91
ENE mar DIC 28 201 3 201 4 201 5 66 captures 6 nov 08 - 20 dic 14 Close Help HILAIRE BELLOC LAS GRANDES HEREJÍAS Traducción de Denes Martos Edición Original: The Great Heresies - 1938 Edición Electrónica: 2008 INDICE Capítulo 1: Introducción. ¿Qué es una Herejía? Capítulo 2: El esquema de este libro. Capítulo 3: La Herejía Arriana. Capítulo 4: La Gran y Persistente Herejía de Mahoma. Capítulo 5: El ataque albigense. Capítulo 6: ¿Qué fue la Reforma? Capítulo 7: La Fase Moderna.. Otras Obras Recomendadas Denes Martos Los Deicidas Gilbert K. Chesterton Herejes Ortodoxia Maestro Eckardt http://ww w

Las Grandes Herejías - Hilaire Belloc

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Uno de los libros mas emblematicos del autor cristiano Hilaire Belloc

Citation preview

Principio del formulario

Final del formulario

Principio del formularioFinal del formularioENE marDIC

28

2013 20142015

66 captures 6 nov 08 - 20 dic 14

Close Help

HILAIRE BELLOCLAS GRANDES HEREJAS Traduccin de Denes Martos Edicin Original: The Great Heresies - 1938 Edicin Electrnica: 2008

INDICECaptulo 1: Introduccin. Qu es una Hereja?Captulo 2: El esquema de este libro.Captulo 3: La Hereja Arriana.Captulo 4: La Gran y Persistente Hereja de Mahoma.Captulo 5: El ataque albigense.Captulo 6: Qu fue la Reforma?Captulo 7: La Fase Moderna..

Otras Obras Recomendadas

Denes MartosLos Deicidas Gilbert K. ChestertonHerejesOrtodoxiaMaestro Eckardt Obras AlemanasLeonardo Castellani Antologa

Captulo 1 Introduccin. Qu es una Hereja?Qu es una hereja y cual es la importancia histrica de algo as?Al igual que la mayora de las palabras modernas, hereja se utiliza tanto de un modo vago como diverso. Se la utiliza vagamente porque la mente moderna es tan adversa a la precisin cuando se trata de ideas como enamorada est de la precisin cuando se trata de medidas. Y es utilizada en forma diversa porque, de acuerdo a la persona que la utiliza, puede llegar a significar cualquiera de al menos cincuenta cosas.Actualmente, para la mayora de las personas (de las que utilizan el idioma ingls) la palabra hereja connota disputas pasadas y olvidadas, y antiguos prejuicios contrarios a un examen racional. Por consiguiente, se piensa que la hereja carece de inters contemporneo. El inters en la hereja est muerto porque la hereja tiene que ver con cuestiones que ya nadie toma en serio. Se comprende que una persona puede interesarse en una hereja por curiosidad arqueolgica, pero difcilmente resulte comprendido si llega a afirmar que la hereja ha tenido un gran efecto sobre la Historia y sigue siendo, hoy mismo, un impulso contemporneo viviente. Y sin embargo, la cuestin de la hereja en general tiene altsima importancia para el individuo y para la sociedad. Y la hereja en su significado particular (que es el de la hereja en la doctrina cristiana), es de especial inters para cualquiera que desee entender a Europa, al carcter de Europa, y a la Historia de Europa. Porque la totalidad de esa Historia, desde el surgimiento de la religin cristiana, ha sido la Historia de luchas y cambios, mayormente precedidos, con frecuencia aunque no siempre causados, y ciertamente acompaados por diversidades de doctrina religiosa. En otras palabras, la hereja cristiana es un subconjunto especial de primersima importancia para la comprensin de la Historia europea porque, junto con la ortodoxia cristiana, constituye el acompaante y el agente constante de la vida de Europa. Debemos comenzar con una definicin, aunque el definir implique un esfuerzo mental y, por lo tanto, resulte antiptico.La hereja es la dislocacin de una estructura completa y autosostenida mediante la introduccin de la negacin de una de sus partes esenciales.Por estructura completa y autosostenida entendemos cualquier sistema afirmativo en fsica, matemticas, filosofa o lo que fuere, en el cual las distintas partes son coherentes entre si y se sostienen mutuamente.Por ejemplo, la antigua estructura de la fsica, frecuentemente llamada newtoniana en Inglaterra por haber sido Newton quien mejor la defini, es una estructura de esta clase. La variedad de cosas que se afirman en ella acerca del comportamiento de la materia, y especialmente la ley de la gravedad, no constituyen afirmaciones aisladas de las que cualquiera podra ser extrada sin desordenar el resto; por el contrario, son todas parte de una misma concepcin o unidad de modo tal que, si modificamos una parte, la totalidad deja de funcionar.Otro ejemplo de un sistema similar es nuestra geometra plana que hemos heredado de los griegos y a la cual llaman euclidiana quienes piensan (o esperan) haber descubierto una nueva geometra. Cada proposicin de nuestra geometra plana en cuanto a que los ngulos internos de un tringulo plano son iguales a dos ngulos rectos; que el ngulo contenido en un semicrculo es un ngulo recto, y as sucesivamente; cada una de estas proposiciones no slo se encuentra sostenida por cada una de las dems proposiciones del sistema sino que, a su vez, sostiene a cada parte individual de la totalidad. Hereja significa, pues, la distorsin de un sistema por excepcin: por la extraccin de una parte de su estructura {[1]}, e implica que el esquema queda daado por haberse quitado parte del mismo, por haberse negado parte del mismo, o bien por haber dejado el vaco creado sin llenar, o bien por haberlo llenado con alguna afirmacin nueva. Por ejemplo, el Siglo XIX construy un esquema de crtica textual para establecer la fecha de un documento antiguo. Uno de los principios dentro de este esquema es que cualquier afirmacin de lo maravilloso es necesariamente falsa. Si en cualquier documento halla usted una maravilla, afirmada por el supuesto autor del documento, tiene usted derecho a concluir (dicen los crticos textuales del Siglo XIX, hablando todos como un slo hombre) que el documento no fue contemporneo, que no es de la fecha que pretende ser. Pero aparece un nuevo y original crtico que dice: No estoy de acuerdo. Pienso que ocurren maravillas y tambin pienso que las personas dicen mentiras. Una persona irrumpiendo as es un hereje en relacin a ese particular sistema ortodoxo. Una vez concedida esta excepcin, todo un nmero de certezas negativas se vuelve inseguro.Usted estaba seguro, por ejemplo, de que la vida de San Martn de Tours, tal como est expuesta por un testigo contemporneo, no perteneca a un testigo contemporneo por las maravillas que relataba. Pero admitiendo el nuevo principio, el testigo podra ser contemporneo despus de todo, y por lo tanto puede ser aceptado como histrico si testimonia algo que no es en modo alguno maravilloso pero que no se encuentra en ningn otro documento. En la biografa de un taumaturgo lee usted que resucit a un hombre de entre los muertos en la baslica de Viena en el ao 500. La escuela ortodoxa de la crtica dira que toda la historia es obviamente falsa y, por incluir maravillas, no es prueba de la existencia de una baslica en Viena en dicha fecha. Pero nuestro hereje, que desafa el canon ortodoxo de la crtica, dice: Me parece que el bigrafo del taumaturgo puede haber estado mintiendo, pero no habra mencionado a la baslica y la fecha a menos que sus contemporneos supiesen, como l saba, que existi una baslica en Viena en dicha fecha. Una falsedad no presupone la falsedad universal en un narrador. Y hasta puede aparecer un hereje todava ms audaz que podra decir: Este pasaje no slo constituye una evidencia perfectamente buena en favor de la existencia de una baslica en Viena por el ao 500, sino que hasta considero posible que el hombre fue resucitado de entre los muertos. Si sigue a cualquiera de los crticos, estar usted alterando todo el esquema de pruebas mediante el cual la Historia verdadera se separa de la falsa en la crtica textual contempornea.La negacin completa de un esquema no es hereja y no posee el poder creativo de una hereja. Pertenece a la esencia de la hereja el dejar inclume gran parte de la estructura a la cual ataca. De esta manera puede seguir dirigindose a los fieles y contina afectando sus vidas desvindolos de sus caractersticas originales. Es por ello que de las herejas se dice que sobreviven por las verdades que retienen.Debemos destacar que, en cuanto al valor de la hereja como mbito de estudio histrico, resulta indiferente que el esquema completo atacado sea verdadero o falso. Lo que nos ocupa aqu es la altamente interesante verdad que la hereja origina una nueva vida propia y afecta vitalmente a la sociedad que ataca. La razn por la cual las personas combaten la hereja no es tan slo, ni principalmente, conservadorismo, una devocin a la rutina, disgusto por la perturbacin de sus hbitos de pensamiento, sino mucho ms por la percepcin de que la hereja en la medida en que gane terreno producir un estilo de vida y una configuracin social contraria, irritante y quizs hasta mortal para el estilo de vida y la configuracin social que produca el antiguo esquema ortodoxo.Sirva lo dicho en beneficio del significado general y el inters de esa tan frtil palabra hereja.En su significado particular (el utilizado en este libro) implica daar por excepcin el esquema completo constituido por la religin de la Cristiandad. Por ejemplo, una parte esencial de esta religin (an siendo slo una parte) sostiene que el alma individual es inmortal; que la conciencia personal sobrevive a la muerte fsica. Ahora bien, las personas que creen en ello considerarn al mundo y a si mismas de cierta manera, se comportarn de cierta forma, y sern cierto tipo de personas. Si hacen una excepcin es decir: si recortan y extraen nicamente esta doctrina pueden seguir conservando todo lo dems, pero el esquema estar cambiado; el estilo de vida, las caractersticas y todo el resto se volvern otra cosa. La persona que est convencida de que cuando muera todo habr terminado de una vez para siempre, puede seguir creyendo en que Jess de Nazareth fue Verdadero Dios de Verdadero Dios, que Dios es trino, que la Encarnacin estuvo acompaada por un Nacimiento Virgen, que el pan y el vino se transforman en virtud de una formula particular. Esta persona podr recitar una gran cantidad de oraciones cristianas y admirar y copiar a algunos cristianos ejemplares elegidos pero ser una persona bastante diferente de aquella otra que da por cierta la inmortalidad.Debido a que la hereja en este sentido particular (la negacin de una doctrina cristiana aceptada) afecta de este modo al individuo, afecta tambin a toda la sociedad, y cuando uno examina cierta sociedad formada por una religin en particular, necesariamente debe ocuparse extensamente de la distorsin o menoscabo de dicha religin. se es el inters histrico de la hereja. Por eso, quien quiera entender como es que Europa vino a ser lo que es y cuales fueron las causas de sus cambios, no puede darse el lujo de considerar la hereja como algo carente de importancia. Los eclesisticos que en los concilios orientales lucharon con tanta furia por detalles de definiciones, tenan mucho ms sentido histrico y se hallaban mucho ms en contacto con la realidad que los escpticos franceses, familiares a los lectores ingleses a travs de su discpulo Gibbon.Por ejemplo, una persona que piensa que el arrianismo es una simple discusin semntica est dejando de ver que un mundo arriano sera mucho ms parecido a un mundo mahometano y mucho menos parecido a lo que el mundo europeo de hecho lleg a ser. Esa persona est mucho menos en contacto con la realidad de lo que estuvo Atanasio cuando afirm la importancia suprema del punto de doctrina. Aqul concilio local en Pars, que volc el fiel de la balanza en favor de la tradicin trinitaria, tuvo tanto efecto como una batalla decisiva; y el no comprender eso es ser un mediocre historiador.Y la tesis no se refuta diciendo que ambos, tanto el ortodoxo como el hereje, sufran de una ilusin; que estaban discutiendo cuestiones que no tenan una existencia real y que no merecan el esfuerzo de un debate. La cuestin es que la doctrina (y su negacin) contribuyeron a la formacin de la naturaleza de las personas y esa naturaleza as formada determin el futuro de la sociedad que esas personas construyeron. Y en relacin con esto existe otra consideracin demasiado frecuentemente omitida en nuestros tiempos. Es la siguiente: para grandes masas de seres humanos la actitud escptica frente a cuestiones trascendentales no puede perdurar. Muchos han desesperado por el hecho de que esto sea as. Deploran la despreciable debilidad de la humanidad que compele a la aceptacin de alguna filosofa o de alguna religin a fin de llevar adelante la vida en absoluto. Pero sta es una cuestin de experiencia positiva y universal.Por cierto, no hay forma de negarlo. Es un hecho simple. La sociedad humana no puede desenvolverse sin algn credo, porque un cdigo o una norma son el producto de un credo. De hecho, a pesar de que algunos individuos especialmente aquellos que disponen de existencias protegidas pueden con frecuencia desempearse con un mnimo de certeza o hbito respecto de cuestiones trascendentales, una masa humana orgnica no puede vivir de esa forma. As, la Inglaterra moderna est sostenida por toda una religin: la religin del patriotismo. Destruid eso por medio de algn desarrollo hertico, exceptuando la doctrina de que el primer deber de una persona es hacia la sociedad poltica a la cual pertenece, e Inglaterra, tal como la conocemos, gradualmente cesar de ser y se convertir en algo diferente. La hereja, por lo tanto, no es un fsil. Es una materia de permanente y vital inters para la humanidad porque est ligada a la cuestin de la religin y sin alguna forma de religin ninguna sociedad humana ha perdurado ni podr perdurar jams. Quienes piensan que la cuestin de la hereja puede ser descuidada porque el trmino les suena pasado de moda y porque se relaciona con cierta cantidad de disputas hace tiempo abandonadas, estn cometiendo el error de pensar en palabras en lugar de pensar en ideas. Es la misma clase de error que contrasta a los Estados Unidos como repblica con una Inglaterra monrquica cuando, por supuesto, el gobierno de los Estados Unidos es esencialmente monrquico y el gobierno de Inglaterra es esencialmente republicano y aristocrtico. No tienen fin los equvocos que surgen del empleo ambiguo de las palabras. Pero si tenemos presente al hecho simple que un Estado, una poltica humana, o una cultura general, tiene que estar inspirada por algn cuerpo de normas morales, y que no puede haber cuerpo de normas morales sin doctrina, y si nos ponemos de acuerdo en llamar religin a cualquier cuerpo consistente de doctrina y moral; pues entonces aparecer clara la importancia de la hereja como cuestin porque la hereja no significa ms que la propuesta de innovaciones religiosas por medio de la extraccin de algo que ha constituido la religin aceptada en algn momento dado, con el fin de negarlo o reemplazarlo por otra doctrina extraa.El estudio de las sucesivas herejas cristianas, sus caractersticas y su trayectoria, posee un inters especial para todos los que pertenecemos a la cultura europea o cristiana; y la razn de ello debera ser evidente: nuestra cultura fue hecha por una religin. Los cambios o los desvos de esa religin necesariamente afectarn a nuestra civilizacin como un todo.Toda la Historia de Europa, con sus variadas comarcas y Estados y cuerpos generales durante los ltimos diecisis siglos, ha estado mayormente vuelta hacia las sucesivas herejas que aparecieron en el mundo cristiano.Somos lo que actualmente somos principalmente porque ninguna de esas herejas finalmente desquici a nuestra religin ancestral; pero tambin somos quienes somos porque cada una de estas herejas afect profundamente a nuestros padres durante generaciones enteras. Cada hereja dej sus huellas y una de ellas, el gran movimiento mahometano, sigue teniendo al da de hoy influencia dogmtica y preponderancia sobre una gran fraccin de territorio que alguna vez fue enteramente nuestro.Si uno se pusiese a catalogar a las herejas siguiendo la larga Historia de la Cristiandad, la lista de las mismas podra parecer casi infinita. Porque se dividen y se subdividen, estn en todas las escalas, varan de lo local a lo general. Sus vidas se extienden desde menos de una generacin hasta siglos enteros. La mejor forma de entender la materia es seleccionando algunos pocos ejemplos prominentes y estudiarlos para entender la gran importancia que puede tener una hereja.Un estudio semejante se hace ms fcil por el hecho de que nuestros padres reconocieron a la hereja por lo que era, le dieron en cada caso un nombre en particular, la sujetaron a una definicin y, por lo tanto, a ciertos lmites haciendo ms fcil su anlisis gracias justamente a dicha definicin.Por desgracia, en el mundo moderno se ha perdido el hbito de esas definiciones. La palabra hereja, habiendo venido a connotar algo extrao y pasado de moda, ya no se aplica a los casos que son claramente casos de hereja y deben ser tratados como tales.Por ejemplo, en la actualidad est difundida la negacin de lo que los telogos llaman dominio, esto es: el derecho a la posesin de propiedades. Se afirma ampliamente que las leyes que permiten la propiedad privada de tierra y de capital son inmorales; que el suelo de dnde surgen todos los bienes productivos debera ser comunal y que cualquier sistema que permita su control por individuos o familias es un sistema equivocado y por lo tanto debe ser atacado y destruido.A esta doctrina, que ya es bastante fuerte entre nosotros y que est ganando en fuerza y nmero de adherentes, no la llamamos hereja. La concebimos tan slo como un sistema poltico o econmico y cuando hablamos del comunismo nuestro vocabulario no sugiere nada teolgico. Pero esto es solamente porque nos hemos olvidado del significado de la palabra teolgico. El comunismo es tan una hereja como el maniquesmo. Implica tomar el esquema moral con el que hemos vivido, extraer del mismo una parte en particular, negar esa parte e intentar su reemplazo por una innovacin. El comunista retiene mucho del esquema cristiano: la igualdad humana, el derecho a la vida, y as sucesivamente. Niega tan slo una parte.Lo mismo vale en cuanto al ataque contra la indisolubilidad del matrimonio. Nadie llama hereja al conjunto de prcticas y afirmaciones modernas relacionadas con el divorcio, pero de hecho el divorcio es una hereja desde el momento en que su caracterstica determinante es la negacin de la doctrina cristiana del matrimonio y su sustitucin consecuente por otra doctrina, a saber: la de que el matrimonio no es ms que un contrato y adems un contrato rescindible.Del mismo modo es una hereja un cambio por excepcin el afirmar que nada se puede saber de las cosas divinas, que todo no es ms que mera opinin y que, por lo tanto, nuestras nicas guas para el manejo de los asuntos humanos deberan ser las cosas de las cuales se tiene certeza por la evidencia de los sentidos y por la experimentacin. Quienes piensan de esta forma pueden conservar, y generalmente conservan, mucho de la moral cristiana; pero desde el momento en que niegan la certeza por la Autoridad siendo que esta doctrina es parte de la epistemologa cristiana son herejes. No es hereja decir que la realidad puede ser aprehendida por medio del experimento, por percepcin sensual o por deduccin. La hereja consiste en afirmar que no puede ser aprehendida por medio de ninguna otra fuente.Actualmente vivimos bajo un rgimen de hereja que se distingue de los perodos herejes ms antiguos tan slo en que el espritu hertico se ha vuelto generalizado y aparece bajo varias formas.Se ver que en las pginas siguientes he hablado del ataque moderno porque algn nombre hay que darle al asunto antes de poder discutirlo en absoluto. Pero la marea que amenaza con cubrirnos es tan difusa que cada uno tendr que darle su propio nombre; no tiene una denominacin genrica todava.Quizs lo tendr ms adelante, pero no antes de que se vuelva agudo el conflicto entre ese espritu moderno anticristiano y la tradicin permanente de la Fe a travs de la persecucin y el triunfo o la derrota de la misma. Quizs entonces se llame Anticristo. Captulo 2El esquema de este libro.En lo que sigue propongo tratar los principales ataques a la Iglesia Catlica que han marcado su larga Historia. Excepto en el caso del musulmn y del ataque moderno, confusos pero ubicuos y que an se hallan en curso, me ocupo de sus fracasos y de las causas de esos fracasos. Concluir discutiendo las chances de la presente contienda por la supervivencia de la Iglesia en la misma civilizacin que ella creara y que ahora la est abandonando.Como todo el mundo sabe, actualmente existe una institucin que se autoproclama como la nica maestra autoritativa y divinamente designada de la moral esencial y de la doctrina esencial. Esta institucin se llama Iglesia Catlica.Ms all de ello, es una verdad histrica admitida y por nadie negada que esa institucin, reivindicando esa funcin, ha estado presente entre la humanidad por muchos siglos. Por antagonismo o falta de conocimientos, muchos niegan la identidad de la Iglesia Catlica actual con la sociedad cristiana original. Sin embargo nadie, por ms hostil o desinformado que sea, negar su presencia durante al menos mil trescientos o mil cuatrocientos aos.Adems es histricamente cierto (aunque no universalmente admitido) que la reivindicacin de este organismo en cuanto voz divinamente designada para la formulacin de doctrina verdadera sobre cuestiones esenciales al ser humano (su naturaleza, su sufrimiento en este mundo, su condena o su salvacin, su inmortalidad, etc.) se encuentra afirmada a travs de los siglos precedentes hasta poco antes de la mitad del primer siglo.Desde el da de Pentecosts, ocurrido en algn momento entre el ao 29 {[2]} y el 33 DC, y de all en adelante, ha existido un cuerpo de doctrina que afirm, por ejemplo, la Resurreccin desde el mismo principio. Y el organismo a travs del cual el conjunto doctrinario fue afirmado fue, desde el inicio, un cuerpo de hombres ligados por cierta tradicin a travs de la cual reivindicaron poseer la autoridad en cuestin.Por consiguiente, tenemos que distinguir dos conceptos totalmente diferentes que, sin embargo, con frecuencia se confunden. Una cosa es el hecho histrico de que la autoridad divina y la infalibilidad doctrinaria fue y sigue siendo reivindicada; y otra cosa es la credibilidad de esa reivindicacin. Que la reivindicacin sea verdadera o falsa no tiene absolutamente nada que ver ni con su origen histrico ni con su continuidad histrica. Pudo haber surgido como una ilusin o como una impostura; pudo haber continuado por ignorancia. Todo eso no afecta al hecho de su existencia histrica. La reivindicacin fue hecha y sigue siendo hecha, y quienes la hacen se encuentran en una continuidad ininterrumpida con quienes la hicieron desde el principio. Colectivamente forman ese organismo que se llam y se sigue llamando La Iglesia.Ahora bien; a lo largo de todo el perodo de su existencia han ocurrido constantes asaltos contra este organismo autoritativo, contra su reivindicacin, su carcter y sus doctrinas. Hubo negaciones de su reivindicacin. Se neg sta o aquella seccin de sus doctrinas. Existi el intento de reemplazarlas por otras doctrinas. Hasta se intent reiteradamente la destruccin de la Iglesia como organismo.Me propongo seleccionar cinco de los principales ataques de esta clase del total del nmero muy grande, casi ilimitado, de esfuerzos, mayores y menores, realizados para derrumbar el edificio de la unidad y la autoridad.Mi razn para elegir un nmero tan pequeo como cinco y concentrarme en cada uno de ellos como si fuese un fenmeno separado no responde tan slo a la necesidad de un marco y de lmites sino tambin al hecho de que, en estos cinco, se ejemplifican las principales formas de ataque. Los cinco ataques son, en orden histrico: 1. el Arriano; 2. el Mahometano; 3. el Albigense; 4. el Protestante; y 5. uno que an no tiene un nombre especfico asociado pero al cual llamaremos el Moderno por una cuestin de conveniencia.Afirmo que cada una de estas principales cinco campaas representa un tipo determinado siendo que el xito total de cualquiera de ellas hubiera significado la destruccin de la Iglesia Catlica, su autoridad y su doctrina entre los seres humanos.El ataque arriano propuso un cambio doctrinario fundamental, a tal punto que, de haber prevalecido, la naturaleza entera de la religin se hubiera transformado. Y no slo se hubiera transformado; hubiera fracasado, y tras su fracaso se hubiera derrumbado la civilizacin que la Iglesia Catlica estaba construyendo.La hereja arriana (ocupando el Siglo IV y activa a lo largo del Siglo V) se propuso ir a la raz misma de la autoridad de la Iglesia atacando la divinidad plena de su fundador. Pero hizo ms todava porque su motivo subyacente fue la racionalizacin de un misterio sobre el cual la Iglesia est basada: el Misterio de la Encarnacin. En lo esencial, el arrianismo fue una revuelta contra las dificultades inherentes a los misterios en general an cuando se expres solamente en un ataque al misterio principal. El arrianismo fue un tpico ejemplo en gran escala de esa reaccin contra lo sobrenatural que, si se desarrolla a pleno, le quita a la religin todo aquello que la hace vivir. El ataque mahometano fue de una clase diferente. Geogrficamente provino de fuera del rea de la Cristiandad; apareci, casi desde el comienzo, como un enemigo externo. Sin embargo, estrictamente hablando, no fue una religin nueva que atacaba a la antigua sino, esencialmente, una hereja; si bien, desde las circunstancias de su nacimiento fue una hereja ms bien externa que interna. Amenaz con matar a la Iglesia Cristiana por invasin en lugar de socavarla por dentro.El ataque albigense no fue sino el principal de un gran nmero de ataques, todos los cuales tuvieron sus orgenes en la concepcin maniquea de la dualidad del universo; en la concepcin de que el bien y el mal estn siempre combatiendo como iguales y que el Poder Omnipotente no es ni nico ni benfico. Estrechamente interrelacionada con esta idea e inseparable de ella estuvo la concepcin de que la materia es maligna y que todo placer, especialmente el del cuerpo, es maligno. Esta forma de ataque, de la cual sostengo que la albigense fue la ms notoria y la que ms cerca lleg de tener xito, fue ms un ataque a la moral que a la doctrina. Tuvo el caracter de un cncer fijndose al cuerpo de la Iglesia desde adentro, produciendo una vida propia, antagnica de la vida de la Iglesia y destructiva de la misma, al igual que el tumor maligno en el cuerpo humano vive una vida propia, diferente y destructora del organismo en el cual ha surgido en forma parasitaria.El ataque protestante difiri del resto especialmente en la caracterstica que su ofensiva no consisti en la promulgacin de una nueva doctrina, o de una nueva autoridad, ni realiz un intento concertado de crear una contra-Iglesia. Su principio fue la negacin de la unidad. Fue un esfuerzo para promover aqul estado mental en el cual una Iglesia en el antiguo sentido de la palabra, esto es: un cuerpo infalible, unido y docente; una Persona hablando con autoridad divina, deba ser negada no por las doctrinas que poda llegar a ofrecer sino por la sola pretensin de ofrecerlas bajo su autoridad exclusiva. As, el protestante puede afirmar, como lo hacen los puseytas ingleses, la verdad de todas las doctrinas subyacentes a la Misa: la Real Presencia, el Sacrificio, el poder sacerdotal de consagracin, etc. mientras otro protestante podra afirmar que todas esas concepciones son falsas, y an as ambos protestantes seran protestantes porque estn comunicados por la concepcin fundamental de que la Iglesia no es una personalidad visible, definible y unida; que no hay una autoridad central infalible y que, por lo tanto, cada uno es libre de elegir su propio conjunto de doctrinas.Semejantes afirmaciones de desunin, semejante negacin de la tesis que la unidad es parte del Orden Divino, produjo por cierto un temperamento protestante comn a travs de ciertas asociaciones histricas. Pero no existe una doctrina, ni un conjunto de doctrinas, de las cuales pueda afirmarse que constituyen el ncleo del protestantismo. En lo esencial, el protestantismo sigue siendo el rechazo de la unidad por la autoridad.Por ltimo existe el ataque contemporneo a la Iglesia Catlica que todava est en curso y al cual no se le ha puesto un nombre definitivo, excepto el vago trmino de moderno. Personalmente quizs hubiera preferido el antiguo trmino griego alogos. Aunque eso hubiera parecido una pedantera, no deja de ser una lstima el tener que rechazarlo porque describe admirablemente por implicacin la disputa entre quienes actualmente atacan a la autoridad y a la doctrina catlicas y el tono mental de un creyente. En la antigedad se le daba el nombre de alogos a quienes, an a pesar de llamarse cristianos, menoscababan o negaban la divinidad de Cristo. Se deca que hacan esto por carecer de juicio en el sentido de capacidad completa de comprensin, o capacidad cognitiva. Las personas consideraban esta clase de racionalismo de la misma manera en que los individuos normales consideran al daltnico.Se podra haber optado tambin por el trmino de positivismo en vista de que el movimiento moderno se basa sobre la distincin entre cosas positivamente probadas por experimento y cosas aceptadas sobe otras bases; pero el trmino positivismo ya tiene una connotacin especial y emplearlo generara confusiones.En todo caso, a pesar de no tener todava un nombre especfico, todos conocemos el espritu al cual me refiero: Que slo es verdad lo que puede ser apreciado por los sentidos y sujeto a experimento. Que slo puede ser credo por completo aquello que puede ser completamente medido y comprobado mediante pruebas reiteradas. Que aquello que en general se llama afirmaciones religiosas es siempre presumiblemente y a veces demostradamente un conjunto de ilusiones. Que la misma idea de Dios y todo lo que le sigue es una construccin humana y un invento de la imaginacin. ste es el ataque que ha desplazado a los ms antiguos. ste es el que ahora est ganando terreno tan rpidamente y cuyos partidarios sienten una creciente confianza en el xito (al igual que la sintieron en su momento culminante los partidarios de los ataques anteriores). As quedan planteados los cinco grandes movimientos antagnicos a la Fe. El concentrar nuestra atencin sobre cada uno y de a uno por vez, nos ensea por medio de ejemplos independientes el carcter de nuestra religin y la extraa verdad que las personas no pueden escapar de simpatizar con ella o de odiarla.Adems, el concentrarse en estos cinco ataques principales tiene la ventaja adicional de que parecen resumir todas las direcciones desde las cuales se puede lanzar un asalto a la Fe Catlica.Sin duda alguna habr ms conflictos en el futuro. Ms an: podemos estar seguros de que esto es inevitable porque est en la naturaleza de la Iglesia provocar la furia y el ataque del mundo. Quizs ms adelante tendremos que enfrentar a los paganos del Este o quizs, tarde o temprano, debamos resistir el desafo de todo un nuevo sistema; vale decir, no una hereja sino una nueva religin. Pero las clases principales de ataque parecen haber quedado agotadas en la lista que la Historia ha presentado hasta ahora. Hemos tenido casos de hereja, trabajando desde el exterior y formando un mundo nuevo a su estilo, del cual el Islam constituye el gran ejemplo. Hemos tenido casos de hereja atacando las races de la Fe, la Encarnacin, y especializndose en ello, de lo cual el arrianismo fue el gran ejemplo. Tuvimos el crecimiento de un cuerpo extrao en el interior, como los albigenses y todos sus parientes maniqueos antes y despus de ellos. Hemos tenido el ataque a la personalidad, esto es: a la unidad de la Iglesia, con el protestantismo. Y ahora, incluso cuando el protestantismo se est muriendo, vemos surgir y crecer todava otra forma de conflicto: la propuesta de catalogar de ilusin a toda afirmacin trascendental. Parecera ser que el futuro no podra contener ms que una repeticin de estas formas.Por consiguiente, la Iglesia puede ser concebida como una ciudadela presentando un nmero dado de caras formadas por los ngulos de sus defensas. Cada una de las caras fue atacada alguna vez, y despus del fracaso del ataque, la cara vecina sufri el peso de la siguiente batalla. El ltimo asalto, el moderno, ms que un conflicto armado parece un intento de disolver la guarnicin; de aniquilar, por sugestin, su poder de resistencia. Con esta ltima forma, la lista parecera haber quedado agotada. Cuando el ltimo peligro se haya disipado si se disipa el prximo puede aparecer solamente bajo alguna forma con la que ya hemos tenido cierta experiencia.Como posdata a este preludio se me podr preguntar por qu no inclu ninguna mencin a los cismas. Los cismas son ataques a la vida de la Iglesia Catlica tanto como lo son las herejas. El mayor cisma de todos, el griego u ortodoxo que produjo la comunin Griega u Ortodoxa, constituye un quebrantamiento manifiesto de nuestra fortaleza. Sin embargo, pienso que las distintas formas de ataque a la Iglesia por la va de doctrinas herejes se encuentran en una categora distinta a la de los cismas. Sin duda, un cisma comnmente incluye una hereja y sin duda ciertas herejas han intentado pedir que nos reconciliemos con ellas como podramos hacerlo con un cisma. Pero, a pesar de que los dos males por lo comn aparecen juntos, an as cada uno de ellos pertenece a una clase diferente y, mientras estudiamos a uno lo mejor es eliminar al otro durante el proceso de ese estudio.En estas pginas examinar, pues, en secuencia los cinco grandes movimientos que he mencionado y los tomar en orden histrico, comenzando con la cuestin de los arrianos que, al ser la primera, fue tambin quizs la ms formidable.Captulo 3La Hereja ArrianaEl arrianismo fue la primera de las grandes herejas.Desde la fundacin de la Iglesia en Pentecosts del ao 29 o 33 DC existi una masa de movimientos herticos que llen los tres primeros siglos. Casi todos ellos, se volcaron hacia la naturaleza de Cristo.La predicacin, la personalidad y los milagros de Nuestro Seor, pero sobre todo su resurreccin, tuvieron el efecto de promover la concepcin de un poder divino. Esta concepcin impregn toda la cuestin para cualquiera que tuviese un mnimo de fe en las maravillas presentadas. Ahora bien, en esto la tradicin central de la Iglesia, al igual que en cualquier otro caso de doctrina disputada, fue slida y clara desde el comienzo. Nuestro Seor fue indudablemente un hombre. Naci como nacen los hombres. Muri como mueren los hombres. Vivi como un hombre y fue conocido como hombre por un grupo de ntimos compaeros y un nmero muy grande de hombres y mujeres que lo siguieron, lo escucharon y presenciaron sus acciones.Pero, dijo la Iglesia, tambin fue Dios. Dios descendi sobre la tierra y encarn en un hombre. No fue meramente un hombre influenciado por la Divinidad, ni tampoco una manifestacin de la Divinidad bajo una apariencia humana. Fue al mismo tiempo plenamente Dios y plenamente Hombre. Sobre esto, la tradicin central de la Iglesia nunca vacil. Fue dado por sentado desde el principio por quienes tienen autoridad para hablar.Pero un misterio resulta por fuerza incomprensible precisamente por ser misterio. Por eso el ser humano, siendo un ser racional, est perpetuamente intentando racionalizarlo. Eso fue lo que sucedi con este misterio. Un grupo dijo que Cristo fue solamente un hombre, si bien un hombre dotado de poderes especiales. El otro grupo, en el extremo opuesto, dijo que fue una manifestacin de lo divino; que su naturaleza humana fue ilusoria. Y estos extremos se alternaron indefinidamente.Pues bien, la hereja arriana fue en cierta forma el resumen y la conclusin de todos estos movimientos del lado no ortodoxo; esto es: de todos los movimientos que no aceptaban el misterio pleno de las dos naturalezas.Desde el momento en que es muy difcil racionalizar la unin de lo infinito con lo finito, puesto que existe una aparente contradiccin en los dos trminos, la forma final en la que qued resuelta la confusin de las herejas fue una declaracin segn la cual Nuestro Seor posey tanto de la Esencia Divina como le es posible poseer a una creatura pero que, as y todo, no dej de ser una creatura. No fue el Dios infinito y omnipotente quien por su naturaleza tiene que ser uno e indivisible, y no poda ser al mismo tiempo (as dijeron) un ser humano limitado manifestndose y teniendo su ser en la esfera temporal. El arrianismo (ms adelante describir el origen del nombre) estaba dispuesto a otorgarle a Nuestro Seor toda clase de honores y majestades menos la de la naturaleza plena de la Divinidad. Fue creado (o bien, si a las personas no les gustaba la palabra creado entonces se utilizaba aquella otra de surgi) de la Divinidad antes de todas las dems cosas. A travs de l fue creado el mundo. Se le otorg (paradjicamente) el poder de todos los atributos divinos menos el de la divinidad. En lo esencial, este movimiento surgi de exactamente las mismas fuentes que las de cualquier otro movimiento racionalista desde el principio de los tiempos hasta el presente. Surgi del deseo de visualizar en forma clara y simple algo que est ms all del alcance de la visin y de la comprensin humanas. Por consiguiente, a pesar de que comenz concedindole a Nuestro Seor todo honor posible y toda gloria excepto la de la Divinidad concreta, en el largo plazo hubiera conducido al unitarianismo y finalmente al tratamiento de Nuestro Seor como un profeta y, por ms exaltacin que se aplicara, como nada ms que un profeta.Todas las herejas respiran el aire de los tiempos en los que surgen y constituyen necesariamente un reflejo de la filosofa inherente a las ideas no-catlicas predominantes al momento de su aparicin. El arrianismo tambin habl en los trminos de su poca. No comenz, como comenzara hoy un movimiento similar, haciendo de Nuestro Seor un simple hombre y nada ms. Menos todava neg lo sobrenatural como un todo. La poca en la cual surgi (durante los aos alrededor del 300 DC) fue un tiempo en el cual toda la sociedad aceptaba lo sobrenatural como algo sabido. Pero el arrianismo se refiri a Nuestro Seor como un Agente Supremo de Dios el Demiurgo y lo consider como la primera y ms grande de aquellas emanaciones de la Divinidad Central mediante las cuales la filosofa de moda por aquellos das trataba de superar la dificultad de reconciliar al Creador infinito y simple con un universo complejo y finito. Vaya lo dicho por la doctrina y por lo que hubiera terminado de ser si hubiera triunfado. Hubiera transformado a la nueva religin en algo parecido al mahometanismo o, quizs y considerando la naturaleza de la sociedad griega y romana, en algo parecido a un calvinismo oriental.De cualquier modo, lo que acabo de describir fue el estado de esta doctrina mientras floreci: fue una negativa de la completa divinidad de Nuestro Seor combinada con la aceptacin de todos sus otros atributos.Ahora bien, cuando hablamos de las herejas ms antiguas, tenemos que considerar sus efectos espirituales y por lo tanto sociales mucho ms que su mero error doctrinario, a pesar de que ese error doctrinario haya sido la causa ltima de todos sus efectos espirituales y sociales. Tenemos que hacerlo as porque, cuando una hereja ha estado muerta por mucho tiempo, su atractivo se olvida. Al carecer ya de la experiencia directa, no existe para nosotros el tono particular y la inconfundible impresin que esa hereja estamp sobre la sociedad y por eso debe ser recreada de algn modo por cualquiera que pretenda hacer verdadera Historia. Sin una explicacin de esta clase, sera imposible hacerle entender a un catlico actual de Berna, o a un campesino de la regin de Lourdes donde el calvinismo otrora predominante hoy est muerto el atractivo y el caracter individual del calvinismo tal como ste todava sobrevive en Escocia y en sectores de los Estados Unidos. Tenemos, pues, que reconstruir aqu esta atmsfera arriana porque, hasta que no comprendamos su atractivo espiritual y por lo tanto social, no podremos decir que realmente lo conocemos en absoluto.Ms all de ello, hay que comprender el atractivo o caracter personal del movimiento, y su efecto individual sobre la sociedad, a fin de entender su importancia. No existe error ms grande a lo largo y ancho de toda la mala Historia que imaginar que las diferencias doctrinarias no tienen intensos efectos sociales porque son abstractas y se hallan alejadas de las cosas prcticas de la vida. Descrbasele a un chino actual la disputa doctrinaria de la Reforma dicindole que, por sobre todo, constituy la negacin de la doctrina de la unidad de la iglesia visible y la autoridad especial de sus funcionarios. Eso sera cierto. El chino comprendera lo que sucedi con esta Reforma en el mismo sentido en que comprendera una enunciacin matemtica. Pero, le permitira ello comprender a los hugonotes franceses de la actualidad, el estilo prusiano de la guerra y la poltica, la naturaleza de Inglaterra y su pasado desde que el puritanismo surgi en este pas? Le hara comprender los Orange Lodges, {[3]} o los sistemas morales y polticos de, digamos, H. G. Wells o Bernard Shaw? Por supuesto que no! El exponerle a una persona la Historia del tabaco, el darle la frmula qumica (si existiese tal cosa) de la nicotina, no implica hacerle comprender lo que significa el aroma del tabaco ni los efectos del fumarlo. Lo mismo sucede con el arrianismo. Describir meramente al arrianismo desde el punto de vista doctrinario es enunciar una frmula; no implica transmitir la cosa en si.Cuando el arrianismo surgi, descendi sobre una sociedad que ya era y que ya haba sido durante largo tiempo el nico organismo poltico universal del cual todas las personas eran ciudadanos. No existan las naciones separadas. El Imperio Romano era un slo Estado desde el ufrates hasta el Atlntico y desde el Sahara hasta los Highlands escoceses. Se gobernaba de un modo monrquico por el Comandante en Jefe, o los Comandantes en Jefe, de los ejrcitos. El ttulo del Comandante en jefe era el de Imperator, de dnde proviene nuestra palabra Emperador, y por ello denominamos dicho Estado como Imperio Romano. Lo que el emperador, o los emperadores asociados, declaraban ser constitua oficialmente la actitud de la totalidad del imperio (de acuerdo al ltimo esquema existieron dos emperadores, cada uno con un coadjutor, lo cual hace cuatro, pero pronto se fusionaron en una sola cabeza y en un nico emperador). Los emperadores y por lo tanto todo el esquema oficial que dependa de ellos haban sido anticristianos durante el perodo en que Iglesia Catlica creci en medio de la sociedad pagana de romanos y griegos. Durante casi 300 aos, los emperadores y la estructura oficial de aquella sociedad consideraron a la crecientemente poderosa Iglesia Catlica como una extraa y muy peligrosa amenaza para las tradiciones y, por consiguiente, para la fortaleza del antiguo mundo grecorromano. La Iglesia, tal como estaba establecida, constitua un Estado dentro del Estado; posea sus propios funcionarios supremos, los obispos, y su propia organizacin altamente desarrollada y poderosa. Estaba en todas partes. Contrastaba fuertemente con el mundo antiguo en medio del cual se haba arrojado. Lo que sera la vida para uno significara la muerte para el otro. El mundo antiguo se defendi a travs de la accin de los ltimos emperadores paganos que lanzaron muchas persecuciones contra la Iglesia, terminando en una persecucin final y muy drstica que fracas.Al principio la causa catlica fue apoyada, y por ltimo abiertamente sostenida, por un hombre que conquist a todos sus rivales y se estableci como el monarca supremo de todo el Estado: el emperador Constantino el Grande, que gobern desde Constantinopla, la ciudad que fund llamndola la Nueva Roma. Despus de este acontecimiento, el gobierno central del Imperio fue cristiano. Para el crtico ao de 325 DC, casi tres siglos despus de Pentecosts, la Iglesia Catlica se haba convertido en la religin oficial del Imperio o al menos en la religin del palacio y permaneci sindolo (excepto un intervalo excepcional muy corto) mientras el Imperio existi. {[4]}Pero no hay que imaginarse que la mayora de las personas ya adheran a la religin cristiana, ni siquiera en el Este de habla griega. Por cierto que no constituan nada parecido a una mayora en el Oeste de habla latina.Como en todos los grandes cambios a lo largo de la Historia, los grupos involucrados fueron minoras imbuidas de diferentes grados de entusiasmo, o falta de entusiasmo. Estas minoras tuvieron diferentes motivaciones y lucharon por imponer su predisposicin mental a las masas titubeantes e indecisas. De estas minoras, los cristianos constituan la ms numerosa y (lo que es ms importante) la ms vehemente, la ms convencida y la nica completa y estrictamente organizada.La conversin del Emperador les aport una gran afluencia de personas pertenecientes a la mayora indecisa. La mayor parte estas personas quizs apenas si entendan esa cosa nueva a la cual estaban adhiriendo y seguramente en su mayor parte no estaban comprometidas con ella; pero lo nuevo haba triunfado polticamente y eso les bastaba. Otros muchos extraaron a los antiguos dioses pero consideraron que no vala la pena arriesgarse a defenderlos. A muchos ms no les interes en absoluto lo que quedaba de los dioses antiguos sin que por ello sintieran un inters mayor en las nuevas modas cristianas. Pero en medio de todo ello, subsisti una fuerte minora de paganos altamente inteligentes y resueltos que tenan de su lado no solamente las tradiciones de una acaudalada clase gobernante sino tambin el grueso de los mejores escritores y, por supuesto, el poder otorgado por la memoria viva de su larga posicin dominante en la sociedad.Y en ese mundo existi an otro elemento, separado de todo el resto, y que es extremadamente importante comprender: el ejrcito. El por qu es tan importante que comprendamos la posicin del ejrcito es algo que veremos en un momento.Cuando el poder del arrianismo se manifest a travs del mundo grecorromano durante aquellos primeros aos del Imperio Cristiano oficial y su gobierno universal, el arrianismo se convirti en el ncleo o centro de muchas fuerzas que seran, por si mismas, indiferentes a su doctrina. Se convirti en el punto de encuentro de muchas tradiciones arraigadas y supervivientes del mundo antiguo; tradiciones que no eran religiosas sino intelectuales, sociales, morales, literarias y de toda otra clase.Podemos ponerlo bastante vvidamente en jerga moderna diciendo que el arrianismo, presente de este modo en las nuevas grandes discusiones dentro del cuerpo de la Iglesia Cristiana por la poca en que la Iglesia alcanz apoyo oficial y se convirti en la religin oficial del Imperio, atrajo a todos los encopetados, al menos a la mitad de los esnobs y a casi todos los conservadores idealistas reaccionarios, ya sea que fuesen, o no, nominalmente cristianos. Sabemos que atrajo grandes cantidades de aquellos que realmente eran cristianos. Pero tambin fue el punto de encuentro de estas fuerzas no-cristianas que tanta importancia tenan en la sociedad de aquella poca.Una gran cantidad de las antiguas familias nobles se resista a aceptar la revolucin social que implicaba el triunfo de la Iglesia Cristiana. Esas familias se inclinaron naturalmente hacia un movimiento en cuyo interior reinaba una atmsfera de superioridad social por sobre el populacho y en el cual instintivamente percibieron una oposicin a la vida y a la supervivencia de esa Iglesia. En ltima instancia, la Iglesia dependa y se hallaba sostenida por las masas. Las personas de antigua tradicin familiar y fortuna hallaron al arriano ms simptico y un mejor aliado de la aristocracia que al catlico ordinario.Muchos intelectuales se encontraron en la misma posicin. stos no tenan el orgullo de las antiguas tradiciones familiares y sociales del pasado, pero posean el orgullo de la cultura. Recordaban con aoranza el pasado prestigio de los filsofos paganos. Consideraban que la gran revolucin representada por la transicin del paganismo al catolicismo destruira tanto las antiguas tradiciones culturales como a su propia posicin cultural.Los simples esnobs, que siempre constituyen un amplio cuerpo en cualquier sociedad establecida, las personas que no tienen opinin propia y que siguen lo que creen que es la cosa honorable del momento, se encontraron divididos. Quizs la mayora de ellos estaba dispuesta a seguir la tendencia oficial de la corte y a acoplarse abiertamente a la nueva religin. Pero siempre habr habido una cierta cantidad que habr pensado que resultaba ms elegante, ms a la moda, profesar simpata con las viejas tradiciones paganas, con las antiguas grandes familias, con la tradicional y venerable cultura y literatura paganas y todo lo dems. Todo ello reforz al movimiento arriano en su tendencia destructora del catolicismo.Adems de ello, el arrianismo tuvo an otro aliado ms, y la naturaleza de esta alianza es tan sutil que requiere un examen muy cuidadoso. Tuvo como aliado la tendencia del gobierno de una monarqua absoluta a tener casi miedo de las emociones presentes en la mente de las personas, especialmente de las ms pobres: emociones que, si se expandan y se volvan apasionadas y capturaban a la masa de la poblacin, podan volverse demasiado fuertes como para ser gobernadas obligando a las autoridades a inclinarse ante ellas. Aqu hay una paradoja difcil pero que es importante reconocer. En forma superficial, un gobierno absoluto, especialmente el que se encuentra en manos de un slo hombre, parecera ser lo opuesto a un gobierno popular. Las dos formas de gobierno parecen contradictorias a quienes no han visto a la monarqua absoluta en funcionamiento. Para quienes s la han visto es todo lo contrario. Un gobierno absoluto implica el apoyo de las masas en contra del poder de la riqueza que se encuentra en manos de unos pocos, o contra el poder de los ejrcitos que se encuentra en manos de unos pocos. Por consiguiente es imaginable que el poder imperial de Constantinopla sintiera ms simpata hacia las masas populares catlicas que hacia los intelectuales y los dems que siguieron al arrianismo. Pero, si bien la misma existencia de un gobierno absoluto responde a la necesidad de defender a las masas de una minora poderosa, no debemos olvidar que es un gobierno al que le gusta gobernar. No le gusta sentir que en el Estado existe un rival desafiando su propio poder. No le gusta percibir que pueden haber grandes decisiones impuestas por organizaciones diferentes a las de su propia organizacin oficial. Por ello es que an los funcionarios y emperadores ms cristianos cultivaron en el fondo de sus mentes una simpata potencial con el arrianismo durante el primer ciclo de vida del movimiento arriano y por ello es que esta simpata potencial aparece en algunos casos como simpata activa y pblicamente declarada en favor del arrianismo. Y el arrianismo tuvo an otro aliado por medio del cual casi lleg a triunfar: el ejrcito.A fin de entender qu tan poderoso fue este aliado, tenemos que apreciar tanto lo que el Ejrcito Romano signific en aquellos das como la forma en que estaba compuesto.En cuestin de nmeros, el ejrcito constitua por supuesto tan slo una fraccin de la sociedad. No tenemos certeza de los nmeros exactos; como mximo habr ascendido a medio milln de efectivos, probablemente bastante menos. Pero sera ridculo juzgar la materia en forma cuantitativa. En condiciones normales, el ejrcito constitua la mitad, o ms de la mitad, del Estado. En ese Siglo IV, tanto como para usar una metfora, el ejrcito representaba el autntico cemento o bien, para emplear otra: el armazn la fuerza aglutinante, el sostn, el propio sermaterial del Imperio Romano. Haba sido as durante los siglos anteriores y seguira siendo as durante generaciones.Es absolutamente esencial entender este punto, porque explica tres cuartas partes de lo que sucedi, no slo en cuanto a lo relacionado con la hereja arriana sino en cuanto a todos los dems hechos ocurridos entre los das de Mario (bajo cuya administracin el Ejrcito Romano se hizo profesional por primera vez) y el ataque mahometano a Europa esto es: desde ms de un siglo antes de la Era Cristiana hasta principios del Siglo VII. La posicin social y poltica del ejrcito explica todos esos setecientos aos y ms.El Imperio Romano fue un Estado militar. No fue un Estado civil. La va de acceso al poder pasaba por el ejrcito. La concepcin de gloria y xito, la obtencin de riqueza en muchos casos, el acceso al poder poltico en casi todos los casos, todo ello dependa en aquellos das del ejrcito del mismo modo en que hoy depende de prstamos financieros, especulaciones, camndulas, manipulacin de votos, caudillismos y publicaciones. Originalmente, el ejrcito haba consistido de ciudadanos romanos, todos los cuales fueron itlicos. Luego, a medida en que el poder del Estado Romano se fue expandiendo, incorpor tropas auxiliares, gentes que seguan a capitanejos locales, y termin integrando al sistema militar romano y hasta reclutando en sus cuadros regulares a elementos de todas las partes y provincias del Imperio. Antes de que terminaran los primeros cien aos del Imperio ya haba muchos galos y espaoles en el ejrcito. Durante los siguientes doscientos aos esto es: durante los doscientos aos que van del 100 al 300 DC y que conducen a la hereja arriana el ejrcito se reclut cada vez ms de lo que llamamos brbaros; un trmino que no significaba salvajes sino personas que vivan fueran de los lmites estrictos del Imperio Romano. Estas personas resultaban ms fciles de disciplinar y mucho ms baratas de reclutar que los ciudadanos. Tambin estaban menos acostumbradas a las artes y a las comodidades de la civilizacin que los ciudadanos asentados dentro de las fronteras. En gran cantidad fueron germanos, pero hubo muchos eslavos, un buen nmero de moros, rabes, sarracenos y hasta no pocos mongoles infiltrados del Este.La disciplina uni estrictamente al gran cuerpo del Ejrcito Romano, pero ms an lo uni el orgullo profesional. El servicio era por largo tiempo. Un hombre perteneca al ejrcito desde la adolescencia hasta la mediana edad. Nadie aparte del ejrcito posea el poder fsico. No se poda ni pensar en resistirlo por la fuerza y, en cierto sentido, constitua el gobierno. Su Comandante en Jefe era el monarca absoluto de todo el Estado. Pues bien: el ejrcito se hizo slidamente arriano.ste es el detalle fundamental de todo el asunto. De no ser por el ejrcito, el arrianismo nunca hubiera significado lo que signific. Con el ejrcito y con ese ejrcito apoyndolo con entusiasmo el arrianismo casi triunf y consigui sobrevivir an cuando no constituy sino poco ms que las tropas y sus principales oficiales.Es cierto que una cantidad de tropas germanas de fuera del Imperio fue convertida por misioneros arrianos en un momento en el cual la alta sociedad era arriana. Pero esa no es la razn por la cual el ejrcito en su totalidad se hizo arriano. El ejrcito se hizo arriano porque sinti que el arrianismo era algo distintivo que lo haca superior a las masas civiles, del mismo modo en que el arrianismo era lo diferenciador que le haca al intelectual sentirse superior a las masas populares. Los soldados, ya fuesen de origen brbaro o ciudadano, sintieron simpata por el arrianismo por la misma razn que las antiguas familias paganas lo haban considerado con simpata. As, el ejrcito y especialmente el estrato de los jefes militares apoy la hereja con toda su autoridad y al final el arrianismo se convirti en una especie de testimonio de ser alguien, un soldado, en contraposicin a no ser ms que un despreciable civil. Se podra decir que surgi un conflicto entre los jefes del ejrcito por un lado y los obispos catlicos por el otro. Sin duda existi una divisin una distincin oficial entre la poblacin catlica de las ciudades, el campesinado catlico de la campia y el casi universalmente arriano soldado; y el enorme efecto de esta conjuncin entre la nueva hereja y el ejrcito es lo que veremos operar en todo lo que sigue.Ahora que hemos visto en qu consisti el espritu del arrianismo y qu fuerzas tuvo a su favor, veamos cmo obtuvo su nombre.El movimiento que neg la plena divinidad de Cristo haciendo de l una creatura, tom su nombre de un tal Areios (Arius en su versin latina), un clrigo africano de habla griega un poco mayor que Constantino y que ya contaba con cierta fama como autoridad religiosa algunos aos antes de las victorias de Constantino y el primer poder imperial. Recordemos que Arrio representa slo la culminacin de un largo movimiento. Cual fue la causa de su xito? Dos cosas combinadas. Primero, el impulso de todo lo que lo precedi. Segundo, la sbita liberacin de la Iglesia por Constantino. A esto, sin duda alguna, hay que agregar algo en la propia personalidad de Arrio. Los hombres de esta clase que se convierten en lderes tienen cierto impulso en su propio pasado que los impele. No se convertiran en lo que son si no fuesen algo en si mismos.Pienso que podemos aceptar que Arrio tuvo el efecto que logr por toda una convergencia de fuerzas. Haba una gran cantidad de ambicin en l, tal como es posible encontrar en todos los heresiarcas. Tuvo un fuerte elemento de racionalismo. Tambin tuvo entusiasmo por lo que crey que era la verdad.Su teora por cierto que no constituy un descubrimiento original propio, pero lo hizo suyo y lo identific con su nombre. Ms all de ello, ofreci una tenaz resistencia a las personas por las que crea ser perseguido. Sufri de una gran vanidad, como casi todos los reformadores. Y encima de todo ello hallamos una ms bien delgada simplicidad o sentido comn, que inmediatamente agrada a las multitudes. Pero nunca hubiera alcanzado su fama de no haber posedo cierta elocuencia y un poderoso impulso.Era ya un hombre de buena posicin, probablemente de Cirenaica (en frica del Norte, al Este de Trpoli), aunque se lo menciona como alejandrino porque vivi en Alejandra. Fue discpulo del ms grande crtico de su tiempo, el mrtir Luciano de Antioqua. En el ao 318 presida la iglesia de Bucalis en Alejandra, gozando del alto favor del obispo de la ciudad.Arrio se traslad de Egipto a Cesarea en Palestina, difundiendo su ya bien conocido conjunto de ideas racionalizadoras y unitarias con pasin. Algunos de los obispos de Oriente comenzaron a estar de acuerdo con l. Es cierto que los dos principales obispos sirios, el de Antioqua y el de Jerusaln, se apartaron; pero aparentemente la mayora de la jerarqua siria se inclin por escucharlo.Cuando Constantino se convirti en el seor de todo el Imperio en 325, Arrio apel al nuevo amo del mundo. Alejandro, el gran obispo de Alejandra, lo haba excomulgado pero a regaadientes. El viejo emperador pagano Licinio haba protegido al movimiento.Se desat una batalla de extrema importancia. Las personas ni percibieron lo importante que era, a pesar de la violencia con la que se excitaron las emociones. Si este movimiento hubiera obtenido la victoria, desde se da hasta el actual toda nuestra civilizacin hubiera sido distinta. Todos sabemos lo que sucede en cualquier sociedad cuando tiene xito un intento de simplificar y racionalizar los misterios de la fe. Tenemos ahora ante nosotros el fin del experimento de la Reforma y la anciana pero an muy vigorosa hereja mahometana que quizs reaparezca con renovado vigor en el futuro. Esta clase de esfuerzos racionalizadores de la fe producen una degradacin social gradual luego de la prdida de ese vnculo directo entre la naturaleza humana y Dios que ofrece la Encarnacin. Se menoscaba la dignidad humana. La autoridad de Nuestro Seor se debilita. Aparece cada vez ms como un hombre quizs como un mito. La sustancia de la vida cristiana se diluye. Se esfuma. Lo que comienza como unitarismo termina como paganismo.Para terminar con la disputa que divida a toda la sociedad cristiana, el Emperador orden la celebracin de un concilio a reunirse en el ao 325 DC en la ciudad de Nicea, a cincuenta millas de la capital, sobre el lado asitico de los estrechos. Se convoc all a los obispos de todo el Imperio, incluso a los de los distritos externos en dnde los misioneros haban plantado la fe. El grueso de los participantes provino de la parte oriental del Imperio pero el Occidente tambin estuvo representado y, lo que fue de primordial importancia, arribaron delegados de la Sede Primada de Roma. Sin su adhesin los decretos del concilio no hubieran tenido plena vigencia ya que su presencia era requerida para darle plena validez a las decisiones. La reaccin contra la innovacin de Arrio fue tan fuerte que en este Concilio de Nicea termin abrumado.En aquella primera gran derrota, cuando la fuerte y vital tradicin del catolicismo se reafirm y Arrio result condenado, el credo que sus seguidores haban diseado termin pisoteado como blasfemia pero el espritu detrs de dicho credo y de dicha revuelta habra de resurgir.Resurgi inmediatamente y se puede decir que, en realidad, el arrianismo result fortalecido despus de su primera derrota superficial. Esta paradoja obedeci a una causa que se puede hallar en muchas formas de conflicto. El adversario derrotado aprende de su primer revs las caractersticas de la cosa que ha atacado; descubre sus puntos dbiles; aprende la forma de confundir a su oponente y percibe los compromisos hacia los cuales el adversario puede ser conducido. Por consiguiente, despus de esta prueba, el derrotado est mejor preparado que antes de la primera batalla. Eso fue lo que sucedi con el arrianismo.A fin de entender la situacin, tenemos que comprender que el arrianismo, fundado como todas las herejas sobre un error de doctrina esto es: sobre algo que puede ser expresado en una frmula muerta de meras palabras pronto comenz a vivir, como todas las herejas en sus comienzos, con una vigorosa nueva vida y un atractivo propio. La disputa que llen el Siglo IV desde el ao 325 en adelante y por una generacin no fue, despus de sus primeros aos, una controversia entre palabras distintas cuya diferencia puede parecer exigua. A lo largo de la lucha muy pronto se convirti en un conflicto entre dos espritus y caracteres opuestos; en un conflicto entre personalidades opuestas tal como pueden oponerse las personalidades humanas: por un lado el temperamento y la tradicin catlica y, por el otro, un agrio, orgulloso, temperamento que hubiera destruido a la fe.De su primera y fuerte derrota en Nicea el arrianismo aprendi a hacer compromisos en materia de formalidades, en materia de redaccin de doctrina, a fin de preservar y difundir con menos oposicin su espritu hertico. El primer conflicto se haba producido por el empleo de la palabra griega que significa de la misma sustancia que. Los catlicos, afirmando la plena divinidad de Nuestro Seor, insistan en el empleo de esta palabra que implicaba que el Hijo era de la misma sustancia divina que el Padre; que era del mismo Ser; esto es: divino. Se pens que era suficiente presentar esta palabra como una verificacin. Los arrianos se pens siempre se rehusaran a aceptar la palabra y de este modo podran ser distinguidos de los ortodoxos y rechazados. {[5]}Pero muchos arrianos estaban preparados para aceptar un compromiso, admitiendo la mera palabra pero negando el espritu en que deba ser interpretada. Estaban dispuestos a admitir que Cristo haba sido de la esencia divina, pero no plenamente Dios; no increado. Cuando los arrianos comenzaron con esta nueva poltica de compromiso verbal, el emperador Constantino y sus sucesores la consideraron como una oportunidad honesta de reconciliacin y reunin. La negativa de los catlicos a dejarse engaar qued a los ojos de quienes as pensaban como mera obstinacin; y a los ojos del Emperador, como una rebelin facciosa y una desobediencia inexcusable. Aqu estis vosotros que os llamis los nicos verdaderos catlicos, prolongando y envenenando innecesariamente una mera pelea facciosa. Debido a que tenis los personajes populares detrs de vosotros, os creis amos de vuestros seguidores. Tal arrogancia es intolerable. Vuestros adversarios han aceptado el punto principal. Por qu no podis acordar la disputa y restablecer la unin? Al resistiros estis dividiendo a la sociedad en dos bandos; estis alterando la paz del Imperio y estis siendo tanto criminales como fanticos.Esto es lo que el mundo oficial tenda a manifestar, creyndolo honestamente.Los catlicos contestaron: los herejes no han aceptado nuestro punto principal. Han suscripto una frase ortodoxa, pero interpretan esa frase de un modo hertico. Seguirn repitiendo que Nuestro Seor es de naturaleza divina pero que no es plenamente Dios puesto que continan diciendo que fue creado. Por lo tanto no les permitiremos entrar en nuestra comunin. Hacerlo significara poner en peligro el principio vital por el cual la Iglesia existe, el principio de la Encarnacin, y la Iglesia es esencial para el Imperio y para la humanidad.En este punto entr en combate la fuerza personal que al final obtuvo la victoria para el catolicismo: San Atanasio. La cuestin fue decidida por la tenacidad y perseverancia de este santo, patriarca de Alejandra, la gran Sede Metropolitana de Egipto. San Atanasio gozaba de una posicin ventajosa desde el momento en que Alejandra era la segunda ciudad ms importante del Imperio Oriental y, como obispado, una de las primeras cuatro del mundo. Ms all de ello gozaba de un apoyo popular que nunca le fall y que hizo que sus enemigos vacilaran en tomar medidas extremas contra l. Pero todo esto no hubiera sido suficiente si el hombre no hubiese sido lo que fue.Por el tiempo en que particip del Concilio de Nicea en el 325 era todava un hombre joven, probablemente de poco menos de treinta aos; y slo particip como dicono, si bien ya su potencia y su elocuencia eran notables. Vivi hasta los 76 o 77 aos de edad falleciendo en el 373 DC y durante la totalidad de esa larga vida sostuvo con inflexible energa la plena doctrina catlica de la Trinidad.Cuando se sugiri el primer compromiso con el arrianismo, Atanasio ya era arzobispo de Alejandra. Constantino le orden readmitir a Arrio a la Comunin. Atanasio se neg.Fue un paso extremadamente peligroso de dar porque todo el mundo admita el pleno poder del monarca sobre la vida y la muerte de sus sbditos y la rebelin era considerada el peor de los crmenes. Atanasio tambin result percibido como atroz y extravagante ya que la opinin generalizada en el mundo oficial, entre las personas con influencia social y en el seno del ejrcito, era que el compromiso deba ser aceptado. Atanasio fue exiliado a la Galia, pero el Atanasio en el exilio result ser an ms formidable que el Atanasio en Alejandra. Su presencia en Occidente tuvo el efecto de reforzar el fuerte sentimiento catlico de esa parte del Imperio.Lo llamaron de regreso. Los hijos de Constantino que se sucedieron uno tras otro en el Imperio, vacilaron entre una poltica de asegurarse el apoyo popular, que era catlico, o bien asegurarse el apoyo del ejrcito, que era arriano. Ms que otra cosa, la corte se inclinaba por el arrianismo porque le molestaba el creciente poder del Clero Catlico organizado como rival del poder secular del Estado. El ltimo y el ms longevo de los hijos de Constantino Constancio se hizo decididamente arriano. A Atanasio lo exiliaron una y otra vez, pero la causa que defenda sigui aumentando en fuerza.Cuando Constancio muri en el 361, lo sucedi un sobrino de Constantino: Juliano el Apstata. Este emperador recurri al gran cuerpo pagano sobreviviente y estuvo cerca de reestablecer el paganismo ya que el poder de un emperador individual en aquella poca era abrumador. Pero muri en el combate contra los persas y su sucesor Joviano fue definitivamente catlico.Sin embargo, la pulseada continu. En el 367, el emperador Valensio volvi a exiliar por quinta vez a San Atanasio, quien para se entonces ya era un anciano de al menos 70 aos. No obstante, hallando que las fuerzas catlicas se haban vuelto demasiado fuertes, lo volvi a llamar. A esta altura, Atanasio haba ganado su batalla. Muri como el hombre ms grande del mundo romano. se es el valor de la sinceridad y la tenacidad combinadas con el genio.Pero el ejrcito continu siendo arriano y lo que tenemos que continuar viendo en las siguientes generaciones es el desfallecimiento progresivo del arrianismo en la parte occidental de habla latina del Imperio. Decay de a poco porque continu siendo sostenido por los principales jefes militares al comando de los distritos occidentales; pero qued condenado porque la totalidad de las personas lo haba abandonado. La forma en que muri es lo que describir a continuacin.Con frecuencia se dice que todas las herejas mueren. Esto puede ser cierto en el muy largo plazo pero no es necesariamente as dentro de un perodo dado de tiempo. Ni siquiera es cierto que el principio vital de una hereja necesariamente pierde fuerza con el tiempo. El destino de las mltiples herejas ha sido muy variado; y la ms grande de todas el mahometanismo no slo sigue siendo vigoroso sino que es ms vigoroso que su rival cristiano en aquellos distritos que ocup originalmente; y es mucho ms vigoroso y se halla mucho ms extendido dentro de su propia sociedad que la Iglesia Catlica dentro de nuestra civilizacin occidental, producto del catolicismo.Sin embargo, el arrianismo fue una las herejas que realmente murieron. El mismo destino le ha tocado al calvinismo en nuestros das. Esto no significa que los efectos morales generales, o la atmsfera de la hereja, desaparecen de entre los seres humanos. Significa que las doctrinas creadas por la hereja ya no son credas y de ese modo su vitalidad se pierde y por ltimo debe desaparecer.Por ejemplo, la Ginebra de hoy en da es una ciudad moralmente calvinista a pesar de que tiene una poblacin catlica minoritaria muy cercana a la mitad de la poblacin total y que se vuelve a veces (segn creo) levemente mayoritaria. Pero en la Ginebra actual no hay una persona entre cien que acepte la altamente definida teologa de Calvino. La doctrina est muerta; sus efectos sobre la sociedad sobreviven.El arrianismo muri de dos maneras, correspondindose con las dos mitades en las que se dividi el Imperio Romano de aquellos das y que, para sus ciudadanos, representaba a todo el mundo civilizado.La parte oriental tena al griego como idioma oficial y estaba gobernada desde Constantinopla, tambin llamada Bizancio.Inclua a Egipto, el Norte de frica hasta Cirenaica, la costa Este del Adritico, los Balcanes, Asia Menor y Siria hasta (aproximadamente) el ufrates. El arrianismo haba sido fuerte en esta parte del Imperio y result ser tan poderoso que, entre el 300 y el 400 DC, estuvo muy cerca de triunfar.La corte imperial oscil entre arrianismo y catolicismo, con una momentnea regresin al paganismo. Pero antes de que terminara el siglo esto es: bastante antes del ao 400 DC la corte se hizo definitivamente catlica y pareci seguro que permanecera sindolo. Como he explicado antes, si bien el Emperador y los funcionarios que lo rodeaban (conjunto al que he denominado como la corte) eran tericamente todopoderosos (puesto que la constitucin era la de una monarqua absoluta y las personas no podan pensar en otros trminos en aquella poca), no obstante ello por lo menos tan poderoso y menos sujeto a cambios era el ejrcito sobre el cual descansaba toda la sociedad. Dentro del ejrcito estaban los comandantes militares; los generales del ejrcito que fueron en su mayor parte permanentemente arrianos.Cuando el poder central el Emperador y sus funcionarios se hicieron permanentemente catlicos, el espritu de los militares continu siendo arriano en lo esencial y por ello es que las ideas subyacentes del arrianismo es decir: las dudas en cuanto a que Nuestro Seor poda ser realmente Dios sobrevivieron an despus de que el arrianismo formal dej de ser predicado y aceptado por la poblacin.Por este motivo, porque subsisti el espritu que haba subyacido al arrianismo (la duda acerca de la plena divinidad de Cristo), surgi una cantidad de lo que podramos llamar derivados o formas secundarias de arrianismo.Las personas continuaron sugiriendo que en Cristo haba tan slo una naturaleza; una sugerencia cuya consecuencia habra sido necesariamente la idea popular de que Cristo fue tan slo un hombre. Cuando esto fracas en capturar a la maquinaria oficial a pesar de que continu afectando a millones de personas apareci otra sugerencia en cuanto a que en Cristo haba residido una sola Voluntad no una voluntad humana y una voluntad divina, sino una sola voluntad.Antes de esto se haba producido el resurgimiento de la antigua idea, anterior al arrianismo y sustentada por los primeros herejes sirios, de que la divinidad slo vino a Nuestro Seor durante su vida. Segn esta hereja, Cristo habra nacido tan slo como un hombre, Nuestra Seora habra sido la madre de tan slo un hombre, etc. En todas sus variadas formas y bajo todas sus denominaciones tcnicas (monofisitas, monotelitas, nestorianos, para nombrar a los tres principales, siendo que hubo cualquier cantidad de otros), estos movimientos difundidos a travs de la mitad oriental o griega del Imperio fueron esfuerzos por escapar de o racionalizar el pleno misterio de la Encarnacin. Su supervivencia dependi de los celos que el ejrcito sintiese de la sociedad civil que lo rodeaba y de los restos latentes de hostilidad pagana hacia los misterios cristianos en su totalidad. Y por supuesto, estas herejas tambin dependieron de la eterna tendencia humana a racionalizar y a rechazar lo que est ms all del alcance de la razn.Pero existi un factor adicional que favoreci la supervivencia de los efectos secundarios del arrianismo en el Este. Fue el factor que en la poltica europea actual se llama particularismo; esto es: la tendencia de una parte del Estado a separarse del resto y a vivir una vida propia. Cuando este sentimiento se hace tan fuerte que las personas estn dispuestas a sufrir y a morir por l, adopta la forma de una revolucin nacionalista. Un ejemplo de ello fue el sentimiento de los eslavos del Sur en contra del Imperio Austraco y que dio origen a la Gran Guerra {[6]}. Pues bien, el descontento de las provincias y los distritos con el poder central que los gobernaba aument en el Imperio Oriental con el paso del tiempo y una manera conveniente de expresar ese disgusto fue favoreciendo cualquier clase de crtica a la religin oficial del Imperio. Por ello es que grandes regiones del Este (sobre todo una gran proporcin de la poblacin de la provincia de Egipto) favorecieron a la hereja monofisita. Era una manera de expresar la insatisfaccin con el gobierno desptico de Constantinopla, con los impuestos que se les aplicaban, con la promocin que reciban quienes estaban cerca de la corte en detrimento de los provinciales, y con todo el resto de los reclamos. De este modo, varias derivaciones del arrianismo sobrevivieron en la mitad griega oriental del Imperio a pesar de que el mundo oficial ya haba regresado haca rato al catolicismo. Esto tambin explica por qu, en la actualidad y por todo el Este, se pueden encontrar grandes cantidades de cristianos cismticos mayormente monofisitas, a veces nestorianos, algunas veces de comunidades menores a quienes todos estos siglos de opresin mahometana no consiguieron unir al cuerpo cristiano principal. Lo que puso fin no a estas sectas, por cuanto todava existen, sino a su importancia fue el sbito surgimiento de esa enorme fuerza antagnica a todo el mundo griego: el Islam; la nueva hereja mahometana proveniente del desierto que rpidamente se convirti en una contra-religin y en implacable enemiga de todos los cuerpos cristianos ms antiguos. La muerte del arrianismo en el Este se produjo cuando los conquistadores rabes convirtieron a la masa del Imperio Cristiano Oriental en un pantano. En vista de ese desastre, aquellos cristianos que se haban mantenido independientes vieron en la ortodoxia su nica posibilidad de supervivencia y es por ello que, en el Este, hasta los efectos secundarios del arrianismo se extinguieron en los pases libres del sojuzgamiento mahometano.En Occidente la suerte del arrianismo es bastante diferente. En Occidente, el arrianismo se extingui por completo. Ces de ser. No dej derivaciones que subsistieran.Por lo general, se malinterpreta la historia de la muerte del arrianismo en Occidente porque la mayor parte de nuestra Historia ha sido escrita hasta ahora sobre la base de una concepcin equivocada acerca de cmo era la sociedad cristiana europea en Europa Occidental durante los Siglos IV, V y VI esto es: durante el perodo que se extiende desde el momento en que Constantino deja Roma y funda la nueva capital del Imperio, Bizancio, y la fecha en que, a principios del Siglo VI (de 633 en adelante) la invasin mahometana cae sobre el mundo.Lo usual es que se nos diga que el Imperio Occidental fue arrollado por las tribus salvajes de los godos y los visigodos, vndalos, suevos y francos que conquistaron esa parte del Imperio es decir: Bretaa, Galia y la parte civilizada de Alemania sobre el Rin y el Danubio superior, Italia, frica del Norte y Espaa.El idioma oficial de toda esta regin era el latn. La misa se celebraba en latn mientras que en la mayor parte del Imperio Oriental se celebraba en griego. Las leyes estaban escritas en latn y todos los actos administrativos se consignaban en latn. No hubo ninguna conquista brbara sino una continuidad de lo que haba estado sucediendo durante siglos: la infiltracin de personas desde fuera del Imperio hacia el Imperio porque, dentro del mismo, podan acceder a las ventajas de la civilizacin. Tambin est el hecho de que el ejrcito, del cual dependa todo, al final estuvo casi completamente compuesto por brbaros reclutados. A medida en que la sociedad se consolid, result difcil administrar lugares distantes, recolectar impuestos de sitios lejanos y llevarlos al tesoro central, o imponer un edicto sobre regiones apartadas. As, apareci la tendencia de dejar cada vez ms al gobierno de estas regiones en manos de los funcionarios principales de las tribus brbaras es decir: en manos de sus lderes y caudillos quienes a esta altura ya eran soldados romanos.De esta manera se formaron gobiernos locales en Francia y en Espaa, y hasta en Italia misma, los cuales an cuando se considerasen parte del Imperio, resultaron prcticamente independientes.Por ejemplo, cuando se hizo difcil gobernar a Italia desde tan lejos como Constantinopla, el Emperador envi a un general para gobernar en su nombre y, cuando este general se hizo demasiado fuerte, envi a otro general para destituirlo. Este segundo general (Teodorico) tambin fue, como todos los dems, un jefe brbaro por nacimiento aunque su padre haba sido incorporado al servicio romano y l mismo haba sido educado en la corte del Emperador.Y este segundo general, a su vez, se volvi prcticamente independiente.Lo mismo sucedi en el Sur de Francia y en Espaa. Los generales locales tomaron el poder. Eran jefes brbaros que transmitieron este poder esto es: la nominacin de los cargos oficiales y la recoleccin de impuestos a sus descendientes.Y despus est el caso de frica del Norte, la regin que hoy llamamos Marruecos, Argelia y Tnez. Aqu, facciones rivales, todas descontentas con el gobierno directo de Bizancio, convocaron a un grupo de soldados eslavos que haban migrado hacia el Imperio Romano y que haban sido incorporados como una fuerza militar. Se los llamaba vndalos y se hicieron cargo del gobierno de la provincia, establecido en Cartago.Ahora bien, en materia religiosa todos estos gobiernos locales de Occidente (el general franco y su grupo de soldados en el Norte de Francia; el visigodo en Francia del Sur y en Espaa; el burgundio en el sudeste de Francia; el otro godo en Italia; el vndalo en frica del Norte) se hallaban en conflicto con el gobierno oficial del Imperio. El franco al noreste de Francia, en lo que hoy llamamos Blgica, todava era pagano. Todos los dems eran arrianos.Ya he explicado lo que esto significaba. Se trataba no tanto de una cuestin doctrinaria sino de una cuestin social. El general godo y el general vndalo, que eran los jefes de sus propios soldados, sentan que era ms meritorio ser arriano que ser catlico como la masa del populacho. Eran el ejrcito, y el ejrcito era algo demasiado importante como para aceptar la religin popular general. Fue el sentimiento muy similar al que se puede ver sobreviviendo an en Irlanda, en lugares en dnde fue universal all hasta hace poco: el sentimiento de que la ascendencia se corresponde propiamente con el anti-catolicismo.Desde el momento en que, en poltica, no hay mayor fuerza que sta de la superioridad social, a las pequeas cortes locales les llev mucho tiempo dejar caer su arrianismo. Las llamo pequeas porque, si bien recolectaban impuestos de reas muy extensas, lo hacan meramente como administradores. Los nmeros concretos eran exiguos, comparados con la masa de la poblacin catlica.Mientras los gobernadores y sus cortes en Italia, Espaa, en la Galia y en frica seguan aferrndose con orgullo a su antigua denominacin y caracter arrianos, hubo dos acontecimientos uno sbito y el otro gradual que conspiraron tanto contra su poder local como contra su arrianismo.Lo primero, lo sbito, fue el hecho que el general de los francos que haba gobernado a Blgica conquist con su muy pequea fuerza a otro general del Norte de Francia; a un hombre cuyo distrito se hallaba ubicado al Oeste del suyo. Ambos ejrcitos eran absurdamente pequeos, de unos 4.000 hombres cada uno, y un muy buen ejemplo de lo que eran aquellos tiempos est dado por el hecho que el ejrcito derrotado, despus de la batalla, se uni inmediatamente a los vencedores. Tambin ilustra lo que era la poca el hecho que a un general romano, comandando no ms de 4.000 hombres al comienzo y tan slo 8.000 despus del primer xito, le pareciera perfectamente natural hacerse cargo de los impuestos administrativos, los tribunales de justicia y todas las dems estructuras imperiales de un distrito muy amplio. Se apoder de la gran masa de Francia del Norte exactamente de la misma manera en que sus colegas, con fuerzas similares, tomaron a su cargo la accin oficial en Espaa, Italia y otras partes.Ahora bien, lo que sucedi es que este general franco (cuyo nombre real casi no conocemos porque nos ha sido transmitido en varias formas distorsionadas pero que es ms conocido como Clovis) era pagano; algo excepcional y hasta escandaloso en las fuerzas militares de la poca dnde casi todas las personas importantes se haban hecho cristianas.Pero este escndalo result ser una bendicin inesperada para la Iglesia, porque a Clovis, siendo pagano y no habiendo sido nunca arriano, era posible convertirlo directamente al catolicismo, a la religin popular; y cuando acept el catolicismo, inmediatamente tuvo detrs de si a toda la fuerza de los millones de ciudadanos, al clero organizado y a los obispados de la Iglesia. Se convirti en el nico general popular; todos los dems estaban en conflicto con sus sbditos. Le fue fcil reclutar grandes cantidades de hombres armados dada la simpata popular que despertaba en ellos. Se apoder del gobierno de los generales arrianos del Sur, derrotndolos con facilidad, y sus tropas se convirtieron en la mayor fuerza militar del Imperio Occidental que hablaba en latn. No fue lo suficientemente fuerte como para hacerse de Italia y de Espaa, menos an de frica, pero desplaz el centro de gravedad alejndolo de la tradicin arriana del ejrcito romano, una tradicin que a esta altura ya no albergaba ms que pequeos grupos en vas de extincin.Baste lo dicho por el golpe sbito que afect al arrianismo en Occidente. El proceso gradual que aceler la decadencia del arrianismo fue de una clase diferente. En la decadencia de la sociedad, con cada ao que pasaba se haca ms difcil recolectar impuestos, mantener un supervit y, por consiguiente, reparar caminos, puertos, edificios pblicos y mantener en orden todo el resto de la estructura pblica.Con esta decadencia financiera del gobierno y la desintegracin social que la acompaaba, los pequeos grupos que nominalmente constituan los gobiernos locales perdieron su prestigio. En, digamos, el ao 450 era una gran cosa ser arriano en Pars, o Toledo, o Cartago, o Arles, Tolosa o Ravenna; pero 100 aos ms tarde, hacia digamos el ao 550, el prestigio social del arrianismo haba desaparecido. A cualquiera que quisiera progresar le convena ser catlico, y los pequeos grupos arrianos en vas de desaparicin terminaron siendo despreciados an cuando su irritacin los llev a actuar con salvajismo como ocurri en frica. Simplemente perdieron terreno.La consecuencia fue que, despus de cierta demora, todos los gobiernos arrianos de Occidente se hicieron catlicos (como en el caso de Espaa) o bien, como sucedi en buena parte de Italia y en la totalidad del Norte de frica, fueron puestos otra vez bajo el gobierno directo del Imperio Romano desde Bizancio.Este ltimo experimento no continu por mucho tiempo. Existi otro cuerpo de soldados brbaros, todava arrianos, proveniente de las provincias del Noreste que se hicieron del gobierno en el centro-norte de Italia y, poco tiempo despus, la invasin mahometana barri el Norte de frica, pas finalmente sobre Espaa y hasta penetr en la Galia. La administracin romana directa, en lo concerniente a la Europa Occidental remanente, se extingui. Su ltima existencia efectiva en el Sur fue aplastada por el Islam. Pero mucho antes de que esto ocurriera, el arrianismo en Occidente haba muerto.sta fue la forma en que desapareci la primera de las grandes herejas que amenaz en un momento dado con minar y destruir la totalidad de la sociedad catlica. El proceso haba llevado casi 300 aos y es interesante observar que, en lo que se refiere a las doctrinas, aproximadamente esa misma cantidad de tiempo, o algo ms, fue suficiente para eliminar la sustancia de las mltiples herejas principales de los reformadores protestantes.Tambin ellos casi haban triunfado a mediados del Siglo XVI cuando Calvino, su figura principal, casi logra trastornar a la monarqua francesa. Tambin ellos perdieron completamente su vitalidad hacia mediados del Siglo XIX. Trescientos aos.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*Captulo 4La Gran y Persistente Hereja de MahomaA cualquier observador de los acontecimientos ocurridos durante los primeros aos del Siglo VII digamos desde el 600 al 630 le hubiera parecido que, habiendo ocurrido solamente un gran ataque principal a la Iglesia Catlica el arrianismo y sus derivados y habindose repelido dicho ataque con una Fe victoriosa, la Iglesia se hallaba asegurada por tiempo indefinido.Era obvio que la Iglesia tendra que pelear por su vida contra elementos externos no-cristianos, esto es: contra el paganismo. Los adoradores de la naturaleza de la alta civilizacin persa en el Este nos atacaran por las armas y trataran de sojuzgarnos. El paganismo salvaje de las tribus brbaras escandinavas, germnicas, eslavas y mongoles, en el Norte y Centro de Europa tambin atacaran al cristianismo tratando de destruirlo. Las poblaciones de Bizancio continuaran haciendo desfilar concepciones herejes como una pantalla de sus reclamos. Pero, al menos, el principal esfuerzo de hereja haba fracasado as pareca. Su objetivo, el deshacer una civilizacin catlica unida, no haba sido alcanzado. De all en ms no haba por qu temer que surgiera alguna hereja mayor; menos an la consecuente interrupcin de la Cristiandad.Para el 630 toda la Galia era catlica desde haca largo tiempo. El ltimo de los generales arrianos y las guarniciones en Italia y Espaa se haban vuelto ortodoxos. Los generales y las guarniciones de frica del Norte haban sido conquistadas por los ejrcitos ortodoxos del Emperador.Y fue justo en ese momento, un momento de aparente universal y permanente catolicismo, que cay un golpe inesperado de inaudita magnitud y potencia. De pronto surgi el Islam. Vino del desierto y avasall a la mitad de nuestra civilizacin.El Islam la enseanza de Mahoma conquist inmediatamente por las armas. Los conversos rabes de Mahoma invadieron Siria y vencieron all en dos grandes batallas; la primera sobre el Yarmuk, al Este de Palestina en las tierras altas arriba del Jordn, y la segunda en la Mesopotamia. Continuaron invadiendo Egipto y empujaron ms y ms hacia el corazn de nuestra civilizacin cristiana con toda su grandeza de Roma. Se establecieron por todo el Norte de frica; incursionaron en el Asia Anterior aunque no se establecieron all todava. Ocasionalmente llegaran a amenazar a la propia Constantinopla. Al final, despus de una larga generacin posterior a las primeras victorias en Siria, cruzaron el Estrecho de Gibraltar y comenzaron a inundar Europa Occidental a travs de Espaa. Llegaron incluso tan lejos como el mismo corazn de Francia del Norte, entre Poitiers y Tours, menos de cien aos despus de sus primeras victorias en Siria del ao 732.Finalmente fueron rechazados hacia los Pirineos, pero continuaron manteniendo toda Espaa, excepto la regin montaosa del noroeste. Dominaron toda el frica romana, incluyendo Egipto y toda Siria. Dominaron la totalidad del Mediterrneo oriental y occidental: ocuparon sus islas, saquearon y dejaron asentamientos fortificados hasta en las costas de Galia y de Italia. Se expandieron poderosamente ms all del Asia Anterior, dominando la regin persa. Se convirtieron en una creciente amenaza para Constantinopla. En menos de cien aos una parte sustancial del mundo romano haba cado bajo el poder de esta nueva y extraa fuerza surgida del desierto.Nunca antes haba habido una revolucin comparable. Ningn ataque anterior haba sido tan sbito, tan violento ni tan permanentemente exitoso. En apenas un par de aos despus del primer asalto en 634, se perdi todo el Levante Cristiano: Siria, la cuna de la Fe, y Egipto con Alejandra, la poderosa sede cristiana. Dentro de una generacin, la mitad de la riqueza y casi la mitad del territorio del Imperio Romano Cristiano estaba en manos de los gobernantes y funcionarios mahometanos, y la masa de la poblacin estaba siendo afectada cada vez ms por este nuevo fenmeno.El gobierno mahometano y su influencia tomaron el lugar del gobierno cristiano y su influencia; y la mayor parte del Mediterrneo, al Este y al Sur, comenz a ser mahometana.A continuacin, seguiremos los avatares de este extraordinario fenmeno que an hoy se llama Islam, es decir: La Aceptacin, de la moral y las simples doctrinas que Mahoma haba predicado.Ms adelante describir el origen histrico del fenmeno, dando las fechas de su progreso y las etapas de sus xitos originales. Describir su consolidacin, su creciente poder y la amenaza que represent para nuestra civilizacin. Estuvo muy cerca d