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  • Libro Anual del ISEE 2010Instituto Superior de Estudios Eclesisticos

    Arquidicesis Primada de Mxico

    PresidenteEmmo. Sr. Card. Norberto Rivera Carrera,

    Arzobispo Primado de Mxico

    Autoridades AcadmicasDirector General

    Dr. Federico Altbach Nez

    Director de la Facultad de Teologa

    Miguel ngel Urbn Lozano

    Director de la Escuela de Filosofa

    Mtro. Amedeo Orlandini Zanni

    Directora de la Escuela Sedes Sapientiae

    Lic. Lizbeth Mercado Perea

    Secretario General

    Valenti Salmern Flores

    Administrador General

    C. P. Jos ngel Mendoza Morales

    Coordinadora del Departamento de Lenguas

    Gabriela H. Salcedo Monroy

    Coordinador Acadmico

    Juan Alberto Medina Reyes

  • INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS ECLESISTICOS

    LIBRO ANUAL DEL ISEESegunda pocaEdicin 2010No. 12, diciembre de 2010

    Editorial del Seminario Conciliar de Mxico A.R. Instituto Superior de Estudios Eclesisticos A.C. Rafael ngel Soto Mellado (compilador)

    Victoria 133; Col. Tlalpan-Centro; Del. Tlalpan;C.P. 14000; Ciudad de Mxico, D. F.Tel. y fax (55)56556873.Correo electrnico: [email protected] web: http://www.isee.edu.mx

    ISBN 978-607-8030-02-6

    D.R. Derechos reservados conforme a la ley.Se permite reproducir artculos de esta publicacin indicando su autora y procedencia.Tirada: 700 ejemplares.Impreso y hecho en Mxico.Printed and made in Mexico.

  • Al Cardenal Norberto Rivera Carrera

    por sus 25 aos de episcopado

  • 7Libro anual del ISEE No. 12 diciembre 2010

    Instituto Superior de Estudios Eclesisticos

    Rafael Soto(compilador)

    HISTORIA DE LAS IDEAS

    LOS SOFISTAS ANTE LO POLTICODonovan Adrin Hernndez Castellanos . . . . . . . . . . 11

    HENRY MOORE Y LA CRUZADA DEL ALMAViridiana Platas Bentez . . . . . . . . . . . . . . . 29

    OBSERVACIONES HACIA UNA FILOSOFA DE LA NATURALEZA.EL PROBLEMA DE LA ALTERIDADRal Pavn Terveen . . . . . . . . . . . . . . . . 49

    ESCOLLOS REDUCCIONISTAS: SOBRE LA CRTICA GADAMERIANAA LA CIENCIA MODERNALeonel Toledo Marn . . . . . . . . . . . . . . . . 55

    HISTORIA ECLESISTICA DE MXICO

    EL SANTO BROMISTA: UNA HISTORIA DE MARTIRIOEN EL MXICO REVOLUCIONARIOMarisol Lpez Menndez . . . . . . . . . . . . . . . 67

    TEOLOGA

    EL CONCEPTO DE GAPE EN LA PRIMERA CARTAA LOS TESALONICENSESAntonio Roa Meja . . . . . . . . . . . . . . . . 85

  • 8 Libro anual del ISEE No. 12 diciembre 2010

    Instituto Superior de Estudios Eclesisticos

    DOSSIER FILOSFICO:PROBLEMAS DE LA FILOSOFA CONTEMPORNEA

    AMRICA COMO PROBLEMA TICO:UN ANTECEDENTE DE LA FUNDAMENTACINDE LOS DERECHOS HUMANOSSofa Tayka Morales Vera . . . . . . . . . . . . . . . 107

    FILOSOFA, RELIGIN Y MERCADOEN EL MUNDO NEOLIBERAL GLOBALIZADOMario Magalln Anaya . . . . . . . . . . . . . . . . 129

    ROMPIENDO FRONTERAS: IDENTIDAD Y SIMBOLISMOSDE CHICANOS Y MEXICANOS EN ESTADOS UNIDOS.Axel Ramrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

    LOS MEDIOS DE COMUNICACIN: ENTRE LA SOCIEDAD Y EL ESTADOFernando Sandoval Magalln . . . . . . . . . . . . . . 157

    DOSSIER TEOLGICO:EL ORDEN SACERDOTAL

    EL MINISTERIO ORDENADO Y LA SANTIDADJaime Emilio Gonzlez Magaa . . . . . . . . . . . . . 187

    PRIESTERLICHE EXISTENZMargit Eckholt . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215

    CRISIS DEL MINISTERIOCarlos Villa Roiz . . . . . . . . . . . . . . . . . 241

    APORTACIONES SOBRE SACERDOCIO Y SECULARIZACINSergio Snchez Iturbe . . . . . . . . . . . . . . . . 249

  • 9Libro anual del ISEE No. 12 diciembre 2010

    Instituto Superior de Estudios Eclesisticos

    EDITOR ACADMICORafael ngel Soto Mellado

    COMIT ACADMICO INTERNACIONALDr. Federico Altbach Nez (ISEE), Dr. Isaas lvarez (ESCA Santo Toms-IPN), Dr. Mauricio Beuchot Puente (IIF-UNAM), Dr. Gustavo Couttolenc Corts (Acade-mia Mexicana de la Lengua), Dr. Carlos Daz Hernndez (Universidad Complu-tense, Madrid, Espaa), Dr. Xos Manuel Domnguez Prieto (UNED, Madrid), Dra. Dora Elvira Garca Gonzlez (ITESM-CCM), Dra. Marta Eugenia Garca Ugarte (IIH-UNAM), Dr. Jaime Emilio Gonzlez Magaa (PUG; Roma), Dr. Tanius Karam Crdenas (UACM), Dr. Julin Arturo Lpez Amozurrutia (ISEE), Dr. Fernando Plie-go Carrasco (IIS-UNAM), Dr. Adalberto Santana (CIALC-UNAM), Dr. Leonel Tole-do Marn (UACM), Dr. Jorge E. Traslosheros Hernndez (IIH-UNAM), Dr. Alfredo Vargas Alonso (UPM, Mxico), Dra. Zenia Ybenes Escard (UAM-A).

    ASISTENTE EDITORIALFernando Sandoval Magalln

  • 10 Libro anual del ISEE No. 12 diciembre 2010

    Instituto Superior de Estudios Eclesisticos

    Todos los artculos son sometidos a la consideracin de rbitros caliicados.Las ideas y el desarrollo de temas en los artculos que aparecen en el Libro Anual del ISEE 2010 rele-jan los puntos de vista de sus respectivos autores y no necesariamente los del Instituto. Se autoriza la reproduccin del material publicado en este libro, siempre que se indique su autora y procedencia.

    The ideas and the development of themes in the articles that appear in Libro Anual del ISEE 2010 re-lect the preferences of their respective authors, and not necessarily those of the Institute. Permission to reproduce the material published here is granted provided due credit is given to this book.

    El Libro Anual del ISEE es una publicacin que recibe con gran inters las colaboraciones de investiga-dores en humanidades, ciencias sociales, ilosofa o teologa, tanto nacionales como extranjeros. Las colaboraciones deben atender los siguientes aspectos:

    1. El autor no someter simultneamente su colaboracin a la consideracin de otras publi-caciones.2. Los trabajos de investigacin terica o emprica deben abordar temas originales o ser una aportacin relevante al estado de la cuestin.3. El envo de originales se har por va electrnica al correo electrnico: [email protected] en Word, anexando la icha curricular del autor y un abstract, en espaol e ingls, de unas 150 palabras.4. Las notas debern insertarse a pie de pgina, en un solo formato para las citas y referen-cias bibliogricas. De preferencia se solicita seguir las Normas tipogricas y orientaciones metodolgicas del ISEE (Lpez, J. A. y Hernndez, J. A., Semaro, Mxico 2003) que podrn consultar en la pgina web: www.isee.edu.mx5. Todos los trabajos sern dictaminados y evaluados por el Consejo Editorial o quienes ellos designen, recibiendo los autores el resultado del arbitraje en un plazo no superior a los treinta das desde la entrega.5. En el caso de ser aceptado, el autor deber enviar la versin deinitiva, atendiendo las indi-caciones del dictamen.6. Toda correccin de los originales que haga el corrector ser puesta a consideracin de los autores para recibir su visto bueno, aprobacin que debern manifestar con su irma en el original corregido.

  • 11Libro anual del ISEE No. 12 diciembre 2010

    Los sofistas ante lo poltico

    Los soistas ante lo poltico

    Donovan Adrin Hernndez Castellanos*

    INTRODUCCINLos sofistas han obsesionado el imaginario filosfico desde sus inicios. Casi podra decirse que mueven en su contra, por causa suya, una suerte de pulsin de identidad; su sola mencin obliga a desenvolver un proceso identificatorio. Esto es as, al menos por dos razones: primero, porque los sofistas se ocupan de los mismos problemas que los filsofos1; y, segundo, porque el filsofo no puede definirse a s mismo si no es por la expulsin de su otro: el sofista2. En consecuencia, sofistas y filsofos se parecen entre s como el lobo se asemeja al perro domesticado, y entre ambos hay una atraccin que no puede evitar mantener sus distancias, dejar a raya a su hermano. La sofstica es as el simulacro de la filosofa, sin el cual sta ltima no puede subsistir ni clausurar su identidad. Pero, a la inversa, no ser la filosofa el simulacro de la sofstica? En este breve ensayo intentar mostrar el posicionamiento de los sofistas ante lo poltico. Otros se han encargado de

    * Maestro en Filosofa (UNAM) donde realiza sus estudios de doctorado. Profesor del Centro Universitario Emmanuel Kant y del Instituto Mexicano de Psicoanlisis. Participa en los Proyectos de Investigacin PAPIIT de la UNAM: Alteridades y exclusiones: diccionario para el debate y Reflexiones marginales; y en el seminario de investigacin La filosofa moderna y el mundo contemporneo en la UACM.

    Integrante del Centro de Estudios Genealgicos para la Investigacin de la Cultura en Mxico y Amrica Latina. Sus lneas de investigacin son: la teora crtica, la arqueologa de los discursos sobre lo poltico, problemticas de gnero y la filosofa de Jacques Derrida.

    Autor del libro: La crisis en la cabeza. Relexiones desde el pensamiento de Michel Foucault (Mxico, FFyL-UNAM/ AFNITA, 2010) y de los captulos Memoria, ideologa e identidad: una disputa entre saberes, en Dan FABRE PLATAS, et al. (coords.) In-equidad, des-igualdad, ex-inclusin social (Mxico, 2009), e Interpelacin ideolgica, construccin de identidades sujecin o resistencia? en Ana Mara MARTNEZ DE LA ESCALERA (coord.) Estrategias de resistencia (UNAM/PUEG, 2007). Correo electrnico: [email protected].

    1 ARISTTELES, Metafsica, IV, 1004b, 15-26.2 PLATN, El soista, 216d-217b.

  • 12 Libro anual del ISEE No. 12 diciembre 2010

    Donovan Adrin Hernndez Castellanos

    describir la poca de estos maestros itinerantes3. Parto de la siguiente hiptesis: como acontecimiento histrico, tambin la sofstica tiene una prehistoria muy precisa que debemos exhumar. sta muestra que entre el discurso, lo poltico y la accin existe una relacin estrecha, no menos importante que entre el discurso del orador, la vida de la ciudad y la educacin civil; relacin que se modificar profundamente entre los siglos V y IV a. C, en la ciudad de Atenas. Como es bien sabido, la filosofa tendr mucho que ver en esta mutacin, fundamentalmente con la figura insigne de Scrates y la concepcin de la educacin que se gestar con l y sus seguidores. En ello encontramos un enclave sugerente para hacer la genealoga de la sofstica.

    A partir de la figura del emblemtico rtor oriundo de la Magna Grecia, Gorgias de Leontini, intentar mostrar la comprensin sofstica del fenmeno poltico. ste trabajo es, por tanto, un ensayo genealgico preocupado por comprender las relaciones del discurso con la ciudad griega. En general, llamamos sofstica al movimiento educativo, poltico y de pensamiento que ha estudiado y ejercitado el discurso como un tipo especfico de accin: accin colectiva, acto de persuadir, desempeo retrico del que hbilmente describe sus procedimientos. Por otra parte, entendemos la ciudad griega como el espacio de ejercicio de los discursos, en donde la igualdad de palabra se traduce en igualdad de accin. Quisiera sostener que, de hecho, es la accin performativa del discurso la encargada de producir la ciudad y, con ella, las relaciones polticas entre los iguales. Los sofistas le llamaban a ello homonoia, armona o consenso temporalmente estable sobre las cuestiones que constituyen el objeto de la deliberacin. La homonoia tendra como presupuesto la diferencia entre fysis y nmos, que cada sofista interpretar a su manera. En el caso de Gorgias, su figura anuda varios de los relatos que cuentan la historia de la sofstica y de la importancia de la retrica para la produccin de relaciones civiles basadas en la concordia. Como se argumentar en este ensayo, la estrategia sofstica es una herramienta que Grecia produjo para sobrepasar los problemas de la divisin interna de las ciudades en el perodo del imperialismo ateniense.

    Por lo tanto intentar hacer una historia lo ms exhaustiva posible acerca de la importancia de la oratoria ateniense para la democracia, y defender que, de hecho, sta genealoga es constitutiva del posterior movimiento sofstico; para despus caracterizar al sofista de acuerdo con algunos de los lineamientos generales realizados por filsofos, en particular Iscrates, Platn y Aristteles. Finalmente sostendr que, al menos en algn sentido, la importancia de la sofstica y su posicionamiento ante lo poltico consiste en trabajar el conflicto constitutivo

    3 Para entender la concepcin del mundo en Grecia, durante el periodo que va de 450 a 400 a.C. ver Edward Hussey, La poca de los sofistas, en HUSSEY at. al., Los soistas y Scrates, pp. 10-35. Para el contexto de la nueva idea educativa que se gesta con la sofstica, ver Werner JAEGER, Paideia, pp. 263 y ss. Para comprender la poca de Pericles y el siglo de mximo esplendor de la sofstica, ver Jacqueline DE ROMILLY, The great Sophists in Periclean Athens.

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    Los sofistas ante lo poltico

    de lo social en el mbito de las relaciones plurales que crean a la ciudad, conjurando los peligros de la stsis o guerra civil. Sin ser exhaustivos, creo que estas caractersticas son una parte importante de lo poltico como lo conocieron las ciudades de la antigedad y particularmente la democracia ateniense.

    1. La sofstica antes de la sofsticaComencemos con dos fragmentos; puesto que aqu se tratar, sobre todo, de fragmentos. En sus Lecciones sobre la Filosofa de la Historia Universal, Hegel consider el famoso discurso fnebre que Pericles pronunci frente al Cermico como el ms hermoso cuadro de una constitucin, donde los ciudadanos estn educados y tienen ante sus ojos el inters de la patria, donde la individualidad es culta y posee una conciencia desarrollada de los negocios pblicos y los intereses generales4. El filsofo alemn no se equivocaba. El lgos epitphios, perteneciente al gnero epidctico o demostrativo, fue reproducido por Tucdides en el segundo libro de su Historia de la guerra del Peloponeso. Aunque actualmente existe una discusin acerca de la veracidad y la funcin del discurso en el mbito de la filologa y la historiografa antigua5, es destacable la insistencia con la que el orador, Pericles en este caso, resalta las virtudes de la ciudad haciendo alabanza del momento presente. Efectivamente, el objeto del discurso no son las hazaas del pasado sino la constitucin poltica de Atenas, la polis abierta, donde la democracia sirve a los intereses de la mayora y no de unos pocos, y donde la confianza en la accin, finalmente, vale ms que los preparativos para la guerra. Pues dice Pericles amamos lo bello con sencillez y filosofamos sin carecer de firmeza (Filokaloumn te gar euteleas ka ilosofoumen aneu malakas)6.

    Como constata Pierre Hadot, los atenienses del siglo V estaban orgullosos de esta actividad cultural y de su inters por la ciencia, floreciente en la ciudad7. Esta comprensin ex profeso de la filosofa, predominante hasta la llegada de Platn y Aristteles, era tambin una parte integral de la cultura de oradores y hombres de estado; se trataba, si podemos decirlo as, de un gusto por la palabra eficaz, que no est peleada con la accin. Nuevamente leemos en el Discurso fnebre: no creemos que las palabras constituyan un obstculo para la accin, sino que ms lo es no pensar antes de actuar8. Y a pesar de todo, en este discurso, y en

    4 Friedrich Wilhelm HEGEL, Lecciones sobre la ilosofa de la historia universal, p. 473.5 Patricia Varona Codeso muestra en su estudio introductorio a la Oracin fnebre, que la recepcin moderna ha

    hecho hincapi en dos principales problemas: el primero es la veracidad del discurso, los especialistas no se han puesto de acuerdo en las fechas en que el discurso fue compuesto, por lo que persiste la duda acerca de si el discurso que Tucdides pone en boca de Pericles es anterior o es contemporneo de los eventos polticos que narra el historiador; el segundo es el problema de la funcin que tiene el discurso en la secuencia y la composicin de La guerra del Peloponeso, para algunos realza la figura del estadista ateniense y su talento poltico, mientras que para otros sera una reproduccin irnica que hace contraste con el relato de la peste que le sucede en el mismo libro II. En cualquier caso la discusin persiste.

    6 TUCDIDES, El discurso fnebre de Pericles, p. 77.7 Cfr. Pierre HADOT, Qu es la ilosofa antigua?, p. 28-29.8 TUCDIDES, op. cit., dem.

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    Donovan Adrin Hernndez Castellanos

    otros que Tucdides incluye en su obra, persiste una separacin entre la palabra y la accin, una diferencia y un hiato que puede constatarse una y otra vez en la tcnica del orador; tcnica proclive a la improvisacin de temas y valores, que ya los maestros de retrica de la Roma Imperial tomaban como rasero para evaluar las aportaciones de la sofstica griega. As, Filstrato, el afamado relator de las Vidas de los soistas, considera a Pericles como una de las fuentes originales de la elocuencia improvisada9. A partir de l, el estadista deba ser un gran orador, capaz de llenar el auditorio con sus discursos, perfeccionndolos con un riguroso mtodo lleno de vigor, como el que, para la tradicin antigua, caracterizara posteriormente a Demstenes10.

    Sera Gorgias de Leontini, sin embargo, quien a los ojos de los eruditos latinos pasara por ser el fundador del discurso improvisado11. Con l, siempre de acuerdo con Filstrato, se fundara en sentido estricto la sofstica ms antigua. Esta opinin puede ser debatida, y de hecho lo es12. Aunque, en la sugerente opinin de Bulmaro Reyes, la llegada de los maestros de la palabra, provenientes de la Magna Grecia, debe ser considerado como el instante oportuno en el que se funde la tradicin ateniense de la oratoria poltica que haba producido Pericles, con una nueva tcnica, un nuevo estilo, en la exploracin del ritmo griego, la asonancia y el paralelismo: la retrica13. Esta fusin se logr gracias a la llegada de un profesor de Sicilia, nuestro Gorgias, quien vivi entre 483 y 376 y pis tierras atenienses en calidad de embajador del extranjero. As, para cierta tradicin, que es la de Filstrato, debemos referirnos a Gorgias como al padre del arte de la Sofstica. Pues si consideramos cuanto hizo avanzar Esquilo a la tragedia, cuando la revisti de adecuada indumentaria y calzado, que dio altura a los actores, con los tipos de hroes, con los mensajeros que dicen lo que ha sucedido en la patria y en el extranjero, y con los recursos de lo que suceda antes y detrs de los

    9 Flavio FILSTRATO, Vidas de los soistas, p. 392. A tal grado se valoraba el arte de la improvisacin, atento al momento oportuno y a la crisis poltica, que casi toda la obra de este erudito latino puede considerarse como un elogio de las virtudes y tcnicas legadas por los primeros maestros de elocuencia que fueron los estadistas, y posteriormente llegaron a su mximo esplendor con los sofistas venidos de tierras extranjeras a las puertas de Atenas.

    10 Aunque no todos los grandes oradores fueran grandes polticos, como hace notar el propio Filstrato al ocuparse de Iscrates. Vase Flavio, Filstrato, op. cit., p. 405-407, donde Iscrates, el orador perfecto, es el alter ego y el opuesto contrario de Demstenes, el hombre de accin.

    11 Ibdem, p. 392. Otro latino, Isidoro, sostuvo que fue Gorgias quien sistematiz los saberes de la retrica.12 En The great Sophists in the Periclean Athens, la francesa Jacqueline de Romilly hace partir sus consideraciones

    sobre la sofstica desde Protgoras ms bien que de Gorgias, aunque ambos son considerados como los sofistas ms viejos, los de primera generacin; a ellos les sucederan en orden cronolgico los ms jvenes, entre ellos Trasmaco, Critias, Antstenes y Antifon, entre otros menos conocidos. Aunque Platn tambin hizo de Protgoras el ms importante entre los sofistas; de nuevo, Filstrato le dedica muy poca atencin, apenas dos prrafos de un estudio abocado a la semblanza de figuras mucho menos conocidas por nosotros y que acaso tengan en realidad muy poco valor. Las razones de esta omisin, como veremos, pueden deberse a la propia manera en que Filstrato consign lo que, en su opinin, era la esencia de la sofstica, a saber, el ser una ilosofa retrica. Esto nos habla de las diversas maneras en que, histricamente, se ha sopesado el valor y los aportes de Protgoras al terreno del pensamiento en general.

    13 Cfr. Bulmaro REYES CORIA, Lmites de la retrica clsica, p. 19.

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    Los sofistas ante lo poltico

    escenarios, si consideramos esto encontramos que esto fue lo que Gorgias hizo por sus seguidores en la misma profesin14. Al parecer fue tal su innovacin en el arte de la improvisacin, tan desacostumbrada su expresin y tan exquisito su estilo revestido con lenguaje potico por inclinacin al ornato y la dignidad, que, ya viejo y amado por la multitud, subyug el nimo de los hombres ms ilustres, no slo a Critias y Alcibades, que eran jvenes, sino tambin a Tucdides y Pericles, que eran por este tiempo entrados en aos15.

    Evidentemente, en su exaltacin, Filstrato comete un error notable; pues, cuando Gorgias hace su entrada en la escena poltica de Atenas, el mismo ao en que nace Platn (alrededor del 427), Pericles tiene dos aos de muerto, debido a la peste que asol la ciudad. Sin embargo, este desacierto puede ser mucho ms revelador precisamente por su denegacin implcita, pues indicara que, al menos en cierta lnea de la historiografa clsica romana, la retrica gorgiana de la sofstica y la oratoria poltica democrtica, comparten el mismo linaje. Gorgias como maestro de elocuencia de Pericles es una idea sugerente, que indica significativamente el sentido y el alcance del proyecto pedaggico de los primeros sofistas: una educacin en la palabra, una educacin para la democracia. La influencia de ste notable orador sobre sus contemporneos y su adopcin como modelo de estilo fue tan vasta, que se lleg a acusar a Iscrates de haber presentado una recopilacin de los trabajos de Gorgias con el titulo de Panegrico, discurso que present en Olimpia para persuadir a los griegos de acabar con las pugnas internas y dirigir la violencia contra su enemigo en Asia16, y Escopeliano, casi dos siglos despus del esplendor del viejo rtor, estudi con ms rigor a Gorgias de Leontini que a todos los dems sofistas17.

    A pesar de ello, Filstrato habla poco o nada de la naturaleza del rgimen democrtico de la Atenas de Pericles. El imperialismo ateniense, como se ha escrito hasta la saciedad, tena un eje fundamental en la figura del propio estadista, y su poltica de expansin era mucho ms propicia para la formacin profesional de una minora de polticos que para la educacin masiva del dmos. Sin embargo, la emergencia de la sofstica modific el panorama educativo de Atenas al grado de hacer del hecho educativo un hecho democrtico. Los sofistas no slo educaban a los jvenes aristcratas sino, en principio, a todo aqul que estuviera dispuesto a pagar las sumas que cada maestro peda por sus servicios profesionales18. Para Werner Jaeger la paideia puesta en prctica por los sofistas

    14 Flavio FILSTRATO, op., cit., p. 398. 15 Ibdem, p. 399.16 Ibdem, p. 406.17 Ibdem, p. 415.18 Lo cual, como ha mostrado extensamente Jacqueline de Romilly, modific el aparato entero de la transmisin

    de conocimientos, de un modelo jerrquico y aristcrata a un modelo dinmico y propicio para el ascenso de nuevos miembros de la clase poltica ateniense; dicho modelo tendra, como condicin bsica, la enseanza de la retrica. Cfr. Jacqueline DE ROMILLY, op., cit., p. 55.

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    Donovan Adrin Hernndez Castellanos

    slo puede ser superficialmente confundida con la enseanza de la retrica19. Mientras que Marcel Detienne ha sostenido en su arqueologa de la verdad en la Antigua Grecia, que los sofistas, la retrica y la filosofa han sido efectos de un proceso de secularizacin de la palabra, y han concebido al lenguaje como un instrumento necesario del intercambio humano. La palabra, en el siglo V, no est prendida ya de una red simblico-religiosa: accede a su autonoma, constituye su mundo propio en las relaciones entre quienes habitan la polis; hay una funcin poltica de la palabra, que est sometida a sus propias leyes. Una reflexin sobre el lenguaje puede elaborarse tomando dos grandes direcciones: por una parte, sobre el logos, como instrumento de las relaciones sociales; por otra, sobe el logos tomado como medio de conocimiento de lo real20. Para el helenista francs, la retrica y la sofstica exploran la primera va forjando tcnicas de persuasin, de anlisis gramatical y estilstico del nuevo instrumento, mientras la filosofa se interroga por el lenguaje concebido como instrumento de acceso a la verdad y al conocimiento. Ambas, sofstica y filosofa, son maestras de verdad e institutrices de Grecia.

    De nueva cuenta Hegel ha hecho una revaloracin importante del papel jugado por los sofistas y sus paradojas en el seno de la poltica antigua.

    Los soistas son los maestros de Grecia, y por su intermedio naci en sta la cultura propiamente dicha. Ellos ocuparon el lugar de los poetas y los rapsodas que eran con anterioridad los maestros universales. () La meta del Estado es siempre lo universal, bajo lo cual queda encerrado lo particular; es esa cultura la que los soistas aspiraron a difundir. La enseanza era su negocio, su oicio, como una condicin que les era propia: sustituan as a las escuelas y, en su incesante recorrido por las ciudades griegas, ganaban la adhesin de la juventud y la instruan21.

    En el epitafio inscrito en su tumba, que el propio sofista Trasmaco compuso para s mismo, puede leerse: Calcedonia fue mi pueblo, el conocimiento mi profesin22. Eso enseaban los sofistas, el arte de la persuasin y del discurso. Los sofistas, maestros de Grecia Y sin embargo, qu lejos, que otros se nos presentan, tan desdibujados, tan apartados por nuestra voluntad de verdad! Todava en el siglo VI el discurso verdadero era el discurso que decida la justicia, el discurso que profetizaba el provenir contribuyendo a su realizacin. Foucault no dej de sealar, un siglo ms tarde, que la verdad del discurso ya no est ms en lo que hace sino en lo que dice; hubo un desplazamiento de la accin eficaz y justa hacia el enunciado mismo: El sofista ha sido expulsado23. De

    19 Cfr. Werner JAEGER, Paideia, p. 269.20 Marcel DETIENNE, Los maestros de verdad en la Grecia arcaica, p. 162.21 Apud Brbara CASSIN, El efecto sofstico, p. 104.22 Apud Jacqueline DE ROMILLY, op., cit., p. 1.2223 Michel FOUCAULT, El orden del discurso, p. 20

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    Los sofistas ante lo poltico

    tal forma que, en nuestra cultura, la separacin entre el discurso y la accin fue constituyendo la correlacin entre el lenguaje y lo verdadero, como una relacin histrica y no como la esencia del lenguaje. El logos hoy todava es pensado como la conmemoracin de la donacin originaria del ser.

    2. Doxastik epistemePero, qu es la Sofstica? Cul es su arte? Es preciso considerar el antiguo arte sofstico como filosofa retrica24. Eso es lo que nos recomienda Flavio Filstrato en el siglo II d. C. La sofstica es entonces una ilosofa retrica. Para quienes se formaron con los primeros sofistas las jvenes generaciones de atenienses, sta proposicin sera, cuando menos, problemtica. Si consideramos a Iscrates, menos indispuesto a la retrica que su contemporneo Platn, la recepcin inmediata de la sofstica fue casi siempre crtica. Como orador y maestro de una escuela de retrica, Iscrates consideraba que las artes del discurso y la filosofa no estaban divorciadas, sino que eran constitutivas de la educacin civil; pero en el famoso opsculo Contra los soistas, de su autora, el gran rtor censura a los antiguos educadores y a su prole mezquina: Si todos los que intentan educar quisieran decir la verdad y no se comprometieran a ms de lo que pueden cumplir, no les tendran en mal concepto los ciudadanos comunes, pero ahora, los que se atreven a fanfarronear muy irreflexivamente, han hecho parecer que deciden ms sensatamente quienes eligen la molicie que quienes se ocupan de la filosofa25. El tema de este texto es la posibilidad de ensear la ciencia de los procedimientos con los que se pronuncian y se componen los discursos, e Iscrates no deja de fustigar con su irona a los educadores que pretenden ser dignos de tener discpulos, y que venden como ejemplo de una actividad creadora capaz de producir algo nuevo una tcnica fija que en realidad se ha mecanizado con el paso del tiempo. Para Iscrates los discursos no pueden ser hermosos si no se dan en ellos la oportunidad, lo adecuado y lo nuevo, en cambio los charlatanes han escogido un modo de vida basado en la acumulacin de riquezas26.

    En este aspecto, la crtica de Iscrates coincide con la de Aristteles, quien, en el Libro Gamma de la Metafsica, sostiene que dialcticos y sofistas se presentan a escena con la misma mscara del filsofo; de esta forma la comedia representada por los dialcticos consistira en disputar sobre cualquier tema, mientras que la de los sofistas consiste en ostentar una sabidura aparente. De acuerdo con Aristteles, ambos simulacros de la filosofa tienen como objeto al ente, aunque slo porque la filosofa lo estudia; pero la filosofa difiere de la dialctica por el modo en que usa esa facultad, y de la sofstica por el gnero de vida que conscientemente

    24 Flavio FILSTRATO, op., cit., p. 391.25 ISCRATES, Contra los soistas, en Discursos I, p. 158.26 Ibdem, pp. 161-162. Por otra parte, cabe sealar que para Iscrates la enseanza de la virtud y la justicia son

    propiamente imposibles, slo se pueden ejercitar en los que han nacido con buena disposicin para ellas.

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    Donovan Adrin Hernndez Castellanos

    elige27. As, para Aristteles e Iscrates, el sofista difiere del filsofo no por los temas que aborda sino por el modo de vida en el cual desempea su ocupacin pedaggica. Este tema, sin embargo, aparece con una mayor radicalidad en los escritos de Platn. A diferencia del estagirita, Platn sostiene serias reservas acerca de la relacin entre filosofa y retrica, y la ambigedad de su postura ha sido sealada en diversas ocasiones. Una cuestin, empero, debe mencionarse en este contexto. Probablemente debemos a Platn la caracterizacin que hace del sofista el detentador de una ciencia aparente, de una doxastik episteme28. En su conocido dilogo El Soista, ste ltimo es alguien capaz de dar una enseanza que no-es verdadera; por lo tanto, alguien, un mal filsofo, que hace pasar el no-ser como ser, gracias a su habilidad en la tcnica de la discusin (antilogai). Pero, de esta manera, en apariencia inocente, Platn, de hecho, confunde una serie de distinciones que slo volvern a ser explcitas en algunos pasajes de Aristteles, como el que comentamos; pues en El Soista, Platn hace coincidir tanto al dialctico como al retrico en el mismo gnero que trata de identificar obsesivamente. El sofista ser la encarnacin de ambos personajes: maestro en la erstica, el sofista es aqul individuo capaz de vender conocimientos aparentes al mejor postor, adems de ser capaz de escribir y pronunciar sendos discursos en tribunales, asambleas y alabanzas plagadas de demagogia y adulacin; pero, por encima de todo, el sofista es aqul que ha introducido una fisura en la ontologa parmendea, siendo capaz de mostrar que, de alguna manera, el no-ser tambin posee el ser. Y Platn asumi un reto que contina trabajando nuestra propia comprensin de la ontologa. A diferencia de Aristteles, para quien puede haber una verdad que no es, Platn afirma que el sofista dice una falsedad que es29.

    Doxastik episteme: la sofstica es entonces un saber aparente, que se ocupa de los mismos objetos que la filosofa, pero que difiere de esta nicamente por su forma de vida. Efecto de contraste, efecto de estructura, el sofista es el doble engaoso sin el cual el filsofo no puede nunca llegar a ser s mismo. Pero, cmo es que Filstrato lleg a pensar en la sofstica antigua como una ilosofa retrica? Hay buenas razones para creer que podemos encontrar la respuesta en el propio Platn. En su estudio preliminar al dilogo titulado Gorgias, Ute Schmidt sostiene de forma verosmil que no es del todo claro si el Gorgias histrico fue considerado como sofista o no. Entre las numerosas razones que menciona, destaca el hecho de que el conocido orador no participa del congreso de sofistas del que se hace mencin en el Protgoras platnico, y que, en el Gorgias (520a), Calicles habla mal de los sofistas, lo cual no hubiera hecho si su husped, Gorgias mismo, fuera parte de estos profesionales del conocimiento30. En todo caso, Platn slo parece referirse admirativamente a Gorgias cuando lo consigna como un profesor de

    27 ARISTTELES, Metafsica, IV, 1004b, 20-25.28 PLATN, El Soista, 233c, 9-11.29 Cfr. Brbara CASSIN, op., cit., p. 54.30 El lector podr ver ms argumentos en Ute SCHMIDT OSMANCZIK, Introduccin, en Platn, Gorgias, pp. XI y ss.

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    retrica, y en sus dilogos figura como un interlocutor latente, un representante de una de las tendencias ms potentes de su tiempo con el cual deba discutir seriamente. Cuenta Ateneo que el propio Gorgias, despus de leer a sus amigos el dilogo que lleva su nombre, dijo: Cuan hbilmente sabe Platn escarnecer!31. Al parecer el Platn de las obras ms tempranas tena clara la diferencia que hay entre los retricos y los sofistas, y transmiti adecuadamente la comprensin gorgiana de la retrica. Volveremos a ella en la ltima parte de nuestro ensayo. Pero, por encima de estas razones, Platn dej sembrada la posibilidad de conformar una retrica propiamente filosfica en el Fedro: la psicagogia. Sin embargo, entre la retrica filosfica y la filosofa retrica podemos apreciar un nuevo retrucano del sofista, gnero difcil de clasificar, si los hay.

    De acuerdo con Filstrato, el antiguo arte de la sofstica tambin discute los temas que los filsofos han tratado, pero lo hace de una manera diferente: mientras el filsofo avanza de observaciones particulares a conclusiones generales, siguiendo un mtodo riguroso en sus investigaciones, el sofista antiguo se arroga, en cambio, el conocimiento de aquello sobre lo que habla.32 ste ltimo siempre inicia sus discursos con clausulas como s o conozco o para el hombre no hay nada fijo y seguro. Segn Filstrato, ste mtodo confiere dignidad y seguridad a un discurso e implica una clara comprensin de lo que es.33 De inmediato, nuestro gua latino introduce una comparacin entre sofistas y filsofos que resulta bastante interesante. El mtodo de los filsofos, asegura el autor, se asemeja a un arte proftico controlado por el hombre, porque se sirve de indicios para establecer sus predicciones y deducir la verdad; mientras que el mtodo sofstico se asemeja al arte proftico de los adivinos y orculos34. Durante mucho tiempo los lectores interpretaron este pasaje como una declaracin ms o menos habitual, acerca de la oscuridad de los sofistas: as como los orculos avanzan mediante frases ampulosas o enigmticas, la sofstica es un arte de la confusin verbal. Pero, si as fuera, qu razones tendra Filstrato para elogiar el estilo lmpido y el arte de los sofistas, incluso de los ms desconocidos? l mismo no habla a favor de la claridad argumental de varios de ellos? Despus de todo, fue un sofista (Prdico) quien inici el arte de establecer diferencias semnticas y gramaticales entre las palabras que se asemejan por sinonimia; de donde se infiere que la claridad lxica era una herramienta indispensable para la ciencia de la poca, tanto como para la de nuestros das.

    Despus de las aportaciones de Ernesto Grassi al terreno de las relaciones entre Retrica y Filosofa, este punto nubiloso puede quedar un poco ms claro. Habr que recurrir a una sabidura ms vieja, en todo caso a una reflexin presocrtica

    31 Apud, Gorgias, Fragmentos y testimonios, p. 50.32 FILSTRATO, op. cit., p. 391.33 dem.34 dem.

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    en la lnea de los isikoi jnicos; me refiero al momento en que Herclito de feso declara que el dios del orculo de Delfos ni dice ni calla, seala. Despus de Grassi, esto puede entenderse en el sentido de que la retoricidad que constituye nuestros discursos tiene anterioridad sobre las funciones y sistematizaciones lgicas: la retorica antecede a la lgica. Esto es as porque el discurso indicativo o alusivo provee el marco de trabajo dentro del cual la prueba (deductiva o inductiva) puede existir35. Y contina argumentando que, si la claridad es identificada con la racionalidad en los procesos de argumentacin, entonces estamos forzados a admitir que la claridad fundante de los principios de la inferencia no es racional y hay que reconocer que el lenguaje en su estructura indicativa es constitutivo de cualquier intercambio argumental o del discurso ordinario36. Dicho de otra manera: si no entendemos el sentido de las palabras y el conjunto de cosas que nombran, si no entendemos las seales que provienen del acto de intercambiar noticias colectivamente, entonces ninguna otra funcin del lenguaje puede ser realizable. Grassi pone el ejemplo de Casandra. La historia es bien conocida: Casandra era una sacerdotisa de Apolo que prometi entregarse al dios, siempre y cuando ste le concediera el don de la adivinacin; cuando Casandra obtuvo el arte de vaticinar el futuro a voluntad de manos del hijo de Zeus, se mostr indispuesta a cumplir con su parte del trato, a lo que Apolo, furioso, correspondi con un castigo tremendo: permiti a Casandra disfrutar del arte adivinatorio pero, a cambio, la conden a proferir ruidos y palabras incoherentes por siempre. De tal forma que el vaticinio del futuro sin la comprensin correspondiente fue una condena a un trabajo absurdo, como el de Ssifo. En el argumento de Grassi, ste mito, despus desarrollado como tragedia por Esquilo, ejemplifica la funcin indicativa o alusiva del lenguaje, y por ende la retoricidad de la lengua37; puesto que Casandra, como los sofistas, como el lenguaje ordinario, instauran la comunicacin por medio de metforas, sincdoques, metonimias, catacresis y todo tipo de tropos y figuras de lengua y pensamiento. Los sofistas, de hecho, muestran las mekhanai del discurso, sus procedimientos, efectos, acciones performativas: para los sofistas, en especial la lnea gorgiana, el discurso y sus saberes retricos es una maquinaria productiva. Introduce figuras de lengua de las que despus, posteriormente, se dice derivar.

    Tal vez por ello Filstrato consider el antiguo arte de la sofstica, esa ilosofa retrica, como una tekhn similar al arte proftico de Casandra y Apolo. Los sofistas dan seales que su discurso contribuye a realizar, mientras los filsofos buscan indicios para establecer la verdad. Obra poltica vs obra de conocimiento. Lobo y perro, el sofista y el filsofo distinguen tambin sus generaciones en el recorrido temporal. Pues, la doxastik episteme, la sofstica, se divide en una primera y una

    35 Ernesto GRASSI, Rhetoric as Philosophy, p. 20.36 dem.37 Cfr. Ernesto GRASSI, Ibdem, pp. 21 y ss.

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    segunda etapas. De acuerdo con Filstrato, la primera sofstica, la que fund Gorgias en Tesalia, trataba sus temas a su arbitrio, con poca atencin al arte retrico; mientras que la segunda sofstica, fundada por Esquines, hijo de Atrometo y expulsado de la vida poltica por los atenienses, desarrollaba sus tpicos de acuerdo con los principios del arte. La segunda sofstica, en los comienzos de la Roma Imperial, describa los tipos del hombre pobre y del rico, de prncipes y tiranos, y los temas definidos de los que trata la historia38. Por su parte, la antigua sofstica disertaba sobre el valor, sobre la justicia, sobre los hroes, sobre los dioses, y Filstrato agrega que tambin disert sobre cmo se ha formado el universo. Un aspecto ms, ste abiertamente polmico, surge cuando leemos en el autor de Vidas de los soistas, que la antigua sofstica, incluso cuando propona temas filosficos, acostumbraba discutirlos larga y extensamente39. Dnde estn, pues, esos famosos tratados de Prdico, Hippias, de Protgoras y Gorgias, de Trasmaco y el siniestro Antifn? Platn tambin ha consignado que era propio de retricos y sofistas el responder a los cuestionamientos que se les hacan con grandes discursos en lugar de respuestas simples40; y acaso debamos leer en esas palabras un reconocimiento del trabajo especfico de la retrica en lugar de un reproche triunfal e irnico de parte de la filosofa (De dnde si no la supuesta risa de Gorgias y su admiracin implcita?). El hecho es que los tratados y escritos de la primera sofstica se han perdido casi en su totalidad, y lo que perdura de ellos son fragmentos y testimonios; apenas una sombra de lo que constituy un gigantesco corpus de pensamiento. En su gran mayora, las noticias que tenemos sobre la primera sofstica del siglo V a. C. provienen de la obra de filsofos que, como Platn, Aristteles e Iscrates, escriben en gran parte para distinguirse de ellos o para refutarlos y reducirlos a la historia del error filosfico. Los sofistas son, pues, un efecto de la filosofa, aunque histricamente le anteceden en la captacin de los nimos de la ciudad. Por otra parte, las noticias que tenemos de ellos provienen de escritores helenistas o posteriores, que compendian y glosan sus opiniones. Incluso hay contradicciones de contenido en los textos fragmentarios que nos ha legado la tradicin. Su nombre ha cado en el desuso o est cargado de significados negativos, quin se calificara hoy a s mismo con el mote de sofista? Probablemente ello sea efecto de la manera demasiado platnica en que hemos contado la historia del pensamiento. Siendo esto as, podramos concluir que la sofstica es un saber sometido que ha sido integrado y sistematizado en el corpus de la filosofa; un saber fragmentario y local que est en pugna con los grandes testimonios del pensamiento filosfico griego, y a travs del cual los sofistas libraban un combate poltico en el terreno del saber en general41. La sentencia de Michel Foucault todava resuena en esta circunstancia: El sofista ha sido expulsado.

    38 Cfr. FILSTRATO, op., cit., p. 392.39 Ibidm, p. 391.40 Cfr. PLATN, Gorgias,448d4.41 En su famoso curso publicado con el nombre de Defender la sociedad, Foucault postul la nocin de saberes

    sometidos, con la cual designaba dos fenmenos complementarios: 1) un saber sometido es un conjunto de conocimientos histricos que han sido integrados en sistemas altamente formalizados y especializados, que

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    Me pregunto si la razn de todo ello ser que la sofstica se opuso especialmente al dogmatismo de la metafsica eleata, de donde proviene en gran parte la ontologa platnica. De ser as, podramos argumentar que, como el escepticismo helenista, la primera sofstica es un ejemplo de pensamiento singular y crtica que libra una batalla con el dogmatismo que permea nuestra historia del pensamiento filosfico? Despus de todo, slo en la retrica, incluso cuando la alaban, sospechan que es pcara y mercenaria y hecha para desprecio de la justicia42.

    3. Discurso y accin: la ciudad de los soistasGorgias es el nudo que rene en s todos los hilos conductores de nuestra genealoga de la sofstica. Fue el fundador de este tipo de saber; se especializ en la enseanza de la tekhn retorik; en Filstrato aparece incluso como maestro de elocuencia de Pericles y su oratoria democrtica; finalmente realiz, como veremos, una de las hazaas polticas ms grandes de la Antigedad al ejercitar sus facultades como rtor y maestro de la palabra. Tal parece que su figura es el aleph al que conducen todos los caminos de la sofstica y de la que salen todos, como impulsados por una fuerza centrfuga, hacia el exterior y la posteridad. Gorgias es una especie de metonimia de la sofstica en general, pues su nombre puede ser equivalente de esta ltima para algunos eruditos latinos. Ms fundamental resulta el hecho de que el oriundo de la Magna Grecia se ocup de los problemas de los filsofos jnicos y eleatas: Gorgias desarroll, segn defienden algunos testimonios, una teora de la percepcin alterna a la de Demcrito y Empdocles, y, por va de Sexto Emprico, conocemos los argumentos con los que refuta la identidad entre ser y pensar de Parmnides: a) que no es, b) si es entonces no podra ser conocido, y c) si fuera y pudiera ser conocido entonces no podra ser transmitido a ningn ser humano. En la prehistoria de la filosofa tambin puede figurar como un expositor brillante de sus encantos: en el Elogio a Helena, al enumerar las formas de persuasin, Gorgias ha dejado su huella en la historia del sintagma ilosofa y su definicin ex profeso, al sostener que ella figura entre sus formas principales; pues, en las discusiones de materias filosficas () se muestra tambin la labilidad de la mente en cuanto hacen mutable la confianza en la opinin43. No porque exista otro gnero de conocimiento; Gorgias no opone, como ms adelante har Platn, la opinin al conocimiento que explica las causas, sino que muestra que la filosofa ejercita el poder de la palabra al volver

    tienden a despolitizar a su rival menor; y 2) son saberes mediante los cuales los grupos en resistencia libran una lucha contra relaciones de poder y dominacin especficas. La caracterstica fundamental de toda discursividad sometida es que slo se definen por su oposicin a otra formacin del discurso; de tal forma que su existencia depende de la existencia de otro saber al cual se oponen estructuralmente. La belicosidad es, pues, constitutiva de estos saberes de la exclusin y de los excluidos. Como puede ver el lector, la sofstica bien podra ser pensada como el saber sometido por la filosofa y sus instituciones. Pero, a la inversa, la filosofa tambin puede ser pensada como una formacin discursiva antagnica a la sofstica. En la genealoga de estas instituciones, la guerra ser lo propio de su constitucin?

    42 FILSTRATO, op., cit., p. 402.43 GORGIAS, op. cit., p. 89.

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    irrenunciable el ejercicio de intercambiar las opiniones de manera colectiva. Si la filosofa hace mutable la confianza en la opinin, es porque los filsofos como Herclito o Parmnides han mostrado que las vas de la verdad se alejan de ella, y, consecuentemente, ensearon a desconfiar de ciertos supuestos que ordinariamente no son cuestionados. Se dice de Gorgias que fue alumno de Crax, y de Tisias que formaba parte de la embajada poltica en la que el primero lleg de Sicilia a pedir el favor de los atenienses bajo el rgimen de Pericles44. Tambin se dice que Gorgias abri la prosa a la retrica y la retrica a la estilstica (podra hablarse de la primera irrupcin de la literatura en la prosa griega); la suya es una retrica paradigmtica en el sentido de que estudi a detalle las figuras y los tropos de la lengua, por ello pasa por ser el mayor retrico, aqul que invent la lexis o la elocutio45. Instituy un cdigo inmanente a la prosa: palabras con terminaciones consonantes, simetra de las frases, refuerzo de las anttesis por asonancias, metforas y aliteraciones. Pero, a diferencia de la retrica entimemtica post-aristotlica y del corpus sistematizado tanto por Cicern como por Quintiliano, Gorgias, el ms importante rtor en palabras de Cicern, estimaba que el orador poda hablar ptimamente acerca de todas las cosas; es decir, someta al artificio de la retrica la materia infinita del universo; mientras Aristteles, como sabemos, restringa el universo de la retrica nicamente a lo verosmil. Por ello, como atinadamente sostiene Bulmaro Reyes, la retrica gorgiana es totalizante, mientras que la aristotlica es delimitante46. Esta es justamente la comprensin gorgiana de la retrica. Platn lo consigna en su dilogo anteriormente referido, donde Gorgias declara: la retrica por as decir rene todos los poderes y los contiene en s misma47 Lo que significa que la retrica en tanto tekhn es la ciencia de los discursos y la accin en la ciudad; su accin y eficacia no reposan en la habilidad manual del artesano o el productor, sino en la eficacia del discurso, en los efectos perlocutivos e ilocutivos de su accin. As lo muestra el siguiente pasaje de Platn, donde ste pone en

    44 La retrica como metalenguaje, puesto que es un saber especulativo y prctico del discurso como accin performativa -y por ello una tecnologa de la palabra-, naci de los litigios de la propiedad alrededor del ao 485, cuando dos tiranos de Sicilia, Geln y Hiern, llevaron a cabo deportaciones y ordenaron emigraciones y expropiaciones para poblar Siracusa y distribuir las tierras entre mercenarios. Al ser derrocados se iniciaron procesos de nuevo tipo que movilizaron jurados populares, abundantes en personal, ante los cuales haba que ser elocuente; sta, la elocuencia, participaba a la vez de la democracia y de la demagogia, de lo poltico y de lo jurdico y se constituy en objeto de enseanza. Se dice que los primeros profesores del nuevo saber fueron Empdocles, Crax y Tisias. La suya fue una retrica sintagmtica, que analizaba las partes y la disposicin del discurso y no los tropos o figuras de la lengua. Crax y Tisias instituyeron cuatro partes del discurso judicial: el exordium, la constitutio, la narratio y el epilogus; ambos dictaron modos y formas del decir a travs de una prctica mecnica y metdica de la elocuencia; tambin establecieron la inventio o la bsqueda de argumentos; pero sobre todo ensearon que el objeto de la retrica no es la verdad, sino lo verosmil, que reducan a lugares comunes de tres tipos: pathos, ethos e ideai. Cfr. Bulmaro REYES, op., cit., p. 17.

    45 Cfr. R., BARTHES, ibdem, p. 121.46 Cfr. B. REYES, ibdem, p. 115.47 PLATN, Gorgias, 456b.

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    boca de Gorgias la siguiente idea: en cuanto a la retrica, en cambio, no hay tal operacin manual, sino toda la accin y eficacia se da a travs de discursos48. La retrica, como insiste Roland Barthes, es una Tekhn, en principio diferente de la empiria, que debe entenderse como el medio para producir una de las cosas que pueden indiferentemente ser o no ser, cuyo origen est en el creador, no en el objeto creado49. La retrica, por tanto, se refiere a los discursos y su eficacia50, tiene su centro de actividad en la politeia; por ello logra, en la opinin del Gorgias platnico, lo que en verdad es el mximo bien: la libertad de los hombres y la capacidad de gobernar a los otros, cada uno en su propia ciudad51. El rtor es capaz de persuadir mediante discursos a los jueces en el tribunal, a los consejeros en la sala de consejos, a los miembros de la asamblea en la asamblea y en cualquier otra reunin, sea cual fuere la reunin pblica52. Por ello Scrates define a la retrica como productora de persuasin53.

    Pero, quiz el mayor aporte de Gorgias fue que aadi un nuevo gnero a los ya conocidos judicial y deliberativo: el gnero epidctico o el elogio54. Este es el aspecto central en las relaciones entre la sofstica griega y lo poltico como tal: el desempeo del discurso, su realidad como accin instituyente de lo social. Diodoro Siculo cuenta que aproximadamente en 427 a. C. Sicilia, colonia de los calcidios que provenan de la misma estirpe que los atenienses, se encontraba acosada por la guerra; amenazados por el peligro de ser vencidos por los de Siracusa, enviaron a sus embajadores a Atenas para pedir su ayuda ante la ecclesia. De acuerdo con Diodoro, Gorgias era el jefe de la embajada. ste una vez llegado a Atenas y conducido a la ecclesia, habl a los atenienses acerca de una posible alianza y, gracias a la novedad de su manera de expresarse, logr asombrarles, pese a ser stos inteligentes y cultos55. Dicha alianza labr su fama como maestro en el arte del discurso. Pero su contribucin al esclarecimiento de la relacin de la vieja retrica con lo poltico, el cual le vali incluso el honor de conseguir una escultura suya colocado ante Delfos, tiene lugar en otro escenario; uno hecho de fisuras en las relaciones entre griegos, donde la amenaza blica contra los persas amenazaba con desgarrar las relaciones al interior de los amigos. Gorgias hace su hazaa frente a la amenaza de la stsis. Como ha sealado Nicole Loraux, la Antigedad clsica produjo una experiencia paradjica de lo poltico: al interior de la ciudad se concertaba la paz y la concordia en torno a la unidad de la plis, mientras que al exterior de los muros la guerra era concebida en su legtima violencia; no obstante, cuando el furor blico se diriga en contra de la propia

    48 PLATN, ibdem, 450b 6-8.49 Cfr. R., BARTHES, Ibdem, p. 125.50 PLATN, Gorgias, 450b.51 Ibdem, 452d.52 Ibdem, 452e.53 Ibdem, 453.54 dem.55 Apud, Gorgias, ibdem, p, 53.

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    ciudad de los ndres (combatientes y ciudadanos) la lucha entre facciones ceda terreno a la guerra civil, a la que los griegos llamaron stsis, momento en que la violencia revelaba su poder fratricida56. De tal forma que la stsis o la guerra civil, era un peligro que deba ser conjurado. Ahora bien, la sofstica propone un primer modelo y un primer procedimiento de consenso, de manera tal que lo poltico no tenga que remitirse de inmediato ms que a lo retrico y no a lo tico: con la homnoia y la homologa sofsticas, el logos se convierte efectivamente en la virtud poltica por excelencia57.

    Tal como lo defiende Barbara Cassin, podemos encontrarlo en el asombrado Filstrato, quien nos ha transmitido la reaccin de Gorgias ante la amenaza de stsis. Su Oracin olmpica o Panegrico fue compuesta, escribe Filstrato, sobre un tema de mxima importancia para el estado. Como viera que Grecia estaba dividindose, hizo un llamamiento a la concordia e intent que volvieran sus energas contra los brbaros y persuadirles de que no miraran a las dems ciudades como el premio para sus armas, sino ms bien la tierra de los brbaros58. Aqu estn los elementos que sostienen la relacin entre la sofstica y lo poltico: Gorgias conjura la stsis constituyendo mediante su discurso la homnoia; es decir, el consenso relativamente estable sobre las condiciones de la deliberacin. De tal forma que el discurso epidctico sienta las premisas o el marco discursivo dentro del cual pueden tomarse las decisiones, que Gorgias consideraba sujetas a la ocasin y oportunidad, por tanto al kairs; lo retrico es entonces condicin de lo poltico pues su tekhn produce la persuasin que debe imperar en el orden civil. La estrategia de Gorgias, y podra decirse que de la sofstica en general, consiste en conjurar la amenaza interior lanzndola sobre el enemigo exterior (los medos): los sofistas logran la homnoia en el orden de las ciudades griegas gracias a que expulsan la violencia de la stsis de las entraas de la polis al territorio donde habita el Otro; gracias a esa expulsin de la violencia entre los iguales establecen la homologa como relaciones constitutivas de los social. De hecho la estrategia de la homnoia es un tema recurrente y casi omnipresente en la

    56 Stsis es un significante polmico para los propios griegos. En sus acepciones primeras significaba estabilidad, la posicin de los cuerpos; ms tarde incluy la toma de postura que acompaa todo conflicto privado, del orden del hogar; posteriormente su campo semntico incluy los antagonismos entre partidos rivales (tiranos contra demcratas, por ejemplo), y finalmente sirve para designar las guerras de sedicin, las luchas intestinas o las guerras fratricidas. Actualmente se lo utiliza como un sinnimo para designar las guerras civiles, por lo cual me pregunto si la divisin interna de la ciudad y las sediciones antagnicas que la acompaan no son en realidad una parte constitutiva de lo poltico que debemos estudiar con la debida atencin; puesto que es cierto que todos estos fenmenos caracterizan el paisaje histrico de la Modernidad entera. En este sentido, conviene preguntarse por los efectos de la stsis y de sus estragos hoy en da, haciendo, si se quiere, un uso calculado y crtico de los anacronismos en historia. Nicole Loraux sostiene y realiza ambas cosas en su reflexin antropolgica sobre Grecia y la Modernidad. Para una historia de la plis griega y los avatares de la stsis remito al lector a las siguientes obras: Nicole LORAUX, La guerra civil en Atenas. La poltica entre la sombra y la utopa; y, de la misma autora, La ciudad dividida. El olvido en la memoria de Atenas.

    52 B. CASSIN, op., cit., p. 106.53 F. FILSTRATO, op., cit., p. 399.

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    poltica de la sofstica clsica.59 Se dira que, de hecho, la funcin poltica del discurso retrico es instauradora de la ciudad misma en sus relaciones polticas. Pues al hacer elogio de la ciudad griega, Gorgias la produce como una totalidad armnica donde la pluralidad dividida en oposiciones del tipo amigo-enemigo sede terreno a una poltica de concordia para los griegos y de guerra para el enemigo comn; de tal forma que el elogio de la ciudad crea ciudad en el mismo proceso. De la misma opinin parece ser Barbara Cassin, cuando defiende que el discurso epidctico proporciona las premisas que sirven de base a los otros gneros de discurso, el deliberativo y el judicial60.

    De ser as, el elogio de la accin producira l mismo acciones constitutivas de lo poltico. Quiz, y sera interesante analizarlo a detalle, en ello radique la diferencia entre la retrica de un Pericles y la de un Gorgias: mientras el poltico elogia la ciudad pero desconfa del discurso61, el retrico desconfa de la amistad civil y produce la ciudad mediante la Oracin olmpica. Y en su propia Oracin fnebre, en honor a los soldados atenienses cados en la guerra que se cerna sobre ellos, Gorgias se esparci abiertamente sobre sus victorias sobre los medos y les alab por stas, hacindoles ver que mientras estas victorias sobre los brbaros se cantaban con himnos de alabanza, las victorias sobre los griegos, por el contrario, se celebraban con cantos fnebres62. Tal vez en ello podamos encontrar algunas pistas para analizar las relaciones entre el discurso, lo poltico y la ciudad en la Grecia de los sofistas. Pero entre esos cantos fnebres, los ms tristes son los que conmemoran la muerte de griegos a manos de griegos en las ruinas de la stsis. Ser por eso que cuando a Gorgias lo interrogaban por los secretos de su longevidad, l contest diciendo: No hagas nunca nada buscando el placer?63

    59 Aunque cada sofista la recupera y la expropia a su manera. As, en Antifn, el sofista que apoy la oligarqua de los Treinta y el destierro de la democracia en Atenas, escribe un tratado muy importante sobre la concordia u homnoia; para sus contemporneos, la manera en que Antifn recupera un viejo tema de la poltica griega para fines locales, privados y hasta cierto punto conservadores (restablecer la paz en una Atenas dividida por la stsis, con la condicin de la amnista), distaba mucho del logro panhelnico de Gorgias y su Oracin olmpica; por la cual Iscrates, que escribi un discurso sobre la misma temtica que el gorgiano, fue acusado de plagio si vale usar la expresin en ese contexto. Gorgias en lo global, Antifn en lo local son dos caras de una estrategia extendida en la primera sofstica: lograr la concordia sobre la base de una poltica de la memoria y el olvido.

    60 B. CASSIN, op., cit., p. 115.61 Cfr. TUCDIDES, op., cit., p. 6562 FILSTRATO, dem.63 Apud, Gorgias, op., cit., p. 50.

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    Scrates, UAM, Mxico, 1991.ISCRATES, Discursos I, Gredos, Madrid, 1979.JAEGER, Werner, Paideia, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2002.LORAUX, Nicole, La guerra civil en Atenas. La poltica entre la sombra y la utopa,

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    Vassallo, Katz, Buenos Aires, 2008.PLATN, Gorgias, UNAM, Mxico, 2008.______, El Soista, en Dilogos V, Gredos, Madrid, 1988.REYES CORIA, Bulmaro, Lmites de la retrica clsica, UNAM, Mxico, 1995.ROMILLY, Jacqueline de, The Great Sophists in the Periclean Athens, Clarendon

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    Henry More y la cruzada del alma

    Henry More y la cruzada del alma*

    Viridiana Platas Bentez**

    IntroduccinImaginar a Henry More como un caballero cruzado, cuya espada es blandida en nombre de la virtud y la verdad eterna escrita en el cielo, de ninguna forma pretende caricaturizar a uno de los grandes olvidados de las miles de pginas que dotan de vida a la historia de la filosofa. Nuestro caballero no viaj a Tierra Santa, ni ti sus manos con sangre hereje, mas bien, su batalla se agit en el corazn de Cambridge y en los salones de la Royal Society a mediados del siglo XVII: Las manos del Dr. More fueron manchadas con la tinta usada para redactar tanto su copiosa obra, como su ya clebre correspondencia. Henry More, Fellow del Christs College, si bien no ha sido un personaje constante en la discusin filosfica, incuestionablemente es integrante de una tradicin que proyecta luz sobre el ambiente acadmico, religioso y poltico de Inglaterra en el siglo XVII. As, los Neoplatnicos de Cambridge, Benjamn Whichcote (1609-1683), John Smith (1616-1652), Nathaniel Culverwell (1618-1651), Henry More (1614-1687) y Ralph Cudworth (1617-1688), a decir de E. Cassirer, han sufrido de una falta de atencin que desmerece su importancia filosfica venidera, pues, estos hombres de Cristo son muestra de la vehemente lucha contra tendencias religiosas imperantes como el puritanismo y el entusiasmo, as como, contra tendencias filosficas como el materialismo y el mecanicismo.

    * Este trabajo es parte de una investigacin en curso, correspondiente al vitalismo de Henry More de la tesis doctoral Historia del vitalismo en el S. XVII: De los platnicos de Cambridge a Leibniz.

    ** Es Maestra en Filosofa (Universidad Veracruzana). Realiza estudios de doctorado en la UNAM.

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    Viridiana Platas Bentez

    La libertad de pensamiento que trazara el camino filosfico de la modernidad temprana hasta la Ilustracin, la confianza en la razn y la devocin hacia Dios, para ellos ejemplificada igualmente por gentiles y cristianos, configuran las riendas que conducen al rocn del filsofo cruzado. En el Colegio de Emmanuel de Cambridge se sembraron las primeras semillas del movimiento intelectual que encabezara casi inmediatamente despus el Colegio de Cristo de la misma universidad. El colegio de Emmanuel fue un recinto con fuerte arraigo en los usos y costumbres del puritanismo, por ello es sintomtico que precisamente aqu se lleve a cabo la controversia de B. Whichcote con Anthony Tuckney, donde el primero defenda la sabidura antigua y pagana, el libre arbitrio y el uso de la razn en la direccin moral. Afirma Cassirer que esto designa tambin, en el mbito de evolucin religiosa de Inglaterra de su tiempo, una vuelta caracterstica, una genuina transformacin de la idea de Dios1 Transformacin que puede verse a trasluz de la recuperacin del Dios-naturaleza de estoicos y neoplatnicos y de su adecuacin en la ciencia nueva que vivifica este siglo.

    Pero si la armonizacin de las doctrinas platnicas con las cristianas, si la apologa de la razn natural y de la religin natural ha de signiicar en los pensadores de Cambridge algo diferente y algo ms que un sincretismo supericial, [es] necesario mostrar el verdadero motivo del pensamiento del cual esta identiicacin emerge y de la cual sta desciende con objetiva necesidad.2

    As, el ambiente aunado a la fuerte adhesin al platonismo y al neoplatonismo, sin duda alguna determin el carcter peculiar de la filosofa natural de Henry More. En efecto, teniendo en la escuela Cantabrigense los dilogos platnicos y las neadas de Plotino un valor casi cannico3, el ambiente fue propicio para una reflexin filosfica que vislumbrara los alcances del mecanicismo moderno con la precaucin de los sistemas animistas y vitalistas antiguos. Como se ha apreciado hasta aqu, la opinin generalizad de la Escuela de Cambridge sita a B. Whichcote como padre del movimiento e influencia crucial en el

    1 Ernst CASSIRER, La rinacenza platonica in Inghilterra e la Scuola di Cambridge. p 77: esso designa anche, nellambito dellevoluzione religiosa dellInghilterra del tempo, una svolta caratteristica, una netta transformazione dellidea di Dio.

    2 Ibid. p 28-29 : Ma se larmonizzazione delle dottrine platoniche con el cristiane, se lapologia della raggione naturale e della religione naturale ha da significare nei pensatori di Cambridge qualcosa di diverso e qualcosa di pi di un superficiale sicretismo, occorre mostrare il vero motivo di pensiero al quale questa identificazione risale e dal quale essa discende con oggettiva necessit.

    3 Cfr. Ernst CASSIRER, op. cit. p 27.

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    Henry More y la cruzada del alma

    desarrollo del pensamiento del joven More. No obstante, C. A. Staudenbaur propone acentuar la preeminencia de la obra de Henry More, identificando sus verdaderas influencias, y en especial, reconocer en l al verdadero fundador de la misma:

    He argumentado que Whichcote no ha contribuido al Platonismo de More, porque l no fue un ilsofo y More y Cudworth pudieron haber aprendido nada de l en lo que a eso se reiere. En segundo lugar, Whichcote pudo no haber inluenciado en la conversin de More al anti-calvinismo en la actitud religiosa ya que esto pas antes de que More llegara a Cambridge. Podemos rastrear el anti-calvinismo de More desde Hales en Eton y Gell y Mede en Cambridge, y su platonismo en su inters por Spenser, del que tena conocimiento en la infancia. Es la presencia en Cambridge de personas como More, Gell y Mede en otros Colegios que en el de Emmanuel que provee la explicacin mas plausible de cmo pas que Whichcote, un puritano en un Colegio Puritano, hubiera experimentando un cambio de opiniones. Y mientras More no puede ser nombrado como la exclusiva o primera inluencia anti-calvinista en la Universidad en los 1640s, aparentemente l fue nicamente reconocido como Platonista durante ese periodo. Si comparamos las personalidades intelectuales de More y Whichcote, vemos que More fue un creador, un campen entusiasta de nuevas ideas []

    Es mucho ms probable que More fuese el padre del nuevo movimiento de pensamiento que Whichcote.4

    Es as como el nombre de Henry More an causa resonancias en los folios cantabrigenses; no es para menos, pues el llamado ngel del Colegio de Cristo protagoniz varias luchas, en las cuales los bastiones del alma inmortal y de la vida urgan defenderse ante la debacle del paso avasallador de la moral puritana y del fro mecanicismo universal.5 De esa forma, More encarn por vez primera en la historia de la filosofa la defensa racional6 a favor el animismo universal.

    4 C. A. STAUDENBAUR. Oc. Cit, p. 162: I have argued that Whichcote cannot have contributed to Mores Platonism, because he was not a philosopher and More and Cudworth could have learned nothing from him on that score. Secondly, Whichcote could not have influenced Mores conversion to anti-Calvinism in religious attitude since this happened before More came to Cambridge. We can trace Mores anti-Calvinism back to Hales at Eton and Gell and Mede at Cambridge, and his Platonism back to his interest in Spenser, with whom he became acquainted in childhood. It is the presence at Cambridge of people like More, Gell, and Mede in colleges other than Emmanuel which provides the most plausible explanation of how it happened that Whichcote, a Puritan in a Puritan college, should have experienced a change of views. And while More cannot be named as the sole or primary anti-Calvinist influence in the University in the 1640s, he apparently was the only recognized Platonist during that period. If we compare the intellectual personalities of More and Whichcote, we see that More was an originator, an enthusiastic champion of new ideas[]

    It is much more probable that More would father a new movement of thought than Whichcote. En cuanto a la relacin de Henry More con Robert Gell, su preceptor en el Colegio de Cristo y su conversin

    al platonismo y neoplatonismo, cfr. Robert CROCKER, Henry More, 1614-1687. A biography of the Cambridge Platonist. Kluwer Academic Publishers. 2003.

    5 An cuando esto acarre mala fama al filsofo. Segn John Henry, sus contemporneos no tenan una opinin del todo positiva de la vehemencia con la que More defenda sus causas.

    6 Por racional me refiero a la razn moderna temprana, a saber, aquella que a grandes rasgos se sita en la investigacin metdica de las operaciones de la mente, la metafsica, la investigacin del mundo natural, la poltica, etc. Este tipo de razn pertenece a la va de reflexin epistemolgica. Cfr. Laura BENTEZ, Descartes y el conocimiento del mundo natural. Porra, 2004.

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    Viridiana Platas Bentez

    Lo anterior slo puede comprenderse en el contexto de la misma escuela cantabrigense: los lmites del conocimiento radican en los lmites de la razn. Es en Colegio de Cristo donde la defensa por el libre arbitrio y la posibilidad de la salvacin de todo aqul que tienda hacia ello, asesta un golpe a la fatalidad de la predestinacin calvinista desde el suelo de la razn. Aqu se desordenan los lmites temporales y se aprecia el modo en que la razn antigua se torna moderna: la tradicin neoplatnica sienta las bases para articular el sello distintivo de la filosofa natural de los militantes de la Escuela de Cambridge. De este modo, el camino ascendente del intelecto humano, capaz de intuir las formas contenidas en la Inteligencia se transforma para los platnicos de Cambridge en la razn que, metdicamente dirigida, puede dar cuenta de aquellas verdades evidentes que fundan a todo el conocimiento. Al menos, para Henry More, las nociones comunes son aquello noemticamente verdaderas, es decir, a primera vista verdaderas a todos los hombres en su inteligencia, sobre una clara percepcin de los Trminos, sin un posterior discurso o razonamiento7, mismas que son el punto de partida de toda investigacin. As las cosas, en el pensamiento de More podemos encontrar al unsono lo moderno y lo antiguo, la experimentacin y la razn, la fe y la filosofa, todo esto en aras de edificar un sistema racional y piadoso a la vez. Como explica Robert Cocker:

    Pretender que los experimentos pueden contar su propia historia ilosica sin ayuda de la razn humana, y de las ideas innatas con las cuales fueron fundados los procesos del pensamiento racional, era para More una peligrosa ilusin, conducente casi inevitablemente al ateismo o [al] entusiasmo. Los experimentos pertenecan a un nivel ms bajo de esfuerzo que la metafsica, y slo adquiran valor cuando de ubicaban dentro de un contexto racional, ilosico y teolgico.8

    En el presente escrito podrn apreciarse estos juegos de matices que representan de forma inconfundible la filosofa natural de Henry More. Mi objetivo es hacer evidente el planteamiento vitalista del filsofo nacido en Grantham, Linconshire, mismo que atestigua la formulacin neoplatnica que se gesta y desarrolla en la modernidad temprana. Para ello, se reconstruirn algunos aspectos de la

    7 Henry MORE. Immortality of the soul. p. 25: By Common notions I understand whatever is Noematically true, that is to say, true at irst sight to all men in their wits, upon a clear perception of the Terms, without any further discourse or reasoning. Las cursivas son del autor.

    8 Robert Crocker. Henry More: a biographical essay. En Sarah HUTTON (editora) Henry More (1614-1687) Tercentenary Studies. Kluwer Academic Publishers. 1990. p. 4: To pretend that experiments could tell their own philosophical story unaided by human reason, and the innate ideas of which the process of rational thought were founded, was for More a dangerous illusion, leading almost inevitably to atheism or enthusiasm. Experiments belonged to a lower level of endeavor than metaphysics, and only gained value when placed within a rational, philosophical and theological context.

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    Henry More y la cruzada del alma

    pneumatologa9 moreana, en donde se sientan las bases para un dualismo sustancial que paradjicamente entraa una postura vitalista. Es as como la cruzada del caballero del alma nos contar uno de los episodios de la presencia de la reflexin filosfica de los vitalistas modernos; esta historia del vitalismo en el siglo XVII nos ubica en la Inglaterra Restaurada, en la bsqueda espiritual de un hombre de altitud, milenarista, polemista, experimentalista sui generis, en fin quizs la figura ms emblemtica del neoplatonismo britnico.

    1. Algunos rasgos de la pneumatologa moreana La pneumatologa moreana se encuentra trazada principalmente en The Immortality of the soul, publicado en 1659. Esta obra, considerada parte de la produccin madura del filsofo, es resultado de la manifiesta necesidad de reformular ciertos aspectos de su propia filosofa; adems, tiene como objetivo especfico demostrar la existencia del alma y afirmar su carcter inmortal. A criterio de More, la exposicin de estas tesis son cruciales para el combate las fallas que invaden a los sistemas mecanicistas como el de Thomas Hobbes10 y el de Ren Descartes. Para lograr lo anterior, el filsofo disea una base epistemolgica que garantice la veracidad de la investigacin; de este modo, la metodologa es clara: instituir axiomas que fundamenten las tesis a demostrar, en este caso es el dualismo sustancial y el carcter inmortal del alma. Bajo este itinerario, la disertacin abre camino cuando en el axioma VIII se establece que el Sujeto o Esencia desnuda o Substancia de una cosa es inconcebible totalmente por cualquiera de nuestras facultades11, de esta forma, la sustancia no puede ser aprehendida por el intelecto, si no lo es a travs de sus aptitudes, operaciones, propiedades y modificaciones12. En suma, la sustancia es cognoscible nicamente si puede distinguirse de otra sustancia, lo cual se realiza mediante el discernimiento de los elementos mencionados. Por ello, en el Ax. IX, se abrevia:

    Existen ciertas propiedades o poderes y operaciones, pertenecientes inmediatamente a una cosa, de la cual, ninguna razn puede ser dada, ni debe ser inquirida, tampoco de ninguna

    9 Este trmino lo adopto del artculo de John HENRY, A Cambridge Platonists materialism: Henry More and the concept of soul publicado en Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, Vol. 49 (1986), pp. 172-195. Por pneumatologa Henry designa el planteamiento general de More en torno a la naturaleza y las funciones del alma en general.

    10 Hobbes es mencionado en varias ocasiones a lo largo de la obra. En esta ocasin no sern reconstruidas las objeciones de More al filsofo del Leviatn pues es todo un tema de investigacin por s mismo.

    11 Henry More, Op. cit., p 20: Ax. VIII: The Subject or naked Essence or Substance of a thing, is utterly unconceivable to any of our Faculties.

    12 Tal como la materia universal y la materia formada de la tradicin platnica y neoplatnica. Recordemos que la materia universal es aqulla qua ha existido desde siempre y es aquella que posibilita a las cosas concretas, siempre y cuando haya sido formada por una idea o forma. Este ltimo resultado, la materia formada es aquello que s puede concebirse por el intelecto.

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    forma puede ser fantaseado o imaginado el medio o tipo de cohesin del Atributo con el Sujeto.13

    Esto ltimo tiene una finalidad especfica: estipular una proposicin tan difana y necesaria que, aquello aseverado se acepte como una verdad indubitable a partir de la cual, pueda construirse una serie de planteamientos. Bajo este criterio para el filsofo es indubitable la distincin de dos sustancias: la materia y el espritu. stas tienen en comn el modo de la extensin, por lo que, tanto espritu como materia, poseen longitud, altitud, profundidad y densidad o espisitud14. Sin embargo, las propiedades esenciales de la materia son la impenetrabilidad y la discerpibilidad, trmino con el que More designa a la divisin actual de la misma. Adems, el espritu tiene como propiedad la indiscerpibilidad o indivisin, y a la penetrabilidad:

    Por lo tanto digo que debemos fcilmente admitir que alguna sustancia puede ser por s misma Indiscerpible, tanto como otras Impenetrable; y que en tanto hay un tipo de Sustancia, la cual por su propia naturaleza es Impenetrable y Discerpible, as hay otra indiscerpible y penetrable.15

    Dado lo anterior, el ngel del Colegio de Cristo define a los espritus como [] una sustancia indiscerpible, que se puede mover por s misma, que puede penetrar, contraerse y dilatarse, y tambin puede penetrar, mover, y alterar a la materia16. Hasta aqu, la dicotoma entre sustancias se traza mediante la capacidad del espritu para afectar a la materia, la cual, de suyo no puede moverse por s misma ni transmitir por s el movimiento. De esto se sigue, que el espritu extenso, impenetrable e indiscerpible, es la responsable de la transmisin intrnseca de la vida y el movimiento a la materia extensa, penetrable y discerpible.

    13 Henry MORE, Op. cit., p. 27: Ax. IX: There are some Propierties, Powers and Operations, immediately appertaining to a thing, of which no reasons can be given, nor ought to be demanded, nor the Way or Manner of the Cohesion of the attribute.

    14 Henry More utiliza el trmino spissitud para referirse a la densidad o condensacin. Como criterio de traduccin tomo la palabra latina spissitudo que significa literalmente condensacin; tambin spissitas, que refiere a lo compacto y a la densidad. Cfr. Entradas correspondientes en A Latin Dictionary. Founded on Andrews edition of Freunds Latin Dictionary. Revised, enlarge, and in great part rewritten by Charlon T. Lewis. 1a edicin, 1879. Clarendon Press, 1980.

    15 Henry MORE, Op. cit., p. 27: I say from hence we may as easily admit that some Substance may be itself Indiscerpible, as well as others Impenetrable; and that as there is one kind of Substance, which of its own nature is Impenetrable and Discerpible, so there be another Indiscerpible and Penetrable.

    16 Henry MORE, Immortality of the soul, p. 34: A substance indiscerpible, that can move itself, that can penetrate, contract, and dilate itself, and can also penetrate, move and alter the matter.

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    Henry More y la cruzada del alma

    2. El problema de la indiscerpibilidad y el punto vitalHasta ahora, se aprecia el camino del dualismo moreano y su necesidad de estipular un tipo de sustancia activa y otra pasiva, en este caso el alma y la materia. Sin embargo, en el libro I, cap. V, de Immortality, Henry More aborda algunas consecuencias de la nocin de indiscerpibilidad, la cual, como se ha visto, es un atributo de espritu; por ende la divisin actual o discerpibilidad como atributo esencial de la materia conduce a la cuestin de si sta se compone de puntos o partculas divisibles al infinito. Asevera More:

    Digo que aunque debemos conocer el Centro de vida interno, o Primer punto, como puedo llamarlo, de la sustancia primaria (esta sustancia primera en cierto modo es gradual), puramente indivisible, no se sigue, no de acuerdo con la imaginacin misma, que sta deba ser nada.[] Este centro interno, por tanto de vida, es algo y algo tan lleno de vigor esencial y virtud, que aunque gradualmente disminuya, aun podemos llenar una cierta esfera de espacio con su propia presencia y actividad, como una chispa de luz ilumina el aire turbio.17

    Para More, no existe ninguna perplejidad en postular la existencia del Centro de vida en los tomos materiales, pero, cul es su funcin? Con la teora atmica, el filsofo cantabrigense ensaya la forma en que interacta el alma en la materia y el modo en que esta ltima pude morar en aqul. De esta manera, si el centro de vida o interior del Espritu18 es propio del alma, entonces sta afecta a la materia, no slo vivificndole y activndola mediante la presencia, sino que, justo por estar presente, detiene la divisin al infinito, que no la divisin en tomos. En suma, el Primer punto es indiscerpible, y al estar ntimamente unido a los tomos, stos no se disolvern al infinito, pues en el Axioma XII, More confirma que Lo ltimo concebible es tan pequeo, que no puede ser concebido [como] discerpible en menos.19

    17 Henry MORE, Immortality of the soul, 35-36: I say that thought we should acknowledge the Inmost Centre of life, or the very First point, as I may call it, of the Primary Substance (for this Primary Substance is in some sort gradual), to be purely indivisible , it does not at all follow, no not according to Imagination itself, that it must be nothing.

    [] This Inmost Centre therefore of life is something, and something so full of essential vigour and virtue, that though gradually diminish, yet can ill a certain Sphere or Space with its own presence and activity, as a spark of lights illuminates the duskish aire. Las negritas son mas.

    18 Henry MORE, Immortality of the soul, Cfr. P.36: Centre of Life or Inmost of a Spirit.19 Henry MORE, Immortality of the soul, p. 36. Ax. XII: The least that is conceivable is so little, that it cannot be

    conceived to be discerpible into less. Cabe mencionar, que el Axioma XV, considera la divisin intelectual del punto, entendindose por este ltimo como punto matemtico, el cual, More advierte que no hay que confundir con el Primer Punto o punto matemtico.

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    Viridiana Platas Bentez

    El efecto del centro interno hacia los tomos, conduce al autor a proponer la idea de causa emanativa. La causa emanativa es el alma en relacin con la manera en que afecta a la materia; se designa as con la intencin de distinguirla de una causa mecnica, puesto que las causas de este tipo actan de forma mediata, a saber, el origen de su accin no se encuentra en ellas mismas. En cambio:

    Por una causa emanativa se entiende una Causa tal [que] simplemente siendo, [sin] ninguna actividad o causalidad interpuesta, produce un Efecto. Que esto es posible es manifiesto, siendo demostrable que hay de facto tal Causa en el mundo; porque algo debe moverse en s mismo. Ahora si no hay Espritu, la Materia debe necesariamente moverse a s misma, donde no se pueda imaginar ninguna actividad o casualidad, sino la esencia simple de la materia desde [la cual] este movimiento proviene. Porque si supusieras algn movimiento previo que pudiera ser causa de ste, entonces con buena razn debemos suponer algn [otro] previo que sea la causa de aqul, y as al infinito.20

    La accin inmediata de la causa emanativa permite detener la explicacin al infinito de la causa del movimiento atmico: la causa el alma acta inmediatamente sobre la materia porque no necesita de un factor externo que le permita hacerlo. Con todo, este tipo de causalidad no slo se predica del espritu, sino tambin de Dios mismo. Dios es por definicin la Causa Emanativa por antonomasia, pues siendo uno de sus atributos la Creacin, Dios es la sustancia primera, es decir, aquella de ms alta virtud y excelencia, nica capaz producir otra sustancia por causa emanativa. La sustancia segunda en todo caso ser la creada, misma que posee el atributo de la extensin, a saber, dimensiones como la longitud, anchura y profundidad; a su vez, en la sustancia se distingue en dos tipos: el espritu al cual compete la indiscerpibilidad y la actividad sobre el segundo tipo, la materia, penetrable e inactiva. De esta forma, en el esquema de las causas emanativas, si a la primera compete la actividad y a la segunda no, se sigue que la sustancia inmaterial es la encargada de dotar de movimiento a la materia. Lo anterior es entonces la instancia en la que el movimiento se conoce como efecto emanativo. De esta manera, el movimiento no es inherente a la materia, pues afirma el filsofo:

    20 Henry MORE, Immortality of the soul, p. 37-38: By an Emanative Cause is understood such a Cause as merely by Being, no other activity or causality interposed, produces an Effect. That this is possible is manifest, it being demonstrable that there is de facto some such Cause in the world; because something must move itself. Now if there be no Spirit, Matter must of necessity move it self, where you cannot imagine any activity or casuality, but the bare essence of the Matter from where this motion comes. For if you would suppose some forme motion that might be the cause of this, then we might with as good reason suppose some forme to be the cause of that, an so in ininitum.

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    Henry More y la cruzada del alma

    Ninguna materia cualquiera que sea su propia Naturaleza tiene ningn principio activo de Movimiento, aunque sea receptiva del mismo; pero, cuando Dios la cre, sobreaadi una marca de Movimiento sobre sta, [en] tal medida y proporcin de toda ella, que permanece an la misma cantidad en el todo, aunque las partes de la Materia en sus distintas colisiones de una con otra no siempre tienen la misma proporcin de [movimiento]. Tampoco hay mayor necesidad que Dios debiera reiterar esta impresin de movimiento en la materia creada, entonces el debera crear materia perpetuamente. Tampoco su conservacin de esta cantidad de movimiento [ni nada ms] implica tampoco una repeticin o un aumento de ste. Entonces la conservacin de la Materia es la superadicin de nueva Materia a esto. En efecto, [Dios] slo necesita conservar a la materia, y la materia fielmente conservar, una parte con otra, la suma total del movimiento en primer lugar comunicado, excepto en algunos lugares, que no vale la pena mencionar en este lugar.21

    Esta extensa cita puede confundir al lector, pues es claro aqu un esquema mecanicista de la naturaleza, en donde el movimiento tiene su origen en la creacin y los procesos naturales se reducen a la conservacin y a la transmisin del movimiento a travs de las colisiones de sus partes. Con todo, la funcin de este pasaje es hacer patente que Hemos descubierto en los simples Fenmenos del Movimiento, la necesidad de la Existencia de una Esencia Incorprea distinta de la materia22. Para Henry More el orden natural de las cosas debe atenerse al espectro de la diferencia entre el principio activo del espritu y de la accin de ste sobre la materia. An cuando en los fenmenos puedan apreciarse los efectos de la inercia, stos no constituyen por s mismos el orden total del movimiento. El alma impera en el orden de las cosas y slo a travs de ella, puede conocerse certeramente a la naturaleza.

    21 Henry MORE, Immortality of the soul, p. 64: That not Matter whatsoever of its own Nature has any active Principle of Motion, though it be receptive thereof; but that when God created it, he suparadded an impress of Motion upon it, such a measure and proportion to all of it, which remains still much what the same for quantity in the whole, though the parts of Matter in their various occursion of one to another have not alwaies the same proportion of it. Nor is there any more necessity that God should reiterate this impress of Motion on the Matter created, then that he should peretually create the Matter. Neither does his conservation of this quantity of Motion any thing more imply either a repetition or an augmentation of it. Then the conservation of the Matter does the superaddition of new matter thereunto. Indeed he need but conserve the Matter, and the Matter thus conserved will faithfully retain, one part with another, the whole summe of Motion first communicated to I, some small moments excepted, which are not worth the mentioning in this place.

    22 Ibidem: We have discovered out