Los carasucias del rugby

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  • 8/18/2019 Los carasucias del rugby

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    campañas Los Cuervos 1959/60

    12 alToque | LUNES 16 DE MARZO DE 2009EL OBSERVADOR

    Los carasucias del rugby

    URUGUAYO>Los jugadores teñían sus viejas camisetas de negro porque no tenían dinero para comprar nuevas

    Tiempos en los que rugby sig-

    nificaba un grupo de amigoscon una pelota como excu-

    sa. Prácticas cortas y terceros tiem-pos eternos, en los que los rivalesse olvidaban de ser tales y volvíana ser amigos como durante toda lasemana. Chiquilines sin apoyo degrandes instituciones, que pese aque en muchos casos venían de fa-milias con buen pasar, debían ras-car cada peso para poder cubrirlos costos y competir.

    De esa época es el primer y has-ta el momento único título de LosCuervos, en el año 1960, cuando elrugby recién empezaba a despun-tar en Uruguay. Fue un impulsode juveniles, que un buen día se

    cansaron de jugar enfrentados y armaron su club de amigos. Y ape-nas en el segundo año, los negrosdel club de golf se consagraban co-mo el mejor equipo de rugby local.

    El arranque no fue fácil, por-que debían conseguir una institu-

    Un grupo dechiquilines formó unequipo de amigos y alos dos años terminócampeón

    >PLANTEL

    Algunos integrantes: “Papa” Stewart,Álvaro Soto, Gabriel Puig, Daniel Puig,“Pelada” Gutiérrez, Pedro Heguy, CarlosDeus, Carlos Danielle, Pérez Gentile, Pe-

    ter Stanham, Alberto Brause, Jorge Paul,Dupont, Carlos “Maño” Cardoso, Delbe-ne, Quique Escardó, Álvaro Canessa, Jo-sé Luis Shaw

    Uno de los grandes impulsoresde que los Cuervos seintegraran al Club de Golf delUruguay fue Eduardo CrispoAyala (foto), por entoncespresidente, que venció laresistencias de varios sociosque no querían nuevosdeportes en el club.

    Destaquex x x x xx x x x xx x x x x

    CAMPEONES. El equipo de Los Cuervos que hizo historia en el rugby local, al levantar la copa en el segundo año de vida

    POR IGNACIO CHANS

    DE LA REDACCIÓN DE EL OBSERVADOR

    yoDigo

    Ni lo soñábamosNacimos como un equipo deamigos. Todos jugábamos endiferentes equipos y decidimos juntarnos. Éramos casi una se-lección, había jugadores exce-lentes que venían de todos losclubes. Para hacer las camise-tas no teníamos un peso, en-tonces teñimos las que teníacada uno en sus clubes. Con losde Trouville no pasaba nadaporque teñía fácil, pero los que veníamos de Old Boys y de Ca-rrasco Polo se mantenían lasrayas, y al rato se empezaban a ver las camisetas viejas.Ese primer campeonato fue elacicate para que en el segundonos organizáramos mejor y pe-leáramos el título. La verdadque cuando arrancamos ni so-

    ñábamos que el equipo se man-tuviera 50 años, y mucho me-nos que nuestro título fuese tanimportante.*(Primer capitán de Los Cuervos) 

    POR

     ALBERTO

    BRAUSE*

    «»

    ción que los respaldara. “La ideaera entrenar en la barraca de lanade los Puig, jugadores del club. Mu-chos éramos socios del Golf, en-tonces Eduardo Crispo Ayala, queera el presidente, nos quería con- vencer de ir al club, que necesita- ba socios jóvenes. Nosotros no que-ríamos porque teníamos miedoque nos absorbieran, pero fue una buena idea. Claro que los golfistasinsultaban como locos cuando ve-

    ían a los del rugby entrar al ves-tuario, gritando y llenos de barro. Yo, que después jugué un tiempoal golf, lo veo ahora y creo que ha-ría lo mismo”, recuerda con unasonrisa José Luis Shaw, octavo deaquel equipo.

     Además, sin dinero para com-prar camisetas, el negro era lo mássimple (ver columna). “AlbertoBrause decía mucho tiempo des-pués que los All Blacks nos imita-ron a nosotros”, asegura Shaw. Y con el negro de la camiseta, surgióel nombre lógico de Los Cuervos.

    EL INICIO. El primer partido fue an-te Colonia Rugby, compuesto por

    obreros de la fábrica de Sudamtex.“Fue en Colonia, bajo lluvia, contraun cuadro pesado que en una can-cha mojada nos sacaba diferencia,porque nosotros éramos muy li- vianitos. Era gente buenísima, y  viajar a jugar era toda una expe-

    riencia. Después nos llevaban porlos boliches”, asegura el capitán Alberto Brause, que luego fuera varios años senador colorado. Porsu parte, Shaw agrega: “eran viajeslindísimos. Colonia era un equipomuy duro de enfrentar, con juga-dores muy ásperos, pero muy no- bles. Nuestra primera victoria con-tra ellos fue en un Preparación, y para nosotros fue una hazaña”.

     Así comenzó la aventura, y aun-

    que el plantel contaba casi con unaselección uruguaya, la falta de ro-daje los dejó en la mitad de la tabla.“Muchos veníamos del fútbol, y enel primer año no jugamos en pri-mera porque recién aprendíamos”,recuerda Shaw, que en el segundoaño se ganó su lugar de titular co-mo octavo. “Era otro rugby. Se ha-cían muchos penales, porque mu-chos jugadores recién aprendían a jugar, entonces se metía muchamano en los rucks. Lo enfocába-mos para divertirnos, y se refleja- ba en que hacíamos un juego muy divertido”, agrega el capitán.

    CAMPEONES.Pero el segundo año to-

    do cambió. Desde un juego de ca-misetas propias, hasta la seriedadcon la que se tomaron el campeo-nato, con el objetivo de ser cam-peones. La calidad de jugadorescomo el “Papa” Stewart, ÁlvaroSoto o el propio Brause empezó a

    hacerse sentir para lograr el título.

    “Éramos muy buenos en el juego demano, jugábamos un rugby diver-tido. Claro, teníamos físicos queen el rugby moderno no podrían ju-gar. La práctica era dos horitas y después ir a tomar algo. Después al-guno salía el viernes se acostaba alas 6 de la mañana, y el sábado es-taba jugando. A Álvaro Soto lo te-nía que ir a despertar yo, hacerle el bolso y llevarlo, y ya en la canchatirarle agua para que se desperta-ra. Y después era el mejor de la can-cha. Pero no le gustaba marcar, en-tonces de repente venía un rival y me decía, ‘te lo dejo a vos, porqueestoy un poco cansadito”, reme-mora Brause.

    Hicieron un gran campeonato,con victorias ante Old Boys, Ca-rrasco Polo, La Cachila y Colonia,hasta la última fecha, cuando unempate contra Trouville bajo undiluvio terminó asegurándole lacopa. “Recuerdo que el campeo-

    nato se paró tres semanas y noso-tros ya éramos virtualmente cam-peones. Nos dejamos estar un po-quito, y Trouville nos empató. Detodos modos nuestro objetivo prin-cipal no era ser campeones invic-tos”, asegura José Luis Shaw, uno

    de los tantos integrantes del equi-po que nunca hubiese imaginadoque aquel título, que festejaron enel subsuelo del club, terminaríasiendo 50 años después una pági-na de gloria en el libro de historiade Los Cuervos. ●