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ACTAS DE LAS PRIMERAS JORNADAS INTERNACIONALES SOCIEDAD, ESTADO Y UNIVERSIDAD Volúmen 2: luchas políticas, movimientos sociales y formas de participación ciudadana en América Latina 1 ACTAS DE LAS PRIMERAS JORNADAS INTERNACIONALES SOCIEDAD ESTADO Y UNIVERSIDAD ALEJANDRO H. DEL VALLE ENRIQUE ANDRIOTTI ROMANÍN (compiladores)

Libro de actas de las primeras Jornada Internacionales Sociedad, Estado y Universidad. Vol. 2: luchas políticas, movimientos sociales y formas de participación ciudadana en América

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Actas de las Primeras Jornadas Internacionales : Sociedad, Estado y Universidad / compilado por Alejandro Hugo Del Valle y Enrique Salvador Andriotti Romanin. - 1a ed. - Mar del Plata : Universidad Nacional de Mar del Plata, 2011. E-Book. ISBN 978-987-544-419-5

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    1

    ACTAS DE LAS PRIMERAS JORNADAS INTERNACIONALES

    SOCIEDAD ESTADO Y UNIVERSIDAD

    ALEJANDRO H. DEL VALLE

    ENRIQUE ANDRIOTTI ROMANN (compiladores)

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    2

    Primera Edicin:

    2011.

    Queda Hecho el depsito

    Que marca la Ley 11.723.

    Queda prohibida la reproduccin

    total y/o parcial de este libro

    sin la autorizacin del autor y/o editor.

    Actas de las Primeras Jornadas Internacionales : Sociedad, Estado y

    Universidad / compilado por Alejandro Hugo Del Valle y Enrique

    Salvador Andriotti Romanin. - 1a ed. - Mar del Plata : Universidad

    Nacional de Mar del Plata, 2011.

    E-Book.

    ISBN 978-987-544-419-5

    1. Ciencias Sociales. 2. Actas de Congresos. I. Del Valle, Alejandro

    Hugo, comp. II. Andriotti Romanin, Enrique Salvador, comp.

    CDD 301

    Alejandro Del Valle Enrique Andriotti Romann (Comp.)

    ACTAS DE LAS PRIMERAS JORNADAS INTERNACIONALES:

    SOCIEDAD ESTADO Y UNIVERSIDAD

    Mar del plata: UNMDP, 2011

    ISBN-10:

    ISBN-13:

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    Comit Acadmico

    Dra. Gloria Mendicoa (Gino Germani/UBA - UNLM Argentina)

    Mag. Mara Felicita Elas (UBA- Argentina)

    Dra. Mara Estela Lanari (UNMDP- Argentina)

    Dra. Luca Cortez Da Costa (UEPG- Brasil)

    Dra. Gleny Terezinha Duro Guimaraes (PUC-Brasil)

    Mag. Nora Britos (UNC- Argentina)

    Dr. Luis Porta (UNMDP- Argentina)

    Dra. Silvia Fernndez Soto (UNCP Argentina)

    Mag. Silvia Rivero (Universidad de la Repblica Uruguay)

    Mag. Andrs Felipe Cubillos Novella (Pontificia Universidad Javeriana Colombia)

    Lic. Alicia Jorge (UNMDP Argentina)

    Mag. Marcelo Lucero (UNSJ Argentina)

    Dr. Alfredo Carballeda (UNLP Argentina)

    Comit Organizador

    Dr. Alejandro H. Del Valle

    Dr. Enrique Andriotti Romann

    Mag. Laura Bucci

    Mag. Beatriz Morrone

    Lic. Vernica Cuneo

    Lic. Marisa Burlastegui

    Prof. Pablo N. Voet

    Dr. Gustavo Salerno

    Dra. Viviana Ibaez

    Dr. Oscar Aello

    Prof. Jos Luis Fernandez de Landa

    Mag. Irene Bucci

    Mag. Cristina Barbieri

    Lic. Vernica rsula Sarlo

    Estudiante Maria Sol Ramella

    Estudiante Dante J. Boga

    Estudiante Andrea Coletti

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    MOVIMIENTOS SOCIALES POR CUESTIONES DE SALUD Y AMBIENTE .................................................................... 6

    EL PARTIDO DE LA VICTORIA DEL PUEBLO (PVP) EN URUGUAY SURGIMIENTO Y DEVENIR POLTICO DESDE LOS

    SESENTA A LA ACTUALIDAD. ............................................................................................................................... 17

    El 26 de octubre de 2011 el parlamento uruguayo sancion una ley por la cual: los delitos de lesa humanidad

    ya no prescriben en Uruguay ............................................................................................................................... 20

    DILEMA SANGRIENTO. LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA, ENTRE LA LUCHA ARMADA

    Y LA CONSTRUCCIN POLTICA. .......................................................................................................................... 23

    ACCIN COLECTIVA Y CULTURA VISUAL: INTERVENCIONES ARTSTICAS EN LA ESTACIN DARO Y MAXI. UNA

    INICIATIVA DEL MOVIMIENTO SOCIAL FRENTE POPULAR DARO SANTILLN. .................................................... 36

    NUEVAS FORMAS DE INTERVENCIN POLTICO CULTURAL EN EL ESPACIO PBLICO. EL CASO DEL COLECTIVO

    DE ARTE SIENVOLANDO....................................................................................................................................... 46

    CONSTRUCCIN DE MEMORIA: LA PROBLEMTICA DEL PARQUE ...................................................................... 66

    PARTICIPACIN CIUDADANA EN LA CUESTIN MEDIOAMBIENTAL .................................................................... 75

    SOCIABILIDADES Y CONFLICTOS URBANOS EN TIEMPOS DE EXCLUSIN: EL CASO DEL PARQUE

    INDOAMERICANO ................................................................................................................................................ 86

    MOVIMIENTO ESTUDIANTIL COMO MOVIMIENTO SOCIAL ................................................................................. 97

    EL SILENCIO DE LOS JOVENES ............................................................................................................................ 110

    JUARISMO Y POSJUARISMO EN SANTIAGO DEL ESTERO: SU IMPACTO EN LA PARTICIPACIN Y LAS

    ORGANIZACIONES COMUNITARIAS. .................................................................................................................. 121

    EL PAPEL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES LATINOAMERICANOS EN DEFENSA DEL AGUA COMO BIEN SOCIAL Y

    DERECHO HUMANO. ......................................................................................................................................... 129

    EL LIBRE PENSAMIENTO EN EL PER A FINES DEL SIGLO XIX Y SUS VNCULOS CON EL ANARCO

    SINDICALISMO.1896- 1904. ............................................................................................................................... 142

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    REFLEXIONES SOBRE TEORA Y PRCTICA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN EL SUR DEL BRASIL ................ 151

    MONSEOR EUGENIO ZITELLI: EL CASO DEL CAPELLN DE LA JEFATURA DE POLICA DE ROSARIO DURANTE LA

    DICTADURA CVICO-MILITAR ............................................................................................................................. 157

    LA INTERCULTURALIDAD: UN EN-CAMINAR PARA LA LUCHA. ........................................................................... 168

    ENTRE EL 24 DE MARZO Y EL 2 DE ABRIL. LA FIGURA DEL HROE EN DISPUTA. .............................................. 178

    MOVIMIENTOS SOCIALES: PERSPECTIVAS SOBRE LA POLTICA, LA EDUCACIN Y GNERO EN SUS PRCTICAS

    COLECTIVAS. ...................................................................................................................................................... 189

    LAS PROPUESTAS AUTONOMICAS COMO ESTRATEGIA DEL IMPERIO EN AMERICA LATINA ............................. 201

    CONDICIONES DE SOSTENIBILIDAD Y CONSTITUCIN DE UN SUJETO POLTICO EN EL CAMPO DEL TRABAJO

    AUTOGESTIONARIO ........................................................................................................................................... 212

    VOLVER A BROTAR. LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN VIEDMA/PATAGONES: EL CASO DE LOS PUEBLOS

    ORIGINARIOS. .................................................................................................................................................... 220

    APROXIMACIN A LA ORGANIZACIN BARRIAL TUPAC AMARU COMO MOVIMIENTO SOCIAL. ...................... 228

    DE LAS UNIDADES BSICAS A LAS UNIDADES DE BATALLA ELECTORAL. SIMILITUDES Y DIFERENCIAS DE LAS

    ESTRUCTURAS PRIMARIAS DE ORGANIZACIN POLTICA DEL PRIMER PERONISMO Y DEL CHAVISMO. ........... 238

    DEL QUE VENGA DUHALDE AL QUE SE VAYAN TODOS. LOS TRABAJADORES DESOCUPADOS DE MAR DEL

    PLATA DURANTE EL ARGENTINAZO ................................................................................................................... 251

    BOLIVIA: ENTRE EL COLONIALISMO Y LA LIBERTAD ........................................................................................... 262

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    MOVIMIENTOS SOCIALES POR CUESTIONES DE SALUD Y AMBIENTE

    lvarez, Mara Franci. IAPCS- UNVM, Villa Mara, Crdoba, Argentina;

    Miranda, Faustina Dehatr. UNC, Crdoba

    Delgado, Mara Florencia. CIECS-CONICET, Crdoba

    Gonzlez Asis, Ignacio. UNVM, Crdoba

    Palabras claves: salud, ambiente, participacin

    Resumen

    Participar en salud implica concebir la salud-enfermedad como un destino que puede ser cambiado, que

    puede y tiene que ser abordado a partir de la propia comunidad. La forma de concebir la participacin se

    vincula con la forma de concebir a las personas y la salud aparece como un indicador de vida, de autonoma,

    de conocimiento y democracia de esa comunidad. La participacin en salud se ha instalado como un nuevo

    paradigma para el cambio social (Peralta, 2008).

    La participacin social como concepto y como prctica fue utilizada por tendencias terico-metodolgicas

    que consideraron que el capitalismo favorece el desarrollo de una sociedad individualista, competitiva,

    consumista, pasivo-receptiva, aptica, donde los objetivos privados se imponen a las necesidades pblicas

    (Menndez, 2008, p. 58).

    Algunas de las concepciones de participacin social en salud pueden ser consideradas como orientaciones

    ideolgico-culturales que cuestionan la realidad y se desarrollan dentro de un proceso de prdida y

    reencuentro. Para otros pensadores, la participacin social se define segn los objetivos que se quieren lograr,

    el rol que los actores tienen en la toma de decisiones y/o el sentido que ellos dan al problema y a sus acciones.

    La participacin como movilizacin, distingue dos modos de participacin: Una, la que involucra al pueblo, se

    lo representa como colectividades indiferenciadas que debern movilizarse en masa. Otra, que habla de

    comunidad, contemplada como un conjunto de individuos unidos por caractersticas comunes (cultura,

    religin, barrio, etc), a los que se pretende aportar las soluciones que se consideran las ms apropiadas

    (Fassin, 2008).

    Dos elementos se oponen al principio de la participacin: la ideologa dominante que tiende a reducir la salud

    simplemente a la medicina; y la manera como los mdicos han logrado el monopolio de la actividad

    teraputica legtima, cualquier participacin es considerada una amenaza a una prdida de poder (Fassin,

    2008).

    Estas contradicciones de la participacin en el campo de la salud deben conducirnos a desplazar el anlisis

    hacia formas de participacin social que no respondan ni a las concepciones tericas de lo que debe ser la

    participacin, ni a las representaciones sociales de lo que es la salud.

    En Argentina, se advierte el avance de la agriculturizacin, que promueve el uso intensivo de las tierras,

    fomentando el monocultivo, (especialmente de soja transgnica), destinado a la exportacin. La otra cara del

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    avance del modelo extractivo, parece ser aquella que se manifiesta en los diferentes conflictos territorio

    ambientales, estas movilizaciones sociales expresan las luchas y resistencias de la poblacin, frente a ese

    modelo.

    En este sentido, los Nuevos Movimientos Sociales se caracterizan por su heterogeneidad, tanto a nivel de los reclamos que se ponen en juego, como en el tipo de sujetos que participan en ellos. A nivel organizacional, suelen presentar preferencia por estructuras descentralizadas, no jerrquicas, donde priman aquellas formas de tomar decisiones definidas por la horizontalidad.

    Introduccin

    La participacin social puede definirse de diferentes maneras, segn los objetivos que se quieren lograr, el rol

    que los actores tienen en la toma de decisiones y/o el sentido que ellos dan al problema y a sus acciones.

    Participacin social (PS), participacin comunitaria, participacin poltica, participacin ciudadana,

    participacin popular, etc. muchas veces son empleadas como sinnimos ocultando diferencias y

    convergencias en las delimitaciones conceptuales, no explicitadas, ni consensuadas. Zalda y otros (2004)

    conceptualizan la PS como el proceso general de intervencin - cooperacin de los sujetos y los colectivos en

    las relaciones sociales de produccin-reproduccin de la sociedad, que puede ser analizada en diversos niveles

    (singular-colectivo-estructural) y reas. En este proceso general se distinguen: la participacin comunitaria

    (Pco), la participacin poltica (Ppol), participacin ciudadana (Pci) y la participacin popular (Ppop).

    La Pco es aquella participacin que es promovida desde los programas a nivel gubernamental (incluyendo

    redes clientelares-asistenciales) y de organismos internacionales, as como aquellos programas formales

    vinculados a ONGs (Zalda et al., 2004).

    La Ppol es aquella que se expresa bajo una concepcin poltica integrada a la cotidianeidad y puede estar

    centrada en tres ideas: de defensa y promocin de la civilidad, de transformacin y/o de emancipacin. La

    primera se refiere al conjunto de aspectos que resisten a la violencia extrema (condiciones de pauperizacin

    absoluta, condiciones de represin extrema, etc.). La segunda est centrada en la idea de transformacin

    material de las estructuras de dominacin. Y la tercera se relaciona con la exigencia de un mximo de libertad

    y un mximo de igualdad (Zalda et al., 2004).

    La Pci est referida al reconocimiento y la defensa de los derechos, a la participacin como ciudadanos en la

    lgica de las democracias formales representativas. En la Ppop la centralidad del concepto reside en que las

    iniciativas de participacin son promovidas desde las clases subalternas (movimientos sociales, polticos y/o

    reivindicativos autoconvocados), incluyendo procesos de empoderamiento que tienden hacia la

    autodeterminacin y la autonoma de los colectivos (Zalda et al., 2004).

    Esta delimitacin conceptual intenta aprehender las relaciones entre diversos actores de la sociedad civil

    (ONGs, movimientos sociales, organizaciones barriales, etc.) y el Estado. Los distintos tipos de participacin no

    son excluyentes y en lo concreto se presentan muchas veces superpuestos o intersectados (Zalda et al.,

    2004).

    Desde conceptos amplios de participacin, se puede hacer algunos intentos para definirla, tales como;

    Variedad de acciones ciudadanas a travs de las cuales los individuos transmiten sus demandas e intereses y

    tratan de influir en el sistema poltico, con independencia de las formas que asuman o tambin Acciones

    colectivas a travs de las cuales las sociedades enfrentan los diversos retos de la realidad, con propuestas y

    esfuerzos que intentan resolver sus problemas y satisfacer las necesidades de una manera deliberada,

    democrtica y concertada, que haga partcipes a todos los conjuntos sociales (Haro, 1998).

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    La salud puede conceptualizarse desde una perspectiva biomdica, segn la cual los determinantes o las

    causas verdaderas de la enfermedad, son factores de orden mdico o biolgico que caracterizan a cada

    individuo y no a un grupo de personas o a una sociedad. En este enfoque el riesgo est determinado

    exclusivamente por variables a nivel individual, ignorando el rol de las caractersticas grupales (Diez Roux et al.,

    2008).

    Otro enfoque de la salud es el reconocimiento de la participacin simultnea de determinantes biolgicos y

    sociales en el estatus de salud de las poblaciones e individuos. Las enfermedades son producidas por la

    dinmica y mutua interaccin de variables de diversa naturaleza; adems, este proceso tiene lugar en un

    ambiente social que es capaz de modelar normas, reforzar o debilitar formas de control social de conductas

    preventivas o dainas para la salud; y porque puede generar oportunidades para mejorar o empeorar el

    bienestar colectivo (Diez Roux et al., 2008).

    Este ensayo intenta caracterizar la participacin en salud por cuestiones vinculadas con el modelo de

    produccin primaria que impera en Argentina y en gran parte de Latinoamrica.

    Participacin social en salud?

    Las agencias internacionales y de asistencia extranjera han impulsado y todava financian programas para

    organizaciones comunitarias y/o participacin. Hasta el momento, la participacin comunitaria -por estos

    organismos- ha sido utilizada como instrumento para introducir los valores de la sociedad de consumo y al

    mismo tiempo destruir las instituciones de los pueblos originarios. Tambin se ha empleado para la promocin

    de programas de autoayuda, con el trabajo voluntario (gratuito) para la construccin de caminos, sistemas de

    irrigacin, control de agua, de edificios pblicos y en barrios de emergencia. Adems, la organizacin

    comunitaria puede ser manipulada como mecanismo de control de organizaciones civiles, cooperativas y

    movimientos de masas, a travs de la cooptacin de lderes (Ugalde, 2008).

    La participacin en salud no ha escapado a los mecanismos de participacin comunitaria impuesta por las

    agencias internacionales. En los aos setenta tuvo lugar bajo la influencia de OPS/OMS, AID, UNICEF y tambin

    el Banco Mundial. Fundaciones privadas contribuyeron con el financiamiento. La participacin en

    Latinoamrica ha sido simblica, las comunidades han podido seleccionar a los promotores de salud, a los

    trabajadores voluntarios, a los miembros del comit de salud y otras cosas por el estilo; no tienen poder

    poltico, administrativo o financiero; las normas y la estructura de los programas son impuestas (Ugalde,

    2008).

    Como seala Wolfe citando a Habermas y Offe, la democracia liberal es el sistema poltico perfecto para el

    capitalismo tardo: el componente liberal legitima la acumulacin de capital y el democrtico proporciona el

    apoyo al sistema poltico a travs algn tipo de participacin popular y alguna igualdad de resultados (citado

    en Ugalde, 2008, pp. 39).

    En sntesis, la participacin es una actividad poltica y no puede ser organizada por gobiernos o agencias

    internacionales, para satisfacer sus propias necesidades polticas (Ugalde, 2008, pp. 42). La participacin

    social como concepto y como prctica, fue utilizada por tendencias terico-ideolgicas que consideraron que

    el capitalismo favorece el desarrollo de una sociedad individualista, competitiva, consumista, pasivo-receptiva,

    aptica, donde los objetivos privados se imponen a las necesidades pblicas (Menndez, 2008, pp. 58).

    Dos elementos se oponen al principio de la participacin en salud: la ideologa dominante que tiende a reducir

    la salud simplemente a la medicina; y la manera como los mdicos han logrado el monopolio de la actividad

    teraputica legtima, cualquier participacin es considerada una amenaza a una prdida de poder (Fassin,

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    2008).

    La pregunta que se hace cualquier individuo u organizacin que promueve la participacin es: cmo hacer

    que personas y grupos se organicen y participen respecto de objetivos comunes, que permitan modificar algn

    aspecto negativo de su comunidad?

    Segn Menndez (2008), habra como tres propuestas a seguir:

    El presentismo, que opera en una especie de vaco histrico, que desconoce experiencias anteriores en las comunidades, grupos y sujetos, en el cual todo proyecto poltico o tcnico inaugura la participacin social en el medio donde trabaja.

    El situacionismo, que sostiene que los grupos sociales se caracterizan por la continuidad/discontinuidad y que es importante recuperar las experiencias participativas del pasado.

    El arqueologismo, que venera el pasado e ignora las resignificaciones y problemas del presente.

    Otra propuesta, recuperar las experiencias histricas de participacin social, para trabajar con ellas en la medida que expresen experiencias y procesos que puedan ser reconocidos y apropiados por los grupos sociales actuales (Menndez, 2008, pp. 56)

    Estas contradicciones de la participacin en el campo de la salud deben conducirnos a desplazar el anlisis

    hacia formas de participacin social que no respondan ni a las concepciones tericas de lo que debe ser la

    participacin, ni a las representaciones sociales de lo que es la salud.

    El mismo autor analiza otros grupos de participacin en que los rituales buscan rehabilitar y apoyar al sujeto a

    travs de mecanismos grupales, pero se trata de sujetos cuya identidad y pertenencia no refieren a la

    comunidad sino que se centran en un padecimiento del cual tambin participan/padecen los restantes

    miembros del grupo, de tal manera que la identidad, pertenencia y relaciones con los otros se basa en un

    padecimiento comn con los miembros del grupo. Por lo tanto, es el padecimiento el que establece la

    posibilidad de una participacin comunitaria (Menndez, 2008, pp. 72)

    Fassin (2008) sostiene que las mayores posibilidades de encontrar experiencias que puedan transformar el

    espacio poltico de la salud, se hallan fuera del campo de la salud.

    Lo esencial es comprender y asumir la necesidad de abandonar de una vez el consagrarse a enunciar lo que

    debe ser la participacin, y ms bien centrar la atencin en los individuos y en los grupos que hoy da, en el

    Tercer Mundo, la ponen en prctica (Fassin, 2008, pp. 140).

    Experiencias de movimientos sociales

    En Argentina, se advierte el avance de la agriculturizacin, que promueve el uso intensivo de las tierras,

    fomentando el monocultivo, (especialmente de soja transgnica), destinado a la exportacin. La otra cara del

    avance del modelo extractivo, parece ser aquella que se manifiesta en los diferentes conflictos territorio

    ambientales, estas movilizaciones sociales expresan las luchas y resistencias de la poblacin, frente a ese

    modelo.

    En este sentido, los Nuevos Movimientos Sociales se caracterizan por su heterogeneidad, tanto a nivel de los reclamos que se ponen en juego, como en el tipo de sujetos que participan en ellos. A nivel organizacional, suelen presentar preferencia por estructuras descentralizadas, no jerrquicas, donde priman aquellas formas de tomar decisiones definidas por la horizontalidad.

    Para intentar hacer una aproximacin a estos nuevos movimientos sociales se toma la Unin de Asambleas Ciudadanas como smbolo de representatividad y variabilidad. Como tambin ms especifico en defensa de la

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    salud, se menciona el colectivo Paren de Fumigar y los Vecinxs Autoconvocadxs de Oncativo.

    La Unin de Asambleas Ciudadanas1

    El 21 Julio del ao 2006, en Colonia Caroya, provincia de Crdoba, tuvo lugar el Foro Nacional de los Pueblos

    Autoconvocados Ambientalistas, por iniciativa del Grupo 9 de Julio Valles del Carmen de Colonia Caroya.

    Aprovechando la coyuntura poltica del momento, ya que se estaba llevando a cabo la cumbre de presidentes

    del Mercosur, diversos movimientos y organizaciones socio-ambientales se reunieron en torno a esa situacin

    para expresar su desacuerdo con muchas polticas y acuerdos que ponan en riesgo los bienes naturales y

    diversidades culturales, y todo lo que eso trae aparejado. Como consecuencia de esa convergencia de

    intereses y luchas, las distintas organizaciones empezaron a darle forma a un espacio poltico que los pudiera

    articular, unir y potenciar, en una lucha que ya se vea como conjunta. En ese momento se da forma a la UAC

    (Unin de Asambleas Ciudadanas) lo que sera el principio de una vasta y extensa red de articulaciones entre

    asambleas y organizaciones de todo el pas y que, encuentro tras encuentro, se sigue consolidando y creciendo

    bajo un motivo en comn, la lucha y resistencia contra el modelo actual de extraccin de recursos y utilizacin

    de la naturaleza.

    Cabe aclarar que antes de su formacin en julio de 2006, ya se empezaban a vislumbrar antecedentes en

    relacin a la convergencia de luchas y resistencia en conjunto. Ya con bastante anticipacin se haba impulsado

    la articulacin de todas las asambleas que se oponan a la megaminera metalfera a cielo abierto por

    lixiviacin con sopa qumica, sentando un antecedente de importancia con la creacin de la Asamblea

    Patagnica contra la Contaminacin y el Saqueo, que mantuvo sus sesiones en la comunidad mapuche

    Motoco-Crdenas, en Lago Puelo, El Bolsn.

    Es as como se crea la UAC que, luego de ms de seis aos de trayectoria en un camino que lleva a la cohesin

    interna y a la armoniosa organizacin y articulacin de mltiples y simultneas luchas, se autodenomina como

    un espacio de encuentro y organizacin de asambleas socio-ambientales y organizaciones autnomas que

    fueron creciendo a lo largo y ancho de todo el pas, que enfrentan a las transnacionales y las polticas de

    recolonizacin que saquean y destruyen nuestros bienes comunes, nuestras culturas y nuestros pueblos.1 Se

    lo caracteriza tambin como un espacio colectivo nacional de aprendizaje, intercambio de experiencias de

    lucha y construccin de estrategias colectivas y de acciones conjuntas.

    De esta forma, distintas asambleas de vecinos Autoconvocados, organizaciones estudiantiles, movimientos

    campesinos y originarios, junto con otros tipos de organizaciones sociales, se juntan cada cuatro meses

    aproximadamente en distintos lugares del pas para intercambiar, discutir y proponer acciones conjuntas en

    defensa de los bienes de la naturaleza, los derechos humanos y la autodeterminacin de los pueblos2. Se

    destaca que la gran mayora de organizaciones son totalmente independientes de partidos polticos y del

    Estado, siendo la independencia y autonoma una suerte de lnea fundante en los principios de la UAC.

    Son muchas las razones y realidades por las que luchan, estando todas emparentadas con el modelo actual de

    economa megaextractiva capitalista. Entre ellas podemos nombrar algunas como los emprendimientos

    megamineros, las pasteras, las petroleras, biocombustibles, los agronegocios, la privatizacin y

    extranjerizacin de la tierra, la expropiacin de territorios a comunidades originarias, entre otras.

    Ahora bien, el objetivo inmediato del surgimiento y mantenimiento de este espacio, es de lograr una

    articulacin y potenciacin de las diferentes luchas que se dan a lo largo de todo el territorio argentino en

    1 Extrado de la publicacin de UAC, Construyendo caminos colectivos en defensa de nuestros territorios y de la pgina

    http://asambleasciudadanas.org.ar/

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    particular, y de Amrica Latina en general; para luego desde esa unin poder hacer frente a un enemigo global

    bien organizado y altamente destructivo, que son las empresas transnacionales y nacionales que ponen sus

    intereses e inversiones en la utilizacin desmesurada de recursos de la naturaleza, y en los gobiernos y formas

    polticas que dan lugar a ese tipo de emprendimientos.

    En consecuencia, tenemos un espacio poltico al cual muchas personas acuden, como sujetos polticos, en

    representacin de intereses, valores, realidades y propuestas de diferentes organizaciones sociales localizadas

    a lo largo de todo el pas, cristalizado esto en los encuentros de la UAC. En estas reuniones, de nivel nacional,

    se ponen en cuestin temas ms relacionados con lo que se podra decir el espritu de la UAC, como

    postulados polticos, ideas e ideales comunes, etc. Es destacable el manejo de las relaciones sociales que se

    establece dentro de dicho espacio, ya que se da un gran foco e importancia a la horizontalidad de la prcticas,

    al consenso por sobre toda otra forma de decisin (y un consenso plenamente logrado por el debate, ya que la

    UAC no utiliza la votacin) y el trabajo en pequeos grupos/comisiones en donde la solidaridad y el respeto

    mutuo son pilares de todo aporte y conversacin. Por otro lado, funcionan las UACs regionales, que tienen la

    funcin de articular luchas emparentadas territorialmente, por estar prximas en el espacio, y formar parte de

    una resistencia conjunta. En estos encuentros regionales se debate ms sobre una perspectiva prctica,

    propuestas de activacin de reclamos y luchas, y planificacin y realizacin de actividades de protesta. En

    ltima instancia, cabe aclarar que el funcionamiento de la UAC se da intensamente en los encuentro a nivel

    nacional, pero que permanentemente funcionan comisiones que llevan a cabo distintas tareas; estas son

    Prensa y comunicacin, Reflexin (Formacin), Educacin, Legales, Semillas, Salud; aparte tambin, como se

    nombr anteriormente, las UACs regionales.

    En el ltimo encuentro se trat la relacin entre la UAC, como movimiento en general, y los partidos polticos y

    el Estado. En ambos casos se reiter la convergencia y puesta en comn de opiniones y propuestas. Primero,

    en cuanto a la relacin con el estado y los partidos polticos, hubo un gran consenso en cuanto a la continuidad

    de la UAC como un movimiento social, independiente de cualquier partido poltico y estado, y tambin el

    distanciamiento de toda ONG que estuviera relacionada ya sea al Estado, partidos polticos, o financiada por

    cualquier organismo privado, como forma de seguir el proceso de construccin de forma independiente,

    antipartidaria, y autnoma.

    En lo que respecta a las realidades locales de cada asamblea, se vio la comunidad de intereses en cuanto a la

    resistencia del modelo dominante de acumulacin de capitales y extraccin de bienes naturales, como

    tambin a las formas de resistencia y lucha que cada organizacin llevaba a cabo. Pero, en contrapartida de lo

    anterior, se hizo gran hincapi en el eje territorial de cada lucha, en las particularidades de cada regin y cada

    contexto poltico, econmico y social que son determinantes al momento de consolidacin y triunfo de sus

    luchas o, por el contrario, en lo que respecta a las derrotas. Es por eso que, ms all de coincidir en relacin al

    enemigo en comn y en cuanto a los objetivos y formas de lucha, se hace importante tener en cuenta las

    particularidades polticas, sociales y econmicas del territorio en el que estn anclados, y el momento en que

    se llevan a cabo.

    Una cuestin ms que es de suma importancia al observar las distintas formas de activacin y las causas y

    consecuencias de las luchas particulares, es la identidad del movimiento social en s mismo, refirindome con

    esto, tanto a la cantidad de personas involucradas y representadas, como a la trayectoria histrica del

    movimiento, entre otras cuestiones. Por esta razn, es esencial en el estudio de las organizaciones sociales

    vinculadas a conflictos socio-ambientales realizar un detallado y pormenorizado estudio, tanto del contexto

    territorial en el cual est anclado, como tambin introducirse en la dimensin de las particularidades en

    relacin a la especificidad de la organizacin social. Este trabajo de captacin de los matices, especificidades y

    diferencias de las organizaciones sociales, como tambin del contexto territorial especifico en el que se

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    mueven, resulta imprescindible al momento de explicar los motivos y causas por los que luchan, las

    consecuencias, sean logros o fracasos, las estrategias tomadas para realizar las protestas y las formas de

    funcionamiento en el interior de cada movimiento.

    En esta lnea, y dentro de la UAC, se ve una gran heterogeneidad y diversidad de movimientos y

    organizaciones, con una gran variabilidad de contextos, en los que la nica y gran coincidencia es la percepcin

    de la violencia con la que el modelo actual desarrollista impone su poder econmico y poltico, sobre

    territorios en donde sus habitantes buscan la alternativa de organizarse, lucha y resistir, como medio de

    expresar su repudio, avasallamiento e impotencia en la conservacin de sus intereses o valores en relacin con

    las actividades econmicas que se realizan en las cercanas de su territorio, y con altas consecuencias polticas,

    econmicas, sociales y de salud para la vida y su poblacin.

    De esta forma, se pueden resaltar algunas organizaciones sociales, como muestra dentro del total de

    organizaciones que integran la UAC, y que dan la pauta de la alta variabilidad de integrantes.

    MOCASE, movimiento campesino de Santiago del Estero que cuenta con 21 aos de trayectoria como

    organizacin social. Por supuesto que al estar formada por campesinos, de origen indgena, son ancestrales los

    antecedentes organizativos que poseen, lo que les da una gran cohesin interna, los hace un movimiento muy

    orgnico en s mismo, con una gran fuerza de lucha, y que cuenta con gran cantidad de personas

    representadas, siendo aproximadamente 10000. Tambin forman parte de la Va Campesina (VC) que los hace

    ser integrantes de un movimiento campesino de nivel internacional. Su territorio de influencia esta en las

    zonas campesinas de Santiago Del Estero, resistiendo el acaparamiento de tierras por los agronegocios y

    defendiendo la soberana alimentaria principalmente. Tambin realizan tomas de tierra, cursos informativos,

    entre muchas otras actividades con las que se expresan ante la sociedad.

    En contraste con el MOCASE, por su representatividad, un grupo de personas de Villa Yacanto, del Valle de

    Calamuchita, provincia de Crdoba, enviaron dos representantes al ltimo encuentro de la UAC. Es un

    movimiento con una trayectoria de aproximadamente 6 asambleas, y que todava no se asignaron un nombre,

    ni una identidad. Un movimiento en gestacin, que empez con la intensin de concientizar y educar a los

    pobladores de dicha Villa, pero que en pleno transcurso de sus actividades se vieron en la necesidad de una

    mejor organizacin, ya que se hizo pblico un proyecto minero en el Cerro Blanco, a poco kilmetros de

    Yacanto, poniendo en compromiso las cuencas hdricas de las que los habitantes de esa poblacin extraen el

    agua, como tambin una de sus principales fuentes de recursos econmicos, el turismo. En ese momento la

    asamblea da un gran paso en la aglutinacin de personas, ya que de ser 20 pasaron a 90 personas en

    asamblea, y lograron establecer charlas con el jefe comunal junto con especialistas en temas relacionados con

    la extraccin de recursos, por supuesto aportados por las empresas trasnacionales. Es una situacin que est

    en conflicto actual y latente, ya que todava no se han empezado las obras pero ya se encuentra abierto todo

    el camino para las empresas mineras.

    Otras organizaciones que estn en grandes conflictos actuales, ya sea por temas de megaminera, o por

    papeleras, como son los casos de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaych, o la Asamblea

    Ambiental Ciudadana de Coln, ambas de Entre Ros; o los casos de La Rioja, Catamarca y San Juan, por los que

    se hicieron presentes los Autoconvocados de Calingasta, los Vecinos Autoconvocados de Andalgal, tambin la

    Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Chilecito, y la Asamblea Popular por el Agua de Mendoza.

    Adems tambin concurrieron al ltimo encuentro de la UAC, grupos de vecinos que a pesar de haber logrado

    triunfos en luchas concretas, continan su dedicacin a la militancia por cuestiones ms tendientes a la

    resistencia del modelo global. Tal es el caso de los vecinos del Talar, de la zona de Sierras Chicas en la provincia

    de Crdoba, que gracias a lo que se podra llamar capital social, las intervenciones de una concejal (Liliana

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    Lpez Seco), que tuvo contacto con las protestas de dichos habitantes, logr elevar y darle representacin a

    las demandas que esta organizacin planteaba; logro hacer efectivas varias de sus propuestas, como

    restriccin de fumigaciones, como tambin cuestiones de infraestructura de la zona.

    Se debe remarcar que hay organizaciones que concurren a la UAC, que se han introducido al aparato poltico, y

    lograron buenos resultados en elecciones. Tal es el caso de la agrupacin Semilla del Sur, pertenecientes a la

    Villa Ciudad Parque, que lograron un segundo puesto en las elecciones comunales de la zona, logrando as

    representacin poltica.

    Por otro lado, tambin aparecen organizaciones estudiantiles, que en sus intereses y valores se destacan

    temas relacionados con conflictos socio-ambientales y resistencia al modelo actual. Son los casos, entre otros,

    del Frente Unido de Lujan (FUL), la asociacin COMPA, por la que fueron integrantes del movimiento Chico

    Mndez o los jvenes del centro de estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata, que entre todas se

    hicieron presentes con varios sujetos involucrados, los que aportaban cierta cantidad y densidad a la UAC.

    Es de tal magnitud la variabilidad de tipos de organizaciones que se nuclean en la UAC que acuden tambin

    personas de ecoaldeas que, al estar en desacuerdo con el modelo vigente, se vinculan con la asamblea de

    asambleas para aportar a la resistencia en conjunto. Tenemos as a la Ecoaldea Velatropa que, ubicada en el

    predio de ciudad universitaria (UBA), en Capital Federal, empez por establecerse tomando una estructura

    abandonada de la universidad y ahora ya se constituye como un parque natural y centro experimental

    multidisciplinario, dando cabida a varias personas que se acercan en busca de un intersticio que pueda darle

    albergue y cobijo ante la opresin que este sistema econmico y poltico impone, realizando variadas

    actividades, como huertas comunitarias, festivales, jornadas de educacin popular, entre otras, y teniendo el

    aporte de estudiantes universitarios.

    Paren de Fumigar!!!

    El colectivo Paren de fumigar lleva realizados 18 encuentros de discusin y capacitacin. Se define como un colectivo de Organizaciones Sociales y pueblos autoconvocados de Crdoba, para la accin interdisciplinaria de concientizacin ambientalista. Contra el uso indiscriminado de agroqumicos, a favor de una agricultura orgnica sustentable, popular, y recuperadora de las sabiduras originarias.

    En la localidad de Colonia Caroya (departamento Coln de la provincia de Crdoba) a los 13 das del mes de Setiembre del ao 2008, se realiza el primer encuentro de los pueblos fumigados de Crdoba y ciudadanos comprometidos desde la Campaa Paren de Fumigar, reunidos en asamblea, que denuncian:

    Que los procesos de sojizacin, monocultivo, siembra directa, agricultura intensiva y desarrollo de biocombustibles, amparados por el modelo neoliberal y la ausencia del estado, han devenido en una fuerte crisis socioambiental de los pueblos rurales, periurbanos, y barrios perifricos. Debido a las fumigaciones por mosquito o avioneta, acopio de granos en silos, carga y descarga de camiones cerealeros, almacenamiento y transporte de agroqumicos. Que todos esos procesos y sus respectivos impactos, han afectado nuestra natural convivencia en la salud, la economa, educacin, bienes comunes y la inexistencia o incumplimiento de las polticas de estado. En relacin a la salud denuncian: Reduccin de la edad media y talla de crecimiento en pueblos fumigados por desnutricin y descenso de las defensas naturales. Malformaciones congnitas. Mutagnesis. Prdidas de Embarazo. Depresin y Suicidios. Afecciones al sistema nervioso central y otras patologas neurolgicas. Invalidez. Espina Bfida. Lupus. Leucemia y otros tipos de cncer. Cloracn y otras afecciones cutneas. Asma, alergias y otras afecciones respiratorias y pulmonares. Esterilidad e Impotencia masculina. Disrupcin Hormonal y otros trastornos hormonales. Disminucin del desarrollo en la infancia. Sndrome Febril prolongado sin foco. Mayor vulnerabilidad infantil a contaminantes. Anemia. Esclerosis Mltiple. Isquemia cerebral. Muerte http://parendefumigar.blogspot.com/Las acciones que realizan o estn planificadas, son variadas: escribir cartas de adhesin a acciones desarrolladas por otras instituciones o colectivos; apoyar reuniones de mdicos de los pueblos fumigados; realizar un registro / padrn de mdicos

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    por localidad; compartir base de datos con temas de salud; compartir blog y coordinacin de su desarrollo; realizar reuniones regionales y provinciales; organizar taller con abogados especialistas en este tipo de reclamos; relevar encuestas homogneas, para relevar la morbilidad de la poblacin; dar visibilidad a los problemas de salud ocasionados por los agroqumicos (Pegar carteles que "escrachen en campos, rutas, ros. Hacer intervenciones artsticas); recuperar el valor de la tierra, del campo, de los cultivos; generar un banco de semillas y organizar ferias a nivel local y provincial; recuperar los saberes ancestrales y sus semillas; reconocer el trabajo comunitario, por ejemplo compartir los cultivos; recoleccin de frutos autctonos y preservacin de yuyos y especies del monte; comprometer a las reas de medio ambiente de comunas y/o municipios

    Vecinxs Autoconvocadxs de Oncativo, por un ambiente sano2

    En Oncativo, las movilizaciones referentes a cuestiones socio-ambientales, toman estado pblico en el ao

    2007, cuando de Trabajo, desde su rea de ambiente, emprende un estudio sobre las distintas problemticas

    ambientales locales, si bien algunas manifestaciones comenzaron en la dcada del 90, cuando aparecieron

    enfermedades como intoxicaciones agudas y lesiones crnicas, que alertan a los mdicos del Hospital

    Municipal y a las familias afectadas.

    Desde esta Cooperativa, se promueve la participacin en espacios de difusin en lo referido a las

    consecuencias del avance de la agriculturizacin, respecto a los plaguicidas y su relacin con la salud y el

    ambiente; y se propone un proyecto alternativo de produccin agropecuaria, denominado: Alternativas de

    una Agroproduccin sin Agroqumicos. Por otro lado, comienzan a realizarse las primeras denuncias, al

    Organismo Regional e Intermunicipal de Control (O.R.I.C)3, por falta de control y registro en la aplicacin de

    los plaguicidas, de acuerdo a la normativa provincial N 9164/05, y se tienen diferentes instancias de reunin,

    en las que participan: el municipio, representantes del Ministerio de Agricultura de la provincia, y productores

    agropecuarios locales.

    Ante la falta de respuestas concretas y la visibilidad que adquiere la problemtica, en octubre del ao 2009 se

    conforma el grupo Vecinxs autoconvocadxs por un Ambiente Sano, integrado por habitantes de todos los

    barrios de la localidad, de Trabajo , CAFETO Asociacin Civil, y FUNDAyT Comisin Oncativo.

    Desde este colectivo vecinal se impulsa una campaa de concientizacin dirigida a toda la poblacin,

    realizando diferentes acciones: proyecciones documentales en las calles de los diferentes barrios, (Y esto

    tambin ayud a que gente se acercara a participar... Porque yo por ejemplo me enter as de la movida...);

    charlas debate; difusin grfica (utilizando, entre otros, el lema: No ms fumigaciones frente a los nios);

    recoleccin de firmas, (con la juntada de firmas instalamos el tema, no haba otro objetivo detrs de la junta

    de firmas, que instalar el tema, y que todo el pueblo supiera de la movida, y empezar a moverse); promocin

    de las actividades por internet (mail, facebook). Adems de difundirse por los medios de comunicacin las

    diferentes acciones del grupo, (Los medios nos ayudaron un montn, nosotros mandbamos todas las

    gacetillas, los partes de lo que bamos a hacer, y ellos lean... iban a cubrir algunas de las acciones que nosotros

    hacamos...).

    Finalmente, en marzo de 2010, el grupo de Vecinxs Autoconvocadxs, deciden presentar un Proyecto de

    Ordenanza Municipal que legisle una Zona de Resguardo Ambiental. Dicho proyecto fue presentado ante el

    Concejo Deliberante, mediante la modalidad de Iniciativa Popular (sentando un precedente en la localidad),

    que fue avalada por ms de 1500 vecinos y por 20 instituciones oncativenses. Previamente a la presentacin

    oficial ante el rgano legislativo, los miembros del grupo convocaron a una audicin pblica, a la que fueron

    1

    Extractado de la ponencia Conflictos socio-ambientales. El caso de los Vecinxs Autoconvocadxs por un ambiente sano, de Oncativo de Valeria Cuenca; Florencia Delgado y Mauro Surghi. Ponencia escrita para las VI Jornadas de Sociologa de 9 y 10 de Diciembre de 2010. 3 El O.R.I.C, es la entidad encargada de controlar en materia de fumigaciones, trnsito y bromatologa, en Oncativo, Manfredi y Oliva.

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    invitados distintos sectores de la localidad (vecinos, autoridades polticas, representantes de Federacin

    Agraria, medios de comunicacin), con el objetivo de exponer el proyecto y, al mismo tiempo, poder generar

    una instancia de discusin, a los fines de realizar modificaciones o agregados.

    La iniciativa popular de Vecinxs Autoconvocadxs, est basada en el principio precautorio4, adems de

    presentar una serie de estudios que advierten sobre el peligro para la salud que implican las intoxicaciones

    agudas y crnicas producidas por la derivas primarias y secundarias de las fumigaciones periurbanas, y

    propone un rea de resguardo de (teniendo en cuenta la extensin del radio urbano), en la que se prohban

    las fumigaciones.

    Una vez ingresado al Concejo Deliberante, el proyecto fue destinado a diferentes comisiones, y tratado en slo

    dos sesiones: una que implic la discusin por parte de los ediles; y otra en la cual los miembros del grupo

    expusieron sus razones y justificaciones respecto a su propuesta. Frente a la negativa de tratamiento del

    proyecto y para instar a que los representantes tomaran una decisin, desde Vecinxs Autoconvocadxs, se

    recurri a las intervenciones artsticas en la sede de reuniones del rgano legislativo; as, colgaron pancartas y

    carteles (que rezaban: Ambiente sano, la salud no se negocia), transmitieron en vivo con una pantalla

    gigante las sesiones al resto de la poblacin, realizaron obras de tteres. Sin embargo, el proyecto no se sigui

    discutiendo y jams fue votado.

    Finalmente, en junio, los miembros del colectivo expusieron pblicamente, mediante una carta dirigida a la

    poblacin, una evaluacin del proceso y la negativa de los Concejales a discutir la temtica.

    En este perodo (y antes que la ordenanza comenzara a ser tratada en el Concejo Deliberante), el intendente oncativense, desoyendo la demanda de los vecinos, impuls la firma de un convenio con diferentes productores agropecuarios locales, (cuyos campos se encuentran ubicados en zonas colindantes con el radio urbano), en los cuales, los productores se comprometen a no fumigar en determinadas reas, a cambio de beneficios impositivos. Limitando la zona a .

    Los miembros del colectivo, han destacado que un convenio es un acuerdo entre partes, y por tanto, se desintegra cuando una de ellas lo decide; sin darle un marco de ley a la problemtica. De esta manera, se da una solucin coyuntural, a un problema que afecta a toda la poblacin, primando intereses privados y econmicos, sobre el bien pblico y de la comunidad.

    A modo de conclusin

    Frente a la emergencia de colectivos organizados en torno a conflictos socio-ambientales, cabe preguntarse

    acerca del marco para leer estas experiencias, las particularidades que asumen y, consecuentemente, el tipo

    de acciones que ponen en prctica.

    La organizacin de la resistencia en redes -como pueden caracterizarse a las asambleas ciudadanas- reside en

    que cada experiencia nutre su autonoma en la interdependencia con otros colectivos, a travs de la sinergia

    que produce la interconexin dentro de la red. La red/asamblea pasa a ser la base multiplicadora y

    dinamizadora del conjunto. Las caractersticas de la Unin de Asambleas ciudadanas dificultan su cooptacin,

    porque puede cooptarse o retirarse un colectivo y la red seguir existiendo como un sistema abierto e

    inestable, fundamentalmente dinmica. Cada componente de la red es otra red, que a la vez participa de

    varias redes (Zaldua et al., 2004).

    4"Cuando una actividad representa una amenaza para la salud humana o para el medio ambiente, deben tomarse medidas precautorias

    an cuando algunas relaciones de causa y efecto no hayan sido totalmente determinadas de manera cientfica". Declaracin de Wingspread sobre el principio precautorio, enero de 1998. Citado en, Giacinti, Carlina. Por la regulacin de fumigaciones. www.prensared.com.ar. 21 de Junio de 2010.

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    Las diversas articulaciones se dan a partir de las necesidades concretas, de la prctica en cuestiones puntuales,

    de las carencias territoriales convocantes, de la confluencia de lneas poltico-organizativas. El hecho de

    compartir prcticas, de generar estrategias y acciones comunes de lucha, propician el conocimiento y las

    relaciones de confianza entre las organizaciones, promoviendo la estabilidad de la articulacin. Estas

    convergencias potencian la capacidad de los colectivos de negociar con los organismos estatales e incidir sobre

    el tratamiento de ciertos temas de la agenda pblica para el diseo de polticas sociales (Zaldua et al., 2004).

    La salud funciona como eje transversal articulador de diversas organizaciones y sectores. En estas experiencias

    se condensan los diferentes tipos de participacin social: poltica, popular, ciudadana y comunitaria. Su mayor

    grado de visibilizacin o legitimacin social est ligado a su temporalidad y a la dinmica que se le imprima

    respecto a las relaciones con el poder poltico (Zaldua et al., 2004).

    La incidencia en las polticas pblicas se concreta a travs de diferentes estrategias de avance en el ejercicio

    del derecho a la salud, no siempre es lo que se reclama, pero son pequeos logros que permiten pensar que se

    avanza y que quedan esperanzas de conseguir otros logros.

    Bibliografa

    Cuenca, Valeria; Delgado, Florencia; Surghi, Mauro (2010).Conflictos socio-ambientales. El caso de los Vecinxs Autoconvocadxs por un ambiente sano, de Oncativo.Ponencia escrita para las VI Jornadas de Sociologa de 9 y 10 de Diciembre de 2010.

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    EL PARTIDO DE LA VICTORIA DEL PUEBLO (PVP) EN URUGUAY SURGIMIENTO Y DEVENIR POLTICO DESDE LOS SESENTA A LA ACTUALIDAD.

    Baino,Daniel

    Universidad nacional de Mar del Plata

    Palabras clave: participacinciudadana-derechos humanos-luchas polticas

    Resumen

    En el presente trabajo se analiza el surgimiento y transformacin poltica del Partido de la Victoria del Pueblo

    (PVP), en el Uruguay. Se estudian sus antecedentes y sus orgenes vinculados a la tradicin anarquista derivada

    de la inmigracin europea arribada al Ro de la Plata, fundamentalmente luego de la Guerra Civil espaola

    (1936-1939) y a los movimientos polticos, organizaciones sociales, obreras y estudiantiles, que durante la

    dcada del sesenta en Amrica Latina, luego de la Revolucin Cubana (1959) profundizan su lucha hacia el

    socialismo con la idea de profundizar el cambio desde una visin crtica del sistema capitalista.

    Es preciso destacar dos organizaciones polticas como la Federacin Anarquista Uruguaya (FAU) creada en

    1956 y la Resistencia Obrero-Estudiantil (ROE) fundada en 1968, como antecedentes a la conformacin del

    PVP.

    La historia Latinoamericana y uruguaya en particular no fueron ajenas a estas organizaciones y sus integrantes

    que debieron sufrir persecuciones, secuestros, exilios, proscripciones, rasgos inherentes a los procesos

    dictatoriales cvico-militares que en los sesenta y setenta impregnaron la regin.

    Es as que el PVP se crea en 1975 en la Argentina, en plena dictadura cvico-militar en el Uruguay (1973-1985),

    con sus fundadores exiliados en Buenos Aires y en julio de ese ao se decide crear el PVP, como una forma

    ms de resistencia contra la dictadura militar.

    La accin del Terrorismo de Estado, Plan Cndor mediante hizo desaparecer a casi todos los miembros del

    PVP, y desde el exilio hasta la recuperacin de la democracia en la regin y particularmente en Uruguay, debi

    reorganizarse.

    Proscripto par participar en las elecciones presidenciales de 1984, se plantea un fuerte rechazo ala Ley de

    Caducidad sancionada en 1986, y participa activamente en la coalicin del Frente Amplio. En 1994 dentro del

    FA conforma el Encuentro Progresita liderado por Nin Novoa, y profundiza la tarea para sumar un eslabn ms

    para la llegada de la coalicin de izquierda al gobierno nacional en 2004, situacin que continu en la

    selecciones de 2009.

    Se considera que el anlisis y estudio de esta fuerza poltica ser relevante para comprender los procesos de

    organizacin, social y poltica, como la participacin ciudadana en el campo del pensamiento crtico y popular

    en la historia reciente de Amrica latina.

    El partido de la Victoria del pueblos desde los sesenta hasta la lucha contra la Ley de Caducidad.

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    Los orgenes

    El Partido de la Victoria del Pueblo (PVP), es una organizacin poltica del Uruguay que se funda como partido poltico en Buenos Aires en 1975, producto del exilio de los militantes de organizaciones polticas uruguayas que debieron emigrar desde la instauracin de la dictadura cvico-militar que dio un golpe de estado en junio de1973.

    Sus fundadores provienen todos de una larga tradicin de lucha social y poltica, propia de la que se dio en Amrica latina, durante la dcada del sesenta, a partir del impacto y trascendencia que tuvo en la regin la Revolucin Cubana de1959, de all en adelante todos los sectores de la izquierda latinoamericana cobran un nuevo impulso que refuerza el apoyo militante que vena dndose desde fines del siglo XIX y las dcadas subsiguientes del siglo XX, con una amplia tradicin socialista, anarquista, y comunista que, (con sus especificidades) en consonancia con los sucesos mundiales (Primera Guerra Mundial 1914-1918, Revolucin Rusa 1917, Guerra Civil Espaola 1936-1939, Segunda Guerra Mundial 1939-1944, Guerra de Corea 1950-1953, procesos de descolonizacin de Asia y frica, etc.) expresaba sus reivindicaciones, a nivel local y muy especialmente a nivel internacional.

    La dcada del sesenta se caracteriza en el mundo por un fuerte protagonismo de nuevos sujetos polticos y sociales, los jvenes y las mujeres dominan la escena abrazan nuevas consignas polticas, surgen los hippies, el rechazo a la Guerra de Vietnam, el pacifismo, el rock, las protestas sociales contra el sistema: El Mayo Francs en 1968, la Primavera de Praga en agosto, las protestas en Mxico el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco. En Estados Unidos los negros militan intensamente en pos de sus derechos, figuras integracionistas como Martin Luther King (asesinado en 1968) o ms extremas como Malcolm X, reivindican los derechos postergados y bregan contra la discriminacin sistemtica y profunda a la que son sometidos los negros.

    En Argentina el movimiento de protesta social y poltica por sectores obreros y estudiantes denominado Cordobazo el 29 demayo de1969 haca retroceder a la dictadura del Gral. Ongana

    En ese contexto Amrica Latina vive una gran expansin poltica, obreros y estudiantes ganan las calles, las mujeres se expanden en el mundo del trabajo y en el acceso masivo a la universidad. Los jvenes son ahora sujetos con decisin y participacin poltica, con diversos modos de organizacin y formas de accin colectiva.

    La creacin del PVP

    El Partido de la Victoria del Pueblo (PVP) de Uruguay surge en julio1975 se funda en Buenos Aires dado que sus miembros se hallaban exiliados y el mismo se define como una organizacin anticapitalista y antiautoritaria, de lucha por el socialismo, es la resultante de los movimientos polticos y las organizaciones sociales junto con el crecimiento de las luchas obreras, estudiantiles y revolucionarias, en Uruguay y en toda Amrica Latina.

    La casa en que se realiz el congreso fundador fue dinamitada por la represin conjunta que desde1976 actu en el Conos Sur Plan Cndor. Desde entonces, toda la direccin menos uno y buena parte de los participantes como delegados fueron secuestrados y se encuentran desaparecidos.

    Los orgenes de esta organizacin poltica devenida en partido desde 1975 se remontan a la Federacin Anarquista Uruguaya (FAU) creada en 1956 que recoga el aporte de esa tradicin ideolgica y cultural a las luchas obreras y populares desde principios del siglo veinte.

    Los elementos del anarquismo aportados por la inmigracin italiana, gallega y catalana eran importantes y los siguieron siendo luego, cuando la guerra civil espaola (1936-1939) y la lucha contra el fascismo y el nazismo en la Segunda Guerra.

    A partir de 1959 en Amrica Latina la Revolucin Cubana, encuentra adhesin en la mayora de los militantes de la FAU, quienes apoyaron la misma conjuntamente con los postulados e ideales de, entre otros, los trabajos de Ernesto Che Guevara sobre el Socialismo y el Hombre en Cuba, su pensamiento innovador y sus concepciones antiburocrticas.

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    La estrategia llevada en esos aos no estuvo ajena a lo que suceda en la regin y es cuando surge la accin de la OPR, Organizacin Popular Revolucionaria que consideraba que el camino para lograr la revolucin era la insurreccin armada, paralela a la lucha obrera, gremial, estudiantil, y a las acciones colectivas y solidarias; Ral Cariboni hablaba por entonces de la larga marcha hacia el poder del pueblo (Ral Olivera, PVP quines somos, 2005).

    Durante la dcada de los sesenta la situacin en Uruguay se hizo crtica, las luchas obreras y estudiantiles se hicieron ms duras y actuaba la represin cada vez con mayor intensidad. Es as que surge en el seno de los trabajadores la Convencin Nacional de Trabajadores (CNT), en la que actuaban militantes del Partido Comunista, socialistas, cristianos, marxistas independientes y sindicalistas sin definiciones poltico partidaria.

    En 1968 se crea la Resistencia Obrero-Estudiantil (ROE) desde donde, junto con otras organizaciones como el (Movimiento de Liberacin Nacional) MLN, se trabaj en la lucha de resistencia contra el despotismo creciente que se instalaba en las estructuras polticas e ideolgicas del pas.

    Desde el 27 de junio de 1973, el Golpe de Estado instala la dictadura cvico-militar en Uruguay imponiendo un rgimen de terrorismo de Estado. Obliga a muchos militantes a abandonar el pas y exiliarse, otros son detenidos y muchos desaparecidos. De all es que unos cientos participaron de las asambleas y debates preparatorios del Congreso fundacional realizado en Buenos Aires.

    La fundacin. El congreso culmin con el nombramiento de una direccin integrada por Gerardo Gatti y Len Duarte, y ellos fueron encargados de elegir al resto de la direccin ejecutiva. De esa direccin inicial solo Mauricio Gatti sobrevivi a la represin de 1976. Los dems compaeros, junto con buena parte de los participantes en el Congreso, fueron apresados por la accin conjunta de las fuerzas de represin argentinas y uruguayas, de acuerdo a los convenios suscritos con el Plan Cndor y se encuentran desde 1976 y 1977 desaparecidos: Gerardo Gatti, Len Duarte, Gustavo Inzaurralde, Alberto Mechoso, Elena Quinteros, Jorge Zaffaroni junto con una treintena de compaeros. Varios nios fueron secuestrados y solo aos despus y como resultado de infinitas denuncias, demandas y bsquedas se les devolvi su verdadera identidad. Como otro resultado de la represin, cientos de militantes y simpatizantes del PVP se vieron obligados a refugiarse en Europa o en otros pases de Amrica Latina(PVP quines somos, Ral Olivera 2005).

    De all en adelante y en el exilio surge la Resistencia tanto en Europa como en Amrica Latina, pese al accionar represivo la lucha continuo dentro y fuera del Uruguay; a inicios de la dcada del ochenta, el PVP ingres al Frente Amplio. Tambin trabaj intensamente en el proceso de reorganizacin del movimiento sindical a travs del Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT).

    En las primeras elecciones desde el golpe de estado en 1984 el PVP estaba proscrito, muchos de sus militantes y dirigentes presos o en el exilio, en 1985 se fue completando la salida de los presos polticos y el regreso de los exiliados.

    En 1986 el PVP rechazamos la Ley de Caducidad de 1986 y se impulsa la recoleccin de firmas y la realizacin de un plebiscito contra la Ley de Impunidad. En 1989 se conforma una alianza con el MLN y otros grupos independientes para la conformacin del MPP (Movimiento de Participacin Popular), resultado de esto fue el acceso de Hugo Cores5del PVP a una banca parlamentaria diferencias con el MLN, motivaron la renuncia del legislador. Hacia fines de 1994 se plante la posibilidad de una alianza ms amplia que el Frente Amplio, surgi la posibilidad de la formacin de un Encuentro Progresista con Rodolfo Nin Novoa.

    A partir de 1999 se incorpora el PVP a construccin de la Unin Frenteamplista, con una interesante implantacin en todo el pas.

    En el plano internacional se apoya y participa en el desarrollo del Foro de San Pablo y de todos los esfuerzos destinados a aunar opiniones entre las organizaciones polticas antiimperialistas de la regin y de esfuerzos

    5Fue importante la participacin de Cores en el Parlamento del PVP en las denuncias sobre el llamado Archivo del Terror en Asuncin

    del Paraguay, donde se hallaron documentos sobre Gustavo Inzaurralde y Nelson Santana, dos desaparecidos uruguayos. En ese archivo fueron hallados tambin los documentos de los ejrcitos del Cono Sur que se podran definir como las actas fundaciona les del Plan Cndor.

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    ms amplios como el que culmin con la reunin del Foro Social Mundial en Porto Alegre desde 20016. En donde se ratifica la posicin del PVP contra los las polticas hegemnicas impulsadas por el neoliberalismo y sus propuestas neoconservadoras en la regin desde mediados de los setenta, que sumergieron en la pobreza a los sectores populares de la regin promoviendo la concentracin econmica y la privacin y liberalizacin de la economa.

    El PVP se define como una organizacin anticapitalista y antiautoritaria, de lucha por el socialismo. En el esfuerzo de construccin de una herramienta revolucionaria que -no sin arduos trabajos y algunas vacilaciones- ha procurado desarrollar su pensamiento a partir de la experiencia uruguaya y de los imprescindibles aportes del marxismo crtico.

    Amrica Latina pone de manifiesto el agotamiento de las propuestas conservadoras y neoliberales y parece abrirse un perodo nuevo, signado por los cambios de contenido popular, democrtico y antiimperialista. Un momento interesante en alternativas de cambio en la regin, particularmente en Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Ecuador donde se ensayan, desde diferentes visiones, propuestas destinadas a revertir el destino de sometimiento y miseria que el orden econmico y poltico internacional pretende asignarle a nuestra Amrica Latina, hoy la agenda latinoamericana prioritaria impone el del mantenimiento de la lucha en defensa del patrimonio nacional, por la profundizacin de la democracia y contra la impunidad, en defensa de los derechos sindicales, el empleo y los salarios de los trabajadores.

    Los caminos hacia la bsqueda de justicia

    El 26 de octubre de 2011 el parlamento uruguayo sancion una ley por la cual: los delitos de lesa humanidad ya no prescriben en Uruguay

    A las 02:15 horas, por 50 votos del Frente Amplio contra 41 de la oposicin, la Cmara de Diputados complet la sancin legal: los delitos de la dictadura no se extinguen jams.

    Con fuertes reproches histricos, desmentidos y acusaciones, se aprobaba anoche al cierre de esta edicin la ley que determina la no prescripcin de los delitos y violaciones cometidos por el terrorismo de Estado.

    Los 50 votos de los diputados del Frente Amplio fueron los nicos a favor que sancionaban la norma.

    En una extenssima sesin en la que no faltaron reproches y revisiones histricas que diferan abismalmente entre s dependiendo de quien lo expusiera, los diputados, con los nicos 50 votos a favor del Frente Amplio, convertan en ley la norma que restablece el pleno ejercicio de la pretensin punitiva del Estado y declara que los delitos cometidos por el terrorismo de Estado no prescriben. (Portela, Ricardo La Repblica, Montevideo 27 de octubre de 2011), esta ley tratada por el Senado pocos das atrs, fue promulgada por el presidente de la Repblica Jos Mujica el 28 de octubre de 2011.

    Este histrico paso en la historia poltica del Uruguay con precedentes nicos en la regin en la Argentina, tuvo un antecedente en un caso notorio e importante de violacin a los derechos humanos que le costara la vida a dos dirigentes del PVP.El 26 de septiembre de 1976 en Buenos Aires Roger Julien miembro del PVP muere al intentar ser atrapado por un grupo de tareas y Victoria Grisonas su esposa y sus hijos Anatole de 4 aos y Victoria de1 ao fueron secuestrados y llevados al centro de detencin clandestina conocido como Orletti.

    Segn el testimonio del nio, su madre habra recibido un disparo no mortal al momento de intentar escapar con sus hijos. Los dos nios fueron hallados en una plaza de la ciudad chilena de Valparaso a finales de 1977 y dados en adopcin a una familia chilena que desconoca lo ocurrido con sus padres biolgicos. En 1979 el Comit para la Defensa de los Derechos Humanos en el Cono Sur, dependiente del Arzobispado de San Pablo, Brasil, los localiz en Chile, lo que permiti restituirles la identidad.

    6Fuerzas sociales procedentes de todo el mundo, nos hemos reunido aqu en el Foro Social Mundial de Porto Alegre. Sindicatos y ONGs,

    movimientos y organizaciones, intelectuales y artistas, construimos juntos una gran alianza para crear una nueva sociedad, d istinta a la lgica actual que coloca al mercado y al dinero como la nica medida de valor. Davos representa la concentracin de la riqueza, la globalizacin de la pobreza y la destruccin de nuestra planeta. Porto Alegre representa la lucha y la esperanza de un nuevo mundo posible, donde el ser humano y la naturaleza son el centro de nuestras preocupaciones.

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    Un caso emblemtico

    Se reproduce a continuacin un artculo de Samuel Blixen (Semanario Brecha, Montevideo, viernes 9 de diciembre de 2005), en donde ya se planteaba como argumento para abrir las causas de violacin a delitos contra los derechos humanos, y argumentar que los mismos carecen de prescripcin por ser considerados delitos de lesa humanidad.

    Todos reconocen que la justicia puede investigar.

    El caso de Anatole y Victoria Julien como ejemplo.

    La dinmica poltica instalada a partir de las iniciativas parlamentarias para horadar la impunidad ha generado una doble personalidad en muchos dirigentes polticos. Sorpresivamente, quienes hasta ayer refrendaban una monoltica defensa de la caducidad y estigmatizaban cualquier modificacin del statu quo, hoy confiesan que la ley permite actuar en denuncias que ellos mismos sepultaron con decisiones administrativas. Las iniciativas para la anulacin o la interpretacin de la ley revelaron flagrantes inconsistencias: colorados y blancos hasta ayer adalides de la impunidad legal ahora admiten que delitos como los secuestros de nios no estn amparados por la norma. La novedad, adems de dejar en evidencia una responsabilidad poltica por su inaccin en la investigacin de tales casos, pone en entredicho la actitud de los jueces y fiscales. Si hasta ayer ciertos magistrados (para quienes podra haber sido relativamente fcil una interpretacin similar) amparaban su inaccin en las resoluciones del Poder Ejecutivo, que por confesin de parte resultan ilegales, ahora no hay excusas. Los secuestros de nios estn plenamente documentados, las pruebas son las mismas vctimas, de modo que, ante el brusco cambio de escenario, nada impide que la justicia se ponga en movimiento, sin necesidad de aguardar a la sancin de los proyectos de ley en debate. Hay un caso particularmente evidente: el secuestro de los hermanos Anatole y Victoria Julien Grisonas. Sus padres, Roger Julien y Victoria Grisonas fueron vctimas de un operativo conjunto de militares uruguayos y argentinos en la provincia de Buenos Aires. En la madrugada del 26 de setiembre de 1976, tropas apoyadas por un tanque de guerra rodearon una vivienda de la calle Mitre, en el partido de San Martn. Entraron por los fondos abriendo fuego. Roger Julien alcanz a proteger a sus hijos en la baera. Anatole, de 4 aos, lleg a ver cmo arrastraban a su madre hacia la calle. Cuando dos policas femeninas se hicieron cargo de los nios, Anatole vio a su padre muerto en la vereda y a su madre tirada boca abajo custodiada por un soldado. El cuerpo de Roger nunca apareci. Victoria Grisonas fue trasladada junto con sus hijos a Automotores Orletti, donde los comandos uruguayos la torturaron y la castigaron salvajemente. Otros detenidos confirmaron que Victoria fue sacada de Orletti en el bal de un Ford Falcon. Anatole y Victoria fueron vistos por varios testigos en Orletti junto con otra nia secuestrada, Mariana Zaffaroni. El entonces mayor Jos Gavazzo permiti que uno de los detenidos, lvaro Nores, hablara con Anatole. Segn las denuncias, los dos nios fueron trasladados a Montevideo a fines de octubre de 1976, presumiblemente por el Delta del Tigre, por el entonces capitn Carlos Calcagno en un operativo comando. Anatole y Victoria permanecieron en la planta alta de la sede del Servicio de Informacin de Defensa, en bulevar Artigas y Palmar, donde tambin estaban prisioneros del PVP que haban sido secuestrados en Buenos Aires en julio de 1976. El ex soldado Julio Csar Barboza Pl pudo hablar con Anatole en una oportunidad, confirmando las sospechas de los detenidos, que oan las voces de los nios jugando en la planta alta. A fines de noviembre de 1976 los hermanos Julien fueron llevados a la casa de un sargento de apellido Velsquez, y de all conducidos al aeropuerto de Carrasco donde fueron embarcados en un avin de lnea hacia Santiago de Chile. Anatole confirm despus que ta Mnica los haba acompaado en el vuelo. Segn Nores, viajaron como custodias tres guardias, uno de ellos una mujer, que supuestamente realizaran cursos de adiestramiento en Chile. El testimonio de otra detenida, Alicia Cadenas, precisa que uno de los guardias era el escribiente del mayor Gavazzo, a quien le decan Mauricio, o el Flaco Mauro; y el restante, cuyo nombre no se conoce, aparece en las fotos publicadas por los diarios del 30 de octubre sobre el simulacro de operativo en el chalet Susy, de Shangril, para justificar la presencia en Uruguay de prisioneros secuestrados en Argentina; se tratara de un cabo, antiguo estudiante de derecho, que en la represin de 1972 revistaba en la Guardia Metropolitana.

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    Por razones que se desconocen, los hermanos Julien fueron abandonados en una plaza de Valparaso y finalmente fueron dados en adopcin a un matrimonio chileno que no tena ninguna vinculacin con los aparatos represivos. Por iniciativa de Tota Quinteros, la madre de la desaparecida Elena Quinteros, las fotos de los hermanos Julien fueron publicadas en Caracas, en 1979, lo que permiti que una chilena, de visita en Venezuela, los identificara. Anatole y Victoria recuperaron as su verdadera identidad. El caso de la familia Julien integra el cuerpo del expediente sobre una docena de desaparecidos en Buenos Aires que actualmente est a estudio del juez penal Gustavo Mirabal. La Comisin de Derechos Humanos del pit-cnt reclam la reapertura de las investigaciones, pero la decisin sigue a estudio del fiscal Enrique Moller, el mismo que patrocin el archivo del caso de Mara Claudia Garca de Gelman. Vistas las opiniones actuales de las autoridades que en su oportunidad prefirieron no investigar los secuestros de nios, el fiscal ya no tiene argumentos para eludir la responsabilidad en el caso de los Julien; puede comenzar su indagatoria con el interrogatorio de los testigos y de los militares implicados en el secuestro, que no estn amparados por la ley de caducidad: Jos Gavazzo, el Flaco Mauro, el sargento Velsquez, el capitn de navo Volpe, el coronel Font, y los jefes del Departamento III del SID encargado de las operaciones, el teniente coronel Octavio Gonzlez y el teniente coronel Juan Antonio Rodrguez Buratti. (Samuel Blixen, Brecha 9 de diciembre de 2005).

    A partir de ahora los delitos cometidos entre 1973y 1985 no prescriben, las causas sern abiertas y la justicia desandar su camino, el caso de Anatole y Victoria, son testigo de tantos hechos de injusticia ocurridos en Amrica Latina, el PVP siempre luch por una sociedad ms justa sea este un tributo a quienes mantuvieron en alto sus convicciones.

    Bibliografa

    Blixen, Samuel Semanario Brecha, Montevideo, viernes 9 de diciembre de 2005.

    Giglio, Mara Esther. Pepe Mujica de tupamaro a presidente. Le monde diplomatique, capital intelctual, 2010.

    Kovacic, Ral Luz sobre los miembros de la Triple A En :Diario miradas al Sur Buenos Aires 3 de julio2011

    Olivera, Ral. Partido de la Victoria del Pueblo (PVP), quines somos, 2005.

    Portela, Ricardo Es ley: los delitos de lesa humanidad ya no prescriben en Uruguay

    En: Diario La repblica, Montevideo, Jueves 27 octubre 2011.

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    DILEMA SANGRIENTO. LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA, ENTRE LA LUCHA ARMADA Y LA CONSTRUCCIN POLTICA.

    Juan Alberto Bozza.

    Universidad Nacional de La Plata

    Palabras clave: FARC-EP; violencia poltica; Unin Patritica.

    Introduccin

    Los conflictos armados, como expresiones ms o menos explicitas de guerra civil, caracterizaron a las dcadas

    de 1960 y 1970 en Amrica Latina. El impacto de las transformaciones econmicas de signo neo liberal de los

    noventas y la consolidacin de regimenes democrticos parlamentarios en los aos recientes, parecieron

    clausurar esa etapa de intensos enfrentamientos sociales. Una singular excepcin a ese proceso parece ser la

    crisis poltica de Colombia, prolongada hasta aos recientes como enfrentamiento armado entre la insurgencia

    guerrillera, las Fuerzas Armadas y el Estado, grupos paramilitares y renovadas formas de injerencia del

    imperialismo norteamericano. A partir de esa problemtica, nuestra ponencia aborda un objeto ms acotado:

    la estrategia y las responsabilidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la crisis

    institucional arrastrada durante dcadas por la nacin colombiana. Reconocemos las dificultades que se

    interponen a la tarea. El anlisis deber discernir crticamente un terreno polarizado por fuertes rechazos y

    descalificaciones; donde las crnicas contemporneas, nutridas por las agencias periodsticas internacionales y

    por los pronunciamientos gubernamentales; establecieron una sentencia contundente sobre la milicia

    comunista. Un sentido comn, propalado por influyentes actores/emisores, ha caracterizado a las FARC

    como un instrumento de la irracionalidad poltica; su itinerario es resumido como una irresponsable ordala

    terrorista, enemiga de la democracia y nica responsable de ms de cuatro dcadas de inestabilidad en la

    regin. Los discursos pblicos prevalecientes le imputan el rechazo y la incapacidad para formular proyectos

    polticos y para avizorar cualquier tentativa de pacificacin en Colombia. Probablemente, la orientacin

    seguida por la guerrilla en los primeros aos de este milenio favorezca las percepciones condenatorias. Los

    secuestros y tomas indiscriminadas de rehenes, las ejecuciones, las denuncias de atentados con armas

    prohibidas por la Convencin de Ginebra y las ambiguas relaciones con el narcotrfico han herido gravemente

    la credibilidad de su proyecto emancipatorio y, tal vez, insinuado tendencias degenerativas en la

    organizacin7.

    7 Las denuncias de los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia sobre actividades de narcotrfico de las FARC son controversia les.

    Segn la propia guerrilla y algunos analistas norteamericanos, las FARC solo estn involucradas en el cobro de impuestos a los revendedores que compran las hojas a los campesinos. Se sostiene que, como mximo, un 2,5% de todo el cultivo de coca en el pas est indirectamente ligado a las FARC-EP.Scott, Wilson,(2003) "CoIombia's RebeI Zone: World Apart," http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/wor Id/issues/coIombiareport/ . Los estatutos de las FARC/EP y del ELN se comprometen a respetar las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH). Sin embargo, en ocasiones realizaron actos violentos y crueles contra civiles que refutan aquel compromiso. A fines del ao 1985, un grupo escindido de las FARC, el Frente Ricardo Franco, perpetr la matanza de ms de 150 miembros de su organizacin, acusados de haber sido infiltrados por el ejrcito y la polica. Se la conoci como la masacre de Tacuey, en Cauca, en la Cordillera Central. Equipo Nizkor, Terrorismo o rebelin?, publicacin electrnica, 2 de diciembre de 2002. EEUU, Canad y la Unin Europea incluyeron a las FARC en la categora de organizaciones terroristas.Tomo el sealamiento de las tendencias degenerativas de Pizarro Leongmez, Eduardo (1996), Insurgencia sin revolucin. La guerrilla colombiana en una perspectiva comparada, Bogot, Tercer Mundo Editores / Instituto de Estudios Polticos y Relaciones Internacionales, pp. 9-12.

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    Este trabajo pretende interrogar crticamente a las proposiciones y sentencias que disuelven u omiten las

    tramas sociales y polticas que dieron origen a las prcticas insurgentes de las FARC. Algunas preguntas y

    problemas orientan esta indagacin. Fueron las FARC las que engendraron la violencia social y poltica en

    Colombia? La lucha armada, inhibi elaborar a la guerrilla un proyecto poltico para Colombia? Siempre

    rechazaron las FARC los programas de pacificacin de la vida poltica colombiana? Nunca se comprometi en

    construir una fuerza electoral como contribucin a la distensin de las formas brutales en que se expresaron

    las luchas sociales? Estos interrogantes acotan el permetro de nuestra reflexin histrica. La misma parte del

    perodo en que se insinuaron los primeros conatos de la lucha guerrillera a comienzos de los aos cincuenta-,

    y concluye a comienzos de los noventa, cuando las FARC intentaron construir un proyecto poltico legalista,

    llamado Unin Patritica, exterminadosistemticamente por fuerzas paramilitares amparadas y sostenidas por

    el rgimen8.

    La primera parte del artculo se organiza en torno a la reconstruccin histrica; resea la evolucin de la

    guerrilla entre el campesinado y describe las mutaciones de su estrategia a partir de las sucesivas conferencias

    que proyectaron sus acciones militares y planes polticos. La segunda parte analiza el lanzamiento del proyecto

    poltico ms importante de las FARC, Unin Patritica; reflexiona sobre su programa electoral y registra las

    causas y la metodologa de exterminio, en el marco de la impunidad obtenida del Estado y de los sucesivos

    gobiernos.

    Las FARC. Races profundas de la lucha social.

    La lucha guerrillera en Colombia no estuvo inicialmente relacionada con la influencia de la Revolucin Cubana.

    Cuestiones estructurales de la sociedad colombiana engendraron la conflictividad social y la violencia poltica.

    La profunda inequidad reinante en la tenencia de la tierra, la sistemtica exclusin de la participacin poltica y

    las virulentas represiones a grupos disidentes que cuestionaron la naturaleza oligrquica y excluyente del

    rgimen poltico fueron condicionantes histricas de largo aliento en las se inscribi la lucha armada9.

    La cuestin agraria fue la dimensin ms significativa del inconformismo social y de las violentas respuestas a

    aquellos reclamos por parte del aparato estatal y de las elites terratenientes cogobernantes. El estado de

    marginacin estructural del campesinado y la dinmica de las guerras civiles entre conservadores y liberales

    fueron la raz de los pesares de la poblacin rural. No solo ocasionaron el despojo de sus tierras, sino que

    empujaron a los campesinos a colonizar otros territorios y ser nuevamente vctimas de de la represin

    gubernamental y paraestatal.

    La resistencia campesina encontr un terreno frtil al articularse con la conflictividad poltica nacional. En el

    enfrentamiento armado bipartidario, los sectores rurales mas oprimidos apoyaron a los liberales. En estas

    filas, una vertiente izquierdista liderada por Jorge Elicer Gaitn, era receptiva de las demandas de reparto de

    tierras y de frenar la voracidad de los grandes hacendados sobre la pequea propiedad. El fenmeno se

    perpetuaba bajo la dominacin oligrquica ejercida por los gobiernos conservadores, representantes de las

    grandes familias de latifundistas10. La violencia de clase, la expulsin y los desplazamientos territoriales

    8 Quedan fuera de este anlisis las ltimas derivaciones del conflicto y los vaivenes sufridos por el proyecto insurgente, en el marco de

    una profundizacin de la intervencin de los Estados Unidos, a travs del PlanColombia, primero, y de la Iniciativa Regional Andina, de Bush y Uribe. 9 Celis Mndez,Lus Eduardo, (2008), Construccin inconclusa de la nacin colombiana. ALAI (Agencia Latinoamericana de

    Informacin), Amrica Latina en Movimiento, Quito, 22 de agosto de 2008. 10

    La impronta de la concentracin de la propiedad rural y la polarizacin de la riqueza perdura hasta nuestros das. Datos de la primera dcada del siglo XXI sealan que el 3% ms rico de la poblacin posee ms del 70% de la tierra cultivable, el 57% s