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Drogas Index 1.Introducción

Las Drogas

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apuntes antropologicos sobre las drogas

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LAS DROGAS

DrogasIndex

1. Introduccin

La bsqueda natural

La cuestin de t a t

Para abordar el problema de la droga

2. Orgenes histricos de la cuestin

3. Qu son las drogas?Principales funciones de las drogas

La clasificacin de las drogas

La drogodependencia

Discursos sobre las drogas

4. La construccin social del problema

La creacin de una actitud

La juventud y las drogas

5. La poltica de drogas

El prohibicionismo

Prevencin

Reduccin del dao

Una poltica normalizadora (conclusin)6. Bibliografa7. Ensayo: El trato periodstico de las drogasEnsayo

Apndice documentalINTRODUCCIN La bsqueda naturalDurante todo el Paleoltico el Homo Sapiens viva de forma predadora e itinerante en la que, adems de cazar, recoga races, hongos o fruta, regalos que una naturaleza ms que nada avara les ofreca. Aprendi con el paso del tiempo a reconocer los efectos de sta o aquella hierba, a escogerla en funcin del sntoma a combatir o del estado a inducir.Estas ofertas eran seleccionadas no solo para curar las heridas que la caza de fieras selvticas les provocaban, sino tambin para crear estados de placer euforizante o disperceptivos. No nos debe sorprender, la bsqueda de ste tipo de satisfaccin no es caracterstica exclusivamente del vicioso hombre de hoy, sino una conducta fundamental de todo ser viviente, como afirmaba Louis Lewin (1928).

La bsqueda de efectos euforizantes no es prerrogativa del Homo Sapiens. La encontramos tambin en el mundo animal. No faltan estudios que muestran una bsqueda deliberada y gratuita de efectos embriagadores tambin en los animales no humanos. En 1960, por ejemplo, R. Chauvin describi una forma curiosa de relacin entre la hormiga sangunea una forma particular de escarabajo que, actuando sobre las antenas de la hormiga, obtiene un lquido nutritivo que ingiere, ofreciendo a su vez a la hormiga una secrecin proveniente de los pelitos amarillo de su abdomen. Esta secrecin embriaga a la hormiga cuya andadura se vuelve ms lenta y vacilante. Y, no es este el nico ejemplo de toxicomana animal que han sido documentados. R.K. Siegel (1989), tambin se dedic a investigar estas conductas en animales selvticos, como los elefantes. A la explicacin de stos fenmenos, se subraya fundamentalmente una hiptesis: la continua hipervigilancia y estrs causados por los peligros que amenzan a los animales selvticos cotidianamente, no es de extraar que les induzca a buscar particulares sustancias con el fin de obtener cierto alivio.Anlogamente, teniendo en cuenta las condiciones extremadamente duras en las cuales estaba destinado a vivir el Homo Sapiens del Paleoltico, no sorprende que la busqueda de esta hierbas tambien estuviera destinada a obtener un estado de relajamiento, bienestar o euforia. Obviamente, no discuto la moral del hombre del Paleotico, ms bien, pretendo subrayar con esta hiptesis lo difcil que es trazar un lmite limpio entre el uso teraputico y aquel voluntario de las sustancias psicoactivas. (E. Margaron, 2001)La cuestin, de t a tMi intencin con esta pequea introduccin, que apunto de Margaron (2001), es constatar de entrada la relacin natural que existe entre las sustancias psicoactivas y el reino animal.Apuntar, antes de comenzar este trabajo lo que conozco o desconozco acerca de este tema, pero sobretodo y an a riesgo de no ser esto lo que exige el trabajo que redacto ahora, es dar la opinin de una ignorante en el tema, que espera que al final de esta redaccin haya aumentado sus conocimientos sobre la temtica y evolucionado su posicin sobre la cuestin.

Desde la ignorancia, y con la intencin de retractarme o reafirmarme posteriormente en el presente trabajo, la cuestin que engloba a las drogas actualmente, entiendo que es puramente social y cultural. Englobando conceptos culturales narrativos como tolerancia, adiccin, abuso, intoxicacinAl principio de la asignatura comentamos como el lenguaje era el motor de la construccin de la realidad, que mediante relatos narrativos iba tomando forma en la mente del individuo. Creo que puede que sea ir demasiado lejos, pero quiero tomarme algunas libertades en el trabajo para que realmente cobre algn sentido para m que no se base nicamente en solo palabras, porque las palabras son, al fin y al cabo, solo palabras

As, creo que la cuestin acerca de las drogas, desde el punto de vista del mundo occidental son solo palabras, que prohiben o legitiman una forma de entender la cuestin desde otros puntos de vista.

Pero como vena diciendo antes, para m, una cosa esta clara en la cuestin que atiende a las drogas, su relacin con el individuo, comenz siendo algo esencialmente natural, con el esencialmente natural me refiero a que, as como el resto de los animales tienen a su disposicin estas sustancias que alteran el funcionamiento normal del organismo de forma natural, el ser humano tambin. La Naturaleza es sabia, nos da lo que de verdad necesitamos, en nuestras manos est abusar, desperdiciar, negaraquello que nos da.Me enfrento a este trabajo con ganas de indagar en el matiz que los ojos occidentales han ido dando y dan a la cuestin que me ocupa, con ganas de que su resultado sea visto como una indagacin antropolgica, pero sobre todo humana, que en el fondo entiendo, de eso se trata.

Adems, tampoco creo que algo basado en la pura bibliografa que nos ha sido facilitada, no pueda ser ms que, al fin y al cabo, una revisin bibliogrfica del tema.

Una cosa ms, entiendo, antes de comenzar a realizar el trabajo, que cuando se habla de la cuestin de las drogas es la dialctica existente entre estas sustancias y la sociedad y el trato que se hace de esta dialctica, sobretodo encaminado al prohibicionismo y sus causa y consecuencias. De este modo, cuando se habla de el problema de la droga, estamos esencialmente, ante un problema social.Para abordar el problema de la droga

Para abordar el problema de la droga en nuestra sociedad, como comenta Gonzalez Zorrilla (1987), debemos enfrentarnos a dos cuestiones bsicas, en primer lugar deberemos reflexionar acerca de qu representan las drogas para nuestra sociedad, cules son las imgenes, las representaciones culturales que socialmente definen los contornos del problema. Despus deberemos abordar la, no sencilla tarea, de delimitar los mecanismos sociales e institucionales que la sociedad pone en marcha para controlar dicho fenmeno, has qu punto estos mecanismo estn condicionados por las categoras culturales presentes en la sociedad hasta qu punto ellos mismos contribuyen a definir los perfiles de la cuestin de la droga.ORGENES HISTRICOS DE LA CUESTIN

Oriol Roman (1999) en su libro Las Drogas, Sueos y Razones cuando habla de los orgenes histricos de la cuestin creo que perfila bien la evolucin que ha sufrido el concepto de estas sustancias: medicamentos, controles sociopolticos y drogas.

Me parece interesante apuntar, como entonces Roman (1999), apunta que el propio trmino droga viene impuesto por determinados controles sociopolticos que le atribuyen, o parecen atribuirle connotaciones, en pocas ocasiones positivas.No obstante, segn el Glosario de Trminos de Alcohol y Drogas de la OMS (1994):

Droga (drug): En medicina se refiere a toda sustancia con potencial para prevenir o curar una enfermedad o aumentar la salud fsica o mental y en farmacologa, como toda sustancia qumica que modifica los procesos fisiolgicos o bioqumicos de los tejidos los organismo. De ah que una droga sea una sustancia que est incluida en la Farmacopea. En el lenguaje coloquial, el trmino suele referirse concretamente a las sustancias psicoactivas y, a menudo, de forma an ms concreta, a las drogas ilegales.

As, y como vemos en la definicin de arriba, a nivel coloquial, parece estar ms referido a las drogas ilegales, aquellas que estn fuera de la ley debido a los determinados controles sociopolticos de los que hablbamos antes. De esta forma, como en este ensayo pretendo sobretodo centrarme en el mbito social, no me parece mal subrayar la concepcin de las drogas a nivel coloquial como algo generalmente ilegal. Bueno en relacin al abordaje que Roman(1999) hace de los orgenes histricos de la cuestin, hay que destacar la importancia del proceso de medicalizacin de la sociedad. Roman(1999) define este proceso como un fenmeno que incluye diversos procesos histricos de largo alcance a travs del cual podemos detectar que mbitos cada vez ms amplios de la vida personal y social de la gente van siendo objeto de reocupacin, estudio, orientacin y, en definitiva, control, por parte de la corporacin mdica. Adems en el anlisis de su conceptualizacin acerca de este proceso adelanta tambin el concepto de procesos asistenciales en que podemos distinguir ideologas y discursos, prcticas y tres niveles de atencin: autoatencin, especializado e institucionalizado. Roman afirma que el nivel al que ms se ha extendido la medicalizacin es el de los discursos, el de las ideologas.

Podemos observar como el lugar del medicamento con el paso del tiempo ha ido centralizando, a diferencia del lugar que ocupaban los remedios populares en nuestras sociedades tradicionales y en otras sociedades. Por otro lado, el control del remedio en primer lugar, y del medicamento luego, va pasando de la propia poblacin a los especialistas o semi-especialistas que van surgiendo, a especialistas autorizados administrativamente por los Estados, los farmacuticos y los mdicos, o bien en el caso de las drogas a cuerpos de burcratas y administradores con competencias especficas reconocidas sobre el asunto (Roman, 1999). Un ejemplo importante, y base de este control, es la historia de La Reynie, Lieutenant de Police de Paris, fundador de la polica moderna y descubridor de un negocio turbio que dos mujeres en 1660 llevaban, facilitando envenenamientos a demanda de sus clientes, a travs del cual se impondr el principio de nulle dispensation sans prescription. Principio un poco contradictorio, pues el nmero de mdicos eran y son bastante insuficientes para prescribir medicamentos al total de la poblacin, hecho que hace bastante difcil llevar la prctica dicho principio. Sobretodo a finales del S.XVII, el remedio/medicamento, manufacturado por farmacuticos a partir de frmulas secretas que ellos monopolizaban, va adquiriendo gran popularidad que surge de una escena domstica y va dirigida a mecanismos de autoatencin. Este hecho, impulsa en el S.XVIII un fuerte crecimiento en el mercado basado en la farmacopea. Y, ya en el S.XIX, la mayora de los medicamentos tenan fines paliativos, obtenidos de opiceos, y analgsicos, basados en el opio y el alcohol.

En este punto, me parece importante resaltar que estas sustancias analgsicas o estimulantes, comportaban una farmacopea funcional tanto para los propietarios sobreexplotadores, como para los proletarios, pues permitan resistir las ms duras jornadas de trabajo.

En cuanto a la prctica mdica, el modelo clsico del S.XIX, para distinguirse de los curanderos har prevalecer su tradicin culta mediante la escritura, convirtiendo el el acto de escribir la receta en el ritual central de su actividad. Mientras tanto la capacidad de la industria qumico-farmacutica de aislar principio activos, junto a los avances de la ciruga y otras tecnologas irn preparando un salto cualitativo, dejando paso a un modelo hospitalario, que no negociar con los sectores populares, aplicndose una poltica de clasificacin: ciertos medicamentos tendrn un control exclusivo por los mdicos, mientras que otros (ticos) sern de venta libre en farmacias. Con este conjunto de restricciones el medicamento se convierte en un bien escaso.Entiendo que entonces el modelo mdico puede entenderse como un modelo con connotaciones polticas y culturales, como son las de decidir si el control del dolor, del placer, de ciertos estados fsico-psquicos o de ciertas formas de conocimiento puede estar en manos de los individuos, los grupos o los especialistas, populares o selectos.

En este marco sociocultural, se producirn unos procesos, a nivel macrosocial y fundamentalmente de tipo poltico, que sern los que configuraran el problema de la droga, que comenzar con las Guerras del Opio del siglo XIX y llevar al desarrollo del prohibicionismo en EEUU.La alianza anglo-francesa consigui, a travs de estas guerras, que China aceptase el libre comercio del opio(donde estaba prohibido). La situacin fue sostenible hasta que una convergencia de intereses, la lucha sindical y la propagacin de los ideales puritanos, impulsaron una lucha contra la droga. La clase media WASP (blanca, anglosajona y protestante) influida por estos ideales puritanos vean la droga como la causa de muchos males identificados con minoras tnicas que no se ajustaban al modelo americano. As, en los aos veinte y treinta se fueron fiscalizando estos productos, hecho que constituyo un pilar importante en el modelo de control social coercitivo.Me parece oportuno e interesante comentar el caso de Filipinas, pues supuso un ensayo del prohibicionismo moderno. Tras la prdida del ultramar de los espaoles, se plante si se segua en Filipinas con la regulacin tipo estanco del uso del opio. Cuando se iban a decir por la continuidad del sistema, una oportuna intervencin de un obispo episcopaliano, con un fuerte apoyo del gobernador de la isla, propone un sistema de criminalizacin del opio que, finalmente, se lleva a cabo. Ha de tenerse en cuenta, no obstante, que hacia 1900, en EEUU, hay un sistema de venta de opiceos y cocana prcticamente libre, con abundante promocin publicitaria, semejante al ahora vigente para el alcohol y el tabaco. (Escotado, 1995)

Todo este ambiente, propici la instauracin del prohibicionismo moderno a travs del desarrollo del modelo penal. Este ltimo se articul con el modelo mdico, legitimando cientficamente sus orientaciones. El horror a la droga protega mejor a la colectividad y era conveniente para la salud pblica. De este modo, de manera progresiva y en ocasiones contradictoria, los argumentos prohibicionistas se van transformando para mostrar finalmente un aspecto sanitarista de base cientfica, respondiendo a su vez a un modelo de transmisin de la moralidad puritana, impidiendo as el Consumo de Droga que era entendido como una transgresin radical, una contaminacin pecaminosa que amenaza el orden del sistema. (Romani, 1998)

De este modo, y atendiendo a lo que Roman expone en su libro Drogas, Sueos y Razones (1998), en lo que a origen histrico se refiere, en la cuestin sobre las drogas, o ms que nada, en cuanto a la base de la cuestin prohibicionista, creo que se deberan tener en cuenta algunos aspectos fundamentales, que intento resumir en la siguiente frase:

El prohibicionismo comienza con una visin de las drogas puritana, pero sobretodo etnocntrica, en la que los consumidores de drogas, son considerados minoras de la sociedad que acechan al equilibrio del sistema y que se encuentran fuera de l. Ahora, una cosa subyace en este problema, stos consumidores, han sido marginados por el sistema, no por las drogas. Aqu, depende de con quien hables puedes llegar al debate qu fue antes, el huevo o la gallina?

Otro dato que me ha parecido importante es constatar tambin como el modelo penal, como venamos diciendo antes, se apoya en el modelo mdico del que hablbamos en algunas pginas anteriores. Y que en su conjunto con esa transmisin de la modalidad y con la preocupacin por la salud pblica queda totalmente legitimado. QU SON LAS DROGAS?Roman (1998) define el concepto de drogas como sustancias qumicas, que se incorporan al organismo humano, con capacidad para modificar varias funciones de este(percepcin, conducta, motricidad) pero cuyos efectos, consecuencias y funciones estn condicionados, sobre todo, por las definiciones sociales, econmicas y culturales que generan los conjuntos sociales que las utilizan.Distintas sociedades humanos han conocido y utilizado estas sustancias, de hecho, el uso de drogas podra considerarse una prctica universal en la que se interrelacionan de manera compleja sustancias, sujetos y contextos socioculturales. De hecho, uno de los fenmenos relacionados con el uso de estas sustancias, es una de las prcticas de los procesos asistenciales, la autoatencin, y sta a su vez, se encuentra relacionada con la automedicacin.

En este punto, es importante subrayar, como hace Roman (1998), la continuidad entre las drogas y los medicamentos, pues se encuentran en un campo comn de prescripciones, prohibiciones, definiciones

Principales funciones de las drogas

Distinguiendo los niveles social, econmico, y ideologico-poltico, aunque bien en la realidad estn estrechamente interrelacionados, podemos encontrar en las funciones de las drogas algunas que se encuentran ms vinculadas a alguno de estos niveles.

Econmico: hay que resaltar la cantidad de industrias relacionadas con la droga (farmacuticas, tabacaleras) y sus grandes beneficios econmicos cruciales para la economa mundial. Por no hablar de los profesionales relacionados con la cultura de la droga en sentido amplio (policas, sanitarios, jueces), adems de la funcin de colchn de las crisis econmicas, creado por la economa sumergida proveniente del trfico ilegal de drogas.Social: no podemos olvidar como las drogas estn presentes en los distintos tipos de relaciones sociales, tanto de manera instrumental (entretenimiento, experimentacin, exploracin espiritual) como de elemento de identificacin simblico entre grupos de jvenes. Adems, en nuestras sociedades a llevado a una sobrexplotacin y criminalizacin de grupos, que tampoco se pude negar.Ideolgico-poltico: En este apartado, como ya he mencionado anteriormente, es obvia la articulacin de determinadas visiones del mundo en torno a la cuestin de las drogas y la manipulacin poltica que puede distorsionar y enmascarar otros problemas en una visin de la droga como culpable.

Clasificacin de las drogasPara poder hacer una correcta clasificacin de las drogas es necesario encontrar los criterios a partir de los cuales nos interesa clasificar. De este modo, para hacer una clasificacin sociocultural de las drogas, deberemos partir de algunos criterios como sus funciones, sus usos, su legalidad y otros De momento para hacernos una idea de la algunas de las diferentes sustancias, de su origen legalidad y efectos, el presente cuadro:La drogodependencia

Por otro lado, atendiendo a la definicin que he expuesto anteriormente, si los efectos, consecuencias y funciones de las drogas estn sujetos al marco sociocultural en el que se desarrollan, es interesante observar como en las sociedades contemporneas se abordan dichos efectos, consecuencias y funciones, y cmo surgen en stas definiciones diversos fenmenos sociales. Uno de ellos es la drogodependencia.

La drogodependencia sera la organizacin del conjunto de la vida cotidiana de un individuo alrededor del consumo, ms bien compulsivo, de determinadas drogas o sustancias institucionalizadas o no. Este fenmenos aparece de forma caracterstica en las sociedades urbano-industriales o sociedades subalternas asociadas a procesos de urbanizacin generalmente. (Roman, 1998)De esta forma la drogodependencia es entendida como fenmeno social problemtico.

La emergencia de las drogodependencias tiene sus base en procesos largos de tiempo que van desde finales del siglo XVIII hasta nuestra actualidad. As como en procesos contemporneos donde se dan sus principales caractersticas de manera comprimida.Desde el punto de vista socioeconmico, la expansin del mercado mundial, del capitalismo y la Revolucin Industrial son elementos decisivos que fomenta el crecimiento y concentracin de capitales. Adems la circulacin de mercancas y el incremento de los transportes facilita que la droga sea tratada como mercanca y se expanda fuera del contexto usual, modificando as los usos de las drogas.(Roman 1998).

Estos fenmenos se pueden vincular a nivel sociocultural, con un gran aumento de las migraciones que conllevan a situaciones de desarraigo y a nuevas condiciones de vida urbana. A nivel individual, las tensiones provocadas por la explotacin y la migracin inherentes a este sistema pueden encontrar una gran va de salida en ciertos usos de drogas.

Desde un punto de vista ideolgico y, a travs de los modelos penal y mdico dominantes, se han fundamentado valores sobre las drogas que han resultado funcionales en el contexto de las sociedades contemporneas.

De esta forma, si bien, siempre ha habido individuos que experimentasen algn problema con la droga, hay que resaltar que en las sociedades contemporneas este fenmeno social problemtico a dado un salto tanto cuantitativo como cualitativo.

Es importante hacer un pequeo inciso en relacin a lo que entendemos como dependencia. El ser humano es dependiente por naturaleza. Esta dependencia sociocultural es un aspecto radical de nuestras vidas y, por ello, conviene abordar la dependencia en relacin a un estilo de vida determinado, teniendo en cuenta que estamos ante un constructo sociocultural en el que confluyen todo un entramado de relaciones sociales y expectativas sociales.

Discursos sobre las drogas

Me parece importante, a la hora de comprender de forma correcta la comprensin del problema social de la droga, analizar, como hizo Roman (1998), los diferentes discursos hegemnicos que tratan el tema y aportan su visin de la cuestin.

Discurso basado en el modelo penal. Est basado en un paradigma de tipo jurdico-represivo, en el que todo lo relacionado, con lo que se ha definido previamente mediante leyes y reglamentos, como droga, se trata bajo el prisma de un delito (lo que produce la creacin de un mercado negro ms potente), que propicia la construccin de un poderosos sistema de control social. Columna vertebral del paradigma prohibicionista.

Discurso basado en el modelo mdico. Con el objetivo de la eliminacin del consumo de drogas. La idea de drogadicto, vista no tanto como un delincuente sino como un enfermo al que haba que diagnosticar, prescribir y tratar, introducindolo en los dispositivos mdicos e institucionalizndolo. L. Lewin introducira los principales conceptos para definir el fenmeno desde un punto de vista cientfico (dependencia, tolerancia, abstinencia, clasificacin por efectos farmacolgicos).Discurso basado en el modelo sociocultural. Estudios etnogrficos y socioantropolgicos sobre distintas drogas cuestionan las perspectiva de la droga como problema como nico enfoque del tema e, incluso se plantean que el sistema biomdico haya que analizarlo como otros sistema cultural presente en nuestras sociedades. En este discurso la construccin social de la droga se convierte en objeto de estudio, basado en la irrompible relacin entre sus tres factores constitutivos: la sustancia, el individuo y el contexto. No soluciona el problema pero intenta buscar y entender que tipos de articulaciones se dan entre estos factores (O. Romani, 1998)LA CONSTRUCCION SOCIAL DEL PROBLEMA

Un apunte: al comenzar este apartado, fijmonos que, como ya hemos dicho antes, el problema de la droga, como tantos otros, proviene de una construccin social. En mi opinin la naturaleza de esta cuestin debera abarcar tambin la cultura, para hablar as de una construccin sociocultural del problema.Esta construccin pues, no est basada en datos objetivos sobre la autntica realidad del fenmeno (si es que realmente existe alguna autntica realidad), sus dimensiones, o los efectos que produce, sino en concepciones estereotipadas, ms orientadas a conmover que a informar y que, en consecuencia, tienden ms a movilizar que a hacer pensar.

Esocohotado (1995) identifica tres elementos aislables en la gnesis del problema de las drogas en el siglo XX, uno general y difuso, el nerviosismo del hombre contemporneo; otro estamental-econmico; y un tercero vinculado a los rituales expiatorios. Respecto a este ltimo, que es el que puede quedar ms difuso, pues considero que los dos anteriores ya se han ido explicando con anterioridad y se suponen, hay que decir que ayuda a comprender las primeras cruzadas contra los drogadictos a sucesivas minoras tnicas que su tiempo minaban la sociedad americana. Los irlandeses, eran los culpables del alcoholismo; los chinos, del consumo de opio; y en cuanto a la cocana, pareca que acechaba las gentes de color del sur. De esta forma, el problema de las drogas quedaba fuera de los buenos americanos siendo los inmigrantes los que corrompan esa sociedad americana.

Roman(1998) pone nfasis en el proceso de modernizacin que impuls la Revolucin Industrial y el desarrollo del modo de produccin capitalista, focalizando tambin en la constante revolucin tecnolgica, que se ha introducido como algo natural en la conciencia de muchos. Que mediante un proceso de normalizacin del consumo y de un consenso generalizado de ciertos valores bsicos de la sociedad, ha derivado en una sociedad urbano-industrial, en la que la heterogeneidad sociocultural se instaura como uno de los elementos bsicos. Con este nfasis Roman, corrobora la nerviosidad del hombre contemporneo:

Las transformaciones tecnolgicas y sociales que acompaan a los procesos de globalizacin han supuesto una fuerte acentuacin de las especializaciones, lo que significa una profundizacin en los procesos de individualizacin, que ha comportado tambin una mayor dislocacin entre los roles sociales que puede jugar un individuo a lo largo de su vida

Esto ha supuesto una segmentacin de la vida cotidiana y una percepcin del mundo tambin a partir de visiones parciales que nos llevan a un conjunto de dificultades a la hora de elaborar y construir nuestras identidades individuales y grupales.

Me ha parecido muy interesante tambin, lo que Roman (1998) constata acerca de la gestin y las tcnicas del cuerpo en las sociedades humanas. Me parece curioso de hecho el concepto en s, que hasta ahora no haba odo antes, y me parece bonito (a titulo personal)

Las tcnicas del cuerpo son un elemento bsico de la socializacin en el que cada individuo tiene que aprender/soportar las formas de trabajarlo(movimientos, control de distancias personales, higiene, presentacin en pblico).

En las sociedades urbanas contemporneas merecera constatar pues, dos aspectos bsicos de la gestin del cuerpo: la prdida de centralidad del cuerpo y su estructuracin en unos lmites ms rgidos (expresin no tan directa de las emociones, por ejemplo). De este modo, parece importante constatar que, por ejemplo, en el uso del xtasis se recuperan elementos como la expresin corporal, las emociones de las relaciones interindividuales mediante la empata. Prcticas que permiten recuperar y bucear, ms o menos a fondo, en la propia individualidad.

La creacin de una actitud

Si bien hemos visto los orgenes y algunas de las causas que han ido conformando poco a poco la cuestin acerca de las drogas, es interesante tambin parase a observar el proceso que ha ido generando la actitud social prevalerte sobre las drogas.Gonzlez Zorrilla (1984) distingue tres etapas fundamentales en este proceso, que son ms o menos generalizables a la evolucin de la actitud en la mayora de pases europeos:

La primera de ella se corresponde con la consolidacin de la imagen del toxicodependiente como el enemigo pblico; el drogadicto como joven contestatario social o social que hace de su vivencia de las drogas una manifestacin ms de su rechazo a la cultura y el sistema social imperante. A ese enemigo poltico le corresponde una respuesta represiva, penal.

La segunda de las etapas el joven toxicmano se identifica con un joven marginal de los barrios perifricos urbanos inmerso en una desorganizacin social. La droga comienza a ser vista como un factor de identificacin del grupo marginal. Este modelo corresponde a un tipo de control doble: se distingue entre traficante, delincuente, y consumidor, peligroso social. Comienzan a aparecer objetivos de cura y terapias que, tmidamente, comienza a introducirse en la legislacin penal. El psiquitrico junto a la prisin, se instauran como los instrumentos de control.En la tercera etapa, los drogadictos ya son individuos pertenecientes a todas las clases sociales. Se instaura la imagen del toxicmano que delinque para atender sus necesidades de droga. La respuesta social comienza a preocuparse por la curacin, irguindose la comunidad teraputica como modelo. No obstante, todo ello sin olvidar tambin la respuesta penal.

Todo este complejo proceso en el que las etapas sucesivas no anulan las anteriores sino que se superponen a ellas, han creado un tipo de percepcin social basada en preconceptos, en estereotipos que mixtifican el fenmeno y lo tien de connotaciones morales que en definitiva sirven para crear, reforzar, perpetuar y amplificar la desviacin (Gonzlez Zorrilla, 1984).

La juventud y las drogasCuando hablamos de cultura juvenil nos referimos a aquellos modos de vida, formas de relacionarse, de comunicarse, de trabajar, de expresarse, de pensar, atribuidos a un grupo social determinado. Estamos ante una construccin social. Muchas de estas culturas o subculturas juveniles, expresan su rechazo a la sociedad contradictoria que les ha tocado vivir, y uno de los elementos simblicos que utilizan es el uso de determinadas drogas no normalizadas, asociadas a la transgresin, a grupos sociales diferenciales y a culturas exticas.As, hay que reconocer que, generalmente, la droga (ilegal) se ha ido integrando en nuestras sociedades a travs de unos grupos juveniles. De este modo, una de las funciones que ha cumplido la poltica dominante sobre la droga ha sido facilitar una cierta identificacin entre joven y drogadicto, estigmatizando a su vez a estos grupos sociales como forma de obtener control sobre ellos.De esta forma, la integracin, en las ltimas fases de desarrollo de las sociedades urbano-industriales, de dos tipos de procesos sociales contemporneos, pero en principio distintos (juventud y drogas), ha propiciado la aparicin de unos usos especficos de las drogas por la juventud que debemos considerar como fenmeno social; fenmeno bastante sintomtico de algunos de los principales problemas que tiene planteados nuestra sociedad.

De esta forma, si prestamos atencin a las actitudes e imgenes presentes en la opinin pblica no es muy difcil observar una identificacin entre los trminos droga, juventud, desviacin, delincuencia y enfermedad.(Gonzalez Zorrilla, 1984).

LA POLTICA DE DROGAS

En relacin a los problemas surgidos en torno a ciertos usos de algunos drogas, una gran mayora de pases del mundo, presionados bsicamente por los Estados Unidos desde inicios del siglo XX, acabaron firmando el Convenio nico de Estupefacientes de 1961, en Viena, y una serie de convenios internacionales subsiguientes, que configuran la poltica que denominamos prohibicionista.

El discurso de esta poltica, como ya hemos introducido de forma breve en pginas anteriores, considera droga solo a algunos productos psicoactivos existentes, a los que fiscalizan las agencias internacionales, convirtiendo su comercio y su uso en un delito y a sus usuarios en delincuentes o, en todo caso, en enfermos bajo prescripcin penal, cuya nica posible salida es la abstencin total del consumo de la droga de la que se trate (Roman, 2008).El prohibicionismoEl modelo de gestin dominante sobre las drogas en nuestra sociedad, como vena diciendo antes, es de tipo prohibicionista y est basado en un paradigma terico jurdico-mdico. Las leyes, las instituciones, las ideologas poltico-profesionales que constituyen este modelo tenan unas finalidades primordiales que podramos definir de forma breve con tres objetivos:-acabar con el consumo y trfico de drogas

-proteger a los consumidores

-apoyar a los profesionales que trabajan en este campo

No obstante, hay que mencionar que ninguno de ellos se ha conseguido de manera eficaz, pudiendo criticar dicho paradigma como ineficaz.

Por otro lado, y como seala Roman (1998), es contraproducente, pues su imagen fatalista de las drogas se ha convertido en una profeca autocumplida que ha propiciado la separacin de drogas lcitas/ilcitas con un tratamiento claramente diferenciado, que ha conllevado a errores en la gestin de unas y otras. Adems, el mercado negro creado alrededor de estas sustancias, aparte de adulterarlas, tiene una estructura de oferta que se expande a partir de los condicionamientos que impone el prohibicionismo, en unas sociedades centradas econmicamente en el mercado. Por otro lado, su criminalizacin a deteriorado seriamente sus condiciones de consumo y su alrededor.

As, desde una perspectiva de la salud pblica, entendida como poltica que garantice a la sociedad un mnimo de recursos para su bienestar, el modelo en cuestin crea enormes dificultades, tanto en prevencin, como en el tratamiento y reinsercin de los drogodependientes.

Prevencin

Los objetivos bsicos de la prevencin consisten en mejorar las resistencias de las personas ante condiciones amenazantes para sus salud, disminuir la virulencia del agente patgeno y modificar el contexto ambiental, creando barreras entre los factores de riesgo y la poblacin.En el campo de las drogas tenemos por una parte el nivel de las consignas de las campaas publicitarias y los consejos emitidos por los entendidos (modelo prescriptivo); y por otra, la discusin grupal que, en distintos contextos va permitiendo la definicin de los problemas y que redefine la prevencin como el conjunto de esfuerzos que una comunidad pone en marcha para reducir, de forma razonable, la probabilidad de que en su seno aparezcan problemas relacionados con el consumo de drogas. Para que funciones este tipo de prevencin, debe tener su punto de partida en la cultura y el conocimiento

De esta forma, en el modelo prescriptivo encontramos una serie de tcnicos especialistas que prescriben lo que hay que hacer y la poblacin debe asumirlo. La informacin es utilizada como fuente de persuasin que modificara el comportamiento. Dirigido a toda la poblacin indiscriminadamente, se emiten consignas mediante campaas publicitarias.

En el modelo participativo, al contrario, el anlisis conjunto del que hablbamos antes permite la identificacin grupas de los problemas y de las posibles soluciones. Basado en una educacin integral a travs de los canales de socializacin, mediante discusiones grupales. Los objetivos y los mtodos de este modelo dependern de los diferentes contextos y sociedades (Roman, 1998).Reduccin del dao

La "reduccin de daos" es una poltica de prevencin de los daos potenciales relacionados con el uso de drogas ms que de prevencin del uso de drogas en s mismo. Es una poltica social que tiene como objetivo prioritario disminuir los efectos negativos producto del uso de drogas. Esta corriente acepta el hecho de que el uso de drogas ha persistido a pesar de todos los esfuerzos para evitarlo. Reconoce tambin que a menudo, algunas medidas de prevencin del uso de drogas han tenido el efecto no deseado de aumentar los daos asociados a dicho uso.

Una estrategia de "reduccin de daos" puede involucrar una amplia variedad de tcticas. Puede incluir el cambio de las sanciones legales asociadas al uso de drogas; puede mejorar la accesibilidad de los usuarios de drogas a los servicios de tratamiento; puede tender a cambios en la conducta de los usuarios de drogas a travs de la educacin; puede tambin dirigirse a modificar la percepcin social acerca de las drogas y de los usuarios de drogas.

La reduccin de daos constituye un elemento nuevo en esta poltica preventiva, es la atencin puesta en los "efectos secundarios" del uso de drogas. Por "efectos secundarios" estamos entendiendo no a los producidos por la propia naturaleza de las sustancias psicotrpicas ("efectos primarios"), sino los efectos consecuentes a las respuestas sociales a dicho uso, en especial la criminalizacin. A estos "efectos secundarios" se los designa tambin "costos sociales de la criminalizacin de las drogas".

Existe una confusin en lo que se refiere a las relaciones entre las propuestas de la reduccin del dao y conceptos como el de la legalizacin de las drogas. No significan lo mismo, la legalizacin puede constituirse en una alternativa de reduccin de daos entre otras.

Estos programas de reduccin de daos se dirigen prioritariamente a los usuarios de drogas que no frecuentan las instituciones y que tienen escaso o nulo contacto con los dispositivos sanitario y social.

Una poltica normalizadota (conlusin)La despenalizacin de las drogas se va a dar tarde o temprano, eso es un hecho. Si no es en esta generacin ser en la prxima, cuando los consumidores de fin de semana de drogas de diseo y smart drugs adquieran posiciones de poder econmico y social, y al no desconocer ni temer lo que teman sus padres y sus abuelos, aprovechen alguna coyuntura econmica de dficit presupuestario para el sector salud o algo as y, liderados por algunos polticos de ocasin que esgriman la necesidad de recaudar ms impuestos sin el coste macroeconmico de una reforma fiscal, decidan ponerle fin a una prohibicin que no sta fundamentada en razones farmacolgicas, muy convencidos de que, despus de todo, las drogas no son tan malas y pueden ser muy redituablesKarina Malpica: Drogas: el ltimo tab del milenioEst claro que las actuales leyes sobre drogas han creado un zona oscura que ha favorecido la corrupcin y la arbitrariedad de distintos poderes. El cambio de estas leyes, a lo que son las bases ms elementales del galantismo democrtico es una urgencia no solo desde el punto de vista de la salud pblica.La reduccin de la doble moral, de las disonancias cognitivas del problema, planteara una educacin ms coherente sobre el tema en el marco de eso que llamamos una promocin integral de la salud como instrumento y no como fin. La desactivacin de la imagen de la sobrepotencia con la que el paradigma hegemnico ha adornado la droga minara las bases simblicas del prestigio y, por tanto, de la atraccin de la que dispone en la actualidad.

Esta normalizacin conllevara a una actual desactivacin de la estructura econmica de las drogas ilegales, estableciendo un sistema de control real sobre la circulacin de las drogas, semejante al que actualmente est en vigor para los medicamentos o los alimentos y que, permitira superar superar el actual descontrol del llamado mercado negro.En consecuencia, posibilitara al mximo la asuncin de la gestin de los conflictos por el propio grupo interesado, cosa que solo se puede hacer si stos no se plantean como externos al mismo, inabordables o como cosa de expertos.

BIBLIOGRAFA

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- http://www.drogas.bioetica.org/dronos.htm- http://apps.who.int/medicinedocs/es/d/Js4898s/9.htmlENSAYO: EL TRATO PERIODSTICO DE LAS DROGAS

Los medios de comunicacin constituyen un gran elemento socializador, por ello no desarrollan solamente la funcin de informar, sino que tambin se erigen como formas de educar la mentalidad de los individuos. As sera importante que estos medios transmitiesen la noticia y la informacin de la manera ms neutra y ms educativa posible. As, una informacin sin dramatismo ni fatalidad es importante para poder tratar la cuestin de las drogas de forma neutra.

No obstante, en las diferentes noticias que he ido recabando se encuentran las dos caras de la moneda.

A la hora de replantearse el trato periodstico que los medios de comunicacin dan a la cuestin de la droga no podemos olvidar ciertos aspectos. Entre ellos la continua aparicin de opinin o entrevistas a expertos que tratan el tema asi, deberamos tener en cuenta que stas pertenecer a un modelo prescriptivo de prevencin. Adems es importante tambin constatar que la mayora de noticias que aparecen tratando el tema que nos ocupa abordan por lo general ciertos mbitos, ms que otros, de la cuestin. Entre ellos, el narcotrfico, el consumo y la poltica de drogas.De esta forma, en el primero de stos mbitos observamos claramente un discurso de tipo penal. Hay que remarcar que cuando se habla de narcotrfico, la mayora de las veces parece haber una ruta establecida donde el punto de origen se encuentra en Amrica Latina y su destino, no pocas veces, es el continente europeo. La droga ms relevante de este narcotrfico: la cocana.

Es importante observar como diferentes noticias hacen hincapi en la expansin del narcotrfico, y en como la agencia antidroga de la ONU alarma ms que advierte de la grave situacin del problema.

La expansin del narcotrfico no solamente esta relacionada con las grandes cantidades de droga que se mueven, sino tambin con la violencia que lo envuelve. Si nos detenemos a pensar, la mayora de las noticias que tratan este problema, a no ser que expongan incautaciones, poco hablan de la droga y ms bien se dedican a vincular este fenmeno con la violencia de las bandas que lo mueven y la corrupcin que genera. Se asociando drogas, con violencia y corrupcin.Por otro lado, no son pocas las noticias que hablan del consumo, de las nuevas drogas emergentes y de sus usos. En este caso, estudios de consumo alertan sobretodo del aumento en mbitos escolares, que en ocasiones va vinculado, segn algunas noticias a la posesin de armas. Cuando diferentes noticias abarcan dicho mbito tratan a su vez tambin detenciones por delitos contra la salud pblica o sanciones administrativas relacionadas con la posesin. La mayora de los datos aportados vienen de los Departamentos de Polica. Es obvio el discurso penal-sanitario que se desarrolla en estas noticias. El consumo es tratado tanto como un problema sanitario, como un problema de seguridad que debe ser penalizado. Como deca antes, me ha sorprendido como en una noticia en concreto cuyo titular es: Los casos de consumo de drogas en los entornos escolares aumentan un 74% en 2010, su subtitular consiste en: La Polica Local de Madrid requisa 1.337 armas en 2010, un 24% ms que en 2009. Vinculando de forma un poco descarada el aumento de drogas con la posesin de armas, cuando realmente en el interior de la noticia aparecen como dos apartados que directamente no se vinculan el uno con el otro.

Es bastante coherente afirmar, como los diferentes peridicos participan tambin e la creacin de la construccin social de la droga como algo, no solamente daino y txico, sino tambin como algo violento. Vinculando el consumo de drogas con comportamientos de este tipo.

Por otro lado se observa tambin una relacin en los estudios de consumo que van dirigidos sobre todo a ambientes escolares o juveniles, donde quedan los trminos droga y joven o adolescente directamente vinculados.

En cuanto a los usos y a la emergencia de nuevas drogas, hay que considerar que las noticias son ms bien pocas. A pesar de ello, esta informacin ofrecida formara parte del modelo de prescripcin de la informacin.Por el contrario, y sorprendentemente contradictorio, curioso es el trato que se le da al tema de la legalidad de las drogas. Pocas son las noticias que hablan de su prohibicin y bastantes las que hablan de una posible legalidad o de intentos de proceso o procesos de legalizacin.

En estas noticias, que abogan por la regulacin de algunas drogas, se constata la poca efectividad que el modelo prohibicionista tiene sobre el consumo de estas sustancias (me remito a las noticias comentadas anteriormente sobre el consumo). Se constata un cambio de discurso, que pretende un giro de los policial a lo sanitario. Como comentbamos anteriormente, se deja entrever la voluntad de llevar a cabo una poltica normalizadora en esta cuestin, resaltando la importancia que tendra esto en la lucha contra el crimen organizado. Personalidades importante, cada vez abogan ms por llevar a cabo este tipo de polticas, sobre todo en lo que refiere al cannabis, la droga que ms entra en el debate de la legalizacin.

En estos artculos, se habla de la guerra contra las drogas que, como todas las guerras, deja muerte y sufrimiento a su paso.

De este modo, es interesante ver como articulan los propios medios de comunicacin su discurso contra las drogas. El carcter contradictorio que ayuda a construir un significado negativo de las sustancias vinculado a la violencia y a la corrupcin, choca claramente con aquellas noticias que hablan de la legalizacin, o al menos, de la necesidad y la emergencia de cuestionar el caduco modelo prohibicionista, que a su vez ellos se encargan de alimentar.

Los casos de consumo de drogas en los entornos escolares aumentan un 74% en 2010

La Polica Local de Madrid requisa 1.337 armas en 2010, un 24% ms que en 2009

Los casos de consumo de drogas en los entornos escolares aumentaron un 75% el ao pasado con respecto al ejercicio anterior, segn datos de la Polica Municipal hechos pblicos por el portavoz socialista en materia de Seguridad, scar Iglesias.

El edil ha apuntado que en 2010 el "consumo y posesin de drogas entre los escolares madrileos aument un 53% con respecto a 2009", un hecho que ha calificado de "grave", pero que es an ms "preocupante" si se tiene en cuenta tan solo el consumo de estupefacientes, cuyos casos entre escolares ha pasado de 373 a 648 casos, con lo que ha aumentado un 74% en tan solo un ao.

"Hacen falta ms controles ms efectivos en este mbito tan preocupante", ha reclamado, apuntando adems que, a nivel general, las detenciones por delitos contra la salud pblica crecieron un 44% el pasado ao (pasaron de 237 a 486), las denuncias administrativas por tenencia de estupefacientes se incrementaron un 18,8% (de 7.399 a 8.796) y los casos de trfico pasaron de 326 a 415.

Iglesias ha resumido que "esto significa que en Madrid de media se producen 24 delitos diarios relacionados con las drogas, un tema muy importante desde el punto de vista de la seguridad y de la salud pblica de los madrileos", ha dicho.

Ante estas acusaciones, el coordinador general de Seguridad y Emergencias de la capital ha replicado que estos datos muestran "ms bien un xito en materia de prevencin de la Polica Municipal, que lleva a cabo ms actuaciones preventivas, que permiten ir reduciendo las veces que debe intervenir por reaccin".

As, ha apuntado que mientras las acciones preventivas por asuntos de droga aumentaron un 44% entre 2009 y 2010, en ese periodo "se redujo el nmero de veces que hubo que actuar por reaccin", pasando de 400 a 324 intervenciones (-19,75%). "La prevencin hace que disminuyan las infracciones y delitos", ha concluido.

Armas y reyertasPor otra parte, la Polica Municipal de Madrid requis 1.337 armas durante el ao 2010, un 24,4% ms que en el ejercicio anterior, e intervino en un total de 331 reyertas, segn ha indicado esta maana el coordinador general de Seguridad y Emergencias de la capital, Javier Conde, en la misma comisin ordinaria de Seguridad y Movilidad.

El responsable municipal ha sealado que en 2010 los agentes municipales intervinieron de forma preventiva 1.337 armas, de las que 882 fueron armas blancas, 28 artculos pirotcnicos, 95 armas de aire comprimido, 52 sprays de defensa no autorizados y 300 objetos peligrosos susceptibles de ser utilizados como arma.

Conde ha asegurado que este incremento en la actividad preventiva de la Polica Municipal ha permitido pasar de 586 intervenciones en reyertas en 2009 a 331 en 2010, algo que ha calificado de "xito" ya que tambin estn descendiendo los heridos por arma blanca.

Iglesias ha insistido en que es "preocupante" que haya aumentado un 24% la presencia de armas prohibidas en la calle, "sobre todo si se tiene en cuenta que el ao pasado hubo 3.797 robos con intimidacin y violencia donde se han usado armas ilegales".

Aumenta un 53% el consumo de drogas en los colegios

F. J. B. - Madrid - 12/04/2011

La tenencia y el consumo de drogas en los centros escolares ha subido un 53% durante el ltimo ao. As lo denunci ayer el concejal socialista encargado de los temas de Seguridad, scar Iglesias, durante la comisin previa al pleno. De los 645 casos recogidos en 2009 se ha pasado a 990 durante el ltimo ejercicio, segn los datos de la Polica Municipal. "Una vez ms se demuestra el fracaso de las polticas del alcalde para prevenir el consumo en estas zonas", critic el concejal del PSM.

Los distritos donde se han producido los aumentos de consumo son Centro, Latina, Villa de Vallecas, Fuencarral-El Pardo, Retiro y Chamartn, segn Iglesias. "Si solo tenemos en cuenta el consumo de estupefacientes, cuyos casos entre escolares ha pasado de 373 a 648 casos, el aumento es mucho mayor, ya que ha subido un 74% en tan solo un ao", aadi el concejal socialista.

Los responsables municipales, en especial el coordinador de Polica Municipal, Javier Conde, explicaron que este incremento se ha debido al aumento de la actividad policial, en especial en los alrededores de los centros escolares. "Lo que es necesario es incrementar el nmero de agentes tutores y hacer mayor prevencin entre los jvenes", afirm el edil socialista.

Iglesias tambin record que, segn las estadsticas municipales, los delitos por posesin y consumo de drogas han crecido un 19%: han pasado de 7.399 en 2009 a 8.726 en el ltimo ejercicio. Supone que cada da se produjeron en la capital 24 delitos de este tipo.

La tenencia de armas prohibidas y peligrosas tambin se ha incrementado en el ao 2010 un 24%, al pasar de 1.074 en 2009 a 1.337, segn los datos del concejal del PSM.