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Las primeras sociedades sedentarias
Tradicionalmente los estudiosos de la agricultura han asociado estos fenómenos con la
domesticación de los granos básicos autóctonos en las áreas conocidas como centros de
cultivo temprano: trigo y cebada en el Cercano Oriente; arroz en el sureste de Asia; maísz
en América.
Pequeños olotes obtenidos durante la excavación de la Cueva de Murciélago, Nuevo
México, Estados Unidos, en 1948-1949, fueron fechados por medio del carbón, dando una
edad de 3000 y 5000 años. Como consecuencia de los estudios interdisciplinarios ha sido
posible demostrar que el origen de la agricultura y la vida sedentaria son procesos mucho
más complejos.
El origen del cultivo de plantas es uno de los procesos más importantes en el desarrollo
sociocultural y económico de los pueblos mesoamericanos, ya que implica una serie de
transformaciones en las actividades de subsistencia que afectaron tanto la organización
social como las estructuras económicas de estos pueblos.
Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el Valle de Tehuacán revelaron una
secuencia cultural continua y , por lo tanto, es la región más conocida en cuanto al
problema de la transición de la caza-recolección a una vida agrícola sedentaria. Los
pobladores de Mesoamérica no contaban con animales de tiro, únicamenet fueron
domesticadas especies pequeñas como el guajolote; Mesoamérica representa uno de los
principales centros independientes de domesticación de muchas de las especies de
plantas económicamente importantes a nivel mundial.
En el Holoceno se hallaron evidencias de un cambio hacia la explotación de especies de
mamíferos pequeños y un mayor énfasis en la recolección de plantas. Posteriormente se
encuentran evidencias de cultivo de una serie de plantas, como serían maíz, frijol,
calabaza y chile.
Generalmente los diversos modelos para explicar esta transición privilegian el papel
predominante de cualquiera de los siguientes elementos de cualquiera de los siguientes
elementos:
a) Los factores culturales
b) Las características del medio ambiente, o
c) Los cambios genéticos que sufren las plantas.
Childe formó la teoría llamada “teoría del oasis”, en la que propone que un cambio
climático al final del Pleistoceno provocó la desertificación de una gran parte del medio
Oriente y que las comunidades de flora y fauna, y los grupos humanos se congregaron en
las zonas húmedas alrededor de los “oasis”.
Binford parte de que la idea de las poblaciones prehistóricas cazadores-recolectores se
encontraban en equilibrio con su medio ambiente con su medio ambiente. En
consecuencia no podían, no necesitaban más recursos de subsistencia de los que podían
encontrar en el hábitat en el que se hallaban , lo cual no estaban impelidos a buscar
recursos adicionales.
Cohen concluye que la única ventaja que obtiene la agricultura es la capacidad de
producir una mayor cantidad de alimentos por unidad de espacio en una misma unidad de
tiempo; la agricultura puede sustentar poblaciones más densas y concluye que la
agricultura se practicaría únicamente en virtud de una necesidad mayor cantidad de
alimentos.
Byrne propone que los principales cultivos son básicamente anuales, es decir, que
completan su ciclo de vida en un año, y puesto que son comunes en hábitats alterados o
desérticos o en climas secos de temporal, debieron evolucionar a partir de ancestros
silvestres adaptados a climas secos de temporal; en consecuencia todos los centros de
domesticación temprana se encontraban en áreas de lluvia de temporal bien delimitadas.
Flannery desarrolló un modelo basado en conceptos tomados de la teoría de sistemas;
partió de que los cazadores-recolectores no se adaptan a una zona reducida de plantas y
animales cuya extensión atraviesa varios medios.
Por otra parte, se hacen necesarios lugares donde almacenar una porción de las semillas
para la siembra del siguiente año. El resultado de estos procesos es una gradual
reprogramación de los sistemas de obtención de alimentos, quedando todos supeditados
a los tiempos y paso del sistema de obtención de maíz.
Flannery incluye la experimentación con el cultivo durante diferentes temporadas, con
una observación del ritmo de desarrollo de las plantas preferidas, aun antes de que se
den cambios genéticos en las plantas. El cultivo permitiría hacer más pequeña la zona de
cosecha, al concentrar las plantas, además de reducir la distancia que había que viajar
desde la cueva hasta la zona de vegetación.
Podemos resumir las transformaciones de la siguiente manera, los primeros habitantes
del centro de Mesoamérica parecen haberse organizado en pequeñas bandas
trashumantes que ocupaban campamentos ocasionales y dependían de la caza de
mamíferos pleistocénicos. Una mayor variedad de alimentos preferidos durante
determinadas estaciones permitió la reunión de bandas familiares en agrupaciones más
numerosas, las cuales se volvieron a dispersar en microbandas al término de la
temporada. Llamamos a este patrón: “macrobandas estacionales”.
Los primeros indicios de la domesticación de ciertas plantas aparecen en contextos no
sedentarios; este proceso se lleva a cabo a través de milenios y se caracteriza por un
incremento paulatino en el tamaño de la población de cada una de las regiones
estudiadas; la incorporación de recursos vegetales silvestres como complemento de
producto de la caza seguida de por un aumento gradual en la proporción de recursos
vegetales a expensas de los animales.
Los tipos de sitios más antiguos, correspondientes al periodo de caza-recolección son
esencialmente de dos tipos:
1.- Campamentos abiertos, distinguidos por concentraciones superficiales de artefactos
diagnósticos y, en ocasiones, remanentes de fogones y,
2.- abrigos o cuevas naturales, en donde artefactos y fogones con restos de la fauna y
flora son explotados por los habitantes han sido detectados.
Al aumentar la población en ciertas regiones mesoamericanas al paso del tiempo, el
patrón de asentamientos se transforma y se cristaliza en el patrón microbanda-
macrobanda. Es posible que la amplia disponibilidad de productos lacustres en
combinación con la recolección de gramíneas y otras plantas, además de la caza, fueron
suficientes para permitir el sedentarismo sin una importante actividad agrícola en la
región.
Se observa que los campamentos abiertos estacionales no desaparecen, y siguen
ocupándose las cuevas y los abrigos, aparentemente para la realización de actividades
especializadas relacionadas con los recursos estacionales a explotar.
Dentro de la evidencias botánicas es indispensable para entender los cambios en
patrones de asentamiento y, en particular, para dejar claro que el cultivo y la
domesticación de las plantas son más antiguos que el sedentarismo y sus características
culturales.
Las plantas domesticadas de mayor importancia en Mesoamérica fueron enlistadas por
Flannery y Smith, entre otros. Las cultivos principales que se dieron en Mesoamérica
fueron: maíz, frijol, calabaza, chile y aguacate. Entre los restos arqueobotánicos
reportados en el sur de Mesoamérica se encuentran con relativa frecuencia frutos de
palma como coyol, que también se encuentra en sitios arqueológicos de Belize, Honduras
y otras partes de Centroamérica, en donde fueron componentes importantes de la dieta
antes de la introducción del maíz. Los cultivos que se logran por medio de la reproducción
vegetativa, y los tubérculos en particular, han recibido poca atención por la ausencia de
evidencia arqueobotánica tangible. Es necesaria la coordinación de estos tres tipos de
evidencia, tanto en la selección de las procedencias de muestras, como en la
interpretación cultural y cronológica de los datos así obtenidos.
La cerámica como actividad productiva puede verse como un indicio del establecimiento
de comunidades permanentes y dependientes de la producción de sus propios alimentos,
la cerámica no aparece en el registro arqueológico mesoamericano sino hasta
aproximadamente 2500 aC, posterior a los cambios más significativos en la economía de
subsistencia y los patrones de asentamiento. La aparición de cerámica marca el comienzo
del horizonte Formativo, cuando se cristalizan los patrones de vida aldeana asociados con
una economía agrícola.
Ciertas relaciones culturales basadas en rasgos cerámicos se definen de manera más
clara, sin embargo, durante la siguiente fase cerámica( Ajalpan tardío, 1100-850 aC) y
durante el periodo representativo de esta época en el centro de México.
La cerámica más antigua está representada por pocos ejemplares, formas limitadas y una
distribución geográfica restringida. Es probable que la ausencia de más evidencia se deba
a la falta de trabajo arqueológico en muchas áreas de Mesoamérica. Se originó la
agricultura incipiente.
Podemos concluir que la distribución de las plantas que actualmente se conoce a través
del registro arqueológico es un indicador de donde no se originó la agricultura incipiente.
Las condiciones de preservación de un sitio, además de la selección del área de
excavación y elementos del azar, son también factores de relevancia. Es posible que la
ausencia de evidencias que documenten la transición de formas silvestres a cultivadas y
domesticadas se deba a factores difíciles de controlar, como son las condiciones de
preservación, la selección de sitios erróneos o de áreas erróneas de sitios correctos así
como el consumo durante la prehistoria de los productos que desearíamos poder
recuperar.