Latidos del agua es un compromiso. Es el recono-cimiento de una deuda de gratitud contraída con Ángel Barrios, con Ángela Barrios, porque quizás sin saberlo, hemos heredado un hermoso legado aún por descubrir.Latidos del agua es también arrebatar al olvido los ecos del Polinario, un lugar de leyenda en la Alham-bra, bañado por el agua de los reyes árabes y por el palpitar de sus fuentes siempre vivas que fluyen como una oración. Una isla oculta en aquella taber-na anclada en el corazón del milagro nazarí, donde arribaban, venidos de todos los rincones del mundo, náufragos enfermos de arte: pintores, poetas, músi-cos, danzarinas, flamencos antiguos y nuevos... y el agua, como diapasón de su guitarra.El Polinario fue también cuna para Ángel Barrios. Allí fraguó, en su crisol de pentagramas, mundos árabes, gitanos, goyescos, de zambras y lágrimas…, sutiles y frescos, como el agua. El agua, siempre el agua. Dijo allí la gran Karsavina: «Quiero tener entre mis manos el corazón de esta fuente para transportar sus latidos a mis danzas.» Sea.

Ismael Ramos

Latidos del agua

ÁNGELBARRIOSaproximación biográfica

A principios de enero de 1882 nace en el Al-bayzín Ángel Barrios, el compositor más leal a su Granada natal. La ciudad fue para el músico una constante fuente de inspiración, ya que estuvo presente en la mayor parte de sus partituras y aún, en el último compás de su vida. La Granada descrita por Ángel Barrios con su música es la ciudad mora y gitana y los sonidos evocados por la Alhambra, el Al-bayzín y el Sacromonte. Este entorno sonoro es para Barrios un crisol donde se mezcla la danza árabe y la zambra gitana, el cante jon-do y el lamento morisco, alcázares de perlas y cuevas gitanas, amaneceres sobre la colina roja y noches junto al Darro…

El día 4 de enero de 1882 nace Ángel Barrios en el granadino barrio del Albayzín y en el seno de una familia indisolublemente ligada con la cul-tura de la Granada de fines siglo XIX: su padre, don Antonio Barrios, además de ser un pintor y guitarrista flamenco de consideración, fue regen-te del celebérrimo «Polinario», taberna-cenácu-lo situada en el corazón del monumento nazarí, donde se daban cita los más insignes pintores, músicos y literatos de la época llegados de todos los rincones del mundo para conocer esa mágica taberna.En este ambiente creció Ángel Barrios, quien desde su edad más temprana manifestó una precoz vocación musical. El futuro compositor fue instruido por don Antonio Segura, también profesor de Música de Federico García Lorca y de Francisco Alonso. Apenas con 18 años recién cumplidos, Ángel Ba-rrios escapa de su casa en compañía de dos ami-gos —el bandurrista Ricardo Devalque y el laudis-ta Cándido Bezunartea— y funda en los albores del siglo XX el famoso Trío Iberia, conjunto instru-mental con el que el joven Barrios dio a conocer,

y con un gran éxito, sus primeras composiciones musicales en los grandes escenarios europeos.En el París de 1900, Barrios con-tinúa su formación musical con el compositor y pedagogo musical André Gédalge, y precisamente en aquella ciudad —epicentro del mayor seísmo cultural conocido—, entra en contacto con Ravel, Dukas, Turina, Zuloaga, Grana-dos, Fernández Arbós, Granados, Falla y Albéniz, quien además de ser un ejemplar anfitrión para los granadinos, confió en estos el es-treno de algunos números de su Iberia. Los primeros diez años del nuevo siglo fueron para los tres jóvenes músicos del Trío Iberia una etapa jalonada por grandes éxitos co-sechados en los más insignes au-ditorios de la Europa de la época: París, Londres y Roma.

En 1910 se abre una nueva etapa para Ángel Barrios ya que con-trae matrimonio con Encarnación Pavía Ganivet. Esta nueva situa-ción obliga a Barrios al abandono de su vida errante como concer-tista para asentarse y establecer-se en Granada, su amada ciudad natal. En este mismo año, presenta su obra Guajiras al Premio de composición del Centro Artístico y Literario de Granada, con la que obtiene el primer galardón, premio que vino a confirmar las

extraordinarias aptitudes para la composi-ción de Ángel Barrios.De su amistad con el literato almeriense Francisco Villaespesa surgió Aben-Hume-ya, partitura de Ángel Barrios basada en la homónima tragedia morisca de Villaespesa, que fue puesta en escena en 1913, época en la que el compositor granadino inició sus primeros contactos con el afamado «maes-tro de los maestros»: Conrado del Campo. El compositor y profesor madrileño fue el en-cargado de continuar la formación musical de Barrios hasta que, con el tiempo, llegaron a ser coautores de obras como la ópera El Avapiés y las zarzuelas La romería y El hombre más guapo del mundo, entre otras. Durante su estancia en París, Barrios y Fa-lla entablaron una especial relación que se vio fortalecida a partir de 1919, fecha en la que el universal músico gaditano fijó su resi-dencia en Granada, donde la familia Barrios ejerció de anfitrión para Falla. Manuel de Falla, en muestra de su amis-tad con Ángel Barrios, apadrinó a Ángela Barrios, hija menor del compositor grana-dino, hecho que los convirtió desde aquel momento en «compadres». Esta especial relación de amistad fue decisiva en la com-posición de Homenaje a Debussy de Falla, quien se vio auxiliado en los aspectos téc-nicos por Barrios, como sabemos, notable guitarrista.En este mismo año de 1919, Ángel Barrios, siempre abanderado de la música de pulso y púa, auspicia que sea el granadino Trío Albéniz quien reciba a Falla en su primera visita a Granada, ofreciendo al compositor de La vida breve un concierto histórico que supuso el inicio de una cercana relación musical entre el conjunto granadino y don

Manuel de Falla. Esta relación dio lugar a numerosas transcripciones de obras del genial compositor gaditano para ser ejecutadas por este trío de cuerda granadino. En la década comprendida entre los años 1920 y 1930, Barrios com-pagina su actividad de compositor con el ejercicio de diversos cargos que le dibujaron como un promo-tor imprescindible para la cultura granadina: la dirección de la vo-calía de la Sección de Música del Centro Artístico, Literario y Cientí-fico de Granada, y la dirección del Real Conservatorio de Música Vic-toria Eugenia de Granada. En este momento fue nombrado académi-co de la Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias, a la vez que desempeñaba su cargo como teniente de alcalde del Ayun-tamiento de Granada. Desde esta última institución llevó a cabo una gestión en pro de la cultura y del patrimonio por la que aún hoy la ciudad se encuentra en deuda con Ángel Barrios.A comienzos de 1930, Barrios de-cide resucitar al desaparecido Trío Iberia, si bien en esta ocasión como cuarteto. Este Cuarteto Iberia triun-fó en numerosos escenarios espa-ñoles ofreciendo un espectáculo mixto de música y danza protago-nizado por la genial bailarina Nati Morales quien, al decir de la crítica, supuso una de las mayores aporta-ciones a la historia de la danza es-pañola ocurridas en la época.

Corría 1932 cuando Barrios inició la com-posición de La Lola se va a los puertos con texto de Antonio y Manuel Machado, aunque no fue hasta 1951 el año del estre-no de esta partitura, por la que el músico granadino recibió el Premio Nacional de Obras Líricas. Tras la Guerra Civil, Ángel Barrios cambia su residencia y se establece en Madrid, ciudad donde permaneció hasta el final de su vida, aunque Granada siempre estuvo en su recuerdo y siempre fue constante-mente evocada en la mayor parte de sus obras. De este periodo madrileño, mere-cen citarse las zarzuelas Juan Lucero y El nombre del rey. En su madurez, Barrios hizo una breve in-cursión en la música para el cine, en concre-to, compuso la banda sonora del cortome-traje La Tauromaquia y la música para el largometraje Un fantasma llamado amor, así como un proyecto que finalmente no se llevó a cabo: la banda sonora para la adap-tación cinematográfica de La Lola se va a los Puertos con música de Ángel Barrios.Sus últimos días —ya invidente— los dedi-có a componer canciones para voz y pia-no, y al cultivo de la guitarra, instrumento para el que compuso una extensa relación de obras de carácter flamenco que fueron transcritas por su discípulo y amigo José Corrales. El 17 de noviembre de 1964, Ángel Barrios fallece en su domicilio madrileño mientras sonaban los ravelianos acordes de Daph-nis et Cloé y con su deseo de volver a Granada intacto.

Ismael Ramos

PATRICIA GuerreroPatricia Guerrero, nació el 27 de febrero de 1990 en el Albayzín granadino y con solo tres años su madre, la bailaora Mª del Carmen Guerrero, puso a dar sus primeros pasitos en la academia que dirigía. Creció a los sones de palmas y rasgueos de guitarra… jugando a bailar. Así nos lo contó ella: “Yo bailo desde que tengo uso de conciencia, porque mi ma-dre me ponía de chiquitita. Yo, desde siem-pre, recuerdo eso: el haber estado siempre bailando”. Y aquello terminó gustándole. Su madre vio que tenía condiciones y enton-ces la llevó con La Presy. Con ella, estuvo tres años, de 1997 a 2000 y le montó su pri-mer baile -unas alegrías- con la que hizo su primera actuación en público “con guitarra y cantaor”, como ella dice. “Fue en la Peña La Platería y tenía ocho años”.Después, con diez años, compartió cartel con Juana Amaya en el Festival Flamenco del Albayzín. Y siguió estudiando. Tomó clases de clásico español con Maite Galán y de fla-menco con cuantos se acercaban a Granada a impartir cursos: Manolete, Stella Arauzo o Mercedes Ruiz…, pero no se conformó y viajó a Sevilla y a Jerez de la Frontera.

A los 14 años completa su formación en el “Centro de Estudios Escénicos Mario Maya”. En el 2005 gana el Primer Pre-mio del concurso de baile Flamenco de Ubrique (Cádiz) y forma parte de la Cía. de Mario Maya con la obra “Diálogo del Amargo”. En el año 2.007 es ganadora del codiciado premio “El Desplante” del Festi-val Internacional de Cante de las Minas (La Unión). En el 2.010 presenta su espectácu-lo: “Desde El Albayzín…con Matisse” en el Museo de Bellas Artes del Palacio de Carlos V de la Ciudad de Granada. Traba-ja como solista en el espectáculo de Carlos Saura,“Flamenco Hoy” y entra a formar parte de la Cía de Rubén Olmo con la obra “Tranquilo Alboroto”. Participa en la pelí-cula de Carlos Saura, “Flamenco, Flamen-co”, bailando por güajira, junto al maestro

Arcángel y a los coreógrafos Rafael Estévez y Valeriano Paños.Desde el 2.011 compagina las representa-ciones como primera bailarina solista del Ba-llet Flamenco de Andalucía (BFA), destacan-do el “paso a dos” que protagoniza junto a Eduardo Leal con “Metáfora” y junto al maestro Antonio Canales en “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, ambas, bajo la dirección de Rubén Olmo, con colaboracio-nes especiales, como Artista Invitada, en la obra del Cantaor Arcángel y la Accademia del Piacere : “Las idas y las vueltas. Mú-sicas Mestizas”, por la Patricia Guerrero es galardonada con el “Giraldillo de Oro a la Artista Revelación” en la Bienal de Fla-menco de Sevilla (2.012).

TRÍOALBÉNIZSemblanza Prog

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El Trío Albéniz es el decano del pulso y púa español. Cuenta con más de un siglo de presencia ininterrumpida en escenarios nacionales e internacionales. Este conjun-to de cámara ocupa un destacado lugar de referencia en la difusión internacional de nuestra música española, en particular obras de Albéniz, Falla, Barrios, Turina y Granados, entre otros compositores.El actual Trío Albéniz —integrado por José Luis Recuerda, Ismael Ramos y José Armillas— es la quinta generación de mú-sicos que mantienen viva la idea inicial de elevar a la categoría de concierto la mú-sica española interpretada con instrumen-tos de pulso y púa. Compositores de la talla de Manuel de Fa-lla y Ángel Barrios, entre otros, confiaron al Trío Albéniz la difusión de parte de su obra que aun hoy día constituye su mejor carta de presentación junto con a la ex-celencia en la interpretación musical.

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En el principio… fue el aguaEl agua, siempre el agua. Generadora de vida. Aljibe para la inspiración. En Barrios, arrullo en su cuna y oración evocada en su adiós. El agua.

Aben-Humeya (Danza árabe y Trova)Sientan la rebeldía y el valor. El anhelo de libertad y el abrigo de la venganza. La rabia contenida en la seducción. Letalmente dulce.Sientan a la MUJER: sea Lilith, Medea, una valquiria, Isabel o Zahara, ¡qué importa su nombre! La MUJER.

Cantos de mi tierraEquipaje del adolescente fugado y rebosante de sueños. Tres amigos en París, 1900. Un puñado de recuerdos de su hogar. Un crisol de ritmos que, al sonar, vuelan hasta su raíz: Granada. También, su vida.

La Lola se va a Los Puertos (Petenera)Fruto de la amistad entre Ángel Barrios y los Machado nació La Lola, obra que coronó la carrera del músico. Otra vez la MUJER. Lola no quiere ser de nadie. Lola quiere ser libre. Lola solo es para su cante.

El cante es agua de manantial.Agua que brota en el pecho de la gentecuando ríe o cuando llora.Como los ríos, nace entre piedras, gota a gota.Así nace un cantar,hasta perderse, libre, en la mar.

AlbaycineraDe su amigo Albéniz aprendió cómo atrapar una guitarra en el piano. ¿Es la chiquilla que corre alocada por las serpenteantes calles, o es la mirada de ojos negros que te roba el alma?

ZacatínMadrid. La luz va abandonando al maestro, pero no a sus recuerdos. Su vieja guitarra arrebata al olvido las músicas de su juventud, agazapadas en los meandros de la memoria.

De Cádiz a La HabanaDe ida. De vuelta. De ida y vuelta: guajira. ¿Quién necesita el suelo cuando lo que se quiere es volar?

Arroyos de la AlhambraDicta, maestro, tu última obra. Contempla, por última vez, los amaneceres en la Alhambra. Así sientes su vida. Así fluye la sangre que es el agua por sus venas, los arroyos.

Canción para Barrios Esencia, memoria, legado… Melisma, cadencia, compás… Farruca, petenera, soleá...Polinario, Barrios… Ángel Barrios.

Polinario (Siguiriya) Un lugar mágico bañado por el mismo agua de los reyes árabes. En sus paredes quedaron los arcanos del flamenco antiguo y brotó la nueva forma. Allí la fuente asordinada con una vieja tela y el sonar de la guitarra de Antonio Barrios fueron comunión.

Zambra mora Lucha de luz y oscuridad. Si quieren reinar las tinieblas, que se rebele el candil. Arrinconad el silencio con las palmas, la guitarra y el jaleo, que no es sino la alegría de vivir. Son tus fuen-tes, maestro, la raíz de tu inspiración.

Paseo de los Tristes (Petenera)Ese paseo regado por el río que trae oro es metáfora de la vida que acaba donde termina

todo. Solo queda un pedregoso ascenso hacia el final definitivo que se hace en soledad. Abajo se queda el luto… pero, lo que son las cosas, subes la colina para volver a casa. ¿Oyes ya el manantial?

Daphnis et ChloéEl 26 de noviembre de 1964 fue el último día de vida de Ángel Barrios. El músico granadino se encontraba en su residencia de Madrid, ciego y olvidado por la ciudad a la que amaba profundamente y a la que había dedicado la casi totalidad de su obra. Aún sin vida, quería volver a Granada. Tras hacerle prometer a su hija Ángela que cumpliría esta última volun-tad, pidió escuchar Dapnis et Chloé de su amigo Ravel…

Bulería¡Perdón!, me olvidaba. Barrios expresó otro último deseo: «Y cuando llegue a Granada… nada de penas. ¡Que bailen los gitanos!»

Ismael Ramos

Baile, coreografía y direcciónPATRICIA GUERRERO

Guitarrista / LUIS MARIANO RENEDOCante / JOSE ÁNGEL CARMONA

Pianista / ALEJANDRO CRUZ BENAVIDESPercusión / AGUSTÍN DIASSERA

Trío AlbénizJOSE LUIS RECUERDA (bandurria)

ISMAEL RAMOS (laúd)JOSÉ ARMILLAS (guitarra)

Pian

Técnico de iluminación y audiovisuales / JUAN CARLOS TAMATécnico de sonido / MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Escenografía / CARMEN GUERRERO y MONTSE DÍAZVestuario / PILI CORDERODiseño / CARÓ DESIGN

Fotografía / JAVIER CARÓTextos / ISMAEL RAMOS

Manager / PEPA CABALLERODistribución

VALQUIRIA PRODUCCIONES S.L.U.C/ Albareda, 11. 1º B. 41001 -Sevilla-pepa@valquiriaproducciones.com

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