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LOS EDITORIALES, REFLEJO DE UN MOMENTO HISTÓRICO. ANÁLISIS
DE LOS EDITORIALES PUBLICADOS EN EL PAÍS Y ABC EN MAYO DE 1976
María del Mar Blanco Leal
Universidad Complutense de Madrid
El presente trabajo pretende analizar el posicionamiento de dos diarios de
información general que se publicaban en España en mayo de 1976 y que han llegado
hasta nuestros días: ABC y El País. Para ello se parte del concepto de los principios
configuradores que determinan la línea editorial, estructural y de actuación de los
distintos medios y que se trasmite a través de su contenido, especialmente de los
editoriales. Para ello se propone un modelo de análisis que permite la aproximación a
los espacios de opinión de forma sistematizada. El estudio de los dos diarios elegidos,
que representan posturas opuestas, permite ofrecer ideas significativas: por una parte,
como se establece cierta empatía entre los medios para trabajar por un fin común. Por
otra parte, determinan de forma conjunta los objetivos a los que dirigirse: el poder
político para promover el cambio y el público general al que quieren mantener
informado. Una sociedad convulsa en un momento histórico y político complicado en el
cual los medios de comunicación tuvieron singular protagonismo.
1. Introducción.
El paso de la dictadura a la democracia en España, como consecuencia de la
muerte de Francisco Franco en 1975, supuso una modificación radical de los principios
fundamentales del Estado y un cambio sustancial en la sociedad española. La aparición
en este momento histórico de nuevos medios que concebían la comunicación desde
perspectivas diferentes ofrece una idea de la lucha constante que se establece entre las
cabeceras para defender posicionamientos políticos, sociales y comunicativos concretos.
Dos diarios que han llegado hasta nuestros días, ABC y El País, pueden servir
como referentes de un momento histórico en el que los medios de comunicación
tuvieron un protagonismo sustancial. Para ello se procederá al estudio de los principios
configuradores que cada medio refleja en un espacio de especial relevancia como son
los editoriales.
La forma en que cada uno de estos diarios afrontó el momento de la transición,
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del cambio hacia nuevas fórmulas de gobierno es significativo del sentir social y de las
dificultades de un momento histórico cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días.
Por este motivo, partiendo de la expresión principios configuradores y mediante un
modelo de análisis adecuado al estudio de estos espacios, se puede proceder al análisis
de los editoriales que ambos medios publicaron durante el mes de mayo de 1976,
coincidiendo con la aparición de El País. Del tratamiento de estas piezas se conseguirán
extraer conclusiones pertinentes que aportan luz no sólo sobre el posicionamiento de
cada periódico, sino sobre la propia polaridad de una sociedad que necesitaba más que
nunca de los medios de comunicación.
2. Alcance de la expresión principios configuradotes.
El término principios configuradores guarda una estrecha relación con otro más
amplio, que sirve de enclave imprescindible a este trabajo, el de ‘empresa periodística’,
entendida como “conjunto organizado de trabajo redaccional y técnico, medios
económicos y materiales y relaciones comerciales, para difundir informaciones e ideas a
través de la edición de publicaciones periódicas”1.
En la propia noción de empresa periodística se encuentra el germen que llevará a
detectar la realidad de los principios configuradores, ya que este tipo de empresas está
orientada a difundir no sólo hechos o informaciones, sino además ideas, juicios,
opiniones... Términos distintos que intentan abarcar el objeto de difusión de toda
empresa informativa2 y periodística, pero ¿cuál es realmente el objeto del periodismo?
¿Qué es el periodismo en sí?
Las ciencias sociales, dentro de las cuales se encuentra el periodismo, se
caracterizan, en algunos casos, por su falta de definición, o por la polisemia que
presentan los distintos términos. De ahí, la dificultad de obtener un concepto de
1 NIETO, A., La empresa periodística en España. Pamplona, Eunsa, 1973, p. 14. Partiendo de este concepto de empresa periodística, básico y fundamental nos adentraremos en el campo de los principios configuradores, para lo que es preciso señalar dos figuras de referencia como son los profesores, Nieto e Iglesias con la obra conjunta, titulada Empresa Informativa, cuya primera edición es de 1993. La 2ª edición, que es la que utilizaremos de ordinario en este trabajo, publicada con el título La Empresa Informativa es del año 2000. Esta obra, en especial el capítulo XV, la considero fundamental para acceder al estudio de los principios configuradores, tal y como se pretende desarrollar en este trabajo. 2 Nos serviremos, pues, del concepto más amplio de empresa informativa, en lugar de empresa periodística ya que los principios configuradores no son materia exclusiva de las empresas de prensa sino que pueden aplicarse a los distintos medios de comunicación social: prensa, radio y televisión. Para ello entendemos por empresa informativa “el conjunto organizado de trabajo redaccional, creativo y técnico, bienes materiales y económicos, y relaciones comerciales, para difundir informaciones, ideas, expresiones artísticas o de entretenimiento, utilizando soportes o medios de comunicación social”. NIETO, A.e IGLESIAS, F., Empresa Informativa. Ariel,, 2000, p. 90.
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periodismo.
No obstante, Galdón nos ofrece un concepto sintético que puede ayudarnos a
determinar el punto de partida: “El Periodismo es un saber prudencial que consiste en la
comunicación adecuada del saber sobre las realidades humanas actuales que a los
ciudadanos les es útil saber para actuar libre y solidariamente”3.
Hablar de prudencia quizás sorprenda, si no entendemos, como lo hace el autor,
que “la prudencia es (...) una cualidad que reside en el entendimiento o razón, cuyo
objeto es el conocimiento de la realidad”4. Así pues, es innegable la relación entre la
prudencia y el periodismo, más aún, podría considerarse conditio sine qua non. Pero
Galdón va más allá en su explicación cuando afirma: “la prudencia no sólo da razón
cabal de la naturaleza intelectual y práctica del periodismo, sino también de su doble
dimensión de saber y de servicio, de verdad y de bien, y del sentido personalista y ético
que vertebra todo el quehacer periodístico”5.
La posibilidad de que un hecho de la realidad se convierta o no en noticia, es
resultado de la acción humana, de la elección profesional, de la valoración empresarial,
lo que supone que la información es resultado de múltiples factores que la configuran y
modelan hasta que llega al destinatario 6 . Por ello es necesario que las acciones
específicas de los distintos implicados en el proceso informativo estén orientadas
armónicamente y tengan un marco de referencia criteriológico. Precisamente esto es lo
que pretenden los principios configuradores, aunque sus competencias no se limiten
exclusivamente a ello.
Para una definición precisa de principios configuradores nos remitimos a la obra
conjunta, anteriormente mencionada, de Nieto e Iglesias, ambos autores entienden los
principios configuradores como el “conjunto de conocimientos determinados que
inspiran los contenidos informativos y fundamentan la estructura y actividad
empresarial”7.
Un análisis detenido del concepto permite profundizar en la fuerza que encierra.
3 GALDÓN LÓPEZ, G., Desinformación. Método, Aspectos y Soluciones. Pamplona, Eunsa, 3ª edición, 2001, p. 244. 4 Ibíd., p. 238. 5 GALDÓN, G., op. cit. 2001, p. 241. 6 “En efecto, la prudencia es una cierta sabiduría esencialmente práctica que, teniendo en cuenta los conocimientos concretos, los principios éticos permanentes, el conocimiento intencional del fin y de los hombres que pueden llevarlo a cabo, así como las circunstancias concretas presentes, tanto regula el gobierno de los hombres como dictamina la elección de los medios adecuados para la consecución de los fines propuestos. Y, al mismo tiempo, es la que impera cada acto humano individual, libre y deliberado”. Vid. GALDON, G., op. cit., 2001, pp. 238-242. 7 NIETO, A e IGLESIAS, F., op. cit., 2000, p. 144.
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“Principio”, por ejemplo, hace referencia al “origen y fundamento intelectual de la
empresa” y “configuradores” expresa “la capacidad de dar figura peculiar a la empresa,
aportando unidad y forma específica, que la distingue de otras organizaciones
empresariales”. Los principios configuradores son, por tanto, el pilar sobre el que
comienza a organizarse y a estructurarse la empresa informativa que a su vez, le
confiere un sello propio, le imprime carácter particular y diferenciador.
Así pues, se puede afirmar que los principios editoriales recogen en esencia el
ideario del periódico, el conjunto de ideas y pensamientos principales que resumen su
razón de ser8. A pesar de lo cual, Iglesias matiza la diferencia existente entre principios
configuradores y editoriales, datos necesarios para abordar el presente estudio.
El alcance de los principios configuradores queda de este modo íntimamente
ligado a la constitución de la empresa informativa como tal, y su concreción debe ser
abordada como una de las primeras decisiones tomadas por el empresario al afrontar el
reto de crear una empresa informativa, ya que su existencia afecta no sólo al
funcionamiento diario sino a la razón de ser de dicha organización. Es necesario insistir
en las características propias de la empresa informativa9 y destacar los matices que la
identifican, haciendo especial mención a las funciones que le son propias.
Llano explicita la finalidad de la empresa en cuatro puntos10 que se pueden
aplicar a la empresa informativa: Ofrecer un servicio a la comunidad; Generar suficiente
valor económico añadido; Proporcionar a sus miembros satisfacción personal y
perfeccionamiento humano; Lograr una capacidad de autocontinuidad.
Además de las cuatro funciones señaladas debe destacarse la que el propio
público suele asignarles, puesto que “de los medios de comunicación se espera que
desempeñen su papel de vigías públicos; esta función de vigilancia es absolutamente
fundamental en una democracia”11. En el momento histórico en el que se desarrollan los
hechos sobre los que se va a trabajar, 1976, la función de los medios de comunicación
8 Cfr. IGLESIAS, F., “Principios e idearios de las empresas radiofónicas”, en Empresa informativa y mercados de la comunicación. Estudios en honor del profesor Alfonso Nieto Tamargo. Pamplona, Eunsa, 2003, p. 121. 9 Cuando hablamos de ‘empresa’ hacemos referencia al “conjunto organizado de actividades personales, medios económicos y materiales y relaciones comerciales con propósito de obtener beneficios, para la consecución de una idea de producción de bienes o prestación de servicios con destino al mercado” (NIETO, A.e IGLESIAS, F., op. cit., 2000, p. 16). Por otra parte al definir la ‘empresa informativa’, nos referimos necesariamente a los caracteres específicos de la información y a la finalidad concreta y específica de este tipo de empresas: “el poder de informar”, aspecto sobre el que se centra el presente estudio. 10 LLANO, A., La nueva sensibilidad. Barcelona, Espasa Calpe, 1988, p. 157. 11 LAVINE, J. M. y WACKMAN, D. B., Gestión de empresas informativas. Madrid, Rialp, 1992, p. 73.
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estaba muy orientada hacia un público y hacia una cúpula política que no tenía claro
cómo desarrollar el proyecto de reforma política. Desde las distintas instancias se
alentaba o se intentaba frenar el proceso democratizador. Con este trabajo podremos ver
cómo cada diario contribuía, en la medida que consideraba oportuno, a la configuración
de un nuevo mapa político.
3. Manifestaciones de la necesidad de formulación.
Los principios configuradores forman parte de las primeras decisiones que han de
tomarse en el proceso modelador de la empresa informativa y que determinarán a corto,
medio y largo plazo el desarrollo de la actividad empresarial. Como bien afirma
Iglesias, “toda empresa tiene necesariamente que dar a conocer (por ejemplo, a través de
los correspondientes registros públicos) determinados aspectos jurídicos y económicos,
tanto de la sociedad mercantil que ostenta su titularidad, como de la actividad que lleva
a cabo. [...] En el caso de la empresa de comunicación es necesario conocer además
planteamientos de orden intelectual, cultural y ético sobre una amplia gama de
aconteceres de la realidad social, cuestiones que, en definitiva, al tiempo que reflejan la
transparencia de la empresa, permiten identificarla”12.
Es preciso que el editor ofrezca al público una serie de líneas maestras con
objeto de facilitar el entendimiento del mensaje que ofrece el producto informativo, y
que debe estar en consonancia con los planteamientos intelectuales previos reflejados en
la formulación de la empresa13. No se puede obviar que en el caso de El País, el diario
está dando sus primeros pasos por tanto se deben establecer las pautas de
funcionamiento posterior.
La necesidad de hacer llegar al destinatario información precisa del conjunto de
conocimientos que delimitan el carácter y la actitud de la empresa en distintos ámbitos y
que inspiran los contenidos de la publicación, supone un esfuerzo adicional y prioritario
a la empresa que algunos autores definen como ‘principios editoriales’. “Principios,
porque de ellos procede la actividad empresarial. Editoriales, porque su destino es el
conocimiento público, siguiendo el significado de la voz latina edere (publicar) opuesta
12 IGLESIAS, F., art. cit., 2003, p. 120. Es preciso señalar que aunque este estudio concreto del profesor Iglesias se refiere específicamente al ámbito de la empresa radiofónica puede extrapolarse al de la empresa informativa en general. 13 En este sentido señala Nieto que “el editor oferta un producto que se valora en el mercado según la mayor o menor adecuación con las promesas de la empresa. El lector y el anunciante comprobarán esa calidad al cotejar lo prometido con lo realmente ofertado, es decir, si el objeto social está o no reflejado en el ejemplar del periódico”. NIETO, A., op. cit., 1987, p.24.
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a inédito” 14 . En este trabajo de 1987, Nieto habla habitualmente de principios
editoriales, mas en textos posteriores irá apareciendo frecuentemente el concepto
principios configuradores. De hecho en la 1ª edición del libro Empresa Informativa,
publicado en el año 1993, el término habitual es el de principios configuradores ya que,
según lo observado, los principios editoriales intentan resaltar especialmente el carácter
público de estas formulaciones, destacando la capacidad de “salir a la luz”, de ser
publicados y conocidos por los destinatarios, perdiendo fuerza vital en el aspecto de
verdaderos inspiradores, creadores, configuradores en suma, de la imagen y de la
identidad de la empresa informativa.
Cuando hablamos de principios configuradores no pretendemos referirnos sólo a
la vertiente ética de la información, sino que abarcan todos los ámbitos de la empresa,
desde los contenidos de la escritura de constitución hasta los del producto informativo.
No sólo es responsabilidad moral, también gerencial, directiva, económica o política.
Como sugiere Bonete “los medios de comunicación e información tienen que ser
conscientes de los supuestos e implicaciones morales que conlleva la utilización del
lenguaje y convertir el lenguaje mismo en objeto principal de responsabilidad moral. El
‘cómo’ (forma) se cuentan los mensajes comporta tanta gravedad moral como el ‘qué’
(contenido) del mensaje y su ‘para qué’ (finalidad)”15. Todos los agentes implicados en
el proceso de materialización, industrialización y comercialización de los productos
informativos deben ser conscientes de la relevancia de este acto de responsabilidad, a la
vez que comprenden que opiniones excesivamente éticas o morales pueden convertirse
en los principales causantes de la situación de estancamiento de las empresas
informativas, identificando con ataduras indestructibles los términos principios
editoriales o configuradores, a meros accesorios de autorregulación en el ámbito
políticamente correcto16.
Aunque sería absurdo defender una postura anti–ética desde la tarea de
periodistas como mediadores sociales, es importante no quedarse a medio camino, ni
focalizar excesivamente en un asunto concreto. Para poder dotar a los principios
configuradores del verdadero sentido que tienen en el proceso constitutivo de la
14 NIETO, A., op. cit., 1987, p. 24. 15 BONETE PERALES, E. (coord.), Éticas de la información y deontologías del periodismo. Madrid, Tecnos, 1995, p. 39. 16 El editorial publicado en el Wall Street Journal, el 15 de julio de 1983, afirmaba: “Tenemos que matar a la ética antes de que la ética nos mate a nosotros [...]. La ética es tan engañosa y autodestructiva como cualquier otra obsesión y corremos el riesgo de pasar a la historia como la primera civilización que se asfixió a sí misma en un frenesí de ética”.
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empresa informativa es preciso atender a sus características, cuestión para lo que
acudimos de nuevo al libro de Nieto e Iglesias17.
3.1. Aspectos característicos de los principios configuradotes.
Según estos autores, los principios configuradores se caracterizan por ser
autónomos, deben estar formulados por los responsables de la empresa informativa de
modo independiente a decisiones o presiones externas. Asimismo, podemos señalar la
independencia como otro de los factores que afecta y se ve afectada por la existencia de
los principios configuradores, aspecto que se tratará más adelante.
Como se ha mencionado anteriormente, los principios configuradores tienen un
carácter marcadamente universal y global, son comunes al conjunto de empresas
informativas y deben ser conocidos, compartidos y aceptados por todos los miembros de
la organización. Por otra parte, abarcan los distintos ámbitos de la empresa
condicionando no sólo su actividad, sino también su estructura y contenido. Como ideas
que afectan al funcionamiento conjunto de la empresa tienen un carácter perdurable. Su
aspecto coactivo no permite que se cambien constantemente pero ello tampoco implica
que tengan carácter permanente. Pueden ser modificados respondiendo a las
circunstancias sociales y a las necesidades informativas del público, haciendo gala de un
matiz variable que dota a los principios configuradores de la flexibilidad que necesitan
para adaptarse a la realidad del momento18.
Es obvio resaltar el carácter actual y cambiante del producto informativo y las
modificaciones que pueden sufrir con objeto de adaptarse a los avances de las distintas
corrientes ideológicas e intelectuales de los sectores sociales, políticos, culturales o
económicos. Por ello los principios configuradores deben ser adaptables al ‘medio’ y al
‘modo’ informativo, y estar atentos a los cambios que se producen como fieles testigos
de la realidad cotidiana, sin estar por ello condenados a adoptar inmediata e
inminentemente cualquier pequeño cambio.
El proceso de formulación afecta de manera irreversible a la operatividad de los
principios configuradores, teniendo repercusión directa y apreciable en la empresa y en 17 Vid. NIETO, A.e IGLESIAS, F., “Principios Configuradotes”, en La Empresa Informativa. Barcelona, 2ª edición, Ariel, 2000. Capítulo XV. Este capítulo presentaba los mismos contenidos en la 1ª edición (1993). 18 Vid. LAVINE, J. M. y WACKMAN, D. B., op. cit., 1992, p. 113. “El enunciado de una misión es una declaración de la finalidad que persigue una empresa. Con frecuencia, al ofrecer una visión de conjunto de la empresa, estos enunciados tienen un carácter semifilosófico. Como en todo este tipo de declaraciones, el enunciado de la misión debería revisarse periódicamente – aunque el tiempo que deba transcurrir entre tales revisiones sea relativamente largo, entre 5 y 10 años”.
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su producto. En esta línea sentencia Soria: “No basta decir, por ejemplo, que la empresa
informativa tiene como principios editoriales la promoción de los valores
constitucionales, la pluralidad, la independencia de la información, los derechos
humanos, la libertad democrática, u otras bellas generalidades. Todo esto es mucho
pero, a nuestros efectos, es casi nada. Son principios de escaso compromiso, almas sin
músculos, cuestiones obvias, afirmaciones para decorar unos bellos estatutos en una
bella pared”19.
Deben ser plurales, es decir, tener un espectro de acción que abarque diversas
formas de pensar y de actuar, ya que no pretende limitar la libertad de los actores de la
empresa sino facilitar el desempeño de sus funciones. Además, son una opción de
consenso entre las distintas esferas de la organización; así lo expresa Nieto cuando se
refiere a la manera en que deben abordarse los contenidos informativos de un periódico.
“Quienes dirigen y trabajan en una empresa periodística deben llegar a un acuerdo sobre
el modo de pensar respecto a cada una de esas áreas, para contraer un compromiso
ideológico ante los lectores”20. Con este talante abierto, de acogida a distintas ideas y
propuestas de los profesionales implicados es desde donde debe abordarse la concreción
de los principios configuradores.
Aunque pueda parecer obvio, es necesario mencionar el aspecto de legalidad que
deben presentar los principios configuradores, puesto que en todo momento deben ser
respetuosos con las formulaciones legales, aunque no deben quedar reducidos a ellas.
No obstante, también el presente trabajo nos permitirá observar con mayor claridad
estas características que deben definir las formulaciones ideológicas de las distintas
empresas informativas.
3.2. Principios editoriales, principios configuradores, línea editorial.
Anteriormente he apuntado alguna diferencia entre principios configuradores y
editoriales. La idea de principios configuradores es más reciente que la de editoriales.
De hecho, son numerosos los términos utilizados por los distintos autores para hacer
referencia a este tipo de formulaciones que de un modo u otro pretenden expresar lo
mismo. Por ejemplo, Soria utiliza indistintamente ambos conceptos21 cuando afirma que
19 SORIA, C., op. cit., 1997, p. 57. 20 NIETO, A., op. cit., 1987, p. 25. 21 GALDÓN, G. (coord), op. cit., 2002, p. 18. Galdón considera que el concepto abarca tres aspectos perfectamente diferenciados pero absolutamente interdependientes: naturaleza, objeto y finalidad, precisamente analizando estos tres aspectos podemos obtener la idea de principios configuradores de un
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“empresas informativas son auténticos microcosmos delimitados por su solera, por sus
tradiciones, por su cultura y estilo de vida, por su principios editoriales y éticos”22.
Aún así, podemos apreciar cómo Soria utiliza el término principios editoriales
separado de cultura y de tradición, como un apartado decisivo y determinante, también
independiente de la ética. Esta distinción apunta ya el concepto de principio
configurador aunque manteniendo, como se dijo anteriormente, la importancia del
carácter público, publicado y conocido por todos los participantes del proceso
comunicativo.
Soria sostiene que “los principios editoriales, por el contrario, han de dar cuenta
y razón del pensamiento colectivo concreto que, en cada empresa, inspira los contenidos
informativos, los posicionamientos editoriales, y el estilo ético de la actuación
informativa. [...] La transparencia de los verdaderos principios editoriales y éticos –
aquellos que realmente definen la conducta informativa de la empresa– constituye la
transparencia más importante que interesa asegurar” 23 . En este planteamiento el
concepto de principios editoriales, está muy unido a la conducta ética de la empresa y
de los profesionales, en la línea por tanto de la postura de Nieto.
Por su parte, Aznar amplia el campo de lo que deben abarcar los principios
editoriales cuando afirma que “suponen el reconocimiento de la dimensión
comunicativa, intelectual e ideológica de un medio y conllevan el compromiso
empresarial de mantener y respetar esa dimensión”24.
Existen términos que junto con principios configuradores y editoriales suelen
utilizarse de manera habitual en la empresa periodística: línea editorial o ideario.
Se entiende por línea editorial el conjunto de ideas que inspiran la concreción
continuada de los principios, y que se dan a conocer al lector mediante la propia
publicación, especialmente a través de los espacios de opinión: críticas, editoriales, y
algunas veces en el posicionamiento implícito que podemos extraer de las
informaciones que hay en el ejemplar y que se refiere en su mayoría a aspectos éticos,
coyunturales a la labor del informador.
Si nos referimos a los principios editoriales, aquí sí se puede hablar propiamente
de formulación, es decir, existe un texto que los responsables de la empresa elaboran
modo concreto y diferenciado con respecto a otros términos similares que habitualmente utilizamos indistintamente. 22 SORIA, C., op. cit., 1997, p. 57. 23 Ibíd., 1997, p. 57. 24 AZNAR, H., Comunicación responsable. Barcelona, Ariel, 1999, p. 78.
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presentando en él aquellas características que van a inspirar el funcionamiento diario.
Aunque podemos considerar que en los principios editoriales se tratan temas que no son
sólo éticos, el contenido del texto está estrechamente relacionado con la necesidad de
una autorregulación en el campo de la información. Tienen como elemento identificador
la necesidad de ser publicados, de ‘ver la luz’ para que puedan ser conocidos por el
público. Si en el caso de la línea editorial el lector era el que debía ir consiguiendo paso
a paso las ideas que conformaban el conjunto constituyente de la imagen ética de la
publicación, en este caso la empresa se encarga de ofrecer esta información dotada de
un carácter propio. El objeto fundamental es el cariz ético y en algunos casos los
aspectos formales de la información.
Como se indicó en un trabajo previo25, los principios configuradores deben
mucho a la reflexión de Nieto, que a lo largo de toda su obra puso de relieve la
importancia de estas formulaciones, no sólo para el estudio de los contenidos sino
fundamentalmente para la comprensión de la razón de ser de la empresa informativa que
es el tema que nos ocupa.
Según Nieto e Iglesias principios configuradores son el conjunto de ideas que
inspiran el producto informativo, la actividad y la estructura empresarial, en muy
diferentes ámbitos y poseen una formulación propia, conocida tanto por los miembros
de la organización, como por el público.
Así pues, los principios configuradores afectan a las distintas ópticas desde las
que se puede ver la empresa informativa: jurídica, económica y social. Esto les confiere
un carácter referencial, y a veces, normativo, cara a la toma de decisiones en los
distintos ámbitos y a lo largo de las etapas por las que atraviesa la empresa informativa.
Este es el verdadero paso que dan los principios configuradores con respecto a
definiciones anteriores, manteniendo el carácter público del que hacían bandera los
principios editoriales.
En este punto lo que interesa saber es qué empuja a la empresa a materializar
esos principios, o cuáles son las reticencias que opone para no llegar a concretarlos. En
el próximo apartado se valorarán las ventajas e inconvenientes que presenta la
elaboración y existencia de los principios configuradores para la empresa informativa y
de este modo, conocer los cauces por los que llega a los distintos protagonistas del 25 IGLESIAS, F. y BLANCO, M. del M., “Principios editoriales y principios configuradores en el pensamiento del profesor Alfonso Nieto Tamargo”, en Doxa Comunicación, II, mayo 2004, pp. 9-26. Universidad San Pablo–Ceu, Madrid.
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proceso informativo la información sobre el posicionamiento ideológico, ético,
estructural y organizativo de las empresas actuales.
4. Algunos datos interesantes de ambos diarios.
4. 1. ABC, prensa con tradición.
Para conocer un poco más directamente ABC es posible hacerlo a través de las
declaraciones públicas y publicadas del diario remontándonos sin más remedio al
número uno de esta publicación, 1 de enero de 1093, ya que aquí encontraremos la
primera declaración de intenciones del entonces semanario: “ABC es un periódico de
información universal que nace para ser diario... Pretende ABC ser, no un periódico
más, sino un periódico nuevo por su forma, por su precio, por los procedimientos
mecánicos que empleará y por la índole de sus trabajos... ABC cultivará preferentemente
la información gráfica haciéndola objeto de especial cuidado... En política no seguirá
bandera alguna para no mermar su independencia, dentro de la cual se propone vivir sin
abdicar uno solo de sus fueros. Es este primer número de ABC un testimonio de sus
propósitos; es su credo, su programa, su plan de trabajo”26.
Siguiendo en esta línea y para concretar un poco más la idea que el medio quiere
dar a su público nos remitimos a otra de las numerosas declaraciones programáticas que
ha publicado el medio en sus páginas a lo largo de su historia, recordamos por tanto las
palabras del editorial que apareció el martes 14 de abril de 1931, con él podremos
hacernos una idea de la línea ideológica que el diario estableció en sus orígenes y que
con ligeras modificaciones sigue vigente hasta la actualidad: “Nuestra fe y nuestros
principios no se los lleva el huracán de las pasiones que ha turbado tantas conciencias y
ha extraviado a una gran parte del pueblo, sumándolo –creemos que pasajeramente -a
esa otra opción que en toda sociedad propende a la rebeldía con los peores instintos, y
sobre la que no ha logrado jamás una política honrada. Seguimos y permaneceremos
donde estábamos: con la Monarquía, con el orden, con el derecho, y nunca fuera de la
ley; respetuosos de la voluntad nacional, pero sin sacrificarle nuestras convicciones. La
Monarquía es el signo de todo lo que defendemos; es la historia de España”.
No es posible hablar de ABC sin hacer referencia a la insigne figura de Torcuato
Luca de Tena y a su mano derecha, Gonzalo Fernández de la Mora, conocido
diplomático que fue el encargado durante la época de Torcuato como director de ABC
26 ABC, 1 enero 1903, p. 1.
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de redactar los editoriales. Así pues, habla Gonzalo en sus memorias: “Torcuato Luca
de Tena, que había asumido la dirección de ABC –se refiere a 1952-, me pidió que le
ayudara a interpretar el espíritu del periódico –españolista, católico, monárquico,
conservador, tolerante, caballeroso y honesto- y me entregó la responsabilidad de las
páginas de colaboradores y de las columnas editoriales”.
Con estas ideas previas José Luis Cebrián es nombrado director de ABC en 1975
bajo la supervisión de Torcuato Luca de Tena, como presidente de la Junta de
Fundadores, y arquitecto de la línea editorial del periódico. Vigilado de cerca por esta
arrebatadora personalidad tendrá que asumir Cebrián la dirección del diario. Afirma
Víctor Olmos en su Historia de ABC que “uno de los principales problemas con los que
se enfrenta Cebrián es que el ex director Torcuato Luca de Tena se ha cuidado
personalmente de que aquel sea prácticamente apartado de configurar la línea política
del diario. Un día antes de que José Luis Cebrián fuera nombrado director del ABC,
Torcuato Luca de Tena había sido elegido, para sustituir a su padre, presidente de la
Junta de Fundadores y del consejo de dirección del periódico. Y desde ambos puestos,
concebidos para mantener la ideología del periódico, Luca de Tena está, en realidad
dirigiendo editorialmente el periódico”27. Es más, en una carta, de finales de marzo de
1977, Cebrián confiesa a Pedro de Lorenzo: “Parecen tiempos de humillación y de
inquisidores que creen tener toda la verdad sobre cómo se debería hacer ABC”.
Como podemos observar era Torcuato Luca de Tena el responsable de la
dirección del periódico variando en muy poco la línea marcada aproximadamente 75
años antes, lo que se tradujo en el descontento, tanto del propio director, como ya
hemos visto, como de la mayoría de los profesionales que trabajaban en el medio.
“Torcuato Luca de Tena estaba, sin remedio, anclado en el pasado, y, tras la muerte del
general Franco, convirtió al ABC, para sorpresa de muchos de sus accionistas y de sus
lectores e indignación en parte considerable de sus redactores, en una trinchera del
tardofranquismo. Ésa, según la mayoría de los analistas, era realmente la causa principal
de la creciente disminución de popularidad y de ventas del periódico”28.
Posteriormente es Guillermo Luca de Tena el encargado de dirigir ABC, entre
octubre de 1977 hasta enero de 1982. Él insistirá en que no es fácil mantener la postura
de independencia de la empresa. Citando a la profesora Concha Edo que a su vez se
hace eco de la actitud del diario: “Los atentados contra la independencia de ABC no se
27 OLMOS, V., Historia de ABC. Barcelona, PLAZA & JANÉS, 2002, p. 535. 28 Ibíd., p. 537.
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limitan a los años tormentosos de la II República. Abarcan también la Dictadura de
Primo de Rivera y el régimen del general Franco. En cualquier instante de la vida
política española ABC ha defendido obstinadamente su convicción de que eran
compatibles una ardiente defensa de los grandes intereses nacionales y un tono de
moderación, de respeto al prójimo y a sus ideas. El liberalismo de ABC, muchas veces
combatido con saña, ha sido y sigue siendo su razón de existir, su última y más variada
trinchera”29. Así pues en este texto podemos observar varias de las preocupaciones que
ocupan numerosas veces los editoriales de ABC, aparecen constantemente términos
como “independencia”, “liberalismo”, “intereses nacionales”, “moderación” o
“respeto”, sin embargo no se detiene en definir el significado de cada término que
podrían llegar a interpretarse de manera errónea por los lectores.
Citando a la misma autora llegamos a las palabras de G. Luca de Tena que se
refiere a las críticas que acusan a su diario de servir a la derecha, o aquellas que les
reprochan su satisfacción con los avances de la izquierda para terminar afirmando que:
“siguen, por lo tanto, fieles al espíritu de moderación y al lenguaje de los comienzos y
que siguen oponiéndose a cualquier concepción totalitaria del Estado”.
Guillermo también expresa, en un editorial que ha sido publicado varias veces,
las dos líneas de pensamiento que él considera son básicas en el ideario del periódico:
“España y su Monarquía. Éstas han sido las dos líneas determinantes de la conducta del
ABC a lo largo de tres cuartos de siglo de su existencia”30.
Numerosos cambios se han producido desde esa fecha hasta la actualidad en el
diario decano de la prensa española, pero a pesar del interés y la relevancia histórica que
tienen no aportan nada al presente trabajo. Pasemos pues a ver las características del
diario El País.
4. 2. Nacimiento de un diario de la democracia.
El 4 de mayo de 1976 salía a la calle por primera vez un nuevo diario, el primer
diario que salía a la calle una vez finalizada la dictadura, y este carácter democrático
será el sello que marque toda su trayectoria, toda su línea editorial y todo su
posicionamiento. ”El País era una aventura empresarial que sólo se planteaba con el
objetivo de sacar a la calle un producto periodístico, no un instrumento de presión, y
había que influir por las noticias que daba y por su línea editorial, no en función del
29 EDO, C., La crisis de la prensa diaria. Barcelona, Ariel Comunicación, 1994, p. 73. 30 ABC, 1 junio 1980.
51
grupo o de los grupos económicos o empresariales que fuera a tener detrás”31.
En la puesta en funcionamiento del diario colaboraron numerosas personalidades
relevantes que fueron aportando numerosas ideas que conformaron finalmente el
producto que el día 4 salió a la calle:
- José Ortega Spottorno tenía en la cabeza la idea de impulsar un periódico
liberal, europeo, que introdujera en España un nuevo concepto de la
información, que acogiera las opiniones de todos los sectores de la sociedad e
impulsara a ésta a alcanzar mayores cotas de tolerancia...”32
- Polanco destacaba como máxima que debía presidir el diario la siguiente:
“El País debía ser libre, público y respetuoso con los derechos de todos”.
- Debía aunar “la pasión por lo nuevo y el reconocimiento de lo antiguo:
Kant y los Rolling Stones”33.
- Fraga y Ortega se pusieron de acuerdo en otro punto fundamental: el
periódico no debía ser dirigido por nadie que le diera un tinte político; el director
de El País debía ser un profesional independiente.
- En cuanto a ideología empresarial primó la convicción de que el éxito
sólo tiene sentido en función de la renovación permanente, y la idea de que entre
el éxito y el fracaso hay un camino muy corto.
- Juan Luis Cebrián, veinte años después de la creación del periódico
resumía así las ideas que habían dado lugar a El País: “Un diario no dogmático y
muy plural, en el que sólo la violencia y la injuria han sido desterradas como
ideología”34.
Por otra parte en los principios de la política editorial El País se define
estatutariamente como:
- Un periódico independiente, nacional, de información general, con una
clara vocación de europeo, defensor de la democracia pluralista según los
principios liberales y sociales, y que se compromete a guardar el orden
democrático y legal establecido en la Constitución.
31 CRUZ RUIZ, J., Una memoria de “El País” 20 años de vida en una redacción. Barcelona, Plaza & Janés Ediciones, S.A., 1996. 32 CRUZ RUIZ, J., 1996, p. 20. 33 Ibid. p. 47. 34 CEBRIÁN, J. L., “El País 20 años”, en El País, 1996, p. 14.
52
- Acoge todas las tendencias, excepto las que propugnan la violencia para
el cumplimiento de sus fines.
- Se esfuerza por presentar diariamente una información veraz, lo más
completa posible, interesante, actual y de alta calidad, de manera que ayude al
lector a entender la realidad y a formarse su propio criterio.
- Proclama su independencia, rechazando todo tipo de presiones.
Con estos principios de base salía El País su primer día con un editorial titulado
“Ante la reforma”, que exponía la postura del diario a favor de la libertad plena de los
partidos políticos, pidiendo la dimisión del presidente Arias Navarro, reclamando la
instauración total de la democracia, explicando que para los españoles del
posfranquismo no aceptaban el régimen de libertad bajo vigilancia que se estaba
intentado imponer. Como más tarde han comentado personas que participaron en la
elaboración del diario “por supuesto, y dado el momento en que nos hallábamos, no
sólo queríamos publicar un periódico, sino que nuestro propósito era el de contribuir a
la construcción de la democracia”35. Esta es una de las ideas más interesantes que
podemos extraer de esta primera parte. La vocación de servicio del diario llegaba
incluso a pretender interferir en la vida política del país.
El diario pronto se convirtió en un aparato estratégico de cambio en un país en el
que todo parecía ir demasiado lento. La Universidad se encontraba estancada en el
pasado y la intelectualidad del momento encontraba mejor campo de cultivo en los
medios de comunicación que en el propio ámbito docente. Era preciso también que el
aspecto formal, estuviera en concordancia con la definición del periódico. Había que
terminar con la idea del primer núcleo que veían el diario excesivamente preocupado
por la calidad confiriendo al mismo un carácter “aburridamente culto”.
Sobre esta idea volvía Juan Luis Cebrián en el editorial publicado en homenaje
al fundador José Ortega Spottorno, “El arte de morir”, en el que comentaba como: “al
año siguiente de salir nuestro periódico, y en medio de los elogios consabidos y las
felicitaciones rituales, se me quejara de que le parecía el tono agrio de muchas de sus
páginas y de lo que denominaba una falta de alegría, que le resultaba realmente
extraña”36.
Por ello Félix Monteira incide: “el aspecto formal debía estar en concordancia
35 Ibid., p. 31. 36 “El arte de morir”, en El País, 20/2/2002, p. 32.
53
con la definición del periódico como un medio de informaciones objetivas, tratadas con
rigor y seriedad, y con los principios de independencia, aperturismo, defensa de lo
liberal, acercamiento a Europa y progresismo en lo social” necesitaba un lenguaje
específico que ofreciera al lector la posibilidad de interpretar “un nuevo tipo de
periodismo al servicio de la verdad y sin servidumbres políticas. El periódico pretendía
ser un producto homogéneo, de fácil lectura, sin alardes tipográficos y sin
complicaciones en su diseño. Había que transmitir una impresión de discreción y
sencillez no exenta de elegancia, una cierta estética de la calidad y una sensación de
fiabilidad, ajena a todo tipo de sensacionalismo. El diseño ocupaba una parte importante
del lenguaje del periódico y era un refuerzo para la credibilidad que buscaba”37. Con
objeto de liberar al diario de la seriedad que se le achacaba recurrió a la ironía y a la
paradoja en sus editoriales.
El periódico se fue haciendo día a día, y pronto se volvió más enciclopédico,
intentado abarcar los distintos campos del saber mediante suplementos especializados, a
riesgo de perder su identidad original, como afirma Gérard Imbert: “País a la carta, que
pone fin al menú ‘progre’ de la dieta de los primeros años, con sus ingredientes
izquierdosos…”38.
Como se ve, es fundamental el papel que desarrolló el diario El País durante la
transición española. El diario vio la luz después de varias ampliaciones y de numerosos
retrasos debidos en su mayoría a la falta de permisos oficiales, lo que hizo coincidir al
diario con la finalización de la dictadura. Esto hizo modificar en gran medida las ideas
iniciales del periódico y lo convirtieron casi sin quererlo en el diario de la transición,
hasta el punto de que algunos han barajado la posibilidad de que “si hubiera nacido dos
años antes, hoy probablemente no existiría”, de hecho es generalizada la idea del papel
fundamental que en este momento concreto desempeñó el diario a favor de la
democracia.
De hecho Gérard Imbert afirma que El País interviene de mediador simbólico en
la crisis de identidad que sufre la <<sociedad transicional>>. La muerte del dictador, la
inestabilidad, el desencanto político, la crisis de una sociedad que debe empezar a
pensar por sí misma, después de 25 años de dictadura, y que todavía se encuentra
anquilosada, necesita ayuda para interpretar, para reflexionar, para llegar a definir un
nuevo sistema, una formación social atípica. “La actitud de un periódico como El País
37 IMBERT, G. y BENEYTO, J. V. (cords.), 1996, op. cit., p.182. 38 Ibíd. p. 47.
54
es característica a este respecto del abandono de un sistema que permitiera mantener
una postura coherente y global de cara al conjunto de las manifestaciones del cambio;
de ahí la riqueza de sus planteamientos, pero también ciertos 'desniveles' ideológicos en
las diferentes secciones (unas más 'progresistas', que otras, por decirlo de alguna
manera), y su evolución en función del contexto y de los colaboradores”39.
Por otra parte también afirma que el papel desarrollado por el diario durante la
transición ha sido doble: participando, por un lado, en el proceso de socialización,
contribuyendo a la educación política del ciudadano y a su integración en el nuevo
espacio comunicativo.
El País crea un nuevo tipo de ciudadanos, ciudadanos competentes, capaces de
desenvolverse en el nuevo orden político. Además, participa en la creación de una
“buena conciencia política” democrática, en sustitución de la anterior conciencia
democrática acostumbrada a la clandestinidad y al oscurantismo. También facilita la
publicación de artículos que hasta el momento estaban totalmente prohibidos, aportando
su granito de arena al “destape simbólico”, tanto en el orden jurídico como existencia
diferentes movimientos sociales, políticos, literarios, nuevas formas de expresión,
reivindicaciones populares... Enseñó a los españoles a vivir en libertad.
Una vez revisada la parte más histórica del trabajo es preciso proceder al análisis
de campo para lo cual es necesario establecer un modelo de análisis que marque las
pautas que se deben seguir para abordar el estudio.
5. Descripción del modelo de análisis y análisis comparativo.
Para proceder al análisis de los medios impresos es preciso hacerlo a través de una
estructura rigurosa. Es útil para comenzar a valorar el diario recoger en una tabla
aquellos aspectos que de forma genérica permiten catalogarlo y conocer el producto. Es,
por tanto, un primer acercamiento a la morfología y la estructura del ejemplar.
Existen una serie de aspectos comunes que ambos diarios ofrecen al lector. A
pesar de las diferencias sustanciales en cuanto a dimensiones y a formato (arrevistado y
tabloide), ambos diarios ubican el editorial en la misma página en la que sitúan la
mancheta. Es una forma de decir al lector, no se lleve a engaño nosotros somos los que
estamos diciendo esto. No nos escondemos, somos lo que somos. No obstante, mientras
que el diario ABC ofrece la opinión en la página tres, El País, lo deja para la 6, la 8 o la
39 Ibíd. p. 29.
55
9. La idea de tener un lugar fijo y que este se trate de página par o impar también puede
ser interpretado en función de la pirámide de Haas40. No obstante, ambos diarios suelen
completar la página con una columna de opinión y con humor gráfico. En el caso de
ABC la viñeta corre a cargo de Mingote y en El País, de Máximo. La estética que
utilizan también es diversa: ABC divide la página en tres columnas y utiliza la de la
izquierda completa. El texto aparece sin recuadrar y sin ningún tipo de detalle que llame
la atención.
ASPECTOS FORMALES DE LOS EDITORIALES EN EL PAÍS Espacio total dedicado a opinión Prácticamente puede considerarse fijo porque las dimensiones de la
columna (ocupa un espacio a dos columnas) puede ir de (5x2 a 7x2). Número de páginas Siempre aparece en páginas pares excepto el primer día de su
aparición que aparece en la primera página. El resto de la página se dedica a ‘Tribuna Libre’ firmada por un personaje significativo del momento histórico y humor gráfico firmado por Máximo.
Número de columnas Utiliza letra cursiva. Referencia en primera página El 4 de mayo de 1976 el editorial se va a primera página. Eso
destaca la importancia. Nº de editoriales: 1 o ninguno. Superficie total ocupada: 2/5 de la página. Espacio fijo o variable: fijo con leves variaciones. Ubicación (página par o impar): página par. Impacto: bajo. Ilustraciones: la página se completa con humor gráfico.
Editorial
Cuerpo de letra titular y texto: 15 cpo. ASPECTOS FORMALES DE LOS EDITORIALES EN ABC Espacio total dedicado a opinión Prácticamente puede considerarse fijo porque las dimensiones de la
columna (ocupa un espacio a dos columnas) puede ir de (5x2 a 7x2). Número de páginas Normalmente una. La página se divide en tres columnas y una se
dedica al editorial principal. En el mismo espacio aparecen la mancheta y el humor gráfico –firmado por Mingote-, en ocasiones, también aparece un artículo de opinión firmado.
Número de columnas Utiliza letras capitales. Referencia en primera página En los día estudiados, el editorial no se ha llevado a primera página.
Nº de editoriales: 1 o dos. El editorial ocupa un espacio fijo. Superficie total ocupada: 1/3 de la página. Espacio fijo o variable: fijo con leves variaciones. Ubicación (página par o impar): página impar (3). Impacto: medio. Ilustraciones: la página se completa con humor gráfico.
Editorial
Cuerpo de letra titular y texto: 15 cpo.
El País utiliza un espacio a dos columnas pero con apariencia de una. De este 40 Recordemos el triángulo de Haas donde se recoge con bastante exactitud la valoración de la información dependiendo de su ubicación en la página: “la página impar es preferente a la par; la superficie de arriba de la página es preferible a la de abajo; el espacio horizontal (número de columnas) es preferible al vertical (longitud de la columna); la ‘salida’ de la página, es decir, la zona exterior, es preferible a la ‘entrada’ (excepto en la primera página de un periódico”. BERROCAL GONZALO, S. y RODRÍGUEZ-MARIBONA, C., Análisis Básico de la Prensa Diaria. Manual para aprender a leer periódicos. Madrid, Universitas, 1998, p. 75.
56
modo y gracias a un cordoncillo que engloba totalmente la información queda más
llamativo. Los cuerpos de los titulares son de tamaño medio en ambos casos,
utilizándose en El País la letra cursiva para destacar y diferenciar de los titulares de las
informaciones. En el caso de El País, durante las fechas indicadas, concretamente el
primer día de su salida al quiosco, el diario lleva el editorial a primera página. En pocas
ocasiones se trasladan los editoriales a primera página, por ello, cuando ocurre llama
poderosamente la atención.
Una vez realizado el análisis cuantitativo procedemos a recopilar los datos del
análisis cualitativo41.
- ABC utiliza titulares amplios y, en ocasiones, poco concretos; es preciso
detenerse a leer el texto para entender el contenido completo de la información. El
lenguaje está muy elaborado, siendo confuso a veces. Se ofrece un lenguaje más arcaico
con la utilización de términos poco usuales en la actividad.
El área de referencia por excelencia es la política nacional, aunque también
aparecen editoriales relacionados con cultura, economía e internacional. Se trata
siempre de asuntos de actualidad.
El comentario que se hace de los asuntos es muy comedido, no hay una crítica
directa excepto cuando se tratan dos temas concretos: la condena a la violencia y la
protesta por recibir información de los organismos oficiales con posterioridad a los
medios extranjeros.
Normalmente, señala temas con los que está totalmente de acuerdo o bastante de
acuerdo excepto los señalados anteriormente.
En cuanto a la función más destacada de los editoriales se encuentra la
representativa, ya que lo que se pretende es explicar, desde un punto de vista concreto,
la realidad que acontece.
- El País utiliza titulares cortos pero impactantes, cargados de contenido. El
lenguaje es directo, claro, concreto, quiere mandar un mensaje concreto sin detenerse en
florituras. La sección a la que se refieren los editoriales es la de política nacional, se
podría decir más: el objetivo es favorecer el proceso democratizador, analizando y
dando pautas sobre cómo se debe actuar. Es extraordinariamente crítico con el Gobierno
y con el estamento político en general.
En cuanto a la función que destaca es la conativa y la expresiva. La finalidad del
41 Véase anexo II.
57
editorial, aunque también pretende explicar la situación, se dirige simultáneamente a
dos destinatarios: el público y el estamento político. A los primeros pretende explicarles
qué está ocurriendo y cómo hay que interpretar las decisiones que afectan a su país. A
los segundos quiere llamarles la atención, desde el respeto y, en ocasiones, desde el
enfado contenido, e indicarles el camino a seguir, decirles que están ahí realizando su
tarea de guardianes del proceso democrático. De algún pretende advertir: “estamos aquí
y hemos venido para luchar”.
6. Conclusiones.
De la realización del presente trabajo se pueden extraer las siguientes
conclusiones:
Primera conclusión. Los principios configuradores son vitales para la existencia y
el buen funcionamiento de la empresa informativa, ya que afectan a las relaciones
intraempresariales y extraempresariales, determinando el desarrollo del trabajo diario y
las características finales del producto informativo. Por este motivo, de su estudio se
deduce el posicionamiento de cada medio y la aportación que realizan al desarrollo de
los acontecimientos.
Segunda conclusión. Los principios configuradores no son ajenos a la realidad,
por ello, para su establecimiento y concreción es preciso tener en cuenta las distintas
tradiciones y convicciones ideológicas, filosóficas y políticas, al tiempo que las
consideraciones deontológicas y legales. En el caso concreto al que se refiere el presente
estudio el contexto histórico afectó de manera decisiva a la constitución ideológica de
los diarios, especialmente los de nueva creación.
Tercera conclusión. Los medios impresos –especialmente los estudiados-, tuvieron
una importancia sustancial en cuanto a la evolución de la transición española, tanto
desde una postura alentadora en cuanto a la actividad gubernamental, como es el caso
de ABC; como desde la crítica constante y las exigencias de una postura reformista,
como hizo El País.
Cuarta conclusión. Los editoriales publicados por los diarios durante el mes de
mayo de 1976 centran su atención en la política nacional. En el caso de El País, las
referencias a cuestiones de la actualidad política son casi exclusivos. ABC también se
refiere a cuestiones fundamentalmente nacionales aunque incluye alguna cuestión del
ámbito cultural, internacional o económico.
58
Quinta conclusión. Cada uno de los diarios utiliza los editoriales con un fin
concreto, por ello existe una diferencia sustancial entre los posicionamientos de ambos.
El País utiliza los editoriales para manifestarse en contra de aquellos aspectos de la
realidad con los que no está nada de acuerdo, para ello utiliza un tono belicista o
agresivo; un lenguaje sencillo, directo, claro; y estructuras gramaticales simples y
verbos de acción. ABC, por su parte, es más condescendiente. Trata aspectos concretos
y de forma más tangencial. El lenguaje es más grandilocuente; utiliza recursos literarios
y es extraordinariamente positivo.
Sexta conclusión. Ambos diarios utilizan estructuras textuales diferentes para
transmitir ideas concretas utilizando las distintas funciones del lenguaje. El País recurre
a la exposición argumentativa y la función del editorial que más destaca es la conativa,
ya que pretende insistir en el poder político para que actúe de una forma determinada.
Se dirige indistintamente a dos destinatarios: el público y el poder político. ABC utiliza
los párrafos cortos en los que narra y explica los acontecimientos sucedidos. Por ello, la
función más destacada es la representativa.
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