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«Losbuenosnovelistas—escribióOscarWilde—sonmuchomásrarosquelos buenos hijos». Quizá sería lícito añadir que los buenos cuentistas sonaúnmás raros que los buenos novelistas. Antes que El retrato de DorianGray, OscarWilde escribió los cuentos que componenEl Príncipe Feliz yotroscuentosy loscompletócon losdeUnacasadegranadas. Sorprendecómounautorqueprescindíadelamoralenbeneficiodelartepudoescribirestoscuentossentimentalesyconmoraleja.Enotrasmanoshabríasidounmaterial peligroso; en las suyas, los cuentos sentimentales se hacenconmovedores, y las fábulas morales se convierten en poemas líricos deinsospechadabelleza.
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OscarWilde
UnacasadegranadasePubr1.2
Hechadelluvia30.10.13
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Títulooriginal:AhouseofpomegranatesOscarWilde,1892Traducción:JaimeValero
Editordigital:HechadelluviaePubbaser1.0
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Eljovenrey
Eralanochequeprecedíaaldíafijadoparalacoronación,yeljovenreyestabasoloensuhermosoaposento.Suscortesanossehabíandespedidotodosdeél,inclinandola cabeza hasta el suelo, conforme a la costumbre ceremoniosa de la época, y sehabían retirado al gran salón de palacio para recibir unas últimas lecciones delmaestro de ceremonias, habiendo entre ellos algunos que todavía tenían modalescompletamente naturales, lo que en un cortesano, apenas necesito decirlo, es unaofensamuygrave.
Elmuchacho—pueserasólounmuchacho,teniendonomásdedieciséisaños—nosintióquesemarcharan,ysehabíaarrojadoconunhondosuspirodealiviosobrelosmullidosalmohadonesde sudivánbordado,yyacía allí reclinado, con losojosagrestes y la boca abierta, como un oscuro fauno de los bosques, o algún jovenanimaldelaselvareciénatrapadoporloscazadores.
Y,enverdad,eranloscazadoreslosquelehabíanencontrado,descubriéndolecasiporcasualidadcuandodescalzoyarremangadoyconsucaramilloenlamanoseguíaal rebaño del pobre cabrero que le había criado y de quien siempre se habíaimaginadoqueerahijo.
Hijo era de la única hija del anciano rey, fruto de un matrimonio secreto conalguienmuypordebajodesurango—unforastero,decíanalgunos,queconlamagiamaravillosa de los sones de su laúd había conseguido que la princesa le amara;mientras que otros hablaban de un artista de Rímini, a quien la princesa habíaotorgadomuchohonor, quizá demasiado, y quehabía desaparecido repentinamentede la ciudad, dejando inacabada su obra en la catedral—. Una semana tan sólodespués de su nacimiento le habían robado del lado de su madre, mientras elladormía,ylehabíanentregadoaloscuidadosdeunvulgarcampesinoydesumujer,quenoteníanhijospropiosyquevivíanenunaparteremotadelbosque,amásdeundíaacaballodesdelaciudad.
El dolor, o la peste, comodictaminó elmédico de la corte, o, como sugirieronalgunos,unvenenoitalianodeacciónrápidasuministradoenunacopadevinoconespeciasmatóunahoradespuésdedespertara lablanca jovenque lehabíadadoaluz.Ymientrasunfielmensajerollevabaalniñoatravesadoensuarzónyllamabaala ruda puerta de la cabaña del cabrero, el cuerpo de la princesa descendía a unatumba abierta que había sido cavada en un cementerio solitario, más allá de laspuertasdelaciudad;unatumbaenlaque,sedecía,yacíatambiénotrocuerpo,eldeun joven de belleza admirable y de otras tierras, cuyasmanos estaban atadas a laespalda con una cuerda con nudos, y cuyo pecho estaba apuñalado con múltiplesheridasrojas.
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Talera,almenos,lahistoriaquesecuchicheabanloshombresunosaotros.Lo cierto era que el viejo rey en su lecho de muerte, bien movido por el
remordimientodesugranpecado,obienmeramentedeseandoqueelreinonopasarade su linaje, había ordenado que fueran a buscar almuchacho, y en presencia delConsejolehabíareconocidocomosuheredero.
Yparecequedesdeelprimermomentodeserreconocidohabíamostradosignosdeesaextrañapasiónpor labellezaqueestabadestinadaa teneruna influencia tangrande sobre su vida. Los que le acompañaron a las estancias instaladas para suserviciohablabanamenudodelgritodeplacerquebrotódesuslabioscuandoviolaropadelicadaylasricasjoyasquelehabíansidopreparadas,ydelaalegríacasiferozconquearrojóaunladosuásperatúnicadecueroysutoscacapadepieldeoveja.Aveces echaba en falta, es verdad, la hermosa libertad de su vida en los bosques, ysiempre estaba predispuesto a irritarse en las aburridas ceremonias de la corte queocupabantantotiempocadadía,peroelpalaciomaravilloso—Joyeuseerallamado—delqueahoraseencontrabadueñoyseñorleparecíaqueeraunmundonuevoreciéncreadoparasudeleite,yencuantopodíaescaparsede lamesadelConsejoode lasaladeaudienciasdescendíacorriendo lagranescalinata,consus leonesdebroncesobredoradoysusgradasdebrillantepórfido,yvagabadandovueltasdesalaensalay de corredor en corredor, como si tratara de buscar en la belleza un calmante aldolor,unaespeciedecuradelaenfermedad.
Enestosviajesdedescubrimiento,comosolíallamarlos—y,enverdad,eranparaélverdaderosviajesatravésdeunpaísdemaravillas—,avecesleacompañabanlosesbeltos pajes de la corte, de rubios cabellos, con sus capas flotantes y sus alegrescintas revoloteantes; peromás amenudo prefería estar solo, sintiendo con un finoinstintocertero,queeracasiunaadivinación,que los secretosdel arte seaprendenmejor en secreto, y que la belleza, lomismoque la sabiduría, ama al que le rindecultoensolitario.
Muchashistoriascuriosascorríansobreélenesetiempo.Sedecíaqueungruesoburgomaestrequehabíaidoapronunciarunafloridapiezadeoratoriaennombredelosciudadanoslehabíavistoarrodilladoenverdaderaadoraciónanteungrancuadroqueacababande llevardeVenecia,yqueparecía ser elheraldodel cultoanuevosdioses.Enotraocasión,selehabíaechadoenfaltadurantevariashoras,ydespuésdeuna larga búsqueda se le había encontrado en una pequeña cámara de una de lastorretasseptentrionalesdelpalacio,contemplando,comosiestuvieraen trance,unagema griega en la que estaba tallada la figura de Adonis. Se le había visto—asícirculaba lahistoria—consus labios tibiosapretadossobre la frentedemármoldeunaestatuaantiguaquesehabíadescubiertoenellechodeunrío,conmotivodelaconstruccióndelpuentedepiedra,yquellevabainscritoelnombredelesclavobitiniodeAdriano[1].Habíapasadotodaunanocheobservandoelefectodelaluzdelaluna
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sobreunaimagendeplatadeEndimión.Todos losmateriales rarosy costosos ejercían ciertamenteunagran fascinación
sobre él, y en su avidez en procurárselos había enviado a buscarlos a muchosmercaderes;aunos,a traficarenámbarcon los toscospescadoresde losmaresdelNorte; a otros, a Egipto, a buscar esa curiosa turquesa verde que se encuentraúnicamenteenlas tumbasde losreyes,ysedicequeposeepropiedadesmágicas;aalgunos,aPersia,aportapicesdesedaycerámicadecorada,yaotros,alaIndia,acomprar gasa ymarfil teñido en colores, adularias y brazaletes de jade,madera desándaloyesmalteazulychalesdefinalana.
Pero lo que le había tenido más ocupado era la ropa que iba a llevar en sucoronación,latúnicadetisúdeoroylacoronaengastadaderubíesyelcetro,consushileras y anillas de perlas. Ciertamente, era en eso en lo que estaba pensando esanochemientras estaba reclinado en su lujoso diván contemplando el gran leño demaderadepinoqueardíayseconsumíaenlachimenea.Losdiseños,queeranobrade losmás famosos artistas de la época, le habían sido sometidos a su aprobaciónmuchosmesesantes,yélhabíadadolaordendequelosartesanosseafanarandíaynocheparahacerlos,ydequeenelmundoenterosebuscaranjoyasquefuerandignasdesutrabajo.Seveíaasímismoensuimaginacióndepieanteelaltarmayordelacatedralconelhermosoatavíodeunrey,yunasonrisaretozabaysedemorabaensuslabiosadolescenteseiluminabaconbrillanteresplandorsusoscurosojosmontaraces.
Después de algún tiempo se levantó de su asiento, y apoyado en la repisaesculpidade lachimeneamiróenderredorsuyoelaposento tenuemente iluminado.Delosmurospendíanricostapicesquerepresentabaneltriunfodelabelleza.Ungranarmario,con incrustacionesdeágatay lapislázuli,ocupabaunángulo,y frentea laventanahabíaunavitrinacuriosamentelabradaconpanelesdelacatrabajadaenpandeoroformandounaespeciedemosaico,yenlaqueestabancolocadosunosvasosdelicadosdecristaldeVeneciayunacopadeónicedevetasoscuras.Enlacolchadeseda del lecho estaban bordadas amapolas pálidas, como si hubieran caído de lasmanos cansadas del sueño, y esbeltas columnillas estriadas de marfil sostenían elbaldaquinode terciopelo,delquesurgíangrandespenachosdeplumasdeavestruz,comoespumablancadelapálidaplatadeltechotrabajadoencalados.UnaestatuadebronceverdedeNarcisoriéndosesosteníasobresucabezaunespejobruñido.Enlamesahabíaunacopaplanadeamatista.
Fuera podía ver la enorme cúpula de la catedral, que surgía como una burbujasobrelascasasensombra,yaloscansadoscentinelasmarchandoarribayabajoenlaterraza que daba al río, envuelta en neblina. Allá lejos, en un huerto, cantaba unruiseñor.Entrabaunatenuefraganciadejazmínporlaventanaabierta.Apartódesufrente los rizos castaños y tomando un laúd dejó que sus dedos vagaran por lascuerdas. Sus párpados cayeron pesados y una extraña languidez se apoderó de él.
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Nuncahabíasentidoantesdeunmodotanagudoniconunaalegríatanexquisitalamagiayelmisteriodelascosashermosas.
Cuando sonaron las doce campanadas de lamedianoche en el reloj de la torretocó una campanilla y entraron los pajes y le desvistieron con mucha ceremonia,vertiéndoleaguade rosasen lasmanosyesparciendo floresensualmohada.A lospocosminutosdequesalierandelahabitaciónsequedódormido.
Ymientrasdormíatuvounsueño,yheaquíloquesoñó:Soñóqueestabaenundesvánlargoybajodetecho,enmediodelzumbidoyel
estrépito de muchos telares. Entraba una escasa luz del día a través de ventanasenrejadasquelepermitíaverlasflacasfigurasdelostejedores,inclinadassobresusbastidores. Niños pálidos, de aspecto enfermizo, estaban acurrucados sobre lasenormes vigas transversales. Cuando las lanzaderas se lanzaban a través de laurdimbre,elloslevantabanlaspesadasbarrasdemadera,ycuandolaslanzaderassedetenían,dejabancaerlasbarrasyapretabanloshilos.Teníanlacaradescoloridaporelhambrey les temblabanpoco firmes lasmanosdelgadas.Unasmujeresojerosascosíansentadasalrededordeunamesa.Inundabaellugarunolorhorrible;elaireeraviciadoypesado,ylasparedesgoteabanychorreabandehumedad.
Eljovenreyseaproximóaunodelostejedoresysequedójuntoaélyleobservó.Yeltejedorlemiróairadamenteyledijo:—¿Por qué os quedáismirándome? ¿Sois un espía que ha puesto nuestro amo
contranosotros?¿Quiénestuamo?—preguntóeljovenrey.—¡Mi amo! —exclamó el tejedor con amargura—. Es un hombre como yo.
Ciertamente no haymás que esta diferencia entre nosotros: que él lleva ropa finamientras queyovoyvestidodeharapos, y quemientras yo estoydebilitadopor elhambre,élpadecenopocoporcomerdemasiado.
—Latierraeslibre—dijoeljovenrey—,ynoeresesclavodeningúnhombre.—Enlaguerra—replicóeltejedor—,losfuerteshacenesclavosalosdébiles,y
enlapaz,losricosesclavizanalospobres.Nosotrostenemosquetrabajarparaviviryellos nos dan pagas tan miserables que nos morimos. Nosotros trabajamosagotadoramente para ellos a lo largo de todo el día y ellos amontonan oro en suscofres, y nuestros hijos se ajan antes de tiempo, y las caras de los que amamos sevuelvendurasymalvadas.Nosotrospisamoslasuvasyotrosebebeelvino.Nosotrossembramos el trigo y nuestra mesa está vacía. Tenemos cadenas, aunque ningunamiradalascontemple;ysomosesclavos,aunqueloshombresnosllamenlibres.
—¿Lesocurreesoatodos?—preguntó.—Esolesocurreatodos—respondióeltejedor—,alosjóveneslomismoquea
losviejos,alasmujereslomismoquealoshombres,alosniñospequeñoslomismoquea losqueestáncargadosdeaños.Losmercaderesnosoprimen,y tenemospornecesidad que hacer lo que nos ordenan. El sacerdote pasa a caballo rezando el
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rosario,yningúnhombre sepreocupapornosotros.Pornuestrascallejas sin sol searrastra lapobrezaconsusojoshambrientos,yelpecado,consucaraembrutecidaporelalcohol,lasigue,pisándolelostalones.Lamiserianosdespiertaporlamañanay la vergüenza se sienta a hacernos compañía por la noche. Pero ¿qué puedenimportarosestascosas?Nosoisunodelosnuestros.Tenéisunacarademasiadofeliz.
Ysevolviódeespaldasceñudoylanzólalanzaderaatravésdelaurdimbre,yeljovenreyvioqueestabaenhebradaconhilodeoro.
Yungran terrorseapoderódeél,ydijoal tejedor:—¿Quévestidoesestequeestástejiendo?
—Eslatúnicaparalacoronacióndeljovenrey—respondió—;¿quéosimporta?Yeljovenreylanzóunfuertegrito,ydespertó,yheaquíqueestabaensupropia
cámara,yatravésdelaventanaveíalagranlunacolordemielsuspendidaenelaireoscurodelanoche.
Ysedurmiódenuevoysoñó,yheaquíloquesoñó:Soñóqueestabatendidoencubiertadeunaenormegaleraenlaqueremabancienesclavos.Enunaalfombra,asulado,estabasentadoelpatróndelagalera.Eranegrocomoelébanoysuturbanteeradesedacarmesí.Grandespendientesdeplatapendíandelosgruesoslóbulosdesusorejas,yenlasmanosteníaunabalanzademarfil.
Losesclavosestabandesnudos,salvoelcalzónharapiento,ycadahombreestabaencadenadoasuvecino.Elsolardientecaíadeslumbradorsobreellos,ylosnegroscorrían arribay abajo entre las hileras de losbancosy los azotaban con látigosdecuero.Ellosextendíansusbrazosflacosygolpeabanlospesadosremosatravésdelagua.Volabadelaspalaslalluviadesal.
Por fin llegaron a una pequeña ensenada y empezaron a sondearla. Un vientoligerosoplabade lacostaycubría lacubiertay lagranvela latina triangulardeunfinopolvo rojo.Salieron tres árabesmontadosenasnosmontaracesy les arrojaronlanzas.Elpatróndelagaleratomóensusmanosunarcopintadoyledisparóaunode ellos en la garganta. Cayó pesadamente en el rompiente de las olas, y suscompañerossefueronalgalope.Unamujerenvueltaenunveloamarillo lesseguíalentamenteacamello,echandounamiradaatrásdevezencuandoalcadáver.
Encuantoecharonel anclayarriaron lavela, losnegrosbajarona labodegaysacaronunalargaescaladecuerda,conpesadolastredeplomo.Elpatróndelagaleralalanzósobrelaborda,sujetandolosextremosadospuntalesdehierro.Entonceslosnegroscogieronalmásjovendelosesclavos,learrancaronlosgrilletesylellenarondeceralosorificiosdelanarizydelosoídos,yleataronunagranpiedraalrededorde la cintura. Se arrastró pesadamente escaleras abajo y desapareció en el mar.Subieronunasburbujasdondeélsehabíasumergido.Algunosdelosotrosesclavosmiraronconcuriosidadporencimadelaborda.Enlaproadelagaleraestabasentadounencantadordetiburonesbatiendomonótonamenteuntambor.
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Pasado un tiempo, el buceador salió del agua y se abrazó jadeante a la escala;llevaba una perla en la mano derecha. Los negros se la cogieron y volvieron alanzarlealagua.Losesclavossequedarondormidossobresusremos.
Unayotravezsubió,yllevabaconsigocadavezunabellaperla.Elpatróndelagaleralaspesabaylasmetíaenunapequeñabolsadecueroverde.
Eljovenreyintentóhablar,peroparecíaqueselepegabalalenguaalpaladar,ysuslabiossenegabanamoverse.Losnegroscharlabanunosconotros,yempezaronapelearseporunahileradecuentasbrillantes.Dosgrullasvolabandandovueltasymásvueltasalrededordelnavío.
Luego, el buceador emergió por última vez, y la perla que llevaba consigo eramáshermosaquetodaslasperlasdeOrmuz,puesteníaunaformasemejantealalunallena y eramás blanca que el lucero del alba. Pero su rostro estaba extrañamentepálido, y cuando cayó en cubierta le manó sangre de los oídos y de la nariz; seestremecióduranteunmomento,yluegosequedóinmóvil.Losnegrosseencogierondehombrosyarrojaronelcuerpoporencimadelaborda.
Yelpatróndelagalerasereía,yalargandolamanocogiólaperla,ycuandolaviolaapretócontrasufrenteeinclinólacabeza.
—Será—dijo—paraelcetrodeljovenrey.Ehizoseñasalosnegrosdequelevarananclas.Ycuandoeljovenreyoyóestolanzóunfuertegrito,ydespertó,yatravésdela
ventanavioloslargosdedosgrisesdelaauroraasiéndosealasestrellasqueseibanapagando.
Ysedurmiódenuevoy soñó,yhe aquí loque soñó:Soñóquevagabaporunbosque sombrío, en el que pendían frutas extrañas y bellas flores venenosas. Lasvíboraslesilbabancuandopasaba,ylorosabigarradosvolabangritandoderamaenrama.Enormestortugasyacíandormidasenellodocálido.Losárbolesestabanllenosdemonosydepavosreales.
Élseguíayseguía,hastaquellegóallinderodelbosque,yallívioaunainmensamultituddehombresqueseafanabanfatigosamenteenel lechosecodeunríoyseapiñabanarriba en los riscos comohormigas.Cavabanhondospozos enel sueloybajaban a ellos. Algunos hendían las rocas con grandes hachas; otros buscaban agatasenlaarena.Arrancabanloscactusderaízypisoteabanlasfloresescarlata.Seapresuraban,llamándose,yningúnhombreestabaocioso.
Desde la oscuridad de una caverna, laMuerte y laAvaricia les vigilaban, y laMuertedecía:
—Estoycansada;dameunterciodeellosydejaquemevaya.PerolaAvariciameneabalacabeza:—Sonsiervosmíos—replicaba.YlaMuerteledijo:
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—¿Quétienesenlamano?—Tresgranosdetrigo—respondió—.¿Quémástedaati?—Dameuno de ellos—exclamó laMuerte—para plantarlo enmi jardín; sólo
unodeellos,ymeiré.—Notedaránada—dijolaAvaricia.Yescondiólamanoenlosplieguesdesutúnica.YlaMuerteserió,ytomóunacopaylasumergióenuncharcodeagua,ydela
copa salió la fiebre malaria. Pasó entre la gran multitud, y la tercera parte cayómuerta.Laseguíaunafríaneblina,ylasculebrasdeaguacorríanasulado.
YcuandoviolaAvariciaqueunterciodelamultitudhabíamuertosegolpeóelpechoylloró.Golpeósupechoestérilygritóconvozsonora:
—Has matado a un tercio de mis siervos—gritó—, ¡vete! Hay guerra en lasmontañas de Tartaria y te invocan los reyes de los dos bandos. Los afganos hanmatadoalbueynegroymarchanalcombate.Hanbatidolosescudosconlaslanzasyse han puesto los yelmos de hierro. ¿Qué significa para ti mi valle para que tedetengasenél?¡Veteynovuelvasmás!
—No—respondiólaMuerte—;hastaquenomehayasdadoungranodetrigonomeiré.
PerolaAvariciacerrólamanoyapretólosdientes.—Notedarénada—susurró.YlaMuerteserió.Cogióunapiedranegraylaarrojóalbosque,ydeunamatade
cicutasaliólafiebre,contúnicadellamas.Pasóentrelamultitudylatocó,ymoríacadahombreaquientocaba.Lahierbasesecababajosuspiessegúncaminaba.
YlaAvariciaseestremeció,ypusocenizasobresucabeza.—Erescruel—gritaba—,erescruel.Hayhambreenlasciudadesamuralladasde
laIndia,ysehanagotadolascisternasdeSamarcanda.HayhambreenlasciudadesamuralladasdeEgipto,ylaslangostashansalidodeldesierto.ElNilonohainundadosusorillas,ylossacerdoteshanmaldecidoaIsisyaOsiris.Veteadondetenecesitanydéjameamissiervos.
—No—respondiólaMuerte—;hastaquenomehayasdadoungranodetrigonomeiré.
—Notedarénada—dijolaAvaricia.YlaMuerteseriódenuevo,ysilbóllevándoselosdedosaloslabiosyllegóuna
mujervolandoporlosaires.Llevabaenlafrenteescrito:«plaga»,yunagranbandadadeflacosbuitresvolabaencírculoentornosuyo.Ellacubrióelvalleconsusalasynoquedóvivoningúnhombre.YlaAvariciahuyógritandoatravésdelbosque,ylaMuertesaltóasucaballorojoysefuegalopando,ysugalopareramásraudoqueelviento.
Ydellégamodelfondodelvallesalíanarrastrándosedragonesycosashorribles
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conescamas,y llegaron los chacales corriendoa lo largode la arenaolfateandoelaireconlasfauces.
Yeljovenreylloró,ydijo:—¿Quiéneseranesoshombresyquéestabanbuscando?—Rubíesparalacoronadeunrey—respondióalguienqueestabadetrásdeél.Yeljovenreysesobresaltó,yvolviéndosevioaunhombrevestidodeperegrino
quellevabaenlamanounespejodeplata.Ypalidecióydijo:—¿Paraquérey?Yelperegrinorespondió:—Miradenesteespejoyleveréis.Ymiróenelespejo,yalversupropiorostrolanzóunfuertegritoydespertó.Yla
brillante luz del sol inundaba la estancia, y en los árboles del jardín cantaban lospájarosgozosamente.
YentraronelchambelánylosaltosdignatariosdelEstadoarendirlepleitesía,ylospajeslellevaronlatúnicadetisúdeoroypusieronanteéllacoronayelcetro.
Y el joven rey losmiró, y eranhermosos.Máshermosos eranque todo lo quehabíavistoensuvida.Perorecordósussueñosydijoasusnobles:
—Retiradestascosas,puesnoquieroponérmelas.Yloscortesanosestabanasombrados,yalgunosdeellossereían,puespensaban
queestababromeando.Peroleshablógravementedenuevoydijo:—Retirad estas cosas y ocultadlas de mi vista. Aunque sea el día de mi
coronaciónnoquieroponérmelas.Pues,enel telardelpesar, lasblancasmanosdeldolorhan tejido esta túnicamía.Hay sangre en el corazóndel rubí ymuerte en elcorazóndelaperla.
Ylescontósustressueños.Ycuandoloscortesanoslosoyeronsemiraronymurmuraron,diciendo:—Contodaseguridadestáloco,pues¿quéesunsueñomásqueunsueñoyuna
visiónmásqueunavisión?Nosoncosasrealesalasquesedebaprestaratención.¿Yqué tenemos nosotros que ver con la vida de los que se afanan trabajando paranosotros? ¿Es que un hombre no ha de comer pan hasta que no haya visto alsembradorynohadebebervinohastaquenohayahabladoconelviñador?
Yelchambelánhablóaljovenreyydijo:—Majestad,osruegoquealejéisesosnegrospensamientosvuestros,yquevistáis
estahermosatúnicayospongáisestacoronasobrevuestrassienes.Pues¿cómovaasaberlagentequesoisreysinolleváiselatavíoderey?
Yeljovenreylemiró.—¿Esasí,enverdad?—preguntó—.¿Nomereconoceráncomoreysinollevoel
atavíoderey?—Noosreconocerán,Majestad—exclamóelchambelán.—Yo creía que había hombres que tenían porte de reyes—respondió—, pero
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puedequeseacomodecís.Apesarde todo,novestiréesta túnicanimecoronaránconestacorona,sinoquelomismoquelleguéaestepalacioasísaldrédeél.
Y rogó a todos que se retiraran, a excepción de un paje a quien retuvo comocompañero, unmuchacho un añomás joven que él. Le retuvo para su servicio.Y,después de haberse bañado sin ayuda de nadie en agua clara, abrió un gran cofredecoradoencoloresysacódeéllatúnicadecueroylaburdacapadepieldeovejaquellevabacuandocuidabaenlacolinalascabraspeludasdelcabrero.Estasprendassepuso,yenlamanotomósurudocayadodepastor.
Yelpajecilloabrióasombradosusgrandesojosazules,ydijosonriendo:—Majestad,veovuestratúnicayvuestrocetro,pero¿dóndeestávuestracorona?Yeljovenreyarrancóunaramadeespinosilvestrequetrepabaporelbalcónyla
curvóehizouncírculoconella,yselapusosobrelassienes.—Éstaserámicorona—respondió.Y así ataviado salió de su aposento y entró en el gran salón, donde los nobles
estabanesperándole.Ylosnoblesseecharonareír,yalgunoslegritaron:—Majestad,lagenteesperaa
sureyyvosvaisamostrarlesaunmendigo.Yotrosseencolerizaronydijeron:—TraelavergüenzaanuestroEstadoyesindignodesernuestroseñor.Peroélnolesrespondióunapalabraysiguiósucamino;ydescendiólaescalinata
debrillantepórfidoyatravesólaspuertasdebronce,ymontóensucaballoycabalgóhacialacatedral,yelpajecilloibacorriendojuntoaél.
Ylagentesereíaydecía:—Elquevaacaballoeselbufóndelrey.Yhacíanmofadeél.Yéldeteníaalcaballo,sujetándoloporlabrida,ydecía:—No.Yosoyelrey.Ylescontabasustressueños.Ysalióunhombredeentrelamultitudylehablóamargamente:—Majestad,¿nosabéisquedellujodelosricosvienelavidadelospobres?Por
vuestrapompanosnutrimosyvuestrosviciosnosdanelpan.Trabajarpenosamenteparaunamoduroesamargo,peronotenerunamoparaquientrabajaresmásamargotodavía.¿Pensáisquenosvanaalimentar loscuervos?¿Yqué remedio tenéisparaestascosas?¿Diréisalcomprador:«Comprarásatanto»,yalvendedor:«Venderásaeste precio»? No lo creo. Por tanto, volved a vuestro palacio y poneos vuestrapúrpura y vuestro lino fino. ¿Qué tenéis que ver vos con nosotros y con nuestrossufrimientos?
—¿Nosomoshermanoslospobresylosricos?—preguntóelreyjoven.—Sí—respondióelhombre—,yelhermanoricosellamaCaín.Yaljovenreyselellenaronlosojosdelágrimas,ysiguiócabalgandoentrelos
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murmullosdelagente.Yalpajecilloleentrómiedoyleabandonó.Ycuandollegóalgranpórticodelacatedral,lossoldadoslecerraronelpasocon
susalabardasyledijeron:—¿Québuscasaquí?Nadieentraporestapuertamásqueelrey.Ysurostroseencendiódeira,ylesdijo:—Yosoyelrey.Yapartósusalabardasyentró.Y cuando el anciano obispo le vio llegar con sus ropas de cabrero se levantó
asombradodesusitialyfueasuencuentroyledijo:—Hijomío,¿esesteunatavíoderey?¿Yconquécoronaosvoyacoronar,yqué
cetrovoyaponerenvuestramano?Contodacertezaestedebieraserparavosundíadealegríaynoundíadehumillación.
—¿Debellevarlaalegríaloquehamoldeadoeldolor?—dijoeljovenrey.Ylecontósustressueños.Ycuandoelobispoloshuboescuchadofrunciólascejasydijo:—Hijomío,soyunhombreviejoyestoyenelinviernodemisdías,yséquese
hacenmuchascosasperversasenelanchomundo.Losladronesdesalmadosbajandelasmontañasyarrebatanalosniñospequeños,ylosvendenalosmoros.Losleonesacechan a las caravanas y saltan sobre los camellos. El jabalí arranca de raíz lasemilla del trigo en el valle, y las zorras roen las viñas en el collado. Los piratasasolanlacostamarinayquemanlosbarcosdelospescadores,ylesquitanlasredes.Enlasmarismasvivenlosleprosos;tienencabañashechasconjuncosentretejidos,ynadiepuedeacercarseaellos.Losmendigosmerodeanporlasciudadesycomensualimentoconlosperros.¿Podéishacerquenoocurranestascosas?¿Vaisatomaralleprosoporcompañerodelechoyaponeralmendigoavuestramesa?¿Vaahacerelleón loque leordenéis,yosvaaobedecerel jabalí?¿Elquecreó lamiserianoesmássabiode loquesoisvos?Por tanto,noosalabopor loquehabéishecho,yosruego,encambio,quecabalguéisotravezapalacio,yalegréisvuestro rostro,yospongáislasvestiduraspropiasdeunrey;yconlacoronadeorooscoronaréyelcetrodeperlaslopondréenvuestramano.Yencuantoavuestrossueños,nopenséismásen ellos. La carga de este mundo es demasiado grande para que la lleve un solohombre,yeldolordelmundo,demasiadopesadoparaquelosufraunsolocorazón.
—¿,Decísesoenestacasa?—dijoeljovenrey.Ypasódelantedelobispoysubiólasgradasdelaltar,ypermanecióenpieantela
imagendeCristo.PermanecióenpieantelaimagendeCristo,yasumanoderechayasuizquierdaestabanlosmaravillososvasosdeoro,elcálizconelvinodorado,yelfrasco con los sagrados óleos. Se arrodilló ante la imagendeCristo, y los grandesciriosardíanconunvivoresplandorjuntoalsagrario,cubiertodepiedraspreciosas,yelhumodelinciensoseenrollabaenfinasvolutasazulesescalandolabóveda.Inclinó
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la cabeza en oración, y los sacerdotes con sus rígidas capas pluviales se retiraronsigilosamentedelaltar.
Y,depronto,llegódesdelacalleuntumultoferoz,yentraronlosnoblesconsusespadasdesenvainadasy agitando suspenachosyblandiendo sus escudosde acerobruñido.
—¿,Dónde está el soñador? —gritaron—. ¿Dónde está el rey que se viste demendigo,esemuchachoqueacarrea lavergüenzaanuestroEstado?Lemataremos,ciertamente,puesesindignodegobernarsobrenosotros.
Y el joven rey inclinó la cabeza de nuevoy oró, y cuandohubo concluido susplegariassealzóy,volviéndose,lesmirócontristeza.
Y, ¡oh,milagro!A travésde lasvidrierasdecoloresentróel soly le inundódeluz,ylosrayosdelsoltejieronentornodeélunavestiduraqueeramáshermosaquela vestidura que le habían confeccionado para su placer. El cayado floreció, y lenacieronazucenasqueeranmásblancasquelasperlas.Florecióelespinoseco,ydiorosasqueeranmásrojasquerubíes.Másblancasqueperlasfinaseranlasazucenas,ysus talloserandeplatabrillante.Másrojasquerubíespúrpuraeranlasrosas,ysushojaserandeorobatido.
Estaba allí con el atavío de rey, y se abrieron de par en par las puertas delsagrario,cubiertodepiedraspreciosas,ydelcristaldelvirildelacustodia,rematadademúltiplesrayos,resplandecióunaluzmaravillosaymística.Estabaélallíconelatavíoderey,ylagloriadeDiosllenabaellugar,ylossantosensusnichostalladosparecíanmoverse. Con el hermoso atavío de rey estaba él ante ellos, y el órganosalmodiaba sumúsica, y los heraldos hicieron sonar sus trompetas, y cantaron losniñosdelcoro.
Yelpueblocayóde rodillas sobrecogidode temor,y losnoblesenvainaron lasespadasyrindieronhomenaje,yelrostrodelobisposetornópálido,yletemblaronlasmanos.
—Unomásgrandequeyooshacoronado—exclamó.Ysearrodillóanteél.Yeljovenreybajódelaltarmayoryregresóapalaciopasandoentresupueblo.
Peronadieseatrevióamirarsurostro,pueseracomoelrostrodeunángel.
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Elcumpleañosdelainfanta
Eraelcumpleañosdelainfanta.Cumplíadoceaños,nimásnimenos,ylucíaelsolresplandecienteenlosjardinesdepalacio.
Aunqueeraprincesareale infantadeEspaña,sólo teníauncumpleañosalaño,exactamenteigualqueloshijosdelagentemáspobre,asíqueera,naturalmente,unasuntodegranimportanciaparatodoelreinoquetuvieraellaundíamuyhermosoental ocasión.Yciertamentehacíaundíahermoso.Los esbeltos tulipanes rayados seerguíanensustallos,comolargasfilasdesoldados,ymirabandesafiantesatravésdelcéspedalasrosas,ylesdecían:
—Somos ahora igual de espléndidos que vosotras. Las mariposas púrpurarevoloteabanalrededor,conpolvodeoroenlasalas,haciendounavisitaacadafloruna tras otra; las lagartijas salían arrastrándose de las hendiduras del muro y setumbabanatomarelsolaplenaluzblancadeslumbradora;ylasgranadasseabríanyestallabanporelcalor,ymostrabansusrojoscorazonessangrantes.Hastaloslimonesamarillopálido,quecolgabancontalprofusióndelasespalderascasidesmoradasyalolargodelasarcadassombrías,parecíaquehabíantomadouncolormásintensodelamaravillosa luz del sol, y losmagnolios abrían sus grandes flores semejantes aglobosodemarfilmacizo,yllenabanelairedeunadensafraganciadulzona.
Laprincesitapaseabaarribayabajoporlaterrazaconsuscompañeros,yjugabaalesconditealrededordelosjarronesdepiedraydelasviejasestatuascubiertasdemusgo. En días ordinarios sólo le estaba permitido jugar con niños de su propiorango,asíquesiempreteníaquejugarsola,perosucumpleañoseraunaexcepción,yelreyhabíadadoórdenesparaquepudierainvitaracualquieradesusamiguitosquetuviera a bienque fueran a divertirse con ella.Había unagraciamajestuosa en lossuavesmovimientos de aquellos esbeltos niños españoles; losmuchachos, con sussombrerosdegranairónysuscapascortasrevoloteantes;lasniñas,recogiéndoselacoladesuslargosvestidosdebrocadoyprotegiéndoselosojosdelsolconenormesabanicosnegroyplata.Perolainfantaeralamásgrácildetodosylaqueibaataviadaconmásgusto,segúnlamodaalgorecargadadeaquellaépoca.Suvestidoeraderasogris, con la falda y las anchas mangas abullonadas bordadas en plata, y el rígidocorseleteguarnecidodehilerasdeperlasfinas.Doschapinesdiminutoscongrandesescarapelascolorderosaleasomabandebajodelvestidoalandar.Rosayperlaerasugran abanico de gasa, y en los cabellos, que como una aureola de oro desvaídobrotabanespesosentornoasucaritapálida,llevabaunahermosarosablanca.
Desdeunaventanadelpalacioeltristereymelancólicolescontemplaba.Enpie,detrás de él, estaba su hermano, don Pedro de Aragón, a quien el rey odiaba, ysentadoasuladoestabasuconfesor,elGranInquisidordeGranada.Mástristeaún
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quedecostumbreestabaelrey,puescuandomirabaalainfantahaciendoreverenciascongravedadinfantilaloscortesanosallíreunidos,oriéndosedetrásdesuabanicode la severa duquesa de Alburquerque, que la acompañaba siempre, le venía alpensamientolajovenreina,sumadre,quehacíatansólopocotiempo—asíleparecíaa él— había llegado de la alegre Francia, y se había marchitado en el sombríoesplendordelacorteespañola,muriendoseismesesjustosdespuésdelnacimientodesuhija,yantesdehabervistoflorecerdosveceslosalmendrosdelvergelodehaberrecogidoelsegundoañoelfrutodelaviejahigueraretorcidaquecrecíaenelcentrodelpatio,cubiertoahorademaleza.Tangrandehabíasidosuamorporella,quenohabíasoportadoquenisiquieralatumbaselaocultara.Habíasidoembalsamadaporunmédicomoro,apesardequelehabíacondenadoya,sedecía,elSantoOficioporherejíayporlasospechadequepracticabalamagia.Yelcuerpodelareinatodavíayacía en su catafalco montado sobre tapices, en la capilla de mármol negro depalacio, exactamente igual que como lo habían dejado allí los monjes aquel díaventosodemarzo,hacíacasidoceaños.Unavezalmesentrabaelrey,embozadoenunmantooscuroyconuna linternasordaen lamano,ysearrodillaba juntoaella,llamándolaagritos:
—¡Mireina!¡Mireina![2].Y, a veces, rompiendo el protocolo que gobierna en España todos los actos
particularesdelavidayponelímitesinclusoalsufrimientodeunrey,estrechabalaslívidasmanosenjoyadasconunaagoníairreprimidadedolor,eintentabadespertarafuerzadebesosenloquecidoselfríorostromaquillado.
Esedía leparecíaquevolvíaaverla,comolahabíavistoporvezprimeraenelCastillo de Fontainebleau, cuando sólo contaba él quince años y ella era aúnmásjoven.HabíansidoformalmentedesposadosporelnunciopapalenpresenciadelreydeFranciaydetodalacorte,yélhabíaregresadoaElEscorial,llevandoconsigounpequeñobucledecabellosdoradosyel recuerdodedos labios infantiles inclinadospara besarle la mano cuandomontaba él en su carroza. Después había seguido laboda, celebrada apresuradamente en Burgos, una pequeña ciudad situada en lafronteraentrelosdospaíses[3],ylagranentradapúblicaenMadridconlacelebraciónacostumbrada de una Misa Mayor en la iglesia de Atocha, y un auto de fe mássolemne que lo acostumbrado, en el que se había entregado al brazo secular casitrescientosherejes,entrelosquesecontabaunbuennúmerodeingleses,paraquelosquemaraenlahoguera.
Verdaderamentelahabíaamadoconlocura,pararuina—pensabanmuchos—desu país, que estaba entonces en guerra con Inglaterra por el dominio del NuevoMundo.Apenaslehabíanpermitidoqueseapartaraunmomentodesuvista;porellahabíaolvidado,oparecíahaberolvidado,todoslosgravesasuntosdeEstado;y,conla terriblecegueraquelapasiónacarreaasusesclavos,nosehabíadadocuentade
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que las complicadas ceremonias con las queprocuraba complacerlanohacían sinoagravarelextrañomalquelaaquejaba.Cuandoellamurió,élestuvoporuntiempocomo si hubiera perdido la razón.En verdad, no cabe duda alguna de que hubieraabdicadosolemnementeysehubieraretiradoalmonasteriotrapensedeGranada,delqueerayapriortitular,sinohubieratemidodejaralapequeñainfantaamerceddesuhermano,cuyacrueldaderanotoriainclusoenunpaíscomoEspaña,yquemuchossospechabanquehabíacausadolamuertedelareina,pormediodeunpardeguantesemponzoñados que le había ofrecido como regalo cuando visitó su castillo deAragón. Incluso después de que expiraron los tres años de luto oficial que habíaordenadoporedictorealaloanchoyalolargodetodossusdominios,nopermitiónunca que sus ministros hablaran de una nueva alianza; y cuando el emperadormismo leenvióa su sobrina, lahermosaarchiduquesadeBohemia,y leofreció sumano enmatrimonio, rogó a los embajadores que dijeran a su señor que el rey deEspañaestabayadesposadoconlaaflicción,yqueaunqueeraestaunaesposaestéril,la amaba más que a la hermosura; una respuesta que costó a su corona las ricasprovincias de losPaísesBajos, quepocosdespués, a instigacióndel emperador, sealzaroncontraélbajoelliderazgodealgunosfanáticosdelaIglesiareformada.
Toda su vida matrimonial, con sus intensas alegrías apasionadas y la terribleagoníadesufinalrepentino,parecíavolveraélenestedía,mientrascontemplabaalainfanta, que jugaba en la terraza.Tenía toda la bonita petulancia demodales de lareina, el mismo modo voluntarioso de mover la cabeza, la misma bella boca dealtivascurvas,lamismasonrisamaravillosa—vraisouriredeFrance[4],enverdad—,alalzarlamiradadevezencuandoalaventana,ocuandotendíasupequeñamanoparaqueselabesaranlosmajestuososhidalgosespañoles.
Pero la risa aguda de los niños hería los oídos del rey y el despiadado soldeslumbrador se mofaba de su dolor, y una fragancia densa de especias extrañas,especias tales como las que usan los embalsamadores, parecía viciar—¿o era suimaginación?— el aire limpio de la mañana. Ocultó su rostro entre las manos, ycuandolainfantalevantódenuevolamiradasehabíandejadocaerloscortinajes,yelreysehabíaretirado.
Ella hizo un pequeñomohín[5] de desencanto, y alzó los hombros. Bien podíahaberse quedado con ella el día de su cumpleaños. ¿Qué importaban los estúpidosasuntosdeEstado?¿Ohabía idoaaquella lóbregacapillaen laqueardíansiempreciriosydondenuncaselepermitíaaellaentrar?¡Quétontoera!,¡cuandobrillabaélsol tan resplandeciente, y todo el mundo era tan dichoso! Además, se perdería elsimulacrodecorridadetorosparalaqueyaestabasonandolatrompeta,pornodecirnadadelasmarionetasydelasotrascosasmaravillosas.SutíoyelGranInquisidoreranmuchomássensatos;habíansalidoa la terrazay lehacíanbonitoscumplidos.Así que sacudió su linda cabeza y, tomando a don Pedro de la mano, descendió
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lentamentelasgradashaciaunlargopabellóndesedapúrpuraquehabíanlevantadoal fondo del jardín, siguiendo los demás niños en orden estricto de precedencia,yendoprimerolosqueteníanapellidosmáslargos.
Un cortejo de niños nobles, vestidos fantásticamente de toreros[6], salió a suencuentro,yeljovencondedeTierra-Nueva,unmuchachodeunoscatorceaños,deextraordinaria belleza, descubriéndose con toda la gracia de un hidalgo de cuna ygrandedeEspaña, lacondujosolemnementeaunpequeñositialdecoradoenoroymarfil,colocadosobreunaltoestradoquedominabaelruedo.Lasniñasseagruparonenderredorsuyo,haciendorevolotearsusgrandesabanicosycuchicheandounasconotras, y don Pedro y elGran Inquisidor se quedaron de pie y riendo a la entrada.Inclusoladuquesa—lacamareramayor,comosela llamaba—,unamujerenjutaydefaccionesduras,congorgueraamarilla,nosemostrabatanmalhumoradacomodecostumbre,yalgoparecidoaunafríasonrisavagabaensurostroarrugadoycontraíasusdelgadoslabiosdescoloridos.
Eraciertamenteunacorridamaravillosa,ymuchomásbonita,pensabalainfanta,quelacorridadeverdadalaquelahabíanllevadoenSevillaconocasióndelavisitadelduquedeParmaasupadre.Algunosdelosmuchachoshacíancabriolasmontadosencaballosde juguete ricamenteenjaezados,blandiendo largaspicasanudadasconalegres caídas de cintas brillantes; les seguían otros a pie quemovían sus capotesescarlatadelantedeltoroysaltabanconligerezalabarreracuandolesembestía.Yencuantoaltoromismo,eraexactamentecomountorovivo,aunqueestabahechosólodemimbrey cuero tensado, y a veces insistiera en correr dando la vuelta al ruedosobrelaspatastraseras,loquejamásselehubieraocurridohaceraningúntorovivo.Seprestóespléndidamentea la lidia, también,y losniñosseexcitaron tantoquesepusieron de pie en los bancos, y agitando sus pañuelos de encaje gritaban: ¡Bravotoro! ¡Bravo toro!; con la misma seriedad que si hubieran sido personas adultas.Finalmente,sinembargo,despuésdeuna lidiaprolongadadurante lacualvariosdelos caballos de cartón fueron atravesados a cornadas y sus jinetes desmontados, eljovencondedeTierra-Nuevahizohumillaraltoroy,habiendoobtenidopermisodelainfantaparadarleelgolpedegracia[7],hundiósuestoquedemaderaenelcuellodelanimal, con tal violencia que arrancó la cabeza de un tajo, y descubrió el rostrorisueñodelpequeñomonsieurdeLorraine,hijodelembajadorfrancésenMadrid.
Despejaron entonces el ruedo enmedio de grandes aplausos, y los caballos dejuguetemuertosfueronretirados,arrastradossolemnementepordospajesmorosconlibreaamarillaynegra,ydespuésdeunbreveintermedio,duranteelcualunacróbatafrancés hizo ejercicios en la cuerda floja, aparecieron unas marionetas italianasrepresentandolatragediasemiclásicadeSofonisbaenelescenariodeunteatrilloquehabía sido construido con ese propósito. Actuaron tan bien, y sus gestos eran tanextremadamente naturales, que al final de la obra los ojos de la infanta estaban
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completamenteempañadosporlaslágrimas.Realmentealgunosdelosniñosllorarondeveras,yhuboqueconsolarlescondulces,yelmismoGranInquisidorestuvotanafectadoquenopudopormenosdedeciradonPedroqueleparecíaintolerablequecosashechassimplementedemaderaydéceradecolores,ymovidasmecánicamenteconalambres,fuerantandesgraciadasytuvieraninfortuniostanterribles.
Siguióunmalabaristaafricanoquellevabaunagrancestaplanacubiertaconunpaño rojo, y habiéndola colocado en el centro del redondel sacó del turbante unacuriosaflautadecañaysepusoatocarla.Alospocosinstantesempezóamoverseelpaño,yamedidaqueelsonidodelaflautasehacíamásymásagudo,dosserpientesverdeyorosacaronsusextrañascabezasdeformadecuñaysealzaronlentamente,balanceándose al ritmo de lamúsica como se balancea una planta en el agua. Losniños, sin embargo, estaban bastante asustados de sus capuchas moteadas y suslenguas de movimientos veloces como saetas, y estuvieron mucho más contentoscuando el malabarista hizo que brotara de la arena un naranjo diminuto y dierabonitasfloresblancasyracimosdefrutadeverdad;ycuandocogióelabanicodelahijita delmarqués de Las Torres y lo convirtió en un pájaro azul que voló dandovueltas por el pabellón cantando, su delicia y su asombro no conocieron límites.También fue encantador el solemne minué bailado por los niños danzantes de laiglesiadeNuestraSeñoradelPilar.La infantanohabíavistonuncaensuvidaestaadmirableceremonia,quetienelugartodoslosañosenmayoanteelaltarmayordelaVirgen y en su honor; y en verdad ninguno de los miembros de la familia realespañolahabíavueltoaentrarenlagranbasílicadeZaragozadesdequeunsacerdotedemente,quealgunossuponíanquehabíasidopagadoporIsabeldeInglaterra,habíaintentadodardecomulgarconunaformaenvenenadaalpríncipedeAsturias.Asíesqueellaconocíasólodeoídasla«danzadeNuestraSeñora»,comoselallamaba,yciertamente era un hermoso espectáculo. Los niños llevaban trajes de corte deterciopeloblanco,alamodaantigua,ysuscuriosostricorniosibanribeteadosdeplatayrematadosporenormesaironesdeplumasdeavestruz;ycuandosemovíanbajolaluzdelsolseacentuabaaúnmáslablancuradeslumbradoradesustrajes,encontrasteconsusrostrosmorenosysuscabellosnegros.Todoelmundoquedófascinadoporlagravedignidadconquesemovíansiguiendolasintrincadasfigurasdeladanzayporla gracia minuciosa de sus lentos gestos y majestuosas reverencias, y cuandoterminaron su actuación y se descubrieron quitándose los grandes sombreros conaironesantelainfanta,ellacorrespondióconunagrangentilezaasupleitesía,ehizovotodeenviarungranciriodeceraalaltardeNuestraSeñoradelPilar,acambiodelplacerqueellalehabíaproporcionado.
Un grupo de hermosos egipcios—como se llamaba en aquellos tiempos a losgitanos— avanzó luego en el redondel y, sentándose en círculo con las piernascruzadas,empezaronatocarsuavementesuscítaras,moviendoelcuerpoasuritmoy
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cantandoenunmurmulloabocacerrada,casiparasusadentros,ennotasgraves,unamelodía soñadora. Cuando vieron a don Pedro le miraron ceñudos, y algunosparecieronaterrorizados,pueshacíasolamenteunassemanasquehabíahechoahorcarporhechiceríaadosdesutribuenlaplazadelmercadodeSevilla.Perolesencantólabellainfanta,queestabainclinadahaciaatrásymirabaporencimadesuabanicocon sus grandes ojos azules; y tuvieron la seguridad de que alguien tan hermosocomoeraellanopodríasernuncacruelconnadie.Asíesquesiguierontocandomuysuavemente, rozando apenas las cuerdas de las cítaras con sus largas uñaspuntiagudas,yempezaronamover lacabezadearribaabajocomosi seestuvieranquedandodormidos.Depronto, conungrito tanagudoque se sobrecogieron todoslosniñosydonPedroechómanoalpomodeágatadesudaga,sepusieronenpiedeun salto y dieron vueltas locamente alrededor del recinto, haciendo sonar laspanderetas y salmodiando una frenética canción de amor en su extraña lenguagutural.Luego,aunanuevaseñal,selanzarontodosotravezalsueloysequedarontendidosallí, completamente inmóviles, siendoel rasgueoapagadode lascítaraselúnico sonido que rompía el silencio. Después de haber hecho esto varias vecesdesaparecieron un momento, y volvieron llevando a un oso pardo peludo, queconducían con una cadena, y sobre los hombros, pequeñosmonos deBerbería. Elmonospusocabezaabajoconlamayorgravedad,ylosmonosdepielrugosahicierontoda clase de juegos divertidos con dos chicos gitanos que parecían sus amos; sebatieron con espadas diminutas, dispararon mosquetones e hicieron la instrucciónexactamente igualque lapropiaguardiadel rey.Losgitanos tuvieron realmenteungranéxito.
Perolapartemásdivertidadetodoslosfestejosdelamañanafueindudablementeelbailedelenanito.Cuandoentróenelredondeldandotraspiés,contoneándosesobresus piernas torcidas ymeneando de un lado a otro su enorme cabeza deforme, losniñoslanzaronunfuertegritodecomplacencia,ylamismainfantaseriótantoquelacamareramayorsevioobligadaarecordarlequeaunquehabíamuchosprecedentesenEspañadequelloraralahijadeunreyantesusiguales,nohabíaningunodequeunaprincesadesangrerealsedivirtieraenpresenciadelosqueeraninferioressuyosen alcurnia. El enano, no obstante, era en realidad completamente irresistible, einclusoen lacorteespañola,notablesiempreporcultivarsupasiónpor lohorrible,nuncasehabíavistounpequeñomonstruo tanfantástico.Erasuprimeraaparición,además.Lehabíandescubiertosólo lavíspera,corriendosalvajeporelbosque,dosnoblesquecazabana lasazónenunaparte remotadelgranbosquedealcornoquesquecircundabalaciudad,yselehabíanllevadoapalacioparadarunasorpresaalainfanta;alegrándosemuchosupadre,queeraunpobrecarbonero,delibrarsedeunhijotanfeoytaninútil.Quizálomásdivertidoenélerasucompletainconscienciadesu propio aspecto grotesco. Parecía en verdad absolutamente feliz y lleno de
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optimismo.Cuandolosniñossereían,élsereíatanespontáneayalegrementecomoellos,yalfinaldecadadanzaleshacíaacadaunolamásdivertidadelasreverencias,sonriendoysaludándolesconlacabezacomosifuerarealmenteunodeellos,ynounpequeñoserdeformequelanaturaleza,conciertosentidodelhumor,habíaproducidoparaqueseburlaran losdemás.Encuantoa la infanta, le fascinabaabsolutamente.Nopodíaapartarlosojosdeella,yparecíabailarparaellasola;ycuandoalfinaldela sesión, recordandoella cómohabíavistoa lasgrandesdamasde la cortearrojarramilletesdefloresalfamosotenoritalianoCaffarelli,aquienhabíaenviadoelPapadesupropiacapillaaMadridparaquecuraraalreydesumelancolíaconladulzuradesuvoz,sedesprendiódelcabellolahermosarosablancay,enparteporbroma,enparte por hacer de rabiar a la camarera, se la arrojó a través del redondel con susonrisamásdulce.Ellotomócompletamenteenserio,yapretandolaflorcontrasusásperos labios toscos se llevó la mano al corazón e hincó una rodilla en tierra,sonriendo en una mueca de oreja a oreja y chispeándole de placer los ojillosbrillantes.
Estohizoperderdetalmodolagravedadalainfanta,quesiguióriéndosemuchotiempodespuésdequeelenanitohubierasalidocorriendodelredondel,yexpresóasutíoeldeseodequeserepitierainmediatamenteelbaile.Lacamarera,noobstante,bajopretextodequeelsolerademasiadofuerte,decidióqueseríamejorquesualtezavolvierasindemoraalpalacio,dondeyaselehabíapreparadounmaravillosofestín,que incluía una tarta de cumpleaños con sus iniciales grabadas por encima conalmíbardecoloryunhermosobanderíndeplataondeandoenloalto.Lainfantasepusopuesenpieconmuchadignidady,habiendoordenadoqueelenanitovolvieraabailarparaelladespuésdelahoradelasiesta,ydespuésdehaberdadolasgraciasaljovencondedeTierra-Nuevaporsuencantadorarecepción,volvióasusaposentos,siguiéndolalosniñosenelmismoordenenelquehabíanentrado.
Ahora bien, cuando el enanito oyó que tenía que bailar por segunda vez enpresencia de la infanta y por orden expresa suya, se puso tan orgulloso que saliócorriendo al jardín, besando la rosa blanca en un absurdo arrebato de placer yhaciendolosgestosdecomplacenciamástoscosydesmañados.
Lasfloresestabancompletamenteindignadasdesuatrevimientoameterseensuhermoso hogar, y cuando le vieron hacer cabriolas arriba y abajo de los paseos ymover los brazos por encima de la cabeza de un modo tan ridículo, no pudieroncontenerpormástiemposussentimientos.
—Realmenteesdemasiadofeoparaqueselepermitajugarenelmismositioenqueestamosnosotros—exclamaronlostulipanes.
—Debiera beber jugo de adormideras y quedarse dormido durantemil años—dijeronlosgrandesliriosescarlata,ysepusieronacaloradosyfuriosos.
—¡Esunperfectohorror!—chillóelcactus—.¡Mirad,estorcidoyachaparrado,
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ytienelacabezacompletamentedesproporcionadaconlaspiernas!Realmentehacequesemepongantodoslospinchosdepuntaporelmalhumor,ysiseacercaamílepincharéconmispúas.
—Ydehechohacogidounademismejoresflores—exclamóelrosalblanco—.Yomismose ladia la infantaestamañana,deregalodecumpleaños,yélse laharobado.
Ysepusoagritarlomásaltoquepudo:—¡Ladrón,ladrón,ladrón!Hasta losgeranios rojos,quenosolíandarse importancia,ysesabíaque tenían
muchosparientespobres,seenrollaronenungestoderepugnanciaalverle,ycuandolas violetas hicieronmansamente la observación de que aunque ciertamente era enextremovulgar,sinembargo,nopodíaremediarlo,replicaron,contodajusticia,queese era su principal defecto, y que no había razón alguna por la que se debieraadmiraraunapersonaporquefueraincurable;y,enverdad,entrelasvioletasmismasalgunas tenían la sensación de que la fealdad del enanito era casi ostentosa, y quehubieradadopruebasdemuchomejorgustosihubieratenidounaspectotriste,oalmenospensativo, envezde irdando saltos alegrementeyagitándoseconactitudestangrotescaseinsensatas.
Encuantoalviejorelojdesol,queeraunindividuoextremadamentenotable,yhabíadichoantañolahoranadamenosquealmismoemperadorCarlosV,sequedótan desconcertado con la aparición del enanito que casi se olvidó de señalar dosminutosenterosconsulargodedodesombra,ynopudopormenosdedeciralgranpavo real, blanco como la leche, que estaba tomando el sol en la balaustrada, quetodo el mundo sabía que los hijos de los reyes eran reyes, y que los hijos de loscarboneros eran carboneros, y que era absurdo pretender que no fuera así; unaafirmación con la que estuvo completamente de acuerdo el pavo real, que gritó:«ciertamente,ciertamente»,conunavoz tanpenetranteyásperaque lascarpasquevivían en el cuenco de la fresca fuente chapoteante sacaron la cabeza del agua ypreguntaronalosenormestritonesdepiedraquediablosocurría.
Peroencambioalospájaroslesgustaba.Lehabíanvistoamenudoenelbosque,danzando como un duendecillo tras las hojas que el viento llevaba en remolino, osubidoacurrucadoen laconcavidaddealgúnviejoroble,compartiendo lasbellotasconlasardillas.Nolesimportabanipizcaquefuerafeo.¡Cómo!,elmismoruiseñor,quecantabatanmelodiosamenteporlanocheenlosnaranjalesqueaveceslalunaseinclinaba para escuchar, no era gran cosa a la vista, al fin y al cabo; y además, élhabíasidobuenoconellos,yduranteaquelinviernoterriblementecrudo,enquenohabía bayas en los arbustos y el suelo estaba tan duro como el hierro y los loboshabíanbajadohastalasmismaspuertasdelaciudadenbuscadealimento,élnoleshabía olvidado ni una sola vez, sino que por el contrario les había dado siempre
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migajas de su pequeño rebojo de pan negro, y había repartido con ellos el pobredesayunoquetuviera.
Asíquevolabandandovueltasymásvueltasasualrededor,rozándolelamejillaconlasalasalpasar,yparloteabanunosconotros;yelenanitoestabatancomplacidoquenopodíapormenosdemostrarles lahermosa rosablancaydedecirlesque lainfantamismaselahabíadadoporqueleamaba.
Ellos no entendían una sola palabra de lo que él decía, pero eso no importaba,puesladeabanlacabezaytomabanelairedesabios,loquevieneavalertantocomoentenderunacosa,yesmuchomásfácil.
Tambiénlaslagartijasleteníancariño,ycuandosecansódecorrerysetumbóenlahierbaadescansar, jugarony retozaronporencimadeél,y tratarondedivertirledelmejormodoquepudieron.
—Todo elmundonopuede ser tan guapo comouna lagartija—exclamaban—,esoseríaesperardemasiado.Y,aunqueparezcaabsurdodecirlo,alfinyalcabonoestanfeo,contal,claroestá,dequeunocierrelosojosynolemire.
Las lagartijas eran extremadamente filosóficas por naturaleza, y a menudo sequedabansentadastodasjuntaspensandodurantehorasymáshoras,cuandonohabíanadamásquehacer,ocuandoeltiempoerademasiadolluviosoparasalir.
Lasflores,sinembargo,estabanexcesivamentemolestasporsucomportamiento,yporelcomportamientodelospájaros.
—Estomuestraúnicamente—decían—quéefectotanvulgartieneeseincesantemoverse y volar precipitadamente. La gente bien educada siempre se quedaexactamente en el mismo sitio, como hacemos nosotras. Nadie nos vio nuncasaltando arriba y abajo por los paseos, ni galopando alocadamente por el céspedpersiguiendoalaslibélulas.Cuandoqueremoscambiardeairesavisamosaljardineroyélnosllevaaotroparterre.Estotienedignidad,comodebieraser.Perolospájarosylaslagartijasnotienensentidodereposoy,enverdad,lospájarosnisiquieratienenun domicilio permanente. Son meros vagabundos, como los gitanos, y debieratratárselosexactamentedelamismamanera.
Así es que irguieron la cabeza y tomaron aspecto altanero, y estuvieronencantadas cuando, después de un rato, vieron al enanito levantarse de la hierba ydirigirsealpalacioatravesandolaterraza.
—Ciertamentedebieranencerrarleencasaduranteelrestodesusdías—dijeron—.¡Miradsujorobaysuspiernastorcidas!—yempezaronareírsecondisimulo.
Peroelenanitonosabíanadadetodoesto.Legustabanmuchísimolospájarosylas lagartijas, y pensaba que las flores eran las cosasmásmaravillosas delmundoentero,aexcepciónnaturalmentedelainfanta,peroesqueellalehabíadadolabellarosablancayleamaba,yesoeramuydiferente.¡Cómodeseabavolveraestarconella!Leharíaponerseasuderechaylesonreiría,yélnuncaseapartaríadesulado,
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sinoquela tendríaporcompañerade juegosy leenseñaría todaclasedetravesurasdeliciosas. Pues, aun cuando él no había estado nunca antes en un palacio, sabíamuchascosasmaravillosas.SabíahacerjaulitasconjuncosparaquecantarandentrolosgrillosyhacerconlargacañanudosadebambúlaflautaquelegustaoíraldiosPan.Conocíaelgritodetodaslasaves,ypodíallamaralosestorninosdelacopadelosárbolesyalagarzarealdelalaguna.Conocíaelrastrodetodoslosanimales,ypodía rastrear a la liebre por sus huellas delicadas y al oso por las hojas holladas.Todaslasdanzasdelvientolasconocía:ladanzaconblancasguirnaldasdenieveenelinviernoyladanzadelasfloresatravésdelosvergelesenprimavera.Sabíadóndehacíanelnidolaspalomastorcaces,yenunaocasiónenqueuncazadorhabíacogidoenunatrampaalospadres,élmismohabíacriadoalospichonesyhabíaconstruidopara ellos un pequeño palomar en la hendidura de un olmo desmochado. Erancompletamente mansas y solían comer en su mano todas las mañanas. A ella legustarían,ylosconejosquecorríanvelocesenloslargoshelechos,ylosarrendajosconsusplumasaceradasysupiconegro,yloserizos,quepodíanhacerseunovilloconvirtiéndose en una bola de púas, y las grandes tortugas sabias que ibanarrastrándose lentamente, moviendo la cabeza a derecha y a izquierda ymordisqueandolashojastiernas.Sí,ciertamenteelladebíairalbosqueajugarconél.Ledaríasupropiacamita,yélvigilaríaafueraalpiedelaventanahastaelamanecer,para ver que no le hicieran daño las reses bravas ni se deslizaran los lobos flacosacercándose demasiado a la cabaña. Y al alba daría unos golpecitos en lascontraventanasyladespertaría,ysaldríanadanzarjuntostodoeldía.
El bosque, en realidad, no era nada solitario. A veces lo atravesaba un obispomontado en sumula blanca, leyendo en un libro ilustrado con dibujos de colores.Otrasvecespasabanloshalconerosconsugorradeterciopeloverdeysusjubonesdegamuza curtida, con halcones encapuchados al puño. En tiempo de la vendimiallegaban losquepisaban lauva,conmanosypiesdepúrpura,coronadosdehiedrasatinada y llevando pellejos de vino que goteaban; y los carboneros, que hacíancarbóndeleña,sentadosalrededordesusinmensashoguerasporlanoche,vigilandocómosecarbonizabanlosleñossecoslentamenteenelfuego,yasandocastañasenlascenizas,ylosladronessalíandesuscuevasypasabanbuenosratosconellos.Enuna ocasión, también, había visto un hermoso cortejo serpenteando en la largacalzadapolvorientaqueibaaToledo.Ibandelantelosmonjescantandodulcemente,yllevando pendones brillantes y cruces de oro, y luego, con armadura de plata, conmosquetones y picas, venían los soldados, y en medio de ellos caminaban treshombres descalzos, con extrañas túnicas amarillas pintadas todo por encima configuras maravillosas, y llevando cirios encendidos en la mano. Ciertamente habíamuchoqueverenelbosque;ycuandoellaestuvieracansadaencontraríaparaellaunsuave terraplén cubierto demusgo, o la llevaría enbrazos, pues él eramuy fuerte,
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aunquesabíaquenoeraalto.Leharíauncollarderojasbayasdebrionia,queseríanigualdebonitasquelasbayasblancasquellevabaenelvestido,ycuandosecansarade ellas podría tirarlas, y él le encontraría otras. Le llevaría copas de bellota yanémonasempapadasderocíoygusanosdeluzdiminutosparaquefueranestrellaseneloropálidodesucabello.
Pero¿dóndeestabaella?Preguntóalarosablanca,yestanolerespondió.Todoelpalacio parecía dormido, e incluso donde no habían cerrado las contraventanas,habían corrido pesados cortinajes sobre las ventanas para que no entrara la luzdeslumbradora. Dio vueltas todo alrededor buscando algún sitio por el que poderentrar, y al fin vio una pequeña puerta de servicio que estaba abierta. La atravesócautelosamente, y se encontró en un salón espléndido, mucho más espléndido, setemía,queelbosque,pueshabíamuchasmáscosasdoradasportodaspartes,yhastael suelo estaba hecho de grandes piedras de colores, dispuestas en una especie dedibujo geométrico. Pero la pequeña infanta no estaba allí; sólo había unasmaravillosasestatuasblancasquelemirabandesdesuspedestalesdejaspe,contristesojosvacíosylabiosquesonreíandemodoextraño.
Al fondo del salón pendía un cortinaje de terciopelo negro ricamente bordado,recamadodesolesyestrellas,losemblemasfavoritosdelrey,ybordadosensucolorpreferido.¿Quizáestabaellaescondidadetrás?Probaría,detodosmodos.
Asíesquellegóhastaallísigilosamenteydescorrióelcortinaje.No,habíasólootra estancia, aunque más bonita, pensó, que la que acababa de dejar. Los murosestabancubiertoscontapicesdeArras,hechosatrabajodeaguja,conmuchasfigurasquerepresentabanunacacería,obradeartistasflamencosquehabíanempleadomásde siete años en su confección. Había sido antaño el aposento de Juan el Loco[8],comollamabanaaquelreydemente,tanenamoradodelacaza,queamenudohabíaintentadoensudeliriomontarenlosenormescaballosencabritadosyabatiralciervosobreelqueestabansaltandolosgrandespodencos,haciendosonarsucuernodecazayclavándoleladagaalpálidociervoquehuía.SeusabaahoradesaladelConsejo,yenlamesadelcentroestabanlascarpetasdelosministros,selladasconlostulipanesdeorodeEspañayconlasarmasyemblemasdelacasadeHabsburgo.
El enanitomiraba asombrado todo a su alrededor, y estabamedio asustado deseguir.Losextrañosjinetessilenciososquegalopabantanvelozmenteporloslargosclarossinhacerruidoleparecíancomolosterriblesfantasmasdelosquehabíaoídohablar a los carboneros —los comprachos—, que cazan sólo de noche y que siencuentranaunhombreleconviertenenciervo,ylecazan.Peropensóenlabonitainfanta,ysearmódevalor.Queríaencontrarlasolaydecirlequeéltambiénlaamaba.Talvezestaríaenlasalacontigua.
Corrió sobre lasmullidas alfombrasmorunasy abrió la puerta. ¡No!No estabaallítampoco.Laestanciaestabacompletamentevacía.
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Erael salóndel trono,queservíapara la recepcióndeembajadoresextranjeros,cuandoelrey,cosaquenoocurríaconfrecuenciaúltimamente,accedíaaconcederlesuna audiencia personal; la misma estancia en que, muchos años antes, se habíanpresentadolegadosvenidosdeInglaterraparahacerlosacuerdosconcernientesalasnupciasdesu reina,entoncesunade las soberanascatólicasdeEuropa,conelhijoprimogénitodelemperador.Lascolgaduraserandecordobántrabajadoenoro,yunapesadaarañasobredoradaconbrazosparatrescientasvelascolgabadeltechoblancoynegro.Bajoungrandoseldetejidodeoro,enelqueestabanbordadosenaljófaresloscastillosyleonesdeCastilla,estabaeltronomismo,cubiertoconunricodoseldeterciopelonegrorecamadodetulipanesdeplatayorladoconunacomplicadacenefade plata y perlas. En la segunda grada del trono estaba colocado el escabel de lainfanta,consucojínforradodetisúdeplatay,pordebajodeesteyfueradeldosel,estaba el asiento del nuncio del Papa, el único que tenía derecho a sentarse enpresencia del rey con ocasión de ceremonias públicas, y cuyo capelo cardenalicioestaba colocado delante, en un taburete[9] de púrpura, con su maraña de borlasescarlata.Enelmuro,frentealtrono,colgabaunretratodetamañonaturaldeCarlosVentrajedecaza,conungranmastínasulado,yunretratodeFelipeIIrecibiendoelhomenaje de los Países Bajos ocupaba el centro de otro de los muros. Entre lasventanashabíaunbargueñodenegroébano,conincrustacionesdeplacasdemarfil,en las que estaban grabadas las figuras de La danza de lamuerte, deHolbein, demano,sedecía,delfamosomaestromismo.
Peroalenanitonoleinteresabanadatodaestamagnificencia.Élnohubieradadosurosaportodaslasperlasdeldosel,niunsolopétaloblancodesurosaporeltronomismo.Loqueélqueríaeraveralainfantaantesdequebajasealpabellónydecirlequesefueraconélcuandohubieraterminadosubaile.Aquí,enelpalacio,elaireeradensoypesado,peroenelbosqueelvientosoplabalibre,yelsolapartabaconmanoserrantes de oro las hojas trémulas. Había flores también en el bosque, no tanespléndidas acaso como las flores del jardín, peromás dulcemente perfumadas, encambio: jacintosalcomienzode laprimavera,que inundabandepúrpuraondulantelas frescas cañadas y los oteros cubiertos de hierba, velloritas amarillas, que seapretaban en pequeños ramilletes alrededor de las raíces retorcidas de los robles,brillantecelidonia,yverónicaazul,eiriscolorlilayoro.Habíaamentosgrisessobrelosavellanos,ylasdedalerasazulesseinclinabanporelpesodesuscorolasmoteadasllenasde abejas.El castaño tenía sus capitelesde estrellasblancas, y el espino suspálidaslunasdebelleza.¡Sí,seguroqueellairía,contaldequepudieraencontrarla!Iríaconélalhermosobosque,ytodoeldíabailaríaélparadeliciasuya.Unasonrisaleiluminólosojosalpensarenello,ypasóalsalónsiguiente.
De todas las estancias esta era la más radiante y la más hermosa. Los murosestaban cubiertos de damasco de Lucca estampado en tono rosa con un diseño de
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pájaros y salpicado de delicadas flores de plata, losmuebles eran de platamaciza,festoneadaconguirnaldasdefloresyCupidosmeciéndose;delantedelasdosgrandeschimeneas habíamagníficos guardafuegos con loros y pavos reales bordados, y elsuelo,queeradeóniceverdemar,parecíaextendersea lo lejosen ladistancia.Noestaba él solo. De pie, bajo la sombra del quicio de la puerta, al fondo de lahabitación, vio una pequeña figura que le estaba mirando. Su corazón tembló, ungritodealegríaseescapódesuslabios,ysemovió,poniéndoseenlazonailuminadaporlosrayosdelsol.Alhacerlo,lafigurasemoviótambiénylavioclaramente.
¡Sí,sí,lainfanta!Eraunmonstruo,elmonstruomásgrotescoquehabíavistoélensuvida.Sinformaapropiada,comoladelasdemáspersonas,sinojorobadoydepiernas torcidas, con una enorme cabeza que colgaba y crines de pelo negro. Elenanitofruncióelceño,yelmonstruolofrunció también.Serió,yrióconél,ysepuso en jarras exactamente como él lo estaba haciendo. Le hizo una inclinaciónburlesca, ledevolvióunaprofunda reverencia.Fuehacia él, yvinoa suencuentro,copiando cada paso que daba, y parándose cuando se paraba él.Gritó divertido, yechó a correr hacia adelante, y extendió lamano, y lamano delmonstruo tocó lasuya,yestabatanfríacomoelhielo.Leentrómiedo,ehizounmovimientoconlamano,ylamanodelmonstruolosiguiórápidamente.Tratódeempujarlo,peroalgolisoyduroledetuvo.Lacaradelmonstruoestabaahorapegadaalasuyayparecíallenadeterror.Seapartóelpelodelosojos.Leimitó.Logolpeó,yledevolviógolpeporgolpe.Lediomuestrasdequeloabominaba,ylehizoaélhorriblesmuecas.Seechóhaciaatrásyelmonstruoretrocedió.
¿Quéeraaquéllo?Reflexionóunmomentoymiróenderredorsuyoelrestodelsalón.Eraextraño,peroparecíaquetodoteníasudobleenesemuroinvisibledeaguaclara.Sí,cuadroporcuadroestabarepetido,ysofáporsofá.El faunodormidoqueyacía en su hornacina junto al umbral de la puerta tenía su hermano gemelo quedormitaba,y laVenusdeplata iluminadapor la luzdel sol tendía losbrazosaunaVenustanhermosacomoellamisma.
¿Eraeleco?Éllehabíallamadounavezenelvalle,ylehabíacontestadopalabraporpalabra.¿Podríahacerburlaalosojoslomismoquehacíaburlaalavoz?¿Podríahacerunmundodeimitaciónexactamenteigualalmundoreal?¿Podríatenercoloryvidaymovimientolasombradelascosas?¿Podríaserque…?
Sesobresaltó,ysacandodelpecho lahermosa rosablancasedio lavueltay labesó.¡Elmonstruoteníaunarosasuya, igual,pétaloapétalo!Labesabaconbesosparecidosylaapretabacontraelcorazóncongestoshorribles.
Cuandolaverdadsehizoluzenél,dioungritosalvajededesesperaciónycayóalsuelo sollozando. ¡Así que era él el deforme y jorobado, insoportable a la vista ygrotesco!Élmismoeraelmonstruo,yeradeéldequien todos losniñossehabíanestado riendo;y laprincesitaque él había creídoque le amaba, también ellahabía
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estado simplemente burlándose de su fealdad y regocijándose por sus miembrostorcidos.¿Porquéno lehabíandejadoenelbosquedondenohabíaespejosque ledijeran lo repugnante que era? ¿Por qué no le había matado su padre antes quevenderleparavergüenzasuya?Lágrimasabrasadorasrodaronporsusmejillas,ehizopedazoslarosablanca.Elmonstruotumbadoenelsuelohizolomismoydiseminóenelairelosdelicadospétalos.Searrastróporelsuelo,y,cuandoelenanitolomiró,selequedómirandoconunacaracontraídaporeldolor.Seapartóarrastrándoseparano verlo, y se cubrió los ojos con lasmanos.Avanzó a rastras, como una criaturaherida,hastalasombra,ysequedóallítendidogimiendo.
Y en ese momento entró la propia infanta con sus compañeros por la puerta-ventanaabierta,ycuandovieronalfeoenanitotendidoenelsueloygolpeándoloconlos puños cerrados, del modo más fantástico y exagerado, estallaron en alegrescarcajadas,yrodeándoleselequedaronmirando.
—Su baile era divertido—dijo la infanta—; pero sumanera de actuar esmásdivertidaaún.Verdaderamenteescasitanbuenocomolasmarionetas,sóloque,desdeluego,noestannatural.
Ehizorevolotearsuabanicoyaplaudió.Peroelenanitonoalzabanuncalavista,ysussollozosibansiendocadavezmás
débilesy,depronto,diounacuriosaboqueadayseapretóelcostado.Yvolvióacaerhaciaatrásysequedócompletamenteinmóvil.
—¡Esoesmagnífico!—dijolainfanta,despuésdeunapausa—;peroahoratienesquebailarparamí.
—Sí—gritaron todos los niños—, tienes que levantarte y bailar, pues eres tanhábilcomolosmonosdeBerbería,ymuchomásridículo.
Peroelenanitonosemovía.Ylainfantagolpeóelsueloconelpie,yllamóasutío,queestabapaseandoenla
terrazaconelchambelán,yleíaunosdespachosqueacababandellegardeMéxico,dondesehabíaestablecidorecientementeelSantoOficio.
—Midivertidoenanitoestámohíno—exclamó—,tenéisquedespertarleydecirlequebaileparamí.
Cruzaron una sonrisa, y entraron con calma, y don Pedro se inclinó y dio ungolpecitoalenanoenlamejillaconsuguantebordado.
—Tienesquebailar—dijo—,pequeñomonstruo[10].Tienesquebailar.LainfantadeEspañaydelasIndiasdeseaqueseladivierta.
Peroelenanitonosemovióapesardetodo.—Debieranllamaralencargadodelosazotes—dijocontalantemolesto.Ysevolvióalaterraza.Peroelchambelántomóunairegrave,ysearrodillójuntoalenanitoylepusola
mano sobre el corazón. Y después de unos instantes se encogió de hombros y se
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levantó,yhabiendohechounaprofundareverenciaalainfanta,dijo:—Mibellaprincesa,vuestrodivertidoenanitonuncavolveráabailar.Eslástima,
puesestanfeoquepuedequehubierahechosonreíralrey.—¿Peroporquénovolveráabailar?—preguntólainfanta,riendo.—Porqueseleharotoelcorazón—respondióelchambelán.Ylainfantafruncióelceño,ysusdelicadoslabiosdehojaderosasecurvaronen
unbonitogestodedesdén.—En el futuro, que los que vengan a jugar conmigo no tengan corazón —
exclamó.Ysaliócorriendoaljardín.
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Elpescadorysualma
Todaslastardessalíaalmareljovenpescadoryarrojabasusredesalagua.Cuandoelvientosoplabadetierra,nocogíanada,opocacosa,enelmejordeloscasos,pueseraun viento cortante de alas negras, y olas encrespadas subían a su encuentro. Perocuando soplaba el viento hacia la costa, salían los peces de las profundidades yentraban nadando en la trampa de sus redes, y él los llevaba al mercado paravenderlos.
Todas las tardes salía almar, y una tarde la redpesaba tanto que apenas podíaarrastrarlaparasubirlaalabarca.Yriéndosesedijo:
—Seguramente he cogido todos los peces que nadan, o he atrapado a algúnmonstruotorpequeseráunacosaasombrosaparaloshombres,oalgohorrorosoquelareinadesearátener.
Yjuntandotodassusfuerzastiródelasásperascuerdashastaque,comolíneasdeesmalte azul alrededor de un jarrón de bronce, resaltaron las largas venas de susbrazos.Tiródelascuerdasdelgadas,ymásymásseacercabaelcírculodecorchosplanos,ylaredsubióalfinalasuperficiedelagua.
Pero no había dentro pez alguno, ni monstruo ni cosa que diera horror, sinosolamenteunasirenitaprofundamentedormida.
Tenía loscabelloscomohúmedovellóndeoro,yeracadacabelloporseparadocomounhilodeorofinoenunacopadecristal.Sucuerpoparecíadeblancomarfil,ysucolaeradeplatayperla.
Platayperlaerasucola,ylasverdesalgasmarinasseenroscabanenella;ycomoconchasmarinaseran susorejas,y sus labioscomoel coraldelmar.Las fríasolasrompíansobresuspechosfríos,ybrillabalasalsobresuspárpados.
Tanbellaera,quecuandoeljovenpescadorlaviosellenódeasombro,yextendiólamanoyatrajolaredjuntoaél,yapoyándoseenlabordalacogióensusbrazos.Y,al tocarla, lanzó ella un grito como una gaviota asustada y despertó, y le miróaterrorizadaconsusojosdeamatistamalva,yforcejeóparaescapar.Peroéllateníasujeta,ynoconsintióquesemarchara.
Ycuandovioellaquenopodíaescaparenmodoalgunodeél,seechóallorarydijo:
—Tesuplicoquemedejesquemevaya,puessoy lahijaúnicadeunrey,ymipadreesancianoyestásolo.Peroeljovenpescadorrespondió:
—Notedejaréiranoserquemehagaslapromesadequesiemprequetellamevendrás a cantar paramí, pues a los peces les deleita escuchar el cantode los quehabitanenelmar,yasísellenaránmisredes.
—¿Deverdaddejarásquemevayasiteloprometo?—exclamólasirena.
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—Deverdadquedejaréquetevayas—dijoeljovenpescador.Asíesqueella leprometió loqueéldeseaba,y lo juróconel juramentode los
habitantesdelmar.Yélaflojólosbrazosentornodeella,ylasirenasesumergióenelagua,temblandoconunextrañotemor.
Todaslastardessalíaalmareljovenpescadoryllamabaalasirena;ysalíaelladelaguaycantabaparaél.Dandovueltasymásvueltasentornosuyonadabanlosdelfines,ylasariscasgaviotashacíancírculosporencimadesucabeza.
Y ella cantaba un cantomaravilloso, pues cantaba acerca de los habitantes delmarqueconducenasusrebañosdecuevaencueva,yllevanalosternerillossobreloshombros;delostritonesdelargasbarbasverdesypechovelludo,quetocancaracolasretorcidas cuando pasa el rey; del palacio del rey, todo de ámbar, con tejado deesmeralda clara y suelo de perla reluciente; y de los jardines del mar, donde losgrandesabanicosdefiligranadecoralondeantodoeldía,y lospecespasanraudoscomopájarosdeplata,yseabrazanlasanémonasalasrocas,yflorecenlosclavelesenlaarenaamarillafestoneada.Cantaba,ysucanciónerasobrelasgrandesballenasque bajan de losmares del Norte y llevan agudos carámbanos colgándoles de lasaletas; de las sirenas, que cuentan cosas hasta tal punto maravillosas que losmercaderes tienen que taponarse los oídos con cera, pues si las oyeran saltarían alaguayseahogarían;yera tambiénsucanciónsobre losgaleoneshundidosconsusaltos mástiles, y los marineros congelados adheridos a las jarcias, y las caballasentrando y saliendo a nado por las portillas; sobre las pequeñas lapas, que songrandes viajeras y se adhieren a las quillas de los barcos y van dando vueltasalrededordelmundo;ysobrelasjibiasquevivenenlosflancosdelosacantiladosyextienden sus largos brazos negros, y pueden hacer que venga la noche cuandoquieren. Cantó al nautilo, que tiene su propia barca, talada en un ópalo, y estápropulsada por una vela de seda; a los felices tritones que tocan el arpa y puedenhacerdormirporencantamientoalgranKraken;alosniñospequeñosquesujetanalasresbaladizasmarsopasycabalgansobreellasriendo;alassirenasqueseacuestanenlaespumablancaytiendenlosbrazosalosmarineros;yalosleonesdemarconsuscolmilloscurvos,yaloshipocamposconsuscrinesflotantes.
Y, mientras cantaba, todos los atunes llegaban desde las profundidades aescucharla, y el jovenpescador arrojaba las redes en torno a ellos y los cogía, y aotrosloscapturabaconunarpón.Ycuandosubarcaestababiencargada,lasirenasesumergíaenelmar, sonriéndole.Noobstante,nuncaquisoacercarseaél tantoquepudiera tocarla. Él a menudo la llamaba y le rogaba, pero ella no se acercaba; ycuandointentabacogerlasezambullíaenelaguacomopudierahacerlounafoca,ynovolvíaaverlaesedía.Ycadadíaelsonidodesuvozsehacíamásdulceasusoídos.Tandulceerasuvozqueolvidabasusredesysuastucia,ynosecuidabadesuoficio.
Conaletasbermellónyojostachonadosdeoropasabanenbancoslosatunes,pero
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élnolesprestabaatención:suarpónyacíaasuladosinusoalguno,yestabanvacíassusnasasdemimbre trenzado.Con los labiosabiertosy losojosempañadosporelasombro,sequedabasentadoociosoensubarcayescuchaba;escuchabahastaquelaneblinadelmarsearrastrabaentornosuyo,ylalunamerodeadorateñíadeplatasusmiembrosmorenos.
Yunatardecerlallamóyledijo:—Sirenita,sirenita,teamo.Acéptameporesposo,puesteamo.Perolasirenitanegóconlacabeza.—Tútienesunalmahumana—respondió—.Siquisierasarrojartualmalejosde
ti,podríaamarte.Y el joven pescador se dijo: «¿De quéme sirve el alma?No puedo verla. No
puedotocarla.Nolaconozco.Ciertamentelaarrojarélejosdemí,yserámíaunagranalegría».
Yestallóensuslabiosungritodejúbiloy,poniéndoseenpieensubarcapintada,tendiósusbrazosalasirena.
—Arrojarémialmalejosdemí—gritó—,ytúserásminoviayyoserétunovioenlosesponsales,yjuntosviviremosenloprofundodelmar,ytodoaquelloquehascantadomelomostrarás,todoloquetúdeseesyoloharé,ynuestrasvidasnohabrándesepararse.
Ylasirenitariódeplaceryocultóelrostroentrelasmanos.—Pero ¿cómo arrojaré el alma fuera de mí? —exclamó el joven pescador—.
Dimecómopuedohacerlo,y¡hala!,loharé.—¡Ay!Nolosé—dijolasirenita—;loshabitantesdelmarnotienenalma.Ysesumergióenlaprofundidad,mirándoleanhelante.Yalamañanasiguientetemprano,antesdequeelsolhubierarecorridoelespacio
de lamanodeunhombreporencimadelcollado,el jovenpescador fueacasadelsacerdoteyllamótresvecesalapuerta.
El noviciomiró por el postigo, y, cuando vio quién era, descorrió el pestillo ydijo:
—Entra.Yentróel jovenpescador,ysepusoderodillasen los junquillosdelsuelo,que
exhalaba un suave olor, y dijo a gritos al sacerdote, que estaba leyendo el librosagrado:
—Padre, estoy enamorado de una que habita en el mar ymi almame impiderealizarmideseo.Decidmecómopuedoarrojarmialmalejosdemí,puesenverdadno la necesito para nada. ¿Qué valor tienemi alma paramí?No puedo verla. Nopuedotocarla.Nolaconozco.
Yelsacerdotesediogolpesdepechoyexclamó:—¡Ay,ay!Túestáslocoohascomidoalgunahierbavenenosa,pueselalmaesla
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partemásnobledelhombre,ynosladioDiosparaquelausáramosnoblemente.Noexiste cosa demás precio que un alma humana, y no hay cosa terrena con la quepuedaponerseenlamismabalanza.Valeloquetodoeloroquehayenelmundo,yesdemásprecioquelosrubíesdelosreyes.Portanto,hijomío,nopiensesmásenesteasunto,puesesunpecadoquenopuedeserperdonado.Yencuantoalosquehabitanen el mar, están condenados, y los que mantienen trato con ellos están perdidostambién.Soncomo lasbestiasdel campoquenodistinguenel biendelmal, yporellosnohamuertoelSeñor.
Aljovenpescadorselellenaronlosojosdelágrimasaloírlasamargaspalabrasdelsacerdote,ysepusoenpieyledijo:
—Padre,losfaunosvivenenelbosqueyestánalegres,yenlasrocassesientanlostritonesconsusarpasdeorodeley.Dejadmequeseacomoellos,oslosuplico,pues susdías soncomo losdíasde las flores.Yen cuanto ami alma, ¿dequémeaprovecha,siseinterponeentreloqueamoyyo?
—El amor del cuerpo es vil—exclamó el sacerdote, frunciendo las cejas—, yviles y perversas son esas cosas que Dios tolera que vaguen por el mundo suyo.¡Malditosseanlosfaunosdelbosque,yseanmalditaslasquecantanenelmar!Lasheoídodenocheyhanintentadoserunseñueloquemeapartarademirosario.Danquedos golpes a la ventana y ríen. Musitan en mi oído la historia de sus gozospeligrosos.Me inducen con tentaciones y, cuando quiero rezar,me hacenmuecas.Estáncondenadas,tedigo,estáncondenadas.Paraellasnohaycielonihayinfierno,yenningunodelosdosalabaránelnombredeDios.
—Padre—exclamóeljovenpescador—,nosabéisloquedecís.Unavezatrapéenmiredalahijadeunrey.Esmáshermosaqueellucerodelalba,ymásblancaquela luna.A cambio de su cuerpo daríami alma, y por su amor renunciaría al cielo.Decidmeloqueospregunto,ydejadquevayaenpaz.
—¡Fuera! ¡Fuera! —gritó el sacerdote—; tu amada está condenada, y tú tecondenarásconella.
Ysindarlesubendiciónlecondujofueradesupuerta.Yeljovenpescadorbajóalaplazadelmercado,ycaminabalentamenteyconla
cabezabaja,comoquienestáabatidoporeldolor.Ycuandolevieronllegarlosmercaderes,empezaronacuchichearunosconotros,
yunodeellosavanzóasuencuentro,lellamóporsunombreyledijo:—¿Quétienesquevender?—Tevenderémialma—respondió—.Teruegoquelacompresytelalleveslejos
demí,puesestoyhartodeella.¿Dequémesirveelalma?Nopuedoverla.Nopuedotocarla.Nolaconozco.
Perolosmercaderesseburlabandeél,ydecían:—¿Paraquéqueremosunalmahumana?Novaleloqueunamonedahendidade
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plata. Véndenos tu cuerpo como esclavo, y te vestiremos de púrpura marina y tepondremos un anillo en el dedo, y te haremos favorito de la gran reina. Pero nohables del alma, pues no es nada para nosotros, ni tiene valor alguno para nuestroservicio.
Yeljovenpescadorsedijoporlobajo:«¡Quécosatanextrañaesesta!Elsacerdotemedicequeelalmavaletodoeloro
delmundoylosmercaderesdicenquenovaleniunamonedadeplatahendida».Ysaliódelaplazadelmercadoybajóalaplayadelmar,ysepusoameditaren
loquedebíahacer.Yamediodíarecordócómounodesuscompañeros,querecogíahinojomarino,lehabíahabladodeciertahechicerajovenquevivíaenunacuevaalaentrada de la bahía y era muy ingeniosa en sus hechicerías. Y se encaminó allíechándoseacorrer,tanansiosoestabadelibrarsedesualma;yunanubedepolvoleseguíacuandoibapresurosoporlaarenadelaplaya.Porelpicordelapalmadesumanosupo la jovenbruja su llegada,y rióy se soltó la rojacabellera.Consu rojacabelleracayendoentornosuyo,estabaenpiealaentradadelacueva,yenlamanoteníaunaramitadecicutasilvestrequeestabafloreciendo.
—¿Qué necesitas? ¿Qué necesitas? —gritó, mientras él subía la pendientejadeante,yseinclinabaanteella¿Pecesparatured,cuandoelvientoesinsoportable?Tengounpequeño caramillo hecho conuna caña, y cuando lo toco los salmonetesvienennadandoálabahía.Perotieneunprecio,hermosomuchacho,tieneunprecio.¿Qué necesitas? ¿Qué necesitas? ¿Una tormenta que haga zozobrar los barcos yarrastre a la playa los cofres de ricos tesoros?Yo tengomás tormentas de las quetieneelviento,puessirvoaunoqueesmásfuertequeelviento,yconuncedazoyuncubo de agua puedo enviar a las grandes galeras al fondo delmar. Pero tengo unprecio, hermoso muchacho, tengo un precio. ¿Qué necesitas? ¿Qué necesitas?Conozcounaflorquecreceenelvalle,ynadielaconocemásqueyo.Tienehojasdepúrpurayunaestrellaenelcorazón,ysujugoestanblancocomolaleche.Sitocarascon esa flor los labios endurecidos de la reina, te seguiría por todo elmundo.Dellechodel rey se levantaríay saldría, ypor elmundoentero te seguiría.Y tieneunprecio,hermosomuchacho,tieneunprecio.¿Quénecesitas?¿Quénecesitas?Puedomachacarunsapoenunmortero,yhacercaldoconél,ydarvueltasalcaldoconlamano de un hombre muerto. Rocía con ello a tu enemigo mientras duerme, y seconvertirá en víbora negra, y su propia madre le matará. Con una rueda puedoarrastrar la lunadel firmamento,yenuncristalpuedomostrartea lamuerte. ¿Quénecesitas?¿Quénecesitas?Dimetudeseo,yyoteloconcederé;ytúmepagarásunprecio,hermosomuchacho,mepagarásunprecio.
—Mideseo es tan sólo una cosamuypequeña—dijo el jovenpescador—; sinembargo,el sacerdote sehaenojadoconmigoymehaechado.Noesmásqueunacosapequeña,ylosmercaderessehanburladodemíymelahannegado.Portanto,
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he venido a ti, aunque los hombres te llaman perversa, y sea cual sea el precio lopagaré.
—¿Quéesloquequieres?—preguntólahechicera,acercándoseaél.—Quisieraarrojarmialmalejosdemí—respondióeljovenpescador.Lahechicerasepusopálidayseestremeció,yocultóelrostroensumantoazul.—Hermosomuchacho,hermosomuchacho—musitó—,ésaesunacosa terrible
dehacer.Élsacudiósusrizoscastañosyserió.—Mialmanoesnadaparamí—respondió—.Nopuedoverla.Nopuedotocarla.
Nolaconozco.—¿Quémedarássitelodigo?—preguntólahechicera,bajandoaéllamiradade
susbellosojos.—Cincomonedasdeoro—dijoél—,ymisredes,ylacasadezarzoenquevivo,
y labarcapintadaenquenavego.Dime sólo cómo librarmedemi alma,y tedarétodoloqueposeo.
Ellaseriómofándosedeél,yledioungolpecitoconlaramadecicuta.—Puedoconvertirlashojasdeotoñoenoro—respondió—,ypuedotejerconlos
pálidosrayosdelalunauntejido,siquiero.Aquélaquiensirvoesmásricoquetodoslosreyesdeestemundoyposeelosdominiosdeellos.
—¿Quédebodarteentonces—exclamóél—,situprecionoesoroniplata?Lahechiceralerozóelcabelloconsudelgadamanoblanca.—Debesdanzarconmigo,hermosomuchacho—murmuró.Ylesonriómientraslehablaba.—¿Nadamásqueeso?—exclamóeljovenpescadorllenodeasombro,ysepuso
enpie.—Nadamásqueeso—repusoella,yvolvióasonreírle.—Entonces,alapuestadelsolbailaremosjuntosenalgúnlugarsecreto—dijoél
—,ydespuésdehaberbailadomediráslacosaquedeseosaber.Ellanegóconlacabeza.—Cuandohayaplenilunio,cuandohayaplenilunio—musitó.Luego escudriñó todo en derredor suyo, y escuchó. Un pájaro azul se levantó
chillandode sunidoehizocírculos sobre lasdunas,y tresavesmoteadashicieroncrujirlahierbagrisyásperaysesilbaronunaaotra.Nohabíaotrosonido,salvoelsonidodeunaolaquedesgastaba los lisosguijarrosabajo.Asíqueextendióella lamano,yleatrajocercadeélypusosuslabiossecosjuntoasuoído.
—Estanochehasdeveniralacimadelamontaña—cuchicheó—.Hayaquelarre,yélestaráallí.
Eljovenpescadorsesobresaltóylamiró,yellalemostrósusdientesblancosalreírse.
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—¿Dequiénhablascuandodices«él»?—preguntó.—No importa —respondió ella—. Ve esta noche, y ponte bajo las ramas del
carpe,yesperamillegada.Sicorrehaciatiunperronegro,golpéaleconunavaradesauce,yseirá.Sitehablaunalechuza,noledesrespuestaalguna.Cuandollenelalunaestarécontigo,ydanzaremosjuntossobrelahierba.
—¿Peroquieresjurarmequemediráscómopuedoarrojarmialmalejosdemí?—inquirióél.
Se movió ella, poniéndose a plena luz del sol, y a través de su cabellera rojasusurrabaelviento.
—Porlaspezuñasdelmachocabríolojuro—dijoellacomorespuesta.—Eres lamejorde lasbrujas—exclamóel jovenpescador—,ybailarécontigo
esta noche en la cima de la montaña. Preferiría verdaderamente que me hubieraspedidoorooplata.Perotalycomoestupreciolotendrás,puesesmuypocacosa.
Ysedescubrióanteella,quitándoselagorra,einclinólacabezaenunprofundosaludo,yvolviócorriendoalaciudadllenodegranalegría.
Y lahechicera lecontemplómientrasse iba,ycuando lehuboperdidodevistaentró en su cueva,y sacandounespejodeunacajademaderade cedro tallada, lopusoenaltoenunmarco,yquemóanteélflordeverbenasobrecarbonesencendidos,yexaminólasvolutasdelhumo.Ydespuésdeunratoapretólospuñosllenadeira.
—Debierahabersidomío—musitó—;yosoytanhermosacomoella.Yaquelatardecer,cuandosalió la luna,subióel jovenpescadora lacimade la
montaña,ysepusobajo lasramasdelcarpe.Comounescudodemetalbruñido,elmarredondoyacíaasuspies,ylassombrasdelasbarcaspesquerassemovíanenlapequeñabahía.Una lechuza,de amarillosojosde sulfuro, le llamópor sunombre,peroélnolediorespuestaalguna.Corrióhaciaélunperronegroygruñó.Legolpeóconunavaradesauce,ysefuequejumbroso.
Amedianochellegaronlasbrujasvolandoporelairecomomurciélagos.—¡Fiuu!—gritaban, cuando seposabanenel suelo—; ¡hayalguienaquienno
conocemos!Yolfateabanalrededoryparloteabanunasconotrasysehacíanseñas.Laúltimadetodasfuelajovenhechicera,consuscabellosrojosondeandoalviento.Llevaba un vestido de tisú de oro con bordado de ojos de pavo real, y tenía en lacabezaungorritodeterciopelo.
—¿Dóndeestá,dóndeestá?—chillaronlasbrujascuandolavieron.Peroellasóloreía,ycorrióalcarpe,ytomandoalpescadordelamanolesacóa
laluzdelaluna,yempezóadanzar.Girabanygirabandandovueltasymásvueltas,ylajovenhechicerasaltabatan
altoquepodíaveréllostaconesescarlatadesuszapatos.Luegollegó,precisamenteatravés de los bailarines, el ruido del galope de un caballo, pero no se veía caballoalguno,yélsintiómiedo.
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—¡Másdeprisa!—gritólahechicera.Y le echó los brazos alrededor del cuello, y él sintió sobre su rostro el cálido
alientodeella.—¡Másdeprisa,másdeprisa!—gritaba.Yparecíaque la tierradabavueltasbajosuspies,y se le turbóelcerebro,y le
sobrecogió un gran terror, como una sensación de algo perverso que le estuvieravigilando; y al fin fue consciente de que bajo la sombra de un peñasco había unafigura que no estaba allí antes. Era un hombre vestido con un traje de terciopelonegro,cortadoalamodaespañola.Surostroeraextrañamentepálido,peroteníaloslabioscomounaaltivaflorroja.Parecíacansado,yapoyabalaespalda,jugueteandode un modo lánguido con el pomo de su daga. En la hierba, a su lado, había unsombrero con un airón de plumas y un par de guanteletes demontar con puño deencaje dorado, y con un extraño emblema bordado con aljófares. Colgaba de suhombrounacapacorta forradadepieldecebellina,y susdelicadasmanosblancasestabanenjoyadasconanillos.Caíansobresusojosunospárpadospesados.
Eljovenpescadorselequedómirando,comoquienestáatrapadoenunconjuro.Finalmentecruzaronlamirada,ydondequieraquebailaraleparecíaquelosojosdelhombreestabanfijossobreél.Oyóreíra lahechicera,y la tomóporel talleygiróconelladandovueltasymásvueltas.
Depronto,aullóunperroenelbosque,ylosquebailabansedetuvierony,yendodedosendos,searrodillaronybesaronlasmanosdelhombre.Segúnlohacían,unapequeñasonrisatocabasuslabiosorgullosos,alamaneraqueelaladeunpájarorozaelaguaylahacereír.Perohabíadesdénenaquellasonrisa.Nohacíamásquemiraraljovenpescador.
—¡Ven,adorémosle!—susurrólahechicera.Ylellevó;yaélleentróungrandeseodehacerloqueellalepedía,ylasiguió.
Perocuandoestuvocerca,ysinsaberporquélohacía,hizosobresupecholaseñaldelacruz,einvocóelnombresanto.
Apenaslohabíahecho,cuandochillaronlasbrujascomohalconesyhuyeron,yelpálido rostroquehabíaestadoobservándolese retorcióenunespasmodedolor.Elhombre se dio la vuelta hacia un bosquecillo y silbó. Un caballo ligero de razaespañolacorrióasu llamada.Alsaltara lasillasevolvióymiróal jovenpescadorcontristeza.
Ylahechiceradecabellorojointentóescapartambién,peroelpescadorlacogióporlasmuñecasylasujetó.
—¡Suéltame—gritabaella—,ydejaquemevaya!Puestúhasnombradoloquenosedebenombrar,yhasmostradolaseñalquenosepuedemirar.
—No—replicó él—, no dejaré que te vayas hasta que no me hayas dicho elsecreto.
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—¿Quésecreto?—dijolahechicera,forcejeandoconélcomoungatosalvaje,ymordiéndoseloslabiossalpicadosdeespuma.
—Yalosabes—respondióél.Sus ojos del color de la hierba verde se enturbiaron por las lágrimas, y dijo al
pescador:—Pídemecualquiercosamenosésa.Élserióylasujetóconmásfuerza.Ycuandovioellaquenopodríaliberarse,lesusurró:—Con toda seguridad yo soy tan hermosa como las hijas delmar, y tan gentil
comolasquemoranenlasaguasazules.Yleacarició,ypusolacarajuntoalasuya.Peroéllaapartófrunciendoelceño,yledijo:—Sinocumpleslapromesaquemehiciste,temataréporbrujafalsa.EllasevolviógriscomounaflordelárbolqueunosllamandeJudasyotrosdel
amor[11],yseestremeció.—Sea—musitó—.Estualmaynolamía.Hazconellaloquequieras.Ysacódesucintounanavajillaconmangodepieldevíboraverde,yseladio.—¿Dequémeserviráesto?—lepreguntóél,sorprendido.Sequedóellasilenciosaduranteunosinstantes,yseextendiósobresurostroun
airedeterror.Luegoseapartóelcabellodelafrente,ysonriendodeunmodoextrañoledijo:
—Loquellamáisloshombreslasombradelcuerponoeslasombradelcuerpo,sinoqueeselcuerpodelalma.Ponteenpieenlaplayadeespaldasalalunayrecortaalrededordetuspiestusombra,queeselcuerpodetualma,ypideatualmaqueteabandone,ylohará.
Eljovenpescadortembló.—¿Esverdadeso?—murmuró.—Esverdad,ypreferiríanohabértelodicho—exclamóella.Yseabrazóalasrodillasdeélllorando.Éllaapartódesíyladejósobrelahierbatupida,yyendohastalapendientedela
montañasepusolanavajaenelcinturónyempezóadescender.Ysualma,queestabaensuinterior,lellamabayledecía:—¡Ay!Hevividocontigotodosestosaños,yhesidosiervatuya.Nomearrojes
detiahora,pues¿quémaltehehecho?Yeljovenpescadorreía.—Nomehashechoningúnmal,peronotenecesitoparanada—respondía—.El
mundo es ancho, y hay un cielo además y un infierno, y esa morada en tenuepenumbra que está entre los dos.Vedondequieras, pero nomemolestes, puesmiamormeestállamando.
Y su alma le suplicaba lastimeramente, pero él no le hacía caso, sino que iba
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saltandoderiscoenrisco,siendocomoeradepiesfirmescomounacabramontésy,finalmente,llegóalatierrallanayalbordeamarillodelmar.
Fornidoy conmiembrosdebronce, comouna estatua esculpidapor ungriego,estabaenlaarenadeespaldasalaluna,ydelaespumasalíanbrazosblancosquelellamabanhaciéndoleseñas,ydelasolasemergíanformasdifuminadasquelerendíanhomenaje. Ante él yacía su sombra, que era el cuerpo de su alma, y detrás de élestabalalunasuspendidaenelairecolordemiel.
Ysualmaledijo:—Si de verdad tienes que arrojarme lejos de ti, no me envíes sin darme un
corazón.Elmundoescruel,dametucorazónparallevarloconmigo.Élsacudiólacabezaysonrió.—¿Conquéamaríaamiamorsitedieraelcorazón?—exclamó.—Sécompasivo—dijo su alma—;dame tu corazón, pues elmundoes cruel y
tengomiedo.—Micorazónesdemiamada—respondió—;portanto,notehagaslaremolona
yvete.—¿Nodebierayotambiénamar?—preguntósualma.—¡Vete!,puesnotenecesito—exclamóeljovenpescador.Y cogió la navajita con elmango de piel de víbora verde, y recortó la sombra
alrededordesuspies,ylasombrasepusoenpieyseplantóanteélylemiró,yeraexactamenteigualaél.
Élseechólentamentehaciaatrás,ysepusorápidamentelanavajaenelcinto,yleembargóunsentimientodepavor.
—¡Vete!—murmuró—,¡yquenoveamástucara!—No;debemosvolveravernos—dijoelalma.Suvozeraapagadayparecidaa lade la flauta,yapenasmovía los labiospara
hablar.—¿Cómo nos encontraremos? —exclamó el joven pescador—. ¿No irás a
seguirmealasprofundidadesdelmar?—Unavezalañovendréaestelugar,ytellamaré—dijoelalma—.Puedeocurrir
quemenecesites.—¿Paraquévoy anecesitarte?—exclamóel jovenpescador—;pero sea como
deseas.Ysesumergióenelagua,ylostritoneshicieronsonarsuscaracolas,ylasirenita
emergiópararecibirle,yleechólosbrazosalcuelloylebesóenlaboca.Yelalmasequedóenlaplayasolitariaylosmiró.Ycuandosesumergieronenel
aguasefuellorandoporlasmarismas.Yalcabodeunañobajóelalmaalaorilladelmaryllamóaljovenpescador,y
estesaliódelabismoydijo:
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—¿Porquémellamas?Yelalmarespondió:—Acércatemás,paraquepuedahablarcontigo,pueshevistocosasasombrosas.Asíqueseacercóysetendióenlasaguaspocoprofundas,yapoyólacabezaen
lamanoyescuchó.Yelalmaledijo:—Cuandomeseparédetivolvíelrostrohaciaalorienteyemprendíelcamino.
Delorientevienetodoloqueessabio.Seisdíasviajé,yenlamañanadelséptimodíalleguéaunacolinadelpaísde los tártaros.Me senté a la sombradeun tamarindopara resguardarme del sol. La tierra estaba reseca y requemada por el calor. Lasgentesibandeacáparaalláenlallanurasemejantesamoscasarrastrándosesobreundiscodecobrebruñido.
Cuando llegó elmediodía subió del borde llanode la tierra una nube de polvorojo. Al verla, los tártaros tensaron sus arcos pintados y, después de saltar a suspequeños caballos, galoparon a su encuentro. Las mujeres huyeron gritando a lascarretas,yseocultarondetrásdelascortinasdefieltro.
Alcrepúsculoregresaronlostártaros,perofaltabancinco,ydelosquevolvíannopocos habían sido heridos. Engancharon los caballos a las carretas y se fueronapresuradamente.
Salieron tres chacales de una cueva y se pusieron a mirar detrás de ellos; yolfatearonelaireysefuerontrotandoendirecciónopuesta.
Cuando salió la lunavi un fuegode campamentoque ardía en la llanura, y fuihaciaél.Alrededorhabíaungrupodemercaderessentadossobrealfombras.Detrásde ellos estaban sus camellos atados a estacas, y los negrosque teníanpor siervosestabanarmandosobrelaarenatiendasdepielcurtida,yhaciendounaaltacercaconnopales.
Alacercarmeaellos,eljefedelosmercaderesselevantóysacólaespada,ymepreguntóquémellevabaallí.Yorespondíqueerapríncipeenmipropiatierra,yquehabíaescapadode los tártaros,quehabían intentadohacermesuesclavo.El jefesesonrió,ymemostrócincocabezasclavadasenlargascañasdebambú.
LuegomepreguntóquiéneraelprofetadeDios,ylerespondíqueeraMahoma.Cuandooyóelnombredelfalsoprofeta,inclinólacabezaymetomódelamano,
ymecolocóasulado.Unnegromellevólechedeyeguaenunaescudillademadera,yunpedazodecarnedecorderoasada.
Alrayareldíaproseguimoselviaje.Yocabalgabaenuncamellodepelorojizo,junto al jefe, y un corredor corría delante denosotros llevandouna lanza. Iban losguerreros a ambos lados, y seguían las mulas con la mercancía. Había cuarentacamellosenlacaravana,yelnúmerodemulaseradosvecescuarenta.
Delpaísdelostártarosfuimosalpaísdelosquemaldicenalaluna.Vimosalos
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grifosguardandosuorosobrelasrocasblancas,yalosdragonesdurmiendoensuscavernas.Alpasarporlasmontañasconteníamoslarespiraciónparaquenocayeranlasnievessobrenosotros,ytodosloshombresseanudabanunvelodegasadelantede los ojos.Cuando pasábamos por los valles, los pigmeos nos disparaban flechasdesde las concavidades de los árboles, y de noche oíamos a los salvajes queredoblabanlostambores.AlllegaralaTorredelosMonospusimosfrutasanteellos,ynonoshicierondaño.CuandollegamosalaTorredelasSerpientes,lesdimoslechecaliente en cuencos de latón, y nos dejaron pasar. Tres veces en nuestro viajellegamosalasorillasdelOxo;locruzamosenbalsasdemaderacongrandesvejigasde pellejo hinchado. Los hipopótamos se llenaban de rabia contra nosotros eintentabanmatarnos,yalverlosloscamellostemblaban.
Losreyesdetodaslasciudadesnoshacíanpagarimpuestos,peronosolíantolerarque entráramos por sus puertas. Nos arrojaban pan por encima de las murallas,bollitosdemaízcocidosconmielybizcochosde flordeharina rellenosdedátiles.Porcadaciencestoslesdábamosunacuentadeámbar.
Alvernosllegar,loshabitantesdelospueblosenvenenabanlasfuentesyhuíanalas cumbres de las colinas. Luchamos con los magadenses, que nacen viejos y sevuelvenjóvenescadaañoquepasaymuerencuandosonniñospequeños;yconloslactros,que sedicenhijosde los tigres,y sepintandenegroy amarillo;y con losaurantes, que entierran a susmuertos en las copas de los árboles, y viven ellos encavernasoscurasparaqueno losmateelsol,queessudios;ycon loscrimnianos,queadoranauncocodrilo,yleregalanpendientesdecristalverde,ylealimentanconmantequillayavesreciénmatadas;yconlosagazombanos,quetienencaradeperro;yconlossibanos,quetienepiesdecaballo,ycorrenmásraudosqueellos.Unterciode nuestro grupo murió en el combate, y un tercio murió de necesidad. El restomurmurabacontramí,ydecíaqueyoleshabíallevadounafortunaadversa.Saquéauna víbora con cuernos de debajo de una piedra y dejé que me picara, y cuandovieronquenoenfermabalesentrómiedo.
Alcuartomesllegamosa laciudaddeIllel.Eradenochecuandollegamosa laarboledaquehayfueradesusmuros,yelaireerasofocante,pueslalunaestabaensucursoporEscorpión.Cogimoslasgranadasmadurasdelosárboles,ylasabrimosybebimos su dulce jugo. Luego nos echamos en nuestras alfombras y esperamos alalba.
Yalalbanoslevantamosyllamamosalaspuertasdelaciudad.Erandebroncerojoyllevabanesculpidosdragonesmarinosydragonesconalas.Loscentinelasnosmiraron desde las almenas y nos preguntaron qué queríamos. El intérprete de lacaravana respondió que habíamos llegado de la isla de Siria con abundantemercancía.Tomaronrehenes,ynosdijeronquenosabriríanlapuertaamediodía,ynospidieronquenosquedáramosallíhastaentonces.
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Almediodíaabrieronlapuerta,ycuandoentramossaliólagenteentropeldelascasas para mirarnos; y un pregonero recorrió la ciudad voceando a través de unacaracola. Nosotros estábamos en la plaza del mercado, y los negros desataron losfardos de tela estampada con figuras y abrieron los cofres tallados de madera desicomoro.Ycuandohubieronterminadosutarea,sacaronlosmercaderessusextrañasmercancías:el linoenceradodeEgiptoyel linopintadodelpaísde losetíopes, lasesponjaspúrpuradeTiroylostapicesazulesdeSidón,lascopasdefríoámbarylasfinasvasijasdecristaly las curiosasvasijasdearcilla cocidayquemada.Desde laazotea de una casa un grupo demujeres nos observaba. Una de ellas llevaba unamáscaradecuerosobredorado.
Yelprimerdíavinieronlossacerdotesycomerciaronconnosotros,yelsegundodía vinieron los nobles, y el tercer día, los artesanos y los esclavos. Y esta es lacostumbrequetienenrespectoatodoslosmercaderesmientrasestánenlaciudad.
Y permanecimos allí durante una luna, y cuando la luna estaba en el cuartomenguante,mecanséymepuseavagarporlascallesdelaciudad,ylleguéaljardíndesudios.Lossacerdotes,consustúnicasamarillas,semovíansilenciosamenteentrelosverdes árboles, y sobreunpavimentodemármolnegro se levantaba la casadecolorrojorosadoenlaqueeldiosteníasumorada.Suspuertasestabanrevestidasdelaca,ytorosypavosrealesestabanesculpidosenellasenrelievesdeoropulido.Eltejado era de tejas de porcelana verde mar, y las cornisas, muy salientes, estánfestoneadasde campanillas.Alpasarvolando laspalomas, sus alas tropezabanconlascampanasylashacíanrepiquetear.
Delante del templo había un estanque de agua clara pavimentado con óniceveteado.Yomerecosté juntoaél,yconmisdedospálidos toqué lasanchashojas.Unode los sacerdotes vinohasta dondeyo estaba y se quedóde pie detrás demí.Teníasandaliasenlospies,unadesuavepieldeserpienteylaotradeplumasdeave.Enlacabezallevabaunamitradefieltronegroadornadocondibujosdelamedialunaenplata.Sietetonosdiferentesdeamarilloestabantejidosensutúnica,ysucabellocrespoestabateñidoconantimonio.
Despuésdeunabrevepausamehabló,ymepreguntóquédeseaba.Ledijequemideseoeraveraldios.—El dios está cazando—dijo el sacerdote, mirándome con extrañeza con sus
pequeñosojosoblicuos.—Dimeenquébosqueycabalgaréconél—respondí.Élpeinólossuavesflecos
desutúnicaconsuslargasuñaspuntiagudas.—Eldiosestádormido—susurró.—Dimeenquélecho,yvelaréjuntoaél—respondíyo.—Eldiosestáenelfestín—exclamó.—Sielvinoesdulcelobeberéconél,ysiesamargo,lobeberéconéltambién—
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fuemirespuesta.Inclinólacabezaadmiradoy,tomándomedelamano,mealzó,ymecondujoal
templo.Y en la primera cámara vi un ídolo sentado en un trono de jaspe bordeado de
grandesperlasorientales.Estabatalladoenébano,ysuestaturaeralaestaturadeunhombre.En su frente había un rubí, y óleo espeso goteaba de su cabello hasta losmuslos.Teníalospiesenrojecidosconlasangredeuncabritoreciénsacrificadoylacinturaceñidaconuncinturóndecobretachonadoconsieteberilos.
Ydijealsacerdote:—¿Esesteeldios?Yélmerespondió:—Ésteeseldios.—Enséñameeldios—grité—,otenporseguroquetemataré.Yletoquélamanoyestasesecó.Yelsacerdotemerogabadiciendo:—Quemiseñorcureasusiervoylemostraréeldios.Asíqueexhalémialientosobresumano,yvolvióaestarsana,yél,temblando,
mecondujoalasegundacámara,yviunídoloenpiesobreunlotodejadedelquependíangrandesesmeraldas.Estaba talladoenmarfily su tamañoeradosveces laestatura de un hombre. En la frente tenía una gema olivina, y sus pechos estabanungidos con mirra y canela. En una mano sostenía un cetro de jade en forma degancho, y en la otra un redondo cristal. Llevaba coturnos de bronce, y su gruesocuelloestabarodeadoporuncollardeselenitas.
Ydijealsacerdote:—¿Esésteeldios?Ymerespondió:—Ésteeseldios.—Muéstrameeldios—grité—,otenporseguroquetemataré.Yletoquélosojosysequedóciego.Yelsacerdotemesuplicó,diciendo:—Quemiseñorcureasusiervoylemostraréeldios.Asíqueexhalémialientosobresusojos,yvolvióaelloslavista,yéltemblóde
nuevo,ymecondujoalaterceracámara,y,¡quésorpresa!,nohabíaídoloalgunoenella,niimagendeningunaclase,sinosólounespejodemetalredondopuestosobreunaltardepiedra.
Ydijealsacerdote:—¿Dóndeestáeldios?Ymerespondió:—No hay más dios que este espejo que ves, pues este es el Espejo de la
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Sabiduría,yreflejatodaslascosasdelcieloydelatierra,exceptosolamenteelrostrodelquemiraenél.Éstenolorefleja,demodoqueelquemiraenélpuedesersabio.Otrosmuchosespejoshay,perosonespejosdeopinión.ÉstesóloeselEspejodelaSabiduría, y quienes poseen este espejo conocen todo, no hay nada que les estéoculto.Ylosquenoloposeennotienensabiduría.Portanto,eseldios,ynosotrosloadoramos.
Ymiréenelespejo,yeraexactamentecomomehabíadicho.Ehiceunacosaextraña,peroloquehicenovienealcaso,puesenunvalleque
está nomás que a un día de viaje de este lugar he escondido yo el Espejo de laSabiduría.Permítemesóloqueentredenuevoentiyqueseatusierva,yseráselmássabiodetodoslossabios,ylasabiduríaserátuya.Permítemequeentreenti,ynadieserátansabiocomotú.
Peroeljovenpescadorserió.—Elamoresmejorquelasabiduría—exclamó—,ylasirenitameama.—No,nohaynadamejorquelasabiduría—dijoelalma.—Elamoresmejor—respondióeljovenpescador.Ysesumergióenelabismo,yelalmasefuellorandoporlasmarismas.Y cuando hubo transcurrido el segundo año bajó el alma a la orilla delmar y
llamóaljovenpescador,yélsaliódelabismoydijo:—¿Porquémellamas?Yelalmarespondió:—Acércatemásparaquepuedahablarcontigo,pueshevistocosasmaravillosas.Asíqueseacercómásysetendióenlasaguaspocoprofundas,yapoyólacabeza
enlamanoyescuchó.Yelalmaledijo:—CuandomeseparédetivolvímirostrohaciaelSuryemprendíelcamino.Del
Survienetodoloqueesprecioso.Seisdíasviajéalolargodelasrutasqueconducena laciudaddeAster,a lo largode loscaminospolvorientos teñidosderojopor losquevanlosperegrinosviajéyo;yenlamañanadelséptimodíalevantélosojos,y,¡ohsorpresa!,laciudadyacíaamispies,puesestáenunvalle.
Hay nueve puertas en esta ciudad, y delante de cada puerta hay un caballo debroncequerelinchacuandobajanlosbeduinosdelasmontañas.Lasmurallasestánrevestidasdecobre,y las torresvigíade lasmurallasestáncubiertascon tejadodelatón.En cada torre hay un arquero con un arco en lamano.Y a la salida del solpercuteconunaflechasobreungong,yalapuestadelsolsoplaenuncuernodeasta.
Cuandotratédeentrar,loscentinelasmedetuvieronymepreguntaronquiénera.Yolesrespondíqueeraunderviche,encaminoalaMeca,dondehabíaunveloverdeenelqueestababordadoelCoráncon letrasdeplatapormanosde losángeles.Sellenarondeasombro,ymerogaronqueentrara.
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Dentro, la ciudad es semejante a un bazar. Ciertamente debieras haber estadoconmigo.Atravésdelascallesestrechas,alegresfarolillosdepapelrevoloteancomograndesmariposas; cuando sopla el viento sobre los tejados se alzan y caen comoburbujaspintadas.Delantedesuspuestossesientanlosmercaderessobrealfombrasde seda. Llevan barba negra lacia, y el turbante cubierto de lentejuelas doradas, ylargas sartas de ámbar y huesos de melocotón se deslizan entre sus dedos fríos.Algunosvendengálbanoynardo,yextrañosperfumesdelasislasdelocéanoÍndico;y el bálsamodenso de rosas rojas ymirra y clavomenudo.Cuando se para uno ahablar con ellos, echan una pizca de incienso en un brasero de carbón vegetal yperfumanelaire.Viaunsirioqueteníaenlasmanosunavarilladelgadacomounacaña,hebrasgrisesdehumosalíandeella,ysufraganciaalardereralafraganciadelaflorarosadelalmendroenprimavera.Otrosvendenbrazaletesdeplatacubiertosdeturquesas azul cremoso engastadas en relieve todo por encima, y ajorcas para lostobillosdehilodebroncebordeadodeperlas,ygarrasdetigreengarzadasenoro,ygarrasdeese felinodeoro, el leopardo,montadas tambiénenoro,ypendientesdeesmeraldastaladradas,yanillosdejadehueco.Delascasasdeté llegaelsondelaguitarra, y los fumadores de opio, con sus blancos rostros sonrientes, miran a lostranseúntes.
—En verdad debieras haber estado conmigo. Los vendedores de vino se abrenpasoacodazosentrelamultitud, llevandograndesodresnegrossobreloshombros.LamayoríadeellosvendenvinodeChiraz,queesdulcecomolamiel.Losirvenenpequeñastazasdemetalyesparcenhojasderosasobreél.Enlaplazadelmercadoestánenpielosvendedoresdefruta,ylavendendetodasclases:higosmaduros,consupulpapúrpuramagullada;melones,oliendoaalmizcleyamarilloscomotopacios;cidrasypomarrosas,y racimosdeuvasblancas; redondasnaranjasdeoro rojizo,ylimones ovalados de oro verde. En una ocasión vi pasar a un elefante; llevaba latrompapintadadebermellónycúrcuma,ysobrelasorejasllevabaunareddecordónde seda carmesí. Se paró delante de uno de los puestos y empezó a comerse lasnaranjas,yelhombrenohizootracosaquereírse.Nopuedesimaginartequégentetanextrañaes.Cuandoestánalegresvanalosquevendenpájarosylescompranunpájaroenjauladoyloponenenlibertadparaqueaumentesualegría,ycuandoestántristesseazotanconespinasparaquesudolornodecrezca.
Unatardeencontréaunosnegrosquellevabanunpesadopalanquínatravésdelbazar.Eradebambúsobredorado,ylasvaraserandelacabermellóntachonadasconpavos reales de bronce. De las ventanillas colgaban finos visillos de muselinabordadaconalasdeescarabajoyconaljófaresdiminutos,yalpasar,unacircasianadepálidorostroseasomóymesonrió.Yolaseguí,ylosnegrosapresuraronelpasoyfruncieron el ceño. Pero no me importó. Sentía una gran curiosidad. Al fin sedetuvieron ante una casa blanca cuadrada. No tenía ventanas, sólo una puerta
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pequeñacomolapuertadeunatumba.Dejaronenelsueloelpalanquínygolpearontresvecesconunmartillodecobre.Unarmenioconcaftándecueroverdemiróporelpostigo,yalverleslesabrió,yextendióunaalfombraenelsuelo,ylamujersalió.Alentrarsevolvióyvolvióasonreírme.Nuncahabíavistoanadietanpálido.
Cuandosaliólalunaregreséalmismolugarybusquélacasa,peroyanoestabaallí.Alveresosupequiéneralamujeryporquémehabíasonreído.
Ciertamentedeberíashaberestadoconmigo.Enlafiestadelalunanuevasalióeljovenemperadordesupalacioyentróenlamezquitaparaorar.Teníaloscabellosylabarbateñidosconhojasderosa,ylasmejillasempolvadasconfinopolvodeoro.Laspalmasdesuspiesydesusmanosestabanamarillasporelazafrán.
Alasalidadelsolsaliódepalaciocontúnicadeplata,yalocasovolvióaéldenuevocontúnicadesol.Lagenteselanzabaatierrayescondíaelrostro,peroyonoquisehacerlo.Mequedédepie juntoalpuestodeunvendedordedátilesyesperé.Cuando me vio el emperador alzó las cejas pintadas y se detuvo. Yo estabacompletamenteinmóvil,ynolerendípleitesía.Lagentesemaravillódemiosadíayme aconsejó que huyera de la ciudad. No les hice caso alguno, sino que fui asentarme con los que vendían dioses extranjeros, que a causa de su negocio sonabominados.Cuandolescontéloquehabíahechomedieronundioscadaunoymerogaronquemeapartaradeellos.
Aquellanoche,cuandoestabarecostadoenuncojínenlacasadetéqueestáenlacalledelasGranadas,entraronlosguardiasdelemperadorymellevaronapalacio.Según avanzaba, iban cerrando cada puerta que pasaba, y ponían una cadenaatravesándola. Dentro había un gran patio con una columnata todo alrededor; losmuroserandealabastroblanco,combinadoacáyalláconazulejosazulesyverdes;lospilareserandemármolverdeyelpavimentodeunaclasedemármoldelcolordelaflordelmelocotón.Nuncaenmividahabíavistonadasemejante.
Cuandoatravesabaelpatio,dosmujeresconelrostroocultoporunvelomiraronhacia abajo desde un balcón y me maldijeron. Los guardias se apresuraron, y elextremode sus lanzas sonaba sobre el suelopulido.Abrieronunapuerta demarfiltallado,ymeencontréenunjardínregado,colganteensieteterrazas.Teníaplantadostulipanesygrandesmargaritas,yáloestachonadosdeplata.Comounagrácilcañadecristal, un surtidor estaba suspendido en el aire oscuro. Eran los cipreses comoantorchasapagadas;enunodeelloscantabaunruiseñor.
Al fondodel jardínhabíaunpequeñopabellón.Al acercanosa él, doseunucossalieron a nuestro encuentro. Sus cuerpos obesos se balanceaban al andar, y memirabanconcuriosidadconsusojosdepárpadosamarillos.Unodeellostomóenunaparte al capitán de la guardia, y le cuchicheó en voz baja. El otro no dejaba demascarpastillasolorosas,quesacabaconungestoafectadodeunacajaovaladadeesmaltelila.
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Despuésdeunosinstantesdespachóelcapitándelaguardiaalossoldados,quevolvieronalpalacio,siguiéndolesloseunucoslentamenteyarrancandomorasdulcesdelosárbolesalpasar.
Elmayordelosdossevolvióunavez,ymesonrióconmalévolasonrisa.Luego,elcapitándelaguardiamehizoirhastalaentradadelpabellón.Caminé
sintemblar,yapartandoaunladoelpesadocortinajeentré.El joven emperador estaba tendido en un diván de piel de león teñida, y tenía
encaramado en el puño un gran halcón. Detrás de él estaba en pie un nubio conturbante de latón, desnudohasta la cintura, y con pesados pendientes en las orejasabiertas.Enunamesajuntoaldivánhabíaunaenormecimitarradeacero.
Alverme,elemperadorfruncióelceñoymedijo:—¿Cómotellamas?¿Nosabesquesoyelemperadordeestaciudad?Peroyonoledirespuestaalguna.Señalóconeldedolacimitarra,yelnubiolacogióyavanzandorápidamenteme
atacóconellacongranviolencia.Lahojameatravesósilbando,ynomehizodañoalguno.Elhombrecayóderribadoalsueloy,cuandoselevantó,lecastañeteabanlosdientesdeterroryseescondiódetrásdeldiván.
Elemperadorsepusoenpiedeunsalto,ytomandounalanzadeunapanopliamelaarrojó.Lacogíalvuelo,yrompíelfusteendospedazos.Melazóunaflecha,peroyoextendílasmanosyladetuveenelaire.Entoncessacóunadagadeuncinturóndecueroblancoyapuñalóalnubioen lagarganta,no fueraqueel esclavocontara sudeshonor.Elhombreseretorciócomounaculebrapisoteada,yunaespumarojasalióaborbotonesdesuslabios.
Encuantohubomuerto,elemperadorsevolvióhaciamíy,despuésdeenjugarseelsudorbrillantedelafrenteconunpequeñopañodesedapúrpuraconorla,medijo:
—¿Eresunprofeta,paraquenopuedahacertedaño,oelhijodeunprofeta,paraquenomeseaposibleherirte?Teruegoqueabandonesmiciudadestanoche,puesmientrasestéstúenellayonosoyyasuseñor.
Yyolerespondí:—Meiréacambiodelamitaddetustesoros.Damelamitaddetustesorosyme
marcharé.Metomódelamanoymecondujoaljardín.Cuandoelcapitándelaguardiame
viosequedósorprendido.Cuandomevieronloseunucoslestemblaronlasrodillasycayeronalsuelollenosdetemor.
Hayunacámaraenelpalacioquetieneochomurosdepórfidorojoytechoconláminasdebroncedelquependenlámparas.Tocóelemperadorunodelosmurosyseabrió, y pasamos a un pasadizo que estaba iluminado con muchas antorchas. Ennichos, a ambos lados, había grandes jarros de vino llenos hasta los bordes demonedasdeplata.Cuandollegamosalamitaddelpasadizo,elemperadorprofirióla
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palabraquenopuedeproferirseyseabriódeparenparunapuertadegranitoconunresortesecreto,yélsellevólasmanosalrostroparanoquedardeslumbrado.
Nopodríascreerquélugartanmaravillosoera.Habíaenormesconchasdetortugallenasdeperlas,yadulariascóncavasdegrantamañoamontonadasconrojosrubíes.Eloroestabaalmacenadoencofresdepieldeelefante,yeloroenpolvoenredomasde cuero.Había ópalos y zafiros, aquellos en copas de cristal, y estos en copas dejade. Verdes esmeraldas redondas estaban alineadas ordenadamente sobre diáfanasbandejasdemarfil,yenunrincónhabíabolsasdesedarepletas,algunasdeturquesasyotrasdeberilos.Loscuerposdemarfilestabanllenoshastalosbordesdeamatistaspúrpura,yloscuernosdebronce,decalcedoniasycornalinas.Lospilares,queerandecedro,teníancolgadashilerasdepiedraslincuriasamarillas.Enlosplanosescudosovaladoshabíacarbunclos,decolordevinoydecolordehierba.Y,apesardetodoloquetehecontado,notehedichomásqueladécimapartedeloquehabíaallí.
Ydespuésdequeelemperadorhuboretiradolasmanosdedelantedelrostromedijo:
—Ésta es mi cámara del tesoro, y la mitad de lo que hay en ella es tuyo,justamente como te lo prometí. Y te daré camellos y camelleros, y cumplirán tusórdenesyllevarántupartedeltesoroacualquierpartedelmundoaquedeseesir.Yestoseharáestanoche,puesnoquisieraqueelsol,queesmipadre,vieraquehayenlaciudadunhombrealquenopuedomatar.
Peroyolerespondí:—Eloroquehayaquíes tuyo,y laplataes tuyatambién,y tuyassonlas joyas
preciosasylascosasdevalor.Encuantoamí,nolasnecesito.Notomarénadadetiexceptoelpequeñoanilloquellevaseneldedodelamano.
Yelemperadorfruncióelceño.—Essólounanillodeplomo—exclamó—,yno tieneningúnvalor.Tomapor
tantolamitaddemistesorosyvetedemiciudad.—No—respondí—,nocogerémásqueeseanillodeplomo,puesséloquehay
escritoensuinterior,yconquépropósito.Yelemperadortembló,ymesuplicódiciendo:—Tomamistesorosyvetedemiciudad.Lamitadqueeramíaserátuyatambién.Yohiceunacosaextraña,pero loquehicenovienealcaso,puesenunacueva
queestásóloaundíadecaminodeestelugarheescondidoelAnillodelasRiquezas.Está sólo a un día de camino de este lugar, y espera tu llegada.El que posee esteanilloesmásricoquetodoslosreyesdelmundo.Ven,por tanto,y tómalo,yserántuyaslasriquezasdelmundo.
Peroeljovenpescadorserió.—Elamoresmejorquelasriquezas—exclamó—,ylasirenitameama.—No,nohaynadamejorquelasriquezas—dijoelalma.
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—Elamoresmejor—respondióeljovenpescador.Ysesumergióenelabismo,yelalmasefuellorandoporlasmarismas.Ycuandohubotranscurridoeltercerañobajóelalmaalaorilladelmaryllamó
aljovenpescador,yélsaliódelabismoydijo:—¿Porquémellamas?Yelalmarespondió:—Acércatemás,paraquepuedahablarcontigo,pueshevistocosasmaravillosas.Así esque se acercómás,y se tendió en las aguaspocoprofundas,y apoyó la
cabezaenlamanoyescuchó.Yelalmaledijo:—Enunaciudadqueyoconozcohayunaposadaqueestájuntoaunrío.Allíme
sentéconmarinerosquebebíanvinodedoscoloresdiferentes,yquecomíanpandecebada y pescaditos salados servidos en hojas de laurel con vinagre. Y mientrasestábamossentadosdivirtiéndonos,entróallíunancianoquellevabaunaalfombradecuero y un laúd que tenía dos cuernos de ámbar. Y cuando hubo extendido laalfombraenel suelo,pulsóconunapúadeplumadeave lascuerdasdesu laúd;yentrócorriendounamuchachaconelrostrocubiertoporunveloyempezóadanzardelantedenosotros.Teníaelrostroveladoconunvelodegasa,perollevabalospiesdesnudos.Desnudos tenía los pies, y semovían sobre la alfombra como pequeñaspalomasblancas.Nuncahevistonada tanmaravilloso;y laciudaden laquedanzaestásóloaundíadecaminodeestaciudad.
Ycuandoeljovenpescadoroyólaspalabrasdesualma,recordóquelasirenitano tenía pies y no podía bailar. Y se apoderó de él un gran deseo, y se dijo a símismo:
«Estásóloaundíadecamino,ypuedovolverjuntoamiamor».Yrió,ysepusodepieenlasaguaspocoprofundas,yfueagrandespasoshaciala
playa.Ycuandohubollegadoalaorillasecavolvióareír,ytendiólosbrazosasualma.Ysualmadioungrangritodealegríaycorrióareunirseconél,yentródentrodeél,yeljovenpescadorvioextendidaanteélsobrelaarenaesasombradelcuerpoqueeselcuerpodelalma.
Ysualmadijo:—Nonosdetengamos,y salgamosdeaquí inmediatamente,pues losdiosesdel
marsoncelosos,ytienenmonstruosquecumplensusmandatos.Asíesqueseapresuraron,ytodaaquellanocheviajaronbajolaluna,ytodoeldía
siguienteviajaronbajoelsol,yalatardecerdeaqueldíallegaronaunaciudad.Yeljovenpescadordijoasualma:—¿Esestalaciudadenlaquedanzaaquelladequienmehablaste?Ysualmalerespondió:—No es esta ciudad, sino otra. Entremos, no obstante. Entraron, pues, y
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atravesaronlascalles,yalpasarporlacalledelosjoyeroseljovenpescadorviounahermosacopadeplataqueexhibíanenunpuesto.Ysualmaledijo:
—Cogeesacopadeplatayescóndela.Así que cogió la copa de plata y la escondió entre los pliegues de su túnica, y
salieronapresuradamentedelaciudad.Ycuantohubieronrecorridounaleguadesdelaciudad,eljovenpescadorfrunció
elceño,arrojólacopaydijoasualma:—¿Por qué me dijiste que cogiera esa copa y la escondiera, siendo una mala
acción?Perosualmalerespondió:—Noteinquietes,noteinquietes.Yalatardecerdelsegundodíallegaronaunaciudad,yeljovenpescadordijoasu
alma:—¿Esestalaciudadenlaquedanzaaquelladequienmehablaste?Ysualmalerespondió:—No es esta ciudad, sino otra. Entremos, sin embargo. Entraron, pues, y
atravesaronlascalles,yalpasarporlacalledelosvendedoresdesandaliaseljovenpescadorvioaunniñoqueestabadepiejuntoauncántarodeagua.Yelalmaledijo:
—Pegaaeseniño.Así es que pegó al niño hasta que se echó a llorar, y cuando lo hubo hecho
salieronapresuradamentedelaciudad.Ydespuésdequehubieronrecorridounaleguadesdelaciudadeljovenpescador
sepusofurioso,ydijoasualma:—¿Porquémedijistequepegaraalniño,siendounamalaacción?Perosualmalerespondió:—Noteinquietes,noteinquietes.Yalatardecerdeltercerdíallegaronaunaciudad,yeljovenpescadordijoasu
alma:—¿Esestalaciudadenlaquedanzaaquelladequienmehablaste?Yelalmalerespondió:—Puedeque sea esta ciudad,por tanto entremos.Entraron,pues,y atravesaron
lascalles,peroenningunapartepudoeljovenpescadorencontrarelríonilaposadaque estaba junto a él.Y la gente de la ciudad lemiraba con curiosidad, y él tuvomiedoydijoasualma:
—Vayámonosdeestelugar,puesnoestáaquílaquedanzaconpiesblancos.Perosualmarespondió:—No,quedémonos,puesestálanocheoscurayhabráladronesenelcamino.Asíesquesesentóenlaplazadelmercadoadescansar,ydespuésdeunratopasó
unmercaderconcabezaencapuchadaquellevabaunmantodepañodeTartariayuna
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linternadeastaperforadaalextremodeunacañanudosa.Yelmercaderledijo:—¿Porquéestássentadoenlaplazadelmercado,viendoqueestáncerradoslos
puestosyencordadoslosfardos?Yeljovenpescadorlerespondió:—No puedo encontrar posada en esta ciudad, ni tengo ningún pariente que
pudieradarmealbergue.—¿Nosomostodoshermanos?—dijoelmercader—.¿Ynonoshizounmismo
Dios?Venportantoconmigo,puestengounaposentoparainvitados.Asíqueel jovenpescador se levantóy siguióalmercader a sucasa.Ycuando
hubieron cruzado un jardín de granados y entrado en la casa, elmercader le llevóaguade rosas enuna jofainade cobrepara que se lavara lasmanos, ymelones ensazón para que apagara la sed, y puso ante él un cuenco de arroz y un pedazo decabritoasado.
Ycuandohuboterminado,elmercaderlellevóalaalcobadelosinvitados,ylepidió que durmiera y descansara.Y el joven pescador le dio las gracias y besó elanillodesumano,ysedejócaerenlasalfombrasdepelodecabrateñido.Ycuandosehubocubiertoconunamantadelanadecorderonegrocayódormido.
Ytreshorasantesdelalba,ysiendodenoche todavía, ledespertósualmay ledijo:
—Levántateyvetealaposentodelmercader,alaposentomismoenelqueduermeymátale,ycógelesuoro,pueslonecesitamos.
Y el joven pescador se levantó y fue sigilosamente hasta la habitación delmercader, y sobre los pies delmercader había una espada curva, y la bandeja quehabíaal ladodelmercader teníanuevebolsasdeoro.Yextendiólamanoytocólaespada, y al tocarla se sobresaltó elmercader y se despertó, y levantándose de unsaltoagarrólaespadaygritóaljovenpescador:
—¿Devuelves mal por bien y pagas derramando sangre la bondad que hemostradocontigo?
Ysualmadijoalpescador:—Golpéale.Ylegolpeóhastaqueperdióelconocimiento,ycogióentonceslasnuevebolsas
deoroyhuyóapresuradamenteatravésdeljardíndegranados,yorientósurostroalaestrellaqueesellucerodelalba.
Ycuandohubieronrecorridounaleguadesdelaciudad,eljovenpescadorsediogolpesdepechoydijoasualma:
—¿Porquémeordenastequemataraalcomercianteycogierasuoro?Tengoporseguroqueeresmalvada.
Perosualmalerespondió:—Noteinquietes,noteinquietes.—No—gritóeljovenpescador—.Nopuedodejardeinquietarme,puestodolo
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quemehashechohacerloaborrezco.Atitambiénteaborrezco,yteordenoquemedigasporquétehasportadoconmigodeestemodo.
Ysualmalerespondió:—Cuandome echaste al mundo nome diste corazón, así que aprendí a hacer
todasestascosasyaamarlas.—¿Quédices?—murmuróeljovenpescador.—Yalosabes—respondiósualma—;losabesmuybien.¿Hasolvidadoqueno
medistecorazón?Yocreoqueno.Asíquenoteinquietesnimeinquietes,yquédatetranquilo,puesnohaydolorquenohayasdearrojarlejosdetiniplacerquenohayasdegozar.
Ycuandoeljovenpescadoroyóestaspalabrassepusoatemblar,ydijoasualma:—No; eres perversa, ymehas hechoolvidar ami amor, ymehas tentado con
tentaciones,yhaspuestomispiesenlassendasdelpecado.Ysualmalerespondió:—Nohabrásolvidadoquecuandomeechastealmundonomedistecorazón.Ven,
vayamosaotraciudad,yregocijémonos,puestenemosnuevebolsasdeoro.Pero el joven pescador cogió las nueve bolsas de oro y las tiró al suelo, y las
pisoteó.—No—exclamó—, y no quiero tener nada que ver contigo, ni quiero viajar
contigoaningunaparte,sinoquelomismoquetearrojélejosdemíantes,tearrojaréahora,puesnomehashechoningúnbien.
Ysevolviódeespaldasalaluna,yconlanavajillaqueteníaelmangodepieldevíboraverdeseesforzóenrecortardesuspieslasombradelcuerpoqueeselcuerpodelalma.
Sinembargo,sualmanosemoviódeél,nihizocasodesumandato,sinoqueledijo:
—Elconjuroquetedijolahechicerayanotesirve,puesyonopuedodejarte,nimepuedesechartú.Unavezenlavidapuedeunhombrearrojarsualmalejosdesí,peroelquevuelvearecibirsualmatienequequedarseconellaparasiempre,yesteessucastigoysurecompensa.
Yeljovenpescadorsepusolívido,yapretandolospuñosexclamó:—Eraunahechicerafalsa,puesnomedijoeso.—No—respondiósualma—,era
fielaaquelaquienadora,ycuyaesclavaseráparasiempre.Ycuandosupoeljovenpescadorqueyanopodríalibrarsedesualma,yqueera
un alma perversa, y que moraría siempre con él, se arrojó al suelo llorandoamargamente.
Ycuandofuededíaselevantóeljovenpescadorydijoasualma:—Meataré lasmanosparanohacer tusmandatos, y cerraré los labiosparano
decir tuspalabras,yvolveréal lugardonde tienesumorada laqueamo.Almares
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adondevolveré,ya lapequeñabahíaen laqueacostumbrabaellaacantar,yyo lallamaréylediréelmalquehehechoyelmalquetúmehashecho.
Ysualmaletentóydijo:—¿Quién es tu amada para que vuelvas a ella? El mundo tiene muchas más
hermosas.EstánlasbailarinasdeSamaris,queimitanladanzadetodoslospájarosyde todos los animales. Tienen los pies pintados con alheña, y llevan en lasmanoscampanillasdecobre.Ríenaldanzar,ysurisaestanclaracomolarisadelagua.Venconmigoytelasmostraré.Pues,¿quésentidotieneesainquietudtuyasobrelascosasquesonpecado?¿Nosehanhecholascosassabrosasparaelquecome?¿Hayvenenoenloqueesdulcealbeber?Noteinquietesyvenconmigoaotraciudad.Hayotrapequeñaciudadmuycercaconunjardíndetulíperos.Yhabitanenese lindojardínpavosrealesblancosypavosrealesdepechoazul.Sucola,cuandohacenlaruedaalsol,escomoundiscodemarfilycomoundiscodeoro.Ylaquelesdaelalimentodanzaparaplacerdeellos,yavecesdanzasosteniéndoseenlasmanosyotrasvecesdanzasobrelospies.Tienelosojossombreadosconantimonioylasaletasdesunariztienenlaformadelasalasdeunagolondrina.Colgadadeunganchitoenunadelasaletas de su nariz pende una flor tallada en una perla. Ríe mientras danza, y lasajorcasdeplataquerodeansustobillosrepicancomocampanasdeplata.Asíquenoteinquietesmás,yvenconmigoaesaciudad.
Peroel jovenpescadornorespondióasualma,sinoquesellósus labiosconelsellodelsilencio,yconunacuerdaapretadaatósusmanos,yemprendióelcaminodevuelta al lugar del quehabía salido, a aquella pequeñabahía enque su amor solíacantar.Ysiempreletentabasualmaenelcamino,peroélnolerespondía,niquisohacerningunadelasmaldadesqueintentabaquehiciera,¡tangrandeeralafuerzadelamorquehabíadentrodeél!
Y cuando hubo llegado a la orilla del mar, desató la cuerda de sus manos, yrompióelsellodesilenciodesuslabios,yllamóalasirenita.Peroellanoacudióasullamada,aunquelallamódurantetodoeldíasuplicándole.
Ysualmaseburlabadeélydecía:—Ciertamentetienespocaalegríacontuamor.Eressemejanteaquienentiempo
deescasezvierteaguaenunavasijarota;rechazasloquetienesynosetedanadaacambio.Más tevaldríavenirconmigo,puessédóndeestáelValledelPlacer,y lascosasqueallíexisten.
Peroeljovenpescadornorespondióasualma,yenunahendiduradelarocaseconstruyó una casa de zarzo, y habitó allí por espacio de un año.Y cadamañanallamabaalasirena,ycadamediodíalavolvíaallamar,yporlanochepronunciabasunombre.Noobstante,ellanuncasaliódelmarasuencuentro,nienningúnlugardelmar pudo encontrarla, aunque la buscó en las grutas y en el agua verde, en loscharcosqueformalamareayenlospozosdelfondodelabismo.
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Y siempre su alma le tentaba con el mal, y le musitaba cosas terribles. Sinembargo,noprevalecíacontraél,¡tangrandeeralafuerzadesuamor!
Ydespuésdetranscurridoelaño,pensóelalmaensuinterior:«Hetentadoamidueñoconelmal,ysuamoresmásfuertequeyo.Letentaré
ahoraconelbien,ypuedequequieravenirseconmigo».Asíesquehablóaljovenpescadorydijo:—Te he hablado de la alegría del mundo, y me has prestado oídos sordos.
Permíteme ahora que te hable del sufrimiento del mundo, y puede que quierasescuchar.Pues,enverdad,elsufrimientoeselseñordeestemundo,ynohaynadieque escapede sus redes.Hayquien carecedevestido, yquien carecedepan.Hayviudas que se sientan cubiertas de púrpura, y viudas que se sientan cubiertas deharapos.Deacáparaalláenlastierraspantanosasvanlosleprososysoncrueleslosunosconlosotros.Losmendigosrecorrenarribayabajoloscaminosconlasbolsasvacías. Por las calles de las ciudades pasea el hambre, y a sus puertas se sienta laplaga.Ven,vayamosaponerremedioaesascosas,yahacerquenoexistan.¿Porquéhabríasdequedarteaquíllamandoatuamor,viendoqueellanoacudeatullamada?¿Yquéeselamorparaquenopongasestanoblecausaporencimadeél?
Peroeljovenpescadornolerespondió,¡tangrandeeralafuerzadesuamor!Ycada mañana llamaba a la sirena, y cada mediodía volvía a llamarla, y de nochepronunciabasunombre.Sinembargo,nuncasalióelladelmarasuencuentro,nienningúnlugardelmarpudoencontrarla,aunquelabuscóenlosríosdelmar,yenlosvallesqueestánbajo lasolas,enelmarque lanocheconvierteenpúrpura,yenelmarqueelalbatornagris.
Y después de transcurrido el segundo año, dijo el alma al joven pescador unanoche,cuandoestabasolosentadoensuhogardezarzo:
—¡Mira!,tehetentadoconelmalytehetentadoconelbien,ytuamoresmásfuertequeyo.Portanto,notetentarémás,peroteruegoquemepermitasentrarentucorazónparaqueseaunocontigocomoeraantes.
—Ciertamentepuedesentrar—dijoeljovenpescador—,puesenlosdíasenquefuistesincorazónporelmundodebistesufrirmucho.
—¡Ay!—exclamó el alma—,no puedo encontrar ninguna entrada, tan cercadoporelamorestáestecorazóntuyo.
—Y,sinembargo,quisierapoderayudarte—dijoeljovenpescador.Ycuandoasíhablabavinodelmarungritodeduelo,semejantealgritoqueoyen
loshombrescuandomuereunodelosquehabitanenelmar.Yeljovenpescadorsepusoenpiedeunsalto,ysaliódesucasadezarzoybajócorriendoalaorilla.Ylasnegras olas se apresuraron hacia la playa, llevando consigo una carga que eramásblanca que la plata.Blanca como el rompiente de las olas era, y comouna flor semovía en las aguas. Y el rompiente la tomó de las olas, y la espuma la tomó del
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rompiente, y la recibió la playa; y, yaciendo a sus pies, el joven pescador vio elcuerpodelasirenita.Muertoasuspiesyacía.
Llorandocomoquienhasidoheridoporeldolorselanzójuntoaella,ybesóelrojofríodesuboca,yjugueteóconelámbarhúmedodesuscabellos.Selanzójuntoaellaenlaarena,llorandocomoquientiembladealegría,yensusbrazosmorenoslasostuvojuntoasupecho.
Fríoseranloslabios,noobstanteéllosbesaba.Saladaeralamieldeloscabellos;sin embargo la saboreaba con amarga alegría. Besaba los párpados cerrados, y laespuma bravía que había sobre las cuencas de sus ojos era menos salada que suslágrimas.
Y al cadáver hizo él su confesión. En las conchas de sus oídos vertió el vinoacerbodesuhistoria.Pusolaspequeñasmanosentornoasucuello,ytocóconsusdedoslaesbeltacañadesugarganta.Amargo,amargoerasugozo,yllenodeextrañaalegríaerasudolor.
Elnegromarvinomáscerca,y lablancaespumagemíacomoun leproso.Conblancasgarrasdeespumabuscabaelmaratientasenlaplaya.Desdeelpalaciodelreydelmarllegabadenuevoelgritodeduelo,yalolejos,enaltamar,losgrandestritonestocabanbroncamentesuscaracolas.
—¡Huye!—dijosualma—,puescadavezseacercamáselmar,ysitedetienestematará. ¡Huye!, que tengomiedo, viendo que tu corazón está cerrado paramí porrazónde lagrandezade tuamor.Huyeaun lugar seguro.¿Noquerrásciertamentemandarmealotromundosincorazón?
Peroel jovenpescadornoescuchabaasualma,sinoquellamabaalasirenitaydecía:
—El amor esmejor que la sabiduría, y demás precio que las riquezas, ymáshermosoquelospiesdelashijasdeloshombres.Lasllamasnopuedendestruirlonipuedenlasaguasapagarlo.Tellaméalalba,ytúnoacudisteamillamada.Lalunaoyótunombre;sinembargo,túnomehicistecaso.Puesconmaldadteabandonéyo,yparamipropiodañomefuiamerodear.Noobstante,siempretuamorpermanecióconmigo,ysiemprefuefuerteynoprevaleciónadacontraél,aunquecontempléelmalycontempléelbien.Yahoraquehasmuerto, tedigoenverdadquemoriréyotambiéncontigo.
Ysualmalesuplicóquesefuera,peroélnoquiso,¡tangrandeerasuamor!Yelmar llegómáscerca,y tratódecubrirleconsusolas,ycuandoélsupoqueel finalestaba próximo besó con labios enloquecidos los labios fríos de la sirena, y sucorazónsehizopedazos.Ycuandoporlaplenituddesuamorserompiósucorazón,encontróelalmaunaentrada,yentró,yfueunaconéligualqueantes.
Yelmarcubrióconsusolasaljovenpescador.Y a lamañana siguiente fue el sacerdote a bendecir elmar, pues había estado
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turbulento.Yconélfueronlosmonjes,ylosmúsicos,ylosqueportabanloscirios,ylosquehacíanoscilarlosincensarios,yunagranconcurrencia.
Ycuandoel sacerdote llegóa laorilladelmarvioal jovenpescadorqueyacíaahogadoenel rompientede lasolasy, estrechadoentre susbrazos,el cuerpode lasirenita.Yretrocediófrunciendoelceñoy,despuésdehacerlaseñaldelacruz,gritóconvozsonoraydijo:
—Noquierobendecirelmarnianadadeloquehayenél.¡Malditosseanlosquehabitanenelmar,yseanmalditoslosquetraficanconellos!YencuantoaaquelqueporamorabandonóaDiosyyaceaquíconsuamada,yaquieneljuiciodeDiosdiomuerte, llevaos su cuerpo y el cuerpo de su amada, y enterradlos en el rincón delCampodelosBataneros,ynopongáismarcaalgunasobreellosniseñaldeningunaclase;quenosepanadieellugardesudescanso,puesfueronmalditosensuvidayserántambiénmalditosensumuerte.
Ehicieronloqueordenó;yenelrincóndelCampodelosBataneros,dondenocrecenhierbasfrescas,cavaronunahondafosaydejaronenellaloscadáveres.
Y transcurrido el tercer año, y un día que era sagrado, subió el sacerdote a lacapillaparamostraralpueblolasllagasdelSeñoryhablarledelairadeDios.
Y cuando vestido con los ornamentos sagrados hubo entrado y se huboprosternadoanteelaltar,vioqueestabaelaltarcubiertodeextrañasfloresquenuncahabíavistoantes.Extrañaseranalamiradaydeextrañabelleza,ysubellezaleturbó,y su fragancia era dulce a su olfato. Y se sentía alegre, y no comprendía por quéestabaalegre.
Y después de haber abierto el sagrario, e incensado el viril de la custodia quehabíaenél,ymostradoalpueblolablancahostia,ydehaberlaocultadodenuevotraselvelodelosvelos,empezóahablaralpueblo,deseandohablarlesdelairadeDios.Perolabellezadelasfloresblancasleturbaba,ylafraganciaeradulceasuolfato;yotra palabra vino a sus labios, y habló, no de la ira de Dios, sino del Dios cuyonombreesAmor.Yporquéhablabaasí,nolosabía.
Ycuandohuboterminadosuhomilíallorabaelpueblo;yelsacerdotevolvióalasacristía,yteníalosojosllenosdelágrimas.Ylosdiáconosentraronyempezaronadespojarle de sus ornamentos, y le quitaron el alba y el cíngulo, elmanípulo y laestola.Yélestabacomoquienestáensueños.
Ydespuésdequelehubierondespojadodelosornamentos,lesmiróydijo:—¿Cuálessonlasfloresqueestánenelaltar,ydedóndevienen?Ylerespondieron:—Quéfloressonnopodemosdecirlo,peroprocedendelrincóndelCampodelos
Bataneros.Yelsacerdotesepusoatemblar,yregresóasucasayoró.Y a lamañana siguiente, cuando era todavía el alba, fue con losmonjes, y los
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músicos,ylosqueportabanloscirios,ylosquehacíanoscilarlosincensarios,yunagranconcurrencia;llegóalaorilladelmarybendijoelmaryatodoslossereslibresquehayenél.Alosfaunostambiénlosbendijo,yalospequeñosseresquedanzanenelbosque,yalascriaturasdeojosbrillantesquemiranatravésdelashojas.Atodaslas cosas del mundo del Señor bendijo, y la gente estaba llena de alegría y deasombro.Noobstante,nuncaenelrincóndelCampodelosBatanerosbrotaronotravezfloresdeningunaespecie,sinoqueelcamposevolvióestérillomismoqueeraantes.Nivinieronloshabitantesdelmaralabahíacomosolíanhacer,puessefueronaotrapartedelmar.
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Elniño-estrella
Habíaunavezdospobresleñadoresquevolvíanasucasaatravésdeungranpinar.Erainvierno,yhacíaunanochedeintensofrío.Habíaunaespesacapadenieveenelsuelo y en las ramas de los árboles; la helada hacía chasquear continuamente lasramitas a ambos lados a su paso; y cuando llegaron a la cascada de lamontaña laencontraronsuspendidainmóvilenelaire,pueslahabíabesadoelreydelhielo.
Tanto frío hacía queni siquiera los pájaros ni los demás animales entendían loqueocurría.
—¡Uf!—gruñía el lobo,mientras iba renqueando a través de lamaleza con elrabo entre las patas—,haceun tiempo enteramentemonstruoso. ¿Por quéno tomamedidaselgobierno?
—¡Uit!, ¡uit!, ¡uit! —gorjeaban los verdes pardillos—, la vieja tierra se hamuerto,ylahansacadoafueraconsublancamortaja.
—Latierrasevaacasar,yesteessutrajedenovia—sedecíanlastórtolasunaaotracuchicheando.Teníanlaspatitasrosasllenasdesabañones,perosentíanqueerasudebertomarunpuntodevistarománticosobrelasituación.
—¡Tonterías!—refunfuñóellobo—.Osdigoquelaculpalatieneelgobierno,ysinomecreéisoscomeré.
Elloboteníaunamentecompletamentepráctica,ysiempreteníaapuntounbuenrazonamiento.—Bueno,pormiparte—dijoelpicoverde,queeraunfilósofonato—nomeinteresaunateoríapormenorizadadeexplicaciones.Lascosassoncomoson,yahorahaceunfríoterrible.
Y un frío terrible hacía, ciertamente. Las pequeñas ardillas, que vivían en elinteriordelaltoabeto,nohacíanmásquefrotarsemutuamenteelhocicoparaentrarencalor,ylosconejossehacíanunovilloensusmadrigueras,ynoseaventurabannisiquieraamirarafuera.Losúnicosqueparecíandisfrutareranlosgrandesbúhosconcuernos. Tenían las plumas completamente tiesas por la escarcha, pero no lesimportaba, ymovían en redondo sus grandes ojos amarillos, y se llamaban unos aotrosatravésdelbosque:
—¡Tu-uit!¡Tu-ju!¡Tu-uit!¡Tu-ju!¡Quétiempotandeliciosotenemos!Los dos leñadores seguían su camino, soplándose con fuerza los dedos y
golpeandoconsusenormesbotasconrefuerzosdehierrolanieveendurecida.Enunaocasión se hundieron en un ventisquero profundo y salieron tan blancos comomolineroscuandolasmuelasestánmoliendo;yunavezresbalaronenelhieloduroylisodondeestabaheladaelaguadelatierrapantanosa,yselescayeronloshacesdesucarga,ytuvieronquerecogerlosyvolverlosaatar;yotravezpensaronquehabíanperdidoelcamino,yseapoderódeellosungranterror,puessabíanquelanievees
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cruelconlosqueduermenensusbrazos.PeropusieronsuconfianzaenelbuenSanMartín,quevelaportodoslosviajeros,yvolvieronsobresuspasos,ycaminaronconcautela,yalfinllegaronallinderodelbosque,yvieronalláabajoenelvalle,asuspies,laslucesdelpuebloenelquevivían.
Tan gozosos estaban de haber salido, que se pusieron a reír a carcajadas, y latierralespareciócomounaflordeplata,ylalunacomounaflordeoro.Sinembargo,despuésdehaberse reído sepusieron tristes, pues recordaron supobreza, yunodeellosdijoalotro:
—¿Porquénoshemosalegrado,viendoquelavidaesparalosricos,ynoparalosquesoncomonosotros?Másvaldríaquenoshubiéramosmuertodefríoenelbosque,oquealgunabestiasalvajehubieracaídosobrenosotrosynoshubieramatado.
—Verdaderamente—contestósucompañero—,muchoselesdaaunosypocoselesdaaotros.Lainjusticiahaparceladoelmundo,ynadaestádivididoporigual,sinoeselsufrimiento.
Peromientrasestabanlamentándosemutuamentedesumiseriaocurrióunacosaextraña: cayó del cielo una estrella muy brillante y hermosa. Se deslizó por elfirmamento, dejando atrás a las otras estrellas en su curso, y,mientras lamirabanasombrados,lesparecióquesehundíadetrásdeunbosquecillodesaucesquehabíamuycercadeunpequeñoredil,nomásqueauntirodepiedradedistancia.
—¡Mira!¡Vayaunavasijallenadeoroparaelquelaencuentre!—gritaron.Yseecharonacorrer, ¡tantaansia teníanporeloro!Yunodeelloscorriómás
deprisa que su compañero, y le adelantó, y abriéndose paso a través de los saucessalió al otro lado, y ¡quémaravilla!; había de verdad algo que era de oro sobre lanieveblanca.Asíquesefueaprisahaciaello,yagachándosepusolasmanosencima,yeraunmantodetisúdeoro,extrañamentetejidoconestrellasydobladoenmuchospliegues.Ygritóasucamaradaquehabíaencontradoel tesoroquehabíacaídodelcielo;ycuandollegósucompañerosesentaronenlanieveydeshicieronlosdoblecesdelmantopararepartirselasmonedasdeoro.Pero¡ay!,dentronohabíaoro,niplata,nienverdadningúntesorodeningunaclase,sinosólounniñopequeñoqueestabadormido.
Yunodeellosdijoalotro:—Ésteesunamargo finaldenuestrasesperanzas,yno tenemosbuena fortuna,
pues ¿de qué provecho es un niño para un hombre? Dejémoslo aquí y sigamosnuestrocamino,dadoquesomoshombrespobresytenemoshijospropioscuyopannopodemosdaraotro.
Perosucompañerolereplicó:—No,seríaunamalaaccióndejaralniñopereceraquíenlanieve,yaunqueyo
soytanpobrecomotúytengomuchasbocasquealimentarymuypocoenlaolla,sinembargo,melollevaréacasaconmigo,ymimujerlecuidará.
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Así que levantó al niño con mucha ternura, y le envolvió en el manto paraprotegerle del frío crudo, e hizo el camino al pueblo bajando la colina, con sucompañeromuysorprendidodesunecedadyblanduradecorazón.Ycuandollegaronalpueblosucompañeroledijo:
—Tútieneselniño;portanto,dameelmanto,puesestabaconvenidoquenoslorepartiríamos.
Peroéllereplicó:—No,pueselmantonoesnimíonituyo,sinosólodelniño.YledijoquefueraconDios,yfueasupropiacasayllamóalapuerta.Ycuandosumujerabriólapuertayvioquesumaridohabíavueltosanoysalvo,
leechó losbrazosalcuelloy lebesó,y lequitóde laespalda lacargadehacesdeleña,ylequitóconuncepillolanievedelasbotas,ylepidióqueentrara.
Peroélledijo:—Heencontradoalgoenelbosqueytelohetraídoparaqueloscuides.Ynosemoviódelumbral.—¿Quées?—exclamóella—.Enséñamelo,pueslacasaestávacíaynecesitamos
muchascosas.Yélretiróelmantoylemostróalniñodormido.—¡Ay, buen hombre!—murmuró—, ¿no tenemos bastantes hijos propios, para
quetútengasquetraerotroajenoabandonadoquesesientealamordelalumbre?¿Yquiénsabesinonostraeráladesgracia?¿Ycómolevamosamantener?
Ysepusofuriosacontraél.—Esunniño-estrella—replicóél.Ylecontóelmodoextrañoenquelehabíanencontrado.Pero ella no quiso apaciguarse, sino que se burlaba de él, y le habló muy
enfadada,ygritó:—Nuestroshijosnotienenpan,¿yvamosadardecomeraunhijoajeno?¿Quién
sepreocupapornosotros?¿Yquiénnosdadecomer?—No,no.Dioscuidahastadelosgorriones,ylosalimenta—respondióél.—¿Nosemuerenlosgorrionesdehambreenelinvierno?—preguntóella—.¿Y
noesinviernoahora?Yelhombrenocontestónada,peronosemeneódelumbral.Y un viento cortante del bosque entraba por la puerta abierta, y le hacía a ella
tiritar;yseestremecióydijo:—¿Noquierescerrarlapuerta?Entraenlacasaunvientocortante,ytengofrío.—Enunacasadondehayuncorazónduro¿noentrasiempreunvientocortante?Ylamujernocontestónada,perosedeslizómáscercadelfuego.Yalcabodeunratosevolvióylemiró,yteníalosojosllenosdelágrimas.Yél
entróatodaprisa,ylepusoalniñoenlosbrazos,yellalebesó,yleacostóenuna
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camitadondeestabaacostadoelmáspequeñodesuspropioshijos.Yporlamañanaelleñador,cogióelcuriosomantodeoroylometióenungrancofre,yunacadenadeámbarquellevabaelniñoalrededordelcuellolacogiósumujerylametióenelcofretambién.
Así es que el niño-estrella se crió con los hijos del leñador, y se sentaba a lamismamesa con ellos, y era su compañero de juegos. Y cada año se volvía máshermosoalamirada,demodoquetodoslosquevivíanenelpuebloestabanllenosdeasombro,puesmientrasquetodoselloseranmorenosydepelonegro,élerablancoydelicadocomoelmarfildeloscisnes,ysusrizoserancomolosanillosdelasfódelo.Sus labios, también, eran como los pétalos de una flor roja, y eran sus ojos comovioletasjuntoaunríodeaguapura,ysucuerpocomoelnarcisodeuncampoalquenovaelsegador.
Sin embargo, su belleza le acarreó el mal, pues se volvió orgulloso, cruel yegoísta. A los hijos del leñador y a los otros niños del pueblo los despreciaba,diciendo que eran de familia de poca monta, mientras que él era noble, habiendonacido de una estrella; y se hacía su señor y les llamaba siervos suyos. No teníacompasióndelospobres,nidelosciegos,nideloslisiados,nidelosqueestabandealgúnmodoafligidos,sinoqueacostumbrabaatirarlespiedrasyecharlesalcamino,y solía decirles que se fueran a otra parte a mendigar el pan; así que nadie, aexcepción de los proscritos, iba dos veces a aquel pueblo a pedir limosna.Verdaderamenteestabacomoprendadodelabelleza,yseburlabadelosachacososydelospocofavorecidos,ysechanceabadeellos;yestabaenamoradodesímismo;yen verano, cuando los vientos estaban en calma, solía recostarse junto al pozo delhuerto del cura y mirar la maravilla de su propio rostro, y reír por el placer queencontrabaensupropiabelleza.
Confrecuencialereprendíanelleñadorysumujer,ydecían:—Atinotehemostratadocomotratastúalosqueestánafligidosynotienena
nadiequelessocorra.¿Porquéerestancruelcontodoslosquenecesitancompasión?Amenudolemandaballamarelviejosacerdote,eintentabaenseñarleelamora
lascriaturasvivientes,diciéndole:—Lamoscaeshermana tuya,no lehagasdaño.Lasavesdelcampoquevagan
porelbosquetienensulibertad,nolascojasalazoparatuplacer.Dioshizoalgusanociegoyaltopo,ycadaunotienesupuesto.¿QuiénerestúparallevarelsufrimientoalmundodeDios?Hastaelganadodelcampolealaba.
Peroelniño-estrellanohacíacasodesuspalabras,sinoquesolíafruncirelceñoyburlarse,yvolverconsuscompañerosacapitanearles.Ysuscompañerosleseguían,pueserahermosoy tenía lospies ligeros,y sabíabailar, tocar el caramilloyhacermúsica.Yadondequieraqueelniño-estrellalesdirigiera,leseguían,ycualquiercosaqueelniño-estrellalesdijera,lahacían.Ycuandoatravesóconunacañaafiladalos
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ojos turbios del topo, se rieron, y cuando tiraba piedras a los leprosos, se reíantambién.Yentodaslascosaslesgobernaba;ysevolvierondurosdecorazón,comoeraél.
Y pasó un día por el pueblo una pobremendiga.Llevaba la ropa desgarrada yharapienta, y le sangraban los pies por lo áspero del camino en el que habíacaminado,yestabaenunestadolamentable.Ysintiéndosecansadasesentóalpiedeunrobleadescansar.
Perocuandolavioelniño-estrella,dijoasuscompañeros:—¡Mirad!Ahíestáunapordioseraasquerosasentadabajoeseárbolhermosode
hojasverdes.¡Venid!,vamosaecharladeahí,puesesfeaydesagradable.Asíesqueseacercóylaapedreó,ysemofódeella;yellalemiróconterroren
losojos,ynoapartabalavistadeél.Ycuandovioel leñador,queestabapartiendoleñosenunaleñeracercana,loqueestabahaciendoelniño-estrella,seechóacorrerylereprendió,diciéndole:
—Verdaderamenteeresdurodecorazónynoconoces lacompasión,pues,¿quémaltehahechoestapobremujerparaquelatratesdeestemodo?
Yelniño-estrellasepusorojodeiraydiounapatadaenelsuelo,ydijo:—¿Quiénerestúparapreguntarmeamíloquehago?Nosoyhijotuyoparaque
tengaquehacerloquetúmemandes.—Dices verdad—replicó el leñador—; sin embargo, yo te mostré compasión
cuandoteencontréenelbosque.Y al oír lamujer estas palabras lanzó un fuerte grito y cayó desmayada. Y el
leñadorselallevóasucasa,ysumujerlacuidó,ycuandovolvióensídeldesmayopusieronanteellacomidaybebidaylepidieronquerecobrarafuerzas.
Peroellanoquisonicomernibeber,ydijoalleñador:—¿Nodijiste que el niño fue encontrado en el bosque? ¿Ynoocurrió eso hoy
hacediezaños?Yelleñadorcontestó:—Sí,fueenelbosquedondeleencontré,yesoocurrióhoyhacediezaños.—¿Yquéseñalesencontrasteconél?—exclamóella—.¿Nollevabaalcuellouna
cadena de ámbar? ¿No tenía envolviéndole un manto de tisú de oro con estrellasbordadas?
—Asíesenverdad—contestóelleñador—;fuecomodices.Ysacóelmantoylacadenadeámbardelcofredondeestabanyselosenseñó.Ycuandoellalosviolloródealegríaydijo:—Es mi hijito al que perdí en el bosque. Te ruego que le mandes llamar en
seguida,puesensubuscahevagadoporelmundoentero.Asíqueelleñadorysumujersalieronyllamaronalniño-estrella,yledijeron:—Entraencasayencontrarásallíatumadre,queteestáesperando.
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Entró,pues,corriendo,llenodesorpresaycongranalegría.Perocuandovioalaqueestabaesperandoallí,seriódesdeñosamenteydijo:
—Ybien,¿dóndeestámimadre?Noveoanadieaquímásqueaestaasquerosamendiga.
Ylamujerlereplicó:—Yosoytumadre.—Túestás locaparadecir talcosa—gritóelniño-estrellafurioso—.Yonosoy
hijotuyo,puestúeresunamendigafeayharapienta.Asíque¡vetedeaquí!,¡yquenoveamástusuciacara!
—No,túeresdeverdadmihijito,aquiendialuzenelbosque—exclamó.Ycayóderodillasyletendiólosbrazos.—Los ladrones te robaron llevándote de mi lado y te abandonaron para que
murieras—murmuró—,peroyotereconocíencuantotevi,ylasseñalestambiénlashereconocido:elmantodetisúdeoroylacadenadeámbar.Portanto,teruegoquevengasconmigo,puesporelmundoenterohevagadoenbuscatuya.¡Venconmigo,hijomío!,porquetengonecesidaddetucariño.
Peroelniño-estrellanosemoviódesusitio,sinoquecerróparaellalaspuertasde su corazón; ni tampoco se oyó sonido alguno, excepto el que hacía la mujerllorandodeaflicción.Yalfinlehablóél,ysuvozeradurayamarga:
—Si de verdad eres mi madre —dijo—, hubiera sido mejor que te hubierasquedadolejosynohubierasvenidoaquíaavergonzarme,puestoqueyocreíaqueerahijo de alguna estrella, y no el hijo de unamendiga, comome dices que soy. Portanto,vetedeaquíyquenoteveamás.
—¡Ay,hijomío!—exclamóella—,¿noquieresbesarmeantesdequemevaya?,pueshesufridomuchoparaencontrarte.
—No —dijo el niño-estrella—, eres demasiado repugnante para mirarte, ypreferiríabesaraunavíboraoaunsapomejorqueati.
Asíesquelamujerselevantóysefuealbosquellorandoamargamente;ycuandoelniño-estrellavioquesehabíaidosealegró,yvolviócorriendoconsuscompañerosdejuegosparajugarconellos.Peroalverlellegar,seburlarondeélydijeron:
—¡Mira!,erestanfeocomounsapo,ytanrepugnantecomounavíbora.Vetedeaquí,puesnotedejaremosjugarconnosotros.
Yleecharondeljardín.Yelniño-estrellafruncióelceñoysedijoporlobajo:«¿Quéesloquemedicen?
Iréalpozodeaguaymemiraréenél,yélmehablarádemibelleza».Asíquefuealpozodeaguaymiróenél,y¡vayasorpresa!,sucaraeracomola
caradeunsapo,ysucuerpoteníaescamascomoeldeunavíbora.Ysearrojósobrelahierbayseechóallorar,ysedijoasímismo:
«Seguroqueestomehapasadopormipecado,puesherenegadodemimadrey
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la he echado, y he sido orgulloso y cruel con ella. Por tanto, iré a buscarla por elmundoenteroynodescansaréhastaquenolahayaencontrado».
Yvinoa él lahijapequeñadel leñador, yponiéndole lamanoenelhombro ledijo:
—¿Quéimportaquehayasperdidotuhermosura?Quédateconnosotros,yyonomereirédeti.
Yélledijo:—No;hesidocruelconmimadre,ycomocastigosemehaenviadoestemal.Por
ellodeboirmedeaquí,yvagarporelmundohastaquelaencuentreymeperdone.Asíquesefuecorriendoalbosqueyllamóasumadreparaqueacudieraadonde
élestaba,peronohuboningunarespuesta.Todoeldíalaestuvollamando,ycuandose puso el sol se echó a dormir en un lecho de hojas, y los pájaros y los demásanimaleshuíandeél,porquerecordabansucrueldad;yestabasolo,aexcepcióndelsapoquelemirabaydelalentavíboraquepasabaarrastrándose.
Yalamañanaselevantó,yrecogiómorasamargasdelosárbolesylascomió,yemprendióelcaminoatravésdelgranbosque,llorandocongranaflicción.Yatodoslosseresqueveíalespreguntabasiporcasualidadhabíanvistoasumadre.
Ledijoaltopo:—Túquepuedesmetertedentrodelatierra,dime:¿estámimadreallí?Yeltoporeplicó:—Túhascegadomisojos,¿cómohabríadesaberloyo?Ledijoalpardillo:—Túquepuedesvolarsobrelascopasdelosaltosárbolesypuedesverelmundo
entero,dime:¿puedesveramimadre?Yelpardilloreplicó:—Túmehascortadolasalasparadivertirte,¿cómopodríayovolar?Yalapequeñaardillaquevivíaenelabetoyestabasolaledijo:—¿Dóndeestámimadre?Ylaardillacontestó:—Túhasmatadoalamía.¿Estásintentandomataralatuyatambién?Y el niño-estrella lloraba y bajaba la cabeza, y pedía perdón a las criaturas de
Dios,yseguíaatravésdelbosquebuscandoalamendiga.Yaltercerdíallegóalotroladodelbosqueybajóalallanura.
Ycuandopasabaporlospuebloslosniñossereíandeélyletirabanpiedras,yloscampesinosnoledejabannisiquieradormirenlosgraneros,nofueraquellevaraelmohoalgranoalmacenado,tanrepugnanteeraalavista;ylosjornalerosleechaban,ynohabíanadiequesecompadecieradeél.Nipodíatenernoticiasenningunapartedelamendigaqueerasumadre,aunqueporespaciodetresañosvagóporelmundo,yconfrecuencialeparecíaquelaveíaenelcaminoenfrentedeél,ysolíallamarlaycorrer tras ellahastaque losguijarros cortantes lehacían sangrar lospies.Perono
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podíaalcanzarla,ylosquevivíanalbordedelcaminosiemprenegabanhaberlavisto,ohabervistoaalguienqueseparecieraaella,yseburlabandesudolor.
Porespaciode tresañosvagóporelmundo,yenelmundonohabíaparaélniamorni tiernabondadni caridad, sinoqueeraunmundo tal comoelque sehabíahechoparasíenlosdíasdesugranorgullo.
Yun atardecer llegó a la puerta deuna ciudad fuertemente amurallada, situadajuntoaunrío,yaunqueestabacansadoyconlospiesdoloridosquisoentrarenella.Perolossoldadosqueestabandeguardiacruzaronlaentradaconsusalabardasyledijeronconbrusquedad:—¿Quétetraeporlaciudad?
—Estoybuscandoamimadre—contestó—,yosruegoquemepermitáispasar,puespuedequeestéenestaciudad.
Pero ellos se burlaronde él, y uno sacudió sunegrabarba, dejó en el suelo suescudoyexclamó:
—Verdaderamente,tumadrenosevaaponercontentacuandotevea,pueseresmásfeoqueelsapodelastierrasencharcadas,oquelavíboraquesearrastraenelpantano.¡Fueradeaquí!,¡fueradeaquí!Tumadrenoviveenestaciudad.
Yotro,queteníaunpendónamarilloenlamano,ledijo:—¿Quiénestumadreyporquélaestásbuscando?Yélcontestó:—Mimadreesunamendiga,lomismoqueyo,ylahetratadomal,yosruegoque
mepermitáispasarparaqueellameperdone,siesquesealojaenestaciudad.Peronoquisieron,ylepincharonconsuslanzas.Y al volverse llorando, llegó uno, cuya armadura llevaba incrustadas flores
doradasyencuyoyelmohabíaunleónconalastumbado,ypreguntóalossoldadosquiéneraelquepedíaentrada.Yellosledijeron:
—Esunmendigo,hijodeunamendiga,ylehemosechado.—No—exclamóriendo—;venderemosaesteserrepugnantecomoesclavo,ysu
precioseráelpreciodeuncuencodevinodulce.Yunviejomalencaradoquepasabaporallílesgritóydijo:—Lecomproporeseprecio.Ycuandohubopagadoelprecio tomóalniño-estrellade lamanoy le condujo
dentrodelaciudad.Ydespuésdequehubieronatravesadomuchascallesllegaronaunapuertecillade
unatapiaqueestabacubiertaporungranado.Yelviejotocólapuertaconunanillode jaspegrabadoy se abrió, ybajaron cinco escalonesdebroncey entraron enunjardínllenodeadormiderasnegrasydeverdesjarrosdebarrococido.Yelviejosacóentoncesdesuturbanteunabandadesedaestampadaconfiguras,ytapóconéllosojosdelniño-estrella,ylellevópordelantedeél.Ycuandolequitaronlabandadelosojos,elniño-estrellaseencontróenunamazmorraqueestabailuminadaporuna
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linternadeasta.Yelviejolepusoanteélpanenmohecidoenuntajodemadera,ydijo:—Come.Yaguasalobreenunataza,ydijo:—Bebe.Y cuando hubo comido y bebido, salió el viejo, cerrando la puerta tras él y
asegurándolaconunacadenadehierro.Yalamañana,elviejo,queeraenrealidadelmássutildelosmagosdeLibiay
había aprendido su artedeunoquemorabaen las tumbasdelNilo, entródondeélestabay,frunciendoelceño,ledijo:
—Enun bosque que está cerca de la puerta de esta ciudad de infieles hay tresmonedasdeoro.Unaesdeoroblanco,yotraesdeoroamarillo,yelorodelaterceraesrojo.Hoymetraeráslamonedadeoroblanco,ysinomelatraescuandovuelvas,te daré cien latigazos. Vete deprisa, y a la puesta del sol te estaré esperando a lapuertadeljardín.Miradetraereloroblanco,olopasarásmal,pueseresmiesclavo,ytehecompradoporelpreciodeuncuencodevinodulce.
Ylevendólosojosalniño-estrellaconlabandadesedaestampadaconfiguras,yleguióa travésde la casaya travésdel jardíndeadormideras,y lehizo subir lascincogradasdebronce.Yhabiendoabiertolapuertecillaconelanillolepusoenlacalle.
Yelniño-estrellasaliódelapuertadelaciudad,yllegóalbosquedelquelehabíahabladoelmago.
Yestebosqueeramuyhermososiseleveíadesdeafuera,yparecíallenodeavescanorasydefloresdesuavefragancia,yelniño-estrellaentróenélalegremente.Sinembargo,depocolesirvióesabelleza,puesdondequieraqueibabrotabandelsuelodurosescaramujosyespinosylecercaban,ylepicabanortigasvenenosas,yelcardole pinchaba con sus dagas, demodoque estaba condolorosa angustia.Ynopodíaencontrarenningunapartelamonedadeoroblancodequehabíahabladoelmago,aunque laestuvobuscandodesde lamañanahastaelmediodíaydesdeelmediodíahastalapuestadelsol.Yalapuestadelsolvolviósurostrohacialacasa,llorandoamargamente,puessabíaquédestinoleesperaba.
Pero cuando había llegado al lindero del bosque oyó un grito que venía de lamaleza,comodequienestápresadeldolor.Yolvidandosupropiosufrimientovolviócorriendo a aquel lugar, y vio allí a una pequeña liebre cogida en una trampa quealgúncazadorlehabíatendido.
Yelniño-estrellasecompadeciódeellaylasoltó;yledijo:—Yomismonosoymásqueunesclavo,pero,sinembargo,puedodartea ti la
libertad.Ylaliebrelecontestó:
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—Ciertamente,túmehasdadolalibertad,¿yquévoyadarteyoacambio?Yelniño-estrellaledijo:—Estoybuscandounamonedadeoroblanco,ynopuedoencontrarlaenninguna
parte,ysinoselallevoamiamomepegará.—Ven conmigo—dijo la liebre—, y te llevaré hasta ella, pues sé dónde está
escondidayconquéfin.Asíqueelniño-estrellasefueconlaliebre,y,¡vayasorpresa!,enlacavidaddeun
granrobleviolamonedadeoroblancoqueestababuscando.Ysellenódealegríaylacogió,ydijoalaliebre:
—Elservicioqueyoteheprestadotúmelohasdevueltoconcreces,ylabondadquetemostrémelahaspagadocienveces.
—No,no—replicólaliebre—;segúnmetrataste,asítetratéyo.Ysefuecorriendovelozmente,yelniño-estrellasefuehacialaciudad.Ahorabien:alapuertadelaciudadestabasentadounoqueeraleproso.Sobreel
rostro llevaba colgado un capuchón de lino gris, y a través de las aberturas lebrillabanlosojoscomocarbonesencendidos.Yalverllegaralniño-estrella,golpeóenunaescudillademadera,ehizosonarlacampanilla,ylellamóagritos,ydijo:
—Dameunamoneda,omemorirédehambre,puesmehanarrojadodelaciudadynohaynadiequeseapiadedemí.
—¡Ay!—exclamóelniño-estrella—.Notengomásqueunamonedaenmibolsa,ysinoselallevoamiamomepegará,puessoysuesclavo.
Peroelleprosoleimploróylerogó,hastaqueelniño-estrellaseapiadóylediolamonedadeoroblanco.
Ycuandollegóacasadelmago,leabrióél,ylecondujodentroyledijo:—¿Tieneslamonedadeoroblanco?Yelniño-estrellacontestó:—Nolatengo.Asíesqueelmagosearrojósobreélylepegó,ylepusodelanteuntajovacío,y
dijo:—Come.Yunatazavacía,ydijo:—Bebe.Ylevolvióaarrojaralamazmorra.Yalamañanafueelmagoensubusca,ydijo:—Si no me traes hoy la moneda de oro amarillo, te aseguro que seguiré
teniéndotecomoesclavoytedarétrescientoslatigazos.Asíqueelniño-estrellafuealbosque,yalolargodetodoeldíaestuvobuscando
lamonedadeoroamarillo,peroenningunapartepudoencontrarla.Yalapuestadelsolsesentóyseechóallorar,ycuandoestaballorandoseleacercólapequeñaliebre
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quehabíarescatadodelatrampa.Ylaliebreledijo:—¿Porquélloras?¿Yquéestásbuscandoenelbosque?Yelniño-estrellacontestó:—Estoybuscandounamonedadeoroamarilloqueestáescondidaaquí,ysinola
encuentromiamomepegará,yharáquesigasiendoesclavo.—Sígueme—exclamólaliebre.Ycorrióporelbosquehastaquellegóaunacharcadeagua.Yenelfondodela
charcaestabalamonedadeoroamarillo.—¿Cómohededartelasgracias?—dijoelniño-estrella—,pues,¡mira!,estaesla
segundavezquehasvenidoenmisocorro.—No,no.Tútecompadecistedemíprimero—dijolaliebre.Ysefuecorriendovelozmente.Yelniño-estrellacogiólamonedadeoroamarilloylametióensubolsa,yfue
presurosoalaciudad.Peroelleprosoleviollegarycorrióasuencuentro,sepusoderodillasygritó:
—Dameunamonedaomemorirédehambre.Yelniño-estrellaledijo:—Notengomásqueunamonedadeoroamarilloenmibolsa,ysinoselallevoa
miamomepegará,yharáquesigasiendosuesclavo.Peroelleprosoleimploródolorosamente,demodoqueelniño-estrellaseapiadó
deélylediolamonedadeoroamarillo.Ycuandollegóacasadelmago,leabrióél,ylehizoentrar,yledijo:—¿Tieneslamonedadeoroamarillo?Yelniño-estrellaledijo:—Nolatengo.Asíesqueelmagosearrojósobreélylepegó,ylecargódecadenasyleechóde
nuevoalamazmorra.Yaldíasiguientellegóaélelmago,ydijo:—Sihoymetraeslamonedadeororojotedarélalibertad,perosinolatraesten
porseguroquetemataré.Así que el niño-estrella se fue al bosque, y a lo largo de todo el día estuvo
buscando la moneda de oro rojo, pero no pudo encontrarla en parte alguna. Y alatardecersesentóyseechóallorar,ycuandoestaballorandoseleacercólapequeñaliebre.
Ylaliebreledijo:—Lamonedadeororojoquebuscasestáenlacavernaquehaydetrásdeti.Por
tanto,nolloresmásypontealegre.—¿Cómohederecompensarte?—exclamóelniño-estrella—,pues, ¡mira!,esta
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eslaterceravezquehasvenidoenmisocorro.—No,no.Tútecompadecistedemíprimero—dijolaliebre.Ysefuecorriendovelozmente.Yelniño-estrellaentróenlacaverna,yenelrincóndelfondoencontrólamoneda
de oro rojo. Así es que lametió en su bolsa y se fue presuroso a la ciudad.Y elleprosoalverlellegarsepusoenmediodelcamino,yledijoagrandesgritos:
—Damelamonedadeororojo,odelocontrariotengoquemorir.Y el niño-estrella volvió a apiadarse de él, y le dio la moneda de oro rojo
diciendo:—Tunecesidadesmayorquelamía.Noobstante,teníaelcorazónoprimido,puessabíalasuertequeleesperaba.Pero ¡oh, maravilla!, al pasar por la puerta de la ciudad, los centinelas se
inclinaronylerindieronpleitesía,diciendo:—¡Quéhermosoesnuestroseñor!Yunamultituddeciudadanosleseguíaygritaba:—¡Ciertamentenohaynadietanhermosoenelmundoentero!Asíqueelniño-estrellasepusoallorar,ysedecía:«Seestánmofandodemí,y
tomandoabromamitristeza».Y tangrandeera laconcurrenciadegente,queperdióelcamino,y seencontró
finalmenteenunagranplaza,enlaquehabíaunpalacioreal.Y la puerta del palacio se abrió, y los sacerdotes y los altos dignatarios de la
ciudadcorrieronasuencuentro,yseprosternaronanteél,yledijeron:—Túeresnuestroseñor,aquienesperábamos,yelhijodenuestrorey.Yelniño-estrellalesrespondióydijo:—Yonosoyhijoderey,sinohijodeunapobremendiga.Y¿cómodecísquesoy
hermoso,sabiendocomoséquesoyhorriblealavista?Entonces, aquel cuya armadura llevaba incrustadas flores doradas y en cuyo
yelmohabíaunleónconalastumbado,sostuvoenaltounescudo,yexclamó:—¿Cómodicemiseñorquenoeshermoso?Yelniño-estrellamiró,y¡quéprodigio!Surostroeralomismoquehabíasidoen
otrotiempo,yhabíavueltosubelleza;yvioensusojosloquenohabíavistoantes.Ylossacerdotesylosaltosdignatarioshincaronlarodillayledijeron:—Estaba profetizado desde antiguo que en este día llegaría el que había de
gobernarsobrenosotros.Por tanto, tomevuestraseñoríaestacoronayestecetro,yseaenjusticiayenmisericordianuestroreysobrenosotros.
Peroéllesdijo:—Yonosoydigno,puesherenegadodelamadrequemedioelser,ynopuedo
descansarhastaquelahayaencontrado,ysepaquemeperdona.Portanto,dejadquemevaya,puesdeboseguirvagandoporelmundo,ynopuedodetenermeaquíaunque
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medeislacoronayelcetro.Ymientras así hablaba apartó el rostro de ellos y lo volvió hacia la calle que
conducíaa lapuertadelaciudady,¡oh,sorpresa!,entre lamultitudqueseapiñabaalrededordelossoldadosvioalamendigaqueerasumadre,yasuladoelleprosoqueestabasentadoalaveradelcamino.
Yungritodealegríaseescapódesuslabios,yseechóacorrer,yarrodillándosebesó las heridas de los pies de sumadre y los bañó con sus lágrimas.Humilló lacabezaenelpolvoy,sollozandocomoquientieneelcorazónapuntoderomperse,ledijo:
—Madre, renegué de ti en la hora de mi orgullo. Acéptame en la hora de mihumildad.Madre, yo tedi odio. ¿Medarás tú amor,madre?Yo te rechacé.Recibeahoraatuhijo.
Perolamendiganolerespondíaunapalabra.Yéltendiólasmanosyabrazólosblancospiesdelleproso,yledijo:—Tresvecestuvemisericordiadeti,ruegaamimadrequemehableunavez.Peroelleprosonolerespondiópalabraalguna.Yélvolvióasollozarydijo:—Madre,misufrimientoesmayordeloquepuedosoportar.Dametuperdóny
dejaquemevuelvaalbosque.Ylamendigalepusolamanosobrelacabezayledijo:—¡Levántate!Yelleprosolepusolamanosobrelacabezayledijotambién:—¡Levántate!Ysepusoenpieylesmiró,y,¡oh,maravilla!:eranunreyyunareina.Ylareinaledijo:—Ésteestupadreaquientúhassocorrido.Ydijoelrey:—Éstaestumadre,cuyospieshasbañadocontuslágrimas.Ysearrojaronasucuelloylebesaron,ylellevaronapalacio,ylevistieroncon
hermososropajes,ylepusieronlacoronaenlacabezayelcetroenlamano.Ysobrelaciudadqueestabaedificadajuntoalríogobernó,yfuesuseñor.Muchajusticiaymisericordiamostróatodos,yalmagomalvadoledesterró,yalleñadoryasumujerlesenviómuchosricosdones,yasushijoslesconcedióaltoshonores.Ynoconsintióquenadiefueracruelconlospájarosniconningúnanimal;porelcontrario,enseñóelamorylatiernabondadylacaridad,yalospobreslesdiopan,yalosdesnudoslesdiovestido,yhubopazyabundanciaenelpaís.
Noobstante,nogobernómuchotiempo;tangrandeshabíansidosussufrimientos,ytanamargoelfuegodesuprueba,quemurióalcabodetresaños.
Yelquelesucediógobernóperversamente.
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OSCARWILDE.ÓscarWilde(Dublín,1854—París,1900)fueunescritor,poetaydramaturgobritánico,famosoporsuhabitualingenioysarcasmosocial.
Alumno destacado del Trinty College en su Dublín natal, Wilde acabó susestudios en Oxford. Durante ese periodo, el escritor estudió a los clásicos de laliteratura griega, convirtiéndose en un experto sobre la materia, incluso ganandovariospremiosdepoesíaclásica.
Apartirde1879decideestablecerseenLondresdemanerapermanenteyesallídonde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su única novela ElretratodeDorianGray (1890)o,enteatro,ElabanicodeLadyWindermer (1892),Salomé (1894) —que fue censurada por retratar personajes bíblicos—, o Laimportancia de llamarse Ernesto (1895), divertida comedia que ha sido llevada alcineendiversasocasiones.
Su carrera y su vida tal y como la conocía se derrumba a finales de 1895.Acusadode sodomíaporelpadredeun íntimoamigosuyo,Wildeescondenadoados años de trabajos forzados. Durante su estancia en prisión escribiría una largacartatituladaDeProfundis,quenoseríapublicadademaneracompletahasta1909,yademanerapóstuma.Trassusalidadelacárcelsufreunabsolutoostracismosocialy decide abandonar Inglaterra rumbo aFrancia, donde viviría enBerneval hasta lamuerte de su esposa en 1898.Apartir de entonces y, bajo el nombre deSebastianMelmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió ennoviembredelaño1900.
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Notas
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[1]1.Elnombredeesteesclavo,famosoporsubelleza,eraAntino.SeahogóenelNiloenelaño130.<<
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[2]2.Enespañoleneloriginal.Lassiguientesexpresionesenespañolvantambiénenletracursiva,conlascorreccionesnecesariasenelcasodeerrordelautor.<<
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[3]3.Nohemosconsideradooportunocorregiresteerrorgeográfico,nitampocootrasinexactitudes en la recreación poética que hace OscarWilde de la España de losAustrias.<<
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[4]4.«VerdaderasonrisadeFrancia».Enfrancéseneloriginal.<<
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[5]5.Eltextooriginaldaeltérminoenfrancés:moue.<<
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[6]6.Toreadors,eneltexto,coneltérminousualfrancés.<<
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[7]7.Enfrancéseneloriginal:coupdegrâce.<<
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[8]8.Enfrancéseneloriginal:JeanleFou.<<
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[9]9.Enfrancéseneloriginal:tabouret.<<
www.lectulandia.com-Página82
[10]10.«Pequeñomonstruo».Enfrancéseneloriginal:petitmonstre.<<
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[11]11.Judas-tree,eninglés.<<
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