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EL LAZARILLO DE TORMES EDICIÓN DE JUAN M.ESCUDERO Y M.ª CARMEN PINILLOS

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EL LAZARILLO DE TORMES

EDICIÓN DEJUAN M. ESCUDERO Y M.ª CARMEN PINILLOS

Lazarillo de Tormes_Caldero oro 26/05/10 9:24 Página 1

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IILa vida de Lazarillo

de Tormes, y de sus fortunas yadversidades

iPRÓLOGO

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas nivistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura delolvido,pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade,ya los que no ahondaren tanto los deleite1.Y a este propósito dice Plinioque «no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena»;mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno nocome, otro se pierde por ello; y así vemos cosas tenidas en poco dealgunos, que de otros no lo son2.Y esto para que ninguna cosa sedebría3 romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a

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1 Sigue el modelo clásico de Horacio encareciendo la novedad de la materia queva a tratar, y prometiendo agradar y deleitar.

2 Otra idea muy repetida en la literatura áurea que procede de Horacio.3 Frase controvertida que probablemente debe entenderse ‘Y esto para en que

ninguna cosa se debería…’.

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todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendosacar de ella algún fruto;porque,si así no fuese,muy pocos escribirían parauno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, serrecompensados,no con dineros,mas con que vean y lean sus obras,y, sihay de qué, se las alaben.Y, a este propósito, dice Tulio: «La honra críalas artes»4.

¿Quién piensa que el soldado que es primero del escala tiene másaborrecido el vivir? No, por cierto; mas el deseo de alabanza le haceponerse al peligro; y así en las artes y letras es lo mesmo. Predica muybien el presentado5, y es hombre que desea mucho el provecho de lasánimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: «¡Ohqué maravillosamente lo ha hecho vuestra reverencia!»6. Justó7 muyruinmente el señor don Fulano, y dio el sayete de armas8 al truhán9,porque le loaba de haber llevado muy buenas lanzas: ¿qué hiciera sifuera verdad?

Y todo va de esta manera; que, confesando yo no ser más sanctoque mis vecinos10, de esta nonada11 que en este grosero estilo escri-bo12, no me pesará que hayan parte13 y se huelguen con ello todos losque en ella algún gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tan-tas fortunas14, peligros y adversidades.

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4 Sentencia muy conocida de Marco Tulio Cicerón, Tusculanas, I, 2, 4: «honos alitartes».

5 presentado: propuesto para una dignidad o empleo eclesiástico.6 Advertencia tópica contra la vanagloria de los predicadores.7 Justar: es el ejercitar la justa, que se diferencia del torneo por ser batalla singu-

lar entre dos caballeros.8 sayete de armas: vestido justo y ceñido de algodón, que se pone sobre la camisa

y debajo de la cota de malla.9 truhán: especie de bufón, habitual en las cortes de los reyes y nobles, que reci-

bía regalos de éstos.10 Formulación tópica de humildad, habitual en los prólogos.11 nonada: cosa sin valor.12 grosero estilo: estilo bajo, ya que el protagonista pertenece al bajo estamento. Se

opone a los otros dos estilos que se distinguían en la Antigüedad clásica y en elRenacimiento: alto y medio.

13 hayan parte: haber con el sentido de tener.14 La Fortuna es tradicionalmente inestable, por ello, tenía dos caras: una hermo-

sa, la otra fea. Es probable que partiendo de la acepción marinera se juegue con elsentido marino de fortuna ‘borrasca, tormenta’.

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Suplico a Vuestra Merced15, reciba el pobre servicio de quien lohiciera más rico, si su poder y deseo se conformaran16.Y pues VuestraMerced escribe se le escriba y relate el caso17 muy por extenso, pare-cióme no tomalle18 por el medio, sino del principio19, porque setenga entera noticia de mi persona; y también porque consideren losque heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fuecon ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria,con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto20.

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15 Vuestra Merced: fórmula de cortesía para dirigirse a otra persona. Comienza unaacumulación de rasgos del género epistolar.

16 conformar: convenir, ser de un acuerdo y de una voluntad.17 el caso: en la última página se descubre que este «caso» son los rumores que

corren por Toledo sobre si la mujer del pregonero (Lázaro) es la barragana delArcipreste o no, y así la autobiografía de Lázaro (un hombre del estamento más bajo)se justifica como explicación de los antecedentes del caso.

18 tomalle: tomarle.Asimilación de la -r del infinitivo a la -l del enclítico. Rasgolingüístico habitual en la época.

19 Alude a las técnicas narrativas como el comienzo «in medias res», y el ordena-miento natural de la narración según la sucesión histórico-temporal de los hechos.

20 salieron a buen puerto: término marítimo ‘llegar, arribar’.

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TRACTADO21 PRIMEROCuenta Lázaro su vida y cúyo hijo fue22

Pues23 sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llamanLázaro de Tormes24,hijo de Tomé25 González y de Antona Pérez,natu-rales de Tejares, aldea de Salamanca26.Mi nacimiento fue dentro del ríoTormes, por la cual causa tomé el sobrenombre; y fue de esta manera:mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda deuna aceña27 que está ribera de aquel río,en la cual fue molinero más dequince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada demí, tomóle el parto y parióme allí. De manera que con verdad mepuedo decir nacido en el río28.

Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertassangrías29 mal hechas en los costales de los que allí a moler venían,por lo cual fue preso30, y confesó y no negó y padeció persecuciónpor justicia. Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangeliolos llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada con-tra moros, entre los cuales fue mi padre31 (que a la sazón estaba

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21 Tractado o tratado, en el siglo XVI puede significar ‘toda una obra’ o ‘cada unade sus secciones’.

22 cúyo hijo fue: de quién fue hijo.23 Pues: es ilativo, uniendo el final del Prólogo con la narración de la vida de

Lázaro.24 de Tormes: y no «del Tormes», porque era común los nombres de los ríos no

lleven artículo. Puede remedar el uso aristocrático de la preposición «de» ante el ape-llido.

25 Tomé: relacionado con «tomar» ‘coger, hurtar’. El personaje del molineroladrón es tópico en la literatura.

26 Tejares: era aldea pobre y poco poblada de Salamanca.27 aceña: molino cuya rueda se mueve por el agua.Abundaban este tipo de moli-

nos en el río Tormes.28 Recuerda, en sentido paródico, al nacimiento del héroe de las novelas de caba-

llería,Amadís de Gaula, llamado «el doncel del mar» porque nació en la mar.29 sangrías: juega con el sentido médico de ‘extraer sangre con una especie de bis-

turí o lanceta, con orden del médico’; y «sangrar los costales», en los molinos rom-perlos por bajo para sacarles el trigo o harina.

30 Alusiones jocosas a pasajes del Evangelio (Juan, 1, 20; Mateo, 5, 10).Véase elparalelismo del Tratado séptimo donde Lázaro acompaña como pregonero de delitosa los que «padecen persecución por la justicia».

31 El padre de Lázaro está en el bando moro.

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desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de acemilero32 de uncaballero que allá fue, y con su señor, como leal criado, feneció suvida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determi-nó arrimarse a los buenos por ser uno de ellos33, y vínose a vivir a laciudad y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertosestudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos delComendador de la Magdalena34, de manera que fue frecuentando lascaballerizas. Ella y un hombre moreno35, de aquellos que las bestiascuraban36 vinieron en conocimiento37. Éste algunas veces se venía anuestra casa y se iba a la mañana. Otras veces, de día llegaba a la puer-ta en achaque de38 comprar huevos y entrábase en casa.Yo, al princi-pio de su entrada, pesábame con él y habíale miedo, viendo el colory mal gesto39 que tenía; mas de que40 vi que con su venida mejorabael comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos decarne y en el invierno leños, a que nos calentábamos.

De manera que, continuando la posada y conversación41, mimadre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba42 yayudaba a calentar.Y acuérdome que, estando el negro de mi padras-tro trebajando43 con el mozuelo, como el niño vía44 a mi madre y amí blancos y a él no, huía de él, con miedo, para mi madre, y seña-lando con el dedo, decía:

—¡Madre, coco!

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32 acemilero: cuidador de caballerizas.33 arrimarse a los buenos por ser uno de ellos: refrán muy conocido en la época,

utilizado también en el tratado séptimo por Lázaro, que así se justifica ante elArcipreste.

34 Comendador de la Magdalena: a los clérigos de la Iglesia de la Magdalena enSalamanca, la orden de Alcántara, ofrecía el cargo de Comendador («caballero de unaorden militar»).

35 moreno: negro, como se dice abajo.36 curar: cuidar.37 conocimiento: trato carnal, amancebamiento, igual que «conversación» abajo.38 en achaque de: con la excusa de.39 gesto: rostro.40 de que: desde que.41 posada y conversación: alojamiento y amancebamiento.42 bricaba: ponía en las rodillas y lo levantaba en alto.43 trebajando: jugueteando.44 vía: veía, forma etimológica usual en la época.

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Respondió él riendo:—¡Hideputa!45

Yo, aunque bien mochacho, noté aquella palabra de mi hermani-co y dije entre mí: «¡Cuántos debe de haber en el mundo que huyende otros, porque no se veen a sí mesmos!»

Quiso nuestra fortuna que la conversación del Zaide46, que así sellamaba, llegó a oídos del mayordomo47 y, hecha pesquisa, hallóse quela mitad por medio, de la cebada que para las bestias le daban, hurta-ba, y salvados48, leña, almohazas49, mandiles, y las mantas y sábanas delos caballos hacía perdidas; y cuando otra cosa no tenía, las bestias des-herraba, y con todo esto acudía50 a mi madre para criar a mi herma-nico. No nos maravillemos de un clérigo ni fraile, porque el unohurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas51 y para ayudade otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto.Y probósele cuanto digo y aun más, porque a mí con amenazas mepreguntaban, y, como niño, respondía y descubría cuanto sabía conmiedo, hasta ciertas herraduras que por mandado de mi madre a unherrero vendí.Al triste de mi padrastro azotaron52 y pringaron, y a mimadre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado centena-rio53, que en casa del sobredicho Comendador no entrase ni al lasti-mado Zaide en la suya acogiese.

Por no echar la soga tras el caldero54, la triste se esforzó y cumplióla sentencia; y, por evitar peligro y quitarse de malas lenguas, se fue a

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45 Hideputa: aunque la interjección podía usarse en sentido admirativo, en eltexto es obvia su literalidad.

46 Zaide: nombre árabe, de etimología no aclarada, que llegó a ser tópico paradesignar al moro.Ver, por ejemplo, los romances de Lope de Vega.

47 mayordomo: administrador del Comendador.48 salvados: harina basta hecha de la cáscara del trigo.49 almohazas: rascadera de hierro para limpiar los caballos, al igual que el mandil

‘paño’.50 acudía: ayudaba.51 devotas… otro tanto: sus amancebadas y los hijos de estas.52 azotaron y pringaron: le dieron cien azotes, (el «centenario» que se menciona) y

luego le aplicaron el tormento de pringar, es decir, le untaron con tocino derretidolas heridas.

53 centenario: los cien que recibe la madre son los estipulados por cohabitar conun hombre de otra religión. Era delito de herejía.

54 echar la soga tras el caldero: conocido refrán ‘una vez perdido algo, tirar elresto’.

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servir a los que al presente vivían en el mesón de la Solana55; y allí,padeciendo mil importunidades, se acabó de criar mi hermanicohasta que supo andar, y a mí hasta ser buen mozuelo, que iba a loshuéspedes por vino y candelas56, y por lo demás que me mandaban.

En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, parecién-dole que yo sería para adestralle57, me pidió a mi madre, y ella meencomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, elcual, por ensalzar la fe, había muerto en la de los Gelves58, y que ellaconfiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le roga-ba me tractase bien y mirase por mí, pues era huérfano. Él respondióque así lo haría y que me recibía, no por mozo sino por hijo.Y así lecomencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo.

Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a miamo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí; y,cuando nos hubimos de partir, yo fui a ver a mi madre y, ambos llo-rando, me dio su bendición y dijo:

—Hijo, ya sé que no te veré más. Procura de ser bueno, y Dios teguíe. Criado te he y con buen amo te he puesto; válete por ti.

Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos deSalamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal depiedra, que casi tiene forma de toro59, y el ciego mandóme que lle-gase cerca del animal, y allí puesto, me dijo:

—Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro dél.Yo, simplemente, llegué, creyendo ser ansí; y como sintió que tenía

la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una grancalabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolorde la cornada, y díjome:

—Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de sabermás que el diablo60.

Y rió mucho la burla.

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55 mesón de la Solana: posada situada en la entonces casa del Ayuntamiento.56 candelas: velas de cera.57 adestralle: guiarle, llevándole de la mano diestra. Antes que «lazarillo» al mozo

de ciegos se llamaba «destrón».58 Gelves: famosa expedición que tuvo lugar en 1510.59 Se trata del toro del puente romano de Salamanca.60 un punto ha de saber más que el diablo: alusión al conocido refrán que encarece

la agudeza.

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Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que,como niño, dormido estaba. Dije entre mí: «Verdad dice éste, que mecumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepavaler».

Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días me mostrójerigonza61; y como me viese de buen ingenio, holgábase mucho ydecía:

—Yo oro ni plata no te lo puedo dar; mas avisos para vivir muchoste mostraré62.

Y fue así, que después de Dios, éste me dio la vida, y, siendo ciegome alumbró y adestró en la carrera de vivir63.

Huelgo de contar a Vuestra Merced estas niñerías, para mostrar64

cuánta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos, y dejarse bajarsiendo altos cuánto vicio.

Pues tornando al bueno de mi ciego y contando sus cosas,VuestraMerced sepa que, desde que Dios crió el mundo, ninguno formó másastuto ni sagaz. En su oficio era un águila: ciento y tantas oracionessabía de coro65. Un tono bajo, reposado y muy sonable, que hacíaresonar la iglesia donde rezaba; un rostro humilde y devoto que conmuy buen continente ponía cuando rezaba, sin hacer gestos ni visa-jes con boca ni ojos, como otros suelen hacer.Allende66 de esto, teníaotras mil formas y maneras para sacar el dinero. Decía saber oracio-nes para muchos y diversos efectos: para mujeres que no parían; paralas que estaban de parto; para las que eran malcasadas, que sus mari-dos las quisiesen bien. Echaba pronósticos a las preñadas: si traía hijoo hija. Pues en caso de medicina, decía que Galeno67 no supo la mitad

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61 jerigonza: el lenguaje propio de los ciegos, aunque también se entiende por lalengua propia de maleantes y vagabundos.

62 El pasaje alude a varios lugares bíblicos: Hechos, 3, 6; Salmos, 31,8.63 Juego de ingenio en que confluye la dilogía de alumbrar ‘parir’ e ‘iluminar’

con la paradoja de un ciego que sirve de guía y luz.64 Idea introducida por el humanismo renacentista, que choca con la doctrina

del inmovilismo social, justificado hasta entonces por ser ley natural y mandato divi-no.

65 de coro: de memoria.66 Allende: además.67 Galeno: Claudio Galeno, el más famoso médico de la antigüedad después de

Hipócrates.

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que él para muelas, desmayos, males de madre68. Finalmente, nadie ledecía padecer alguna pasión69, que luego70 no le decía:

—Haced esto, haréis estotro, coged71 tal hierba, tomad tal raíz.Con esto andábase todo el mundo tras él, especialmente mujeres,

que cuanto les decía, creían. Déstas sacaba él grandes provechos conlas artes que digo, y ganaba más en un mes que cien ciegos en un año.

Mas también quiero que sepa Vuestra Merced que, con todo loque adquiría y tenía, jamás tan avariento ni mezquino hombre no vi;tanto, que me mataba a mí de hambre, y así no me demediaba72 de lonecesario. Digo verdad: si con mi sotileza, y buenas mañas no mesupiera remediar, muchas veces me finara de hambre; mas, con todosu saber y aviso, le contaminaba de tal suerte, que siempre o las másveces, me cabía lo más y mejor. Para esto le hacía burlas endiabladas,de las cuales contaré algunas, aunque no todas a mi salvo.

Él traía el pan y todas las otras cosas en un fardel de lienzo73, quepor la boca se cerraba con una argolla de hierro y su candado y llave;y al meter de todas las cosas y sacallas, era con tanta vigilancia y tantopor contadero74, que no bastara hombre en todo el mundo hacerlemenos75 una migaja; mas yo tomaba aquella laceria76 que él me daba,la cual en menos de dos bocados era despachada. Después que cerra-ba el candado y se descuidaba, pensando que yo estaba entendiendoen77 otras cosas, por un poco de costura, que muchas veces del unlado del fardel descosía y tornaba a coser, sangraba el avariento far-del, sacando, no por tasa pan, mas buenos pedazos, torreznos y longa-niza.Y así buscaba conveniente tiempo para rehacer, no la chaza78,sino la endiablada falta que el mal ciego me faltaba.

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68 mal de madre: inflamación de la matriz.69 pasión: dolor, sufrimiento.70 luego: en seguida, al momento.71 coged: en otras ediciones se lee «cosed», que podría ser errata por seseo de

«coced». Entonces el pasaje se interpretaría ‘coced tal hierba y comed tal raíz’.72 [yo] no me demediaba: no comía ni la mitad de lo que necesitaba.73 fardel de lienzo: saco de tela que usaban los mendigos.74 contadero: lugar estrecho por el que conducen los ganaderos los animales para

contarlos.75 hacerle menos: quitarle.76 laceria: mezquindad, miseria, pobreza.77 entender en: ocuparse de.78 rehacer la chaza: volver a jugar la pelota; es léxico del juego de pelota.

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Todo lo que podía sisar y hurtar79 traía en medias blancas, y cuan-do le mandaban rezar y le daban blancas80, como él carecía de vista,no había el que se la daba amagado con ella cuando yo la tenía lan-zada81 en la boca y la media aparejada, que, por presto que él echabala mano, ya iba de mi cambio82 aniquilada en la mitad del justo pre-cio. Quejábaseme el mal ciego, porque al tiento luego conocía y sen-tía que no era blanca entera, y decía:

—¿Qué diablo es esto, que, después que conmigo estás, no me dansino medias blancas, y de antes una blanca y un maravedí83 hartasveces me pagaban? En ti debe estar esta desdicha.

También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acaba-ba, porque me tenía mandado que, en yéndose el que la mandabarezar, le tirase por cabo del capuz84.Yo así lo hacía. Luego él tornabaa dar voces, diciendo: «¿Mandan rezar tal y tal oración?», como sue-len decir85.

Usaba poner cabe sí un jarrillo de vino, cuando comíamos, y yomuy de presto le asía y daba un par de besos callados y tornábale asu lugar; mas turóme86 poco, que en los tragos conocía la falta, y porreservar su vino a salvo, nunca después desamparaba el jarro, antes lotenía por el asa asido. Mas no había piedra imán que así trajese a sí,como yo con una paja larga de centeno que para aquel menestertenía hecha, la cual, metiéndola en la boca del jarro, chupando elvino, lo dejaba a buenas noches87. Mas, como fuese el traidor tan

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79 Lázaro engaña al ciego cambiando la moneda de más valor (blanca) por otracon la mitad de su valor (medias blancas). El cambio lo realiza en el primer momen-to en que recibe la moneda y se la lleva a la boca para besarla, como era costumbreentre los mendigos.

80 blancas: tipo de moneda castellana del XVI que equivalía a medio maravedí.81 lanzada: metida, guardada.82 Léxico especializado del derecho. Cambio es dilógico ‘operación financiera’ y

‘cambiazo’; «la mitad del justo precio» alude a que legalmente no puede reclamarsesi no se compra o vende franqueando la barrera de la mitad del precio justo.Así estaoperación de cambio se ajusta totalmente a derecho.

83 maravedí: tipo de moneda castellana que equivale a dos blancas.84 por cabo: extremo. El capuz era una capa larga, cerrada y con capucha.85 En cuanto se aleja el pagador, el ciego vuelve a ofertar sus oraciones.86 turar: durar.87 lo dejaba a buenas noches: dejaba al ciego a oscuras (irónico), es decir, enga-

ñado.

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astuto, pienso que me sintió, y dende88 en adelante mudó propósitoy asentaba su jarro entre las piernas, y atapábale con la mano, y ansíbebía seguro.

Yo, como estaba hecho al vino, moría por él, y viendo que aquelremedio de la paja no me aprovechaba ni valía, acordé en el suelo deljarro hacerle una fuentecilla y agujero sotil89, y delicadamente, conuna muy delgada tortilla de cera, taparlo; y al tiempo de comer, fin-giendo haber frío, entrábame entre las piernas del triste ciego a calen-tarme en la pobrecilla lumbre que teníamos, y al calor della luegoderretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuentecilla a desti-larme en la boca, la cual yo de tal manera ponía, que maldita la gotase perdía. Cuando el pobreto90 iba a beber, no hallaba nada, espantá-base, maldecíase, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo quépodía ser.

—No diréis, tío91, que os lo bebo yo —decía—, pues no le qui-táis de la mano.

Tantas vueltas y tientos dio al jarro, que halló la fuente y cayó enla burla; mas así lo disimuló como si no lo hubiera sentido y luegootro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensandoel daño que me estaba aparejado, ni que el ciego me sentía, sentémecomo solía; estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puestahacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabrosolicuor; sintió el desesperado ciego que agora tenía tiempo de tomarde mi venganza, y con toda su fuerza, alzando con dos manos aqueldulce y amargo jarro, le dejó caer sobre mi boca, ayudándose, comodigo, con todo su poder, de manera que el pobre Lázaro92, que denada de esto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidadoy gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo queen él hay, me había caído encima.

Fue tal el golpecillo, que me desatinó, y sacó de sentido, y el jarra-zo tan grande, que los pedazos dél se me metieron por la cara, rom-piéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cualeshasta hoy día me quedé. Desde aquella hora quise mal al mal ciego, y

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88 dende: de ahí.89 sotil: sutil.90 pobreto: italianismo del tipo «concheta» y «camareta» utilizados más adelante.91 tío: formula de respeto en el tratamiento a los mayores.92 Cambio en la narración: pasa de la primera persona a la tercera.

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aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que se había hol-gado del cruel castigo. Lavóme con vino las roturas que con los peda-zos del jarro me había hecho, y sonriéndose, decía:

—¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud.Y otros donaires que a mi gusto no lo eran.Ya que estuve medio bueno de mi negra trepa y cardenales, con-

siderando que a pocos golpes tales, el cruel ciego ahorraría de mi,quise yo ahorrar93 dél; mas no lo hice tan presto, por hacello más ami salvo y provecho.Y aunque yo quisiera asentar mi corazón y per-donalle el jarrazo, no daba lugar el mal tratamiento que el mal ciegodende allí adelante me hacía, que sin causa ni razón me hería, dándo-me coxcorrones y repelándome94.Y si alguno le decía por qué metrataba mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo:

—¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente? Pues oíd si eldemonio ensayara otra tal hazaña.

Santiguándose los que lo oían, decían:—¡Mirá, quién pensara de un muchacho tan pequeño tal ruindad!Y reían mucho el artificio y decíanle:—¡Castigaldo, castigaldo, que de Dios lo habréis95!Y él, con aquello, nunca otra cosa hacía.Y en esto yo siempre le llevaba por los peores caminos, y adrede,

por le hacer mal y daño: si había piedras, por ellas; si lodo, por lo másalto96; que, aunque yo no iba por lo más enjuto97, holgábame a mí dequebrar un ojo, por quebrar dos al que ninguno tenía. Con esto,siempre con el cabo alto del tiento me atentaba el colodrillo98, el cualsiempre traía lleno de tolondrones99 y pelado de sus manos.Y aunqueyo juraba no lo hacer con malicia, sino por no hallar mejor camino,no me aprovechaba ni me creía; mas tal era el sentido y el grandísi-mo entendimiento del traidor.

Y porque vea Vuestra Merced a cuánto se extendía el ingenio de esteastuto ciego, contaré un caso de muchos que con él me acaecieron, en

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93 ahorrar dél: librarme de él.94 repelar: castigar arrancando pelo de la cabeza.95 lo habréis: tendréis premio.96 alto: profundo.97 enjuto: seco.98 colodrillo: cogote.99 tolondrones: chichones.

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el cual me parece dio bien a entender su gran astucia. Cuando salimosde Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía serla gente más rica, aunque no muy limosnera. Arrimábase a este refrán«Más da el duro que el desnudo».Y venimos a este camino por losmejores lugares. Donde hallaba buena acogida y ganancia, deteníamo-nos; donde no, a tercero día hacíamos Sant Juan100.

Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox101 al tiem-po que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo dellas enlimosna.Y como suelen ir los cestos maltratados, y también porque lauva en aquel tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo enla mano. Para echarlo en el fardel, tornábase mosto, y lo que a él sellegaba. Acordó de hacer un banquete, ansí por no lo poder llevar,como por contentarme, que aquel día me había dado muchos rodi-llazos y golpes. Sentámonos en un valladar102 y dijo:

—Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es queambos comamos este racimo de uvas y que hayas dél tanta partecomo yo. Partillo hemos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra,con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva.Yo harélo mesmo hasta que lo acabemos, y desta suerte no habrá engaño.

Hecho ansí el concierto, comenzamos; mas luego al segundolance, el traidor mudó propósito y comenzó a tomar de dos en dos,considerando que yo debría hacer lo mismo. Como vi que él quebra-ba la postura103, no me contenté ir a la par con él, mas aun pasabaadelante: dos a dos y tres a tres y como podía las comía. Acabado elracimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano, y meneando lacabeza, dijo:

—Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comidolas uvas tres a tres.

—No comí —dije yo—; mas ¿por qué sospecháis eso?Respondió el sagacísimo ciego:—¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo

dos a dos y callabas.Reíme entre mí, y aunque mochacho, noté mucho la discreta

consideración del ciego.

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100 hacer Sant Juan: cambiarse de casa.101 Almorox: pueblo de Toledo, famoso por sus vinos.102 valladar: obstáculo que sirve de vallado.103 quebrar la postura: incumplir el trato.

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Mas, por no ser prolijo, dejo de contar muchas cosas, así graciosascomo de notar, que con este mi primer amo me acaecieron, y quie-ro decir el despidiente104, y con él acabar.

Estábamos en Escalona105, villa del duque della, en un mesón, ydiome un pedazo de longaniza que le asase.Ya que la longaniza habíapringado, y comídose las pringadas106, sacó un maravedí de la bolsa ymandó que fuese por él107 de vino a la taberna. Púsome el demonio elaparejo108 delante los ojos, el cual, como suelen decir109, hace al ladrón,y fue que había cabe el fuego un nabo pequeño, larguillo y ruinoso, ytal que, por no ser para la olla, debió ser echado allí.Y como al presen-te nadie estuviese sino él y yo solos, como me vi con apetito goloso,habiéndome puesto dentro el sabroso olor de la longaniza, del cualsolamente sabía que había de gozar, no mirando qué me podría suce-der, pospuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que elciego sacaba de la bolsa el dinero, saqué la longaniza y muy presto metíel sobredicho110 nabo en el asador; el cual mi amo, dándome el dineropara el vino, tomó y comenzó a dar vueltas al fuego, queriendo asar alque de ser cocido, por sus deméritos había escapado.

Yo fui por el vino, con el cual no tardé en despachar la longani-za, y, cuando vine, hallé al pecador del ciego, que tenía entre dos reba-nadas apretado el nabo, al cual aún no había conocido por no lohaber tentado con la mano. Como tomase las rebanadas y mordieseen ellas, pensando también llevar parte de la longaniza, hallóse enfrío111 con el frío nabo.Alteróse y dijo:

—¿Qué es esto, Lazarillo?—¡Lacerado112 de mí! —dije yo—. ¿Si queréis a mí echar algo? ¿Yo,

no vengo de traer el vino? Alguno estaba ahí y por burlar haría esto.

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104 despidiente: el último episodio, el que despide o acaba la relación con elciego.

105 Escalona: villa cercana a Toledo y propiedad del Duque de Escalona, tambiénMarqués de Villena.

106 pringadas: rebanadas de pan que llevan el pringue o grasa que despide la lon-ganiza.

107 por él: por un maravedí de vino.108 aparejo: ocasión, oportunidad.109 El refrán es «la ocasión hace al ladrón».110 sobredicho: antes mencionado.111 hallarse en frío: quedarse frío.112 Lacerado: infeliz, desdichado.

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—No, no —dijo él—, que yo no he dejado el asador de la mano;no es posible.

Yo torné a jurar y perjurar que estaba libre de aquel trueco ycambio; mas poco me aprovechó, pues a las astucias del malditociego nada se le escondía. Levantóse y asióme por la cabeza y llegó-se a olerme, y como debió sentir el huelgo113, a uso de buen poden-co114, por mejor satisfacerse de la verdad, y con la gran agonía quellevaba, asiéndome con las manos, abríame la boca más de su dere-cho, y desatentadamente115 metía la nariz, la cual él tenía luenga yafilada, y aquella sazón con el enojo, se había augmentado un palmo;con el pico de la cual me llegó a la gulilla116.Y con esto, y con elgran miedo que tenía, y con la brevedad del tiempo, la negra longa-niza aún no había hecho asiento en el estómago; y lo más principal,con el destiento117 de la cumplidísima118 nariz, medio cuasi ahogán-dome, todas estas cosas se juntaron y fueron causa que el hecho ygolosina se manifestase y lo suyo fuese vuelto a su dueño. De mane-ra que, antes que el mal ciego sacase de mi boca su trompa, tal alte-ración sintió mi estómago que le dio con el hurto en ella; de suerteque su nariz y la negra mal maxcada longaniza a un tiempo salieronde mi boca.

¡Oh gran Dios, quién estuviera aquella hora sepultado, que muer-to ya lo estaba! Fue tal el coraje del perverso ciego, que, si al ruidono acudieran, pienso no me dejara con la vida. Sacáronme de entresus manos, dejándoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tenía,arañada la cara y rascuñado119 el pescuezo y la garganta.Y esto bienlo merecía, pues por su maldad me venían tantas persecuciones.

Contaba el mal ciego a todos cuantos allí se allegaban mis desas-tres, y dábales cuenta una y otra vez, así de la del jarro, como de la delracimo, y agora de lo presente. Era la risa de todos tan grande, quetoda la gente que por la calle pasaba entraba a ver la fiesta; mas contanta gracia y donaire recontaba el ciego mis hazañas, que, aunque yo

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113 huelgo: aliento.114 podenco: un tipo de perro, algo más robusto que el lebrel, usado para la caza.115 desatentadamente: sin consideración, sin atención.116 gulilla: de gula, ‘epiglotis’.117 destiento: poca consideración.118 cumplidísima: es dilógico ‘enorme y cortés’.119 rascuñado: arañado.

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estaba tan maltratado y llorando, me parecía que hacía sinjusticia120 enno se las reír.Y en cuanto esto pasaba, a la memoria me vino unacobardía y flojedad que hice, porque me maldecía, y fue no dejalle sinnarices, pues tan buen tiempo tuve para ello que la meitad121 delcamino estaba andado, que con sólo apretar los dientes se me queda-ran en casa, y, con ser de aquel malvado, por ventura lo retuvieramejor mi estómago que retuvo la longaniza y, no pareciendo ellas122,pudiera negar la demanda. Plugiera a Dios que lo hubiera hecho, queeso fuera así que así123.

Hiciéronnos amigos la mesonera y los que allí estaban, y, con elvino que para beber le había traído, laváronme la cara y la garganta,sobre lo cual discantaba124 el mal ciego donaires, diciendo:

—Por verdad, más vino me gasta este mozo en lavatorios al cabodel año, que yo bebo en dos.A lo menos, Lázaro, eres en más cargo125

al vino que a tu padre, porque él una vez te engendró, mas el vinomil te ha dado la vida.

Y luego contaba cuántas veces me había descalabrado y arpado126

la cara, y con vino luego sanaba.—Yo te digo —dijo— que, si un hombre en el mundo ha de ser

bienaventurado con vino, que serás tú.Y reían mucho los que me lavaban con esto, aunque yo renegaba;

mas el pronóstico del ciego no salió mentiroso, y después acá127

muchas veces me acuerdo de aquel hombre, que sin duda debía tenerespíritu de profecía, y me pesa de los sinsabores que le hice, aunquebien se lo pagué, considerando lo que aquel día me dijo salirme tanverdadero como adelante Vuestra Merced oirá128.

Visto esto y las malas burlas que el ciego burlaba de mí, determi-né de todo en todo dejalle, y como lo traía pensado y lo tenía en

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120 sinjusticia: injusticia.121 meitad: mitad; es forma etimológica.122 ‘Si ellas (las narices) no se hubieran presentando, se hubiera evitado la deman-

da judicial’.123 así que a así: así que asá, lo mismo.124 discantar: comentar o relatar.125 ser en cargo: deber la hacienda.126 arpado: arañado.127 después acá: desde entonces.128 El pronóstico se cumple cuando Lázaro pregona los vinos del Arcipreste de

Sant Salvador.

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voluntad, con este postrer juego que me hizo afirmélo más.Y fue ansíque luego otro día salimos por la villa a pedir limosna, y había llovi-do mucho la noche antes; y porque el día129 también llovía, y andabarezando debajo de unos portales que en aquel pueblo había, dondeno nos mojamos130; mas como la noche se venía y el llover no cesa-ba, díjome el ciego:

—Lázaro, esta agua es muy porfiada, y cuanto la noche más cie-rra, más recia.Acojámonos a la posada con tiempo.

Para ir allá habíamos de pasar un arroyo, que con la mucha aguaiba grande.Yo le dije:

—Tío131, el arroyo va muy ancho; mas si queréis, yo veo pordonde travesemos más aína132 sin nos mojar, porque se estrecha allímucho, y saltando pasaremos a pie enjuto.

Parecióle buen consejo y dijo:—Discreto eres, por esto te quiero bien; llévame a ese lugar donde

el arroyo se ensangosta133, que agora es invierno y sabe mal el agua,y más llevar los pies mojados.

Yo, que vi el aparejo a mi deseo, saquéle de bajo de los portales yllevélo derecho de un pilar o poste de piedra, que en la plaza estaba,sobre el cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas, y dígo-le:

—Tío, éste es el paso más angosto que en el arroyo hay.Como llovía recio y el triste se mojaba, y con la priesa134 que lle-

vábamos de salir del agua, que encima nos caía, y lo más principal,porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darmedél venganza), creyóse de mí, y dijo:

—Ponme bien derecho y salta tú el arroyo.Yo le puse bien derecho enfrente del pilar y doy un salto y pón-

gome detrás del poste, como quien espera tope de toro, díjele:—¡Sus! Saltá todo lo que podáis, porque deis deste cabo del agua.Aun apenas lo había acabado de decir, cuando se abalanza el pobre

ciego como cabrón y de toda su fuerza arremete, tomando un paso

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129 el día: durante el día.130 mojamos: forma del imperfecto ‘mojábamos’.131 Tío: como anteriormente, tratamiento de respeto.132 aína: pronto.133 se ensangosa: se estrecha.134 priesa: prisa; forma etimológica.

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atrás de la corrida para hacer mayor salto, y da con la cabeza en elposte, que sonó tan recio como si diera con una gran calabazada, ycayó luego para atrás, medio muerto y hendida la cabeza.

—¿Cómo, y olistes la longaniza y no el poste? ¡Olé, olé135! —ledije yo.

Y dejele en poder de mucha gente, que lo había ido a socorrer, ytomé la puerta de la villa en los pies de un trote, y antes que la nocheviniese, di comigo en Torrijos136. No supe más lo que Dios dél hizoni curé de137 lo saber.

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135 Olé: oled, imperativo como el «Saltá» del párrafo anterior.136 Torrijos: pueblo situado a 24 kms.137 curar de: preocuparse de.

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