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El Colegio de Michoacán, A.C. Centro de Estudios Arqueológicos La Piedad, Michoacán. EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A.C. ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera cultural” Tesis que para obtener el grado de Maestra en Arqueología Presenta: Arqlga. Lizbeth Pérez Alvarez Director de Tesis: Mtro. Efraín Cárdenas García Lectores: Mtro. Carlos Castañeda López Mtra. Eugenia Fernández-V. Medina Mtro. Armando Nicolau Romero Agosto 2010.

‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

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Page 1: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

El Colegio de Michoacán, A.C.Centro de Estudios Arqueológicos La Piedad, Michoacán.

EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A.C.

‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera cultural”

Tesis que para obtener el grado de Maestra en Arqueología

Presenta:

Arqlga. Lizbeth Pérez Alvarez

Director de Tesis:Mtro. Efraín Cárdenas García

Lectores:Mtro. Carlos Castañeda López Mtra. Eugenia Fernández-V. Medina Mtro. Armando Nicolau Romero

Agosto 2010.

Page 2: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Índice general

AgradecimientosIntroducciónCapítulo I. El Marco de los análisis espaciales para la interpretación culturalLos patrones de asentamiento Arqueología Espacial Arqueología del Paisaje

i1

11243033

Capítulo II. Modelos explicativos en torno a la historia prehispánica del Bajío11.1. Las periodificaciones

Tradición Chupícuaro Desarrollo local Despoblamieto Repoblamiento

11.2. Principales propuestas sobre las dinámicas regionales ChupícuaroProvincias cerámicas Unidades Político-Territoriales Relación/no relación con Teotihuacan

Capítulo III. Planteamiento de la investigaciónIII.1. Antecedentes y justificación del tema In.2. Problemática e hipótesis In.3. Objetivos y metodología

37373940434445 45474850

53586984

Capítulo IV. Marco geográfico y reconocimiento y descripción de sitios 87IV.1. Situación geográfica 87IV.2. Reconocimiento y descripción de sitios 94

A) Criterios de los que se parte para la delimitación del área y estudioy análisis de los sitios 94

B) Descripción de sitios 981. Sitios de la Tradición de los patios hundidos 992. Sitios con juego de pelota 100

Page 3: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

3. Sitios con terraceo habitacional4. Sitios terraceados considerados defensivos o ceremoniales 104

102

Capítulo V. Caracterización de sitios: elementos para la 131 reconstrucción de la dinámica sociocultural abajeña.V.1. La cerámica 131V.2. Los movimientos poblacionales 145V.3. ¿Sitios rituales o defensivos? 156V.4. Correlación de elementos, ¿es el Río Turbio una frontera cultural? 158

Ribliografía 169

Page 4: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Índice de Figuras

Figura 1 Ubicación del Bajío

Figura 2 Mapa de recursos

Figura 3 Cuencas hidrológicas de Guanajuato

Figura 4 Mapa de Clasificación de sitios por rasgos

arquitectónicos

Figura 5 Peralta, sitio 24

Figura 6 Plazuelas, sitio 4

Figura 7 Sitio San José de Mendoza

Figura 8 Nogales, sitio 7

Figura 9 Cerro Pinos, sitio 8

Figura 10 Magallanes, sitio 9.

Figura 11 Viejo Cuerámaro, sitio 10

Figura 12 Palo amarillo

Figura 13 Cazahuate

Figura 14 Sitio La Mina

Figura 15 La vista desde el norte de La Mina

Figura 16 Muros de contención escalonados, el material es cantera

Figura 17 Altos muros de laja franqueando accesos

Figura 18 Patrones en “L”

Figura 19 Restos de cuartos en los actuales ecuaros

Figura 20 Tiestos observados in situ, negro sobre naranja

Figura 21 Pieza del Museo de Abasolo, olla globular negro sobre

naranja

Figura 22 Tiestos observados in situ, negativo

Figura 23 Pieza del Museo de Abasolo, cajete con base en pedestal,

negativo

Figura 24 Tiestos observados in situ, café inciso

Figura 25 Pieza del Museo de Abasolo, olla silueta compuesta, café

inciso

Page 5: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Figura 26 Tiestos observados in situ, negro sobre naranja

Figura 27 Pieza del Museo de Abasolo, olla silueta compuesta,

negro sobre naranja

Figura 28 Tiestos observados in situ, rojo pulido

Figura 29 Pieza del Museo de Abasolo, copa con base acanalada

rojo pulido

Figura 30 Secuencia de pisos quemados

Figura 31 Cerro Huizátaro, sitio 12

Figura 32 Cerrito de Cristo Rey, sitio 13

Figura 33 Los Metates, sitio 14

Figura 34 Cerro de la Cruz, sitio 15

Figura 35 Los Gatos, sitio 16

Figura 36 Mesa del Timbre, sitio 17

Figura 37 Los Edificios, sitio 28

Figura 38 Esferas de Interacción

Figura 39 Cajete con base en pedestal calada

Figura 40 Distribución del blanco levantado, según Brambila y

Figura 41 Crespo

Figura 42 Cajete con base anular al negativo

Figura 43 Distribución del café inciso pulido, según Brambila y

Figura 44 Crespo

Figura 45 Olla café inciso

Negro sobre anaranjado

Tabla con los tipos característicos en el suroeste de

Guanajuato

Page 6: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

A mi Sofía

Page 7: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Agradecimientos

Esta investigación se realizó gracias al Fideicomiso Felipe Teixidor, Consejo

Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), y al Colegio de Michoacán,

A.C., a todas estas instancias gracias por la beca otorgada durante el

transcurso de mis estudios de maestría, y gracias a lo cual este trabajo pudo

llevarse a cabo.

Quiero agradecer infinitamente a mi director de tesis, Ej^aín

Cárdenas García, por su invaluable apoyo en todos los sentidos, por ser

maestro, jefe y amigo, gracias por ser una motivación para todos los que le

rodeamos, por sus enseñanzas y también por su gran paciencia y soporte

para que esto saliera adelante. Gracias porque en todos estos años he

contado con sus regaños y con su amistad, y me ha permitido estar muy

cerca de la arqueología.

Agradezco al Mtro. Carlos Castañeda, porque desde que nos

conocemos ha compartido un sinfín de enseñanzas, haciendo que valore

desde distintas perspectivas el quehacer arqueológico, desde lo académico

hasta lo social; y porque en su casa y su mesa siempre fuimos bien recibidos.

Gracias también por todas las observaciones realizadas a este trabajo,

porque con su ayuda sin duda podrá perfeccionarse la investigación.

A los grandes arqueólogos que aceptaron leer este trabajo para

“despedazarlo”^Eugenia Fernández V. y Armando Nicoalu. Muchas gracias

por sus comentarios, sugerencias, regaños^ pero sobre todo gracias por

hacer realmente arqueología y compartir con nosotros sus conocimientos.

Gracias a todos los maestros del Centro de Estudios Arqueológicos de

El Colegio de Michoacán, a Agapi, a Antonieta, a Verenice, al Dr. Williams,

al Dr. Weigand. Gracias por su tiempo y por todos los libros

prestados^Agradezco a todas las personas del COLMICH involucradas para

que este trabajo pudiera presentarse, y porque siempre que lo necesité me

ayudaron en diferentes aspectos: Lupita, Diana, Tulio, Juanjo^

II

Page 8: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Mi más sincero agradecimiento a mis queridos amigos Josué

Márquez Sifuentes y Ramiro Aguayo Haro, con quienes he compartido a

través de los años gratas experiencias y difíciles momentos, desde largas

horas de pláticas y risas hasta el miedo a los regaños del jefe^Muchas

gracias porque nuestra amistad y cariño se han fortalecido, y siempre

contaré con ustedes, y siempre contarán conmigo.

Muchas gracias a Anyul Cuéllar López (Anyulita) porque es mi gran

apoyo incondicional desde hace 14 años, en todo momento y en toda

circunstancia^Gracias por estar aquí Anyul^ por tus consejos, por tu

hospitalidad^ por ser mi amiga. A Ruth Ortega Rivera, Armando Trujillo y

Rodrigo Esparza, muchas gracias por enseñarme a disfrutar más de la vida,

a reír más y llorar menos. Reciban un gran abrazo y todo mi cariño

siempre.

Quiero agradecer a mis grandes amigas de La Piedad: María Elena

Alvarado, Verónica Mora y Marisela García. Porque a pesar de la distancia

no me olvidan, y porque cuando estuve allá siempre conté con ellas^ recibí

su apoyo y compañía desde el momento en que llegué, un 1 de abril de 2002.

Gracias a Mary también por involucrarse en esto y sacarme de varios

apuros con los trámites a distancia.

Gracias al Mtro. Gerardo Fernández, por el gran apoyo que de él

recibí para realizar este trabajo, agradezco su comprensión, su amistad y

las largas discusiones sobre arqueología, que sin duda han contribuido a mi

formación profesional.

Un especial reconocimiento a mi familia, porque el gran cariño que le

tienen a Sofi ayudó a concentrarme para terminar este trabajo.

Finalmente, quiero agradecer infinitamente a Sofía, a mi mamá y a

Gabo, porque por ellos decidí concluir esta investigación, y porque han

soportado todo con tal de que esto sucediera^Gracias por ser mis alas y por

ser mi ancla también.

III

Page 9: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

INTRODUCCIÓN

Desde que se empezara en la antropología de los años treinta a hablar

formalmente de patrones de asentamiento, los estudios arqueológicos dieron

un gran salto, pasando del simple rastreo de la difusión de rasgos culturales

hacia el aporte que daba la investigación de los procesos de formas de vida de

culturas y pueblos enteros. Este nuevo enfoque se vio reflejado

principalmente en la segunda mitad del siglo XX, en donde aparecieron

diversas escuelas que hacían referencia al estudio de los asentamientos,

siempre desde la óptica de sus antecedentes. Entre estas escuelas se

encuentran la arqueología de asentamientos, la arqueología espacial y la

arqueología del paisaje, como las más representativas de esta línea de

investigación.

Aún con importantes avances en este campo, los patrones de

asentamiento han sido también blanco de una crítica constante por la poca

profundidad que se atañe a sus resultados. Debemos sin embargo, hacer una

línea entre un análisis espacial y lo que es meramente un recorrido de

superficie para el registro de sitios, puesto que comúnmente se incurre en

semejar las dos tareas, aún por quienes lo realizan. El recorrido de superficie

debe ser el primer paso de un estudio de asentamientos, debe ser la puerta

que abra nuevas problemáticas que deben ser tratadas más a fondo. Una de

las investigaciones pioneras al respecto fue la realizada por Julian Steward en

los años treinta con los indios Pueblo, misma que sirvió de referencia para

que posteriormente Willey lograra en el Valle del Virú, Perú, uno de los

trabajos más representativos de los patrones de asentamiento en la

arqueología. Posteriormente, Flannery -en Oaxaca- y Sanders -en la cuenca

de México-, efectúan estudios de patrones de asentamiento también, los que

han servido de ejemplo para abordar posteriormente temas semejantes en el

país.

1

Page 10: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La práctica arqueológica en México ha superado un periodo largo en

donde los objetivos de las investigaciones eran por lo regular tipologías

cerámicas o la restauración de grandes estructuras. Nos encontramos ahora

en una etapa en la que abundan los estudios sobre procesos y eventos y en qué

medida estos impactan en distintos niveles. A este respecto, los estudios

espaciales sin duda han contribuido en gran medida, ya que se buscan

evidencias de acontecimientos tanto a nivel sitio como a nivel panregional. La

historia que ha seguido el estudio de los patrones de asentamiento se ha

abordado en esta tesis de manera general (Capítulo I), con el fin de analizar

la secuencia que se ha seguido en las problemáticas de la arqueología, muchas

de las cuales sin duda descansan sobre las corrientes teóricas de la

antropología. El recorrido que se hace por los distintos enfoques y las

distintas escuelas es con el fin de ubicar mejor nuestra postura, así como el

nivel de la investigación en el que estamos. Aunque sin duda partimos de

datos generales de superficie, su correcto análisis da nuevos giros a las

interpretaciones, las que abren nuevas perspectivas a la serie de

problemáticas hasta ahora identificadas.

Es a partir de los recorridos de superficie que recientemente se

abordan temas más concretos en la arqueología del Bajío, la que se ha visto

beneficiada en las últimas dos décadas por proyectos tanto de prospección

como de exploración y que han colocado a esta región como un importante

emisor y receptor de tradiciones culturales desde la época prehispánica. Sin

olvidar que después de la conquista fue escenario también de algunos de los

acontecimientos históricos más relevantes del país. Esto nos habla de la

trascendencia que ha tenido el Bajío como partícipe de la historia, tal vez por

su ubicación de enlace entre el centro y el norte, tal vez por factores naturales

como su fértil tierra y las minas, o por el medio que ofrecían sus ríos, tanto

para la sobrevivencia como para las comunicaciones.

2

Page 11: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La historia prehispánica del Bajío ha ido escribiéndose a cuentagotas,

poco conocemos de cómo estas sociedades estaban organizadas, aunque lo

que sí es evidente es su alta jerarquización tanto a nivel región como a nivel

intra sitio. Lo que se revela es una compleja región, que sirvió como zona de

confluencia y de paso para importantes culturas mesoamericanas y del norte

del país, lo que deriva en una gran heterogeneidad de rasgos e influencias, que

se ven reflejadas en una enorme cantidad de asentamientos, haciendo de esta

región una de las más habitadas de la época prehispánica. Pero se requiere de

evidencias más claras sobre por ejemplo las cuestiones económicas y aspectos

más profundos de la ideología, aunque existen también a la fecha propuestas

concretas basadas en análisis arquitectónicos sobre las formas de

organización que al parecer fueron las más difundidas.

En el Capítulo II se exponen las propuestas más difundidas sobre la

secuencia cultural en el Bajío. El periodo considerado de mayor auge en esta

región es el Clásico, caracterizado arquitectónicamente por la Tradición de los

patios hundidos (Cárdenas, 1999) y registrado en aproximadamente 179 sitios

(ibídem). Los sitios pertenecientes a esta tradición se caracterizan además por

un patrón de asentamiento en el que se percibe su estructuración socio-

política, la que al parecer estaba configurada en lo que Crespo (1992) llamó

Unidades Político-Territoriales, y que consisten en un centro rector y varios

sitios menores dispuestos en torno a este, probablemente con una

dependencia económica y política del centro. Esta tradición, posiblemente

heredera de Chupícuaro, tuvo continuidad hasta el Epiclásico, según los datos

analizados procedentes del sitio Peralta, uno de los centros de poder más

grandes y notorios de la región.

El rasgo arquitectónico del patio hundido asociado a montículos se

encuentra presente en una gran cantidad de asentamientos en el Bajío, por lo

que se considera que su origen es meramente local, y cuya manifestación tuvo

su mayor auge en el Clásico. Sin embargo, hasta ahora desconocemos porqué

3

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

se abandonaron estos asentamientos, presumiblemente hacia el Epiclásico,

periodo en el que además aparecen nuevos asentamientos en la región, como

Plazuelas y Zaragoza (hacia el suroeste del Bajío), cuya principal característica

arquitectónica es la presencia del juego de pelota. Considero que estos sitios

no pertenecen a la tradición abajeña de los patios hundidos (aún cuando en

Plazuelas existe una estructura que pudiera asociarse), y que son influencias

alóctonas, o definitivamente, asentamientos producto de migraciones.

Contrario a la creencia del Bajío como una región homogénea

caracterizada por la presencia de Unidades Político-Territoriales1 y patios

hundidos, se han identificado una serie de asentamientos con características

distintas, que complejizan las interpretaciones que hasta ahora se habían

hecho. Esta investigación se originó cuando se comienza a analizar el sitio de

La Mina, en Abasolo, Gto. Este asentamiento se encuentra muy cerca de la

tradición de los patios hundidos, sin embargo sobresale en el paisaje por los

rasgos tan distintos al patrón que se observa en el entorno -siendo esta

particularidad su total emplazamiento sobre un cerro de laderas abruptas, al

contrario de la tradición local que se ubica en planicies y laderas bajas-.

Inicialmente consideré que este sitio era único en la región, dadas sus

características constructivas y de ubicación. La Mina sería entonces el foco de

la investigación, con dos posibles hipótesis: 1. Se trata de un enclave con fines

comerciales; y 2. La magnitud y características del sitio nos hablan de su

posible importancia regional, siendo así podríamos decir que ni las UPTs ni

los patios hundidos son las formas que rigen en la región.

Sin embargo, la consulta de la información disponible sobre los

antecedentes regionales me llevó a otras consideraciones. Los proyectos de

prospección de superficie Gasoducto Tramo Salamanca-Degollado (Sánchez y

Zepeda, 1981) y Atlas Arqueológico de Guanajuato (Cárdenas 1988)

En adelante UPTs.

4

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

registraron algunos asentamientos que presentaban características sobre todo

defensivas -como La Mina-, aunque ambos proyectos les asignaron una

temporalidad del Clásico y los asociaron a los poderíos locales, caracterizados

arquitectónicamente por los patios hundidos.

El rastreo de los sitios en fotografía aérea orientó la investigación hacia

una nueva perspectiva: además de la existencia de una serie de sitios

posiblemente defensivos, estos se ubican principalmente en la vertiente del

Turbio, en las sierras de Pénjamo y Abasolo y en Cerro El Veinte, en Irapuato,

Gto. Considerando que hasta ahora se piensa en las UPTs y los patios

hundidos como las formas generalizadas de asentamiento en el Bajío, la

distinción de un área geográfica con diferentes rasgos tendrá que modificar en

alguna medida las propuestas realizadas. Justamente uno de los temas más

complicados en la arqueología es la construcción de regiones^ Por lo regular

no se toma en cuenta la diversidad de rasgos que puedan existir en un mismo

espacio geográfico, y clasificamos bajo una misma perspectiva una serie de

elementos que pudieran estar indicando una gran heterogeneidad regional.

La configuración del Bajío como región se hace desde la perspectiva

medioambiental, pero la diversidad de elementos culturales parece indicar

más bien la confluencia de distintas manifestaciones e influencias. Por tanto

que, la construcción regional, no solamente tendría que obedecer a la óptica

geográfica, sino también a consideraciones diacrónicas. Este tema se aborda

en el Capítulo III, en donde se discuten los principales parámetros sobre los

que gira la investigación, como son los patrones de asentamiento y los

conceptos de región y frontera.

Antes se habló sobre la vertiente del Turbio como un espacio

caracterizado por un patrón de asentamiento y arquitecturas distintas al

patrón que rige en el entorno. Estos sitios, emplazados sobre complejos

sistemas de terrazas, parecen tener un carácter defensivo; pero además

difieren entre ellos en aspectos como el sistema constructivo o algunos

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Page 14: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

elementos arquitectónicos. Esta variedad de rasgos sugieren por un lado, una

filiación entre los sitios posiblemente distinta, y por otro, el patrón de

asentamiento de la vertiente del Turbio evidencia un mismo acontecimiento,

que derivó en una manifestación arquitectónica concreta. Esto además se

suma a su significativa concepción como zona fronteriza entre importantes

desarrollos culturales, como son Teuchitlán hacia occidente, la Tradición de

los patios hundidos hacia el oriente, al norte asentamientos más relacionados

con el septentrión como es el Cóporo, y hacia el sur el complejo y diverso

espacio de Michoacán. La ubicación del Turbio con estas culturas es en

realidad muy próxima, y de hecho en las serranías ubicadas a ambos lados de

su vertiente aún se encuentran manifestaciones de estos desarrollos.

Es justamente esta doble función de frontera y zona de confluencia lo

que ha motivado esta investigación, ya que por un lado pudiera considerarse

al Turbio como un espacio donde confluyen manifestaciones de las distintas

tradiciones que lo rodean, y por otro es también aquí en donde estos ecos

culturales encuentran una especie de límite, sin que con esto me refiere a una

delimitación tajante. Sabemos que lo sociocultural no obedece a líneas, ni se

puede tampoco hacer una delimitación exacta de difusión de rasgos. Aún esto,

utilizamos el concepto de “frontera”, el que se justifica dado que el sentido en

que se trata es desde la perspectiva que considera a las fronteras como puntos

de reunión y de confluencia, y no como una línea exacta. Entonces, la

pregunta central de esta investigación es:

Pregunta central:

¿Puede considerarse el Río Turbio como una frontera cultural en la

historia prehispánica del Bajío?

Este cuestionamiento tiene implicaciones cronológicas también,

puesto que la concepción “frontera cultural” hace alusión a eventos, como

son la difusión de rasgos, la perdurabilidad de tradiciones y la inclusión de

nuevos componentes. En tanto que un elemento natural, como es el Río

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Page 15: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Turbio se traduce como zona de confluencia -y límite a la vez- de

mecanismos socioculturales. ¿Pero cuál es la sustentación para considerar al

Río Turbio como una frontera y cuáles son los indicadores que nos llevaron a

esta consideración? Párrafos antes se expuso cómo la identificación de los

sitios terraceados más el análisis de su patrón distributivo nos llevaron a la

propuesta de un espacio en donde se percibe una transición tanto espacial

como temporal en las prácticas culturales. Decimos temporal porque

recordemos que la Tradición de los patios hundidos -el rasgo arquitectónico

más difundido en el Bajío- se ubica cronológicamente en el Clásico; mientras

que para los sitios terraceados del Turbio se propone una temporalidad del

Epiclásico. Por lo tanto, la hipótesis que se propone para la problemática

planteada a fondo en el Capítulo III es la siguiente:

Hipótesis:

Los asentamientos terraceados en la vertiente del Turbio funcionaron

como una frontera cultural entre los sitios de la Tradición local y los

sitios que manifiestan la inclusión de otros rasgos. Su emplazamiento

obedece a las tensiones que debieron existir debido a los movimientos

poblacionales acaecidos en el Epiclásico. Por lo tanto, los cambios en el

patrón de asentamiento reflejan la transición entre el fin de un

desarrollo local y la adopción de nuevas prácticas culturales.

Esta investigación se realizó con varios fines, como el de visualizar al

Bajío como una región heterogénea, en donde abundan manifestaciones por

demás distintas, pero que además, su comportamiento espacial nos permite

tener un acercamiento a la construcción de regiones y a la inferencia de

acontecimientos, y tener siempre presente que su ubicación geográfica le

permitió -e incluso obligó- a participar de las dinámicas que se llevaron a

cabo en su entorno, encontrando siempre ecos de estas en su territorio,

además de ser emisor de distintos eventos también. El objetivo principal por

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Page 16: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

tanto gira a la consideración de los asentamientos terraceados como parte

importante de un análisis integral regional:

Objetivo principal:

Explicar la o las funciones de los sitios como parte de una estructura o

sistema de asentamientos en la vertiente del Río Turbio mediante el

análisis espacial basado en la complejidad constructiva, patrón de

asentamiento, emplazamiento y disponibilidad de recursos.

En el Capítulo IV se muestran los sitios que presentan las

características de resguardo. Son un total de doce asentamientos distribuidos

por la vertiente del Turbio cuyos rasgos hemos definido como defensivos,

considerando que sus principales atributos son -además del patrón

distributivo- la ubicación en lugares de difícil acceso, el emplazamiento sobre

terrazas, la restricción de accesos, la visibilidad de los valles y por el contrario,

la no visibilidad de los valles hacia los sitios. En el mapa general de los

asentamientos, podrá verse que se marcaron también los sitios que propongo

pertenecen a tradiciones culturales distintas, como son los patios hundidos y

los juegos de pelota. La intención de incluir todos estos sitios en el mapa es

con el fin de que pueda leerse en este el planteamiento de este estudio, ya que

como podrá verse, la distribución observada obliga de inicio a pensar en una

propuesta para la construcción de regiones culturales.

Finalmente en el Capítulo V se abordan los temas que fundamentan

la propuesta de la tesis. Particularmente cuestiones como los materiales, los

movimientos poblacionales, la disyuntiva sobre la función de los sitios^ son

elementos que nos permitirán analizar desde la perspectiva del contexto

cultural la acepción sobre la aplicabilidad del concepto de frontera al Río

Turbio.

Esta es una aportación inicial para buscar diferentes enfoques si

pretende trabajarse en una problemática, motivada por la necesidad de incluir

distintos aspectos en una interpretación o una propuesta, por ejemplo, tomar

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Page 17: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

en cuenta tanto los datos sobre la arquitectura como los de la cerámica, y

tratar de correlacionar las aportaciones que se tienen al respecto. Aún no

podemos hablar de organización social en nuestra área de estudio, de

jerarquización o de aspectos económicos y políticos. Es esta un propuesta

sobre espacialidad, con el fin de que se analice la vertiente del Turbio

desde el punto de vista de la distribución y emplazamiento de sus sitios. No

existen exploraciones en estos asentamientos -a excepción de La Mina-, y los

croquis elaborados hasta ahora son en realidad sencillos, en parte porque no

se han realizado prospecciones sistemáticas por los proyectos -con

reticulados, topografía o muestreo de material- y en parte porque se trata de

una región con una vegetación sumamente abundante, que imposibilita desde

la superficie datos más detallados de los sitios.

Por lo tanto los datos que aquí se presentan de los sitios son generales,

sin embargo estos dejan inferir las principales características de los

asentamientos, y las razones por las que están siendo considerados en cierta

categoría. La elevación de los cerros elegidos por los asentamientos, la

construcción de murallas en algunos de estos, la falta de indicios de

habitación en las partes más bajas y los sistemas de terraceos restringiendo

accesos y controlando la circulación, fueron los elementos que nos llevaron a

considerar los asentamientos de la vertiente del Turbio en un orden distinto al

patrón que se observa en el entorno.

9

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

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Page 19: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Capítulo I

El marco de los análisis espaciales para la interpretación cultural.

Desde que en el siglo XIX se empezara a ver a la arqueología en estrecha

relación con la naciente disciplina de la antropología, la primera se ha

ocupado de sustentar su actividad y sus propuestas en el marco de la teoría

antropológica. Es entonces que las corrientes teóricas desarrolladas en la

antropología son a menudo un marco de referencia en el quehacer

arqueológico.

Comúnmente observamos en los trabajos arqueológicos “nuevos”

enfoques de estudio, o nuevos temas o nuevas metodologías, teniendo estos

por lo regular un antecedente general en las teorías y corrientes propuestos

en la antropología. Esto, sin ser de ninguna manera una desventaja -o una

crítica-, ha venido reforzando la idea de considerar a la arqueología no como

un conjunto de técnicas y metodologías, sino como una disciplina que

trabaja con sus propias teorías y métodos bajo el esquema que rige toda

ciencia social, esto es, el conocimiento del hombre en sus manifestaciones

sociales y culturales.

A lo largo del siglo XX aparecieron en el panorama diversos enfoques

arqueológicos que intentan abordar profundamente aspectos concretos para

el conocimiento arqueológico, como son la arqueología cognitiva, la

contextual, la conductual, del paisaje^ por mencionar solo algunas, sin

embargo insistimos en el hecho de su antecedente común en la formación

antropológica del arqueólogo, incluso aún, algunos enfoques son

directamente retomados de las grandes escuelas de la antropología.

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Page 20: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

En este capítulo se intenta dar de una manera muy general un marco

de referencia sobre los antecedentes de la arqueología de asentamientos (al

ser este el tema central de esta investigación), así como problematizar (más

que definir) algunas de las preguntas bajo las que tanto la antropología,

como la arqueología, han guiado su desarrollo; esto con el fin de entender al

estudio del patrón de asentamiento no como la mera distribución de sitios en

un espacio, sino como una búsqueda de preguntas y respuestas sobre

prácticas culturales.

Uno de los problemas a los que se enfrentó la antropología desde sus

inicios y que sin duda ha sido heredado a la arqueología, es el de definir no

solamente la teoría y el método, sino el mismo objeto de estudio. Es decir,

estamos claros en que lo que queremos estudiar es al hombre, sin embargo,

las principales críticas entre las diversas corrientes, van dirigidas hacia

determinar si lo que se pretende estudiar es la cultura en su conjunto, las

prácticas sociales, un comportamiento determinado o incluso los parámetros

del pensamiento bajo los que se rigen los anteriores.

Dos de las corrientes antropológicas más difundidas en la arqueología

son el materialismo cultural y la ecología cultural, dado que estas ofrecen al

arqueólogo un conjunto de proposiciones y métodos que buscan ir más allá

de los meros supuestos ideológicos en los que mucho tiempo versó la

arqueología. Dicho de otra manera, los preceptos bajo los que estas se han

desarrollado hacen hincapié sobre todo en la relación que existe entre las

prácticas sociales y culturales y la cultura material. Sin que esto quiera decir

que el fin de las mismas se limite a establecer o dar por sentada dicha

relación. Los autores que han desarrollado estas líneas de investigación

buscan sobre todo entender la variabilidad cultural, esto es, cómo sucede la

adaptación de un grupo humano a un contexto determinado y cómo dichos

acontecimientos se ven reflejados tanto en la vida cultural como social de

esta.

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Page 21: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Pero esto no es así de simple, tanto el materialismo cultural como la

ecología cultural y todas las demás corrientes antropológicas, tienen

diferencias sustanciales, que hacen en algunos momentos que por

adscribirse a una de ellas se tengan que perder de vista diversos aspectos de

las sociedades que resulta por demás necesario estudiar, pero que dadas las

premisas y las metodologías por las que cada una aboga, el antropólogo o el

arqueólogo vea limitada su perspectiva.

Sin pretender hacer una revisión exhaustiva de las diferentes corrientes

teóricas ni mucho menos tratar un debate sobre estas -dado que no es el fin

de este trabajo-, abordaré enseguida solo las cuestiones elementales de las

teorías que han servido de marco de referencia para los estudios sobre

patrones de asentamiento en arqueología, así como los puntos que se

consideren necesarios para poder justificar la propuesta que se tratará a

fondo en el capítulo III.

Lo que ahora conocemos como arqueología de los asentamientos tiene

su antecedente en la ecología cultural propuesta por Julian Steward.

Después de que tanto la antropología como la arqueología pasaran casi al

mismo tiempo por un periodo boasiano en el que las líneas se orientaran

hacia diferentes enfoques -el historicista, el psicologista o el difusionista-, y

por otro periodo que diera forma a estudios funcionalistas, es Steward:

“_ uno de los primeros etnólogos norteamericanos que adoptó un enfoque materialista explícito sobre el comportamiento humano, puso en gran medida de manifiesto el papel desempeñado por los factores ecológicos en la formación de los sistemas socioculturales prehistóricos” (Trigger, 1992 : 262).

Este enfoque se definía sobre todo en términos de considerar a la

cultura no como mero mecanismo de adaptación o de supervivencia, sino que

a través de ella podría llegarse a comprender “la naturaleza de las sociedades

humanas” (Steward, 1955, en Bohannan y Glazer, 1993: 335).

13

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Steward diferenció claramente entre la teoría que proponía y el

determinismo ambiental (y no como muchos de sus críticos afirman). Uno de

sus principales planteamientos era el de corroborar si las adaptaciones que

sufren las sociedades a diferentes entornos se sujetan a ciertos parámetros de

comportamientos, o si por el contrario existen diversos modos de conductas

adaptativas a los distintos contextos, y cuáles son estas (ibídem: 339).

La ecología cultural introdujo una nueva problemática, ya que hasta

ese entonces los estudios antropológicos estaban orientados sobre todo a

determinar el origen y la difusión de los rasgos culturales, mientras que esta

se interesó en cómo ciertos rasgos (como la tecnología) puede ser utilizada de

distintas formas y por lo tanto crear diferentes respuestas y entornos sociales,

“Así, las sociedades equipadas con arcos, lanzas, trampas y otras

estratagemas de caza pueden ser diferentes entre ellas debido a la

naturaleza del terreno y de la fauna” (ibídem: 340).

En este sentido, el tema de la subsistencia se volvió parte esencial de

esta corriente, pero no solo como mero mecanismo de respuesta a una

necesidad básica, sino como un proceso adaptativo tanto natural como

cultural, del que se desprenden dos partes fundamentales de la organización

social, como son la tecnología y la división del trabajo.

Los tres procedimientos de la ecología cultural, según Steward, serían:

1. La interrelación de la tecnología explotadora o productiva y el entorno

deben analizarse.

2. Deben analizarse los modelos de comportamiento incluidos en la

explotación de un área particular por medio de una tecnología

particular.

14

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

3. Averiguar hasta qué punto los modelos de comportamiento

ocasionados al explotar el entorno afectan a otros aspectos de la

cultura.

Esta visión de la condicionante tecnológica hacia los demás aspectos de

la cultura la compartió otro contemporáneo de Steward, Leslie White.

Para White la cultura es un sistema que tiene una función y una

estructura, y que a la vez se divide en tres subsistemas: el tecnológico, el

sociológico, y el ideológico (White, 1949, en Bohannan y Glazer, 1993: 350).

El sociológico y el ideológico son variables dependientes del tecnológico, pero

la energía es el motor principal, las herramientas son solo el medio que

sirve a esta energía. White y Steward estaban abogando abiertamente por una

visión materialista de la cultura, retomando algunos principios del

evolucionismo, como es, justamente, la evolución socio-cultural. Sin embargo

diferían de este esencialmente en considerar a la evolución multilineal y no

unilineal, como el evolucionismo decimonónico, aunque tanto Steward como

White estuvieron siempre en desacuerdo en llamar a su enfoque

“neoevolucionismo”.

Años más tarde, Marvin Harris daría forma a la corriente conocida

propiamente como materialismo cultural, semejante a Steward y White en

definir el factor material como la causa y a la organización social y la ideología

como el efecto. Harris a enfocado sus estudios hacia comprobar que la

conducta de toda sociedad está orientada en primer lugar a satisfacer los

requisitos mínimos para la subsistencia, mismos que derivarán en una serie

de problemáticas sobre la producción (Harris, 1979, en Bohannan y Glazer,

1993: 297). Sin embargo, no son solamente los modos de producción los que

importan a Harris, sino la serie de actividades e incluso las formas de

pensamiento resultantes de esto_ lo que él define como cultura:

15

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

“_ la cultura se refiere al repertorio aprendido de pensamientos y acciones que muestran los miembros de los grupos sociales, repertorios transmitidosindependientemente de la herencia genética, de una generación a otra_ Los repertorios culturales de las sociedades particulares contribuyen a la continuidad de la población y su vida social” (ibídem: 393).

El enfoque materialista de Harris ha sido atacado por muchos por

considerarlo una serie de explicaciones basadas en cálculos prácticos sobre lo

que determinados actos representarían en la sociedad, pero ignorando por

completo la interpretación integral de la cultura. Marshall Sahlins, hace una

crítica flagrante a Harris al respecto de esto. En la obra Caníbales y reyes

(1978), Harris expone cómo los hechos históricos tales como el capitalismo, el

estado o la práctica del canibalismo tienen su origen en términos de las

necesidades fundamentalmente de subsistencia de las sociedades.2

Específicamente la explicación que da Harris sobre considerar el canibalismo

azteca como una práctica que más que tener principios rituales era para

satisfacer las necesidades proteicas de este pueblo, es una visión que Sahlins

descalifica tajantemente:

“La idea de que el sacrificio azteca estaba dirigido a proveer de carne humana tiene de cualquier forma muy poca coherencia económica. En realidad, de todos los pueblos del hemisferio que practicaron la agricultura intensiva, los aztecas tenían, probablemente, los más grandes recursos proteínicos naturales: los lagos del Valle de México

2 Considera por ejemplo, que el canibalismo azteca más que ser una práctica con fines rituales o políticos, se explica perfectamente a través de los requerimientos calóricos y proteicos que tenía dicho pueblo. O incluso la prohibición del consumo de la vaca por los hindús -ya que para estos es sagrada-, nos dice Harris, más que connotaciones religiosas, tiene su origen en el temor de los agricultores a que disminuya la población de bueyes para cultivar, y haya entonces un desequilibrio económico.

16

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

rebosantes de animalitos y algas, así como peces y, en invierno, millones de patos. No había escasez de carne en los mercados descritos por los conquistadores” (Sahlins, 1978:83).

Lo que debemos ver en la crítica de Sahlins no es precisamente la

observación que este hace sobre el fin del canibalismo azteca, lo que

verdaderamente está cuestionando es la teoría y el método del materialismo

cultural^

“El materialismo se convierte en un juego de salón académico cuyo atractivo tal vez reside en la simplicidad de sus reglas: cualquier clase de valor económico que se puede sugerir para cualquier práctica cultural merece puntuación -sin importar si la misma costumbre ocasiona una falta o irracionalidad en algún otro sector de la sociedad” (ibídem).

La cuestión más difícil tanto de la antropología como de la arqueología,

es diseñar una estrategia que integre todos los ámbitos tanto de lo natural

como de lo socio-cultural, y más aún, que esta estrategia realmente sea

aplicable a los datos reales. Sahlins nos muestra claramente que aunque el

materialismo cultural descansa cómodamente sobre la base de los supuestos

de las determinantes económicas y de subsistencia, Harris descuida el

mismísimo contexto medioambiental en el caso de los aztecas.

Existen algunos puntos fundamentales del materialismo propuesto por

Harris que constantemente son objeto de críticas, por un lado, la estricta

causal económica en sus postulados. Se diferencia en este sentido de la

ecología cultural, que sobre todo propugna por una interacción de los

distintos componentes, iniciando, sí, por la interacción del hombre-medio

ambiente para su subsistencia, pero interrelacionando además factores que

subsecuentemente influyen a la cultura a partir de esta interacción,

involucrando así procesos y fenómenos sociales -y todo lo que ello implique:

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

guerras, desarrollo de nuevas tecnologías, migraciones, invasiones, etc.-, para

la reconstrucción histórica de una sociedad.

Por otro lado Harris no toma en cuenta el componente simbólico para

su interpretación cultural. Es decir, sí considera las manifestaciones

ideológicas dentro de la superestructura3, sin embargo considera estas como

mera expresión cultural de los fenómenos que residen fundamentalmente en

la infraestructura.

Esta visión materialista de la cultura tiene su más claro oponente en

corrientes como el estructuralismo, que introducido a la antropología por

Lévi-Strauss4, definió una línea de trabajo que aunque muy debatida, tiene

diversos seguidores en disciplinas como la sociología y la misma arqueología.

La premisa de la que parte el estructuralismo es la de desentrañar la

estructura mental subyacente en todo hombre, y por lo tanto, en toda

sociedad (tal vez esto nos recuerde la psíquis común de Tylor, o las ideas

gérmen de Morgan, o la unidad psíquica de Boas_). Para esto, parte de

considerar que las estructuras “no son manifestaciones concretas de la

3 Su esquema parte de considerar que para el estudio de la cultura el investigador debe tener en cuenta que existen dos perspectivas sobre la visión de esta: la etic, que es la forma en cómo el investigador percibe una sociedad, y la emic, la manera en cómo esta se percibe a sí misma. Existe además la diferenciación entre el componente conductual y el componente mental; evidentemente, el estudioso solo puede desentrañar el conductual. Visto desde el punto de vista conductual, todo sistema socio-cultural estaría dividido en tres partes: la infraestructura, en esta se encuentran los modos de producción (satisfacer las necesidades de subsistencia) y reproducción y es la que da sentido a todo el sistema. La infraestructura da pie a la estructura; en esta se encuentran todas las formas de organización social encargadas de la seguridad de la población, como la economía doméstica y la economía política. Finalmente estaría la superestructura, en donde encontramos los procesos simbólicos, filosofías e ideologías que resultan después de conformados los dos anteriores (Harris, 1979).

4 Realmente la teoría y el método estructuralista ya existían en la lingüística con Seausssure, aunque es de Roman Jackobson de quien Lévi-Strauss lo retoma. En la antropología tampoco era un término nuevo, Durkheim ya hablaba de estructuras, y Radcliffe-Brown lo retomó con su estructural-funcionalismo. Sin embargo en la antropología, es Lévi-Strauss el principal exponente de lo que propiamente se conoce como la corriente estructuralista.

18

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

realidad, son modelos cognitivos de la realidad” (Lévi-Strauss, 1953). Dicho

de otra manera, la comprensión de la estructura de una sociedad es algo más

amplio y complejo que el entramado de relaciones sociales implícitas en ella.

Podríamos considerar entonces que las relaciones sociales forman parte de lo

“material”, de lo concreto, mientras que a la estructura la conforman los

elementos subjetivos que intervienen en la percepción general del hombre

sobre él y sobre el entorno.

Hasta aquí el estructuralismo puede parecemos más que antropología,

filosofía^ ¿Pero qué es entonces lo que ha atraído de este a la arqueología? En

principio, Lévi-Strauss propone un método de análisis que hasta ese

momento era ignorado en la arqueología, y que consistía básicamente en

considerar y analizar todos los elementos que intervienen en la vida de las

sociedades de forma estructurada para su interpretación.

“Pensando en esto, podemos decir que la estructura consiste en un modelo que tiene muchos requisitos:1. La estructura tiene las características de un sistema. Está hecha de varios elementos, de los cuales ninguno puede sufrir un cambio sin causar cambios a los demás elementos.2. Para cualquier modelo dado, debe existir la posibilidad de hacer una serie de transformaciones que tienen como resultado un grupo de modelos del mismo tipo.3. Las propiedades anteriores hacen posible el predecir cómo reaccionarán los modelos, si uno o más elementos se someten a modificaciones.4. El modelo debe constituirse de manera que pueda hacer de forma inmediata todos los hechos observados, inteligibles” (ibídem). 5

5 Este método de análisis -o perspectiva- no era de ninguna manera algo nuevo en la antropología. Antes que Lévi-Strauss ya Durkheim hablaba de considerar todos los elementos del sistema para su estudio, como en su conocida analogía de la sociedad como un cuerpo humano, en la que cada parte tiene una función y la anomalía en una de estas tendría repercusiones en el conjunto. También Malinowsky entendía a la sociedad como un conglomerado de instituciones que interactuaban entre sí para dar sentido a la cultura, por lo tanto para una correcta interpretación de esta debían estudiarse todas las partes, y entender

19

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Esta metodología es la que justamente ha llamado la atención a la

arqueología, y como mencionaba anteriormente, la arqueología

estructuralista busca sobre todo dotar de significado a los datos, considerando

que esta nace en un contexto en que predominaban los estudios con enfoques

procesualistas, en los que las interpretaciones sobre los ámbitos subjetivos de

la cultura no ocupan un lugar preponderante. Es entonces que la arqueología

estructuralista supone dar un orden a los distintos elementos de los que se

dispone^darles sentido en la estructura.

La teoría y el método estructuralistas parecen ser una tarea sumamente

complicada ya en la antropología, imaginemos cuán difícil puede llegar a ser

en la arqueología^ Sin embargo, se habla insistentemente de una arqueología

estructuralista, de la que sin duda Leroi-Gourhan ha sido pionero. Sus

trabajos sobre arte paleolítico han sido un parteaguas en la interpretación de

grafismos, otorgándoles además un marco y un referente históricos. En estos

términos, la arqueología estructuralista se ha enfocado sobre todo al arte

rupestre, tratando así de interpretar las unidades de significado de la

estructura universal de la que habla Lévi-Strauss (López Mazz, 2008: 50).

Es sumamente difícil hablar de arqueología estructuralista en otros

ámbitos que no sea el del arte rupestre. Con toda seguridad habrá quien

refute esto y ponga de ejemplo a la misma arqueología del paisaje, que como

veremos más adelante, algunas de sus vertientes se orientan hacia el

estructuralismo, o por lo menos, es esa la pretensión de sus exponentes. Sin

embargo, a pesar de que realmente la teoría estructuralista ha contribuido en

gran medida a que se abran otras líneas de investigación que consideren

dentro de sus estudios aspectos más abstractos de las sociedades, la

además el mecanismo de articulación. En la misma ecología cultural Steward habló con insistencia del concepto de integración, refiriéndose a las relaciones sistémicas y funcionales de una estructura.

20

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

complejidad de este enfoque ha derivado en la ambigüedad de sus propios

supuestos (en el campo de la arqueología), lo que hace que no pueda

identificarse claramente ni dentro de la arqueología procesual, ni dentro de la

posprocesual:

“Del mismo modo que el Estructuralismo parte de bases positivistas, y por tanto tendentes a una arqueología procesual, no puede olvidarse que una buena parte de la metodología estructuralista que nació con Lévi-Strauss parte de la fenomenología y la hermenéutica de Merleau-Ponty, y por tanto es base de posteriores tendencias post-procesuales.Es decir, que aunque parte de supuestos empíricos como determinadas prácticas sociales (mitos, sistemas de parentesco, etc.), Lévi-Strauss siempre defendió que la manera de alcanzar su sentido original, su coherencia interna, era precisamente la intuición.” (Moragón Martínez,2007: 12).

Evidentemente la arqueología no trata de buscar la estructura

universal del pensamiento, mucho menos basarse en la intuición. Lo que los

arqueólogos han tratado de hacer con la teoría estructuralista es leer a la

cultura como un entramado de significados, en el que los elementos que lo

componen tienen un diálogo entre sí, es decir, cumplen una función y dan un

sentido. La lectura que resulte de esto será la interpretación cultural.

Los análisis que se han hecho hasta ahora dentro de la arqueología

estructuralista, están muy lejos de acercarse a la base de la teoría que

propuso Lévi-Strauss. Aún así creo que puede hacerse perfectamente un

análisis estructural de los datos, que no es lo mismo que estructuralista. Es

justamente en este punto donde creo radica una problemática que no se

aborda desde la arqueología. Los arqueólogos podemos hablar de estructuras,

y de análisis estructural, y por supuesto tratar de desentrañar significados,

pero la teoría estructuralista aboga por preceptos que sin duda se orientan

hacia un análisis más profundo de los rasgos que la mayoría de las veces no se

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

encuentran en lo material. Creo, entonces, que lo que la arqueología puede

tomar del estructuralismo es el método, más no la teoría.

“Inconvenientes también fueron la carencia del lenguaje y la falta de información contextual con la que debe manejarse un arqueólogo, que no posee ni la mitad de datos que esperaba Lévi-Strauss que encontrase un antropólogo. El método de oposiciones binarias del que partía el Estructuralismo original debe, por tanto, descartarse de algún modo. El arqueólogo es incapaz de partir de las bases que considera esenciales la teoría estructuralista, aunque ello no quiere decir que no sea posible un análisis estructural del registro (_) (ibid.: i6).

Parece ser que incluso el estructuralismo ha tenido una respuesta más

favorable en la arqueología que en la misma antropología. Los peligros que

existen cuando una ciencia abandona una posición teórica por considerar que

esta es reduccionista y no explica ni interpreta la totalidad de problemáticas

que encierra alguna cuestión, el siguiente paso no es crear un modelo

totalmente contrario al anterior, sino buscar sus fallos y complementarlo. En

este caso, tanto en la antropología como en la arqueología se buscó un

modelo que integrara aspectos cognoscitivos, en respuesta a los estudios que

hasta esos momentos estaban influenciados sobre todo por determinantes

geográficos.

Sin embargo el principal problema que radica en el estructuralismo, no

está en formular una teoría, tampoco, como ya dijimos, en el método. El

problema que enfrentan básicamente -tanto el antropólogo como el

arqueólogo- es la demostración.

“El estructuralismo no es ni una teoría ni un método, sino una manera de contemplar las cosas.(_) El antropólogo social estructuralista, sin embargo, no puede separar así la teoría de la práctica. Si afirma que la disposición de los objetos culturales en el espacio y en el tiempo está <<organizada estructuralmente>> y que estas

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

<<estructuras>> sirven para transmitir cierto significado <<como>> una lengua hablada organizada gramaticalmente, entonces no sólo deben mostrar que existen estos modelos en cuestión, sino también lo que significan, lo cual no es tarea fácil.” (Leach, 1976: 62).

Todo lo que se ha dicho hasta aquí es de algún modo tratar de comenzar

a visualizar lo que se busca con este trabajo. En la labor arqueológica es

siempre necesario aclarar no sólo los límites de los datos disponibles, sino los

límites que puede alcanzar nuestra interpretación justamente respecto a los

datos. El sentido de incluir esta breve reflexión sobre las teorías que abogan

por una interpretación material de la cultura, contra aquellas que se orientan a

lo cognoscitivo, deriva de la necesidad de pretender una ciencia más completa.

Tal como comentaba en un principio, es costumbre que la adscripción a una

corriente limite nuestro campo de estudio, o por lo menos las problemáticas

que quisiéramos resolver. Siendo de esta manera, normalmente se considera

que la ecología cultural no es capaz de plantear interrogantes que vayan más

allá de lo que meramente aparece en los restos materiales, y se le considera

entonces incapaz de hacer una interpretación global de la cultura. Al mismo

tiempo corrientes como el estructuralismo se han llegado a considerar con

poco rigor científico, dado lo subjetivo de sus planteamientos.

¿Pero qué se pretende al adoptar una teoría o un enfoque? Sin duda esto

nos obliga -en el buen sentido- a tener una dirección y un marco de referencia,

y, sobre todo, tener un punto de comparación con otros enfoques^ esto nos

ayuda a identificar y definir cuáles son nuestros intereses y nuestras

perspectivas dentro de la disciplina, lo que nos ofrecen los datos y lo que

nosotros ofrecemos a la historia. En el caso de las perspectivas materialistas, a

pesar de las críticas que se han hecho a estas, sin duda han demostrado ser una

herramienta eficaz para la interpretación cultural, y esto lo avalan diversos

estudios basados tanto en el materialismo como en la ecología cultural. La

ventaja y el aporte de estas derivan de la cercanía del dato con la

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

interpretación, lo que las aleja del terreno de la especulación. Toda propuesta

que se haga tendrá que fundamentarse en la demostración. Y aún si los datos

disponibles fueran insuficientes para interpretar una cultura, la integración de

estos, su correcta lectura, y la definición clara de un problema y un método,

nos acercarán por mucho a la realidad del hecho socio-cultural.

Son justamente en el marco de la ecología cultural y del estructuralismo

en donde se gestan en gran medida las bases del estudio del patrón de

asentamiento y de la arqueología del paisaje, respectivamente. Aunque esta

investigación está enfocada hacia el estudio clásico de los patrones de

asentamiento, es necesario dar una breve reseña sobre la evolución de este

enfoque para dar forma a lo que actualmente se conoce como arqueología del

paisaje. La justificación sobre el porqué se decidió para este estudio trabajar

con el enfoque de los sistemas de asentamiento se discutirá en el capítulo III,

en donde se plantea la investigación en general.

Los patrones de asentamiento

Cuando en arqueología hablamos de patrones de asentamiento

inmediatamente nos remitimos a la ecología cultural, y cuando hablamos de

ecología cultural nos remitimos a la llamada Nueva Arqueología. Realmente el

interés por la consideración y reconstrucción del medio ambiente natural del

hombre como parte de su estudio no nació con la Nueva Arqueología. Ya a

mediados de la década de los 50's Robert J. Braidwood encabeza un proyecto

que integró a la arqueología, la botánica, la zoología y la geología, su proyecto

Irak-Jarmo más que tener solamente objetivos de excavación arqueológica,

realmente se enfrentó a problemáticas medioambientales.

Sin embargo, los preceptos que en la arqueología dieron énfasis a la

ecología tampoco nacieron con Braidwood. Julian Steward, desde el enfoque

antropológico de la ecología cultural, es quien integra los estudios medio-

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

ambientales a la arqueología, que como veremos más adelante fueron eje

fundamental del estudio de patrones de asentamiento por lo menos en

América.

Steward estaba académicamente ligado a Berkeley y la corriente

particularista propia de esta escuela, y que había alcanzado a las

investigaciones arqueológicas. Sin embargo, la insuficiencia que ofrecían las

clasificaciones de artefactos y las distribuciones de rasgos estilísticos en áreas

geográficas, llevaron a Steward a plantear un nuevo enfoque para la

interpretación cultural. Su estudio sobre los indios Pueblo fue pionero en el

campo de la integración del medio ambiente con las tecnologías, y la

interacción de estos con el patrón de asentamiento.

“A través del número, tamaño y localización de viviendas y kiwas ceremoniales, pudo rastrear el desarrollo de la sociedad Pueblo desde cuando la base de su subsistencia era la caza y recolección hasta cuando fue predominantemente la agricultura, observando que fueron concomitantes el crecimiento demográfico y el tamaño y la complejidad de los poblados^” (Boehm Schoendube, 2005: 66).

Los resultados de esta investigación reflejan claramente el sentido

verdadero del enfoque ecologista, que mas que dar por sentada una relación

hombre-medio ambiente -o en términos de sus críticos, reducir la cultura a

un estricto determinismo geográfico-, vio reflejados en el patrón de

asentamiento el desarrollo de la organización social Pueblo, la que “se

transformó de pequeñas bandas trashumantes a linajes sedentarios

localizados y, finalmente, a un conglomerado de comunidades multilineales

organizadas en clanes” (idem).

Las investigaciones arqueológicas que Steward impulsó, recalcaban

entonces una integración de los aspectos ecológicos con los culturales,

estableciendo entonces que dicha relación era mucho mejor apreciada

haciendo un estudio detallado de los patrones de asentamiento y de la

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

evolución de estos. Con la publicación de Ancient Caves of the Great Salt

Lake Region (1937), quedaron sentadas las que serían las bases de los

métodos y objetivos de los estudios de asentamientos. Steward creía que el

aseguramiento de la vida en un entorno determinado, vinculado a la

creatividad para obtener, transportar y preparar el alimento y otros bienes

esenciales para las sociedades, eran la causa de que estas se dispersaran o por

el contrario, se agruparan, lo que evidentemente se manifiesta en la

composición de los asentamientos, además de reflejarse esta influencia en

otros aspectos de la conducta (Steward, 1949: 674, en Harris, 1981: 571).

La influencia de Steward en la arqueología americana fue decisiva. Uno

de los estudios más representativos sobre patrón de asentamiento ha sido el

realizado por Gordon R. Willey en el Valle del Virú, Perú; en este tuvo

incidencia directa Steward, a quien Willey conoció en los 40s en el Boureau of

American Ethnology del Smithsonian Institution. Allí Steward mostró a

Willey la importancia de la aplicación de la teoría antropológica a la

arqueología, así como la importancia del dato arqueológico para la concepción

antropológica (Salazar, 2008: 247).

El proyecto del Valle del Virú se gestó entonces desde la perspectiva de

Steward, quien tuvo gran influencia sobre Willey para que integrara un

estudio en donde se pusiera énfasis al análisis espacial y los alcances de esto:

la organización y la forma en cómo se integra el espacio y además las

implicaciones socio-culturales que esto tiene. Desde este momento la

arqueología de asentamientos se ligó estrechamente a la ecología cultural.

En términos conceptuales, Steward estaba visualizando en el patrón de

asentamiento cómo los distintos pueblos que habitan una región están

estructurados en torno a distintos eventos que mantienen una organización y

hasta una jerarquía, como son la explotación de recursos, tributación,

comercio y guerra (Boehm Schoendube, 2005: 82).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Sin embargo estos conceptos no eran algo estático para Steward, eran

procesos que se identificaban en cada pueblo y además eran integradores de

las distintas sociedades de una región. Estos tenían un nivel de desarrollo que

afectaba a cada parte de la estructura y que a la vez modificaba el sistema

total.

“El concepto de integración, entonces, para Steward se refiere a las relaciones funcionales y sistémicas de las partes con el todo dentro de un nivel de desarrollo, lo cual “requiere de una teoría sobre los niveles socioculturales dentro de un continuum de desarrollo”, así como la inserción de las partes en una unidad social y territorial mayor” (Steward, 1977, en Boehm Shoundube, 2005: 83).

Muchas veces se ha hablado de que la perspectiva de la ecología

cultural es en excesivo reduccionista a lo estrictamente ambiental en

términos de teorías y propuestas, y es que en los estudios de patrón de

asentamiento no siempre se han logrado los objetivos propuestos por

Steward. Sin embargo, es evidente que tal vez lo que en algunas ocasiones ha

fallado es la metodología de los proyectos, y no el enfoque de la ecología

cultural en la arqueología de asentamientos.

Como podemos ver en la última cita, la propuesta es mucho más

compleja que el mero estudio sobre la distribución de los asentamientos o el

medio ambiente, lo que queremos ver en estos es cómo puede llegar a

formarse en un territorio un sistema de integración e interacción que se va a

ver reflejado en la estructura social, y que a su vez esta estructura se reflejará

en lo material, en los distintos componentes del asentamiento y la

composición de la región en sí. Estos supuestos además están inmersos en

otros procesos como son el aprovechamiento del entorno, mecanismos de

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

subsistencia y los mismos elementos históricos a los que toda sociedad

está sujeta.6

Este sentido del contexto medioambiental en interacción con la

cultura, es realmente la influencia que imprimió Steward a Willey en la

investigación del Valle del Virú. La naciente arqueología de los asentamientos

estaba preocupada por crear marcos de interpretación que partieran del

análisis material de distintos elementos, desde lo ecológico hasta el concepto

de sitio - y sus niveles de significación- y las problemáticas regionales. Entre

estas nociones estaría implícita la consideración de niveles estratigráficos en

correlación con la composición del asentamiento y las etapas del desarrollo

de este.

En términos de Willey, los patrones de asentamiento son: “(_) el

modo en el que el hombre se dispuso en el paisaje en el cuál vivió” (Willey,

1953)- La concepción de Willey sobre la interpretación del asentamiento no es

meramente material, ya que en este existen aspectos que pueden ir más allá

de lo material y que denoten la organización social. La metodología empleada

por Willey:

“^consistía en el análisis sistemático de un área en la cual se determinaba la posición espacial y cronológica y los atributos principales de los sitios arqueológicos con el fin de interpretar a las culturas arqueológicas en su dimensión dinámica y funcional. Este era el aspecto principal de la propuesta: “En razón de que los patrones de asentamiento están directamente determinados por necesidades culturales ampliamente conservadas, ofrecen un punto de partida estratégico para la interpretación funcional de las culturas arqueológicas” (Willey, 1953: 1)” (Salazar, 2008: 248).

6 Para una exposición detallada sobre teorías y métodos de la ecología cultural, revisar: Steward, 1955, “Theory of Culture Change, the Methodology of Multilinear Evolution.”

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Willey proponía entonces que en los patrones de asentamiento existe

una estructura subyacente que muestra modelos culturales, que interactúan

con el medio ambiente y determinan un paisaje. Aunque el mismo Willey

siempre estuvo consciente de que la visión que pueda tenerse del

asentamiento no es de ningún modo totalitaria, o dicho de otra manera, a lo

que nos enfrentamos en el registro arqueológico es obviamente una

parcialidad de lo que en otro tiempo funcionó significativamente para la

sociedad que lo habitó (Willey, 1956; en Watson, et al, 1984: 116).

Los estudios de Willey tuvieron gran impacto en la consideración de

los asentamientos como un reflejo socio-cultural de la sociedad estudiada,

porque ofrecían un buen marco explicativo que los modelos puramente

ecológicos ignoraban. De esta manera empezaron a desarrollarse distintos

estudios con este enfoque, muchos de los cuales se apegaban sobre todo a

conceptos introducidos por biólogos y ecólogos. Entre estos está Flannery,

quien puso gran énfasis tanto en el patrón de asentamiento como en su

propuesta de que el arqueólogo debía interesarse a la par en la microecología

de su área de estudio (Coe y Flannery, 1964).

Años antes Fredrik Barth había propuesto el concepto de "nicho

ecológico”7, en el que se incluían categorías no solo medioambientales, sino

todas las que intervenían en la vida del hombre en el entramado de sus

relaciones y su cultura. Flannery utilizó recurrentemente este concepto, con

el que buscaba diferenciar los medios de explotación entre las sociedades

móviles y los poblados permanentes (Coe y Flannery, 1964).

7 Nicho ecológico: “Así, el <<medio ambiente>> de cualquier grupo étnico no se define solamente por las condiciones naturales, sino también por la presencia y actividades de los otros grupos étnicos de los que depende. Cada grupo explota sólo una sección del entorno biofísico total, y deja grandes partes abiertas a la explotación por otros grupos^Conviene utilizar alguno de los conceptos de la ecología animal, particularmente el de nicho: el lugar de un grupo en el medio ambiente total, sus relaciones con los recursos y con los competidores” (Barth, 1956: 1079; en Watson, 1984: 110).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Uno de los estudios más representativos de Coe y Flannery es el que

llevaron a cabo sobre la transición a la vida sedentaria en el Valle de

Tehuacán y la costa guatemalteca. Este se basó en el análisis de patrones de

asentamiento, las zonas microambientales y los recursos. En ello

diferenciaron la localización de asentamientos y las zonas que son utilizadas

por las sociedades, estableciendo dos tipos de patrones: a) distribución

contagiosa: todos los asentamientos están en una misma zona, y emplean

las zonas circundantes de manera análoga, b) p atrón sim biótico: los

asentamientos están distribuidos por distintas zonas microambientales,

existiendo relaciones entre ellos por medio de, por ejemplo, el comercio

(Watson, 1984: 112).

De esta manera se fueron gestando los estudios sobre patrones de

asentamiento, los que buscaban integrar nuevas expectativas a las propuestas

de la arqueología tradicional. De ello derivan aspectos que sin duda

categorizan los estudios de patrones de asentamiento de esos años como uno

de los enfoques que proponía la Nueva Arqueología. Ahora se hablaba de

territorios, de medio ambiente, de la interacción entre hombre-naturaleza-

cultura^ de interpretar modelos más allá de lo simplemente artefactual.

Lo que se conoce propiamente como arqueología de asentamientos

encontró eco principalmente en América. En Europa, gracias a la influencia

de la Nueva Geografía británica, se empezaba de hablar de Arqueología

Espacial.

A rqueología E spacial

La arqueología espacial se gestó en Cambridge, y las bases que definirían la

propuesta estuvieron a cargo de David L. Clarke e Ian Hodder. A grandes

rasgos este principio consistía en determinar:

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

“_ la disposición exacta de los artefactos en el yacimiento y de los yacimientos en el espacio; de esta consideración surge una información nueva que sometida a test estadísticos genera modelos de ocupación del espacio. (_) la Arqueología Espacial arranca, de forma muy directa, del análisis locacional (_), de la cuantificación y modelización difundidos por los nuevos geógrafos y adoptados con entusiasmo por los arqueólogos” (Orejas Saco del Valle, 1995:56).

Como sucede en todas las corrientes, también la arqueología espacial

tomó distintas vertientes, motivadas principalmente por la problemática de

los “peligros” de la interpretación de los mapas de distribución, los que

fueron un sello de esta corriente. El mismo Hodder (Hodder y Orton, 1990)

insistió reiteradamente sobre este punto, tratando de establecer los límites

entre los simplistas mapas de distribución carentes de objetivos y

metodologías, y otros enfoques que tomaran en cuenta temporalidades,

semejanzas y patrones de distribución (idem). Otra de las observaciones de

Hodder, versó sobre la subjetividad con que los mapas son interpretados,

refiriéndose a la orientación que suele tener el arqueólogo de ver en los datos

la respuesta que está buscando. Sin embargo, aunque Hodder sin duda

aportó nuevas ideas a los estudios espaciales, es Clarke quien definió mejor la

arqueología espacial y estableció los conceptos y los principios analíticos de

esta. Para Clarke la arqueología espacial pugnaba por ver la articulación de

actividades en el sitio y sus consecuencias espaciales, cómo se establece un

sistema de sitios y su relación con el medio ambiente, esto a distintos niveles:

“^the study of the flow and integration of activities within and between structures, sites and resource spaces from the micro to the semi-micro and macro scales of aggregation. Spatial archaeology deals, therefore, with human activities at every scale, the traces and artefacts left by them, the physical infraestructura which accommodated them, the environments that they impigned upon and the interaction between all these aspects” (Clarke, 1977: 9).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La arqueología espacial pone énfasis en las relaciones que existen en

todas las unidades del registro, incluyendo los elementos muebles e

inmuebles, y de naturaleza cultural o medioambiental. (Sanmartí y

Santacana, 1992: 166). En este sentido, la aportación de la interpretación

reside en la correlación de todos los datos disponibles, y no en el análisis de

elementos aislados.

El modelo bajo el cual ha trabajado esta corriente se basa en la

diferenciación de tres niveles: microespacial, semimicroespacial y

macroespacial. El primero corresponde, por ejemplo, al análisis de una

unidad habitacional, el segundo a un asentamiento o un yacimiento, y el

tercero a la relación existente entre un conjunto de unidades micro u

semimicroespaciales, en otras palabras, la región (ibídem: 168).

Una de las cuestiones que constantemente ha “hecho ruido” sobre la

propuesta de la arqueología espacial es la falta de una teoría de base, que

ligue el dato arqueológico con el problema antropológico, como el mismo

Clarke (1977: 25) ha reconocido (Sanmartí y Santacana, 1992: 169). En esta

ausencia, la tendencia ha sido “teorizar” en torno a los supuestos de la

geografía, en modelos sobre todo económicos que constantemente vemos

empleados en la arqueología para estudios regionales.

En este sentido, uno de los modelos más conocidos en la arqueología

es el de la “teoría del lugar central” de Christaller. Sin embargo, las

implicaciones que tienen estos enfoques económicos no son del todo

aceptadas ni satisfactorias para los problemas que se plantea la arqueología.

En principio, parten de la consideración de que el desarrollo cultural opera

bajo el supuesto del “menor esfuerzo”, supuesto que ha tenido que revisarse

incluso en la propia geografía:

“En efecto, la etnografía moderna ha observado que la maximización de beneficios y la minimización de costes y riesgos no determinan siempre y necesariamente el

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

comportamiento económico de muchas de las sociedades preindustriales hoy en día supervivientes (Hodder, 1984; Hodges, 1897; Ruiz Zapatero, 1988). Por consiguiente no existe razón alguna a priori que permita suponer que sí tuvieron necesariamente este carácter dominante entre sociedades pretéritas^” (Sanmartí y Santacana, 1992: 169).

Partiendo de la idea de que en la historia de las sociedades intervienen

distintos factores de diversa índole, manifiestos además en el espacio que

habitaron, la arqueología espacial ha intentado formular su propia teoría, que

busque correlacionar los elementos que permitan una interpretación cultural.

Tal vez el obstáculo con que se ha encontrado continuamente es el mismo con

el que en determinado momento se topó el estudio de patrones de

asentamiento, y es el pensar que tanto uno como el otro se limitan a hacer

una distribución espacial de los asentamientos. En la arqueología espacial

sobre todo, los mapas generados a partir de modelos geográficos son blanco

de críticas constantes. Sobre todo por el hecho de que aunque se reconocen

sus limitaciones ha sido muy difícil sobrepasar el límite interpretativo que

ofrecen dichos modelos. Y es que, gestándose la Arqueología Espacial en

Europa, optó sobre todo por descansar sus supuestos en la geografía europea,

al contrario de la arqueología de asentamientos norteamericana, que siempre

consideró a la arqueología en estrecha relación con la antropología, en mucho

mayor medida que con otras ramas.

Constantemente se formulan nuevas propuestas, que buscan

responder las preguntas que quedan pendientes, y es en este marco que nace

la arqueología del paisaje.

Arqueología del paisaje

Al igual que la arqueología espacial, la arqueología del paisaje nace en

estrecha relación con la geografía. Su gestación y desarrollo sin embargo, son

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

difíciles de rastrear, porque a la par de la influencia de la geografía europea,

tiene además un claro nexo con la arqueología posprocesual, lo que ha

derivado -como siempre sucede- en distintas vertientes que han hecho a

algunos autores coincidir en que la arqueología del paisaje carece aún de una

definición consensada.

Algunos antecedentes de los que actualmente se siguen en la

arqueología del paisaje, provienen de problemáticas planteadas por los

geógrafos desde los sesenta y setenta. Aunque esta misma disciplina estaba

dividida en dos vertientes:

“La primera, explícitamente positivista, resalta los enfoques espaciales cuantitativos en la documentación y en el evaluación de la presencia humana en el espacio físico. Este enfoque incluye, entre otras las nociones de movimiento, red, nodo, jerarquía y modelos de superficie (_) La segunda fue influenciada por una asociación laxa de filosofías humanísticas, valores, creencias y percepciones (_). Esta perspectiva incluye el existencialismo, feminismo, idealismo, fenomenología e interaccionismo” (Anschuetz, et. al. 2001:8).

En términos generales la arqueología del paisaje buscaba una relación

más estrecha entre hombre y naturaleza, buscar en el paisaje las formas de

vida históricas y las transformaciones que se leen en el entorno. Los

arqueólogos “paisajistas” ponen énfasis en que la relación hombre-entorno

no es estática, sino dinámica, sumamente cambiante, de ahí que el paisaje sea

el producto de estas transformaciones.

La última cita refleja la gran distancia entre las vertientes europeas

que han nacido de esta, quizá de aquí el porqué de la falta de consenso en su

definición. Aunque en España, por ejemplo, el enfoque paisajista se ha

empleado en proyectos que buscan sobre todo la protección y la difusión del

patrimonio. Sin embargo, es muy claro que la vertiente humanista de la

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

arqueología del paisaje tiene un vínculo estrecho con el posprocesualismo,

corriente que ha venido siendo una crítica sistemática hacia la tradición

positivista de la arqueología procesual. Específicamente la arqueología del

paisaje rechazó lo que consideraba análisis puramente “cuantitativos”

procesualistas y retomó de las ciencias humanistas muchos de sus supuestos,

particularmente de la fenomenología y el estructuralismo. Es justamente

debido a la adopción de teorías como la estructuralista que se habla junto con

los elementos sociales, culturales y medio-ambientales de enfoques

simbólicos, y además algunos de los seguidores de la arqueología del paisaje

no hablan de una disociación con los sistemas de asentamiento y la

arqueología espacial, sino de una “integración” de estos para fundamentar la

primera (Anschuetz, et. al., 2001: 19).

La consideración que creo que aquí más no interesa es la que nos haga

diferenciar entre las distintas perspectivas que hay en el análisis espacial, ya

que lo que hemos visto desde los patrones de asentamiento, hasta la

arqueología del paisaje pasando por la espacial, es que todas sin excepción

buscan la forma en la que se reflejan la sociedad y la cultura en el espacio,

cómo se integran al medio ambiente y cómo a las vez tanto unos como el otro

sufren transformaciones. Este supuesto de la arqueología del paisaje en

donde busca cómo se transforma la relación hombre-naturaleza no es algo

nuevo, Steward desde los años 50 ya hablaba de que esta interacción es

dinámica en todos sus sentidos, y que lo importante es ver cómo se reflejan

estos cambios en los asentamientos y su entorno.

Así que teniendo en cuenta que parece ser que las premisas de las que

parten estas corrientes son las mismas, en lo que hay que poner atención es

en las teorías de fondo sobre las que estas han versado. Los estudios de

patrón de asentamiento se gestaron con una base antropológica, en

antecedente directo con la Ecología Cultural propuesta por Steward. La

arqueología espacial y una vertiente de la arqueología del paisaje están en

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

estrecha relación con la geografía europea, y la vertiente más adoptada de la

arqueología del paisaje se orienta hacia el posmodernismo y su claro nexo

con la escuela posprocesualista, en donde se inscriben corrientes como la

arqueología interpretativa y la estructuralista.

Este recuento de propuestas tiene como finalidad poder identificar

tanto las ideas de las que se parte como los objetivos a los que se pretende

llegar en los estudios sobre los análisis espaciales, así como organizar los

datos de los que se dispone para que puedan ser correctamente

contextualizados. Evidentemente, la perspectiva en la que se decida trabajar

tendrá que ver estrechamente con las problemáticas específicas que se estén

tratando.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Capítulo II

Modelos explicativos en torno a la historia prehispánica del Bajío.

II.1. Las periodificaciones

Las propuestas para definir la cronología del Bajío parten hasta ahora

principalmente de las secuencias cerámicas. Lamentablemente son pocos los

fechamientos absolutos que tenemos, por esta causa no logra establecerse una

secuencia cronológica que esté basada verdaderamente en datos de

laboratorio. Con esto se llenarían huecos que resultarían en investigaciones

más sustentadas y menos discutibles, por el hecho de que la periodificación de

la región está aún en mesa de debate por la falta de un seguimiento y un

acuerdo en los fechamientos que se tienen de las diferentes áreas.

Por supuesto que las secuencias cerámicas han sido sumamente

trabajadas y son una importante contribución, pero debemos tener en cuenta

que la singular ubicación geográfica del Bajío -es decir, que se encuentre

entre importantes desarrollos culturales del norte y el centro de México-,

aunado a la homogeneidad de sus materiales tanto en los distintos periodos

como en las distintas regiones, advierten sin duda una limitante para

establecer una cronología regional. Corresponde a Snarskis elaborar con el

material obtenido en su trabajo de Cerro El Chivo, la secuencia básica de la

cual parten los diferentes trabajos. Es importante señalar que Snarskis hizo

también fechamientos absolutos, por lo que su secuencia ha sido

fundamentalmente el eje para asociar la cerámica de diferentes áreas,

trabajando a partir de los llamados “materiales diagnósticos”.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Lamentablemente aunado la falta de fechamientos con C14 en los

pocos sitios excavados, las secuencias cerámicas se han trabajado a partir de

recolección de superficie sobre todo en los proyectos de recorrido, que entre

otras cosas, obedecen en la mayoría de los casos a demarcaciones sugeridas

por los actuales límites estatales.

En este apartado veremos de manera general estas propuestas

cronológicas, dejando la descripción detallada de la cerámica para un capítulo

posterior, ya que como veremos, el tema de los materiales cerámicos nos

ubican en una problemática en donde a pesar de la homogeneidad presente en

los tres Periodos -Preclásico, Clásico y Posclásico-, las variaciones para

clasificar los materiales diagnósticos, nos sitúan no solo ante diferencias de

temporalidad, sino también espaciales. Retomando esto, Saint-Charles et.al.

(1992) ubica territorialmente estas variaciones y establece las Provincias

Cerámicas del Bajío, que más adelante abordaremos más a fondo.

En el segundo apartado de este capítulo abordaremos las propuestas

generales sobre el desarrollo cultural del Bajío, no a manera de un análisis de

estas, sino como un preámbulo al tema que ocupa esta tesis y a una discusión

que será tratada en los Capítulo III y V. Se tratarán también algunos estudios

en el suroeste de Guanajuato que sin duda son el antecedente inmediato de mi

tema de interés.

Podemos considerar el área sur del estado de Guanajuato como

probablemente la más habitada de la región nor-centro del país en la época

prehispánica. Hay hasta ahora una propuesta inicial para la periodificación de

esta área, corresponde a Castañeda et.al. (1988) cuyo trabajo se enfoca a

correlacionar los materiales cerámicos y el patrón de asentamiento.

Abordemos las distintas cronológicas desde cuatro momentos

generales en que los autores coinciden se dio el desarrollo cultural del Bajío -

si acaso con algunas variaciones temporales y territoriales-, estos son: la

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Tradición Chupícuaro, el Desarrollo Local, Despoblamiento y

Repoblamiento.

Tradición Chupícuaro

Los primeros asentamientos que desarrollaron una cultura sedentaria con

bases agrícolas en esta región corresponden a la Tradición Chupícuaro. Esta

cultura tiene su origen en Acámbaro, Gto., desde donde a través del Bajío

desarrolla una red de influencias que llegan hacia el sur hasta el Altiplano

Central, incluyendo sus vecinos Michoacán y Querétaro; y hacia el norte,

Zacatecas y Durango del territorio actual nacional, y según Kelley, hasta las

culturas Mogollón y Hohokam del suroeste de Estados Unidos (Kelley, 1966)

Tomemos en cuenta que ya antes de la Tradición Chupícuaro existían

en el Bajío sociedades cazadoras-recolectoras o con una agricultura

incipiente; pero partimos de Chupícuaro considerando que es la primera

manifestación de una sociedad estratificada con una economía basada en la

agricultura y la explotación de otros recursos naturales del entorno para la

subsistencia y vida cotidiana.

Como se mencionó párrafos arriba, la problemática de la cronología del

Bajío radica en el hecho de los pocos fechamientos absolutos que tenemos.

Sin duda alguna, Chupícuaro es la tradición que primordialmente presenta

esta dificultad para definir su desarrollo temporal. Es a partir de estudios

cerámicos que se han propuesto la mayoría de secuencias cronológicas para el

Bajío. Una importante contribución corresponde a Porter (1956) y las

excavaciones realizadas en la Presa Solís, en la que las que el hallazgo de

entierros asociados a ofrendas permitieron identificar claramente el estilo

Chupícuaro. Porter realiza a partir de correlaciones cerámicas con la Cuenca

de México una secuencia que ubica a Chupícuaro de 500 a.C. al 400/500 d.C.,

estableciendo tres fases para esta Tradición:

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

- Fase Chupícuaro Temprana, de 500 a.C. a 300 d.C.

- Fase de Transición, sin una ubicación temporal definida

- Fase Chupícuaro Tardía, de 300 d.C. a 400/500 d.C.

Snarkis, con base en fechamientos absolutos, y tomando como

antecedente una secuencia establecida en 1974 y realizada a partir de una

periodificación de Goreinstein en ese mismo año (Saint-Charles, 1992: 8),

retoma la secuencia ubicando a Chupícuaro como primera etapa, de 650 a.C. a

100 d.C. Con esta fecha coincide Florance (Braniff, 2005: 48).

Por su parte Castañeda et.al. (1988: 322) ubican esta Tradición del 350

a.C. al 350 d.C. Su trabajo se enfoca a la correlación de los materiales

cerámicos con el patrón de asentamiento manifiesto en esta sociedad; así,

plantean que esta fue una cultura con base agrícola que se asentó en áreas con

abundantes recursos acuíferos, expandiéndose paulatinamente hacia el norte

para seguir el curso de los ríos y manantiales (ibidem: 223).

Pienso que considerando que existen fechamientos absolutos en la

secuencia de Snarkis, además de las evidencias del siguiente momento de

desarrollo cultural regional -Desarrollo Local- podemos tomar las fechas

650 a.C. a 100 d.C. como las más acertadas para la problemática de la

cronología de Chupícuaro.

Desarrollo Local

Después de Chupícuaro y antes de la tradición que define este desarrollo local,

se sitúa lo que Brannif denominó como Fase Morales (Brannif, 1998), con un

claro antecedente en Chupícuaro pero con nuevas influencias,

presumiblemente de Occidente. Por su parte, Cárdenas (1999: 33), identifica

la Fase Morales propuesta por Brannif como la referencia anterior inmediata

a la Tradición Bajío.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La ubicación cronológica de lo que se conoce como Desarrollo Local es

hasta cierto punto variable debido a la gran cantidad de asentamientos que

han sido definidos dentro de este espacio temporal, coincidiendo los diversos

investigadores en que la característica principal que lo identifica es una

tradición arquitectónica común en la región: los llamados patios hundidos o

cerrados. Aunque estos no son exclusivos y probablemente no originarios de

este territorio, se presentan en la mayoría de los asentamientos, o tal y como

lo afirman algunos autores -tema de otro capítulo-, aparece en todos los sitios

abajeños. Esta problemática va más allá al observar las notorias discrepancias

en las secuencias de los investigadores, aunque debemos tener en cuenta

también que las propuestas están basadas en las diferentes áreas de estudio,

las que evidentemente no son totalmente homogéneas en todos los aspectos

de su desarrollo. Sin embargo, aún en las áreas trabajadas por dos o más

investigadores se dejan ver estas contradicciones. Como anota Brambila:

“Por ejemplo Nieto (1988) en la región del Río Laja establece nadamás dos momentos de ocupación agrícola. El primero hacia 100 a.C. a 200 d.C. y el segundo entre 800 y 1000 d.C. cuando habría una etapa de despoblamiento; sin embargo Braniff, en regiones aledañas a las estudiadas por Nieto propone una cronología diferente. Explicaciones de las discrepancias requieren de estudios más minuciosos” (Brambila, 1993: 6-7).

Castañeda et.al. (1988: 324) llaman a este momento Desarrollo

Regional y lo ubican en 350 d.C. a 900 d.C. Las principales características de

este desarrollo según estos autores serían la nucleación de los asentamientos,

y que a diferencia de la etapa anterior, estos no se encuentran en las márgenes

de los ríos, sino en las laderas bajas y cimas de los cerros, y como elemento

común arquitectónico, el patio hundido. Brambila recorre un poco la fecha de

inicio hacia el 400 d.C., y agrega que el elemento distintivo de esta etapa es la

consolidación de unidades políticas con alguna independencia entre ellas

(Brambila, 1995: 314).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Braniff coincide también con este rango temporal, 350-900 d.C.,

considerando a este desarrollo regional como un organización compleja

compuesta por señoríos (Braniff, 2004: 483). Cárdenas identifica el Periodo

Clásico Temprano como la etapa de mayor poblamiento en el Bajío, al mismo

tiempo que presenta características arquitectónicas que aluden a un

desarrollo local. Este autor llama a este periodo la Tradición el Bajío o

Tradición de los patios hundidos; esta, situada tentativamente entre los años

300-650 d.C. (Cárdenas, 1999: 19), podríamos llamarla el florecimiento de la

región, dadas las características arquitectónicas que presenta y la gran

cantidad de asentamientos observados. Afortunadamente existen ya

fechamientos absolutos para algunos sitios que están caracterizados dentro de

este periodo de auge abajeño:

“En síntesis se pueden proponer dos rangos de ocupación el Bajío, el primero y más aventurado es proponer el año 240 d.C., de Zubrow como la fecha más antigua y el año 700 d.C., obtenido de la calibración de los datos de Castañeda como la fecha más tardía; un segundo rango que puede proponerse es un poco más conservador y más lógico en términos de las secuencias culturales regionales, ubicaría la arquitectura de patio hundido entre los años 300 y 650 d.C_ (Cárdenas,1999: 62).

Podemos considerar que se tiene un rango temporal y una base de la

cual partir para correlacionar distintos asentamientos con características

similares a las de los sitios fechados. Sin embargo el mismo Cárdenas

reconoce que esta es sólo una primera aproximación para establecer una

cronología absoluta de la región, ya que faltan estudios que asocien la

arquitectura con los materiales cerámicos (ibidem: 63). Por mi parte, pienso

que aunado a esto, tendrían que fecharse asentamientos de distintas áreas,

para ver si estamos hablando de un desarrollo homogéneo en el Bajío

representado por la tradición arquitectónica del patio hundido.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Despoblamiento

Los estudios cerámicos y arquitectónicos muestran un abandono en la gran

mayoría de los asentamientos del Bajío alrededor del año 1000 d.C. Esta

hipótesis surge además de la propuesta de Armillas (1964) sobre cambios

climáticos en toda la región nor-centro, y por lo tanto una serie de

migraciones que despoblaron el área. En este apartado no profundizaremos

en el tema de los movimientos o migraciones, me enfocaré a resumir algunas

de las propuestas cronológicas sobre este abandono.

Los trabajos sistemáticos realizados por el CEMCA en Cerro Barajas, en

Pénjamo, Gto., sin duda son una gran aportación para la arqueología regional,

ya que la secuencia cronológica establecida por Pereira, Migeon y Michelet,

apoya la hipótesis sobre el abandono masivo de la región, o, en sus palabras el

desplome de la frontera septentrional de Mesoamérica, ocurrida a finales del

primer milenio (Pereira, et.al., 2005: 134)

Parece ser que a partir del 900 d.C. ocurre una gran movilización en la

zona septentrional. La hipótesis más lógica es pensar en un cambio

medioambiental -tal como lo propone Armillas- que desencadenó una serie

de desajustes socio-políticos en la organización tanto a nivel región como a

nivel asentamiento,

“El principio del segundo milenio se caracteriza, entonces, por etapas de retracción paulatina de la población como se observa en algunas modificaciones del patrón de asentamiento” (Brambila, 1995: 317).

Braniff por su parte, llama a este reacomodo poblacional “repliegue de

la frontera” y lo ubica entre el 900 y 1150 d.C. (Branniff, 2004), sin embargo,

no lo atribuye de manera categórica a los cambios climáticos propuestos por

Armillas, por lo que habría que considerar una serie de mecanismos

vinculados.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Repoblamiento

La fecha en que se registra un repoblamiento del Bajío ocurre hacia 1350 d.C.

Aunque las evidencias nos muestran que no fue un desarrollo organizado y en

auge como el que se dio en el Periodo Clásico, de hecho, no se han registrado

en el Bajío sitios que sean totalmente característicos de esta etapa. Creemos

que reocuparon asentamientos ya abandonados durante el Epiclásico,

ejemplos de esto son Cerro Barajas y Peralta, en el suroeste de Guanajuato, en

donde se han identificado reocupaciones claramente tarascas. Hay evidencia

también de grupos chichimecas (Taladoire, 1998) cuyos movimientos

migratorios hacen de esta región en el Posclásico un escenario de constantes

reacomodos y luchas quizá por acaparar territorios.

Castañeda et.al. (1988: 330) catalogan a la etapa 1350 a 1500 d.C.

como Presencia Tarasca, cuyas manifestaciones se dan hacia el norte del Río

Lerma. Estos autores proponen que esta presencia se debió a razones

específicamente militares que tenían como fin controlar las zonas lacustres.

En esta etapa -Posclásico Tardío- el Bajío se convierte en una zona de

movimientos ya no producto de un desarrollo regional, sino en la confluencia

de las expansiones de dos grandes estados, el Tarasco y la Triple Alianza.

Jiménez Moreno propone estas colonizaciones en Guanajuato en relación con

topónimos:

“Este autor nos dice que la radiación de la cultura tarasca dominó en la parte sur del estado, y la nahua, las regiones oriental y un poco la sudoccidental, además de la población otomí como sustrato base” (Jiménez Moreno, citado por Brambila, 1995: 321).

Por ahora podemos resumir que después del despoblamiento del Bajío

hacia el Epiclásico, la región se rehabitó por distintos grupos tanto

chichimecas -como los otomís- como por las expansiones tarasca y nahua.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

II.2. Principales propuestas sobre las dinámicas regionales

El Bajío se considera como una zona de paso entre grandes desarrollos

culturales; al encontrarse en un territorio intermedio entre Teotihuacan, La

Quemada, Chalchihuites, Tula y Teuchitlán, se puede inferir el carácter de

área de confluencia de la región. A pesar de que este carácter de zona de

confluencia es aún discutido debido a la falta de estudios sistemáticos que

muestren tal efecto, la arquitectura y el material cerámico han aportado

elementos hasta ahora suficientes para establecer influencias o contactos

entre la región del Bajío y las aledañas. Lo que no ha sido suficiente es el

estudio a profundidad de los rasgos que muestran el tipo de influencia o

contacto que se tuvo. Aquí es importante destacar que hacemos una clara

diferenciación entre contacto e influencia, ya que mientras el contacto implica

la relación directa de dos o más culturas, las influencias pueden ser una serie

de rasgos transmitidos a través de diversas culturas y distintas formas.

Chupícuaro

La trascendencia cultural de los pueblos abajeños y en general de todo

occidente sin duda se deriva de la influencia ejercida por la Tradición

Chupícuaro. Llamamos “Tradición” a este desarrollo cultural por los rasgos

observados en un área ubicada al sur de Guanajuato, cuyo lapso cronológico

tuvo una duración de 650 a.C. a 100 d.C., y sobre todo por la influencia

notoria en los pueblos de su entorno, y aún en los materiales de épocas

posteriores. Esta sociedad es el primer indicio en la Mesoamérica

Septentrional de una sociedad jerarquizada; Crespo (1992) -aunque propone

una cronología distinta, 500 a.C. a 350 d.C.- la identifica como una unidad

político territorial, la primera de la región, en donde siglos más tarde (Periodo

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Clásico) estas unidades serían la dinámica bajo la cual se regiría la estructura

social del Bajío.

La Tradición Chupícuaro tuvo un amplio radio de influencia, y aunque

tratamos de problematizar al Bajío dentro de Mesoamérica, sus rasgos y/o

contactos se extendieron tanto al centro como al noroeste de México. Los

rasgos que según Cabrero se utilizan para definir las relaciones entre

occidente -considerando que algunos autores trabajan la región del Bajío

dentro del área de Occidente- y noroeste, radican en la similitud de cerámica

en las dos regiones, y la localización de las tumbas de tiro. La evidencia que

señala Cabrero para sostener la hipótesis sobre esta relación, es la localización

de cerámica Chupícuaro en el norte -sin embargo no especifíca en dónde se

encontró-, afirma que la importancia de Chupícuaro en el occidente, es

comparable a la de los olmecas en la otra parte de Mesoamérica, e incluso que

Chupícuaro podría ser también el orígen de las raíces de las culturas del

noroeste, y concluye que de ser así, esto facilitó “la expansión hacia el norte de

formas de vida mesoamericanas” (Cabrero, 1989: p. 42) Una evidencia más se

encuentra en el denominado complejo Aztatlán. Este complejo, según la

autora, se extiende por el norte de Nayarit, Sinaloa, Durango y casi todo el

Occidente. Otra hipótesis de Cabrero es que el Complejo Coyotlatelco del

Centro de México, es una derivación del Complejo Aztatltán.

Según Cabrero, estos elementos implican un contacto entre occidente y

noroeste, “y van acompañados de otros elementos como son implementos de

piedra, concha, hueso, etc. Algunas veces se encuentran patrones de

asentamiento similares, otras, conceptos ideológicos” (ibídem: 46).8

8 Otra de las propuestas de Cabrero sobre el Bajío es el considerar a la región como parte de una ruta de intercambio: “La ruta interior de intercambio partiría de la Cuenca de México hacia Zacatecas atravesando probablemente la región del Bajío, hasta alcanzar La Quemada y posteriormente el área de Chalchihuites, y de ahí continuar hacia el Norte para dirigirse hacia el Suroeste de los Estados Unidos” (idem).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

A Chupícuaro se le ha conferido un significado dual -que algunas veces

no es coincidente- como receptor y generador de tradiciones culturales. Por

un lado Brannif (1998) comparte la idea de Cabrero de considerar a

Chupícuaro en estrecha relación con occidente y de expandir su influencia

hacia el norte, donde la cerámica de Alta Vista y del suroeste de Estados

Unidos muestra elementos que denotan dicha relación. Por otro lado,

Florance (1985) considera a esta tradición como una expansión de Cuicuilco,

más que como un desarrollo estrictamente local.

Sea cual fuere su carácter, queda claro que Chupícuaro fue sin duda la

más temprana expresión en el Bajío de una organización social compleja y de

una amplia expansión cultural. Hasta no saber certeramente en qué consistió

- y porqué- la difusión de los elementos característicos de Chupícuaro, lo que

nos atañe en estos momentos es tener un marco de referencia regional, para

entender los posteriores desarrollos abajeños.

Provincias Cerámicas

Otra propuesta a la que constantemente se hace referencia en la bibliografía

arqueológica sobre el Bajío es la que está orientada a regionalizar a este en

base a la cerámica. Saint-Charles establece dos regiones cerámicas en el Bajío,

occidental y oriental, la oriental a su vez la divide en cuatro provincias: Lerma

medio, Central, Valle San Juan del Río y Laja (Saint-Charles et al., 1992). Una

aportación importante de las provincias cerámicas es que muestran el rango

de distribución de los tipos cerámicos, desafortunadamente hasta ahora no se

cuenta con las excavaciones suficientes para correlacionar el material o para

descartar tal o cual tipo en determinado asentamiento, por lo tanto debemos

47

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

estar conscientes de las limitantes de las provincias cerámicas para explicar la

dinámica social.

Un primer problema que Saint-Charles identifica es sobre el rojo sobre

bayo, ya que considera que al estar presente en un largo periodo de tiempo, o

de hecho a lo largo de dos periodos mesoamericanos. Sin embargo, la

propuesta de este autor es considerar el rojo sobre bayo no como un marcador

temporal, sino espacial, debido a las claras variaciones que este presenta.

La metodología seguida por Saint-Charles consistió en delimitar al

Bajío como un área, después dividir esta área en dos regiones: oriental y

occidental. A su vez cada región se dividió en provincias, las que se forman

por un continuum de sitios con el mismo tipo.

1. La región oriente (limitando al oriente por el Río San Juan, hasta el Río

Guanajuato al poniente, con el Lerma en el curso medio y al norte por

la Sierra Gorda y la de Guanajuato) se caracteriza por las cerámicas con

engobe y pintura roja, y está dividida en cuatro provincias según sus

variaciones: Lerma medio, Lerma central, Valle de San Juan del Río y

Laja.

2. La región de occidente (inicia en la Cuenca del Río Guanajuato, sigue

hasta el poniente de los Altos de Jalisco, al sur llega a las Sierras de

Pénjamo y Abasolo, y al norte sigue hasta la Sierra de Guanajuato) se

caracteriza por las cerámicas con engobe y pintura naranja. (idem).

Unidades Político-Territoriales

El periodo Clásico en el Bajío se ha caracterizado por una organización

espacial de los asentamientos que deriva en lo que Crespo (1992) ha

denominado el modelo de las llamadas Unidades Político Territoriales. Este

consiste en un centro rector y otros sitios menores dispersos en su periferia

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

que dependen política y económicamente de él. Esta forma de organización

social se aplicaría a todo el Bajío como patrón recurrente y es tal vez la

propuesta más difundida, considerando que los asentamientos que presentan

este patrón son identificados dentro del periodo de más auge en la región,

esto es, en el Clásico. Cada unidad, según Crespo, mantendría un

autoconsumo y una organización interna propia, estas unidades estarían

insertas en una estructura socio-política mayor (idem).

Este tipo de organización espacial reflejaría entonces las relaciones de

dominio y poder entre los asentamientos integrantes, y a la vez el tipo de

interacción que mantenían en el contexto mesoamericano. Se entiende

entonces que las comunidades eran dependientes de los centros rectores, y

que la organización en sí -la UPT- era quien tenía autonomía respecto a otros

centros.

“Para explorar esta línea de trabajo se tomarán en consideración los conceptos: territorio, delimitación de la formación social; organización de las fuerzas productivas en el ámbito territorial; el carácter político de las unidades básicas de producción; la organización familiar y étnica; los conceptos religiosos sobre el espacio y su relación con la organización del territorio; los procesos de reordenamiento territorial debido a las actividades de colonización y conquista, en donde ambas implican una migración de un segmento del población y, por último, la organización tributaria en función del espacio” (ibidem: 159).

La organización territorial abajeña en el Clásico apunta hacia un uso

del espacio definido por relaciones de dominio entre asentamientos de

distinto rango, esto es, las Unidades Político Territoriales o UPT’s. Dentro de

este modelo podemos mencionar dos casos -entre muchos- que han sido

definidos claramente bajo este concepto, San Bartolo Agua Caliente

(Castañeda, 1992) y Peralta (Cárdenas, 1999), en cuyo patrón de asentamiento

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

es evidente para estos investigadores una organización espacial de este tipo.

Las variantes que ocurren al interior de cada UPT son motivo de otra

investigación que tome en cuenta aspectos relacionados con las actividades de

la sociedad representada.

Relación / no relación con Teotihuacan

Debido al auge de Teotihuacan, las discusiones sobre el contacto o no-

contacto de este centro con el Bajío son hasta hoy motivo de investigación. Es

innegable la gran difusión de Teotihuacan por toda Mesoamérica, diversos

pueblos mantuvieron con este algún tipo de contacto o influencia, y por lo

tanto gran parte de la vida mesoamericana del Clásico giró en torno o al ritmo

de Teotihuacan.

Teotihuacan ha sido a través de los años tema de debate entre los

investigadores que buscan interpretar los mecanismos que dieron origen y

continuidad a una sociedad que tuvo el radio de influencia más extenso e

importante de Mesoamérica. Son justamente estas influencias las que son

motivo de diversas propuestas que intentan explicar, en primer término, su

existencia, para después definir bajo teorías y modelos los diferentes modos y

procesos de interacción. Dicha interacción posee distintos grados o procesos,

por ejemplo, el simple contacto, la influencia, o llegar hasta la dominación de

una sociedad sobre otra/s. En el caso del Bajío, tomemos en cuenta su

cercanía con este centro, y que una región tan próxima no pudo haber

quedado exenta de alguna de las diversas manifestaciones en las que se hizo

notar la influencia e incluso presencia teotihuacana.

Teotihuacan es un caso excepcional en Mesoamérica por el radio de

influencia que alcanzó. Entre otras propuestas, la complejidad de sus redes ha

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

sido tratada de definir por ejemplo en base a la teoría del Sistema-mundo.9

Para la Mesoamérica Clásica, el Sistema-mundo estaría girando en torno a

Teotihuacan como centro, y este desarrollaría distintos nexos entre los cuales

tendría el control hegemónico del sistema. Este sistema estaría basado en el

intercambio de bienes, y legitimado en los artículos que muestren un contacto

o un nexo teotihuacanos, lo cual denotaría el status y/o la influencia de

Teotihuacan.10

Al igual que en diversas regiones de Mesoamérica, en el Bajío se

encuentran también elementos teotihuacanos en algunos sitios como Santa

María del Refugio, en Celaya, Gto. (Castañeda et. al. 1996), y La Negreta, en el

Valle de Querétaro (Brambila y Velazco, 1988); ambos han sido excavados, se

identificó la cerámica característica de Teotihuacan aunada a otros elementos

foráneos como obsidiana verde (originaria de Hidalgo) en Santa María del

Refugio y concha del Atlántico y del Pacífico en La Negreta. Brambila y

Velasco (1988: 293), proponen que estos materiales llegaron a esta región vía

Teotihuacan. Además de Santa María del Refugio y La Negreta, Saint-Charles

(1996) propone varios sitios más con influencia teotihuacana: Inchamácuaro

9 La teoría del Sistema-mundo, desarrollada por Wallerstein: “busca analizar la formación y evolución del modo capitalista de producción como un sistema de relaciones sociales, políticas y culturales que nacen al final de la Edad Media y evoluciona para convertirse en un sistema planetario y confundirse con la economía mundial” (Hurtado s/f, citando a Wallerstein). La jerarquía implícita en este modelo se basa en la existencia de un centro, una periferia y una semiperiferia, las cuales estarán sujetas a una hegemonía que regula el sistema.

10 Una de las críticas a la aplicación del Sistema-mundo en Teotihuacan está dirigida a considerar que esta teoría no es aplicable a las sociedades precapitalistas; otros, como Peregrine, adjudican este “relativo desprecio” de algunos arqueólogos a la dificultad para diferenciar la “perspectiva Sistema-mundo” de la “teoría Sistema-mundo”, ya que mientras las perspectiva es un programa de investigación, la teoría en cambio busca definir la naturaleza de las relaciones económicas (Peregrine, 1996). El mismo autor considera que una de las mayores dificultades del uso del Sistema-mundo en la arqueología es que los estudios parten del sitio, sin tomar en cuenta que nuestra unidad de análisis no es el sitio sino la consideración misma del estudio del Sistema-mundo.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

y Palo Blanco en Acámbaro, Gto., San Nicolás y Arturo Arredondo en

Salamanca, Gto., y El Rosario en San Juan del Río, Qro. Aunque estos no han

sido excavados, y el único indicador que se tiene para hacer la relación es la

cerámica.

Pero realmente en Teotihuacan no se han encontrado materiales

específicamente del Bajío; es entonces que se propone que el sur de

Guanajuato y Querétaro fungieron en todo caso como parte de una ruta de

intercambio dirigida al Occidente. Uno de los intereses de Teotihuacan en

Occidente es la obsidiana procedente de Ucaréo y Zinapécuaro, Michoacán, ya

que se encontró este material asociado a contextos del Clásico en el Templo de

Quetzalcóatl (Gómez Chávez, 2002: 610). Bejarano sugiere que los grupos

teotihuacanos “utilizaron los corredores de Guanajuato durante finales de la

fase III y durante la TV” (1977: 341).

Sin duda una de las principales materias primas que requería

Teotihuacan y que fue motivo del contacto y control con diversas regiones

mesoamericanas es la obsidiana. Parece ser que esta representaba dos tipos

de valores: una asociada a los artefactos terminados y que se exportaban en

pequeñas cantidades a la región maya, lo que nos habla no de fines

económicos sino políticos (Spence, 1977: 296). El otro valor sí denota un

sentido económico, ya que se trata de cantidades más grandes de preformas y

núcleos distribuidos en México central, Tlaxcala, Puebla, Morelos y quizá

Oaxaca (idem).

Teotihuacan necesitaba intercambiar productos para satisfacer sus

demandas. Esto tal vez quiera decir que no necesariamente se le estaba

tributando a Teotihuacan, sino que éste de alguna forma medió y controló la

circulación de distintos bienes a través de Mesoamérica. Esto nos lo indican

también los que hasta ahora han sido identificados como enclaves

teotihuacanos en ciertas regiones, y de enclaves de grupos foráneos dentro de

Teotihuacan. Este estado debió tener grupos de élite distribuidos en

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Mesoamérica que se encargaban de organizar el intercambio con Teotihuacan,

evidentemente fue necesario el establecimiento de enclaves para mantener

activo el comercio, así como para que la influencia que ejercía este centro se

extendiera a los niveles ya no solo materiales sino ideológicos.

También en Santa María del Refugio y Tres Cerritos en Cuitzeo se

reportan prácticas asociadas a rituales teotihuacanos (Saint-Charles, 1996:

156). Dichas prácticas debieron ser instauradas por grupos teotihuacanos

establecidos en esta región, que, como hemos visto, legitimaban a través de la

política y la ideología los beneficios que obtenían del comercio: estos

migrantes pudieron estar cumpliendo funciones específicas a favor de la

metrópoli. Tendría entonces, fines políticos que no descartan una conquista

de carácter ideológico con intereses económicos^” (idem).

Es entonces, que no podemos descartar que aunque Teotihuacan no

estaba ejerciendo un poder a base de tributo, sí mantenía el control del

comercio en Mesoamérica a través de estos enclaves, que se encargaban de

establecer los contactos y generar una especie de dependencia al sistema

teotihuacano, que era el que distribuía y redistribuía los bienes entre las

distintas y lejanas regiones. Seguramente Teotihuacan tenía dos objetivos,

uno era el comercio, y otro era su propio abastecimiento tanto de materias

primas como de artículos básicos y de lujo, haciendo necesarios estos enclaves

para que a través de la influencia política y social se mantuvieran el flujo y

movilización de bienes.

Ahora bien, la problemática de la presencia teotihuacana en el Bajío

apenas comienza a esclarecerse. Cárdenas (1999) propuso que no existe

influencia de Teotihuacan al Bajío, y que un desarrollo tal como la Tradición

de los patios hundidos es meramente local. Consideremos que efectivamente

por lo menos dos de las Unidades Político-territoriales más grandes y

representativas que se tienen del Bajío, como son Peralta y San Bartolo Agua

Caliente, no presentan ningún indicio de relación con Teotihuacan, y por lo

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

menos en Peralta los indicadores muestran un desarrollo de este centro desde

el Preclásico,11 lo que nos habla de que su establecimiento no fue de ninguna

manera en relación con Teotihuacan, así como la ausencia en el Clásico de

materiales procedentes o con influencia teotihuacana es nula. La contraparte

de esta proposición radica en que los patios de Teotihuacan son más antiguos

que los del Bajío. Aunque esto es cierto, no podemos afirmar por esta razón

que la tradición arquitectónica del patio hundido abajeña es influencia de

Teotihuacan. Además los sitios que se han propuesto con influencia

teotihuacana muestran otro tipo de indicadores, a saber, la cerámica y los

ritos funerarios, y en algunas ocasiones el talud-tablero.

El hecho está en no ver al Bajío como una región homogénea, es decir,

si por un lado existen sitios que muestran una clara relación con Teotihuacan,

como son Santa María del Refugio y La Negreta, por otro lado existen centros

rectores como Peralta en donde tal relación no se muestra en ningún sentido.

Por lo tanto, y al ubicarse estos sitios -los que se proponen tienen contacto

con la urbe y los que no lo tienen como Peralta- en regiones del Bajío

distintas, se pude inferir claramente que las porciones colindantes de

Guanajuato y Querétaro pudieron estar de alguna manera influenciadas por

Teotihuacan, mientras que la parte nuclear de la Tradición de los patios

hundidos y sobre todo la porción suroeste del Bajío tuvieron dinámicas

totalmente distintas, y la presencia de estos asentamientos no se puede

explicar de ninguna manera en relación a Teotihuacan.

La Tradición Cultural de los patios hundidos

Esta propuesta es sin duda una de las más significativas para comprender la

región abajeña tanto espacial como cronológicamente. Situada dentro de lo

11 Aunque evidentemente la arquitectura de etapas anteriores a los patios hundidos es distinta.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

que anteriormente definimos como desarrollo local, la llamada Tradición de

los patios hundidos o Tradición Bajío representa un gran avance en términos

de la definición del patrón de asentamiento y la arquitectura. Aunque

pudieran cuestionarse muchas cosas a este respecto -desde el concepto

tradición- indudablemente resulta una propuesta enriquecedora que

incorpora la importancia del rasgo arquitectónico a las discusiones de la

arqueología regional, basadas casi siempre en los materiales cerámicos.

Basado el modelo de las UPT’s, un elemento considerado como rasgo

arquitectónico característico de estos asentamientos son los llamados patios

hundidos o cerrados, rasgo que Zepeda (1986) y Cárdenas (1999) han

considerado, en el caso de Zepeda, como elemento característico y común en

la región, y en el caso de Cárdenas como elemento central en el trazo de la

construcción. Los patios presentan variantes en construcción, aunque

siempre se encuentran unidos a uno o dos montículos y sobre una plataforma,

lo que hace pensar que tanto el patio como el/los montículos pertenecen a un

mismo elemento arquitectónico, y en donde se trata de reflejar el orden social:

“Específicamente en el Bajío, el patio hundido es un elemento central en el diseño arquitectónico, la disposición de los basamentos para los templos, la presencia de los recintos habitacionales para los personajes notables de la sociedad en torno a los patios, son rasgos que denotan el importante papel que tenía ese espacio en términos ideológicos, en la concepción del mundo, en sus prácticas rituales y, en términos prácticos, en la movilidad al interior de los conjuntos arquitectónicos” (Cárdenas, 1999: 44).

En efecto, en diversos recorridos de superficie en el Bajío, entre ellos, el

proyecto Gasoducto tramo Salamanca-Degollado (Sánchez y Zepeda, 1981);

Atlas Arqueológico Nacional (Cárdenas, 1987) y recientemente la

Actualización del Atlas Suroeste de Guanajuato (Castañeda y Cárdenas, 2003),

han constatado la indiscutible abundancia de patios hundidos en casi todos

los asentamientos registrados.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Sin embargo, la importancia de esta constante arquitectónica no se

limita a la contabilización y descripción de los asentamientos. La propuesta de

Cárdenas sobre las implicaciones de la presencia de este rasgo es la que

justamente nos hace pensar en un desarrollo meramente local, que abarcó los

ámbitos económico, político e ideológico. Aunque reconoce que este tipo de

arquitectura no es exclusivo del Bajío, sí se hace hincapié en que en esta

región resulta ser el eje constructivo en el diseño, existiendo además 8

variantes de patios reconocidas en 174 sitios que Cárdenas identifica con esta

arquitectura.

Cárdenas (1999) hace una relación directa de la presencia de los patios

hundidos con la propuesta de las Unidades Político-territoriales,

estableciendo además tres niveles de asentamientos para la relación

jerárquica: centro rector, sitios administrativos y sitios menores. Las

relaciones de poder entre estos se reflejarían, en principio, espacialmente,

dado el patrón de asentamiento nucleado y la constante del patio hundido. Las

cabeceras de poder distribuidas en el Bajío son: Loza de los Padres, Peñuelas,

Peralta, San Miguel Viejo, San Bartolo Agua Caliente y Tepozán (Cárdenas,

1999; 2007).

El concepto más discutido es, evidentemente, el de “tradición”, por la

serie de connotaciones que este conlleva. Para definir una tradición cultural

Cárdenas apunta: “es un concepto que nos remite a un conjunto de evidencias

y de sitios arqueológicos ligados o relacionados por el hecho de compartir uno

o más rasgos culturales comunes” (ibídem: 45); esto, dentro de un mismo

contexto geográfico y cultural.

El mejor ejemplo que se tiene hasta ahora de esta tradición es el sitio de

Peralta, en Abasolo, Gto. Trabajado por Cárdenas desde 2002, este

asentamiento cuenta con por lo menos 6 de las 8 variantes del patio hundido

(Cárdenas, 2007). Asentado en las márgenes del Lerma, Peralta sin duda es

uno de los asentamientos más grandes que se tengan registrados en el Bajío,

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

además la cercanía y similitud arquitectónica con otros sitios de menor

tamaño, hacen suponer la esfera de poder que abarcó Peralta. Aunque las

exploraciones en este sitio han sido constantes e ininterrumpidas, faltan por

definir algunos elementos, como por ejemplo, delimitar el territorio que se

propone fue parte de la UPT de Peralta, y más aún, establecer secuencias

cerámicas en el centro rector y cotejarlas con los sitios que se proponen

formaban parte de este poderío.

El modelo explicativo de las UPTs ligado a la constante arquitectónica

del patio hundido es hasta hoy una interpretación recurrente en torno al

desarrollo cultural abajeño del Periodo Clásico. Más adelante veremos que

aunado a esta propuesta deben incluirse otros elementos tanto materiales,

como arquitectónicos y temporales, que amplíen el marco interpretativo y

ofrezcan nexos entre las distintas etapas culturales.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Capítulo III

Planteamiento de investigación

III.1. Antecedentes y justificación del tema

A pesar de los huecos en la historia regional, las investigaciones en el Bajío

han sido constantes. Sucede en principio que la región es una de las más

habitadas de la época prehispánica, y al mismo tiempo de las más complejas,

llena de elementos por demás distintos que hacen sumamente difícil acceder a

la interpretación. Desde los inicios de los trabajos sobre Chupícuaro y las

importantes contribuciones de las excavaciones en la Presa Solís, se han

venido concretando distintas problemáticas. Si bien, es cierto que el

panorama de la arqueología abajeña es aún un terreno poco explorado,

también es cierto que los distintos proyectos han dado como resultado un

buen bagaje de propuestas. Muchas de estas producto de recorridos de

superficie, que si bien no son de ninguna manera datos concluyentes, han

abierto la puerta para dar inicio a distintas discusiones.

En este apartado no repasaremos la totalidad de proyectos y

propuestas del Bajío, sólo aquellos que ofrecen datos concernientes al tema

que ocupa esta investigación, es decir, los desarrollados en el suroeste de

Guanajuato y/o los que ofrezcan un acercamiento al análisis del patrón de

asentamiento abajeño.

Esta investigación se enfoca a responder un cuestionamiento

primordial derivado de la actual problemática arqueológica del Bajío. El

historial de estudios sobre esta región contiene principalmente recorridos de

superficie y secuencias cerámicas. Sin demeritar estos trabajos, quizá es hora

de profundizar más precisamente en los datos aportados por estas

investigaciones. Falta, en principio, el estudio detallado de los distintos tipos

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

de arquitectura, asociado a las secuencias cerámicas y el contexto

mesoamericano en general, ya que aunque son mencionados en la literatura

no queda clara su función. Por ahora creo que el estudio más detallado de la

distribución de determinados tipos de arquitectura es ya un buen comienzo, y

con esto me refiero no a identificar sólo determinado rasgo arquitectónico -

que ya se ha hecho-, sino de analizar el contexto del asentamiento, así como

los elementos que lo componen y su ubicación en el marco geográfico y

cultural.

Aunque a la fecha se han logrado ya importantes avances en la

arqueología del Bajío, siguen surgiendo innumerables problemáticas para su

explicación. Quizá una de las más importantes es la falta de fechamientos

absolutos y cronologías finas, pues sin estos no podemos contextualizar

materiales, sitios, y por lo tanto eventos. Considerando que la Tradición de los

patios hundidos es el momento de mayor auge en el Bajío, es a partir de este

periodo que podemos asociar los eventos en la región. Afortunadamente este

periodo está bien ubicado cronológicamente, (300-650 d.C.), en gran medida

por los fechamientos obtenidos por Cárdenas en Peralta, Gto., uno de los

centros de poder más importantes del Clásico.

Sin lugar a dudas, el elemento del patio hundido es el más

característico del Bajío; la arquitectura común nos habla de una organización

social regional basada tal vez en los mismos principios estructurales.

Podemos proponer una unidad regional de interrelaciones, manifiesta en un

rasgo arquitectónico. Esta explicación derivada de las propuestas sobre la

Tradición Bajío es la contribución más significativa a la arqueología abajeña.

Sin embargo, existe también a raíz de esta una constante tendencia a asociar

cualquier elemento encontrado a esta tradición, lo que ha derivado en una

problemática que cada día se hace más notoria: hasta ahora se han ignorado

casi por completo los asentamientos con una arquitectura distinta a la

Tradición Bajío.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Cabe señalar que el problema no reside en la falta de conocimiento de

estos sitios, pues como veremos más adelante, un gran número de estos ha

sido identificado y descrito en la literatura abajeña. La problemática deriva en

propuestas que no son del todo fundamentadas debido, por un lado, a la falta

de exploraciones en estos sitios, y por otro, a que por lo general se les asocia a

los grandes sitios con plazas o patios y montículos, restringiendo su papel en

muchos casos a “sitios secundarios” o “sitios menores”.

En efecto, en diversos recorridos de superficie en el Bajío, entre ellos, el

proyecto Gasoducto tramo Salamanca-Degollado (Sánchez y Zepeda, 1981);

Atlas Arqueológico Nacional (Cárdenas, 1987) y recientemente Actualización

del Atlas del Suroeste de Guanajuato (Castañeda y Cárdenas, 2003), han

constatado la indiscutible abundancia de patios hundidos en casi todos los

asentamientos registrados. Sin embargo, debido a la poca presencia de otro

tipo de arquitectura como los juegos de pelota y los sitios con terraceo

habitacional y/o ceremonial, se ha logrado mantener a estos asentamientos al

margen de las interpretaciones regionales, marcando un notorio énfasis sólo

en el llamado desarrollo local o Tradición de los patios hundidos, aunada esta

al modelo de las UPTs propuesto por Crespo, y que, sin embargo, no logran

explicar totalmente la región:

“Los intentos de Ana María Crespo (1980), Juan Carlos Saint Charles et al. (1992) y Efraín Cárdenas (1999) por regionalizar el Bajío no han logrado establecer del todo las particularidades de cada zona, pues ni las cuencas, los tipos cerámicos o los patios hundidos establecen provincias que se puedan diferenciar culturalmente^” (Castañeda y Quiroz,2004: 159).

Esto nos da una idea de la problemática cultural del Bajío. Estamos

en una región heterogénea, en donde existen diversos patrones de

asentamiento y arquitectónicos. Por un lado, es innegable la constante

presencia de los patios hundidos en los sitios que están claramente

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

relacionados -dada su distribución y uso del espacio-. Y por otro lado, nos

encontramos con sitios con características totalmente distintas a lo anterior,

tanto arquitectónicas como de ubicación. Estos sitios -a diferencia de las

UPTs- no están cercanos entre sí, pero en cada uno pueden distinguirse

varios usos de los espacios que los hace suponer como sitios independientes y

con organización propia, como son áreas habitacionales, áreas destinadas al

cultivo y espacios ceremoniales como montículos, plazas y en algunos casos

juegos de pelota. Pero además, un rasgo sobresaliente de estos asentamientos

es su ubicación, al encontrarse en cerros con terrenos abruptos y en donde

han podido restringir accesos, controlándolos por medio de altos taludes,

plataformas o aprovechando las barrancas del mismo cerro.

El primer registro sobre este tipo de asentamientos se realizó en

1972, por el Departamento de Prehistoria del INAH. Estos estudios se

concretaron a la Sierra de Abasolo, específicamente el Cerro Huanímaro. Este

cerro cuenta con un importante asentamiento llamado La Mina, que dados

los reportes de los proyectos que lo han intervenido, tuvo una larga ocupación

incluso anterior al Preclásico. Y de hecho, el objetivo de esta primera

investigación era el estudio de grupos cazadores-recolectores precerámicos.

Posteriormente, en el 73, Emilio Bejarano llevó a cabo el Proyecto Río

Turbio, el cual reportó 21 asentamientos sobre todo en la parte que

corresponde al municipio de Purísima de Bustos.

Las primeras exploraciones en un asentamiento de estas

características las llevaron a cabo estudiantes de la ENAH en 1978. El

Proyecto Abasolo (Juárez y Morelos, 1988), tuvo como objetivo determinar el

acceso diferencial a recursos. Las excavaciones, efectuadas en el Cerro

Huanímaro, dieron cuenta del yacimiento de obsidiana que se encontraba en

el lugar y proponían el asentamiento de La Mina como parte de un sistema de

tributación del Periodo Posclásico.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La Mina no fue identificado por posteriores recorridos, como son el

Proyecto Gasoducto Tramo Salamanca-Degollado (Sánchez y Zepeda, 1981), y

Atlas Arqueológico de Guanajuato (Cárdenas, 1988). Estos proyecto son de

gran relevancia para la presente investigación ya que es justamente de estos

de donde se analiza la información, incluyéndose modificaciones y datos

realizados por el reconocimiento efectuado por Castañeda y Cárdenas en el

suroeste de Guanajuato para la actualización del Atlas (Castañeda y Cárdenas,

2003), y principalmente del análisis de la información que se obtuvo gracias

al acceso a los diarios de campo de Efraín Cárdenas.

El Proyecto Gasoducto Tramo Salamanca-Degollado comprendió las

poblaciones de Salamanca, Pueblo Nuevo, Abasolo, Pénjamo, La Piedad y

Degollado, identificando 42 asentamientos. Sánchez y Zepeda proponen para

la región estudiada una organización en “unidades”; estas constan de un

centro rector y los asentamientos menores que entran en su radio de

influencia (Sánchez y Zepeda, 1981). Identifican cuatro “unidades”: Coecillos,

Mesa del Timbre, Cerro Grande Temascatío y Los Gatos. Las connotaciones

que otorgan a los centros rectores los autores son defensivas, o en sus propias

palabras, militaristas, al hacer constante referencia a los lugares estratégicos y

de difícil acceso en que se encuentran y al dominio visual que estos tenían de

los valles circundantes. Por otro lado, la característica arquitectónica más

común y relevante que encuentran en estos sitios es el patio hundido, por lo

que infieren que esta subregión está sujeta a la misma estructuración social

desarrollada en el Clásico.

Esta concepción de “sitios de defensa” proviene desde los primeros

recorridos de Noguera (1937) por el estado de Guanajuato, en donde

identifica y describe a La Gloria (León, Gto.) como un asentamiento de este

tipo. En primer lugar por su difícil acceso y además por la visibilidad

privilegiada que se tiene desde la cima del asentamiento. También Castañeda

et. al. (1988: 329) consideran que los sitios construidos en las laderas de los

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

cerros hacia la parte oeste de Guanajuato -sierras de Pénjamo, Huanímaro y

estribaciones de la sierra de Guanajuato- tienen connotaciones bélicas, y los

ubican entre el 900 y 1350 d.C. :

“Los sitios se encuentran de preferencia en lugares escarpados. En arquitectura se abandona el uso de patio cerrado, de larga tradición en la región y se presenta un nuevo concepto de plazas abiertas en desnivel, con juego de pelota y el empleo masivo de piedra laja para la construcción de largos muros de contención.En general estos sitios presentan más claramente un posición defensiva que la etapa anterior” (Castañeda et al,1988: 330).

Podemos ver que en esta última cita no se sigue el planteamiento

original de Sánchez y Zepeda de considerar a los sitios localizados en

elevaciones abruptas de esa región como parte de las “unidades” o centros

rectores del Clásico. Castañeda et. al. de inicio hacen una distinción tanto

cronológica como arquitectónica, remarcando la diferencia entre la

arquitectura del llamado desarrollo local y la que se presenta con

características totalmente distintas. Aunque también es necesario recalcar la

distinción que se hace en este estudio sobre los asentamientos terraceados

que no cuentan ni con patios hundidos ni con juegos de pelota.

Otro de los reportes que se tienen de estos sitios al suroeste de

Guanajuato es el realizado por Sergio A. Sánchez Correa (1993), quien

identifica algunos asentamientos con lo que él considera claras connotaciones

bélicas dadas su ubicación y su arquitectura, estos son El Cobre, Mesa del

Timbre, Viejo Cuerámaro y Nogales, sitios que habían sido ya registrados por

Gasoducto en 1981. La temporalidad que les otorga corresponde a lo que

actualmente se conoce como Epiclásico.12

12 En su artículo, presentado en 1984, se refiere a esta temporalidad como Clásico Terminal e inicios del Posclásico.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

En Viejo Cuerámaro, Sánchez Correa reporta los restos de una muralla

que parece ser fue defensiva, por las características de resguardo del sitio. El

mismo autor propone que estas adaptaciones arquitectónicas:

“que restringen y controlan el acceso le dan al sitio características estratégico-defensivas que evidencian cierta inestabilidad sociopolítica hacia los momentos correspondientes a finales del Clásico e inicios del Posclásico” (Sánchez Correa, 1993: 54).

Esta inferencia la hace Sánchez Correa a partir de la ubicación

cronológica tentativa del sitio a partir de la cerámica. Sin embargo, debemos

tener en cuenta que la cerámica es muy homogénea en el Bajío para los

distintos periodos, así que este rasgo no es un buen indicador temporal si es

que antes no se hace un estudio detallado de este material.

Otro de los asentamientos que no pertenece a la Tradición Bajío y que

por su monumental arquitectura seguramente tuvo un papel importante en la

región es Nogales13, ubicado en Cerro Barajas (Pénjamo) y donde además se

distribuyen otros conjuntos del mismo tipo y temporalidad que Nogales.

Cerro Barajas ha sido trabajado desde 1999 por Grégory Pereira,

Dominique Michelet y Gérald Migeon. Estos autores proponen que la

ocupación del cerro se dio desde el 450, pero es en el Epiclásico que se da el

apogeo del asentamiento y en que se construyen las estructuras más

complejas, llegando esta ocupación hasta el Posclásico Temprano. Además,

los autores proponen que el aumento demográfico en el cerro a partir del 750

no es de la población local, sino de posibles migraciones (Pereira, et. al. 2005:

123). Esta aseveración sin duda tendrá importantes implicaciones para la

problemática que aborda esta tesis.

13 Los Nogales fue registrado por Proyecto Gasoducto (Sánchez y Zepeda) en el 81. Posteriormente Zepeda (1986) ubica al sitio en el Posclásico, catalogándolo como una “fortaleza tarasca”. También se trata del mismo sitio al que hace referencia Sánchez Correa, proponiendo que su función es de defensa.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

En términos generales, el patrón de asentamiento es descrito así (una

descripción más detallada de los conjuntos se dará en el próximo capítulo):

“El sitio de Los Nogales forma parte de un conjunto de quince sitios más o menos extensos que ocuparon la falda norte del Cerro Barajas. (_) En cuanto a la organización interna de cada sitio se observa un patrón similar: las estructuras más importantes (plazas ceremoniales con basamentos piramidales, conjuntos residenciales monumentales^) ocupan las partes más altas de la ladera. Frecuentemente fueron construidas sobre terrazas artificiales altas o promontorios naturales, por lo que desde ellas se percibe una vista despejada del valle ubicado al norte. El tamaño y complejidad de las estructuras disminuye al bajar la pendiente. Las terrazas habitacionales sencillas se concentran así en las partes bajas de la vertiente, cerca de las zonas de cultivos” (Migeon y Pereira, 2007: 2002).

Los tipos cerámicos que los autores han clasificado en el cerro han

servido para establecer las distintas fases de ocupación y también distintos

eventos, en general se dividen en 3 fases:

Fase Nogales Temprano, 450/500 a 600/650

Fase Nogales Tardío, 600/650 a 750

Fase Barajas, 750 a 900/950 (idem)

Las asociaciones que se han hecho a partir de la correlación de los

tipos cerámicos indican que las relaciones que se mantuvieron entre las

diferentes fases pudieron estar cambiando, y de hecho, en determinado

momento confluir. Hacia las Fases Nogales identifican “dos esferas

culturales”, una que indica relaciones con la tradición local del Bajío y otra

que se liga más al norte de Michoacán (Migeon y Pereira. 2005: 127). En la

Fase Barajas proponen que las influencias del Bajío disminuyen,

reforzándose los nexos con Michoacán; sin embargo, identifican también

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

cerámica de tipos totalmente nuevos, de la que sugieren se trata de relaciones

establecidas con el norte de Guanajuato (idem).

Pereira et. al. han asociado Cerro Barajas con otro asentamiento

ubicado a aproximadamente 20 km al suroeste; San Antoniuo Carupo,

perteneciente ya al estado de Michoacán, tiene gran semejanza arquitectónica

con los sitios de Cerro Barajas. Específicamente en el sistema constructivo

basado en muros de laja sin ningún tipo de argamasa y por la presencia de lo

que ellos denominan “atrios” 14. San Antonio Carupo queda también dentro

de la delimitación de este estudio, al ubicarse dentro de esta área de

confluencia de distintos rasgos arquitectónicos y patrón de asentamiento que

estamos proponiendo.

Mención aparte merecen los sitios con juego de pelota, ya que estos no

parecen estar ni dentro de la Tradición Bajío, ni relacionarse con las

connotaciones bélicas que se les ha dado a los ubicados en los terrenos de

difícil acceso, siendo además muy escasa su presencia en esta región.

En el Bajío Brambila et. al. (1993) han reportado: El Cobre, en la

Sierra de Pénjamo; Carabino, que mas bien se encuentra ya en la Sierra

Gorda; Los Baldíos, en León; El Fuerte, en Huanímaro; Madre Vieja, en

Empalme de Escobedo; y La Trinidad y Los Cerritos, en Tequisquiapan, Qro.

Estos autores proponen que la presencia de los juegos de pelota en el Bajío

corrobora el carácter de esta región como zona de transición, ya que su escasa

presencia denota que no es un rasgo local, y se puede interpretar ya sea por

colonización, o bien, por préstamos culturales (ibídem: 95).

A estos podemos sumar ahora dos asentamientos con juego de pelota

ubicados en el suroeste del Bajío: Cerro Angamacutiro, en Abasolo, Gto; y

Zaragoza, en La Piedad, Mich. Afortunadamente en este momento se cuenta

14 Es debido a estos espacios que se ha propuesto una relación de Cerro Barajas con la cultura Chalchihuites.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

ya con un buen bagaje de información procedente de las excavaciones de dos

de los sitios más representativos de este rasgo arquitectónico en el Bajío,

como son Plazuelas y Zaragoza.

El sitio de Plazuelas, ubicado en la Sierra de Pénjamo, a

aproximadamente 14 km al norte del Río Lerma, y al que anteriormente se le

registró como El Cobre15, se comenzó a explorar en 1998 por Daniel Juárez, y

continuado por Carlos Castañeda. Las excavaciones en el sitio han sido

sistemáticas, arrojando importantes resultados sobre el primer asentamiento

con juegos de pelota explorado en el Bajío.

Plazuelas está compuesto por varios conjuntos distribuidos en tres

laderas, en cada uno de los cuales se identifican distintos elementos que

hacen pensar en una marcada diferenciación social entre sus habitantes. Al

mismo tiempo, debido a la presencia del juego de pelota, un temascal

asociado a este, y otros elementos arquitectónicos de implicación ritual,

además de la importantísima característica de abundantes petrograbados,

condujeron a Castañeda a proponer que en este asentamiento habitó una

sociedad de características teocráticas, cuyo periodo de ocupación se ubica

del 600 al 900 d.C. (Castañeda, 2007: 65).

Por otro lado, dadas las características del sitio, se puede inferir que su

presencia no está relacionada con pobladores locales, sino con todos los

movimientos demográficos que se están proponiendo para el Epiclásico.

Castañeda plantea a además que:

“Los materiales foráneos que aquí se encontraron señalan que debió estar incluido dentro de una ruta comercial entre distantes regiones, como lo señala la presencia de turquesa proveniente de Nuevo México, conchas de caracoles originarios del Mar Caribe, o las figuritas de jadeíta guatemalteca” (ibídem).

15 Se trata del mismo sitio mencionado por Brambila et. al. (1993) y Sánchez Correa (1993).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

El carácter que se le ha dado a este asentamiento como lugar sagrado

donde además confluyeron distintas tradiciones mesoamericanas, lo

comparte otro asentamiento con juego de pelota ubicado a 15 km al suroeste

de Plazuelas: Zaragoza, en La Piedad Mich., que se encuentra prácticamente

en las márgenes al sur (aproximadamente 500 m) del Río Lerma.

Las investigaciones en este sitio son llevadas a cabo por Eugenia

Fernández V. Medina, quien propone una ocupación de Zaragoza del 500 al

800 d.C. Otro rasgo además del juego de pelota que comparte este sitio con

Plazuelas es la abundante cantidad de petrograbados, características que

hemos señalado ya como muy escasas en el Bajío. Otros elementos del sitio

son terrazas -tanto habitacionales como agrícolas-, plataformas, montículos

y plazas (Fernández V. Medina, 2004: 295). Esta autora hace importantes

aseveraciones que sin duda aportaron muchos elementos a la construcción

del planteamiento de esta tesis. Entre estas, podemos mencionar, por un

lado, la que hace referencia a la relación entre Plazuelas y Zaragoza dada la

presencia del juego de pelota, y por otro, la “no asociación” de estos sitios con

la Tradición Bajío. Pero sin duda la propuesta que hace más eco para esta

investigación es la que tiene que ver con la consideración del Lerma como

confluencia de distintos rasgos:

“Es de notar que entre los 174 sitios documentados como parte de la tradición El Bajío que comparten el principio arquitectónico del patio hundido en cualquiera de sus ocho variedades, únicamente cinco tienen cancha para juego de pelota (Cárdenas 1999). (^) Brambila, Crespo y Saint- Charles (1993) dan cuenta de 6 sitios, cinco en Guanajuato y uno en Querétaro, en los que el juego está presente y, curiosamente, sólo uno forma parte de la tradición de los patios hundidos. Lo anterior es una muestra de que la vertiente del Lerma fue una zona donde coexistieron diferentes complejos culturales” (Fernández V. Medina, 2004: 297). (subrayados míos).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Las investigaciones de los últimos años han hecho importantes

contribuciones. Puede además notarse la evolución de las distintas

propuestas, y sobre todo, comenzar a considerar las diferencias culturales

que existen en una misma región.

El hecho de que en un área relativamente pequeña -como es el

suroeste del Bajío- confluyan factores geográficos tan diversos

indudablemente ha derivado en un particular desarrollo cultural, donde

distintas manifestaciones se han hecho presentes. La naturaleza de estas

diferencias no es menor, los rasgos arquitectónicos presentes en cada

conjunto de asentamientos son definitivamente indicadores de funciones

determinadas de los sitios. Afortunadamente, varios de los sitios que no

pertenecen a la Tradición Bajío han sido fechados ya -como Cerro

Huanímaro, Cerro Barajas y Plazuelas y Zaragoza-, lo que permite comenzar

a plantear el continuum histórico del Bajío, además de hablar ya de

secuencias cronológicas y sobre todo, proponer eventos que pudieron tener

lugar en la región.

III.2. Problemática e hipótesis

En el apartado anterior se trató de mostrar cómo la falta de estudios más

detallados en el patrón de asentamiento del Bajío, han dado como resultado la

visión de una región que por un lado, se explica en torno a un momento de su

desarrollo, y por otro, a las “incursiones desordenadas” de nuevos elementos

culturales.

Es claro que durante más de tres décadas se han hecho notables

contribuciones sobre el análisis arquitectónico, sin embargo, el estudio de los

patrones de asentamiento requiere de algo más que la descripción formal de

la arquitectura, o de trazar mapas de distribución de rasgos. Requiere, en

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

principio, de una organización de datos y de una propuesta que de algún

sentido a lo que se pueda leer en un mapa. Creo que hasta ahora se tienen

datos suficientes para poder pasar a un segundo paso que nos acerque más a

una interpretación. Si el primer paso en años anteriores consistió en

identificar a estos sitios, lo que sigue es problematizar su presencia, y más que

otorgarles un título, un carácter o una función, lo que debe hacerse ahora es

analizar su patrón de distribución y su emplazamiento, partiendo de

considerar siempre el contexto socio-cultural y político y poder inferir el

porqué de su presencia.

Específicamente, esta investigación está dirigida a analizar la presencia

de los asentamientos terraceados en la vertiente del Río Turbio, entendiendo

que aunque la gran mayoría de los asentamientos de la región cuentan con

esta característica, otros sitios pertenecientes a la Tradición Bajío, por

ejemplo, refieren sobre todo a terrazas agrícolas, o en algunos casos

habitacionales. Es entonces que hacemos una clara distinción entre los sitios

con terraceo agrícola o agrícola-ceremonial, de los que se emplazan en un

complejo diseño de plataformas, en donde se trazan elementos ceremoniales,

habitacionales y agrícolas. Estos últimos se sitúan además en terrenos

abruptos y de difícil acceso, incluyendo además en algunos sitios, altos muros

y/o murallas que impiden o controlan una libre circulación.

Este tipo de asentamientos (cuya presencia se obvia en toda

Mesoamérica) ha sido documentado en gran parte del norcentro del país (p.e.

el Bajío, los Altos de Jalisco, San Luis Potosí, Aguascalientes^) infiriendo que

estos son una respuesta a conflictos acaecidos en el Epiclásico, periodo que

clásicamente ha sido caracterizado como época de movimientos

poblacionales. La propuesta generalizada es entonces que los sitios

encontrados en laderas y cimas de los cerros buscan sobre todo la defensa,

considerando que las nuevas movilizaciones traerían consigo conflictos por

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

apropiación de territorios. Vale la pena para los fines de esta tesis, revisar

algunas posturas que se tienen precisamente respecto al Epiclásico.

Es el Epiclásico un periodo complejo para el Bajío, ya que aunque haya

propuestas sobre el cómo funcionaba esta región, la falta de correlación entre

los distintos aspectos -en este caso la arquitectura y la cerámica- siguen

dejando un hueco en el marco explicativo. Jiménez Bets propone que: “En

contraste con la percepción de un Epiclásico balcánico y fragmentado, los

datos arqueológicos muestran uno de los horizontes de mayor interacción

interregional hasta entonces alcanzado en Mesoamérica” (Jiménez Bets,

2005: 68), y establece las relaciones socio-culturales del noroccidente y

norcentro de México por medio de esferas de interacción, de acuerdo a la

distribución de los tipos cerámicos.

La principal problemática que rodea a esta propuesta, es que a pesar de

que efectivamente la cerámica muestre indicios de algún tipo de relación, o en

el mejor de los casos, de interacción, la correlación con la arquitectura sigue

planteando una complicación. La arquitectura abajeña del Epiclásico

manifiesta que, contrario al periodo anterior, pudo haber conflictos o

movimientos poblacionales que originaron que se diera un giro al sistema

constructivo y patrón de asentamiento, “subiendo” de las fértiles tierras de las

planicies a las abruptas laderas y cimas de cerros. Contrario a lo que propone

Jiménez Bets sobre las relaciones en el norcentro y noroccidente, sobre una

interacción aparentemente pacífica, el cambio en la arquitectura

muestra sitios que denotan algún tipo de tensión. Sin que esto

quiera decir que tensión deba traducirse a una batalla permanente

por el control de territorios o recursos.

Esta concepción de las eventualidades ocurridas hacia el Epiclásico se

ha atribuido generalmente a la caída de Teotihuacan, y aunque sin duda es

una hipótesis que tiene mucho a su favor -considerando el radio de influencia

en todos sentidos de este centro-, debemos considerar otros factores, y

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

también a “otras sociedades”. ¿Sería acaso muy aventurado pensar que

algunas sociedades, por ejemplo, norteñas, optaron en algún momento y por

algún motivo cambiar su residencia sin que estuviera involucrado

Teotihuacan? Hasta el momento tanto una propuesta como la otra son

difíciles de comprobar, por lo menos para el suroeste del Bajío, y

considerando además la dificultad que presenta para la arqueología la

búsqueda que más que efectos nos muestre las causas.

No se abordará a detalle esta problemática porque sin duda requiere

del análisis de otros factores. El punto que aquí nos interesa retomar para la

discusión del capítulo V es la propuesta general sobre la caída de Teotihuacan

y sus implicaciones para las distintas migraciones, y cómo esto se considera

un factor determinante para el establecimiento de sitios que han sido

considerados defensivos. En un apartado del capítulo II se abordó

someramente la cuestión sobre la relación/no relación de Teotihuacan con el

Bajío. A este respecto vimos cómo ha sido demostrada la presencia

teotihuacana en varios sitios sobre todo de la porción colindante entre

Guanajuato y Querétaro, sin embargo, vimos también que esta relación es

inexistente -o por lo menos no ha sido comprobada- ni en la parte central ni

en la porción suroeste del Bajío. Aquí justamente tendríamos qué determinar

si los movimientos poblacionales de los que se habla son provocados

exclusivamente por la caída de Teotihuacan, o si podríamos proponer también

que estos obedecen a problemáticas de otra índole, como migraciones que

provienen de otros lugares, o incluso un reacomodo netamente regional, es

decir, un movimiento de grupos locales ocasionado por motivos de otra

naturaleza, ya sea el control de algún recurso, problemáticas político-

ideológicas, o incluso retomar en alguna medida la propuesta de Armillas

sobre los cambios climáticos. Estas son sólo algunas interrogantes que surgen

cuando se habla de la caída de Teotihuacan, de movimientos poblacionales, de

los conflictos del Epiclásico^ Evidentemente cualquier pregunta y propuesta

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

deben formularse en términos más formales, en términos en primera

instancia de las problemáticas regionales.

La razón de estudiar la parte suroeste del Bajío, obedece al hecho de

que después de analizar los resultados de proyectos como Gasoducto (Sánchez

y Zepeda, 1981), Atlas Guanajuato (Cárdenas, 1988) y Actualización del Atlas

del Suroeste de Guanajuato (Castañeda y Cárdenas, 2003), y, al mismo

tiempo, de confrontar sus resultados, es muy notoria por un lado la

confluencia de distintos rasgos arquitectónicos, y por otro, parece haber un

patrón en cuanto a la distribución de estos rasgos, concentrándose la gran

mayoría de los sitios de la tradición de los patios hundidos hacia la parte

central del Bajío, los sitios con juego de pelota en las márgenes del Río Lerma

en la parte que corresponde al suroeste abajeño, y los asentamientos

terraceados en la vertiente del Río Turbio. Sin que esto quiera decir que no se

encuentren estos rasgos arquitectónicos en algunos sitios que no están dentro

de las áreas propuestas. Estamos hablando sobre todo de generalidades y de

patrones recurrentes.

Aquí se aborda principalmente lo concerniente a los sitios terraceados

por el reto que hasta ahora han representado para su interpretación. Sobre

todo a los que se ha ubicado en el Epiclásico, tradicionalmente se les ha

considerado defensivos, dados su establecimiento en lugares de difícil acceso

aunado a los conflictos que se han inferido comúnmente para este periodo.

Sin embargo, existe también otra tendencia a descartar el elemento defensivo

de estos sitios y de proponer más bien un carácter ritual:

“(..) mi postura no es la ausencia de enfrentamientos bélicos, pero considero que muchas veces se ha abusado al buscar indicadores de ellos. Se ha visto como evidencia de un conflicto latente, por ejemplo, la peculiar ubicación de algunos sitios del Clásico y Epiclásico en lugares de difícil acceso, y la construcción de obras de infraestructura supuestamente defensiva. Sin embargo, recientemente se ha

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

comprobado que la elección de un área para el establecimiento de un centro ceremonial, además de sus características arquitectónicas, pueden obedecer a un proceso de sacralización del espacio y su delimitación. Entre múltiples, un ejemplo de esto lo constituye el sitio zacatecano de La Quemada, que comúnmente se ha visto como defensivo por excelencia (cfr. Hers, 1988:35) y cuyo emplazamiento en realidad tuvo una fuerte causalidad ritual” (Solar, 2002).

Por obvias razones se ha visto a estas dos posturas como contrarias, es

decir, el carácter que se les ha querido conferir a estos sitios es, o

estrictamente defensivo, o estrictamente ritual. Por mi parte me inclino a

pensar que difícilmente un asentamiento puede tener una sola de estas

connotaciones. A esto volveremos en detalle en el capítulo V concerniente a la

discusión. Por lo pronto lo que aquí se recalca es la caracterización que se ha

pretendido dar a los sitios localizados en laderas abruptas.

A partir de distintos factores es que se hacen necesarias diversas

preguntas, buscando sobre todo hacer una aportación a la identificación no

solamente de rasgos arquitectónicos, sino sus posibles implicaciones socio-

culturales.

Entonces, la pregunta central de este estudio es:

¿Puede considerarse el Río Turbio como una frontera cultural en

la historia prehispánica del Bajío?

Y a partir de esta pueden desglosarse otras interrogantes:

1. ¿Qué indica el establecimiento de estos sitios en la vertiente del

Turbio?

2. ¿Tienen estos asentamientos alguna relación entre sí?

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

3. Si la mayoría de estos sitios se establecieron en esos lugares en el

Epiclásico, ¿de dónde provienen estos grupos y qué podríamos inferir

al respecto de este movimiento?

4. ¿Qué indica su establecimiento en lugares de difícil acceso?

5. ¿Son sociedades autónomas o pertenecen a una asociación jerárquica?

6. ¿Son migraciones o proceden de alguna desintegración política local?

7. En esta problemática no podemos descartar el factor del medio

ambiente, ¿su establecimiento en laderas altas obedeció a un cambio

climático o tal vez al control de ciertos recursos?

Hipótesis:

Los asentamientos terraceados en la vertiente del Turbio

funcionaron como una frontera cultural entre los sitios de la

Tradición local y los sitios que manifiestan la inclusión de otros

rasgos. Su emplazamiento obedece a las tensiones que debieron

existir debido a los movimientos poblacionales acaecidos en el

Epiclásico. Por lo tanto, los cambios en el patrón de asentamiento

reflejan la transición entre el fin de un desarrollo local y la

adopción de nuevas prácticas culturales.

Evidentemente una de las cuestiones más importantes a resolver para

poder responder cualquiera de estas preguntas es la cronología de estos

asentamientos, que como hemos visto la tendencia es a considerarlos dentro

del Epiclásico. Más adelante discutiremos la propuesta cronológica, por

ahora consideremos esta como las más viable, considerando que uno de los

asentamientos más importantes de este tipo de arquitectura -por su

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

monumentalidad y su estado de conservación, que han permitido su estudio y

además inferir distintas funciones del sitio- esto es, La Mina ha sido fechado

con una importante ocupación epiclásica16. Además, los fechamientos

llevados a cabo en otros sitios como Nogales, Zaragoza y Plazuelas -que

aunque arquitectónicamente no corresponden al orden de sitios aquí

estudiados- nos dan la pauta para inferir una asociación si bien, no de orden

cultural, si de los acontecimientos que pudieron ocurrir en la región,

gestándose así nuevos patrones en los sistemas de asentamiento.

Cabe señalar de nueva cuenta que en este estudio cuando hablo

de sitios terraceados me refiero a los sitios cuyo emplazamiento se

realiza total o casi totalmente sobre terrazas, ubicando además los

elementos ceremoniales principales -o de mayor magnitud- como

plazas o montículos en los lugares de más difícil acceso y las cimas

de los cerros. En este sentido existe una diferenciación con otros

asentamientos que presentan terraceo principalmente para la

agricultura, ya que el centro cívico-ceremonial se localiza en

lugares más abiertos o de hecho en la planicie, como es el caso de

Peralta.

Al analizar estos sitios es notable en algunos de ellos la presencia de

elementos arquitectónicos pertenecientes a la tradición local, como son los

patios hundidos o cerrados. Evidentemente, uno de los cuestionamientos que

surgieron por esta observación es considerar que estos asentamientos

pertenecen también a la Tradición Bajío. Considero que algunos de ellos

efectivamente tuvieron un desarrollo paralelo y conjunto a los patios

16 Aunque La Mina es un caso especial porque se ha considerado con una ocupación constante desde cazadores-recolectores, además se ha propuesto que durante el Clásico fungió como parte de la UPT de Peralta, tal vez proveyendo de obsidiana a este centro, debido al yacimiento encontrado en las inmediaciones de La Mina. Sin embargo, se ha recalcado la ocupación Epiclásica debido a importantes elementos fechados para ese periodo, como es una terraza funeraria de la que se extrajeron individuos completos.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

hundidos, sobre todo los que se ubican más hacia la parte central del Bajío.

Sin embargo no podría afirmar lo mismo para otros sitios del suroeste que

presentan esta característica y que se concentran sobre todo en la vertiente

del Turbio. Es evidente que quizá hayan retomado este rasgo, o que incluso

ya lo conocieran, pero descarto que por presentarlo deba atribuírseles una

asociación directa con los sitios de la Tradición Bajío. Este elemento

arquitectónico puede presentarse indicando simplemente que dicho espacio

funcionaba bien para congregar gente, bien para alguna ceremonia en

particular. Dado esto, considero que los sitios terraceados están definidos

más que por sus rasgos arquitectónicos, por su emplazamiento y su ubicación

geográfica.

Ahora bien, antes de pasar a la exposición de los sitios del capítulo

siguiente, es necesario definir algunos conceptos bajo los que se está

trabajando y que han sido guías para este estudio, como son fron tera , los

estudios regionales y los parámetros tomados de los análisis de patrón

de asentam iento.

Sin lugar a dudas, un concepto que hasta ahora llamaría más la

atención del lector es el de “frontera”, ya que su significado y su

funcionalidad en esta disciplina son constantemente cuestionados. Esto se

debe a la concepción política actual que tenemos sobre las fronteras, sobre

todo en nuestro idioma que no permite un uso “flexible” del término, sino

que lo restringe a líneas definidas. Muchos han sido los intentos en la

arqueología de resolver esta cuestión, proponiendo a las fronteras no como

los límites tajantes que conocemos actualmente, sino como puntos que

además de demarcar territorios otorgan un sentido de confluencia.

Es justamente este sentido de frontera el que se propone aquí. Lo que

se ha podido leer en el contexto arqueológico de nuestra área de estudio, no

es un límite territorial definido por líneas exactas, sino un espacio en donde

confluyen distintos rasgos culturales. El Río Turbio es entonces un elemento

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

que además de tener esta funcionalidad de zona de confluencia entre diversas

manifestaciones culturales, está fungiendo como frontera para la expansión

de las mismas.

Al inicio de esta investigación existía cierta renuencia de mi parte a

utilizar tanto el término “frontera” como el de “zona de confluencia”, ya que

resulta por demás evidente que cualquier espacio, dependiendo de la

problemática y del enfoque que se le dé a la interpretación, puede resultar o

una frontera o una zona de confluencia. Sin embargo, es evidente también

que existieron importantes desarrollos culturales que definieron en gran

medida los eventos más trascendentes de la época prehispánica, es decir, de

inicio el Bajío es un área intermedia entre centros como Teotihuacan en el

Altiplano central, La Quemada hacia el norte y Teuchitlán en Occidente; y si a

esto sumamos que cuenta con algunos de los ríos más caudalosos de México,

podemos imaginar la importancia que esta región debió tener en la historia

prehispánica. Específicamente el suroeste del Bajío debió ser una de las áreas

más habitadas del país, dados por un lado la presencia de los importantes

caudales del Turbio, Laja, Guanajuato y Lerma, y por otro la gran cantidad de

asentamientos localizados y la diversidad de manifestaciones culturales.

Esta concepción del Bajío como frontera ha sido propuesta por

investigadores como Taladoire, entre otros. Tras los resultados obtenidos de

investigaciones realizadas en las presas de La Gavia (municipio de Romita) y

La Purísima (municipio de Irapuato) en Guanajuato, Taladoire sugiere a

esta región como una frontera pacífica:

“No se trata de una zona guerrera, sino de una frontera de colonización agrícola. Esto se puede interpretar en términos de una población bastante homogénea, o de una coexistencia pacífica entre grupos nómadas y sedentarios, lo que resulta muy posible considerando la heterogeneidad étnica posterior” (Taladoire, 1998).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

En estos términos, cabe aclarar concretamente el sentido de frontera al

que nos estamos refiriendo. Una de las definiciones que más se acercan a la

noción que aquí pretende esbozarse es la propuesta por Brambila, quien

correlaciona la inclusión en la disciplina antropológica de conceptos tan

importantes como son el de región y por ende, el de frontera. Estas

problemáticas aún vigentes han aportado a la arqueología nuevos enfoques

para comprender además dinámicas de interacción:

“Dentro de estas corrientes la frontera se debe considerar como parte integral de la sociedad que la formó, una periferia que interactúa de diferentes maneras con un núcleo. Pero además este nuevo enfoque no ve a las periferias como únicas y aisladas, sino dentro de un conjunto mayor, por lo que la frontera es el punto de contacto con otros grupos” (Brambila,1996: 16).

Por mi parte a esto agregaría que los eventos culturales que tienen

lugar en las fronteras son de una complejidad tal que parecieran formar una

región distinta, como una especie de autonomía que produce sus propios

fenómenos socioculturales. De aquí la importancia de estudiar la frontera

desde la noción de área de confluencia e interacción, y no desde la

perspectiva que nos obliga a visualizarla como una línea periférica a la acción.

Para distinguir entre estas dos perspectivas, resulta muy útil la

diferenciación que se tiene en el inglés de los términos frontiers y

boundaries. En los estudios arqueológicos frontier se propone para analizar

sobre todo este sistema de expansión del centro a las periferias, definiendo

por lo tanto una línea más demarcada entre una sociedad y otra. Por su parte

el concepto de boundaries, analiza las interacciones ocurridas en estas áreas

donde hacen contacto distintas sociedades. Para los fines de este estudio, la

definición de boundaries es mucho más adecuada, aunque como se mencionó

antes, en español no existe un término que haga referencia exacta a este

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

significado, por lo tanto, el uso que aquí le damos a “frontera” hace referencia

no a una línea divisoria, sino a esta confluencia de distintos rasgos culturales.

El uso del concepto “frontera” en los estudios arqueológicos está

asociado a los estudios regionales, y aunque pareciera que tanto la

antropología como la arqueología han trabajado siempre bajo este supuesto,

realmente la delimitación de regiones fue una innovación a los clásicos

estudios basados en la difusión de rasgos (difusionismo), y a partir de los

cuales trataban de establecerse “círculos culturales” o Kulturkreise, como se

les llamó en su originaria escuela alemana de geografía. En sustitución de

estas ideas más orientadas hacia el difusionismo, en las últimas décadas se

han visto reforzar esfuerzos a distintas disciplinas como la geografía, la

antropología y la arqueología con el fin no solo de analizar la distribución de

rasgos en un área, sino de entender los procesos que tienen lugar en la

“construcción” de regiones.

Sin embargo, son vigentes aún las discusiones sobre la

conceptualización de territorios. No olvidemos que la tradición académica

norteamericana sigue estando más ligada hacia la antropología cultural, en

donde el concepto “región” no es comúnmente utilizado, y a cambio de este se

emplea el de área cultural, o en términos de Steward, área sociocultural.

Mientras que en la tradición europea se retoman conceptos y modelos de la

geografía, disciplina que introdujo a la antropología y a la arqueología los

análisis regionales.

Uno de los estudios más representativos en cuanto a análisis

regionales es el de Carol Smith, que aunque dice diferir de los realizados por

los geógrafos, si se nota que privilegia los aspectos económicos por sobre

otros de la sociedad, como lo demuestra su estudio realizado en Guatemala

sobre el modelo de lugar central de Christaller. Pero es notoria también su

propuesta de integrar todos los elementos para el entendimiento de la región.

Cárdenas, refiriéndose a Smith:

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

“Menciona que su acercamiento a los estudios de sistemas regionales difiere del que hacen los geógrafos y científicos regionales, ella considera como variables explicativas los elementos naturales, políticos o económicos de la región, se concentra en la evolución de los sistemas como regiones e incorpora variables socioculturales como el poder político, clases sociales y divisiones de grupos étnicos. Estima dos unidades como básicas para el análisis de la organización social de una región: sistemas locales y sistemas regionales^” (Smith, 1976, en Cárdenas, 1999: 131).

O, como la misma Smith señala:

“On the one hand, a regional perspective makes it posible to control for local environmental or idiosyncratic variability and to discover how these might systematically affect higher- level systems, thus allowing one to observe localizad and environmental effects more completely than one sees them at either the community or the national level” (Smith, 1976).

Si es así, podemos apostar porque los análisis regionales nos den el

marco necesario para una interpretación del desarrollo sociocultural y los

espacios que arqueológicamente están definidos por interacciones no

solamente de comunidad a comunidad, sino en cuanto a aprovechamiento

medioambiental y su posible inserción en un sistema social, político o

económico mayor.

Aunque en arqueología parece ser que los análisis regionales más

comúnmente realizados optan por modelos económicos, el hablar de regiones

no significa que el factor económico sea el único preponderante para la

construcción de la misma. La región no es estática, no debe analizarse desde

el punto de vista sincrónico, como C. Herrejón Peredo señala: “^por encima

de la simple interrelaeión, sea eeonómiea o de otro tipo, la perspectiva

histórica añade otra nota esencial al concepto de región: la región siempre

es el resultado de un proceso temporal” (2009). Importantes también son las

observaciones que hace el mismo autor para diferenciar región y territorio:

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

“_ advertimos ahora que la región implica principalmente la interrelación como resultado del dinamismo propio de tal o cual economía o cultura, o de otros elementos en los que puede o no destacar la voluntad de poder; en el territorio en cambio, lo específico consiste en la delimitación espacial como signo de voluntad de poder para control de recursos” (ídem).

Esto nos acerca de nueva cuenta a la idea de frontera como un espacio

fluctuante, activo, sujeto a distintas dinámicas socioculturales y no

dependiente de una delimitación territorial, puesto que considero que los

actores que habitan una región no necesariamente tienen que estar

consientes de ella, contrario a la noción de territorio. La región se hace

posible para el investigador puesto que se trata de analizar unidades

interrelacionadas, que se hacen ostensibles en el aprovechamiento del medio

natural, la organización política y económica y las manifestaciones

ideológicas. En estos términos interviene también el factor del conflicto,

mediante el cual las sociedades se relacionan, aunque si bien no es una

convivencia pacífica y/u organizada, la interacción sigue estando presente.

En el capítulo I se hizo una reseña de los distintos estudios que se han

desarrollado sobre las problemáticas interpretativas de los análisis espaciales.

Se mencionó también que el enfoque de esta investigación está orientado

hacia los patrones de asentamiento, que además del propio esquema que

expone esta propuesta, se integra a los estudios regionales. Coincido con

Cárdenas cuando afirma que el análisis del patrón de asentamiento no es

meramente el estudio de la distribución de sitios en el paisaje, sino la

interpretación de este en el marco de las problemáticas regionales, tales como

las transformaciones socio-culturales y económicas, y al mismo tiempo la

interacción de estas sociedades con el medio ambiente. Considera entonces

que los estudios regionales deberán estar enfocados a revelar en la conducta

de los espacios construidos tales cambios en la organización social (Cárdenas,

1999: 133).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Este enfoque conjunto de estudios regionales y patrones de

asentamiento resulta evidente, puesto que recurrimos al concepto “patrón”

como una serie de pautas seguidas por determinados grupos sociales en un

espacio y un tiempo. Es necesario entonces, no solo el análisis de la evolución

temporal de estas pautas, sino de la correlación con otros asentamientos que

manifiesten patrones similares, y al mismo tiempo, su inserción y su

conducta sobre un espacio geográfico17.

Los patrones de asentamiento suponen varios niveles de análisis, que

requieren de una investigación amplia, tanto a nivel regional como en la

propia excavación de un asentamiento. Evidentemente esto se complica

desde el hecho de que la mayoría de los proyectos arqueológicos no cuentan

con un respaldo económico o incluso a veces, académico, para que pueda

abarcar todas las tareas que requiere dicho análisis. Otras de las veces es el

propio diseño de investigación el que no está bien definido para lograr los

objetivos. Debido a la problemática que plantean los proyectos arqueológicos

de larga duración, y además, que esta sea ininterrumpida, estos deben

diseñarse de acuerdo a las etapas que vayan planteando también las

cuestiones del propio registro arqueológico, siempre con la visión de que el

objetivo final del estudio de patrones de asentamiento no será un mapa de

distribución, sino la exploración de los asentamientos.

Vogt propone que el análisis del patrón de asentamiento debe incluir:

1. La descripción de los tipos de casas en el sitio

2. La relación que guarda una casa respecto a las otras en el sitio

3. La relación de las casas respecto a otros elementos arquitectónicos de

relevancia en el asentamiento

4. Las proyecciones del asentamiento o de un grupo de asentamientos

relacionados

17 Recordemos que una propuesta específica sobre esta problemática es la esbozada por Flannery sobre “distribución contagiosa” y “patrón simbiótico”.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

5. Las relaciones entre los pueblos en un área tan grande como sea

posible. (Vogt, 1983).

Tomando esto en consideración, cabe señalar que esta investigación es

una primera etapa al reconocimiento de los asentamientos que nos muestran

la problemática planteada páginas anteriores, con esto se pretende

interpretar un patrón distributivo que dará pie a nuevas discusiones. Como

ya he mencionado, la finalidad no es crear un mapa indicando los sitios que

se relacionen con el modelo aquí planteado, puesto que además se está

partiendo de reconocimientos previos. Partimos entonces del análisis de

datos existentes y de la comparación de los mismos.

III. 3. Objetivos y metodología

Objetivo general:

Explicar la o las funciones de los sitios como parte de una

estructura o sistema de asentamientos en la vertiente del Río

Turbio mediante el análisis espacial basado en la complejidad

constructiva, patrón de asentamiento, emplazamiento y

disponibilidad de recursos.

Objetivos particulares:

- Intentar un primer acercamiento al entendimiento de las subregiones

culturales del Bajío.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

- Entender los patrones de emplazamiento que se están observando en

el área de estudio.

- Mostrar estos elementos no como rasgos estáticos, sino como parte de

lo que en su momento fue una dinámica socio-cultural, por lo tanto,

los asentamientos analizados muestran las eventualidades de su

contexto.

Metodología

La metodología aquí empleada se enfocó principalmente en establecer

los criterios bajo los cuales se analizó la información disponible, que como

ya se mencionó, consta de tres principales fuentes:

• Proyecto Gasoducto tramo Salamanca-Degollado (Sánchez y Zepeda,

1981).

• Atlas Arqueológico de Guanajuato (Cárdenas, 1988).

• Actualización del Atlas Arqueológico del Suroeste de Guanajuato

(Castañeda y Cárdenas, 2003).

Los datos obtenidos se contrastaron con la importante aportación que fue

el tener acceso a los diarios de campo de Efraín Cárdenas García, gracias a los

cuales pudieron ampliarse algunos de los datos de los sitios. Los pasos que

guiaron este trabajo fueron:

1. Definición de criterios que se tomarían en cuenta para el análisis

2. Consulta de los datos existentes para la región, sobre todo los

recorridos que presentan mapas de distribución y croquis de los sitios.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

3. Contrastación de las fuentes, incluyendo algunas modificaciones a las

descripciones basadas en los diarios de campo de Cárdenas y en

consultas a ortofotos.

4. Delimitación del área de estudio en base a los sitios que se

identificaron como las unidades de análisis.

5. Reedición de los croquis de los sitios que se considera representan la

problemática que plantea esta investigación.

6. Elaboración del mapa que muestra la distribución de sitios con la

propuesta.

El análisis detallado de la distribución de sitios, así como de su

ubicación geográfica y los elementos arquitectónicos que lo componen, se

hizo con la finalidad de apoyar una propuesta que si bien se vislumbra en los

mapas presentados por otras investigaciones, carecía aún de una propuesta

concreta. En el capítulo siguiente se presenta entonces el mapa resultante del

análisis así como los croquis de los asentamientos terraceados ejes de este

trabajo.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Capítulo IV

Marco geográfico y reconocimiento y

descripción de sitios.

IV.1. Situación geográfica

Geográficamente se conoce como Bajío a las planicies formadas hacia el norte

del Eje Neovolcánico. Este conjunto de planicies se encuentran por debajo de

la cota 1750 y entre los meridianos 100° y 102° longitud oeste y los paralelos

20° y 21° latitud norte. Algunas elevaciones como la Sierra de Pénjamo y la de

Abasolo sobrepasan los 1800 m/n.m. Se localiza al Bajío en la unidad

geomorfológica del Altiplano Meridional, en donde las sierras dividen a esta

en dos, ubicándose al Bajío en la parte occidental y desaguando hacia el

sistema Lerma-Santiago (Braniff, 1999: 33). En la unidad del Altiplano

Central se encuentran distribuidos extensos valles, entre estos el del Bajío, al

igual que el del Río Tula, el de Toluca y el de San Juan del Río: “Estos valles

fueron producidos por antiguos lagos rellenados por sedimentación lacustre y

materiales aluviales, drenados posteriormente por una red hidrológica, que,

aunque poco caudalosa, es eficiente agente erosivo” (Tamayo 1949, vol. I: 414­

416, citado en Braniff, idem).

El Bajío se extiende por los actuales estados de Guanajuato -en su

parte meridional-, una porción suroccidental de Querétaro, una franja del

oeste de Jalisco, y lo que corresponde al municipio de La Piedad, en

Michoacán. En este estudio, trataremos fundamentalmente la parte suroeste

del Bajío. Es necesario aclarar que aunque no podemos determinar

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Page 96: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 1. Ubicación del Bajío

regiones culturales basadas en delimitaciones geográficas, es sin duda un

factor de importancia en términos arqueológicos, ya que si las regiones

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

geográficas están determinadas por agentes geomorfológicos,

medioambientales, etc., son estos elementos que sin duda intervienen en el

asentamiento y desarrollo de una sociedad. Ha sido el Bajío una región que

comparte rasgos singulares en cuanto a su contexto mesoamericano, siendo

esto motivo de que en este estudio se presenten las características culturales

de un área que hasta ahora no han sido abordadas.

El Bajío ha sido desde siempre una región sobresaliente por sus fértiles

tierras. De acuerdo con un análisis del INEGI sobre aguas superficiales,

existen áreas de suelos con base sódica y salina, lo que nos indica la presencia

de ciénegas o lagos en la época prehispánica (Cárdenas y Fernández-

Villanueva, 2004: 498). Este medio ambiente dio al Bajío un modo de vida

que no solo dependía de la agricultura, sino en gran medida de la subsistencia

a base de otros productos lacustres, al mismo tiempo que probablemente

aprovecharon otras materias primas otorgadas por los lagos y las ciénegas.

Aunque esto fue también en gran medida motivo de la enorme destrucción de

la vegetación, ya que desde la época prehispánica han intentado aprovecharse

al máximo sus terrenos.

Ya en la colonia, la fama de la región como granero de México era

conocida, los relatos de la Nueva España describen el gran potencial de su

tierra, utilizando en los primeros tiempos de la conquista las áreas

montañosas para el ganado y los valles para la siembra. En estos tiempos la

práctica más común entonces era la ganadería, debido a la abundante

vegetación que aún predominaba en el Bajío, aunque después la agricultura se

convirtió en la principal actividad económica,

“El empleo del Bajío como una región agrícola fue en parte planeado por la Corona. Celaya, Irapuato, Silao, se fundaron con el propósito expreso de de producir alimentos para los establecimientos mineros de Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas (_) Las técnicas agrícolas avanzadas que se usaron en los fértiles suelos negros del Bajío, lo convirtieron en el

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

“granero de México” hasta fines del siglo XIX” (Wolf, 1972:69).

El intensivo aprovechamiento que han sufrido las tierras abajeñas

hasta la actualidad, ha mermado sin duda la calidad tanto de sus suelos como

del entorno medioambiental en general. Un estudio realizado por González

Ledesma (2004) para el proyecto arqueológico Peralta, en Abasolo, Gto.,

indica el alto grado de perturbación que acaece en la región, y subraya que el

95% de la vegetación ha desaparecido ya, señalando que la planicie estuvo

cubierta por mezquital y las laderas de los cerros por bosque tropical

caducifolio.

“En la actualidad solo quedan algunos pocos reductos de este último tipo de vegetación que funcionan como verdaderos almacenes de germoplasma vegetal y con seguridad también animal, a partir de los cuales se reinstala el bosque, o al menos algunos de sus componentes, en sitios donde cesa o disminuye notoriamente la presión del hombre y de sus animales domésticos (Rzedowski y Calderón 1987)” (González Ledesma, 2004).

El territorio de Guanajuato, área que nos interesa, se encuentra dentro

de la denominada Subprovincia del Bajío Guanajuatense, región caracterizada

por la abundancia de tierras fértiles aluviales y formaciones serranas

prácticamente desforestadas y muy erosionadas. Es ésta una de las 5

subprovincias que se localizan en el estado pertenecientes a la Provincia del

Eje Neovolcánico. Casi todo el territorio de Guanajuato se encuentra dentro

de esta provincia, exceptuando una franja al norte perteneciente a la Mesa

Central.

En el Eje Nevolcánico existen una gran cantidad de fracturas y fallas,

derivadas del vulcanismo terciario y cuaternario, lo que ha dado lugar

también a la formación de grandes fosas, como el Lago de Yuriria (Síntesis

Geográfica de Guanajuato, 1988). Esta provincia, conformada básicamente

por sedimentos y rocas ígneas del terciario y los aluviones originarios del

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

cuaternario y que llenan las extensas planicies del Bajío, dan a esta región un

peculiar sistema de topoformas: llanuras de aluviones profundos, llanuras con

tepetate, sierras de cumbres escarpadas, sierras de laderas tendidas, mesetas

con lomeríos y lomeríos aislados-, además de una gran cantidad de acuíferos

subterráneos, el Bajío Guanajuatense es una región apta para la agricultura,

considerando que casi el 70% de su territorio es suelo fértil (Valencia García,

1998: 47). Sus grandes llanuras hacen que la región sea uno de los principales

productores nacionales de avena, cebada, centeno, sorgo, trigo y maíz, entre

otros.

Fig 2. Mapa de recursos. (Cárdenas y Villanueva; 2004)

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Los recursos existentes en la región que principalmente se utilizaron en

la época prehispánica son importantes yacimientos de obsidiana y riolita,

además de ópalos. Particularmente nos interesan los ubicados en las sierras

de Pénjamo y Abasolo.

La hidrología del estado de Guanajuato se comprende en dos regiones

hidrológicas: Lerma-Chapala-Santiago y Alto Río Pánuco. La primera abarca

la mayor parte del estado (83%) y se divide en cuencas, la cuenca que nos

interesa (al suroeste del estado):

“corresponde a la cuenca Lerma-Salamanca; tiene su origen en la Presa Solís, comprende además los afluentes del centro de la entidad, Salamanca-Río Angulo, Arroyo Temascatío y Río Guanajuato-Silao. Dentro de esta subcuenca (Río Guanajuato-Silao) se localizan dos de los cuatro almacenamientos más importantes del estado: presa La Purísima con capacidad de 195,700,000 m3(que domina una superficie de riego de 400 has) y la presa La Gavia con capacidad de 150,500,000 m . Además recibe las aguas del Río Turbio-Presa Palote, Río Turbio-Manuel Doblado” (Síntesis Geográfica de Guanajuato, 1988).

Centrándonos más en el área de estudio -el suroeste de Guanajuato-,

señalaremos que esta corresponde a la Subprovincia del Bajío Guanajuatense.

Casi toda el área que nos interesa pertenece a esta subprovincia, que abarca

los municipios de Abasolo, Huanímaro, Irapuato, Pueblo Nuevo, Romita,

Salamanca, San Francisco del Rincón, Silao y Villagrán y partes de Apaseo el

Grande, Celaya, Manuel Doblado, Cortázar, Cuerámaro, Guanajuato, Jaral del

Progreso, León, Purísima del Rincón, Juventino Rosas y Valle de Santiago,

excepto una parte de Pénjamo que pertenece a la subprovincia Sierras y Bajíos

Michoacanos. La subprovincia del Bajío Guanajuatense es una gran llanura,

interrumpida por pequeñas sierras volcánicas, mesetas lávicas y lomeríos

(idem).

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 3. Cuencas hidrológicas de Guanajuato. (CONAGUA).

El Río Turbio

El Río Turbio se ubica fisiográficamente en la Cadena Volcánica

Mexicana. El funcionamiento geológico e hidrogeológico del Turbio está

determinado por la Meseta León-Guanajuato, La Sierra de Pénjamo y el

Graben de Penjamillo. Colinda en el norte y poniente con Jalisco, al oriente

con los valles de León y Silao y al sur con el Valle de Pénjamo. El área del

acuífero abarca una extensión de 914 km , y la subcuenca de 1410 km . Este

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

acuífero comprende los municipios San Francisco del Rincón, Purísima del

Rincón y parte de Manuel Doblado. Se han identificado siete unidades

litológicas, todas de origen continental y la mayoría son rocas volcánicas que

van del Oligoceno hasta el reciente; estas unidades son (de la más antigua a la

más reciente):

- Ignimbritas del Oligoceno-Mioceno

- Basalto o andesita basáltica indiferenciada

- Conglomerado Xonoconoxtle

- Secuencia máfica del Río Santiago

- Basaltos del Plioceno

- Conos de escoria y derrames de lava del cuaternario

- Aluvión

(Fuente: CONAGUA, página web18).

IV.2. Reconocimiento y descripción de sitios

A) Criterios de los que se parte para la delimitación del área de

estudio y análisis de los sitios.

1. En principio se orientó la investigación al marco que ofrecen los

estudios regionales, e identificando las problemáticas de la arqueología

regional abajeña. Si bien se ha hecho hincapié en que esta no es una

región homogénea, sin duda puede considerarse con un desarrollo

histórico definible en una misma área, dado el carácter de zona de paso

y confluencia del que ya hablamos y al mismo tiempo sus condiciones

medioambientales, que otorga a las sociedades una organización

cultural particular de esta región.

18 http://www.conagua.gob.mx/CONAGUA07/Noticias/DR_1114.pdf

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

2. Para definir el Río Turbio como eje de este análisis, primero se

analizaron y unificaron los datos de los proyectos realizados en el

suroeste de Guanajuato, dado lo cual podemos decir que el

conocimiento que se tiene hasta ahora de esta subregión es bastante

completo

3. En el mapa de distribución, no aparecen algunos sitios que

identificaron anteriores proyectos, esto obedece a que no ha sido

constatada su presencia, en parte porque son asentamientos muy

sencillos que ya fueron arrasados y en parte porque el grado de

destrucción actual no permite inferir claramente espacios

arquitectónicos, y por lo tanto, ubicarlos en una categoría.

4. Para el análisis propio de los sitios se partió de los siguientes criterios:

a. En cuanto al patrón de asentamiento se tomaron en cuenta

principalmente tres aspectos: ubicación geográfica, acceso a

recursos y ubicación respecto a otros asentamientos.

b. Más que los elementos arquitectónicos constitutivos, se tomó en

cuenta el emplazamiento de los sitios, ya que considero que para

este caso en particular éste resultó ser un indicador mucho más

viable para una propuesta de la función de los asentamientos.

c. Otros indicadores que se tomaron en cuenta son: la altura del

asentamiento (m/nm), la orientación, la arquitectura y en los casos

en los que es posible la cerámica y la lítica.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 4. Mapa de Clasificación de sitios por

rasgos arquitectónicos.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Listado de sitios en el mapa

01 San Antonio Carupo

02 Zaragoza

03 Casas Tapadas

04 Plazuelas

05 Palo Blanco

06 Cerro Angamacutiro

07 Nogales

08 Cerro Pinos

09 Magallanes

10 Viejo Cuerámaro

11 La Mina

12 Cerro Huizátaro

13 Cerrito del Cristo Rey

14 Los Metates

15 Cerro de la Cruz

16 Los Gatos

17 Mesa del Timbre

18 Villa de Guadalupe

19 Cerro Grande

20 San José de Mendoza

21 Los Coecillos

22 Montecillos

23 Cerro del Venado

24 Peralta

25 La Cantera

26 Paso Blanco

27 Duranes

28 Los Edificios

29 Los Baldíos

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

B) Descripción de sitios

Para hacer la clasificación se tomaron en cuenta los elementos arquitectónicos

más representativos que considero dan sentido a la función principal de los

sitios. Se llegó entonces a una diferenciación de 4 tipos de asentamientos

presentes en el suroeste del Bajío:

• Sitios de la Tradición de los patios hundidos

• Sitios con juego de pelota

• Sitios con terraceo habitacional

• Sitios terraceados interpretados como defensivos o ceremoniales

Para realizar las descripciones nos concentraremos en los sitios

terraceados interpretados como defensivos o ceremoniales (les nombro así

haciendo referencia a las fuentes anteriores que tratan sobre éstos

clasificándolos ya sea como sitios de defensa o sitios ceremoniales), ya que

son el motivo principal de este estudio. De los otros tipos se darán solamente

los ejemplos más representativos o mejor documentados, ya que tanto para

los patios hundidos como para los juegos de pelota existen otras referencias

mejor detalladas.

Por otro lado, quisiera aclarar que algunos de los asentamientos

ubicados como terraceados defensivos, presentan patio hundido, sin

embargo, no entran en la clasificación de los sitios de esta tradición porque,

como antes mencioné, considero que en este caso son el emplazamiento y la

ubicación geográfica los rasgos que confieren el carácter al asentamiento, y si

a esto aunamos el hecho de que los sitios de la Tradición Bajío se ubican

principalmente en laderas bajas, estamos claros que la presencia del patio

hundido en los sitios de lugares de difícil acceso, no está indicando una

asociación directa con dicha tradición.

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

1. S itios de la Tradición de los p a tio s hundidos

Como puede apreciarse en el mapa, estos se van concentrando principalmente

hacia la parte central del Bajío. En el suroeste, identificamos dentro de esta

tradición a los sitios 18, 22, 23, 24, 25, 26 y 27, de los cuales Peralta (24) es el

que presenta mayores dimensiones y al que Cárdenas (1999) propone como el

centro rector de esta subregión, y en donde además ha llevado a cabo extensas

exploraciones desde 2003. Los otros asentamientos de este tipo presentan

una arquitectura muy semejante entre sí, manifestando una de las nueve

variantes del patio hundido que se han identificado en el Bajío, aunque de

mucho menores dimensiones comparados con Peralta.

Los principales conjuntos arquitectónicos de este sitio constan de un

edificio de doble templo y patio hundido, un edificio con templo-recinto-patio

hundido, y el llamado Recinto de los gobernantes, que consta de un patio

hundido (uno de los de mayores dimensiones del Bajío) con un basamento

circular al interior y doble banqueta, una utilizada a manera de corredor y

otra en donde se encontraban las habitaciones de los gobernantes (Cárdenas,

2007). Los principales materiales constructivos que se han encontrado en el

sitio son el basalto, la riolita y algunos muros de adobe de muy buena calidad,

considerando la arena arcillosa de las márgenes del Lerma.

99

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 5. Peralta, sitio 24. Dibujo: Efraín Cárdenas (Arqueología Mexicana, Vol.XVI-Num. 92).

2. S itios con ju eg o de p elota

En términos generales, estos son una minoría en el Bajío. En la porción

suroeste se reportan 6 asentamientos: 1, 2, 3, 4, 5 y 6, y más al norte, en la

Sierra de Comanjá uno más, sitio 29. Es notoria su concentración en la parte

más sureña del Bajío, en las inmediaciones del Lerma. De estos se han

explorado sistemáticamente dos, Zaragoza (2) por E. Fernández-Villanueva,

100

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

y Plazuelas (4) por C. Castañeda. Estos investigadores identifican el apogeo

de estos sitios en el Epiclásico, y sugieren que su presencia obedece a

migraciones con una clara filiación mesoamericana, además de considerar la

posible relación entre los dos asentamientos. Los juegos de pelota de estos dos

sitios son en forma de I latina, compartiendo además la importante

característica de la presencia de abundantes petrograbados, aunque existe

también una diferenciación en el empleo de los materiales constructivos,

siendo en Plazuelas el más común la riolita, y en Zaragoza el basalto.

San Antonio Carupo (1) fue identificado y parcialmente explorado por

el CEMCA en el 89 y 96. Se realizaron algunas exploraciones parciales, a

partir de las cuales Migeon y Pereira (2007) proponen una asociación de este

sitio con Nogales (7), no por su diseño arquitectónico sino por su sistema

constructivo, que consta de lajas superpuestas sin ningún tipo de argamasa.

Los sitios Casas Tapadas (3), Palo Blanco (5) Cerro Angamacutiro (6) y

Los Baldíos (29) han sido identificados sólo superficialmente; Casas Tapadas

por Gasoducto (Sánchez y Zepeda, 1981), Palo Blanco y Cerro Angamacutiro

por la Actualización del Atlas de Suroeste de Guanajuato (Castañeda y

Cárdenas, 2003) y Los Baldíos (29) por Brambila et. al. (1993).

101

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 6. Plazuelas, sitio 4. Dibujo: Carlos Castañeda (Arqueología Mexicana, Vol.XVI-Num. 92).

3. S itios con terraceo habitacional

En este tipo de sitios estoy considerando a los que se encuentran distribuidos

en las laderas de los cerros, nivelando el cerro en forma de terrazas, pero que

su patrón de asentamiento no muestra indicios de que pueda ser considerado

defensivo o ceremonial. Se trata más bien de asentamientos sencillos cuya

presencia pudo estar asociada a sitios más grandes o debida a la explotación

102

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

agrícola de los cerros. Entre estos se encuentran los sitios Cerro Grande (19),

San José de Mendoza (20) y Los Coecillos (21), todos reportados inicialmente

por Gasoducto (Sánchez y Zepeda, 1981). Por su ubicación y su arquitectura

tal vez estos sí se encuentren en una relación más estrecha con la Tradición de

los patios hundidos.

Fig 7. Sitio San José de Mendoza

103

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

4. S itios terraceados considerados defensivos o cerem oniales

Estos son los sitios específicos que más interesan a esta investigación, ya que

como he mencionado antes, su presencia no está suficientemente justificada

en el marco de las explicaciones regionales. A lo más, se les ha interpretado

partiendo de las consideraciones que se tienen para los sitios terraceados en

otras regiones. Considero de suma importancia hacer una diferenciación de

este tipo de asentamientos de otros presentes en la misma región de estudio,

ya que su presencia nos sugiere una problemática específica, sobre todo

considerando que después de hacer el rastreo de estos sitios, su distribución

nos ubicó en la vertiente del Turbio.

Estos se están diferenciando del tipo de sitios anterior porque

presentan características arquitectónicas que nos sugieren más claramente un

resguardo del asentamiento, además de que ya de por sí los espacios en los

que se encuentran son lugares con un difícil acceso y en ocasiones el patrón de

asentamiento restringe aún más la circulación dentro del sitio. Entre estos se

encuentran los sitios Nogales (7), Cerro Pinos (8), Magallanes (9), Viejo

Cuerámaro (10), La Mina (11), Cerro Huizátaro (12), Cerrito del Cristo Rey

(13), Los Metates (14), Cerro de la Cruz (15), Los Gatos (16), Mesa del Timbre

(17) y Los Edificios (28).

En el caso de Los Gatos y Mesa del Timbre se identifican dentro de los

tipos 1 y 4 porque superficialmente no presentan una filiación clara a uno de

los dos tipos, ya que su localización y la presencia de patios hundidos nos

sugieren que pertenecen a la Tradición de los patios hundidos, pero por otro

lado, por su emplazamiento y lo abrupto de sus terrenos pudieran clasificarse

como sitios defensivos.

104

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Nogales (7)

Nogales pertenece a un conjunto de asentamientos distribuidos hacia el norte

de Cerro Barajas, en Pénjamo, Gto., en las márgenes al norte del Lerma.

Inicialmente identificado por Gasoducto Tramo Salamanca-Degollado

(Sánchez y Zepeda, 1981), este asentamiento ha sido sistemáticamente

explorado por el CEMCA (Gérald Migeon y Grégory Pereira), los que sugieren

una ocupación epiclásica del asentamiento producto de una posible migración

norteña. En el sitio existen plazas ceremoniales con basamentos piramidales

que se ubican en la parte más alta del cerro, asentándose estas construcciones

como todas las demás del sitio en las terrazas acondicionadas sobre la ladera.

Específicamente el conjunto Nogales está conformado por construcciones

monumentales, el que además se encuentra delimitado al este y oeste por

barrancas que impiden su libre acceso. Otra característica sobresaliente de

este sitio es además su sistema constructivo, constituido por lajas sin

argamasa.

Fig 8. Nogales, sitio 7. Dibujó Migeon y Pereira

105

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Cerro Pinos (8)

Se localiza en la Sierra de Pénjamo, en una meseta ubicada al noroeste de del

Cerro Pinos. El Atlas Arqueológico (Cárdenas, 87) registró nueve plataformas

(con una orientación este-oeste) y un montículo, en donde se aprecia el

sistema constructivo que consta de piedra sin trabajar, piedra careada y

tierra. A pesar de que sus dimensiones son pequeñas puede verse que se trata

de un asentamiento con una amplia visibilidad hacia el valle y las márgenes

del Turbio. Por su orientación parece ser que quisieron restringir accesos.

Fig 9. Cerro Pinos, sitio 8.

106

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Magallanes (9)

Sitio inicialmente reportado por Gasoducto (Sánchez y Zepeda, 1981). Se

ubica al oriente de la Sierra de Pénjamo, cuyos posibles accesos son abruptos

(por el sur la cañada Magallanes y hacia el este el valle del Turbio). Sánchez y

Zepeda lo catalogan como un sitio estratégico, tanto por la visibilidad

otorgada por su ubicación, como por lo difícil de sus accesos. A pesar del

grado de destrucción que presenta puede observarse su patrón constructivo,

que consta de plataformas acondicionadas al cerro sobre las cuales se

desplantan estructura y montículos. Gasoducto reporta solamente dos

plataformas, mientras que Castañeda y Cárdenas reportan doce. Debido a la

gran alteración por el saqueo reciente y la destrucción, no se logró constatar el

número de terrazas en foto área.

ESCALA GRAFICA

0 10 20 30 40 50 60 70

SITIO MAGALLANES Simbología:U bicac ión Abasolo, Guanajuato A Estructura principal

B Patio hundido

In form aciónD Estructura alargada E Estructura destruida

Proyecto Gasoducto Tram o Salam anca - Degollado Sanchez y Zepeda

F Plataforma con estructuras arrasadas G Montículo arrasado H Estructura SW

Dibujo digitalVladim ir Huerta Arellano

® Area de saqueo Derrumbe

Fig 10. Magallanes, sitio 9

107

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Viejo Cuerámaro (io)

Otro de los sitios que se caracterizan por los abrupto de sus accesos, ubicado

en las estribaciones de la Sierra de Pénjamo perteneciente ya al municipio de

Manuel Doblado. Este asentamiento cuenta con la importante característica

de estar amurallado, posee además una distribución compleja de sus

elementos arquitectónicos, que consisten en plazas, patios y montículos,

delimitadas por los altos taludes que restringen el acceso. Sánchez y Zepeda

sugieren que este asentamiento tuvo una posible función como intermediario

entre los valles de La Gavia y La Purísima, y lo catalogan además como

perteneciente a una tradición cerámica distinta, que se asocia más con la

cerámica del sitio La Gloria.

SITIO VIEJO CUEMARO Simbología:U bicac ión : A baso lo , A Mon*ícuo J j

InformaciónClalafottftt a P enogBotuc ut

Proyecto Gasoducto Tramo Salamanca - DegolladoSanchez y Zepeda

Vladimir Huer

Fig 11. Viejo Cuerámaro, sitio 10

108

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La Mina (ii)

La Mina se encuentra en las estribaciones occidentales de la Sierra de

Abasolo, específicamente en la porción oeste de una gran elevación llamada

Cerro Huanímaro. La vegetación en el cerro es muy abundante y variada,

actualmente se observan especies conocidas localmente como matorral

espinoso, palo amarillo, palo blanco y cazahuate.

Fig 12. Palo amarillo Fig 13. Cazahuate

En la actualidad existe al pie del cerro una comunidad llamada también

La Mina -el sitio y el rancho recibieron nombre debido a una mina de tierra

que se encuentra hacia la ladera norte-. La comunidad tiene

109

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

aproximadamente 300 habitantes y algunos de ellos tienen sembradíos en

algunas de las terrazas prehispánicas del cerro.

Este es el asentamiento terraceado del que se tienen más estudios hasta

ahora, además de ser uno de los más grandes y mejor conservados, lo que ha

permitido inferir espacios arquitectónicos y el patrón general del sitio. El

primer reporte se realizó en el 72 por el Departamento de Prehistoria del

INAH, posteriormente las primeras excavaciones en el lugar fueron realizadas

en el 78 por el Proyecto Abasolo de la ENAH, dirigido por Juárez y Morelos,

proyecto del que se desprendió la tesis de Oscar Rodríguez sobre La Mina

(2005), enfocada principalemente al análisis de la abundante obsidiana

presente. En esa misma temporada realizan excavaciones en una de las

terrazas de La Mina, “en donde el objetivo se dirigió a la obtención de

materiales fechables en contextos controlados que permitieran ubicar

algunos de los complejos cerámicos” (idem: 19). El estudio de Rodríguez es

una gran contribución en cuanto a los fechamientos obtenidos y el análisis

cerámico y lítico.

El último reporte lo realizaron Cárdenas y Castañeda para la

Actualización del Atlas Arqueológico del Suroeste de Guanajuato, Cárdenas

además realizó en 2005 la limpieza de algunos pozos de saqueo como parte

del Proyecto Peralta, en donde tuve la oportunidad de participar. La finalidad

del análisis de estos pozos se hizo con el objetivo de determinar algún tipo de

indicador que muestre alguna relación con Peralta, ya que Cárdenas considera

que este asentamiento pertenecía a la UPT de Peralta (comunicación

personal, 2005), idea que comparte Rodríguez en su tesis (Rodríguez, 2005).

Tanto los materiales presentados por Rodríguez como los observados en

superficie, permiten asociar tipos con otros asentamientos de la región. Los

más frecuentes son ollas y cajetes café inciso, cajetes con base en pedestal y

ollas al negativo, y en las terrazas más altas ollas negro sobre naranja. Otro

rasgo destacable es la cantidad de obsidiana presente en el sitio, tanto de

110

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

objetos terminados como de desechos, debido lógicamente a la cercanía de los

yacimientos de obsidiana, lo que nos hace pensar en un posible intercambio o

algún tipo de comercio con los sitios del entorno.

111

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 14. Sitio La Mina

112

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

El cerro está orientado este-oeste, siguiendo las terrazas la misma

orientación y aprovechando la ladera. Aunque se aprovecharon las rocas

desprendidas del acantilado para formar los muros de contención de algunas

terrazas, se puede apreciar la enorme cantidad de trabajo y tiempo invertido

en la construcción de estas, ya que los muros que las delimitan parecen tener

varias etapas constructivas, o por lo menos, haber sido construidos de manera

escalonada, lo que hasta el momento no puede definirse por la vegetación y el

derrumbe. Los muros son de basalto y cantera que según la gente que habita

en el rancho el banco de esta última también se encuentra en el cerro.

Fig 15. La vista desde el norte de La Mina

Parece que quisieron restringir los accesos. Por el este el acceso es

imposible porque se encuentra la peña del cerro, y hacia el norte y sur, en

algunos segmentos del cerro se encuentran altos muros de laja.

113

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 16. Muros de contención escalonados, el material es cantera

114

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 17. Altos muros de laja franqueando accesos

En cada nivelación aparecen distintos elementos. Existen plataformas

que parecen ser grandes plazas, otras en las que una misma plataforma se

divide en dos niveles, restringiendo el acceso a uno de estos dos espacios. Los

espacios siguen un patrón en “L”, es decir que una misma nivelación está

acondicionada para crear distintos espacios dentro de esta, y este patrón se

repite en distintas magnitudes a lo largo del cerro. En las terrazas más bajas

se tienen reportes (por la gente local) de la existencia de “cuartos” en sus

patios o ecuaros actuales, ya que el rancho actual se asentó sobre las terrazas

prehispánicas más bajas de La Mina.

Hacia el norte del cerro existen elementos constructivos parecidos a

calzadas, en las cuales el saqueo es mucho mayor ya que se han encontrado

entierros con ofrendas.

Fig 18. Patrones en “L” Fig 19. Restos de cuartos en los actuales ecuaros

115

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La cerámica identificada

A pesar de que a la fecha no se realizan aún temporadas de campo

sistemáticas en La Mina, tenemos ya un importante acercamiento al

conocimiento tanto de los tipos cerámicos como de la secuencia cronológica

de estos. Tres elementos claves que han servido de base para el estudio son:

- la cerámica observada tanto en superficie como en los pozos de

saqueo que existen en todo el cerro, de los que se realizó una limpieza

para ver los materiales en campo y poder ubicarlos estratigráfica y

cronológicamente

- el importante estudio de Rodríguez (2005), en el que gracias a los

reportes de las excavaciones realizadas por la ENAH en el 78, tenemos

no solamente un listado de tipos cerámicos, sino una asignación

temporal a estos.

- la vasta colección de piezas completas del Museo de Abasolo, Gto., de

las que de casi 200 vasijas un 70% es de procedencia de La Mina -

donadas por los propios saqueadores-. Esto ha permitido identificar

por lo menos parcialmente las formas y las frecuencias de tipos.

Es importante destacar que la cerámica reportada por Rodríguez

pertenece a tiestos registrados en excavaciones extensivas en las terrazas más

bajas del sitio. A continuación el listado de tipos con las temporalidades

propuesto por Rodríguez:

1. Café y negro alisado con pasta gruesa friable temprana. “Esta cerámica

no la hemos visto reportada en la región y tentativamente le

asignamos 3060 años AC, que es la fecha de radiocarbono de mayor

antigüedad para el sitio” (ibídem: 54).

2. Negro alisado temprano. Preclásico medio, entre 800 a.C. y 500 a.C.

3. Bayo alisado esgrafiado temprano. -No temporalidad-

116

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4. Negro pulido esgrafiado pasta fina temprano. Clásico temprano.

5. Rojo temprano. Clásico temprano.

6. Borde rojo/bayo temprano. Clásico.

7. Morales esgrafiado. Preclásico superior

8. Rojo sobre bayo. Clásico-Epiclásico.

9. Bayo inciso alisado. Clásico temprano.

10. Rojo-naranja pulido. Clásico.

11. Garita café y negro plano. Clásico-Epiclásico.

12. Garita café y negro inciso. Clásico-Epiclásico

13. Blanco levantado. Sólo reporta dos tiestos de este tipo. Clásico-

Epiclásico.

14. Monócromo naranja alisado. Epiclásico.

15. Negro sobre naranja. Uno de los tipos más frecuentes. Clásico Tardío-

Epiclásico

16. Naranja pulido. 750-1200 d.C.

17. Rojo a brochazos. 950- 1200 d.C.

18. Buenavista naranja inciso. Corresponde al Complejo Acámbaro.

19. Copandero exciso alisado. Sin temporalidad.

20. Rojo (café rojizo) alisado tarasco. Posclásico.

21. Naranja alisado. 750-1200 d.C.

22. Rojo pulido pasta gruesa tardío. 900-1200 d.C.

23. Rojo alisado negativo tarasco. Posclásico.

24. Polícromo tarasco. Posclásico.

A pesar de que esta lista parece ser bastante completa, y de que el

análisis de los tiestos es muy detallado, incluyendo elementos como tipos de

grano, de desgrasante, y cocción, sigue siendo una limitante el hecho de que

no sea un muestreo realizado en todas las plataformas, ya que como antes

mencioné, los tiestos proceden de algunas de las partes bajas del cerro. Por

otro lado, resulta ser de gran ayuda la correlación que hace Rodríguez con

117

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

contextos controlados, de los cuales se obtuvieron algunos fechamientos

absolutos.

En la limpieza de los pozos de saqueo realizada por Cárdenas se

pudieron identificar cuatro tipos: el café inciso, el negativo, el negro sobre

naranja y una variedad de rojo pulido en copas con base acanalada. Como

antes se mencionó, la existencia de pozos de saqueo facilitó la correlación

estratigráfica de la cerámica, aunque, en este caso, más que en la estratigrafía

(por la alteración de contextos), la diferencia en la presencia y frecuencia de

tipos se da por terrazas. En las terrazas más bajas, así como en la calzada

norte, se encuentran el café inciso, el negativo y las copas rojo pulido,

encontrándose el negro sobre naranja solo en las partes más elevadas y en la

cima del cerro. Cabe señalar que este sería un primer acercamiento, que

aunque la observación y registro realizado en campo son hechos de la forma

más cautelosa y detallada posible, lo ideal sería en todo caso tener una

muestra que represente a cada sector del cerro, proveniente de excavaciones

extensivas.

Las piezas completas del museo de Abasolo nos dan una idea clara

sobre las formas de las vasijas. Además de que constatan la presencia de los

tipos más frecuentes.

Fig 20. Tiestos observados in situ, negro Fig 21. Pieza del Museo de Abasolo, olla

sobre naranjaglobular negro sobre naranja

118

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig 22. Tiestos observados in situ, Fig 23. Pieza del Museo de Abasolo,

negativo cajete con base en pedestal, negativo

Fig 24. Tiestos observados in situ, café Fig 25. Pieza del Museo de Abasolo, olla

inciso silueta compuesta, café inciso

Fig 26. Tiestos observados in situ, negro Fig 27. Pieza del Museo de Abasolo, olla

sobre naranja silueta compuesta, negro sobre naranja

119

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Fig 28. Tiestos observados in situ, rojo Fig 29. Pieza del Museo de Abasolo, copa

pulido con base acanalada rojo pulido

Los registros de la obsidiana

En este apartado es imprescindible hacer referencia al trabajo de Rodríguez

(idem), ya que es uno de los más completos sobre obsidiana que se ha

realizado en esta región. Sin detallar mucho su estudio, expondremos los

datos que resumen su aportación, aclarando que de igual manera que la

cerámica, los elementos líticos obtenidos corresponden únicamente a la

terraza excavada.

Se reporta entonces que el material lítico más abundante son las lascas,

siendo 2264 las analizadas por Rodríguez. Se enlistan aquí por orden en

cuanto a su frecuencia:

1. Obsidiana gris verde

2. Obsidiana negra

3. Obsidiana gris lechosa

4. Obsidiana gris oscura

5. Obsidiana gris transparente

6. Obsidiana gris bandeada

7. En un número mucho menor: riolita, sílex blanco, sílex café, sílex

transparente y sílex gris-verde.

120

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Otros elementos importantes: secuencias de pisos y fechamientos absolutos

existentes

La limpieza de los pozos de saqueo permitió apreciar elementos

importantes en varias de las plataformas. Por ejemplo en la terraza más alta -

donde se encuentra el único montículo del sitio- existe poca presencia de

material, tanto lítico como cerámico, (de hecho, se percibe una ocupación

breve en este espacio) siendo el tipo negro sobre naranja el más frecuente,

sobre todo en los estratos superiores, ya que en los niveles más profundos no

parece haber tiestos.

Por el contrario en las terrazas más bajas los tipos identificados son el

negativo y el café inciso, los que se encuentran en abundancia en superficie y

en los perfiles que se pueden apreciar. Existen en especial dos segmentos del

cerro en donde los saqueos han sido constantes, debido -según la gente del

rancho- a que es en estos en donde se encuentra la mayor cantidad de vasijas,

e incluso hablan también de hallazgos constantes de huesos humanos

asociados a las vasijas.

Uno de estos sectores es lo que he llamado calzada norte, en donde los

perfiles dejan ver varias ocupaciones del área. El otro sector es la plataforma

que hasta ahora reporta la mayor cantidad de elementos, que además es el

mismo espacio excavado en el 78. En esta plataforma existen varios pozos de

saqueo, que a pesar de que obviamente son contextos alterados, aún permiten

ver parte de la vida en este espacio. En estos pozos se observa una larga

ocupación; los perfiles dejan ver una serie de pisos quemados y restos de

ceniza. Ya en superficie se aprecian una serie de muros en “L” distribuidos en

la plataforma, como delimitando o restringiendo espacios. Lo que aquí es

importante destacar es que los muros no corresponden a la misma etapa

ocupacional (¿constructiva?) de los pisos, por lo que podemos inferir que esta

121

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

plataforma pudo haber tenido distintos usos en las diferentes etapas

ocupacionales. Este espacio es además donde existe la mayor concentración

de lascas y artefactos de obsidiana en los diferentes estratos, de lo que ya se

habló en el apartado anterior.

Fig 30. Secuencia de pisos quemados

Es curioso ver que en los fechamientos que nos da Rodríguez no

aparece ninguna fecha del Clásico, claro está, sin que por esto debamos

descartar la ocupación del sitio para este periodo. Señalo otra vez que las

excavaciones pertenecen a sólo un sector del asentamiento,

- 3060 aC., la fecha más antigua del sitio

- 1030 dC., fechamiento obtenido por un entierro con ofrendas

- 1050 a 1160 dC. y 1166 dC., las señala como no diferenciables entre sí

- 1280 dC.

- 1487 dC.

122

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Como puede verse, son diversas las problemáticas que engloba este

asentamiento, prácticamente ninguna cuestión está resuelta, ni su cronología,

ni su filiación, ni su posible función, entre otras de diversa índole. El estudio

de este sitio nos puede llevar a un amplio conocimiento sobre los sitios

terraceados de la región, ya que tanto los estudios anteriores como su estado

de conservación permitirían consolidar una buena investigación.

Cerro Huizátaro (12)

Se localiza en una loma frente al cerro Huizátaro, prácticamente en las

márgenes del Río Turbio, a aproximadamente 1 km al norte del poblado El

Pitayo de Cortés, perteneciente al municipio de Abasolo. Actualmente el sitio

se encuentra muy arrasado, aunque todavía se percibe en la nivelación de la

cima del cerro los restos de lo que fueron los edificios. Cárdenas y Castañeda

reportan un gran muro en la ladera sur del cerro, que interpretan como

indicador de una posible fortaleza.

SITIO C ERR O H U IT ZA TA R O S im bologia:

Castañeda y Cárdenas, 2004 1 Cerca contemporanea

Are,,.n. 1 r e » d. 20,0.

Fig 31. Cerro Huizátaro, sitio 12

123

Escala grafica

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Cerrito de Cristo Rey (13)

Localizado en la ladera sur de Cerro El Veinte, en Abasolo, el Proyecto

Gasoducto y Atlas Arqueológico lo describen como un asentamiento sencillo,

que consta de dos plataformas: la primera mide 80 X 60 metros de base, con

un patio hundido al centro. La segunda plataforma mide 80 X 35 metros de

base; cuenta con dos patios, los que están delimitados al este y al sur por dos

montículos (actualmente arrasados). No me parece que haya sido un

asentamiento sencillo, en parte por las dimensiones de los edificios y en parte

porque el cerro presenta en su ladera norte una serie de terraceos que

implican una gran cantidad de trabajo.

Fig. 32.- Cerrito del Cristo Rey

SITIO C E R R ITO C R IS TO REY Simbología:UblC ClÓn AbaS0'0' Guanajua' 0 r ^ T I Afloramiento rocoso

Redibujado de Pozo de saqueo

Castañeda y Cárdenas, 2004 Cerca contemporánea

Vladi r Huerta Ar lano febrero d 2010.

Fig 32. Cerrito de Cristo Rey (sitio 13)

124

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Los Metates (14)

El sitio se encuentra en la cima de Cerro Blanco, al este de Cerro el Veinte en

Abasolo, Gto. Atlas Arqueológico registró 23 estructuras; en el

reconocimiento para la Actualización del Atlas del Suroeste de Guanajuato, se

reportó una plataforma rectangular de 30 X 25 metros, sobre la que se

encuentra un montículo de 18 X 10 metros de base y 2 metros de altura, hacia

el poniente del sitio. En el noroeste se localiza otra plataforma de 38 X 18

metros de base; 30 metros hacia el oriente de esta estructura se encuentran

dos montículos, además de otra plataforma con un montículo al norte.

Fig 33. Los Metates, sitio 14

125

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Cerro de la Cruz (15)

Se localiza en el cerro del mismo nombre, en el Municipio Manuel Doblado,

Gto. Prácticamente todo el cerro está terraceado, aunque muy destruido tanto

por agentes naturales como por saqueo. El conjunto principal se encuentra en

la cima del cerro y se trata de una gran plataforma sobre la que desplanta otra

de menores dimensiones, y sobre esta un montículo actualmente casi

arrasado por el saqueo. En este sitio destacan altos taludes restringiendo

algunos accesos al cerro, debido a esta característica, a su ubicación y al

dominio del valle del Río Turbio que presenta, Sánchez y Zepeda lo

identifican como un asentamiento defensivo.

SITIO CERRO DE LA CRUZ SImbologíaU b lT - t lB l 1 - ' - n -!■ I _:ruttc-- p - tl,l - l

B de saqueo

1 n ■ i ■Proyecto Gasoducto Tramo Salamanca - Degollado Sanchez y Zepeda

C Plataforma prm^pal D Terraza l ' ^ rior E Mo'^ IOCestruidn F Terraza poniente

( p A^a de saqueo aer^ mbe

Vladimir Huerta Arellano

Fig 34. Cerro de la Cruz, sitio 15

126

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Los Gatos (i6)

El sitio se encuentra en el Municipio de Pueblo Nuevo, entre Abasolo e

Irapuato, Gto. Este sitio es uno de los más complejos observados en el área de

estudio, y aunque no se localice exactamente en la vertiente más próxima al

Turbio (pero sí en el suroeste de Gto), se decidió incluirlo tanto por sus

características como por la descripción de Proyecto Gasoducto, que lo clasifica

como un asentamiento defensivo y como centro rector. Como podrá verse en

el mapa de distribución en este sitio aparecen los colores azul y rojo,

referentes a los asentamientos de la Tradición Bajío y a los defensivos,

respectivamente. Esto se debe a que, por un lado, el sito se encuentra ubicado

en donde es más notoria la presencia de patios hundidos (esto es, hacia la

parte central del Bajío), además de que efectivamente en este asentamiento se

han identificado por lo menos 2g patios, pero por otro lado Sánchez y Zepeda

sugieren que se trata de un sitio que tiene características de resguardo y que

su ubicación es estratégica, además de proponer que este es uno de los centros

rectores mayores del Bajío.

El sitio es un complejo de terrazas, de distintas dimensiones y

orientaciones, con piedra (basalto) muy trabajada. Las estructuras principales

se extienden a lo largo de la cima de la elevación, en donde acondicionaron

una gran plataforma sobre la que al parecer se edificaron varios conjuntos de

estructuras, aunque actualmente la vegetación y la destrucción no permiten

identificar claramente las construcciones, sólo la de mayores dimensiones,

que consiste en un montículo aproximadamente de 30 x 30 mts. (la altura no

se logró medir por el grado de destrucción) asociado a un patio hundido.

Actualmente se puede observar en foto aérea que en las partes más bajas del

cerro se encuentran otros conjuntos similares a este pero de menores

dimensiones.

Sin una exploración del sitio, no podría definir si se trata de un

asentamiento de la tradición de los patios hundidos o de un sitio defensivo,

127

Page 136: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

dado que aunque presenta rasgos arquitectónicos característicos del primero,

por su ubicación estratégica y su complejo diseño en una serie de terrazas

podría catalogarse también como defensivo.

Fig 35. Los Gatos, sitio 16

Mesa del Timbre (17)

Este sitio se encuentra en una situación similar al anterior, es decir, más

ubicado hacia la parte nuclear de la tradición de los patios hundidos, además

de presentar en su arquitectura un patio de este tipo. Se localiza en el

Municipio de Salamanca, Gto., y aunque está bastante retirado de la vertiente

del Turbio, se decidió incluirlo porque su patrón de asentamiento se adscribe

a los sitios que aquí se tratan. Desde el registro realizado por Gasoducto en

1981 ya se reportaba como un sitio bastante destruido, aunque todavía se

identifica en el croquis presentado un montículo. Sin embargo este ha sido

casi totalmente arrasado en la actualidad por el saqueo, además de que gran

128

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

parte de las terrazas que se encuentran en las partes más bajas son utilizadas

por los agricultores. Lo que actualmente se puede percibir en este sitio es el

gran sistema de terraceo que se distribuye por toda la ladera oeste del cerro,

desde la parte más alta a la más baja, además los elementos como plazas y el o

los montículos nos hablan de que la función de las terrazas no era

necesariamente -o solo- agrícola.

SITIO MESA DEL TIMBREU bicación: A baso lo , G uana jua to

Información:

Proyecto Gasoducto Tramo Salamanca - Degollado Sanchez y Zepeda

Dibujo digital:Vladimir Huerta Arellano

Simbologia:

A M ontículo §aque ad a Cl at afo rí2a Pl at afo rma M o ntí c uf&atioH undidcP lata form a con patio G-ra s adooortículo Hrras a do MortíciHorobable pla taform a

Fig 36. Mesa del Timbre, sitio 17

129

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Los Edificios (28)

Aunque este sitio se encuentra ya en el noroeste de Guanajuato, se decidió

incluirlo con la intención de identificar todos estos asentamientos con

características “defensivas” que han sido registrados hasta ahora. Los

Edificios, se localiza en la Sierra de Comanjá, Gto. y por su compleja

arquitectura hasta ahora ha sido relacionado tanto con la tradición abajeña

como con los Altos de Jalisco, además de presentar la característica de estar

amurallado, lo que se presenta en muy pocos asentamientos en la región. Su

emplazamiento y la muralla, lo colocan dentro del “rango” de los sitios

probables defensivos, además de que es uno de los sitios que se ubican en una

de las cotas más altas; sin embargo, su arquitectura posee también rasgos

muy relacionados con la Tradición Bajío, como son los patios asociados a

montículos. Ramos y Crespo (2005) sugieren que es un sitio defensivo

relacionado con los Altos de Jalisco.

Fig 37. Los Edificios, sitio 28 (croquis retomado de Ramos y Crespo, 2005)

130

Page 139: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Capítulo V

Caracterización de sitios: elementos para la reconstrucción de la dinámica socio-cultural

abajeña

En los apartados anteriores, se expusieron los temas que dieron origen a la

investigación, desde la necesidad de una mejor comprensión de conceptos

como sistemas de asentamiento, región y frontera, hasta la urgencia de

profundizar más en las propuestas de la arqueología regional, en este caso del

Bajío, con el fin de replantear las interpretaciones que se tienen hasta ahora

sobre las dinámicas del desarrollo prehispánico. Abordaremos entonces

aspectos que inciden de manera directa en esta tesis, y que hasta ahora no

fueron abordados a profundidad porque no han sido tratados a detalle

específicamente en los asentamientos defensivos, como son la cerámica y la

cronología, por lo tanto se abordan en este capítulo a manera de discusión. Se

tratará entonces de correlacionar estas cuestiones con la hipótesis central, que

gira en torno a patrones de asentamiento y rasgos arquitectónicos, con la

implicación del concepto de frontera.

V.1. La Cerám ica

Existen hasta aquí distintos elementos con los cuales se pueden analizar

desde una perspectiva distinta las diferentes aportaciones de las que se habló

a lo largo de este trabajo, como por ejemplo, el patrón de asentamiento

observado en la vertiente del Río Turbio, que sin duda puede ser un paso

importante para la mejor comprensión de la distribución de rasgos

arquitectónicos en el Bajío. Y sin embargo quedan también huecos de

131

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

información, como sucede en el caso de los materiales, que aunque se están

tratando de enmendar, se requiere además del análisis propio, un esfuerzo

por parte de todos los proyectos o investigadores del norcentro, ya que

aunque todos cuentan con propuestas de clasificación y de cronologías,

muchas veces desconocemos los resultados de los trabajos circunvecinos, lo

que deriva en una interpretación parcial del comportamiento de los

materiales.

Por lo menos en el Bajío, considero que se tiene una gran problemática

al respecto de las secuencias cerámicas, sobre todo hacia el Clásico y el

Epiclásico, ya que al parecer no están bien representados en los materiales,

presentando muchas similitudes tanto temporales como en las distintas

subregiones. Esta dificultad podría extenderse a una gran parte del norcentro

y occidente, ya que al revisar algunas clasificaciones de estas regiones, es fácil

notar que existen algunos tipos cerámicos que se distribuyen sobre áreas más

extensas de las que se han sugerido hasta ahora en la literatura. Hacen falta,

por lo tanto, estudios más detallados sobre las distribuciones de los tipos y sus

variedades, sobre todo si se busca a través de estos hacer propuestas sobre

interacciones o influencias.

Una de las propuestas más difundidas sobre contactos en el norcentro

basada en la presencia de tipos cerámicos, es lo que se ha denominado

Esferas de Interaeeión, propuesta inicialmente de J. Charles Kelley (1974),

que en principio buscaba establecer la distribución del pseudocloisonné y a

través de ello correlacionar aspectos como el intercambio y por lo tanto la

interacción. Posteriormente, retomando el trabajo de Kelley, Jiménez Betts

modifica la propuesta delimitando la distribución de las cerámicas más

representativas del norcentro y la cuenca de México, con temporalidades del

Clásico (Jiménez Bets, 1992). En un trabajo reciente, Jiménez establece para

el Epiclásico las esferas que abarcan la región noroccidental y norcentral: en

principio la Esfera Septentrional, en donde entrarían las que se pueden

132

Page 141: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

considerar las subesferas Altos-Juchipila y Valle de San Luis (Jiménez Bets,

2005). El Epiclásico nos interesa en particular porque es la cronología

propuesta para los sitios que se abordan en esta investigación.

Fig. 38. Esferas de Interacción, por Jiménez Betts (2005).

Las esferas propuestas están basadas en la distribución de materiales

cerámicos. Nuestra región de estudio entraría en el límite suroriental de la

esfera Altos-Juchipila, que se caracteriza, según Jiménez, por los cuencos con

base anular al negativo. Este tipo efectivamente ha sido uno de los

característicos de los Altos, no estamos seguros de que no exista en el suroeste

y la parte central del Bajío, dado que cotidianamente se registran otras formas

al negativo, como es el cajete con base en pedestal. Este tipo se reconoce

también en Abasolo -en Peralta y sitios vecinos- y los asentamientos de

Huanímaro, que además son los que se han registrado, habría que revisar

133

Page 142: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

detalladamente otros sitios aledaños. Hacia el sur del Lerma sigue la

distribución de estos cajetes negativos, que aparecen también en el sitio de

Zaragoza (La Piedad, Mich.) y Zacapu.

Los aspectos a tratar de la presencia de este tipo -como de otros con

una distribución tan amplia- es más delicada, pues aunque existen muchas

similitudes en ciertos rasgos (como el descrito arriba) la correcta definición de

estas distribuciones tiene que realizarse más detalladamente. Deben

analizarse los tipos de las diferentes áreas y entre los distintos periodos, en

aspectos como desgrasantes, cocción, pigmentos, decoración, etc. y es

justamente en estas variaciones en donde se deben buscar los elementos para

establecer secuencias mejor definidas tanto cronológica como espacialmente,

ya que como antes mencioné, la cerámica ha representado en el Bajío una

dificultad, dadas las grandes similitudes en cuanto a la presencia de ciertos

tipos. El análisis de los componentes cerámicos es probablemente lo que nos

acercaría más a la veracidad, pues si sólo nos basamos en forma y técnica

decorativa, los grupos de interacción que se proponen tendrían que

modificarse considerablemente, dado que la presencia de los tipos cerámicos

en el Bajío es muy homogénea y además similar a las regiones circunvecinas.

Considero que existen por lo menos dos aspectos importantes a

reconsiderar en esta propuesta. En primer lugar la propuesta de la

distribución, pues por lo menos en la esfera que corresponde al Bajío la

dispersión de los tipos es más extensa que la que se propone. Actualmente

existen estudios detallados sobre los tipos y sus variedades de sitios como

Zaragoza, Peralta y Cerro Barajas, que creo que ayudarían en mucho a

redefinir las esferas. Además, el concepto “interacción” debería repasarse al

respecto de las similitudes en los materiales, pues en la región abajeña

infinidad de sitios presentan similares tipos cerámicos mientras que en otros

aspectos como la arquitectura o el patrón de asentamiento son sumamente

134

Page 143: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

distintos. Por lo tanto habrá qué definir si estas similitudes en la cerámica

indican realmente interacción o solamente una difusión de estilos.

En la siguiente tabla se muestran los tipos más frecuentes y

característicos del suroeste del Bajío, considerando que se presentan los tipos

y no las variedades de cada uno de estos, por lo que son datos generales. Se

trata de un primer acercamiento para identificar los tipos presentes en el

Turbio y hacer una propuesta sobre su cronología.

135

Page 144: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

CRONOLOGÍA

PROPUESTAPERALTA ZARAGOZA BARAJAS

Negro/anaranjado

Negativo

Rojo pulido

Rojo/crema

Rojo/Bayo

Café inciso

Monócromoanaranjado

Blanco/rojo

Blancolevantado

Rojo/café

Estucados

Epiclásico XX XX XX

Clásico Tardío y Epiclásico

XX XX XX

Epiclásico XX X XX

XX XX

Clásico XX XX XX

Clásico, Epiclásico y Poscláscio temprano

XX XX XX

Epiclásico X XX XX

Epiclásico (?) XX

Clásico X XX XX

X X

X

XX

XX

XX

X

XX

XX

XX

XX

XX

Presencia abundante: X X M uy escaso: X No presente: —

Fig. 45. Tabla con los tipos característicos del suroeste de Guanajuato, con inform ación de Fernández, Pom edio y Pereira (2007); G. Zepeda (1981); E. Cárdenas y Lizbeth P. Alvarez.

En la vertiente del Turbio se detectan una serie de tipos cerámicos que

además comparten con otros sitios circunvecinos del suroeste de Guanajuato,

aunque la cantidad de los tipos en los distintos sitios es muy variable. Hemos

establecido cinco grupos más frecuentes en la región y que además

cuentan con propuestas de cronología, aunque aún no podemos hablar

concretamente de tipos o variedades, son datos generales sobre la

presencia/ausencia, cronología propuesta y las posibles implicaciones.

136

Page 145: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Los grupos cerámicos más abundantes en la vertiente del Turbio son19:

1. Negro/anaranjado2. Negativo3. Rojo pulido4. Rojo/Bayo5. Café inciso

En el sitio de Magallanes (uno de los sitios del Turbio), Sánchez y

Zepeda (1981) reportaron formas como ollas y cajetes con bases anulares y en

pedestal. Esta forma está muy difundida en estos asentamientos, al igual que

las ollas negro/anaranjado. El rojo pulido se presenta en gran cantidad

en cajetes con base en pedestal calada.

Fig. 3 9 . Cajete con base en pedestal calada. Procedencia LaMina, Abasolo. Museo de Abasolo.

La presencia del café inciso y el rojo/bayo se concentra más hacia

la parte nuclear del desarrollo local. En el Turbio, aunque siguen apareciendo

constantemente, es más abundante el negro/anaranjado. Lo mismo sucede

con el blanco levantado, pues su presencia es casi nula en los

asentamientos terraceados, mientras que en los sitios de la Tradición de los

patios hundidos es uno de los tipos más abundantes. Rodríguez (2005)

reporta solo dos registros de blanco levantado en La Mina. Aunque Brambila

y Crespo sugieren la cuenca del Turbio, además de las de los ríos Guanajuato

y Laja, como los principales puntos de distribución del blanco levantado

19 Debemos considerar estos datos muy preliminares, pues provienen de recorrido de superficie y pozos de saqueo. Solamente para el caso de La Mina podemos contar con material proveniente de excavación.

137

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

(Brambila y Crespo, 2005: 165). Por mi parte, recalco que considero que en la

vertiente del Turbio este tipo es escaso.

Hasta el momento la propuesta cronológica de los asentamientos aquí

estudiados está basada solamente en los datos de la cerámica (a excepción de

La Mina que cuenta con excavaciones extensivas y fechamientos absolutos).

Basándonos en las secuencias cerámicas establecidas por los proyectos del

Bajío, puede considerarse que estos sitios son epiclásicos, dada la gran

cantidad de material encontrado ubicado para este periodo.

Después de la importante definición del desarrollo del periodo

Preclásico definido por Chupícuaro, los periodos posteriores presentan

marcadas dificultades para reconocimientos concretos en términos de

materiales cerámicos. Si bien, existen tipos que hasta ahora se han

considerado diagnósticos, no se ha logrado consensar sobre la distribución

precisa de estos, tampoco sobre las temporalidades. Esto seguramente tiene

que ver en cierta medida con el hecho de querer siempre integrar todos los

desarrollos culturales en torno a las fases y procesos de Teotihuacan, ya que

en las tipologías propuestas se percibe el hecho de clasificar los materiales

estableciendo una posible relación de cualquier tipo con Teotihuacan. Por

supuesto que los materiales hablan de interacciones, contactos e influencias,

pero a la fecha considero que la compleja disposición de la cerámica -de

hecho en todo el centro norte- no ha permitido formular concretamente una

propuesta de distribución, pues además los tipos presentan un sinfín de

variedades.

La cerámica del Clásico en el Bajío se ha considerado una herencia

directa de Chupícuaro20, específicamente el rojo/bayo, que presenta

además variaciones por zonas: rojo/bayo Cantinas en el Lerma, rojo/bayo San

Bartolo en el Bajío oriental, y rojo/bayo San Miguel en el Río Laja, además de

’ O de Morales, tomando en cuenta que Morales es una continuación de Chupícuaro.

138

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

otras (Brambila y Crespo, 2005: 159). Aunque en el 88, Castañeda et.al.

consideraban la variedad rojo/bayo San Miguel como el más generalizado y el

característico para el Clásico abajeño.

El rojo/bayo está asociado a otro tipo de gran distribución en el Bajío,

el blanco levantado, cuya presencia es constante en el Periodo Clásico.

Brambila y Crespo (ibidem: 165) sugieren que el centro de producción más

importante de esta cerámica es el Río Laja, debido a la presencia de bancos de

caolín. Sin embargo su origen, tanto estas investigadoras como otros,

proponen fue en la costa de Colima, de donde se difundió hacia el Bajío y

posteriormente hacia Tula. A continuación una imagen que muestra la

distribución que Brambila y Crespo sugieren sobre la dispersión del blanco

levantado.

Fig. 40. Distribución del blanco levantado, retomado de Brambila y Crespo, 2005.

Particularmente modificaría esta distribución, ya que el blanco

levantado en sitios como Peralta y los que están en la vertiente del Turbio es

sumamente escasa, de hecho nula en algunos sitios.

139

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Otro de los tipos al que se le considera de gran dispersión en el Bajío es

el negativo, aunque este, al igual que el café inciso, presenta muchas

variantes. Brambila y Crespo (idem) han señalado un negativo temprano

(Fase Mixtlán) que se extiende por toda la franja occidental del Bajío,

abarcando la Sierra de Comanjá y los Altos de Jalisco. Existe otra variedad de

negativo al que se le ha asignado temporalidades del Clásico tardío (como en

Cerro Barajas; Migeon y Pereira, 2007) y el Epiclásico (Jiménez Betts, 2005;

Rodríguez, 2005; entre otros). Este es uno de los tipos que tiene mayor

presencia en el Epiclásico, pues se encuentra en Peralta (Cárdenas, 2007),

Plazuelas (Castañeda, 2007), Cerro Barajas (Migeon y Pereira, 2007), aunque

la temporalidad que estos autores le asignan en Cerro Barajas es del Cásico

Tardío), y Zaragoza (Fernández, 2007).

Fig. 41. Cajete con base anular al negativo Procedencia: La Mina, Abasolo. Museo de Abasolo

El negativo además de presentar variantes, como se ha venido

mencionando, tiene también una distribución muy extensa. Se encuentra

también en el norte de Michoacán y en los Altos de Jalisco. No quisiera

delimitar concretamente su dispersión, ya que a la fecha de hecho no parece

haber todavía un consenso sobre su distribución, considerando además que

aún están por definirse las variantes que presenta. Tan solo para el Bajío,

Fernández, Pomedio y Pereira (Mesa Redonda en el CEMCA, La cerámica del

Bajío y regiones aledañas en el Epidásico: cronología e interacciones; 2007)

identifican por lo menos siete variedades de negativo. De estas, no hay hasta

140

Page 149: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

ahora un patrón claro de distribución, pues las variantes que existen no son

en cuanto a las temporalidades, sino en cuanto a su representación en las

distintas áreas.

Hasta ahora he podido identificar en la porción suroeste del Bajío que

aquí se estudia, lo que Fernández, Pomedio y Pereira (ibidem) catalogan como

Tepame, que es una variedad de rojo pulido al negativo; y Mimosa,

caracterizado por rojo/bayo al negativo. El Tepame lo reportan estos

autores en Barajas, Peralta y Zaragoza; mientras que el Mimosa, de los tres

sitios anteriores, solo en Zaragoza. Es extraño que Rodríguez (2005) no lo

reporte en La Mina, pues los negativos son uno de los tipos más abundantes,

junto con el café inciso. 21

Una cerámica más generalizada en el Bajío y con una gran dispersión

tanto espacial como temporal, es el café inciso pulido, reconocida

inicialmente por Snarskis como Garita black Brown, y que pertenece al

Complejo Lerma de Cerro El Chivo (Brambila y Crespo, 2005: 167; Flores y

Saint-Charles, 2006: 366). Abarca un gran rango temporal, pues se encuentra

en sitios datados para el Clásico, y también en otros asentamientos con

ocupaciones del Epiclásico y Posclásico temprano. Se le ha asociado con otros

dos tipos presentes en el Bajío, estableciendo una relación tripartita entre el

rojo/bayo, el blanco levantado y el café inciso (Castañeda, et. al. 1988;

Brambila y Crespo, 2005).

21 Estos hallazgos corresponden a las exploraciones realizadas en las terrazas de la parte media y baja de La Mina, pues en la terraza más alta ubicada en la cima del cerro y en asociación con el montículo ahí presente, el tipo que se encuentra más frecuentemente (en una proporción del 90%) es el negro/naranja.

141

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig. 42. Distribución del café inciso pulido, retomado de Brambila y Crespo, 2005.

Es muy probablemente que sea el tipo de mayor distribución en el

Bajío, pues además de la extensión de su dispersión, se le encuentra en

cantidades abundantes. En la vertiente del Turbio, sólo lo supera en número

el negro/anaranjado. Hasta ahora una de las problemáticas que presenta este

tipo es reconocida por Solar:

“_ en el sur de Hidalgo, sur de Querétaro y sur de Guanajuato el esgrafiado y la incisión son notablemente abundantes (desafortunadamente no existe a la fecha un trabajo sistemático sobre estas cerámica para distinguir tipos y variedades en esa vasta región, por lo que frecuentemente se emplea el mismo nombre para reportar piezas que lo único que tienen en común es la técnica decorativa, pero difieren significativamente en formas, colores, acabados y motivos)” (Solar, 2006: 17).

Un trabajo reciente que ha contribuido en gran medida a esclarecer

este problema, por lo menos para el sur del Bajío, es la presentación de

resultados de los distintos proyectos de esta región, en la mesa organizada

por el CEMCA en 2007. Fernández, Pomedio y Pereira, reconocieron al

menos cuatro variedades de incisos en los sitios Zaragoza, Peralta y Barajas.

142

Page 151: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Fig. 43. Olla café inciso, procedencia CerroHuanímaro. Museo de Abasolo.

En cuanto a los incisos presentes en los asentamientos terraceados no

es posible aún definir las variedades, dado que no existen trabajos

sistemáticos en estos. Por el momento solo podemos mencionar que es uno

de los tipos más abundantes en todos estos asentamientos. Aunque esto

podría modificar en alguna medida -por lo menos para la vertiente del

Turbio- el patrón propuesto por Castañeda, et. al. (1988), y Brambila y

Crespo (2005), que asocian la presencia del café inciso al blanco

levantado y al rojo/bayo, pues como se ha venido comentando en estos

sitios es mucho más abundante el negro/anaranjado.

El negro/anaranjado es también un tipo muy difundido en el Bajío,

especialmente hacia la parte occidental. Las cronologías que se la han

asignado oscilan entre el Epiclásico y el Posclásico Temprano.

Afortunadamente existen ya fechamientos en algunos proyectos que

contribuyen a definir mejor la temporalidad de su presencia.

En Cerro Barajas, Pereira, et.al le asignan una temporalidad entre el

750-950 d.C. - que corresponde a la Fase Barajas de dicho sitio-, además de

señalar que durante esta fase las influencias de tradiciones del Bajío

disminuye -o desaparece, como es el caso del blanco levantado-,

remarcándose las influencias michoacanas y apareciendo tipos novedosos,

como es el caso del negro/anaranjado (Pereira, et. al., 2005: 127).

143

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Anteriormente, Sánchez y Zepeda lo ubicaron entre el 750-1200 (1981),

reconociendo a este tipo como uno de los más frecuentes en el recorrido de

superficie del trayecto Salamanca-Degollado. En La Mina, Abasolo, Rodríguez

(2005) lo señala como uno de los tipos más frecuentes y ubicándolo

cronológicamente en el Epiclásico; aunque en este caso, nos enfrentamos a un

problema, ya que Rodríguez en La Mina lo asocia directamente al blanco

levantado22, y recordemos que en Barajas, (Pereira, et. al., ibídem) estos

tipos no coinciden temporalmente, el negro/anaranjado aparece cuando el

blanco levantado ha desaparecido.

Fig. 44. Negro/naranja, procedencia La Mina, Abasolo. Museo de Abasolo.

Una aportación importante para la cronología de este tipo en el Bajío se

obtuvo de los resultados de los análisis del proyecto Peralta, en donde se

fecharon contextos controlados con presencia de este material cerámico,

ubicándolo hacia el 600 d.C. (Cárdenas y Márquez, comunicación personal,

2010); lo que le otorga una presencia más temprana en el Bajío que la que

anteriormente se había pensado.

Hasta ahora se ha dado un bosquejo de las investigaciones más

recientes en el contexto inmediato al área de estudio, enfocándonos en los

tipos que son más frecuentes en la vertiente del Turbio. Aunque como se ha 22

22 Lo que resulta extraño, pues recordemos que Rodríguez menciona al blanco levantado como un tipo escaso.

144

Page 153: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

venido mencionando, los datos con los que hasta ahora contamos de esta

subregión son sólo de superficie, aunque se ha tratado de contrastar la propia

información con los resultados de investigaciones anteriores. A pesar de que

no son de ninguna manera datos concluyentes, creo que podemos acercarnos

en gran medida a esclarecer parte de algunos puntos importantes, como son

la cronología y las influencias o interacciones culturales de los sitios

terraceados del Turbio.

V. 2. Los m ovim ientos poblacionales

Tentativamente hemos ubicado los asentamientos terraceados en el

periodo Epiclásico, dado el material cerámico reportado en estos, además del

patrón arquitectónico que se ha caracterizado en el centro-norte como

defensivo, y que temporalmente parece corresponder al Epiclásico. Esta

tendencia a considerar a estos sitios defensivos es resultado de los cuantiosos

movimientos poblacionales que se proponen para el Epiclásico, siendo la

ubicación geográfica de estos efecto de las constantes migraciones que

habitualmente se han visto como actos violentos o con carácter bélico. Es de

suma importancia considerar estos movimientos en este estudio, pues estos

estarían directamente relacionados con el cambio en el patrón arquitectónico

en el área abajeña que estamos considerando como fronteriza.

La naturaleza de estos movimientos poblacionales ha sido puesta a

prueba durante las últimas décadas, siendo la hipótesis de Armillas la que

tradicionalmente se ha tomado como punto de partida para considerar esta

serie de migraciones la parte sustancial de la oscilación de la frontera norte

mesoamericana. Armillas consideraba este avance y retroceso de la frontera

como efecto indudable de cambios climáticos, provocando en primera

instancia, un avance de las sociedades sedentarias hacia el norte del Río

Lerma...

145

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

“(_) a mediados del primer milenario de la era cristiana las marcas septentrionales de la civilización estaban siendo ampliadas por un movimiento de colonización, en el centro del país hasta el norte del Bajío y hasta más allá del actual asiento de la ciudad de San Luis Potosí y hacia el noroeste en el somontano oriental de la Sierra Madre Occidental hasta la alta cuenca del Río Florido^” (Armillas, 1964: 68).

Posteriormente, cerca del siglo XIV, esta expansión se contraería por

una grave sequía, lo que daría pie a constantes movimientos migratorios de

las sociedades que habían mantenido un modo de vida agrícola. Esta

propuesta de Armillas ha sido constantemente sujeta a críticas, debido a que

dichos cambios climáticos no han sido de ninguna manera comprobados, y

aunque distintos investigadores del centro-norte hablan de cambios

climáticos y de migraciones en la franja sugerida por Armillas, estos

movimientos poblacionales los ubican aproximadamente entre el 900 y 1200

d.C. (Castañeda, et. al., 1988; Flores y Crespo, 1988; Crespo y Viramontes,

1996). Esto deriva en un problema, pues aunque los movimientos parecen

ser innegables, existen distintas perspectivas sobre su causa y sus efectos, así

como de su temporalidad.

Para tratar de entender y dar contexto a estos supuestos movimientos

demográficos, deben considerarse sin duda los cambios climáticos, pues si

bien es cierto que no hay estudios que muestren tal evento, esa misma falta

de estudios no debe hacernos descartar la hipótesis de Armillas. En todo

caso, la falta de estudios no ha permitido ni comprobar ni desechar la

propuesta. Por otro lado, si es verdad que esta transformación del medio

ambiente debe descartarse del todo, habría que pensar no solamente en una

nueva propuesta, sino en el modo de comprobarla, pues resulta extraño que

durante el Epiclásico y el Posclásico temprano muchos sitios del norcentro se

abandonaran, sin que hasta ahora exista una explicación originada en datos

socio-culturales claros, y que tenga resonancia en la magnitud de estas

migraciones.

146

Page 155: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Enrique Nalda, ha señalado que si es que existieron estos cambios

climáticos, seguramente el efecto no fue de ninguna manera homogéneo,

existiendo incluso zonas donde no se ha detectado ningún cambio, como es el

Valle del Río San Juan (Nalda, 1976). Señala además, que de existir este

cambio climático operando de manera homogénea en toda la zona, tal vez no

fue la causa principal del abandono de esta, pues se cuenta, en primera

instancia, con la posibilidad de adaptarse al nuevo medio.

Las condiciones medioambientales de lo que ahora es el estado de

Guanajuato han estado siempre como plano principal en las interpretaciones

sobre sus dinámicas culturales, pues incluso ecológicamente, existen

elementos que hacen considerarlo como un área fronteriza. Braniff -entre

otros- apunta a este respecto que el Río Lerma parece ser el límite entre el

modo de vida sedentario, característico de las sociedades mesoamericanas, y

el modo de vida nómada o seminómada, que geográficamente se traduce en

la Gran Chichimeca (Braniff, 2008: 30). Para esta investigadora, el abandono

de la región se debió a una prolongada sequía entre los siglos X y XI d.C.,

misma que fue causa de los constantes movimientos poblacionales e

invasiones nómadas.

Evidentemente, antes de querer encontrar el origen de los

movimientos poblacionales de los que se habla, debe constatarse que estos

existieron. Una de las cuestiones principales alrededor del Epiclásico es que

se ha caracterizado a este como el periodo de migraciones por excelencia, sin

que hasta ahora tengamos evidencias concretas de ello, o por lo menos del

origen de estos y las sociedades participantes. Sin embargo, tampoco pueden

negarse los indicadores de constantes cambios y movimientos que se estaban

llevando a cabo, prueba de ello -hasta ahora- son la arquitectura y la

cerámica. Las causas y los efectos de estos cambios son los que a la fecha no

se han podido definir, pues en ello están implícitas varias propuestas, que van

147

Page 156: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

desde el determinismo ambiental, hasta la consideración de la caída de

Teotihuacan como el mecanismo generador de dichos movimientos.

A estas consideraciones se suman otras que complejizan más el

panorama, pues cada vez más se ve al Bajío como una indudable zona de paso

entre las constantes migraciones e interacciones entre importantes

desarrollos culturales que se propone ocurrieron durante el Clásico y el

Epicláscio, en principio de México central y occidental hacia el norte, para

después invertir el proceso y retroceder del norte al centro. Bajo esta

consideración, el Bajío sería la región en la cual estos movimientos

demográficos tendrían un efecto claro.

Sin embargo, esto no es tan sencillo, pues en estas supuestas

migraciones van implícitas muchas problemáticas que se han expuesto, pero

que de ninguna manera están resueltas. Aunque es importante también

señalar que en los últimos años puede verse un notable incremento de

estudios sobre las muestras de estos cambios ocurridos en el norcentro

durante el Epiclásico, mismos que han puesto en consideración varios puntos

importantes a tratar, véase por ejemplo: Crespo y Viramontes 1996; Saint-

Charles 1996; Solar 2002; Hers 2005; Braniff 2005, 2008; Jiménez Betts

2005; Pereira, et.al. 2005; Brambila y Crespo 2005; Ramos de la Vega y

Crespo 2005.

De los anteriores autores, algunos como Solar (2002) y Jiménez Betts

(2005), han señalado la importancia de reconsiderar la particularidad que se

la ha conferido al Epiclásico como un periodo caracterizado por discordias y

fragmentaciones, pues los datos apuntan más bien hacia un periodo de

contactos e interacciones. Si bien esta afirmación es importante para

redefinir las interpretaciones, también es importante tener en cuenta la

diversidad del origen de estas interacciones, lo que resulta por lo tanto en

distintos tipos de eventos. Es decir, aunque evidentemente existen muestras

148

Page 157: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

de contactos ideológicos y/o comerciales entre distintos grupos, es poco

probable pensar que todos los acontecimientos que pudieron darse en el

Epiclásico estarían inmersos en un ambiente pacífico. Por lo que habría que

confirmar -bajo la naturaleza de los datos- qué tipos de eventos se estarían

llevando a cabo.

Uno de los movimientos poblacionales que involucra al Bajío y que es

de gran trascendencia debido a sus implicaciones, es el que se propone se dio

desde el norte hacia Tula, Hidalgo. Los primeros en tratar sobre esta

propuesta fueron Jiménez Moreno (1941,1959) y Kelley (1961) (citados en

Jiménez Betts, 2005: 59). Es Kelley quien comienza a aportar datos sobre

algunas similitudes cerámicas entre Chalchihuites y Tula, específicamente en

los tipos rojo sobre café y Coyotlatelco, respectivamente (ibídem). Braniff

reconoce elementos norteños intrusivos en Tula y su región aledaña a partir

del Epiclásico ([Braniff y Hers, 1998]; Braniff, 2005; 49), y señala que con

seguridad los grupos de Guanajuato fueron partícipes en la conformación de

Tula (Braniff, 2008: 35). De esta manera, las sociedades agricultoras del

Bajío abandonarían la región -rumbo al centro de México- antes del 900 d.C.

(ibídem).

Brambila y Crespo (2005) también identifican a las sociedades

abajeñas como parte activa del establecimiento de Tula, siendo la tradición

alfarera del blanco levantado uno de los principales indicadores de dicha

presencia. Anteriormente, se creía que este tipo era originario de Tula, ahora

se sabe que el registro más antiguo de este material proviene de Colima,

pasando su dispersión por el Bajío y culminando en Tula. A esta aseveración

la apoyan las cronologías de los sitios de estas regiones.

El caso de Tula, en relación a los flujos migratorios del Bajío, ocupa un

lugar importante, pues es una de las pocas evidencias comprobadas que se

tiene de que tal movimiento existió. Paredes (2005: 210) reconoce en Tula

149

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

una migración procedente del noroccidente, identificada inicialmente por el

tipo rojo sobre bayo. Siendo así, estaríamos hablando de que Tula fue un gran

receptor de estos movimientos poblacionales, llegando hasta este lugar la

gente del Bajío en el Epiclásico:

“_ y que además es muy probable que haya tenido relación previa con reductos de población teotihuacana, explicando así el hallazgo de algún material (figurillas, restos cerámicos, una lápida y restos de muros en talud” (Paredes, 2005: 211).

Esta aseveración de Paredes tendrá importantes implicaciones para la

relación del Bajío con Teotihuacan, pues muestra un claro desplazamiento en

primer lugar de Teotihuacan hacia el Bajío, para después retroceder -

posiblemente estas mismas migraciones- del Bajío hacia el centro de México.

Sin embargo, es muy importante aclarar de nueva cuenta que de ninguna

manera debe verse esta presencia teotihuacana uniforme en todo el Bajío, y

mucho menos llegar a hablar de esta en todo el centro-norte. En el capítulo 2

se discutió brevemente el proceso de este tema en las investigaciones de la

arqueología abajeña. Se hablaba, por ejemplo, de los autores que abogan por

un contacto directo con dicha urbe, contra otras propuestas que se inclinan a

pensar en un desarrollo socio-político meramente local.

El principal problema en estas, como ya se ha mencionado también, es

el de ver a la región como parte de un proceso homogéneo, en el que los

mismos eventos ocurrieron y tienen iguales repercusiones. Recientemente, el

trabajo de Enríquez Farías (2009), muestra concretamente los sitios y los

indicadores en estos donde la presencia (y no sólo la influencia) de

Teotihuacan es innegable. Desgraciadamente, generaliza esta presencia ya no

digamos a todo el Bajío, sino al centro-norte, cuando los sitios que muestran

tal relación son sumamente específicos. Recalco aquí la necesidad de

proponer áreas más concretas y por lo tanto acontecimientos más definidos,

150

Page 159: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

que abran la puerta a nuevas discusiones con miras a llegar a una mejor

integración de todas las investigaciones.

Una de las cuestiones más importantes a considerar entonces es el

establecimiento de particularidades en las distintas regiones. En el Bajío,

como en casi toda la arqueología nacional, un tema por demás socorrido en

varias décadas ha sido la relación/no relación con Teotihuacan. Repasemos

algunos datos concretos del capítulos 2 de esta tesis al respecto de este tema.

Los sitios de la región en donde hasta ahora se ha encontrado presencia

teotihuacana son Santa María del Refugio, en Celaya, Gto. y La Negreta, en el

Valle de Querétaro. Otros donde esta “presencia” se limita a influencias en la

cerámica son Inchamácuaro y Palo Blanco en Acámbaro, Gto., San Nicolás y

Arturo Arredondo en Salamanca, Gto. Todos estos sitios se encuentran hacia

la parte oriental del Bajío. ¿Cómo puede entonces hablarse de una relación

del Bajío con Teotihuacan cuando las diferentes áreas muestran dinámicas

distintas?

Por supuesto que no puede negarse que sitios como Santa María del

Refugio y La Negreta pueden considerarse incluso enclaves teotihuacanos,

dado los indicadores que estos presentan -ritos funerarios y patrón

doméstico a la usanza teotihuacana-. Es decir, esto evidencia que

efectivamente en la parte oriental del Bajío puede constatarse la presencia del

gran centro político. La distribución de estos sitios nos hace coincidir con

Gómez Chávez (2002), quien sugiere que estos enclaves fueron establecidos

como parte de una ruta de intercambio de Teotihuacan hacia Occidente23. Si

esto es así, la presencia teotihuacana en el Bajío oriental debió darse en el

Clásico, adquiriendo estos grupos algunos rasgos locales, como puede ser el

tipo rojo/bayo. Aquí puede considerarse la aseveración de Paredes (2005)

23 Ver capítulo 2 de esta tesis, pags. 16-17.

151

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

sobre los movimientos poblacionales del Bajío hacia Tula; recordemos que

propone que estos migrantes pudieron tener relación previa con Teotihuacan.

La situación de la parte suroccidental del Bajío es distinta. En primera

instancia, en los proyectos de los últimos años que han excavado

sistemáticamente asentamientos de gran importancia -como son Plazuelas,

Peralta y Cerro Barajas- no se ha encontrado esta relación con Teotihuacan,

mucho menos una presencia como tal de este centro manifiesta en materiales

o ritos funerarios -rasgos que han estado presentes en los sitios con clara

filiación teotihuacana-. Considero que el talud tablero fue un rasgo de gran

difusión en muchas regiones, pues es de esperarse que las distintas sociedades

traten de imitar en algún sentido a los grandes centros, sin que esto quiera

decir que se tenga una relación directa -mucho menos de dominio- por parte

de Teotihuacan en los sitios que presentan este rasgo arquitectónico. 24

24 H asta aquí se han tocado distintos conceptos enfocados al mismo tem a, como son: presencia, influencia o dominio, los que por supuesto no se han tratado como sinónim os y lo que se busca es justam ente dar un sentido distinto a cada uno de estos. Y a Gándara (1981) había tratado sobre la im portancia de la correcta definición de térm inos como contacto, influencia o interacción, los que com únm ente son utilizados en la arqueología sin hacer distinciones claras entre ellos, y se habla de interacción, cuando algunas veces el evento se lim ita a un contacto o a una influencia (ibídem). En este apartado se ha versado sobre la presencia, influencia o dominio que pudo haber ejercido Teotihuacan en el Bajío, recalcándose que las distintas áreas de la región m uestran diferentes acontecim ientos. En las consideraciones de este estudio, entonces, cuando se habla de la “presencia teotihuacana” nos referim os concretam ente a una migración procedente de este centro hacia otra región, lo que conocem os como enclave y que se define no sólo por la presencia de individuos m igrantes sino por las prácticas culturales que m antienen de su lugar de origen. Se hace una gran diferenciación entonces con el térm ino influencia, en el que algunos rasgos teotihuacanos pudieron m anifestarse sin que esto quiera decir que gente teotihuacana estaba presente. En este sentido, la representación de elementos de este centro tam poco denota una posición de dominio.

152

Page 161: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Uno de los sitios del suroeste abajeño en donde se han estudiado a

mayor detalle los posibles movimientos poblacionales, es Cerro Barajas.

Pereira et. al. (2005) han establecido tres secuencias de ocupación en el cerro

basados en contextos sellados y fechamientos absolutos. Después de la Fase

Nogales (450-750 d.C.) identifican un aumento poblacional en lo que

consideran la ocupación más importante del cerro, la Fase Barajas, con un

rango temporal del 750-950 d.C.; consideran que este incremento

demográfico se dio por la llegada de grupos norteños, presumiblemente de

Chalchihuites, dadas las características arquitectónicas presentes en Barajas

(ibídem). Otro movimiento poblacional que los mismos autores sugieren para

este sitio se daría cerca del 1000 d.C., el que se evidencia en el cerro dado el

abandono masivo de los principales conjuntos, y que vinculan con el

desplome de la frontera septentrional de Mesoamérica. Además, Pereira et. al.

(2005) consideran que Cerro Barajas25 tiene claras connotaciones defensivas,

dados: “la localización de los sitios en zonas protegidas contra posibles

ataques y la realización de verdaderas obras defensivas o el uso bien

difundido de estructuras de almacenamiento^” (ibídem: 134).

Hasta aquí hemos visto algunas de las propuestas sobre movimientos

demográficos más difundidos en la arqueología sobre el Bajío. En primera

instancia, se habla sobre un movimiento poblacional originado por cambios

climáticos más o menos a mediados del primer milenio d.C.; dicho

movimiento se daría de sur a norte, dadas las condiciones favorables que el

medio ofrecía para el incremento de sociedades agricultoras. Posteriormente

esta expansión de la frontera agrícola se contraería, originando el retroceso de

los grupos del norte hacia el sur. Aquí por supuesto estarían implícitas

distintas problemáticas sobre el hecho de la confluencia en el Bajío de

sociedades nómadas con sociedades sedentarias. Aclaramos también que las

25 Así como otros sitios en el malpaís de Zacapu, Mich., los que estos autores proponen tuvieron alguna relación con Barajas.

153

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

propuestas sobre estos cambios climáticos no están comprobadas, aunque

siguen retomándose constantemente en las distintas investigaciones.

Al parecer Teotihuacan tuvo impacto en la parte oriental del Bajío, en

donde se han encontrado sitios con elementos teotihuacanos. Habría ahora

qué definir el radio de influencia que alcanzó este centro en la región, pues no

parece que las posibles migraciones teotihuacanas se hayan manifestado en

todo el Bajío. Tampoco consideraría la búsqueda por parte de Teotihuacan del

control político e ideológico del Bajío, pues no se han encontrado materiales

del Bajío en Teotihuacan, lo que sí sucede con productos o materiales de otras

regiones con las que estaba relacionado directamente. De alguna manera se

evidencia que el Bajío no ofrecía a Teotihuacan ningún producto (ya sea

bienes de prestigio o utilitarios) que a este le interesara. Lo que sí le interesó

fue mantener una ruta de intercambio hacia Michoacán, lo que resulta claro

dado los puntos estratégicos de los sitios hacia el sureste del Bajío en donde se

ha encontrado presencia teotihuacana, sin embargo, recalco una vez más, esta

presencia no se extiende a toda la región abajeña. Aunque sí es de esperar que

estos movimientos demográficos tuvieran eco en algún sentido en áreas

aledañas.

Al igual que en otras regiones, en el periodo Epiclásico se registra una

mayor movilización de población en el Bajío. Se ha propuesto que las

sociedades del esta región tuvieron una participación directa con el

establecimiento de Tula, grupos que tienen además ascendencia norteña. No

podemos ignorar además la serie de sucesos que debieron ocurrir al ser el

Bajío uno de los principales escenarios en donde se llevó a cabo el

enfrentamiento de los grupos nómadas del norte con las sociedades agrícolas

establecidas en la región.

Aunque no fueron sólo grupos nómadas los que protagonizaron estos

movimientos, pues se establecieron en la región otras sociedades que nada

tenían que ver con los chichimecas, como lo evidencian sitios como Plazuelas

154

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

y Zaragoza, establecidos en el Bajío hacia el Epiclásico y que denotan una

tradición arraigada de prácticas agrícolas.

Por otro lado, en sitios como Barajas, hay indicios de movimientos

poblacionales entre las distintas fases, y de hecho, Pereira et.al. sugieren que

entre las Fases Nogales y Barajas se registraron acontecimientos violentos, en

los que se destruyeron los edificios de la Fase Nogales antes de iniciarse la

construcción de las estructuras de la Fase Barajas.

También es importante considerar lo que si bien hasta ahora no son

evidencias claras de migraciones, sí indica relaciones cercanas con otras

grandes culturas vecinas, como es Teuchitlán. Las estructuras circulares se

encuentran en sitios distribuidos por todo el Bajío, habría qué correlacionar

distintos elementos para poder establecer un antecedente claro de su

representación. Lo que hasta ahora podemos tomar en cuenta es solamente

su numerosa presencia y la cercanía de esta región con la Tradición

Teuchitlán.

Hacia finales del Epiclásico la mayoría de las poblaciones tanto de la

parte central del Bajío como del suroeste abandonaron los grandes núcleos

como Peralta, Zaragoza, Barajas, Plazuelas^sin que hasta ahora conozcamos

el origen de este suceso, ni hacia dónde emigraron. No considero que la caída

o abandono de estos centros tenga que ver con Teotihuacan, pues como antes

mencioné, en esta porción del Bajío no se han encontrado indicios de relación

directa con el poderío teotihuacano. Creo que habrá que tomar más en cuenta

los posibles flujos migratorios procedentes del norte. En el Epiclásico se

abandonan las planicies para establecerse en lugares de difícil acceso,

asentamientos que se concentran sobre todo hacia la parte más occidental del

Bajío, presumiblemente en la vertiente del Turbio. Por lo tanto es arriesgado

considerar que la caída de Teotihuacan pudiera tener efecto en los

movimientos poblacionales de esta zona, habría que pensar en una

155

Page 164: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

inestabilidad política originada en fenómenos más locales, o como ya

mencioné en invasiones chichimecas.

V.3. ¿Sitios rituales o defensivos?

Esta tesis parte de la identificación de una serie de asentamientos en la

vertiente del Turbio que manifiestan un patrón de asentamiento y una

arquitectura particulares y distintos, respecto a otros asentamientos

característicos en la región. Partimos del hecho de considerar algunas

características para proponer un rango de sitios que muestren características

fundamentalmente de resguardo, sin que esto quiera decir que en estos

asentamientos no se llevaran a cabo actividades cotidianas, como la

agricultura o ceremonias públicas o religiosas.

Los sitios cuyo emplazamiento se realiza mediante terrazas no es

exclusivo por supuesto de la zona que estamos estudiando, de hecho, una gran

cantidad de sitios mesoamericanos presentan esta característica -como

Xochicalco, La Quemada, El Tajín, Malinalco... por mencionar algunos-. De

ahí que surja la controversia sobre la función de este tipo de asentamientos,

pues mientras algunos consideran que el emplazamiento en terrazas y en

lugares de difícil acceso obedece a razones de defensa, muchos otros

consideran que este tipo de patrón de asentamiento tiene que ver más bien

con cuestiones rituales.

Es evidente que existen muchos sitios terraceados cuya función se

relaciona con cuestiones rituales, en el Bajío, dos ejemplos serían Plazuelas y

Zaragoza. Ambos sitios se distribuyen a lo largo de terrazas, sin embargo no

parece que se restringen los accesos, los terraceos son abiertos^. Y de hecho

Plazuelas puede verse a kilómetros de distancia, por lo que es difícil pensar

que un sitio con estas características se esté protegiendo.

156

Page 165: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Los sitios presentados en el capítulo 4 tienen otras características, a

pesar de que comparten el rasgo del emplazamiento sobre terrazas. Son sitios

desde donde se tiene una excelente visibilidad de los valles circundantes, a

pesar de que desde los valles es difícil identificarlos. El sistema de terraceo y

el terreno mismo restringen los accesos, existiendo incluso en algunos casos

murallas que circundan el sitio -como son Los Edificios y Viejo Cuerámaro-.

Además no debemos perder de vista que estamos en una región de planicies

muy fértiles, por lo que es difícil pensar que el motivo principal de “subirse” a

los cerros fue el aprovechamiento de las terrazas para la agricultura.

Desarrollaron todas sus actividades en los cerros en los que se emplazaron,

pues hay evidencias de unidades habitacionales, terrazas agrícolas y áreas

ceremoniales.

Creo que primordialmente la cuestión sobre la cual debe girar la discusión

para poder definir si los sitios terraceados son sitios ceremoniales o

defensivos, son las características particulares de su emplazamiento, pues es

evidente que se está hablando de asentamientos distintos y no se puede

considerar el hecho de que estén terraceados como mero indicador de una o

de otra función. Mientras que existen sitios terraceados cuyas características

pueden considerarse rituales, existen otros, como los encontrados en la

vertiente del Turbio, que nos hacen considerarlos principalmente como sitios

de resguardo. Para definir la función principal de estos asentamientos se

tienen que tomar en cuenta varios factores, como son la restricción de

accesos, la visibilidad que se tenga desde los valles hacia el sitio (no solamente

al revés), su ubicación respecto a otros asentamientos, sistema constructivo,

elementos constructivos... y muy importante, habrá que tenerse muy presente

la situación sociopolítica contemporánea a estos.

Estamos hablando aquí de sitios de resguardo, pues algunas veces en

la literatura arqueológica se les ha llamado “militaristas”, lo que sin duda

evoca una problemática distinta. Al hablar de resguardo, no debemos buscar

157

Page 166: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

en todos ellos evidencia de batallas o de cualquier acto violento, pues el hecho

de se estén protegiendo de cualquier tipo de ataque no quiere decir que estos

ocurrieran con cotidianeidad y que por lo tanto esperemos encontrar centenas

de puntas de proyectil, o indicios de estructuras destruidas y quemadas -como

sí sucede en Cerro Barajas, (Pereira et. al., 2005)-. Los datos en el Bajío

apuntan a considerar el periodo Epiclásico bajo una serie de perspectivas, y

por lo tanto distintos y variados acontecimientos, pues si bien este periodo se

caracteriza por una serie de movimientos poblacionales y por lo tanto de

interacción, no podemos ignorar que grandes centros de poder se

abandonaron, lo que denota también una serie de eventos que estuvieron

marcados por tensión.

Es en este marco en donde la posible función de resguardo de estos

sitios puede tener una explicación, pues dados los numerosos movimientos

demográficos que se estaban llevando a cabo en el entorno, era necesario

mantener puntos estratégicos para la defensa.

V.4. Correlación de elem entos: ¿es el Río Turbio una fro n tera

cultural?

Existen distintos y variados aspectos que deben explicarse para poder

confrontar la propuesta de este estudio, el más destacado puede ser el término

“frontera”. Antes de discutir la hipótesis, tendremos que retomar algunos

puntos del modelo del que partimos, y tratar de correlacionar las variables

derivadas de los datos.

Para que la propuesta tenga sentido se deben considerar

principalmente dos cosas: si realmente el emplazamiento de los sitios nos

hace suponer que su función fue principalmente de resguardo, y si la

distribución de estos nos sugiere un posición de frontera. Partimos entonces

de las propuestas sobre patrón de asentamiento y región (capítulo 3 de esta

158

Page 167: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

tesis), en donde se plantea un esquema propuesto por Vogt para el estudio de

los asentamientos que consiste en la consideración de 5 aspectos de

importancia, que van desde la descripción de las casas individuales, hasta las

relaciones de las aldeas en un área determinada.

En este estudio, comenzamos por definir una subregión cultural al

suroeste de Guanajuato en donde se pueden identificar una serie de

asentamientos con características tanto arquitectónicas como de ubicación

distintas a las observadas en la gran mayoría de los sitios del Bajío. Estos

sitios, que definimos como defensivos o de resguardo, se distribuyen sobre

todo en la vertiente del Río Turbio, compartiendo además otros rasgos como

la cerámica. Aunque aquí se le ha dado mayor énfasis a los sitios defensivos -

con el fin de proponer eventos-, recordemos que el concepto de frontera surge

a raíz del patrón distributivo de los distintos rasgos arquitectónicos, como son

los patios hundidos hacia la parte central del Bajío y los juegos de pelota en

las márgenes del Lerma hacia el suroeste de la región. ¿Qué es lo que se busca

con los sitios identificados entonces? ¿A qué se debe el cambio en el patrón de

asentamiento y en la arquitectura en el suroeste del Bajío?

Aunque cabe aclarar que solamente existe un fechamiento absoluto

para uno de los sitios, La Mina, se ha propuesto que estos sitios son

posteriores al auge del desarrollo local debido a los tipos cerámicos más

abundantes, y que corresponden al Epiclásico. La ubicación cronológica

propuesta, aunada al patrón distributivo y la complejidad

constructiva, son los elementos que nos hicieron considerar a esta serie de

asentamientos terraceados bajo una misma perspectiva:

El patrón distributivo

Aunque existen algunos asentamientos terraceados dispersos, como

Los Gatos (16) y Mesa del Timbre (17), se observa una clara concentración de

su presencia en los cerros que se encuentran en la vertiente del Turbio,

159

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

presencia que se podría prolongar hacia el norte de Guanajuato, dada la

existencia de Los Edificios (28) en la Sierra de Comanja, que si bien no es

geográficamente cercano a nuestros sitios del suroeste, comparte el hecho de

las características de resguardo. No podemos asegurar hasta ahora que los

asentamientos del Turbio tuvieran una relación entre sí, por lo tanto no

podemos hablar tampoco de una jerarquía de asentamientos, lo que une a

estos sitios es el hecho de compartir el patrón de asentamiento, por lo que

hemos propuesto que se establecieron bajo los mismo fines y las mismas

eventualidades.

Cuando se habla de estudios de patrones de asentamiento se ha

considerado muchas veces que para que este pueda tener efecto uno de los

pasos principales es establecer una jerarquía de asentamientos, es decir, la

relación entre los sitios se supedita a una estructuración social en la que

puedan jerarquizarse sitios mayores y otros de distinto rango, estableciendo la

función de cada uno de estos dentro de la estructura. No es este el caso en esta

investigación, puesto que como ya se aclaró además de la cerámica no existen

otros elementos con los cuales podamos afirmar una relación clara existente

entre los sitios, y sin embargo considero que podemos seguir hablando de un

estudio de patrón de asentamiento. Aún sin afirmar la relación o la no

relación de nuestros sitios, partimos de otros supuestos para considerarlos

dentro de una misma área y una misma categoría: se encuentran en un mismo

espacio geográfico, que los hace vivir en un medio ambiente similar y por lo

tanto tener prácticas en común, derivadas del acceso y la explotación de los

recursos disponibles y las condiciones topográficas. Comparten la forma de

disposición en el espacio, estableciéndose todos en las cimas de los cerros con

pendientes muy abruptas y con una amplia visibilidad de los valles

circundantes, restringen accesos y parece que todas las actividades -tanto

rituales como domésticas- se realizaban en los cerros, dados los distintos

elementos arquitectónicos y el uso del espacio que se aprecia.

160

Page 169: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Complejidad constructiva

Uno de los primeros cuestionamientos que surgen al ver un sitio

emplazado sobre terrazas, es si esto obedece principalmente al

aprovechamiento del terreno para las prácticas agrícolas, situación que

requiere de extensos terraceos con indicios de agricultura, además de que los

muros de contención entre las terrazas son de una altura menor y hechos por

lo regular con piedra sin trabajar. Lo observado en nuestros sitios es distinto.

Aunque existen terrazas que debieron destinarse a la siembra26, existen

también amplios y complejos sistemas de terraceos para edificar otras

construcciones, como montículos y plazas, observándose también en algunas

restos de habitación. Además los muros de contención son de piedra

trabajada, y entre las terrazas hay accesos escalonados de piedra trabajada

también. Los casos de Los Metates (15), Viejo Cuerámaro (10), La Mina (11) y

Nogales (07), sobresalen por su magnitud y su complejo sistema constructivo,

aunque además de su patrón de asentamiento, no existen grandes similitudes

arquitectónicas entre estos. El sitio Los Metates es uno de los más grandes,

cuenta con extensas plataformas en algunas de las cuales desplantan

montículos. El rasgo más notorio en Viejo Cuerámaro es la construcción de

una muralla que rodea al conjunto principal, el que consta de plazas, patios y

montículos. La Mina puede considerarse uno de los sitios más importantes de

esta región, ya que además de ser uno de los sitios más grandes y con un

sistema constructivo que denota un gran trabajo invertido, las exploraciones

que se han llevado a cabo sugieren que pudo tener también implicaciones

funerarias, dados los hallazgos en una de las terrazas. Por su parte Nogales,

que sin duda es un asentamiento con una filiación distinta, ha sido

considerado por quienes lo han explorado como un sitio con claras

características defensivas. Su sistema constructivo difiere principalmente en

26 Como es el caso del sitio La Mina, el que presenta hacia su lado sur una serie de terrazas de entre uno y dos metros de separación aproximadamente y con muros de contención de poca altura.

161

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

el empleo de lajas apiladas sin ningún tipo de argamasa, aunque esto de

ninguna manera sugiere que el sitio fuera “de paso” o que el trabajo invertido

sea menor que en otros. Es uno de los asentamientos defensivos con una de

las ocupaciones más largas, y en donde además se han encontrado una gran

cantidad de restos de habitación construidas con lajas trabajadas también.

En los asentamientos de la vertiente del Turbio puede observarse una

buena cantidad de trabajo invertido, en donde destacan también espacios

destinados a ceremonias públicas. Podemos inferir que fueron sitios que

mantuvieron una ocupación constante por algún periodo, presumiblemente el

Epiclásico. Destacamos esto porque en otras regiones del centro-norte

pueden encontrarse sitios en las cimas de los cerros con formas muy

parecidas, pero creemos que sus características y funciones son otras. Son

sitios de menores dimensiones y en donde no parece que se haya pensado en

mantener una ocupación larga, dadas las características del sistema

constructivo, por lo que la función de este tipo de sitios puede ser muchas

veces como mero observatorio.

Hasta aquí lo que se ha buscado en este apartado es concretar la

categoría que se les está dando a los sitios terraceados de la vertiente del

Turbio, además de responder a algunas de las problemáticas planteadas en el

capítulo 3, en el que se hablaba también sobre el porqué de la presencia de

patios hundidos en los sitios que se están considerando en otro tipo. Al

respecto de esto se esbozó que el patio hundido pudo ser un rasgo de amplia

difusión retomado por algunas de las sociedades establecidas en las cimas de

los cerros, y no consideramos que este elemento sea el eje constructivo en

estos sitios -al contrario de los pertenecientes a la tradición local-. Se recalca

entonces que los asentamientos del Turbio están más definidos por sus

condiciones geográficas y topográficas que por sus rasgos arquitectónicos.

162

Page 171: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Río Turbio, ¿unafrontera geográfica y temporal?

En el capítulo concerniente al planteamiento del problema (capítulo 3)

se expuso el sentido del término “frontera” bajo el cual se trabaja en este

estudio. Considero que para una mejor comprensión y aplicación de este

concepto debe de asociarse a los estudios regionales, en donde se buscan

procesos evolutivos de las problemáticas locales y su impacto en distintos

niveles. Siendo así, la región debe ser vista tanto espacial como

cronológicamente27, dado que los sucesos naturales y culturales ocurridos

tienen resonancia tanto en términos geográficos como temporales.

Todos estos aspectos se hacen presentes en la región, la conformación

de un espacio definido por la integración de distintos elementos que hacen

posible su delimitación. Este espacio tendrá entonces una frontera activa, que

fluctúa al mismo tiempo que las dinámicas culturales. El Río Turbio se

visualiza como un espacio que en determinado momento histórico regional

fungió como frontera. Son los eventos ocurridos en la región los que dan

sentido a esta propuesta, de aquí la importancia del análisis regional para

problematizar y posteriormente interpretar el patrón de asentamiento de la

vertiente del Turbio, dado que hasta ahora no hay exploraciones sistemáticas

de estos sitios, por lo tanto debe partirse de un esquema general.

La consideración del Bajío como frontera ha sido ya tratada por

distintos investigadores y desde distintos ángulos. Desde la perspectiva de la

frontera mesoamericana, hasta otras que tocan puntos más particulares como

la distribución de ciertos rasgos arquitectónicos o cerámicos. Haciendo

referencia otra vez a “frontera” como fenómeno activo, tomemos la

concepción fronteriza del Río Turbio partiendo de considerar que su

funcionalidad estuvo sujeta a los eventos acaecidos en determinado momento

27 En referencia a lo expuesto por Herrejón P. (2008) sobre región, en cap. 3 de esta tesis.

163

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

histórico, por lo tanto, su significación depende de los sucesos de la región. Es

necesario entonces identificar estos sucesos.

En un trabajo publicado en 1999, David Ch. Wright propuso que el

Bajío está dividido en dos áreas, occidental y oriental, estableciendo una

frontera cultural en el Río Guanajuato. Asocia los asentamientos de la parte

occidental con los Altos de Jalisco, los que se establecen en lugares elevados,

así como en patrones radiales que asocia directamente a la Tradición

Teuchitlán. En el Bajío oriental las características predominantes serían los

patios cerrados asociados en algunas ocasiones a estructuras circulares

también (Wright, 1999: 81).

Por mi parte considero que aunque efectivamente algunos sitios -

terraceados- del Bajío occidental pueden asociarse a Los Altos de Jalisco,

varios más parecen tener otra filiación. Esto es un problema difícil, pues

aunque estamos considerando bajo un mismo tipo los sitios terraceados estos

no parecen tener alguna relación entre sí, y de hecho, parecen asociarse a

otras tradiciones. Aunque esto no es de ninguna manera una aseveración, lo

que aquí se dice es una inferencia que parte de los rasgos arquitectónicos

solamente, pero que sin duda puede tener importantes implicaciones cuando

se estudie más a fondo.

En un apartado anterior de este mismo capítulo se trató sobre los

movimientos poblacionales que se han propuesto para esta región, fenómeno

que se ha visto como característico del Epiclásico en toda Mesoamérica. En el

suroeste del Bajío estos movimientos también debieron presentarse. Existen

asentamientos en los que se ha identificado una ocupación relativamente

corta y perteneciente al Epiclásico, como son Plazuelas y Zaragoza, mientras

que en Peralta hay un vacío entre aproximadamente el 700 d.C. y el Posclásico

tardío, es decir, antes de una ocupación tarasca muy somera la ocupación más

tardía que se tiene es aproximadamente del 650. ¿A dónde y porqué se fueron

sus habitantes?

164

Page 173: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

Mucho se ha discutido ya sobre el posible papel que jugó Teotihuacan

en la desintegración de los centros del poder de “tierra adentro”, entre ellos el

Bajío. Sin negar del todo esta hipótesis, habría qué definir cómo y en qué

medida intervendría Teotihuacan en el abandono de los poderíos abajeños, ya

que tal como antes se mencionó también, en el suroeste del Bajío carecemos

de evidencias claras de los nexos con Teotihuacan, por lo tanto de inicio

tenemos qué revisar datos más concretos y más locales.

No se puede hablar todavía certeramente sobre las causas de los

movimientos poblacionales en el Bajío, lo que sí es claro son sus efectos.

Partiendo de considerar el concepto de frontera como un punto de

confluencia, es necesario repasar la tipología de sitios realizada en el capítulo

4 para identificar y proponer las posibles influencias que pudieron circular

por la vertiente del Turbio.

La vertiente del Turbio es un escenario difícil, dados la gran cantidad

de asentamientos existentes y las diferencias que estos presentan. Aunque

seguimos considerando como patrón recurrente en estos el asentarse en

lugares elevados y con pendientes abruptas. Aún así los rasgos

arquitectónicos presentan diferencias. De inicio no olvidemos que es un

espacio sumamente estratégico, en donde confluyen las influencias -o la

presencia- de distintas tradiciones: los patios hundidos hacia el este28, los

Altos de Jalisco y Teuchitlán hacia el occidente, al sur Michoacán con sitios

tan importantes y a la vez distintos como Zaragoza y San Antonio Carupo, y

hacia el norte se inscriben tradiciones más relacionadas con el septentrión,

como El Cóporo.

28 La Tradición de los patios hundidos considero que se ubica sobre todo en la parte central y oriental del Bajío, y aún los sitios que la conforman presentan diferencias. Por ejemplo, se hablaba de la participación de las sociedades abajeñas en la conformación de Tula, dado el rastreo que se tiene del blanco levantado, estas mismas sociedades se cree que tuvieron en algún momento nexos con Teotihuacan. Por otro lado, en sitios como Peralta no se ha identificado esta relación teotihuacana, y al parecer tampoco con Tula, así mismo la presencia del blanco levantado es muy escasa.

165

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

La presencia de asentamientos terraceados posiblemente defensivos no

es exclusiva por supuesto de la vertiente del Turbio, en las regiones aledañas

se han identificado también asentamientos de este tipo. En los Altos de

Jalisco se tiene bien documentada su presencia (Ramos de la Vega y Crespo,

2005; Wright, 1999), sitios en los que algunas veces se incluyen juegos de

pelota. La cronología propuesta para estos se ubica también en el Epiclásico.

La situación colindante con Michoacán es muy parecida, Faugere-

Kalfon (1996) identificó la evolución de las ocupaciones humanas en la región

entre el Río Lerma y Zacapu, detectando importantes cambios en el patrón de

asentamiento en los periodos Epiclásico y Posclásico. En términos generales,

lo que se observa en la región de Zacapu es que durante el Preclásico final y el

Clásico los grupos prefieren asentarse cerca de las ciénegas, en terrenos

planos y abiertos; mientras que en los inicios del Posclásico se abandonan

estos sitios para reagruparse en lugares de difícil acceso, como es el malpaís:

“_ se percibe en estos grandes agrupamientos cierto carácter bélico en esa coyuntura, marcado probablemente por tensiones y amenazas de guerra: el malpaís no ofrece un medio ambiente francamente propicio para el asentamiento de grandes poblaciones que casi alcanzaron densidad urbana, pero sí tiene un innegable carácter defensivo”. (Arnauld, y Faugere-Kalfon, 1998: 24).

No existen hasta ahora datos concluyentes del porqué de estos

movimientos y de estos nuevos patrones de vida. Las hipótesis van desde los

cambios climáticos hasta la caída de Teotihuacan como mecanismo

generador de nuevas organizaciones socio-políticas. Todas estas son

abordadas con cierto temor dado lo aún prematuro de cualquier indicio de

respuesta. Lo que sí es evidente es el gran cambio presentado en las formas

de asentamiento, y todos estos cambios -por lo menos en la vertiente del

Turbio y zonas aledañas- se orientan hacia la búsqueda de espacios

protegidos. No son pocos los asentamientos con estas características, son una

166

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

serie de los mismos que sin duda están hablando de acontecimientos

enmarcados en un ambiente de tensión, sin que esto quiera decir que no

hayan existido al mismo tiempo situaciones de interacción y de intercambio

de ideas.

Ahora bien, si la situación de los asentamientos terraceados se

presenta en todas estas regiones, ¿qué es lo que define entonces al Río Turbio

como una frontera cultural? Ya hemos hablado sobre las importantes

tradiciones que se inscriben en su entorno, y que los mismos sitios defensivos

parecen presentar distintas filiaciones. En el caso de Viejo Cuerámaro (10) se

observan rasgos que coinciden con los Altos de Jalisco, específicamente la

construcción de murallas perimetrales, como en el sitio de Tlacuitapa (en Los

Altos) y Los Edificios (28); este último Ramos y Crespo (2005) ya habían

asociado a Los Altos de Jalisco.

El sitio de La Mina (11) se ha mencionado como parte de la UPT de

Peralta (Rodríguez, 2005). Cárdenas (comunicación personal) considera que

La Mina pudo proveer de obsidiana a Peralta, esto debido al yacimiento

ubicado en las inmediaciones de La Mina y de los vestigios de explotación y

trabajo que hay en el sitio de este material. Ahora bien, si efectivamente

Peralta se abandonó en el Epiclásico habrá que preguntarnos hacia dónde

fueron sus habitantes. Posiblemente los sitios terraceados del oeste del

Turbio (como La Mina) hayan sido receptores de los migrantes de Peralta.

Por otra parte la ocupación Epiclásica de Nogales (7) se sugiere como

producto de una migración norteña (Migeon y Pereira, 2005), aunque los

datos que muestren esta filiación son muy incipientes aún. Sin embargo

efectivamente el sistema constructivo de este sitio no parece tener relación

alguna con las prácticas locales.

Aunque estamos todavía en una etapa muy superficial, puede

identificarse formalmente a la vertiente del Turbio no como mera zona de

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

paso, ni solamente como área de confluencia, sin pensar demasiado en las

implicaciones de estos supuestos. Las características de los sitios nos obligan

a pensar en problemas más profundos, en una región que está siendo

partícipe tanto de la recepción de rasgos como del límite de los mismos.

Repasando el mapa general de sitios, podemos ver que la Tradición de los

patios hundidos llega justamente hasta el Río Turbio, siendo extraño

encontrar sitios de esta tradición del lado este del río. Por otro lado, los

juegos de pelota -característicos en Teuchitlán y en los Altos de Jalisco- son

sumamente escasos hacia el oeste del Turbio.

Todos estos elementos muestran al Río Turbio como una frontera

cultural, en donde grupos posiblemente de distintas tradiciones se asentaron,

compartiendo la idea del resguardo dados los reacomodos poblacionales

característicos del Epiclásico. Estamos consientes de que estas aportaciones

están aún en un nivel muy primigenio, sin embargo su importancia radica en

el hecho de enmarcar mejor los datos existentes y de partir de los datos que

nos ofrece el contexto local.

168

Page 177: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

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1998 H e re n c ia s C h ic h im e c a s . A rq u e o lo g ía 19: 5 5 -8 0

170

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

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T r in id a d D u rá n y J u a n C a r lo s S a in t C h a rle s

1988 " In te rp re ta c ió n d e la h is to r ia de l a s e n ta m ie n to en G u a n a ju a to " , en P r im e ra

R e u n ió n S o b re la s S o c ie d a d e s P re h is p á n ic a s e n el C e n tro O c c id e n te d e M é x ic o .

M e m o r ia , I .N .A .H ., M é x ic o .

171

Page 180: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

C a s ta ñ e d a , C a rlo s , A n a M a r ía C re sp o y L u z M a r ía F lo re s

1996 S a n ta M a ria de l R e fu g io : U n a O c u p a c ió n de fa se T la m im ilo lp a e n el B a jío .

E n T ie m p o y T e r r i to r io en A rq u e o lo g ía . E l C e n tro N o r te d e M é x ic o . A . M . C re sp o y

C. V ira m o n te s , eds. C o le c c ió n C ie n tíf ic a . IN A H . M é x ic o .

C a s ta ñ e d a , C a r lo s y E f ra ín C á rd e n a s

2 0 0 3 A c tu a liz a c ió n de l A tla s d e S u ro e s te d e G u a n a ju a to .

C a s ta ñ e d a , C a r lo s y J o rg e Q u iro z

2 0 0 4 “ P la z u e la s y la T ra d ic ió n B a jío ” , e n T ra d ic io n e s a rq u e o ló g ic a s . E fra ín

C á rd e n a s , co o rd . E l C o le g io d e M ic h o a c á n , G o b ie rn o de l E s ta d o d e M ic h o a c á n .

Z a m o ra , M ic h . M é x ic o .

C la rk e , D a v id L.

1977 “ S p a tia l A rc h a e o lo g y ” P e te rh o u se , C a m b rid g e , E n s la n A c a d e m ic P re ss ,

L o n d o n .

C o e , M . D . y K .V . F la n n e ry

1964 M ic ro e n v iro m e n ts a n d M e s o a m e r ic a n P re h is to ry . E n H u m a n e co lo g y :

c o lle c te d rea d in g s . B re s le r B . J ., ed . (1 9 6 6 ) A d d is o n -W e s le y P u b lis h in g C o m p a n y ,

IN C . M a ssa c h u se tts .

C re sp o O v ie d o , A n a M a ría

1992 “U n id a d e s P o lít ic o -T e r r i to r ia le s ” , e n O rig e n y d e s a r ro llo e n el O c c id e n te de

M é x ic o . B r ig it te B o e h m d e L a m e ira s y P h il W e ig a n d c o o rd s . E l C o le g io de

M ic h o a c á n . Z a m o ra , M ic h . M é x ic o .

C re sp o O v ie d o , A n a M a r ía y C a r lo s V ira m o n te s

1996 P re se n ta c ió n , en T ie m p o y T e rr ito r io en A rq u e o lo g ía . E l c e n tro -n o r te de

M é x ic o . C re sp o y V ira m o n te s c o o rd s . C o le c c ió n C ie n tíf ic a . IN A H . M é x ic o .

E n r íq u e z F a ría s , R o x a n a

2 0 0 9 H a c ia la c o n fo rm a c ió n d e l p a is a je de l c e n tro n o r te en el p e r io d o c lá s ico . T e s is

d e m a e s tr ía . C e n tro de E s tu d io s en G e o g ra f ía H u m a n a del C o le g io d e M ic h o a c á n . L a

P ie d a d , M ic h . M é x ic o .

F a u g è re -K a lfo n , B r ig it te

172

Page 181: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

1996 E n tre Z a c a p u y R ío L e rm a : C u ltu ra s en u n a z o n a fro n te r iz a . C o lle c t io n É tu d e s

M é so a m é ric a in e s II-1 5 . C u a d e rn o s d e E s tu d io s M ic h o a c a n o s 7. C e n tre F ra n c a is

d ’É tu d e s M e x ic a in e s e t C e n tra m é r ic a in e s . M é x ic o .

F e rn á n d e z -V . M e d in a , E u g e n ia

2 0 0 4 “E v id e n c ia s d e u n a t ra d ic ió n m e s o a m e r ic a n a en Z a ra g o z a ” , en T ra d ic io n e s

a rq u e o ló g ic a s . E f ra ín C á rd e n a s , c o o rd . E l C o le g io d e M ic h o a c á n , G o b ie rn o de l

E s ta d o d e M ic h o a c á n . Z a m o ra , M ic h . M é x ic o .

F e rn á n d e z , E u g e n ia ; C lo é P o m e d io y G ré g o ry P e re ira

2 0 0 7 L a c e rá m ic a de l B a jío y re g io n e s a le d a ñ a s e n el E p ic lá s ic o : c ro n o lo g ía e

in te ra c c io n e s . M e s a R e d o n d a q u e tu v o lu g a r en el C E M C A , o c tu b re 2 0 0 7 . C e m c a -

C o lm ic h . M é x ic o D F .

F lo ra n c e , C h a r le s A .

1985 “R e c e n t w o rk in th e C h u p íc u a ro R e g io n ” , en T h e A rc h a e o lo g y o f w e s t a n d

n o r th w e s t M e so a m e ric a . F o s te r y W e ig a n d eds. W e s tv ie w P re ss , B o u ld e r an d

L o n d o n .

F lo re s M o ra le s , L u z M a r ía y A n a M a r ía C re sp o

1988 “ E le m e n to s c e rá m ic o s en a s e n ta m ie n to s to lte c a s en G u a n a ju a to y Q u e ré ta ro ” ,

en E n s a y o s d e a lfa re r ía p re h is p á n ic a e h is to r ia de M e so a m é ric a . H o m e n a je a E d u a rd o

N o g u e ra . U N A M -IIA . M é x ic o .

F lo re s M o ra le s , L u z M a r ía y J u a n C a r lo s S a in t-C h a r le s

2 0 0 6 “ C e rá m ic a de l B a jío g u a n a ju a te n s e d u ra n te el C lá s ic o ” , e n L a P ro d u c c ió n

A lfa re ra e n el M é x ic o A n tig u o II. B .L . M e r in o C a r r ió n y A . G a rc ía C o o k , co o rd s .

C o le c c ió n C ie n tíf ic a . IN A H . M é x ic o .

G á n d a ra V ., M a n u e l

1981 E l e s tu d io d e la s s im ili tu d e s y d ife re n c ia s e n el m a te ria l a rq u e o ló g ic o :

tra d ic ió n , in f lu e n c ia y á re a d e in te ra c c ió n , e n In te ra c c ió n C u ltu ra l en el M é x ic o

C e n tra l. E . R a ttra y , J a im e L itv a k y C. D ía z (c o o rd s .) U N A M . M é x ic o .

G ó m e z C h á v e z , S e rg io

2 0 0 2 “ P re s e n c ia del O c c id e n te d e M é x ic o e n T e o tih u a c á n . A p ro x im a c io n e s a la

p o lít ic a e x te r io r del E s ta d o te o tih u a c a n o ” , en Id e o lo g ía y p o lít ic a a tra v é s de

m a te r ia le s , im á g e n e s y s ím b o lo s . M e m o r ia s d e la P r im e ra M e sa R e d o n d a de

T e o tih u a c á n . M . E . R u iz ed . U N A M , IIA , IIE , IN A H . M é x ic o .

173

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

G o n z á le z L e d e s m a

2 0 0 4 “E s tu d io y v a lid a c ió n de l p a tr im o n io n a tu ra l de l C e rro P e ra l ta ” , P ro y e c to

A rq u e o ló g ic o P e ra lta . E . C á rd e n a s d ir. D R P M Z A , IN A H . M é x ic o .

H a rr is , M a rv in

1978 C a n íb a le s y R e y e s . E d . A rg o s V e rg a ra . B a rc e lo n a , E sp a ñ a .

[1 9 7 9 ] 1993 “P r in c ip io s te ó r ic o s de l M a te r ia lis m o C u ltu ra l” , e n e n A n tro p o lo g ía ,

L e c tu ra s . B o h a n n a n y G la z e r c o m p ila d o re s . M c G ra w H il l- In te ra m e r ic a n a d e E sp a ñ a .

1981 E l d e sa r ro llo d e la te o r ía a n tro p o ló g ic a . U n a h is to r ia d e la s te o r ía s d e la

cu ltu ra . E d . S ig lo X X I. E sp a ñ a .

H e rre jó n P e re d o , C a rlo s

2 0 0 9 “E l e s p a c io y o tro s a c to re s de la H is to r ia ” , e n G e o g ra f ía H u m a n a y C ie n c ia s

S o c ia le s . U n a re la c ió n re e x a m in a d a . M . C h á v e z T o rre s , O .M .. G o n z á le z S a n ta n a y

M .C . V e n tu ra P a tiñ o eds. E l C o le g io d e M ic h o a c á n . Z a m o ra , M ic h . M é x ic o .

H o d d e r , Ia n y O rto n C liv e

1990 A n á lis is E s p a c ia l e n A rq u e o lo g ía . E d . C rític a . B a rc e lo n a , E sp a ñ a .

J im é n e z B e tts , P e te r

1992 “U n a re d d e in te ra c c ió n de l n o ro e s te d e M e so a m é ric a : u n a in te rp re ta c ió n ” , en

O rig e n y D e s a rro llo en el O c c id e n te d e M é x ic o . B . B o h e m d e L a m e ira s y P . W e ig a n d

eds. E l C o le g io d e M ic h o a c á n . Z a m o ra , M ic h . M é x ic o .

2 0 0 5 “ L le g a ro n , se p e le a ro n y se fu e ro n : lo s m o d e lo s , a b u so s y a lte rn a tiv a s d e la

m ig ra c ió n e n la a rq u e o lo g ía d e l n o rte d e M e s o a m é ric a ” , en R e a c o m o d o s

d e m o g rá f ic o s d e l C lá s ic o al P o s c lá s ic o e n el c e n tro de M é x ic o . L in d a M a n z a n illa , ed.

U N A M -IIA . M é x ic o .

J im é n e z M o re n o , W ig b e r to

1941 “ T u la y lo s to l te c a s s e g ú n la s F u e n te s h is tó r ic a s ” , en R e v is ta M e x ic a n a de

E s tu d io s A n tro p o ló g ic o s . S o c ie d a d M e x ic a n a d e A n tro p o lo g ía . M é x ic o .

1959 “ S ín te s is d e la h is to r ia p re to lte c a en M e s o a m é r ic a ” , e n E s p e le n d o r d e l M é x ic o

A n tig u o . R . N o r ie g a , C . C o o k y J. R . M o c te z u m a c o m p s . C IA M , M é x ic o .

J u á re z C ., D a n ie l y N o e l M o re lo s

1988 “P ro y e c to A b a so lo , 1978 , fa se p ro sp e c c ió n de su p e rf ic ie ” , P r im e ra R e u n ió n

so b re la s so c ie d a d e s p re h is p á n ic a s en el c e n tro o c c id e n te d e M é x ic o . IN A H . M é x ic o .

K e lle y , J o h n C h. y E l le n A b b o tt K e lle y

174

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

1961 M e so a m e ric a n c o lo n iz a tio n o f Z a c a te c a s -D u ra n g o : T h e L o m a S an G a b rie l

a n d C h a lc h ih u ite s C u ltu re s . M e sa R e d o n d a d e la S o c ie d a d M e x ic a n a d e

A n tro p o lo g ía .

1966 “ T h e c u ltu ra l se q u e n c e o n th e n o r th c e n tra l f ro n tie r o f M e s o a m e ric a ” en

A rq u e o lo g ía d e M e so a m é ric a . G u y S tre s se r-P e a n ed. X X X V I C o n g re s o In te rn a c io n a l

d e A m e ric a n is ta s , 1964 . E sp a ñ a .

1974 “ S p e c u la tio n s o n th e C u ltu re H is to ry o f N o r th w e s te rn M e s o a m e ric a ” , en T h e

A rc h a e o lo g y o f w e s t M e x ic o . B e tty B e ll, ed . S o c ie d a d de E s tu d io s a v a n z a d o s del

O c c id e n te d e M é x ic o . J a lisc o , M é x ic o .

L e a c h , E d m u n d

1976 “E l E s tru c tu ra lis m o e n la A n tro p o lo g ía S o c ia l” , e n In tro d u c c ió n al

E s tru c tu ra lis m o . U m b e rto , et. al. c o m p s . E d . A lian z a . M a d rid .

L é v i-S tra u s s , C la u d e

[1 9 5 3 ] 1993 “ L a e s tru c tu ra s o c ia l” , en A n tro p o lo g ía , L e c tu ra s . B o h a n n a n y G la z e r

c o m p ila d o re s . M c G ra w H ill- In te ra m e r ic a n a d e E sp a ñ a .

L ó p e z M a z z , Jo sé

2 0 0 8 L a in f lu e n c ia d e l e s tru c tu ra lism o en la a rq u e o lo g ía s u d a m e ric a n a . P á g in a

w eb :

h ttp ://w w w .u n e s c o .o rg .u y /s h s /F ile a d m in /te m p la te s /s h s /a rc h iv o s /a n u a r io 2 0 0 8 /C o n fe re

n c ia 0 4 .p d f

M o ra g ó n M a rtín e z , L u c ía

s /f E s tru c tu ra lis m o y P o s te s tru c tu ra l is m o e n A rq u e o lo g ía . Arqueoweb, re v is ta en

lín ea .

M ig e o n , G é ra ld y G ré g o ry P e re ira

2 0 0 7 “ L a s e c u e n c ia o c u p a c io n a l y c e rá m ic a del C e rro B a ra ja s , G u a n a ju a to y su s

re la c io n e s c o n el C e n tro , O c c id e n te y N o r te d e M é x ic o ” , en D in á m ic a s c u ltu ra le s

e n tre el O c c id e n te , el C e n tro -N o r te y la C u e n c a d e M é x ic o , d e l P re c lá s ic o al

E p ic lá s ic o . B r ig it te F á u g e re co o rd . E l C o le g io d e M ic h o a c á n -C E M C A . M é x ic o .

N o g u e ra , E d u a rd o

1937 “ R iq u e z a s a rq u e o ló g ic a s , ru in a s de L a G lo r ia ” , e n R e v is ta M a p a , v. 3. N o . 26.

M é x ic o .

N a ld a , E n r iq u e

175

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Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

1976 P ro p o s ic io n e s p a ra u n e s tu d io del p ro c e s o d e c o n tra c c ió n d e M e so a m é ric a .

X IV M e s a R e d o n d a d e la S o c ie d a d M e x ic a n a d e A n tro p o lo g ía . M é x ic o .

O re ja s S aco de l V a lle , A lm u d e n a

1995 “D e l “ m a rc o g e o g rá f ic o ” a la A rq u e o lo g ía de l p a isa je . L a a p o r ta c ió n d e la

fo to g ra f ía a é re a ” . C o n se jo S u p e r io r d e In v e s tig a c io n e s C ie n tíf ic a s , M a d rid , E sp a ñ a .

P a re d e s G u d iñ o , B la n c a

2 0 0 5 “ A n á lis is d e f lu jo s m ig ra to r io s y c o m p o s ic ió n m u lt ié tn ic a d e la p o b la c ió n de

T u la , H id a lg o ” , e n R e a c o m o d o s d e m o g rá f ic o s de l C lá s ic o al P o s c lá s ic o e n el c e n tro

d e M é x ic o . L in d a M a n z a n illa , ed. U N A M -IIA . M é x ic o .

P e re g r in e , P .N .

1996 “ In tro d u c tio n : W o rld -S y s te m s T h e o ry a n d A rc h a e o lo g y ” , e n P re -C o lu m b ia n

W o rld -S y s te m s . M o n o g ra p h s in W o rld A rc h a e lo g y no . 26 . M a d iso n , W isc o n s in :

P re h is to ry P re ss .

P e re ira , G ré g o ry , G é ra ld M ig e o n y D o m in iq u e M ic h e le te

2 0 0 5 “ T ra n s fo rm a c io n e s d e m o g rá f ic a s y c u ltu ra le s en el c e n tro -n o r te d e M é x ic o en

v ísp e ra s d e l P o s c lá s ic o : lo s s itio s d e C e rro B a ra ja s ( su ro e s te d e G u a n a ju a to )” , en

R e a c o m o d o s d e m o g rá f ic o s del C lá s ic o al P o s c lá s ic o en el c e n tro de M é x ic o . L in d a

M a n z a n illa , ed . U N A M -IIA . M é x ic o .

P o r te r , M u rie l

1956 “ E x c a v a tio n s a t C h u p íc u a ro , G u a n a ju a to , M é x ic o ” , e n T ra n sa c tio n s o f th e

A m e ric a n P h ilo s o p h ic a l S o c ie ty , V o l. 46 . F ila d e lf ia .

R a m o s d e la V e g a , J o rg e y A n a M a r ía C re sp o

2 0 0 5 “ R e o rd e n a m ie n to d e lo s p a tro n e s a rq u ite c tó n ic o s d e l c e n tro -n o r te de M é x ic o .

D e l C lá s ic o al P o s c lá s ic o ” , e n E l A n tig u o O c c id e n te d e M é x ic o . W ig a n d , L ó p e z

M e s ta s y C . G ro v e eds. E l C o le g io d e M ic h o a c á n . Z a m o ra , M ic h . M é x ic o .

R O D R ÍQ U E Z L a z c a n o , O s c a r

2 0 0 5 A n á lis is e s ta d ís t ic o d e m a te r ia le s a rq u e o ló g ic o s d e A B -6 . T e s is de

L ic e n c ia tu ra . E A N H . M é x ic o .

S ah lin s , M a rsh a ll

1978 “ C u ltu ra , p ro te ín a s , b e n e fic io s : U n c o m e n ta r io al l ib ro d e M a rv in a H a rr is

Caníbales y Reyes"". T h e N e w Y o rk R e v ie w o f B o o k s .

176

Page 185: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

S a laza r, J u lia n

2 0 0 8 “ A p o r te s d e G o rd o n R . W ille y a la c o m p re n s ió n h is tó r ic a d e la a rq u e o lo g ía

a m e r ic a n a ” , en C o m e c h in g o n ia V ir tu a l, re v is ta en l ín e a de a rq u e o lo g ía . N u m . 4 :2 4 5 ­

25 4 .

S a in t-C h a r le s Z e tin a , J u a n C a rlo s

1996 “E l re f le jo del p o d e r te o tih u a c a n o e n el su r d e G u a n a ju a to y Q u e ré ta ro ” , en

T ie m p o y te r r i to r io e n a rq u e o lo g ía . E l c e n tro -n o r te d e M é x ic o . A n a M a r ía C re sp o y

C a r lo s V ira m o n te s c o o rd s . In s ti tu to N a c io n a l d e A n tro p o lo g ía e H is to r ia , M é x ic o .

S a in t-C h a r le s Z e tin a , J u a n C a r lo s et. al1992 “ P ro v in c ia s C e rá m ic a s de l B a j ío ” , P o n e n c ia p re s e n ta d a en el ta l le r -s e m in a r io

d e la c e rá m ic a R o jo so b re b a y o e n la M e s o a m é ric a S e p te n tr io n a l y e n el N o r te de

M é x ic o , S a lam a n ca , G u a n a ju a to .

S á n c h e z C o rrea , S e rg io

1993 “ C o m e n ta r io s so b re a lg u n o s s itio s a rq u e o ló g ic o s lo c a liz a d o s al su ro e s te de

G u a n a ju a to ” e n C u a d e rn o s d e A rq u ite c tu ra M e so a m e ric a n a , N o . 25 . S e m in a r io de

a rq u ite c tu ra p re h isp á n ic a . C e n tro de In v e s tig a c io n e s en a rq u ite c tu ra y u rb a n ism o .

F a c u lta d d e A rq u ite c tu ra d e la U N A M .

S á n c h e z , S e rg io y G a b r ie la Z e p e d a

1981 In fo rm e d e c a m p o del P ro y e c to A rq u e o ló g ic o G a s o d u c to T ra m o S a la m a n c a -

D e g o lla d o . A rc h iv o T é c n ic o de la D ire c c ió n d e A rq u e o lo g ía . IN A H . M é x ic o .

S a n m artí, Jo a n y J o a n S a n ta c a n a

1992 Arqueología espacial e n “ C ie n c ia s , m e to d o lo g ía s y té c n ic a s a p lic a d a s a la

a rq u e o lo g ía ” A u re li Á lv a re z P é re z E t. A l. F u n d a c ió n C a ix a d e P e n s io n s ;

P u b lic a c io n e s d e la U n iv e rs id a d A u tó n o m a d e B a rc e lo n a , E sp a ñ a .

S ín te s is G e o g rá f ic a d e G u a n a ju a to

1988

S m ith , C a ro l A.

1976 “ A n a ly z in g R e g io n a l S o c ia l S y s te m s” , en R e g io n a l A n a ly s is . C a ro l S m ith ed.

V o ll. II. A c a d e m ic P re ss . N e w Y o rk .

S n a rsk is , M ic h a e l

177

Page 186: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

1974 “ C e ra m ic A n a ly s is ” , e n T h e T a ra s c a n -A z te c a F ro n tie r: th e A c a m b a ro F o cu s .

G o re in s te in , et. al. c o o rd s . C o lu m b ia U n iv e rs ity .

S o la r V a lv e rd e , L a u ra

2 0 0 2 In te ra c c ió n in te r re g io n a l e n M e so a m é ric a . U n a a p ro x im a c ió n a la d in á m ic a

de l E p ic lá s ic o . T es is , E N A H . M é x ic o .

2 0 0 6 “ A p u n te s p a ra u n a re f le x ió n in te g ra l de l fe n ó m e n o C o y o tla te lc o ” , e n E L

fe n ó m e n o C o y o tla te lc o en el c e n tro d e M é x ic o : t ie m p o . E s p a c io y s ig n if ic a d o .

M e m o r ia del P r im e r S e m in a r io - ta l le r so b re p ro b le m á tic a s re g io n a le s . L . S o la r

V a lv e rd e , ed . IN A H . M é x ic o .

S p e n c e , M . W .

1977 “ T e o tih u a c á n y el In te rc a m b io d e O b s id ia n a e n M e s o a m e ric a ” . E n L o s

P ro c e s o s d e C a m b io e n M e so a m e ric a y a re a s c irc u n v e c in a s . X V M e s a R e d o n d a .

S M A y U n iv e rs id a d d e G u a n a ju a to . M é x ic o .

S te w a rd , J u lia n

1949 “ T h e n a tiv e p o p u la t io n s o f S o u th A m e ric a ” , e n H a n d b o o k o f th e S o u t

A m e ric a n In d ia n s . J. S te w a rd co m p . V o l. 5. B u re a u o f A m e ric a n E th n o lo g y .

W a sh in g to n .

1955 T h e o ry o f C u ltu re C h a n g e , th e M e th o d o lo g y o f M u lt i l in e a r E v o lu tio n .

U n iv e rs i ty o f I llin o is .

[1 9 5 5 ] 1993 “E l c o n c e p to y el m é to d o d e la E c o lo g ía C u ltu ra l” , en A n tro p o lo g ía ,

L e c tu ra s . B o h a n n a n y G la z e r c o m p ila d o re s . M c G ra w H il l- In te ra m e r ic a n a d e E sp a ñ a .

1977 “ C o n c e p ts a n d m e th o d s o f a re a re s e a rc h ” , e n E v o lu tio n a n d E c o lo g y . E s s a y s

o n so c ia l tra n s fo rm a tio n . Ja n e C . S te w a rd a n d R o b e r t F. M u rp h y e d ito re s . U n iv e rs i ty

o f I llin o is .

T a la d o ire , E r ic

1998 “E l c e n tro n o r te c o m o f ro n te ra d e O c c id e n te ” , en A n tro p o lo g ía e H is to r ia del

O c c id e n te d e M é x ic o . X X IV M e s a R e d o n d a d e la S o c ie d a d M e x ic a n a de

A n tro p o lo g ía , V o l. II. S M A -U N A M . M é x ic o .

T rig g e r , B ru c e

1992 “H is to r ia d e l p e n s a m ie n to a rq u e o ló g ic o ” ed. C r ític a , B a rc e lo n a .

V a le n c ia G a rc ía , G u a d a lu p e 1998 G u a n a ju a to . U N A M , M é x ic o

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Page 187: ‘Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como

Los asentamientos terraceados y el Río Turbio como frontera culturalLizbeth Pérez Alvarez

V o g t, E v o n .Z ., y R ic h a rd M . L e v e n th a l

1983 P re h is to r ic S e ttle m e n t P a tte rn s . E sa y s in h o n o r o f G o rd o n W ille y . U n iv e rs i ty

o f N e w M e x ic o P re ss . A lb u q u e rq u e .

W a tso n , P .J .; S .A . L e b la n c y C .L . R e d m a n

1984 E x p l ic a c ió n a rq u e o ló g ic a : E l m é to d o c ie n tíf ic o e n A rq u e o lo g ía . C o lu m b ia

U n iv e rs i ty P re ss . N e w Y o rk .

W h ite , L e s lie

[1 9 4 9 ] 1993 “ L a e n e rg ía y la e v o lu c ió n d e la c u ltu ra ” , e n A n tro p o lo g ía , L e c tu ra s .

B o h a n n a n y G la z e r c o m p ila d o re s . M c G ra w H il l- In te ra m e r ic a n a d e E sp a ñ a .

W ille y , G o rd o n R .

1953 P re h is to r ic S e ttle m e n t in th e V iru V a lle y , P e rú . B u re a u o f A m e ric a n

E th n o lo g y , B u lle t in 155. W a sh in g to n D .C .

W o lf , E r ic

1972 “E l B a j ío e n el s ig lo X V III . U n a n á lis is d e in te g ra c ió n c u ltu ra l” , en L o s

B e n e f ic ia r io s de l D e s a rro llo R e g io n a l. D . B a rk in , co o rd . S E P . M é x ic o .

W rig h t C a rr, D a v id C h.

1999 “ E l B a jío O rie n ta l d u ra n te la é p o c a p re h ip á n ic a ” , en A rq u e o lo g ía y

E tn o h is to r ia . L a re g ió n del L e rm a . E l C o le g io d e M ic h o a c á n y C e n tro de

In v e s tig a c io n e s e n M a te m á tic a s . M é x ic o .

Z e p e d a , G a b r ie la

1986 E l d e s a r ro llo d e u n n ú c le o p o b la c io n a l a s e n ta d o en la c o n f lu e n c ia de lo s r ío s

L e rm a y G u a n a ju a to : u n a a p re c ia c ió n . T e s is d e lic e n c ia tu ra . E N A H . M é x ic o .

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