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Lo que el arte muestra al psicoanálisis escriben exponen MARÍA LARA JUAN BORDES MANOLO QUEJIDO COMISARIO Evaristo Bellotti COMISIÓN DE ORGANIZACIÓN Evaristo Bellotti Gloria Fernández de Loaysa Sol García Félix Recio Carmelo Sierra DIÁLOGOS CON EL ARTE es un Espa- cio abierto del Foro Psicoanalítico de Madrid donde interrogar, de la mano de artistas y psicoanalistas, aquello que del arte nos mira y sor- prende, embriaga, atormenta, con- mueve, alegra, calma, angustia, ilu- mina cuando estamos ante una obra que lo es” escribió María Luisa de la Oliva, al fundar en el mes de octubre de 2011 este Espacio. En esta nueva fase de DIÁLOGOS CON EL ARTE vamos a abrir la nueva sede –que compartimos con el Colegio de Psicoanálisis– al encuentro en acto entre arte y psicoanálisis, apuntando a lo que tienen en común: una expe- riencia en la que está en juego una ética. No se trata de programar exposicio- nes sino de propiciar dicho encuentro produciendo nuevos eventos a partir de las propuestas que, interesando al arte y al psicoanálisis, se presenten a la nueva Comisión de organización, con un desarrollo y un comisariado. No pretendemos hacer psicoanálisis aplicado al arte. “El psicoanálisis solo se aplica, en sentido propio, como tratamiento y, por lo tanto, a un sujeto que habla y oye”, afirmó Lacan, recordando con Freud que: en su materia, el artista siempre le lleva la delantera, y que no tiene por qué hacer de psicólogo donde el ar- tista le desbroza el camino”. El psicoanálisis se interesó por el arte desde su inicio. En La interpre- tación de los sueños Freud cuenta que leyendo La Gradiva descubrió varios sueños “construidos de forma totalmente correcta y que admitían interpretación, como si no hubieran sido inventados sino soñados por personas reales”. Interrogado el autor, W. Jensen, respondió que al escribir su obra desconocía por completo el trabajo de Freud. “Esta coincidencia entre mis investigaciones y la creación poética ha sido utilizada por mí como demostración de la exactitud de mi análisis onírico”, afirmó Freud. Este es el primer acto de esta nueva andadura. Dialogaremos sobre LO QUE EL ARTE MUESTRA AL PSICOANÁ- LISIS a partir de tres obras de los ar- tistas: María Lara, Juan Bordes y Ma- nolo Quejido, que exponemos en la sede, y las reflexiones de los psicoa- nalistas: Sol García, Nieves Gonzá- lez, Félix Recio y Carmelo Sierra, que participarán en una mesa re- donda el día de la inauguración. Las intervenciones aparecerán publicadas en nuestra página web. DEL 9/04 AL 30/06 DE 2016 INAUGURACIÓN 9 DE ABRIL 12H. HORARIO DE EXPOSICIÓN Lunes a jueves de 17 a 20 h. & secretaría 914 454 581 Fuera de horario con cita previa & 669 068 189 www.colpsicoanalisis-madrid.com

Lo que el arte muestra al psicoanálisis · Das Ding, dado que la obra de arte sería un acercamiento y también una defensa en relación a la Cosa. Para Lacan, Das Ding no es solo

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Page 1: Lo que el arte muestra al psicoanálisis · Das Ding, dado que la obra de arte sería un acercamiento y también una defensa en relación a la Cosa. Para Lacan, Das Ding no es solo

Lo que el arte muestraal psicoanálisis

escriben

exponenMARÍA LARAJUAN BORDES

MANOLO QUEJIDO

COMISARIO

Evaristo Bellotti

COMISIÓN DE ORGANIZACIÓN

Evaristo BellottiGloria Fernández de Loaysa

Sol García Félix Recio

Carmelo Sierra

DIÁLOGOS CON EL ARTE “es un Espa-cio abierto del Foro Psicoanalíticode Madrid donde interrogar, de lamano de artistas y psicoanalistas,aquello que del arte nos mira y sor-prende, embriaga, atormenta, con-mueve, alegra, calma, angustia, ilu-mina cuando estamos ante una obraque lo es” escribió María Luisa de laOliva, al fundar en el mes de octubrede 2011 este Espacio.

En esta nueva fase de DIÁLOGOS CON

EL ARTE vamos a abrir la nueva sede–que compartimos con el Colegio dePsicoanálisis– al encuentro en actoentre arte y psicoanálisis, apuntandoa lo que tienen en común: una expe-riencia en la que está en juego unaética.

No se trata de programar exposicio-nes sino de propiciar dicho encuentroproduciendo nuevos eventos a partirde las propuestas que, interesando alarte y al psicoanálisis, se presenten ala nueva Comisión de organización,con un desarrollo y un comisariado.

No pretendemos hacer psicoanálisisaplicado al arte. “El psicoanálisissolo se aplica, en sentido propio,como tratamiento y, por lo tanto, aun sujeto que habla y oye”, afirmóLacan, recordando con Freud que:“en su materia, el artista siempre le

lleva la delantera, y que no tiene porqué hacer de psicólogo donde el ar-tista le desbroza el camino”.

El psicoanálisis se interesó por elarte desde su inicio. En La interpre-tación de los sueños Freud cuentaque leyendo La Gradiva descubrióvarios sueños “construidos de formatotalmente correcta y que admitíaninterpretación, como si no hubieransido inventados sino soñados porpersonas reales”. Interrogado el autor,W. Jensen, respondió que al escribirsu obra desconocía por completo eltrabajo de Freud. “Esta coincidenciaentre mis investigaciones y la creaciónpoética ha sido utilizada por mí comodemostración de la exactitud de mianálisis onírico”, afirmó Freud.

Este es el primer acto de esta nuevaandadura. Dialogaremos sobre LOQUE EL ARTE MUESTRA AL PSICOANÁ-LISIS a partir de tres obras de los ar-tistas: María Lara, Juan Bordes y Ma-nolo Quejido, que exponemos en lasede, y las reflexiones de los psicoa-nalistas: Sol García, Nieves Gonzá-lez, Félix Recio y Carmelo Sierra,que participarán en una mesa re-donda el día de la inauguración. Lasintervenciones aparecerán publicadasen nuestra página web.

DEL 9/04 AL 30/06 DE 2016

INAUGURACIÓN

9 DE ABRIL 12H.

HORARIO DE EXPOSICIÓN

Lunes a jueves de 17 a 20 h.& secretaría 914 454 581

Fuera de horario con cita previa & 669 068 189

www.colpsicoanalisis-madrid.com

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Es posible trazar una homologíaentre el arte y el psicoanálisis, en lamedida que son diferentes formas deabordar lo real. Las obras de arte hayque tratarlas en su singularidad, unapor una, dado que el arte no es unconjunto finito, su lógica es la lógicadel no todo.

La singularidad, no es ajena al posi-cionamiento del artista en relación aDas Ding, dado que la obra de artesería un acercamiento y también unadefensa en relación a la Cosa. ParaLacan, Das Ding no es solo un vacío,un mero límite de la representación,es “un objeto incandescente, que as-pira”, tiene que ver con lo real delcuerpo, con la pulsión.

El objeto a, se desprende de la Cosasiendo “lo que queda por decir”(Miller). El arte se empeñará enaquello que queda por mostrar, pues,

como dice Lacan “a lo que el artistanos da acceso, es al lugar de lo queno podría verse” (Otros escritos), yaque el objeto a es sin significación ysin imagen.

Al menos, entre arte y psicoanálisishay dos elementos comunes. Por unlado, el arte como un conjunto noconsistente, donde las obras implicanuna lógica del no todo. Por otro lado,el arte como “una falta en ver”(Wajcman), allí donde el psicoanáli-sis encuentra una falta en decir.

Lógica del no todo y falta en ver, y suconsecuencia: la división subjetiva

María Lara o la otra luzNo es una luz mimética, es otra, laluz creada. La abstracción lírica deMaría Lara tiene algo en común conel psicoanálisis: la deflación de loimaginario. Hay una sustracción dela imagen, para así desplegar elenigma de la luz. La ausencia deimagen dará lugar al engendra-miento, a la epifanía de la luz. JoséAngel Valente, dirá “la matriz detoda creación es la nada o, dicho deotro modo, la creación de la nada esel acto que precede a toda creación”(Elogio del calígrafo).

Lacan, para abordar la creacióncomo creación ex nihilo, utilizará elapólogo del tarro de mostaza. Es elsignificante el que produce el vacíodel tarro, dado que la Cosa es efectode lenguaje, y es el significante elque propone el objeto, la mostaza,como lo que puede llenar ese vacíopreviamente creado.

El arte nos precede y nos desbroza el camino

El mundo es visible porqueexiste la luz bajo el cicloininterrumpido de su fugacidady reaparición.

Cabe, entonces, hablar tambiénde asuntos sin perfilesconcretos a la hora dedesgranar la pintura. Cabehablar al margen de la carnevaria de los modelos: es posibleabstraerse de ellos y de suaspecto hasta entrar en losterritorios de la luz por sí mismay por la manera íntima en que lapercibimos, con independenciadel modo de incidir en el objetoque la absorbe o la hacerebotar.

No soy simplemente ese serpuntiforme que determina suubicación en el puntogeometral desde donde secapta la perspectiva. En elfondo de mi ojo, sin duda, sepinta el cuadro. El cuadro, escierto, está en mi ojo. Pero yoestoy en el cuadro.

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María Lara, en esa ausencia de ima-gen puede llenar el lienzo de luz. Susbandas verticales, cromáticas, intro-ducen una musicalidad, un ritmo quehacen pensar en Paul Klee, pero tam-bién en el objetivo que Klee se dio:“hacer visible lo invisible”.

En la pintura de María Lara, hay uncierto contraste cromático, entre elamarillo y el azul agrisado que in-troduce una cierta tensión. Tensiónque podría pensarse como hianciade la luz, hiancia donde la metáforade esa otra luz se hace más densa yenigmática.

Lo que es luz me mira y, gracias a esta luz, en el fondo de mi ojoalgo se pinta —que no es simplemente la relación construida, elobjeto sobre el cual el filósofo se demora— sino impresión, chorroque mana de una superficie que no está para mí, de antemano,situada en la distancia... Ella es más bien la que se apodera de mí,la que me solicita a cada instante, y hace del paisaje algo diferentede una perspectiva, algo diferente de lo que llamé un cuadro.

Bien, el cuadro no actúa en elcampo de la representación, noactúa en el campo de la visión,en un cuadro a diferencia depercibir, está presente el lugarcentral de un agujero que haceausencia, la presencia como talestá en los toquecitos de color,de las pinceladas que lleven delpincel del pintor […] de la manode Bacon o de los botes depintura que arroja Pollock, […] loque llueve de distintas manerasde la mano del pintor…

Todo arte se caracteriza porcierto modo de organizaciónalrededor de un vacío.

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Juan Bordes o la nuda vidaJuan Bordes sabe, por medio de suescultura, como dividir al observa-dor. Ante la cercanía de lo real cabedeponer la mirada, cuando ante locontemplado los párpados se abra-san. Su escultura, es como el punc-tum que señala Roland Barthes, enese diario de duelo que es la “Cá-mara lucida”, un aguijón que desdela obra alcanza al observador y le in-terroga.

No obstante, la imagen del horror nodeja de ser un velo ante lo real, dadoque la imagen mitiga el horrormismo. El objeto a en Lacan o “lacarne del mundo” en Merlau-Pontyson el soporte invisible de lo visible,la ausencia en la presencia. Wittgens-tein, dirá en el Tratactus, “segura-mente hay lo inexpresable, eso semuestra”, se muestra como algo pre-sente aunque no representado o comouna visión alucinada.

Estas dos consideraciones: el objetoque nos mira y la división subjetiva

que provoca esa mirada, junto a, laimagen del horror como velo del ho-rror mismo, están presentes en la es-cultura de Juan Bordes.

No obstante, quisiera señalar una ter-cera consideración, pues el horrorapunta a la verdad. La escultura deJuan Bordes nos muestra un cuerpolacerado, en contigüidad con lamuerte. Giorgio Agamben, se refierea la nuda vida, “la vida abando-nada” como característica de la Mo-dernidad, pues en esta, la excepciónes la regla. El homo sacer, como fi-gura generalizada, es una figura quesolo cuenta con su cuerpo, despro-vista de derechos, está expuesta a lamuerte.

Hay una cierta resonancia, a pesar desus diferencias, entre la nuda vida deAgamben y “el proletario” deLacan, proletario que solo cuenta consu cuerpo. Esta escultura muestra elcuerpo expuesto al goce del Otro.

Nací en Las Palmas y, ocho años más tarde, ya quería ser escultor;aunque también quise ser obispo, director de cine, titiritero, cirujano,incluso arquitecto. Y ahora me doy cuenta que lo único que meinteresaba de todas esas profesiones era lo que tenían de escultor.

Con este puzle de intereses… solo he logrado construircontradicciones y dudas y lo que sigo conservando es la curiosidadinfantil que sostenía mis búsquedas y enredos, pero que no quiererepetir ninguna de las lecciones aprendidas.

El arte nos precede y nos desbroza el camino

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La ocupación favorita del niño es el juego… El niño distingue muybien la realidad del mundo y su juego, a pesar de la carga de afectocon que lo satura, y gusta de apoyar los objetos y circunstanciasque imagina en objetos tangibles y visibles del mundo real. Esteapoyo es lo que aún diferencia el “jugar infantil” del “fantasear”… El juego de los niños es regido por sus deseos…

La pintura tiene algo de unamirada, esto es, que el que mirauna pintura siempre se veobligado a deponer la mirada”.

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Manolo Quejido o la ausencia y el enigma del color

Manolo Quejido, a través de las pa-labras pintadas nos muestra dos mo-mentos de ausencia relativas al nacery al morir, momentos de ausenciacomo formas de abordar la divisióndel sujeto. No estar donde se estaba,el nacer y el morir. Pintura como me-táfora de desposesión o de extraña-miento. Van Velde, decía “pintar esalcanzar un punto donde uno nopueda sostenerse”.

Pintar es ir más allá, cavar en la barraque separa el significante del signi-ficado, convertir la barra del signoen una zanja, desposeer a las pala-bras de su significación. La pinturacomo una des–institución.

“No morirás tu muerte”. Lacan, enel discurso capitalista, sitúa al sujeto,no solo en el lugar del agente, sino

que a diferencia de los otros discur-sos, el sujeto aparece como determi-nante en lugar de estar determinado,forma de tratar de eludir la castracióny el inconsciente. El intento de for-cluir la muerte, lo señaló PhilippeAriés, y todo ello resuena en el “ol-vido del ser” de Heidegger, dado quela muerte representa su cumpli-miento, el momento en que “loabierto”, como “posibilidad impo-sible”, se cierra.

Del nacimiento a la muerte, del verdeal amarillo. La palabra pintada sobreun rectángulo de color traspasa sucuestionamiento al color mismo. Novivir el nacer sobre verde, (o el morirsobre amarillo) afecta también al co-lor. De esta manera el sentido quedaen suspenso.

El artista no decide el proceso. Se deja llevar y todo acabaconfigurándose… Empiezo entrando en una obra, la desarrollo y,llegado un punto, la pintura empieza a funcionar por sí misma. Elproceso se configura…. y el pintor es expulsado del cuadro. Mástarde el espectador está ahí para seguir pintando, por lo quetambién se introduce dentro de ella.

El artista es un mediador entrelo real y el significante.

El arte nos precede y nos desbroza el camino

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El goce del pintor se acaba al terminar el cuadro. El objeto artísticoqueda como testimonio de lo que fue como un trozo de vida, quizásdestinado a morir, o a vivir para siempre guardando esos átomos degoce cedidos por el artista pero separados de él, sin retorno.

El lenguaje nos habla, somos presos de esa cárcel sin guardiándonde no cabe afuera posible. No obstante este círculo viciosopuede desconsolidarse y estallar, haciendo posible lo abierto al artedel pensamiento que logra romper el grillete significado-significante.

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El eco del arte

Que hay arte, es un acuerdo acep-tado. Qué es arte o qué es el arte, noesta tan acordado.

Desde el comienzo de la doctrinapsicoanalítica, Freud, consideró quela sublimación a través del arte, erauno de los destinos posibles de lapulsión. Un mecanismo, éste de lasublimación, que proporcionabauna satisfacción a esa demanda pul-sional por medio de la sustitucióndel objeto en el lugar de su meta. Elobjeto con el que se satisface la pul-sión, decía Freud, es el más inesta-ble del circuito.

Y allí donde el goce insistía con sumalestar sintomático, la sustitucióncortocircuitada de la sublimaciónderiva la energía libidinal al logroinédito de una creación artística.Síntoma y sublimación aparecen en-tonces como una antinomia en laforma de proceder con respecto algoce: el síntoma lo deriva, lo des-plaza a través de la cadena signifi-cante del lenguaje y la sublimación,lo condensa en un objeto que elevaa la categoría, dignidad, dirá Lacande la Cosa.

El arte es un producto, una creaciónde un artista, pero un producto querequiere del reconocimiento delOtro, que aparece en el campo delOtro. No existe la obra de arte, quedefine al artista, sin la presencia delespectador, es la presencia del es-pectador, el que se siente impresio-nado y afectado por el objetoartístico, el que la califica.

Lo que se desliza de común entre lapráctica del artista y la práctica del

psicoanálisis, es la orientación queambos tienen en la búsqueda de laCosa, el interés en cercarla a travésde objetos, significantes todos, en lamedida que están destinados a serinterpretados, a ser reconocidoscomo portadores de un sentido, queno siendo tapones de la Cosa, seaproxima a ella y permite, velán-dola, evitar el horror de su existen-cia y advertir de su presencia.

Permite el objeto de arte mirar, yallí, en esa mirada no inocente, re-conocer el sujeto lo que le conciernedentro de su fantasma. Bello u ho-rroroso, no es posible la indiferen-cia. El valor del arte no dependesolo del objeto, es la posibilidad deser percibido por el sujeto especta-dor. Cada uno encontrará sus razo-nes, cada cual verá su trazo, pero essu respuesta sensitiva, emocional oética, la que da la dimensión de loque se trata.

“Un artista es un hombre igual quelos otros, pero más gravemente,más vivamente herido por la reali-dad”, decía Ramón Gaya, un pintorque sostenía que adonde hay quellegar no es a una maestría, sino aun principio, volver siempre al prin-cipio. En estas palabras resuena lamáxima freudiana de olvidar lo sa-bido para tomar cada caso, de unoen uno, como si fuera el primero.

Lo que le interesa al arte, en comúncon el psicoanálisis no es tanto larealidad como la vida, es decir, lovivo que hay en el vacío que generael deseo vital. Vacío de la Cosa sinel cual no es posible la sublimación.

Formatear el vacío, hacer aparecerlo inédito de la presencia de la Cosaen el objeto y condensar en la letraun goce fuera de sentido, son losprincipios de teorización y abordaje

que, desde el psicoanálisis, sepiensa la creación artística y el arte.

Teorías artísticas se han escrito yproclamado muchas sobre el arte:sus corrientes, modas, estilos, sen-tido y significación… etc., peroquizá una de ellas la del filósofo ycrítico de arte Arthur Danto, quiénen El fin del arte (1984) defendía laimportancia de las cajas de Warholcomo las últimas obras de arte posi-bles, es decir, las últimas realizadasen el contexto del arte moderno, esla que mejor da una pista de lo que,a mi entender, pulsa en el alma dela creación artística. “El arte hamuerto –dice este autor– sus movi-mientos actuales no reflejan lamenor vitalidad; ni siquiera mues-tran las agónicas convulsiones quepreceden a la muerte; no son másque las mecánicas acciones reflejasde un cadáver sometido a unafuerza galvánica”.

La permanente alusión a lo vivo a lacarencia de vida, en sus textos, paraél, delata al cadáver de una realidadque está privada de la mínima fisurapor la que filtrarse lo real de laCosa. Imagen lograda, tapón eficaz,ahogamiento significante que ha de-jado de significar algo más quenuestro propio reflejo de Narciso,que corre el riesgo de quedarse pe-trificado en la fascinación de la ima-gen inmóvil.

Por fortuna, este futuro vaticinadopor el crítico, no parece que hayasido el conseguido, porque el artesigue mostrando y se sigue manifes-tando y la vida sigue moviéndosedentro de él, y el valor artístico deuna obra se mide, aún, por el valorde las ideas que encarna y las acti-tudes que provoca esas maneras deexpresar ideas, deseos, temores ocríticas.