Lo Antisocial a La Luz de Las Concepciones Psicoanalíticas Sobre El Ideal Del Yo

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Psicología de lo antisocial

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  • Lo antisocial a la luz de las concepciones

    psicoanalticas sobre el ideal del yo

    Juan Jos Ricrdez Lpez

    Enero, 2016.

    Oaxaca, Oaxaca.

  • Juan Jos Ricrdez Lpez Psicologa clnica

    [email protected] centrodorothybloch.jimdo.com 2

    Todo ser humano, sea el ms criminal del mundo, tiene algo de anglico

    Salvador Dal

    Entrevista A fondo con Joaqun Soler Serrano

  • Juan Jos Ricrdez Lpez Psicologa clnica

    [email protected] centrodorothybloch.jimdo.com 3

    ndice

    Introduccin, 4

    PRIMERA PARTE: Caractersticas conductuales, emocionales, relacionales y

    emocionales de la personalidad antisocial, 5

    SEGUNDA PARTE: Etiologa de la personalidad antisocial, 8

    TERCERA PARTE: El ataque al ideal del yo como explicacin psicoanaltica

    de la expresin antisocial, 14

    CUARTA PARTE: La intervencin con sujetos de caractersticas antisociales,

    18

    Conclusiones, 21

    Referencias, 22

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    Introduccin

    El peligro principal de abordar la personalidad antisocial es el de tomar una

    postura reduccionista en la que se entienda por antisocial todo aquello que atenta

    contra la legislacin oficial y moral de algn contexto espacio-temporal especfico.

    En el terreno de la salud mental habr que saber que en esos trminos los

    puramente sociales- es complicado establecer puntos de partida y de intervencin.

    En el presente trabajo se intenta ofrecer una panormica general aunque

    ciertamente reducida- de la manera de pensar a los sujetos antisociales desde

    diferentes pticas como son la de la American Psychiatric Association (2014), la

    de Freud (1979a), la de un psicoanalista intersubjetivista como Sullivan (1977),

    uno de enfoque ms bien yoico como Kernberg (1990), y uno cercano a las

    teorizaciones de Melanie Klein como Winnicott (1981a, 1981b, 1981c), para

    despus de ah, revisar propuestas de explicacin etiolgica en los trminos que

    algunos psicoanalistas han propuesto, siempre siguiendo los desarrollos

    freudianos referentes al yo, al narcisismo y al ideal del yo como precursor terico

    del supery

    Finalmente, se ofrecen consideraciones personales con respecto a la

    experiencia clnica con estas personas en base a las dificultades particulares que

    sus condiciones presentan.

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    PRIMERA PARTE: Caractersticas conductuales, emocionales, relacionales y

    emocionales de la personalidad antisocial

    Lo antisocial en este trabajo es entendido como las manifestaciones conductuales

    a travs de las cuales un sujeto daa a otro con la plena intencin de hacerlo,

    tomando como mxima expresin de esta condicin al homicidio. Para enmarcar

    mejor esta cuestin a continuacin se comparten las propuestas de clasificacin

    que se han intentado en el campo de la salud mental a fin de tener un panorama

    claro de la condicin que ahora intentamos abordar.

    Propuesta descriptiva: American Psychiatric Association

    La American Psychiatric Association (APsA) (2014, p. 363-364) incluye al

    Trastorno de la personalidad antisocial entre los trastornos de la personalidad

    correspondientes al grupo B1 (junto al Trastorno de la personalidad lmite, el

    Trastorno de la personalidad histrinica y el Trastorno de la personalidad

    narcisista); y propone los siguientes criterios para su diagnstico:

    A. Patrn dominante de inatencin y vulneracin de los derechos de los dems, que se produce desde los 15 aos de edad, y que se manifiesta por tres (o ms) de los hechos siguientes:

    1. Incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos legales, que se manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de detencin.

    2. Engao, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilizacin de alias o estafa para provecho o placer personal.

    3. Impulsividad o fracaso para planear con antelacin.

    4. Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por peleas o agresiones fsicas repetidas.

    5. Desatencin imprudente de la seguridad propia o de los dems.

    6. Irresponsabilidad constante, que se manifiesta por la incapacidad repetida de mantener un comportamiento laboral coherente o cumplir con las obligaciones econmicas.

    1 Tambin es citado en el apartado referente a los trastornos externalizadores de la conducta titulado Trastornos del control de impulsos y de la conducta del manual de la APsA (2014).

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    7. Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con indiferencia o racionalizacin del hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien.

    B. El individuo tiene como mnimo 18 aos.

    C. Existen evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta con inicio antes de los 15 aos.

    D. El comportamiento antisocial no se produce exclusivamente en el curso de la esquizofrenia o de un trastorno bipolar.

    Sin embargo, este cuadro clnico ha sido estudiado desde hace muchos aos y

    algunos autores han propuesto su ubicacin dentro de algunas categoras

    nosolgicas adecuadas a sus teorizaciones.

    Patrones de desorden mental: Sullivan

    El psicoanalista Harry Stack Sullivan (1977) propone una clasificacin de las

    desviaciones de la personalidad2 entre las que se encuentran la personalidad

    psicoptica, los epilpticos o patolgicamente adictos, los seriamente fatigados,

    los hipotiroideos, los enrgicos sin deficiencia tiroidea, los hipertensos, los

    desmoralizados, los deteriorados y los ciclotmicos. Slo la primera desviacin se

    ubica en el inters de este trabajo.

    Segn este autor, las caractersticas de las personas con esta condicin podra

    resumirse en:

    Lo que piensan como posible en el campo de las relaciones

    interpersonales, slo puede ser considerado como fantstico.

    Cuando hablan de su pasado, suelen narrarlo en trminos de hechos

    excepcionalmente gloriosos o dolorosos, pero detrs de este relato se

    encuentra cuando el entrevistador consigue penetrar a datos ms

    objetivos- una historia de abusos sobre otras personas: uno inmediato al

    otro. 2 Es importante puntualizar en este punto que Sullivan (1977) no pretende ofrecer una clasificacin definitiva. Para el autor es importante dejar claro que la propuesta de Sullivan (1977) es construida a partir de su experiencia como entrevistador psiquitrico, y con ella slo pretende guiar al profesional que se dedica a entrevistar. Adems, en ms de una ocasin, en su texto aclara que no ha encontrado en algn paciente psiquitrico caractersticas que no estn presentes en una persona sana. La diferencia radica en el grado.

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    Suelen emplear un lenguaje estructurado pero no necesariamente acorde

    con la realidad, y este patrn se ha instalado tras la experiencia de los

    beneficios que este tipo de comunicacin le trae.

    Nunca parecen ser capaces de ponerse a la altura de una verdadera

    oportunidad.

    Parecen tener un restringido contacto habitual con la realidad.

    Los que slo cumplen con la primera caracterstica pueden beneficiarse de

    una psicoterapia, los socipatas (resto de caractersticas) no.

    Narcisismo patolgico y personalidad antisocial: Kernberg

    Otro psicoanalista que se ha ocupado de este tema es el doctor Otto Kernberg,

    quien es reconocido por sus valiosos aportes referentes a los procesos de

    integracin del yo y sobre todo en el terreno de las psicopatologas derivadas de

    integraciones no consolidadas.

    En su texto Desrdenes fronterizos y narcisismo patolgico (1990) Kernberg

    analiza por separado estas dos constelaciones patolgicas: la organizacin

    fronteriza y la personalidad narcisista. Nos centraremos en el segundo rubro por

    ser el que implica el aspecto antisocial.

    Kernberg (1990) propone, de inicio una revista general a las caractersticas

    observables en los sujetos con personalidad narcisista. Estas consideraciones

    estn hechas, bsicamente, en trminos de las relaciones con el otro:

    En un plano superficial, [los sujetos con personalidad narcisista] no exhiben desrdenes serios de conducta; su comportamiento social suele ser satisfactorio (). Las interacciones de estos pacientes estn referidas a s mismos en medida inusual; sienten gran necesidad de ser amados y admirados y presentan una curiosa contradiccin entre un concepto muy elevado de s mismos y una desmedida necesidad de homenaje por parte de los dems. Su vida emocional carece de hondura; experimentan escasa empata hacia los sentimientos de otras personas (). En general, sus relaciones con otras personas son netamente explotadoras y a veces parasitarias. Es como si sintieran el derecho de controlar y poseer a los dems y explotarlos sin culpa [cursiva agregada]; detrs de una fachada de encanto y simpata se llega a percibir su naturaleza fra y despiadada. (Kernberg, 1990, pp. 205-206)

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    Destacamos a travs de cursivas los aspectos de la personalidad narcisista

    que definen a su vez al comportamiento antisocial. Ms adelante, Kernberg (1990,

    p. 206) especifica: la personalidad antisocial constituye un subgrupo de la

    personalidad narcisista; presenta las caractersticas ya mencionadas, a las que se

    agrega una severa patologa superyica [cursiva agregada].

    Consideramos ahora que este breve bosquejo de la composicin antisocial

    pensada desde tres trincheras la APsA, el psicoanlisis intersubjetivista

    (Sullivan), y la psicologa del yo (Kernberg)- nos ser de utilidad para formarnos

    una idea del asunto que ahora tratamos. Ahora entremos a terrenos menos

    cmodos intentado rastrear los orgenes de estos rasgos en ciertos individuos.

    SEGUNDA PARTE: Etiologa de la personalidad antisocial

    El yo, el yo ideal, el ideal del yo y el supery: Freud3

    La nocin del yo se asoma desde que Freud comienza a sospechar la existencia

    de una parte de la mente a la que slo era posible acceder a travs de ciertos

    mtodos como la hipnosis. Influenciado por el pensamiento de Charcot y por los

    resultados obtenidos por su amigo Breuer cuando trataba pacientes histricas,

    Freud comienza un camino de indagacin del inconsciente que nunca terminara.

    En 1914, con una estructura terica slida producto de 20 aos de trabajo,

    Freud publica Introduccin del narcisismo (1979a), trabajo en el que aborda la

    existencia de dos tipos de pulsiones: las libidinales y las del yo; propuesta que le

    servir adems para explicar el surgimiento de padecimientos como las neurosis,

    la hipocondra y las psicosis.

    No obstante, lo que a este trabajo interesa particularmente es la propuesta

    de un par de conceptos que consideramos cruciales en la comprensin de la

    personalidad antisocial: el yo ideal y el ideal del yo; adems de sus

    consideraciones en trminos de narcisismo patolgico.

    3 El yo no es abordado en este trabajo a partir de lo que Freud concibe como tal en su segunda tpica, sino como es abordado en trabajos previos a 1923, principalmente Introduccin del narcisismo.

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    Para explicar estos conceptos partiremos de la existencia de un yo real y un

    yo ideal. El yo real es el yo en trminos objetivos; el yo ideal es la imagen de

    omnipotencia infantil conservada y vivida en algunos sujetos como yo real. El

    narcisista, conservara la vivencia permanente de ese yo ideal sin percatarse del

    yo real. De esta distorsin surgira la estima exagerada hacia s mismo y la

    devaluacin del otro. Freud explica:

    Y sobre este yo ideal recae ahora el amor de s mismo de que en la infancia goz el yo real. El narcisismo aparece desplazado a este nuevo yo ideal que, como el infantil, se encuentra en posesin de todas las perfecciones valiosas (Freud, 1979a, p. 25)

    Existe pues una idealizacin de este yo infantil que lo erige como yo ideal.

    Con respecto al ideal del yo resultar ilustrativo tomar las palabras exactas de

    Freud:

    Si una instancia as existe, es imposible que su descubrimiento nos tome por sorpresa; podemos limitarnos a discernir sus rasgos y nos es lcito decir que lo que llamamos nuestra conciencia moral satisface esa caracterizacin. () Los enfermos que se quejan de que alguien conoce todos sus pensamientos, observa y vigila sus acciones; son informados del imperio de esta instancia por voces que, de manera caracterstica, les hablan en tercera persona ()

    La incitacin para formar el ideal del yo, cuya tutela se confa a la conciencia moral, parti en efecto de la conciencia crtica de los padres, ahora agenciada por las voces, y a la que en el curso del tiempo se sumaron los educadores, los maestros y, como enjambre indeterminado e inabarcable, todas las otras personas del medio (los prjimos, la opinin pblica). (Freud, 1979a, p. 25)

    Lo que Freud plantea entonces como explicacin de la funcin y el

    surgimiento del ideal del yo, es lo que a la postre, en El yo y el ello (1979b) ser

    nombrado supery; y ser entendido como la herencia moral del Complejo de

    Edipo que en Introduccin del narcisismo (1979a) es insinuada cuando se habla

    de la influencia de los padres.

    Imgenes ideales y reales del s mismo y los objetos en el narcisismo:

    Kernberg

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    Kernberg (1990) conserva la terminologa del Freud (1979a, 1979b) y emprende

    una explicacin interesante para explicar la etiologa de las personalidades

    narcisistas. Para este autor, es determinante, para la integracin del s mismo, una

    clara diferenciacin entre el yo y el supery con sus respectivos aspectos.

    Cuando esta diferenciacin no se logra, algunos aspectos del supery como son

    las prohibiciones paternales internalizadas, conservan no obstante caractersticas

    primitivas, agresivas y distorsionantes, debido a que no estn integrados con los

    aspectos amorosos del supery (Kernberg, 1990, p. 209).

    Segn Kernberg (1990), existen imgenes surgidas de la etapa de

    conformacin del yo ideal que son idealizadas; no obstante y quizs este es el

    agregado ms importante a los conceptos iniciales de Freud (1979a)- tambin

    existen imgenes idealizadas de los objetos (entendiendo a estos objetos como

    los padres, y quiz producto de la etapa previa al Complejo edpico) y la

    integracin de stas partes es necesaria para la integracin del s mismo en los

    sujetos sanos; no obstante, en los pacientes con personalidad narcisista, estas

    imgenes ideales del s mismo y los objetos estn ausentes.

    En un sentido ms ambiental, Kernberg opina: el predominio de una figura

    materna crnicamente fra, narcisista y al mismo tiempo sobreprotectora parece

    ser el principal elemento etiolgico en la psicognesis de esta patologa

    (Kernberg, 1990, p. 245). Si seguimos a nuestro autor en la idea de que la

    personalidad antisocial es un derivado de la narcisista, cobra particular sentido el

    hecho de que un vnculo inicial fro derive en un aislamiento social.

    El sentimiento de culpabilidad, el verdadero y falso s mismo: Winnicott

    Un asunto de bastante inters por lo menos en la opinin de quien ahora escribe-

    implicado en el tema de las personalidades y conductas antisociales, es el asunto

    de la falta de capacidad que evidencian estas personas para experimentar

    empata con respecto a los dems. En este sentido, es importante revisar si la

    capacidad de experimentar culpabilidad entendida como manifestacin emptica-

    es inherente a los seres humanos, o es una capacidad adquirida. En ambos

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    casos, los resultados nos conducirn la comprensin de la culpabilidad en los

    antisociales.

    Winnicott (1981a) en una clara lnea kleiniana- propone que en la primera

    etapa de la vida, la culpabilidad surge del choque entre el amor y el odio

    experimentado por el beb. En el mismo texto, Winnicott explica la necesidad de

    un acuerdo entre el yo y el supery lo cual es bastante similar a lo explicado por

    Kernberg-; acuerdo necesario para que la angustia surgida de la relacin primitiva

    entre las dos instancias evolucione en culpabilidad.

    Siguiendo por la lnea kleiniana, la madurez propia de la posicin depresiva

    en franco contraste con la desorganizacin de la esquizoparanoide- deriva en el

    pleno reconocimiento del otro y en la tendencia a la reparacin (Winnicott, 1981b):

    Gradualmente, a medida que el nio se va dando cuenta de que la madre sobrevive a los ataques y acepta sus gestos restitutorios, l mismo se va capacitando para aceptar la responsabilidad de la fantasa total derivada del impulso instintivo, que antes era simplemente despiadado. La crueldad da paso a la compasin; la indiferencia, a la inquietud. (Winnicott, 1981a, p. 24)

    Esta capacidad de culpa, de experimentar compasin, y de desear reparar

    el dao, est ausente en las personas antisociales, y esta incapacidad puede

    rastrearse en los primeros momentos de la vida: las personas que carecen de

    sentido moral son las mismas que, en las primeras fases del desarrollo, carecieron

    del marco emocional y material que hubiese permitido la formacin de la

    capacidad para el sentimiento de culpabilidad (Winnicott, 1981a, p. 26).

    En lo que respecta al papel del ser verdadero y el falso; podemos proponer

    la hiptesis siguiendo las consideraciones de Winnicott (1981c) referentes a que

    la funcin del falso self es proteger al verdadero; y que es gracias a aquel que el

    sujeto logra la socializacin, sacrificando al self verdadero y mantenindolo

    oprimido dentro suyo- que en los sujetos antisociales no ha ocurrido la formacin

    de un falso self que funja como intermediario entre el self verdadero digamos

    antisocial- y las exigencias de la sociedad. De ah que el sujeto antisocial no

    consiga o mejor dicho no desee- integrarse a ella, sino atacarla.

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    Para la formacin del self verdadero el beb requiere de una madre buena

    que d sentido a la omnipotencia del beb; en cambio, la madre no

    suficientemente buena, que no responde a esta omnipotencia infantil, promueve

    en el beb el surgimiento de un self falso producto de su incapacidad para

    interpretar las necesidades del beb (Winnicott, 1981c). Si el primer vnculo del

    beb no le brinda la sensacin de comprensin, seguramente el adulto que ser

    tiene la certeza de que nadie, ninguna persona, ninguna sociedad, es capaz de

    comprenderle. Una coincidencia clara con esta conclusin y las ideas de Winnicott

    y Kernberg la encontramos en Spitz (2012), quien indica que un beb que no

    recibi en la primera infancia los cuidados necesarios, desarrolla una tendencia a

    la agresin social.

    Del aprendizaje social a lo antisocial: Sullivan

    Ms all de la dotacin natural de pulsiones destructivas en el ser humano desde

    su nacimiento, condicin denominada por Freud con el nombre de pulsin de

    muerte y retomada por gran nmero de psicoanalistas, ahora diremos sin

    despegarnos de lo que Freud (2011a, 2011b) plantea en trminos de que la

    supresin de pulsiones, o su transformacin a travs de mecanismos psquicos es

    necesaria para el surgimiento y mantenimiento de las civilizaciones; es decir, que

    tanto lo biolgico como lo social operan para el funcionamiento social- que la

    cultura cumple una funcin fundamental en el paso de la naturaleza asocial a la

    social. Sullivan (1977) propone que hasta la era juvenil que el ubica a partir de

    que el nio experimenta la necesidad de un compaero- la cultura y la nocin de lo

    que es correcto o no le ha sido transmitida bsicamente por dos o tres personas:

    su familia. De ah que para cuando el nio con una enseanza distorsionada en

    trminos de moral entabla contacto con otros nios, este contacto puede favorecer

    el reconocimiento en l de lo que est bien y lo que no:

    Muchos de los errores en la enseanza del nio, que han existido porque en su hogar exista un torcimiento peculiar, son corregidos por el contacto con otros de su misma edad, que tambin tiene ideas sobre lo que est bien y es apropiado de cuanto aprendieron en sus hogares. (Sullivan, 1977, p. 162)

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    Si bien Sullivan y sus seguidores (Fromm, 1991; Fromm-Reichmann, 1983;

    Thompson, 1983) se han destacado por conceder especial importancia a la

    influencia que la cultura tiene en la constelacin de la personalidad, -aspecto que

    a momentos consideramos exagerado- es importante hacer notar que entonces,

    un adolescente o un adulto que evidencia una tendencia a destruir al otro ha

    atravesado por la niez sin que la influencia de sus compaeros de juego resulte

    suficiente para su integracin a la expectativa social y moral; es ms, resulta

    destacado entonces que el sujeto antisocial no slo no fue introducido en la

    dinmica social prevaleciente, sino que en algn momento asumi un papel de

    ataque hacia ella.

    Sullivan (1977) contina su exposicin referente al desarrollo, y concluye

    que en la preadolescencia y la adolescencia el inters en relacionarse con el otro

    es fundamental; es incluso esta tendencia la que inaugura la preadolescencia, y

    lleva a muchos jvenes a manifestar intereses filantrpicos en la adolescencia

    temprana. Continuamos preguntndonos: Qu es lo que pas con el sujeto

    antisocial si al parecer, la tendencia social de las personas suele determinar un

    rumbo distinto al que tom?

    Sullivan (1977, p. 183) concluye al respecto de las manifestaciones

    antisociales que ahora nos ocupan:

    El espritu pendenciero y belicoso son, ms o menos, grados de lo mismo y constituyen, en lo que a m se refiere, sugestiones perfectamente definidas de que la personalidad no est excelentemente integrada [cursiva agregada], y no ha alcanzado un alto grado de desarrollo en la adolescencia posterior.

    En realidad, la teora que aventuramos a este respecto sin duda requiere de

    la importancia de algunas mociones constitucionales individuales, y para ello

    retomamos la nocin de Freud (1979a) respecto del ideal del yo y de manera

    seguida la conclusin.

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    TERCERA PARTE: El ataque al ideal del yo como explicacin psicoanaltica

    de la expresin antisocial

    El caso Aime4

    En 1932 el pensador francs Jacques Lacan publica la tesis doctoral que realiz

    en el campo de la psiquiatra. Hoy por hoy, ese documento es pensado como el

    trnsito de Lacan desde la psiquiatra hasta el psicoanlisis. El ttulo de este texto

    es De la psicosis paranoica: Es la historia de una empleada de correos que suea

    con otra vida, que comete una tentativa de asesinato sobre la persona de una

    clebre actriz5 de la poca, () y que fracasa en su intento (Roudinesco, en

    Kapnist, 2001).

    Sobre este caso, Lacan describe:

    El 10 de abril de 193..., a las ocho de la noche, la seora Z., una de las actrices ms apreciadas del pblico parisiense, llegaba al teatro en que esa noche iba a actuar. En el umbral de la entrada de los artistas fue abordada por una desconocida que le hizo esta pregunta: "Es usted la seora Z" La mujer que haca la pregunta iba vestida correctamente; llevaba un abrigo con bordes de piel en el cuello y en los puos, y guantes y bolso. En el tono de su pregunta no habla nada que despertara la desconfianza de la actriz. Habituada a los homenajes de un pblico vido de acercarse a sus dolos, respondi afirmativamente y, deseosa de acabar pronto, se dispona a pasar adelante. Entonces, segn declar la actriz, la desconocida cambi de rostro, sac rpidamente de su bolso una navaja ya abierta, y, mientras la miraba con unos ojos en que ardan las llamas del odio, levant su brazo contra ella. Para detener el golpe, la seora Z. cogi la hoja con toda la mano y se cort dos tendones flexores de los dedos. Ya los asistentes hablan dominado a la autora de la agresin. (Lacan, sf, p. 38)

    Aquella mujer, Aime, que haba intentado atacar a la famosa actriz, fue

    confiada al cuidado de Lacan en un hospital psiquitrico. Sobre la declaracin de

    Aime, en la misma pgina Lacan explica:

    Declar que desde haca muchos aos la actriz vena haciendo "escndalo" contra ella; que la provocaba y la amenazaba; que en estas persecuciones

    4 Aime (la amada) es el nombre ficticio de Marguerite Pantaine (1892-1981), una mujer que provena de una familia catlica de Mauriac en el centro de Francia (Velosa, 2010, p. 51) 5 Su nombre era Huguette Duflos segn Velosa (2010).

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    estaba asociada con un acadmico, P. B., famoso hombre de letras, el cual, "en muchos pasajes de sus libro, revelaba cosas de la vida privada de ella.

    Como el ttulo del texto lo indica, Lacan est interesado en la condicin

    paranoica y en este sentido comienza a pensar el caso que ahora se le presenta.

    Interesado desde siempre en el discurso de pacientes paranoicos como mtodo

    de investigacin, no ser un medio distinto el que emplee con Aime.

    Entre los antecedentes clnicos de Aime al momento del internamiento a

    cargo de Lacan, se encuentra un internamiento anterior y diferentes diagnsticos.

    En los certificados se obtienen frases que ella ha dicho a diferentes personas, y en

    todas ellas parece quejarse de juicios externos y responder protegindose de

    ellos: No vayan a creer que envidio a las mujeres que dan de qu hablar ()

    Muchas veces me juzgan por otra de la que soy (Lacan, sf, p. 39) y ms.

    Si bien la descripcin de Lacan y el anlisis de la detallada informacin que

    tiene sobre su paciente son de gran utilidad para la comprensin de la psicosis

    paranoica, lo que a nosotros interesa en este trabajo es la interesante conclusin

    que de este caso se desprende en trminos de manifestaciones antisociales,

    particularmente la tentativa de homicidio: En el fondo, lo que Lacan muestra en

    esta historia de paranoia de autocastigo, es que al atacar a la actriz, ella estaba

    atacando su ideal del yo [su supery], aqul con el que ms se identificaba

    (Roudinesco, en Kapnist, 2001).

    Manifestaciones antisociales fundidas con aspectos paranoides y

    narcisistas

    Ataque a figuras pblicas

    En este punto, y tras la conclusin recin citada a propsito de un caso en el que

    clnicamente el inters suele recaer en el tema de la psicosis paranoica;

    consideramos importante subrayar la relacin entre tres estados psquicos como

    son el narcisismo, la paranoia y la personalidad antisocial.

    En casos destacados de la historia han podido notarse configuraciones de

    personalidad que presentan por lo menos dos de los estados que ahora

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    comentamos. Quizs uno de los ms emblemticos es el de Adolf Hitler6.

    Partiendo como lo hemos hecho de que el homicidio es, en nuestra opinin, la

    manifestacin mxima de la intencionalidad antisocial; encontramos que Hitler

    cumple a cabalidad con la condicin antisocial por los millones de asesinados bajo

    el rgimen nazi por determinacin suya. No obstante, el aspecto ms evidente en

    l era un temor paranoico. Vegetariano7 y promotor de nacionalismo a prueba de

    dudas, el dictador no coma salchicha el da que la celebracin alemana

    demandaba esto de los habitantes. Sin ahondar en el simbolismo de la salchicha,

    la preocupacin por la venganza8 del animal devorado sin duda estaba presente

    en l. No tenemos argumentos para afirmar que Hitler considerara a la raza juda

    peligrosa; pero sin duda el hecho de haber luchado por su exterminio confirma

    esta idea: Hitler pretendi exterminar a una raza por la misma razn que cualquier

    homicida tiene para cometer su delito: por miedo. Anticipando el ataque en este

    caso contundente y definitivo- el asesino se pone a salvo del dao que supone le

    hara su vctima de continuar con vida; un poco al estilo del cazador que debe

    aproximarse a grados verdaderamente peligrosos a su presa para matarla:

    La espa: t, cuando aprendes las huellas de un animal, de un enemigo, ese enemigo est muerto; o sea, si conoces los hbitos de un venado ya el venado est muerto, y si lo ves primero que l te vea a ti ya est muerto; si l te ve a ti no lo vas ni a ver nunca ms. (da Jandra, 2010, en desconocido, 2011)

    Tenemos pues informacin acerca de los aspectos paranoides y

    antisociales de Hitler. El aspecto narcisista en este personaje resulta de difcil

    ubicacin para alguien que no conoce a fondo su biografa como es el caso de

    quien ahora escribe-; no obstante, s existen elementos tericos que nos permiten

    suponerlo. En su texto Grandeza y limitaciones del pensamiento de Freud (1991),

    Erich Fromm analiza el concepto de transferencia a la luz de la observacin social,

    y postula que la transferencia que los psicoanalistas observan en sus consultorios

    6 Nos declaramos desconocedores absolutos de la biografa de Adolf Hitler, y slo nos serviremos en este punto de algunos aspectos significativos de su personalidad para generar hiptesis que, en todo caso, no harn dao a nadie. 7 Consideramos que, en general, la conviccin del vegetariano es estimulada por ansiedades paranoides, independientemente de que el argumento sea el cuidado de la salud o la preservacin de la fauna. 8 Algunos psicoanalistas denominan a esto retaliacin.

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    dentro de la situacin analtica tambin es observable a nivel masivo; y para

    ejemplificarlo, explica cmo los lderes se valen de ella para lograr la atencin de

    sus escuchas o seguidores. En este tenor, esta es una caracterstica de todos los

    mandatarios o representantes de masas cuando desean comunicarse con sus

    seguidores; pero seguramente no cualquier persona, aun con la transferencia ms

    amorosa por parte de sus escuchas, se atrevera a llevar a cabo discursos. Hitler

    lo haca, y entre las cosas que mayormente se le reconoces era la capacidad para

    convencer a las masas de sus propias ideas (y ansiedades) y para hacerlas partes

    de su lucha personal. Sin duda este detalle es el que nos muestra el narcisismo de

    Hitler.

    Pero el de Hitler no es un caso aislado en trminos de psicologa de la

    personalidad antisocial sino por la caracterstica masiva de sus consecuencias.

    Existe por parte del sujeto un ataque al supery o ideal del yo, aquella

    representacin material de las voces interiores que prohben la satisfaccin de las

    pulsiones; voces que alguna vez fueron las de los padres. El caso Aime (Lacan,

    sf), sin duda puede brindar mucha luz en torno a tentativas de homicidio

    consumados de figuras pblicas por parte de seguidores de las vctimas como el

    de John Lennon o Selena.

    Ataques cotidianos

    A diario es posible escuchar noticias referentes a alguna manifestacin antisocial

    en la sociedad: algn poltico desviado recursos, algn conductor pasndose un

    semforo en rojo y arrollando a alguna persona, alguna persona daando objetos

    histricos parte del patrimonio de la humanidad o de alguna nacin.

    Todos, cotidianos como son, representan ataques al supery, a los padres,

    a la ley (del padre), a la prohibicin (la incestuosa y la homicida). Un ataque que a

    la vez es identificacin con aquello que se ataca; un ataque a algo que representa

    en el exterior las prohibiciones propias; un ataque al disgusto y a la falta de amor

    en fases iniciales; por eso el antisocial no siente: no es carioso por amor ni

    agresor por odio; ataca por incapacidad, por una incapacidad para experimentar

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    plenamente al otro, porque cuando l necesit como todos necesitamos- a otro

    que a su vez le mostrara delimitada su existencia, nadie apareci.

    CUARTA PARTE: La intervencin con sujetos de caractersticas antisociales

    Las personas con caractersticas antisociales (psicopticas o sociopticas segn

    el autor) tienen un pronstico desfavorable frente a la intervencin

    psicoteraputica:

    Las personalidades narcisistas que funcionan en un nivel francamente fronterizo y que adems presentan fuertes rasgos antisociales tienen un pronstico muy desfavorable. As ocurre en especial con las personalidades antisociales propiamente dichas, que adems de las extremas distorsiones y el deterioro de las funciones superyoicas y las relaciones objetales, presentan las tpicas estructuras defensivas del narcisismo. (Kernberg, 1990, p. 294)

    Quien ha trabajado con estas personas e independientemente de su edad-

    ha tenido que toparse con la sensacin de traicin por parte de estos pacientes

    cuando, despus de una o algunas sesiones de aparente compromiso con el

    tratamiento, el sujeto simplemente lo abandona.

    En base a la experiencia personal en el trabajo grupal con sujetos

    antisociales que adems contaban con antecedentes de adiccin a alguna

    sustancia, puede compartirse que estos sujetos tienen una capacidad peculiar y

    envolvente para convencer al profesional (y a cualquier persona) de que

    experimentan empata y compromiso. Lo que en realidad buscan son cmplices

    para sus planes (aqu aparece el lado narcisista), y pueden confundir la actitud

    emptica del profesional con una disposicin total a ser esos cmplices. Cuando

    eso sucede incluso aceptan el encuadre; no obstante, cuando el terapeuta

    muestra rigor en este encuadre, el paciente antisocial se molesta, lo acusa, lo

    ataca o simplemente abandona el trabajo (aqu aparecen los rasgos paranoides al

    sentirse atacado o suponer un ataque por parte del terapeuta).

    En una ocasin me fue asignado un joven con antecedentes adictivos y

    delincuenciales bastante severos. La primera parte de la entrevista inicial

    (alrededor de una hora) se dedic a pormenorizar sus agresiones sociales y a

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    contar con especial entusiasmo las veces que se haba encontrado a punto de

    morir o de matar en peleas callejeras entre pandillas que usan armas y que

    negocian con drogas. La segunda parte (alrededor de 40 minutos) la dedicamos a

    hablar del encuadre y de los compromisos que ambos asumamos en ese trabajo.

    Acept visiblemente conmovido, yo cre eso. A la maana siguiente, al llegar a la

    clnica, me informaron que la tarde anterior se haba fugado.

    Lo mismo sucedi con un paciente joven que lleg al consultorio por

    adiccin a la marihuana y conductas delictivas. La interrupcin se dio despus de

    la tercera sesin, en la que, justamente, haba comentado su gusto por tener

    relaciones sexuales con prostitutas de gran edad y en la que haba sido

    particularmente enftico en su solicitud de que yo no comentara nada de esto a

    sus padres (ansiedades paranoicas: senta que yo poda hacerle dao). En

    entrevista con la familia, fue evidente el papel dominante de la madre para con

    todos. En general este chico era amable, respetuoso, inteligente y con un lxico

    formal. Slo mostr su enojo a travs de ademanes, gestos y ofensas contra su

    padre; quien a su vez se quejaba de que por ms que le daba consejos para que

    no cometiera errores, el joven no lo respetaba ni escuchaba. En una de las

    sesiones, el chico coment que estaba enojado con sus padres por haberlo

    abandonado con su abuela cuando tena ocho meses; pero adverta: a mi mam

    la entiendo porque despus regres, pero mi pap no s para qu se fue, si de

    todas formas no encontr trabajo (los padres haban ido a Estados Unidos a

    trabajar).

    Qu hacer entonces con el antisocial?

    Sin duda esta clnica representa una dificultad particular. En general, el

    descubrimiento de las mociones profundas con respecto a un malestar o alguna

    conducta y su abordaje y acompaamiento durante el tratamiento genera

    resultados favorables; quizs la complicacin con estos pacientes es que la

    clarificacin no surte efectos. Por lo tanto, ser adecuado, en primero trmino,

    establecer un diagnstico dinmico que tome en cuenta los aspectos narcisistas y

    paranoides del sujeto antisocial, para, posteriormente, valerse de todos los

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    elementos que posibles para marcar un encuadre slido dentro y fuera del

    consultorio; a saber: derechos, reglas y sanciones clnicas, institucionales y

    sociales en general.

    Quizs tambin resulte favorable emprender la empresa con la consciencia

    de que lo ms probable es que se fracase si se piensa en lograr cambios

    radicales o una adaptacin social absoluta-; y experimentar cada encuentro como

    una oportunidad de dejar ir al paciente menos ansioso que como llega a la sesin;

    lo que pasar maana no se sabe.

    La actitud ser de disciplina comprensiva pero determinante, y el terapeuta

    deber analizar permanentemente su contratransferencia para no trabajar

    prejuiciosamente con su paciente; as como para no idealizar el objeto, el vnculo,

    su propio yo y los alcances del tratamiento.

    En fin que si algn trabajo debe hacerse con el antisocial ha de ser el de

    respetarlo; y es que, aunque uno sabe que a diferencia de otras condiciones en

    este caso la empata y la sanidad del vnculo transferencial-contratransferencial no

    servirn para restituir el yo del paciente; es importante tener presente que el que

    no experimenta al otro es l, el antisocial, y no quien est en frente suyo. Habr

    que experimentarlo como otro particular que, en un marco social definido es un

    agresor, y que seguramente en otras condiciones sociales encontrara el modo de

    continuar sindolo; y esto servir para estar ah, para recibir los ataques y obtener

    algo de ellos, para permanecer sin abandonarlo, aun cuando l, tarde o temprano,

    se ir como lleg.

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    Conclusiones

    Sin duda el presente trabajo pecara de ingenuo si considerara que en su

    contenido se han abarcado todas las vertientes posibles para tratar el tema de la

    personalidad antisocial; pero al no haber sido se el objetivo nos ahorramos los

    remordimientos.

    Se ha pretendido ms bien, relacionar las propuestas tanto de clasificacin

    psicopatolgica como las referentes a la etiologa de la condicin antisocial para

    intentar comprender su particular naturaleza. Son pues la teora y la experiencia

    clnica las que nos han conducido a proponer una serie de consideraciones al

    momento de intervenir que ms all de tener como meta la cura, la readaptacin o

    el restablecimiento; pone de relieve la precaucin del terapeuta en la interaccin

    profesional con sujetos antisociales.

    Pensamos pues que si este trabajo funciona como catalizador de ideas

    nuevas en el terreno que hemos tratado, que sobre todo se alejen de la tendencia

    actual a clasificar, medicar y recluir (prcticas que no descartamos sino cuando

    son llevadas a cabo sin el mnimo necesario de reflexin terica), y pongan el

    acento en la tarea del conocimiento sincero del otro, entonces habremos cumplido

    con nuestro cometido.

    El trabajo con pacientes antisociales representa una experiencia particular

    con el otro; en este caso, un otro que no conoce las implicaciones de la existencia

    de otro; un otro que mentir, que atacar, y que terminar abandonando;

    abandonar sin enterarse de que ese otro que lo escucha le creer, lo respetar, y

    estar all aunque l no se d cuenta.

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