Leonardo Redescubierto Codice 1y2

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  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    1/52

    A * j 7

    .15?

    na

    ventana

    abierta

    al mundo

    Octubre

    1974

    ., (año. XXVII)

    Precio :

    2,40 francos franceses

    C/fv,-

    ******** .*t*r W V /*V y/ y^ 7~

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    2/52

    Foto ©

    Giraudon,

    París

    Tesoros

    del arte

    mundial

    @ ITALIA

    saw*

    La gracia f lorentina

    La

    Virgen de las rocas (a

    la izquierda),

    o bra m ae stra d el  Quattrocento

    italiano, hoy en el Museo del Louvre,

    de

    Paris, demuestra hasta

    qué

    punto

    Leonardo de Vinci

    dominaba

    ya

    cuando

    la pintó en 1483, a la

    edad

    de 31 años, todos los

    recursos

    artísticos del Renacimiento. So n pocas las

    obras en las que pueda

    admirarse

    como en

    ésta

    el ritmo

    extraordinario

    y

    la perfección

    de

    las m anos que ocupan el

    centro de l

    cuadro (arr iba, un

    detalle).

    La exqu is ita grac ia prop ia de

    la pintura florentina

    con que están

    representados los

    personajes

    (véase

    también

    la página 26)

    concuerda

    perfectamente co n el naturalismo de l p ais aje y la prec is ión botán ica de

    la

    vegetación. Unos

    23

    años más

    tarde, hacia

    1506,

    por razones

    que no

    han p od id o a ve rig ua rs e, L eo na rd o p in tó una réplica del m ism o cuadro

    e introdujo en

    ella

    numerosas modificaciones. En la nueva versión (que se

    conserva en la National Gallery

    de Londres)

    desapareció, po r ejemplo, el

    gesto de l á nge l qu e se ña la con

    su

    dedo al pequeño Juan Bautista, cambio

    sobre

    el

    cual

    Leonardo

    no

    nos ha dejado

    explicación

    alguna.

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    3/52

    E l

    Correo

    OC T U B R E 1974 A Ñ O

    XXVII

    PUBLICADO

    E N

    15

    IDIOMAS

    Español

    Arabe Hebreo

    Inglés

    Japonés

    Persa

    Francés

    Italiano

    Por tugués

    Ruso

    Hindi

    Neerlandés

    Alemán

    Tamul

    Turco

    Publicación mensua l

    de la

    UNESCO

    (Organización

    de

    las

    Naciones

    Unidas para

    la Educación, la Ciencia y la Cultura)

    Venta y dis tr ibuc ión

    Unesco,

    P la ce d e Fontenoy, 75700

    París

    Tarifa de

    suscr ipción

    anual : 24 f rancos

    Los art ícu los y

    fotograflas de

    este n úm ero q ue llev an el

    signo © (copyright) n o p ue de n ser reproducidos. Todos

    los

    demás

    textos e i lustraciones pueden reproducirse,

    siempre

    que

    se

    mencione

    su origen

    de

    la siguiente manera

    :

     D e

    EL CORREO

    DE

    LA U NE SC O , y

    se

    agregue

    su

    fecha

    de

    publicación.

    Al reproducirse

    los

    artículos y

    las fotos

    deberá

    hacerse

    constar el nombre

    de l

    autor.

    En

    lo que respecta a las

    fotografías reproducibles, serán

    facilitadas

    por la Redacción

    siempre que el director

    de

    otra publicación las

    solicite

    por

    escrito.

    Una vez utilizados estos mater ia les, deberán

    enviarse a la Redacción tres ejemplares d el p e ri ód ico o revista

    que

    los

    publique. Los artículos firmados expresan la opinión

    de sus autores

    y

    no representan forzosamente el punto de

    v is ta de la U ne sco o de la Redacción de la revis ta .

    Redacción y Adminis trac ión

    Unesco, Place de Fontenoy,

    75700

    París

    Director

    y J efe

    de Redacción

    Sandy Koffler

    Subjefe de Redacción

    René Caloz

    Asistente

    de l

    Jefe

    de

    Redacción

    O lga R ode l

    Redac tores Principales

    Español

    : Francisco Fernández-Santos

    Francés :

    Jane

    Albert Hesse

    Inglés :

    Ronald

    Fenton

    Ruso : Georgi Stetsenko

    Alemán

    : Werner

    M erk li (Berna )

    Arabe

    : Abdel

    Monelm

    El

    Sawi (El Cairo)

    Japonés : Kazuo Akao

    (Tokio)

    Italiano : M aria R emiddi (R om a)

    Hindi :

    Ramesh

    Bakshi (Delhi)

    Tamul : N.D.

    Sundaravadivelu

    (Madras)

    Hebreo

    :

    Alexander Peü (Jerusalén)

    Persa

    : Fereydun Ardalan (Teherán)

    Portugués

    :

    Benedicto

    Silva (Rio

    de Janeiro)

    Neerlandés :

    Paul Morren

    (Amberes)

    Turco : Mefra Telc i

    (Estambul)

    Redactores

    Español :

    Jorge Enrique Adoum

    Francés : Philippe

    Ouannès

    Inglés : Roy Malkin

    I lustración : Anne-Mar ie Mai llard

    Documentación

    : Christiane

    Boucher

    Composic ión gráfica

    Rolf

    Ibach

    Robert Jacquemin

    La

    correspondencia deba dirigirse

    al Director

    de

    la revista

    Página

    LEONARDO

    REDESCUBIERTO

    EN LOS DOS

    C O D I C E S

    DE MADRID

    5 LA

    E X T R A Ñ A

    A V E N T U R A

    D E LOS MANUSCRITOS

    D E LEONARDO

    por P a olo G a llu zz i

    8

    LO S

    CODICES D E

    MADRID

    por

    Anna M a ria B riz io

    11 LA MAQUINA

    Y

    S U S

    E L E M E N T O S

    15 EL

    T E A T R O

    C I R C U L A R D E L E O N A R D O

    16

    L E O N A R D O ,

    EL M Ú S I C O

    por Emanuel Winternitz

    19 SUPLEMENTO DE 16 PAGINAS

    LEONARDO

    D E

    VINCI

    CONTADO

    A LOS NIÑOS

    por Bruno Nardini

    37

    HISTORIA

    D E

    U N

    C A B A L L O C O L O S A L

    40 LEONARDO

    Y

    EL MUNDO

    TUMULTUOSO D E L

    RENACIMIENTO

    por

    Eugenio Garin

    45

    LA

    GLORIA D E PINTAR

    por Cario

    Pedretti

    2 T E S O R O S D EL AR TE

    MUNDIAL

    La gracia

    florentina

    (Italia)

    í

    *-

    N U E S T R A P O R T A D A

    He aquí uno

    de

    los

    dibujos

    má s

    notables

    entre los cientos qu e incluyen los dos

    códices de Leonardo de

    Vinci

    des¬

    cubiertos hace poco en la Biblioteca

    Nacional

    de

    Madrid y que ahora se

    p ublican p or prim era ve z

    en

    edición

    facsimilar. El dibu jo representa

    la

    cabeza

    y

    el

    cuello

    de l

    molde exterior de l colosal

    caballo de bronce cuya realización

    e m pre n dió L eo na rd o ( vé as e la historia

    completa

    en la

    página

    37). Como un

    foco

    de

    luz

    en las

    tinieblas,

    el

    espíritu

    de Leonardo se m ovía

    constantemente

    en inquieta búsqueda,

    descubriendo

    un

    tema al

    que c onsagraba

    su pasión po r

    un

    t iempo para

    p as ar r áp id am e nt e

    a

    o tro. R eple tos de notas breves y

    de

    r áp id os b oc eto s, e je cu ta do s

    con

    infa¬

    lible prectsión,

    los manuscritos

    de

    M a dr id a rr oja n

    una

    luz más viva que

    nunca

    sobre

    la labor

    de Leonardo en la

    esfera

    de

    la

    mecánica,

    la ingeniería

    militar,

    la

    geometría, la perspectiva,

    la

    óptica,

    la

    fu nd ic ió n y

    otras

    múltiples

    materias.

    Dibujo

    ©

    1974

    McGraw-Hill

    B oo k C o. , Maiden¬

    head, Inglaterra, y

    Taurus

    E d ic io n es , M a d ri d

    V5»CHIVtV

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    4/52

    Sobre

    un autorretrato de

    Leonardo,

    qu e

    pertenece

    a la C o lecci ón Wi ndso r,

    de Inglaterra, se ha imprimido aqui su

    prop ia f irma . El

    gran

    arti sta solia

    escr ib ir , d ibu ja r y pintar co n la mano

    izquierda

    y la

    m a yo r p ar te

    de

    su s n ota s

    están escritas de

    derecha

    a

    izquierda

    (escritura de espejo). Encima, la

    misma firma invertida.

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    5/52

    El presente número

    de

    El

    Correo de la

    Unesco

    está

    dedicado

    a

    la obra de

    Leonardo

    de

    Vinci tal

    c o mo

    se nos

    aparece en lo s do s g ru es os c ua de rno s

    manuscr i tos de l

    art ista

    descubiertos

    en Madr id en 1965. Los

    C o d e x

    Madrid I

    y

    Madrid II,

    nombre con

    que

    hoy

    son universalmente conocidos,

    representan sin duda algu na uno '

    de los principales hal lazgos del

    siglo

    XX

    en materia de

    manuscritos

    antiguos.

    P or acuerdo

    con

    el

    gobierno español,

    Taurus

    Ediciones

    de Madrid y

    Mc Graw -H ill B ook

    Company

    de

    Nueva York

    va n a publicar este

    otoño

    un a edic ión facsimilar en

    cinco

    vo lúmenes de los dos có dices

    leonardianos

    (1).

    La

    labor

    de preparación

    ha estado a cargo de l gran especialista

    itaKano en

    L e on a rd o L a dis la o

    Reti,

    quien

    llevó

    a

    cabo

    Ja

    transcripción

    al

    italiano m o de rn o, lo s

    comentarios

    y la traducción inglesa, contribuyendo

    también a

    la traducción

    castel lana,

    co n la colaboración de l arquitecto

    y crítico

    e sp añ ol F ern an do C hu ec a,

    que

    Ta ha completado

    tras

    la

    muerte

    de R eti, en

    octubre

    de

    1973.

    Van

    a

    publicarse además coediciones en

    italiano, alemán, japonés

    y neer landés.

    En el prefacio a lo s C ód ic es

    de

    Madrid,

    el

    señor

    Luis

    Sánchez

    Belda, Director General de Archivos

    y Bibliotecas

    d e E sp añ a, pone de

    relieve « el

    amplio espír itu

    de

    colaborac ión internacional

    qu e

    ha

    presidido

    la

    edición

    de los

    manuscritos : financiada y d ir ig id a

    por

    un a empresa

    norteamericana,

    la reproducción de

    las

    láminas

    se ha l levado a cabo

    en

    Suiza, el

    fotomontaje

    en Inglaterra, la impresión

    en

    España

    y la encuademación en

    Alemania».

    A l

    mismo

    t iempo,

    Taurus,

    McGraw-Hi l l

    y

    los coeditores italiano,

    francés,

    alemán, holandés

    y

    japonés

    publ ican también un

    volumen

    de más

    de

    300 páginas

    y

    con abundantís imas

    ilustraciones

    titulado El Leonardo

    desconocido (2).

    En las

    páginas 16 y siguientes de este

    número

    se

    incluye

    una versión

    abreviada

    de

    un o

    de

    su s capítulos.

    La redacc ión de El

    Correo

    de la Unesco

    desea expresar su agradecimiento

    a

    Taurus Ed ic iones,

    McGraw-Hi l l

    y

    Giunt i-Barbera por la generosa

    ayuda

    que

    no s han prestado para

    hac er pos ib le e ste n úm e ro .

    LA

    EXTRAÑA

    AVENTURA DE

    LO S

    MANUSCRITOS

    DE LEONARDO

    t *X URANTE

    casi

    tres siglos, los

    \//\ innumerables testimonios que

    y J

    nos dejó Leonardo de sus

    tra-

    **^^

    bajos científicos y técnicos

    permanecieron

    confundidos en

    un

    Impenetrable fárrago de papeles y

    de

    notas de

    lectura, ta n caót icamente

    organ izados y de

    tan difícil interpre¬

    tación qu e h asta

    fines del

    siglo XVIII

    su

    fama

    de

    artista

    y

    de

    pintor

    primó

    n ota ble m en te s ob re

    la

    considerac ión

    que

    merecía c omo

    filósofo

    y hom bre

    de ciencia. El deplorable sino

    qu e

    padecieron, después

    de la muerte del

    maestro

    (1519), todos

    sus manuscritos

    impidió que la cultura

    europea

    se

    beneficiara de las ideas y de las

    audaces soluciones

    qu e Leonardo

    había expuesto.

    Sabemos

    qu e

    dejó

    por tes tamen to

    todos su s manuscr i tos a su fiel

    discí¬

    pulo Francesco M elzi,

    que

    le

    había

    seguido

    en su incesante peregrinar

    hasta su mismo lecho

    de muerte.

    ¿Cómo

    se llegó

    entonces

    a la

    actual

    dispersión de los autógrafos

    leonar¬

    dianos,

    otrora

    reunidos?

    F ra nc es co M e lz i conservó la pre¬

    c io sa h er en c ia

    en

    su

    casa de

    Vaprlo

    d'A dda. A l morir

    en

    1570, su hijo y

    heredero, Oraz io

    Melzi,

    arrinconó en

    un

    granero

    unas reliquias para él

    des-

    por

    Paolo Galluzzi

    provistas de Interés. L elio G av ard i,

    preceptor

    de la fam ilia Melzi y cola¬

    b ora do r y amigo de l

    célebre

    impresor

    veneciano

    Aldo

    M anuclo, pudo

    así

    apoderarse fácilmente de 13 cuadernos

    de Leonardo y se los

    llevó

    a Flo¬

    rencia

    para

    ofrecérselos a

    Francisco

    de Médicis con

    la

    esperanza de ob¬

    tener un a

    sum a de

    dinero cons iderab le .

    Pero el i nc reíb le parecer de u n c on se ¬

    jero

    de l

    Duque fue: «Nada de esto

    podría Interesar

    a

    Vuestra Excelencia.»

    No

    pudiendo

    l levar a fel iz término

    su

    proyecto , y v iendo

    que se

    esfumaba

    su

    sueño de h ac er fo rtu na , G a va rd i

    pidió

    a

    su amigo Ambroglo Mazzenta,

    que

    partía

    a

    Milán,

    que

    devolviera los

    cuadernos

    a

    Orazio Melzi.

    Pero

    éste

    tam poco quiso recibirlos y, como

    puede

    leerse

    en las

    memorias

    de

    M az ze nta , « se asombró de que

    me

    hubiera

    to m ad o ta le s m o le stia s

    y me

    re ga ló lo s

    libros».

    Es

    entonces

    cuando

    entra

    en escena

    Pompeo

    Leoni, de Arezzo, que

    iba a

    desempeñar un papel decisivo en la

    historia de los -manuscr i tos de Leo¬

    nardo.

    Escultor

    en la

    corte de

    Felipe II.

    de

    España,

    Leoni

    mostró

    gran

    Interés

    po r los manuscritos que conservaban

    los herederos de F ra nc es co M e lz i y,

    prometiendo protección y favores per-p

    (1)

    Lo s

    Códices

    de

    Madrid

    de

    Leonardo de Vinel

    (Codex Madrid

    I

    y Codex Madrid II), edición

    en

    cinco volúmenes, Taurus

    Ediciones, Madrid,

    y Mc-Graw-

    Hill

    Book

    Co.,

    Maidenhead.

    Reino Unido. 1974. Precio:

    300 dó lares aproximadamente .

    (2) El Leonardo

    desconocido,

    Teurus

    Ediciones,

    M ad rid , y McGraw-Hill B oo k C o

    . Nueva

    York, Toron to .

    Precio: 43 dó lares aproximadamente

    PAOLO GALLUZZI es d irec tor de l

    Museo y

    de

    la

    Biblioteca

    de Leonardo,

    en

    Vinel (Italia).

    Actua lmente prepara un léxico de la termi¬

    nología f il osófi ca y c ientí fi ca

    de

    Galileo

    para

    el

    Consejo Nacional de Investigaciones

    Cien¬

    tíf icas de Italia. Es autor de

    numerosos

    estu¬

    dios sobre

    la

    h is to ri a d e l pensamiento

    cien¬

    t íf ico i taliano durante los siglos XV I y

    XVII.

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    6/52

    w

    sonales, consiguió que le cedieran

    una

    ^ gran

    parte

    de

    ellos. Asimismo, logró

    obtener

    10 de lo s

    13

    cuadernos

    que Orazio Melzi había regalado a

    Mazzenta.

    Entre

    1582 y 1590,

    esto es

    en

    apenas

    ocho

    años,

    la herencia

    de

    Leonardo

    pasó

    casi

    totalmente a

    manos

    de un

    nuevo

    propietario.

    Deseoso

    de

    presentar los docu¬

    mentos

    de un

    modo

    más

    a tra ct iv o, y

    aun s ie nd o p ers on a in co m pe te nte

    en

    la

    materia,

    Leoni

    no vaciló en

    des¬

    membrar varios cuadernos para re -

    agrupar sus páginas en forma de

    g ra nde s v olúm ene s. Esta singular

    «restauración»

    modificó

    básicamente

    la disposición original de los escritos

    de

    Leonardo,

    al borrar de golpe un

    testimonio i naprec iab le sobre el orden

    de composición,

    la cronología y

    el

    número inicial de los cuadernos, y al

    anticipar

    ulteriores

    pérdidas y dis¬

    persiones.

    Nada nos permite

    creer

    que Leoni

    tuviera realmente la Intención, de¬

    clarada

    a

    Orazio Me lz i, de ofrecer a

    Felipe

    II

    los

    manuscritos

    de Leonardo.

    A l p are ce r

    sólo

    le cedió

    unos

    pocos,

    quedándose con los demás, ya

    que

    un

    gran

    número de

    ellos

    pasó

    a manos

    de su yerno y heredero Polldoro

    Caichi,

    quien

    se ded icó ab iertamente

    a

    comerciar

    co n ellos. Hacia 1622,

    Caich i

    vendió

    al C onde G aleazzo

    Arconati, de

    Milán, el

    gran

    volumen

    de las artes

    secretas de

    Leonardo,

    compilado

    por

    Leoni, y que hoy cono¬

    c e mo s

    con el nombre

    de

    Codex

    Atlan¬

    ticus.

    En 1636, Arconati

    lo

    donó, junto

    co n otros manuscr itos leonard ianos ,

    a

    la

    Biblioteca Ambros iana de Milán.

    O tra p arte de los documentos que

    poseía Leoni fueron a parar a Ingla¬

    terra. Thomas How ard, C onde de

    Arundel,

    consiguió

    adquirir

    el segundo

    gran volumen

    compilado

    por Leoni,

    qu e contenía todos los manusc ri tos de

    carácter artístico

    y

    que

    hoy

    conocemos

    con e l

    nombre

    de Colección Windsor

    po r haberse

    conservado

    en la

    Royal

    Windsor Library. Thomas Howard

    adquirió

    otro manuscrito, el actual

    ~ vV*

     W'n

    a-g-w) p,r

    .»oí», *,.

    »li«

    .,->

    D ibu jo tomado de l C ódice Madrid

    I,

    uno

    de

    lo s muchos en lo s que

    Leonardo

    e stu dió lo s elementos básicos de las

    máquinas. Aquí

    se trata

    de

    un dispositivo

    pa ra la

    transmisión

    de

    la fuerza y del

    m o v im i en to m e dia nt e

    tornil los

    si n

    fin y ru ed as, te ma a l cua l Leonardo

    volvió constantemente.

    Letras mayúsculas de la caligrafía

    de

    Leonardo,

    escritas a su manera, es

    decir de derecha a izquierda.

    Se

    trata

    de ampliaciones tomadas de diferentes

    páginas del C ód ice M ad rid

    I.

    Sin

    embargo, su s manuscritos no siempre

    tienen

    la elegancia que se advierte

    en

    estas

    reproducciones.

    A

    menudo

    solia

    hace r anot ac iones ráp idas en los

    m árg en es de las p ág in as.

    Estas mismas letras se han

    empleado

    en

    forma invertida como inicial

    de

    los artículos

    de l

    pres en te número .

    Máquina

    excavadora para

    la

    construcción

    de un

    ca na l, se gú n

    un

    diseño qu e

    figura

    en e l C o de x A tla ntic us . En la

    época

    de

    Leonardo,

    el sector

    del

    río

    Arno com prend ido ent re F lo rencia

    y su desembocadura

    en

    el

    Mediterráneo

    no

    era apto

    para

    la navegación

    debido

    a

    su

    cu rso s inuoso

    y

    a

    su s

    bruscos

    cambios de nivel. Leonardo se

    preocupó permanentemente po r

    transformar el rio en un canal qu e

    constituyera una gran v ia flu via l

    entre

    F lo renc ia y

    el mar.

    Dibuio © 1974

    Giunt i -Barbera,

    Florencia,

    y Johnson Reprint Corporat ion,

    Nueva

    York

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    7/52

    I

    Códice Arundel

    263,

    qu e más

    tarde

    fu e d on ad o por uno de sus herederos

    a

    la Royal Society inglesa. Cabe fechar

    las adquisiciones de Arundel

    entre

    1630 y 1640.

    En

    el siglo

    XVIII se

    produjeron

    n u ev o s « m o v im i en to s » de manuscritos

    de Leonardo. Hacia 1715 Lord

    Leicester

    adquirió el códice que lleva

    ho y su

    nombre

    y se lo

    llevó a Inglaterra.

    El

    C ódic e Triv ulz iano

    (famoso

    po r la

    larga l is ta

    de palabras

    reg is tradas por

    Leonardo)

    volvió

    hacia 1750 a

    la

    Biblioteca Ambrosiana de la qu e había

    sido

    retirado,

    después

    de la primitiva

    donación, p or A rc on ati. A

    fines de

    ese

    siglo volv ieron

    a

    entrar

    en

    circulación

    los códices q ue pa re cía n haber en¬

    contrado

    un

    paradero

    definitivo.

    Napo¬

    león

    Bonaparte,

    al entrar victorioso

    en

    Milán el

    15

    de mayo de 1796 y en

    cumplimiento

    de las

    ó rd en es de l

    Di¬

    rectorio,

    organizó un

    saqueo siste¬

    mático

    de

    obras

    de

    arte

    y de

    cultura.

    El

    Códice

    Atlántico y

    los

    manuscritos

    de

    la Ambrosiana f iguran entre

    las

    obras

    valiosas

    que

    fueron

    enviadas a

    París.

    El

    códice quedó depos itado

    en

    la

    Biblioteca

    Nacional

    y los

    otros

    manus¬

    cri tos

    f ue ro n co nf ia d os al

    Inst i tuto

    de

    Francia. U na vez

    terminada

    la

    aventura

    napoleónica,

    los

    gobiernos interesados

    obtuvieron

    la

    rest i tución

    de lo s

    tesoros

    que les habían

    sido

    arrebatados: el

    C ód ic e A tlá nt ic o v olv ió a M ilá n p ero

    el

    Instituto

    de Francia conservó lo s

    otros manuscritos.

    En el siglo XIX las bibliotecas

    inglesas se enriquecieron co n nuevos

    documentos de Leonardo.

    En

    1876

    John

    Forster donó

    al

    South

    Kensington

    Museum

    (que

    es hoy el Victoria and

    Albert Museum) tres

    cuadernos que

    hoy

    llevan el

    nombre

    de l

    donador.

    Paralelamente a este noble gesto

    de generosidad hay un episodio des¬

    concertante.

    Gugl ie lmo L ib ri ,

    bibliófilo,

    erudito

    y

    SIGUE EN LA

    PÄG.

    50

    Dibujos

    ©

    1974

    Gluntl -Barbera. F lorenc ia,

    Johnson

    Reprint Corporat ion,

    Nueva York

    Los dos dibujos de e sta p ág in a están

    tomados del C odex Atlant icus,

    manuscrito de

    Leonardo

    qu e acaba

    de se r

    magníficamente

    restaurado po r

    los

    m on je s d el c on ve nto de Grottaferrata,

    cerca

    de Roma, y del

    cual

    se está

    publicando actualmente

    una

    edición

    en facsímil qu e constará de doce

    volúmenes.

    Arr iba, un a

    máquina

    co n quince husos para la fabricación

    de cuerda.

    Abajo,

    u na m áq uin a p ara

    excavar un

    canal,

    qu e levanta

    la

    tierra

    y

    la

    deposita en las

    orillas.

    K

    L

    :a¿£\

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    8/52

    LO S

    CODICES

    DE

    Para Leonardo

    el

    dibujo

    era una

    especie

    de

    lenguaje

    d e im ág en es

    má s

    inmediato y elocuente qu e el de las

    palabras.

    Este,

    tomado

    de l Códice Madrid I,

    es uno

    de

    lo s m uch os que

    realizó

    para demostrar la impos ib i li dad del

    movimiento perpetuo.

    Como

    se

    señala

    en

    el

    l ibro próximo

    a

    aparecer

    El

    L eo na rd o d es co no cid o, e l s ab io ita lia no

    menospreciaba

    a

    qu ienes s os ten ían

    la idea del movimiento

    perpetuo,

    comparándolos co n l os a lqu im istas qu e

    t rataban

    de convertir en oro

    lo s

    meta les

    viles.

    Dibujo

    © 1974,

    McGraw-Hill

    Book Co., Maidenhead.

    Reino Unido,

    y

    Taurus Ediciones, Madrid

    .ir**

    »

    »

    » I

    ¡:

    ' lí^.

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    9/52

    MADRID

    por

    Anna

    María Bríz io

    Los

    mil rostros

    del genio

    en

    700 páginas

    descubiertas

    hace

    poco

    f\ ^^

    L reciente

    descubrimiento

    fc

    \ ""^

    en

    la

    Biblioteca

    Nacional

    ^1

    ' de Madrid de

    dos

    gruesos

    manuscr i tos

    de

    Leonardo

    de Vinci, co n

    dibujos

    y te xto s, a los que por largo

    t iempo se

    consideró

    perd idos , permi te

    abrir un nuevo y sorprendente capítu lo

    en la historia de l pensamiento y

    de

    la

    obra de

    Leonardo, genio un iversa l po r

    antonomasia.

    Los códices de Madrid representan

    un

    conjunto

    sin

    par

    en el

    qu e Leonardo

    consignó infin idad de no ta s y

    de

    pen¬

    s am ie nto s, c om o lo s resultados de sus

    investigaciones

    y

    experimentos

    en

    la

    es fe ra del

    arte, la mecánica, la geo¬

    metría, la hidrología, la anatomía, la

    meteorología

    y

    el

    vuelo de las aves.

    En

    ellos

    se

    nos ofrece

    un a

    visión diná¬

    m ica del

    universo en

    que las fuerzas

    y

    los

    e lemen tos natura les

    se

    inter¬

    fieren en un

    perpetuo

    movimiento

    y

    sin

    cesar se transforman.

    Lo s

    dos

    nuevos códices

    de Madr id

    han

    incrementado

    de golpe en unas

    setecientas páginas el volumen' de los

    manuscri tos leonardianos,

    qu e suman

    en

    total cerca

    de

    seis

    mil páginas.

    Se

    trata

    además de

    setecientas

    páginas

    de

    la

    máxima

    importancia, que

    aportan

    e lem en tos a bs olu tam en te nuev os y

    sobremanera

    valiosos para aclarar

    cuestiones muy controvertidas acerca

    de Leonardo

    y

    que seguían

    sin

    resolver, ya que sólo se disponía

    de

    ANNA

    .

    M AR IA B RIZ IO es

    presidenta

    de l

    Ent e R ac co lt a Vinclana

    (centro

    dedicado

    a

    reunir las

    obras

    de Le on ard o) que

    tiene

    su

    sede en

    Vine l, I ta l ia . Es miembro de l

    Comité

    de E stud ios s obre Leonardo y del Conse¡o

    Superior de

    Bellas

    Artes

    de la Academia

    Nazlonale de l

    Lincel y profesora

    de

    historia

    de l arte de la Universidad de M ilán. Ha

    dedicado

    gran

    cantidad

    de estudios

    a

    Leo¬

    nardo

    de

    Vinel.

    .

    elementos

    fragmentarios e incom¬

    pletos.

    En conjunto, los

    dos

    códices

    abar¬

    can una quincena de

    años,

    desde 1491

    a 1505, lo s más fecundos de la acti¬

    v idad

    de L e on ar do . S us características

    no

    so n

    la s

    mismas . El Madrid

    I es un

    códice excepciona lmente homogéneo

    en su contenido y se

    refiere

    esencial¬

    mente a la mecánica. El

    Madr id

    II, en

    cambio, v er sa s ob re gran variedad de

    temas,

    en

    gran

    parte relac ionados

    con

    e l ar te .

    Hay en él observaciones mu y finas

    sobre los efectos cromát icos

    y

    atmos¬

    féricos

    que se refieren a la pintura, y

    que de hecho utilizó

    Leonardo

    en su

    Tratado

    de la

    pintura; un

    fascículo

    completo está dedicado a la fundición

    de l

    «gran caballo de

    Milán» para el

    monumento

    ecuestre a

    Francesco

    Sforza (véanse las págs. 37 a 39).

    Son

    también

    muc hos los dibujos arquitectó¬

    nicos, r ela tiv os s ob re to d o a las forti¬

    ficaciones.

    Pero, tratándose

    de

    Leonardo,

    la

    distinción

    entre

    dibujos art ís ticos y

    de

    otra

    índole

    carece

    de

    sentido y

    funda¬

    mento,

    ya que es totalmente ajena a

    su s procesos mentales.

    En

    Leonardo,

    la actividad artística

    y

    la científica

    nacen

    de

    un mismo origen y retoñan

    incesantemente la

    un a

    de la otra, de

    modo que los resultados

    de

    aquélla

    repercuten en la evolución

    de ésta, y

    recíprocamente. El dibujo es siempre

    en él verdaderamente un

    lenguaje,

    dotado de

    extraordinaria

    fuerza crea¬

    dora

    y

    de la misma claridad,

    belleza

    y

    expresividad, cualquiera que pueda

    se r su tema

    y

    contenido.

    Es in te re sa nte señ ala r que los

    etéreos

    dibujos

    d e m on ta ña s, a san¬

    guina, tan n uevos

    y

    modernos

    en su

    modo

    luminoso

    e

    Indefinido

    de

    repre

    sentar el

    paisaje,

    fue ron r ea liz ados

    durante una serie de operaciones de

    levantamiento cartográfico en el valle

    de l Arno; y que los

    dibujos

    de l

    Códice

    Madrid I

    qu e representan

    máquinas

    poseen una precisión

    y

    una fuerza

    de

    expres ión ta les que, a la

    vez

    qu e la

    Imagen

    más evidente de l objeto, comu¬

    nican

    el sent ido d inámico de su fun¬

    c ió n, c om o ocurre

    también

    co n los di¬

    bujos de ana tomía que

    Vinci

    no s dejó.

    D e

    todos

    lo s

    c ó dic e s le o n ar di an o s

    llegados hasta nosotros,

    el

    Madrid I

    es

    uno de

    lo s m ás s is temát icos si

    es que cabe emplear esta palabra

    hablando

    de Leonardo y

    está casi

    to ta lm e n te d ed ic ad o a la mecán ica .

    Exteriormente

    Incluso, es un o

    de

    los

    mejor ordenados y presenta

    el

    aspecto

    de

    un be llo e jemplar, hasta

    el

    punto

    d e q ue , en

    muchas páginas, los

    dibujos

    e stá n ta n precisa y exactamente deli¬

    neados

    y sombreados y

    el

    texto

    correspondiente tan impecablemente

    paginado que cabe

    pensar

    que Leo¬

    nardo lo

    destinaba

    a

    la imprenta.

    En

    el c ód ic e fig ura n

    dos

    fechas

    extremas:

    1493

    y

    1497;

    me

    inclino

    a

    pensar qu e

    en

    conjunto se

    acerca más

    a

    a qu élla q ue

    a

    ésta, debido

    a

    nume¬

    rosos e lemen tos

    qu e

    existen también

    en otros

    ma n u s c ri to s l eo n a rd ia n o s

    de

    la primera

    mitad

    de ese decenio.

    Se trata del decenio crucial de

    la

    act iv idad

    de

    Leonardo en Lombardía.

    Durante

    esos

    diez

    años

    se dedica

    cada

    vez

    más

    insistentemente,

    y

    con

    crec ien te ampli tud y resultados cada

    ve z más fecundos,

    a estudiar

    la m ecá ¬

    nica considerada en su dob le aspec to

    teórico

    y

    práctico : de finición

    de los

    principios

    y leyes de las «potencias»

    («potenz ie», como él las llama)

    que

    mueven

    el

    mundo:

    peso,

    fuerza, movi-

    .

    miento, impulso;

    y

    aplicación

    de

    |r

    Dibujo de

    un torno

    o cabria para

    levantar

    grandes

    pesos,

    realizado

    co n

    una

    prec is ión t al que

    podría

    suscitar

    la envidia de

    un

    proyect is ta Industr ia l

    de

    nuest ros d ias .

    A la

    izquierda,

    el aparato ensamblado;

    a

    la derecha,

    su s

    elementos

    separados: ruedas, discos, ,.

    engranajes.

    C on e ste

    torno

    Leonardo

    resolvió

    de m ane ra

    brillante el

    problema

    de convertir

    e l movimiento

    de

    rotación

    en un movimiento

    alternativo

    o de vaivén.

    Dibujo

    ©

    1974

    Gluntl-Barbera, Florencia y

    Johnson

    Reprint

    Corporation, Nueva York

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    10/52

    M

    Algunos de los má s b ello s d ib ujo s d e

    Leonardo en

    e l Códice

    Madrid I

    se refieren

    a

    la transmisión del movimiento

    y

    de

    la fuerza po r medio

    de

    ruedas

    dentadas,

    tornil los

    y

    palancas.

    El dibujo

    de arriba

    constituye

    una prueba

    más

    del

    tesón y el

    ingenio

    co n

    qu e

    Leonardo

    se dedicó

    a

    diseñar

    nuev os apara tos .

    El

    diagrama

    de

    la

    derecha

    ilustra su

    concepción

    de l

    movimiento

    natural

    y

    accidental. Para explicar

    su

    teoría utilizó

    com o e jem pl o el

    efecto

    pendular

    qu e

    se

    produce cuando

    se

    deja oscilar l ibremente

    un

    peso

    suspendido

    a

    un a

    cuerda.

    W

    ciertas

    leyes a

    la

    construcción de

    ' ingenios mecánicos. Leonardo expresa

    claramente

    la

    correlación

    entre

    lo s d os

    aspectos o momentos:

    «El libro de

    la ciencia de las

    má¬

    quinas precede al libro

    sobre

    la

    manera

    de

    aplicarlas»

    y «La mecánica

    es el paraíso de

    las ciencias

    mate¬

    máticas ya que por ella se

    llega

    al

    meol lo

    de la matemát ica.»

    La

    parte más espectacular

    de l ma¬

    nuscrito, po r

    la

    belleza

    de

    unos

    dibujos

    que se

    han

    hecho

    muy pronto

    famosos,

    es

    la

    dedicada

    al

    estudio

    y

    represen¬

    tación de las máquinas, y más exacta¬

    mente

    de

    los distintos elementos

    qu e

    integran la

    parte más

    compleja

    de una

    máquina: una especie de anatomía

    mecánica,

    en suma.

    Ladislao

    Reti,

    qu e ha sido el primer

    especialista

    de Leonardo

    en

    examinar

    lo s c ód ic es

    de

    Madrid y

    que los

    ha

    estudiado con inteligencia

    y

    oasión

    durante

    años

    de

    in tens o t rabajo, ha

    puesto de

    relieve

    y

    ha

    ilustrado la

    suma de geniales

    intuiciones

    y solu¬

    ciones

    m e c án ic as d el

    c ó dic e M a d rid

    I,

    entreveradas

    a

    menudo,

    asombrosa¬

    mente,

    de

    principios

    y artefactos que

    tan sólo

    muchos

    decenios, y au n

    siglos, más tarde alcanzaron

    una

    for¬

    mulación

    rigurosa y tuvieron una

    apli¬

    ca ció n p re c isa .

    Desde

    el

    primer

    momento,

    Reti

    centró

    su

    atención, de entre la multi tud

    de estudios mecánicos de l Códice

    Madrid I,

    en

    d os te m as , sobresalientes

    po r su

    novedad

    y por

    la envergadura

    e Importancia

    de

    su

    desarrollo: el

    mo¬

    vimiento de

    los

    proyect iles y el

    de l

    péndulo.

    Leonardo

    distingue

    entre «movi

    miento

    natural» y

    «movimiento

    acci¬

    dental»,

    analizando

    las

    características

    y

    las leyes de uno y

    otro.

    En su opi¬

    nión, el movimiento natura l

    es

    el

    que

    se

    deriva

    de

    la acción

    de

    la gravedad.

    «Todo pes o des ea caer hacia

    el

    centro

    de

    la Tierra

    po r

    el

    camino más

    corto»,

    escribe co n su típico modo de expre¬

    sarse, que tiende a

    personalizar

    las

    cosas

    y

    los

    procesos

    de la naturaleza.

    «Mov imien to

    acc identa l»

    es el

    cau¬

    sado

    po r

    una

    fuerza

    que

    él

    llama

    «potencia» y que se opone

    al «deseo

    del

    objeto de reposar en el

    centro

    del

    mundo,

    y

    es

    un movimiento

    violento».

    En el fol io 14 7 recto

    del

    Madr id

    I se

    analizan

    agudamente

    el movimiento

    natural

    y

    el accidental,

    en sus

    leyes y

    en su comportamiento:

    A(*=-

    «... T om e mo s c om o

    ejemplo

    un peso

    de

    forma

    redonda

    suspendido a un a

    cuerda y

    al que llamaremos a. Leván¬

    tese tan alto

    como

    el punto de sus¬

    pensión de la cuerda qu e

    lo

    sostiene,

    punto

    al que

    llamaremos

    f...

    Afirmo en .

    efecto

    que,

    si

    se deja

    caer

    es e peso,

    r

    Volantes

    d e u na m áq uin a

    provistos

    de

    una biela para regular

    su velocidad.

    Muchos

    de

    los

    aparatos

    mecánicos

    diseñados

    po r Leonardo

    contienen errores, según

    Lord R it ch ie -Ca lde r (véase

    su

    libro

    Leonardo and

    the

    Age of

    the Eye). El

    mismo

    autor recuerda

    un

    articulo

    de

    prensa

    en el cual se observaba que un

    tanque de g ue rra c on ce bid o p or

    Leonardo

    n o h ab ría podido

    f unciona r po r

    haber d ispues to

    de

    ta l modo el

    cigüeñal que las

    ruedas

    delanteras

    habrían

    girado en un sentido y

    las

    traseras en

    el opuesto. «No se trata de un

    error

    dice

    Ritchie-Calder

    sino

    de

    una

    equivocac ión de li be rada, t íp ica de

    la

    burlona

    costumbre de

    Leonardo de

    poner

    pegas a los demás. ¿Lo hacia po r

    simple

    travesura

    o

    era una

    m anera de

    patentar su s Id ea s

    a

    fin de que nadie

    aparte de él pudiera

    llevarlas a

    la

    práctica?».

    L uig i B old ettl, p ro fe so r

    de una escuela

    politécnica

    de

    Milán

    e st ud ia n do l os t ra b ajo s técnicos

    de

    Leonardo,

    ha

    observado

    q ue h ab ía

    frecuentemente «algo»

    qu e

    im pe día e l

    funcionamiento de la máquina

    concebida

    po r

    e l s ab io :

    una

    rueda dentada

    sobrante, un a biela ma l colocada

    o

    un

    trinquete Innecesario. Pero, una ve z

    descubierta la « tra mp a» , la máquina

    podía func ionar perfec tamente.

    Dibujos © 1974, M cG ra w-H ill B oo k C o..

    Maiden¬

    head.

    Reino Unido, y Taurus E di cio n es , M a dr id

    10

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  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    11/52

    Composición gráfica

    ©

    1974, McGraw-Hill B oo k C o., Maidenhead. Reino Unido,

    y Taurus

    Edic iones, Madrid

    1. Tornillos

    2. Clavijas

    3 . R em ac he s

    4.

    Cojinetes

    5*. G or rones, e jes, á rboles

    6. Acoplamientos

    7.

    Cuerdas, correas, cadenas

    8. Ruedas de fricción

    9.

    R ue da s d en ta da s

    10 .

    Volantes

    11.

    Palancas

    y bielas

    12 .

    R uedas

    de

    dientes

    encorvados

    13.

    Trinquetes

    14 .

    Frenos

    15 . Mecan ismos

    de

    embrague

    y

    desembrague

    16 .

    Tubos

    17. Cuerpos

    y pistones

    de bom ba

    18 . Válvulas

    19.

    Resortes

    20.

    C od os y c orr ed era s

    21 . Levas o a labes

    22 . Poleas

    La

    máquina

    y sus

    elementos

    En lo s C ó dic es de

    Madr id

    Leonardo

    hace

    por

    p rim e ra v ez

    en

    la

    historia de

    la técnica un

    análisis

    sistemático d e l

    func ionamiento y de

    lo s e le m en to s d e

    la s m áq uin as .

    En un

    c ap ítu lo d el libro

    El

    Leonardo desconocido Ladislao

    Ret i

    af i rma

    su absoluta

    convicción de

    que con el Códice

    Madr id I

    Leonardo

    intento escribir

    un

    verdadero t ra tado

    sobre la

    composición y

    el

    funcionamiento

    de las

    máquinas en

    general. La importancia qu e Leonardo.

    atribuía a l os e le m e nt os

    mecán icos

    aislándolos

    del' aparato

    de que

    forman

    parte d is tingue

    al

    genio i ta liano

    de los

    demás técnicos

    de su

    época

    y

    d e m uch os

    posteriores a él.

    Lo s especialistas

    venían

    sosteniendo que no

    fue sino en el decenio de 1870

    cuando se echaron

    las bases

    de

    la

    teoría

    moderna

    de

    los

    mecanismos, co n

    la

    publicación

    de la

    obra

    d e F ra nz

    Reuleaux

    sobre la

    cinemática

    de l as m áqu inas.

    Ahora

    el

    C ó dic e M a drid I

    viene

    a

    probar

    qu e

    la

    totalidad

    de

    lo s

    22 e le m e n to s m e c án ic o s

    enumerados po r R euleaux hab ían sido

    es tud iados y

    analizados po r

    Leonardo, con

    excepción

    de los

    re ma ch es , q ue excluyó

    voluntariamente. Reproducimos

    aqui una página de

    El

    Leonardo

    desconocido

    en

    la

    qu e

    se

    han

    reunido

    los

    dibujos de L eo na rd o s ob re 4 4

    dichos

    elementos. I

    |

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    12/52

    todo el movimiento qu e realice de a

    a

    n (véase

    el

    dibujo

    de

    la

    pág.

    10) se

    l lamará movimiento

    natural

    porque

    se

    m ueve para acercarse al centro de l

    mundo. Una

    vez llegado al lugar

    deseado, es decir n, se p roduce o tr o

    movimiento

    al

    qu e l lamaremos acci¬

    den ta l po rque

    va

    contra su deseo.»

    Y

    Leonardo

    f or m u la c la ra m e n te

    la s

    leyes de e sto s dos

    movimientos:

    «El

    cual

    mov im i en to (accidental) .. . será

    s iempre meno r

    qu e

    el

    natural»,

    y

    aun:

    «El movimiento

    natural,

    cuanto más

    se

    acerca a su

    fin (de a a

    n, como

    en

    el

    dibujo) más veloz se

    torna;

    el movi¬

    miento accidental (de nam)

    hace

    lo

    contrario.»

    Y en el m ism o pasaje Leonardo

    analiza de manera penetrante el

    movi¬

    miento

    de

    un proyecti l lanzado al

    aire:

    «Pero,

    si

    esos m ovim ientos

    se

    afectúan

    hacia el cielo, como en el

    arco

    que

    describe

    una piedra,

    el

    movi-

     

    miento accidental será entonces mayor

    que

    el

    que l lamamos natural... (al

    volver

    hacia tie rra tra s

    haber

    alcanzado la

    cima

    de l

    movimiento

    ascendente) esa

    piedra

    no

    sigue

    ya

    en

    el

    aire

    la

    forma

    del arco

    comenzado,

    sino que,

    en su

    gran

    deseo

    de

    volver

    aba jo , t raza una

    línea

    mucho más curva

    y más

    corta

    qu e la descrita al subir.»

    lAdmirable

    Leonardo Casi un siglo

    después, Gali leo cons ide raba todavía

    la

    línea

    trazada po r el

    movimiento

    de

    los proyectiles en el aire com o una

    parábola perfecta.

    En cambio, la mi¬

    rada

    agudísima de Leonardo había

    «visto»

    la

    trayectoria auténtica

    de l

    proyectil y

    formulado

    incluso su exacta

    demostración gráfica en sus dibujos.

    I-

    tUi'fV» * i* '*"Í iff*

    c

    =

    o

    fíí

    öS

    ©1

    I Genera lmente se ha

    atribuido la

    ' in ve nc ió n d el reloj

    de

    péndu lo ope rante

    a Galileo, en 1582, y a H uygens a lgunos

    años

    má s tarde.

    S in e m ba rg o,

    en

    el

    C ód ic e M a drid

    I a pa re ce n n ota s

    y

    dibujos q ue d em ue stra n q ue

    Leonardo

    tuvo la id ea , e nte ra m en te original,

    de aplicar

    mecanismos

    pendulares a los

    relojes,

    anticipándose as i

     

    a

    Galileo

    en

    casi

    un

    siglo.

    Lo s

    dibujos

    de Leonardo comprenden

    algunos

    relativos al escape

    pendular

    (m ec an is m o para

    regular

    el

    movimiento

    de las

    ru ed as d el

    reloj)

    y

    en

    una

    página (folio

    157

    verso ) d ibujó

    el

    mecanismo

    completo

    de un reloj

    (a

    la Izquierda)

    con una pesa

    sujeta

    a

    una

    cuerda

    enrol lada

    en una rueda- tambor,

    un a serle de r ue d as d e nt ad a s,

    un

    alabe y

    un escape de abanico,

    elementos

    qu e reun idos forman un

    mecanismo ideal.

    Lo s

    demás

    dibujos

    de

    estas páginas ¡ lust ran las

    investigaciones qu e d ur an te to da su vida

    Leonardo

    realizó en

    m ate ria d e

    instrumentos

    para

    medir el t iempo y

    el

    ingenio

    qu e derrochó en la

    invención de

    mecanismos

    má s perfeccionados para ese

    propósito.

    En

    el

    C ó d ic e M a d rid

    I

    se

    encuentran

    k

    des cr it as todas

    las pie zas de un

    aparato

    '

    para medir el t iempo.

    Sin

    embargo,

    Leonardo

    no

    dibujó

    ni

    describió

    un reloj

    completo , excepto el q ue a pa re ce

    a

    la

    derecha,

    en

    el qu e

    vemos

    la estructura

    general de

    un mecanismo de relojería

    provisto de pe sa s

    y

    de un

    dispositivo de s onería. De

    todos

    modos,

    faltan en él

    muchas

    piezas

    Importantes.

    x;

    .US

    *>*

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    13/52V

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  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    14/52

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    ]^/W*HHÍ

    Ü2P

    Leonardo

    ilustró

    en estos

    dibujos

    (del

    C ód ic e M a dr id I) el funcionamiento

    de la s r ue da s d en ta da s y de los

    piñones.

    Las

    n ota s, d e

    arriba

    abajo,

    dicen

    lo

    siguiente: «Aquí la rueda

    no

    puede

    mover el piñ ón pero el piñón

    puede mover la

    rueda». «Igual

    que arriba».

    «Nuevamente

    igual

    qu e arriba

    pero

    sólo

    en

    par te». «Aquí

    el

    p iñón move rá

    la

    rueda».

    «Aquí se mueven

    recíprocamente».

    Dibuio

    ©

    1974 McGraw-Hill Book

    Co

    ,

    Maidenhead

    Remo Unido, y Taurus E d ic io ne s, M a dr id

    ^

    En lo

    que atañe al movimiento de l

    .

    péndulo,

    tamb ién Leonardo .observó

    acertadamente

    que,

    en sus

    oscila¬

    ciones, el arco d es crito p or

    su

    movi¬

    miento ascendente

    es más

    b re ve q ue

    el descendente, y

    va siéndolo cada

    ve z

    más

    al ir resu l tando m ás lentas

    esas

    oscilaciones. Señala asimismo el gran

    s ab io que

    cuanto

    más pequeño es el

    arco tanto m ás un i fo rmes t ienden a

    se r

    las oscilaciones de l péndulo.

    Muy conocidos

    son los

    estudios

    de

    L eo na rd o s ob re el

    empleo

    de

    meca¬

    nismos

    pendulares para mover s ie rras,

    bombas y, sobre todo, molinos y

    otros

    ingenios semejantes. Pero ¿pensó

    a lguna vez

    en aplicarlos

    a

    los relojes?

    La cuestión ha

    sido p la nte ad a y dis¬

    cutida muchas veces, pero quedaba

    siempre

    sin

    r es olv er p or

    falta

    de

    ele¬

    mentos. En múltiples

    páginas

    de l

    Códice Madrid I, Ladislao Reti en¬

    contró

    toda

    un a

    serie de

    notas y

    dibujos

    de

    Leonardo y los analizó

    e Interpretó tan argumentadamente

    para demostrar qu e se trata de

    estu¬

    d ios encaminados

    a

    conseguir la apli¬

    cación

    de

    e so s m e ca nis m os

    pendu¬

    lares

    al «tiempo de reloj» qu e

    lo gró p or

    fin

    convencer de la certeza

    de

    su tesis al

    pro fesor S ilv io Bedini,

    uno de los especialistas que mejor

    conocen

    la

    historia

    de la relojería.

    Ambos estudiosos escr ib ieron un capí¬

    tulo

    sobre el te m a p ara el

    libro

    El

    Leo¬

    n ardo d esco no cido , cap ítu lo

    profusa¬

    mente i lustrado con reproducciones de l

    Códice Madrid I.

    Leonardo se o cu pó s ie m pre

    de

    los

    aparatos de relojer ía . A

    ju zg ar p or

    los

    manuscritos de M ad rid , d em ue stra

    conocer m uy b ie n e interesarse

    mucho

    po r los grandes re lo je s y

    planetarios

    existentes en

    Lombardía,

    so bre tod o

    por el

    reloj

    de la torre de la abadía de

    Chiaravalle,

    cerca

    de

    Milán,

    y el astra-

    r ium de G io va nn i d e' D o nd i

    en

    la biblio¬

    teca ducal del

    Castillo Visconti de

    Pavía, muchas p iezas de

    cuyo

    compli-

    14

    cado mecanismo dibuja

    en

    los códices

    madrileños.

    Pero

    en lo tocante a su

    orig'inalísima

    idea, que anuncia los

    estudios

    de

    Gali leo Ga li le i, de

    aplicar

    el péndulo

    a

    los aparatos de relojería, Bedini y

    Reti

    In d ica n co mo decis ivos lo s fol ios 9

    recto, 61 verso y, por

    encima

    de todo,

    el 157

    verso de l Madrid I (1). En

    el

    pri¬

    mero

    hay

    el dibujo de una rueda cata¬

    lina un ida en un mis mo e je

    a

    un tambor

    motor

    de

    cue rd a y

    pesa;

    en

    el

    61 verso

    aparecen

    dibujados

    con

    excepcional

    precisión

    y

    exactitud do s tipos de

    escape de péndulo, uno

    con

    rueda den¬

    tada horizontal y

    otro

    co n rueda

    dentada

    vertical;

    en

    el

    folio

    157 está

    representado

    más someramente

    un

    aparato

    completo de contrapesos de

    cuerda enro llada en un tambor, engra¬

    najes, le va s

    de

    s urc o s in us oid al

    y

    escape de volante;

    tales piezas

    reapa¬

    recen

    una y

    o tra vez en

    otros folios de l

    Códice

    Madrid

    I, p ero s ola m en te en

    ésta se hallan perfectamente montadas.

    Leonardo no llega

    a

    dibujar

    un

    reloj

    de

    péndulo completo

    ni

    siquiera

    en

    este códice.

    Parece

    como

    si

    hubiera

    estudiado las d is ti ntas par tes de un a

    m áq uina para

    c om p re nd er m e jo r

    su

    estructura y su funcionamiento,

    y

    no la

    representación

    de

    máquinas montadas.

    Pero,

    en

    el dibujo de l

    folio

    157 verso,

    Bedini

    y

    Reti no

    vacilan en

    identificar

    el

    pr imer proyecto de

    reloj

    de péndulo,

    casi un siglo antes

    de

    Galileo.

    En el

    Madr id I

    se estudian

    otros

    muchos

    artefactos: muel les

    de

    relo¬

    jería, resortes

    para

    obtener un

    esfuerzo

    cons tan te , eng rana jes

    para

    transmitir

    el

    mov imiento .. . As imismo,

    se presta

    gran a tenc ión al problema

    de reducir

    el

    frotamiento,

    d án do le s olu cio ne s

    sobremanera Ingeniosas.

     

    SIGU E

    EN

    LA PÄG.

    36

    (1) N

    D.L.R. Según el

    profesor

    Joseph

    Needham, el i nve nt o e sen c ia l en

    materia

    de

    relojería, el

    escape,

    fue aplicado

    ya en

    1088

    en un reloj ast ronómico

    c on str uid o p or

    un

    estudioso chino,

    Su Sung.

    SIGU E EN

    LA P ÁG . 36

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    15/52

    El teatro circular

    de

    Leonardo

    Las

    fiestas

    de

    gran

    esplendor que

    Leonardo

    organizaba co n

    apasionado

    interés le dieron

    celebridad

    en la

    corte de

    Ludovico

    el Moro, en

    M ilán (véase

    la página

    25),

    y en

    la

    del rey de Francia,

    en

    c uy o h on or p re se ntó

    un

    espectáculo

    mágico en Amboise. Y uniendo co mo unia

    a su

    ingenio

    de «director de escena?

    su

    talento de ingeniero, es

    natural

    qu e

    pensara en

    un

    teatro cuya concepción

    arquitectónica

    y

    cuya

    m a q u in a ri a f ue s en

    absolutamente

    originales.

    De es a conjunción nace el t ea tro c ir cu la r

    de Leonardo,

    compuesto

    po r

    do s

    partes

    dotadas de

    un movimiento

    giratorio. La

    ¡dea le

    fu e su ge rid a p or

    la

    lectura

    de la Historia natural de P linio, qu ien

    hac e m enc ión de un teatro de ese tipo

    pero

    no describe el proceso

    mecánico

    de su

    funcionamiento.

    El gran artista

    encontró un a solución adecuada

    empleando un sistema de cadenas

    de bloques de madera.

    P r es e nt am o s a b ajo

    a la derecha

    los diseños de l i ngeni oso s is tem a de

    Leonardo,

    descrito

    en

    el

    C ó dic e M a drid I.

    Abierto, el

    teatro t iene

    la

    forma de do s

    semicírculos

    qu e

    semejan un a X

    de

    brazos curvos

    (No. 1)

    y

    en

    los

    qu e

    toman

    asiento

    los

    espectadores.

    Una v ez lle no ,

    se

    procede a cerrarlo poniendo

    en

    m archa las dos cadenas, qu e

    se

    deslizan

    un a

    sobre

    la

    o tra (N o. 3) ; a mitad

    de l

    camino,

    am bos semicírculos forman un

    número 3 boca abajo (No.

    2).

    El

    movimiento giratorio

    continúa

    hasta

    que

    lo s

    bordes exteriores

    se

    unen en un

    c írcu lo pe rf ec to (No. 4) .

    Este i nv e nt o l e on a rd ia n o no

    t iene

    nada

    de fantástico. Po r el

    contrario,

    es tan

    preciso

    y

    concreto

    qu e

    James

    E.

    McCabe

    ha

    podido construir una

    m aq ue ta d el

    t eat ro s igu iendo

    las

    indicaciones

    de l

    propio

    Leonardo, lo c ua l d e m ue s tr a

    que el principio

    mecánico

    en que

    se

    basa e ra correcto. Ar riba a la

    derecha,

    modelos

    de

    las

    d iversas posiciones de

    las dos

    partes

    de l

    teatro.

    El mismo sistema

    de

    cadenas

    se

    aplica al

    juguete

    qu e

    t iene

    en

    su s

    manos

    el

    niño

    (arriba a la derecha) en el cuadro

    de

    Bernardino Luini (1475-1532). Acaso

    e sto v en ga a

    demostrar qu e la idea de

    la

    cadena de bloques de madera

    nació

    de un s imple juguete

    infantil,

    al

    igual

    que la

    invención de l

    helicóptero

    (véase la página

    30).

    4Í Estudio

    de

    las proporciones de l ojo

    y d el p árp ad o. Dibujo

    tomado de

    un

    manuscr i to qu e se conserva

    en

    la

    Biblioteca

    Real

    de Tur in.

    Biblioteca R eal de Turin

    1 1

     

    lllllil

    lllllilL.

    Fotos

    0

    tomadas de Leonardo

    da

    Vinci, obra

    de

    Florencia,

    1974

    v er so s a uto re s

    editada

    po r Giunt i -Barbera,

    1974 McGraw-Hi

    Maidenhead .

    Remo

    Un ido .

    us Ediciones.

    Madrid

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    16/52

    LEONARDO,

    EL

    MÚSICO

    por Emanuel Winternitz

    Articulo

    ©

    copyright.

    Prohibida la reproducción.

    \UNQUE Leonardo ha sido

    siempre

    celebrado

    como

    «el

    genio un iversa l» , lo cierto es

    qu e

    sus ideas

    y

    actividades

    musicales

    han

    recibido

    muy poca

    atención

    seria,

    y

    no han

    sido nunca

    estudiadas en forma sistemática.

    Es

    sintomático que las clásicas

    intensamente

    sobre el concepto de

    tiempo musical,

    e

    Inventó un

    conside¬

    rable

    número de

    Ingeniosos

    instru¬

    m entos m usicales,

    perfeccionando

    además algunos de los ya existentes.

    Tenía

    también

    a lg un as id eas m uy ori¬

    ginales

    en

    lo referente a

    la

    filosofía

    de la música, íntimamente

    ligadas a

    su

    E M AN U EL W IN TE R NIT Z

    es

    conservador del

    d ep arta me nto d e In stru me nto s m us ic ale s d el

    Metropolitan

    Museum o f A rt de Nueva

    York

    y

    profesor

    de música de la City

    University

    de

    la

    misma

    ciudad.

    El

    artículo

    qu e

    ofrece¬

    m os

    en estas

    páginas

    está

    tomado

    de

    su

    Im p or ta nte e stu dio s ob re L eo na rd o de Vinci

    músico,

    qu e

    fo rm a p arte d el volumen El Leo¬

    nardo

    desconoc ido , dedicado en

    particular a

    los

    códices de Madrid, y

    qu e

    aparecerá

    próximamente p u bl ic a do p o r

    Taurus

    Ediciones,

    de la capital

    española.

    obras de referencia

    qu e existen

    sobre

    Leona rdo, Inc luso

    las

    que datan

    de

    n ue stro sig lo , no

    suelan

    mencionar

    para

    nada la música, o se contenten,

    a lo

    sumo,

    con

    citar

    al respecto

    algunas

    observaciones de Vasari, el

    autor

    de las famosas Vidas

    de

    pintores.

    Y, sin

    embargo,

    Leonardo

    se

    ocupó

    a fondo

    de ese

    arte. Fué

    in té rp re te y

    maestro de música,

    y

    su gran interés

    po r la acústica le llevó a efectuar

    numerosos

    experimentos

    di rectamente

    relacionados co n

    la

    m úsic a; m e ditó

    filosofía de la pintura. Es

    significativo

    que en

    el

    Paragone, qu e constituye una

    introducción a

    su Tratado de la

    pintura,

    otorgara

    a la música

    la

    más elevada

    posición

    entre

    las

    artes, después

    de

    la pintura.

    Vasari cuenta

    qu e

    «después

    de

    con¬

    vertirse Ludovico

    Sforza

    en

    Duque

    de

    M ilán, Leonardo,

    ya famoso, fue

    enviado

    a

    tocar

    ante él, ya

    qu e

    al

    duque le agradaba

    mucho

    el sonido

    de la lira; y Leonardo l levó un instru¬

    mento,

    construido

    con sus propias

    16

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    17/52

    manos,

    de plata

    en

    su

    m ay or p arte

    pero

    con

    forma de calavera

    de

    caballo

    a lgo nuevo

    y extraño , p ara q ue la

    música ( l'a rmonia) tuv iese mayor sono¬

    ridad;

    con esta lira,

    Leona rdo s uper ó

    a

    todos

    los músicos

    qu e se

    d ie ron c it a

    allí para tocar.

    Además,

    era el mejor

    Improvisador de rimas de

    su

    época.»

    A lg un os h is to ria do re s p os te rio re s

    a la b ar on t amb ié n

    su

    d e str eza mu s ica l,

    en especial

    el

    pintor mi lanés Giovann i

    P ao lo L om az zo , q uie n,

    en

    su Trattato

    dell'arte

    della

    pittura de 1584 y en

    Idea

    de l

    tempio

    della

    pittura de 1590,

    menciona a

    «Leonardo

    Vinci,

    pintsr»

    como uno de lo s m ás extraordinarios

    maestros de la lira.

    La lira a

    qu e

    hacen

    referencia estas

    fuentes

    er a la

    lira

    da

    braccio,

    el más

    noBle y

    refinado instrumento polifónico

    para- arco qu e existía en t iempo

    de

    Leonardo: un

    violin de siete cuerdas.

    Leo nardo realizó

    investigaciones

    sobre

    el

    origen

    de l

    sonido

    («¿Qué

    es

    el sonido

    que

    produce un g olpe ?» ) y

    estudió

    el impacto

    sonoro

    de l choque

    ent re c ue rpos , desarrollando antiguas

    ideas pitagóricas. Analizó el fenórrreno

    de la

    vibración

    y la

    resonancia,

    tra¬

    tando de

    averiguar

    cómo la percusión

    de un cuerpo

    hace que

    éste

    vibre y

    comunique su oscilación al aire que lo

    rodea,

    a un líquido, a un sólido.

    E stu dió ta m bié n la diferencia qu e

    existe

    entre la propagación

    de

    las

    ondas sonoras

    y

    la de las ondas lumi¬

    nosas, la reflexión

    y

    refracción de las

    primeras

    y

    el fenómeno

    del eco,

    la

    velocidad

    de l sonido, los

    factores

    qu e determinan los diferentes

    grados

    de intensidad sonora,

    tratando

    de

    descubrir las le yes que gobiernan el

    desvanecimiento de l sonido al

    variar

    la distancia

    entre

    su fuente

    y

    el

    oído.

    En este s en tido , r es ulta muy reve¬

    lador de su manera de enfocar la s

    cosas

    el qu e estableciera lo qu e

    puede

    denominarse un a «perspectiva de l

    sonido», paralela

    a

    las leyes

    de

    la

    perspectiva ó ptic a y

    pictórica

    qu e tanto

    le

    interesaron en tanto

    qu e

    pintor.

    Además, com o músico se ocupó

    naturalmente

    de los

    factores qu e

    determinan el

    tono musical,

    y

    llevó a

    cabo experimentos co n vasijas

     

    de

    d iversas formas

    y de

    aperturas varia¬

    b les. También fue de importancia mu¬

    sical,

    aunque

    Leonardo no

    pudiese

    percibir

    su s

    implicaciones, otra de

    su s

    exper iencias: observó que,

    al

    golpear

    un a mesa

    con

    un

    marti l lo,

    se formaban

    en la superficie de aquélla

    unos

    mon-

    toncitos de polvo; con esta obser¬

    vac ión L eona rdo

    se

    adelantó en

    tres

    siglos al descubrimiento

    po r

    E. F. F. Chladni de las

    figuras

    geo¬

    métricas de arena que se

    producen

    cuando se

    hace vibrar

    el borde de

    un

    plato con

    un

    arco de violin.

    Las notas y los

    dibujos

    de instru¬

    mentos

    musicales

    de

    Leonardo

    están ^

    dispersos entre las muchas páginas r

    I

    r

     

    Leonardo fue un m ús ic o d e excepcionales

    dotes

    para la in ve nc ió n y el

    perfeccionamiento de instrumentos.

    Profundamente interesado en la

    construcción de

    tambores,

    no s

    ha dejado

    croquis

    de

    diversos

    tipos

    de

    este

    instrumento

    destinados

    a

    ampliar su s

    posibil idades m usicales y a facilitar su

    manejo.

    A

    la

    izquierda,

    boceto

    de un

    tambor

    militar mecánico, tomado de l Códice

    Atlántico.

    El eje

    de las ruedas de la carreta

    mueve

    un a rueda dentada central q ue h ace

    girar a su

    ve z

    otras ruedas dentadas,

    las

    cuales ponen en acc ión c inco

    palillos

    percutores

    a cada

    la do d el ta m bo r.

    ce

    o |

    1%

    5^

    Tanto

    en sus t raba jos ar tíst icos como

    c ien tí fi cos , Leona rdo ded icó espec ia l

    atención a l os estud ios ana tómicos . H e aqu i

    como muest ra (arriba

    a

    la derecha) un

    dibujo

    de

    la

    laringe y

    la

    tráquea

    (actualmente en la

    Colección Windsor) .

    Probablemente

    se Inspiró

    en este dibujo

    para diseñar las

    dos

    flautas

    que se

    reproducen al centro, tomadas de l

    Códice

    Atlántico. Leonardo

    escribió

    que

    la s f lautas

    cambiaban

    de tono «a

    la m an era

    de

    la voz humana»,

    y

    es

    cierto

    que

    existe

    una

    estrecha semejanza

    entre la abertura

    superior

    de la laringe qu e aqui vemos

    y

    la de

    un flautín o fístula.

    m

    ©

    17

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    18/52

    k,

    de

    sus manuscri tos. Aunque gran

    parte

    de

    estos escritos

    y

    dibujos resultan

    poco

    claros

    si se estudian por sepa¬

    rado, una comparación metódica de to¬

    do s ellos demuestra que no

    se

    trata

    de

    meros artefactos cur iosos

    para realizar

    juegos

    de

    magia, sino que son la base

    de un a tentativa

    sistemática, por parte

    de

    Leonardo,

    de

    lo g ra r c ie rto s

    obje¬

    tivos fu nd am e nta le s, e ntre los

    qu e

    cabe destacar

    por

    su importancia los

    s igu ientes : automat izar

    ciertos

    instru¬

    mentos y simplificar su técnica de

    e je cu ció n m ed ia nte n ue vo s tipos

    de

    te cla do ; a um e nta r la velocidad

    de

    in te rpre tac ión ; ampliar la e sc ala to na l

    para hacer posible, po r ejemplo, tocar

    m elodías con tambores; evitar el

    rápido desvanecimiento de l sonido de

    las c ue rdas pun teadas , dotando

    a

    los

    ins trumentos de

    un arco continuo;

    enriquecer

    instrumentos relat ivamente

    simples, capacitándolos

    para la

    poli¬

    fonía o para

    tocar

    una amplia gama

    de t onos suces ivos;

    e incluso

    obtener

    una po li fon ía mediante el control

    po r

    teclado de un Ins trumento de

    cuerda.

    Leonardo e sta ba m uy interesado

    en

    la

    construcción de

    tambores.

    No

    sólo

    trató

    de

    hacer

    más

    fá c il to c ar lo s , s in o

    que amplió además su s

    posibilidades

    musicales, po r ejemplo su escala tonal,

    mucho

    m ás allá

    de

    la s l imitaciones de

    los Instrumentos

    de

    su época.

    Leonardo in ten ta enriquecer la fun¬

    ción

    tradicional

    de

    lo s

    tambores,

    capa¬

    citándolos

    para

    tocar

    acordes

    y

    escalas.

    Para ello,

    ensaya dos

    métodos

    di ferentes. U no es combinar varios

    tambores o

    membranas, de

    diferentes

    tonos,

    en un

    so lo ins trumen to . El otro

    consiste en

    ingeniar

    aparatos

    mediante

    los

    cuales un a

    s ola m em brana pueda

    producir tonos de diferente intensidad

    en ráp ida suces ión .

    Este

    objetivo se

    alcanza de varios

    modos :

    bien me¬

    diante la

    introducción

    en el

    t ambor de

    aguje ro s laterales, bien usando

    pa -

    El

    má s complicado de l os ins trumentos

    musicales

    que

    inventó

    Leonardo fue

    un

    mecanismo

    al

    que

    llamó

    viola

    organista:

    un Ins trum ento de cuerd a con teclado

    o

    conjunto

    de botones. Las cuerdas debían

    vibrar gracias

    a

    un dispositivo mecánico,

    y en

    sus

    apuntes

    Leonardo

    hizo diversos

    c ro qu is s ob re

    la

    m anera de tocar

    simul táneamente

    var ias

    cuerdas. La

    solución má s

    viable

    y

    perfeccionada

    es

    la

    que muestra

    el

    esbozo de arr iba , tomado

    del Manuscr i to H del Instituto d e F ra nc ia ,

    y

    qu e

    consiste en un

    instrumento de

    teclado co n un hilo

    de

    cerda

    que se

    desl izaría

    sobre

    la s cuerdas

    como

    un

    arco continuo.

    Foto

    ©

    Instituto de Fra n ci a, P ar ís

    Este

    boceto,

    to ma do d el C ódice Madr id

    II,

    es una prueba má s

    de l afán

    que Leonardo

    puso

    en

    ampliar

    las posibilidades

    musicales

    d e ca da instrumento. Aquí se

    trata

    de una

    campana qu e debe s on ar c om o c ua tro

    campanas. Junto al croquis, el artista

    escribió: «La

    misma

    campana parecerá

    cuatro

    c am panas. Teclas

    de ó rg an o c on

    un a campana

    fija.

    A l golpearla do s

    mart il los, producirán

    un

    cambio

    de

    tonal idad,

    como en un órgano.»

    Dibujo

    0 1974.

    McGraw-Hill Book

    Co.,

    Mainden-

    head,

    Reino

    Unido,

    y

    Taurus

    Ediciones,

    Madrid

    lancas en tijera o aparatos de rosca

    para

    variar

    la

    tensión

    de

    la

    membrana

    mientras se toca, bien mediante p iezas

    correderas que abren y c ie rr an un gran

    agujero en la caja de resonancia

    o, po r

    últim o, m ed ian te

    mecanismos qu e

    separan

    el parche de l

    cuerpo

    de l

    tambor.

    E ntre lo s múl tip les Inst rumentos mu¬

    sicales que

    id eó L eo na rd o,

    el

    más

    complicado es, con mucho, la viola

    organista. N ada m enos que seis

    folios

    diferentes de sus

    cuadernos contienen

    bocetos

    de este

    instrumento.

    Los dibujos hacen referencia a una

    misma

    idea,

    la

    de

    un instrumento

    de

    cuerda

    co n

    teclado, en el

    qu e

    se con¬

    s igue mediante

    un

    dispositivo

    mecá¬

    nico qu e

    vibren las

    cuerdas.

    Este

    dispositivo

    es una rueda, o un arco

    de movimiento de

    ida

    y v ue lta , o un

    hilo de cerda qu e

    se

    deslizaría

    sobre

    la s cuerdas c o m o un arco continuo.

    Tal instrumento hubiera llenado

    un

    El dibujo de abajo (detalle de

    una

    página

    d el C od ex

    Arundel)

    muestra

    un

    ingenioso

    tambor cuya

    importancia

    primordial

    radica

    en

    qu e

    puede cambiar de tonalidad

    mientras se lo toca. El mecanismo tensador,

    en forma de

    tijeras,

    situado a ambos lados

    de la tapadera

    cuadrada,

    permite al

    tamborilero

    tensar o

    aflojar la

    piel o parche

    d e l i ns tr u m en to . El

    resultado es un tambor

    c uy o to no

    puede alterarse

    sin interrumpir

    la

    ejecución,

    algo qu e

    Occidente

    no

    conoció hasta fines

    de l

    siglo

    XIX.

    C od ex A ru nd el © Brit ish Museum,

    Londres

    18

    vacío en la n um e ro sa s er le d e In stru ¬

    mentos existentes

    no

    sólo en

    la época

    de L eon ard o, sin o incluso en la

    nuestra,

    pues aunaría las

    posibilidades

    polifónicas de l teclado con la tonalidad

    de

    las

    cuerdas para a rco, y sería algo

    as í como un órgano co n t imbre de

    cuerda en lugar

    de

    timbre de viento,

    dándole

    además

    la

    posibilidad de pro¬

    ducir c re sc en do s y d ecre sce nd os po r

    pulsación

    digital.

    Aunque

    se

    ignora en qu é orden hizo

    estos

    bocetos

    Leonardo, se

    pueden

    ordenar

    lógicamente si suponemos que

    fu e p as an do de las soluciones menos

    factibles a

    las

    más prácticas.

    En

    real idad, pasa de un

    instrumento

    en

    el

    qu e el arco se mueve

    en

    ambos sen¬

    tidos

    sobre

    la s

    cuerdas

    a

    otro

    inst ru¬

    mento qu e

    se

    sirve

    de una rueda de

    fricción

    y, finalmente, llega

    a

    diseñar

    varias

    versiones diferentes c uy o pun to

    común es la existencia de

    un

    hilo

    de

    cerda giratorio

    qu e hace vibrar las

    cuerdas.

    La solución más práctica,

    y

    al

    pa¬

    r ec e r de fin it iv a, está

    en el Manus¬

    crito H, donde encon tramos el boceto,

    perfectamente coherente

    y

    factible, de

    un

    instrumento

    de

    teclado, co n

    un

    arco

    continuo (archetto) f or mado po r un

    hilo

    de cerda qu e un

    moto r acoplado a la

    caja de resonancia hace girar, pasando

    sobre las cu erd as g ra cia s a do s

    pequeños rodillos. L eo na rd o d is eñ ó

    también

    un

    mecanismo

    qu e

    permitía

    que el músico,

    pulsando

    los

    pequeños

    botones salientes,

    eligiese

    las cuerdas

    deseadas

    y

    las ten sase con tra

    el

    archetto.

    Sin embargo, no sabemos hasta qué

    punto se acercó Leonardo a la

    construcción de la

    viola

    organista, ni

    si construyó m aquetas que

    funcio¬

    nasen. Actualmente, co n un motor

    eléctrico, en lugar de uno a

    base

    de

    pesas o muelles, su

    construcción

    sería

    mucho m ás senci l la .

    Por últim o, debem os estudiar do s

    instrumentos qu e t ienen especia l inte¬

    rés

    debido a

    qu e

    su concepción parece

    estar

    d irec tamen te inspi rada

    en

    los

    es tud ios anatómi cos de Leonardo; de

    hecho, se trata de sendas aplicaciones

    de mecanismos desc ub ie rtos po r

    Leo¬

    nardo en el cuerpo humano.

    SIGUE EN LA PAG. 35

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    19/52

    Bruno,

    Nardini

    ARDO

    D

    I

    -V

    I

    contado

    a

     

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    20/52

    en la

    hierba,

    detrás

    de

    la

    casa

    de su

    abuelo,

    el pequeño

    Leonardo seguía

    con

    la mirada

    vuelo de un milano

    que

    daba vueltas

    torno

    a

    la

    torre del

    castillo

    de

    Recostado junto

    a

    él,

    su

    tío

    le

    explicaba que para efec¬

    ese

    vuelo,

    l lamado

    de  circun¬

    el

    ave

    aprovechaba el

    más

    viento.

    Pero

    el

    muchacho

    se

    dormido.

    Era una

    tarde

    de

    mayo, la

    tierra

    a heno y los grillos cantaban

    entre

    la hierba. Leonardo

    un

    sueño:

    se

    hallaba todavía

    en

    cuna que la

    abuela

    Luc ía hab ía

    cado al prado alejándose después.

    l

    milano,

    describiendo una espiral,

    rápidamente del cielo y

    sobre

    él, pero no lo apresaba

    sus

    garras ni lo mordía con su

    curvo, sino

    que,

    agitando

    las

    trataba

    de

    abrir le

    la

    boca con

    cola bifurcada y, cuando lo hubo

    golpeaba

    la

    cola sobre sus

    y su lengua.

    Leonardo

    se despertó

    gritando

    de

    y se

    encontró

    sentado

    sobre

    hierba

    junto

    a su t ío Francisco.

    te pasa? preguntó éste.

    milano... bulbució

    el

    mucha¬

    aun

    no

    convencido de que estu¬

    despier to Tío,

    soñé

    con

    el

    Muchos años después, en Milán,

    se

    hallaba estudiando

    el

    del

    vuelo de

    los pájaros,

    escribiría que aquél era el

    recuerdo de su infancia

    y

    que

    ave rapaz era para él

    como un

    del destino.

    ¡Y qué misterioso y esplendente fue

    destino

    de Leonardo

    Nació

    en

    Vinci, una aldea pobre de

    scana, cerca

    de

    Florencia

    y junto

    río Amo. N o tuvo u na

    madre

    c o m o

    d e m á s

    niños s ino una

    madrastra.

    tuvo

    un padre afectuoso

    sino

    un

    uelo adusto .

    Su

    único

    compañero

    y

    su maestro fue

    su

    tío Fran¬

    diecisiete

    años

    mayor que él.

    Leonardo nació

    el

    15 de

    abril de

    Había terminado

    el

    Medioevo,

    NARDINI. edito r, fun dador del Centro

    ernacional del

    L ib ro , de F lo re nc ia , h a

    escri to

    un a

    d i L eo na rd o destinada a lo s

    jóvenes

    e i lustrada

    escenas de

    la

    pe lícu la d el m ism o títu lo

    qu e

    a to C a ste lla n i

    re aliz ó p ara la te lev isión i ta l iana

    Nardmi-Giunt i -Bemporad Marzocco, Flo¬

    1974). Ha adaptado para los niños las

    y

    leyendas

    qu e

    se e n cu e nt ra n d ise m in a da s

    lo s a pu nt es de

    Leonardo,

    publ icándolas en do s

    o s: A n im a li

    F a nt as ti ci ( Ed ic io n es

    Nardini-Giuntí

    Marzocco,

    1974)

    y Favole e Leggende,

    p ró xim a m en te aparecerá

    en

    español, traducido

    r María Teresa León y Rafael Alber t/ , co n el título

    F áb ula s y l ey en da s de Leonardo de Vinci (Ed ic iones

    t a, B a rc el on a . T am b ié n

    es

    autor de u na v id a de

    l Ange l contada a los jóvenes.

    Casa cerca

    de

    Vinci, aldea situada

    en

    la s

    colinas toscanas, donde

    nació Leonardo

    el 15 de

    abril

    de

    1452.

    la época

    de

    las

    casas

    torreadas y

    de

    las

    comunas

    libres,

    y

    comenzaba

    la

    de las

    signorias,

    el gobierno.de

    los

    más

    ricos

    y

    de

    los más fuertes,

    en

    tanto que las

    incómodas

    torres

    daban

    paso

    a la const rucc ión

    de suntuosos

    palacios.

    Leonardo llegó a Florencia en un

    birlocho, llevado po r su padre, Pedro

    de Vinci, quien había decidido

    trasla¬

    darse definitivamente

    a

    la ciudad para

    ejercer el

    '

    cargo

    de notario

    como

    todos

    sus antepasados.

    Junto

    al niño

    iba también la

    joven esposa

    de Pedro,

    de nombre Albiera, que hacía para

    Leonardo la s veces de madre.

    No

    ha

    llegado

    hasta

    nosotros

    nin¬

    gún

    documento

    o

    testimonio

    sobre

    esa

    primera

    estancia

    de

    Leonardo en

    Florencia. Lo único

    que

    sabemos es

    que su padre

    le envió a una

    escuela

    de

    música

    y de

    gramática.

    La

    música

    consistía

    en

    aprender

    a tocar

    la f lauta

    y la gramática en aprender a escribir.

    En 1465 murió  mamá Albiera y

    Pedro contrajo matrimonio con una

    mujer l lamada Franc isca. Leonardo

    tenía trece

    años y ya sabía cuál sería

    su carrera cuando fuera mayor. No

    sería notario como

    su

    padre o el

    abuelo

    Antonio.

    Sería

    pintor.

    Pedro

    descubrió

    po r

    casualidad

    esta secreta vocación

    de su hijo.

    Un

    d ía

    ent ró

    en

    la habitación

    del

    mu¬

    chacho y

    vio un m ontón

    de papeles

    enrollados. Eran dibujos.

     No

    son

    malos dijo

    a sí mismo en

    reali¬

    dad son más bien buenos. Sin pérdida

    de tiempo se

    puso

    bajo el brazo el

    rollo

    de

    papeles

    y

    fue

    a

    mostrárselos

    a

    Andrea di

    Cione,

    l lamado Del Ve¬

    rrocchio.

    maestro dijo He en¬

    contrado estos dibujos de mi hijo.

    ¿Qué le

    parecen?

    Verrocchio los miró uno por uno,

    con creciente interés, y finalmente

    preguntó:

    años

    tiene

    el muchacho?

    Tráigamelo. Vendrá a vivir

    conmigo y yo

    haré de

    él

    un

    gran

    pintor.

    Al

    día siguiente, acompañado

    de

    su

    padre, el joven

    Leonardo

    se dirigió

    al taller

    de

    Verrocchio donde

    entró

    como aprendiz. No tuvo miedo ni

    se

    sintió

    perdido.

    A

    decir

    verdad, no se

    encontró solo cara a cara con un

    maestro

    severo.

    Un

    grupo

    de alumnos

    lo acogió con ruidosas muestras de

    simpatía. Eran

    muchachos

    de su

    edad,

    destinados ellos

    también

    a ser un

    día

    más

    o

    menos famosos. Los

    mayo¬

    res eran Sandro di

    Mariano

    Filipepi,

    conocido m ás

    tarde

    como Sandro

    Botticelli,

    y Pedro Vannucci,

    llamado

    el

    Perugino.

    Entre

    los más

    jóvenes se

    distinguían

    Lorenzo

    di

    Credi,

    Fran¬

    cisco

    Botticini y Francisco

    di Simone.

  • 8/20/2019 Leonardo Redescubierto Codice 1y2

    21/52

    Boceto para la Madonna con u n gato

    d ib u ja d o p o r Leonardo durante

    su

    pr im era es tad ía en Florencia.

    Florencia, la ciudad de las torres,

    en

    la é po ca d e

    Leonardo.

    Allí

    vivió

    hasta 1482,

    fecha

    de

    su

    part ida

    a Milán, a la e da d d e 30 años.

    En el inmenso

    taller

    lleno de

    yesos

    y

    de

    bloques

    de mármol, con

    mesas

    en

    las que se amontonaban

    pinceles y

    colo res, y

    en

    un

    ambiente

    de trabajo-

    febril y

    de

    creación perma¬

    nente,

    Leonardo se sentía

    feliz

    junto

    a sus compañeros. Realizaba

    de buen

    grado

    las tareas más

    humildes como

    barrer el suelo,

    lavar

    los

    platos, ma¬

    chacar

    las

    tierras

    de

    color,

    preparar

    los colores, l impiar los pinceles,

    ser¬

    v ir de modelo para una

    estatua de

    David que esculpía el maestro.

    Pero

    sobre todo miraba, observaba,

    imi¬

    taba

    para aprender pronto

    y

    bien.

    Poco después

    se le

    asignó

    la

    tarea de

    preparar

    el estuco para los frescos,

    luego la de trasladar al muro

    los

    dibujos realizados sobre

    cartulinas y,

    finalmente,

    se le permitió tomar los

    pinceles para

    dar los últimos

    toques

    a las obras de

    su maestro.

    U n día

    Verrocchio

    encomendó

    a

    Leonardo que pintara

    la

    cabeza de

    un

    ángel en

    un

    gran cuadro que

    re¬

    presentaba

    el

    Bautismo de Jesús.

    Una ve z terminada la

    cabeza,

    observó

    el

    maestro que el otro ángel, que él

    mismo había pintado previamente, no

    tenía comparación con el

    de

    su

    joven

    discípulo. Entonces, según algunos

    de

    sus

    biógrafos, Verrocchio

    quebró sus

    pinceles como para

    indicar que a

    par¬

    tir

    de es e m o m e n to no

    volvería

    a

    pintar.

    A

    ese

    periodo corresponden

    nume¬

    rosos estudios

    de Leonardo

    sobre

    la

    figura

    del caballo.

    En

    realidad,

    Ve ¬

    rrocchio

    se