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1 LOS CAMINOS HISTÓRICOS DEL NANSA En colaboración con Carlos Diez (Publicado por la Fundación Botín, Santander 2011) CONSIDERACIONES GENERALES IMPLICACIONES DE LA TOPOGRAFÍA EN EL TRAZADO DE LOS CAMINOS EL PAPEL DE LOS CAMINOS EN LA CONFIGURACIÓN TERRITORIAL CARRETERAS, PISTAS Y CAMINOS EL TRAZADO DE LA RED DE CAMINOS. CRITERIOS GENERALES DESCRIPCIÓN DETALLADA DE LOS ITINERARIOS RECONOCIDOS LOS GRANDES ITINERARIOS INTERREGIONALES. LOS CAMINOS DE CASTILLA AL CANTÁBRICO 1. EL CAMINO DE PANTRIEME (MARGEN DERECHA DEL NANSA) 1.1 De San Vicente de la Barquera/Gandarilla (L.M. San Vicente) a Rábago (barca de Rábago) por Bielva 1.1.a De Bielva a la barca de Rábago 1.2 Desde Rábago (barca de Rábago) a Puentenansa por Celis 1.2.a De Celis (Puente de la Herrería) a Obeso por Celucos 1.3 De Puentenansa a Tudanca por Cosío, Rozadío, Sarceda y Santotis 1.3.a De Rozadío a Sarceda 1.4 De Tudanca a Puente Pumar 1.5 De Puente Pumar a la Cruz de Cabezuela (L. P. Palencia) 2 DE CASTILLA AL CANTÁBRICO POR LA JOZA LA ABELLÁN Y EL CAMINO DEL POTRO (MARGEN IZQUIERDA DEL NANSA)

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LOS CAMINOS HISTÓRICOS DEL NANSA En colaboración con Carlos Diez (Publicado por la Fundación Botín, Santander 2011) CONSIDERACIONES GENERALES IMPLICACIONES DE LA TOPOGRAFÍA EN EL TRAZADO DE LOS CAMINOS EL PAPEL DE LOS CAMINOS EN LA CONFIGURACIÓN TERRITORIAL CARRETERAS, PISTAS Y CAMINOS EL TRAZADO DE LA RED DE CAMINOS. CRITERIOS GENERALES

DESCRIPCIÓN DETALLADA DE LOS ITINERARIOS RECONOCIDOS LOS GRANDES ITINERARIOS INTERREGIONALES. LOS CAMINOS DE CASTILLA AL CANTÁBRICO

1. EL CAMINO DE PANTRIEME (MARGEN DERECHA DEL NANSA)

1.1 De San Vicente de la Barquera/Gandarilla (L.M. San Vicente) a Rábago (barca de Rábago) por Bielva 1.1.a De Bielva a la barca de Rábago 1.2 Desde Rábago (barca de Rábago) a Puentenansa por Celis 1.2.a De Celis (Puente de la Herrería) a Obeso por Celucos 1.3 De Puentenansa a Tudanca por Cosío, Rozadío, Sarceda y Santotis 1.3.a De Rozadío a Sarceda 1.4 De Tudanca a Puente Pumar 1.5 De Puente Pumar a la Cruz de Cabezuela (L. P. Palencia)

2 DE CASTILLA AL CANTÁBRICO POR LA JOZA LA ABELLÁN Y EL CAMINO DEL POTRO (MARGEN IZQUIERDA DEL NANSA)

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2.1 Desde Salceda a Callicedo y Las Erías por Santa Eulalia y Pejanda. 2.1 a. Itinerario alternativo alto. De la Cruz de Cabezuela a Las Erías por Cotillos, Belmonte y San Mamés 2.1.b. Tramo transversal de enlace de los itinerarios 1 y 2. De Callicedo a Puente Pumar. 2.2 De Las Erías a Joza La Abellán. 2.3 De Joza La Abellán a Cosío por San Sebastián de Garabandal. 2.3.a. De Peña Sagra oriental a San Sebastián de Garabandal 2.3.b. De Peña Sagra occidental a San Sebastián de Garabandal

3. CAMINO DE CASTILLA A LAMASÓN O CAMINO DEL POTRO

3.1 De Joza La Abellán a Cotero Moso por Jozalisas

3.1.a Tramo transversal de enlace de los itinerarios 3 y 11. De Cotero Moso a Cotero Moso 3.2 De Cotero Moso a Quintanilla 3.3 De Quintanilla a Cades/Puente del Arrudo por Sobrelapeña y Venta de Fresnedo. 3.4 De Cades a Cabanzón por Otero

ITINERARIOS TRANSVERSALES ESTE-OESTE

4. POR EL SUR DE LA SIERRA DEL ESCUDO (DE LA COLLADA DE CARMONA A LA HERMIDA).

4.1 Del Collado de Carmona a Puentenansa 4.2 De Puentenansa a Quintanilla por Rioseco, Pedreo y Obeso 4.3 De Quintanilla a Joz por Sobrelapeña y Lafuente 4.3.a De Lafuente a Joz por Burio 4.4 De Joz a La Hermida por Roza, Linares y Caldas 4.4.a De Joz a Linares por Piñeres

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5. POR EL NORTE DE LA SIERRA DEL ESCUDO (DE PANES A SAN VICENTE DE LA BARQUERA POR CABANZÓN Y CAMIJANES)

5.1 De Casamaría (L.P. Asturias) a Abanillas (L.M. Val de San Vicente) 5.2 De Camijanes a La Florida (L.M. Valdáliga) por Bielva y Rábago 5.2.a De Bielva (El Humilladero) a Rábago por Puente del Arrudo

6. ITINERARIO TRANSVERSAL INTERMEDIO

6.1 De La Florida (L.M. Valdáliga) a Celis. 6.2 De Celis a Venta Fresnedo por Riclones 6.2.a De Celis (Puente de la Herrería) a Riclones 6.3 de Venta de Fresnedo al Jorcón de los Lobos (Hondo de Valmayor) 6.4 Del Jorcón de los Lobos (Hondo de Valmayor) al Puente de Estragüeña

COMUNICACIONES ENTRE VALLES

7. COMUNICACIONES ENTRE CAMPOO Y POLACIONES

7.1 De Puente Pumar al Collado de Sejos por Uznayo

7.2 De Puente Pumar (tramo 7.1) al Collado de Sejos por el Hitón (Piedra Jincá)

8 LAS COMUNICACIONES CON CABUÉRNIGA (VALLE DEL SAJA)

8.1 De Zarceillo (L.M. Cabuérniga) a Tudanca. Camino de la Valsemana. 8.2 De Rozadío a Valsemana 8.2.a Tramo transversal de enlace de los tramos 8.2 y 8.1 Acceso directo a Zarceillo 8.2.b Tramo transversal de enlace de los tramos 8.2 y 1.3.a. De Valsemana a Sarceda 8.3 De Joza La Abellán a Tudanca por La Lastra 8.4 De Tudanca a las Brañas de Carracedo (L.M. Los Tojos) por el Prau Conceju 8.4.a Tramo transversal de enlace de los tramos 1.4 y 8.4. 8.5 Del Barranco de Jalgar (1.4) al Vado de la Reina

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8.6 Tramo transversal de enlace de los tramos 8.1 y 1.3. Del Puente de Sarceda a Sarceda

COMUNICACIONES CON LIÉBANA

9. DE POLACIONES A LIÉBANA

9.1 Del Portillo de Brañas a San Mamés 9.2 De Cotillos (2.1.a) a Tresabuela (1.5) por la Iglesia de Sierra y Santa Eulalia

10 DE LAMASÓN A LIÉBANA Y PEÑARRUBIA

10.1 Desde Sobrelapeña al Collado Pasaneu por Cires y Venta de Lobos. 10.2 Desde Cires (10.1) al Collado de Arcedón por el Collado de Carracedo y Cordancas 10.2.a Desde Cires (10.1) al Collado de Carracedo 10.3 De Arcedón a Joz (11.2) por Cicera 10.3.a De Cordancas (10.2) a Cicera (10.3) 10.4 De Piñeres a Cicera

COMUNICACIONES CON LAS PEÑAMELLERAS

11 COMUNICACIONES CON LAS PEÑAMELLERAS Y LA COSTA

11.1 De Peña Sagra Occidental (tramo 3.1) a Joz a Venta de Lobos por el collado de la Carizosa y el Tanea 11.2 De Venta de Lobos a Joz por los collados de Joldupe y Carracedo 11.3 De Joz a Merodio y Panes (L.P. Asturias) por los collados de Llaves y la Trapa 11.3.a Descenso a los invernales de Argüenzo

CONCLUSIONES

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LOS CAMINOS HISTÓRICOS DEL NANSA CONSIDERACIONES GENERALES Las fuentes documentales

La característica ruralidad del valle, carente de centros importantes de jerarquía territorial, hace que las bases documentales sean muy pobres. Carecemos de cartularios medievales propios, salvo alguna referencia en el de Piasca (Liébana), por lo que las primeras referencias se limitan al único itinerario norte-sur citado por Hernando de Colón en la primera mitad del siglo XVI. Por su parte, el mapa de Tomás López contiene abundantes incongruencias y errores de bulto en la zona. Existen menos informantes que en otros territorios y sus comunicaciones resultan confusas, lo que explica el resultado. Mucho más completas resultan las descripciones del Diccionario de Madoz. Sin embargo incluso el mapa de Coello que acompaña al diccionario es bastante parco para esta zona. Como se irá mostrando, lo tardío de estas noticias en relación a la comunicación entre núcleos y su carácter sesgado, se debe a la especificidad ganadera de muchos de los caminos que aquí aparecen. No será hasta la redacción de las minutas para la cartografía del IGN, en los años 20 del siglo XX, cuando se cuente con una fuente bastante detallada sobre la caminería de la zona. Desgraciadamente, tanto la cartografía reciente del IGN como los mapas autonómicos de detalle, han omitido esa información, quizás por falta de interés y de apoyo en el trabajo de campo. Con respecto a las noticias arqueológicas nos encontramos con una información que también se caracteriza por su carácter fragmentario. En la parte baja del valle, que alcanza hasta las penetraciones de la Sierra del Escudo, son abundantes las cuevas con hábitat, o arte, paleolítico, una

cultura que por las condiciones climáticas de la época no parece haber alcanzado la parte media y alta del valle. Más abundantes, ya que abarcan a todo el territorio de estudio, son las muestras de la cultura megalítica. El interés de esta cultura, fundamentalmente pastoril en la zona de estudio y que ha dejado en el valle algunos de lo mas señeros ejemplos del ámbito peninsular como los de Sejos o Garabandal, estriba en que ha producido una primera demarcación de los ámbitos territoriales, con una especial dedicación a los lugares de paso más significativos para las rutas pastoriles. Estas rutas quedarían fijadas desde entonces.

Megalito de Sejos Nada conocemos de los asentamientos castreños de los pueblos cántabros en la zona, salvo algunos restos de hábitats en cuevas de la edad de hierro y diversas vagas hipótesis de trabajo realizadas por algunos de los escasos estudiosos de la zona en el citado periodo. Unos restos, que junto con otros ya medievales nos revelan la continuidad de la habitación en cuevas desde el paleolítico hasta casi época moderna, como una muestra más de la ruralidad de la zona. No obstante, la abundancia de toponimia prerromana nos habla de la continuidad poblacional. Incluso ciertas pervivencias dialectales, como la h aspirada inicial, jou, joz etc., propia del espacio ocupada por los pueblos

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cántabros del norte nos confirman esta continuidad. La ausencia de cualquier resto de aculturación romana nos muestra la marginalidad del área durante este largo período. Todo indica que la aculturación en el alto medievo procede por difusión del vecino y rico ámbito lebaniego. Las investigaciones recientes han sacado a la luz una serie de castros, en los que se da la característica común para la época de primar las características defensivas del emplazamiento natural sobre las exiguas intervenciones constructivas. Otra serie de indicios de lugares habitados y necrópolis, como en Quintanilla, Obeso o las Lindes, confirman la búsqueda de espacios de fácil defensa. La importancia de estos datos para la búsqueda de la caminería histórica reside en la estratégica localización de estos emplazamientos defensivos a lo largo de las principales rutas.

La elevación del Castillo de Santa Catalina Del pleno medievo apenas conservamos más restos que el de las iglesias románicas próximas de Quintanilla y Lafuente, en el valle de Lamasón, a lo largo del importante camino transversal este-oeste paralelo a la costa por el interior, y algunos mínimos indicios en Lombraña.

Iglesia románica de Lafuente Los restos bajomedievales se refieren a las torres defensivas señoriales, que se difunden en los siglos XIV y XV con el proceso de señorialización de los Trastámara. Se limitan a la zona baja y media del valle. Su característica, común a otras de la época, es que si bien se siguen situando en importantes enclaves de los caminos, su ámbito territorial es mucho más reducido e inmediato que los castros altomedievales.

Torre de Cabanzón Los dos siglos que transcurren entre la segunda mitad del XV y la del XVII, apenas parecen haber dejado huellas materiales en el valle. En el período comprendido entre la segunda mitad del XVII y hasta fin del XVIII se asiste, como en el resto de Cantabria, a una proliferación de construcciones que comprenden la inmensa mayoría de cuantos edificios subsisten en el valle.

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Casona de Rozadío del siglo XVIII Las razones de este dinamismo son de dos tipos, aunque de idéntica procedencia transoceánica: el oro de los indianos y el maíz. Pero lo específico de nuestro valle es que la construcción de grandes casonas correspondientes a las principales estirpes no parece basarse, como ocurre en otras zonas, tanto en la explotación de las rentas agrarias acrecidas por el cultivo del maíz, cuanto en el control de los rebaños de ganado. Esta sería la razón de la aparición de espectaculares casonas en los pueblos altos de Polaciones en donde los espacios de cultivo son muy reducidos. De esta época datan también los primeros puentes de piedra, relativamente escasos (seis en todo el valle), y la creación de hitos religiosos que señalizan los caminos, como ermitas y humilladeros. También es importante en la zona baja del valle la explotación hidráulica de las ferrerías, de la que existen precedentes medievales, a la que acompaña la actividad minera del hierro y el carboneo de los montes. Todo ello dio lugar a un importante incremento de la red de caminos y a las características construcciones circulares en los montes.

Ferrería de Cades La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la construcción de carreteras que logran romper el ancestral aislamiento del valle. Las ingentes obras de excavación en la roca y los elevados muros pétreos de contención que permitieron salvar los desfiladeros de Bejo, La Hermida y Lamasón merecen una especial protección como monumentos de la ingeniería. El siglo XX puede incluirse en la relación de las épocas más agresivas con la comarca. Las obras más significativas a este respecto son las del aprovechamiento hidroeléctrico de los Saltos del Nansa, un proyecto destinado a explotar uno de los principales recursos del valle para intereses exteriores al mismo. IMPLICACIONES DE LA TOPOGRAFÍA EN EL TRAZADO DE LOS CAMINOS Los caminos del valle del Nansa están obviamente condicionados por la topografía. La dirección Norte-Sur del curso del río lo convierte en un corredor natural, aunque difícil, de comunicación entre la meseta y su salida marítima hacia el Cantábrico por la ensenada de la Tina Menor, flanqueada por otras dos, Tina Mayor a occidente y San Vicente de la Barquera a oriente. Esta función de corredor la ejerce en competencia con los

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valles adyacentes: el del río Deva por el oeste y el del Saja por el este. Sin embargo, históricamente la salida de la comarca lebaniega por el Deva hacia el mar se veía impedida por el obstáculo físico del desfiladero de La Hermida, mientras que al oeste de la comarca se interpone la barrera montañosa de los Picos de Europa, por lo que el camino más factible hacia las villas costeras era a través del Nansa.

Desfiladero entre Lebeña y La Hermida Por otra parte, el Saja y el Nansa llegan a acercar sus cursos a la altura de Valle-Carmona y Renedo de Cabuérniga-Sarceda, lo que motiva una mayor relación de estos valles por el collado de Carmona y la Valsemana. Además, el río Saja al encontrase con la barrera Este-Oeste de la Sierra del Escudo de Cabuérniga se desvía en su tramo final hacia el oriente, mientras el Nansa lo hace hacia el occidente, aproximándose al Deva, por lo que sus salidas viarias abandonan ambos cauces para confluir en San Vicente de la Barquera, que se convierte en el destino portuario final de los tres valles, lo que explica la importancia adquirida por la villa. Estas circunstancias hacen que, además de las relaciones norte-sur, entre el mar y la meseta, sea importante la conexión transversal entre los tres valles. La citada disposición transversal de la sierra del Escudo, producida por una falla levantada que se continua por Asturias con la Sierra

del Cuera y hacia el Este por la de Mozagro, crea un valle interior Este-Oeste que se convierte en corredor natural, paralelo al que la rasa costera ejerce entre dichas sierras y el frente marítimo. Este corredor interior, a pesar de lo abrupto de su trazado en determinados tramos, presentó durante un largo periodo histórico la ventaja de la protección de la exposición a las incursiones de pirateo marítimo, además del resguardo de los vientos del norte, y del peligro que suponía el cruce de las sucesivas ensenadas. De ahí su importancia como eje Este-Oeste, que establece una cruz viaria fundamental, con la directriz Norte-Sur, a lo largo del Valle. Además de la interposición en su tramo final de la Sierra del Escudo, el Nansa debe salvar en su tramo superior la barrera del macizo de Peña Sagra-Sejos, pocos kilómetros después de su nacimiento en Tres Mares. Este obstáculo obliga a la desviación del curso hacia el Este, hasta encontrar la salida por la abrupta hoz de Bejo.

El macizo de Peña Sagra cierra el Valle de Tudanca por el sur De esta forma, la parte superior del valle compuesto por un conjunto de afluentes que se reúnen en abanico en Puente Pumar, constituye un espacio independiente que conforma el valle de Polaciones. Éste repite, aunque en menor escala, la

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configuración de la comarca de Liébana, con la que estuvo históricamente muy relacionado. La comarca también mantuvo relaciones igualmente intensas con la Pernía y Cervera al sur, y con Campoo al este. La fragmentación del valle del Nansa en sentido Norte-Sur se hace patente desde tiempos prerromanos, pues según Mela, en su corto valle se sucedían dos pueblos distintos, autrigones y orgenomescos. La desviación del Nansa de la línea de máxima pendiente da lugar a que a partir de Peña Sagra, peña sagrada dentro del primitivo culto a los montes, aparezcan dos nuevos afluentes que recuperan esa dirección hasta confluir con el curso principal. Uno menor, el río Vendul, configura el subvalle de Garabandal. Otro mayor, el río Tanea-Lamasón, es el eje del valle de Lamasón. Como resultado de los rasgos que venimos describiendo, el área de estudio se configura como un valle creado por agregación de un conjunto de espacios independientes o vallejos. Dichos espacios se delimitan en su perímetro exterior por los cordales, que en casos como el del valle de Polaciones lo encierran totalmente, discurriendo el río entre ellos por un tajo encajado (como en la Hoz de Bejo) que impide el paso natural de caminos, o en otros el corte vertical es menos abrupto (como sucede entre los municipios de Tudanca y Rionansa) pero el quiebro de trazado del río configura espacios visualmente independientes.

Vallejo de altura al Norte de Pantrieme Generalmente, el espacio de cada vallejo da lugar a la creación de uno o varios núcleos de aldea, con sus espacios agrarios en el fondo del valle, mientras las zonas altas mantienen su carácter forestal y de pastizal de altura en los espacios con menos pendientes. Pero también existen determinados vallejos formados solo por tierras altas, que carecen de asentamientos poblacionales, salvo la proliferación de cabañas en los invernales.

Subida al Collado de la Virgen de las Nieves al sur de Tudanca El papel de los collados Las colladas, joces en la lengua local, desempeñan un importante papel en la organización caminera del valle y, por extensión, en su configuración territorial. Se trata de un papel ambiguo, ya que por una parte actúan como elemento divisorio entre valles y por otro como puntos de unión.

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La comunicación entre espacios independientes se realiza atravesando el cordal por los puntos más bajos, los collados, que adquieren el papel de puertas o puertos entre ellos. Son puntos que revisten un gran significado en la identidad territorial por lo que han sido objeto desde época megalítica de grandes operaciones de señalización, tal como muestran los megalitos de los collados de Sejos y del Hitón, los del Collado de Arcedón o del de las Llaves, el de La Collada entre Carmona y Valle (fuera del ámbito de estudio pero en evidente relación con el mismo), el Portillo de Brañas entre Polaciones y Liébana, o el del collado de Jozalba. Una señalización que a veces se extiende a lo largo del cordal, como en el de Piedrahita entre Rionansa y Lamasón. A veces esta operación señalizadora ha sido cristianizada con ermitas, como la de las Lindes entre Cabuérniga y el Valle del Nansa, o con cruces, como en el collado de la Cruz de Cabezuela. En otras ocasiones el papel señalizador se atribuía a instituciones más duras, como es el caso de las horcas levantadas en el paso de los caminos por los límites jurisdiccionales, como revela el topónimo de Cincha Horca en el importante collado de Joza la Abellán, lugar de cruce de caminos. La dificultad del paso da lugar a la aparición de ventas como es el caso de la de Los Lobos (o quizás Lodos), en el collado de ese nombre entre Lamasón y Peñarrubia, o la de Cortes, junto al Puerto de Piedrasluengas, donde se documenta en el siglo XVIII un hospital de caminantes, o la de Fresnedo en mitad de la angostura del río Lamasón. En otros casos se enfatiza el carácter de puerta de separación con puestos defensivos, como sucede con el Castillo de la Bolera de los Moros y la torre de Verdejo en Peñarrubia, así como con el castillo sobre el collado de Jozalba entre Rionansa y Lamasón. O, por el

contrario, su posición como lugar de encuentro los convierte en campo de ferias, como ocurre en el Collado de Joz entre los valles de Peñarrubia y Lamasón.

Estela en el cordal que separa Garabandal y Lamasón (P. Bueno y R. Balbín) El significado de punto de paso de estos lugares se expresa en la toponimia. Unas veces de modo literal (Collado de Pasaneu, de las Llaves, Portillo de Brañas, Cobajo del Puerto, Puerto de la Pelea ya en Liébana), pero generalmente de modo metafórico, comúnmente a través del término hoz, joz en la pronunciación local, del latín fauce, boca (collados de la Joz, Jozalisas, Jozalba y Joza la Abellán). La presencia de rocas o megalitos de señalización da lugar a otra serie de toponimia de collados. La raíz prelatina

car, piedra, aparece en los dos collados de Carracedo, situados entre Tudanca y el Saja y entre Lamasón y Peñarrubia. O en el de Carizosa, entre Lamasón y Rionansa. La raíz latina sassum, piedra, da lugar al Collado de Sejos, límite entre Polaciones y Campoo, señalado con menhires y cromlechs (de ahí el nombre del collado contiguo del Hitón). Similar es el uso del término latino arca, arcae, hito pétreo de delimitación, origen del collado de Arcedón, entre Peñarrubia y Liébana. También aparecen topónimos romances de

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megalitos como el del collado de Piedrasluengas, ya en tierras palentinas.

Grandes piedras en el collado de la Joz del refugio, en Tudanca Collados y ganadería

Vacas en Joza la Abellán El perfil suave de los collados y su altitud les otorga, en general, una vocación de amplios pastizales de verano, o brañas, apetecidas igualmente por los territorios situados en ambas vertientes. Por ello, y debido a la lejanía de los pueblos y a su uso estacional, los collados son espacios de uso común por antonomasia. De ahí que los caminos reales, que en cuanto espacios de libre circulación discurren cerrados entre muros o taludes cuando pasan entre fincas privadas o protegidos en el espacio peligroso del bosque, al llegar a las colladas se abran hasta casi desaparecer. Téngase en cuenta que precisamente en estos lugares abiertos se permitía alimentar

a las bestias de los viajeros, un derecho que reclaman ocasionalmente los distintos concejos. Otra característica de estos lugares de paso obligado es su estacionalidad. En general eran espacios intransitables en invierno, lo que suponía que el viaje de larga distancia que supera el ámbito del valle, sólo era posible en los meses bonancibles (al igual que sucedía en los viajes marítimos).

Pastos en Carracedo La apetencia por el disfrute de los comunales de montaña de los collados, los convierte en espacios de disputa (como el collado de Pelea en los Picos de Europa) de los que nos han quedado muestras en variados litigios. Algunos con el resultado de planimetrías de gran interés histórico, y también de duraderas concordias, como la establecidas en Sejos por la Hermandad de Campoo-Cabuérniga, en las que se estableció una alternancia temporal del uso del espacio: un valle lo ocupaba desde la primavera hasta el 16 de junio y otro desde ese día hasta el otoño. El espacio abierto, sin límites, de los pastizales de verano, por donde se podía discurrir libremente sin la constricción del camino, los hacen lugares donde conviven los rebaños y los pastores en la época del buen tiempo, por lo que fácilmente se convierten en lugares de romería.

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Pastos de verano de Zarceillo

Ermita en el campo de feria de la virgen de las Nieves, en una ruta ganadera alejada de la aldea Es curioso señalar como para una sociedad eminentemente ganadera se produce una bipolaridad a la vez espacial y temporal de características opuestas. El espacio de verano es, como venimos diciendo, el lugar abierto de los pastos comunales, la vida de grupo en la cabaña del pueblo, de los trabajos comunales en el Prau Concejo y de las reuniones en ferias y romerías, mientras que el del invierno, es el espacio alveolar delimitado por las células muradas de los invernales con sus cabañas individualizadas, o del espacio interior del hogar en las casas del pueblo. El espacio de estío es el lugar abierto de movilidad, mientras que al invierno correspondería el cierre de la estabilidad.

El espacio invernal delimitado del fondo de valle Caminos y ríos Una vez sobrepasada la barrera del cordal por los puntos bajos de los collados, los caminos tienden a discurrir por el fondo de valle, en paralelo al curso de los ríos aunque evitando las vegas bajas con peligro de inundación. De esta forma, la confluencia de los ríos coincide con la de los caminos, al tiempo que obliga a estos a cruzarlos por puentes o vados. Los lugares de confluencia se singularizan por múltiples razones. En primer lugar, son espacios de máxima accesibilidad. En segundo lugar, la unión de valles suele reforzar la condición abierta, lo que multiplica la extensión de las tierras susceptibles de cultivo y propicia el asentamiento de núcleos de población, con lo que se da lugar a una relación circular entre centros de radiación caminera y núcleos de población. En ocasiones, la disposición de los cursos de agua, al fragmentar los espacios de cultivo, da lugar a la aparición de un racimo de barrios. En estos casos, el elemento común, que actúa como hito identificador es la iglesia, situada generalmente en un lugar de visualidad destacada. Al tratarse de lugares de importante valor estratégico, también son propicios a la aparición de torres defensivas, que por las mismas razones aparecen como hitos de referencia del territorio circundante. De estos puestos

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defensivos, los mejor preservados y más relacionados con los núcleos son las torres tardomedievales frecuentes en la parte baja del valle (torres de Cabanzón, Piñeres u Obeso, así como las ya demolidas de Bielva, Celis y Cosío).

Pila en el puente derruido del camino de Tudanca a Santotís De más difícil identificación son los castros altomedievales, a menudo ocupando asentamientos prerromanos, en lo que el aspecto defensivo se atribuye más a lo escarpado del terreno que a la construcción, como en el caso del Castillo de Santa Catalina, el castro-torre de Verdeja, y el castillo de Jozalba. Por este motivo con frecuencia solo pervive el topónimo: Brañas del Castro, Castro Rubio. Un caso excepcional es del castro de Sobrelapeña hoy ocupado por la Iglesia de Santa María.

Posición escarpada de la Iglesia de Santa María de Sobrelapeña

Pudiera ocurrir que el emplazamiento en lugares elevados de tantas iglesias que aparecen como hitos aislados se relacione con un objetivo defensivo de unas primeras comunidades monásticas. Aunque salvo el caso de la pequeña iglesia románica de Lafuente y de la portada de la de Sobrelapeña, el resto de los edificios conservados son posteriores a la segunda mitad del siglo XVII, existen indicios (como la reciente excavación de la necrópolis altomedieval junto a la Iglesia de San Facundo de Obeso) de que sus emplazamientos daten de esa época. Las advocaciones de dichas iglesias, correspondientes a los antiguos santorales visigodos o mozárabes, parece confirmar esa antigüedad. Como ejemplo de relación entre puentes y vados y la aparición de pueblos nos encontramos de Sur a Norte con Uznayo (antes Puente Uznayo), Puente Pumar y Puentenansa (en el siglo XVI Vado de Nansa). Puente Pumar representa el punto de confluencia de ríos y caminos que configura la disposición en abanico del valle de Polaciones, por la interposición del macizo abrupto de Peña Sagra. Al otro lado del cordal, el cruce de caminos y río da lugar a la agrupación de los núcleos de Tudanca, La Lastra y Santotís. Aguas abajo, en la unión del Nansa con su afluente el Vendul, lugar de puente donde vuelven a confluir los dos ramales del Camino de Castilla, se asienta Cosío que disponía de tres antiguos puentes de los que se conserva uno. Cosío dispuso también de torre medieval y de iglesia destacada. Pero el ejemplo más significativo es el cruce en Puentenansa de los dos itinerarios principales, el Norte-Sur en la dirección del valle y el Este-Oeste a lo largo de la depresión que flanquea por el sur la Sierra del Escudo. En este lugar adquieren su máxima expresión todos los elementos señalados: puente, vado, molinos y ferrerías, acumulación de

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núcleos. Puentenansa, Rioseco, Pedreo, Obeso y Cabrojo, iglesias y torre defensiva en posiciones destacadas, cruce de caminos, etc. Ya en el otro flanco de la Sierra del Escudo, otro cruce de caminos y del río justifica el emplazamiento del pueblo de Celis con un importante puente, herrería, restos de antigua torre defensiva y con los barrios próximos de Celucos, la Herrería, Riclones y Arenas. Todavía más aguas abajo, un nuevo itinerario transversal corta al principal a la altura de Camijanes, donde vuelve a aparecer un importante puente, y una torre en el vecino pueblo de Cabanzón con el barrio adjunto de Casamaría.

Puente de la Herrería de Celis del siglo XVIII

Torre de Rubín de Celis en Obeso Hasta ahora se ha venido siguiendo la dirección norte-sur del valle. Si tomamos el itinerario transversal que al sur de la Sierra del Escudo comunica Cabezón de la Sal y Cabuérniga con Asturias, de Este a

Oeste se encuentra primero Carmona (que aunque corresponde geográficamente al valle del Nansa se relaciona administrativamente con Cabuérniga), un lugar de cruce de caminos sobre el río Quivierda que también dispuso de torre defensiva. Después aparece el ya citado conjunto principal de Puentenansa y le sigue el valle de Lamasón, lugar de confluencia del río Tanea con los dos arroyos de Lafuente. En este estratégico lugar confluyen cuatro importantes caminos a lo largo de cada uno de los cauces concurrentes. El hito de señalización corresponde a la iglesia de Santa María situada sobre un cerro definido en la unión de los ríos con proyección visual sobre todo el entorno. En las inmediaciones de la iglesia se sitúan los núcleos de Quintanilla, Sobrelapeña y Río. Más adelante se encuentra Lafuente en disposición lineal a lo largo del camino

Vista de Los Picos de Europa desde el castillo altomedieval de Santa Catalina El camino transversal, antes de entrar en Asturias, pasa por el municipio de Peñarrubia, que si bien aporta sus aguas al Deva, lo abrupto de las hoces de este río hace que mantenga una accesibilidad más fácil con el valle del Nansa con el que se encuentra más relacionado históricamente. La condición fronteriza de este municipio explica el inusitado despliegue defensivo a lo largo del camino transversal que se viene recorriendo, comenzando por el

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espectacular cerro del castro altomedieval de Santa Catalina, también conocido como Bolera de los Moros, y siguiendo por las tres torres bajomedievales agrupadas en el conjunto de barrios del entorno de Linares. EL PAPEL DE LOS CAMINOS EN LA CONFIGURACIÓN TERRITORIAL Hasta ahora se ha considerado el papel de los caminos históricos como esqueleto de interrelación entre los grandes rasgos geográficos y paisajísticos (collados, curso y confluencia de los ríos…), y a través de él su capacidad explicativa en la localización de una buena parte de los núcleos. La situación de los núcleos en los puntos de confluencia de la malla caminera principal establece una causalidad circular, de interdependencia entre caminos y núcleos. A este respecto, hay que señalar que si bien la práctica totalidad de los núcleos se sitúan a lo largo de la red principal de caminos de largo recorrido, la debilidad de sus flujos se revela en su escasa influencia en la propia configuración de los asentamientos. A diferencia de otros caminos históricos significados, aquí son raras las disposiciones lineales a lo largo del camino. Una excepción la constituye el camino transversal Este-Oeste, donde se encuentra la aldea de Rioseco alineada a lo largo del camino que conduce al vado de Puentenansa (antiguo Vado de Nansa) y Lafuente, con un largo desarrollo lineal. Pero los viejos caminos ejercen también una importante función en la configuración de escala menuda de la trama parcelaria, tanto en la disposición interna de los propios núcleos, como en la de la trama de cultivos y mieses. Cuando los caminos abandonan el fondo del valle para superar los montes, su trayecto sirve también de

apoyo para la localización de invernales y de los terrazgos temporales de montaña.

Portillo en Cicera La integración entre caminos y trama parcelaria, a semejanza de las nervaturas que organizan las hojas en los vegetales, contrasta con la ruptura violenta de la misma que produce el trazado de las modernas carreteras y pistas. La integración se evidencia también en la máxima adaptación al terreno y en la pequeña escala de sus bordes de piedra, morias, flanqueados por viejos árboles, tramos hundidos, o la presencia de los viejos portillos, abrevaderos y humilladeros.

Viejos castaños y moria en el camino de Cicera al Collado de Arcedón Todo este conjunto de rasgos ofrecen una sensación de protección al caminante, que contrasta con el trazado más abierto e inhóspito de las pistas y carreteras,

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concebidas desde la óptica del tráfico rodado. Por ello, aún cuando existan pistas alternativas que facilitan un desplazamiento más cómodo, los viejos caminos deben ser preservados, tanto por su papel de valiosos testimonios de la génesis de la estructura territorial, como por la peculiar forma de desplazamiento que proporcionan., integrada en los detalles de la organización del paisaje. Los caminos ganaderos De una primera observación de la red caminera histórica parece desprenderse que si bien proporciona una comunicación entre los núcleos de población, las principales obras de caminería (algunas de gran magnitud que revelan un poder altamente organizado) no responden a ese cometido, sino que tienen como principal finalidad el desplazamiento ganadero. Valga como ejemplo el magnífico camino conocido popularmente como del Potro y significativamente señalado en los mapas como Camino de Castilla a Lamasón.

Empedrado en el Camino del Potro Aunque en las referencias del diccionario de Madoz aparece como una de las dos ramas que desde Cervera comunica los pueblos del valle del Nansa con San Vicente de la Barquera, apenas se percibe en su trazado la desviación hacia Cosío, tras la cual el trazado sigue uniforme hasta perderse en un espacio inhabitado. En éste, como en otros muchos casos, el camino

parece trazado para comunicar distintas áreas de pastizales naturales en las áreas de los collados, con las zonas más bajas de los invernales. E incluso, a mayor escala, las áreas complementarias de la marina y las llanuras castellanas con los pastos estivales de montaña. Varias observaciones pueden hacerse a este respecto, de complementariedad entre camino y uso ganadero. En primer lugar el camino desaparece o se difumina cuando entra en las brañas, pastizales de uso común de las juntas vecinales.

El camino desaparece en los pastos próximos a Puente Pumar En segundo lugar, que la disposición alveolar de las cercas de prados privados de los invernales, con sus cabañas, queda condicionada por el trazado del camino, de forma que este suele constituir el límite de los cierres del conjunto del invernal. Conviene añadir que el conjunto de la obra que supone la construcción de estos importantes caminos, junto con la multiplicidad de cercas y cabañas de los invernales, tanto desde el punto de vista cuantitativo, de trabajo social acumulado históricamente, como cualitativo, podría representar una magnitud muy superior a la de las edificaciones de los núcleos de población. También convendría traer a consideración a los protagonistas a los que se destina este trabajo ingente: los rebaños de vacas

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tudancas que se erigen en auténticas protagonistas del valle. La introducción indiscriminada de razas exógenas: limusinas, charolesas, asturianas de los valles o de la montaña, etc. parece amenazar la conservación del principal valor patrimonial y símbolo de identidad del valle.

Vaca Tudanca en los pastos de altura de Zarceillo Tipos y antigüedad de los caminos Cambera es la denominación genérica de camino antiguo en el valle del Nansa. Camb es una raíz céltica, galo cambo, que significa curva. Se refiere a la sección curva de los caminos hundidos, tan característica de los viejos caminos. La propia antigüedad del nombre corresponde a la tradición ancestral de estas vías. Otro nombre popular para este tipo de caminos es el de Callejos, diminutivo de calles, análogo al de caleyas de la región fronteriza asturiana. Pero junto a la caminería tradicional, configurada por el uso más que centenario, existe una serie de caminos que revelan una intensa labor constructiva de adaptación, son los que en el habla popular de la zona se conocen como caminos pedreaus. Estos caminos se caracterizan por el uso de muros de contención, los cortes en la roca y el empedrado del pavimento. Dentro de la familia de caminos construidos se diferencian algunos

que por el mayor tamaño de los elementos usados en la construcción parecen corresponder a una mayor antigüedad, de aquellos empedrados con cantos menudos que parecen más modernos. Más problemático resulta el fechado de las construcciones camineras que revelan mayor antigüedad. Aunque la proliferación de los monumentos megalíticos nos indican la persistencia de las rutas ganaderas durante al menos cuatro milenios, ello no implica que su adaptación constructiva tenga igual antigüedad. Tanto por la magnitud del trabajo realizado, como por la capacidad técnica que implica la perfección de su trazado, estos caminos suponen la presencia de una sociedad bien organizada. El hecho que uno de los ejemplos más significados, el camino de Pantrieme, este ya reconocido por Hernando de Colón en la primera mitad del siglo XVI como un itinerario de ámbito peninsular, supone su frecuentación como camino de herradura con anterioridad al nacimiento del Estado centralizado de la Edad Moderna. Los pleitos sobre el cobro de peaje en Puente Pumar o sobre la libertad de pasto de los ganados de los trajinantes, a fines del siglo XV, recogidos en el AGS (RGS, 149411, 134 y 343), confirman este hecho. Podría pensarse, por tanto, en una datación medieval, como obra de los poderes señoriales o monacales para el manejo de sus rebaños. Sin embargo, la referencia en los cartularios lebaniegos anteriores al siglo X a una densa red caminera que ya se califica como itinera o strata antiqua, hacen pensar en un origen anterior. Aunque tradicionalmente se tiende a atribuir a origen romano toda calzada empedrada, ni la técnica constructiva, ni la ausencia de testimonios de esa cultura en el ámbito del valle permite tal atribución. Como ocurre en otros lugares, parece que los trabajos de adaptación carreteril, que

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tantas veces se han considerado como romanos, son obra del reformismo ilustrado. Según J. Maiso González: “Así sucedió con la antigua vía que desde el puerto de Piedras Luengas y a lo largo del Nansa conducía hacia S. Vicente de la Barquera. En efecto hacia 1740 los Valles de Rionansa y Lamasón acondicionaron estos caminos tradicionales para uso carreteril.” Se produciría así una relación entre la reestructuración caminera y la reactivación edificatoria de tantas iglesias y casonas que se reconstruyen en la misma época. Alguno de los caminos que parecen más modernos por lo menudo de su empedrado, como el que discurre por el costado oriental del collado de las Llaves, se podrían relacionar con la minería impulsada por las ferrerías y atribuirlos a fechas más recientes. En resumen, podemos concluir que aunque, con los conocimientos actuales, no nos sea permito una datación precisa de las distinta estructuras, ello no obsta para su valoración como elementos patrimoniales de primer orden. CARRETERAS, PISTAS Y CAMINOS Cada una de las citadas infraestructuras responde a modos de transporte distinto. Las carreteras y pistas a vehículos motorizados en escalas descendentes de velocidad para cada caso y los caminos a tráfico lento no motorizado. Esto supone diversas características de trazado, por lo que en principio ocupan espacios distintos. En nuestra zona de estudio, el trazado de las carreteras se verifica entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del XX. Las mayores disponibilidades técnicas de dicho periodo cambian la lógica de la relación entre valles, pudiendo establecer comunicaciones directas por los desfiladeros, que los caminos no habían

podido realizar o, en todo caso, habían evitado por razones de seguridad. La apertura directa al mar de la Liébana por el desfiladero de la Hermida o la comunicación por el desfiladero de Bejo de Polaciones con el valle de Tudanca, son muestras de la revolución itineraria que implicaron las carreteras.

El camino discurre paralelo al muro de contención de la carretera en Puentenansa Dado el coste elevado de las carreteras, su kilometraje es escaso, limitándose en un primer momento a la cruz de itinerarios principal que se cruza en Puentenansa, lo que implica una menor influencia sobre los caminos. Debido a la disparidad respecto a los caminos en la forma de afrontar los puertos de montaña, los conflictos se limitan a los fondos de valle. Por eso, en general, no se produjeron superposiciones significativas.

Hoz excavada por el Nansa entre Celis y Puentenansa. Al fondo los taludes de la nueva ampliación de la carretera. La foto esta tomada

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desde el sendero de cabras entre Celucos y Obeso El caso más relevante de conflicto corresponde a una intervención reciente, la carretera CA-181 que une la Autovía del Cantábrico con Puentenansa. Al producirse un ensanchamiento significativo de la calzada primitiva y, dado el escaso pasillo disponible en el tramo entre Celis y Puentenansa, la carretera ha ocupado la mayor parte del espacio del camino. Dado lo abrupto del terreno, la única alternativa se encuentra por la margen opuesta del río, la izquierda, de Celis a Celucos y Obeso, un camino a tramos superpuesto sobre el canal de Saltos del Nansa. Desgraciadamente, se trata de un sendero de cabras, espectacular pero muy peligroso. Debido el riesgo que implica el carácter de vía rápida de la nueva carretera, sería necesario en este caso crear un nuevo arcén protegido para tráfico peatonal y ciclista.

Pista en los alrededores de Tudanca que forma parte de los itinerarios naturalísticos del Parque Saja-Nansa. El viejo camino discurre perpendicular casi paralelo a la depresión del regato. Al fondo se desprende hacia la izquierda el camino hacia el Prau Concejo La conflictividad se eleva en el caso de las pistas, tanto por la dispersión que ocasiona su bajo coste, como por las menores exigencias de trazado que las aproximan a la red caminera. A todo ello hay que sumar la falta de control sobre su realización por

parte de las instituciones públicas o de los particulares. Dicha falta de control, y el hecho que por el momento se carezca de una mínima cartografía y catalogación de los caminos históricos, esta provocando una acelerada desaparición de éstos últimos causada por la construcción de pistas, un hecho que adquiere especial intensidad en época electoral.

Cartel del programa de asfaltado de caminos en Pedreo Las facilidades en el acceso rodado de los ganaderos para el cuidado de los ganados en los puertos, no tiene porque superponerse a los caminos antiguos. Ni el hecho de que la construcción de pistas resulte un modo fácil y barato de captar el voto de las aldeas, tiene por que conducir a facilitar el acceso rodado a todo el territorio, algo contradictorio con cualquier política prudente de conservación ambiental. Además, donde sea necesario construir pistas, debe tenerse en cuenta que los tráficos en estos espacios de monte son sumamente escasos, por lo que deben reducirse los anchos, y con ello el impacto sobre el terreno. La política habitual de construir pistas, heredada en gran medida de las normas de la antigua IRIDA para los proyectos de concentración parcelaria, en la que dos camiones puedan cruzarse en cada punto, además de irracional e inadaptada en un territorio de montaña,

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está produciendo un enorme impacto paisajístico, totalmente innecesario.

Explanación preelectoral de pistas sobre la red de antiguos caminos Como indicio del desconocimiento del patrimonio de la red de caminos antiguos, se da la paradoja que los itinerarios naturalísticos del Parque Saja-Nansa se refieran principalmente a las pistas para vehículos e ignoren el trazado de las viejas camberas, que aportan uno de sus principales atractivos ambientales. Ante la situación creada es necesaria la adopción inmediata de medidas al respecto, como podría ser la incoación de Bienes de Interés Cultural o Local (BIC o BIL), de los caminos históricos más importantes y mejor conservados.

EL TRAZADO DE LA RED DE CAMINOS. CRITERIOS GENERALES El valle del Nansa tiene la peculiaridad de constituir un espacio ganadero y forestal escasamente jerarquizado, es decir carente de focalizaciones urbanas. Es una constante que ha mantenido a lo largo de la historia, en cuyo transcurso no se detecta la presencia de centros de poder significativo de índole civil, religioso o económico. Dicha característica hace que los itinerarios de largo recorrido no tengan en el valle su punto final de origen o destino, sino que lo atraviesan. La única excepción de actividad económica supralocal significativa la proporciona la actividad de las herrerías en el tramo bajo del valle, relacionadas con el puerto fluvial de Muñorrodero, lo que ha dado nombre al municipio de Herrerías. Esta circunstancia se extiende al municipio de Rionansa, en particular en las localidades de Celis y Cosío. Esta actividad dio lugar a una mejora de las comunicaciones camineras con la marina, así como a una temprana deforestación de la zona. Como se afirma en Madoz (voz Cosío): “Si bien todas estas montañas están cruzadas por caminos, estos sin embargo no salen de ellas, pues son hechos solo para la conducción de carbones a la ferrería”. El ámbito suprarregional

Las rutas norte-sur

Como se indicaba más arriba, la propia disposición norte-sur del valle lo convierte en una ruta natural de paso desde la meseta a las ensenadas cantábricas, en este caso la de San Vicente de la Barquera y las Tinas, si bien las repetidas interrupciones del

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valle por sierras transversales y la altura de sus puertos de montaña lo coloca en desventaja con las rutas que siguen los valles paralelos hacia el oriente (1329 m de Piedrasluengas, frente a 1260 de Palombera y 987 de Pozazal). No obstante en la primera mitad del siglo XVI Hernando de Colón señala un itinerario de gran recorrido que conduce desde el puerto de San Vicente de la Barquera a lo largo del valle del Nansa, a salir por el puerto de Piedrasluengas hacia Cervera, con destino a la feria de Medina de Rioseco. Un itinerario que en otra cita de la misma fuente se prolonga hasta la corte de Toledo. Las poblaciones atravesadas desde San Vicente de la Barquera eran: Gandarilla, Bielva, Rábago, Celis, Vado de Nansa, Cosío, Sarceda, Santotís, Tudanca, Puente Pumar, Lombraña, Tresabuela y Salceda, a salir por Piedrasluengas a Cervera. En las referencias de Madoz al valle de Cabuérniga y al pueblo de Cosío se matiza que, ante la imposibilidad de pasar por el desfiladero, antes de construir la moderna carretera a fines del XIX, desde Tudanca a Polaciones el camino se abría en dos ramas desde Callicedo. La más oriental, la que describe H. de Colón por el collado de Pantrieme y Tudanca, y la más occidental, conocida popularmente como Camino del Potro, por el collado de Abellán y Garabandal. Ambas confluían de nuevo en Cosío, desde donde seguía a Obeso (Rioseco) y San Vicente de la Barquera. Los primeros mapas 1:50.000, y sus minutas del primer cuarto del siglo XX, presentan a partir del citado collado de Abellán otra variante aún más occidental, que denominan Camino de Lamasón a Castilla. Este camino, tras pasar el collado de Jozalisas, desciende por el valle del Tanea y pasa junto a la posición fortificada de la iglesia de Sobrelapeña hasta confluir de nuevo con el itinerario principal en

Rábago, donde existió barca, o sigue aún más al sur para cruzar por el puente de Camijanes. Otra variante de directriz más recta de este mismo camino de Lamasón a Castilla es la que dejando a la derecha el collado de Jozalisas entra en Lamasón por el de la Carizosa, desciende por la senda del Tanea para posteriormente ascender al collado de Venta de Lobos, sale hacia Peñarrubia por el collado de Carracedo, sigue por el cordal hasta el de Joz, asciende hasta el Collado de las Llaves, y desciende por Merodio hasta la desembocadura del Deva-Cares en la Tina Mayor. Esta ruta de altura, que evita los lugares habitados, se caracteriza por la proliferación de monumentos megalíticos a lo largo de casi todo su recorrido, lo que indica su remota antigüedad.

Camino de Subida al Collado de Pantrieme entre Tudanca y Polaciones Las rutas transversales Este-Oeste

También debe citarse como camino de largo recorrido, el itinerario Este-Oeste a lo largo de la depresión meridional de la Sierra del Escudo que forma una cruz con la anterior ruta y que señala a Puentenansa como lugar de máxima centralidad. Este camino, de la Collada de Carmona para Peñarrubia y Lamasón, es señalado en el Madoz (voz Valle de Cabuérniga) como “el único que se conoce por real en esta parte Oeste de la provincia, incluso

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Liébana, para Santander”. La inusitada proliferación de torres que jalonan un recorrido relativamente corto, testimonia su importancia estratégica: las torres de Valle y Terán en Cabuérniga, la que existió en Carmona, la de Obeso, la posición fortificada de la iglesia de Sobrelapeña, las cuatro torres de Linares y el Castillo altomedieval de Santa Catalina.

La torre de Obeso al fondo desde el sendero de Celucos a esa población Desde Valle el camino pasa por la Collada, señalada con importantes hitos megalíticos, para seguir a Carmona. De Carmona a Cabrojo y Puentenansa discurre por la margen izquierda del río Quivierda, señalada en los antiguos mapas del IGN como Camino Antiguo de Carmona. Este primer tramo encontraba una ruta algo más directa en el camino que desde Carmona se dirige a Ruente por el collado de Monteá, y que Madoz en la voz Valle de Cabuérniga señala como camino peonil. Todavía podía existir una ruta alternativa por la cresta la Sierra del Escudo, que desde el Collado de Monteá se dirigiese hacia Celis. Este camino presenta el atractivo de conectar a mitad de su trazado con la enigmática calzada que asciende por la ladera norte de la Sierra hasta cruzarla por el alto de La Lisa, en el trifinio de Val de San Vicente, Cabuérniga y Rionansa, y que se conoce como Cambera de los Moros. Esta vieja calzada, de origen incierto y que fue abandonada en el siglo

XVI, bien pudiera corresponder a una antigua salida estratégica hacia el mar que, mediante su trazado en altura, evitase las peligrosas angosturas por las que discurren las vías tanto del Nansa como del Saja al atravesar la Sierra. La presencia en sus inmediaciones de los topónimos Castillo, castillo de los moros y la Concha, parecen justificar esta hipótesis.

Bajada desde Pedreo a Rioseco Tras atravesar el Nansa, primero por vado y desde la segunda mitad del siglo XVI por un puente que sufrió frecuentes destrucciones, el camino pasa por Rioseco y Pedreo para ascender a Obeso bajo la vigilancia de la torre de Rubín de Celis. Una vez superado el collado de Jozalba el camino desciende a Quintanilla. En esta localidad las rutas hacia Liébana y Asturias se separan siguiendo la confluencia de ríos marcada por la abrupta colina coronada por la iglesia de Santa María. La ruta hacia Liébana conduce a Río y Cires, y pasado este pueblo se desgaja en dos ramales que cruzan por los collados de Carracedo-Arcedón y Venta de Lobos-Pasaneo. El segundo de los ramales, a partir del Collado de Pasaneo y una vez superado el Puerto de Taruey, se vuelve a dividir en dos ramas: una conducente a Lebeña, que conserva la iglesia mozárabe de Santa María y de ahí hacia Asturias; la otra rama, prosigue a Bedoya y Potes. El camino de Carracedo entra en Peñarrubia

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y, tras atravesar el collado de Arcedón, conduce a Lebeña, con restos de calzada en Maderes, siguiendo hacia Asturias por el itinerario antes descrito. El Madoz en la voz Lebeña señala un “camino que dirige a Santander y marina de Asturias” y en la voz Potes concreta que pasa por el puerto de Arcedón y añade: “este puerto, aunque de muy mal piso y trabajoso, es el que más se transita en invierno para la capital de la provincia”. Con independencia de su destino moderno hacia Santander, estos caminos debieron proporcionar históricamente la salida directa de Liébana hacia el mar. Para ello, a partir de Quintanilla, se seguía la margen del río Lamasón por Venta de Fresnedo hasta confluir con el río Nansa en Rábago. Desde allí una barca permitía el paso hacia Bielva, Gandarilla y San Vicente de la Barquera. Otra posible alternativa sería desviarse en Venta de Fresnedo hacia Celis en dirección a Cabezón de la Sal por la Florida y Treceño con destino a Santillana. También, sin hacer uso de la barca en Rábago, se podía continuar por la margen izquierda hasta Cabanzón para cruzar el río en el puente de Camijanes y alcanzar la ensenada de Tina Menor, o bien seguir a Estrada y San Vicente. Los antiguos castros y torres que defienden esta ruta dan fe de su importancia estratégica: castro de la iglesia de santa María; castro Pical (junto a la Venta de Fresnedo); torres de Cabanzón, Bielva y Estrada

Puente de Camijanes

El camino más directo hacia Asturias es el que desde Quintanilla y Sobrelapeña, pasa por Lafuente. Sale de Lamasón por el collado de Joz y se dirige a Piñeres, Linares, Caldas y La Hermida. El gran alarde defensivo que protege la ruta en su salida hacia Asturias manifiesta su importancia histórica. Sin embargo la dificultad de su trazado cuando, tras superar el Deva, se interna en los Picos de Europa, plantea serios interrogantes. El ámbito regional: La relación jurisdiccional Junto a los grandes ejes Norte-Sur y Este-Oeste, de ámbito regional y peninsular, aparecen otros de tipo oblicuo, de escala menor que podemos calificar exclusivamente de regional. La justificación de estos itinerarios puede encontrarse en la comunicación con los centros de poder que, como se ha señalado, se encuentran fuera del valle. En época altomedieval la dependencia del reino de Asturias explicaría la importancia de las comunicaciones Este-Oeste a pesar de las dificultades orográficas. En este contexto es preciso hacer mención a la división jurisdiccional del Antiguo Régimen, muy relacionada con la configuración topográfica. El conjunto de los valles que constituyen el área de estudio pertenecían, a partir del siglo XIV, con las cesiones a la nobleza de la dinastía Trastámara, a dos señoríos seculares: el marquesado de Aguilar y el ducado del Infantado.

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Torre de Estrada Al Duque del Infantado correspondía tanto el valle de Polaciones como su territorio fronterizo por el occidente, lo que entonces se conocía con el nombre de provincia de la Liébana, cuyo centro jurisdiccional se situaba en el castillo de Potes. También pertenecía al Infantado la parte del territorio de Campoo de Suso, vecino por el oriente, correspondiente al marquesado de Argüeso, con sede en el castillo campurriano del mismo nombre. Esta disposición explica la necesidad de caminos que desde Potes, atravesando Polaciones, conduzcan al Castillo de Argüeso. Y, en efecto, existe un itinerario de dirección sureste-noroeste que partiendo de Reinosa conduce a Potes. A partir de Fontibre se divide en dos rutas paralelas muy próximas a lo largo del Valle de Polaciones que vuelven a confluir en Buyezo al entrar en Liébana. El itinerario más septentrional pasa por el citado Castillo de Argüeso y Soto, donde aparece el topónimo jurisdiccional Horca, atraviesa el collado de Rumaceo y prosigue con el nombre de camino de Soto a Puente Pumar para entrar en Polaciones por el collado del Hitón, topónimo que evoca el emplazamiento de un importante menhir antropomorfo. A partir de Puente Pumar sigue por Callicedo y San Mamés a entrar en Liébana por el Portillo de las Brañas, con otro menhir, y Buyezo.

Castillo de Argüeso en un grabado del siglo XIX La larga proyección histórica de esta ruta se comprueba con el asentamiento en su margen de las abadías de fundación altomedieval de Piasca, antes de alcanzar Potes. Otra variante, a partir de San Mamés, entra en Liébana por la collada de las Invernaíllas, donde encuentra a su paso el conjunto megalítico situado en el entorno a la ermita de la Luz y la antigua abadía de Luriezo, con un epígrafe romano.

Menhir en el Portillo de Brañas El itinerario más meridional, aparece documentado en el mapa de Coello. Es un camino que se conecta por el Collado de Somahoz y Población de Suso, con restos de calzada romana. A partir de Abiada penetra en Polaciones por el Collado de Sejos, inmediato al del Hitón y englobado dentro del mismo conjunto megalítico de cromlechs y menhires, para dirigirse a Uznayo, Tresabuela, Cotillos. Ya en la

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Liébana alcanza la localidad de Buyezo, donde confluye con el itinerario septentrional antes descrito. Una confluencia que también puede realizarse antes, desde Uznayo a Puente Pumar o desde Santa Eulalia a Belmonte. De la antigüedad de este itinerario son buena prueba la temprana fundación altomedieval en el siglo IX de los núcleos de Santa Eulalia y Tresabuela, a partir de las abadías lebaniegas. Esta temprana fundación, que no se atestigua en todo el valle, salvo en los núcleos de su curso inferior de Cabanzón y Camijanes, pueden haber originado el topónimo Polaciones, es decir, poblaciones. La pervivencia a lo largo de la historia, de estos itinerarios, comprobada por la abundancia de monumentos megalíticos y fundaciones altomedievales, contrasta con las dificultades que supone la elevada altura de los pasos hacia Campoo de Suso (el collado de Sejos se encuentra a 1500 m, y el de Rumaceo a 1700) y hacia Liébana.

Menhires antropomorfos del Collado de Sejos (según P. Bueno y R. Balbín) Su razón última se encuentra en que corresponden a un canal natural de comunicaciones definido entre las alturas de las sierras de Peña Labra al Sur y de Peña Sagra al Norte. Una ruta pastoril que, desde tiempos prehistóricos, debió permitir el paso estacional de los ganados desde el

fondo de los valles de Liébana y Polaciones hacia la meseta campurriana, lo que explicaría la posterior configuración territorial. Las tierras correspondientes al ducado de Castañeda y, más tarde, al marquesado de Aguilar, con sede en el castillo de esta población palentina, comprendían el Val de San Vicente, en la marina, y las merindades de Herrerías, Peñarrubia, Lamasón, Rionansa y Tudanca, aguas arriba. En este caso, los itinerarios de relación jurisdiccional corresponden al eje norte sur citado por Hernando de Colón. Aunque la comunicación más directa se establece desde Tudanca a partir del collado de Pantrieme, también era factible la conexión con el itinerario antes citado de Sejos, collado de Somahoz, Nestares y Aguilar. Esta ruta se documenta desde Somahoz como vía romana y se cita en el fuero de Brañosera del siglo IX como camino por el que discurren asturianos y caornicanos (de Cabuérniga). La comunicación entre valles Otras rutas de ámbito regional provienen de la comunicación entre valles. Dado que las que comunican con la Liébana y Campoo han encontrado su lugar en los apartados anteriores, es necesario centrarse aquí en las rutas hacia el oriente, especialmente las que establecían una intensa relación con Cabuérniga. En la voz Valle de Cabuérniga, Madoz señala la existencia de “un camino carretero en muy mal estado, llamado la Valsemana, que desde el pueblo de Terán dirige a Tudanca y un sendero desde Valle al mismo punto”. Sobre el primero de dichos caminos, que discurre por el collado de Valsemana, en el que Sojo y Lomba cita restos de calzada, se han trazado recientemente las pistas de Selores a Sarceda y de Tudanca a Sarceda. También cita desde Valle “un sendero que dirige a

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Cosío por la montaña llamada Zanzamorosa”. Probablemente se trata de la senda que desde el citado collado de Valsemana discurre por la cuerda hacia el norte y pasa por el lugar con el significativo nombre caminero de Posa o la que desciende a media ladera hacia el barrio de Rozadío.

Camino empedrado de Tudanca a Saja

Desde Tudanca también se organiza un itinerario Sureste-Noroeste, paralelo a los que habíamos señalado en Polaciones, pero aquí por el flanco contrario, septentrional, de la cordillera de Peña Sagra-Sejos. La ruta desde Bárcena Mayor y Saja, en el valle del mismo nombre, se bifurca al pasar el cordal que separa el Saja y el Nansa para buscar los collados de Carracedo y Braña Longa. La rama más meridional desciende al Vado de la Reina para unirse con el itinerario principal Norte-Sur citado por Hernando de Colón en el barranco de Jalgar. La rama septentrional pasa por el Prau Conceju de Tudanca y sigue por un tramo empedrado hasta volver a confluir con la variante Norte antes de llegar a Tudanca. Desde allí se sigue a La Lastra para unirse en la Loza la Abellán con el camino conocido como del Potro o de Lamasón a Castilla.

Quedan por citar los caminos que desde Celis y Rábago se dirigen a La Florida. Estos caminos, que ascienden a la Sierra de Escudo desde dichas localidades, fueron muy utilizados en relación con la actividad

minera allí desarrollada. Hoy presentan el especial atractivo de dar acceso a la Cueva del Soplao, que se ha convertido en el foco turístico más importante del valle. Los caminos locales Además de los caminos de largo recorrido, existen una serie de caminos locales que dentro de cada subvalle unen las aldeas con sus espacios dependientes principales: las mieses, los molinos, el prado concejo, los invernales o el monte. Se da la paradoja de que mientras el tráfico local usaba el carro, los desplazamientos de largo recorrido eran de herradura o peoniles, por lo que los locales exigen un acondicionamiento más intensivo, lo que es coherente con su mayor grado de frecuentación. Por ello, algunos de estos caminos, a veces bordeados por santucos o humilladeros, presentan un especial atractivo que los hace dignos de ser preservados a pesar de su reducido desarrollo lineal.

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DESCRIPCIÓN DETALLADA DE LOS ITINERARIOS RECONOCIDOS LOS GRANDES ITINERARIOS INTERREGIONALES. LOS CAMINOS DE CASTILLA AL CANTÁBRICO “...y otro (camino) también carretero,

titulado puerto de Pantiebre (Pantrieme) facilita la comunicación desde Tudanca a

Polaciones, Peña Sagra, en lo que ocupa

el part. que describimos, no tiene más que

un camino carretero conocido por puerto

de las Escaleras, que atraviesa desde

Polaciones al valle de Rionansa, part. de

San Vicente de la Barquera; tanto este

camino como el de Pantiebre son dos

ramales que se dividen en Polaciones y

punto de Callecedo, del que conduce por

desde el centro de Castilla la Vieja por

Cervera de Río Pisuerga a San Vicente de

la Barquera; reunidos dichos dos ramales

en Cosío, dejan en medio la montaña que

Tudanca tiene a su occidente (Monte de los

Troncos).” Diccionario de Madoz, voz Valle de Cabuérniga (1845-1850)

1. EL CAMINO DE PANTRIEME (MARGEN DERECHA DEL NANSA) (Itinerario recogido en el siglo XVI por Hernando de Colón 1517-1523) El itinerario discurre principalmente por la margen derecha, excepto en el tramo medio entre Rioseco y Santotís que lo hace por la orilla izquierda. Hernando de Colón describe dos veces el camino, una como parte del itinerario de San Vicente de la Barquera a la feria de Medina de Rioseco y otra desde Toledo a San Vicente de la Barquera. “Toledo es ciudad, e fasta San Vicente de

la Barquera hay ochenta leguas e van... e

por Cervera cuatro leguas, e por

Camasobres cuatro legua, e por

Trasaguila (Tresabuela) tres leguas, e por

Lombraña media legua, e por la Puente el

Pumar media legua, e por aldea Tadanca

tres leguas, e por Santetís media legua, e

por Cosío media legua, e por el vado de

Nansa media legua e por Celes una legua,

e por Rábago media legua, e por Buelva

una legua, e por Gandarilla una legua, e

por Acebosa media legua, e por San

Vicente media legua”.

El valle bajo. De Bielva a Puentenansa Esta zona baja del valle se encuentra muy alterada por las labores de concentración parcelaria y la gran difusión de la red de carreteras, por lo que la conservación de los viejos caminos presenta un aspecto muy fragmentario. La salida más directa al mar desde Bielva (el primer pueblo del valle en el itinerario que describimos) sería la que conduce en dirección norte hacia Luey, Muñorrodero y el puerto de la Tina Menor. Sin embargo el itinerario de Hernando de Colón opta por una ruta más oriental hacia San Vicente de la Barquera. Esta circunstancia es expresiva y refleja una cierta superposición en la caminería de la parte baja del valle, correspondiente al municipio de Herrerías, entre los tramos de los itinerario Norte-Sur y los Este-Oeste, lo que puede dar lugar a alguna confusión en su identificación y descripción. 1.1 De San Vicente de la Barquera/Gandarilla (L.M. San Vicente) a Rábago (barca de Rábago) por Bielva Desde Gandarilla el antiguo camino de Bielva entra en el municipio por el alto de la Rehoya y sigue convertido en pista por la collada de Bielva, para entrar por el este en el pueblo de este nombre. En este punto existía una torre cuyos cimientos aún se perciben en el lugar que se sigue conociendo como La Torre. Un tramo de este antiguo camino ha sido borrado por las labores de aprovechamiento del cultivo de eucaliptales.

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Desde Bielva a Rábago el camino se encuentra transformado en una estrecha carretera hasta descender al arroyo. Un puente arruinado lo cruza y desde allí asciende el camino viejo oculto entre la vegetación, primero por un eucaliptal y después por un robledal, hasta confluir poco antes del pueblo de Rábago con el camino empedrado procedente de Puente del Arrudo. El pueblo de Rábago se encuentra en un alto, unos 130 m por encima del camino que bordea el río Nansa. Por ello la ruta que sigue a Celis inicia un descenso (cortando las actuales curvas de la carretera). En ese punto una barca, cuya existencia señalan los informantes (voz Prio) de Tomás López en el siglo XVIII, permitía pasar a la otra orilla hacia la ferrería de Cades. La posición estratégica de Rábago como cruce de caminos se confirma por la presencia de una torre que, como informa Madoz, ya aparecía arruinada a mediados del siglo XIX. Desde Rábago un camino asciende hacia un pequeño collado situado al Norte. 1.1.a De Bielva a la barca de Rábago Una ligera variante moderna del itinerario descrito supone descender desde Bielva hacia el oeste, hasta los restos de un antiguo humilladero adyacente a la carretera autonómica CA-181 e inmediato al río Nansa. Este lugar se denomina Puente del Arrudo y debe su nombre a la construcción del puente de la carretera sobre el río Nansa para alcanzar su margen izquierda. El camino sin embargo continúa por la margen derecha del río, confundido con la carretera autonómica CA-181 hasta el desvío que inicia la subida a Rábago, lugar donde se hallaba la antigua barca.

Ferrería de Cades Tramos alternativos en el valle bajo. El camino de las Ferrerías La mayor densidad viaria en la parte baja del valle del Nansa posibilita realizar itinerarios por tramos alternativos (total o parcialmente) a los ya descritos. En este sentido destaca el camino que discurre adyacente al río Nansa hasta su desembocadura. El diccionario de Madoz en la voz Rávago cita los “caminos de Tina Menor a la Ferrería de Cosío” y en la de Muñorrodero señala el puerto en “las aguas del Nansa, en el que descargan las barcas que entran por Tina Menor, generalmente cargadas de vena de hierro para las dos fábricas de este metal que trabajan con las aguas de dicho río” (las ferrerías de Cades, hoy restaurada, y Cosío. También había ferrería en Celis, en el barrio del puente). Este camino, recogido en los mapas de Tomás López y Coello, es común desde Cosío a Rábago con el itinerario de Hernando de Colón (que sin embargo se desvía en aquel lugar hacia Bielva, Gandarilla y San Vicente de la Barquera), pero en este punto continúa por la margen derecha del río pasando por Pioño, Camijanes y Luey, con lo incluye parcialmente los tramos 1.1.a, 5.2.a y 5.2. 1.2 Desde Rábago (barca de Rábago) a Puentenansa por Celis

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Desde Rábago a Celis y Puentenansa el camino ha sido ocupado en su casi totalidad por el embalse de Palombera y la carretera autonómica CA-181 (recientemente ensanchada ocupando la mayor parte de los escasos restos que quedaban del antiguo camino). El tránsito peatonal resulta peligroso ya que solo ciertos tramos de arcén han sido acondicionados y señalados para este uso. 1.2.a De Celis (Puente de la Herrería) a Obeso por Celucos

Puente de la Herrería de 1750 Al haberse ocupado por la carretera el antiguo camino de Celis a Puentenansa (tramo 1.2), este antiguo sendero ganadero podría haber supuesto una interesante alternativa, pero aunque espectacular, resulta de difícil recorrido. El itinerario se inicia en el Puente de la Herrería, declarado Bien de Interés Local. Esta espectacular construcción, con un humilladero en el centro, fue sufragada por un indiano. El camino asciende por la carretera de Riclones y se desvía bruscamente a la izquierda hacia Celucos. De este núcleo sale por la parte alta de las mieses, asciende por un encinar, cruza el canal y llega al desfiladero por el que discurre por un saliente de la roca. El valle se vuelve a abrir y la senda continúa por el encinar hasta cruzar el arroyo Obeso y penetrar en los prados inmediatos al pueblo

para ascender hasta la iglesia de San Facundo, cuya posición domina el valle. Desde ese punto el camino desciende por Pedreo hasta Rioseco para reencontrarse con el itinerario principal.

El desfiladero desde la senda

Ladera abrupta del camino

La ladera de la senda. Al fondo la torre de Obeso. El valle medio. De Puentenansa a Tudanca

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1.3 De Puentenansa a Tudanca por Cosío, Rozadío, Sarceda y Santotis En Puentenansa, lugar denominado Vado de Nansa aún en el siglo XVI, el camino cruza el río por un vado hasta Rioseco. El itinerario hasta Cosío sigue la margen izquierda del Nansa entre robles, hayas y vegetación de ribera. En las proximidades de la antigua Venta de Villar se divisa al otro lado del río el Balneario de la Brezosa.

Venta de Villar En Cosío, localidad de la que parte hacia el este (tramo 2.3) otra variante del itinerario a Castilla a través de las faldas de Peña Sagra y por el denominado Camino del Potro, el camino cruza el río Vendul por un antiguo puente alomado restaurado en el siglo XVIII según se lee en una dovela en el intradós. La traza continúa entre fincas por la vega hasta Rozadío.

Puente de Cosío

Puente de Rozadío Tras atravesar el pueblo de Rozadío se llega a otro antiguo puente alomado que cruza el río Nansa para acceder a las mieses del pueblo situadas en la margen derecha y proseguir hacia Sarceda (tramo 1.3.a) y por Valsemana a Cabuérniga (tramo 8.2). Sin embargo el camino que ahora se describe no cruza el puente sino que continúa por la margen izquierda. En los primeros 200 m apenas queda espacio entre el río y la carretera autonómica CA-281, pero luego se reencuentra fácilmente la vieja traza. El camino, aunque hoy en día muy abandonado, se encuentra razonablemente bien conservado, empedrado y sobre un muro de apoyo, en unas ocasiones bordeando el río y en otras los prados de la vega. Aproximadamente unos tres kilómetros antes de Sarceda cruza la carretera autonómica e inicia la ascensión al pueblo.

El camino de Rozadío a Sarceda bordea el río

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De Sarceda a Santotís el camino sigue a media ladera por encima de la actual carretera. A la salida de Sarceda se conserva la vieja traza y posteriormente se convierte en una pista de reciente construcción parcialmente superpuesta sobre la antigua explanación. En Santotís se desciende por un camino no empedrado hacia el sur hasta el río Nansa. Junto a los vestigios de un antiguo molino, los restos de una de las pilas de un puente muestran la continuación de la traza hacia el ya próximo núcleo de Tudanca. Tras cruzar el río el camino se une con el procedente del puente de Sarceda (tramo 8.1) y discurre entre prados por la vega hasta Tudanca.

Camino de Sarceda a Santotís

Bajada de Santotís hacia Tudanca

Pila del puente derruido de Santotís 1.3.a De Rozadío a Sarceda Este tramo constituye una alternativa entre Rozadío y Sarceda al tramo 1.3 anteriormente descrito. Al sur de la localidad de Rozadío se cruza el río Nansa por un antiguo puente alomado. El camino discurre entre fincas de las mieses del pueblo situadas en la margen derecha del río.

Camino entre fincas al sureste de Rozadío Tras atravesar una portilla (desde este punto parte hacia el sureste el tramo 8.2 hacia Valsemana) el camino pierde sus características iniciales hasta apenas ser una senda muy invadida por la vegetación. Como consecuencia de ello los invernales situados más al sur carecen de acceso rodado y se encuentran en proceso de abandono con un creciente deterioro de las edificaciones.

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Camino por el cierre de un invernal invadido por la vegetación Después de traspasar el límite municipal con Tudanca un invernal junto a una curva del río (de aquí parte el tramo 8.2.b hacia el este) marca el vado por el que se cruza. Ya en la margen izquierda se toma una pista que asciende hacia Sarceda. El valle alto. De Tudanca a La Cruz de Cabezuela 1.4 De Tudanca a Puente Pumar Desde la parte alta del núcleo de Tudanca arranca el camino hacia Puente Pumar. Aunque el inicio se encuentra actualmente convertido en pista, pronto se recupera la antigua traza empedrada (a una cota superior que la pista y con mayores pendientes que esta) hacia el collado de la Joz. En el collado hay una pequeña cabaña refugio de nueva construcción. En este punto se baja al arroyo de Jalgar por un trazado apenas marcado que va haciendo lazos cruzándose con la actual vía. Desde el arroyo se asciende por la hoy transformada en pista terriza en dirección sur, contorneando por el oeste la pared límite del amplio invernal de Sobayo.

Camino excavado en la roca de Tudanca a la Joz

El camino corta las curvas de la pista desde Tudanca a la Joz

El valle de Tudanca desde Santotís, por el fondo serpentea el camino a Tudanca

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El camino antiguo cruza la pista en la bajada de la Joz al arroyo Jalgar

Desde la ladera orientada al norte, en los invernales de Sobayo, se percibe el cruzamiento de las eses del camino viejo con las de la nueva pista

Desde la Joz de la Cabaña del Refugio se ven hacia el sur en la ladera opuesta los invernales de Sobayo. El camino los bordea por la derecha. Desde Sobayo al collado de Pantrieme discurre un magnífico camino empedrado y con muros laterales de grandes piedras. Presenta un trazado rectilíneo y pendiente suave y uniforme, con solo el quiebro del arroyo del vado Sobayo.

Camino empedrado desde Sobayo

Traza rectilínea del camino en la subida a Pantrieme

Pavimento empedrado con grandes losas En la braña del collado, como es habitual, la traza se difumina. Ya en el valle de Polaciones, en la bajada a Puente Pumar, se cruza la pista que conduce hasta un cercano repetidor y se sigue en paralelo al muro de un invernal que se bordea por el norte y por el este. El camino prosigue por el borde de un bosque de hayas. Magnífico camino hundido y pavimentado. Al llegar a

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las praderías inmediatas a Puente Pumar se pierde la antigua traza y se debe realizar el último kilómetro hasta el núcleo por la amplia pista existente.

Muro de contención del camino

En la bajada de Pantrieme el camino bordea el muro del invernal dejando a la izquierda la nueva pista del repetidor

Cabaña en el invernal

A la salida del invernal entra en el hayedo

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Imágenes del camino en el hayedo

El camino sale del hayedo hacia la pradería de Puente Pumar 1.5 De Puente Pumar a la Cruz de Cabezuela (L. P. Palencia) El itinerario por Pantrieme, descrito por Hernando de Colón, atraviesa Puente Pumar en dirección a Castilla y cruza el antiguo puente de piedra que da nombre a la localidad y que ha sido ensanchado en hormigón para dar mayor amplitud a este punto de la carretera.

Puente Pumar desde el sur Se sale del pueblo por el sur tomando el camino de la izquierda en una bifurcación situada junto a un humilladero. El camino continua hacia Lombraña y Tresabuela. La opción de la derecha conduce hacia Callicedo (tramo 2.1.b) y los núcleos purriegos más occidentales.

Antiguo puente que da nombre al pueblo de Puente Pumar. Vista del alzado oriental no modificado

Humilladero junto al puente en la salida hacia Lombraña

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A partir de Tresabuela, unas actuaciones muy recientes están transformando el antiguo camino a la salida de la localidad en pista.

Obras en la pista al sur de Tresabuela Tras recorrer un kilómetro hacia el sur se alcanza un collado de amplias vistas sobre los valles del Bedujal y del Espinal. En este punto confluyen diversas pistas aún en fase de ejecución algunas de ellas. La bifurcación a la derecha conduce hacia Santa Eulalia (Tramo 9.2).

Trabajos de explanación de pistas en el collado donde se cruzan los antiguos caminos El camino descrito continúa en descenso hacia Salceda. Inicialmente se atraviesa un denso hayedo, lo que convierte este primer tramo en un agradable itinerario; el último tramo de la bajada, tras superar un pequeño arroyo, se convierte de nuevo en una pista.

.

El camino, algo ensanchado por una antigua pista, prosigue desde el collado hacia Salceda

Camino hundido de Salceda al alto de La Cruz de Cabezuela Tras atravesar Salceda y salir por una pista al sur de la localidad, se inicia el ascenso a La Cruz de Cabezuela. Este tramo mantiene el camino original hundido entre árboles, con prados a la izquierda. Desde el mirador de La Cruz hay amplias vistas sobre Liébana. Este punto es trivio en el que se separan dos caminos de cordal, el que se dirige a Castilla por Piedras Luengas y el de Liébana por Lamedo y Buyezo.

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Vista de Peñalabra desde el camino al coronar el puerto. 2 DE CASTILLA AL CANTÁBRICO POR LA JOZA LA ABELLÁN Y EL CAMINO DEL POTRO (MARGEN IZQUIERDA DEL NANSA) Se trata de una alternativa parcial al itinerario ya descrito, ya que a partir de Cosío y hasta el mar Cantábrico confluye con el anterior camino. 2.1 Desde Salceda a Callicedo y Las Erías por Santa Eulalia y Pejanda. Este itinerario corresponde a la alternativa señalada por Madoz de entrada desde Castilla, por el camino del Potro y collado de Abellán, antes llamado Puerto de las Escaleras, que se une con el de Pantrieme y Tudanca en Cosío. El itinerario daría realmente comienzo en La Cruz de Cabezuela, siendo este primer tramo hasta Salceda común (y por lo tanto ya descrito) con el final del tramo 1.5. Desde Salceda a Santa Eulalia el camino sigue el río.

Posición elevada sobre el valle de la iglesia de Sierra A mitad del recorrido, en una espectacular posición, queda en un alto la iglesia de Sierra, a la que se asciende por un camino (tramo 9.2) que penetra hacia Liébana por Lamedo y Buyezo. El núcleo de Santa Eulalia, del que existen referencias en el siglo X, está bajo la protección de un castro situado al sur del río y defendido por un foso excavado en la roca que se ha datado en el siglo IX. Esta fortificación defendía tanto la entrada desde Castilla como la comunicación por el antiguo camino hundido de Tresabuela, localidad también documentada en el siglo X.

El castro de Santa Eulalia desde el pueblo

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El castro de Santa Eulalia desde el sur Desde Santa Eulalia sigue el camino por debajo de la actual carretera autonómica, entre ésta y el río Bedujal, hasta Pejanda. A este núcleo se accede desde el sur por la parte baja del pueblo, junto a una ermita cuyo entorno ha sido recientemente acondicionado de manera poco afortunada. De Pejanda a Callicedo el camino continúa por debajo de la carretera autonómica hasta que, después de ir ganando altura, termina confluyendo con ella. El último tramo, hasta Las Erías, se recorre por una pista en continuo ascenso hasta el punto en el que confluye con los tramos 2.1.a (procedente de San Mamés) y el 2.2 (que se dirige a Cosío por Joza La Abellán). 2.1 a. Itinerario alternativo alto. De la Cruz de Cabezuela a Las Erías por Cotillos, Belmonte y San Mamés.

El camino al sur de Cotillos. Al fondo Peña Labra Este camino es una alternativa al tramo 2.1. Discurre por cotas altas del valle y recorre el área más occidental de Polaciones penetrando puntualmente en la vertiente lebaniega. En el alto de La Cruz de Cabezuela se toma una pista de acceso restringido a vehículos. El camino sigue sin apenas perder cota por un denso hayedo, desviándose hacia el oeste hasta el Collado de Sarres. Aquí hay una bifurcación: un ramal continúa por Lamedo y Buyezo hacia Potes y otro vira en dirección norte a través del valle purriego.

El pueblo de San Mamés desde la entrada del camino Al fondo, en la salida hacia Abellán la Casona de La Fuente Antigua A partir de Cotillos desaparece la pista para vehículos. En dirección a Belmonte se pasa por el Llan de la Piedra. De Belmonte a San Mamés el camino antiguo es directo, bajando hasta el arroyo y ascendiendo de nuevo. Al norte de San Mamés el camino sale por la conocida como Fuente Antigua, junto a la que se levanta una gran casona. Desde San Mames se continúa hasta los invernales de las Erías donde confluye con los tramos 2.1 (procedente de Callicedo) y 2.2 (que continúa hacia Cosío por Joza La Abellán).

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2.1.b. Tramo transversal de enlace de los itinerarios 1 y 2. De Callicedo a Puente Pumar. Este pequeño tramo conecta Callicedo con Puente Pumar enlazando de este modo los dos grandes itinerarios 1 y 2 que unen la costa cantábrica con Castilla. En Callicedo se desciende por una pista hacia el río y se asciende de nuevo hasta conectar con la carretera autonómica CA-863 que une Puente Pumar y Tresabuela. Se cruza la carretera para continuar por el antiguo camino (hoy hormigonado) que discurre por el este de una magnífica casona. Tras un pequeño descenso se llega a un humilladero a la entrada de la localidad de Puente Pumar.

Descenso final a Puente Pumar 2.2 De Las Erías a Joza La Abellán.

El camino ha conservado el empedrado Tras pasar por las casas de Tromeu, el primer tramo desde Las Erías hasta

Rigololla (antes del Canal de los Vados) está convertido en una pista poco agresiva, bastante estrecha y que conserva aún empedrado. Después la pista de vehículos gira al oeste hacia la cumbre de la Concilla y el camino continúa hacia el norte manteniéndose en estado original, con trazado suave y magnífico empedrado de grandes cantos. El trazado es una balconada sobre el valle y el embalse de La Cohilla.

El amplio empedrado del camino original Tras atravesar un robledal se llega al mirador del Potro, rellano avanzado de las estribaciones de Peña Sagra, a la sombra del Pico de las Astillas, sobre el río Nansa. El camino gira hacia el noroeste para descender al collado.

Huellas de los carros en la roca

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Ramal de bajada al collado En Joza La Abellán se produce un cruce de caminos. El camino principal sigue elevado sobre la margen sur del collado, hacia Jozalisas, con el nombre de Camino de Castilla a Lamasón (tramo 3.1). Otras vías conducen hacia Cosío (tramo 2.3) o La Lastra (tramo 8.3). 2.3 De Joza La Abellán a Cosío por San Sebastián de Garabandal,. El camino cruza el collado (en este punto un ramal baja por un camino bien conservado, aunque existe pista alternativa, por la margen izquierda del arroyo del vallejo de Lastra para descender a este pueblo) en dirección norte hacia el Prau Concejo de La Lastra. El primer tramo es una pista, a la que en la actualidad se está dando continuidad hasta San Sebastián de Garabandal, y después el antiguo camino se difumina en una zona de amplios pastizales.

Los pastizales en la collada de Joza La Abellán

En ligero descenso se penetra en un hayedo, inicialmente más bien acebal, y se sigue por la margen derecha del arroyo del Castro, al que se acerca en una extraña conformación a modo de presa.

Conformación o construcción a modo de presa Una bajada en zigzag conduce hasta las proximidades de la confluencia del arroyo Tamareu con el del Castro, en un bello paraje con una cascada y una cueva. El tramo, que discurre bajo las hayas por un camino empedrado, presenta un especial atractivo. Se vadea el arroyo Tamareu y se sigue por una traza a media ladera (arrasada periódicamente por incendios) con vistas sobre el hayedo de la otra margen. Se trata de un camino empedrado con un elevado muro de contrafuerte. El interfluvio entre el arroyo del Castro-Tamareu y del río Vendul deja un espolón rocoso, de fácil defensa, que bien pudiera constituir el castro al que se refiere el nombre del arroyo.

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Camino a media ladera próximo a San Sebastián de Garabandal El camino sigue con igual trazado por la margen derecha del Vendul para cruzarlo por un vado en la confluencia del arroyo de Gormeján, ligeramente al noreste de San Sebastián de Garabandal, localidad que se deja al oeste a una cota mucho más elevada que el río. La traza continúa con el nombre de Camino de los Molinos entre vegetación ribereña hasta alcanzar Cosío. En esta localidad, donde se encontraba una torre defensiva en la casona hoy conocida como La Torre, se unía con el itinerario alternativo de Castilla por Tudanca (itinerario 1). 2.3.a. De Peña Sagra oriental a San Sebastián de Garabandal Un itinerario alternativo al anterior (tramo 2.3) desde las estribaciones orientales de Peña Sagra hasta San Sebastián de Garabandal discurre en dirección norte-sur (conectando los tramos 3.1 y 2.3.b) por un trazado más occidental que el precedente. El itinerario daría realmente comienzo en Joza La Abellán, siendo los primeros centenares de metros comunes con el inicio del tramo 3.1. En dirección norte el viejo camino alcanza los invernales de Manguerra, que cruza entre muros. Avanza por la margen

izquierda del Arroyo de Manguerra y posteriormente, ya convertido en pista, por la margen izquierda del río Vendul (sobreelevado respecto el mismo) hasta el núcleo de San Sebastián de Garabandal, donde conecta con el tramo 2.3.b. 2.3.b. De Peña Sagra occidental a San Sebastián de Garabandal La caminería en las inmediaciones de la localidad de San Sebastián de Garabandal se completaría con un itinerario en dirección este-oeste desde las estribaciones occidentales de Peña Sagra hasta San Sebastián de Garabandal (conectando los tramos 3.1 y 2.3). Desafortunadamente la mayor parte del trazado se encuentra fuertemente transformado. El tramo comienza en los invernales de Sebrando, en las proximidades del punto en el que el tramo 3.1 inicia el ascenso al collado de Jozalisas. Se desciende suavemente por una pista de zahorra, posteriormente asfaltada, siguiendo el curso del arroyo Sebrando. Ya en las proximidades de San Sebastián de Garabandal se toma una desviación a la derecha que lleva a la entrada suroeste del núcleo. El itinerario se prolonga hasta alcanzar el tramo 2.3 que discurre en dirección norte-sur al este de la localidad. Para darle alcance se abandona el caserío por su parte oriental y se desciende por un bonito camino empedrado de fuerte pendiente hasta el río Vendul. Un puente moderno permite cruzarlo y conectar con el tramo 2.3.

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Camino empedrado que desciende desde el pueblo de San Sebastián de Garabandal al río Vendul 3. CAMINO DE CASTILLA A LAMASÓN O CAMINO DEL POTRO Se trata de otra alternativa parcial a los itinerarios 1 y 2 ya descritos, y principalmente es una variante del itinerario 2 en el que, tras alcanzarse la Joza La Abellán, se opta por un recorrido más occidental en la búsqueda de la costa a través del valle de Lamasón en vez de retornar de forma más directa al río Nansa por la localidad de Cosío. 3.1 De Joza La Abellán a Cotero Moso por Jozalisas

Se trata de un tramo de gran interés, tanto por la calidad del camino, como por su apertura a las vistas, como por el hecho de encontrarse jalonado por destacados ejemplos del arte megalítico.

Encrucijada en Joza La Abellán Da continuidad al camino del Potro (tramo 2.2) desde Joza La Abellán, con las mismas características de magnífico empedrado con grandes piedras y trazado suave. El abandono del camino, debido a su sustitución por la cómoda pista que discurre a un nivel ligeramente inferior, ha ocasionado que los primeros centenares de metros se encuentran invadidos por la maleza.

El camino empedrado oculto por la vegetación

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Desde el camino se divisa un amplio panorama de la falda septentrional de Peña Sagra Tras pasar la Canal de Cameán el antiguo camino se cruza con la pista (con la que se superpone unos metros), para ir alejándose progresivamente hacia el norte.

Cruzada la pista se abre la vegetación

El camino discurre entre acebos por la Braña del Camino El camino principal sigue por unas brañas en la ladera noreste del Monte Redondo, bordea las ruinas de una antigua cabaña construida con grandes piedras y discurre por una albariza que va invadiendo el camino y tapando el empedrado. Atravesando los vados se cruzan los arroyos de las canales del Carro, de la Yunca y de Manguerra. Este último vado se sitúa inmediatamente aguas arriba de una captación de agua de la Compañía Saltos del Nansa. En las proximidades se encuentra la estela megalítica decorada de Garabandal.

Restos de una antigua cabaña junto al camino en las brañas

El camino, con grandes piedras, entra en Monte Redondo

La albariza invade el camino en Monte Redondo

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Vado del arroyo Manguerra

Construcción pétrea en la salida del vado El camino asciende hacia los invernales de Tánago y bordea el muro meridional que los delimita. Al finalizar los invernales el camino se encuentra ocupado por la pista a lo largo de unos centenares de metros, hasta llegar a las inmediaciones de los invernales de Sebrando. Junto a un abrevadero recientemente construido, la pista gira bruscamente hacia el noreste para continuar descendiendo por la margen derecha del arroyo Sebrando hacia Garabandal (tramo 2.3.b).

Subida a los invernales de Tánago El camino sin embargo continúa de frente, a la izquierda de la pista, descendiendo hasta el arroyo Aliseó para vadearlo. En este punto una bifurcación a la izquierda conduce a la Joz de la Carizosa (tramo 11.1).

El camino bordea el muro de los invernales

El camino se pierde en el matorral en la subida a Jozalisas

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El camino principal continúa a la derecha, junto al muro de cierre de un invernal, hacia el collado de Jozalisas. Se entra en un hayedo, más bien acebal, y se pierde la traza, debiendo tomarse sentido noroeste hasta alcanzar las praderías del collado. Desde allí se desciende suavemente hacia la cuenca del río Tanea por un camino hundido a través de un magnífico hayedo con vistas hacia la zona meridional del valle de Lamasón. Se cruza el invernal de Espinas. Al salir del invernal sigue una pista en la misma dirección norte por la margen derecho del arroyo de Abedules hasta confluir con la carretera, tras cruzar el curso de agua por un moderno puente, en Cotero Moso. Vestigios del camino antiguo, abandonado al ser sustituido por las pistas de moderna construcción, se perciben al pasar la portilla del invernal y continuar por la izquierda a lo largo de su límite. En este caso se cruzaría aguas arriba el arroyo de Abedules y se seguiría por su margen izquierda, contorneando entre muros, hasta confluir con la carretera. 3.1.a Tramo transversal de enlace de los itinerarios 3 y 11. De Cotero Moso a Cotero Moso Este pequeño tramo enlaza, a la altura de Cotero Moso, los dos grandes itinerarios que discurren parcialmente por el valle del río Tanea: el itinerario 3, conocido como el camino de Castilla a Lamasón (denominado Senda del Tánea en los antiguos mapas del IGN) y el itinerario 11 proveniente de la Joz de la Carizosa que se bifurca en esta zona hacia Venta de Lobos, bien para dirigirse a Liébana, bien para ir a Peñarrubia. En su mayor parte se encuentra transformada en una pista de acceso a los invernales. 3.2 De Cotero Moso a Quintanilla

Este tramo se encuentra íntegramente transformado en una estrecha carretera, bien pavimentada, paralela al río Tanea. Aproximadamente un kilómetro y medio antes de llegar a Quintanilla se han detectado en dos elevaciones a la izquierda del camino, el Cotero Brañilla y el llano del Cueto del Río, restos de dos asentamientos fortificados de época indeterminada que quizás deban relacionarse con otros restos similares de época altomedieval en el entorno de Quintanilla. 3.3 De Quintanilla a Cades/Puente del Arrudo por Sobrelapeña y Venta de Fresnedo. La importancia de este camino estriba en que establece la salida al mar del antiguo itinerario, conocido como de Lamasón a Castilla o Camino del Potro. Asimismo buena parte de su trazado daba también servicio a la conexión con Liébana desde el valle bajo del Nansa. Se trata de un camino que discurre encajonado por el valle del río Lamasón para seguir luego por el del Nansa, donde el terreno se abre. Debido a su difícil y peligroso trazado en estos tramos, hasta la construcción de la moderna carretera en 1928 se presentaba como una opción secundaria para las comunicaciones norte-sur hacia Castilla de largo recorrido. A partir del Puente de Sobrelapeña lo estrecho del valle y lo abrupto de sus laderas hace que el camino se vea constreñido a seguir por el fondo del cauce pasando alternativamente de una margen a la otra, buscando la traza más favorable, lo que obliga a vadearlo hasta cinco veces en el relativamente corto recorrido que separa el puente de la Venta de Fresnedo. Al llegar a la Venta el camino asciende hasta aproximarse, y más tarde confundirse, con la actual carretera autonómica CA-856.

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La carretera, cuya explanación se encuentra excavada en la roca, presenta el interés de conservar perfectamente los rasgos constructivos de la época (1928).

Carretera del siglo XIX sobre el río Lamasón

Azud de molino sobre el río Lamasón, junto al puente anterior La venta de Fresnedo se encuentra a mitad de recorrido en un ensanchamiento provocado por la confluencia del arroyo Latarma, lugar en el que entronca la senda de cordal proveniente del Hondo de Valmayor (tramo 6.3) y el camino que por Riclones se dirige a Celis (tramo 6.2). Más al norte, al confluir con el río Nansa a la altura de Rábago se podía cruzar el río por barca (conectando así con los tramos 1.1 y 1.1.a) o continuar por la margen izquierda atravesando el pueblo de Cades. Esta localidad tiene una interesante ferrería recientemente restaurada de forma parcial.

Con la construcción de la moderna carretera, el remate de este tramo se encuentra en el puente que salva el río Nansa en la localidad de Puente del Arrudo y que permite la conexión con los tramos 1.1.a y 5.2.a. En el triángulo formado entre los dos itinerarios que parten de la Venta de Fresnedo hacia el norte (tramo 3.3) y el este (tramo 6.2) y el río Nansa se encuentra un interesante conjunto de cuevas con yacimientos paleolíticos, entre las que destaca la de Chufín, y que revelan la intensa ocupación de la zona desde la prehistoria. 3.4 De Cades a Cabanzón por Otero La localidad de Cades, muy extendida en diversos barrios, presenta en la actualidad sus caminos convertidos en amplias carreteras. Solo se conserva con trazas de antiguo camino el único tramo que asciende al barrio alto del Otero, que hace honor a su nombre con una magnífica vista.

Barrios de Cades desde el norte

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Ascensión a Otero desde Cades Desde Otero se continúa hasta la antigua Venta del Vallejo, desde donde se sigue por la carretera autonómica CA-855 hasta Cabanzón. En este punto se enlaza con el tramo 5.1 que, tras cruzar el Nansa por el puente de Camijanes, permite dirigirse a Abanillas y San Vicente de la Barquera o hacia el puerto de Muñorrodero en la Tina Menor.

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ITINERARIOS TRANSVERSALES ESTE-OESTE 4. POR EL SUR DE LA SIERRA DEL ESCUDO (DE LA COLLADA DE CARMONA A LA HERMIDA).

Este antiguo camino, que discurre por el flanco meridional de la Sierra del Escudo, es considerado en el diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX, como el único que merece la consideración de Real en todo el valle: “Esta montaña tiene también un camino carretero, llamado la Collada, que también toca el pueblo de Valle, único que se conoce por real en esta parte del O. de la prov., incluso Liébana, para Santander”. A la proliferación de fundaciones monacales altomedievales (Caldas en el VIII; Osina, en La Hermida, en el IX; así como la del lugar de Bejes), se une la existencia de castros defensivos (en Santa Catalina, Linares, Quintanilla, Castillo del Collado de Jozalba y Virgen de las Lindes) y necrópolis (Quintanilla, Iglesia de San Facundo de Obeso y la situada entre San Pedro de Carmona y Lindes). En el mismo itinerario se conservan las dos únicas iglesias románicas (o con restos de interés) conservadas del valle, en los lugares próximos de Lafuente y Quintanilla. También se suceden las torres defensivas altomedievales: tres en Linares, y otras dos en Obeso y Carmona. Lo peculiar de este itinerario es que su único destino hacia el oeste es la localidad de Bejes en los Picos de Europa, internándose posteriormente hacia los invernales de Sotres y la calzada de Caoro. La aparente dificultad del trazado estaría compensada por la importancia ganadera del macizo montañoso. Otra hipótesis posible, dada la acusada inaccesibilidad de la serie de castros alineados, sería la de que se tratase de una línea de fortificaciones en la defensa del interior frente a las incursiones

de la piratería islámica o normanda. Ello explicaría la opción por esta ruta, frente a la todas luces más lógica que discurre por la falda norte, y que dada la abundancia de torres bajomedievales, parece muy frecuentada en una época más tardía. 4.1 Del Collado de Carmona a Puentenansa Aunque se sitúe fuera del ámbito de estudio, es necesario señalar que el camino penetra en el valle por la Collada de Carmona acompañado por una sucesión de túmulos megalíticos. En ese punto alto cruza hacia el sur un camino de cresta pastoril que se dirige hacia la Collada de Valsemana y Sejos, conectando con el tramo 8.1, y por el norte a la Collada de Monteá. Entre Carmona y el límite municipal de Cabuérniga el camino antiguo discurre, transformado en pista hormigonada, por la margen izquierda del río Quivierda, mientras la carretera autonómica CA-182 lo hace por la derecha. A partir de la entrada en el municipio de Rionansa el camino se encuentra perfectamente conservado, aunque usado de forma fragmentaria, por lo que ocasiona que a veces se encuentre interrumpido por el matorral. Sigue un pequeño resalto sobre el margen meridional de la vega, apoyado sobre un muro de contención. No se percibe empedrado, quizás oculto por los arrastres de la ladera.

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Elevación de configuración castreña situada bajo la ermita de Las Lindes, dominando el valle de Carmona

El camino, entre Carmona y Puentenansa discurre bajo el arbolado por un reborde sobre la vega

Traza del camino semioculta por la vegetación 4.2 De Puentenansa a Quintanilla por Rioseco, Pedreo y Obeso Desde Puentenansa, cabecera comarcal del valle, se cruza el río Nansa por un vado hacia Rioseco, barrio desarrollado linealmente a lo largo del camino.

Antigua cambera entre Rioseco y Pedreo A partir de Rioseco se asciende por un antiguo camino hundido bordeado por viejos castaños, que cruza Pedreo hasta Obeso. Esta localidad se sitúa en una posición dominante sobre el valle, con los hitos arquitectónicos de la iglesia de San Facundo, donde ha sido excavada una necrópolis altomedieval, y la torre de Rubín de Celis.

Torre de Rubín de Celis en Obeso El camino a la salida de Obeso, con un trazado rectilíneo, recorta la traza curvilínea más tendida de la carretera autonómica CA-282. En las inmediaciones de un área de descanso/merendero, supera la rasante de la carretera y prosigue paralelo a ésta a mayor altura por su costado meridional hasta el collado de Jozalba, lugar dominado por el roquedo del Cerro del Castillo con restos de un castro altomedieval.

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El camino bordea el muro del invernal en el collado. El cerro de la derecha es el del castillo.

Reivindicación del uso de la J inicial en el antiguo territorio cántabro.

Camino hundido

Camino empedrado en abandono Desde el collado se desciende atajando los lazos de la carretera hacia Quintanilla. Tras un primer tramo hundido, el camino se conserva a lo largo de un kilómetro y medio perfectamente conservado. Se trata de una vía más ancha que las tradicionales, totalmente empedrada y situada a media ladera entre muros de contención de mampostería. En la entrada en Quintanilla ha sido transformada en una pista con pavimento de hormigón.

Salida del camino hacia los prados de Quintanilla 4.3 De Quintanilla a Joz por Sobrelapeña y Lafuente Entre Quintanilla y Sobrelapeña se pasa por la collada contigua a la iglesia de Santa María, con portada románica. La iglesia se sitúa sobre un antiguo castro altomedieval cercado por el interfluvio. El pueblo de Quintanilla, un topónimo común de

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antiguos asentamientos, presenta restos de poblamiento altomedieval en los cerros que dominan la bifurcación por el valle del Tanea hacia el Camino de Lamasón a Castilla (tramo 3.2) y la que por Cires se dirige a Venta de Lobos y Pasaneu (itinerario 10).

Portada románica de la iglesia de Quintanilla

Posición defensiva de la iglesia de Quintanilla

Camino junto al río a la salida de Sobrelapeña

El camino del río se pierde entre la vegetación El itinerario cruza el pueblo de Sobrelapeña con dirección a Lafuente. En este tramo parecen existir dos alternativas: una contigua al río por su margen norte, perceptible en los accesos a los dos pueblos, pero quizás ocupado por la carretera en los tramos intermedios; y otro, confirmado por los vecinos, que discurre más elevado y al norte de la carretera, parcialmente empedrado. El pueblo de Lafuente, a cuya entrada se encuentra la iglesia románica de Santa Juliana, presenta un desarrollo lineal a lo largo del camino.

Iglesia románica a la entrada del pueblo de Lafuente

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Desarrollo lineal del pueblo de Lafuente a lo largo del camino

Casa llana gotizante en Lafuente

El pueblo de Lafuente desde la salida del camino hacia Joz, al fondo la subida a Burio

Camino hormigonado en la subida hacia Joz Desde el barrio más occidental de la localidad se asciende con fuerte pendiente por un camino hormigonado, confluyendo con la carretera autonómica CA-282 un kilómetro antes del collado de Joz. 4.3.a De Lafuente a Joz por Burio Una alternativa al final del tramo 4.3 evita el descenso a Lafuente manteniéndose a media ladera por las estribaciones meridionales de la Sierra de Arria hasta el barrio de Burio y continuando por una traza más suave hasta unirse a la carretera autonómica CA-282 poco antes de coronar el collado de Joz. 4.4 De Joz a La Hermida por Roza, Linares y Caldas La habitual encrucijada que se genera en los collados también se reproduce en el de Joz, donde confluyen una proliferación de itinerarios: el propio itinerario 4 de dirección este-oeste; el itinerario 11, camino de cresta procedente de Carracedo y Venta de Lobos y que prosigue hacia el Puerto de Llaves; y el tramo 10.3 hacia el collado de Arcedón por Cicera. Tras rodear el norte del monte Obán por un camino empedrado coincidente con el inicio del tramo 11.3 (que conduce al Puerto de Llaves), se desciende por una pista hasta Roza.

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Camino empedrado al norte del Monte Obán

Posición dominante del castillo de Santa Catalina conocido como La Bolera de los Moros

Desde el castillo se domina el valle de Cicera y los collados de Joz, Pasaneu, Arcedón… En Roza se cruza a la margen derecha del arroyo de Navedo y, a un nivel superior que la carretera autonómica CA-282

aunque en paralelo a la misma, el camino se dirige a Linares, donde se levantan hasta tres torres bajomedievales y el castillo altomedieval del cerro Santa Catalina, conocido como la Bolera de los Moros. Este es un enclave estratégico desde el que se domina todo el valle y el conjunto de collados por los que se accede al mismo.

Torre del Pontón en Linares Desde Linares el camino desciende hacia Caldas por el borde del roquedo, algo por encima de la carretera autonómica. Este tramo conocido como el Callejo del Puerto, se encuentra sometido a los desprendimientos de los canchales de ladera, por lo que en ciertos tramos se reduce a un sendero.

El Callejo del Puerto baja de Linares entre canchales Al llegar a unas praderías encima de Caldas vira de la dirección noroeste hacia la suroeste. Con un trazado más recto y con

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mayor pendiente, recortando los lazos de la carretera autonómica, atraviesa los diversos barrios de Caldas y enfila hacia la localidad de La Hermida. En esta parte se conserva gran parte de su empedrado.

Barrio del Castillo de Caldas desde el canchal que invade el camino

Bajada desde Caldas

Camino empedrado en la bajada de Caldas a La Hermida Caldas, lugar de balneario, fue un antiguo convento dúplice de temprana fundación en el siglo VIII con el nombre de Aguas

Calidas. Desde allí prosigue la bajada hacia el río Deva hasta La Hermida, antiguo monasterio de Osina fundado en el siglo IX en un ensanchamiento del desfiladero, con varias cuevas con restos del paleolítico en las inmediaciones. El referido monasterio quizás se dispusiese a más altura que el actual caserío, sobre el collado que conserva el nombre de Osina próximo a los invernales de Bejes.

Tramo abrupto en el inicio de la subida a Bejes El desfiladero resultaba impracticable en su salida al mar hasta la construcción de la carretera del Desfiladero en la segunda mitad del siglo XIX, por lo que la continuidad del camino se encontraba en la subida hacia Bejes, también fundado en el siglo IX y los Picos de Europa. La subida es abrupta en el primer tramo pero suave en la mayor parte del recorrido hasta Bejes donde se une con el camino de Liébana por la Cuesta de la Pelea.

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La pista en la zona de suave pendiente hacia La Hermida 4.4.a De Joz a Linares por Piñeres Una alternativa al inicio del tramo 4.4 hasta Linares rodearía el monte Obán por el sur. Partiendo del collado, el camino se dirige hacia Piñeres manteniendo su cota, con un trazado paralelo a la carretera autonómica CA-282 pero a un nivel superior. Desde Piñeres la ruta sigue en dirección norte hacia Roza y antes de llegar a esta localidad gira hacia el noroeste para dirigirse a Linares. 5. POR EL NORTE DE LA SIERRA DEL ESCUDO ( DE PANES A SAN VICENTE DE LA BARQUERA POR CABANZÓN Y CAMIJANES) Se trata de un importante camino este- oeste por el flanco norte de la sierra del Escudo. Da continuidad en territorio de Cantabria, en dirección a Estrada y San Vicente de la Barquera, al que en Asturias sigue la fosa del Cares. La importancia de este camino explica que sean precisamente los núcleos contiguos de Cabanzón y Camijanes los únicos documentados en el siglo X en todo el valle, exceptuado Polaciones. 5.1 De Casamaría (L.P. Asturias) a Abanillas (L.M. Val de San Vicente)

Desde Merodio el camino entra en la provincia de Cantabria (municipio de Herrerías) convertido en carretera. Atraviesa Casamaría y llega hasta Cabanzón. Se entra en el pueblo junto a la magnífica torre del siglo XIV recientemente restaurada.

Torre de Cabanzón Tras atravesar el núcleo, el camino pavimentado de hormigón desciende entre árboles hasta confluir con la estrecha carretera que conduce al antiguo puente de Camijanes.

Camino hormigonado en la bajada desde Cabanzón al puente de Camijanes Este puente de piedra, de cuidada sillería, permite cruzar el río Nansa (durante mucho tiempo fue el primer puente existente desde la desembocadura). Un ligero ascenso conduce hasta la localidad de Camijanes. En este punto se conecta con el tramo 5.2, que penetra en el valle

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del Nansa paralelo al río enlazando con el itinerario 1.

Puente de Camijanes Desde Camijanes el camino antiguo, bien conservado aunque en algunos tramos recientemente pavimentado, asciende hasta el Llan de la Feria (antiguo lugar de celebración de ferias), en el cruce con el camino de Luey. A partir del cruce prosigue, ya convertido parcialmente en pista, hacia Abanillas.

Camino de Camijanes a Abanillas. Ascenso a Llan de la Feria 5.2 De Camijanes a La Florida (L.M. Valdáliga) por Bielva y Rábago El itinerario paralelo a la costa, que evita el paso de las distintas ensenadas, presenta variantes y ramales que prosiguen por el interior. Partiendo de la localidad de Camijanes (donde conecta con el tramo 5.1) la vía penetra paralela al río Nansa confundida con la carretera autonómica

CA-181 hasta El Humilladero. Allí vira hacia el este siguiendo la carretera municipal hacia Bielva, en donde entra por el lugar en el que se alzaba la antigua torre. Continúa hacia localidad de Rábago por una traza que se superpone parcialmente con el tramo 1.1. Sin penetrar en el pueblo se toma el camino de cresta, convertido en pista, hacia La Florida y otros posibles destinos más orientales (San Vicente del Monte, Treceño, Cabezón de la Sal…). El área se encuentra fuertemente transformada por las obras asociadas al gran atractivo turístico de la cueva del Soplao. 5.2.a De Bielva (El Humilladero) a Rábago por Puente del Arrudo Una alternativa a la zona intermedia del tramo 5.2 evita el ascenso al núcleo de Bielva.

Camino empedrado de Puente del Arrudo a Rábago Este camino parte de El Humilladero y sigue el trazado de la carretera autonómica CA-181, paralela al río, hasta Puente del Arrudo. A partir de este punto la traza asciende hacia Rábago en dirección sureste por un camino empedrado entre árboles. La intersección con el procedente de Bielva se produce unos centenares de metros antes del núcleo de Rábago. 6. ITINERARIO TRANSVERSAL INTERMEDIO

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Este camino, aunque mantiene una perfecta continuidad este-oeste, de un extremo a otro de la zona de estudio, debido al distinto carácter de sus distintos tramos no parece constituir un itinerario unificado. 6.1 De La Florida (L.M. Valdáliga) a Celis. Este antiguo camino facilitaba el acceso de los habitantes de Celis a las minas de La Florida, lugar desde el que se podía proseguir hacia otros destinos más al este (conectando con el tramo 5.2). Con las actuaciones en la cueva del Soplao y su gran potenciación turística el camino, actualmente pista, va a sufrir mayores transformaciones para el acomodo de los flujos turísticos. 6.2 De Celis a Venta Fresnedo por Riclones El tramo 6.2 enlaza los itinerarios 1 y 3, paralelos norte-sur, que discurren por los valles del Nansa y del Tanea-Lamasón, respectivamente. El camino utiliza el cauce natural del Canal de los Bujones. Se parte de la localidad de Celis, junto a un cerro sobre el río que suponemos el emplazamiento de la torre defensiva documentada en el pueblo. El descenso hasta el río se hace por el antiguo camino entre muros hasta llegar al barrio de la Herrería, donde cruza el río por el espectacular puente obra del mecenazgo de un indiano. En esta destacable construcción, ejecutada entre 1750 y 1760, llama la atención la erección de un humilladero sobre la clave del arco.

Puente del barrio de la Herrería Antes de llegar a Riclones se encuentra en posición aislada y destacada sobre el río la iglesia parroquial de los barrios de Celis, Celucos y Riclones. Una iglesia que presenta una singular torre exenta.

Torre exenta de la iglesia de Riclones Ya en el pueblo, en el borde del camino se encuentra la magnífica ermita de San Antonio del siglo XVII.

Capilla de San Antonio en Riclones

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A partir de Riclones el camino está hoy convertido en carretera hasta el caserío de La Fuente del Perojal, en el límite municipal entre Rionansa y Lamasón. En este punto la carretera se desvía en un rodeo hacia el sur para llegar al nuevo puente, mientras el viejo camino empedrado entre muros desciende directamente al río Lamasón, que atraviesa por una pasera de grandes piedras, para volver a ascender hacia la Venta de Fresnedo, donde conecta con el itinerario 3 (tramo 3.3).

Pasera del río Lamasón

Subida del camino a la Venta de Fresnedo 6.2.a De Celis (Puente de la Herrería) a Riclones Esta pequeña variante de la zona central del tramo 6.2 sigue la cambera que desciende al río Nansa para cruzarlo por el vado primitivo situado aguas abajo del puente. Después continúa hacia Ciclones y enlaza de nuevo con el tramo 6.2.

6.3 de Venta de Fresnedo al Jorcón de los Lobos (Hondo de Valmayor) Este camino, que podría relacionar las minas del entorno del Collado de las Llaves con las ferrerías de Cades y Celis, se encuentra recogido en los mapas forestales. Desde Venta de Fresnedo remonta el arroyo Latarma y discurre por la cresta septentrional de la Sierra de Arria. Pasa junto a los invernales del Puchero y el collado de las Varillas hasta llegar a la majada de La Canal. Al final del recorrido se superpone parcialmente con el tramo 11.3, proveniente del collado de Joz y que se dirige a la localidad asturiana de Suarias, hasta el Jorcón de los Lobos. 6.4 Del Jorcón de los Lobos (Hondo de Valmayor) al Puente de Estragüeña Recorre en dirección oeste un pequeño bosquete y las praderías de varias majadas e invernales del Hondo de Valmayor. Es el único reflejado en los mapas del IGN en la zona septentrional del valle, apareciendo el topónimo de Concha de la Celá. Inicialmente, con un suave trazado, atraviesa un pequeño hayedo que da paso a un trazado descendente semitallado en la roca que discurre por una ladera pelada bordeando las cercas de la Braña de Arriba y de la Majada de la Palia.

El camino por el pequeño hayedo

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Descenso hacia los invernales de Argüenzo En el fondo del vallejo conecta con el tramo 11.3.a que asciende por la Riega de las Acercas hasta enlazar con el tramo 11.3. El camino sin embargo continúa hacia el oeste y atraviesa los invernales de Argüenzo, convirtiéndose en una senda que en el último tramo desciende bruscamente hacia el Desfiladero de La Hermida para cruzar el río Deva en el puente de Estragüeña. COMUNICACIONES ENTRE VALLES 7. COMUNICACIONES ENTRE CAMPOO Y POLACIONES 7.1 De Puente Pumar al Collado de Sejos por Uznayo

Desde Puente Pumar, punto de paso del itinerario 1, se sigue a Uznayo por la

carretera autonómica CA-862 en paralelo al río Collavín. Una alternativa a la carretera sería el camino de cresta, con una fuerte subida inicial, por el cueto Bardosa.

El primer puente de Uznayo semioculto por las hiedras En la salida meridional de Uznayo se cruzan consecutivamente dos puentes de piedra antiguos para salvar sendos arroyos. Entre ambos existe un humilladero.

Humilladero situado entre los dos puentes a la salida de Uznayo

El segundo puente de Uznayo

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Los primeros centenares de metros del camino están ocupados por una pista de hormigón. Poco después de finalizar el tramo hormigonado, a la altura de un invernal situado a la derecha de la vía, el camino antiguo se desprende de la pista hacia la izquierda, y asciende por entre los invernales hasta confluir nuevamente con la pista tras aproximadamente un kilómetro. Después se continúa por la pista hasta los amplios pastizales de los collados de Sejos.

Vista del valle de Polaciones desde la subida a Sejos En el collado se disfruta una magnífica panorámica. Hacia el Este, en dirección a Campoo, las praderías se encuentran punteadas por grandes bloques de conglomerados conocidos como los Cantos de la Borrica. .

Los Cantos de la Borrica desde Sejos. Al fondo el collado de Rumaceo en Campoo

Collado de Sejos dominado por el Cueto de la Concilla. Sobre la pradera acumulaciones pétreas de diversos túmulos 7.2 De Puente Pumar (tramo 7.1) al Collado de Sejos por el Hitón (Piedra Jincá) Se parte del tramo 7.1, desde la carretera autonómica CA-862 aproximadamente a un kilómetro al sureste de Puente Pumar. En este punto se toma un pista hormigonada que asciende en dirección este y en la que de inmediato se debe salvar una portilla que restringe el paso de vehículos. Se continúa por la pista a través de un robledal, se pasa junto a varios invernales y se prosigue hacia el paraje conocido como Los Brañales. La vía va tomando dirección sur y siguiendo la traza del antiguo camino se recortan las curvas y contracurvas de la pista, más tendida, hasta llegar al Collado del Hitón. En el collado, inmediato al Cueto de la Concilla y con una hermosa panorámica de Peña Sagra, se sitúa el menhir conocido como Piedra Jincá que se utiliza como soporte de la alambrada que separa los términos de la comunidad de Campoo- Cabuérniga de Polaciones.

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Menhir conocido como Piedra Jincá, jalón en la cerca que separa Polaciones de los pastos de la Hermandad Campoo-Cabuérniga.

La collada del Hitón Descendiendo del Hitón al Collado de Sejos se encuentra cercado el conocido conjunto de menhires de Sejos. Uno de ellos, con un grabado antropomorfo con puñal, tiene el carácter conmemorativo de un guerrero del bronce. En las inmediaciones se encuentran dispersas por la pradera diversas estructuras tumulares.

Menhir grabado en Sejos

En relación con las rutas indicadas hacia Sejos y Campoo, cabe destacar la proximidad en los collados de ambos itinerarios. El primero de ellos (tramo 7.1), grafiado por Coello, desde Uznayo a Sejos y la Colladia hasta Abiada. El segundo (tramo 7.2), que conduce desde Puente Pumar al Hitón, collado de Rumaceo y Soto, está descrito en las minutas del IGN de 1928. Son también significativos los caminos pastoriles de cresta que discurren por ambos flancos del Cueto de la Concilla para confluir hacia le norte en los sucesivos collados de Brañaluenga, Carracedo, Valsemana y Carmona. 8 LAS COMUNICACIONES CON CABUÉRNIGA (VALLE DEL SAJA) 8.1 De Zarceillo (L.M. Cabuérniga) a Tudanca. Camino de la Valsemana. Este itinerario está recogido en el Diccionario de Madoz, voz Valle de Cabuérniga: “tiene un camino carretero, en muy mal estado, que desde el pueblo de Terán se dirige a Tudanca, y un sendero desde Valle al mismo punto”. En los pastizales del collado, en las proximidades de Zarceillo, como es habitual en estas áreas el camino se difumina, por lo que lo más práctico es iniciar el descenso siguiendo la amplia pista. En el descenso por las brañas de Valsemana es posible observar vestigios de la explanación del antiguo camino en paralelo a la moderna vía y a través del hayedo. La existencia de firme empedrado señalada por algunas fuentes no ha podido ser confirmada en el trabajo de campo.

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Descenso desde Zarceillo Tras un último tramo en fuerte descenso se llega a las riberas del río Nansa en las inmediaciones del puente de Sarceda. Se continúa por la pista de la margen derecha del río en dirección sur hacia Tudanca. Unos centenares de metros antes de esta localidad se conecta con el itinerario 1 (tramo 1.3) procedente de Santotís.

Arranque de la pista en el puente de Sarceda, a la derecha salida hacia Tudanca y a la izquierda huellas del camino viejo hacia Selores

Por debajo de la pista se percibe la huella del camino antiguo

El camino discurre por el hayedo

Vaca tudanca en los pastos del collado de Zarceillo 8.2 De Rozadío a Valsemana El camino parte del tramo 1.3.a al sur de Rozadío, en un punto inmediatamente posterior a la superación de una portilla. Se toma dirección sureste por una traza que asciende a través de un hayedo. El hundimiento del camino hace imposible

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seguirlo en algunos tramos por la presencia de humedad y vegetación en el mismo.

Camino hundido por el hayedo Tras superar varias vaguadas y dejar atrás unos invernales cabe la posibilidad de ascender directamente hacia Zarceillo (tramo 8.2.a). El camino continúa en dirección sureste y tras superar con dificultades (por la pérdida de explanación) una nueva vaguada, se interna en otro bosquete de hayas en el que se cruza con diversos ramales que atienden a finalidades diversas.

Explanación marcada a media ladera La salida del bosque se realiza junto a un grupo de invernales próximos al cordal desde los que se conecta con el tramo 8.1 para a lo largo del mismo acabar alcanzando el collado. Este recorrido debe corresponder al sendero que también indica Madoz:

“saliendo del mismo punto (Valle) un sendero que dirige a Cosío por la montaña llamada Zanzamorosa”. 8.2.a Tramo transversal de enlace de los tramos 8.2 y 8.1 Acceso directo a Zarceillo Este pequeño tramo permite acceder directamente a Zarceillo (tramo 8.1) a partir de la zona intermedia del tramo 8.2, desde el que asciende en dirección este.

Arranque del tramo 8.2.a desde el tramo 8.2 8.2.b Tramo transversal de enlace de los tramos 8.2 y 1.3.a. De Valsemana a Sarceda Este otro pequeño tramo enlaza de forma directa los invernales próximos al cordal (tramo 8.2) con la localidad de Sarceda (tramo 1.3.a). El inicio del descenso en dirección oeste, con fuerte pendiente, se realiza a través de una senda. A media ladera el camino va ganando en anchura y comodidad. Los últimos centenares de metros, hasta un invernal junto a una curva del río próximo al límite septentrional del municipio de Tudanca, atraviesan un bosque. En esta zona la explanación se ha hundido y la traza está invadida por la vegetación. Una vez enlazado el tramo 1.3.a se sigue por el mismo hasta Sarceda.

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Camino hundido ya próximo al tramo 1.3.a 8.3 De Joza La Abellán a Tudanca por La Lastra Este tramo conecta de este a oeste el itinerario 1 (tramo 1.3) con el 2 (tramo 2.3) y el 3 (tramo 3.1) a la altura del núcleo de Tudanca. El viejo camino desciende de forma directa desde el collado, por la margen derecha del Vallejo de La Lastra, atajando las múltiples eses de la moderna pista más tendida.

El viejo camino desciende del collado por el fondo del Vallejo Poco antes de un campo de deportes se cruza la vaguada y se toma una pista de hormigón con fuerte pendiente que desciende hasta la carretera autonómica CA-281 en el pueblo de La Lastra. Se baja hasta el río Nansa que se pasa por un vado. El camino asciende por las fincas entre muros hasta poco antes de la iglesia de

Tudanca. Se entra en la localidad por el oeste de la misma siguiendo la carretera.

El viejo camino desciende directo desde Abellán a La Lastra cortando las eses de la pista. A la derecha, en la parte superior el Prau Concejo de La Lastra. 8.4 De Tudanca a las Brañas de Carracedo (L.M. Los Tojos) por el Prau Conceju

Arranque del camino empedrado al Prau Conceju Se parte de Tudanca por el sureste, siguiendo inicialmente la traza del tramo 1.4. De inmediato, el camino sale hacia el noreste ascendiendo a media ladera. La subida desde Tudanca al Prau Conceju constituye un magnífico ejemplo de camino, perfectamente empedrado. Estaba destinado al transporte no de carros sino de las basnas que se deslizaban por ese empedrado para descender las cargas de hierba al pueblo. Para comprender la carga

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de tráfico a la que estaba sometido, téngase en cuenta que la siega de los lotes en que se sorteaba anualmente el prado se concentraba entre fines de agosto y principios de septiembre y el prado tiene una superficie de 600 Ha.

Al fondo se ve la traza del camino subiendo a media ladera

Detalle del empedrado del camino Desde lo alto del prado el camino continúa hasta el Collado del Carro para llegar a los pastizales de la Braña de Carracedo. Desde aquí desciende a la carretera autonómica CA-280 en las proximidades del Puente de

la Cueva del Pollo en el municipio de Los Tojos.

La extensión cercada del Prau Conceju

El ganado sube por la pista a los pastos de verano del collado de Carracedo 8.4.a Tramo transversal de enlace de los tramos 1.4 y 8.4. Este pequeño tramo lo conforma una amplia y cómoda pista. Su inclusión es sólo desde un punto de vista práctico, ya que permite enlazar (sin necesidad de descender hasta Tudanca) los tramos 1.4 y 8.4. 8.5 Del Barranco de Jalgar (1.4) al Vado de la Reina Desde Tudanca se sigue el itinerario 1 hacia Pantrieme (tramo 1.4) hasta el arroyo del barranco Jalgar. El camino, hoy convertido en pista y bordeado por avellanos, parte desde este punto en

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dirección sureste. Se sigue por la estrecha franja de prados hasta llegar a la ermita de la Virgen de las Nieves, lugar en el que el 5 de agosto se celebra una importante romería.

El camino ampliado como pista, asciende tras pasar el Vado de la Reina El camino continúa, vadea el arroyo por el lugar conocido como el Vado de la Reina, y finaliza algo más allá. No hay vestigios de continuidad, pero sin duda desde este punto se abren interesantes posibilidades hacia el sur (conectando a través del Collado de Escajos con el tramo 7.2 que conduce a Sejos) o hacia el este (ascendiendo hacia el collado de Brañaluenga y las Brañas de Carracedo donde enlazaría con el tramo 8.4).

Ermita de la Virgen de las Nieves próxima al Vado de la Reina

8.6 Tramo transversal de enlace de los tramos 8.1 y 1.3. Del Puente de Sarceda a Sarceda Este corto tramo conecta los tramos 8.1 (que se dirige a Tudanca por la margen derecha del río) y 1.3 (que tiene el mismo destino siguiendo la margen izquierda) y permite rematar la configuración de la conocida ruta de senderismo entre las localidades de Sarceda y Selores.

Puente de Sarceda Tras cruzar el río por un moderno puente (Puente de Sarceda) se asciende por una pista de fuerte pendiente hasta la carretera autonómica CA-281. La ascensión hasta el núcleo de Sarceda se completa por un pequeño tramo de carretera.

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LAS COMUNICACIONES CON LIÉBANA 9. DE POLACIONES A LIÉBANA Como ya se ha venido señalando, las relaciones entre Polaciones y Liébana han sido muy significativas a lo largo de la historia, hasta el punto de que la temprana fundación en época altomedieval de algunos núcleos purriegos, como Santa Eulalia y Tresabuela, se atribuye a la acción de lo monasterios lebaniegos. Desde Lamedo y Buyezo en Liébana, cabe destacar dos caminos en dirección a Polaciones. Uno que se dirige a San Mamés, y con posible continuación hacia Puente Pumar, y otro a Tresabuela a través de Cotillos con continuidad transversal hacia Uznayo. A su vez, ambos pueden considerarse como prolongación de los dos tramos antes descritos (7.1 y 7.2) que desde Uznayo y Puente Pumar se dirigen hacia Sejos y Campoo. De este modo se conformarían itinerarios más amplios de comunicación entre Liébana y Campoo a través de Polaciones. 9.1 Del Portillo de Brañas a San Mamés Desde Buyezo y Lamedo este camino penetra en Polaciones por el Portillo de Brañas. Prosigue convertido en pista en la mayor parte del trayecto hasta San Mamés. La antigüedad de este itinerario queda confirmada por la presencia en el margen del camino del menhir de Los Callejos. Como ya se ha indicado, desde San Mamés cabe la posibilidad de seguir hacia Callicedo y Puente Pumar (tramos 2.1.a, 2.1 y 2.1 b), e incluso continuar la ruta de largo recorrido hacia Sejos y Campoo (tramos 7.1 y 7.2). 9.2 De Cotillos (2.1.a) a Tresabuela (1.5) por la Iglesia de Sierra y Santa Eulalia

Procedente de Lamedo, se entra en Polaciones por El Rebal de la Cruz y se sigue hasta las proximidades de Cotillos por el tramo 2.1 a. El camino parte de este punto y desciende hasta la posición estratégica de la Iglesia de Sierra y continúa a Santa Eulalia.

Castro de Santa Eulalia

Camino hundido de Santa Eulalia a Tresabuela Aunque la proliferación de modernas pistas ha transformado la red viaria de la zona, entre Santa Eulalia y Tresabuela todavía se perciben vestigios del viejo camino, actualmente hundido en diversas áreas, que recorre en ascenso un hayedo. En el collado entronca con el tramo 1.5 por el que se completa la ruta hasta Tresabuela. La posibilidad de seguir hacia Uznayo permitiría dar continuidad al itinerario hacia Sejos y Campoo (tramos 7.1). De este modo se configura esta segunda alternativa de largo recorrido desde

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Liébana a Campoo por Sejos, documentado por las sucesivas fundaciones del siglo X a lo largo del itinerario: Tresabuela, Santa Eulalia, Lamedo, Buyezo, Cabezón, Cabariezo, Frama etc.

Camino hundido de Tresabuela a Santa Eulalia 10 DE LAMASÓN A LIÉBANA Y PEÑARRUBIA 10.1 Desde Sobrelapeña al Collado Pasaneu por Cires y Venta de Lobos. Se trata de un itinerario pastoril de gran antigüedad como revela el hecho de estar punteado por una sucesión de túmulos megalíticos. Descrito por Madoz como comunicación de Liébana y Asturias con Santander. En la actualidad existe carretera desde Quintanilla/Sobrelapeña a Cires, pero aún se conservan parcialmente trazas del antiguo camino que recorta la moderna vía. En la ascensión de Cires hacia el suroeste, la construcción de modernas pistas ha dejado en desuso los viejos caminos de los que sólo quedan restos muy parciales. En el último tramo de ascenso hasta el Cueto La Zarzosa se abandona la pista hacia la derecha y se cruza por el collado de Peñarajo. Se deja a la izquierda el pequeño cerro de los Tombos y se pasa junto al collado de Joldupe (en este punto se conecta con el tramo 11.2).

Inicio del camino antiguo partiendo de la pista desde el collado de Peñarajo

El camino se hace más suave en el collado de Joldupe

El camino perfectamente empedrado en la ladera de TraslaVenta

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El valle del Tanea desde Traslaventa. Con un trazado empedrado, se rodea por el sur el cueto de Traslaventa y en un pequeño descenso se accede al collado de Venta de los Lobos. No se perciben restos más que de algunos chozos. Aquí se enlaza con el tramo 11.1 que desciende hacia los invernales de Cotero Moso, en el Tanea. Como es usual en estos casos, en los pastizales de la Venta el camino se difumina.

El camino prosigue empedrado hacia La Venta

Desde el collado, la cota 1.115 proporciona excelentes vistas sobre Lamasón, Peñarrubia y los Picos de Europa. Se asciende en zigzag siguiendo el camino viejo por la falda septentrional del Cueto de Mingo Álvarez y recortando la actual pista más tendida. El Collado Pasaneu, a la cota 1.344, es la puerta de Liébana. Desde allí, por la Collada de Taruey (a 1.264 m) se completa la ruta hacia Potes a través del valle de Bedoya. O al noroeste, por la Braña de los Tejos (una excepcional muestra de longevidad y magnificencia de este árbol), se desciende hacia Lebeña. U otra posibilidad es mantener la dirección norte a lo largo del cordal hacia Arcedón.

Llegada al Collado de Venta de los Lobos. Al fondo, sobre el matorral, se perciben los quiebros del camino que asciende hacia Pasaneu

Vista del valle de Peñarrubia desde el collado

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10.2 Desde Cires (10.1) al Collado de Arcedón por el Collado de Carracedo y Cordancas Se parte de Cires siguiendo el tramo 10.1. Aproximadamente a dos kilómetros al suroeste de esta localidad se desprende a la derecha, cruzando entre varios invernales, el antiguo camino que asciende hacia el collado. La vía, con un trazado y empedrado excelentes, es conocida según varios informantes como el Camino Antiguo de Carracedo. Este itinerario es señalado por Madoz como el más utilizado durante el invierno para la comunicación entre Asturias, Liébana y Santander, por usar puertos de cotas más bajas. Así, en relación con el tramo 10.1, frente a los 862 m de Carracedo están los 1.115 m de Venta de Lobos. También Arcedón, con 971 m tiene una cota bastante inferior a los 1.344 m de Pasaneu. Sin embargo, en condiciones climáticas favorables era preferible el tránsito por Pasaneu, con un trazado más tendido en todo su recorrido, mientras que la bajada desde Arcedón a Lebeña es abrupta y difícil.

Un camino empedrado de notable anchura asciende hacia el collado de Carracedo

El camino en las proximidades del collado de Carracedo Desde Carracedo el camino, hoy transformado en pista, desciende suavemente hasta el arroyo Cordancas. A mitad de descenso se desvía el tramo 11.2, que desde el collado venía superpuesto al tramo 10.2.

Una vez superado Carracedo el camino, convertido en pista, discurre a media ladera

El camino en las proximidades de los invernales de Cordancas

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Poco después de superar el Vado de Cordancas sale a la derecha, siguiendo por la margen izquierda del arroyo, un camino hacia Cicera. Sin embargo el antiguo camino convertido en pista, que quiebra bruscamente hacia el oeste, sigue faldeando en suave ascenso hasta los prados de Arcedón.

Pastizales próximos al Collado de Arcedón Pasado el collado un sendero empedrado desciende de forma espectacular por un hayedo hacia los invernales y el pueblo de Lebeña. La presencia de minas de hierro en Arcedón también debió contribuir a la frecuentación de esta ruta.

Abrupta bajada del camino hacia Lebeña

El camino desciende hacia los invernales de Lebeña 10.2.a Desde Cires (10.1) al Collado de Carracedo Partiendo del tramo 10.1 hacia la derecha, poco después de la confluencia de las pistas provenientes de Cires y Lafuente, se sigue un camino directo al Collado de Carracedo por Sanpedrillas. La traza, que en la actualidad se ha transformado en pista, coincide sensiblemente con una alineación de túmulos. 10.3 De Arcedón a Joz (11.2) por Cicera Desde las praderías de Arcedón desciende en dirección noreste hacia Cicera un sendero, hoy reconvertido en pista y hormigonado en la zona alta con pendiente más fuerte. Esta ruta, que ha sido señalizada como vía de peregrinación a Santo Toribio, resulta tan inhóspita (por la dureza y agresividad de la pista) como penosa. En el descenso es posible observar algunos vestigios parciales del antiguo camino recortando las eses de la pista más tendida.

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Inicio de la bajada desde Arcedón hacia Cicera en una zona de fuerte pendiente con hormigonado reciente

La pista continúa con una traza más suave hacia Cicera En Cicera, la disposición del núcleo en Y revela la existencia de un trivio formado por una parte por los caminos procedentes de Arcedón (tramo 10.3) y Cordancas (tramo10.3.a); por otro, el que por la ermita de Santa Catalina se dirige a Piñeres (tramo 10.4) y Linares; y por último, el que continúa hasta Joz (tramo 10.3). Una cuarta ruta conduciría hacia el oeste hasta El Fielato en el Desfiladero.

Inicio del ascenso desde Cicera hacia Joz Desde Cicera el camino antiguo y empedrado asciende en dirección noreste hacia Joz. A la salida del núcleo urbano con bastante pendiente y después sigue faldeando de forma suave y uniforme hasta el collado, el paso más bajo de la zona a 656 m de altitud.

El camino empedrado prosigue hacia Joz

Vista de Cicera, al fondo la carretera a Piñeres y el cerro del castillo de Santa Catalina

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Puerta al camino de un invernal cerca de Joz con elaborada sillería 10.3.a De Cordancas (10.2) a Cicera (10.3) Desde el tramo 10.2 en la cabecera del arroyo de Cordancas (e incluso desde algo más arriba en el tramo 10.1 en el collado de Venta de los Lobos) se desciende directamente a Cicera siguiendo la margen izquierda del arroyo. Se entra en el pueblo junto a unos viejos castaños tras conectar con el tramo 10.3.

EL Camino flanqueado por viejos castaños en la llegada a Cicera 10.4 De Piñeres a Cicera Pequeño tramo, en la actualidad transformado en la carretera autonómica CA-857, que conecta las localidades de Piñeres (tramo 4.4.a) y Cicera (tramo 10.3). Se pasa junto a la ermita de Santa Catalina, desde la que se comienza la

ascensión al castillo conocido como Bolera de los Moros y al mirador de Santa Catalina.

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11 COMUNICACIONES CON LAS PEÑAMELLERAS Y LA COSTA Otro gran itinerario norte-sur de gran interés se desarrolla en gran medida a lo largo de la divisoria administrativa entre los municipios de Peñarrubia y Lamasón. Desde el collado de Joz como un punto central de este itinerario, bien se puede seguir por la base septentrional del Monte Obán al Collado de Llaves y la marina asturiana, bien se toma el cordal de la Sierra de las Coronas por Carracedo, Joldupe y Venta de Lobos hacia el collado de la Carizosa en la falda occidental de Peña Sagra. 11.1 De Peña Sagra Occidental (tramo 3.1) a Joz a Venta de Lobos por el collado de la Carizosa y el Tanea El camino parte del tramo 11.1 a la izquierda, inmediatamente después de vadear el arroyo Aliseó cerca de los invernales de Sebrando. Hasta la Joz de la Carizosa es apenas una senda, que se transforma en una pista recientemente remodelada (casi una carretera) ya en la vertiente del Tanea. Siguiendo por lo que los antiguos mapas del IGN denominan Senda del Tánea, se llega a la zona meridional de los invernales de Cotero Moso.

El camino en las proximidades de los invernales de Cotero Moso

El camino asciende por la margen derecha del Arroyo de Venta de los Lobos por el hayedo

Construcción en el margen del camino Se abandona la pista hacia el noroeste para ascender por el Arroyo de Venta de los Lobos. Inicialmente, la traza entre los invernales está muy difuminada, pero conforme el vallejo se va cerrando la explanación del viejo camino empedrado por la margen derecha del arroyo está mejor conservada. Se prosigue bajo el hayedo y se llega a un singular muro de contrafuerte que marca el límite del camino. Ya cerca de las brañas del collado se vadea el arroyo y se continúa la ascensión hasta conectar con el tramo 10.1.

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El camino cerca del vado próximo a la Venta de los Lobos 11.2 De Venta de Lobos a Joz por los collados de Joldupe y Carracedo Esta parte de la ruta sigue el cordal, con trazado suave y magníficas vistas sobre el valle de Peñarrubia y los Picos y, alternativamente, sobre Lamasón. Se trata de un camino pastoril de gran antigüedad, como revela la sucesión de túmulos megalíticos en los puntos culminantes del recorrido y en sus inmediaciones: Aguas Seles, Pico Tres Peñas y Peñarajo. Puede considerarse un interesante fragmento de la ruta pastoril que une Castilla con el mar a través del camino del Potro y el del Collado de Llaves.

Collado de Joldupe Entre Venta de los Lobos y el collado de Joldupe el camino es coincidente con parte del tramo 10.1. Es de señalar que en los dos documentos cartográficos conservados

en la Chancillería de Valladolid, se menciona el topónimo de Venta de los Lodos y Pontón de los Lodos, que parece más verosímil, aunque menos novelesco, que el que ha trascendido hasta nosotros. Tras atravesar el collado de Joldupe, a 1.025 m de altitud, el camino prosigue flanqueando el cordal de la Sierra de las Coronas por el este, en la ladera del municipio de Peñarrubia. Tras conectar con el tramo 10.2, el camino es coincidente con dicho tramo hasta el collado de Carracedo. Sin cruzar a la vertiente masoniega, un camino empedrado que se difumina en algunas zonas de pastizal, prosigue en dirección norte hacia el collado de Joz.

Collado de Carracedo Tras pasar junto a los túmulos de Mesa Gándara Llana, se continúa por un tramo empedrado cruzando los invernales de Aguas Seles. Ya sobre la localidad de Cicera, al este de la misma, se inicia el descenso más decididamente hacia el collado de Joz. Salvo un pequeño tramo el camino mantiene la antigua traza y el empedrado.

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Pastizales de Gándara Llana, donde se encuentran varios túmulos megalíticos

Tramo empedrado a la entrada de los invernales de Gándara Llana

El coolado de Joz desde Aguas Seles

El camino llegando al collado. Conexión con tramo 10.3 11.3 De Joz a Merodio y Panes (L.P. Asturias) por los collados de Llaves y la Trapa Se trata de una magnífica continuidad del camino pastoril de alta montaña, utilizado posteriormente por la minería. También en este caso la abundancia de monumentos megalíticos en los lugares más significativos revela su remota antigüedad. Se parte del Collado de Joz siguiendo la misma traza que el arranque del tramo 4.4. El inicio del camino se encuentra actualmente transformado en pista. Se rodea el monte Oban por el norte cruzando entre muros los invernales de Joz. Después se penetra en un hayedo, en el que se mantiene el antiguo empedrado, hasta alcanzar la pista que desciende a Roza. Virando a la derecha, y tras cruzar el arroyo Comandi, se emprende la ascensión. En la fuerte subida, el camino se confunde con una pista hormigonada en bastantes tramos hasta llegar a un grupo de invernales. Mientras la moderna vía modera su pendiente siguiendo un trazado curvilíneo, el camino se ciñe al muro del invernal.

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Ascensión al collado de Llaves. Moderna pista y camino ceñido al muro del invernal

Ganado en el collado de Llaves. La zona septentrional la constituyen pastos comunes a Peñarrubia y las Peñamelleras

Vista del valle de Peñarrubia desde Llaves. Al fondo los Picos de Europa Tras confluir de nuevo ambas vías algo más arriba, se remata la ascensión hasta el collado de Llaves (1.068 m de altitud). En este trayecto el camino está acompañado por un rosario de túmulos cuya frecuencia aumenta en el collado, un lugar desde el

que se abren magníficas vistas hacia la marina, los Picos y los valles interiores.

Menhir en el cerro sobre el collado

Detalle del menhir Desde Llaves la pista desciende confundida con el camino en dirección noroeste, hacia el Hondo de Valmayor, unos 500 m. En este punto se abandona la pista y se sigue a la derecha hacia las antiguas minas de hierro de Braña Collao. La antigua ruta, levemente hundida, desciende haciendo eses por praderías. Al pie de la ladera, una bifurcación a la izquierda desciende directamente a los invernales de Argüenzo por la margen derecha de la Riega de las Acercas (tramo 11.3.a). El camino, con un magnífico empedrado, se dirige a la derecha a través de un estupendo hayedo tratando de evitar perder la menor cota posible en el trayecto hasta el límite provincial con Asturias, junto al Jorcón de la Trapa. Este topónimo se refiere a una antigua trampa lobera.

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El camino penetra a media ladera en el hayedo sobre un fuerte muro de contención

El camino empedrado bajo la sombra de las hayas El camino, totalmente empedrado y con muros pétreos de contención se encuentra muy bien conservado y quizás pueda relacionarse con la actividad minera, tanto por lo que se refiere a la extracción de mineral de hierro como a las carboneras. En la majada de la Canal el camino, que había ido tomando una leve derrota hacia el noreste, quiebra hacia el norte hasta el collado. Desde el límite con Asturias desciende aproximadamente un kilómetro antes de bifurcarse hacia Merodio o hacia Suarías y Panes.

Detalle del empedrado El hecho de que esta zona tenga un uso mancomunado de los ganaderos de Peñarrubia con los de Peñamellera (actualmente territorio asturiano y cuyos vecinos son los usuarios mayoritarios), quizás explique la falta de interés, o de posibilidad, de crear nuevas pistas, lo que ha contribuido a la excepcional preservación del entorno.

El Jorcón de la Trapa, en las proximidades del límite provincial con Asturias. 11.3.a Descenso a los invernales de Argüenzo A partir del tramo 11.3, se desciende por la margen derecha de la Riega de las Acercas entre vegetación de ribera y monte bajo. Al llegar al límite meridional de los invernales de Argüenzo, el camino vira ligeramente al noroeste y sigue los muros de los invernales hasta enlazar con el tramo 6.4.

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Descenso por la Riega de las Acercas con el camino semioculto por la vegetación

Camino por el límite de los muros de cierre de los invernales

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CONCLUSIONES La valoración y diagnóstico de los

caminos históricos en el actual marco

administrativo y sociocultural

Una valoración y diagnóstico realistas de los caminos históricos requiere de una labor propedéutica en relación con el actual marco administrativo y sociocultural desde el que realizar el citado diagnóstico facilitando de este modo la posterior realización de propuestas de actuación. En este sentido no hay duda que desde el inicio del periodo democrático, en nuestro país se ha ido desarrollando una creciente conciencia en defensa del medio ambiente y del patrimonio que se ha plasmado en una cada vez más prolija normativa. El origen desde el que se ampara e impulsa este proceso está en la Constitución española de 1978. En la misma, dentro de los principios rectores de la política social y económica, el artículo 45 refleja el derecho de todos “a disfrutar de un medio

ambiente adecuado para el desarrollo de

la persona, así como el deber de

conservarlo”, de modo que “los poderes

públicos velarán por la utilización

racional de todos los recursos naturales,

con el fin de proteger y mejorar la calidad

de vida y defender y restaurar el medio

ambiente, apoyándose en la indispensable

solidaridad colectiva”, a tal extremo que “para quienes violen lo dispuesto en el

apartado anterior, en los términos que la

ley fije, se establecerán sanciones penales

o, en su caso, administrativas, así como la

obligación de reparar el daño causado”. En la misma línea, el artículo 46 señala que “los poderes públicos garantizarán la

conservación y promoverán el

enriquecimiento del patrimonio histórico,

cultural y artístico de los pueblos de

España y de los bienes que lo integran,

cualquiera que sea su régimen y su

titularidad. La ley penal sancionará los

atentados contra este patrimonio”. Durante décadas, el voluntarismo del legislador constituyente ha sido estéril salvo en el marco de los grandes pronunciamientos, discursos, preámbulos y exposiciones de motivos o en el restringido ámbito de la legislación sectorial1. Poco a poco la legislación urbanística y territorial ha ido asumiendo el desafío de incorporar actuaciones efectivas en relación con estos aspectos superando las tradicionales prácticas urbanísticas centradas en meras labores clasificadoras del suelo y asignadoras de derechos. Sin embargo el marco legal sigue siendo en términos generales excesivamente indefinido. Así, en el artículo 3 “Contenido, finalidades y principios generales” de la Ley de Cantabria 2/2001, de 25 de junio, de Ordenación Territorial y Régimen Urbanístico del Suelo de Cantabria se señala de forma vaga que “la

regulación que contiene la presente Ley

tiene como finalidad contribuir a la

eficacia de los derechos constitucionales a

un medio ambiente adecuado, a la

utilización racional de los recursos, a la

mejora de la calidad de vida, a la

conservación del patrimonio cultural y a

una vivienda digna, de manera que la

utilización del suelo propicie el interés

general, impida la especulación y

garantice la participación de la comunidad

en parte de las plusvalías generadas por la

actividad urbanística”. Asimismo, en el apartado referido a las “Normas de aplicación directa y estándares urbanísticos en el Planeamiento Municipal” se incluyen los artículos 32, 33 y 34 en los que se dan pautas genéricas en relación con la

1 Así, en el caso de Cantabria, la hasta hace pocas fechas escasa legislación medioambiental autonómica o la Ley 11/98, de 13 de octubre, de Patrimonio Cultural de Cantabria

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protección del medio ambiente, del entorno cultural y del paisaje, respectivamente. En esta misma línea y aún en fechas muy recientes, la Ley estatal 8/2007, de 28 de mayo, de Suelo se apoya en la Constitución para hacer una apuesta por “contribuir de manera leal a la política de

utilización racional de los recursos

naturales y culturales, en particular el

territorio, el suelo y el patrimonio urbano

y arquitectónico, que son el soporte, objeto

y escenario necesario de aquéllas al

servicio de la calidad de vida2”. Con un

lenguaje novedoso, adaptado a los tiempos, pero igual de vacuo que en legislaciones precedentes (en todo caso es necesario pensar que el tiempo y las circunstancias obligarán a llenar de contenido lo que hasta ahora ha quedado en el papel como unas meras buenas intenciones) en el artículo 2 “Principio de desarrollo territorial y urbano sostenible” se señala que las políticas públicas deberán contribuir a “la eficacia

de las medidas de conservación y mejora

de la naturaleza, la flora y la fauna y de la

protección del patrimonio cultural y del

paisaje” y a “la protección, adecuada a su

carácter, del medio rural y la preservación

de los valores del suelo innecesario o

inidóneo para atender las necesidades de

transformación urbanística”. Interesante y curioso (aunque de dudosa trascendencia práctica) resulta el artículo 5 “Deberes del ciudadano” en el que se indica que todos los ciudadanos tienen el deber de “respetar

y contribuir a preservar el medio

ambiente, el patrimonio histórico y el

paisaje natural y urbano, absteniéndose en

todo caso de realizar cualquier acto o

desarrollar cualquier actividad no

permitidos por la legislación en la

materia”. Con unos fines más concretos y definidos, la Ley de Cantabria 2/2004, de 27 de

2 Exposición de motivos de la Ley 8/2007

septiembre, del Plan de Ordenación del Litoral señala en su artículo 67 la necesidad de elaborar un Plan Especial de la Red de Sendas y Caminos del Litoral, instrumento en el que se incluye la obligación de incorporar un estudio de los caminos históricos. El citado Plan Especial ha sido aprobado inicialmente y sometido a información pública. El Decreto 57/2006, de 25 de mayo de 2006, por el que se aprueban las Normas Urbanísticas Regionales es un paso más en la valoración y en el reconocimiento de la importancia específica de los caminos históricos, aunque bien es cierto que su capacidad normativa se ve atenuada por el mero carácter orientativo y complementario que tiene este instrumento de ordenación territorial3. La grandilocuencia y las formulaciones rimbombantes del texto constitucional y de la legislación urbanística general (quizá necesarias para enmarcar la cuestión pero claramente insuficientes para abordar y resolver los problemas) se contraponen con la claridad y el detalle de determinados preceptos del citado decreto en relación con el tema objeto de análisis. Así en el punto 1 del artículo 16 “Conservación y realce del patrimonio cultural” se indica que “al objeto de su adecuada regulación y

preservación, el planeamiento municipal

identificará, a través del Catálogo previsto

en el artículo 44.1.d) de la Ley de

Cantabria 2/2001, de 25 de junio, los

elementos con valores naturales y

culturales que deben ser conservados, ya

sean edificios, grupos de edificios,

elementos naturales, caminos históricos o

mosaicos de cercas, así como aquellos

otros de interés tales como puentes,

azudes, molinos, balnearios, ermitas,

cruceros, capillas de ánimas, ventas,

fuentes, humilladeros, abrevaderos,

alberguerías u otros de similares

3 Art. 4 de las NUR

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características”. Asimismo en el punto 2 del mismo artículo se señala que “se velará

por el mantenimiento de los caminos

tradicionales y rutas culturales.

Igualmente, el planeamiento prestará

especial atención al tratamiento de los

puntos singulares de intersección de la red

caminera con los ríos, los cruces con los

cordales montañosos, las entradas y

salidas de los pueblos así como a los

ejidos, donde se suelen concentrar

elementos de interés”. Sin duda, resulta también de especial interés la transcripción del artículo 35 “Mantenimiento de caminos y rutas culturales” en el que se hace referencia específicamente al tratamiento que corresponde dar a los caminos como bienes objeto de protección individualizadamente (y no como unos elementos que componen una enumeración de aspectos con interés patrimonial) indicando que “con el objeto de alcanzar

las adecuadas condiciones de

conservación de los caminos y rutas

culturales, durante la obras se adoptarán

las medidas que sean necesarias para el

mantenimiento de sus rasantes y demás

elementos asociados tales como muros de

cierre, arboledas, puentes, fuentes,

humilladeros, abrevaderos, hitos y

pavimentos singulares”.

En definitiva, resulta evidente que la legislación está ejerciendo una creciente presión normativa y acotando cada vez más y mejor los derechos, deberes y obligaciones de las administraciones, ciudadanía y agentes sociales implicados en la protección del medio ambiente y del patrimonio. En paralelo, pero en íntima relación con la aplicación y efectividad del marco legal y administrativo, se sitúa el creciente interés de la sociedad por el cuidado medioambiental y por la recuperación y fomento del patrimonio cultural y territorial. Esta presión social en aumento

(de origen urbano fundamentalmente) está impulsando a las administraciones públicas (aunque de momento tan sólo parcialmente) a adoptar políticas activas en este sentido. Entre las medidas específicas que mayor éxito están teniendo se encuentra la creación, recuperación, rehabilitación y conservación de sendas y caminos4. De este modo, por una parte se permite el acercamiento de la población a elementos destacados de la naturaleza (litoral, bosques, montes, ríos…) y, por otro lado, se facilita la penetración de la ciudadanía en el patrimonio territorial a través de las vías que contribuyeron a su construcción y su articulación histórica. Tradicionalmente se ha venido dando prioridad al primero de los enfoques a través de la difusión turística (guías, folletos…) de rutas vinculadas a la naturaleza y al medio ambiente desde una perspectiva fundamentalmente deportiva (de la que han sido los principales valedores los grupos y asociaciones de senderismo). Esto no obsta la existencia de intervenciones ya clásicas sobre rutas históricas que combinaban valores naturales con los culturales o patrimoniales (rehabilitación de calzadas romanas o, a una escala mayor, intervenciones en el Camino de Santiago o la Ruta de la Plata). Sin embargo ha sido en los últimos años cuando, sin perder de vista el primero de los enfoques, se ha empezado a incidir con más firmeza en la investigación, recuperación y rehabilitación de las sendas 4 En estos momentos, en Cantabria estas actuaciones están siendo lideradas por la Consejería de Medio Ambiente a través de una línea de subvenciones al respecto y en la actualidad con la realización de un inventario de caminos a nivel regional. En menor medida, en el ámbito de capacidad competencial, hay que señalar también algunas actuaciones de la Dirección General de Biodiversidad.

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y caminos tradicionales que se han erigido en cauces idóneos para combinar aspectos lúdicos y culturales al servicio de los ciudadanos. Así, el programa LEADER +, destinado a fomentar estrategias integradas para el desarrollo rural a escala local, presenta una serie de estrategias de desarrollo susceptibles de acogerse a ayudas y subvenciones. Entre ellas está la de valorización del patrimonio natural y arquitectónico, en la que pueden encuadrarse los caminos históricos. Como contrapartida a lo hasta ahora señalado, también hay que poner de manifiesto las resistencias de las administraciones locales y de parte de la administración autonómica para abandonar las inercias en la política de construcción de carreteras, caminos de concentración parcelaria y pistas sin aprecio y consideración alguna hacia los valores medioambientales y patrimoniales del territorio. Esta mayoritaria falta de apoyo municipal en la recuperación respetuosa y puesta en valor de los caminos históricos puede suponer un serio obstáculo para la materialización de actuaciones concretas, por lo que un primer paso necesario es el diálogo con los ayuntamientos para superar prejuicios y convencer de la importancia de estos elementos. Los encuentros y talleres de participación social en el valle animan, aunque sea tímidamente, a explorar esta vía. Si bien es cierto que socialmente no hay un reconocimiento específico del gran valor patrimonial de los caminos históricos, sí hay una percepción social nítida de que es necesario apostar por los recursos intrínsecos del territorio. Aunque en las reuniones habidas se haya mencionado reiteradamente de forma expresa el río Nansa, el paisaje, la naturaleza o las casonas del valle, subyace una referencia genérica a todo el conjunto de elementos que identifican, construyen y en algunos

casos incluso particularizan el valle. Por otro lado también hay una mención continua, y con orígenes diversos, de la importancia de los caminos como recurso. Tanto en las respuestas de determinados municipios (Peñarrubia, Rionansa, Tudanca) como desde los agentes sociales (en particular los más cercanos a la hostelería y al turismo) se señala el interés de identificar y señalizar rutas de senderismo habida cuenta la creciente demanda al respecto. También desde el ámbito de la ganadería o de las personas relacionadas con los montes, bosques y ríos se menciona la importancia de limpiar, recuperar, acondicionar y mantener los caminos tradicionales como recurso. En algunos casos (que son lamentablemente excepcionales) se ha ido incluso más allá al denunciarse el uso inadecuado de estos trazados por los ruidosos y agresivos “quads”. Los caminos históricos en el valle del

Nansa

Las consideraciones de los apartados previos en relación con los caminos históricos en el valle del Nansa y la descripción de sus itinerarios evidencian, desde una perspectiva histórica, su gran trascendencia sociocultural, y ponen de relieve, conforme los actuales criterios de protección, su enorme importancia como recursos patrimoniales en los que confluyen valores medioambientales, históricos, culturales y paisajísticos. La adaptación secular de los caminos históricos al medio físico es la clave del carácter respetuoso de la traza viaria y la simbiosis con el abrupto territorio del Nansa, en estrecha relación con los collados, cordales, ríos... Esta supeditación al medio no obsta su papel primordial en la configuración territorial del valle y en relación con los usos ganaderos,

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comerciales (sal, vino, pescado…), mineros y forestales (ferrerías, Marina, carboneo). Afortunadamente, el amenazante crecimiento desde finales del siglo XIX de la moderna red de carreteras, caminos de concentración parcelaria y pistas no ha sido lo bastante intenso para destruir este rico patrimonio histórico. Una visión global y sintetizada de la situación de los caminos históricos del valle del Nansa se presenta a través del siguiente esquema DAFO.

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DEBILIDADES Inexistencia de estudios o investigaciones sobre los caminos históricos del valle Falta de identificación de los caminos Ausencia de consideración en el planeamiento urbanístico Carencia de herramientas administrativas (planes especiales, inclusión en los regímenes jurídicos de protección del patrimonio…) de planificación, regulación, ordenación y actuación sobre los caminos

Desidia de las administraciones públicas en su defensa y recuperación

Inadaptación de la planificación sectorial agroganadera (concentraciones parcelarias, apertura de pistas…) de infraestructuras (carreteras, redes de abastecimiento, alcantarillado, energía eléctrica, gas, telecomunicaciones…) o forestal a la importancia y el valor de los caminos históricos

FORTALEZAS Gran interés histórico, paisajístico y patrimonial de los itinerarios y caminos del valle del Nansa Conservación de la traza de una importante longitud de caminos históricos Menor presión urbanística y demográfica frente a otras comarcas de Cantabria, lo que facilita la actuación en la recuperación de los caminos Importancia e interés del patrimonio asociado a los mismos (puentes, humilladeros, ventas…) o situado en sus inmediaciones (yacimientos arqueológicos, ermitas, casonas…)

Creciente interés político y social por recuperar el patrimonio territorial del cual los caminos son el elemento vertebrador

AMENAZAS Abandono, deterioro y destrucción de la explanación de muchos caminos Ocupación o invasión del espacio público viario por los particulares Utilización de su traza en carreteras, pistas y caminos de concentración parcelaria

OPORTUNIDADES

Marco legal adecuado para su puesta en valor, de acuerdo a la Ley de Ordenación Territorial y Régimen Urbanístico de Suelo de Cantabria (2001), las Normas Urbanísticas Regionales (2006) y la Ley del Suelo (2007) Marco administrativo adecuado para la actuación y recuperación de los caminos, de acuerdo con las políticas de defensa del patrimonio (Consejería de Medio Ambiente) y desarrollo rural (Consejería de Ganadería, fondos Leader…)

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Las claves del diagnóstico de los caminos históricos del valle del Nansa se pueden resumir en los siguientes aspectos:

- La carencia de estudios o investigaciones sobre los caminos históricos del valle ha impedido su adecuada identificación y catalogación.

- La superación de este primer paso

debe ir acompañada de la elaboración de los instrumentos administrativos de carácter supramunicipal (conforme a la lógica de la mayor parte de los itinerarios analizados) que permitan una adecuada protección y recuperación de los caminos históricos.

- Las dificultades políticas (recelos

de las administraciones locales) y administrativas (inercias en políticas de desarrollo rural inadecuado) deben ser vencidas conforme obliga el marco legal del que nos hemos dotado y como exige el gran interés histórico, paisajístico y patrimonial de los itinerarios y caminos históricos que aún se conservan profusamente en el valle del Nansa.

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