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Las tres mentiras Y a en su lecho de muerte, un campesino lla- mó a sus tres hijos para entregarles en herencia "los ahorritos de toda su vida". Les pidió que se los repartieran como "buenos hermanos", pero los dos mayores, que eran igualmente ambicio- sos, quisieron quedarse con todo. Para conseguirlo, propusieron al menor dejar la herencia enterrada y salir a rodar tierras duran- te un año. Al término de ese plazo se reunirían allí mismo, y el dinero se entregaría al que contara la mentira más grande. El menor aceptó de inmedia- to y desde la misma tumba paterna tomó cada uno su propio rumbo.

Las tres mentiras - Recursos para Profesores de Chile

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Page 1: Las tres mentiras - Recursos para Profesores de Chile

Las tres mentiras

Y a en su lecho de muerte, un campesino lla-mó a sus tres hijos para entregarles en herencia"los ahorritos de toda su vida". Les pidió que selos repartieran como "buenos hermanos", perolos dos mayores, que eran igualmente ambicio-sos, quisieron quedarse con todo.

Para conseguirlo, propusieron al menor dejarla herencia enterrada y salir a rodar tierras duran-te un año. Al término de ese plazo se reunirían allímismo, y el dinero se entregaría al que contara lamentira más grande. El menor aceptó de inmedia-to y desde la misma tumba paterna tomó cada unosu propio rumbo.

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14 CUENTOS DE SIEMPRE PARA NIÑOS DE HOY

Al año justo volvieron a encontrarse en el pun-to convenido, que era donde habían enterrado eldinero.

Después de abrazarse con grandes muestras dealegría, tomó la palabra el mayor:

-Yo, hermanitos, he trabajado durante todoeste año de chacarero. Y les cuento que plantéuna mata de garbanzos que creció tan alto, tanalto, que llegó hasta el cielo.

— ¡Grandaza es la mentira, hermano! —reco-nocieron a coro los dos menores.

-Ahora diga la suya, hermano —pidió el ma-yor al segundo.

-Yo estuve trabajando en una hilandería. Yun día me puse a torcer un hilo tan largo, tan lar-go, que mientras yo sostenía una punta, la otrallegaba hasta el cielo.

—Bien regrande es también esa mentira-dijeron los otros dos—. A usted, hermanito, le

toca ahora decir la suya.Yo —dijo el menor, rascándose una oreja— no

trabajé en nada fijo. Tanto que una noche llego ami cuarto y ni fósforos tenía para prender la vela.¿Qué hacer? Divisé una luz en la luna y hasta allásubí a prender mi vela.

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16 CUENTOS DE SIEMPRE PARA NIÑOS DE HOY

—¿Y por dónde subiste?- ¡Por el hilo que tú torciste!-¿Y por dónde bajaste?- ¡Por el garbanzo que tú plantaste!

Los dos hermanos mayores desenterraron eldinero y se lo entregaron sin chistar al menor, queera el menos ambicioso, y que ni siquiera habíallegado con una mentira preparada al curioso en-cuentro.

Ni cansancio ni hambre ni sed

-

jL/legó el momento en que el dueño de unapequeña granja no encontró en los alrededoresun trabajador que le durara más de una semana.Según él, los echaba porque todos eran unos flo-jos, comilones y bebedores. Según los lugareños,se iban porque no les daba descanso y la alimen-tación era tan escasa como el tiempo disponiblepara comer.

Quienquiera que tuviera la razón, lo cierto esque nuestro granjero viajó a una aldea vecina enbusca de un mozo capaz de soportar la jornada,que comenzaba antes de aclarar, ordeñando lasvacas, y terminaba después al anochecer, apilan-