Literatura y Discurso Teologico Rivera Pagan

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  • 7/27/2019 Literatura y Discurso Teologico Rivera Pagan

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    Literatura y discurso teolgicoen Amrica Latina y El Caribe*

    Luis N. Rivera Pagn

    Despierto en cada sueo con el sueo con que Alguiensuea el mundo.

    Es vspera de Dios.Est uniendo en nosotros sus pedazos.Olga Orozco

    Desdoblamiento en mscara de todosLos juegos peligrosos (1962)

    Una ausencia inexplicableEn un anlisis pionero sobre las implicaciones teolgicas de los escritos de Jos Mart,

    Reinerio Arce Valentn llama la atencin a la necesidad de estudiar los vnculos posiblesentre el discurso teolgico y la literatura en Amrica Latina.1 Seala a un pasaje clave deErnesto Sabato, en su enigmtica novela filosfica, Abaddn el exterminador, en el cual el

    escritor argentino indica que las cosmovisiones filosficas latinoamericanas no se encuentranen tratados de "pensamiento puro", sino en "nuestras novelas".2

    Vtor Westhelle y Hanna Betina Gtz, por su parte, han publicado un sugestivo ensayo enel que deslindan el fructfero pero descuidado campo dialgico entre teologa y literaturacomo posible va prioritaria para superar los actuales escollos del pensamiento teolgicolatinoamericano, en este difcil tiempo que Elsa Tamez ha caracterizado de "sequamesinica"3. Apuntan hacia el mito, con sus alegoras de orgenes y futuros alternos, como ejecomn de ese dilogo.4

    El dilogo entre la teologa y la literatura en Amrica Latina se hace urgente por losobvios intereses que ambas tienen en la memoria mtica y las ensoaciones utpicas de los

    pueblos al margen de la modernidad occidental. Con las notables excepciones de Wolf

    * Ponencia leda en el Primer Encuentro Latinoamericano de Teologas de la Liberacin e Interculturalidad,auspiciado por la Escuela Ecumnica de Ciencias de la Religin de la Universidad Nacional de Costa Rica, del 4al 8 de mayo de 2009, en Heredia, Costa Rica.1Religion: Poesie der kommenden Welt. Theologische Implikationen im Werk Jos Martis (Aachen: ConcordiaReihe Monographien, 1993). El libro se ha traducido al espaol, gracias al esfuerzo editorial conjunto delConsejo Latinoamericano de Iglesias y el Concilio Evanglico de Puerto Rico, bajo el ttuloReligin: Poesa delmundo venidero. Las implicaciones teolgicas en la obra de Jos Mart (Quito: CLAI, 1996). Vase, adems, el

    significativo ensayo de Ral-Fornet Betancourt, Jos Mart y la crtica a la razn teolgica establecida en elcontexto del movimiento independentista cubano del siglo xix, Cuadernos americanos 52 (nueva poca), aoix, vol. 4, julio agosto 1995, 82-103.2 Ernesto Sabato,Abaddn el exterminador(Barcelona: Seix Barral, 1992), 189. Citado por Arce Valentn,Poesieder kommendenWelt, 30.3 "Cuando los horizontes se cierran: Una reflexin sobre la razn utpica de Qohlet", Cristianismo y sociedad,ao 33, nm. 123, 1995, 7.4 "In Quest of a Myth: Latin American Literature and Theology,"Journal of Hispanic/Latino Theology, Vol. 3,No. 1, August 1995, 5-22.

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    Lustig,5 Pedro Trigo,6 Antonio Carlos de Melo Magalhes,7 Rubem Alves,8 AntonioManzatto,9 las hermosas reflexiones de Gustavo Gutirrez sobre la literatura peruana, 10 elreciente libro de Michelle Gonzlez sobre sor Juana Ins de la Cruz11, algunos trabajos mos,12

    e innumerables textos del prolfico Leopoldo Cervantes Ortiz13 es asunto que ha pasado algodesapercibido.

    El esfuerzo ms ambicioso en este campo hasta ahora es el del jesuita espaol/venezolano

    Pedro Trigo sobre las convergencias y divergencias entre la teologa y la literaturalatinoamericanas, ubicadas ambas en el horizonte de los anhelos y esfuerzos de liberacin.Trigo estudia las referencias a las instituciones eclesisticas cristianas y sus ideologas enmltiples escritores. Sin embargo, al lidiar con tantos autores y obras sus observaciones setornan difusas y pierden precisin. Adems, su objeto se reduce a la visin que esas novelastienen de lo cristiano entendido en un sentido clsico, descuidando la rica y diversaexperiencia pluriforme de lo sagrado y lo religioso en Amrica Latina. Tiene, empero, elmrito de sealar un tema de reflexin importante y relativamente inexplorado y de iniciarsu demarcacin.

    Mara de las Nieves Pinillos public hace ms de dos dcadas un anlisis abarcador de la

    figura del sacerdote en la novela latinoamericana. Estudia ms de un centenar de personajeseclesisticos en aproximadamente setenta novelas, publicadas entre 1851 y 1976 a lo largo detodo el continente, distinguidas en ocho categoras de narrativa novelstica (poltica,indigenista, explotacin econmica, revolucin mexicana, urbana, antiimperialista, guerrillay la de testimonio diverso). Clasifica a dichos personajes eclesisticos de acuerdo a sus

    5Christliche Symbolik und Christentum im spanischamerikanischen Roman des 20. Jahrhunderts (Frankfurt amMain: Peter Lang, 1989).6 Pedro Trigo, "Teologa narrativa en la nueva novela latinoamericana", en Pablo Richard, ed., Races de lateologa latinoamericana (San Jos: DEI/CEHILA, 1987), 263-343; dem., Cristianismo e historia en la novelamexicana contempornea (Lima: Centro de Estudios y Publicaciones, 1987); dem., La institucin eclesistica enla nueva novela latinoamericana (Caracas: Compaa de Jess de Venezuela, ITER, Universidad CatlicaAndrs Bello, 2002).7 Antonio Carlos de Melo Magalhes,Deus no espelho das palavras: teologia e literatura em dilogo (Sao Paulo:Paulinas 2000).8 Inter alia, Rubem Alves,Lies de feitiaria: meditaes sobre a poesia (So Paulo: Loyola, 2003).9Teologia e literatura: reflexo teolgica a partir da antropologia nos romances de Jorge Amado (So Paulo:Edioes Loyola, 1994).10 Gustavo Gutirrez, Entre las calandrias (Lima: Cep-IBC, 1990), dem., Lenguaje teolgico: plenitud delsilencio, en su libroDensidad del presente: Seleccin de artculos (Lima: Cep-IBC, 1996), 349-384.11

    Michelle Gonzlez, Sor Juana: Beauty and Justice in the Americas (Maryknoll, NY: Orbis Books, 2003).12 Luis N. Rivera Pagn, Mito, exilio y demonios: literatura y teologa en Amrica Latina (San Juan, PuertoRico: Publicaciones Puertorriqueas, 1996); Teologa y cultura en Amrica Latina (Heredia, Costa Rica:Universidad Nacional de Costa Rica, 2009).13 Leopoldo Cervantes Ortiz, Serie de sueos: la teologa ludo-ertico-potica de Rubem Alves (Quito, Ecuador:Consejo Latinoamericano de Iglesias, 2003); Leopoldo Cervantes Ortiz, editor,El salmo fugitivo: una antologade poesa religiosa latinoamericana del siglo xx (Mxico, DF: Editorial Aldus, 2004). Adems de mdico ytelogo, Cervantes Ortiz es poeta distinguido. Vase, entre otros textos, su hermoso breve libroNavegacin del

    fuego (Sao Paulo: Callis Editora, 2003). Es tambin autor de meritorias reseas crticas de cine, dispersas envarios nmeros de la revista Signos de Vida.

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    relaciones con la iglesia, el pueblo y el poder social.14 Descubre Nieves Pinillos unacorrelacin importante entre las crisis sociales y polticas latinoamericanas modernas y laevolucin de una nueva visin literaria ms compleja y sofisticada del sacerdote. Es untrabajo valioso y extraamente descuidado, de mucho provecho por su carcter panormico.Esa misma ambicin abarcadora, sin embargo, le impide proseguir las innumerables pistasinvestigativas que descubre al paso de su pluma. Concentra, adems, su estudio en la figura

    del sacerdote, obviando los otros smbolos, imgenes y conceptos de la religiosidad presentesen la nueva novela continental.

    El puertorriqueo Pedro Sandn-Fremaint ha publicado un excelente estudio literario-teolgico de la obra de una novelista haitiana, Marie Chauvet, en el que demuestra losenormes aportes que pueden esperarse del anlisis de la conjuncin de ambas expresiones dela creatividad espiritual humana - la literatura y la religin.15 Sandn, adems, supera elpatriarcalismo que aqueja a otros crticos literarios y, sobre todo, a los telogos de oficio.

    Ciertamente, no puede dejar de mencionarse en este contexto, aunque sea muy de paso, laobra clsica de Charles Moeller, Littrature du XXe sicle et christianisme (1953-1975), encinco volmenes, traducida al espaol como Literatura del siglo XX y el cristianismo.16

    Indicativo de otros tiempos es que el erudito Moeller no incluye ningn latinoamericanoentre los ms de treinta autores que analiza, a pesar de que al publicarse su ltimo tomo, en1975, ya haba comenzado a dar muy notorios frutos el boom de la narrativa latinoamericana.Ese desdn eurocentrista es hoy inaceptable.

    Quiz sea justo decir que han sido los predicadores los que mayor atencin han concedidoa las imgenes y smbolos religiosos en la literatura. Vase, de manera destacada, el textosobre teologa homiltica de Cecilio Arrasta, Teora y prctica de la predicacin, en el que suautor, uno de los principales exponentes de la oratoria sagrada en Hispanoamrica, insiste enla necesidad de que el predicador medite sobre las imgenes del ser humano y de lo sagradoen la literatura. Arrasta compara la tarea homiltica con la de la cuentera de Eva Luna, de

    Isabel Allende, que inventa para un viejo soldado, a quien la fatiga del existir le ha adheridoun amargo "olor a tristeza", un pasado memorable y un destino digno, permitindole asrecuperar memoria, identidad y esperanza.17 Permanece, sin embargo, en el umbral deldilogo entre teologa y literatura, limitndose al usufructo homiltico que la primera puedehacer de la segunda.

    El discurso teolgico moderno se ha nutrido del dilogo intelectual con el pensamientofilosfico y con el anlisis social. Ejemplos distinguidos de lo primero son el provecho queRudolf Bultmann obtuvo de los escrutinios existenciales llevados a cabo por el MartnHeidegger de Ser y tiempo, y el uso que Jrgen Moltmann ha hecho de la filosofa de laesperanza de Ernst Bloch. De lo segundo, quiz la instancia de mayor importancia es laintegracin crtica realizada por Gustavo Gutirrez de las teoras sociolgicas de la14 Mara de las Nieves Pinillos, El sacerdote en la novela hispanoamericana (Mxico, D. F.: UniversidadNacional Autnoma de Mxico, 1987). Aunque el ttulo se refiere a la novela hispanoamericana, la autoraincluye algunas brasileas.15 Pedro Sandn-Fremaint,A Theological Reading of Four Novels by Marie Chauvet: In Search of Christic Voices(San Francisco: The Edwin Mellen Research University Press, 1992).16 Madrid: Editorial Gredos, 1958-1975, 5 vols.17Teora y prctica de la predicacin (Miami: Editorial Caribe, 1989), 24s - la referencia es a Isabel Allende,Eva

    Luna (Barcelona: Plaza & Janes, 1992), 277s.

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    dependencia. Pero, con escasas excepciones, la teologa no ha prestado autntica atencinreflexiva a lo que del ser humano y sus dilemas se refleja en la produccin literaria,18 o peoran, lo ha marginado a la triste funcin de adornar un texto con epgrafes e ilustraciones, enfin, a meras decoraciones retricas. En un momento en que nuevas corrientes intelectualestienden a difuminar las fronteras rgidas entre las distintas esferas de la cultura y a recalcarlos aportes epistemolgicos y hermenuticos vlidos que provienen del quehacer literario, la

    relativa ausencia de dilogo entre la teologa y la literatura constituye un dficit terico.

    Convergencias provocadoras

    Extraa, reitero, la relativa ausencia de inters, por parte de la teologa latinoamericana,en la literatura moderna del continente. Lo extrao por la simultaneidad de su auge yrenombre internacionales, por la pertinencia, para las preocupaciones religiosas yeclesisticas, de sus temas y asuntos y, finalmente, por la audacia de la literaturalatinoamericana moderna en hacer afirmaciones desafiantemente heterodoxas yteolgicamente transgresoras.

    Ambas expresiones de nuestra creatividad simblica, la teolgica y la literaria, cobran

    auge y renombre mundiales casi simultneamente. Con el apogeo del compromiso social delas comunidades eclesiales de base y las primicias del pensamiento liberacionista, en ladcada de los sesenta, la teologa latinoamericana deja de ser una rplica traducida de laeuropea y norteamericana y comienza a ser sujeto original de su propia historia intelectual.Por otro lado, obras publicadas durante los sesenta, como El siglo de las luces (1961), deAlejo Carpentier, La muerte de Artemio Cruz (1962), de Carlos Fuentes, La ciudad y losperros (1962), de Mario Vargas Llosa, Oficio de tinieblas (1962), de Rosario Castellanos,Rayuela (1963), de Julio Cortzar, Todas las Sangres (1964), de Jos Mara Arguedas,Paradiso (1966), de Jos Lezama Lima, y Cien aos de soledad (1967), de Gabriel GarcaMrquez, entre otras, abonan sentimientos y perspectivas no muy dismiles a las quealbergarn, pocos aos despus, los escritos de Gustavo Gutirrez, Juan Luis Segundo oPorfirio Miranda. Todava no hay, sin embargo, para Amrica Latina, una obra crtica que seasemeje al excelente anlisis que Alfred Kazin ha hecho sobre la religiosidad y la teologa enla literatura estadounidense.19

    La produccin literaria latinoamericana moderna tiene tan evidentes tangencias yresonancias religiosas que despierta mi perplejidad la falta de atencin por parte de lacomunidad teolgica. Sobre todo por la presencia abundante de asertos heterodoxos yaudaces transgresiones doctrinales que no pueden sino incitar a la reflexin y alcuestionamiento teolgico. No invitan acaso de manera en extremo provocadora einquietante a tal dilogo innumerables textos literarios, como la siguiente gema de Jorge LuisBorges, tallada en el contexto de una reflexin sobre los afanes del escritor, y que desemboca

    en una poco ortodoxa interpretacin de la doctrina teolgica de la encarnacin: "Hay unsantsimo derecho en el mundo: nuestro derecho de fracasar y andar solos y de poder sufrir.No sin misterio me ha salido lo de santsimo, pues hasta Dios nos envidi la flaqueza y,hacindose hombre, se aadi el sufrimiento y brill como un cartel en la cruz"? 20

    18 Arce Valentn hace referencia a algunos trabajos en esta direccin llevados a cabo en Alemania.Poesie derkommendenWelt, 29, n. 87.19 Alfred Kazin, God and the American Writer(New York: Knopf, 1997).20 Jorge Luis Borges, El tamao de mi esperanza (Buenos Aires: Seix Barral, 1993, publicado inicialmente en

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    Es sorprendente que los telogos no hayan prestado atencin a lo que sus colegas literatosescriban acerca de los dilemas y enigmas de los hombres y mujeres del continente. Dehaberlo hecho habran descubierto tangencias y pertinencias notables. Demos un ejemplodistinguido. Son pocos los telogos que han percibido, en el famoso soliloquio del sacerdoteRentera, en Pedro Pramo (1955) de Juan Rulfo, un anticipo genial de las turbulenciasanmicas en el interior de las iglesias latinoamericanas en el proceso de incubacin de la

    teologa de la liberacin.

    El padre Rentera se revolcaba en su cama sin poder dormir.

    Todo esto que sucede es por mi culpa - se dijo -. El temor de ofender a quienes mesostienen. Porque sta es la verdad; ellos me dan mi mantenimiento. De los pobres noconsigo nada; las oraciones no llenan el estmago. As ha sido hasta ahora. Y stas sonlas consecuencias. Mi culpa. He traicionado a aquellos que me quieren y que me handado su fe y me buscan para que yo interceda por ellos para con Dios. Pero qu hanlogrado con su fe? La ganancia del cielo? O la purificacin de sus almas? Y para qupurifican su alma, si...21

    O, para mencionar otro ejemplo importante, la famosa conclusin, no menos teolgica porheterodoxa y sacrlega, en la que resume Martn Santom, el protagonista principal de Latregua, de Mario Benedetti, su trgica relacin amorosa con una joven, prematura einesperadamente muerta:

    Por primera vez en mi vida, sent que poda dialogar con l [Dios]. Pero en el dilogoDios tuvo una parte floja, vacilante, como si no estuviera muy seguro de s... Entonces,pasado ese plazo que l me otorg... pasado ese amago de vacilacin y apocamiento,Dios recuper finalmente sus fuerzas. Dios volvi a ser la todopoderosa Negacin de

    siempre... Ahora las relaciones entre Dios y yo se han enfriado. l sabe que yo no soycapaz de convencerlo. Yo s que l es una lejana soledad, a la que no tuve ni tendrnunca acceso. As estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos.22

    El ttulo mismo de la obra, una de las ms importantes y densas escritas por Benedetti,alude a la pugna ineludible del ser humano con Dios y su soledad. En esa confrontacin, querecuerda la terrible batalla de Jacob con el ngel de Dios, existen treguas, pero no tratados depaz permanentes.

    Ms audaz an en su disposicin a transgredir la ortodoxia dogmtica es la culminacindeLa "Flor de Lis", la fascinante novela de la mexicana Elena Poniatowska, en la que se trazael itinerario espiritual de Mariana, una joven de familia adinerada cuya fe religiosatradicional es sacudida por un extrao sacerdote, Jacques Teufel [nombre enigmtico, Teufeles la voz alemana para diablo]. El parlamento final de Teufel a la atormentada muchacha esun dechado de transgresin y heterodoxia teolgicas, en el que la vida, el pecado y Dios se

    1926), 82.21 Juan Rulfo,Pedro Pramo (Mxico, D. F.: Fondo de Cultura Econmica, 1985, la primera edicin es de 1955),40s.22 Mario Benedetti,La tregua (Madrid: Alfaguara, 1994, publicado por primera vez en 1960), 175s.

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    entrecruzan de manera peculiar que rompe las normas del tesmo y atesmo clsicos.

    El nico compromiso del hombre sobre la tierra, Mariana, es vivir... Hay que vivir y sino pecas, si no te humillas, si no te acercas al pantano, no vives. El pecado es lapenitencia, el pecado es el nico elemento purificador, si no pecas, cmo vas a podersalvarte?... Estamos solos. Mariana, solos. Todos los hombres estamos solos, hagan lo

    que hagan, suceda lo que suceda, su historia est trazada de antemano... El nico queconoce tu historia es Dios y Dios es un visionario que no puede hablar. Dios conoce tuhistoria. Mariana, no te das cuenta?, conocer tu historia es condenarte, no darteescapatoria... Dios es el culpable de todos los pecados del mundo...23

    Ya en su primer libro,Lilus Kikus, publicado en 1954, Elena Poniatowska, haba mostradointers y audacia al replantearse los ms complejos problemas religiosos y teolgicos desdeuna perspectiva literaria femenina, en este caso examinados desde la picarda de una niaexcepcional. En medio de la intensa fiebre de una enfermedad infantil, Lilus Kikus mezclaldicamente el peculiar milagro vincola de Jess ("Jess, Jesusito Por qu fue usted a lasbodas de Canan, a esa fiesta de borrachos? Por qu hizo usted ese milagro tan raro?"), laconfrontacin evanglica con la mujer adltera y la Mara Magdalena que "destapa susnforas de perfume..." En su delirio, y en respuesta a su ruptura de los cdigos misginos yultra-moralistas de santidad, "Lilus Kikus ve pasar hileras de seoras tiesas... que llevannegros letreros en el pecho y en la frente: 'Prohibido', 'Prohibido', y que la amenazan conexpulsarla de la asociacin 'Almas en Flor'."24

    Si, en general, la literatura europea de mediados de siglo se adentra en el laberintofilosfico clsico de la lucha entre la fe y el atesmo, la latinoamericana de las ltimas dcadasse encamina por senderos de mayor irona, humor y audacia heterodoxa. Ejemplar es eltratamiento que Gabriel Garca Mrquez, en Cien aos de soledad, confiere a los escasossacerdotes que se atrevieron habitar en Macondo. El padre Nicanor Reyna intenta, sin mucho

    xito, imponer la normatividad sacramental en una poblacin hasta entonces sujeta a la leynatural, sin bautizos, matrimonios eclesisticos o extrema unciones. Pretende evangelizar alalucinado patriarca, Jos Arcadio Buenda, pero es ste quien casi le convence de lainexistencia de Dios y quien proclama finalmente, en latn litrgico, la victoria de sunihilismo. El sucesor de tan desdichado cura, el padre Antonio Isabel, no tiene mejor suerte yculmina su ministerio en absoluto delirio senil, predicando que probablemente el diablohaba ganado la rebelin contra Dios, y que era aqul quien estaba sentado en el trono celeste,sin revelar su verdadera identidad para atrapar a los incautos.25

    Son pasajes cruciales para entender a Macondo, metfora de una Amrica Latina apartadade la gracia divina a pesar de la presencia ubicua de la cristiandad y sus sacramentos. Una

    Amrica Latina, reinado de Satans, tierra en la que una iglesia sacramental pinta una ligeracapa de ritual obediencia al dogma, pero que no logra evangelizar a profundidad el alma delos pueblos. Es una trgica hiptesis que Garca Mrquez profundiza cinco lustros ms tarde,cuando uno de sus personajes claves, el obispo don Toribio de Cceres y Virtudes sentencia:

    23 Elena Poniatowska,La "Flor de Lis" (Mxico, D. F.: Ediciones Era, 1994, publicada inicialmente en 1988), 251s.24 Elena Poniatowska,Lilus Kikus (Mxico, D. F.: Ediciones Era, 1993, la primera edicin es de 1954), 40.25 Gabriel Garca Mrquez, Cien aos de soledad(Madrid: Ctedra, 1995),177-180, 297-298.

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    Hemos atravesado el mar ocano para imponer la ley de Cristo, y lo hemos logrado enlas misas, en las procesiones, en las fiestas patronales, pero no en las almas Habldel batiburrillo de sangre que haban hecho desde la conquista: sangre de espaol consangre de indios, de aqullos y stos con negros de toda laya, hasta mandingasmusulmanes, y se pregunt si semejante contubernio cabra en el reino de Dios... Qupuede ser todo eso sino trampas del Enemigo?26

    Es "el Enemigo" - el Diablo - quien rige el destino espiritual latinoamericano y caribeo.Toda esta otra novela de Garca Mrquez - Del amor y otros demonios - puede leerse comouna reflexin literaria sobre la demonizacin de la religiosidad de los pueblos americanosmarginados y los intentos que hace una iglesia colonial y saturada de arrogancia espiritualpor erradicar la cultura y el culto particulares de las comunidades negras esclavas. Es lamisma demonizacin que reflejan muchos textos misioneros del siglo diecisis respecto a lasreligiosidades indgenas.27

    O en el satrico relato de la uruguaya Cristina Peri Rossi, "El juicio final", en el que unpersonaje, tras recibir una revelacin apocalptica de la deidad, "comenz a leerle a Dios la

    lista de cargos que durante cincuenta aos haba acumulado contra l, de formaimparcial...",28 alterando drsticamente la concepcin tradicional del "juicio final". Es Diosquien, en la instancia final de la historia, ha de rendir cuentas al ser humano, reabrindose asirnicamente el aejo tema de la teodicea.

    La chilena/costarricense Tatiana Lobo ha publicado en los ltimos aos unas fascinantesnovelas y crnicas ficcionalizadas. En Calypso, obra dedicada a exaltar la sensualidad y labelleza, de alma y cuerpo, de las mujeres afrocentroamericanas, un comerciante blancodenuncia ante un obispo catlico el contenido poco ortodoxo de un predicador llamadosencillamente "el Africano".

    Dice... que la Biblia no dice que hay que sudar para ms que para la comida, y que

    trabajar en exceso, adems de una tontera, es pecado... El negro este asegura que Jessabandon el taller de carpintera de San Jos para largarse a caminar por aqu y porall, sin trabajo fijo conocido...

    Dice que hay que vivir como los lirios del campo, que aqu se dan en la arena sin sudarms que lo justamente necesario... Imagnese, monseor, que dice que los romanoscrucificaron a Jess por miedo a que su mal ejemplo se propagara y los judos ya noquisieran trabajar para ellos... Porque el que no hace nada, piensa mucho - dice -, y quea los romanos no les convena que los judos pensaran. Que hasta Mara Magdalenasali de su mala vida para disfrutar de tiempo libre.... Y que si las gracias al Seor se

    hacen con msica y con cantos, tanto mejor, que no slo de pan vive el hombre, quetambin de risas y de alegra...29

    26 Gabriel Garca Mrquez,Del amor y otros demonios (Nueva York: Penguin Books, 1994), 138-139.27 Pierre Duviols,La lutte contre les religions autochtones dans le Prou colonial: l'extirpation de l'idolatrieentre 1532 et 1660 (Pars-Lima: Institut Franais d'tudes Andines, 1971).28 En Cristina Peri Rossi, Una pasin prohibida (Barcelona: Seix Barral, 1992, publicado inicialmente en 1986),113s.29 Tatiana Lobo, Calypso (San Jos, Costa Rica: Norma, 1996), 62s. Los libros de Tatiana Lobo - Calypso,Asalto

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    Sugestivo tambin por su disposicin a retar la ortodoxia moral cristiana es uno de loscuentos de Eva Luna, de Isabel Allende: Clarisa. Clarisa, devota de velas y agua bendita, hasido atribulada por dos hijos minusvlidos de cuerpo y mente. Luego tiene otros dos hijos, deexcelente salud e inteligencia viva y alerta. Al final del relato, el lector descubre que paraprocrearlos, esta mujer de mantilla y misa ha recurrido a un hombre, de cualidades que ellahubiese querido ver reproducidas en sus hijos, pero que no era, ante la ley ni ante el altar, su

    legtimo marido. Su justificacin deja al lector boquiabierto, adems, de sonriente: "Eso no fuepecado... slo una ayuda a Dios para equilibrar la balanza del destino. Y ya ves cmo resultde lo ms bien."30

    Inquietante y heterodoxa es tambin la conclusin de la novela Desencanto al amanecer,de la nicaragense Milagros Palma. La poeta Fernando Rosales Cantero ha muerto en mediode las batallas que sacuden a un pas revolucionario latinoamericano y su alma, tras unvagabundeo repleto de incidentes interesantes, llega al cielo, "pero las puertas no se abrieroncomo ella se lo haba imaginado por su vida ejemplar. Nadie la estaba esperando... Una vozse oy como en los aeropuertos... 'El martirio ya no es una prctica de salvacin. De aqu enadelante el placer tiene que primar y ser condenado a la nada el que no cumpla con el deber

    sagrado de gozar'."31

    Palma continua as, en un relato novelstico, sus lecturas rebeldes de losmitos patriarcales que han servido para reprimir el disfrute y el gozo corporal de lasmujeres.32

    Carlos Fuentes, en un importante texto en el que encara frontalmente la polifona tnica ycultural de la identidad nacional, aborda audazmente y con un lenguaje procaz el labernticosincretismo religioso mexicano.

    [E]l hijo y el nieto de Cuauhtmoc entraban de rodillas a la misma catedral, con lascabezas gachas y los escapularios como cadenas arrastradas por la mano invisible delos tres dioses del cristianismo, padre, hijo y espritu santo, jefe, chamaco, scubo, concul de ellos te quedas, mexicanito nuevo, indio y castellano como yo, con el papacito,el escuincle o el espanto?... cul Dios, espejo de humo o espritu santo, serpienteemplumada o Cristo crucificado, dios que exige mi muerte o dios que me da la suya,padre sacrificador o padre sacrificado, pedernal o cruz? cul Madre de Dios,Tonantzn o Guadalupe?... Cabrn Jess, rey de putos, t conquistaste al pueblo de mimadre con el goce pervertido de tus clavos flicos, tu semen avinagrado... cmoreconquistarte a ti?33

    al paraso (San Jos, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1992) y Entre Dios y el diablo(SanJos, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1993) - constituyen un impresionante buceo en lasprofundidades de la pluralidad tnica, cultural y femenina de Costa Rica.

    30 Isabel Allende, Cuentos de Eva Luna (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1996, la primera edicin es de1990), 49s.31 Milagros Palma,Desencanto al amanecer(Bogot: Ediciones ndigo, 1995), 146s.32 Verbigracia, Milagros Palma,La mujer es puro cuento: Simblica mtico-religiosa de la feminidad aborigen ymestiza (Quito, Ecuador: Ediciones Abya-Yala, 1992, publicado por primera vez en 1986) yEl gusano y la fruta:

    El aprendizaje de la feminidad en Amrica Latina (Bogot: Ediciones ndigo, 1994).33 Carlos Fuentes, "Los hijos del conquistador", en El naranjo, o los crculos del tiempo (Mxico, D. F.:Alfaguara, 1993), 88s. Fuentes ensaya en ese relato una comprensin del mestizaje, tnico y cultural, de Mxicoque intenta superar las aporas de la identidad nacional magistralmente analizadas por Octavio Paz en El

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    El uruguayo Eduardo Galeano no tiene reparo alguno en embrollar a Dios enheterodoxias y transgresiones teolgicas. En el tono de humor irnico que caracteriza susescritos se compadece del casto e inhibido Dios cristiano:

    El dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizs es el nico diosque nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la

    historia humana. Cada vez que lo pienso, siento pena por l. Y entonces le perdonoque haya sido mi superpap castigador, jefe de polica del universo, y pienso que al finy al cabo Dios tambin supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creaen l y crea que l crea en m. Entonces paro la oreja, entre la cada del sol y la cadade la noche, y me parece escuchar sus melanclicas confidencias.34

    En otro de los relatos de Galeano se manifiesta el dolor que se oculta detrs de la sonrisa:el sufrimiento de tantos hombres y mujeres, vctimas de la crueldad y la violencia que definiel proceder de algunos regmenes militares sudamericanos, entre los sesenta y los ochenta. Yese dolor se transmuta nuevamente en la pregunta clsica de la teodicea, pero de maneramuy novedosa.

    El poeta Juan Gelman escribe alzndose sobre sus propias ruinas, sobre su polvo y subasura.

    Los militares argentinos, cuyas atrocidades hubieran provocado a Hitler un incurablecomplejo de inferioridad, le pegaron donde ms duele. En 1976, le secuestraron a loshijos. Se los llevaron en lugar de l. A la hija, Nora, la torturaron y la soltaron. Al hijoMarcelo, y a su compaera, que estaba embarazada, los asesinaron y losdesaparecieron...

    Cmo se hace para sobrevivir una tragedia as? Digo: para sobrevivir sin que se teapague el alma... Y me he preguntado: si Dios existe, por qu pasa de largo? No serateo Dios?35

    Rosario Ferr ha escrito una novela repleta de irona y de humor, La batalla de lasvrgenes, en la que, tras relatar literariamente los conflictos y disputas entre los adoradorespuertorriqueos de distintas tradiciones de apariciones marianas, se llega a la conclusin deque la nica virgen que merece la adhesin plena es la Virgen de la Cueva, una no muyvelada alusin a la liberacin ertica. "La Virgen de la Cueva es la nica que vale, es a ella ala que hay que rezarle... es la nica que existe, es la nica que vale. Por la cueva de la Virgen

    laberinto de la soledad(Mxico, D. F.: Fondo de Cultura Econmica, 1987, impresa por primera vez en 1950),67-80. Paz postula una sugestiva analoga entre la conquista, como posesin violenta, y la violacin de la mujerindgena. "La Chingada es la Madre violada... la atroz encarnacin de la condicin femenina. Si la Chingada esla representacin de la Madre violada, no me parece forzado asociarla a la Conquista, que fue tambin unaviolacin, no solamente en el sentido histrico, sino en la carne misma de las indias". Distingue la expresinsoez mexicana "hijos de la chingada" de la espaola "hijos de puta". La frase mexicana manifiesta con fuerzadramtica e insoslayable claridad, de la que carece la ibrica, la pavorosa angustia de la mujer nativa violentada.Cf. Luis N. Rivera Pagn, "La indgena raptada y violada",Pasos, segunda poca, no. 42, julio-agosto, 1992, 7-10.34 Eduardo Galeano,El libro de los abrazos (Mxico, D. F.: Siglo XXI, 1990, la primera edicin es de 1989), 75.35 Ibid., 229.

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    es que nos hacemos peregrinos por primera vez, es que pasamos al espacio real del ser..."36

    Hacia el dilogo entre la teologa y la literatura

    Como hiptesis de trabajo adelanto dos proposiciones fundamentales. En primer lugar,ningn tratamiento acadmico de las manifestaciones creadoras de las culturaslatinoamericanas puede reclamar integridad si no incorpora la importancia central que en

    ellas ha tenido la fe cristiana y sus textos sagrados. Cmo discutir Pedro Pramo (1955), deJuan Rulfo, Las buenas conciencias (1959), de Carlos Fuentes, Hijo de hombre (1960), deAugusto Roa Bastos, Todas las sangres (1964), de Jos Mara Arguedas o Cien aos desoledad (1967), de Gabriel Garca Mrquez sin analizar la presencia acuciante, en lasangustias de los seres humanos y sociedades ah descritas, de las religiosidadeslatinoamericanas y sus intrincadas redes de smbolos, creencias y ritos, con su caudal detemores y esperanzas?

    Sera como pretender estudiar la trayectoria espiritual de James Joyce evadiendo suconfrontacin con el intenso catolicismo irlands, brillantemente expuesta en A Portrait ofthe Artist as a Young Man (1916). O reducir el anlisis de Resurreccin (1899), la gran obra

    del anciano Tolstoi, a disquisiciones exclusivamente literarias eludiendo su dramticoconflicto religioso con la Iglesia Ortodoxa de Rusia y su ansiosa bsqueda de un cristianismoms cercano al Jess de los Evangelios. O querer discutir Beloved(1987), de la magistral ToniMorrison, desligada de la rica tradicin religiosa afroamericana, tan preada de las miseriasde la esclavitud y las ilusiones de libertad. Eso sera tan absurdo como enfrentarse a la obraliteraria de Chaim Potok o Isaac Bashevis Singer a la vez que se elude el estudio aprofundidad de los fascinantes laberintos trazados y recorridos por la religiosidad juda en ladispora, en sus esfuerzos por encarnar su fidelidad al celoso Dios de Israel en un mundosecular extrao y hostil.

    En un momento en que nuevas corrientes intelectuales tienden a difuminar las fronterasrgidas entre las distintas esferas de la cultura y a recalcar los aportes epistemolgicos yhermenuticos vlidos que provienen del quehacer literario, la relativa ausencia de dilogoentre la teologa y la literatura constituye un dficit terico. Richard Rorty ha recalcado lacentralidad de la literatura, especialmente de la novela, en el pensamiento filosficomoderno.37 Rorty intenta quebrar la pared tradicional de separacin entre el escritor y elpensador, la imaginacin y la razn, el arte y la filosofa, que con firmeza erigi Platn en laaurora de la cultura occidental. Lo que l intenta hacer respecto a la filosofa, es an de mayorimportancia en la teologa. El telogo nutre su pensamiento de las reflexiones narrativas quesobre la contingencia, la irona y la solidaridad humanas, para usar trminos claves en la obrade Rorty, surgen de las obras de imaginacin literaria.

    La escasa o nula atencin que algunos crticos prestan a las imgenes religiosas de

    importantes textos literarios en ocasiones claves les obnubila su capacidad analtica. El granlibro que Octavio Paz dedica a sor Juana Ins de la Cruz se lacera por el recelo de ese gran

    36 Rosario Ferr , La batalla de las vrgenes (Ro Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de PuertoRico, 1993), 120s.37 Richard Rorty, Contingency, irony, and solidarity (Cambridge: Cambridge University Press, 1989). Lainmersin literario-filosfica que Rorty lleva a cabo con las novelas y los ensayos de Vladimir Nabokov yGeorge Orwell, es practicable, y de mucha utilidad, con las obras de los escritores latinoamericanos.

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    autor a las turbias seducciones del ascetismo, la milagrera y la falsa mstica38 y sumenosprecio a los dilemas teolgicos que ciertamente s inquietaban a la enclaustrada poetanovohispana.

    Carlos Fuentes, quien ha jugado el papel dual de novelista de primera fila y crticoliterario de envergadura, ha escrito algo de mucha densidad para el pensamientolatinoamericano, incluyendo el teolgico: "Una novela... es la portadora de la noticia de que

    en verdad no sabemos quines somos, de dnde venimos o cul es nuestro lugar en elmundo. Es la mensajera de la libertad al precio de la inseguridad."39 Esa apora, personal ysocial a la misma vez, ese maridaje entre el enigma de la existencia, la angustia de la libertady el anhelo de descifrar lo que quiz es, en ltima instancia, inefable e inasibleconceptualmente, constituye el punto de partida fascinante de un dilogo posible entre laliteratura y la teologa. En su estudio sobre los encuentros y desencuentros entre la historia yla literatura latinoamericanas, Fuentes percibe magistralmente los enigmas y las aporas, perose le escapan de su horizonte analtico, quiz por el radical laicismo de su perspectiva, lasubicuas alusiones y referencias a la religiosidad de nuestros pueblos.

    En segundo lugar, el telogo puede ver, en las mejores creaciones culturales, aquellas que

    expresan con excelencia estilstica las angustias y aspiraciones de un pueblo, las atroces ypavorosas arrugas de las expresiones histricas de la fe. Cmo no temblar ante los terriblesrostros del cristianismo latinoamericano, para parafrasear el ttulo del libro de Jos MguezBonino,40 que se insinan en las obras antes mencionadas? Cmo evitar sobrecogerse ante laimagen del Dios que en ellas propugna el cristianismo oficial? Cmo no captar, por elcontrario, en su interioridad, los profundos clamores de esperanza en el Dios de liberacin,clamores que pugnan por plasmarse en la dolida historia humana iberoamericana forjandouna religiosidad solidaria y compasiva? Por algo, la consagracin a la teologa proftica larecibe Gustavo Gutirrez de la pluma desgarrada y suicida de su compatriota Jos MaraArguedas, cuando el gran novelista, al final de su novela inconclusa, El zorro de arriba y el

    zorro de abajo (1969), le convoca a proclamar el Dios libertador, a fin de que las calandrias desolidaridad entonen la clausura del dios del miedo y la opresin.41

    En medio de su gran novela Hijo de hombre, Augusto Roa Bastos se lanza la siguienteaseveracin:

    Evidentemente, la memoria tiene su retrica de lugares comunes, de imgeneslitrgicas en el trasfondo - en el bajofondo - que nos leg la aculturacinevangelizadora. Los reflejos condicionados del Nuevo Testamento funcionan a todo

    38 Octavio Paz, Sor Juana Ins de la Cruz o las trampas de la fe (Mxico, D. F.: Fondo de Cultura Econmica,2003), 173.39

    Carlos Fuentes, Valiente mundo nuevo: pica, utopa y mito en la novela hispanoamericana (Madrid:Mondadori, 1990), 19.40 Jos Mguez Bonino, Los rostros del protestantismo latinoamericano (Buenos Aires: Instituto Superior deEducacin Teolgica y Editorial Nueva Creacin, 1995).41 Gustavo Gutirrez, Entre las calandrias: un ensayo sobre Jos Mara Arguedas (Lima: Per: InstitutoBartolom de las Casas, 1990). La relacin Arguedas Gutirrez es tema de la disertacin doctoral de BrettGreider, Crossing Deep Rivers: The Liberation Theology of Gustavo Gutirrez in the Light of the Narrative

    Poetics of Jos Mara Arguedas (Ph. D. doctoral dissertation, Graduate Theological Union, 1988). Vase tambinLuis N. Rivera-Pagn, Myth, Utopia, and Faith: Theology and Culture in Latin America, The PrincetonSeminary Bulletin, Vol. XXI, No. 2 New Series, July 2000, 142-160, especialmente las pginas 148-153.

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    vapor en las capas callosas del sentimiento religioso que es la verdadera levadura denuestra cultura mestiza. Todo el lenguaje castellano y guaran, o su mezcla, ha sido"evangelizado", ha quedado prisionero del Santo Sepulcro, entre los miasmas de laRedencin. No podemos escapar.42

    Roa Bastos, por un lado, afirma la cristianizacin, en el bajofondo, a profundidad, de la

    cultura latinoamericana mestiza, popular, a causa de la aculturacin evangelizadora. Por elotro lado, sin embargo, se da cuenta de la distancia que media entre los ideales de la fe y susdistorsiones histricas, lo que Alfred Loisy, en otro tiempo y lugar, catalog como ladiferencia clave entre la prdica del reino de Dios, propia de Jess, y el resultado emprico, lahegemona de la iglesia.43 Por ello, su nfasis es ambiguo y oscila entre el reconocimiento a laevangelizacin del lenguaje popular, el castellano y el indgena (en su caso, el guaran) y sucaracterizacin de ella como miasma aprisionadora. Hijo de hombre seala, trascendiendo laambigedad y la irona, un sendero de sacrificio cristolgico, de imitatio Christi, ms all delas fronteras institucionales eclesisticas. Es, por tanto, como lo sugiere el ttulo, unarecuperacin del tema clsico, pero siempre inquietante y rebelde, del Jesucristo que se

    enfrenta al templo y a sus sacerdotes. Lo que conlleva, inevitablemente, su crucifixin.44

    Pero, en nuestra espiritualidad e identidad latinoamericanas, la crucifixin es el preludiode la resurreccin, como esperanza escatolgica. Rigoberta Mench, indgena quich, es laprotagonista de una aventura excepcional de fe, valor y afirmacin de un pueblo, su cultura ysu religiosidad. Su testimonio literario, Me llamo Rigoberta Mench y as me naci laconciencia,45 surge de los dolores y esperanzas de su pueblo, por siglos menospreciado ymaltratado. Es una endecha al tormento y la muerte; es tambin un canto a la vida de quienesel guatemalteco Miguel ngel Asturias llam hombres de maz y, acorde con estos tiemposde mayor equidad, nosotros llamamos hombres y mujeres de maz. Es, adems, una hermosaexposicin, trazada con inmenso orgullo de ser lo que se es, de las ricas tradicionesespirituales de las comunidades quichs. Tambin es un himno literario de esperanza en laresurreccin de los pueblos autctonos, su identidad cultural y su espiritualidad religiosa.

    Este texto quiz pueda leerse como el reverso de esperanza del trgico fatalismo sobre eldestino de los pueblos mayas que encontramos en Oficio de tinieblas, la hermosa novela deRosario Castellanos.46 Es una propuesta de genuino dilogo intercultural, tanto en el sentidolingstico y cultural (a partir de las conversaciones entre dos mujeres de tradicionesculturales distintas e idiomas diversos Rigoberta Mench y Elizabeth Burgos) comoespiritual (el cristianismo occidental y el universo mtico religioso maya), en un contexto

    42 Augusto Roa Bastos,Hijo de hombre (1960, 1984, New York: Penguin Books, 1996), 177.43 Alfred Loisy,Lvangile et lglise (Paris: A. Picard, 1902).44 La vida y pasin de Jess, enfocada de modo directo u oblicuo, es tema perenne en la literatura marcada porel cristianismo. En Amrica Latina, Hijo de hombre, de Roa Bastos, es ejemplo eminente del segundo enfoque.

    El Evangelio segn Lucas Gaviln (1979), del mexicano Vicente Leero, del primero.45 Rigoberta Mench y Elizabeth Burgos,Me llamo Rigoberta Menchy as me naci la conciencia (Mxico, D.F: Siglo XXI, 1994, la primera edicin es de 1985). Este libro se ha constituido como paradigma de un gneroliterario: la literatura de testimonio. Vase la discusin sobre este genero y el lugar que en l ocupa este texto enNeil Larsen, Reading North By South: On Latin American Literature, Culture, and Politics (Minneapolis:University of Minnesota Press, 1995).46 Rosario Castellanos, Oficio de tinieblas (Mxico, DF: Penguin Books, 1977, orig. 1962).

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    complejo y doloroso de pugna por la liberacin de unos pueblos autctonos despreciados ymarginados. Es un dilogo que tambin es un proceso de transformacin de sus trminos, enpalabras de Ral Fornet-Betancourt, de la inculturacin a la interculturalidad.47

    Alguien ha dicho que en muchos de nuestros pases las lites criollas y blancas idolatrizancomo paradigmas simblicos de la nacionalidad a figuras indgenas, siempre y cuando stashayan muerto siglos atrs, al mismo tiempo que menosprecian a sus actuales descendientes.

    Despus de Rigoberta Mench, nadie debe poner en duda la inmensa dignidad de la culturade los pueblos originarios ni la integridad de sus formas peculiares de vivir, sentir y pensarsu espiritualidad. Tampoco, debemos aadir, despus de Rigoberta Mench, deba quedarduda alguna sobre la facultad extraordinaria de las mujeres para representar con eficacia lospesares y las ensoaciones de sus pueblos. Su libro conjuga la belleza literaria, el sentimientogenuino de la cultura indgena, con la reflexin teolgica acerca de los senderos de Dios y lafe en la historia latinoamericana.

    En este contexto, es quiz pertinente llamar la atencin a la rica creatividad literaria de lasescritoras latinoamericanas durante las postrimeras del siglo pasado. Permtaseme aludir ados ejemplos destacados poco conocidos fuera de sus contextos nacionales. Los libros de

    Tatiana Lobo, Asalto al paraso (1992), Entre Dios y el diablo (1993) y Calypso (1996),constituyen un impresionante buceo en las profundidades de la pluralidad tnica, cultural yespiritualidad de la identidad femenina costarricense. La puertorriquea ngela LpezBorrero es una escritora fascinante que conjuga, en dos hermosos libros de relatos breves yseductores, Los amantes de Dios48 y En el nombre del hijo,49 como quiz nadie ms ennuestros lares, la prosa potica, la lectura sugestiva y novedosa de los textos bblicoscannicos y el erotismo no divorciado de una espiritualidad honda y genuina.

    No puede leerse ninguna de estas escritoras, entre muchas otras, sin admirarnos ante laenorme capacidad de nuestros pueblos de trazarse, en el destino de sus historias de penuriasy aoranzas, senderos de autntica espiritualidad e identidad. De su imaginacin e

    inteligencia surge un esfuerzo audaz y tenaz de liberar la imaginacin religiosa de vestigioscoloniales y forjar horizontes genuinos y amplios para nuestras espiritualidades eidentidades latinoamericanas.

    El Apocalipsis de los pueblos marginadosLa historia hermenutica del postrer libro de las escrituras sagradas, Apocalipsis, ha sido

    ambigua y ambivalente. Libro de cabecera de conservadores a quienes la suerte de losmarginados importa poco; rebuscadores de cdigos secretos que anatemicen a radicales yliberales de toda ndole. Ejemplo reciente es la popularsima serie de novelas bajo el ttulosombrillaLeft Behind,50 con su marcada hostilidad hacia catlicos, homosexuales, liberales y

    47 Vase, Ral Fornet-Betancourt, De la inculturacin a la interculturalidad, en Interculturalidad, dilogointerreligioso y liberacin, editado por Juan Jos Tamayo y Ral Fornet-Betancourt (Navarra, Espaa: EditorialVerbo Divino, 2005), 43-60.48 Ro Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1996.49 Ro Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1998.50 Entre 1995 y 2007, los escritores evangelicals estadounidenses Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins publicarontrece novelas (Left Behind, Tribulation Force,Nicolae, SoulHarvest,Apollyon,Assassins, The Indwelling, The

    Mark, Desecration, The Remnant, Armageddon, Glorious Appearingy Kingdom Come) sobre las tribulacionesque acompaan los das finales de la historia humana.

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    socialistas, disfraces taimados del Anticristo. Pero tambin ha sido lectura predilecta dequienes desafan el poder del imperio y sus secuaces (Babilonia y la Bestia) y confan en lapromesa de un cielo nuevo y una tierra nueva (Apocalipsis 21: 1) cuando Dios enjugue todalgrima de los ojos de los oprimidos y perseguidos. El abad Joaqun de Fiore, en los ltimosaos del siglo doce, hizo del Apocalipsis piedra angular exegtica de su visin de una terceraera de la humanidad, la era del Espritu, en la cual la hermandad universal desplazara las

    jerarquas de poder, incluyendo la eclesistica, teora que ineludiblemente le vali la vigorosacondena de sus escritos por el Papa Alejandro IV en 1256.51

    En aos recientes Apocalipsis ha sido texto privilegiado de diversas lecturas desde laperspectiva de los marginados y desposedos.52 Sera interesante, para validar las hiptesisque he expuesto en este ensayo, examinar las conclusiones apocalpticas de algunas novelasinsignes de nuestra literatura latinoamericana, en cotejo con esas nuevas miradas alApocalipsis. En 1949 se publicaron dos obras de gran influencia en las letras continentales.Proceden de dos contextos histricos, tnicos y culturales muy distintos. El reino de estemundo, de Alejo Carpentier,53 publicada bajo un ttulo con obvias alusiones a palabrasatribuidas a Jess durante el juicio que culmin en su ejecucin, y Hombres de maz, el

    extraordinario relato de Miguel ngel Asturias,54

    con un ttulo que evoca la vitalidad yvigencia de las tradiciones mticas mayas.El clebre final deEl reino de este mundo refleja la metamorfosis de la magia y el mito en

    afn perpetuo y utpico de liberacin, en el interior de la historia humana. La magia no esaqu taumaturgia fantasiosa. Todo acto mgico y milagroso en la novela tiene una finalidadliberadora: es un arma de batalla en el arsenal espiritual de un pueblo cautivo, pero queconserva enormes reservas de audacia y reclamos de reivindicacin. La fe en lo real-maravilloso, en los poderes extraordinarios que yacen ocultos tras la superficie de locotidiano, se convierte en gatillo que detona la explosin emancipadora:

    El hombre ansa siempre una felicidad situada ms all de la porcin que le esotorgada. Pero la grandeza del hombre est precisamente en querer mejorar lo que es.En imponerse Tareas... Por ello, agobiado de penas y de Tareas, hermoso dentro de sumiseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre slo puede hallar sugrandeza, su mxima medida en El reino de este mundo.55

    Ti Noel, quien emite esa proclama postrera, se convierte en parbola del elegido, delsiervo sufriente del pueblo afroantillano. Es significativo que Carpentier titula el ltimocaptulo de esta novelaAgnus Dei, el cordero de Dios, que asume en su ser, no ya los pecados,sino la rebelda e indignacin del pueblo. En su papel vicario, Ti Noel lanza una declaracin

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    Marjorie Reeves,Joachim of Fiore and The Prophetic Future (London: SPCK, 1976).52 Ejemplos destacados, entre otros, son Joo B. Libnio e Maria Clara L. Bingemer,Escatologia Crist: O NovoCu e a Nova Terra (Petrpolis, Brasil: Vozes, 1985); Pablo Richard,Apocalipsis: reconstruccin de la esperanza(San Jos: DEI, 1994) y Brian K. Blount, Can I Get a Witness?: Reading Revelation Through African AmericanCulture (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2005).53 Alejo Carpentier,El reino de este mundo (Ro Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1994).54 Miguel ngel Asturias,Hombres de maz (edicin crtica coordinada por Gerald Martin) (Madrid: ALLCA XX,1996).55El reino de este mundo, 135.

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    de guerra a cada sucesiva generacin de nuevos amos. A su proclama de insurreccin seenlazan la historia de la sublevacin humana y la fuerza devastadora de la naturaleza. Endesafo frontal a los intentos de sojuzgar el espritu y el cuerpo de los pobres de la tierra, unanueva revuelta arrabalera se conjuga con la fuerza espeluznante del huracn caribeo, quecomo el pueblo negro tambin llega a las Antillas desde las costas africanas, y se lanza contrala ltima camada de dominadores. Los ritmos sagrados de tambores y guamos, sincretismo

    musical de los pueblos dominados, se maridan con las potencias devastadoras del ciclnafrocaribeo y proclaman la tarea profundamente humana de historizar el mito y la utopa.La sublevacin de los negros oprimidos marca el Apocalipsis de significado de la historiahumana como esfuerzo perenne de liberacin.

    Tambin en 1949 se public una de las obras ms discutidas y enigmticas en la literaturalatinoamericana, Hombres de maz, de Miguel ngel Asturias. Fuente inagotable de buceosen la mitologa y las tradiciones espirituales de los pueblos mayas, el texto culmina en unavisin apocalptica que puede leerse simultneamente como un retorno a la creacin de losseres humanos como seres de maz y una convocacin a la resistencia contra quienespretenden hacer del maz fuente de lucro y no de vida. La conversin del maz en un

    producto de la globalizacin capitalista tiene un precio fatal: la opresin y muerte de lascomunidades autctonas.El final de la obra es de indudable cariz apocalptico y mesinico. Intenta sutilmente

    iluminar no slo los mltiples y complejos enigmas que proliferan el texto; tambin alude aldesafo crucial en el que le va la vida a los pueblos autctonos.

    Los Zacatn fueron descabezados por ser hijos y nietos del farmacutico que vendi yprepar a sabiendas el veneno que paraliz la guerra del invencible Gaspar Ilmcontra los maiceros que siembran maz para negociar con las cosechas. Igual quehombres que prearan mujeres para vender la carne de sus hijos, para comerciar conla vida de su carne, con la sangre de su sangre, son los maiceros que siembran no parasustentarse y mantener su familia, sino codiciosamente, para levantar cabeza dericos!...

    Mara la Lluvia, la Piojosa Grande, la que ech a correr como agua que se despea,huyendo de la muerte llevaba a su espalda al hijo del invencible Gaspar! A susespaldas de mujer de cuerpo de aire, de solo aire, y de pelo, mucho pelo, solo pelo,llevaba a su hijo, hijo tambin del Gaspar Ilm, el hombre de Ilm, llevaba a su hijo elmaz, el maz de Ilm, y erguida estar en el tiempo que est por venir, entre el cielo,la tierra y el vaco.56

    En el trasfondo de este texto que concluyeHombres de maz est indudablemente el PopolVuh y las tradiciones mticas y religiosas mayas. Es un himno a la resistencia espiritual de lospueblos autctonos. Pero no es un indgena quien lo escribe, sino Asturias, un autor criollocuya excelencia literaria se da exclusivamente en castellano (y, no se olvide, el francs), quienpor tanto no puede desarraigarse de las tradiciones mticas y espirituales que proceden de lasescrituras judeo-cristianas, entre ellas el Apocalipsis y su visin de una mujer que lleva en suseno a un hijo, destinado a regir las naciones, y quien, para salvar a su hijo de la persecucin

    56Hombres de maz, 279s.

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    del maligno Dragn (Apocalipsis 12: 1-6), hace lo mismo que la Piojosa Grande, huye parasalvar al hijo que encarna la esperanza de liberacin de los perseguidos y marginados. Esavisin mtica, apocalptica y mesinica palpita en la culminacin de la gran novela deAsturias, vinculada ahora no al destino del joven movimiento cristiano perseguido por elimperio romano, sino a la sobrevivencia fsica y espiritual de las comunidades indgenaslatinoamericanas.

    Esa mujer del Apocalipsis, prefiguracin, se me antoja, de la Piojosa Grande, madre delmaz, carne de los hombres y mujeres indgenas, huye al desierto, que en las imgenessimblicas bblicas juega un papel similar al de la lluvia en las espiritualidades autctonas deMesoamrica. All, en el desierto, puede que haya exclamado a la manera de uno de los msemotivos poemas de Rosario Castellanos...

    Alguien, yo arrodillada: rasgu mis vestiduras

    Y colm de cenizas mi cabeza.Lloro por esa patria que no he tenido nunca,

    La patria que edifica la angustia en el desierto

    Rosario Castellanos

    Muro de lamentacionesDe la vi gi l ia estril(1950)

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