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literatura de Guatemala
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LITERATURA GUATEMALTECA
Encontramos dos caminos en esta rama de la literatura de Guatemala. En uno de
ellos tenemos las obras existentes que narran de la cultura quiché. Estas obras,
incluyendo el Popol-Vuh y el Rabinal Achí, han sido redactadas desde el inicio de
la influencia europea en el Nuevo Mundo hasta nuestros días. El otro camino, es
las traducciones de escrituras originales en los templos y estelas.
Los españoles trajeron con ellos sus ilusiones de riquezas y evangelización. De
acuerdo a la práctica utilizada en el resto de las Américas, encontramos las
crónicas y los catecismos de esa época. Son pocas, muy pocas, las obras de
aquella Guatemala que han logrado sobrevivir hasta nuestros días. Fue muy
común la redacción en latín durante aquel período.
A principios del siglo XIX, según Europa se anticipaba al Romanticismo, la
literatura guatemalteca comienza a reflejar ciertas características propias.
Surgieron las fábulas con moralejas, no muy ocultas en ciertos casos, de críticas
al sistema, al gobierno, y la sociedad por igual.
Otras ramas o tópicos que se destacan en la literatura guatemalteca incluyen: La
literatura infantil, redacciones en cuentos y poesías que han logrado alcanzar el
entendimiento de la niñez. El chapinismo, o guatemaltenismo incluyendo la
influencia maya-quiché, abarca un buen número de composiciones.
LITERATURA GUATEMALTECA TRAS LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA
Época colonial: siglos XVI-XIX
La literatura de la época colonial de Guatemala está muy relacionada con la
metrópoli española. Autores como Bernal Díaz del Castillo o Fray Bartolomé de las
Casas, nacidos en España, vivieron durante un tiempo en Guatemala, por lo que
suelen ser considerados como escritores guatemaltecos.
Los primeros escritores naturales de Guatemala que emplearon el idioma español
en sus creaciones datan del siglo XVII. Entre ellos cabe mencionar a Sor Juana de
Maldonado, a quien se considera la primera poetisa y dramaturga colonial de
Centroamérica, o el historiador Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán.
El jesuita Rafael Landívar (1731-1793) es considerado como el primer gran poeta
de Guatemala. Obligado a exiliarse por la orden de la expulsión dictada por Carlos
III, viajó a México primero, y a Italia después, donde falleció. Escribió
originalmente en latín su Rusticatio Mexicana, de gran éxito, así como sus poesías
de elogio al obispo Figueredo y Victoria.
Durante el siglo XVIII la literatura guatemalteca recibió la influencia del
Neoclasicismo francés, como demuestran las obras didácticas y filosóficas de
autores como Rafael García Goyena o Fray Matías de Córdoba.
LA LITERATURA GUATEMALTECA TRAS LA INDEPENDENCIA: SIGLO XIX
Guatemala logró la independencia de España en el año 1821, en su deseo por
establecer relaciones políticas y comerciales con otros países además de la
metrópoli. La literatura durante esta época está muy marcada por las luchas
políticas, por lo que predominan el ensayo y el discurso como géneros literarios.
Además, esta época ve el nacimiento del periodismo en Guatemala, con figuras
como Antonio José de Irisarri.
Durante el siglo XIX comienza a desarrollarse la literatura guatemalteca
independiente de la española, aunque siguieron recibiéndose importantes
influencias europeas. Entre los escritores de esta época cabe mencionar a María
Josefa García Granados y José Batres Montúfar (conocido simplemente como
"Pepe Batres"), quienes escribieron conjuntamente el "Sermón para José María
Castilla", una obra que resultó escandalosa para la época. El segundo es además
autor del poema "Yo pienso en ti", uno de los más conocidos de la literatura
guatemalteca.
En la segunda mitad del siglo XIX triunfa el género novelesco, merced en especial
a José Milla y Vidaurre, considerado como el "padre de la novela guatemalteca",
que firmó algunas de sus obras con el seudónimo de "Salomé Jil", anagrama de
su nombre. Entre sus obras destacan La hija del Adelantado (1866), Los
Nazarenos (1867), El visitador (1867) y El libro sin nombre.
El modernismo hispanoamericano, heredero del simbolismo y del parnasianismo
franceses e impulsado por el nicaragüense Rubén Darío, también tuvo sus
representantes en Guatemala. En el campo de la poesía, cabe mencionar a
Domingo Estrada, Máximo Soto Hall o María Cruz. Enrique Gómez Carrillo,
escritor polifacético, representa el modernismo en la prosa.
LITERATURA DEL SIGLO XX
En el siglo XX, la literatura de Guatemala alcanza un nivel comparable al de las
demás literaturas de Hispanoamérica, gracias a la aparición de varias
generaciones de escritores, y en especial a cuatro escritores fundamentales:
El novelista Miguel Ángel Asturias (Premio Nobel de Literatura en 1967),
autor de novelas como El Señor Presidente y Hombres de Maíz.
El poeta Luis Cardoza y Aragón.
El cuentista y novelista Augusto Monterroso (Premio Príncipe de Asturias
de las Letras en 2000).
El dramaturgo Carlos Solórzano.
En general, la literatura guatemalteca del siglo XX tiene una fuerte influencia de la
vida política, como prueba el hecho de que sus principales autores debieran
exiliarse durante las sucesivas dictaduras y guerras civiles que sufrió Guatemala.
Premio Nobel, Miguel Ángel Asturias
Miguel Ángel Asturias (n. Ciudad de Guatemala, 19 de octubre de 1899 - m.
Madrid, 9 de junio de 1974). Escritor y diplomático guatemalteco. Recibió el
Premio Nobel de Literatura en 1967 y un año antes, obtuvo el Premio Lenin de la
Paz.
Novelista y cuentista del realismo mágico, influido en sus orígenes por el
surrealismo, muy pronto, sin renunciar a esa impronta, se adentra en su campo
predilecto: la mitología indígena, la propia tierra (lo telúrico, en término muy
actual), en el sentido de compromiso con los sinsabores de los campesinos
sometidos al yugo colonialista, lo que se echa de ver ya en los títulos de sus
obras. Junto a ello, y faceta no menos importante, la calidad y sonoridades de su
prosa apenas admiten comparación en la literatura castellana del siglo XX.
Publica Leyendas de Guatemala (1930) en torno a mitos y leyendas nativas y
mestizas. En su célebre novela El señor Presidente (1946) retrata (como harán
García Márquez en El otoño del patriarca, Roa Bastos en Yo el supremo, o Vargas
Llosa en La fiesta del chivo) a un típico dictador latinoamericano por
procedimientos grotescos y burlescos, pero en un marco de fuerte contenido ético
y social en que la muerte y la injusticia se encuentran muy presentes.
Hombres de maíz (1949) es reconocida por muchos como su obra maestra.
Novela típica del realismo mágico, se aprecian en la misma igualmente las voces y
los rostros del oprobio y la injusticia, pero en términos de cruda explotación
colonialista. Para ello, lo más resaltable es que el autor logra, de forma casi
sobrenatural es acoplar el lenguaje y el ritmo de su prosa a los de la raza que
retrata, sus fantásticas creencias, sus antiguas maneras y costumbres.