Upload
federico-garcia-presedo
View
219
Download
0
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Edición correspondiente al mes de Abril del 2015
Citation preview
©
EDITORIAL: GUERRA , por Claudio César García Pintos
INTERVENCIÓN DE LA CRISIS Y MÁS ALLÁ DE ELLA: USANDO
LA LOGOTERAPIA PARA TRASCENDER EL TRAUMA, por Jerry
Long Jr, (pp. 3-16)
LA AUTOTRASCENDENCIA DE LA OBRA DE VIKTOR FRANKL,
en nuestra práctica logoterapéutica, por José Martínez-Romero Gandós
(pp-17 a 19)
COMUNICACIÓN: ALEGRÍA Y SUFRIMIENTO, por Claudio César
García Pintos (pp.20 a 22)
LA PÁGINA DE CAVEF, por Claudio César García Pintos (pp.23 a 27)
¿EXISTEN LOS NATIVOS DIGITALES? Deconstruyendo el mito, por
Patricia María Nigro (pp.28-29)
EL CUIDADO DE LALS PRIMERAS ENTREVISTAS EN LOGOTERA-
PIA VINCULAR (1ª Parte), por Analía Boyadjián (pp. 30-31)
OBSERVACIONES, por Dides Iliana Hernández Silvera (pp. 32 a 34)
LA PÁGINA DE LOGOFORO, por Tere Vanek (pp. 35 A 36)
¿FUERA DE PROGRAMA? La tragedia de Germanwings,
por Enrique Adúriz (pp. 38-39)
03
Intervención de la crisis y más allá de ella: usando la logotera-pia para trascender el trauma.
Por Dr. Jerry Long Jr.
E ste artículo presenta un nuevo y pio-
nero modelo de intervención de la crisis el cual supera a los anteriores
enfatizando la importancia de incluir la espiritualidad (esto es la dimensión noéti-ca) como parte integral del tratamiento. Co-
mo tal, es una sólida razón para animar a los pacientes a alcanzar un mayor sentido en la vida y funcionar, en la mayoría de los
casos, en un nivel noético del ser. Se esta-blece un sólido basamento teórico para este
modelo apoyado en los principios fundamen-tales de la logoterapia, se discuten las con-comitantes prácticas clínicas logoterapéuti-
cas y se utilizan varias historias clínicas pa-
ra demostrar su eficacia.
Primera Parte
Karen es una estudiante de 22 años en la
última etapa de su carrera y absolutamente desconocida para ustedes. Ella tiene una
historia de episodios de Depresión Mayor
desde su adolescencia cuando tener citas y la imagen corporal se vuelven tan importan-
tes. Karen tenía, y todavía tiene, un ligero sobrepeso. Ella ha luchado por años contra una pobre imagen de su cuerpo y concomi-
tantes sentimientos de baja autoestima e in-seguridad. Ella y Steve han salido juntos por algo más de un año y era evidente que su
relación estaba llegando a niveles de intimi-dad cada vez más profundos con posible
compromiso. De pronto, y sin mediar señal o advertencia alguna, Steve rompió la relación diciendo que "se había desgastado y que era
tiempo de alejarse". Como es de suponer, Karen lo toma como otro rechazo, confirma-
ción de su pérdida de valor, resultado de su "problema de peso". Así, ella cae en una pro-funda depresión y hasta contempla la posi-
bilidad del suicidio. Sus compañeras de dor-mitorio se dan cuenta de que ella está pa-sando por un mal momento pero no se per-
catan de lo severo de su desesperación. Una
El Dr.Jerry Long Jr, tuvo su primer contacto con al Logoterapia en 1978, cuando leyó “El hombre en busca de sentido”. En ese momento se estaba recuperando de un accidente del que resultó cuadripléjico. Estaba estudiando Psicología en la Universidad y le escribió una carta a Viktor Frankl contándole su historia. Se hicieron amigos y, finalmente, colegas. Frankl se refería al Dr.Long frecuentemente, considerándolo un testimonio vivo del poder de-safiante del espíritu.
Jerry se doctoró en Psicología Clínica en 1990 y recibió varias distinciones por su trabajo profesional y científico. En 1998 escribió un artículo que fue publicado en el journal del VFI (y en la edición en español del mismo journal, publicado en BsAs por Editorial San Pablo) en una edición especial de tributo a Frankl en el primer aniversario de su fallecimiento.
LOGORED publica ahora ese artículo como tributo a ambos, a Frankll y a Jerry Long Jr.
04
tarde, altamente alcoholizada, Karen dispo-
ne una variedad de píldoras sobre la mesa justo en frente de ella con el propósito de
"terminar con su dolor". Afortunadamente su compañera de cuarto llega y grita. Su consejero llama al centro de consulta de la
universidad y usted es quien está de guar-
dia . . .
David tiene 44 años y es un exitoso analis-
ta de computadoras que trabaja para una firma de reconocida reputación. Disfruta de su trabajo. A menudo, se refiere a él como
un "arte". Está felizmente casado con María desde hace 21 años y con quien comparte la
alegría y el desafío de dos hijos - Stacey de 18 y David Jr. de 15. Desde todo punto de vista, David está viviendo el "Sueño Ameri-
cano". Sin embargo, su estilo de vida soñado y su mundo entero se derrumban un día cuando es convocado a la oficina del gerente
de proyecto. A pesar de su experiencia, pro-fesionalidad y capacidad, él es uno de los
cuarenta empleados que serán despedidos (con una compensación justa, por supuesto) ya que la compañía se ve obligada a una dis-
minución en su personal por el incremento en sus costos. Debido a su estado de shock
dificultosamente recuerda el camino de re-greso a su casa. Después de informarle cal-madamente a María, la realidad de cuanto
ha ocurrido lo golpea y David cae en el sofá llorando como un bebé. En el transcurso de las próximas dos semanas, su nivel de des-
esperanza se hizo cada vez más profundo. Una tarde, sin que David se percatara, Mar-
ía lo ve guardar, entre sollozos, algo en un cajón. Unos minutos más tarde, él sale a ca-minar, siempre tomándose el cabello y con
la mirada fija en lo alto, como aturdido. Ella aprovecha la oportunidad y busca en el cajón donde encuentra un revolver recién
comprado y cargado. Inmediatamente, lo lla-ma a usted, un psicólogo que está tratando
a una de sus amigas. . .
Stephanie, treinta años, ascendente estrella
social que compendia una "mujer de los '90". Ella vive con su compañero Mike, desde
hace tres años, en un confortable hogar suburbano. Ella lo ama amorosamente. Co-mo la mayoría de la gente puede ver, su vida
es completa y la recompensa cabalmente. Sin embargo, nada está más alejado de la verdad. Por casi dos años ha visto frustrado
su sueño de tener una familia y ser madre. Repetidamente, Mike evita toda discusión
sobre matrimonio o cualquier otro arreglo que implique permanencia; él ha establecido consistentemente que no quiere niños y al
ser enfrentado con quasi-ultimatums ha amenazado con interrumpir la relación. En
medio de este dilema, Stephanie ha experi-mentado crecientes sentimientos de aisla-miento, falta de dirección y vacío interior. En
lugar de considerar una opción más racional como sería la de abandonar a Mike con la esperanza de "encontrar al hombre correc-
to", ella sólo siente que el tic-tac de su reloj biológico se desvanece. Así, su fuerza emo-
cional le está dando rápida cabida a la de-sesperación y la depresión. Una tarde, mien-tras ella va de regreso a casa, Mike está
haciendo la cama cuando encuentra una no-ta de suicidio debajo del colchón. Aunque ha sido escrita con anterioridad, está fechada
para este día y en parte, se refiere a sus pla-nes de actuar sobre sus sentimientos esta
misma noche una vez que Mike se haya reti-rado a descansar. Conmovido, desesperado, toma inmediatamente las "Páginas Amari-
llas" y decide llamarlo a usted por ayuda . . .
Estos tres pacientes son seres humanos re-ales tomados del archivo de mi práctica. To-
dos ellos fueron mis pacientes desde Diciem-bre de 1994 hasta Octubre de 1995. Aunque rodeados por diferentes circunstancias, el
común denominador compartido por todos ellos es malsanos niveles de tensión y stress.
Frankl describe que una "tensión saludable" es buena o positiva porque a menudo nos
05
conduce hacia un elevado sentido o propósi-
to en la vida (en contraposición con la home-ostasis emocional). Por otro lado, la excesiva
tensión a menudo nos conduce a cierto nivel de distrés emocional, disminuyendo, en con-secuencia, nuestro sentido o propósito en la
vida. Partiendo de esta premisa, hay varios lazos comunes que unen, intrincadamente a
estos tres pacientes.
Primero, cada persona está experimentando una severa pérdida la cual no está siendo
manejada exitosamente. Esto se evidencia por la ya mencionada "confusión interior"
como así también por los patrones de pensa-miento negativos asociados y el comporta-miento. Segundo, cada persona no ha co-
menzado realmente su proceso de aflicción, esencial para la recuperación. Como Elisa-beth Kubler-Ross tan precisamente describe
este proceso de negación-enojo-desvalorización-depresión-aceptación, es
que cada uno de estos pacientes abriga cier-to grado de enojo sublimado y está aparen-temente "atascado" en la fase de la depre-
sión. Tercero, cada persona está sufriendo de lo que Frankl establece como "vacío exis-
tencial". En otras palabras, cada paciente está sufriendo de un vacío interior o vacui-dad para el cual no puede hallar solución
positiva independientemente. Cuarto y últi-mo, aún cuando podrían mencionarse más, cada persona ha manifestado un caso de lo
que yo llamo "miopía emocional y espiritual". Esto es, cada uno de estos individuos ha
desarrollado un severo caso de "visión de túnel" que sólo lleva a un singular final y
desenlace negativo - el suicidio
Así como Frankl "escuchaba a sus pacientes y aprendía de ellos" yo he escuchado atenta-
mente a estos pacientes y a muchos otros y aprendí de ellos algunas valiosas y podero-sas intervenciones clínicas logoterapéuticas
de sumo enriquecimiento. Posteriormente, he desarrollado una teoría y práctica de in-
tervención logoterapéutica de la crisis y la lógica progresión de la terapia siguiendo un
exitoso manejo de la crisis. Esta interven-
ción y lógica progresión del tratamiento es, por lo tanto, un modelo al cual he dado en
llamar "intervención logoterapéutica super-
adora de la crisis".
Segunda Parte
En esta segunda parte, pondré al lector en
conocimiento de los siete niveles de la "intervención logoterapéutica superadora de la crisis", la sintomatología del paciente en
cada nivel y una visión general de las dife-rentes estrategias clínicas probadas como
más efectivas en cada uno de ellos. Además, estableceré aquí un sólido fundamento teóri-co para mi modelo y las prácticas concomi-
tantes resultantes de dicho fundamento. La tercera parte entonces consistirá en una descripción sinóptica y discusión de varias
técnicas logoterapéuticas congruentes con este modelo. Por lo tanto, las intervenciones
clínicas a discutir allí estarán construidas
sobre una base de piedra y no de arena.
Muchos clínicos suscriben a la filosofía de que la intervención positiva de la crisis y la subsiguiente psicoterapia son consideradas
exitosas si el paciente es capaz de retomar su anterior nivel de funcionamiento. [Por otro lado, la logoterapia, tanto en lo teórico
como en lo práctico, acoplada al modelo de "intervención logoterapéutica superadora de
la crisis", faculta al paciente a alcanzar un nivel de funcionamiento superior al que tenía antes del trauma. Esto es, con la ex-
perta utilización de las técnicas logoterapéu-ticas (es decir, derreflexión, intención pa-
radójica, el Método Socrático y la modifica-ción de actitud), el clínico puede medir la oportunidad de guiar al paciente hacia, y de-
ntro, de un nivel de ser espiritualmente ba-sado, fortalecido y más elástico. A menudo todos (pacientes y terapeutas) equiparan las
crisis con el peligro. Si nos detenemos en es-te nivel de análisis entonces, por omisión,
06
ambos el pensamiento y la terapia son re-
duccionistas. Pero si en cambio nos esforza-mos por actualizar la dimensión noética
(espiritual) del paciente entonces lo tratamos en su capacidad humana única. Un ejemplo muy ilustrativo de esta contención es la tra-
ducción japonesa del significado de la pala-bra "crisis". Una definición cultural y literal reza -"¡peligro más oportunidad!". Más es-
pecíficamente, se alienta al paciente a aprender de ella y crecer, y aún a trascender
su predicamento transformando la tragedia en triunfo! Ahora, permítaseme continuar y enumerar cuidadosamente los detalles de
este modelo de intervención logoterapéutica superadora de la crisis. El nuevo modelo
está descripto en el siguiente diagrama (1– Intervención logoterapéutica superadora de
la crisis)
El primer nivel representa el nivel de funcio-
namiento normal o corriente de la persona. Como se ve, la línea es irregular pues ilustra
los desniveles de lo que podríamos llamar una vida normal. Es importante tener pre-sente que la frase "nivel normal de funciona-
miento" es altamente idiosincrática.
Cada persona es única y tiene diferente sen-
tido de la vida, distintos propósitos o estre-santes ambientales, etc. Esto no implica que una persona es mejor que otra sino que ca-
da persona es diferente de las otras. Lo que usted y yo encontramos pleno de sentido en
la vida (creativa, experiencial y actitudinal-mente) puede diferir y probablemente difie-ra. Realmente, puede existir algún grado de
coincidencia pero no obstante, los sentidos
significativos son inexorablemente únicos.
Por favor, no se mal interprete el sentido y la esencia de lo que estoy postulando. Al decir que la línea es "irregular" quiero significar
que la gran mayoría de las personas hoy no maximiza su dimensión noética (espiritual).
Más específicamente, en la agitada sociedad moderna, pocos individuos toman un tiempo
para aminorar la marcha (aunque sólo sea
mentalmente) y, así, el "desafiante poder del espíritu humano" permanece en nosotros
inactivo, latente en su mayor parte. Partien-do de esta premisa, la lógica conclusión es que existe un preponderante número de per-
sonas cuyos sentidos del momento y los uni-versales (es decir, valores o creencias mora-les) se encuentran "adormecidos". Una exce-
lente analogía para esta línea de razona-miento es el ejemplo que Frankl propone en
cuanto, a la esencia (versus existencia) de un avión. Es un aeroplano aún cuando éste carretea sobre la pista pero, sin embargo,
sólo cuando sus ruedas dejan el suelo al-canza su verdadera esencia. Del mismo mo-
do sólo cuando se actualiza la espiritualidad inherente (noos) se actualiza la esencia de
ser "humano"!
Refiriéndonos nuevamente a la Figura no 1, la persona experimenta el nivel 2: el del
principio de la crisis y sus inmediatas con-secuencias ya que cuando la desesperación comienza se transforma en una fuerza des-
tructiva. Como está representado gráfica-mente, se produce un rápido descenso y en
algunos casos una rápida caída de la energ-ía fisiológica, psicológica y espiritual. Lo más importante en esta etapa es la notable falta
de utilización de la dimensión noética.Esto es, no ejercitan lo que Frankl establece como "el desafiante poder del espíritu humanoAsí,
esta caída se acelera ostensiblemente. Con-comitantemente, la persona usualmente ma-
nifiesta la clásica sintomatología de la De-presión Mayor, es decir, pensamiento nihilístico, aislamiento progresivo (quizás
más emocional que físico), desórdenes en el sueño, deterioro de la higiene personal,
cambio en los hábitos alimenticios, abuso de sustancias (para "adormecer" su dolor), etc. Es en este punto cuando se desarrolla un
poderoso sentimiento de poco mérito o valor y la idea de suicidio (o son exacerbados si acaso fuesen pre-existentes). Se establece
un círculo vicioso ya que la desesperanza
07
conduce al temor el cual nos lleva nueva-
mente a la desesperanza, ahora incrementa-da, la que a su vez se transforma en depre-
sión clínica.
El lapso de tiempo en el que este deterioro se desenvuelve es altamente idiosincrático
En algunos casos, la crisis (o probablemente las crisis) empuja a la persona muy rápida-
mente hacia el nivel más profundo de deses-peranza mientras otras pueden deteriorarse más lentamente. Sin embargo, como men-
cionamos en el párrafo anterior, el camino más frecuente es el del ostensible descenso
hacia una severa depresión clínica. Una vez más, el punto en la línea para determinar el movimiento hacia una salud mental disfun-
cional es el nivel de funcionamiento normal o corriente altamente idiosincrático del pa-
ciente.
Esto nos lleva al nivel tres donde el indivi-duo continúa en su espiral descendente
hacia el punto en el cual cualquier posible luz al final del túnel se vuelve imperceptible
o eventualmente inexistente. Es en este mo-mento clave cuando se pasa de las ideas suicidas al establecimiento de un plan para
la propia destrucción (es decir, las ideas se fortalecen en tanto y en cuanto se convier-
ten en planeados cursos de acción). Es en esta hora muy crítica en que la intervención del profesional reemplaza y virtualmente bo-
rra cualquier pensamiento con respecto al deseo de una búsqueda de consejo más tem-prana, llegando a aquellos más queridos, ex-
plorando otras posibilidades, etc. Es preci-samente aquí donde cada uno de los tres
ejemplos clínicos llega a su fin. Ciertamente, el instante óptimo para la ayuda profesional era anterior pero ahora es imperativo! Sin
embargo, muy a menudo la persona está fir-memente atrincherada en lo que yo denomi-no "miopía emocional y espiritual". Metafóri-
camente hablando, ¡los árboles no la dejan ver el bosque!. Mientras esté atrapada en
esa enmarañada red bloqueando cualquier visión de algo o alguien más allá de ella mis-
ma, ni la más remota posibilidad de una sa-
lida positiva puede surgir. Desafortunada y trágicamente, muchas personas hacen su
elección EN CONTRA del sentido y llevan a cabo su plan suicida. Excepto por sus deu-dos, la mayoría de las víctimas de tal inútil
pérdida pasan a ser otra "estadística" social. Es cierto que algunas de estas muertes son
bastante evidentes como un disparo en la cabeza, una intencional sobredosis de droga letal o dejarse morir dentro del auto estacio-
nado en el garage con el motor en funciona-miento y la puerta cerrada. Sin embargo, muchas veces estos suicidios son
"escondidos" o cuestionables, tales como un accidente automovilístico, el "resbalón" o la
caída desde lo alto de un acantilado o de un puente en un aparente día de pesca, una "no intencional" sobredosis de droga, etc.
Aquellos que logran con éxito su cometido, dejan detrás de sí una familia confundida,
dolida, un amigo con sentimiento de culpa incriminándose por lo que "debió" haber
hecho, etc.
Ciertamente el mejor curso de acción es la prevención (o reducción del impacto negati-
vo) de un problema antes de que éste se nos escape de las manos. Sin embargo, como sa-bemos, en el "mundo real", la gente usual-
mente espera hasta llegar al final de la soga antes de buscar ayuda profesional. Dada es-
ta áspera realidad, no puedo enfatizar sufi-cientemente que el momento óptimo para la intervención profesional es el inmediato pos-
terior a la crisis. Si bien la mayoría de los modelos de intervención de la crisis (y las respectivas prácticas basadas en ellos) son
efectivos, ellos no van demasiado lejos. En profundo contraste, la logoterapia (a diferen-
cia de las intervenciones reduccionistas ta-les como el tradicional psicoanálisis freudia-no o la terapia de comportamiento basada
en estímulo-respuesta) apunta al fortaleci-miento del "noos" para incrementar la auto-
estima, desarrollar técnicas de abordaje y poner en conocimiento del paciente el o los
08
sentidos (del momento y universales) de su
propia vida. Así, la intervención logoterapéu-tica superadora de la crisis es extremada-
mente efectiva para resguardarse de o redu-cir la fuerza destructiva de una crisis y me-jorar el pronóstico del paciente con terapia
subsiguiente.
Aunque hay una multitud de razones para
este postulado, permítanme delinear aquí unas pocas. Primero, a pesar de la enormi-dad del trauma, es la ocasión en que la psi-
coterapia orientada hacia la búsqueda y compromiso en el sentido permite al pacien-
te mantener suficiente energía fisiológica, psicológica y noética para, a través de la consulta, actualizar intervenciones clínicas.
Segundo, es aquí cuando muchos pacientes reconocen su incapacidad para manejarse independientemente y están muy receptivos
para seguir cursos de acción logoterapéuti-camente sugeridos. Tercero, en este estado
de la intervención un experto logoterapeuta puede ayudar a poner en conocimiento de su paciente el "desafiante poder del espíritu
humano". Como Frankl afirma, todos los se-res humanos tienen libertad de elección y,
más específicamente, la libertad de elegir su propia actitud en cualquier circunstancia. Y sigue, estableciendo que, la libertad de elec-
ción y la utilización de su propia dimensión noética (espiritual) es "la última de las liber-tades humanas". Por lo tanto, si logramos
que el paciente tenga cada vez más conoci-miento de este tremendo poder latente en él,
podemos ayudarlo a desafiar sus obstáculos
y ¡verlos como verdaderos retos!
Esto nos conduce al nivel cuatro - el pacien-te "toca fondo". Es en este umbral donde la persona se presenta virtualmente impotente
para activar cualquier productiva elección de sentido. Esto no significa que nunca más tendrá esa capacidad sino que ha perdido
contacto con su "desafiante poder del espíri-tu humano". En estas condiciones, el pa-
ciente usualmente no ve otra opción más que el suicidio para aliviar su sufrimiento.
Baste decir que este es el punto clave en el
que, de no mediar intervención alguna, se llega a una elección en contra del sentido y
que la intervención logoterapéutica de la cri-sis ofrece, al menos, la oportunidad hacia una alternativa por el sentido. La interven-
ción logoterapéutica superadora de la crisis no ofrece garantías pero al menos, si se uti-liza, el pronóstico es mucho mejor. La inme-
diata tarea para el terapeuta es facultar al paciente, de alguna manera, a decir "sí" a la
vida. Las palabras de Richard Bach (autor de Jonathan Livingston Seagull) ejemplifican ampliamente este propósito: "Aquí hay una
prueba para descubrir si tu misión sobre la Tierra ha finalizado. ¡Si estás vivo, entonces
no!".
La frase "toca fondo" demuestra que el pa-ciente ha perdido ostensiblemente toda
energía para resguardarse de la crisis, tomar cualquier acción independiente positiva o
productiva y, finalmente, hallar otra opción que no sea el suicidio. Es por eso que elegí la palabra "umbral" en el párrafo anterior; es
decir, si el paciente no busca y obtiene ayu-da profesional (lo que podría significar para
él "su último esfuerzo") o si la intervención profesional no llega a través de otra persona involucrada para otorgar ayuda inmediata,
entonces el paciente verdaderamente alcan-za ese umbral donde su lazo con la vida se debilita. Considerando que la frase elegida
es "toca fondo", la persona a menudo se siente como si estuviera en una "arena mo-
vediza emocional" o un pozo sin fondo.
Muchos clínicos suscriben a la idea que es-
tablece que para que una intervención sea considerada exitosa, la crisis (o a menudo, las crisis) necesitan ser resueltas. Contraria-
mente, el objetivo logoterapéutico en esta circunstancia es doble; engendrar esperanza
y ayudar al paciente a decir "Sí" a la vida Una vez que estos criterios son alcanzados (utilizando la ya mencionada intervención
logoterapéutica superadora de la crisis) la terapia puede proceder - avanzando hacia la
09
resolución de la crisis, siempre incremen-
tando el conocimiento del propósito en la vi-da y la auto-trascendencia. En otras pala-
bras, es bastante irreal y potencialmente descorazonador esperar que la intervención inicial "arregle todo". Si, y cuando, el pacien-
te regresa, entonces el terapeuta ha engen-drado exitosamente esperanza y lo ha facul-tado para el "Sí" a la vida. En realidad, el
éxito de la primera sesión ¡es la segunda!
Ahora, pensemos que la crisis inmediata ha
sido conjurada afortunadamente, el paciente no ha llevado a cabo su plan o su impulso
hacia la comisión de suicidio ha sido inhibi-do. Es desde aquí que podemos avanzar hacia el nivel cinco del modelo de interven-
ción logoterapéutica superadora de la crisis. Este es equitativo con las cualidades o ca-racterísticas de las fases iniciales o medias
de cualquier asesoramiento o relación psico-terapéutica. Estas cualidades o característi-
cas esenciales son conocidas como "NO ES-PECÍFICAS" de la psicoterapia y ellas han sido delineadas claramente por Jerome
Frank en su libro Persuasion and Healing. Algunos ejemplos representativos son el es-
tablecimiento de una relación armónica, un vínculo de confianza, evidenciando que el paciente cree en la competencia del terapeu-
ta que desarrolla un clima terapéutico de honestidad, seguridad y confort (a menudo
el paciente considera sus sesiones y el con-sultorio como un santuario), delineando un plan de tratamiento y el paciente implemen-
tando estas "sugerencias conducentes"; la apertura y la flexibilidad de ambos para mo-
dificar el plan en caso de que esto fuese im-
perativo, etc.
Dados estos aspectos, el logoterapeuta pue-de entonces ayudar al paciente a avanzar explorando y aún "descubriendo" el o los
sentidos en su vida. Éstos conformarán la piedra angular de su cura, tanto en el proce-so terapéutico como más allá de él. Por otra
parte, se vuelve cada vez más convincente el hecho de que el logoterapeuta faculta al pa-
ciente a utilizar su "desafiante poder del
espíritu humano" (aunque, en la mayoría de los casos, estas frases técnicas nunca deben
ser empleadas en el curso de la terapia El logoterapeuta experto "encuentra al pa-ciente donde éste está" y usa esto como
trampolín para poner en movimiento su di-mensión noética hacia la auto-trascendencia. En este punto no puedo en-
fatizar suficientemente la importancia de una resuelta incorporación de la espirituali-
dad en el proceso terapéutico. Esto es, como hemos discutido anteriormente, los seres humanos son seres tripartitos: tenemos el
soma (físico); la psiquis (psicológico) y la noética (espíritu). En el siguiente diagrama
representamos la ontología tridimensional
de Frankl. (Fugura 2)
Por otra parte, como Frankl ha afirmado tan elocuentemente, "Si no tratamos a nuestros
pacientes como seres tri-dimensionales que tienen no sólo dimensiones somáticas y
psíquicas sino también espirituales, la única diferencia entre nosotros y los veterinarios
es la clientela"!
Es importante recordar que el período de tiempo que tomará cada paciente para recu-
perar la suficiente energía fisiológica, psi-cológica y espiritual para trabajar intensa-mente (dentro y fuera de la terapia) y lograr
un éxito significativo varía tremendamente.
A partir de aquí, el paciente pasa al nivel
seis de este modelo el cual representa (por favor, refiérase nuevamente a la figura 1) el
regreso al grado de funcionamiento previo. Realmente, una importante mejora tiene lu-gar cuando la intervención comienza. Como
se estableció anteriormente, muchos clínicos consideran este regreso al funcionamiento previo como el equivalente al éxito de la te-
rapia (el cual no es tan diferente del tradicio-nal psicoanálisis freudiano mediante el cual
una vez logrado el "insight" el análisis es vis-to como exitoso). Sin embargo, si como logo-
10
terapeutas nos detenemos aquí, habremos
causado un cierto grado de perjuicio a nues-tros respectivos pacientes. Así como el hito
de la logoterapia de Frankl es la auto-trascendencia entonces el hito de la práctica logoterapéutica ¡debería ser la terapia tras-
cendente!
Más específicamente, el término "terapia
trascendente" implica llevar a cabo la inter-vención por encima y más allá del regreso del paciente a su nivel de funcionamiento
previo. Es decir, que faculte al paciente para alcanzar "más elevados" propósitos tales co-
mo: un más profundo y enriquecedor enten-dimiento de lo que lo lleva a su deterioro emocional, mejores técnicas de abordaje pa-
ra maximizar su independencia de los futu-ros e inevitables estresantes en su vida, construir una base más estable para su ca-
da vez más segura y enriquecida calidad de vida; desarrollar un mejor y más acabado
entendimiento de los precipitantes o "señales de advertencia" con relación a una posible crisis y tomar las medidas preventi-
vas y entrando en conocimiento de ellas, desarrollar su máximo potencial y utilizar su
"desafiante poder del espíritu humano". Consecuentemente, en este punto del proce-so terapéutico, el paciente avanza hacia el
nivel siete de este modelo, el de "trascender
el trauma".
Refiriéndonos nuevamente a la figura 1, gráficamente describe esta fase de la terapia como representativa del paciente alzándose
por sobre su nivel previo de funcionamiento para alcanzar un más alto "Ser-en-el-
mundo" con una mayor base noética Es importante subrayar aquí que la palabra elegida (e imperativa) es "ser". Esto implica y
significa que nuestra búsqueda de sentido es un proceso siempre evolutivo, de toda la vida. Como Frankl ha escrito tan correcta-
mente, debe existir una "tensión saluda-ble"(en oposición al estado homeostático) la
cual nos motive a esforzarnos por cambian-tes y diferentes sentidos en la vida. Es bas-
tante sencillo entender esto con sólo ver el
título del libro más leído de Frankl, El Hom-bre en Busca de Sentido. Nótese que la ex-
presión utilizada es "en busca", porque si el sentido en la vida fuera, remotamente, con-siderado como un objetivo el cual, una vez
alcanzado, permaneciera constante por siempre, entonces el título debería haber si-
do ¡"El Hombre y el Logro del Sentido"! La lo-goterapia enfatiza la importancia de la
búsqueda de sentido en la vida como un proceso no como un objetivo alcanzado. Es por eso, que en su libro The Doctor and the Soul, Frankl tan diestramente describe que si los santos consideraran el sentido en la
vida como un objetivo directo nunca hubie-
ran alcanzado la santidad
Con esta descripción y en el nivel siete de este modelo la terapia enfoca crecidamente hacia la inducción y la construcción de la
dimensión noética o espiritual del paciente. Ciertamente, el "desafiante poder del espíri-tu humano" va a la vanguardia del proceso
terapéutico. Durante esta última fase de la intervención el paciente a menudo se vuelve
crecidamente hábil e independiente. Esto lo lleva no sólo a un mejor manejo de su vida cotidiana, sino también a un estilo de vida
auto trascendente, con lo cual valoriza su condición de ser-en-el-mundo Concomitan-
temente, sus relaciones usualmente mejo-ran,(platónicas, profesionales, personales) , su actitud cambia drásticamente, su con-
ducta exuda vida y optimismo, virtualmente todos los aspectos de sus niveles de energía se disparan (física, mental y espiritual) y a
menudo manifiesta su auto trascendente ni-vel de ser, entregándose a los otros, a cau-
sas, etc. Es aquí cuando, a través de la auto-trascendencia, el paciente verdaderamente alcanza su esencia como ser humano
(similar a la analogía con el avión en el mo-mento exacto en que sus ruedas se despe-
gan de la tierra y éste actualiza su esencia). Ya las sesiones pueden comenzar a espa-ciarse hasta concluir con la relación de con-
11
sulta.
Tercera parte
Durante los siete niveles del modelo de
"intervención logoterapéutica superadora de la crisis" se utilizan varias técnicas clínicas (y combinaciones) desarrolladas por la logo-
terapia. Estas incluyen, pero no están limi-tadas a ellas, el Método Socrático, la Inten-ción Paradójica, Derreflexión y Modificación
de nuestra propia actitud. Cada una de es-tas prácticas clínicas son particularmente
convincentes durante varios niveles de este modelo de intervención. Nos llevaría un libro delinear detalladamente la eficacia, discutir
comprensivamente la oportuna interjección y proveer exhaustivos ejemplos clínicos de cada técnica en cualquier punto dado a lo
largo de los siete niveles del modelo. Por lo tanto, desarrollaré un sinóptico discurso so-
bre estas particularidades. También es ex-tremadamente importante recordar que este modelo y las lógicas intervenciones logote-
rapéuticas resultantes están basadas en la premisa fundamental de que un preponde-
rante número de pacientes en crisis sufren de lo que podríamos diagnosticar DSM-IV como Depresión Mayor (incluyendo unipolar
y bipolar).
Como recordarán, nos referimos al nivel uno
como el de "corriente o normal nivel de fun-cionamiento". Baste decir que aquí ninguna técnica logoterapéutica formal se presenta
(mucho menos se utiliza) porque el paciente identificado no ha comenzado intervención
profesional formal alguna. Sin embargo, es cierto que, algunas personas se valen de su "desafiante poder del espíritu humano" in-
tuitivamente, reduciendo por lo tanto, la fuerza destructiva de los inevitables "bajones" de la vida. Estos individuos tiene
una salud mental muy buena o excelente y pueden manejarse bastante efectivamente
con las diferentes crisis de la vida. Así, tales personas que viven en un nivel predominan-
temente auto trascendente (teniendo un ele-
vado sentido o propósito en la vida) conjuran muchas crisis las cuales son resueltas de
manera deliberada y plena de significación. Esto no quiere decir que dichas personas sa-ludables no se sientan abrumadas o exaspe-
radas cuando ocurre una crisis. Significa que poseen gran elasticidad para "brincar" rápidamente, difundir y resolver la crisis an-
tes de que sus potenciales efectos destructi-vos tengan lugar. Por otro lado, nuestra dis-
cusión y el modelo que he desarrollado y ex-plicado en la segunda parte se refieren a un basto número de personas quienes, por su
falta de habilidad para poner en marcha ta-les potenciales, sucumben ante los efectos
devastadores que una crisis seria tiene so-bre su salud fisiológica, psicológica y espiri-tual. En otras palabras, nuestra discusión
es sobre personas que tienen un bajo o pe-queño sentido en la vida y falta o pérdida de una dirección o propósito. Desafortunada-
mente, en la sociedad de hoy, esto incluye a la mayoría de las personas. Más específica-
mente, ellos están padeciendo un severo ca-so de lo que Frankl denomina "vacío existen-cial". Esta tremendamente poderosa vacui-
dad interior deja a la persona con un senti-miento que muchos de mis pacientes, ante-riores y actuales, han descripto a menudo
como "la cáscara de una persona".
En el nivel dos (el del principio de la crisis)
el futuro paciente rápidamente se halla in-merso en un mar de desesperanza. Exhibe
un comportamiento representativo de su es-tado mental denominado "miopía espiritual emocional". Algunos ejemplos de este tipo de
comportamiento son: combinación de todos sus "problemas de la vida normal" con el
evento de la presente crisis (exacerbando así tremendamente el impacto negativo); aisla-miento emocional y/o físico, pensamiento
nihilístico (el cual virtualmente elimina toda posibilidad de resolución independiente exi-tosa); "visión de túnel" la cual lo lleva a un
mayor grado de desesperanza, abuso de sus-
12
tancias y pensamientos iniciales sobre la
idea del suicidio como camino viable para
aliviar su dolor
En este punto, la intervención logoterapéuti-ca superadora de la crisis se focaliza literal-mente en salvar la vida del paciente. Una es-
tratégica logoterapéutica extremadamente efectiva durante este período es la comple-
mentación del Método Socrático y la Modifi-cación de la propia actitud. Primero, men-cionemos la eficacia del Método Socrático
Escuchando cuidadosamente al paciente y realmente oyendo la descripción de su situa-
ción, un logoterapeuta experto puede disi-muladamente introducir preguntas formula-das para tomar conocimiento de aquel único
sentido(s) en la vida de su paciente. Éste puede ser un niño necesitado, una esposa
cariñosa y tolerante, un miembro de la fami-lia dependiente, un proyecto especial o cau-sa abandonada incompleta, un trabajo parti-
cularmente apreciado que espera ser concre-tado, un objetivo personal todavía por alcan-zar, etc. Respectivamente, estos ejemplos
claramente demuestran sentidos creativos, experienciales y actitudinales. Es evidente
que existen varias razones para que una de las intervenciones logoterapéuticas preferi-
das en esta etapa sea el Método Socrático.
Primero, de esta técnica no agresiva a me-nudo resulta un acopio de cantidades masi-
vas de información las cuales pueden ser usadas a lo largo del curso de la terapia. Se-
gundo, es imperativo que el logoterapeuta recuerde que el objetivo primario de esta in-tervención inicial es engendrar algún senti-miento de esperanza . Es decir, la tarea ini-cial no es "solucionar" repentinamente los
problemas del paciente sino ayudarlo a salir (aunque más no sea ligeramente) de su abis-mo de desesperanza Si el logoterapeuta pue-
de hacer que el paciente vea al menos una parte de su vida como plena de sentido y po-
sitiva (considerando que antes no las había) entonces un monumental obstáculo habrá sido salvado - el del suicidio como única op-
ción. Tercero, una vez superado dicho obstá-
culo, aunque en algunos casos se reincida, el proceso curativo verdaderamente comien-
za cuando el paciente es guiado poco a poco hacia el "Sí" a la vida. Cuarto, en este punto, es clínicamente imperioso intercalar la Mo-
dificación de la propia Actitud en el tapiz te-rapéutico. Encadenando estas dos interven-ciones el logoterapeuta sonsaca el sentido en
la vida pero también comienza a ayudar al paciente a perforar su dimensión noética
previamente adormecida, con lo cual activa su "desafiante poder del espíritu humano". Quinto y último, estas dos técnicas logote-
rapéuticas ayudan a fortalecer de manera amable y no directiva el poco dominio que
tiene el paciente de su vida. Así, la sensa-ción de recobrar cierto grado de control so-bre su vida apuntala sentimientos de identi-
dad y de propósito más sólidos. Es impor-tante apuntar aquí que las otras dos técni-cas logoterapéuticas fundamentales
(derreflexión e intención paradójica) serán extremadamente efectivas en posteriores
etapas del proceso de consulta pero como técnicas orientadas a la solución de los pro-blemas de alguna manera más directa, ellas
pueden abrumar al paciente durante este
estado emocionalmente frágil.
Esto nos lleva al nivel tres del modelo de in-tervención logoterapéutica superadora de la crisis- período durante el cual el paciente
continúa su espiral descendente hacia nive-les de desesperanza y depresión cada vez
más profundos. Al igual que en el anterior, el Método Socrático y la Modificación de la propia Actitud, permanecen como interven-
ciones logoterapéuticas cruciales. Ellas sir-ven no sólo por lo mencionado anteriormen-
te sino también, en general, como terapia de apoyo cuyo propósito es desacelerar el deterioro emocional del paciente. Es intere-
sante ver cómo en este punto durante la in-tervención, la técnica logoterapéutica de la derreflexión a menudo resulta se altamente
efectiva "calmando" el inmediato dolor del
13
paciente y ofreciendo sutilmente otras opcio-
nes más positivas que la del suicidio
Es decir, alejando la energía mental de las
anteojeras impuestas por su presente condi-ción y dándole la oportunidad de focalizarla sobre asuntos más optimistas en su lugar
(aunque temporariamente, por ahora). En la terminología logoterapéutica, el paciente
está comenzando el proceso de auto-trascendencia aún sin darse cuenta. Sin em-
bargo, no se interprete lo que acabo de de-cir: como que el paciente ha superado la eta-pa difícil y se encuentra en un permanente impulso ascendente. En realidad, un fenó-meno diferente está teniendo lugar - mien-
tras el paciente está, ciertamente, benefi-ciándose con la terapia, sigue en su espiral descendente. Aunque a primera vista, esto
aparezca como paradójico o contradictorio, un análisis más profundo subraya lo racio-nal de lo que aquí deseo significar. En otras
palabras, esto no quiere decir que la inter-vención en el nivel tres no sea productiva.
Por el contrario, indica que en este punto tiene un impacto muy positivo "estabilizando" o "anclando" al paciente
cuando toda la fuerza de la crisis lo envuel-ve. Esto de algún modo contrarresta el grado de desesperación y desesperanza los cuales
hubieran concurrido en ausencia de cual-quier intervención (lo que frecuentemente
culmina en suicidio o intento de suicidio Así, mientras el paciente está luchando con la crisis y aprendiendo de su etiología, aún no
ha alcanzado el nivel cuatro: el de "tocar
fondo".
El nivel cuatro - el paciente "toca fondo" - se establece cuando el paciente verdaderamen-
te sufre los efectos emocionalmente desvas-tadores de la crisis. "Tocar fondo" (en lugar de al comienzo de la crisis) tiene dos razo-
nes: Primero, porque se alcanza el insight y el conocimiento de las ramificaciones de la crisis, a menudo aparece un abrumador
sentimiento de condena y, segundo, porque el paciente ha usualmente desarrollado un
conocimiento más profundo de sus
"problemas interiores" los cuales aparecen como insalvables. Baste decir que, en esta
fase y en la del comienzo de la crisis, las distintas posibilidades de fatalidad están en su punto máximo. La razón para esto es re-
lativamente simple y frecuentemente pasada por alto. Más específicamente, cuando a
través del insight inicial , el paciente percibe lo profundo de sus "carencias", a menudo considera que le es virtualmente imposible
alcanzar una acción correctiva. Mientras es-te discernimiento es la base para futuro pro-greso tiene, en esta instancia, un efecto de
"doble filo". Esto es, el paciente experimenta sentimientos opuestos de esperanza y deses-
peranza.
Una vez superado este crítico momento, la
terapia puede continuar hacia el nivel cinco en el que se trabaja activamente en psicote-rapia hacia cada vez más altos niveles de
buena salud mental. Así, una vez más, el Método Socrático, la Modificación de la pro-pia Actitud y la derreflexión es la modalidad
de tratamiento tripartito preferida y más be-neficiosa. Después de que esta segunda
"crisis" ("tocar fondo") es manejada exitosa-mente, el logoterapeuta puede entonces uti-lizar los insights de su paciente en forma
productiva ayudándolo para comenzar a aplicar ese conocimiento hacia el perfeccio-
namiento de sí mismo y el mejoramiento de su calidad de vida en general. Un mero ejemplo de algunos de los objetivos y logros
durante esta etapa son: establecer un senti-miento de identidad más firme, desarrollar una mejor habilidad para priorizar correcta-
mente las diferentes misiones en la vida; in-teractuar con otros a través de mejores rela-
ciones; lograr un fortalecido sentido de propósito y dirección; establecer un muy su-perado set de técnicas de abordaje, experi-
mentar cada vez más grandes sentidos en la vida, tener un claro conocimiento y utiliza-
ción de su "desafiante poder del espíritu
humano".
14
También durante el nivel cinco, la apropiada
y temprana utilización de la Intención Pa-radójica (contingente, por supuesto, con las
necesidades únicas del paciente) a menudo resulta ser una intervención clínica muy po-derosa. En aquellos casos en que es una
técnica de intervención apropiada, es muy útil por su eficacia terapéutica probada. El paciente ahora se encuentra más
"saludable" y fuerte que antes, por lo tanto percibe la naturaleza directiva de este acer-
camiento como invasora o agresiva (esto no hubiese sucedido así en etapas anteriores cuando su condición era más "frágil"). Sin
embargo, debemos permanecer constante-mente atentos de que estamos allí para
atender al paciente y no al revés. Por lo tan-to, un eclecticismo técnico y la apertura pa-ra modificar el plan de tratamiento son en
pos del mejor interés del paciente. Hacia el final del nivel cinco éste se encuentra bas-tante saludable, mucho más funcional que
antes y está lleno de esperanza donde una vez sólo había desesperanza. Es ahora cuan-
do pasa al nivel seis de este modelo- el del
regreso al nivel de funcionamiento previo.
Como mencionamos anteriormente, muchos clínicos suscriben a la filosofía (y práctica) que tal regreso implica éxito, la terapia se
dosifica y al poco tiempo finaliza. Es incues-tionablemente correcto que el paciente ha hecho un fenomenal progreso en relación
con el punto inicial de intervención. Tam-bién podemos asumir con cierta seguridad
que, en este momento, la mayoría de las partes en la vida del paciente están otra vez en orden, posee un mejor sentido de auto-
estima y su visión de la vida es, por lejos, más positiva que antes. Sin embargo, como
enunciamos con anterioridad, detenernos aquí (como hacen la mayoría de las formas de psicoterapia) sería, por descuido, actuar
como ligeramente reduccionistas (y sabemos que la logoterapia no lo es) El por qué de es-ta afirmación es la siguiente: en esta etapa
de la terapia, aún no hemos facultado al pa-
ciente para alcanzar el nivel de auto-
trascendencia. En este punto, nuestra práctica logoterapéutica tiene cierto déficit
de su máxima (logoterapéutica) filosófica fundamental de auto-trascendencia. Por lo tanto, la consulta logoterapéutica debería
continuar- siempre esforzándonos en asistir al paciente para alcanzar el nivel siete de la
"superación del trauma".
Éste está gráficamente descripto en la figura 1, como un firme ascenso del paciente hacia
un nivel noético (espiritual) de funciona-miento. Mientras que previamente el pacien-
te se movía a través de la vida de una mane-ra "normal" y regular (por favor, refiérase nuevamente al nivel uno de la figura 1) el
objetivo logoterapéutico del nivel siete de es-te modelo es facultarlo para alcanzar lo que podría ser denominado como "nivel de exis-
tencia basado en la noética". Así como las cuatro técnicas logoterapéuticas discutidas
son útiles, el modo más poderoso y preferido de intervención en este momento de la tera-pia es la Modificación de la Propia Actitud.
La razón para ello es que es una interven-ción cuya base ¡es noética! Aquí debemos
enfatizar firmemente que cada tratamiento consiste en una única combinación de cual-quier número de estas cuatro técnicas. Así
como cada ser humano y su respectivo sen-tido(s) en la vida son únicos, así debe ser su tratamiento. Consecuentemente, podemos
desestimar una o más de las intervenciones logoterapéuticas mencionadas según el pa-
ciente y la problemática que éste plantee.
Es importante establecer aquí que el proceso
de dosificación de la terapéutica puede co-menzar. Esto es, una vez en el nivel siete, sería clínicamente prudente espaciar las se-
siones de consulta del paciente progresiva-mente hasta llegar a la finalización formal de la intervención. Con ello, varios objetivos
pueden ser alcanzados. Algunos de ellos in-cluyen, pero no quedan limitados a estos,
los siguientes ejemplos: Primero, incremen-tando el período de tiempo entre sesiones,
15
cualquier transferencia puede ser dirigida y
solucionada. Segundo, estos prolongados lapsos de tiempo pueden servir como
"chequeos del terreno" para determinar la eficacia terapéutica de la habilidad del pa-ciente para extrapolar su progreso más allá
de la formal sesión de consulta. Tercero y último, a través de esta dosificación, el pa-ciente usualmente logra un elevado sentido
de auto control e independencia. Así, al fina-lizar la consulta, la probabilidad de recaer
en una crisis tan desvastadora como la pri-
mera disminuye considerablemente.
Por último, llega el momento de la finaliza-ción formal de la intervención y de dar el al-ta al paciente. En contraste con el estado del
paciente al final del nivel seis (el regreso al nivel previo de funcionamiento), sus carac-terísticas, una vez concluida la séptima eta-
pa, han mejorado ostensiblemente. Algunas de estas características o cualidades inclu-
yen un sentido de identidad muy fortalecido, un muy alto sentido en la orientación de su vida, un distinto y más fuerte sentido inter-
ior de propósito y dirección en la vida, técni-cas de abordaje tremendamente valorizadas
y, lo más importante, un nivel de ser auto trascendente. Aceptando el desafío de dar ese paso extra "trascendental", el logotera-
peuta asiste al paciente para alcanzar un nivel de ser considerado virtualmente impo-sible de lograr sólo unos meses atrás. En es-
te punto que el paciente, como el avión des-pegando sus ruedas de la pista, ha actuali-
zado su esencia.
Conclusión:
Irónicamente, el mejor cumplido que un lo-
goterapeuta puede recibir es quedarse sin trabajo! Sin embargo, como tales, bien sabe-mos que siempre hay una innumerable can-
tidad de personas "esperando" ansiosamente ocupar el espacio liberado por algún pacien-
te regular dado de alta. Este es, ciertamente, un triste comentario con respecto al estado
de la sociedad de hoy porque mucha gente
está, según las palabras de Frankl, "clamando por sentido". Pero a su vez, es un
signo muy positivo ya que el sentido y la res-ponsabilidad de la sociedad debe comenzar por el sentido y la responsabilidad indivi-
dual.
En los días que corren, las personas están
asediadas por multitud de estresantes even-tos (y los sentimientos asociados) para los cuales la mayoría no tiene técnicas de abor-
daje y el nivel noético de ser para resolver independientemente las diferentes crisis en
la vida. Ha sido investigado y documentado que, aproximadamente el 64% de los Ameri-canos, tienen un bajo propósito en la vida
(medido por el PIL test desarrollado por Crumbaugh). Esto es bastante conmocio-nante ya que cuantitativamente significa
que dos de cada tres personas están desilu-sionadas, perdiendo su sentido de dirección
en la vida y considerando a su propia exis-tencia como de poco valor! T o m a n d o distancia y viéndolo desde una perspectiva
puramente clínica, dos de cada tres perso-nas están experimentando alguna forma, ti-
po e intensidad de depresión que amerita tratamiento. No asombra el hecho de que los teléfonos de los terapeutas siempre estén so-
nando.
En conclusión, el modelo propuesto aquí tie-
ne una sólida base teórica. También, tiene una sólida base experiencial, ya que es el modelo que surgió cuando traté a los tres
pacientes cuyas historias clínicas introdu-cen este artículo y muchos otros con similar
problemática. Bastante rápidamente, co-mencé a ver una patrón del cual resultó el desarrollo del modelo de la "intervención lo-
goterapéutica superadora de la crisis". De este modo, lo que empecé practicando intui-tivamente se transformó en una serie orga-
nizada de niveles en el proceso de interven-ción, la cual, a su vez, llegó a ser un modelo
flexiblemente estructurado. Un muy podero-so y útil modelo de intervención clínica re-
16
sultó de "escuchar a mis pacientes y apren-
der de ellos" el cual, hipotéticamente, puede servir para ayudar a incontables pacientes,
tan sólo, porque sus terapeutas pueden haber aprendido este útil instrumento clíni-co. En su libro: The Doctor and the Soul, Frankl se refiere a la logoterapia como el "ministerio médico". La intervención logote-
rapéutica superadora de la crisis no es dife-
rente. Es decir, tomando la espiritualidad
como parte integral de la intervención, ésta yace en algún lugar entre la ciencia y la reli-
gión. Pero como Frankl tan elocuentemente establece: "Así, esta es una tierra sin hom-
bre. Pero, oh - qué tierra de promesa!”
Figuras 1 y 2
17
LA AUTOTRASCENDENCIA DE
LA OBRA DE VIKTOR FRANKL en nuestra práctica logoterapéutica.
Por Dr.José Martínez–Romero Gandós
Mail de contacto: [email protected]
Blog: logoterapiagalicia.blogspot.com.ar
C uando se habla de la influencia que
sobre nuestra práctica logoterapéu-tica tuvieron las enseñanzas de
Frankl se piensa en teoría y práctica de la asistencia a dolientes. Pero se olvida, acentuando este aspecto, que la primera lec-
ción del Maestro fue su vida misma.
Ya conocéis su biografía pero resalto de ella
su actitud comprensiva, su humor, su dis-ponibilidad y su gran capacidad de ubica-
ción en la circunstancia que le tocara vivir.
La principal influencia para mi práctica lo-goterapéutica fue escucharle decir: “Yo en-
contré sentido a mi vida ayudando a los
otros a encontrar sentido a la suya”.
El impacto hizo que ese sea el nombre que le dimos a nuestro grupo de trabajo: “Sentido” Centro de Actualización del Encuentro y la
Comunicación.
Sabéis que el sentido de vida no se dá por
añadidura, que debe descubrirse y renovar-se ante cada una de las circunstancias difí-
ciles que nos presenta la existencia. Que son muchas. Pero nunca las suficientes para que nos alejemos del segundo axioma fran-
kleano que influyó en mi práctica logoterap-éutica: “Aún en las peores circunstanciass,
la vida vale la pena vivirla”.
¿Os dais cuenta de lo que esto significa? Significa una formidable arma para abrirse a
la posibilidad de autotrascendencia y super-
ar la culpa por nuestra existencia limitada.
Limitada por la muerte, pero posible.
Limitada por las circunstancias, pero con un
margen de libertad inalienable. Siempre que a esta libertad la acompañe una alta dosis
de responsabilidad.
Frankl agregó, a través de su trabajo, obra escrita y conferencias, que somos “pastores
de almas”· en la procura de aquel que, sin-tiendo una gran frustración existencial, ha
confundido el sentido de la vida y ha caido
en el sinsentido.
Somos “therapeuticós” según los griegos, pa-labra derivada de “therapón”, siervo. Esta-mos al servicio del otro para acompañarlo en
el camino hacia su plenitud.
Somos logoterapeutas, profesionales al ser-
vicio del mantenimiento o descubrimiento
del “logos”, el sentido.
Somos aquellos que tenemos la obligación de detenernos, de comprender y de hablar,
para transmitir el mensaje.
Tenemos la obligación de una formación res-ponsable e intensa en los aspectos bio-psico
-sociales-espirituales que definen la multidi-mensionalidad y la pluritemática de la Per-
sona, porque el modelo frankleano así lo exi-
ge.
Esta formación responsable nos fue pedida en numerosos encuentros personales con Frankl a todos aquellos que nos acercába-
mos para pedir consejo o escuchar su pala-bra. Recuerdo varias anécdotas acerca de la forma amable y humorística de pedir esto.
Pero será para contarlas en otros escritos.
18
Debemos contribuir al desarrollo de esta Es-
cuela en la que encontraremos una fabulosa arma terapéutica: la Esperanza. Decía Ga-
briel Marcel que “la esperanza es el arma de los indefensos. Y por ello tiene eficacia. Por
ser todo lo contrario a un arma”.
Para mi práctica logoterapéutica me gusta agregar a esta afirmación de Marcel: si los
gobernantes de este universo globalizado to-maran como bandera la Esperanza para cal-mar el hambre, el sufrimiento, las carencias
de los pueblos, el siglo XXI vería concretado
el milagro.
La Esperanza abre al hombre a la posibili-dad. Tomada como base de la actuación pro-
fesional para ayudar al otro en su sufrimien-to y frustración nuestra Escuela tiene la po-sibilidad de convertirse en el paradigma del
siglo XXI.
Para ello debemos acudir, una vez más, a
las enseñanzas de Frankl y su modelo de autotrascendencia. En su libro “La idea psi-cológica del hombre” en su segunda edición
agrega Frankl en 1984 un epílogo que tituló “La Logoterapia en su camino de degurifica-
ción”. En sus conferencias y viajes de los
últimos años repetía esto personalmente.
Extraigo párrafos para su mejor compren-sión y ustedes irán imaginando un análisis de la personalidad del Maestro. Decía Frankl
[1]: “Qué podría decirles yo a personas que son expertos en el campo de la Logoterapia?. (Cuando lo invitaron) El profesor Ghougas-
sian quería que yo elaborara como creo que será el porvenir de la logoterapia después
que me haya ido. En otras palabras, quería que desarrollara mi último trabajo antes de morir; se supone que debo dejar un legado.
Pero no soy profeta para ver el futuro. (…) De hecho el futuro de la Logoterapia depen-de de ustedes, y al determinarlo serían inde-
pendientes. Después de todo, la logoterapia considera al hombre como un sser en busca
de sentido, y como un ser que es responsa-ble de la realización del sentido, y la logote-
rapia ve su propio cometido en hacerle cons-
ciente de su “ser responsable” de su “responsabilidad”. Esto vale también para el
logoterapeuta, puesto que él, además, debe darse cuenta de su responsabilidad, de su ser libre y responsable. En otras palabras,
debe caracterizarse por un espíritu indepen-
diente.”
Y agregaba más adelante: “Si uno se define como miembro de la comunidad logoterap-éutica, no está obligado a suscribir todo lo
que dijo el Dr. Frankl”. (…) “La evolución de la logoterapia no solo concierne a sus aplica-
ciones en varios campos sino a sus funda-mentos”. (…) “La psicoterapia es siempre al-go más que una técnica, y es así en la medi-
da en que ella necesariamente incluye un elemento de arte. Y la Psicoterapia es siem-pre más que mera ciencia en la medida en
que ella también necesariamente incluye un elemento de sabiduría. Ambos forman una
totalidad y unidad donde las dicotomías en-tre técnica y encuentro desaparecen y se di-
suelven”.
Extraigo un párrafo más que sirve de modelo de la autotrascendencia de Frankl para
nuestra práctica: “Pero que podemos decir acerca del tema de que cada fundador de
una escuela psicoterapéutica describe en su sistema, en última instancia, su propia neu-rosis y escribe en sus libros la historia de su
propio caso? Bien, no estoy autorizado a hablar en este contexto de Sigmund Freud o de Alfred Adler, pero, en lo que a la logotera-
pia se refiere, confieso de buena gana que cuando joven tuve que pasar por el infierno
de la desesperación ante la aparente falta de sentido de la vida, atravesando una etapa de total y extremo nihilismo. Pero luché a brazo
partido contra él, como lo hizo Jacob con el ángel, hasta que pude “decir si a la vida a pesar de todo”, hasta que pude desarrollar
una inmunidad contra el nihilismo. Desa-rrollé la logoterapia. Es una pena que otros
autores, en lugar de inmunizar a sus lecto-res contra el nihilismo, lo inculquen con su
19
propio cinismo, el cual es un mecanismo de
defensa o formación reactiva que ellos han
construido contra su propio nihilismo”.
Queda clara la lección: debemos recordar al Maestro pero no lo debemos convertir en gurú de ningún movimiento. La logoterapia
tiene ya mayoría de edad. Y cada uno de no-sotros debe elegir bien el trabajo al que se
enfrenta siguiendo esta escuela. Elegirlo y responsabilizarse. Investigar y compartir co-nocimientos con los colegas. Dialogar. Per-
mitir el encuentro interdisciplinario. Encon-trarse y posibilitar la autotrascendencia
recíproca.
Esta es la influencia del pensamiento fran-
kliano en la práctica terapéutica y por consi-guiente en la vida personal de cada uno. Es
fácil concluir esta presentación si recurri-
mos, una vez más, a lo dicho por Frankl en el libro citado: “Señoras y señores, yo ter-
miné mi primer libro con la frase de que la logoterapia “es tierra de nadie”. Y sin embar-go ¡qué tierra prometida! Hace de esto trein-
ta y cinco años. Mientras tanto, la “tierra de nadie” ha llegado a ser habitada. Prueba de ello es este congreso. El programa es como
un viaje a través de muchos y variados pai-
sajes y campiñas de esta “tierra prometida”.
Dr. José Martínez-Romero Gandos
[1] Frankl, Viktor E. “La idea psicológica del hom-
bre”, segunda edición en castellano, 1984, Edicio-
nes RIALP, Madrid, España. Epílogo.
COMUNICACIÓN:
ALEGRÍA Y SUFRIMIENTO
Por Dr Claudio César GARCIA PINTOS
Mail de contacto: [email protected]
20
U no de los procesos más personales
y personalizantes es, sin duda al-guna, la comunicación. Camino,
proceso, instrumento, que permite ese intercambio siempre enriquecedor entre dos, que logran intimidad plena a través de
la comunicación. Posiblemente sea por esto mismo, uno de los mayores problemas de la humanidad, y el ámbito en el cual ra-
dicamos la causa de conflictos de todo tipo.
COMUNICACIÓN
Con las palabras podemos armar un uni-verso entero entre dos personas. Existen palabras para “expresar” (p.e. “te amo”, “te
odio”), “definir” (p.e. “te lo digo en una pa-labra…”, “esto es así”), “describir” (p.e. “es como sí…”, “es parecido a…”),
“informar” (p.e. “su atención por favor…”), “crear” (p.e. “el día que me quieras, las ro-sas que engalanas…”), “acercar” (p.e. “hola!”, “bienvenido”), y hasta para
“ofender, lastimar y herir” (p.e. “torpe!”, “bueno para nada”, “idiota!”). Son instru-mentos irreemplazables con los cuales
construir ese “universo” que termina sien-do habitado por un “nosotros” íntimo, pri-
mordial, que nos involucra y nos compro-mete. Del mismo modo como todo cons-tructor queda comprometido con lo que ha
construido.
Es así que, siendo bien utilizada, la palabra
construye un universo conciliador que “revela” a quienes se comunican, en tanto
que siendo mal utilizada, “rebela” a quienes pretenden comunicarse. En el primer caso, ese universo acerca, construye, encuentra;
en el segundo caso, aleja, ofende, incomu-nica, constituyéndose en un instrumento
violento.
Si sostenemos la analogía del constructor, construir no significa arrojar ladrillos sin
más, desparramar cemento sin sentido o clavar maderas por cualquier lado. Del
mismo modo, comunicar no significa arro-jar palabras sin ton ni son, desparramarlas en ese universo que se establece entre dos
personas. No.
Algunos autores han definido y afirmado
que el ser humano no puede no comunicar-se, y que, de hecho, lo hace permanente-mente. Sin embargo, considero que no es
así. Si el hombre se comunicara perma-nente y, casi, espontáneamente, no existir-
ían tantos problemas de comunicación. Por eso mismo creo oportuno distinguir en-
tre expresar y comunicar.
Una de las características del ser vivo, de la vida misma, es la expresión. La vida se ex-
presa, la vitalidad se expresa. Fácilmente puedo distinguir entre un hombre dormido y un hombre muerto. En principio, osten-
21
tan una imagen similar, ambos tumbados
sobre una cama, inmóviles. Sin embargo, la vitalidad se expresa de alguna manera,
más o menos sutil pero evidente, pudiendo discernir con facilidad el estado de uno y el del otro. Y esa expresión de lo vital, es in-
evitable. Caminando por la calle, abstraído en sus preocupaciones, cavilando sobre sus ideas, esa persona “expresa” algo (p.e.
preocupación, angustia, recogimiento, etc) aún cuando no sea plenamente consciente
de lo que está expresando, ni de la presen-cia de quien lo está observando. Ahora bien, eso, a mi entender, no es comunicar.
Es la inevitable expresión de su vitalidad.
Porque comunicar implica, necesariamen-
te, una intención. Y si esa intencionalidad no está presente, la comunicación no pue-
de establecerse. Veamos.
Decía anteriormente que comunicar no es arrojar palabras, del mismo modo que
construir no es arrojar ladrillos. Muchas veces hablamos pero no nos estamos co-
municando. Simplemente emitimos un discurso que, incluso, puede no ser veraz, puede no construir intimidad entre los que
hablan, puede esconder al que habla. Cuántas veces comprobamos que alguien
“habla para no decir”.
También podemos dialogar sin comunicar-
nos. Es el caso en el cual, literalmente, compartimos el logos, la palabra, pero construyendo monólogos paralelos. Dos
que, aún estando frente a frente, hablan y se escuchan a sí mismos, como
“prestándose la cara”, uno al otro, pero
siempre interesados en su propio tema.
Otra posibilidad es conversar (en latín, compartir el surco o el verso). Implica un paso adelante respecto de la situación an-
terior, porque ahora, conservamos una hilación entre lo que dice uno y responde el
otro. Pero aún así, podemos conversar sin
comunicarnos.
Comunicar significa la posibilidad de afec-
tar la conducta de otro, quedando abierto a
ser afectado en uno mismo por su respues-ta. Esa afectación recíproca, significa que
tenemos algo en común, algo mío quedó en él, y algo suyo, en mí. Ciertamente, mu-chas veces pretendemos afectar la conduc-
ta del otro, pero, ¿siempre quedamos abier-tos a ser afectados por su respuesta? No. Y ahí comienzan los problemas de la comuni-
cación. Esta dinámica es lo que propia-mente denominamos “feed-back” o retroa-
limentación. Si no hay feed-back, no ha
habido comunicación.
De tal modo, comunicar implica necesaria-mente una intención comunicante. No se da espontánea o naturalmente. Y esa in-
tención debe ser compartida, porque puedo pretender comunicarme con otro que no está dispuesto a comunicarse conmigo.
Expresar no es comunicar.
UN POCO MÁS ALLÁ
Si avanzamos un poco más allá de la des-cripción del proceso, y nos involucramos en su esencia significativa, podríamos decir
que al comunicar, la palabra interior le otorga existencialidad al silencio interior (esencialmente incomunicable) De modo tal que aquello que no puede transmitirse con palabras, toma existencia concreta en
la palabra comunicada. Por eso la comuni-cación siempre será un acto imperfecto
(siempre el silencio interior es desbordante de cualquier palabra que pretenda transmi-tirlo), pero es perfecto para comunicar mi
interioridad. De allí el valor de la intencio-nalidad comunicante y el respeto por la pa-
labra, como transmisor de ese silencio.
Es así que bien podríamos entonces descri-
bir el proceso de la comunicación (ya no desde el modelo cibernético de David Berló), sino desde la experiencia existencial
de comunicarse, de la siguiente manera:
1- Doy voz a mi silencio interior a través de
22
la palabra.
2- Lanzo o arrojo esa palabra hacia el inte- rior del Tú
3- Rompo el silencio interior del Tú al que se dirige mi palabra 4- Fecundo el interior del Tú, poniendo al-
go mío en él
5- Quedo abierto y me hago fecundo con su
respuesta (“feed-back”)
Vemos que, entonces, comunicar no es simplemente expresar vitalidad, ni siquiera
sacar algo de mí, sino más bien, “ponerlo dentro del otro”. No es “lanzarlo hacia afuera y ya está”, sino depositarlo en el
otro, fecundándolo de alguna manera con algo mío. Así, el que no se comunica, el que monologa permanentemente, juega
una especie de juego autoerótico, cuando en realidad está convocado a ser fecundo y
fecundar.
También podemos comprender que la pala-
bra es, al mismo tiempo, obvia y misterio-sa. Revela y encubre. Por un lado, mani-fiesta la profundad de mi silencio interior,
pero, al mismo tiempo, es portadora de mucho más de aquello que se entiende,
portadora de muchos discursos en un solo discurso manifiesto, muchos más de los que podrían ser entendidos inmediatamen-
te. De allí, nuevamente, el respeto que me-
rece la palabra comunicada.
COMUNICACIÓN:
ALEGRIA Y SUFRIMIENTO
Comunicarse no es sencillo. Es lo más per-sonal y personalizante, pero, al mismo
tiempo, es lo que de manera más desperso-nalizante vivimos en lo cotidiano. Habla-mos, dialogamos, conversamos, frecuenta-
mos las redes sociales y llenamos univer-sos enteros, de todo tipo, con palabras y
palabras. Expresamos, definimos, describi-
mos, informamos, creamos, intentamos acercar y alejamos, halagamos y ofende-
mos, pero, ¿nos comunicamos?
Comunicarse significa la alegría de poder compartir con el otro, nuestro silencio in-
terior, darle existencia a nuestra persona espiritual; pero al mismo tiempo, puede
significar el sufrimiento de sentirse incom-prendido, a pesar de todo nuestro esfuerzo por comunicarlo. El riesgo de salir de
nuestro silencio y caer en el vacío del otro,
en un interior infecundo.
El suceso pasa por vencer la tentación a encerrarnos, a mantener en silencio nues-
tro silencio interior. Porque el silencio in-terior enmudecido, va en contra del desa-rrollo del nosotros primordial. Cuando Yo
pongo algo de mí en el Otro, y el otro pone algo de sí en mí, construimos un Nosotros
que se hace hogar para los dos. Un hogar apropiado para la realización de la persona espiritual que, por su naturaleza y voca-
ción autotrascendente, sufre el desamparo del individualismo, del egoísmo y del ego-centrismo. El Nosotros es su hogar, por-
que allí encuentro algo de mí y el otro en-cuentra algo de sí; Yo soy visto “como algo
propio del Otro”, y el otro, “como algo pro-
pio de mí”
Esa dinámica “alegría/sufrimiento” marca los vaivenes y horizontes de la comunica-
ción, y allí, nos realizamos como personas.-
23
Este mes, CAVEF quiere compartir con los
lectores de LOGORED, un artículo muy in-
teresante, escrito por nuestro querido ami-
go y respetado colega, el Dr.Efrén Martí-
nez Ortiz (Colombia). Es un artículo para
estudio.
MODELO DEL PROCESO DE RESTRICCIÓN DE LO NOETICO EN LAS DROGODEPENDENCIAS
Por Efrén Martínez Ortiz PhD.
E n el abordaje de las drogodependen-cias existe diferentes modelos de aproximación: El modelo moral, el
modelo de la enfermedad, el modelo de la adaptación, el modelo de afronta-miento del estrés, el modelo bio-psico- so-
cial y una gran cantidad de apreciaciones dentro de los diferentes enfoques psicológi-
cos. En este aporte, se pretende exponer de manera un tanto sistemática la visión del desarrollo de restricciones –o el impedi-
mento de sus manifestaciones- de la di-mensión noética en el campo de las drogo-
dependencias:
VIDA VIVIDA
Desde la Ontología dimensional de la Logo-
terapia se comprende al hombre como una
unidad indisoluble de cuerpo, mente y espíritu, es decir, se comprende en una y
con una dimensión espiritual, en donde se considera al ser humano una unidad múltiple de tipo Bio-Psico-Socio-Espiritual,
en relación con un mundo interno, un
mundo externo y un mundo trascendente.
La vida como hecho fáctico que es, al mis-mo tiempo es posibilidad de ser, es decir,
es facultativa.
Es posibilidad de ser, el ser humano puede oponerse a la captación subjetiva de una
circunstancia, a pesar de las vivencias in-troyectadas y de la construcción de un mo-
do de ver el mundo, para de esta forma dar un nuevo significado, transformado de esta manera y en el presente, la historia que ha
venido escribiendo; si nos mantuviéramos desde un punto de vista determinista con-denaríamos al ser humano por lo que ha
sido, olvidándonos tristemente de lo que
puede llegar a ser.
El pasado no deja nunca de actualizarse.
La vida vivida nunca deja de vivirse, por lo
tanto la comprensión de la vivencia juega un papel de vital importancia en la aproxi-
mación hacia el ser humano.
VIDA VIVIDA COMO CONSTRUCCIÓN DE
LA VULNERABILIDAD
El ser humano desde siempre entra en con-
tacto con el azar de la existencia.
LA PÁGINA DE CAVEF
Director: Dr.Claudio César García Pintos
Por Dr Claudio César GARCIA PINTOS Mail de contacto: [email protected]
facebook.com/claudio.garciapintos.1
24
Ante este azar, el hombre –como posibili-
dad- puede construir a pesar o a partir de las circunstancias; sin embargo, la vida vi-
vida en dichos momentos contempla dife-rentes caminos de curso, algunos de ellos facilitan estados de vulnerabilidad que im-
piden esas manifestaciones del mundo de lo posible, pues la dimensión espiritual se ve restringida por múltiples condiciona-
mientos introyectados en la vida vivida.
Cuando la dimensión espiritual se encuen-
tra restringida debido a la poca actualiza-ción que se le da a dichos recursos y por
los condicionamientos introyectados, la persona se encuentra en un estado de vul-nerabilidad para el desarrollo de problemas
de adicción (por supuesto también para
otro tipo de problemas).
De esta forma se podrían exponer dos mo-
mentos
Las personas que han restringido por dife-rentes circunstancias sus manifestaciones espirituales y que debido a ello tienen ma-
yor vulnerabilidad para desarrollar un pro-
blema de adicción.
Las personas cuya restricción noética no es mayor, por lo cual su proceso de adicción
es más lento, pero finalmente reprimen y restringen sus manifestaciones espirituales
y se generan un problema de adicción.
Los restrictotes de los contenidos espiritua-les poseen contenidos bio-psico-sociales,
algunos de mayor fuerza biológica (Enfermedades propiamente dichas), otros de mayor fuerza psicológica (Trastornos de
personalidad, psicosis…) y otros de índole social (Hambre, cultura…). Sin embargo es
importante resaltar que el todo está en la parte y la parte esta en el todo. Si se logra contactar con una pequeña luz del logos, si
se logra contactar con una pequeña mani-festación espiritual en medio de las cir-cunstancias de restricción más adversas,
es posible abrir la puerta de lo espiritual para oponerse a lo psicofísico y manifestar-
se a pesar de las restricciones.
DINAMICAS RETROACTIVAS
La limitación del espíritu humano consiste,
en la dependencia del espíritu hacia su cuerpo… a la integridad de la función ins-trumental y expresiva de su organismo. Es-
ta doble función -¡en la que se basa toda capacidad de acción o de expresión de la persona espiritual!- se puede perturbar;
pero no por esto destruir a la persona espi-
ritual…
Al encontrarse restringida la dimensión noética, se desarrolla al interior del ser
humano una dinámica que limita la expre-sión espiritual e impide la manifestación
del poder de oposición del espíritu.
La primera afección se da en la expresión de la libertad de la voluntad. La adicción a
las drogas se apodera de la capacidad de elección, convirtiendo los condicionamien-tos psicofísicos en pandeterminismos que
aumentan la vulnerabilidad y/o refuerzan el círculo adictivo. Los pandeterminismos
se manifiestan como mandatos a los que el organismo psicofísico esta supeditado obligándolo a mantenerse en un estado
subhumano, casi sin diferencia de los ani-
males.
Al permanecer detenida la libertad de la vo-luntad, el llamado a responder del ser humano de igual forma se restringe. A pe-
sar de la restricción de la dimensión noéti-ca, no por ello, deja el hombre de ser res-
ponsable; puede que el ser humano no sea responsable de su adicción (en el sentido de herencias genéticas y condicionamientos
sociales), pero si es responsable de la acti-tud que asume frente a ella, la dimensión
noética debe ser antes un poco esclarecida.
La segunda afección debida a la limitación de esta dimensión es la dificultad de expre-
sión de la voluntad de sentido.
25
En la restricción de la libertad de la volun-
tad, el organismo queda gobernado por las
voluntades de poder y de placer.
La tercera afección se da en el área del sen-tido de la vida. Las drogas generan un pseudo sentido captado por una conciencia
alterada
Esta dificultad para hallar el sentido único
y personal de cada situación, puede inter-
pretarse como una ceguera axiológica.
El mundo de los valores permanece intacto, pero no es posible acceder a ellos y en es-
pecial a los valores de actitud fomentando
el victimismo característico de la adicción.
En síntesis, podemos resumir la dinámica
respectiva de la adicción en dos puntos:
1-La restricción o limitación de la dimen-sión noética es proporcional al desarrollo
de la morbilidad psicofísica, y
2- La libertad, la responsabilidad, la con-ciencia, la voluntad de sentido y el sentido de vida pueden desplegarse de manera pro-
porcional al desarrollo del proceso de adic-
ción.
LA VIDA COMO FACILITADOR DE LAS
MANIFESTACIONES ESPIRITUALES.
En nuestra experiencia, los conceptos ex-
presados con anterioridad se constituyen como elementos de gran importancia en la comprensión de la adicción para el desa-
rrollo de programas de prevención prima-
ria, secundaria y terciaria.
HACIA LA AUTOESTIMA A PESAR DE LA DEPENDENCIA
Ser dependiente de sustancias o tener
algún tipo de adicción, ubica al ser huma-no en una situación límite, en donde la
elección y decisión por permanecer o su-
perar el problema, se confunden con una autodeterminación que libera al drogode-
pendiente de toda la responsabilidad: no es mi culpa, estoy enfermo; si bien, la adic-ción a las drogas puede considerarse como
enfermedad, su progresión y desarrollo de-penden de la propia capacidad de elección y decisión. Por ello, cuando a través de la
adicción se llega a una situación limite, la conciencia manifiesta algunas luces y el
usador de drogas puede afirmar como Max Scheler que <<Al cabo de más de diez mil años, es nuestra época la primera en que el
hombre se ha hecho, integrante “problemático”, ya no sabe lo que es, pero
sabe que no lo sabe>>.
El abuso de substancias es un <<inconsciente intento por volver al paraíso
perdido>>; inocencia que ubica al consumi-dor de drogas en el nivel de un niño insa-
tisfecho, sin paraíso y desprovisto de pro-tección, un nivel con características infan-tiles como la carencia de responsabilidad,
el egoísmo y el egocentrismo; como carac-terísticas de orfandad como las dificultades
afectivas, el cinismo, los mecanismos de defensa e incluso la crueldad. El niño in-terior que existe en todos los seres huma-
nos se convierte a través del consumo de drogas, en una de las paradojas de la adic-ción, buscando protección y encontrando
abandono, buscando seguridad y encon-trando miedos, buscando el paraíso y en-
contrando el infierno.
Los barrotes invisibles de la drogadicción,
hacen que la vida de un adicto activo se encuentre llena de contradicciones y auto-engaños, eligiendo caminos y paradojas co-
mo las siguientes:
* Evadir el dolor consumiendo –Aumentar
el dolor por consumo.
* Buscar la libertad en las drogas –
encontrar la esclavitud en ellas.
26
* Intentar ser uno mismo – Terminar sien-
do otro adicto.
* Buscar la diversión – Encontrar el dolor.
* Encontrar seguridad -Llenarse de temo-
res.
* Buscar amigos -Hundirse en la soledad.
* Eludir los problemas – Aumentar las difi-
cultades.
* Llenar el vacío interior –Aumentar la
pérdida de sentido.
Es sorprendente el engaño en que se su-merge el usador de drogas, envolviendo to-
do su ser en la falsedad del paraíso que busca. La oscuridad de la toxicomanía es tan profunda que oculta el sentido de vida
y fomenta el descubrimiento de antivalores, frustra la voluntad de sentido y reduce al ser humano a un ente sin control ni poder
de elección: convierte a una madre en ase-sina del hijo que lleva en su vientre y que
se droga a través de ella, transforma en irresponsable a un padre que deja sin co-mida a sus hijos por ir a drogarse, conlleva
a los hijos a ser ladrones de sus padres, desborda el instinto sexual para cometer
incestos y violaciones, reduce el valor de la vida a un <<nada más que…>> incitador al suicidio y conduce al hombre a la ruina
moral; sin embargo, es tal el poder de las drogodependencias que aún y a pesar de lo mencionado con anterioridad, el consumo
de drogas aumenta cada día más trágica-mente nos expone ante cerebros inundados
de sustancias que continúan negando que
tienen un problema de adicción.
Para nadie es un secreto que vivimos en una sociedad adicta y es innegable la exis-tencia de ciertos condicionamientos socia-
les, biológicos y familiares que precipitan, predisponen y/o exacerban el uso de sus-tancias, conduciendo al ser humano hacia
la dependencia a pesar de la autonomía que desconoce. Sin embargo, redefinir la
concepción del mundo y aceptar que con
condicionamientos y posibles dependencias nuestra autonomía es real, no es una tarea
fácil; pues en ocasiones es dentro de nues-tra propia cárcel en donde se empieza a gestar ser libre innato, esclareciendo e invi-
tando al poder desafiante del espíritu hacia
la ruptura de las cadenas de la adicción.
Ser autónomo significa asumir la responsa-bilidad de los actos y de las decisiones que se toman en libertad; significa saber y ser
consientes de que es en mi propio nombre en el que yo actuó y que tanto por omisión
o elección, mi participación es activa.
Dirigirse hacia la autonomía a pesar de la
dependencia implica asumir la responsabi-lidad sobre el ser libre innato y aceptar que aunque el cuerpo y la mente se encuentren
esclavizados ante una sustancia, hay una esfera de la existencia que es intocable por lo patológico, es nuestra característica co-
mo seres espirituales la que con todo y de-pendencia, nos permite tener una fuerte
voluntad de sentido que conduzca hacia la
autonomía.
Ser dependiente de sustancias, en ningún momento remite al hombre a la pérdida de su autonomía; si bien, la capacidad de
elección y decisión se ven seriamente afec-tadas por el consumo de drogas, el ser-libre innato permanece intacto y es allí, en la di-
mensión noética, en donde apelando a la fuerza del espíritu humano, puede el hom-
bre con problemas de adicción, dirigirse hacia la autonomía a pesar de la depen-
dencia.
LOGOTERAPIA, UNA ALTERNATIVA ANTE LOS MALES DE LA ÉPOCA
La logoterapia es la terapia centrada en el
sentido, es una visión de hombre que cree en el mundo de lo posible y que considera al ser humano como unidad múltiple a ni-
vel Bio-Psico-Socio-Espiritual.
27
Sus principales fundamentos nos dicen:
1.- Que existe una libertad de la voluntad
que se plantea como una manifestación del espíritu que a pesar de ser finita en el orga-nismo psicofísico, se antepone desde lo es-
piritual a esta finitud. Dentro de esta liber-tad se enmarca el concepto de responsabi-
lidad. El hombre es libre para ser respon-sable porque es libre. Es decir; negar la responsabilidad es una libre elección de no
-ser libre, fundamento que hace insepara-
bles estas dos manifestaciones espirituales.
El hombre está llamando a la realización del sentido de su vida y de los valores que
le dan significado a la misma, y ante este llamado, es responsable. De igual forma existe una responsabilidad ante algo y ante
alguien enmarcado en la capacidad especí-ficamente humana de la autotrascendencia dirigida al encuentro con otro y con una
dimensión trascendente.
Finalmente, la responsabilidad puede en-
tenderse como la habilidad de dar respues-ta a las preguntas que plantea la vida y co-
mo la capacidad de asumir las consecuen-
cias de las elecciones realizadas.
2.- Que las voluntades de placer y de poder conllevan un argumento inmanentista que
se opone a la autotrascendencia y frustra la existencia del ser humano. Mientras las voluntades de placer y de poder consideran
como fin ultimo de la existencia la consecu-ción del placer es consecuencia de alcanzar
un fin y el poder un medio para el mismo, y no al fin en si, motivo por el cual se pro-mueve un estado de frustración que conlle-
va al surgimiento del vacío existencial.
En cuanto a la voluntad de sentido esta no
busca alcanzar el poder ni el placer, ni si-quiera la felicidad, pues su interés es el en-cuentro de un argumento, una razón para
se feliz.
3.- Que el primer fundamento de la antro-
pología Frankliana es el postulado de la li-bertad de la voluntad. Una libertad que no sólo es ante algo sino para búsqueda del
sentido de la vida: es decir, para el desarro-llo del segundo fundamento logoterapéutico
o fuerza motivacional llamada voluntad de sentido. Finalmente surge la pregunta por el sentido de la vida; sin embargo, para
preguntar por el sentido de la vida –sobre lo que es o lo que significa- hay que pre-
guntar por el sentido de una persona con-creta y de una situación concreta. Es decir, es un constructor que apela a la coherencia
y le confiere a la vida orientación unidad, y
dirección.
En conclusión podríamos argumentar que el sentido de la vida existe en todo mo-
mento y bajo cualquier circunstancia, que el hombre es libre para buscarlo y que esa
tensión entre lo que es y lo que debe ser lo motiva para encontrarlo. Es decir, el sen-tido de la vida se contiene en la vida mis-
ma. La vida como hecho fáctico que <<es>>, al mismo tiempo <<es posibili-
dad>> de ser, y es ante esta posibilidad que el hombre responde y descubre un
sentido para su vida.
CAVEF intenta acercar a los lectores infor-
mación sobre actividades, tanto como ma-
terial de estudio que pueda incorporarse a
los archivos de los lectores como referen-
cia válida en diferentes temáticas de in-
terés.
¿EXISTEN LOS NATIVOS
DIGITALES?
Deconstruyendo el mito.
Por Dra. Patricia María Nigro
28
Las cosas claras
M e gustaría refutar en este artícu-lo la famosa (¿y gastada?) clasifi-
cación que estableció Mark Prensky en 2001, cuando Twit-
ter no existía, entre “nativos e inmigrantes
digitales”. En un artículo periodístico pu-blicado en el diario El Territorio (13-8-11) y
en otro publicado en El Cronista (25-9-12) cuestionamos esta división (que no fue
pensada para nuestra cultura ni para nuestro estado de avance tecnológico) pero que, sin embargo, tuvo un éxito enorme y
la gente utiliza como si fuera algo natural. Personalmente, considero que es más pre-
ciso hablar de “generaciones en transición”, pues usan el papel y las “nuevas tecnolog-ías” indistintamente. Muchos autores se
refieren hoy al “mito” de los nativos digita-les, creado por Prensky (Selwyn, 2009 y
Pew Research Center, 2012).
En primer lugar, Prensky alude a un con-texto específico: al llamado “primer mun-
do”. No al nuestro. En segundo lugar, otro punto objetable de su ensayo es la división
en edades. ¿Cómo fijar fechas si nos referi-mos a contextos distintos? ¿Por qué decir que los nacidos después de 1995 son nati-
vos digitales, si en nuestro país, eran esos los años en que comenzaban a venderse las
pc de escritorio? No podemos trasplantar una terminología que ya quedó antigua al poco tiempo. Los avances de la tecnología
son aceleradísimos. Finalmente, la idea de
que los niños manejan eficazmente las tec-
nologías también puede refutarse. A los chicos les sobran los estímulos pero care-
cen de los esquemas de conocimiento nece-sarios para procesarlos, o sea, de juicio crítico para valorar lo que consumen.
(Lamentablemente, muchos adultos están
en la misma situación).
Visitantes y residentes digitales
Si tenemos necesidad de clasificar a las
personas, prefiero el trabajo de investiga-ción de Daniel White y equipo en la Univer-sidad de Oxford. White distingue entre visi-
tantes y residentes digitales. Se basa en las siguientes premisas, antes de poner una
etiqueta a los grupos humanos:
Hay que observar no las tecnologías que
usan las personas sino cómo las usan.
Las personas no siguen un patrón determi-
nado basado en el nivel de habilidades.
Todo parte de si las personas ven la red co-
mo un “lugar para vivir” o como una colec-
ción de herramientas útiles.
Así, los residentes digitales son individuos
que viven un porcentaje de su vida en línea. La red les sirve para proyectar su
identidad y les facilita la creación de rela-ciones con otras personas. Pensemos en la fuerza de las redes sociales y el concepto
tan interesante como el de “identidad digi-
29
tal”, es decir, los residentes digitales tienen
una imagen y reputación en línea que man-tienen de forma regular. Además, usan la
red para todos los aspectos de su vida:
profesional, de estudio y de recreación.
En cambio, los visitantes digitales son indi-
viduos que usan la red como una herra-mienta de manera organizada y solamente
cuando la necesitan. Entran en Internet,
realizan una tarea y salen de la red.
Esta distinción supera a la de Prensky, ya que no está basada en el sexo ni en la edad y se funda en la cuestión del acceso
a Internet y de la motivación.
¿Qué propondría yo?
Hace un tiempo, cuando publiqué el primer
artículo El Territorio, le pregunté a mi hija adolescente si había terminado de leer el libro que estaba leyendo y me respondió:
“Me falta poco. Lo dejé en pausa.” La frase me sorprendió pero luego me di cuenta de que era un excelente ejemplo de cómo los
jóvenes complementan las “nuevas” y “viejas” tecnologías. Le ponemos playa un
libro cuando lo estamos leyendo, o sea, va pasando ante nuestros ojos que lo leen casi como una película y “lo dejamos en pausa”
cuando le colocamos un señalador porque siempre podemos volver al punto en que lo
dejamos. Como haríamos con un video. Considero que las generaciones actuales son, todavía, generaciones de “transición
mediática”.
¿Qué es esto? Como explica Maryanne Wolf
en Cómo aprendemos a leer. Historia y cien-cia del cerebro y la lectura, la ciencia no
puede describir aún qué sucede en nuestro cerebro cuando leemos en soporte papel. Podríamos conjeturar que, con los nuevos
dispositivos de lectura (el celular, la tablet, la pantalla de la pc) y también, con los hi-
pertextos, las conexiones neuronales serán
diferentes. Así, seguramente los modos de
procesar la información también se verán afectados. Sin embargo, los chicos que es-
tudian hoy leen en cualquier dispositivo, aunque, a la hora de estudiar, prefieren el papel, porque les permite subrayar y mani-
pular más fácilmente. De ahí que los llame generación de transición mediática: usan los distintos modos de leer y no les encuen-
tran incompatibles.
Muchos adultos entran lentamente al mun-
do de las nuevas tecnologías. Otros, no. Una colega mía se llamaba a sí misma:
“nativa digital por adopción”. Ella como tantos adultos manejan las tecnologías sin miedo de preguntar cómo se hace y se sien-
ten cómodos y felices de aprender. Es cierto que nuestros jóvenes las usan con naturalidad, como nosotros mirábamos
televisión sin sorpresas. Nos falta tiempo y mucho estudio empírico para que la ciencia
explique qué pasará con los distintos mo-dos de procesar la información en nuestros cerebros. Y nos falta tiempo para saber si
las dos tecnologías: el libro y las pantallas seguirán coexistiendo. Mc Luhan decía
que, siempre que aparece un nuevo medio de comunicación, los otros no desaparecen, sino que se reorganizan en el sistema que
conforman. No olvidemos tampoco que la mayoría de los chicos no sabe buscar infor-mación en la red y la usa, antes que nada,
para jugar. Ortega y Gasset en La rebelión de las ma-sas decía, a principios del siglo XX, que la prensa y la radio provocarían la aparición
del hombre masa, individuo materialista y sin capacidad crítica. Cien años después, es cuestión de esperar y de seguir apren-
diendo y no de llenar páginas con oráculos
apocalípticos.
30
EL CUIDADO DE LAS PRIMERAS
ENTREVISTAS EN LOGOTERAPIA
VINCULAR (1ª Parte)
Por Lic. Analía Boyadjián
Mail de contacto: [email protected]
C uando el paciente llega a su primer
consulta (siempre consideramos que puede ser una persona o va-
rias: sesión individual o sesión vin-cular) le ocurren muchas cosas. Como ve-remos, se trata de aprovechar esas emocio-
nes, ideas, sensaciones y sentimientos, pa-ra que sean el punto de partida de un en-cuentro humano (paciente-terapeuta)
fructífero y de un proceso vital que lo acer-quen a sí mismo (autoconocimiento), a los
otros (mejora de su vincularidad), y a con-quistar las fuerzas para lograr sus metas (resolución de conflictos, visualización de
las posibilidades de sanación de sus heri-das, ampliación de los márgenes de su li-
bertad con responsabilidad, concientiza-ción de sus fortalezas para trazar planes realistas de logros, descubrimiento del sen-
tido de su vida y de los modos de alcanzar su plenitud) Quien consulta trae, generalmente, la pre-
gunta de si su problema tiene o no solu-ción. Y esto sí que es un buen comienzo.
En primer lugar, porque reconoce el proble-ma (y le pediremos que lo describa con todo detalle de la situación y de los sentimientos
que le genera la misma, como así también del criterio que utiliza para definirlo como problema). Reconocer el problema es el pri-
mer paso para buscar resolverlo. He aquí la primera connotación positiva que el tera-
peuta hace expresa para establecer este co-rolario y relajar la ansiedad que trae quien pide asistencia. Y, por otro lado, sería im-
portante comprender que cuando se hace
una pregunta, necesariamente uno está abriendo puertas: busca respuestas, se
predispone a encontrar otros significados, a comprender otras racionalizaciones u otros entramados que amplíen la propia
perspectiva y se afianza en ver otras pers-pectivas, y salir del encierro. Porque cuan-do damos una respuesta limitante a una
situación, nos perdemos de encontrar otros modos, tal vez más lúcidos y tal vez menos
hirientes, de entender una realidad. Y, mu-chas veces, esa limitación es como un corsé que nos paraliza y nos impide vivir en
libertad. Por eso, este primer momento en donde el paciente o la pareja, o la familia
que consulta, trae la pregunta , es un mo-mento que, si podemos captarlo y trabajar-lo conjuntamente, otorga un sentido espe-
ranzador en el proceso que nos espera compartir en el Tratamiento. La esperanza es el gran motor que mueve a
desear el cambio, y desplegarla es funda-mental para construir el entusiasmo y la
valentía para enfrentar incluso los peores molinos de viento…Es darle sentido a un proceso (en este caso, el terapéutico) que
tendrá todo tipo de texturas: suaves como el terciopelo y áridas como terreno rocoso. Y para animarse es necesario creer: en uno
mismo, en el amor hacia los otros, en su misión en la vida, en que es posible super-
ar penas y frustraciones para ser mejor persona y dar más. Por supuesto que la ca-lidez y la confianza que irradie el Terapeuta
31
son factores fundamentales a la hora de
establecerlo como aliado en esta aventura. De ahí que la personalidad y la salud men-
tal, emocional y espiritual del Terapeuta merezcan un capítulo aparte. Cuando la primera entrevista es vincular
(dos o más personas) debemos tener en cuenta en una primera aproximación: quié-nes asistieron y quiénes no, dónde se ubi-
can en el espacio del consultorio, cercanías y distancias entre ellos, y entre ellos y el
terapeuta, quien comienza a hablar del mo-tivo por el cual están ahí, si abre el tema a los otros o lo centra en su persona, si co-
mienzan a circular los diferentes puntos de vista o aparece el silencio. Si esperan la
indicación del Terapeuta o no. Es intere-sante, si no lo hacen espontáneamente, pe-dir que cada uno se presente, y observar
las reacciones del resto, presentarse uno como terapeuta, y preguntar en qué solici-tan asistencia y por qué. A estas alturas, se
supone que cada uno comienza a presentar el problema (personal y/o vincular). Si se
trata de una familia de tres personas, se hace más fácil el intercambio de opiniones y la mutua escucha. Por el contrario, frente
a familias numerosas, debemos intentar que se respete la voz de cada uno y la res-puesta que los otros quieran manifestar.
El Logoterapeuta debe medir con suma prudencia cuándo intervenir y cuándo es-
cuchar y observar fundamentalmente. Su intervención tiene como propósito clarifi-car, detener el discurso para tomar con-
ciencia de algo importante que acaba de decirse o de ocurrir, pedir la opinión de
algún miembro, interrogar sobre lo que se está expresando, pautar el intercambio, re-preguntar, llevarlos a deducir el resultado
de la ecuación que plantean, o plantear otra perspectiva para abrir la mirada a nuevas posibilidades o realidades. Esto en
relación a la primer fase de los primeros encuentros, ya que el objetivo consiste en
conocer la demanda personal o familiar, la postura de cada uno frente a la situación
vital que atraviesan, las expectativas que
tienen respecto al Tratamiento, y la espe-ranza o no de la vuelta a la funcionalidad o
la sanación de patrones iatrogénicos vincu-lares.
Por otro lada, en las primeras sesiones también se diseña el estilo vincular como impronta de todo el proceso terapéutico. Es
decir, los entrevistados van conformando, desde la primera sesión, una idea del clima
vincular que se da en ese entorno, de los tiempos que tienen para manifestar sus opiniones, y toda su emocionalidad, del
respeto que conlleva expresarse en ese mi-cromundo, y de la diferencia que existe en-
tre hablar en casa con los otros y hacerlo frente al este terapeuta y en ese lugar es-pecífico. Cuando me refiero a un micro-
mundo, lo hago teniendo muy en claro que ese aquí y ahora se asume desde un pensa-do y sentido “cuidado” que incluye el tono
de voz, las palabras elegidas, los gestos y la intencionalidad que guía todo el hacer y
decir del Logoterapeuta. Por eso insistimos en la preparación o educación del rol, que contempla la atención de esos detalles (voz,
gesto, mirada, movimientos, sonrisas, etc) que al intervenir en la dinámica familiar, como un observador participante, deben
evitar la contaminación de los elementos propios del sistema que consulta, y prove-
erlos a su vez de estímulos que los conten-gan, los conforten y les permitan desplegar todo lo que traen de peso y angustia en sus
mochilas.
32
L os lóbulos frontales no sólo son la
región más grande sino también la más compleja de todo el cerebro y,
con toda seguridad, la zona más desconocida. Sin embargo, ya se sabía mu-cho antes que las enfermedades del lóbulo
frontal que van acompañadas de unas cier-tas transformaciones del carácter; según la localización exacta de la enfermedad en el
lóbulo frontal se producía en el paciente una debilidad de estímulos, o una agudeza
de ingenio. Durante mucho tiempo se la co-noció como un área "silenciosa", dado que no recibe información directamente del ex-
terior, como sí lo hacen las zonas posterio-res. Exceptuando el área motora, encarga-
da de la transmisión de información moto-ra a los órganos efectores, todas las otras regiones de los lóbulos frontales se encar-
gan de la compleja interacción de las diver-sas conexiones provenientes de otras zo-
nas .
El caso más famoso sobre alteraciones frontales es el de Phineas Gage, En 1848,
un accidente convirtió a Phineas Gage en protagonista de uno de los casos más im-
portantes en el estudio de la influencia del
cerebro en las emociones.
El 13 de septiembre, este joven de 25 años se encontraba trabajando como capataz de obra en la construcción de una nueva vía
de ferrocarril en Cavendish (EEUU) cuando una barra de metal le atravesó el cerebro,
cambiando su vida para siempre.
Ese día, la cuadrilla de Gage tenía que rea-
lizar pequeñas voladuras controladas con dinamita y, para ello, seguían siempre el
mismo procedimiento: perforaban la roca, introducían dinamita y echaban un poco de arena antes de aplastar el explosivo con
una barra de hierro. Sin embargo, esta vez, un Gage distraído olvidó añadir la arena, de tal forma que una chispa hizo estallar el
explosivo. La barra de hierro salió volando hacia él, entró por debajo de su pómulo iz-
quierdo, salió por la parte frontal del cráneo y fue encontrada a más de 20 me-
tros de distancia del accidente.
Phineas Gage no murió en el acto y pudo ser trasladado al pueblo más cercano en
una carretilla tirada por mulas, donde le contó al médico con sus propias palabras lo que había sucedido. Los médicos consi-
guieron cerrarle las heridas y, poco más de dos meses después, Gage ya estaba total-
mente recuperado.
Poco a poco todos sus conocidos se dieron
cuenta de que Phineas ya no era el mismo. Se había recuperado físicamente y hablaba con normalidad, pero no se comportaba de
la misma manera. Antes del accidente, era considerado un hombre responsable, equi-
librado, sensato, prudente, eficiente y ca-paz. Sin embargo, algo cambió después de que la barra le atravesara el cerebro. Se
había vuelto agresivo, impaciente, inesta-ble, caprichoso e incluso le faltaba el respe-to a sus compañeros: había cambiado su
OBSERVACIONES
Por Dra. Dides I. HERNÁNDEZ SILVERA Mail de contacto:
33
personalidad. Por ello, no fue readmitido en
su empresa y no le quedó más remedio que buscarse la vida en diversos trabajos en los
que no duró mucho tiempo. Pero, aparte de la pérdida de visión en su ojo izquierdo y una ligera desfiguración y parálisis en su
cara, la recuperación física de Gage en abril del 1849 parece ser completa. Sin em-bargo, Gage fue incapaz de recuperar su
puesto de encargado. Según Harlow, Gage había cambiado. Antes del accidente era
una persona trabajadora, responsable, esti-mada y valorada, tanto por sus subordina-dos como por sus jefes, que lo considera-
ban “el capataz más eficiente y capaz”. Pero esos mismos jefes, después de su accidente
“consideraron su cambio de carácter tan marcado que no le volvieron a dar su pues-
to”.
Entonces qué parte fue afectada desde lo
biológico y qué aspecto traumático quedó reservado a la dimensión psicológica y la espiritual, ya que los estudios se dedicaron
solamente a una dimensión. Qué pasó con este hombre que sufre un trauma por la explosión y ser atravesado por una barra
metálica?
Hoy, cuando la medicina conoce ya estas
relaciones cuerpo-alma, no se examina ni se trata al hombre enfermo de forma que
sólo se vea la enfermedad y no a la perso-na, es decir, no a la persona como un ser
que vive y sufre, como el homo patiens.
Hablar sobre Phineas y sobre los más re-cientes descubrimientos de la neurología,
que concluyen rotundamente en cómo las emociones son en realidad, aliadas de la razón, sobre todo al hablar de futuro y por
tanto de anticipación, intuición, visión es-
tratégica e innovación.
Ante la imposibilidad de volver a su anti-guo trabajo, Gage, su herida y su barra de
hierro se convirtieron en una atracción en el Museo Americano de P. T. Barnum en Nueva York, con el que iría de gira por las
ciudades más importantes de Nueva Ingla-
terra. Seguramente, lo que quiere realmen-te no es la felicidad en sí, sino un funda-
mento para ser feliz y así continúa su reco-rrida por otras ciudades. Más tarde, en-cuentra trabajo en una cuadra de caballos
en New Hampshire, para más tarde mar-char a Valparaíso, en Chile, y convertirse
en conductor de diligencias.
Durante su estancia en Chile, su salud em-pezó a recaer y en 1859 decidió volver a
San Francisco con su familia. Gage nece-sitó varios meses para recuperarse del lar-
go viaje de vuelta, que unido a la enferme-dad lo había dejado extremadamente débil. Una vez recuperado, Gage trabajó en una
granja en Santa Clara. Pero tan sólo unos meses después, en febrero de 1860, em-pezó a tener la primera de una serie de vio-
lentas convulsiones, “epilépticas”. Los ataques fueron gradualmente creciendo
en intensidad y el 18 de mayo Gage decidió volver a casa de su madre, donde sufriría
otras cuantas series.
Contra todo pronóstico, Gage había sobre-vivido durante 11 años y medio, pero
¿cómo había podido subsistir a la herida y continuar todo este tiempo? Harlow (uno de
los médicos del pueblo) citaba cuatro facto-res: Una capacidad de resistencia y una vo-luntad difícilmente igualables. La forma de
la barra de hierro, que no produjo una con-moción cerebral duradera. La abertura
creada por la entrada de la barra de hierro que permitió drenar la infección. Y por últi-mo, según Harlow, que la parte del cerebro
que atravesó la barra era la más adecuada
para soportar una herida así.
Luego de estas consideraciones, me pro-pongo definir la implicancia de la motiva-ción inherente a la persona y del entrena-
miento cognitivo en cuanto a funciones eje-
cutivas y junto a la motivación.
A su vez, Sholberg y Mateer (1989) conside-ran que las funciones ejecutivas abarcan
34
una serie de procesos cognitivos entre los
que destacan la anticipación, la elección de objetivos, la planificación, la selección de la
conducta, la autorregulación, el autocon-trol y el uso de retroalimentación
(feedback) .
Las funciones ejecutivas hacen referencia a una constelación de capacidades cognitivas
implicadas en la resolución de situaciones novedosas, imprevistas o cambiantes y, de forma consensuada, pueden agruparse en
una serie de componentes (Lezak, 1995; Stuss y Levine, 2000), aquí las manifesta-
ciones observadas en Phineas, factibles de estímulo y adaptación a un nuevo desem-
peño.
Las capacidades necesarias para formular metas, diseño de planes, las facultades im-
plicadas en la planificación de los procesos y las estrategias para lograr los objetivos, surgen del impulso del hombre para seguir
siendo. Esas habilidades implicadas en la ejecución de los planes, el reconocimiento
del logro/no logro y de la necesidad de alte-rar la actividad, detenerla y generar nuevos planes de acción, son dificultosas e impri-
men cierto grado de límite en pacientes con estas características pero el esfuerzo soste-
nido y selectivo, en varios meses observa áreas con desempeño mejorado. Uno de los logros tardíos, es la inhibición de pero res-
puestas inadecuadas, esta correcta selec-ción de conductas y su organización en el espacio y en el tiempo, requieren además
de flexibilidad cognitiva en la supervisión de las conductas se encuentra ligada a es-
tados motivacionales y afectivos. Así, ob-servo en déficits frontales, la necesidad de explorar la estimulación en toma de deci-
siones como medio para la adecuada recu-
peración. Un aspecto a seguir explorando.
En suma, el hombre incondicionado, some-tido a las condiciones del ser humano, es incondicionado a pesar de este sometimien-
to: lo es a pesar de las condiciones, en me-dio de las cuales se encuentra. “En este
sentido ontológico, sin embargo, el hombre
es incondicionado «de un modo condiciona-do»: puede ser incondicionado, pero no lo
es necesariamente. En cambio, la formula-ción ética diría: el hombre no es necesaria-
mente incondicionado, pero debe serlo·”.
Estas funciones son primordiales en todos
los comportamientos necesarios para man-tener la autonomía personal. Así mismo fundamentan la personalidad y el manteni-
miento del comportamiento: la conciencia, la empatía y la sensibilidad social. Por ello,
continúo investigando y ampliando e tema.
Referencias
Goodrich, G. L.; Mehr, E.B; Quillman, R.D; Shaw, H.K, y Wiley, J.K. (1977). A prelimi-
nary report on practice effects with low vi-sion aids. American journal of optometry and physiological optics 54: 312-318.
Peña Casanova J. Neurología de la Conduc-ta y Neuropsicología. Editorial Médica Pa-
namericana 2007, Cap 19: 327-345. Frankl, VE.(1975: 37)”El hombre doliente”
Herder: Barcelona Bausela Herreras, Esperanza. Disfunción
ejecutiva: sintomatología que acompaña a la lesión y/o disfunción del lóbulo frontal.
Avances en salud mental relacional. Órga-no oficial de expresión de la fundación
OMIE 2006: 1-7.
35
Como homenaje a los 110 años de naci-
miento del psiquiatra austriaco Viktor Frankl, se inaugura un museo en su
honor. El primer museo del mundo dedicado al “padre de la logoterapia y el análisis exis-
tencial”, Viktor Frankl, se inaugura hoy en Viena, la ciudad que lo vio nacer y morir, como un lugar para acercarse a su pensa-
miento de forma interactiva y meditar so-bre el sentido que uno le da a su vida.
Está situado en el noveno distrito vienés, en un apartamento de cien metros cuadra-dos, vecino al que habitó Frankl desde que
regresó en 1945 tras sobrevivir a cuatro campos de concentración nazis, y donde
aún vive su segunda esposa, Eleonore Kat-harina, de 90 años. Las hermanas Johanna Schechner y Heide-
marie Zürner decidieron crearlo tras haber fundado diez años antes, en coincidencia con el centenario del nacimiento de Frankl
(1905) y ocho años después de su muerte (1997), un centro para cuidar y difundir su
teoría. En declaraciones a Efe, Schechner explicó que Frankl plantea una respuesta total-
mente distinta a la de aquellas corrientes
que ven al ser humano esperando algo de la vida.
Su conclusión es que “el ser humano no es quien debe plantear exigencias a la vida, sino el que debe dar respuestas a las cues-
tiones que la vida le plantea, y asumir la responsabilidad de esas respuestas”, aña-dió.
El “Museo Viktor Frankl” busca ofrecer un camino interactivo, pedagógico y lúdico pa-
ra comprender su tesis, de acuerdo con su afirmación de que “también puede ser com-prendida y experimentada por el hombre de
a pie”. Una síntesis de su currículum aparece en
paneles giratorios: en cada uno hay una pregunta que él propio Frankl se planteó y el visitante puede pensar sobre ella antes
de girar el panel y leer la respuesta que el psiquiatra se dio a sí mismo en su momen-to.
Así, frente a la pregunta sobre el sentido de la vida, responde que “es la vida misma”,
mientras que en la sala siguiente, la princi-pal, el autor del libro “El hombre en busca de sentido” aparece como “perceptor”,
LA PÁGINA DE LOGOFORO
Por Dra. Tere VANEK
Mail de contacto: [email protected]
www.logoforo.com
Logoforo.com te invita a leer nuestros interesantes artículos y a enterarte de los
eventos más importantes de Logoterapia en el mundo de habla hispana; así como a
conocer bibliografía recomendada, frases célebres de Viktor Frankl y de otros pen-
sadores, noticias y ligas a otros Centros e Institutos en el mundo, que trabajan
con este enfoque existencial.
36
“doliente” o “creador”, sus tres vías princi-
pales hacia el sentido espiritual. Además, unos casilleros blancos de la sala
principal descubren, al abrir sus puertas, otros elementos interactivos. La idea de que detrás de cada lamento hay
un “valor” aparece en una instalación que muestra cómo es posible usar la creativi-dad para encontrar un camino positivo.
Como ejemplo, frente a la queja “no me ama nadie”, Frankl dice: “anhelas ser ama-
do, intenta ser un amante”, ya que el indi-viduo no puede cambiar muchas de las cir-cunstancias y condiciones de su vida, de
su cuerpo ni de su psique, como la de no ser amado.
Pero sí puede, con su espíritu, decidir cómo enfrentarse y hacer algo de esas condicio-nes del destino.
Frankl nació en Viena, en una familia judía de funcionarios públicos, y ya en 1926 con-cibe y usa por primera vez la palabra
“Logoterapia” para nombrar la orientación de lo que sería su propia escuela de psico-
terapia y la tercera de Viena, tras el psico-análisis de Sigmund Freud y la psicología individual de Alfred Adler.
Para entonces el joven pensador había pa-sado por una fase de entusiasmo con las teorías de Freud, con quien mantuvo con-
tactos y otra con Adler, en cuyo grupo se integró.
“La palabra „logos‟ significa „sentido‟ (en griego) y „terapia‟ está relacionada con „curar‟. La logoterapia cura encontrando un
sentido (a la vida)”, destaca Schechner. Se muestran algunas filmaciones de entre-
vistas de Frankl, como una en la que expli-ca por qué rechazó un visado de EEUU pa-ra exiliarse allí y escapar a la persecución
nazi: no puede controlar las lágrimas al contar el “dilema” en el que se encontraba. Explica que como responsable de neurolog-
ía en un hospital, en un principio, estaba protegido de ser internado en un campo de
concentración, y esa protección se extendía a su esposa, sus padres y hermanos.
“Me pregunté: ¿soy responsable de ir a
EEUU donde la psicoterapia goza de un gran prestigio y la logoterapia se difundiría,
soy responsable de ese hijo espiritual mío?, ¿o soy responsable de proteger a mis pa-dres?”.
Finalmente eligió la segunda opción, pero los nazis terminaron por deportarle a él y a todos sus familiares a diversos campos de
concentración. Frankl sobrevivió pero perdió a todos sus
seres queridos. Estudios de casos, fotos de los principales pensadores que influyeron en Frankl, pelí-
culas y diagramas completan el nuevo mu-seo del psiquiatra cuya terapia se ha exten-
dido a numerosos países. El museo ha sido cofinanciado con contri-buciones voluntarias de instituciones y
personas procedentes de todo el mundo, también de España y México.
Nota tomada de El Diario.es
Te recomendamos la lectura de algunos de
nuestros recientes artículos y esperamos
con gusto tus comentarios en nuestra pági-
na www.logoforo.com
¡Gracias y hasta pronto!
37
Inicio: 11 de Abril 2015
Objetivo: Conocer el uso de las herramientas
que la Psicología Humanista y la Logoterapia
de Viktor Frankl ofrece para la prevención de
una problemática tan compleja como actual
especialmente entre la población joven. Detec-
ción temprana y prevención.
Metodología: Teórico-vivencial en el aula. Lec-
turas y prácticas fuera del aula.
Dirigido a: Psicólogos, psicoterapeutas, educa-
dores, trabajadores sociales, maestros, padres
de familia y toda persona que se interese en la
integridad y salud emocional de los jóvenes y
adultos que viven una vida sin sentido.
Temario en 8 módulos
I Manifestaciones del vacío existencial. Concep-
tos básicos en Logoterapia Abril 11 2015
II Manifestaciones del vacío existencial. Con-
ceptos básicos en Logoterapia Mayo 9
III Prevención de adicciones Junio 13
IV Prevención de adicciones Julio 11
V Prevención de agresión/violencia
Septiembre 12
VI Prevención de depresión y suicidio
Octubre 10
VII Manejo de la Crisis Noviembre 14
VIII Medidas de prevención desde la Logotera-
pia. Conclusiones Diciembre 12
*Cada tema se imparte por un Especialista en
la materia.
Horario: De 10.00 am a 6.30 pm (una hora y
media de comida)
Inversión: $650 inscripción $1350 Mensuali-
dad
Coordina: Elisa Vanek Lemus
Mayores Informes e Inscripciones:
(442) 467 42 30
[email protected] www.logoforo.com
Sede: Logoforo Centro de Psicoterapia, Colonia Álamos, Querétaro, Qro.
Centro acreditado por el Instituto Viktor Frankl de Viena, Austria.
38
REFLEXIONES EXISTENCIALES
¿FUERA DE PROGRAMA?
La tragedia de Germanwings
Por Lic.Enrique Adúriz
Mail de contacto: [email protected]
U sted como yo, amigo lector, segu-
ramente habrá quedado estupe-facto y perplejo ante la noticia de
esta reciente tragedia aérea, que consternó al mundo, especialmente debido
a los motivos de la misma.
Si hubiese ocurrido por fallas mecánicas y/o incidencias climáticas, aunque igualmen-
te luctuosa en su magnitud, seguramente hubiese sido más fácilmente asimilable y hasta “preferible”, tal como se lo escuché
decir a varias personas, pero “así”, por se-mejante “falla e incidencia humana”…así,
nos deja atónitos y lo pensamos y senti-mos como completamente “fuera de progra-
ma”.
¿Fuera de programa?
Y este punto podría ameritar alguna “reflexión existencial”, propio de estas co-
lumnas, de allí la forma interrogativa de intitularla y permítaseme evocar la famosa
fábula del escorpión y la ranita donde tan vívidamente se expone, con fatal desenlace para las partes, lo que es estar “dentro del
programa”.
La ranita, con lógica confianza y creduli-
dad, se aviene a llevarlo, pero el escorpión no puede no picar y justifica su proceder
con su conocida sentencia: "no he tenido
elección, está en mi naturaleza".
Pero en la naturaleza humana de Andreas Lubitz sí había elección y, sosteniendo la
analogía, podía “no picar” y por supuesto,
“no picar a una ranita” que trasladaba 150
personas.
Nunca más siniestro, a la luz de los hechos, el nombre de usuario en su tablet: “Skydevil”, diablo del cielo. El 24 de marzo
lo hizo funestamente real.
Leímos en las noticias que “las acciones suicidas son imposibles de prevenir y los expertos dicen que no hay métodos de
control infalibles a los pilotos”.
Aquí está lo central, el “núcleo duro” del tema, en la libertad de este copiloto que eligió este destino para sí y para quienes lo
acompañaban en ese avión.
Para bien y para mal, (y en esta circuns-
tancia para muy mal), la libertad del hom-bre se hace presente, de modo ofensivo y prepotente, inapelable, recordándonos
dramáticamente que no hay “programación infalible”, que “el factor humano”, justa-
mente en tanto humano es una variable que no se puede controlar del todo, y feliz-
mente es así, mal que nos pese a veces.
La Logoterapia destaca como uno de sus tres pilares de su sistema antropológico y
psicoterapéutico la libertad de la volun-tad.
Indispensable soporte para impedir que la persona humana sea sometida a concepcio-nes reduccionistas, las cuales desde lo bio-
lógico, lo psicológico, lo político y/o lo so-ciocultural finalmente lo someten a quedar
39
oprimido dentro de un programa.
Viktor Frankl no sólo denunció siempre los reduccionismos, sino que también se em-
peñó en aunar la libertad con la responsa-bilidad, de aquí que en Logoterapia la li-bertad siempre es entendida en términos
de la libertad para la responsabilidad.
Este “para qué” se es libre y cómo decidir
concluir sus vidas tiene en sus antípodas, por ejemplo, a Maximiliano Kolbe y a este
copiloto alemán, paradigmas cabales del referido: “para bien y para mal el hombre es libre”, más aún, está “condenado a ser
libre” en la memorable afirmación sartrea-
na.
Así, esta tragedia aérea, no estaría “fuera de programa” (aunque entendemos el senti-do habitual que suele tener esta afirma-
ción), sino muy por el contrario, estaría,
infaustamente, “dentro del programa” de
las prerrogativas humanas, recordatorio implacable de que el hombre no es un en-
granaje de una máquina a programar y cuenta (tal como Frankl nos lo relata en su experiencia en Auschwitz), aún en omino-
sas circunstancias, con ese resquicio esen-cial de libertad para elegir cómo vivir y
cómo morir.
Aprender a esperar lo inesperado más que pretender vivir en la certeza de supuestos
métodos y programas de control infalibles nos alinearía un poco más con la Existen-
cia tal como es y se nos presenta, aceptan-do como bien supo decir Antonio Porchia en un magistral aforismo de su libro
“Voces”: “el hombre cuando no es una
máquina, no funciona bien”.
40