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1 Raúl Arias Sánchez Imagen de Smithsonian Institution LOS DIOSES NAVEGANTES DE AMERICA PREHISPANICA

LOS DIOSES NAVEGANTES DE AMERICA … DIOSES P… · 2 LOS DIOSES NAVEGANTES DE AMERICA PREHISPANICA Por Raúl Arias Sánchez ( ) Investigador Asociado del Museo Antropológico de

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Raúl Arias Sánchez

Imagen de Smithsonian Institution

LOS DIOSES NAVEGANTES DE

AMERICA PREHISPANICA

2

LOS DIOSES NAVEGANTES DE

AMERICA PREHISPANICA

Por Raúl Arias Sánchez ()

Investigador Asociado del Museo Antropológico de la Cultura Andina de la Universidad Nacional del Centro del

Perú. Huancayo, Junín, Perú. Correo electrónico: [email protected]

Universidad Nacional del

Centro del Perú Museo Antropológico de

la Cultura Andina

3

PRESENTACIÒN

Con sumo agrado me complazco en presentar el presente artículo titulado “Los

dioses navegantes de América prehispánica” del Investigador Asociado del Museo

Antropológico de la Cultura Andina UNCP, Raúl Arias Sánchez quién en esta

oportunidad describe sobre todas las evidencias culturales que explican sobre la llegada

a América de diversas flotas provenientes tanto de Oriente como Occidente.

Si bien es cierto que científicos como la Dra. Betty Megger proponían contactos

transpacíficos entre las culturas asiáticas con Los Andes meridionales. Ella afirmaba

que hacia el 3700 a. C. como consecuencia de fenómenos climatológicos indujeron a los

pobladores de Jomon abandonar sus lugares de orígenes y buscar refugio en otros

lugares, de esta manera se aventuraron y llegaron a la amazonia peruana.

De igual manera, existen evidencias de carácter mítico sobre la llegada de

“Dioses” civilizadores a nuestro continente y que arribaron en las costas del norte hasta

el sur de América, por ejemplo a estos seres “divinos” se les conoció como Viracocha,

Tunupa, Apocatequil (Perú); Quetzalcóatl y Kukulkan (México); Lono (En el Caribe);

Pay Zume (Venezuela); etc. En algunos casos se les describe como hombres blancos, de

barba poblada y que conducen y van a tener ascendencia en la cultura del lugar en

donde arribaron. Éstos “dioses” eran considerados como seres que practicaban “La

doctrina de la paz”, realizaban curaciones de los leprosos en la amazonia y resucitaban

a los muertos.

De esto trata el presente artículo y que nos muestra gráficamente las

comparaciones y diferencias de las iconografías, grabados y dibujos que en forma

minuciosa Raúl Arias Sánchez, Investigador Asociado de nuestro Museo nos presenta

en esta oportunidad y considero que es un aporte que nos permitirá entender el proceso

de la llegada de diversas oleadas migratorias mucho antes de la llegada de Colón.

Arturo Luis Mallma Cortez

Museo Antropológico de la Cultura Andina

DIRECTOR

4

RESUMEN

La presente investigación pretende examinar, analizar y comparar evidencias en

general: iconografías, códices, cerámica, pinturas, grabados, etc. que apoyan a la tesis

de contactos transpacíficos por parte de exploradores al continente americano. Estos

contactos originaron una simbiosis racial y cultural, surgiendo de esta manera un estilo

propio de hombres y obras. Estos exploradores procedentes de distintas partes del globo

fueron los que dieron un aliento civilizador y transformador a una tierra que estaba

recién floreciendo, América. Sin embargo, también de América se proyectaron a otros

lugares, por ejemplo, ¿Cómo explicarnos la existencia de embalsamientos hechos a base

coca en las momias de Egipto?

Palabras clave: América, contactos transpacíficos, simbiosis.

ABSTRACT

This research aims to examine, analyze and compare evidence in general: iconography,

manuscripts, ceramics, paintings, prints, etc. supporting the thesis of transpacific contact

by explorers to the Americas. These contacts resulted in a racial and cultural symbiosis,

thus emerging a style of men and works. These explorers from around the globe were

those who gave a breath of civilization and a land transformer was freshly blooming,

America. However, America also projected to other places, for example, how to explain

the existence of embalming made from coca Egyptian mummies?

Keywords: America, transpacific contacts, symbiosis.

5

INTRODUCCIÓN

El hombre ha podido dominar la naturaleza, porque ha logrado sustituir su

comportamiento biológicamente heredado por el culturalmente aprendido, esto quiere

decir que el comportamiento cultural es un mecanismo de prácticas significativas que

permiten la difusión de ideas, habilidades y objetos a individuos o grupos no

necesariamente relacionados, sin tener en cuenta las divisiones raciales o geográficas

que puedan presentar.

Si aceptamos esta perspectiva teórica, estamos obligados a reconocer que la difusión

y no la invención independiente es el motor primario del cambio cultural (Meggers

1997). La posibilidad de este ―préstamo‖ por parte de muchos pueblos a otros se han

venido dando a lo largo de nuestra historia y aún persisten muchos ejemplos en nuestros

días.

Así, estas ideas, habilidades, y objetos que migraron de un lugar a otro, de pueblo a

pueblo, de nación a nación, de continente a continente constituyeron los focos primarios

para el desarrollo de una civilización y esto no excluye a América prehispánica. Sin

embargo, ¿quién o quienes fueron los transportadores de ―esa cultura‖ hacia América

prehispánica?, ¿cómo llegaron?, ¿de dónde vinieron?, ¿qué impacto generaron en cada

pueblo ―visitado‖?, ¿se quedaron o volvieron a su patria? A continuación con la ayuda

de la antropología, la arqueología y la historia develaremos estas interrogantes, de esto

trata el presente artículo.

¿QUIÉN O QUIENES SON LOS TRANSPORTADORES DE “ESA CULTURA”

HACIA AMÉRICA PREHISPÁNICA?

En toda la mitología de América prehispánica existen relatos orales, fuentes

escritas, como monumentales y que cuentan que, en tiempos pasados arribaron a nuestro

continente personajes de extrañas características como el color de la piel distinto a la de

los indígenas, el color del cabello, la ropa, los ojos, etc.; podemos decir en forma

general y contar brevemente sobre las coincidencias generalizadas que se repiten a lo

largo del continente americano en una sola historia siendo que: los “extraños” aparecen

en el mar con un gran séquito consigo; vienen en una gran nube por el mar, caminando

sobre las aguas o encima de algo, que les permiten flotar causando un gran alboroto y

generando espuma y olas. Los nativos, sienten temor al ver semejantes “bestias”

aproximarse a las costas; los “extraños” arriban y pisan tierra firme; los indígenas

asustados pero curiosos van al encuentro.

De esta manera, los mitos, cuentos y leyendas de América narran la llegada de los

“Dioses” a los pueblos amerindios tempranos que aun poseían conocimientos y

tecnología rudimentaria. ¿Pero quiénes son los “dioses” que arribaron a América

prehispánica?, los mencionaremos a continuación según la posición geográfica en dónde

aparecieron, proyectándose del norte al sur del continente.

6

AMERICA DEL NORTE

En Norteamérica encontramos a los Hopis1, un pueblo milenario provisto de un

sentido profundamente simbólico y religioso. Quienes se consideran a viva voz ser los

primeros habitantes de América. Los Hopis se extiendes en partes de Nuevo México,

Arizona, Colorado y Utah. Este pueblo, como diría el investigador estadounidense

Frank Waters (1992), ha llevado a la desesperación a antropólogos, etnólogos y

sociólogos profesionales. Sin embargo, a pesar de la existencia de detalles culturales

ricos y abundantes de los Hopis sólo nos ocuparemos de los registros realizados por el

etnólogo Alexander M. Stephen en 1963 sobre el “hermano perdido” de los Hopis.

La tradición Hopi cuenta que cuando se establecieron definitivamente en América

del norte tras un largo ciclo de migraciones por todo el continente, un día llegó a las

costas un hombre alto, blanco y barbado flotando en una calabaza gigante, a lo que

pudieron entender los Hopis aquel “ser” se llamaba Pahána. Este hombre recién llegado

les enseñó a cultivar el maíz y tratarlo, así como también hacer oraciones, tiestos, y un

saludo con las manos que consistía juntar las palmas, siendo de esta manera plausible

una fraternidad. Transcurrido cierto tiempo “el hermano blanco de los Hopis”, Pahána

se adentró al mar y desapareció junto con su calabaza prometiendo volver algún día.

Cabe resaltar que el pueblo Hopi ve en la figura de Pahána un “hermano” y no un

“dios”, sin embargo, él es quién les enseña cómo comunicarse con los “verdaderos

dioses” con los páhos2.

Ahora propondremos una posibilidad de interpretación:

a. Pahána pudo haber sido un navegante, tal vez perdido – porque la leyenda

menciona que llega solo – que quiso explorar o buscar nuevas tierras.

b. Pahána llegó flotando en una ―calabaza‖, de ello podemos deducir que venia en una

especie de embarcación, un navío ligeramente pequeño para albergar a una sola

persona.

c. Pahána establece cierta comunicación con los Hopi y les transmite conocimientos

(cultura), en cuanto les enseña a labrar la tierra y demás cosas.

d. Pahána posiblemente provenía de un pueblo con conocimientos marítimos de

navegación y astronomía, un pueblo que ya conocía las bondades de la madera para

construir embarcaciones como “calabaza”, que ya conocía la preparación del maíz

para la alimentación así como también las bondades de la tierra.

e. Por último diremos que, en definitiva es un extranjero, por las características que

presenta como, “blanco”, “barbado” y “alto”, rasgos muy poco probables en la

población Hopi.

1Pueblo situado en Estados Unios, el significado de ―Hopi‖ es paz, siendo la traducción ―Pueblo de Paz‖ según el

investigador Frank Waters (1992). 2Páoh: pluma o bara de pluma para hacer oraciones Frank Waters (1992).

7

Fig. 1.- Representación del ―hermano blanco‖ perdido de los Hopis, quién hizo la

promesa de volver algún día (Muñeca Hopi perteneciente a André Breton)

El problema que se nos presenta en la llegada y partida del ―Hermano Blanco de los

Hopis‖ es la datación del posible contacto o encuentro, ya que los Hopis no poseen

―registros escritos” de su historia, sin embargo nos valemos, como decía el etnólogo

francés Claude Lévi-Strauss (1987), de los mitos para entender y echar luz al histórico

inconsciente del hombre americano. De esta manera los mitos y leyendas son una vía

regia para entender al hombre, conocer su pasado y su posible ruta.

CENTRO AMÉRICA

Como hemos visto, los Hopis no tenían manera de “escribir” su pasado, empero, en

Centroamérica la historia cambia, ellos si conocieron un tipo de escritura jeroglífica

conocidos como Códices3, los cuales son pruebas fehacientes de historia.

El ―dios‖ del cual nos ocuparemos se llama Quetzalcoatl4 y hace su aparición en

Mesoamérica y específicamente en el Anáhuac, de este personaje alto, rubio, blanco,

barbado y de profunda cultura ha dado margen a la creación de varios mitos y leyendas

que los antropólogos, científicos y exploradores extranjeros han entretejido de una

maraña cada vez más difícil de desenredar. En la mitología Tlahuica se borda una

historia con respecto a Quetzalcóatl, semejante a la del nacimiento del Rey Salomón

(León 1995), pues se dice en los antiguos códices que Quetzalcóatl fue hijo de una

3Códices precolombinos son manuscritos pintados utilizados por los pueblos de Mesoamérica (olmecas,

teotihuacanos, mayas, aztecas, etc.), formados por una escritura de carácter logosilábico, es decir, basada en signos

logográficos (que designan palabras) y fonéticos (transcriben sílabas), o alfabéticos. El nombre de códice o codex es

aplicado, siguiendo la nomenclatura habitual del medioevo europeo, por mexicanistas y mesoamericanistas

(arqueólogos o etnohistoriadores) de manera indiscriminada y general a cualquier manuscrito pintado —casi siempre

mediante glifos— con una tradición explícitamente indígena. 4Quetzalcóatl fue una divinidad en casi toda Mesoamérica, incluyendo a los olmecas, mayas, mixtecas, toltecas, pero

principalmente entre los aztecas. Su nombre se forma de dos palabras de origen Náhuatl: quetzal que es una ave de

hermoso plumaje que habita la selva centroamericana y cóatl que significa serpiente.

8

mujer virgen llamada Chimalma y del Rey-Dios Mixtocóatl, monarca de Tollán5. Ahora

bien de lo que expone Hooker (1996: 123) podemos extraer:

“Cuenta la leyenda que cuando la creación del mundo había terminado, los

dioses y humanos vivían en armonía, todos eran felices, a excepción del

dios Quetzalcóatl que veía con enojo como los humanos eran subyugados por los

demás dioses. Por lo que decidió adoptar la condición humana para compartirles

el conocimiento y el arte que poseían las deidades.

Al llegar al mundo de los humanos vagó por muchas tierras hasta llegar

a Tollan, lugar que se dice, actualmente está en México dentro del Estado de

Hidalgo. A su arribo se estaba ofreciendo un sacrificio en honor de su hermano

Tezcatlipoca, y enfurecido por esta barbaridad, detuvo la ejecución. El sacerdote

que realizaba el sacrificio, gritó furioso, mientras el cielo se tornaba gris con

nubes que anunciaban una gran tormenta, rayos y truenos. Quetzalcóatl los calmó

y les dijo que mientras él estuviera en Tollan la ciudad florecería como

ninguna.Acto seguido alzó las manos al cielo y los vientos empezaron a soplar,

despejando las nubes. Desde ese entonces, los hombres quisieron rendirle culto

como a una deidad. Rechazó cualquier clase de lujo y los invitó a vivir con

humildad y a aprender con la pureza del alma.A partir de ese momento, Tollan

creció y prosperó.

El dios en forma de humano les enseño a cultivar las semillas del maíz, a

trabajar el jade, oro y la obsidiana, a teñir el algodón, el arte de la astronomía,

enriqueció su escritura, fomentó el culto a los dioses y prohibió los sacrificios

humanos, en lugar de eso les enseñó el autosacrificio punzándose con espinas de

maguey. Creó una orden de doncellas que se dedicarían a la limpieza y

mantenimiento de los templos, en fin, la ciudad se convirtió en una ciudad grande,

bella y sagrada. Pero el dios Tezcatlipoca, hermano de Quetazalcóatl, no estaba

contento con el desempeño de su pariente, así que ideó un perverso plan para

destruir su imagen. Cierto día, Tezcatlipoca se disfrazó de anciano y le llevó un

regalo a Quetzalcóatl, éste lo recibió con gran gusto y humildad, al ver que se

trataba de un maguey que emanaba un líquido exquisito.

Sin embargo, Quetzalcóatl no sabía que ese líquido tan delicioso era el “octli”

o “pulque”, bebida embriagante que no había sido descubierta.Quetzalcóatl la

bebió con mucho agrado, bebió y cantó como nunca. Estaba tan extasiado que

llenó de deseos carnales, como mujer a Quetzalpetatl, una sacerdotisa de su culto,

rompiendo su celibato. A la mañana siguiente se sintió inmundo y tomó la

resolución más difícil de su vida, pues ya no era digno de dirigirTollan.Se dirigió

hacia el mar, construyó una barca con serpientes y navegó con rumbo a donde se

pone el sol, prometiéndoles a los toltecas que volvería en un año “Ce Ácatl” para

regresar a Tollan a vengar por esa traición”.

De lo expuesto algunos historiadores, a las representaciones de Quetzalcóatl lo

muestran como un hombre blanco, alto y barbado. Por lo que, se asegura que este

personaje pudo haber sido real, tratándose de un vikingo que llegó a las costas del Golfo

5En Ecuador existe un pueblo de nombre similar, Tallán, que cuentan la historia de un príncipe perdido. (Metraux

1928)

9

de México y que tiempo después los Toltecas convirtieron en su dios, por todos los

conocimientos nuevos que les inculcó (De la Garza 1975). Por otro lado, para la fecha

de la aparición de este “dios”, el historiador peruano Antonio del Busto (Busto: 2005,

2006) dice que la aparición de Quetzalcóatl debió ser hacia el año 900 d. C. siendo el

Periodo Postclásico Temprano de Centroamérica en donde estaban en pleno

florecimiento las culturas Tolteca o Tollan, Texcoco y Tlaxcalteca, Tarascos, Mixtecas

y Tula.

Fig. 2.- Representaciones de Quetzalcóatl

La posibilidad de hechos de Quetzalcóatl:

a. En primer lugar, Quetzalcóatl viene de un lugar (morada de los dioses) de donde ya

son conocidos las artes y las ciencias.

b. Lo segundo, arriba y vaga por Tollán, posiblemente al igual que el “hermano

perdido Hopi” se haya extraviado y se dispuso a explorar.

c. Detiene en la escena un sacrificio, asumimos que este “dios” venia de una cultura

espiritual posiblemente oriental por la manera de autocastigo que enseña.

d. Imparte su cultura a un pueblo que lo toma como “dios”, de lo que extraemos―les

enseño a cultivar las semillas del maíz, a trabajar el jade, oro y la obsidiana, a teñir

el algodón, el arte de la astronomía, enriqueció su escritura‖, por tanto de donde

venía ya existía la agricultura, lo mismo que la metalurgia y decoraciones, la

astronomía que por ende era usada en los viajes por mar y la predicción de los

fenómenos celestes, y sobre todo era de un pueblo que sabia o tenia un tipo de

escritura. Entonces podemos decir que Quetzalcóatl venia de una civilización en

términos de Carl Sauer (1952: 25):

“…una civilización se caracteriza principalmente por conocer la agricultura,

ganadería, metalurgia, cerámica, arquitectura, textilería y navegación.”

Pero a nuestro criterio le faltaría una característica más, la escritura. Siendo esta

ultima el medio por el cual se puede transmitir y preservar toda clase de información,

como acontecimientos importantes, viajes, etc.

Por otro lado, los Mayas adoptaron la tradición y conocieron a Quetzalcóatl con el

nombre de Kukulkán según refieren varios investigadores como Oker (1996), Horna

(2006), León (1995, 1984), De la Garza (1975), De Landa (1966) y Barrera (1969). Con

10

esta aclaración, a Kukulkán se le atribuye la fundación de Chichénitza, se le conoce

también como Xolotl, “Divinidad del Inframundo”; Ehécatl, “Dios del viento”, etc.

Fig. 3.- Kukulkán es el nombre maya de Quetzalcóatl, personaje importante en el

período posclásico de los mayas, en el libro sagrado Popol Vuh se le conoce como

"Gukumatz". Aquí lo vemos en un dibujo de un bajorrelieve de Yaxchilán.

Ahora nos trasladaremos hasta Hawai6. Es de conocimiento universal que los

ancestros del pueblo hawaiano cruzaron el océano desde la Polinesia (Kuykendall

1957), y se asentaron en esta isla del Pacifico. Por lo que apunta Buck (1945) los

hawaianos rendían culto a cuatro dioses principales. Sus lugares de culto, llamados

“heiaus”, eran construidos con roca volcánica. La estructura religiosa y social giraba en

torno al concepto ―kapu”, conocido en el resto de la Polinesia como tabú, que establecía

reglas prohibitivas o restrictivas para varios de los segmentos de la sociedad y creaba un

sistema de castas. La sociedad Hawaii transmitía sus leyendas y tradiciones por medio

de canciones, bailes, poemas y cuentos.

El folklore y la mitología hawaiana es rica y variada, siendo abordada en su

momento por varios estudiosos como Buck (1945), Malo (1951), Kuykendall (1957),

Sahlins (1981, 1985), Valery (1985) y recientemente por Kuper (2001). De los citados

trabajos, expondremos en el que nos interesa, “el arribo de un dios”.

La historia del primer contacto de los europeos con Hawai había sido objeto de

interés de los estudiosos desde el momento en que llegaron a Inglaterra las noticias del

dramático final de Cook (Kuper 2001).

Todo comienza con el explorador inglés James Cook (1728-1779) quién desembarcó

en Kauai en enero de 1778. Bautizó su descubrimiento con el nombre de islas

6Hawai (estado) o Hawaii (estado), estado perteneciente a los Estados Unidos y situado en el océano Pacífico central.

Está compuesto principalmente por las islas Hawaii y varios islotes. Las islas más importantes son, ordenadas según

su tamaño, Hawaii, Maui, Oahu, Kauai, Molokai, Lanai, Niihau y Kahoolawe. Hawaii se incorporó a la Unión el 21

de agosto de 1959 como el estado número 50. Sus principales ciudades son Honolulú (la capital), Hilo, Kailna,

Kaneshe y Waipaku.

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Sandwich. Después de un viaje al norte del Pacífico, Cook regresó a Hawaii para pasar

el invierno, pero las anteriormente relaciones amistosas con los hawaianos se habían

deteriorado y fue asesinado en el transcurso de una expedición punitiva contra ellos en

1779.

Sahlins (1981) hace una lectura de la muerte de Cook, y menciona que los

hawaianos lo identificaron con “Lono”, un “dios blanco” que llegó un día y que

prometió regresar en otro. Acerca de esta identificación que se le hace a Cook,

Kuykendall (1957) expone:

“Era una idea lógica, ya que Cook llegó cada vez durante la estación del

makahiki y Lono (…) era un dios del Makahiki. Entre los hawaianos había una

tradición que decía que Lono partido a Kahiki y se suponía que, entonces, habría

reegresado. Las velas de los barcos extrajeras se parecía al estandarte de kapa7

asociado a la imagen de Lono; y la manera como el escuadrón de Cook navegaba

ociosamente a lo largo de las costas de varias islas era más que una pequeña

insinuación del avence del dios alrededor de la isla durante la fiesta de makahiki.”

De lo que expone Kuper (2001), cuando, en enero de 1979, desembarcó Cook en

Kealakekua, estaba bien encaminado para ser aceptado de manera general como Lono,

de esto Sahlins (1981) añade:

“Tan pronto como fue a la costa, acompaña por algunos de sus oficiales, los

sacerdotes los tomaron por su cuenta y los convirtieron en la figura central de la

ceremonia elaborada en el heiau de Hikiau, con lo que los sacerdotes querían

decir que lo reconocían como la encarnación de Lono; hasta el ultimo día de su

vida, los nativos lo trataron con respeto que llegaba a la adoración. No es seguro

se Cook se dio cuenta de la significación religiosa de todo esto”.

Tras un tiempo anclados, aprovisionándose gracias a los hospitalarios isleños y

poniéndolo todo a punto, Cook largó las velas y zarpó. Sin embargo, su mástil se

rompió y se vio obligado a volver (Malo 1951). Entonces, se reasumieron las viejas

relaciones, aunque los hawaianos sentían curiosidad sobre la razón que había hecho

volver a los extranjeros. Los hurtos se hicieron más comunes. Se llevaron las

herramientas de los herreros, lo cual produjo una refriega en la que un jefe llamado

Palea fue golpeado con un remo. Siguió la pérdida más grave de un bote. Cook adoptó

su estrategia acostumbrada y trató de tomar al rey como rehén hasta que se devolviese la

propiedad robada. Pero los hawaianos se habían tomado suspicaces como dice

Kuykendall (1957):

“Lono, si en realidad era Lono, nunca antes había ido a visitar a un jefe de tal

forma armado, apoyado por una escolta de soldados y con un movimiento

concertado y aparentemente hostil de botes armados procedentes de los dos

barcos.”

7Kapa, es una designación Polinesia a una especia de ropa sin tejer hecha a partir de la coreteza de la llamada morera

del papel (Broussonetia papyrifera)

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Se reunió una muchedumbre y algunos marineros fueron presa del pánico. El

propio Cook disparó su arma dos veces. En la confusión, lo tumbaron al suelo y lo

mataron. Los hawaianos se llevaron el cuerpo y lo trataron como el de un gran jefe

(Valery 1985). Los británicos se reagruparon y tomaron duras represalias. Finalmente,

después de una semana, se hicieron las paces. Los hawaianos devolvieron a los barcos

algunos de los huesos de Cook (Kuper 2001). Los ingleses los arrojaron al mar en una

ceremonia funeraria y partieron. La versión que hemos resumido en las líneas anteriores

representa el consenso de los estudiosos en el momento de la intervención de Sahlins

(1985). Su autor, Ralph Kuykendall (1957) era profesor de historia en la Universidad de

Hawai y su libro de la época precolonial era el primer volumen de lo que se iba a

convertir en una historia oficial de las isla, sintetizando los conocimientos académicos

contemporáneos.

Lo que hizo Sahlins (1985) fue proseguir y profundizar la lógica de esta

identificación generalmente aceptada entre Cook y Lono. Tal como leyó interpretó

testimonios (y éste continúa siendo un motivo de controversia), cuando Cook visitó por

primera vez las islas hawaianas de Kauai y Niihau, a principios de 1778, durante la

estación de “makahiki”, consagrada a Lona, los autóctonos tomaron a los marineros

ingleses por dioses. Sin embargo, los hawaianos no tardaron en descartar semejante

idea, particularmente a la vista del ansia de los marineros por acostarse con las mujeres

hawaianas y por compartir sus comidas con ellos (Kuper 2001).

De lo que sabemos de Cook, es que era una persona de talla alta, de test blanca,

ojos claros y cabello claro (rubio), posiblemente tenía una gran barba cuando arribó al

actual Hawai mostrándolo como una persona algo mayor (Kuykendall 1957).

Como hemos podido ver “la confusión” que provocan los “dioses” cuando se les

aparecen a los indígenas es un fiel reflejo que mucho antes, personajes semejantes

dejaron una gran huella cultural.

Fig. 4- James Cook, foto de la colección Hulton Deutsh.

13

AMÉRICA DEL SUR

América del Sur ha sido siempre un lugar que ha despertado por mucho tiempo el

interés de los antropólogos, historiadores, arqueólogos y otros investigadores que vieron

en nuestro continente una tierra mágica, exótica, llena de riquezas y de misteriosas

ciudades. Si enumeraríamos una lista de estos investigadores8 y sus trabajos tendríamos

serios problemas de espacio, por lo que citaremos sólo a los que se ocuparon de la

mitología sudamericana.

La tradición que presentamos ahora pertenece a los Tamanacos9 y trata sobre la

formación del mundo, este breve comentario que hacemos del texto fue recogido por el

célebre misionero italiano, el padre Gillij (1780: 167) que vivió mucho tiempo en las

regiones del Orinoco. Refiere este misionero:

“Que Amalivaca, el padre de los tamanacos, es decir, el Creador del género

humano, llegó en cierto día sobre una canoa, en los momentos de la gran

inundación, que se llama la edad de las aguas, cuando las olas del océano

chocaban en el interior de las tierras, contra las montañas de la Encaramada.

Cuando les preguntó el misionero a los tamanacos, cómo pudo sobrevivir el

género humano después de semejante catástrofe, los indios le contestaron al

instante; que todos los tamanacos se ahogaron, con la excepción de un hombre y

una mujer que se refugiaron en la cima de la elevada montaña de Tamacú, cerca

de las orillas del río Asiverú, llamado por los españoles Cuchivero”.

Según el historiador francés Metraux (1928: 33):

―Amalivaca no fue una creación mítica sino un hombre histórico; el primer

civilizador de Venezuela, cuyo nombre se ha conservado en la memoria de millares

de generaciones‖.

De esto podemos ver que Amalivaca, que llega por agua de una tierra lejana,

prescribe leyes a la naturaleza y obliga a los pueblos a renunciar a su ―modo de vida‖; y

estos rasgos diversos de un sistema de creencia son muy dignos de fijar nuestra

atención. Al igual que sus congéneres Hopi, Maya y Azteca llega provisto de un gran

conocimiento, de un gran bagaje cultural.

De la misma tradición Guaraní y en base a trabajos de Fabio Picasso (1999),

tenemos un mito general que abarca el inconsciente colectivo de dicho pueblo. Apunta

8Quien mejor penetró en el mundo religioso guaraní y consiguió transmitir sus cantos, fue León Cadogan (1889-

1973). El también, como Nimuendaju, fue admitido por un grupo guaraní, los Mbya del Guairá y recibió el nombre

que un cacique-chamán le reveló durante el rito de iniciación: Tupa-kuchuvi-vevé: dios-torbellino-que-vuela. El

mismo cuenta, en la introducción a AyvuRapytá, cómo un azar —obtener la liberación de un indio— le permitió

descubrir la existencia de las tradiciones secretas de los Mbya, después de muchos años de relaciones amistosas con

ellos, en todo cuyo lapso no había escuchado una sola palabra que hiciera sospechar siquiera la existencia de tales

tradiciones. 9Pueblo venezolano perteneciente a la familia Guaraní-Tupí habitaba, pues en gran parte de los actuales territorios de

Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Guayana, Bolivia, Perú y Ecuador.

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la tradición la existencia de un héroe (“dios”) llamado Pay Zumé (o Sumé para los

tupíes) y que fue identificado como Santo Tomás10

o Tomé, que habría llegado desde el

Asia a evangelizar estas tierras. Pay Zumé, según las leyendas indígenas, llevaba una

cruz, quería enseñarles una nueva religión, hacía milagros y les explicó el cultivo de la

mandioca, manihot (yuca), pero como no le oyeron, no le habían escuchado partió a

otras tierras, no sin advertirles que muchos años después vendrían otros hombres

parecidos a él que predicarían sus mismas palabras y los reunirían en grandes pueblos,

enseñándoles a amarse unos a otros y a tener una sola mujer.

Fig. 5.- Santo Tomé o Pay Zumé representado en la imagen hallada en Santo Tomé

das Pedras.

En la tradición mítica indígena brasileña no son raras las referencias a los

civilizadores blancos. La mayor de estas figuras es sin dudas Sumé. Este héroe se

reviste de singular importancia considerando que su influencia se hace presente en toda

la franja del litoral atlántico brasileño, desde Río Grande do Sul hasta Maranhao

(Marañón), más allá de algunos territorios en el interior. Sumé es el héroe civilizador

principal de los Tupi y es denominado como un “poderoso hechicero, blanco, barbado

que vino del lado del mar‖.

Los indios de Maranhao contaban que Sumé les había enseñado a sus antepasados a

cultivar y preparar la mandioca, en un tiempo legendario en que todos se alimentaban de

raíces duras y amargas. Sin embargo, las actividades de Sumé no se limitaron

exclusivamente a la tareas agrícolas. A este personaje fueron atribuidas también la

apertura de caminos y la introducción de nuevos principios religiosos. Sumé era

evidentemente pacifista mientras que los tupinambá eran guerreros. Por ello los relatos

cuentan al héroe expulsado y perseguido por los salvajes. En el sur se asegura que Sumé

se trasladó a Paraguay donde habría enseñado el uso de la Yerba Mate, siguiendo su

camino desde allí hasta Perú. Durante esta jornada habría abierto la carretera conocida

como Peabiru o Piabuyu, es decir ―Camino de la Montaña del Sol”. Muchos

10Santo Tomás de Aquino (1225-1274), filósofo y teólogo italiano, en ocasiones llamado Doctor Angélico y El

Príncipe de los Escolásticos, cuyas obras le han convertido en la figura más importante de la filosofía escolástica y

uno de los teólogos más sobresalientes del catolicismo.

15

especialistas dedican suma atención al sistema de caminos peruano prehispánico como

Lumbreras (1969), Hyslop (1984, 1992), Zuidema (1964) y Rostworowski (1981, 1992,

2004). El Estado Incaico marcaba su presencia sobre una vasta región a través de

carreteras muy elogiadas por los conquistadores europeos (Del Busto 2005). Cubría

todos los puntos cardinales excepto el Este del imperio lo cual se explicaría por la

ferocidad de los indios amazónicos. Sin embargo, la vía existente en Brasil llamada

Peabiru podría en algún punto ligarse con la red de caminos del Perú.

En el siglo XVII con el redescubrimiento de la carretera también se la rebautizó

como Santo Tomé artificio utilizado por los jesuitas para facilitar la catequesis en virtud

de la similitud fonética de Tomé con Sumé. Incluso se afirma que algunos de ellos se

hicieron pasar como reencarnaciones del héroe civilizador nativo (Picasso 1999). Lo

curioso es que el paso de Pai Sumé o Santo Tomé era casi siempre señalado por una

huella atípica ya que estaba marcada en plena roca. Indígenas de Paraguay y Perú

conservan estas tradiciones afirmando que se trata de la huella del pie de Pay Sumé que

provenía del este, desde Brasil.

El padre Alonso de Ovalle en “Historia del Reyno de Chile” (1995) asegura que en

el valle de Quito un indígena viejo, cantador tradicionalista que enseñaba a los jóvenes

las leyendas de los antepasados, les afirmaba que después del diluvio apareció en el

Perú un hombre blanco y barbado llamado Tomé quien predicaba una doctrina

desconocida.

Federico González Suárez en su obra “Historia General de la República de

Ecuador” (1996), afirma:

“La tradición relativa a ciertos hombres blancos y barbados, que aparecieron

de repente en medio de las tribus indígenas, es otra circunstancia muy digna de

examen, tratándose de la historia de las naciones, que poblaron antiguamente

estas provincias. Las tribus de los zarsas y las de las paltas en la provincia de

Loja, y las de los puruhaes en Ambato y en Latacunga señalaban unas piedras

grandes, en las cuales se veían impresas las huellas de un pie humano, que

manifestaba ser de varón. Esas piedras eran muy veneradas por los indios, porque

decían que sobre ellas se había solido parar un personaje misterioso, que

enseñaba doctrinas religiosas nuevas y desconocidas. Este personaje era

extranjero, andaba como peregrino y, al despedirse de los indios, se quitó la

sandalia con que llevaba calzados sus pies, y estampando en la piedra su planta

derecha, dejó patentes sus huellas, para memoria y recuerdo perpetuo de su venida

a estos lugares y de su predicación a las antiguas tribus indígenas pobladoras de

estas provincias”.

Los conquistadores y los primeros cronistas americanos explicaban muy fácilmente

esta tradición, diciendo que el personaje misterioso no podía ser otro sino uno de los

Apóstoles y, sin duda ninguna, Santo Tomás o San Bartolomé. De este modo, la

presencia de los dos Santos Apóstoles en el Nuevo Mundo les parecía un hecho

averiguado y acerca de cuya verdad no podía dudarse. (Picasso 1999).

16

Ellos mismos (conquistadores y cronistas) se han ocupado de referir datos acerca de

extrañas piedras grabadas con pisadas y otros símbolos atribuidos a Santo Tome, por

ejemplo: se hace mención de la piedra venerada cerca de Ambato en el antiguo distrito

de Riobamba, hecha poco tiempo después de fundada esta ciudad, y cuando todavía era

llamada la Villa del Villar Dompardo, en 1605. Esta piedra se llama Gonzanamáy de

ella habla el padre Calancha, quién, en su Crónica moralizada (1638), ha consagrado

varios capítulos a la relación de todas cuantas memorias se conservaban en el Perú

acerca de este personaje misterioso, el cual según piensa el padre Calancha, no pudo ser

otro sino el apóstol Santo Tomás y un discípulo suyo.

Es más que seguro que quedan aun muchos más documentos por releer y analizar

teniendo en cuenta la posible existencia de viajeros nórdicos y normandos o aún

templarios en las tierras de nuestro continente.

Mientras el análisis concienzudo y prolijo de textos y crónicas y las investigaciones

de campo sigan por la ―ruta de los navegantes‖ y no por el sendero de las

especulaciones sin fundamento el enigma de la presencia de personajes “los dioses”

comenzarán a develarse poco a poco.

Ahora nos vamos hacia el Perú, en la costa norte de nuestro país, en Lambayeque

encontramos el mito de Naylamp11

o Ñam-Lap que se remonta muchos siglos atrás, a

manera de resumen se cuenta que en aquella época donde los antiguos peruanos fueron

testigos de la llegada de un gran señor. Larco (1938: 44) cuenta la leyenda que recogió:

―…que una gran flota de balsas, comandadas por Naylamp desembarcaron

cerca a la desembocadura del río Faquisllanga, luego de lo cual caminaron un

largo trecho hasta encontrar un sitio ideal para asentarse y construir un palacio al

que denominaron Chot‖.

La tradición dice que en el lugar principal de este (Chot) palacio colocaron

a Yampallec, figura esculpida en piedra verde, que trajeron consigo y que representaba

la imagen del mismo Naylamp. El significado de Yampallec es: ―figura y estauta de

Naylamp‖. El tiempo transcurre, pasan los años, viviendo en paz, procrean muchos

hijos; hasta que Naylamp abandona a su pueblo para irse volando en forma de un ave.

Esto podría haber sucedido, dicen los estudiosos Golte (2009), Kauffmann (2002),

Donnan (1992), Lumbreras (1969), Larco (1966) y Kroeber (1925) entre los años 900

d.C. y 1300 d.C.

Interpretando:

a. Al igual que los demás ―dioses‖, Naylamp o Ñam-lap proviene de un pueblo de

navegantes, pero ahora la leyenda se sofistica un poco más porque no viene solo,

llega con una gran flota consigo.

11 Deidad de la cultura Chimú que se desarrolló entre el 1375 - 1476 d. C. avanzaron en el campo dela metalurgia,

trabajando el enchapado, dorado, perlado, etc. Su obra más representativa fue el tumi, cuchillo ceremonial de oro

utilizado en los sacrificios para los dioses.

17

b. Es plausible entonces que este grupo que arribo a las costas de Lambayeque tenía

bien claro su objetivo de exploración, sino ¿para qué invertir tanto tiempo y una

gran cantidad de navíos y personas?

c. Una vez en tierra firme, estos ―extranjeros‖ se disponen a explorar y construir un

palacio (templo), de ello extraemos que tuvieron un gran sentido religioso.

d. Traen a Yampallec que era una piedra verde con la imagen de Naylamp, esta

piedra pudo haber sido el jade12

que era usado y colocado únicamente como

instrumento religioso.

En este caso, el ―dios‖ no promete volver sino que ―se va volando‖ ¿o huye tal como

lo hizo el Quetzalcóatl de los Mayas?

Fig. 6.- Representaciones Chimú de Naylamp: alto relieve (izquierda), Tumi (Derecha

.

Fig. 7.- Variaciones de Naylamp, textilería (izquierda y centro), orfebrería (derecha).

12El jade se utilizaba en la antigüedad para fabricar armas, utensilios y adornos. Una variedad de jade era usada por

los nativos de las islas del Mar del Sur para la fabricación de hachas. El jade siempre ha sido valorado en China y en

Japón como la más preciosa de todas las piedras; los ejemplares más bellos de jade, esculpidos en forma de

ornamentos como jarrones, vasijas, placas y estatuas, muchos de los cuales son ahora piezas de museo, se tallaron en

China. Los antiguos mexicanos empleaban el término genérico chalchihuite para denominar todas las piedras verdes,

entre ellas el jade y la jadeíta, con las que elaboraban orejeras, narigueras, pectorales y adornos de los labios, entre

otros objetos suntuarios.

18

Tal y como sucedieron con Mayas y Aztecas, Moches13

y Chimúes ―compartieron

(tal vez) un mismo dios‖ quién también tuvo un papel civilizador.

Fig. 8.- Representaciones Moche de la Divinidad Intermediadora (izquierda) y la

Divinidad de la Vía Láctea (derecha), según Golte (2009)

Fig. 9.- Representaciones Moche de Naylamp

Si la llegada de Naylamp presenta algunas dudas aún, existe en el Museo Larco una

placa ornamental alusiva a esta divinidad que ―vino del mar‖ en donde se puede

observar de manera resaltante sus características raciales:

Fig. 10.- Placa ornamental de Naylamp, se pueden ver claramente rasgos no

amerindios, como por ejemplo una barba.

13La cultura moche floreció entre el 400 - 750 d. C. Fueron hábiles ceramistas de primer orden, destacaron por sus

huacos retratos, de carácter antropomorfo, zoomorfo y fitomorfo. Su cerámica tenía carácter documental,

reproduciendo mitos y ceremonias, así como también escenas de la vida cotidiana y la sexualidad.

19

A continuación transcribimos una importante publicación de la Revista Caretas n°

1187 que dice:

“Corre el año 900 d.C. Atravesando una frondosa masa de algarrobos y

zapotes, una comitiva de nobles de la cultura Sicán, descendientes de los Mochica,

identifican un claro en el bosque de Ferreñafe, Lambayeque. Inmediatamente, los

sacerdotes realizan alineaciones astrológicas y corroboran que ese es el lugar

indicado para adorar al dios Naylamp. Levantan la huaca Las Ventanas y el

bosque se vuelve su capital sagrada. Hoy el lugar responde al nombre de

Santuario Histórico Bosque de Pómac. Desde entonces, y durante casi 500 años,

alrededor de 50,000 habitantes Sicán reinaron en la zona hasta ser sucedidos por

los Chimú, unos 160 años antes de la llegada de los españoles. En ese tiempo su

orfebrería y arquitectura fue impresionante. En el Área Natural Protegida, de

5,887 hectáreas, se erigen 20 pirámides de adobe en un radio de 45 Km2.

Con el Proyecto Arqueológico Sicán –iniciado en 1978 por el arqueólogo

japonés Izumi Shimada junto al Ph.D. Carlos Elera– se descubrió que cada una de

ellas albergaba riquezas notables.“Tan sólo en la huaca Loro se hallaron 1,200

kilos de objetos preciosos”, sostiene Elera, presidente del Comité de Gestión de

Pómac: “Esto la hace la tumba prehispánica más rica del continente”. Por algo

también se llama Huaca del Oro. Con esto, “el 90% de las piezas de oro del Perú

precolombino viene de los Sicán”, añade. El metal servía para adorar a Naylamp

y endiosar al Señor de turno. Así lo demuestra el Gran Tocado Ceremonial con un

Naylamp de ojos alados bajo un felino de oro puro.

Para los Sicán, Pómac era un bosque sagrado. Para los miles de visitantes que

llegan al Museo Nacional de Sicán año a año, es dorado. (T.M.)”

Esta publicación hace referencia a un importante acontecimiento de difusión de una

tradición o tal vez de una vivencia propia que se transmitió de generación en generación

sobre un personaje, sobre un “dios navegante”.

Fig. 11.- Áurea y felina representación de Naylamp –por influencia moche– en Gran

Tocado (Ecuador)

20

Otra leyenda de “dios navegante”, alto, con barba, de piel clara hace su aparición en

el Perú, en Tiahuanaco14

o Tiwanaku, este “dios” es conocido como Viracocha15

.

Sabemos que cuando los primeros colonizadores españoles pisaron el Perú en 1532, se

quedaron sorprendidos ante los gigantes monumentos abandonados en el paisaje. Según

los incas, aquellos colosos fueron erigidos por una raza de “dioses blancos” que

vivieron allí en tiempos inmemoriales. Aquellos arquitectos eran hombres sabios,

pacíficos, que no sólo transmitieron sus conocimientos sobre agricultura, astronomía y

arquitectura, sino que también enseñaron una manera de ver la vida.

Sobre la historia de este “dios” anotamos el trabajo de Rankin (1999: 144) a

continuación:

“De estos misteriosos seres las leyendas recogen el paso de Tangaroa, Rongo,

Hotu Matua, entre otros. Pero quizás el que más sobresale es el nombre del dios

Tiki, quien, como los demás, aseguraba venir de un país calcinado por el sol.

Maui, uno de los adeptos de Tiki y pariente cercano además, aseguraba que

procedía de un lugar llamado Pura, y la palabra pura es la que indica la parte del

cielo por donde se levanta el sol. Así no era difícil adivinar que Tiki, por ser

pariente suyo, provenía del mismo sitio.

Gracias a ello, los indígenas del Perú lo llamaron Illa-Tiki o Kon-Tiki, que

dicho de otra manera significa Fuego-Tiki o Sol-Tiki. En tiempos anteriores a los

incas, en la zona litoral del Perú, los indios lo denominaban Kon, mientras en el

interior del país era conocido como Tiki. Sin embargo, cuando los incas llegaron

al poder descubrieron que estos dos nombres pertenecían a la misma divinidad que

ya ellos llamaban Viracocha, es decir Espuma de Mar, y entonces unieron los tres

nombres: Kon-Tiki-Viracocha, aunque algunos han llegado a pensar que su

verdadero nombre era Inga Viracocha.

Este dios en particular era sumo sacerdote y líder de los demás dioses blancos

que lo seguían. Junto con él al menos doce hombres más habían arriesgado sus

vidas cruzando el mar por intentar llegar a la Polinesia. Sus nombres,

afortunadamente, se han conservado hasta nuestros días: Ku, Kane, Kama, Kura,

Kukara, Ilo, Mauri, Ra, Rangi, Papa, Taranga e Hiti.

Estos hombres blancos encabezados por Tiki se alargaban los lóbulos de las

orejas artificialmente. Eran llamados Orejas Largas por los incas. Los indios

vecinos de la mítica ciudad de Tiahuanaco, aseguraban que el lago Titicaca era el

lugar de residencia del dios Tiki, pero una leyenda cuenta que los dioses blancos

fueron perseguidos y masacrados por un jefe indio llamado Cari proveniente del

valle de Coquimbo. Todo parece indicar que la raza blanca quedó parcialmente

aniquilada por aquel salvaje, pero Tiki y algunos de sus hombres lograron

escapar.

Los indios que habitaban ambos lados de las Américas, contaban que en

tiempos pasados unos hombres barbudos, de piel blanca, ojos azules y cabellos de

14Tiahuanaco en la ciudad situada a mayor altura del mundo antiguo. Su nombre significa ―Ciudad de los dioses‖. Las

escasas pruebas de carbono 14 señalan una fecha de fundación anterior al 300 d.C. por razones desconocidas, todos

los trabajos cesaron en torno al 900 d.C. 15En quechua, apu significa señor, tiqsi significa fundamento, base, inicio; mientras que wiraqucha proviene de la

fusión de dos vocablos: wira (grasa) y qucha (laguna). Es plausible que el nombre original sea wayraqucha- el viento

de los mares- tanto por su concepción como un personaje que aparece por el lado del mar y como viento.

Características señaladas en Kon -viracocha de los relatos de Huarochirí, como en la desaparición de Tunupa

21

color rojo, desembarcaron en las costas de su país. Venían en grandes naves que

poseían alas de cisne y casco luminoso. Lo cierto es que tiempo después de haber

salido huyendo del Perú, Tiki y sus adeptos fueron a parar a la isla del Polinesio.

Los habitantes de estos pequeños trozos de tierra pertenecen a la misma raza

polinesia que ven en Tiki a su antepasado original. Allí los orejones fueron

atacados por un grupo de Orejas Cortas (caníbales) que, al parecer atraído por el

color blanco de sus pieles y el color rojizo de sus cabellos, no pudieron evitar la

tentación de exterminarlos.

De igual manera este personaje señaló a los hombres, animales y vegetales las

funciones que debían cumplir en la Tierra. Después de acabar su obra siguió el camino

del Sol, perdiéndose en el océano con su comitiva por el oeste. Por lo que sabemos

Viracocha fue venerado por las culturas andinas desde el Primer Horizonte o Formativo.

De él, nos refiere la Dr. María Rivara de Tuesta en un episodio de la vida del Inca

Huayna Cápac cuando a éste se le presenta un “fantasma” que vaticina el arribo de

hombres blancos al Tawantinsuyu (2000: 74):

“Debemos partir de esta inicial formación aun cuando la explicación de este

acontecimiento queda en la bruma de lo imaginativo y sólo podemos establecer

una remota relación, obedeciendo a la descripción física del ´del fantasma´ - un

hombre con barbas -, con algún navegante perdido que hubiese podido llegar al

Cuzco desde las costas atlánticas del sur de nuestro continente y que el sacerdocio

puso secretamente en comunicación con el príncipe en sus tres años de destierro

en los pastos de Chita.

Este extraño personaje, que pudo ser un naufrago, habría informado el

sacerdocio, y en general al joven futuro Inca, de la existencia de otra remota

cultura y le habría explicado, así mismo, ciertos aspectos fundamentales de la

misma. De hecho Viracocha adopta el nombre de la entidad explicativa de todo lo

existente y fue, al mismo tiempo, un renovador en muchos otros aspectos,

incluyendo el religioso”.

En Chavín16

lo encontramos en la Estela de Raimondi como el Dios de los Báculos.

En Tiahuanaco lo encontramos en la Portada del Sol; llamándosele Dios Llorón. En

Huari, lo encontramos en sus vasijas y textilería; llamándosele Dios Bizco, al

representar sus ojos las fases de la Luna. Siendo sus características como refieren los

cronistas Cabello de Balboa (1951), Cobo (1953), Estete (1924) y Oliva (1998) este

personaje salió del agua (posiblemente una adaptación del mar), enseñó a los hombres y

mujeres a trabajar la tierra, era de test blanca, con barba y alto. Los Incas lo

consideraron un dios principal como el Inti o Sol.

De las pruebas de su existencia existen muchos testimonios arqueológicos a lo largo

y ancho del país y las encontramos principalmente en la iconografía, para ello usaremos

el cuadro cronológico que estableció John Howlan Rowe en 1948 adaptada a nuestro

propósito explicativo para el Perú.

16Chavín se desarrolló, aproximadamente entre el año 900 y el 200 a.C., en el área andina septentrional e incluso en la

zona costera del norte de Perú. El estilo Chavín, caracterizado por una cerámica monocroma negra y el motivo

decorativo de jaguares en tejidos, objetos metálicos y óseos, se extiende hasta el norte de Perú.

22

Esquema 1.- Comparación estilística de los navegantes que arribaron al Perú

prehispánico, elaboración propia.

23

Esquema 2.- Cronología del posible arribo de navegantes en América

Prehispánica, elaboración propia.

24

Con respecto al caso de los Incas, el cronista Pedro Pizarro (1986) afirmó que la

familia del Inca Atahualpa era alta, de piel más blanca que de la los españoles y que

tenían los cabellos de color rojo. Estas líneas nos hacen pensar si los Incas (los

forjadores de un gran Estado conocido como Tawantinsuyu que se extendía a lo largo de

Sudamérica en más de 4000 km) fueron una raza autóctona o, ¿todo lo contrario?.

Como hemos podido observar la tradición de los ―dioses navegantes‖ en el Perú y en

los demás países americanos es amplia y está bien documentada en crónicas y en el arte

prehispánico; ya sea la Divinidad Atigrada Chavín, el Dios volador de Paracas y Nazca,

el Naylamp Moche y Chimú, el Apo Catequil de Cajamarca, el Dios del fuego de los

Yauyos (Wallalo Karhuincho) (Mallma y Torres 2009), Pachacámac, el Inti de los

Incas, el Amalivaca de Guaraní o el Pay Zumé de los tupíes, todos cuentan y mantienen

la tradición de que en un época muy lejana llegaron “los dioses” a sus costas, y ellos les

enseñaron a convivir con sus hermanos, les enseñaron a construir templos en honor a

ellos o a una autoridad espiritual superior, pues querámoslo o no, ellos, “los

navegantes”, trajeron y expandieron una nueva cultura y dejaron muy una gran huella

de su presencia.

Lo que la iconografía prehispánica sudamericana nos presenta y demuestra es un

sinnúmero de viajeros (y no uno solo) que nos visitaron, ya que es improbable por

ejemplo que la “Divinidad Atigrada” Chavín haya vivido más de 2000 años, hasta ver

florecer a la sociedad Chimú y se haga conocer como Naylamp. Por lo que, afirmamos

que nuestro continente fue “visitado y explorado” en muchas y diversas ocasiones a lo

largo de su historia.

Ahora nos vamos más al sur, nos vamos hasta Chile. Utilizaremos “un elemento

probatorio”, un hallazgo pétreo perteneciente al complejo El Vergel ubicado en la

localidad chilena de Mulchén, cerca de Angol. La forma del lito es más o menos

cilíndrica, algo plana y más ancha hacia una punta. Hacia la otra disminuye en diámetro

y termina algo redondeada. La superficie es áspera y no muestra en ninguna parte

desgaste por algún uso. El material es roca granular, algo fina de mica negra (biotita)

cementada con cuarzo o tal vez feldespato. El color es gris oscuro casi negro. A la luz

del sol las hojuelas de mica reflejan como diamantes.

Pero lo que más nos llama la atención de dicho descubrimiento son las características

raciales que presenta, visiblemente no pertenecientes a ningún grupo étnico chileno o

mapuche17

.

17 Los Mapuche son un pueblo amerindio de la familia lingüística araucana, cuyos habitantes actualmente viven en

Chile y Argentina. Su origen mítico se sitúa en la lucha entre las serpientes Kai Kai y Ten Ten, pelea que derivó en

un diluvio que duró ‗más de tres meses‘ y que les obligó a refugiarse en un cerro cerca del río Biobío a partir del cual

poblaron la Tierra.

25

Fig. 12- Escultura lítica en andesita, hallada en terrenos de cultivo, posee 122 mm de

largo y 33 mm de ancho en su parte más gruesa pesando apenas 159 gramos. Se puede

observar un rostro masculino con una especia de yelmo o casco y una prominente

barba.

Si los indígenas chilenos vieron algo en cierto momento de su historia que los

impacto y que en algún momento lo calificaron como divino, hicieron todo lo posible

para que ese recuerdo se quedara con ellos y perdure en el tiempo.

Sin duda el arte prehispánico no posee un carácter atribuido a la imaginación o a la

inspiración como sugieren muchos estudiosos (Méndez 2009), sino que plasma

acontecimientos importantes ya sea en piedra, en tela, en metales o de manera oral (en

cantos o poemas). Lo que encontramos pues en las obras culturales del antiguo hombre

americano son relatos que ocurrieron en un tiempo y lugar determinado con hombres y

“dioses” de carne y hueso. Estos relatos no son “cuentos” que inculcan valores o

enseñanzas éticas para una generación, sino son hechos históricos, sucesos

culturalmente importantes que forjaron la identidad de un pueblo.

¿CÓMO LLEGARON?

No proponemos una fecha única del arribo de “los navegantes” a América, sino una

serie de secuencias, que se establecen y diferencian en miles de años, de esta manera

debieron existir viajes exploratorios ya sea por huida (búsqueda de refugios al

presentarse fenómenos telúricos, terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas), por

buscar nuevas tierras o por una simple pérdida o desviación acaecida en el mar.

En 1947 el etnólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl nos hizo reconocer que

el mar lejos de ser un elemento que separaba a los pueblos (como hasta en la actualidad

se cree), pudo ser un medio capaz de unir a las más antiguas civilizaciones. Pues bien

Heyerdahl no se equivocó.

26

En todo el continente americano existen pruebas que la colonización empezó hace

miles de años atrás desde oriente y occidente, y que en este proceso llegaron navíos de

todo tipo a todas las zonas costeras18

, sin embargo, no nos ocuparemos de eso, solo

trazaremos algunas de las rutas que debieron seguir ―los dioses navegantes‖, para ello

recurriremos a los trabajos la arqueóloga norteamericana Betty Meggers (1997) y del

físico oceanográfico Nikolai Maximenko (2012) quienes proponen (cada uno por su

lado) las vías marítimas que debieron seguir las antiguas embarcación para recorrer el

mundo, teniendo en cuenta el tipo de navío y el tipo de corrientes existentes en el globo.

La Dra. Betty Meggers (1997) recoge la opinión de muchos investigadores que

coinciden en que estos contactos existieron y además fueron repetidos e independientes

entre sí. Con sus colaboradores afirman que la cultura ecuatoriana de Valdivia (4.000

a.C.) tiene el mismo origen que los japoneses de Jomon Medio y que emigrantes chinos

de la civilización Chang o Shang llegaron a América nada menos que 3700 años antes

de nuestra era. Plantean que es muy probable que estos contactos repetidos

contribuyesen a formar las altas civilizaciones precolombinas ya que muchos de los

pueblos asiáticos ya conocían el arte de la navegación y la astronomía así como también

tuvieron un gran avance en la “industria náutica”.

Fig. 13.- Mapa de la primera posibilidad de viaje planteado por Meggers en 1997 y las

corrientes marinas, los puntos corresponden a la ruta que siguió el Yasei-go III

De la misma manera, el físico Nikolai Maximenko (2012) traza en base a datos por

computador las rutas que nuestros antepasados pudieron seguir para llegar a América

desde Occidente según algunas tradiciones nórdicas.

18HORNA, Hernán (2006). “La Conquête des Amériques”. Éditions Demi-Luneen coéditionavecTiméli, Paris.

27

Fig. 14.- Mapa de la segunda posibilidad de viaje desde occidente, elaboración propia

a partir de los criterios de Maximenko (2012)

Como ya hemos podido ver tanto de Oriente como Occidente fue factible la

probabilidad de viajes oceánicos por parte de ―navegantes‖ que un día decidieron ver

que había más allá del mar.

Algo que debemos de anotar en este apartado es que al describir el proceso de

civilización de las distintas culturas precolombinas caen en un grave error los

antropólogos, historiadores y principalmente los arqueólogos que conciben un

desarrollo (principalmente tecnológico) aislado del resto del mundo. De ello,

proponemos que el estudio de las civilizaciones precolombinas debe de abordarse como

la interconexión en un megasistema. Por lo general, creemos que la cultura ―X‖ y la

cultura ―Y‖ se desarrollaron aisladas la una de la otra, encapsulamos sus modos de vida,

sus costumbres y su tecnología para estudiarlas unitariamente. Si aplicamos este

estudio, éste nos dará vacíos históricos, fechas y fechas que pretenden describir la

historia pero que no intentan nada por explicarla.

¿DE DÓNDE VINIERON?

De lo expuesto, el mar es una gran “carretera” marítima por donde transitar, pero,

¿cuál es el lugar de origen de “los navegantes” que nos visitaron?. Para responder a

estas interrogantes recurriremos a las tradiciones que abundan en el Viejo Mundo, así

como también las que hay en Oriente sobre viajes de hombres y flotas que en algún

momento arribaron nuestro continente.

28

De manera breve enumeraremos los viajes y los personajes que en algún momento

llegaron a las costas americanas y se convirtieron en “dioses”:

1. Empezaremos con la tradición de los Escandinavos que exploraron y colonizaron

diferentes áreas del Atlántico Norte, que incluían las islas de Groenlandia,

Terranova y las costas de Canadá y posiblemente Estados Unidos, a partir del siglo

X (Horna 2006). Los estudios con radiocarbono ubican los últimos rastros de

asentamientos hacia 1430, según la leyenda del evento se le atribuye a Laif, hijo de

Eric el Rojo el descubrimiento en el año 1000. De hecho hay tribus del Yukon y

terranova con ojos azules y pelo rubio (Rivet 1992).

2. También se habla de la expedición Egipcia de Nekau hijo de Samético en el siglo VI

a.C., Monarca de Egipto (595-589 a.C.), de la XXVI Dinastía que hace 2.600 años

pudo haber llegado a América siguiendo los alisios canarios hasta Venezuela y El

Caribe, es de conocimiento que los egipcios eran mestizos de caucasianos

mediterráneos y negroides sudaneses y etíopes y comenzaron su periplo de

conquista y mercader en esas fechas.

3. De la misma forma, hubo una emigración de los cananeos, puestos en fuga por

Josué, la ruta es mencionada por Rivet (2002):

―….debieron partir una vez llegados a Egipto, hacia el oeste, alcanzar el

litoral del Atlántico por el norte de África, para trasladarse por fin hacia América,

cruzando el océano‖

4. John Rankin (1999) apunta que los tártaros o mongoles también hicieron travesías

por el Pacífico siendo Kublai-Khan en 1380 el fundador del pueblo peruano.

5. Seguidamente el francés Guines (Rivet 2002) después de estudiar y revisar los

textos del escritor chino Ma-Twan-Lin, habló de una nueva tierra descubierta por un

sacerdote budista chino llamado Hoei-Shin en el año 499, esta tierra maravillosa se

llamaba Fu-Sang.

6. La Europa Medieval tampoco se queda atrás. Ahora los protagonistas son los

famosos Caballeros de la Orden del Temple o Templarios19

quienes hacia el año de

1308 de nuestra era zarpan en una Flota que soltó amarras desde La Rochelle y

nunca más se supo de ella. Fernando Fluguerto (2000: 165), estudioso de la

Fundación Delphos escribió sobre las expediciones Templarias a Sudamérica:

“De acuerdo a nuestras investigaciones de campo y a los estudios

cartográficos efectuados hasta el presente es nuestra hipótesis que efectivamente

19Miembros de una orden medieval de carácter religioso y militar, cuya denominación oficial era Orden de los Pobres

Caballeros de Cristo (también Orden del Temple). Fueron conocidos popularmente como los Caballeros del Templo

de Salomón, o Caballeros Templarios, porque su primer palacio en Jerusalén era adyacente a un edificio conocido en

esa época como el Templo de Salomón.

29

las singladuras templarias hacían escala en las Islas Canarias. Esto se debía a que

desde el litoral atlántico europeo debían tomar rumbo Sud pegados al continente

africano haciendo escalas en Canarias y en las Islas de Cabo Verde, y recién a la

altura de la latitud 10° Norte, aproximadamente, hacían rumbo Oeste para

acercarse a las costas americanas. De este modo evitaban la Corriente del Golfo,

en dirección NE contraria a su destino, y el Mar de los Sargazos, frente al Caribe.

Una vez frente a la actual Venezuela hacían nuevamente rumbo Sud aprovechando

la Corriente Cálida del Brasil que los ayudaba a bajar hacia el Sud costeando el

litoral sudamericano hasta la latitud 35° Sud, frente al estuario del Rio de la

Plata. Recordemos que el nombre de Rio de la Plata se debió a que las barcazas

Templarias que bajaban desde la zona de Cerro Corá, Paraguay (Fundiciones

Templarias), siguiendo el río Paraná (que en guaraní significa “hacia el agua

grande”) hasta el Rio de la Plata, debían allí trasbordar su carga a los buques

templarios que llevarían los lingotes de Plata (Argentum) hasta La Rochelle.

Por eso los indígenas de la zona hablaban de la presencia de Plata, pues

efectivamente la veían, cuando en realidad esta procedía desde el yacimiento del

Cerro Rico, en Potosí, Bolivia. Luego de la latitud 35° Sud la navegación se hacía

próxima a la costa hasta penetrar en la Bahía Sin Fondo (actual Golfo de San

Matías) pues en ese tramo la corriente se hacía contraria por la Corriente Fría de

las Malvinas que lleva rumbo Norte. Allí en el Golfo San Matías se encontraba el

Puerto Templario sobre una “ínsula costera” que figuran en varios

mapas.Contamos en nuestro poder con los de Martín de Moussy (francés y

probable masón) y Cruz Cano (español). (Estas cartas se enviarán por este mismo

medio a quién lo solicite expresamente).

A su regreso, el cruce del Atlántico se hacía más al sud aprovechando siempre

la corriente que cruza hacia el África y luego tomar rumbo Norte, pegado a las

costas africanas hasta volver al litoral atlántico europeo. Esta misma ruta la

siguieron luego Colón, Gaboto, Vespucio, Magallanes, Sarmiento de Gamboa, etc.

y también todos los Corsarios Ingleses como Francis Drake, Thomas Candish,

Narborough, etc. (también los holandeses y los franceses). La llegada por tierra a

la Patagonia desde Perú era prácticamente imposible por las dificultades y

penurias del viaje. Esto hizo que fracasaran las expediciones de Juan de Garay,

que solo llegó desde Buenos Aires hasta Tandil, y las tres expediciones de

Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) que en la última alcanzó el Rio

Negro a la altura de Choele Choel y regresó sin alcanzar su destino de la Bahía

Sin Fondo donde de acuerdo a informes dados por Juan de Garay estaría una de

las Ciudades de los Césares. Esta Ciudad sería justamente el Fuerte Templario

objeto de nuestras expediciones. Pensamos que la flota templaria al salir de La

Rochelle en 1308 cargó en el Oeste de la Gran Bretaña al Santo Grial junto con

importantes reliquias y lo trajo a nuestras tierras a través del puerto fortificado

que hoy se llama El Fuerte, en el Golfo San Matías”.

Con esto podemos ver que es muy probable que avanzadas europeas hayan

atravesado buena parte del territorio argentino en busca del definitivo enclave para

depositar el Grial y probablemente a la búsqueda y explotación de los yacimientos

de plata que se decía en Europa poseían los Templarios en algún sitio desconocido.

Está claro que la presencia de personajes totalmente desconocidos para los nativos

30

debe haber despertado un sinnúmero de leyendas y la consecuente plasmación en la

iconografía rupestre y cerámica.

La leyenda de la Ciudad de Los Césares y la existencia de Cruces Templarias o

europeas en un número muy apreciable en las manifestaciones plásticas indígenas

sudamericanas son un apoyo importante para la posibilidad de presencia de

Caballeros Templarios en América del Sur.

7. Otro relato lo encontramos en uno de los documentos más sagrados de la

humanidad, la Biblia. En ella tenemos la descripción de una tierra lejana en que las

flotas Fenicias navegaron en nombre del rey Salomón de Israel para adquirir oro

para la construcción de un gran Templo en Jerusalén, esta tierra enigmática y rica

recibe el nombre de Ofir. Su ubicación exacta no ha sido confirmada. En 1 Reyes

9:26-28 leemos:

―Salomón mandó también construir una flota en Asiongaber, que está cerca de

Elat, a orillas del Mar Rojo, en la tierra de Edom. Hiram envió a esa flota algunos

de sus marineros, conocedores del mar, con la gente de Salomón. Llegaron a Ofir

y trajeron de allí cuatrocientos talentos de oro, que llevaron al rey Salomón.”

Otro pasaje de la Biblia (2 Crónicas) sugiere que el viaje de ida y vuelta tardó tres

años en completarse. La tierra de Ofir se denomina de diversas formas como un

lugar en el Este, un lugar de ríos y montañas, la tierra del sol, un lugar habitado,

donde incluso los simios se encuentran. El rey Salomón envió dos flotas a Ofir: uno

a través del Mar Rojo, la ruta conocida por los egipcios, y otra a través del Estrecho

de Gibraltar. En general se supone que ambas flotas navegaron a un puerto en la

costa de África oriental. Pero si bien es cierto que los buques de Hiram hicieron el

viaje en no menos de tres años, ese lugar en África no se presta a este hecho.

Solo hemos anotado siete relatos que pudieran dar respuesta de la procedencia de

“los dioses” que un día llegaron a América, empero, de forma segura existen muchos

otras crónicas de iguales travesías en el resto del mundo.

Por otra parte, debemos de mencionar un caso peculiar que redactó y demostró el

historiador peruano Antonio Del Busto (2006) sobre el viaje de un “dios” que parte de

América.

Este “dios” se llamaba Túpac Yupanqui (quien era un personaje histórico del

Tawantinsuyu) al que se le atribuye ser el “descubridor de Oceanía”, lo que sucedió

con él (ocurrió también con nuestros ancestros americanos) es que los polinesios lo

confundieron con una figura divina, dándole el nombre de “el dios Tupa”.

Esto ocurrió por el hecho de que el Inca venia con una gran e imponente flota

consigo, además de que él dijo a los polinesios que él era el hijo del Sol, razón por la

cual se le atribuiría su presunta divinidad.

31

Fig. 15.- Inca Túpac Yupanqui, según Felipe Guamán Poma de Ayala (1615), 1936

Lo que sabemos de la expedición de Túpac Yupanqui es que de dio

aproximadamente en el año de 1465 d. C. (Del Busto 2006) y que se componía de más

de 20000 hombres, lo que supone una flota de 400 balsas. Duro nueve meses, según

unos, un año según otros, y llegó a las islas Auachumbi o Huaguachumbi y Ninachumbi

(Rivet 2002). Con respecto a las embarcaciones que debieron de existir en el Perú

prehispánico tenemos el dibujo de Girolamo Benzoni (1572), quién a su modo de ver, el

dibujo que a continuación presentaremos es una copia fiel al modelo de los navíos que

se utilizaban en antiguo Perú:

Fig. 16.- Modelo de embarcaciones en el antiguo Perú, hecho por Girolamo Benzoni

en 1572.

32

Este dibujo de 1572 nos hace ver que ya existía el arte de navegar en el continente

sudamericano, se ven claramente remos en ambos lados de la embarcación; así como

también una pequeña vela, esto implica que los antiguos americanos ya conocían y

aprovechaban la energía del viento para poder trasladarse y adentrarse en el mar.

Por otra parte, tenemos el modelo de embarcación que debió de llevar al Inca Túpac

Yupanqui hasta Oceanía, esta idea fue propuesta y descrita de forma detallada por el

historiador peruano Antonio del Busto (2006: 114):

“Las partes de la balsa grande, sin cortar el cuerpo de la embarcación

fueron cuatro: arboladura, velamen, caseta y guaras. Eventualmente se

añadían los lugares destinados para la despensa, la cocina y el retrete. A su

vez fueron accesorios importantes las áncoras o potalas, el cordaje o jarcia

y posiblemente las pértigas.

Empezando por la arboladura, trataremos del mástil. Este era bípode,

explicando una relación debida al marino Andrés Baleato: „La cabría tiene

una guinda como de 20 varas; sus palos se apoyan sobre los extremos de

una tabla puesta a babor a estribor en la mediana de la balsa y están

trincados a ella y a un barrote con bejucos; esa cabria lleva dos vientos a

popa y un estay a proa; la vela es redonda con más caída que pujamen y

éste mayor que el gratil.‟ En tal mástil o arboladura de los palos unidos en

lo alto se sostenía la vela. Dos obenques lo aseguraban a popa y un tirante

a proa. Algunas balsas grandes las menos tenían un segundo mástil o

trinquete también bípode que izaba una vela que media la mitad de la mayo.

A manera de bauprés lleva en la proa un palo bolinero que a veces sostenía

un foque. La primera balsa que conocieron los españoles en 1526, la

alcanzaba por el piloto Bartolomé Ruiz, tras sus mástiles y antenas de muy

fina madera.

La vela que oficiaba de mayo era cuadrangular o trapezoidal y estaba

hecha con hilos gruesos de algodón. Se izaba en el mástil y se ataba en la

parte alta de una verga. Las ataduras en este caso nunca pasaban de diez.

Se gobernaba la vela por dos cabos superiores y largos y por dos jarcias

bajas y cortas. La vela estaba formada por trozos de la tela cosidos entre sí;

convenientemente reforzados y unidos presentaban una pieza algo menos

que la superficie de la balsa. La vela del trinquete hemos visto seguida a las

mismas pautas que la mayor, pero media la mitad de esta. El foque nunca

lucia desplegado coligiéndose que se empleaba poco o en circunstancias

precisas. Existe un dibujo de la relación de Jorge Spilbergen, que data de

1617, en el cual se representa una balsa con dos mástiles y dos velas

triangulares. En este caso las velas – al revés de las grandes piraguas

polinésicas – presentan un vértice hacia arriba. Hablando en general de las

velas de algodón – hechas por los españoles en la costa panameña del Mar

del Sur - , Pascual de Andagoya las reconoce „excelentes‟ y el piloto

33

Bartolomé Galera concluirá que eran „velas de algodón del mismo talle de

manera que los nuestros navíos‟.

La caseta – también llamada cabaña, casucha, cubierto, ramada o

barbacoa, armadura o choza – era de caña guadúa, y su techo de dos

aguas. Estaba cubierta por hojas de bijao o palma. Esta caseta podía ser

de dos pisos, aunque lo usual era que fuera de uno solo. Se levantaba detrás

del mástil mayor y ocupaba la quinta parte de la cubierta, extendiéndose

bastante más si así lo exigía el crecido numero de viajantes o la mucha

mercaduría. La misión de la caseta era defender del sol del frio, de la lluvia

y de las salpicaduras del mar, también servir de dormitorio. Es posible que

la balsa real de Túpac Yupanqui haya tenido una caseta de medidas

especiales que diera lugar a varias habitaciones.

Las guaras constituyeron el gran secreto de las balsas. Solucionaron la

ausencia del timón o gobernalle y, además, sirvieron para aumentar la

velocidad de la embarcación, tomar la dirección deseada, enmendar el

rumbo, navegar contra el viento y vivar en redondo teniendo al viento

propicio o adverso. Las guaras eran generalmente seis. Cada una media

tres o cuatro varas de largo. Media vara de ancho y unos tres dedos de

grosos. Se graduaban a discreción, hundiéndolas o sacándolas parcial o

totalmente, siempre entre los troncos mayores.

Las había en la popa, en el centro y en la proa de la balsa. Su misión

podía explicarse de la siguiente manera: si las velas aprovechaban el

viento, las guaras aprovechaban la corriente. Dominar simultáneamente

guaras y velas era mantener la navegación feliz.

La despensa funciono en la proa, lugar venteado y fresco, no

mereciendo comportamiento especial. La cocina no pasó de ser un fogón en

la aleta de estribor y el retrete o letrina estaba en la de babor. Situados

ambos en la popa, en los flancos de la guara centra, la cocina evitaba

incendios y el retrete incomodidades varias.

Las áncoras o potalas fueron de piedra. Tenían forma circular y estaban

horadadas en su centro para permitir el paso de los cabos y facilitar sus

nudos. Viajaban cerca de proa y solían ser por amura. Cada ancla parecía

una amoladera o piedra de amoral, de esas servían par afilar armas. Otros

testimonios dicen que semejaba una piedra de molino o una muela de

barbero.

El cordaje o jarcia también era de henequén. Los cabos de esta liana

tenían fama de fuertes y resistentes. Soportaban tanto la brisa como el agua

salida del mar. Recordaban al cáñamo acordonado. La „Relación Samano

Xerez‟ habla de „muy buena xarcia del dicho enequen […] que es como

cáñamo‟. A su turno, Pascual de Andagoya habla de „un nequén que hay,

que es como cerro de lino: hácese (con él) muy hermosa jarcia y más fuerte

que la de España‟.”

34

Por las descripciones expuestas, la embarcación del Inca en mención sería de la

siguiente manera:

Fig. 17.- Modelo de embarcación Inca que debió de utilizar Túpac Yupanqui en 1465

al descubrir Oceanía, Según Antonio del Busto

O tal vez como esta:

Fig. 18.- Modelo de embarcación Inca propuesta por Smithsonian Institution

35

Pero esta crónica del encuentro del “dios Tupa” con lo polinesios no queda ahí. Este

“dios” era racialmente de color rojo, llevó hasta Oceanía la cerámica, la textilería y la

metalistería. Su arribo significó una impactante experiencia cultural, ya que hasta hoy se

le conmemora con una danza en su honor (Del Busto 2006).

De esto, cabe una reflexión con el acontecimiento del Inca Túpac Yupanqui, un

“navegante”, que venido de tierras lejanas se convierte en “dios” y que deja

testimonios de su encuentro con otros pueblos, es demás decir que este acontecimiento

se ha repetido una y otra vez a lo largo de nuestra historia.

Por lo expuesto, creemos que América tiene culturalmente un poco de todo, tanto de

oriente como de occidente como también de su percepción propia. Pues, no diremos que

fue un solo “navegante” el civilizador de toda América (o que los navegantes

americanos llevaron cultura a otras partes del mundo), sino que fueron muchos, sin

embargo, uno de ellos sobresalió (como la civilización de dónde venía) y fue quién se

convirtió en un recuerdo que vive aún en lo más hondo del inconsciente del hombre

americano.

¿QUÉ IMPACTO GENERARON EN CADA PUEBLO VISITADO?

Los ―navegantes‖ quedaron inmortalizados en cada cultura que visitaron, su imagen

se grabó en piedra, en arcilla, u otro material digno de ellos como el oro por ejemplo.

Impulsaron el desarrollo de la civilización americana con rasgos de su propia cultura

dejando parte de la suya. Enseñaron un fuerte sentimiento de vida espiritual. Edificaron

templo en su honor. Procrearon hijos (“semidioses”) y estratificaron la sociedad.

Enseñaron los placeres de la música y el baile. Así, por casualidad o no, cambiaron el

rumbo de la historia y forjarían lo que hoy es América.

¿SE QUEDARON O RETORNARON A SU PATRIA?

Como ya hemos visto, en la mayoría de casos los “dioses navegantes” se quedan

durante algún tiempo en el pueblo en el cual arribaron, comen, se alimentan, vuelven a

construir su embarcación y deciden regresar (huir en algunas versiones) a su lugar de

origen o desaparecen volando y se pierden en el mar.

Lo curioso es que en cada pueblo del continente existe una promesa por parte de los

“dioses” de volver algún día, incluso muchas de las promesas están relacionadas con

ciertos fenómenos climatológicos o sociales a suceder antes del nuevo encuentro, de la

misma forma casualidad o no, los pueblos americanos conservan fechas en dónde la

promesa hecha por sus antepasados muchos milenios atrás se cumplirá.

Tal es el caso de la llegada del ―hermano blanco‖ de los Hopis que tenía una fecha

de regreso que sería en 1519, sin embargo, “el hermano blanco” se atrasó y llegó en

1540 en la persona del Español Pedro Tovar, el primer hombre blanco que conocieron

los Hopis (Water 1992). En México la misma fecha de 1519 corresponde al año Ce

Acatl, en donde Quetzalcoatl volvería, y sí lo hizo en la persona de Hernán Cortez y los

36

demás españoles que llegaron con él. En Perú ocurre algo similar, hacia 1532 llegan a

las costas de Tumbes unos seres altos, con barbas y de piel blanca, los Viracochas. Los

Viracochas que habían llegado eran Francisco Pizarro y su hueste. María Rostworowski

(1992) refiere que los indígenas confundieron a los españoles (como en los otros

eventos) con los esperados hijos del Sol que venían a dar fin a las disputas internas que

atravesaba el Estado Inca. Empero, la intenciones de estos “dioses” no fueron nada

salvadoras. De manera casi similar el Capitán Inglés James Cook fue confundido con

“Lono” en Centroamérica y el recuerdo del encuentro aún perdura en nuestros días

como la venida de un “dios” que vino a dar orden al mundo corrupto.

De este modo, al encontrar tantos paralelismo culturales entre los pueblos de

América (y con el resto del mundo también) nos damos cuenta que la historia no es

cómo nos la cuentan. El error tal vez no radique en la fuente de la información, sino en

la manera en cómo nosotros nos acercamos más a ella y qué hacemos para comprobarla

y explicarla.

América no debe ser estudiada aisladamente, sino interrelacionada, conectada y

comparada con el resto del mundo, ya que fue la difusión (intencionada o no) la que

permitió que nuestros ancestros tuvieran grandes avances culturales y tecnológicos y fue

esta misma la que hoy nos permite que compartamos estas líneas.

Finalmente no pretendemos opacar el culto religioso que se le ofrecen hasta hoy a

muchas de la “divinidades” descritas en líneas anteriores y menos aún decir que fueron

solo “simples mortales” los que nos dieron el aliento civilizatorio; pretendemos todo lo

contrario, queremos resaltar la importancia de su labor en nuestra América no solo de su

legado material sino también de su espiritual.

Cumplir con las normas morales, agradecer a la naturaleza por la vida e implorar y

pedir al Dios Supremo por nuestro pueblo o por nosotros mismos es algo que en algún

momento de nuestra historia nos lo enseñaron hombres sabios que conocían los

misterios del cielo y de la tierra; y que en agradecimiento, nuestro ancestros les hicieron

un sitial en su propio mundo como sus protectores, como “sus dioses”.

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