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LA SAL QUE NO SE ACABA. LAS SALINAS DE IBIZA Y FORMENTERA JOAN PIÑA TORRES Foto José Torres Andiñá. En agosto los estanques ofrecían su fruto , año s 50. La sal ha sido y es un alimento que no solo ha formado parte de la cultu- ra alimenticia, sino que también ha condicionado las sociedades que vivían de su extracción, ya fuera extrayéndose de minas o manantia- les, ya evaporando el agua marina. En este sentido, el Mediterráneo tie- ne una alta salinidad respecto otros mares que determina que aquellos lugares que permiten la concentra- ción de agua marina y la cristaliza- ción de su sal con unas condiciones que garanticen una calidad mínima, sean una riqueza potencial que sólo necesita una sociedad que la explo- te y la comercialice como comple- mento de la alimentación y conser- vante. En las islas de Ibiza y Formentera , en sus extremos sur y norte respec- tivamente, a lado y lado del paso mar ítimo de es Fre us , se dieron estas condiciones, aunque ello no implique que se hayan explotado desde siempre , como se suele decir sin ningún soporte arqueo lógico o documental claro. Las noticias más antiguas que se tienen de la explota- ción de las salinas remiten al siglo XII y a la exportac ión de la sal hacia África, cuando se decia que la sal de Ibiza no se acababa. Desde hace tiempo las Salinas son un paisaje muy humanizado que en algunos rincones todavía recuer- dan el pantano o llanura aluvial que fueron. Aún conservan unas carac- terísticas medioambientales únicas, como humedal y estación migratoria de aves, que las hicieron merecedo- ras de la protección como Parque 47

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LA SAL QUE NO SE ACABA.LAS SALINAS DE IBIZA Y FORMENTERA

JOAN PIÑA TORRES

Foto José Torres And iñá. En agosto los estanques ofrecían su fruto, año s 50.

La sal ha sido y es un alimento queno solo ha formado parte de la cultu­ra alimenticia, sino que también hacond icionado las soc ieda des quevivían de su extracción, ya fueraextrayéndose de minas o manantia­les, ya evaporando el agua marina.En este sentido, el Mediterráneo tie­ne una alta salinidad respecto otrosmares que determina que aquelloslugares que permiten la concentra­ción de agua marina y la cristaliza­ción de su sal con unas condicionesque garanticen una calidad mínima,

sean una riqueza potencial que sólonecesita una sociedad que la explo­te y la comercialice como comple­mento de la alimentación y conser­vante.

En las islas de Ibiza y Formentera ,en sus extremos sur y norte respec­tivamente, a lado y lado del pasomarítimo de es Fre us , se dieronestas condiciones , aunque ello noimplique que se hayan exp lotadodesde siempre , como se suele decirsin ningún soporte arqueo lógico odocumental claro. Las noticias más

antiguas que se tienen de la explota­ción de las salinas remiten al sigloXII y a la exportac ión de la sal haciaÁfrica, cuando se decia que la sal deIbiza no se acababa.

Desde hace tiempo las Salinasson un paisaje muy humanizado queen algunos rincones todavía recuer­dan el pantano o llanura aluvial quefueron. Aún conservan unas carac­terísticas medioambientales únicas,como humedal y estación migratoriade aves, que las hicieron merecedo­ras de la protección como Parque

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NARRIA

Foto Joan Piña . El mue lle de carga de sal en la act ualidad.

Natural. Ello hoy no es ningún impe­dimento para que estén sometidas,sobre todo en verano, a una intensapresión tanto industrial (la prop iaactividad de la salinera, aunque lassalinas de Formentera estén hoyabandonadas ) como turística.

Como botín de guerra, como únicariqueza capaz de competir en lejanosmercados, y como un lugar de socia­lización de la gente que se trasladabaa trabajar, la sal ha condicionado, eincluso determinado la historia de lasislas en todo el proceso que la rodea.Desde el trabajo de los salineros has­ta la venta del producto final, han sidoun centro, tanto económico comosocial, y por tanto cultural, en la vidade ibicencos y formenterenses cuyavida giraba en torno a ellas para ase­gurar unos in gr es os graci as alcomercio que generan.

LA COSECHA DE LA SAL

El método tradicional, a grandes ras­gos , se ha segu ido usando hastahoy: se hacía entrar agua del marpor unas compuertas y cana leshacia los estanques concentrado­res, que hoy son tres cuartas partesdel total, donde el agua se va evapo­rando. Mientras se mantenía el nivelde agua aportando más caudal delmar según aquel iba bajando . Cuan-

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do era llegado un punto en el que lasal está a punto de precipitarse alfondo del estanque, el agua se debíatrasvasar a los estanques cristaliza­dores, donde la sal se iba depositan­do en el fondo cristalizando en for­mas cúbicas y con un espesor queno bajaba de los nueve centímetros.

Una vez se había llegado en vera­no a un buen grosor de s-al, con sufi­ciente margen antes de las lluvias deseptiembre, se rompía la capa y seprocedía a recoger. Esos meses senecesitaba una mayor cantidad demano de obra. La capa de sal erarota por los cavadores con azadas ydespués amontonada formando lar­gas calzadas de sección triangularcon un instrumento llamado tiras otirazo, una especie de cajón que unoperario dirigía y el resto tiraba de élpara formar el montón de sal, vigi­lando no rascar demasiado el bajode la capa ya que la sal se mezclaríacon el lodo. A princip ios del sigloXIX, el administrador real de las sali­nas, Jaume Cirer Pons", afirmabaque, de los naturales de la isla, losmejores cavadores eran preci sa­mente los procedentes de las reciéncreadas parroquia s de Sant Jordi ,Sant Josep y Sant Francesc, lasmás cercanas a los estanques.

1 CIRER, J . (2000), p. 78.

Segu idamente, hacia el seis deagosto (el cinco es la festividad deSanta María de las Nieves, patronade Ibiza) , empezaba la labor derecoger la sal acumulada en las cal­zadas , trabajo dest inado a losextractores , traients , que con uncesto en la cabeza cargaban hastacincuenta kilos de sal para llevarla alas plazas donde se depositaba.Este trabajo fue hecho hasta el sigloXIX con ganado tal como anota elmismo Cirer-, aunque seguramentefue el problema de excrementos quecreaban en los estanques lo que lle­vó a olvidar este método. A pesar deello, aún en el siglo XX y realizadacon las vagonetas de la locomotora,esta tarea era conocida como sesvaques, es decir, «las vacas».

La sal, finalmente, era cargada enlos barcos que han llegado hasta allípara obtener específicamente esteproducto, hecho que no ha dejadode producirse nunca y que, antes dela explosión turí sti ca, no dejó deaportar un cierto cosmopolitismo alas sa linas y a la ciudad , dondeespe raban turno los barcos paracargar la sal.

El método básico no ha cambiadodurante siglos, a pesar de que sehaya perfeccionado para conseguirmejores cosechas de sal y de mayorcal idad , hasta llegar a la actualmecanización. Lo que sí ha cambia­do ha sido la forma de administra­ción de estas salinas y, tras de ella,la sociedad que aportaba la fuerzade sus brazos, reflejando los lentoscambios de la sociedad pitiusa hastael sig lo XIX y la precipitaci ón deéstos en la segunda mitad del sigloXX.

DIFERENTES MÉTODOSDE GESTiÓN

Las salinas siempre fueron el princi­pal botín de guerra de cua lqu ie rinvasor de las Pitiusas, junto con laciudade la de Ibiza. Su control erauna fuente de rentas segura. Desde

2 CIRER, J . (2000), p. 74.

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NARRIA

Foto Joan Piña. Estanque salinero y montaña de sal.

la conquista cr istiana de 1235 laexplotación de las sal inas pasó apertenecer a los tres señores que laconquistaron , Guillem de Montg rí,Nunó Sane; y Pere de Portuga l, peroantes de acabar esa centuria, en1267, la gestión y explotac ión pasó alos habitantes de las islas, que seben eficiaron a nivel personal ycolectivo según sus rentas , a cam­bio de aportar su trabajo . Hasta elsiglo XVIII ésta sería la forma deexplotación de las Salinas , consis­tente en una puesta en común deltrabajo y los benefic ios.

La sal fue también un elementoque anduvo parejo con la Universi­dad de Ibiza, es decir, el organismo omunicipio que regía los asuntos de laisl a y para la que sus ingresosdepend ían en gran med ida de lcomercio de este producto. Por tan­to, su defensa frente a invasores ypiratas fue pr imord ial, porque enellas iba la riqueza de la isla, y es tes­timonio de ello la torre de la Sal Ros­sa, del siglo XVI, al lado de uno delos cargadores de la sal y cercana alos estanques del mismo nombre.

Tras el auge del comercio medievaly renacentista, la extracción de la salvivió en la segunda mitad del sigloXVII un periodo de crisis en el que sebuscaban nuevos métodos de ges­tión para relanzar la producción ycomercio de la sal. En un momentodado, hacia 1663, la Universidad sehizo cargo de la extracción actuandocomo una empresa, pagando a lossalineros como asalariados aunqueobligados a realizar dichos trabajos,con el consiguiente malestar sobreto­do entre el campesinado.

Tras un pequeño paréntesisdurante la guerra de Sucesión, en elque en 1709 las sa li nas fuero narrendadas a una sola persona, elitali ano Visconti, en 1715 fueronfina lmente adqu ir idas , mediantederecho de conquista una vez más,por Felipe V. Así se dejó de garant i­zar la gestión de los beneficios de lasal por parte de los habi tantes orepresentantes de la isla. Si bien elcambio de propiedad impulsó ciertasreformas desde el centralismo bor­bónico , éstas sólo beneficiaron la

producción de sal mientras el estadoabsolut ista no entró en crisis en elsiglo XIX.

Así, por ejemp lo, a partir de 1715,movidos los representantes realespor el espíritu ilustrado, se empeza­ron a llevar a cabo reformas necesa­rias destinadas a optimizar la extrac­ción de la sal, como la subdiv isión delos estanques o la limpieza de aque­llos que por el desuso se habían lle­nado de lodos, así como una calzadaen el lado norte que protege las sali­nas de Ibiza de las temidas avenidasde agua. Pero aquel tiempo mítico enque Ibiza era el salero de todo elmundo quedaba ya atrás; ya no lle­gaban embarcaciones de Génova ,Venecia o Ragusa (la actual Dubrov­nik) y las salinas hacía tiempo quehabían entrado en declive.

Algo que no cambió desde 1715fue que los trabajadores de las sali­nas eran eventua les aunque de obli­gada prese ncia . Eran movilizadossegún la secular estructura militar delas milicias de la isla, que eran arti­culadas por cuartones y ventas ovéndes con las que se dividía el terri­torio pitiuso. Formando cuadrillas de3 a 6 vecinos o familiares comanda­dos por un capataz, procedían a reti­rar la sal una vez acabados los tra­bajos del campo, en el parón delverano. Se daba un alud de varioscentenares de personas hacia los

estanques , que se unían a los queya trabajaban de forma fija.

De esta época, en que la Coronaparticipa en la explotación, derivanlos nombres de dos zonas cuyosnombres populares evocan un airemilitar. Son es Quarte/ y sa Revista.Los mismos campes inos que en elsiglo XVII protestaron ante el Reypor sentirse marginados y explota­dos por la Universidad en el negociode la sal, ahora eran movilizados pormilicias , aunque cobrando un sueldoy obteniendo sal gratis. A pesar queposteriormente el gobierno arrendólas salinas a particulares", la presen­cia de la corona dejaría huella tam­bién en las capillas de Sant Fran­cese y de Sant Caries (llamada des­pués de sa Re vis ta , construidasambas por Carlos 111 y en las quefigura el escudo borbón ico . La deSant Francesc pasaría a ser parro­quial en 1786).

LA PRIVATIZACiÓN

Durante el siglo XIX la administra­ción es ta ta l más que pr ogr esar ,estancó el comercio de la sal, ya queno se primaba la rentabilidad sino lanecesi dad . Algunos años , com o

3 FERRER, A. (2003), p. 24.

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NARRIA

Foto Joan Piña. 5a Canal en la Actualidad, las oficinas y el muelle de carga.

7 GORDILLO, J.L (1981), p. 278.

núcleos de tipo proletario en las Pitiu­sas. Aunque no provocó nunca nin­gún conflicto grave, en 1897 se pro­dujo la primera huelga en las salinas.

Lo habitual en el campo era la pro­liferación del minifundio en régimende explotación directa, o con contra­tos de aparcería. Temporalmenteestos campesinos se trasladaban alas Salinas, en unas jornadas derecolección de la sal de sol a sol y alas órdenes de una empresa delexterior; debía ser un choque cultu­ral, lo cual favorecería la apariciónde las reivindicaciones laborales. Enlas salinas de Formentera, el cho­que dio una respuesta original en laseconómicamente atrasadas Pitiu­sas, con la formación de un grupoanarquista. Gordillo Crouciéresapunta que la fuerte implantacióndel anarquismo en esa isla se debióa la gran apertura a las ideas delexterior (mayor sin duda que en Ibi­za), debido al fuerte carácter mari­nero de sus campesinos?

Una experiencia agotadora y com­partida por muchos otros en la mis­ma situación se articuló con los refe­rentes del discurso obrero en contrade los patronos. En 1928 se creó enFormentera una sección de la CNTque sería mayoritaria y muy impor-

construyendo hornos de cal, un ele­mento tradicional de Ibiza muy vivoentonces gracias a la abundancia debosques. Y, lo que es más curioso,intentó fallidamente la creación deuna industria química para la obten­ción de carbonato de sosa con sulfa­to sódico que se importaba de Ingla­terra, en el mismo edificio que alber­gaba el molino de sal y las oficinasde la salinera y que todavía hoy sepuede ver.

PRIMERAS REIVINDICACIONES

Una vez privatizada la empresa eltrabajo en las salinas dejó de serobligatorio, aunque siguió movilizan­do buena parte de aquellos que bus­caban así un sobresueldo para suseconomías. Estos, que trabajabansólo en verano, convivirían con losjornaleros de las cercanías de lassalinas que participaban además enla carga de los barcos durante todoel año, o con los pocos afortunadosque estaban contratados todo el añopara dar servicio a la empresa.

En estas circunstancias , con laimplantación de una empresa quecompetía ya con otras salineras conun producto de reconocida calidad ycon una mano de obra abundante ypor tanto barata, era natural que apa­recieran los primeros y casi únicos

4 CIRER. J.C. (1986), p. 85.5 CIRER, J.C. (1986), p. 84 Yss.6 CIRER. F. (2002), p. 102.

1867, ni siquiera hubo cosecha",Ante esto, en 1869 el gobierno sali­do de la revolución gloriosa abrió laspuertas a la privatización de las sali­nas de Ibiza y de Formentera porseparado, al igual que con las minasde Riotinto y el resto de salinas depropiedad estatal, excepto las deTorrevieja.

Se pretendía así liberalizar y darsalida a la gestión del monopolio realbasado en las rentas y en la desig­nación de adrnimsfradores". La tota­lidad de las salinas de Ibiza y las deFormentera fueron compradas en1871 y 1897 respectivamente, enrégimen de compañía interina yaccidental por dos empresarios deMallorca, que en 1878 se constituye­ron en una sociedad anónima llama­da Empresa de la Fábrica de Sal deIbiza, que posteriormente se uniría ala Salinera Española S.A.6

No cabe duda que la introduccióndel capital privado fue beneficiosapara la producción y exportación dela sal, que se vio de nuevo con fuer­za en los circuitos comerciales euro­peos como una industria consolida­da. Muchas tareas fueron moderni­zadas y racionalizadas , sobretodo apartir de la intervención del ingenie­ro Eugenio Molina en 1885 , y seme­jó que la revolución industrial llegaraa la isla de forma súbita, con la intro­ducción de la primera línea telefóni­ca de la isla o unas pequeñás loco­motoras de vapor que llevaron la saldesde los depósitos hasta los carga­dores.

Con ello aumentó el número deempleados fijos , dest inados ahoratambién al mantenimiento de lamaquinaria. Pero de momento, latarea de recogida de la sal continuóen manos de los asalariados , ya quela locomotora sólo realizaba partedel proceso .

La nueva mentalidad capitalista deobtener el máximo beneficio buscóademás formas de obtener nuevosingresos . La misma empresa explo­tó los bosques de los alrededores

50 c=====:.::

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Foto José Torres Andiñá. La colecta de la sal, años 50.

tante en la isla menor anterior a laguerra de 1936-1939. En 1931 enIbiza se creó la Unión de Trabajado­res Salineros y, al año siguiente, lamisma estructura sindical en For­mentera",

EL TRABAJO EN LOSESTANQUES

Sin duda no eran reivindicacionesgratuitas. El sector de los trabajado­res más desprotegido, por no serespecializado, era el de los que tra­bajaban por jornadas un corto perio­do de tiempo al año. La dureza deeste trabajo y su insalubridad debie­ron ser una constante desde lostiempos más remotos hasta que, enel siglo XX, se mecanizó por fin todoel proceso. Hay aún testimoniosrecientes, como el del escritor Enri­que Fajarnés Cardona, que relatódesde la distancia objetiva estaspenurias , en dos imagenes del mis­mo trabajo durante la primera mitaddel siglo XX:

Primero [la sal] se cava y se extraedespués. El trabajo de los obreros esfatigosísimo , con los pies en la sal­muera de los estanques , bajo el sol.Se tocan con un sombrero bajo , hecho

8 PARRÓN, A. (2000), pp. 23-25 .

en casa con lona y alquitr án", Espuer­tas de diez arrobas salen de los estan­ques sobre sus cabezas y se viertenen el montón.

Para solventar una deuda o levantaruna carga, para el ajuar de su boda, elcampesino ibicenco piensa en el tra­bajo de la sal. Una temporada en losestanques será, para los más, amargaexper iencia. Algunos años en las Sali­nas exigen rejo excepcional. El sol cie­ga; el agua escalda; las cargas sonsobrehumanas; los alimentos , pobrísi­mos; y el trabajo , realizado por gruposa destajo , agota por la competencia.

Enrique Fajarnés , Viaje a lbize ' "

Las calzadas que cruzan los estan­ques pasan entre aguas vaheantes yfétidas. El sol, señor absoluto , se auxi­lia del blancor de la sal para cegar. Nohay un amparo de sombra en vastísi­mo espacio. Los salineros trabajansiempre lejanos, sólo aproximados enel círculo de algún catalejo . Sus figuri­llas puntean de oscuro las pirámidesque van levantando. Salen de losestanques en hilera, la cabeza oprimi­da por las espuertas enormes , como

9 Cabe añadir que llevaban gruesos calce­tines de lana (más tarde botas de goma) paraevitar el liquido estancado que no se habíadesa lojado ni evaporado, un agua muy agre­siva llamada brou (caldo) que acababa porirritar y arrancar la piel. Además , antes de i~i­

ciar el trabajo los jornaleros se lavaban la pielcon agua salada y al acabarlo con agua dulce ,tal y como se relata en AAW (1981), p. 23.

10 FAJARNÉS, E. (1958) p. 65.

NARRIAun friso arqueológ ico de esclavos , ysuben por la sal ya amontonada , paraverter la carga. Como los arcaducesde una noria incansable, la cadenahumana rueda todo el día, del orto alocaso. Llegada la noche, caminan len­tamente los salineros por las calzadashacia algún bosquecillo , para la cenasimple y el sueño bien ganado , sobrela pinocha.

Enrique Fajarnés,Lo que Ibiza me inspiro"

Como se ve , aquellos hombresque venían incluso de los pueblosmás alejados de la isla, debían dor­mir en los alrededores, sin más habi­tación que unos precarios coberti­zos , dentro de sacos o bajo lospinos, y cobraban a desta jo hastaque se consiguió la jornada de ochohoras en 1935. La imagen poéticadel friso de esclavos es bastantepotente por si sola. Mucho habíacambiado para los pitiusos el prove­cho de la sal desde los tiempos enque recibían una participación en losbeneficios según su riqueza perso­nal, aunque el trabajo antes fuera elmismo .

Todo esto en lo que respecta a lostrabajadores de temporada . Otro gru­po humano, el formado por los habi­tantes de los alrededores , eran traba­jadores en nómina y se hacian cargode trabajos más especia lizadoscomo la dirección de la carga de losbarcos o el uso de las máquinas, unavez se introdujeron después de la pri­vatización . Estos trabajadores eranunos ciento treinta a principios delsiglo XX, y sus tareas eran el mante­nimiento de los canales y estanques,actuar como capataces y realizartareas admin istrativas , así como elpilotaje y reparación de las embarca­ciones que participaban en la cargade la sal. Además, vivían en edificiospropiedad de la salinera, tanto en saCanal como en sa Revista.

Entre los trabajadores de tempora­da y los fijos, había vecinos censa­dos que eran contratados de formaeventua l para realizar la carga de losbarcos . Aparte obviamente del car-

11 FAJARNÉS, E. (1987) p. 278.

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NARRIA

Postal antigua Viñets. Estanques salineros.

gador de la isla de Formentera, delos tres que había llegado a haber enIbiza a principios del siglo XIX, el dela Sal Rossa y el de es Cavallet alevante, y el de sa Canal en el sur, enel siglo XX sólo uno funcionaba, el desa Canal, que sigue hoy operativo.

Sus operarios debían estar siem­pre listos para entrar a trabajar, yaque se llegaban a acumu lar en elpuerto de Ibi za dive rsos barcosesperando turno para cargar la sal.La urgencia llegaba a ser tal que selos avisaba encend iendo hoguerassobre los montes que rodea n lassalinas.A la vista de las hogueras, sieran una o dos, se sabía cuantascuadrillas debían acudir a sa Canalpara cargar la sal, y sabiendo que,en este caso, no existían horarios,sino que se trabajaba hasta que sehabía cumplido el encargo.

Hasta la creación del muelle decarga que todavía hoy existe en saCanal, el trabajo se efectuaba car­gando la sal en unas barcazas de lasalinera , que la llevaban hasta elbarco que esperaba en unas boyasdonde se depos itaba en las bode­gas. En este momento se unía la sal

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de Formentera que llegaba con eltren marítimo, en barcazas arrastra­das por remolcadores, tanto vaporcomo diésel (el Salynes y el Sala­zón), directamente a sa Canal.

El muelle de carga construido ensa Cana l simp lificó a su vez esteproceso , ya que permit ió ca rgardirectamente la sal con cintas trans­portadoras en los barcos clientes ,sin necesidad de barcazas ni joma­leras que cargasen la sal.

LA EMPRESA Y SUSTRABAJADORES

En el sentir de principios del sigloXX, dentro de las reivindicacionessociales, las salinas se debían vivircomo una frustración, un lugar inevi­table en el que se depositaba másde lo que se extraía, independiente­mente de la titularidad de la empresay a pesar de ser, de haber sido en elpasado, algo propio...

La política del máximo beneficiollevaba a dec isiones que los em­pleados deb ían aca ta r, como lanecesidad de estar embarcados en

las barcazas incluso de noche y contemporal mientras se cargaba la sal.Si ello derivaba en un naufrag iocomo el de 1914 en el que murierontres empleados de la Salinera , seentiende el malestar social y que secantara incluso un romance anóni­mo destinado a narrar el siniestro ycriticar la empresa salinera. Lossiguientes fragmentos encabezan yfinalizan aquel romance:

De I'any catorze em recordano per haver-me enricat;he de comptar i no pessetes,d'aixó n'he estat excusat.(...)Ens diuen que Eivissa és pobraper més no come rciar.Jo dic que co rriere mo'n sobra,lo que manca són din ers;seria un 1I0cde prim erasi aque ixa empresa volqu és."

12 Del año catorce me acuerdo 1 no porhaberme enriquecido; 1 debo contar, aunqueno pesetas, 1 de ello me han perdonado. (...)Nos dicen que Ibiza es pobre 1com o para nocomerciar. 1Digo que com ercio nos sobra , 110que nos falta es dinero ; 1seria un lugar de pri­mera 1si esta empresa quisiera. Romance encat alán, completo en TORRES GARC iA(1997), p. 132.

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Es interesante ver como la Saline­ra, sentida casi como una expoliado­ra, también era vista como la cau­sante del estancamiento económicode la isla, queriendo así remarcarque la isla no era pobre por falta derecursos , sino por tener malos ges­tores de sus riquezas .

Ahora bien, si bien las condicioneslaborales eran duras y la sociedadque trabajaba allí tomó conciencia yplanteó una respuesta organ izadacon un discurso propio (aunqu etomado de los movimientos sindica­les foráneos) , no significa , ni debe­mos imaginar, un escenario similaral de un núcleo industrializado urba­no, ni su mismo nivel de conflict ivi­dad. No parece que hubiera gravesconflictos con la empresa, ni queestos movimientos obreros adquirie­ran nunca un peso importante den­tro de la sociedad exceptuando, qui­zás, en Formentera. Posiblementeel hecho más grave fuera el asesina­to, por parte de milicianos republica­nos, del administrador de la Salinerajunto con más de un centenar de pri­sioneros , al parecer sin más juicio nirazón que la premura de la represiónen los días de la retirada del ejércitorepublicano en septiembre de193613 .

Implantada la jornada de ochohoras en 1935 y, ante todo, retiradoslos derechos de huelga y asociacióndespués de la guerra civil , los sindi­catos se fueron olvidando. Aún asíaparecieron problemas con laempresa por los accidentes y lesio­nes fingidos tal y como relata AntoniTorres Garc ía !" . Éste , desde suexperiencia como encargado delpersonal de la salinera, admite queera consecuencia de los salar ioscalculados a la baja. Es decir, queera una forma de protestar contra lascondiciones de trabajo en los tiem­pos en que las huelgas se prohibie­ron. El hecho que muchos trabaja­dores alegaran lumbago traumá ticono significa , claro está , que nohubiera bajas reales ni accidentesentre los trabajadores.

13 PARRÓ N, A. (2001), p. 91.14 TORRES GARCIA, A. (1997), p. 24.

LA HUELLA DE LA SAL

Hemos hablado de la extracción de lasal, de su carga, de la sociedad quetrabajaba allí... pero, ¿donde iba esasal? Buena parte se destinaba (toda­vía hoy) a la salazón de pescado parael norte de Europa (Dinamarca, lasislas Feroe, Islandia...). Han quedadotestimonios, en la isla preturística, delpaso de los marineros nórdicos en elpuerto o en el cargador, esperandopara cargar la sal, con las inevitablesanécdotas y conflictos que ello siem­pre comporta, muchas veces con elalcohol de por medio.

Las sucesivas modernizaciones(locomotora de vapor, más tardelocomotoras diésel, cintas transpor­tadoras y, lo que es más importante,la mecanización del trabajo a pie deestanque), perm itieron progresiva­mente reducir la necesidad de manode obra hasta el punto que hoy todoel trabajo se hace con unos veinteempleados . Esta última mecaniza­ción ya no se vivió como una traqe-.dia para la isla, ya que entonces elturismo ya estaba empezando asustituir, con una fuerza que todavíanadie se imaginaba , a cualquier acti­vidad tradicional.

De la ext racción trad icional hanquedado muchos testimon ios, des­de las antiguas torres de defensa ,restos de los viejos muelles de cargay canales de drenaje , hasta edificiosreligiosos, pasando por las vías oxi­dadas de los viejos trenes y diversascasas , sobre todo las del poblado deregusto colonial de sa Canal , dondese encuentran las oficinas de la Sali­nera. Su conjunto , tanto en los ele­mentos que todavía están en uso yadaptados , como los que lentamen­te se van deteriorando, bien puedencons ide ra rse exponen tes de laarqueología industrial.

Todo ello se sa lvó de la fiebreurbanizadora, aunque fuera por susvalores ecológicos. La declaraciónde Pa rq ue Natural , marít imo yterrestre , el año 2002 reforzó y susti­tuyó la de Reserva Natural de 1995,sin que significara que se dejara deextraer sal ningún año. Todo esto ,por su parte, fue la consecución delas reivindicaciones que desde 1977daban respu esta a una crecientesensibilidad ecologista de la socie-

NARRIAdad ante el aluvión de proyectosturísticos. Los conflictos sociales yaquedaron atrás en el tiempo, as ícomo las jornadas de sol a sol enverano. Pero en este último episodiodel protagonismo de las salinas en lavida de Ibiza y Formentera tuvo unaclara voz la memoria histórica recu­perada que reivindicaba la protec­ción medioambiental de lo que fue,durante siglos, de todos los ibicen­cos y formente renses.

BIBLlOGRAFIA

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LA CONSTRUCCIÓN NAVAL Y LOSCARPINTEROS DE RIBERA ENLAS PITIUSAS

ANTONI TUR RIERA

Foto Puget. Principios siglo XX. Archivo imagen y sonido.

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ladas. Hubo diversos años en qué laactividad de los mestres d'aixa o car­pinteros de ribera ibicencos fueextraordinaria, como el 1812, el1815 y el 1855, poco antes de suentrada en decadencia.

La importancia de la construcciónnaval durante aquellos casi cien añosque se sitúan entre las dos fechashay que atribuirla a la abertura de laslíneas comerciales con América, a laestimulación de los intercambios demercadería empujados por la ilustra­ción, a la necesidad de naves para lamarina corsaria y al aumento depoblación que desde el siglo XVIIexperimentaba Ibiza y que permitióproveer de mano de obra los astille­ros y de marineros las naves.

Las primeras cifras sobre la cons­trucción naval en Ibiza comienzanen el añ01765. Se considera que elapogeo de la construcción naval enIbiza se inició a mitad del siglo XVIIIy entró en profunda crisis hacia el1860, al punto que cuando el archi­duque Luís Salvador de Austria visi­tó por primera vez Ibiza el 1867 ,prácticamente no se construíanembarcaciones de gran tonelaje ylas atarazanas se dedicaban a hacerembarcaciones menores y repara­ciones. En cambio, durante el perío­do comprendido entre 1765 y 1860se construyeron un total de 419 bar­cos con un total de 22.259 tonela­das , excluyendo de l cálcu lo lasembarcaciones menores de 10 tone-

Desde tiempos antiguos , la insulari­dad de Ibiza y Formentera hizo delas actividades relacionadas con lamar un sector importante en la vida yla economía de sus pobladores. Pro­bablemente desde la prehistoria , yseguramente durante la época feni­cia , las Pitiüsas fueron un puntoimportante sí bien no de construc­ción sí de recalada de embarcacio­nes. Eran un lugar donde se podíanencontrar los materiales necesariospara las reparaciones de los barcos,principalmente la madera.

En tiempos islámicos las fuentesprecisan la existencia de instalacio­nes dedicadas a la construcción denaves y alaban la buena cual idadde los árboles ibicencos usadoscon esta finalidad. Después de laconquista catalana , el 1235, losnuevos pobladores continuaronconstruyendo embarcaciones. Elaño 1273 el arzobispo de Tarrago­na, del cual Ibiza dependía en par­te, y el 1283 Jaime 11 de Mallorca ,concedieron a los ibicencos el privi­legio de tener una atarazana dondepodían sacar, tenery habergaleras,leños y barcas. Seguramente estaconces ión se aprovechó con lahabilitación del espacio al lado delmar inmediatamente conocidocomo la Drassana .

Las not icias sobre construcciónnaval son pobres para los siglosmedievales, únicamente tenemostestimonios que demuestran la exis­tencia de una cierta actividad, de lacual se desconoce el volumen.