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Literatura Mexicana e Hispanoamericana María de los Ángeles Rull PRIMERA EDICIÓN EBOOK México, 2014 GRUPO EDITORIAL PATRIA ®

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Literatura Mexicana e Hispanoamericana

María de los Ángeles Rull

PRIMERA EDICIÓN EBOOKMéxico, 2014

GRUPO EDITORIAL PATRIA®

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Derechos reservados:© 2014, Josefi na Chorén/Guadalupe Goicoechea/María de los Ángeles Rull© 2014, GRUPO EDITORIAL PATRIA, S.A. DE C. V.Renacimiento 180, Col. San Juan TlihuacaDel. Azcapotzalco, Código Postal 02400, México, D. F.

Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial MexicanaRegistro núm. 43

ISBN ebook: 978-607-744-062-8

Queda prohibida la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de la presente obra en cualesquiera formas,

sean electrónicas o mecánicas, sin el consentimiento previo y por escrito del editor.

Impreso en México Printed in Mexico

Primera edición ebook: 2014

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Llamamos cultura a la intrincada construcción humana que responde al proyecto de vida de los pueblos en su andadura a través de los siglos; a lo largo del proceso, crean un rico entramado con base en tradiciones, mitos, organización política y so-cial, creencias y desarrollo neoeconómico, que finalmente les aporta una idiosincra-sia determinada y constituye su identidad colectiva.

Como resultado de lo anterior, los pueblos, en su cultura, manifiestan y registran las experiencias compartidas reales que dan lugar a las artes. Entre ellas, la que nos ocupa, la literatura como testimonio del devenir histórico de las civilizaciones.

En las literaturas mexicana e hispanoamericanas encontramos uno de los caminos en el reconocimiento de nuestra identidad, y el acercamiento a sus obras amplía la reflexión crítica, estimula la sensibilidad y establece un vínculo entre nuestro pasa-do y el presente que forjamos día a día.

Presentamos la cuarta edición de Literatura Mexicana e Hispanoamericana revisa-da, actualizada y sujeta puntualmente al programa de la Escuela Nacional Prepara-toria de la UNAM.

El enfoque metodológico del libro está fundamentado en la cognición: a través de la participación de los alumnos en las actividades del aprendizaje y con base en los procesos mentales como el razonamiento-inductivo, deductivo, analógico-, además de la percepción integral de los conceptos, los estudiantes estarán capacitados para lograr una actitud autónoma y autodidáctica, así como para obtener una plena ad-quisición lingüística.

Los contenidos del libro presentan la misma estructura en las diez unidades:

Marco histórico social

Información teórica sobre los distintos movimientos literarios

Vida y obra de los escritores representativos de cada movimiento

Actividades y sugerencias a realizar en forma individual y colectiva

Propuestas para actividades complementarias en línea como estrategias didác-ticas que fortalezcan la visión de la literatura y su relación con otras artes

Bibliografía

Esta estructura uniforme facilita el manejo del texto. La bibliografía incluida en cada unidad será siempre un apoyo útil.

Ofrecemos este libro con aprecio profundo por la labor de maestros y alumnos y con la entrega de una larga experiencia en la enseñanza de la literatura.

Deseamos que lo disfruten.

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PRESENTACIÓN

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

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INTRODUCCIÓN

La literatura en Hispanoamérica a través del tiempo. De los orígenes al modernismoLa obra literaria de México y de Hispanoamérica es la expresión estética del surgi-miento de nuestra identidad. Por medio de la literatura establecemos vínculos con nuestro pasado, con el presente y con la aventura creadora de poetas y escritores que nos sitúan en un mundo real, a la vez que simbólico o imaginario; participamos como lectores de una visión cosmológica y también de una realidad histórica y social.

La historia de nuestra literatura, el acervo de textos líricos, narrativos y dramáticos, constituye una parte importante de nuestro propio marco referencial, y se inicia con el estudio de los testimonios que incluyen recopilaciones de cantos, poemas y na-rraciones prehispánicos.

De este modo en 1880, don José María Vigil descubrió en la Biblioteca Nacional el documento Cantares mexicanos, mismo que despertó el interés hacia las manifesta-ciones literarias de nuestros antepasados. A la fecha, las traducciones al español de estos documentos y de otros que paulatinamente se han ido conociendo, se deben a dos eminentes mexicanos, los doctores Ángel María Garibay (1892-1967) y Miguel León-Portilla (1926). A ellos debemos el estudio sistemático de la literatura náhuatl, además de traducciones literarias realizadas con gran sensibilidad artística y que parten de un conocimiento profundo de la cultura indígena.

Estos trabajos, que se dieron a conocer en la segunda mitad del siglo xx, han tenido clara influencia en la actual literatura mexicana, como veremos a continuación.

Durante la etapa colonial, y a pesar de haber sido silenciado por la Conquista, el mundo indígena persiste; al respecto, José Luis Martínez ha escrito lo siguiente:

“En cuanto aprendieron la escritura de los misioneros españoles, los indios celosos de sus tradiciones se apresuraron a consignarlas. Gracias a esta preocupación, a esta auténtica vocación cultural que en realidad sólo existió entre nahuas y mayas, con-tamos con un repertorio de excepcional importancia de documentos indígenas...”

Así tenemos memoria de la visión cosmogónica, la religiosidad, las costumbres y las instituciones de los pueblos antiguos de México.

En toda América poco a poco una nueva identidad surgió de manera lenta pero fir-me, diferenciándose de la de los españoles y criollos y de la de los indígenas. Este fenómeno se acentuó tras la expulsión de los jesuitas de todas las colonias ameri-canas, decretada por Carlos III en 1767. Las obras que aquéllos escribieron en el destierro fueron alegatos apasionados que describían la naturaleza y el hombre americanos.

En el siglo xix, tras las guerras de independencia iniciadas por los criollos, surgió la inquietud por la independencia cultural. De Estados Unidos a Chile, la preocupación fundamental de los pensadores americanos fue la identidad nacional y la diferen-

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ciación entre las colonias americanas y las metrópolis, Inglaterra, España o Portu-gal. Al respecto, fue famosa la polémica entre el venezolano Andrés Bello, jurista, gramático, poeta y filólogo, y el argentino Domingo Faustino Sarmiento, escritor, pedagogo y político, que tuvo como tema el uso de la lengua española: para el pri-mero, representaba un vehículo ortodoxo de expresión, sujeto a reglas; para el se-gundo, forma libre de expresión en el más puro sentido romántico.

No fue fortuita esta polémica sino una manifestación lógica de las inquietudes es-pirituales de la época. En la búsqueda de lo propio, los intelectuales latinoamerica-nos surgidos a partir de 1830 tuvieron como programa generacional la creación de una literatura que expresara lo vernáculo, y ello incluía el uso de una lengua propia en la que tuvieran cabida lo popular y lo indígena.

De ahí la adopción del entonces en boga romanticismo europeo que, entre otras características, exaltaba los valores nacionales y lo folclórico; también se debe a él la valoración de la libertad y la independencia de los pueblos. El romanticismo ame-ricano fue una toma de conciencia sobre la identidad de cada uno de sus pueblos. La literatura latinoamericana del siglo xix, dice la crítica moderna, es la de una época de aprendizaje y de formación. El primer aprendizaje tuvo que ser el de la li-bertad y el del autorreconocimiento.

Resumiendo, lo dicho anteriormente debe tenerse en cuenta para entender la for-mación de nuestra literatura, que aparece fraccionada en tres momentos históricos que son el prehispánico, el colonial y el que comprende desde los albores del siglo xix hasta nuestros días. En rigor, no puede decirse que la literatura latinoamericana sea la suma de lo creado en estos tres momentos: la literatura indígena empieza a ser conocida en el siglo xx, su valor y su originalidad son indudables y su repercu-sión aún está por cristalizar en las letras americanas; la colonial es un reflejo de la gran literatura española de las épocas renacentista y barroca, corriente artística que se prolongó en la América hispana hasta mediados del siglo xviii, en cuya se-gunda mitad predominó la neoclásica; la literatura, a partir de las guerras de inde-pendencia, va tomando conciencia de sí misma hasta llegar a ser el vehículo de expresión del ser americano, este proceso no ha concluido porque la literatura es una búsqueda continua. Sin embargo una etapa, estrictamente la de formación, ha quedado atrás, y en el presente nadie duda ni desconoce la existencia de la literatu-ra hispanoamericana.

En el panorama literario de Hispanoamérica, en el siglo xix se dan tres manifesta-ciones literarias que revisten importancia y destacan dentro de la complejidad de la época, ellas son el relato costumbrista, que evolucionará para constituir en el siglo xx la gran novela hispanoamericana. Como ejemplos de esta corriente pueden citarse los nombres de Tomás Carrasquilla (Colombia, 1858-1894), Alberto Blest Gana (Chi-le, 1830-1920) y los mexicanos Manuel Payno (1810-1894) y Luis G. Inclán (1816-1875). La poesía gauchesca, de gran raigambre en Argentina y Uruguay, donde este género contó con una obra maestra, el Martín Fierro, de José Hernández (1834-1886); y el ensayo, género reciente en las letras americanas que pronto adquirió tradición y fuerza hasta convertirse en portavoz favorito de nuestros escritores, para expresar las inquietudes culturales de nuestros países y de su lucha por la independencia y la libertad; entre sus mejores exponentes se encuentran Domingo Faustino Sar-miento (Argentina, 1811-1888), Juan Bautista Alberdi (Argentina, 1810-1889), Andrés Bello (Venezuela, 1781-1865), Eugenio María Hostos (Puerto Rico, 1839-1903); Juan Montalvo (Ecuador, 1833-1889), José Martí (Cuba, 1853-1895), Manuel González Pra-da (Perú, 1848-1918) y José Enrique Rodó (Uruguay, 1872-1917).

Como se verá en el capítulo respectivo, el movimiento modernista fue clave para alcanzar la mayoría de edad en las letras, lo cual lleva implícita también la conquis-ta de un paso más en el camino hacia la autenticidad y la identidad latinoamerica-nas, y ello fue posible gracias al talento de los autores modernistas para hacer suyo el lenguaje que les había sido heredado por España. Un poeta de la talla de Rubén Darío hizo que, por primera vez en la historia de América Latina, se generara una

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poderosa influencia de las letras americanas hacia España, donde los escritores de la Generación del 98 admiraron y adoptaron las innegables aportaciones modernis-tas a la literatura española.

De la vanguardia a la novela, el ensayo y el teatro hasta mediados de sigloEl modernismo tuvo una larga existencia de 40 años; en sus postrimerías, a partir de la década de 1920, la literatura tomó otros rumbos que se manifiestan en dos corrien-tes: el vanguardismo, que toma elementos de los movimientos de avant garde europeos (cubismo, dadaísmo, futurismo, surrealismo, existencialismo), surgidos a partir de 1900 y que se suceden entre las dos guerras mundiales; y la corriente social, que englo-ba y continúa la postura de los escritores decimonónicos comprometidos con sus pueblos en la lucha por la independencia, y críticos tanto del imperialismo estado-unidense que se gesta en ese siglo como de los dictadores en turno que dieron vida, por cierto, a una de las grandes figuras de la narrativa latinoamericana: el caudillo.

En cuanto a la poesía, el grupo de poetas que siguió las innovaciones vanguardistas (Vicente Huidobro, César Vallejo y Jorge Luis Borges, entre otros) logró incorporar a nuestra literatura, en forma permanente, elementos como:

el verso libre

la supresión de la rima

el empleo de composiciones tipográficas o caligramas

la libertad en la invención metafórica

la riqueza innovadora y fundamental del surrealismo

Paralelamente, los grandes poetas de esta época, aportaron también las caracterís-ticas propias de su forma de ver el mundo. Como ejemplo tenemos el tema de la provincia en Ramón López Velarde, o el del indio en César Vallejo, o la negritud en Nicolás Guillén. A partir de 1940, la poesía adquirirá el tono de injusticia y preocu-pación social propios de la época que puede observarse en la obra de poetas como Octavio Paz.

Por su parte, la novela tuvo gran auge en el siglo xx. Influida por las tensiones socia-les, alcanzará un primer momento de importancia al cual pertenecen los que se han llamado “fundadores de la novela moderna”, entre ellos los novelistas de la Revolu-ción Mexicana (Mariano Azuela y Martín Luis Guzmán, por ejemplo) y los creadores de la novela regionalista (José Eustasio Rivera, Rómulo Gallegos y Ricardo Güiral-des); el segundo periodo comienza en los años que van de 1940 a 1950, etapa en la que da inicio la obra de Alejo Carpentier y la de otro gran narrador latinoamericano, Jorge Luis Borges, y culmina hacia 1960. A partir de este momento, se intensifica la creación y la publicación de las grandes novelas contemporáneas. Así, el género novelístico en América ha sido particularmente fecundo.

A diferencia de los ensayistas del siglo xix, inclinados más a “proponer programas de reforma” (Sarmiento, Bello, Martín, González Prada, los de nuestro siglo prefieren valerse del ensayo para informar, describir y denunciar problemas. Este género es utilizado en el siglo xx por novelistas y poetas “para expresar un mensaje perentorio con mayor repercusión inmediata de lo que pudiera tener una obra de ficción o de poesía”; la preocupación básica de los ensayistas es el análisis de sus respectivas sociedades, con enfoques distintos y una intercomunicación muy interesante de puntos de vista que enriquecen la descripción. En opinión del colombiano Germán Arciniegas, América es un “campo de estudio que, literalmente, sólo cabe en un en-sayo... ahí, hasta las novelas se vuelven ensayos, y la historia, y el teatro”. Es ésta una interesante observación que alude a la mezcla de los géneros: algunos ensayos

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de Alfonso Reyes contienen elementos históricos, otros, rasgos dramáticos; Julio Cortázar utiliza elementos de la narrativa cuando escribe ensayos, lo cual da com-plejidad e interés a su lectura.

Los temas tratados son múltiples y en todos ellos es patente la postura del escritor comprometido con su tiempo; la temática común del ensayo hispanoamericano del siglo xx abarca una amplia gama de enfoques y matices que van desde el problema de la degradación ecológica hasta el de la ciencia y la tecnología como motores del progreso humano con sus secuelas negativas; desde el perfil de la cultura moderna hasta el importantísimo asunto de la educación; y desde el dilema del desarrollo y subdesarrollo hasta el papel del escritor en su sociedad. Este fértil campo de nues-tra literatura ha sido abordado por prácticamente todos los escritores en lo que va del siglo: José Vasconcelos (México, 1882-1959), Alfonso Reyes (México, 1889-1959), José Carlos Mariátegui (Perú, 1894-1930), Ezequiel Martínez Estrada (Argentina, 1895-1964), Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986), Luis Cardoza y Aragón (Guate-mala, 1904-1992), Elena Poniatowska (Francia, 1933), Carlos Monsiváis (México, 1938-2010), Gabriel Zaid (México, 1934), entre otros.

No ha sido paralelo en nuestro continente el género dramático en comparación con el de la poesía, el ensayo y la novela. Si bien es muy antiguo; como se verá, existen testimonios de un teatro indígena muy sui generis, distinto al clásico occidental y al concepto aristotélico que conocemos, la actividad teatral en el siglo xvi se restringió al teatro de evangelización; posteriormente, en nuestro país vendrá la etapa de Juan Ruiz de Alarcón, que por su estilo y temática pertenece al gran teatro del Siglo de Oro español, lo mismo que el de sor Juana Inés de la Cruz; en el siglo xviii destaca la solitaria figura de Eusebio Vela y en el siglo xix, una pléyade de dramaturgos se dedican a poner en práctica en sus obras todos los temas de la imaginería románti-ca. A fines del siglo xx, algunas obras de inspiración realista y naturalista derivan en un teatro costumbrista que trata conflictos entre la ciudad y el campo, y problemas inherentes a la sociedad y a la moral de sus personajes.

Después de la Primera Guerra Mundial, y por influjo de nuevas corrientes artísticas, el teatro abordó una temática más profunda y cosmopolita. En México, un intenso deseo de experimentación llevó a autores como Xavier Villaurrutia, Celestino Goros-tiza y Salvador Novo, a fundar el Teatro Ulises, cuyas temporadas de 1927 y 1928 fueron las primeras del teatro experimental mexicano. El afán de renovación, el ha-cer un teatro crítico que abordara los problemas nacionales, fueron algunas de las inquietudes de esa generación. La influencia del existencialismo, movimiento euro-peo posterior a la Segunda Guerra Mundial, también repercutió en los autores hispa-noamericanos que llevaron a la escena los problemas del hombre contemporáneo.

Además de los dramaturgos mencionados, destacan los mexicanos Rodolfo Usigli (1905-1979), Luis G. Basurto (1920), Elena Garro (1920-2001), Emilio Carballido (1925), Luisa Josefina Hernández (1928), Héctor Azar (1930), Héctor Mendoza (1932) y Carlos Solórzano (1922).

Del boom a la generación del crackLa década de los años sesenta vio nacer el llamado Boom, fenómeno editorial más que literario que abarca a una generación de escritores jóvenes latinoamericanos, autores de novelas promovidas, publicadas y difundidas por editoriales españolas, obras que serán reconocidas internacionalmente por su calidad. Las novelas emble-máticas del Boom, desde luego no las únicas, son: 1963: Rayuela del argentino Julio Costázar, La ciudad y los perros del peruano Mario Vargas Llosa. 1965: La casa verde, Mario Vargas Llosa. 1967: Cien años de soledad, del colombiano Gabriel García Már-quez, Tres tristes tigres, del cubano Guillermo Cabrera Infante, Cambio de piel, del mexicano Carlos Fuentes, 1970: El obsceno pájaro de la noche del chileno José Donoso.

Este grupo alcanzó, casi al mismo tiempo, fama y reconocimiento fuera de sus paí-ses de origen con obras que sorprendieron a lectores y críticos por su novedad temá-

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tica, originalidad narrativa y lenguaje renovador. Muy pronto fueron traducidas a otros idiomas. Compartían, como artistas, algunas notas en común: mismas in-fluencias literarias (Proust, Mann, Joyce, Faulkner, Sartre); conciencia de su perte-nencia latinoamericana (tradiciones locales y familiares, narrativa oral); realidades políticas semejantes (varios de ellos son oriundos de países que sufrían dictaduras militantes); contemporáneos testigos y simpatizantes de la revolución cubana, de la cual algunos se apartarían más tarde; cercanía y amistad entre ellos. Posteriormen-te sus caminos se separarían, por diferencias que iban desde las afinidades litera-rias hasta las políticas. No tuvieron un programa rector ni elaboraron un manifiesto común que los integrara como generación literaria, con el tiempo sus divergencias acabarían distanciándolos, sin embargo ejercieron una poderosa influencia en la literatura posterior.

Son considerados precursores del Boom Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Juan Carlos Onetti. Al cubano Alejo Carpentier se debe a la expre-sión “lo real maravilloso” concepto que explica en su libro El reino de este mundo (1949) a propósito de la naturaleza americana, llena de maravillas desconocidas para los europeos. Cien años de soledad mostró al mundo esa naturaleza e hizo ver que no sólo en Colombia sino que también entre el resto de los latinoamericanos tal realidad formaba parte de su cosmovisión y se encontraba bien arraigada, lo fantás-tico es narrado por García Máquez como algo cotidiano: las cosas más insólitas contadas “en un estilo calmadamente realista” (John Sturrock). Esta forma de narrar fue rebautizada como “realismo mágico”; el universo y el estilo literario de García Márquez dieron la vuelta al mundo.

El premio Nobel de 1982 fue concedido a Gabriel García Márquez y el de 2010 a Ma-rio Vargas Llosa por el conjunto de su obra, gran parte de la cual fue escrita después del Boom. Otros autores forman parte también de la narrativa de nuestros días y cuentan entre ellos novelistas, ensayistas, periodistas, cronistas. Los de mayor edad son Mario Benedetti (Uruguay 1920-2009), Álvaro Mutis (Colombia 1923), Tomás Eloy Martínez (Argentina 1934-2010), Manuel Puig (Argentina 1932-1990), Alfredo Bryce Echenique (Perú 1939), Eduardo Galeano (Uruguay, 1940).

Entre los más jóvenes puede contarse al prematuramente muerto Roberto Bolaño (Chile 1953-2003), así como a Rodrigo Fresán (Argentina 1963), Andrés Neuman (Ar-gentina 1977), Santiago Roncagliolo (Perú 1975).

En México, la narrativa de fin de siglo y de la primera década del presente continúa mostrando gran vitalidad: varias generaciones de novelistas, ensayistas, cronistas y periodistas han venido desarrollando su actividad creadora en un contexto históri-co agitado políticamente e incierto en el terreno social económico. Según el crítico Adolfo Castañón, el perfil actual de la literatura mexicana, caracterizada por la convivencia de generaciones, se distingue por el auge de la literatura testimonial y periodística, la novela negra, la narración histórica, la literatura de imaginación, la literatura femenina, y la voluntad de experimentación, no ésta como un recurso estilístico trivial o prescindible, sino como una necesidad exigida por la literatura actual que debe competir con un mundo de recursos tecnológicos inagotables y arrolladores.

Algunos de los narradores que siguen destacando en el panorama literario nacional son: Carlos Fuentes (1928), Vicente Leñero (1933), Sergio Pitol (1933), Fernando del Paso (1935), Arturo Azuela (1938), José Emilio Pacheco (1939), Federico Campbell (1941), Hugo Hiriart (1942), Hernán Lara Zavala (1946), Héctor Aguilar Camín (1946), Ángeles Mastretta (1949), José Joaquín Blanco (1951), David Martín del Campo (1952), Álvaro Uribe (1953), Juan Villoro (1956), Enrique Serna (1959), Pablo Soler Frost (1965), Frabricio Mejía Madrid (1968), Antonio Ortuño (1976).

A mediados de la década de los años noventa un grupo de jóvenes escritores agru-pados con el nombre de la Generación del Crack, se propuso como objetivo convertirse en una generación de ruptura entre la literatura que se hacía en México y el Boom por el que sentía afinidad. Lo integraban Jorge Volpi (1968), Ignacio Padilla (1968),

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Eloy Urroz (1967), Pedro Ángel Palou (1966), Ricardo Chávez Castañeda (1961) y Vi-cente Herrasti (1967). Este grupo lanzó en 1996 su Manifiesto Crack en el que cada uno expresa su concepción de novela, misma que coincide en sujetarse a principios tales como rigor formal, estructura innovadora, profundidad, experimentación lin-güística y temática desligada de la realidad mexicana. En la última Unidad nos ocuparemos de la obra de Jorge Volpi y de algunos de sus conceptos literarios con-tenidos en el Manifiesto.

De vuelta a la poesía, varios nombres sobresalen entre los muchos poetas que dio el siglo xx: surgidos de las revistas literarias de la época, destacan Octavio Paz (1914-1992) y Efraín Huerta (1914-1982) en torno a Taller, 1938-1941; y en Tierra Nueva, 1940-1942, participó Alí Chumacero (1918-2010). Otras figuras también valiosas en el género son Jaime Sabines (1926-1999) quien fue y sigue siendo uno de los poetas “más leídos y recitados de México”, Rubén Bonifaz Nuño (1923), Marco Antonio Mon-tes de Oca (1932), Eduardo Lizalde (1929), Gerardo Deniz (1934), Tomás Segovia (1927). Por otra parte, el gusto de cada época puede observarse en las antologías que permiten ver la evolución y la consolidación de verdaderos valores. Las más conoci-das del siglo pasado fueron Poesía en movimiento (1966) de Octavio Paz, Alí Chumace-ro, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis que incluyó a poetas partidarios de una ruptura con el pasado y una decidida voluntad de modernidad, y el Ómnibus de poe-sía mexicana (1971), compilado por Gabriel Zaid, que abarca buena parte de la poesía mexicana desde sus inicios —poseía prehispánica— hasta la poesía más joven de ese momento, la de José Carlos Becerra. Antologías posteriores trataron de dar un panorama, no siempre imparcial, de lo que fue producción poética del momento, entre ellas las de José Joaquín Blanco (1976), Evodio Escalante (1988), y José María Espinosa et al., son quizá las más representativas, no las únicas. En ellas sus autores escogieron a los más prometedores o bien a los que contaban ya con una obra, por ejemplo Elsa Cross (1946), Antonio Deltoro (1947), David Huerta (1949), Efraín Barto-lomé (1950), Coral Bracho (1951), Vicente Quiriarte (1954), Verónica Volkow (1955), Javier Sicilia (1956), Fabio Morábito (1955), Francisco Segovia (1958), Aurelio Asiain (1960), entre otros.

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BibliografíaCastañón, Adolfo (1993), Arbitrario de literatura mexicana, 1ª Ed., Editorial Vuelta, La Reflexión, México.

De Torre, Guillermo (1974), Historia de las literaturas de vanguardia, Vols. 1-2-3, 3ª Ed., Colección Universitaria de bolsillo, Punto Omega, Ediciones Guadarrama, Madrid, España.

Garibay K., Ángel Ma. (2001), Panorama literario de los pueblos nahuas, 9ª Ed., “Sepan Cuántos…”, Núm. 22, Editorial Porrúa, México.

Martínez, José Luis y Domínguez Michael, Christopher (1995), La literatura mexicana del siglo XX, 1ª Ed., Cultura Contemporánea de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México.

____________, (1984) El ensayo mexicano moderno, Vols. I-II, 1ª Reimpresión, Letras Mexicana 39 y 40, Fondo de Cultura Económica, México.

Menton, Seymour (2002), Caminata por la narrativa latinoamericana, 1ª Ed., Tierra Fir-me, Universidad Veracruzana, Fondo de Cultura Económica, México.

Skirius, John, Comp., (1989), El ensayo hispanoamericano del siglo XX, 2ª Ed., Colección Tierra Firme, Fondo de cultura económica, México.

Zea, Leopoldo (1971), Precursores del pensamiento latinoamericano contemporáneo, 1ª Ed., SepSetentas 14, Secretaría de Educación Pública, México.

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CONTENIDO

UNIDAD 1 La literatura prehispánica 1

La literatura náhuatl . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2Códices . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2

Poesía lírica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Poesía épica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Recursos estilísticos de la poesía náhuatl . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Poetas prehispánicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Características, temática y estilo de su poesía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Poesía dramática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

Prosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

LA LITERATURA MAYA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11La escritura maya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

Los códices mayas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

Las obras literarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

El Popol-Vuh . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

UNIDAD 2 El siglo XVI. La literatura de la Conquista 19

ANTECEDENTES HISTÓRICOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20La Conquista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Los conquistadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

LAS CRÓNICAS DE LA CONQUISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22Los cronistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

HERNÁN CORTÉS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23Semblanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

Cartas de relación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29Semblanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Valor histórico y literario de la Historia verdadera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

LA CONQUISTA DEL PERÚ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33Antecedentes históricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Las guerras civiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

El Inca Garcilaso de la Vega. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

Valor histórico y literario de los Comentarios reales . . . . . . . . . . . . . . . . . 36La conquista de Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

Antecedentes históricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

ALONSO DE ERCILLA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

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UNIDAD 3 El siglo XVII. Literatura barroca 45

México en el siglo XVII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

EL BARROCO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46Origen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

Características . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

El Barroco en América y en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

El Barroco en la literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

La poesía barroca en América . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49Obra poética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

Obra en prosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

Obra dramática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

El teatro en los siglos XVI y XVII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

La narrativa en los siglos XVI y XVII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

JUAN RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . 56Vida literaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

CONTENIDO

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

UNIDAD 4 El siglo XVIII. La Ilustración y el neoclasicismo 63

LA VIDA EN MÉXICO DURANTE EL SIGLO XVIII . . . . . . . . . . . . . . . . 64

LA ILUSTRACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64

EL NEOCLASICISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65La literatura mexicana en el siglo XVIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

Los jesuitas en América . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

FRANCISCO JAVIER CLAVIJERO. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

Importancia de la Historia antigua de México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

JOSÉ JOAQUÍN FERNÁNDEZ DE LIZARDI. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . 75Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Andrés Bello. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82Representante de la Ilustración en el resto de América Latina . . . . . . . . . 82

Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

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UNIDAD 5 El siglo XIX. 1. El romanticismo 85

MARCO HISTÓRICO: MÉXICO DURANTE EL SIGLO XIX . . . . . . . . . . 86

ROMANTICISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87Características del movimiento romántico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

El romanticismo en América y en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

Apogeo y decadencia del romanticismo en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

Los poetas románticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

GUILLERMO PRIETO. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

La prosa en el romanticismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95

IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97Ideología y obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

El teatro romántico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

EL ROMANTICISMO EN ARGENTINA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102Marco histórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102

El romanticismo en Argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102

La poesía gauchesca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

JOSÉ HERNÁNDEZ. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104

Tema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

Personajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

Métrica y lenguaje. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

UNIDAD 6 El siglo XIX. 2. El realismo y el naturalismo 111

MARCO HISTÓRICO: EL PORFIRISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112

EL REALISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113

EL NATURALISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113El realismo y el naturalismo en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114

Autores de la novela realista en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

ÁNGEL DE CAMPO. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118

FEDERICO GAMBOA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

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UNIDAD 7 El modernismo 125

MARCO histórico-social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126Concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126

Génesis del modernismo. Influencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126

Los temas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

La estética modernista, el lenguaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128

La métrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128

EL MODERNISMO EN HISPANOAMÉRICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

RUBÉN DARÍO. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135Estética. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

UNIDAD 8 El Ateneo de la juventud. El posmodernismo.El vanguardismo 147

MARCO HISTÓRICO DEL SIGLO XX EN MÉXICO . . . . . . . . . . . . . . . 148

PANORAMA DE LA LITERATURA MEXICANA . . . . . . . . . . . . . . . . . 149

EL ATENEO DE LA JUVENTUD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150La época (1900-1914) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

El Ateneo de la Juventud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

El ensayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

JOSÉ VASCONCELOS. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154

ALFONSO REYES. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

EL POSMODERNISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164La época (1915 a 1930) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164

El posmodernismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164

RAMÓN LÓPEZ VELARDE. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

EL VANGUARDISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171El vanguardismo latinoamericano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172

El estridentismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173

Los contemporáneos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173

XAVIER VILLAURRUTIA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176

CARLOS PELLICER. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179

PABLO NERUDA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183

CÉSAR VALLEJO. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 190

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

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UNIDAD 9 La novela de la Revolución Mexicana. La novela regionalista 195

LA ÉPOCA (1931-1946) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196

MARIANO AZUELA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198

MARTÍN LUIS GUZMÁN. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201

RAFAEL F. MUÑOZ. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204

LA NOVELA REGIONALISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208

JOSÉ EUSTASIO RIVERA. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209

Lectura de textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210

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xxiv

LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

UNIDAD 10 La época actual en la literatura de Hispanoamérica 213

MARCO SOCIOPOLÍTICO DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214

LITERATURA HISPANOAMERICANA CONTEMPORÁNEA . . . . . . . . 214La narrativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214

El teatro y la poesía en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216

Juan Rulfo. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217

Rosario Castellanos. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224

Carlos Fuentes. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233

Jorge Luis Borges. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

Julio Cortázar. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241

Mario Vargas Llosa. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246

Gabriel García Márquez. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 250

Rodolfo Usigli. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254

Octavio Paz. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

Ensayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

Poesía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 258

De la onda al fin de siglo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263

La literatura de la onda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263

José Agustín Ramírez. Vida y obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 264

Gustavo Sáinz. Vida y obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 266Literatura testimonial: la crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267

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xxvGrupo Editorial Patria®

Elena Poniatowska. Vida y obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268

Carlos Monsiváis. Vida y obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269

Posmodernidad y posmodernismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 272Posmodernismo en literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273

La Generación del Crack . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273

Jorge Volpi. Vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274Obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

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1Grupo Editorial Patria®

¿Es ...?

1.1 NNNNNN

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1.2 NNN NNN

ResumenNNNAutoevaluaciónNNNGlosarioOOOOBibliografíaAAA

n

La literatura prehispánica 1

UNIDAD

Preguntas de refl exión y análisis crítico

Índice del capítulo

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2

LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

LA LITERATURA NÁHUATLSe entiende por literatura náhuatl la producción literaria de los pue-blos que ocuparon el valle de México y sus alrededores, y que hablaron el náhuatl o mexicano antiguo, lengua empleada, suponen los espe-cialistas, desde la época de Teotihuacan y Tula. Era el idioma de los habitantes de Tenochtitlan y Tlatelolco, Texcoco, Tlacopan o Tacuba, Azcapotzalco, Chalco, Cuauhtitlan, Tlaxcala, Huejotzingo, Tecamachal-co, Cholula y otras regiones.

El término literatura azteca es exclusivo para designar la cultura de los fundadores de México-Tenochtitlan, último y muy importante pueblo que arribó al valle de México. El pueblo azteca llegó a dominar a todos sus vecinos, a extender su imperio y a imponer sus formas culturales. Su literatura destacó sobre las demás; incluso se integró a la produc-ción literaria de pueblos aledaños.

En cuanto a su origen, resulta difícil precisar la fecha de iniciación de la literatura náhuatl, debido a que las obras se trasmitían oralmente. Este arte lo aprendían los jóvenes de los sabios en la escuela. Pero la descripción de los acontecimientos históricos permitió fechar las obras

con cierta exactitud. Con base en ello, se calcula que las obras más antiguas datan del siglo xiii; respecto a su fi nal no hay ninguna duda: una época de la literatura náhuatl terminó, junto con toda su cultura, el 13 de agosto de 1521. Sin embargo, los códices continuaron pintándose en la época colonial.

CódicesLas primeras manifestaciones de la literatura náhuatl se encuentran en los códices, que eran los libros que pintaban los tlacuilos —escribanos o pintores— en hojas de piel de venado raspada o en corteza de amate preparada con una capa de carbonato de calcio. Las hojas se doblaban a manera de biombo y se cerraban con tapas duras para conservarlas; su tamaño variaba y, para ser leídas, o mejor dicho, comentadas, se extendían. El arte de pintar códices y leerlos se resumía en la expresión “poseer la tinta negra y roja”, símbolo de la sabiduría de que dispone el hombre culto. La escri-tura de códices era una costumbre no sólo de los habitantes del valle, sino también de las regiones maya, mixteca y zapoteca. Los códices se guardaban en bibliotecas

Figura 1.2

Nombres propios al lado de personajes en el Códice Nuttal.

El dios de la vida –Quetzatcóatl– y el dios de la muerte – Mictlantecuhtli

Figura 1.1

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UNIDAD 1 La literatura prehispánica

3Grupo Editorial Patria®

llamadas amoxcalli (la de Texcoco fue famosa, aunque destruida por los conquistadores).

El contenido de los códices era variado y podía consistir en informa-ción histórica, guerras, registros de pueblos tributarios y sus tributos, relación de costumbres, calendarios religiosos en donde se especifi ca-ban los sacrifi cios que correspondían a cada divinidad.

Poesía líricaLa lírica comunica la subjetividad del autor, sus sentimientos, sus opi-niones y su forma de ver el mundo. Al recargar el acento en la posición personal, este tipo de poesía, a diferencia de la prosa, utiliza más recursos estilís-ticos, como adjetivos, metáforas, comparaciones, imágenes y símbolos. Es, por lo tanto, la forma literaria más rica, profunda y esclarecedora del alma indígena.

Por su temática, podemos dividir la poesía náhuatl en:

Religiosa. Considerando que toda la literatura náhuatl tiene un trasfondo re-ligioso, como si no pudiese el alma indígena concebir el mundo y al hombre independientes de la voluntad de los dioses, hay un extenso grupo de poemas dedicado a las distintas divinidades, a su culto y a las invocaciones ceremonia-les, todo ello expresado en un lenguaje oscuro. Es por ello que la poesía religiosa mantiene su misterio para nosotros, pues su sentido cabal era dominio exclusi-vo de los sacerdotes.

Guerrera. La fi gura del guerrero —caballero águila o tigre—, sus hazañas, la guerra misma como forma y justifi cación de la vida, son los temas de la poesía de este grupo. Aquí hallamos algunos de los más hermosos poemas, que resu-men prácticamente toda una forma de ver la vida.

Filosófi ca. La brevedad de la vida, la incertidumbre sobre lo que hay después de la muerte, la crueldad o indiferencia de los dioses, su naturaleza, la amistad, el valor de la poesía y la belleza, la tristeza y melancolía del individuo sometido a los designios de dioses terribles, son los temas de este grupo.

Poesía épicaLa épica antigua surgió de la fusión de mito y realidad; por ello, muchas veces los documentos históricos son más bien material literario, porque ofrecen una imagen subjetiva y humana del acontecer histórico.

Los fragmentos épicos con los que se cuenta pueden clasifi carse, según su tema, como sigue:

Los que tratan de personajes famosos, como los referentes a Quetzalcóatl.

Los que relatan la fundación de las ciudades.

Los que hablan de las peregrinaciones de tribus.

Otra clasifi cación se hace de acuerdo con el lugar de origen, esto es, la región en donde surgen los poemas. Con base en este criterio, tenemos poemas de los tres estados centrales del valle de México:

Ciclo tenochca o azteca, al que pertenecen obras como el poema de Quetzalcóatl, el poema de Mixcóatl, el poema de Huitzilopochtli, el de Moctezuma Ilhuicamina y Moctezuma II, Xocoyotzín.

Ciclo texcocano, en el que se encuentra un poema de Ixtlilxóchitl y otro de Ne-zahualcóyotl.

Ciclo tlaxcalteca, en él se encuentran los poemas de Xicoténcatl y Ayocuan.

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SIGNOS PICTOGRÁFICOS

Casa Juego de pelota Silla real

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

Recursos estilísticos de la poesía náhuatlMediante el estudio de la poesía náhuatl en la lengua original, se ha encontrado en ella ritmo, rima y cómputo silábico o métrica, ya que la recitación del poema se ajustaba a la música y a la danza. Pero si esto no podemos apreciarlo en las traduc-ciones, en cambio observamos lo siguiente:

Paralelismo. Es un recurso frecuente en muchas literaturas, sobre todo primi-tivas, y consiste en la repetición de un mismo concepto —una palabra o un pensamiento completo— por medio de dos o más frases semejantes, incluso sinónimos, que se complementan, por ejemplo:

El llanto se difunde, las lágrimas gotean.

O también, hablando del hechicero Titlacahuan, se dice que

En viejecillo se tornó, en él se transfor-mó, en él se disfrazó, bien encorvado se hizo, bien de blanca cabeza se hizo, bien de cabeza cana.

Difrasismo. Este recurso surge en la literatura se-guramente como refl ejo del uso de ideogramas, que representan conceptos por medio de objetos relacio-nados con ellos. De esta manera, la guerra se repre-sentaba por el agua y el fuego: atl-tlachinolli, textual-mente agua-fuego. Como recurso estilístico surge de yuxtaponer dos palabras que nos dan, por asociación, el nombre de otra. Por ejemplo:

in xochitl, in cuicatl (fl or y canto) = poemaitlatol, ihiyo (su palabra, su aliento) = su discursoin chalchihuitl, in quetzalli (jades, plumas) = riqueza o bellezain tlilli, in tlapalli (tinta negra, tintura de color) = la sabiduríain mitl, in chimalli (la fl echa, el escudo) = la lucha

Estos dos términos son imágenes que, asociadas, dan una metáfora.

Metáfora. En realidad, toda poesía se expresa por medio del lenguaje metafóri-co y, en este sentido, la poesía náhuatl no es una excepción.

Lo que es original y aparece casi como exclusivo en el proceso creador de metá-foras es que los elementos de comparación son aves, piedras preciosas y fl ores.

Como se sabe, la metáfora surge de la identifi cación de un término real con uno imaginario llamado imagen, por ejemplo:

La amistad es lluvia de fl ores preciosas.

El término real la amistad se identifi ca con un nombre imaginario que el poeta inventa: lluvia de fl ores preciosas. Veamos otros casos:

Vuestro hermoso canto: un dorado pájaro cascabel.Hijo mío, joya mía, mi rico plumaje de quetzal...

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Figura 1.3

Cacaxtla.

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UNIDAD 1 La literatura prehispánica

5Grupo Editorial Patria®

Este sistema de creación de metáforas da a las composiciones literarias un sello inconfundible de autenticidad, pues las imágenes forman un grupo cerrado de tér-minos comparativos: únicamente los que mencionamos al principio.

Forma negativa e imperativa de los enunciados. Ésta es una forma de cons-trucción característica de la prosa, se expresa mediante la negación al comien-zo de la frase:

No seas cual culebra, no te hagas el resabido.No es lugar de bienestar la tierra: no hay alegría, no hay dicha.No seas mentecato, no seas apresurado: para todo el mundo tu respeto, tu acatamiento.

Estribillo. Es un recurso que consiste en la repetición de ideas que cierra cada etapa del pensamiento poético. Pueden repetirse e incluso aparecer al principio del poema.

Yo prefi ero esmeraldas:yo oro estoy fundiendo:¡Es mi canto! (estribillo)En hilo ensarto ricas esmeraldas:¡Es mi canto! (estribillo)

Poetas prehispánicos

Nezahualcóyotl, el poeta reyAcomiztli Nezahualcóyotl nació en Texcoco el 28 de abril de 1402, año que enton-ces se llamaba 1-Conejo. Desde su infancia recibió una educación esmerada de sus maestros del principal Calmecac de Texcoco. Debido a esto pudo adentrarse en los conocimientos de las antiguas creencias y tradiciones toltecas. Al morir su padre a manos de los tepanecas de Azcapotzalco, y siendo él aún muy joven, fue obligado a vivir escondiéndose de las asechanzas de sus enemigos. Esos años fueron duros y amargos hasta que fi nalmente reconquistó su señorío en 1428. Nezahualcóyotl lle-gó de Tenochtitlan, y en 1431 fue proclamado señor de Texcoco. Emprendió enton-ces, con una visión certera y sagaz, la organización política y administrativa de sus dominios. Se le atribuyen cualidades de poeta, arquitecto y sabio. Nezahualcóyotl murió el año 1472, 6-Pedernal.

Características, temática y estilo de su poesíaLa poesía de Nezahualcóyotl es fi el refl ejo de su fi losofía y de su época; sus poemas contienen sus inquietudes sobre la naturaleza, son lamentos por la fugacidad de la vida y los deleites; pensamientos sobre la muerte y el más allá, elogios a guerreros y príncipes, cantos a la primavera. Es interesante hacer notar que no se encuentra un solo verso de amor o de erotismo en su obra, ni un rasgo de burla o ironía entre sus poemas. Se concentran en su poesía, por lo tanto, tres temas principales: la di-vinidad, el destino del hombre y la poesía misma.

La poesía de Nezahualcóyotl revela un fuerte acento lírico que sigue el estilo de los poetas de la época: las fl ores y los cantos son, como él dice, de origen divino, y sólo los gozamos aquí como un préstamo.

Las fl ores, los cantos solamente aquí perduran

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Figura 1.4

Nezahualcóyotl. Rey de Texcoco con el atavío de guerra. Códice Ixtlilxóchitl, f. 106r.Reproducido con la autorización del INAH/CONACULTA.

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6

LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

Las fl ores, las plumas de aves y las piedras preciosas son para él, como en toda la poesía náhuatl, los motivos principales en el uso de metáforas y símiles:

¡ES UN PURO JADE!

¡Es un puro jadeun ancho plumajetu corazón, tu palabra,oh padre nuestro!¡Tú compadeces al hombre,tú lo ves con piedad!¡Sólo por un brevísimo instanteestá junto a ti y a tu lado!

Preciosas cual jade brotantus fl ores, oh por quien todo vive;cual perfumadas fl ores se perfeccionan,cual azules guacamayas abren sus corolas...¡Sólo por un brevísimo instanteestá junto a ti y a tu lado!

Traducción de Ángel María Garibay K.

En el poema Como una pintura nos iremos borrando..., a través de una refl exión fi losófi ca Nezahualcóyotl expresa el tiempo, la fugacidad de la vida y la muerte inevitable.

Observa cómo el poeta compara la vida con los libros pintados por los tlacuilos que pintan y colorean las fi guras para darles vida.

COMO UNA PINTURA NOS IREMOS BORRANDO...

¡Oh, tú con fl orespintas las cosas,Dador de la Vida:con cantos túlas metes en tinte,las matizas de colores:a todo lo que ha de vivir en la tierra!Luego queda rotala orden de águilas y tigres:¡Sólo en tu pinturahemos vivido aquí en la tierra!

En esta forma tachas e invalidasla sociedad (de poetas), la hermandad,la confederación de príncipes.(Metes en tinta)matizas de colores a todo lo que ha de vivir en la tierra.

Luego queda rotala orden de águilas y tigres:¡Sólo en tu pinturahemos venido a vivir aquí en la tierra!

Aun en estado precioso,en caja de jadepueden hallarse ocultos los príncipes:de modo igual somos, somos mortales,los hombres, cuatro a cuatro,todos nos iremos,todos moriremos en la tierra.Nadie esmeralda,nadie oro se volverá,ni será en la tierra algo que se guarda:

Todos nos iremoshacia allá igualmente:nadie quedará, todos han de desaparecer:de modo igual iremos a su casa.

Como una pinturanos iremos borrando,como una fl orhemos de secarnossobre la tierra,cual ropaje de plumasdel quetzal, del zacuán,del azulejo, iremos pereciendo.

Iremos a su casa.Llegó hasta acáanda ondulando la tristezade los que viven ya en el interior de ella...No se les llora en vanoa águilas y tigres...¡Aquí iremos desapareciendo: nadie ha de quedar!

Príncipes, pensadlo,oh águilas y tigres:pudiera ser jade,pudiera ser oro,también allá irándonde están los descorporizados.¡Iremos desapareciendo:nadie ha de quedar!

Traducción de Ángel María Garibay K.

Poesía dramáticaEntre los indígenas, el teatro poseía un carácter especial de representación en vivo en honor de los dioses, en el cual participaba el pueblo. Se mezclaban varios ele-mentos, como la música, el baile y el canto, coincidiendo en esto con el concepto Calendario azteca.

Figura 1.5

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UNIDAD 1 La literatura prehispánica

7Grupo Editorial Patria®

dramático de otros pueblos. Sin embargo, carecía de un desarrollo estructurado con tema, introducción, nudo y desenlace; más importante que el diálogo era la mímica y prácticamente no existía el análisis psicológico de los personajes.

Por testimonios de varios cronistas sabemos que los indios conocían todos los ele-mentos que implica una representación dramática: ensayos, uso de vestuario, más-caras y pelucas, maquillaje, escenografía, diversifi cación de cantos y danzas, luga-res especiales donde se hacían las representaciones. En los días en que festejaban a sus divinidades había teatro para alegrar a la nobleza y al rey, cómicos al estilo de los juglares y titiriteros y también se representaban poemas épicos. De toda esta riqueza, poco nos ha quedado: algunos diálogos en que los poetas se alaban mutua-mente y algunos otros fragmentos.

Como ejemplo de estas representaciones podemos citar la fi esta al dios Tezcatlipo-ca, que se realizaba con la participación del pueblo. En este festejo la población de Tenochtitlan esperaba, atemorizada, el momento del sacrifi cio del guerrero-actor, que sería muerto para asegurar la continuidad de la vida. Una vez que su corazón era ofrecido al dios, el pueblo estallaba en alegría, y lo que había sido temor se con-vertía en baile y canto.

ProsaEn la prosa encontramos algunos de los recursos típicos de la lírica, como el paralelis-mo y el lenguaje metafórico. Por su contenido, tenemos prosa histórica y didáctica.

En la prosa histórica encontramos gran caudal de referencias sobre genealogías, acontecimientos como eclipses, terremotos, sequías, inundaciones y hechos históri-cos. Hay textos que tratan de emigraciones y conquistas de los pueblos nahuas; de su llegada y ubicación en el valle, así como de su desarrollo posterior. Las obras que tratan de la Conquista son particularmente interesantes pues reconstruyen este hecho desde el punto de vista indígena, tal es el caso del famoso manuscrito Anales históricos de la nación mexicana, de 1528.

En la prosa didáctica destacan los Huehuetlatolli o discursos de los viejos, y los Pro-verbios. Los primeros fueron recogidos por fray Andrés de Olmos después de la Conquista, y son consejos de los mayores a los jóvenes para guiarlos en su vida, encierran todas las ideas de los mexicanos sobre educación, normas de conducta, conceptos morales, respeto a las tradiciones y a los dioses. Los consejos se transmi-

Figura 1.6

Valle de México, óleo de Luis Covarrubias.Reproducido con la autorización del INAH/CONACULTA.

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

Lectura de textosRealiza una lectura atenta de los textos para comprender los poemas en su conjunto.

Este canto solemne se atribuye a Nezahualcóyotl.

MUERTE EN LA GUERRA

¡Esmeraldas, orotus fl ores, oh dios!Sólo tu riqueza,oh por quien se vive,la muerte al fi lo de obsidiana,la muerte en guerra.

Con muerte en guerraos dais a conocer.Al borde de la guerra, cerca de la hogueraos dais a conocer.Polvo de escudos se tiende,niebla de dardos se tiende.

¿Acaso en verdades lugar a darse a conocerel sitio del misterio?

Sólo el renombreel señoríomuere en la guerra:un poco se lleva haciael sitio de los descorporizados.

Sólo con trepidantes fl oressale...

Traducción de Ángel María Garibay K.

El hermoso poema que sigue lo escribió Tochihuitzin Coyolchiuhqui, quien fuera hijo de Itzcóatl, el gobernador azteca y contemporáneo de Nezahualcóyotl.

VINIMOS A SOÑAR

Así lo dejó dicho Tochihuitzin,Así lo dejó dicho Coyolchiuhqui: De pronto salimos del sueño, sólo vinimos a soñar, no es cierto, no es cierto, que vinimos a vivir sobre la tierra. Como yerba en primavera es nuestro ser. Nuestro corazón hace nacer, germinan fl ores de nuestra carne. Algunas abren sus corolas, luego se secan.Así lo dejó dicho Tochihuitzin.

Miguel León-Portilla.Trece poetas del mundo azteca, UNAM.

Actividades

tían de padres a hijos, de sabios a gobernantes, de reyes a sus descendientes. Se con-servaron por tradición oral y eran enseñados a los jóvenes en las escuelas. Por este medio se ha podido estudiar el pensamiento y la psicología del indígena, así como su sensibilidad, su mundo interior y su ideal de conducta humana. Estos discursos presentan una faceta del mexicano, delicada y contrastada, si los comparamos con algunos poemas religiosos y guerreros.

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UNIDAD 1 La literatura prehispánica

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Ayocuan Cueltzpaltzin, poeta y sabio de la región poblana, expresa su pensamiento en este poema.

LAS FLORES Y LOS CANTOS

Del interior del cielo vienenlas bellas fl ores, los bellos cantos.Los afea nuestro anhelo,nuestra inventiva los echa a perder,a no ser los del príncipe chichimeca Tecayehuatzin.¡Con los de él, alegraos!

La amistad es lluvia de fl ores preciosas.Blancas vedijas de plumas de garza,se entrelazan con preciosas fl ores rojas,en las ramas de los árboles,bajo ellas andan y libanlos señores y los nobles.

.....

Esfuércese, quiera mi corazón,las fl ores del escudo,

las fl ores del Dador de la vida¿Qué podrá hacer mi corazón?En vano hemos llegado,hemos brotado en la tierra.¿Sólo así he de irmecomo las fl ores que perecieron?¿Nada quedará de mi nombre?

.....

Aquí en la tierra es la región del momento fugaz.¿También es así en el lugardonde de algún modo se vive?¿Allá se alegra uno?¿Hay allá amistad?¿O sólo aquí en la tierrahemos venido a conocer nuestros rostros?

Interpretación de textosLee con atención cada una de las actividades que se proponen y comenta con tus compañeros.

a) Identifi ca el tema que predomina en cada uno de los poemas anteriores. Recuerda que el tema es la idea central que está presente a lo largo de todo el texto.

b) En cuanto a la temática, ¿hay algo en común entre los tres poemas?

c) En el poema de Nezahualcóyotl, ¿por qué el guerrero se da a conocer, se manifi esta luchando y muriendo?

Comenta a quién se refi ere el poeta cuando dice:

Con muerte en guerraos dáis a conocer.Al borde de la guerra, cerca de la hogueraos dáis a conocer.

d) En el poema Vinimos a soñar, ¿por qué el poeta compara nuestra vida con un sueño y nuestro ser con la hierba de la primavera?

e) De qué metáfora se vale Ayocuan para expresar su pensamiento sobre la amistad en el poema Las fl ores y los cantos?

¿Qué piensa el poeta acerca del lugar donde se va después de la muerte?

¿Crees que las preguntas retóricas subrayan el pesimismo del poeta? ¿Por qué?

¿Sólo así he de irme?¿Nada quedará de mi nombre?

f) La fi nalidad del estribillo es reforzar el pensamiento fundamen-tal del poema. Identifícalo.

g) El difrasismo y el paralelismo se plasman en los cantos. Localí-zalos en los poemas.

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Xochipilli de Tlalmanalco.Museo de Antropología.

Figura 1.7

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LITERATURA MEXICANA E HISPANOAMERICANA

Apreciación personalEscribe en tres o cuatro oraciones la impresión que te han dejado estos poemas. Toma en cuenta:

El acento humano

El carácter simbólico

Las ideas fi losófi cas

La elección de imágenes

Los motivos poéticos

ARTE PREHISPÁNICO

Lee atentamente el texto siguiente:

Hacia el fi n de la etapa colonial, 1790, fueron descubiertas dos obras fundamentales del arte prehispánico: la Coatlicue, monumental re-presentación de la diosa de la tierra y madre de los dioses, y la Piedra del Sol o Calendario Azteca; las distintas interpretaciones que, por parte de los historiadores de la época originaron estas piezas, dieron comienzo a los estudios formales sobre el arte mexicano.

Las reacciones en torno a estas obras, en particular las que se refi eren a Coatlicue, son muy interesantes porque ilustran la historia de la apreciación del arte prehispánico. Una vez colocada en un patio de la Universidad, la escultura empezó a ser venerada por los indígenas, quienes se postraban ante ella y le llevaban cirios y fl ores; veían en ella, dice el escritor Rubén Bonifaz Nuño, “una presencia en donde se encontraban lo perdido durante tantos años: el sentimiento de su propia dignidad, de su papel primordial en la estructura del mundo”. Lo anterior motivó que las autoridades eclesiásticas decidieran ocul-tarla. La Piedra del Sol, sin embargo, prueba que los pueblos antiguos sabían medir el tiempo y conocían el círculo, era vista como una obra valiosa.

Considerada peligrosa por los sentimientos que despertaba en el pue-blo, y una “horrible imagen”, “sin pies ni cabeza”, cuyo sentido escapa-ba por completo a la comprensión de los españoles, y cuya apariencia no correspondía a los cánones estéticos del momento, la madre de los dioses volvió a ser enterrada en el lugar en que se la encontró. Sería después de la guerra de Independencia, cuando pasó a ser parte del patrimonio artístico de la nación. En 1792, Antonio León y Gama pu-blicó la Descripción histórica y cronológica de las dos piedras..., primer libro que interpreta y describe dos piezas clave del arte mexica.

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En opinión de los críticos de arte, las diferencias entre las obras artísticas de cada cultura tienen que ver con su historia, su forma de ser y su manera de ver el mundo, ello determina las características de su arte y confi gura su concepto de la belleza.

Juzgar, pues, una obra de arte americana según los criterios estéticos de otros pueblos, los europeos por ejemplo, es imposible. ¿Cómo podía resultar bella a los ojos de los españoles de los siglos xvi a xviii la Coa-tlicue azteca?

Para reconocerla como obra de arte se requiere, en primer término, conocer la historia del pueblo que la creó y en el caso particular de esta pieza, de las ideas religiosas de los antiguos mexicanos porque su concepto de belleza, como sucede en otras civilizaciones, estaba asociado a los valores religiosos.

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Xochipilli de Tlalmanalco.Museo de Antropología.Coatlicue, cultura mexica. Reproducido con la autorización del INAH/CONACULTA.

Figura 1.8