8
Lección 187 Lección Nº 187 Lección para grupos celulares” Pastor Marcelo D'Emilio Tema: Para que estuviesen con Él” Marcos 3:14 Alguien inventó hace muchísimos años, en la pedagogía, un axioma que se enseña en la escuela y dice, que el orden de los factores no altera el producto . Eso es que da lo mismo sumar tres más dos, que sumar dos más tres; el resultado final es el mismo: cinco. Según como se coloquen los factores no tiene influencia en el resultado final, sin embargo en el pasaje que usted y yo estamos leyendo el orden de los factores determina el producto, vale decir que cambiar el orden de los factores cambia el producto final, porque Jesús estableció doce y dice la Biblia que los llamó para que estuviesen con El, y para enviarlos a predicar. Y no es lo mismo que los hubiera llamado para predicar y para que estuviesen con El. El producto final sería diferente. Jesús estableció un modelo que determinaría el resultado final de aquellos que estarían con El. Estableció doce para que estuviesen con El como medida prioritaria; no para que prediquen, sino solo para estar con El, y la consecuencia de estar con El sería la predicación. Quiero decirles que Jesús tenía una razón para establecer este orden, y la razón es porque la unción no se puede enseñar, solamente puede ser transmitida. La unción se pega en las personas que están cerca de alguien que la tenga. La unción no es algo de lo que se pueda dar un curso y explicar como es. Usted jamás encontrará en la Biblia que Jesús esté dando un curso de sanidad interior. Esta iglesia ministra la sanidad interior, la sanidad del alma, y creemos en el poder de la 1

LEC.187

Embed Size (px)

DESCRIPTION

RELIGION

Citation preview

Page 1: LEC.187

Lección 187

Lección Nº 187

Lección para grupos celulares”

Pastor Marcelo D'Emilio

Tema: “ Para que estuviesen con Él”

 

Marcos 3:14

 

Alguien inventó hace muchísimos años, en la pedagogía, un axioma que se enseña en la escuela y dice, que el orden de los factores no altera el producto . Eso es que da lo mismo sumar tres más dos, que sumar dos más tres; el resultado final es el mismo: cinco. Según como se coloquen los factores no tiene influencia en el resultado final, sin embargo en el pasaje que usted y yo estamos leyendo el orden de los factores determina el producto, vale decir que cambiar el orden de los factores cambia el producto final, porque Jesús estableció doce y dice la Biblia que los llamó para que estuviesen con El, y para enviarlos a predicar. Y no es lo mismo que los hubiera llamado para predicar y para que estuviesen con El. El producto final sería diferente. Jesús estableció un modelo que determinaría el resultado final de aquellos que estarían con El. Estableció doce para que estuviesen con El como medida prioritaria; no para que prediquen, sino solo para estar con El, y la consecuencia de estar con El sería la predicación. Quiero decirles que Jesús tenía una razón para establecer este orden, y la razón es porque la unción no se puede enseñar, solamente puede ser transmitida. La unción se pega en las personas que están cerca de alguien que la tenga. La unción no es algo de lo que se pueda dar un curso y explicar como es.

Usted jamás encontrará en la Biblia que Jesús esté dando un curso de sanidad interior. Esta iglesia ministra la sanidad interior, la sanidad del alma, y creemos en el poder de la Palabra para que el alma sea sana, sin embargo yo no encuentro en la Biblia , que Jesús se haya reunido con sus discípulos y les haya pedido que busquen lápiz y papel, para que tomen nota de la lección del día que sería sanidad interior. Yo no veo, tampoco, a Jesús en la Biblia dando un curso de liberación, si bien es cierto que creemos en la liberación, en el poder que expulsa a los espíritus inmundos de la vida de las personas, pero Jesús en ningún lugar dice que anoten: 1º punto - Aten al hombre fuerte; 2º - Hable con la persona cuando esté en su sano juicio; 3º - Levante la historia de su vida, pregúntele donde anduvo y empiece a

1

Page 2: LEC.187

Lección 187

relacionar las ataduras; 4º - Llévelo a que repita la renuncia, espíritu por espíritu; 5º - Hágalo callar y usted de la orden y ¡No pare hasta que vomiten!!; 6º - Y cuando el espíritu se vaya quédese con los liberadores que estuvieron con usted y cúbrase con la sangre del Cordero, porque nadie que está liberando puede irse sin cubrirse porque el diablo estará afuera esperándolo para darle. Yo no estoy ironizando porque es verdad que creemos en estas cosas, y las hacemos, sino que estoy diciendo que en ningún momento Jesús dio una clase de éstas.

Jamás Jesús enseñó a predicar, y sin embargo los envió a predicar. No les habló de la correcta Exégesis del pasaje, ni de Hermeneútica, ni tampoco de que tuvieran en cuenta que un buen sermón tiene la presentación del tema como introducción, y esta tiene que ser muy apelativa para que la audiencia quede capturada en la presentación del tema, que tiene que tener un cuerpo, un nudo, y un desenlace final. Y tampoco les dio una técnica, no les dijo que supieran modular la voz, que tuvieran momentos donde la expresión alcanzara el máximo de la exponencia y luego bajaran esa voz llevándola a la suavidad de la expresión, porque trabajando correctamente con la voz la audiencia quedaría metida, y que cuando se usa un timbre de voz parejo, la gente se duerme. ¡Y es cierto! ¡Todo eso es cierto! Pero jamás Jesús enseñó eso, porque las cosas de la unción, la unción sanadora, el poder que hay en la unción liberadora, y el poder que hay en la unción de la revelación de la Palabra , en la predicación, no se puede enseñar, no se puede explicar, no se puede entender, porque simplemente se transmite, fluye de quién la tiene y penetra en el que está cerca. Jesús dijo eso. Llamó a doce para que estuviesen con El.

Jesús nunca enseñó a orar, y algunos de ustedes me dirán: ¡Como no!, ¡Si enseñó el Padre Nuestro!, pero no es así, Lucas 11 dice: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó El de orar, y uno de sus discípulos se acercó y al verlo orar a El le dijo: Enséñanos lo que estás haciendo”. Entonces Jesús les explicó lo que estaba haciendo y les dijo: “-Miren, cuando oren, oren así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra.... ¡Que oración magistral!!, que más que oración presenta el orden. Primero la Divinidad : “ Padre nuestro que estás en el cielo ”, no la idea de donde vive Dios sino la magnitud. Nadie puede medir el cielo y Dios no puede ser medido. “ Venga tu reino ”, y es que antes de orar hay que pedir que del cielo se manifieste el poder en medio nuestro... Pero no les dio una lección de como orar; tampoco les explicó de lo que pasaría en la transfiguración, no les dio una explicación científica de la metamorfosis que iban a presenciar, de que la materia que estaba en Él se iba a desintegrar y que la Divinidad iba a comenzar a fluir y que eso se iba a llamar en el mundo espiritual la transfiguración, sino que se los llevó al monte a Pedro y dos más de sus discípulos y mientras él estaba allí comenzó a suceder el hecho. Y

2

Page 3: LEC.187

Lección 187

los discípulos quedaron atónitos al ver como esa esencia corporal estaba desapareciendo y la experiencia lumínica de la gloria estaba siendo manifiesta en el monte. Y cuando terminó Jesús no les dijo que hicieran preguntas sobre lo que habían visto sino que dice la Biblia que inmediatamente descendió del monte y fue a liberar a un muchacho endemoniado. Yo creo que tendría que haber sido un pasaje bíblico aquella experiencia que acuñamos en nuestro lenguaje cuando decimos: «Dime con quién andas y te diré quién eres” . Al decir esto reconocemos que hay una fuerza que no se puede describir y que no importa cuanto usted le enseñe a vivir a sus hijos, ese muchacho empieza a andar con otro, y las cosas del otro, las mañas del otro, y el vocabulario del otro empiezan a penetrarle a él, y entonces ese muchacho se transforma, y usted se pregunta ¿como puede ser que después de tanta enseñanza que le dio, el compañero de junta lo cambió en tres días?, y es que hay cosas que no se enseñan, hay cosas que se pegan. Y Jesús está hablando de eso, por eso convocó a doce para que estuviesen con él.

Basta mirar la cueva de Adulam en 1ª Samuel 22:2. Dice la Biblia que en esa cueva de Adulam estaban los perseguidos por el rey Saúl. Dice que estaban todos los afligidos, los endeudados, y los que se hallaban en amargura de espíritu, y dicha cueva es el modelo del espíritu del mundo, el espíritu de nuestros días; es la clara descripción de este mundo en el que vivimos. Allí estaban con David, ya que el hombre de Dios estaba siendo perseguido por Saúl para matarlo y así impedir que le sucediera en el trono real. Y en esa cueva se encuentra con cuatrocientos forajidos afligidos, endeudados, que sellaban la amargura de espíritu. Y David estaba en la cueva con el espíritu del mundo, pero no les dijo a estos hombres que prestaran atención porque él les daría clases de como salir de las deudas, de como las aflicciones tienen que ser quitadas, y como la amargura desaparece, ¡No fue así! Ese David entró en esa cueva de Adulam y él describe con exactitud la experiencia que vivió en el Salmo 57 y habla de ellos diciendo: “Mi alma está entre leones, estoy echado entre hijos de hombre que vomitan llamas”, eso significa que leones están peleando, se están agarrando de los pelos en la cueva, y “gente que vomitan llamas”, tradúzcalo usted que están insultando, sus bocas son verdaderas “letrinas”, están diciendo malas palabras, “Y cuyos dientes son como saetas y lanzas y cuya lengua es espada aguda”.

Esa gente era una verdadera miseria, pero cada mañana David salía de la cueva, se ponía sobre una peña y tomaba su arpa, y no se dejaba poseer por el espíritu de los que estaban en la cueva. Adentro de la cueva quedaban los violadores, los linyeras, los locos, peleando, insultando, diciendo palabrotas, pero David salía corriendo y con su arpa en mano se hablaba a si mismo y se decía: “Oh Dios, mi corazón está dispuesto, ¡cantaré y trovaré Salmos! ¡Despierta alma mía! !Despierta salterio y arpa! Cantaré entre las naciones, cantaré al Dios que me favorece”. Nunca les dio un curso, nunca les explicó como enfrentar las amarguras, nunca les enseñó como ser y como vivir.

3

Page 4: LEC.187

Lección 187

Cuando David entraba en la cueva y estaban estos locos gritando, peleando, e insultando, el corría afuera y con su arpa se decía a sí mismo: “- ¡Soy David! ¡Soy David! ¡Soy David! ¡Despierte corazón!, ¡Despierte alma!, ¡Cantaré a Jehová!, ¡Cantaré a Jehová!, al Dios que me favorece”. Y volvía a entrar en la cueva, y cuando estaba allí lo empezaban a envolver las críticas, los gritos, lo empezaban a envolver estos endemoniados que hablaban de la deuda, del luto, de la bronca. Esa gente eran perseguidos políticos, estaban envenenados, los querían matar, y todo el día hablaban de que había que matar a Saúl, había que quemarle el palacio, etc. Y David no soportaba todo ese ambiente hostil, y como ese no era su espíritu sino otro, impedía que lo afectara saliendo de la cueva con su arpa y cantando Salmos a Jehová, su Dios.

Y estos locos empezaron a mirar a ese hombre que en lugar de maldecir, a pesar de estar en las mismas condiciones que ellos, se hablaba a si mismo y se decía: “Tranquilo David, tú eres un hijo de Dios, las adversidades de este momento nada tienen que ver contigo... Tranquila alma mía, canta a tu Dios.” . Y finalmente, la unción de David se pegó a los cuatrocientos locos, y usted va a leer al final de la historia, en 2ª Samuel, que les cambió el nombre a estos locos, y la Biblia los llama “los valientes de David”. Uno defendió el campo de lentejas, otro descendió a un foso, cuando estaba nevando, y con sus propias manos le quebró la mandíbula a un león, el tercero tomó la espada y mató a mil personas de tal manera que se le soldó la espada a la mano. Estos enlutados nunca hicieron un curso de valentía, ni de destreza, simplemente estuvieron al lado de un hombre que tenía unción de valentía , y como la unción se pega, éstos locos recibieron la unción de David. David tenía la unción de valentía. A los diecisiete años derribó al gigante Goliat y la gente le cantaba ¡El valiente David! Y esa unción les entró por los poros y los terminaron reconociendo “Los valientes de David”. Lo curioso es que no le dicen los cantores de David, ya que David cantaba, el canto no se les pegó sino que fue la unción de valentía.

¿Recuerda a Eliseo y Elías?. Elías tiene que elegir un sucesor: Eliseo, y entonces pasa por donde está Eliseo... Elías no lo fue a buscar para decirle que lo había elegido como su sucesor, y que a partir de ahora tendría que aprender el arte y la destreza de la profecía, ni le dijo que iba a darle un curso de como profetizar, ni que iba a tener que tener una revelación especial, ni que tendría que saber si lo que está recibiendo es de Dios o no. No fue así, ese hombre era un antipático; pasó por al lado de su sucesor y le tiró el manto. Y Eliseo entonces se sacó el manto y corrió donde Elías estaba y le dijo: “Espéreme, que voy a despedirme de mis padres”, y Elías se hizo el indiferente. Le tiró el manto arriba y sin embargo la Biblia dice que le dijo: “ ¿Que tengo que ver contigo? ¿Quién eres? ”... “ ¿Cómo quién soy? ¡Soy tu sucesor! ¡Me tienes que enseñar a profetizar!...” y la Biblia dice que Eliseo lo siguió años y Elías jamás le dio un curso de profecía, nunca le enseñó a profetizar, al contrario, lo quería dejar en cualquier

4

Page 5: LEC.187

Lección 187

paraje, pero Eliseo no lo quería dejar ir solo; ya sea a Gilgal, a Jericó, al Jordán, Eliseo lo seguía y le decía: “Vive Jehová y vive tu alma que no te dejaré...”, y jamás le explicó lo que tenía que hacer. Pero la Biblia dice que un día cruzaron el Jordán, y Elías se sacó el manto y golpeó a la orilla del Jordán las aguas y este se abrió y cruzaron los dos. Y cuando cruzaron de este lado vinieron del cielo los carros de fuego y subió Elías en ellos y los torbellinos del cielo se lo llevaron. Y cuando subía, y subía tan empinado, se le cayó el manto, y abajo estaba Eliseo gritando: “¡Padre mío! ¡Padre mío!...”, pero escuche el detalle: Dice la Biblia que tomó el manto de su padre espiritual y se fue hacia las orillas de las aguas, porque había quedado del otro lado y estas se habían vuelto a amontonar, y la Biblia dice literalmente: “Y golpeó las aguas como lo había hecho Elías y éstas se abrieron y pasó en seco”. Cuando se fue, Elías no le dijo como tenía que hacer para volver a cruzar, no mencionó nada sobre golpear las aguas como él lo había hecho, ¡No! A ese muchacho se le pegó la unción, la unción de profecía, la unción de poder de Elías; y de la misma manera en que golpeó las aguas su maestro, él golpeó las aguas y éstas se abrieron.

Moisés nunca le explicó a Josué, el sirviente que siempre había estado con él, como ser líder. Pero el día que murió Moisés, Josué recibió el privilegio de cruzar el Jordán y dirigir a Israel. Fue su sucesor, y cuando Jehová habla con él le dice: Como estuve con Moisés estaré contigo... , no le dice: La unción vendrá sobre tí; no le dice: El poder estará sobre ti, solamente le dice: Te acompañaré como lo acompañé a Moisés, ¿Sabe por qué? Le está diciendo: “Tu ya tienes lo de Moisés, eres igual a Moisés; te escogí porque lo de Moisés se te ha pegado a ti”. Dice el vs. 13: Después subió al monte y llamó así a los que él quiso y vinieron a Él Dos detalles:

1º - Jesús tenía algo para dar. No es algo obvio lo que estoy diciendo sino que el libro de Romanos dice que el que se acerca a Dios debe creer que éste existe. Y esto parece una cosa obvia porque uno piensa que si alguien se acerca a Dios es porque está creyendo que El existe, si no no se acercaría, pero no es tan obvio. Hay personas que se acercan a El pero no están seguras de que El existe, personas que se acercan a Cristo pero no están seguras de que existe, se acercan simplemente para averiguar si es o no es. Por eso es necesario que usted crea que Jesús tiene algo para darle. Es que hay personas que creen que Jesús hará sanidad en otros, milagros en otros, pero creen que a ellos nunca les va a tocar. La Biblia habla de un milagro en Lucas 6 que refleja un segundo elemento:

2º - Jesús tenía algo para darles pero ellos vinieron a El. Lucas 6 dice que vinieron a El para oírle y ser sanados. La gente venía a Jesús para recibir lo de Jesús, no para recibir enseñanza... en un momento los discípulos quisieron que Jesús les enseñe y le preguntaron: “Jesús enséñanos”, y Jesús les dijo: “Ustedes no están preparados para aprender lo que les voy a decir. Ustedes necesitan que venga el

5

Page 6: LEC.187

Lección 187

Espíritu Santo, que tome del Padre y os revele a ustedes, porque la unción no se enseña”.

Estoy diciendo que se necesitan dos detalles: En primer lugar creer que Jesús tiene la unción, y en segundo lugar venir a El y desear recibirla de El. Ellos creyeron que Jesús tenía algo para darles y ellos vinieron a El porque deseaban lo que Jesús tenía. Yo voy a darles un ejemplo muy honesto, y quiero hablar de su relación conmigo, de nuestra relación en este lugar. Aquí pueden pasar dos cosas:

1º - Puede pasar que la relación que usted tenga conmigo sea de mando y de obediencia. Yo soy el pastor de la iglesia, soy la autoridad máxima de este lugar, circunstancialmente, caprichosamente, cosas de la vida, tal vez, pero a mí me tocó estar aquí para mandar o decidir; y usted quizás sea más capaz que yo, más inteligente, pero le tocó estar ahí como oveja, y sabe por que es oveja: ¡Mee da!... ¡Mee quiere!... ¡Meee atiende!... ¡Meee cuida!... A usted no le puede gustar mi posición y puede no estar de acuerdo conmigo, y de hecho hay personas que no me quieren, pero si entra por esa puerta y está aquí ya sabe quién manda.

2º - Pero puede pasar otra cosa, como por ejemplo que usted crea que yo tengo algo que Dios me ha dado para darle, puede pasar que usted crea que la unción que hay en mí puede servirle para vivir la vida de manera diferente, y sin que yo le obligue y sin que yo le mande usted esté aquí sentado simplemente porque quiera recibir algo de mí, algo de Dios a través mío, entonces nuestra relación será diferente, ya no será mando y obediencia sino que será una relación de discípulo a maestro y maestro a discípulo.

Estoy diciendo que el propósito por el cuál fui llamado es para transmitirle y darle lo que Dios me da. Yo no estoy aquí como un dique de contención para contener el río de Dios, sino que estoy aquí para derribar las barreras y dejar que el río que fluye a través mío llegue a usted y lo constituya en una persona victoriosa. Yo no estoy aquí para dar órdenes y que otros obedezcan, yo estoy aquí para acercarle la revelación, estoy aquí para que la unción de poder y de victoria que pasa a través de mi vida llegue a usted; yo no se porque, yo no me hubiera elegido sino que me hubiera descartado, no soy el más digno; pero no son cosas que yo decido sino que Dios ha querido que este recipiente imperfecto, que este hombre con equivocaciones y debilidades sea un canal. Yo habré cumplido mi ministerio si cuando ya no esté más algo de la unción que Dios me ha dado se haya pegado en usted. Podemos tener una relación tirante de mando y obediencia, o podemos tener una relación de maestro a discípulo, de padre a hijo, pero se necesita que el que sea maestro tenga algo para dar y que los discípulos quieran algo que él tiene..., entonces si los envió a predicar. No les dio ningún curso de predicación sino que creo que les habrá dicho lo mismo que Pablo: “Lo que visteis y oísteis de mí, eso haced”.

6

Page 7: LEC.187

Lección 187 7