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Libro competencia ministerial pdf

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Un contenido socioespiritual,que denuncia la competencia entre quienes deberian de estar unidos.

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Índice

Introducción: …………………… La buena carrera o la mala competencia?

Capítulo 1: .………………………. Competencia y consecuencia.

Capítulo 2: ………………………. De quién has aprendido?

Capítulo 3: ………………………. Mejor son dos que uno (Eclesiastés 4.9:10.)

Capítulo4: ………………………. Pueblo competente o competitivo?

Capítulo 5: ………………………. Un cuerpo en Jesús.

Capítulo 6: ………………………. La carrera a la eternidad.

Capítulo 7: ………………………. Puestos para llevar fruto.

Capítulo 8: ………………………. Aires de grandeza Señal de debilidad.

Capítulo 9: …………………….. Carrera hacia la eternidad.

Capítulo 10: …………………….. Juntos y en armonía.

Capítulo 11: …………………….. No hay competencia buena.

Capítulo 12: …………………….. Consecuencia espiritual.

Capítulo 13: …………………….. La buena relación.

Capítulo 14: …………………….. Cruzando la meta.

Capítulo 15: …………………….. Nacimos para servir y no para competir.

Escrito por: Jeffrey Fernando Arguedas Sánchez.

[email protected]

San José Costa Rica.(506984184240

Versión Bíblica utilizada:

Reina Valera Revisión de 1960

Diseño de Portada: Alexander Vásquez.

Agradecimiento

Es un hecho principal el agradecimiento a mi Dios y Padre celestial, por inquietar en todo momento mi corazón. Gracias por esa libertad en Jesucristo, para disfrutar de sus misericordias nuevas y sus bendiciones espirituales antes de cualquier otra cosa. De él provienen las fuerzas

para terminar la carrera, no conforme a nuestra voluntad, sino más bien conforme a su perfecta voluntad, sabiendo que es un honor servirle y vivir para él.

(Efesios 5.10.)Comprobando lo que es agradable al Señor.

Le agradezco a mi madre María de Jesús Sánchez Navarro, por enseñarme ejemplos con su propia vida de que debemos ser esforzados y valientes. Gracias por amarme tanto Mamá, Dios te

bendiga.

Mujeres hay muchas, pero mujer virtuosa no todos la tienen. Gracias a mi esposa Roxana Arroyo Vargas por no permitir pasar por alto lo incorrecto y ser para mi vida esa luz de

alerta.

Puedo decir que definitivamente es mi ayuda idónea. Te amo.

Pastor Geovanny Mora. Su consejo lo guardo en mi corazón.

Somos la sal del mundo y debemos ser siempre agradables a los demás, así será el Señor siempre glorificado.

Gracias Saúl Martínez Loyola por su consejo y apoyo.

Siempre es bueno aprender de un gran escritor.

Nos vemos en la eternidad.

Introduccion “La buena carrera o la mala competencia.”

o que quiero primeramente, es que cada uno tenga muy claro el concepto de competencia, no como algo competente; si no como la disputa entre personas, animales o cosas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo. Si

bien es cierto cada persona es muy capaz para desarrollarse en algo, no así la competencia dentro del cristianismo, púes solamente debe existir la capacidad y no la competencia. Hay quienes solamente desean ser superiores a quienes tienen a su alrededor, perdiendo así el ser aptos o adecuados para el llamado de Dios para sus vidas, y es cuando dejan de ser suficientes para alguna cosa; convirtiendo sus vidas en una mala competencia. Hoy en día lastimosamente es muy común ver la competencia dentro de las congregaciones, y a lo largo de los años he podido ver como muchos compiten por ver quién es el mejor pastor de la ciudad, el mejor maestro, o quien es inclusive el mayor profeta. Muchos alardean de a cuantos enfermos han sanado y olvidan que es el nombre de Jesús quien tiene poder y que es para la gloria de Dios todo lo que podamos lograr. Así que al ver tanta competencia en medio del pueblo de Dios, me ha llevado a escribir este libro a razón de la gran problemática dentro de los ministerios, púes muchos ignoran lo perjudicial que esto es para sus vidas. Mi deber es denunciar este mal comportamiento en la vida del creyente a fin de que vivamos una vida en unidad, y así con esta crítica, muchos puedan encontrar el consejo y se aparten del mal proceder de competencia y cumpla cada uno el propósito para el cual cada hijo de Dios, ha sido llamado. Por eso dice el Señor: Jeremías 6.16.Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: No andaremos en él. Por eso te digo: Atiende a lo correcto y sea Cristo glorificado en tu vida, púes no nos ha llamado el Señor a esclavitud, sino más bien a libertad. (1Corintios8.9.)Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Principio básico en la vida del nuevo creyente, no ser tropezadero para nadie.

Nuestro Señor mismo sirve como el mejor ejemplo de unidad. Él vino a unir y llevar al Padre lo que se había apartado desde un principio por la desobediencia del hombre.

Había el hombre quedado destituido de la Gloria de Dios, pero Cristo vino a ser el camino para que el ser humano volviera al Dios que lo formó. Qué tal que Jesús hubiera caído en

L“Nuestro propósito como embajadores de Cristo no es competir, sino correr la buena carrera. No pasando por encima de quien viene atrás. Sino alcanzando a quien va adelante, ayudando a quien viene atrás para así juntos cruzar la meta.

la competencia? Obviamente él es Santo, Santo, Santo, y no hubiera caído, pero si hubiera sido así, tú y yo no tendríamos razón de ser. Debemos recordar algo muy importante en la vida de cada redimido, y nos lo dice claramente Pablo en su primera carta a los Corintios. Tal vez un tema muy utilizado para las fechas de aniversario o para el día del amor y la amistad, (1Corintios 13.10:13).Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Por eso podemos estar completamente seguros de que Cristo nos ama, y tomar su vida como ejemplo de que el no vino a competir, púes el amor; como dice la escritura “No hace nada indebido y no busca lo suyo”. Y si él nos amó, debemos hacer así nosotros también, siempre buscando el bien para los demás. Recuerdo en una ocasión me llamaron para orar por una mujer que tenía cuájalos de sangre en su cerebro, yo le pregunté si creía ella en que Dios la podía sanar y contestó que sí; entonces comencé a orar pero no por su cabeza, sino por su vientre. A l mes me dijo que estaba embarazada y que los cuájalos en su cabeza eran causados por un problema que tenía en su vientre. Los doctores no se explicaban como había quedado embarazada, pues ellos sabían que su útero estaba al revés. Debo decir que quedé maravillado de lo que Dios hace cuando uno se dispone a servir a los demás. Debemos en todo momento recordar que no nacimos para competir, sino para servir, y que el amor no hace nada indebido, ni busca lo suyo, y así como Cristo nos amó y nos ama, debemos también hacerlo con los demás. Una mala carrera es aquella en la que tu no cumples el propósito por y para el cual tu corres. Una triste realidad que hoy en día vemos dentro del ministerio en la mayoría de las Iglesias, pero una buena carrera siempre va de la mano de la verdad, cumple el propósito y se apega a las reglas, no convirtiendo la buena carrera en una mala competencia.

Capıtulo 1” “Competencia y consecuencia”

ra una noche de verano y conducía rumbo a mi casa; manejaba mi Volkswagen Jetta 2.0 MK4(Cuanto me gusta la velocidad),un auto

veloz definitivamente. El semáforo en rojo, pronto esa luz cambiaria a verde, indicándome que podría avanzar. Que larga e impaciente esa espera bajo la luz de un semáforo, pero pronto avanzaría a mi rumbo planeado. En ese momento se puso otro auto a mi lado, (Yo sé que él sabía que mi auto era veloz).Comenzó a acelerar, haciendo un ruido infernal. Pronto esa luz verde nos daría la salida para que tanto el como yo, pudiéramos avanzar. Cada quien establece el rumbo que quiere tomar.

3, 2,1 En ese momento el semáforo cambió el color, de rojo a verde, y el auto que estaba a mi lado; salió chillando llantas. Por un momento pensé: Por qué no acelero y compito? Yo se la calidad de auto que tengo, le podría ganar, podría demostrar que yo no soy un contrincante fácil de traspasar. Puedo demostrar que soy mejor, pero eso me llevaría a olvidar mi rumbo, y me convertiría igual a quien estaba a mi lado, “Un Competidor”. Valdría la pena ser igual, o sería mejor marcar la diferencia? Cada decisión es importante Una de las mayores causas de muerte en Costa Rica, se debe a los accidentes de tránsito. El gran culpable de muerte en carretera, el peligro al volante a manos de una pequeña decisión, un descuido y podría ser fatal. Pablo nos recuerda y advierte de estas cosas, (1 Corintios 6.12) Todas las cosas me son licitas, más no todas convienen; todas las cosas me son licitas, más yo no me dejare dominar de ninguna. Tenía cincuenta metros para tomar una decisión, competir o seguir, doblar en la siguiente calle que me llevaría rumbo a casa, donde me esperaba alguien que me amaba, mi

E Así cada persona tiene un rumbo al que quiere llegar. Nosotros los hijos de Dios, tenemos un rumbo; y es llegar a estar para siempre en el cielo al lado de Jesús.

“Quienes conocen al Señor saben que hay cosas que no se deben de hacer, pues no son agradables al Señor. Las reglas no se hicieron para romperlas, se hicieron para respetarlas."

esposa. Creo que de haber tomado una mala decisión; probablemente hubiera obtenido una consecuencia fatal. No había en mi ningún deseo de competir, pero quien no tenía claro lo que debía de hacer y como lo debía de hacer, era quien aceleraba su auto a mi lado. Si bien es cierto que todo cuanto queramos hacer está a nuestro alcance, no todo lo que podamos hacer será para nuestro beneficio. No existen decisiones menos importantes, todas las decisiones son importantes. Las reglas no se hicieron para romperlas, se hicieron para ser respetadas. Que importante es quien está a tu lado; podemos aprender tantas cosa como para bien, así como podemos aprender cosas para mal. Lo podemos ver en la vida de los discípulos de Jesús. A su lado tenían a Jesús, de quien aprendían; tanto así que aunque al pasar el tiempo, después de la muerte y resurrección de Jesús, Pedro en una ocasión lleno del Espíritu Santo; hablaba con denuedo y entendimiento sobre todo. Y quienes escuchaban hablar a Pedro y le conocían, decían: Este definitivamente andaba con Jesús, y es cierto; aprendió de Jesús pues andaba con él. Así mismo se puede notar en nuestras vidas al lado de quien andamos y de quien hemos aprendido. (Hechos 4.8:13). Pablo a su vez le recomendaba a Timoteo, que persistiera en lo que había aprendido y de quien había aprendido. (2 Timoteo 3.14).Hombres y mujeres que son ejemplo de vidas renovadas por el amor de Dios, que tienen la humildad y sencillez de corazón para tener una buena conducta, y amor sin fingimiento, que no buscan su propio beneficio, sino que buscan primeramente el beneficio de los demás. Se cuidan de sí mismos (1Timoteo 4.16), sabiendo que haciendo lo que es agradable al Señor, no solo se salvaran a ellos mismos, sino que también a los demás. Al lado de quién puede usted y debe andar? De quienes compiten por la vida, sin pensar en las consecuencias? Quien más que Salomón sabría qué tan importante es con quien tú te relacionas; alguien dijo una vez: Dime con quién andas y te diré quién eres. Que dicho popular más acertado, diría yo; por eso.

(Proverbios 17.17). En todo tiempo ama el amigo,

Y es como un hermano en tiempo de angustia.

Capıtulo 2” De quién has aprendido?

omo hay cosas que nos recuerdan algunas situaciones o circunstancias vividas en nuestras vidas, algunas nos hacen reír, y otras; nos hacen recordar porqué actuamos como actuamos en muchas ocasiones. Salía una tarde de mi trabajo, y eso me hizo recordar por qué tengo pies como de

gacela, (jajaja) ¡Como aprendemos de Papá y Mamá! Saben, yo aprendí a caminar muy rápidamente, y no digo que a temprana edad, sino más bien que muy rápido, de una manera veloz. Además nos suele pasar a quienes somos de muy baja estatura. De quién lo aprendí?, de mi Madre. A ella la acompañaba en ocasiones por la mañana, cuando teníamos que ir al hospital; como no teníamos mucho dinero, entonces no teníamos auto, y tampoco podíamos pagar un taxi, por lo tanto no había más opción que caminar, y caminar, y caminar y caminar. Como siempre íbamos con el tiempo contado, (Osea que íbamos siempre tarde), entonces ella debía caminar muy rápido o perdería su cita o en algunos casos perderíamos nuestra cita. Imagínate a un niño de tan solo diez años de edad teniendo que apurar el paso para alcanzar a alguien que ya estaba acostumbrada a caminar muy rápido y a pasos como de gigante. Si en ese momento hubiera conocido la palabra de Dios, le hubiese dicho a mi madre; ¡Mamá, recuerda que el ejercicio corporal para nada es provechoso, mejor tomemos un taxi, ¡Ten piedad de mí, Mamá! Definitivamente no fuimos creados para competir. Pero de algo podemos estar seguros; que si queremos competir probablemente vamos a topar con alguien que es mejor, y podría alguno llegar a ser “avergonzado”. ¡Por poco lo olvido! Esa tarde después de mi jornada laboral, caminaba hacia casa muy rápidamente, como hoja que lleva el viento. Cuando tras de mi venía un joven, (Sabes, me sentía como un gato perseguido por un perro), era notable que él estaba decidido a alcanzarme y a sobrepasarme. No puedo negar que por poco lo logró; con su frente sudada y su pecho agitado, volvió su mirada hacia mí, y pude ver en él, una cara de pocos amigos; me pareció que estaba molesto porque no podía pasarme. La verdad es que no sé por qué él creyó que yo estaba compitiendo si yo lo único que estaba haciendo era querer llegar pronto a casa. Para beneficio mío en ese momento, comenzamos a subir una gran cuesta que para mí no era complicado subir, para mí era muy normal caminar a paso veloz, yo estaba

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(Timoteo4.8) Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.

acostumbrado a caminar así desde niño. Pero para quien estaba decidido a competir y no era normal caminar tan rápidamente, le iba a ser muy difícil seguirme el paso. Yo no tenía ningún problema con esa calle inclinada, pero para quien tenía la intención de alcanzarme y sobrepasarme, no era tan sencillo. Esa tarde escuché a muchos susurrar; Miren a ese hombre como camina de rápido. La verdad ese día yo no quería, ni pensaba en competir, lo único en lo que pensaba era en llegar a mi destino. Existen muchas cosas en la vida cotidiana que podrán ser competencia, por ejemplo. Quién podría ganar un mundial de futbol si no compite o quién podrá ganar una medalla olímpica si no es mejor que otro, y quién podría ser el Presidente de la republica si no compite? Sin duda alguna, solo quienes compiten por ese premio podrán obtener la ganancia por la que se han preparado y esforzado. En este mundo, gana el que se esfuerza, y en la competencia, solo puede haber un ganador, el que se preparó y logró pasar por encima de todos hasta llegar al primer lugar. El atleta para llegar al premio soñado, se debe dar el máximo esfuerzo para alcanzar a quien está por encima de él o ella para arrebasarle, si es que quiere obtener ese premio. La competencia es muy común naturalmente. Pero dentro de la nueva vida en Cristo, qué tan natural podría ser la competencia, será agradable para el Señor que el cuerpo de Cristo, compita contra los demás, con tal de obtener un primer lugar?

Quienes compiten, en algún momento podrían llegar a quedar avergonzados sin querer, por quienes son competentes.

Capıtulo3” (Eclesiastes 4.9“Mejor son dos que uno”

uan bella es la infancia y que bueno es tener a tu lado a un buen amigo. Cuando yo era un joven de tan solo 16 años de edad, me gustaba ir por las tardes a jugar fútbol con mis amigos .Tenía un amigo; mi gran amigo Jasón, quien era tan buen jugador

como yo (Modestia aparte), por lo tanto que no podíamos jugar los dos en el mismo equipo. Era obvio que dos jugadores buenos no podían jugar juntos, es la regla de toda mejenga, por lo consiguiente teníamos que competir el uno contra el otro. Tengo que reconocer que soy de las personas a las cuales no les gusta competir, aunque en cada competencia en las que lo he tenido que hacer, siempre he dado lo mejor de mí para ganar y nunca me doy por vencido. Pero me entristece ganarle a alguien y saber que para muchos el hecho frustrante de perder, les dejaría un sin sabor a la derrota. Soy de los que saben aceptar la derrota, pero no de los que les gusta hacer sentir mal a nadie, aunque así es la competencia, uno gana y otro pierde. Pero esa tarde fue diferente, mi amigo Jasón y yo; pudimos jugar en el mismo equipo, eso sí que con una pequeña condición. Solamente debíamos de aceptar la condición de jugar con los niños más pequeños. Como yo sé que nunca hay que subestimar a nadie, y que siempre voy a dar lo mejor de mí, para así poder ganar, entonces aceptamos. Si David mató a Goliat, cómo no íbamos a poder ganar? Como dijo alguien una vez. A lo que venimos, comienza el partido. Comenzó el partido y pasaron pocos minutos y ya íbamos perdiendo cinco a cero (5 a 0), pasaba el tiempo y logramos anotar un gol. Los niños a los que habíamos escogido no lo podían creer, les estábamos anotando a los más grandes; aunque en pocos minutos ya estaríamos perdiendo trece a uno (13 a 1) Jasón y yo reunimos a los muchachos y les preguntamos, Quién quiere perder? Claro que todos respondieron que ninguno quería perder. Entonces les dije que debíamos de dar lo mejor de cada uno; no importaba que perdiéramos, pero que si perdíamos que no fuera por no dar lo mejor, debía ser por haberlo dado todo. “Vamos equipo a ganar” ¡Nunca olvidaré esa tarde! Comenzamos a anotar goles, 13 a 5,13 a 9,13 a 12, no lo podían creer, pero mi amigo Jasón y yo sabíamos que podíamos ganar.Gooooooool en contra, 14 a 12, se complicó un poco; el partido terminaría cuando

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Mejor son dos que uno porque tienen mejor paga de su trabajo. Eclesiastés 4.9

alguno de los dos equipos anotara el gol número 15, parece que se nos estaba escapando la victoria. Ahora veo porqué el Señor le dijo a Josué; “Mira que te mando que te esfuerces y seas muy valiente; no temas ni desmayes porque Jehová estará contigo donde quiera que vayas. (Josué 1.9) El esfuerzo traerá la recompensa. Que si el esfuerzo trae recompensa? Esa tarde mi amigo y yo pudimos haber hecho muchos goles pero no fue así. Cada vez que estábamos en el marco contrario le pasábamos el balón a algún niño para que fueran ellos quienes anotaran; así ellos podrían ver que el esfuerzo habría valido la pena. El equipo contrario tenía la ventaja, les faltaba un gol, pero en ese momento logramos anotar, 14 a 13, un gol más a nuestro favor. ¡Vamos muchachos, un poco más! GOOOOOOOOOOOL...Anotamos otro tanto, acabábamos de empatar, 14 a 14, que emoción cada vez que recuerdo ese momento se me vienen las lágrimas, que hermosa tarde. Sin duda alguna; en la competencia es definitivo que solamente uno se lleva el premio. Si alguien quiere ganar deberá esforzarse y dar lo mejor de sí, y pasarle por encima al contrincante para poder lograr el triunfo. Esa fue una gran tarde de victoria. Que quién ganó? Jasón, lo hace usted o lo hago yo? Hágalo usted Jeff, me dijo mi amigo! Bueno, vamos por esa victoria. En pocos momentos solo uno de los dos equipos vería la victoria; corrí con el balón, dando lo mejor de mí, sabía que estaba apoyado por mi amigo y por muchos niños que estaban dando lo mejor de cada uno. Jasón venía respaldando mi espalda por aquello que yo perdiera el balón. Corrí con la bola como pegada a mis zapatos; no permitiría dejar pasar la oportunidad de ganar. En ese momento sabía sin tan siquiera volver a ver, que mi amigo venía a mi lado. Llegamos al marco contrario y cuando estaba a punto de anotar; le hice el pase a un niño que no había anotado en todo el partido. Pude haber hecho el gol de la victoria y llevarme los méritos, pero nunca olvidé que éramos un equipo; Jasón pudo haber anotado, pero él confiaba en mí, y tenía claro que la victoria sería disfrutada por todos. Ese niño pudo haber fallado el gol, pero no lo hizo, sabía que tenía una oportunidad y que confiábamos en él, dio lo mejor de sí mismo y anotó el gol. Ese era el gol final, 14 a 15, ganamos el partido después de ir perdiendo 13 1. Pero qué tiene que ver esto con la vida espiritual, y la Competencia en la Iglesia?

Si yo hubiera querido competir contra los jugadores de mí mismo equipo con tal de demostrar que tan bueno era yo, probablemente no hubiésemos ganado.

Habrá división en el cuerpo de Cristo? Acaso no somos un cuerpo que no debe de estar dividido entre sí? Se habrá fortalecido el deseo de la carne en los corazones de los hijos de Dios? Hemos cambiado el ser competentes por ser competitivos dentro del ministerio? Si yo hubiera competido contra los mismos jugadores de mi equipo con tal de demostrar que tan bueno era para jugar fútbol, muy probablemente no hubiésemos ganado. Eso sí, lo que hubiese quedado al descubierto habría sido el egoísmo de alguien que no piensa en los demás. Hoy en día hay muchos dentro del ministerio (Servicio), que han alcanzado grandes puestos, creyendo que hacen lo correcto por haber alcanzado lo que han querido, pero no se han puesto a pensar si de la manera como lograron obtener sus Ministerios, es de la manera correcta, que agrade a Dios, y que no ponga en riesgo la vida espiritual y emocional de los demás.

Capıtulo 4” Pueblo competente o competitivo?

ristemente hoy en día es muy común ver aun dentro de la Iglesia de Dios, a hombres y mujeres compitiendo entre sí para demostrar quién es mejor que el otro y con tal de conseguir un mejor puesto ministerial que el otro, sin importarles la unidad en el espíritu; olvidando así que en Cristo Jesús Señor nuestro se es un

cuerpo, eso sí, con diferentes funciones pero jamás dividid ni arrancando partes del cuerpo para quedar un solo miembro. Qué tal que en un cuerpo la cabeza quiera arrancar los brazos y las piernas para solo verse bonita la cabeza y así llamar la atención para que todos los que vean el cuerpo vean solo la cabeza? Esto se podría esperar del mundo que está separado de Dios, pero del pueblo de Dios esto no puede ni debe esperarse y mucho menos verse. Algo que lastimosamente es muy común en estos tiempos dentro del Cristianismo; creyendo que buscan su propio bien, están acumulando maldición tras maldición. El Apóstol Pablo nos recomienda, recuerda y aconseja las mismas palabras que Dios mismo le dijo a Jeremías. Dios sabiendo lo que es mejor para sus hijos lo comunica, y acaso no es sabio no solo escuchar el consejo de quien verdaderamente nos ama, sino que también ponerlo por obra para así recibir el beneficio? Hay un dicho muy popular que dice: Es de sabios equivocarse…La palabra de Dios nos enseña que el sabio ve el mal y se aparta, también nos enseña que, el necio es quien cava el pozo para caer en él. Dios no quiere que a nadie le vaya mal, más cada quien toma la decisión que le parece correcta. Jeremía 15.19 Nos dice: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás, y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Pero bien, qué ha pasado en el corazón de los hijos de Dios que un día se convirtieron a Cristo y ahora viven, aún dentro de un ministerio, pero compitiendo entre ellos? Acaso no son nuevas criaturas? No han pasado las cosas viejas y todas han sido hechas nuevas en las vidas de quienes entregan sus vidas a Jesús? Hombres y mujeres que han sido restaurados por el poder de Dios, se han conformado a este siglo y han dejado de lado a Dios, adoptando así la vil manera de conseguir las bendiciones (creen ellos) de la manera tan deshonrosa a como lo hace el mundo; y esta manera es compitiendo entre sí; volviéndose nuevamente como el mundo y no permitiéndole al mundo que se vuelvan a Jesús, dejando así de ser parte de un cuerpo, del cuerpo de Cristo, sirviendo más bien de tropiezo para quienes también han sido llamados a servirle al Señor para gloria de su nombre y no permitiéndole al Señor ser glorificado. No solo siendo tropiezo y obstáculo a quienes tiene a su alrededor, sino que también siendo de tropiezo al mismo Señor de la obra. Y aunque esto está pasando con

T

los hombres y mujeres dentro del ministerio, aún no se detienen a pensar en su manera tan inadecuada de vivir, pues están decididos a conseguir sea de la manera que sea, su propia gloria y el mayor reconocimiento en este mundo. Porque si estuvieran buscando ser agradables a Dios, buscarían la unidad y no la competencia. No os conforméis a este siglo Pero qué es conformarse? Veamos su significado y asociémoslo a la nueva vida en Cristo para llegar a la conclusión de si debemos o no conformarnos a este siglo. Conformarse es aceptar voluntariamente algo que se considera insuficiente o no satisface completamente un deseo, ilusión o necesidad. El creyente no puede ahora en su nueva naturaleza en Cristo; aceptar voluntariamente la vana manera de vivir a como la vive el mundo. Debe y tiene que poner su mirada solamente en las cosas de arriba para que pueda recibir las bendiciones acá abajo en la tierra, sin tener que causar un daño a quien esté a su lado, ni fuera del ministerio, ni mucho menos a quienes están dentro del ministerio. Un fin desastroso en la vida de un hijo de Dios comienza cuando su comienzo en la carrera hacia la eternidad es incorrecto y empieza a competir, pues ese comienzo lo llevará o la llevará a vivir una vida creyendo que está sirviendo a Dios, pero que en realidad esa vida no se sujeta a la voluntad de como Dios anhela que la vivamos; perjudicándose a sí mismo y a los demás. Algo que Pablo entendió desde sus principios en el Cristianismo, ya que, si no lo hubiese entendido entonces habría seguido en el Cristianismo, pero haciendo las cosas que practicaba en el Judaísmo, aceptando voluntariamente su deseo con tal de satisfacer su necesidad, cosa que la voluntad del hombre siempre es insuficiente. No tomar en cuenta la gran consecuencia que acarrea la competencia dentro del servicio a Dios, no logrará nada más que florezca cada día más y más ese deseo de superioridad, sin lograr más que una segura condenación eterna. Lo lamentable es que creen por lo que han alcanzado, que es Dios el que les está honrando, y se aferran tanto a lo que hacen, que no le permitirán a nadie, aún puesto por el Señor poder hacer lo que el Señor les has llamado a hacer o decir, perdiendo ellos mismos la bendición y no permitiéndole a Dios, bendecir al pueblo. ¿Competencia dentro del Cristianismo? Pablo no solo lo sabía, sino que también lo denunciaba, púes él entendía que esto no traería beneficio a la amada Iglesia del Señor, sino que esto podía hacer que quienes servían al Señor, no podrían crecer sanamente. Recordemos que la competencia es una disputa entre personas que aspiran a un mismo objetivo, o a la superioridad. Por eso poner tropiezo a alguien, sea quien sea y en el lugar y por el motivo que sea, aún más preocupante, dentro del cristianismo; no es correcto ni sabio. No es un mandato del Señor para nuestras vidas, el pretender ser superiores a los demás. Sabemos que nuestra lucha no es contra carne ni sangre; y todos tenemos un objetivo del cual no deberíamos desviarnos, y es estar por la eternidad con el Señor. No debemos olvidar que aún estamos acá, en la tierra, y no precisamente para pasar por encima de los demás, sino que es más bien para ayudar a los demás.

Dios nos ha escogido para ser siervos fieles, de todos y para todos, así como lo hizo el mismo Jesús; Señor nuestro. Tal vez hay quienes compiten dentro del ministerio (De que los hay, los hay); y aun así alcanzan gran renombre, y si no lo alcanzan, obligan a los que tienen a su lado a que los llamen con distinción para así alimentar su ego y hacer ver a otros que él o ella son superiores, y lo hacen porque han segado su entendimiento al dejar de poner su mirada en el autor y consumador de la fe. Han deseado más las añadiduras y no han deseado a quien es el que añade, se han deleitado en ellos mismos y en los ministerios, más que deleitarse en el que; y el que es digno de servir con algún ministerio, creyendo que por todo lo que alcancen, eso será lo que los lleve al agrado del Señor. Es un hecho que cualquiera puede alcanzar y lograr cualquier cosa que se proponga; pero que se esté haciendo de la manera correcta, esa es la diferencia y la más importante. Siempre que debamos y podamos llegar a hacer algo para el Señor, debemos pensar como decía Pablo. (Efesios 5.10) “Comprobando lo que agradable al Señor. Pues de que me beneficiaría ganar el mundo si pierdo mi alma. Podría alcanzar muchos ministerios, muchos puestos, muchos títulos, podría predicar en muchos programas de radio o de televisión, o podría ir a muchos lugares, pero si no compruebo que lo que haga y como lo haga, sea agradable a Dios, podría estar simplemente cavando mi propia tumba. Ejemplo que podemos tomar del matrimonio Si por no dar honor a la mujer dentro del matrimonio, las oraciones son estorbadas como dice 1Pedro 3.7.Cuanto no mas será en la relación íntima con el Señor, el no darle honor a él, perjudicial para nuestras vidas. Esto es competencia dentro del ministerio, estar por encima de otros, perjudicando y estorbando lo que verdaderamente Dios quiere hacer con cada hijo suyo. (1Corintios 10.32.No seas tropiezo ni a Judíos, ni a gentiles, ni a la Iglesia de Dios. Y una de las principales maneras e ser agradables al Señor, es siendo un cuerpo unido con Jesús; amándonos los unos a los otros, como Dios nos ha amado, con un amor sin fingimiento. Jeremías 15.19 dice: Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Mas los hombres se han conformado a este siglo, y han traído la competencia del mundo a la Iglesia. (Lamentablemente).

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, y como a coherederas de la gracias de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Capıtulo 5” Un cuerpo en Jesús

a Biblia nos enseña y nos recuerda que somos un cuerpo en Jesús, pero tal parece que cada quien, hoy en día quiere o busca como independizarse del cuerpo y parece que han tapado sus oídos y torcido su cerviz (Cuello) del consejo del Señor.

Quienes no conocen a Cristo son quienes se deben de volver a Cristo, y quienes conocen al Señor deben cada día rendir sus vidas a Jesús, para ser ejemplo del amor de Dios fluyendo como ríos de agua viva desde su interior hacia su exterior, impactando nuestro entorno. Uno de los deberes, y no por obligación, sino que por amor, de cada nueva criatura en Cristo; es presentarse al Señor cada día, como un sacrificio vivo, santo y agradable a él; pero hay quienes han preferido volver su mirada a lo cotidiano, y aunque están dentro del ministerio, están utilizando las artimañas del mundo para aparentemente atraer al mundo y así convertirlo en una Iglesia. Pero sin embargo lo que en realidad han estado haciendo es llevar la Iglesia al mundo adoptando características propias de la carne, y de esta manera entorpecen de una manera muy ignorantemente en algunas ocasiones, la obra del Señor. Vemos como Pablo nos enseña que somos un cuerpo, miembros los uno de los, especifica y aclara, por aquello del egoísmo; un cuerpo en Cristo y miembros los unos de los otros. “Así que hermanos os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional. A diferencia del mundo, la competencia ministerial o competencia dentro del servicio al Señor, no nos va a dejar ningún beneficio; probablemente se puedan lograr muchos atributos naturales, más no beneficios espirituales. Al contrario, la competencia ministerial, haría que ese culto racional al Señor sea más bien desagradable a Dios. Es sin duda alguna, que quienes viven buscando la superioridad sobre los demás, dentro del ministerio; no están haciendo nada más que acumulando ser cada día, más y más desagradables al Señor. (Romanos 2.5) Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. Cuando Cristo vive en mí (Gálatas 2.20)

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(Romanos 12.4:5) Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

Con Cristo esto juntamente crucificado ,y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí. Cuando realmente Cristo vive en el corazón de un creyente y ese creyente, verdaderamente ha muerto a sí mismo, entonces las características de Cristo a como Cristo vivió en la tierra, se verán reflejadas en la vida de ese hombre o esa mujer de Dios. Recordemos que es de adentro hacia afuera y no dando lugar a un comportamiento impropio del amor de Dios. Características de que en realidad somos apartados de Dios, para toda buena obra, y no apartados de Dios para no hacer bien la obra, que es muy acertado ese comportamiento en la vida de quienes compiten dentro del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. (Romanos 6.6) Es lamentable como a nivel mundial, muchos de los ministros dentro de todas las religiones quieren solamente ser vistos y tratados con honores, olvidando así que es aún mucho mejor ser visto por Dios para honrarle a él. Estos son quienes hacen sus propios cultos racionales, conforme a sus desviados pensamientos y conforme a sus erradas doctrinas. A estos eran a quien el mismo Jesús les llamaba hijos del diablo, pues no se comportaban como verdaderos hijos de Dios, pues no daban testimonio vivo del amor y la unidad en Cristo Jesús. El creyente de hoy en día ha puesto su mirada en las cosas de este mundo, y lo podemos ver reflejado en quienes dentro del ministerio, sea cual sea el ministerio que ejerza, compiten por un objetivo. Por más bueno que parezca ser ese objetivo, lo único que están haciendo es satisfacer su ego, más que satisfacer al mismo Señor, olvidando el motivo de su llamamiento santo, que es estar unidos en un cuerpo para toda buena obra, sirviéndonos los unos a los otros con amor sincero y puro, así como Dios nos ha amado, para alabanza de su nombre. Así también el creyente está compitiendo dentro del ministerio, contra su propio cuerpo y contra el cuerpo de Cristo, arraigando en su corazón, el mismo deseo homicida de satanás. Muchos con artimañas y astucia dentro de las congragaciones han alcanzado subir como la espuma, sin que Dios sea el que los lleve, y han hecho con esto un sentido de propiedad que los ha vuelto egoístas; dejándose así cegar por el sentimiento de poderío absoluto. Pasando por encima de cualquiera que se les cruce en su camino, sin importarles ni pensar en el daño que puedan estar ocasionando. (1Juan 3.15)Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Se han vuelto homicidas al igual que el padre al que sin pensarlo, están imitando con sus malas acciones de competencia. Profesando ser hijos de Dios, están negando con sus hechos el ser verdaderamente reflejo del Dios que creen servir.

En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo, todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. 1Juan 3.10

Tendrán apariencia de piedad, parecerá y dirán que aman, pero es un hecho que competir dentro del Cristianismo, es una señal de no ser un hijo de Dios justo; y la medida de Dios para la justicia es un balance exacto, una actitud humilde,justa,integra y perfecta. El Señor nos ha dado dos instrucciones de la cual depende toda la ley, Marcos 12.29.31 nos recuerda cuáles son esas instrucciones. 1 -“Amarás al Señor tu Dios y 2 -“Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Podría entonces quien pisotea a su prójimo dentro del cuerpo de Cristo, estar verdaderamente amando a Dios? O se ha dejado engañar así mismo? Podría estar siendo agradable al Señor, quien sienta aires de grandeza contra los miembros del cuerpo de Cristo, dentro y fuera de su congregación? Déjame decirte que quien tal haga, ha dejado su rumbo y ha tomado otro camino. Está en el camino correcto, aunque no caminando correctamente. Juan nos aclara como debe caminar un hijo de Dios, Juan 14.6 Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Y cuando el Señor dice que nadie, entonces ese es nadie. Y en 1Juan 2.6 El Señor nos aclara que quien le conoce debe andar como él anduvo. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”

Capıtulo 6” El camino a la eternidad

diferencia de lo comúnmente visto en una competencia, el único competidor con el que debemos estar en contra, es con nosotros mismos; contra nuestra humanidad, no hay alguien más. Pablo en una ocasión le escribió una carta a Timoteo, y podemos estar seguros que cuando lo tenía en persona se lo

recordaba aún más, y le decía: o Timoteo, ten cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en ello, (En tener cuidado) pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1Timoteo 4.16). Debemos tomar en cuenta las últimas palabras que le dice Pablo a Timoteo; te salvarás a ti mismo. Sabiendo que estaría haciendo conforme a la voluntad de Dios y no conforme a sus pensamientos, y esto no solo le sería beneficioso a él, sino que también a los que le oyeren, para que así mismo los que le oyeren fuesen instrumento para otros, y así cada uno hiciere lo correcto y agradable al Señor. Quiere decir esto, que hay quienes también necesitan conocer al Señor y crecer en él. Juan 3.16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. No por algunos, vino el Señor, sino que vino por todos y para todo aquel que en él crea, le da la potestad de ser hecho su hijo. (Juan 1.12) Por lo tanto, quienes ya tenemos el más grande privilegio de ser hijos de Dios, debemos de mostrar al mundo ese mismo amor; y cuanto no más se lograría si hiciéremos la obra del Señor, unidos en un cuerpo, juntos y en armonía. Sin duda alguna hay quienes vienen atrás de nosotros y que necesitan alcanzarnos para estar a nuestro lado y así juntos correr la carrera a la eternidad, o hay quienes necesitamos alcanzar a los que van delante de nosotros, para juntos cruzar la meta. ¿Recuerdan a mi amigo Jasón y el partido de fútbol? ¿Cómo olvidarlo verdad? Cuánto no más deberíamos estar unidos quienes somos parte del cuerpo de Cristo; sin olvidar que Cristo es la cabeza y nosotros miembros con diferentes funciones, pero unidos, nutridos y enlazados por las coyunturas y los ligamentos, creciendo con el crecimiento de Dios. Todos con un mismo propósito. La carrera a la eternidad es muy diferente a cualquier otro tipo de carrera. ¿Recuerda el semáforo? En la vida habrán muchos que se acercan a ti con el propósito de competir; la diferencia la haces tú, pues quien ya haya adoptado y se halla acostumbrado a ese estilo de vida de competencia, es muy probable que no lo cambie, pues de esa manera ha obtenido sus

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logros personales. Pero tú y yo aún estamos a tiempo de no caer en esa trampa y así poder hacer verdaderamente la voluntad de nuestro Padre celestial. Durante muchos años he tenido el privilegio de servirle al Señor donde quiera que Dios me ha permitido estar, y siempre lo he hecho en lo que él ha querido y como él lo ha querido, sabiendo y teniendo muy claro que lo que hacemos lo debemos hacer como para él, para su gloria, y conforme a su voluntad y no a la nuestra. Una de las más arraigadas palabras que guardo en mi corazón cada día para servirle al Señor; son entender que yo no nací para competir, sino que nací para servir, sabiendo que cuando sirvo a otros, al Señor sirvo y de esa ministración a los demás, mi vida se verá beneficiada, claro está que no lo hago por saber que voy a recibir un beneficio, sino más bien lo hago porque sé que de eso se agrada el Señor y que hemos sido creados para alabanza de su nombre. Que privilegio saber que podemos servirle al Dios que nos dio la vida, al único y sabio Dios, creador de los cielos y la tierra, y de todo lo que hay en ella. Así he servido en la música, en consejería con los matrimonios, con los jóvenes, en escuela bíblica, en el Pastorado, y aun en lo que no he pertenecido también he servido. Muchos esperan a ser nombrados en un puesto para comenzar a servir, pero déjame decirte que es mucho mejor servir sin que tengas un nombramiento que todos puedan ver, así sabrás que estas sirviendo de una manera natural, en la nueva naturaleza espiritual, y no por obligación, tan solo porque el puesto te lo demande. Debemos recordar que ya hemos obtenido un puesto ministerial, y es ser administradores en el reino de Dios, no debe pasar de nuestro lado, la oportunidad de hacerlo bien, ahora es cuando lo verdaderos adoradores adorarán en espíritu y en verdad, con su estilo de vida. Nunca he tenido que pasarle por encima a nadie de una manera deshonesta con tal de estar sirviendo en lugares o puestos de autosuficiencia para muchos. Por qué digo puestos de autosuficiencia? Porque muchos creen que por su gran “superioridad “es que están donde están, y olvidan que si están donde están es por misericordia de Dios y para gloria del Señor, y no para gloria de ellos mismos. Yo nunca veo los puestos como un trofeo, más bien lo veo como un privilegio y que, sin importar el nombre del ministerio, siempre es un honor servir al Señor, y entre más personas estén a nuestro lado sirviendo en lo mismo ,mejor es el trabajo que se hace y mejor es el resultado que se obtiene. Mas aun así, siempre han habido personas que se levantan creyendo que yo estoy allí para competir, creen que se les está quitando algo que no es ni de ellos, ni para ellos, olvidando que todo es del Señor y para el Señor que los ha escogido para servir. Esas personas son quienes han permitido entrar a sus corazones el deseo de competencia; son quienes no han puesto sus ojos en el autor y consumador de la fe, y han puesto su mirada en las riquezas de este mundo, que tienen más que ver con la soberbia y la vana gloria, cosa que no tiene que ver en nada con el dinero. Movidos por la tendencia espiritual de hoy en día,llamado”Nivel Espiritual”, son arrastrados a sentirse más que otros y así llegan a menospreciar a quienes el Señor ha puesto a su lado, para edificación de la obra. Personalmente me ha ocurrido en muchas ocasiones, he tenido que ceder los puestos de privilegio para otros ,no porque desprecie el llamado de Dios para mi vida, sino que con el

fin de que las personas puedan entender que lo que importa no es el puesto que tengas, sino el corazón que tengas para servir en cualquier puesto. En una ocasión se acercaron dos hombres a orar delante del Señor; creo que conoces la historia! Lucas 18.9:14 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicado. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. ¡En cuantas de infinidades de veces he escuchado ese tipo de oraciones! Ocurre muy comúnmente en los momentos de adoración, y comúnmente son quienes no reconocen sus errores, pues sienten que caminan en otro nivel más que los demás quienes hacen este tipo de oraciones: Señor, cámbialos, Señor, transfórmalos, gracias Señor porque no soy como ellos…Estos son quienes no tienen el más mínimo deseo de ser ellos quienes sean transformados por el Señor, para así ser ellos el ejemplo que muchos necesitan ver. Pierden el tiempo de adoración al Señor, y ni son transformados, y ni permiten que otros sean transformados. ¡Una triste competencia dentro de las Iglesias! Nuestra nueva naturaleza no es para competir Suele suceder que en un equipo existan quienes no quieran a un Aarón y a un Josúe : “Sabes, esto es un equipo:Dicen algunos, pero hay muchas cabezas.Parece ser que más que un cuerpo, somos un fenómeno”;y quienes piensan y actúan de esta manera,terminan quedando solos,él o ella como cabeza,pues ven a quienes están a su alrededor como una competencia y no como una ayuda.Aunque la mejor opción es sugerir que no apartemos la mirada de la cabeza principal que es Cristo,al contrario hacen los que compiten,pues declaran que quienes son parte del servicio,le son estorbo para donde Dios les quiere poner. Creo que olvidan que solo somos parte del cuerpo, y que la única cabeza es Jesús (Pobres).Cuan triste y dañados suelen salir de ese lugar quienes solamente tienen el deseo de servir,hay quienes nunca buscan ser el primero en la fila.En mi caso,yo había aprendido que dentro del cuerpo de Cristo, todos somos números uno.

“En todo momento debemos de recordar quiénes somos en el Señor, y lo que debemos hacer en el Señor”.

Escuchar de alguien decir que le eres estorbo, muy probablemente no será muy alentador, pero en fin,no habría de ser ningún problema,para quienes saben servir al Señor sin necesidad de tener un nombre que le identifique delante de los hombres.Nuestra vida misma es la que dice delante de Dios, quiénes somos en el Señor y para que nos ha escogido el Señor. Sentido de propiedad En muchos lugares, como de manera modernista, he escuchado la frase, “Sentido de propiedad”. Lastimosamente quienes se aferran a este pensamiento de una manera inapropiada, caen en el pensamiento de que todo les pertenece a ellos, y se vuelven tan egoístas, que olvidan que solamente somos; administradores de la obra y no dueños de la obra. Hay quienes sienten el poderío de una manera absoluta de las vidas de las personas que están a su cuidado, y no para sus caprichos(cabe rescatar), que es en ese momento cuando caen en el error de aprovecharse de los demás, cayendo en los casos más deshonrosos, delante de los hombres, pero aún más perjudicial, delante del Señor. Hay quienes aprovechan esta muy tergiversada frase, “Sentido de propiedad”, para declarar delante del pueblo, que solamente ellos son los dueños del lugar, los dueños del ministerio, y que nadie podrá hacer lo que él o ella están llamados a hace para el servicio de Dios, (En algo tienen razón, y es que; Sí que no hay que hacer eso, jajaja). Quizá tú hayas escuchado en algún lugar, decir: Aquí nadie más podrá ser lo que yo soy, o quizá hayas escuchado decir: Yo pongo al que quiero y tendrá que hacer lo que yo digo! Podrías estar pasando por esto en este preciso momento. Pero que dice la Biblia al respecto? Mateo 25.15 dice la palabra que Dios dio a unos cinco talentos, y a otro dio dos más que a uno dio solamente uno, pero podemos ver que a cada uno, el Señor les dio, conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Estos hombres pudieron entender que el Señor es, definitivamente el dueño de todas las cosas. Ellos habían recibido un monto especifico cada uno, para administrar, y que el que había recibido cinco, negoció y ganó otros cinco para su Señor, el que recibió dos, también negoció y ganó otros dos, para su Señor, y cuando regresó el Señor de aquellos hombres, dice que arregló cuentas con ellos. Sin duda alguna podemos ver que quienes administraron bien, recibieron de su Señor, una buena recompensa; mas el que recibió un talento, lo escondió, y no solamente tuvo miedo, sino que fue egoísta y no hizo la voluntad de su Señor. Quizá llegó al punto de pensar; bueno, es mío y haré con él lo que quiera! Sabes lo que puede ocasionar el sentido de propiedad mal administrado, en la vida ministerial? Esto es lo que ocasiona cuando egoístamente, guardamos lo que juntos podemos hacer para el Señor. Dios no nos ha puesto en ministerios para sobresalir, al contrario, él nos ha puesto en ministerios para negociar, (En el buen sentido de la palabra), y ganar aún más, para él. Aunque muchas veces se utiliza este pasaje de Mateo 25.15 para ilustrar el esfuerzo como algo que agrada a Dios. En esta ocasión quiero tomarlo como ejemplo de que Dios nos ha encomendado, el guardar como si fuese nuestro, pero el administrar sabiendo que

es para él, la ganancia. Esto es lo que ocasiona el sentido de propiedad en los corazones de los hombres que creen ser los dueños de la obra, y caen en el decir dentro de las congregaciones: Me demuestran que…yo quiero que…Yo soy…entre otras cosa que dicen, como si fuera para ellos que se hacen las cosas; y se olvidan así de hacer la voluntad de su Señor, y así terminan enterrando, quizá, el único talento que recibieron de su Señor, según su capacidad. El sentido de propiedad mal administrado, te podría volver un egoísta empedernido, y llegar a olvidar que el Señor de la obra es Dios y que nosotros somos sus siervos. Pablo nos lo recuerda diciendo que hay un Dios y Padre de todos; ni tú, ni yo, somos los dueños. Dios es quien está sobre todos y sobre todo; él es quien está en el trono y reina con poder. Podemos ver como dentro de los ministerios existen quienes dicen que solamente ellos o ellas son quienes son guiados por Dios. En ocasiones topé con quienes me decían que yo no podía tener la razón en asuntos espirituales, pues yo no era ni igual al Pastor, y mucho menos mejor que el Pastor. Por más que sea verdad que Dios te haya puesto algo en el corazón para hacer o decir, cuando hay un sentido de propiedad en los líderes religiosos, es muy probable que te vayan a querer estorbar y opacar la luz que hay en ti. Un mal consejo sería decirte que te callaras o que no actuaras, pero más bien te digo que hagas y digas lo correcto, sabiendo que estas obedeciendo a las voz del Señor.Ay de quienes te quieran estorbar, cada quien le dará cuentas al señor, y si en realidad estás haciendo lo correcto, entonces Dios te va a respaldar, eso sí; debes hacerlo con sabiduría y amor. Quienes han arraigado el sentido de propiedad en sus corazones, dicen de sí mismos; Dios no me ha revelado nada, así que nadie puede hablar, pues yo soy quien apruebo lo que sí es de Dios y lo que no es de parte de él. En el mejor de los casos, un ministro guiado por Dios, tendrá cuidado desde un buen principio, de a quien permite que se levante en un pulpito en nombre de Jesús, para hacer o decir lo que en apariencia Dios le ha puesto a decir o hacer. Recomendación tenemos en la palabra para saber probar los espíritus, para saber si son o no son de Dios. Para esto tenemos las escrituras, para no hacer conforme a nuestro parecer, sino que lo podamos pesar a la luz de la palabra, (1Juan 4:1), nos dice: Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido al mundo. Y a la verdad que no estamos para que el mundo sea confundido y se pierda, sino para que el mundo conozca al Señor y Salvador del Mundo. Habrán quienes se sienten inspirados por Dios, pero Juan nos recomienda ponerlos a prueba, y tampoco debemos olvidar las instrucciones de Pablo a Timoteo, donde le menciona no solo el cuidado de sí mismo, sino también le recuerda que haciendo y diciendo correctamente lo que desde niño había aprendido de las sagradas escrituras, haría no solo salvar su alma, sino que haría salvar a quienes lo oyeren. Debemos entender que hay cosas que parecen buenas, pero no todo es tan bueno como parece; y el hacer las cosas bien, no quiere decir que se están haciendo correctamente; y esto es algo que se debe comprobar, (Efesios 5.10), para saber qué tan agradable al Señor es lo que se dice y lo que se hace. Pablo en este aspecto nos recuerda que todas

las cosa nos son permitidas, mas no todas nos convienen, aunque parezcan inofensivas, se deben de analizar y pesar en balanza justa y exacta. Hay quienes están tan inseguros de que Dios verdaderamente los escogió, que toman la posición de Jueces absolutos. Dios a mí me escogió y nadie puede tener más autoridad que mí en este lugar, yo soy, yo voy, yo tengo, yo sí que hago, por lo tanto aquí quien dice lo que se debe y no se debe hacer, soy yo, dicen algunos inseguros. Y por qué digo que inseguros? Porque si estuviesen verdaderamente seguros de que Dios los llamó, entonces no se preocuparían más que por hacer lo que es correcto, conforme a la voluntad del Señor que los llamó. Esos son quienes sienten y confiesan que están caminando en otro nivel espiritual, mayor que cualquier otra persona, Y no olvidemos que ese sentir de superioridad, proviene de alguien que tiene un corazón competitivo y que la competencia dentro del ministerio, trae consecuencias graves. Cuando alguien en lo natural, nota que tiene una posible competencia a su lado, muy probablemente actuará de la peor, deshonrosa y comúnmente forma en como el mundo actúa. Pasar por encima de quien se le ponga en frente, desacreditando en lo más que pueda ser posible a su oponente, con tal de que su aparente oponente no obtenga lo que a él o ella le ha costado obtener. Es muy común pensar en que como es posible que alguien, ya sea nuevo en un trabajo, o joven en una disciplina, pueda llegar a tener tan rápidamente lo que a él o ella tanto les ha costado, y esto les lleva a hacer lo indebido (crece la envidia). Aunque es en muy pocas ocasiones en que se pude ver que alguien opte por la manera decente y correcta, tal y como es esforzarse para que en todo momento dé lo mejor, sabiendo que quienes siempre dan lo mejor no van a recibir lo peor; esto es en lo natural, lo hagan de corazón y sin dañar a nadie más. También ocurre en los ministerios. Aunque no debería de ser así, lamentablemente también ocurre dentro del cuerpo que profesa conocer y amar a Dios; trayendo consecuencias naturales y espirituales, tanto para quienes se comportan de esa manera, como para quienes son víctimas, y perjudicando también a las futuras generaciones que creerán que esa es la manera en cómo se debe ganar un puesto dentro del servicio al Señor, en el ministerio que sea que hayan sido llamados. Quizá alguna vez has escuchado un dicho que dice; una manzana podrida, pudre a las demás. Pues esto es tan cierto como que un mal maestro enseñe a otros para que algún día estos que fueron enseñados, enseñen lo que una vez aprendieron. Si aprendieron mal, enseñaran mal, aunque creyendo que han aprendido bien, y que por lo tanto, están enseñando bien. Debemos de ser luz y no tinieblas; mas hay quienes se han conformado a este siglo, y han experimentado que ese estilo de vida les ha sido tan beneficioso, que han preferido vivir así, el camino hacia la eternidad.

Capıtulo 7” Puestos para llevar fruto

uienes se han conformado y han aceptado en sus vidas los rudimentos de este mundo, son quienes están buscando su propia gloria, y no han entendido que

solamente han sido puestos para dar gloria a Dios con su manera de vivir, siendo testimonio vivo del amor de Jesús en sus vidas. Nuestro Señor nos ha escogido, para que llevemos fruto, y que ese fruto permanezca. Por lo tanto, no es acaso mejor hacer la voluntad de Dios, llevar fruto y así recibir de él los beneficios que sabemos que son aún mejores que las cosas que por nuestro pensar creemos que son de bendición para nuestras vidas. En lugar de estar compitiendo en contra de quien está a tu lado en el ministerio? Debemos de tener muy en claro, que la competencia ministerial, no es lo que Cristo quiere para su Iglesia, pues él nos dejó un claro ejemplo de servicio. Jesús, siendo el Señor, no vino a ser servido, sino que vino a servir. Juan 13.14 Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros pies, vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros. En el mundo, esto de no llevar fruto, podría verse desde cierto punto de vista, muy normal, pues cada quien busca lo suyo propio. Pero en el ministerio, dentro y fuera de cuatro paredes, no debería ni puede faltar un buen fruto. Santiago 4.17 no nos engaña cuando nos recuerda que al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado; esto por la misma razón de que ahora nuestra naturaleza es otra, no la pecaminosa, sino la que es en Cristo Jesús. Ese fruto que debe de permanecer en nosotros, es el fruto del amor, pues debemos de recordar que el Señor nos ha dado un gran ministerio como lo es el ministerio de la

Q Juan 15.16 dice: “No me elegisteis vosotros a mí ,sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de”.

Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Santiago 1.17

reconciliación. Para que el hombre sea reconciliado con Dios, por medio de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros. El gran problema de que la Iglesia de Dios, no está dando fruto que permanezca, es por permitir que la competencia ocupe un gran campo en el corazón del creyente, y en lugar de estar reconciliando al hombre con Dios, más bien se le está siendo causa de tropiezo. Quienes le servimos al Señor, debemos de saber que no podemos hacer lo que a nosotros nos parece que es bueno, sino que se debe hacer lo que ya el Señor ha establecido, pues sabe Dios lo que verdaderamente es bueno y agradable, delante de él. Por lo tanto en nuestro fruto, no debería de haber variación, en nuestro trato con el cuerpo de Cristo, con cada miembro, no debería de haber variación, pero tristemente la hay. Lamentablemente es, hoy en día, muy común, dentro de las congregaciones que han sido llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Hay quienes se han olvidado que somos un pueblo, que debe de estar unánime, juntos y en armonía, pero cada quien ha corrido por otro camino que nos es Cristo, pues Cristo no vino a competir, ese no era el fruto que caracterizaba a Jesús. Jesús no vino a vivir sus propias leyes, él vino a cumplir la voluntad de su Padre, él no era egoísta, no buscaba, no buscaba la fama ni el renombre, él vino a buscar lo que se había perdido. Mas hoy en día hay quienes dicen tener a Cristo en sus corazones, pero no permiten que se vea Cristo reflejado en su carácter. A muchos no les importa cuántas ovejas se estén perdiendo y siendo robadas por el ladrón que solo vino a robar, matar y destruir, claro; mientras estén los ministros de Dios compitiendo por buscar la grandeza, eso les es satisfactorio, pues han puesto sus ojos en las riquezas de este mundo, y su corazón está en el tesoro de la vanidad. Se está más ocupado en lo que se puede lograr personalmente, para engordar el ego, que en los que se pueda lograr para el Señor, y así están siendo arrastradas las miles de almas, nuestras familias, los miembros de nuestras congregaciones, nuestros vecinos,amigos,compañeros de trabajo, y hasta nosotros mismos, a la condenación eterna. Hay quienes están tan cegados con sus puestos, que olvidan por completo, que han sido puestos para servir. Injertado para ser árboles que dan fruto. Nunca me ha gustado hablar bien de mí mismo; pues quién va a decir algo malo de sí mismo, casi siempre contamos lo buenos que somos o algo bueno que hemos hecho, pero en esta ocasión, quiero ser uno más que cuenta lo bueno que ha hecho, jajaja. Recuerdo en un tiempo como por un lapso de un año y medio fui pastor de una pequeña iglesia. Siempre me sentía un poco incómodo de que me llamaran pastor, prefería que me llamaran por mi nombre, así podría hacerle ver a quienes estaban a mi lado, que en el Señor no hay nadie más que otros. Hoy en día no soy el pastor de ese lugar, aunque sigo sirviendo en ese lugar, y no solo en ese lugar, sino que también sirvo donde todos somos probados a ser hijos de Dios, fuera de las cuatro paredes y del nombramiento ministerial.

Recuerdo en una de tantas ocasiones en mi lugar de trabajo, sin que las personas me conocieran con que yo era o no pastor, me pedían oración por diferentes situaciones, se me acercó una compañera de trabajo para pedirme oración por otra compañera de trabajo que tenía un pequeño problema de cuájalos de sangre en su cabeza, quizás estés pensando que era obvio que yo orara por ella pues aunque ya yo no era pastor, tenía ese llamado y mi corazón estaba acostumbrado a servir, pero aunque sí oré por ella, no deberíamos de pensar en servir como una obligación al llamado, o porque el puesto nos obliga a hacerlo, sucede así con otros, pero con los que aman a Dios no deberían de servir por obligación, sino más bien por amor. Hay muchos que si no son parte de un ministerio en su congregación, entonces no sirven al Señor fuera de su congregación, a como hay otros que sirven solo por obligación a su puesto y cuando dejan ese puesto, entonces dejan de servir donde es aún más impactante servir, y eso es fuera de su congregación. Recuerdo que esa vez que oré por esa mujer, en lugar de orar por su cabeza, oré por su vientre, al tiempo supe que los problemas de su cabeza eran por problemas que tenía en su vientre. Dos meses después, quedó ella embarazada, y los doctores no se explicaban como el útero de esa mujer, volvió a tomar la posición normal, pues ese útero estaba al revés. Basta que alguien se olvide que es necesario un puesto para servir y comience a servir, para que Dios haga lo que él quiere hacer. A partir de ese día, cada vez que alguien tiene una necesidad, me llaman para que ore por ellos o por alguien más que necesite oración, como me sucedió con la madre de una mujer extranjera, que había sufrido un accidente de tránsito, el problema es que ella estaba en Costa rica y su madre en Estados Unidos. Me llamaron y oramos, y al siguiente día ella había recibido una llamada que alegraría su corazón, pues su madre estaba rápidamente recuperada, más de lo que los médicos habían declarado de lo que iba a ser su recuperación, y así tantas cosas como por ejemplo orar por el tobillo de un jugador de futbol, al que su doctor le dijo: Esteban, tardarás una semana en recuperación. Pero aunque era un jugador de un equipo al cual no soy aficionado, recordando que fuimos puestos para servir, ese día oré por él, y al instante su tobillo se desinflamó, y como era de suponer, su médico se sorprendió. Es cuando entiendes que has sido puesto para llevar fruto, y no esperas ser parte de un ministerio reconocido para comenzar a servir, que verdaderamente sin saberlo, estás haciendo la labor en el ministerio en que Dios te ha puesto, y recibiendo aun sin notarlo al instante, y aun así sin tenerlo en esta tierra, los tesoros que el Señor acumula para tu beneficio. ¿Cómo aprender a llevar un buen fruto? Para aprender a llevar fruto, es importante tener un ejemplo a seguir, y que mejor ejemplo que Jesús. Nunca está de más, aprender de alguien más, y es muy importante poder reconocer que siempre hay alguien más capaz que nosotros. Es necesario reconocer quien es mejor que uno, y así poder aprender de esa persona. Pero qué pasaría si creemos que nadie puede

ser mejor que nosotros, o que no quisiéramos aprender de los demás, porque nos creemos autosuficientes? 1Corintios 3.18,Pablo nos recomienda una muy buena opción para lograr mejorar nuestra vida, siempre es bueno ser mejor que ayer y buscar hacer las cosas de mejor manera, no todo lo sabemos, ni todo lo podemos, si primero no se aprende de quien sabe. Acaso cuando nacemos, nacemos hablando o caminando, o acaso sabemos resolver los problemas de matemáticas en el primer grado de escuela, no verdad, primero debemos de aprender. No vamos primero a la Universidad, sino pasamos primero por el colegio; como decía mi abuelo, nadie nace aprendido. Y Pablo nos dice: “Nadie se engañe así mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo; hágase ignorante para que llegue a ser sabio”. Definitivamente estamos para aprender cada día, los unos de los otros. Muy probablemente, dependiendo de qué clase de corazón tengamos, así vamos a tener la posibilidad de aprender. En Mateo 11.29, Jesús nos dice: Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallareis descanso para vuestras almas. Nos está diciendo el mismo Señor Jesús, que es necesario aprender, si no hubiese sido necesario, entonces él nos lo hubiese dicho, es una realidad. Es bueno aprender de alguien más; así pasó con los discípulos, ellos ni siquiera se parecían a Jesús, antes de conocerle a él. Y cuando aprendieron, aprendieron, y quienes los veían y oían hablar, reconocían que ellos andaban con Jesús, pues lo que Jesús hacía, ellos también lo hicieron. Si no fuese necesario aprender de alguien más, entonces hoy en día solamente se necesite creer que Jesús es el Salvador, aunque el creer no es solamente tener consiente algún pensamiento, sino que creer me lleva a actuar. Si yo creyese que puedo volar, entonces no tomaría el auto todos los días, sino que alzaría vuelo desde mi casa al trabajo, y así ahorraría gasolina, (Tan cara que está). Aprended de mí, dijo Jesús! Vivir una vida ministerial, sin humildad, sin amor y sin santidad, es acaso una señal de que hemos aprendido de Jesús? No era ese el carácter del hijo de Dios, verdad. Más en estos postreros tiempos hay hombres y mujeres que por creer que son mejores que los demás, no han querido aprender a llevar el yugo y la carga de Cristo, para ser como Cristo. Podemos reconocer aun así, si nosotros somos esos hombres que se sienten superiores, pues la principal característica es la falta de humildad para aprender de quien este a su lado, no necesitan aprender pues creen saberlo todo, aun cuando hablan palabra de Dios, si se les corrige en algún punto en el que hayan estado equivocados, hacen creer que no estaban equivocados, solo que nadie, dicen ellos; entiende el mensaje de Dios en su

boca. Son quienes no necesitan un equipo de trabajo, pues nadie es mejor que ellos, no aceptan la corrección ni la exhortación, y ven a su hermano, en un nivel inferior al nivel que ellos declaran estar, porque solo lo declaran, pero no lo demuestran. Acaso no son mejor, dos que uno? Acaso no podríamos aprender muchas cosas, el uno del otro? Tendríamos, sin duda alguna, mejores herramientas para la obra del Señor, si todo el cuerpo estuviese unido, para llevar buen fruto.

“Romanos 12.3” “Ninguno tenga mayor concepto de sí mismo, sino que piense de sí con cordura”.

Capıtulo 8” Vivimos para servir

ecuerdo hace muchos años servía en una Iglesia cerca de mi residencia en ese entonces. Era una tarde de sábado y los jóvenes del lugar y yo, ministrábamos al Señor; yo estaba en el grupo de música, y cuando acabábamos de entregar el

pulpito para la predicación; mi gran amigo el Pastor Rusvelt Arce, me llama aparte y me dice: Podrías ir al pasillo y ver que le sucede a nuestro amigo Juan? Con mucho gusto, le contesté, y fui a ver qué era lo que estaba ocurriendo con nuestro amigo. Mi amigo Juan hacía poco tiempo que había llegado a la Iglesia y se estaba integrando como nuevo miembro. Pensará usted, por qué no fue el Pastor para ver qué era lo que le ocurría a un miembro de su Iglesia, al fin y al cavo era trabajo del Pastor? Yo había bajado del pulpito esa tarde, y a él le tocaría llevar la palabra; como entre él y yo, no existía ninguna competencia, entonces él podía encontrar en mí, a alguien en quien confiar y sentirse apoyado. Yo estaba a su lado para apoyarlo en lo que él necesitara, y podía estar seguro de que yo no competiría contra él, ya que nuestro servicio era para el Señor, lo teníamos muy claro. Fui al pasillo donde se encontraba Juan, y él estaba sentado en el suelo. ¿Te sucede algo, Juan? Le pregunté, y me miró con una mirada retorcida y sus ojos en blanco, con una respiración como de un toro embravecido. ¡Jehová te reprenda Satanás, en el nombre de Jesús! Exclamé a gran voz, y en ese momento su cuerpo comenzó a retorcerse y estremecerse como una serpiente al haber escuchado el nombre de Jesús. Probablemente en ese momento mi voz se escuchó por todo el lugar, porque de inmediato llegaron mis hermanos al apoyo.; la hermana Marielos y mi hermano Rusvelt; y Juan esa tarde fue liberado de un espíritu que hace muchos años le atormentaba. Vivimos para Servir Nunca debemos de olvidar que la obra en la que servimos, es del Señor, así será más fácil hacer lo que Dios quiere y no lo que a nosotros nos parece. La obra es del Señor y nosotros somos sus obreros, somos árboles que deben de dar fruto, y buen fruto. Mas aún hay quienes han olvidado esto, y en lugar de edificar, destruyen con sus manos lo que más bien hay que edificar, olvidando que un reino dividido contra sí, no prevalece, y esta pronto a su destrucción y desolación. Muchos no toman como ejemplo la vida de la mujer virtuosa porque quizá en primer lugar, no son mujeres, y otros porque probablemente no están casados o casadas y piensan, bueno; yo no tengo familia, no tengo hijos, entonces no tengo como edificar mi casa, y no tengo como derribarla porque no hay, ni hijos, ni esposo o esposa.

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Quienes creen que el pasaje de la mujer virtuosa es solamente para la mujer virtuosa, aunque es muy obvio que está hablando de una mujer, están un poco equivocados, pues este pasaje se puede aplicar para cada uno de nosotros como una característica que cada creyente debe de tener en su nueva naturaleza en Cristo Jesús. Acaso no debemos de edificar nuestra propia vida, indiferentemente de que seamos hombres o mujeres? Quizá no tengas hijos, pero tienes Padres y hermanos, y si no los tienes, acaso no tienes una familia en Cristo, que debe de ser edificada, no es quien tienes a tu lado, tú hermano en Jesús? Acaso no es tu cuerpo esa casa donde mora el Espíritu Santo de Dios, y no debe acaso ser cada día edificado para gloria del Señor? Cada uno de nosotros como hijos de Dios, debemos de edificar, y no de derribar, por eso no podemos permitir que los aires de grandeza interfieran en el servicio al Señor, para que no vengan a ser debilidad contra nosotros mismos. Que habría sucedido ese día, si el Pastor no piensa de el mismo con cordura? Pues muy probablemente nuestro amigo Juan, hoy en día seguiría siendo atormentado por ese espíritu. Y aun así podemos ver en muchas congregaciones, división, enemistades, pleitos, ira, contienda; y podría prevalecer un reino dividido de esa manera? Lucas 11.17:18 Nos da un claro ejemplo de que aun si Satanás estuviese dividido contra sí mismo, entonces ese reino dejaría de existir. Claro está que un día ese reino dejara de existir, no precisamente porque este dividido entre sí, sino porque está dividido del reino de Dios y su justicia. Entonces mi querido lector, cómo permaneceremos y prevaleceremos si en el ministerio estamos divididos? Difícilmente podremos permanecer en pie. Nuestra ciudadanía es celestial, y tenemos que tomar el rumbo correcto, por el único verdadero y camino para llegar a la patria celestial. Debemos caminar por el camino, conociendo el camino, y de la manera correcta a como se debe caminar por ese camino que es Jesús, conforme a la medida, a la estatura del varón perfecto. Entonces porqué la competencia dentro de las congregaciones? El Señor nos ha llamado a ser como él, que es manso y humilde, y a que vivamos una vida en santidad e integridad, poniendo nuestra mirada en todo momento, en las cosa de arriba, y no en las de la tierra. En estos tiempos el creyente promedio, ocupa su tiempo en buscar las añadiduras, más que deleitarse en el Señor. Llenan sus corazones con la tanta grandeza ministerial que han alcanzado, que dejan de lado la humildad de corazón, y olvidan así que sin santidad nadie verá al Señor. Sea quien sea la persona, o crease quien se crea, así haya alcanzado y logrado en cualquier área de la vida, ya sea personal o ministerial, y esté en lugares y puestos de privilegio; debe de saber que, sin santidad, nadie vera al Señor. Pero qué tan importante es que un hijo de Dios, sea verdaderamente humilde?

Los aires de grandeza hacen que el hombre esté cada día más lejos de reconciliar al mundo con Dios.

El Salmo 147.6, nos dice que, Jehová exalta al humilde y humilla a los impíos hasta la tierra, o en términos más comunes, al impío lo humilla por el suelo, hasta los más bajo, y no porque Dios sea un Dios que se complace en humillar, sino que cada quien siembra lo que quiera, y definitivamente cosechará lo que haya sembrado. Acá podemos ver en este Salmo, como el ser humilde te llevará a tener un grado de exaltación, y no precisamente por haber competido, y lo mejor aún, que el premio no será el que tu buscas, sino que aún mejor, el que Dios te vaya a dar y de la manera en la que Dios te vaya a exaltar, que no será muy parecida quizá, en la que tú y yo muchas veces nos imaginamos. Debemos de tomar en cuenta la definición de la palabra, impío, ya que muchos la relacionan solamente con el pecador que no conoce a Cristo, entonces se desentienden que este término pueda estar siendo un estilo de vida en sus vidas. Veamos cómo esta definición nos muestra que el impío es alguien que carece de la virtud de la piedad o de fe en Dios. Por lo tanto que, si los creyentes carecen de piedad, aunque tengan el mayor de los puestos nombrados o inventados, entonces son impíos .Los creyentes que carecen de piedad, se comportan como impíos, a los cuales el Señor los humillará; pero quienes se humillan son realmente imitadores de Cristo, pues no carecen de piedad, así como Jesús nunca careció de piedad y amor. Hebreos 6.10 nos recuerda que Dios, definitivamente dará un pago por tu buena obra, así que entonces no hay porque buscar de la manera inadecuada, la bendición espiritual. Porque Dios no es injusto, tampoco debemos de ser injustos, y así mostrar la misma solicitud, hasta el final, sabiendo que Dios no olvida nuestra obra, y trabajo en amor, que hayamos mostrado en su nombre. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. Así que nunca olvides que no hemos sido creados para competir con tal de buscar la alabanza y el reconocimiento, sino que hemos sido puestos por Dios, para servir a los santos, sabiendo que Dios mismo se encargará, no solo en este mundo, sino que también en la eternidad, dará la alabanza a cada uno.(1Corintios4.5). No puede un hijo de Dios, ser falto de virtud alguna que se manifieste en el fruto del Espíritu. Si de tal manera Dios amó, y nosotros debemos de amar como Dios nos amó, entonces nunca debe de faltar el servicio, los unos a los otros, mayormente a los de la casa. Deberíamos entonces, hacernos esta pregunta. ¿Por quién murió Cristo, y para que resucitó? Definitivamente Jesús murió, por todos, y resucitó para darnos vida eterna juntamente con él, y nos hizo coherederos de su naturaleza santa y eterna. Entonces bien, si Cristo lo hizo por y para todo aquel que en él crea, entonces por qué deberíamos nosotros pretender el querer tener algo tan maravilloso, solamente para nosotros? No estaríamos siendo un poco egoístas? Juan 3.16 Nos enseña que, De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su unigénito hijo, para que todo aquel que en él crea no se pierda, si no que tenga vida eterna.

Una opción que todo ser humano tiene; no para unos solamente, sino para todo aquel que crea. Y cómo privar de esa bendición, a otros. Todos tenemos la posibilidad de vivir para él, y de ser salvos por él. “Dios no hace acepciones” Ahora bien, si Dios, siendo Dios, no hace acepción de personas, porqué nosotros sí las hacemos? Santiago 2.1”Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas”. Hay quienes lastimosamente, sin importar quienes se salven o no, prefieren pasar por encima de los demás, compitiendo por un puesto, dentro del ministerio, dejando de lado la restauración de quienes están necesitados. Pero porqué dejar pasar la oportunidad de ser competente, por ser competitivo, cuando más bien Jesús nos dice que debe de haber en nosotros, ese mismo sentir que hubo en él, por la humanidad? Entonces queda claro, mi querido hermano, que en nuestros corazones el único deseo que debe de arraigarse cada día más, es el mismo deseo que hubo en el corazón de Jesús. Ese deseo de que los hombres procedan al arrepentimiento, y cada quien pueda volver al Dios que los creó. No debería de haber entonces, ningún motivo alguno por el cual estemos aferrados más a un ministerio, que al mismo Señor del ministerio. No porque el ministerio no sea importante, sino para que sea el Señor, quien nos ponga en lugares de honra, y no sea en nuestras fuerzas ni en nuestro parecer, y así cuando estemos en ese puesto de privilegio, sirvamos al señor con toda libertad y amor, y ni tu ni yo lleguemos a competir con nadie, sabiendo que somos uno, en Cristo. Deuteronomio 10.17: Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; Quizá muchos dirán; bueno, yo me aferro al ministerio, por amor a las almas, y si no me aferro al puesto en el que sirvo, cómo demuestro a las personas, que el Señor es el que salva? ¡Ya lo dijiste! El Señor es el que salva, por lo tanto, si nos aferramos a él, hará él en nosotros, será él quien fluya y nosotros solamente seremos ese vaso de honra, que el Señor quiere usar, y no esos vasos de deshonra. La altivez y la autosuficiencia podrían jugar un papel muy importante en nuestras vidas, si no estamos humildemente y confiadamente tomados de la mano del Señor. Lo podemos leer en la palabra, cuando aquellos hombres en aquel día le dirán al Señor; Señor, Señor.

Haya pues en vosotros ese mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús, Señor nuestro, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.Filipenses2.5

En tu nombre hicimos esto, hicimos lo otro, logramos tanto que ni tiempo me daba de buscarte, te servía mucho, así que debería de recibir un mejor premio que todo lo que obtuve? Y qué les dirá el Señor? Apartaos de mí, hacedores de maldad, no os conozco. Dependiendo de cuál sea tu meta, así será tu carrera Depende de dónde tengas, y en quien tengas puesta tu mirada, lo que te hará tomar el rumbo correcto o incorrecto en la vida. Será dependiendo de esto, lo que nos llevará a convertir nuestra carrera en una competencia. No olvidando, que nacimos para servir y no para competir.

Capıtulo 9” Carrera hacia la eternidad

n esta carrera hacia la eternidad, tenemos nuestra meta es Cristo, y digo nuestra porque no todos tienen la misma meta, o no todos tienen puestos los ojos en Jesús, pues en ese trayecto hacia la meta, es muy posiblemente que nos vayamos

a encontrar con alguien que busque satisfacer su sentimiento de superioridad y no la voluntad de Dios. Siempre vamos a encontrarnos con alguien que, definitivamente es mejor que nosotros en cuestión de cualidades y destreza, aunque dependerá cien por ciento de ti y de mí, si desperdiciamos la carrera, convirtiéndola en un campo de batalla. El que alguna persona sea muy buena en lo que se desempeña; eso no lo hace mejor persona que nadie, es bueno y mejor en lo que hace, pero no mejor que nadie, delante del Señor. Recuerda los talentos? A esos tres hombres, su Señor le dio talentos a cada uno, y el deber de cada uno era hacer de ese talento, algo mejor para su Señor. El que uno hubiera recibido más que otro, no quería decir que al que tuviera menos, se le habría de demandar menos, los tres debían de hacer lo mismo, aunque no hubieran recibido la misma cantidad. El Señor de estos hombres, veía a los tres por igual, no importó que uno tuviera cinco, otro dos, y otro solamente uno. Vemos cuando el Señor les pide cuentas; fue a los tres y les pidió cuentas a los tres; ellos sabían que lo que estaban administrando no era de ellos, ni para ellos, sino que era de su Señor, y para su Señor, y al final era el Señor, quien les iba a dar la recompensa a cada uno. No es de asombrarse que aun dentro de las congregaciones, existen quienes se creen mejor que otros. Obviamente no podemos negar que hay quienes hacen mejor las cosas que otros, pero eso no quiere decir que el Señor los prefiera más a unos que otros; eso no va a sorprender al Señor, recordemos que lo que Dios mira, es el corazón, y un corazón contrito y humillado, no desprecia el Señor. Dentro de las congregaciones en donde he tenido la oportunidad de servir, la mayoría de competencia entre hermanos, se ve dentro de los grupos de música, aunque siempre hay uno que otro grupo de hermanos que compiten contra otros grupos que precisamente no son de música. Por ejemplo podemos prestar atención, de como el grupo de matrimonios es mejor que el grupo de diáconos, entonces las personas dicen que quienes deberían de servir, deberían de ser los matrimonios y no los diáconos, entre otras cosas por ejemplo. Quedémonos con los grupos de música En los músicos por ejemplo, siempre hay quien toque mejor que otro, y también hay quienes se creen mejor que otros, aunque el problema nos es que se crea mejor, sino que el problema es cómo trate a quien nos es tan bueno como él o como ella y que tanto le

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afecte el ego, recuerda (Aires de grandeza), eso no debería de ser motivo para decir; ho!, yo soy el mejor y nadie me quitará esta gloria. Aunque esto ocurre en la mayoría de las congregaciones, gracias a Dios en mi congregación no pasamos por ese problema, lo digo porque soy parte del grupo de música, y puedo decir que de mi líder de música, no estoy hablando, jajaja; pero voy a hablar, preste mucha atención. Sabe; cuando yo no conocía a Cristo, la mayor parte de mi juventud, la pasaba cantando en las esquinas de mi barrio, y eran horas y horas, cantando canciones que en nada glorificaban a Dios. Aprendí un poco a cantar de quien hoy sigo aprendiendo, y con quien hoy alabo el nombre del Señor en la congregación donde asisto, con quien antes solía pasar largas madrugadas cantando en las frías calles de mi barrio, con mi gran amigo Edgar. Cuando uno aprende a hacer lo que sea, de alguien que es mejor que tú muy probablemente lo que hagas, lo vas a hacer bien, o puede que hasta lo llegues a hacer mejor. Dentro del cristianismo, todo lo que se hace, se hace con el mismo fin, todo por una misma causa, con un solo propósito, o por lo menos eso es lo que debería de ser, y como debería de hacerse. Fuera del cristianismo, o fuera del cuerpo de Cristo, muchos lo harán de una manera competitiva, buscando su propia gloria. Puedo reconocer que, de quien aprendí, él sigue siendo mejor cantante que yo, pero aun así, no compito contra él para figurar,pero con quien sí compito es conmigo mismo para llegar a hacerlo mejor para la gloria del Señor, y así no olvido nunca, que son mejor dos, que uno. Recuerdo las palabras de un amigo que decía: “Si alguien quiere ser mejor que mí, entonces que lo haga bien y yo le ayudaré a que lo haga mejor”. Alguien que conoce muy bien, cuál es su rumbo, siempre será una columna de apoyo para quienes estén a su lado. Sirviendo con Amor: Yo nací, no como muchos creyente nacen en un hogar cristiano; al contrario, nací en un hogar dividido, un matrimonio separado, y si una figura paterna a mi lado, pero con una madre ejemplar, esforzada y valiente. Pero no les voy a hablar de mí, sino más bien de quien les voy a hablar, es de mi mamá. No conocí a Cristo, sino hasta mis veintitrés años de edad, pero mi madre conoció a Cristo, muchos años antes que yo, y en mi juventud podía ver como verdaderamente mi madre amaba al Señor, y le servía con amor. Lastimosamente, mi madre hoy en día no asiste a ninguna congregación, y eso me llevó a preguntarle en una ocasión, el por qué el motivo de que ella no volviera a una Iglesia. Ya les mencioné que no nacimos para competir? Ha sí, verdad! Amaos los unos a los otros, sin fingimiento alguno. Cuando tú y yo servimos a otros, debemos entender algo muy importante; no solo Dios es glorificado,

No nacimos para competir, nacimos para ser parte de un cuerpo que se ayuda mutuamente, y servir con amor sin fingimiento.

pues no solo le estamos sirviendo al Señor, sino que también nos estamos sirviendo a nosotros mismos. En una ocasión, Jesús estaba con sus discípulos y comenzó a lavar los pies de quienes estaban junto a él; sabías esto vedad? Juan 13.5, nos muestra como Jesús siendo el Señor, comenzó a servir a los demás, y más aún, estaba haciendo algo que los demás deberían de haber estado haciendo por él, al fin y al cavo él era el Señor y como no debería de haber sido adorado. Mas él hacía esto, con el propósito de enseñarles una lección a sus discípulos, lección que debemos poner en practica cada día de nuestras vidas y con todo aquel que está a nuestro lado. El Señor les dijo a sus discípulos, que él no venía a ser servido, sino que más bien había venido a servir. Acaso no es digno de admirar y de ser tomado como ejemplo, pues esto nos enseña que así mismo nosotros debemos de hacer lo mismo, y tener ese mismo amor, y la misma humildad, siendo reflejo de Jesús. El Señor de señores, sirviendo a los hombres, digno de ser alabado. Entonces mi madre me contestó: Yo conocí al Señor, y desde que le entregué mi vida a él, sabía que así debía de ser ejemplo de que era Cristo reflejado en mis acciones y estilo de vida misma. Tenía claro de que debía de ser ejemplo de que él verdaderamente moraba en mi corazón, por lo tanto, debía andar como él anduvo, sirviendo por amor, y sin esperar nada a cambio. En la congregación donde yo asistía, me dijo mi madre, nunca fui parte específica de algún ministerio como hoy en día se hace. Muchas veces las mismas personas se privan de servir con libertad, por el solo hecho de creer que solo son parte del ministerio tal, y no son parte del otro ministerio tal. Los miembros de las congregaciones hacen distinciones de cada ministerio, y así no se permiten ellos mismos, poder servir en otra cosa. Hay quienes llegan a decir, bueno, como mi ministerio no es el de ser pastor, o evangelista; entonces ni predico ni evangelizo. Y que tal tu familia? No debes de pastorear a tu esposa, a tus hijos, a tus hermanos? Acaso el ser cristiano evangélico, no es llevar las buenas nuevas de salvación a toda persona, no es acaso el ministerio de todos los creyentes, el ministerio de la reconciliación? Probablemente no hemos aún entendido, que el mismo Señor Jesús, se movió en el servicio de todos los ministerios, y hemos dividido tanto los ministerios por rango, que dejamos pasar la oportunidad de que Dios se manifieste en medio de su pueblo. Pero un día; me dijo mi madre, se me acercó una mujer que servía en el diaconado, y me dijo: Usted cree que va a venir a esta Iglesia a quitarme el campo, usted es una metiche, de todo anda haciendo para llamar la atención. Luego cada vez que yo servía y la veía a ella, me sentía muy incómoda de saber que existía alguien a quien yo le era molestia. No era fácil estar en ese lugar después de saber que yo le era estorbo a ella, o por lo menos eso era lo que ella sentía, y no lo que yo hacía, pues cada vez que yo servía, lo hacía de todo corazón, sabiendo que lo que hacía, lo hacía como para el Señor. Entonces dejé de asistir poco a poco, hasta que un día el Pastor me preguntó que por qué no había vuelto, si él sabía que yo amaba al Señor y que me gustaba servir con todo el

corazón, qué fue lo que pasó? Pero nunca dije lo que en realidad había sucedió en ese lugar, y nunca más volví, me dijo mi mamá. Que triste que esto está pasando en la mayoría de congregaciones, y que por ese sentido de superioridad en el corazón de muchos líderes en su mayoría, otros están siendo lastimados lamentablemente por quienes deberían de estar siendo quienes levantan y edifican. Pero más bien se vuelven parte del Proverbio que dice que el impío hace obra falsa. (Proverbios 11.18) Este es uno de tantos tristes ejemplos de alguien más que pasa su vida ministerial compitiendo, con tal de tener un mejor puesto, y así lograr sobresalir. Gálatas 5.13.Dice: Porque vosotros hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne; sino servíos por amor los unos a los otros. Cosa que no entendía esta mujer, que lo que estaba haciendo más bien, era competir contra alguien con quien bebería más bien de estar sirviendo. No podemos olvidar que un creyente que compite, lastima no solamente a los demás, sino que también se perjudica así mismo, atrayendo una consecuencia espiritual para su propia vida, de una manera eterna. A esta libertad es a la que se refiere el Apóstol Pablo, a la libertad que no permite que nada de lo que el mundo utiliza como artimaña, para ganancias deshonestas, vengan a perjudicar a quienes conforman el cuerpo de Cristo. Han pasado ya muchos años y mi madre no volvió a una congregación; no sé si la mujer que la había lastimado, aún tendrá su gran puesto de privilegio, ese puesto que cegó su verdadero propósito en ese lugar donde Dios le había permitido servir, pero si aún lo estuviera ejerciendo, es lastimosamente alguien más que prefiere un puesto en esta tierra, más que una eternidad con el Señor. El más grande problemas de quienes hacen tal mal dentro de las congregaciones, es que creen que el Señor se está agradando con ellos y ellas por lo que han logrado. Muchos; y quizás tú seas uno de esos que dicen para sí, ¡Que bien Señor, nadie me pudo quitar el puesto, Satanás no me pudo mover! Déjame decirte que no es Satanás quien quería quitarte tu puesto, eras tú quien no querías hacer la voluntad de Dios, sirviendo por amor a los demás, y preferiste más las añadiduras del Señor, que al mismo Señor. Pues a la libertad que Dios te ha llamado, le has estado dando la espalda y te has vuelto esclavo de tu pobre codicia, y estas tomando otro rumbo de la verdadera carrera hacia la eternidad, convirtiendo la carrera, en tu triste competencia.

Capıtulo 10” Juntos y en armonía

oy en día dentro de la religiosidad, y digo religiosidad, porque un verdadero hijo de Dios, habita junto a los demás, en armonía y no dividido en la soledad de su egocentrismo; hay quienes sirven por amor, y hay quienes compiten por falta de

amor. Salmo 133.1 ¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Jesús en tiempos antiguos, nunca le decía a quienes querían verse en apariencia bien por fuera; religiosos, el Señor les decía, hipócritas. Pues un hipócrita y veamos la definición de tales personas, como alguien que finge una cualidad, sentimiento, virtud u opinión que no tiene. Así hoy en día vivimos un cristianismo, y discúlpeme si le ofende, pero como dice el dicho, “Al que le cae el guante, que se lo plante “así que no te vas a sentir mal cuando se use una palabra que denuncia el mal comportamiento de un individuo, si tú no estás viviendo en esa condición, entonces no te vas a ofender, y si estás viviendo en esa condición y te sientes un poco ofendido, pues déjame decirte que estas aun a tiempo de cambiar esa mala actitud que en nada está glorificando el nombre de Jesús. Dice el Proverbio, (Proverbios 11.9), que el hipócrita con su boca daña a su prójimo y este es despreciable al Señor, cuánto no más despreciable será el que no solo daña con su boca, sino que también lo hace con sus actos? Recuerda que del mundo se puede esperar cualquier cosa, pero de un hijo de Dios no se puede esperar lo mismo que cualquier persona que no haya sido redimida haría. No olvides que vuestra vana manera de vivir, ya pasó, y que ahora todas las cosa viejas pasaron y fueron hechas nuevas. Quienes verdaderamente viven sus vidas en santidad; y siguiendo a Jesús, son quienes son ejemplo del carácter de Cristo. Una de las tantas cosas que me llaman mucho la atención en la palabra, es cuando Pedro niega a Jesús, y no tanto porque lo niegue, sino porque a pesar del mal momento que Pedro pasó, siempre se podía notar una característica de Jesús en su vida, tanto así que mientras él lo negaba y se escondía entre la multitud, las personas le decían: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos, este es de ellos decían, pues definitivamente había estado con Jesús, y ya hacía unos tres años.(Marcos 14.66:70)Probablemente en ese momento, Pedro no estaba en armonía, pero se le notaba que había estado caminando con Jesús; dice un dicho muy cierto, dime con quién andas y te diré quién eres, y además ,lo que bien se aprende, nunca se olvida. Después de ese día, Pedro nunca más volvió a ser quien antes fue. Que importante es la armonía, y verdaderamente ser un cristiano, en el verdadero significado de la definición de cristiano como un seguidor de Jesucristo, y no solo como

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seguidor, pues en tiempos de Jesús, muchos solamente lo seguían pero por buscar alguna sanidad o con un fin lucrativo, como lo hizo Judas Iscariote. Pero seguir a Jesús, e imitarlo, eso es otra cosa, por eso en esto se define la palabra”Cristiano”El que cree en Jesús como suficiente y único Señor y salvador, y no solo cree, sino que le sigue, y le imita. Es ahí entonces que podremos decir y pesar, si aún nosotros mismos, dentro y fuera de una congregación, somos o no verdaderamente cristianos, que no solo se llaman ser cristianos, sino que también reflejan las características de Cristo, más que sus propias características. Que bueno que es, juntos y en armonía. En una ocasión, cuando buscaba una editorial para poder sacar al mercado este libro, me asesoré con varios hombres y mujeres que sé que han escrito, muchos me ayudaron con sus recomendaciones, pero hay uno en especial, que no precisamente me ayudó. Recuerdo que en una tarde me acerqué a un ex ministro de seguridad de la republica costarricense, y le pregunté que si el sabría de alguna editorial, pues yo estaba escribiendo un libro y sabía que era más fácil si me apoyaba una editorial; pero me respondió que no tenía ni idea de ninguna editorial. A los pocos meses me enteré que su esposa estaba escribiendo un libro; y además él ya había escrito también, por lo tanto, era claro que en realidad ellos si conocían de alguna editorial que quizá me pudieran ayudar. Si bien es cierto que nadie está en la obligación de ayudar a otros, lo que quiero rescatar de todo esto es el hecho de que muchas veces las personas solamente están juntas pero no en armonía, cada quien busca lo suyo, y no piensan en los demás. Muchos creen que solo ellos pueden tener el derecho a superarse, y no permiten ni quieren que los demás puedan lograr impactar no solo a una nación, sino también impactar a todo el mundo. Esto me pasó en el ámbito secular, pero lamentablemente esto también está ocurriendo dentro del ministerio, con el mismo pueblo de Dios, que debería de estar unido, juntos y en armonía. Por eso; hablando de quien compite dentro del ministerio, quienes tales hacen, están muy lejos de ser verdaderos cristianos, y son en realidad como decía Jesús, hipócritas, pues fingen una cualidad que no tienen. Son lobos rapases que han adoptado las características del mundo, más que las características de Cristo, que dañan con sus bocas y destruyen con sus hechos. Recuerdas la historia de mi madre? Ciertamente ella es un ejemplo de muchos otros ejemplos de personas que han sido y que están siendo obstaculizados para crecer, por quienes pasan sus vidas compitiendo con el fin de alcanzar un mejor puesto dentro del ministerio. Si esto estuviese ocurriendo en el ámbito secular, probablemente podría ser justificable, pues es el mundo y son sus pasiones; y no sería de extrañarse que estén sucediendo esas cosas en el ámbito secular, pues no conocen al Señor.

Mateo 23.13, Mas ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; púes ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.

Pero como nuestra ciudadanía no es de este mundo, y nuestras pasiones no son conforme a las obras de la carne, entonces no puede ni debe de existir la competencia espiritual en nuestras vidas naturales. Así que quienes viven un cristianismo siendo hipócritas, no están más que cerrando el reino de los cielos a los que verdaderamente quieren entrar al reino de los cielos, y vivir conforme al reino de los cielos en esta tierra. Muchos de los líderes religiosos que están viviendo sus vidas de esta manera tan despreciable delante del Señor, creen que están siendo competentes, pero por su necio corazón no arrepentido, están siendo incompetentes, y lo que es aún peor, están siendo enemigos de la fe, pues ni el mismo Señor vino a condenar al mundo, sino que vino para que el mundo sea salvo. Cuanto no más con nuestro hermano en la fe, deberíamos de estar unidos y cuidándonos los unos a los otros? ”Quien no es con nosotros, es contra nosotros” Es tiempo de cosechar y no tiempo de desparramar, sin embargo muchos hoy en día no atienden al llamado, y desparraman las riquezas espirituales, en reinos perecederos. Jesús dijo a sus discípulos en una ocasión. (Mateo12.30)Quien no es conmigo es contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama. Te has puesto a pensar si realmente estás con Jesús, o contra Jesús? Muchas veces, como lo he venido repitiendo, estamos tan cegados a creer que ha como vivimos nuestras vidas, es más que suficiente para agradar a Dios. Recuerdo en una ocasión se me acercó un amigo y me dijo: Jeffrey, le puedo pedir un favor? Claro, le contesté. Le pido que por favor, cuando usted vea que yo estoy actuando de una manera inadecuada, por favor hágamelo saber. Porqué le pregunté. Es que muchas veces; me dijo, creemos que actuamos de la manera correcta, y eso ciega nuestros corazones, más aun cuando alguien se nos acerca y nos da una palmada en la espalda, diciéndonos;¡Te felicito, lo has hecho súper bien!, por eso le pido que nunca deje de corregirme, si ve que me estoy equivocando. Sabe mi amado amigo y hermano en Cristo; nunca nadie me había pedido algo tan digno de admirar, más cuando lo escuchas de alguien que sirve en un ministerio, solamente alguien con humildad podría, y estaría dispuesto a aceptar la corrección. Cuanto no más seguirán desparramando, quienes han estado compitiendo dentro de un ministerio? Por eso, si tú eres de los que has estado compitiendo, y no te dejas ver a ti mismo los errores que estas cometiendo, detente, y no sigas más. “Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá”. (Salmo 1.6) Y has como dice la escritura, cuando Dios le recomendó a Jeremías diciendo. Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. Jeremías 6.16 No seas tú uno de los que no quieran andar en el camino, recuerda que quien muestra el camino, no solo conoce al camino, sino que también camina como se debe caminar por el camino, juntos y en armonía.

Capıtulo 11” No hay competencia buena

xiste una gran diferencia entre la competencia natural, a la carrera espiritual, bueno ,no vayas a decir que es necesario competir, creyendo que es como una carrera de atletismo. Al contrario, debemos reconocer que la carrera a la que tú y yo como

hijos de Dios estamos llamados a correr, no tiene nada que ver con lo que comúnmente conocemos hoy en día como competencia. Por eso hacia el llamado a tomar en cuenta el concepto de competencia, no lo olvides. Si bien es cierto en una carrera en este mundo, se corre para competir, no así en la carrera espiritual.

En la competencia natural, de cualquier disciplina que sea, usted tiene y debe dejar atrás a quien pueda ver que es mejor que usted, alcanzar a quien esté más cerca de la meta, y dejarlo atrás. Pues si no alcanzas a quien va adelante, y se traspasa, es muy probable que vayas a perder; y acá sí que solo uno se podrá llevar el premio. Aunque en estas carreras comunes, todos podrán cruzar la meta, no todos van a obtener el primer lugar, y no hay nada más gratificante que competir y obtener el premio, o a quien le gustaría esforzarse, competir y recibir el último lugar, aun aunque reciba el segundo lugar, eso no es suficiente. El premio será para el que arrase con todos, y aun así deberá de sujetarse a respetar el reglamento de dicha competencia, pues no se puede hacer trampa. No podrás perjudicar a tu oponente, solamente deberás de dar lo mejor de ti, y arrasan sin trampa, si los jueces se dan cuenta que has hecho trampa con tal de ganar, será sin duda, una descalificación inmediata. Pero en la carrera espiritual es muy diferente, si bien es cierto, también debes respetar las reglas y no debes de hacer trampa. En esta carrera espiritual, usted no compite contra nadie, o no debería competir contra nadie, y si lo quiere hacer, deberá ser solamente contra usted mismo. De igual manera, deberás alcanzar a quien va adelante, pero no para pasarle por encima, sino para que juntos, ayudando al que viene atrás, puedan cruzar juntos la meta.

“Quien quiera ser el mayor deberá ser menor”

Uno de los consejos que no es tan agradable para quienes corren tras un puesto ministerial que llene su ego, es este, que sea menor. El competidor no busca la unidad, sino que por querer ser mejor que otros, olvida el ser menor, y prefiere ser mejor, no tomando en cuenta que para el Señor, el ser menor es ser mejor.

E

¡Juntos hasta la meta! Filipenses 3.14 Prosigo a la meta, al

premio del supremo llamamiento de

Dios en Cristo Jesús.

No trato de decir que sea malo el ser mejor, claro que cada día debemos de ser mejores personas, mejores amigos, mejores Padres, o esposos, mejores hijos y mejores Hijos de Dios, así el Señor es glorificado, cuando tú, cada día demuestras que Cristo vive en ti, siempre siendo mejores, conforme a la medida del varón perfecto, que fue mejor hijo, obediente hasta la muerte, y que se hizo menor, para que tú y yo fuésemos mejores. Recuerdo en una ocasión le decía el patrón para el cual trabajo, a uno de sus amigos; “Le presento a los dos mejores activos que tengo trabajando para mí”, saben, eso me llenó de orgullo al escuchar decir eso de mi jefe. Pero que pasaría si por saber que para otro soy mejor, dejo de hacer mis deberes dentro del trabajo, y me conformo con solamente haber escuchado que soy el mejor? El saber que somos mejores en lo que hacemos, no nos hace ser mejores que otros, y si dejásemos de hacer las cosas de la mejor manera, entonces dejaríamos en ese momento, de ser los mejores. Así mismo ocurre en el ministerio, debemos siempre hacer las cosas como para el Señor, siempre de la mejor manera, y solo así quien se hace menor, llegará a ser mayor, pues no piensa en ser, sino que agradable a quien lo ha amado. Llamados a reconciliar Cada creyente ha sido llamado a ser reconciliador del mundo para con Dios, por medio de Jesucristo, como si Dios rogase a cada ser humano, sin importar raza o color. Para que todos conozcan el camino al Padre, el verdadero camino, porque hay muchos caminos, pero solo hay un camino que lleva al Padre; y este es Jesucristo. Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14.6) Este es el principal propósito de cada creyente, ser reconciliador del mundo para Cristo, conocer el camino, y mostrar el camino que es Jesús. Esto es en lo que cada hijo de Dios debería de estar ocupado, y no debería de estar perdiendo el tiempo en pretender figurar, porque al final, de que le sirve al hombre, ganar el mundo, si pierde su alma? Acaso no dice la palabra que haciendo volver a alguien del error, se cubrirán con esto multitud de pecados? Que será más provechoso, acaso no es mejor ser verdaderamente una nación santa, que anuncia con su propia vida, las virtudes de aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable por el amor de Jesús? 2Corintios 5.20 Porque somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de Nosotros; os rogamos en nombre de Cristo reconciliaos con Dios. Y así sea esto progresivo, hasta que todos los hombres procedan al arrepentimiento, y salven sus almas, y puedan gozar lo que tú y yo vamos a gozar por los siglos de los siglos. No debemos de olvidar, que debe de haber en todo momento el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús Señor nuestro, que no se aferró a un ministerio, a una posición, o incluso a la gran fama que tuvo, sino que lo que amaba era hacer la voluntad de su Padre. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,bendiciendo,sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.1Pedro2.21:22.

Pero lastimosamente no todos han obedecido a su llamado, sino que, en lugar de rogar a los hombres para que sean reconciliados con el Señor, más bien al contrario, pareciera que les ruegan a Dios para que aparte de sus vidas a todo aquel que ellos o ellas crean que les pueden quitar el ministerio en el que creen servir, sin pensar en que el hombre lo que necesita es ser reconciliado. Los escuchamos en las predicaciones de hoy en día, en lugar de enseñar la unidad en el espíritu, se enseña sobre la abundancia material, haciendo que los nuevos miembros se vuelvan egoístas, pues aprenden así a correr tras las añadiduras, dejando de lado el buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y por ese motivo los nuevos creyentes pareciera que no creen, pues ni viven en justicia, y ni hacen justicia. Haciendo que el cristianismo cada día dependa menos de Cristo, pues si dependiera para ellos de Cristo, entonces se enseñaría a Cristo, y a cómo vivir como Cristo, para así agradar al Padre, tanto como el Padre se agradó con Cristo. Muchos de los mensajes de hoy en día, no son precisamente animar al pueblo para que sirvan al Señor, sino que son, casi sigilosamente acomodados para que los hombres dependan de un líder, sabiendo nosotros que cada uno de nosotros somos real sacerdocio, y no se planea sino lo contrario a seguir juntos la buena carrera y cruzar la meta A todos nos dio Dios, el ministerio de la reconciliación; así que no es necesario que compitas mas para obtener algo que ya todos tenemos. Decía en una ocasión,mi amigo el Pastor Moisés Salgado, “Si en donde el Señor te ha puesto, eres el tercero, o el segundo al mando, entonces se el mejor tercero, o el mejor segundo, pero se siempre el mejor”. No esperes tener un número uno en tu frente para poder ser ese número uno para el Señor, recuerda que todos delante del Señor, ya somos los numero uno, y que todos esos número uno, deben de llegar juntos a la meta, y no solo llegar a la meta, sino que, también deben de cruzar la meta, porque no debemos de olvidar de que hay una meta y que no solo se trata de llegar, sino de cruzar, pues muchos ese día llegarán, pero no podrán cruzar. Hay una meta Hay una meta, nos dice el Apóstol Pablo, y hay una manera de llegar, y de cómo llegar, para no tan solo llegar, sino para poder cruzar. Filipenses3.13 Hermanos, yo mismo, no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás; y extendiéndome a lo que está adelante. Note muy cuidadosamente mi querido hermano, que Pablo no dice, olvidando a todos, no olvida al que está atrás, sino que olvida lo que está atrás, para así extenderse a lo que está adelante, que es la vida eterna con Cristo Jesús. Como llegaría a la meta que es Cristo, si no me interesara por quienes necesitan también llegar, esos por quienes también Cristo murió y resucitó. Es cierto que la salvación es personal, pero eso no quiere decir que no deba de dar mi vida por los demás, al fin y al cavo debo recordar que mi vida ya no es mía, pues un día se la entregué al Señor para que el fuese el dueño de mi vida, y que fuese yo, instrumento en sus manos, como vaso de honra.

Esto de que nuestras vidas ahora son para el servicio del Señor, es como que te manden a hacer un mandado al supermercado, y cuando vuelvas a casa con el mandado, te pregunte quien te envió, ¿Me trajiste lo que te mandé a comprar? Y tras de eso le respondas a quien te confió enviarte a ti a ir y hacer lo que te pidió, o no! No traje nada, me compré algo para mi nada más. ¿Alguna vez te has preguntado, cómo vas a llegar a casa sin lo que te habían pedido que llevaras? Acaso en lo natural, no buscas otro supermercado, hasta encontrar que en ese lugar si haya lo que debes de llevar, y así llegar con lo que debes de llegar, y decirle al que te envió, uffff, me costó conseguirlo, pero acá tienes, lo que me pediste. “Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor”. Quién puede olvidar la copa de Oro 2015 en Estados Unidos de Norteamérica? Nadie, verdad! Mucho menos cuando la prensa a nivel mundial criticó los partidos de México contra Costa Rica, y el otro gran polémico partido de México contra Panamá. Muchos medios, sino es que todos, llegaron a la conclusión del gran favoritismo de la Concacaf a favor de Mexico,tanto así que en los reportajes, los mismos Mexicanos decían, que nunca había existido penal por parte de Costa Rica, ni mucho menos los dos penales inexistentes en contra de Panamá a favor de México. Cuan triste e indignante es cuando aún en lo natural suceden estas cosas, que manchan la imagen del futbol, pero aún más triste e indignante es cuando el favoritismo corrompe el corazón de los creyentes. No solo podría hacer esto que el amor de otros se enfríe, sino que aquellos que se mueven solamente bajo influencia y no bajo la mano poderosa del Señor, también se verán perjudicados. La carrera a la eternidad no trata de a cuántos dejaste atrás con tal de alcanzar y lograr grandes puestos dentro del ministerio, aunque si bien es cierto debemos de buscar siempre lo mejor, no es ese el rumbo correcto, eso es solo un beneficio dado al esfuerzo de un creyente, pero no es ese el punto exacto que debemos e seguir. La carrera a la eternidad trata de que no bebes de dejar a nadie atrás, sino que debes de ayudar a que todos puedan llegar hasta el final, para que juntos gocemos de la presencia del Señor, por la eternidad. Acá unas preguntas que no pueden faltar en nuestros corazones. A cuántos, desde que conoces al Señor, que has visto que han quedado atrás, les has ayudado para que estén adelante? Siguen hacia adelante, o has dejado de tomar sus manos para que juntos sean siervos fieles la Señor? Está en tu corazón, ese sentir que hubo también en Cristo? Sabes, el Señor entregó su vida por amor, a los demás, así que pues; debemos de dar nuestras vidas por amor a los demás, y con ese mismo amor. Qué tan grande es tu amor, qué estás dispuesto a hacer, y aun a dejar de hacer, por amor?

Estarás en realidad, amando a tu prójimo, o solamente has estado compitiendo? Para estas preguntas que deberíamos de hacernos, y contestarlas con la más grande sinceridad, solo hay una respuesta. San Juan 15.13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Que importante es correr la buena carrera, y el tener a tu lado a un buen amigo con quien correrla, y además; ser tú y yo, un buen amigo para quien está a nuestro alrededor. Eso nos debería de hacer pensar en escoger mejor nuestras amistades, y caminar con los que con corazones limpios, invocan al Señor, eso sí, sin dejar de ayudar a quienes aún no tienen sus corazones tan limpios. Por eso le decía Pablo a Timoteo; huye de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, osea, la medida perfecta, ni más ni menos, sigue la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Pero parece que muchas veces se nos olvida que somos un cuerpo que debe de estar unido, unánime y en armonía. No puede ser posible que muchas veces andemos como si no conociéramos al Señor, y andemos dentro de las congregaciones, defraudando y compitiendo, manipulando, y deshonrando los hermanos, con tal de alcanzar un buen puesto, o el primer lugar, solo para satisfacer el ego. Efesios 4.17 Esto, pues digo y requiero en el Señor; que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, Mi querido hermano; no se trata de pasarle por encima a otros; sino que se trata de ser de columna de apoyo para todos. Como podré decir que estoy amando a Dios a quien no veo, y no estoy amando a mi hermano a quien veo, no es esto lo que nos enseña la palabra? Amarás acaso solamente a Dios, y no amaras a tu hermano, cuando dice el Señor que amarás a Dios y también deberás amar a tu hermano como a ti mismo? Debemos recordar en todo momento, que Cristo es la cabeza y nosotros el cuerpo, que debe de estar unido a la cabeza. Mira lo que le sucedió a Satanás cuando quiso ser él la cabeza; aunque quizás tú no estés pretendiendo ser Dios, pero si etas pretendiendo ser el que esté por encima de todos, tomar solo tú las decisiones en el ministerio, aunque esas decisiones no sean tan buenas como te parecen que sean. Analizar en todo momento en cómo nos estamos conduciendo por los caminos, es de fundamental importancia para nuestro servicio ministerial, no vaya a ser y estemos siendo piedras de tropiezo para la obra que el Señor quiere y está haciendo. El Apóstol Pablo, nos lo recuerda una vez más, y es que debemos de seguir la verdad, y ayudarnos mutuamente (Efesios4.15:16) Sino que siguiendo la verdad en amor,(Muchos siguen la verdad por seguirla, pero solo es correcto lo que se hace, cuando se hace en amor),y continúan diciendo, crezcamos en todo,(y notemos que Pablo no dice: Crezco en todo, sino que dice,crezcamos,todos en todo)en aquel que es la cabeza, esto es,Cristo,de quien todo el cuerpo bien concertado y

Colosenses 1.18 Y él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

unido entre sí,(otra vez nos aclara que el cuerpo debe estar unido)unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,(Entonces porqué estas tan empeñado por competir, si más bien deberías de estar ayudando a los demás)así es como cada uno, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. Entonces, ya que cada miembro recibe del Señor, su crecimiento cuando se ayuda mutuamente, esto quiere decir que no necesitamos estar perdiendo más el tiempo en competencias que solo traen consecuencias espirituales para nuestras vidas, y más bien, deberíamos de apoyarnos mutuamente, edificándonos en amor. Tristemente al final de la vida de muchos, solamente terminarán; no la carrera, sino terminarán su competencia, llenos de tantos ministerios y grandes puestos, llenos de fama y gloria, con un nombre reconocido, pero con, lastimosamente un cien por ciento de seguridad que van a escuchar la voz del Señor, que les dirá, “Apartaos de mí, hacedores de maldad”. Podremos haber alcanzado grandes cosas dentro del ministerio, mi querido amigo, quizás pudimos haber abierto miles de grupos, o aún, haberle dado alimento al hambriento, y dado abrigo al desamparado, o dado miles de enseñanzas, o escrito miles de canciones, he incluso podríamos haber viajado a miles de lugares llevando en apariencia el mensaje del evangelio, que si no hubo verdadero amor por el prójimo, de nada me sirvió todo lo que pude lograr. Por eso ten cuidado de como consigues las cosas, dentro y fuera del ministerio, pues sino, estarías solamente acumulando ira para el día de la ira. Por lo tanto si has estado pisoteando a quien deberías de estar levantando, entonces nada eres, o nada soy.

Capıtulo 12” Consecuencia espiritual

uántos, a través de la vida, hombres y mujeres han sido dañados por quienes no han entendido cual es verdaderamente la buena carrera hacia la eternidad. Hombres y mujeres que no solamente han sido instrumentos para que el mundo no

conozca a Cristo, sino que también han sido causantes de dolor, y cómplices para apartar a quienes han querido y han necesitado ser restaurados y levantados por el poder de Jesús, haciendo que muchos de los que aún no conocen una congregación, no vayan, y haciendo que los que aún asisten, no vuelvan por el daño que estos causan a quien sea que se les cruce en su camino. Lo que es peor, hacen que las personas no quieran venir a los pies de Cristo. He visto como muchos llegan cada día a las congregaciones, buscando a alguien que les pueda brindar una mano amiga, pero tristemente también he visto como muchos más de los que llegan, se van lastimados por quienes están al frente, compitiendo por un puesto y no sirviendo como un cuerpo. Muchos son quienes con sus malas actitudes y sus corazones llenos de competencia y arrogancia, opacan el reflejo del amor de Cristo en sus vidas, no permitiendo ser guía para quienes necesitan ser guiados., viviendo sus vidas como si Cristo no existiera en su interior, obteniendo así una gran consecuencia para su pobre corazón no arrepentido. Consecuencia ”Alguna vez te has preguntado, cómo sería tu vida, si no hubieses tomado aquella mala decisión? ¿Qué hubiese pasado si yo, en aquel semáforo, hubiese tomado la mala decisión de competir? En el momento en que tomamos la mala decisión de competir; es cuando hemos olvidado la ruta que deberíamos haber estado siguiendo, y comenzamos a caminar por nuestro propio camino, según nuestras reglas, creyendo lo que creemos que debe ser, y olvidando lo verdadero. Cuando tomamos la decisión de competir, estamos pasando a olvidar la ruta que debíamos haber seguido, y comenzamos a tomar otra ruta; la incorrecta. Naturalmente, si yo hubiese competido y hubiese tomado otra ruta, probablemente hubiese podido ocurrir un accidente y no solo yo me habría visto perjudicado, sino también se habrían visto perjudicados quienes estaban a mi lado.

C

He visto como cada día llegan personas a las congregaciones, pero también he visto como hay quienes los echan fuera, con sus malas actitudes, por su estilo de vida competitivo.

Así mismo ocurre cuando alguien compite ministerialmente contra alguien de su mismo cuerpo, no solo se ve perjudicado, sino que también se verá perjudicado, no solo uno, sino que todos sus miembros. Pues como dice la palabra; si se duele uno, se duelen todos, y lo podemos ver de una forma muy natural. Si a ti te duele el estómago, acaso no se verá perjudicado el resto del cuerpo? O con solo una pequeña cortadura en un dedo, acaso no se resiente todo el cuerpo? Claro que sí! Por eso antes de tomar la mala decisión de competir, piénsalo muy bien, qué beneficio podrás obtener, ninguno. No seas piedra de tropiezo para lo que el Señor quiere hacer con otros, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos. Muchas veces habrá personas dentro del liderazgo en tu congregación, que te dirán que les estorbas, y aunque no te lo digan, ellos sentirán que tú le eres estorbo para su egocentrismo. Te digo esto porque lamentablemente, esto ocurre dentro de las congregaciones a nivel mundial, hay quienes pasan sus vidas ministeriales, desechando a quienes están a su lado en el servicio, con el fin de ser ellos el único centro de atracción. Te diré como le dijo Pablo a Timoteo; apártate de los tales, no sea y caigas en el mismo juego de competencia, y te veas a ti mismo siendo un competidor más. No te desvíes ni a derecha ni a izquierda, y puedas decir al final de tus días; He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 2Timoteo 4.7 Dice: He peleado la buena batalla, (No dice que ha peleado la buena competencia) por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. Así que recuerda, que no hay competencia buena dentro del ministerio, más que con la que es contra nuestra propia humanidad. En el transcurso de los tiempos ha habido y habrán aún, quienes corran la buena carrera, estos son quienes deberás tomar de la mano, pues son los que con corazón limpio, desean ser agradables al Señor. 2Timoteo2.20 Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Mas tú, sé un instrumento que honra y glorifica el nombre del Señor, y no deshonres a quienes están, no solo a tu lado, sino que también están a tu cuidado, y corre conforme a la buena voluntad del Señor, con piedad y contentamiento, ayudando a quienes aún vienen atrás. No seas uno más que ha envanecido su corazón, con las cosas de este mundo, y recuerda la doctrina de la piedad que es conforme al amor de nuestro Señor Jesuucristo.1Timoteo Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo. Y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, o en el concepto de la palabra, se está comportando con orgullo o superioridad frente a los demás, siendo despectivo y desconsiderado. Por lo tanto, esta clase de personas con este carácter, te pueden perjudicar, o en el caso de que seas tú quien te has envanecido, podrías perjudicar a alguien más. Cuando un creyente se ha envanecido en su corazón, es claro que no va a necesitar de nadie más que de él o ella. Es muy probable que todo lo quiera hacer, aun sin tener la

suficiente experiencia, claro está que Dios es quien pone las palabras en el corazón del hombre, y es Dios quien va a guiar a sus hijos a hacer y decir lo correcto, siempre y cuando ese él o ella, no se hayan envanecido, ya que existe un problema cuando Dios te llama a hacer algo y te abre las puertas y las oportunidades para que tú le sirvas y él pueda ser glorificado. Pero si ese creyente que ya ha sido escogido para toda buena obra, llegara a envanecerse, lastimosamente no hará conforme a la voz de Dios, pues recuerde que quien se envanece, no necesita a nadie más que él, por lo tanto aunque Dios le diga lo que tiene y como tiene que hacerlo, ese él o ella, no lo harán, pues actuarán conforme a su propio criterio, pues han creído que son lo mejor de lo mejor y están creyendo que todo cuanto hagan o digan, es agradable y conforme a la voluntad de Dios. Ellos no van a reconocer que están equivocados, pues creen que el rumbo que han venido llevando, es el camino correcto, pero recuerden que, están envanecidos. Antes de contarte la siguiente historia, quiero que te hagas una pregunta. ¿Qué hubiese pasado con Jesús, si hubiese convertido las piedras en pan? ¿Qué hubiese pasado en su corazón si hubiera recibido todos los reinos el mundo, a cambio de que se postrara y adorara a satanás? Quizás estés pensando que eso jamás hubiese podido haber ocurrido por el hecho de la divinidad de Jesús, Pero déjame decirte que aún el mismo Jesús en su humanidad, despojado de sí mismo como Dios para poder estar en la tierra como hombre, tuvo que tomar cada día de su ejemplar vida, la decisión de ser obediente hasta la muerte, y de vivir una vida en santidad, cosa que tú y yo debemos también de hacer, y de vivir. Cada uno de nosotros debemos de tomar cada día, decisiones que marcaran nuestras vidas de una forma positiva, o de una forma negativa, para bien o para mal. Uno de los más grandes problemas dentro del ministerio, no es en sí el ministerio, obviamente que ningún ministerio es malo, pues Dios no hace nada malo, pues todo don perfecto proviene de Dios, pero quien sí es el principal problema dentro de un ministerio, es el ministro, pues está expuesto a que cada día pueda tomar una buena o mala decisión. La mayoría de ministros dentro de las congregaciones, son hombres y mujeres que están abiertos para cualquier persona, y una de las cosas en las cuales pasan más tiempo ocupados, es en la consejería. Siempre hay alguien que necesita ser escuchado, y siempre hay alguien que necesita ser ministrado, pues es un deber, el orar los unos por los otros. El sabio ve el mal y se aparta Uno de los problemas más vistos dentro del ministerio, es el adulterio o la fornicación entre los miembros de una congregación,muchos de los que se han visto más afectados a caer en dicha situación, son los consejeros o los líderes,ya que siempre son quienes son los mas buscados a ayudar por el tipo de posición que emprenden. Casi siempre esos consejeros son los líderes de cada grupo, pues son en apariencia quienes están más capacitados para dicha tarea, aunque cabe resaltar que todos hemos sido llamados para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Pero supongamos que un líder que se ha envanecido, va a darle consejería a una mujer que viene del mundo, y quiere conocer a Cristo y cambiar su vana manera de vivir, se acerca a un líder, ya sea hombre o mujer, pues cree que ese líder le puede ayudar con el

problema que tiene con los deseos de este mundo y viene arrastrando unas cadenas del mundo de la pornografía.Esta mujer, aunque no conoce al señor, parece que tiene la sabiduría para no contarle su problema a un hombre, (sabia decisión), entonces busca a una mujer, pues es sin duda alguna que las mujeres entre sí, se entienden un poco mejor, o por lo menos tienen mucha más confianza de contarse las cosas, y le cuenta su gran problema, pero siempre con ese deseo de que alguien que conoce al Señor, le ayude. Recuerdo escuchar la voz de mi abuelo, ya que él siempre me decía: “Mi amor; recuerde siempre, si usted no sabe algo, es mejor que pregunte, y busque ayuda de el que sepa, nadie nace aprendido” Y esto no solo me recuerda a mi abuelo, sino que me recuerda algo mucho más importante; la palabra del Señor. 1Corintios 3.18 Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno de vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio a fin de llegar a ser sabio. Dentro de las congregaciones donde no hay unidad, ni humildad para buscar ayuda de otros miembros, puede que lo más simple, se vuelva lo más difícil, recuerdan que dije que mejor son dos que uno? Esta mujer escuchó el problema, pero no supo cómo ayudar a la mujer, por lo tanto llama a su líder y le cuenta la situación, sabiamente acude a alguien más, aunque tristemente deja a su amigo solo, por lo tanto queda él a solas con una mujer que tiene que contar su situación, para poder obtener una respuesta que le ayude a salir de su problema. Puedo estar casi seguro que en toda congregación, siempre hay un equipo de muchas personas, (pues un equipo no se comprende de solo un individuo)que siempre están dispuestas a ayudar, pero parece que esta historia es una mas de tantas otras en donde la autosuficiencia juega una mala partida,y en esta ocasión parece que ese líder se sentía tan autosuficiente y además muy capacitado como para no buscar a alguien más. Estos consejeros optaron por hacer las cosas a su manera, solos, y lo que ocurre tras esta situación no es precisamente que el Señor se vea glorificado.Hay quienes terminan siendo tentados y se aprovechan de la situación,y es allí donde muchos se dejan llevar por su debilidad, dañando así no solo su vida, sino la de quienes confían en ellos. Definitivamente nunca es bueno estar solo, Dios lo sabe, el Señor mismo dijo en una ocasión, “no es bueno que el hombre esté solo”, por eso líderes, ministros, siervos, sean sabios y prudentes, cuando vean el mal, mejor apártate de él. Pero dígale esto a un líder que se cree autosuficiente, y que se ha envanecido, y lo único que va a escuchar de él o ella será un “No me estorben, yo soy quien ha sido llamado, nadie me va a quitar mi puesto,yo sé lo que estoy haciendo”. Sabes mi querido hermano, lastimosamente este tipo de situaciones terminan mal, todo porque alguien no puede entender que somos un cuerpo en Jesús. Tristemente en la mayoría de los casos, todo termina mal, pues como puede salir algo bien, cuando no hay unidad? Estos casos terminan no solo con una persona herida y sin la ayuda que se necesita, todo por alguien que se siente superior a los demás,y en lugar de terminar bien, más bien comenzó;un líder que en lugar de ser competente, se convierte en un creyente competitivo, creyendo que va por el buen camino, a pesar de su mal proceder. Esto es lo que puede llegar a pasar en tu vida, si llegaras a creer que no necesitas a nadie más a tu

lado, por desconsiderar ser parte de un cuerpo, que tiene miembros en los que se puede apoyar y confiar. Característica de un competidor, que gracias a su sentido de superioridad, obtiene para sí una gran consecuencia espiritual. Aunque muchos dirán que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, y que estas situaciones son para bien, una de las cosas que deben de quedar claras, es que Dios no quiere que tu hagas lo incorrecto para aprender una lección, pues el amor no hace nada indebido, y quien ama a Dios, no hace lo incorrecto. Tristemente quienes se han envanecido, muy probablemente no van a reconocer que han tomado otro rumbo, pues están seguros de que lo que hacen es verdaderamente la voluntad de Dios, pues creen que por lo que han logrado alcanzar, están siendo bendecidos por Dios; y no se dan cuenta que en realidad lo que están es delirando en su corazón. 1Timoteo 6.3:4 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Tan claro como el agua es lo que Pablo está diciendo y denunciando, que quienes no se conforman primeramente a la piedad, son quienes están aún bajo el yugo de la esclavitud y deliran de ser, a pesar de su mal comportamiento, agradables al Señor. Existen dos caminos que llevan al hombre a competir, y son principalmente, lo que en principio decía Pablo, “El conformismo”. Podríamos en cualquiera de los casos, poder conformarnos a la sana doctrina, o conformarnos a este siglo, que así llegaremos a tener dos tipos de características reflejadas en nuestras vidas. Ser hijos de Dios competentes, o ser hijos de Dios, competitivos. Ahora bien, ser competentes dentro del ministerio, nos llevará a ser agradables a Dios y a recibir de él la recompensa, pero ser competitivos dentro del cuerpo de Cristo, solamente nos hará obtener una gran consecuencia espiritual, aunque también podríamos alcanzar grandes beneficios, pero no departe de Dios. Quienes no han permitido la soberbia, no pleitean, no deliran, no blasfeman, no son corruptos de entendimiento, y no toman la piedad como fuente de ganancia deshonesta, son quienes se verán cada día de sus vidas, propensos a que otros quieran competir contra ellos. Pues así como la carne es contra el Espíritu y el Espíritu es contra la carne, así lo que viven en la carne y no conforme al Espíritu, siempre estarán en contra de quienes viven en el Espíritu quieren agradar al Señor. Lo contrario de lo que ocurrió con Jesús, pues él no confió en sí mismo, como cosa a que aferrarse, sino que confió en el Padre, y decidió ser obediente al Señor, aún por encima de haber podido obtener un beneficio momentáneo, y así eso le llevó a obtener no solo para él; un mejor resultado, y no una consecuencia espiritual.

Capıtulo13” La buena relación

ue importante es todo aquello que atesoramos en nuestro corazón, tan importante es, que dependiendo lo que sea, ya sea bueno o malo, que no solo estará allí, sino que también fluirá de nuestro interior a nuestro exterior, y esto impactará

El entorno en el que vivimos, ya sea para bien o para mal, para bendición o para maldición, para honra o para deshonra.

Alguna vez te has llegado a preguntar, porqué convertir una buena relación en una mala competencia? Jesús nunca nos dio un mal ejemplo de haber sido egoísta, aun a pesar de saber que él merece toda la gloria.

Juan nos muestra un momento de tantos en donde podemos ver el amor del Señor y lo claro que tenía él, el propósito que venía a cumplir, y a quien quería agradar.

San Juan 17.10 Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; he sido glorificado en ellos. Una buena relación siempre va a buscar el bien del otro, esa es la preeminencia del amor, el amor no busca lo suyo. Que gran ejemplo vemos en Jesús, el mismo Señor, no siendo egoísta, y a la vez pensando no solo en él, sino que rogando por los que un día han de creer. Mas no ruego solamente por estos, dice el Señor, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Por la palabra de estos hombres que estaban aprendiendo de su maestro, a tener una buena relación no solo entre ellos, sino que a apartar todo egoísmo que les pudiese perjudicar en lo que habían sido llamados a hacer. Cómo podríamos nosotros estar haciendo lo contrario? Solamente si no estamos teniendo una buena relación con el Señor, es muy probable que tampoco tengamos una buena relación con los demás. El que cada uno de nosotros, nos estemos santificando más todavía, eso nos permitirá correr una buena carrera, y no solo buena, sino también de una manera exitosa. Analizando nuestro corazón Dependiendo de cómo estés viviendo la vida, no solo ministerialmente, sino también comúnmente en todos los aspectos tanto como hijo de Dios, así como esposo, compañero amigo, incluso hasta como vecino. Es así que podrás notar fácilmente si eres un buen corredor que tiene claro cuál es tu rumbo, o si eres un mal competidor. Quizás hayas escuchado el dicho popular que dice: Dime con quién andas y te diré quién eres. Pues te voy a decir uno que tiene que ver más con tu corazón, al que yo le prestaría aún más cuidado. “Dime lo que crees y te diré como andas.

Q

Quieres que te diga, mi querido amigo, porqué has estado compitiendo? Pues es por lo que has estado creyendo, sin duda alguna, has estado creyendo que esa manera de conseguir el éxito dentro del ministerio, crees que es la correcta porque te ha estado dando resultados. Pero recuerda que no todas las maneras de conseguir lo que en teoría es bueno, son tan buenas como parecen. El conformismo y la falta de intimidad en una relación estrecha con Dios; están pasando la factura en estos tiempos finales. Hoy en día los ministros tienen más reuniones que minutos con sus familias, tienen más cultos que intimidad con el Señor. Muchos están más tiempo soñando con los lugares que desean visitar, que preocupados por las almas que aún no conocen al Señor. Hay más deseo por un puesto por alcanzar, y menos deseo de ser mansos y humildes de corazón. Muchos de los músicos dentro de las congregaciones desean solamente ser famosos y dar grandes conciertos, en lugar de ser santos y dar gran gloria al que merece toda la alabanza y adoración. Los maestros enseñan mentira, y la mentira le enseña al maestro. La falta de santidad está haciendo correr a los hombres tras el primer lugar, y olvidan así a quien viene atrás, con quien más bien deberían de cruzar la meta a la eternidad. Los hombres quieren ser real sacerdocio, pero sin ser sacerdotes y solamente quieren la realeza. Sin santidad nadie verá al Señor, pero los hombres hoy han inventado su propia santidad, creyendo que aun así podrán ver al Señor, engañándose a sí mismos y engañando a otros. Decía el Señor miguel Núñez, de la organización soldados de Jesucristo, estas palabras que me inquietan cada día más a comprobar si realmente estamos viviendo como Dios quiere y no como nosotros creemos que Dios quiere. Y él decía que, “Una buena intención con una teología errada no produce buenos resultados”. Sin duda alguna así es la vida del competidor ministerial, cree muchas veces tener una buena intención, pero camina basándose en lo que él o ella creen, y no en lo que es correcto y agradable al Señor. Sin santidad nadie verá al Señor, es lo que Señor nos dice en su palabra, por eso nada de lo que logres, si no lo lograste viviendo en santidad, por más bueno que parezca, no le dará la gloria a Dios; pues sin santidad es muy difícil llegar a hacer lo correcto, y por lo contrarios es más fácil hacer lo incorrecto. Así es como sin santidad, muchos están corriendo la carrera hacia la eternidad con un gran engaño en sus corazones, creyendo que no solamente llegarán, sino que también creyendo que podrán cruzar. Cómo podrías correr la buena carrera sin santidad?, imposible verdad! Pues sin santidad llegarás a romper las reglas, pues pensarás en que no es incorrecto nada de lo que estés, pensando, haciendo, y diciendo.

1 Pedro 2.9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

Debemos de recordar que las reglas no se hicieron para romperlas, y que además debemos de sujetarnos a las reglas, pues las reglas se hicieron para ser respetadas. Por eso, cuánto no más deberían de ser nuestras vidas sujetas a la voluntad de Dios; no son acaso las leyes, un motivo para no hacernos caer en el error? El Señor no hizo las leyes solamente porque él no quiere que tu disfrutes de lo que él hizo, al contrario, él sabe más que nadie, todo lo que te puede hacer daño, y te ama tanto que aun en nuestra desobediencia, él nos dice en todo momento; “Cuidado hijo, te vas a lastimar, no hagas esto, no vayas por ahí, entre muchas otras cosas. “Porque él te ama y no quiere verte mal, es por eso que nos pide correr la buena carrera de la mejor manera, para no solamente poder llegar, sino para también poder cruzar. Lo podemos ver en lo natural; lo correcto dentro de cualquier disciplina es que tú puedas ganar sin tener que hacer trampa, (Alguna vez has ganado haciendo trampa, no se disfruta el triunfo verdad, jajaja), siempre, respetando las reglas. Entonces, cuánto no más dentro de la nueva vida en Cristo, deberíamos de correr, en santidad, en unidad, y en amor. O acaso Dios hará una excepción solo porque tu estas en un lugar de privilegio, a diferencia de los demás que quizás están empezando a asistir a una congregación, o que quizás no son hijos de un miembro de tu Iglesia? No somos todos los que hemos entregado nuestras vidas a Jesús, hijos de un mismo Padre y Dios de todas las cosas? El que quizás dentro de un ministerio hayas podido alcanzar más, eso no te da libertad para hacer lo incorrecto, al contrario, te capacita para ser ejemplo y tomar de la mano a quien necesita ser alcanzado, pues esa es nuestra responsabilidad. Deuteronomio 10.17 “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido”. Ya sé que estás pensando, acepción no es lo mismo que excepción; pues veamos el concepto de acepción de personas como la preferencia, sin una razón que lo justifique; por una persona o varias entre otras. Curioso no, Dios no tiene preferencias entre unas personas y otras, pero nosotros sus hijos, quienes deberían de ser ejemplo del amor de Dios, si las tenemos. Y veamos como la palabra excepción nos muestra el mismo favoritismo, tanto así que hacer excepción es excluir a una persona o cosa de la generalidad o de la regla común. Y Dios, ni tiene por favorito a nadie, ni excluye a nadie, por lo tanto quienes llegan a ser hijos de Dios, son todos los que creen, y allí no hay exclusión, y quienes son hijos de Dios, debemos de vivir conforme a la voluntad de Dios, ves como acá no hay preferencias para que unos hagan y otros no hagan lo que es o no lo correcto. Romanos 2.11:13, nos lo confirma una vez más. “porque no hay acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Así que cada hombre y mujer, sea quien sea, llámese como se llame, crease lo que se crea, así haya logrado lo que haya logrado, sea Pastor, Evangelista, Profeta, Maestro, o

Apóstol, así haya llorado mil horas, así haya abierto miles de Iglesias, o haya echado fuera a miles de demonios, o predicado en muchas naciones, déjame decirte que sin santidad nadie verá al Señor. Aunque seas el más grande de entre los hombres, o tengas grandes cargos bajo tu autoridad, o hayas obtenido grandes títulos y sirvas en todos los ministerios, y hayas podido alcanzar la fama, y te creas estar en un nivel espiritual, superior a los demás; si no vives en santidad, no podrás ver al Señor. Podrás llegar a la meta, pero no podrás cruzarla, y eso sí sería decepcionante no poder alcanzar, la salvación. Llegar hasta el final, y no poder cruzar, sería como trabajar y al final no recibir el pago. Existe un dicho entre los hombres, que habla de “la famosa argolla”, lo has escuchado? Pues hay quienes dicen que lo más triste de la argolla, es no estar en ella, aunque yo siempre he criticado este término que se utiliza para el favoritismo y la exclusión de unos entre otros, por el simple motivo que dentro del cuerpo de Cristo no puede existir ni debe de existir este tipo de situaciones. Quienes sirven por favoritismo, son muy probablemente hombres y mujeres que no harán lo correcto, pues lo que hacen o dicen lo hacen no por la nueva naturaleza que tienen en Cristo, sino que es más por obligación y sin verdadero amor; ya que ese llamado puesto ministerial en el que se les ha confiado estar, es muy probablemente el lugar donde aún no deberían de estár.No porque no hayan sido llamados, sino porque quizás hubiese sido mejor que aprendiesen a tener primeramente una estrecha amistad con el Señor, para que así no llegasen a caer en una mala relación de competencia y error, contra los miembros del mismo cuerpo. Ahora bien; cómo saber que estamos viviendo en la santidad que Dios nos pide que vivamos, o veámoslo de otra manera para no llegar a justificarnos. ¿Cómo saber que no estamos viviendo en santidad? Sencillo, pues todas las características de un hombre y una mujer que viven en santidad, son las mismas características de Cristo en la tierra. Hay muchos que sostienen esto, eso sí, sin ningún fundamento, y lo que dicen es que; aunque sea de arrastras se puede entrar a la patria celestial, y que Dios sabe que nosotros no podemos lograr vivir jamás acá en la tierra como Jesús vivió, pues sostienen que Cristo sí pudo por ser Dios, pero eso no es lo que la palabra de Dios nos enseña, y podemos ver en Gálatas 5.19:21, las características de una vida que no se está viviendo en santidad.

Gálatas 5.19:21 “Y manifiestas son las obras de la carne que

son:adulterio,fornicación,inmundicia,lascivia,idolatría ,hechicerías,enemistades,pleitos,celos,iras,contiendas,disensiones,herejías,envidias,homicidios,borracheras,orgías,y cosas semejantes a estas; acerca os amonesto, como ya os lo

he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.

Así que si estas características han estado más por encima de lo que Dios ha establecido que es agradable a él, han estado en ti y en mí, pues déjame decirte que en una vida así, no hay santidad.

Bueno dirás, hay algunas cosas que sí tengo, pero hay otras que ya las he dejado por completo, y sé que no me dominan. Que tal, siempre buscamos las justificaciones a conveniencia, pero veamos lo que dice el Señor en Apocalipsis 3.15.Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Acaso hay alguna razón para hacer algunas cosas y otras no? Cada árbol da un fruto según su especie, pues jamás he visto un árbol de manzanas, dar naranjas como fruto. Pero curiosamente vemos en los hijos de Dios como árboles que somos, muchas veces dar frutos diferentes al fruto del Espíritu que mora en nosotros. Pero por lo menos yo no estoy compitiendo, me dirás. Acaso quien se ha conformado a este siglo, no es amigo del mundo, y no dice la palabra que quien se considera amigo del mundo, está siendo enemigo de Dios. Y qué es la enemistad, sino una obra de la carne. Qué clase de relación estas teniendo con el Señor? Si has estado teniendo celos y contiendas, pleitos y envidias, déjame decirte que es porque has estado compitiendo dentro del ministerio, y ciegamente no te has dado cuenta de lo que has estado haciendo. Quiero que sepas que si has estado compitiendo, lo mejor será que te detengas. De qué te servirá ganar el mundo, la fama, y el renombre de entre los hombres, si al final vas a perder tu alma? Es tiempo de imitar a Cristo, o acaso no es posible? No dice Pablo que seamos imitadores de él, así como él era imitador de Cristo. (1Corintios 11.1) Es tiempo de cruzar la meta, y solo hay una manera de poderla cruzar, y esa manera es viviendo en santidad. Solamente quienes han estado teniendo una buena relación con el Señor, son quienes no ven el ministerio como ocasión para competir, púes han aprendido a tener una buena relación con otros, no viéndolos como inferiores, sino que viéndolos como un cuerpo. Efesios 5.2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Así andemos nosotros, como obreros que no tienen nada de que avergonzarse, siendo a Dios, ese olor fragante, por nuestra buena relación.

Capıtulo 14” Cruzando la meta

a competencia ministerial, es sin duda alguna, uno de los más grandes obstáculos en el crecimiento de cada creyente. Por este motivo es que debemos de analizar muy cuidadosamente nuestro corazón a la luz de la palabra, para dejar de lado

todo aquello que nos esté llevando por este camino de competitividad.

Mira de dónde has caído, y presta atención en donde estás, pues no vaya a ser que llegues hasta el final, y delante del trono de Dios solamente escuches la voz de tu Señor que te diga: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. (Mateo25.41)No vaya a ser que llegues a querer cruzar la meta pero no puedas hacerlo por no haber vivido haciendo la verdadera voluntad de tu Señor. Podemos ver como en los postreros tiempos, al multiplicarse la maldad, el corazón de otros pocos se enfría. Lamentablemente los hombres cada día están amando más la hipocresía y cambiando la gloria de Dios, haciéndose necios, envaneciéndose en sus razonamientos, y agradándose más en las cosas que perecen, caminando en sus propios fundamentos y apartando de sus vidas la fe, sin la cual es imposible agradar a Dios. Muchos se creen sabios en sus propios caminos, creyendo que podrán recibir de Dios, lo que la palabra declara, pero olvidan que la fe sin obras es muerta. Hoy en día es muy sencillo engañarse a uno mismo, dentro de cualquier ministerio, solo tienes que aparentar haber hecho cualquier cosa, guiado aparentemente de la mano del Señor, aun si tu corazón no se deleita en él, y muchos te aplaudirán y así te sentirás que estás caminando bajo la voluntad de Dios, y creerás que de esa manera es como debes de seguir actuando, pero es camino que conduce a muerte. No santificarte más todavía, te convierte en un contrincante del Señor. Dice un dicho popular; que hay quienes, “ni pican leña, ni prestan el hacha”. Esto lo podemos comparar con quienes pasan sus vidas, interrumpiendo el servicio de quienes aman hacer lo correcto delante del Señor. Son quienes estuvieron en el ministerio, pero no corriendo la buena carrera, sino que estuvieron buscando cada día de sus vidas, sobresalir de entre los demás, aun sin importarles ser un cuerpo en unidad. Estos son quienes llegaran a la meta, pues todo ojo lo verá, y toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor, para gloria del Padre, pero no todos entrarán al gozo eterno, y no podrán cruzar, por haber hecho de su carrera, una competencia. Podemos ver como en la competencia no solamente se podrían ver perjudicadas nuestras propias vidas, sino que podrían verse perjudicadas las vidas de quienes verdaderamente anhelan avanzar.

L

Existe en el corazón de quienes compiten, un gran conformismo a vivir en esa envoltura de superioridad, que ni siquiera aceptan la exhortación de quienes no desean verlos caer más. (2 Samuel 11.3)Envío David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. El rey David en una ocasión fue exhortado por un profeta, tras haber engañado y matado a un hombre con tal de encubrir un mal que había cometido, habiéndose acostado y embarazado a la mujer e ese hombre al que mandó a matar, olvidando que no hay nada oculto que no venga a la luz, como si pudiésemos escondernos del Señor. Pero con la gran diferencia, de que David reconoció su error, y tuvo la humildad de humillarse delante del Señor. (2 Samuel 12.13)Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Si David hubiese sido un rey competitivo, es muy probablemente que cuando el profeta lo estuviese exhortando, quizás el rey le hubiera dicho; cállate, no me digas nada, acaso no ves que yo soy el rey? Otro carácter que me podría estar dando la señal de que estamos permitiendo el sentido de superioridad en nuestros corazones. Este es el problema que puede ocasionar el creer que estamos en un nivel espiritual más elevado que los demás, no permitiendo a nadie, que nos pueda encarar, aún por más que nos digan la verdad, llegaríamos a estar siempre en contra de quienes tal hagan con nosotros, llegando al punto aun así de decir que quienes están exhortándonos, están siendo utilizados por satanás para estorbar en nuestro ministerio. Tristemente a quienes se les han segado los ojos con el brillo de la popularidad, y para quienes han escrito sus propias doctrinas en las tablas de su corazón, será cada vez menos sencillo, hacerles caer en la razón, aunque alguno se levantase de entre los muertos. Lucas 16.31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Santidad quiero; dice el Señor, y no sacrificio y holocausto, que cualquiera lo haría. A decir verdad, esto es algo muchas veces difícil de discernir dentro de las congregaciones de hoy en día, pues los hombres hoy corren tras los hombres, dejando así el poner su mirada en Jesús. Hoy en día se levantan en apariencia, hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo, según dicen ellos, y los hombres les creen no por el reflejo de Cristo en ellos, sino por los puestos y logros que han llegado a alcanzar, cosa que cualquiera puede lograr con un poco de engaño, ingenio, mentira y apariencia, sin dejar de lado el complemento perfecto, la competencia. Estos son; dice Lucas, los que se llevan todo, y dañan a otros. Hoy en día, hay muchos que piensan que pueden ser agradables al Señor, sin tan siquiera vivir para el Señor, creen que con el hecho de hacer una buena obra, eso les es suficiente para heredar la

Lucas 20.46:47 Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación.

vida eterna, olvidando así que nadie se salva por obras, para que nadie se gloríe, sino que debemos de; eso sí, hacer obras dignas de arrepentimiento. No porque las obras nos justifican, para nada, pues quien nos justifica es aquel que derramó toda su sangre en la cruz del calvario, pero lo que si hacen nuestras obras, es demostrarle al Señor, cuan arrepentidos estamos, y cuan agradecidos estamos con él, por su grande amor. Porque él nos amó primero, queremos nosotros amarle de verdad, con nuestras vidas en servicio y amor a él. Un ejemplo de un hombre que a pesar de escuchar muy claramente lo que Dios quería hacer, pero que creyó que era mejor como él mismo lo interpretaba, fue nuestro gran amigo Saúl. Saúl creyó haber agradado al Señor, haciendo lo que él creía que era lo correcto, esto me recuerda las palabras que me decía mi amigo Rusvelt; Jeffrey, me decía, por favor, cuando me veas hacer lo incorrecto, no dude en decírmelo, pues si no me lo dices, entonces yo voy a creer que estoy siendo agradable al Señor, aun si estoy haciendo lo malo. Mas Saúl hizo lo contrario a lo que Jehová le había mandado a hacer, y esto vino a ser, la ruina para su propia vida. 1 Samuel 15.19 /15.22 ¿Porqué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Samuel había dado la palabra de Jehová a Saúl, para que hiciera todo conforme el Señor había dicho, pues sabia Dios que eso era lo mejor para sus hijos, mas Saúl no lo hizo así, sino que creyó tener una mejor idea de la que Dios había dado. Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Lo que Dios ha establecido para cada uno de nosotros, es mejor que lo que tú y yo podamos planear para nuestras propias vidas, aún por encima de cualquier plan para glorificar al Señor, pues es Dios quien sabe lo que verdaderamente le trae gloria a él, o acaso vas a decirle tú al Señor: Mira Dios, yo sé que a ti te gusta esto, pero yo te voy a dar esto, créeme que te va a gustar más”. No verdad, jamás podremos pensar en que nuestros pensamientos son mejor que los pensamientos de Dios, ni mejores nuestros caminos que sus caminos. Por eso debemos de tener siempre delante del Señor, un corazón contrito y humillado, pues así podemos estar seguros de que esto es lo que no despreciará jamás, el Señor, y así podremos no solamente llegar a la meta, sino también que podremos cruzarla, y estar por la eternidad al lado de nuestro amado Señor.

El camino del Señor es perfecto

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni

vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Isaías 55.8

Lastimosamente muchos solamente tienen escrita la palabra santidad, en sus biblias y no en sus vidas, algo de lo que tú y yo, debemos de cuidarnos, y buscar la santidad. Mira que no dice la palabra, espera la santidad, que ella te encontrará, dice: Buscad la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. En estos tiempos, aunque la palabra santidad está escrita en la Biblia de todos, en la mente de muchos, pero en el corazón de pocos, debemos quienes amamos al Señor, mostrar la misma solicitud hasta el final, pues en todo tiempo debe de alumbrar Cristo en nuestros corazones, y los hombres deberán de ser alumbrados por esa luz que fluye de nuestro interior. En muchos lugares podrán haber hombres y mujeres que solamente busquen el ser superiores a otros, más tu mi querido hermano, no seas uno más de ellos, y se ejemplo en todo. Sabiendo de quien has aprendido, entendiendo que no vale lo que tanto hagas para el Señor, sino que entendiendo que lo que vale es como lo hagas, con un corazón limpio delante del Dios de los espíritus, en espíritu y verdad. Siempre habrán quienes movidos por sus pasiones egoístas, quieran derribarte, a estos evita, más no los dejes atrás, pues aunque tengan apariencia de piedad y no la vivan, el Señor nos ha puesto para edificar, y no para derribar. Juntos podremos cruzar la meta, eso sí; sin pasar por encima d los demás, sino que alcanzando a quienes van adelante, ayudando a quienes vienen atrás, para así juntos poder ver esa bandera a cuadros, que anuncia la victoria de un Pueblo que fue rescatado de las tinieblas a la luz admirable, para gloria de nuestro Señor Jesucristo. Recuerda que la luz verde no te da la opción de competir, sino que la luz verde lo que te indica es que puedes avanzar, por el camino en el que tenemos que caminar, este es Jesús, y así seguir el rumbo, al lugar donde tú y yo necesitamos llegar, a nuestra patria celestial. Buen siervo fiel Sea usted siempre fiel al Señor, ame a su prójimo como a usted mismo, y apártese de vosotros, toda altives, todo egoísmo, toda envidia, toda gritería, toda mentira y todo conformismo, sabiendo que el Señor es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11.6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. No permitas que las corrientes de este mundo, vengan a ser causa de tropiezo para tu vida espiritual, recuerda que una consecuencia natural, puede ser una eterna consecuencia espiritual para ti. Procura con diligencia presentarte a Dios, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. No te canses de hacer el bien, aviva el fuego dl don que hay en ti, y da testimonio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Apártate de toda contienda, sabiendo que para nada es provechosa y no olvides que el más grande es el amor. No hagas de la buena carrera, un camino con obstáculos, que luego no te permitan caminar correctamente siendo luz en medio de las tinieblas 2Timoteo 2.15Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

Capıtulo 15” Nacimos para servir y no para competir

l pasar de los años, he podido así como muchos, ser testigo de cómo en muchos lugares hay aún quienes se sienten superiores a los demás, y ahora que tengo la oportunidad de escribir este libro, mi gran deseo es que cada creyente pueda estar

en comunión y unidad con los que con corazón limpio, invocan el nombre del Señor.

Esperando a que cada uno de ustedes, medite en esto, y siga la fe, no con obras muertas ni apariencias de hipócritas que usan la palabra para ganancias deshonestas, sino que con un amor sin fingimiento, crezcamos en todo, sabiendo que la venida del Señor está pronta a suceder, y que no vendrá él por quienes han pasado sus vidas compitiendo entre sí, sino que vendrá por un pueblo que no solo espera, sino que unidos en armonía, también aman su venida, demostrándolo con un estilo de vida santo, sin mancha y sin arruga.

Porque los que son de la carne piensan en las cosa de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Romanos 8.5 Definitivamente y sin duda alguna, una de las ventajas de pensar correctamente con respecto a todo, pero aún más importante con las cosas del Espíritu, es que no solo vamos a ser agradables a Dios, sino que definitivamente, vamos a estar completamente seguros de que lo que estemos haciendo, será siempre lo correcto, siempre bajo la misión y la visión, no nuestra; sino la del Señor, sabiendo que mejor es dar que recibir. Aun el mismo Jesús, no pensaba en él, sino que pensaba en los demás, ejemplo que podemos ver en el siguiente comentario. El momento en donde el mismo Señor con su gran poder, escucha de la voz de satanás, decir: Si eres el hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan, cosa que sin duda alguna, Jesús podría haber hecho. (Lucas4.3:4)Mas Jesús entendiendo y aceptando su propósito aún por encima de su divinidad, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Pero algo de, y en lo que Jesús pensaba, era en los demás, veamos lo que un poco de tiempo más adelante ocurriría en las bodas de Caná. (Juan 2.1:11)Faltó en ese momento el vino, y la petición a que él con su poder pudiera ayudar a los demás, se hizo evidente. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Solo, en el desierto llegó el susurro, “No hay pan. Di que estas piedras se conviertan en pan “Ahora bien, en las fiestas de las bodas llega el susurro, “No hay vino”, y Jesús convirtió el agua en vino. Que maravilloso ver esta imagen de servicio en ambos actos, la determinación que Jesús tiene al saber y entender que el poder que él tiene, no es más que para la gloria de su Padre, más él en el desierto no lo utiliza para su propio beneficio. Él convirtió el agua en vino para los demás, pero para sí mismo no convirtió las piedras en pan, vemos la misma petición, una palabra que susurra

A

a su oído, para su favor y la otra para el favor de los demás, mas él tenía claro lo que era mejor para él, servir a los demás, pues él no vino para ser servido, sino para servir, un ejemplo de un servicio desinteresado, que ganó su corona en el calvario, por el hecho de despojarse de sí mismo, por amor a los otros. Así mismo se demuestra en nuestras vidas que tenemos poder, con la única diferencia de que muchas veces lo queremos aprovechar para nuestro beneficio, sin darnos cuenta que al utilizarlo para el beneficio de los demás, estaríamos ganando aún más de lo que pudiésemos obtener por nuestras propias fuerzas. Por lo tanto debemos de conducirnos en amor, gozo, paz, mansedumbre, y templanza, sin buscar nada más que el bien para los miembros del cuerpo de Cristo, pues quien ve tener necesidad a su hermano y mayormente para los de su propia casa, y cierra contra él su corazón, adonde está el amor de Cristo en nuestros corazones. Pero si piensas en las cosas del Espíritu, siempre harás entonces, morir las cosas de la carne, que son contra la voluntad de Dios. Somos un pueblo adquirido por Dios, no para tener el control de los demás y usarlos a nuestro antojo y deseo, sino para anunciar con nuestras actitudes a los demás, las mismas virtudes de aquel, que mora en nuestros corazones, el mismo que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Y nótese que al anunciar, lo debemos de hacer no solamente con palabras, deberá de ser con nuestras propias vidas, delante de los hombres que conocen y que no conocen al Señor. No olvidemos que el siervo no es más que su Señor, y nosotros definitivamente no somos los Señores, sino más bien los siervos del Señor; pues él es quien está por encima de todos, y no nosotros por encima de nadie. Quizás alguna vez llegaste a escuchar decir a alguien en tu congregación, vámonos que allá viene aquel hermano, o algunas veces deseaste más estar en tu casa porque hay más paz en tu hogar que en tu congregación. Debemos de ser ejemplo en todo lugar, así que si eres amable en tu casa, también deberías de ser amable en tu congregación, y si eres un pan de Dios en tu congregación, que no se te quite cuando llegues a tu casa, sabiendo y entendiendo que somos hijos de Dios con todos y en todo. No seas de los o las que cuando ponen un pie en la Iglesia, todos empiezan a correr como si fueras un tipo de leproso, aunque algo de lepra espiritual muy probablemente hay en ti, si eres de los que no es agradable compartir, serás quizás de los que dice el Señor, que deben de ser soportados, jajaja, quizás algún día cambie, dirán de ti. Muchas veces escuché decir en momentos cuando las congregaciones anunciaban un paseo, ho, que bonito, pero que pereza si va aquel hermano yo no voy. Recuerda que lo más vil y despreciable escogió Dios, para avergonzar a lo sabio de este mundo. La clave para poder correr esta carrera espiritual en un mundo natural, es sin duda alguna, amándonos los unos a los otros, solo así nos podremos soportar los unos a los

Sin amor es imposible cruzar la meta, y si no cruzas tampoco recibirás el premio que el Señor ha preparado para quienes le aman.

otros, y no nos haríamos daño los unos a los otros. Pues sin amor, será muy posible que hagas tropezar a otros, y no recibirás el premio si no cruzas la meta. No habrá ningún premio para quienes hagan tropezar a los que Cristo salvó, y por los que también murió y resucitó. Si por la competencia consiguieras alcanzar la fama y la popularidad dentro del ministerio, y aun sigues pisoteando a quienes deberías de estar levantando, entonces de nada te estaría sirviendo correr, en vano has estado logrando lo que ni has traído ni aun te llevarás. Debemos de tener muy claro, que no hemos vuelto a nacer, para seguir siendo los mismos que cuando no conocíamos al Señor, pues si antes competíamos sin Cristo, no así lo deberíamos de estar haciendo ahora que el Señor nos ha hecho libres. Somos nuevas criaturas que han dejado las cosas viejas en el pasado, no pretendamos traerlas a nuestra nueva naturaleza con el pretexto de usarlo para la gloria de Dios, porque la competencia no glorifica en nada al Señor, pues somos uno en Jesús y no unos más superiores que otros, pues la medida que debemos seguir es a la estatura del varón perfecto. 2Corintios 5.17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí

todas son hechas nuevas”.

Es sin duda alguna que el conformismo y la falta de intimidad con Dios, es la que está

pasando la factura en estos tiempos finales.

Las palabras de un gran amigo, Geovanny Mora, me hacen cada día recordar que precisamente eso mismo hacía el Señor. Recuerdo que cada vez que debíamos servir, este gran hombre nos decía: “Hagan que servirle al Señor a su lado, sea cada vez más agradable, que los hombres y mujeres que están a tu lado, anhelen y se sientan felices, de que tu estés con ellos”. Recuerda que si no hay amor, nada soy.

Pensando en los demás.

1Juan 4.20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues

el que no ama a su hermano que ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha

visto?

Tú y yo hemos sido creados con amor, por el Dios que nos ama, para que todo aquello que hagamos, lo hagamos con amor, y ese deseo de competencia de hoy en día dentro de cada ministerio, no es más que un egoísmo copiado del mundo, cosa que no es agradable al Señor, pues la palabra nos exhorta a no imitar las cosas del mundo.

1Juan 2.1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre, a Jesucristo el justo. Él es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. En esto sabemos que nosotros le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos. Podría hablar del mundo, en cuanto a competencia se refiere, pero parecería ilógico, o extraño que aún el mundo está más unido, claro que de una forma errónea o equivocada, que aún el mismo creyente. Hoy en día vemos como el mundo se une por una causa, y el creyente se divide por cualquier causa, podemos ver como el mundo se ha vuelto más humanista, y el creyente más egoísta. Sabemos que quien compite, no es más que un egoísta que busca su propio logro, pues no piensa nada más que en él mismo, y nadie más, cosa que lamentablemente el cristianismo ha estado adoptando del mundo, cuando pensar en uno mismo, debería de ser lo último en lo que se piense. Claro está que no podemos descuidar una salvación tan grande, pero ha esto no es a lo que me refiero, sino a estar siempre deseosos de ser bendición a los demás, pues quien sabe hacer lo bueno y no lo hace, se le cuenta como pecado. Por lo tanto deberíamos de estar buscando hacer cada día, lo bueno, recordando que hemos sido creados con amor, para dar con amor. Pues el que ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él? Un sueño bajo las gradas Recuerdo el momento en cuando tuve el sueño de escribir un libro, pensaba que era imposible y tardé seis años creyendo que nunca lo iba a poder lograr, hasta que comencé a escribirlo. Hasta el día de hoy he podido ver como lastimosamente las personas solamente, y aun dentro del ministerio, se dejan llevar por las influencias personales. Si no eres famoso, no te ayudan, pues creen que no habrá un beneficio personal, ya que no eres tan famoso que digamos, como para que su nombre sea también reconocido. Es en este momento que quiero que hacer notoria mi tristeza delante de ustedes, al ver como se me cerraron tantas puertas de editoriales, y de personas que están dedicadas al “crecimiento de la obra del Señor”, solo por el hecho de no estar, como dicen muchos ,en la popularidad(argolla).Hoy le doy gracias al Señor, por no estar dentro de esa tan humana y común popularidad(argolla),pues quienes dependen de los hombres y no de Dios, tristemente están desperdiciando el poder desarrollar la capacidad que Dios nos ha dado, pues no nos ha dado Dios, Espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. Cuando aprendes a depender de Dios y no de los hombres, aunque obviamente Dios usa a los hombres para beneficiarte a ti, entonces ahí es cuando sabe mejor la victoria, pues es cuando el Señor se glorifica en, y con tu vida. Quizás muchos nunca se enteraron de mis viajes al extranjero, solo quienes estuvieron escuchándome cuando estuve allá, o muchos acá nunca vieron mi cara cuando se escribía de mí en otro país, o no veían mi rostro en la televisión cunado era entrevistado en otro país, o aún muchos no me han visto ayudar a quienes han necesitado ropa o alimento, o no han visto mi nombre en grandes revistas. Quizás por no ser de la farándula, sea por eso que no me han querido ayudar, pero ciertamente el Señor lo ha

visto todo y no se deja impresionar de nada, pues todo lo que hagamos, ya sea de palabra o de acción, debemos hacerlo como para el Señor. No quiero la fama, no busco el poder, solo quiero ser alguien más que el Señor utiliza para que su nombre sea glorificado. Hoy puedo decir que he dado lo mejor de mí, pues un sueño aún no es realidad con solo el hecho de llegarlo a comenzar, sino que un sueño es real, cuando lo logras terminar. Mi sueño bajo las gradas es este libro, que aunque poco a poco mientras bajo las gradas del lugar donde trabajo, en los momentos en donde me sobraban pocos minutos para escribir, lo pude terminar, no esperando obtener ninguna ganancia económica, más que la ganancia de poder impactar las vidas de quienes han sido llamados para servir, pues no es lo que se ve lo que más vale, sino lo que se hace, y como se hace, y para quien se hace; que hoy puedo decir una vez más; que el Señor es mi ayudador. Muchos de quienes me conocen, han quedado impresionados al ver como un simple misceláneo, sin títulos universitarios, ni millones en sus cuentas bancarias, ha podido lograr algo que todos pueden hacer, pero que no todos se esfuerzan por cumplir, sus sueños. Por eso, déjame animarte a seguir adelante, puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesucristo, corriendo la buena carrera, sabiendo que el Señor traerá la recompensa a cada uno. No debemos de olvidar que Dios lo que mira es tu corazón, así que solamente cumple lo que se te ha encomendado, se fiel, integro, obediente, y ten cuidado de ti mismo, y entonces un día estarás delante del Rey de reyes y Señor de señores, y escucharás de su boca decir: Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor. Recuerda que para Dios no hay nada imposible, y que a lo más vil y despreciable escogió el Señor, para avergonzar lo sabio de este mundo. En el Señor nunca hay límites para alcanzar lo que el Señor ha establecido para ti, los limites los pones tú, por eso no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios, está contigo por donde vas, él es tu buen pastor, solo se obediente a su voz. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 1Juan 3.16 Así tú y yo hemos sido llamados a ser cabeza y no cola, y recuerda que la cabeza es quien guía a la cola, o acaso la cola guía a la cabeza? Somos luz en medio de la oscuridad, y sal que sazona la tierra. Sé que no es bueno que hable de los demás, pero esta vez lo voy a hacer contra mi propia carne, jaja, sí, les voy a hablar de mi esposa. Una de las cosas por las que más discutimos en casa, y como todos los que están casados debe de saber que dentro del matrimonio muchas veces se discute por cualquier cosa. Pero esto que les voy a decir, no es cualquier cosa, saben, soy uno de los que aman deleitar el paladar con buen sazón en las carnes y todo cuanto se cocine, y a mis esposa no le gusta usar mucha sal en las comidas, y en una de tantas a las que no le pone mucha sal, es al arroz.

Nunca he tenido que comer comida de un hospital, pero he escuchado a quienes han estado internados, que una de las más grandes tristezas, no es precisamente la enfermedad, sino, la falta de sal en las comidas, jaja. Así que si alguna vez tú has tenido que comer arroz sin sal, creo que podrías entender de lo que hablo. Así mismo ocurre con el creyente que no da sabor a los demás, no dan ganas de probarlo, aunque lo que este trayendo, sea un gran alimento, no lo olvides, pues si habéis resucitado con Cristo, como nos recuerda la palabra, entonces busquemos las cosa de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3.6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno. Que importante es pensar en los demás, pues no debemos de hacer a los otros lo que no queremos que hagan con nosotros. Tarde de café Cada tarde, al ser las tres en punto, me reúno con mis compañeros de trabajo, para disfrutar de una deliciosa taza de café, mmm, bueno! Delicioso, dependiendo de quién haga el café. Tengo un compañero al cual le gusta hacer el café muy, pero muy fuerte, tan fuerte que a la hora de servirlo en un vaso, parece tinta negra, y además es tan fuerte que en lugar de saber a café, sabe como a cacao puro; bueno, pero la verdad es que solo a él le gusta ese café, el que él hace para él. Es por eso que antes que él haga el café a su gusto, yo suelo apresurarme para hacerlo antes que él lo haga, y así el café sea agradable y deleitoso para todos, tanto así que cuando yo hago el café, él dice: Que buen café! Pero qué tendrá que ver esto con la vida cristiana, si es solamente un café? En realidad la comparación del café a la vida del creyente no tiene nada de parecido, pero la actitud sí que tiene que ver en mucho, pues esto es lo que ocurre dentro de la competencia ministerial. Siempre hay alguien que cree que lo que está haciendo es agradable a los demás, sus malas actitudes contra los demás, o hasta sus enojos, aunque probablemente por respeto, es que nadie te va a decir que es de mal gusto tu cafecito espiritual,jaja,nadie lo va a querer tomar. Debemos; antes de hacer cualquier cosa, detenernos y pensar no solamente en nosotros, sino que también debemos de pensar en los demás, ya que no todos anhelan pasar el resto de sus vidas perdiendo el tiempo compitiendo entre sí. O acaso a ti te gustaría pasar el resto de tu vida ministerial al lado de quienes te son tropiezo? A ningún creyente le será deleitoso un obstáculo de crecimiento espiritual, que le deje un sin sabor de boca, no hay nada mejor que poder saborear una buena relación, para juntos darle la gloria a Dios. Esto es lo que pasa con nuestro compañero, nadie se deleita con su café, aunque él sabe que a nadie le gusta ese café, él lo sigue haciendo tan fuerte como lo hace, pues no piensa nada más que en él.

Por eso te decía: Antes de ti, piensa en los demás, y así estarás pensando verdaderamente en ti, sabiendo que definitivamente, lo que el hombre siembre, eso será lo que va a cosechar. Proverbios 5.21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas. Acaso podremos escondernos de la presencia del Señor, para que él no vea nuestro caminar. No debemos de olvidar que esta nueva vida que tenemos en Cristo Jesús, Señor nuestro, es para servir y no para competir. Porque todo lo que podemos ver del mundo, mi querido hermano, esos deseos de superioridad, es estilo de vida de competencia ministerial, y toda esa vanagloria. No es lo que el Señor ha establecido para que tú y yo vivamos. No olvides que son mejor dos que uno; ningún sentido tiene la buena carrera, si la corres solo, ya que te podrías tropezar contigo mismo, y nadie habría a tu lado para poderte levantar. Esto me recuerda en una ocasión en cuando estábamos esperando a nuestro primer hijo Ian; como yo estaba acostumbrado a caminar rápido; recuerdan? Entonces en muchas ocasiones dejaba a mi esposa atrás, o tenía que tomarla de la mano y hacer que caminara más rápido, eso sí, se me olvidaba que ella estaba embarazada. Poco a poco logré que mi esposa caminara más rápido, hasta que un día se dio cuenta que la estaba haciendo seguir mis pasos a la velocidad que yo estaba tan acostumbrado a caminar, y me dijo: Hey, ve más lento, yo no estoy tan acostumbrada a caminar así. Espiritualmente como hijos de Dios, no estamos llamados para dejar a nadie atrás, tampoco estamos llamados a no ayudar a que todos crezcamos en todo, sino que hemos sido puestos para que los hombres conozcan la salvación que proviene de lo alto. Por eso, analiza, piensa, medita, y mira cómo has estado caminando, y te ha dejado de importar a quien está a tu lado, y si es así, es porque has hecho de esta carrera, una competencia. Confía en Jehová y has el bien, cuida tu corazón de no ser tú, quien estés dañando a alguien más, solo por preferir obtener un puesto en tu congregación. Recuerda que lo que haces a otros, te lo haces a ti mismo, y que cuando haces algo, ese algo es para el Señor. Qué clase de ofrenda le estás dando a tu Dios, ofrenda agradable como Abel que escogió de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. O estás haciendo que con tu manera de vivir, el Señor no mire con agrado tu ofrenda, como tampoco miró el Señor con agrado la ofrenda de Caín, por ensañarse contra su propio hermano? (Génesis 4.3:6). Es hora de tomar de la mano a quien camina más lento que tú, y no soltarlo, para juntos, y cruzar la meta. Recuerda que Jehová es quien disputa con los que contra ti contienden, él es quien pelea contra quienes te combaten. Salmo 35.1

1 Juan 2.15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Es necesario que aprendamos a pedirle al Señor, no que nos dé un puesto, sino primeramente a que podamos aprender a como hemos de andar (Salmo352.8) Para así no llegar a ser como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento… (Salmo32.9). No seas como los que se han conformado a este siglo, y han apartado su oído del consejo del Señor, sino más bien sigue la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Santifícate más todavía, y nótese que dice: “Más”, no que un poco, o que hoy sí y mañana no, sino que debe de ser más, todavía. Porque muchos dolores habrán para el impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. El semáforo está en verde La luz verde está frente a ti, será tu decisión, te aconsejo que no vale la pena competir; Dios te ha llamado a ser un obrero entre tanta mies, porque la mies es mucha, más los obreros son pocos, y entre tanto caos, es necesario que hombres y mujeres que aman al Señor, marquen siempre la diferencia. Recuerda que el verdadero éxito espiritual, no es lograr muchas cosas, ni tampoco alcanzar la fama en este mundo, pues es mejor hacer tesoros donde ni la polilla ni el ladrón, te puedan quitar lo que Dios te ha permitido tener, haced pues tesoros en el cielo, porque el verdadero éxito es poder ser un siervo fiel, que llega hasta el final para poder ver un día, cara a cara a su Señor, tal y como él es, en su grandeza y su poder, y poder escuchar del Señor decir: Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré, entra al gozo de tu Señor. Cuan glorioso será ese día, eso sí es poder llegar a decir un día, obtuve lo más grandioso que alguien puede llegar a tener, estar de frente al Señor, por toda la eternidad. Satanás solamente quiere que aceptes lo incorrecto, no solo para tu vida natural, sino también en tu vida espiritual, para hacerte creer que estas caminando en rectitud de corazón, y que no puedas ver que necesitas cada día, rendirte en obediencia y amor al Señor, él quiere hacer de ti, una piedra de tropiezo dentro de cualquier ministerio, necesita que alguien que esté adentro, dañe lo que está adentro. No olvides que él es padre de mentira, no es natural hacer tropezar a tu hermano, por eso mira muy bien lo que has estado haciendo, y si en dado caso tienes que arrepentirte, es mejor que lo hagas ahora, no vaya a ser que luego sea demasiado tarde. Obstáculos de crecimiento En el mundo, hoy en día hay quienes de una u otra manera natural, han impactado tanto a quienes han estado a su lado, como también a las naciones. Algunos han impactado para bien, y otros para mal; esto de una forma natural, aún sin ser guiados por el Señor, pues han sido hombres y mujeres que no han conocido a Dios. Cuánto no más deberíamos de impactar, quienes hemos sido conocidos por Dios, y que ahora conocemos al Señor, y que podemos ser guiados de una manera espiritual, no conforme a nuestros pensamientos, sino conforme a la voluntad de Dios.

Acaso no es nuestro deber, impactar al mundo de una forma espiritual, para que ese impacto sea reflejado de una manera natural, tanto así que esa forma espiritual, sea más natural que aún lo comúnmente natural, y así con seguridad palpable, podamos decir, ciertamente el reino de Dios ha venido a nuestras vidas, y nos movamos conforme a ese reino espiritual, pero en la tierra? Que las huellas que dejas en este mundo; sean un gran ejemplo para, no solo a quienes te rodean, sino que sea de beneficio para las futuras generaciones. No seas uno más en tu congregación, que adhiere a su vida, un obstáculo de crecimiento, y se de quienes adoptan un estilo de vida que agrada en todo momento al Señor. Recuerda que la obra es del Señor; y que tú solamente eres un administrador, que no solo administra, sino que cuida y embellece lo que el Señor ha puesto en tus manos, que debe de cumplir la voluntad de Dios, y ser una columna de apoyo, con quienes con un corazón limpio invocan el nombre del Señor, y no ser de los que lastiman y estorban a los miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Si la competencia ha venido a ser en tu vida, lo que dentro del ministerio al Señor te ha permitido alcanzar grandes cosas; basta ya de seguir viviendo de esta manera, pues no estás mas que guardando como en saco roto, no seas una víctima más que se engaña y engaña otros. Recuerda que en Jesús hay libertad, y somos uno en Jesús. Acaso no es más favorable descansar, bajo la sombra de un buen árbol? Pero si arrancas ese árbol, cómo quedará sombra en qué descansar, acaso no será esa sombra para tu propio provecho? Así Dios nos ha puesto para sembrar, y no para derribar, nos ha puesto para regar y no para lastimar. Él es quien dará el crecimiento y pondrá a quien él desee, en el lugar donde él desee, así que no te sientas celoso por quien el Señor está levantando, al final todo lo que hagamos, lo debemos de hacer como para el Señor, y nuestro gozo es saber que todos vamos creciendo, para gloria de su nombre. Muchos hombres y mujeres a nivel secular, han tenido en muchas ocasiones, la necesidad de que otros les ayuden para lograr sus sueños. Muchos son los que ven necesario tener socios para llegar a conseguir aún más de lo que solos han podido obtener. Por lo tanto, si así es en lo que perece, cuánto no más importante es en lo que no perece, en lo espiritual? “Cuando llegues a entender que quienes están a tu lado, pueden ser de gran ayuda para tu vida; entonces allí será cuando harás prosperar tu camino, pues estando unidos, es como y cuando el Señor se agradará de ti, sabiendo que esa es su voluntad, y así verdaderamente estarás creciendo en tu ministerio, y en todas las áreas de tu vida”.

Quizás eres muy reconocido, quizás la fama es tu amiga; pues déjame decirte que no hay ningún problema en eso, al contrario, aprovecha esa oportunidad para poder llevar la palabra a miles de personas. Aún Jesús era muy famoso, su fama era tal que dice la palabra que su fama crecía; se extendía más y más;(Lucas 5.15), aun los gobernadores como Herodes, (Mateo 14.1), oyeron la fama de Jesús, mas Jesús nunca permitió que esa fama se le subiera a la cabeza, y dañara así su corazón, siempre hizo y fue ese hijo obediente al Padre que amó por sobretodo, hacer la voluntad del Dios al que servía con todo su ser. Apocalipsis 2.5 Recuerda por tanto de dónde has caído y arrepiéntete y has las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, sino te hubieres arrepentido. “La bandera a cuadros, ya está agitándose; juntos vamos a cruzar la meta”. En sus marcas, listos… “Recuerda que esto no es una competencia, es la carrera hacia la eternidad”. ¿Quieres llegar? Entonces no olvides que la competencia no busca la unidad, sino que busca el logro personal, y tú y yo somos un cuerpo en Jesús, que no busca lo suyo, sino que se goza de la verdad. 1Crorintios 8.9 “Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles”.