaaba a capella. Los una la msica.

    La consideraban un llamado del mundo celeste, sutil, inaprensible. Los sonidos eran

    ondas vibratorias que, combinadas con cierto arte, provocaban el xtasis; eran el

    lenguaje del alma. Lpez le coment a Ferreira el caso de Osiris Quiroz, un joven

    que visitaba la casa de Victoria Montero y compona piezas musicales de honda

    sensibilidad artstica. Haba una que comenzaba con una escala de arpegios muy

  • 33

    suaves, que suban de tonalidad y terminaban de modo casi inaudible. Osiris la

    llamaba "Delirium". A Lpez le haca pensar en el rumor de los peregrinos

    caminando hacia su destino:

    Creo que nuestro cuerpo es una patria ausente y la msica es el verdadero

    hogar del espritu. Cualquier instrumento, un arpa, una guitarra, un bandonen,

    tocado con manos sutiles, expresa el verdadero lenguaje del alma.

    En cada encuentro, comentaban obras, vidas de intrpretes, tarareaban

    melodas, pero las concepciones de cada uno diferan al hablar de sexo.

    Lpez haba tomado muy en serio las enseanzas de Victoria. El sexo era

    una energa divina que la Naturaleza haba otorgado a los seres humanos y de la

    que no deba hacerse un uso pernicioso.

    Cuando usted tiene sexo, acta como un caballo desbocado. Tiene que

    aprender a dominar sus instintos. Si no, no estar en condiciones de servir a Dios

    ni al prjimo, ni siquiera a s mismo le haba dicho su Maestra.

    Ferreira pensaba diferente. En Porto Alegre tena una novia, Eneida Bueno

    de Mesquita, hija de un coronel brasileo, con la que habra de casarse pronto. Y

    tampoco tena el menor reparo en enlodarse en cualquier prostbulo de pueblo

    mientras intentaba ubicar inciensos, sahumerios y productos homeopticos.

    A poco de recibir las enseanzas de Paso de los Libres, Lpez empez a

    hacer gala de supuestos poderes frente a los custodios de la residencia

    presidencial. Una vez, dijo, haba tenido una experiencia de mediumnidad con Eva

    Pern: haba sido una noche, mientras cumpla sus tareas en la guardia, cuando

    recibi el llamado telefnico de un miembro de la Escuela Cientfica Basilio que lo

    inst a transferir a Eva Pern el espritu de Jess para aliviarla del cncer que

    padeca, y le explic cmo hacerlo. Lpez tom debida nota de las instrucciones y

    se acerc al palacio donde Evita dorma. En ese momento, sinti que alcanzaba la

    elevacin espiritual y una percepcin tan sutil que le permiti captar un mal

    pensamiento hacia la primera dama en la mente de un militar que pasaba

    circunstancialmente. Para desagraviarla, Lpez lo insult.

    Ese mismo ao, Lpez recibi el primer castigo disciplinario por parte del

    intendente de la residencia, Atilio Renzi. El motivo fue la lectura de libros esotricos

    en horario de guardia. Una versin proporcionada por el propio Renzi indica que

    Lpez lo enfrent: "Algn da voy a tener supremaca sobre Pern y vas a ver quin

    soy yo...", le dijo.

    La actuacin de Lpez durante los ltimos das de la vida de Eva tambin

    est sujeta a controversias. Si bien distintas fuentes aseguran que no tena

    autorizacin para instalarse en la escalera que conduca a su dormitorio en el

    Palacio Unzu, el mdico personal de la primera dama refiri que, en ese lugar,

    Lpez ofreci su vida para intentar salvar la de ella:

  • 34

    Conozco el grave estado de la seora Eva. Cuando ella empeora, yo

    tambin me enfermo; cuando ella se alivia, yo mejoro. Quiero ofrecer mi sangre

    para las futuras transfusiones. Le ofrezco todo mi cuerpo, toda mi vida para que

    ella pueda vivir le dijo.

    Eva Pern muri el 26 de julio de 1952, y esa noche una manifestacin

    espiritista recorri las calles de Buenos Aires con velas y antorchas. Victoria

    Montero, a travs de Julio Wandelow, jefe de turno de la central telefnica de Paso

    de los Libres y peluquero, envi una orqudea para que la colocaran sobre su atad.

    A Evita la velaron durante dos semanas. El doctor Pedro Ara se ocup de

    embalsamar su cuerpo en el edificio de la CGT y all qued depositada, hasta que se

    construyera un mausoleo que sera ms alto que la Estatua de la Libertad.

    Al ao siguiente a su muerte, Lpez viajara a Nueva York por una

    circunstancia que l mismo definira como curiosa en su libro Conocimientos

    espirituales: gan una beca del gobierno de Pern que promocionaba a artistas de

    distintos rubros, y viaj a los Estados Unidos junto al pintor Sturlat. En Nueva York

    advirti que su arte y su persona corran el riesgo de pasar desapercibidos si se

    presentaba simplemente como "Jos Lpez". Por tal razn se agreg el apellido de

    su madre: "Rega". Era un tardo pero necesario reconocimiento. Estaba convencido

    de que con ese nombre y ese doble apellido Jos Lpez Rega alcanzara la

    trascendencia artstica que mereca.

    A su regreso, Lpez les relat a sus ntimos que haba cantado en emisoras

    hispanas de onda corta y se haba presentado en una bote denominada Chico.

    Volvi eufrico. Jos Mara Villone, que en 1953 diriga la revista Mundo Radial, le

    public una foto con un epgrafe que informaba de su viaje, nica referencia grfica

    que existe de esa gira, que dur varios meses. Lpez le relatara al embajador

    norteamericano Robert Ch. Hill su experiencia como cantante en su pas en mayo

    de 1974, cuando lo recibi en el Saln Blanco de la Casa Rosada.

    Luego de la muerte de Evita, la magia de la interaccin entre Pern y las

    masas comenz a debilitarse. Tambin sobrevino un perodo de desaceleracin

    econmica: la industria dej de impulsar la produccin, la inflacin se dispar, las

    exportaciones se redujeron y las reservas de oro que se haban acumulado en el

    Banco Central en los albores de la posguerra disminuyeron. El ciclo de expansin

    econmica del primer perodo peronista mostr incipientes seales de agotamiento.

    Pern no pudo continuar con su poltica distributiva. Entonces instrument una

    poltica de "ajustes" en el sector pblico y restringi el crdito. Ante la falta de

    recursos del Estado, abri la economa a la inversin privada y el capital extranjero.

    Su debilidad facilit la presin de los empresarios, que recuperaron posiciones

    frente a los obreros. El gobierno comenz a chocar con su propia base de

    sustentacin poltica. Pero, si bien la economa tendi a estabilizarse en la ltima

  • 35

    etapa del gobierno de Pern, la progresiva eliminacin del pluralismo y las

    libertades pblicas activ la conspiracin en su contra. La punta de lanza fueron los

    Comandos Civiles integrados por universitarios y profesionales de derecha, que

    colocaban bombas callejeras para incidir sobre el clima poltico. Tampoco lo ayud

    un escndalo de corrupcin que culmin con el aparente suicidio de Juan Duarte, el

    hermano de Evita. Como forma de alejarse de las crticas, Pern se mostraba los

    fines de semana con las chicas de la UES (Unin de Estudiantes Secundarios), y

    sala a pasear en motoneta. La residencia de veraneo, ubicada en Olivos, haba sido

    convertida en un campo deportivo. Pronto estallaran las versiones de encuentros

    licenciosos que se organizaban en torno al General. Si bien las Fuerzas Armadas,

    los partidos polticos y los defensores del orden conservador formaban parte de la

    reaccin contra el gobierno, su enemigo ms activo fue la Iglesia Catlica. Pern se

    decidi a enfrentarla. Quizs el motivo haya sido la creacin del Partido Demcrata

    Cristiano, auspiciada por los curas, o la bsqueda de un enemigo definido para

    reencauzar detrs de l a todo el Movimiento y concentrar el poder, como en los

    primeros aos de su gobierno. En el marco de una campaa anticlerical, Pern

    promulg la Ley de Divorcio, reconoci los derechos de los hijos ilegtimos, legaliz

    la prostitucin y aboli la enseanza religiosa en las escuelas pblicas, entre otras

    medidas. Pagara el precio de la venganza eclesial. En la masiva concentracin de

    Corpus Christi de junio de 1955, convergieron todas las fuerzas opositoras, pese a

    que la manifestacin haba sido prohibida. En respuesta Pern expuls a dos curas

    del pas. Unos das ms tarde, sectores de la Marina y de la Fuerza Area

    programaron un atentado contra su vida, y bombardearon la Casa de Gobierno y la

    Plaza de Mayo. Hubo ms de trescientos muertos. Por la noche, ardieron las

    iglesias. Pern intent retomar el dilogo con la oposicin y propuso una tregua,

    pero no fue escuchado. Entonces, luego de amagar con la renuncia, convoc al

    Movimiento en pleno a la Plaza e inst a sus seguidores a hacer justicia por mano

    propia contra los enemigos:

    La consigna para todo peronista, ya sea solo o dentro de una organizacin,

    es responder a un acto violento con otro acto violento. Y cuando caiga uno de

    nosotros, caern cinco de ellos.

    Pese a la virulencia de su proclama, Pern no ofreci resistencia ante el

    golpe militar del 16 de septiembre de 1955, y se march a un largo exilio. El

    cadver de Evita quedara a la deriva, pero su figura jams perdera su fuerza

    revolucionaria.