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4 cerrosunidos en una historia
Cerro La CruzCerro El LitreCerro MercedCerro Las Cañas
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“4 cerros... unidos en una historia”
Autor:Oscar Cáceres Gonzalez
CoAutor:Damian Duque Saitua
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Autor: Oscar Cáceres Gonzalez
CoAutor: Damian Duque Saitua
Equipo Ejecutor
Comité Editorial:
Equipo de la SEREMI MINVU VALPARAÍSO; Angélica Pacheco Díaz y On-dina Collao Acosta.
Equipo del Programa Quiero mi Barrio del MINVU; Verena Inchaustegui Lotina, Katherine Garcia Araya, Ivan Salas Lizana y Rodrigo D’amico Na-jum.
Vecinas de la Comunidad; Sherazade Madina González, Ana Bustamante Casanga, Alicia Vargas Fernandez, Laura Alveal Pérez.
Equipo de la Consultora Innvova Ciudadanía; Mariela Pérez Bascuñán
Diseño y Diagramación: Claudia Villegas Velasquez - Lidia Pinto Cerpa
Imprenta Puerto Digital2017
Créditos
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Agradecimientos a la comunidad
Para reconstruir la historia de los cerros Las Cañas, El Litre, Merced y La Cruz, muchas vecinas y vecinos dispusieron parte de su valioso tiempo en entrevistas personales o encuentros grupa-les y con generosidad decidieron compartir algo tan preciado como sus recuerdos de infancia y juventud, para ilustrar con sus rela-tos aspectos significativos de la historia y la vida de estos barrios.
A todas ellas y a todos ellos queremos agradecer porque no se limitaron tan sólo a las palabras, sino que abrieron el corazón y nos emocionaron con sus historias, especialmente cuando debieron refe-rirse al complejo proceso vivido en torno al incendio del año 2014.
Este libro sea entonces el testimonio de nuestra gratitud por abrir el corazón y de admiración por la fuerza para sostenerse en pie más allá de las adversidades. Son ustedes quienes expresan de manera cabal el espíritu de lucha y tesón que caracteriza a los habi-tantes de Valparaíso y para quienes hemos redactado estas hojas.
A los habitantes de La Cruz, Merced, Las Cañas y El Litre, que viven o ya partieron, con afecto y admiración.
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Índice de Contenidos
Créditos 4
Agradecimientos a la comunidad 5
Introducción 9
Valparaíso a lo largo de cuatro siglos 12
Cerro la Cruz 82
Cerro El Litre 151
Cerro Merced 213
Cerro Las Cañas 276
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Introducción
Cuando se habla de Valparaíso, la palabra por sí sola nos comienza a dibujar en el pensamiento evocaciones felices de una ciudad mágica, atrayente y diversa; cuya historia se ha escri-to entre quebradas y cerros que nunca dejan de admirar el océano.
Y es que esta combinación perfecta de sitios que se proyec-tan desde la costa hacia las alturas, ha sido inspiración de cantores, poetas y un sinfín de artistas que con su talento han inmortaliza-do lo esencial de esta ciudad que pone anclas en el corazón de aque-llos que la habitan y que hace imposible querer huir de sus encantos.
Sólo este tipo de vínculos sirve para explicar la historia de cuatro cerros de Valparaíso, que vivieron procesos de poblamiento diferentes, que tejieron en sus calles y escaleras historias muy distintas, pero que en un día inesperado debieron obligarse a enfrentar la tragedia que provo-có el fuego incontenible, que se abrió paso de manera violenta sobre sus quebradas y arrasó a discreción con el hogar de cientos de pobladores.
Pero en esta historia de los cerros El Litre, La Cruz, Las Cañas y Mer-ced, nos remontamos hacia muchas décadas atrás, para entender la iden-tidad de estos lugares, para conocer a quienes se desafiaron a enfrentar el monte inexplorado y establecieron los primeros caseríos, o las chozas don-
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de construyeron sus vidas y formaron familias los primeros habitantes.
Este es un relato para reconocer entre personajes ya olvida-dos o extinguidos, los pilares de la identidad porteña que se ha escri-to en los cerros y que no está circunscrita sólo a lo que ocurre en el borde costero o las cuadras que conforman el plan de Valparaí-so; porque contar la historia de estos cerros ha sido descubrir cien-tos y miles de razones para seguir amando a la Ciudad Puerto.
A partir de esta narración, que recoge el testimonio y los relatos de los propios vecinos y vecinas de estos barrios, sabremos que detrás de los nombres de los cerros Merced, La Cruz, Las Cañas y El Litre hay historias de romances, piratas, terremotos y esperanzas, de gentes valerosas que con muchos recursos o apenas con lo puesto, alzaron sus banderas y establecieron soberanía popular donde sólo había matorral, un agreste terreno y aguas vivas que brotaban por entre las piedras.
Óscar Cáceres González
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Valparaíso a lo largo de cuatro siglos
Bombardeo a Valparaíso de 1866 por la Escuadra Española. Óleo sobre tela pintado por Williams Gibbons en 1870.
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Ilustración 1, Panorámica de Valparaíso en la primera década de 1700.
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Un Gomero casi centenario
¿Recuerdas los altos resbalines que había en la Plaza de la Victoria hace unos 15 años? Si alguna vez llevaste a tus hijos, o tú mismo fuiste a entretenerte, de seguro me viste cada vez que tus pies volvían a tocar el piso después de ese mágico viaje. Soy ese árbol Gomero que se extiende a lo ancho y alto que con gruesas ramas te doy sombra en verano. Estoy de pie en este mismo lugar desde hace noventa y siete años y he visto como la ciudad ha cambiado en casi un siglo. Me plantaron en ese lugar unos años después de que se hizo la plaza Simón Bolívar en la que estoy todos los días, justo sobre las ruinas de un conjunto de edificios que se derrumbaron –como casi toda la ciudad- en el terremoto de 1906. Sí, antes de ese año no había dos plazas, solo una, aunque de hecho es más sorprendente saber que casi ningún edificio que puedes ver hoy, existía antes del terremoto de ese año. Uno de cada veinte edificios antiguos de nuestra ciudad existía antes de 1906 y soportó de pie el terremoto. Pero a mí no me vino mal, pues me permitió llegar hasta aquí. En un ritmo lento, que los humanos no alcanzan a percibir, los gomeros nos comunicamos con nuestros padres meciendo nuestras ramas y hojas. Y ellos me contaron lo que le contaron sus padres y los padres de sus padres. Por eso yo vengo aquí a contarles esa memoria escrita sobre las
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hojas de papel en que se imprimieron cada una de estas letras. ¿Sabías que el papel viene de los árboles? Es una de las formas que tenemos de comunicarnos entre árboles y humanos, aunque si un día de vien-to vas a verme, te posas bajo mi sombra y si pones atención, me vas a escuchar hablar con mis ancestros de estas cosas. Siempre lo hacemos.
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Ilustración 2, Plaza Sotomayor cerca de 1980. Dibujo por Renzo Pecchenino (LUKAS).
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Ilustración 3, Plaza Sotomayor cerca de 1910. Dibujo por Renzo Pecchenino (LUKAS).
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Ilustración 4, Plaza Sotomayor cerca de 1850. Dibujo por Renzo Pecchenino (LUKAS).
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Ilustración 5, Plaza Sotomayor cerca de 1830. Dibujo por Renzo Pecchenino (LUKAS).
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Ilustración 6, Iglesia de La Matriz en 1823. Grabado de Mary Graham, publicado en 1824.
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De Alimapu a Valparaíso
Cinco años después que se escuchó por primera vez el nombre Val-paraíso, Pedro de Valdivia fundó la Ciudad de Santiago. El cacique y gobernador del territorio comprendido entre la cordillera y el mar, a la altura de Valparaíso y Santiago, se llamaba Michimalonko. Los indíge-nas que vivían en el Valle de Alimapu respondían a este líder, sin embargo vivían con autonomía. Además de este predominio del pueblo Mapuche, en Alimapu había influencia de los Diaguitas y también de los indígenas pescadores del norte conocidos genéricamente como Changos. De hecho, lo más probable es que los ancestros de Valparaíso hayan sido parte de los Changos. Estos antiguos habitantes, fueron un pueblo de pescadores reconocidos por el uso del cuero de lobos marinos para hacer embar-caciones y eran excelentes navegantes de las aguas cercanas a la costa.
Sin embargo, toda la experiencia de los ancestros de los Changos en Alimapu, no fueron suficiente preparación para aquellos que por pri-mera vez, en 1536, vieron un barco de grandes dimensiones, construi-do sólo en base a madera, con mástiles y lo más extraño; personas con extrañas vestimentas y herramientas abordo. Se trata de las huestes de Diego de Almagro, que comandadas por Juan de Saavedra, llegaban a la bahía para desembarcar sus víveres en su intento fallido por encon-trar riquezas y tesoros por estas tierras. Juan de Saavedra, había nacido
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en el pueblo de Valparaíso, ubicado en la región de Castilla en España. Al llegar a la playa, no dudó en bautizar el sector con el nombre de su pueblo natal. Los más de 270.000 habitantes de nuestro puerto somos herederos de ese pequeño pueblo de España que en 1970 desapareció como municipio y en 2008 tenía apenas cincuenta y siete habitantes.
La llegada de los españoles a Valparaíso fue lenta. Entre 1536 y 1544 sólo cuatro barcos recalaron en sus playas. En el cuarto el Gobernador Pedro de Valdivia declaró a Valparaíso como el Puerto de Santiago1 lo que cambió para siempre el destino de la ciudad, pues comenzó a ser uti-lizada para el ingreso y egreso de tropas y víveres. Recordemos que sólo 3 años antes de esta declaración, Michimalonko había asaltado Santiago y casi había destruido la villa de españoles que se habían instalado ahí.
Creado como Puerto Mayor de Santiago, la Villa de Valparaíso aún no tenía forma. Si a Valparaíso se le puede atribuir una fecha de funda-ción, habría que considerar el desembarco de Juan de Saavedra, la decla-ración de Pedro de Valdivia y para cerrar el ciclo, la instalación por parte del Obispo de Santiago Rodrigo de Marmolejo, de una capilla en 1559. Si bien la edificación no era la misma, esta iglesia, que anexaba al territo-rio cristiano las tierras indígenas, estaba donde hoy está la Iglesia de La Matriz y su construcción dio paso a el levantamiento improvisado de un conjunto de chozas aledañas a la capilla donde vivían personas que traba-jaban en labores de carga y descarga de las embarcaciones que llegaban a
1 Gay, Claudio. Historia Física y Política de Chile, Documentos sobre la Historia, la Física y la Geografía.
Tomo I. 1846
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la bahía desde el Callao, Perú, con mercaderías provenientes desde Espa-ña y Europa. De esta forma, la Villa terminó de ser creada y la palabra Ali-
mapu, cada vez se escuchó menos mientras que Valparaíso, cada vez más.
“Señalo este Puerto de Valparaíso”
“En el Puerto de Valparaíso, que es éste Valle de Quintil, térmi-
nos y jurisdicción de la ciudad de Santiago, a tres días del mes de
Septiembre de 1544: ahora de nuevo nombro y señalo este puerto
de Valparaíso, para el trato de esta tierra y ciudad de Santiago” 2
Con esa declaración, el gobernador Pedro de Valdivia, decretó que Valparaíso sería el puerto mayor, único proveedor de las necesidades de Santiago y con ello su destino: llegar a ser una ciudad fundamental para el desarrollo de la Capitanía General. Casi diez años después, Pedro de Valdivia murió en la Batalla de Tucapel cuando las huestes de Leftraru, el Toki mapuche, líder entre los líderes de este pueblo y que había apren-dido del propio Valdivia las artes de lucha y domesticación del caballo trabajando en sus caballerizas; lo apresó en el lugar que hoy es Cañete y le dio muerte. Para los españoles de la época, ese nombre no cristiano y
2 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p. 41. 1873.
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que en lengua mapuche significaba Traro Veloz3 les era desconocido y extraño, pero tenía una sonoridad que les remitía a al nombre de Lautaro.
En una visita que Pedro de Valdivia hizo a Valparaíso el año 1547 -seis años antes de su muerte-, el Gobernador de Santiago tuvo que lidiar con un numeroso contingente de españoles que reclamaban un inmediato retorno al Perú, defraudados por no encontrar riquezas en Chile. Valdivia en persona vino a buscarlos y a ofrecerles un justo retorno, embarcados en el barco San Pedro. La noche antes del zarpe les brindó una espléndida cena de despedida a la que los comensales asistieron felices después de haber cargado sus pertenencias y las pocas riquezas en oro que habían conseguido. El problema fue que apenas ter-minaron de cargar el barco, y en un momento en que los felices retor-nantes le quitaron el ojo de encima, Pedro de Valdivia cortó las ama-rras, desplegó las velas y se fue al Perú.4 Obviamente, cuando Valdivia volvió a Valparaíso dos años después, lo hizo acompañado de numero-sas tropas de soldados. Valparaíso en ese lejano año de 1549, era sólo una playa con algunas casas de material ligero alrededor de una sen-cilla capilla de La Matriz. Valdivia entonces montó un campamento en la zona que hoy es el Almendral y esa fue la primera vez que un con-tingente español montó residencias en ese sector, campamento que se fue disolviendo en la medida que las tropas se trasladaban a Santiago.
3 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p. 41. 1873.
4 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p. 41. 1873.
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En relación al sector de recalada de los barcos, aún no tenía el nombre de Plaza Sotomayor. El lugar era una explanada de tierra y are-na, donde se encontraban las pocas chozas de la época resguardadas por la capilla de la Matriz. No se llamaba Sotomayor, porque Alonso de Sotomayor y Valmediano, un soldado español nacido en Trujillo y que había servido al ejército de España en Italia, llegó a Valparaí-so recién en 1583 y solo de pasada, ya que rápidamente se trasladó a Santiago para ser investido como el Gobernador de la Capitanía Gene-ral de Chile. Sotomayor también participó en varias campañas con-tra los mapuche y logró repeler algunos ataques de consideración.
Además, tuvo que lidiar con ataques de piratas en la zona nor-te de la capitanía y como si fuera poco, también contuvo una suble-vación de soldados en el sur. Aunque su gobierno tenía logros des-tacables, no logró conseguir refuerzos desde Perú, razón por la cual en 1592 viajó a Lima y cuando llegó, se enteró que el Rey había nombrado a un nuevo Gobernador de Chile. Nunca volvió, en cam-bio fue gobernador en Panamá y luego volvió a España donde murió.
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Ilustración 7. Retrato de Alonso de Sotomayor realizado en 1646. Anónimo.
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Los años de desocupación
Hacia 1550, “Valparaíso no salía de su condición servil,
reducido a un simple depósito veraniego de los productos de
la tierra, oscuro suburbio de Santiago, o más propia de Qui-
llota” y si bien este empeñoso puerto contaba con su capilla
ésta era “pajiza y miserable”.5 Pero no estaba sola, a su alrededor una decena de personas tenían sus chozas también de paja y algunas maderas recuperadas del pie de los cerros, que probablemente no era mejores que las chozas de los indígenas pescadores de los alrededores. De hecho, quizá ni siquiera contaban con las comodidades de esos Chan-gos expertos en navegación en balsas, más bien se trataba de cargadores y estibadores que ayudaban a que la capilla no se volara con el viento y a la descarga de los barcos que llegaban un par de veces al año. Entre ellos se encontraban los malogrados españoles que querían volver al Perú y fueron engañados por Valdivia, los que pese a su ira, eran mino-ría como para enfrentarlo cuando regresó con un ejército a su mando.
Se trataba entonces de un grupo de personas que tenían activi-dad dos veces al año cuando llegaban cargas desde Perú, pero que el resto del año prácticamente se dedicaban a sobrevivir de la pesca.
5 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p. 54. 1873.
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Estaban en eso los habitantes de Valparaíso el 4 de septiembre de 1578, cuando divisaron a lo lejos las velas de un barco que se sumaría a otro barco español anclado desde antes en la bahía. Entusiasmados por tanta embarcación en la bahía, por el trabajo y ganancias adicionales que esto significaba, recibieron al velero con honores y a su tripulación con vino. En medio del jolgorio uno de los visitantes dio orden de batalla. Esta catástrofe que tiene nombre y apellido, es la primera de varias en las que Valparaíso fue destruido, quemado y algunos de sus habitantes asesinados. El responsable esta vez fue el corsario Francis Drake, quien comandaba a piratas ingleses que luego de terminar de beberse el vino de los españoles y con una notoria ausencia de educación y civilidad, se dispusieron a matarlos y quemar sus endebles chozas. Drake es el pirata inglés que por aquellos años causó los mayores estragos a lo largo de toda la costa americana del Océano Pacífico y fue el primero de los bri-tánicos en llegar al a estas costas a través del Estrecho de Magallanes.
La irrupción de Francis Drake en Valparaíso significó la des-ocupación de esta ciudad por varias décadas, quedando el terri-torio nuevamente a disposición de los indígenas que habita-ban la costa y sólo cuando un barco llegaba a la playa, el sector del puerto veía levantarse algunas chozas. La mayor parte del año, literalmente no había nadie y por tanto, no había Valparaíso.
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Próceres desconocidos
Lo que vino después de 1578 hasta la década de 1640, fue la hazaña de un grupo de personas que desafiando los asaltos, matanzas y saqueos de los piratas, lograron instalar un pequeño poblado en las inmedia-ciones de la Matriz y algunos de sus cerros. En 1595 John Hawkins saqueó tres barcos ante la desinteresada mirada de los indígenas de la bahía, únicos habitantes del sector por esa época. En 1598 el Holandés Oliverio Noort vino a Valparaíso azuzado por las historias que contaba la tripulación de Drake, pero no tuvo el botín esperado y se apresuró un poco: aun no volvía nadie a vivir en el sector y solo constató los res-tos de una choza hecha de ramas sin habitantes en su interior.6 Luego de eso Valparaíso lentamente se fue poblando nuevamente; en el año 1611 el gobernador de Chile, Juan Jara Quemada, pasó por la playa de Valparaíso y al ver el lamentable estado de la Capilla -prácticamente abandonada- se dio a la tarea de reconstruirla y con ello darle un nuevo aire al caserío que tenía una importancia estratégica para el embarque y desembarque de provisiones y personas que eran trasladadas a Qui-llota, a Santiago y al sur de Chile donde se llevaban a cabo los avances de la Colonia. Por esos años aparecieron en Valparaíso Juan Elías y Juan Gómez. El segundo era recordado como un “Sanguinario Alguacil” que se adjudicó un terreno en lo que actualmente es la subida Caram-pangue, mientras que Elías hizo lo mismo en lo que hoy es la subida
6 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. 1873.
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Cumming por la calle Elías, donde está el ascensor Reina Victoria .7
Así parecía que Valparaíso comenzaba a volver a nacer cuando en 1615 el pirata Holandés Joris Spilbergen vino “a visitar” a esta nacien-te población, acompañado de 200 enajenados que no se demoraron mucho en destruir cualquier vestigio de ocupación.8 Valparaíso había sido destruido por segunda vez en menos de 100 años, lo que forjó una dura coraza en los sobrevivientes: no obstante las calamidades volvían a levantar el caserío. Así se determinó el carácter y la identidad de un pueblo curtido por la adversidad. Estos herederos de aquellos que fue-ron traicionados por Pedro de Valdivia, probablemente hicieron más que Juan de Saavedra al bautizar Valparaíso, Rodrigo de Marmolejo al mandar a hacer la primera Capilla. Fue este espíritu el que permitió volver a reconstruir Valparaíso por segunda vez, pero ahora desde la rudeza de un pueblo preparado para ser defendido por las armas. Así, los renovados pobladores encomendados por el gobernador de Chi-le y liderados por Hernando Machado, comenzaron la construcción de un fuerte provisto por ocho cañones a lo alto de lo que hoy es el cerro Artillería. A este fuerte llamado Castillo San Antonio se le administró un contingente de 40 soldados que no eran precisamente parte de las Huestes que luchaban en el sur, sino que un contingente de sacerdotes armado por El obispo de Santiago para defender la bahía. Y lo hicie-ron bien, pues para el júbilo de los presentes -que deben haber defendi-do su pueblo con uñas y dientes junto a los curas- el pirata Cavendish
7 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. 1910.
8 Quevedo Rojas, Franklin. Valparaíso navega en el tiempo. 2000.
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no logró destruir Valparaíso. Curiosamente podemos hablar de la pri-mera vez en que Valparaíso no fue destruido por un ataque corsario.
El endeble pueblo de Valparaíso había obtenido sus prime-ras victorias y este temple fue fundamental para el nacimiento de la sociedad porteña, a la que “la paz era una especie de sepul-
cro, la guerra una resurrección y el océano su vida”. 9
9 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. P.242. 1873
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Ilustración 8, Puerto de Valparaíso en 1646. Dibujado y publicado por Alonso de Ovalle.
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Nuevas amenazas
Para 1625 ya había nuevas concesiones de terrenos que comen-zaban a dibujar el puerto que conocemos hoy. Por un lado se entre-garon las primeras concesiones de tierra al señor Bartolomé Flores a los pies del cerro que hoy conocemos como Barón; mientras que Mar-tín García, un soldado de los que defendían el puerto tenía una plan-tación de almendros en el sector donde casi 80 años antes había ins-talado un campamento Pedro de Valdivia. Las almendras se sumaban a un cargamento de alimentos que salía hacia el Perú con una regu-laridad cada vez mayor y por tanto, la plantación crecía cada día más. Desde ahí, surge un poblado aledaño a Valparaíso, separado por 4 esteros, que comienza a poblarse lentamente al alero de la recolec-ción de almendras. De esta forma el Almendral –como se le comen-zó a llamar- se reconocía como un poblado distinto a Valparaíso.
En tanto, en la actual plaza Sotomayor, se edificó un nuevo fuerte con su respectivo Castillo. Se trata del Castillo San José y el Fuerte de la Planchada. Con esto Valparaíso se fortificaba más, se aseguraba un mejor transporte para el comercio y la seguridad atraía a nuevos habitantes. En 1640 aquel bulto de ramas que había sido la capilla de la Matriz, era aho-ra una verdadera iglesia erguida como testimonio orgulloso de la tenaci-dad de los porteños. A ella se sumaba una segunda iglesia que entregaba
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fortaleza espiritual a los vecinos del pequeño pueblo que se consolidaba.
Fue así cuando en mayo de 1647 los valerosos habitantes de Val-paraíso sintieron por primeras vez en su suelo el roce de las placas con-tinentales. Se desconoce el grado de dicho terremoto, pero se recuerda hasta el día de hoy que ese pujante nuevo poblado tuvo que ser comple-tamente reconstruido. Los fuertes y castillos permanecieron de pie, pero las casas y chozas no. Sin embargo el f loreciente comercio, el asedio cada vez menor de piratas y la pujanza de los porteños no solo pusieron de pie la ciudad nuevamente, sino que de la mano de la construcción de bode-gas para el almacenamiento de trigo, hicieron rápidamente a Valparaíso un poblado mejor dotado y mayor que el derrumbado en el terremoto.10
Ese día los porteños conocieron otra forma de destrucción no experimentada hasta la fecha. En noviembre de 1683 los recons-tructores de Valparaíso tuvieron que volver a armarse de fuer-zas para apagar el incendio que quemó las bodegas donde se alma-cenaba trigo, cebo y manila. Si bien este siniestro no destruyó la ciudad, si mermó significativamente la capacidad comercial y los recursos de comercio de Valparaíso y también de Santiago.11
10 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p.391. 1873.
11 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p.157. 1873.
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Sobreviviendo a piratas, terremotos e incendios
Pese a los ataques de piratas, el terremoto de 1647 y el incendio de 1683 Valparaíso logró surgir como poblado. Rodeando al Castillo San José, ubicado donde hoy está el edificio de la armada en la plaza Sotomayor, se fortificaron las calles –actual calle Prat- se construye-ron casas y los primeros edificios de dos pisos; además se construyó un tercer castillo sobre el cerro Concepción al que se le instalaron más cañones y se reconstruyeron las bodegas, se consolidaron las calles y surgió por primera vez en la historia algo parecido a un barrio en torno a la playa que estaba frente a la plaza Sotomayor.12 Estas instalaciones, así como las bodegas de almacenamiento, los paseos sobre el borde cos-tero y el movimiento de barcos y botes de pesca ocurrían entre diciem-bre y abril, cuando se embarcaban y desembarcaban las cargas de los barcos que llegaban a Chile. El resto de los meses de año se había dic-tado una prohibición de navegar sobre la bahía pues las corrientes, olea-je y marejadas de invierno hacían peligrosas las maniobras en el mar.
Así, mientras en verano se presenciarían escenas propias de un pueblo en vías de convertirse en una pequeña ciudad, en invierno Valpa-raíso no era mucho más que la antigua playa abandonada por el asedio de los piratas. Llegado el primer centenario de Valparaíso en 1636, once años antes del primer terremoto, la imagen proyectada por Valparaíso
12 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p.278. 1873
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era como la de una ciudad del dolor que “ajusticiados sus dos des-
cubridores, inmolado su fundador; saqueada una vez; que-
mada otras, pasadas sus tripulaciones a cuchillo en diversos
casos, y por último, bombardeadas sus alturas por el hierro
de tenaces enemigos, todo lo que puede contarse de los prime-
ros cien años de la vida civil de Valparaíso, aseméjase a esas
lúgubres tradiciones del desierto, recogidas por los afanosos
viajeros que cruzan su arena escucha do solo los episodios
lastimeros de los que les precedieron en la tormentosa ruta”.13
Y considérese que cuando esa imagen desoladora que retra-ta Vicuña Mackenna sobre el Valparaíso de la década de 1630 comen-zó a revertirse, vinieron el terremoto y el incendio. Definitivamen-te las tres primeras generaciones que habitaron Valparaíso entre 1536 y 1700 tuvieron que pagar caro la formación de la ciudad.
Sin embargo, los pobladores de Valparaíso tenían el temple sufi-ciente para sobreponerse a los siniestros, los ataques, los largos perío-dos del año en soledad y la escases de provisiones, para f lorecer en verano junto al comercio y con ello desarrollar las primeras tradicio-nes del pueblo. Se transaba en la plaza del Castillo San José junto a la playa diversas mercancías, entre las que sobresale la de esclavos negros. Un niño de ocho años, proveniente de algún lugar del con-tinente africano y que era trasladado a Santiago, luego a Quillo-
13 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p.129. 1873
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ta y finalmente a Valparaíso para ser embarcado hacia Lima donde encontraría a su amo final, costaba cuatrocientos cincuenta pesos.14
A fines del siglo Diecisiete, Valparaíso en verano, tenía sectores que hacían del pueblo uno compuesto por barrios. Mientras que en el sector de lo que hoy es la subida Carampangue se mezclaban pes-cadores Changos que se habían habituado a las formas de vida espa-ñolas, con los propios pescadores españoles que habían aprendido las artes de pesca de los changos y no dejaban de asemejarse en alguno ámbitos aprendidos de estos indígenas. Por otro lado, sobre el cerro Concepción se habían instalado las oficinas de administración públi-ca como la Gobernación, la cárcel, la aduana y los cuarteles. Final-mente en la parte central de la ciudad un barrio híbrido cobijaba a los feligreses del sector de La Matriz y los almacenes donde se guarda-ba el cada vez más prolífico comercio desde y hacia el Perú y Europa.
14 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 1. p.153. 1873
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Ilustración 9, Detalle del Plano de la Bahía de Valparaíso de 1744.
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Ilustración 10, plano de la bahía de Valparaíso en 1744, autor anónimo.
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La época de consolidación y desarrollo
En el año del nuevo siglo de 1700 Valparaíso tenía tres castillos, dos fuertes y cuatro quebradas que acogían casas. Había soportado un terre-moto y un incendio; había sido destruido dos veces por piratas y atacado al menos en otras dos ocasiones. Las tres generaciones anteriores enfren-taron todas estas inclemencias y pese a ellas lograron levantar un pujante pueblo con un sector administrativo en el cerro Concepción; otro de bode-gas en el plan de lo que hoy es el Barrio Puerto; una población residencial de pescadores en la Quebrada Juan Gómez –hoy subida Carampangue- y otra residencial en la Quebrada San Francisco en lo que hoy es el sector de La Matriz. A las inclemencias del siglo pasado los primeros años del nue-vo siglo trajeron consigo una bonanza comercial en los meses de verano.
Así surgió también, el primer caso de corrupción en Valparaíso.
“El principal comerciante inescrupuloso que había
en el año 1715 era su propio gobernador, don Juan Bau-
tista Tobar, quien había comprado aquél puesto: además
de su negocio tenía un impuesto de autoridad de 5% por
todas las mercaderías que se embarcaban en su distrito”.15
15 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p. 99.
1910.
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Sin embargo los efectos de sus fechorías no eran suficientemente graves para detener el desarrollo de la ciudad, que ya consolidaba un cen-tro urbano en la zona del Castillo San José, donde hoy está la plaza Soto-mayor y el pueblo comenzaba a expandirse hacia el sector de Urriola y también a la actual Plaza Aníbal Pinto mientras que en el sector aledaño a la actual calle Uruguay, las plantaciones de almendros se diversificaban y una población rural ajena al ajetreo del puerto también avanzaba sobre el territorio disgregando chozas y casas de trabajadores de campo en el sector ya nombrado como Almendral o también la Ensenada. Entre 1680 y 1722 se triplicaron la cantidad de embarcaciones que visitaban Valpa-raíso en un año y el trigo hacía que sus habitantes fueran cada vez más.
Todo este desarrollo f loreciente, y ese núcleo residencial que lla-mamos Valparaíso, tenía en 1730 a 30 familias de españoles y unas 150 de indios, negros y mestizos por lo que se estima una población de unos tres mil habitantes. Esta cantidad bajaba significativamente en los meses de invierno, sin embargo, el pueblo de Valparaíso cada vez que-daba menos despoblado en estos meses y se repoblaba más en verano.16
Por otro lado, de la mano del aumento comercial y la aparición de una incipiente riqueza entre los habitantes, sumado a la estacionalidad de los habitantes que en invierno eran representados principalmente por los padres de familia que se quedaban a cuidar la bahía mientras que sus mujeres y sus hijos se protegían en Santiago, se dieron cier-
16 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p.104.
1910.
41
tas situaciones poco decorosas como aquella que descubrió el goberna-dor de Valparaíso Tobar del Campo en una ronda nocturna. Al pasar por la quebrada de San Agustín en lo que hoy es la Calle Urriola, escu-cho “sonidos extraños” en una pulpería. Falsamente atribulado por el sonido jadeante de una mujer, entró a la pulpería y “descubrió” lo que quizá fue el primer registro histórico de la profesión más antigua.17
“La moralidad en el Puerto era desconocida y las indias, en
chinganas establecidas en el fondo de las quebradas, hacían lujo
de sus liviandades con la plebe y los marineros de los buques”.18
Dos caras para un solo Valparaíso
Paralelo al desarrollo del puerto “y sus liviandades” en el Almendral se constituía un estilo de vida rural pujante que apun-taba a constituirse como un pueblo nuevo. Por la década de 1750, la plantación de almendros empezaba en el Estero de Las Deli-cias, donde actualmente está la Avenida Argentina, y terminaba en el estero de Jaime, correspondiente a la actual Avenida Francia.
17 Quevedo Rojas, Franklin. Valparaíso navega en el tiempo. p.30. 2000.
18 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p. 102.
1910.
42
Cabe mencionar que tanto el lugar por donde se encuentra la Aveni-da Argentina, como la quebrada por donde Baja la Avenida Francia, eran bajadas de agua permanente por donde corrían esteros en todos el año. A ellos, en invierno se sumaban bajadas de agua por el sector de la actual Avenida Uruguay, también por el sector de la actual Calle Ferrari y la bajada del sector de Cumming, por donde descargaba la Quebrada Elías.
Sobre el estero de Jaime, improvisados puentes unían el almendral con senderos que conectaban a este sector con Valpa-raíso, conformado entonces por un sector cuyas primeras cho-zas se encontraban en el sector de la actual Plaza Aníbal Pin-to, pero que empezaba como poblado recién en la calle Urriola.
A mediados de 1700, el Almendral “no ocupaba sino una
extensión de dos cuadras de ancho pues las aguas formando
círculos llegaban hasta la calle que hoy es Chacabuco y se
extendía hasta la Cruz de Reyes; la calle principal, hoy de la
Victoria, se llamó primero Real y luego Vieja, quedando un
crucero que hasta hoy se conserva cuyo nombre primitivo
ignoramos pero que fue llamado más tarde de la Victoria y hoy
el de Rubio. Este era el punto de separación de los arrieros de
Santiago y Quillota, donde existía una ramada para vender
desayuno a los viajeros que bajaban por el estero de Jaime”.19
19 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p. 102.
1910.
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Eran dos pueblos distintos, en cuya conexión había has-ta una ramada pensada para calmar el hambre de los que se levantaban temprano para ir de un lado al otro.
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Ilustración 11, vista de Valparaíso en 1767. Autor desconocido. Biblioteca Nacional.
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Cinco veces destruido…
Cuarenta y siete años después del último desastre, la cuarta gene-ración de porteños, esto es, los bisnietos de los primeros españoles que llegaron a Valparaíso y lo abandonaron después del paso del pira-ta Drake, tuvieron una seguidilla de pruebas de fuego cuando el 8 de Julio de 1730 un terremoto seguido de dos fuertes replicas hizo de El Almendral y Valparaíso un conjunto de escombros. Este segundo terre-moto trajo consigo una novedad, por primera vez, un rato después del terremoto, el mar que entonces llegaba a Chacabuco en el Almen-dral, y a Cochrane en la actual Plaza Sotomayor, avanzó sobre el pue-blo en el primer maremoto del cual se tienen registros en Valparaíso.
Hubo que reconstruir el pueblo por cuarta vez. Pero como en los casos anteriores, de cada destrucción de Valparaíso, el resurgir lidera-do por sus habitantes consideraba aprendizajes heredados de las tra-gedias, y como el mar esta vez literalmente había llegado a las partes más bajas de los cerros, fue necesario que la reconstrucción conside-rara también puntos altos. Este es el punto de la historia en que los habitantes de Valparaíso comenzaron a poblar los cerros en busca de refugio ante los maremotos. Así, cuando veintiún años después, los jóvenes hijos de esa cuarta generación vivieron el tercer terre-moto registrado en Valparaíso, miraron desde la altura de los cerros
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como un maremoto incluso mayor que el anterior hacía retorcer-se las bodegas de trigo y las construcciones del Plan de Valparaíso.
Como podrá ver el lector, 60 años antes de la independencia y la funda-ción de la República de Chile, Valparaíso ya había sido destruido cinco veces.
…y las cinco veces se reconstruyó
Si hay una característica común en las cinco primeras generacio-nes de porteños, es la colosal fuerza que tienen para reconstruir su pue-blo. Así lo hicieron después del terremoto de 1750 y lo seguirían hacien-do incansablemente en los siglos venideros. La reconstrucción siempre vino de la mano con el avance y desarrollo del pueblo y luego la ciudad. Así, la reconstrucción posterior a 1750 hizo que la cantidad de almace-nes aumentara y mejorara la conexión entre el Almendral y Valparaíso.
Hasta 1792 Valparaíso nunca tuvo un médico. El primero -pagado por el gobernador de Valparaíso, el cura de la Matriz y quince de los veci-nos más acaudalados del pueblo-, se llamó Guillermo Graham y llegó al puerto embarcado en un barco ballenero. Graham no solo atendía a quie-nes le pagaban su estadía en Valparaíso, no dudaba en ponerse a disposi-
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ción de los más pobres y daba solución a un problema que se arrastraba desde principios del año 1700: el aumento de población había generado un creciente problema de higiene que amenazaba permanentemente la salud de los porteños. El Doctor Graham, estuvo en el pueblo hasta el año 1805 cuando tuvo que partir a Santiago ajeno a su voluntad, pues su manuten-ción anual fue robada por el Fraile Matías Barrera, quien escapó junto a otro fraile con el botín del primer y único doctor que había hasta la fecha.20
Cerrando el siglo de 1700, Valparaíso ya era una circunscripción administrativa con dos alcaldes cuatro regidores y en 1799, los dos pue-blos de la bahía, El Almendral y El Puerto, fueron oficialmente parte de una misma ciudad. El renovado Valparaíso de entonces ya contaba con cuatro castillos con sus respectivos fuertes, seis iglesias, un hospital, una aduana, una casa de administración de correos, numerosas bode-gas y almacenes de las materias comercializadas que entraban y salían del puerto y una primera industria productora de tabacos. Las tres mil personas que habitaban estacionalmente el pueblo, habían pasado a ser cuatro mil quinientas que residían permanentemente en 1794, y un año antes, el padre de Bernardo O´Higgins, don Ambrosio, había man-dado a construir el primer muelle de Valparaíso frente al castillo San José, en el actual sector de Sotomayor. Esa década, Ambrosio O´Higgins mandató las primeras dos grandes obras viales que comenzaron a dar forma a la ciudad de Valparaíso: por un lado, en 1791 comenzó la cons-trucción de un camino de cintura sobre los cerros del pujante pueblo y
20 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 2. p.505. 1873
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el mismo año se comenzó a materializar un nuevo camino hacia San-tiago más cercano al que utilizamos hoy en día que al que se utilizaba en la época y que pasaba por la ciudad de Quillota. Este nuevo enlace con Santiago terminó de construirse en 1808, y desde ese año comen-zaron a construirse posadas y casonas de alojamiento en su trayecto.21
Precursores de la globalización
Valparaíso es un testimonio excepcional de la fase temprana de globalización, a fines del siglo Diecinueve, cuando se convirtió en el puerto comercial líder de las rutas marítimas de la costa del Pacífi-co de Sudamérica. Esta característica del puerto comenzó a darse en el siglo de 1800, cuando los nuevos buques no solo aumentaban el tone-laje de sus cargas, sino la procedencia de sus marineros. En 1804 se registra en Valparaíso el último embarque de personas provenientes de África. De ahí en más, la circulación de extranjeros estuvo domi-nada por norteamericanos expertos en la navegación del hemisferio norte y europeos que heredaban las enormes capacidades de nave-gación de sus ancestros Drake, Hawkins, Noort o Spilbergen; pero con muchos mejores modales. De hecho, la colonia de británicos que llegó desde Europa dio un fuerte empuje al desarrollo de la ciudad.
21 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 2. 1873
49
Ilustración 12, vista de la Plaza de la Aduana, (Actual Plaza Sotomayor) en 1820. John Murray (1825)
50
Nace el País de Chile
Como todos sabemos el 18 de septiembre de 1810 se procla-mó la Primera Junta de Gobierno en Chile. Exactamente siete días después las autoridades de Valparaíso hicieron lo propio, adhirien-do a la naciente República. Desde este punto de la historia, y con-siderando el período de la arremetida realista en los años veni-deros, la historia de Valparaíso es también la historia de Chile.
Algunas de las tradiciones heredadas de la colonia españo-la en Valparaíso, era la celebración de Nuestra Señora de la Merced.
“… en 1793, durante las fiestas de Nuestra Seño-
ra de las Mercedes, los alguaciles tuvieron que sus-
pender diversos juegos tradicionales porque bajo este
pretexto se habían introducido juegos prohibidos”.22
En esos años, Valparaíso tenía cuatro canchas de bolos, un pequeño estadio para la pelea de gallos que era administra-do municipalmente y una f lamante Plaza de Toros, que era la ver-sión primitiva de la actual Plaza Victoria, específicamente del sec-tor donde hoy está la Fuente y la Pérgola. La Plaza de Toros era el principal lugar de socialización, pues se llenaba para cada corri-da vinculando a vecinos del Almendral con los vecinos del Puerto.
22 Quevedo Rojas, Franklin. Valparaíso navega en el tiempo. p.40. 2000.
51
Por otro lado, la naciente República en 1818 concentra-ba en la bahía de Valparaíso la totalidad de su escuadra naval compuesta por la no menor cantidad de siete embarcaciones.
“La escuadra en 1818 se componia de los siguien-
tes buques: O’Higgins, antiguo María Isabel de 50 caño-
nes; San Martin, antiguo buque de indias Cumberland de
56 cañones; Lautaro, barco indiano antiguo, de 44 caño-
nes; Galvarino, antes la corbeta inglesa Hecate, de 18 caño-
nes; Chacabuco, de 20 cañones; el Araucano, de 16 cañones;
estos cuatro últimos comprados por la nación y el bergan-
tín Águila, recién apresado. A quien se le puso el nombre de
Puirredón, en homenaje al Supremo Director argentino”. 23
Esta bahía, además de albergar a la escuadra de Chile y proveer de rutas de comercio y fuentes de alimento a los pobladores de la ciudad se carac-terizaba por recibir un importante contingente de jibias que varaban en la playa, todo lo cual contribuía a generar un olor persistente en Valparaíso.
23 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p. 116.
1910.
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“En pos de respirar más puros aires, encontrábase enton-
ces mi familia el que en aquella época corría en el desgrañado
Valparaíso; ambiente que, si entonces era hediondo, merece
por lo menos el premio de la perseverancia, pues ha sabido con-
servar, si no aumentar, sus quilates hasta la época presente”.24
Probablemente, dada la inexistencia de alcantarillado y la mencionaba visita de las jibias en verano que se podrían en la pla-ya, era una ciudad algo hedionda y quizá con un aspecto que hoy nos repugnaría, pero para aquellos años los ancestros de los actuales habitantes de la ciudad, tenían problemas más impor-tantes que solucionar y que se avecinaban en el futuro cercano.
La “Bienvenida” a Chile
La generación que protagonizó la independencia de Chile en Valpa-raíso, eran los nietos, de los nietos, de los nietos de las huestes de Juan de Saavedra y Pedro de Valdivia, mezclados por lo demás con los Chan-gos de la zona y algún que otro esclavo que fue comprado en Valparaíso.
24 Pérez Rosales, Vicente. Recuerdos del Pasado 1814-1860. p.26.
53
Los hijos de esta generación, es decir, la primera nacida en Chile propiamente tal, estaba compuesta por seis mil personas en 1822. Ello tomaron su parte en la singular historia de las catástrofes de Valparaíso el 19 de noviembre de 1822 con un fuerte terremoto, el cuarto registrado en la ciudad, que prácticamente la dejo en ruinas. Esto fue solo el comienzo de una nueva época compleja, pues el 15 de Marzo de 1843, un segundo gran incendio en la historia del puerto arrasó con numerosas bodegas más algunas casas y dejó pérdidas por 700.000 pesos (recuérdese ahora el valor de un niño de 8 años esclavizado, por 450 pesos). Si bien las pér-didas fueron grandes, no se comparaban con los desastres vividos por las generaciones anteriores y esta vez no fue necesario reconstruir Val-paraíso. Sin embargo, el caprichoso destino pareciera exigir a cada gene-ración el ejercicio de la reconstrucción, pues 9 años después del incendio un nuevo terremoto volvió a causar grandes destrozos en la ciudad.25
25 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p.122.
1910.
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Valparaíso hace 182 años
Antes de los dos siniestros mencionados, Valparaíso impulsado por la llegada constante de buques, mercancías y navegantes se había con-solidado como ciudad. Por el año 1835 el Almendral ya poseía dos calles paralelas a la costa.26 Hacia el poniente ambas se unían y se convertían en una sola calle, la actual Condell, que colindaba con la playa y los cerros, hasta llegar a lo que es en la actualidad subida Ecuador por donde habían algunas casas cerro arriba, y que continuaba hasta la actual plaza Aníbal Pinto, que también colindaba con la playa y tenía algunas casas por Cum-ming y la calle Elías hacia arriba, hasta prácticamente la avenida Alema-nia, que tampoco existía. La calle, única paralela al mar, que conectaba la plaza de los toros con este sector, continuaba hasta la actual Plaza Aníbal Pinto y llegaba al principal barrio de la ciudad en el sector de La Matriz.
26 Plano de la ciudad i puerto de Valparaíso en 1835. Mapoteca Archivo Nacional. http://www.memo-
riachilena.cl/602/w3-article-86654.html
55
Ilustración 13, vista de la Bahía de Valparaíso en 1822. Mary Graham.
56
El actual Muelle Barón era mar, al igual que las calles Errázuriz y Brasil. Tampoco existían los sectores de Bellavista y el Mercado Puerto, o el Muelle Prat, todos cubiertos por mar. No había tampoco ningún camino hacia playa Ancha, solo un sendero hacia el faro Punta Ángeles. No había sido construido ninguno de los ascensores, por las calles sólo caminaba gente y muy esporádicamente algunos privilegiados viajaban en carretas de carga de verduras. Viña del Mar no era más que el paso del camino que venía de Quillota. En 100 años la cantidad de habitantes había pasado desde los tres mil a veinticuatro mil el año 1832. A las peleas de gallos y las corridas de toros, se sumaban como entretenciones las carreras de caba-llos en el almendral y las chinganas se habían multiplicado por el puerto.27
Las antiguas casuchas de paja y ramas, se transformaban paulatina-mente hacia una arquitectura más sofisticada y de materiales más dura-bles. Sobre la antigua playa que había visto nacer a Valparaíso se había construido el primer muelle de madera que permitía a las embarcaciones, recalar a sus orillas para descargar con mayor facilidad sin necesidad de trasladar las cargas y personas desde el barco a la playa a través de un bote.
En 1844 el célebre pintor Mauricio Rugendas retrató la bahía y dejó testimonio gráfico del centro de Valparaíso.28 El antiguo Casti-llo San José se había transformado en un primitivo palacio previo a lo que hoy es el edificio de la armada en la Plaza Sotomayor. A su alre-dedor casas de adobe se levantaban en edificaciones de dos y hasta
27 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. Tomo 2. p.523. 1873
28 Rugendas, Mauricio. La Aduana en el centro de Valparaíso. Óleo sobre tela. Museo Municipal de
Bellas Artes de Valparaíso, Valparaíso, Chile
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tres pisos y detrás los cerros Alegre y Castillo exponías las fortifica-ciones que aún protegían al puerto de los ataques, en esta época, de las fuerzas españolas leales al rey que intentaban reconquistar América.
58
Ilustración 14, Fotografía del muelle de Valparaíso en 1832. Charles C. Wood.
59
Ilustración 15, estero de las delicias (Av. Argentina) en 1863. Autor desconocido.
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Antiguas formas para nuevas destrucciones
La última vez que un ataque naval había causado verdade-ros estragos a Valparaíso había sido bajo las órdenes del pira-ta Spielbergen en 1615. La séptima generación de porteños sufrió en 1866 un letal bombardeo de las fuerzas realistas españolas.
“Este bombardeo, muy discutido hasta ahora, duró tres
horas y cuarto, dejando casi en ruinas al puerto y alcan-
zando las pérdidas a más de doce millones de pesos”. 29
Para entender la magnitud de los daños hay que comparar este monto en pérdidas con los 700.000 pesos que dejó en pérdidas el incendio de 1843.
Fruto de los estragos causados por la escuadra Española, se for-talecieron las defensas de la ciudad y en 1873 se mandó construir los primeros dos buques blindados que en los años posteriores serían utilizados en la Guerra del Pacífico contra la escuadra peruana.
29 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p. 123.
1910.
61
Sin embargo las calamidades como ha sido habitual en Valparaíso desde la fecha de su nombramiento no cesaron. En 1888, luego de un temporal de lluvia se desbordó un tranque ubicado en la parte Alta del Cerro Florida. El agua bajó con un poderoso caudal por las quebradas y barrió con las casas del cerro y el plan que se encontraron a su paso. Hubo que volver a reconstruirlas, como ya era habitual en estos casos. 30
30 Quevedo Rojas, Franklin. Valparaíso navega en el tiempo. p.93. 2000.
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Ilustración 16, plano de Valparaíso en 1835. Biblioteca Nacional.
63
Ilustración 17, Valparaíso en 1844, pintado por Mauricio Rugendas.
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El siglo de las luces
Entrado el año 1900, Valparaíso ya era una ciudad propiamen-te tal con tres sectores bien definidos: El Almendral, El Puerto y los cerros. La antigua Plaza de los Toros y la tradición asociada a ella había dado paso al Teatro Victoria, donde hoy se ubica la multi tien-da Ripley en Plaza Victoria. También destacaba en el lado oriente de la ciudad el imponente campanario de la Iglesia San Francisco del Cerro Barón, que era divisado a la distancia por los navegantes arri-mados en los buques de carga y que reconocían al puerto por el nom-bre de la iglesia. Desde entonces Valparaíso siempre ha sido Pancho.
Al otro extremo de la ciudad, en lo alto del antiguo Castillo San Antonio, ya desmantelado por los siglos y transformado en un pala-cio sede de la actividad naval donde hoy se encuentra el Museo Naval, una segunda torre se elevaba en lo alto. A diferencia de la Iglesia de Barón, ésta torre estaba destinada a guiar los zarpes y recaladas del cada vez mayor grupo de barcos que desembarcaban en el muelle de la ciudad: era el llamado juego de pelota. Se trataba de una bola puesta sobre la punta de la torre que a las 12:00 horas de cada día bajaban por un riel hasta la base de una plataforma. Al caer la bola todos los capi-tanes de navíos sabían que eran las doce y sincronizaban sus relojes para coordinar así el uso del muelle que cada vez se hacía más escaso.
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Ilustración 18, vista desde el actual Paseo 21 de Mayo en 1868. Fotografía tomada por C. Lütjen.
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Este avance tecnológico, componía una especie de portal jun-to a la Torre de San Francisco, uniendo imaginariamente en las altu-ras un arco de delimitaba los límites de la ciudad de Valparaíso.
Sobre la ciudad también se levantaba el Cemente-rio N° 1 de Valparaíso, la cárcel y cada vez más casas de mayor o menor rango, habitadas por terratenientes y sus peones.
La plaza Sotomayor ya había ganado espacio al mar, habían apa-recido las calles Blanco y Errázuriz y desde 1886 se había instalado el monumento a los héroes del Combate Naval de Iquique, en una vistosa ceremonia que había empezado en la Plaza de los Toros en una procesión que recorrió dos arcos de triunfo instalados en la actual Calle Condell.
En otros aspectos propios de la cultura porteña, se había insta-lado en Valparaíso un mito: en la ladera del cerro Concepción, don-de hoy está el edificio de El Mercurio de Valparaíso, había una cue-va y en ella habitaba un ser maligno conocido como Chivato. Esta cueva del Chivato es recordada por Lukas, el legendario dibujante, historiador, caricaturista, periodista y comediante de Valparaíso.
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“Ahora tenemos que echarnos a la boca unas piedreci-
llas como hacían los antiguos arrieros para romper el male-
ficio de un chivato que habitaba una oscura caverna, refu-
gio de ladrones y contrabandistas. Este chivato, ayudante
de los brujos y que se alimentada de carne humana, se batió
en retirada cuando la policía municipal hizo colocar allí
un farol de cebo… y desapareció definitivamente cuando el
doctor Andrés Blest arrendó la cueva para instalar la pri-
mera cervecería de Valparaíso. Más tarde, la cerró defini-
tivamente el edificio de El Mercurio, construido en 1901”.31
31 Quevedo Rojas, Franklin. Valparaíso navega en el tiempo. p.113. 2000.
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Ilustración 19, vista desde la Cueva del Chivato en 1854. Daguerrotipo de Boheme y Bleyfus
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Los juegos de bolos, las corridas de toros y las carreras de caba-llo, habían visto llegar en la década de 1890 un nuevo juego practica-do por los inmigrantes británicos. Los anglosajones habían innova-do en los juegos de pelota introduciendo una insólita regla: ya no se podía tocar la pelota con las manos, sólo con los pies. Entre los impro-visados primeros equipos de este curioso juego, surgió uno conforma-do en su mayoría por chilenos que entusiastas se sumaron a los bri-tánicos. Vistieron originalmente durante las competencias del año 1907 una camiseta blanca a la espera de que llegaran desde Londres la nueva indumentaria, jerseys listados –azul y café-, que le encarga-ron a James Mac Lean. Sin embargo, el “gringo” envió en 1908 diez camisetas verdes y una blanca con ribetes verdes. La reacción inicial de los jugadores y directivos fue rechazar el cargamento introducido de contrabando en el buque Oravía, pero cuando Willie Nelson se pro-bó una de ellas simplemente las encontraron “preciosas” y decidieron jugar con esta indumentaria el campeonato de aquel año, adoptando de esta forma los colores institucionales del Decano del fútbol chileno.32
32 “SW, Biografía Anecdótica”: Campeones con banda negra y aquel “error” que tiñó de verde nuestra
sangre. http://www.eseaene.cl/sitio/08/08/2013/sw-biografia-anecdotica-campeones-con-banda-ne-
gra-y-aquel-error-que-tino-de-verde-nuestra-sangre/
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Así entonces la envejecida octava generación de porteños, vie-ron por sobre una cancha de este atribulado puerto una luz que no olvidarían más; que los uniría con todos sus ancestros y descendien-tes desde las aguerridas peleas contra piratas del siglo de 1600; has-ta las interminables hileras de estudiantes sobre las pendientes de Las Cañas, Merced, el Litre y La Cruz el 2014; y se fundaría una nue-va época teñida por la suma de todos los colores que por una casuali-dad cromática en este puerto, adquiría la vieja y querida tonalidad de un verde inolvidable que define a sus habitantes hasta el día de hoy.
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Ilustración 20, Plantel de Santiago Wanderers de Valparaíso en 1907. Publicado en el libro El Centenario del Fútbol Chileno.
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El apagón de las luces
Catorce años después de la fundación de Wanderers, y siendo Valparaíso una ciudad con todas las de la ley, la joven novena gene-ración de porteños sintió nuevamente las fuerzas del desastre bajo sus pies, en el terremoto más documentado en la historia de este puer-to. El 6 de agosto de 1906, todo el Almendral se vino al suelo. Tam-bién colapsó casi todo el barrio puerto y el panorama en los cerros no era mucho mejor. Una vez más, Valparaíso había sido destruido.
“A las 7:55 PM del día citado la ciudad fue sorprendida
primero por un leve sacudimiento de tierra precedido de un
sordo ruido subterráneo, el que fue aumentado en fuerza y
vigor durante 45 segundos. En seguida y tras breve espacio
de 15 segundos se repitió aquel en aumento progresivo por
cerca de 90 segundos hasta llegar a una violencia espantosa
que impedía mantenerse en pie a la gente. Este fue el primer
gran remesón siguiendo después otro que duró cerca de 60
segundos. Pero a las 8:06 minutos PM se renovó el fenóme-
no y duró cerca de 2 minutos, tomando las proporciones de
un verdadero terremoto. Las descargas eléctricas cruzaban
el espacio en todas direcciones infundiendo el terror y de
espanto; el ruido producido por los edificios al caer, el clamo-
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Ilustración 21, Edificio de la Gobernación Marítima (Plaza Sotomayor) luego del terremoto de 1906.
74
reo de la gente, los innumerables incendios que se desarro-
llaron trajeron el pánico aun a los espíritus más fuertes” .33
El sexto terremoto registrado en Valparaíso fue el que causó más daños materiales en la historia hasta la actualidad. Si bien no provocó el abandono de la ciudad, si produjo destrucción masiva y la modificó para siempre. Hoy, los edificios más antiguos que podemos ver sobre las calles, en su mayoría son posteriores a 1906, sobre todo en el barrio Almendral.
Producto del terremoto de 1906, las autoridades nacionales ela-boraron el Plan de Reconstrucción de Valparaíso inspirado en la idea de convertir a Valparaíso en “una nueva ciudad moderna abierta a las nuevas tendencias urbanas, una ciudad intercultural y una ciu-dad higiénica”34. Bajo esas tres premisas fundamentales el gobierno de Pedro Montt expropió buena parte de los terrenos que conforma-ban el Almendral, tras lo cual se procedió a nivelar para luego cons-truir las plazas y amplias avenidas que conocemos en la actualidad.
33 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso 1536 – 1910. Recopilación Histórica, Comercial y Social. p. 126.
1910.
34 Millán-Millán, Manuel. Los Planes de reconstrucción de Valparaíso (Chile) tras el terremoto de 1906:
la búsqueda de la modernidad en el trazado urbano. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Socia-
les. 15 de agosto de 2015.
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Entre otras grandes obras se creó el Parque El Litre con el pro-pósito de dotar a Valparaíso de un lugar de encuentro similar al cero Santa Lucia en Santiago y se consolido posteriormente la Ave-nida Cintura que luego se convertiría en la Avenida Alemania.35
Además de renovar forzosamente la arquitectura del puerto, el terremoto generó nuevos espacios verdes. Se avanzó sobre la playa y se construyó una rada sobre el borde costero, primero de madera y luego de pavimento que hoy es el sector del Terminal Portuario de Valparaíso que está del otro lado de la línea del tren. También se derrumbó una de las dos iglesias construidas en la Plaza Victoria, y un teatro donde se levantó la Plaza Simón bolívar, a un costado de la Biblioteca Severín .
Este verdadero cataclismo cambió la geografía urbana de la ciudad de Valparaíso como nunca antes y dio inicio entre otros procesos sociales, al poblamiento de los cerros aledaños al Almendral. El Litre, La Cruz, Las Cañas y Merced, fueron la alternativa más inmediata que tuvieron los moradores de cités y conventillos que pululaban en el plan, pero que producto del sismo quedaron totalmente destruidos. Los sobrevivientes de aquella catástrofe, debieron levantar sus viviendas de emergencia, utilizando los escombros y desechos que quedaron tras la devastación.
35 Jamett Sepúlveda, Andrea. PLAN DE RECONSTRUCCIÓN DE VALPARAÍSO 1906-1910: SUS IDEAS
URBANAS HACIA EL CENTENARIO DE LA REPÚBLICA. http://bibliotecadigital.academia.cl/bits-
tream/handle/123456789/71/tlhis03.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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Ilustración 22, plano de los sectores afectados por el terremoto de 1906. Realizado por Alfredo Rodríguez y Carlos Gajardo.
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Nuevos Cerros, nuevas tradiciones
Afortunadamente, así como la historia de Valparaíso ha sido marcada por sucesivas catástrofes, también ha estado marcada por las tradiciones arraigadas en la alegría y la vida colectiva de sus habi-tantes. Por esos años, era tradicional celebrar la fiesta de la prima-vera, protagonizada por estudiantes y felices visitantes y que tenía su punto culmine en la coronación de una reina. A esta fiesta, en los cerros se sumaban las tradicionales carreras de chanchas o carreto-nes, la tradición de la Quema del Judas y la celebración del año nuevo.
La ciudad para la década de 1930 ya tenía la forma que le reco-nocemos hoy. Si bien las cotas altas de los cerros aún no habían sido densamente pobladas, tanto en Barón como Playa ancha se levantaban f lorecientes poblaciones, al igual que en los cerros centrales hasta el Camino Cintura. Sobre este punto existían bosques y sectores desha-bitados donde los vecinos de cada cerro acudían para obtener leña, el principal combustible para cocinar y soportar el frío del invierno.
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Ilustración 23, Plaza de la Victoria en 1924.
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400 años después…
Cuatrocientos años después de la llegada de los primeros españo-les a la bahía de Valparaíso, diez generaciones transcurridas desde los primeros pobladores del remoto caserío de ramas y paja erguido en tor-no a la no mucho mejor implementada capilla de la Matriz, Valparaíso era una ciudad cosmopolita, desde el punto de vista arquitectónico y social. El puerto principal de Chile y paso obligado para el comercio con el atlántico comenzaba a mermar su esplendor por una catástrofe econó-mica que no derrumbó ninguna casa. En 1914 se construyó el Canal de Panamá y hacia 1930 comenzó a notarse la disminución de comercio que circulaba por el Estrecho de Magallanes. Pero aun Valparaíso era esplen-doroso y le quedaba mucho más por vivir, por crecer, y por volver a ser destruido en terremotos como el de 1985, o incendios como el del 2014.
Valparaíso, heredera del fragor de la defensa armada, resquebra-jado y renovado por constantes terremotos y el fuego de voraces incen-dios que se avivan por las poderosas ráfagas de viento que en verano azota las quebradas; sabe lo que significa ponerse de pie una y otra vez.
Los ancestros de esta ciudad aun la pueblan en el silencio de las noches, ocultos en la bruma matutina observan el resultado de su tena-cidad y fortaleza, el puerto de Valparaíso con sus fiestas y chinganas
80
modernas de estudiantes universitarios, con su estadio y su extensa red de clubes y asociaciones de fútbol, con sus reminiscencias del pasado como el Motemei o los distintos pregoneros, de la venta la venta de escobas y muchos otros, vive hoy como en sus primeros días disfrutando de la llu-via que baja por las quebradas, el viento de septiembre que estremece las casas y los techos y la vista de la bahía y sus embarcaciones navegando len-tamente hacia alta mar, con marineros que mientras se pierden en la línea del horizonte, saben que tarde o temprano volverán a surcar estas aguas.
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Ilustración 24, Plano de Valparaíso en 1936. Autor Alfonso Jara.
82
CERRO LA CRUZ
Cer
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Cerro la Cruz
UNA CRUZ DE FIERRO EXTRAVIDA Y OTRAS HISTORIAS DE PIRATAS
“Cerro La Cruz: Está situado entre las quebradas
del Litre y de Jaime. Es un cerro de porvenir, pues los
propietarios y vecinos trabajan por hacer de él un her-
moso sitio, cómodo, higiénico y muy pintoresco a la
vez… Posee también una plaza, bastante arreglada, que
se ha bautizado con el nombre de Enrique Bermúdez”
Valparaíso, Recopilación Histórica,
Social y Comercial 1536-1910.
Juan de Ugarte Yávar
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Es entre la gente más antigua donde se debe desentrañar el misterio del nombre que alguna vez recibió el cerro La Cruz. Porque así como los habitantes originarios de Valparaíso, con su mística magia ancestral deter-minaron que el nombre de Alimapu (Tierra Quemada) era el más correcto, así también debe haber una explicación, ilógica o racional -más o menos creíble-, para entender por qué el cerro La Cruz se llama de esta manera.
Una de Piratas
Entre quienes se atreven a aportar datos para el deba-te, surgen en primer lugar historias de piratas, corsarios y fili-busteros, que asolaron las costas chilenas en la época de la domi-nación española y que en Valparaíso, protagonizaron episodios de pillaje los que han quedado debidamente documentados.
Algo de esto sabe la vecina Nora Seguel, quien en voz de su suegro escuchó el relato de piratas que bajaban de sus naves con su carga de oro y plata, para enterrar entremedio del bosque de litres que tapizaban este y otros cerros, su precioso cargamento.
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“…antes que nosotros llegáramos eran puros arbo-
litos de litre que habían, había mucho litre aquí, enton-
ces por eso le pusieron el cerro El Litre aquí. Igual el de
La Cruz también porque antiguamente, bueno, conta-
ba mi suegro que cuando venían los piratas que aquí era
puro cerro no más, llegaban y escondían el oro y todo
lo que traían y aquí murieron muchos, muchos piratas,
entonces y siempre pusieron una cruz y por eso también
dicen que le pusieron el cerro La Cruz al cerro La Cruz”.1
Algo de aquello certifica en su Historia de Valparaíso, Ben-jamín Vícuña, quien narra como el más famoso corsario inglés, Sir Francis Drake, a bordo de su barco Pelícano llegó a Valparaíso el 4 de diciembre de 1578 y aunque su faena fue pródiga en conseguir mucho vino, misión en la que el afamado ‘barbarroja’ “no perdo-
nó ni las vinajeras del altar de la capilla”; por oro sólo con-siguió sesenta mil pesos provenientes de un cargamento de Valdi-via y por plata las vinajeras y el cáliz de la Iglesia de La Matriz.2
Similar suerte experimentó la expedición de Richard Hawkins quien en abril de 1594 se apoderó de la bahía de Valparaíso y del cargamento de tres barcos anclados ahí. El botín, que intentó negociar con las tropas españolas apostadas en los cerros, eran unas quinientas botijas de vino, menestras de las chacras de Santiago, dos mil gallinas y cajas de man-
1 Seguel Espinoza, Nora. 12 de septiembre de 2017
2 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso, 1869 p. 84 y 86
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Sir Francis Drake (Pirata)Fuente: Sitio Web Marcus Gheeraerts - Web Gallery of Art
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zanas muy apetecidas en Lima. El rescate no prosperó y Hawkins antes de partir al Callao decidió quemar los tres barcos que había capturado.3
No sólo ingleses aportan a las historias de piratas en Val-paraíso, también figuran en esta parte de la historia, des-almados filibusteros holandeses que se ensañaron con este caserío casi desvalido en los albores del siglo Diecinueve.
Uno de ellos fue Oliver Van Noort, quien el 28 de marzo de 1600 quemó tres barcos españoles, capturó uno de ellos con su respecti-va carga y degolló a los treinta indios que los españoles cobardemen-te dejaron a bordo como tripulación mientras ellos huían a las pla-yas de Valparaíso. Van Noort ni siquiera se tomó la molestia “dice él
mismo, de descender a tierra por lo miserable del lugar”, donde apenas se divisaba desde la playa más que un mísero galpón.4
La última visita de piratas registrada en los anales de la historia fue también una triste audacia holandesa, que incluye el primer bombardeo a Valparaíso. Catorce años después de la sangrienta visita de Oliver Van Noort, llegó a Valparaíso Joris Van Spielbergen, encontrándose el 12 de junio de 1614 con un pequeño barco en la rada. Van Spielbergen y los seis barcos que componían su f lota procedió a bombardear los escasos tres recintos poblados, recibiendo fuego de vuelta de las f lotas españolas que eran guarecidas por esa bruma que nos suele ser tan cotidiana y moles-
3 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso, 1869 p. 94
4 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso, 1869 p. 110
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ta, pero que en algunas ocasiones como esta, resulta ser providencial.5
A partir de estos datos queda claro que efectivamen-te piratas visitaron Valparaíso, pero al parecer no lograron más que pobres triunfos y nunca llegaron a ocultar sus teso-ros en los cerros, ni menos a marcar su ubicación con una cruz.
5 Recopilación Histórica, Social y Comercial de Valparaíso, 1910 p.94
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Oliver Van Noort, ( Pirata)Fuente: Olivier van Noort (del libro De reis om de wereld door Olivier van
Noort 1598–1601, volumen I, del Dr. J. W. IJzerman, publicado en 1926 por Martinus Nijhof, La Haya)
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Joris Van SpielbergenFuente: via alchetron.com
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Dos epidemias mortales
Desechada la tesis de los piratas, cobran fuerza los rela-tos que plantean que una gran epidemia de cólera a fines del siglo Diecinueve o la epidemia de viruela de1904, convirtieron en cementerio de pobres la quebrada de Jaime en el cerro La Cruz.
Algo de luz sobre esta aciaga crónica la aporta la señora Pilar Mora, habitante del cerro La Cruz, quien explica que dada la cantidad de muertos provocadas por estas pandemias y la inexistencia de cementerios para los sectores socioeconómicos más postergados, obligaron a convertir la que-brada en camposanto de emergencia cuyo único símbolo religioso fue una enorme cruz de fierro para dar dignidad cristiana a los enfermos fallecidos.
“Esa cruz se plantó debido a una epidemia que hubo,
grande, acá en Valparaíso, donde fue enterrada mucha gen-
te, donde hay incluso una plaza grande acá en la quebrada
Jaime. Lamentablemente en esos años no existía cemente-
rio público para poder enterrar a la gente, entonces se tuvo
que utilizar ese lugar para poder enterrar esa cantidad de
muertos. Donde así realmente fue Valparaíso, en muchos
lugares, donde la gente no tenía cómo enterrar sus muer-
tos, solamente existía un cementerio que era de los ricos
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y la gente enterraba donde podía, donde así también sur-
gió la idea de poder hacer el cementerio 3 de Playa Ancha,
para poder enterrar a la gente, a los que eran pobres”.6
Efectivamente la epidemia de Cólera castigó duran-te tres años a Valparaíso entre 1886 y 1888. La insalubridad de aquellos años y la precariedad de los sistemas de salud, genera-ron un cuadro dantesco que no logró ser controlado por cordo-nes sanitarios y tampoco por refuerzos militares dispuestos por el entonces Presidente de la República José Manuel Balmaceda.
La historiadora Josefina Cabrera explica que “la mayoría de los
afectados fueron los pobres que carecían de servicios básicos,
que utilizaban el agua de acequias (…) se puede denotar el
carácter discriminatorio de la enfermedad. Como vemos, las
condiciones de vida de los sectores populares determinaban
una vez más que las enfermedades se cebaran sobre ellos”7
Esta diferencia social, más allá de las condiciones objetivas que incubaron el f lagelo en los sectores socioeconómicos más deprimidos, también se ref lejó en el actuar de ciertas élites que optaron por escapar del riesgo de contagio, refugiándose en sus fundos de la zona interior.
6 Mora, Pilar. Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión Televisión.
https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
7 Cabrera, Josefina. “El Cólera en Chile (1886-1888): conflicto político y reacción popular”, Anales chile-
nos de Historia de la Medicina, Volumen 17, n. 1, 2007
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“El higienismo, los adelantos médicos y la beneficencia
fueron un calmante para una sociedad que se quebraba debido
al cólera. Aun así cuando ocurre una catástrofe de estas medi-
das emerge lo peor y mejor del ser humano, mientras muchos
de los habitantes de Valparaíso trataban de ayudar, otros de la
elite se retiraban a sus casas de campo para huir del f lagelo”.8
La segregación de Valparaíso además de social también fue territo-rial, ya que la Junta de Salubridad, por orden del Presidente Balmaceda, determinó dividir el plan de Valparaíso en cinco secciones bien definidas:
“Como primera medida se separó el plano de Valparaí-
so en cinco Secciones Sanitarias; comprendiendo la prime-
ra, la parte de la población que se estiende (sic) des-
de Playa Ancha hasta la plaza Aníbal Pinto i(sic) quebrada
Elías; la segunda, desde esta plaza hasta el Puente de Jaime;
la tercera , desde la calle Jaime hasta la acera poniente de
la Avenida de las Delicias, con inclusión de la quebrada de
los Lavados; la cuarta, al costado oriente de la Avenida de
las Delicias, cerro del Barón i(sic) subdelegación de las
Zorras; i(sic) la quinta, la subdelegación del Matadero”9
8 Madrid Carlos. Epidemia de Cólera en Valparaíso: 1886-1888. Autoctonía. Revista de Ciencias Socia-
les e Historia, Vol. I, N°1, Enero 2017, 115-148 ISSN 0719-8213 DOI: 10.23854/autoc.v1i1.12 EPIDEMIA
DE CÓLERA EN VALPARAÍSO: 1886-1888
9 Boletín Sanitario 1887
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Ambulancia en Epidemia de cólera Chile (1886 y 1888)Fuente 1: https://www.flickr.com/photos/28047774@N04/
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Pero estos esfuerzos sanitarios fueron insuficientes para el impacto que generó la epidemia de Cólera en la población de Valparaíso, donde la visión permanente durante esos tres años, fue de cadáveres lanzados a la calle sin entierro y aportando un hedor irrespirable en los aires porteños.
“La realidad estaba en los muertos que yacían por todas
partes, algunos en la ribera del río, otros abandonados, inse-
pultos por más de 40 horas. Los carretones mortuorios no
daban abasto. Los cadáveres sudaban, su peste hedía desde
el infierno. Muchos pobres ocultaban sus cadáveres, disemi-
nándolos por terrenos aislados; tenían la presencia pestilen-
te de sus muertos en su memoria, en sus sueños, en su des-
engaño y en sus escuálidas fuerzas por revertir su destino.
La mayoría de estos pobres se mantenían aislados fuera de
su lugar de comodidad, ocultos para no llegar a los lazaretos
ya sea por desinformación o por peligro de morir en ellos”. 10
En 1904 una epidemia de viruela volvió a desatar la muerte en Valpa-raíso, dejando una cifra de fallecidos cercana a las 10 mil personas. Otra vez las condiciones de insalubridad fueron fundamentales para que esta-llara una crisis social y sanitaria que dejó en evidencia la precaria situa-ción en la que desarrollaban sus actividades cotidianas los sectores más vulnerables. Entre los elementos que propiciaron esta nueva emergencia se cuentan el “primitivo sistema de desagüe de las aguas servi-
10 Madrid Carlos. Epidemia de Cólera en Valparaíso: 1886-1888. Autoctonía. Revista de Ciencias Socia-
les e Historia, Vol. I, N°1, Enero 2017, 115-148 ISSN 0719-8213 DOI: 10.23854/autoc.v1i1.12 EPIDEMIA
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das y al defectuoso estado de los terrenos que rodean la ciudad
de Valparaíso donde reside la población pobre, las miserables
casas donde viven apiñados, así como el lodo y la suciedad de
esos terrenos que luego de una fuerte lluvia van a caer sobre
las partes bajas de la ciudad donde permanecen por semanas
en estado de putrefacción bajo los poderosos rayos del sol”11
Ante esta realidad no es difícil aceptar la tesis de que la que-brada Jaime efectivamente se constituyó en más de una ocasión, una morgue de emergencia al aire libre, donde fueron depositados cientos o miles de cadáveres para afrontar estas complejas crisis sanitarias que han quedado registradas para siempre en la historia de Valparaíso.
A la versión de una cruz grande de fierro que relata la vecina Pilar Mora, se suma el relato de muchas cruces en el sitio donde habrían sido enterradas las víctimas de las epidemias que se han citado previamente. Así lo consigna Alicia Vargas, que ha vivido toda su vida en el cerro La Cruz, quien comenta que lo que ella ha escuchado sobre el nombre del cerro dice relación con enfermedades graves que afectaron a Valparaíso.
“Algunos dicen que hubo un período en que hubo una epide-
mia hace muchos años atrás y que hubo muchos muertos y den-
tro de eso hicieron como una especie de cementerio donde los
enterraron acá y les ponían solamente una cruz de madera”.12
11 Epidemia de Viruela en Valparaíso, 1905. http://medallaschile.blogspot.cl/2012/08/epidemia-de-vi-
ruela-valparaiso-1905.html
12 Vargas, Alicia. Entrevista 12 de septiembre de 2017
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Portada Libro para prevención del Cólera n Chile.Fuente 2 : www.memoriachilena.cl
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Y si el nombre del cerro es un misterio, también lo es el destino que habría tenido esa gran cruz de fierro que así como un día fue levantada, así también un día, de la noche a la mañana, la citada cruz desapareció.
Es probable que el gran terremoto de 1906 hay sido responsable de la desaparición de esa cruz porque el movimiento telúrico, cuya magnitud alcanzó los 8.2 grados en la escala de Richter, provocó entre otras calami-dades, el incendio de la capilla católica que funcionaba en el cerro La Cruz.13
Otra explicación para dicha desaparición la entrega la vecina Pilar Mora, quien apunta al poblamiento explosivo que experimentó el cerro, como la circunstancia fundamental para que la cruz y otros símbolos represen-tativos del sector dejasen de formar parte del paisaje identitario del lugar.
“Pero las tomas no eran grandes, no eran gran canti-
dad de casas pero después se empezó a incrementar mucho
hacia arriba y empezaron a sacar muchos símbolos que exis-
tían del cerro, que estaban allá. Desapareció la ‘cancha de
los patos’ que era un símbolo del cerro La Cruz, desapare-
ció la cruz, incluso desapareció una torre de ahí también.
Entonces la misma población ha ido destruyendo lo que son
las entidades y los símbolos de cada cerro, en especial del
cerro La Cruz, por eso es que no se puede encontrar ahora la
cruz que estaba puesta ahí. La cruz estaba en toda la punta
13 De Ugarte Yavar, Juan. Valparaíso, Recopilación Histórica, Social y Comercial 1536-1910
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porque ahí se veía desde muchos lados. Pero la cruz era de
fierro, abierta así nomás, sin ningún símbolo más que eso”14
En busca de otros símbolos
Así como un día la cruz desapareció, así también hay una serie de otros elementos culturales y personajes que durante décadas fue-ron cotidianos del paisaje del cerro La Cruz, que han sido despla-zados o simplemente se extinguieron devorados por la modernidad.
El Yerbatero
Uno de estos personajes y que viene a la memoria de la veci-na Nora Seguel es la de don Guille el yerbatero, quien cada cierto tiempo se internaba en el bosque del lugar y aparecía des-pués de una semana con su cargamento de hierbas medicina-les, ejerciendo un verdadero rol social en medio de su comunidad.
“Él iba al cerro, se perdía como una semana y traía
yerbas medicinales y hacía su paquetito y los vendía, fíje-
se, porque ahora si usted baja abajo no más encuentra,
14 Mora, Pilar. Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión Televisión.
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Actual cancha de los patosAño 2016
Fuente: Facebook Centro Comunitario El Vergel
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Actual cancha de los patosCAMPEONATO MENOS PASTA, MÁS DEPORTE 2015
Fuente: Facebook Centro Comunitario El Vergel
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pero antes aquí arriba, le encargaba la menta, molle,
pero traía la pila de manzanilla, traía el caballero, el yer-
batero que le decíamos, porque vendía puras yerbas”15
Los Burreros
En un rápido vistazo a las quebradas del cerro La Cruz es fácil encontrar burros pastando a plena luz de día. No son un fenóme-no extraño para este entorno, que siempre los ha visto cumplien-do labores de carga como aguateros, o en la elaboración del carbón.
En una época donde no existía alcantarillado y el acceso al agua potable era impensado, las vertientes de quebrada Jaime o los pozos ubicados en la parte alta del bosque del cerro La Cruz proveían del vital elemento a los vecinos del sector y en esta faena ‘los burros aguateros’ cargaban los bidones y fuentes a través de caminos de tie-rra y barro. Cuando el agua potable comenzó a llegar a las casas del cerro, el trabajo de los burros se especializó en las tareas carboníferas.
Pilar Mora comenta que hay familias completas que siguieron la tradición de hacer carbón en el cerro La Cruz.
“El cerro La Cruz es el símbolo de los burros, aquí existen
los burreros que primero empezaron como aguateros, pero
en casi todo Valparaíso, pero se quedaron más acá porque
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mucha gente se dedicó a tener hornos, hornos para hacer el
carbón y estas personas que fueron familias que se dedicaron
al carbón son los burreros que hasta el día de hoy existen”16
Hay otras expresiones de la cultura porteña que se per-dieron con el correr de los años, como el motemei o el vendedor de cloro en bolsa y otros que todavía aparecen esporádicamen-te por el cerro La Cruz como el afilador de cuchillos o el organillero.
16 Mora, Pilar. Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión Televisión.
https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
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BurreroFuente: www.memoriachilena.cl
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Conventillo 1900Fuente: www.memoriachilena.cl
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La vida es un carnaval
“Hace muchos siglos conocí a una mujer de luz
En los cerros desiertos de un
planeta llamado Valparaíso
Bailó conmigo una música sensual
Sobre el mar cubierto de estrellas
En casas alegres llenas de victrolas
Me desnudó con los paisajes de su casa de la infancia”.
Javier Campos
Hace no muchos años, la vida en comunidad iba más allá del mero saludo de cortesía en algún cruce de esquina o en el encuen-tro fortuito de un viaje en colectivo. Eran años donde las can-chas de fútbol reemplazaban el juego de pelota por las guirnal-das multicolores y las candidatas a reina en las fiestas de carnaval.
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El organillero - Familia CastilloFuente: http://www.patrimoniosonoro.cl/familia-castillo.php
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No había una razón específica para organizar el carnaval, tampo-co se agendaba una fecha especial del año para tener esta fiesta.
Los carnavales surgieron casi por generación espontá-nea y fueron una forma lúdica que tuvieron -en especial los clu-bes deportivos-, para conseguir fondos para tener una sede, o ampliarla o mejorar los espacios de sus canchas de fútbol.
Eso explica la dirigente del club deportivo La Cruz, Jenny Basau-re, quien sabe de carnavales, incluso antes que ella naciera, orga-nizados precisamente por el club deportivo en el que ella participa.
“El carnaval nació en nuestro club de partida porque
después se fueron haciendo a nivel de asociaciones u otros
clubes, hace muchos, muchos años, porque yo tengo fotos y
recuerdos de cuando yo aún no estaba y ya se hacían estos
carnavales con la idea de hacer una actividad, una fiesta
para reunir fondos en aquellos años para poder ir imple-
mentando, creando y edificando nuestro club, porque en
aquellos tiempos nuestro club era una mediagua. Todos
esos carnavales se hacían uno con la finalidad de pasar-
lo bien, tener un motivo para celebrar y reunir los fon-
dos necesarios para poder ir construyendo nuestro club”.17
17 Basaure, Jenny. Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión Televi-
sión. https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
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También recuerda los afamados carnavales del club depor-tivo La Cruz, la vecina Nora Seguel, quien destaca la elección de reinas que se realizaba en cada una de las fiestas de carnaval.
“Antiguamente, bueno, los carnavales que se hacían
también, se hacían carnavales inclusive cerraban todo Pedro
Montt, nosotros bajábamos a pie, porque éramos chicos,
bajábamos de a pie a ver, ahí conocí a varios, también a la
Sonora Palacios, en esos años, a Firulete, se pasaba bien…
nosotros íbamos al carnaval de La Cruz, ellos hacían car-
navales, escogían reinas y nosotros íbamos a mirar, por-
que nosotros éramos la familia “miranda”, nos colocábamos
arriba y la gente bailaba, pero era bonito, era bonito”. 18
La alegría que desataba sobre el cerro cada carnaval no se disipa-ba fácilmente, aunque la lucha arreciara por conquistar el duro día a día.
Y aunque han pasado los años, alguno de sus prota-gonistas se vuelven a emocionar con las experiencias vivi-das en aquella época donde la juventud era un divino tesoro.
Esa es la emoción que transmite la señora Isabel Ojiel, quien el año 1958 conquistó su corona y se alzó como reina del cerro La Cruz. Sus ojos brillan al rememorar aquel momento de su vida:
18 Seguel Espinoza, Nora. 12 de septiembre de 2017
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“Digo yo, qué años más lindos y me emociona, aho-
ra que estoy vieja me emociona… la gente me apoyó, la
gente que vivía en esos años arriba me ayudaron mucho
me respaldaron harto, porque ellos querían que yo salie-
ra como reina y bueno qué le puedo decir, que fue la época
más feliz que pasé porque como estaba estudiando enton-
ces todavía, eran muy restringidos los permisos de parte
de la casa así que por eso parece que estaba en un sueño”19.
Una mención especial en este recuerdo merece el carna-val de 1980, “el más fabuloso en la historia del cerro” según recuer-dan vecinas y vecinos. Ese año el club deportivo Once Estrellas organizó el carnaval al que fueron invitados a participar otros 12 clubes locales y las juntas de vecinos. Una bella muchachita del sec-tor, Elvira, fue coronada reina del cerro La Cruz en aquel año.
Hay un dato significativo que conecta a los carnavales del cerro La Cruz con el siempre apoteósico Festival de la Canción de Viña del Mar y es que en este cerro vivía Pedro Miranda, escenógrafo del festival de Viña. Los vecinos recuerdan que una vez finalizado el show de cada año en la Quinta Vergara, Pedro Miranda recuperaba el cachureo y los sobrantes del festival y los reciclaba en el carnaval que organizaba el club Once Estrellas.
19 Ojiel Isabel. Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión Televisión.
https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
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Carnavales Somos Cerro 2017Fuente: Facebook Somos Cerro @SomosCerroFestival Fecha 25 y 26 Marzo 2017.
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El inicio de un hermoso viaje…
“Te declaro mi amor, Valparaíso,
y volveré a vivir tu encrucijada,
cuando tú y yo seamos libres de nuevo,
tú en tu trono de mar y viento,
yo en mis húmedas tierras filosofales...”.
Pablo Neruda
Para llegar al cerro La Cruz desde el plan de Valparaíso, en la actualidad sólo existen dos opciones: tragar sáliva y enfilar a pie por Garibaldi hacia arriba en dirección a avenida Alemania; o -como una opción más realista-, buscar algún colectivo que serpenteando por la avenida Francia se empine hacia las alturas, por las estrechas calles de uno de los lugares donde Valparaíso y su bahía, pueden ser obser-vados en la más alta definición. Y es que el cerro La Cruz tiene una vista privilegiada y debe ser por eso que sus actuales 5.794 habi-tantes están dispuestos a enfrentar los desafíos que se pongan por delante para construir un barrio-cerro más acogedor, pese a tantas
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Ojiel, Reina Cerro la Cruz 1958Fuente : Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión
Televisión.https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
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Ojiel, Reina Cerro la Cruz 1958 junto a su familia.Fuente : Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión
Televisión.https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
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inclemencias de la vida o el destino, o como usted guste en llamar.
Las generaciones jóvenes del cerro advierten que más allá de los relatos de los antiguos, sólo tienen memoria de los colec-tivos como medio de transporte, así lo expresa el cantautor por-teño y vecino del cerro La Cruz, Daniel Valdés, para quien las micros en el cerro, eran algo así como apariciones fantasmales.
“…nosotros siempre nos hemos topado con sólo colectivos,
la micro, la micro “H” ya había desaparecido hace mucho tiem-
po, después empezaron como tener algunos servicios, pero muy,
muy a rasgos lejanos, aparecía una micro, desaparecía, como
que la subida parece que les complica a la locomoción colecti-
va en micro, así que desde siempre hemos tenido colectivo”20 .
Esas son las condiciones actuales para acceder al cerro, pero hubo una época donde había que traficar a pie, en aquellos años donde el transporte público era todavía más escaso y en el caso de Valparaíso un privilegio para quienes transitaban por el plan.
Por esta razón, los primeros habitantes, los pioneros, cuyos hijos y nietos hablan hoy por ellos, comentan que llegaron al cerro trasladan-do sus enseres en caballos, en una caminata agotadora e interminable como la que hizo la vecina Nora Seguel junto a su familia en 1956, época en que el padre de Nora compró un terreno en el cerro La Cruz, que les
20 Valdés, Daniel. Entrevista. 12 de septiembre de 2017
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permitió dejar de arrendar en el cerro Alegre y venirse a La Cruz en una travesía que para ella y su hermano fue como “llegar a Santiago”.
“…nosotros cuando nos vinimos del cerro Alegre, que nos
vinimos de a pie del cerro Alegre hasta acá. Cruzando por la
quebrada, veníamos por el auditorio, todo eso de a pie, que mi
otro hermano decía, cuando llegamos aquí decía ‘llegamos a
Santiago de Chile’, porque caminamos tanto y llegamos, y nos
cambiaron y todo, venían las cosas en caballo, que todavía vive
todavía uno de los jóvenes que nos cambiaron a nosotros”. 21
Recorridos L y H
Así era en 1956, pero con el paso de los años, las micros democra-tizaron el trasporte público y las líneas L y H se atrevieron en 1980 a establecer rutas hacia La Cruz desde el plan de Valparaíso, conectan-do al cerro con Playa Ancha. Hay versiones encontradas para explicar la desaparición de los recorridos de microbuses. Una de esas explica-ciones la tiene Jenny Basaure, quien explica que en los años en que ella cursaba la enseñanza media, recorría todo Valparaíso para ir a su colegio en Playa Ancha. Una de las micros la llevaba y la tría des-de la Cruz hasta Playa Ancha, época en que, en su opinión, los colec-tivos estaban disponibles para los vecinos con algo más de recursos.
21 Seguel Espinoza, Nora. 12 de septiembre de 2017
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Avenida Alemania actual 2010Fuente : https://www.flickr.com/photos/_oculto_/
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Calle GaribaldiFuente: http://valparaisoenfotos.blogspot.cl/
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Escalera GaribaldiFuente: http://valparaisoenfotos.blogspot.cl/
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“Cuando yo era niña había micro, subía por Vergel y
de ahí los colectivos. La micro desapareció porque decían
que era peligroso, que no es accesible para una micro, enton-
ces sólo tenemos colectivos. Y en este momentos, como están
arreglando el Vergel, tenemos locomoción por dentro, pero
cuando eso no sucede, es súper complicado. Hay dos líneas
de colectivos, pero todos transitan por el lado que es más
fácil, en el Vergel. Cuando niña era la micro, el colectivo era
para quienes tenían más dinero y se usaba mucho la micro,
que llegaba hasta Playa Ancha. Yo recorría todo el plan
hasta playa ancha, porque estudiaba allá el último año”22
Una visión similar es la que manifiesta otro vecino, Guillermo, quien en su recuerdo expresa que sin micros ni colectivos, caminar por escaleras casi inexistentes o caminos de tierra eran la única alternativa.
“Yo de niño me crié en una parte que en esos años
no habían micros, ni colectivos, nada, la gente trafica-
ba siempre a pie y la gente la locomoción más cerca que
tenía, yo siendo niño me acuerdo que en la plazuela esta-
ba el ascensor del Cerro La Cruz, abajo, eso era lo más
cerca que la gente poco y nada tenía de transporte, por-
que todos ya andaban a pie, aparte que en los caminos
no habían escalas, los caminos eran todos de tierra”23
22 Basaure Silva, Jenny. 12 de septiembre de 2017
23 Guillermo. “IDENTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE ELEMENTOS RELEVANTES EN LA CONSTRUC-
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El añorado ascensor
Y si hay nostalgia de micros, más nostalgia produce aún el recuer-do del ascensor del cerro La Cruz, cuyo permiso de funcionamiento se entregó el año 1908 con operaciones hasta 1992. Este funicular conectó durante décadas a los vecinos de La Cruz quienes entre las avenidas Fran-cia y Alemania, subían y bajaban en un recorrido que hacía vibrar el alma.
El ascensor fue obra de Juan Naylor, empresario e inmigran-te inglés que desarrolló una intensa actividad económica en este y otros rubros en Valparaíso. Posteriormente el funicular fue adqui-rido por la sucesión de Ricardo Onfray y por último, traspasa-do a la Compañía de Ascensores La Cruz de Rentas e Inversiones.
Pero lo que no pudieron dos incendios, uno en 1921 que des-truyó la estación de Avenida Alemania y casas colindantes y otro en 1962; lo pudo una millonaria deuda por costos de electricidad. Así fue como el 30 de octubre de 1992, al mediodía, funcionarios de la Compañía Eléctrica llegaron a cortar el suministro, detenien-do las operaciones del ascensor La Cruz hasta hoy.24 Y aunque en 1998 varios ascensores de Valparaíso fueron declarados como monu-mentos nacionales, lamentablemente los que daban conectividad a los cerros Las Cañas y La Cruz quedaron fuera de ese decreto.25
CIÓN DE LA HISTORIA BARRIO LA CRUZ – ETAPA II. Consultora Innova Ciudadanía
24 Triviño Hermosilla, Lautaro. https://www.youtube.com/watch?v=OKgSRP1gpAo
25 Saavedra, Mario. http://ascensoresvalpo.blogspot.cl/2012/03/ascensor-la-cruz-1908.html
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Pese a todo, incluso al remate decretado por deudas con el fis-co, muchos vecinos mantienen intactas las esperanzas de recuperar el funicular y echar a andar de nuevo los carros que a lo largo de 1 kiló-metro y 4 metros desafiaban sobre rieles las leyes gravitacionales.
Tirando el cerro pa arriba!
Valparaíso eterno
Puerto de mis amores
prendido a tus balcones
un día pude ver,
cómo un ángel borracho
tus calles dibujó
y tus noches de luces
un mago inventó.
Puerto Esperanza, Dióscoro Rojas
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Avenida Francia 1910Fuente: https://www.enterreno.com/moments/avda-francia-de-valparaiso-1910
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El desafío de la conectividad y el transporte público pare-cen ser una anécdota cuando se consideran las luchas que por años encabezaron dirigentes, mujeres en su gran mayoría, por mejo-rar aspectos básicos para la calidad de vida de los habitantes.
El agua en la década del 50’, había que transportarla en bal-des desde pozos profundos ubicados en la parte alta del cerro La Cruz. Luego se luchó por conseguir alcantarillado y posterior-mente la energía eléctrica, tal como lo recuerda Nora Seguel:
“…nosotros acarreábamos el agua de arriba, de un
pozo que había, antiguamente, de ahí sacábamos el agua en
balde y traíamos, después para la luz, mi papi que yo haya
sabido, que ellos me hayan contado que asistían a comi-
tés, no, ellos pusieron la luz particular, ellos, ellos pusie-
ron la luz particular y el agua también, cuando empezaron
a poner en el gobierno de don Eduardo Frei Montalva, ahí
recién empezaron a poner alcantarillado aquí en el cerro”.26
También lo recuerda así la histórica dirigente social del cerro La Cruz, Rosa Urbina, quien durante 19 años ejerció esa labor en repre-sentación de su comunidad. La señora Rosa recuerda que en sus años de dirigenta el cerro consiguió la luz, el agua y el alcantarilla-26 Seguel Espinoza, Nora. 12 de septiembre de 2017
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Ascensor del cerro La Cruz actualidadFuente : https://www.flickr.com/photos/valparadise/6438701847/
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Ascensor del cerro La Cruz actualidadFuente: https://www.flickr.com/photos/valparadise/6438705727/in/photostream/
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do. Antes de eso, aspectos básicos de la vida se desarrollaban a pulso:
“Hoy día hay una quebrada que es la quebrada Jaime y
después sigue para arriba el tiro blanco que le llamaban, por
ahí era donde se lavaba la ropa. Era bonito en realidad, pero
con decirle que no había nada, ni una casa. Era bien poqui-
to las que tenían sus casas, ya de ahí fueron formando cada
una sus casas y de ahí fue tirando el cerro para arriba”. 27
Y es que en el cerro La Cruz -el más alto de los cerros de Val-paraíso-, las tomas de terrenos fueron pidiendo prestado espa-cios al bosque de eucaliptus que imperaba en el lugar para cons-truir la vivienda, levantar el alumbrado público, cambiar el camino de tierra y piedras por calles pavimentadas y empinadas.
“El Cerro en el fondo era lleno de eucaliptus en esos
años. Yo como niño veníamos aquí viviendo muy cer-
quita de donde estaban los eucaliptus habiendo muy
poquitas casas, casi nada, así que vivíamos nosotros
una vida muy así, como campo, muy poquita gente” 28
En este ensueño de mar y selva, muchas familias se animaron a construir sus esperanzas de futuro y aunque para ello lo que su pobreza permitía eran materiales ligeros de barro y lata, en las laderas y que-
27 Urbina, Rosa. Quiero mi Barrio – cerro La Cruz. Programa La Tarde y Usted, Quinta Visión Televi-
sión. https://www.youtube.com/watch?v=DgNQzKUxF3U&t=469s
28 Guillermo. “IDENTIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE ELEMENTOS RELEVANTES EN LA CONSTRUC-
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bradas se permitieron encarar la crisis habitacional en la que derivó la migración del campo a la ciudad a finales del siglo Diecinueve en Chile.29
Este poblamiento fue gradual, comenzó con familias de manera aislada pero luego llegaron hermanos y otros parientes, clanes como el de los Barrera-Briceño, los Zamora, los Torres, los Carreño, los Rebe-co, los González (del matadero de Chanchos), los Coloma, los Dono-so, los Díaz, los Umaña, los Gómez, los Vargas (Patas Largas), los Trejo; que de una u otra forma, facilitaron la organización de lo que posteriormente se convirtió en una suerte de soberanía comunita-ria, mecanismo a través del cual se fueron dividiendo los lotes don-de familias de escasos recursos pudieron instalar sus viviendas.30
Con el correr del siglo Veinte, la necesidad de vivienda se fue acentuando y el cerro La Cruz aledaño al barrio El Almendral fue ampliando las márgenes de su poblamiento, circunscrito inicial-mente a la ladera del cerro, lo que cambió a partir de 1950 con la instalación de viviendas en la parte alta, estableciendo como lími-te los márgenes del fundo El Vergel, propiedad de Juan Rivera.
En medio de este poblamiento hay un hito comunicacio-nal al que asistieron los vecinos del cerro La Cruz de 1950, cuan-do se instaló una antena radial en el paradero 10. Esa fue la pri-mera ocasión en que los vecinos del cerro La Cruz tuvieron la
29 MDS, FOSIS, SENDA, 2016
30 MDS, FOSIS, SENDA, 2016
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recepción de una transmisión radial y no solo el sonido de sus victrolas.
En 1978 la Armada expropió el Fundo El Vergel e instaló allí una base de radar en la parte alta del cerro. En plena dictadura, la Marina mostró cierta f lexibilidad con las tomas de los pobladores y aceptaron asentamientos en la parte baja del fundo, para no afectar la base del radar.
Y mientras algunos sectores se iban poblando, otros se iban con-solidando con avances tan significativos como la pavimentación de sus principales arterias. En la década de 1970 las calles Naylor y El Ver-gel fueron pavimentadas, mucho antes, según el relato de los veci-nos, que la mismísima avenida Alemania, arteria que recién modi-ficó su rostro de tierra por uno de cemento en los albores de 1980.
En 1985, un terremoto, otro terremoto hizo trepidar las casas
de los banqueros, mientras arriba las casas de los pobres
saltaban al vacío, como en un episodio similar, tantas veces simi-lar, inspiraron a Pablo Neruda en su Oda a Valparaíso. Y nueva-mente las familias menos provistas se vieron obligadas a buscar un nuevo comienzo, lo que hizo aumentar de manera significati-va la población del sector El Vergel, que a estas alturas para muchos dejó de ser una suerte de apéndice del cerro La Cruz y lo consideran un cerro en sí mismo, debate eso sí, que no está zanjado del todo.
La década de 1990, con su boom económico y la llegada de
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la democracia, cambiaron por primera vez el ciclo del poblamien-to explosivo y dieron paso a una suerte de migración interna de veci-nos históricos del cerro La Cruz, que con el ánimo de buscar nuevas oportunidades se trasladaron a otros lugares de Valparaíso donde no tener que lidiar con algo tan elemental como el acceso al agua potable.
Pero estos cambios de ciclo, también se ref lejan en los cambios gene-racionales de los vecinos de este cerro frondoso y vital. Para un joven de 24 años como Jhon Lastra -que habita desde que nació el cerro La Cruz y está comprometido con diversas organizaciones que potencian el adelanto de su barrio-, subir o bajar el cerro cada día representa un viaje de época:
“El Cerro La cruz tiene la particularidad que si tú lo
caminas de arriba hacia abajo, el cerro va cambiando su
edad, va envejeciendo. Eso se nota en la edad de las personas,
en el estado de las casas, las formas de las casas. La parte
más alta tiene casas más modernas, a medida que vas bajan-
do, las calles son más angostas, como ciudad antigua; las
casas son más antiguas y la gente también es más antigua”.31
Avenida Alemania
Un elemento trascendental en el trazado urbano de Valparaíso es la construcción de la Avenida Alemania, continuadora del antiguo Camino
31 Lastra, Jhon. Entrevista 12 de septiembre de 2017
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Cintura, que fue proyectado en el año 1872 por el arquitecto chileno Fermín Vivaceta como una solución de comunicación en la parte alta de los cerros de la ciudad. Se dice que el nombre de la Avenida se debe a un homenaje al aporte que realizó la comunidad alemana al desarrollo de Valparaíso, y también como una forma de categorizarla como una de las principales vías de la ciudad, junto con las avenidas Argentina, Brasil y Francia.
La Avenida Alemania es una vía que se proyectó para conectar la parte alta de los cerros de la ciudad, comprendiendo el tramo entre los cerros Alegre y Las Cañas, y a su vez conectando con las principales calles que unen al Plan con los cerros y como parte del sistema inte-gral de transporte en conjunto con los ascensores y autobuses permi-tió facilitar la habitabilidad en las quebradas. Ya en la década de 1930 se podía atravesar longitudinalmente Valparaíso, por sobre la cota 100 sobre el nivel del mar, reafirmando su condición de anfiteatro urbano, donde se pueden observar las postales de una ciudad conformada por viviendas construidas en las quebradas que se asoman hacia la bahía.
Existen alrededor de doce quebradas que se conectan direc-tamente con la Avenida Alemania y que se extienden hacia el sur de la ciudad limitando con el camino La Pólvora, por lo cual se pen-saba que geográficamente esta avenida venía a demarcar los lími-tes de la ciudad, lo cual no fue así, pues la habitabilidad de la parte más alta siguió aumentando durante el siglo Veinte. 32
32 ANTECEDENTES HISTÓRICOS POBLAMIENTO CERRO DE LA CRUZ, EL LITRE, LAS CAÑAS Y
MERCED. Innova Ciudadanía. 2017.
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El poder de los que no tienen poder
“Valparaíso, camina por los barrios y las bodegas,
tuteándose, de hombre a hombre, con los trabajado-
res portuarios o los nortinos licoreados que “andan en
tomas”, y las ropas tendidas son banderas o “claveles del
aire” en los cordeles del proletariado creador de hoga-
res, los cachureos-comercios ardiendo y saliendo de lo
oceánico tentacular de tu escultura, como de los sarga-
zos y los naufragios, o de antiguas batallas perdidas.”
Pablo de Rokha
Alguien dijo una vez que la organización es el poder de los que no tienen poder y este axioma cobra mucha fuerza cuando se conside-ra el desarrollo humano, social, urbano y cultural del cerro La Cruz, donde hasta las cosas más simples han debido conquistarse a pul-so y con tesón, sobreponiéndose en múltiples ocasiones a esos gol-pes abruptos que quisieron destruirlo todo, reduciendo a cenizas y escombros el trabajo de muchos años; pero sin contar con el espí-ritu de lucha que caracteriza a las mujeres y hombres de esta tierra.
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Es en estas múltiples circunstancias donde se agradece el surgi-miento de líderes naturales, especialmente mujeres luchadoras, que se enjugaron las lágrimas, se sacudieron el polvo y se levantaron para dar cara a la adversidad, transformando la tragedia en una nueva oportunidad.
De allí entonces la importancia que tienen en el cerro La Cruz los comité de adelanto, los clubes deportivos, los centros de madres o las juntas de vecinos; espacios de organización y encuentro que no se han supeditado a su razón de ser original, sino que se han dispues-to a asumir tareas de solidaridad cada vez que ha sido pertinente.
Club Deportivo Cerro La Cruz
El club Cerro La Cruz es la institución deporti-va más antigua del sector y tiene en su historial de triun-fos más de 30 campeonatos locales ganados, 1 copa de campeo-nes, 1 copa municipal y 10 campeonatos Seniors consecutivos.
El club fue fundado el 16 de mayo de 1933 y es el integran-te más antiguo de la Asociación de Futbol Pedro Aguirre Cer-da., que reúne a diversos clubes entre el cerro El Litre y La Cruz.
Los Crucinos o Los Verdes, como también se les conoce, tuvie-ron vinculación con grandes equipos de fútbol en épocas pasadas como Chiletabacos y Ferrocarriles, por la cual también son llamados
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como Los Empresarios y Los Corbatas. Pero no sólo han aportado a la vida comunitaria del cerro con sus logros deportivos, también lo han hecho organizando reinados, actividades de Fiestas Patrias, y su ani-versario, el cual constituía una fiesta que paralizaba al cerro la Cruz.
Tras una crisis que a mediados del 2000 amenazó con poner fin a la existencia del club deportivo, una nueva genera-ción de jóvenes dirigentes asumió el año 2008 la conducción de Los Verdes y en la actualidad, afianzando los valores de respe-to a las personas y a la sana competencia, ya proyectan la celebra-ción del centenario del histórico Club Deportivo Cerro La Cruz.
Los Crucianos
Como un club eminentemente “criollo” se definen los socios del Club Deportivo Crucianos, ya que, cómo recuerdan sus actua-les dirigentes, inspirados en una definición del primer tesorero, Tomás Scouller, el nombre del club debía representar su propia iden-tidad, fue así como el protesorero, Rolando Reveco, propuso el nom-bre de “Club Deportivo Los Crucianos”, que el 22 de julio de 1945 nació para la práctica del fútbol, pero también para expandir-se a otras ramas deportivas como el tenis de mesa y el basquetbol.
Los Cru Cru Cru, como también se les conoce, recuerdan una épo-ca de gloria entre 1960 y 1970, ya que en aquellos años su plantilla de
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jugadores era reconocida como de las mejores de la comuna de Valpa-raíso y también de la Región. Además, su atuendo no pasaba inadver-tido ya que su vestimenta era de seda, gracias al regalo que desde el extranjero hizo por aquellos años, uno de sus socios más entusiastas.
Los Crucianos han reconocido en calidad de honorarios a dos de sus miembros fundadores que se encuentran con vida. Se trata de Roberto Alderete Godoy, de 89 años y Juan Benz Merino de 86 años. Roberto Alderete es presidente honorario del club, mientras que Juan Benz ha sido declarado socio y dirigente honorario de la institución.
En la actualidad, los Crucianos se encuentran en una etapa de transición y ordenamiento institucional con el ánimo de recuperar el entusiasmo y la identificación de la comunidad con los Cru Cru Cru.
Argentinos Naylor
El club deportivo Argentinos Naylor, nació el año 1953 y desde aquel entonces se ha caracterizado por su garra y amor a su camiseta, que entre otros grandes triunfos los llevó a disputar la copa de campeo-nes el año 1967, en una final donde se enfrentaron a Avance Cordille-ra. El resultado final fue un estrecho 3-2, donde los celestes de Argen-tinos Naylor alzaron la apetecida Copa de Campeones en una jornada memorable que se vivió en el estadio O´Higgins del cerro San Roque.
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Club Deportivo 11 Estrellas
Según el testimonio de muchas vecinas y vecinos del cerro La Cruz, el año 1980 se celebró en el sector el festival más memorable del que se tenga recuerdo en el cerro La Cruz, todo gracias a la organización y el compro-miso de los dirigentes y jugadores del mítico club deportivo 11 Estrellas.
Los Lilas u Once Once como también son llamados, nacie-ron el 31 de octubre de 1956 y se impusieron como objetivo prin-cipal, reunir a quienes habitaban en los extremos del cerro La Cruz, en torno al deporte en un ambiente familiar y de camaradería.
Por esta razón, el club 11 Estrellas nunca limitó su accionar a la acti-vidad meramente deportiva, ya que siempre han estado disponibles para el desarrollo comunitario expresado en trabajos sociales y operativos, manteniendo una política de puertas abiertas a las organizaciones sin fines de lucro que tengan como misión el desarrollo integral de la comunidad.
El Comité Patriótico
Una mención honrosa merece en este relato, el primer esfuerzo de organización comunitaria del cerro La Cruz, representado en el Comité Patriótico fundado en 1928. Este comité se convirtió en un verdadero
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motor comunitario que organizó a los vecinos para ir regularizando sus terrenos, construir sus viviendas y luchó para conseguir alcantarillado y pavimentación de calles. Además, según el recuerdo de las vecinas y veci-nos del cerro La Cruz, el Comité Patriótico exhibía películas en el retén de carabineros del cerro, que para esos efectos se convertía en una improvi-sada sala de cine. Con el paso del tiempo, el comité Patriótico se constitu-yó en uno de los tantos clubes deportivos que vitalizaron al cerro La Cruz.
Así como existen clubes deportivos que durante años han vita-lizado el tejido social del cerro La Cruz, también hay otras institu-ciones comunitarias que colaboran en la organización de los vecinos.
En la actualidad se mantienen vigentes el Centro de Madres 11 Estre-llas, el Centro de Madres Igualdad de la mujer y el Centro de Madres El Vergel.
A ellos se suman varias juntas de vecinos repartidas en diver-sos sectores del cerro: la Junta de Vecinos número 15-A, Villa el Vergel; la Junta de Vecinos número 156 de El Vergel Alto y la Jun-ta de Vecinos número 18, Tiro al Blanco. Serán precisamente estas organizaciones las que deberán hacer frente a una de las catás-
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El club deportivo Argentinos Naylor ReinaguraciónFuente: http://www.quintadeportes.cl/se-volvio-a-levantar-el-club-deportivo-argentinos-
naylor-del-cerro-la-cruz/
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Foto segunda y primera campeones 2011Fuente: Facebook Club Deportivo Argentinos Naylor
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Club deportivo Cerro la CruzFuente: https://www.facebook.com/deportivo.cerrolacruz
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Club deportivo Cerro la CruzFuente: https://www.facebook.com/deportivo.cerrolacruz
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trofes más grandes en la historia del cerro La Cruz y de Chile.
El incendio de 2014
“Detén tus escaleras un instante
para alcanzar tu rostro,
después será el vértigo o el humo,
hoy quédate en reposo”
Sara Vial
A las 4 de la tarde con 40 minutos del sábado 12 de abril de 2014, las alarmas del cuerpo de bomberos de Valparaíso dieron la alerta de una emergencia en desarrollo en la parte alta de los cerros de Valparaíso.
La frialdad de las números intenta resumir el tamaño de la catástrofe: 15 personas fallecidas, 500 heridos, 2900 vivien-das destruidas y 12.500 damnificados en una extensión territo-
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Cancha de la Asociación de futbol Pedro Aguirre Cerda de la CruzFuente: Marcelo Díaz Espinoza - Comunicador Audiovisual y Gestor Cultural
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rial que incluyó a los cerros La Cruz, Mariposas, Monjas, El Litre, Las Cañas, Merced, La Virgen, Santa Elena, Ramaditas y Rocuant.
Durante varios días los servicios de emergencia trabajaron para controlar el siniestro, pero las estrechas calles que una vez impidie-ron la llegada de las micros también dificultaron el acceso a los carros de bomberos. Además, las basuras acumuladas en las quebradas sir-vieron como combustible para alimentar la voracidad de las llamas.
Ese día 12 abril de 2014 cambiaron muchas cosas en el cerro La Cruz, no sólo desde el punto de vista material, sino que más aún des-de el punto de vista social porque en un lugar que se fue construyendo a partir de clanes familiares, muchas de estas mismas familias debie-ron reubicarse en otras zonas, interrumpiéndose de esta forma el vín-culo cotidiano. Durante mucho tiempo se dejaron de ver niños en el cerro, al menos en la época inmediatamente posterior a la emergencia.
“Hubo gente que no se quiso ir, pero la mayoría de la
gente emigró del cerro. Ha llegado gente, pero más de la
mitad se fue, de los que fueron parte de esta vida, emigró…
Mucho tiempo de soledad, tú ves ahora todo construido,
pero las casas deben llevar 4 o 5 meses, la gente se demoró
en construir. Tú salías y esto era desolación, ya no tenías al
vecino. Uno se juntaba mucho en la calle a conversar, en las
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esquinas, eso ya no se ve por lo mismo, porque a pesar del
tiempo la gente está aún preocupada de seguir recuperan-
do lo que tenían, entonces cuesta volver a tener la vida que
uno tenía antes. Ahora cada vez que suena una bomba, que se
siente una sirena, ya todos sabemos dónde vive cada uno.”33
“… ahora uno se da cuenta la manera en que la gente
vive, en mi casa somos 6. En muchos terrenos vivían 6, 7
o más familiares, entonces hoy día cada uno de ellos salió
con su subsidio, con su solución habitacional, entonces
ahí te das cuenta que había más gente de la que pensabas,
pese a que compartías todos los días con ellos. De repente
vivían 15 en una casa, pero uno tiene la concepción de una
casa, cambió mucho esto, hubo vecinos con quiénes nunca
hablaste y después de esto les prestaste la ducha o la luz”.34
Dibujando un nuevo rostro
Toda la actividad comunitaria se vio de una u otra forma sus-pendida durante meses para enfrentar la reconstrucción del barrio y las viviendas. Pero fueron fundamentales para recomponer el espí-ritu, las organizaciones comunitarias del cerro La Cruz, pese a que varias de ellas también perdieron sus sedes y el patrimonio con-quistado durante años, como fue el caso de los clubes Argenti-
33 Basaure Silva, Jenny
34 Lastra, Jhon
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nos Naylor y Once Estrellas, pese a lo cual dispusieron sus canchas como lugar de acopio de las donaciones que llegaron tras el siniestro.
Fue la solidaridad expresada de diversas maneras la que cola-boró en revertir la tendencia al individualismo que caracteriza a nuestra época. La magnitud de la pérdida tras el incendio obli-gó a restaurar lazos y a recuperar el sentido de cuerpo de las comu-nidades que entendieron de manera oportuna la necesidad de actuar en unidad para movilizar la acción de los aparatos del Estado y tam-bién de privados que se comprometieron de diversas maneras.
“Antes del incendio quién iba a pensar que íbamos
a tener barandas en las escaleras, o que iban a pavi-
mentar la calle. Años ahí con el hoyo, entonces tuvo que
pasar todo esto como para que lo arreglaran. Quizás aho-
ra tenemos un mejor estándar de vida, pero a qué cos-
to, económico, social, físico, mental y en todo sentido”35
“El expresidente de la ANFP nos trajo equipamiento
deportivo para los 8 clubes en todas categorías, cada uno se
llevó 4 equipos deportivos, más una cantidad de balones... Se
quemaron 4 clubes, pero hubo muchos otros que se vieron afec-
tados con los equipos deportivos, hubo muchas pérdidas”.36 35 Lastra, John
36 Basaure Silva, Jenny
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Según el dirigente Jhon Lastra, la comuni-dad ha vuelto a conectarse en los espacios tradiciona-les de encuentro, como son los clubes deportivos del cerro.
“El vecino salió nuevamente a la calle. Se juntó de nue-
vo, la misma necesidad, la misma precariedad, lo que haya
sido, lo logró juntar y sacarlo a la calle. Mucha gente vol-
vió a su organización, que no sólo son los clubes depor-
tivos… La gente salió a los clubes deportivos, encontró
en el futbol una distracción, ganas de distraerse enton-
ces súper bueno mientras nos íbamos reconstruyendo”. 37
Está escrito que todo tiene su tiempo y todo tiene su hora y es así también en las calles y vecindarios del cerro La Cruz, donde se van com-pletando las tareas de reconstrucción y se proyectan mejoras habitacio-nales como las del conjunto habitacional Elberg que ha acogido a familias del cerro afectadas por el incendio; o nuevas vías de conectividad como la arteria que conectará al cerro con el camino La Pólvora de manera directa.
Pero mientras esas obras ocurren es válida la pregunta de cómo es el cerro con el que sueñan sus habitantes, pregunta que responde con acordes de guitarra el cantautor del cerro La Cruz, Daniel Valdés
“Que es un cerro tranquilo, que es un cerro unido, que es
37 Lastra, John
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un cerro que tiene actividad social, que es un cerro que tiene
conexión entre los vecinos, a través de sus juntas de vecinos,
que es un cerro amable, que es un cerro seguro, que yo creo
que eso se puede… a mí me encantaría que así fuese la figu-
ra del cerro La Cruz… un cerro tranquilo, bonito, turístico,
aprovechar cada rincón, aprovechando la vista que tiene”.38
38 Valdés, Daniel. Entrevista 12 de septiembre de 2017.
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Visita Príncipe Harry afectados por incendio 2014Fuente : https://www.flickr.com/photos/ukinchile/
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Visita Príncipe Harry afectados por incendio 2014Fuente : https://www.flickr.com/photos/ukinchile/
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CERRO EL LITRECERRO EL LITRE
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Cerro El Litre
“En mis primeros años yo quise descubrir,
la historia de tus cerros jugando al volantín,
como las mariposas que vuelan entre las rosas,
yo recorrí tus cerros hasta el último confín…”
Valparaíso, Victor Acosta.
Los primeros habitantes del Cerro del Litre como era llamado antiguamente este cerro de Valparaíso, son principalmente familias de inmigrantes italianos, que establecieron sus residencias y nego-cios en las faldas del cerro y en las cercanías del barrio El Almen-dral, a fines del siglo Diecinueve y a principios del siglo Veinte.
Según el vecino y comerciante Juan González, el cerro El Litre era una porción territorial que se extendía entre los fundos El Pajonal y Las Cañas.
“Le puedo decir que el cerro El Litre original-
mente fue una porción de los fundos El Pajonal y
Las Cañas los cuales eran parte de los cerros de Val-
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paraíso que se ubicaban al sur de El Almendral”.1
El cerro, le debe su nombre a un arbusto que crecía en abun-dancia en esta zona y al que los pueblos originarios llamaron Litre, nombre que se ha castellanizado y que corresponde a una plan-ta a cuyo contacto se genera una reacción alérgica que se manifiesta en sarpullidos y urticaria. Su madera, dura y con un hermoso vetea-do, era utilizada para hacer objetos pequeños como estribos, rayos y otras partes de ruedas. Y además para fabricar masas y estructu-ras de carretas, instrumentos de labranza y partes de embarcaciones.
Entre los italianos, precursores del poblamiento del cerro El Litre en los albores del siglo Veinte, se menciona a las familias San-guinetti, Paiggio, Pizzorno y Napoli, estos últimos, según el recuer-do de algunos vecinos eran, considerados los dueños del cerro.
“Lo que hoy se conoce con el nombre de cerro El Litre
fue antiguamente, es decir, en décadas pasadas, un sector
de casas-quinta y en donde la gente transitaba en burros y
caballos. Había muchos extranjeros, destacando los italianos
como los Napoli –que eran considerados los dueños del cerro-
y los Sanguinetti, familias que con el correr del tiempo fueron
dando el nombre a algunas calles del sector. Otras de las fami-
lias de importancia al interior del cerro fueron los Piaggio y
1 González Goda, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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los Pizzorno. Se trataba de inmigrantes italianos que estaban
dedicados al comercio, eran dueños de grandes emporios, sien-
do conocido y – posteriormente- recordado en la vida y desa-
rrollo del cerro el comerciante italiano Nicolás Pizzorno.”2
No fueron estos los único inmigrantes italianos que se establecieron en el cerro, también lo hicieron otras fami-lias las que desde el cerro El Litre proyectaron sus activi-dades comerciales y empresariales hacia otros puntos de
Valparaíso, Viña del Mar y la zona interior de la Región, tal como sostiene la vecina Yolanda Morales, quien además añade que muchas de estas familias italianas llegaron a Valparaíso huyendo de las dos grandes guerras del siglo Veinte, o eran enviados como castigo a estas latitudes, replicando los oficios que desempeñaron en los barcos que los trajeron al puerto luego en su vida como ciudadanos de Valparaíso.
“… las familias de italianos pobres constituyeron un
ejemplo de vida dedicada a los negocios y –en especial- al
comercio de abarrotes, a la fabricación y venta de masas y
pastas, así como también a establecer en El Almendral y en el
Barrio Puerto algunas panaderías, botillerías, peluquerías,
ferreterías, mercerías y tiendas de calzado. Inicialmente,
algunas familias de inmigrantes italianos llegaron al sector
2 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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del cerro Toro en Valparaíso para luego de conocer la ciu-
dad y su entorno diseminarse por otros cerros, establecerse
en Viña del Mar o bien dar inicio a una nueva vida en loca-
lidades del valle de Marga-Marga como ocurrió en Quilpué,
Villa Alemana y Limache… También se dio la situación de que
muchos italianos llegaron a Chile como una forma de casti-
go otorgada por los propios padres y con la particularidad
de que debían trasladarse desde Europa hasta América en el
propio barco de la familia, en el cual como forma de cance-
lar el pasaje se les imponía la obligación de ejecutar trabajos
domésticos y actividades de servicios en beneficio de la tri-
pulación, de los pasajeros o bien de la carga que transporta-
ba la nave. Es así como muchos italianos que viajaron hacia
América del Sur y llegaron al puerto de Valparaíso lo hicie-
ron desempeñándose como cocineros, panaderos o mayor-
domos a bordo de algún buque mercante que –en ocasiones-
pertenecía a la propia familia en Europa. Los inmigrantes
italianos en Valparaíso se mezclaron con franceses, turcos,
porteños y viñamarinos. Los apellidos que predominaron en
el área del cerro El Litre y en su entorno fueron Schiaffino,
Norero y Peragallo... En el caso de la familia Schiaffino, es
necesario señalar que tuvieron fábrica de puros en el cerro
Barón. También tuvieron pulperías que poseían de todo para
la venta: géneros, muebles, en fin, de un cuánto hay de cosas.
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En la Región de Valparaíso, los italianos que habían llega-
do a esta parte de Chile en calidad de castigados por parte
de sus propias familias y parientes, se puede decir que tran-
sitaron entre el cerro Toro y el cerro Barón, alcanzando
hasta Villa Alemana –en el interior- en un primer momen-
to. Luego, algunos migraron hacia ciudades del interior del
valle del Aconcagua como Quillota, La Calera y Los Andes.”3
No sólo italianos comenzaron desde muy temprano a dibujar el mapa social, económico y cultural del cerro El Litre; también se ave-cindaron en el sector familias españolas como los Espinoza y árabes, como la familia Salomé, según rescata la señora Yolanda Morales.
“También hubo españoles que eran dueños de baza-
res en el Puerto y en calle Independencia, y entre estos
inmigrantes europeos los antiguos habitantes del cerro
El Litre recuerdan a una familia de apellido Espinoza…
mientras que de las familias árabes de mayor renom-
bre en este sector de la ciudad estuvieron los Salomé.”4
Desde el principio, los inmigrantes impusieron al cerro un fuerte énfasis residencial, pero también comercial, establecien-
3 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
2010.
4 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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Vista panorámica Cerro El LitreFotografía por Oscar Pizarro
Fuente: https://www.flickr.com/photos/volando_por_valpito/
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Vista panorámica Cerro El LitreFotografía por Oscar Pizarro
Fuente: https://www.flickr.com/photos/volando_por_valpito/
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Sociedad de Inmigrantes Italianos Valparaíso 1960Fuente: www.memoriachilena.cl
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do negocios y almacenes que además de ser puntos de abasteci-miento inmediato de necesidades de primera mano, también se constituyeron en espacios de encuentro e interacción vecinal.
Los negocios y almacenes se instalaron en las mismas resi-dencias de los comerciantes, especialmente los italianos, quie-nes por lo general destinaban el segundo piso para la vivienda, mientras que en el primer piso, se dejaba un amplio espacio para el desarrollo de la actividad comercial, incluso desde los inicios del poblamiento del cerro El Litre en la primera década de 1900.
“… hacia el año 1900, las casas de la ciudad ya se
hacían con un fin comercial, destinándose el primer piso
para negocio y el segundo para residencia. También le
puedo decir que un rubro importante que se desarrolló en
esta parte de Valparaíso fue el negocio de las mueblerías y
dentro de esta actividad me viene a la memoria el recuer-
do de otra familia de inmigrantes italianos: los Canepa”5
En este mismo sentido, el vecino y comerciante del cerro El Litre, Juan González Goda, propietario del almacén La Paloma, recuerda el negocio Farfán, emplazado en una típica casa antigua construida por inmigran-tes europeos y que impactaba por sus grandes estanterías de Pino Oregón.
5 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
VISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul. 2010.
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“Recuerdo que este lugar… fue un sector de quintas que
básicamente eran de propiedad de los inmigrantes europeos
que habían llegado a Valparaíso a finales del siglo diecinue-
ve y después de la Primera y Segunda Guerra Mundial. En
este sector de la Subida El Litre, casi al lado del almacén
La Paloma, estuvo el negocio Farfán, lugar donde el rasgo
sobresaliente eran las estanterías de Pino Oregón; me acuer-
do de tablas gigantescas que deben haber sido parte de un
árbol de por lo menos tres metros de ancho. Incluso hoy en día,
pese a que esta vivienda está cerrada y desocupada por sus due-
ños aún conserva en su interior las estanterías de Pino Oregón”6
El lavado ajeno y otros oficios
Vendedores de zapatos, mueblistas, comerciantes, entre otras actividades, fueron las que desarrollaron los vecinos inmigrantes del cerro El Litre; mientras que los connacionales que migraron a esta ciudad desde regiones, motivados por el auge portuario e indus-trial de Valparaíso, desarrollaron diversas tareas y oficios que marca-ron la identidad del cerro El Litre y dieron vida a una serie de perso-najes típicos y tradicionales, muchos de los cuales dejaron de existir.
6 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
VISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul. 2010.
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Entre los oficios tradicionales que eran desarrollados por las muje-res del cerro, destacan el de lavado ajeno y según comentan los veci-nos más antiguos, en una época donde no había movilización, era nor-mal ver mujeres cargando su atados de ropa recién lavada y planchada, caminando a pie desde El Litre hasta Viña del Mar para entregar su mandado y contribuir así, al muchas veces escaso presupuesto familiar.
“En el pasado el cerro estaba poblado por médicos, aboga-
dos y profesores pero también había personas que prestaban
servicios de lavandería. Se lavaba el ajeno y dentro de este ofi-
cio se utilizaban elementos característicos como –por ejemplo-
un palo de escoba, leña y planchas de carbón… perteneciente
al cerro El Litre hubo varias generaciones que participaban
de este trabajo a partir de los primeros años del siglo veinte.
En suma, las mujeres se dedicaban al lavado y al planchado,
efectuando las entregas de los pedidos en los propios domici-
lios de los clientes, muchos de los cuales eran españoles e ita-
lianos que se habían radicado en Valparaíso y que ya forma-
ban parte del paisaje del propio cerro, de El Almendral o bien
de la actividad comercial que se vivía en el Barrio Puerto”.7
“… mi mamá hacia lavado y se iba a pie hasta allá
hasta Viña con los sacos, porque no había micro, no había 7 Arancibia, Morales, Sara. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE”
Y “BELLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo
Paul. 2010.
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nada, las personas que tenían burrito esas se mantenían
con burritos, pero las personas que no tenían burrito tenían
que llevarse los sacos así no más, en el hombro, eso hacía
mi mami hasta Viña, iba con toda su ropa para allá, por-
que antiguamente la ropa se lavaba, se hervía todo lo blan-
co o de distinto colores, entonces uno también quedó con
esa de lavar así, porque me enseñaron así, entonces es dis-
tinto a ahora como se lava, porque ahora se lava en lava-
dora, antes todo escobillaba, escobillaba, escobillaba”.
8La señora María Moreno, al rememorar la esforzada activi-dad de su madre, menciona el transporte en burros que se hacían tan típicamente en este y otros cerros de Valparaíso, cuando las calles eran todas de tierra y los burreros cumplían una gran labor en ayudar con el transporte de las cargas más pesadas, algo que reafirma el joven dirigente deportivo de El Litre, Brian Olivares.
“Mi abuela paterna, ella me contaba de que antiguamen-
te, cuando ella era chica todavía obviamente no habían colec-
tivos ni movilización por el hecho de que las calles no estaban
pavimentadas… entonces ellos prácticamente todo lo compra-
ban cerca de la avenida Francia, así que en la avenida Fran-
cia compraban las cosas, después subían caminando hacia
el ascensor y del ascensor se bajaban y subían caminando
hacia a este sector o también, mi abuelo paterno me contaba
8 Moreno, María. Entrevista. Septiembre 2017.
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que se usaban animales, como burros, caballos y esas cosas”9
Pero la labor de transporte no era la única que cumplían los burre-ros, ya que también asumían una labor alimenticia, cuando por todo el cerro ofrecían la famosa leche de burra y sus místicas propiedades, que era extraída en el instante mismo de la oferta y que contribuía a inmu-nizar el cuerpo para afrontar las enfermedades propias del invierno.
“… de la leche de la burra, había un caballero antigua-
mente, el caballero ese siempre andaba con dos burras y pasa-
ba por toda esta parte de aquí vendiendo leche de burra”10
En la actualidad es posible encontrar todavía al vendedor de leche de burra, al menos en dos lugares específicos cercanos al cerro El Litre: la feria de Avenida Argentina y en las afueras del hospital Carlos Van Buren.
“…el vendedor de leche de burra –el que hoy
en día se lo ubica en las afueras del Hospital Car-
los Van Buren (en Colón con San Ignacio) y también
en la feria de los cachureos (en avenida Argentina con
calle Independencia) durante los fines de semana…”11
9 Olivares, Brian. Entrevista. Septiembre 2017.
10 Moreno, María. Entrevista. Septiembre 2017.
11 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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Burrero en Valparaíso Siglo XXFuente: Renzo Vaccarezza – Twitter: @RenzoVaccarezza
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Vendedor de PanFuente: www.memoriachilena.cl
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Y así como circulaba por las calles y escaleras del cerro el burre-ro con su carga láctea, también circulaba el afilador de cuchillos, otro personaje típico que muy esporádicamente aparece por los recovecos del cerro, desafiando la cultura popular de las nuevas generaciones.
“… el afilador de cuchillo, que la otra vez me llamó
mucho la atención y le dije a mi hijo ‘¡uh!, mira un afila-
dor de cuchillo’, ¿pero mami qué es lo que eso?’, porque no
sabía que lo que era, yo digo ‘un afilador de cuchillo cuan-
do andaba, por ser antiguamente, porque eso se veía, cuan-
do por ser las personas antiguamente, no tenían como para
afilar cuchillo, pasaba un caballero, uno ya sabía ya que
pasaba el caballero y el caballero nos afilaba los cuchillos’”
Otro oficio que era muy propio del cerro El Litre, era el del hoja-latero, una actividad que fue traspasada generación a generación y que desde este cerro servía a las necesidades de otros puntos de Valparaíso.
“Otro oficio que se reconocía al interior de este cerro
de Valparaíso era el de hojalatero, el cual se trasmitía de
padres a hijos y satisfacía las necesidades de los habi-
tantes de otros cerros de la ciudad y los requerimien-
tos que en ocasiones aparecían en el puerto y en el Plan”12
12 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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Desde el punto de vista geográfico, el cerro también se con-virtió en una fuente de recursos que los vecinos supieron aprove-char, especialmente en la primera mitad del siglo Veinte, cuando el avance urbanístico y poblacional tenía un desarrollo primario y abundaban las chacras y el bosque predominaba en la parte alta.
“Asimismo se articuló como una fuente de recursos
intensificándose la caza de conejos, y apareciendo nuevas
actividades económicas que explotaban los nuevos recur-
sos disponibles del cerro facilitando la subsistencia de los
vecinos. Entre estas nuevas actividades se destacan la cons-
trucción de hornos. A través de ellos se obtuvo nuevos pro-
ductos de la madera y la tierra. Con la primera, que era
extraída de los bosques de las cotas superiores, se genera-
ba carbón. A su vez, con la tierra se hacían ladrillos. Por
otro lado, durante el proceso de ocupación de los nuevos
sitios se dieron prácticas ganaderas. Por aquellos años,
algunos vecinos comenzaron a tener animales que proveían
de carne, huevo y leche a sus familias y también les daban
un sustento para la venta e intercambio de estos bienes”.13
“Además, algunos habitantes del cerro así como también
una congregación de monjas se dedicaban a la venta de leche
de vaca, mantequilla y huevos frescos durante el período com-
13 “Breves memorias del cerro El Litre”. 2017.
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prendido entre la década de 1930 y 1950. Sin embargo, con ante-
rioridad al establecimiento de órdenes religiosas católicas en
este y otros cerros del puerto de Valparaíso, destacó dentro de
la vida social del cerro El Litre la figura y personalidad de un
inmigrante italiano llamado Aldo Alfaro quien fue conocido
por muchas familias de la época por poseer un singular nego-
cio de venta de verduras en el sector del Mercado Puerto.”14
“Lo mismo ocurrió con el vendedor de huevos, el que
debió su actividad a la demanda generada por los propios
vecinos, por la población del sector, y – en particular- a
los gallineros que existían al interior de las casas quin-
tas de la Subida de Los Burros y a la presencia de algunas
chacras y sitios de crianza de vacunos, caballos, porcinos,
asnos, pavos, conejos, patos y pollos que desde la déca-
da de 1920 se habían generado en forma espontánea en
lugares vecinos como la Quebrada de Jaime, el cerro Pajo-
nal, el cerro La Cruz y el cerro Las Cañas, entre otros”.15
14 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
2010.
15 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
VISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul. 2010.
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Lavanderas 1900Fuente: www.memoriachilena.cl
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Don Eulogio, El Motemei
En el patrimonio inmaterial del cerro El Litre, además de estos singulares oficios, existieron también personajes que lle-naron de vida y color los días de antaño de muchas generacio-nes que nacieron y/o se criaron en los faldeos y quebradas del lugar.
Uno de ellos es el famoso Motemei, El Motero, que duran-te los días de invierno voceaba por las calles, pasajes y quebra-das de este y otros cerros, la venta de su producto, el mote de maíz, grito a voz en cuello que de tanto repetirse fue derivando en motemei, definiendo sin distinción al vendedor y su producto.
“… el motemey es una figura de antaño, característica de
algunos cerros de Valparaíso, pues vende su producto en época
de invierno y antiguamente pasaba por las calles llevando el
mote en un canasto, con un vestuario que incluía pañuelo, pon-
cho, botas, más una lámpara; al anochecer se escuchaba en las
principales calles del cerro motemey, calientito el motemey…”16
La vecina Berta Acevedo tuvo el privilegio de cono-cer de cerca al Motero y el rito que significaba la preparación de su brebaje, ya que su abuelo, Don Eulogio, es uno de los últi-mos vendedores de motemei que conoció el Cerro El Litre.
16 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
VISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul. 2010.
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“Mi abuelo Eulogio hacía el motemei y cuando hacía el
motemei lo salía a vender y salían un montón de chiquillos
corriendo detrás de él. Y al encuentro de más arriba las per-
sonas esperaban al Motero. El recuerdo que tengo más bello
es que cuando mi abuelito hacía motemei era en época de
invierno y se hacía un tremendo fuego en el patio y llegaban
hartos vecinos, a tomar, y hacían causeos y comían y una vez
que terminaban de preparar -porque era todo una prepara-
ción antes del motemei- entonces todos los vecinos comían
causeíto y después mi abuelito salía a vender motemei”.17
El mismo don Eulogio, subía al cerro y se internaba en el bosque con grupos de jóvenes a los que les enseñaba técnicas de superviven-cia, a reconocer las plantas, a cazar conejos, convirtiéndose en un ver-dadero profesor de varias generaciones que lo recuerdan subiendo con sus perros y grupos de hasta 20 niños y jóvenes a lugares como Laguna Verde, donde tomaban té en choqueros, según recuerda su nieta Berta.
Cuando Eulogio murió el velorio se desarrolló en la sede del club deportivo El Litre, una instancia donde los vecinos del cerro lo acompañaron masivamente en su último adiós.18
17 Acevedo, Berta. Focus Group. 24 de agosto de 2017
18 Acevedo, Berta. Focus Group. 25 de agosto de 2017.
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Motemei - Don Carlos MartínezFuente: Museo de Historia Natural de Valparaíso
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Había otro vecino, el señor Carreño, que se caracteriza-ba de viuda para la fiesta de Judas y recorría los cerros de Valparaí-so contando su discurso en esta fiesta tradicional de Semana Santa.
Un grupo de vecinas, recuerdan también al Chochito, un borra-chito que hacía los mandados y bajaba a toda velocidad por las que-bradas del cerro El Litre para llegar al plan y cumplir su cometido.
“Teníamos un borrachito aquí Chochito. Chochito, anda-
ba todo el día curado, despertaba y su desayuno era copete.
Chuchito iba a comprar y bajaba y todos expectantes de que
Chochito iba a caer a un hoyo y bajaba por Santa Teresa súper
rápido, pero no le achuntaba a ningún hoyo. Los chicos corrien-
do caían a los hoyos pero Chochito nunca cayó a un hoyo.”19
También se recuerda a la Señora Dora, una vecina, la Machi, que quebraba el empacho y mezclaba elementos de la religión evan-gélica con el conocimiento de hierbas y el uso de la cruz de par-que, elementos de un ritual muy propio del sincretismo chileno, que se aplicaba para santiguar niños y espantar malos espíritus.
19 Focus Group.
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Desarrollo Urbano
“Si caminamos todas las escaleras de
Valparaíso habremos dado la vuelta al mundo”
Confieso que he vivido. Pablo Neruda
Entre las diversas actividades y oficios que se ejercieron en el cerro El Litre, hay una en particular que está ligada de manera directa al desa-rrollo urbano del sector, ya que como rememoran las vecinas y vecinos del cerro, en la quebrada que establece el límite entre Las Cañas y El Litre, había una cantera de donde se extraía un tipo de piedra que fue utilizada para la edificación de las primeras viviendas que se levantaron en este lugar, las que como señala Juan González, eran construidas pr
incipalmente en adobe y madera.
“… recuerdo que en las casas antiguas de esta parte de
Valparaíso predominaba la construcción en adobe así como
también el uso de la madera (que le da el esqueleto) y el yeso.
Afuera de las casas había un mortero, que era una mezcla de
arena con cemento. También se usó cemento que se extraía
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de una piedra muy blanda, tipo caliza, la cual se molía hasta
dejarla convertida en polvo. Es muy probable que estas pie-
dras se sacaran de la cantera que existía en el cerro Pajonal”.20
Según afirma la señora Yolanda Morales, dicha cantera se convir-tió con el paso del tiempo en un crematorio de basura, en cuyas már-genes se desarrolló el poblamiento del sector bajo del cerro El Litre.
“En el límite de los cerros El Litre y Las Cañas pri-
mero existió una cantera, luego se estableció allí un
crematorio de basura y, posteriormente, junto a la
existencia de este recinto se experimentó un sistemá-
tico aumento de la población urbana residente desde
el pie del cerro y hacia las partes altas de la ciudad”21
Y en la parte alta del cerro El Litre, sobre el eje natu-ral que representa el Camino Cintura, se establecieron las fami-lias italianas que construyeron chalets y palacetes, en los que además se dedicaron al cultivo de diversas plantaciones.
20 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
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21 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
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Desde acá los migrantes italianos y españoles avecinda-dos en el cerro El Litre, bajaban al plan de Valparaíso, don-de tenían presencia predominante las colonias inglesa y alemana.
“Asimismo, dentro del proceso de poblamiento de este sec-
tor de Valparaíso jugó un rol preponderante la colonia de ita-
lianos residentes pues ellos se establecieron en el cerro desde
un primer momento y desde allí bajaban a trabajar al Plan,
lugar donde estaban concentrados los alemanes y los ingleses,
además de los propios porteños y de personas provenientes de
otras regiones del país. A modo de ejemplo se puede mencio-
nar que la colonia italiana residente en El Litre se encarnaba
en varias familias de pequeños y emprendedores comercian-
tes, una de las cuales residía en el chalet Los Lirios, sólida cons-
trucción levantada entre la década de los años 1940 y 1950.”22
“En el eje del camino y sobre él se ubicaban algunos Cha-
lets y palacetes de familias migrantes europeas (italianas y
españoles principalmente) que eran propietarias de planta-
ciones arbóreas sobre el eje del camino de cintura. Estas plan-
taciones configuraban bosques de especies introducidas como
el eucalipto y conservaban especies nativas como el Litre”. 23
22 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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23 “Breves memorias del cerro El Litre”. 2017.
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Vista Panoramica Cerro El LitreFuente: Recuperación de la memoria barrial del Cerro El Litre, Valparaíso.
Programa “Quiero mi barrio” MINVU e I.M de Valparaíso 2016Documental realizado por Audiovisual Chile Producciones
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Chalet Siglo XXFuente : www.memoriachilena.cl
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Y mientras en la parte baja predominaron las residencias de las familias europeas, en un espacio adyacente y sobre la cota del Camino de Cintura se instalaron las familias de menos recursos, que se movían desde otros cerros o se trasladaron desde regiones, con la esperanza de encontrar trabajo -precario la mayoría de las veces- en esta ciudad puerto, instalándose en terrenos regularizados, a diferencia de lo que ocurría en otros cerros de Valparaíso, donde las tomas fueron la tónica permanente.
Y en la amalgama de estilos de vida y cultura que se conjugaban en el cerro El Litre, evidentemente en la cotidianeidad se generaron roces y tensiones que los límites establecidos por líneas imaginarias entre un sector y otro, entre una clase social y otra, no pudieron impedir.
“En el caso de los italianos que llegaron al cerro, éstos se
establecieron cerca del Camino Cintura y –desde un primer
momento- llamaron la atención de los vecinos del lugar por
algunos de sus malos hábitos y costumbres como era el hecho
de tirar aguas servidas desde las ventanas hacia la calle”.24
Ya hacia 1940 las familias de inmigrantes italianos y españoles comenzaron a abandonar el cerro y a dejar deshabitadas sus residencias, que incluían amplias áreas verdes las que eran celosamente resguarda-das por los guardias de los predios. De esta forma y ante la ausencia de cuidadores, los vecinos de menos recursos pudieron acceder a zonas del
24 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
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bosque, donde la presencia de embalses y pozos de agua se convertían en piscinas naturales para el disfrute de niños y jóvenes en época estival.
“En estas zonas verdes había algunos embalses natu-
rales y otros hechos por los propios lugareños. Era habitual
que las familias bajo el camino de cintura pasearan en los
bosques. Grupalmente hacían visitas a los embalses y los
niños se bañaban, mientras los adultos salían a cazar cone-
jos y recolectar hierbas para hacer té o moras para comer”.25
Pero los vecinos y las vecinas especialmente, recuerdan que las subi-das a la parte alta del cerro no eran sólo con fines de entretenimiento, sino que tenían un carácter más permanente y cotidiano a propósito de que en otras épocas, sin conexión de agua potable domiciliaria, la única opción que había para abastecerse del vital elemento, era a través de vertientes que emergían de manera espontánea en las quebradas del cerro El Litre.
Las mujeres iban temprano a la vertiente para tener agua con la que preparar el desayuno y hacían filas para acceder al pozo. Dicho proce-dimiento lo repetían también al mediodía para cocinar el almuerzo y así diariamente, en un rito social que más de alguna vez generó conflictos porque no faltaban “los colados” que no respetaban fila, lo cual provocaba reclamos de aquellos que figuraban más atrás en el orden establecido.26
25 “Breves memorias del cerro El Litre”. 2017.
26 26 Focus Group. 24 de agosto de 2017.
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Incluso, las vecinas y vecinos recuerdan que los habitantes de los sectores más modestos del cerro El Litre eran conocidos como los topos, por su permanente afición a construir pozos en los fondos de quebrada para conseguir agua, o inversamente, para habilitar pozones para el baño, en los cuales matar el tiempo en la temporada de verano.
Así, la vida de los pobladores se va construyendo a pulso en las que-bradas, ese espacio geográfico que entre cerro y cerro, con dueños o sin ellos, se convirtió en la única opción de vivienda en un período donde arre-ciaba la pobreza y las soluciones habitacionales eran un déficit estructural en las políticas públicas de diferentes gobiernos a lo largo del siglo pasado.
“Las tomas de terrenos en Valparaíso han sido la forma
principal de generación del hábitat informal y por medio del
cual la ciudad ha crecido y se ha consolidado. Esta toma de
carácter familiar y/o de pequeños grupos es la que ha origi-
nado los Conjuntos Residenciales Familiares… La toma como
solución habitacional se percibe como el único recurso via-
ble para aquellas personas que no poseen otra posibilidad.
Frente a la falta de recursos económicos, deben gestionar por
sus propios medios la obtención de un lugar donde vivir. 27
27 ino Vásquez, Andrea; Ojeda Ledezma, Lautaro. “Ciudad y hábitat informal: Las tomas de terreno y la
autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso”. Revista INVI, 28(78), 109-140. 2013.
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Este proceso social, descrito por Pino y Ojeda (2013), también se veri-ficó en las tomas de terreno en el cerro El Litre, donde la migración de las familias europeas, dio paso al uso habitacional de las zonas más altas del sector, específicamente en la parte superior de la actual Avenida Alemania.
“Con el paso de los años, los antiguos propie-
tarios de los bosques abandonaron sus terrenos.
En la medida que los cuidadores abandona-
ban sus puestos de trabajo algunos de los antiguos
pobladores comenzaron a apropiarse de los terrenos
que estaban sobre la cota de la Avenida Alemania”28
Y en esta suerte de soberanía comunitaria, a los pobladores origi-nales les siguieron otros parientes que consideraron propicio estable-cer también sus viviendas en medio de las quebradas del cerro El Litre.
“… cuando yo me vine a vivir, mi hermana mayor vive
arriba, entonces como yo estaba de allegada donde mi mamá,
me dijo: ‘sabes ¿por qué no te vas allá?, allá hay un terreno que
se quemó’. Aquí había una casa, pero no estaba toda la casa
completa, había un pedazo de casa, y acá era pura zarzamora,
entonces me dijo tienes que sacar la zarzamora y le dije ya po, y
así empezamos a hacer poco a poco la casa, así llegamos aquí”29
28 “Breves memorias del cerro El Litre”. 2017.
29 Sra. Ximena. Pino Vásquez, Andrea; Ojeda Ledezma, Lautaro. “Ciudad y hábitat informal: Las tomas
de terreno y la autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso”. Revista INVI, 28(78), 109-140. 2013.
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Pero no sólo hubo tomas ilegales de terreno, ya que como los propios vecinos recuerdan, en alguna época muchos de ellos paga-ron a un funcionario de Bienes Nacionales para adjudicarse de mane-ra legal algunos sitios, lo que terminó convirtiéndose en una estafa.
“Por aquellos años, los vecinos recuerdan que el Minis-
terio de Bienes Nacionales había tomado posesión de los
terrenos sobre el camino de cintura. Es muy posible que
los terrenos fueran cedidos en comodato u otro sistema de
administración a las antiguas familias migrantes para la
explotación de plantaciones de bosques y que cuando éstos
fueron abandonando el barrio el ministerio fue retoman-
do su control sobre los terrenos. En contexto, es recordado
un funcionario de Bienes Nacionales que gestionó la venta
de sitios a los vecinos de la época. Muchos de ellos pagaron
por los terrenos sin darse cuenta que la operación no era
legal y que el funcionario realizaba estafas con el proceso.
Esto hizo que aquellos que habiendo pagado por sitios no
tenían propiedad sobre ellos decidieran por tomárselos. En
este momento, muchas de las tomas de terreno fueron rea-
lizadas por personas que no vivían en el cerro y provenían
de otros sectores de Valparaíso e incluso de la provincia lo
que constituyó una segunda ola migratoria hacia el cerro”30
30 “Breves memorias del cerro El Litre”. 2017.
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Juan Montdónico y la “ Operación Mediagua”
La historia de los pobladores del cerro El Litre, está marcada, como de costumbre en Valparaíso, por los terre-motos que azotaron a la ciudad durante el siglo Veinte.
Uno de esos terremotos, el de 1906, generó una fuer-te destrucción en el barrio El Almendral, lo que fue deter-minante para el poblamiento de los cerros aledaños.
Sin embargo, en el caso del cerro El Litre, los terremotos de 1965 y 1985 fueron determinantes para propiciar un aumento sus-tantivo de asentamientos poblacionales en las quebradas del cerro.
En 1965, según un catastro oficial elaborado por la municipa-lidad de Valparaíso, el terremoto dañó al 90% de las viviendas de la ciudad y destruyó por completo 15 mil casas. Por esta razón, el alcal-de la época, Juan Montedónico, generó una política pública en mate-ria habitacional denominada Operación Mediagua - según consigna el Diario La Unión, en su edición del 3 de abril de 1965- y que con-sistía en la entrega de una vivienda de estas características y el per-miso provisorio para instalarlas en las quebradas de los cerros.
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“Yo llegué aquí con el terremoto del 65, antes vivíamos
en una piececita que arrendábamos en el Cerro Merced, en
invierno nos llovíamos y con mi hija abríamos unas zanjas
en el piso para que el agua pasara al subterráneo, para no
tener mojada la pieza. Y luego con el terremoto quedó peor,
así que tuvimos que buscar otro lugar para vivir. El alcalde
me dijo que podía escoger el terreno que quisiera y aquí ins-
talé la mediagua, que en ese tiempo había que ir a buscar-
la a Puertas Negras. […] En realidad fue mi papá y un caba-
llero, que me instalaron la mediagua aquí, pero así para el
otro lado, con la puerta hacia el patio del terreno. Antes yo
tenía abajo un jardín, pero después mi hijo se hizo la casa”31
Luego del terremoto de 1965, vino el sismo de 1971, el terremoto mentiroso, como ha sido calificado por los habitantes del cerro, ya que aunque no generó daños estructurales de tal nivel que provocaran el colap-so de las viviendas, si generó problemas graves en las paredes internas.
Y el 3 de marzo de 1985, una vez más la tierra impuso sus argumentos con un movimiento telúrico que alcanzó una magni-tud de 7.8 grados Richter, el que además de las pérdidas de vidas humanas, desencadenó una destrucción de casi 143 mil vivien-das, provocando un déficit habitacional superior al millón de casas, uno de los mayores déficit en la historia moderna del país.
31 Señora María. Pino Vásquez, Andrea; Ojeda Ledezma, Lautaro. “Ciudad y hábitat informal: Las tomas
de terreno y la autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso”. Revista INVI, 28(78), 109-140. 2013.
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Y en estas condiciones, una vez más, las tomas de terreno en las que-bradas del cerro El Litre, fueron la única alternativa rápida que encontra-ron los habitantes de Valparaíso para enfrentar la emergencia habitacional.
“Yo llegue acá porque antes vivía en el plan y en el año
85, cuando fue el terremoto, yo quedé prácticamente en la
calle, la casa se cayó donde yo vivía […] yo arrendaba pie-
za, en esos tiempos vivía con mis dos niños mayores, sola,
porque tuve un marido que también desapareció, entonces
seguí luchando sola, trabajando; después quedé sin trabajo,
vino el terremoto, se cayó la casa y quedamos en la calle” 32
“Nosotros empezamos a arrendar a un tío allá al frente,
en el cerro Merced y después del terremoto del 85, como ella
(la esposa) estaba embarazada la vine a dejar acá, donde mi
suegro, porque yo tenía que preocuparme del taller, porque yo
tenía el taller allá abajo en la Avenida Independencia (centro
de la ciudad). Como eso se cayó, ese edificio, cuando llegue
acá ya mi suegro estaba picando (el cerro) y me dijo que me
quedara acá con mi señora para que no gastara en arriendo,
porque pagaba dos arriendos, el local y la casa. […] Él (el sue-
gro) me cedió este terreno, él está aquí como del 45 (1945), por
ahí empezaron las tomas aquí […] y yo estoy desde el año 85,
32 Sra. Lucinda. Pino Vásquez, Andrea; Ojeda Ledezma, Lautaro. “Ciudad y hábitat informal: Las tomas
de terreno y la autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso”. Revista INVI, 28(78), 109-140. 2013.
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Juan Montedónico Nápoli ( Alcalde Valparaíso 1965 – 1966)
Fuente: https://www.bcn.cl
el mismo día del terremoto”33
El callejón de los perros y la subida de los Burros
En estas condiciones de emergencia, tanto las vivien-das instaladas como los entornos donde se emplazaban estaban marcados por la precariedad de no contar con alcantarillado, ni iluminación, tampoco con calles pavimentadas; carencias que contribuyeron a generar diná-
micas organizacionales paraconseguir transformaciones urbanísticas que dignificaran la calidad de vida de los habitantes del cerro El Litre.
Uno de los temas más complejos del desarrollo urbano del cerro ha sido el tema de la conectividad y el transporte públi-co por lo empinado de sus calles y lo estrecho de sus accesos.
Antiguamente los caballares y mulares cumplieron el rol de transporte en El Litre, a tal punto que la actual subida El Litre, era
33 Don Héctor. Pino Vásquez, Andrea; Ojeda Ledezma, Lautaro. “Ciudad y hábitat informal: Las tomas
de terreno y la autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso”. Revista INVI, 28(78), 109-140. 2013.
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conocida antiguamente como la Subida Los Burros y luego la calle de Las Llantas, porque allí se instalaron neumáticos para prote-ger las casas de los desprendimientos en el cerro en días de lluvia.
“En primer lugar, es importante destacar la antigua
Calle de los burros o Las llantas ya que esta arteria repre-
sentó una vía de comunicación que conectaba al Plan de
Valparaíso con los sectores altos y escasamente habitados
de los cerros de la ciudad. Esta calle fue en sus orígenes un
sector por donde escurrían antiguas quebradas y también
el lugar donde saciaban su sed caballares y mulares, ani-
males utilizados como medio de transporte y de carga por
parte del Hombre. En resumen, la Calle de los burros fue
una vía de comunicación, transporte e intercambio socio-
cultural para los habitantes de El Litre en sus relaciones
de convivencia cotidiana con la gente que vivía o trabajaba
en El Almendral, en el Puerto o bien en otros cerros vecinos
como Las Cañas, La Cruz, Monjas, Merced y La Virgen.”34
“En el ámbito del desarrollo urbano del cerro El Litre
es importante señalar que varios sectores correspondientes
a senderos, quebradas y – posteriormente- a calles han ido
cambiando sus denominaciones a lo largo del siglo veinte.
Así, por el ejemplo, el actual Pasaje El Litre y que antes se
34 Morales, Yolanda. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BE-
LLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul.
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llamó Las Llantas ( por los neumáticos ), que tuvo por pro-
pósito proteger los desbordes del cerro con motivo de las
aguas-lluvia de los meses de otoño e invierno, fue conoci-
do originalmente con el nombre de Bajada de los Burros”.35
Otra calle muy nombrada por los vecinos es el famo-so Callejón de Los Perros que recibió este nombre según el rela-to de la comunidad, porque allí se depositaban los perros fallecidos.
También al hacer el recorrido por las calles y pasajes más reconocidos del cerro El Litre, la denominada Escala de la Muer-te, por su inmensa cantidad de peldaños y la altura que hay entre uno y otro, elementos que la convierten en todo un desafío peatonal.
“… un elemento que forma parte de la infraestructu-
ra de comunicaciones en esta parte de los cerros porte-
ños es la denominada Escala de la Muerte, la que siempre
ha presentado el problema de poseer escalones o gradas
muy altas, con el consiguiente efecto en el deterioro en la
calidad de vida de los usuarios de esta antigua escalera”36
Con estas dificultades de acceso a uno de los cerros más empinados de Valparaíso, las vecinas y vecinos manifiestan la importancia del ascensor del cerro Las Cañas, que por déca-
35 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
VISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul. 2010
36 González, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y “BELLA-
VISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo Paul. 2010
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das fue utilizado también por los vecinos del cerro El Litre.
“Mi abuela paterna, ella me contaba de que antigua-
mente, cuando ella era chica todavía obviamente no habían
colectivos ni movilización por el hecho de que las calles
no estaban pavimentadas en su totalidad y todo lo hacían
mediante el ascensor, el ascensor Las Cañas y La Cruz,
entonces ellos se transportaban con ese ascensor y prác-
ticamente todo lo compraban cerca de la avenida Fran-
cia, así que en la avenida Francia compraban las cosas,
después subían caminando hacia el ascensor y del ascen-
sor se bajaban y subían caminando hacia a este sector…”37
Asimismo, algunas vecinas recuerdan que en alguna época existió una micro, pero ese recorrido se terminó abruptamente tras un volcamiento por lo empinado de las calles del cerro El Litre.38
En la actualidad existen tres líneas de colectivos que prestan servi-cios al cerro. La línea 19 sale desde Morris en el plan de Valparaíso, sigue por Pedro Montt hasta Uruguay, enfila por la Subida EL Litre hasta Aveni-da Alemania. De allí siguen por La Fontaine, Lambecho, Ruiz Tagle hasta Elberg. Las otras líneas de colectivos son la 14 y la 117. Ambas recorren des-de calle Victoria, siguen por Uruguay, Subida el Elitre, Avenida Alemania, La Fontaine con Lambecho, Ruiz Tagle, El Vergel hasta Juan Fernández.
37 Olivares, Brian. Entrevista. Septiembre 2017.
38 Focus Group. 24 de agosto de 2017.
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Subida El Litre (Subida Los Burros)Fuente: https://www.flickr.com/photos/volando_por_valpito/6378474643
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Ascensor Las Cañas 1968Fuente : https://www.flickr.com/photos/valparadise/5128979631/
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Ascensor Las Cañas ActualidadFuente : https://www.flickr.com/photos/volaito_en_valparaiso/5395812167/in/photos-
tream/
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Parque El Litre
También destaca la Comunidad del cerro, el histórico Parque El Litre. La historia de este parque comienza en la década de 1940 cuando el Municipio de Valparaíso recibe a modo de donación los terrenos donde actualmente se realizan las actividades de la comu-nidad y funciona la Corporación Bresky, entidad que desde 1980 se dedica a la ayuda a las personas con discapacidad mental. Este Par-que fue construido con fines recreacionales y culturales y que fueron los motivos originales para los cuales fueron donados dichos terre-nos. Actualmente es administrado por la Universidad de Valparaíso.
En la memoria de muchos vecinos se recuerda que más de una vez cuando niños debieron ser llevados a la sección infan-til del hospital Carlos Van Buren, cercano al parque y tras esa visita, ya más recuperados de sus dolencias, se pasaban a jugar a los res-balines, columpios y balancines, instalados en el Parque El Litre.
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Organizacions Comunitarias
Veo entremedio de todo,
al habitante de andar macilento,
al pescador que se echó mar afuera,
al poblador de los cerros dormidos,
al transeúnte que pisó la noche,
la noche honda de Valparaíso.
Valparaíso. Sergio Vesely
Las transformaciones sociales, grandes o pequeñas, siempre sur-gen por el empuje de unos pocos que con fuerza de voluntad y convic-ción, son capaces de convencer a otros de la necesidad de trabajar en unidad para conquistar esos cambios que, en el caso de las organiza-ciones comunitarias, significan una mejor calidad de vida para todos.
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En el cerro El Litre, la primera organización de barrio data del año 1945, cuando se creó la Junta de Vecinos Número 186, Población Paz, que se mantiene vigente hasta hoy. Luego vinieron distintos comité, que trabajaron especialmente en conseguir pavimentación, para lo cual desarrollaban diversas actividades con el propósito de reunir fondos. A estas organizaciones comunitarias se suma la Junta de Vecinos Núme-ro 17 de Población Napoli, que agrupa a la comunidad de este impor-tante sector del cerro El Litre. También funciona en el sector de La Fontaine, la Junta de Vecinos Número 186-A, “Para un Futuro Mejor”.
Al importante rol que desempeñan las juntas de vecinos, se suman varios clubes deportivos que han llenado de pasión y vida a la comu-nidad del cerro El Litre, organizando campeonatos, reinados, fies-tas tradicionales y principalmente, colaborando en otorgar a diver-sas generaciones del cerro una oportunidad de desarrollo deportivo.
River Chile
El Club Deportivo River Chile o “Los Millonarios” como también se les conoce, fue fundado el 25 de Mayo de 1940, par-ticipando en campeonatos que se desarrollaban en una can-cha que ya no existe en las intersecciones de Lambecho con La Fontaine, a la altura del actual paredero 5 del cerro El Litre.
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“Jonas Holsen fundó el River Chile, que se enfrentaba
año a año con su clásico rival, el Club Deportivo Cerro La
Cruz. En esos clásicos se recuerdan los carnavales con pre-
sentaciones de artistas, concursos de reinas y una nutrida
asistencia a la cancha de hinchas de ambos equipos. Hasta
el día de hoy los vecinos recuerdan a Daniel Sánchez Liza-
na “El Care Perro” que también se desempeñaba como fut-
bolista profesional en Everton de Viña del Mar. El River
Chile fue sostén para la primera escuela del cerro. Club y
escuela crecieron de la mano en un mismo sitio y se apo-
yaron recíprocamente hasta que la escuela cambio su ubi-
cación. Ambos son parte esencial de la historia del Cerro”39
Junto a Jonas Holsen había un importante grupo de personas que hicieron importantes gestiones para sacar adelante al club, inclui-do un vecino que donó el terreno para la construcción de su sede.
A lo largo de sus 77 años de historia, El River ha obtenido 170 títulos y su corona más preciada es el primer lugar en el “Campeona-to de Campeones de Valparaiso” copa del “Roto Chileno” cuya final se disputó el año 1984, en un abarrotada cancha, ocasión en la que ven-cieron por 4 goles contra 3 al respetado Club Deportivo Roberto Parra.
39 “Breves memorias del cerro El Litre”. 2017.
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En la actualidad River Chile cuenta con una sección femenina, en la que participan 20 mujeres comprometidas con el devenir de la ins-titución, que cuenta con más de 100 jugadores y 120 socios activos.
El Litre
En la actualidad, el club deportivo el Litre -fundado el 4 de abril de 1947-, es liderado exclusivamente por mujeres, quienes mantiene vivo el legado de sus fundadores don Víctor Enríquez, Fernando Madrid, Alejandro Cortés y el señor Aquiles.
En sus inicios, el club funcionó en calle Santa Teresa, has-ta que el año 1963 se trasladó al número 48 de la calle La Fontai-ne, donde arrendaron un terreno para construir su sede. Eso has-ta que el año 1995 y con mucho esfuerzo, lograron adquirir su actual terreno en La Fontaine 169, donde funcionan hasta hoy, pese a que el incendio de 2014 destruyó por completo dichas instalaciones.
Pese a estas circunstancias, el club fue reconstruido y en la actua-lidad alberga a más de 120 socios activos y 8 divisiones deportivas.
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Daniel Sánchez Lizana “El Care Perro” que también se desempeñaba como futbolista profesional en Everton de Viña del Mar.
Fuente: http://lagarlibros.blogspot.cl/p/blog-page_15.html?m=1
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Club Deportivo RiverFuente: Recuperación de la memoria barrial del Cerro El Litre, Valparaíso.
Programa “Quiero mi barrio” MINVU e I.M de Valparaíso 2016Documental realizado por Audiovisual Chile Producciones
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Acogida al Inmigrante
Además de las juntas vecinales y los clubes deportivos, también es referente de interacción comunitaria la capilla católica que fue construi-da el año 1983 por el padre Carmelo Camus.
Asimismo y al alero de la Iglesia Católica funciona en calle La Fontai-ne 366 del cerro El Litre, la Casa de Acogida al Migrante, una de las siete del mismo tipo que funcionan a lo largo del país. Esta Casa de Acogida recibe a migrantes que provienen especialmente de Isla de Pascua o el sur del país y también a inmigrantes de países vecinos como Argentina, Perú y Colombia.
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Club deportivo el Litre ( calle La Fontaine 169)Fuente: http://portal.tps.cl/club-deportivo-el-litre-inauguro-nueva-sede-tras-devasta-
dor-incendio-de-2014/tps/2015-07-17/103610.html
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Casa de Acogida al Migrante (calle La Fontaine 366)Fuente: Facebook Pastoral de Movilidad Humana, Obispado de Valparaíso
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Casa de Acogida al Migrante (calle La Fontaine 366)Fuente: Facebook Pastoral de Movilidad Humana, Obispado de Valparaíso
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Como un abrazo de fuego
Las olas, el mar, el invierno, la sal
y una gaviota vuela sobre el agua,
Valparaíso está allí:
donde la selva es todo puerto,
donde la historia es todo humo,
donde el mañana es puro cuento…
Valparaíso. Tito Fernández, El Temucano
Como un abrazo de fuego que llegó de manera imprevista la tarde del 14 de febrero de 2014, así recuerdan el mega de incendio de Valpa-raíso las vecinas y vecinos del cerro El Litre, que debieron enfrentar la pérdida de sus viviendas, o los que tuvieron más fortuna, compartir soli-dariamente sus casas que no fueronalcanzadas por las llamas, sirvien-do como refugio y cobijo de vecinos y parientes que lo perdieron todo.
La vecina del cerro El Litre, María Moreno, recuerda que ella había preparado en un bolso con pañales para su madre postra-
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da pero no por el incendio, sino que para enfrentar un posible terre-moto que los agoreros de la televisión venían anunciando. Ese bol-so de pañales y su madre fue lo único que alcanzó a rescatar de unas llamas voraces que destruyeron por completo su vivienda.
“… aquí se quemó todo, fue como un abrazo que estaba
haciendo el fuego con toda la gente… lo que bueno fue que
yo cuando estaba anunciado que iba a ver un terremoto yo
había puesto pañales, todo lo que era necesariamente para
una persona postrada en cama, entonces esa bolsa yo pes-
qué, lo único que pesque y pesque a mi mamá con la silla
de ruedas para que me ayudaran, gritando, porque inclu-
so un bombero me ayudó a bajarla, vinieron mis hijos des-
pués, a mi mamá se la llevaron para otro lado, porque ya
habíamos perdido todo, así que los que teníamos que sal-
varnos éramos nosotros no más... yo en un momento me
senté en el sillón con mi mamá, si tengo que morirme me
muero con ella aquí, y de repente siento que abren la puer-
ta, entonces de ahí me la llevo mi nuera para Esperanza”.40
Una imagen igual de dantesca es la que tiene en la reti-na la señora Magaly Pérez, quien también recuerda cómo el incendio fue destruyendo las viviendas de sus vecinos.
40 Moreno, maría. Entrevista. Septiembre 2017.
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“… no me quemé, pero también me afectó psicoló-
gicamente, porque tenía el fuego casi cerca de nuestras
casas y cuánta gente de edad, cuánta gente adulta, yo no
tenía todavía esta discapacidad que tenía en mis caderas,
podía salir correctamente, pero ver como se quemaban las
casas de mis vecinos, claro que afecta, porque uno escu-
cha que hay incendio, pero no lo ve de cerca, sino que lo ve
de lejos, la llama, pero yo lo vi cerca, yo veía como se que-
maban las casas aquí, la gente corría con sus animalitos,
toda esa cosa fue impresionante, no se lo doy a nadie…”.41
Luego de la emergencia, hubo que dar paso a la solidaridad, expresada en cientos de personas que subieron a los cerros siniestrados a colaborar en la remoción de escombros, instalando comedores abiertos, o albergando a los vecinos o parientes directamente afectados por la catástrofe, tal como hicieron en el hogar de Brian Olivares, cuya vivienda no fue alcanzada por las llamas que sí consumieron por completo las casas de su vecindario.
“Esta es mi casa, no se quemó pero fue la última de
la calle que no se quemó, la casa de aquí al lado para allá
todas se quemaron, así que fue la casa mía la última que
no se quemó de esta cuadra, así que tuvimos que alber-
gar también gente, proporcionar agua, el baño, todas
esas cosas, obviamente sin ningún problema, y sí afec-
tó mucho, porque alteró nuestra vida hasta un año atrás
41 Pérez, Magaly. Entrevista. Septiembre 2017.
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no más desde lo máximo que fue ese día que fue el alojar-
los acá por muchos meses, un año creo que estuvieron”.42
Sueños de futuro
En la actualidad hay una serie de proyectos en ejecución para restaurar y mejorar las condiciones de vida en el cerro El Litre, ini-ciativas que se enmarcan en una serie de políticas públicas que vinieron como respuesta a la catástrofe del 14 de abril de 2014.
Y los habitantes del cerro se entusiasman con la prome-sa que ha hecho Metro Valparaíso de construir un ascensor en El Litre una vez que esté concluido el nuevo funicular que reco-rrerá Las Cañas a lo largo de 8.5 kilómetros y 6 estaciones.
También los vecinos esperan que se abran las calles cerradas, permitiendo así un acceso más expedito a los vehículos de emergencia.
Son varios los proyectos y muchos los sueños, sin embar-go la mayor expectativa y el principal desafío de los habitantes del cerro El Litre está en consolidar ese espíritu de unidad que se
42 Olivares, Brian. Septiembre de 2017.
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vivió tras el incendio de 2014 y que paulatinamente se fue per-diendo por el individualismo tan carácterístico en nuestros días.
Por esta razón es interesante aquilatar la mirada de las nue-vas generaciones que, como Brian Olivares, invitan a terminar con esa línea imaginaria que divide al cerro El Litre en tres partes.
Para ello afirma Brian, se requiere rescatar la identidad de un cerro tranquilo y unido, como se ha conocido históricamente a El Litre y para eso, quizá, sería bueno proyectar un espacio de encuentro donde todos los habitantes, independiente del sector del cual provengan, pue-dan intercambiar experiencias y soñar juntos los desafíos que vendrán.
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Ayuda por incendio 2014Fuente: https://www.flickr.com/photos/consmoravel/
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CERRO MERCED
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Cerro Merced
De la Merced: Está situado entre la Alameda
de las Delicias y quebrada de Los Lavados por el
oriente; quebrada de Pocuro y calle Almirante Barroso
por el poniente y final del Camino de Cintura por el sur.
El cerro es extenso y bastante poblado. Por el oriente
ascienden a él los callejones de Casablanca
y del Seminario. En la parte alta y dando frente al mar
hay erigida una estatua a la Virgen María.
Tiene una capilla de la religión Católica Romana,
un retén de policía de seguridad y escuelas públicas
fiscales.
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Sus calles se denominan como sigue: Capilla,
Matucana, Virgen, Canciani, Convento,
Pocuro y Callejón N° 1. Atraviesa este cerro en su límite
sur-oeste la quebrada de Los Chercanes
(hoy Tucapel) que desemboca en la de Pocuro.
Recopilación Histórica, Comercial y Social de Valparaíso. 1910
Sobre unos troncos viejos arriba en el bosque, un grupo de niños se sienta a mirar el mar y sus navíos en la rada de Valparaíso. Desde este mirador improvisado, tan improvisado como el mismo poblamiento del cerro Merced en la primera mitad del siglo XX, se observa a lo lejos el ajetreo de un puerto que no duerme; y más de cerca, en las márgenes del bosque, la frenética construcción de modestas casitas, mediaguas, en las que los pobres de esta ciudad Puerto, azotada por un nuevo terremoto, el feroz terremoto de 1906, que obligó a un nuevo ordenamiento territorial de Valparaíso, tomaron prestado del bosque amplios paños de terreno para que los miles de damnificados de esa catástrofe pudiesen reubi-carse en este Valparaíso al que pese a todo, nunca queremos renunciar.
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Valparaíso terremoto de 1906Fuente: www.memoriachilena.cl
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La Cruz de los Muertos
Cuenta la historia que para el terremoto del 16 de agosto de 1906, el barrio Almendral estaba en un punto bullante de su desarro-llo urbano y comercial, por la misma causa y dada la magnitud del sismo de 8,6 grados en la escala de Richter, los daños por el movi-miento y luego por la enorme cantidad de incendios que se genera-ron, convirtieron al barrio El almendral en la zona cero de la catás-trofe por la enorme destrucción que se configuró en este sector.
La cifra de fallecidos más conservadora la sitúa en tres mil personas; allí se cuentan las que murieron como consecuencia directa por el terre-moto y de manera indirecta, a aquellos que convirtieron la tragedia en una oportunidad para el pillaje y el saqueo, a quienes se les aplicó la estricta ley marcial y que fueron ejecutados de manera sumaria por orden del capitán de navío Luis Gómez Carreño, nombrado Jefe de Plaza de Valparaíso el día 17 de agosto, para restablecer el orden público en medio de la crisis.1
“En medio de la consternación y del inmenso dolor
que produjo la catástrofe no faltaron sin embargo manos
criminales que, ora cortando las cañerías de agua, ora
incendiando lo que aún quedaba en pie, contribuye-
ron aumentar la desesperación en que todos se hallaban.
1 http://www.armada.cl/prontus_armada/site/artic/20090703/pags/20090703111915.html
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Por suerte en esos momentos de tribulación gene-
ral, hubo un hombre de acero, que con tuvo y puso a raya
a los desmanes de la chusma: ese hombre fue el capitán de
navío don Luis Gómez Carreño quien, tomando sobre si la
responsabilidad del orden público, la mantuvo enérgica-
mente durante algunos días hasta que la situación anor-
mal porque la que atravesaba hubo de regularizarse.
Tan anómalo e irregular estado de cosas, autori-
zo, es cierto, medidas de represión dolorosas, pero nece-
sarias: gracias a ellas esta ciudad pudo evitar quizás
el bárbaro espectáculo de un centro culto de población
entregado por completo al robo, al saqueo y al ase-
sinato por muchedumbres anónimas e responsables.
Está violentas medidas de repre-
sión fueron, pues, ampliamente justificadas”2
En estas condiciones, con prisa se dispuso que al menos 2 mil de estos cadáveres, con toda certeza los que correspondían a los más pobres de la sociedad porteña, fueran depositados en la parte alta del cerro Merced al lado del fundo El pajonal y para dar dignidad cris-tiana a este sitio se estableció allí la famosa Cruz de los Muertos.
2 De Ugarte Yavar, Juan. Recopilación Histórica, Económica y Social de Valparaíso. 1536-1910.
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Cruz de los MuertosFuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa. (Fotografía actual)
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Cruz de los MuertosQuiero mi BarrioFuente : Recuperación de la historia y la memoria colectiva
del Cerro Merced ubicado en Valparaíso.Documental realizado para el Programa Quiero Mi Barrio, en conjunto con el Ministerio
de Vivienda y Urbanismo.
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“Se usaban carretas municipales para el traslado de los
cuerpos, los que eran llevados, literalmente, hasta la punta del
cerro. Me da la impresión de que eran de la clase pobre porteña,
porque en ese momento los cementerios habían colapsado”3
La vecina Sara Arce, ha vivido toda su vida en el cerro Merced y a sus 88 años mantiene intacto el recuerdo de la historia narra-da por sus ancestros que vivieron la tragedia del terremoto de 1906.
“… mi abuelo nos cuenta que vivió el de 1906, tenía
como 13 años y que la gente venía desde abajo con carre-
tillas con los muertos para enterrarlos en la Cruz de los
Muertos que tenemos nosotros. Esa evidencia tenía él,
del terremoto de 1906. Mi papá que vivía acá, decía que
se caían los muertos al suelo y lo subían a las carretas”.4
Esta versión sobre la Cruz de los Muertos del cerro Merced ha traspasado generaciones y también forma par-te del recuerdo del vecino Mario Salinas, para quien la cruz y el terremoto de 1906 forman parte de la misma historia.
3 Ojeda, Ana María. Historiadora. http://www.estrellavalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20110321/
pags/20110321113945.html
4 Arce, Sara. Entrevista.
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“Fue en mil novecientos seis, fue un terremoto muy gran-
de que hubo aquí en Valparaíso, colapsaron los cementerios,
todas las cosas, entonces traían del plan y gente de acá mismo
de los cerros, traían acá, hicieron una fosa, entonces los metían
en sacos, porque no había en qué cosa, los metieron en sacos,
hicieron un hoyo grande y los sepultaron ahí y ahí donde está
la cripta arriba, encima, debajo de la cripta, están ahí todos
esos cadáveres… cuando traían de abajo los traían en carre-
tones con caballos, traían los finaos y los enterraron ahí.”5
Algunos sostienen que una de las razones para establecer en el cerro Merced este cementerio improvisado, es que junto al cerro La Cruz y Placeres, eran los tres menos poblados de Valparaíso. Asimis-mo, el vecino Marco Pino, explica que hay una razón geográfica para explicar la razón por la cual se dispuso que fuera en el cerro Mer-ced, “el cerro más bajo para que subieran las carretas”, el lugar ele-gido para el entierro masivo de las víctimas del terremoto de 1906.
“Este cerro se hizo conocido por el incendio y según la
historia, el cerro es conocido por catástrofes, porque el terre-
moto de 1906, este era el cerro más bajo para que subieran las
carretas. Las carretas llenas de muertos fueron que fueron
enterrados aquí, con el respeto de ellos, era un botadero de
muertos en el sector de más fácil acceso y nadie dijo nada. Ahí
5 Salinas, Mario. Entrevista
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se hizo la Cruz de los Muertos y ahí se hizo conocido el cerro…”6
Con el paso del tiempo la Cruz de los Muertos y su carga simbólica ha dado lugar al mito urbano de que allí los muertos “penan”. Sin embargo, la señora Leonor Corbalán prefiere darle un sentido humorístico a las histo-rias fantasmagóricas y visitas espectrales de la actual Plaza del Recuerdo.
“He leído historias en el diario, donde dice la gente,
que ahí se pena... mi sobrina, mi nieto va a jugar o a jun-
tarse con sus amigos, pasan las 2, 3 de la mañana y jamás
les ha pasado nada... cuando yo era lola pasaba a las 11 de
la noche, pero en esos años no habían casas. Era una pared
negra y para el otro lado estaba lleno de árboles, aromos,
f lores y a mí jamás me tomaron la mano. Mi mamá una vez
asustó a mi tío que tomaba mucho, entonces mi mamá les
tiró un gato. Vienen los medios gritos, ¡El diablo, el diablo!
Se llegaron a hacer pichí de miedo y fue una broma que le
hizo mi mamá. Pero en la Cruz de los Muertos no penan…”7
6 Pino, Marco. Entrevista
7 Corbalán Tapia, Leonor. Entrevista
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Capitán de navío don Luis Gómez Carreño ( a cargo de Valparaíso en Terremoto 1906) Fuente: http://www.ejercito.cl/memorial/media/memoriales/libres/Noviembre_1924.pdf
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Stella Maris
Para la señora Leonor, todas estas historias de apariciones solo responden a la maldad de la gente, para cuyo peso de conciencia siempre hay refugio en el dogma y el rito que proporciona la actividad religiosa. Esta búsqueda espiritual es fundamental en la historia del cerro Mer-ced, que entre otras cosas le debe su nombre al convento de los merce-darios que se instalaron en los márgenes del barrio Almendral, espe-cíficamente en los faldeos de este cerro, lugar que fue adquirido por el padre Jerónimo de la Vega en 1715, quien posteriormente vendió lotes de terreno donde se comenzaron a construir las primeras casas del barrio.
“Este templo, uno de los primeros de Valparaíso y diri-
gido bajo la advocación de Nuestra Señora de Cervellón, ha
sufrido grandes cataclismos, siendo varias veces destruido
totalmente tal como sucedió últimamente con el terremo-
to de 1906. El convento e iglesia está situado en la calle de
la Victoria, entre las de la Merced y de Almirante Barroso.
El templo destruido era de construcción severa e impo-
nente: se componía de una gran nave central y dos angos-
tas laterales en las que habían en extensas galerías para
caballeros. El altar mayor era valiosísimo; su lujosas ara-
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ñas de gas y eléctricas, su entablado sistema Parquet, sus
artísticas imágenes, su frontis y pórtico con altas y valiosas
columnas y sus pintorescas y gigantescas torres lo hacían
figurar como el primero de los templos de Valparaíso. Hoy
sólo existe una pequeña capilla, pero los padres están ya
preparando el terreno para la reconstrucción del templo”.8
Y así como los mercedarios lograron levantar el templo, otros terremotos lo destruyeron nuevamente, razón por la cual el actual templo de La Merced, ubicado en calle Victoria frente a la plaza O´Higgins es una construcción moderna, antisísmica y se empla-za a un costado del colegio San Pedro Nolasco de Valparaíso.
A pocas cuadras de ahí se emplaza el seminario San Rafael, lugar que durante años albergó la famosa estatua de La Virgen. Fue un terremo-to que botó las paredes donde se albergaba esta imagen de la fe católica, paredes que fueron reconstruidas, pero que por una razón que no está del todo clara, los curas del seminario San Rafael optaron por mantener en el exterior al ícono mariano, cuya vista iluminada sirvió incluso para guiar a puerto seguro a los marineros en su ingreso a la bahía de Valparaíso.
“No sé en qué año la pusieron los curas del colegio San
Rafael. Ahora recién se está dando importancia, han hecho
misas, confirmaciones y ahora que la arreglaron bien. Mi
8 De Ugarte Yavar, Juan. Recopilación Histórica, Económica y Social de Valparaíso. 1536-1910.
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papá contaba que los marinos en esos años le ponían velones.
Cuando aparecían los barcos, se guiaban por esa ilumina-
ción… Me acuerdo que toda la gente antigua decía que los
marinos, la Marina Mercante, se guiaban por la Virgen”.9
“La protección de la virgen de Mercedes a los marinos del
Pacifico era evidente, estando a lo que cuenta en una novena
el padre Gaspar de Hidalgo por el año de 1730, en que, hablan-
do de aquel amparo, se expresa con estas palabras: ‘Como lo
experimentó un navío que perdido en estas costas con las bra-
vezas del mar, sólo con echar un religioso nuestro santo esca-
pulario en las enfurecidas olas, se sosegó de tal suerte que lle-
gó la nave con toda serenidad y aun sin timón a Valparaíso’”.10
Otra versión más mitológica es la que narra la vecina Alejandra Ramírez, quien comenta que la virgen Stella Maris o Estrella de Mar, fue sacada desde el fondo del Océano Pacífico y aunque su destino no era el puerto de Valparaíso, parece que ella no quiso irse de aquí.
“Cuentan que la encontraron en el fondo del mar y que la
sacaron y que la trajeron a este punto, que era visible, como
un punto de referencia para los marineros y la gente del mar,
entonces ellos la veían y sabían que estaban en Valparaíso, en
el puerto y se encomendaban a ella cuando salían a sus viajes.
9 Arce, Sara. Entrevista
10 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso. 1869.
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De ahí yo sé que tiene el nombre de Stella Maris, Estrella de
Mar. Eso es lo que nos contaban mis abuelos, de que era una
estatua que traían en dirección a otra parte no a Valparaíso
y que el barco no la pudo resistir por el mismo peso, porque
es una estatua muy pesada. Trataron de colocar la virgen en
otro barco para poder zarpar y no se pudo, no se pudo y no
se pudo. Como que la virgen se quería quedar acá y por eso
la instalaron acá. Eso es lo que cuentan las tradiciones”.11
Pero más allá de las leyendas, los mitos y las tradicio-nes, lo concreto es que la estatua de la Virgen, que mide más de 10 metros, fue emplazada en su actual ubicación en 1976 y de allí no se ha vuelto mover, excepto para el terremoto de 1985, cuan-do, según la versión de algunos, quedó mirando hacia el cielo.
11 Ramírez, Alejandra. Entre Cerros. Capítulo 2. https://www.youtube.com/watch?v=3UGXyqbk7h4
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Igelsia de La Merced 1900Fuente: www.memoriachilena.cl
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Virgen de Mercedes Stella Maris o Estrella de MarFuente : Marcelo Díaz Espinoza Comunicador Audiovisual y Gestor Cultural
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Virgen de Mercedes Stella Maris o Estrella de MarFuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa.
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Reminiscencias
Pero en el cerro Merced, así como el fervor religioso tenía un espa-cio preferente, también había lugar para el jolgorio más pagano, para las fiestas del 18 de septiembre y para los bailes que cada fin de semana tenían como escenario obligado la famosa Quinta de Guillermo Navarrete.
La señora Leonor Corbalán, recuerda que sin permiso de su padre, un estricto marino que imponía un verdadero régimen militar en su casa, ella observaba casi de manera clandestina las fiestas en la Quinta de Recreo.
“Había una Quinta de Recreo de don Guiller-
mo Navarrete, nosotros poníamos una escalera y
veíamos a la gente que venía a bailar ahí. Mi papá
no nos daba permiso, a veces nos daba permiso”12
También recuerda los bailes de fin de semana en la Quinta Navarrete, el vecino Mario Salinas, quien inclu-so afirma que no era necesario hacer ramadas en el cerro por-que el epicentro de las fiestas era la Quinta de Recreo.
“… acá no se hacían ramadas, sino que había una
quinta arriba que se llamaba la quinta Navarrete, ahí
iba la gente a donde, cuanto se llama, la gente iba a bai-
12 Corbalán Tapía, Leonor. Entrevista
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lar los fines de semana. Se hacían los cuanto se lla-
ma, ahí se hacían bailes, ahí en la quinta Navarrete”13
A la Quinta de Recreo de Guillermo Navarrete se suman en el recuer-do de los vecinos del cerro Merced, las fiestas del 18 Chico que obligaban a cerrar la calle Catrileo, una fiesta llena de juegos típicos que organizaba don Ernesto Bravo, dueño por aquellos años de una típica Fuente de Soda.
“… se hacían, por ejemplo, en ese tiempo el dieciocho
chico, había un caballero arriba uno de los más antiguos del
cerro, don Ernesto Bravo, él tenía una fuente de soda, enton-
ces el patrocinaba los juegos junto con los Molles, los Molles,
ellos tenían una botillería, entonces ellos patrocinaban los
juegos y reunían toda la gente pa’ el dieciocho chico, se cerra-
ba la calle Catrileo y ahí hacían juegos de futbol, hacían
carreras, participaba la gente prácticamente todo un día”14
Y así como se recuerda a Ernesto Bravo, también se mencio-nan almacenes y bodegas tradicionales del cerro Merced, que contri-buían a dar vida de barrio y a conectar los intereses de los vecinos.
“Me acuerdo siempre de la bodega del finado Pache-
co, de la bodega de Moyita, que vendía vino, de don Ernes-
to Bravo, de todos esos almacenes yo me acuerdo”15
13 Salinas, Mario. Entrevista
14 Salinas, Mario. Entrevista
15 Corbalán Tapia, Leonor. Entrevista
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Y en la geografía social del cerro Merced están presentes en el recuerdo de los vecinos la carbonería de Los Pacheco, una fábrica de luces navideñas y la fábrica de toneles que se emplazaba a la vuelta del fundo El Pajonal.
“… acá abajo, aquí en la vuelta del Pajonal, a donde
empieza la calle Pajonal, había una fábrica de toneles. Los
toneles, son los que se hacían pal vino y ahí le ponían canas-
tillo a los chuicos, porque antes como se vendía en chuico el
vino, en chuico de vidrio, entonces ellos le ponían canastillo,
le hacían como un forro por fuera, para que no se quebrara”.16
En esta amalgama de fiestas y tradiciones no puede estar ausente la tradicional fiesta de Judas, que también tenía su lugar en el cerro Merced de Valparaíso y a cuya convocatoria acu-dían en masa los vecinos de los distintos sectores, rompien-do así la monotonía y solemnidad de los días de Semana Santa.
Para los nostálgicos es imposible olvidar aquellos personajes típi-cos y lugares propios de la cultura del cerro Merced que se han perdido con el inexorable paso del tiempo. Al motemei que calló para siempre su triste anuncio de ‘motemei calentito’, se suman los burrreros con su venta de leche, o el vendedor de jaibas que ya no existe y el volantinero El Catalí con su fábrica de volantines que también desapareció. También
16 Salinas, Mario. Entrevista
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bajaron para siempre sus cortinas los almacenes de El Cojo Abarzúa, el del Rucio Yesca, el almacén El Cacharro y la zapatería de El Chico Emilio.
Hay vecinos que serán recordados para siempre por el servi-cio que prestaron a la comunidad del cerro Merced. Una mención honrosa merece en esta historia don Nicolás Severino que tenía el único teléfono que funcionó durante años en el sector y los míticos vecinos que hacían los mandados El Chinito y El Loquito Santana.
Un héroe en el barrio
Y en este justo homenaje a vecinos ilustres del cerro Merced, es necesario recordar a uno de sus hijos más ilustres, el piloto de la Arma-da, Luis Alberto Pardo Villalón, protagonista de una de las hazañas más importantes en la historia de la marina chilena, como fue el rescate en territorio antártico de una expedición científica británica compuesta por 22 personas. Todo esto a bordo de una frágil escampavía denominada Yel-cho que no era precisamente el navío más apto para cumplir con un resca-te que resultó del todo exitoso y que puso al piloto Pardo en las primeras planas de la prensa mundial en 1910, por su temeraria hazaña, que impli-có trasladar con vida hasta Punta Arenas al grupo de científicos ingleses.
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La vida familiar del piloto Luis Pardo está ligada íntimamente al cerro Merced, cuyo domicilio estaba precisamente en la calle La Vir-gen de este sector de Valparaíso, tal como se ref leja en esta anécdota:
“… al regresar a su hogar en Valparaíso, en la calle de
la Virgen del cerro Merced, después de una larga ausen-
cia, se encontró en la calle con Fernando, el mayor de sus
hijos y, advirtiendo que éste no le había reconocido, le ten-
dió una moneda de oro. El pequeño se negó a recibirla,
replicándole, con toda la formalidad de sus escasos años:
-“gracias; no puedo aceptar dinero de un extraño”-. El
padre afectuoso sintió esa contestación como una puñala-
da, aunque observando que el muchacho se ceñía a los pre-
ceptos de buena crianza, reiteró:-“tómala y llévasela a tu
mamá. Ella te dirá lo que debes hacer”-. Fernando corrió
hasta su casa, a entregar la moneda a su madre, quien en
seguida entendió y se abalanzó a recibir a su marido”.17
Tras la heroica misión del piloto Luis Pardo, se le rindieron sendos homenajes en Punta Arenas y otras ciudades de Chile. Valparaíso hizo lo propio cuando a petición de la junta de vecinos del cerro Merced, la calle Capilla, donde vivía el piloto Pardo y su familia, recibió el nombre de Yel-cho, en recuerdo del navío en que se concretó la hazaña en aguas antárticas.
17 http://www.antarticaheroesanonimos.cl/
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Luis Alberto Pardo Villalón.Fuente: www.educarchile.cl
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“En esa época el comandante de la escampavía Yelcho
tenía su familia en Valparaíso, en una casa situada en la
calle Capilla Nº 83 del cerro De la Merced; a raíz de la haza-
ña realizada, la junta de vecinos del barrio gestionó y obtuvo
de la I. Municipalidad el cambio de nombre de la calle, por lo
que desde octubre de 1916 la calle Yelcho perpetúa el nombre
del buque… la casa mencionada fue demolida junto a otras
para hacer una remodelación del sector; en su lugar existe
hoy una moderna escuela y un edificio de las religiosas de
la Sagrada Familia de Nazareth, construidos sobre un terra-
plén sostenido por un sólido muro. Sin duda, sería loable
que en la superficie de este muro fuera colocada una placa
que recuerde a las generaciones futuras que allí vivió uno de
nuestros más preclaros héroes de la paz: El Piloto Pardo”18
Fundo Pajonal
En 1918, una familia de farmacéuticos alemanes de apellido Riegel, avecindados en Valparaíso, compraron los fundos El Pajonal y El Hino-jo, con el propósito de criar animales, al punto de llegar a contar con un zoológico privado donde abundaban especies como ciervos, zorros, avestruces y cabras de Juan Fernández, entre otros animales exóticos.
18 Noziglia Barbagelata, Luis. “El Piloto Pardo y Schackleton” 1993.
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Casona Pajonal Actualmente Casona del Quiero Mi Barrio
Fuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa.
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Son varios los vecinos del cerro Merced que nacieron e hicieron su vida al interior del fundo El Pajonal, principalmente porque sus padres traba-jaban allí cuando nacieron, como es el caso de la señora Leonor Corbalán.
“Nací en el Fundo El Pajonal yo, donde hoy está la Caso-
na del Quiero Mi Barrio, ahí. Mi papá trabajaba moliendo
ají, empezó a trabajar el año 24 y falleció el 85, vivió toda
su vida en el Fundo. Nosotros nos criamos en la casa de
arriba, donde hay una casa patronal, ahí nacimos todas
las hermanas. Nosotros vivimos en las 4 casas del fun-
do, nos cambiábamos porque una se ponía helada y el due-
ño del fundo nos cambiaba hasta que mi papá murió en la
casa de abajo, donde está la escuela que está abandona-
da… Habían plantas, árboles frutales, una administración
que cada trabajador tenía su campanazo cuando lo llama-
ban por teléfono, nosotros corríamos por donde están aho-
ra los moteles, ahí había una administración muy bonita”19
El fundo, ha sido históricamente un lugar de paseo al que las familias del cerro incluso traen a sus visitas los fines de semana. Incluso, antaño el propietario del terreno Germán Riegel, mantenía limpio los accesos, las cunetas y los árboles y más de alguna vez mandó a limpiar la piscina en la que niñas y niños del sector podían nadar dos veces por semana, aunque no todos los niños, como cuenta la vecina del fundo, Juana Torres.
19 Corbalán Tapia, Leonor
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“El gringo un tiempo llenó la piscina que está acá
abajo y dio permiso para que viniéramos dos veces a la
semana a nadar. Yo venía a la piscina porque era ami-
ga de la gente que trabajaba acá dentro, tenía pituto”.20
Los niños que no accedían a la piscina, se metían clandestina-mente al tranque que había en el lugar, siempre con la amenaza latente de que apareciera el gringo o el guardia del fundo y les ordenara salir.
En 1973, el fundo pasa a manos de los hijos de Hermann. Úrsu-la Riegel se ha encargado de llevar a cabo junto a su esposo Gerhar-dt Sporns, la tala del bosque para la producción de leña, abastecien-do por años a panaderías y negocios de la zona e incluso a los Baños Turcos de Valparaíso. Años más tarde, Úrsula junto a su esposo, tuvo la idea de instalar un motel en el sector de la administración del Fundo El Pajonal, al borde de la avenida Alemania. Con el tiem-po el negocio se hizo muy conocido y fomentó que aumentara la com-petencia perdiendo gran parte de su clientela. Hoy parte de la terce-ra generación del clan Riegel, sigue viviendo en el Fundo El Pajonal, y otra parte administra una farmacia en la ciudad de La Ligua.21
20 Torres, Juana, Focus Group
21 ANTECEDENTES HISTÓRICOS POBLAMIENTO CERRO DE LA CRUZ, EL LITRE, LAS CAÑAS Y
MERCED.Innova Ciudadanía. 2017.
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“La subida de la mierda”
Tus calles como cuchillos
se van clavando en el cielo
tu rostro como ilusión
tan pobre, sucio y tan bello
Valparaíso en el alma
verde y rojo en el recuerdo.
Valparaíso en la noche. Ángel Parra
Y así como un día desapareció la casa del piloto Pardo, así tam-bién el cerro Merced y muchas de sus casas, algunas con más de 150 años como comenta don Marco Pino, han ido desapareciendo por múltiples razones, como los incendios que siempre dejan cicatrices en el alma de los porteños, o los terremotos que con sus irrupciones
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tan abruptas y violentas, suelen modificar el barrio y sus paisajes.
“… esta casa está dentro del patrimonio del sector,
tiene más de 150 años. Yo conocí a un viejito que se lla-
maba Amadeo, uno de los más antiguos del sector, que
ya falleció y el descontaba que esta parte se le decía anti-
guamente la casa quinta, porque toda la propiedad son 3
casas y lo que cuentan que acá funcionó como escuela por
un tiempo y después funcionó como retén de carabine-
ros. Debe haber sido a principios del siglo Veinte o a fina-
les de 1800, era una de las primeras casas del sector”.22
Así es como el terremoto de 1906 fue clave para iniciar el pobla-miento de la parte alta adyacente al convento de La Merced, impulsado principalmente por la destrucción del barrio El Almendral. De esta for-ma el bosque de eucaliptus y sus peladeros comenzó a ser reemplazado por viviendas de diverso tipo y según se sabe a inicios del siglo Veinte existían algunas casas quintas, cités y conventillos en el cerro Merced.
De esta forma, los vecinos comentan que desde los faldeos has-ta la parte más alta del cerro, es posible determinar las condiciones socioeconómicas de los habitantes del cerro Merced, ya que, como los mismos vecinos explican, en la parte más baja viven o vivían las fami-lias más acomodadas, en la parte media del cerro habitan las fami-
22 Pino, Marco. Entrevista
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lias de clase media y en los altos, los pobladores de menos recursos.23
A partir de 1949 aproximadamente, comenzó un fuerte pro-ceso de poblamiento en la parte más baja del cerro Merced, par-ticularmente en la zona aledaña al viejo ascensor que alguna vez funcionó en el cerro. Los sitios eran adquiridos de manera direc-ta al abogado Armando Von Meyer, encargado de la venta de los lotes, en un proceso que se extendió por al menos tres años.
Concluido el proceso de venta de los paños, se inició en 1955 la autoconstrucción de viviendas, edificadas principalmente en adobe y zinc.
En 1960 se inició la construcción, en los terrenos correspondientes al club deportivo Yelcho, de la población Lumbretex, mismo nombre de una empresa textil que funcionó durante años en el centro de Valparaíso.
El vecino Mario Salinas, residente de la calle Francisco Noguet, recuerda que por la década de 1960 en su barrio habían apenas seis casas, período a partir del cual eso cambió por el poblamiento del sector.
“… donde vivo yo en la calle Francisco Noguet, habían
seis familias, habían seis casas, en la cual ahora hay como
cuarenta, entonces de ahí del año sesenta más o menos, se
empezó a poblar, porque todo eso, era un solo dueño, un ita-
23 Focus Group
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liano era el dueño y empezó él a lotear, empezó a vender por
lotes, le empezó a vender a la gente, la gente empezó a hacer
casas, mucha gente compró y llegaba con sus niños, llegaba
con sus niños chicos y hacían sus casas de tablas no ma’, de
tablas de cajones de manzana, con cartones, cosas así po’,
mientras tanto ellos se iban, después la fueron mejorando, y
en ese tiempo no había agua, no había luz, no había nada po’.24
Y así como los terremotos de principio y mediados del siglo Vein-te (1906, 1965) propiciaron el poblamiento del sector, el terremoto de 1985 provocó un efecto inverso, especialmente en la parte baja don-de se encuentran las casas más antiguas del cerro Merced, ya que por efecto del sismo, muchas de estas viviendas quedaron inhabitables por el nivel de daño estructural que sufrieron. Entre los afectados por el terremoto de 1985 está el vecino Marco Pino, quien afirma que a par-tir de ese movimiento telúrico, muchas familias abandonaron el cerro.
24 Salinas, Mario. Entrevista
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Escala Casablanca o Escala Ascensor.Fuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa.
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Casas de la parte baja del Cerro Merced.Fuente: Marcelo Díaz Espinoza Comunicador Audiovisual y Gestor Cultural
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Subida Calle Santa Elena.- subida de la mierdaFuente : Av. Santa Elena con Federico Costa, “Vuelta del Carro” .
https://memoriabarrioohiggins.wordpress.com
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“En el sector, cuando nosotros llegamos, había muchas
casas antiguas. En el terremoto del 85, en la calle de la vir-
gen, desde Colón hasta el monumento, se tuvo que haber caí-
do el 50% de las casas. Se fue mucha gente para ese terremo-
to… las casas eran construcción de los años 20 o 30, casas
de material mixto, madera adobe, recubierto con cemen-
to, la mayoría casas de dos pisos. Después se fueron reba-
jando, muchas están deshabitadas. En el terremoto del 85
recuerdo que la calzada se levantó casi 45 grados en cer-
ca de 150 metros, toda esta calle estaba levantada. En mi
casa todos los muros perimetrales estaban en el suelo, todo
lo que era adobe estaba en el suelo por dentro de la casa”25
La autoconstrucción de viviendas, especialmente en la par-te alta del cerro, respondía a una necesidad urgente de techo y que por ser urgente, también era precaria, al no contar con los elemen-tos básicos de urbanización tales como agua potable, alcantarilla-do, electricidad, movilización y conectividad que han ido aparecien-do tardíamente y en algunos casos aún se encuentran pendientes.
La señora Sara Arce recuerda que la situación en materia de higiene era tan deplorable por la ausencia de desagües que la subida de la calle Padre Febres, era conocida como la subida de la mierda, ya que todas las aguas ser-vidas domiciliarias bajaban por allí, en una especie de colector al aire libre.
25 Pino Albornoz, Marco
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“No había nada, toda la mugre iba a la quebrada. Mi papá
tenía un buen baño de lata, con madera para sentarse, pero
salía todo para la calle. La gente tenía que pasar por ahí, por
toda la mugre. Perdón, pero yo tenía a mis padrinos que eran de
Quilpué y cuando se celebraba, éramos muy unidos. Mi padri-
no decía “vamos donde el compadre Pedro para subir por la
subida de la mierda”, que era de Santa Elena para arriba, era
pura cochinada, tuvimos que padecerla bastante nosotros. A
la gente antigua, al menos los papás, les costaba mucho todo”26
Pero paso a paso y de manera organizada los vecinos conquis-taron estas mejoras, por ejemplo el alumbrado público de algunos sectores, tareas en las que varios de ellos participaron activamen-te haciendo las gestiones y excavando los pozos cuando fue menes-ter para instalar el alcantarillado como recuerda Mario Salinas.
“Yo tenía como dieciocho años, y era el secretario de
la junta de vecinos, y ahí se empezaron hacer todas las ges-
tiones y lo primero que se sacó fue la tercera línea, para
hacer luz en las calles, pa’ poner luz en la calle y se sacó
también luz para poner luz domiciliaria. Y después un pro-
grama que hubo Mano a Mano que se llamaba, que el muni-
cipio ponía los implementos y uno trabajaba haciendo la
fosa, haciendo los hoyos pa’ que ellos pusieran los alcanta-
26 Arce, Sara. Entrevista
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rillados, entonces el poblador hacía los hoyos y ellos, por
ejemplo, venían y colocaban todos los otros implementos”27
Más tarde en la década de 1990 se lograron otros avances como la instalación de casetas sanitarias en la parte alta del cerro que incluían taza de baño, ducha, lavamanos, la instalación para la lavadora y el piso.
La dificultad de acceso a los cerros de Valparaíso no es nin-guna novedad y el cerro Merced no es la excepción en este senti-do. El trajín durante años se hacía a pie por las calles más transita-das del sector como eran Santa Elena, La Virgen, Linares, Yelcho, entre otras; a las que se sumaban las escalas principales que daban conectividad con el plan: Escala Yelcho, también conocida como Escala Los Pollos; la Escala Otaegui; Escala Matucana; Escala Quin-tero y la Escala Casablanca o Escala Ascensor, en recuerdo del ascen-sor que durante un breve lapso prestó servicios al cerro Merced.
27 Salinas, Mario
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Vendedor Callejero 1900Fuente: www.memoriachilena.cl
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Un corto viaje en ascensor
El ascensor del cerro Merced, efectivamente existió y fue inau-gurado el 20 de febrero de 1914, luego de un año de construcción. La estación baja se emplazó en el pasaje Casablanca y la estación alta se ubicó en lo que hoy se conoce como pasaje Ascensor. El día inaugural hubo pasaje liberado para todos los vecinos y aunque no está del todo claro, algunos sostienen que el servicio de este funicular duró ape-nas un año. Otras versiones afirman que cerró el año 1917 y otros, con mucha menos certeza, aseguran que el servicio se extendió hasta 1941.28
“… había un ascensor que llegaba hasta el plan. Lle-
gaba por Casablanca por abajo, era muy famoso. Llegaba
hasta Santa Elena, donde está la Municipalidad ahora, ése
pasaje Casablanca, ahí llegaba. Pero nosotros no lo ocupá-
bamos porque no vivíamos para ese lado, nosotros bajába-
mos por Padre Febres, la otra gente bajaba por la Virgen”29
Los vecinos refieren que en una época sin ascensor direc-to en el cerro Merced y sin micros, la alternativa que queda-ba era ocupar el servicio de ascensor que funcionaba en el cerro Las Cañas y de ahí atravesar por la actual Avenida Ale-mania, tal como recuerdan Mario Salinas y Leonor Corbalán.
28 https://www.youtube.com/watch?v=-7_bDIkrfp4
29 Arce Sara. Entrevista
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Pasaje Ascensor (Donde estaba ubicado el Ascensor Merced)Fuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa.
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El ascensor del cerro MercedFuente: https://www.youtube.com/watch?v=-7_bDIkrfp4
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Por donde está la Avenida Alemania, eran quebradas que
había que bajar para tomar el ascensor de Las Cañas. Toda una
vida bajábamos por ahí hasta la Escuela Baros Luco a pie.30
La gente, cuanto se llama, bajaba al mercado o baja-
ba a la feria o bajaba a comprar abajo a las bodegas,
pero tenía que traérselo ellos a pie con las cosas al hom-
bro no ma’, caminando, la gente bajaba caminando y
subía caminando, mucha gente llegaba hasta el ascensor
Las Cañas, porque en ese tiempo el ascensor Las Cañas
funcionaba, entonces se venía por toda la avenida Ale-
mania que, en ese tiempo, no era avenida Alemania.31
La micro “J”
Así fue hasta que el año 1976, aproximadamente, comenzó a circular por el cerro la línea de microbuses J, un emprendimiento de la familia Cunio que funcionó hasta el año 1995 y fue suspendido por baja rentabi-lidad. La micro subía por la calle Linares y llegaba hasta el fundo Pajo-nal, allí daba la vuelta y continuaba el viaje de regreso. No se adentraba por los pasajes y dejaba a los vecinos en dos paraderos: calle Linares con Yelcho y calle Linares con Santiván.
30 Corbalán Tapia, Leonor. Entrevista
31 Salinas, Mario. Entrevista
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En la actualidad el único medio de transporte que conecta al cerro Merced con el plan de Valparaíso, son dos líneas de colectivos que tienen su terminal en la calle Uruguay en el centro de Valparaíso y suben por calle Uruguay, doblan por calle Hontaneda, enfilan por Rodríguez y de ahí suben por Linares hasta Pajonal. De regreso bajan por calle Carlos Rogers, siguen por La Virgen has Linares, llegando hasta Hontaneda y Uruguay en el plan.
La vida comunitaria
Las organizaciones comunitarias del cerro Merced cumplen un rol social que trasciende a sus propios lineamientos fundacionales, porque allí donde se organizó un club deportivo y había necesidad de construir una escala de acceso al cerro, por ejemplo, el club asumió la tarea de coordinar las acciones y desplegar las gestiones para conseguir resolver dicha necesidad.
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Club Deportivo YelchoFuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa.
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Club deportivo Juventudes PajonalFuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa.
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Club deportivo Yelcho
Eso es lo que ocurre por ejemplo con el Club Deportivo Yelcho, fun-dado en 1936, por destacados dirigentes como Carlos Ríos y Carlos Cavie-res, quienes junto a otros vecinos fueron conquistando finales y campeo-natos jugados a estadio lleno en el mítico estadio O´Higgins de San Roque.
De la cantera del Yelcho han surgido figuras de marca nacional, que no sólo lograron un lugar en los clubes más importantes de Chi-le como Santiago Wnderers y Colo Colo, sino que también en la selec-ción chilena de Fútbol. Los dirigentes actuales recuerdan entre otros a Guillermo “Yemo” Díaz Zambrano, delantero izquierdo que jugó en Santiago Wanderers, Palestino y el Real Zaragoza de España. También fue seleccionado nacional, vistiendo la Roja en 18 partidos, anotan-do 7 goles y logrando clasificar a Chile al Mundial de Suecia de 1958.
Otro jugador destacado, que nació futbolísticamente en el club Yelcho, es Elías Cid, campeón con Everton del campeo-nato nacional en 1950 y 1952. También se recuerda a Anto-nio Morales y los hermanos Pacheco y los hermanos Rojas.32
Paulatinamente, el club Yelcho fue reconocido como un referente del cerro Merced, por esta razón recibían en nombre de la comunidad a las distintas autoridades que visitaban el sector y a quienes les planteaban las necesidades del cerro. Fue en uno de estos encuentros como recuerdan los
32 Focus Group
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dirigentes, que el regidor Zegevic les propuso a los dirigentes del club, en 1950 aproximadamente, que así como hicieron funcionar el club deporti-vo, también deberían organizar una junta de vecinos. El resultado de esa conversación es que poco tiempo después, al alero del club Yelcho, nació la Junta de Vecinos número 58, que funciona en la misma sede del Yelcho.33
Este relato es refrendado por el dirigente vecinal Marco Pino, para quien el Club Deportivo y la junta de vecinos, tienen una historia común.
“… la historia cuenta que acá existía una cancha, que
la tenían en comodato. Ocuparon la cancha años, hacían
campeonatos nocturnos espectaculares, eran los mejores
de Valparaíso en esa época, años 30 y ahí los vecinos fun-
daron este club, el Yelcho y cuando comenzó a funcionar el
club, ellos necesitaban recursos. Había un Regidor de la Épo-
ca, de apellido yugoeslavo y él dijo que si teníamos un club
y éramos vecinos, fundáramos una Junta de Vecinos y así
nació, hecho por el club Yelcho en los años 50 y ahí comenza-
ron a conseguir recursos. Los viejos cuentan que fue el club
Yelcho el que comenzó a construir las pri-
meras escalas en el sector para llegar a la calle
Colón. No existían calles, existían huellas nomás”.34
33 Focus Group.
34 Focus Group.
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Juventud pajonal
También es un clásico en la historia deportiva del cerro Merced, el club deportivo Juventud Pajonal, el que fue fundado el 26 de septiembre de 1945, por un grupo de muchachos de entre 10 y 15 años, en la calle del mismo nombre en el Cerro Merced.
El Juventud Pajonal ha estado ligado históricamente al gigante porteño del fútbol chileno Santiago Wanderers y por esta razón los colo-res del club amateur son el verde y blanco como homenaje al Chago.
El dirigente del club deportivo Juventud Pajonal, Eduardo Hidalgo, rescata que así como se han obtenido muchos triunfos deportivos, el espí-rituesencial que motivó a los fundadores de la institución fue reunir a la comunidad y apartar a los jóvenes de la delincuencia y la drogadicción.35
Clubes y juntas de vecinos
Y aunque el paso del tiempo ha fortalecido a los tradicionales clu-bes Pajonal y Yelcho, hay otras instituciones deportivas que aunque desaparecieron, se mantienen intactas en la memoria de los poblado-res, que recuerdan también al Colombo Ferreto y al club San Martín.
“… en los años 20 habían ligas, no eran clubes depor-
tivos inscritos, pero habían muchas ligas donde uno iba
35 Hidalgo, Eduardo. Club Deportivo Juventud Pajonal, una historia de esfuerzo y wanderinidad.
http://www.corporacionwanderers.cl/noticias/club-deportivo-juventud-pajonal-una-historia-de- es-
fuerzo-y-wanderinidad/
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a jugar. Me contaban que había un club que se llama-
ba Colombo Ferreto, que estaba cerca de la virgen. El
dueño era el mismo de una fiambrería grande del cen-
tro y él aportaba con las camisetas. El otro era el San
Martin, ese funcionaba en la calle Padre Febres…” 36
Además del fútbol, en el cerro también se juega a la rayuela, en el conocido club Estrella de Mar, cuya fundación se remonta al año 1950.
Y desde el punto de vista de las organizaciones funcio-nales de barrio, también se reparten distintos territorios del cerro Merced la Junta de Vecinos N° 14, Cerro Pajonal, la Jun-ta de Vecinos Pasaje Casablanca N° 59; la Junta de Vecinos Fran-cisco Noguet, N° 61; y la Junta de Vecinos Stella Maris, N° 165.
36 Pino Albornoz, Marco. Entrevista
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Capilla San Jose Obrero.Fuente: Fotografía Tomada por Lidia Pinto Cerpa
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“Dios nos quiso borrar del mapa”
En el puerto de Valparaíso
Siempre hay algo que invita a soñar
Unos ojos unos labios o un hechizo
O la brisa que viene del mar
… En la virgen al fin pude anclar
La esperanza de hallar el regreso
Para mi alma la paz el hogar
Los cerros de Valparaíso. Ramón Muñoz Bustamante
(Jorge Castillo)
Los vecinos del cerro Merced nunca imaginaron que un incen-dio, originado a media tarde el 12 de abril de 2014 y que era com-batido por bomberos, brigadas forestales de infantería y por heli-cópteros y aviones dromader desde el aire, se iba a desbocar de tal forma, que destruiría cientos de casas en este y otros barrios, dejando un nivel de destrucción comparable sólo con los destruc-
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tivos terremotos que azotaron a Valparaíso a lo largo del siglo XX.
Pero el fuego llegó a la hora de once y se tomó por asal-to cientos de casas, algunas más modestas que otras, especialmen-te en la parte media y alta del cerro Merced. Incluso la antiquísi-ma y lujosa casa patronal del fundo Pajonal, con su propietaria Úrsula Riegel en su interior, fue alcanzada por las pavesas ardien-tes desde el techo, obligando a la gringa a escapar, para alcan-zar a salvar la vida. Todo lo demás se perdió para siempre ese día.37
Más abajo, a eso de las 5 de la tarde, el fuego también cobró su parte, reduciéndolo todo a cenizas, como comenta la vecina Sara Arce.
“No le dimos importancia al incendio, porque cuan-
do mi hija me dice ‘mamá mira el incendio’, estaba allá de
la avenida Francia para arriba, allí estaba el incendio,
eran las cuatro de la tarde. Y pasó que el hijo de ella esta-
ba jugando fútbol arriba por el lado de Pajonal y él llega
como a las 6 de la tarde y dice ‘echen todo lo que puedan
porque el incendio estaba encima’. La gente gritaba para
allá para acá y en eso todo se empieza a llenar de humo y
ella sale afuera y ve que el incendio estaba al frente y dice
‘mamá eche lo que pueda en un bolsón’. Alcancé a rescatar
la camisa de dormir, dos calzones, donde tenía la plata y
37 Riegel, Úrsula. “La gringa, una de las historias que dejó el incendio en Valparaíso”. http://www.
soychile.cl/Valparaiso/Sociedad/2014/05/05/247195/La-gringa-una-de-las-historias-que- dejo-el-in-
cendio-en-Valparaiso.aspx
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la bolsa con remedios… Dios nos quiso borrar del mapa”.38
Y así como son amplios los testimonios de la trage-dia, también lo son las voces y rostros de aquellas muje-res y aquellos hombres que convirtieron la reconstrucción en una segunda oportunidad para sí mismos y para su entorno.
La misma señora Sara, manifiesta su alegría porque a sus 88 años, ahora tiene calles pavimentadas y colectivos que la dejan en la misma puerta de su casa. Lo otro que desta-ca es la unidad entre vecinos que se generó después del incendio.
“Todo lo que es para caminar, salir para afuera, el
tomar el colectivo y que te venga a dejar a la casa, todas esas
cosas ahora son muy agradables. Pasa algo y vienen a bus-
carlo al tiro a uno, ésa es la gran comodidad que tiene ahora
el cerro. Lo otro es que a través de los famosos clubes de la
tercera edad, como somos todas conocidas, se preocupa uno
del vecino, en ese sentido somos más unidas, porque si yo no
veo muy luego a una vecina, me preocupo y le pregunto”.39
También destaca los avances y mejoras en el espacio urba-no del cerro Merced, el dirigente vecinal Marco Pino, quien advier-te que aunque cuesta ordenar a la comunidad, hay avances en aspec-tos que están cambiando el rostro del tradicional cerro Merced.
38 Arce Sara. Entrevista
39 Arce Sara. Entrevista
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Incendio 12 de Abril 2014Fuente: https://www.flickr.com/photos/132838611@N04/
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“Ahora han llegado recursos no sólo del Esta-
do, sino que del extranjero, eso la gente no lo sabe.
… En este sector, vino la recuperación de barrios se
hizo en la parte baja y en la parte alta... Tuvimos la suer-
te de agarrar toda la parte baja, los miradores, las esca-
las, luminarias. Se han hecho muchos adelantos y la gente
está agradecida, contenta, porque se ve diferente, se ve lim-
pio. Cuesta un poco ordenar a la gente para que lo manten-
ga limpio, pero uno siempre tiene que andar peleando con
los vecinos para mantener, pero se ha hecho un gran ade-
lanto con esto a nivel gubernamental a través del Serviu.
Hay hartas cosas que se han hecho y se siguen haciendo”.40
También vale la pena destacar lo que observa el vecino Mario Sali-nas, para quien el incendio no sólo ayudó a establecer una comunidad más unida en el barrio más inmediato, sino que también generó una suerte de hermanamiento con los otros cerros afectados por la catástrofe.
“… el incendio como que los hermanó a todos,
sea el cerro Las Cañas, el cerro la Cruz, el cerro
El Litre, el cerro Merced, nos hermanó a todos.
Porque, porque resulta que todas las directivas
nos juntamos, todas las directivas participamos, para
40 Pino Albornoz, Marco. Entrevista
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una u otra cosa, tuvimos que encuestar gente, la gen-
te que se les quemó las casas, por ejemplo, hacer cen-
tros de acopio, porque la gente quedó sin nada po’. Enton-
ces, ir tramitándole las casas, todas esas cosas, ir
ayudando a la gente a ir tramitándole las casas, todo eso.41
Esta solidaridad y organización tuvo momentos profundamen-te emotivos como cuando en plena etapa de remoción de escombros, las faenas se suspendían momentáneamente cuando desde algún punto entre los cerros Merced, La Cruz, Las Cañas y El Litre, surgía espontáneamente el grito de ¡Viva Chile!, que erizaba la piel y rea-firmaba la voluntad de lucha de las porteñas y porteños a quienes las catástrofes nunca fueron suficientes para ponerlos de rodillas.
En este punto, nobleza obliga a recordar con gratitud a los jóve-nes estudiantes, universitarios, liceanos, bomberos, y tantos hombres y mujeres que acudieron en plena emergencia a poner sus manos y su corazón para socorrer a quienes habían sido golpeados por el incendio.
41 Salinas, Mario. Entrevista.
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Una mirada de futuro
Y así como se respondió con solidaridad a la dramática circuns-tancia que significó el incendio del año 2014, así también en unidad se han dado pasos para que la reconstrucción permita a todos una mejor calidad de vida, que permita mirar con optimismo los días venideros.
En este sentido, hoy los vecinos se permiten con soñar con una serie de proyectos que comienzan a perfilarse para recuperar la identidad y el patrimonio material e inmaterial del cerro Merced.
Entre las muchas ideas y proyectos que surgen, se plan-tea la posibilidad de generar una ruta patrimonial que desta-que los lugares más importantes y donde se han establecido los hitos identitarios de La Merced. Un recorrido en el que no pue-de faltar la importancia de La Cruz de Los Muertos, La Vir-gen y el barrio residencial del héroe nacional Luis Pardo Villalón.
“… la idea es promove el cerro. Estamos en la idea de
promover, de diferentes formas. Hay una ONG que también
viene del Quiero mi Barrio, un grupo de mujeres empren-
dedoras. Hay como 15 mujeres y han hecho como una feria
que se hará, donde venderán todo lo que han hecho en talle-
res. Esto de hacer la historia del Cerro es súper bonito, yo
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estoy súper entusiasmado con esto porque así de algu-
na forma se da a conocer el cerro y van a saber que existi-
mos, va a quedar. Lo otro es que queremos buscar la forma
de hacer turismo, hay posibilidades de hacer un recorrido
turístico con la Cruz de los Muertos, algo se puede hacer.
Falta las ganas, el entusiasmo y que pesquemos la onda…”42
Las vecinas y vecinos también se entusiasman con la crea-ción del parque proyectado en la parte alta del cerro, que ade-más tendrá una multicancha totalmente implementada, una plaza, una sede social y un sendero de paseo con quinchos.43
En resumidas cuentas, hay una mirada llena de optimismo res-pecto a lo que viene para el cerro Merced, por una razón que no tie-ne que ver con las obras en infraestructura que se proyectan. La razón para creer en un futuro promisorio para el cerro radica en la bondad de sus habitantes como asegura la vecina Victoria Gonzá-lez, porque como ella afirma “este es un cerro de gente bue-
na y eso asegura el porvenir de nuestra comunidad”.44
42 Pino Albornoz, Mario
43 Focus Group.
44 González, Victoria. Focus Group
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Trabajo Taller MosaicoFuente : Recuperación de la historia y la memoria colectiva del
Cerro Merced ubicado en Valparaíso.Documental realizado para el Programa Quiero Mi Barrio,
en conjunto con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
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CERRO LAS CAÑASCERRO LAS CAÑAS
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EMOTIVO RELATO DE UNA TRAGEDIA QUE ESTREMECIÓ AL MUNDO ENTERO
Tan terrible circunstancia Todo en mi vida Cambio De la noche a la mañana El mundo se estremeció
El día doce de abrilDos mil catorce fue el año Millones fueron los daños
Todo fue un ir y venir Recuerdos vimos morir
Los tesoros de la infancia Sólo quedó su fragancia
Luchando entre la ceniza No me quitó la sonrisa
Tan terrible circunstancia.
Mi vida estaba resuelta Tranquila con mi familia Pero una ardiente vigilia Acechó mi frágil puerta
Bolas de fuego violentas Que el viento multiplicó
Ni un zapato me dejó Sólo llagas en mis pies
Un dolor nuevo encontré Todo en mi vida cambió.
Aturdida nuestra mente Enfrentados a la nada Extraviamos la mirada
Despertamos de repente Con la ayuda de la gente Y su hermosa caravana
Con el chuzo, con la pala Caminando aparecieron
Superhéroes todos fueron De la noche a la mañana.
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Volvimos los pobladoresA las casas de emergencia Nos armamos de paciencia Se olvidaron los rencores
Florecieron los valoresEl puerto se desbordó Con la ayuda y el amor El país en gran alianza
Renació nuestra esperanza El mundo se estremeció.
Esta no es la despedidaNo es adiós sino hasta siempre
Muchas gracias nuevamenteA seguir con nuestra vida
Desde otra perspectiva Los cerros se fusionaron¡Ya ganamos la batalla! En la cima de Las Cañas
Nuevos sueños comenzaron.
Versos elaborados por vecinas del cerro Las Cañas de Val-paraíso Rosa S., Cristina, Juana, María Angélica, Grecia, Marit-za, Margarita Elena, Manuela, Elena, Olga, Belén, Rosa V, Cata-lina, María Adriana, Margarita V., Rosa del Carmen y Laura.
Noviembre 2015
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Las Cañas: Bóveda de Manantiales
No hay dos opiniones para explicar por qué el cerro Las Cañas se llama de esta manera. Simplemente el nombre surge porque en este cerro de Valparaíso abundaba la hierba y crecía sin contrapeso ni limitación la vegetación, a la que los más antiguos denominaron como cañas, una especie de arbusto que crece profusamente al borde arroyos y esteros.
Quizá el cerro Las Cañas, en ese estado de conservación y con un poblamiento bastante más tardío que otros cerros aledaños al barrio El Almendral, como La Cruz y Merced; haya mantenido esa imagen que impactó a los colonizadores españoles que vieron en Ali-mapu, una selva casi inaccesible como afirma en su Historia de Val-paraíso, Benjamín Vicuña Mackenna, donde el mar penetraba en la arenosa playa del Almendral hasta besar el pie de quillayes y boldos.
“Nada, entre tanto, podía ser ni más agreste ni más
romántico que el aspecto de aquellos sitios, apenas turbada
su majestuosa soledad por la presencia de la civilización…
El mar, no contenido por toscos pretiles, penetraba con las
mareas hasta besar el pie de los quillayes y los boldos, árbo-
les que todavía predominan a lo largo de nuestro litoral… En
el fondo de aquellas selváticas laderas brotaban por entre
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las grietas del granito fuentes vivas de esa agua perenne
todavía y que no han agotado en tres siglos todos los erro-
res y todas las desidias humanas asociadas, alcanzando
sólo a fabricar cloacas donde antes aquella regara vergeles.
Los húmedos canelos, los elegantes maitenes y algún
aromático culén (hoy regalo de jardines) hacían bóve-
da a los manantiales que bajaban a la arena, mien-
tras que los bellotos y los peumos y algún maléfi-
co litre revestían con su sombrío follaje sus declives”1
Estas condiciones topográficas y morfológicas se coludieron para que los primeros habitantes del cerro Las Cañas comenzaran a poblar este sector de Valparaíso bien entrado el siglo Veinte, en un pobla-miento que se dio desde arriba hacia abajo, a diferencia de lo ocurri-do en otros cerros donde, por una cuestión natural, los asentamientos humanos se dieron primero en los faldeos y luego se proyectaron hacia la parte alta, tal como lo explica el vecino Amador Amable Canelos.
“Este cerro tuvo una particularidad… fue diferen-
te de todos los demás cerros. Todos los cerros empeza-
ron a poblar desde abajo hacia arriba, menos el cerro Las
Cañas. Fue de arriba hacia abajo. La razón es una sola: si
ustedes bajan y se ponen en el ascensor y ven todo el fren-
1 Vicuña Mackenna, Benjamín. Historia de Valparaíso, 1869.
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Quebrada Rinconada (Pocuro y Las Palmeras)Fuente: Libro Quebradas de Valparaíso Memoria social autoconstruida de Valparaíso
Autora: Andrea Pino Vásquez 2015.
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Quebrada Rinconada (vista desde Cancha Las Palmeras)Fuente: Libro Quebradas de Valparaíso Memoria social autoconstruida de Valparaíso
Autora: Andrea Pino Vásquez 2015.
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Quebrada Las CañasFuente: Libro Quebradas de Valparaíso Memoria social autoconstruida de Valparaíso
Autora: Andrea Pino Vásquez 2015
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te de abajo, se preguntan por dónde subía la gente por-
que no había manera de subir ya que era un acantilado”2
Una de las quebradas más reconocidas del Cerro Cañas y que forma parte del inicio de este cerro, corresponde a la quebrada Rin-conada, que también se le conoce como Pocuro y Las Palmeras, por las palmeras que se encuentran al costado del Fundo Pajonal. Esta quebrada se sitúa entre los Cerros Las Cañas hacia el oeste y Mer-ced hacia el este, conectándose directamente con la Av. Alemania hacia el norte y hacia el sur con el sector de El Pajonal (Pino, 2015).
A algunos vecinos no les gusta la denominación Rinconada, pues la mayoría piensa que se le nombra peyorativamente de este modo por estar en un rincón. No obstante, se debe principalmente a que la irregularidad en el terreno que crea un hábitat cerrado en ese lugar, por lo tanto, el término no les gusta porque creen que es despectivo, además de sentirse un tanto aislados no cuentan con un camino en buen estado y la conec-tividad es irregular, debido a esto que muchos habitantes del sector se sienten más cómodos llamando a Rinconada como Avenida Alemania.3
Otra quebrada que forma parte importante del cerro es la quebrada Las Cañas, que está constituida por la cuenca Uruguay y desemboca en el cauce del mismo nombre. Se sitúa entre los cerros El Litre hacia el oeste y el cerro Las Cañas hacia el este, conectándose directamente con la Avenida
2 Canelos, Amador. Entrevista. Agosto 2017.
3 MDS, FOSIS, SENDA, 2016.
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Alemania hacia el norte y hacia el sur con el Cerro Las Cañas (Pino, 2015).
Y en este escenario agreste, en el recuerdo de los habi-tantes con más años, como la vecina Inés Gallardo, de 82 años, rememora que ella llegó al cerro Las Cañas para habitar una modesta vivienda que ella define como “ranchito”, que era lo que le permitía en aquellos años su realidad socioeconómica.
“Yo llegué aquí a este cerro, no habían tantas casas,
habían puros como ranchitos, no mediaguas tampo-
co, eran ranchitos que se hacía lagente. Yo vivía en
El Litre con mi marido y los dos niños, tenía mi hija
mayor que falleció y él que es el segundo. Vivíamos en
El Litre y hubo un problema y tuvimos que venirnos…”4
No es casual que los pioneros en el poblamiento del cerro Las Cañas hablen de sus viviendas como ranchos o chozas, ya que hacia mediados del siglo Diecinueve, la migración desde el campo a la ciudad que se verificó en nuestro país, derivó también en que se replicaran viviendas de tipo rural o campestre que los recién llegados instalaron en los cerros de Valparaíso.
Otro vecino, también con más de 80 años, recuerda que su familia se instaló en un rancho en el cerro Las Cañas, que les permitía criar animales por el amplio patio con el que contaban, pero que por lo precario de la vivien-da y la condición socioeconómica no tenía camas suficientes para todos.
4 Gallardo, Inés. Entrevista. Agosto 2017.
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“Aquí llegamos a un ‘rancho’ prácticamente, por-
que no era una casa, habían animales, nosotros, toda la
familia de él, llegaron le dieron cama y todo, y para noso-
tros no alcanzaron las camas, asi que nos dieron un
pedazo en la cocina y ahí dormíamos en la cocina tirá-
bamos la ropa de cama en el suelo y ahí dormíamos”5
La señora Inés Gallardo recuerda que instalar su ran-chito en lo escarpado de la quebrada fue una tarea ardua que duró varias semanas y en la que participaron amigos de su mari-do, los que se refrescaban con vino de la dura faena que era inten-tar allanar el terreno y convertir el monte en planicie todo lo cual contribuyó a hacer bastante lento el proceso de instalación.
“… en el cerro todo era mora, mora, mora. Mi mari-
do habló con los compañeros que se juntaban ahí a jugar a
la rayuela por el alrededor de la casa, eran varios. Traían
palas, traían todo, pero que pasaba, que traían, los otros
eran muy buenos para el copete, entonces traían prime-
ro su garrafita de cinco litros, compraban pescado, enton-
ces, mientras los otros picaban un poco, el otro preparaba
el pescado, después se sentaban, ya no hacían nada más.
5 Hombre 80 años, quebrada Las Cañas. Pino Vásquez, Andrea. Re-composición de la realidad en el
imaginario urbano: el caso de las quebradas de Valparaíso. Revista Márgenes. Diciembre 2013.
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Ranchitos del Litre (mediados del siglo XIX)Fuente: www.memoriachilena.cl
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Vendedora de Mote 1900Fuente: “Volver al Puerto, Fotografías de Valparaíso: Teodoro Kuhlmann (1869 - 1957)
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Yo le digo a las chiquillas, a mí este terreno me costó
lágrimas de sangre, porque yo venía a ver al otro día y no era
nada lo que avanzaban, todos los domingo era la misma y yo
peleaba con él, pero para que les compra vino, pero me decía,
pero es que si ellos toman su caña, cómo no les voy a com-
prar, pero trabajan primero y después en la tarde se ponen
a tomar, pero hacen algo. Era bien poco lo que hacían…”6
Así como la imagen rural en los cerros de Valparaíso se proyec-tó en ranchas y chozas, también el ambiente campechano se expresó en casas quinta, donde los vecinos también cultivaron árboles frutales.
“Aquí las casas que tenían los viejos antiguos eran casas
quinta, no eran casas, casas. Mi abuelo tenía la casa al fondo y
para acá él tenía llena de f lores. Tenía árboles frutales, árbo-
les frutales, uva… Y la entrada estaba aquí por Los Obreros”.7
Y así, paulatinamente, los vecinos fueron poblando el cerro Las Cañas, instalándose en medio de las quebradas y construyen-do sus viviendas especialmente de adobe, como asegura la seño-ra Ángela Osorio, de 83 años, nacida y criada en Las Cañas.
“Mire cuando yo nací ya habían casas aquí, pero eran chi-
cas como se hacían antes nomás, de adobe, mi casa era de ado-
be, yo me crié con mis papás y mis hermanos. Y después empe-
6 Gallardo, Inés. Entrevista. Agosto 2017.
7 Contreras, Carlos. Entrevista. Agosto 2017.
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zó a cundir el cerro… de ahí seguía el bosque para arriba”8
En este contexto, por lo general, el sitio habitacional con-sideraba también un espacio importante para la crianza de ani-males y muchos vecinos y vecinas eran reconocidos por el tipo de animales que criaban, como es el caso de la Chancha Negra.
“… pero cuando mi abuelo llegó aquí, vivía la…
como se llama, la vieja le decían, la vieja de la chan-
cha negra, porque ahí tenía un chancho, una chancha
negra… Entonces la señora, por eso la conocían aquí, cria-
ba animales así… Después ellos se fueron, se murió ella
y se fueron los hijos, se fue el marido, se fueron todos…”9
Esta práctica de criar animales es parte de la tradición que se mantiene hasta hoy en algunos sectores del cerro Las Cañas, donde a diferencia de otros puntos de Valparaíso, hay mayor f le-xibilidad y condiciones del entorno para este tipo de actividades.
“Antiguamente se hervía la ropa. Íbamos a bus-
car leña con carretón en compañía de los papás en las
mañanas. En ese tiempo también había sábanas de saco.
Era un barrio pobre. Había crianza de animales: pollos,
8 Osorio, Ángela. Entrevista. Agosto 2017
9 Contreras, Carlos. Entrevista.
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chanchos, vacas. Se veía mucho animal suelto por acá”10
“Antes de vivir aquí nosotros estuvimos viviendo en San
Roque, entonces mi marido tenía animales y donde vivía no
podía tener animales, entonces él se vino para acá, como
es nacido y criando acá, su mamá vive allá en la esquina.
Entonces se buscó este pedazo de terreno lejos también del
sector de las casas, por lo mismo, porque él tiene anima-
les, tenemos chanchos y caballos, para atrás está lleno de
corrales, son los animales que están ahí, chanchos, caba-
llos, chivos… conejos… de repente, él faena uno para la casa,
pero los tiene para venderlos… acá hay gente que le gus-
tan los animales del sector y andan buscando un chancho,
y mi marido se los vende y se los llevan, por ejemplo en un
tiempo criamos gallinas, teníamos más de 100 gallinas”.11
Así entonces, comienzan a configurarse las tareas producti-vas que ayudaron al sustento de las familias que habitan el cerro La Cruz a lo largo del siglo XX, sin embargo hay registros de un par-ticular trabajo que se desarrollaba en las quebradas de Valparaí-so, incluidas las quebradas de Las Cañas y Pocuro, en las cua-les los Aguadores extraían agua de las vertientes para abastecer del vital elemento a los habitantes de Valparaíso, en el lejano 1871.
10 Cornejo, Pedro. Entrevista.
11 Mujer, 37 años. Pino Vásquez, Andrea. Re-composición de la realidad en el imaginario urbano: el caso
de las quebradas de Valparaíso. Revista Márgenes. Diciembre 2013
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En esa época un aguador ganaba entre 1,50 y 2 centavos diarios por desarrollar esta tarea, lo cual la convertía en un trabajo lucra-tivo para la época, en el que se desempeñaban 638 aguadores, de los cuales 27 correspondían a la quebrada de Pocuro y 7 a la quebra-da de Las Cañas. Los demás se repartían en el resto de las quebra-das de Valparaíso, principalmente en las quebradas de Jaime (128), de San Agustín (105), de San Francisco (92) y de los Lavados (90).12
Asimismo, hacia fines del Siglo Diecinueve, en el límite de los cerros La Cañas y El Litre, existió una cantera, que se ubicaba en el fun-do El Pajonal y que posteriormente se transformó en un crematorio de basura, cuyos hornos sirvieron más de una vez como punto de referen-cia para quienes extraviaban sus pasos en las oscuras noches del cerro Las Cañas, como recuerda anecdóticamente el vecino Amador Canelos.
“Don Juan Maquiavelo era un panadero. En donde está la
unidad vecinal (15) antes había una chimenea grande y como
este cerro era despoblado, el Ministerio de Obras Públicas había
hecho un crematorio (allá abajo) y habían hecho unos tubos de
ladrillos (hasta aquí arriba) con una chimenea para quemar
la basura. No había nadie… era el único cerro que no tenía ni
una casa. Y nosotros pedimos autorización para botarla (éra-
mos como 12 o 15 en este terreno y se dinamitó la chimenea)…
12 “Importancia mercantil del proyecto para dotar de agua potable al puerto de Valparaíso, apéndice del
informe del ingeniero don Almiro González sobre la posibilidad de surtir de agua a la ciudad desde el río
San Francisco de Monte, Archivo Nacional, Documentos Municipales y Administrativos de Valparaíso,
Vol. 8, tomo 2, 1876, fjs 436-460.
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Oficio Panadero siglo xixFuente : flickr Santiago Nostalgico
https://www.flickr.com/photos/28047774@N04/25547212413/in/al-bum-72157664320542349/
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Ilustración Burro Aguador.Fuente: http://www.montillaonline.com/sobre-montilla/item/9-las-fuentes-de-agua-pa-
blica-y-los-aguadores.html
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A Juan Maquiavelo le gustaba tomar… entonces él se
guiaba por la chimenea para llegar. Y un día llega y no vio la
chimenea, se puso a caminar, caminar y caminar… se amane-
ció caminando hasta que se le pasó la cura y llegó a su casa. La
señora Berta -que era su esposa- me contó que llegó bueno y
sano pero rasguñado porque se metía por las malezas, inten-
tando encontrar la casa. Esto era una verdadera boca de lobo”.13
Y así como es reconocido don Juan Maquiavelo, también entre los personajes más tradicionales del cerro Las Cañas se recuerda al famoso Plastiloco, don Carlos Gómez, quien estableció uno de los primeros negocios del cerro, y fue pionero en incursionar en la venta de artículos de plástico.
“Hasta el día de hoy todavía es personaje reconocido “Plas-
tiloco”.Yo desde chica lo recuerdo. Es un caballero que antigua-
mente tenía un negocio donde comprábamos el té suelto, las
calugas de aceite, vendía plástico. Tenía todo lo que fuese plás-
tico. Por eso le decían plastiloco. Al que pasa le dice un garaba-
to… es chistoso. Ahora vende carbón. Era punto de referencia
plastiloco porque saben dónde vive y él sabe todo de todos”14.
La esposa de Carlos Gómez, Plastiloco, recuerda que su marido tra-bajaba en una fábrica de plásticos y traía dichos productos al negocio fami-liar, de allí el seudónimo por el cual es ampliamente conocido su marido.
13 Canelos, Amador. Entrevista.
14 Flores, Paola. Entrevista.
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“… trabajaba en una fábrica de plásticos. Y yo abrí el
negocio con unas poquitas cositas iba trayendo y traía
el plástico, por eso que me pusieron el “plastiloco”, todo
el cerro lo conoce por el “plastiloco”, porque yo empecé a
vender todo, cuando recién estaba el full del plástico, en
ese entonces, recién estaba saliendo, si yo vendía orquí-
deas, baldes, palas, todo lo que había de plástico, de todo”.15
También los vecinos recuerdan a Lautaro, el dependiente de un cabaret de ‘chicos’, que era el centro de fiestas más popular del cerro Las Cañas, aunque muchos creyeron que por la antigüedad de su estructura, entre baile y baile, se vendría abajo, lo que afortunadamente nunca ocurrió.
“El otro personaje importante era Lautaro (falleci-
do). Tenía una casa de ‘chicos’ y todos se iban a tomar ahí.
Tenía una casa antigua que daba terror porque estaba para
caerse y había una palmera, entonces siempre ha existido
la historia de que en una parte de la palmera están anota-
dos todos los nombres de toda la gente que llegaba a visitar
el lugar. Cuando pasó el incendio bromeaban de que menos
mal que se quemó la palmera para que no delate a nadie”.16
“… este fue el único cerro que yo me acuerdo que tuvo fuen-
te de soda, tuvo una boîte que era del Lautaro y una quinta...
15 Gómez, Carlos. Entrevista
16 Flores, Paola. Entrevista
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fue el único cerro porque la fuente de soda era el buque... era
muy lindo, tenía una vista preciosa; el Lautaro era para los
que se portaban mal en la noche ahí... para los desordenados”17
La escalera de la Muerte
“Este es el ascensor del Cerro Cañas. Al lado,
en línea paralela, la escalerade la muerte.
Una mujer gruesa sube jadeando con un lío de ropa
en la cabeza” (...)
“Los almacenes de Valparaíso tienen un olor especial a café,
achicoria, chancaca y frutas secas. Nací
en estos olores, ruidos y colores.
En el Viejo Almendral. Joaquín Edwards Bello
17 Saavedra, Héctor. Focus Group. 21 de agosto 2017
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Uno de los desafíos más importantes para los vecinos del cerro Las Cañas fue desde siempre el de la conectividad y el acceso, ya que en una época sin pavimentación ni caminos bien definidos, lo típico en invierno era intentar sortear el barro que proliferaba por todos lados.
“… la calle donde vivía, en la calle Demóstenes, ahí donde
mi mamá era puro barro, puro barro; me acuerdo que la vere-
da era de puros durmientes en ese tiempo, eran puros palos
de esos… y era greda, este cerro era greda; mi mamá nos man-
daba a comprar carbón, íbamos con un palo pero por la zanja,
porque no podíamos caminar, si uno se pegaba un resbalón…”
“Y la mamás que bajaban que usaban taco, mi mamá
era elegante, usaba tacos, entonces se iba con la chancleta
decía ella y los otros los echaba en una bolsa y los guarda-
ba… nosotros el día domingo, mi papá nos hacía lustrar los
zapatos a todos el día domingo en la noche… el único día que
nos bañaban era el día domingo; si teníamos agua, teníamos
llave mi mamá calentaba en un fondo con fuego, calentaba
agua para bañarnos, entonces nos hacía lustrar los zapa-
tos, todo ordenadito para el día lunes impecable, y después
llegábamos con todos los zapatos con tierra y mi mamá nos
pasaba un trapito, un pañito y cuando lleguen ahí abajo a
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la Escuela David Ben Gurión, ahí se limpian los zapatos.” 18
“¿Cómo las cosas llegaban de abajo? Subíamos por el cerro
La Cruz. Por ahí trasladábamos los materiales para acá por-
que no se podía subir por Las Cañas porque no había camino.
Había una huella que se le llama un desecho. Usted sabe que Val-
paraíso es único… nosotros teníamos que subir por el desecho.
El desecho es el camino que uno lo va formando con la pisada”.19
Al desecho y las condiciones deplorables de los caminos hay que sumar otro sitio complejo para la conectividad de los vecinos de Las Cañas con el plan de Valparaíso como lo fue la denominada escala de la muerte, que le debe su nombre, según la mitología urbana a lo empi-nado de sus escalones, lo que habría provocado el fallecimiento de varias personas, especialmente en estado etílico. La otra versión para definir este acceso como escala de la muerte es que por lo angosto de su pasaje era un sitio idóneo para que los malhechores hicieran de las suyas, cobrando la vida de sus víctimas cuando ofrecían resistencia.
“Mucha gente murió en la escala de la muerte, era
una escala muy famosa... Porque tenía dos codos y en
esos dos codos se ponían a asaltar a la gente y no podías
devolverte hacia arriba porque era en 45 grados; así que
te pescaban si no tenías plata te tiraban para los rieles
18 Alvear, Laura. Focus Group. 30 de agosto 2017.
19 Canelos, Amador. Entrevista.
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del ascensor, por eso se llamaba la escala de la muerte.”20
“Era la escala de la muerte el único acceso para lle-
gar al cerro y llegar abajo al plan, entonces todo el mundo
tenía que transitar por ahí y de repente también yo supe
que venían unos curaditos y se caían por la escala... se lla-
ma la escala de la muerte porque es demasiado parada.”21
20 Saavedra, Héctor. Focus Group. 21 de Agosto 2017.
21 Elena. Focus Group. 21 de Agosto 2017.
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Soberanía comunitaria y desarrollo urbano
La necesidad de vivienda en el Chile pobre de fines del Siglo Diecinueve y al menos la primera mitad del Siglo Vein-te, se convertía en emergencia nacional cada vez que la tie-rra era sacudida por esos terremotos especialmente destructivos que se ensañaron con los habitantes de Valparaíso tantas veces.
Sin políticas habitacionales permanentes el Estado respondía a las catástrofes con mediaguas, mejoras y hacía vista gorda –aun-que con excepciones- de las ocupaciones de terrenos que se esta-blecían en los cerros de Valparaíso, lo que finalmente derivó en un crecimiento poblacional sin ordenamiento y sin los elementos bási-cos como agua, luz, alcantarillado, luminarias, que se requieren para dar calidad de vida a los residentes de los diversos territorios.
La toma de terrenos no fue la excepción en el cerro Las Cañas, cuyo poblamiento se consolidó desde la década de 1950 hacia adelante, en con-diciones donde los vecinos con mucho esfuerzo fueron trabajando en la limpieza y desmalezamiento del cerro para poder establecerse en el sector.
En la ocupación primaria de terrenos en el cerro Las Cañas, se manifestó con mucha fuerza la idea de una soberanía comuni-taria, donde la comunidad organizada y con liderazgos bien defi-nidos determinaba verdaderos protocolos para permitir la ins-
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Demóstenes (pasaje)Fuente: https://www.epicentrochile.com/2016/06/30/cerro-las-canas-pasaje-tenia-peli-
grosa-ladera-quedo-nuevo-ahora-red-seca/
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Demóstenes (pasaje pavimentado)Fuente: https://www.epicentrochile.com/2016/06/30/cerro-las-canas-pasaje-tenia-peli-
grosa-ladera-quedo-nuevo-ahora-red-seca/
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La escalera de la MuerteFuente: Salvemos Valparaíso Twitter : @salvemosvalpo
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talación de viviendas, como relata la vecina Inés Gallardo.
“Le dije que quería un terreno. Me dijo: allá arri-
ba hay un terreno desocupado y le dije: ¿allá arriba? ¿tan
lejos? Una vecina le dijo: ¿por qué no la deja acá? (que era
un terreno que estaba más abajo)…yo miré y era pura mora
y había que picar para aplanarla y entonces él puso una
estaca y me hicieron el recibo para construir la casa, des-
armamos los cajones que desocupaban en los almacenes
del plan y que vendían a bajo costo y traíamos las tablas y
ahí comenzamos a trabajar en la casa, mi marido picaba y
nosotros con los niños sacábamos la tierra con carretilla”.22
“Yo controlo. La gente sabe que aquí no puede poner-
se nadie más, no hay más espacio y de ponerlos igual
sería un riesgo, ya no se puede más. Tratamos noso-
tros, los mismos vecinos de proteger que no se pongan
más casas [...] Ha venido harta gente a tratar de tomar-
se otros terrenos y nosotros les hemos dicho que no”23
Esta soberanía comunitaria funcionaba perfectamente para organizar los terrenos, dado que el espacio era reducido y las necesi-dades eran múltiples. Además de fomentar un espíritu solidario entre las familias, preocupándose por el bienestar de la comunidad y ayu-
22 Gallardo, Inés. Entrevista. 2016
23 Pino Vásquez, Andrea; Ojeda Ledezma, Lautaro. “Ciudad y hábitat informal: Las tomas de terreno y
la autoconstrucción en las quebradas de Valparaíso”. Revista INVI, 28(78), 109-140. 2013.
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dándose en la construcción de sus propias viviendas, las cuales pese a ser de materiales de construcción reciclados en un primer momen-to permitían solventar las necesidades habitacionales inmediatas.24
Esta dinámica de organización vecinal fue conocida como los mejoreros y entre sus dirigentes más recordados varias vecinas y veci-nos mencionan al dirigente del cerro Las Cañas, Pablo Rodríguez, quien además de organizar la disposición de las viviendas, también tra-bajó por conseguir otros adelantos como el agua potable en el sector.
Los mejoreros estaban instalados a la izquier-da del límite entre el cerro Merced y Las Cañas, en terre-nos donde el dueño arrendaba sitios por 100 pesos mensuales.
“… había un terreno que quedaba subiendo a la izquier-
da, donde limita el cerro Merced con el cerro Las Cañas y al
lado derecho era todo eso. Un caballero era dueño de todo
eso… entonces arrendaban el terreno (pagaban un piso de
100 pesos por mes). Esa parte se llamaba los mejoreros”.25
Pero la ocupación de terrenos no fue la única forma de constituir barrios en el cerro Las Cañas. También hubo proyectos habitaciona-les como la Población 1925, también conocida como la población de los cesantes, que se edificó al costado del ascensor del cerro Las Cañas, como una respuesta social a los obreros del norte grande que quedaron
24 Recopilación Bibliográfica.
25 Canelos, Amador. Entrevista.
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sin trabajo en la década de 1920, como recuerda don Amador Canelos.
“Como se pudo, se hizo una población en 1925, que
estaba justo en el ascensor y se le nombró Población
1925. ¿Para qué se hizo esta población?... Para la gen-
te que quedo cesante del Norte. Por lo tanto, esa población
se le llamó vulgarmente la población de los cesantes”.26
Otra población que se constituyó de manera más formal en el cerro Las Cañas, es la población Santa Rosa Pajonal, que corresponde a un esfuerzo conjunto entre los sindicatos de las empresas Costa y Hucke, que en 1958 se organizaron para comprar terrenos, los potreros 1 y 2 del fundo Santa Rosa del Pajonal, proyecto que esperaba la participación de 400 per-sonas, pero que finalmente se constituyó con 164 familias, entre ellos don Amador Canelos, quien relata la experiencia de constituir esta población.
“Estos eran dos potreros que había aquí, del fundo San-
ta Rosa del Pajonal… Estaba incluida una cantera que hay
allá en el Pajonal, en el fondo atrás. Todo esto sucedió en
1958. En ese año iniciamos una comunidad entre el sindica-
to Huke con el sindicato de Costa y con todo el que quisiera
comprar. Por lo tanto compramos el terreno que daba para el
potrero n° 1 y potrero n° 2 del Fundo Santa Rosa del Pajonal.
26 Canelos, Amador. Entrevista.
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Al final por inconvenientes tuvimos que cambiar el nombre porque no nos convenía entonces decidimos llamarle Santa Rosa del Pajonal. Los terrenos de mil metros tenían que dejar las calles y áreas verdes. Los terrenos que tenían mayor quebrada, tenían mayor volumen de terreno. Los terrenos más planos tenían menos.
Cuando se dividieron los terrenos, hicimos un sor-
teo. Cada uno tenía su número… En este terreno había
cerca de 20 a 30 eucaliptus. Esto era un bosque”27
Hacia fines de 1960 se construyó la población El Caleuche, que fue habitada mayoritariamente por profesores, carabineros y pro-fesionales de la Marina Mercante, barrio que por sus condicio-nes de habitabilidad contribuyó a mejorar la plusvalía del sector.
De esta forma el cerro Las Cañas albergó en su territorio una amplia variedad de realidades culturales, sociales y económicas, cuyos límites ima-ginarios estaban determinados por las calles que atravesaban los barrios.
27 Canelos, Amador. Entrevista.
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Segundo Congreso de pobladores
La situación del cerro Las Cañas y la precariedad de sus servicios básicos era un problema transversal de las distintas poblaciones que habitaban los distintos sectores del cerro. Por esta razón, el 2° Congreso de Pobladores de Chile que se realizó en Valparaíso y que tuvo como tema principal la necesidad de organizar adecuadamente al cerro Las Cañas.
Dicha preocupación fue recogida más tarde por el Presiden-te de la República, Eduardo Frei Montalva, quien desarrolló el Plan de Mejoramiento Urbano del cerro Las Cañas, el que entre otros adelantos permitió la habilitación de la Subida Alessandri.
Inicialmente el gobierno de Frei Montalva intentó erradicar la toma de los mejoreros, medida que fue resistida por los poblado-res, razón por la cual finalmente se optó por el camino de la expro-piación de terrenos, convirtiendo a los mejoreros en propietarios.
Y así como hubo avances para estos vecinos, también hubo avances significativos en otros barrios con la regularización de terrenos a través de la Cooperativa Corhabit, a través de las cual se lotearon los sitios en condición irregular en la década de 1960.
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Otro importante adelanto en la habitabilidad de los barrios se verificó durante el gobierno de Salvador Allende cuando se con-siguió la instalación de luz domiciliaria a través de lo que se deno-minó como la segunda línea y que era en términos sencillos, energizar las viviendas desde los postes de alumbrado público –también costeados por los vecinos- pagando ahora por el medidor.
“Cuando salió Allende los diputados que nos
venían a ver -Luis Guastavino y Carlos Andrade-, hicie-
ron altiro que nos pusieran la luz, entonces ahí cada
una tenía que pagar su medidor entonces, no sé si eran
cien pesos o también ciento cincuenta, algo así, tenía-
mos que pagar, ellos ponían los cables y así tuvimos luz.28
“Mi papá comenzó a construir acá en el 70… Por ejem-
plo, en los tiempos en que los vecinos (nuestros padres)
compraban la línea del tendido eléctrico. Me acuer-
do de que las primeras campañas era pagar la segun-
da línea que le llamaban, que era el tendido para la
domiciliaria. Los postes se compraban en ese tiempo.29
El terremoto de 1985 generó una nueva oleada de tomas en el cerro Las Cañas y según datos del Centro de Investigación Social de Fundación TECHO, la mayoría de las tomas vigentes hasta nuestro días se originaron
28 Gallardo, Inés. Entrevista.
29 Vicencio, Osvaldo. Entrevista
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con posterioridad al terremoto de 1985, sismo que generó un déficit histó-rico de más de un millón de viviendas en la zona central de nuestro país.30
Recién en la década de 1990, se dio otro hito importante para mejorar las viviendas de importantes sectores del cerro El Litre con la instalación de casetas sanitarias, bajo la alcaldía de Hernán Pinto.
El ascensor Las Cañas
La escala de la muerte corría en paralelo al funicular que desde 1925 conectó a los vecinos del cerro Las Cañas entre la Avenida Alemania y el plan de Valparaíso y que por diversas razones, entre ellas mala admi-nistración y un accidente, terminaron por provocar su cierre en 1980.
Al igual que el Ascensor del Cerro La Cruz, es uno de los pocos que conecta el plan con la Avenida Alema-nia. Adicionalmente este funicular también servía para los habitantes de los cerros vecinos como El Litre y La Merced.
En la década de 1970 la ampliación de la locomoción colec-tiva hacia los cerros generó sospechas de quiebra para el Ban-co del Estado, propietario del ascensor, y decidió vender. El año 1972 es comprado por el comerciante de apellido Pilosw-ki, quién a los pocos años lo vendió a Samuel Morgenstern.
30 Pino, Andrea. Re-composición de la realidad en el imaginario urbano: el caso de las quebradas de
Valparaíso. Revista Márgenes. Diciembre 2013
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El año 1980 cesó su funcionamiento, debido a un acciden-te donde un cable se cortó y uno de los carros se estrelló con la esta-ción baja, afortunadamente no hubo personas dañadas. Esta falla fue el inicio del fin del funicular, ya que el dueño tuvo proble-mas administrativos y financieros para volver a hacerlo funcionar.
El ascensor también cumplió un rol fundamental como espacio de socialización del Cerro. Era el medio de transpor-te más usado y efectivo para trasladar a los habitantes y en con-cordancia a esto se reunía mucha gente en este sector y de esta forma se lograba sociabilizar con personas que esperaban a sus familiares para ayudar a trasladar enseres, mercadería, etc31.
Los habitantes del cerro Las Cañas recuerdan que era una gran complicación cuando se cortaba la luz y el ascensor dejaba de funcio-nar, ya que muchos de ellos subía a la hora de colación a sus vivien-das, en una época donde no había muchos restoranes en el centro de la ciudad o la mayor parte de ellos eran inaccesibles para el bolsillo.
“Cuando llegué no habían micros. Teníamos
que andar en ascensor no más. Cuando se cortaba la
luz teníamos que bajar y subir a pie. Fue bien difí-
cil porque tuve tres niñas por un año, así que cuan-
do las llevaba al Hospital abajo era bien sacrificado”32
31 Ascensor Cerro Las Cañas. Triviño, Lautaro. https://www.youtube.com/watch?v=0qr6vUahfAY
32 Caballero, Silvia. Entrevista.
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Ascensor las CañasFuente: https://www.flickr.com/photos/conan_del_puerto/5836985312/
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Sin embargo, la pérdida del ascensor no fue tan dramática como en el caso de otros cerros cuya conectividad dependía esencialmente de la exis-tencia de los funiculares , ya que en el cerro Las Cañas desde hace muchos años han circulado microbuses, y que incluso fueron escenario de anéc-dotas como la que relata la vecina Carmen de su época de adolescencia.
“Antiguamente había una micro aquí, la H, que iba al
cementerio, y yo con la María Elena y con la hermana de
ella, íbamos acarrear el agua para allá al cementerio; mira
las cosas que hacíamos cuando chica. Mi mamá ni sabía,
le decíamos que íbamos a jugar y nos subíamos a la micro
H que se tomaba allá arribita; íbamos al cementerio a aca-
rrear agua para tener monedas... Nos subíamos a la micro
con un tarrito y llegábamos al cementerio, como la H llega-
ba de ahí hasta allá, después y teníamos re harta suerte…
yo le decía María Elena yo traigo el agua, porque había que
acarrear el agua unos buenos metros y después nos ganába-
mos la moneda y nos comprábamos en la esquina que toda-
vía venden mote la pila de cuestiones nos comíamos y des-
pués en la H nos veníamos para acá; estábamos como dos
o tres horas… Y mi mamá creía que andábamos jugando.”33
33 Carmen. Focus Group
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En la actualidad hay dos líneas de microbuses que circulan por el cerro Las Cañas y que son los recorridos 513 que va desde El Vergel, pasando por Las Cañas y hasta el cerro Cordillera; y el recorrido 517, que va desde El Vergel y Las Cañas hasta Plaza Victoria y el Cerro Mariposa.
A estas líneas de autobús se suman colectivos de la línea 53, cuyo paradero está en la calle Morris en el plan de Valparaíso. Des-de ahí se dirigen hacia Pedro Montt, Uruguay y Van Buren. Des-de allí enfilan por Pocuro, Orella, Alessandri, Anticlea hasta Ave-nida Alemania. Siguen por Aristóteles, El Belloto, Demóstenes y Los Alerces. De allí enrutan hacia Obreros, Caleuche, Camino Uno, Los Chonos, Juan Fernández hasta el terminal ubicado en la antena.
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Microbuses Las Cañas 513Fuente: https://www.flickr.com/photos/volando_por_valpito/
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Organizaciones Comunitarias
Vida del puerto, vida de esfuerzo,
vida que es digna de prosa y verso
porque es alegre, porque es de acción;
vida que esparce dicha a destajo
porque hace atletas para el trabajo…
Vida del Puerto. Carlos Pezoa Véliz
Cuando la comunidad se organiza, el esfuerzo aislado de pocos se convierte en un motor de cambio y transformaciones que sue-len entusiasmar hasta a los más reacios. De allí la importancia que tienen las organizaciones comunitarias, que encabezados por diri-gentas y dirigentes comprometidos, rompen la inercia para cons-truir barrios y entornos más dignos, más decentes y más vivibles.
Esta premisa cobra fuerza cuando se considera a las organiza-ciones del cerro Las Cañas, que desde sus primeros días se coordina-ron para establecer el mejor ordenamiento posible de las viviendas en
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las tomas, para luego ir conquistando una mejor urbanización en los distintos barrios. De igual forma las juntas vecinales eran recono-cidas por convocar, junto a los clubes deportivos, a las celebraciones más tradicionales del cerro como la fiesta de Judas, el 18 de septiem-bre y los aniversarios de las mismas organizaciones con carnavales y premiaciones, que convocan al barrio en torno a objetivos comunes.
“Habían tiempos que la juventud, la niñez tenían su
espacio en la Junta de Vecinos. Se hacía teatro. Había talle-
res de música, de baile, de deporte. Había club deportivo.
Depende de la edad se participaba en la Junta de Vecinos…
La más importante siempre fue el aniversario de la Junta
de Vecinos porque cada dos años se hacía cambio de direc-
tiva. Se hacía premiaciones. Era un momento muy bonito
que se vivía. La otra celebración era la de 18 de septiembre
con los niños que era muy grande. Celebrábamos todo: día
del niño, día de la madre. Todo lo celebrábamos en la Jun-
ta de Vecinos… Cuando me hice dirigente me di cuenta que
dentro de la sede existía el taller de baile, teatro, música
que tenían junta una vez a la semana pero no mostraban
lo que hacían. Empezamos a hacer los encuentros vecina-
les. Los saqué a la calle: escenario, cierre de calle y show.
Cada agrupación que estaba en la Junta de Vecinos vendía
papas fritas, empanadas, sopaipillas. Así nacían los fon-
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dos para trabajar todo el año. Participaban bastante. Había
una ONG de Suecia que entre las cosas que aportaron fue
una radio comunitaria. La participación era grande...”34
“Cuando estaba de aniversario la unidad vecinal. En ese tiempo nos juntábamos sin luz a cantar. Tomábamos y comíamos. A nosotros nos gustaría volver a esos tiempos por los buenos vecinos que éramos. De los antiguos, de los primeros que llegamos estamos nosotros no más”.35
En la actualidad, se mantienen vigentes las dos unidades vecinales históricas del cerro Las Cañas: la Número 15, que corresponde a la pobla-ción Santa Rosa del Pajonal y que fue fundada el 8 de noviembre de 1964; y la Número 62, conocida también como Junta de Vecinos Los Mejoreros.
Además existe el Comité “Gran Futuro” que se ubica en el sector de Nuevo Olivo.
Club deportivo Abelardo Contreras
El club deportivo Abelardo Contreras del cerro Las Cañas, fue fundado el 11 de enero de 1940 y se creó a partir de la decisión de un grupo de familias, amigos y vecinos, como una instancia para la prác-tica competitiva del fútbol y como un espacio de encuentro de todo el cerro Las Cañas, donde realizar actividades para la comunidad.
34 Vicencio, Osvaldo. Entrevista.
35 Canelos, Amable. Entrevista.
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La historia de este club se remonta al año 40 donde un grupo de familias y amigos tomaron la decisión de forjar el fútbol como depor-te para todo el sector del cerro las cañas y a la vez tener un punto de encuentro donde se realicen actividades para la comunidad en general.
Los Abelardinos, que en la actualidad funcionan con 8 series -3 infantiles y 5 adultas-; a lo largo de su historia han cosechado títulos en su participación en más de 50 campeonatos, representando a su asociación en Copas Regionales, Copas de Campeones, Copas Muni-cipales, alzándose el año 2009 como el Rey de Copas de Valparaíso.
La sede del club Abelardo Contreras, se ubica en la calle Demóstenes 459 del cerro Las Cañas y pese a que resultó totalmente destruida por el incendio del año 2014, hoy se encuentra totalmente reconstruida, lo que es destacado por la directiva que encabezan Marco Ahumada como presiden-te; Angelina Vásquez como secretaria y Guillermo Ayala como tesorero.
Además del club Abelardo Contreras, en Las Cañas tam-bién existieron otras instituciones deportivas que han desa-parecido como los clubes Escocia, Anticlea, Los Halcones; y San Luis, este último dedicado a la práctica del basquetbol.
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Escuela Ben Gurión
La escuela Básica David Ben Gurión F-294, fue fundada el 14 de mayo del año 1928 por el entonces Presidente Carlos Ibáñez del Cam-po y por sus aulas han pasado generaciones de niñas y niños del cerro Las Cañas, pero también del vecino cerro El Litre, convirtiéndose en uno de los lugares más emblemáticos del cerro Las Cañas, porque de allí convergen no solo los estudiantes, sino que también sus familias lo que permite establecer lazos y relaciones sociales entre los habitantes.
“Este colegio ha permitido establecer relaciones sociales
y culturales duraderas en el tiempo entre los padres y apo-
derados, los alumnos y los propios profesores del estableci-
miento. También se ha convertido paulatinamente en un cen-
tro capaz de integrar a muchos niños, jóvenes y adultos del
cerro y de los cerros vecinos con la colonia israelita residen-
te en Chile y en la Región de Valparaíso. De hecho, el Colegio
David Ben Gurión fue visitado hace algo más de un año por el
cónsul de Israel en Chile y con la finalidad de participar acti-
vamente en la conmemoración de los setenta y ocho años de
funcionamiento que lleva este establecimiento educacional en
Valparaíso. Además, hay que hacer presente que en la actua-
lidad el colegio es básico, mixto y posee el apoyo económico
y cultural de la colectividad israelita desde hace cincuenta y
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siete años a la fecha… Otro hecho interesante de mencionar
es que la Escuela David Ben Gurión durante los últimos años
se ha relacionado con el Colegio Hebreo existente en Viña del
Mar, así como también con las damas israelitas… En resu-
men, se puede decir que aun cuando este recinto educacional
está emplazado en el área del cerro Las Cañas que limita con
El Litre, lo cierto es que su desarrollo se debe a la acción de
israelitas residentes en Chile, quienes eligieron este sector
en atención a que les pareció el más humilde de Valparaíso
hacia mediados de la década de 1940. Dentro del trabajo de
consolidación de esta Escuela dentro de los cerros porteños
cumplió un importante papel el señor Isaac Nahamías”.36
36 González Goda, Juan. “VIDA, COSTUMBRES Y SOCIABILIDAD EN LOS CERROS “EL LITRE” Y
“BELLAVISTA” DE VALPARAÍSO: UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ORAL”. Oscar Castillo
Paul. 2010
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En Las Cañas, nuevos sueños
“… hay ciudades con mito y ciudades sin mito:
y alguna vez lo habré dicho:
no basta con amar a Valparaíso, hay
que merecerlo… no hay lugar
metafísico ni párrafo del planeta comparable…”
Darío: Hado y humus. Gonzalo Rojas
Los vecinos del cerro Las Cañas no olvidan lo que significó para sus vidas el incendio del 12 de abril del año 2014, cuando fuera de todo control, lenguas de fuego se abrieron camino por entre cerros y que-bradas, consumiendo con voracidad las casas y con ello el fruto del trabajo y el esfuerzo que por años, mujeres y hombres de Las Cañas y otros cerros aledaños, dedicaron para construir una vida con dignidad.
El relato de las propias vecinas y vecinos es estremecedor res-pecto de lo que vivieron ese día y cómo el fuego los sorprendió, casi por asalto, en esa tarde de sábado donde todos debieron ser uno para ayudarse mutuamente a escapar, a recoger de las casas lo que más
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El Club deportivo Abelardo Contreras Fuente : Facebook Marcelo Barraza Vivar ( Valpo Concejal )
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El Club deportivo Abelardo Contreras Fuente: Facebook Muni Valpo
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El Club deportivo Abelardo Contreras Fuente: Facebook Abelardo Contreras
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La escuela Básica David Ben Gurión F-294Fuente: Recuperación de la memoria barrial del Cerro Las Cañas, Valparaíso.
Programa “Quiero mi barrio” MINVU e I.M de ValparaísoDocumental realizado por Audiovisual Chile Producciones
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se pudiera y luego, después de enjuagarse las lágrimas, comenzar a reconstruir las viviendas y en cierto modo, también una nueva vida.
“… el incendio empezó de arriba de La Pólvora y empe-
zó a bajar por el cerro La Cruz, por el Vergel alto. Nosotros
empezamos, los vecinos ir ayudar a toda la gente de allá, por-
que en realidad se estaba acercando rápidamente para las
casas de los vecinos y empezamos a ayudarle a sacar cosas,
a sacar a mucha gente que no se podía mover por sí sola y
después, lamentablemente con el viento, empezó a atacar por
todos lados el incendio. Incluso nuestra sede estaba llena,
llena de cosas porque toda la gente pensando que para acá
no iba a pasar el incendio, todas sus pertenencias la trajeron
acá a la sede y a la final se quemó todo… todo se quemó, no
quedó nada, si era como que hubieran tirado una bomba”.37
“A mí me parece que igual fue trágico, penoso, mucho
sacrificio, muchas penas, un desastre, yo creo que para mí y
para toda la gente que se incendió, incluso yo creo que nadie
esperaba que iba a haber un incendio de ese tipo, o sea de esa
magnitud que iban a verse tanta gente afectada… Aterrador
fue, ese día fue aterrador, yo creo que para mí y para muchos
vecinos, como bajamos, las calles, ver el fuego, como se iba
consumiendo las casas, a medida que iba avanzando como
37 Bustamante Rosa. Entrevista.
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iban cayendo las cenizas, prendía, la gente se subía arriba de
los techos para proteger sus casas para que no llegara hasta
acá para la Avenida Alemania, si hasta allá abajo llegaban,
llegaban las cenizas prendidas por el viento que hacía, atroz
doloroso, yo creo que algo que, algo que nadie yo creo desearía
volver a vivir, al menos las que o vivimos, volverlo a vivir”.38
El incendio del 12 de abril de 2014 en los cerros de Valparaíso, tuvo un saldo doloroso de 15 personas fallecidas y uno de los casos más dramáticos afectó a un matrimonio de adultos mayores de Las Cañas, parientes de la vecina Rosa Bustamante, que no lograron ser rescatados a tiempo. Ella tenía un problema a la cadera que le impedía movilizarse por sus propios medios y él en un acto de amor inconmensurable se negó a abandonarla y esperaron juntos, acostados en su cama, el instante final.
“… murieron el hermano de mi papá con su señora,
con mi tía, murieron quemaditos. Ellos no salieron por-
que ella tenía problemas a la cadera y mi tío no quiso salir,
como ella no podía, se quedaron los dos acostaditos”.39
En un momento de tanta desesperación, la humanidad más noble se expresa en gestos de amor como el que protagonizó esta pare-ja de ancianos. Pero también se mide por lo que estamos dispuestos a hacer por el prójimo y también por cómo protegemos a nuestras mas-
38 Ponce, Valeria. Entrevista.
39 Bustamante, Rosa. Entrevista
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cotas, muchas de las cuales en este triste episodio no lograron esca-par del fuego y muchas otras fueron cuidadas hasta el fin en las más adversas circunstancias, como nos relata la vecina Yolanda Zapata.
“El perro me lo llevé, porque yo no lo iba a dejar en la calle,
el gatito no, porque no lo encontré, no lo vi. Luego el gato apa-
reció arriba de un árbol y no quería bajar, estuve como tres
días viniéndolo a buscar y no quería salir, no quería bajarse,
le dejaba comida y no, y viene y el perrito andaba en la calle
como feliz que veía tanta gente, pero siempre al lado mío…”40
Luego de la emergencia, la comunidad del cerro Las Cañas ha debi-do enfrentar diversos procesos relacionados con las tareas de recons-trucción, en un proceso que ha obligado a reencontrarse a los vecinos, porque así como las pérdidas individuales fueron gigantescas, así tam-bién desde el punto de vista colectivo hubo calles, pasajes y sectores enteros que fueron prácticamente borrados por la acción del fuego.
De allí entonces es bueno considerar la opinión de la diri-gente vecinal de Las Cañas, Valeria Ponce y del vecino Osvaldo Vicencio, quienes ref lexionan sobre la necesidad de retomar lazos entre los vecinos para seguir dando la pelea y no debilitar valo-res esenciales en una comunidad como el valor de la solidaridad.
40 Zapata, Yolanda. Entrevista.
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Ayuda tras incendio del año 2014Fuente: https://www.flickr.com/photos/consmoravel/albums
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Ayuda tras incendio del año 2014Fuente: https://www.flickr.com/photos/consmoravel/albums
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“… yo encuentro que el incendio los puso más fuerte
en parte para aprender a sobrevivir en este mundo, o sea
en esta vida, pero a la gran mayoría se les perdió la soli-
daridad, como que se pusieron más egoístas, vi ese cam-
bio en ellos no está la solidaridad de antes de ayudar a tu
vecino, de ayudar al prójimo... Yo creo que el incendio los
dejó tan afectados que los hizo ponerse más egoístas”.41
“… ya no nos une lo mismo. Las carencias son otras.
Excepto ahora que llegó el incendio y esto nos ha uni-
do de otra manera. Esto también ha servido… no sé cómo
explicarlo… que se han visto cosas como los temores de
la gente… de la gente fuerte muchos se debilitaron. O gen-
te que sacaron una personalidad que nunca habían mos-
trado. Como ser dirigentes ser guía. En ese sentido que
es bueno por algunos pero no todos sacaron lo mismo”.42
Y esta ref lexión es importante porque en el cerro Las Cañas están pasando cosas importantes que requieren de la participación mayorita-ria de los vecinos, especialmente en la recuperación de espacios urbanos que cambiarán el rostro de esta comunidad y propiciarán que situaciones como las vividas en abril de 2014 no vuelvan a generarse o si se producen nuevamente, no estar tan carentes de medios para combatir la emergencia.
41 Ponce, Valeria. Entrevista.
42 Vicencio, Osvaldo. Entrevista
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Una de estas promesas es la construcción de un moder-no ascensor, que reconstruirá el ascensor del cerro Las Cañas des-de el Plan y viceversa, operado por la empresa Metro Valparaí-so, con una inversión de 3500 millones de pesos, convirtiéndose así en el primer funicular construido en Valparaíso en 80 años.
Incluso, en la Diecinueve Bienal chilena de Arquitectura y Urba-nismo, en 2015 se desarrolló un concurso internacional de ideas para la recuperación del ascensor del cerro Las Cañas y el reordena-miento de la quebrada de Pocuro, obteniendo en primer lugar la pro-puesta denominada “Revelando el paisaje, accionando lo urbano”.
Algunos vecinos ya observan que hay sectores que se han ido reconstruyendo y que empiezan a verse muy distintos a como han sido históricamente.
Así la comunidad del cerro Las Cañas comienza a soñar con mejor conectividad, mayor seguridad y con un barrio que se man-tenga unido para avanzar hacia mejores condiciones de vida.
“Proyecto una limpieza visual. Ya no se verán esas
casas medias dobladas. Espero que no haya microba-
surales. Que se disminuya la delincuencia, las drogas…
Que la comunidad participe y quiera a su barrio. No saca-
mos nada con obras de confianza si la gente no va a coo-
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Taller Mosaico Quiero mi Barrio (proceso)Fuente: Recuperación de la memoria barrial del Cerro Las Cañas, Valparaíso.
Programa “Quiero mi barrio” MINVU e I.M de Valparaíso 2016Documental realizado por Audiovisual Chile Producciones
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Taller Mosaico Quiero mi Barrio (proceso)Fuente: Recuperación de la memoria barrial del Cerro Las Cañas, Valparaíso.
Programa “Quiero mi barrio” MINVU e I.M de Valparaíso 2016Documental realizado por Audiovisual Chile Producciones
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perar. Que la gente se preocupe y tome conciencia de lo
que pasó. Querer y respetar el barrio y los vecinos. Que
sea un barrio tranquilo y que no vivamos enrejados”.43
La pregunta fundamental que se hace después de un pro-ceso arduo como el que les tocó vivir a las vecinas y vecinos del cerro Las Cañas es cómo soñamos el barrio, el cerro dón-de vivimos, cuando el recuerdo del mega incendio sea una hoja amarillenta que va perdiendo su color con el paso del tiempo.
“En 5 años más seremos el mejor barrio y todos
los que se fueron querrán volver porque se arrepen-
tirán de haberse ido. Y los que hayan dicho que nun-
ca vivirían acá, esta será una opción para vivir”44
El corolario audaz de esta historia nace en el corazón del mismo cerro, al que muchas veces se le quiso estigmatizar por sus carencias y su tragedia, tragedia que en el corazón de un grupo de mujeres se convirtió en poema que para estos efec-tos es punto final de este relato, pero no el final de este camino.
43 Cornejo, Pedro. Entrevista.
44 Flores Paola. Entrevista.
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