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LECCION 100 Diciembre de 2007 Pastor Dr. Marcelo D’Emilio Lección para grupos celulares Lección Nº 100 Tema: “Incomunicación tridimensional” Evangelio de Marcos 5:1-20 Tomo unos minutos de ustedes para hablarles de un cuadro verdaderamente caótico. Si uno se acerca al cuadro que la Biblia nos presenta con una óptica puramente religiosa, el diagnóstico es indudable: este hombre está endemoniado; pero si uno es más escéptico a las cosas espirituales y se acerca al cuadro en cuestión, estamos frente a un hombre absolutamente desquiciado, lunático, su mente está colapsada, mucho más que esquizofrénica, al punto que cuando se opera la sanidad dice el relato que la gente, que muy poco entendía del mundo espiritual o de la fe, hicieron una observación: Allí está, en su cabal juicio...” vale decir que para las personas de la ciudad este era un lunático, su mente se había disparado. Pero el cuadro merece diez minutos de atención porque yo creo que más allá de su locura, de su desequilibrio mental, de su actitud de endemoniado o como usted quiera rotularlo, el hombre que vive en Gadara padece de una enfermedad realmente terrible que difícilmente el ser humano pueda percibir. Yo llamé a la enfermedad de este hombre una incomunicación tridimensional, ya que estamos con el mp3 y la era de lo tridimensional yo encontré en la Biblia una experiencia tridimensional, o sea que este hombre está incomunicado en tres niveles: * 1º - El primer nivel, que quiero señalarle es que usted está frente a una persona incomunicada consigo misma, él no puede hablarse asimismo, es fácil que una persona no se hable con otra, de hecho es una experiencia que se repite en muchas familias. Hay personas que por una cuestión, una discusión, una pelea, por un mal entendido cortan el diálogo y no se hablan por años aún siendo parientes: ¡No me hablo con fulano desde hace años! o ¡Fulano no me habla desde hace años! Y eso es común en la experiencia de las personas, en nuestra experiencia es común, dolorosa, como quiera, algunos creen que: Es un caso de justicia no hablarme con fulano por lo que hizo, y no voy a hablarlo más... algunos son más graves, no se hablan aún estando bajo el mismo techo, especialmente cuando el marido se enoja con la esposa o la esposa con él, tres, cuatro días. Yo escucho eso en la consejería pastoral y el marido me dice: ¡Pero es que no me habla ella hace cuatro días!. Es común la ruptura de la comunicación entre los seres humanos y a veces la comunicación se interrumpe hablándose, porque hablar no es comunicarse, hay gente que se habla y sin embargo están incomunicados, porque si uno quiere ir al sentido semántico 1

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Diciembre de 2007Pastor Dr. Marcelo D’Emilio Lección para grupos celularesLección Nº 100Tema: “Incomunicación tridimensional” Evangelio de Marcos 5:1-20

 

Tomo unos minutos de ustedes para hablarles de un cuadro verdaderamente caótico. Si uno se acerca al cuadro que la Biblia nos presenta con una óptica puramente religiosa, el diagnóstico es indudable: este hombre está endemoniado; pero si uno es más escéptico a las cosas espirituales y se acerca al cuadro en cuestión, estamos frente a un hombre absolutamente desquiciado, lunático, su mente está colapsada, mucho más que esquizofrénica, al punto que cuando se opera la sanidad dice el relato que la gente, que muy poco entendía del mundo espiritual o de la fe, hicieron una observación: “Allí está, en su cabal juicio...”  vale decir que para las personas de la ciudad este era un lunático, su mente se había disparado. Pero el cuadro merece diez minutos de atención porque yo creo que más allá de su locura, de su desequilibrio mental, de su actitud de endemoniado o como usted quiera rotularlo, el hombre que vive en Gadara padece de una enfermedad realmente terrible que difícilmente el ser humano pueda percibir. Yo llamé a la enfermedad de este hombre una incomunicación tridimensional, ya que estamos con el mp3 y la era de lo tridimensional yo encontré en la Biblia una experiencia tridimensional, o sea que este hombre está incomunicado en tres niveles:* 1º -  El primer nivel, que quiero señalarle es que usted está frente a una persona incomunicada consigo misma, él no puede hablarse asimismo, es fácil que una persona no se hable con otra, de hecho es una experiencia que se repite en muchas familias. Hay personas que por una cuestión, una discusión, una pelea, por un mal entendido cortan el diálogo y no se hablan por años aún siendo parientes: ¡No me hablo con fulano desde hace años! o ¡Fulano no me habla desde hace años! Y eso es común en la experiencia de las personas, en nuestra experiencia es común, dolorosa, como quiera, algunos creen que:  Es un caso de justicia no hablarme con fulano por lo que hizo, y no voy a hablarlo más... algunos son más graves, no se hablan aún estando bajo el mismo techo, especialmente cuando el marido se enoja con la esposa o la esposa con él, tres, cuatro días. Yo escucho eso en la consejería pastoral y el marido me dice: ¡Pero es que no me habla ella hace cuatro días!. Es común la ruptura de la comunicación entre los seres humanos y a veces la comunicación se interrumpe hablándose, porque hablar no es comunicarse, hay gente que se habla y sin embargo están incomunicados, porque si uno quiere ir al sentido semántico de la palabra, comunicar es hacer común, hacer común una idea, un deseo, y eso no significa quién tiene razón, nosotros creemos que la comunicación es: tú me hablas y yo te doy la razón o yo te hablo y tú me das la razón, pero no, comunicar es hacer común una idea, un deseo, es decirte lo que siento, lo que quiero, lo que anhelo, lo que espero, lo que busco, lo que sueño aunque no tenga razón. Estoy poniéndote al tanto de lo que necesito, no estoy diciendo si tengo o no tengo razón o si tú la tienes; comunicar no es darse razones, comunicar es simplemente que te enteres y sepas lo que necesito, es por eso que hay gente que se habla pero no se comunica, porque al terminar de hablar no saben nada el uno del otro, nada de lo que el otro quería. Es fácil romper la comunicación con otros, pero no romper la comunicación consigo mismo.

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Ahora ¡qué increíble que hay personas que no pueden hablar con ellos mismos, no se entienden ni dialogando con ellos mismos! Y usted está en un cuadro de un hombre que está incomunicado consigo mismo. ¡Qué terrible enfermedad! Qué yo no me pueda hacer entender con otros puede ser, pero que yo no pueda hablar conmigo. Alguna vez usted dijo algo como esto: ¡Dejá, dejá, no me hagas caso! ¡Ni yo sé lo que quiero! ¡Ni yo sé lo que me pasa!... ¿Sabe qué está diciendo? Es que me hablé y ni me entendí lo que quería. Eso es una incomunicación con uno mismo, y yo veo que el hombre no puede hablarse a sí mismo y la frase que a mí me hace pensar es que la Biblia dice que él “hiriéndose con piedras”, ese hombre está tan incomunicado consigo mismo que está tomando piedras y se está golpeando en el cuerpo, se está abriendo la carne y no se puede hablar a sí mismo. Sabe que estoy pensando que si él pudiera hablarse a sí mismo se diría: ¡No te hagas eso! ¡No te lastimes de esa manera!. Oh, la persona se está lastimando! El relato dice que él no lastima a nadie, que la gente le ponía cadenas para que él no se lastime. Yo creo que usted en su casa, o en el barrio, debe conocer personas que se lastiman a sí mismas. ¡Por Dios, háblate a ti mismo! ¡No te lastimes! ¿Cuánta gente no lo puede decir? Yo creo que hay personas que están incomunicadas consigo mismas desde el punto de vista que siguen decidiendo mal, deciden otra vez equivocadamente el rumbo en la vida, deciden otra vez equivocadamente con quién volver a casarse, con quién vivir en pareja, tal como es la moda de nuestro siglo. Deciden otra vez mal y vuelven a repetir sus historias y a uno le dan ganas de decir: ¡Pero si te hablaras un poco a ti mismo...! Hay personas que se lastiman a sí mismas, pensando mal de si cuando se miran, se miran acomplejados, se sienten abandonados, se auto desprecian, escuche: la bulimia y la anorexia, la enfermedad del siglo, es una incomunicación personal. Cuando esa mujer se está mirando al espejo y está flaca como una caña, se habla a sí misma y se dice: ¡Que gorda que estoy! Y desde su interior ella misma se contesta: ¡Que gorda estás!. Y luego de comer va a poner sus dedos en la garganta... Este hombre tomaba la piedra y se lastimaba, y estaba sumido en el dolor, y no se podía hablar a él mismo. Yo no se como se llamaba el hombre, tal vez se llamaba José, o Juan, y yo cuando leo el relato digo: Juan, ¿Por qué no te hablabas y te decías: ¡Juan, no te lastimes más!. Hay personas que se lastiman sometiéndose a las mismas injusticias, se lastiman cuando deciden, o cuando escogen, deciden mal y escogen mal y viven lastimándose, no saben que quieren, ni ellos se entienden. Cuantas veces uno les dice: ¿Pero qué es lo que quieres?... ¡No lo se!... ¿Cómo que no sabes lo que quieres?... Es que cuando me hablo adentro, no me encuentro.... Hay gente que está tan incomunicada consigo misma que deciden morir todos los días un poco, y no solamente con la droga o el alcohol, hay otra forma de matarse, teniendo miedo, temor, pánico, todos mueren un poco cada día creyendo que no lo podrán hacer. Personas que viven prisioneras del temor al fracaso, del temor a que les vaya cada vez peor, y todos los días mueren un poco teniendo miedo de que les vaya mal; miedo a enfermarse, a morirse, a la soledad. Si ellos pudieran hablarse a sí mismos y decirse: ¡No te menosprecies tanto! ¡No morirás mañana! ¡La vida vale la pena vivirse, mañana habrá una nueva oportunidad, el sol volverá a salir!, pero es que no se pueden hablar y se lastiman sintiéndose menos, sintiéndose fracasados, teniendo temor a morirse; o hay personas que están incomunicadas como el gadareno, que se golpeaba y ni siquiera podía avisarse que se estaba haciendo mal. Si el gadareno hubiera podido hablarse a si mismo no se hubiera hecho religioso, ni siquiera hubiera ido a la iglesia, pero por lo menos habría terminado con el flagelo de matarse a golpes. La gente lo metía en cadenas porque se golpeaba. ¡Que enfermedad cuando uno no puede hablar con uno mismo! Pero yo dije que estaba incomunicado tridimensionalmente, no hablaba consigo mismo pero tampoco hablaba con los demás.

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* 2º - Incomunicación con los demás: No se comunicaba con los demás. Y digo con los demás porque ese hombre tiene familia. La Biblia dice que cuando se sanó Jesús le dijo: “Vete a tu casa y a los tuyos y cuéntales”. Obviamente alguien que no se habla a sí mismo, que no se comprende a sí mismo difícilmente pueda relacionarse con los demás. El cuadro es de absoluta violencia y yo creo que el era un violento con su familia, pero no de aquellos que pegan, porque el cuadro dice que lo ataban con cadenas para que no se pegara él, pero hay cuadros de violencia que nada tienen que ver con los golpes: el abandono de un padre, que no se siente capaz; el abandono de un hombre que no tiene proyectos, que no tiene ganas de vivir, que no tiene sueños es una violencia para su familia, porque él no le hace daño a nadie pero abandonándose  sin sueños ni proyectos, está violentando al resto que lo ama y que contempla el deterioro con tristeza; o una madre abandonada que pareciera que ya no le interesa vivir. Yo creo que este muchacho no le pegó a nadie pero violentó a todos con su propia enfermedad, con el abandono de su propia vida. A veces ejercemos violencia con los que nos aman cuando nosotros mismos no nos queremos. Estaba incomunicado con los demás.  El silencio también es una violencia e incomunica al ser humano con los demás. ¡Que impotencia produce!, porque uno quiere la felicidad del hogar. Ese hombre tenía una enfermedad cruel mucho más que su demencia, estaba incomunicado con el mismo y con los demás.* 3º - Incomunicación con Dios: Si el no se puede entender, se lastima y lastimándose lastima a los otros, estaba incomunicado con Dios. Porque a veces uno piensa que una persona en un estado lamentable, cuando ha probado todo en la vida, viene a probar una vida con Dios como último recurso, pero este hombre ni siquiera levantó los ojos al cielo. .No se hablaba con él, no se hablaba con la gente, y menos iba a levantar los ojos para ver si Dios existía; y la sorpresa del cuadro: Y clamando a viva voz dijo: ¡Que tienes conmigo Jesús hijo del Altísimo, te conjuro por Dios que no me atormentes”.  Pero él no habló, porque él no habla con Jesús ni con nadie, y si, es cierto que hablan los demonios, pero sacando el cuadro espiritual lo que está hablando dentro de él es su miseria, su violencia. El hombre está mudo pero la violencia que tiene adentro se cansó y mientras que él no habla con Dios su miseria dijo: ¡Jesús, no damos más!. Jesús no escuchó la voz del hombre porque ese hombre no le habló, Jesús escuchó la voz de su miseria. Jesús había llegado a la región de Gadara para pasar de largo pero la voz de la miseria de un hombre lo detuvo. Ese no fue voluntariamente a la iglesia, ese estaba enajenado e incomunicado, pero su miseria pegó un grito y Jesús oyó su voz. Puede no interesarle la religión, puede no interesarle la fe, puede nunca haber levantado los ojos al cielo, pero de una cosa estoy seguro, Jesús siempre está escuchando la voz de tus miserias, de tus crisis, de tus tristezas. Y Jesús detuvo su camino y cuando escuchó la voz le dijo: Escúchame miseria, tienes atado a este hombre, lo has arrancado de su familia, le has hecho perder los mejores años, ¡sal de él de una vez por todas!... Y la miseria salió y los que estaban ahí se escandalizaron porque el hombre no había dicho una sola palabra, y dice la Biblia que cuando volvieron lo encontraron sentado en su sano juicio. Y usted puede pensar que Jesús lo hizo evangélico, lo metió dentro de la iglesia, pero no, él quería quedarse pero Jesús dijo que no, prefirió que el hombre, ahora que estaba sano y feliz, fuera a su casa y disfrutara con los suyos y les contara a todos cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

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