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65 Las teorías de la democracia en la Revolución francesa Ramón Máiz «Qul oserafixer la hauteur de/a Révolution?» Saint-Just Las hipótesis que nos proponemos argumentar en este texto parten de la constatación del escaso interés que para la historiografía clásica, mayori- tariamente «jacobina», de la Révolution han me- recido los aspectos de teoría del Estado y, en es- pecial, la problemática de la democracia. Ambi- tos todos ellos que se revelarían, sin embargo, centrales a partir de 1789. La primera hipótesis propuesta suscita la posibilidad de que, frente a la consideración evolucionista del deslizamiento o «derrapage» de la Revolución francesa desde una pnmera etapa, moderada o burguesa, hacia una segunda, radical y democrático-popular, sean detectables, cuanto menos, tres posiciones nítidamente diferenciadas y excluyentes ante el problema concreto de la democracia. La segunda sugiere que frente a la tradicional consideración de E. J. Sieyes como el pensador «par excellence» del 91, de hecho existen numerosos puntos en co- mún entre el sistema del abate de Fréjus, el más complejo y profundo de la Revolución en este te- rreno, y los desarrollos últimos del pensamiento de Condorcet, enfrentándose ambos radicalmen- te al discurso y práctica del jacobinismo. La ter- cera y última hipótesis de este trabajo intentará argumentar que la lógica del terror, lejos de cons- tituir un mero producto externo de «las circuns- tancias» (interpretación que desde Thiers y Mig- net ha gozado, con benévola indulgencia, de sin- gular fortuna), se halla inscrita en el corazón mismo de la teoría jacobina de la democracia. Dichas hipótesis, además, van ligadas a la con- sideración de que la Revolución francesa, en cuanto acontecimiento político, ejemplificaría lo que, con Starobinsky, puede considerarse como abrupto «descenso de los principios a la realidad histórica» ~ en otros términos: una suerte de va- lidación práctica de la razón ilustrada del Siglo de las Luces. Y se mostraría así como corolario deudor de los interrogantes claves de aquélla, los cuales, como Baczko ha señalado, más allá de la mera «raison raísonable», se prolongarían en in- evitable transformación individual y colectiva del mundo: «¿Cómo redefinir y racionalizar el orden social? ¿Cómo cambiar el hombre, su es- píritu y su corazón» 2 Bien es verdad que la que Constant denomi- nara Liberté des modernes emergería idealmente, a lo largo de todo el siglo XVIII, como horizonte A Ramón Máiz. Dpto. Ciencia Politica y Teoria del Estado, Universidad de Santiago. 5. de Compostela Política y Sociedad, 6/7 t l~O). Madrid (pp. 65-84)

Las teorías Révolution?» de la democracia en la Revolución francesa · 2017-04-29 · 65 Las teorías de la democracia en la Revolución francesa Ramón Máiz «Qul oserafixer

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Las teoríasde la democraciaen la Revoluciónfrancesa

RamónMáiz

«Qul oserafixer la hauteur de/aRévolution?»

Saint-Just

Lashipótesisquenosproponemosargumentarenestetexto partende la constatacióndel escasointerésqueparala historiografíaclásica,mayori-tariamente«jacobina»,dela Révolutionhanme-recidolos aspectosde teoríadel Estadoy, enes-pecial, la problemáticade la democracia.Ambi-tos todos ellos que se revelarían,sin embargo,centralesa partir de 1789. La primera hipótesispropuestasuscita la posibilidadde que, frente ala consideraciónevolucionistadel deslizamientoo «derrapage»de la Revolución francesadesdeunapnmeraetapa,moderadao burguesa,haciauna segunda, radical y democrático-popular,seandetectables,cuanto menos,tres posicionesnítidamentediferenciadasy excluyentesanteelproblemaconcretode la democracia.La segundasugiereque frentea la tradicionalconsideracióndeE. J. Sieyescomoel pensador«parexcellence»del 91,dehechoexistennumerosospuntosenco-mún entreel sistemadel abatede Fréjus,el máscomplejoy profundode la Revoluciónen estete-rreno,y los desarrollosúltimos del pensamientodeCondorcet,enfrentándoseambosradicalmen-te al discursoy prácticadel jacobinismo.La ter-cera y última hipótesisde este trabajointentaráargumentarquela lógica del terror,lejosdecons-tituir un meroproductoexternode «las circuns-tancias»(interpretaciónquedesdeThiersy Mig-net hagozado,con benévolaindulgencia,desin-gular fortuna), se halla inscrita en el corazónmismode la teoríajacobinade la democracia.

Dichashipótesis,además,vanligadasa la con-sideraciónde que la Revolución francesa,encuantoacontecimientopolítico, ejemplificaríaloque,con Starobinsky,puedeconsiderarsecomoabrupto«descensode los principios a la realidadhistórica»~ en otros términos:unasuertedeva-lidación prácticade la razón ilustradadel Siglode las Luces.Y se mostraríaasí como corolariodeudordelos interrogantesclavesde aquélla,loscuales,como Baczkohaseñalado,másallá de lamera«raisonraísonable»,se prolongaríanen in-evitable transformación individual y colectivadel mundo: «¿Cómoredefinir y racionalizarelordensocial?¿Cómocambiarel hombre,su es-píritu y sucorazón»2

Bien es verdad que la que Constantdenomi-naraLiberté des modernes emergeríaidealmente,alo largo de todo el siglo XVIII, como horizonte

A

RamónMáiz. Dpto. CienciaPolitica y Teoria del Estado,Universidadde Santiago.5. de CompostelaPolítica y Sociedad, 6/7 t l~O). Madrid (pp. 65-84)

último de una específica síntesis teórico-prácticaderazón (principios)y voluntad(reforma),como«libertad» entendidaen cuanto facultad de ac-ción espontáneade acuerdocon una representa-ción de fines. Y a lo largo de un tal itinerario, larealizaciónhistóricadel pensamiento,anudandoTeoría y Praxis,devendría,finalmente, realiza-ción política de la filosofía ~.

Ahora bien, la Revolución iría más allá detodoello. En efecto,mientraslos filósofos de lasLuces se limitaban a una práctica puramentereformista,los intelectualespolíticosdel 89, redi-finiendo el propio término/conceptode Revolu-ción t se autocomprenderíancomo discontinui-dad,umbral y rupturacon un pasadoque pro-cederíaa denominarse,y construirsediscursiva-mente,como lo totalmenteotro, el AnejenRégime.La Revolución implicaría, pues,por definición:violación del antigio derecho,destrucciónde lamonarquíadespótica,legitimación, en fin, de laviolencia revolucionaria.

Nadiecomo Concordetpatentizaríamejor ensu trayectoria intelectual y vital ese desplaza-miento bruscodel inicial horizonte reformista,por el ya decididamenterevolucionario~. Nadie.tampoco, expresaría más dramáticamentequeRobespierreel alcanceúltimo de la rupturapolíti-ca queseprogramaba,frente a cualquierposiblegradualísmo.como horizontepermanentede latareaqueel 89 habíainiciado: «Citoyens.voulez-vousune Révolution sans Révolution?»6

Rupturay descontinuidadradicalescon el pa-sadoquesemostrabancomodecisivaconsecuen-cia «práctica»de aquellarazón impulsadapor lapasión,abocadaacambiartantoel Estado(trán-sito del despotismoa la libertad)cuantoel hom-bre mismo (tránsito del súbdito al ciudadano);1789 venía, así,a anudarindisolublementela ra-zón abstractade los principios a la transforma-ción política del mundo,promoviendoel caminosin retornodel reformismoilustrado a la Revolu-ción. Solución de continuidadque se alza comolímite innegabledel análisiscontinuistade LAn-cien Régimecila RévoluñondeTocqueville,pesealdecisivoaciertoúltimo de estaobrade librar, porunavez, a la historiografíade la Revoluciónfran-cesade las redesde su propio mito auroral ~.

Bien lo detectaría,por lo demás,y desdeuncomienzo,la literatura contrarrevolucionariaeu-ropea del momento. En efecto, ¿no censurabaBurke a la Révolution, en sus Reflectioní... de1790.el abandonode la política moderadamenteentendida como «ciencia experimental» para

presentarsecomo apriorístico haz de principiosracionales.militaníemenreconformadoresde lasociedady el Estado?¿No se fundamentarían.asimismo,las reaccionescríticasde Rehberg.enlas Unrersuchungen...de ¡793. en la inaceptablepretensiónrevolucionariade deducir la políticaprácticae institucionalde las solasleyesdela ra-zón?~. Ahora bien, compartiendosimilar fondode diferenciay ruptura,no tardarían,sin embar-go, en apareceren el senodel movimientorcvolu-cíonano muy diferentes modelos de concreciónde la positividadde lo político,de la nuevaliber-tad.de la relación entrelos poderes,del estatutode ciudadanía...,en definitiva. de la nuevaformade Estadoquela Revolución alumbraba.

Sería precisa, significativamente en torno aesteproblemaclave,el de la construccióndel Es-tado revolucionario, donde emergería una frac-tura que dividiría al «fondo común» filosófico-político de la Révolution, aquella razón impul-sada por la pasión, en dos tradiciones político-tdeológicasdeudorasde muy diversas lealtades,las cuales, en el curso del proceso, se revelaríandecididamente irreconciliables t

De hecho,el pensamientopolítico de la Revo-lución francesasedecantaríaprogresivamente,apartir de 1789, en el discursojacobino—no yasólo frente los defensores de la continuidad delAntiguo Régimen,sino asimismo frente a lospostuladores de una reforma a la inglesa. los lla-mados «monárquicos» del Comité de Constitu-ción— de modo harto diferente a como lo haríaen las intervenciones y escritos de un Sieyes o unCondorcet.En efecto,para el jacobinismo,cen-tradoen la acciónmoralde un Estadoautoritarioque impone desde el exterior el nuevo orden a lostndividuos «egoístas», la democracia se traduci-ría radical, ambiciosamente en la reforma moralde la ciudadanía,en la procurade un contenidosustantivo, material, más allá de las meras for-mas jurídicas: esto es: la virtud. Para los segun-dos, muy diferentemente, el nuevo Estado debe-ría promoverla participación democráticaen elseno de un ámbito formal, un ordenamiento jurí-dico moralmente neutralizado, cuyas normasobligaran por hallarse legitimadas a través de unproceso de intervención política ilustrada y ra-cional de los ciudadanos, sobre la base de la elec-ción y el criterio de las mayorías.

Así, a la diferencia que Habermas, simbólica-mente,ubicaraen TheorieundPraxisentreParísyFiladelfia, a saber:aquellaque se alzabaentreC’ommonSensey Opinion Publique vendría a su-

~RbEMó

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perponerse, alterando notoriamente su alcance ysu portada, esta doble e irreductible tradiciónfrancesa frecuentemente soslayada. En efecto, lasegundacorrientede las mencionadas.minoríta-ria en su día, se vería, además,frecuentementesolapadaen la historiografíaoficial jacobino-le-ninista de la Revolución (Jaurés,Soboul,Lefeb-vre, Mazaunc...,incluido el propio Vovelle), re-ductivamenteminimizadora,siempre,delaspro-puestasde Condorceto Sieyes tO, Bien entendidoque tanto la una, jacobina y finalmente hegemó-nica, cuantola otra, marginal,pesea su indudableprestigio intelectual, y desconsiderada desde lospropios comienzos de la Revolución, se alzaronigualmente, en su momento, como alternativas aldiscurso oficial triunfante en los primeros añosde la Revolución que sintetiza paradigmática-mentela Constituciónde 1791.No resulta,por lotanto, suficiente la reformulación del «quatre-vingt-neuvisme» de Constant y StAel, propuestopor Furet a efectosdedarcuentadela especifici-daddel modeloSieyés.puesesteúltimo, demodosimilar al de Condorcet,se muestracrítico nosolamente con el jacobinismo, sino, asimismo,con el modelo 91 ~

Doble tradiciónquecristalizaríapor lo demás,y muyespecialmente,en torno a dosconcepcio-nesdiferentesdela democracia,a saber:pretendíala primerallevara la prácticael idealdela demo-cracia directa del pueblo a travésde la fusióncansmáticacon la vanguardia;postulabala otra,en absoluto, una representación que índependi-zaraa los diputadosdel pueblocomo a menudoha querido verse, sino una trabadasíntesisdeparticipacióny representación.

Pero analicemos sustantivamente, en su dife-rencia específica, cada uno de los tres modelosbásicos que competirían en la escenapolíticafrancesa con anterioridad aThermidor(1789-84).

1. Soberaníanacionaly exclusiónde la democracia:

el modelode 1791

1 diseñoconstitucionalde 1791, si aca-so en algunosextremosdeudorde lasconcepcionesde Sieyes,en otros y fun-

damentales,sin embargo,sealeja patentemente,como en su momentoveremos,del «sistema»deaquél. Seríael antedichomodelodel 91, concre-tamente,el queconstituidala herenciaabstracta

de la Revoluciónparael derechopúblicoy la teo-ría del Estadoeuropeosti Estassedesarrollaríancontemporáneamentea partir de aquél —en laversión canónicaproporcionadapor la Escuelafrancesade Teoríadel Estado(Esmein,Hautiou,Duguit y, sobretodo,Carréde Malberg)—,intro-duciendo decisivas modificaciones (Estado so-cial y democrático de derecho, superioridad nor-mativa real de la Constitución, plena positiviza-ción de los derechos, sufragio universal, etc.),peromanteniendoa la vez,en buenamedida,lashuellas de su originaria procedencia («soberaníanacional», «mandato represenetativo», etc.). Noes el caso detenernos aquí en tal proceso, sino darcuenta de las características generales de un mo-delo de Estado, frente al que se desenvolveríanlas tradiciones jacobina y democrático-represen-tativa, Así, sintetizando esquemáticamente el di-seño positivado por la Constitución de 1791, ten-dríamos los siguientes elementos fundamentales:

1. El principio de la soberaníanacional: «Leprincipede toute souveraineté réside éssentíelle-mentdansla nation»(art. 3, Declaraciónde De-rechos>.Postuladocentral quealcanza,a su vez,un doble ámbitode significación.En primer lu-gar,la quiebradel principio monárquico,estoes,la eliminaciónde la tradicionalatribución delatitularidad de la soberaníaal monarca.Este úl-timo, en cuanto monarca constitucional, no po-seería ya la fuente de la potestad originaria, sinoun poder específico y reglado, derivado de la Na-ción. Participaría, ciertamente, de los más impor-tantes poderes; no ya en el ejecutivo, stno asi-mismo en el legislativo, pero sólo lo haría en elámbito y modo que la Constituciónle fijara alefecto.

Pero,aun más decisivamente,se procedíaim-plícitamente a una redefinición conceptual delantiguo término «soberanía», pasando ésta a sig-nificar ahora un inédito proceso de monopoliza-ción del poder político, antes disperso en el senode la sociedadcivil, en un único centrode impu-tación t2 La derogacióndel privilegio y la rentafeudal,la exclusióndela aristocraciacomo ajenaa la nación,así como la consiguienteigualación—en su carenciade poderpolítico y un similarestatutojurídico— de los ciudadanosantela ley,daríanacimientoal mundodel Derechomoder-no como derechoigual («GleichesRecht»),altiempo quea la aparicióndeproblemashastaen-toncesdesconocidos;entre ellos, el control y laparticipaciónen el poderúnico, irresistible delEstado.

~RbL3jfi&b

2. Similar redefiniciónconceptualtendríalu-gar, en estrechavinculacióncon lo anterior, conel conceptodeNación. Se trata,en estecaso,deuncambiono ya de contenido,sinode estatutoteó-rico, a saber:de un conceptosociopoliticode na-ción se pasaráa un conceptojurídico de la mís-ma. Más precisamente:la Nación consideradacomo sujetojurídico-público de imputación de latitulatidad de la soberanía.En efecto,estaúltimasehacerecaeren un naciónentendidano como«pueblo»,en el sentido de conjunto real de losciudadanosfranceses,sino como enteabstractode razón;en definitiva,como la otracaradel Es-tado. En expresiónde CarrédeMalberg: «L’Etatn’est quela Nation mémejuridiquementorgani-sée»~

Ahora bien,en cuantola Nación devieneeseenteabstractoe impersonalparaexpresarsuvo-luntad, la «volontéde la nation».deberecurrir adelegación,procediendode modoindirectoa tra-vés de susórganos.Nacería,así,la fundamentaldistinción entre titularidad (en manosde la na-ción) y ejercicio (quecorrespondea susórganos)de la soberanía.Y de estemodo,entreunatitula-ridad depositadaen un enteabstracto,incapazpor sí mismodeactuar,y unosórganosdeaquél,concebidoscomo mediacióninstitucional de lacual manala voluntadnacional...,el ejerciciodi-rectodela soberaníapor el pueblo,estoes,loqueen el lenguajerousseunianode la épocasedeno-minabademocracia, resultabaexcluido, radical-mentey por principio, del modelode 1971.

3. A suvez, el antedichoejercicio indirectodela soberaníacorresponderíaa dosclasesde órga-nos.Ante todo, al poderconstituyente,voz supre-ma de la nación, cuya voluntad se expresadeforma racional-normativaen la Constitución. Ensegundolugar, y a tenorde lo establecidoen eltexto de estaúltima, a losdiferentespoderescons-tituidos: legislativo, legislativo-ejecutivo,judicial.Este concepto de Constitución como Derechonuevoy positivo,dictadopor los principiosde larazón,sitúaun primer umbralde concreciónju-rídica de la Revolución.Así, frente al «constitu-cionalismohistórico»y evolucionista,deudordela problemáticade las «leyesfundamentales»,el«Pouvoir Constituant»de Sieyes expresa,contodanitidez, la decisiónnormativadel poderso-beranode la nación de reorganizarenteramenteel Estado sobre nuevas bases,haciendo tablarusa del pasado,las costumbresy los privile-gios t4~

Peroal propio tiempomanifiesta,también,sus

propioslimites depositividad:no,claroestá,antela tradición, sino anteel DerechoNatural. Enefecto, la exclusiónde los derechosy libertadesdel estricto texto constitucional,en cuanto«De-claración»añadida,apuntaclaramentehacia sucaráctertodavíaveteroiusnaturalistay prepositi-vo. Circunstanciaestaqueconfirma la inexisten-cia de mencanísmoalguno garantizador delcumplimientodela Declaraciónde los Derechosdel Hombre y el Ciudadano.En definitiva, laConstituciónno habríaalcanzadoaún el rangoefectivo de susuperioridadformal en el senodelordenamientojurídico.

4. El carácterabstractode la Nación impo-nía, decíamos,la necesariadelegacióny media-ción del ejerciciodela soberanía,su inesquivable«miseen forme».Y tal funcionalidaddesempe-ña. específicamente,la representación.Postuladaéstacomo modeloalternativoa la democracia,in-tegrabaun principio indiscutidodeorganizacióndel Estado que, en 1789, no resultaríacriticadopor casi ningúnmiembrode la constituyente,in-cluido el propio Robespierre,excepciónhechadePétion “.

Ahora bien, si de un lado el poderconstitu-yentesehallabaintegradopor representanteses-pecialesdela Nación;deotro,lospoderesconsti-tuidos,en cuantoórganosderivadosdeaquél,Po-seeríanasimismonaturalezarepresentativa:«LaConstitution fran~aiseest representative:les ré-presentantssont le Corps legislativ et le Roi»(Constituciónde 1791, art. 2).

Estoes, la Asamblealegislativa se halla inte-gradapor representantesde la Nación, pero niella solaagotabael completoámbitodela repre-sentación,ni el poderlegislativo le perteneceríapor entero.En efecto,el monarca,bien quecons-titucionalmentelimitado, habidacuenta que noposeeotrospoderesqueaquellosquela Constitu-ción le otorga, no solamentees consideradore-presentantede la Nación, sino que,además,ycomo colegislador, participaen el poder legisla-tivo a travésdel vetosuspensivo.

A la postre,las influenciasdel modelo ingléstriunfarían en el texto de 1791,como Troper haseñalado~ sobrela novedosa«soberaníanacio-nal» en un principio postulada.

5. Rechazadala democracia,el mandato im-perativo correríasimilar suerte, toda vez que elalternativomandatorepresentativo,queconsagra-ría el texto de 1791,implicabaprácticamenteunatotal independenciadel representantefrente alrepresentado.

“pbgJfi&6

En efecto,los electores,y másen concretolasAsambleasPrimarias,se limitarían a elegir a losrepresentantes,peroni podíanproveerlosde ins-trucciones,ni procedera la revocacióndel man-dato,ni pretenderningunasuertede ratificaciónde lo por aquellos acordado.La brevedaddelmandatoy la posibilidaddela no reeleccióncon-stituirían los únicosmodosde relaciónrepresen-tante-representado.Una vez realizada la elec-ción, las AsambleasPrimarias se disolverían,todavezque no poseían,enla terminologíade laépoca,ningunacapacidad«deliberante»~7.

6. Por último, el modelo 1791 incorporabaunadistinción fundamentalentreel hombrey elciudadanoo, por decirlo máspropiamente,entreciudadanosactivos, dotadosdederechospolíticos(Milicia Nacional,electoradoactivo, etc.), y ciu-dadanospasivos, carentesde aquéllos y capacesúnicamentede beneftciarsedel amparoy servi-ciosgeneralesdel Estado(seguridad,obraspúbli-cas,etc.).

Porende,el criterio dedelimitaciónde losciu-dadanosactivos,únicos en rigor merecedoresdeltérmino,era ciertamenterestrictivo (unos 16 ciu-dadanosactivos por cada 100 habitantes).Así,por lo que se refiere al electoradoactivo, se esta-blecíanrequisitoscensitariosque,en el casodelelectoradopasivo, seendurecíannotoriamente(elrequisitode pagoel célebremarcode plata y laposesiónde una propiedadfundiaria).

Por lo demás,y en cuantola titulatidad de lasoberaníarecaíaen la nacióncomo enteabstrac-to, el sufragiono seríaentendidocomo un dere-cho inalienablede cadaciudadanoa concumrala formación de la voluntad general(electorado-derecho), sino como una mera función delegadapor la Nación a los máscapacesde entreaqué-líos (electorado-función)¶8~

Puesbien, frentea estediseñopolítico-consti-tucional se formularían,en el cursodelos acon-tecimientos revolucionarios, dos diferenciadoscontramodelosalternativos, impugnadoresam-bos de aquél. Porunaparte,Robespierre,Saint-Just, Billaud Varenne,etc., postulandouna ar-ticulación ética y virtuosa de la voluntad,pro-porcionaríanel modelo hegemónicoen el trans-cursoy radicalizacióndela revolución.Porotra,Sieyesy Condorcet,partiendodesdereflexionesdiversase itinerariosindependientes,concluiríanproponiendo una muy semejantearticulacióntécnico-racionaldel voluntarismo,ejemplificadaora en la Société1789. ora a travésdel Journald’Instruction Socia/e.oraenla Declaraciónyo/unía-

ria a lospatriotas, etc.Propuestaque,sinembargo,sedaprontamenteacallada(el «silencephilosop-hique» de Sieyes, la proscripcióny muerte deCondorcet)por la poderosamenteorganizadaco-rriente jacobina. Veamos,sin embargo, uno yotro diseños, separadamente,comenzandoporesteúltimo.

2. Soberaníaéticay democraciavirtuosa:

el modelo jacobino

uy diferentementeal antevisto,el dis-cursojacobinopartía,antetodo, de unsujeto privilegiado, el pueblo, que se

contraponíaabiertay explícitamenteal abstractoconceptodeNación, enlostérminosde la Consti-tución de 1791.Puebloquesepretende,enprinci-pio, concreto,referidoa la ciudadaníareal,y no aun meroentede razón:voluntaddelpuebloy sobe-ranía popular secontraponena partir de aquí alas alegadasvoluntady soberaníanacionalesdelComité de Constitución.

Ahora bien, el discurso 1791, partiendoen lí-neasgeneralesde los escritos de Sieyesdel 89,construíajurídico-políticamentela unidad de lanación,encuantotitular de la soberanía,sobrelabasede la hipotéticahomogeneidadsocialdein-teresesresultantetras la expulsiónde los privile-gios. El jacobinismo,muy diferentemente,intro-ducíaun sesgoquesemostradadecisivo: la uni-dad del pueblo seconstruiríaéíicatnentea partirde unaciudadaníavirtuosa, excluyendo,a travésde mecanismosde depuración y regeneración,toda fragmentacióndel cuernosocial en su uni-dadprístina(de la mano deuna peculiardialéc-tica amigo/enemigo:«ennemmidu peuple»,«fé-deralisme»,«aristocrates»,etc.). Derivábasedeello unaarticulación éíica dela voluntadquemar-ginaríaexplícitamentela enteraproblemáticaju-rídico-constitucional,central,como hemosvisto,en el modelo 1791.Unaóptica tal situaría,ende-finitiva, la moralidad materiaL a saber: la vidabuena del ciudadanoen cuanto vida virtuosa,como criterio supremode la revolución, margi-nandoel derechofonnal, susmecanismosmedia-doresde la pluralidady susgarantías.Producía-se, pues,una peculiare insólita recuperacióndelas tesisdel iusnaturalismoclásico. Estoes,al so-cairede la antedichahegemoníade la moralidad

frentea la legalidad,un hartopeculiar«derechonatural»triunfaba a destiemposobreel criteriode la racional positivaciónnormativa.

Por más que,como hemosde ver, el discursojacobino sufriría una reformulaciónen el trán-sito deuno a otro lugarde emisión—discursodeoposición (1789-1792),discursode poder (1792-1794)—. ya. sin embargo,desdeun primer mo-mento,en los debatesinmediatamenteantenoresa la aprobacióndel textode 1791 fueron visibleslas huellasde unapeculiartexturaléxicamorali-zante en las intervencionesde Robespierre:«Elobjeto esencialdel gobiernorepresentativodebeserasegurarla purezade las eleccionesy la inco-rruptibilidad delos representantes;todoobstácu-lo a la purezade las eleccioneses malo, y todoaquello que las preservede la corrupción esbueno.

El poderejecutivodisponede diversosmediospara corrompera los representantes,ademásdellamarlos al ejercicio de las funcionespúblicas.Las preocupacionesde los representantessabe-doresdesuposibleno reelecciónseránlos intere-sesdesuDepartamento...,ello asegurala morali-zaciónde las elecciones,previniéndolascontralamentiray la demagogia...»19,

En síntesis:virtud vs. Ley; legitimidad sustan-cial vs. legalidad formal, tal era la alternativajacobinaal modelo1791,patentizadaenla preca-riedaddela ideamismadeConstitución,en cuan-to criterio racional-normativode control del po-derpolítico. El apresuramientoy manifiestaaje-nidadcon quese discuteel Proyectode 1793,asícomo su posterior inaplicación, proporcionanelocuentetestimoniode ello 20 El Estadode ex-cepcióndeviene,porello, reglafrentea la norma-lidad formal; la democracia revolucionaria, encuanto inflexible democracia¿tica,conduce,fi-nalmente,al terror, que resultaríaconsiderado,coherentementecon lo antedicho, «moins unpríncipeparticulierqu’uneconsequencedu prín-cipe général de la démocratieappliquéaux pluspressantsbesoinsdela Patrie»21

Unidad integraldel sujetocolectivo«pueblo»yablaciónde lo heterogéneode la comunidadpo-lítica, postuladacomoexclusiónde losmiembroscorruptos, se ubicarían correlativamentecomoeslabonesde una cadenalógico-discursivafé-rreamentesoldada,a saber:unavoluntadquesepresentabacomo auténticavoluntadde la volun-tad,- un Estadoconcebidocomo Repúblicavirtuo-sa; una vanguardia que expresabala esenciaética, la verdad última de la Nación: un medio

ínexorable. en fin, destinadoa la consecucióndela identidadde esenciay existenciadel pueblo:La Terreur. A subrayarel doblehazde cuestionesque anudaindisolublementela noción de sobe-raníacomo soberaníavirtuosadel pueblo.Sobe-raníaética en primerlugar, que,como ya hemosapuntado,retrocedede la positividadal iusnatu-ralismo.Las leyesno sonlegitimasen atenciónasu correcciónprocedimentalformal y el criteriodelas mayorías,establecidospor la Constitución,sinoen razóna su contenidos:«No respetosino lajusticia y la verdad. Obedezcotodas las leyes.pero no aceptosino las buenas.No sacrifico mirazón, ley eternade todaslas criaturas raciona-les» 22

Peroademás,la tesisde la «soberaníadel pue-blo». habida cuenta del carácter, en principio.concretodeéste.vehiculala expresióndirecta,in-mediatade la voluntad popular ajena a cual-quier distorsionadoramediaciónrepresentativa.Titularidad y ejercicio de la soberaníacoinciden,en la teoría jacobina de la democracia,en lasmismasmanos.

El jacobinismose muestra,en efecto,a partirdejunio de 1792 23 beligerante con la Asamblea eímpulsor de la movilización insurreccionaldelpueblo,entendiendopor tal, en una primera co-yuntura.al conjuntode los «federados»acudidosa París parala celebracióndel 14 de julio. Conposterioridad,el pueblose encarnaríapiramidaly sucesivamente,en las seccionesy asambleasprimarias,en la Convención,en el Comitéde Sa-lud Públicay. por último, únicamenteen el Inco-rruptible 24

Sería Robespierreprecisamentequien, en sudiscursodel 29 dejulio en el Club de los Jacobi-nos,definiríalos términosde la críticadela sobe-raníanacionalque,a partir de entonces,se pro-longaríaen declaradaofensivacontra la repre-sentaciónparlamentaria,contraponiendoabier-tamentela «voluntadparticular»de los represen-tantes a la «voluntad generaldel pueblo»: «Lafuentede todosnuestrosmaleses la independen-cia absolutaen la que los representantesse hansituadoellosmismosfrentea la Naciónsin haberconsultadoa ésta.Han reconocidola soberaníade la naciónpara,a continuación,liquidarla.Noeran,en su propia opinión, sino los mandatariosdel puebloy sehanhecho,sin embargo.sobera-nos, estoes. déspotas.Puesel despotismono essino la usurpacióndel podersoberano»25

La argumentaciónencadenada:soberaníapo-pular = voluntad general= voluntad del pueblo

o

expresada por los distritos y secciones se realiza-ría por Robespierreinvocandoreiteradamentelacrítica radical de la representacióndel ContratoSocial de Rousseau, e identificando, del mismomodoqueesteúltimo, poderconstituyentey po-deresconstituidos,al amparode la concepciónde la ley como expresión de la voluntad generalabstracta26 Ahora bien, la soberaníade la Na-ción no sedisuelveen la formulaciónjacobinaála Rousseau—í. e.: en unamultitud monádicadeciudadanos titulares de una fracción inalienablede la soberanía—, stno, muy diferentemente, enagrupacionessoberanasde vanguardiaqueper-miten superarel escollo numéricode las mayo-ríasy susustituciónporlas masasmovilizadasdeParís.La concrecióndel «pueblo»,concebidonocomo el enteroconjuntode los ciudadanos,sinocomovanguardiaorganizadade la sansculotterie,diseñaun primer mecanismodesustitucióny unprimer elementode abstracción,además,en elarcodiscursivojacobino:«Senoshadichoqueelpueblosehallabaconstituidopor la totalidaddelos franceses,peroyo entiendopor pueblola to-talidad de los buenos ciudadanos,excluidosaquellosqueconspirancontrael pueblo» 27,

En estatransicióndel pueblo numéricoal pue-blo buenoy virtuoso, trasuntodeaquellaotra dela «volontéde tous»a la «volontégénérale»(queRehbergh.por cierto, apuntaríacon lucidez tra-dicionalista),se procedea la elisión clara del in-dividuo. En efecto,el pueblo,en el discursojaco-bino, se postulaen un primer momento(en laoposicióna la AsambleaNacional)como incor-poradoen las asambleasprimariasy las seccio-nes.En un segundomomento,y ya con el jacobi-nísmo en el poder (Gobierno revolucionario).seráconfundidocon el Estado.Este procesode«absorcióndel hombrepor el ciudadano,>,queHegeldenunciaríacon singularhondura,integra,pues,un tema mayordel jacobinismo.

Así, por ejemplo,en losElemenisdeRépublica-rnsme, de Billaud Varenne,se contraponepaten-tementeal protagonismopolítico del «ciudada-no» integradoenel procesorevolucionarioel no-lugar para el individuo autónomo:«En todoEs-tadocivilizado, el primer matiz queseapreciaesla distinción dedosclasesdehombres:los ciuda-danos y los individuos. Los ciudadanossonaquellosque,penetradospor losdeberessociales,subordinantodo al interéspúblico... Los indivi-duos,al contrario, son aquellosque se aíslanyatiendenmása subeneficioparticularquea tra-bajarparael bien público» 28

En efecto, recordemos los hechos: invadida laAsambleaNacional el 10 de agostopor la Co-munaorganizadapor losjacobinos,seabrela víaqueresituaríaenel discursode éstosal puebloenlas AsambleasPrimariasy las secciones,los dis-tritosde París.Deestemodoy frenteal cometidopuramenteelectoralquela Constituciónde 1791concedíaa los distritos, Robespierrepostularíaenérgicamentesu permanencia,su capacidaddereunióny «deliberación»a efectosde «répandrel’esprit public» 29

En esta primera ideología jacobina,el «pue-blo»se reapropiabasusoberaníafrentea la usur-pación de la AsambleaNacionala través,preci-samente,de la movilización de las AsambleasPrimarias,y así, el asaltoal Parlamentoresul-taría entendido,consecuentemente,como «prised’une secondeBastille».Todo ello, por ende,dela manode dos elementosclavede legitimaciónqueapuntaban,bien esverdad,como unacerteraflechaal corazónde sendosnudosproblemáticosque la Revolución, en su inicial versión del 91,había intentado en vano dar porcerrados.Así: lalucha contra el censitarismo introducidopor elComitéde Constitución,luchaqueafianzaríalahegemoníajacobinamás allá aúndel rápidode-sarrollodesuorganizaciónpolítica.Y el republi-canismo,la negacióndel carácterrepresentativodel Rey, constitucionalmentedotado con vetosuspensivoy aunconsideradocomoauténticoco-legislador

Ahora bien, resultade no poco interés,en re-lación con lo antedicho,la trayectoriadel arcodiscursivodel jacobinismoen lo tocanteal pro-blema de la representación,habidacuentade supoderreveladorde los límites internose insalva-bles quela concepcióndela democraciavirtuosasuponía.En efecto,como ya hemosseñalado,eldiscursojacobinode oposicióncensurabaabier-tamentela independenciadel elegido frente alelector, la soberaníanacional como enganosaabstracciónque facilitaba el censitarismoy lapervivenciano yade la monarquía,sinode la re-presentacióncomo alienaciónintolerable de lasoberaníapopular, postulandouna alternativademocraciadebaseentorno a lasseccionesy losdistritos.

LucienJaume30, sin embargo,ha puestode re-lieve de modo concluyenteel hecho singulardequea medidaqueel desarrolloorganizativodeljacobinismopermitía un progresivocontrol delas asambleasprimariasy las movilizacionespo-pulares,y especialmentedesdeque,en cuanto

auténtico partido político, se integró vertebral-menteen el aparatode Estado,un nuevotipo dedíscurotomaríacuerpo.El discursopropugnadorde una nueva representación del Todo, esto es, elpueblo,por unapartecualificadadel mismo,lavanguardia,la minoría virtuosajacobinaque seautoubicaría,a través de un peculiar e inéditodispositivode «representación»,como la voz au-téntica del pueblo.Percíbaseen toda su dimen-sión la capital diferencia:el partido jacobinonopretendeya representaral pueblo,sino los verda-deros interesesde aquél.No se trata,pues,de unameraficción representativa,sino de queel propiodiscursoconstituyetautológicamentey en el mismoplano a representantey representado.

Este mecanismosustitutorio resultaespecial-mentevisible en actoen la depuraciónde la mi-noríagirondinano solamentedel club, sinodelapropia AsambleaNacional 3t, En primer lugar.porcuanto,de nuevola elocuenciade loshechos,son 35 seccioneslas que«en nombredel pueblofrancés»,el 15 de abril, exigen el arresto de 22diputadosde la Gironde,y la GuardiaNacionalla que,finalmente. imponríapor la fuerzade lasarmas,el 2 dejunio, el arrestode 29 diputadosydos ministros.

En segundolugar, por cuantoapartir de aquelmomentose desarrollaimparablementeuna es-piral de identificacionesque,por procedimientosdepuratoriosvarios,abstraeráenuna minoría la«esencia»del pueblo,segúnel modelo:jacobinos(previamentedepuradosdel sectormoderado)== pueblo francés (previamentereducido a sussectores urbanos movilizados) = Convención(unavezejecutadoslos diputadosgirondinos).

La Convención,depuradade sus «excrecen-cias»contrarrevolucionarias,deveníaen el ima-ginariojacobino,unanuevaformaderepresenta-ción popular,estavez legítima,por cuantorepr-esentaría,ahorasi, los «verdaderosinteresesdelpueblo».Ello le pennitiríaa aquélladelegarcre-cientementesusfuncionesen cadavez másredu-cidas instanciaspolíticas:Comitéde SaludPúbli-ca, Tribunal Revolucionario, Comitéde SeguridadGeneraL etc,, por completo ajenasa cualquiercontrol o participación. alcanzando una inde-pendenciafrente a los ciudadanosincompara-blementesuperior a la que nunca dispuso laAsambieaNacionalenvirtud del mandatorepre-sentantivo.Y, asimismo,ello facilitaría tambiénel desbordamientode sus primitivas funcioneslegislativas:no ya el incumplimientode la Cons-titución del año ¡ —que acababaella misma de

hacerratificarpor referéndum—no aceptandolavuelta a los comicios,sino la puestaen prácticade la «vengeancenationales».la organizaciónmilitar y jusrisdiccional de la represióncontra-rrevolucionaria.

Claude Lefort lo ha sintetizadoen inmejora-bles términos:«La Convenciónse confundeconla nación,y aquelloquedecide,lo decidesobera-mente de acuerdocon la voluntad popular: losComitésse confundencon la Convención,de laque no son sino emanación;paralelamente,lajusticia nacionalprocedede la Convención;enconsecuencia,todasospechadirigida a los Comi-tés o la justicia atentacontrala propia Conven-ción...; endefinitiva, todose deducedel principiode identidadentrepueblo,Convención,Comitésy justicia revolucionaria,lo que bloquca todocuestionamientode la legitimidad y la pertinen-cia de las decisionestomadas»32,

Correlativamentea la anulacióndel disposi-tivo formal del derecho,la propia regla de lasmayoríasquedaríaasíaboliday reemplazadade-finitivamente por el criteriocualitativo de la vir-tud, que.de un lado, cimentabala unidad éticadel puebloy. por otro,conferíaa la minoríajaco-bina,en cuanto«minorité pure»,la legitimidadpara halar en nombrede todos, liquidando porprincipio cualquieroposición.En célebresenten-cia de SaintJust: «Ce qui constituela Républi-que,c’est la destmctiontotale de ce qui lui estopposé»4

Esta reaparición de una representacióndenuevo tipo. vertebradasobreasimismo inéditosmecanismosde abstracción,constitutivosde loque Marx denominaría,en sustextosde juven-tud, ilusión de lo político ~. resultaparalelaa laformulacióndel doble eje sobreel quese articu-laría la enterateoríade la democraciade los ja-cobinos, a saber:el terror y el Gobierno revolu-cionario. Constituyenambos,ciertamente,la ex-presión más acabada del voluntarismo queapuntabaa la transformaciónrevolucionaria yvanguardistade la sociedad,pero a la ruptura,tambieti, con el modelo anterior de la transpa-renciay la inmediatezde unademocraciadirectaque, libre de los subterfugiosde la representa-ción. daríapasoa la previamenteexistentevolun-tad generaldel pueblo.En efecto,heahí la cons-tataciónimplícita en la formulaciónjacobina:la«voluntad general» no podía expresarse,porcuanto no existía previamentedadade antema-no, y habidacuentaquela sociedadcivil se pre-sentabaplenade «egoísmo»,debíade sercons-

Las leonas de la democracia en la Revolución francesa 73

truida perentoria, radicalmente a través de dispo-sitivos talescomo la depuracióny la regeneración.No otro es el sentidoúltimo de las célebrescon-signas:«Mettre la terreura l’ordre du jour», «So-yonsTerribles¶»...Lejos de diluir rousseauniana-menteel Estadoen unavoluntad general,aquéldebía,desdeel exterior,forjar la unidadindivisi-ble del pueblo. A su vez, la vigilancia («survei-llanee»)revolucionariaenlugardeservirdecon-trol popular del poder político, devenía instru-mentode controlgubernamentaldelos ciudada-nos. Como señalaríaHillaud-Varenne:«Resultapreciso,por así decirlo, recrearel puebloquesequiereliberar, todavezquesedeseadestruiran-tiguosprejuicios,cambiarviejascostumbres,per-feccionar afectos depravados,restringir super-fluas necesidades,extirpar, en fin, vicios invete-rados, Es preciso, pues,una acción fuerte, unimpulso vehemente,capacesde desarrollarlasvirtudescívicasy reprimirlaspasionesdela con-cupiscencia,la intriga y la ambición» ~

De estemodo,el «pueblofrancés»,a travésdeun Imaginariode la «surveillance»—aquelvigi-lanteojo revolucionario,«l’oeil observateurde lajusticie populaire». que se cerníasobretodos ycadauno de los ciudadanos,enel ámbitode unespaciopúblico quese deseabapanópticamentetransparente—;por medio deun imaginario,asi-mismo,dela «méfiance»y la «dénontiation»ins-titucionalizadas.a través de los ComitésRevo-lucionarios y las SociedadesPopulares..,seríainterpeladoa la autodepuraciónpermanenteaefectosde recobrarsu mismidad enajenada.Enpalabrascélebresde Royer:«¡Pongamosel terroren el ordendel día! Es el único métodode des-pertaral puebloy forzarloa salvarsea símismo.»Dinámicade minotización depuratoriaque re-duciríaal pueblo a sumínima expresióncuanti-tativa, y seprolongaríaen la desmovilizaciónge-neralizadade la queel nadasospechosoMiche-let levantaría acta fidedigna: sumido en una«apathiecroissante»...«Le peuple,en 93, est ren-tréehezliii.» Hegel,a su vez, lo analizarlaensusraícesmásprofundas:«Sólo el estadodeespíritupuedereconocerotro estadode espíritu y juz-garlo, de tal suerteque la sospechareinabapordoquier...,la virtud subjetivaque no reinasino apartir del estadode espírituconstituyela másho-rrible de las tiranías»36~

No por azar, el lenguajereligioso,quetransitapor el caminodela virtud enun horizontede fu-sióny cuerpomístico,de alienaciónpública de laprivacidad.deprecariedaddelosderechosy liber-

tadesciudadanas(reemplazadospor susdeberes)ante la excepcionalidadelevadaa regla de nor-malidad...,el lenguajereligioso,decimos,consti-tuiría el horizonte semántico-conceptualúltimodel discursorobespierrista.Esemisticismoético-políticootorga,en electo,en la cadenadesignifi-cación de su formación discursiva,unaaceradafijación de sentidoal reemplazodel lenguajera-cionalistapor la virtud del iusnaturalismotradi-cional;del derechopor la éticarevolucionaria;dela democracia,en fin, por el poderabsolutodelEstadoético sobrela SociedadCivil: «Dansle sys-témedela Révolutionfrangaise.cequi est inmo-ral est impolitique,cequi estcorrupteurestcon-trerévolutionnaire»~.

El curso de los acontecimientos revoluciona-nos, aquella que plásticamenteSaint-Justdefi-niera como «la force des choses»,impulsaría,pues,a partir de mayo-juniode 1793, unarefor-mulacióndel discursoy prácticapolítica jacobi-nas.en las queel retrocesooperado,a travésdelacríticaal formalismode la representación,haciael iusnaturalismoy la virtud, revelaríaen el terrortodassuspotencialidadeserosionadorasdela de-mocracia, tanto en cuanto pluralismo estricta-mentepolítico, cuantoal mínimo indispensablede relativismo ético. Robespierre.una vez más,sintetizaríamagistralmenteel contenido sustan-tivo de su«democracia»:«El terror no essino lajusticia pronta, severa,inflexible; en definitiva,unaemanaciónde la virtud; se tratamenosde unprincipio particularquedeunaconsecuenciadelprincipio generalde la democracia»*~

En esteordendecosasdevendríaelementocla-ve el progresivorefuerzode la centralizaciónpo-lítica en el Gobiernorevolucionario,de la Con-venciónendirecciónal ComitédeSaludPúblicay de éste, finalmente,al solo discursorobespie-rrista como suministradorde los criteriosde de-puración.Y todo ello, además,deberecordarse,frenteaquelotro e inicial terror disperso,popu-lar, reivindicadopor las sociedadesrevoluciona-ríosy los Comitésde Vigilancia y defendidoporlos Danton,Hébert.Royer, etc. No obstante,lacentralizaciónrevolucionarialiquidaría progre-stvamente—a travésdel envío de comisadosdela Convención,de decretoscomo el de BillaudVarenne,etc.— el protagonismo de las Asam-bleasPrimarias,de los Comités,las Comunasylos Departamentos,que se verían,a su vez, acu-sadosde «federalismo»destructorde la unidaddel pueblo. eliminándoseasí, finalmente, todovestigio de «democraciadirecta». A juicio de

SaintJust:«El federalismono consistesolamenteen un gobiernodividido, sino enun pueblodivi-dido. La unidad no consisteúnicamenteen launidaddel Gobierno,sinoenla detodoslos inte-resesy todas las relacionesentrelos ciudada-nos» ~

Las investigacionesde Genty ~, por ejemplo,han mostrado,a estosefectos,la progresivaero-sión del protagonismode las sociedadesseccio-nanas a través de toda una serie de medidas—prohibición de asambleasgeneralesde sec-ción, vigilancia de los delegadosdel Comité deSaludPública,reduccióndelas reuniones,prohi-bición de los banquetesseccionales,etc.— quellevaránauna inversióndefinitiva dela pirámidey a unaverticalización fortísimamentejerarqui-zadadela estructurade poderque,teóricamente,podría serpensada,muyexactamente,en térmi-nos de unapuestaen prácticadela «representa-ción absoluta»hobbesiana.

La soberanía,pues,en cuantosoberaníamoraLdejaría de ser ejercida por las secciones,paraconsistiren la transformaciónque el aparatoes-tatal ejercíasobrela sociedad,racionalizadotodoello como automodelacióndela sociedadmisma.Y de estemodo, la unidad del pueblo pasaríaamedirseen términosde aclamación,adhesiónin-condicional al Gobierno revolucionario.Comoha señaladoLynn Hunt,bajo la bobbesianame-tálora del Hércules-Leviathan,el Estadorevolu-cionario incorporaba,en un abrazode fusión(«La Republiqueestla fusiondetouteslesvolon-tés, de tous les ínteréts»,afirmaría Bilaud Va-renne el 20 de abril de 1794), al pueblo,cuyacabeza(el Gobiernorevolucionario)dirigía y su-bordinaba,con su «pouvoir immense»,el movi-mientode los miembros(seccionesy comités)4’,

Analizandoel folleto del jacobinoSeconds,Delan sociaL L. Jaumeha señaladocómo «en unsincretismo que aúna simultáneamente absolu-tismo y organicismo se incorporatoda la socie-dadcivil a sucabezadirigentes»42~ Todo sucede,en efecto, como si, impulsadopor la recupera-ción iusnaíuralistade la vida buenay virtuosa delos ciudadanos,en cuantocriterio sustantivodeconceptuaciónde la democracia,el discursoja-cobino.abocadoa unalógica de depuracióny te-rror, concluyerapor recuperarel fondo del prin-cipio monárquico. A sabenaquellos King twaBodies analizadosen su día por Kantorowicz: elrey comola cabezade la nación,y a la vez, la na-ción enteraen sí misma-Olo quees lo mismo,elpostulado dc la mortalidad del representante,

perocorrelativainmortalidaddel pueblomístico:«La ideadel sersupremoy de la inmortalidaddelalmaesunaconstanteapelacióna la justicia: es,por lo tanto, eminentementesocial y republica-na»

La regeneracióndel pueblo por la soberaníamoralconcluiría,así, finalmente,de la manodeaquel lenguajee ideologíade tintesfideistasquenuncahabíaabandonadoal jacobinismo,con Jarecuperacióncultualdela religión.No porcasua-lidad la fiestadel sersupremo(20 prainial)coin-cidiría con la legislacióndefinitiva del terror (22prainial). Condorcetlo afirmaríacon claridaden1792: «C’est quela Révolution fran9aiseest unereligion, et que Robespierrey fait unesecte:c’estun prétre gui adesdévotes»“. La necesariapro-ducciónde unavirtud, que no brotabaespontá-neamentedel pueblo,empujaríaal incorruptible«esclavede la liberté»,a la restauraciónde unareligiosidad que ubicándolo hagiográficamentecomo personajecentral del Estado,cerraríaelcírculo de la terroristavoluntadde la voluntad,enel «anneantissement»definitivo detodarazóny toda democraciadigna de tal nombre.

3. Democraciaparticipativay democraciarepresentativa:el modeloCondorcet/Sieyes

rentea la lógica del terror, sin embar-go, otro dicurso alternativo,bien queprontamentedesestimado,alzaría su

voz en el cursode la Revolución francesa.Dis-cursoque,debemosinsistir en ello, sistemática-menteminonizadopor la tradiciónjacobinaim-peranteenla historiografiade la Revolución,haresultado no solamente marginado analítica-mente—como evidenciael reducidísimonúmerodeinvestigacionessustantivasqueha merecido,ypatentizancon nitidez las bibliografias al uso—,sino,asimismo,abiertamentedistorsionadoensunaturalezay alcanceconcretos~

Se trata, sin embargo,y con el transcursodeltiempoello se hacemásevidente,del pensamien-to político másprofundoy complejoquela Revo-lución francesaha producido, y en el concretoámbito que aquí nos ocupa,el de la traducciónde los principios de la filosofía políticaen el mo-delo de Estadoy la teoríade la democracia,losproblemaspor aquélsuscitadosmantienen,toda-

vía hoy, un acentuadocarácterde actualísimacontemporaneidad.

En efecto,la preocupaciónqueanudalosescri-tos e intervenciones públicas de Sieyes y Condor-cetpresentarasgossorprendentementecomunes,enextremoalejadosdel itinerario de la «sobera-nía ética»jacobina. Entiéndasebien desdeunprincipio: ambosdiscursossonmutuamenteirre-ductiblesy poseenorígenesy desarrollosdiferen-ciados, los cuales resulta preciso reconocerentoda su sustantividad.Pero poseenuna sintoníade fondo común,compartenun similar objetivoúltimo, unaproblemáticaquelosvincula poren-cima de las solucionesdiferenciadasque uno yotro proveen.Así, frente al voluntarismo mora-lista y virtuoso, ambos pensadorespostulan noun discursode la pura razón tecnocrático-repre-sentativa,a saber:un Estadoconstitucionalqueobtuviera su valor de la mera eficacia técnico-fundamentalde sus mecanismos,una ciudada-nía comopasivoreceptáculodederechosy debe-res...,sínounacomplejaarticulaciónlaicade ra-zón y voluntad,cristalizadapolíticamenteen loquehoy definiríamoscomo procesode democra-tización. Estoes. unadetalladasíntesis,destina-da a racionalizar el «torrent révolutionnaíre».evitandoquetras losgrandes«principios» reapa-rectera,con nuevosropajes,el despotismobajoinéditas formasde aristocracia.Síntesisque,enCondorcet,partía del deseode «Uunion de laphilosophieLi la politique»y, enSieyes.semani-festaríacomosutil y racionalizadodiseñoconsti-tucional.frentea la arbitrariedaddeaquelavasa-llador e irresistible «pouvoir inmense»:«l’arbi-traire est toujours á cóté du vouluoir séparédusavoír»46

Ambos pensadores,en efecto,compartíanunapreocupacióncomún que los hermanaría,porencimade susdiversositinerarios políticos y lairreductibleespecificidadde susrespectivossiste-masde pensamiento,hastahacerloscolaborado-res en el Club 1789 o el Journal dinstructionSociale,a saber:volver racional la políticademo-crática(contrael moralismojacobino)y, a la vez.democratizarla política racional(frenteal refor-mismo no participativodel despotismoilustradoo los «monárquicos»).

Una óptica éstadestinadaa articular la prác-tica revolucionariacon las cienciassocialesy po-líticas, potenciandouna ciudadaníaactiva no atravésdesu galvanizacióncarismáticaa partir demísticosdogmas,sinopor mediode «aquellains-trucción quela falsapolítica o la indiferenciade

nuestros legisladores nos ha constantemente ne-gado a lo lago de los tres últimos años». Y ello.toda vez que «la igualdad en la estupidezno estal en absoluto,puestoqueaquélla no existeen-tre el bribón y susvíctimas,y todasociedadqueno esiluminadapor los filósofos resultaa la pos-tre víctima de los charlatanes»(iournal d’Instruc-tion Socia/e)~.

Primerámbitode coincidencia,pues,entreSie-yes y Condorcet:el común acuerdoen impulsarel colectivo sometimiento de los problemas polí-ticos, suscitados por la Revolución, a la propiarazón delos ciudadanos,acudiendoparaello alauxilio de las cienciassociales,en oposiciónra-dical al recursojacobino de la virtud. Como se-ñalaría,explícitamente,el primero de ellos: «Se-ría conocermuy mal a los hombresvincular eldestinode la sociedada losesfuerzosdela virtud.Es necesarioqueen la decadenciamisma de lascostumbrespúblicas,la Asambleade la Naciónseencuentrede tal forma constituidaqueel votode la mayoríase adecúeal bien general»48,

Quizáresultede interésdetenerse,siquieraseabrevemente,e n la ideadecienciasocialpostuladapor uno y otro pensador,todavezqueseríaenlosescritosde ambosdondeseempleepor vezpri-mera,segúnnuestroconocimiento,la expresiónmodernasciencesocia/e~.

Para Sieyes.el Arte SociaL denominacióndeorigenfisocrático,asumíaun doblecontenidoín-timamente interrelacionado.En primer lugar,esta«cienciaparala quetrabajantodaslas otrasciencias»daríacuentade la morfologíade la so-ciedad en un momentoy espacioconcretos,laFranciade finales del siglo XVIII. En segundotérmino,tal analyseen raison atenderíaasímísmoal ajustede una estructuranormativaque,deu-dora.por unaparte,del gradode desarrolloeco-nómico social de sutiempo, regularalos excesosde su dinámica, impulsandolas transformacio-nessegúnlos principiosde la razón,destruyendolos obstáculosquepara ello aún se interponían.herenciadel Antiguo Régimen..., a la vez quecontrolaríasus indeseadosefectos negativos,ellado oscurodel progreso(la «desigualdadnatu-ral». por ejemplo),volviéndoloscivilmenteposi-bles.

La mecánicasocialdel abatedeviene,así,adife-rencia de las cienciasnaturales,una peculiarar-ticulaciónde hechoy derecho,de sery deberser:«La física no puedeser sino el conocimientodelo quees. Peroel artesocial se proponeplegaryacomodarlos hechosa nuestrasnecesidadesy a

~PM3JE&o

nuestrodisfrute,exigiendoloquedebeserparalautilidad de los hombres»~ Sería,precisamente,estavertiente normativala que primaría en laspreocupacionesdeSieyes.desembocandoen unacienciade la política entendidacomo teoria ge-neral del derechopúblico, como horizontepro-veedorde mecanismosy dispositivosracionaliza-doresde las transformacionespolíticasdela Re-volución,atentamása la eficaciainstitucional delos conceptos(«establecimientopúblico», «adu-nación».«poderconstituyente»,etc.) quea la es-tricta depuraciónde suconstrucciónteórica.

Las preocupacionesde la cienciasocialde Con-dorcet y Sieyes,pesea sus diversos itinerariospolíticos,poseían,pues,un similarorigenantija-cobino: la críticade manipulaciónde la ciudada-nía, la desligitimaciónde que una minoría vir-tuosapudierasuplir, «representar»demagógica-mente,a los ciudadanosrealesy concretosdes-conocedoresde su propia verdad: «Es de todopunto precisoacabarcon esteimperio usurpadodela palabrasobreel razonamiento,delas pasio-nessobrela verdad,dela ignoranciaactivasobrelas luces...,esprecisoencadenarlos hombresa larazón por la precisiónde las ideas,el rigor de laspruebas,situarlas verdadesquese les presenten.lejosdel alcancede la elocuenciao de los sofis-mas...y preservarlosde eseartepérfido a travésdel cual, amparándoseen sus pasiones,se lesconduceal errory al crimen:artequeenlos tiem-pos tempestuososadquiereuna perfección tanfunesta»~

En esteordende cosas,la problemáticateóricadeCondorcetcomenzaríapor constituirunapro-fundización de los temas de Turgot, a saber:cómo lograrque el ejerciciode la voluntadpolí-tica fuera,enla práctica,la expresiónde la razónpública: quela voluntadgeneralfuese,al mismotiempo, unavoluntadjusta y verdadera.No otroes el objetivo, porejemplo,del Essaisurlapplica-tion de l’analyte a la probabilité des décisionsren-duesá la plura/ité des voix. En atencióna quelasasambleasrepresentativasde la voluntad popu-lar pudieranserla expresiónno de la arbitrane-dad,sino de la razónpública,y susdecisionesnosólo mayoritarias, sino decisionesde calidad:aunando,en suma,participacióny razón,Con-dorcetpostularíala aplicacióndel razonamientomatemáticoa la problemáticade la obligaciónpolítica,de la sujecióna la ley 52~

En efecto,lo queSieyesresolveríamedianteeltrasladode la unanimidadimposible al criteriode las mayorías(«unepluralié convenue»)como

vía de obtenciónde la voluntadgeneral(Vuessurles moyens.).Condorcetlo desarrollaría,a su vez.por mediode la teoríade las probabilidades.Int-entaríaéste,concretamente,merceda un tal dis-positivo teórico-matemático, alcanzar un modelodel cálculo del consentimientoque garantizarasuficientementela veracidadde la decisión ma-yoritaria, alumbrandolo que Grangerha deno-minado «un modelo teórico-operacionalde ladecisióncolectiva» “.

Ulteriores desarrollos llevarían Condorcet aprofundizaren estaMathéniatiquesociale, enarasde librar al ciudadanodel instinto y la pasión,planteandola política en términos de razón yconciencia.Tal es el objeto.notoriamente,de suensayoTableauGénéralede la Sciencegui a paurobjet l’application ducalculauxsciencespolitiquesetmora/es~. En efecto,enla líneade aseguraren loposible la calidad de las decisionespolíticasasamblearías,Condorcetpostularía una mate-máticasocialcomocienciadela conductaindivi-dual de los ciudadanos,la cual, frente a la agita-ción por el terror de las vanguardiasparisinascontra el Parlamento,sirviera de perfecciona-miento técnico-político a la participación cívi-ca ~. Ello no sólo sitúala posiciónde Condorceten ajenidada la política cient(flcade un Comteoun Saint Simon, sino que la vincula, ademásyfrente al jacobinismo,a la profundizacióndemo-crática del gobiernorepresentativo,mediantelasuperaciónde los defectosmás patentesdel mo-delodedebateparlamenanoencurso,temarecu-rrente en sus intervencionesen la Chroniquedumoisy la Chroniquede Paris 56,

Esta problemáticateórico-política,la articula-ción dedemocraciayrepresentación,constituye,porlo demás,el eje mayor de la teoría política deCondorcety Sieyes.Posición que se diferenctanetamentede la jacobina, por su repudio de lapolítica insurreccíonaly virtuosa,pero tambiéndel mandatorepresentativotal y comohabíasidoreguladoen la Constituciónde 1791: reycomo re-presentante,sufragio censitario, total indepen-denciadel diputadofrentea los electores,desmo-vilización estructuralde la ciudadanía,etcétera.

En esteordende cosas,un primer elementoquellama la atenciónen el «sistema»de Sieyes,yello frentea la sólita reducciónde supensamien-to a las tesis del Comité de Constitución de1791 ~, es el hechode la elisión del conceptoso-beranía nacional en sus escritos. Conceptoque,muy al contrario, sólo se presentaesporádica-

menteenalgunasde susintervencionesparaserobjeto,por cierto, de unadevastadoracrítica.

En efecto,el abatede Fréjus procederíaminu-cíosamentea la sustitucióndela problemáticadela soberaníapor la del poderconstituyente/poderesconstituidos,lo quele permitiría unaradical refor-mulaciónde la distinción claveentretitulan dadyejercicio del poderoriginario. En lugar de fundirambosaspectos,otorgandoal pueblo la sobera-nía quese expresaríainmediatamentecomovo-luntad general (Rousseau).Síeyes, rechazando«la democraciabruta»en cuantoutopía vehicu-ladora del nuevodespotismo,situaríaen manosde la naciónel poderconstituyentedel queema-nan,positiva y racional-normativamenteestruc-turados,los poderesconstituidos:rey, Parlamen-to, PoderJudicial.Tal distinción seríaadoptada,como ya hemos señalado,por el modelo 179],perotambién,comoen seguidaseverá,con muydiverso alcance.

Una tal operaciónpermitió ademásal abate,en el mismo movimiento teórico, la superaciónde dostesisque,pesea las apariencias,no resul-tana la postresinosendascarasdela mismamo-neda:de un lado,el rousseaunianomito del ágo-ra,el ejercicio inmediatodel poderpolíticopor elpueblo;deotro, la alienacióntotal del ciudadanoen un régimenpolítico queincorporahastala úl-tima parcelade su privacidad.

Sieyes,en efecto,se sitúa muy lejos de aquelrousseaunianoy jacobino «mettre en communsesbiens.sa vie, a personneet toutesa puissancesousla suprémedirectionde la volonté généra-le» 5í~ La limitación del poder del Estado,elmantenimientodeunaesferaintocableen manosdel individuo, muestra,por el contrario,una pe-culiarvisión de la política moderna.En ella, porun lado,el abateentiendela libertadcomola ac-tuaciónconformea la ley, siemprequetal ley seael producto de una voluntadgeneral razonable—razonabilidadque,enúltima instancia,depen-derá tanto de la ilustración de la ciudadaníacuanto de los mecanismosdemocrático-repre-sentativos que concurren en su formacíon—.Peroal mismo tiempo, la comunidadno confiaasus representantessino aquella indispensable«portionqui est nécessairepour mantenirle bonordre» ~

Resultadode lo antedichoesla secularizacióndela legitimación del Estado,la desconstruccióndelos conceptosdesoberaníay soberaníapopulartrasuntodel poderabsolutoe ilimitado, herenciadel modelomonárquicoque,en virtud dela diso-

lución del ordenestamentaly consiguientemo-nopolizacióndel poderpolítico por el Estado,de-vienepor vezprimera en la historia aquel ‘<pou-voir immense»jacobino,dictadurasin trabaal-guna: «La soberanía,inclusola popular,es unaconcepciónmonárquicay monacal,unaconcep-ción destructoradela libertad...,si estapalabrasehapresentadotancolosalantela imaginacióndelos franceses,aún llenos de supersticionesmo-nárquicas,esporque éstoshan dadoen dotarlade la herenciafastuosay de los atributosdel po-derabsoluto»~.

La soberanía,poder ilimitado, es el principiolegitimador último de lo que Sieyes,por oposi-ción a República, denominaríagráficamenteRe-tota/e. «unmonstreen politiques>,gobiernototali-tario, ilimitado y sin garantíasindividuales, re-sultadofinal deunaquimérica«democraciabru-ta»,trasla queno resultadifícil adivinarunades-cripción del acohinismo.

Quela nación delegaraen sus representantesel ejercicio del poder, segúnlo establecidoen laConstitución,no implicaría, por lo demás,alie-nacióntotaly definitiva deaquél,todavezque lanaciónpodría,siempresegúnSieyes.reapropiar-se del poder constituyentey reorganizar«exnovo» la estructuradel Estado.

La Constitución,así, se presenta,por un lado,como un momento de ruptura revolucionariacon el pasado,voz normativade la razón, de losprincipios del artesocial,y a la vezdecisión,ex-presiónde la voluntadde transformacióndel or-den social, frente a la tradición. En electo,pro-ducto de unarepresentaciónextraordinariadelanación,por medio desupodercomitente,la Cons-titución se situaría tanto como norma superiorfrente a la legislaciónordinariacuantoen límitea la actuacióndel poderejecutivodel monarca,superioridadgarantizadaen el modelo Sieyes,yello deviene,absolutamentedecisivo e innova-dor, por la presenciade unJury Constituionna¡re:«Le Gouvernementn’exerce un pouvoir réelqu’autantqu’il est constitutionnelíet,.. les répre-sentants ordinaires du peuple sont chargésd’exercerdansles formesconstítuionnellestotecetteportion dela volonté commune»~K

A todoello añadiríael vicario de Chartresunaulterior distinción entrepoderconstituyenteorigi-nario y poderconstituyenteinstituido. Y es queunavezaprobadala Constituciónpor el podercomi-tente extraordinariode la nación, ésta se auto-disolvería, regresandoal estado de naturaleza,dondepermaneceríaen vida latenteduranteel

funcionamientoordinariode los poderesconsti-tuidos. resurgiendoúnicamente,de modoexcep-cional, en caso de flagrante desajusteentre elmarconormativoy supuestaenprácticaola rea-lidad socioeconómicadel país. Por ende,y enaras de reducir lo máximo posible el procedi-mientoinsurreccionaldel poderconstituyenteenestadopuro. Sieyesdiseñaríaun poderde refor-ma, previamenteconstitucionalizado,dondeloscambios en la Constitución se introducirían atravésde mecanismosy procedimientospartici-pativos.previstosen la propia normasuperior.

A su vez, la posicióndeCondorcetenlo tocan-te a la soberaníaguardauna estrechaconcomi-tancia con los postuladosde Sieyes.Aquel, enefecto,si bien nuncallegaríaa criticar y prescin-dir abiertamentedel conceptode soberanía,pro-cederíaa una específicareformulacióndel dog-ma de la soberaníapopular en una direcciónbien definida: promover su ejercicio racional yevitar su contraposición«tout court» al Gobier-no representativo.Así, durantela legislativa,enescritosvariosy muy especialmenteen su Projetd’adresseau peuplefranQaissur lexercicedes droitsdesouveraineté,Condorcet,admitiendola «souve-rainetéinaliénabledu peuple,droit qu’il tient dela nature.et qu’aucunelol légitime ne peut luiravir». seenfrenta,sin embargo,al ejercicio ins-tantáneode este derecho,unilateralmente,porlas seccionesde París:«On doit craindreaussiquedeshommesagitéspardespassions,fatiguéspardeslonguesinquiétudes,ne selaissententral-ner á deserreursqui pourraientdétruire l’unitédevolonté e daction,sin necessaireausalutet aubonheurde l’empire» 62,

La alternativapropuestade Condorcet,mante-niendo la necesidadde la mediaciónpolítica delas institucionesrepresentativas,y en concretolaimportanciade la AsambleaNacional,secentraen reducir el ejerciciode la soberaníapopularalpoder constituyentepuestoen práctica con crite-rios mayoritariosverificables a-’. Porello, la trai-ción del rey, en lugar de originarel descréditodela representación,habríade dar lugar,en suopi-nión, al debatede unanuevaConstituciónrepu-blicana, a travésde un procedimientoconstitu-yenteen el queparticiparanlas seccionesdetodoel pueblo francésy no únicamentelas vanguar-dias parisinas. Concluyentemente: «Aucuned’elles n’a le droit ni de recuellir, ni de constater,ni de déclarer l’expressionde la volonté natio-nale,»

Frenteal puebloabstracto,equiparadoa la na-

ción, de 1791. que se traducíaen el electorado-función y el sufragio censitario: pero tambiénfrente al pueblodepuradoy virtuosode los jaco-binos. el pueblo de las mayoríasficticias de lasasambleasreunidasen ausenciade los más mo-derados.el pueblo,endefinitiva, dela fusión mís-tica en el terror...Condorcetdiseñaríaun pueblo,en su particular conceptode soberaníapopularintegradopor ciudadanosindividualmentecon-sideradosen supluralidad irreductible,a los quehabríaque interpelarno dogmáticamente—«cen’est pas un cátechismepolitiqueque nousvou-lons enseigner,cesontdesdiscussions...»—,sinoracionalmentea travésde un procesode debateeinstruccióncívicaqueimbricaría,estrechamente,democratizacióny capacitaciónintelectualde laciudadaníacon el principio mayoritario: «Si-guiendomi propia razóndebobuscarun criterioindependientede ella al cual vincular la obliga-ción de obediencia,tal criteriolo encuentroen laopinión de la mayoría»~.

De modo en extremosemejante,en SieyeslaAsamblea no expresauna metafísica voluntadgeneral,preexistentedel «pueblo»,muy al con-trario debeconstruirlaen el procesode debateymediación; se trata, en efecto, de «former encommun une volonté commune».En definitiva,en unoy otro pensador,Representaciónhacerefe-rencia a procesode mediación, de construccióndela voluntadgeneral,no a la expresiónpor partede unaminoría.ora unaélite parlamentaria.oraun partido de vanguardia,de una supuestavo-luntad del pueblo, anteriory/o inaprensibleporel pueblo mismo.

Precisamentepor ello, uno y otro rechazaríanel mandato imperativo, pues éstepresupone,ob-viamente,unavoluntad previa a trasladarhaciaarribaparasuposteriorcontrasteparlamentario.homogenizaciónpreviavueltaa la base,y así su-cesivamente.En palabrasdefinitivasde Condor-cet,«le peuplem’a envoyé,nonpour soutenirsesopinionsmaispourexposerles miennes»~‘. Pre-senteestabaen ambosel recorridodel arcoprác-tico-discursivo jacobino, a saber: como quieraqueunatal complejísimagénesisde la voluntadgeneral deveníaen un país de la extensióndeFranciapura imposibilidad técnica,cuandonoabiertamentecontrariaal ritmo y radicalidaddela minoría,seprocedíaa la suplantacióndel pue-blo por su cabezaorganizada,élite supuestamen-teposeedorade los verdaderosinteresesde aquél,que concluiría liquidando a las seccionesyAsambleasPrimariasque,primeramente,se ha-

bíanutilizado contrael Parlamento.Veamosbre-vemente la portada concretaque asumíanlosmodelos de representación de uno y otro.

Condorcetdesarrollasusideasal respectoenelPlan de Constituciónpresentadoel 15 de febrerode 1793 y. asimismo,negativamente,en su críticaa la ConstituciónjacobinaAus citoyensfran~ais,surla nouvelleconstituion.texto que,precisamente,le costaríala vida ó”.

El objetivodeCondocetera fundamentalmen-te articularparticipacióny representación,demo-craciadirectay democraciaparticipatíva.Habidacuenta de la necesidadno solamenteresidual,sino sustancial,de la mediaciónde las institucio-nes representativas,el problemaconsistíaa susojos en configurar una participaciónreal de laciudadaníaque impidiera tanto una representa-ción puramenteformal cuantoqueuna minoríahablaseen nombrede todos los ciudadanos.

En esteordendecosas,el proyecto1793 incor-porados extremosdeinterés:

1. La ampliacióndel sufragioa sufragiouni-versalparatodosloshombesmayoresdeveintiúnaños,manteniendoal propio tiempofirmemente(en la teoría) lo quepor el momentoeraabierta-menteinaceptablepor la mayoríadelos contem-porános:la necesariaincorporaciónde la mujeral derechodel voto.

2. La existenciade AsambleasPrimariasencadalocalidad, de carácterdeliberante,no sola-mentecentradasen la elección,sino permanen-tes y con facultadesde control: refrendar laConstitución,titulares de iniciativa legislativa eincluso de iniciativa constituyente,suscitaren-miendasa la legislación,expresardesacuerdosyprotestas,etcétera.

Las Asambleassesituabanasíen el senodelaredorganizadadel Estado,de tal suerteque,par-ticipandoenel ejerciciodela soberanía,ningunade ellaspodríaapropiársela:«ChaqueAsambléen’est passouveraine:la souveraineténepeut ap-partenírqu’á l’universalitéd’un peuple»~.

En definitiva, los ciudadanos,a travésde lasAsambleasPrimarias, eligirían a sus represen-tantesparalosdiversosniveles,peroademáspar-ticiparíandirectamenteno sólo atravésdel refe-réndum,sino de la iniciativa legislativa popular.ordinariao de refonna.Esta seguiríael proceci-mientosiguiente:

1. Propuestay discusiónenunaAsambleadebase,casode aprobaciónpasaríaa la

2. AsambleaMunicipal, de dondese trasla-daríaa las

3. Asambleasdel Departamentocorrespon-diente, desdedonde,de resultar respaldada,sedaría,a suvez, trasladoal

4. Poder Legislativo, donde, finalmente, deresultar rechazadase consultadaa todas lasAsambleasPrimadas.

Puesbien,pesea quesistemáticamentesuspo-sicionessehan identificadocon las fijadasen laConstitución de 1791, el modelo de representa-ción de Sieyescoincide,si bien no completamen-te,sí en buenamedidacon el deCondorcet,espe-cialmenteen lo referentea susprincipios, prove-yendoulteriores,y aunmásperfeccionadostécni-camente,desarrollosal mismo.

En efecto,antetodo el gouvernementrépresenta-tifde Sieyessearticulasobredospostuladosbási-cos: «délegationsansaliénation» y «edifice ré-presentativedebasedémocratique».

Resultadodel primerodeellos lo constituyeelhechode que si bien Sieyesexcluye el mandatoimperativo en aras de la necesariamediaciónconstructivade la representación(«vraie répre-sentation»).el mandatorepresentativo,por él di-señado,no implica en modo alguno la indepen-dencia absolutadel elegidodurantelos añosdeduraciónde su mandato.Porello, y encapitaldi-ferenciacon el texto de 1791 (y toda la posteriortradición representativa),el abate incorpota laposibilidad de la revocación: «La misión enco-mendadaa los representantesno puedeconsistirjamásen una alienación.Tal misión es entera-mentelibre, constantementerevocable,y limita-da a voluntaddelos comitentesen el tiempo,asícomo en la naturalezade los asuntos»68

Consecuenciadel segundode los antedichosprincipios,la basedemocráticadel edificio repre-sentativoestaríaintegradapara el abatepor lasAsambleasPrimaria& Estas,conjuntamentecon lafunción electoral,a diferenciadel modelo91 (se-gún el cual, realizadala cual desaparecerían),seconcibencomo auténticosórganosde democra-cia debasedestinadosa «raffraichir les répresen-tants d’esprit démocratique»69 y. centralmente,dotadasde capacidadde revocacióny radiación.

Las AsambleasPrimariaso Comiciosestaríanintegradasen cadabarrio por aquellosciudada-nospolíticamenteactivos(segúnlos criteriosquea continuaciónveremos)en númeronuncasupe-nor a 600 ó 700, en cuyo casose subdividirían.Estos comicios confeccionarían,anualmenteypor votaciónde mayoría,las listasdeelegibilidad,por mediode las cualesse realizala proposiciónde candidaturasparaserrepresentantesenlos ni-

E,

veles departamental y nacional, tanto del legisla-tivo como de la Administración; esta última esigualmenterepresentativapara Sieyes: el nivelsuperiordesirnaal inferior de entrelos incluidosen las listasde elegibles).

Ahorabien,del mismomodo queel accesoalcargorepresentativonacedela confianza,el cesedela mismadaríalugar, previavotaciónpor ma-yoría, a la ruptura del vínculo representativoatravésde losdos institutosde control precitados:revocación (cesede un representantedurantesuperíodode mandato)o radiación (no inclusiónenla lista de elegibilidad anual).

Además,el modelode representaciónde Sieyesincorporabatoda unaseriede dispositivosy me-canismosquealejabanaúnmás,si cabe,suposi-ción de la del Comité de Constitución de 1791.Por ejemplo, la reduccióndel tiempo del man-dato a tres añosy renovaciónanual por tercios,ademásde la finalmenteasumidano reeligibili-dad inmediatahastatranscurridoun períododeotros tres años.Las AsambleasPrimariaselegi-rían el primer y segundoterciosa cesar,con loquelosdiputadosresultaránsometidosal controlde aquéllas,habidacuentaqueen sumayoría,esde suponer,evitaríansercesadoslos primeros.

Pero,sobretodo, aspectofundamentaldel sis-temaSieyes,ligado directamenteal problemadela representación,lo constituyesu propuestadereordenaciónintegral del territorio francés, loque él denominabaadunationpolitique. Tal reor-ganización,sobre la basede unidadesdeparta-mentales,poseíaun significadosimultáneamentepolítico-administrativo y electoral. En efecto,frente a la seudorrepresentaciónjacobinade lasminoríasvanguardistasy la sobrerrepresentaciónde Paris,la adunaciónservíapara instrumentaruna representaciónproporcionalde todo el terri-torio de Francia.en razóna tres factoresdiferen-ciados:

1. Territorio: Donde la igualdadde superficiede los nuevosdepartamentosse traduciríaen unnúmerofijo dediputadospor cadauno de ellos.

2. Población: Criterio por el que un determi-nado número de diputadosse distribuirían enatencióna la poblaciónde losdepartamentos.

3. Contribución: Porel que un mayor montotributario se traduciría asimismoen un mayornúmerode diputados~

Por añadiduraa un tal mecanismoque seríaaceptadopor el Comitéde Constitución,Sieyespostularía en numerosos escritos y proyectos le-gislativos la creación de una auténtica opinión

pública racional y crítica, no carismática, que através de la transparencia en el funcionamientode los órganos del Estado, el desarrollo de laprensa ilustrada y la circulación de libros y folle-tos de debate político frenara la eficacia de losdiscursos demagógicos á la pagey el lenguaje re-ligioso de la «virtud». Precisamente, en aras deracionalizar el lenguaje político, Sieyes propon-dría explícitamente en reiteradas ocasiones unarenovación del léxico politológico, adecuandotérminos y conceptos, y abandonando expresio-nes equívocas («comunes». «soberanía», «man-dato», etc.).

Pero, y sobre todo, el abate, sintonizando unavez máscon Condorcet,con quien fundó el Jour-nal d’Instruction Sociales~batallarían incansable-mente en pro del establecimiento de un nuevo yeficazsistemadeInstrucción Pública, destinadoaaumentarla cualificaciónpolítica de la ciudada-nía y a fomentarsu participación democráticaefectiva.

Porúltimo, Sieyesprestaríasingularatenciónala generación de una mora/ciudadana,decivismoy participación racional y activa en política, des-tinada a implicar, conjuntamentecon las medi-das anteriores, al mayor número (y con mayorautonomía individual) de ciudadanos en la«base democratique» del edificio representativo,evitando la constitución de una nueva «aristocra-cia política». En este orden de cosas, el abatediseñaría minuciosamente desde calendarios defiestas nacionales hasta honores y celebracionesen exaltación y promoción de los valores cívicos.

Todo ello nos conduce,finalmente, a reconsi-derarel conceptode ciudadaníade Sieyesfrentealos modelos 91 y jacobino, respectivamente. Enefecto, cierto es que este pensador poseía, a dife-renciadel último Condorcet,un conceptoelitistay censitario del electoradopasivo, entendiendoque los representantesen la AsambleaNacionaldeberíande serpropietarios,puessólo así posee-rían el gradode responsabilidaden cuanto«ac-cionista del Estado», así como las posibilidadesde instrucción y aptitud necesarias,en cuanto«clases disponibles», para tan decisiva tarea,Ahora bien, ahí terminan todas las semejanzascon el Comitéde Constitucióny comienza,nue-vamente, la sintonía con las ideas de Condorcet.

Así, para el acceso a la condición de ciudadanoactivo Sieyes requería el pago de un tributo cívicode escasacuantía(«la pluspetite taxepossible»)y carácter voluntario. Contribución que serviríapara demostrar el mínimo interés por la cosa pú-

~PM3ISDIb

Las teoríasdela democraciaenla Revoluciónfrancesa 81

blica exigible par a ejercer responsablemente losderechos políticos en las Asambleas Primaríaspor parte de los ciudadanos. Ello nada tenía quever, como ha querido entenderse con frecuencia,con una exclusión censitaria de amplios sectorespopulares. En efecto, y centralmente en su idea-rio: «Les droits politiques doivent étre attacbésnon a la propieté mais a la personne» ~kPrecisa-mente por ello, para Sieyes el sufragio constituíaun derecho, que sólo el atrasoeconómicoy polí-tico impedían fuera inmediatamente generaliza-ble a la totalidad de la población adulta, a dife-rencia del Comité de Constitución, para quien elsufragio integraba una merafunción, que la na-ción encomendaríaa una parteescogiday mí-nima de susmiembros.

La vocación universal del sufragio y de los de-rechos de ciudadanía activa que este autor recla-maba constituyen una pieza esencial de su con-cepción de la democraciarepresentativa:«No po-déis negar la cualidad de ciudadanos ni tampocolos derechos del civismo a esta multitud sin ins-trucción que un trabajo forzado absorbe por en-tero. Dado quedebenobedecerla ley del mismomodo quevosotros,debenasimismo,del mismomodo,concurrira suelaboración.Y tal concursodebe ser legalmente establecido» 72•

Finalmente,Sieyesera partidario,y con Con-dorcet ello constituía una excepción en el con-junto de los ideólogos de la revolución, del sufra-gio femenino. Así, deplorando que «par une sin-guliére contradiction»las mujeresde los paiseseuropeos pudieran ser reinas y carecer, sin em-bargo, del derecho de sufragio, estimaba que ellose traducía en que «según un perjuicio que pare-ce no ponerseen duda,nosvemosforzadosa eli-minar al menos a la mitad de la población to-tal» ~. A ello debe añadirse que, por un lado, laexclusión del voto de los domésticos, por él regu-lada, se debía al presumible voto cautivo de«ceux qu’une dépendence servile tient attachésaux volontés arbitraites d’un maitre» y, por otro,que el número de ciudadanos pasivos resultabacontemplado por este autor en una perspectivademocratizadora, de progresiva y militante re-ducción a través de la mejora de la instrucción, laopinión pública y las condiciones economícas.

En definitiva, y contextualizadotodo ello enlas coordenadas político-ideológicas de la época,una deconstmcción del concepto de soberaníaque superael marcotanto de la «soberaníana-cional» cuanto de la «soberanía ética del pue-blo», decantándose como «poder constituyente»;

un concepto del Estado como articulación deuna base democrática y participativa con un go-bierno representativo; una ciudadanía concebidano como mero receptáculode derechos,perotampoco como «pueblo» expresado por una van-guardia virtuosa, sino como «civismo» activo, ra-cional e instruido, encaminado hacia el sufra-gio universal..., resultantodos ellos postuladoscentralesque aúnanlas trayectoriasteóricasdeCondorcety Sieyes,en una similar teoría de lademocracia que, vinculando voluntad y razón,revolucióny libertad, participacióny mediaciónrepresentativa, se alzada, bien es verdad que in-útilmente,frentea la «democracia»dela aclama-ción carismática del jacobinismo, en el objetivo,irremisiblemente fallido en la coyunta 89-93 yaúnhoy inalcanzado.de volver racionalla polí-tica democrática y democratizar participativa-mente la razón política.

NOTAS

S5AROBINSKY, Jean: 1789 Lescmb/emesde la misan. Paris, 1979,

p. 64.Tal esel sentidodiurnode iaspalabrasde Miraheaual marquésde Dreux: «Estamos reunidosaquí por la voiuntadnacionai y. portanto, sóiosaldremosais fuerza»,o del ‘snoussommesaudjourdhuiceque nous¿tinosbici-, déiiberons!»de Sieyes.

BAczKo, Bronisiatv: Lumiéresde l’ttopie. Paris, 1978. p. 175. <Mr.asumssmolavoz «Lumiéres»en Furcí& Ozouf,Dictionnaireenriquedela RévolutionFrancaise. Paris, 1989.

H~n~sss~s.,hlrgen, ha señaladoal respecto: «Paraia autocom-prensiónrevoincionaria.ia declaracióndederechosdeberlanianifes-lar antetodo io comprensióndeia articuiacióstracionalde iasnorniasfuodamentaiesy ia voiuntaddedotaríasdevalidez a travésde un po-dei- sancionadorvinculado asimismopor aqueiiasnormas.»Theañeuodpraxis. Frankfurt. 1970.p. 116.

Ai respecto,LOSEBRINS, Haní Jeirgen.ha mostradoel definitivodespiazamientodei términocanjuranioo por el de révalutian poiitica-menteredefinido: «Antaño una fuerzacuasi naturai de la que loshombresdebíanpadecerlasperipeciasy los sobresaitos,terminaporserpensadacomoun armapolitica empleaday administradapormili-taresrevoluciana,-ios»,en «Révoiution A ia fin du 1 Se siécie». Mate.n.’ 16, 1988, PP.35-68.En el mismosentido,elestudioclásico deGou-LEMOl, 3. M.: .Discaurs, histaire erRévalu¡ions.Paris, i975.

Sobreci despiazamientoy continuidadentreune ianguedu di-oil» defines delAntiguo Régimeny la «ianguedo peupie»delos revoiuciona-dos, vid Gunit&saou,Jaeques:La languepolitiqueJefaRévolutionfran-faise. Paris,19069, asicomoBisuweyr, E: Itistaire de/aLonguefran~aise,t. ix, La résolutianet lEmpire. ParIs. 1867,p. 617y ss,

REICHAROT, Roif, presentala s<RevolutionirerBewsssstseinbruchadeCondorcelcomo la expresiónmásaita dela crisisdel reformismoilustrado.R<for,n undRevolaríanóei Condorcet.Bonn, i973, p. 289 y ss,

Roaas,íasier:Discursopronunciadoenel procesode Luis XVI, enOeuvresComp/lees(ed. de Boloiscan,Lefebvre y Soboui).Paris, 1958,1. IX, p. 432.

si bienesciaramenlepereeptibieuna ambigtiedaden ia posiciónde Furetal respecto.MientrasenLa RévolutionFmnQaise(Paris, 1965)señalabaque «ti faul restituerau fait révolutionnaireA lévenemeol,sonróle createurdeia discoatinuitéhistorique>s,loe. cia p. 8, enPenserla Révolution(Paris. 1978)parecesintonizarabiertamentecon la pers-peciNa deTocqueviiie:«Ce quon appellela “Révoiution Franqaise.cee ¿vénemení.repertorié,magnifié conime une aurore,nest qu’uneaccéicrationde lévolulion politique es socialesanterieure,>,op. dr,p. 30.

ParaBtJRKE, Eco efecto,toda vezque la politica escsencialmeoteexperiencia. «más de la que puedeun hombreadquirir en toda suvidas,el error de la Revoluciónconsistiafundamentalmenteen<des-truir totalmenteun edificio que, durantesiglos, ha desempeñadodemodo mínimamenteaceptablelos fines generalesde la sociedad».Re/?ectionson íhefrenehRevolution. London, 1988.p. 98 y ss.

Porsu parte,la obra de REMBERO. A. W,. Untersuehungen aher diefranzissisclseRevr,loeion(Berlin, 1876. pp. 231 y ss.), recibirla una doblerespuestacritica; la de KÁWr: Sobrela expresión:esbuenoenteoría, perono enlapródica (1793), y la deFIarE: coníribocionesdestinadaso corre-gir los juicios delpúblico sobrela Revoluciónfrancesa(1793). PHILONEN-

KO. k. ha mostradoconcluyentementecómo mientrasKant defiendelos resultados de Révolution.Fichtesuscribeasimismoel procesoy losmediosde aquélla,vid. Tlséorieet Praxisdans lapensc

5emoraleetpolitiquede Kant ev de FichIe en 1793.Paris. 1968,passim.

Las diferencíascomienzana ser claramenteperceptiblesentornofundamentalmentea tres temas:soberaníanacional,sufragiocensas-rio y naturalezarepresentativadel rey. Cfr. ArchivesParleeneotairesde1787A 186%. PremiéreSérie (Parls, 1887). en especiallos vols. vitty IX. El texto clásicoal respectosiguesiendoREOSLOIS. R.:Die Staats~

jIs eorieoder FranzllsischenNationalversoo,mlongvon 178Q Leipzig. 1912,p. 75 y 55.

tú En efecto,la líneamantenidacontemporáneamentepor la mayoría dehistoriadoresmarxistas(leninistas)de la Revolucióny. en gene-ral, los vinculadosal Institutdilistoire de la RévolationFran<aise, con al

gunasexcepciones.comoM. Genty.semuestraclaramentecontinuistacon la tradiciónclásicarobespierrista.Asimismo,ello es rastreablein-clusoen los estudiososde la mencionadacorrienteque prestaronaten-ción a Sieyes:el casomásllamativo lo constituyeRoberto Zapperi,quienculpa a aquél de renunciara lasrevolución burguesa»y a suteoríasocioeconómicade resultardeudoradel Antiguo Régimen:«Lapolitiquedc Sieyes>s.introducción a Qu~st-cequele Tiers Etar Geneve.1970.pp.7 a 117.

Sin embargo,y a causadc una concepciónde lo políticoentendidono comounasinstancia»específicade lo social, sino comola puestaenescenadeuna sociedaden su conjunto.F.Furetha impulsado—sibien en ocasionesde modoexcesivamenteinstrumentalen pro de su«Republiquedu Centre»—el análisisteóricodeestascorrientesde laRevolución, reclamando,por ejemplo, la centralidadde Sieyes «le

penseurle plus profondede la Révolutíonss,Y en efecto,a esludiososde la «GalaxiaFuret>s(Baker.Pasquino.Manin .) sedebe,en parte,larecuperaciónactualde la aportaciónteórica de ambospensadores.Ahora bien. Fureltiendeequívocamentea reconducira aquéllosa losdospolos resultantesde «léclatemeoldu bloc révolutionnaire»:Sieyesseverá asísistemáticamentehomogenizadocon el 89-91 y la posteriortradiciónnoventayochista;Condorcetserádiluido, porsu parle,comouna versióndemocráticay moderadadel 93. -

It Paralas lineasgeneralesdela estructuradela monarquíaconsíl-tucional vid. DEsLANoRES,M,: Hisroire Conseilutionnellede/a France de1789 a 1870, vol. 1. De la Fin delancienRégi,ne¿ la chutede lErnpire.París, 1932, p. 70 y ss-

ti Para el desarrollohistórico del concepto vid, por todos QUA-

t&tt5< ti, Helmut: Soaverúnitdt.Berlin, 1986.Para la distinción, capital.del conceptotradicionalde soberaníaen Bodin o Loyseaude la mo-derna<ssoberania>snacionalo popularvid. JOUvENEL. Bertrandde: Dela Souveraineté.Paris. 1955,p. 300y si. KRTELE, Martin,ha subrayadoelcontradictoriomantenimientodel términosoberanía(nacional,popwlara del Parlamento)paradesignare!Estadosometidoconstitucional-mentea Derecho:«En el Estadoconstitucionalno hay soberano:setrata, porel contrarío, tanto históricacomo teóricamente,dc la divi-sión de la soberaníaestatalentrela totalidaddelos órganosdel Estadoy el DerechoPúblico».Einfñhrungio die Staaíslehrc,Hamburg, 1975.p. 89.

MALBERO, R. Carréde: Conírihuvionó la ThéorieGénéraledelEeat,tome 1 (Paris,1920,p. 69 y Ss.). quienañade:«El principio fundamen-tal extraidoa estosefectospor la Revoluciónfrancesaes el de que laNación sola essoberana,y por naciónlos fundadoresdel principio dela soberaníanacionalhan entendidola colectividad indivisible delos ciudadanos,es decir, una entidadextraindividual, un ente abs-tracto,aquelque encuentraen el Estadosu personificación».loe ciÉ.p. 87.

‘< Curiosamente,estacentral contribución que es el conceptodePauvoir Constieuantdebida al genio dc Sieyes. cristalizada parcial-

mente en eí modelo 1791. pasaríainadvertidapara la EscuelaFran-cesa de Teoríadel Esladoy DerechoPúblico, dc Duguil a Carré,pormor dela centralídadensu esquemadel conceplode ley comoexpre-sión de la voluntad dc la nación y. por lo tanto, ajenaa cualquierlimite constitucional.

Serían,posteriormente,los estudiososalemanes,ya en lascercaníade Weimar. los que recuperarianpara los debatesde la épocala pre-hisloria de la superioridadformal de la Constituciónen susorigenesrevolucionariosfranceses.Así, las obras de obligada referenciadeZWEIO, Egon:DieLehreron PouvoirCanstin¿aot(Tttbíngen.19(t)): Ruos-lOs, R.: Dic scaaestheoriender ftaoz&sischtn nationalversansnslungvon1789(MOnchen, 1922). CIV en especial~<DieTeilnahmedernationander Betatigungdespouvoírconstitusolsí.p. 278y ss,

15 Pétion,en electo,en su iníervenciónde3 de septiembrede 1789en la AsambleaGeneral,semuestamuchomásradical que Robespie-rre.criticandono el conceptoabsíractodesoberaníanacionaLsino que.siempresobrela basedela ley comoexpresióndela voluntadgeneral.procedea una crítica dela representación,contraponiéndoleunaparti-cipación direcíade las AsambleasPrimariasen la elaboraciónde laley. ArchivesPorlensentairesvol. VIII, p. 583.

5 <staNación no es.comoel puebloenelesquemadeJohnAdams,una puraabstracción,sino que,a la postre.sehalla compuestapardosentidadesreales.el puebloyel rey. El pueblonespuedeexpresarsemasque a travésde susrepresentantes:el rey,por suparte,tampocopuedeexpresarsedírectamentess,Tt9oPER, Ntichel:La séparationdespaavoirsceIHistaire Constitaionnellcfran~aiseParis,1973.p. 52.

‘5 Así,cocíRapporvdu NauveaaComitédcConstitutionfaitA lAssevn-

hile Nationale SectandePartie,Séaneedu mardi 29 septembre(versai-lles, 1789,p. 4), seestablecía:«LasAsambleasPrimariasno tendránexistenciamásque al <sbjetode laseleccionesa la AsambleaNacional.tras lo cual se disolverán(«sanéantironlss).í>

Furct ha puestode relieve el hechodeque en laseleccionesa laLegislativa ci electoradoactivoseríade hechoinferioralensudíacon-vocado por Luis XVI para la elecciónde los EstadosGenerales.His-toire dela France.La Révo/ution.Paris, 1989.p. 76.

‘< Intervenciónde Robespierredel 16 de mayo dc 1791. ArchivesParlemeotaires,vol. XXVI, p. 124.

~> A ello debeafladirseel sintomáticocambioen lo tocantea la re-presentaciónque comtenzana mostrarlas intervencionesde Robes-pierre. especialmentea partir del debatedcl 24 dcjunio dc 1792.Reem-plazandoprimeroel controldela revocaciónpor eí controlal tinal dela legislatura;proseguirápostulandoel abandonode la <méfianecadel puebloen los representantes:«Lepeupleesssublimemaislesmdi-vidus sant faibles...u faut un poiní de ralliemení.» <Mr. sobreel par-ticularlos ArchivesParlementaire.svol. LXVIII. p, 5441 y ss. Los debates

dela Constituciónde 792traslucenensu formalismo,ya tenordelosargumentosesgrimidos,la realidadláctica dc que el verdaderolugaryescenariodela revolución sehalla, definitivamente,desplazadovení-calmenlehaciael jacobinismoen cuantopartid<s-Estado.

it Discurso de Robespierre,Surlev principes dc mora/epo/itiquequidoiven,quider la Convention,5 dc febrerode t 794.en OeuvresCompletesvol. 10. p. 358.

~ Robespierre.Sur/erespecídO auxbis ce ocxautaritésconstituée.senOcurres cil.. vol. ív. ~. 146.

> Vid. HAMP5ON, Norman: Prcltsdetoterror. Londres,l988,p. II yss.Ford lo ha expresadoinmejorablemenie:«LasAsambleassueestvasencarnanla legitimidadrepresentativa,perodesdeun principio éstaesatacadapor la democraciadirecta que las jornadas parecieranex-presar.y en la que,en el intervaloenirelas jornadas,múltiples ins-tancias,periódicos,clubes,asambleasde todo tipo se,disputanla ex-presión,esdecir, el poder».Penserla Révolation,cis., p. 79.

» El esclarecimientode la posiciónambivalentey sincréticadeRo-

bespierreentre la Representación(Convención)y la democraciadi-recta(Secciones)ha sidotradicionalmentepuestade relieve por lasin-vestigaciones,yaclásicas.de GUÉRIN: La luttedesclassessausla PrerniéreRepuh/iquc(Paris, 946), y Soaout:Lessans-culottcsparisicnsen lan II(La Roche.1958).

25 Robespierre.«Desmauxel desRessournesde lEtal», en Oeavre.scil., vol, IV, p. 318.

2< Resultadecisivoretenerla ajenidadesencialdel modelojacobinoa los conceptosde Constitucióny PoderConstituyente.intimamenteentrelazadaconel rechazode la representación:~<i.1. Rousseaua dilque le pouvoirlégislatifconstitusillesseneede la souveraioeté,paree

quil ¿tail la volonté générale. qui esí la source de tous les pouvnirsdelegués:el cesí daosce sens que Rousseaua dil que lorsquunenation déleguaitsespouvoirsá setrépresentants.la nationnétaítpluslibre et quelle nexislail plusís.Robespierre.intervencióndel lO deagostode 1791. enOeavrexcii-, vol ‘fIl, p. 613. Ello constituye,por lodemás,una de lasescasasexcepcionesa a infidelidad sustanlivaalpensamientodel reiteradamenteevocadoRousseau:“Mientraslasim-plicacionesfilosóficasquedejabaentreverel pensamientode la liber-tady íaciudadaníaen la obra de Rousseauhacíandel Contraía Socialalgomuydistinto queunaexposicióncon finalidad práctica.se le uti-lizó comoarmadel combaterevolucionarioy tal trasposiciónencu-brióunatraición.,., no supieronverque el Rousseaudel quese recla-mabanpensabaen ía Libertad delos Antiguos». FABRI+. 5. Goyard:Phi/osophiePalitiqae. Paris. 1987, p. 329,

27 Cut,wi oHrseots.intervencióndel II demayode 1793.enAtt/ti-vesPar/ementaires,cit,, vol, XLIV. pS

49,28 BtLLAUD ‘fARENNt: Sur la ehéoriedu gousernementdémocraeique.

discurso de 20 de abril de 794. Archives parlcmentairex eit,, vol.LXXXIX. p. 95.

59 «... quon nc décréteaucunanide avantdavoir discuté: ti si lesdístríctsseroníautorisésá sassemblerquandils voudraot,jusquaprésfalTermissementde la Constítution;2) si apréslaflermissementdelaConstitution,ils pourrontsassembler,aumois une fois parmois, pourrépandrelesprit publique’>.Robespierre,Oeuvre,s; Vi. p. 350,

3< «Lesjacobiosreviennent.eux aussí.á la Ihésede la Répresenta-tioncommelíeunécessairede la confectiondunité.,, maissoumiseálimperatil de coníectionde lunité, la Répresentationestdevaréeparlideologie de la souveraineté.Au noro du primat de lintérdí généralsur toute particularité,la répresentationtend á ¿trela seul voix légi-time de la société.ce qui fait que le pouvoirconstituantedu peuplenestpasreconnuou que linitiative propredeseitoyensnc re~oil descanauxapropiés».JAUMtS, Lucien: Le discoarsjacohine’ la déenocraei,.París,1989,p. 338.

St Será,precisamente,la denunciay procesoconsiguienteslos que‘<producirán» al grupo girondino, integradopor diputadospolítica-mente heterogéneos.Sydenham.que cuantilica un <‘circulo interior»dc60, frente a uno«exterior»de200. aceptadoporAllison Patnick.Isamostradolas divisiones ideológicasinternasque atravesabana estegrupocementadopor la represiónjacobina,porencimadela ideaco-mún decerrarla Revolución:SYOENXAM. Mi.: lite Girondins. Londres.1961,Comoessabido,en la hisloriografiajacobinaclásicadela revo-lució~ deMalbíeza Soboul.la identidadgirondina lo erafundamen-talmentede clase, KATrs. Gary: lite cerclesadatahe Girandins andtiteFrench Revolarían, ha mostrado(y en ello ha insistido Mona Ozoul).sin embargo,que másallá decualquiermecánicatraducciónde lo so-cial en lo politico. la Gui-andese fragua y constituyepolíticamentealsocairede íasvicisitudesde la crisis revolucionada,

Si LEFORT, Claude:«La terreurrévolutionnaire”,enEssaissurlepoli-tique.París.1986.p, 80.

55 Vid, el decisivoarticulo de MANI». Bernard: «Saint-Just,la logi-que de la Terreur».en Libre, nY 6. 1979.

‘4 Críticamarxianaque encaantoalos limites del ‘olantarismopali-fico revolucionadoserefiere, pesea suspropiaspalabras,centradasenel discursojacobinodominante,puedeextendersea los otrosmodelosaquí en discusión,1971 y Condorcet/Sieyes:‘<El periodoclásicode lainteligenciapolítica esla Revoluciónfrancesa,Lejos depercibir en elprincipio del Estadola fuentedelas tarassociales,los héroesde la Re-volución francesaperciben,al contrario,en las tarassocialesla fuentede los malespoliticos. Espor ello por lo que Robespierreno ve en laextremapobrezay en la extremariquezasino un obstaduloparala de-mocraciaparo.Y deseaporello esableceruna frugalidadgeneralespar-tana.El principio dela política esla voluntad,Cuantomásperfectoesel espíritu político, máscreeen la omnipotenciade la voluntady másciego se vuelve antelos limites naturalesy espiritualesde la volun-ladi,. XrilischeRandglossenza den,Aridecí«DenK?Snigvon Preussenunddie SazialrefannMan-EngelsWerlse,1, BerlIn. p. 406.

Por el contrario, la critica al mitodel Agora.a la creenciaenla posi-bilidad actualizadadeunademocraciaconcebidacomoparticipacióndirecta,es una flecha en el corazón mismo del discursojacobino:«Robespierre.Saint-Jussy su partidohan sucumbidoporquehan con-

fundido la antiguarepúblicaque sealzabasobreel fundamentode laesclavitudreal con el estadorepresentativomoderno,espiritualistaydemocrático,que reposasobrela esclavitudemancipadadela socie-

dadcivil Quédisparatadailusión: hallarseobligadoa reconocery san-cínnaren los derechosdel hombrela sociedadcivil moderna,de losinteresesprivadospersiguiendolibrementesusfines..,y querer,al pro-pio tiempo,eliminarenciertosindividuoslasmanifestacionesvitalesdcestasociedad.con la pretensiónde modelarala antiguala cabezapolilica de la misma».Dic heiligeFan,i/ie. MEW. vol. 2, p, 127.

BtLLAUD v~xrsnov: /~: tic,, supra.p. 96. Cfn el análisisdeR,v.stitoALtusso’4us.Mydam: «Lejacohinismeou lesaporiesdu politiquesí.enRcvaeFran~aisedeSeiencePalitique,nY4. 1986,p. 519 y Ss.,paraquien<el espaciopolitico igualitario del jacobinismoaparececomoculmi-naciónde un pmcesodoblementeparadójico:

— Paradojade una desnaturalizaciónpositiva entendidacomocreación/destrucción(indísociable).

— Paradojade una desnaturalizaciónque es,en el mtsmo movt-miento. renasuralización,restauracióndc lo que ha sido perdidoporuna mala socialización: reencontrarla naturalezacreandouna se-gundanaturacontranatura»,/oe. cie., p, 524,

~> La frasedeRovvacit, enjAtjMt, L.. op. ciz., p. 119.La deMuxv,.t+rensuHistaire de la Révolaiionfran~:aise,vol. II. IX.. París.1979.p. 127,quien,a la vista de los hechos,seinterroga:«Oú sont les grandesbu-lesde 89. les millions tshnmmcsqui entourérenl,en 90. lat,tcl desféderations$.op. ciÉ, vol, II, p. 231.

El juicio deHEOEL en Vorlesangenaherden PitilosopitiederGescitichie(cil paríacd. Suhrkamplid. 12. p. 534).

“ Robespierre:Surlespríncipesde maralepal/tiquequi doiventguiderla Convencían,en Oeavres,vol, X. p, 357,

‘> Idem, p. 360.s> Vid. OzouF, Mona: ~sFéderalisme,>,en Furel & Ozesul: Dic-cian-

naire critique dela Révolutionfran~aise. Paris. 1989.p. 85,~5 Gui-iTt. M.: Lapprentisagede la titovennecé.Paris. 1987. passim.4t Cfr. un análisisde los proyectosde David deuna estatuagigante

del Hércules-puebloaplastandola Hydra del federalismo,en Htjtcr,Lynn: Pal/ciesCulture andClassin che FrcnchRevalucion.Berkeley. 1984.p, 95 y ss,

42 0p, ciÉ, p, 235.~ Robespierre.Oeavrexdl,, vol, X, p. 345.— Cil. en BAntserva.E. & R.: Candarcer Un intcl/cccuelen palitiqac.

París.1989. p, 503, Precisamente,la relaciónentreel termry la religio-sidad seráel núcleode la interpretaciónde la Revolución realizadapor QSJINET. E.. en La Révalution (Paris,1987), tematizadaen torno al«peurdela Révolution»,Cfr. al respectola obradeFijan: Lagouchecela revo/acian.París.1986.

La proximidadesencialentrelos modelosdeCondorcely Sieyesque,frenteala perspectivasólita enel tema,tratamosde argumentar.debeser precisadaen el sentidode que nos referimosaqui exclusiva-menteal Sieyesdelos años1789 a 1794,toda vez quesu evoluciónpos-terior. netamentedeudoradel impacto del terror. oca en Thennidor,oracon Bonaparte—«jechercheuneepée»—,al tiempo quecomoin-cuestionabledesarrollode alguno de susconceptosprevios, dilicil-mente puededejarde considerarseuna rupturacon su doblecríticaanterioral jacobinismoy al modelodel 9!. Sobreel itineradopolítico-teóricodel abatede Fréjuscfr, MAtA Ramón.-«Introducción»a E. iSiey-e,s:Escritasy discursosdela Reva/uci<in(Madríd. 1990). dondeade-máspuedeconsultarsela versión castellanade los principalestextosde Sieyesaludidosenel texto,

“ Sttznts.E. i.: Nacessur/aCanstitutiondelan VIII, enArchivesNacio-no/es, 284AP 5, Dossier2(3).

~ Oeuvresde fiondorcei, cd. A, Condorcel-OConnor-Arago,Paris.1849,vol. XII, p. 612, Del JoarnaldInstructionsocialesexisteuna reedi-ción recientepor EDHISS.Paris. 1987.

<> OpiniondeSieyessurplus/ears articles des cicres IVcc Vda Ps’ojevdeConsticucionprononcéeá la Conventi<mnle 2 Thermidorde sin III delaRépublique.enArchivesNacionales 284AP 18 tI

~ Báwr«, Kcith M., data la primeraaparicióndel térmtno«seteneesociales’en diciembrede 1791.en un panfletodirigido a CondorcetporGaras:sin embag >, ya hiciera previamentesuapariciónenla primeraediciónde Qaestéce que/eTiersEcacde Sieyes,en 789,

La coincidenciafundamentalentreCondoreely Sieyes,pese a susespecíficosdesarmílos espectivos,en incorporara la política criterioscientiftco-sociales,resultapatentecon ocasiónde la Sor/cts’1789. Enefecto,enelioarna/ de/aSocietéSieyesseñala«Larsdecultiver, artdeeommereer.lan degouvernerne santquedesparliesdeeetteseience,tan social>, y el propio Condorcetseñalaque los miembros de la

mentadasociedad«considérentlar socialenmmeune vraiesciencea.

cfr. Oeuvres Complete,cis,.vol, 0. p. 7.Sobreel particular, vid, BAKrs. K. M.:sA Noteon Early Usesofthe

termof‘SocialeSelence»,Appendix B aCandaren:Retasanand Pali-frs, Chicago, 1975,p, 391 y ss,

‘4 Stryirs, E i,: Vuessur/esmayensd~s,x&ut/ondoneles R/presencanesdela Francepourronc disposeren 1789. Versalles.1789, p. 54.

“ Condorcel,Fragmentdeius4fica:ion,en Ocutres,cit.. vol, Lp. SSO,Sobreel conceptoracionalistadeciudadaníade Condorcet.frentealmodelojacobinodela aclamación,vid, Kut-.rzrrn, Casberine:Catador-cee, Linsaruccionpublique es la na/ssancedu c/eown(Paris. 1984). pasaquien «Condorcelpermaneceracionalistacomolos clásicos,Todasuvida combatiráeí recursoa la intuición, al sentimiento,al entiasias-mo como formasde oscurantismoy de llamada a aquello que elespontaneismotiene demáspeligroso»./oe. c/t., p. 25.

52 Significativo resulta.al respecto.eí desplazamientosemántico-conceptualanlivoluntaristaoperadoporCondoreel,quienen lugardessolantégénéralea la RousseauhabíaeneíEssoi.,deraisan cammunc:«No setrata de yo mismo solamente,sino de todos; no debo condu-cirme segúnlo que yo crea razonable,sino segúnlo que todos, ha-ciendocomo yo abstraccióndesu opiniónpanicular,debenconside-rar conformea la razóny a la verdad,»Precisamenteestaposibilidadde alcanzarla razón por medio de la discusiónpública legitima enCondorcel,demodosemejantea lo que ocurreen Sieyes,la represen-tación oarlamentaria,Frentea Rousseauno sc trata, en efecto.dc lameraexpresiónde ía voluntadpopularpreexistente,sino delconvenes-mientoen la posibilidaddealcanzarla verdadpor mediodela discu-sión y su posteriorcristalizaciónen la decisión de la mayoría,encuantoéstacuentacon mayoresprobabilidadesde alcanzarla razónque la minoría,

Estemodelo,y ello debeser resaltado.semuestranetamentediferen-ciado del americanode la mismaépoca,reflejadoen Thefederal/st. Enefecto.Madison. al hilo de la contraposiciónde democranay RepO-it//ca, legitímael Parlamentono sobrela basedela superaciónde lostoteresescorporativosen presencia,en arasde la razón pública,stnoprecisamentea travésdesu dialéctica,contrapesoy modulaciónmu-tua, Los interesesy los«partidos»y «facciones»quelos expresanson,asi.garantíafrenteal poderabsoluto:«El interésde la agricultura,elínterésdelasmanufacturas.el interésdel comercioy delos capitalistasdividen naturalmentea las nacionescivilizadasen diferentesclases,que actúansegúnperspectivasy sentimientosdiferentes,La ordena-ción deestamultitud de interesesopuestos,he ahi el fin principal de lalegislaciónmoderna;eí espíritudepartidohadeentraren la actuali-dad en el cálculo de lasoperacionesordinariasy necesariasdego-bienio,,, Cuantosmenosinteresesy partidosexistan,másprobabilida-dessedarándequeuno deellos sealcecon la mayoría.Extendiendosu esfera,sin embargo,alcomprenderuna mayorcantidadde interésypartidos,tendréismenasque temerque unamayoriacon motivoco-mún paravelarlos derechosde los otros ciudadanos,s.7lte federal/se,n,< X. 23-XI-1787(Madison),

‘~ Gis’Nons.0,6.:La meehémaeiquesocia/edu marquisde Condorcev.Paris, 1956.

5< Por másqueenla ediciónde lasOeuvresCompletesde Condoreel-Arago-OConnor.e/e,, figure la fecha dc 1795. ha de señalarse.muydiferentemente,un hechodecisivo,a saber:el Tahícao... sepublicó en1793 en el JaurnaldinstrucríanSoeiale,concretamenteen susentregasdcl 29 dejunio tp, lOS a 128) y 6 dejulio (p. 166 a 184), Coincidína,att,

cocítiempo y enel mismoJaurnaleditadoporambosautorescon dos

escritosfundamentalesde Sieyes:Des inlér#esde/aLi/setes’dan leeaeso-e/a/ccdanslesystémerépreseneae/fy Du nauvellahltvsemectedel7nstra¿ce/anen France,

BAKF.R: Op. ciÉ, p. 345y st.5> CIaron/quedeParis (24 de agostode 1789a 25 de agostode 1793).

parala que Condoreelredactabaarticulosdiariossobrelas activida-desde la AsambleaNacional,CIaran/que¿1w mois, diarioGirondino.editadoporCondorcelyotrosdesdenoviembrede 1791ajulio de 1793.

“ Cfi-. al respectoy portodos:CAtsístoB MÁtssv.Rc.:Contrihution a/aThéorieGeneraledelEeae, cii,. versión canónicadel modelo jurídico-constitucionaldc 1791. EquIvocoqueno essino elsingularresultadaúltimodela marginaciónenla quesehamantenidola aportacióndeesta corrientealternativa,toda vez que algunasde lasdiscrepanciasfundamentalesde Sieyesfrente al diseñofinal del 91 seríanpública-menteexplicitadasporel abateen un folleto titulado Ohservaiianssurlerappore du ComitédeCanse/cutíancancernaníla nauve/leorgan/satiandela France (Versalles. 1789.53 págs),quepuedeconsultarseenlosAreh/-vesNacionales,Vid,, asimismo.MÁ,z. Ji,. op. cie-

5> Rot,staku,]. J,: bu Contraesocial, en OeuvresCompletes:cd, de B.Gagnebiny M. Raymond.vol, III. Paris. 1964. p. 369.

‘> Sírvas,E. j,: Dé//beracian,aprendre paur lesAssemhléesdeRail//a-ges. Versalles,1789. p. 32,

» Sínves,E,i,: Opinión..., cil., p. 13,5> Opinióndc Sieyessur/esaterihutiataset largan/sationduja>y canso-

/aionnaire propaséle 2 thercnídor pranoncéea la Convetarían nationaleleI8durnémemaislanIII de la Répuh/iqu¿Att-hlvesNationale,>: 284 AP 18.

<~ Condorcet,hojeed~sdresseaupeuplefran~aissurlexercicedesdroicede souverainer¿enArchivesPar/emenca/re.v,VII. p. 615.

O Idem,p. 616,~ Condorcet.Tableau.,., cit,. enJaurnal dInstca<tion Sae/a/es,29 de

junio de L793p. 119,>5 Cit. en Rs,cuts,oT;Op. cie, p. 145.» Condorcet.Oeaeres, cit, vol, VI, p. 345,>7 Cfr. artículo28 del hojeede D,ielaraeiotadesdroitsdelPlan de Cons~

e/tui/atapreseneéeñ la ConvencíanNationaleles 15 el 16 de février 1793:«Ningunareuniónparcial deciudadanosni ningúnindividuo puedenatribuirsela soberanía,ni ejercerningunaautoridado desempeñaral-guna función públicasin unadelegaciónformal dela ley». Dunurr&MoszNlEs:¡rs Constituí/atasde ía Fruncedepueis1789, Paris,1925. p. 37.

~ Sieyes. Vuessur lesmoyensd&ecueion.,,,cii,. p. 56.‘~ Sieyes.Déliherae/ons...,cii.‘< Sieyes.ObservatiotasQn Rappacidu nouveanCam/íédeConseieuc/on,

cit,. p. 34,“ Sieyes.Inseructionsd dannercusba/lliages, cit,“ Dire delabbéSieyessurla questiondu veto royal.Versalles.1789,

p. 12,

‘> Sieyes.Observaciotas..,,dl, Cfi-, al respectoPÁsQuIsto,Pasquale:«IIconcestodi rappresentazae i fondamentidel dirilto pubblico dellaRivoluzione: E. i. Sieyes».enE Furel:Leredíeeidel/aRivo/usioneFra,,-cese(flan. 1989).quiensubrayaal respectodel voto femenino:«Entrelos hombespoliticos de la revolución sólo es posible encontrarenCondorcelacuerdocon Sieyesen estetipo de reflexiones>,,loe cii,,p. 318, ParaPasquino«no essolamentela lógica del sufragiouniversallo que encontramosen ía doctrinapolítica de Sieyes.sino la primeratentativaconeretade su realización»,/eí, p. 321,

o